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Sobre El Conflicto Entre La Física y La Iglesia

El documento analiza el conflicto histórico entre la ciencia, especialmente la física, y la Iglesia, destacando casos como el de Giordano Bruno y Galileo Galilei, quienes enfrentaron severas consecuencias por sus ideas. A pesar de estas tensiones, se reconoce que la Iglesia también ha contribuido al desarrollo del conocimiento científico, preservando saberes antiguos durante la Edad Media. Se mencionan figuras como Georges Lemaitre y Pierre Teilhard de Chardin, quienes intentaron reconciliar la fe con la ciencia, sugiriendo que ambas pueden converger en la búsqueda de la verdad.
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Sobre El Conflicto Entre La Física y La Iglesia

El documento analiza el conflicto histórico entre la ciencia, especialmente la física, y la Iglesia, destacando casos como el de Giordano Bruno y Galileo Galilei, quienes enfrentaron severas consecuencias por sus ideas. A pesar de estas tensiones, se reconoce que la Iglesia también ha contribuido al desarrollo del conocimiento científico, preservando saberes antiguos durante la Edad Media. Se mencionan figuras como Georges Lemaitre y Pierre Teilhard de Chardin, quienes intentaron reconciliar la fe con la ciencia, sugiriendo que ambas pueden converger en la búsqueda de la verdad.
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INSTITUTO SUPERIOR PEDRO FRANCISCO BONÓ

HISTORIA DE LA FÍSICA

Estudiantes: Juan José Alfaro Calvo.


Profesor: Eva Martino.

Sobre el conflicto entre la física y la Iglesia


Es conocido que en la historia de la humanidad han existido conflictos entre hombres de
ciencia y la Iglesia. Quizás el primer gran damnificado de esta tensión fue el dominico
Giordano Bruno, quien propuso que el Sol era simplemente una estrella y que el universo
debía de contener un número infinito de mundo habitados por animales y seres inteligentes
semejantes a los seres humanos. Sus planteamientos lo llevaron a ser ejecutado por las
autoridades civiles de Roma después de que la Inquisición romana lo declara culpable de
herejía, Giordano Bruno fue quemado vivo en la hoguera.

Pero sin lugar a dudas el caso más controversial y conocido de la fricción entre la ciencia y
la Iglesia es el caso de Galileo Galilei. En 1610, Galileo hizo públicas los descubrimientos
realizados, a través de las observaciones realizadas con su telescopio. Galileo promovió la
teoría heliocéntrica que Nicolás Copérnico publicó en 1543. El trabajo de Galileo provocó
oposición dentro de la Iglesia. En 1616 la Inquisición declaró el heliocentrismo de ser
formalmente herético. Es importante mencionar que los libros heliocéntricos estuvieron
prohibidos y Galileo, aunque no fue quemado en la hoguera, estuvo bajo arresto
domiciliario el resto de su vida y tuvo que abstenerse de enseñar o defender las ideas de la
teoría heliocéntrica. El 30 de octubre de 1992, el Papa Juan Pablo II (359 años, 4 meses y 9
días después de la sentencia por parte de la Inquisición Romana), pidió perdón por la
condena injusta de Galileo.

Los anteriores solamente son dos, de muchos más casos donde hubo tensiones fuertes entre
las Iglesia y los hombres de ciencia. Sin embargo, no podemos caer en la condena absoluta
de las acciones de la Iglesia. Es totalmente anacrónico realizar un juicio con criterios
actuales sobre acciones de hace cinco siglos, no es una manera de justificar las acciones de
la Iglesia, sin embargo, es importante recalcar que no se deben realizar juicios históricos
fuera de contexto.

La Iglesia también ha ayudado al desarrollo de las ciencias, del saber científico y de la


física. Durante la edad media, fue la institución que, a través de los monjes instalados en los
monasterios, preservó el saber de los antiguos. Gracias a su labor, no se perdieron todos los
descubrimientos realizados por el ser humano en la antigüedad, y llegaron a los
renacentistas, las obras clásicas, técnicas y saberes necesarios para el futuro desarrollo de
las ciencias y de la humanidad entera.

En la relación entre física (ciencia) e Iglesia, más reciente encontramos a Georges Henry
Joseph Édouard Lemaitre, quien fue sacerdote, matemático, astrónomo y profesor de física
en la Universidad Católica de Lovaina, quien fue el primer académico en proponer la teoría
de la expansión del universo, ampliamente atribuida de manera errónea a Edwin Hubble,
así mismo propuso la que se conocería como la teoría del Big Bang del origen del universo,
a la que llamó hipótesis del átomo primigenio o el huevo cósmico.

Llegados a este punto, también podemos recoger un poco del pensamiento de Pierre
Teilhard de Chardin, sacerdote jesuita, geólogo y paleontólogo. Quien dice que tal como
sucede con los meridianos a medida que se acercan al polo, la ciencia, la filosofía y la
religión convergen necesariamente al aproximarse al Todo. Cabe mencionar que su trabajo
no estuvo exento de fricciones con la estructura eclesial, ya que los escritos de Teilhard
fueron vistos con sospecha en ambientes eclesiásticos, sobre todo por su incorporación de
la evolución al pensamiento cristiano y sus ideas sobre el origen del hombre, el pecado
original y el papel de Cristo en un universo evolutivo.

Para el jesuita francés la ciencia es más que un cuerpo de conocimientos sobre la


naturaleza, se trata, en sus mismas palabras, de Le gran affaire du Monde (el gran asunto
del mundo), y se refiere a ella como “una función humana vital, tan vital como la nutrición
y reproducción”. Para Teilhard la ciencia no sólo constituye, la fuente de conocimientos y
comprensión sobre el universo, sino que se abre hacia formas más profundas de
comprensión de la realidad, de forma que se puede decir que ella tiene en sí misma un
carácter realmente religioso.

Con este último ejemplo hemos visto como las fricciones entre el saber científico y la
Iglesia se pueden superar, en favor de buscar y encontrar la verdad del mundo, del ser
humano y de Dios.

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