Los términos
paidofilia y pedofilia se usan en las ciencias de la salud para
referirse a una parafilia que consiste en la excitación o el placer sexual que
obtiene una persona adulta al llevar a cabo actividades o al tener fantasías
sexuales con niños (infancia y preadolescentes). Aunque las niñas suelen
comenzar el proceso de la pubertad a los 8 u 10 años, y los niños a los 11 o 12
años,4 los criterios para la pedofilia se amplían al punto de corte para el pre
pubescencia que vendría rodeando las edades de 13 años para niños y niñas.
A partir de los 13 años para las niñas y 15 para los niños, hay casos
extremadamente aislados de chicos que no han llegado a la pubertad aún, y no
se tiene en cuenta en estudios sobre pedofilia, donde el rango de edad suele ir
entre los 6 como edad mínima a los 14 como edad máxima. Los adultos
atraídos por menores de 15 a 17 años son considerados efebófilos.
La pedofilia es un rasgo multifactorial de la personalidad, y se compone de
aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de
violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir
dos tipos de pedofilia: una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y
otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores
circunstanciales.
Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos,
hasta aquellos en que alcanzarían niveles que rozan lo criminal. Se puede decir
que la pedofilia es una condición de salud mental mientras no existe abuso
físico de un(a) menor. A la actividad sexual de una persona adulta con un
menor pre pubescente, de 13 años o menos se la conoce con el nombre
de pederastia o abuso sexual infantil (palabra que, etimológicamente, significa
lo mismo que pedofilia).
En el uso popular, la palabra pedofilia se suele aplicar a cualquier interés
sexual en los niños o el acto de abuso sexual infantil. 7 Este uso confunde la
atracción sexual hacia los niños prepúberes con el acto de abuso sexual
infantil, y no distingue entre la atracción a prepúberes y púberes o post-
púberes menores de edad. Los investigadores recomiendan que se eviten
estos usos imprecisos ya que si bien las personas que cometen abuso sexual
infantil a veces presentan el trastorno, los abusadores sexuales de niños no
son pedófilos a menos que tengan un interés sexual primario o exclusivo en los
niños prepúberes, y la literatura indica la existencia de pedófilos que no abusan
de los niños.
El trastorno pedófilo se caracteriza por fantasías, impulsos o conductas
sexualmente excitantes, intesas y recurrentes que involucra a adolescentes
prepúberes o jóvenes (generalmente ≤ 13 años); se diagnostica sólo cuando
las personas tienen ≥ 16 años y son ≥ 5 años mayor que el niño, blanco de las
fantasías o conductas.
El trastorno pedófilo se caracteriza por fantasías, impulsos o conductas
sexualmente excitantes, intesas y recurrentes que involucra a adolescentes
prepúberes o jóvenes (generalmente ≤ 13 años); se diagnostica sólo cuando
las personas tienen ≥ 16 años y son ≥ 5 años mayor que el niño, blanco de las
fantasías o conductas.
(Véase también Generalidades sobre los trastornos parafílicos y Abuso sexual).
La pedofilia es una forma de parafilia que causa daño a los demás y por lo
tanto se considera un trastorno parafílico.
Las agresiones sexuales contra los niños constituyen una parte importante de
los actos sexuales criminales que se informan. Para los adolescentes mayores
(es decir, 17 a 18 años de edad), el continuo interés o involucramiento sexual
con adolescentes de 12 o 13 años de edad puede no cumplir con los criterios
clínicos de un trastorno. No obstante, los criterios legales pueden ser diferentes
de los psiquiátricos. Por ejemplo, la actividad sexual entre un joven de 19 años
y un joven de 16 años, puede ser un delito y no un trastorno pedófilo,
dependiendo de la jurisdicción. Los estándares etarios de diagnóstico se
aplican a las culturas occidentales y no a las muchas culturas que aceptan la
actividad sexual, el matrimonio y la maternidad a edades mucho tempranas que
en occidente y aceptan diferencias de edad mucho mayores entre parejas
sexuales en comparación con lo que consideran correcto en las culturas
occidentales.
La mayoría de los pedófilos son varones. La atracción puede ser hacia niños
pequeños, niñas pequeñas o ambos sexos. Pero los pedófilos prefieren niños
del sexo opuesto en una relación 2:1. En la mayoría de los casos, el adulto
conoce al niño y puede ser un miembro de la familia, un padrastro o una
persona con alguna autoridad (p. ej., un maestro, un entrenador). Mirar o tocar
parece más prevalente que el contacto genital. Los pedófilos exclusivos se
sienten atraídos solo por niños; los tipos no exclusivos también pueden sentirse
atraídos por los adultos; algunos se sienten atraídos solo por niños con quienes
están relacionados (incesto).
Los pedófilos depredadores, muchos de los cuales tienen un trastorno de
personalidad antisocial, pueden obligar y amenazar con hacer daño físicamente
al niño o a las mascotas del niño si revela el abuso.
La evolución de la pedofilia es crónica y los autores de este crimen a menudo
presentan abuso o dependencia de sustancias y depresión. Es frecuente la
disfunción familiar permanente, antecedentes personales de abuso sexual y los
conflictos conyugales. Otros trastornos comórbidos incluyen el trastorno por
déficit de atención/hiperactividad, trastornos de ansiedad y el trastorno por
estrés postraumático.
Diagnóstico
1. Evaluación clínica: El uso extensivo de la pornografía infantil es un
indicador fiable de la atracción sexual hacia los niños y puede ser el
único indicador de la enfermedad. Sin embargo, el uso de pornografía
infantil por sí mismo no cumple con los criterios para el trastorno de
pedofilia, aunque es generalmente ilegal.
Si un paciente niega atracción sexual hacia los niños, pero las circunstancias
sugieren lo contrario, algunas herramientas de diagnóstico pueden ayudar a
confirmar dicha atracción. Las herramientas incluyen pletismografía peniana
(hombres), fotopletismografía vaginal (mujeres), y el tiempo de visualización de
materiales eróticos estandarizados; sin embargo, la posesión de este tipo de
material, incluso para fines diagnósticos, puede ser ilegal en ciertas
jurisdicciones.
Los criterios clínicos para el diagnóstico (basados en el Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición [DSM-5]) del trastorno
pedofílico son
Recurrentes fantasías, impulsos o conductas sexualmente excitantes e
intensas, que involucran a un niño prepúber o niños (normalmente ≤ 13 años)
que han estado presentes durante 6 meses.
La persona ha actuado sobre los impulsos o está muy angustiado o
menoscabado por los impulsos y fantasías. La experiencia de angustia por
estos impulsos o comportamientos no es un requisito para el diagnóstico.
La persona tiene 16 años y es 5 años mayor que el niño, que es el blanco de
las fantasías o comportamientos (pero con exclusión de un adolescente mayor
que tiene una relación continua con un adolescente de 12 o 13 años de edad).
La identificación de un paciente potencialmente pedófilo a menudo plantea una
crisis para los profesionales de la salud. Sin embargo, tienen la responsabilidad
de proteger a la comunidad de los niños. Los médicos deben conocer los
requerimientos de notificación de su estado. Si los médicos tienen sospechas
razonables de abuso sexual o físico infantil, la ley establece que debe ser
comunicado a las autoridades.
Tratamiento
2.Psicoterapia: Tratamiento de trastornos comórbidosTerapia farmacológica
(p. ej., anti andrógenos, inhibidores selectivos de la re captación de serotonina
[ISRS]) e necesita habitualmente psicoterapia individual o grupal a largo plazo y
puede ser especialmente útil cuando forma parte del tratamiento multimodal
que incluye entrenamiento en habilidades sociales, tratamiento de trastornos
físicos y mentales asociados y tratamiento farmacológico.
El tratamiento de la pedofilia es menos eficaz cuando existe una orden judicial,
aunque muchos agresores sexuales juzgados se han beneficiado con los
tratamientos, por ejemplo, con la psicoterapia de grupo más anti andrógenos.
Algunos pedófilos que están comprometidos con el tratamiento y que son
controlados pueden limitar su actividad pedófila y reintegrarse a la sociedad.
Estos resultados son más probables cuando no hay otros trastornos
psiquiátricos, en particular trastornos de la personalidad.
3. Fármacos: En los Estados Unidos el tratamiento de elección para la
pedofilia es Acetato de medroxiprogesterona IM Mediante el bloqueo de la
liberación de la hormona latinizante (LH) y la hormona folículoestimulante
(FSH) de la glándula hipófisis, la medroxiprogesterona reduce la producción de
testosterona y por lo tanto disminuye la lívido. Las dosis habituales son
medroxiprogesterona 200 mg IM 2 a 3 veces a la semana durante 2 semanas,
seguidos por 200 mg 1 a 2 veces a la semana durante 4 semanas y luego 200
mg cada 2 a 4 semanas.