[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
48 vistas39 páginas

5 El Misterio Espiritual de La Batalla de Kosovo

Cargado por

Jacobo Iákovos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
48 vistas39 páginas

5 El Misterio Espiritual de La Batalla de Kosovo

Cargado por

Jacobo Iákovos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 39

El Testamento del

Príncipe Lázaro
por San Nikolai Velimirovich

Contenido: Introducción. La inquietud del Príncipe Lázaro herido ante la


calamidad; y el testamento. La visión de Lázaro del Reino Celestial y de los dos
heraldos. El heraldo celestial conforta a Lázaro.¿Qué es lo más necesario que un
hombre debe pedir a Dios? Por qué la nación fue destinada a caer. La
superioridad de mente de los que eligen el Reino Celestial. La trascendencia del
amor. La trascendencia de la voluntad. Dos visiones de la batalla. Por qué le fue
permitido a la Asia pagana a conquistar a los cristianos. La esencia de la dorada
libertad. El fin del Principe Lazaro. Conclusión.

Introducción:

A fines del siglo XIV, el ejército musulmán otomano se expandía conquistando


territorios e infundiendo terror. Su objetivo era alcanzar Europa y convertir por la
fuerza al Islam, a los pueblos cristianos. Para lograr esta meta, debían pasar por el
territorio serbio. El Príncipe Lázaro, hombre devoto y temeroso de Dios, decide
presentarles batalla sabiendo que contaba con una muy pequeña chance de
vencer. Pero sabía que, aunque sea, debilitaría en gran manera a su adversario y
así detendría su marcha hacia Europa. El 28 de junio de 1389, el Príncipe Lázaro
y la gran mayoría de su ejército (al cual se unieron ejércitos de la Europa
cristiana) dejaron sus vidas en defensa de "la honorable cruz y la dorada
libertad," ante el ejército musulman otomano. Este sublime sacricicio por la fe
cristiana, el pueblo serbio lo pagó con una terrible derrota que significó 500 años
bajo el yugo musulmán otomano, pero que a la vez fue el factor de la unión
espiritual del pueblo, en la esperanza en que Dios los libraría de esa esclavitud.
La tradición dice que antes de la batalla, un halcón gris (en realidad un ángel)
voló desde Jerusalem hasta donde estaba el Príncipe Lázaro, y dejó caer sobre su
falda un libro de parte de la Virgen Madre de Dios.

...Y el libro por sí mismo comenzó a predicar al Príncipe:

"¡Oh, Príncipe Lázaro de noble linaje!

¿Cuál reino eligirás?

¿Eligirás el Reino Celestial

o eligirás un reino mundano?

Si eliges el reino terrenal,

¡ensilla tus caballos, reúne a tus reinos,

tomen sus sables, envainen sus facas

y apresúrate a atacar a los turcos;

y toda la multitud de los turcos perecerá.

Pero si eliges el Reino Celestial,

entonces construye una iglesia en el campo de Kosovo;

no hagas su fundamento de mármol,

sino adórnala con puro brocado escarlata.

Luego que hagas que todos tus soldados reciban la Comunión,

llévalos a la batalla. Todo tu ejército perecerá,

y tú, ¡oh, Príncipe! perecerás con ellos."

Luego que el Zar haya escuchado estas palabras,

comenzaron a pesarle toda clase de pensamientos:

"¡Oh, amado Dios! ¿Qué debo hacer y cómo?


¿Cuál reino debo elegir?

¿Debo elegir el reino terrenal,

o debo elegir el Reino Celestial?

Si decido elegir el reino terrenal,

el mismo es por un corto tiempo;

pero el Reino Celestial es en todo tiempo y por siempre."

De esta manera, el Zar eligió el Reino Celestial antes que el reino de este mundo.

(extraído del ciclo épico de Kosovo).

La inquietud del Príncipe Lázaro

herido ante la calamidad;

y el testamento.

La batalla en el campo de Kosovo continuaba rugiendo, cuando los oficiales


turcos trajeron cautivo al Príncipe serbio hasta la tienda del Sultán. El Sultán
Murat yacía en su lecho de muerte con sus ojos cerrados. Luego de que sus
soldados le informaran de que Lázaro fue capturado y traído hacia él, el Sultán
abrió despaciosamente sus ojos; y entonces la mirada de un hombre moribundo
se encontró con la de otro en las mismas condiciones. Y sin ira, sin maldad ni
júbilo, el Sultán susurró: "La voluntad de Alá." Y otra vez volvió a cerrar sus
ojos.

Los desilucionados oficiales, habiendo fracasado en su intención de agradar a su


señor con un prisionero tan valuable, condujeron a Lázaro afuera, frente a la
tienda, con la intención de que el ejército turco tomara coraje al verlo cautivo.
Tras la tienda yacían los cuerpos sin vida de tres generales serbios: Obilic,
Kosancic y Toplica - ¡semejantes a tres pinos derribados! Los oficiales ayudaban
a Lázaro a mantenerse de pie, ya que por sus propias fuerzas él mismo no podía,
porque estaba gravemente lastimado. La sangre continuaba brotando de sus
abiertas heridas. Logró pararse, pero su cabeza descubierta se mantenía baja. Su
rostro parecía un paño blanco, despojado de sangre y vida, pero ensuciado con
sangre y polvo. Su enredada cabellera estaba entrelazada con su larga barba, y
caía sobre su pálda frente y sobre su desvaído rostro. Ya contándolos al Príncipe
y al Sultán como parte de su rateado botín, la muerte los llevaba a fenecer
despaciosamente, mientras volaba hacia el vasto campo para aprovecharse de
muchos otros sacrificios. Los turcos continuaban pasando y clavando sus
curiosas miradas en el enemigo Lázaro y sus generales eliminados. Algunos
pasaban en silencio, otros se mofaban y echaban maldiciones; y aún otros hacían
bromas e invocaban carcajadas por parte de sus compañeros.

Lázaro estaba parado derecho, no por sí sólo, sino soportado por los
guardaespaldas del Sultán. Su cuerpo estaba hasta tal punto amarrado a la vida,
como si lo estuviera con la fina hebra de una telaraña, y se hubiera desparramado
al suelo, si los guardaespaldas lo hubieran soltado para que se parara por sí sólo.
Con todo, el alma del mártir estaba aún con vida, vigorosa y más activa que
nunca. En el taller interior de su alma, los pensamientos de Lázaro estaban
escudriñando todas las ramificaciones posibles acerca de qué estaba sucediendo
en el sangriento campo y en todo su reino. Sus pensamientos ascendieron aún
hasta los más altos cielos, al buscar allí explicaciones por todo lo que le estaba
sucediendo a él y a su ejército cristiano.

"¿Cuál es la razón para todo esto, Señor?" preguntaba Lázaro en su interior. "Si
yo soy pecador, ordena que muera. Pero ¿cuál es el propósito por el cual
semejante ciega mortal tomó lugar entre mis soldados, mi gente?"

De esta manera Lázaro envió rápidamente sus pensamientos, como si fuera por
correo, hacia todas las oscuridades del universo, con el fin de capturar en algún
lugar aunque sea un pequeño rayo de luz. Pero no había caso, por ninguna parte
pudo encontrar ni siquiera la fibra de algún rayo. Sus pensamientos retornaban
vacíos hasta el lugar desde donde fueron enviados. Entonces los despachó para
escudriñar su vida entera, para buscar alguna causa por esta derrota e infortunio.
Sumergiéndose en los pensamientos por todos los rincones secretos de su pasado,
encontró algunas transgresiones de menor relevancia, pero las mismas él ya las
había confesado ante su padre espiritual, se había arrepentido y había practicado
correctivos decenas de veces. Había amado a Cristo y sido devoto desde su
infancia. Su hogar había sido como un templo de santidad, compasión y pureza.
Sus hijos fueron educados en la fe y en la nobleza. Él había servido a su pueblo
con su propio ejemplo en toda virtud. Había fundado muchas iglesias hermosas
para Dios. Había sido un padre para los pobres, un hacedor de paz para los
pendencieros e inmanejables señores feudales, un justo juez para los criminales,
un bravo defensor de aquellos eran acusados injustamente.

Luego de explorar y examinar su vida entera con la velocidad de un hombre


moribundo y la agudeza de un juez, Lázaro comprimió sus pensamientos y clamó
dentro de sí: "¡Oh, mi Creador, quien conoce hasta nuestros pecados ignotos! ¡A
Ti clamo desde este valle de lágrimas! Perdóname todas mis faltas cometidas
contra tu santa voluntad. ¡Ordena que yo muera, mi Señor, y borra mi nombre del
libro de la vida - pero sólo salva a mi pueblo!"

Una vez más el moribundo hombre envió sus veloces pensamientos, con la
intención de examinar los recientes eventos que tuvieron lugar en Krusevac,
antes de la partida a Kosovo. Pesó con el criterio más fino cada palabra que había
pronunciado; reflexionó en cada conversación, evaluando cada una de ellas;
revivió cada acto suyo, juzgándolos estrictamente. Pero por ninguna parte había
algo que pudiera siquiera parecerse a una causa suficiente para la desastrosa
derrota de su ejército y la caída de su país.

Entonces inmediatamente Lázaro abrió su boca horrorizado y gimió


dolorosamente. Todo en su interior comenzó a bramar, como el mar cuando lo
azota una inesperada tempestad. Y el Zar se preguntó a sí mismo: "¿En ésto, no
habré cometido un error en ésto?"

Los soldados turcos lo sostenían con más firmeza para evitar que se caiga, ya que
suponían que él estaba gimiendo a causa de sus heridas.

¿Qué terror golpeó la mente de Lázaro, para causar semejante gemido de dolor y
horror? Él acababa de recordar cómo fue expuesto a elegir uno de los dos reinos:
el Reino Celestial o el reino de este mundo. De acuerdo con la profecía, si
hubiera optado por el reino terrenal habrían permanecido vivos tanto él como su
ejército, con una victoria y con su país ileso. Pero él eligió el Reino Celestial, y
así, nuevamente acorde con la profecía, la destrucción de él mismo, de su ejército
y de su país tomó lugar.

"¡Ay!" pensó el Príncipe, "¿no debo haber cometido un error en esto? Me fueron
puestos delante de mí dos destinos, y yo elegí en el nombre de la gente. Si yo
personalmente tuve el derecho de elegir la muerte antes que la vida para mí
mismo, ¿quién me dió autoridad para hacer semejante elección para la nación
entera?"

"Aquí, aquí yace la trampa. En todo estuve equivocado en esta elección. El


misterioso poder que me probó, obviamente no provenía de la luz de Dios sino de
la oscuridad de los demonios. Y este poder me engañó. Yo opté por el Reino de
los Cielos, y de esta manera compelí tanto a mi gente como a mí mismo, delante
de este misterioso poder; y he aquí, sobre la base de esta obligación se esta
destruyendo tanto a mi ejército como a mí mismo."
"Le he dado a mi pueblo un erróneo testamento. ¡En esto se encuentra la llave a
este infierno que está ardiendo alrededor mío, aquí sobre Kosovo! De esta
manera he cometido un pecado; yo y solamente yo, he cometido este error."

"Dime, ¡oh, omnividente Señor! ante los ojos del cual todo género de vida y
muerte es tejido, ¿estuve yo equivocado? Dime, ¡oh Tú, que te encuentras en la
majestuosidad del silencio! Si yo he hecho la elección equivocada, entonces
tengo que culparme por la muerte de estos honorables generales que yacen
delante de mí; tengo que culparme por la caída del país; soy el responsable ante
Nemanja por su corona; soy el responsable ante Sava por su iglesia; he sido la
causa de mucha muerte, de muchas heridas, de mucha sangre, de muchas
viudeces por villas y pueblos, de mucha ira tirana, la cual ahora asoma sobre mi
esclavizada gente. Mas ellos no son mi gente, ¡oh, Señor! sino tuya."

Una vez más, Lázaro gimió a la manera de un venado herido. Entonces los
guardaespaldas del Sultán, ya enojados, le regañaron y lo tomaron con más
firmeza.

"Mátame, ¡oh, Señor de la vida y la muerte!" rezaba el Príncipe dentro de sí.


"Mátame cien veces; devuélveme a la vida cien veces, y luego mátame otra vez.
Si yo he tomado la elección equivocada y he legado a mi gente un testamento
falso, entonces merezco estar muriendo en tormentos eternamente, así como
ahora me encuentro muriendo por primera vez. Dime, Creador de lenguas y
palabras. ¡Oh, dime! antes de que este polvo, en el cual has puesto un alma
viviente, se hunda dentro del polvo. Dime para que yo lo sepa. No te pido que me
perdones; no, de ninguna manera. Sólo dime para que yo lo sepa. ¿He pecado, en
mi elección, ante Tí y ante tu santo cielo?"

La visión de Lázaro del Reino Celestial

y de los dos heraldos.

Mientras los pensamientos agitaban su alma, el moribundo Lázaro rara vez


sentía sus dolores físicos. Su cuerpo, habiéndose conciliado con la muerte,
continuaba unido por poco a la vida, a través de la vida de su muy viva alma. El
cuerpo humano comúnmente sirve al alma mejor, cuando ella no está pensando
en eso. Éste era el caso en esta instancia. Instantáneamente, al alma de Lázaro se
le apareció repentinamente una luz extraordinaria. Esta luz era más brillante que
la luz de cantidades de soles fundidos en uno. Era blanca, más blanca que la
nieve, pero matizada con una sombra de luz azul. Esto fue manifestado a Lázaro,
quien divisó una expansión más amplia que todo el mundo visible. Lejos en la
distancia, hasta donde el ojo podía alcanzar a ver, como si estuviera en el borde
de esta expansión, una cortina de luz repentinamente estaba siendo quitada, como
si estuviera evaporándose, revelando una segunda expansión igual a la primera.
En el borde de ésta, se podía divisar el comienzo de una tercera, seguida de una
cuarta y así infinitas más. Por todas estas expansiones florecían campos, jardines
y praderas de extraordinaria vegetación y de extraordinarios colores - así eran
también los paradisíacos pájaros sobre las ramas de los árboles. Luego habían
asombrosas ciudades, llenas de palacios de embriagante belleza. Se podían ver
ríos que eran del color de la plata fundida, y lagos azules, sobre los cuales
navegaban muchos botes blancos.

Todas estas expansiones estaban pobladas por muchas, muchas naciones,


vestidas con coloridas túnicas, pero la mayoría estaban en túnicas blancas,
entretejidas con oro y hermosamente bordadas. No se podía divisar ningún rostro,
pero uno podía sentir que entre ellos había una belleza que en la tierra sólo puede
ser soñada. Un plácido y sereno himno era escuchado allí, cantado por millares y
millares de voces: "Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y por siempre."
El himno se escuchaba más y más fuerte, su volumen crecía como los ríos luego
de un poderoso diluvio. Naciones se unían a naciones en el canto, como una onda
detrás de otra, hasta que el himno creció hasta los atronadores vítores de
victoriosos ejércitos.

Luego, todo se transformó repentinamente en silencio. Se veían a las naciones


encaminándose por este y aquel camino, como mazorcas de maduro maíz.
Sobrevino un mutismo, el cual ninguna voz interrumpía. Entonces comenzaron a
aparecer muchos fogones, en los cuales algo estaba quemándose. De ellos
crecieron columnas azules de humo. Una maravillosa fragancia se expandía, un
aroma embriagador que incrementa la vida en el hombre por cientos de veces, lo
acaricia como la luz del sol y lo alimenta más dulcemente que la leche y la miel.

Inmediatamente Lázaro notó cómo un hombre, vestido con lino blanco que
resplandecía, descendió de lo alto. El mismo voló rápidamente por sobre las
multitudes hasta llegar a donde estaba otro hombre, vestido con una prenda roja.
Se colocó al lado de éste, lo tomó de la mano y juntos se separaron de las gentes,
y con prisa se dirigieron hacia Lázaro. La extraordinaria luminosidad que ellos
radiaban se hizo más brillosa que cuando fue manifestada a Lázaro por primera
vez. Asombrado, Lázaro clavó su mirada en estos dos hombres cuando ellos se
acercaban a él. Ambos eran sumamente hermosos hombres jóvenes, pero el de
blanco se aproximaba en mayor gloria que el de escarlata. Cuando llegaron y se
pararon frente a Lázaro, el hombre de blanco comenzó a hablar:
El heraldo celestial

conforta a Lázaro

"No temas, Lázaro," dijo el ángel. "Yo soy el mensajero de Dios, que se halla
frente al rostro del Más Alto Rey. Y mira, yo he sido enviado hacia ti para
declararte la respuesta a la pregunta que te ha estado atormentando más que las
flechas clavadas en tu cuerpo. He venido a decirte la respuesta para poder limpiar
tu alma de oscuras dudas, y una vez limpia, poder llevármela. Y este hombre con
vestimenta de mártir de la iglesia es mi hermano, el santo profeta Amós. Él es tu
santo patrono, tu Krsna slava, la cual comenzaste a celebrar anoche con pan y
vino, pero ahora la celebras con sangre y muerte. No temas, ¡mas escucha y
regocíjate!"

"Yo soy el mismo mensajero que te trajo el libro desde la Jerusalem Celestial.
Invisiblemente yo me paré delante de ti en tu palacio de Krusevac, y dejé caer el
libro sobre tus rodillas. Mientras tú estabas deliberando y tratando de decidir cuál
reino eligirías, yo estaba parado a tu derecha. En la espera de tu decisión, los
santos cielos estaban en silencio, la santa dinastía Nemanjic temblaba por temor a
que te equivocaras en la elección, y todos los rectos serbios que ya han reposado
en el Señor estaban rezando a Dios por ti, para que Él te guiara hacia la correcta
elección. Y luego que tomaste la bienaventurada elección, los santos cielos se
desataron en cantos, la santa dinastía Nemanjic se regocijó y todos los rectos
serbios elevaron agradecimiento a Dios."

"No temas, ¡oh, hombre de Dios! tú has elegido correctamente y has legado a tu
pueblo un testamento portador de la salvación. Si hubieras ganado un reino
terrenal y lo hubieras legado a tu gente, la hubieras enriquecido en menor
cantidad que como lo has hecho con este testamento. Porque verdaderas y
gloriosas son tus palabras:

El reino terrenal dura sólo por un corto tiempo,

mas el Reino Celestial por siempre y para siempre.

Observa a estas expansiones manifestadas ante ti. Contempla las multitudes de


bienaventuradas naciones en esta vasta area. Ésta es sólo una pequeña parte del
Reino de los Cielos, el Reino que tú has elegido. Los ojos físicos nunca serían
capaces de contemplar semejante expansión, tantas multitudes. En verdad, todo
esto es infinitamente más grande en dimensión y cantidad, que el reino terrenal.
De todas maneras, todo esto es revelado sólo a la vista espiritual; los ojos
espirituales pueden abarcarlo y contemplarlo con una simple mirada. En cambio,
para aquellos encerrados en la carne, este misterio permanece cerrado. No
obstante, nuestro común Creador tuvo compasión de tu llanto desesperado y,
considerando tus buenos actos, ha abierto tu vista espiritual para que tú puedas
contemplar todo esto y seas confortado."

Con esto, el mensajero de Dios se calló. Entonces el susurro de canciones


nuevamente comenzó a crecer, tal cual como esa primera vez entre las
bienaventuradas naciones del cielo. Y Lázaro captó algunas de las palabras:

A todo corazón que arde en amor

una respuesta llega desde el cielo.

A todo ser que glorifica a Dios

Él mismo se revela en misericordia.

"Éste es el reino espiritual," continuaba diciendo el ángel, "deificado, divino,


intransitorio, incomparable, inmortal. Verdad, amor, vida y alegría - éstos cuatro
motivan a este reino espiritual a través de canciones incesantes. Las mismas te
son presentadas como si fueran físicas, pero realmente son incorpóreas. En
verdad, tú estás ahora mirando a espíritus a través del espíritu. Tus ojos están
cerrados, no estás viendo absolutamente nada con tus ojos físicos. Sino que tu
alma libre está mirando directamente a reinos que son libres y liberados de lo
carnal. Las impresiones que ahora tú estas recibiendo como dibujos, formas,
colores, voces y dimensiones, no provienen del físico y material mundo de
símbolos, sino del mundo que es inmaterial y real. Y así como tú ahora estas
viendo sin tus ojos, oyendo sin tus oídos y te sientes contento sin la carne, de la
misma manera ven, oyen y sienten los inmortales espíritus en este reino. La
visión de los espíritus es incomparablemente más amplia, su poder auditivo
incomparablemente más agudo y sus sentimientos incomparablemente más
fuertes de lo que un hombre carnal puede ver con sus ojos, oir con sus oídos o
sentir con su alma en el cuerpo. Por esta razón, pienso yo, los verdaderos
maestros de los hombres no estaban equivocados cuando llamaban al cuerpo
prisión, y a la separación del alma del cuerpo liberación."

"Con respecto a su percepción de la realidad, los hombres están divididos en tres


grupos. El primer grupo observa solamente con ojos físicos a cosas físicas, y
piensan que están viendo la realidad. Ellos son los verdaderos ciegos. Viven en la
completa oscuridad de la ignorancia, bajo la oscura sombra de las cosas creadas."
"El segundo grupo está compuesto por aquellos que con su intelecto humano van
más allá que los ojos, esforzándose por entender el significado de las cosas, y en
el proceso confían solamente en sus ojos y en su intelecto. Pero estas personas no
ven nada de lo que deberían, solamente perciben un misterio de seres y objetos
incomprensibles para ellos. Ellos mantienen que existe un mundo imperceptible
más allá del perceptible, pero ésta es la culminación de su conocimiento. Por
esto, ellos viven en un tormentoso crepúsculo de danzantes sombras, las cuales
encubren la verdad como una colorida cortina."

"Mas los que pertenecen al tercer grupo no se confían tanto en sus ojos o en su
intelecto, sino que con la simpleza de un niño ellos aceptan la revelación
proveniente de los santos cielos, tal cual como tú la recibes hoy. Estas
revelaciones apagan en ellos la sed por reinos terrenales y dominios, y crean un
hambre y sed insaciables por el Reino de los Cielos. Los mismos son llamados
'los niños de la luz'. A ellos les fue dado el ver misterios y, viéndolos, caminar
por el verdadero camino en la vida terrenal. Ellos no ven siempre y
continuamente de la misma manera que los habitantes celestiales lo hacemos,
sino que lo hacen siempre que la voluntad y gracia de la divina Providencia lo
conceden, como es el caso de hoy."

"En este tercer grupo fue también encontrado, en su vida terrenal, este
maravilloso y glorificado santo vuestro, el santo profeta Amós, junto con los
otros profetas, clarividentes, apóstoles, santos y rectos. Y tú también, ¡oh!
glorioso Príncipe, estás contado en las filas de estos santificados amantes de
Dios."

Así habló el ángel del Más Alto, y luego hubo silencio. Luego, el profeta Amós
se acercó a Lázaro, lo tomó de la mano y comenzó a hablar.

"¡Toma coraje, asombroso Lázaro! Tu alma está siendo atormentada por muchas
preguntas. Pero mira, el heraldo de Dios está frente a ti. Pronto tú lo llamarás
hermano en un reino de parentezcos y nacionalidades distintos a los de la tierra.
Pregúntale líbremente acerca de todo lo que está atormentando a tu alma."

De este contacto y de estas palabras del santo profeta, Lázaro sintió una pavorosa
y vivificadora emanación, la cual llenó y fortificó toda su alma; y decidió hacer
preguntas.

¿Qué es lo más necesario

que un hombre debe pedir a Dios?


Dijo Lázaro: "Sólo ahora me doy cuenta cuán pecador e inculto soy. Mira, yo
estoy a la puerta de la muerte y todavía no sé qué debo pedir a Dios. Estoy
contendiendo con mi Creador, como una vez Job, acerca de asuntos que están
más allá de mi autoridad y rango. Instrúyeme, ¡oh! servidor del Más Alto, qué es
lo más necesario que un hombre a la puerta de la muerte debe pedir a su Dios?"

El ángel de Dios le contestó: "Tanto al final como al principio del viaje terrenal,
así como en cada etapa de ese tránsito, dos cosas son lo más importante que el
viajero terrenal debe pedir a Dios: primero, el perdón de los pecados; y segundo,
la dádiva del Espíritu de Dios. Todo lo que está repleto debe ser vaciado primero
para luego llenarlo. Debe limpiarse primero, para luego ser adornado. El Espíritu
de Dios no entra en una casa que está ocupada por un demoníaco esclavo de los
pecados, ni tampoco adorna con su presencia o con sus obsequios celestiales a
una casa que está sucia."

"El hombre está maravillosamente compuesto por cuerpo, alma y espíritu. El


espíritu es el motor y el señor de todo el ser en el hombre. Tal como es el
espíritu, así serán los movimientos del alma y del cuerpo. Tal como es el espíritu,
así también es el hombre. El espíritu mueve al alma, y el alma mueve al cuerpo.
'Es el espíritu el que da vida, la carne en nada aprovecha' (S. Juan 6:63). Hasta
los círculos de las multitudes angélicas en el Reino Celestial viven y son movidos
sólo por el Espíritu de Dios. Es de aquel Espíritu de donde brota para nosotros los
ángeles aquellas cuatro corrientes de dulzura: verdad, amor, vida y alegría. De
esta misma manera, el progenitor de tu raza también vivió y era movido por el
Espíritu de Dios, al igual que nosotros los ángeles."

"No obstante, cuando él se apartó en forma insana de la rectitud y del Amor


celestial, una transformación fundamental tomó lugar en él. En apariencia el
permaneció siendo el mismo; sin embargo, un cambio esencial ocurrió dentro de
él. Hasta estos días, muy poco es sabido en el mundo acerca de esta
transformación. Es uno de los más extraños, callados y consagrados misterios.
Pero tú, ¡oh! hombre grande e inmortal, necesitas saber en qué consiste este
fundamental cambio, para luego poder comprender todo lo demás que tu alma
desea saber. Porque este conocimiento es el punto de partida para cualquier
género de sabiduría y verdadero conocimiento. En él reposa la real respuesta a
todas las preguntas que atormentan a la humanidad, y él es la respuesta a la tuya
también."

"Así que escucha, ¡oh, gloriosísimo Príncipe de esta generación terrestre! La


transformación fundamental consiste en lo siguiente: el insultado Creador quitó
su Espíritu Santo del hombre, y dejó al hombre solo con su alma creada y con su
natural espíritu. Con este espíritu natural, que es creado y no es inspirado por
Dios, el hombre caído fue condenado a 'comer el pan con el sudor de su frente'
(Gén. 3:19), al igual que las hormigas, las abejas y las bestias. De este modo, el
hombre se degeneró hasta la altura de un animal, el señor pasó a estar a la par que
sus siervos, el rey pasó a ser igual a sus súbditos. El hombre-dios pasó a ser el
hombre-animal. Mas ésta no es la peor parte, porque los animales en su propio
estado son asombrosos y hermosos. La peor parte es que el hombre-animal, por
su propia y libre voluntad, rápidamente cayó más bajo hasta pasar a ser el
hombre-demonio. Por su propia y libre voluntad, el hombre, luego de haber
cambiado el Espíritu Santo por una vasija impura, expulsó también a su natural y
creado espíritu y aceptó dentro de sí a un tercer espíritu - el espíritu impuro, el
espíritu de apostasía y de lucha contra Dios, el espíritu de los ángeles del
infierno. Porque cuando el hombre perdió el Espíritu Santo, fue puesto en un
cruce en donde su espíritu natural y creado está en control y en donde dos
espíritus opuestos se encuentran: el espíritu de la luz y el espíritu de la oscuridad,
el Espíritu de Dios y el espíritu del infierno."

"En este cruce, en donde el espíritu natural está en control y en donde soplan los
dos espíritus opuestos, muchas personas se vuelven hacia el espíritu de la
oscuridad y la muerte, mientras que son muy pocos los que se vuelven hacia
Dios. A éstos últimos, nuestro gracioso Dios nuevamente les concedió su Santo
Espíritu. Ellos son aquellas asombrosas y rectas personas, a las cuales les fue
dada la promesa y la profetizada salvación. Y tal como les fue dado a ellas, así
también les será dado, a través de ellas, a las futuras generaciones de la
humanidad, mientras permanezcan en ese cruce con la mirada vuelta al Dios de la
vida."

"Por miles de años ellos fueron los únicos hombre-dioses entre los hombre-
animales y, lo que es peor, los hombre-demonios. Ellos fueron llamados dioses e
hijos de Dios no por su carne mortal o por su alma y espíritu naturales, sino por
el Espíritu Santo de Dios que les fue dado otra vez, y porque en el cruce de
espíritus sus rostros se volcaron, con fe y reverencia, hacia el Santo Espíritu de
Dios. Por todo esto, Dios infundió de Sí mismo su Espíritu en ellos, y de esta
manera fueron hechos dignos de ser llamados dioses e hijos de Dios."

"Todo lo que nuestro majestuoso Creador da a sus criaturas, lo da tanto de lo que


es suyo como de Sí mismo. Cuando Él da luz, lluvia, cosecha abundante, buena
salud, éxitos o el conocimiento de la naturaleza - Él está dando de lo que es suyo;
es decir, está dando algo que Él ha creado, algo que es suyo, pero no es Él
mismo. En cambio, cuando da su Espíritu Santo, Él está dándose a Sí mismo.
Ésta es la característica del amor perfecto y divino, el dar no sólo lo que es de Él,
sino a Sí mismo."
"Así que comprende, ¡oh! glorificador de Dios, que existen tres clases de
espíritus: el Santo Espíritu de Dios, el espíritu natural y el espíritu de los
demonios. Y vuelvo a repetirte: tal como es el espíritu dentro de un hombre, así
será él. Tres hermanos con tres espíritus diferentes están tan lejos uno del otro,
como lo están los tres reinos: el Reino Celestial, el reino terrenal y el reino del
infierno. Por lo tanto, es posible evaluar con precisión a un hombre sólo a través
del espíritu que está dentro de él; porque el espíritu es el motor del alma y del
cuerpo. Todos los pensamientos, deseos y sentimientos del alma, así como todos
los actos del cuerpo, dependen completamente del espíritu que está dentro del
hombre." "Con este conocimiento acerca del espíritu, entra ahora, como con una
llave secreta, dentro de las cámaras del alma humana. Cualquier tipo que el
espíritu sea, así es el alma. El alma no es tan simple como el espíritu; ella tiene
tres poderes: intelecto, emoción y actividad. Los tres juntos son como una masa,
a la que el espíritu sirve de levadura. Tal como es el fermento, así es la masa - y
el pan. Si el fermento es el Espíritu Santo, entonces los pensamientos en el
hombre son santos y piadosos, sus sentimientos son santos y piadosos y sus actos
son santos y piadosos. Si el fermento es el espíritu natural, entonces los
pensamientos en un hombre son naturales (es decir terrenales), sus sentimientos
son naturales y sus actos son naturales. Y si el espíritu en él es demoníaco, sus
deseos y sentimientos son demoníacos, y sus actos son demoníacos también."

"Con este conocimiento acerca del espíritu y del alma, entra ahora, como con una
llave secreta, dentro de los misterios del cuerpo humano. Cualquier tipo que el
alma sea, así es el cuerpo. El espíritu es más simple que el alma, y a su vez, el
alma es más simple que el cuerpo. Los numerosos órganos y funciones en el
cuerpo son indicativos de la calidad y poder del alma. Si el alma es saturada con
el Espíritu de Dios, entonces el cuerpo también, como instrumento de semejante
alma, es el arpa de Dios, la cual expresa lo que el alma divinamente inspirada
piensa, siente y quiere. Si el alma es saturada con un espíritu natural, entonces el
cuerpo también, como instrumento de dicha alma, es la expresión de la
naturaleza, de pensamientos naturales, sentimientos naturales y naturales deseos.
Si, empero, el alma es saturada con la perversa levadura del espíritu del infierno,
entonces el cuerpo de semejante hombre también, como instrumento del alma, es
el heraldo de los poderes del infierno, de la voluntad de los demonios y de los
actos de los mismos."

"Sin esta básica comprensión y distinsión, ¿cómo podría uno comprender lo que
le está sucediendo en el mundo? ¿Y cómo puede ser entendido el destino de un
pueblo y todo lo que a él le suceda? Sin esta básica comprensión y distinción,
¡oh! valientísimo Caballero de estos días, ninguno entre los mortales puede
entender lo que hoy está pasando en este campo de batalla. Solamente el que no
está inspirado por un espíritu demoníaco, sino que se ha elevado por encima del
espíritu normal y natural, está posicionado para ver esta rotura de tela como un
tejido nuevo, y ver en este dolorosísimo caos un orden cósmico, y en estos
sangrientos horrores de devastación una disposición ordenadamente artística."

"A partir de todo esto, ¿no está claro para ti, qué es lo que todo hombre está
obligado a pedir al Señor - no solamente en la hora de la muerte, sino en cada
hora y en cada paso de este viaje terrenal? Él está obligado a pedir el Espíritu
Santo de Dios. Dios está lleno de misericordia y amor, y más allá de su
abundante amor, Él se da a Sí mismo a aquellos que lo aman y con amor buscan
de Él el Espíritu. Así como te fue dicho por la boca más santa de todas: "Si
vosotros, siendo malos sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más el
Padre celestial dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan?" (S. Lucas
11:13).

Por qué la nación

fue destinada a caer

Casi sin aliento, Lázaro escuchó todo lo que le habían dicho. Entonces, luego de
permanecer en silencio por un breve instante, planteó la siguente pregunta:
"Dime, ¡oh! heraldo celestial, ¿por qué mi nación fue destinada a caer?"

El heraldo de los altos cielos le respondió: "Porque ella, ¡oh, Príncipe! ha


envejecido. De acuerdo con la lógica de la creación, todo lo que envejece en este
universo suyo debe ser removido y reemplazado por algo nuevo. Veo que estas
palabras te sorprenden. Lo veo porque estoy inspeccionando tu alma con todos
sus pensamientos y sentimientos, los cuales de manera alternada la colman y
agitan. El poder que los habitantes del reino espiritual poseemos es tal, que
podemos ver las almas como a través del vidrio."

"El cuerpo de una nación mundana no es de mi interés. Dichos cuerpos son


mutables, frágiles y transitorios. Ni siquiera les prestamos atención. Nosotros
examinamos los cuerpos terrenales que incumben a nuestra nación, el cielo; los
cuales están relacionados con nosotros, y algún día obtendrán ciudadanía
inmortal junto a nosotros. Esto es lo que nos interesa."

"Ahora, sorprendido, te estás preguntando a ti mismo: '¿Pero cómo mi nación


pudo haber envejecido, cuando tantos otros imperios han subsistido por el doble
o el triple de tiempo más, y ni siquiera han envejecido ni han sido destinados a
caer?'. A las cosas físicas les es difícil convenir con las espirituales. Pensando
físicamente, los hombres evalúan la vejez relacionándola con el tiempo. Los
espíritus, en cambio, pensando espiritualmente, calculamos la vejez
relacionándola con la fortaleza interior. Sólo al Más Alto, Inmortal y Eterno Dios
se lo puede llamar joven por siempre. Tanto el tiempo como la eternidad han
pasado por su cabeza sin dejar ni una arruga en su rostro. Nosotros también,
siendo sus ángeles, hemos asimismo permanecido jóvenes desde el tiempo de la
creación, habiendo sido creados antes que los hombres. Nosotros hemos
permanecido jóvenes solamente porque conservamos a Dios y a su Santo Espíritu
dentro nuestro, y además porque vivimos en Él y nos regocijamos en Él. En
cambio, toda cosa que encuentra abastecimiento en cualquier otra y no en Él, que
trata de obtener vida fuera de Él, que busca contentamiento fuera de Él y se nutre
así mismo con pan perecedero, rápidamente envejece y muere. La vida y la
juventud dependen del espíritu, el cual está en los seres creados; también
dependen del espíritu el envejecimiento y la muerte. El destino de una nación, su
preservación o su caída, es decidido de acuerdo con el espíritu que está dentro de
su gente.

"Entre los hombres, los que más se asemejan a los ángeles son los anacoretas y
ascetas. Es decir, aquellas almas que han tomado de la tierra sólo la más pequeña
cantidad de sustento para la supervivencia de sus cuerpos, mientras que se
nutrían día y noche con el Espíritu de Dios, el Espíritu de vida eterna y juventud
eterna. Y sus almas eran tan bien alimentadas y fuertes, que podían preservar sus
cuerpos durables y vigorosos por más tiempo que aquellos que, en espíritu de
debilidad, alimentaban ansiosamente sus cuerpos y almas nada más que con lo
mundano."

"Tal como es el caso con los individuos, ¡oh, Príncipe! así es también con un
grupo de individuos relacionados entre sí - es decir, con las naciones. Tu estado
ya ha envejecido y debe caer. Él no ha caído a causa de un envejecimiento
cronológico, sino a causa del veneno que ha estado tomando y acumulando en él.
Este veneno lo ha estropeado y es la causa de sus arrugas. A causa de los señores
feudales de Serbia, el país ha crecido más que el alma. Por esto el Espíritu de
Dios los ha abandonado y se ha retirado al alma de la gente. No obstante, el
humo de la pasión, el cual ha apartado al Espíritu Santo de los señores feudales y
ha estallado en un infierno abriéndose paso por entre el espíritu natural, recién ha
comenzado a disiparse entre la gente. Existía el peligro de que el alma de la gente
se redujera a tierra, cenizas y muerte por el espíritu de iniquidad. Sólo un
gigantesco terror, a la manera de un poderoso viento, podía soplar y alejar a este
inmundo espíritu, y así salvar de la destrucción a la gente de Dios. De esta
manera, ha sido para salvar espiritualmente a tu gente, el hecho que tu nación
tenga que caer. Hasta los mismos santos de Serbia, con San Sava
encabezándolos, rezaban y suplicaban al Omnividente Dios que permitiera la
caída del patrimonio temporal de su gente, sólo para que el alma de ellos pueda
ser salvada de la muerte eterna."

"Por lo tanto no te aflijas, sabio Príncipe. Tu elección ha sido acorde con el plan
de la Providencia, y trajo alegría a los santos de Serbia. A través de tu
testamento, tu gente estará protegida y resguardada. Con este testamento,
generaciones y generaciones se nutrirán. Los envenenados señores feudales
desaparecerán, y con ellos también el humo que ha estado envenenando y
mortificando almas. Los maliciosos pendencieros serán destrozados, y con ellos
también el inicuo ejemplo que han establecido para la gente. Aparecerán el terror,
la pobreza y el dolor - esas tres fuerzas que golpean a las almas de los hombres,
arrancándolas de la tierra y lanzándolas al cielo. La gente se sentirá en sus
propias casas como extranjeros, y buscarán su patria en el cielo. Ellos purificarán
sus almas de lo mundano y las liberarán de la leprosidad del materialismo, con la
cual fueron sido hinchados sus cuerpos por el espíritu natural y por el espíritu del
infierno. Y tu gente será transfigurada en un pueblo espiritual y clarividente -
profundo en sus pensamientos, elevado en su clarividencia e invencible en su fe y
esperanza. Ellos podrán ser los últimos a los ojos de las demás naciones
terrenales, pero serán los primeros a la vista de los inmortales espíritus del cielo.
Y tu gente, ¡oh, Príncipe! te bendecirá. Porque tu testamento al elegir el Reino
Celestial, será para ellos mitigación de los tormentos y una antorcha en la
oscuridad de la esclavitud."

"En consecuencia, ¡oh, Príncipe! tú no te has equivocado en tu elección, y tu


cabeza está siendo coronada dos veces - tanto con una diadema celestial como
con otra terrenal. Tú no has errado al elegir el Reino Celestial, pero ahora estás
cometiendo un pecado al dudar de la corrección de tu elección. No te dejes influir
por tu mente, sino por tu determinado corazón. No confundas al riesgo de tu
ejército con el peligro de tu gente. No equivalices la caída del estado con la
destrucción de todo. Los estados son dados a las gentes, para que pueda haber
algo más que caiga, antes que la gente - para que pueda haber algo para dar como
rescate por el alma de la nación. Cuando algo barato es dado en cambio por algo
invalorable, siempre es mejor comercio que viceversa." "Tu nación se ha
inclinado ante El que destruye lo que es barato y preserva lo que es invalorable,
que siega la paja y se queda con el grano. No entres, como lo hizo el sufriente
Job, en un debate con el Creador de tu gente y Designador de tu estado. Su
voluntad siempre es buena, su consideración es siempre radiante y su obra es
siempre correcta. Cuando Él está plantando un arbol, está pensando acerca de
cortarlo y derribarlo; y cuando está cortándolo, está pensando en la planta joven.
Ante su majestad, todos los mundos creados son como una gota de agua en la
palma de la mano. Y esta gota - ella es una lágrima de alegría proveniente de Su
ojo. En ella Él es reflejado, y ella resplandece con Su brillo ."

La superioridad de mente

de los que eligen el Reino Celestial

Lázaro habló y preguntó: "Pero cuéntame, ¡oh! radiante ciudadano del Reino
Celestial, ¿cómo es que mi elección del Reino Celestial beneficiará a mi gente?"

A esto, el ciudadano celestial replicó: "La elección del Reino Celestial en verdad
traerá inefables beneficios a tu pueblo. Ella purificará sus mentes, corazones y
voluntades. Y así, ella hará de sus almas un claro espejo, en el cual nuestros
inmortales mundo y vida serán reflejados. El Reino de los Cielos entrará en ellos,
y ellos van a hacerse dignos de entrar en el Reino de los Cielos."

"Primero, como he dicho, tu elección purificará sus mentes. Lo que para ustedes
mortales la cabeza es para el cuerpo, la mente es para el alma. Y tal como uno
vigila su cuerpo con su cabeza, así uno vigila su alma con la mente. Y aunque el
asiento de la mente es en el corazón, sus principales centinelas están, acorde con
el mundo visible, en la cabeza. La mente recibe a través de los sentidos, y luego
examina y evalúa. Cómo un hombre examinará y formará un juicio acerca de
impresiones externas, depende esencialmente del espíritu, con el cual el alma
entera es inspirada, así como también la mente."

"Si el celestial Espíritu de Dios está dentro del hombre, su mente será pura y
fortificada, y será apta para evaluar y juzgar todo en concordancia con el Creador
de todo y a través del Creador de todo, tal como fue dicho por boca del profeta:
'en Su luz nosotros veremos la luz'. Siendo iluminada por el celestial Espíritu de
Dios, la mente del hombre pasa a ser ella misma deificada, con lo cual se hace
radiante, pura y alerta. Con la ayuda de la luz celestial en ella, la mente observa y
vigila todos los problemas y todos los sucesos; es decir, ella descifra todo esto en
forma clara y reconoce su sentido y significado. Tal mente, saturada por el
Espíritu del cielo, no se permite a sí misma ser llevada por el mal camino por
ninguna sombra u oscuridad, lanzadas por el espíritu vil, las cuales inducirían a
uno a oponerse a Dios o a separarse de Él."

"Así era la mente original, pura y alerta que el Hacedor creó dentro del alma del
hombre, y Él la iluminó con Su mismo Espíritu. Pero tan pronto como la mente
fue corrompida, se transformó en perezosa y cesó de ser el señor sobre las
impresiones externas. Los centinelas se rindieron, y entonces intrusos asaltaron y
tomaron la ciudad de la mente del hombre. La mente ha perdido su luz celestial,
y con ella su poder. No puede ni distinguir ni repeler. Se dobla ante toda
impresión sensorial. Además, ella las atrapa y las vuelca dentro de sí, sin ninguna
evaluación ni sentido común."

"Con semejante mente oscurecida y debilitada, el hombre perdió ante todo su


paz. Despojado de la paz del alma, el hombre se escurre por uno y otro camino
por todo el mundo, y va en la búsqueda de algo nuevo, sin darse cuenta él mismo
que no está buscando algo nuevo. En efecto, él está buscando al Dios que ha
perdido. A través de Él, el hombre había sido el señor de todas las criaturas que
lo rodeaban. Ahora él se lanza hacia todos sus antiguos servidores y esclavos y
les hace preguntas como si él les sirviera a ellos. Pero el real significado de las
criaturas, la luz de las criaturas, no entra más en él como antes. En efecto, sólo
sus sombras lo hacen; y eso sólo hasta la extensión tal que los ojos físicos
alcancen a verlas, los oídos físicos las escuchen, las lenguas las degusten, las
narices las huelan y la piel las palpen. Las ruedas del universo natural retumban
sobre las almas de dicha gente como si estuvieran rodando sobre cadáveres. El
espíritu del infierno apoya este pisoteo y aniquilación del hombre con perversa
jarana, mientras que nosotros, los guardianes de las almas humanas, nos paramos
al lado, conforme con el mandamiento del Más Alto; y observamos con mucho
dolor a aquellos que se están perdiendo a sí mismos y están pereciendo con
respecto a ambos mundos."

"Nosotros los espíritus vemos en la mente del hombre qué clase de mente es en
realidad y en totalidad. Pero ustedes, estando cubiertos con carne, no están en una
posición apta para ver tan claramente. Ustedes evalúan una mente en base a los
pensamientos de ella, y en consecuencia se equivocan seguido. Porque una mente
pervertida muchas veces está disfrazada con pensamientos atractivos, así como
un rostro feo cubierto con un velo blanco. Pero una mente correcta y pura
también suele fingirse a sí misma neciamente. Por eso yo debo mostrarte ahora la
diferencia entre un hombre que elige el reino del mundo y uno que elige el Reino
Celestial."

"Cualquier cosa que un hombre que elige el reino terrenal perciba en el mundo, él
lo acepta como realidad y lo evalúa en relación a su propio beneficio. Si mira a
una pepita de oro, no piensa sobre ella como un objeto creado por Dios, sino que
busca el significado simbólico del oro; en efecto, él piensa sólo en los placeres
satisfactorios que podría recibir de aquel oro. Si él ve el campo de otro, no piensa
en el milagro de la cosecha que está creciendo en la tierra; en efecto, él piensa
acerca de cuánto provecho le podría sacar a este campo y cuánto a otro igual. Si
observa a un cordero blanco en una pradera verde, él no piensa en el cordero
como cordero, sino como su comida. Si encuentra a la esposa de otro, él no
piensa en ella como una madre, ni siquiera como la creación artística del Inmortal
Artista; en efecto, él piensa insultante y vergonzosamente. Si es el gobernador de
una nación, él no piensa con temor acerca de su obligación ante Dios y ante su
pueblo, ni siquiera pide de Dios sabiduría para poder guiar dignamente a su
nación; en efecto, solamente piensa en qué y cuánto la gente le debe. Respecto a
los gobernadores vecinos, él sólo piensa en cómo poder humillarlos, derrocar sus
gobiernos y anexar sus tierras. Todos los pensamientos del hombre que elige el
reino terrenal son en consecuencia corporales, mundanos y animales. Su mente
está totalmente cegada a la verdad y completamente cubierta con telarañas. Y él
esparce esas telarañas de su mente por todo su ser - y ellas son sus necios,
oscuros y fallidos pensamientos de su mente." "Por el otro lado, el hombre que
elige el incesante e inmortal Reino Celestial, piensa acerca de todo teniendo en
cuenta al Creador de todo. Cuando ve oro, él piensa acerca de El que creó tal
hermoso metal y lo ocultó por debajo de la tierra. Él, además, piensa en el
inmutable brillo de la verdad, lo cual desde una perspectiva espiritual, ese metal
significa; y piensa también en las virtudes del alma, lo cual el mismo significa
desde una perspectiva moral. Cuando ve el campo del vecino, en primer lugar
piensa acerca de él como propiedad de Dios, un campo en el cual el mismo Dios
es el primer y principal trabajador. Él alaba en sus pensamientos la labor del
soberano del campo, quien lo ha limpiado, cercado, arado y sembrado. Y dentro
de sí, él le reza al Soberano del Universo que bendiga el gran esfuerzo de aquel
hombre, y que garantice fertilidad a su campo, para que sus hijos puedan ser
alimentados y glorifiquen a El que es su Hacedor. Si ve a un cordero en la
pradera, él piensa, mientras lo alimenta y pastorea, en el omnisapiente Proveedor
que viste tan maravillosamente al cordero. Si encuentra a la esposa de otro, él
piensa acerca de ella con todo respeto, como una madre, a quien el Padre que
tienen en común ha ordenado una tarea y un camino especiales de salvación,
durante este pequeño exilio en la tierra. Si es el gobernador de una nación, él
piensa con temor en su obligación ante Dios y ante su gente; pide de Dios
sabiduría, para que pueda guiar dignamente a su nación hacia la gloria del Señor.
Dentro de sí, él bendice a sus gobernadores vecinos y ruega a Dios por ellos y
por sus naciones, como por sus mismos hermanos."

"Regocíjate, entonces, ¡oh, elegido de Dios! porque tú has hecho la elección


correcta y has legado un testamento salvador a tu gente. Eligiendo el Reino
Celestial, tú has llevado a Dios cerca de tu pueblo y a tu pueblo cerca de Dios.
Con esto, tú has entregado a tu gente al cuidado del más grande Médico y
Curador, el cual ve las más ocultas heridas del alma humana y sabe y puede
curarlas Él solo. Él purificará con amargos remedios la mente de la gente,
infundiéndoles el aliento del Espíritu Santo, y hará que sean otra vez radiantes y
poderosos. Él les devolverá la mente celestial, con la cual uno piensa como el
Dador de mentes. Y tu gente será liberada del espíritu terrenal y del infernal, y
será hábil para pensar con los pensamientos profundos, elevados, lúcidos y
espirituales de los ángeles. Con sus mentes, ellos superarán tanto a sus ancestros
de los tiempos de libertad, como a sus soberanos conquistadores. Los trabajos
que tu gente presentará durante el tiempo de cautiverio, serán la radiante
expresión de su mente radiante, y asombrarán a distantes generaciones en
libertad."

"Así es como la mente de tu gente será purificada, curada, deificada y elevada


hasta el cielo. En sus pensamientos será reflejada la infinita mente de El que es
todo Mente, en la cual ningún pensamiento erroneo puede ser concebido ni entrar
de ningún lado. La luz del sol es oscuridad en comparación con la luz de esta
Mente eterna. Y el cristal es granito opaco comparado con la lucidez y brillantez
de sus pensamientos. Todos los poderes celestiales están atentos a la preeterna
mente de su Creador. Esta Mente es de Él y en Él. En Él, ella está naciendo
eternamente, y de Él, ella ilumina con sabiduría a toda criatura en el cielo y bajo
el cielo. Él sabe todo sin necesidad de inquirir. Él ve todo en un instante, sin ver
con sus ojos. Él mueve y guía todo, sin moverse de un lado a otro. Sin Él no hay
mente verdadera. En ningún lugar hay un pensamiento correcto que esté en
oposición con Sus pensamientos."

La trascendencia del amor

"El pensamiento de nosotros, los mortales, es pobre," dijo el príncipe moribundo,


"y la vela de nuestra alma no ilumina muy lejos. Por ello, no te enojes, heraldo
del Reino Divino, por lo que voy a preguntarte. ¿Por qué Aquel que nos creó por
amor y nos ha rodeado con Su amor desde todas las direcciones, por qué ha
permitido Él, que estos tres honrados generales perecieran junto con muchos
otros, cuyos cuerpos en este momento conforman el preciosísimo
embellecimiento de este espantoso campo? ¿Por qué, si yo sé que ellos no
permitieron que su amor por el Creador se enfriara?"

El Príncipe recibió la siguiente respuesta a su pregunta: "Lo que me preguntas es


bastante comprensible, ¡oh, gran fundador de la Iglesia de Ravanica! Si yo,
espíritu consciente e incorpóreo, fuera obligado a vestirme de un cuerpo
corruptible de polvo, bendeciría la hora en que me liberara de la carne. La muerte
es temida por aquellos que son separados del objeto de su amor, pero no por
aquellos que son invitados por los que aman. La muerte es horrorosa para
aquellos que han elegido el reino terrenal, pero es regocijo para aquellos que han
elegido el Reino de los Cielos. Donde esta el corazón del hombre, allí esta su
patria. Quienquiera que ame al mundo y lo que hay en él, no tiene un corazón
saludable y no conoce el amor verdadero. Ese amor terrenal es inspirado por el
espíritu de la naturaleza o, peor aún, por el espíritu del infierno. Solo el corazón
humano que se inflama de amor por el Creador es saludable. El verdadero amor
sólo se puede referir a Aquel que demostró su amor por el hombre ante su madre.
Sólo ese amor, que tiene en la tierra un principio solamente, pero nunca y en
ningún lugar un fin, es digno de ese exaltado nombre. Todo lo demás que es
llamado amor en la tierra, no es amor sino una parcialidad hacia cuerpos, cosas,
formas, sonidos transitorios, gustos cambiantes; en una palabra, hacia sombras
pasajeras que se desvanecen."

"Por ello, cuando el Señor de la vida y la muerte envía la muerte a aquellos que
lo aman, se las envía por la llama de su amor por ellos, para liberarlos de la
distancia y acercarlos a Él. Pero, cuando envía la muerte a aquellos que han sido
parciales a la materia y no han gustado del néctar del amor hacia el Creador, les
esta enviando la muerte por su ira, para apartarlos a una distancia infinita de Él.
Al igual que un segador cosecha con la misma guadaña tanto el trigo como la
cizaña, para traer lo primero a su casa y poner lo segundo lejos de su campo y de
su casa. Ves este campo cubierto de cuerpos como parvas. Los cuerpos yacen
uno al lado del otro como los tallos recién cortados. Pero algunas semillas de
estos tallos están seguras y han sido llevadas en brazos de los ángeles a las cortes
celestiales, mientras otras semillas están arruinadas, y han sido empujadas a la
oscuridad abismal y el humo. Esa es la diferencia ente las almas humanas aun
durante su vida en la tierra. Al igual que el destino del trigo y la cizaña no puede
ser evaluado al tiempo de la floración y la cosecha (pues en ese momento parecen
tener la misma suerte) sino cuando se ahecha el grano; del mismo modo ocurre
con el destino de los hombres hasta el momento de su muerte. Aun así, entre los
hombres, la calidad y la fuerza de su amor, que nuevamente depende del espíritu
dentro de ellos, hace la diferencia."

El corazón del hombre fue creado para el amor, en su forma más sublime, pura y
santa. Su corazón es un templo, el más pequeño, pero el más maravilloso que
haya sobre la Tierra, en el cual el espíritu del amor de Dios ansia vivir. Es un
incensario del cual se eleva la fragancia del amor del hombre por el Creador.
Nosotros, los ángeles en el Cielo, inefablemente amamos todo lo creado por
nuestro Hacedor. Pero nuestro amor por las criaturas deriva solamente de nuestro
amor por el Creador de todas las criaturas. Cada una de sus creaciones nos es
querida sólo porque es Suya y para Él. Nosotros lo amamos a Él, por ello
también amamos todo aquello que Él ama. Y lo que quiera que el magnifico
Creador y Protector de todos ame, aquello lo crea y lo protege. El amor por
Aquel que nos ama, nos regocija, nos hace poderosos, santos, jóvenes y llenos de
vida."

"Este es el amor de los espíritus puros por el Espíritu. No hay otros sentimientos
que se manifiesten entre nosotros en el Cielo salvo este sentimiento
contínuamente ardiente de amor. Tal como la luz penetra las gotas del rocío de la
mañana, del mismo modo nos penetra el amor divino. El progenitor de la raza
humana también tuvo semejante amor durante un tiempo; y durante ese tiempo
de semejante amor fue extremadamente poderoso, feliz, santo, joven y lleno de
vida. Pero tan pronto como su amor fue dividido entre el cielo y la tierra y se
inclinó hacia la tierra, entonces se tornó débil, triste, inconsciente, viejo y fue
coronado con la muerte. Sus descendientes, habiendo elegido el reino de este
mundo, cayeron más aun y se convirtieron en el botín de la muerte. Sus
corazones, vacíos del amor poderoso y santo de los Cielos, se llenaron de varios
sentimientos adversos, transitorios y decepcionantes. El Paraíso ya no era una
realidad en sus almas, pero solamente una memoria pálida, que de generación en
generación se volvía cada vez más pálida. Habiendo descendido su mente a
pensamientos sólo sobre objetos físicos, sin Dios y aun en oposición a Él,
empezaron a desear con el corazón solo cosas materiales, nuevamente sin Dios y
en oposición a Él. De este modo sus corazones se cerraron por la lujuria, la
envidia, el odio, la malicia, la malevolencia, por temor por el cuerpo, por temor
de la muerte, por la insaciabilidad, el egoísmo, la infidelidad, la avaricia, y aun
por cada insatisfacción por las satisfacciones sin valor. El mundo llenó sus
corazones; el mundo sobrepasó sus corazones; el mundo se transformo en tirano.
Y así fue todo hasta que el Espíritu de Dios descendió por el sangriento camino
el Hijo de Dios, y una vez más ablandó los corazones de piedra de los hombres y
los iluminó con el amor divino."

"Tú mismo sabes bien, como excelente juez del carácter, cómo el venenoso humo
mundano de Adán (y, aun peor, el humo de los espíritus del infierno)
comenzaron a envenenar también el corazón de tu nación, extinguiendo en él la
llama del amor divino, que desde el momento de su bautismo ha brillado
espléndidamente durante varios siglos. Dios, que ama a la humanidad y 'desea
que todos los hombres se salven', no podía ya ver cómo tu gente se zambullían en
su destrucción final, en el abismo de la muerte eterna. Se debía encontrar un
camino para impedir este mal y sanar a tu gente. Empero, ni los ejemplos de los
santos serbios, ni los sermones del clero serbio, ni aun las advertencias ni pedidos
fueron beneficiosos. Como resultado, tuvo que ocurrir este cataclismo, este terror
y horror, esta matanza y la muerte de estos grandes y nobles generales, y aun tu
muerte temporal, ¡oh, muy noble Príncipe de todos ellos!"

"Consecuentemente también está por venir un prolongado período de bondad,


arrepentimiento, sollozos, suspiros, silencio y sufrimiento. Amargura será
seguida por amargura, paso a paso, para que de ese modo el corazón de tu gente
pueda ser separado de este mundo y apegado al Cielo, para que pueda ser
defraudado por las parcialidades terrenales sin valor y fascinado por el duradero
amor del Cielo, para que pueda ser vaciado del humo del infierno y lleno de la
luz sin ocaso; en una palabra, para que tu gente nuevamente pueda arder con el
amor por el Creador y pueda ser calentada de esa llama, con el amor por las
almas en la tierra y los espíritus en el Cielo, como criaturas del Más Amado, y
para que a través de ese amor ellos puedan volver a ser poderosos, felices, santos,
jóvenes y realmente vivos.

"Regocíjate, entonces, ¡oh, noble sacrificio! Tu elección fue correcta y tu legado


lleva la salvación. Todo lo que debe ocurrirle a tu gente desde este momento
servirá para alejarlos del decepcionante amor terrenal, que no tiene valor y es
transitorio, y servirá también para elevarlos al amor celestial eterno. Lo que
quiera que ellos amen en la tierra, desde ahora en adelante lo amaran a través de
la pureza y el santo amor celestial. Su sometimiento externo les traerá liberación
interna. Y esta libertad interna es tan valiosa que ni las ligaduras exteriores ni la
libertad externa pueden dañarla. La tiranía no puede extinguirla, la libertad
externa no puede corromperla."

"De este modo tu gente se llenarán de fuerza y serán poderosos como el amor lo
es. Serán guiados a este camino por Aquel que cura tanto con castigo como con
ternura. Él es amor. Él es la casa y el hogar del amor. En Él el amor se manifiesta
como paternidad, como filiación y como el llameante espíritu de amor, el Espíritu
Santo. Fuera de Él y en oposición a Él no existe ni puede nunca haber un
sentimiento de amor verdadero, ni en el cielo ni en la tierra. Los reinos
espirituales invisibles son embriagados y viven por el amor que desciende de Él.
El universo entero visible e invisible es un enigma, cuya llave es Su amor. Todo
lo que responde con amor a Su amor se hace inmortal y es enrolado en Su familia
celestial. Este enrolamiento en Su familia inmortal, en la ciudadanía del Reino
Celestial, es el objetivo supremo de todos tus esfuerzos y deseos en la tierra. Esta
es la suprema dignidad de la cual ustedes, los espíritus encarnados pueden ser
dignos. Éste es el galardón de los mártires en este valle de lágrimas."

La trascendencia de la voluntad

Mientras escuchaba estas palabras exaltadas, Lázaro sentía que su corazón


ardía de amor por el maravilloso Creador de los hombres. Después de un silencio
algo prolongado y la reflexión, vino a su mente otra perplejidad, cuya resolución
no podía encontrar dentro de sí mismo. Por ello decidió preguntar al heraldo
celestial: "Pero explícame, heraldo de Dios, ¿no será sofocada por la esclavitud la
actividad de mi gente? ¿No será su voluntad por grandes hazañas aminorada por
el estandarte del enemigo? ¿Y no será el talento artístico que Dios les ha
otorgado, apagado dentro de ellos como el talento enterrado?" (ver San Mateo
25:14-30).
"Te estás preocupando por tu gente, aun con tus heridas mortales, como un padre
por sus hijos, ¡oh, faro de tu nación! En verdad te digo, tal bondad no será
olvidada por Dios o por tu gente. Empero, lo que me preguntas ahora testimonia
el hecho de que estás todavía en la jaula del cuerpo y que no has sido
completamente liberado de los engaños terrenales. Debes saber, entonces, que en
los Cielos los hechos humanos no son evaluados en y por sí mismos, sino sólo a
la luz de las motivaciones y la calidad de la voluntad con la que esos actos fueron
obrados. Los países, las leyes, los libros, los palacios y las ciudades, las torres y
los caminos, las máquinas y las invenciones, los implementos; todo esto es en sí
mismo la nada vacía, como una casa abandonada, como un nido vacío del cual
las golondrinas se han volado. Las más grandes ciudades de los hombres, vistas
desde la nube más cercana están unidas por el polvo de los caminos, y no se
distinguen de ese polvo. Las pequeñas abejas y las cigüeñas sin casa se podrían
reír de sus imperios más desarrollados y decir: '¡Hay más orden entre nosotros!'.
Si un pequeño grillo se posara al lado de su implemento mas aclamado,
representaría un milagro incomparablemente mayor que ese implemento. ¿O
crees acaso que en los Cielos nos maravillamos de aquello que los sorprende a
ustedes en la tierra? ¿Cómo pueden tales trabajos de los hombres producir
envidia en nosotros en el Reino Celestial, quienes vemos cosas inimaginadas por
ustedes y mundos que no han sido soñados de naciones intransitorias y criaturas
de Dios? ¡Oh, valiente príncipe, cuán difícil es para un pájaro libre de las
montañas explicarle cosas a un pájaro que esta en una jaula! Aun así, a través de
sus actos los hombres revelan su voluntad como buena o mala, y eso es lo que es
percibido, pesado y juzgado en el Reino Celestial. Un acto no es evaluado según
el acto mismo, sino de acuerdo con el motivo volitivo del mismo.

"Aquellos que han elegido el reino de este mundo son infinitamente diferentes de
aquellos que han elegido el Reino de los Cielos, tanto en su voluntad como en sus
pensamientos y sentimientos. Tienen o bien una voluntad mezclada o
completamente malvada, de acuerdo con la influencia del espíritu natural o el
demoniaco. Consecuentemente sus hechos son también una mezcla del bien y el
mal o solamente malos. Una voluntad propia es una mala voluntad. Ni siquiera
los ángeles celestiales saben lo que harán hasta que inhalan el deseo de Dios.
Toda voluntad fuera de la esfera de la voluntad de Dios es una mala voluntad. Si
un hombre desea hacer lo que desea, entonces desea hacer el mal. A través de su
propia voluntad, muchas personas piensan que están exhibiendo su
individualidad. Al hacer esto en realidad están sólo enfatizando la evidencia de la
ausencia de individualidad y de la tiranía del mundo o del infierno sobre ellos. Al
igual que no hay agua en Egipto salvo la del Nilo, del mismo modo no hay
ningún tipo de bondad en las almas de los hombres, ni siquiera una buena
voluntad, fuera de la eterna y fresca Fuente de todo lo bueno."
"Empero, esta verdad se ha desvanecido de la memoria de aquellos que se
arrastran con toda el alma por el polvo. Habiendo caído lejos de la voluntad de
Dios, voluntad humilde y todopoderosa a la vez, ellos con arrogancia siguen su
propia voluntad. ¿Es esto acaso su propia voluntad, como ellos piensan, o la
voluntad de ciertos elementos y mundos desconocidos para ellos? ¡A pesar de
todo, ellos piensan que están siguiendo su propia voluntad! Y a medida que
caminan larga y velozmente sobre esos mismos pasos, ellos sostienen que han
ido lejos; y llaman a eso ´progreso´. Pero cuando caen de agotamiento, se dan
cuenta de que están situados en el mismo lugar del que salieron, en la salida de
sus ancestros. Deifican el trabajo de sus manos, como acostumbran los
vanidosos, para poder amar solo dioses inferiores a sí mismos."

"Empero, cuando empiezan a buscar la felicidad en sus deidades hechas por sus
manos, esos ídolos descaradamente los dirigen al suicidio como única liberación.
Ya que la muerte es el abismo sin fondo en el que todas las filosofías,
sentimientos y actos humanos se sumergen irreparable e irredimiblemente,
cuando están fuera del vivificante y lleno de vida Protector de todo. Todos los
días la auto-decepción una y otra vez golpea a aquellos que han elegido el reino
de este mundo, y a pesar de todo ellos incansablemente se construyen una torre
de felicidad hecha de ladrillos terrenales hasta que se zambullen en el abismo de
la muerte sin haber visto jamás el rostro de la felicidad. Proclaman a sus
ancestros locos, porque en vano han buscado la felicidad a su modo y no a la
manera de sus antepasados. Al proclamarlos locos, han testificado que ellos son
hijo de lunáticos. Finalmente, después de no haber hecho nada de lo que
deseaban, dejan a sus hijos un testamento: buscar la felicidad en los mismos
caminos donde ellos no la encontraron."

"Debes saber, ¡oh, gran fundador de la Iglesia de Lazarica! que este es un día de
inflexión para tu gente, no para mal sino para bien. Siendo el olvido de la
voluntad de Dios, la negligente propia voluntad había empujado al alma de la
nación al abismo de la muerte eterna. De ahora en más tu gente debe obedecer
una voluntad extranjera, para que puedan aprender a obedecer la voluntad de
Dios. Deben ser sometidos a la propia voluntad de sus tiranos, para que así
puedan empezar a despreciar su propia tiranía sobre sí mismos. A través de los
trabajos y fatigas de los siglos por venir, aprenderán a odiar dos malas
voluntades, dos propias voluntades, la suya propia y la de sus amos. Constreñidos
y bajo presiones de todas las direcciones, tu gente podrá crecer sólo hacia el
cielo, como un árbol en un bosque denso, y buscará, por ello, luz sólo en los
cielos. En los cielos buscaran la radiante voluntad de su Creador, y la encontraran
con facilidad, porque no tendrán nada más que la tercera voluntad para buscar, ya
que habrán llegado a despreciar tanto su propia voluntad como la extranjera. La
encontrarán con facilidad como a un viejo conocido, a quien conocieron alguna
vez pero luego olvidaron. Una vez que la encuentren y la reconozcan, se
regocijarán con ella como un huérfano que ha sido secuestrado y luego devuelto
a su padre. La voluntad del Creador será más dulce para ellos que la leche y la
miel, y cuanto más la beban, más dulce se hará. Descalzos y con las cabezas
descubiertas se inclinaran ante la voluntad del Altísimo y aun así se sentirán más
bendecidos que sus ingobernables señores y sus ancestros adornados con oro. Su
talento artístico, otorgado en mayor o menor medida a todo ser viviente por el
Artista, a quien el arte y todos los artistas pertenecen, para ellos no estará perdido
ni tendrán obstáculos hacia él. No temas. Es verdad que no podrán manifestarlo
construyendo torres y ciudades, aun así lo desplegarán suficientemente en su
círculo íntimo, en sus artesanías domésticas. Estas artesanías enternecerán por
conservar el espíritu y el amor con el que fueron moldeadas; y serán tan exaltadas
en belleza y modestia que todo el mundo se maravillará. En todas sus
manualidades se reflejará la misteriosa mano del Cielos al igual que la armonía y
compasión celestiales, porque todo expresará la voluntad del hombre en armonía
con la de Dios. Todos los trabajos de tu gente esclavizada serán dedicados a
Dios, todo estará sometido a Su voluntad infalible y consecuentemente todo
estará inspirado por el Espíritu de santidad, de verdad y belleza. A pesar de ellos,
todos estos trabajos en y por sí mismos no tendrán ningún valor a los ojos de los
santos cielos, tal como los trabajos humanos de todo tipo no valen nada en sí
mismos a los ojos de la eternidad. Pero su voluntad deificada, que está expresada
en estos trabajos, heredará la eternidad.

"Por esta razón, ¡oh, alma real revestida de frágil polvo! levántate e inclínate ante
la voluntad del Inmortal y Eterno, voluntad ante la cual las naciones del cielo se
inclinan día y noche. No te preocupes por tu gente ahora que los has
encomendado a la voluntad del Altísimo, ya que Su voluntad será más dulce para
tu gente en la esclavitud que la voluntad propia lo era durante el frívolo señorío
de este mundo. Al elegir el Reino Celestial has incluido a tu pueblo entre las
inmortales naciones angelicales del Cielo. Como hombre y como príncipe no
podías haber dejado un legado mayor a tu pueblo que la elección que has tomado
y confirmarla con el rojo sello de tu propia sangre. Por ello, ahora en este campo,
como si fuera tu propio Getsemaní, repite las palabras salvadoras: '¡Padre, que tu
voluntad se cumpla así como es en el Cielo, en la tierra!' Debes estar preparado
para pasar a la segunda hora, de este campo de batalla terrenal al lugar del
descanso eterno. Allí reconocerás cuán majestuosa es la voluntad de Dios, cuán
placentera es la obediencia a esa voluntad. No hay en ella ni una gota de malicia,
ni un momento de debilidad, ni una sombra de fatiga. Ha creado innumerables
mundos, visibles e invisibles, para que puedan ellos gustar su bondad y dulzura.
Ella misma se vierte desde su generosidad, a través de los mundos espirituales
hacia las formas y bordados y aflicciones del mundo físico. Esa voluntad ha
logrado lo que sólo ella podía hacer, y ha ahogado todo en el océano de su
regocijo y alegría intoxicantes. Todo lo que exige de sus hijos es que se sumerjan
profundamente en su agua inmortal y vivificadora."

Dos visiones de la batalla

No pasó mucho tiempo antes de que una armonía celestial maravillosa penetró en
el alma de Lázaro. Esas naciones celestiales estaban cantando una canción, de la
cual el agonizante Zar reconoció estas palabras:

¡Un espantoso día, pero una asombrosa cosecha!

Un rebaño de almas viene hacia nosotros desde Kosovo

¡Venid, almas, venid más cerca nuestro!

Dos cosechas están siendo segadas en el campo de batalla:

Una es de vida, mas la otra es de muerte.

La cosecha viviente fluye hacia el cielo,

los ángeles la llevan debajo de sus alas

transportándola hacia el Reino de los Cielos.

En el día de Amós - un testamento para los Cristianos,

un testamento de esfuerzo por la cruz y la libertad.

Con sangre, Lázaro está por sellar el testamento

y enriquecer su gente eternamente...

Lázaro fue tan conmovido por la mansedumbre y la dulzura de este himno, que
comenzaron a fluir lágrimas de sus ojos. Él fue envuelto en el espíritu, y fue así
ignorante de sus lágrimas. Pero los turcos las vieron e interpretaron el gemido del
Zar cristiano en forma diferente. Algunos las interpretaron como dolor ante los
generales muertos delante de él, pero otros como flaqueza producida por temor a
la inminente muerte. De todas maneras, los dos hombres celestiales, invisibles
para los turcos, estaban allí conversando entre sí secretamente.
Entonces San Amós se acercó a Lázaro y gentilmente le dijo: "¡Oh, asombroso
Príncipe! que me celebras como tu santo patrono, ¿estás tocado por este
maravilloso himno? Estas santas naciones del cielo están regocijándose, porque
en este momento hermanos están allegándose a ellos desde la tierra. En verdad, la
mayoría de los hermanos que están llendo hacia ellos en el día de hoy, provienen
de este campo. El Más Alto me ha dado este día a mí, como su mártir en la tierra,
así como le dio a cada santo su propio día. En este día, el día de tus sufrimientos,
yo sufrí la muerte por la santa fe. Así como los santos cielos felicitan y cantan
himnos a todo santo en su día, también lo hacen para mí hoy. Así es como los
santos cielos glorifican a Dios cada día a través de sus santos. Las oraciones de
todos aquellos mortales que me celebran en la slava, en la 'gloria' del Señor -
estas mismas oraciones yo las ofrezco, santificadas con incienso, ante el Rey
celestial y Sustentador de todo. Y las almas de los rectos que partieron de la tierra
en mi día, yo las acompaño, y junto conmigo el ángel guardián, hacia los
resplandecientes cielos de luz eterna y vida eterna. En sólo un instante, ¡oh,
Príncipe! tú vas a compartir conmigo este día como un santo conmemorado en la
fecha de hoy. Para nosotros en el cielo, toda porción de gloria celestial significa
el doble de felicidad."

Luego de haber dicho esto, San Amós colocó su mano derecha sobre el rostro del
moribundo Príncipe y dijo: "¡Sea abierto!"

En ese instante, a Lázaro se les fueron abiertas dos visiones simultaneamente: la


física y la espiritual. Y con ambas visiones él contempló el campo de batalla. Y,
he aquí, ¡cuán nuevo y asombroso era todo! Los rostros de muchos de sus
soldados, los cuales habían recibido la comunión en la madrugada en la Iglesia de
Samodreza, radiaban como velas encendidas. Alrededor de sus cabezas
resplandecían halos de luz, que se extendían ligeramente en cuatro direcciones en
forma de cruces. Al lado de cada uno de estos rostros iluminados, se encontraba,
como si estuviera suspendido en el aire, un hombre luminoso y traslúcido, igual
al heraldo celestial que estaba hablando con Lázaro.

Sin embargo, el Príncipe también vió rostros diferentes. Ellos eran guerreros
como la tierra negra. Detras de sus cabezas asomaban y se doblaban de un lado a
otro cierta clase de monstruos, tan negros como el alquitrán. El Príncipe
comprendió que la expresión de aquellos aborrecibles monstruos correspondía
con los negros delitos y pasiones de los pecadores, a los cuales estos monstruos
estaban presionando. Él comprendió además, que en este amplio campo de
batalla tenía lugar no sólo una contienda entre hombres, sino también entre
espíritus.
El infierno, la tierra y el cielo han convergido en un espantoso choque. El rugido
y el chirrido, los chillidos y los alaridos, el estruendo y el repiqueteo, el griterío y
los rechineos de la muerte - el aire se llenaba con los sonidos y ruidos que se oían
de las gargantas y los orificios de las narices, de las pezuñas de los caballos, del
metal, de las trompetas, de las duelas, de los huesos y los dientes, de las estiradas
pieles sobre los tambores, del viento y de la lluvia. Las estocadas con espadas y
lanzas, el rielar de las armaduras de plata y el resplandor de los yelmos y las
bridas de plata, el meneo de las verdes banderas de los asiáticos y de los
estandartes rojos y blancos de la cruz de los cristianos, los rostros blancos de los
soldados europeos, la tez amarillenta oscura de los asiáticos y negra-carbón de
los africanos, los impecables turbantes y rojos pantalones de los turcos, las
amarillas y naranjas botas, los multicolores caballos y perros, los grises camellos
y halcones. ¿Podrá alguna vez el ojo humano ser colmado con semejante
diversidad de colores provenientes de tres continentes distintos?

Los guerreros se embestían entre sí, algunos con relámpagos en sus ojos, otros
con la palidez de una vela que se consume. Los caballos se encabritaban,
quedando expuestos sus dientes por la tensión de las riendas. Cada soldado
pensaba en cómo matar a su enemigo o cómo defenderse a sí mismo. Los rostros
de algunos eran como un libro de horror, de otros - un libro de furia, de otros - un
libro de espanto, de otros más - un libro de dolor, o de ansiedad o de esperanza;
pero ningún sentimiento o pasión era sin la tensión extrema y el límite de sus
fuerzas. Un guerrero con sus ojos cerrados expresaba su dolor con su boca
abierta. En otro, con su mandíbula cerrada, sus ojos destellaban de la ardiente ira.
Otro más, con sus arrugas sobre su rostro, estaba haciendo alarde de su poder.
Algunos caían y eran golpeados con la masa del adversario. Otros se extraían
flechas de sus cuerpos y apretaban sus heridas con sus manos para detener la
hemorragia - pero ¡¿qué provecho le traería esto?! En la confusión, un soldado
mata a su compañero más cercano. Otro, derribado, encuentra la muerte al ser
pisado por un caballo que pensaba era aliado. Una flecha alcanza a un guerrero
cuando éste huía, mientras que otro en la zona más densa del tumulto permanece
ileso.

Ni la visión física podría ver, ni la razón física entender, por qué a una persona le
estaba sucendiendo una cosa y a otro le estaba sucediendo otra. Esta fábrica de
suerte sólo puede verse y comprenderse mediante la visión espiritual. Entre todos
los miles de guerreros, sólo en Lázaro fue abierta esta visión espiritual. Y con
esta otra misteriosa visión, Lázaro observaba y veía la batalla de los espíritus
sobre los hombres. De acuerdo con la luz o la oscuridad del alma de cada
soldado, tanto espíritus de luz como espíritus de oscuridad se abalanzaban hacia
cada uno. Instantáneamente cada espíritu reconocía a los suyos y se posesionaba
de ellos. Con un golpe de mano o con un soplido de su boca, los poderosos
ángeles del cielo estaban vapuleando a los demonios, alejándolos de las almas de
los caballeros portadores de la cruz. Pero las bestias del infierno, aunque
temblando ante aquellos santos poderes, en forma traicionera volaban por toda
alma humana, tan pronto como abandonaban algun cuerpo caliente. Con
repulsiva vanagloria gruñían ante las almas de los pecadores, y con sus garras se
lanzaban hacia ellos como con anzuelos - con garras que llegaban hasta los
codos. Pero tan pronto como los ángeles los alcanzaban estirando sus brazos,
ellos apretaban aquellas garras, enrollándolas como culebras, y los demonios se
rasguñaban a sí mismo en una monstruosa furia. Más alla de ellos, apareció cierto
humo y hedor desconocidos para la tierra y para los hombres. Ambos ejércitos se
habrían asfixiado en una hora a causa de este infernal hedor, de no ser que los
ángeles no lo hubiesen exterminado con el ozono celestial y vivificador que lleva
su ser.

Entonces Lázaro observó y vio, con aceptación y terror, cómo los ángeles
eventualmente permitían a los demonios tener unas cuantas almas humanas
negras. Pero a las almas de los rectos ellos las pastoreaban con sus alas y
cuidaban de ellas, y las transportaban hacia las alturas celestiales. Antes de volar
al cielo, cada ángel se dirigía hacia Amós y lo saludaba calurosamente, porque
éste era el día de conmemoración de Amós. Lázaro se maravilló ante los grandes
ejércitos del cielo y del infierno, los cuales no eran más pequeños que los
ejércitos humanos en los campos de batalla. La lucha de ellos sobre las almas de
los hombres representaba una tal rápida y resoluta lucha que no tiene paralelo en
ningún lugar del mundo excepto dentro del hombre, en quien pensamientos
opuestos siempre están en guerra. Durante todo el tiempo que Lázaro estuvo
firmemente contemplando la doble batalla con su doble visión, aquella melodía
celestial colmaba sus oídos - una melodía que lo resguardaba de enloquecerse a
causa de terroríficas escenas:

"Un rebaño de almas viene hacia nosotros desde Kosovo.

¡Venid almas, venid más cerca nuestro!"

Por qué le fue permitido a la Asia pagana

a conquistar a los cristianos

Luego de contemplar semejante horror, Lázaro fue por un breve tiempo incapaz
de reconciliar su paz espiritual. Su cuerpo entero estaba temblando. Los
guardaespaldas del Sultán, que lo sostenían, interpretaban a esto como una fiebre
natural antes de la muerte de un hombre gravemente herido. Sin embargo, una
vez más Lázaro estaba entero en espíritu y no prestaba atención a los sentidos del
cuerpo. La batalla continuaba bramando alrededor suyo como antes, pero él no
oía ninguna voz ni veía ningún objeto de este mundo. Ante él se colocaron el
ángel de Dios y el profeta. Lázaro sólo veía a ellos. Entonces, el ángel de Dios
hizo con tres dedos la señal de la cruz sobre el exhaustado Príncipe y con ello la
paz del alma de Lázaro y la fuerza de su cuerpo fueron restauradas. Luego, le
preguntó: "¿Todavía no está todo esto claro para ti? ¿Deseas, ¡oh, admirable
fundador del monasterio de Gornjak, preguntar algo más?"

Estando todavía bajo el terrorífico peso de la visión escasamente más


presionante, Lázaro respondió con voz tenue: "Aunque todas tus palabras, ¡oh,
heraldo incorpóreo! caigan dentro de mi corazón como una nueva llama de
verdad que ilumina y da calor, no podrán iluminar ni dispersar todas las nubes de
mi ignorancia. Todavía hay una oscura nube suspendida delante de mi vista."

"Yo salí con mis caballeros a luchar por la honorable cruz y la dorada libertad. El
Sultán asiático vino con sus hordas a nuestro hogar con el propósito de pillar y
destruir. Y yo no puedo entender, ¡oh, gran servidor de Dios! por qué la voluntad
del Más Alto se inclina por conceder la victoria a aquellos que ridiculizan la cruz
y privan de la libertad a una nación bautizada."

A esto, el mensajero de Dios replicó: "Cuando el bautizado escarnece la cruz a


traves sus transgresiones, el Omnividente permite al no bautizado escarnecerlo
aun más, para que el bautizado tome conciencia de lo hecho y se averguence.
Porque un gran ridículo por parte del no bautizado es para Él más tolerable que
uno pequeño por parte del bautizado. Tú sabes que la honorable cruz es la cruz
del Hijo de Dios, y que eso significa sufrir por lo mismo que Él sufrió. Antes de
Él, la cruz era deshonrada y sólo deshonrosos hombres cargaban con ella. Pero
desde el momento en que este deshonrado símbolo recibió honor por Él, al cual
es elevado todo honor en el cielo o en la tierra, al tocarlo con Su cuerpo y lavarlo
con Su sangre - desde aquel momento este símbolo se transformó en el más
grande símbolo de honor en ambos mundos."

"Ustedes han estado luchando hoy por el más grande símbolo de honor, ¡oh,
portador del estandarte de Cristo! En efecto, ustedes han pasado su vida entera
luchando por la honorable cruz contra falsos hermanos, mientras que hoy han
estado luchando contra abiertos, y mucho más honestos, enemigos de la cruz. Sus
falsos hermanos se avergonzarían y sus enemigos se aterrorizarían si supieran el
significado de la honorable cruz, contra la cual se han levantado. Pero ahora, de
todas maneras, sus ojos fueron cegados y son incapaces de ver esto. Uno toma
conciencia de la importancia de la cruz, sólo cuando la carga voluntariamente. Y
cualquiera que carga la cruz, también se da cuenta que la cruz es el camino, la
verdad y la vida. Y así como el camino es el amor, la verdad es el amor y la vida
es el amor - la cruz también simboliza el amor - ¡el supremo símbolo del amor!
Cargar con la cruz significa llevar el testimonio del amor de uno a Dios a traves
de sufrimientos. La cruz es el testimonio del amor santo. Cualquiera que no
demuestra este testimonio, no posee amor santo dentro de sí. Ninguna clase de
palabras ni ninguna clase de regalos pueden llevar testimonio de amor, como la
cruz lo hace. Así, el Hijo de Dios se dio a sí mismo para ser crucificado en la
cruz, con el propósito de dar eterno testimonio de su eterno amor."

"Así como tú has luchado hoy por la honorable cruz, tú has estado luchando por
el único camino verdadero de vida, por la única verdad viva y por la única vida
verdadera - ¡sí! y por el único eternamente vivo y santo amor. Y cualquiera que
se esfuerce por esto, si muere vivirá; y si perece vencerá. Tu gólgota, ¡oh,
Príncipe! está inevitablemente amarrada a tu resurrección. El mismo esfuerzo por
la cruz ya significa la victoria, sin siquiera considerar los inminentes resultados
de ese esfuerzo. Porque desde la cruz del Gólgota, este planeta entero ha sido
ceñido con la cruz de este a oeste y de norte a sur, y así el signo de la cruz ha sido
hecho por sobre todo el mundo habitado. Cualquiera que sufre y lucha bajo este
santo símbolo, posee la segura garantía de la victoria."

"He aquí, tus estandartes de la cruz siguen siendo agitados sobre este campo de
batalla. En un corto tiempo ellos van a ser derribados y pisoteados; porque tus
señores feudales pecadores derribaron y pisotearon este santo símbolo mucho
tiempo atrás. De todas maneras, las cruces pisoteadas en Kósovo fácilmente serán
levantadas en el corazón de la gente y morarán en el corazón de la gente. Con
tiempo, cada descendiente de los tuyos, cada hijo ortodoxo y cada hija ortodoxa
de tu gente cristiana, representará en esta tierra un estandarte viviente de la cruz.
Luego de que la honorable cruz, no sólo simbólica sino realmente haya hecho su
morada en el corazón de los hombres, será fácil hacer tal estandarte de seda.
Porque siempre es más fácil para los hombres alcanzar un símbolo que alcanzar
una realidad, y es más fácil alcanzar una expresión antes que el espíritu y la
verdad. Luego que tu gente deba vivir en cautiverio bajo sus soberanos no
bautizados, por tantas centurias como la antigua Israel vivió en cautiverio bajo
los faraones egipcios, la cruz colmará en gran manera el alma de tu gente y se
plantará a sí misma dentro de su alma tan firmemente, que tan pronto como el
estandarte de lino de la cruz se levante de nuevo, el yugo de la esclavitud externa
será prontamente expulsado, su libertad externa será fácilmente obtenida y será
reestablecido su reino."
"¡Oh, asombroso mártir de Cristo! ¡Qué maravilloso testamento has legado a tu
gente al elegir el Reino de eterna realidad! ¡Y cómo has puesto ante sus ojos el
símbolo de la victoria, en forma de la honorable cruz! En lugar de la columna de
fuego que guió a los israelitas a salir del cautiverio de Egipto, la cruz, levantada
desde el campo de Kósovo hacia el cielo, guiará a tu pueblo en el desierto de la
servidumbre. La cruz los iluminará, guiará y librará, y los hará entrar en la tierra
prometida de libertad - libertad no sólo terrenal, simbólica y temporal, sino
libertad que es verdadera, inmortal y angelical."

La esencia de la dorada libertad

"Atiende ahora a unas palabras acerca de la libertad, ¡oh, insaciable adalid de la


honorable cruz y la dorada libertad! Todas las realidades poseen sus inalterables
e inalienables nombres. Pero en la tierra, estos nombres son extendidos también a
los símbolos de aquellas realidades, y hasta a símbolos de símbolos, por causa de
la incapacidad de la lengua para ser restringida y por la debilidad visual de los
hombres. Así, la palabra 'libertad' ha sido extendida a muchas relaciones y a
muchas circunstancias entre la gente de la tierra. En primer lugar voy a decirte
algo que ya debería estar claro para ti. Cuando la libertad externa de una nación
es transformada en la servidumbre de un pariente a su pariente más cercano, y es
manchada por la inhumana tiranía de un hombre sobre otro, tiranía que
permanece sin castigo por parte de la ley de aquel pueblo - entonces el
Todopoderoso, el Compasivo, le quita la libertad a tal nación y la arroja a ella a
la escuela de servidumbre, para que pueda allí aprender a reconocer y apreciar la
libertad. ¿Sigue sin estar claro para ti, noble Príncipe?"

Lázaro replicó: "En verdad estás diciéndome cosas que deberían estar claras para
todo hombre inteligente."

Luego, el ángel continuó: "Sin embargo, la dorada libertad está estrechamente


unida a la honorable cruz. Es a traves de la honorable cruz que la dorada libertad
fue revelada al hombre. El oro es símbolo de verdad; por ende, la dorada libertad
significa libertad verdadera e inalterable. Nosotros los espíritus inmortales
poseemos la libertad en el Reino de los Cielos - esa libertad espiritual interna.
Cuando alguno entre los mortales adquiere esta libertad, él y sólo él es
verdaderamente libre. Él es libre de todo cuidado y deseo mundanos; libre de
desiluciones por glorias mundanas y famas pasajeras; libre del mundo, de los
hombres, de los demonios; libre también de sí mismo, de su inferior y no
espiritual ser. Portando esta dorada libertad en su interior, él se siente libre
viviendo tanto en externa libertad como en externa esclavitud. Esta libertad no
puede ser incrementada por su patria en libertad, ni siquiera decrecida por la
misma en estado de esclavitud. Ella es un tesoro oculto en el alma, un tesoro que
los ladrones no pueden robar, los tiranos no pueden destruir, el fuego no puede
quemar y la muerte no puede aniquilar. La verdadera libertad es libertad estando
uno en prisión o en un palacio. Sin ella, la prisión es una tumba y el palacio es
una prisión. Sin esta libertad interna de los hijos de Dios, libertad del espíritu y
del corazón, el hombre siempre es un esclavo amén de las circunstancias externas
de su vida. Esta libertad transforma el sabor amargo de la esclavitud externa y
dulcifica la libertad externa. Ella es sal para la libertad externa, y la protege del
abuso y la corrupción; es luz para la servidumbre externa, proveyendo luz y calor
a la esclavizada gente."

"El Señor de ustedes y nuestro les ha dicho que deben asemejarse a los niños.
¿No es verdad que los niños son los seres más libres de la raza humana? La
obediencia a la voluntad de los padres no limita en nada su libertad, sino que
simplemente los conduce por la dirección correcta. Nosotros en los santos cielos
de Dios tenemos esta libertad infantil, porque también nosotros somos niños, y
hacemos todo lo que deseamos bajo la regocijante conciencia de que el amor y la
sabiduría del Omnividente Padre celestial nos circunda y limita. No obstante, no
experimentamos esta limitación como una restricción o constricción, mas como a
un pariente protegiendo a sus niños de la caída. No ser libres de Dios, sino libres
en Dios - esta es la genuina libertad, libertad que es interminable, creadora de
vida, regocijante y dorada. El llegar uno mismo al conocimiento de ser
dependiente sólo del Padre, el Nutridor y Protector, el Pariente más cercano, el
más fiel Amante - esto es el más sublime conocimiento y experiencia de libertad
que los seres creados del cielo y de la tierra pueden conocer. Oro es oro, estando
bajo los pies o sobre la cabeza. Así sucede también con la dorada libertad,
estando ella en las alturas o en los valles, en la luz del día o en la oscuridad de la
noche."

"Considera al Hijo de Dios, al Niño de Dios, el cual se apareció en carne con el


fin de proclamar a los seres carnales los misterios de la vida eterna. De todos los
niños en el cielo y en la tierra, el Hijo de Dios fue el más libre. Él fue libre como
carpintero en Nazaret, como Maestro entre la gente, y como amarrado esclavo
ante las autoridades romanas y los líderes judíos. Ni siquiera por un instante su
libertad sufrió limitación o pérdida. Los reales esclavos eran aquellos que estaban
juzgándolo, escupiendo sobre Él, azotándolo y crucificándolo. Pero ni siquiera
por un instante Él perdió su libertad; porque no se separó en ningún momento de
la mirada de su Padre celestial y de su patria celestial. Él trajo desde el cielo su
libertad a los hombres, e introdujo dentro de ella a aquellos que la comprendieron
y se enamoraron de ella."

"Su apóstol habla de esta manera a aquellos que se han liberado del mundo, de
los demonios, y de sí mismos: 'Párate en la libertad, con la cual Cristo te ha
hecho libre'. Este apóstol, sus compañeros y millones de creyentes en Cristo se
han sentido como libres niños de Dios, tanto en la ciudad como en el desierto, en
un voluptuoso almuerzo o en hambruna, en cadenas o entre amigos. Todos ellos
eran como Él, el Revelador y Obsequiador de la dorada y celestial libertad; la
libertad de los niños de Dios en el Hogar del Padre. Porque el Espíritu del Padre,
el Santo Espíritu de libertad, ha atravesado sus almas y los ha salvado de
cualquier esclavitud."

"Por esta dorada y santa libertad es que tú has estado luchando y pereciendo, ¡oh,
queridísimo amante del Reino de los Cielos! La libertad externa en tu casa y en
tu país gobernado por hermanos de la misma sangre y fe, sólo es un símbolo de la
divina libertad del alma; la cáscara que indica lo que hay dentro, una luna que
narra cuentos acerca del sol. Aquellos que no poseen esta esencial libertad dorada
dentro de sí, y que se esfuerzan sólo por la libertad externa, ¿no son como
esclavos tanto en sus propios hogares, como en su propio país gobernado por
hermanos de la misma sangre y la misma fe? ¿No es esa una libertad ilusoria, la
cual difiere de la servidumbre sólo en el nombre? Por semejante libertad ilusoria
uno no debe ceder ni su corona, ni mucho menos su cabeza. Pero tú, ¡oh,
Príncipe! te presentaste en este campo a entregar tu corona y tu cabeza por la
libertad - por la auténtica y evangélica libertad."

"Cualquiera que sacrifica su vida por el reino terrenal hace lo que el necio Esaú
hizo, el cual vendió su dignidad por un plato de lentejas. La gente suele pensar de
la servidumbre externa como una pérdida. En verdad es una pérdida, pero ¿de
qué? No del alma, sino de cosas, propiedad, autoridad y dominios. Mas si no es
la pérdida del alma, entonces no es una pérdida en general. Porque todo ha
permanecido excepto el báculo y el escenario, en donde aparece el alma. El alma
puede grandiosamente actuar su dramático rol, aun sin un enscenario lleno y
decorado. Si un hombre ha elegido nuestro Reino Celestial, todo centímetro de la
tierra en la que se encuentra es para él un grandioso escenario para su rol."

"Tus dos derrotas ilusorias de hoy serán tornadas en dos gloriosas victorias. Tu
primera derrota es la matanza de tus valientes caballeros y de ti mismo; la
segunda, como consecuencia de la primera, es la esclavización de tu gente
sobreviviente. Por la primera derrota tú y tus valientes caballeros recibirán la
santidad en el cielo y serán loados en la tierra con cantos. Por la segunda derrota,
a tu gente le será dada la regeneración espiritual y la dorada libertad interior, a
traves de un bautismo de fuego y sangre."

"A los ojo de un espectador despojado de entendimiento, un hombre que arroja


semillas en un campo está empobreciéndose, porque está vaciando su depósito de
granos. De todas maneras, la contabilidad no se hace en el momento de la
siembra, sino en el momento de la siega. Este día ha sido para tu gente una gran
siembra en el campo del tiempo. Y cuando ellos vengan a segar el sembradío que
hoy tú has sembrado, ¡oh, grandioso sembrador! vas a estar observando desde las
alturas del cielo y vas a regocijarte con inefable alegría."

"Es mejor obtener el Reino de los Cielos a traves de sacrificio, antes que obtener
el reino de este mundo a traves de iniquidad. No hay iniquidad en la tierra o en el
infierno que sea más lista que la eterna Sabiduría del cielo. En muchos duelos
esta Sabiduría parecía vencida a los ojos de aquellos que pensaban que la batalla
estaba concluída. Pero la Sabiduría apunta su mirada lejos en la distancia y ve el
día de Su victoria. Cuando Sus adversarios gritan victoriosos, Ella
silenciosamente registra sus pérdidas y ganancias ilusorias. El arrogante
ridiculiza a Su pequeña y desarmada hueste, pero al final ellos se abren
aterrorizados. El arrogante que confía en sí mismo siempre experimenta lo
inesperado; Ella - nunca. La Sabiduría del cielo le da a sus adversarios todo tipo
de ventajas en batalla, y hasta se retira ante ellos como vencida, pero al final Ella
los desparrama como a desperdicios. Sus varas rajan el acero de sus adversarios.
Con un suave movimiento de su mano devuelve nubes de flechas a sus arqueros.
Sólo con su pensamiento Ella levanta al caído y eleva al pequeño. Ella sustenta a
los oprimidos y muestra compasión a los abatidos. En su aliento su poder es
irresistible; en su palabra su luz es inextinguible. 'En sus manos están todos los
confines de la tierra'. Ella cubre con sus alas a la raza humana como una madre a
su hijo en la cama. ¿Quién puede oponerse a Ella y permanecer vivo? En el cáliz
de las naciones libres Ella agrega amargor, mientras que en el cáliz de las
naciones esclavizadas Ella agrega miel; pero a ambos con cuidadosa medida, no
sea que el remedio se transforme en veneno. Ella ama a aquellos que le sirven; y
compete con sus amados en cuestión de servidumbre. Bendito es el hombre que
elige la Sabiduría y Su Reino...."

"De todas maneras, tu tiempo está cerca de expirar, ¡oh, Príncipe y fructificador
de la fe de tu gente!"

El fin del Principe Lazaro

Luego de estas palabras, el heraldo del cielo levantó su mano y pronunció cierta
frase misteriosa. Inmediatamente la visión de Lázaro terminó. Mas Lázaro ya no
era un hombre viejo sino regenerado y renovado. Él había visto y escuchado sin
participar. Su alma había sido pacificada e iluminada por los cielos, como agua
calma en la cual sólo el cielo soleado es reflejado. La batalla aun ardía alrededor
suyo, mas él ya no estaba atado a ella por ninguna fibra de su alma. Su corazón
se elevó por sobre el dolor y la alegría terrenal, y su mente alto y lejos por sobre
todo pensamiento acerca de temas terrenales. Este mundo entero yacía como
cenizas debajo suyo. Su alma se colocó fuera de esas cenizas como una chispa y
fue removida infinitamente lejos en tiempo y espacio. Ambos tiempo y espacio,
así como todos los mundos rodeados por ellos, pertenecían a esas cenizas. En su
alma Lázaro sintió una nueva vida infinita, un nuevo e infinito mundo y una
nueva e infinita alegría. Él suspiró profundamente y exclamó en voz alta:
"Amén."

Conclusión

¿Qué es este clamor alcanzando los oídos del Príncipe? ¿Qué es este victorioso
grito? ¿Por qué esta cuadrilla de guerreros asiáticos se están congregando como
una ola espumosa hacia la tienda del Sultán? ¿Qué estan sintiendo los bravos
soldados de Murat con tal excitación?

Es una nueva victoria para los no bautizados, una nueva derrota para los
bautizados. Hasta los guardias alrededor de Lázaro estaban disparando con gran
deleite. Lázaro levantó sus pesados párpados, y miró y vió. El Estandarte de la
Cruz de Bosko Jugovic se agitaba sobre la compañía de soldados turcos. Había
sido capturado y secuestrado. Eso significaba que el bravo hermano de Milica
había perecido. Era una certeza que sus inseparables hermanos y su valiente
padre, Jug Bogdan, habían igualmente fallecido juntos con él. Estos
pensamientos llenaron la mente de Lázaro, pero no fue entristecido.

El Estandarte fue plantado en el suelo, mientras los mensajeros salieron a alguna


parte para reportárselo a alguien. Después la compañía de turcos comenzaron a
abrir filas y formaron una senda. Lázaro observó y vió al hijo del Sultán,
Bayazid, montado en un caballo tan blanco como la leche. Los soldados turcos
capturaron el Estandarte y lo ubicaron en el suelo frente al trono del Sultán.
Luego de que su caballo se paró sobre el Estandarte desplegado, Bayazid ajustó
su brida dorada y el caballo blanco relinchó mientras hollaba el Estandarte de la
Cruz del ejército Cristiano con sus pezuñas. Levantando su cabeza hacia el cielo,
el jinete exclamó: "¡Allah akbar!" (Dios es el vencedor).

En ese momento el ejército entero alrededor de él cayó sobre sus rodillas,


agacharon sus cabezas hacia el piso y en forma tonante exclamaron: "¡Allah
akbar!"

Todo esto vió Lázaro y oyó, y - fue entristecido.


¿Qué es ese susurro alrededor de Lázaro?¿ Qué es ese susurro excitante que nace
de boca en boca entre los hijos de Asia? ¿Qué son esas misteriosas reuniones,
como el crujido de las hojas por el viento?

El Sultán está muriendo. En medio del susurro general sólo una clara voz es oída
desde el interior de la carpa. El hijo del moribundo Sultán está impartiendo
órdenes. ¿Qué clase de órdenes puede él dar a esta hora? Ellas no son órdenes
militares. Ellas no pertenecen a la batalla. La batalla ya está terminada. Los hijos
de Asia la han ganado. Más bien, el nuevo Sultán está comandando que, antes de
la muerte de su padre, el infiel Zar debe ser ejecutado.

"¡Decapitad al Zar infiel antes de que el Sultán Murat el Invencible expire!" El


enfurecido Bayazid furiosamente repitió esta órden cuando apareció en la entrada
de la tienda.

Lázaro escuchó ésto y comprendió - pero no fue entristecido.

¿Qué es esta nueva conmoción? ¿Qué es este confuso y penetrante bullicio?

Los hijos de Asia estan buscando un poste de un árbol donde ellos puedan
tronchar la cabeza del Zar Cristiano. Ellos estan buscando uno por todo el campo
sin árboles, y estan fallando en encontrarlo. Ardiendo con cólera, Bayazid
nuevamente ruge como un león enojado y amenaza a los ejecutores con la
muerte.

Lázaro entendió qué estaban buscando y qué querían. Así que él levantó su mano
derecha y se persignó, y pronunció en voz alta: "¡Oh Cristo nuestro Dios,
perdona todo y gloria a Ti por todo!"

Luego de decir ésto, Lázaro se zafó de los puños de los guardias turcos con la
agilidad de un jóven, los atravezó y se arrodilló frente al cuerpo de
Vojvoda Milos. Con facilidad y dignidad se extendió sobre el piso, y apoyó su
cabeza sobre la de su fiel general. Cuando vió ésto el ejecutor manchado de
sangre, sintió gratitud hacia el noble esclavo, porque de esa forma Lázaro estaba
ayudándolo a él a escapar de su propia muerte. El ejecutor blandió su cimitarra.
La curvada espada resplandeció por el aire como un relámpago, cortó el cuello de
Lázaro y se estrelló en el omóplato de Milos.

Pero los dos heraldos celestiales volaron hacia el cielo con el alma de su nuevo
compañero, San Lázaro. Con el fin de recibirlos con una serenidad comparable
con la luz de la luna, las santas naciones del cielo cantaban estas palabras:
El reino terrenal dura sólo por un corto tiempo,

mas el Reino Celestial por siempre y para siempre.

_____________________

Traducido por la Comunidad Cristiana Ortodoxa Serbia "San Sava" (Perú 1656,
c.p. 1157, Capital Federal, Argentina).

Panfleto Misionero #

Copyright (c) 1999 y Publicado por la Iglesia

Ortodoxa Rusa de la Santa Protección

2049 Argyle Ave. Los Angeles, California 90068

Editor: Obispo Alejandro (Mileant).

También podría gustarte