LIBRO Las Ratas en La Torre de Babel
LIBRO Las Ratas en La Torre de Babel
Carmen Perilli
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Carmen Perilli
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Toda escritura tiene una historia con un mito de origen. En el caso de este libro Las ratas en
la torre de Babel, experimenté por primera vez la conciencia de estar elaborando una obsesión
al intentar comprender un mundo narrativo que me fascinaba por el rechazo que me producía.
En el verano del 92 en Tafí del Valle , leí por curiosidad, estimulada especialmente por gente
más joven y con asombro, un amplio grupo de autores argentinos con quienes me uniría
desde entonces, parafraseando a Borges, no el amor sino el espanto . Las palabras de Juan
Martini, Andrés Rivera, Antonio Marimón, Eduardo Belgrano Rawson, Jorge Lanata, José
Pablo Feinmann, Juan Forn, Guillermo Saccomano, Alan Pauls, me sacudieron hasta el enojo.
Encontré ríspida su anemia anecdótica, insistente la inscripción de lo bajo, pretenciosa su
escritura, alejada del discurso popular su letra y, por sobre todas las cosas, separada de la
literatura latinoamericana. Y allí , en medio de los cerros , resolví escribir un artículo breve:
una diatriba a la novela argentina actual, acusándola de dejarme fuera.
Como alguna vez me dijo Javier Lasarte, un amigo venezolano, los que trabajamos
críticamente con la literatura establecemos una curiosa vinculación con la literatura. No
solamente nos acerca a la Biblioteca por la felicidad de la lectura sino también la curiosidad
por lo que nos agrede y nos incomoda. Trabajar con textos "fóbicos" es estimulante aunque
nos conduce a un sentimiento diferente .
Recuerdo que mi furia frente a la novela argentina fue reforzada , por un artículo "Sombra
terrible de Borges" en el que Tomás Eloy Martínez señalaba "Vida y muerte le han sobrado a
nuestra realidad histórica( tan impúdica, tan estrepitosa de sentimientos) pero siguen
faltándole a nuestra literatura". Cuán equivocado estábamos, queríamos que los escritores
escribieran como García Márquez y resulta que se negaban a hacerlo. Abandonaban el enorme
yacimiento de un discurso donde la política se expresaba como ficción rufianesca . Frente a la
proliferación anecdótica de la realidad habían elegido el pudor.
Al volver comencé a acercarme de otro modo a los mundos novelescos. Reconocí en ellos un
proyecto estético de palabra agresiva y contenida, en el que los autores nos llevaban al
umbral de lo siniestro postulando una poética de la destrucción que modificaba las formas de
recepción. Sentí que estos narradores se hacían las mismas preguntas que yo, pero que habían
desechado el facilismo del espejo optando por el trabajo con las estructuras profundas de la
leyenda nacional argentina, con las grietas doloridas de nuestro imaginario social. Llegué a la
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conclusión de que esta narrativa no podía sino construir "un tratado sobre el infierno", un"
mapa de tumbas" en el que enigmáticamente estaban los fantasmas que nos persiguen a todos
pero que había que descubrirlos. Los textos armaban un mapa. Yo buscaba la " figura en el
tapiz " como el crítico en el relato de Henry James. Encontré mi figura en ese tapiz que
despliegan estas ficciones. Incompleta, perfectible, a veces tremenda pero siempre lúcida.
Descifrarla me produjo el goce que sólo da la resolución de un enigma que interroga a cada
uno de modo diferente o el que siente el jugador de ajedrez cuando cada pieza encaja en su
lugar.
Recoge uno de los tonos centrales de nuestra cultura :el lamento. Al mismo tiempo insiste
sobre el delito como articulador de un discurso social. En cada fundación del estado argentino
los grupos dominantes han repetido el mismo gesto: aniquilación y enajenación de los cuerpos
de los vencidos en nombre de la modernización proclamada desde la superioridad de las
letras. El movimiento se exacerba desde la conquista española y la conquista del desierto
hasta las dictaduras y proyecto neoliberal.
Nuestro discurso político se acerca cada vez más a la ficción asumiendo modos carnavalescos
, se autoparodia, traza figuras rabelesianas. La literatura se retira sobre sí misma, segura de su
autonomía. La ciudad letrada se lee y se escribe y el lector está diseñado a imagen y
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semejanza del autor. Esta curiosa dinámica extrema las potencialidades de la letra para
significar el horror. "Si se muere el narrador" reflexiona uno de los personajes de Las alas del
deseo de Wim Wenders .El narrador argentino no ha muerto. Se arriesga y busca nuevas
salidas de la torre de Babel y de las ratas.
Este libro está dedicado a mis hijos Mariano y Santiago Garmendia. La dedicatoria reza "Para
que no olviden que hay una historia". Que esto no suene a fatalidad. La historia es pasado,
presente y futuro. Es tradición y es cambio. En ella están las derrotas pero también las
victorias, las pesadillas pero también los sueños del hombre. Por eso cuando Piglia se
pregunta “¿Hay una historia?" debemos afirmar rotundamente nuestro derecho a ella
asumiendo el desafío enorme y hermoso de ser intelectuales latinoamericanos hoy y en
Argentina.
Carmen Perilli
Tucumán, mayo de 1994
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Índice
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Cuando los españoles llegaron al Río de la Plata fundaron dos veces la ciudad de Santa María
del Buenayre. El primer asentamiento se desvaneció en el desierto, el segundo creció en
permanente lucha con él. El discurso de los vencedores recoge uno de los tonos centrales de
nuestra literatura: el lamento1.La queja de Luis de Miranda en el "Romance elegíaco"2 remite
a la imposibilidad de fundar y al delito, legitimado por la destrucción y el hambre, marcas del
primer sistema de imágenes que la literatura del conquistador recoge.3
El imaginario social rioplatense sufrió una doble y traumática gestación: En el siglo XVI la
conquista española y en el siglo XIX la conquista del desierto que se complementó con el
aluvión inmigratorio. En ambos momentos la nueva sociedad se configuró a partir de una
geografía pretendidamente virgen, como una utopía proyectada en el desierto.
La conquista española se vertebró alrededor de la idea del continente americano como vacío.
Aunque esta imagen fue desmentida por el mismo proceso histórico en el encuentro con los
numerosos pueblos indios se mantuvo en el imaginario de sujeto conquistador, como
insistente negación de la existencia del vencido. Los españoles realizan una extraña
ficcionalización de la tierra descubierta.4
1Ludmer, Josefina. El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, Bs.As., Sudamericana, 1.988.
Refiriéndose al género gauchesco dice " El desafío y el lamento (dos tonos de la voz oída y dos
posiciones ante el poder y la ley), militarizados, politizados y ligados cada uno con una razón universal o
un sistema de intereses, se dirigen siempre en el género contra el enemigo del que escribe. El desafío es
la lengua arma, militar y política; el lamento introduce la lengua ley “pág.137.
2De Miranda, Luis, Romance, Noticia preliminar de José Torres Revello, Buenos Aires, Facultad de
Filosofía y Letras, Imprenta Coni, 1.961.
3Para este tema son muy importantes los trabajos incluidos en el libro Cautivas y misioneros. Mitos
blancos de la conquista, Buenos Aires, Catálogos,1.987. Sus autores Cristina Iglesia y Julio Schvartzman
revisan de modo iluminador mitos nucleares de nuestro imaginario social.
4"En todo caso, y sean cuales fueren sus orígenes, la existencia de una intensa tendencia quimérica y
mitómana entre los españoles del siglo XVI es un hecho indiscutible e históricamente demostrable. La
extraordinaria vitalidad de esta propensión se expresó no sólo en la generación ininterrumpida de fábulas
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El desierto y la ciudad son términos que se oponen dentro de un mismo universo de sentido.
En la leyenda nacional argentina la civilización elimina a la barbarie para imponer la
modernidad y el orden, ligados estrechamente a la construcción de la realidad que impone el
vencedor. En el Facundo Sarmiento presenta al desierto como " la imagen del mar en la tierra;
la tierra aguardando todavía que se la mande producir las plantas y toda clase de simiente" 6 .
La Argentina es puro suelo, esperando el trasplante europeo para sumarse a la historia del
mundo.
Los gestos fundacionales son, al mismo tiempo, gestos de aniquilación. En estos trances
históricos el asesinato, reforzado por la desaparición de los cuerpos y el cautiverio,
acompañado por la violación de las mujeres, son las figuras nucleares vinculadas a distintas
clases de delitos.
En la leyenda de origen abundan los mitos blancos de los guerreros y las cautivas
Remitámonos, por ejemplo, a las figuras de la española Lucía Miranda y el capitán Sebastián
Hurtado en el texto de La Argentina Manuscrita y las del gaucho Martín Fierro y la cautiva en
La Vuelta, La función de estas imágenes emblemáticas es legitimar, en una construcción
paradigmática de la muerte y la violación del cuerpo del vencedor, la muerte y la violación del
cuerpo del vencido. En el primer texto de ficción de nuestra literatura, El Matadero, se
consuma la violación y la muerte. 7
La clase dominante impuso el orden borrando todo aquello que estorbaba su proyecto. La
materia fue adaptada brutalmente a la letra. El Estado nacional que nació en el siglo
diecinueve fue extendiendo sus dominios, apropiándose del "desierto", al precio de la
tachadura de sus habitantes. Indios y gauchos fueron devorados por el nuevo sistema. La
génesis del poder está en la violencia que la oligarquía compensa con la creación de un
conjunto de representaciones que encubren la sangre y refuerzan un imaginario liberal.
sino también en la persistencia con que se reafirmaron una y otra vez los mitos y ficciones frente a una
serie de experiencias negativas y de fracasos que hubieran debido poner freno definitivo a las fantasías
desbordantes de tantos exploradores y conquistadores". Beatriz Pastor, El discurso narrativo de la
Conquista, La Habana, Casa de las Américas, 198, pág. 100..La nueva realidad es ficcionalizada de
acuerdo a los deseos y necesidades del vencedor.
5Romero, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Buenos Aires., Siglo XXI, 1986, pág.67.
6Sarmiento, Domingo F., Facundo, Buenos Aires., Losada, 1963, pág.25.
7Para David Viñas, "La literatura argentina emerge alrededor de una metáfora mayor: la violación" en
Literatura argentina y realidad política. De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires., Siglo XX, 1974, pág.
13.
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El imaginario radical es la raíz común del imaginario social y de su complejo simbólico. Este
conjunto ordenado de representaciones designa al grupo para sí mismo, distribuye las
identidades y los roles, expresa las necesidades colectivas y los fines a alcanzar. Toda
sociedad produce sistemas para autodesignarse y fijar simbólicamente normas y valores10
La sociedad argentina se construye sobre una fisura. El Estado (la Ley) se funda sobre el
delito. Es perverso desde su génesis. Los vencedores "civilizan" por medio de la "barbarie".
El discurso oficial legitima la violencia y la muerte a través de un sistema explicativo falaz. El
Estado se arroga la representación del Bien frente al Mal. En nombre de la racionalidad y la
modernización se busca la eliminación de la "irracionalidad" y el atraso. El Texto Maestro
es el Facundo donde se encuentran los principales generadores simbólicos. A partir de su
aparición se tiende a pensar la realidad desde la red de significantes propuesta por Sarmiento
cuyo efecto es la aniquilación de la diferencia
8 Noé Jitrik, El mundo del 80, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1982, págs.27 a 29.
9 Castoriadis, Cornelius en "La institución imaginaria de la sociedad" en El imaginario social.
Compilación de Eduardo Colombo, Buenos Aires :Tupac, 1.989.
10 Ver Pierre Ansart "Ideologías, conflicto y poder" en El imaginario social, ob.cit.
11Piglia, Ricardo, La Argentina en pedazos, Bs. As., La Flor-La Urraca, 1993, pág. 8.
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La lucha se entabla entre el Sujeto y El Otro que puede ser el indio, el gaucho, el negro, el
inmigrante, el anarquista, la mujer. El discurso oficial lo construye como amenaza al Orden
del edificio institucional garantizado por el Estado que representa el Uno absoluto que decide
en nombre de todos.
El último trabajo de Josefina Ludmer propone la lectura del delito como articulador del
campo simbólico, como instrumento de definición, por exclusión, del texto político y cultural,
como elemento de separación de la cultura y la no cultura. Se trata de pensar la cultura
argentina como fundada a partir del delito del menor o del segundo (el Otro) que encubre el
delito del mayor o del primero (El Estado, el Poder):"Entre las farsas de la verdad de los
primeros y los robos o asesinatos de los segundos se constituye la alianza delictiva central de
la historia" 12
Toda comunidad atesora sus mitos de origen. La fábula le permite afirmar una identidad que
se legitima en un illo tempore. El mito de origen argentino instaura un Fantasma producido a
partir de la negación y la eliminación de sociedades y culturas, calificadas como no-sociedad
y como no-cultura, y su sustitución utópica por La Sociedad y La Cultura generadas desde la
clase dirigente enajenada en los modelos europeo y norteamericano. Negación y afirmación,
vaciamiento y trasplante son movimientos complementarios dentro de nuestra historia.
El delito sexual es delito contra la mujer. Desde los orígenes de nuestra sociedad, los mitos
blancos de los cuerpos violentados de las cautivas españolas encubren los cautiverios de las
12 Ludmer, Josefina, "Ultimas invenciones críticas de Josefina Ludmer" en Primer Plano, Suplemento
cultural del diario Página12 ,B, Buenos Aires :,14 de junio de 1992, pág.2-3.
13 Benjamin, Walter, Ensayos escogidos, Buenos Aires:, Sur, 1.967, pág.46.
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mujeres negras e indígenas, negadas biológica y simbólicamente como parte del linaje,
omitidas, como raza y como género14. A comienzos de siglo el delito sexual se vincula aún
más estrechamente al delito económico, en la medida en que se comercia y se explota los
cuerpos de las mujeres inmigrantes. La trata de blancas engendra un tipo muy especial de
gender system, en el se disocia la madre republicana de la madre inculta o indigna. La negra y
la india no tuvieron otra posibilidad que aceptar el lugar de la ilegitimidad en el linaje. La
madre inmigrante, ligada al mundo del trabajo, es el complemento de la prostituta cuyo
cuerpo es mercancía. El universo de la prostitución15 está íntimamente ligado al discurso de la
ciudadanía ya que, al igual que el extranjero, la prostituta no posee derechos civiles.
Los textos literarios recogen estas matrices simbólicas. La mayor parte de nuestra literatura es
intensamente andrógina. Las mujeres aparecen como ángeles o demonios. El Facundo y El
Matadero son textos sin mujeres. Desde Gálvez hasta Borges, desde Arlt hasta Rivera, todos
nuestros escritores y artistas insisten en la construcción de un espacio artístico donde lo
perverso, el mal y el poder se adjudican a enigmáticas figuras femeninas.
Cada vez que el estado decide reformularse decretó lo que Jean Franco llama la
desterritorialización de los sujetos que obstaculizaban su propósito. Los indígenas fueron
despojados de sus tierras y de su cultura durante la conquista española; los negros declarados
inexistentes desde la colonia; los gauchos obligados a someterse, en cuerpo y en voz; los
inmigrantes arrojados a los bordes de las ciudades; los anarquistas aniquilados, sepultando
toda referencia a ellos en el silencio; los peronistas perseguidos durante más de 15 años; los
grupos progresistas exterminados.
14 El trabajo de Cristina Iglesia sobre las cautivas consigna la importancia que la existencia de mujeres
aborígenes adquirió en el momento fundacional. Iglesia, C.y Schvartzman, J.,ob.cit.
15 Las investigaciones de Jean Franco sobre el gender system, son citadas por Kathleen Newman en La
violencia del discurso.El Estado autoritario y la novela política argentina, Bs.As., Catálogos, 1.991.
Donna Guy en su libro Sexo y Peligro en Buenos Aires .Prostitución,familia y nación en la Argentina
establece las relaciones entre el discurso de la prostitución y el discurso de la ciudadanía. La obra todavía
no ha sido traducida.
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Durante casi diez años Argentina ha vivido una de las dictaduras más sangrientas y siniestras
de América Latina, que instituyó una perversa y brutal racionalidad perfeccionando la figura
de la desaparición de personas. El discurso del Estado escondió en este significante una
extensa cadena de conceptos que iban desde la tortura hasta la muerte. El espacio real y el
espacio imaginario se poblaron de fantasmas que, aún hoy, permanecen en una presencia-
ausencia, más siniestra que la misma muerte. El poder estatal puso en marcha los mecanismos
de una utopía criminal, al servicio de un proyecto económico. Para ello empleó las mismas
armas que históricamente habían sido útiles a los fundadores, pero con una potencia inusitada,
reforzando la violencia real con la violencia simbólica.
Episodios como el de los anarquistas y el de la Patagonia, así como los fusilamientos de León
Suárez son antecedentes de la liquidación física del enemigo, con una modalidad clandestina.
Ya en el período iniciado por Onganía la represión cobró víctimas inusuales. Pero el golpe de
estado de 1.976 alcanzó un grado de violencia sin antecedentes, procediendo a un verdadero
genocidio El discurso estatal justificó la violencia, apelando al orden y a la teoría del enemigo
interior. El tejido social sufre un tremendo impacto, se quiebran los lazos de solidaridad, se
produce una retracción del espacio público al espacio privado.
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La política estatal prolonga las relaciones de la fundación del sistema: extraño tejido de poder
y crimen, discurso y locura, amenaza y complot, exilio y muerte. La violencia es legitimada
en nombre de la paz y el orden, se expulsa del territorio o se silencia toda oposición, se
elimina físicamente lo que se define como ajeno, aquello que se opone al proyecto
hegemónico.
Un extenso período de la historia del campo cultural argentino pareció dirimirse entre dos
figuras paradigmáticas: la del escritor oligárquico encerrado en su biblioteca representado por
Borges y Bioy Casares y la del escritor comprometido con los procesos revolucionarios
representados, con diversa intensidad, por Cortázar y Sábato.
Con la revolución cubana un núcleo importante de la intelectualidad adhirió a los ideales del
socialismo, planteando el imperativo del compromiso con el cambio. La impugnación al
Estado tomó diversas formas, convirtiendo al intelectual en el otro ideológico y, en tanto que
otro, amenaza de disolución. Hay un interesante desplazamiento desde el otro étnico, cultural
y sexual hacia el otro ideológico que tiene su punto álgido durante la dictadura. Ya Rosas
utilizó como blanco a los grupos de la Asociación de Mayo y Perón también hostigó a los
intelectuales, planteándose la escisión entre las armas y las letras, las alpargatas y los libros.
En realidad, la literatura argentina nació bajo la influencia de esta escisión.
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con el accionar de los grupos paramilitares bajo la protección del gobierno peronista.
Desterritorialización definitiva o transitoria que marca intensamente la escritura en la medida
que el lenguaje se convierte en la única patria posible, la cifra de una geografía imposible.
La otredad que el Estado elimina, la diferencia que tacha, se funde cada vez más con el mismo
en un gesto que, en una dimensión colectiva, es un gesto suicida, en la medida en que la
sociedad se autoaniquila. La víctima y el victimario se acercan cada vez más. La desaparición
es la metáfora siniestra, de aquellas a las que la realidad se atreve más que la literatura, sobre
la que se monta una nueva "conquista del desierto" para imponer el proyecto neoliberal.
La llegada de la democracia supone un primer período eufórico que dura muy poco tiempo, ya
que pronto se descubre nuestra condición dramática de sociedad postindustrial atada al nuevo
orden mundial. La crisis de los países del este es un duro golpe a las utopías, así como a los
grupos de izquierda tradicional, especialmente en el caso de Cuba.
El gesto impugnatorio se ha debilitado. El desafío, segundo tono del que habla Ludmer se ha
convertido en resistencia. Persiste el lamento y el intento de combatir al olvido. La prensa es
uno de los espacios de esa militancia. Diarios como Página 12 capitalizan el lugar de
oposición. Pero el discurso estatal se presenta inexpugnable.
La recomposición del Estado supuso decretar la inexistencia del delito. El punto final y el
indulto a los comandantes legitiman una vez más una legalidad perversa, que subyace como
fisura en el imaginario social. La impunidad sobre los delitos económicos y la falta de
seguridad social causan cientos de muertos. El estado abandona a los débiles por los fuertes
identificándose con los verdugos no con las víctimas. El delito del mayor se transforma en la
norma. El ciclo de las refundaciones no termina, las figuras se repiten.
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Los sistemas de modelización secundarios adquieren una densidad diferente, al ser trasplante
de un determinado sistema cultural a otro, al mismo tiempo que forman con los sistemas de
modelización vernáculos un polisistema que funciona como una totalidad contradictoria. En la
estrategia del conquistador la ocupación del imaginario cultural fue tan importante como la
ocupación de la geografía. Una nueva producción simbólica fue patrimonio del colonizado y
llegó a adquirir un tono subversivo, en su gesto enfático de autonomía. Existe una permanente
diacronía en la recepción de movimientos y escuelas literarias, un descentramiento de ideas en
comparación con su uso primero.22
Uno de los casos más apasionantes dentro de nuestra problemática cultural es el de las
fronteras genéricas entre la Historiografía y la Ficción. Textos fundantes como las crónicas de
Indias exhiben un carácter bifronte, efecto de su propia constitución como discurso
colonizador-colonizado. Mignolo habla de una semiosis colonial, dominio conflictivo entre
miembros de culturas opuestas, que representa un dilema para el sujeto de la comprensión
20 Jameson, Frederic, Documentos de cultura, documentos de barbarie, Madrid, Visor, 1989, pág.66
21 Ortiz, Fernando, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, La Habana, Ed. De Ciencias Sociales.
1983.Ortiz acuña la expresión transculturación, "para expresar los variadísimos fenómenos que se
originan en Cuba por las complejísimas transmutaciones de culturas que aquí se verifican "(pág.86)
22 ver las propuestas de La literatura latinoamericana como proceso, volumen coordinado por Ana
Pizarro, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1985.
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Gran parte de la escritura latinoamericana resulta de difícil inscripción dentro de los cánones
clásicos. De ahí los múltiples esfuerzos realizados por el trabajo crítico con vastas y brumosas
zonas como el ensayo y el testimonio. A la arritmia histórica propia de la transposición de los
modelos culturales se suman las nuevas funciones de la letra escrita. El sujeto histórico y
literario se estructura en una situación colonial.
En el nivel profundo de la conciencia del historiador tiene lugar un acto esencialmente poético
que prefigura el campo histórico y lo constituye en dominio. La categorización como modelo
de la narración histórica y la conceptualización histórica depende, finalmente, de la naturaleza
pre-conceptual y específicamente poética de sus puntos de vista sobre la Historia y sus
procesos. Lo que Hayden White27 llama base metahistórica de la obra es la combinación del
modo tropológico dominante y el protocolo lingüístico: “en cualquier campo de estudio
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Una buena parte de las corrientes historiográficas actuales admite la condición de trama del
discurso histórico. ¨"Los historiadores han contado siempre historias", asevera Lawrence
Stone. La afirmación de este postulado supone la puesta en duda de la relación entre la
realidad y una determinada representación discursiva.
Esta posición epistemológica enjuicia la objetividad de una palabra cuyo estatuto supone una
estructura monológico, que responde a la rigidez del sistema, enunciada desde la épica y
alejada de toda posibilidad de cuestionamiento ya que se presenta como lo Real mismo.30. La
ausencia del enunciador en el discurso histórico, su construcción como Sujeto vacío de la
enunciación, como Uno uniformemente aseverativo, obliga a ligar al hecho histórico al
privilegio de ser. Se cuenta lo que ha sido, no lo que no ha sido o lo que ha sido dudoso
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Las fronteras de género entre el discurso histórico y otros discursos no son tajantes en la
medida en que comparten su índole de construcción lingüística. No se trata del reflejo de los
hechos sino de un entramado de los mismos, que tendrá distintas características de acuerdo al
sujeto que realice la selección de los elementos dentro de una determinada narración, así
como el modo de argumentación y la implicación ideológica de la misma.32
31 Barthes, Roland, "El discurso de la Historia", en Estructuralismo y Literatura., Buenos Aires:, Nueva
Visión, 1992.,pág. .25 y 26.
32 ver las obras de Hayden White ya citadas.
33 ver los artículos de Walter Mignolo "Sobre las condiciones de la ficción literaria", en Escritura,
Caracas, VI, Nro.12, 1.981 y "Semantización de la ficción literaria" en Dispositio, Univ. de Michigan,
Vol.5 y 6, 1.981,
34 Del Paso, Fernando, Noticias del Imperio, Sudamericana, 1991, pág.31..
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La novela supone el paso del mundo de la lectura única de la épica medieval al de las lecturas
múltiples de la modernidad. Lo que Julia Kristeva considera el paso de un texto cultural
centrado en el símbolo a otro relativizado por el signo. La novela es el modo de enunciación
propio de ese nuevo universo. En el mundo contemporáneo, hay un creciente apartarse del
fonocentrismo, aceptar que el gramma como le llama Derrida36 es el centro de la
productividad de la cultura. La escritura se aboca a su propia crítica.
Desde sus orígenes la literatura continental mantiene una entrañable vinculación con los
fantasmas históricos. A fines del siglo XX no se trata de documentar al modo del realismo
ingenuo sino de convertir la escritura en una sociología de lo imaginario39 que proponga
lecturas de las estructuras sociales profundas, revelando las articulaciones simbólicas de
nuestro imaginario :"Lo que no hacen nuestras novelas es contar la historia tal como la
contaban los realistas del siglo veinte, sino tal como hoy se la puede contar, partiendo del
interrogante de que nos interesa escribir novelas que interroguen de qué historia se trata y
cómo la contamos"40
Las narraciones literarias se han hecho cargo de los silencios de la historia oficial
latinoamericana planteando una verdadera resistencia al olvido obligatorio41 al que son
sometidos nuestros pueblos. Toda escritura supone un lugar de enunciación. Los autores
latinoamericanos no pueden escapar a su condición de sujetos colonizados, sino en el intento
de liberar de su condición enajenada. Al discurso con el cual se ejerció la violencia simbólica
sobre el referente, aprisionado en la imagen que el discurso del dominador le impuso.
El discurso narrativo de los 60, la llamada nueva novela, estuvo fuertemente marcada en sus
relaciones semánticas por el discurso ideológico subyacente. Estas décadas recibieron la
influencia de la revolución cubana y el éxito aparente de los nacionalismos populares. Su
discurso, emparentado con los tonos utópicos de la propuesta bolivariana de la Patria Grande,
35ver el libro de Carlos Fuentes, Cervantes o la crítica de la lectura, México, Joaquín Mortiz,1984.
36Derrida, Jacques, De la Grammatología, México, Siglo Veintiuno, 1984.
37 Hutcheon, Linda, Narcissistic Narrative. The metafiction paradox, New York and London: Methuen,
1980.
38Hutcheon, Linda, ob. cit.., pág. 12
39 Zeraffa, Michel, Novela y sociedad, Buenos Aires: Amorrortu, 1971.
40 Martini, Juan, "Especificidades, alusiones y saber de una escritura", en Represión y reconstrucción de
una cultura: el caso argentino", Bs.As., Eudeba, 1.988. y en entrevista a Juan Martini, Revista Crisis,
1989.
41 Lotman, Iuri y escuela de Tartu, Semiótica de la cultura, Madrid, Cátedra, 1.979.
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era un discurso eufórico tendido hacia el futuro, puro hacerse en el que no había demasiado
lugar para las dudas. En ese momento los intelectuales pensaban que podían resolver con
facilidad la vinculación entre el compromiso estético y el compromiso ético.
El discurso narrativo de los 80 es diferente. Las circunstancias históricas han dado un terrible
mentís a las utopías tanto en el plano nacional como en el plano continental y, en estos
últimos años, en el plano internacional. Las sangrientas dictaduras militares y las democracias
formales que sucedieron a los intentos de cambio y los sofocaron se sumaron a la crisis de los
movimientos populares y del comunismo, situación sumamente contradictoria. El discurso
sobre el que se construye nuestra novela es un discurso disfórico que se interroga sobre las
causas de la derrota.
Esta escritura no parte de las certezas sino de los cuestionamientos. Busca las causas de los
fracasos no solamente en los demás sino en sí mismo. Cuestiona las representaciones
discursivas de lo real, buscando las fisuras en las que las palabras adquieren la peligrosa
transparencia de las cosas. No solamente reflexiona sobre sí misma sino sobre otras escrituras.
Intenta desentrañar el saber de otros textos, especialmente el de la historia, en la medida en
que ese saber es poder.
Se trata de buscar los jirones que puedan resguardar las pequeñas verdades. No existe el gran
relato, las totalidades se han fracturado. Solamente podemos preservar los fragmentos, leer en
los márgenes. Recortes de periódicos, cartas, imágenes perdidas, voces, todo texto es útil sirve
para reconstruir el texto histórico. El sujeto no maneja la realidad que se conforma como una
trama enigmática y siniestra donde la verdad es derrotada. La alegoría del ángel empleada por
Walter Benjamin es una potente representación de la concepción de la historia
42ver el último libro de Hayden White, El contenido de la forma, Buenos Aires: Paidós, 1.992.
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Los enunciados no intentan recoger un relato coherente, buscan significar la confusión entre
Realidad e Irrealidad, marcan los brumosos umbrales de las diferentes tramas en las que está
sujetado el ser humano. El mundo urbano contemporáneo, lleno de sonidos, imágenes,
palabras aleja cada vez más a cuerpos y voces. Más que construirse como sujetos los hombres
parecen estar disolviéndose en una materia que les ajena y que hace estallar los límites entre
la realidad y la ficción. La necesidad de explicarse las pesadillas no las disuelve su condición.
Se replantean las relaciones entre la épica, el mito y la utopía. Hayden White clasifica los
tipos de trama de las narraciones históricas en novela, comedia, tragedia y sátira. En las
narraciones literarias argentinas actuales subyace una narración histórica diseñada como
tragedia y como sátira. No hay explicaciones para el terror y la muerte. Lo absurdo del
acontecer, la estupefacción ante la hostilidad, los interrogantes sobre las fisuras se imponen.
El tropo central es la ironía y la pregunta por el telos se transforma en pregunta por el génesis
en el que el poder aparece indisolublemente unido a la muerte. Como decíamos en el punto
anterior, la historia argentina aparece como la tragedia de los vencidos encubierta y negada
por la épica triunfalista de los vencedores.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
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La narrativa argentina de la última década diseña diversos paradigmas que se pueden aglutinar
alrededor de dos imágenes opuestas: el Cuerpo y la Letra. La inscripción de los cuerpos es
paralela y complementaria de la mitificación de las letras. Desde los orígenes de nuestra
literatura, expresión del "espíritu", contrasta con el cuerpo está vinculado a la "materia". Estos
dos núcleos semánticos se relacionan con la tensión entre la civilización y la barbarie, tensión
fundacional del discurso ideológico sobre nuestra nacionalidad. En estos últimos años los
autores intentan la relectura de esta antinomia canónica.
Me propongo mostrar el enlace de la Escritura como cuerpo de la ficción con el Cuerpo como
escritura de la historia, espacios estructurantes de la ficción de la última década. Esta ficción
que insiste obsesivamente en el trabajo con el lenguaje buscando su cifra, siguiendo el camino
de la literatura fantástica, especialmente de Jorge Luis Borges. Al mismo tiempo, sus
imágenes remiten al más crudo naturalismo, obedeciendo a los dictados de una tradición
literaria que nuestra historiografía presenta como opuesta. La literatura argentina del siglo
XX puede leerse, según Ludmer46 como una reflexión sobre la falsificación en la que la
ficción política y la ficción literaria se relacionan
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La falsificación impregna todos los niveles del texto cultural. Dentro del universo de sentido
de la literatura rige una legalidad diferente en la que la parodia y el pastiche son ingredientes
centrales. La novela argentina de fines de siglo se entrega a una voraz y revulsiva reescritura
de lo que Jameson llama Textos Maestros 48 Esta escritura vuelve sobre aquellas letras cuya
potencialidad produjo las articulaciones simbólicas que acuñaron el imaginario cultural
argentino. Aquellos textos desde los que se definió esa construcción que nosotros
denominamos Argentina o la nación o el país o la patria: El Matadero de Esteban Echeverría,
El Facundo de Sarmiento; La excursión a los indios ranqueles de Lucio Mansilla; el Martín
Fierro de José Hernández, los relatos naturalistas de Manuel Gálvez y Eugenio Cambaceres,
las ficciones fantásticas y los ensayos de Lugones, las narraciones de Roberto Arlt,
Macedonio Fernández, Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges.
Los escritores vuelven una y otra vez sobre los orígenes del estado nacional y la relación entre
el discurso político y el discurso literario. Esta literatura se rotula altivamente rioplatense y
urbana, neoeuropea y cosmopolita. Así como la escisión entre Buenos Aires y el resto del país
se profundiza, el discurso literario niega cualquier parecido con el resto de la producción
literaria de América, negación que es una marca nítida de nuestra cultura. Se trata de una
producción enclavada en el sistema central que ignora la periferia
Juan Carlos Onetti y Jorge Luis Borges son los padres de esta generación de narradores. La
presencia de Juan Carlos Onetti es constante. Su mundo interpenetra la mayoría de las
superficies textuales. Las importancias de las lecciones de Borges no solamente determinan
una escritura, sino que mediatizan una lectura de la cultura. El primero es el ancestro
reconocido, el segundo suscita declaraciones parricidas. Dos propuestas: el realismo urbano y
la literatura fantástica son subsumidas por un mismo proyecto estético. La productividad
textual funciona como canibalización; apropiación consciente de la producción simbólica de
la literatura argentina en un gesto que señala, al mismo tiempo, el carácter transculturador de
la producción de un cuerpo social colonizado. El texto funciona como un espacio cuya
dinámica se funda en la escritura como lectura de otros textos.
Existen relaciones entre la figura de la parodia y la idea misma de propiedad. Toda la historia
de la literatura argentina es la historia de un sistema de citas, referencias culturales, alusiones,
plagios, traducciones. Desde Sarmiento hasta Borges. Este último exaspera esta tradición,
llevándola al apócrifo y supone el estallido de los modelos decimonónicos que se cierran con
su escritura. Su obra trabaja sobre el sistema literario provocando un cambio en la función de
los discursos que son absorbidos y modificados hasta la desacralización: “Así el escritor
enfrenta de un modo específico la contradicción entre escritura social y apropiación privada
que aparece muy visiblemente en las cuestiones que suscitan el plagio, la parodia, el pastiche,
el apócrifo"49
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50Marimón, Antonio, El antiguo alimento de los héroes, Buenos Aires: Punto Sur, 1.988.
51Saer, Juan José, El entenado, Buenos Aires, Folios,1983.
52Belgrano Rawson, Fuegia, Buenos Aires., Sudamericana, 1991.
53Soriano, Osvaldo, Una sombra ya pronto serás, Buenos Aires; Sudamericana, 1990 y El ojo de la
patria, Bs.As., Sudamericana,1.992.
54Martínez, Tomás Eloy, La novela de Perón, Buenos Aires., Legasa, 1.985 y La mano del amo, Buenos
Aires: Planeta Biblioteca del Sur, 1991.
55Pauls Alan, El pudor del pornógrafo, Bs. As. Sudamericana, 1.984.
56Steimberg, Alicia, Cuando digo Magdalena, Buenos Aires., Planeta Biblioteca del Sur, 1.992.
57Mercado, Tununa, Canon de alcoba, Buenos Aires: Ada Korn,1.988 y En estado de memoria, Buenos
Aires: Ada Korn,1.990.
58Gilman, Claudia, Montaldo, Graciela, Preciosas cautivas, Buenos Aires.: Alfaguara, 1.993.
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femenino abre una zona distinta, que se pliega sobre el espacio privado y explora otros
registros como el de la cotidianeidad.
La presencia reiterada del cuerpo exaspera la escritura, creando una extraña referencialidad en
la que éste se transforma en la mise en abyme del texto. La diferencia realidad/irrealidad;
materia /palabra se torna difusa a partir de la dinámica de ampliación teñida de negación que
asume la escritura. La insistencia en los significantes cuerpo y escritura materializa un
distanciamiento que acaba por estallar.
El imaginario textual opera sobre los fantasmas del imaginario social argentino. Es interesante
señalar que hay una especie de inversión del discurso superficial que moldeó nuestra
59 Jameson, Frederic, Ensayos sobre el postmodernismo, Buenos Aires, Imago Mundi, 1.991, pág. 58.
60 Derrida, Jacques, Espolones. Los Estilos de Nietzsche. España, Pretextos, 1.981, pág.56.
61 Ver entrevista a Donna Guy, Primer Plano, Suplemento cultural de Página 12, marzo de 1.993
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El liberalismo sostenido por la generación de los fundadores del estado argentino exalta los
valores de la letra y oculta la violencia de la historia.. Se considera significativa únicamente a
aquella cultura resultante del trasplante europeo, cuyo símbolo por excelencia es el libro. Las
otras voces son relegadas a los márgenes, a la no-cultura. El uso de la lengua es esencial al
manejo de los cuerpos.
Resulta curioso recorrer las encuestas de opinión y las numerosas entrevistas a escritores
acerca de los libros más leídos. La presencia de la literatura europea y argentina obedece a
criterios absolutamente canónicos. Cuando se pregunta por las lecturas que alimentan sus
obras todos acuden a obras como el Facundo o Los lanzallamas. De diez escritores, ocho
citan Respiración artificial. Nadie menciona folletines ni obras no prestigiosas.
En algunas listas es interesante ver cómo se "eligen" entre ellos, demostrando una gran
ignorancia de otras literaturas. Hay una total coincidencia entre la "cocina "de los escritores y
la historia oficial de la literatura argentina, entre el cenáculo que se nuclea alrededor de
periódicos como Página12. María Teresa Grammuglio lo subraya en un artículo lleno de
humor: “cada veinte años una floración : Arlt y G:uiraldes; Bioy y Marechal ; Sábato, Di
Benedetto y Cortázar; Piglia; los veinte, los cuarenta, los sesenta, los ochenta, y en cada corte
el campo atendido con prolijidad salomónica, equilibrando las líneas de fuerza, sin furias y sin
camarillas, ese cuadro de honor que acaba por conferir tanto peso a la literatura no
contemporánea me habla, finalmente , de aquello que yo esperaba : del estado de campo en
que se alcanza ese resultado. Un estado de campo que genera una comunidad narrativa
capturada por la convención, con baja capacidad de riesgo, como para apostar por los
contemporáneos, es decir, por ella misma"62
Los textos exhiben reflexiones sobre la escritura y la cultura oficial argentinas, como
proyectos de una burguesía que frustró a la nación. Trabajan sobre discursos canónicos y
desde un discurso canónico. Hay un máximo de alejamiento del discurso popular y de la
cultura de masas. Se insiste en las diferencias entre escritura y oralidad en el gesto dramático
de los significantes por aprehender las marcas de las voces o parodiar la eficacia de las
imágenes. La letra se aparta de la voz y de la imagen, en la medida en que intenta
reproducirlas.
62Grammuglio, María Teresa: “Desconcierto en dos tiempos", Revista Punto de Vista, Bs.As., Año
Noviembre-diciembre de 1.987. pág.14.
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Si el lenguaje de los cuerpos es perverso también la literatura como corpus es una traducción
perversa de otros discursos. El texto hegemónico del sistema cultural argentino está diseñado
sobre una torcedura. La traducción de modelos europeos, la adaptación de la realidad a la
letra, la primacía de la escritura sobre la materia. La escritura más que creación es lectura y es
corrección. Una verdadera poética de la destrucción 63se afianza como significante que
afecta tanto el campo semántico como la forma discursiva. Los textos, en su gesto
autorreflexivo, incluyen un profuso discurso teórico que amenaza con destruir la tensión
narrativa.
Los discursos juegan a perderse tanto en la suma tensión que exalta lo descriptivo al modo del
nouveau roman como en la letra que se esfuerza por ser palabra, descubriendo su componente
retórico. La desintegración alcanza al mundo narrativo y a los actantes que, en muchos casos,
se duplican hasta convertirse en escorzos de enunciados que se entremezclan. Aún en la
narrativa histórica, el espacio parece predominar sobre el tiempo. Hay una preponderancia de
la dimensión del plano sobre la línea, de la morosidad de la materia escrita sobre el
dinamismo de la acción. Esta es otra de las características que inscribe a este discurso dentro
de la tradición postmoderna.
Las novelas tienden a ser breves, cercanas al cuento: muchos apelan a la saga. Es el caso de
Osvaldo Soriano, de Juan Martini o de Andrés Rivera. La gravitación de la sintaxis de Borges
sigue siendo muy fuerte, hay un exceso de "pudor" propio de esa escritura, así como la
tensión violenta entre los extremos letra y cuerpo. Pienso en ficciones como "La forma de la
espada" o "El informe de Brodie".
El Autor se construye dentro de los textos en una doble firma. Esta narrativa, como ya lo
señalara Marta Morello Frosch65, afirma su vocación autobiográfica. Puede leerse como un
63 Usamos esta noción de" poética de la destrucción" en el sentido en que la emplea Davi Arrigucci el
libro sobre la poética de Julio Cortázar O Escorpiao Encalacrado, San Pablo, Perspectiva, 1.973.
64 Estos conceptos de Roland Barthes están en El placer del texto, México, Siglo XXI, 1.984.
65 Morello Frosch Marta “Biografías fictivas: formas de resistencia y reflexión en la narrativa argentina
reciente", en Ficción y Política, de Daniel Balderston y otros, ob.cit.
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Juan Minelli es Juan Martini (quien, por si fuera poco, cambia su nombre de Juan Carlos a
Juan después de la trilogía). Tomás Eloy Martínez se erige como personaje en La novela de
Perón desdoblándose: Zamora y Tomás Eloy Martínez. En Nada que perder Andrés Rivera
relata instantes de su propia vida; En esta dulce tierra contiene las experiencias del autor en
los límites con la locura. El problema de la filiación unido al del linaje que remite al Nombre,
que siempre es el del Padre, está en los orígenes de nuestra textualidad
En estos relatos están ausentes de las propuestas totalizantes de épocas anteriores. El intento
es proporcionar una visión de la historia a partir de la discontinuidad de lo colectivo y la
inscripción de lo individual fracturado. Todos estos textos buscan reconstruir una subjetividad
a partir de una misma y devastadora experiencia histórica:
El género policial, especialmente la novela negra norteamericana, tiene una gran incidencia
sobre gran parte del corpus.- Dashiell Hammet, Raymond Chandler, James Hadley Chase,
Patricia Highsmith. Este paradigma escriturario une el enigma, que remite a los problemas de
identidad y filiación, y el crimen de arquetípica violencia, con fuertes móviles económicos y
sexuales. Responde a una concepción materialista de la sociedad, que denuncia los
66 Rosa, Nicolás, El arte del olvido, Buenos Aires:, Puntosur., 1.990, pág.58.
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mecanismos más sombríos del capitalismo: “el único enigma que proponen - y nunca
resuelven - las novelas de la serie negra es el de las relaciones capitalistas: el dinero que
legisla la moral y sostiene la ley es la única razón de estos relatos donde todo se paga. En este
sentido...son novelas capitalistas en el sentido más literal de la palabra"68
Un modelo textual apropiado para una sociedad en la que el proyecto de las clases dominantes
se acerca cada vez más al de un colectivo como mercado y no como nación. El neoliberalismo
desnuda las estructuras del capitalismo dependiente que el liberalismo tradicional mantenía
encubiertas. En las obras las víctimas y los victimarios se confunden, desaparecen los límites
entre la Ley y el delito. El enigma no se resuelve, pasa a segundo plano. Lo más importante es
la denuncia de la historia como relato del poder y el ejercicio de la violencia. Toda trama es,
en última instancia, un juego, un juego serio o macabro pero un juego al fin.
Tanto los narradores que optan por el modelo fantástico como los que eligen el modelo
naturalista los diseñan paródicamente para construir nuevas incertidumbres. Lo real y lo irreal
no existen como tales. Una débil línea separa cuerpos de escrituras. En la medida en que toda
escritura se hace cuerpo y todo cuerpo puede transformarse en escritura.
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Lo siniestro es el efecto central del discurso narrativo de la última década. Al mismo tiempo
es el elemento estructurante del clima de ideas que domina las obras. Una suerte de constante
que insiste en los motivos que provienen de lo bajo y de lo reprimido. Lo siniestro emerge
como todo aquello que tiene que ver con lo que está oculto y debe permanecer así.
Freud señala que lo unheimlich sería aquella suerte de espantoso que afecta a las cosas
conocidas y familiares desde tiempo atrás, una propiedad de lo mismo que contiene en
germen lo Otro. Unheimlich tiene como raíz heimlich (íntimo, secreto, familiar) y heimisch
(hogareño, doméstico). La voz evoluciona hacia la ambivalencia hasta coincidir con su
antítesis, ya que es todo lo que estaba, pero debía permanecer oculto y se ha manifestad-"Lo
siniestro se da, frecuente y fácilmente, cuando se desvanecen los límites entre fantasía y
realidad, cuando lo que habíamos tenido por fantástico aparece ante nosotros como real;
cuando un símbolo asume el lugar y la importancia de lo simbolizado y así sucesivamente"69
Eugenio Trías70, recordando el concepto de Kant de que lo siniestro produce el quiebre del
efecto estético, lo considera límite de lo sublime del arte. Lo bello se sostiene sobre lo terrible,
sobre lo insoportable del goce. El arte y la literatura contemporáneos han intentado transgredir
69 Freud, Sigmund “Lo siniestro"(1919) en Obras Completas, Madrid, Nova, .981, pág.2.500.
70Trías, Eugenio, Lo bello y lo siniestro, España, Seix Barral, 1984.
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las limitaciones del concepto mismo de lo sublime. En el caso de obras como "El grito" de
Munch o El tambor de hojalata de Gûnter Grass se intenta significar la ansiedad, la alienación
y la barbarie.
El espacio de este nuevo arte es antropomorfo; el cuerpo humano adquiere una particular
opacidad. Para Kant el otro que amenaza era aquello que desborda la definición de humano; el
horror proviene de aquello que la mente humana es incapaz de representarse salvo en el orden
de lo fantástico.
En los umbrales del siglo XXI el hombre se aleja cada vez más del mundo natural. Los
objetos que la técnica ha construido constituyen una nueva segunda naturaleza. La alteridad es
esa inmensa red de relaciones que es el universo donde las máquinas construyen una
"civilización" para unos pocos.Los mecanismos sociales así como el avance tecnológico
producen eficazmente una nueva barbarie, que asimila el hombre a la materia inerte, que
amenaza al planeta por su uso irracional. Los modos de dominación se han perfeccionado. En
una sociedad donde la Moira es la Economía grandes zonas del planeta son condenadas a la
marginación.
En esta sociedad la modernización es acompañada por la más feroz de las barbaries, el mundo
es regido por el mercado, el centro olvida cada vez más a la periferia. En el llamado
subdesarrollo, las contradicciones se plantean agónicamente. La violencia creciente impone
un proyecto mundial que trata de acabar con cualquier forma de resistencia. Se trata de
eliminar las diferencias de modo radical, aunque se proclame su aceptación. La dictadura
argentina reciente no es sino parte de ese proceso.
Las marcas que en el imaginario social argentino han producido los últimos años supone la
afirmación por repetición de ciertas figuras en un texto cultural que se narra como fatalidad
donde al desafío y al lamento han sucedido la locura y el delito. El antropomorfismo presente
en los textos se relaciona con ambas líneas. No podemos ignorar la inserción de nuestra
narrativa en el contexto internacional, así como tampoco el hecho de que encuentra
fuertemente connotada por nuestra propia experiencia social.
La escritura pulsa las fronteras entre lo sublime y el asco. Esta acción se produce en múltiples
derivaciones: el horror, el vacío, la locura, el dolor y la muerte. Detrás de una superficie
insoportablemente tensa, se agitan una serie reiterada de significantes que fuerzan el umbral
de la autocomplacencia, insistiendo en lo que se desecha, en el detritus. El resto es aquello de
lo que no se habla, lo que no se soporta y que la literatura trae constantemente.
El foco mismo está podrido; cargado de pus y de sangre como es el caso de Castelli, cuya
lengua tumefacta marca el lugar de la enunciación; signado por la vejez y la muerte en el caso
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En nuestro país el libro más leído de los últimos años es el Nunca Más, el Informe de la
Comisión Nacional de Desaparición de Personas. La desterritorialización toma la forma del
vacío lleno de fantasmas, cuyo asesinato no es castigado, cuya muerte nadie asume. La
imagen en el espejo remite a la ausencia inexplicable, se abisma en representaciones de lo
inexplicable. Los cuerpos desaparecidos como fantasmas desvanecidos en el aire no pueden
morir, se encuentran siempre entre la vida y la muerte.
Nuestra narrativa se aparta del fantasy tradicional, buscando los medios para imaginar ese
borde. El imaginario textual convoca los fantasmas del imaginario social. La incertidumbre
tiene que ver con la pérdida en un trágico laberinto del que no advierte salida, ni siquiera la
busca. No hay mensajes para el héroe ni hay posibilidad de apoyarse en el mito. Al no haber
castigo, la culpa es social. Las imágenes nucleares del discurso cultural son las de la
degradación y la muerte. Lo excremental está omnipresente; la sexualidad permanentemente
remite a la analidad. La boca tiene un papel preponderante. Lugar casi siempre femenino,
espacio de la palabra y el goce.
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En Fuegia los indígenas perseguidos y masacrados también persiguen y masacran. Los límites
entre lo humano y lo animal se diluyen, al mismo tiempo, que están fuertemente marcados.
Una antropología diferente se perfila en estas obras. Los límites entre Naturaleza y Cultura
han cambiado, así como sus valencias. En las últimas novelas de Rivera la relación Amo-
Esclavo es perversión de la clase dominante. En El Ojo de la Patria de Osvaldo Soriano, el
protagonista, burda imitación de espía, pasea con un cadáver embalsamado, el del héroe
patrio. Tomás Eloy Martínez emplea el recurso de lo siniestro en La mano del amo con gran
profusión de gatos y de inversiones. La novela que está preparando es una macabra biografía:
la del cadáver de Eva Perón. Antonio Marimón insiste en las resistencias del cuerpo a la
tortura a través de las resistencias de una escritura que se torna insoportable. Ricardo Piglia en
La ciudad ausente nos habla de un mundo infernal donde las colinas tienen indelebles huellas
de la muerte. Estas observaciones valen para propuestas como las de Enrique Medina
(especialmente Las tumbas), Oscar Hermes Villordo, ( El alhajadito, La brasa en la mano ),
Jorge Asís ( La calle de los caballos muertos , Carne Picada). También puede leerse en la
cultura popular y de masas.
74 Rivera, Andrés, El amigo de Baudelaire, Buenos Aires: Alfaguara, 1991, pág. 54.
75 Jameson, F., Ensayos sobre el postmodernismo, ob. cit. págs. 36 y 37.
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Lo siniestro supone la aparición de lo terrible. En algunos casos es un efecto que puede ser
conjurado a través de la risa que relativiza. La risa ambivalente y transgresora está ausente de
nuestro corpus narrativo; a veces encontramos una mueca o un gesto de sarcasmo. En el
artículo sobre lo siniestro Freud concluye
Los novelistas argentinos no pueden independizarse de su asunto. y buscan darle una nueva
forma narrativa que provoque una incertidumbre creativa en el lector que se atreva a
incursionar en los textos. Autor y lector están convocados a una tremenda ceremonia: la del
encuentro con el cuerpo de la letra.
76 Jackson, Rosemary, Fantasy. Literatura y subversión, Buenos Aires:, Catálogos ,1986 ,pág.91.
77 Freud,Sigmund., ob.cit.pág. 2.505.
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DE LA FIGURA EN EL TAPIZ
Las ratas en la Torre de Babel es el título de este libro en el que intento, como el crítico de
Henry James, quizá con la misma escasez de éxito, diseñar la figura en el tapiz de la escritura
de un conjunto de narradores argentinos de la última década. No pretendo construir un modelo
exhaustivo de una producción profusa. A la explosión de novelas ha correspondido un
fenómeno local de mercado que, al igual que en el boom latinoamericano, ha ungido a autores
muy jóvenes, arrastrando consigo a otros generacionalmente mayores.
La difusión ha llegado aún a vacilantes primeros pasos como los de Jorge Lanata, Guillermo
Saccomano, Rodrigo Fresán. Estas experiencias narrativas tienen un mercado inmediato,
nacen condicionadas por éste. La mitología del escritor como arquetipo del hombre moderno
está en funcionamiento con un modelo totalmente nuevo. En muchos casos, el del joven
ejecutivo progresista que admiran las revistas de moda y que llega a ser inofensivo para el
sistema.
78James, Henry, La figura en el tapiz y otros cuentos, Bs.As., Centro Editor de América Latina, 1964,
pág.35.
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ha supuesto una gran explosión de lectores fuera de los círculos académicos. El público
masivo se reserva para los medios de comunicación, especialmente la televisión.
Hay algunas excepciones como Ricardo Piglia, Tomás Eloy Martínez y Osvaldo Soriano.
Estos últimos no gozan de los favores de la crítica especializada, son considerados
concesivos. Pero, aún frente al éxito de mercado, el escritor ostenta una peculiar actitud de
desprecio que es ya casi una marca dentro de la cultura argentino. Como si el cierre de la élite
escrituraria fuera una marca de distinción. Aún aquellos autores como Julio Cortázar que
ostentan un gesto radicalizado en lo político siempre mantuvieron el manejo de un idiolecto,
un código alejado del discurso popular.
Otra de las características del campo intelectual y, más específicamente, del literario, es el
fuerte y sostenido desarrollo de las tendencias críticas que redefinen el canon proponiendo
nuevas lecturas. La tarea de los investigadores es central en la construcción del sistema
literario. Como decía Ángel Rama si la crítica no hace la literatura sí permite la consolidación
del sistema, construyendo en muchos casos su objeto. La función consagratoria de los
circuitos críticos es innegable. Así como la irradiación desde éstos de modelos escriturarios
dictados por las teorías.
Los estudios de David Viñas, Ana María Barrenechea, Noé Jitrik, Enrique Pezzoni han sido
continuados magistralmente por autores como Josefina Ludmer (El género gauchesco. Un
tratado sobre la patria, y El cuerpo del delito), Beatriz Sarlo (El imperio de los sentimientos,
La modernidad periférica y La imaginación técnica),) y otros.
El auge del discurso teórico crítico en las últimas décadas del siglo XX implica su crecimiento
dentro de los ámbitos académicos y supone una contaminación cada vez mayor de los géneros
literarios. Tal vez, como decía Rodolfo Rabanal en un congreso, nos encontramos ante la
emergencia de un nuevo género literario o, simplemente, se trata de interpretar estos avances,
como lo hace Jitrik dentro de una esfera de acción autónoma. Este fenómeno acompaña el
cuestionamiento de la institución literaria tanto desde la teoría como de la praxis.
El corpus narrativo de esta última década presenta como constante la exasperante presencia de
la letra, la inscripción constante de los cuerpos así como el clima dominado por lo siniestro
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como efecto central. Las experiencias de Juan Martini y Andrés Rivera nos servirán para
ilustrar dos extremos de un amplio arco de novelistas.
Los discursos literarios son discursos de la derrota en los que se replantean las relaciones
entre la épica y la utopía. Se intenta revisar las categorías de lectura de la realidad histórica así
como del imaginario social. Una actitud de autoanálisis indica una aguda conciencia de que el
vacío y el fracaso no solamente se deben a causas externas:"¿Qué nos faltó para que la utopía
venciera a la realidad? ¿Qué derrotó a la utopía? ¿Por qué con la suficiencia de los conversos,
muchos de los que estuvieron de nuestro lado, en los días de mayo, traicionan la
utopía?"81(RS, pág.52 )
Esta curiosa dinámica extrema las potencialidades de la letra para significar el horror en una
búsqueda de la palabra que puede ser mortal como en "Undr" de Borges. "Si se muere el
narrador" escuchamos en "Las alas del deseo " de Wim Wenders. El narrador argentino no ha
muerto. Se arriesga y busca nuevas salidas de la torre de Babel y de las ratas.
81 Rivera, Andrés; La revolución es un sueño eterno, Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1987. En las
citas e consignará como RS.
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"El poeta dijo el poema. Era una sola línea". Jorge Luis Borges, El
espejo y la máscara.
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La vida entera82 pertenece al conjunto de novelas del exilio cuya escritura se formula como
lectura del discurso histórico y cultural argentino. Una lectura revulsiva que se enuncia desde
un locus peculiar: el discurso literario fantástico de profunda raíz en la tradición rioplatense.
Martini renuncia al modelo mimético realista, instaurando lo que Irène Bessière83 llama una
razón paradojal, una poética de la incertidumbre. El autor dice las separaciones y las fracturas
de las convenciones comunitarias a través de la yuxtaposición y la contraposición de diversos
verosímiles. El efecto es inquietante e impide al lector conservar las certezas sobre el orden de
lo real
Así suceden las cosas por aquí. Fue hace tiempo, sí, y parece que
hubiese sido ayer, porque todavía hay gente en esta villa que lo ha
vivido todo desde el principio, pero pronto dejará de ser así, y
entonces no será suficiente la memoria para explicar las raíces de la
realidad-dijo el Potro. ( VE, pág.175)
82Las citas de La vida entera son de la primera edición de Bruguera (Barcelona 1981). En adelante se
consignará VE.
83Bessiére, Irène, Le Rècit fantastique: Une Poétique de l'incertain, Paris, Du Seuil,1.974.
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El Estado y sus instituciones sociales están ausentes: no hay policía ni escuelas. Sólo distintos
grupos que disputan el poder en un mundo de miseria y marginalidad. El centro está ausente,
todos son márgenes. La productividad textual se pliega en los bordes: los bordes de un cuerpo
social, los bordes de la letra.
El título connota una totalidad inexistente: "La vida entera", como en el tango "Cuesta abajo"
que canta Gardel ha quedado el pasado, en el "tiempo viejo" dorado e irrecuperable, que quizá
nunca existió, del que las memorias conservan jirones, en el tiempo de la caída. No es casual
el empleo del tango como intertexto.
Esta escritura lleva las marcas del exilio, en ese rastro melancólico que se construye en los
tonos del tango. El lamento está en la visión de un mundo final y en la melancolía por lo
perdido. Es la canción de los márgenes urbanos, en ella se refugian las lamentos y desafíos del
inmigrante desarraigado. El tango Cuesta Abajo brinda el clima de la obra::"si crucé por los
caminos / como un paria que el destino / se empeñara en deshacer / si fui flojo si fui
ciego/sólo quiero que comprendan / el valor que representa / el coraje de querer")
El sujeto de la enunciación se distancia de ese mundo, que es solamente la imagen del que
tuvo. El haber sido es una vergüenza porque ya "no se es". Desde la villa del Rosario alcanzar
Encarnación se ha convertido es una encarnizada utopía. El movimiento histórico ha sido
detenido por "causas oscuras" que devastaron un mundo.
Si la villa del Rosario, una especie de caserío fantasmal donde agoniza el líder, es marginal a
Encarnación, ésta, nacida de la prostitución de una mujer, de la venta de su cuerpo es un
espacio final. El quilombo, la timba son los lugares genésicos de este mundo onettiano. El
pecado no solamente está en el origen, sino que es el origen.
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El margen del margen en un mundo de "arrabales" y ponientes como los espacios que
construye Borges en Fervor de Buenos Aires. La presencia textual del escritor argentino es tan
fuerte como la del uruguayo Juan Carlos Onetti. Martini edifica un universo de la conjunción
de una Santamaría destruida y un laberinto en la llanura. No existe el centro, el espacio está
construido por ruinas, las ruinas de las que habla Walter Benjamin, un espectáculo que
engendra un clima de melancolía.
La vida entera es una obra inorgánica donde el luto se une al espectáculo como en el
Trauerspiel85 barroco. En el texto los elementos están arrancados del contexto vital y
despojado de su función. La novela está estructurada en dos partes, cada una con trece
capítulos titulados de modo disímil alternando elementos de distintos códigos, especialmente
del código religioso y de la cultura popular, legitimadores del poder.
La Madre cubierta de cenizas maldiciendo a sus hijos se opone a las aguas del mar que
arrasan con el pantano, representación delirante que construyen las fantasías de la hija. El
Pantano es representado como un espacio oscuro dentro de otro donde las figuras de la
Blanca, el Obispo, el Poeta y el Fantasma rondan, entre la vida y la muerte. La agonía del
Rosario sume a la villa en un clima de muerte.
Martini resalta el aspecto fúnebre de la historia. Este mundo es un mundo apocalíptico desde
sus comienzos, en sus orígenes está su propia destrucción. Lo fúnebre es una de las notas más
importantes de un universo donde el Poder ha manado de un pacto con el Diablo y la riqueza
se ha fundado sobre la muerte y la degradación del otro. La maldición opera como marca de
fundación. El territorio es designado a partir de la ilegitimidad y la barbarie.
¿será posible que estemos llegando al final?, ¿será posible que todo
el poder de su voluntad no sea suficiente para permitirle sobrevivir
a quienes le ofendieron? , ¿caerá, se sumirá en el espanto de la
tiniebla sin que una catástrofe, una lluvia de fuego, un diluvio,
arrasen Encarnación. ( VE, pág.177)
85Benjamin, Walter, El origen del drama barroco alemán, Madrid, Taurus, 1.991. Ver la propuesta de
lectura de la noción benjaminiana de alegoría de Peter Burger, en Teoría de la Vanguardia, Barcelona:
Península, 1987.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Los sueños de la Hermana del Tonto son ambiguos. El simbolismo de las aguas avanzando
sobre la tierra pueden significar el cambio, pero también la caída definitiva de un mundo final.
Ante la inutilidad de la historia la posibilidad de los sueños aparece como peligrosa. Por eso
la Madre quiere hacer callar a la Hermana
La vieja es una inversión del eterno femenino, representación negativa del mito de la Madre.
La figura es la de la Bruja que maldice su propio vientre, que apuesta a la muerte, no a la vida.
Se la describe como un ave de rapiña que ruega al cielo el milagro de la ceguera para no
seguir viendo la estupidez. Hay otra madre, una gran madre negada y condenada a la
oscuridad del Poder, ella es la matriz de un pueblo. Su inmenso cuerpo está encerrado en un
prostíbulo: Encarnación, la repudiada mujer del Alacrán. Encarnación es la mujer mala, es el
Cuerpo donde se ha realizado el Pacto con el Diablo.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
una mujer mala con un vestido de oro ("un cálido haz de luz surca la niebla, largo, recto,
delgado, fijo en el cuerpo de la mujer que sangra, sangra")
El centro de este mundo está en el vientre, el vientre que es, en última instancia, la vulva, el
lugar del pacto con el Mal. El infierno del cual mana la sangre como representación de la
fertilidad transformada en detritus. El origen de la vida bajo la forma de mortal derroche es es
un cuerpo, un cuerpo de mujer: “La luz del infierno es roja, debe ser roja, profundamente
oscura, como la sangre de una mujer, devoradora, impiadosa, para descender con espanto
hasta el último reducto, hasta el inviolable claustro de toda la verdad, allí donde está el
origen". ( VE, pág.74)
Los mitos de nuestro imaginario social marcan el movimiento de imaginario textual. La Mujer
ocupa un espacio siniestro y poderoso: como diosa y como prostituta, como madre y como
regenta. Los cuerpos femeninos son connotados fuertemente como los espacios desde los
cuales se resemantiza la realidad. La sangre de la mujer, no cualquier sangre sino la sangre
menstrual indica la ausencia, al mismo tiempo que la posibilidad de fecundación. En la
medida en que negación es derroche que hace atente el goce y el uso del cuerpo al mismo
tiempo que la diferencia. La sangre de la mujer marcará el fin de los poderosos al igual que
las aguas del mar. La sangre es roja como el fuego. Se le atribuyen propiedades
similares86:"las cualidades pasionales del rojo infunden su significado simbólico a la sangre;
el carácter vital de ésta se trasvasa al matiz. En la sangre derramada vemos un símbolo
perfecto del sacrificio"87
El delito es delito contra la mujer o contra el marginal. El otro, el segundo, no es sino una
copia del mismo. No hay una clara línea que separe los buenos de los malos. El Poder está en
manos de caudillos, tahúres, malevos, mistificadores, contrabandistas, cafishios. La rapiña es
la épica de este mundo donde los héroes carecen de nombre propio y ostentan el pseudónimo
a modo de alias: el Oriental, el Oso, el Silencio, el Alacrán, el Rudy, el Potro. No creen en
nada, ni siquiera están seguros de sí mismos. El Oso insiste en que está muerto: "Se nos
terminó la tela y creo que estamos muertos..." Las mujeres son su salvación y su perdición.
El Alacrán y Encarnación, el caudillo y la regenta, son los padres de ese mundo de oscuro
linaje donde el campo y la ciudad aparecen disputándose el poder. Los hombres son
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Todas las mujeres son una vasta galería de cuerpos empujados a las peores abyecciones, sobre
los que se edifica el poder. Cuerpos marcados por la violencia de un verdugo. Bailarinas,
vedettes, sirvientas son objetos de un goce perverso en un mundo sin solidaridades y sin
amor. A partir de una de ellas se podrá derrocar al opresor. . Son muchas las figuras ligadas al
fin y a la salvación. La Mujer Mala es la Mujer en el Balcón y en el escenario que alude a Eva
Perón. La Hermana, cuyos sueños abren el libro tendida en su lecho es "la que ve". En su
delirio y en su locura posee las claves del futuro. Ella sabe que hay un mar que salvará al
mundo del pantano. Es la que sueña con el cambio y con la revolución. El enigma queda
abierto: el mar puede ser una redención o una condena. La Amalia Fuentes es la zahorí que
también anuncia el fin del reinado del Alacrán. La Rusita es la heredera del caudillo en busca
del poder,
El texto plantea las antinomias del discurso cultural argentino: las relaciones entre ciudad y
campo, entre civilización y barbarie mostrando el revés de la trama del discurso de los
fundadores. La ciudad es el orden relativo, un mundo nocturnal cuyo móvil central es el
dinero. La explotación del cuerpo femenino es la principal fuente de rentas. En la
estancia donde reina el Alacrán y sus secuaces, especie de híbrido de Rosas y de Facundo,
origen del poder en Encarnación. La llanura es lo abierto desde donde llega la amenaza. La
lucha está planteada entre facciones. Los caudillos contra los malevos.
Como en "El muerto"88, cuento de Borges que funciona como myse en abyme, la lucha por la
sucesión del Alacrán es la lucha por el Poder y por las mujeres. La gana el Oriental, el
malevo, parodia del caudillo. El Potro, diluida construcción de Perón, no cumple con su papel
de líder y, como el presidente argentino en el 55 y en el 73, da marcha atrás causando la
muerte y desaparición de sus seguidores.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
El Tonto es el personaje positivo dentro del texto, lleva como apelativo una palabra que nos
remite al Manual de zonceras argentinas de Arturo Jauretche. El Zonzo como arquetipo del
argentino medio alienado de su historia. De su cuerpo se destacan las manos. como
peligrosas: “alguna vez le harán daño".
Escribir es la mejor forma de leer. Juan Martini aborda viejas problemáticas para demolerlas,
oposiciones como ciudad y campo, civilización y barbarie tan caras al discurso sobre nuestra
identidad nacional. En su discurso no hay grupos marginales. La marginalidad es el sino de un
pueblo fuera de sí mismo que desconoce su propia imagen cuyo mecanismo de
funcionamiento está profundamente ligado a la salvaje apropiación del otro.
En este mundo apocalíptico el poder está en manos de un viejo patrón de estancia. Este es el
sujeto tradicional del pacto diabólico que sostiene su poder en la tierra y en las mujeres, dos
cuerpos a los que posee incondicionalmente. La agonía tiñe un universo melancólico y final.
La única oposición posible, el Rosario, fundador de la villa, se muere.El Potro también está
enfermo de un "mal oscuro", " no le queda nada al Potro entre las piernas", "fue milico", ha
encabezado una rebelión y la frustró, " ya no es el que fue". Sólo busca detener la acción con
discursos.
El autor pone palabras de Perón en su boca, lo retrata con "un brazo extendido y la mano en
alto, apostrofando sin vehemencia, con certeza, parecía olvidado de su miseria”. Traiciona a
sus seguidores, permite el doble asesinato del Fantasma, no condena a los perseguidores de la
Blanca, el Poeta y el Obispo. Los guerrilleros viven en el basural, un verdadero círculo
infernal, condenados a la eterna persecución.
Martini erige un universo de fuego, metaforizado por el pantano, donde la Historia está
detenida en un espacio sórdido despojado de tiempo. Allí sólo se puede esperar la destrucción.
En este libro, pura escritura, la escritura como acto está ausente. La ausencia de construcción
de la escritura inscribe otra ausencia: la de la Ley. Solamente existen las voces y las imágenes
que también se diluyen. No hay contención. La religión, el estado y el ejército están diluidos,
no existen como significantes, encarnan en elementos alegóricos: una casa derruida, un
conjunto de gánsteres, personajes mesiánicos. Un mundo que termina como lo señalan las
palabras del Alacrán
...de nada habían valido los intentos de equilibrar las fuerzas entre
sus hombres para que ellos sustentaran, respaldaran el poder que
ansiaba dejar en manos de ella: el origen de la soledad y del vacío
se encuentran en un vientre que nos resulta inaccesible" (VE,
pág.268)
El escritor revisa los núcleos simbólicos de un imaginario social marcado por la violencia de
la historia y devastada por el saqueo del poder. Quiebra una autoimagen complaciente,
haciendo estallar los marcos. Martini sacrifica la referencialidad para trabajar la Historia en
ese Otro que es la Literatura. Al liberar al texto de la obligatoriedad de la mímesis libera
también su potencial significante.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Juan Martini escribe la trilogía como una unidad. Las tres novelas cortas: Composición de
lugar 89, El fantasma imperfecto90y La construcción del héroe91 integran un mismo corpus
narrativo, componen una especie de reverso de La Comedia Humana de Balzac, ya que más
que construir un ciclo lo deconstruye.
89 Martini, Juan, Composición de lugar, Buenos Aires: Bruguera, 1984. De ahora en adelante usaremos la
sigla CL para referirnos a esta obra y todas las citas corresponderán a esta edición.
90 Martini, Juan, El fantasma imperfecto: Buenos Aires: Legasa, 1986, pág.34. De ahora en adelante
usaremos la sigla FI para referirnos a esta obra y todas las citas corresponderán a esta edición.
91 Martini, Juan, La construcción del héroe, Buenos Aires: Legasa, 1989. De ahora en adelante usaremos
las siglas CH para referirnos a esta obra y todas las citas corresponderán a esta edición.
92 Kristeva, Julia, " Poesía y negatividad", en Semiótica 2 ,·España, Fundamentos, 1.978.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Los textos novelescos insisten sobre la materialidad significante alejando en máximo grado el
gesto denotativo. La anemia anecdótica, especialmente en las dos primeras obras, genera un
universo donde la extrema tensión a la que es sometida la escritura es la que sostiene el
cuerpo discursivo. La poética de la incertidumbre, como señala Irène Bessière se sustenta en
la vinculación entre el caso y la adivinanza.
La alegoría constituye el núcleo del discurso, expansión significativa que impregna el texto
con un código peculiar en el que el enigma policíaco se apoya en una historia donde los
límites entre el investigador y el delincuente se desdibujan y el crimen mismo se troca en
transparencia imprevista.
Hay una doble trama: la de la letra y la de la voz. La única voz es la del autor porque Martini
construye un mundo tolomeico que proclama, en su existencia, la imposibilidad de registrar el
enunciado ajeno. La fuga de los sonidos y de las imágenes es permanente. El discurso se
configura alrededor del modelo medieval de El Libro, donde universo se dibuja a través de
alegoría. Es espacio en el que los signos adquieren el valor de los símbolos, hasta convertir a
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
El protagonista es homónimo del autor- Martini - Minelli. Su figura une el ciclo al modo de
las construcciones narrativas episódicas de las novelas folletinescas y de aventuras. Es una
sombra en busca de su identidad. El carácter autobiográfico del discurso está velado por el
distanciamiento del centro autorial. La obra está doblemente firmada, adentro y afuera. Juan
Minelli se construye como narrador, que, a su vez, en primera o tercera persona, reproduce en
su relato otros relatos a modo de textura diferentes, yuxtapuestas armónica o
contradictoriamente.
Cuanto más la letra se esfuerza en ser fiel a la palabra, más se distancia de ella convirtiéndose
en una otra lengua, una lengua que imita imperfectamente otras lenguas. El discurso forma un
campo de simetrías y oposiciones que generan imágenes. Las resoluciones son más visuales
que verbales
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
El uso de los artículos indeterminados genera una referencialidad incierta. El lugar podría ser
cualquier lugar. La ausencia de elementos connotativos posibilita que este mundo cobre una
mayor irrealidad que impide la marca identitaria y conlleva el anonimato
El espacio al que no se puede regresar supone un viaje sin retorno, pues cuando se regresa, se
regresa a lo desconocido. Se resigna lo que se abandona a la condición de "lugar de
memoria”. Las razones de esta situación se pierden en el pasado, así como los orígenes del
protagonista. Minelli ha sido arrojado a un universo donde le resulta dificultoso asirse a las
cosas. Es el ejecutante ciego de innumerables gestos repetitivos que intentan una fundación.
La trama secreta un espacio que puede ser un ignoto pueblo de origen donde una tumba
aguarda con el nombre del padre, un aeropuerto donde sucede y no sucede un crimen o una
ciudad amurallada donde la historia se escribe como adivinanza. Es un espacio antropomorfo
donde los cuerpos adquieren una importancia central.97 En muchos casos el espesor
descriptivo de éstos es los desrealiza, transformando la materialidad en contorno. El único
espacio y el único tiempo que el protagonista conoce es el de la narración
aquellas calles y cruces de calles eran casas y más casas, a los lados
y al fondo de las calles que serpenteaban en todas direcciones o que
terminaban bruscamente en callejones sin salida, como si su
97Recordemos la importancia del antropomorfismo dentro del discurso postmoderno señalado por
Jameson en la obra Ensayos sobre el postmodernismo
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
El espacio cuidadosamente marcado carece de sentido; sus marcos referenciales están vacíos
y recurren a la anomia. En el caso del espacio no se menciona nombre propio alguno (excepto
el de San Sisto). Martini apela a procedimientos similares en La vida entera. La ciudad puede
ser Barcelona o Buenos Aires, la isla puede estar o no en el Delta, el pueblo puede o no estar
en Italia. La variación del nombre, inclusive de padre a hijo (Minelli- Micelli) muestra el
desplazamiento metonímico que marca los significantes.
El protagonista está en tránsito. La idea del itinerario casi mítico subsume el tiempo al
espacio. El metatexto señala constantemente la construcción mitológica como fundación sobre
la nada. La ciudad está armada como entrecruzamiento de otras ciudades. El espacio es uno y
todos los espacios. Las calles, los hoteles dibujan un mundo borgeano, una geografía
imposible que encierra su propia duplicación. Minelli recorre los mismos espacios en distintos
tiempos. En casi todos se reproducen la ventana con la mujer recostada, el río con la barca, el
hotel con la dueña indigna.
El texto, como los textos barrocos, es un relato especular que se dispone como espejo dentro
del espejo, afantasmando los contornos de los objetos por a misma repetición. La idea del
escenario se refracta en las escenas cuyo desdoblamiento ayuda a producir el efecto de
desrealización de la cotidianeidad.
Una trama construida con otras tramas que se desenvuelve sin que el protagonista haga nada
para modificarla. Simplemente se introduce o lo introducen en un juego del que no se posee
ninguna clave y en el que el mecanismo central es la reproducción 98 Minelli se mueve en un
mundo en el que todas las superficies son buenas para multiplicar tramas que nos transforman
de espectadores en actores. La realidad de la letra tiene la misma opacidad que la de los
hechos. El texto se proyecta en el espacio sobredeterminándolo. Los diarios, las imágenes
televisivas, los avisos publicitarios, las señales forman parte de un mundo donde la libertad
humana es mínima. La reducción de la vida a la superficie se debe a que el acto por
excelencia es la percepción pasiva del mundo.
98 ver Walter Benjamin, " La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica", en Discursos
interrumpidos 1, Madrid: Taurus,1.992.
99 Jameson, Frederic, Ensayos sobre el postmodernismo, ob. cit.,pág.29.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
La metáfora del texto total está en el sueño donde, de modo alegórico, están las claves Un
microtexto lo resume: la postal que reproduce a Perseo y la Medusa que, repetidamente, envía
el protagonista a su amada. El sueño no es sino una traducción de la historia de la Medusa, la
Gorgona mortal cuyos ojos pueden paralizar a Perseo aún después de muerto. La mujer de
pelo azul en una llanura con una lluvia de hilos de plata que hechiza al protagonista acaba por
desangrarse ardiendo en su propia sangre. Amenaza con perderlo en un laberinto sin regreso.
Martini insiste en la figura femenina como espacio fascinante e infernal
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
En el reverso de la tarjeta que Juan envía a Joyce está la frase que incluye el nombre del libro:
"La verdad está cautiva / en un fantasma perfecto¨. La segunda postal entra en diálogo con la
primera. Minelli escribe traduciendo: "Ma, è vero un fantasma perfetto?" El fantasma es
imperfecto, siempre es el resultado de una reproducción a través de voces, palabras, imágenes
o inscripciones. Esta creación se instala entre lo real y lo irreal, siempre lidiando con
imágenes engañosas.
Entonces, sin indicios previos, sin haber dado señales de que era
cierta pero que se hallaba a la deriva en las tinieblas, y cuando él ya
había cedido en su empeño de una persecución estéril, la escena
que había huido hacia el abismo donde los sueños se ocultan del
prevaricato de la realidad y de la esteparia y ociosa rapiña de los
condenados a la ignorancia se hizo presente de pronto como una
visión que reaparece para desvedar el espacio de la anunciación. De
modo que había algo esencialmente falso en su recuerdo, o en la
interpretación que su recuerdo había establecido, o en la captura
ilusoria de las imágenes originales"(FI, pág. 75)
La cuestión subyacente es la consistencia de lo que conocemos como realidad, así como sus
relaciones con el discurso, especialmente con la poesía y con la ficción. Se incluye toda una
reflexión sobre la historia. Minelli es historiador, más precisamente un historiógrafo, o sea
alguien que reflexiona acerca de las características del discurso histórico. Sin embargo, está
suspendido fuera de la historia. Todo parece desenvolverse dentro de un tiempo inmóvil ya
que el pasado es aludido escasamente y el futuro no existe más que como salto al aire en el
avión.
Un pre-texto importante es el libro de Ítalo Calvino, Seis propuestas para el nuevo milenio.
Las figuras de Perseo y la Medusa son interpretadas por Calvino como la alegoría por
excelencia de las tensiones entre la realidad y la ficción. Perseo no mira el rostro de la
Gorgona sino su imagen reflejada en el escudo de bronce. Consigue dominar el rostro terrible
porque lo mantiene oculto y lo usa como un arma en casos extremos y solamente contra quien
merece ser convertido en estatua (Cellini, el escultor, los ha fijado a ambos en la materia). La
mirada de la Medusa representa la pesadez de la realidad y el escudo de Perseo, empleado
como espejo, (el arte) la única posibilidad de cortar la cabeza de la Gorgona y volar en el
Pegaso.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
En ningún momento el héroe está seguro de lo que ve ya que los objetos y los hechos se
alejan en las tramas. En su historia personal en Composición de lugar donde busca su
identidad en un pueblo italiano, junto a personajes marginales, internándose en un mundo que
acaba por rechazarle. En la historia de un conjunto de personas reunidas en la sala del
aeropuerto donde puede haber un crimen en El fantasma imperfecto. En La construcción del
héroe, la irrealidad contamina la ciudad como mundo cerrado. Es la ciudad la que vive con el
enigma de su propio origen donde está el delito del que no se habla.
Esta última novela coloca en clave alegórica la historia argentina. El mundo gobernado por
Hank, una especie de Erik el Rojo, secundado por el Orate, por Ming y Lu es un mundo
donde el poder está basado en la violencia. La ciudad amurallada, misteriosa, surcada por
calles laberínticas también esconde, en acertijos insolubles, su linaje. Beba Obregón es parte
del secreto y el mito
101Calvino, Ítalo, Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Siruela, 1992.pág.1992.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
El pasado y el presente están unidos por hilos tenues, se pierden en la bruma de la que
emergen imágenes aisladas. Los protagonistas hablan todo el tiempo, ofrecen distintas
versiones de la historia de la ciudad. No hay claridad sobre el presente y los mitos, aún el de
Beba Obregón, ya no tienen eficacia. La lucha por el poder es ciega disputa por el control de
la ciudad. Los personajes actúan sin seguridad alguna ya que las claves de la identidad
individual y social se han perdido en un innombrable origen.
El delito forma parte de la historia de una ciudad, una historia que es solamente la suma de los
testimonios, de las voces donde no hay inscripción en otra escritura que no sea la de la novela
misma. Martini exacerba la construcción del habla en la ausencia de la letra escrita. Al
protagonista se le encomienda una tarea poco clara. Minelli es una parodia del investigador de
Raymond Chandler. No sabe qué investiga y es llevado y traído por los otros. Reaparece el
faulkneriano personaje del Juez que protagonizaba Composición de Lugar
A fines del siglo XX ya no hay grandes relatos. Los autores inscriben la historia en la ficción
aceptando la fragmentación como sino. Los enunciados insisten en mostrar las diferentes
posibilidades de lectura y de construcción de los hechos. En la trilogía de Juan Martini, el
lector debe reconstruir el mundo que se le entrega de modo difuso. Un mundo que se parece
más al de los sueños que al de la realidad. La historia es reemplazada por la alegoría. Lo
indescifrable es la materia del relato, que hilvana símbolos e imágenes inexplicables: “en
noches como ésta los enfermos nombran lo innombrable, a los enfermos, los fugitivos, los
herejes, dime: ¿qué tablas traes?¿qué leyes?¿de dónde regresas después de tanto tiempo?. (CL,
pág.13)
La construcción del espacio femenino es esencial para comprender la significación total del
texto. La mujer tiene una doble condición: enigma nimbado de misterio y carne abyecta y
degradada. El delito es delito criminal o delito sexual. Los cuerpos femeninos se abren como
potencia infernal encarnándose en una niña que juega siniestramente con una pelota (que
recuerda a la representación del diablo hecha por Antonioni) o a la "vieja dama indigna", en
alusión a otra película, que regentea una pensión o vende hierbas en la puerta de la casa.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Las mujeres poseen los saberes de los márgenes. Uno de ellos es el de la lengua. El doble
significado de un significante: lengua/sexo; lengua/palabra, vinculado a la prohibición y al
goce. El discurso transita por el habla y por el cuerpo, deslizándose en una misteriosa liturgia
de lo bajo.
Los dobles más frecuentes son la madre y la hija, díada tentadora que insiste sobre la
multiplicación de la belleza como una condena. En Composición de Lugar Minelli encuentra
a la hija (Tina) y en ella a la madre (Aida). La eufonía de sus nombres inscribe la repetición
siniestra. En El fantasma imperfecto madre e hija traman el crimen en el hall del aeropuerto.
Judith Lem y su partenaire espejan la relación incestuosa. En La construcción del héroe María
Krasinski busca resolver el enigma de su nacimiento en la figura de la madre perdida y de la
mujer del padre: Beba Obregón.
La mujer nombra y provee la identidad actuando como espacio de mediación. Todo lugar está
ligado a un cuerpo de mujer que mediatiza el contacto con el afuera. Los no-lugares por los
que transita el protagonista: las pensiones están regenteadas por mujeres, las plazas están
habitadas por mujeres, que forman parte de ellos. Espacios dentro de otros espacios, cuya
anomia es constelación de significaciones . La productividad narrativa se apoya en el enigma,
en el borramiento casi total de la referencialidad. Lo Unheimliche acecha desde lo familiar.
Hay un vacío donde el discurso se solaza, la escritura se detiene entre el decir y el no-decir.
"Lo sé, lo sé: ¿qué escena repites, ¿Juan Minelli, qué escena
buscas?, hay algo estéril en el silencio de todo deseo. La niña dijo,
sus dedos en mis párpados, duerme. ¿Puede un gesto, una voz sellar
una vida? (CL, pág.13)
El saber femenino se opone al discurso masculino que intenta infructuosamente instaurar las
certezas de la historia y la razón. El Inglés le recuerda a Minelli que una mujer es el "perfecto
reverso de una idea". La mujer es cuerpo, siempre ligado a su condición de mercancía.
Descriptas mitológicamente las prostitutas siguen el modelo de la dama fatal de la novelas
negra norteamericana:" Turbia la figura, como a través de un cristal esmerilado, las manos en
la cintura, las piernas abiertas, sacó la lengua y la agitó fuera de la boca" (CL , pág.19);"La
mujer era más alta que él. Debajo del vestido blanco y antiguo llevaba una combinación de
satén"(CL, pág. 129)
Las mujeres fatales y demoníacas se complementan con las mujeres imposibles e idealizadas.
Mujeres amadas que, como en el tango, abandonan: Joyce o la esposa del Inglés. La
imposibilidad de volver a la tierra se vive como la condena a la soledad y al sueño
inalcanzable. La madre y la prostituta son figuras dobles que están definidas por la misma
posición. La historia de una mujer es siempre un enigma, pero son las mujeres las poseedoras
de las historias. Los relatos están en la boca de Judith Lem, de las españolas, de Ana Micelli,
de Rachel O’Brien.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
que se guarda las palabras: “la mujer plateada introdujo enteramente la lengua, quizás
reclamando así, con mordiente voracidad, las palabras que él no había pronunciado". ( CL,
pág.41)
La relación entre el plano ritual de resonancias religiosas y el plano animal del acoplamiento,
se vincula con la maraña de cuerpos y escrituras. La ejecución de determinados actos inscribe
figuras enigmáticas que suponen una consagración. Los gestos duales y conjuratorios de la
mujer le dan un poder equívoco que le ha sido conferido "para someterse y reinar"
Las amadas ideales como Joyce o las prostitutas fatales como Aida siempre están en el
camino del protagonista, una especie de Dante que circula hacia un infierno entre el delirio y
el olvido. La existencia femenina es acentuación de una ausencia y de una presencia,
duplicada en su doble condición materno/filial. La mirada de la mujer es el fantasma que
acecha al hombre en la medida en que no le entrega las claves de la realidad, en el fondo todo
hombre desea una meretriz, quiere apropiarse del cuerpo del otro en la medida en que es
diferente, desea conseguir por el trueque el imposible goce de la posesión. Extraño
paralelismo con el juego del escritor: intentar poseer la realidad a través de las palabras.
El dinero entre las piernas es simulacro de una apropiación. En este envilecimiento el sujeto
que humilla siente irreductible ese cuerpo otro que es el cuerpo femenino que, en el mejor de
los casos, finge entregarse, quedando libre de toda abyección. Los fantasmas de la escena
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
primaria rondan el lugar: "¿Lodo? ¿Oraciones? ¿Una herencia? Y sus pasos adheridos a una
tierra baldía, un vínculo de sangre, una marca, palabras perdidas. Su padre había tenido dos
mujeres. Una había sido su madre y la otra una esclava".(CL, pág.175)
Las dos mujeres de Guido Micelli son la misma. Por eso Minelli fantasea con la historia entre
Guido y Joyce. Es un proscripto de la tierra de su padre que repite incansablemente su
historia. Es una sombra que persigue el enigma de un lugar y de una herencia “Tina dijo:
"Eres un indeseable". Minelli asintió. Esas debían ser las últimas palabras, ¿Un lugar? ¿Una
herencia? ¿Una historia? Pensó: Ocas en un claustro"(CL ,pág.223)
El héroe es amenazado por la mujer. La figura de la Medusa cuya sonrisa aterra y destruye
dibujada en el papel o las siluetas de mujeres de pelo azul, plateado o rojizo que se encuentran
en la calle o en los sueños. Perseo, el protagonista es el vencedor de la única Gorgona mortal.
¿Y por qué había pensado que el pelo de ella era de color azul
cuando después le resultaría tan difícil explicarse a sí mismo de qué
color era el pelo de la mujer de pelo azul ya que no era azul sino
negro con ondas rojas o dorado con ondas negras, pero en ningún
caso azul, o ese color que él había dado en llamar azul?. (FI,
pág.37)
Toda mujer se convierte en una matriz terrible cuya mirada produce la muerte. La bellísima
dama que lo amenaza y a la que debe vencer también tiene el pelo de color azul o rojo. La
irrealidad de la construcción de esta mítica antagonista está marcada por los colores
imposibles, de artificialidad hollywoodense. Pelos platinados, azules metálicos, rojo sangre,
verdes fascinantes tienen la consistencia de los sueños. El cabello, símbolo tradicional de la
fuerza, de las cadenas, se transforma metonímicamente en la marca de la irrealidad y la
maraña del deseo: “haz lo que quieras ahora, ya no eres tú, ya estás enteramente en sus
manos, tú destino le pertenece, ella no es sólo una mujer, ahora lo entiendes, ella es el
demonio.( FI, pág.116)
La frase de Peter Handke colocada como epígrafe -"Él era el que había de ser asesinado y el
asesino"- nos pone en la pista de la relación de Perseo y la Medusa, de Judith y Holofernes, de
Judith y Minelli, de Joyce y Minelli. En El fantasma imperfecto la película Casablanca de
Humphrey Bogart e Ingrid Bergman es un intratexto central. La historia de amor se entrelaza
con la historia del crimen tanto en la novela como en la fotografía. Judith Lem es la Medusa
que acaba por vencer con sus estratagemas al héroe, réplica de la Judith bíblica, reverso y
doble de Perseo cortó la cabeza de Holofernes después de seducirlo. No es casual la
homofonía de su nombre con el de Joyce.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
en los labios, y esa idea- puesto que se trataba de una idea antes
que de una imagen o que del recuerdo de una imagen - que le
habían dejado en el alma unos muslos enteros y abiertos, los
muslos encendidos de una mujer entre los cuales él, estaba seguro,
se había estremecido de pura dicha."( FI, pág.27)
En La construcción del héroe las figuras femeninas nucleares son Rachel O’Brien y Beba
Obregón. Rachel, en oposición a Juan Minelli, conoce su filiación, sabe el origen e insiste en
relatarlos. Posee el saber de su propia historia y de la Historia, construye una versión de los
hechos. Beba Obregón es la mujer mítica, representación alegórica de Eva Perón (así como
Hank lo de es de Juan Perón). La muerte de Beba es el enigma que impregna el último texto
de la trilogía. Dentro de este corpus otros sujetos representan la alteridad ( los negros y los
chinos) pero las mujeres siguen siendo el Otro.
El mito fundacional de la ciudad tiene que ver con un delito y con una culpa. El crimen se
repite ineluctablemente. El "imperio de una guerra eterna" donde el simulacro es más
importante que la batalla. Las "cosas antiguas" tienen que ver con la muerte. Lo difícil es
componer la forma de la historia porque la escena ha sido clausurada. Hay una reiteración
alegórica, se conocen los bordes por los que la verdad escapa: “La verdad parecía entonces
resuelta, o restituida, y, sin embargo, algo fugaba de ese conjunto de explicaciones, de ese
relato-en definitiva-que recomponía la forma de una historia" (CH, pág. 131)
El texto dialoga con La vida entera, texto matriz. La ciudad sin nombre, al igual que
Encarnación, es la sede de prostíbulos y garitos donde el poder se disputa con violencia. El
hotel de Encarnación Novoa puede ser el comienzo o el final de Encarnación. Beba Obregón,
figura paralela a la de la Hermana, es la función salvadora dentro de la historia de la ciudad,
murió "fusilada" en la cama. Hank como, el Potro, fue impotente para continuar su obra.
María Krasinski recuerda a la Rusita en su ambición de poder, en el color de su pelo y en su
nombre. La Belén a la Luján, el Orate al Rosario.
La relación entre María y Beba queda en el misterio. Belén, que ocupa un lugar simbólico en
el discurso del Juez, es otra de las mujeres que tienen el saber. Porque el único saber no es el
de la historia racional sino el del mito y la alegoría. Son las mujeres en su "no saber lo que
dicen" las que poseen las certezas. Especialmente aquellas que están en los márgenes, las
prostitutas. La defensa de la ciudad se diseña en función de un enemigo invisible. Los
crímenes suceden dentro y no fuera . El incendio de los astilleros, la muerte de Lu y del Orate,
la derrota de la cuadrilla del capataz, el asalto al almacén central todo parece obedecer a una
lógica. Un grupo comandado por la propia hija de Hank.
Nadie tiene las claves y mucho menos Minelli cuya figura deconstruye al héroe, parodiando al
título. Reverso del investigador se le encomienda una misión que no desea y de la que lo
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Las relaciones del discurso con la historia argentina recientes son evidentes, pero Martini
construye un modelo alegórico donde los significantes son más preciosos que los referentes.
La posibilidad de rastrear el peronismo, la dictadura militar es cierta. La trilogía, nuevo texto
de la ida y de la vuelta, dibuja un movimiento que nos recuerda al de otros textos de la
literatura argentina en el que se denuncia la impotencia de las formas. No podemos saber
cómo era la voz del Hank o si Asfa ha sido el criminal.
La identidad del héroe como la de la ciudad está marcada por el horror. El conocimiento de la
filiación lleva a la ausencia o la impotencia de los padres y a la omnipresencia de la voz
femenina. El fracaso es fracaso de lo racional por exceso. La escritura es una ausencia y la
palabra inunda el texto en un intento fallido por decir la historia que ue es el no decir:
El gesto testimonial de Martini, enfatizado en el registro minucioso de las voces, en el uso del
detalle descriptivo, queda destruido convirtiéndose en una declaración de la contradicción del
intento de verdad de cualquier inscripción. Sin embargo, este estallido del significante
histórico postula una nueva lectura del imaginario social argentino. Lo siniestro como
expresión de la incapacidad de distinguir entre lo Real y lo Irreal, la configuración del relato
como relato del horror y de la muerte, la construcción del espacio como amenaza y no como
raíz y su transformación en no lugar lleva al escritor a refugiarse en la escritura como la única
ficción que puede construir un cuerpo o una patria.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Juan Martini construye una extraña silueta en el ciclo narrativo que va desde La vida entera a
La construcción del héroe. Su última novela, El enigma de la realidad se produce como el
espacio que nos entrega las claves de ese dibujo. Si los modelos escriturarios varían
considerablemente de una obra a otra, las continuidades de ciertas líneas entre ellas permiten
armar una teoría de la ficción, un mapa que nos entrega, como al crítico de Henry James, la
figura en el tapiz.
La vida entera se constituye en tanto parodia de la novela total que se autoriza en el título. El
discurso narrativo centra su productividad en las fracturas y en los márgenes erigiendo un
referente que se construye en el mismo gesto con el que se destruye. La escritura es
inscripción evanescente de estos residuos. El cuerpo del texto se disuelve en voces, imágenes,
alegorías, repeticiones. La historia de un pueblo como el Macondo de Gabriel García Márquez
o la Santa María de Onetti es imposible. Encarnación y la villa del Rosario no conforman un
universo homogéneo salvo por su marginalidad, son solamente bordes que impugnan un todo.
102 Martini, Juan, El enigma de la realidad, Bs.As., Alfaguara, 1.991. Las citas del trabajo correponden a
esta edición de la obra. De ahora en adelante nos referiremos a ella como ER.
103Usamos este término en el sentido de Walter Benjamin en El origen del drama barroco alemán, ob.
cit.: "Mientras que en el símbolo, con la transfiguración de la decadencia, el rostro transformado de la
naturaleza se revela fugazmente a la luz de la redención, en la alegoría la facies hipocrática, de la historia
se ofrece a los ojos del observador como paisaje primordial petrificado. Todo lo que la historia desde el
principio tiene de intempestivo, de doloroso, de fallido, se plasma en un rostro; o mejor dicho: en una
calavera. Y, si bien es cierto que ésta carece de toda libertad "simbólica" de expresión, de toda armonía
formal clásica , de todo rasgo humano, sin embargo, en esta figura suya (la más sujeta a la naturaleza) se
expresa plenamente y como enigma, no sólo la condición de la existencia humana en general, sino
también la historicidad biográfica de un individuo" (pág.159)
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
experiencia: la del exilio como desterritorialización, en el sentido que Jean Franco104 da a esta
palabra. El gesto autobiográfico signa la escritura: Juan Minelli, el protagonista, es la firma
dentro del texto de Juan Martini. Las tres novelas son tres momentos de una misma
producción que exploran diferentes modos de representación.
La construcción del héroe actúa a modo de texto especular de La vida entera. Esta última es
el fantasma literario de la trilogía del que surgen los elementos matrices de toda la escritura.
Martini parte de la necesidad de distanciarse de su afán totalizador, pero no puede evitar
volver una y otra vez sobre los jirones de un mundo que estalló. Un discurso de alejamiento,
el de la trilogía, que dibuja una curiosa figura. La construcción del héroe es una vuelta sobre
el momento inicial que semantiza la ida y la vuelta del héroe, en un solo universo significante.
104La desterritorialización bajo las formas de la muerte y el exilio es una constante de la historia argentina
y latinoamericana. Se sustrae al individuo de su espacio geográfico y vital, se lo niega como sujeto. Ver
Kathleen Newman. La violencia del discurso. El estado autoritario y la novela política argentina,
Buenos Aires., Catálogos, 1991.
105ver Ricardo Piglia, Crítica y Ficción, ob. cit.
106ver Julia Kristeva, Semiótica II, Barcelona: Fundamentos, 1972.
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En el último libro de la trilogía Martini recobra la voluntad figurativa. La ciudad está dotada
de una geografía, de una historia y los personajes se unifican en torno a una trama. Pero el
libro termina con una pregunta que invalida toda referencialidad previa: "¿Cómo era la voz de
Hank?" anulando así el gesto que inaugura el texto: "Así era la voz de Hank".
El enigma de la realidad es una metaficción, donde los textos se abisman en otros textos, un
relato en el que otros relatos se reflejan narcisísticamente. Martini apela a distintos ciclos
narrativos: las hagiografías del siglo XIII, la pintura del siglo XV, la música del siglo XVII, el
cine del siglo XX, siempre vinculados con la historiografía literaria, pictórica o musical.
Como si el texto artístico no fuera sino uno de los resultados de la construcción histórica. La
novela enmascara nuevamente la autobiografía. El Yo es construido como un Otro. Ese otro
textual que es Juan Minelli. El arte sucede en la medida en que es construcción de un cuerpo
que abre ese espacio del simulacro. El personaje sigue sin tener una historia precisa, es un
sujeto construido por la escritura que sí es escritura colmada de restos históricos
108ver Hayden White, El contenido de la forma, Bs.As., Paidós, 1992. En la encuesta realizada por
Primer Plano, Suplemento cultural de Página 12, acerca de los libros más importantes del año, Juan
Martini lo menciona dentro de la categoría ensayo.
109 Esta es una de las Tesis de filosofía de la historia de Walter Benjamin, en Discursos Interrumpidos I,
ob. cit.
110Borges, Jorge Luis, "El espejo y la máscara" en El libro de arena, Buenos Aires: Emecé,1975.
111 Calvino, Ítalo ,ob. cit.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
apresadas por las imágenes o por las notas musicales. Todas se traducen en signos que
balbucean un referente inalcanzable.
La Mujer es una representación, una imagen inasible, un espacio desde el que emana un saber
misterioso. El cuerpo femenino, torturado o vejado, tiene en este texto una función salvadora:
en la santidad de Úrsula o en la sensatez de Joyce. Pero es siempre cuerpo construido en un
espacio intersticial entre lo real y la ficción, entre la presencia y la ausencia.
Siguiendo la técnica narrativa de Borges, Martini elige una escritura estratificada. Obras
históricas u obras de arte, insisten en el nombre de los autores. La autoría circula
permanentemente. El narrador autor escribe y, al mismo tiempo, corrige destruyendo
cualquier signo aseverativo. El relato de la vida de Santa Úrsula en el siglo XIII dio lugar a
su incorporación en la pintura en el siglo XV y a sucesivas lecturas hasta llegar a la de
Martini. La historia tiene su origen en una leyenda ubicada entre los siglos III al V después de
Cristo, de cuya verosimilitud se duda. La historia de Úrsula y Ereo es una historia de amor y
un relato de viajes al igual que la de Rick e Ilse, y la de Joyce y Minelli:” Era, quizás, ahora sí
un juego cordial, un recurso, una forma de tender en el vacío, o ante la evidencia los puentes,
a través de los cuales se suele cruzar eso que se ha dado en llamar la realidad" (ER, pág.26)
El relato de la mujer evoca el relato de otras mujeres, el relato de Minelli remite a las otras
novelas del ciclo, especialmente a El fantasma imperfecto. Las mujeres actualizan " la historia
de amor "como si (ambas) supiesen que la evocación del amor, o de un mito, tolera los
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¿...un texto desgajado, en fin, que sabe sin saber, que se pierde y
que se materializa en intuiciones y silencios, el texto que acumula y
que omite guiado por el capricho o por una convicción infundada y
donde cristaliza la siempre improbable revelación de un enigma, es
decir, en otras palabras, una novela es un fragmento de un estudio
sobre la simulación escrito con la forma narrativa de un relato, con
las señas mortales de un estilo y con las máscaras casuales de la
ficción? ( ER, págs.103-104)
En el último capítulo, en espejo con el anterior, Joyce cuenta una historia de amor y de
ausencias en la vieja ciudad milenaria, que la protege de la incertidumbre. Minelli continúa su
inútil peregrinaje atrapado en la imagen que la mujer le devuelve, sin poder relatar su
verdadera historia. Detrás del enigma de la realidad una historia de amor y de exilio. Un
desprendimiento que arroja hacia el vacío donde nos aguarda la única certeza posible, la del
otro.
Vivo, él lo recuerda, dijo ella, aquí porque esta ciudad está a salvo,
yo creo que está a salvo, o casi a salvo, de la barbarie con que el
espíritu de la época hace de la realidad un enigma, dijo, ella, tan
luego ella, encarnada ya en él, que siempre le había temido, y
encarnada en el alma de aquella ciudad imaginada hace mil años
donde vivía, dijo, como hubiese podido vivir en Lampedusa : ella,
desvaneciéndose en el fulgor de mediodía de un invierno
inolvidable, sola, extraviada sin remedio, y sin saber jamás que él
(a quien le había sido vedado el arte de la confesión) estaba
enamorado, de ella, para siempre.(ER,pág.121)
Todo relato de enigmas, toda inscripción encubre la misma historia: una historia de amor y de
separación. Con una mujer o con una patria. Minelli escribe porque no puede no puede hablar
ni vivir de su amor por Joyce, porque no puede volver ni poner en palabras su tierra. La
literatura es una máscara de la impotencia donde el afán por dominar la realidad a través de la
historia es un intento vano. El saber masculino expresado en el discurso racional se opone al
saber femenino que se expresa en un discurso mítico. El segundo es mucho más eficaz en la
construcción de un territorio propio:" La noche, para ellos, todo parecía indicarlo, sería un
texto ciego, la figura donde el amor, para no ser escrito, habla." (ER, pág.102). La novela es
un texto ciego también, donde para hablar del amor se construye y se escribe sobre el enigma,
en el que las palabras son un modo de apropiarse de una realidad, cuya geografía es cada vez
más lejana.
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En esta dulce tierra y La revolución es un sueño eterno son novelas históricas. Para
comprender su condición debemos remitirnos a la renovación del género producida a partir de
los años 60 con nombres como Augusto Roa Bastos, Alejo Carpentier, Miguel Otero Silva,
Fernando del Paso, Reinaldo Arenas, Abel Posse.
Hacia fines de siglo las relaciones entre la novela y la historia en Latinoamérica se plantean
de modo diferente, respondiendo a un modelo historiográfico y a un paradigma discursivo
que guarda poca relación con el decimonónico. La novela histórica tradicional, cuyo ancestro
europeo fue Ivanhoe de Walter Scott, nació en América con la Amalia de José Mármol y el
Enriquillo de Manuel de Jesús Galván y gozó del esplendor de La gloria de Don Ramiro de
Enrique Larreta. Fue considerada un instrumento en la consolidación de las nuevas
nacionalidades, así como en la construcción de un linaje para las clases dirigentes.
La intención inicial fue la construcción de un modelo de los hechos del pasado a partir de
personajes secundarios. Una "historia de corta duración", en palabras de Fernand Braudel. El
género oficia de épica de la modernidad que legitima la leyenda nacional proporcionando una
genealogía a los estados y sus grupos de poder: “La invocación de independencia e
idiosincrasia nacional se halla necesariamente ligada a una resurrección de la historia
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
nacional, a los recuerdos del pasado, a la pasada magnificencia, a los momentos de vergüenza
nacional, no importa que todo ello desemboque en ideologías progresistas o reaccionarias.113
El sujeto continúa siendo un sujeto colonial (colonizado o colonizador) que se sitúa desde un
otro lugar enunciativo, pero conlleva la conciencia de alteridad con la que se constituyó. La
clase dirigente, plenamente consciente del valor de la letra, busca dominarla. Bartolomé Mitre
escribe en la introducción a su novela Soledad de 1874: “la novela popularizaría nuestra
historia echando mano de los sucesos de la conquista, de la época colonial y de los recuerdos
de la independencia"114
Durante el romanticismo argentino abundan las novelas históricas de, José Mármol, Vicente
Fidel López, Eduarda Mansilla de García, Rosa Guerra. El género tuvo arduos defensores.
Ligado a la literatura canónica, construcción que se apartaba del género gauchesco, cumplía
una función de divulgación de la leyenda nacional. El modernismo dio dos clásicos dentro del
sistema literario argentino: La gloria de Don Ramiro de Enrique Larreta y La guerra gaucha
de Leopoldo Lugones.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Las llamadas por Paul Ricoeur "ciencias de la sospecha"117 así como los descubrimientos de
las ciencias duras han producido una verdadera revolución en la construcción de lo que
llamamos realidad. La posición del sujeto ha variado sustancialmente en la medida en que
puede asumir todo aquello que se reservaba a dominios como la religión, el mito, la demencia,
el sueño como parte de una nueva realidad. Realidad que no se identifica con lo racional
empírico y que abre a otras dimensiones y otras lecturas. La ilusión referencial del texto
novelesco obedece a los cambios experimentados por el texto cultural. Aún aquellos discursos
realistas no críticos incluyen un elemento autorreflexivo que la aleja de la ingenuidad de
identificar la palabra con la cosa.
Alejo Carpentier en El siglo de las luces apela a una nueva escritura. Emplea las estructuras
del lenguaje y del mito para dar forma alegórica a las reflexiones sobre la revolución. Carlos
Fuentes, siguiendo la línea de ambigüedad de la literatura mexicana revolucionaria, produce
una novela - mundo sobre la conquista de México, Terra Nostra. Fernando del Paso recurre a
la poesía para reconstruir la historia de Carlota y Maximiliano en Noticias del Imperio. El
modelo ya no es más el registro civil como era el caso de Balzac sino la construcción de una
representación de lo real120.
116Barthes, Roland, "El efecto de lo real" en Comunicaciones II, Lo verosímil, Buenos Aires: Tiempo
contemporáneo, 1.970.
117ver Freud, una interpretación de la cultura, Paul Ricoeur, México: SXXI, 1970.
118Barthes, Roland, 1.970, pág.100.
119Saúl Yurkievich la llama segunda vanguardia. La primera sería la vanguardia lírica. Ver "Notas sobre
la vanguardia" en Al revés de la trama. Sobre vanguardias literarias y otras concomitancias, Barcelona,
Muchnick, 1.984.
120ver los conceptos de Ángel Rama referidos a Gabriel García Márquez en "no estamos ante los
fisiólogos del sigo XIX sino ante la antropología del XX" pág.110. "Un novelista de la violencia
americana" en Asedios a García Márquez, Chile, Ed. Universitaria, 1.972.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
La idea del texto como artificio otorga un espacio central a la construcción del discurso
donde intervienen tanto la memoria como el olvido. Las palabras trabajan las ausencias,
cuestionan la historiografía tradicional, impugnan el valor de la escritura en un esfuerzo por
apresar lo que se escabulle. Tanto la historia oral como la historia escrita se constituyen en
fuentes insoslayables. La impugnación novelesca supone la construcción de una épica crítica,
y, en algunos casos, de una contra - épica, una épica que se autoparodia.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Esta reflexión sobre las relaciones entre la Escritura y el Poder, entre la Palabra y la Letra,
resignifica las estructuras de un momento fundacional de la nación argentina. La biografía no
es una biografía sino una tanato-grafía124 en la medida que el cuerpo del sujeto de la escritura
se disuelve a medida que se escribe. Los significantes históricos son desplazados por la
reflexión sobre el sentido mismo de la Historia.
En la primera novela la historia se inicia en 1.839 y se prolonga hasta 1.862. El discurso está
fuertemente impregnado por la experiencia del autor. Gregorio Cufré, un médico opositor
permanece encerrado en un sótano de Bs.As. engañado por mujer casi todo este tiempo. El
relato se inicia en el plano de lo real histórico, pero finaliza en el plano de la ficción jugando
con desdoblamientos e intersecciones, legitimados por la locura o por los sueños. Rivera dota
a la novela de, por lo menos, dos finales.
Durante el siglo XIX se imprimen marcas definitorias al texto social y cultural. Se termina de
reestructurar la nación como construcción de los grupos de poder. La violencia, el destierro, la
intolerancia, la muerte son armas frecuentes en la lucha por imponer un proyecto de país. El
enfrentamiento entre la civilización y la barbarie se traduce reiteradamente en la tensión entre
las letras y los cuerpos. El ingreso a la modernidad se da a través de una refundación tanto
étnica como cultural. La contienda involucra a la ciudad letrada que intenta una nueva
construcción de Europa en América. Mientras se impone la idea del continente enfermo
apoyada en las tesis de Teine se busca transformar el desierto en nación.
En esta dulce tierra se desarrolla como inversión del circunstancial del título (palabras
incluidas en la enigmática carta de la mitad del libro, cuya escritura es contemporánea a la de
Rivera) . El sema tierra nos remite a la literatura que centró su significación en la geografía
americana y que arranca con el Facundo. La imagen concebida por el espacio textual
transforma las palabras iniciales en cruel ironía. La ciudad, Buenos Aires es un infierno
surcado por los gritos del terror y la barbarie. En los últimos capítulos el Sur, representado por
el puerto, se opone el Norte de la montonera de Felipe Varela. Ciudad y campo aparecen
como polos antagónicos y complementos.
Rivera escoge como figura central a un timorato facultativo, cercano a la Asociación de Mayo
y al grupo de proscriptos que se vinculan a los unitarios y representan la segunda resistencia
al rosismo. La elección de un personaje secundario le posibilita una distancia de la Historia,
siguiendo los preceptos de la novela histórica tradicional. El autor emplea la misma
estrategia de Sarmiento al trabajar sobre el un personaje secundario, Facundo Quiroga, para
desplazarse metonímicamente a Rosas. Pero Rivera no otorga a Cufré la misma centralidad
que Sarmiento al caudillo riojano. La novela discurre en los bordes, lo que contribuye a
disolver la referencialidad.
124 Para Nicolás Rosa toda biografía es una tanatografía, El arte del olvido, ob. cit..
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El personaje histórico es la resultante de varios relatos. En las Tablas de sangre, José Rivera
Indarte hace referencia a un tal Cufré: "argentino, es fusilado por don Manuel Oribe el 30 de
junio de 1.839125". La carta de Copiapó de Felipe Varela alude a Cofré. El autor señala otras
posibles variantes del nombre: Cofré, Yofré o Dupré. El testimonio del anciano fotógrafo
Cristián Van Derer es publicado en 1.918 por La Brújula, inscripción en el texto del primer
periódico obrero chileno. El joven redactor es Germán Ave Lallemant126, ingeniero socialista
de origen alemán menciona al médico como seguidor de Varela. Ese tipo de cruces de la
historia con la ficción son permanentes. En una carta hipotética de Oro a Dorrego se alude a
los opositores como "atribulados, dispersos y díscolos imberbes"-“:La imagen que
relampaguea es ¿quién lo duda? Buenos Aires, Plaza de Mayo, 1 de mayo de 1.974. El
general Perón, desde el balcón interrumpe su discurso para insultar a los "estúpidos
imberbes".127
125Rivera Indarte, José, Tablas de sangre, Buenos Aires; Antonio dos Santos ed., s/f.
126Este dato fue reconocido por Andrés Rivera en la entrevista periodística: "Andrés Rivera: la obsesión
de una escritura alucinada", hecha por Osvaldo Tcherkaski para el diario Tiempo Argentino. Buenos
Aires: Lunes 24 de diciembre de 1.984.
127 Gilman, Claudia, "Historia, poder y poética del padecimiento en las novelas de Andrés Rivera", en La
novela argentina de los 80, Roland Spiller (Ed.), Frankfurt, Vervuert, 1991, pág.56.
128Usamos esta noción siguiendo a Mijail Bajtin en Teoría y estética de la novela, Madrid, Taurus1989.
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La perversión y la locura son construidas desde ese otro lado, el del orden y la razón. Sade y
el Emperador escenifican las relaciones entre la Letra y el Poder. La aversión del Poder a la
subversión de la Letra. Sarmiento, personaje central dentro de las últimas obras de Rivera, es
un loco que se pasea por Buenos Aires. La locura es un componente de la represión y también
de la letra.
Otro modo de construcción de los personajes son las enigmáticas aposiciones a un nombre
propio que nunca aparece. Si podemos rastrear quién es el individuo "calmo y afable “del
asilo de Charenton, no sucede lo mismo con el personaje que abre el texto con la frase:
"Mataron a Maza". Descripto con toda minuciosidad en un sentido y con extrema
ambivalencia en otro el discurso no nos entrega el nombre marcando su carácter enigmático.
"El hombre pequeño y delgado", es conocido por sus atributos; luego se habla de su suicidio o
asesinato. La voz devana historias, el único interlocutor es el protagonista. La figura trágica
puede ser cualquiera de los conspirados contra Rosas.
El discurso literario construye un verosímil muy peculiar. Sus marcas al mismo tiempo que
niegan al discurso historiográfico también lo afirman. O el autor no tiene todas las claves, o
nosotros somos impotentes para leer el texto que cifra la historia en una ficción que solamente
entrega pistas, no datos. Los testimonios orales son tan importantes como los escritos. El
discurso emplea géneros diversos. Se abre con la dramatización de la historia: el diálogo entre
Cufré y "el hombre pequeño y delgado" se fractura con los monólogos interiores directos del
médico que remiten al contexto, reconstruyéndolo.
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Vemos como Borges abre las diversas posibilidades de lectura de un destino que es cifra de
otros tantos. Claudia Gilman131 establece la relación con Amalia. El antecedente histórico de
la novela de Mármol es el asesinato de Maza, el 27 de junio día en que comienza la de Rivera.
Badía es el cruel perseguidor y asesino de Eduardo Belgrano, el mismo que amenaza
eternamente a Cufré.
Si Sarmiento invoca la sombra de Facundo, Cufré juega con sus propias sombras, sus dobles
en otros tiempos y en otros lugares. Es su sombra la que habla con Girard. El hilo de la
narración se funde con el de la divagación de los sujetos. El uso del pretérito indefinido
connota de modo particular el discurso como definitivo. La Historia argentina está tramada
como la historia de una derrota, la derrota de la civilización. En verdad, la barbarie se apodera
de todos los intersticios, tanto en un bando como en otro, tanto en Sarmiento como en Rosas.
El ideologema subyacente es disfórico: el mundo está enfermo, ebrio de sangre y violencia.
El espacio construye otros espacios en los que se abisma. El asilo y el sótano son formas de la
cárcel, se convierten en formas del cuerpo que es, en última instancia, un lugar de encierro en
la locura y en la enfermedad. Lugares del margen que son condensaciones metafóricas de un
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espacio mayor el de la ciudad y el del país, dominados por la tiranía y el terror. El encierro es
una constante semántica.
Buenos Aires es el reino fantasmal de la desmesura dictatorial. Las notas del dictador son
transferidas a la tierra que lo soporta. Se instaura una causalidad determinista en la medida en
que el fatalismo impregna el discurso que sostiene una relación directa entre la patria y la
dictadura, entre la ciudad y Rosas.
Todos los actores desempeñan un papel azaroso y enigmático. Rosas y Sarmiento, Facundo y
Paz alternan sus movimientos. Paz cayendo bajo el efecto de las boleadoras indias. Facundo
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sucumbiendo bajo los disparos federales, después de haber probado el sabor del frac en
Buenos Aires. Alegorías rotundas de una imposibilidad. El fracaso de Facundo aparece como
el fracaso de Paz. En última instancia, el fracaso de Felipe Varela. Rosas y Sarmiento son los
triunfadores que, implacablemente, llevan adelante sus proyectos bajo el sueño delirante de
orden. Como en historia argentina reciente. La historia se trama como tragedia e ironía y la
figura principal es la metonimia. El romance de la historia oficial con su maniqueísmo queda
destruido.
La escritura de un loco convierte a la sombra de Facundo en cifra del destino nacional. "Un
Lutero jactancioso e inapelable y brutal, en un libro inspirado por el Cielo y el Infierno, que
tenían la pretensión de develar el futuro"(DT, pág.15) construye la letra desde la que se
explica la Patria.
Rivera emplea la triple nota de la que habla Noé Jitrik refiriéndose al discurso de Sarmiento.
El discurso es enfático en la medida en que la adjetivación ocupa casi todo el espacio textual
encadenándose rítmicamente en forma repetitiva. Es efectista en tanto parodia semántica y
como sintáctica de Facundo. Desde el título se levanta como doble y como opuesto a aquél.
Los adjetivos y los verbos usados repetitivamente tienden a la creación de un efecto del
discurso que se mueve en estas instancias dando ritmo al texto. Hay, como en el caso del
Facundo una especie de vibración que nos compele apelativamente. La frase recupera el ritmo
de la palabra, proponiéndonos imágenes. Dice Jitrik refiriéndose al texto de Sarmiento
Mientras el modelo liberal asegura su control sobre la palabra a la que ha domesticado, este
nuevo paradigma textual afirma la virtual independencia de significantes que ayudan a revelar
132 Jitrik ,Noé, Muerte y resurrección del Facundo, Buenos Aires:, CEAL, 1977, pág.26.
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los mecanismos del Poder, siempre originados en la muerte y la locura. Ambos construyen las
voces, pero uno busca controlarlas y el otro darles el máximo de autonomía.
Sarmiento usa epígrafes apócrifos, Rivera incluye cartas hipotéticas como si fueran
verdaderas o citas verdaderas en textos apócrifos. Por ejemplo, las palabras de Domingo Oro,
autor de El tirano de los pueblos argentinos, militante anti-rosista: "Deportación, patíbulo,
olvido". La imagen de la tinta y de la sangre tienen ecos del discurso romántico. Las
reflexiones acerca de la fundación de la nacionalidad ligan los significantes del asesinato y el
cautiverio, de la enfermedad y el hambre como si una especie de maldición acentuara el clima
siniestro de las dictaduras que Bolívar profetizó para los pueblos del Sur:
El naturalismo reaparece como paradigma explicativo que trama la historia como tragedia, las
instituciones como la nación, el estado o la ciudad se convierten en fuerzas independientes de
los hombres y hacen con ellos lo que quieren. La ciudad es una especie de animal hembra, una
puta cuyo resuello impone el ritmo de vida a sus habitantes. Del texto de Riveraemerge una
ontología negativa de la Argentina, en una especie de revés a las teorías esencialistas de los
años sesenta, propios de los nacionalismos populistas. De extraña manera esta visión se
vincula con el ideologema central del discurso sarmiento. Su sostén es una visión disfórica
que se puede expresar como América enferma o como América Bárbara. Si el sanjuanino
opone a la barbarie la utopía de un trasplante de civilización europea, Rivera contamina todos
los espacios con la negatividad de la derrota y la falta de salida.
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perversamente como si únicamente así poseyeran a aquellas mujeres, que desde otra clase
social, desde el margen, son las que tiene la clave de sus vidas. Mercedes y la dueña del
prostíbulo, Mildred, son opuestas y complementarias.
Rivera no se centra en Rosas y su familia sino que reconstruye el imaginario social de la clase
oligárquica a través del matrimonio Starkey. La clase letrada es encarnada por Cufré y sus
amigos. Detrás del poder están sus hediondos cimientos: siniestros juegos con los cuerpos y
extraños comercio con la muerte. Toda la historia argentina es la historia de la conspiración y
de la derrota. Exilio y muerte son la moneda del Poder.
Los festejos que Rosas ordena después de la sofocación de la conspiración marcan la relación
entre fiesta y tragedia. Un mundo macabro y carnavalesco presidido por quien es
irónicamente llamado el Restaurador de las Leyes y regido por la locura y el terror de la
Mazorca. Juan Ale, Juan Badía, diestros cuchilleros: "empuja, en fiestas de guardar, una
carretilla cargada de cabezas de salvajes que se vendieron a la extranjería, por las ralas y
desiertas plazas de Buenos Aires “(DT, pág.12)
Algunos pasajes del texto están compuestos como óleos románticos plenos de claroscuro.
Juegos del rojo y el negro. Juegos de la muerte y el miedo, el encierro y la sangre. Los hechos
se desenvuelven como si fueran rituales, con inapelable fatalidad.
El sótano de Cufré, como el de Carlos Argentino Daneri en El Aleph, contiene una cifra de la
historia argentina. Isabel entrega informaciones apócrifas, Cufré las alimenta con pesadillas.
Los horrores de la historia se convierten en fantasmas que lo acosan en la eterna noche del
encierro donde la muerte de Marco Avellaneda repite a la muerte de Lavalle. Cabezas
sangrantes, fragmentos de periódicos, cartas que en su falta de cronología nos remiten a un
tiempo cercano al autor del texto. El espacio y el tiempo del agujero lo asfixian en su
estatismo. Queda reducido a leer luces y sombras, a atisbar ecos de imágenes y de voces
En el último capítulo -a "Pistas"-; Rivera juega con las distintas versiones. Este momento del
discurso es autorreflexivo y amenaza con destruir la historia del relato. Cufré se transforma en
una sombra que aparece y desaparece. Según los asesinos de Urquiza un hombre blanco en
una calle de Buenos Aires, un nombre en una carta de Felipe Varela. Las noticias dadas
muchos años después por Van Derer a La Brújula dibujan un personaje mitológico que llega a
liderar las tropas sus montoneras. También en las tolderías de Calfucurá un hombre extraño
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
resiste los embates de la campaña del desierto. Los capitanejos le llaman Ruca-Nahuel y
conduce en 1872 un malón que casi destruye Bahía Blanca. La otra posibilidad la da el cierre
del texto, al mejor estilo borgeano.133 Todos estos destinos no han sido más que un sueño.
Cufré nunca salió del sótano ni siquiera cuando pudo hacerlo: se había acostumbrado a él.
Cufré es el mismo y es otro. Sombra condenada a la pelea con la inmortalidad de la que gozan
los muertos. Esta sombra al igual que la de Facundo ya que contiene las claves de la historia,
la de Rivera134. Al final el texto parece cerrar toda duda. Todo puede o no haber sido un
sueño. En realidad, los dos, o los tres, o los cuatro son el mismo. El tiempo se bifurca, el
relato tiene finales diferentes.
Si Sarmiento interroga a la sombra de Facundo, Rivera construye esa otra sombra que es
Cufré. Facundo es la sombra de la barbarie, representación de la naturaleza americana,
producto de los llanos riojanos. Cufré es la sombra de una clase que dibuja en su trayectoria
una figura paradojal. Nacida al amparo de la letra está condenada a la derrota de los cuerpos
de los vencidos. Una permanece en los Llanos de La Rioja, la otra desaparece en la huida
hacia el norte o en un sótano de Buenos Aires. Las dos son víctimas de las mismas fuerzas.
De una tierra concebida como naturaleza bárbara en un caso y de una tierra construida como
patria siniestra en el otro. Ambos poseen las claves de lo real. Uno a través del mito, el otro de
la magia. La contrapartida es Diego Larios, condenado a la inmovilidad y al parasitismo de
una clase cuyo poder va más allá de las decisiones individuales
Larios encarna la cancelación del modelo del héroe de la independencia, la inversión paródica
del proyecto liberal, llevado a cabo por una clase. Cufré es su sombra, lo que no fue y es
desterrado una y otra vez, expulsado hacia la frontera o arrojado en una celda, sumido en la
locura y en la muerte. El Poder actúa como una segunda naturaleza en esta tierra donde
siempre tiene el sabor de la muerte.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
En esta novela Andrés Rivera cambia su estrategia narrativa, escogiendo un protagonista cuya
centralidad histórica domina la escritura que se erige como biografía novelada. Juan José
Castelli, el jacobino portavoz de la revolución es el eje de un discurso cuya productividad gira
en torno a diversas problemáticas. La subordinación del movimiento del texto a la reflexión
sobre las relaciones entre la escritura y la palabra, entre el poder y la letra erigen una instancia
que subvierte el orden de la biografía histórica tradicional. Toda la historia está significada
desde la enfermedad y desde la muerte. El tumor en la lengua putrefacta de Castelli es una
intensa alegoría del destino de derrota de la palabra revolucionaria. La escritura surge donde
la palabra es imposible, en las cercanías de la muerte.
La tensión del discurso se instaura en la lucha por el espacio de la enunciación entre la letra y
la voz. La letra como acto insiste en los cuadernos y el apunte somete y es sometida por la voz
construida dentro del texto. La voz se sostiene en la retórica de la oratoria. Es interesante la
vinculación entre la oralidad y la oratoria. El orador poner sonido a la letra. Lleva al acto el
papel. Castelli personaje ejecutará el movimiento inverso.
La escritura va y vuelve sobre sí misma, serpentea y se anuda sobre sus mismos significantes
en un simulacro de inseguridad que es al mismo tiempo una paradojal demostración de su
existencia. La escritura insiste en volverse sobre sí misma, en desdoblarse: Dos cuadernos
escritos por Castelli que no son enmarcados por el autor, algunas acotaciones de Pedro
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Castelli y un Apéndice final. La palabra escrita del narrador autor irrumpe tanto desde el
presente como desde el definitivo pasado que encierran los pretéritos indefinidos.
Dos son los soportes semánticos del texto: la palabra y la revolución. El libro se construye
como una vasta reflexión sobre sus propios mecanismos, sobre la relación entre la palabra y la
letra. El título La revolución es un sueño eterno está basado en una frase de Bernardo de
Monteagudo en el discurso en el Alto Perú: "La muerte es un sueño eterno". La sustitución
del sustantivo muerte por el sustantivo revolución es significativo. Es significativa la
vinculación Castelli - Monteagudo. Si Castelli fue el orador de la revolución, Monteagudo,
junto con Moreno, fueron los teóricos más fecundos del grupo jacobino.
El libro no es una biografía del héroe de modo tradicional. Escoge un procedimiento similar al
empleado por Augusto Roa Bastos en Yo El Supremo. Pero en este caso el personaje es el que
escribe sobre sí mismo sin ayuda. La mirada procede fragmentariamente. A la mente de
Castelli acuden momentos claves de la historia argentina. Rivera selecciona aquellos
vinculados con la leyenda nacional, inclusive con la imagen escolar para proponer una lectura
desde otro ángulo.
Los episodios históricos a los que se alude en el texto son diversos. Los últimos días de vida
de Castelli, el año 1812, año de su proceso por su actuación en el Alto Perú (1810-1811)
remontan en el tiempo hacia zonas de la historia individual y social. 1780 y el Colegio de
Montserrat. 1786 y la Universidad de Charcas. 1806 y las invasiones inglesas. La
conversación con Beresford. La intriga de 1.808 con la princesa Carlota Joaquina. El Cabildo
del 22 de mayo. El Cabildo del 25 de mayo. La ejecución de Liniers y los conspiradores del
Motín de las trenzas el 26 de agosto de 1.810. La jefatura del ejército del Norte. El triunfo de
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Suipacha. Los manifiestos en el Alto Perú a favor de la libertad y los derechos de indios y
negros. El armisticio de 1.811 con el general Goyeneche. La derrota de los jacobinos. El
regreso a Buenos Aires previa entrega del ejército a Belgrano. El lento proceso. Su
enfermedad y su muerte.
Castelli intenta reflexionar sobre la historia y sus relaciones con la utopía. La escritura en el
Cuaderno o en el papel que proclama desesperadamente "SOY CASTELLI: PAPEL PLUMA
TINTA” es una forma de afirmarse frente a la derrota. El personaje se desdobla, es el actor y
es el público. A veces el viejo que habla con el joven. Otras el Orador, o el representante de la
Junta. Afirma rotundamente "No hay dos Castelli". Sin embargo, parece haber muchos. Él es
el que escribe, él es el que lee.
Castelli pasa de los papeles sueltos al cuaderno de tapas rojas, se copia a sí mismo. La letra
dibuja un movimiento similar al de las palabras. Se acerca al verbo. En algunos momentos el
Yo y el Él se separan y uno domina y ordena al otro:
En estos momentos el texto construye su myse en abyme. Se erige como escritura de una
carencia. Los silencios son tan importantes como las palabras. y el autor busca las formas de
escribir los silencios que es uno de los desafíos de la escritura: “Se reitera, doctor Castelli, y
sus tripas no ríen. Deje de fanfarronear, Castelli. Ponga punto después de última, y tache el
resto."
El Él toma distancia del plano de la acción, aparece como el que domina al Yo, el que le
ordena cual si fuera una marioneta. En algunos momentos puede ser confundido con el autor.
No olvidemos que toda biografía es, en última instancia, la construcción de un simulacro.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
La letra emerge ante la disolución y la muerte del cuerpo. Los cuerpos sometidos son los
cuerpos de los que no tienen letra: los negros, los indios, las mujeres. Los cuerpos que Castelli
encuentra en su camino al Alto Perú. El cuerpo esclavo de Belén comprada por Hunguer.
Castelli ha perdido la palabra, no solamente no puede, sino que no quiere abandonar su
silencio. Agredirá a Irene Orellano Stark (variación del nombre de Isabel Starkey) por medio
de la saliva. El miedo de la mujer es el miedo a la palabra subversiva convertida en
enfermedad y estigma.
Escribir y, en menor grado, decir aparecen como acciones centrales. La palabra oral es
sustituida por la letra. El texto rescata el gesto testimonial; el libro es el cuaderno pero al
mismo tiempo el cuaderno sólo puede ser leído dentro del libro.Al comienzo del segundo
cuaderno encontramos la marca del autor entre paréntesis. En las reflexiones es muy difícil
separar el centro autorial del personaje con el que revela un grado de máximo acercamiento.
La escritura aparece como un acto del pudor, al mismo tiempo un combate con la muerte y la
desesperanza que no se puede permitir los gestos demasiado ampulosos
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Las palabras revolucionarias están condenadas a morir si no las salva el papel. Castelli calla
para escribir Pedro Castelli, el hijo militar arrojado a la acción y perseguido por las
montoneras le envía el cuaderno a la esclava Belén, como si estuviera maldito: "Te envío, con
un propio, al que trataste, dos cuadernos de tapas rojas. Pertenecieron a Castelli. Algunas
páginas son indescifrables; han sido escritas en código. Las otras, Dios me perdone, exhalan
un orgullo tan perverso que anonadan a quien las lee."( RS, pág.161)
Las figuras de Cufré, el padre, médico de Castelli y de Cufré, el hijo protagonista de En esta
dulce tierra ligan la leyenda nacional a la cadena familiar. La problemática de la herencia
reaparece con Pedro y de Ángela Castelli. La hija de Castelli, al igual que la patria se ha
entregado al enemigo, partidario de Saavedra. Una vez más Rivera escoge aquellos
significantes históricos que le permiten una alegoría de la derrota. Pedro no comprende su
herencia, aunque muere siguiendo el destino del padre.
Gravitan dentro de esta obra los discursos socialistas y nacionalistas. La idea de patria
independiente con la idea de revolución social se asocia al fracaso de un proyecto. La vida de
Castelli es el pretexto para reflexionar sobre la historia tramada como tragedia y sobre el
destino de los intentos revolucionarios. El personaje es al mismo tiempo el investigador y el
cuerpo del delito, el verdugo y la víctima, el acusador y el acusado. La revolución resulta
enjuiciada desde fuera y desde dentro por quienes "con justicia y razón, sienten que la
nostalgia de los días que antecedieron a la compadrada de Mayo les invade el alma"( RS,
pág.13). Las reflexiones sobre los acontecimientos de mayo Mayo están vinculadas a las de
Marat sobre la revolución francesa de 1789.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
La historia de Gaspar Rodríguez de Francia está constituida por un mosaico de citas, donde la
alternancia entre el Yo y el Él conduce a una llamativa lectura de la encarnación del poder. La
degradación de las ideas revolucionarias bajo la atracción ejercida por el autoritarismo
muestra a la Sola Persona ahogando a la Persona Muchedumbre. Roa lee la historia de
Francia desde un ángulo muy particular. Intenta desmitificar tanto negativa como
positivamente. Plantea una posición revisionista desde una perspectiva específica: la de la
revolución y la de la independencia. Iluminada por nuevos ángulos la figura de Francia y el
Paraguay encerrado con barro y con sangre.
El escritor paraguayo desarrolla una extensa metadiégesis. El texto envuelve una teoría de la
lectura y de la escritura. El autor, oculto bajo el ropaje del Compilador a veces, del Dictador
otras, intenta desaparecer. El personaje desdoblado está escribiéndose y escribiendo la
Historia del Paraguay. La novela abarca toda la historia desde la fundación hasta los López.
Nos interesa esta digresión en la medida que la intención de Andrés Rivera es otra. Su obra
parte de enangostar la anécdota histórica. Escribe, como ya dijimos desde la enfermedad hasta
la muerte de Castelli. De acuerdo a las fechas solamente un año, el último de su vida, cuando
rápidamente el cáncer acabó con él, al mismo tiempo que un larguísimo proceso intentaba
juzgar todos sus actos.
En ese sentido, el texto exhibe una especie de anemia anecdótica137. Los intertextos no son
demasiado importantes. Si bien Rivera ha insistido en su posición revisionista, su actitud más
que la de un historiador es la de un filósofo de la historia. Los principales núcleos que se
ponen en cuestión atañen a una serie de relaciones: la revolución y el poder, la idea y la
muerte, la utopía y la derrota, la escritura y la historia, la realidad y la verdad. Como biografía
abandona el dato y construye al personaje en su condición de sujeto de la historia. En última
instancia en cuanto sujeto historiográfico. Asistimos al enjuiciamiento de todos los momentos
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
centrales de sus actuaciones: las invasiones inglesas, mayo, el motín de las trenzas, la
campaña al Alto Perú.
El texto se construye como reflexión pertinaz sobre la Historia, pero también sobre su propia
productividad, casi no ofrece respiro al lector. Propone una escritura que se lee a sí misma en
el mismo acto de escribirse. Acto en el que se conjugan el Poder y la Muerte. La reflexión
sobre los mecanismos de la diégesis casi asfixia este nivel constantemente asediado por la
inflexión metaficcional.
La teoría de la escritura como muerte de la palabra ocupa todo el libro. La boca es el lugar del
que ya no pueden salir más que fétidos jugos y exhalaciones. La única posibilidad es el
cuaderno. Se produce una inquietante relación entre la palabra escrita y la palabra oral. En
verdad, la oratoria no es sino el arte de expresar verbalmente un discurso previamente
estructurado en la escritura.
Como si el cuerpo del orador no fuera sino el cuerpo de un actor, Castelli se ve a sí mismo
hablando en un escenario. Ahora, ya fuera del escenario escribe, pero escribe las palabras que
se niega a pronunciar. La escritura se acerca a la oralidad, pero es más escritura que nunca.
Inscribe en su cuerpo la palabra hablada para atraparla. El sujeto de la enunciación es siempre
el mismo, pero se distancia de sí al punto de construirse como centro autorial. El sujeto del
enunciado varía en la medida en que el Yo se multiplica en otros que los modifican, que
entran en conflicto para finalmente ser uno solo.
La risa de Castelli es una risa siniestra, surge de un vientre transformado en tumba de ideas y
de palabras, un vientre en putrefacción, es la risa de la muerte. Las barajas españolas de
Cisneros y el juego de ajedrez con Monteagudo encierran nuevamente la idea de la historia
como un juego, donde el azar camina con la guerra.
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Los dos últimos textos de Rivera constituyen un solo libro, armado como espejo. La variación
reside en la focalización. Si en uno el autor construye la voz masculina del Amo, Saúl
Bedoya, en el otro se erige su opuesto, la voz femenina del Esclavo. Ambas son modulaciones
del mismo discurso: el del Poder, ligado a la Escritura. La Propiedad y La Escritura están
vinculados tanto en la historia como en el discurso. Propiedad de las cosas, del mundo
material que incluye el tratamiento de la carne como mercancía, la venta de la carne de los
animales y el tráfico de los cuerpos humanos en la trata o en el trabajo. La posesión de la letra
supone la apropiación de la voz.
La Propiedad insiste en la historia a través de la alegoría del Poder que constituyen Saúl
Bedoya y Lucrecia. Propiedad privada que ignora la propiedad pública. Representación del
imaginario social y cultural de una clase que se mira a sí misma como representación del
conjunto. La burguesía, más adecuadamente, la oligarquía argentina y sus diferentes rostros.
La Propiedad es el núcleo semántico de las dos novelas. Propiedad que se inscribe en los
mitos fundacionales argentinos. Los títulos remiten a los personajes de ambos libros. El
amigo de Baudelaire es una construcción que denomina al protagonista, pero de manera
elusiva, lo define como sujeto sujetado a un otro: Baudelaire. El espacio del personaje está
marcado por las relaciones entre los significantes cultura colonizadora-cultura colonizada.
Rivera explora el carácter colonizado de nuestra cultura. Saúl Bedoya, el que detenta el poder,
es definido como un sujeto atado a un Otro. En la letra tiene nombre propio. Es el otro
extranjero Baudelaire o el otro ideológico Sarmiento. En el cuerpo es la mujer, el otro de la
diferencia.
Lucrecia, la protagonista de La sierva es delineada con fuerza desde una centralidad que la
define, desde un sustantivo que marca, al mismo tiempo, su función. Sin referente externo ella
posee una esencialidad: la servidumbre. La primera novela se erige como escritura del Yo, la
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segunda como voz del Otro. Hay una interdependencia. Saúl Bedoya, sujeto que domina la
letra, es una parodia de Baudelaire, es una parodia de Zola ... y así infinitamente. Lucrecia es
la alteridad total.
El primer texto insiste en su carácter de inscripción que reflexiona sobre sí misma. Inclusive
es un cuerpo de citas donde los libros de comercio figuran al lado de los textos históricos y
literarios, recogiendo el tono de la causerie de la generación del 80 junto con el despiadado
accionar mercantil de la oligarquía que se legitimó en este discurso.En La Sierva la
focalización descentra el discurso, de la mirada del Uno se salta a la mirada del otro, mujer y
esclava. Si Bedoya es el centro del Poder, aunque enunciado desde el título de la novela como
lateralidad, Lucrecia es el Margen, es el esclavo que intenta llegar a ser amo.
Reaparece la relación palabra - economía. Bedoya atesora las palabras por medio de la
escritura. Lucrecia, que no sabe hacerlo, hace un esfuerzo por poseerlas. El patrón no
solamente tiene el poder sino también la letra. Para ser patrona no basta poseer, hay que
saber:"..¿Necesito alguien como un letrado?: Lo compro. ¡Alguien que me enseñe a usar las
palabras justas, para reírme de los demás, como usted, sin que los demás se den cuenta? Lo
compro. ¿Alguien que escriba florido? Lo compro".( S, pág.69)
El comercio forma parte de todos los órdenes. Se pueden comprar personas o cosas, se pueden
transformar en mercancía los cuerpos y las almas. Las relaciones comerciales no son sino una
alegoría de las relaciones humanas. Los cuerpos se poseen solamente en la medida en que se
los degrada y se los convierte en prolongación de una mano que los despoja de autonomía.
138 ver David Viñas, Literatura Argentina y realidad política. De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires}:,
Siglo XX, 1974.
139 Empleamos la edición de Alfaguara, Buenos Aires., 1991.
140 Empleamos la edición de Alfaguara, Buenos Aires.,1.992.
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La presencia de Flaubert y su concepción deicida nos remite a la idea del escritor como Dios.
El autor señala su conciencia de diferenciación con respecto al personaje, parodia del
Madame Bovary c´est moi del francés, en un gesto que es un simulacro en la medida en que es
enunciado desde el personaje. La escritura reflexiona sobre sus mecanismos, sobre sus tonos .
La parodia está encubierta, el enunciado del personaje está construido sobre el borde de la
estilización.
Charles Baudelaire aparece en la primera parte para luego ser mencionado esporádicamente
por Bedoya. El viaje a Europa forma parte del inevitable periplo de aprendizaje del joven de
la clase dominante Viaje iniciático consumista del joven aprendiz de dirigente. Bedoya es un
caballero. La caballerosidad es una de las máscaras imprescindibles del dominio que separa a
la elite de los rastacueros. También el modernismo cultural.
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como soporte semántico y a los tonos del naturalismo de Cambaceres. Ambos textos
conforman una unidad y el movimiento del primero no queda completo sin tener en cuenta el
otro.
Las dos novelas se centran en la historia de Saúl Bedoya y de Lucrecia. Esa historia es una
construcción en la que se abisma la construcción de la Historia argentina en el período de
1880. En el segundo libro se hace alusión a la muerte de Sarmiento. Las analepsis textuales
llegan hasta Peñaloza, Varela y la guerra del Paraguay para proyectarse en el presente en la
presidencia de Mitre. Rivera retoma el hilo abandonado En esta dulce tierra. Junto con La
revolución es un sueño eterno recorre la historia argentina del siglo XIX. Siglo en el que
coinciden la construcción del estado liberal con la violencia que deben usar las clases
dominantes en su estrategia de trasplante.
Tierra es igual a cuerpo para Rivera. Es interesante el aprovechamiento de los modelos como
Zola y su desplazamiento en la adopción del liberalismo cultural unido al conservadorismo
político. Si En esta dulce tierra evoca a Amalia y El matadero, estas obras trabajan sobre las
obras de Lucio Mansilla y Domingo F. Sarmiento pero también sobre el anuncio del
naturalismo. Bedoya es una parodia del escritor gentleman:" El gentleman que escribe se
dedica a conjurar dos dimensiones de su vida - el pasado y el futuro-y a exaltar la que
usufructúa deseándola definitiva: el presente" 141
El equilibrio que se instaura después del 80 define el estilo de toda una generación que trata
de ocultar cualquier perturbación que provenga de una realidad profundamente violentada, de
esa doble fundación a la que ha sido sometida la nación. La desaparición del gaucho y del
indio, la aparición molesta del inmigrante. Ese mundo de ámbitos cerrados que n estudia Noé
Jitrik142.
Frente a los textos que eluden toda referencia a la economía, la obra de Rivera se inicia con el
curioso juego del libro que se desentiende del otro, lo opuesto a la causerie que supone la
existencia de un público, que sanciona el espectáculo del Poder. La Escritura está ligada al
fragmento: el diario, el libro de cuentas. Este contrapunto entre la entrecortada autobiografía y
el movimiento económico que se da en El amigo de Baudelaire, intenta la deconstrucción del
imaginario de clase. Lejos de ser un inventario de viaje o una reflexión moral, las
observaciones de Bedoya son despiadadas. Están muy lejos de la ironía elegante de Mansilla y
se han convertido en sarcasmo.
Los títulos de las obras son significativos. En ambos está connotada la propiedad, se enuncia
un sujeto sujetado a un otro. El amigo de Baudelaire está definiendo el espacio en relación a
un Otro, ese otro que representa la cultura europea. El término "amigo" lo coloca en ese tono
de la causerie del cual el texto está alejado. Dos hombres ligados en un espacio puramente
masculino. El patrón, Bedoya, es definido en relación a un otro, el Poeta, emblema
imprescindible de la aristocracia, la Letra.
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
hace con la tierra, si en un caso parece poner en primer plano la letra, en el segundo se destaca
el cuerpo.
Hay una similitud entre los dos espacios. Baudelaire representa París, la cultura europea, la
letra, la civilización como espacio utópico en el que se proyectan las fantasías de consumo de
una clase. Al mismo tiempo es el poeta de la modernidad, que construye magistralmente la
perversión de la burguesía, mostrando el revés de las relaciones humanas, el poeta del Mal.
En ese sentido se relaciona con un universo contradictorio que es el mismo que constituye a
ese extraño gentleman que es Saúl Bedoya.
La narración de historia como épica, engendrada por el relato oficial de la leyenda nacional se
transforma en dramatización de la historia en sátira. Un mundo en el que la cultura es el
emblema del poder, donde los principios del liberalismo cultural han sido deformados por la
imposición violenta de un proyecto. Sarmiento es una sombra, al igual que el caudillo en su
ensayo. Está derrotado, es el opuesto y, al mismo tiempo, el Otro de Bedoya. Exterminó
indios para que sus deseos se cumplan pero esos deseos fueron derrotados. Reaparece una
construcción esencialista, la de la ciudad, Buenos Aires, como fuerza de la fatalidad. Bedoya
está desnudando todo el tiempo el verdadero movimiento del imaginario de la clase dirigente
argentina:
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Rivera desnuda la fundación de la nación sobre la compra y venta como dos operaciones
fundamentales. La apropiación es el movimiento constante. La historia de Lucrecia es la
historia del otro que quiere transformarse. Lucrecia asesina a Negretti, insta a la venta de su
propia madre, repite los movimientos del patrón. Usa a Pedro Vera, involucra a Ramón Vera.
El intratexto la historia de los dos hermanos de Borges, también el Martín Fierro. Ramón es
el gaucho que se subleva y que es enviado a la lucha con los indios ya que no puede ser usado
en la estancia, su hermano muere en la cárcel. La Mujer aparece como la culpable. Lucrecia
que ha manejado a Negretti hasta darle muerte, pugna por ser la patrona.
La inserción de la Historia se hace a modo de prolepsis. Son jirones que aparecen como
fotografías, relatos en los que el mismo Bedoya da una visión despiadada de la clase dirigente.
El lugar del estado está perversamente ocupado por el delincuente. La riqueza, lo público es
manejado como privado. La distorsión de los espacios ocupados por el Uno, el Mayor que ha
legitimado su poder en la violencia y somete y degrada al otro, el indio, el gaucho, la mujer, el
paraguayo, símil del montonero:"¿Qué podía hacer un abogado en una ciudad que se mira en
los brillos y los lujos de los que fundan imperios? ¿Qué, entre la descomposición de los
muertos y el hedor de los lisiados? Enriquecerse (AB, pág. 16)
La peste que se abate sobre Buenos Aires ante la mirada impotente de Sarmiento, señala la
fatalidad de la naturaleza unida a otra fatalidad cultural que se naturaliza, la de la voracidad de
la clase dirigente que devasta al país ya ni siquiera para construir el sueño liberal sino para
hacerse con la riqueza. La degradación de los fundadores indicia una continuidad que tiende
un arco hasta nuestros días.
El fracaso de la revolución jacobina, así como de las revoluciones europeas transforma a los
intelectuales en servidores de la burguesía. El escritor, como Baudelaire, es una prostituta.
Sarmiento que ha engendrado los mejores hijos del proyecto liberal, que ha dado su texto
maestro a la cultura argentina, es rechazado tanto física como moralmente por un imaginario
en el que su antieconómica actitud ya no tiene lugar. Tanto el poeta como el guerrero no
tienen cabida en una sociedad donde la épica es una construcción de una clase, que es la que
escribe la historia como un romance.
El espacio femenino ocupa un lugar central en toda la obra de Rivera. En este caso, Lucrecia,
al igual que Isabel Starkey es la mujer cruel, sometida pero dispuesta a convertirse de víctima
en verdugo. La historia de ella con Negretti es similar a su historia con Bedoya. Lucrecia es
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una figura baudeleriana. Definida por el personaje como Madame Bovary ella afirma
parecerse a Naná. Lucrecia es puro cuerpo. Su cuerpo opone resistencia a la letra, acaba por
ocuparla. Bedoya la somete, pero al mismo tiempo se somete en una sexualidad ligada a la
perversión. Lo perverso se instaura cuando el goce se desliza en la torcedura. Rivera
construye los códigos criollos de la perversidad. Códigos que se relacionan con el otro lado de
la civilización europea, aquel que denuncia la crisis de un orden que se derrumba, la crisis del
discurso romántico y liberal.
Lucrecia es un animal hembra tasada como una vaca. Bedoya habla de su gordura, al mismo
tiempo que la representa con el sabor de la animalidad del instinto. Proviene del campo, está
prostituida desde su infancia. El juego que se instaura entre el espacio femenino y el espacio
masculino es el juego del poder.
La mujer intenta todo el tiempo arrebatar a Bedoya su investidura como patrona. Bedoya, de
alguna manera, busca convertirse en Lucrecia, siente la atracción de lo bajo, del cuerpo.
También de lo femenino que intenta someter transformándose. A medida que envejece, esto
se acentúa:"¿Lucrecia es mi esclava? ¿Mi entenada? ¿Mi mantenida? ¿Mi amante?. Leo el
orden de las preguntas: no es casual. Tampoco es verdadero" (AB , pág. 30)
La sierva poco a poco ocupa la vida de Bedoya. Hay una especie de travestismo en los juegos
sexuales. Lucrecia es el animal, después Bedoya le pide que lo someta. Al mismo tiempo los
enunciados de Bedoya son equívocos, él, o Baudelaire ocupan en lugar femenino. Hay
explícitas referencias a la literatura que se proclama moral. La evocación de Baudelaire y de
Flaubert por un lado y de Sarmiento por el otro. El fracaso del proyecto de cambio
revolucionario europeo. La llegada de los inmigrantes, la presencia del inglés.
Venden tierras a cada lado de las vías del ferrocarril. Expulsan a los
pobladores y arrendatarios arruinados por las deudas y la usura, y
venidos por una vida de ignominia.
El señor Sarmiento soñó que esa gente reemplazaría, en la pampa,
al paisanaje gaucho” (AB, pág. 67)
Los ritmos del texto varían. A pesar de su sucinta prosa , cada frase condensa un mundo de
resonancias. El texto se abre tanto a lo incluido como a lo excluido. para acabar
preguntándose si la mano que escribe es tan digna como se piensa que es. La Sierva modula
sus voces en un registro diferente. Si la historia vertebraba el discurso masculino de El amigo
de Baudelaire, el otro está significado desde la sexualidad y el poder. Marca su inscripción
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
dentro del discurso naturalista con constantes alusiones a los ancestros del texto: Balzac, Zola,
Maupassantant, Baudelaire.
Bedoya tiene el poder y tiene el saber sobre ese poder, la letra. Lucrecia no puede llegar a
tenerlo. Ser patrón es una esencialidad, no es el momento de la movilidad social que
posteriormente ganará el inmigrante. La clase dirigente no se permite otra imagen que la de la
autocomplacencia y de la eternidad en el poder.
Se cita la La Vuelta de Martín Fierro. Dentro del texto la figura de Ramón Vera es un doble
del héroe de Hernández y al mismo tiempo su contraparte. Vuelve de la frontera para ser
asesinado por Bedoya después de poseer a Lucrecia. Es el gaucho que no se somete al orden.
Condenado a la guerra con el indio y con el paraguayo se ha asimilado al otro, inclusive toma
sus costumbres. Será el único que realmente posea a Lucrecia antes de su desaparición.Las
dos figuras están condenadas a repetir los mismos gestos, a seguir actuando los mismos
papeles para que todo se mantenga inalterable. Lucrecia es el Sancho Panza de un sarcástico
Quijote que sigue ocupando su lugar solamente por fatalidad.
" Hombres, escribió Bedoya, que eran dueños del país, que sus
antepasados conquistaron con la cruz y la espada y la proliferación
española de la sífilis. Hombres que terminaban de dirimir (ellos,
sus hermanos y sus padres) con lanzas, caballos y cañones, el
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Carmen Perilli Las ratas en la torre de Babel
Carmen Perilli
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