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Historia de Azangaro

La historia de Azángaro comenzó el 22 de agosto de 1586 con la colocación de la primera piedra de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción. En 1825, Azángaro fue elevado a la categoría de ciudad y designado como capital de la provincia. Perteneció a la Audiencia de Charcas durante la colonia y luego formó parte del Virreinato de Buenos Aires, antes de reincorporarse al Perú en 1822.
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Historia de Azangaro

La historia de Azángaro comenzó el 22 de agosto de 1586 con la colocación de la primera piedra de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción. En 1825, Azángaro fue elevado a la categoría de ciudad y designado como capital de la provincia. Perteneció a la Audiencia de Charcas durante la colonia y luego formó parte del Virreinato de Buenos Aires, antes de reincorporarse al Perú en 1822.
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Historia de Azangaro

La historia de Azángaro inicia el 22 de agosto de 1586, con la colocación


de la primera piedra de la iglesia «Nuestra Señora de la Asunción», ya en la
etapa republicana, el 5 de febrero de 1825, Azángaro es elevado a la
categoría de ciudad, mientras que por Ley del 21 de junio del mismo año,
fue oficialmente creada como capital de la provincia.

Por: admin 13 de agosto 2019

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La tierra de los “Aswan K’aris” se ubicó inicialmente a unos seis
kilómetros de la actual ciudad de Azángaro, donde los ocasionales
viajantes descansaban e intercambiaban productos diversos, para
luego encaminarse a otras partes del continente.

Muchos años después, luego de la invasión española, exactamente el


22 de agosto de 1586, se constituye oficialmente como ciudad, con el
señalamiento de la Iglesia «Nuestra Señora de la Asunción», a través
de la colocación simbólica de la primera piedra para su construcción,
lo cual estuvo a cargo de Diego Chuquihuanca.

Esto último lo destacó el escritor azangarino Alberto Roselló, luego de


una ardua investigación que terminó en un expediente de la familia
«Chuquihuanca», que no es otra cosa que un certificado otorgado por
el corregidor don Vasco de Contreras.

El documento reza: «Yo, don Vasco de Contreras, asistente de su


Majestad y Corregidor del Partido de Omasuyos, conferí y di posesión
corporal a éste, don Diego Chuquihuanka, del cargo de Gobernador y
Cacique principal de Azángaro; y a mi presencia y asistencia en este
mismo día, veinte y dos de agosto de mil quinientos ochenta y seis,
Octava de la Asunción de la Virgen, mandó éste mismo, don Diego, a
colocar los primeros cimientos de la Iglesia de éste pueblo de
Azángaro a su costa y cargo de lo que certifico».

En ese entonces, Azángaro pertenecía a la Audiencia de Charcas,


creada hacia 1561; no obstante, al final de la colonia, fue parte del
Virreinato de Buenos Aires.

Debido a este tipo de cambios, que fueron prácticamente frecuentes,


los azangarinos tuvieron que decidir su nacionalidad luego de
proclamarse la independencia nacional. Así, por decreto del 26 de abril
de 1822, rubricado por el Delegado Supremo del Perú, José B. Torre
Tagle, se los reincorpora al Perú.

Después, en 1825, se eleva a Azángaro a la categoría de ciudad y


como capital de la provincia del mismo nombre, comprendiendo en su
jurisdicción 18 distritos: Achaya, Arapa, Asillo, Caminaca, Chupa,
Muñani, Potoni, Putina, Samán, San Antón, San José, San Juan de
Salinas, Santiago de Pupuja, Tirapata, José Domingo Choquehuanca,
Pedro Vilcapaza, Huatasani y la propia Azángaro.

De esta forma se adscribe también al departamento de Puno, que


además contaba con las provincias de Carabaya, Chucuito, Lampa y
Paucarcolla (de esta surgiría la provincia de Huancané y mucho
después «el Cercado», es decir, la provincia de Puno). Ese mismo año,
el 21 de junio, el Congreso legitima la decisión de los azangarinos de
considerarse peruanos.

Fue gracias a ello que, un mes después, el 6 de agosto, cuando el


General Simón Bolívar, oyendo el clamor de los pobladores de Alto
Perú, vence a los realistas y funda la República de Bolivia, se ve
impedido de anexar Puno a este nuevo Estado.

Años después, el 18 de abril de 1828, considerando su historia y su


aporte en la gesta de la independencia del Perú, el Congreso Nacional
de la República le confiere a Azángaro el honroso título de
«Benemérito y Heroico Pueblo de Vilcapaza», comprometiéndolo
además a mantenerse en esa línea.

Asimismo, el 20 de junio de 1989 se expide la Ley N° 25065, que le


otorga el título de “Tierra Prócer, cuna de la revolución emancipadora
de Pedro Vilcapaza».

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