Estudios Biblios ELA El Ministerio Eficaz (2da Corintios)
Estudios Biblios ELA El Ministerio Eficaz (2da Corintios)
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Confianza de los
corintios 16
1
Sufriendo en el Servicio
2 Corintios 1:1–11
Vivimos en una época en que la gente se preocupa mucho por aleanzar el éxito. Esta
preocupación se ha infiltrado en la iglcsia. Dos preguntas muy populares en los círculos
ministeriales son: ¿Cómo puedo tener éxito en mi ministerio? ¿Cuál es la clave para realizar
un servicio eficaz? Es posible que entre los misioneros extranjeros haya más inquietud
acerca de esto que entre los obreros que se encuentran en su país natal, porque siempre es
más difícil tener un ministerio próspero cuando uno desempeña su labor en una cultura
extraña.
En años recientes, algunos misioneros que han obtenido buenos resultados han escrito
libros exponiendo los secretos de su triunfo en medio de situaciones desconocidas o
primitivas. En su autobiografía “Por esta Cruz te Mataré”, Bruce Olson relata la manera en
que el Señor lo usó para introducir el evangelio y establecer una iglesia entre los indígenes
motilones de Venezuela. Su secreto consistió en identificarse plenamente con la cultura de
ellos en todos sus aspectos.
El libro “Hijo de Paz”, del que después se hizo una película, narra cómo Don
Richardson logró penetrar en la tribu sawi de Nueva Guinea cuando descubrió la clave
cultural que le abrió las puertas. Esa clave era el “hijo de paz” que las tribus enemistadas
acostumbraban intercambiar al hacer las paces. El misionero les explicó que Jesucristo era
el verdadero “hijo de paz” entre Dios y los sawis.
Uno de los misioneros más destacados del siglo pasado fue Hudson Taylor, fundador de
la Misión al Interior de la China. Una de sus biografías lleva por título “El Secreto
Espiritual de Hudson Taylor”. Su secreto era la inconmovible fe que tanía en el Dios
todopoderoso. Uno de sus lemas era: “Cuando la obra de Dios es realizada usando los
métodos divinos, siempre cuenta con todos los medios necesarios”. El misionero que
deposita toda su confianza en el Señor omnipotente tendrá éxito en su obra.
Humanamente hablando, ¿quién ha sido el misionero más grande de todos los tiempos?
Todos reconocen que el apóstol San Pablo. ¿Habrá dejado un libro en el que exponga la
clave de su éxito? Sí. Su autobiografía ministerial se encuentra en su segunda carta a los
corintios. Se considera que esta epístola es la más personal de todas las que escribió, porque
de principio a fin expone en ella el tema de su ministerio. Ahí encontramos sus actitudes
hacia el servicio cristiano y las acciones que surgieron de ellas. ¿Quiere usted tener un
ministerio tan eficaz como el de Pablo, el misionero más exitoso de todos los tiempos?
Estudie 2 Corintios y siga el ejemplo que allí descubra.
¡PENSEMOS!
Es probable que usted no sea misionero en el sentido
técnico. ¿Quiere decir eso que 2 Corintios no tiene un
mensaje para usted? Recuerde que todos somos ministros
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por ellos. Esa misiva fue llevada por Tito. El y Pablo decidieron reunirse en Troas para que
Tito rindiera su informe.
En el intervalo, el apóstol comenzó a sufrir persecuciones en Efeso (Hechos 19:23–41).
Su retirada se llevó a cabo después de pasar por una tribulación sumamente difícil (2
Corintios 1:8). Viajó a Troas para esperar a Tito, pero cuando éste no llegó, prosiguió a
Macedonia donde por fin se encontraron (2 Corintios 2:12–13; 7:5–6). En general, el
reporte que dio Tito fue positivo: La iglesia había vuelto a ser leal a Pablo porque lo
reconocían como su padre espiritual; se habían arrepentido del pecado de no disciplinar al
incestuoso, y el pecador había sido expulsado (2 Corintios 7:7–16). La parte negativa del
informe tenía que ver con la existencia de un grupo que era antagónico a Pablo y que seguía
ejerciendo bastante influencia.
La reacción del apóstol al informe de Tito se registra en 2 Corintios. Esta es la cuarta
carta que el apóstol dirigió a esa iglesia. Al final de ella, hace alusión a que los visitaría por
tercera vez (12:14; 13:1), visita que se menciona en Hechos 20:1–3 y que duró tres meses.
Resumiendo, hemos visto que Pablo visitó a los corintios tres veces y les escribió cuatro
cartas, dos inspiradas y dos personales. La única mención de la segunda visita y la tercera
carta se encuentra en 2 Corintios.
EN TOTAL, PABLO HIZO
3 VISITAS Y ESCRIBIO 4 CARTAS
A LOS CORINTIOS
UBIQUEMONOS
¿Cuándo se escribió 2 Corintios?
Hay una referencia cronológica en 2 Corintios 8:10 que nos ayuda a fechar el libro.
Pablo dice ahí que “desde el año pasado” los corintios habían comenzado a reunir su
ofrenda en cumplimiento de 1 Corintios 16:1–4. Esto indica que había transcurrido un
período máximo de doce meses entre las dos cartas, aunque pudiera ser menor. La mayoría
de los eruditos evangélicos fechan 1 Corintios en 55 d.C. y concluyen que 2 Corintios se
redactó en 56 d.C.
¿Por qué se escribió 2 Corintios?
Tenemos que tomar en cuenta que Pablo preparó esta carta después de escuchar el
informe de Tito acerca de su visita a Corinto (7:5–7). Toda la carta constituye la reacción
paulina a las noticias que traía su colaborador. Tito iba a regresar de Macedonia a Corinto
para continuar con la recolección de la ofrenda para los santos necesitados de Palestina
(8:16–24) y Pablo aprovechó la oportunidad para enviar una misiva en la que hace
observaciones respecto a la situación en Corinto.
Inicia la carta reflexionando sodre la buena resolución que tomaron en cuanto al caso
del incestuoso de 1 Corintios 5. Por fin la iglesia había aplicado la disciplina y el hermano
se había arrepentido. Esta problemática se discute en los capítulos 1–7. En medio de estos
capítulos, Pablo intercala una larga disertación acerca del ministerio. ¿Qué es y cómo se
desempeña? Este paréntesis abarca desde 2:14 hasta 7:3. En los capítulos 8 y 9 trata el tema
de la ofrenda que se estaba levantando para los necesitados y exhorta a los corintios a
completar su donativo antes de que él llegara. Además, da instrucciones acerca de cómo
debemos ofrendar. Los últimos capítulos (10–13) se refieren a la futura visita que Pablo se
proponía hacer. Todos, especialmente los falsos apóstoles, deberían prepararse porque
llegaría a Corinto listo para usar de severidad (13:2, 10) contra sus enemigos.
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1. Provino del Dios de toda consolación, (vv. 9c–10). El es quien “resucita a los
muertos”, el que aplica todo su poder para animar a los que se sienten abrumados por las
pruebas. Sabía que el que lo libró lo seguiría librando hasta terminar su ministerio.
2. Por medio de los mismos corintios (v. 11). En su aflicción, los corintios cooperaron
con él con sus oraciones. Sabían que estaba pasando por dificultades y lo apoyaban con sus
plegarias.
¡PENSEMOS!
En medio de las tribulaciones, los corintios ayudaron a
Pablo con sus oraciones. Nosotros podemos hacer lo mismo
cuando vemos a personas pasando por duras pruebas. Pero,
¿es lo único que podemos hacer? Elabore una lista de las
cosas concretas quc usted puede hacer para consolar a los
afligidos.
Recuerde que el ministerio eficaz se caracteriza por las tribulaciones. El siervo fiel
padecerá pruebas de toda índole, pero en medio de ellas manifestará una fe inquebrantable
en el Dios de toda consolación. Cuando sus siervos salen victoriosos de la aflicción, el
Señor es glorificado por las muchas acciones de gracias de los hermanos.
2
Un Desenlace Feliz
2 Corintios 1:1–12–2:13; 7:4–16
¿Alguna vez se ha preguntado qué pasó con el caso de fornicación que se menciona en
1 Corintios 5:1–13? ¿Siguió la iglesia de Corinto envanecida y siendo jactanciosa?
¿Persistió el ofensor en su pecado? Las porciones que estudiamos en este capítulo contestan
estas preguntas. En ellas encontramos el desenlace de la historia que comenzó en 1
Corintios 5.
Tal vez se pregunte, ¿Por qué brincamos del capítulo 2:13 al 7:4? Es porque la sección
que comprende del 2:14 hasta el 7:3 forma un paréntesis dentro del relato histórico. Al final
del 2:13, Pablo partió para Macedonia y en 7:4–5 regresó y retomó el relato de la sucedido.
Para seguir el hilo histórico y llegar al desenlace, es preciso que saltemos el paréntesis.
ACUSACIONES REFUTADAS 1:12–2:4
Los falsos maestros que se habían adjudicado el liderazgo de la iglesia de Corinto
durante la ausencia de Pablo, buscaban cualquier ocasión para calumniar al apóstol y así
socavar su autoridad delante de la asamblea. En estos versículos se registra la refutación
paulina a dos de estas acusacioncs. Ambas tienen que ver con lo carnal. En esencia,
criticaban a Pablo por ser un obrero carnal y por desempeñar su ministerio según la carne.
La acusación general 1:12–14
En el versículo 12 Pablo da a entender que sus opositores insinuaban que todo su
ministerio se basaba en la sabiduría humana. Una traducción literal sería “la sabiduría
carnal” Según ellos, la mente del apóstol estaba controlada por su carne, su viejo hombre.
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¡PENSEMOS!
Tome un tiempo ahora mismo para analizar su propia
vida y ministerio a la luz de 2 Corintios 1:12. ¿Se caracteriza
por la santidad, sencillez y sinceridad? Si no, se está
exponiendo al vituperio de las contrarios y aun de los
hermanos.
Pida ahora mismo que la gracia de Dios opere estas
cualidades en usted para que no le acusen de desempeñar su
ministerio según la sabiduría humana.
con severidad (2 Corintios 13:10). Por lo tanto, su primera consideración práctica para no ir
a visitarlos conforme a su plan original había sido causada por él amor.
Además, les recuerda una visita que les había hecho y que había sido causa de gran
tristeza para él y para los corintios (2:1–2). Ese viaje sólo se menciona en estos versículos.
Parece que de Efeso viajó a Corinto pensando que con su presencia podría rectificar la
situación de pecado en la iglesia porque no habían obedecido sus instrucciones registradas
en 1 Corintios 5. La congregación y el fornicario seguían en rebelión contra la autoridad
apostólica de Pablo.
Sin embargo, su plan no resultó sino que fue rechazado totalmente y regresó a Efeso
apesadumbrado por el repudio que había sufrido. De inmediato les escribió una misiva que
también se caracterizaba por la tristeza y las muchas lágrimas (2:3-4). Pablo no quería pasar
por la misma experiencia otra vez y por eso decidió no ir a Corinto hasta que la situación
cambiara a su favor.
LA VISITA FRACASADA Y SU
CARTA ANGUSTIOSA
EVITARON QUE FUERA A VISITARLOS
LA SOLUCION DEL CONFLICTO 2:5–11, 7:7–16
Pablo tomó la iniciativa para lograr una reconciliación con los corintios. Despachó a
Tito a Corinto como su representante personal. De las porciones que estudiamos sabemos
que su intervención fue eficaz. La iglesia se arrepintió de su rebeldía y desobediencia
disciplinando al infractor (7:8–16). El incestuoso se sometió a la disciplina y se apartó de su
pecado (2:5–11).
La iglesia arrepentida 7:7–16
Para seguir la secuencia cronológica, tenemos que ver primeramente el capítulo 7.
Antes de lograr el cambio de actitud en el pecador, la iglesia tenía que arrepentirse.
Por fin, la mayoría de los corintios habían cambiado su actitud hacia Pablo. Lo
reconocieron de nuevo como su padre espiritual y volvieron a aceptar su autoridad
apostólica. Se habían arrepentido de su pésima actitud hacia pablo y ya le tenían gran
afecto, habían llorado por su pecado de haberlo rechazado y habían revivido su gran
solicitud por él (7:7).
Hay un segundo aspecto de este arrepentimiento que se basa en su nueva relación con
Pablo. Decidieron abandonar su rebeldía y obedecer al apóstol en lo que se refería a la
aplicación de la disciplina (7:8–13a). La combinación de la carta angustiosa y la visita de
Tito surtió el efecto deseado. Se arrepintieron de su jactancia y vanidad y expulsaron al
pecador del seno de la iglesia entregándolo a Satanás.
Con dos frases pablo declara que el caso está cerrado. Al final del versículo 11 anuncia
que ellos se habían mostrado limpios en el asunto y en el 15 menciona su obediencia. Con
ésta, el problema de la rebeldía de la iglesia se solucionó y abrió el camino para que Pablo
pudiera visitarlos con gozo (12:6–16). Este fue uno de los frutos de la obediencia. Otro
producto del arrepentimiento fue la confianza. Finalizando la porción, Pablo puede dar
testimonio de que en todo tenía confianza en ellos (v. 16).
¡PENSEMOS!
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¡PENSEMOS!
Cualquier historia tiene siempre un desenlace. Démosle
gracias a Dios porque nos dio a conocer el final de la
narración que comenzó en 1 Corintios 5. Lo más precioso es
que todo terminó felizmente. No siempre es así.
Medite en algún hermano que todavía anda en rebeldía.
¿Qué puede usted hacer para llevarle al arrepentimiento?
¿Cómo le va a tratar cuando se arrepienta?
3
El Ministerio del Nuevo Pacto
2 Corintios 2:14–3:11
¿Qué hace usted cuando se siente desanimado, tan preocupado que ni siquiera puede
realizar su ministerio evangelístico? ¿Qué recursos usa para salir de tal condición? Los
consejeros cristianos sugieren muchas técnicas para superar la depresión
Esa era la condición en que se encontraba el apóstol Pablo en los versículos 12 y 13.
Estaba tan afligido que no podía trabajar. ¿Qué hizo él al enfrentar esta situación? La
respuesta a esta interrogante se encuentra en el paréntesis que existe desde 2:14 hasta 7:3.
Esta porción es la reflexión más extensa en todos los escritos de Pablo acerca del tema
del ministerio. Recuerde que cuando escribió estas palabras, éL ya sabía el desenlace del
problema; ya había experimentado el gozo del que habla el capítulo 7. Pero cuando redactó
su carta introdujo este paréntesis para hablar del ministerio cristiano que se realiza entre la
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Competentes 3:5–6. Porque el Señor hace la obra en y a través de nosotros. Cuando nos
llama a algún ministerio específico, nos capacita para realizarlo. La frase “no puedo” no
debe encontrarse en el vocabulario del siervo del Señor, porque cada vez que él nos asigna
un trabajo, también nos da todo lo que necesitamos para llevarlo a cabo.
Comisionados 3:6. Nuestra comisión viene directamente del Señor, no de los hombres.
El “nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto”. Nuestras credenciales son nuestra
comisión. El Rey de Gloria nos ha comisionado a llevar el mensaje a todo el mundo (Mateo
28:19–20; Marcos 16:15).
¡PENSEMOS!
Después de estudiar esta porción, ¿cómo se siente en
relación con el ministerio? ¿Todavía está angustiado o
temeroso? ¿Sigue sintiéndose incompetente? Abandone
todos esos sentimientos y deposite toda su confianza en El
Shaddai, porque él lo ha hecho competente y lo ha
comisionado. ¡Animo y manos a la obra!
¡PENSEMOS!
Usted es ministro del nuevo pacto aunque no haya sido
ordenado por ninguna agrupación humana. La pregunta
que tiene que hacerse es esta: ¿Soy un siervo bueno o malo?
¿Cumplo con mi deber?
Reflexione acerca de la forma en que proclama el
evangelio. ¿Enfoca usted la ley o la gracia? Cuando enseña a
hermanos, ¿hace hincapié en el legalismo como forma de
vivir la vida cristiana? Recuerde que bajo el nuevo pacto
ambas, la salvación y la santificación, son sólo por gracia.
¿Quiere tener un ministerio eficaz? Medite constantemente en las siguientes tres
verdades preciosas:
1. En Cristo, ya tenemos la victoria.
2. En medio de nuestra incompetencia, Dios nos ha hecho capaces.
3. El Señor mismo nos ha hecho ministros del nuevo pacto y respalda en todo nuestro
ministerio.
4
Ministros del Nuevo Pacto
2 Corintios 3:12–4:6
El Apóstol Pablo sigue exponiendo el Nuevo Pacto en estos versículos, pero cambia el
enfoque. Habiendo desglosado la naturaleza del pacto (vv. 7–11) pasa a enseñar acerca de
los ministros de él. ¿Cómo son y qué hacen? En el capítulo anterior contestamos la
pregunta ¿quiénes son? diciendo que todos lo somos. Cada uno de nosotros tenemos que
servir de acuerdo con el modelo que Pablo registra aquí. Nuestro estudio se basa en los
verbos simples en primera persona plural que son cinco: usamos (3:12), somos
transformados (3:18), no desmayamos (4:1)., renunciamos (4:2) y predicamos (4:5)
ACTUAMOS CON MUCHA FRANQUEZA 3:12–17
El ministro del nuevo pacto debe siempre trabajar con mucha franqueza. Este vocablo
se usa para expresar la idea de libertad de expresión y hace referencia a la declaración
pública de algún mensaje. La misma palabra se encuentra en Hechos 4:13, 29, 31 donde se
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traduce “denuedo” la cual tiene que ver con el valor de hablar en público. Hemos de ejercer
nuestro ministerio usando mucho coraje. ¿Cuántas veces se ha caracterizado usted por la
cobardía cuando debía distinguirse por la franqueza? Pablo anota dos razones por las cuales
hemos de ser valientes en nuestro ministerio.
Porque tenemos seguridad 3:12
“Así que, teniendo tal esperanza” es la frase que enfatiza nuestra seguridad. No es la
esperanza de “espero que” sino la de “estoy seguro de”. ¿A qué se refiere la expresión
“tal”? Su antecedente está en el versículo 11. Es la seguridad de que la gloria del pacto
nuevo permanece para siempre y por eso es mejor que la del antiguo que pereció. La
permanencia del nuevo pacto debe llenarnos de confianza. Tenemos un mensaje que no
cambia y que es la pura verdad. Ministramos con franqueza porque tenemos un mensaje
que vale la pena.
Porque tenemos éxito 3:13–17
Lo que el pacto antiguo no pudo hacer, el nuevo lo hace. Nuestro ministerio no es como
el de Moisés. El nuestro se caracteriza por el atrevimiento (valor) mientras que el de Moisés
se realizó con reservas. El trasfondo antiguotestamentario de esta porción se encuentra en
Exodo 34:29–35. Lea estos versículos cuidadosamente antes de seguir con este estudio.
El ministerio de Moisés vv. 13–15. En el versículo 13, Pablo relata la historia de lo
sucedido con Moisés. Cuando bajó del monte Sinaí, después de recibir la ley por segunda
vez, su rostro resplandecía con la gloria del Señor.
La gente podía apreciar esa gloria mientras él hablaba, pero cuando terminó su mensaje
se tapó la cara con un velo (Exodo 34:33) hasta entrar de nuevo en la presencia de Jehová.
Hizo esto “para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de
ser abolido” v. 13 (el viejo pacto y su gloria, v. 11). El velo literalmente evitaba que los
israelitas vieran desaparecer la gloria.
El apóstol, en los versículos 14 y 15, hace la aplicación de la verdad del versículo 13.
El velo ya no es literal sino espiritual. El entendimiento de los hijos de Israel fue embotado
por el Señor (Romanos 11:7, 8, 25). Ese velo espiritual permanecería sobre el corazón de
ellos hasta el tiempo en que Pablo escribía “hasta el día de hoy” (vv. 14–15). Aún en la
actualidad los judíos tienen ese velo puesto y no comprenden el mensaje “cuando se lee a
Moisés” (v. 15).
El ministerio nuestro vv. 16–17. Nosotros tenemos la solución al problema. El Cristo
que se predica en el nuevo pacto es quien quita el velo. Nuestra proclamación abierta de
Cristo logra lo que la predicación del antiguo pacto jamás pudo lograr. El velo es quitado
(v. 16), la gente puede comprender el mensaje y cuando depositan su fe en Cristo, se
convierten al Señor. Entran en la libertad (v. 17) que sólo se disfruta viviendo bajo el nuevo
pacto. Nuestro ministerio trae los resultados de la conversión (v. 16) y la liberación (v. 17),
y todo esto se realiza porque el Espírtiu Santo (v. 17) cumple su función de dar un corazón
nuevo (Ezequiel 36:26–27) a los que confían en Cristo.
SOMOS TRANSFORMADOS A LA IMAGEN DE CRISTO
3:18
Este aspecto de nuestro ministerio tiene que ver con la transformación continua de
nuestro carácter. Después de la conversión y la liberación viene la santificación. El ministro
del nuevo pacto se va santificando progresivamente hasta reflejar la imagen de Cristo. Esta
es la meta que el Señor tiene para todos los suyos (Romanos 8:29).
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“Somos transformados” es traducción del verbo griego del cual derivamos nuestra
palabra metamorfosis. El mismo vocablo se traduce “se transfiguró” en Mateo 17:2 y
Marcos 9:2. También se usa para referirse a la transformación de nuestra mente en
Romanos 12:2. Hay varias cosas que podemos observar acerca de esta transformación.
1. Es para todo hijo de Dios: “nosotros todos”.
2. Es progresiva: “mirando…somos transformados de gloria en gloria”.
3. Tenemos que poner nuestra parte: “mirando”, pero alguien más hace la obra: “somos
transformados”.
4. Son dos sus agentes: La Palabra de Dios, “mirando…en un espejo” (compárese Santiago
1:23–25), y el Espíritu Santo que es quien la aplica.
Si queremos tener un ministerio eficaz, tenemos que participar en esta transformación
constante hasta que seamos semejantes al Señor en su venida (1 Juan 3:1–2).
PARTICIPEMOS EN LA METAMORFOSIS
ESPIRITUAL
¡PENSEMOS!
¿Qué de su franqueza en el ministerio? O ¿es que se
caracteriza por la cobardía? ¿Sirve con denuedo o con
desánimo? Si su servicio se distingue por la cobardía y el
desánimo, es tiempo de que estudie el nuevo pacto a fondo
para afianzar su convicción de que es el único mensaje que
vale la pena. Lea de nuevo ahora mismo 3:7–17 y gloríese en
la grandeza de nuestro mensaje.
El Señor no nos transforma sin nuestra cooperación.
Para ser un ministro eficaz es menester que permanezcamos
constantemente en su Palabra. Nuestra participación
personal está estrechamente relacionada con nuestro uso de
las Escrituras. Evalúe su programa de estudio bíblico
personal. Si es deficienie, haga los cambios necesarios.
¡PENSEMOS!
¿Tiende a desanimarse en esta batalla espiritual?
Anímese, porque Dios, que nos hizo ministros aptos del
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¡PENSEMOS!
¿A quién predica usted como Salvador? Si agrega algo a
la obra consumada por Cristo y no lo predica a él solo,
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5
Vasos de Barro y Tabernáculos
2 Corintios 4:7–5:10
Pablo comienza esta sección de su carta con una declaración muy solemne: “Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro”. De este enunciado surgen dos preguntas claras:
¿Cuál es el tesoro? Y, ¿Cuáles son los vasos de barro? La primera se contesta mirando
hacia atrás y la segunda hacia adelante.
El tesoro que poseemos es el glorioso mensaje del nuevo pacto: “el conocimiento de la
gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (4:6). La frase “este tesoro” es un resumen de lo
expuesto en 3:7–4:6. Los vasos de barro son los cuerpos humanos de los ministros. Esta
frase introduce la enseñanza de 4:7–5:10. Es obvio que se trata del cuerpo porque ese
vocablo se encuentra cinco veces (dos en 4:10, y en 5:6, 8, 10) en la porción y porque el
apóstol usa otras frases alusivas: “nuestra carne mortal” (4:11), “lo mortal” (5:4).
Con esta declaración inicial, Pablo pasa de hablar de la gloria de nuestro mensaje a la
bajeza del instrumento que el Señor utiliza para proclamarlo: el cuerpo humano. Segunda
de Corintios 4:7–5:10 es una de las porciones bíblicas más importantes para desarrollar una
teología del cuerpo. Para nuestros propósitos, el tema de esta sección es:
EL CUERPO HUMANO Y EL MINISTERIO DEL
NUEVO PACTO
El apóstol enseña acerca de dos aspectos del cuerpo: el presente y el futuro. El primero
es mortal, mientras que el segundo es inmortal (1 Corintios 15:50–54). Cada faceta se
aprecia bajo dos imágenes: El presente cuerpo mortal se considera como vaso de barro
(4:7), lo que indica fragilidad, y como tabernáculo (5:1), que representa su temporalidad.
Por otro lado, el futuro cuerpo inmortal se compara con un edificio (5:1) para ilustrar su
estabilidad y permanencia, y con un vestido nuevo (5:2–4), lo que implica la comodidad.
Vamos a dividir este estudio en dos secciones principales: El ministerio y el cuerpo
presente (4:7–18), y el cuerpo futuro y las recompensas (5:1–10).
Entonces, el ministro eficaz tiene que aprender a servir tomando en cuenta las
limitaciones de su cuerpo presente y teniendo la seguridad de su cuerpo futuro.
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VIVAN ESPIRITUALMENTE
Perspectiva futura 4:13–18
Nuestro cuerpo físico tiene un futuro glorioso que siempre tenemos que considerar si
queremos tener un ministerio eficaz ahora. Sabemos que algo va a pasar a nuestro cuerpo y
por eso tenemos que hablar el mensaje y juzgar todo a la luz de lo eterno.
Hemos de ejercer nuestro ministerio:
Con fe en la resurrección de nuestro cuerpo, vv. 13–15. Sabemos que tal como el Padre
resucitó corporalmente al Hijo, nosotros también seremos resucitados por él igual que todos
los que somos sus hijos. Posteriormente seremos presentados ante él en compañía de todos
nuestros hermanos (v. 14). Puesto que tenemos esta confianza, tenemos que hablar acerca
de ella (v. 13). En el proceso de comunicar el mensaje vamos a sufrir tribulaciones, pero lo
hacemos con gozo porque amamos a quienes llevamos el mensaje. Nuestro deseo es que la
gracia de Dios abunde en la salvación de muchos y que toda la gloria y la acción de gracias
sean para el Señor y no para nosotros (v. 15).
Con la mirada en lo eterno, vv. 16–18. A la luz de la verdad de nuestra resurrección
corporal, Pablo repite la declaración del 4:1; “no desmayamos” (v. 16). Reconocemos que
nuestro cuerpo, el hombre exterior, va perdiendo su vigor, en parte por las persecuciones
sufridas. Al mismo tiempo, el hombre interior se va fortaleciendo más cada día para tener la
fuerza espiritual que se necesita para no desmayar (v. 16).
En seguida, el apóstol contrasta las tribulaciones leves, momentáneas y temporales (2
Corintios 11:23–29) con el peso de gloria que nos espera en el futuro. Este va haciéndose
más y más excelente y es eterno. Compare esta enseñanza con la de Romanos 8:17–18. Las
realidades materiales que se ven no deben ser el objeto de nuestra contemplación. Nuestra
primera prioridad debe ser la búsqueda de las cosas que no se ven, las eternas (v. 18). El
siervo fiel tiene que estar dispuesto a sufrir cualquier cosa en su cuerpo con tal de lograr la
salvación de las almas.
COSAS TEMPORALES
VS. SEGURIDADES ETERNAS
¡PENSEMOS!
¿Dónde está puesta su mirada? Tal vez en los éxitos de
esta vida, en las estadísticas que los hombres pueden alabar.
¿Se niega a servir porque sabe que le va a costar caro en
cuanto a las cosas materiales? Lo que más importa son las
cosas espirituales y eternas. ¡No seamos como los hombres
que se mencionan en Lucas 9:57–62!
resultado de la muerte, no tenemos que preocuparnos porque Dios nos tiene preparado un
edificio, una morada permanente en el cielo. No hay ninguna incógnita. Si nuestro cuerpo
pasa por la muerte, también pasará por la resurrección. Lo temporal será cambiado por lo
eterno.
El método de la transformación 5:2–4
Pablo indica que hay dos posibles métodos que el Señor puede usar para darnos un
cuerpo nuevo, estos son la muerte y resurrección (vv. 2–3) o la transformación directa (v.
4).
El método de la muerte y resurrección, vv. 2–3. En el presente poseemos nuestro
cuerpo mortal. Cuando morimos, el cuerpo y el alma se separan (Santiago 2:26). El alma va
con el Señor (Filipenses 1:23) y el cuerpo va a lo tumba. Según la figura de Pablo, el alma
queda desnuda (v. 3) y ya no está vestida del cuerpo. Cuando Cristo venga, recibiremos
nuestro cuerpo glorificado por medio de la resurrección. Nuestra alma será vestida de
nuevo con el cuerpo resucitado (1 Tesalonicenses 4:13–17).
Con este método la secuencia es:
AHORA EL EN LA MUERTE, EL EN LA RESURRECCION, EL ALMA SERA
ALMA ALMA ES
Está vestida con Desnudada de su cuerpo. Revestida con su cuerpo glorificado.
el cuerpo.
Esta es la esperanza de todos los que mueren en Cristo.
El método de la transformación directa, v. 4. Este método elimina el paso de la muerte.
Va directamente de estar vestido con el cuerpo mortal a ser revestido con el cuerpo
glorificado. Esto sucederá a los hermanos cuando Cristo venga por segunda vez. No
morirán, sino que serán transformados “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la
final trompeta” (1 Corintios 15:51–52; 1 Tesalonicenses 4:17).
Con este método la secuencia es:
AHORA El ALMA EN LA VENIDA DE CRISTO, EL ALMA SERA
Está vestida con el cuerpo. Revestida con su cuerpo glorificado.
Pablo dice que quiere recibir su cuerpo transformado por medio del segundo método.
Quería ser cambiado directa e inmediatamente, sin tener que pasar por la muerte y la
desnudez resultante.
En ese momento, ya sea el de la resurrección o el de la transformación directa,
recibiremos nuestro cuerpo glorificado, el cual será semejante al cuerpo resucitado de
Cristo (Filipenses 3:20–21; 1 Juan 3:2).
La garantía de la transformación 5:5
Este texto contiene dos garantías que Dios nos ha dado
El propósito divino, v. 5a. El Señor “nos hizo para esto mismo”. Nos creó para que
fuéramos transformados en la venida de Cristo. Su propósito no se va a frustrar.
El anticipo divino, v. 5b. Nuestro Padre “nos ha dado las arras del Espíritu”. Las arras
son el primer pago que garantiza la cancelación de toda la cuenta. El hecho de que nos haya
dado el anticipo garantiza que va a realizar todo lo que ha prometido.
Mientras esperamos, ¿qué? 5:6–9
¿Cuál debe ser nuestra actitud mientras aguardamos nuestra transformación? Pablo
indica dos cosas
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Vivimos confiados, vv. 6–8. Podemos vivir confiados y con buen ánimo, porque
sabemos que en el momento de nuestra transformación estaremos en la presencia de nuestro
Señor. Al abandonar nuestro cuerpo físico presente, nuestra alma va directamente a la
presencia de Dios.
No existe el llamado “sueño del alma” entre la muerte y la resurrección. Mientras
esperamos aquel día, “por fe andamos”. Fe en la seguridad de estar inmediatamente en la
presencia del Creador.
Trabajamos con ahínco, v. 9. Nuestra meta es agradar al Señor bajo cualquier
circunstancia. Por esto “procuramos”. Esta palabra significa literalmente “amar o buscar el
honor”. El que busca el honor estará anheloso, diligente en trabajar por el Señor.
Seremos juzgados 5:10
Habiendo recibido nuestro cuerpo futuro glorificado, seremos juzgados por todo lo que
hayamos hecho mientras estábamos en nuestro cuerpo físico mortal. Este juicio se llama el
tribunal de Cristo, y en él estarán presentes sólo los creyentes. En este juicio no se
determinará la salvación de ellos, pues ya son salvos, sino las recompensas que recibirán
por las obras que hayan hecho.
El verbo “comparecer” significa algo más que “presentarse ante”. Su significado literal
es “manifestarse” o “revelarse”. En ese juicio el Señor manifestará ante todos lo que uno es
en realidad.
Pablo ya había escrito más ampliamente acerca del tribunal de Cristo a los mismos
corintios. Véase 1 Corintios 3:8, 12–15; 4:1–5.
¡PENSEMOS!
Mientras espera su transformación y el juicio que le
sigue, ¿Qué hace y como vive? ¿Vive por fe y rabaja con
ahínco? ¿Escuchará la voz del Señor diciendo: “bien, buen
siervo y fiel” o “siervo malo y negligente” cuando el Señor
juzgue sus obras? Lea Romanos 14:10–12 y apunte la
manera principal en que la verdad del tribunal de Cristo
afecta su conducta cotidiana.
Como ministros del nuevo pacto, tenemos que servir
tomando en cuenta la fragilidad y temporalidad de nuestro
cuerpo. Tenemos limitaciones y sufriremos penas corporales,
pero no desmayamos porque sabemos que algún día
tendremos nuestro cuerpo glorificado en el eual seremos
juzgados. ¡Preparémonos desde ahora para aquel día!
6
Embajadores de la Reconciliación
2 Corintios 5:11–21
El texto clave de esta porción es el versículo 20. En él encontramos enseñanzas acerca
de nuestro oficio y mensaje. ¿Qué somos? Embajadores de Cristo al mundo. ¿Qué
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predicamos? La reconciliación por medio de Cristo. Este texto es la credencial que nos
acredita como embajadores. ¿Cuántos ocupamos esta elevada posición? Todos los que
somos nuevas criaturas (v. 17) somos también embajadores (v. 20), nadie se escapa. Todos
tenemos el alto privilegio de representar a nuestro Dios aquí en el mundo.
En 2 Corintios 5:11–21 aprendemos acerca del embajador y:
SU MOTIVACION 5:11–15
SU METODO DE EVALUACION 5:16–17
SU MENSAJE 5:18–21
LA MOTIVACION DEL EMBAJADOR 5:11–15
¿Por qué servimos al Señor? ¿Qué es lo que nos motiva a seguir en el ministerio a pesar
de las dificultades y afliciones que nos acosan? Humanamente hablando deberíamos haber
tirado la toalla hace mucho. Desmayar (4:1, 16) en medio de las pruebas es lo que se
espera, pero no lo hacemos. ¿Qué nos impulsa a ser fieles en nuestro trabajo de
embajadores? Pablo enseña que existen dos motivaciones principales.
El temor del Señor 5:11–13
El apóstol sigue meditando en la realidad del tribunal de Cristo y el hecho de que su
ministerio sería juzgado y premiado. El conocimiento de esta verdad infundía en Pablo el
temor del Señor. Este no se refiere a miedo o terror, sino a un respeto reverencial. Cuando
sentimos esta reverencia, nuestro deseo no es defraudar, sino ensalzar a nuestro Señor por
medio de nuestro servicio. Este temor nos motiva a hacer tres cosas:
Persuadir a los hombres, v. 11. A menudo este texto se ocupa para motivar a los
creyentes a la obra evangelística. Persuadimos a los hombres a aceptar a Cristo como
Salvador personal como Pablo hacía en el libro de los Hechos (18:4; 19:8; 26:28). Esta es
una posible interpretación, pero es probable que no sea lo que el apóstol tuviera en mente
cuando escribió estas palabras. En el contexto inmediato, Pablo escribió para refutar los
alegatos de sus opositores en Corinto. Quiso persuadirles de la integridad de su carácter y
de la validez de su ministerio por Cristo. No tenía que convencer a Dios porque a él todo le
es manifiesto. Tampoco necesitaba persuadir a los corintios que le seguían, porque no
dudaban de su carácter y ministerio, pero sí tenía que defenderse ante sus enemigos en
Corinto.
Vivir una vida ejemplar, v. 12. Por segunda vez rehúsa recomendarse a sí mismo (véase
3:1–3). Su vida y ministerio ejemplares eran en sí su recomendación. Los mismos corintios
fieles a Pablo tenían por qué gloriarse acerca del apóstol, pues toda su vida era motivo de
alabanza. La defensa de Pablo era responsabilidad de los corintios pero le tocaba al apóstol
darles ocasión de gloriarse acerca de él. Ellos debían responder por Pablo frente a las
acusaciones de sus enemigos quienes se gloriaban “en las apariencias y no en el corazón”.
Servir a pesar de las burlas, v. 13. Parece que sus opositores lo acusaban de estar loco.
La palabra “locura” significa “estar fuera de sí” y se usa en Marcos 3:21 en relación con
Jesús. Pablo no rechaza el alegato, sólo dice que si se había comportado locamente alguna
vez había sido para el bien de la obra de Dios. Cuando su servicio se había caracterizado
por la cordura era en beneficio de los corintios. “¡Que vengan las burlas!” dice Pablo, “no
me preocupo, porque en todas las circunstancias, mi ministerio es para Dios y para los
corintios”.
El amor de Cristo 5:14–15
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¡PENSEMOS!
La motivación es de suma importancia en el ministerio.
¿Qué es lo que lo motiva a usted? Después de meditar un
rato, apunte en una hoja cinco contestaciones a la pregunta:
¿Por qué sirvo al Señor? Sea franco y exigente en su
autoevaluación. ¿Sus respuestas van de acuerdo con el temor
del Señor y el amor de Cristo? Si no, pídale al Señor que le
ayude a cambiar sus motivaciones para que el Altísimo
pueda bendecir su ministerio al máximo.
como lo haría un incrédulo. En el contexto, equivale a ver las cosas temporales (4:18) y
gloriarse en las apariencias (5:12). Los opositores de Pablo lo acusaban de hacer todo
“según la carne” (1:12, 17; 10:2–3) pero él siempre rechazó la acusación. Antes de su
experiencia de conversión en el camino a Damasco Pablo evaluaba a Cristo según las
normas del mundo y usaba los criterios carnales para juzgar todas las cosas.
El método nuevo 5:17
¿Qué le había pasado a Pablo para que cambiara de perspectiva y adoptara otro método
de evaluación? Había llegado a ser nueva criatura en Cristo Jesús. La transformación
efectuada por el nuevo nacimiento afectó todo el sistema evaluativo del apóstol. La
perspectiva vieja pasó y todo fue hecho nuevo. El que es nueva criatura en el Señor ve las
cosas desde el punto de vista de la eternidad (4:18) y se gloría en las cosas internas (5:12).
Por medio de la regeneración, el creyente recibe un corazón, una mente y una voluntad
nuevos y puede evaluar todo según las normas de la nueva creación.
LA CARNE VS. LA NUEVA CREACION
¡PENSEMOS!
Muchos siervos han sido infectados por el pensamiento
carnal aunque sean nuevas criaturas. Evalúan el éxito en el
ministerio de acuerdo a normas mundanas: ¿Cuántos
asistieron? ¿Cuántos hicieron profesión de fe? ¿Cuántos
templos han sido edificados? ¿Cuántos obreros son
sostenidos? ¿Cuánta literatura ha sido repartida o vendida?
Su fascinación radica en la cantidad y su pregunta favorita
es: “¿Cuánto?” Para ellos, el éxito depende de las
estadísticas.
El nuevo hombre hace hincapié en la calidad sin
despreciar la cantidad.
pecado (Dios al Hijo), y lo hizo por nosotros (en nuestro lugar). El cordero inmaculado
llevó sobre sí nuestros pecados (1 Pedro 2:24) porque el Padre se los impuso (Isaías 53:5–
6). En los versículos 14 y 15 Pablo dice tres veces que Cristo murió por nosotros.
La preposición que se encuentra en el original puede significar “en beneficio de” o “en
lugar de”. La gran mayoría de los eruditos evangélicos aceptan que en este contexto la
acepción correcta es “en lugar de”. Cristo murió como sustituto nuestro llevando sobre sí
nuestros pecados. Nuestro mensaje se basa en esa muerte vicaria.
Su muerte provee la reconciliación, vv. 18–20. Desde que el pecado entró en el mundo
(Génesis 3), el hombre ha sido enemigo de Dios. Por naturaleza la humanidad no quiere ser
amiga de su Creador. ¿Cómo se puede quitar esa enemistad y restablecer la amistad?
¿Cómo pueden Dios y el hombre estar en paz? Pablo lo contesta en estos textos y también
en Romanos 5:9–10 donde escribe: “Porque si siendo enemigos, fuimos. reconciliados con
Dios por la muerte de su Hijo”.
La reconciliación significa hacer las paces entre dos personas que se han enemistado.
Pablo usa el mismo término en 1 Corintios 7:11 para describir lo que sucede cuando ha
habido un divorcio y después los esposos quieren unir sus vidas otra ver. Hacen las paces y
así pueden vivir juntos en armonía.
La porción que comentamos enseña que existen dos aspectos de la reconciliación. El
primero es la reconciliación objetiva. Se refiere a una obra realizada históricamente en el
tiempo y el espacio. Por medio de la muerte de Cristo, el Padre reconcilió consigo a toda la
humanidad. Desde el punto de vista divino, todos los humanos ya fuimos reconciliados con
él cuando Cristo murió (vv. 18a, 19a). Si la enemistad sigue es porque el hombre así lo ha
querido.
¿El hecho de que todos fuimos reconciliados quiere decir que en efesto hemos sido
reconciliados? ¿Son todos salvos sólo porque Cristo murió por todos? Tenemos que
contestar a ambas preguntas con un NO rotundo. El hombre es reconciliado pero tiene que
reconciliarse (v. 20b). Esta es la reconciliación subjetiva. Se refiere a lo que yo tengo que
hacer para apropiarme de la reconciliación ya realizada en Cristo.
La reconciliación es un aspecto de la salvación y por eso sabemos que se recibe cuando
uno deposita toda su confianza en la obra realizada por Cristo al morir en el Calvario. Es
por gracia, por medio de la fe (Efesios 2:8). El que acepta a Cristo como su Salvador
personal se reconcilia personalmente con Dios.
Su muerte resulta en la justificación, v. 21b. En el momento de ser reconciliados
también llegamos a tener la justicia de Dios porque participamos de la justificación. El
Señor nos declara inocentes y perdona todos nuestros pecados (Hechos 13:38–39). Esto
sucede en el momento en que el individuo recibe a Cristo por la fe (Romanos 4:4–5; 5:1).
En Cristo, nuestro Dios nos ve como si nunca hubiésemos pecado, nos declara justos y nos
absuelve de todos nuestros pecados.
El éxito del embajador depende de su fidelidad vv. 18, 19b, 20a
El mensaje está claro. Cristo murió en lugar de todos y en su muerte todos fuimos
reconciliados con Dios. Los que ejercen la fe en Cristo se reconcilian con el Señor y
reciben la justificación y el perdón de todos los pecados. ¿Quiénes tienen la responsabilidad
de proclamar este glorioso mensaje? Pablo enseña que todos los que somos nuevas criaturas
en Cristo (v. 17) también somos embajadores responsables de anunciar el mensaje (v. 20).
Tenemos el alto privilegio de predicar en lugar de Cristo y de Dios.
TODOS SOMOS EMBAJADORES EN
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LUGAR DE CRISTO
Dios mismo “nos dio el ministerio de la reconciliación” (v. 18c) “y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación” (19b). Si callamos el mensaje, ¿quién lo va a
proclamar? La responsabilidad es nuestra y no podemos eludirla, antes bien, hemos de
asumirla con gozo dándonos cuenta del enorme privilegio que tenemos de ser embajadores
de Jesucristo.
¡PENSEMOS!
Usted es embajador pero puede ser bueno o malo. Puede
cumplir con su cometido o puede decidir callar el mensaje
que se le ha encomendado. Evalúe su vida. En escala de 1 al
10, califique su ministerio. Menos de 7 es calificación de
reprobado. ¿Qué puede hacer para mejorar su resultado?
¿Quiere ser un ministro eficaz? Asegúrese de que su motivación sea bíblica y que su
método de evaluación sea el nuevo. Proclame fielmente el mensaje único de la
reconciliación y justificación por la fe en la muerte sustitutoria de Cristo.
7
Exhortaciones Ministeriales
2 Corintios 6:1–7:3
En la porción que nos toca comentar en este capítulo, se encuentra una serie de
exhortaciones que el apóstol Pablo hace a los hermanos de la iglesia de Corinto. Las
recomendaciones no son específicamente para los ministros, pero cada una nos enseña algo
fundamental acerca de su labor.
El contexto contiene tres imágenes de lo que somos todos los creyentes:
SOMOS:
EMBAJADORES DE DIOS (5:20; EFESIOS 6:20)
COLABORADORES DE DIOS (6:1; 1 CORINTIOS 3:9)
MINISTROS DE DIOS (6:4; 1 CORINTIOS 3:5)
Como embajadores, rogamos a la gente que se reconcilie con Dios. Como
colaboradores, exhortamos a los que se reconcilian a no recibir la salvación en vano. Como
ministros, nos aseguramos de que todo nuestro comportamiento respalda nuestra labor.
¡Qué privilegio más grande tenemos! Todo nuestro ministerio se relaciona con Dios y él es
nuestro socio en todo.
Cuando exhortamos a los hermanos, tenemos que reconocer que la exhortación es
también para nosotros mismos. Sólo surte efecto la amonestación si nosotros vivimos en
obediencia.
Las recomendaciones de estos versículos se pueden resumir en tres:
SEAMOS FRUCTIFEROS (6:1–10)
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Los versículos 6 y 7a contienen una lista de 8 virtudes cristianas que son indispensables
si uno espera salir aprobado en su ministerio. Es probable que la mención del Espíritu Santo
se refiera a todo el fruto que él produce.
Enseguida, anota las dos armas o herramientas que utilizaba para realizar su labor. La
primera es la justicia en su trato para con todos. La lleva como arma ofensiva en su mano
derecha y como escudo para defenderse en la izquierda (v. 7b). Su segunda herramienta es
la humildad. No importaba que lo deshonraran o difamaran; en humildad seguía adelante
con su trabajo (v. 8a, b).
Termina su lista con siete contrastes o paradojas (vv. 8c–10). La primera parte de cada
contraste contempla el ministerio desde el punto de vista humano y la segunda desde la
perspectiva de uno que está en Cristo. El mundo jamás podrá comprender cómo el siervo
del Señor puede sufrir tanto y todavía seguir adelante con el ministerio. Más fácil sería
darse por vencido y dedicarse a otro trabajo.
Los eruditos señalan que en el original los versículos 1–10 del capítulo 6 forman una
sola oración gramatical kilométrica. Su tema es cómo podemos evitar recibir en vano la
gracia de Dios. Valdría la pena repasar con frecuencia la enseñanza de Pablo en ella.
¡PENSEMOS!
Deténgase un rato para comparar su ministerio con el
de Pablo. ¿Lo pasa bien o, como el apóstol, sufre penalidades
como buen soldado de Jesucristo? (2 Timoteo 2:3). ¿Las
ocho virtudes enumeradas Io describen a usted? ¿Cuáles son
sus herramientas? ¿Desde que perspectiva contempla su
ministerio?
¿Hay alguna cosa en su vida que sea de tropiezo, o
puede decir como Pablo “nos recomendamos en todo como
ministros de Dios”? ¿Qué prioridad tiene el evangelismo en
su ministerio?
entregado a los corintios; su preocupación principal eran ellos y no él mismo. Todos estos
textos son un comentario sobre la cualidad ministerial que Pablo menciona en 6:6; “en
amor sincero”, y respaldan su testimonio de 2:4 “cuán grande es el amor que os tengo”.
MINISTREMOS MOTIVADOS POR EL
AMOR SINCERO
La actitud de los crorintios 6:12b–13; 7:2–3a
En contraste con su “pader”, los corintios tenían una actitud completamente cerrada
hacia Pablo. Ya seguían a otros maestros y habían cerrado sus corazones al que les predicó
el evangelio. Pablo acusa a los corintios de su insinceridad en el versículo 12b, “sí sois
estrechos en vuestro propio corazón” y frente a esa condición les recomienda dos cosas:
“Ensanchaos también vosotros” v. 13. Deberían adoptar la misma actitud de Pablo.
Habían de corresponder con el mismo amor sincero. La apertura de ellos debía ser tan
amplia como la de su padre. Toda estrechez tenía que eliminarse.
“Admitidnos” 7:2. Al usar este verbo, Pablo sigue la analogía del corazón abierto y
cerrado. La Biblia de las Américas dice, “Aceptadnos en vuestro corazón”, y la Nueva
Versión Internacional, “Haced sitio para nosotros en vuestros corazones”. No había razón
para que lo mantuvieran fuera, pues sabían muy bien que nunca trató a nadie injustamente,
que no había corrompido a nadie moral o teológicamente, y que no había explotado a nadie
para su propio beneficio. Parece que sus opositores en Corinto te habían acusado de estos
tres delitos y que los hermanos les habían creído y como consecuencia habían cerrado sus
corazones para él.
El ministro eficaz conserva la sinceridad aun cuando sufra el rechazo de sus discípulos.
¡PENSEMOS!
¿Qué de su sinceridad? ¿Es ella una característica de su
vida y ministerio? ¿Cuántos secretos guarda para con los
hermanos a quienes sirve? ¿Qué aspecto de su vida prefiere
mantener en la oscuridad? ¿Está dispuesto a morir por los
que le siguen? ¿Cómo reacciona cuando la gente lo rechaza?
¡PENSEMOS!
Apunte las áreas de su vida en que debe aplicar la regla
del yugo desigual. Lea 1 Corintios 5:9–11. ¿Cómo se
relaciona esa porción con 2 Corintios 6:14–7:1?
¿Qué enseña 1 Corintios 7:39 y 9:5 acerca del
matrimonio cristiano? ¿Qué instrucción encuentra en 1
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8
La Ofrenda Abundante
2 Corintios 8:1–24
En el capítulo 8, el énfasis de Pablo cambia del pasado al presente. En vez de
reflexionar sobare los embates de su ministerio previo, comienza a enfocar un aspecto de su
servicio actual: las ofrendas. Los capítulos 8 y 9 de la segunda carta a los corintios nos
proporcionan la enseñanza neotestamentaria más completa acerca de este tema.
Hablar o escribir acerca del dinero y su uso adecuado siempre causa algunas
dificultades. Por esta razón, hay que buscar el tiempo propicio para exponer el tema. A
veces es necesario crear un ambiente adecuado.
Esto es exactamente lo que Pablo ha hecho en los capítulos 1–7. Los corintios le habían
dado muchos problemas, le habían causado mucha angustia y lágrimas. Antes de resolver
las dificultades hubiera sido imposible hablarles de las ofrendas. Pero el estorbo ya había
sido quitado. El apóstol terminó la primera sección de su carta con estas palabras
alentadoras: “Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros” (7:16). Con esta
declaración, se eliminaron todos los obstáculos y el autor pudo proceder a hablar
osadamente (así se traduce el verbo en 10:1–2) en cuanto a la gracia de dar.
Vale la pena notar que la enseñanza de estos capítulos es la continuación de la
instrucción sobre una clase de ofrenda muy específica. No se trata de las ofrendas en
general, sino de una muy especial que Pablo denomina “este servicio para los santos” (8:4).
La primera alusión a esta ofrenda se encuentra en Gálatas 2:10. Pablo, Bernabé y Tito
habían llevado una ofrenda de parte de los hermanos de Antioquía a los santos necesitados
de judea. Cuando terminaron su entrevista con los apóstoles, estos les pidieron que se
acodaran de los pobres (los hermanos menesterosos de Judea). La recolección de este
donativo era preocupación de Pablo en todos sus viajes.
Según 1 Corintios 16:1, el apóstol ya había enseñado a los gálatas esta obligación, y en
16:2–4 instruyó a los corintios, quienes se habían comprometido a colaborar, pero no
habían cumplido con su compromiso. Por eso Pablo les escribió en 2 Corintios 8 y 9
aclarando su responsabilidad. Cuando el apóstol escribió a los romanos desde Corinto, al
final de su tercer viaje misionero, indicó que todos habían cumplido y estaba listo a llevar
la ofrenda a Jerusalén. La última referencia a este donativo se encuentre en Hechos 24:17
donde Pablo testifica que ha cumplido con su deber de acordarse de los pobres (Gálatas
2:10).
Cabe notar que en primer término, toda la instrucción relacionada con esta ofrenda no
tiene que ver con el sostén de la iglesia local, sino con suplir necesidades materiales de
hermanos que no son de nuestra iglesia. Estos donativos no benefician directamente a la
iglesia que los da, sino a creyentes de otros grupos. Lo que debemos hacer es determinar los
principios bíblicos que se aplican a todas las ofrendas.
La historia de esta ofrenda se puede resumir así:
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dar. Siguiendo el ejemplo de David, no ofrecían al Señor lo que no les costaba nada (2
Samuel 24:24).
El sacrificio era tal, que Pablo no quería recibir su ofrenda. Tomando en cuenta su
situación, el apóstol consideraba el sacrificio demasiado grande y se rehusaba a aceptar su
donativo; no lo hizo sino hasta después de escuchar sus muchos ruegos. Le insistieron en
que recibiera la ofrenda a pesar del sacrificio que representaba. Consideraban que privarse
de sus pocos bienes era un privilegio. De esta manera demostraban la comunión que existía
entre ellos y los santos necesitados de Judea. Esta es una forma correcta de servir a los
hermanos desconocidos (v. 4).
LA OFRENDA HA DE SER GENEROSA,
VOLUNTARIA Y SACRIFICIAL
Su motivación 8:5
¿Qué fue lo que los motivó a dar a pesar del sacrificio que representaba? Todo surgió de
su entrega total al Señor. “A sí mismos se dieron primeramente al Señor”. El resultado de
esta dedicación fue la ofrenda dada, “y luego a nosotros”. Se dieron cuenta de que la
contribución para las necesidades de los santos era parte íntegra de “la voluntad de Dios”.
Cuando un creyente está totalmente consagrado al Señor no tendrá problemas con la
mezquindad. Más bien, estará presto para colaborar cuando se presente la necesidad.
¡PENSEMOS!
En una hoja escriba un párrafo describiendo su
situación actual. Incluya los problemas que enfrenta.
Enfoque especialmente el aspecto económico. Ahora
compare sus circunstancias con las de los macedonios.
Haga lo mismo pensando en sus ofrendas. ¿Son
voluntarias, generosas y más allá de sus fuerzas?
¿Se ha entregado totalmente al Señor, o es un cristiano
dominguero? Si no hay entrega, no habrá ofrendas como la
de los macedonios.
1. Que sean abundantes, v. 1. Pablo elogia a los corintios porque eran poseedores de
una abundancia de dones y de frutos del Espíritu Santo (compare 1 Corintios 1:5–7). Ahora
les tocaba ser abundantes en sus ofrendas (“esta gracia”).
2. Que sean una manifestación de su amor, v. 8. El amor sincero hacia el Señor, hacia
Pablo, y a los hermanos necesitados sólo podía expresarse concretamente por medio de las
ofrendas; no la cantidad, sino la calidad. El que no ofrenda, no ama. El donativo es la
evidencia del amor (v. 24).
3. Que sigan el ejemplo de Cristo, v. 9. No podemos olvidarnos del sacrificio hecho por
Cristo al abandonar la gloria y venir a este mundo. Se hizo tan pobre como los macedonios
y murió por nosotros en sacrificio por nuestros pecados. Este texto, Juan 1:14 y Filipenses
2:6–8, son los textos claves sobre la doctrina de la encarnación de Cristo. Su sacrificio fue
completo. ¿Qué de nuestro sacrifício?
El consejo de Pablo 8:10–15
Son cuatro los consejos que el apóstol da a los corintios:
Terminen lo que comenzaron, vv. 10–11. “Desde el año pasado” los corintios habían
decidido participar en la ofrenda y habían comenzado a apartar sus contribuciones, pero con
el tiempo habían perdido el ánimo. La frase cronológica no es tan definida como
quisiéramos que fuese. Los expertos dicen que puede significar tan poco como “desde hace
un mes”, como podría significar hasta 23 meses antes. Sea cual fuere el lapso, ya era
tiempo de cumplir con la promesa.
Ofrenden voluntariamente, v. 12a. La voluntad tiene que estar dispuesta.
Ofrenden proporcionalmente, v. 12b. La contribución ha de estar de acuerdo con lo que
uno tiene (v. 12b), o conforme a lo que uno tenga (v. 11c). Primera Corintios 16:2 enseña
que la ofrenda debe de estar de acuerdo con la prosperidad que el Señor ha enviado. A
mayor prosperidad, se demanda mayor ofrenda. Del que tiene poco, se espera poco. El
principio general es:
NO OFRENDAS IGUALES SINO
SACRIFICIOS IGUALES
Recuerden la reciprocidad, vv. 13–15. La expresión igualdad en estos textos no se
refiere a que todos tengan la misma cantidad, sino iguales oportunidades. La meta no es
empobrecer a algunos y enriquecer a otros, sino suplir la necesidad de todos.
Cuando Pablo escribió estas palabras, los santos de Judea necesitaban la ayuda de los
corintios. Veinte años después, un terremoto hizo estragos en Corinto y los corintios
necesitaron del socorro de los judíos. A veces somos objeto de la caridad y a veces somos
sus sujetos. A quienes ayudo ahora estarán dispuestos a ayudarme en el futuro porque
somos iguales.
¡PENSEMOS!
¿Cuántos proyectos ha abandonado usted a medio
camino? No seamos como los corintios. Cuando prometemos
ayuda monetaria, sigamos hasta cumplir cabalmente con la
promesa hecha.
Al escribir estas palabras, algunos de nuestros
hermanos en Somalia están sufriendo la sequía y la
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¡PENSEMOS!
¿Cuántos hermanos administran las finanzas en su
iglesia? ¿Sabe quiénes son y tiene confianza en ellos? ¿Cómo
fueron nombrados esos hermanos? ¿Rinden informes
periódicamente para evitar sospechas?
¿Conoce alguna iglesia u organización evangélica que ha
traído reproche sobre el nombre del Señor por causa de su
mala administración financiera? ¿Qué puede hacer para
evitar que esto suceda en su iglesia?
¿Qué relación hay entre las ofrendas y el ministerio eficaz? No puede existir éste sin
aquellas. Todo ministerio eficaz tiene que tener suficientes recursos materiales. El siervo
exitoso es el que personalmente sigue el ejemplo de los macedonios, instruye a sus
seguidores en cuanto a los principios bíblicos respecto a las ofrendas, y se asegura de que
todos los fondos sean bien administrados. El ministro eficaz siempre procura “hacer las
cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres” (v.
21).
9
El Dador Alegre
2 Corintios 9:1–15
El capítulo ocho comenzó con el ejemplo de los macedonios. Pablo se valió de él para
animar a los corintios a cumplir con su promesa de contribuir para socorrer a los santos
pobres de Judea. El capítulo nueve también comienza dando un cjemplo.
EL EJEMPLO DE LOS CORINTIOS 9:1–5
Cronológicamente. Pablo ya había puesto a los corintios como ejemplo cuando animó a
los macedonios a ofrendar (v. 2). Después (8:1–5), utilizó a los macedonios como modelo
para estimular a los corintios a cumplir con el donativo que habían prometido. El valor del
ejemplo es incalculable.
La confianza de Pablo en los corintios 9:1–2b
A pesar de los problemas que existían entre el apóstol y sus hijos espirituales de
Corinto, él nunca perdió la confianza en ellos. Aunque esta palabra no se encuentra sino
hasta el final del versículo cuatro, el concepto se expresa en los primeros dos versículos del
capítulo.
En su aprendizaje, v. 1. Pablo escribe que sería superfluo volver a darles toda la
instrucción acerca de la ofrenda para los santos. Durante su primera visita les había
enseñado respecto a ese asunto. Parece que los hermanos no entendieron bien su
explicación y le pidieron una aclaración (1 Corintios 7:1; 16; 1), por lo que el apóstol les
dio instrucciones detalladas en 1 Corintios 16:1–4. Pero explicárselos otra vez sería por
demás. Sólo les faltaba poner en práctica lo aprendido.
En su disposición, v. 2a, El apóstol sabía que los hermanos actuaban de buena voluntad
y que habían comenzado a reunir la ofrenda con mucho entusiasmo. Los corintios todavía
conservaban esa disposición y en ella confiaba Pablo.
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En su ejemplo, v, 2b. Esa buena voluntad fue la base de la jactancia de Pablo ante los
macedonios. Cuando escribió 2 Corintios todavía se gloriaba en ella (usa el tiempo
presente, “me glorío”). Desde el año anterior, el apóstol había usado el ejemplo de la buena
disposición de los corintios. Y, ¿cuál fue el resultado?
El fruto del ejemplo 9:2b
La jactancia de Pablo dio el resultado deseado. El celo de los corintios había servido
como estímulo a los macedonios, y la mayoría de ellos siguió el ejemplo dado. Este
resultado se describe en 2 Corintios 8:1–5.
La preocupación de Pablo 9:3–4
Aun en medio de su confianza, el apóstol expresa preocupación. Tito le había dado la
noticia de que los corintios habían comenzado bien, pero que ya no estaban tan animados.
Se habían desalentado, y las ofrendas habían bajado notablemente. El apóstol denota
inquietud en dos áreas:
De que no estuviesen preparados, v. 3. Si ésto resultara ser verdad, entonces el ejemplo
puesto por Pablo quedaría sin validez para la región de Macedonia (“en esta parte”). Por esa
razón, él les había dicho repetidamente que estuvieran preparados. La intención no bastaba,
tenían que cumplir y apartar su ofrenda completa.
De que fuesen avergonzados, v. 4. ¡Qué vergüenza sería si llegara Pablo con algunos
macedonios y encontraran que su donativo no estaba preparado! Se había gloriado tanto en
ellos y su buena voluntad de ofrendar, que su confianza defraudada causaría una gran
vergüenza primeramente a Pablo y después a los corintios.
CUIDEMOS DE NO DEFRAUDAR LA
CONFIANZA QUE SE PONE EN NOSOTROS
La sabiduría de Pablo 9:5
Con el fin de evitar esta posibilidad, el apóstol despachó a Tito y sus dos compañeros
(8:16–24). Esta fue una acción muy sabia. El ministerio de los tres estimularía a los
corintios a cumplir con su promesa en forma generosa.
Las palabras “generosidad” en este versículo y “generosamente” en el que sigue, son
traducción de un vocablo griego del cual derivamos nuestra palabra “elogio” que significa
“palabras de alabanza”. En este contexto, la traducción más correcta es “bendición”. Las
ofrendas se constituyen en bendiciones para quienes las reciben. La meta debe ser producir
bendición abundante por medio de donativos generosos.
Su sabiduría evitaría que llegara a Corinto para exigir que ofrendaran. El vocablo
“exigencia” puede traducirse “codicia”. El quería climinar toda posibilidad de que lo
acusaran de ser codicioso o avaro.
¡PENSEMOS!
¿Qué de sus ofrendas? ¿Su pastor lo pondría a usted
como ejemplo para animar a otros, o como demostración de
mezquindad? ¿Cuántas veces ha prometido dar una
cantidad mensualmente y después de seis meses se olvida de
su compromiso? Con esta acción hace que paulatinamente se
pierda la confianza en su palabra. Su fidelidad es puesta en
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liberalmente para ayudar a los pobres tiene la seguridad de que Dios siempre se acordará de
su sacrificio. La justicia mencionada en los versículos 9 y 10 es equivalente de la buena
obra del versículo 8. Ambos conceptos tienen que ver con nuestras ofrendas.
2. Provee abundantemente todo lo que necesitan, vv. 10–11. No tendrán que
preocuparse por semilla ni pan. Proporcionará todo cuanto necesiten. Los colmará de todo
tipo de bendición cuando sean fieles en sembrar la justicia. Los frutos de sus ofrendas se
equiparan con la siega generosa del versículo 6. ¿Con qué fin multiplica su sementera?
“Para que estéis enriquecidos en todo para todo liberalidad”. Dios los enriquece para que
puedan tener con qué ofrendar generosamente.
El Señor siempre nos capacita para sembrar generosamente y después nos colma de
múltiples bendiciones con el fin de que podamos sembrar más abundantemente. Cuando
somos fieles en plantar la semilla de ofrendas para los santos necesitados, siempre se
produce acción de gracias a Dios de parte de los beneficiados. Al fin y al cabo el propósito
de todo el proceso es la gloria de Dios y no la de los donadores.
¡PENSEMOS!
¿Cómo se caracteriza su “siembra”? ¿Es escasa o
generosa? ¿Qué puede hacer para sembrar más
abundantemente? Padres, dejen de dar dinero a sus hijos
para la ofrenda. Mejor enséñenles a ofrendar de sus propios
fondos y no de los de sus padres.
¿Está contento con tener “todo lo suficiente” o
ambiciona acumular abundancia de bienes? Recuerde que la
forma de tener mucho es desprendiéndose de lo que ya tiene.
¡PENSEMOS!
Todas nuestras ofrendas tienen que evaluarse a la luz
del regalo hecho por Dios a la humanidad, que le costó el
sacrificio de su Hijo unigénito. ¿Cómo son sus ofrendas
cuando se comparan con la que el Señor dio?
10
La Defensa Personal del Ministro
Fiel
2 Corintios 10:1–11:15
Cuando uno sirve fielmente al Señor es casi inevitable que con el paso del tiempo
llegue a ser blanco de las calumnias de los inconformes. Es probable que parte del informe
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de Tito (7:6–7) tuviera que ver con la actitud de los opositores de Pablo en Corinto y el
éxito que habían tenido en persuadir a algunos de los corintios de que Pablo no era un
apóstol genuino. Esta noticia le causó profunda preocupación y hasta enfado.
El cambio de tono entre los primeros nueve capítulos y los últimos cuatro es tan
notable, que muchos intérpretes enseñan que en realidad estos no formaban parte de la carta
original sino que era una carta aparte que se agregó a ella. La gran mayoría de los eruditos
evangélicos rechazan este pensamiento. Citan que el cambio de tono se puede atribuir al
cambio de tema. En los primeros capítulos encontramos algunos lugares donde Pablo se
defiende de ciertas acusaciones. Tenemos ejemplos de esto en 1:12, 17; 2:17; 3:1; 4:2; y
5:12. La diferencia es que en los capítulos 10 al 13 el apóstol ocupa todo el espacio para su
defensa.
Estos capítulos son intensamente personales. Una muestra de esto es la primera frase de
10:1. En nuestra Biblia dice: “Yo Pablo os ruego”. Una traducción más acertada del
original sería: “Ahora yo mismo, Pablo, yo ruego”. Hace repetidas alusiones personales con
el fin de establecer el hecho de que en estos capítulos va a estar escribiendo desde lo más
profundo de su corazón. Aquí abre su alma como en ninguna otra parte de sus escritos con
el fin de responder a las acusaciones de los falsos maestros quienes habían usurpado su
autoridad en Corinto. La porción que exponemos contiene seis acusaciones con las
refutaciones correspondientes del apóstol Pablo.
ACUSACION NO. 1
PABLO ES COBARDE C HIPÓCRITA
10:1–2A, 9–11
Esta calumnia tenía dos aspectos. El primero se refiere a cuando el apóstol estaba de
visita en Corinto y el otro cuando estaba ausente. Según sus enemigos, estando presente
Pablo se mostraba muy humilde. En este contexto esta palabra significa tímido o
deprimido. Le faltaba energía y empuje (v. 1). Además, lo veían como hombre físicamente
débil que siempre tenía que cuidar de su salud (v. 10). También le acusaban de ser mal
predicador. Decían que sus palabras no merecían ser escuchadas porque carecían de valor.
En 11:6 Pablo confiesa que es “tosco en la palabra”, o sea, que no se consideraba bien
entrenado en la oratoria y que su presentación no estaba bien pulida.
Por el otro lado, cuando estaba ausente se mostraba muy agresivo (v. 1b), especialmente
por medio de sus cartas que ellos describían como muy duras y fuertes (v. 10). Eran tan
ásperas, que infundían miedo en los corintios (v. 9). Estando lejos se mostraba muy osado,
pero en su presencia era demasiado retraído. Era un hombre de dos caras.
La refutación paulina a estas acusaciones comienza en el mismo versículo 1. La
presente carta no se escribe con tono de aspereza para amedrentar a la gente. Más bien era
una rogativa que se enviaba basándose en la mansedumbre y ternura de Cristo. En el
apóstol, esa actitud se manifiesta aquí en la sumisión paciente frente a la ofensa. Es la
cualidad de estar libre de malicia y de todo deseo de venganza. Por lo menos en esta carta
(2 Corintios) Pablo no se manifiesta muy duro.
La segunda parte de la refutación se encuentra en los versículos 2a y 11. En ambos
textos el apóstol enseña que la siguiente vez que los visitara su actitud iba a ser tan enérgica
como sus cartas. En sus viajes anteriores había sido indulgente con ellos, no por cobardía,
sino por amor. Con estos dos versículos prepara su enseñanza del capítulo 13.
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ACUSACION NO. 2
PABLO ES UN OBRERO CARNAL
10:2B–11
Esta calumnia se expresa al final del versículo 2, “algunos que nos tienen como si
anduviésemos según la carne”. Lo acusaban de usar métodos carnales en su ministerio. En
vez de andar en el Espíritu, según ellos, andaba en la carne. Todo su trabajo se regía por los
intereses materiales. Su metodología se basaba en la astucia del mismo apóstol.
Esta no es la primera vez que Pablo trata esta acusación. Insinuaciones de ella se
encuentran en 1:12 y 17. Parece que esta es el área donde más le atacaban sus enemigos.
La respuesta del apóstol comienza con una confesión de que sí andaba en la carne, es
decir, todo su ministerio se realizaba por medio de su cuerpo humano. En seguida niega que
obrara según la carne. Su ministerio no se fundamentaba en los impulsos carnales (v. 3).
Este elemento de su refutación abarca desde el versículo 3 hasta el 6.
La analogía que usa en todos estos textos es la militar. “No militamos” (v. 3), “las
armas de nuestra milicia”, “la destrucción de fortalezas” (v. 4), “derribando argumentos”,
“llevando cautivos” (v. 5), y “castigar” (v. 6) son todas frases que tienen que ver con el
ejército. Implican que la batalla es mental, porque el enemigo intenta controlar los
argumentos y pensamientos. Para ganar la victoria en ella, Pablo no se valía de armas
carnales sino divinas. Su ministerio siempre se desarrollaba en el poder del Espíritu. Su
meta era netamente espiritual: lograr la obediencia de todos a las enseñanzas de la Palabra
de Dios.
La segunda parte de su refutación (vv. 7, 9) consiste en una advertencia a los corintios.
Les acusa de ser muy superficiales y de evaluar las cosas en base a las apariencias. La idea
que quiere comunicar es que ellos tenían la evidencia delante de sus ojos pero no querían
hacerle caso.
Todas las pruebas concretas indicaban que Pablo ministraba en el Espíritu. Si dejaran de
ver lo superficial y se fijaran en lo profundo, entenderían que él era un fiel ministro de
Cristo.
En su defensa, Pablo también cita su actitud hacia la autoridad (v. 8). No había duda. El
tenía toda la autoridad necesaria para realizar su ministerio. La había recibido directamente
del Señor. No necesitaba emplear métodos y actitudes carnales porque poseía todo lo que
requería en Cristo. El que obraba en la carne usaría la autoridad para destruir, pero Pablo,
ministrando en el Espíritu, la utilizaba solamente para edificar.
LA AUTORIDAD ES DADA PARA EDIFICAR,
NO PARA DESTRUIR
¡PENSEMOS!
Ahora es tiempo de meditar un poco en so ministerio.
¿Hay alguna cosa en él que podría provocar acusaciones de
cobardía o hipocresía? ¿Qué puede usted hacer para
eliminar esta ocasión de tropiezo? Es fácil que uno tenga un
ministerio desequilibrado, sea hacia la timidez o la osadía.
¿Hacia cuál de estos extremos tiende a inclinarse? ¿Hay algo
que pueda hacer para tener un ministerio más balanceado?
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ACUSACION NO. 3
PABLO ES DEMASIADO HUMILDE
10:12–18
Esta porción no contiene un ataque directo contra Pablo, más bien, es una acusación de
él contra sus opositores. Deducimos que éstos tenían problemas con la actitud tan
equilibrada del apóstol. Era tan humilde, que no se alababa a sí mismo como lo hacían los
usurpadores y esto les molestaba.
Pablo comienza su defensa afirmando que en su humildad no se atrevía a ponerse en la
misma categoría de ellos porque ellos “se alaban a sí mismos”. El verbo significa
recomendarse y es el mismo que se halla en 3:1; 4:2; 5:12 y 6:4. En los últimos tres textos
Pablo sí se recomienda. Entonces, ¿cuál era el problema con los falsos maestros? El final
del versículo nos da la respuesta. Su recomendación vino debido a que evaluaban
equivocadamente su ministerio. No usaban una norma objetiva al evaluarse. Su vara de
medir se basaba en ellos mismos. El apóstol dice que en esto “no son juiciosos”, o sea, no
comprendían o no se daban cuenta de lo que hacían (v. 12). En contraste con Pablo estos
maestros eran sumamente soberbios.
Su Vanagloria era inválida porque se basaba también en lo que no habían hecho. Se
gloriaban “en trabajos ajenos” (v. 15). Pablo fue el primero en predicarles el evangelio a los
corintios (v. 14). Los oponentes llegaron después y se apropiaron de la obra que el apóstol
había realizado. Ellos se habían extralimitado.
La palabra clave para entender esta porción (vv. 13–16) es la que se traduce “regla” en
los versículos 13 y 15 y “obra” en el 16. Ambas están basadas en la palabra “kanon”. En
este contexto puede significar la esfera de actividad geográfica; la idea es de una parcela
que Dios le da a uno para trabajarla. O bien, una interpretación del atletismo. El “kanon”
era el carril marcado para cada corredor en los juegos olímpicos. También se puede traducir
“línea”. Cualquiera de las dos imágenes se puede usar, porque ambas enseñan la misma
verdad. El Señor había asignado la parcela de Corinto a Pablo para trabajarla. Las líneas
que marcaban el carril en que él debía correr le llevaban a Corinto. Ni la parcela ni el carril
habían sido asignados por Dios a los falsos maestros que habián entrado en esa ciudad.
La norma que seguía Pablo era que siempre entraba a predicar el evangelio en lugares
donde no se había proclamado antes (v. 16). Recalca la misma verdad en Romanos 15: 19–
20. Así no tendría ocasión de gloriarse en trabajos ajenos. Nos conviene a nosotros seguir
su ejemplo.
Los versículos 17 y 18 terminan la defensa de Pablo. Su gloria no se fundamentaba en
sus propios logros sino en lo que el Señor había hecho por medio de él. Su recomendación
no procedía de sí mismo sino de su Dios, quien lo había puesto a prueba y lo había
encontrado “aprobado”. Los opositores eran soberbios y Pablo humilde, y el Altísimo da su
aprobación al humilde.
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ACUSACION NO. 4
PABLO ES DEMASIADO CELOSO
11:1–6
Esta calumnia surge del hecho de que Pablo se mostraba muy preocupado por sus hijos
espirituales en Corinto. Sentía un celo muy grande, parecido al que el pastor tiene para con
sus ovejas. Les trataba como pastor y no como asalariado.
El versículo I contiene la primera alusión a la locura de recomendarse a sí mismo. Pablo
reconoce que es una necedad el tener que alabarse, pero so ve forzado a hacerlo frente a los
ataques de sus enemigos. Solicita la tolerancia de los lectores antes de lanzarse a su defensa
en los versículos 2–6.
Inicia su apología admitiendo que en efecto estaba celoso de los corintios. Le molestaba
que los usurpadores hubieran entrado y sembrado dudas y desconfianza entre sus ovejas. Es
importante notar la fuente de su celo. Dice que es “celo de Dios” (v. 2a); no había surgido
de él mismo sino de su Señor. Si era de él era legítimo y no hay había razón para que lo
calumniaran.
Humanamente hablando tenía buenas razones para sentir celos. Pablo era su padre
espiritual (12:14; 1 Corintios 4:15). El compromiso entre su hija (la iglesia de Corinto) y
Cristo se había realizado, y no quería que hubiera impedimentos que separaran a los novios
(v. 2b). Temía que los falsos maestros hicieran el trabajo de la serpiente engañando a los
corintios y desviándolos de su fidelidad a Cristo. Es fácil comprender la preocupación que
sentía (v. 3).
LA IGLESIA ESTA DESPOSADA CON CRISTO
Hay un elemento más en el razonamiento de Pablo. Tenía celos porque sabía que él
poseía la verdad y que sus opositores enseñaban falsas doctrinas. A pesar del hecho de que
aquellos predicaban otro Cristo, otro espíritu, y otro evangelio, los hermanos corintios los
habían recibido. Los verdaderos apóstoles recibieron la verdad por revelación directa (Juan
14:26; 16:13) pero estos supuestos apóstoles propagaban el error. Con mucha razón Pablo
les llama con harto sarcasmo “archisuperapóstoles” y dice que en nada es inferior a ellos
(vv. 4–5). Aunque la predicación del apóstol era deficiente en lo que se refiere a las leyes
de la retórica; su conocimiento de la sana doctrina no carecía de nada. En contraste, los
falsos maestros predicaban bien pero su contenido dejaba mucho que desear (v. 6).
¡PENSEMOS!
Medite por cinco minutos en su ministerio, sea cual
fuere. ¿Cómo se compara con el de Pablo? El siervo siempre
tiene que ser humilde y celoso. Si hay razón de gloriarse no
puede ser en trabajos realizados por otros. Asegúrese de
estar laborando en su parcela y corriendo en su carril.
Muchos enseñan que necesitamos olvidamos de la sana
doctrina porque ella sólo causa divisiones. Obviamente esta
no era la actitud de Pablo. Esta porción demuestra
claramente que él se preocupaba mucho por la sana
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ACUSACION NO. 5
PABLO NO LOS AMA
11:7–12
Toda esta sección se relaciona con el tema del sostén económico de Pablo mientras
ministraba en Corinto. Los usurpadores y también los filósofos ambulantes de aquel
entonces se sostenían por medio de remuneraciones que exigían o bien de ofrendas
voluntarias. Mientras más impactante su enseñanza, más remuneración se esperaba. Pablo
tenía la política de no aceptar ofrendas de los hermanos. Les predicaba el evangelio sin
cobrar ni un centavo. Los falsos maestros concluían que su mensaje no tenía valor porque si
les proclamara un mensaje barato, significaba que no podía amarlos cabalmente. Por no
cobrar por sus servicios los enemigos lo acusaban de no tener amor hacia los escuchas.
La primera parte de su refutación es la pregunta que se encuentra en el versículo 7. La
humillación a que se refiere es la de trabajar con las manos como fabricante de tiendas;
trabajo que para sus opositores era denigrante. Pablo argumenta que el trabajo manual no es
pecado y que su política logró su propósito: los corintios se habían enaltecido
espiritualmente aceptando el evangelio anunciado. No había por qué poner en tela de juicio
el amor del mensajero.
Además de esta fuente de ingresos, Pablo también recibió ofrendas de las iglesias de
Macedonia (vv. 8–9). La de Filipos fue la más destacada en este servicio (Filipenses 4:15–
16). Con estas dos fuentes de ingresos no necesitaba de la ayuda de los corintios.
La gloria de Pablo era anunciar el evangelio sin exigir nada a cambio (v. 10; 1 Corintios
9:15). Esta práctica no tenía nada que ver con su amor para con ellos. El mensaje que Pablo
comunica en el versículo 11 es: Dios sabe que sí los amo. Este texto es la refutación directa
a la calumnia de los usurpadores.
En el versículo 12 el apóstol explica por qué iba a persistir en su práctica de no recibir
ofrendas. Empleando esta política Pablo se distinguía de los maestros falsos. Si comenzara
a recibir donativos se pondría al mismo nivel que ellos. Ya no podría gloriarse de esa
diferencia.
NUESTRO AMOR NO DEPENDE DEL DINERO
ACUSACION NO. 6
PABLO NO ES APÓSTOL
11:13–15
Con esta, llegamos al clímax de las calumnias. Los contrarios siempre llegaban a la
conclusión de que Pablo no era apóstol. Si esto era verdad, entonces no había razón para
que los corintios le fueran fieles. Si no pertenecía a ese oficio, entonces carecía de toda
autoridad.
Frente a esta acusación, Pablo llega a expresar su refutación máxima (v. 13). Hasta aquí
había sido muy cortés, pero ahora saca sus garras. A los que antes llamó
“archisuperapóstoles” (v. 5) en este versículo les denomina “seudoapóstoles”. Eran falsos,
fraudulentos, y simuladores. No eran apóstoles de Cristo, sólo se disfrazaban como tales.
Si no era lo que reclamaban ser, entonces, ¿qué eran? Eran apóstoles de Satanás, sus
ministros (vv. 14–15). Tenían la apariencia de ángeles de luz y siervos de justicia cuando
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en realidad eran emisarios del diablo. Por lo tanto, sufrirían el castigo que merecía un
ministerio tan nefasto.
La apología definitiva para defender su apostolado se encuentra en 11:16–12:13,
porción que veremos en el próximo capítulo.
¡PENSEMOS!
Gran parte del éxito de nuestro ministerio depende de
nuestra actitud hacia el dinero. Uno de los requisitos del
anciano y del diácono es que “no [sea] codicioso de
ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:3, 8). En realidad, esta
donna es válida para todo creyente. Si nuestra actitud es
otra, no podemos esperar recibir la bendición del Señor
sobre nuestras vidas.
No somos apóstoles en el sentido técnico, pero sí hemos
sido enviados por Cristo (Juan 20:21; Hechos 1:8). Ojalá que
siempre trabajemos con la autoridad que él nos confirió
(Mateo 28:18–20).
El ministro fiel no es cobarde ni demasiado osado. No puede servir según las normas
puestas por la carne. Tiene que ser humilde y celoso de la sana doctrina entre los suyos. El
amor siempre lo caracteriza y ministra con la autoridad que Cristo le da. ¡Seamos este tipo
de siervo!
11
Soy Apóstol
2 Corintios 11:16–12:13
En los versículos anteriores el apóstol Pablo terminó su defensa personal con un ataque
directo a sus opositores en Corinto. Sin dejar ningún lugar a dudas, consideraba que ellos
eran los falsos apóstoles, obreros fraudulentos y ministros de Satanás (11:13–15). Sin
decirlo directamente, aseveró que él era un apóstol genuino, obrero honesto y ministro de
Cristo.
La sección que exponemos ahora contiene la apología paulina de su apostolado. En ella
aprendemos muchas cosas acerca de Pablo que no se registran en ninguna otra parte del
Nuevo Testamento. Hay datos biográficos que sólo se encuentran aquí. Por ejemplo, en el
versículo 25 escribe “tres veces he padecido naufragio”. Hechos narra un solo naufragio
(Cap. 27) que sucedió después de escribir 2 Corintios. La visión que menciona en 12:1–5
no se encuentra en otra parte y su aguijón en la carne (12:7) sólo se menciona en este
capítulo. Todo lo que dice cuando abre su corazón contribuye en algo a la defensa de su
apostolado.
Esta sección se puede titular El Discurso del Loco por la frecueneia con que se
menciona el concepto de la locura. Los siguientes textos traducen la misma raíz griega en
diferentes formas: 11:1, 16, 17, 19, 21, 23; 12:6, 11. A través de todo el mensaje recalca
que lo que hace es locura. Se comportaba como si estuviera fuera de sí. ¿En, qué consistía
su demencia? En adoptar la misma táctica de sus enemigos. Se había visto forzado a
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gloriarse un poquito (11:1, 16) con el fin de contrarrestar la influencia de los maestros
falsos. A ellos, el envanecerse les había surtido efecto porque muchos de los corintios los
seguían. Para atraerlos de nuevo, Pablo les dio lo que querían: credenciales concretas. Pero
siempre consideraba que era una locura hacer alarde de sus logros.
AUNQUE SOY APOSTOL, HABLO COMO LOCO 11:16–21A
Como todo buen predicador, Pablo comienza su mensaje con una introducción para
captar la atención de sus lectores. Al leer estos versículos, cualquier hermano tendría que
seguir leyendo.
Me glorío y este es un acto de dementes 11:16–18
No es sino hasta el final de su discurso que Pablo revela por qué había sentido la
necesidad de envanecerse. En 12:11 dice “Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me
obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros”. Sus hijos espirituales debían
encargarse de la defensa de su padre pero no lo habían hecho. Creyeron todo lo que los
oponentes de Pablo decían en vez de hablar a favor él. Por esta razón él tenía que
defenderse a sí mismo.
El apóstol afirma claramente que su envanecimiento no era “según el Señor” (v. 17).
Esta frase no quiere decir que Pablo negara la divina inspiración de sus palabras. Más bien
significa que no estaba siguiendo el ejemplo de Cristo porque nunca encontramos al Señor
siguiendo esa práctica. También se puede interpretar diciendo que Cristo no dejó ningún
mandato que respaldara esa conducta.
En forma velada Pablo afirma en el versículo 18 que el gloriarse no era según la carne.
Muchos (los usurpadores) lo hacían, pero el apóstol no lo hizo para exaltarse a sí mismo
sino porque tenía que defender su apostolado y para dar la gloria a Cristo.
LA AUTOALABANZA ES UNA LOCURA
Ustedes son demasiado tolerantes 11:19–20
La última frase del versículo 19 está cargada de ironía. Esta técnica literaria consiste en
que uno dice lo opuesto de lo que quiere decir. Al aseverar que los corintios estaban
cuerdos afirma que en realidad no lo estaban. Esto se debía a que no juzgaban con
discernimiento la enseñanza de sus opositores, sino que aceptaban todo ingenuamente.
Ellos toleraban a los necios (los falsos maestros v. 19a) y por ende, eran insensatos.
Eran tan ingenuos que no resistían a los enemigos del apóstol aunque los trataran en
forma abusiva (v. 20). Algunos interpretan los verbos de este versículo en forma figurada,
pero mejor es tomarlos en forma literal. El propósito de Pablo es describir gráficamente el
comportamiento de ellos con el fin de obligar a los corintios a entrar en juicio y rechazar
los abusos de que habían sido objeto.
Habían tolerado demasiado; hasta cinco acciones de los falsos maestros. Al decir “si
alguno”, la partícula condicional se puede traducir “ya que” y es una declaración de hechos,
no una expresión de posibilidades. Los corintios sufrían en ese momento de estos abusos.
Los oponentes de Pablo:
1. Los esclavizaban. La palabra implica dominio completo sobre ellos. Se consideraban
sus amos. Esto en contraste con Pablo según 1:24 y 4:5.
2. Los devoraban. La imagen aquí es de un parásito que va acabando con la vida poco a
poco. Es probable que se refiera al aspecto económico.
3. Los tomaban. Significa tomar preso como el ave que cae en la trampa o el pez que
muerde el anzuelo. Siempre alude al engaño. El mismo verbo se encuentra en 12:16 donde
se traduce “os prendí”.
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¡PENSEMOS!
¿Cree usted que hay ocasiones en que es correcto
envanecerse de sus logros, o es siempre malo? ¿Cómo se
puede hacer en forma aceptable?
¿Qué podemos hacer para que los que están bajo
nuestro cuidado no lleguen a ser tolerantes con los falsos
maestros como lo fueron los corintios? Tome unos minutos
para evaluar su trato de los que están bajo su
responsabilidad. Si encuentra alguna semejanza con los
usurpadores, ¿qué va a hacer para remediar la situación?
hacían alarde de todos sus logros y los usaban para acreditar su ministerio. En contraste,
Pablo enseña que lo importante no eran las cosas agradables sino las difíciles. El verdadero
apóstol sufre por su Señor.
Comienza su recuento con los padecimientos externos (vv. 23–27). En la lista se
encuentran todos los percances imaginables y no requieren de demasiada explicación. Por
eso el autor lista uno tras otro casi sin dejar tiempo para respirar. El mensaje es claro. Los
falsos maestros llevaban una vida suave y los verdaderos sufrían todo tipo de aflicción.
Los versículos 28–29 tienen que ver con los sufrimientos internos. El primero es la
preocupación constante por el bienestar espiritual de todas las iglesias. Constantemente
sentía esa presión; nunca experimentaba alivio de ella. Esta tiene que ser la actitud de
cualquier ministro fiel. El segundo es la debilidad. Este es el significado de “enfermar”.
Siempre sentía la flaqueza de los hermanos y la compartía con ellos. Por último, se
enfadaba cuando oía de que cualquier hermano sufriera algún tropiezo. “Yo no me indigno”
puede verterse literalmente “yo no me quemo”. Es el mismo verbo que se traduce “estarse
quemando” en 1 Corintios 7:9. Sentía un fuego constante dentro de su ser.
Mi humillación me acredita vv. 30–33. Termina esta sección regresando a un incidente
que sucedió al comienzo de su ministerio y que fue su primera humillación como ministro
de Cristo. Se registra en Hechos 9:23–25. Según los relatos históricos, Aretas fue rey de
Damasco entre 37 y 39 d.C. Partiendo de este dato, los expertos fechan la conversión de
Pablo entre 34 y 36 d.C. Los tres años entre su salvación y este suceso humillante los pasó
en Arabia según Gálatas 1:18. Esta experiencia que Pablo tuvo al comienzo de su
ministerio denota que inició sus labores en circunstancias humildes y así continuaba. Los
falsos maestros se enaltecían (v. 20) mientras el apóstol Pablo siempre se caracterizaba por
la humildad.
EL SIERVO FIEL SIEMPRE PADECE
AFLICCIONES Y HUMILLACION
He recibido visiones y revclaciones 12:1–10
Los usurpadores se apoyaban también en el hecho de que habían recibido revelaciones
y visiones directamente del Señor y por eso se sentían con derecho a reclamar obediencia a
sus enseñanzas. Pablo reconoce que no iba a sacar ningún beneficio personal al gloriarse de
sus visiones, pero tenía que hacerlo porque era lo que sus enemigos en Corinto buscaban.
Sabía que sin ellas, no sería aceptado como un apóstol genuino. De las muchas que había
tenido selecciona una sola para mencionarla. Como ya hemos anotado, no se encuentra
registrada en ninguna otra parte del Nuevo Testamento.
Su descripción vv. 1–7. Hacía catorce años Pablo había experimentado esta visión. Si 2
Corintios fue escrito por el año 57 d.C., quiere decir que tuvo esta exeriencia por el año 44
d.C. Para esta fecha todavía se encontraba en Tarso o había llegado a Antioquía
recientemente. No pudo ser cuando fue apedreado en listra (Hechos 14:19–20) como
algunos aseveran.
El autor sigue la tradición de los rabinos al usar la tercera persona singular “un
hombre”, en vez de hablar directamente de sí. Es hasta el versículo 7 que Pablo se identifica
claramente como el hombre que había pasado por tal experiencia.
Parece que estaba en éxtasis cuando todo sucedió. Por eso dice que no sabe si fue
arrebatado (mismo verbo que se usa en 1 Tesalonicenses 4:17) corporalmente, o sólo en
espíritu hasta el tercer cielo (v. 2) o el paraíso (v. 4). Hay bastante discusión entre los
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eruditos acerca del significado de estos dos términos. Lo importante a notar es que están de
acuerdo en que representa la misma morada de Dios.
Pablo usa dos palabras para describir las revelaciones que recibió. En el versículo 4
anota que “oyó palabras inefables”. Este término se usaba mucho entre las religiones de
misterio que abundaban en aquel entonces para describir los secretos divinos que no eran
para los humanos, o cosas demasiado sagradas como para divulgarse entre los hombres. En
el 7 habla de “la grandeza de las revelaciones”. Quiere decir que eran de alta calidad o de
carácter extraordinario. Las de sus opositores eran ordinarias. No así las de Pablo. En
cuanto a esta credencial el apóstol los supera.
El aguijón en la carne vv. 7–10. Las revelaciones eran tan grandes que si uno viviera
según la carne sería muy fácil aprovecharse de ellas para exaltarse. Darían una magnífica
ocasión para gloriarse. Así era con los falsos maestros, pero no con Pablo. Habían pasado
catorce años sin que el apóstol mencionara esta experiencia. Es más, el Señor le había dado
su ayuda para evitar que cayera en ese problema. Dios permitió a Satanás afligir a Pablo
con un “aguijón en la carne” (v. 7). Este aguijón actuaba como un pugilista que le golpeaba
constantemente.
La naturaleza del aguijón ha sido objeto de mucha discusión. Algunos expertos
interpretan que era una aflicción espiritual la lucha constante contra su came, pero la gran
mayoría cree que era un problema físico. Citan que “aguijón en la came” es algo que afecta
al cuerpo, y se valen de Gálatas 4:15 para afirmar que tenía que ver con los ojos. Otros
piensan que era epilepsia. La pura verdad es que no hay suficiente evidencia para
identificar a ciencia cierta de qué se trataba.
Lo que sí sabemos es que le era tan molesto que Pablo solicitó al Señor que se lo
quitara. Hasta tres veces pidió la misma cosa (v. 8). Pero Dios permitió que siguiera con el
problema con el fin de que no se vanagloriara. En vez de quitarle el aguijón, le dio la
promesa de que su gracia sería más que suficiente para toda circunstancia. Continuaría su
ministerio sufriendo la incomodidad causada por el aguijón, pero siempre estaría apoyado
por la gracia divina (v. 9a).
Basándose en esta promesa el apóstol pudo seguir adelante, no aguantando la aflicción,
sino gloriándose en ella. Por amor de Cristo pudo gozarse en los múltiples sufrimientos que
padecía porque sabía que cuando él era débil, el Señor se manifestaba a través de él con
todo su poder (v. 9b–10).
CUANDO SOY DEBIL ENTONCES SOY FUERTE
¡PENSEMOS!
Medite por un rato en las experiencias agradables que
ha tenido en su vida cristiana. Piense en sus grandes éxitos.
¿Qué ha hecho con ellos? ¿Han sido motivo para exaltarse y
gloriarse y para que la gente tome nota de usted y sus
logros? Tenga mucho cuidado, porque si es así, el Señor le
puede mandar un aguijón. Si se va a gozar en algo, que sea
en las pruebas y aflicciones que vienen de la mano
misericordiosa del Padre celestial.
La última credencial que esgrime Pablo son las obras milagrosas que se consideraban
señales de un apóstol genuino. En el aposento alto, Cristo hizo muchas promesas a los
apóstoles. Entre ellas estaba la de hacer mayores obras que las que él había hecho (Juan
14:12). Es importante notar que en el libro de los Hechos, con muy pocas excepciones, los
milagros registrados fueron hechos por los apóstoles (Hechos 2:43).
Pablo deja esta como su prueba final porque es la más importante. No existen
evidencias concretas, pero es probable que los “grandes apóstoles” (los intrusos de
Corinto), no hubieran realizado milagros. En este punto no hay comparación. Pablo es
infinitamente superior a ellos porque hacía los milagros que sólo un apóstol genuino podía
realizar. De hecho, el propósito de estos milagros era la confirmación del apóstol y su
mensaje (Marcos 16:20; Romanos 15:19; Hebreos 2:3–4).
En el versículo 13 Pablo afirma que había realizado milagros en todas las iglesias donde
había tenido ministerio. Su trabajo en Corinto era diferente en un solo aspecto: solamente
ahí no recibió ofrendas para su sostenimiento. Recuerde que los opositores usaban esto para
acusar a Pablo de no amar a los corintios (11:7–12). Para ellos, esta práctica era una ofensa
contra su iglesia. Una vez más Pablo utiliza la ironía cuando declara: “¡Perdonadme este
agravio!” (v. 13). En realidad no había nada que perdonar porque con esta acción les hacía
un favor.
LAS CREDENCIALES APOSTOLICAS DE PABLO
1. Su linaje. 11:22
2. Sus sufrimientos. 11:23–33
3. Sus visiones y revelaciones. 12:1–10
4. Sus milagros. 12:11–13
LAS CARACTERISTICAS DEL APOSTOL
Es de suma importancia que sepamos las cualidades que caracterizan al siervo fiel. Los
apóstoles son modelos para nosotros y debemos seguir su ejemplo. En esta porción bíblica
encontramos que el ministro fiel:
1. Es humilde. No hace alarde de su propia obra para hacer que la gente lo alabe
(11:16–18, 30; 12:1, 5–6, 11). Puede decir sinceramente como el apóstol Pablo: “aunque
nada soy” (12:11).
2. Reconoce su debilidad y no intenta esconderla (11:21, 29, 30; 12:5, 9, 10).
3. Obra pacientemente (12:12). Persevera en medio de las dificultades.
4. Puede ser osado (11:21b). Generalmente es tierno y compasivo, pero cuando las
circunstancias lo ameritan puede ser muy osado.
5. No huye del sufrimiento (11:23–29; 12:10).
¡PENSEMOS!
Evalúe su ministerio ahora mismo pensando en esta lista
de cualidades. Póngase una calificación de 1–5 para cada
una de ellas y saque su promedio. ¿Cómo salió? Especifique
las áreas en que tiene que hacer cambios para que el Señor le
pueda usar más eficazmente como instrumento en sus
manos.
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12
Nos veremos Pronto
2 Corintios 12:14–13:14
Pablo, siendo obrero disciplinado, siempre tenía en mente sus planes para el futuro.
Sabía a dónde iba. A veces anunciaba sus proyectos a otros y este es uno de esos casos. En
12:14a y 13:1a anuncia a los corintios que pronto iría a visitarlos otra vez. En ambos textos
dice claramente que esta iba a ser su tercera vista. En el primer estudio analizamos el
asunto de las visitas y aprendimos que la segunda no se encuentra registrada en el libro de
los Hechos pero sí se menciona en 2 Corintios 2:1. Se le llama la visita triste. El viaje que
anuncia en los capítulos 12 y 13 es el que Lucas narra en Hechos 20:1–3. Además de
avisarles su intención, el apóstol llevó a feliz realización su plan permaneciendo entre ellos
tres meses.
Para evitar problemas y malos entendidos al llegar a Corinto, Pablo escribió las palabras
de esta sección para preparar el terreno. El mensaje central de la porción es: Nos veremos
pronto y por eso deben alistarse.
SEGUIRE CON MI POLITICA ANTERIOR 12:14–18
Lo primero que hace Pablo es advertirles que no iba a cambiar su política en relación
con las ofrendas. Durante sus dos estancias previas no había recibido ninguna remuneración
y en su tercera visita iba a continuar observando la misma regla.
Declaración de su propósito 12:14b
Pablo es muy directo al declarar: “y no os seré gravoso”. Sus declaraciones de los
versículos 13 y 16 confirman nuevamente que en el pasado no les había sido carga porque
no había recibido nada de dinero de ellos. El tiempo futuro del verbo en 14b sirve para
recalcar que mantendría la misma política en su siguiente visita.
Razón de su política 12:14c–l5
El apóstol desglosa en seguida tres razones por las que siempre ha usado esta regla
entre ellos
Porque no quería que comprendieran mal su motivación v. 14c. Declara que su interés
no era participar de sus bienes materiales. Había una sola cosa que le preocupaba: el
bienestar espiritual de los corintios. No albergaba fines egoístas. Si aceptara ofrendas de
ellos dejaría la puerta abierta a que lo acusaran de buscar ganacia deshonesta. Su única
motivación era espiritual. “Porque no busco lo vuestro, sino a vosotros”.
Porque era su padre espiritual v. 14d. Una regla universal es que económicamente el
padre es responsable de sus hijos. Estos no sostienen a sus padres sino al contrario. La prole
espiritual no tiene que respaldar materialmente a su padre espiritual, sino que él tiene la
responsabilidad de cuidar de la vida total de sus vástagos.
Porque les amaba tanto v. 15. Su amor era tal para con los corintios, aun por sus
opositores, que estaba dispuesto a sacrificar todos sus bienes materiales por el bien de ellos.
Con todo gusto gastaría todo lo que tenía. La segunda vez que usa el verbo “gastar” se
encuentra en el original en forma intensiva: “gastar totalmente.” Usa este verbo para
expresar la idea de que no sólo estaba listo a entregar todos sus bienes sino también su
propia vida. Moriría por ellos.
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La última frase de este versículo es una de las más conmovedoras de todo la epístola:
“aunque amándoos más, sea amado menos”. Pablo reconocía que los corintios no
correspondían con amor sino con sospechas y rechazo. Esta actitud no afectaba en lo más
mínimo al amor del apóstol para con ellos. Su amor era incondicional. Seguía inalterable
aún en las situaciones más difíciles.
EL AMOR INCONDICIONAL ES
INDISPENSABLE
Defensa de su política 12:16–18
La calumnia v. 16. Por última vez el apóstol cita una acusación de sus adversarios.
Decían que Pablo era demasiado astuto, igual que la serpiente en el huerto de Edén (11:3).
Según ellos, había engañando a los corintios en relación con la ofrenda para los santos
necesitados de Judea. Afirmaban que no necesitaba de sus ofrendas para sostenerse porque
sustraía de aquellos fondos sin la autorización debida; que era un estafador de primera y
que ellos serían presa fácil de la trampa que les había puesto (v. 16).
La refutación vv. 17–18. La defensa de Pablo consiste en una serie de preguntas. Las
primeras dos, debido a la construcción gramatical griega, requieren de una respuesta
negativa. Ni Pablo, ni Tito, ni el hermano, habían engañado a los corintios. No se habían
aprovechado de ellos con fines egoístas. Las últimas dos, que forman una sola en nuestro
texto, demandan una contestación positiva. Sí, todos nosotros teníamos los mismos fines y
nos comportábamos de la misma manera.
¡PENSEMOS!
Esta porción enfoca dos cualidades que se requieren en
el ministro fiel: el amor incondicional y la completa
integridad en el uso del dinero. Con mucha frecuencia el
cristiano le pone condiciones a su amor. “Yo te amaré si …”
Si este es el tipo de afecto que usted manifiesta, jamás tendrá
un ministerio exitoso.
En tiempos recientes han habido varios casos de
predicadores famosos que han caído en la trampa diabólica
de usar de su astucia para aprovecharse de los hermanos.
Han traído reproche incalculable a la obra del Señor.
Apunte en una hoja dos medidas que puede tomar para
evitar caer en la deshonestidad en el uso de fondos.
¡PREPARENSE! 12:19–13:10
Habiendo tratado el problema financiero, Pablo puede pasar a escribir unas líneas con el
fin de tratar algunas áreas en que los corintios debían prepararse para recibir al apóstol
Su primera carta a Corinto contiene un texto que muy bien hubiera podido repetir aquí.
“¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?” (1
Corintios 4:21). El prefiere la vía amistosa, pero a través de la porción que analizamos,
hace muy claro que si es necesario, usará la vara. Si querían evitar el trato duro, les
convenía hacer caso a las sugerencias del apóstol.
Reconozcan mi motivación 12:19; 13:10
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Biblia de las Américas: “Dije previamente, cuando estuve presente la segunda vez, y
aunque ahora estoy ausente, lo digo de antemano a los que pecaron anteriormente…”
Estaban bien avisados de que si la situación no se componía antes de su llegada, todos iban
a sufrir. Se vería forzado a conducirse con severidad. Esta palabra significa “en forma muy
cortante” o “ásperamente”. Se vierte “duramente” en Tito 1:13.
Ustedes buscan una prueba de mi apostolado vv. 3–4. Pablo conocía bien a sus lectores
y sabía que iban a demandar evidencia de sus credenciales de apóstol “de que Cristo habla
en mí”. Siempre buscaban pruebas concretas. Con gran paciencia repitió algunas de sus
credenciales. Primeramente recalcó el hecho de que Cristo había hablado por él en el
primer viaje cuando les predicó el evangelio. Pablo fue el instrumento que el Señor usó
poderosamente para que llegaran a ser salvos. Ese poder era evidencia de su investidura de
apóstol (v. 3).
En el versículo 4 Pablo se compara con Cristo. Este había manifestado debilidad
humana al morir sobre la cruz pero en su resurrección reveló la grandeza del poder divino.
De igual manera, Pablo había manifestado debilidad humana tratándolos con humildad en
sus primeras visitas. Tendrían que esperar para ver el poder divino actuando en él en su
tercera visita. Su apostolado se revelaría por medio de la disciplina severa que iba a aplicar
si fuera necesario. Esa sería la prueba que buscaban.
Ustedes mismos son la prueba vv. 5–6. Casi irónicamente, Pablo dice, “En vez de
examinarme a mí, deben examinarse ustedes mismos. Si salen bien de su examen se darán
cuenta de que ustedes son la prueba que están buscando”. En estos textos y el versículo 7 el
apóstol usa un juego de palabras intercambiando “aprobado y reprobado”. Los corintios
tenían que probarse (dokimazo) para ver si estaban en la fe (salvos). La prueba podría tener
dos resultados: aprobado (dokimos) o reprobado (adokimos). La imagen tras las palabras
griegas es el someter metales o monedas a un examen para determinar si eran falsos o
genuinos. Pablo insta a los corintios a que se aseguren de ser creyentes genuinos en Cristo.
Si él está en ellos, salen aprobados. Si no, son reprobados (v. 5).
En el versículo 6 el apóstol regresa al examen que los corintios le están poniendo para
determinar si es un apóstol genuino. Ei quiere salir airoso de la prueba. Si ellos salen
aprobados como creyentes, entonces tienen que concluir que él es apóstol genuino. Ellos
mismos son la evidencia que buscan.
Esta es la tercera vez que Pablo se vale de los mismos corintios como evidencia de que
él era ministro fiel de Cristo. En 1 Corintios 9:2 dice que ellos son el sello de su apostolado.
En 2 Corintios 3:2–3 enseña que ellos mismos son su carta de recomendación. Aquí afirma
que son la prueba de que es apóstol genuino.
¡PENSEMOS!
Estos textos son los más importantes en el Nuevo
Testamento en relación con la necesidad que el creyente
tiene de asegurarse de que su fe es genuina. Es muy fácil
imitar la conducta cristiana y aparentar ser verdadero hijo
de Dios. Pero si es cristiano de apariencia, saldrá reprobado
de la prueba y su supuesto padre tendrá que rechazarlo
como creyetne falso. Nos conviene aplicar la prueba a
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¡PENSEMOS!
¿En su iglesia se practica la disciplina? Muchas no lo
hacen por miedo a perder miembros, ofender a hermanos o
ver menguadas las ofrendas. Cuando una iglesia rehusa
disciplinar, se encuentra en situacíon muy peligrosa.
Si existe alguna fractura, es menester que la
compongamos si queremos estar preparados para servir
eficazmente al Señor. La iglesia que no disciplina es como la
red que no sirve para atrapar peces porque está llena de
agujeros.
¡Tomemos en serio la petición de Pablo y busquemos la
perfección!
otras y besarse en algunas. Lo importante es que nos saludemos de acuerdo con las
costumbres de la cultura en que vivimos y ejerzamos nuestro ministerio. En el versículo 13
los santos de Macedonia, de donde escribía su carta, mandaron sus saludos a los corintios.
LA BENDICION APOSTOLICA 13:14
Esta bendición es una de las más significativas en el Nuevo Testamento porque incluye
a los tres miembros de la santísima trinidad. La fuente de todas las bendiciones es el Dios
trino. Aunque a cada persona se le atribuye una virtud, eso no quiere decir que no participa
de las demás. La gracia es también del Padre y del Espíritu Santo y sucede lo mismo con el
amor y la comunión. Cada persona participa de todas las virtudes.
Es interesante que en esta epístola todas estas virtudes se relacionan con las ofrendas
monetarias. Estas se ven como gracia en 8:1, 6, 7; como prueba del amor en 8:8, 24; y
como la comunión entre hermanos en 8:4 y 9:14. Si somos objeto de la bendición
apostólica, lo manifestaremos dando nuestras ofrendas.
Para un servidor, la palabra más importante es “todos”. El apóstol no desea estas
bendiciones sólo a los que están de acuerdo con él. Quiere que el Señor derrame sus
bendiciones también sobre sus enemigos y adversarios. Esta es una expresión de la gracia
de Dios obrando en la vida del apóstol. Todo ministro fiel debe tener esta misma actitud.
¡REPASEMOS!
Ya llegamos al final del estudio de esta epístola fabulosa. Hemos visto el ministerio
pasado de Pablo en los capítulos 1–7 con su exposición del ministerio cristiano en 2:14–
7:3. El aspecto presente de su labor se encuentra en los capítulos 8 y 9, y gira alrededor de
las ofrendas para los santos necesitados de Judea. Los capítulos 10 al 13 contienen la
defensa personal de su ministerio y de su apostolado, con miras a tener un ministerio futuro
en su tercera visita a los corintios. En toda la carta abre su corazón a sus lectores como en
ninguna otra. Esta epístola contiene el cuadro autobiográfico del apóstol misionero por
excelencia.
¡PENSEMOS!
Como último ejercicio de esta serie de estudios, saque
una hoja en que pueda escribir principios para ejercer un
ministerio eficaz. Repase brevemente cada capítulo y en su
hoja apunte el principio que más le llame la atención. ¿Qué
cambios debe hacer en su vida y labor para aplicar fielmente
todos ellos? Pida al Señor que le dé el valor necesario para
realizar su ministerio siguiendo el ejemplo de Pablo.