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Diezmos y Ofrendas

Dios ordena que paguemos diezmos del 10% de nuestros ingresos. Los propósitos del diezmo son apoyar a los pobres, levitas y maestros. Dios promete bendecir a los que diezman con abundancia para satisfacer sus necesidades.
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Diezmos y Ofrendas

Dios ordena que paguemos diezmos del 10% de nuestros ingresos. Los propósitos del diezmo son apoyar a los pobres, levitas y maestros. Dios promete bendecir a los que diezman con abundancia para satisfacer sus necesidades.
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Diezmar.

com es parte de A Su Nombre Gloria

 Principal

 Quiénes Somos

 Qué es el Diezmo

 Finanzas Bíblicas

 Estudios Varios

 Diezmar Ahora

Diezmando Y Ofrendando: Nuestra Mayordomía A. SOMOS


MAYORDOMOS O ADMINISTRADORES DE LOS RECURSOS DE DIOS Cada creyente es un
administrador de todo lo que posee. "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo
a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 P 4:10).
"Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Co
4:2). Un administrador (mayordomo) es una persona que maneja, administra y cuida
de una propiedad que pertenece a otro. Siendo que es Dios quien otorga toda bendición
material, nosotros reconocemos que Él es dueño de todas las cosas. "…Pues todo es
tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos" (1 Cr 29:14). "Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre…" (Stg 1:17).

1. Dios Nos Ordena Que Paguemos Diezmos

De todo lo que Él nos ha dado, nos pide que demos el 10% (diez por ciento): "Y el
diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de
JEHOVÁ es; es cosa dedicada a JEHOVÁ" (Lv 27:30). "Indefectiblemente diezmarás todo
el producto del grano que rindiere tu campo cada año" (Dt 14:22). Jesús comisionó el
diezmar. "…Esto [el diezmar] os era necesario hacer…" (Lc 11:42).

2. Los Propósitos De Dios Para El Diezmar Son Vistos En El Antiguo Testamento

a. Para El Sostén De Los Pobres Y Los Necesitados En Israel. Entre los israelitas, la
cosecha de cada año sabático (séptimo) era reservada para los pobres. "Mas el séptimo
año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare
comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar" (Ex 23:11).
"Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo:
Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra" (Dt 15:11). El
espigar o recoger espigas que los cosechadores dejan caer durante la cosecha, debería
ser dejado para los pobres y extranjeros. "Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto
caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios"
(Lv 19:10).

b. Para Sostener A Los Levitas. Dios requería un diezmo especial cada "tercer año" que
era para los levitas, los huérfanos, las viudas y los extranjeros. "Al fin de cada tres años
sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año… Y vendrá el levita… y el
extranjero, y huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán
saciados; para que JEHOVÁ tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren" (Dt
14:28, 29). "Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y
también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo
que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de
ellos" (Dt 26:13).

3. Los Propósitos De Dios Para El Diezmar Son Vistos En El Nuevo Testamento

a. Para Sostener A Los Pobres Y A Los Necesitados En La Familia De Dios. "Así que, no
había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas,
las vendían, y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se
repartía a cada uno según su necesidad.

Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé [que traducido
es: Hijo de consolación], levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y
trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles" (Hch 4:34-37). "Porque Macedonia y
Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que
están en Jerusalén" (Ro 15:26).

b. Para Sostener A Los Maestros Y A Los Predicadores. Los líderes y maestros en la


Iglesia tenían que ser sostenidos de los diezmos y ofrendas de los que las donaban.

"El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye"
(Ga 6:6). "Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del
evangelio" (1 Co 9:14). Cuando Pablo salió como misionero a predicar el evangelio a los
que nunca lo habían escuchado, fue sostenido por la iglesia de Filipo: "Y sabéis… oh
filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia,
ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; Pues
aun en Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades… tengo
abundancia… habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio
acepto, agradable a Dios" (Fil 4:15-18). A los filipenses generosos, el Señor hizo esta
promesa: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os haga falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús" (Fil 4:19).

4. La Promesa Especial De Dios

Para aquellos que ofrenden, Dios ha hecho una promesa especial: "Dad y se os dará;
medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la
misma medida con que medís, os volverán a medir" (Lc 6:38). Este pasaje nos enseña
que nosotros controlamos la cantidad de las bendiciones y provisiones de Dios para
nuestras necesidades. Si damos generosamente, Él nos devolverá esa misma medida
cuando le pidamos. Si tenemos fe para dar con abundancia para la obra de Dios, Él nos
devolverá esa misma medida o tal vez una mayor para satisfacer nuestras necesidades
con gran abundancia. A mí me enseñaron a dar el diez por ciento de mis ingresos al
Señor desde que era un niño. Cuando tenía la edad de 22 años, estaba plantando
nuevas iglesias. Recibíamos las cantidades de dinero más bajas jamás recibidas en
nuestras vidas. Durante ese tiempo, el Señor me impulsó a pagar el 20% de mi
cantidad de dinero limitada al Señor.

Un diezmo era para sostener la difusión del evangelio en la nación en la cual vivía. El
segundo diezmo, era para sostener los gastos de extender el evangelio a otras
naciones: lugares donde sus habitantes todavía no habían escuchado acerca de Jesús.
Esto desató una inundación de bendiciones milagrosas de Dios sobre mí y mi familia.
Descubrí que Dios hace exactamente lo que dice. Si ofrendamos, de seguro que
recibiremos la misma proporción de lo que dimos.

5. El Diezmar Es Un Privilegio

Varios siglos antes de que la ley fuera dada en el Monte Sinaí, Abraham diezmó el diez
por ciento a un representante de Dios (Gn 14:18-24; He 7:1, 2). Jacob prometió dar el
diez por ciento de todo lo que Dios le diera como bendición (Gn 28:22). Jesús dijo que
no debemos dejar de diezmar (Mt 23:23). Así que, el diezmar y ofrendar no deberán
entenderse como una obligación o ley religiosa del Antiguo Testamento; por el
contrario, es un privilegio de los que escogen ejercer su fe para dar.

6. El Diezmar Expresa Fe

El diezmar y ofrendar no compra la bendición de Dios, pero sí la derrama sobre nuestras


vidas.

"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice JEHOVÁ de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Mal 3:10). Aquellos que
diezman están expresando su fe en Dios de la manera más práctica posible. Ellos están
diciendo: "Yo creo que el 90% sobrante de mis ingresos, después de pagar mis
diezmos, tienen la bendición de Dios. Con Su bendición, ese 90% puede comprar más
de lo que podría con el 100% sin Su bendición". Se necesita fe para creer en eso. Dios
ha permitido que Su pueblo diezme de sus ingresos, de su trabajo, de su aceite, vino,
harina, frutos, madera, animales y otras posesiones.

7. Dios Acepta Diferentes Tipos De Diezmos Y Ofrendas

Además del 10%, los santos del Antiguo Testamento fueron animados a dar lo
siguiente:

a. Los primogénitos del hombre y de las bestias (Nm 18:6, 15);

b. Las primicias de sus cosechas (Nm 18:13; Dt 18:4);

c. Ofrendas durante las Fiestas (2 Cr 31:3; Nm 28 y 29);

d. Ofrendas durante las nuevas lunas (Neh 10:32-39);

e. Ofrenda de madera (Neh 10:34);

f. Diezmo de diezmo (Neh 10:38);

g. Ofrenda elevada (Nm 18);

h. Votos (Nm 30);

i. Ofrendas voluntarias (Lv 22:21; Esd 3:5);

j. El diezmo del tercer año (Dt 26:12);

k. Ofrendas para los pobres, viudas, huérfanos, extranjeros (Dt 15:1-11);

l. Proyectos especiales (Esd 8:24-36; Neh 7:70-72).

8. Sea Un Dador Generoso Y Alegre


La Biblia nos enseña que debemos dar voluntaria y alegremente, de un espíritu de
generosidad. "Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la
diere de su voluntad, de corazón, tomareis mi ofrenda" (Ex 25:2). "Pero esto os digo: El
que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Co 9:6,
7).

Dios no mide nuestras ofrendas por la cantidad que damos. Él nos remunera según lo
que nos sobra después que damos. Jesús dijo que la diminuta ofrenda que la viuda
ofrendó, era mayor que las grandes sumas echadas por los ricos, pues era "todo lo que
tenía" (Lc 21:1-4). Las donaciones generosas son prueba de nuestro amor, fe y
madurez (2 Co 8:24; 9:6, 8, 13). Un creyente generoso motiva a otros a dar gracias a
Dios (2 Co 9:11, 12).

Los pobres necesitan dar porque ellos necesitan las bendiciones de Dios a fin de
quebrantar la maldición de la pobreza. Los cristianos macedonios estaban afrontando
una gran pobreza (2 Co 8:2); sin embargo, ofrendaban liberalmente. Habían aprendido
la obediencia en la cuestión del ofrendar. Habían aprendido que el donar trae
bendiciones y rompe la maldición de la pobreza.

Jesucristo, nuestro ejemplo supremo, se hizo pobre a fin de bendecirnos (2 Co 8:9). El


rehusar ser un administrador fiel en el asunto de ofrendar y diezmar es como robar y
rebelarse contra Dios (Mal 3:8-12). No obstante, el rendirse a Su propósito en el
ofrendar es como recibir un "Cielo abierto" en bendiciones abundantes y en protección
contra la necesidad y el hambre.

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