Siete preguntas sobre el Universo
Los nuevos instrumentos científicos, capaces de «ver» cada vez más lejos y con mayor
precisión, descubren para los astrónomos todo un panorama inesperado y lleno de nuevos
interrogantes. Por cada pregunta con respuesta, surgen otras que tardaremos aún mucho en
contestar. Presentamos, en estas páginas, las principales cuestiones pendientes en
Cosmología 1. ¿Cual es la edad del Universo?Miles de millones de años. Esa es la escala
correcta para hablar de las edades cósmicas. La Tierra, nuestro planeta, tiene una edad de
cuatro mil quinientos millones de años. El Sol, nuestra estrella particular, es apenas un poco
mayor. Pero. ¿Y el Universo entero? ¿Qué edad tiene? ¿Cuándo nació? Por ahora, aunque nos
estamos acercando cada vez más a ella, no disponemos de una respuesta segura.Entre diez mil
y veinte mil millones de años, dicen algunos.
Entre ocho mil y quince mil millones, opinan otros. Y cuando parece que las pruebas apuntan
más hacia una cifra que a otra, ocurre algo inesperado y hay que empezar de nuevo. Las
últimas sorpresas vienen del telescopio espacial Hubble, el ingenio de la NASA, que ha
cambiado mucho de lo que creíamos saber sobre el cosmos. Y lo ha hecho, por ejemplo,
encontrando estrellas que, si los datos son correctos, serían más viejas que el Universo que las
contiene, lo que equivale a decir que un hijo es mayor que su propia   madre. No puede ser.
Algo falla. ¿Pero qué? Son muchos los que creen que el error está en las distancias o, con más
propiedad, en la manera en que tenemos de calcular lo lejos que están de nosotros los cuerpos
celestes. Cuanto más alejado vemos un objeto, más viejo es también, ya que su luz ha tardado
más en llegar hasta nosotros. Los astrónomos han costruido toda una red de distancias, desde
los objetos cercanos a los más alejados, medidas que dependen estrechamente las unas de las
otras. De forma que, si una resulta equivocada, todas las que se efectúan a partir de ella
también lo estarán. Los datos del Hubble no dejan lugar a dudas. En algún punto de la red
hay un fallo. Pero no se sabe exactamente en cuál. Habrá, pues, que empezar de nuevo.    2.
¿De qué está hecho el Universo?A los científicos les gustaría poder decir que esta
cuestión está resuelta. Pero no es así.  No se trata aquí de averiguar si existen en algún lugar
materiales o aleaciones desconocidas para nosotros (lo cual es muy probable), sino de saber si
«allí arriba» hay algún «otro tipo de materia» que «funcione» de forma completamente
distinta a la que nos es habitual. ¿Está constituido todo el Universo por átomos iguales a los
que podemos ver hasta donde alcanzan los instrumentos o existe, por el contrario, algún otro
tipo de «ladrillo» fundamental, ajeno a todo lo conocido?Esa es la cuestión. Toda la materia
que conocemos, desde la terrestre a la de las más lejanas galaxias, responde al mismo tipo de
estructura fundamental. La diferencia entre los distintos materiales es una pura cuestión de
cantidades,  depende del número de protones y neutrones del interior de los núcleos
atómicos. Lo que distingue, por ejemplo, al hidrógeno del hierro es que el núcleo de un átomo
del hidrógeno contiene un solo protón y un solo neutrón, mientras que un núcleo de hierro
está formado por 58 protones y 58 neutrones. Cada número corresponde a un elemento
diferente. Pero hay, que se sepa, por lo menos otra clase de materia, y tan distinta de la
ordinaria (de la cual estamos todos hechos) que es incompatible con ella. Se trata de la
antimateria. La antimateria es, aparentemente, idéntica a la materia «normal». No se puede
distinguir a simple vista. Pero si un átomo de antimateria entra en contacto con otro de
materia, ambos se aniquilan en una fuerte explosión de energía. Si un hombre pusiera pie en
un planeta hecho de antimateria, se desintegraría al instante. Los modernos laboratorios de
física son capaces, desde hace algunos años, de «fabricar» átomos de antimateria. Algunas
teorías postulan universos completos hechos de antimateria. Universos que, si alguna vez
llegaran a entrar en contacto con el nuestro, provocarían un cataclismo cósmico como jamás
se ha visto.Otras extrañas partículas han sido detectadas o predichas por los cálculos de los
teóricos. Partículas capaces de viajar en el tiempo o, como los taquiones, de moverse mucho
más deprisa que la luz. ¿Existen realmente? ¿Nos depara el Universo muchas más sorpresas
en este terreno? Todo parece indicar que sí. 3. ¿Cuál será su destino?El Universo, como
demostró el astrónomo Edwin Hubble en 1929, se expande en razón de una constante que él
mismo calculó. A cada minuto que pasa se hace más grande. Eso significa que hace una hora
era más pequeño, que hace un mes lo era aún más. Hace miles de millones de años, debió de
existir un momento muy especial en que todo el Universo estuvo contenido en un punto
microscópico, un punto que, de alguna manera, comenzó a expandirse y cuya expansión
continúa en la actualidad. La pregunta es: ¿Continuará para siempre este proceso de
expansión? ¿O se detendrá alguna vez para dar inicio a una fase de contracción? El destino
del Universo, como se sabe desde hace décadas, depende en gran medida de la cantidad de
materia que haya en él. Porque la materia es responsable de la fuerza de gravedad y la
gravedad tiende a reunir la materia, es decir, se opone frontalmente a la fuerza de la
expansión que pugna por separarla. Más materia significa más gravedad, y la gravedad, si es
lo suficientemente fuerte, es lo único que podría frenar el actual proceso de expansión y dar
lugar a un periodo de contracción (Universo cerrado). Menos materia significaría menos
gravedad, en cuyo caso la expansión continuaría eternamente, hasta que se apagara la última
estrella en un Universo frío, oscuro y desolado (Universo abierto). Pero si la cantidad de
materia resultara ser la justa, entonces podríamos mantenernos en la línea intermedia   entre
estas dos soluciones (Universo plano). Lo que hay que hacer, resulta evidente, es calcular de
una vez cuánta materia (y de qué clase) hay exactamente a nuestro alrededor. La terea no es
nada fácil. Especialmente porque mucha de la materia del Universo no brilla, esto es, es
oscura. Y la materia oscura no se puede detectar en la negrura del espacio. Los cálculos de la
cantidad de materia «brillante» del Universo apenas arrojan un 10 por 100 de la que sería
necesaria para «cerrar» el Universo. Pero, si se demostrara que una cantidad importante de la
materia es «oscura», entonces la cosa cambiaría. Nuevos y más sofisticados instrumentos
revelan cada vez más y más cantidad de materia oscura. Satélites de infrarrojos y telescopios
orbitales hablan, por ejemplo, de gigantescas nubes de polvo intergaláctico, de oscuras
estrellas conocidas como «enanas marrones» y de halos de materia alrededor de la galaxia.
Neutrinos, axones, supercuerdas y otras estructuras «exóticas» podrían ser las portadoras de
la materia que falta ¿Suficiente para «cerrar» el Universo? Aún no. Pero, ahí fuera, podría
haber mucha más. 4. ¿Existen otros Universos?Hace apenas un siglo aún creíamos que la
Tierra era el centro de todo lo que existe. Hoy, sin embargo, los espectaculares avances del
conocimiento científico nos han exiliado a un apartado rincón de una galaxia que no tiene
(aparte de nosotros mismos) nada de especial con respecto a las demás. Y puede que pronto
tengamos que hacer lo propio con el concepto mismo de Universo. Universos cíclicos,
Universos burbuja... existen varias descripciones matemáticas que sugieren que el nuestro no
es el único Universo posible. No sólo eso, sino que podrían haber existido otros universos
antes que el nuestro, y podría haber otros que nacieran después de que el que conocemos
haya desaparecido. Algunas teorías llegan incluso a sostener que, probablemente, existen
otros universos contemporáneos, desarrollándose al mismo tiempo que el nuestro.   El secreto
de los universos paralelos se oculta, una vez más, en las condiciones que originaron el Big
Bang. ¿Por qué motivo de la Gran Explosión habría tenido que surgir un sólo Universo? ¿Por
qué no dos, o diez, o un número infinito de ellos? ¿No pudo haber en el origen múltiples
burbujas y ser nuestra realidad en expansión sólo una de ellas?
5. ¿Qué había antes del Big Bang?La mayoría de los científicos opinaría que ésta es una
pregunta inocente, del tipo de las que formulan los legos en cualquier materia. Que es
absurdo plantear la cuestión porque, entre otras cosas, con el Big Bang también surgió el
tiempo, y «antes» es un concepto temporal que no puede aplicarse fuera del propio tiempo.
Sin embargo, según ciertos cálculos, abordados en principio por un grupo reducido de
«disidentes» sobre la posible existencia de «otros» universos, (cálculos que hoy empiezan a
gozar de la aceptación general) la pregunta vuelve a encontrar sentido. Hay varias teorías
sobre el «antes». La más extendida de ellas dice que nuestro universo podría estar
«rebotando» sobre sí mismo, como una burbuja que se hincha y se deshincha, y que el Big
Bang podría ser sólo el momento inicial de uno de esos rebotes.Esta teoría implica la
necesidad de que el Universo actual sea «cerrado», es decir, que la gravedad venza a la fuerza
de expansión y provoque el comienzo de una etapa de contracción que vuelva a terminar en
un punto, como el original, de infinita densidad. Por lo tanto, el nuestro sólo sería un ciclo
más en medio de un número indeterminado de ciclos. Eso sí, un ciclo muy especial, en el que
se han dado las condiciones precisas para que surjan unos seres (nosotros) capaces de
preguntarse qué había antes del Big Bang. 6. ¿Cómo se estructura el Universo?Las
partículas se juntan en átomos, los átomos en moléculas, las moléculas   en estrellas, las
estrellas en galaxias, las galaxias en grupos de galaxias, los grupos en cúmulos, los cúmulos
en supercúmulos, los supercúmulos en murallas galácticas con millones de miembros, las
murallas en.... ¿Dónde acaba esta cadena? A medida que los investigadores disponen de
herramientas más y más potentes, aparecen nuevas (y siempre mayores) estructuras para
desconcertarnos. Los más recientes descubrimientos en este campo nos muestran una especie
de espuma, una estructura filamentosa que se extiende de manera uniforme por el Universo.
El tamaño de estas estructuras es tal, que cada puntito en ellas corresponde a todo un cúmulo
galáctico, de la misma forma en que cada puntito de la Vía Láctea corresponde a una estrella
individual. A escala humana, el tamaño de estos filamentos es tan grande que resulta difícil de
imaginar. Hasta ahí hemos llegado. Somos demasiado pequeños para apreciar un orden
concreto en escalas aún mayores. Aunque seguramente existan.  7. ¿Hacia dónde va
nuestra galaxia?En el Universo, todo se mueve, y desde que Hubble formuló la teoría de la
expansión (tantas veces confirmada), no cabe duda de que las galaxias se alejan las unas de
las otras. Pero, dentro de este esquema general, existen otros movimientos, más concretos,
provocados por otras fuerzas, probablemente gravitatorias, cuyo origen aún se desconoce.
Nuestra galaxia, por ejemplo, junto a todas sus vecinas del Grupo Local de galaxias (unas
veinte) se dirige a toda velocidad hacia el cúmulo de Virgo. No sería ésta la dirección lógica si
siguiéramos, lisa y llanamente, las leyes de la expansión. ¿Qué nos atrae entonces hacia allí?
¿Qué misteriosa fuerza puede alterar el rumbo de todo un grupo de galaxias en el espacio?
Partamos desde el principio. Para calcular el movimiento del grupo de galaxias al que
nosotros mismos pertenecemos, un observador situado en la Tierra debe tener en cuenta la
superposición de varios movimientos «menores», como por ejemplo los 30 km/s de la Tierra
en su órbita alrededor del Sol, los 230 km/s de todo el Sistema Solar alrededor del centro de
nuestra propia galaxia o los 40 km/s a los que La Vía Láctea (nuestra galaxia) es atraída hacia
su vecina más próxima, la galaxia de Andrómeda. Descontados dichos movimientos, queda
otro, de 600 km/s, de nuestra galaxia (y de todas sus compañeras del Grupo Local) hacia el
Cúmulo de Virgo. Sin embargo, se ha comprobado que el Cúmulo de Virgo no puede ser
responsable de todo este movimiento, ya que él mismo también se mueve en la misma
dirección. Sea lo que sea lo que nos atrae, también atrae al cúmulo de Virgo. El siguiente
candidato a «culpable», por el simple hecho de que está en la dirección hacia la que nos
dirigimos, fue el supercúmulo Hidra-Centauro. Pero cual no sería la sorpresa de los
investigadores cuando descubrieron que también Hidra-Centauro (una agrupación de galaxias
cientos de veces mayor que el cúmulo de Virgo) estaba aprisionado dentro de una atracción
gravitatoria todavía mayor. Desconcertados, llamaron Gran Atractor al «monstruo» capaz de
mover hacia sí mismo miles de galaxias como si fueran planetas alrededor del Sol. Sea lo que
sea ese Gran Atractor, lo cierto es que todos, inevitablemente, nos dirigimos hacia allí.