LOS 7
CABRITOS Y
 EL LOBO
  FEROZ
RICHARD VEER SALDAÑA
        SOTO
                                       por su voz ronca y por sus negras
 LOS 7 CABRITOS Y EL LOBO              pezuñas
           FEROZ
Había una vez una cabra que tenía
7 cabritos, a los que quería tanto
como cualquier madre puede
querer a sus hijos. Un día
necesitaba ir al bosque a buscar
comida, de modo que llamo a sus
siete cabritillos y les dijo:
-Queridos hijos, voy a ir al bosque;
tened cuidado con el lobo, porque
si entrara en casa os comería a
todos y no dejaría de vosotros ni
un pellejito. A veces el malvado se
disfraza, pero podréis reconocerlo
                                      -Abrid, queridos hijos, que ha
                                      llegado vuestra madre y ha traído
                                      comida para todos vosotros.
Los cabritos dijeron:
-Querida mama, puedes irte
tranquila, que nosotros sabremos
cuidarnos.
Entonces la madre se despidió con
un par de balidos y, tranquilizada,
emprendió el camino hacia el
bosque.
No había pasado mucho tiempo,
cuando alguien llamo a la puerta,
diciendo:
                                       logro suavizar la voz. Luego volvió
                                       otra vez a la casa de los cabritos y
                                       llamo a la puerta, diciendo:
                                       -Abrid, hijos queridos, que vuestra
                                       madre ha llegado y ha traído
Pero los cabritillos, al oír una voz   comida para todos vosotros.
tan ronca, se dieron cuenta de que
era el lobo y exclamaron:
-No abriremos, tú no eres nuestra
madre; ella tiene la voz dulce y
agradable y la tuya es ronca. Tu
eres el lobo.
Entonces el lobo fue en busca de
un buhonero y le compro un gran
trozo de tiza. Se lo comió y así
                                     fue a buscar a un panadero y le
                                     dijo:
                                     -Me he dado un golpe en la
                                     pezuña; úntamela con un poco de
                                     masa.
                                     Y cuando el panadero le hubo
                                     extendido la masa por la pezuña,
Pero el lobo había apoyado una de    se fue corriendo a buscar al
sus negras pezuñas en la ventana,    molinero y le dijo:
por lo cual los pequeños pudieron    -Échame harina en la pezuña.
darse cuenta de que no era su        El molinero pensó: “seguro que el
madre y exclamaron:                  lobo quiere engañar a alguien, y se
-No abriremos; nuestra madre no      negó a hacer lo que le pedía; pero
tiene la pezuña tan negra como tú.   el lobo dijo:
Tu eres el lobo. Entonces el lobo
-Si no lo haces, te devoraré.
Entonces el molinero se asustó y le
puso la pezuña, y toda la pata,
blanca de harina. Si, así son las
personas.
Por tercera vez fue el malvado lobo
hasta la casa de los cabritos, llamo
la puerta y dijo:
-Abridme, hijitos, que vuestra
querida mamá ha vuelto y ha traído
del bosque comida para todos
vosotros.
                                       Los cabrillos exclamaron:
-Primero enséñanos la pezuña,            en la caja del reloj de pared. Pero
para asegurarnos de que eres             el lobo los fue encontrando y no se
nuestra madre.                           anduvo con miramientos. Iba
Entonces el lobo enseño su               devorándolos uno de tras del otro.
pezuña por la ventana y, cuando          Pero el pequeño, el que estaba en
los cabritos vieron que era blanca,      la casa del reloj, afortunadamente
creyeron que lo había dicho era          consiguió escapar.
cierto, y abrieron la puerta. Pero
quien entro por ella fue el lobo. Los
cabritos se asustaron y corrieron a
esconderse. El mayor se metió
debajo de la mesa; el segundo, en
la cama; el tercero se escondió en
la estufa; el cuarto, en la cocina; el
quinto, en el armario; el sexto, bajo
el fregadero, y el séptimo se metió
Una vez que el lobo hubo saciado        llamo a todos por sus nombres,
su apetito, se alejó muy despacio       pero nadie respondió hasta que , al
hasta un prado verde, se tendió         acercarse donde estaba el más
debajo de un árbol y se quedó           pequeño, pudo oír su melodiosa
dormido.                                voz:
Muy poco después volvió del             Mamaíta, estoy metido en la caja
bosque la vieja cabra, pero ¡ay!,       del reloj.
¡Que     escena     tan     dramática   La madre lo saco de ahí, y el
apareció ante sus ojos! La puerta       pequeño cabrito le conto lo que
de la casa estaba abierta de par en     había sucedido, diciéndole que
par; la mesa, las sillas y los bancos   había visto todo desde su
tirados por los suelos; las mantas y    escondite y que, de milagro, no fue
la almohada, arrojadas de la cama,      encontrado por el lobo. La mama
y el fregadero hecho pedazos.           cabra lloro desconsoladamente por
Busco a sus hijos, pero no pudo         sus hijos.
encontrarlos por ninguna parte. Los
Luego, muy angustiada, salió de la
casa seguida por su hijito.
                                     Cuando llego al prado, encontró al
                                     lobo tumbado junto al árbol,
                                     roncando tan fuerte que hasta las
                                     ramas se estremecían. Lo miro
                                     atentamente, de pies a cabeza y
                                     vio que, en su abultado vientre,
                                     algo se movía y pateaba. “¡Oh Dios
                                     mío! –pensó-, ¿será posible que
                                     mis hijos vivan todavía, después de
                                     habérselos tragado en la cena?”
                                     Entonces mando al cabrito que
                                     fuera a la casa a buscar unas
                                     tijeras, aguja eh hilo. Luego ella
abrió la barriga del monstruo y,
nada más dar el primer corte, el
primer cabrito asomo la cabeza por
la abertura y, a medida que seguía
cortando, fueron saliendo dando
brincos los 6 cabritillos, que
estaban vivos y no habían sufrido     -Ahora id a buscar unos buenos
ningún daño, pues el monstruo, en     pedruscos. Con ellos llenaremos la
su excesiva voracidad, se los había   barriga de este maldito animal
tragado enteros. ¡Aquellos sí que     mientras está dormido.
fue alegría! Los cabritos se
                                      Los siete cabritos trajeron a toda
abrazaron a su madre y saltaron y
                                      prisa las piedras que pudieron y se
brincaron     como    un     sastre
                                      las metieron en la barriga al lobo.
celebrando sus bodas. Pero la
                                      Luego la mama cabra coció el
vieja cabra dijo:
                                      agujero con hilo y aguja, y los hizo
tan bien que el lobo no se dio
cuenta de nada, y ni siquiera se
movió.
Cuando el lobo se despertó, se
levantó y se dispuso a caminar,
pero, como las piedras que tenía
en la barriga le daban mucha sed,
se
                                    dirigió hacia un pozo para beber
                                    agua. Cuando echó andar y
                                    empezó a moverse, las piedras de
                                    su barriga chocaban unas contra
                                    otras haciendo mucho ruido.
                                    Entonces el lobo exclamo:
¿Qué es lo que en mi barriga bulle
y rebulle? Seis cabritos creí haber
comido, y en piedras se han
convertido. Al llegar al pozo se
inclinó para beber, pero el peso de
las piedras lo arrastraron al fondo,
ahogándose como un miserable.
Cuando los siete cabritos lo vieron
fueron    hacia    allá   corriendo,
mientras gritaban:
                                       - ¡El lobo ha muerto! ¡El lobo ha
                                       muerto!
                                       Y, llenos de alegría, bailaron con
                                       su madre alrededor del pozo.
FIN