Buenos días, mi nombre es Alessandra Escutia y el día de hoy les hablaré acerca de un
tema del que muchos tienen miedo de abordar por la delicadeza que implica . Solo que esta
vez lo abordaré desde un punto de vista muy personal tomando en cuenta el ambiente en el
que muchos saben que me desarrollo, que es la danza clásica.
La construcción del amor propio y estereotipo.
Comencemos definiendo que estereotipo es una idea o representación que se tiene sobre
otro individuo al que se busca generalizar al conjunto al que pertenece sin permitirle salir de
dicha imagen. Más en términos de la sociedad actual, es lo que está mal visto y más
específicamente lo que representa tu aspecto físico.
No es un secreto que durante el paso de los años se ha dejado de lado la salud física y
sobre todo mental al querer estar dentro del estos límites permitidos o aceptados por la
sociedad. Se ha olvidado por completo que nuestro cuerpo es lo más valioso qué hay y que
el cuidado del mismo implica el llegar a una adultez plena. Es algo muy desafortunado
saber qué hay, por ejemplo, niñas de primaria que ya hacen dietas, no por salud sino por
verse “bonitas” y flacas. Sin saber el daño irreversible que le causan a su salud. Y esto
desgraciadamente la mayoría de las veces proviene de casa, donde mamá en vez de
enseñarle a balancear los alimentos y a comer de todo sanamente, se limita a restringir
cierto tipo de estos enseñándole a decir, “no puedo comer eso porque engordo”. ¡No! Esto
no está bien, el ser gordo más allá de ser una enfermedad, es un foco de alarma por el
riesgo que trae a tu salud. pero a qué llamamos gordo? ¿A que no se te noten los huesos?
¿A qué no quepas en la talla doble cero? ¡No! Obvio no podemos irnos a los extremos, tan
malo es un exceso como el otro, hay que encontrar el balance. Y cómo podemos lograr
esto? Queriéndonos, amándonos y aceptándonos, unos a los otros pero siempre
empezando con uno mismo. Desde casa, desde mamá, desde la abuela y si esto es cerrar
muchas veces los oídos hacia esas críticas destructivas, hagámoslo, no siempre mamá o la
abuela tienen razón. El más claro ejemplo de todo esto es la danza clásica. Muchos
bailarines como yo, bailamos a penas comenzamos a caminar y casi a la par comenzamos
la disciplina con maestros que son de lo más exigentes. Maestros que buscan No solo
disciplinar sino la perfección estereotipada que les ha sido enseñada generación tras
generación, donde la mejor bailarina es la niña híper delgada, de tez blanca y no tan alta. y
a pesar del paso de los años y de la lucha de muchos bailarines por quitar este arte de los
estereotipos, la realidad sigue siendo la misma. Bailarines que dedican sus días y noches a
perfeccionar su técnica, son año con años rechazados de las escuelas profesionales de
danza por no cumplir con su perfil, cuando muchas veces y muy probablemente durarán en
esta carrera por mucho más tiempo por calidad de salud que tiene su mente y su cuerpo, ya
que al aceptarse como son cuidan su cuerpo alimentándolo con productos de la más alta
calidad y teniendo una dieta completa y variada que nunca permitirá llevar el cuerpo al
extremo de la delgadez que es lo que en la mayoría de ellas exigen. Pero sobre todo les
permitirá rendir al 100 en la disciplina. Nos enfrentamos a una serie de rechazos
psicológicos que únicamente hacen que el amor propio esté por los suelos y las únicas
personas que siguen de pie son aquellas a las que les enseñaron a amarse y aceptarse tal
cual son. Aquellas que les digan lo que les digan no dejan que les afecte.
y les pongo como ejemplo la danza, pero esta es la vida real. Día con día nos vamos
comparando con la bonita, la flaquita o la guerita del grupo porque así nos enseñaron, sin
darnos cuenta que por el simple hecho de ser nosotros, de ser humanos, ya somos
perfectos. Dejemos de lado los estereotipos, vivamos felices como nos gusta y les aseguro
que esto nos llevará a ser un mundo más sano y feliz.
Gracias