5 El Misterio Espiritual de La Batalla de Kosovo
5 El Misterio Espiritual de La Batalla de Kosovo
Príncipe Lázaro
por San Nikolai Velimirovich
Introducción:
De esta manera, el Zar eligió el Reino Celestial antes que el reino de este mundo.
y el testamento.
Lázaro estaba parado derecho, no por sí sólo, sino soportado por los
guardaespaldas del Sultán. Su cuerpo estaba hasta tal punto amarrado a la vida,
como si lo estuviera con la fina hebra de una telaraña, y se hubiera desparramado
al suelo, si los guardaespaldas lo hubieran soltado para que se parara por sí sólo.
Con todo, el alma del mártir estaba aún con vida, vigorosa y más activa que
nunca. En el taller interior de su alma, los pensamientos de Lázaro estaban
escudriñando todas las ramificaciones posibles acerca de qué estaba sucediendo
en el sangriento campo y en todo su reino. Sus pensamientos ascendieron aún
hasta los más altos cielos, al buscar allí explicaciones por todo lo que le estaba
sucediendo a él y a su ejército cristiano.
"¿Cuál es la razón para todo esto, Señor?" preguntaba Lázaro en su interior. "Si
yo soy pecador, ordena que muera. Pero ¿cuál es el propósito por el cual
semejante ciega mortal tomó lugar entre mis soldados, mi gente?"
De esta manera Lázaro envió rápidamente sus pensamientos, como si fuera por
correo, hacia todas las oscuridades del universo, con el fin de capturar en algún
lugar aunque sea un pequeño rayo de luz. Pero no había caso, por ninguna parte
pudo encontrar ni siquiera la fibra de algún rayo. Sus pensamientos retornaban
vacíos hasta el lugar desde donde fueron enviados. Entonces los despachó para
escudriñar su vida entera, para buscar alguna causa por esta derrota e infortunio.
Sumergiéndose en los pensamientos por todos los rincones secretos de su pasado,
encontró algunas transgresiones de menor relevancia, pero las mismas él ya las
había confesado ante su padre espiritual, se había arrepentido y había practicado
correctivos decenas de veces. Había amado a Cristo y sido devoto desde su
infancia. Su hogar había sido como un templo de santidad, compasión y pureza.
Sus hijos fueron educados en la fe y en la nobleza. Él había servido a su pueblo
con su propio ejemplo en toda virtud. Había fundado muchas iglesias hermosas
para Dios. Había sido un padre para los pobres, un hacedor de paz para los
pendencieros e inmanejables señores feudales, un justo juez para los criminales,
un bravo defensor de aquellos eran acusados injustamente.
Una vez más el moribundo hombre envió sus veloces pensamientos, con la
intención de examinar los recientes eventos que tuvieron lugar en Krusevac,
antes de la partida a Kosovo. Pesó con el criterio más fino cada palabra que había
pronunciado; reflexionó en cada conversación, evaluando cada una de ellas;
revivió cada acto suyo, juzgándolos estrictamente. Pero por ninguna parte había
algo que pudiera siquiera parecerse a una causa suficiente para la desastrosa
derrota de su ejército y la caída de su país.
Los soldados turcos lo sostenían con más firmeza para evitar que se caiga, ya que
suponían que él estaba gimiendo a causa de sus heridas.
¿Qué terror golpeó la mente de Lázaro, para causar semejante gemido de dolor y
horror? Él acababa de recordar cómo fue expuesto a elegir uno de los dos reinos:
el Reino Celestial o el reino de este mundo. De acuerdo con la profecía, si
hubiera optado por el reino terrenal habrían permanecido vivos tanto él como su
ejército, con una victoria y con su país ileso. Pero él eligió el Reino Celestial, y
así, nuevamente acorde con la profecía, la destrucción de él mismo, de su ejército
y de su país tomó lugar.
"¡Ay!" pensó el Príncipe, "¿no debo haber cometido un error en esto? Me fueron
puestos delante de mí dos destinos, y yo elegí en el nombre de la gente. Si yo
personalmente tuve el derecho de elegir la muerte antes que la vida para mí
mismo, ¿quién me dió autoridad para hacer semejante elección para la nación
entera?"
"Dime, ¡oh, omnividente Señor! ante los ojos del cual todo género de vida y
muerte es tejido, ¿estuve yo equivocado? Dime, ¡oh Tú, que te encuentras en la
majestuosidad del silencio! Si yo he hecho la elección equivocada, entonces
tengo que culparme por la muerte de estos honorables generales que yacen
delante de mí; tengo que culparme por la caída del país; soy el responsable ante
Nemanja por su corona; soy el responsable ante Sava por su iglesia; he sido la
causa de mucha muerte, de muchas heridas, de mucha sangre, de muchas
viudeces por villas y pueblos, de mucha ira tirana, la cual ahora asoma sobre mi
esclavizada gente. Mas ellos no son mi gente, ¡oh, Señor! sino tuya."
Una vez más, Lázaro gimió a la manera de un venado herido. Entonces los
guardaespaldas del Sultán, ya enojados, le regañaron y lo tomaron con más
firmeza.
Inmediatamente Lázaro notó cómo un hombre, vestido con lino blanco que
resplandecía, descendió de lo alto. El mismo voló rápidamente por sobre las
multitudes hasta llegar a donde estaba otro hombre, vestido con una prenda roja.
Se colocó al lado de éste, lo tomó de la mano y juntos se separaron de las gentes,
y con prisa se dirigieron hacia Lázaro. La extraordinaria luminosidad que ellos
radiaban se hizo más brillosa que cuando fue manifestada a Lázaro por primera
vez. Asombrado, Lázaro clavó su mirada en estos dos hombres cuando ellos se
acercaban a él. Ambos eran sumamente hermosos hombres jóvenes, pero el de
blanco se aproximaba en mayor gloria que el de escarlata. Cuando llegaron y se
pararon frente a Lázaro, el hombre de blanco comenzó a hablar:
El heraldo celestial
conforta a Lázaro
"No temas, Lázaro," dijo el ángel. "Yo soy el mensajero de Dios, que se halla
frente al rostro del Más Alto Rey. Y mira, yo he sido enviado hacia ti para
declararte la respuesta a la pregunta que te ha estado atormentando más que las
flechas clavadas en tu cuerpo. He venido a decirte la respuesta para poder limpiar
tu alma de oscuras dudas, y una vez limpia, poder llevármela. Y este hombre con
vestimenta de mártir de la iglesia es mi hermano, el santo profeta Amós. Él es tu
santo patrono, tu Krsna slava, la cual comenzaste a celebrar anoche con pan y
vino, pero ahora la celebras con sangre y muerte. No temas, ¡mas escucha y
regocíjate!"
"Yo soy el mismo mensajero que te trajo el libro desde la Jerusalem Celestial.
Invisiblemente yo me paré delante de ti en tu palacio de Krusevac, y dejé caer el
libro sobre tus rodillas. Mientras tú estabas deliberando y tratando de decidir cuál
reino eligirías, yo estaba parado a tu derecha. En la espera de tu decisión, los
santos cielos estaban en silencio, la santa dinastía Nemanjic temblaba por temor a
que te equivocaras en la elección, y todos los rectos serbios que ya han reposado
en el Señor estaban rezando a Dios por ti, para que Él te guiara hacia la correcta
elección. Y luego que tomaste la bienaventurada elección, los santos cielos se
desataron en cantos, la santa dinastía Nemanjic se regocijó y todos los rectos
serbios elevaron agradecimiento a Dios."
"No temas, ¡oh, hombre de Dios! tú has elegido correctamente y has legado a tu
pueblo un testamento portador de la salvación. Si hubieras ganado un reino
terrenal y lo hubieras legado a tu gente, la hubieras enriquecido en menor
cantidad que como lo has hecho con este testamento. Porque verdaderas y
gloriosas son tus palabras:
"Mas los que pertenecen al tercer grupo no se confían tanto en sus ojos o en su
intelecto, sino que con la simpleza de un niño ellos aceptan la revelación
proveniente de los santos cielos, tal cual como tú la recibes hoy. Estas
revelaciones apagan en ellos la sed por reinos terrenales y dominios, y crean un
hambre y sed insaciables por el Reino de los Cielos. Los mismos son llamados
'los niños de la luz'. A ellos les fue dado el ver misterios y, viéndolos, caminar
por el verdadero camino en la vida terrenal. Ellos no ven siempre y
continuamente de la misma manera que los habitantes celestiales lo hacemos,
sino que lo hacen siempre que la voluntad y gracia de la divina Providencia lo
conceden, como es el caso de hoy."
"En este tercer grupo fue también encontrado, en su vida terrenal, este
maravilloso y glorificado santo vuestro, el santo profeta Amós, junto con los
otros profetas, clarividentes, apóstoles, santos y rectos. Y tú también, ¡oh!
glorioso Príncipe, estás contado en las filas de estos santificados amantes de
Dios."
Así habló el ángel del Más Alto, y luego hubo silencio. Luego, el profeta Amós
se acercó a Lázaro, lo tomó de la mano y comenzó a hablar.
"¡Toma coraje, asombroso Lázaro! Tu alma está siendo atormentada por muchas
preguntas. Pero mira, el heraldo de Dios está frente a ti. Pronto tú lo llamarás
hermano en un reino de parentezcos y nacionalidades distintos a los de la tierra.
Pregúntale líbremente acerca de todo lo que está atormentando a tu alma."
De este contacto y de estas palabras del santo profeta, Lázaro sintió una pavorosa
y vivificadora emanación, la cual llenó y fortificó toda su alma; y decidió hacer
preguntas.
El ángel de Dios le contestó: "Tanto al final como al principio del viaje terrenal,
así como en cada etapa de ese tránsito, dos cosas son lo más importante que el
viajero terrenal debe pedir a Dios: primero, el perdón de los pecados; y segundo,
la dádiva del Espíritu de Dios. Todo lo que está repleto debe ser vaciado primero
para luego llenarlo. Debe limpiarse primero, para luego ser adornado. El Espíritu
de Dios no entra en una casa que está ocupada por un demoníaco esclavo de los
pecados, ni tampoco adorna con su presencia o con sus obsequios celestiales a
una casa que está sucia."
"En este cruce, en donde el espíritu natural está en control y en donde soplan los
dos espíritus opuestos, muchas personas se vuelven hacia el espíritu de la
oscuridad y la muerte, mientras que son muy pocos los que se vuelven hacia
Dios. A éstos últimos, nuestro gracioso Dios nuevamente les concedió su Santo
Espíritu. Ellos son aquellas asombrosas y rectas personas, a las cuales les fue
dada la promesa y la profetizada salvación. Y tal como les fue dado a ellas, así
también les será dado, a través de ellas, a las futuras generaciones de la
humanidad, mientras permanezcan en ese cruce con la mirada vuelta al Dios de la
vida."
"Por miles de años ellos fueron los únicos hombre-dioses entre los hombre-
animales y, lo que es peor, los hombre-demonios. Ellos fueron llamados dioses e
hijos de Dios no por su carne mortal o por su alma y espíritu naturales, sino por
el Espíritu Santo de Dios que les fue dado otra vez, y porque en el cruce de
espíritus sus rostros se volcaron, con fe y reverencia, hacia el Santo Espíritu de
Dios. Por todo esto, Dios infundió de Sí mismo su Espíritu en ellos, y de esta
manera fueron hechos dignos de ser llamados dioses e hijos de Dios."
"Con este conocimiento acerca del espíritu y del alma, entra ahora, como con una
llave secreta, dentro de los misterios del cuerpo humano. Cualquier tipo que el
alma sea, así es el cuerpo. El espíritu es más simple que el alma, y a su vez, el
alma es más simple que el cuerpo. Los numerosos órganos y funciones en el
cuerpo son indicativos de la calidad y poder del alma. Si el alma es saturada con
el Espíritu de Dios, entonces el cuerpo también, como instrumento de semejante
alma, es el arpa de Dios, la cual expresa lo que el alma divinamente inspirada
piensa, siente y quiere. Si el alma es saturada con un espíritu natural, entonces el
cuerpo también, como instrumento de dicha alma, es la expresión de la
naturaleza, de pensamientos naturales, sentimientos naturales y naturales deseos.
Si, empero, el alma es saturada con la perversa levadura del espíritu del infierno,
entonces el cuerpo de semejante hombre también, como instrumento del alma, es
el heraldo de los poderes del infierno, de la voluntad de los demonios y de los
actos de los mismos."
"Sin esta básica comprensión y distinsión, ¿cómo podría uno comprender lo que
le está sucediendo en el mundo? ¿Y cómo puede ser entendido el destino de un
pueblo y todo lo que a él le suceda? Sin esta básica comprensión y distinción,
¡oh! valientísimo Caballero de estos días, ninguno entre los mortales puede
entender lo que hoy está pasando en este campo de batalla. Solamente el que no
está inspirado por un espíritu demoníaco, sino que se ha elevado por encima del
espíritu normal y natural, está posicionado para ver esta rotura de tela como un
tejido nuevo, y ver en este dolorosísimo caos un orden cósmico, y en estos
sangrientos horrores de devastación una disposición ordenadamente artística."
"A partir de todo esto, ¿no está claro para ti, qué es lo que todo hombre está
obligado a pedir al Señor - no solamente en la hora de la muerte, sino en cada
hora y en cada paso de este viaje terrenal? Él está obligado a pedir el Espíritu
Santo de Dios. Dios está lleno de misericordia y amor, y más allá de su
abundante amor, Él se da a Sí mismo a aquellos que lo aman y con amor buscan
de Él el Espíritu. Así como te fue dicho por la boca más santa de todas: "Si
vosotros, siendo malos sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más el
Padre celestial dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan?" (S. Lucas
11:13).
Casi sin aliento, Lázaro escuchó todo lo que le habían dicho. Entonces, luego de
permanecer en silencio por un breve instante, planteó la siguente pregunta:
"Dime, ¡oh! heraldo celestial, ¿por qué mi nación fue destinada a caer?"
"Entre los hombres, los que más se asemejan a los ángeles son los anacoretas y
ascetas. Es decir, aquellas almas que han tomado de la tierra sólo la más pequeña
cantidad de sustento para la supervivencia de sus cuerpos, mientras que se
nutrían día y noche con el Espíritu de Dios, el Espíritu de vida eterna y juventud
eterna. Y sus almas eran tan bien alimentadas y fuertes, que podían preservar sus
cuerpos durables y vigorosos por más tiempo que aquellos que, en espíritu de
debilidad, alimentaban ansiosamente sus cuerpos y almas nada más que con lo
mundano."
"Tal como es el caso con los individuos, ¡oh, Príncipe! así es también con un
grupo de individuos relacionados entre sí - es decir, con las naciones. Tu estado
ya ha envejecido y debe caer. Él no ha caído a causa de un envejecimiento
cronológico, sino a causa del veneno que ha estado tomando y acumulando en él.
Este veneno lo ha estropeado y es la causa de sus arrugas. A causa de los señores
feudales de Serbia, el país ha crecido más que el alma. Por esto el Espíritu de
Dios los ha abandonado y se ha retirado al alma de la gente. No obstante, el
humo de la pasión, el cual ha apartado al Espíritu Santo de los señores feudales y
ha estallado en un infierno abriéndose paso por entre el espíritu natural, recién ha
comenzado a disiparse entre la gente. Existía el peligro de que el alma de la gente
se redujera a tierra, cenizas y muerte por el espíritu de iniquidad. Sólo un
gigantesco terror, a la manera de un poderoso viento, podía soplar y alejar a este
inmundo espíritu, y así salvar de la destrucción a la gente de Dios. De esta
manera, ha sido para salvar espiritualmente a tu gente, el hecho que tu nación
tenga que caer. Hasta los mismos santos de Serbia, con San Sava
encabezándolos, rezaban y suplicaban al Omnividente Dios que permitiera la
caída del patrimonio temporal de su gente, sólo para que el alma de ellos pueda
ser salvada de la muerte eterna."
"Por lo tanto no te aflijas, sabio Príncipe. Tu elección ha sido acorde con el plan
de la Providencia, y trajo alegría a los santos de Serbia. A través de tu
testamento, tu gente estará protegida y resguardada. Con este testamento,
generaciones y generaciones se nutrirán. Los envenenados señores feudales
desaparecerán, y con ellos también el humo que ha estado envenenando y
mortificando almas. Los maliciosos pendencieros serán destrozados, y con ellos
también el inicuo ejemplo que han establecido para la gente. Aparecerán el terror,
la pobreza y el dolor - esas tres fuerzas que golpean a las almas de los hombres,
arrancándolas de la tierra y lanzándolas al cielo. La gente se sentirá en sus
propias casas como extranjeros, y buscarán su patria en el cielo. Ellos purificarán
sus almas de lo mundano y las liberarán de la leprosidad del materialismo, con la
cual fueron sido hinchados sus cuerpos por el espíritu natural y por el espíritu del
infierno. Y tu gente será transfigurada en un pueblo espiritual y clarividente -
profundo en sus pensamientos, elevado en su clarividencia e invencible en su fe y
esperanza. Ellos podrán ser los últimos a los ojos de las demás naciones
terrenales, pero serán los primeros a la vista de los inmortales espíritus del cielo.
Y tu gente, ¡oh, Príncipe! te bendecirá. Porque tu testamento al elegir el Reino
Celestial, será para ellos mitigación de los tormentos y una antorcha en la
oscuridad de la esclavitud."
La superioridad de mente
Lázaro habló y preguntó: "Pero cuéntame, ¡oh! radiante ciudadano del Reino
Celestial, ¿cómo es que mi elección del Reino Celestial beneficiará a mi gente?"
A esto, el ciudadano celestial replicó: "La elección del Reino Celestial en verdad
traerá inefables beneficios a tu pueblo. Ella purificará sus mentes, corazones y
voluntades. Y así, ella hará de sus almas un claro espejo, en el cual nuestros
inmortales mundo y vida serán reflejados. El Reino de los Cielos entrará en ellos,
y ellos van a hacerse dignos de entrar en el Reino de los Cielos."
"Primero, como he dicho, tu elección purificará sus mentes. Lo que para ustedes
mortales la cabeza es para el cuerpo, la mente es para el alma. Y tal como uno
vigila su cuerpo con su cabeza, así uno vigila su alma con la mente. Y aunque el
asiento de la mente es en el corazón, sus principales centinelas están, acorde con
el mundo visible, en la cabeza. La mente recibe a través de los sentidos, y luego
examina y evalúa. Cómo un hombre examinará y formará un juicio acerca de
impresiones externas, depende esencialmente del espíritu, con el cual el alma
entera es inspirada, así como también la mente."
"Si el celestial Espíritu de Dios está dentro del hombre, su mente será pura y
fortificada, y será apta para evaluar y juzgar todo en concordancia con el Creador
de todo y a través del Creador de todo, tal como fue dicho por boca del profeta:
'en Su luz nosotros veremos la luz'. Siendo iluminada por el celestial Espíritu de
Dios, la mente del hombre pasa a ser ella misma deificada, con lo cual se hace
radiante, pura y alerta. Con la ayuda de la luz celestial en ella, la mente observa y
vigila todos los problemas y todos los sucesos; es decir, ella descifra todo esto en
forma clara y reconoce su sentido y significado. Tal mente, saturada por el
Espíritu del cielo, no se permite a sí misma ser llevada por el mal camino por
ninguna sombra u oscuridad, lanzadas por el espíritu vil, las cuales inducirían a
uno a oponerse a Dios o a separarse de Él."
"Así era la mente original, pura y alerta que el Hacedor creó dentro del alma del
hombre, y Él la iluminó con Su mismo Espíritu. Pero tan pronto como la mente
fue corrompida, se transformó en perezosa y cesó de ser el señor sobre las
impresiones externas. Los centinelas se rindieron, y entonces intrusos asaltaron y
tomaron la ciudad de la mente del hombre. La mente ha perdido su luz celestial,
y con ella su poder. No puede ni distinguir ni repeler. Se dobla ante toda
impresión sensorial. Además, ella las atrapa y las vuelca dentro de sí, sin ninguna
evaluación ni sentido común."
"Nosotros los espíritus vemos en la mente del hombre qué clase de mente es en
realidad y en totalidad. Pero ustedes, estando cubiertos con carne, no están en una
posición apta para ver tan claramente. Ustedes evalúan una mente en base a los
pensamientos de ella, y en consecuencia se equivocan seguido. Porque una mente
pervertida muchas veces está disfrazada con pensamientos atractivos, así como
un rostro feo cubierto con un velo blanco. Pero una mente correcta y pura
también suele fingirse a sí misma neciamente. Por eso yo debo mostrarte ahora la
diferencia entre un hombre que elige el reino del mundo y uno que elige el Reino
Celestial."
"Cualquier cosa que un hombre que elige el reino terrenal perciba en el mundo, él
lo acepta como realidad y lo evalúa en relación a su propio beneficio. Si mira a
una pepita de oro, no piensa sobre ella como un objeto creado por Dios, sino que
busca el significado simbólico del oro; en efecto, él piensa sólo en los placeres
satisfactorios que podría recibir de aquel oro. Si él ve el campo de otro, no piensa
en el milagro de la cosecha que está creciendo en la tierra; en efecto, él piensa
acerca de cuánto provecho le podría sacar a este campo y cuánto a otro igual. Si
observa a un cordero blanco en una pradera verde, él no piensa en el cordero
como cordero, sino como su comida. Si encuentra a la esposa de otro, él no
piensa en ella como una madre, ni siquiera como la creación artística del Inmortal
Artista; en efecto, él piensa insultante y vergonzosamente. Si es el gobernador de
una nación, él no piensa con temor acerca de su obligación ante Dios y ante su
pueblo, ni siquiera pide de Dios sabiduría para poder guiar dignamente a su
nación; en efecto, solamente piensa en qué y cuánto la gente le debe. Respecto a
los gobernadores vecinos, él sólo piensa en cómo poder humillarlos, derrocar sus
gobiernos y anexar sus tierras. Todos los pensamientos del hombre que elige el
reino terrenal son en consecuencia corporales, mundanos y animales. Su mente
está totalmente cegada a la verdad y completamente cubierta con telarañas. Y él
esparce esas telarañas de su mente por todo su ser - y ellas son sus necios,
oscuros y fallidos pensamientos de su mente." "Por el otro lado, el hombre que
elige el incesante e inmortal Reino Celestial, piensa acerca de todo teniendo en
cuenta al Creador de todo. Cuando ve oro, él piensa acerca de El que creó tal
hermoso metal y lo ocultó por debajo de la tierra. Él, además, piensa en el
inmutable brillo de la verdad, lo cual desde una perspectiva espiritual, ese metal
significa; y piensa también en las virtudes del alma, lo cual el mismo significa
desde una perspectiva moral. Cuando ve el campo del vecino, en primer lugar
piensa acerca de él como propiedad de Dios, un campo en el cual el mismo Dios
es el primer y principal trabajador. Él alaba en sus pensamientos la labor del
soberano del campo, quien lo ha limpiado, cercado, arado y sembrado. Y dentro
de sí, él le reza al Soberano del Universo que bendiga el gran esfuerzo de aquel
hombre, y que garantice fertilidad a su campo, para que sus hijos puedan ser
alimentados y glorifiquen a El que es su Hacedor. Si ve a un cordero en la
pradera, él piensa, mientras lo alimenta y pastorea, en el omnisapiente Proveedor
que viste tan maravillosamente al cordero. Si encuentra a la esposa de otro, él
piensa acerca de ella con todo respeto, como una madre, a quien el Padre que
tienen en común ha ordenado una tarea y un camino especiales de salvación,
durante este pequeño exilio en la tierra. Si es el gobernador de una nación, él
piensa con temor en su obligación ante Dios y ante su gente; pide de Dios
sabiduría, para que pueda guiar dignamente a su nación hacia la gloria del Señor.
Dentro de sí, él bendice a sus gobernadores vecinos y ruega a Dios por ellos y
por sus naciones, como por sus mismos hermanos."
"Por ello, cuando el Señor de la vida y la muerte envía la muerte a aquellos que
lo aman, se las envía por la llama de su amor por ellos, para liberarlos de la
distancia y acercarlos a Él. Pero, cuando envía la muerte a aquellos que han sido
parciales a la materia y no han gustado del néctar del amor hacia el Creador, les
esta enviando la muerte por su ira, para apartarlos a una distancia infinita de Él.
Al igual que un segador cosecha con la misma guadaña tanto el trigo como la
cizaña, para traer lo primero a su casa y poner lo segundo lejos de su campo y de
su casa. Ves este campo cubierto de cuerpos como parvas. Los cuerpos yacen
uno al lado del otro como los tallos recién cortados. Pero algunas semillas de
estos tallos están seguras y han sido llevadas en brazos de los ángeles a las cortes
celestiales, mientras otras semillas están arruinadas, y han sido empujadas a la
oscuridad abismal y el humo. Esa es la diferencia ente las almas humanas aun
durante su vida en la tierra. Al igual que el destino del trigo y la cizaña no puede
ser evaluado al tiempo de la floración y la cosecha (pues en ese momento parecen
tener la misma suerte) sino cuando se ahecha el grano; del mismo modo ocurre
con el destino de los hombres hasta el momento de su muerte. Aun así, entre los
hombres, la calidad y la fuerza de su amor, que nuevamente depende del espíritu
dentro de ellos, hace la diferencia."
El corazón del hombre fue creado para el amor, en su forma más sublime, pura y
santa. Su corazón es un templo, el más pequeño, pero el más maravilloso que
haya sobre la Tierra, en el cual el espíritu del amor de Dios ansia vivir. Es un
incensario del cual se eleva la fragancia del amor del hombre por el Creador.
Nosotros, los ángeles en el Cielo, inefablemente amamos todo lo creado por
nuestro Hacedor. Pero nuestro amor por las criaturas deriva solamente de nuestro
amor por el Creador de todas las criaturas. Cada una de sus creaciones nos es
querida sólo porque es Suya y para Él. Nosotros lo amamos a Él, por ello
también amamos todo aquello que Él ama. Y lo que quiera que el magnifico
Creador y Protector de todos ame, aquello lo crea y lo protege. El amor por
Aquel que nos ama, nos regocija, nos hace poderosos, santos, jóvenes y llenos de
vida."
"Este es el amor de los espíritus puros por el Espíritu. No hay otros sentimientos
que se manifiesten entre nosotros en el Cielo salvo este sentimiento
contínuamente ardiente de amor. Tal como la luz penetra las gotas del rocío de la
mañana, del mismo modo nos penetra el amor divino. El progenitor de la raza
humana también tuvo semejante amor durante un tiempo; y durante ese tiempo
de semejante amor fue extremadamente poderoso, feliz, santo, joven y lleno de
vida. Pero tan pronto como su amor fue dividido entre el cielo y la tierra y se
inclinó hacia la tierra, entonces se tornó débil, triste, inconsciente, viejo y fue
coronado con la muerte. Sus descendientes, habiendo elegido el reino de este
mundo, cayeron más aun y se convirtieron en el botín de la muerte. Sus
corazones, vacíos del amor poderoso y santo de los Cielos, se llenaron de varios
sentimientos adversos, transitorios y decepcionantes. El Paraíso ya no era una
realidad en sus almas, pero solamente una memoria pálida, que de generación en
generación se volvía cada vez más pálida. Habiendo descendido su mente a
pensamientos sólo sobre objetos físicos, sin Dios y aun en oposición a Él,
empezaron a desear con el corazón solo cosas materiales, nuevamente sin Dios y
en oposición a Él. De este modo sus corazones se cerraron por la lujuria, la
envidia, el odio, la malicia, la malevolencia, por temor por el cuerpo, por temor
de la muerte, por la insaciabilidad, el egoísmo, la infidelidad, la avaricia, y aun
por cada insatisfacción por las satisfacciones sin valor. El mundo llenó sus
corazones; el mundo sobrepasó sus corazones; el mundo se transformo en tirano.
Y así fue todo hasta que el Espíritu de Dios descendió por el sangriento camino
el Hijo de Dios, y una vez más ablandó los corazones de piedra de los hombres y
los iluminó con el amor divino."
"Tú mismo sabes bien, como excelente juez del carácter, cómo el venenoso humo
mundano de Adán (y, aun peor, el humo de los espíritus del infierno)
comenzaron a envenenar también el corazón de tu nación, extinguiendo en él la
llama del amor divino, que desde el momento de su bautismo ha brillado
espléndidamente durante varios siglos. Dios, que ama a la humanidad y 'desea
que todos los hombres se salven', no podía ya ver cómo tu gente se zambullían en
su destrucción final, en el abismo de la muerte eterna. Se debía encontrar un
camino para impedir este mal y sanar a tu gente. Empero, ni los ejemplos de los
santos serbios, ni los sermones del clero serbio, ni aun las advertencias ni pedidos
fueron beneficiosos. Como resultado, tuvo que ocurrir este cataclismo, este terror
y horror, esta matanza y la muerte de estos grandes y nobles generales, y aun tu
muerte temporal, ¡oh, muy noble Príncipe de todos ellos!"
"De este modo tu gente se llenarán de fuerza y serán poderosos como el amor lo
es. Serán guiados a este camino por Aquel que cura tanto con castigo como con
ternura. Él es amor. Él es la casa y el hogar del amor. En Él el amor se manifiesta
como paternidad, como filiación y como el llameante espíritu de amor, el Espíritu
Santo. Fuera de Él y en oposición a Él no existe ni puede nunca haber un
sentimiento de amor verdadero, ni en el cielo ni en la tierra. Los reinos
espirituales invisibles son embriagados y viven por el amor que desciende de Él.
El universo entero visible e invisible es un enigma, cuya llave es Su amor. Todo
lo que responde con amor a Su amor se hace inmortal y es enrolado en Su familia
celestial. Este enrolamiento en Su familia inmortal, en la ciudadanía del Reino
Celestial, es el objetivo supremo de todos tus esfuerzos y deseos en la tierra. Esta
es la suprema dignidad de la cual ustedes, los espíritus encarnados pueden ser
dignos. Éste es el galardón de los mártires en este valle de lágrimas."
La trascendencia de la voluntad
"Aquellos que han elegido el reino de este mundo son infinitamente diferentes de
aquellos que han elegido el Reino de los Cielos, tanto en su voluntad como en sus
pensamientos y sentimientos. Tienen o bien una voluntad mezclada o
completamente malvada, de acuerdo con la influencia del espíritu natural o el
demoniaco. Consecuentemente sus hechos son también una mezcla del bien y el
mal o solamente malos. Una voluntad propia es una mala voluntad. Ni siquiera
los ángeles celestiales saben lo que harán hasta que inhalan el deseo de Dios.
Toda voluntad fuera de la esfera de la voluntad de Dios es una mala voluntad. Si
un hombre desea hacer lo que desea, entonces desea hacer el mal. A través de su
propia voluntad, muchas personas piensan que están exhibiendo su
individualidad. Al hacer esto en realidad están sólo enfatizando la evidencia de la
ausencia de individualidad y de la tiranía del mundo o del infierno sobre ellos. Al
igual que no hay agua en Egipto salvo la del Nilo, del mismo modo no hay
ningún tipo de bondad en las almas de los hombres, ni siquiera una buena
voluntad, fuera de la eterna y fresca Fuente de todo lo bueno."
"Empero, esta verdad se ha desvanecido de la memoria de aquellos que se
arrastran con toda el alma por el polvo. Habiendo caído lejos de la voluntad de
Dios, voluntad humilde y todopoderosa a la vez, ellos con arrogancia siguen su
propia voluntad. ¿Es esto acaso su propia voluntad, como ellos piensan, o la
voluntad de ciertos elementos y mundos desconocidos para ellos? ¡A pesar de
todo, ellos piensan que están siguiendo su propia voluntad! Y a medida que
caminan larga y velozmente sobre esos mismos pasos, ellos sostienen que han
ido lejos; y llaman a eso ´progreso´. Pero cuando caen de agotamiento, se dan
cuenta de que están situados en el mismo lugar del que salieron, en la salida de
sus ancestros. Deifican el trabajo de sus manos, como acostumbran los
vanidosos, para poder amar solo dioses inferiores a sí mismos."
"Empero, cuando empiezan a buscar la felicidad en sus deidades hechas por sus
manos, esos ídolos descaradamente los dirigen al suicidio como única liberación.
Ya que la muerte es el abismo sin fondo en el que todas las filosofías,
sentimientos y actos humanos se sumergen irreparable e irredimiblemente,
cuando están fuera del vivificante y lleno de vida Protector de todo. Todos los
días la auto-decepción una y otra vez golpea a aquellos que han elegido el reino
de este mundo, y a pesar de todo ellos incansablemente se construyen una torre
de felicidad hecha de ladrillos terrenales hasta que se zambullen en el abismo de
la muerte sin haber visto jamás el rostro de la felicidad. Proclaman a sus
ancestros locos, porque en vano han buscado la felicidad a su modo y no a la
manera de sus antepasados. Al proclamarlos locos, han testificado que ellos son
hijo de lunáticos. Finalmente, después de no haber hecho nada de lo que
deseaban, dejan a sus hijos un testamento: buscar la felicidad en los mismos
caminos donde ellos no la encontraron."
"Debes saber, ¡oh, gran fundador de la Iglesia de Lazarica! que este es un día de
inflexión para tu gente, no para mal sino para bien. Siendo el olvido de la
voluntad de Dios, la negligente propia voluntad había empujado al alma de la
nación al abismo de la muerte eterna. De ahora en más tu gente debe obedecer
una voluntad extranjera, para que puedan aprender a obedecer la voluntad de
Dios. Deben ser sometidos a la propia voluntad de sus tiranos, para que así
puedan empezar a despreciar su propia tiranía sobre sí mismos. A través de los
trabajos y fatigas de los siglos por venir, aprenderán a odiar dos malas
voluntades, dos propias voluntades, la suya propia y la de sus amos. Constreñidos
y bajo presiones de todas las direcciones, tu gente podrá crecer sólo hacia el
cielo, como un árbol en un bosque denso, y buscará, por ello, luz sólo en los
cielos. En los cielos buscaran la radiante voluntad de su Creador, y la encontraran
con facilidad, porque no tendrán nada más que la tercera voluntad para buscar, ya
que habrán llegado a despreciar tanto su propia voluntad como la extranjera. La
encontrarán con facilidad como a un viejo conocido, a quien conocieron alguna
vez pero luego olvidaron. Una vez que la encuentren y la reconozcan, se
regocijarán con ella como un huérfano que ha sido secuestrado y luego devuelto
a su padre. La voluntad del Creador será más dulce para ellos que la leche y la
miel, y cuanto más la beban, más dulce se hará. Descalzos y con las cabezas
descubiertas se inclinaran ante la voluntad del Altísimo y aun así se sentirán más
bendecidos que sus ingobernables señores y sus ancestros adornados con oro. Su
talento artístico, otorgado en mayor o menor medida a todo ser viviente por el
Artista, a quien el arte y todos los artistas pertenecen, para ellos no estará perdido
ni tendrán obstáculos hacia él. No temas. Es verdad que no podrán manifestarlo
construyendo torres y ciudades, aun así lo desplegarán suficientemente en su
círculo íntimo, en sus artesanías domésticas. Estas artesanías enternecerán por
conservar el espíritu y el amor con el que fueron moldeadas; y serán tan exaltadas
en belleza y modestia que todo el mundo se maravillará. En todas sus
manualidades se reflejará la misteriosa mano del Cielos al igual que la armonía y
compasión celestiales, porque todo expresará la voluntad del hombre en armonía
con la de Dios. Todos los trabajos de tu gente esclavizada serán dedicados a
Dios, todo estará sometido a Su voluntad infalible y consecuentemente todo
estará inspirado por el Espíritu de santidad, de verdad y belleza. A pesar de ellos,
todos estos trabajos en y por sí mismos no tendrán ningún valor a los ojos de los
santos cielos, tal como los trabajos humanos de todo tipo no valen nada en sí
mismos a los ojos de la eternidad. Pero su voluntad deificada, que está expresada
en estos trabajos, heredará la eternidad.
"Por esta razón, ¡oh, alma real revestida de frágil polvo! levántate e inclínate ante
la voluntad del Inmortal y Eterno, voluntad ante la cual las naciones del cielo se
inclinan día y noche. No te preocupes por tu gente ahora que los has
encomendado a la voluntad del Altísimo, ya que Su voluntad será más dulce para
tu gente en la esclavitud que la voluntad propia lo era durante el frívolo señorío
de este mundo. Al elegir el Reino Celestial has incluido a tu pueblo entre las
inmortales naciones angelicales del Cielo. Como hombre y como príncipe no
podías haber dejado un legado mayor a tu pueblo que la elección que has tomado
y confirmarla con el rojo sello de tu propia sangre. Por ello, ahora en este campo,
como si fuera tu propio Getsemaní, repite las palabras salvadoras: '¡Padre, que tu
voluntad se cumpla así como es en el Cielo, en la tierra!' Debes estar preparado
para pasar a la segunda hora, de este campo de batalla terrenal al lugar del
descanso eterno. Allí reconocerás cuán majestuosa es la voluntad de Dios, cuán
placentera es la obediencia a esa voluntad. No hay en ella ni una gota de malicia,
ni un momento de debilidad, ni una sombra de fatiga. Ha creado innumerables
mundos, visibles e invisibles, para que puedan ellos gustar su bondad y dulzura.
Ella misma se vierte desde su generosidad, a través de los mundos espirituales
hacia las formas y bordados y aflicciones del mundo físico. Esa voluntad ha
logrado lo que sólo ella podía hacer, y ha ahogado todo en el océano de su
regocijo y alegría intoxicantes. Todo lo que exige de sus hijos es que se sumerjan
profundamente en su agua inmortal y vivificadora."
No pasó mucho tiempo antes de que una armonía celestial maravillosa penetró en
el alma de Lázaro. Esas naciones celestiales estaban cantando una canción, de la
cual el agonizante Zar reconoció estas palabras:
Lázaro fue tan conmovido por la mansedumbre y la dulzura de este himno, que
comenzaron a fluir lágrimas de sus ojos. Él fue envuelto en el espíritu, y fue así
ignorante de sus lágrimas. Pero los turcos las vieron e interpretaron el gemido del
Zar cristiano en forma diferente. Algunos las interpretaron como dolor ante los
generales muertos delante de él, pero otros como flaqueza producida por temor a
la inminente muerte. De todas maneras, los dos hombres celestiales, invisibles
para los turcos, estaban allí conversando entre sí secretamente.
Entonces San Amós se acercó a Lázaro y gentilmente le dijo: "¡Oh, asombroso
Príncipe! que me celebras como tu santo patrono, ¿estás tocado por este
maravilloso himno? Estas santas naciones del cielo están regocijándose, porque
en este momento hermanos están allegándose a ellos desde la tierra. En verdad, la
mayoría de los hermanos que están llendo hacia ellos en el día de hoy, provienen
de este campo. El Más Alto me ha dado este día a mí, como su mártir en la tierra,
así como le dio a cada santo su propio día. En este día, el día de tus sufrimientos,
yo sufrí la muerte por la santa fe. Así como los santos cielos felicitan y cantan
himnos a todo santo en su día, también lo hacen para mí hoy. Así es como los
santos cielos glorifican a Dios cada día a través de sus santos. Las oraciones de
todos aquellos mortales que me celebran en la slava, en la 'gloria' del Señor -
estas mismas oraciones yo las ofrezco, santificadas con incienso, ante el Rey
celestial y Sustentador de todo. Y las almas de los rectos que partieron de la tierra
en mi día, yo las acompaño, y junto conmigo el ángel guardián, hacia los
resplandecientes cielos de luz eterna y vida eterna. En sólo un instante, ¡oh,
Príncipe! tú vas a compartir conmigo este día como un santo conmemorado en la
fecha de hoy. Para nosotros en el cielo, toda porción de gloria celestial significa
el doble de felicidad."
Luego de haber dicho esto, San Amós colocó su mano derecha sobre el rostro del
moribundo Príncipe y dijo: "¡Sea abierto!"
Sin embargo, el Príncipe también vió rostros diferentes. Ellos eran guerreros
como la tierra negra. Detras de sus cabezas asomaban y se doblaban de un lado a
otro cierta clase de monstruos, tan negros como el alquitrán. El Príncipe
comprendió que la expresión de aquellos aborrecibles monstruos correspondía
con los negros delitos y pasiones de los pecadores, a los cuales estos monstruos
estaban presionando. Él comprendió además, que en este amplio campo de
batalla tenía lugar no sólo una contienda entre hombres, sino también entre
espíritus.
El infierno, la tierra y el cielo han convergido en un espantoso choque. El rugido
y el chirrido, los chillidos y los alaridos, el estruendo y el repiqueteo, el griterío y
los rechineos de la muerte - el aire se llenaba con los sonidos y ruidos que se oían
de las gargantas y los orificios de las narices, de las pezuñas de los caballos, del
metal, de las trompetas, de las duelas, de los huesos y los dientes, de las estiradas
pieles sobre los tambores, del viento y de la lluvia. Las estocadas con espadas y
lanzas, el rielar de las armaduras de plata y el resplandor de los yelmos y las
bridas de plata, el meneo de las verdes banderas de los asiáticos y de los
estandartes rojos y blancos de la cruz de los cristianos, los rostros blancos de los
soldados europeos, la tez amarillenta oscura de los asiáticos y negra-carbón de
los africanos, los impecables turbantes y rojos pantalones de los turcos, las
amarillas y naranjas botas, los multicolores caballos y perros, los grises camellos
y halcones. ¿Podrá alguna vez el ojo humano ser colmado con semejante
diversidad de colores provenientes de tres continentes distintos?
Los guerreros se embestían entre sí, algunos con relámpagos en sus ojos, otros
con la palidez de una vela que se consume. Los caballos se encabritaban,
quedando expuestos sus dientes por la tensión de las riendas. Cada soldado
pensaba en cómo matar a su enemigo o cómo defenderse a sí mismo. Los rostros
de algunos eran como un libro de horror, de otros - un libro de furia, de otros - un
libro de espanto, de otros más - un libro de dolor, o de ansiedad o de esperanza;
pero ningún sentimiento o pasión era sin la tensión extrema y el límite de sus
fuerzas. Un guerrero con sus ojos cerrados expresaba su dolor con su boca
abierta. En otro, con su mandíbula cerrada, sus ojos destellaban de la ardiente ira.
Otro más, con sus arrugas sobre su rostro, estaba haciendo alarde de su poder.
Algunos caían y eran golpeados con la masa del adversario. Otros se extraían
flechas de sus cuerpos y apretaban sus heridas con sus manos para detener la
hemorragia - pero ¡¿qué provecho le traería esto?! En la confusión, un soldado
mata a su compañero más cercano. Otro, derribado, encuentra la muerte al ser
pisado por un caballo que pensaba era aliado. Una flecha alcanza a un guerrero
cuando éste huía, mientras que otro en la zona más densa del tumulto permanece
ileso.
Ni la visión física podría ver, ni la razón física entender, por qué a una persona le
estaba sucendiendo una cosa y a otro le estaba sucediendo otra. Esta fábrica de
suerte sólo puede verse y comprenderse mediante la visión espiritual. Entre todos
los miles de guerreros, sólo en Lázaro fue abierta esta visión espiritual. Y con
esta otra misteriosa visión, Lázaro observaba y veía la batalla de los espíritus
sobre los hombres. De acuerdo con la luz o la oscuridad del alma de cada
soldado, tanto espíritus de luz como espíritus de oscuridad se abalanzaban hacia
cada uno. Instantáneamente cada espíritu reconocía a los suyos y se posesionaba
de ellos. Con un golpe de mano o con un soplido de su boca, los poderosos
ángeles del cielo estaban vapuleando a los demonios, alejándolos de las almas de
los caballeros portadores de la cruz. Pero las bestias del infierno, aunque
temblando ante aquellos santos poderes, en forma traicionera volaban por toda
alma humana, tan pronto como abandonaban algun cuerpo caliente. Con
repulsiva vanagloria gruñían ante las almas de los pecadores, y con sus garras se
lanzaban hacia ellos como con anzuelos - con garras que llegaban hasta los
codos. Pero tan pronto como los ángeles los alcanzaban estirando sus brazos,
ellos apretaban aquellas garras, enrollándolas como culebras, y los demonios se
rasguñaban a sí mismo en una monstruosa furia. Más alla de ellos, apareció cierto
humo y hedor desconocidos para la tierra y para los hombres. Ambos ejércitos se
habrían asfixiado en una hora a causa de este infernal hedor, de no ser que los
ángeles no lo hubiesen exterminado con el ozono celestial y vivificador que lleva
su ser.
Entonces Lázaro observó y vio, con aceptación y terror, cómo los ángeles
eventualmente permitían a los demonios tener unas cuantas almas humanas
negras. Pero a las almas de los rectos ellos las pastoreaban con sus alas y
cuidaban de ellas, y las transportaban hacia las alturas celestiales. Antes de volar
al cielo, cada ángel se dirigía hacia Amós y lo saludaba calurosamente, porque
éste era el día de conmemoración de Amós. Lázaro se maravilló ante los grandes
ejércitos del cielo y del infierno, los cuales no eran más pequeños que los
ejércitos humanos en los campos de batalla. La lucha de ellos sobre las almas de
los hombres representaba una tal rápida y resoluta lucha que no tiene paralelo en
ningún lugar del mundo excepto dentro del hombre, en quien pensamientos
opuestos siempre están en guerra. Durante todo el tiempo que Lázaro estuvo
firmemente contemplando la doble batalla con su doble visión, aquella melodía
celestial colmaba sus oídos - una melodía que lo resguardaba de enloquecerse a
causa de terroríficas escenas:
Luego de contemplar semejante horror, Lázaro fue por un breve tiempo incapaz
de reconciliar su paz espiritual. Su cuerpo entero estaba temblando. Los
guardaespaldas del Sultán, que lo sostenían, interpretaban a esto como una fiebre
natural antes de la muerte de un hombre gravemente herido. Sin embargo, una
vez más Lázaro estaba entero en espíritu y no prestaba atención a los sentidos del
cuerpo. La batalla continuaba bramando alrededor suyo como antes, pero él no
oía ninguna voz ni veía ningún objeto de este mundo. Ante él se colocaron el
ángel de Dios y el profeta. Lázaro sólo veía a ellos. Entonces, el ángel de Dios
hizo con tres dedos la señal de la cruz sobre el exhaustado Príncipe y con ello la
paz del alma de Lázaro y la fuerza de su cuerpo fueron restauradas. Luego, le
preguntó: "¿Todavía no está todo esto claro para ti? ¿Deseas, ¡oh, admirable
fundador del monasterio de Gornjak, preguntar algo más?"
"Yo salí con mis caballeros a luchar por la honorable cruz y la dorada libertad. El
Sultán asiático vino con sus hordas a nuestro hogar con el propósito de pillar y
destruir. Y yo no puedo entender, ¡oh, gran servidor de Dios! por qué la voluntad
del Más Alto se inclina por conceder la victoria a aquellos que ridiculizan la cruz
y privan de la libertad a una nación bautizada."
"Ustedes han estado luchando hoy por el más grande símbolo de honor, ¡oh,
portador del estandarte de Cristo! En efecto, ustedes han pasado su vida entera
luchando por la honorable cruz contra falsos hermanos, mientras que hoy han
estado luchando contra abiertos, y mucho más honestos, enemigos de la cruz. Sus
falsos hermanos se avergonzarían y sus enemigos se aterrorizarían si supieran el
significado de la honorable cruz, contra la cual se han levantado. Pero ahora, de
todas maneras, sus ojos fueron cegados y son incapaces de ver esto. Uno toma
conciencia de la importancia de la cruz, sólo cuando la carga voluntariamente. Y
cualquiera que carga la cruz, también se da cuenta que la cruz es el camino, la
verdad y la vida. Y así como el camino es el amor, la verdad es el amor y la vida
es el amor - la cruz también simboliza el amor - ¡el supremo símbolo del amor!
Cargar con la cruz significa llevar el testimonio del amor de uno a Dios a traves
de sufrimientos. La cruz es el testimonio del amor santo. Cualquiera que no
demuestra este testimonio, no posee amor santo dentro de sí. Ninguna clase de
palabras ni ninguna clase de regalos pueden llevar testimonio de amor, como la
cruz lo hace. Así, el Hijo de Dios se dio a sí mismo para ser crucificado en la
cruz, con el propósito de dar eterno testimonio de su eterno amor."
"Así como tú has luchado hoy por la honorable cruz, tú has estado luchando por
el único camino verdadero de vida, por la única verdad viva y por la única vida
verdadera - ¡sí! y por el único eternamente vivo y santo amor. Y cualquiera que
se esfuerce por esto, si muere vivirá; y si perece vencerá. Tu gólgota, ¡oh,
Príncipe! está inevitablemente amarrada a tu resurrección. El mismo esfuerzo por
la cruz ya significa la victoria, sin siquiera considerar los inminentes resultados
de ese esfuerzo. Porque desde la cruz del Gólgota, este planeta entero ha sido
ceñido con la cruz de este a oeste y de norte a sur, y así el signo de la cruz ha sido
hecho por sobre todo el mundo habitado. Cualquiera que sufre y lucha bajo este
santo símbolo, posee la segura garantía de la victoria."
"He aquí, tus estandartes de la cruz siguen siendo agitados sobre este campo de
batalla. En un corto tiempo ellos van a ser derribados y pisoteados; porque tus
señores feudales pecadores derribaron y pisotearon este santo símbolo mucho
tiempo atrás. De todas maneras, las cruces pisoteadas en Kósovo fácilmente serán
levantadas en el corazón de la gente y morarán en el corazón de la gente. Con
tiempo, cada descendiente de los tuyos, cada hijo ortodoxo y cada hija ortodoxa
de tu gente cristiana, representará en esta tierra un estandarte viviente de la cruz.
Luego de que la honorable cruz, no sólo simbólica sino realmente haya hecho su
morada en el corazón de los hombres, será fácil hacer tal estandarte de seda.
Porque siempre es más fácil para los hombres alcanzar un símbolo que alcanzar
una realidad, y es más fácil alcanzar una expresión antes que el espíritu y la
verdad. Luego que tu gente deba vivir en cautiverio bajo sus soberanos no
bautizados, por tantas centurias como la antigua Israel vivió en cautiverio bajo
los faraones egipcios, la cruz colmará en gran manera el alma de tu gente y se
plantará a sí misma dentro de su alma tan firmemente, que tan pronto como el
estandarte de lino de la cruz se levante de nuevo, el yugo de la esclavitud externa
será prontamente expulsado, su libertad externa será fácilmente obtenida y será
reestablecido su reino."
"¡Oh, asombroso mártir de Cristo! ¡Qué maravilloso testamento has legado a tu
gente al elegir el Reino de eterna realidad! ¡Y cómo has puesto ante sus ojos el
símbolo de la victoria, en forma de la honorable cruz! En lugar de la columna de
fuego que guió a los israelitas a salir del cautiverio de Egipto, la cruz, levantada
desde el campo de Kósovo hacia el cielo, guiará a tu pueblo en el desierto de la
servidumbre. La cruz los iluminará, guiará y librará, y los hará entrar en la tierra
prometida de libertad - libertad no sólo terrenal, simbólica y temporal, sino
libertad que es verdadera, inmortal y angelical."
Lázaro replicó: "En verdad estás diciéndome cosas que deberían estar claras para
todo hombre inteligente."
"El Señor de ustedes y nuestro les ha dicho que deben asemejarse a los niños.
¿No es verdad que los niños son los seres más libres de la raza humana? La
obediencia a la voluntad de los padres no limita en nada su libertad, sino que
simplemente los conduce por la dirección correcta. Nosotros en los santos cielos
de Dios tenemos esta libertad infantil, porque también nosotros somos niños, y
hacemos todo lo que deseamos bajo la regocijante conciencia de que el amor y la
sabiduría del Omnividente Padre celestial nos circunda y limita. No obstante, no
experimentamos esta limitación como una restricción o constricción, mas como a
un pariente protegiendo a sus niños de la caída. No ser libres de Dios, sino libres
en Dios - esta es la genuina libertad, libertad que es interminable, creadora de
vida, regocijante y dorada. El llegar uno mismo al conocimiento de ser
dependiente sólo del Padre, el Nutridor y Protector, el Pariente más cercano, el
más fiel Amante - esto es el más sublime conocimiento y experiencia de libertad
que los seres creados del cielo y de la tierra pueden conocer. Oro es oro, estando
bajo los pies o sobre la cabeza. Así sucede también con la dorada libertad,
estando ella en las alturas o en los valles, en la luz del día o en la oscuridad de la
noche."
"Su apóstol habla de esta manera a aquellos que se han liberado del mundo, de
los demonios, y de sí mismos: 'Párate en la libertad, con la cual Cristo te ha
hecho libre'. Este apóstol, sus compañeros y millones de creyentes en Cristo se
han sentido como libres niños de Dios, tanto en la ciudad como en el desierto, en
un voluptuoso almuerzo o en hambruna, en cadenas o entre amigos. Todos ellos
eran como Él, el Revelador y Obsequiador de la dorada y celestial libertad; la
libertad de los niños de Dios en el Hogar del Padre. Porque el Espíritu del Padre,
el Santo Espíritu de libertad, ha atravesado sus almas y los ha salvado de
cualquier esclavitud."
"Por esta dorada y santa libertad es que tú has estado luchando y pereciendo, ¡oh,
queridísimo amante del Reino de los Cielos! La libertad externa en tu casa y en
tu país gobernado por hermanos de la misma sangre y fe, sólo es un símbolo de la
divina libertad del alma; la cáscara que indica lo que hay dentro, una luna que
narra cuentos acerca del sol. Aquellos que no poseen esta esencial libertad dorada
dentro de sí, y que se esfuerzan sólo por la libertad externa, ¿no son como
esclavos tanto en sus propios hogares, como en su propio país gobernado por
hermanos de la misma sangre y la misma fe? ¿No es esa una libertad ilusoria, la
cual difiere de la servidumbre sólo en el nombre? Por semejante libertad ilusoria
uno no debe ceder ni su corona, ni mucho menos su cabeza. Pero tú, ¡oh,
Príncipe! te presentaste en este campo a entregar tu corona y tu cabeza por la
libertad - por la auténtica y evangélica libertad."
"Cualquiera que sacrifica su vida por el reino terrenal hace lo que el necio Esaú
hizo, el cual vendió su dignidad por un plato de lentejas. La gente suele pensar de
la servidumbre externa como una pérdida. En verdad es una pérdida, pero ¿de
qué? No del alma, sino de cosas, propiedad, autoridad y dominios. Mas si no es
la pérdida del alma, entonces no es una pérdida en general. Porque todo ha
permanecido excepto el báculo y el escenario, en donde aparece el alma. El alma
puede grandiosamente actuar su dramático rol, aun sin un enscenario lleno y
decorado. Si un hombre ha elegido nuestro Reino Celestial, todo centímetro de la
tierra en la que se encuentra es para él un grandioso escenario para su rol."
"Tus dos derrotas ilusorias de hoy serán tornadas en dos gloriosas victorias. Tu
primera derrota es la matanza de tus valientes caballeros y de ti mismo; la
segunda, como consecuencia de la primera, es la esclavización de tu gente
sobreviviente. Por la primera derrota tú y tus valientes caballeros recibirán la
santidad en el cielo y serán loados en la tierra con cantos. Por la segunda derrota,
a tu gente le será dada la regeneración espiritual y la dorada libertad interior, a
traves de un bautismo de fuego y sangre."
"Es mejor obtener el Reino de los Cielos a traves de sacrificio, antes que obtener
el reino de este mundo a traves de iniquidad. No hay iniquidad en la tierra o en el
infierno que sea más lista que la eterna Sabiduría del cielo. En muchos duelos
esta Sabiduría parecía vencida a los ojos de aquellos que pensaban que la batalla
estaba concluída. Pero la Sabiduría apunta su mirada lejos en la distancia y ve el
día de Su victoria. Cuando Sus adversarios gritan victoriosos, Ella
silenciosamente registra sus pérdidas y ganancias ilusorias. El arrogante
ridiculiza a Su pequeña y desarmada hueste, pero al final ellos se abren
aterrorizados. El arrogante que confía en sí mismo siempre experimenta lo
inesperado; Ella - nunca. La Sabiduría del cielo le da a sus adversarios todo tipo
de ventajas en batalla, y hasta se retira ante ellos como vencida, pero al final Ella
los desparrama como a desperdicios. Sus varas rajan el acero de sus adversarios.
Con un suave movimiento de su mano devuelve nubes de flechas a sus arqueros.
Sólo con su pensamiento Ella levanta al caído y eleva al pequeño. Ella sustenta a
los oprimidos y muestra compasión a los abatidos. En su aliento su poder es
irresistible; en su palabra su luz es inextinguible. 'En sus manos están todos los
confines de la tierra'. Ella cubre con sus alas a la raza humana como una madre a
su hijo en la cama. ¿Quién puede oponerse a Ella y permanecer vivo? En el cáliz
de las naciones libres Ella agrega amargor, mientras que en el cáliz de las
naciones esclavizadas Ella agrega miel; pero a ambos con cuidadosa medida, no
sea que el remedio se transforme en veneno. Ella ama a aquellos que le sirven; y
compete con sus amados en cuestión de servidumbre. Bendito es el hombre que
elige la Sabiduría y Su Reino...."
"De todas maneras, tu tiempo está cerca de expirar, ¡oh, Príncipe y fructificador
de la fe de tu gente!"
Luego de estas palabras, el heraldo del cielo levantó su mano y pronunció cierta
frase misteriosa. Inmediatamente la visión de Lázaro terminó. Mas Lázaro ya no
era un hombre viejo sino regenerado y renovado. Él había visto y escuchado sin
participar. Su alma había sido pacificada e iluminada por los cielos, como agua
calma en la cual sólo el cielo soleado es reflejado. La batalla aun ardía alrededor
suyo, mas él ya no estaba atado a ella por ninguna fibra de su alma. Su corazón
se elevó por sobre el dolor y la alegría terrenal, y su mente alto y lejos por sobre
todo pensamiento acerca de temas terrenales. Este mundo entero yacía como
cenizas debajo suyo. Su alma se colocó fuera de esas cenizas como una chispa y
fue removida infinitamente lejos en tiempo y espacio. Ambos tiempo y espacio,
así como todos los mundos rodeados por ellos, pertenecían a esas cenizas. En su
alma Lázaro sintió una nueva vida infinita, un nuevo e infinito mundo y una
nueva e infinita alegría. Él suspiró profundamente y exclamó en voz alta:
"Amén."
Conclusión
¿Qué es este clamor alcanzando los oídos del Príncipe? ¿Qué es este victorioso
grito? ¿Por qué esta cuadrilla de guerreros asiáticos se están congregando como
una ola espumosa hacia la tienda del Sultán? ¿Qué estan sintiendo los bravos
soldados de Murat con tal excitación?
Es una nueva victoria para los no bautizados, una nueva derrota para los
bautizados. Hasta los guardias alrededor de Lázaro estaban disparando con gran
deleite. Lázaro levantó sus pesados párpados, y miró y vió. El Estandarte de la
Cruz de Bosko Jugovic se agitaba sobre la compañía de soldados turcos. Había
sido capturado y secuestrado. Eso significaba que el bravo hermano de Milica
había perecido. Era una certeza que sus inseparables hermanos y su valiente
padre, Jug Bogdan, habían igualmente fallecido juntos con él. Estos
pensamientos llenaron la mente de Lázaro, pero no fue entristecido.
El Sultán está muriendo. En medio del susurro general sólo una clara voz es oída
desde el interior de la carpa. El hijo del moribundo Sultán está impartiendo
órdenes. ¿Qué clase de órdenes puede él dar a esta hora? Ellas no son órdenes
militares. Ellas no pertenecen a la batalla. La batalla ya está terminada. Los hijos
de Asia la han ganado. Más bien, el nuevo Sultán está comandando que, antes de
la muerte de su padre, el infiel Zar debe ser ejecutado.
Los hijos de Asia estan buscando un poste de un árbol donde ellos puedan
tronchar la cabeza del Zar Cristiano. Ellos estan buscando uno por todo el campo
sin árboles, y estan fallando en encontrarlo. Ardiendo con cólera, Bayazid
nuevamente ruge como un león enojado y amenaza a los ejecutores con la
muerte.
Lázaro entendió qué estaban buscando y qué querían. Así que él levantó su mano
derecha y se persignó, y pronunció en voz alta: "¡Oh Cristo nuestro Dios,
perdona todo y gloria a Ti por todo!"
Luego de decir ésto, Lázaro se zafó de los puños de los guardias turcos con la
agilidad de un jóven, los atravezó y se arrodilló frente al cuerpo de
Vojvoda Milos. Con facilidad y dignidad se extendió sobre el piso, y apoyó su
cabeza sobre la de su fiel general. Cuando vió ésto el ejecutor manchado de
sangre, sintió gratitud hacia el noble esclavo, porque de esa forma Lázaro estaba
ayudándolo a él a escapar de su propia muerte. El ejecutor blandió su cimitarra.
La curvada espada resplandeció por el aire como un relámpago, cortó el cuello de
Lázaro y se estrelló en el omóplato de Milos.
Pero los dos heraldos celestiales volaron hacia el cielo con el alma de su nuevo
compañero, San Lázaro. Con el fin de recibirlos con una serenidad comparable
con la luz de la luna, las santas naciones del cielo cantaban estas palabras:
El reino terrenal dura sólo por un corto tiempo,
_____________________
Traducido por la Comunidad Cristiana Ortodoxa Serbia "San Sava" (Perú 1656,
c.p. 1157, Capital Federal, Argentina).
Panfleto Misionero #