Introducción
En el presente trabajo estaremos profundizando brevemente acerca de los que son los
libros apócrifos, la importancia de estos libros y la razón por la cual no fueron incluidos
en el canon y/o aprobados en el canon.
Entendemos por la palabra apócrifo se emplea a todo libro, relato, escrito y autor que se
considera falso, fingido, supuesto, fabuloso y no autentico, también apócrifo se aplica
al libro bíblico que no está incluido en el canon por no ser considerado de inspiración
divina.
Después de realizar esta breve reseña damos por introducido este trabajo.
Desarrollo
1
El término apócrifo que originalmente significaba "ocultar lejos", y luego fue derivando
en "oculto, obscuro", ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a
algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en
contextos judíos o cristianos. Con él se califican una cantidad de libros que las Iglesias
cristianas de los primeros siglos no reconocieron como parte de la Sagrada Escritura,
pero que se presentan con nombres o características que los hacen aparecer como si
fueran libros canónicos.
Los eruditos judíos nunca los aceptaron como canónicos. Esto se debe, entre otras cosas,
a que en algunas partes de estos libros aparecen hechos que contradicen doctrinas de las
escrituras. Se narran con aprobación episodios de clara superchería, por no decir
hechicería, se presenta a ángeles y santos que interceden en el cielo ante Dios, se ruega
por los muertos etcétera.
Debe anotarse, sin embargo, que la literatura inter-testamentaria, que incluye los
apócrifos, es de particular importancia para el entendimiento de muchos pasajes del NT
y que, contrario a lo que usualmente se enseña, existen pasajes del NT que aluden a
asuntos que aparecen escritos en los apócrifos y seudo-epigráficos. Por ejemplo, Pablo
cita los nombres de los magos egipcios que “resistieron a Moisés” (2 Ti. 3:8). Se
llamaban Janes y Jambres. La Biblia no nos dice esos nombres, pero eran conocidos por
tradiciones y escritos judíos extra bíblicos.
En el llamado “Documento de Damasco”, conocido desde finales del siglo XIX pero del
cual se encontraron muchos fragmentos en las cuevas de Qumran, se mencionan estos
nombres de los magos, diciéndose que eran hermanos. Estos magos son mencionados
por autores gentiles no cristianos. Entre ellos Numenio, un filósofo pre-pitagórico, habla
de dos magos con estos nombres, que se distinguieron en Egipto en la época en que los
judíos fueron “expulsados” de allí. También las epístola de Judas denota que su autor
conocía y uso varios libros seudo- epigráficos.
Los evangelios denominados «canónicos» conservan el estilo propio de una predicación
apostólica templada, carente de adornos. Algunos autores redactaron otros escritos
distintos de los evangelios resultantes de aquella predicación apostólica. En los
evangelios apócrifos, se pueden encontrar relatos resultantes de abundante fantasía (en
algunos de ellos, Jesús realiza milagros mucho más numerosos y extravagantes), o
doctrinas diferentes de las transmitidas en los evangelios canónicos, o enseñanzas
misteriosas reservadas a unos pocos. Las Iglesias cristianas históricas consideraron que
estos escritos son el resultado de una incorrecta intelección de lo que significa la palabra
«evangelio». En general, se observa en los «evangelios canónicos» un estilo mucho más
sobrio que en los «evangelios apócrifos». Varios apócrifos ya no fueron aceptados por
las primeras comunidades cristianas.
Los apócrifos reconocidos por la iglesia Católica son: Tobías, Judit, Eclesiástico,
Sabiduría de Salomón, I y II Macabeos, La Oración de Manases, Baruc, La Epístola de
2
Jeremías, unas adiciones al libro de Ester y otras al libro de Daniel, incluyendo el relato
de Susana, Bel y el Dragón, y la oración de Azarías.
A diferencia de los evangelios canónicos, cuyos escritores apenas señalan su autoría de
los escritos, los autores de cada uno de los evangelios apócrifos destacan muchas veces
la presunta autoría del escrito por parte de algún personaje distinguido de la comunidad
(Pedro, Felipe, Santiago, María Magdalena, Tomás, etc.), buscando un respaldo en ese
nombre.
Aquí tenemos un ejemplo de algunos de los relatos que existen en los libros apócrifos
(Relatos Poco Creíbles).
Algunos evangelios apócrifos suelen centrarse en personajes de los que se habla poco o nada en
los Evangelios canónicos. Otros narran supuestas anécdotas de la infancia de Jesús. Veamos
varios ejemplos.
El Protoevangelio de Santiago, también llamado “Natividad de María”, trata del nacimiento y
la infancia de María y su posterior matrimonio con José. Muchos lo describen como una ficción
religiosa e incluso una leyenda, y con razón. Es una obra escrita para glorificar a María y
defender la idea de que siempre fue virgen.
El Evangelio de la Infancia del Pseudo Tomás registra sucesos de cuando Jesús tenía entre 5 y
12 años de edad y le atribuye una serie de milagros bastante difíciles de creer. Presenta a Jesús
como un niño caprichoso y de mal genio, que utiliza sus poderes para vengarse de maestros,
vecinos y otros niños, a quienes a veces ciega, deja inválidos o incluso mata.
Los apócrifos cristianos pretendían frecuentemente satisfacer la piadosa curiosidad de los fieles,
que deseaban saber muchas cosas de la vida de Jesús, de la Santísima Virgen, de los Apóstoles y
de otros personajes del Nuevo Testamento que no son narradas en los escritos
neotestamentarios. Con este fin se inventaron muchas anécdotas, a veces hasta pueriles y
ridículas, sobre la infancia de Cristo, sobre su vida pública, su descenso a los infiernos; sobre el
nacimiento de la Santísima Virgen María, sobre su matrimonio con San José, sobre su muerte y
asunción; y también sobre los viajes misioneros de los apóstoles, sobre sus doctrinas y
conversiones obtenidas
Por esto y muchas cosas más es que estos libros se dice no fueron inspirados por la divinidad.
Conclusión
3
Algunos estudiosos y especialistas de las propias Iglesias consideran que el estudio de
los evangelios apócrifos puede ser útil para conocer el pensamiento y la forma de
expresión de la fe que tuvieron ciertos grupos judíos o cristianos en momentos
específicos de la Historia.
En la antigüedad existió gran número de libros apócrifos. Pero ante la severa actitud de la
Iglesia, que perseguía su difusión, por considerarlos como un peligro para la fe, muchos de ellos
desaparecieron, y hoy sólo los conocemos de nombre.
Finalmente, el estudio de los apócrifos servirá para compararlos con los libros canónicos de la
Sagrada Escritura. De esta comparación resultará que los libros canónicos son muy superiores a
los apócrifos tanto por el contenido religioso como incluso por los méritos literarios. La
narración sencilla al par que emocionante de la anunciación en Lucas contrasta fuertemente con
el estilo amanerado y el contenido legendario de los evangelios apócrifos de la infancia.
Los libros apócrifos se dice que no fueron inspirados por la divinidad y por lo tanto no fueron
aceptados en el canon.
Bibliografía
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Lockward Alfonso, Nuevo Diccionario de la Biblia, Editorial Unilit.
www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_jeronimo
https://es.wikipedia.org/wiki/Evangelios_apócrifos
http://apologetica.org/sitio/index.php/la-biblia/515-los-libros-apocrifos-del-antiguo-y-
nuevo-testamento