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Las Teorías Del Poblamiento Americano

Las teorías clásicas sobre el poblamiento de América incluyen la teoría autóctonista de Ameghino, la teoría de migración desde Asia a través del Estrecho de Bering de Hrdlicka, y las teorías oceánicas, australianas y Clovis.

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Las Teorías Del Poblamiento Americano

Las teorías clásicas sobre el poblamiento de América incluyen la teoría autóctonista de Ameghino, la teoría de migración desde Asia a través del Estrecho de Bering de Hrdlicka, y las teorías oceánicas, australianas y Clovis.

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Las teorías del poblamiento americano

Desde el siglo diecinueve existen múltiples teorías sobre el poblamiento en el


continente americano, sobre cómo y cuándo fue poblado América por primera vez.
Algunas de esas teorías son completamente falsas y carecen de fundamento. Otras
en cambio tienen mucha más credibilidad. En las siguientes tres entradas vamos a
analizar las teorías del poblamiento americano, comenzando en esta entrada por las
llamadas teorías clásicas.

Las diversas teorías sobre el poblamiento humano en América pueden dividirse en


dos bloques. Por un lado estarían las teorías clásicas o teorías del poblamiento
temprano, planteadas en las últimas décadas del siglo diecinueve y la primera mitad
del siglo veinte, las cuales vamos a ir desarrollando en esta entrada. Por otro lado,
tenemos las teorías novedosas, llamadas de poblamiento temprano, basadas
generalmente en nuevas evidencias arqueológicas y genéticas. Todas las teorías
novedosas serán desarrolladas en la siguiente entrada.

Debemos empezar las teorías clásicas con la teoría desarrollada por el científico
argentino Florentino Ameghino (Luján, dieciocho de septiembre de 1854- La Plata
seis de agosto de 1911). Esta teoría, conocida como La teoría autóctonista, fue
propuesta por primera vez en 1879 en un congreso Americanista en París.

Según la teoría de Ameghino, el origen de los primeros pobladores de América no


sería desde otros continentes, como apuntan el resto de teorías, sino que el hombre
americano sería originario de la Pampa Argentina. Presentó una serie de restos
humanos que según él pertenecían al terciario al que se le denominó “homo
pampeanus”. Se demostró posteriormente que su teoría era completamente falsa ya
que los restos eran del cuaternario y pertenecían a felinos y monos mezclados con
huesos humanos recientes.

El engaño de Ameghino tiene una razón temporal. En 1879, Buenos Aires estaba
considerado por muchos como el centro del mundo debido a que está recibiendo una
ingente cantidad de inmigrantes europeos cada día y se estaba formando allí una
gran
sociedad. Si el hombre americano fuera originario de Argentina daría al país una
gran publicidad y atraería todavía más cantidad de inmigrantes.

Otra de las teorías es la desarrollada por el médico y arqueólogo Charles


Abbott (nacido en Trenton, Nueva Jersey, cuatro de junio de 1843- Bristol,
Pennsylvania, veintisiete de julio de 1919). En 1876, Abbott encontró en su granja
situada en Delaware instrumentos líticos que él pensó que podían ser de culturas
indígenas anteriores a las actuales. Pero al analizar la gravilla que rodeaba a los
restos, está arrojó como resultado unos diez mil años de antigüedad.

An artist’s re-creation of the first human migration to North America from across the
Bering Sea.
Este hallazgo supuso una conmoción en su época al rebatir las teorías bíblicas
existentes sobre el poblamiento a nivel mundial al situar la llegada del hombre a
América varios miles de años antes de lo que la comunidad cristiana sostenía. Su
teoría fue rechazada también en su momento por la comunidad científica por su falta
de rigor científico, pero ahora se conoce que varias de las teorías de Abbott tienen
veracidad.

El yacimiento de Folsom es unas décadas posterior a los hallazgos de Charles


Abbott pero siguen la misma línea de investigación. En el año 1908, el geólogo,
astrónomo,
naturalista e historiador aficionado Georges McJunkin, esclavo liberado durante la
Guerra de Secesión Americana, encontró industria ósea en la aldea de Folsom, en
Nuevo México. En 1926, cuatro años después de la muerte de McJunkin, el director
del Museo de Historia Natural de Colorado, Jesse D. Figgins, descubrió varias
puntas de flecha de un estilo muy refinado que luego volverían a encontrarse en
Clovis y otros yacimientos. En agosto del año siguiente encontraron una punta de
lanza insertada entre dos costillas de bisonte. Este hallazgo fue situado
cronológicamente
10.285 años a.P. (antes del presente)

Otra teoría fue presentada por el antropólogo estadounidense de origen checo Alex
Hrdlicka (Humpolec, Bohemia, actual República Checa, veintinueve de marzo de
1869- Washington D.C. cinco de septiembre de 1943). Vivió en Estados Unidos
desde 1881. A la teoría de Hrdlicka se le conoce como la teoría asiática y según
esta teoría el ser humano habría ingresado en el continente americano por el
Estrecho de Bering a través de un puente que se formó a raíz del descenso del nivel
de las aguas de ese estrecho durante el último período glacial. Desde Alaska se
habrían dispersado por todo el continente.

Sin embargo, Hrdlicka nunca se postuló sobre la fecha de la llegada de los hombres
a América. Rechazaba por completo las teorías de Abbott, McJunkin y otros que
situaban la llegada del hombre al continente americano durante la edad del
Pleistoceno. Él seguía la creencia del Instituto Smithsoniano, representada por
William Henry Holmes (uno de diciembre de 1846 Harrison County, Ohio- veinte
de abril de 1933 Rock Creek, Michigan), que sostenía que los primeros habitantes de
América habían ingresado en un pasado reciente, imprecisamente estimada en unos
pocos siglos antes de nuestra era.

Esta teoría de emigración de los pueblos mongoloides desde Asia hacia América se
basa principalmente en una serie de semejanzas físicas entre el hombre asiático y los
amerindios. Entre estas semejanzas tendríamos el cabello lacio y oscuro, ojos con
pliegues mongólicos, pómulos anchos y salientes, dientes en forma de pala y sobre
todos lo que se conoce como “mancha mongólica”, una pigmentación verdosa
congénita que tienen los asiáticos e indígenas americanos al nacer y que desaparece
con el paso de los años.

Pero Hrdlicka va mucho más allá con su teoría del poblamiento migratorio. Para el
antropólogo checo-estadounidense existiría en América un solo poblamiento racial,
una sola “familia” americana. Para él, entre todos los indios de América hay un
conjunto de caracteres comunes que sugieren un origen común: el asiático
mongoloide.

El etnólogo francés Paul Rivet, (Wasigny, siete de mayo de 1876 – París, veintiuno
de mayo de 1958) realizó una teoría completamente diferente a la de Hrdlicka y que
rebatía la teoría mono racial del estadounidense. Para Rivet existieron diversas
emigraciones desde varios puntos del planeta hacia América. Por tanto acepta la
llegada del hombre a América desde el Estrecho de Bering pero argumentaba que
también llegaron desde el Océano Pacífico. Es la considerada como teoría
oceánica. Según Rivet, grupos de Polinésicos y Melanesios habrían llegado a
América Central y desde ahí se habían dispersados por todo el continente. El
etnólogo francés aportaba una serie de argumentos antropológicos, etnográficos,
lingüísticos y culturales que reflejaban las semejanzas entre diversos grupos
indígenas americanos con grupos que habitan las islas de Melanesia y Polinesia.
En 1947 el explorador y biólogo noruego Thor Heyerdahl (Larvik, Vestfold, seis de
octubre de 1914- Andora, Liguria, dieciocho de abril de 2002), lideró una asombrosa
expedición de seis hombres que en 1947 construyeron una balsa, llamada Kon Tiki,
construida con troncos, plantas y materiales naturales de Sudamérica y desde Perú
navegó por el pacífico hasta llegar al archipiélago Tuamotu. Un viaje de ocho mil
kilómetros de distancia alimentándose solamente con lo que recogían del mar. Este
viaje demostró que la teoría oceánica de Paul Rivet podía ser válida.

Esta expedición fue recogida en un documental noruego-sueco de 1950 que obtuvo


el Oscar al mejor documental en 1951 y más recientemente una película del año
2012, nominada al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 2013; ambas con
el título Kon-Tiki. Además, el barco fue expuesto en la Feria Mundial de Sevilla del

año 1992.

Otra de las teorías clásicas fue la presentada por el antropólogo portugués Méndez
Correa (Oporto, cuatro de abril de 1888- Lisboa, siete de enero de 1960). Es la
conocida como teoría australiana. Para Méndez Correa, población que habitaba
Australia construyó una serie de balsas que le permitieron en un primer momento
colonizar las islas de Tasmania, Auckland y posteriormente la Antártida. Según este
antropólogo luso, sobre el 5000 a.C. estos australianos pudieron cruzar toda la
Antártida gracias a una época de clima más cálido de lo habitual. Después de varios
siglos recorriendo las costas antárticas arribaron al Cabo de Hornos en la Tierra del
Fuego y, más tarde, poblaron la Patagonia.
Para sostener esta teoría, Méndez Correa realizó una serie de estudios en la década
de los años veinte del siglo pasado a las poblaciones nativas de la Patagonia y
descubrió similitudes físicas, lingüísticas y etnográficas con los aborígenes
australianos; entre las que destacamos el grupo sanguíneo, las formas craneales, la
resistencia al frío, palabras comunes, uso de mantos de piel o las chozas en forma de
colmena, entre otras.

Otra de las teorías clásicas fue la teoría de la cultura Clovis o cultura del
llano, surgida en la mitad del siglo veinte en el sur de los Estados Unidos. Una serie
de industria lítica fue encontrada en la localidad de Clovis, en Nuevo México. Las
pruebas que se realizaron con radiocarbono dataron estas piezas de industria lítica
entre el diez mil seiscientos y el once mil doscientos cincuenta a. C, datación que
corresponde a los últimos años de la glaciación de Würm o Wisconsin (la última era
de hielo).

Lo más característico de la industria lítica encontrada en Clovis son las formas


acanaladas de sus puntas de lanza de piedras, de una complejidad y belleza mayores
a lo habitual para su tiempo cronológico. La comunidad científica acepta en su
totalidad que el pueblo Clovis era un pueblo que cazaba mamuts, ya que son
abundantes los yacimientos donde se han encontrado puntas Clovis mezcladas con
restos de mamut. Para muchos expertos, el pueblo Clovis pudo ser el directamente
responsable de la extinción de los mamuts, pero es una teoría sin pruebas que la
fundamente y es por tanto muy controvertida.

Los descubrimientos que se encontraron en Clovis y su datación provocaron que


durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo veinte existiera lo que se
conoce como el «consenso Clovis», esto es, hubo un consenso en toda la comunidad
científica internacional que los habitantes de Clovis serían los primeros pobladores
del continente americano, con una datación aproximada de trece mil años de
antigüedad y que habrían llegado al continente desde el Estrecho de Bering, como
había argumentado con anterioridad el antropólogo Alex Hrdlicka.

Sin embargo, en los últimos veinticinco años del siglo veinte e inicio del siglo
veintiuno se han encontrado una serie de evidencias que sin duda rebaten la idea de
que la cultura Clovis fue la cultura más antigua que pobló el continente americano.

En cuanto a las teorías más novedosas, una de ellas es la teoría del poblamiento
europeo, liderada por Bruce Bradley, profesor de Prehistoria de la Universidad de
Exeter. Según Bradley, navegantes europeos de raza caucásica con industria lítica
del periodo Solutrense (Paleolítico Superior, fechado entre el veinte dos mil y el
quince mil a.C. y situado principalmente en Francia y la Península Ibérica) podría
haber cruzado el Atlántico para desembarcar en las costas orientales de
Norteamérica. Inicialmente, la teoría de Bradley fue ampliamente rechazada por la
comunidad científica debido a que se estaba volcados en ese momento en la teoría
del paso por el Estrecho de Bering de Hrdlicka, pero ahora es una teoría mucho más
aceptada debido a que se han encontrado en el este de los Estados Unidos esqueletos
humanos y puntas líticas que podrían fecharse en el trece mil a. C. y que quizás
podrían explicarse con la teoría liderada por Bradley.
La teoría del poblamiento europeo fue reforzada posteriormente con los hallazgos
obtenidos por el antropólogo y arqueólogo estadounidense de la Universidad de
Pittsburgh James M. Adovasio (Youngstown, Ohio, diecisiete de febrero de 1944).
Adovasio y su equipo excavaron desde 1973 a 1978 la caverna de
Meadowcroft- Rockshelter en el sudoeste de Pennsylvania, donde descubrieron
gran cantidad de utensilios líticos y abundante material orgánico producto de la flora
y fauna que sirvió de alimento a los hombres de Meadowcroft. Los arqueólogos
extrajeron setenta muestras de estos restos y los resultados realizados con el
Carbono 14 arrojaron la fecha de hasta dieciséis mil años a.C.

Posteriormente se descubrió el cráneo del hombre de Kennewick el veintiocho de


julio del año 1996 en un banco del río Columbia, cerca de Kennewick, Estado de
Washington. Sorprendentemente, no se asemeja a un indio americano. Tiene la cara
estrecha, la nariz prominente, mandíbula superior sobresaliente y su frente es larga y
angosta. Los especialistas sugirieren que este hombre de ocho mil quinientos años
de antigüedad se parece a un cruce entre los ainos del Japón y los polinésicos. Sin
embargo, otros sostienen que sus rasgos son caucásicos. En una cueva de Nevada,
llamada Espíritu Cavernario, se descubrió recientemente otro cráneo muy semejante
al de Kennewick.
Recientemente, el resultado de un estudio comparativo internacional realizado por
científicos de la Universidad de Copenhague y la Escuela de Medicina de la
Universidad de Stanford con ADN antiguo de una mano del esqueleto contradicen
la teoría del origen japonés o polinésico del hombre de Kennewick. Según este
estudio, los restos encontrados en 1996 en Kennewick se asemejan principalmente a
los indios nativos americanos que habitaban la zona noroeste de Estados Unidos,
aunque no pueden situar los restos en un grupo indio concreto, desmontando así las
diversas teorías que la comunidad científica había realizado anteriormente sobre
estos restos. En 2004, cinco tribus de indios americanos habían solicitado la
devolución de esos restos humanos para que fueran enterrados según sus ancestrales
tradiciones, pero la petición había quedado en suspenso para que se pudieran realizar
pruebas científicas a dichos restos.

Otra teoría novedosa es la conocida como el hombre de Monteverde. Un equipo de


la Universidad de Kentucky liderado por el arqueólogo y antropólogo
estadounidense Tom Dillehay (Los Ángeles, 23 de julio de 1947), comenzó en 1977
en Chile una serie de excavaciones en un sitio conocido como Monte Verde, cerca
de Puerto Montt. Allí, se hallaron en un principio evidencias de un campamento de
doce tiendas hechas de estacas de madera y pieles de animales con restos de fogón.
Las cenizas sometidas al Carbono 14 arrojaron una antigüedad de trece mil años
a.C.; y una serie de restos líticos, concretamente instrumentos de hueso y puntas
bifaciales asociadas a huesos de mega fauna pleistocena como mastodontes y paleo
llamas. Las puntas Monteverde se asemejan mucho a las encontradas en Taima
(Venezuela) que tiene una antigüedad de once mil años a.C.
Ya estas primeras excavaciones revolucionaron a la comunidad científica
internacional al aportar una cronología parecida a la expuesta por Bruce Bradley. Sin
embargo, excavando en estratos más profundos del yacimiento, Dillehay encontró
restos que arrojaron una antigüedad de treinta y tres mil años. De confirmarse estos
resultados se daría un vuelco total en la explicación del poblamiento inicial
americano ya que situaría la llegada del hombre al continente americano unos diez
mil años antes de lo que se pensaba, cambiando por completo todos los parámetros
que se tenían sobre este asunto. Los estudios continúan en la actualidad.

El reconocimiento generalizado de Monte Verde en el año 1997 ha supuesto el fin


de la teoría del poblamiento tardío como teoría hegemónica en la arqueología del
poblamiento de América y ha demostrado la verosimilitud de la datación del
yacimiento norteamericano de Meadowcroft-Rockshelter de más de dieciséis mil
años de antigüedad.

Otra de las investigaciones que rebelaron la posibilidad real del poblamiento


temprano de América fue la realizada en las cuevas de Bluefish. Las cuevas de
Bluefish es un yacimiento arqueológico en el territorio de Yukón, en el norte de
Canadá, ubicado a cincuenta y cuatro kilómetros al suroeste de la comunidad Vuntut
Gwichin, de Old Crow; en la cual el arqueólogo Jacques de Cinq-Mars encontró una
muestra de huesos de mamut, caballos y bisontes en los años 1978 y 1979 que
supuestamente el hombre
trabajó y que ha sido fechado mediante el carbono 14 en unos veintiocho mil años
antes del presente. Sin embargo, esta teoría no fue considerada por la comunidad
científica internacional durante décadas debido a que no existían otras evidencias
que mostraran un poblamiento de América fechado tan temprano y debido además a
que no se ha encontrado restos óseos en el yacimiento.

Pero a inicios del año 2017, las investigadoras Lauriane Bourgeon y Ariane Burke
de la Universidad de Montreal, junto a Thomas Higham, de la Universidad de
Oxford, revelaron en la revista ‘PLoS One’ una pruebas realizadas en las cuevas de
Bluefish a restos de fauna que presentan marcas de herramientas de piedra que se
piensa que fueron realizadas por humanos. Esas pruebas arrojaron una datación de
unos veinte cuatro mil años antes del presente.

Para los investigadores, este hallazgo prueba que las cuevas de Bluefish son el
yacimiento arqueológico más antiguo conocido en Norteamérica y que los primeros
humanos llegaron a América desde Siberia a través del estrecho de Bering hace diez
mil años antes de lo que se había pensado durante décadas.

A pesar de todas estas evidencias, la afirmación tajante de la existencia de


poblamiento en Beringia durante el Último Máximo Glacial (veinte ocho mil-
dieciocho mil a.C.) sigue siendo discutida por muchos debido a que estos pobladores
tuvieron que resistir durante siglos condiciones climatológicas tremendamente
adversas antes de que el clima mejorara lo suficiente como para poder emigrar hacia
el sur y poblar zonas más cálidas del continente americano.

Entre estos científicos destaca el arqueólogo de la Universidad de Alaska en


Fairbanks, Ben Potter, que afirma que la investigación es interesante pero que el
pequeño número de huesos con marcas y la falta de pruebas claras de que las
herramientas halladas en la cueva causaran los cortes arrojan muchas dudas sobre la
misma.

Los científicos que sí apoyan la teoría del poblamiento en Beringia durante el


Último Máximo Glacial, conocida como la parada en Beringia o modelo de
incubación en
Beringia, sostienen que los yacimientos del río Yana en Siberia demuestran que
nuestros antepasados llegaron a la parte occidental de Beringia hace treinta y dos mil
años y que debido a ello podría perfectamente haber cruzado a la parte oriental
de Beringia en el periodo en el que nos referíamos anteriormente.

En esta entrada vamos a concluir las diferentes teorías existentes sobre el


poblamiento americano hablando de varias teorías extravagantes que existen
sobre el mismo, teorías que si alguna vez pudieran ser probadas cambiarían
por completo la visión que tenemos sobre la llegada del hombre a América,
pero que en la actualidad no dejan de ser mera fantasía. Veamos las principales
teorías al respecto.

Comencemos por el poblamiento mediterráneo, más concretamente con la


cultura fenicia. Según Cyrus Herzl Gordon (Filadelfia, veintinueve de junio de
1908 – Brookline, Massachusetts, treinta de marzo de 2001) investigador
estadounidense de culturas del Cercano Oriente y lenguas antiguas; judíos,
fenicios y otros pueblos del Mediterráneo cruzaron el Atlántico en la
Antigüedad. Esta teoría fue basada en la inscripción de Bat Creek encontrada en
el condado de Loudon en el Estado de Tennessee en el año 1889. Dicha
inscripción de piedra
fue inicialmente considerada como una inscripción Cherokee, pero en la década
de los setenta del siglo pasado Cyrus Gordon consideró que las letras podían
ser paleo-hebreas del siglo uno o dos antes de Cristo.

Posteriormente, el economista J. Huston McCulloch en el año 1988 comparó las


letras de la inscripción a Paleo-Hebrew y Cherokee en un artículo en la
revista Tennessee Anthropologist y concluyó que el ajuste Paleo-hebreo se
ajustaba mucho mejor para explicar la inscripción de la tablilla de Bat Creek
que el idioma Cherokee y que además los trozos de madera concordaban
temporalmente con lo que afirmaba Gordon según el radiocarbono.

Sin embargo, los arqueólogos Robert Mainfort y Mary Kwas, basándose en una
comunicación de la semiótica Frank Moore Cross concluyeron que la
inscripción no es realmente idioma paleo-hebreo sino más bien una
falsificación del siglo diecinueve.

Por otra parte, “El libro de Mormón: Otro testamento de Jesucristo” es,
según la creencia de los Santos de los Últimos Días un registro de las
civilizaciones que poblaron el continente americano desde nuestro lado del
Atlántico, una de las cuales había llegado a dicho territorio alrededor del
seiscientos a.C.
Ese libro sagrado asegura que los habitantes de América antes de la llegada de
Colón eran descendientes de las tribus semíticas que zarparon desde el Viejo
Mundo. Para la mayor parte de los historiadores, Mormón no fue el autor del
libro, por lo que carece de validez documental:

La National Geographic Society aseguró en una carta de 1998, “los arqueólogos


y otros estudiosos han demostrado desde hace mucho que el pasado de este
hemisferio y su sociedad no tienen constancia de nada que sirva para sustanciar
el libro de Mormón”.

La civilización romana también tiene su teoría sobre el poblamiento


americano. En 1933 fue encontrada en Terracota una pequeña escultura de una
cabeza con rasgos europeos. Esta escultura fue encontrada en un cementerio en
el valle de Toluca en un registro arqueológico datado entre 1476 y
1510. Expertos señalaron que la estatua podía ser perfectamente fechada en el
siglo dos después de Cristo.

Más sorprendente todavía que la romana es la teoría sobre la llegada


de egipcios a América. La especialista alemana en toxicología Svetlana
Balabanova argumenta que encontró restos de coca y nicotina en la momia de
la sacerdotisa Henut Taui. Ambas sustancias son originarias de América y en
teoría no se conocían en la sociedad del Antiguo Egipto. Una posible explicación
es que
es vegetación estuviese presente en el antiguo Egipto y posteriormente se
extinguiese.

Los británicos también tienen su propia leyenda sobre la llegada británica a


América, curiosamente antes que la llegada española. La leyenda dice que
Madoc, príncipe galés, llegó a las costas americanas en el año 1170. Es una
teoría que no se basa en ninguna evidencia arqueológica ni documental, pero
fue muy popular en la Inglaterra del siglo dieciséis y diecisiete, sobre todo en
los que querían argumentar así su derecho a ocupar tierras en Norteamérica. La
leyenda cuenta que Madoc llegó a la actual Florida o a Mobile (en Georgia),
desde donde recorrió el Misisipi y el Misuri hasta llegar a las Grandes Llanuras.

Supuestamente, su base estaría en el Espinazo del Diablo, una formación rocosa


en Louisville (Kentucky), donde supuestamente habría existido una colonia de
indios de habla galesa. El reverendo Morgan Jones, que fue capturado en el año
1669 por la tribu india Doeg, fue el primero en informar sobre los indios de
habla galesa. Otros aventureros afirmaron haber descubierto a los «indios de
Gales», e incluso llegaron a afirmar que una tribu adoraba una copia del
Evangelio escrita en galés.

También tenemos una teoría sobre el poblamiento africano de América


anterior a la llegada de los españoles. Fue adoptada por el arqueólogo José
Melgar tras descubrir en el año 1862 en el sitio arqueológico de Tres Zapotes,
en el Golfo de México, una cabeza colosal que presentaba rasgos muy similares
a los de la población africana.

Pero el principal valedor del poblamiento africano de América es Ivan


GladstoneVan Sertima (Karina, Guayana Inglesa, veintiséis de febrero de 1935 –
New Jersey, veinticinco de mayo de 2009), científico social y académico
británico de origen guayanés, es famoso por su obra «They Came Before
Columbus» (Ellos vinieron antes que Colón). En esa obra, Van Sertima defiende
la presencia de civilizaciones africanas en América en general y específicamente
en México antes de la llegada de Colón en el año 1492.
A ello hay que añadirle la leyenda del príncipe Abubakari II o Abu Bakr II que
pudo haberse embarcado hacia el nuevo mundo después de su abdicación en
1311. Según cuenta la leyenda, Abu Bark se habría convencido de que podía
encontrar el fin del Atlántico, así que armó una flota de unas doscientas naves.
De todas las embarcaciones tan solo volvió una, pero el rey no se dio por
vencido, así que él mismo partió con otras doscientas naves que nunca
regresaron. No hay ninguna evidencia de un hipotético paso de Abubakari II
por América, y los parecidos entre las esculturas de ambos lados del Atlántico
pueden ser eso: simplemente parecidos.

Varias son las hipótesis que hablan del poblamiento chino de América, todas
ellas bastante poco sólidas. La profesora y arqueóloga estadounidense del
Instituto Smithsonian, Betty Meggers (cinco de diciembre de 1921 – dos de julio
de 2012), aseguró en el año 1975 que los olmecas fueron poderosamente
influidos por la civilización china del mil doscientos antes de Cristo. Además,
otros vestigios pueden refrendar esta relación milenaria chino-india, como las
monedas de origen oriental descubiertas en la Columbia británica por un
minero.

El británico Gavin Menzies (Londres, catorce de agosto de 1937) en el


libro “1421: el año en que China descubrió el mundo” aseguró que la flota del
marino Zheng He llegó a América en ese año. La falta de evidencias reales hizo
que esta teoría fuera ampliamente rechazada por la comunidad científica e
histórica.
Hay una tercera teoría de origen chino. Esta teoría sugiere que los misioneros
chinos liderados por Hui Shen que llegaron a Fusang en el año quinientos en
realidad habían arribado a California, por la descripción que en sus escritos
hacen de dicho territorio.

La propia Betty Meggers es la principal investigadora que sostiene


el poblamiento japonés de América o como mínimo un contacto cultural entre
los pueblos del noroeste de Sudamérica y el Japón. Fue en su libro Prehistoric
America: An Ecological Perspective (América prehistórica: Una perspectiva
ecológica). En esta obra, Meggers se basa en sus propios estudios de las
similitudes de la cerámica encontrada en yacimientos arqueológicos de
Valdivia, en Ecuador y los encontrados en Japón, ambos fechados entre el dos
mil y el tres mil antes de Cristo. También sugirió que plantas, agentes
patógenos y parásitos de origen japonés se encontraban entre la población de
diversos pueblos andinos.

Bibliografía

Córdoba, J. (2018). Las teorías del poblamiento americano 1, 2 y 3. Iberoamérica


social. Recuperado de https://iberoamericasocial.com/teorias-del-poblamiento-
americano-

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