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Juegos Tradicionales y Su Proyeccion Pedagogica R. Ofele

Este documento trata sobre los juegos tradicionales y su potencial en la educación. Explora el juego como una actividad inherente al ser humano y analiza diferentes tipos de juegos tradicionales como la mancha, la pelota y el trompo. También discute las diversas perspectivas sobre la definición de juego y su importancia cultural e histórica.

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Juegos Tradicionales y Su Proyeccion Pedagogica R. Ofele

Este documento trata sobre los juegos tradicionales y su potencial en la educación. Explora el juego como una actividad inherente al ser humano y analiza diferentes tipos de juegos tradicionales como la mancha, la pelota y el trompo. También discute las diversas perspectivas sobre la definición de juego y su importancia cultural e histórica.

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LOS JUEGOS TRADICIONALES Y SUS PROYECCIONES PEDAGOGICAS

Resumen

Partiendo del juego como fenómeno inherente al ser humano, y continuando con diferentes posturas de
análisis respecto de este tema, podremos descubrir diferentes relaciones entre este fenómeno y la educación y
aprendizaje. Dentro del vasto campo lúdico se encuentran los juegos tradicionales, aquellos juegos quedesde
mucho tiempo atrás siguen perdurando, pasando de generación en generación, manteniendo su esencia, juegos
de transmisión oral, que guardan la producción espiritual de un pueblo. El origen de estos juegos es
contemporáneo al de las sociedades. Constituían el bien personal del mago, del chamán, que al utilizarlos con
fines religiosos atribuían su primer uso a los dioses. Luego quedaron relegados a juegos de los hombres, luego
de las mujeres y finalmente de los niños. Como ejemplo podemos mencionar: la mancha, la pelota, el trompo,
la rayuela, las bolitas, la payana.

Palabras clave: Juego. Juego tradicional. Juego y educación. Juego y cultura. Origen del juego y de juegos:
mancha, pelota, trompo, rayuela, bolitas, payana.

Acerca del juego

Antes de introducirnos en el concepto de juego tradicional, deberíamos comenzar con una aproximación al
juego, con las complicaciones que este tema y sus definiciones trae consigo.

Todos tenemos del juego alguna idea más o menos acabada, podríamos hasta ensayar alguna aproximación
basada ya sea en nuestras vivencias infantiles, juveniles y adultas, ya sea en alguna lectura que hayamos
hecho sobre el tema. Este fenómeno es tan inherente al hombre, que todos hemos tenido alguna experiencia
aunque sea mínima, si bien, en la mayoría de los casos −y por lo menos en cuanto a la infancia se trata−
bastante más que mínima.

Cuando le preguntamos a alguien sobre el juego, inmediatamente se remonta a un tiempo y espacio diferente,
recordando una serie de vivencias positivas y aún negativas. No hay hombre sin juego ni juego sin el hombre.
Las características de lo juegos que hemos jugado podrán ser diferentes, de intensidades diversas, de
momentos evolutivos distintos, pero aún así podremos encontrar elementos en común, más allá de nuestra
cultura. El juego es aquella dimensión del hombre que lo remonta a un mundo diferente, con otras reglas,
donde se muestra la esencia de cada uno de nosotros, sin máscaras ni caretas, donde todo − o casi todo − se
puede, es el sueño hecho realidad, todo se transforma según nuestro deseo y el hombre se remonta a lo más
profundo de su ser.

Muchos teóricos, representantes de las más diversas disciplinas, han intentado definir el juego, encontrándose
con las consecuentes limitaciones al pretender encerrar en pocas palabras una dimensión casi inabarcable del
ser humano. Así podremos encontrar posturas psicológicas, pedagógicas, filosóficas, biológicas, históricas,
antropológicas, etc. En cada una de ellas hallaremos una óptica del juego, pero que no deja de ser una óptica
parcial. En relación a esto Buland escribe : "El concepto de juego, como objeto de la investigación científica
del juego no debe ser definido, debería permanecer siendo un concepto precientífico." (Buland, 1996) Y más
adelante continúa: "La pregunta por la esencia del juego lleva a una cortada, contrariamente sería mucho más
rico, agrupar los juegos y preguntar por semejanzas." (Buland, 1996)

A pesar de ello igualmente podremos hallar puntos en común que se pueden hallar prácticamente en todas las
expresiones lúdicas. Se podría sintetizar de alguna manera que es un fenómeno/una actividad que transcurre
en un tiempo y espacio diferente al de la vida cotidiana, tiene reglas propias y se desarrolla en un "como sí".
Otro aspecto importante es la libertad, entendida la misma desde una actividad "libremente" aceptada, libertad

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en tanto y en cuanto el jugador elige jugar o no, y elige el tema y material de juego. Tanto el "como sí", como
la libertad, fueron aspectos cuestionados por otros investigadores más modernos. Diferentes investigadores
postulan al respecto que, mientras el niño está jugando y en su juego transformó objetos de la realidad en
objetos de fantasía estos últimos "son" estos otros objetos con su significación real para el niño.

En relación a la libertad en el juego, Buland en una de sus últimas investigaciones (Buland, 1997) desarrolla
todo un análisis respecto de este punto, donde entre otros, cuestiona la libertad de decisión de participar en un
juego, hecho que por otros autores se da de alguna manera por supuesto. Luego de un exhaustivo análisis este
autor propone una clasificación de los juegos según los momentos de libertad que se abren dentro del juego,
respondiendo la pregunta "¿Dónde exactamente está la libertad del sujeto que juega?".

De cualquier manera, más allá de estos cuestionamientos de algunos autores, las diferentes definiciones del
juego coinciden en los aspectos arriba mencionados. Así podemos decir que el juego es parte de nuestra
realidad y en su carácter más profundo es al mismo tiempo algo diferente. El juego no tiene el grado de
fijación y no tiene las ataduras de nuestra vida seria. El juego es más libre, más pasajero, es abierto en su
tendencia. El juego es el límite incierto de nuestra realidad. El juego une realidad y posibilidad. Es un área
intermedia del hombre, en el que se forman nuevas realidades y las realidades antiguas se pueden desvanecer.
El juego es un motor para la extensión del hombre en lo material como en lo espiritual. El juego no se limita a
una actividad lúdica determinada. Aparece mucho más en todas las actividades del hombre: desde el juego de
pensamiento a través de un jugueteo previo a una acción hasta la conducta lúdica en las situaciones serias de
la vida.(Fritz, 1992).

Lavega se expresa así: "En ese complejo universo de relaciones y de manifestaciones socioculturales, el juego
ha de entenderse como una realidad que a pesar de su intrascendencia, gratuidad y espontaneidad, aparece
como un espejo revelador de sus protagonistas. La persona cuando juega verdaderamente, es decir, cuando
participa de una práctica lúdica reglamentada olvidándose de todo el resto de actividades 'racionales' y 'serias'
que constituyen parte de su vida cotidiana más formal, acostumbra a mostrarse tal como es, sin usar máscaras
ni vestimentas artificiales más propias de otros escenarios más 'serios'. El lenguaje del juego universal y a la
vez singular en cada geografía y época histórica muestra en cada momento la combinación de la ontogénesis
con la filogénesis lúdica, ya que si cada individuo es capaz de 'inventar' o improvisar una aventura lúdica
original, ésta se apoya en los cimientos de la evolución de todo lo que ha venido generando el colectivo
humano al que pertenece." (Lavega Burgués, 1996)

Las diferencias se basan también desde el ángulo en que se esté estudiando el fenómeno lúdico. Así por
ejemplo, desde el estudio antropológico "el juego es una actividad en la que no sólo se proyectan
cosmovisiones colectivas bien establecidas, sino que además, refiere a otros mundo posibles en lo simbólico,
expresivo e imaginario", como lo expresa Ana María Dupey en su reciente publicación (Dupey, 1998). Así
para la psicología evolutiva el juego es visto como parte del desarrollo evolutivo del niño que se manifiesta en
las diferentes formas de expresión lúdica. Para el psicoanálisis el juego es una instancia intermedia entre el
inconciente y el conciente, entre principio de realidad y principio de placer. La pedagogía ve en el juego un
instrumento para transmitir conceptos, valores, conocimientos diversos. Para la fenomenología el juego es un
fenómeno original, poniendo el acento en el carácter libre de objetivo del juego. Estos son algunos ejemplos
de las diferentes ópticas que podemos encontrar en el análisis del juego.

Las teorías más antiguas con algunos de sus autores como Spencer, Lazarus, Groos, etc., dan cuenta también
de la importancia que ha tenido el juego en el pasado siendo objeto de estudio de tantos investigadores.

Pero investigaciones históricas sobre el juego y los juguetes, muestran aún más la significación que este
fenómeno aporta al hombre, a la sociedad y a la cultura. Se han encontrado elementos referidos al juego y a
los juguetes de tiempos muy antiguos, incluso desde antes de Cristo. Elementos que refieren diferentes
simbologías e importancia para el hombre en dichas épocas. Así por ejemplo se han encontrado tableros de
juego en las sepulturas de reyes en Ur de la época del 2500 a.C. (Glonnegger, 1996) El hecho de haber

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encontrado numerosos juegos en tumbas de altas personalidades, por ejemplo, hace referencia a que se les
daba a los muertos como entretenimiento y esparcimiento en el viaje al más allá (Glonnegger, 1996). A través
de los diferentes estudios y análisis históricos se pueden ver las diferentes dimensiones y grados de
importancia sociocultural por a que atraviesa el juego (y los juguetes), así como también las manifestaciones y
expresiones lúdicas diversas en cada una de las épocas desde la antigüedad hasta la actualidad.

La importancia del juego en diferentes sectores sociales y épocas, ha tomado tal envergadura, que hasta hubo
juegos que han sido prohibidos por las autoridades que gobernaban. Así por ejemplo, en Viena, Austria, en el
año 1764 se publicó una prohibición de todos los juegos de azar sin excepción, los juegos detrás de puertas
cerradas y juegos luego de las 9.00 horas de la noche, y juegos con apuestas (Instituto para la Investigación y
Pedagogía del Juego, 1995). Otro ejemplo es la Prohibición de juegos de suerte y envite en el Virreinato del
Perú en el siglo XVII, donde también se prohibían juegos a todas las personas sin excepción (Dupey, 1998).
La Edad Media se caracterizó justamente por el auge de los juegos de azar, por lo que las prohibiciones han
comenzado a surgir con mayor notoriedad en dicha época, aunque no exclusivamente.

De cualquier manera si de prohibiciones de juego se trata, no hay que remontarse únicamente al pasado. Hoy
día, y especialmente en instituciones educativas también encontramos prohibiciones de juego, y no
precisamente de juegos de azar. Si bien por un lado se ponderan las bondades del juego y especialmente de los
juegos infantiles, por el otro, encontraremos una serie de juegos prohibidos. Al respecto Pavía, quien investiga
en el sur de la Argentina el juego popular en los patios escribe: "... muchos maestros consultados por nosotros
sostienen que en sus escuelas 'no existen juegos prohibidos'. Admiten sí, restricciones en ciertas actividades,
generalmente fundadas en razones de seguridad e higiene. Sus alumnos, en cambio, suelen recitar con total
seguridad la lista de juegos no permitidos en la escuela. La única y esencial diferencia radica aquí en que para
los chicos, esos que están prohibidos son sin lugar a dudas, juegos; mientras que para los maestros eso que
está prohibido lo está, precisamente, porque desde su óptica no son juegos. `En mi escuela −textual− no hay
juegos prohibidos y lo que está prohibido no son juegos'" (Pavía, 1994).

No obstante, hubo otros juegos que, si bien se jugaban también por dinero, eran −contrariamente a las
prohibiciones arriba mencionadas, recomendados por médicos, por ejemplo, como es el caso del juego de
billar. Bauer en su trabajo de investigación sobre W.A. Mozart cita al respecto: "El juego de billar era
también, ya en el siglo XVII, una combinación ideal de un juego corporal, de un juego de concentración" (...)
"Como juego corporal se presta (...) adecuadamente para ofrecer al cuerpo algo de movimiento y una múltiple
ocupación, extensión, trabajo muscular, también por el frecuente caminar, levantarse y sentarse" (Bauer,
1996).

La importancia del juego y los juguetes está ligada también a la naturaleza, siendo que muchos juegos se
jugaban en determinados momentos y no en otros, como por ejemplo en época invernal o primaveral con el
fin de actuar o influenciar a través de los juegos determinados fenómenos naturales. Se puede mencionar, por
ejemplo, el juego del trompo para asegurar una buena cosecha, las muñecas que simbolizan la fertilidad
femenina y se les regalaba a las jóvenes con tal fin. Otros juegos estaban estrechamente relacionados con la
divinidad y tenían un alto contenido simbólico (juegos de pelota, por ejemplo), donde, a través de poner en
práctica determinadas expresiones lúdicas, determinadas jugadas o partidas, se buscaba influenciar o agradar a
los dioses, estando por lo tanto estos juegos estrechamente ligados a rituales.

Juego y Educación

Han sido muchos los autores que han relacionado el juego con la educación y con el aprendizaje. Ya Platón en
Las Leyes afirma que el juego es un factor determinante en la formación del ciudadano perfecto, haciendo
hincapié también en la importancia del respeto de las reglas de juego como aprendizaje para una vida
comunitaria armónica. Diferentes autores han postulado posteriormente la importancia del juego en la
educación, alrededor de cuyas posturas aún se han desarrollado diferentes "escuelas" y corrientes para la
educación institucionalizada. Froebel, creador de jardines de infantes, ha sido uno de los pioneros en este

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tema, integrando el juego dentro del ámbito escolar, y permitiendo así que los niños jugaran dentro de la
escuela, jueguen con objetos para aprender conceptos y desarrollen habilidades. Otros autores como Dewey,
Montessori, Decroly, desarrollan otras posturas integrando también el juego dentro del campo educativo.

La importancia aquí radica en que los diferentes autores comienzan a dar un nuevo valor al juego espontáneo,
a la característica de "no serio" tratando de reivindicar la seriedad y la asociación a la utilidad educativa,
otorgando nuevos fundamentos teóricos al papel del juego en la educación escolar, como lo describe
ampliamente Kishimoto en uno de sus estudios (Kishimoto, 1996). Walter, al referirse a la importancia y tarea
de incluir el juego dentro de la educación primaria, escribe: " Para el desarrollo y cuidado de la disposición al
juego, la capacidad de juego y el ser listo en el juego, no hay en la primaria una materia propia, y con ello
tampoco una 'hora de juego'. Se impone, por lo tanto, una 'educación lúdica' como tarea que atraviese todas las
materias. Pero esto implica un reconocimiento del juego en todas las áreas de aprendizaje de la primaria como
un medio para la educación y la formación. La educación lúdica y el cuidado del juego representan, luego de
estas reflexiones, una parte de la función de la educación y de la formación de la primaria, dado que el juego
es una función importante del desarrollo, del aprendizaje y del bienestar del niño en todas las áreas vitales y es
justamente imprescindible". (Walter, 1993)

Si consideramos el juego como un fenómeno inherente al hombre, y, mucho más, del niño, si tenemos en
cuenta que el juego es uno de los primeros lenguajes del niño y una de sus primeras actividades, a través del
cual conoce el mundo que lo rodea incluyendo las personas, los objetos, el funcionamiento de los mismos y la
forma de manejarse de las personas cercanas, no podemos excluir el juego del ámbito de la educación formal.
Claro que aquí tendremos que tener en cuenta algunos aspectos siendo que la escuela no es el mismo espacio
que el hogar o un lugar de juego abierto como puede ser el barrio donde los niños se encuentran a jugar en sus
horas libres. Esto ocasiona en muchas oportunidades "dudas" y "temores" por parte de las personas
responsables en cuanto a la inclusión del juego en la escuela, cuestionando diferentes puntos como pueden ser
la eficacia en el aprendizaje, el posible desorden/desborde del grupo y la supuesta "pérdida de tiempo", como
ejemplo. Pero contrario a esto, el aprendizaje a través de situaciones lúdicas es mucho más enriquecedor. Por
otro lado, son múltiples las posibilidades educativas y de aprendizaje que brinda el juego libre y espontáneo,
elegido y organizado por los mismos niños sin necesidad de intervención de un adulto.

Observando un grupo de niños jugando podemos llegar a una serie de conclusiones respecto de las situaciones
y conceptos que han aprendido durante el juego. Si sólo pensamos en las reglas de juego, que todos deben
respetar, a través de las cuales aprenden a convivir y respetar así a los demás, ya tenemos un elemento
importantísimo para la educación infantil.

En el juego el niño en primer lugar aprende a jugar. Aprende la agilidad, los modos de comportamiento,
técnicas, improvisaciones, sistemas sociales que se requieran para las diferentes formas de juego. Se adapta a
una forma de vida que es imprescindible para la humanidad y para la afirmación del hombre dentro de límites
de un sistema y que le ayudan a mantener espacios de libertad y felicidad en un mundo de rendimiento y
constante búsqueda de objetivos no siempre accesibles. (Flitner, 1986)

El juego es un espacio y un tiempo de libertad, donde "todo se puede" −dentro de lo que las reglas de juego
permiten−. Por ello, las posibilidades de aprendizaje en ese ámbito son incontables. Se aprenden modos de
funcionamiento, formas de manejarse de las personas, se pueden ensayar roles, se explora y se experimenta
con objetos desconocidos hasta el momento, se establecen nuevas relaciones y vínculos entre objetos,
personas y el medio en general, se descubren los límites y posibilidades de cada uno y de los demás, etc. En el
proceso lúdico de los niños (y de otras edades también), podremos descubrir múltiples procesos relativos al
aprendizaje y la educación, podremos ver entonces momentos de asombro, descubrimiento, análisis,
establecimiento de relaciones, similitudes y diferencias. A esto se le suman la fantasía y la creatividad que los
niños desarrollan en los diferentes juegos tanto individuales y más aún cuando son grupales, donde todo esto
se potencia aún más por la red de interrelación e intercambio que se forma. Claro está, que cuanto menos
reglas tenga el juego, mayor será el grado de libertad y las posibilidades que los jugadores tienen para

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experimentar y modificar el rumbo del juego según sus necesidades.

El juego libre y espontáneo no tiene otro objetivo que jugar y cuando desde afuera, ya sea como
coordinadores, docentes o desde otro rol, estamos dando un objetivo al juego, lo estamos limitando de alguna
manera. Pero esto no significa que no se pueda jugar. La función de aquella persona que coordina es, entre
otras, la de tener suficiente amplitud y libertad como para permitir ciertos cambios de rumbo cuando el grupo
lo propone o los va "imponiendo" de alguna manera en el juego mismo. Probablemente no se hayan cumplido
estrictamente los objetivos propuestos, pero seguramente se estén poniendo otros objetivos en juego, que
−quien sabe− aún pueden ser más importantes para el grupo en ese momento.

Juegos Tradicionales y sus proyecciones pedagógicas

Al hablar de juegos tradicionales nos referimos a aquellos juegos que, desde muchísimo tiempo atrás siguen
perdurando, pasando de generación en generación, siendo transmitidos de abuelos a padres y de padres a hijos
y así sucesivamente, sufriendo quizás algunos cambios, pero manteniendo su esencia. Son juegos que no están
escritos en ningún libro especial ni se pueden comprar en ninguna juguetería (quizás solo algunos elementos).
Son juegos que aparecen en diferentes momentos o épocas del año, que desaparecen por un período y vuelven
a surgir. Kishimoto escribe al respecto, citando a Ivic: "La modalidad denominada juego tradicional infantil,
denominada así por el folklore, incorpora la mentalidad popular, expresándose sobre todo por medio de la
oralidad. Considerado parte de la cultura popular, el juego tradicional guarda la producción espiritual de un
pueblo en cierto período histórico. Esa cultura no es oficial, se desarrolla especialmente de modo oral, no
queda cristalizada. Está siempre en transformación, incorporando creaciones anónimas de generaciones que se
van sucediendo" (Kishimoto 1994).

En relación al juego tradicional y su importancia Lavega escribe: "Aproximarse al juego tradicional es


acercarse al folklore, a la ciencia de las tradiciones, costumbres, usos, creencias y leyendas de una región.
Resulta difícil disociar el juego tradicional del comportamiento humano, el estudio del juego folklórico, de la
etnografía o la etología." (Lavega Burgués, 1995)

Los juegos tradicionales se pueden encontrar en todas partes del mundo. Si bien habrá algunas diferencias en
la forma del juego, en el diseño, en la utilización o en algún otro aspecto, la esencia del mismo permanece. Y
es curioso cómo todos estos juegos se repiten en los lugares más remotos aún con la marca característica de
cada lugar y cultura. Si queremos estudiar estos juegos tradicionales no deberíamos hacer una mirada muy
superficial. Los mismos son de una riqueza inimaginable cuando los estudiamos en profundidad y en su
relación con la cultura de cada región, el momento en el que es jugado, las personas que lo jugaban. Estas
características particulares del entorno del juego dan cuenta de una serie de aspectos
histórico−socio−culturales que nos ayudan a entenderlos y a entender la propia historia y cultura de nuestros
pueblos. De esto dan cuenta también los juguetes: "La historia de los juguetes es parte de la historia de la
cultura del hombre" (Retter, 1979).

Al investigar los orígenes de estos juegos vemos pues también cómo cada uno de estos juegos surge en
combinación con elementos culturales de la época, encontrando en general contenidos mágicos, religiosos,
ligados a los dioses que referencian que estos juegos no eran (ni son) un mero pasatiempo. "El origen de los
juegos es contemporáneo al de las sociedades. En épocas lejanas, en lugar de ser propiedades de los niños,
constituían el bien personal del mago, del chamán, que al utilizarlos con fines religiosos atribuían su
invención y su primer uso a los dioses. Desechados por el sacerdote para sus prácticas, en lugar de extinguirse
cambiaron de destino y emprendieron un nuevo rumbo. (...) Después quedaron relegados a juegos de los
hombres, luego de las mujeres y finalmente de los niños." (Plath, 1998)

Retter en su exhaustiva investigación sobre el juego y los juguetes cita a diferentes autores que expresan que
aún en las primeras etapas del desarrollo cultural del hombre las expresiones culturales del hombre −dentro de
lo que se incluyen los juguetes− no eran únicamente a efectos religiosos, sino que en todos los tiempos estuvo

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también al servicio del juego y del esparcimiento. De esto concluye que la teoría de que la función de los
juguetes haya aparecido en sus comienzos en relación a cultos religiosos pareciera ser una de las fuentes de
origen de los juguetes (Retter, 1979). Muchos de estos juegos están estrechamente vinculados a fiestas −
religiosas y no religiosas− , siendo jugados únicamente o especialmente en dichos eventos. Todo esto
responde una vez más a la importancia que el juego − y en este caso el juego tradicional − tiene para el
hombre, ocupando un lugar y un tiempo importante −casi me atrevería a decir "central" − en la vida pasada.
Un aspecto sobre el cual habría que reflexionar si tenemos en cuenta el lugar que ocupa el juego en el mundo
moderno.

Los juegos tradicionales parecieran correr el riesgo de desaparecer especialmente en las grandes ciudades y en
zonas más industrializadas. Podemos ver por otro lado, que hay algunos surgimientos de estos juegos, que se
imponen ya sea por una determinada época del año o como por una moda que aparece y desaparece luego de
un tiempo. Más allá se observan esfuerzos aislados por rescatar estas expresiones lúdicas a través de diversos
eventos centrados en estos juegos, ediciones nuevas de libros que rescatan diversos juegos y sus modalidades
en diversas partes del mundo.

Dentro de los juegos tradicionales encontramos una amplia gama de modalidades lúdicas: juegos de niños y
juegos de niñas, canciones de cuna, juegos de adivinación, cuentos de nunca acabar, rimas, juegos de sorteo,
juguetes, etc. Si bien algunos de estos juegos pareciera que tienden a desaparecer por completo, una de las
características de los mismos es que surgen por una temporada, desaparecen y luego vuelven a aparecer. Así
algunos de ellos son jugados más en épocas invernales ya que implican mayor movimiento físico y corporal y
otros surgen en épocas de mayor temperatura, donde naturalmente se tiende a estar en menor movimiento por
el calor. Algunos de ellos a su vez están más ligados al sexo de los niños, siendo jugados exclusivamente por
niños (p. ej.: bolitas, trompo, honda, etc.) y otros por niñas (p. ej.: la muñeca, hamaca, gallina ciega, etc.). A
su vez algunos juegos están más ligados a determinadas edades, como por ejemplo las canciones de cuna y el
sonajero para los niños más pequeños, y otros con reglas más importantes para niños más grandes que ya
puedan comprender y respetar las mismas. A su vez hay algunos juegos jugados por adultos como las corridas
de gallos.

Algunas características que se repiten prácticamente en todos estos juegos son:

• Son jugados por los niños por el mismo placer de jugar.


• Son los mismos niños quienes deciden cuándo, dónde y cómo se juegan.
• Responden a necesidades básicas de los niños.
• Tienen reglas de fácil comprensión, memorización y acatamiento. Las reglas son negociables, no
requieren mucho material ni costoso, son simples de compartir, practicables en cualquier momento y
lugar.

Vale mencionar aquí también la importancia de estos juegos en tanto que han sido representados en pinturas,
azulejos y también sellos postales en diferentes países, habiendo sido editadas series con diferentes motivos
tanto de juegos como de juguetes tradicionales (Palth, 1998). En relación a pinturas uno de los más conocidos
es el famoso cuadro de Juegos Infantiles de Pieter Brueghel (1560), Goya reproduce en el s. XVIII una escena
de adultos y jóvenes en el cuadro La gallina ciega (Pelegrín, 1984).

Pero ¿cuál es el interés o la importancia que estos juegos puedan tener en el ámbito pedagógico? Son
diferentes las razones por las cuales vale la pena mantener vivos estos juegos. A través de los mismos
podemos transmitir a los niños características, valores, formas de vida, tradiciones de diferentes zonas, si,
acompañando los juegos contamos otros aspectos de los mismos, como por ejemplo qué juego se jugaba en
determinada región y de qué manera. Podemos estudiar y mostrar las diferentes variantes que tiene un mismo
juego según la cultura y la región en la que se juega (Öfele, 1998).

Las posibilidades que brindan los juegos tradicionales son múltiples. En primer lugar el juego por el juego

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mismo, que, en la medida que le demos mayor cabida dentro del ámbito educativo institucional, ya estaremos
incluyendo un aspecto importante para la educación y desarrollo de los niños. En el orden práctico, por otro
lado, muchos de estos juegos son cortos en su duración −si bien son repetitivos, en cuanto que cuando termina
una vuelta o ronda se vuelve a comenzar inmediatamente−, y no requieren de mucho material, por lo que se
pueden incluir con facilidad en las escuelas, sin exigencia de grandes recursos ni horarios especiales.
Teniendo en cuenta que son juegos que tienen su origen en tiempos muy remotos, esto "asegura" de alguna
manera que encontraremos los mismos en todas las generaciones y culturas. De esta forma, estamos frente a
una vía de acceso a la cultura local y regional y aún de otros lugares, si nos interesase, a través de la cual se
podrán conocer aspectos importantes para comprender la vida, costumbres, hábitos y otras características de
los diferentes grupos étnicos. A través de estos juegos podremos conocer historias propias y ajenas, acercando
también generaciones.

Cuando los niños pequeños perciban que los mismos juegos que ellos están jugando ya los han jugado sus
padres y abuelos, se podrán crear así nuevos ligamentos que acercan posturas y favorecen la comprensión y el
entendimiento de numerosos aspectos. Al mismo tiempo tienen la posibilidad de conocer cómo se juegan
estos mismos juegos en otros lugares, por más remotos que estén.

Se podrían trabajar estos juegos investigando desde diferentes puntos de partida. Se podrá preguntar a
personas mayores cercanas a los niños, como pueden ser abuelos, tíos, etc. Pero quizá también encontremos
dentro de la comunidad otras personas que, dada la experiencia o funciones que cumplen, puedan describir los
juegos de su infancia. Para ello es importante que los niños vean la importancia de investigar sobre diferentes
aspectos de los juegos: el nombre que tenían, en qué momento del año y del día se jugaba, con quién, en qué
lugares, con qué materiales jugaban (quizás aún tengan algún elemento de juego de épocas pasadas) si había
prohibiciones al respecto. A partir de allí se podrán describir formas de vida de esa época, cómo era la ciudad
o el pueblo en ese momento, cómo vestían en ese momento (si se pueden obtener registros de fotos o gráficos,
por ejemplo).

Para ello se pueden pensar en juegos previamente y preguntar sobre una lista predeterminada o bien se puede
solicitar que las personas entrevistadas confeccionen la lista y cuenten sobre aquellos juegos que cada uno
recuerde.

Otra vía de acercamiento es a través de material bibliográfico y también, como mencioné anteriormente, a
través de fotografías o gráficos más antiguos, a través de los cuales se podrá confeccionar un registro de otro
tipo de datos. Esto sea quizá un poco más difícil, según el material disponible que se encuentre.

No olvidemos por otro lado que no todos los juegos tradicionales serán novedades para los niños. Ellos
conocen y juegan en más de una ocasión a algunos de estos juegos, quien sabe porque se lo contaron, porque
lo han visto o alguien se lo ha mostrado. Quizás algunos de estos juegos sean jugados con variaciones o
modificaciones, pero siguen manteniendo viva la esencia. Pero de todos modos bien vale la pena ahondar en
estos juegos y refrescar así la memoria lúdica de un pueblo, comunidad o generación, aún cuando surja la
pregunta si realmente tiene sentido repensar y resurgir estos juegos en una sociedad industrializada, frente a
un avance apabullante y arrasante de la electrónica. Aún así los contenidos de series televisivas y juegos "más
modernos" son una combinación de héroes y actitudes tradicionales enmarcados en un entorno actual de
avanzada. Por otro lado, considero interesante el desafío de fomentar, favorecer y apoyar el juego activo,
participativo, comunicativo y relacional entre los niños, frente a una cultura "de avanzada" que estimula cada
vez más la pasividad aún corporal, receptividad consumista frente a una imagen/pantalla. El hecho de
reactivar los juegos tradicionales no es un grito de melancolía por un pasado que no vuelve, sino que implica
ahondar y profundizar en nuestras raíces y poder comprender así mejor nuestro presente. "Los juegos
tradicionales son indicados como una faceta− aún en niños de ciudad− para satisfacer necesidades
fundamentales y ofrecer formas de aprendizaje social en un espectro amplio." (Trautmann, 1995)

Algunos juegos tradicionales posibles de incluir dentro del ámbito pedagógico institucional pueden ser: la

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pelota, el trompo, las bolitas, la mancha, el rango, el gallo ciego, la rayuela, rondas, yo−yo, la soga, juegos de
hilo, etc. Las posibilidades no se acaban en estos ejemplos. A su vez, varios de estos juegos tienen múltiples
variaciones como la mancha, la rayuela, las diferentes rondas, la pelota, las bolitas.

Si tomamos como ejemplo la mancha que tiene su origen en el antiguo derecho de los criminales perseguidos
de asilarse en iglesias, que al entrar en una iglesia clamaban "a la iglesia me llamo" y sólo podían ser
extraídos con licencia especial de autoridades eclesiásticas (Plath, 1998). La mancha tiene diferentes
variaciones posibles de jugarla e incluso de inventar nuevas posibilidades, así por ejemplo, están: mancha
venenosa, mancha sentada, mancha pared, mancha congelada (Öfele, 1998).

En cuanto a juegos de pelota que corresponden a los juegos más antiguos, con hallazgos entre los antiguos
egipcios y chinos, teniendo en Europa antigua relaciones estrechas con el culto y considerada también como
un juego eminentemente cósmico (Öfele, 1998), podemos jugar una multiplicidad de juegos y crear otros,
tanto entre pocos niños como conformando equipos más numerosos. En esto, la gama es muy amplia, incluso
si consideramos los diferentes materiales −y tamaños − de los cuales podemos confeccionar nosotros mismos
la pelota, o adquirirla en algún lugar (de trapo, papel, goma, cuero, plástico).

El trompo, lleno de simbología y al cual se le atribuyeron diferentes características mágicas, es un juguete y


un juego con variadas posibilidades. Los indios Hopi prohibían este juego a los niños y niñas durante las
tormentas de verano, porque temían que con el juego los niños podrían estropear inútilmente la cosecha al
atraer con el trompo espíritus del viento. En India, por el contrario, en una zona donde las lluvias eran escasas,
estas energías mágicas del trompo eran utilizadas positivamente: se dejaban danzar trompos dado que el
zumbido de los mismos atraerían así la lluvia, asemejándose al ruido de los truenos en la lejanía. En Malasia,
por otro lado, sólo se permitía jugar en primavera, coincidentemente con la época de siembra (Holler, 1989).
El trompo puede tener diseños variados, con púas de diferente largo, siendo los conos también diferentes
pudiendo ser chatos, con o sin cordel. Hay diversos juegos que se pueden organizar con el trompo, según
también sea el modelo y la cantidad de participantes, trazando incluso recorridos y mapas para los trompos.
En Malasia se organizan torneos entre equipos integrados por adultos, con una reglamentación detallada.

Las interpretaciones del juego de la rayuela y sus orígenes son varias, pero en algunos casos están
relacionados. Rodrigo Caro menciona la presencia de este juego en Roma y la señora de Gomme cree ver en
el antiguo foro romano las líneas borrosas de los trazados de las antiguas Rayuelas, también hay datos que
refieren la presencia de este juego en la antigua Grecia. La señora de Gomme considera que la rayuela
representaría el avance del alma de la tierra al cielo, pasando por varios estadios intermedios. Pero como
autores como Rodrigo Caro consideran que el juego existió ya antes del Cristianismo, se supone que la
versión del juego actual responde a una forma adaptada por el cristianismo, estando su origen más remoto en
estrecha relación con los mitos del laberinto (Menéndez, 1963). Si bien el diagrama básico de la rayuela
siempre se mantiene, hay algunas variantes. Básicamente son siempre un rectángulo dividido en una cantidad
que oscila entre 9 y 16 casilleros, coronado por un semicírculo (que se denomina Cielo o Paraíso) que es el
objetivo último de todos los jugadores. Pero también existen la rayuela circular o víbora, que adquiere este
nombre justamente por la forma.

El juego de las bolitas según algunos estudios tiene su origen en las eras postneolíticas. Se han encontrado
bolitas en tumbas infantiles de la zona del Nilo. También se encontraron bolitas en excavaciones del tiempo
de las cavernas. Hay numerosas modalidades de juego diferentes. En algunos casos hay hoyitos en donde hay
que ir embocando las bolitas, en otros casos se trazan triángulos o círculos en el piso y cada jugador trata de
sacar fuera del campo a las bolitas del adversario y los jugadores pueden ganar todas las bolitas o perderlas
(con la esperanza de volver a ganarlas en otra partida).

En cuanto a la pallana se puede afirmar que ya era común en Grecia y en Roma. Platón (429−347 a.C.) lo
menciona en Phedro, en Roma , Julio Pólux (135−188) gramático y sofista griego, lo describe en el
Onomasticón. Por siglos se utilizaban porotos en ceremoniales, con fines adivinatorios. El juego es con cinco

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piezas (piedras uniformes, bolitas, granos de maíz, etc.) Se toman con una mano lanzándolas hacia arriba y
recogiéndolas al vuelo con la palma de la mano hacia abajo sin que ninguna se caiga. Se repite dejando caer
cuatro y la que queda en el dorso de la mano, se la impulsa nuevamente hacia arriba para recoger las otras, sin
perder la que se cae. Sobre esto hay diversas variaciones.

Estos juegos mencionados aquí, son sólo a modo de ejemplo, podría seguir enunciando más, donde cada uno
de ellos ofrece una amplia variedad de posibilidades, lo que llevaría a un capítulo en sí mismo por cada uno.
En cada uno de estos juegos, como ya se mencionó antes, se pueden trabajar una cantidad de facetas (los
diferentes nombres según la zona, las reglas del juego, el entorno− sobre el cual podemos rescatar diferentes
focos−, la historia del juego con sus diferentes versiones, su inclusión en el arte y literatura, etc.) que nos
llevan a una profundización y a una apertura de un abanico en cuanto al conocimiento y enriquecimiento
especialmente en lo que respecta a lo cultural de diversas regiones. Todos estos juegos responden a
necesidades vitales de los niños: movimiento, cooperación, intercambio social, comunicación con los demás
(tanto entre niños como con los adultos mayores quienes en muchas oportunidades son los que les transmiten
estos juegos) y por sobre todo el placer de jugar. Pero lo más importante es que estos juegos que tanto
responden a necesidades de los niños −y del hombre en general−, no sólo del pasado sino también de la
actualidad, puedan seguir teniendo un espacio y un tiempo, rescatando así otros valores − intrínsecos a los
juegos tradicionales− , que de otra manera, corren el riesgo de perderse.

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Curso 1998 / 1999

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