Estudio de Caso Ticas Del Pueblo Comechingón: Contra El Olvido y El Silencio
Estudio de Caso Ticas Del Pueblo Comechingón: Contra El Olvido y El Silencio
Estudio de Caso
Ticas del pueblo Comechingón: Contra el olvido y el silencio
“- Pero entonces, ¿qué somos? ¿Se sabe cómo y cuándo dejamos de ser indios? ¿Cómo fue,
cómo sucede? / ¡Será que no nos han visto!” (Tersita Franzl Moreno, Techi1, 2011)
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Tersita Franzl Moreno, Vº Generación de Felisa Castro Descendiente del Pueblo Nación Comechingón, más
conocida como “Techi”, es según la comunidad Ticas (de la que es parte) la gran impulsora del auto-
reconocimiento a la pertenencia de un pueblo milenario que estaba dado por muerto: el pueblo Comechingón.
“Mujer pájaro”, “Machi”, dicen, “que con su vuelo nos mostró el camino y nos dio el coraje de volar a
nosotros también”. Resaltan la importancia de su búsqueda como mujer, porque habla de cuatro generaciones
de la rama femenina. “Guardiana del territorio” Ticas de Bialet Massé, que después de su vida carnal sigue
dejando enseñanzas: fue una “maestra-siendo”, ella enseñaba y transmitía siendo, viviendo. “Diciendo y
haciendo” decía. Falleció el 5 de junio de 2014.
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Coordenadas: -31.312074, -64.494831
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“Nuestra familia desciende de un cacique llamado Ticas que vivió tiempo anterior a la conquista, de allí el
nombre de la comunidad”. Fuente: http://comunidadticas.blogspot.com/
4
“Los españoles, en sus prolijos libros de anotaciones decían que todo el grupo indígena que habitaba
Córdoba era guerrero y defensor del territorio; y que, al trabarse en lucha contra ellos, gritaban algo parecido
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ARGENTINA
a comechingón que podría haber sido Kamichingon o `somos la defensa de las sierras´. No era un nombre
sino un grito de guerra”. Fuente: http://comunidadticas.blogspot.com/
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De acuerdo a la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) de los años 2004-2005, existen más
30 pueblos indígenas en Argentina.
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orienta hacia el pasado del pueblo oprimido y lo distorsiona, lo desfigura, lo aniquila.
El colonialismo pretende convencer a los indígenas que vienen a salvarlos del
encanallamiento, la barbarie, la animalización. Pero la desarticulación cultural de un
pueblo es imposible porque la cultura es ante todo identificación” (Moreno, 2011, p.
25).
Para los/as ticas esta identificación, o identidad, debe ser comprendida en un sentido
amplio, ya que no solo implica lo cultural sino también lo espiritual, lo económico, lo
político, etc. y desde un lugar que permanece abierto, esto es, dispuesto a incorporar nuevos
elementos. En este marco, la resistencia de cualquier comunidad –en este caso, la de
Ticas- por conservar su identidad cobra especial relieve, pudiéndose medir con mayor
justeza la lucha librada para que se reconozcan sus territorios y se mantenga viva su
cultura.
Esto es así porque para las poblaciones indígenas el territorio es mucho más que la tierra
como extensión física: es el espacio de desarrollo de la vida y del ejercicio de su
autonomía, que garantiza la sostenibilidad económica, social, cultural y política de la
comunidad. En este sentido, la lucha por la defensa y preservación del territorio es también
la lucha por la defensa de la cultura y de las poblaciones que allí habitan y que ven
socavadas sus condiciones de vida.
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Esta concepción es la que subyace, tal y como nos relatan los/as Ticas, en el texto de la constitución del año
1853 el cual “se refiere hacia los indios únicamente para civilizarlos y para evangelizarlos”.
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Seguimos en este punto el ya citado trabajo de Trinchero (2010).
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ARGENTINA
de la conquista, buena parte de los territorios habitados por poblaciones indígenas no fueron
ocupados por los españoles, generándose entre éstos y las naciones indígenas un conjunto
de pactos y acuerdos para garantizar los objetivos económicos perseguidos por España.
Esta relativa situación de paz y de reconocimiento fue violentamente interrumpida hacia
mediados del siglo XIX, durante el período de formación del Estado nacional, cuando la
política hacia los pueblos originarios fue la de negarles su condición de ciudadanos8. Tal
período coincide a su vez con la incorporación de la pampa húmeda al proceso de
producción de alimentos para el mercado mundial. Entonces, se hacía necesaria la
expansión de la frontera productiva hacia los territorios habitados por pueblos indígenas, lo
que la historia “oficial” denominó como la conquista del desierto.
La campaña militar culminó en 1885 y en 1887, por medio de una ley nacional9 el país se
declara libre de indígenas10. En la provincia de Córdoba, el entonces gobernador Ambrosio
Olmos, adhiere a la ley nacional decretando la desaparición de los tres pueblos que
habitaban la provincia, Comechingón, Sanavirón y Ranquel; Aldo11 dice al respecto:
“nosotros como pueblo desaparecimos por decreto [pero] un decreto no borra un pueblo ni
una cultura”. De este modo, se inicia una política genocida para las poblaciones nativas,
quienes deberán esperar más de un siglo para que comiencen a revertirse algunos de sus
ominosos efectos.
Será a fines del siglo XX cuando el Estado argentino tome la decisión de visibilizar lo que
había permanecido sojuzgado y oculto durante tanto tiempo. La reforma constitucional
implementada en 1994 reconocerá la preexistencia de las comunidades indígenas y se
impondrá oficialmente el criterio del auto-reconocimiento para la definición de lo
indígena12. Es así que el censo del año 2001 entrevistará a la población indígena residente
en el medio rural y urbano desde la pauta del auto-reconocimiento13. Sin embargo, Aldo y
Sol14 nos advierten que allí encontramos dos detalles: “uno era que como habían
mencionado antes, Olmos decreta y hace desaparecer a los pueblos de Córdoba, por lo
tanto, en la lista no estaban los pueblos, no figuraban como pueblos vivos así que no
8
Al decir de Aldo: “Las cuestiones históricas del reconocimiento de la corona, que si tiene un reconocimiento
hacia…o por lo menos hay mínimamente algunas leyes dentro de la colonización. Después, cuando entra el
Estado hay un desconocimiento absoluto de los pueblos”
9
Se trató de la Ley Nacional Nº 1964.
10
Sólo el primer Censo Nacional de Población realizado en 1869 durante la presidencia de Domingo F.
Sarmiento contenía datos sobre la población indígena. Los censos que se realizaron posteriormente omitieron
toda información sobre estos pueblos, desapareciendo como categoría censal (Trinchero, 2010).
11
Naguan de la comunidad Ticas.
12
Como antecedentes a dichas reforma se encuentran la ley 23.302 del año 1985 y el convenio 169 con la
OIT.
13
Este censo arrojó una cifra de 1.117.746 indígenas, de los cuales 554.127 son varones y 563.619 son
mujeres. En el año 2010 la población que se auto-reconoció como indígena alcanzó el número de 955.032
personas.
14
Integrante de la comunidad Ticas.
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estaban (…) los tres pueblos de Córdoba. Y el segundo era que la pregunta solo fue
incorporada a las zonas rurales, no a las grandes ciudades”. Y explican que, debido a esto
último, los auto-reconocidos agregaron de manera manuscrita al pueblo comechingón
reconociéndose más de 5.500 familias en Córdoba”.
En el caso de Córdoba, en el censo del año 2010, 51.142 personas dijeron tener algún linaje
indígena. En este sentido, es particularmente interesante un estudio científico realizado por
el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba que develó que 69% de
las personas que ofrecieron voluntariamente su material genético poseen sangre de origen
amerindio por parte de madre15. Estos datos nos muestran que la narrativa de un país sin
indios fue una potente operación realizada por las élites para construir una nación con una
base (supuestamente) homogénea y tener la legitimación para avanzar sobre territorios
supuestamente “vacíos y desiertos” de presencia humana.
Pese al consenso que existe en el ámbito académico acerca del criterio del auto-
reconocimiento para la definición de lo indígena y a su recepción en distintas normativas
internacionales y nacionales, persiste cierto sentido común que asocia lo indígena con una
idea de pureza (racial y cultural) y atraso temporal. Bajo este imaginario, sólo se puede ser
indígena si se responde a un estereotipo de indio “pre-moderno”, sino es así, difícilmente se
puede adscribir a la categoría válidamente. Como nos dice Aldo de la comunidad Ticas: “Si
alguien es indio tiene que andar en taparrabos, tiene que ser pobre, andar descalzo, etc. sino
no se es indio”. Sin embargo, las ideas de pureza con las que se intenta medir lo étnico
desconoce, una vez más, el enorme grado de mestizaje que existe entre los pueblos y que, al
fin y al cabo, todos/as somos una mezcla entre distintos elementos que habitan en
nosotros/as con distintos grados de contradicción16.
Si bien no cabe duda de que “somos una mixtura”, existe una tendencia a valorizar lo
europeo por sobre lo nativo. Como apunta Mauricio17, “reconocemos la parte europea, pero
siempre nos cuesta reconocer lo ancestral”. Tal es así que nos encontramos con muchas
personas que no quieren reconocerse como descendientes de los pueblos indígenas,
principalmente por vergüenza, lo que encuentra su justificación en la importante
discriminación que aún se mantiene contra estas poblaciones.
La historia de Ticas
15
El restante 31% resultó ser 7% de origen africano y 24% de origen europeo. Fuente:
https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/con-el-aporte-de-voluntarios-estudian-los-genes-cordobeses (La Voz
del Interior, nota del 24/08/2013. Acceso el 15/01/2019).
16
La noción de lo ch’ixi propuesta por Silvia Rivera Cusicanqui nos parece en este punto muy sugerente. Tal
noción “equivale a la de ‘sociedad abigarrada’ de Zavaleta, y plantea la coexistencia en paralelo de múltiples
diferencias culturales que no se funden, sino que antagonizan o se complementan. Cada una se reproduce a sí
misma desde la profundidad del pasado y se relaciona con las otras de forma contenciosa” (2010:70).
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Miembro de la comunidad Ticas.
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18
Quisquisacate quiere decir “pueblo de las tunas”.
19
Es importante aclarar que el territorio de Bialet Massé es uno de los tres territorios base de la comunidad,
no así el único. Los otros dos territorios habitados por la misma son el de Traslasierra y el de Cabalango, que
tienen asimismo sus particularidades; no obstante, en el presente artículo nos centramos en el territorio de
Bialet Massé.
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por el reconocimiento de la comunidad. El año 2009 logran que sea reconocida por el
Estado argentino por medio del otorgamiento de la personería jurídica.
Ellos/as dicen que el 3 de abril de 2009 re-emerge el pueblo comechingón al reconocerse
como una “etnia viva”. Meses después es reconocida la comunidad Taku Kuntur (en el
lenguaje nativo significa: algarrobo y cóndor, que son los símbolos sagrados) en la
localidad de San Marcos Sierras. Con el tiempo llegarían otras conquistas, como la creación
del Consejo de Participación Indígena20. Para los miembros de la comunidad, todas estas
conquistas provienen del proceso de organización y resistencia de los pueblos, por lo que
lejos están de considerarlas como concesiones voluntarias de los/as gobernantes de turno.
Lo más importante, en este sentido, es la preservación de los territorios y la recuperación
cultural del pueblo comechingón.
En este sentido, el reconocimiento de la comunidad marca un antes y un después para los
tres pueblos que habitan la provincia de Córdoba “no porque (…) el reconocimiento del
estado sea una condición para la existencia de un pueblo” (el estado no crea si no que
reconoce, insisten) sino como “hecho reivindicativo” y “saneamiento histórico”. Aldo nos
cuenta que “ese fue el planteo cuando hablábamos con los abuelos y los chicos y eso, decir:
ahora que podemos decir quiénes somos, lo digamos (…) vivíamos en una historia
mentirosa y tenemos que sacarla no, o sea, no hemos desaparecido”.
Asimismo, en todo este proceso de auto-reconocimiento y de lucha reivindicatoria, la
comunidad asume una forma de organización tradicional donde la figura del Naguan es la
de representante; pero éste no es una autoridad de privilegio sino que es quien refleja lo que
dice/piensa la comunidad. Dicho representante es consensuado y es, por lo general, la
persona de mayor edad21. Todos los años hay una consulta a la comunidad donde se evalúa
si éste ha cumplido con todos los objetivos de la comunidad, y en base a eso se lo reelige o
no, pero no es una cuestión vitalicia. Por otro lado, toda la organización de la comunidad
está condensada en un Consejo de Familias donde están representados los tres territorios
que habita. A través del mismo todos los miembros pueden expresarse, todos tienen voz,
pero quienes tienen voto son quienes integran ese consejo.
20
Creado por Resolución INAI N° 152/04.
21
Actualmente es Aldo el naguan de la comunidad que, si bien no es el mayor de todos los miembros, si lo es
de los miembros activos.
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En primer lugar, ellos/as afirman que la tierra no es lo mismo que el territorio: “nosotros/as
no hablamos de tierras, sino de territorios, porque el territorio es más que la tierra”. Éste
último debe ser comprendido como un hábitat, como aquella trama indivisa donde todos los
seres vivos habitamos22. Se trata de un espacio de manifestación de la vida que marca la
subsistencia de los pueblos. Al respecto, Aldo nos comparte la siguiente definición:
El territorio es el espacio que los pueblos indígenas comparten con los demás seres
vivos en una relación directa como garantía de autosostenibilidad mutua, de libertad
incondicional para la manifestación de sus espiritualidades y culturas. Es el espacio
vital del desarrollo y del ejercicio de sus derechos colectivos, sus autonomías y
actividades para procurar libremente su sostenibilidad económica, social, cultural y
política (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2015: 21-22)
Dicha conceptualización les permite tomar distancia de una visión fuertemente
antropocéntrica en la que la tierra es valorada en términos de bien económico y/o
mercancía, susceptible de intercambiarse como cualquier otro bien en el marco de un
sistema capitalista. Desde su visión, el ser humano no está por encima de la naturaleza, sino
que se inclina por una perspectiva biocéntrica que sostiene, como ellos/as mismos afirman,
que todos/as: “somos parte de la naturaleza y somos dependientes de la naturaleza”.
Los/as ticas toman como uno de sus objetivos principales la defensa de su territorio, del
cual se consideran guardianes. Esta defensa requiere de una presencia constante y sostenida
en el tiempo. Proteger el territorio es parte de la tarea de conservación del mundo natural
que les ha sido legada y transmitida por sus antecesores y una herramienta indispensable
para afianzar el auto-sostenimiento económico, social y cultural.
Bajo el paradigma que los/as ticas defienden no existe la propiedad individual, sino que
cada uno es dueño de todo, y lo es, por el hecho de pertenecer a la comunidad. De este
modo, el derecho individual deviene del derecho colectivo. Resulta importante enfatizar
nuevamente que para los pueblos indígenas, la relación con la tierra es de pertenencia (no
de dominio) y de parentesco, como ellos/as dicen: “nosotros/as no nos consideramos
dueños/as; hay una pertenencia”, “nosotros/as concebimos todo a través de lo comunitario”.
Estas ideas contrastan fuertemente con los derechos de propiedad hegemónicos que son
concebidos en términos individuales, lo cual para los/as ticas, termina cimentando una
sociedad individualista23.
Teniendo en cuenta estos aspectos no es muy difícil entender que los/as indios/as sean
vistos –como señala Aldo- como un obstáculo para occidente por manifestarse en contra de
22
De acuerdo al Convenio 169 de la OIT, el territorio implica la totalidad del hábitat que los pueblos ocupan
o utilizan de alguna manera.
23
Esto no implica, desde su visión, negar lo individual/individuo: “nosotros, por ejemplo (…) dentro de la
comunidad lo individual no es que desaparezca, al contrario, se potencia lo individual, pero no el
individualismo que es distinto. El individualismo te divide, es decir…el individuo es parte de esa forma,
eh…bueno, de concebirnos distintos todos ¿no? De la diversidad”.
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sierras), con los/as niños/as, a juntarse con otros/as auto-reconocidos y comenzar las
gestiones – con permiso de los/as abuelos/as – para pelear por el reconocimiento de la
comunidad en su territorio.
En ese momento empiezan a habitar el territorio con otro sentido: para preservarlo pero
también para establecer un precedente en la provincia como territorio comunitario. De esta
forma, ya entrados los años 90 comienzan a tener una presencia en el territorio “de una
forma más tradicional” recuperando las memorias-saberes-prácticas de sus ancestros:
“juntar los yuyos para el tecito… ahí empezamos con el Inti Raymi, Pachamama y esas
cosas, las fiestas del agua que son en esta época en los carnavales, y bueno, ahí nos
metíamos y hacíamos… en el arroyo, bueno, la recuperación”.
Entendiendo que la re-emergencia de los pueblos indígenas fue posible gracias a la lucha de
movimientos mucho más grandes, es en ese encuentro con otros/as que comienzan a
aprehender y a construir herramientas para la defensa de sus territorios. Así, cuentan que las
primeras comunidades con la que se encuentran es la Taku Kuntur (San Marcos Sierras,
Córdoba) y la Kata Kuna (Rio Cuarto, Córdoba); pero también comienzan a juntarse con
otros pueblos de otras geo-grafías (más allá de las fronteras político-institucionales
cordobesas) como una comunidad Wichí y otra Moqoit (o Mocoví).
En ese marco, en el año 1990 la comunidad comienza las gestiones ante el Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Sin embargo, recién en el año 2006, luego de un
proceso larguísimo y lento, dicho instituto va por primera vez al territorio a
“reconocerlos/as”, lo que termina concluyendo en el otorgamiento de la personería jurídica
de la comunidad el 3 de abril del año 2009.
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Reproducimos aquí parte del comunicado: “Ayer recibimos noticias de que habían cercado parte del
territorio Ticas y que además de eso entraron a abrir caminos con una topadora destruyendo así nuestro monte
nativo, el cual cuidamos, protegemos y amamos y que además queremos que nuestros hijos, nietos y futuras
generaciones disfruten. Aquí podemos ver la ambición de algunos inmobiliarios en el afán de sacar provecho
de la Pacha, el daño es inmenso, la impotencia es incontenible... Denunciamos al Ingeniero Bringas y a todos
los representantes del proyecto de barrio privado Valle Esmeralda un total fraude”.
25
Al respecto Aldo nos señala una parte del libro en la que Techi cuenta que un día la abuela le dice: “traiga
lápiz y escriba que voy a como desahogar todo esto que llevo adentro”.
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territorio, esta vez por parte de la Municipalidad de Bialet Massé, por intentos de apertura
de calles.
El territorio es, en efecto, un lugar de encuentro, de celebración y lucha. Numerosas
actividades se han realizado a lo largo de los años, entre las cuales mencionan
“Festivaleando en el monte” (2012), festejo del “año nuevo del sol” (2016), jornadas de
forestación “En el monte y por el monte” (2016) y celebraciones de la pachamama26 cada
año, las cuales son abiertas a quienes quieran participar.
Pero no es solo quedarse en el lugar, también consideran parte importante de la lucha
participar en la defensa de todos los territorios que se vean amenazados por el avance
incesante del capital en la región. En ese sentido nos cuentan que estuvieron participando
en el rescate de las reservas “Pinas”, “Huasa Pampa” y “Quilpo”, en conjunto con la
comunidad Toco-Toco y la comunidad de San Marcos Sierras. Asimismo, estuvieron
trabajando en el Parque Nacional “Quebrada del Condorito” desde 2010 (durante cuatro
años) en torno a la recuperación del tabaquillo y a la introducción del guanaco y la llama.
Por último, cabe mencionar la importancia que tiene para la comunidad la participación en
el Consejo Provincial Indígena antes mencionado, dependiente del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, que desde su creación en el año 2017, vienen trabajando junto con
otras comunidades indígenas en pos del reconocimiento de sus territorios.
LÍNEA DE TIEMPO
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En el 2014, por ejemplo, participaron de una celebración en la localidad de Carlos Paz invitados/as por la
Fundación Pangea.
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Obtención de la personería
3 Abril 2009 jurídica por parte de la
comunidad
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La ley 23.302 es la primera que reconoce a los pueblos indígenas y al derecho a sus territorios, si bien ya
había habido un ensayo en la reforma constitucional de 1949 durante la presidencia de Perón en la que se le
reconocen a los indígenas derechos civiles comunes a todos los ciudadanos, pero que luego fue derogada
durante la dictadura militar que irrumpió en el año 1955.
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ley como muy tendiente a la inclusión de los indígenas, de nuevo, hacia esta forma de ver: a
ver, les vamos a dar educación, entonces sí, vamos a reconocer la educación bilingüe pero
les vamos a dar educación, los vamos a instruir para que tengan cierto manejo de la
tecnología, de la información, de esas cosas”. Sin embargo, desde la perspectiva de la
comunidad esto significó un gran avance para el reconocimiento indígena, que dio lugar a
la creación Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), al Registro de Comunidades
Indígenas, al reconocimiento de sus personerías jurídicas y a un proceso de adjudicación de
las tierras ocupadas28.
Más adelante, en 1989, se aprueba el Convenio 169 de la OIT (adoptado por Argentina en
1992 mediante Ley 24.071). De allí surge la noción de pueblos indígenas, el criterio de
auto-identificación, el concepto de territorio y la participación de los pueblos en todos los
asuntos que los afecten.
Estas importantes conquistas cristalizarían finalmente en el nuevo texto de la Constitución
Nacional –reformada en 1994- en el que se reconoce la “preexistencia étnica y cultural de
los pueblos indígenas argentinos” (Artículo 75, inciso 17). Además de este fundamental
aspecto, el citado artículo incluye otras dimensiones, a saber: “Garantizar el respeto a su
identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería
Jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que
tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo
humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o
embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los
demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas
atribuciones”.
Si bien la consagración constitucional de los derechos indígenas supuso un “antes y
después” en el relacionamiento del Estado argentino con sus pueblos preexistentes, queda
un largo camino por recorrer, sobre todo en lo atinente al reconocimiento definitivo de sus
territorios. En este sentido, los recurrentes problemas que afectan a las comunidades
indígenas, obligó al Estado a sancionar en el año 2006 la Ley 26.160, por medio de la cual
se declara la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que
tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país cuya personería
jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo
provincial competente o aquéllas preexistentes y se suspenden los desalojos por el plazo de
cuatro años.
Los constantes conflictos y la escalada de violencia de la que han sido víctimas, principal
aunque no exclusivamente, las comunidades mapuches que habitan en la región patagónica,
28
Se crea bajo la órbita del INAI, el Relevamiento de los territorios indígenas (RENACI).
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han obligado a que dicha ley sea prorrogada en distintas oportunidades29, hasta que pueda
alcanzarse una solución acorde a las necesidades de estas poblaciones.
29
Por art. 1° de la Ley N° 27400 B.O. 23/11/2017 se prorroga el plazo establecido hasta el 23 de noviembre
de 2021. Prórrogas anteriores: Ley N° 26894 B.O. 21/10/2013, Ley N° 26554 B.O. 11/12/2009. Fuente:
infoleg (http://servicios.infoleg.gob.ar). Acceso el 16/01/2019.
30
Actualmente existen veintidós comunidades reconocidas: veinte del pueblo comechingón, una del pueblo
sanavirón y una del pueblo ranquel.
31
Esas 60 has. es “lo que se pudo preservar” dado el acorralamiento por el avance de la frontera urbana y el
desarrollo inmobiliario en la zona.
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generando distintos daños para el patrimonio natural y cultural de los/as ticas. Más
concretamente, la comunidad denuncia la rotura de morteros, el corte de alambres
divisorios y, principalmente, la violación de las leyes que protegen el bosque nativo, al
tratarse de una zona en la que está prohibido realizar cualquier tipo de alteración de la flora
autóctona.
Para los/as ticas, resulta curioso que siendo que el Estado local no provee a esa región de
ningún tipo de servicio (carecen de agua corriente y de energía eléctrica), igualmente se
arrogue la potestad de avanzar sobre los territorios. Tales irregularidades fueron
denunciadas a la justicia y a pesar de que en la investigación surge que la responsabilidad
por los daños causados le corresponde a la Municipalidad, la Fiscalía interviniente entendió
que no hubo dolo en el accionar del Estado, invitando a las partes a una conciliación que
devino estéril.
Al parecer, la Municipalidad tiene interés en urbanizar esas tierras, trazando calles y
fraccionando los terrenos. Mientras tanto, la comunidad alega que el territorio por ellos
poseído se encuentra fuera del ejido urbano y, por ende, fuera de la jurisdicción de Bialet
Massé.
32
Es importante recordar que la región en la que se encuentra ubicada la comunidad Ticas ha sido
categorizada como zona roja por el sistema de protección de bosques. Ello significa que no es posible realizar
ningún tipo de actividad que altere o perjudique el bosque nativo.
33
En dicha zona abunda fundamentalmente el Acacio Negro.
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monte que tienen raíces muy profundas y bombean el agua de abajo hacia arriba, digamos,
hacia las napas de arriba”, lo cual termina matando al monte, a su flora y fauna y generando
catástrofes ambientales ya conocidas en las serranías cordobesas. Además, la madera que
extraen de las exóticas es utilizada para la construcción como así también para leña,
evitando así sacar del monte, e incluso la comparten con los vecinos para que no compren
leña porque “esa que compran es del desmonte”.
Por último, hay otra parte que es destinada al uso comunitario y compartido, quedando
abierto a todos/as aquellos/as que quieran participar o aportar a la comunidad. En este
sentido, en los últimos años se han propuesto la construcción de espacios comunitarios,
viviendas para quienes residen en el lugar y huertas para auto-consumo. Todas estas
actividades son concebidas como parte de un proceso permanente en el que no hay
principio ni fin, sino un movimiento circular capaz de sustraerse a la linealidad de la
temporalidad occidental y que ellos/as sintetizan con la frase: “construir construyéndonos”.
Mención especial merece el papel que el trabajo de la tierra para la comunidad: aquí hay
una apuesta a la producción agrícola como camino a la autonomía: “autonomía alimenticia
pero también autonomía económica y si se quiere también política, es decir, nosotros
definimos nuestras propias políticas de subsistencia ¿no? O por lo menos lo intentamos”,
cuenta Aldo. En este sentido, en los últimos años se han dedicado a producir parte de los
alimentos que consumen, como así también plantar especies nativas, con fines alimenticios
y medicinales, recuperando y fortaleciendo los saberes ancestrales.
Asimismo, la forma de producción es fundamentalmente libre de tóxicos y lo más orgánica
posible. De allí que apuntan formas de fertilizar la tierra de manera natural, por ejemplo, a
partir del lombricompuesto que, además de favorecer la producción “sana” de la tierra,
también les ha permitido trabajar con los/las vecinos/as del barrio: “incluye, digamos,
trabajar con el barrio juntos, por ejemplo, el material orgánico en distintos lugares y se
lleva para hacer el…alimentar las lombrices. Y a la vez también hacemos intercambio de
árboles o de plantas con esa gente que nos da el orgánico”.
Ahora bien, aunque se apuesta a dicha autonomía productiva, orientada al auto-sustento
como así también al intercambio y a la comercialización (lo que implica una escala mayor),
hay una limitante que es la falta de agua: “consumimos agua de una vertiente pero también
es una única vertiente que hay en todo el territorio entonces tampoco tiene…en el caso de
que quisiera habitarse más, eso también es una limitancia, digamos, como el agua potable.
Y a la vez el arroyo que va por el costado del territorio también es un arroyo pequeño que,
por ejemplo, en épocas de secas no llega abajo al pueblo, eh, por el mismo uso, digamos
(…) no nuestro (…) sino de otros vecinos que lo usan de manera desmedida”.
Ante la escasez de agua apuestan fundamentalmente a la cosecha de agua de lluvia y a la
construcción de cisternas, pero aun así no es suficiente para una producción a gran escala.
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Asimismo el agua de red no es potable ya que está muy contaminada y además el precio
para la conexión es muy elevado, como así también el costo de una perforación.
Además plantean que por parte de los municipios no hay ningún proyecto o programa que
controle el uso de ese bien común: “acá particularmente se saca agua del rio y tampoco es
que se hace algo medido, algo limitado, nada, o sea, no tiene control entonces también es
como colaborar a ese uso indiscriminado de los recursos naturales en el mismo lugar
digamos”. Es por ello que deciden construir sus propias formas de abastecimiento de agua.
Lo mismo sucede con la electricidad; en este sentido afirman que es también una elección:
“es parte de la búsqueda de autonomía: la luz que tengamos va a ser nuestra, el agua que
tengamos va a ser nuestra; pero no en el sentido de la propiedad ¿no? Si no, bueno, porque
queremos elegir nuestra forma de vida y nuestras decisiones que sean así libres ¿no?”.
Aunque eso deba ser a paso lento, pero firme.
La apertura de la comunidad
Una particularidad del territorio es la apertura. Como hemos venido relatando, la
recuperación de la identidad a través del monte y la puesta en práctica/valor de los saberes
ancestrales de la comunidad se ubica entre sus objetivos principales. “Plantando nos
plantamos” es una de las consignas que ellos/as enarbolan para graficar que el cuidado del
monte hace parte de la afirmación de su identidad como sacate34, como pueblo.
En ese sentido, ya vimos que estar en el territorio y respetarlo, buscando ocasionar en él el
menor impacto posible, es un elemento fundamental de la forma en la que los/as ticas
conciben la comunidad. Pero también lo es el comprender que el territorio no les pertenece
en forma individual, por lo que siempre está abierto a todos/as aquellos/as amigos/as y
compañeros/as que quieran sumarse, sabiendo que cada quien tendrá distintos roles y
niveles de actividad.
En ese sentido, el espacio comunitario al que hacíamos mención está pensado como “aulas-
talleres”, siendo el objetivo fundamental la transmisión de los conocimientos ancestrales.
De allí que se ha venido trabajando con instituciones educativas, desde jardines de infantes
hasta la universidad, pasando por todos los niveles escolares; y actualmente se apunta
fuertemente al trabajo con los/as vecinos/as de la zona que quieran compartir herramientas,
experiencias, y saberes, y aportar desde su lugar al desarrollo territorio: “más allá de este
rescate, de la vida comunitaria, queremos ir más allá y compartirlo y que no quede
únicamente en los miembros de la comunidad sino en todo los que de alguna forma
podamos adherir a esta forma de pensar y de estar”.
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Si bien sacate es traducido como pueblo, para los/as ticas, el vocablo en español no logra captar la densidad
que la palabra tiene en lenguaje nativo.
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A modo de cierre, esto que venimos relatando es parte del trabajo que la comunidad Ticas
teje hacia adentro, aunque también se proyectan hacia un afuera en el que ubican las
relaciones que mantienen con el Estado. A éste le reclaman ser reconocidos/as como
ciudadanos/as con derecho a la cultura, a la tierra y a la identidad, en suma, como una
porción más de la diversidad que habita el territorio nacional.
Referencias bibliográficas
Cáttaneo, R; Izeta, A. y Costa, T. (2015) El patrimonio arqueológico de los espacios rurales en
Córdoba. Córdoba: UNC
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2015) Derechos de los pueblos
indígenas en la Argentina. Una compilación. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Moreno, Teresita Franzl -Noka Kani Ticas- (2011) Yo soy Ticas. Del pueblo nación
comechingón. Villa María: Eduvim.
Rivera Cusicanqui, Silvia (2010) Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y
discursos descolonizadores. Buenos Aires: Retazos/Tinta Limón.
Trinchero, Hugo Héctor (2010) “Los pueblos originarios en Argentina. Representaciones
para una caracterización problemática”. En Cultura y representaciones sociales, Año 4,
Núm. 8, Marzo 2010. México.
Créditos
Comunidad Ticas, Pueblo Comechingón
Sistematización realizada por Sabrina Villegas Guzmán, Paula Reinoso y María Mercedes
Ferrero, integrantes del Colectivo de Investigación El llano en llamas:
www.llanocba.com.ar.
Entrevistas realizadas a Aldo, Mauri, Sol y Florencia, miembros de la comunidad Ticas del
territorio de Bialet Massé
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