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Capítulo VI
Nutrición, correctivos y fertilización
de la lima ácida Tahití
Marlon José Yacomelo Hernández, Liliana Ríos-Rojas
y Javier Orlando Orduz-Rodríguez
El suelo es un cuerpo natural no renovable, que tiene una génesis, una
morfología y unas propiedades físicas, químicas y bioorgánicas, que son
producto de ciertos factores formadores (clima, material parental, organismos,
relieve y tiempo). Su fertilidad es una cualidad que resulta de la interacción entre
sus características físicas, químicas y biológicas, y que consiste en su capacidad
de suministrar agua y nutrientes que son esenciales para el crecimiento y
desarrollo de las plantas.
Las plantas toman todos sus nutrientes del suelo, excepto el dióxido de carbono,
que las hojas toman del aire. Un adecuado diagnóstico de la fertilidad natural
del suelo contribuye al manejo integral de los nutrientes, pues, a través de
indicadores, es posible conocer la reserva aprovechable de los elementos en el
suelo y seleccionar las tecnologías de fertilización y fuentes de abono más
apropiadas (Castro & Gómez, 2010).
Por lo anterior, es fundamental conocer los requerimientos nutricionales de las
plantas, para obtener altos rendimientos, sostenibles en el tiempo y con una
adecuada calidad de la fruta. Por lo general, el suelo no contiene la cantidad
óptima ni el balance adecuado de todos los nutrientes, razón por la cual las
plantas tienden a compensar esta deficiencia retardando su crecimiento,
desarrollo y rendimientos.
En el presente capítulo se consideran los aspectos más importantes que se deben
tener en cuenta para el manejo de los suelos donde se van a establecer los
cultivos de lima ácida Tahití, además de las prácticas necesarias para evaluar la
fertilidad de los suelos y realizar un diagnóstico nutricional oportuno, con el fin
113
de tomar las decisiones para el manejo de la fertilidad que aumenten los
rendimientos y mejoren la calidad de la fruta.
Exigencias edáficas para el desarrollo del cultivo
Con un propósito comercial, la lima ácida Tahití se siembra en una amplia
variedad de suelos, que van desde ligeramente ácidos a alcalinos, y de texturas
arenosas a francas o franco-arcillosas. Esta especie necesita suelos con una
profundidad efectiva de 2 m, y su cultivo se ve afectado por encharcamientos
prolongados o por altos niveles del nivel freático.
En suelos con reacción ácida, se requiere que los niveles de saturación de bases
(Ca + Mg + K) estén alrededor del 70 %. Por debajo de este valor, se hace
necesaria la aplicación de correctivos (cal agrícola y dolomita, escorias Thomas
o yeso agrícola), para aumentar las concentraciones de las bases
intercambiables (Malavolta, 1995).
Preparación del suelo
para el establecimiento del cultivo
La preparación del suelo debe realizarse con base en sus propiedades físicas, para
lo cual es necesario hacer una caracterización, con el fin de contar con un
diagnóstico de su estado inicial. Los análisis físicos que se sugiere llevar a cabo
antes de la preparación se refieren a la textura y la densidad aparente, que
permitirán identificar los posibles problemas físicos del suelo, como compactación
y pérdida de estructura, que limitan el buen desarrollo de las plantas.
El análisis físico brindará las bases para seleccionar el tipo de labranza requerida
para preparar el suelo adecuadamente, garantizando que las raíces de las
plantas encuentren las condiciones físicas óptimas (estructura y porcentaje de
poros en el suelo adecuados, y buena infiltración) para el crecimiento radicular.
114
Es necesario realizar el análisis de densidad aparente cada 10 cm de profundidad,
hasta llegar a los 100 cm. Esto permite identificar los niveles en los cuales el suelo
presenta problemas de compactación, de profundidad efectiva o de restricciones
para el desarrollo radical. Con base en la información anterior, se determina el
tipo de labranza necesaria para el establecimiento apropiado del cultivo.
Dentro de esos tipos se encuentran la labranza mínima y la labranza cero. La
primera consiste en realizar el menor número de labores en el suelo, pero
garantizando buen drenaje e infiltración; la segunda se trata únicamente de
preparar el sitio donde se establecerán las plantas.
Para llevar a cabo la labranza cero, es necesario realizar un hoyo de
aproximadamente 40 cm de longitud × 40 cm de ancho × 50 cm de profundidad,
incorporar en el fondo alrededor de 1 kg de abono orgánico + 200 g de
fertilizante edáfico a base de fósforo, y aplicar una capa de suelo de 3 cm de
espesor, con el fin de tapar el fertilizante y evitar su contacto directo con las
plantas, ya que se puede ocasionar toxicidad.
En el caso de los otros tipos de labranza, se utiliza el mismo procedimiento que
para la siembra en campo, con la diferencia de que el tamaño del hoyo se puede
reducir en la longitud y el ancho (25 cm de longitud × 25 cm de ancho × 50 cm
de profundidad). La utilización de estos otros tipos permitirá reducir al máximo
el deterioro físico del suelo. En la tabla 3 se sugieren algunas clases de labranza
que se pueden utilizar, dependiendo de las características físicas del suelo.
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Tabla 1. Relación general entre densidad aparente del suelo y crecimiento
radicular, con base en la textura del suelo
Densidades Densidades
Densidades
aparentes que aparentes que
aparentes
Textura del suelo pueden afectar el restringen el
ideales
crecimiento radicular crecimiento radicular
(g/cm3)
(g/cm3) (g/cm3)
Arenosa (A) tabla 3
Continuación
<1,60 1,69 >1,80
Arenoso-franca (AF)
Franca (F)
<1,40 1,63 >1,80
Franco-arenosa (FA)
Franco-arcillosa (FAr)
Franco-arcillo-arenosa <1,40 1,6 >1,75
(FArA)
Franco-limosa (FL)
Franco-arcillo-limosa <1,30 1,6 >1,75
(FArL)
Arcillo-arenosa (ArA)
Arcillo-limosa (ArL)
<1,10 1,39 >1,58
Algunas franco-
arcillosas (35 %-45 %
de arcilla)
Arcillosa (>45 % de
<1,10 1,39 >1,47
arcilla)
Tipo de labranza sugerido por los autores, de acuerdo con el análisis de textura y la densidad
aparente
1. Labranza cero
(preparación del
sitio de siembra)
Labranza mínima (dos Labranza primaria (dos
2. Labranza pases de arado de o tres pases de arado
reducida (un cincel vibratorio y dos de cincel rígido y dos
pase de arado de rastrillo) de rastrillo)
de cincel
vibratorio y uno
de rastrillo)
Fuente: Elaboración propia a partir de una guía del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (USDA) (1999)
116
Fertilidad de los suelos
La fertilidad del suelo es una cualidad que es resultado de la interacción entre
sus propiedades físicas, químicas y biológicas, y consiste en su capacidad de
aportar agua y nutrientes esenciales a las plantas para completar su ciclo de
vida. Los nutrientes son exclusivamente de naturaleza orgánica o mineral.
Las plantas requieren 17 nutrientes —carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O),
nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S),
hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (Zn), boro (B), cloro (Cl),
molibdeno (Mo) y níquel (Ni)— para completar su ciclo de vida y alcanzar los
rendimientos esperados. Entre el 90 % y el 95 % de la materia seca de la planta
está constituida por C, H y O, obtenidos del CO2 y el H2O mediante fotosíntesis;
mientras que del 5 % al 10 % está compuesta por los nutrientes minerales.
Herramientas de diagnóstico
para el manejo de la fertilidad del suelo
En lo que se refiere a la fertilidad del suelo, se contemplan el uso y la adaptación
de diversas herramientas de diagnóstico, cuya interpretación constituye la base
técnica para orientar de forma integral la nutrición eficiente de cultivos.
El diagnóstico hace referencia a la identificación de características (atributos o
limitantes) que influyen en la disponibilidad de nutrientes e interactúan con
factores ambientales (clima), del suelo (físicos, químicos y biológicos), del
cultivo (históricos, de producción, variedades, extracción nutricional, potencial
genético, sistema radicular y fenología), y las prácticas de manejo de este último
(Burbano & Silva, 2010). A continuación, se presentan algunas de esas
herramientas.
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Identificación de síntomas por deficiencia
o exceso de nutrientes en las plantas
Estos síntomas permiten evaluar la disponibilidad de un nutriente en el suelo,
aunque es importante tener en cuenta que la ausencia de síntomas de deficiencia
de un nutriente en la planta no certifica que esté bien nutrida. Los nutrientes
tienen una movilidad en las plantas y esto determina el sitio donde se
manifiestan las deficiencias o la toxicidad.
En los nutrientes altamente móviles (N, P, K y Mg), los síntomas aparecen en
las hojas más viejas, y en los de baja movilidad (Ca, Fe, Mn, Cu, Zn, B) se
manifiestan en las hojas jóvenes. Por su parte, el S presenta una movilidad
intermedia, y en este caso los síntomas se evidencian en las hojas del tercio
medio de las plantas (Osorio, 2014). A continuación, se relacionan algunos
síntomas característicos de carencia y toxicidad que se observan en las plantas.
Nitrógeno (N)
En términos generales, es el nutriente que las plantas requieren en mayores
cantidades, aunque en algunos cultivos es superado por el potasio. En cítricos,
la extracción que hace la fruta de K es cercana a la de N. Es un nutriente móvil
en la planta, es decir, que esta lo transporta fácilmente hacia los sitios de nuevo
crecimiento (hojas nuevas) y, en consecuencia, los síntomas de deficiencia se
pueden observar en las hojas más viejas.
Las deficiencias de nitrógeno en las plantas se manifiestan inicialmente por la
presencia de una clorosis generalizada en las hojas viejas, que luego se extiende
a toda la planta, causando un retraso en el crecimiento y el porte pequeño de
las plantas (figura 28).
118
Foto: Marlon Yacomelo
Figura 1. Síntomas de deficiencia de nitrógeno. a. Hoja sana (verde intenso);
b. Hoja con deficiencia, que muestra clorosis generalizada (pérdida de color y
amarillamiento).
Fósforo (P)
Al igual que el nitrógeno, el fósforo es un elemento móvil en la planta. Por lo
general, su deficiencia está marcada por la coloración púrpura de las hojas,
algunas veces en la zona intervenal, y cuando es severa los síntomas se
trasladan a toda la planta. En ese caso ocasiona el porte pequeño de las plantas,
la disminución de la cantidad de flores, entrenudos cortos y una reducción
significativa de los rendimientos (figura 29).
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Figura 2. Hojas que se tornan de color púrpura por la deficiencia de fósforo.
Fuente: Tomada de Legaz & Primo (s. f.)
Potasio (K)
Es un nutriente altamente móvil en la planta, y los síntomas de su deficiencia se
caracterizan por la presencia de clorosis y un rápido necrosamiento de los bordes
y la punta de las hojas maduras (figura 30).
Foto: Marlon Yacomelo
Figura 3. Síntomas de deficiencia de potasio. a. Hoja sana (verde intenso); b. Hoja
con clorosis en su punta.
120
Calcio (Ca)
Este elemento se mueve en la planta por transpiración y es inmóvil. Sus
deficiencias se manifiestan en las hojas más nuevas, y en la lima ácida Tahití se
observan en los sitios de nuevo crecimiento (meristemos y frutos). Las plantas
con deficiencia se caracterizan por presentar necrosis en los meristemos,
entrenudos cortos y hojas jóvenes malformadas. Los frutos tienden a rajarse y
en algunos casos se necrosan. Esta deficiencia es más común en suelos con pH
ácidos, en regiones donde hay altas precipitaciones, que provocan lixiviaciones
o el lavado del nutriente en el suelo (figura 31).
Fotos: Marlon Yacomelo; Heberth Velásquez
Figura 4. Síntomas de deficiencia de calcio. a. Hoja sana (verde intenso); b.
Hoja con clorosis en parte intermedia; c. Hoja con clorosis en los bordes.
Las deficiencias de calcio son comunes en la región de Lebrija y en los Llanos
Orientales. Además de afectar los rendimientos, esta deficiencia puede ocasionar
deterioro en la parte apical de las frutas, que en Santander es conocida como
“culillo”, lo que afecta la longevidad de la fruta y su calidad para la exportación.
121
En condiciones de suelos ácidos, es necesario incrementar el contenido de Ca y
Mg en el suelo, con la aplicación de correctivos antes del establecimiento del
cultivo y durante el desarrollo, mediante el plan de nutrición formulado con
base en los resultados del análisis de suelo.
Magnesio (Mg)
Se trata de un nutriente altamente móvil en la planta, y sus deficiencias están
marcadas por la presencia de una clorosis intervenal en las hojas maduras, que
se observa en forma de V invertida y en algunos casos causan malformaciones
(figura 32).
Foto: Heberth Velásquez
Figura 5. Síntomas de deficiencia de magnesio. a. Hoja sana (verde intenso);
b. Hoja con clorosis intervenal que forma una V invertida.
Azufre (S)
En las plantas, el azufre presenta una movilidad intermedia, caso en el cual las
deficiencias se observan en las hojas del tercio medio de las plantas, usualmente
con una clorosis generalizada, que las torna de color verde pálido o amarillo.
Otra de las manifestaciones está asociada con el retraso en el desarrollo de las
flores y la maduración de los frutos (figura 33).
122
Foto: Marlon Yacomelo
Figura 6. Síntomas de deficiencia de azufre. a. Hoja de color verde pálido; b.
Hoja sana (verde intenso).
Hierro (Fe)
Es un nutriente de baja movilidad en la planta, y los síntomas de su deficiencia
se manifiestan en la pérdida de pigmentación de las hojas, causada por la
disminución del contenido de clorofila en los cloroplastos, que deja las
nervaduras verdes (figura 34).
123
Fotos: Marlon Yacomelo
Figura 7. Síntomas de deficiencia de hierro. a. Hoja sana (verde intenso); b.
Despigmentación en las hojas nuevas, que solo mantienen de color verde las
nervaduras.
Manganeso (Mn)
Se trata de un nutriente de baja movilidad en las plantas. Sus deficiencias se
manifiestan con la presencia de clorosis intervenal en las hojas jóvenes (figura 35).
Fotos: Marlon Yacomelo
Figura 8. Síntomas de deficiencia de manganeso. a. Hoja sana (verde intenso);
b. Clorosis intervenal en las hojas nuevas.
124
Cobre (Cu)
Es un nutriente de baja movilidad en la planta. Su deficiencia causa hojas
grandes de color verde oscuro y la presencia de entrenudos cortos (figura 36).
Foto: Heberth Velásquez
Figura 9. Síntomas de deficiencia de cobre. a. Hoja joven sana; b Hojas jóvenes,
de mayor tamaño y color verde intenso.
Zinc (Zn)
Se trata de un nutriente de baja movilidad en la planta, y sus deficiencias se
manifiestan en una reducción del tamaño de las hojas, el acortamiento de
entrenudos y clorosis intervenal (figura 37).
125
Foto: Marlon Yacomelo
Figura 10. Síntomas de deficiencia de zinc. a. Hoja sana (verde intenso);
b. Hojas nuevas pequeñas, con clorosis intervenal.
Boro (B)
Es un nutriente de baja movilidad en la planta. Sus deficiencias impiden el
crecimiento de los brotes, lo que ocasiona hojas asimétricas o con deformaciones,
por lo general en su punta (figura 38). También se evidencian deformidades en
los frutos.
126
Foto: Marlon Yacomelo
Figura 11. Síntomas de deficiencia de boro. a. Hoja sana (verde intenso); b. Hojas
con deformidad en los bordes; c. Hojas de menor tamaño y con deformidad en
las puntas.
Molibdeno (Mo)
Se trata de un nutriente de baja movilidad, y sus deficiencias causan hojas
angostas (figura 39).
Foto: Francisco Legaz
Figura 12. Hojas angostas con manchas cilíndricas por deficiencia de molibdeno.
127
Análisis foliares y de suelo
Los análisis foliares y de suelo son las herramientas de diagnóstico para conocer
el estado nutricional de la planta y el suelo. Los dos se complementan y permiten
tomar las mejores decisiones a la hora de elaborar un plan de nutrición.
A continuación, se relaciona el procedimiento para tomar una muestra de suelo. En
primer lugar, se deben identificar las áreas comunes dentro del lote (figura 40).
Figura 13. Muestreo de suelo de acuerdo con las características del lote.
a. Identificación de zonas homogéneas en suelos de montaña; b. Identificación
de zonas homogéneas en un lote de pendiente plana.
Ilustración: Leddy Ropero
En segundo lugar, se toma una muestra de suelo representativa del lote, de
aproximadamente 1 kg. La muestra consiste en una mezcla de al menos 20
porciones de suelo (submuestras), tomadas al azar en el lote donde se desea
establecer el cultivo. Las muestras deben recolectarse por lo menos entre dos y
tres meses antes del establecimiento, procurando recogerlas cuando el suelo
esté húmedo (capacidad de campo).
Para tomar la muestra se deben tener a la mano los siguientes implementos:
balde limpio, barreno o palín, machete limpio, bolsas plásticas y hojas de
información para marcar las muestras (figura 41a). Una vez que se cuente con
128
todas las herramientas, se procede a hacer el muestreo en el lote, que se puede
realizar en forma de zigzag, en cuadro o al azar.
Fotos: Marlon Yacomelo
Figura 14. Muestreo de suelo. a. Implementos necesarios; b. Limpieza de la
superficie del suelo; c. Perforación; d. Extracción de la muestra; e. Limpieza de
la muestra; f. Depósito y mezcla de las submuestras; g. Empaque de la muestra;
h. Marcación y contramuestra para envío al laboratorio.
En lo que respecta a los frutales, la muestra para análisis de la fertilidad del
suelo se debe tomar a tres profundidades, de 0 a 15 cm, de 15 a 30 cm y de 30
a 50 cm, debido a que, por lo general, la concentración de los nutrientes varía
dependiendo de la profundidad y a que las plantas cítricas toman nutrientes
hasta esas profundidades del suelo.
Antes de recolectar la muestra, es necesario raspar la superficie del suelo, con
el fin de eliminar el tejido vegetal de la superficie, que puede alterar los
resultados del laboratorio (figura 41b). Para la toma de la muestra se hace un
hoyo en forma de V, de aproximadamente 20 cm de ancho y de longitud, y 50
cm de profundidad (figura 41c), y en cada punto se toman tres muestras de
suelo, una entre los 0 y los 15 cm, la segunda entre los 15 y los 30 cm, y la
última entre los 30 y los 50 cm.
129
La extracción de la muestra se realiza con un palín o barreno. En el primer caso
se introduce el palín en el suelo hasta la profundidad deseada, tomando una
porción de suelo de aproximadamente 20 cm de longitud x 15 de ancho x 3 cm
de grosor, y de esta porción se extrae el cuadrante central de la submuestra, la
cual debe ser depositada en el balde limpio (figuras 41d y 41e).
Esta operación debe repetirse cada vez que se desee tomar una submuestra
(unas 20 por hectárea). Al finalizar la extracción de las muestras de suelo, deben
mezclarse hasta homogenizar la muestra tomada en los diferentes puntos del
lote, sacando dos muestras de 1 kg para cada profundidad (figuras 41f y 41g).
Las muestras deben marcarse con la información del lote: nombre de la finca y
propietario, nombre del lote y ubicación geográfica, pendiente, profundidad en la
cual se tomó la muestra de suelo, cultivo y tipo de análisis solicitado (figura 41h).
Luego de empacar la muestra, debe enviarse al laboratorio para sus respectivos
análisis.
En cuanto a los cultivos establecidos, también se realiza un muestreo en zigzag
o en cuadro, tomando las muestras en varios árboles del total establecido por
lote. En promedio, se sugiere recolectar muestras de por lo menos 20 árboles
por cada lote con un área no mayor a 2 ha.
Con ese fin, se sigue el protocolo descrito anteriormente, pero en este caso es
necesario tomar en total cuatro submuestras por árbol, a dos profundidades, dos
entre 0 y 20 cm y dos entre 20 y 40 cm, en lados opuestos de la copa de los
árboles, ya que hasta esas profundidades las plantas cítricas absorben el
mayor porcentaje de nutrientes del suelo.
Es necesario que las muestras se recolecten en el tercio medio del área de
cubrimiento de la copa (figura 42), y todas las submuestras tomadas en su
respectiva profundidad deben mezclarse, sacando una sola muestra
representativa de cada profundidad.
130
Figura 15. Muestreo de suelo en cultivos de lima ácida Tahití ya establecidos.
Ilustración: Marlon Yacomelo
Las muestras de suelo deben ser tomadas 15 días después de la cosecha
principal, teniendo en cuenta que la planta ha realizado un gran esfuerzo para
lograr la producción, y va a requerir nutrirse para recuperarse y volver a iniciar
su ciclo fenológico de la mejor manera.
Por otro lado, se requiere hacer un análisis foliar, en el que las muestras se
tomen en el tercio medio de las plantas y estén conformadas por hojas jóvenes,
verificando que se encuentren sanas y libres de impurezas (figura 43).
131
Figura 16. Toma de muestras foliares para análisis químico.
Ilustrción: Marlon Yacomelo
Al igual que para la muestra de suelo, se deben tomar por lo menos 20
submuestras por lote, las cuales deben ser mezcladas, sacando una muestra
representativa. Posteriormente, se envían al laboratorio para su análisis.
Una vez que se han recibido los resultados de los análisis foliares y de suelo,
donde se relacionan las concentraciones de los nutrientes y las características
físicas del suelo, se deben comparar con las exigencias nutricionales del cultivo
(requerimientos nutricionales), con el fin de diagnosticar si el suelo puede
aportar las cantidades necesarias de nutrientes para el óptimo desarrollo de las
plantas. De no ser así, se deben aplicar al suelo fertilizantes o enmiendas que
aumenten la concentración de los nutrientes deficitarios.
Para el caso del cultivo de lima ácida Tahití en Colombia, no existen reportes
acerca de sus requerimientos nutricionales. Sin embargo, en la tabla 4, 5 y 6 se
relaciona la información que se puede utilizar como guía para interpretar los
resultados de los análisis químicos de suelo.
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Tabla 2. Rangos para interpretar los resultados del análisis químico de suelos
Interpretación
Parámetro Unidad
Muy baja Baja Suficiente Alta Muy alta
Fósforo (P) mg.kg -1
<5 5-15 15-30 30-45 >45
Azufre (S) mg kg -1
<3 3-6 6-12 12-15 >15
Hierro (Fe) mg kg -1
<10 10-25 25-50 50-10 >100
-1
Manganeso (Mn) mg kg <2,5 2,5-5,0 5-10 10-20 >20
Cobre (Cu) mg kg -1
<0,5 0,5-1,0 1-3 3-5 >5
Zinc (Zn) mg kg-1 <0,5 0,5-1,5 1,5-5,0 5-10 >10
Boro (B) mg kg-1 <0,2 0,2-0,5 0,5-1,0 1,0-1,5 >1,5
-1
Calcio (Ca) cmolc/kg <1 1-3 3-6 6-9 >9
Magnesio (Mg) cmolc kg -1
<0,5 0,5-1,5 1,5-2,5 2,5-3,0 >3
Potasio (K) cmolc kg -1
<0,05 0,05-0,15 0,15-0,30 0,3-0,5 >0,5
Sodio (Na) cmolc kg -1
<0,5 0,5-1,0 >1
Aluminio (Al) cmolc kg -1
<0,5 0,5-2,0 >2
Acidez Acidez Acidez Acidez Alcalinidad
Neutralidad Alcalinidad
pH extrema fuerte moderada ligera alta
<5 5,0-5,5 5,5-6,0 6,0-6,5 6,5-7,3 7,3-8,0 >8
Fuente: Osorio (2014)
Tabla 3. Absorción de nutrientes para alcanzar rendimientos de 30 t/ha
Absorción de nutrientes (kg/ha)
Pentaóxido de Óxido de potasio Óxido de de
Nitrógeno (N) Azufre (S)
difósforo (P2O5) (K2O) magnesio (MgO)
270 60 350 40 30
Fuente: Instituto Internacional de la Potasa (1987)
Tabla 4. Extracción de nutrientes (kg t-1) de fruta
Extracción de nutrientes (%)
Nitrógeno (N) Fósforo (P) Potasio (K) Calcio (Ca) Magnesio (Mg) Azufre (S)
1,6 0,2 1,7 0,7 0,2 0,1
Fuente: International Fertilizer Industry Association (IFA) (1992)
133
Métodos de aplicación de fertilizantes
Aplicación de fertilizantes sólidos
La aplicación de los fertilizantes sólidos se puede realizar principalmente al voleo
(figura 44) y en corona (figura 45). El primer método causa que las plantas
expandan las raíces superficiales por toda el área de la copa, y el segundo que
las raíces crezcan hasta la gotera de la copa en busca del fertilizante, lo que
genera un mejor anclaje.
En este sentido, se sugiere intercalar los dos métodos, para garantizar un buen
desarrollo de las raíces y un mayor aprovechamiento del fertilizante. Es
necesario tener en cuenta que, en el momento de aplicar los fertilizantes, el área
que va de la gotera al tronco de la planta debe estar libre de malezas, y en
ambos métodos es importante que el fertilizante sea incorporado al suelo, para
asegurar una mayor eficiencia.
Fotos: Víctor Redondo
Figura 17. Fertilización al voleo. a. Aplicación; b. Incorporación en el suelo.
134
Fotos: Víctor Redondo
Figura 18. Aplicación de fertilizante en corona. a. Elaboración de zanja alrededor
de la gotera del árbol; b. Aplicación en el interior de la zanja; c. Fertilizante
cubierto con una capa de suelo.
Aplicación foliar de fertilizantes
En muchas ocasiones, la calidad de los frutos de lima ácida Tahití está
determinada por el contenido de nutrientes, por lo cual se requiere una alta
disponibilidad de estos durante la formación del fruto. En estos casos, la
fertilización foliar es particularmente eficiente.
La aplicación foliar de Ca durante el crecimiento de los frutos contribuye al
mejoramiento de la calidad de la fruta, del mismo modo que otros nutrientes
que no están disponibles para la planta en el suelo. También se sugiere utilizar
la fertilización foliar cuando se desea corregir una deficiencia nutricional,
principalmente de elementos menores (boro, zinc, cobre, hierro y manganeso),
de manera rápida.
135
En síntesis, se recomienda utilizar las dos prácticas de fertilización, para
garantizar que las plantas tengan un mejor y mayor aprovechamiento de los
nutrientes. Es necesario tener en cuenta que las dosis dependen de las exigencias
nutricionales de la planta y de la concentración del nutriente en el suelo.
Por su parte, la frecuencia de aplicación obedece a las características del suelo.
Por ejemplo, en suelos arenosos se sugiere fraccionar el fertilizante por lo menos
en cuatro aplicaciones por cada ciclo productivo.
A su vez, la cantidad de nutrientes que se aplique depende del estado fenológico
de la planta. Por ejemplo, se requiere una mayor cantidad de nitrógeno durante
el inicio de la etapa vegetativa, es decir, después de la cosecha; por el contrario,
la planta tiene una mayor exigencia de potasio para la formación del fruto (al
menos el 60 % de los nutrientes se deben aplicar en este estado).
Algunas fuentes de fertilizantes y sus usos
En la tabla 7, se relacionan algunos de los fertilizantes utilizados en Colombia
como fuente para suplir las necesidades nutricionales de la lima ácida Tahití. Se
trata de una referencia acerca de algunos de los productos disponibles en el
mercado, pues la oferta en el país es muy amplia, y por ello se sugiere estar
atento o revisar el listado de productos con registro del ICA para su
comercialización y utilización en Colombia.
En términos generales, en Colombia hay pocos estudios acerca de los
requerimientos nutricionales de la lima ácida Tahití. Desde el año 2007,
AGROSAVIA ha venido realizando un estudio sobre las necesidades nutricionales e
hídricas de esta especie. Las recomendaciones se basan en conseguir un balance
nutricional, ajustando lo que la planta necesita teóricamente (Corrales, 2002)
(tabla 8), los contenidos de nutrientes en el suelo (análisis químico de suelos) y
las concentraciones de nutrientes en el tejido foliar (análisis de tejido).
136
Tabla 5. Algunos productos utilizados en Colombia para la fertilización de cultivos
Nutrientes que Concentración del
Fertilizante
aporta nutriente (%)
Elementos mayores
Urea [CO(NH2)2] N 46
N 21
Sulfato de amonio [SO4(NH4)2]
S 24
N 15,5
Nitrato de calcio [(NO3)2Ca]
Ca 21
Ácido fosfórico [H3PO4] P2O5 52-60
P2O5 50
Fosfato monoamónico (map) [NH4H2PO4]
N 10
P2O5 46
Fosfato diamónico (dap) [(NH4)2HPO4]
N 18
P2O5 46
Superfosfato triple [Ca(H2PO4)2H2O] Ca 13,6
S 1,4
K2O 60
Cloruro de potasio [KCl]
Cl 39
K2O 50
Sulfato de potasio [K2SO4]
S 18
K2O 44
Nitrato de potasio [KNO3]
N 13
N 10
10-30-10 P2O5 30
K2O 10
N 15
Triple 15 (15-15-15) P2O5 15
K2O 15
N 18
Triple 18 (18-18-18) P2O5 18
K2O 18
N 17
P2O5 6
Cafetero (17-6-18-2)
K2O 18
MgO 2
10-20-20 N 10
Continúa
137
Continuación tabla 7
P2O5 20
K2O 20
N 18
P2O5 3
18-3-16-7
K2O 16
MgO 7
N 28
Nitrasam P2O5 4
S 6
Fuente de elementos secundarios
Óxido de magnesio MgO 40
Óxido de magnesio (polvo) MgO 85
MgO 25
Kieserita [SO4Mg.H2O]
S 20
N 11
Nitrato de magnesio [Mg(NO3)2]
MgO 16
MgO 17,5
Cal dolomita
CaO 32
MgO 16,5
Sulfato de magnesio
S 12
Microelementos
B 2,5
Complejo de boro y zinc
Zn 15
Boro granulado B 10
Sulfato de manganeso granulado [SO4Mn] Mn 20
P2O5 3
Sulfato de zinc granulado [SO4Zn] Zn 22
S 7
S 14
Sulfato de zinc (polvo) [SO4Zn]
Zn 28
Ácido bórico [H3BO3] B 17
Bórax [Na2B4O7.10H2O] B 11
Fuente: Elaboración propia
138
Los tratamientos evaluados en el estudio consistieron en: N1, nivel de nitrógeno
según el análisis químico de suelo/requerimientos de la planta; N2, doble del N1, y
N3, nivel de nitrógeno utilizado por el productor (Dorado, Grajales, & Ríos, 2015).
Los resultados arrojaron que el mejor nivel fue el N2, con el cual se obtuvo el
mayor rendimiento, 33,12 t/ha-1. Sin embargo, con N1 se presentaron los
mejores valores en la mayoría de las variables de calidad evaluadas. En la tabla
9 se presentan los valores de nitrógeno considerados para tres localidades donde
se realizó el estudio: Atlántico, Santander y Tolima.
Tabla 6. Niveles adecuados de nutrientes en el suelo para cítricos
Parámetro/nutriente Rango adecuado
Materia orgánica del suelo (M. O.) 4-8 %
Fósforo 8-10 ppm
Azufre 10-15 ppm
Calcio 3-4 mEq/100 g
Magnesio 0,8-1,2 mEq/100 g
Potasio 0,3-0,4 mEq/100 g
Sodio 0-3 cmol/kg
Hierro 40-50 ppm
Cobre 1,0-1,5 ppm
Manganeso 5-10 ppm
Zinc 3-5 ppm
Boro 0,3-1,0 ppm
pH 5,0-6,5
Conductividad eléctrica (ce) <2 dS/m
Capacidad de intercambio catiónico (cic) >20 cmol/kg
Fuente: Corrales (2002)
139
Tabla 7. Fórmula de nutrición quincenal para la lima ácida Tahití
Dosis quincenal (g)
Fertilizante Atlántico Santander Tolima
(Santo (El
(Lebrija)
Tomás) Espinal)
Urea 163 196
Fosfato diamónico (DAP) 97 68 39
NP 119
Nitrato de potasio 109 49
Sulfato de amonio (SAM) 5
Sulfato de manganeso (SMn) 17 16 22
Vicor 78 22
Quelato de hierro 41
Nitron 291
Sulfato de magnesio (SMg) 78
Zinc quelatado 12
Bórax 4
Fuente: Dorado et al. (2015)
Por otra parte, en 2017, se finalizó la investigación “Desarrollo de los modelos
productivos regionales de cítricos”, que tuvo como resultado la oferta tecnológica
denominada “Manejo del riego y la nutrición para huertos de lima ácida Tahití
ubicados en zonas de clima seco tropical” (Ríos-Rojas et al., 2017, datos inéditos).
Esta recomendación aplica para huertos productores del Tolima en el valle del
Magdalena, donde la textura predominante del suelo es arenosa, con buen
drenaje. En este caso, la fertilización debe ser una labor quincenal, administrada
en forma de drench o fertirriego, con bajos caudales de emisión.
En la tabla 10 se relaciona la fórmula de fertilización utilizada en la investigación
de Agrosavia. Con esta recomendación de nutrición se han conseguido
rendimientos de hasta 36 t/ha.
140
Tabla 8. Dosis y nutrientes para huertos del Tolima
Época de Fuente de Cantidad
Composición de la fuente
aplicación fertilización (kg/ha)
SAM (NH₄SO₄) 21 % N + 24 % S 190
Semestre I KCl 60 % K₂O 63,6
3 % N + 15 % Ca + 5 % Mg + 3 % S + 1 %
Vicor 3 40
B + 0,02 % Cu + 0,02 % Mn + 2,5 % Zn
Urea 46 % N 135
Semestre II
KCl 60 % K₂O 63,6
SAM (NH₄SO₄) 21 % N + 24 % S 190
KCl 60 % K₂O 63,6
Semestre III
3 % N + 15 % Ca + 5 % Mg + 3 % S + 1 %
Vicor 3 40
B + 0,02 % Cu + 0,02 % Mn + 2,5 % Zn
Urea 46 % N 135
Semestre IV
KCl 60 % K₂O 63,6
Fuente: Ríos et al. (2017, datos inéditos)
En conclusión, el manejo adecuado del suelo y la nutrición de las plantas es de
vital importancia para garantizar buenos rendimientos y calidad de fruta. En este
sentido, el primer paso antes de iniciar un proyecto productivo consiste en
realizar un análisis de suelo antes del establecimiento del cultivo y, posteriormente,
realizar análisis periódicos tanto de suelo como de tejido foliar.
Las reservas nutricionales se pueden agotar por el consumo de la planta o por
el lavado del suelo, aún más en suelos con características arenosas. En suelos
donde se sobrerriega, las láminas de riego se convierten en volúmenes de
lavado, por lo cual, en estos huertos, la fertilización debería ser más constante
y asociada a una lámina adecuada de riego.
Cuando se utilizan fertilizantes edáficos granulados o en polvo, la labor de
fertilización debe hacerse de manera manual. Cuando se opta por fuentes
hidrosolubles, se prefiere el fertirriego, que minimiza la mano de obra y localiza
mejor el producto.
141
Manejo de la acidez de los suelos
La acidez adquiere importancia en los suelos tropicales y en especial en
Colombia, donde los suelos ácidos ocupan más del 80 % del territorio. Esta
condición incide directamente en la solubilidad de los nutrientes para las plantas,
afectando en gran medida los rendimientos (Zapata, 2004).
Es el caso de los suelos de la Orinoquia, donde, debido a la alta acidez y la baja
fertilidad de la mayoría de ellos, es necesario aplicar correctivos que permitan
neutralizar parcial o totalmente las especies iónicas del aluminio, elevar el pH, e
incrementar la saturación de bases del suelo (Ca, Mg, K) a niveles cercanos al
60 % o el 70 % (Quaggio, Mattos, & Cantarella, 2005).
Para lograrlo se requiere la aplicación de cales y otras enmiendas. Las cales más
utilizadas son la cal agrícola-carbonato de calcio (CaCO3) y la dolomita
(CaMg[CO3]2). En el país, la cal agrícola contiene entre un 70 % y un 80 % de
carbonato de calcio, y la cal dolomita entre un 40 % y un 70 % de carbonato de
calcio + del 8 % al 36 % de carbonato de magnesio (MgCO3).
Ambas cales presentan una alta reactividad en la capa arable del suelo (20 cm),
aunque la agrícola presenta una mayor reactividad en menor tiempo, por lo que
es necesario que las aplicaciones de cal dolomita se realicen mínimo 30 días
antes del establecimiento del cultivo, para garantizar que las plantas encuentren
las condiciones óptimas para su crecimiento.
Adicionalmente, donde es necesario realizar una corrección de la acidez en el
subsuelo (> 20 cm de profundidad), se sugiere la utilización del yeso agrícola, el
cual, por su alta solubilidad, permite mejorar la cantidad de bases a mayores
profundidades. La dosis recomendada equivale a la tercera parte del total de la
cal requerida, y se debe aplicar uniformemente sobre la superficie del suelo
(Baquero, Orduz-Rodríguez, & Monroy, 2003).
142
En los cítricos establecidos en los suelos de la terraza alta y la altillanura plana
de los Llanos Orientales de Colombia, se recomienda realizar la aplicación de los
correctivos sobre las franjas donde se van a ubicar los árboles.
Además, teniendo en cuenta las condiciones edafoclimáticas de la región, se
sugiere la utilización de fuentes fosfóricas de media a lenta solubilidad (escorias
Thomas o rocas fosfóricas molidas o parcialmente aciduladas), entre 45 y 60
días antes del trasplante, que también aportan algunos elementos secundarios,
como Ca y S, y menores, como B, Mo, Zn y Cu. A continuación, se presentan las
ecuaciones que se sugiere tener en cuenta para determinar la cantidad de cal
requerida.
Ecuación propuesta por Malavolta (1995):
𝑇(𝑉2 − 𝑉1) 𝑥 𝑃
𝑁. 𝐶. (𝐶𝑎𝑙 𝐷𝑜𝑙𝑜𝑚𝑖𝑡𝑎) =
𝑃𝑅𝑁𝑇
Donde:
N. C. = necesidad de encalado (t.ha -1)
T = CICE a pH 7,0 (H + Al + K + M) cmol2 kg-1
V1 = saturación de bases deseada (60 % a 70 %)
V2 = saturación de bases actual = (K + Ca + Mg) × 100
PRNT = poder relativo de neutralización de la cal dolomita (promedio) = 75 % a 85 %
P = factor para estimar la profundidad de incorporación de la cal
0-10 cm para huertos en producción = 0,5
0-20 cm antes del trasplante = 1,0
0-30 cm antes del trasplante o después de subsolar = 1,5
Ecuación propuesta por Cochrane, Salinas y Sanchez (1980):
𝑐𝑚𝑜𝑙
𝐶𝑎𝑙𝑐𝑖𝑜 𝑟𝑒𝑞𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑙𝑎𝑟 = 1,5 ⟦𝐴𝑙 − 𝑅𝐴𝑆(𝐴𝑙 + 𝐶𝑎 + 𝑀𝑔)⟧
𝐾𝑔
143
Donde:
RAS = saturación crítica de Aluminio
Al, Ca y Mg = Aluminio, Calcio y Magnesio, bases intercambiables
1,5 = factor de corrección, que puede ser sustituido por 2, si se desea un valor
muy bajo de aluminio intercambiable
En conclusión, el manejo adecuado del suelo y la nutrición de las plantas son de
vital importancia para garantizar el buen desarrollo de las plantas, obtener altos
rendimientos y garantizar la calidad de la fruta. Los programas de manejo
dependen de las condiciones edafoclimáticas de la región (clima, propiedades
físicas, químicas y biológicas del suelo) y de las exigencias nutricionales del cultivo.
Agradecimientos
Al ingeniero agroforestal Heberth Velásquez del CI La Libertad y al biólogo Yeison
David López-Galé del CI Palmira, por la colaboración prestada en la edición y
consolidación del documento.
Referencias
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de tecnología en recursos genéticos y prácticas apropiadas para la citricultura
llanera (Informe final de proyecto). Bogotá, Colombia: Corporación
Colombiana de Investigación Agropecuaria (CORPOICA), Programa Nacional
de Transferencia de Tecnología Agropecuaria (PRONATTA).
Burbano, H., & Silva, F. (2010). Ciencia del suelo, principios básicos. Bogotá,
Colombia: Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo.
Castro, H., & Gómez M. (2010). Fertilidad de suelos y fertilizantes. En H. Burbano
& F. Silva (Eds.). Ciencia del suelo, principios básicos (pp. 217-303).
Bogotá, Colombia: Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo.
Cochrane, T., Salinas, J., & Sanchez, P. (1980). An equation for liming acid
mineral soils to compensate crop aluminium tolerance. Tropical
Agriculture, 57(2), 133-140.
144
Corrales, A. (2002). Manual ilustrado para la producción de cítricos en Colombia.
Bogotá, Colombia: Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR),
Asociación Nacional de Productores de Cítricos (ASOCÍTRICOS), Fondo de
Fomento Hortifrutícola (FNFH).
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). (1999). Guía para la
evaluación de la calidad y salud del suelo. Washington, EE. UU.: USDA.
Dorado, D., Grajales, L., & Ríos, L. (2015). Efecto del riego y la fertilización sobre el
rendimiento y la calidad de la fruta de lima ácida Tahití Citrus latifolia Tanaka
(Rutaceae). Corpoica Ciencia y Tecnología Agropecuaria, 16(1), 87-93.
Instituto Internacional de la Potasa (1987). Extracción de nutrientes por los
cultivos. Corresponsal Internacional Agrícola (CIA), 28(3), 6-7.
International Fertilizer Industry Association (IFA). (1992). World Fertilizer Use
Manual. París, Francia: IFA.
Legaz, F., & Primo, E. (s. f.). Normas para la fertilización de los agrios. Recuperado
de https://www.infoagro.com/documentos/normas_fertilizacion_agrios.asp.
Malavolta, E. (1995). Nutrición y fertilización de los cítricos. En R. Guerrero
(Ed.). Fertilización de cultivos de clima medio (pp. 118-155). Bogotá,
Colombia: Monómeros Colombo Venezolanos.
Osorio, W. (2014). Manejo de nutrientes en suelos del trópico. Bogotá,
Colombia: Editorial L. Vieco.
Quaggio, J., Mattos, D., & Cantarella, H. (2005). Manejo da fertilidade do solo
na citricultura. En D. Mattos, J. D. de Negri, R. M. Pio, & J. Pompeu (Eds.)
Citros (pp. 483-507). Campinas, Brasil: Instituto Agronômico, Fundação
de Apoio à Pesquisa Agrícola (FUNDAG).
Zapata, R. (2004). Química de la acidez del suelo. Medellín, Colombia:
Universidad Nacional de Colombia.