TRIBUNAL DE GESTION ASOCIADA-CUARTO
PODER JUDICIAL MENDOZA
foja: 242
CUIJ: 13-03993095-6((012009-252206))
GOMEZ ALEXIA FERNANDA C/ PROVINCIA DE MENDOZA P/ DAÑOS Y
PERJUICIOS P/ CPC ANTERIOR - DAÑOS Y PERJUICIOS
*104048154*
Mendoza, 9 de mayo de 2022.-
Y VISTOS:
Los presentes autos ya identificados llamados para sentencia a fs. 241 de
los que,
RESULTA:
I.-Quea fs. 12/18 se presenta el Dr. HECTOR MADEO, por la Sra. ALEXIA
GOMEZ y promueve demanda por daños y perjuicios en contra del Gobierno de
la Provincia de Mendoza y contra el Sr. ALFREDO NICOLAS RAD por la suma
de $ 282.000, con más intereses, desvalorización monetaria que corresponda
desde el hecho hasta su efectivo pago y costas.
Relata que su mandante y el Sr Alfredo Nicolás Rad mantuvieron para el
año 2014, una relación amorosa, y que al momento del acaecimiento del hecho
que genera estos obrados, se encontraba en crisis. Dicha relación, fue generada
por amigos en común, y no existieron inconvenientes serios entre actora y
demandado desde el inicio de la misma. A medida que transcurrió el tiempo y
con motivo de problemas personales del demandado (desconocidos por su
mandante) el demandado, comienza a exteriorizar escenas de desconfianza
(celos) respecto de la actora. Por tales motivos, su mandante decide concluir con
la relación, la que le generaba mayores momentos traumáticos que de
satisfacción. Ante esta situación, el demandado comienza una serie de actos que
generaron en su mandante, muchos temores sobre la salud psicológica del
demandado, por tal motivo, intentó por todos los medios alargar o suspender las
comunicaciones y visitas con el demandado, lo que era prácticamente imposible,
atento a la conducta casi persecutoria del demandado. Esta situación, tuvo su
momento culmine, para el dia 25/09/2014, cuando la actora es buscada por el
demandado de su lugar de trabajo (estación de servicio calle Avellaneda y Lateral
Norte, Acceso Sur), y la traslada hasta el domicilio del demandado, sito en calle
Félix Suarez N° 696 (Dto 4), de Guaymallén.
Expresa que en el domicilio del demandado, y luego de observar una
conversación que inició siendo un cruce de opiniones, donde el demandado
pretendía volver a tener una relación amorosa con la actora, comenzó a proferir
insultos y en un momento determinado se trasladó hacia su domicilio retirando su
arma de fuego de la mochila que se encontraba en la habitación. El demandado
prefería que si no volvía a mantener una relación de noviazgo, no quería seguir
viviendo, y amenazando con quitarse la vida, llevándose el arma de fuego a la
sien, así la actora, en ese momento, y ante el temor de que el demandado
cumpliera con su amenaza, lo toma por sus brazos desde atrás, y comienzan a
forcejear, de esta manera, en el forcejeo, el demandado acciona el arma de fuego,
y el disparo traspasa su cuerpo e impacta en la integridad física de la
actora en autos, a causa del accidente, su mandante, sufrió la perforación de
colon transverso y colon descendente, incrustándosele el plomo del proyectil en
el hueso ilíaco izquierdo, asimismo, y por razones de encontrarse en tratamiento
prolongado por la dolencia, la actora es despedida de su trabajo, atento al tiempo
transcurrido y su condición física final, viéndose también conculcada su voluntad
de ser policía (como su padre), por la imposibilidad de traspasar un examen
médico exigente, como el del Instituto de Seguridad Pública. Por los hechos
narrados, se dio inicio a las actuaciones penales por ante la Unidad fiscal de
Guaymallén, sito en la Comisaria Novena, expediente N° P 101973/14, en donde
se procede a practicar los actos útiles tendientes al conocimiento del hecho, y la
condición psicofísica de la actora. Por el lamentable hecho narrado, su mandante
padece una grave disminución de su integridad física, con las obvias
consecuencias psicológicas que VE entenderá, y que serán debidamente
acreditadas a lo largo de estas actuaciones.
Concluye en que la responsabilidad civil del hecho, resulta a todas luces
en cabeza del personal policial y la empleadora del demandado y propietaria del
arma (Provincia de Mendoza), por poner en riesgo la vida de la actora, y produjo
secuelas incapacitantes permanentes, estando en presencia entonces, en el caso de
marras, en una cuestión relativa a la responsabilidad extracontractual del Estado,
por el accionar ilícito, ilegítimo de su agente.
Reclamo lo siguiente:
1. Incapacidad sobreviniente…………………….$ 150.000
2. Daño Moral……………………………………..$ 120.000
3. Gastos de traslado, médico, farmacéutico…….$ 12.000
Ofrece pruebas y funda su presentación en derecho.
A fs. 28 amplía demanda, con el ofrecimiento de pruebas.
II.- Corrido el traslado de la demanda, a fs. 38/50 comparece el Dr.
MARTIN QUIROGA NANCLARES, por el Gobierno de la Provincia de
Mendoza, y contesta la demanda solicitando su rechazo con costas.
Luego de una negativa genérica y especial, refieren que es necesario
resaltar la falta de legitimación sustancial pasiva de la Provincia de Mendoza, al
no ser el verdadero obligado de esta relación jurídica.
Aduce que la acción ejercida por la actora, busca obtener una
indemnización de supuestos daños y perjuicios sufridos por las heridas y sus
consecuencias causadas en un forcejeo con el demandado, al intentar este
supuestamente quitarse la vida y la actitud de la actora al pretender impedir tal
situación. La responsabilidad del estado surgiría, según los dichos del actor, por
el obrar ilícito de un agente estatal y por ser el titular del arma. Más allá de la
negativa realizada sobre la titularidad del arma; la misma quedará demostrada en
autos, especialmente con las actuaciones penales libradas en consecuencia del
hecho generador, encontrándose ante una responsabilidad objetiva por parte del
estado, librándose de la misma en virtud que el hecho de la víctima ha provocado
el rompimiento del nexo causal, como bien expresa la actora en el escrito inicial,
el art. 1765 del C.C. y Com, expresa que la responsabilidad estatal se rige por las
normas y principios del derecho administrativo local, y la provincia de Mendoza
ha sancionado la ley 8968 sobre responsabilidad Patrimonial del estado, la cual
respeta los principios de la normativa civil, e incluso es más tuitiva de los
derechos de los administrados que la norma específica nacional. El Art. 3° de la
norma local establece los supuestos de exclusión o limitación de la
responsabilidad extracontractual y expresa que "La responsabilidad
extracontractual del Estado puede ser excluida o limitada en los siguientes
supuestos:.. b) En la medida que el daño se haya producido por hechos
imputables a la víctima o a un tercero por quien el Estado no deba responder. c)
Cuando el daño haya sido causado por hechos imputables conjuntamente al
Estado y a la víctima, o a terceros por quien aquél no deba responder, la medida
de la responsabilidad estatal quedará acotada a provocación del hecho dañoso.
Como se podrá observar es idéntica a la norma del CCyC. Resalta que "La
investigación sobre el nexo causal es una cuestión de hecho supeditada a la
apreciación del juez quien debe establecer a través de los medios de prueba que
se aporten - pesando en el caso sobre la parte actora el "onus probandi", al regirse
la carga probatoria por las normas procesales básicas - si la relación de
causalidad ha existido o no; importando en caso contrario, es decir, que no se
logra demostrar aquella relación aún en los supuestos en que surge de las propias
declaraciones de la actora, que ella toma al codemandado por sus brazos, desde
atrás y comienzan a forcejear, es decir que la actitud irresponsable de la actora,
que se encontraba frente a una persona supuestamente armada, con el arma
apoyada en la sien, de espaldas y que corre y se abalanza sobre la espalda de él
(ver instrumental acompañada a fs. 9), el codemandado se encontraba de
espaldas, con un arma cargada, a punto de dispararse y es la actora quien corre
hacia él, le toma los brazos desde atrás, forcejeando cuando el codemandado
dispara, modificando el recorrido del proyectil por el hecho exclusivo de la
víctima, más allá de la loable reacción de la Srta. Gómez, fue ella la causante de
las consecuencias sufridas y mal puede pretender que sea el estado el que
responda por aquel hecho que ha sido generado por ella. Impugna los rubros
reclamados, ofrece prueba y funda en derecho.-
III.- A fs. 52/56 se presenta la Dra. ALICIA LOPEZ por Fiscalía de
Estado y contesta demanda, expresando que el Estado no debe responder por
hechos donde el demandado actuó fuera de la órbita de las funciones legales que
le estaban impuestas, ni el ejercicio de su función
IV.- A fs. 115/89 se ordena la publicación edictal del traslado de la
demanda al Sr. Alfredo Nicolás Rad asumiendo la representación por ley la
Defensora Oficial.
V.- A fs. 121 se abre la causa a prueba y a fs. 129 se realiza la Audiencia
Inicial, admitiendo la totalidad de las pruebas ofrecidas, las cuales son
producidas hasta fs. 233 donde se realiza la audiencia final, poniendo los autos
para alegar en ese mismo acto.
VI.- Posteriormente y habiendo alegado las partes y agregados los mismo,
queda la causa en estado de dictar sentencia.
CONSIDERANDO:
a) Conforme la situación fáctica que surge de la compulsa del expediente, en el
caso se encuentra en juego la responsabilidad del Estado por el hecho de sus
agentes, fuera de la función, en este caso específicamente funcionarios
policiales.
De este modo la víctima de un daño originado en un hecho del Estado o en un
acto administrativo o en una omisión, tiene frente así, en la mayoría de las
hipótesis, al funcionario actuante y al Estado, que equivale a decir al dependiente
o agente y al principal o comitente. Se le acuerdan dos acciones: contra el Estado
por tratarse de su obrar o su omisión, como persona jurídica que actúa a través de
sus agentes que integran el órgano de gestión y contra el funcionario por ser la
persona física actuante, siempre que se prueba la irregularidad de su actuación.
Mientras el funcionario responde de culpas y dolo en su actuar, el Estado lo hace
de manera objetiva, por ser tal, por el riesgo que crea al recurrir al accionar de
terceros. También se ha ido consolidado la postura acerca de que el artículo 1112
refiere a una responsabilidad directa del Estado y no por vía refleja o indirecta.
Toda vez que la actividad de los órganos o funcionario del Estado realizada para
el desenvolvimiento de los fines de las entidades de las que dependen ha de ser
considerada propia de estas, que deben responder de modo principal y directo por
sus consecuencias dañosas. (Jorge Mosset Iturraspe Miguel Piedecasas Código
Civil Comentado art. 1112 del CC).-
Al respecto, Cassagne, en su estudio realizado sobre la responsabilidad
patrimonial del Estado, que el reconocimiento de dicha la responsabilidad estatal
se apoya, básicamente, en cuatro pilares: a) la división de responsabilidad según
provenga de la actividad ilegítima o de la actividad legítima o lícita, y la
consecuente fijación de criterios distintos en cuanto al factor de atribución y la
extensión de los rubros indemnizables; b) el reconocimiento de una
responsabilidad directa, en principio, c) el abandono de la culpa y la admisión de
la falta de servicio como factor específico de atribución en la responsabilidad por
acto ilegítimo o ilícito; 4) la introducción de presupuestos inherente a
(i)imputabilidad material del hecho u omisión dañosos, (ii) la conexión causal, y
(iii) específicamente la ausencia de soportar el daño (en La Ley 2000-D-1219).
En el caso específico de la actividad ilegítima, en el ámbito
extracontractual es menester la concurrencia de ciertos presupuestos que
condicionan esa responsabilidad, a saber: a) la imputabilidad material del acto o
hecho administrativo a un órgano del Estado, en ejercicio u ocasión de sus
servicios; b) falta de servicio por cumplir de manera irregular los deberes y
obligaciones impuestos por la Constitución, la Ley o por el funcionamiento
defectuoso del servicio (ilegitimidad objetiva) sea incumplimiento derivado de
acción u omisión, c) la existencia de un daño cierto en los derechos del
administrado, d) la conexión causal entre el hecho o acto administrativo y el daño
causado al particular (Cassagne Juan Carlos, Derecho Administrativo, pág.288)
En lo relativo al factor de atribución del Estado, diré que como lo ha sostenido la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, a partir del fallo “Vadell”, la
responsabilidad del Estado, ya no será indirecta sino directa por los actos o
hechos de sus funcionarios que no son dependientes sino de órganos de la
administración y el factor de atribución dejará de ser la culpa del agente, para ser
el funcionamiento irregular o defectuoso de la administración por acción u
omisión (falta de servicio) que produce el daño (v. SCJ NAC 18/12/1984, “
Vadell, Jorge F. c. Provincia de Buenos Aires Publicado en: LA LEY 1985-B, 3 -
Análisis Jurisprudencial Elementos de Derecho Administrativo - Director: Tomás
Hutchinson - Editorial LA LEY 2003, 634, con nota de Nicolás Eliaschev; DJ
1985-2, 161 - Colección de Análisis Juris-prudencial Elementos de Derecho
Administrativo - Julio Rodolfo Comadira, 1139 Cita Fallos Corte: 306:2030; Cita
Online: AR/JUR/1824).
La
Suprema Corte de la Provincia se ha expedido en varias oportunidades
en caso análogos como el presente, de este modo en el caso Aguilera del años
2013 siguiendo los precedentes del caso “Tapiz Ernesto” del 6/7/2005, que a su
vez reseño los fallos anteriores de dicho tribunal como caso “Castillo” (LS 310-
90 fallo n° 10.620), donde el agente se había suicidados con la víctima. En
definitiva, en este último caso, se rechazó la demanda por falta de causalidad
suficiente, desde que en ese caso el arma pudo ser simplemente un mero
instrumento para alcanzar un fin que los suicidas habrían podido alcanzar por
otra vía. También en el caso “Solavallol” del año 2003 (LS 320-187) se condenó
a Estado por la conducta culposa de entregar un arma a un agente policial con
total ausencia de estudios psicológicos suficientes, donde la corte de la provincia
analizó la jurisprudencia de la Corte Federal (sentencias del 13/6/1978, caso
“Panizo”, Fallos 300-639, LL 1978-D-76, ED 80-202 y JA 1979-III-610; del
27/4/1994, caso “Furnier”, JA 1995-II-192, y LL 1996-C-557, con erudita nota
del camarista bonaerense Galdós, Jorge M., “La relación de dependencia y la
responsa-bilidad del Estado, como principal, por el hecho del dependiente”; del
6/10/1992, caso “Risso c/ Provincia de Bs. As.”, cit. por Silvestri, R., “Daños y
perjuicios. Poder de policía de seguridad. Fallos de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación”, J.S. n° 47, pág. 137; 5/7/1994, “BB c/ Provincia de Misiones”, ED
163-70, con nota aprobatoria de Germán Bidart Campos, “El deber estatal de
cuidar la vida y el problema del valor vida”, etc).Recordando conforme esa
jurisprudencia, que se califique la responsabilidad como objetiva o subjetiva, el
Estado se libera acreditando la culpa de la víctima como causa relevante (CSN,
30/6/1998, “Gómez J c/Quiróz”, Rev. de Responsabilidad civil y seguros, 1999,
n° 1 pág. 63, caso en que la víctima no se detiene ante el aviso policial, que
resiste mediante el uso del arma que portaba, provocando de tal modo el
enfrentamiento armado del cual resultó herido).
Esta responsabilidad directa que tiene el Estado por la actuación de sus órganos,
es objetiva. En este sentido la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
sostenido que la responsabilidad extracontractual del Estado es siempre directa y
objetiva, fundada en la figura de la falta de servicio, que se independiza de la
idea de culpa y que no requiere la individualización del autor del daño. (conf.
E.D. 114-215 y L.L. 1.987-A-779). Caso Domínguez).
En
la jurisprudencia citada se acepta como causal de eximición parcial, la
concausa, y entre ellas, la culpa de la víctima, que se analizara en las presentes
actuaciones.
En la dicha causa “Tapiz”, ya mencionada (L.S 353-32), en el que un
grupo de jóvenes que circulaban en auto, por un barrio peligroso, su conductor
no se detuvo ante la orden de alto dada por dos policías, y fueron perseguidos a
tiros por móviles policiales, resultando lesionado el actor. Se consideró que la
conducta de los administrados y la de los policías fue igualmente riesgosa y
causante de los daños. La de los jóvenes por no detenerse cuando sabían que los
perseguía la policía; y la de la fuerza policial por actuar indiscriminadamente, sin
que se acreditara advertencia alguna. Por último el caso Márquez (L.S 440-
48) Se analizó la responsabilidad del Estado como prestador del servicio público
de seguridad y se sentaron los criterios rectores en la jurisprudencia de nuestro
Máximo Tribunal Nacional y de la Corte Interamericana respecto al proceder al
que deben sujetarse las fuerzas de seguridad en su actuación.
b) Derecho aplicable. Hechos controvertidos. Pruebas. Responsabilidad.
Concurrencia.
Sentadas las bases que permiten juzgar el presente caso en el que se analiza –
como ya dije- la responsabilidad del Estado, por el hecho de sus agentes, y que
conforme a la fecha del hecho resulta de aplicación el Código Civil.-
Antes de entrar en el análisis del caso, entiendo que no obsta al dictado de la
presente resolución las actuaciones que, con motivo del hecho denunciado, se
siguieran en sede penal, toda vez que de la compulsa de los autos n° P-
101973/14 F. c/NN, provenientes de la UNIDAD FISCAL DE GUAYMALLEN,
no se realizó ninguna imputación y además la misma no registra movimiento
desde noviembre de 2016. Por ende, y adhiriendo a lo dictaminado por el
Ministerio Fiscal, se considera que no media en la especie un supuesto de
prejudicialidad, que impida dictar sentencia, procediendo de ese modo a dictar la
misma (arts. 1.775 del Cód. Civil y Com. de la Nación).
Ingresando en la cuestión de fondo sometida a examen, encuentro que no está
controvertido que el hecho se produjo el hecho el día 25 de septiembre de 2014,
en circunstancias en que el demandado Sr. Alfredo Nicolás RAD se quería
suicidar, por motivos que no han sido bien determinados, ya sea por problemas
con la anterior novia madre de un hijo que tiene con del Sr. Rad, o por problemas
con la actual actora, pero lo cierto es que sacó el arma y en momentos en que se
apuntaba para dispararse comenzó un forcejeo con la actora, quien trataba de
impedir dicha situación tomándolo desde atrás al demandado, tomando el cañon
del arma cuando el arma se dispara y la bala termina por introducirse en el
cuerpo de la actora.
El eje central de la cuestión pasa por determinar la responsabilidad del policía
demandado y de su empleador o dueño del arma, en momentos en que el primero
(policía) no se encontraba prestando funciones, por lo que a raíz de ello el
Gobierno de la Provincia es que aduce que existe falta de legitimación sustancial
pasiva, al igual que Fiscalía de Estado quien considera que por un lado no es
responsable el Estado cuando el co-demandado actuó completamente fuera de la
órbita de las funciones, y además oponen la eximente culpa de la víctima.
Al respecto, en cuanto la responsabilidad del Estado se ha dicho que el
fundamento de tal atribución ha ido abandonando los criterios subjetivos de culpa
“in eligendo” o “in vigilando”, y de la presunción “iure et de iure” de culpa, para
adentrarse dentro de la base objetiva. Así se dice que se trata de una
responsabilidad directa derivada del riesgo creado por el actuar de las personas
que se encuentran bajo dependencia, en ejercicio o en ocasión de sus funciones.
Otros sector se asienta en el deber de garantía que deben asumir los comitentes
frente a terceros, por razones prácticas y de justicia, el principal es garante de las
culpas de sus subordinados en el ejercicio de sus funciones, pues existe un interés
social en proteger a la víctima frente a quien extiende su marco de actividad
recurriendo al auxilio de terceros (ver 4CC autos nro 211.440 González Orlando
c Provincia de Mendoza, 19-09-2005)
Por otra parte existe concordancia en cuanto a los requisitos que deben
configurarse para que se configure la responsabilidad del comitente, aunque no
todos coinciden en cuanto al alcance de los mismos. En primer lugar se habla de
la relación de dependencia, cuestión que ha tenido interpretaciones amplias. En
segundo lugar, la antijuridicidad del hecho del dependiente en el sentido que
debe ser objetivamente contrario a todo el orden jurídico; luego el factor de
atribución respecto del dependiente es subjetivo; lógicamente el daño y el nexo
entre las funciones y el hecho dañoso.
Que en cuando a la responsabilidad del estado por el uso del arma de
fuego por parte de sus agentes que actúan sin estar en servicio se han
desarrollado diversas posturas analizadas profundamente por nuestro Superior
Tribunal (SCJM 8-10-2003 autos nro 74.033 DUlivo Susana Este en j 30.324 p
dyp p cas)
Allíla Dra. Kemelmajer hace un raconto de los antecedentes
mencionando que el primer caso similar al presente se resolvió en base a la falta
de prueba por parte del Estado respecto de la entrega de un elemento peligroso a
quién no estuviese bien formado.
Elfallo aclara que en el ámbito Federal se sigue un criterio amplio
considerándose que la obligación de portar arma es el fundamento del daño si
ello derivó de las propias exigencias de su actividad. También señala que en
otros casos se resolvió teniéndose en cuenta que el accidente no se habría
producido de no contarse con el arma.
Otrosantecedentes han condenado al Estado por el deber de preparación
que le asiste respecto de sus agentes tendiente a preservar la integridad física de
la sociedad y de los miembros de la fuerza. Esta formulación amplia y objetiva
ha merecido numerosas adhesiones por entenderse que el Estado debe realizar un
estricto control de sus agentes, máxime si se le entregan elementos peligrosos,
incluso estando de franco ( Doc Jud 2002.2.1201 ) siendo el encargado de velar
por el comportamiento de ellos habiéndoselo responsabilizado, aún cuando el
agente estuviese fuera de funciones si hubo culpa en la entrega (LL 2000-C-2001
Barraza (h) Javier Indalecio. Es responsable el Estado por el obrar negligente de
un agente policial fuera de sus funciones)
Galdós,
comenta uno de los fallos señeros llegados a la Corte Nacional
donde se condenó al Estado, aún cuando el agente no estaba de servicio. Se
consideró que debido a la portación obligatoria del arma para proteger ala
comunidad, lógico es que también se responda por los riesgos que ello conlleva.
(CS 27-9-1994 Furnier, Patricia c Provincia de Buenos Aires).
Como lo señala el autor, la conexión entre función y daño es el elemento
que más ideas ha aportado y, justamente el que genera más dudas en los casos
como el que corresponde resolver. No obstante ello, según los antecedentes
citados, es mayoritario el criterio que afirma que al contenido de la función deben
integrarse los actos que constituyen su materia específica y también los que
llevan a su mejor cumplimiento, tal como la portación del arma. (Expte. N°
188.770 “Narvaez Amelia Y Ots C Gobierno De La Provincia De Mendoza Y
Ots P Daños Y Perjuicios ” - 19° civil- 13/02/2007)
En la doctrina se ha dicho que: “La jurisprudencia mendocina ha
imputado, algunas veces, responsabilidad del Estado por la ausencia de control
psicológico de la repartición sobre el personal policial, otras lo ha hecho
imputando responsabilidad objetiva como dueño o guardián de una cosa riesgosa
o peligrosa como es el arma provista por la repartición; y otras veces lo ha hecho
por razones de la función.
Sin embargo, la mayoría de la jurisprudencia ha considerado que la
responsabilidad del Estado encuentra fundamento en la función de policía, en el
estado policial, que impone la obligación de portar el arma de fuego.
Así ha dicho la SC Mendoza: "El disparo que provoca el daño, accidental,
o provocado por el personal o por un tercero, tiene relación de causalidad
adecuada entre la función y el daño. Hay relación de causalidad. Hay conexidad
entre la función y el daño". "Si bien los daños normalmente son producidos fuera
de la función específica, fuera de los límites de la función, la responsabilidad
encuentra su fundamento, necesariamente en ella" (SC Mendoza, "D'Ulivo",
LLGran Cuyo, VJ 2004-190.).
En la Suprema Corte de Justicia de Mendoza su opinión ha ido
evolucionando desde el primer fallo "Castillo" donde confirmara el rechazo de la
demanda por falta de razonable relación de causalidad, pasando por la
responsabilidad subjetiva de "Solavallol", por ausencia de estudios psicológicos
suficientes del agente estatal, para llegar a "D'Ulivo" donde adhiere a la doctrina
de la Corte Federal con la tesis amplia de responsabilidad generada por los actos
realizados en ocasión de las funciones.
La jurisprudencia y la doctrina de Mendoza consideran que existe
responsabilidad del Estado por las lesiones causadas como consecuencia del
disparo de un arma de fuego, reglamentaria, provista por la Policía de Mendoza,
acaecido en ocasión o por conexidad de las funciones, fuera del servicio.
En el caso Solavallol, Tomás Ángel, sostiene la SC Mendoza que: "El
Estado es responsable del daño causado por un agente policial, con un arma
proporcionada por la autoridad, y estando fuera de servicio, ya que aquel
resultado no pudo ser alcanzado por otra vía que no fuese, justamente, a través
del arma; sobre todo si los hechos prueban la culpa del Estado en haber confiado
un arma, para ser portada en todo momento por un sujeto que no estaba pre-
parado para asumir semejante riesgo".
"Tiene culpa el Estado en haber confiado un arma, para ser portada en
todo momento, a un sujeto no preparado para asumir semejante riesgo. Es el
Estado el encargado de acreditar estudios serios, responsables, tanto para medir
aspectos psicológicos como para instruir en debida forma en el uso del arma. Es
el Estado, quien debe acreditar no sólo la buena selección y el buen control
ulterior, no es prueba, un mero formulario de rigor ni una testimonial genérica".
La responsabilidad del Estado se encuentra en la ocasión de las funciones. c.
"D'Ulivo, Susana Ester". "Responsabilidad en ocasión de las funciones. Tesis
objetiva, amplia": La SC Mendoza sostuvo la responsabilidad de la provincia por
daños causados por armas utilizadas por la policía estatal, citando los precedentes
"Castillo" y "Solavallol" y los precedentes de la CS. Se aplicó el criterio objetivo
de la Corte de la Nación:
a) El arma estaba en poder del agente porque fue proporcionada por el
Estado. No se trata de un resultado que pudo ser alcanzado por otra vía que no
fuese, justamente, a través del arma, pues está fuera de discusión que la víctima
perdió la vida, en forma violenta, por efecto del disparo producido por el agente,
durante una discusión mantenida con la víctima (su hermanastro), y que muy
improbablemente este resultado se hubiese producido sin un arma. La aplicación
de la jurisprudencia de la Corte Federal al caso bajo resolución lleva,
inexorablemente, a la condena del Estado pues los infortunados jóvenes
(victimario y víctima) se encontraban manipulando el arma; esa arma, conforme
el criterio antes expuesto, estaba en manos del agente porque fue proporcionada
por el Estado.
b) La aplicación de la tesis de base subjetiva tampoco es ajena al caso a
resolver: Los hechos prueban la falta de equilibrio emocional de la persona a la
que el Estado ha dado un arma: en una discusión familiar ocurrida afuera, ingresa
a la cocina, toma el arma y dispara contra la cabeza de su hermanastro. Los
hechos, pues, hablan por sí mismos; el Estado ha confiado un arma, para ser
portada en todo momento, a un sujeto que evidentemente no estaba preparado
para asumir semejante riesgo (45). (Responsabilidad del Estado por disparo de
arma de fuego de personal policial - Correa, José Luis - Publicado en: LA LEY
2005-A , 1487).
Respecto a la Corte Suprema de Justicia de la Nación: 1. CS, fallo "Panizo
Manuel N. c. Ricciardelli Oscar", La Corte Federal que parece adherir a la
llamada "tesis amplia", que basa la responsabilidad del Estado en la obligación
del agente policial de portar el arma. El hecho no se produjo estando en servicio,
sólo fue posible en la medida que derivó de sus exigencias, pues existe la
obligación de los oficiales de policía de llevarla permanente-mente y debe
reconocerse que la función guardó conexidad con el hecho producido". 2. CSJN,
fallo "Furnier Patricia M. c. Provincia de Buenos Aires", La responsabilidad se
funda en que la función desempeñada haya dado la ocasión para cometer el acto
dañoso. La protección pública genera riesgos, lo más justo es que esos riesgos
sean soportados por quienes se benefician con ella. El hecho de estar fuera de
servicio, ante la obligación reglamentaria de portar el arma fue posible por la
evidente conexidad con la función del agente que lo causó (Responsabilidad del
Estado por disparo de arma de fuego de personal policial - Correa, José Luis -
Publicado en: LA LEY 2005-A , 1487).
Por otro lado en la jurisprudencia Nacional con el voto de la Dra. Graciela
Medina se considerado que: “El estado policial presupone el sometimiento de su
personal a normas que estructuran la institución de una manera especial dentro
del esquema de la administración pública, sobre la base de la disciplina y la
subordinación jerárquica. Es por ello que, en los supuestos en que un policía,
fuera del ejercicio de sus funciones, utilice el arma provista por la repartición
causando un daño físico a otra persona -disparándole-, debe considerarse también
que quien lo provee del arma debe atenerse a los riesgos que la peligrosidad de la
cosa genera, ya que de los servidores públicos que reciben un arma de fuego para
el cumplimiento de su misión, cabe esperar la serenidad y el equilibrio necesarios
para no utilizarla contra sus iguales sin motivo alguno. Es indudable que la
Policía Federal es responsable de la elección de sus agentes y de su adecuada
preparación técnica y psíquica, máxime en casos como el descripto, en los que
como consecuencia se hubiese dispuesto la cesantía del policía involucrado en el
hecho por haber sido negligente en el uso del arma reglamentaria (del voto de la
Dra. Graciela Medina, al que por análogos fundamentos adhiere el Dr. Ricardo
Gustavo Recondo y el Dr. Guillermo Alberto Antelo). (Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal - Sala / Juzgado / Circunscripción /
Nominación: III - Partes: Farrando Julio César c/ Policia Federal Argentina y
Otro s/ daños y perjuicios - Fecha: 13 de diciembre de 2005 - Colección: Fallos -
Cita: MJ-JU-M-6757-AR|MJJ6757|MJJ6757).
Si los agentes policiales están obligados a actuar en cualquier momento a fin de
prevenir la comisión de delitos que pongan en peligro la seguridad de la
población, y en su consecuencia a portar armas, resulta lógico admitir que los
perjuicios que de ello deriven sean soportados por la colectividad en general y no
sólo por los damnificados; si la protección pública genera riesgo, es lógico que
esos riesgos sean soportados por quienes se benefician con ella (CSJN, 27/9/74,
“Furnier Patricia María c. Pcia. de Bs. As., La Ley 1996-C-558). El ilícito
cometido por un agente de policía con el arma provista por la repartición, -que
tiene el deber de portar permanentemente- constituye un acto efectuado con
motivo de su función porque ese deber es el antecedente necesario del perjuicio
que causó y en consecuencia la Provincia resulta responsable por el daño
ocasionado. (...) es un caso de responsabilidad refleja encuadrable en el primer
párrafo del art. 1.113 del Cód.Civ.) (SCBA, 20/5/86, “Desio Adolfo y otros c/
Fisco de la Pcia. de Bs. As., JA 1987-I-596 y La Ley, 1986-E-416). El ilícito
cometido por un agente de policía con el arma provista por la repartición y que –
como obligación- debe portar permanentemente, constituye un acto efectuado
con motivo de su incumbencia porque ese deber es el vinculo de causalidad
adecuado del perjuicio que causó (SCBA, 27/5/86, Montorro Salvador y otro c/
Miranda Oscar Ramón y potro, AyS, 1986-I-635 y L. L. 1988-B-611, ídem
8/3/88, Pérez M. T. c/ Pcia. de Bs. As., AyS, 1988-I-252; ídem, 21/3/95, Barrazas
E. D. C. Pcia. de Bs. As. – Ministerio de Gobierno- y otro, AyS, 1995-I-391,
ídem 23/4/96, Cabrera Julio D. C. Pcia. de Bs. As. e ídem; 10/6/97, Mesa G. E. c/
González Roberto J. y otro, ambos en Juba 7, sum. B7778). La reglamentación
que impone al agente de policía la permanente portación del arma que la
repartición puso en sus manos para atender a episodios de desórdenes o
emergencias similares que pudieran darse en su presencia, aun no encontrándose
en ejercicio de sus funciones, constituye la nota de facilitación del hecho y
demuestra que el acto fue efectuado con motivo de su incumbencia porque el
referido deber es el vínculo de causalidad adecuado del perjuicio que causó
(SCBA, 20/2/96, Villar Atanasio A. y otros c. Juárez Alejandro Néstor César,
Juba7. sum. B23651). No modifica la responsabilidad del Estado por el ilícito de
sus dependientes – en el caso homicidio ocasionado por un agente policial- la
circunstancia de estar fuera de servicio y vestido de civil, porque llevar uniforme
no altera el hecho de que tampoco en ese caso puede usar el arma provista, sino
en el momento en que las circunstancias lo exijan y si se produjera un accidente
por un error o negligencia del dependiente policial, su principal seria responsable
aun cuando no mediara motivo para manipular el arma (CNCiv., Sala G, 10/4/86,
Prieto A. c. Trinidad José y otros , L. L. 1987-A-310 y ED. 121-297). Aun
cuando el hecho imputado al policía –homicidio pasional cometido con el arma
de la repartición- no fue realizado dentro de los límites específicos de la función
propia del cargo, no hay duda que el homicidio fue posible no solo porque el
arma utilizada había sido provista por el Estado, sino también porque las
reglamentaciones policiales obligan a estos servidores públicos a portarla en
forma permanente. En consecuencia, la función del agente guardó conexidad con
el hecho producido al que contribuyó su irreflexiva actitud, lo que debe valorarse
para justificar la responsabilidad del Estado (C. 2da., C. C. La Plata, Sala II,
22/5/85, Montorro Salvador c. Miranda Oscar, L. L. 1985-C-319; SCJN, 12/9/95,
Scamarcia M. c. Bs. As. Pcia.”). . El Estado debe asegurar el máximo celo y
prudencia en el ejercicio de la misma, que reviste carácter riesgoso ante la
portación de armas por parte de los efectivos de seguridad, para su utilización en
caso de ser necesario. Ello habilita la procedencia de la responsabilidad por
“riesgo de la cosa” –el arma de fuego que es propiedad del Estado- contenida en
el art. 1.113 del Cód. Civ. y ante tal factor objetivo de atribución, el Estado solo
puede eximirse de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o la de un
tercero por quien no debe responder, a lo cual podría sumarse el caso fortuito o la
fuerza mayor que debería ser totalmente extraño a las circunstancias fácticas
configurativas del evento dañoso (arts. 514 y 1.111 del Cód. Civ.) (Excelentísima
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala Primera, La Matanza, autos
caratulados: "Gallardo Julia y Otro c/ Provincia de Buenos Aires s/ Daños y
Perjuicios", causa nº 1754/1 – 17/06/2010).
Ha dicho la Suprema Corte de Justicia de Mendoza: “El disparo que provoca el
daño, accidental o provocado por el personal o por un tercero, tienen relación de
causalidad adecuada entre la función y el daño. Hay relación de causalidad. Hay
conexidad entre la función y el daño”. Si bien los daños normalmente son
producidos fuera de la función específica, fuera de los límites de la función, la
responsabilidad encuentra su fundamento, necesariamente en ella” (SCMendoza,
“D´Olivo”, LLGran Cuyo, VJ2004-190).
Conforme a los fundamentos expresados, a la jurisprudencia citada, considero
que habiéndose acreditado que era agente policial al hecho, y que en un
momento, aunque afuera de sus funciones, se desequilibró y optó por sacar y usar
el arma que dio motivo al desenlace de los hechos que se analizan en estos autos,
se considera que existe responsabilidad del Estado por ser titular de la cosa
riesgosa (art. 1.113 CC), debiendo ponderarse los hechos que a continuación se
analizarán para determinar la responsabilidad del mismo, ya que el Estado puede
ser demandado, tiene legitimación, en estas situación, las que deben ser
conjugada con la eximente de culpa de la víctima que opone.
Dicho esto, es decir, determinado que existe legitimación sustancial pasiva, es
decir que puede ser demandado el Estado, se procederá a analizar las demás
circunstancias del caso y de los hechos para determinar la responsabilidad.
Como dije anteriormente no está desconocido el hecho, sino que se cuestiona la
responsabilidad que le cabe a los demandados, alegando la culpa de la víctima.
Conforme como se han dado las circunstancias, si bien no está determinado el
motivo exacto por el cual el Sr. Rad se desequilibró, es decir, ya sea por un tema
con su ex novia por una cuestión relacionada con su hijo, o por que la actora al
pretender no continuar con la relación por motivos de que ya el demandado había
exteriorizado escenas de desconfianza (celos), donde incluso en sede penal
manifestó que ya con anterioridad se había producido cuando cada vez que ella le
decía que no quería estar más con él, inmediatamente él buscaba la forma de
hacerse daño, igualmente se procederá al análisis de los hechos relevantes que se
produjeron luego del desequilibrio y en momentos en que el accionado tomó el
arma, cualquier sea de las dos versiones lo que hizo reaccionar al agente..
Ahora bien, la responsabilidad objetiva que le cabe a la demandada por el uso del
arma de fuego, como cosa riesgosa y peligrosa, cuyo titular es la demandada
gobierno de la provincia, entiendo que existe responsabilidad ya que el agente en
un determinado contexto saco el arma y la puso en la escena del suceso,
manipulándola con intención de disparar la misma, lo cual considero que es un
aporte causal al hecho, sumado a que el mismo la habría disparado.
Surge de la causa que la verdadera intención del Sr. Rad conforme a los relatos,
era evidentemente la de dispararse a sí mismo, o intentar suicidarse con el
revólver, y aquí es donde toma relevancia el aporte causal o hechos de la víctima,
quien a pesar de sus buenas intenciones, tomó un riesgo forcejeando o agarrando
al Sr. Rad cuando este último tenía el arma en la mano y quería disparar, además
la actora, fue más allá y no solo tomó al demandado sino que agarró la parte del
cañon, y ahí es cuando el Sr. Rad disparó, lo cual entiendo que en términos
causales, si la actora no hubiese realizado estas acciones, no hubiese recibido el
disparo.
Estimo que en este caso, no es una mera exposición a un peligro, sino que es una
exposición imprudente a un peligro concreto y que tiene aptitud para erigirse
como concausal adecuada al hecho. No obstante cabe aclarar que la
responsabilidad de la parte demandada obedece a la puesta en escena de la cosa
riesgosa, usándola, disparándola, cuya titularidad es de la co-demandada
(Gobierno), y si bien se reprocha el accionar de la actora que funciona como
hecho de la víctima, no puede dejar de valorar que fue el propio policía quien
motivó esa escena con un arma reglamentaria, donde no puede pasar
desapercibido la situación en la que colocó a la actora, con una condición de
notoria inferioridad, por su género y por carecer de habilidades o capacitaciones
de defensa, como las puede tener un policía, y además por carecer de algún
elemento de defensa, quedando totalmente indefensa frente a una persona
armada, donde puede verse amenazada también su integridad física y psíquica, lo
cual debo tener en cuenta para no atribuirle toda la responsabilidad debido a sus
propias maniobras que la colocó en una posición directa para recibir el disparo.
Conforme a lo expuesto el caso de resuelve a través de la concausa,
teniendo ambas partes participación activa y fundamentales para que el hecho se
produjera, aunque considero que como el Sr. Rad su intención era dispararse a sí
mismo y la actora fue la que realizó hechos que la llevaron a recibir un disparo en
momento que trataba de impedirlo, considero que el mayor aporte causal lo
realiza la propia víctima, por lo que entiendo que le corresponde un 60% de
responsabilidad, y asignando un 40% de responsabilidad a la parte demandada.
Establecida la responsabilidad parcial de la parte demandada (40%), corresponde
ahora pasar a meritar la magnitud de los daños sufridos y su cuantificación.-
II. LOS DAÑOS.
El Código Civil de Vélez Sarsfield no proporcionaba una definición de daño; en
el art. 1067 sólo se refería a la necesidad de existencia de un daño para que un
acto pudiera ser calificado como ilícito, en tanto que en los arts. 1068 y 1069, se
hacía referencia a que habría daño siempre que se causara a otro algún perjuicio
susceptible de apreciación pecuniaria, pudiendo consistir en un daño emergente o
en un lucro cesante (pérdidas e intereses).
Se sostiene que el art. 19 de la Norma Fundamental reconoce el principio
del neminem laedere; cada sujeto puede conducirse en la vida social del modo en
que libremente elija con el límite de no perjudicar los derechos de terceros, ni
ofender el orden ni la moral pública. Este tercero mencionado en el texto
constitucional, para el Derecho de Daños, es, justamente, la posible víctima de un
perjuicio. Aparece aquí como fundamento de la reparación del daño la violación
del deber de no dañar, el alterum non laedere, al que en los últimos 25 años la
Corte Suprema viene asignando jerarquía constitucional. (LEIVA, Claudio
Fabricio – “La noción de daño resarcible en el código civil y comercial”
Publicado en: LA LEY 18/11/2016 ,1 - AR/DOC/3615/2016).
El Código Civil y Comercial de la Nación regula el daño dentro del Libro
Tercero "Derechos personales", en el Título V, "Otras fuentes de las
obligaciones", Capítulo 1 "Responsabilidad Civil", la Sección 4° prevé el "daño
resarcible", luego de regular en la Sección 3° las normas correspondientes a la
"función resarcitoria", expresando en el art. 1.737 expresa que: "Hay daño
cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento
jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de
incidencia colectiva. "El que se conjuga con el art. 1.738 que contempla la
composición de la indemnización: "La indemnización comprende la pérdida o
disminución del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio
económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la
pérdida de chances. Incluye especialmente las consecuencias de la violación de
los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud
psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la
interferencia en su proyecto de vida" y el art. 1746 para las consecuencias no
patrimoniales.
De tal modo, no toda lesión a un derecho, o a interés jurídicamente no reprobado
por el ordenamiento jurídico resulta necesariamente apta para generar daño
resarcible, patrimonial o extrapatrimonial (moral). Habrá que estar siempre,
además, a la repercusión que la acción provoca en la persona. Las nociones de
daño -lesión y daño- consecuencia terminan, de tal modo, complementándose,
pero la cuantificación del perjuicio se calibra por los efectos perjudiciales y no
por la pura minoración del interés afectado. (PIZARRO, Ramón D. “El concepto
de daño en el Código Civil y Comercial”. Publicado en: RCyS2017-X, 13.Cita
Online: AR/DOC/2241/2017).
II A) CONSECUENCIAS PATRIMONIALES
II.a) Gastos médicos, farmacéuticos y de traslado.
La parte actora reclama en su demanda la suma de $ 12.000 por los gastos que
hubiese sufragado.
Los gastos médicos y de traslado son aquellos indispensables para la
recuperación física de la víctima y constituyen un daño patrimonial cuya
indemnización se encuentra actualmente normado en el art 1746 del C.C.yC.N el
cual indica que: “Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por
transporte que resultan razonables en función de la índole de las lesiones o la
incapacidad”.
En el caso, no se han acompañado constancia alguna de gastos pero conforme a
lo dispuesto por el art. 1746 CCyC y el art. 90 inc. 7 del CPCCyT se debe
proceder a estimarlos, por lo que considero que en atención a los daños
constatados y su curación, corresponde admitir el presente rubro conforme a lo
peticionado en la demanda, el que se estima en la suma de $ 12.000, fijado a
la fecha del hecho, prosperando por $ 4.800 en virtud de la distribución de
responsabilidad A la que se le adiciona los intereses desde la fecha del hecho
calculados conforme al art. 768 inc. c del Código Civil y Comercial de la Nación,
que como a la fecha aún no ha sido reglamentada, se deberá aplicar la tasa activa
cartera general nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación
Argentina (T.N.A.), haciendo aplicación de lo resuelto por la S.C.JM. en el
plenario “Aguirre” (in re Expte. 93.319, “Aguirre del 28 de mayo del 2.009),
hasta el 30/10/2.017 fecha en la que resulta de aplicación lo dispuesto por la
Suprema Corte de Justicia de Mendoza en fallo plenario dictado en autos n° 13-
00845768-3/1, “Citibank N.A. en J: 28.144 ‘Lencinas, Mariano c/Citibank N.A.
p/ despido’ p/Rec. Ext. de Inconst-Casación”, es decir, la tasa de interés para la
línea de préstamos personales del Banco de la Nación Argentina, denominados
“Libre Destino”, a 36 meses, hasta el 01/01/2.018 inclusive, y a partir del día
siguiente (02/01/2018) en adelante, la prevista en la ley 9.041 art. 1, primer
párrafo, es decir, los equivalentes a la evolución de la serie de la Unidad de Valor
Adquisitivo (U.V.A.) que publica el Banco Central de la República
Argentina (B.C.R.A.).
II.- b) Incapacidad sobreviniente.
Puede definirse la incapacidad sobreviniente como “...la secuela o disminución
física y psíquica que pudiera quedar luego de completado el período de
recuperación o restablecimiento de la víctima, es decir, la determinación de la
misma “…importa reconocer en la víctima una disminución en sus aptitudes
físicas, estéticas y psíquicas, apreciadas según el menoscabo que produzcan en su
actividad económica, cultural, social y familiar, con la consiguiente frustración
de su desarrollo vital pleno” (MEILIJ Gustavo “Daños Resarcibles en los
Accidentes del Tránsito”; Ed. Ediciones Jurídicas Cuyo p. 87/88). Con el reclamo
del presente rubro, se pretende indemnizar la aminoración productiva de la
víctima, originada en las lesiones, que se proyecta no sólo en la actividad que
desarrolla al momento del infortunio, sino en cuanto a las posibilidades futuras
del sujeto, de acuerdo a sus potencialidades (Zavala de González, Matilde,
"Resarcimiento de Daños", t.2 a, p.311).
"A los fines de resarcir los daños a la integridad física lo que interesa no es la
minusvalía en sí misma, sino la concreta proyección de las secuelas del
infortunio en la existencia dinámica del damnificado, atendiendo a las
particularidades de cada caso Expte. n° 96.371 – “Corzo Manuel Antonio en J°
150.524 Corzo Manuel A. C/ Genesoni Guillermo Santos y ots. p/ D y P s/ Inc.
Cas.”; 19/04/2010; SCJM- SALA N° 1; Dres. Nanclares – Kemelmajer - Llorente
LS 412-145).
Respecto a la prueba del rubro reclamado, en concordancia con los lineamientos
dados, se puede decir que, en general, de acuerdo a lo dispuesto por el Art. 179
del C.P.C. y/o el art. 175 del C.P.C.C. y T. de Mza, cada litigante debe aportar la
prueba de los hechos que invocó y que no fueron reconocidos por la contraria; en
particular, corresponde la prueba de los hechos constitutivos a quien los invoca
como base de su pretensión y las de los hechos extintivos o impeditivos a quien
los invoca como base de su resistencia.-
El daño material por incapacidad debe evaluarse en concreto es decir teniendo en
cuenta la condición personal de la víctima. “Lo que importa desde el puro ángulo
patrimonial, no es medir la extensión del daño en relación con el valor objetivo
que tiene para toda persona su integridad física, sino medir, conforme al aludido
principio de interés, las repercusiones estimables del sacrificio inferido a la
víctima en función del concreto empleo que ello hacía de su cuerpo o de la parte
del mismo que resultó dañada” (cfr. Melich Orsini, “La reparación de los daños
por el juez” en “Estudios de derecho civil2, pág. 338, citado por Zavala de
González, Matilde, “Resarcimiento de daños”, t 2, “Daños a las personas.
Integridad psicofísica”, pág. 396.
El Código Civil y Comercial ha recogido, en términos generales, la tendencia
jurisprudencial mayoritaria en materia de rubros indemnizatorios de los daños a
las personas. No obstante, también introduce algunas novedades, ya que en su art.
1746 determina que la indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica
debe ser evaluada mediante un cálculo matemático o actuarial. El derogado
Código no contenía una norma similar; en otras palabras, se trata de las
consecuencias patrimoniales del menoscabo, alteración, afectación o minoración,
total o parcial, de la integridad psico-física. Esta norma acuña la noción de
lesiones e incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, lo que en la
jurisprudencia se conoce como "incapacidad psicofísica" o "incapacidad
sobreviniente" y que sea permanente significa que no puede revertirse y que se
mantendrá durante toda la vida del damnificado, siendo ésta la minusvalía que
contempla el art. 1746 CCyCN por las distintas y múltiples facetas que presenta
la persona podemos adelantar que a través de las fórmulas sólo podremos aspirar
a estimar una aproximación o umbral de la indemnización ya que existen ciertas
situaciones, manifestaciones, rasgos, etc., que no son captados por las fórmulas y
es allí donde la prudencia judicial adquiere notable trascendencia (Tanzi, Silvia
Y. Papillú, Juan M. “La incapacidad sobreviniente en el Código Civil y
Comercial” Publicado en: RCCyC 2016 (noviembre), 81 -Cita Online:
AR/DOC/3442/2016).
En este sentido se sostuvo en doctrina que “No se trata de alcanzar predicciones o
vaticinios absolutos en el caso concreto, pues la existencia humana es por sí
misma riesgosa y nada permite asegurar, con certidumbre, qué podría haber
sucedido en caso de no haber ocurrido el infortunio que generó la incapacidad o
la muerte. Lo que se procura es algo distinto: efectuar una proyección razonable,
sin visos de exactitud absoluta, que atienda a aquello que regularmente sucede en
la generalidad de los casos, conforme el curso ordinario de las cosas. Desde esta
perspectiva, las matemáticas y la estadística pueden brindar herramientas útiles
que el juzgador en modo alguno puede desdeñar” (Pizarro, Ramón D. -
Vallespinos, Carlos G., Obligaciones, Hammurabi, Buenos Aires, 2008 t. 4, p.
317). Pero suponiendo que las variables para el cálculo que precisan las formulas
fueran los únicos datos a utilizar para estimar objetivamente la indemnización,
ello nos posiciona frente a nuevos inconvenientes.
No obstante lo expuesto, en una interpretación integral del cuerpo normativo, no
debe olvidarse que el art. 1740 del CCyC establece como principio general la
reparación plena del daño injusto. Dicho derecho a la reparación integral del
daño fue desarrollado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en distintos
fallos fundándose en el mandato “alterum non laedere” el cual, vinculado a dicha
idea de reparación y con raíz constitucional (art. 19 C.N.), trasciende al ámbito
del derecho privado y en especial a los resarcimientos fundados en el Código
Civil y Comercial de la Nación sino que expresa un principio general con status
constitucional que se aplica a cualquier disciplina jurídica (Fallos: 321:487 y
327:3753).
Así en el precedente “Aquino” (CSJN, “Aquino, Isacio c/ Cargo Servicios
Industriales S.A” - 21/09/2004 - Fallos 308:1109, 1115), la Corte Nacional
determinó que resultaba inconstitucional una indemnización que no fuera “justa”,
puesto que “indemnizar es eximir de todo daño y perjuicio mediante un cabal
resarcimiento”, lo cual no se logra “si el daño o el perjuicio subsisten en
cualquier medida” (Fallos, 268:112,114).
Por el mismo camino transita la jurisprudencia actual entendiendo que: “El Juez,
al cuantificar la reparación de incapacidad, no está obligado a limitarse al número
que resulta de la aplicación de fórmulas de cálculo ceñidas a datos estrictos, por
cuanto éstas constituyen una de las pautas a tener en cuenta, lo que permite que
sobre aquel monto el sentenciante pueda realizar las correcciones necesarias
atendiendo a las particularidades del caso concreto”. (Expte.: 51945 - Arias Pérez
Natalia Soledad C/ Grupo 4 Autotransportes Los Andes S.A. P/ Daños Y
Perjuicios - 21/06/2017 - 1° Cám. Civ. - Primera Circunscripción - Ub. LS198-
060; tambiénLS200-011; 5° Cam.Civ. n° 51872 23/08/2016).
Por otra parte, para cuantificar la magnitud del perjuicio, es menester compulsar
la efectiva medida en que dicha mengua física ha repercutido patrimonialmente
en la situación de la víctima, tanto sea en la disminución de sus aptitudes para el
trabajo, como en otros aspectos de su vida que, de manera indirecta, le hayan
impuesto limitaciones en su vida social y la forma en que esto afectó sus
perspectivas de evolución material. Así ha sido señalado por la SCJM cuando
expresa que: “...A los fines de resarcir los daños a la integridad física lo que
interesa no es la minusvalía en sí misma, sino la concreta proyección de las
secuelas del infortunio en la existencia dinámica del damnificado, atendiendo a
las particularidades de cada caso...” (Expte. N° 99.067, “Farías, Diego
Gabriel...”, 01/04/2011).
Por último, en cuanto al monto a determinar la SCJMza, sostuvo: “…mal puede
afirmarse entonces que el otorgamiento de una suma mayor a la solicitada en la
demanda pueda afectar el principio de congruencia, máxime tratándose de una
acción de daños y perjuicios donde la cuestión de la cuantificación no es
meramente matemática y el monto original demandado es sólo estimativo, sujeto
a las pruebas rendidas y a la discrecionalidad del Tribunal ejercida dentro de los
límites de la razonabilidad. Conforme con lo expuesto, no advierto de qué modo
la cuantificación del rubro de incapacidad efectuado de acuerdo con las pruebas
rendidas y teniendo en consideración las circunstancias particulares del caso,
pueda afectar el derecho de defensa de la contraria, por el sólo hecho que el
monto de condena resulte mayor al originalmente demandado” (SCJMza, Sala 1,
causa n° 13-00506081-2/2, caratulada: “Sánchez Claudia A. Y Ot. Ambos Por Si
Y Pshm Y Ots. En J° 216529/50731 Hertlein Gustavo A. Y Ot. Ambos Por Si Y
P.S.H.M., Martina A., Kevin G. Y Melanie S. C/ Autotransportes Andesmar S.A.
Y Ot. S/ D. Y P. (Accidente De Tránsito) P/ Rec.Ext.De Inconstit-Casación”-,
30/08/2016).
Ahora bien, analizando la presente causa en base a los principios reseñados
precedentemente, al respecto, se ha rendido pericial médica fs. 212/214, AEV y
documental acompañada con la demanda.
La actora reclama en su demanda la suma de $ 150.000 por un 25% de
incapacidad aproximado. Luego en los alegatos incrementa el monto inicial por $
300.000.
En cuanto a la producción de la prueba, el perito médico ha determinado
que: “presenta en la actualidad como consecuencia de la Herida de Arma de
Fuego en Abdomen con Lesión del Marco Colonico, una incapacidad física y
laborativa parcial y permanente del 57% que se discrimina de la siguiente
manera: ° Hemicolectomía Izquierda con Trastornos en la Evacuación Intestinal
y en la Tolerancia Alimenticia, 40% (40 de la total). ° Eventración Gigante
Reparada con Malla dolorosa y que contraindica esfuerzos, 12% (20 del
total).- ° Lumbociatalgia con Bursitis del Glúteo, 5% (10 de la total).-”
Si bien la pericia fue observada a fs. 217, la que fue debidamente contestada y
rebatidos los argumentos por el médico expresando que: “En el caso que nos
ocupa y teniendo en cuenta el accidente de fecha 25/09/14 donde la actora sufre
una herida por arma de fuego que le impacta en el Abdomen y luego de
atravesarlo se deposita en el Hueso Ilíaco, generando un daño importante en las
vísceras intestinales con perforaciones que motivaron una cirugía mayor como
es la Hemicolectomía que es la extirpación de la mitad del Colon compuesto por
colon Ascendente, Transverso, Descendente y Sigmoideo, sector importante del
Intestino en general ya que en esa porción se produce la absorción de líquidos,
vitaminas y minerales, esenciales para la buena nutrición, y además al no poder
recuperar todos los líquidos nutrientes produce una alteración importante de la
evacuación con un aumento del ritmo intestinal que se manifiesta por diarreas
constantes.- Describo esto situación que ya lo informé en la pericia, para que se
pueda valorizar el daño importante y definitivo que padece la actora y que le
afectará sus actividades laborales y cotidianas y que no tiene ningún tratamiento
porque hasta la actualidad, ya que no existe el reemplazo Colónico y poder
llevar esta pérdida a la situación anterior al accidente. 2.- En relación a la
complicación que padeció al quedar con una Eventración Gigante secuela
directa de la herida operatoria de gran tamaño, para poder reparar las vísceras
dañadas y que le produjo una incapacidad total para tareas que requieran
cualquier esfuerzo, hasta su reparación en el año 2019. Si bien la reparación se
hace con una malla de prolene de contención, solo es para proteger la vísceras
abdominales expuestas y solo contenidas por la piel expuestas a lesiones con
pequeños traumatismo.- También informar que solo puede realizar tareas que no
requieran esfuerzos, solo los pequeños y moderados menores, ya que existe la
posibilidad de una nueva herniación que llevaría a una nueva cirugía de dudoso
resultado.- Es por ello que esta patología genera incapacidad a pesar de haber
sido reparada. Informar que el proyectil no pudo ser extraído y además del daño
que produjo en su trayecto hasta el Hueso Ilíaco donde esta alojado, produce
una Bursitis del Glúteo Mayor que se manifiesta por limitaciones y Lumbalgias a
repetición.- Esta bursitis es de difícil tratamiento ya que es producto del daño
que produce un proyectil que atraviesa a gran velocidad y altas temperaturas.-
Por lo tanto esta patología es permanente con tratamientos solo paliativos pero
no curativos.- En respuesta al punto de estas observaciones donde se hace
referencia al baremo utilizado como consulta en la pericia y al grado de
incapacidad otorgado, quiero informar que los peritos judiciales no tenemos
obligación de usar los baremos oficiales ni cualquier otro baremo en forma
exclusiva, existiendo numerosos fallos que nos liberan de esta obligatoriedad.
Los peritos solo usamos los baremos como guía para determinar incapacidad, y
siempre consideramos el caso particular y no general como lo hacen estas tablas
o baremos.- Con la propia experiencia, determinamos la incapacidad y
consideramos la causalidad. En el caso de Hemicolectomía no es evaluada como
tal en la mayoría de los baremos, pero por similitud en patología de evolución y
cuadro clínico similar que le determina hasta el 50%. Las otras patologías están
consideradas en la mayoría de los baremos con incapacidades similares a las
expuestas”.
En virtud de los argumentos y fundamentos científicos dados por el médico que
examinó a lA actor, considero que debo ajustarme a los términos expresados en
el informe pericial.
Se ha sostenido, que es el juzgador quien debe apreciar el mérito de la prueba
pericial según su criterio, el que no debe ser ajeno a la sana razón y a un
conocimiento experimental de los casos, conforme se designa a la sana crítica, a
la cual se refiere el Art. 207 del C.P.C (Segunda Cámara Civil, Autos N° 13.277
-Grassi, Francisco c/Rodolfo Olivera p/Daños y Perjuicios – LS 072:396).
Teniendo en cuenta todo lo hasta aquí expresado, aplicando de modo referencial
fórmulas matemáticas que permita determinar un capital de tal modo que sus
rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado para realizar
actividades productivas o económicamente valorables, y que se agote al término
del plazo en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. En
el caso concreto, si se tomara para ello la fórmula Vuotto, conforme a los datos
específicos del caso tanto como la edad de la actora al momento del hecho (24
años); el salario mínimo vital y móvil a la fecha de la sentencia ($ 38.940), y un
57% de incapacidad, arroja una indemnización de $ $4.368.004,83 y con Méndez
la suma de $ $15.594.064,82.
Sin perjuicio de los resultados de la fórmulas y sus variables, para la elección de
la misma o del establecimiento de un valor indemnizatorio, en más o en menos,
tengo en cuenta, la edad de la víctima, sus proyecciones, la gravedad de las
lesiones sufridas, el tipo de lesión, la parte física afectada, sus actividades, las
consecuencias que le generan, la posibilidad o no del desempeño de las tareas
actuales y/o habituales, los valores actuales y/o para las variables económicas,
etc, aunque siempre teniendo como norte la reparación integral.
En conclusión, en virtud de lo expuesto, y los daños incapacitantes ocasionados
que surge de las presentes actuaciones, corresponde admitir el daño ocasionado
que lo han incapacitado y que ello afecta para su normal funcionalidad, por lo
que se estima en la suma de $ 5.500.000, fijado a la fecha de la
sentencia, prosperando solamente por el 40% es decir $ 2.200.000 a la que se le
deben adicionar los intereses desde el hecho con la tasa pura del 5% anual hasta
la sentencia y desde allí en adelante la prevista en la ley 9.041 art. 1, primer
párrafo, es decir, los equivalentes a la evolución de la serie de la Unidad de Valor
Adquisitivo (U.V.A.) que publica el Banco Central de la República Argentina
(B.C.R.A.).
II.- B) CONSECUENCIAS NO PATRIMONIALES.
DAÑO MORAL
En cuanto al daño moral, entendiendo al mismo como "...aquella especie de
agravio constituida por la violación de alguno de los derechos inherentes a la
personalidad..." (Brebbia, ob.cit p. 82) y que el mismo tiene carácter resarcitorio,
no necesitando ser demostrado por encontrarse siempre junto a cierta clase de
hechos lesivos, creo que corresponde acceder a lo solicitado, debiendo mensurar
su extensión económica.-
Ello no significa "...mensurar el bien ofendido que el derecho protege, es un
resarcimiento aproximativo o por satisfacción o satisfactorio. La moneda se
proyecta en este caso como medio para obtener goces más o menos
compensatorios de los sufrimientos soportados" (Tercera Cámara de Apelaciones
en lo Civil. Autos 123.174. Fallo del 6/12/92. "La Revista del Foro" p. 367, año
1993).-
Se reputa que siempre que se vea afectada la integridad física del sujeto, se
desencadena un daño moral (Zavala de González, ob.cit., p.465).
Por ello, analizando la situación particular de la víctima, debemos considerar los
siguientes factores: a) la naturaleza de las lesiones sufridas y sus secuelas; b)
trastornos, dolores y molestias padecidas en el accidente y aquellas que son
propias del periodo de recuperación, realizar tratamientos y estudios, con todas
las incomodidades que esto significa.
"Para apreciar si el daño moral está probado, previamente hay que discernir si el
acontecimiento que lo ha generado tiene la virtualidad de provocarlo de acuerdo
al orden natural y habitual de las cosas. Si el caso encuadra en esa situación, no
existe necesidad de prueba, pues ésta queda suplida por la aplicación de máximas
de experiencia por el propio juez o por su calificación como hecho notorio,
desplazándose la carga probatoria al litigante contrario, quien deberá demostrar
la excepcionalidad del caso" (CCivil y Com. Mar del Plata, sala 2ª, 12-8-03, ED,
ejemplar del 3-2-04 - Zavala de González, Matilde Publicado en: RCyS 2004-
VIII, 1 - DJ 2004-3, 533.-
Quienes afirman el carácter resarcitorio del daño moral, sostienen que en general
no se requiere prueba directa de la existencia y extensión del daño, y que los
jueces gozan de un amplio arbitrio para su determinación. Se requiere, aunque
más no sea, una prueba indirecta, la que en algunos casos surge de los propios
hechos (conf. Kemelmajer de Carlucci Aída en Belluscio (Dir.) – Zannoni
(Coord.): “Código Civil y leyes complementarias – Comentado, anotado y
concordado”; Astrea, Bs. As., 1984, Tº 5, p. 114). Se ha dicho, en este sentido,
que en ciertos casos no cabe que el juzgador pretenda que se pruebe "cómo" o
"cuánto" se ha sufrido, ya que la existencia misma del resultado lleva como
correlato lógico el dolor que de él se deriva (conf. Edgardo I. Saux (Dir.):
"Tratado jurisprudencial y doctrinario - Responsabilidad civil - Daño moral"; Ed.
La Ley, Bs. As., 2011, T° I, p. 516).
Para acreditar el daño moral no es necesaria la prueba objetiva de un determinado
padecimiento; basta con que se acrediten las circunstancias en las cuales, según
las reglas de la vida constatables por la experiencia común, el contenido de aquél
es una consecuencia normal del daño patrimonial padecido. (Cámara Civil,
Comercial y Minas de Villa Mercedes, 1999/11/30, Moyano, Miguel A. c.
Molorek S. A.”, LL Gran Cuyo, 2001 191)
Es decir, por sus propias características y las lesiones que a la integridad física de
la actora infligió el accidente, es en sí mismo, un hito que tiene peso específico
en este caso. También resultan ponderables en esta determinación las aflicciones
que razonablemente se suscitaron para la víctima durante el período por el que
prolongó su recuperación.
La doctrina dando algunos ejemplos, ha dicho que: "El poder cumplir en plenitud
actividades vitales, así no sean laborales o no reditúen beneficios dinerarios, tiene
un significado económico: la posibilidad de subirse a un ómnibus, de conducir un
vehículo, de higienizarse personalmente, de limpiar un piso o lavar un automotor,
de realizar trámites o pagar impuestos, de cumplir en fin cualquier tarea cotidiana
con libertad y sin trabas. El tiempo libre, además de lo que implica para el ocio o
la recreación, tiene también un valor económico" (Zavala de González;
"Resarcimiento de Daños-Daños a las personas", Ed. Hammurabi, t. 2°,p. 63).
En lo concerniente a la cuantificación de las consecuencias no patrimoniales, el
Art. 1.741 in fine del C.C.yC.N. establece que “el monto de la indemnización
debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que
pueden procurar las sumas reconocidas”.
En el daño moral el dinero que se otorga como indemnización tiene función de
satisfacción. Que el daño moral tenga esta finalidad, quiere decir que el dinero
que se otorga por haberlo sufrido, debe permitir al dañado la adquisición de
sensaciones placenteras tendientes a eliminar o atenuar aquellas dolorosas que el
ilícito le ha causado y que son las que hacen nacer el derecho al cobro RIVERA-
MEDINA.” Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. To. IV. LA
LEY, fs. 1076). Esta modalidad de reparación del daño no patrimonial atiende a
la idoneidad del dinero para compensar, restaurar, reparar el padecimiento en la
esfera no patrimonial mediante cosas, bienes, distracciones, actividades, etc., que
le permitan a la víctima obtener satisfacción, goces y distracciones para
restablecer el equilibrio en los bienes extrapatrimoniales. (LORENZETTI,
Ricardo Luís. “Código Civil y Comercial de la Nación”. To. VIII. Ed. Rubinzal-
Culzoni Editores, pág. 503).
Se propone utilizar un modelo donde aparezca una fuente que permita trocar el
sufrimiento por alegría o placer y producir nuevamente la armonización perdida;
encontrar un sucedáneo al estado negativo del sujeto que prevalezca y se vuelva
estable en situación de dominación respecto de la estructura en que interactúa;
hallar causas externas que produzcan placeres y alegrías que logren compensar
los padecimientos sufridos: remedios para la tristeza y el dolor. El fin de la
compensación económica debe tender a la serenidad de ánimo, mantener el
espíritu calmo y en equilibrio. El hombre rico de espíritu busca la vida tranquila,
y el bienestar para sobrellevar la dolorosa situación en que lo colocó el hecho de
un tercero. (MENDELEWICZ, José D. “El daño a la persona. Valoración y
cuantificación”. Publicado en: RCCyC 2016 (noviembre), 17/11/2016, 69.Cita
Online: AR/DOC/3439/2016) (4° C.C.C.M.PyT. Mza. Nº 25.647/52.389,
caratulados “Flores Ortubia, Claudia B. C/Chandia Cabello, Pedro A. P/Daños Y
Perjuicios”, 7/8/2017).
Corresponde justipreciar el daño moral reclamado teniendo en cuenta que la
reparación debe mirar hacia el pasado, pero también prever el impacto nocivo
que el hecho dañoso tendrá, hacia el futuro, para la víctima en la faz espiritual,
independientemente de la inexistencia de incapacidad psíquica indemnizable.
(Expte.: 52757 - Julián Liliana Graciela C/ Valencia Julio Osvaldo P/ Daños y
Perjuicios -06/06/2017 - 1° Cámara En Lo Civil - Primera Circunscripción Ub.
LS198-007).-
Acreditado que la actora sufrió lesiones corporales ya mencionadas y
determinadas precedentemente, a raíz del impacto de una bala que se introdujo en
su cuerpo ello conlleva a la aplicación de una presunción iuris tamtun sobre la
existencia del daño moral, sin que sea necesario prueba concreta para ello.
De acuerdo a las constancias de la causa la misma sufrió una herida de bala
cuando el Sr. Rad disparó el arma de fuero que había sacado y que termina por
lesionar gravemente a la actora, sufriendo lesiones que la incapacitaron en un
57%, padeció una situación de gran peligro, por lo cual tuvo que ser asistida
medicamente, intervenida quirúrgicamente y tener que hacer reposo, lo que
desencadenó dificultades para poder desempeñarse en sus labores habituales.
Suma a lo expuesto lo determinado por la perito psicóloga quien manifestó
que: “De la serie de los efectos permanentes también comprende el insomnio
sobresaltos angustia, angustia traumática. Feedback-llanto espasmódico en el
curso de asociaciones libres como que responden con carga de exceso de afecto,
éstas al mismo tiempo con significaciones sobre una coacción sobre el sujeto. No
solo fue un solo acontecimiento lo que inscribe trauma sino el retorno de efectos.
El impacto de bala no pudo en sí ser el hecho real y el símbolo de un fin de un
ciclo bajo hostigamiento; el curso de los acontecimientos mostraría que aún
seguirían situaciones de hostigamiento. La serie de operaciones, factores
médicos asociados a temas de intestino, etc., y en conjunto con las secuelas en el
cuerpo recordaría el episodio violento, embarazan al sujeto ante la mirada y
recuerdan por siempre el acontecimiento. Estrés postraumático todavía en curso
a pesar del tiempo transcurrido, que le genera una incapacidad parcial y
permanente del 10%”.
Por lo expuesto, acreditada las lesiones y el impacto que tuvo en su psiquis,
presumiendo el presente daño moral toda vez que le ocasionó un modificación en
su fas espiritual alterando su paz en ese momento, considero estimar el rubro
reclamado en una suma prudencial y que resulta ajustada a derecho, establecida
en virtud de las facultades previstas en el art. 90 inc.7 del CPCCyT y fijada al
momento de la sentencia, en la suma de $ 1.500.000, la que podrá cumplir la
función satisfactiva que desempeña el dinero que le sirvan para sustituir la
disminución de sus actividades, a los efectos de poder al menos paliar los
padecimientos sufridos, prosperando por la suma de $ 600.000, conforme a los
porcentajes de distribución de responsabilidad.
Al monto de condena se deberán adicionar los intereses conforme a lo
establecido en el rubro incapacidad sobreviniente a lo que me remito.
III. Costas. Honorarios.
Que a los fines de dirimir las costas por las diferencias de los rubros
indemnizatorios, debo reiterar lo dicho por nuestro máximo Tribunal Provincial
en autos nº 41.999 “Chogris Luis en J:...” : “En los procesos por indemnización
de daños y perjuicios, cuando el reclamante ha sujetado el monto del
resarcimiento a las resultas de las probanzas efectivas, dejando en última
instancia la estimación del daño librada a la prudencia y discrecionalidad del
juzgador, no resulta aplicable la norma del Artículo 4º inc. b, ap. b de la Ley
3641, en tanto la prohibición fáctica de la norma no se hace presente en tales
casos.” (Voto mayoría), Suprema Corte de Justicia de Mendoza, L.S. 161 250;
(S.C.J., 23/8/93, in re Marino, rev. foro, t.12 sínt.; c.c.3º, 13/5/91, "Esquivel c
/Parolin...", rev. foro, t.5 sínt.; ídem, 4/5/95, "torres c/vitali..."; c.c.1º, 21/9/93,
J.Mza, t. 43, p.146). Es decir sólo corresponde imponer las costas por el rechazo
cualitativo y no por el cuantitativo realizado en la presente causa.-
Las costas deberán ser soportadas por la demanda vencida, por lo que prospera la
demanda; y al actor se imponen por su rechazo en virtud del porcentaje de
responsabilidad atribuido precedentemente (60%) ($ 4.207.200).
Las regulaciones de honorarios de los peritos se realizarán conforme a lo
dispuesto por el art. 184 del CPCCyT.
Respecto a la regulación de los abogados se hará estricta aplicación del
fallo de la Suprema Corte de justicia que sostiene:… En virtud de estas pautas, y
sin desconocer opiniones encontradas en relación a esta temática (SOSA, Toribio
E., Conflicto de Leyes Arancelarias nacionales en el tiempo, LL 2018-C, 833),
considero que el caso debe ser regido por la Ley 3641 en tanto era la ley vigente
al momento en que se llevaron a cabo las tareas profesionales objeto de
remuneración, sin que por ello resulte necesario ingresar en la cuestión vinculada
con la constitucionalidad del art. 35 de la Ley 9131 en tanto debe interpretarse
que éste alude a honorarios originados en tareas realizadas bajo la vigencia del
nuevo régimen… SUPREMA CORTE DE JUSTICIA - SALA PRIMERA,
PODER JUDICIAL MENDOZA foja: 81CUIJ: 13-04454656-0/1((010304-
53656)) FISCALIA DE ESTADO EN J°263273/53656 CUEVAS CARRIZO
WANDA BEATRIZ C/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE MENDOZA P/
ACCIÓN DE AMPARO P/ RECURSO EXTRAORDINARIO PROVINCIAL).
Por ello y haciendo aplicación del fallo que antecede las regulaciones de
honorarios de los abogados se practican conforme los porcentajes establecidos
por las leyes de aranceles N° 3641 y por la actual N° 9131, aunque en virtud de
que el monto del juicio supera los 50 JUS, resultaría aplicar el 12%, teniendo en
cuenta las actuaciones procesales cumplidas según sean anteriores o posteriores a
la entrada en vigencia de la ley 9131, y el resto de la etapas anteriores a la dicha
norma se regulará teniendo en cuenta el régimen de la ley 3641.
Por lo expuesto, citas legales y lo normado por los arts. 212, 90 y cc.
C.P.C. y del CPCCyT, 1111, 1112, 1113 del Cód. Civ., art. 7 del CCyC
RESUELVO:
I. Hacer lugar parcialmente a la demanda por daños y perjuicios
promovida por ALEXIA FERNANDA GOMEZ en contra del GOBIERNO
DE LA PROVINCIA DE MENDOZA y Sr. ALFREDO NICOLAS RAD, a
pagar a la parte actora, en el plazo de DIEZ DÍAS de firme la presente sentencia,
la suma total de PESOS DOS MILLONES OCHOCIENTOS CUATRO MIL
OCHOCIENTOS ($ 2.804.800), con más los intereses determinados en los
considerandos precedentes.-
II. Imponer las costas a la demandada en cuanto prospera la demanda; y a
la actora por el rechazo en cuanto a su parte de responsabilidad atribuido.-
III. Regular los honorarios profesionales por lo que prospera la demanda,
a: Dr. HECTOR E. MADEO en la suma de $ 196.336, Dr. J. GABRIEL
CARRIZO INGRASSIA en la suma de $ 196.336, Dr. ANTONIO HERIBERTO
CARRIZO en la suma de $ 112.192; Dr. MARTIN QUIROGA NANCLARES en
la suma de $ 176.702; Dra. ALICIA LOPEZ en la suma de $ 58.900, Dr.
FERNANDO ACUÑA en la suma de $ 58.900, Dr. FABIAN BUSTOS en la
suma de $ 58.900, sin perjuicio de los complementarios que les pudiera
corresponder (arts. 2, 4, 13, 3 y 31 ley 3641, modificada por D.L. 1304/75 y ley
9131).-
IV. Regular los honorarios profesionales por lo que se rechaza a: Dr.
HECTOR E. MADEO en la suma de $ 206.153, Dr. J. GABRIEL CARRIZO
INGRASSIA en la suma de $ 206.152, Dr. ANTONIO HERIBERTO CARRIZO
en la suma de $ 117.800; Dr. MARTIN QUIROGA NANCLARES en la suma de
$ 378.648; Dra. ALICIA LOPEZ en la suma de $ 126.216, Dr. FERNANDO
ACUÑA en la suma de $ 126.216, Dr. FABIAN BUSTOS en la suma de $
126.216, sin perjuicio de los complementarios que les pudiera corresponder (arts.
2, 4, 13, 3 y 31 ley 3641, modificada por D.L. 1304/75 y ley 9131).-
V. Regular los honorarios profesionales, de los Peritos, por lo
que prospera la demanda a: Lic. JAVIER GUSTAVO ABDALA y Dr.
FERNANDO ENRIQUE CUARTARA en la suma de $ 112.192, a cada uno, sin
perjuicio del IVA, aportes y honorarios complementarios que pudieren
corresponder.-
VII. Regular los honorarios profesionales, de los Peritos, por lo que
se rechaza la demanda a: Lic. JAVIER GUSTAVO ABDALA y Dr.
FERNANDO ENRIQUE CUARTARA en la suma de $ 168.288, a cada uno, sin
perjuicio del IVA, aportes y honorarios complementarios que pudieren
corresponder.-
NOTIFÍQUESE.PASE A RECEPTORES.-