CIENCIA Y MODERNIDAD
Ruy Pérez Tamayo1
CADA una de las grandes épocas de la humanidad se ha caracterizado por un espíritu propio
o Zeitgeist. Así, el mundo helénico fue filosófico, el medieval religioso y el renacentista
artístico. Es obvio que tales espíritus no se abandonan al pasar de una etapa a otra, sino que
perduran a través de toda la historia, pero también es cierto que dejan de ocupar el centro de
la preocupación y del pensamiento humano creativo y se conservan como parte integral de la
cultura, la que en cada nueva época se rige por su propio espíritu. Nuestro tiempo no ha
eliminado a la filosofía, a la religión o al arte sino que los preserva con interés y respeto,
aunque la vida cotidiana ya no gira alrededor de ninguno de ellos (salvo honrosas pero
escasas excepciones). El espíritu que caracteriza a nuestra época es la ciencia: el mundo
moderno es científico antes que (y por encima de) cualquiera otra cosa.
El espíritu filosófico que caracterizó al helenismo duró unos siete siglos, desde la época de
Pericles (siglo V a.C.) hasta la caída del Imperio romano, en el siglo III de nuestra era. A
partir de entonces y hasta fines del siglo XV (o sea, durante 12 siglos) prevaleció el espíritu
religioso como la marca más característica del mundo medieval. El descubrimiento de
América y la duplicación repentina del tamaño del mundo conocido anunció la llegada del
Renacimiento, que ocurrió primero en Italia y de ahí se generalizó a casi toda Europa durante
el siglo XVI; en esos tiempos se produjeron más obras artísticas que en todos los siglos
anteriores y el hombre empezó a verse a sí mismo como algo no necesariamente despreciable
y al mundo como algo más que un Valle de Lágrimas. El enorme empuje creativo del
Renacimiento duró hasta principios del siglo XVII, en que al principio tímidamente pero
pronto con impulso cada vez más acelerado la creación artística cedió el centro del interés a
la curiosidad científica. Ese fue el principio de la época moderna, que por lo tanto ya ha
persistido casi por cuatro siglos en aquellos países del mundo occidental que la abrazaron
primero; a lo largo de este periodo muchos otros países se han ido incorporando a la
modernidad, mientras que algunos todavía rehusan ese espíritu y persisten existiendo como
muestras anacrónicas del medievo.
¿En qué consiste el espíritu científico? Dicho en pocas palabras, es la renuncia a aceptar
como verdadero todo aquello que no sea empíricamente verificable. Al mismo tiempo,
también es la decisión valiente de vivir en la incertidumbre, de sustituir con un "no sé"
rotundo todas las explicaciones que no puedan someterse a examen objetivo e imparcial. Por
último, es la conducta de la vida guiada solamente por la razón, sin que participen dogmas,
ilusiones, ideologías ciegas y otras formas de fanatismo, incluyendo a la irracionalidad
anticientífica. De lo anterior se deriva que el mundo del científico es mucho más pequeño
que el del filósofo, el del religioso o el del artista; el conocimiento del hombre de ciencia se
limita a la realidad susceptible de verificación objetiva, mientras que todo lo que esté por
fuera o más allá de la naturaleza (si es que hay algo) queda excluido en principio de la ciencia.
Esto no quiere decir que el científico no pueda ser filósofo, religioso, artista, o hasta las tres
cosas juntas, además de ser hombre de ciencia; negarlo sería absurdo, pues no son
excluyentes y además yo conozco a varios científicos que también son filósofos profundos o
1
PÉREZ, Ruy. “Ciencia y modernidad”. Biblioteca digital. Fondo de cultura económica. México. D.F. 1996. [En línea]. [Consultado enero
25 de 2016]. Disponible en: <http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/40/htm/sec_56.html>
artistas consumados. Lo que caracteriza al investigador es que su conocimiento científico está
restringido exclusivamente al sector de la naturaleza que pueda examinarse a través de sus
sentidos y comprenderse de manera racional, pero ese mismo hombre de ciencia puede
también filosofar (preferiblemente cuando no esté en su laboratorio) o sea discurrir
racionalmente sobre asuntos no relacionados con la realidad, como la metafísica de su propia
ciencia o la ética de su comportamiento, y también puede disfrutar de la gran satisfacción
generada por la creación artística o interpretativa.
La transformación del mundo medieval en moderno ocurrió a través del Renacimiento, pero
la fuerza que produjo esa colosal metamorfosis no fue la creación artística sino la ciencia. El
trabajo científico requiere la libertad irrestricta del espíritu para hacerse las preguntas más
impertinentes y para perseguir las respuestas en todos los campos. Esta fue la contribución
imperecedera del Renacimiento: durante los siglos XV y XVI, el hombre europeo se libró
para siempre del yugo del fanatismo y del dominio eclesiástico en asuntos seculares. Este
salto cuántico lo dio bajo la tutela y con el apoyo de la creación artística, de modo que al
encontrarse en los umbrales del siglo XVII se dio cuenta de que ya podía pensar libremente
y decirlo a los cuatro vientos sin el temor de ser interrogado por el Santo Oficio y de morir
en la hoguera. De hecho, entre los muchos mecenas que patrocinaron los trabajos de los
grandes artistas como Leonardo, Rafael y Miguel Ángel se contaron a muchos altos prelados
y a varios príncipes de la iglesia.
Una vez iniciada la ciencia, empezó a generar conocimientos sobre la realidad que nos rodea
y a la que pertenecemos. El hombre empezó a conocerse mejor a sí mismo y a darse cuenta
de que está más cerca del chimpancé y del orangután que de los ángeles, pero también inició
la exploración de la naturaleza y pronto empezó a librarse de temores y prejuicios creados
desde tiempo inmemorial por su ignorancia. Con el conocimiento creciente de las distintas
fuerzas existentes en el mundo real (mecánica, hidráulica, calórica, eléctrica, solar, nuclear)
aumentó su poder hasta llegar no sólo a controlar sino también a transformar a su propio
ambiente. Con la exploración sistemática de la materia ha sido posible construir infinidad de
objetos e instrumentos que han cambiado radicalmente nuestro entorno, la velocidad a la que
nos desplazamos, la eficiencia con que nos comunicamos y hasta la magnitud con que nos
destruimos. La metamorfosis de la vida ha sido cada vez más acelerada y puede representarse
como una curva asintótica. Naturalmente, la transformación mencionada no ha sido uniforme
y unos países se encuentran todavía muy al principio de ella mientras que otros van a la
cabeza de la curva. Los más rezagados constituyen un grupo encabezado por el Tercer
Mundo, pero entre ellos existen grupos humanos que aún no han salido de la Edad de Piedra
y otros que se encuentran en pleno medievo.
La ciencia es la llave de la modernidad. En la medida en que la apoyemos y la desarrollemos,
nuestro país marchará en la dirección del futuro y tendrá posibilidades de salir del Tercer
Mundo. En cambio, si posponemos el sólido crecimiento de la ciencia, seguiremos
sumergidos por tiempo indefinido en el limbo que separa a la época medieval de la moderna.
GLOSARIO
ABSOLUTO2: En general, lo incondicionado, lo que no depende de ninguna otra cosa, lo
que es por sí mismo, como sería el caso del Ser parmenídeo, de la Idea platónica de Bien, del
Motor Inmóvil de Aristóteles, de lo Uno de Plotino, de la Sustancia de Spinoza, de la "cosa
en sí" de Kant, y del Espíritu Absoluto de Hegel.
Desde el punto de vista lógico se considera absoluto aquello que puede definirse sin relación
a otra entidad. Desde el punto de vista del valor, lo que vale independientemente de cualquier
condición.
METAFÍSICA3: es una rama de la filosofía que estudia los problemas centrales del
pensamiento filosófico: el ser en cuanto tal, el absoluto, Dios, el mundo, el alma. En esa
línea, intenta describir las propiedades, fundamentos, condiciones y causas primeras de la
realidad, así como su sentido y finalidad. Su objeto de estudio es lo inmaterial, de allí su
pugna con los positivistas, quienes consideran que sus fundamentos escapan a la objetividad
empírica.
SAIDGAIST
ZEITGEIST4: Término alemán. Significa “espíritu de la época” o “espíritu del tiempo”.
La palabra Zeitgeist está formada por “Geist” que significa "espíritu” y “Zeit” que expresa
“tiempo”. La expresión Zeitgeist se refiere a los caracteres o características propias que
abarca a una o varias generaciones posteriores, que a pesar de los individuos poseer diferentes
edades, ubicarse en entornos socio-económicos diferentes, existe una misma visión global en
cuanto a la progresión socio-cultural. En relación a lo anterior, se puede concluir que el
término Zeitgeist es un conjunto de cultura y clima intelectual, en referencia a una
determinada época, o las características genéricas de un período de tiempo. Muestra el clima
intelectual y cultural de una era.
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http://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=8&from=action=search%7Cby=A
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http://www.significados.com/metafisica/
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http://www.significados.com/zeitgeist/