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Teoría Del Intercambio

La teoría del intercambio establece que la buena voluntad de un empleado para contribuir depende de cómo perciba su recompensa en relación con su contribución. La división del trabajo aumenta la productividad al permitir que cada persona se especialice en una tarea. Sin embargo, también puede llevar a que los individuos sean ignorantes de otras áreas o dependan demasiado de otros. No hay consenso sobre qué determina el valor de diferentes tipos de trabajo y salarios.
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Teoría Del Intercambio

La teoría del intercambio establece que la buena voluntad de un empleado para contribuir depende de cómo perciba su recompensa en relación con su contribución. La división del trabajo aumenta la productividad al permitir que cada persona se especialice en una tarea. Sin embargo, también puede llevar a que los individuos sean ignorantes de otras áreas o dependan demasiado de otros. No hay consenso sobre qué determina el valor de diferentes tipos de trabajo y salarios.
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DIAPOSITIVA 1

Teoría del intercambio

Intercambio se refiere a la recompensa que el empleado recibe a cambio de sus contribuciones de


tiempo, esfuerzo y habilidades. Por ello, la buena voluntad del empleado de hacer tales
contribuciones depende de la forma en que perciba su contribución en relación con la recompensa
que recibe.

Práctica de la teoría del intercambio

La mayoría de las relaciones entre individuos se llevan a cabo por medio de intercambios, ya sea
de mercancías, satisfactores, etc. Todo servicio o mercancía son producto del trabajo. Hegel
observaba que “en el consumo, el hombre está en relación con producciones humanas, que a la
vez utilizan esfuerzos humanos”. Marx afirmaba que, “cuando producen, los hombres se
relacionan no tan solo con la naturaleza, sino intercambian sus actividades, de modo que su
relación con la naturaleza está determinada por sus relaciones sociales”.

Las relaciones sociales en la producción tienen diversas estructuras y normas aplicables a la


división del trabajo, las diversas tecnologías, el desarrollo del mercado, la capacidad de producir
expresada en horas de trabajo, las relaciones de sueldos y salarios, los beneficios y la rentabilidad
de la inversión, entre otros factores.

Cuando se trata de producción, 100 veces hacen mucho más que una vez 100; por ejemplo, 100
obreros que hacen cada uno una sola cosa y una misma operación para fabricar un reloj producen
más relojes y mucho mejor que un solo obrero que se dedica a hacer las 100 operaciones
sucesivas para elaborar uno. Como cada tarea supone una aptitud específica, entonces cada oficio
demanda destrezas y talentos, por lo que, precisamente, es la división del trabajo la que permite,
mediante la diversidad, alcanzar la excelencia al desarrollar talentos y habilidades, así como al dar
oportunidad a cada individuo de dedicarse a ejercitar un oficio.

DIAPOSITIVA 3

El sociólogo francés Emile Durkheim caracterizó perfectamente el problema que a continuación


planteamos: “¿Debemos ser un ser completo que se baste a sí mismo? el individuo se expresaría
en el trabajo a costa de cierta pobreza colectiva, O por el contrario, ¿ser alguna parte de un todo,
un órgano de un organismo?” es porque se concibe a cada empleado como una parte productiva
que contribuye a crear riqueza colectiva. Desde esta última perspectiva, la meta del trabajo es el
desarrollo de las más altas facultades de cada trabajador, quien utiliza sus habilidades y cumple
con la necesidad de los intercambios. El problema es saber si esta alternativa es adecuada, además
de que debemos preguntarnos en consecuencia: ¿hay que ser ignorante de casi todo para ser
sabio en alguna cosa? ¿Es necesario ser incapaz en muchas tareas para ser capaz en una sola?

Tales concepciones confundieron el trabajo productivo y el trabajo como medios de


perfeccionamiento de los individuos.

DIAPOSITIVA 4
En este contexto, la división del trabajo acarreó varias consecuencias importantes: el desarrollo de
la productividad y de la sociedad industrial y de consumo, así como la consolidación de la vida
urbana, pues los obreros tuvieron que desplazarse hacia los grandes centros industriales.

Nicolás Grimaldi (1998) distinguió dos tipos de trabajadores

No conocen más que las leyes de la naturaleza. Desde su visión, es inútil intentar lo que no se
puede; pero lo que es posible hacer tiene que concretarse.

Su quehacer está determinado; se trata de la opinión. No conocen otras reglas que las de la
costumbre, los usos y la cortesía, que sufren siempre miles de excepciones. Mientras el primer
tipo de trabajadores solo tiene relación con la eficacia mecánica, los segundos únicamente se
relacionan con la eficacia de los signos, el lenguaje. Para ellos, basta con convencer para vencer.
Desde su perspectiva, todo puede defenderse: nada está nunca ganado o perdido de antemano.
Para los primeros, es el mérito el que hace el éxito. Para los segundos, es el éxito el que hace el
mérito.

El valor de intercambio de una mercancía

El problema, entonces, consiste en determinar lo que constituye el valor del trabajo. Si Pablo
Picasso pintara varios cuadros al día, el valor de estos no sería el equivalente al tiempo que pasó
haciéndolos. Por eso, el mismo Picasso afirmaba que necesitó 40 años de trabajo para volverse
capaz de pintar un cuadro en dos horas.

Hay algo que constituya el justo precio de un trabajo? ¿Qué determina el valor de los diversos
tipos de trabajo? ¿Qué justifica que en una empresa haya diferentes salarios? Platón, en su obra
La República, afirma que la justicia no es hija de nuestra sociedad, sino de nuestra debilidad. Por
ello, los débiles deben ser protegidos por los más fuertes.

¿Es la utilidad social la que fija el valor de los puestos? Sin embargo, no es la utilidad, sino la
dificultad de realizar una tarea la que fija el valor de los puestos. El asunto se convierte en un
problema de oferta y demanda pues, al parecer, es más sencillo o requiere de menos práctica
elaborar un platillo que interpretar un concierto para violín.

¿Puede ser la responsabilidad el factor que determina el valor del trabajo? Si se trata de la
responsabilidad financiera, el trabajo de un gerente de un banco valdría más que el de un pugilista
campeón

Tan solo queremos poner de manifiesto el carácter contingente, aleatorio y a menudo


incongruente de tal relación. No hay una relación directa entre la entrega, la dedicación, la
invención y el talento —que son cualidades intrínsecas del trabajo— con el pago que le
corresponde. En este libro no se busca negar que el trabajo deba retribuirse, sino negar que la
retribución sea el único motivo, causa y razón del trabajo. Desde luego, muchos de nosotros no
trabajaríamos si no se nos ofreciera un sueldo. La evidencia indica que si una profesión se
considera digna y honrada seguirá atrayendo a personas capaces y de entrega, aunque el salario
sea modesto. Por definición, cualquier precio es relativo, mientras que todo valor es absoluto. Sin
embargo, queda en suspenso la pregunta de cómo retribuir el valor de un trabajo sin reconocerle
un precio. Pues bien, pagamos como una cantidad abstracta y relativa lo que en el trabajo es algo
concreto, cualitativo, insustituible y absoluto, por ser un reflejo de la vida misma del trabajador. Se
trata algo absoluto como si fuera relativo.

Consideraciones filosóficas del salario

Si tan solo tratáramos de satisfacer nuestras necesidades, es decir, de mantenernos con vida,
seríamos como el resto de los seres vivos, en el sentido de que unas cuantas habilidades serían
suficientes para cumplir con esas necesidades determinadas y limitadas. La realidad indica que eso
no basta, pues la búsqueda indefinida de nuevas técnicas y nuevos procedimientos pone de
manifiesto que el trabajo multiplica nuestras necesidades. Al mismo tiempo, la inventiva, el
ingenio y la creatividad de nuestra profesión generan nuevas necesidades

el hombre nunca acaba de encontrar lo que persigue. Basta con lograr una meta para que de
inmediato surja otra, lo cual hace que el hombre sea incansable e inquieto.

En el trabajo, el ser humano refleja su singularidad. Tomemos el caso de un ingeniero encargado


de una construcción. Seguramente emplea los mismos métodos y procedimientos que otros
ingenieros, aunque él les imprime un sello personal. De igual forma, los métodos de producción
pueden ser idénticos de una organización a otra, pero en el solo hecho de construir y producir uno
descubre que los mismos procesos o procedimientos se vuelven diferentes, pues es mediante el
trabajo que les imprimimos características particulares. Al trabajar y dedicarnos a una tarea, por
muy limitada que sea, descubrimos nuestra participación en el ámbito universal a través de
nuestra personalidad concreta.

En ese proceso de consecución habrá que utilizar materiales y herramientas, que son
proporcionados generalmente por otros. De manera similar, para que una organización realice su
trabajo tiene que utilizar procedimientos y técnicas, que le son proporcionados por otros. El
trabajo sería imposible sin la aportación de los demás.

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