Arqueologia Del Norte
Arqueologia Del Norte
Edición
M.Sc. Carlos Wester La Torre
PRODUCTO ACREDITABLE
Nota:
El editor de la revista, deja constancia que el contenido, los datos e ilustraciones
empleados en cada uno de los artículos son de plena responsabilidad de los autores.
CONTENIDO
Palabras iniciales _______________________________________________________3
Comentario ____________________________________________________________4
Introducción ___________________________________________________________9
Artículo I _____________________________________________________________ 12
Sociedades complejas en el formativo inicial: una aproximación desde cerro Ventarrón.
Beatriz del Rosario Bances Gamarra Micky Alexander Herrera Navarro
Mirella Yasmín Palma Serquén Sarita Marianela Sarmiento Tarrillo
Artículo II _____________________________________________________________26
La Misión Japonesa en Cajamarca: aportes y repercusión en la investigación
arqueológica del área andina.
Lízbeth Pamela Maco Suárez Giancarlo Hubert Pacheco Rodríguez
Claudia Gisela Torres Becerra Maria Claudia Stefhany Villar Cuadros
Artículo IV ____________________________________________________________ 56
Arte moche: una mirada a las representaciones arquitectónicas desde la materialidad.
Karol Jasmine Damián Panta Miluska Guimac Suarez
Artículo V _____________________________________________________________ 68
Relaciones sociopolíticas e ideológicas entre los grupos moche, cajamarca y recuay:
conexiones macro-regionales durante el Intermedio Temprano.
Henry Daniel Cieza Cubas Alex Osmar Maldonado Tarrillo
Oscar Enrique Medina Guevara Celia Isabel Vilca Reto
Artículo VI _____________________________________________________________81
El periodo Transicional en la costa norte del Perú: de lo moche a lo lambayeque.
Jersabell Diana Tineo Diaz
PALABRAS INICIALES
3
COMENTARIO
La Emergencia Sanitaria a nivel nacional, tiene una mayor cantidad de información que
declarado mediante Decreto de Urgencia puede conocer, procesar, analizar, discutirlo
Nº 026-2020-PCM, a partir de la segunda y, usarla.
quincena del año 2020, por la pandemia de la
COVID-19, ha sido el hecho principal para En cuanto a los trabajos de excavación
muchos cambios, en la vida y actividades de arqueológica, si bien estos están volviendo
las personas, imponiéndose el “aislamiento a ser programados, en un determinado
social obligatorio” y la “virtualidad”. En momento estuvieron totalmente paralizados,
este contexto, la formación académica en las generando una cierta preocupación, por
aulas universitarias, como el desarrollo de cuanto, no se podía excavar o participar en
los trabajos de excavación arqueológica, han una excavación, considerándose como una
variado sustantivamente, con una proyección posible limitante en la formación académica
presente y futura, que no volverán a ser de un estudiante y el desarrollo y continuidad
como antes, lo que implica enfrentar nuevas de las investigaciones arqueológicas.
realidades, desafíos y retos. Probablemente esta preocupación, esta
asociada de manera directa, a la idea
En esta nueva realidad de la formación errada que se tiene, en el sentido que, toda
académica universitaria, se ha impuesto investigación arqueológica necesariamente
el trabajo virtual, observando que, si bien implica la realización de excavaciones. Lo
no es posible el desarrollo de las clases cierto es que una investigación arqueológica
en aulas, como se hacían antes, las clases también implica, por ejemplo, el estudio de
virtuales cuentan con una mayor cantidad materiales recuperados de excavaciones, que
de información digital, de fácil acceso y se encuentran en grandes cantidades en los
más económico para un estudiante, que diferentes museos y depósitos del Ministerio
le permite ampliar sus conocimientos y de Cultura, en muchos casos olvidados
tener, de manera más directa, una amplia y sin ser tomados en cuenta. En similar
información científica para su mejor situación, se encuentra también la amplia
formación. Por otro lado, esta nueva información producida, como resultado de
realidad virtual, esta permitiendo también a las excavaciones realizadas hasta la fecha,
estudiantes y profesores, participar en una que solamente están, en su mayoría, en
clase no solamente dentro de su universidad, informes técnicos, de difícil acceso para su
sino también, tener acceso a clases en otras conocimiento. Entonces, esta nueva realidad
universidades, sean nacionales o extranjeras, que estamos viviendo, puede constituir una
generando nuevamente, un mejor acceso buena oportunidad para poner más interés,
al conocimiento, sobre todo, en temas además de reconocer su importancia para
especializados. Asimismo, la participación la investigación arqueológica, del estudio
en congresos, simposios u otros eventos de los materiales olvidados hasta la fecha,
científicos que se desarrollan de manera al igual que la revisión de los informes de
virtual, son ahora, más accesibles y fáciles, los trabajos de campo, incluyendo el de las
sobre todo para los estudiantes, que pueden excavaciones arqueológicas, que nunca han
conocer, de manera directa, sobre los trabajos sido publicadas y no han sido “descubiertos”
que vienen desarrollando los investigadores, todavía.
sin generar, incluso, algún gasto económico.
Como resultado de todo esto, el estudiante
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A pesar de todas las dificultades, como poniendo énfasis en el cuestionamiento del
consecuencia de la pandemia por la uso y aplicación del término “civilización”
COVID.19, el Profesor Carlos Wester La y, orientando la discusión, a partir del
Torre, en el año 2020, presentaba como análisis de las características que presenta
Editor, el Volumen 1 de “Arqueología el Complejo Arqueológico Ventarrón,
del Norte: Perspectivas desde las aulas”, para señalar, al final, que este complejo
producto acreditable del curso Arqueología arqueológico, no representa la expresión de
del Norte 2, donde se publicaron siete una “civilización”, sino, el de una sociedad
ensayos, firmados por 27 estudiantes de la compleja, que se desarrolla durante el
Escuela Profesional de Arqueología de la Periodo del Arcaico Tardío, denominado
UNPRG, con el objetivo de continuar con en estos últimos tiempos como Formativo
la discusión y debate, muy poco practicado Inicial (3500-1700 a.C.).
en los últimos tiempos en las universidades,
sobre diversos aspectos de la arqueología En realidad, la discusión sobre el surgimiento
del norte del Perú. La continuidad de esta de la “civilización” en el área andina, no es
publicación, representa todo un reto en este un tema nuevo, luego que Julio C. Tello,
tiempo de profundos cambios, señalados propusiera que Chavín representaría la
muy brevemente líneas arriba. “Cultura Matriz de la Civilización Andina”.
Asimismo, producto de las investigaciones
Ahora, el profesor Wester, como resultado arqueológicas, sobre todo las realizadas
de un trabajo continuo y de mucho esfuerzo, desde principios del siglo XXI, más de
nos presenta este segundo volumen, con la un sitio arqueológico viene reclamando,
publicación de seis ensayos, firmados por representar el surgimiento de la “civilización
19 estudiantes de la Escuela Profesional de andina”, como es el caso de Caral en el valle
Arqueología de la UNPRG, del que vamos a de Supe.
referirnos brevemente, donde se expone, parte
de los resultados de la formación académica de Sin entrar a la discusión, si el Complejo
los estudiantes, en estos tiempos de cambios Arqueológico Ventarrón, excavado por el
y de “virtualidad”, observando el énfasis que arqueólogo Ignacio Alva, puede relacionarse
se viene dando, desde las “aulas virtuales”, a una de las civilizaciones más antiguas del
a través de la elaboración de ensayos y su Perú (los autores no hacen mención a la
publicación, sobre el análisis crítico, discusión cronología del sitio), o corresponde a una
y debate, del dato e información arqueológica sociedad compleja, es importante resaltar
que se ha producido hasta el momento y que, el hecho de generar la discusión sobre las
parafraseando al historiador Alberto Flores características que presenta este complejo
Galindo, son también formas de aproximarnos arqueológico que, sin duda, presenta
a explicar mejor el pasado, en este caso, manifestaciones culturales excepcionales,
en particular, a un mejor desarrollo de la como su carácter monumental, una
investigación arqueología del Norte del Perú. ubicación estratégica con relación al valle
de Lambayeque, un continuo crecimiento
Este segundo volumen, empieza con el arquitectónico expresado en sus 10 fases
ensayo presentado por los alumnos Beatriz constructivas, la construcción de templos
del Rosario Bances Gamarra, Micky relacionados a fogones de carácter ritual y
Alexander Herrera Navarro, Mirella Yasmín con decoración mural compleja, el cultivo
Palma Serquén y, Sarita Marianela Sarmiento de plantas y el aprovechamiento de recursos
Tarrillo, y tiene como título “Sociedades marinos, entre otros aspectos.
complejas en el Formativo Inicial: una
aproximación desde Cerro Ventarrón”,
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¿Que representan todas estas manifestaciones una rápida presentación de los trabajos de
culturales descritas para el Complejo investigación arqueológica realizados por
Arqueológico Ventarrón, en la discusión la Misión Japonesa en el Perú desde 1958,
sobre el surgimiento de la “civilización” con su Primera Expedición en Tumbes a
y las “sociedades complejas”? Por ahora, cargo de Eiichiro Ishida, para luego seguir
es todavía muy prematuro, señalar que sus investigaciones en Kotosh y Shillacoto
ya se tiene una “…correcta definición” o (Segunda y Tercera Expedición), el Alto
respuesta. No solamente falta ampliar más Huallaga (Cuarta Expedición), La Pampa-
la discusión sobre los datos del Complejo Ancash (Quinta Expedición) y, después, con
Arqueológico Ventarrón, sino también el nombre de Expedición Japonesa a América
relacionarlos con sitios, como Monte Nuclear, continuar las investigaciones
Grande y San Isidro investigados por arqueológicas principalmente en el área
Quirino Olivera, localizados al noreste de Cajamarca, bajo la Dirección de Kazuo
y aproximadamente a 160 kilómetros en Terada, Yoshio Onuki y Yasutake Kato.
línea recta, cerca de Jaén, que forman parte
de la cultura Mayo Chinchipe-Marañón, Los autores resaltan, con mucho acierto que,
definido por Francisco Valdez a partir de desde los primeros trabajos realizados en el
sus investigaciones en el sitio de Santa área de Tumbes en 1958, la Misión Japonesa
Ana-La Florida (ubicado a 250 kilómetros siempre ha concentrado su atención,
en línea recta al noreste de Ventarrón), con principalmente en los estudios sobre el
una cronología que comprende desde los Formativo y el paradigma “Chavín”, como
3,500 a.C. calibrado, localizado dentro de “cultura matriz”, propuesto por Julio C. Tello.
la ceja de selva, considerada como uno Asimismo, se resalta el interés de la Misión
de los lugares de nuestro planeta, con el Japonesa por elaborar cronologías locales
mayor índice de biodiversidad. Del mismo y regionales, el estudio de la arquitectura
modo, en esta discusión, se debe tener en temprana en los Andes, resaltando la
cuenta los resultados de las investigaciones característica de la “renovación del templo”
realizadas por Dillehay y su equipo en el y el poder femenino, como es el caso de la
sitio arqueológico de Huaca Prieta en el valle “Dama de Pacopampa”, así como el haber
Chicama, donde se ha registrado una larga recuperado una ingente cantidad de material
secuencia ocupacional desde los 13,000 años arqueológico de las excavaciones extensivas
antes del presente, sin dejar de mencionar y sistemáticas realizadas en diferentes sitios,
también, a la luz de los nuevos datos, sobre que han servido para establecer secuencias
la necesidad de volver a revisar la definición estilísticas y cronológicas sólidas y muy bien
de “civilización”, propuesta por Gordon documentadas, para la arqueología peruana
Childe, a principios de la segunda mitad del y que han sido publicados de manera muy
siglo XX, sobre el cual se sigue discutiendo detallada.
este tema.
Sin duda, para quienes investigan en el
El segundo ensayo titulado “La Misión norte del Perú, y en particular en el área de
Japonesa en Cajamarca: Aportes y Lambayeque, los trabajos realizados por la
Repercusiones en la investigación Misión Japonesa en Cajamarca son de mucha
arqueológica del Área andina”, está firmado importancia, por cuanto se trata de un área
por Lizbeth Pamela Maco Suarez, Giancarlo que, formó parte de la red interrelaciones y
Hubert Pacheco Rodríguez, Claudia Gisela contactos, con otras áreas, como la costa,
Torres Becerra, y, María Claudia Villar “fenómeno común”, desde por lo menos el
Cuados. Aun cuando el titulo está relacionado Periodo Arcaico Tardío. Aunque los autores
con el área de Cajamarca, los autores realizan no lo señalan, considero oportuno indicar,
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que la Misión Japonesa, no solamente ha y territorial mochica, surgiendo más de una
concentrado su atención en la investigación propuesta sobre dichos temas. A la propuesta
de los sitios arqueológicos, sino también que los mochicas fue un Estado centralizado
en su puesta en valor, o como se denomina y/o unificado, se propone un sistema
actualmente su “uso social”, siendo el sitio religioso y cultural, así como el modelo
arqueológico de Kuntur Wasi uno de los de segmentación política en parcialidades.
ejemplos a seguir. Asimismo, con relación a la territorialidad
mochica, se empieza a considerar, a partir
El tercer ensayo titulado “Los mochicas: de las pampas de Paiján como espacio de
Análisis continuo de su organización política separación, a mochicas del Norte y mochicas
y territorial”, tiene como autores a Grecia del Sur. Es probable que, a la luz de las
Milagros Carranza Zapata, Dilser Iván investigaciones que se realicen, sobre todo
Carrasco Huamán, Luis Javier Espinosa en sitios rurales mochicas, actualmente
Escobar y, Karen Judith Ríos Miñope. Sin invisibilizados, así como entender mejor
duda, los mochicas es uno de los centros las interrelaciones con las partes altas de los
de atención, más sobresalientes en las valles y región de la sierra, se pueda ampliar
investigaciones arqueológicas realizadas la discusión sobre la organización política y
en el norte del Perú, para explicar, entre territorial mochica.
otros aspectos, su organización política y su
territorio, tema del presente ensayo. Continuando con los mochicas, Karol
Jasmine Damián Panta y Miluska Guimac
Los autores empiezan su análisis sobre la presentan el cuarto ensayo titulado “Arte
organización política y territorial mochica, a Moche: Una mirada a las representaciones
partir de la Reunión de Chiclín, realizada en arquitectónicas desde la materialidad”:
el año de 1946 en el valle de Chicama, donde Los autores buscan explicar, a partir
Rafael Larco Hoyle, propietario de dicha de la materialidad, sobre todo desde la
hacienda, propone su cronología para la cerámica “finamente detallada” y metales,
costa norte del Perú y define a los mochicas la arquitectura mochica. Sin embargo,
como un estado centralizado y/o unificado. considerando que, en estos últimos tiempos,
Es interesante observar que en esta Reunión se han realizado amplias excavaciones
de Chiclín, donde se trató aspectos sobre la en diversos espacios arquitectónicos,
cronología de la costa norte, no participa Julio presentando largas secuencias constructivas,
C. Tello quien, por aquel entonces, era uno de asociaciones cronológicas, espacios con
los arqueólogos peruanos más reconocidos. decoraciones murales, entre otros aspectos,
Asimismo, consideramos necesario precisar, las representaciones arquitectónicas pueden
cuando se indica que Rafael Larco Hoyle fue ser explicadas desde la arquitectura misma.
el pionero de la arqueología en el norte del Un buen ejemplo puede ser la Huaca de La
Perú, y se resalta lo señalado por Clifford Luna en el valle de Moche.
Evans que “Larco exploró y excavó casi
todos los valles de la costa norte”, tener en Asimismo, considerando que el “Arte
cuenta los trabajos que realiza Max Uhle en Moche”, puede ser entendido como un
las Huacas del Sol y La Luna, en el valle de “arte especializado” que quiere decir,
Moche, entre 1899 y 1900. según Verónica Crousse (2013) “…
un arte que engloba nociones, como la
En el ensayo se indica que, pasado el tiempo, desmaterialización del objeto artístico y su
con el descubrimiento de Sipán en 1987 por transformación…”, la materialidad como la
Walter Alva, hay un antes y un después en cerámica y objetos metales mochicas, si bien
la discusión sobre la organización política pueden presentar una riqueza iconográfica,
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no son suficientes para acercarnos mejor al no solamente se habrían establecido entre
conocimiento de su arquitectura. En todo las elites, sino también entre el conjunto de
caso, siempre se debe buscar, en su contexto, las poblaciones, intercambiando, además
todo el conjunto de evidencias arqueológicas, de elementos ideológicos, también diversos
que permitan reconocer las características de bienes y productos. En esa perspectiva, el
la arquitectura mochica. análisis de las relaciones macrorregionales,
puede ser de mucha importancia para
El quinto ensayo titulado “Relaciones comprender la complejidad social y el
Sociopolíticas e ideológicas entre los surgimiento de sociedades estatales, para
grupos Moche, Cajamarca y Recuay: esta parte del norte del Perú.
Conexiones macro-regionales durante el
Intermedio Temprano”, tiene como autores Finalmente, Jersabell Diana Tineo Diaz,
a Henry Daniel Cieza Cubas, Alex Osmar presenta el ensayo titulado “El Periodo
Maldonado Tarrillo, Oscar Enrique Medina Transicional en la costa norte del Perú: De lo
Guevara y, Celia Isabel Vilca Reto, quienes Moche a lo Lambayeque”, tema relacionado
analizan las relaciones macrorregionales principalmente con el territorio mochica del
durante el Periodo Intermedio Temprano, norte y un periodo de tiempo, que todavía no
a partir de la materialidad de la cerámica, se ha precisado bien, por cuanto se considera
orfebrería, arquitectura, arte mural, entre entre los 750 d.C., 850 d.C. y, 950 d.C.
otras evidencias, de tres áreas culturales muy
bien reconocidas como son los Mochicas, Tineo analiza hasta qué punto, las propuestas
Cajamarca y Recuay, relacionadas con dos de perturbaciones medioambientales,
áreas geográficas muy bien definidas: la tensiones sociales internas o, presiones
costa y la sierra. externas de tradiciones foráneas del
Horizonte Medio, tendrían que ver con el
Evidentemente, en estos últimos tiempos, las “fin de los Moche” y la súbita aparición del
investigaciones arqueológicas realizadas en “Estado Lambayeque”. La discusión, por
el territorio de los mochicas, están mostrando, ahora se basa en la información obtenida
de manera más evidente, relaciones muy de los sitos de San José de Moro y Cerro
fluidas con Cajamarca, a partir del valle Chepén, en el valle de Jequetepeque y, en
Chicama hacia el norte y, Recuay a partir el sitio de Santa Rosa de Pucalá en el valle
del valle de Viru hacia el sur. Todavía no Chancay-Lambayeque, sobre todo, a partir
se cuenta con información suficiente para de los estilos de cerámica y la observación
explicar la naturaleza de estas relaciones de los cambios en los patrones de entierro,
culturales, pero es muy probable que tengan particularmente en el sitio de San José de
que ver con relaciones ideológicas, como Moro.
puede ser el tema del “animal lunar”, un
elemento ideológico relacionado con Recuay,
Dr. Jesús Briceño Rosario
encontrado en más de un sitio mochica, o la Docente
divinidad del “Ai Apaec”, en la región de
la sierra, como es el caso de las evidencias
Crousse, V. (2013) El ojo que llora. Monu-
registradas en la provincia de Chota.
mento contemporáneo. Lika Mutal, en Jo-
hanna Hamann Mazure, editora, Lima: Es-
Seguramente la discusión sobre este tema,
pacio Público, Arte y Ciudad, pp. 137-154,
debe seguir ampliándose más adelante, sobre
Pontificia Universidad católica del Perú,
todo, reconociendo las probables rutas de
Lima.
estas interrelaciones entre costeños y serranos
durante el Periodo Intermedio Temprano, que
8
INTRODUCCIÓN
En el marco del curso Arqueología del Bienes muebles e inmuebles, que significara
Norte 2, que desarrollamos con los alumnos desarrollar artículos para analizar las
del X ciclo de la Escuela Profesional de intervenciones de conservación realizadas
Arqueología, de la Facultad de Ciencias en la región norte del Perú y el impacto que
Histórico Sociales y Educación, de la han tenido en la preservación del patrimonio,
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, y la otra estará orientada a la Gestión del
presentamos el Segundo Volumen de la revista Patrimonio Arqueológico y el efecto en
digital“Arqueología del Norte: Perspectivas los territorios y las comunidades rurales y
desde las aulas”, producto acreditable que los ámbitos de la repercusión nacional e
contiene seis artículos redactados por los internacional.
alumnos del Semestre Académico 2020-2,
que han desarrollado sus temas organizados En esta oportunidad la revista contiene siete
en grupos de trabajo, siguiendo los ejes artículos, el primero titulado: “SOCIEDADES
trazados en el curso, que es la revisión de las COMPLEJAS EN EL FORMATIVO
investigaciones arqueológicas desarrolladas INICIAL: UNA APROXIMACIÓN DESDE
en la región norte del Perú así como las CERRO VENTARRÓN”, a cargo de
recientes publicaciones. Beatriz del Rosario Bances Gamarra,
Micky Alexander Herrera Navarro, Mirella
Este resultado que exhiben los alumnos, Yasmin Palma Serquén y Sarita Sarmiento
no es otra cosa que la consecuencia de sus Tarrillo. En este texto los autores realizan
reflexiones producto de la revisión de las una evaluación de las evidencias del sitio
publicaciones y de los debates sostenidos en Ventaron y el modelo de organización social
clase. Es muy importante que esta práctica propuesto, que sugiere que este importante
académica la desarrollemos en forma complejo arqueológico perteneciente al
continua con el propósito de que nuestros Periodo Formativo Inicial, constituyó una
alumnos asuman el reto de elaborar y darle sociedad compleja o alcanzó un grado de
forma a sus propuestas en escritos y textos desarrollo máximo considerado como una de
que pueden perfeccionar a lo largo de su las civilizaciones más antiguas del Perú. Los
formación y en el ejercicio profesional, pero autores, hacen una revisión de las evidencias
que además se convierten en temas de interés existentes desde los aspectos territorial,
para nuevas investigaciones. económico, paisajístico, arquitectónico,
tecnológico y comparativo con otros sitios
El Segundo Volumen de “Arqueología del con evidencias semejantes; que los lleva
Norte: Perspectivas desde las aulas”, abarca a pensar en que Ventarrón constituye el
el eje temático referido a las Investigaciones prototipo de un escenario de Sociedad
Arqueológicas en el Periodo comprendido Compleja con características peculiares y
entre el Formativo Inicial y el Horizonte únicas. No obstante, este resulta un tema en
Medio; en la entrega anterior los artículos el cual aún es necesario profundizar en la
comprendían el Periodo entre el Horizonte interpretación de las evidencias.
Medio y el Intermedio Tardio. Con esta
entrega hemos concluido la parte referida El segundo artículo titulado: “LA MISIÓN
a la investigación arqueológica y en los JAPONESA EN CAJAMARCA: APORTES Y
volúmenes sucesivos tenemos planificado REPERCUSIÓN EN LA INVESTIGACIÓN
desarrollar dos temáticas de particular ARQUEOLÓGICA DEL ÁREA ANDINA”,
importancia, una es la Conservación de a cargo de Pamela Maco Suárez, Giancarlo
9
Pacheco Rodríguez, Claudia Torres Becerra las Tumbas Reales de Sipán, y cómo produjo
y María Claudia Villar Cuadros, trata nuevos argumentos materiales para entender
sobre el trabajo y significativo aporte de lo Mochica.
la Misión Japonesa a los andes, que desde
1958 desarrollaron una intensa investigación El cuarto artículo titulado: “ARTE MOCHE:
científica sobre el Periodo Formativo, UNA MIRADA A LAS REPRESENTACIONES
generando grandes aportes para comprender ARQUITECTÓNICAS DESDE LA
la complejidad social y la repercusión de sus MATERIALIDAD”, a cargo de Karol Damián
trabajos en la arqueología del área andina. Panta y Miluska Guimac Suarez, quienes
También analizan los aportes teóricos y analizan las expresiones del simbolismo
metodológicos como el cambio de modelo arquitectónico en soportes como cerámica,
de “cultura matriz” propuesta por Julio C. que permite describir y comprender a la
Tello, la elaboración de cronologías locales y arquitectura con sus aspectos formales,
regionales, estudio de la arquitectura, análisis sociales, simbólicos y rituales. Este trabajo
de cerámica y sobre todo la propuesta de la analiza una muestra significativa del arte
renovación del templo, el poder femenino en relación al material cultural Moche
durante el Formativo y las relaciones desde el vértice arquitectónico, y destaca la
regionales y macrorregionales. Este articulo importancia de la arquitectura mediante los
concluye en destacar el aporte de la Misión objetos asociados en diferentes contextos,
Japonesa en la dimensión de promover identificando factores que promueven una
que nuevas generaciones se interesen por interpretación de su sociedad. Para las
el Periodo Formativo en la perspectiva autoras las representaciones arquitectónicas
macrorregional. en cerámica van más allá de las formas para
convertirse en escenarios y espacios sagrados
El tercer artículo titulado: “LOS de la reproducción del paisaje.
MOCHICAS: ANÁLISIS CONTINUO
DE SU ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y El quinto articulo titulado. “RELACIONES
TERRITORIAL”, a cargo de Grecia Milagros SOCIOPOLÍTICAS E IDEOLÓGICAS
Carranza Zapata, Dilser Iván Carrasco ENTRE LOS GRUPOS MOCHE,
Huamán, Luis Javier Espinoza Escobar CAJAMARCA Y RECUAY: CONEXIONES
y Karen Judith Ríos Miñope, analizan y MACRO-REGIONALES DURANTE EL
discuten las propuestas formuladas para INTERMEDIO TEMPRANO”, a cargo de
los Mochicas, una de las más importantes Henry Daniel Cieza Cubas, Alex Osmar
sociedades de la costa norte del Perú, que Maldonado Tarrillo, Oscar Enrique Medina
a lo largo de los ultimos 100 años ha sido Guevara y Celia Isabel Vilca Reto, este grupo
objeto de importantes contribuciones sobre aborda las relaciones macrorregionales
su configuración política y territorial. Para llevadas a cabo por los distintos grupos
los autores es importante enfatizar que culturales prehispánicos que habitaron
ninguna de las propuestas formuladas es el norte de los andes centrales durante el
errónea ya que cada una se desarrolló en Intermedio Temprano. Analizan las diversas
un tiempo y condiciones determinadas. Por expresiones materiales para entender los
ello proponen que un término adecuado alcances y dimensiones de estas relaciones.
para definir las propuestas que actualmente Las relaciones sociopolíticas e ideológicas
no tienen relación con la evidencia material son abordadas desde diversos enfoques
seria “propuesta desfasada”; asimismo y evidencias, en el caso particular de los
realizan una revisión del impacto y Moche, Cajamarca y Recuay, la materialidad
repercusión que causó el descubrimiento de reflejada en cerámica, arquitectura,
10
orfebrería, arte mural, brindan una valiosa analizadas que son el esfuerzo del trabajo
oportunidad para entender qué tipo de grupal.
relaciones se han construido entre estos
territorios. Somos conscientes que para nuestros alumnos
este es un primer paso, pero constituye una
El último artículo titulado: “EL PERIODO valiosa oportunidad para empezar este largo
TRANSICIONAL EN LA COSTA NORTE camino en la arqueología científica donde
DEL PERÚ: DE LO MOCHE A LO el reto no solo es lograr el conocimiento y
LAMBAYEQUE”, a cargo de Jersabell comprensión del pasado, sino la forma como
Diana Tineo Diaz, quien a través de la lo transmitimos al presente; mi especial
revisión de la información existente, gratitud a todos los participantes de este
remarca que durante el periodo Mochica esfuerzo académico con quienes hemos
Tardío en la costa norte del Perú, aparecen trabajado arduamente en las clases virtuales.
objetos de cerámica de tradiciones foráneas
de la sierra norte y sur principalmente que Finalmente, expreso mi profundo
es denominado como periodo Transicional . agradecimiento y reconocimiento al Dr.
Al colapsar los Moche, estos estilos foráneos Alfredo Puican Carreño, Director de la
toman un rol notable, produciéndose una escuela de Arqueología por sus alentadoras y
gran heterogeneidad estilística durante este generosas Palabras Iniciales, que acompañan
tiempo. Esto genera nuevos patrones que van este esfuerzo de nuestros alumnos; así como
a caracterizar a dos sociedades subsecuentes: también agradecer infinitamente al Dr.
Lambayeque, en el territorio de los mochicas Jesús Briceño Rosario, docente de nuestra
del norte, y Chimú, en el territorio de los escuela profesional, por sus acertados y muy
mochicas del sur. Este capitulo es muy convenientes Comentarios que enriquecen y
importante porque la autora nos recuerda contribuyen a la formación de los alumnos
como este proceso fusional genera nuevas que participan en el presente volumen, quien
tradiciones que se van a posicionar en los además nos acompaña con compromiso
antiguos territorios Mochicas, pero ahora y solidaridad en forma consecutiva desde
con una nueva personalidad estilística fruto el primer volumen como miembro de este
de esta llamada variabilidad. esfuerzo editorial. Agradecer y de manera
muy especial el talento y calidad profesional
Los escritos de los alumnos que reunimos del Lic. Alberto Atoche Roque que ha tenido
en este segundo volumen, son producto a cargo el desarrollo del arte y diseño gráfico
de la lectura, análisis y debate en clase de de los volúmenes primero y segundo.
las propuestas desarrolladas por notables
investigadores a través de sostenidas e
MSc. Carlos Wester La Torre
importantes investigaciones, a cuyos autores
Editor
agradecemos infinitamente. Estos artículos
son la señal de que los alumnos de nuestra
escuela de arqueología, van tomando cada
vez más interés en transmitir sus ideas
y apreciaciones respecto a las diversas
temáticas que son parte de su formación
profesional; que importante para todos los
que tenemos el privilegio de acompañarlos
en este proceso formativo, el empezar a
identificar las motivaciones y los argumentos
que se presentan en cada una de las temáticas
11
ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 12 - 25, 2021
RESUMEN
El término “civilización” se ha aplicado en las sociedades antiguas de manera errónea por su
estrecha relación con la construcción de centros religiosos, generando un tema de discusión en
cuanto a la antigüedad de los complejos arquitectónicos encontrados. Por ello, se realizará un
análisis de la organización social y conceptualización de los términos “civilización” y “socie-
dad compleja” para determinar -en asociación con las evidencias mostradas hasta la fecha- si
el complejo arqueológico Ventarrón, durante el periodo Formativo Inicial, se constituyó como
una sociedad compleja o por el contrario alcanzó un grado de desarrollo máximo a tal punto
de ser considerado como una de las civilizaciones más antiguas del Perú.
Palabras Clave:
Centro Religioso, Civilización, Formativo Inicial, Sociedad Compleja, Ventarrón.
ABSTRACT
The term “civilization” has been erroneously applied in ancient societies due to its close rela-
tionship with the construction of religious centers, generating a topic of discussion regarding
the antiquity of the architectural complexes found. Therefore, an analysis of the social orga-
nization and conceptualization of the terms “civilization” and “complex society” to determine
-in association with the evidence shown to date- if the Ventarron archaeological complex,
during the Initial Formative period, may be a complex society or on the contrary reached a
maximum degree of development to the point of being considered one of the oldest civiliza-
tions in Peru.
Keywords:
Religious Center, Civilization, Initial Formative, Complex Society, Ventarron.
12
1. Introducción
por ser estratificado y que todas estas cons-
El proceso evolutivo de las sociedades en trucciones de carácter público y ceremonial
general, atravesó por una serie de cambios estarían regidas por una persona o grupo de
y complejizaciones. Flannery (1972) expli- personas como líderes.
có detalladamente las trasformaciones por
la que atraviesan los grupos humanos como El sitio arqueológico de Ventarrón, adquiere
sociedades igualitarias. Las bandas, constitu- ciertas características peculiares que denotan
yen la forma más simple en cuanto a estas el establecimiento de sociedades complejas;
sociedades, caracterizadas por su vínculo fa- su organización social se articula al estable-
miliar de parentesco y matrimonio; y en la cimiento de grupos humanos caracterizados
que además, los conceptos de territorialidad, por desarrollar construcciones monumen-
descendencia o linaje aparecen poco desa- tales colectivas, tal y como lo estamos evi-
rrollados (Flannery, 1972, p.5). Por ende, denciando en la sierra andina. Se evidencia
se puede deducir que este tipo de sociedad también una jerarquización colectiva, donde
habría estado integrada por cazadores-reco- el prestigio o poder se adquirirá bajo deter-
lectores. Posteriormente a las bandas, las tri- minadas competencias a manera de ritos de
bus se establecerían como grupos de familia iniciación.
relacionados a la descendencia común o por
la participación en una variedad de grupos En consecuencia, hemos optado por un aná-
basados en el parentesco. En este tipo de so- lisis bibliográfico y comparativo, en relación
ciedad ya se habría comenzado a rendir culto con las evidencias documentadas en el sitio
a los ancestros, por lo que se relacionarían de Ventarrón (Alva Meneses 2013), desta-
más al liderazgo desde una óptica de cere- cando las tradiciones arquitectónicas en afi-
monias o rituales y que habrían pasado de ser nidad con los murales y economía, así como
cazadores-recolectores a horticultores. relaciones con el entorno macroregional.
13
afirmar que tanto los alimentos marítimos y 3. Territorialidad
agrícolas accedieron a establecer la base eco-
Durante el periodo Formativo Inicial, el ser
nómica real para este periodo. Se debe tener
humano se ha establecido a lo largo de los
en cuenta que esto se modifica de un lugar a
andes centrales en la Costa, Sierra y Ama-
otro a lo largo del tiempo, dependiendo de
zonia. La costa peruana se encuentra confi-
la riqueza del mar y de la domesticación y
gurada por un conjunto de valles, los cua-
adopción del cultivo de alimentos. (Moseley,
les presentan diferentes características. En
1970; citado por Dillehay, 2015, p. 45)
la costa norte, alejado del litoral, los valles
que lo conforman son: Lambayeque, Zaña,
Como bien sabemos, la costa peruana fue
Jequetepeque, Moche y Virú; para la costa
el área principal que permitió la agricultu-
central, posee valles más amplios, siendo
ra, donde se domesticaron algunas plantas,
estos: Supe, Huara, Chancay, Chillón, Rímac
mientras que otras se difundieron desde dis-
y Lurín y en la costa sur, los valles son es-
tintas regiones andinas. Entonces, en la costa
trechos, debido a que se encuentran forma-
norte, para este periodo, la agricultura se en-
dos sobre la base de la cordillera costanera,
contraba bastante desarrollada, según fecha-
tal es el caso del valle de Pisco, Ica, Palpa y
dos radiocarbónicos estaría entre los 3000 a.
Nazca. Los pobladores asentados en estos
C, preparándose campos, que implico la roza
valles costeros, se adaptaron y aprovecharon
y quema de la vegetación de grandes áreas.
al máximo tanto los recursos marinos, como
Dentro de estas áreas se cultivaron raíces y
los terrestres, siendo estas características los
tubérculos como la yuca, diversos tipos de
elementos principales o base para el surgi-
calabazas, árboles frutales (palmera) y va-
miento de la complejidad social durante el
riedad de maíz (Dillehay, 2015, p.46). Por
periodo Formativo Inicial.
otro lado, los asentamientos de la costa ha-
brían crecido exponencialmente tal como lo
Gracias a las investigaciones arqueológicas
demuestra la arquitectura doméstica agluti-
se han logrado identificar numerosos asenta-
nada, las pequeñas estructuras especializa-
mientos y centros ceremoniales del periodo
das como pirámides o plataformas, textiles,
Formativo Inicial, en la costa norte como:
mates finamente trabajados, cerámica y otros
Huaca Prieta (valle de Chicama), Alto Sa-
objetos.
laverry (valle de Moche), El Arenal y Cerro
Ventarrón (valle de Lambayeque).
La interacción entre las sociedades, fue un
fenómeno común para el Periodo Inicial, los 4. Sitios del Formativo Inicial en la
pueblos costeros tuvieron contacto con otras Costa Norte
zonas, realizaban actividades rituales simila-
En el valle de Chicama, un sitio muy impor-
res a otras comunidades, aunque no habían
tante es Huaca Prieta ubicado cerca a la ori-
desarrollado una red interregional para el in-
lla del mar, formado por un gran montículo
tercambio frecuente de bienes exóticos con
de forma ovalada de 125m de largo, 50m de
miras a promover el estatus individual. Sin
ancho y 12m de altura. En la parte superior
embargo, hubo mayor énfasis en la coopera-
del montículo, Bird (1963) encontró una ar-
ción y la construcción de alianzas entre gru-
quitectura de cantos rodados que formaban
pos sociales lo que se puede observar en las
muros adheridos a la basura, para dar lugar a
banquetas rituales y en la construcción de los
pequeñas casas de planta oval o cuadrangu-
centros ceremoniales y de menos estratifica-
lar y semisubterráneos con una profundidad
ción interna de las comunidades.
de 1.60m. (Bird, 1963; citado por Dillehay,
2015, p.54). Las habitaciones no tenían nin-
gún plan de distribución, poseían pequeñas
14
entradas y escalones para comunicarse con fue lograda a través de una larga secuencia
la superficie. Los techos parecen haber sido de remodelaciones y una progresiva exten-
sostenidos con vigas de madera, indicando sión horizontal de las edificaciones, forma-
que para el tercer milenio se fue desarro- das por un modelo de sistemas de terrazas
llando lentamente la tecnología de la cons- escalonadas que soportaban escalinatas y
trucción en esta zona. (Lumbreras, 2006, p. sistemas de recintos aglomerados o aislados,
20-21). Sus habitantes fueron grandes pes- algunos con decoraciones murales en facha-
cadores y tejedores de algodón, diseñando da o banquetas (Alva 2013). Por otro lado, el
un sofisticado estilo artístico con diseños de cerro Ventarrón, ocupa una posición singular
humanos, animales, figuras geométricas y estratégica en la parte baja del valle de Lam-
diseños que combinan elementos marinos y bayeque, al centro de la llanura y cerca de la
terrestres. Dentro de la producción textil rea- margen derecha del rio Reque. Su ubicación
lizaron mantos, bolsas, sandalias y redes de cerca al río, permitió desde épocas muy re-
pescar. Gracias a las excavaciones arqueoló- motas, el acceso a grandes concentraciones
gicas por Bird (1963), se encontraron mate- de recursos. Según Alva (2013), la ubicación
riales como: artefactos de huesos (mamíferos geográfica del sitio va a reflejar tres aspectos
marinos), artefactos de madera afilados, an- muy importantes: 1) El cerro como eje refe-
zuelos y agujas (de espina de pescado y con- rencial que indicaba tanto el nivel práctico
cha) (Bird, 1963; citado por Dillehay, 2015, como simbólico del centro del paisaje; 2) El
p.54). Para el extremo sureste del valle de portachuelo creado por la cercanía de los ce-
Moche, se encuentra el sitio Alto Salaverry rros Ventarrón y Reque, permitiendo un paso
emplazado sobre un morro donde se puede natural para el tránsito y relaciones interva-
visualizar el Océano Pacifico. Este sitio se lles norte-sur y 3) Los bosques y riveras del
localiza a 1.5km respecto a la línea de playa rio que ofrecen diferentes recursos de fácil
y hacia el norte a 6 km de la desembocadura acceso. Teniéndose en cuenta, el rio reduce
del rio Moche. Alto Salaverry es uno de los su caudal con el descenso estacional, dejando
sitios tempranos con presencia de algodón, playas cultivables en el lecho arenoso. Enton-
se compone de una arquitectura doméstica ces, es probable que en estas áreas se dieron
como no doméstica, tumbas y densa con- los primeros pasos de la domesticación de
centración de basura. Con la evidencia de cultivos en la costa norte, durante el periodo
la arquitectura los investigadores pudieron Formativo Inicial. (Alva, 2013, p. 15)
determinar una sociedad jerárquica preca-
ria, y su economía principalmente se basó en 5. Economía
animales marinos. Los habitantes debieron
ser agricultores adaptados al uso de plantas Tello (1942) sostienía que:
cultivables y de árboles permanentes, aunque
con reducidas áreas irrigables. “la civilización de los Andes tuvo como
cimiento de su asombroso desarrollo, en
Para el caso del Complejo Arqueológico la explotación de los recursos de origen
Ventarrón, se encuentra el Sitio Arenal, ubi- mineral, vegetal y animal, mediante el
cado en la ladera oeste del cerro Ventarrón, laboreo de las minas, el tallado de pie-
cubierta por una gruesa capa de arena eólica. dras, el cultivo de plantas y la domesti-
Adosado a la ladera del cerro, se encuentra cación de animales… Podría afirmarse
conformado por edificios colosales cuyo di- que la Civilización Andina surgió e irra-
seño era proyección e idealización de formas dió de una sola fuente natural de riqueza
y alineamiento de la ladera rocosa, superan- y de un solo ideal de vida: la tierra an-
do a otros centros ceremoniales de la costa. dina y el ingenio del indio puesto a su
La asombrosa monumentalidad del conjunto, servicio; la conservación y la propaga-
15
ción de la tierra haciéndola más propicia pero se debe tener en cuenta que los factores
para la vida animal y humana” (Tello, de la conservación dependen de la consisten-
1942, p. 593). cia o uso cultural.
Por tanto, Tello destaca, en forma locuaz, la Como ya explicaron los investigadores, el
riqueza natural y producida en forma varia- mayor porcentaje de las especies encontra-
da en las regiones que él reconoce (Kaulicke, das, posiblemente hayan sido cultivables,
2020, p. 157). Destacando principalmente entonces ya existían pobladores dedicados
la agricultura, siendo un indicador bastante exclusivamente a la agricultura. También re-
usual en los andes para el aspecto económico. calcar el hecho que la zona, en la que se en-
cuentra Ventarrón es bastante fértil, y a esto
De tal manera para determinar una forma se suma el cauce del rio cercano, que habría
de economía en Ventarrón, tenemos que re- brindado una facilidad para poder adaptarse
visar las evidencias botánicas que nos pre- a la agricultura, pero por otro lado, se debería
senta las excavaciones. En el análisis macro hacer un análisis del espacio, de los terrenos
botánico, que realizó el arqueólogo Ignacio de cultivo, canales o forma de tecnología que
Alva (2013), pudo determinar la presencia determinaría una agricultura.
de 16 especies nativas herbarias que tienen
una distribución asimétrica en los diversos Por otra parte, se puede evidenciar presencia
niveles y capas, de las cuales, se han clasifi- de restos de animales siendo contabilizados
cado desde la perspectiva paleo-etnobotánica un total de 3276 restos de vertebrados, de
a las especies identificadas, y se obtuvo que los cuales, 2831 restos corresponden a peces
los restos de plantas cultivadas alimenticias (86,42%), 215 restos son de aves (6,56%)
representan el 85,9%, siguen las plantas cul- y 230 restos de mamíferos (7,02%). (Alva,
tivadas no alimenticias con 11,2% (Alva, 2013, p. 259).
2013, p. 271). Las especies más importantes
son: Prosopis pallida (algarrobo); Lagena- Estas cifras indican una abundancia repre-
ria siceraria (calabaza); Cucurbita máxima sentativa y especial de los peces, lo cual
(zapallo); semillas de algodón; fragmento se brinda información respecto a la actividad
semillas de Pouteria lúcuma (lúcuma); tres pesquera. En las excavaciones, se ha podido
restos de semillas de Zea mays (Maíz), entre recuperar un total de 22 especies de peces, de
otros en menor cantidad. los cuales 4 especies son condrictios (cartila-
ginosos) y 18 especies son óseos (16 mari-
La identificación de semillas de cucúrbitas, nos y 2 dulceacuícolas) (Alva, 2013, p 270).
“ají”, “frijol”, “palta”, “huaba”, “lúcuma” y De todas las especias se puede verificar que
una cantidad baja de restos de maíz, son la existen tanto especies de agua salada, como
prueba de que existía una horticultura desa- especies de agua dulce, siendo un ejemplo
rrollada, que apostaba por la variedad para común, la Lisa; y esto se determinó debido a
lograr diversidad y asociaciones de culti- que, hay restos de vertebras que por su tama-
vos; se había iniciado un complejo proceso ño indican que provienen de individuos que
de selección y mejoras, que constituyen el viven en el medio marino (vértebras gran-
gran legado de las civilizaciones primigenias des), y otras vértebras, específicamente de
a la humanidad. Entonces, Ventarrón resul- menor tamaño, indicarían que provienen de
ta ser en aquel tiempo uno de los centros de individuos que viven en ambientes dulcea-
domesticación de especies más antiguos de cuícolas, como lagunas, canales y ríos. Otras
América y el mundo (Alva, 2013, p. 272). de las especies de mayor evidencia es Mugil
Entre los restos vegetales, la superior pro- cephalus (lisa) con un total de 1198 restos,
porción corresponde a calabazas y zapallos; lo cual significa un 36,57%; Scartichthys gi-
16
gas (borracho), un total de 368 y represen- muy comunes en el sitio, aun cuando tam-
tan 11,23% Trichomycterus sp. (Life), un bién se han identificado algunos coprolitos
total de 221 vértebras, que hacen un total de que atestiguan su presencia física. Los restos
6,75%; Anisotremus scapularis (chita) con de estas especies están por debajo de 0,5% y
un total de 201 restos, lo que implica 6,14%, corresponden seguramente a fauna eventual
y Paralichthys sp. (lenguado) con un total de que tuvo contacto en algún momento de la
95 restos, lo que hace un 2,9%; entre otras historia de este contexto (Alva, 2013, p. 270)
especies (Alva, 2013, p. 266).
Aunque con estos datos no se puede hablar
Entonces respecto a las evidencias marinas de una domesticación de animales para este
encontradas en el complejo, se puede dedu- periodo debido a la falta de datos, no se pue-
cir que la pesca fue un pilar importante en de dudar que los mamíferos estuvieron bas-
la alimentación de los pobladores del Forma- tante involucrados con la población de esa
tivo Inicial, y esto se puede apreciar en las época, esto se puede observar en la represen-
representaciones en los relieves murales co- tación de la zarigüeya en los bajos relieves y
rrespondiente a peces. Alva (2013) mencio- altos relieves, estando cerca al podio o trono
nó que: “En las culturas del mundo los peces (posiblemente). Teniendo estos datos se pue-
representan la bonanza natural, abundancia y de inferir la gran carga simbólica que tenía
prosperidad” (Alva, 2013, p.124). este mamífero y la importancia que se le dio,
como el arqueólogo Alva, mencionó, “esta
Sin duda la riqueza del mar hizo posible el dualidad que existió entre este mamífero y
surgimiento y crecimiento sostenido de la la representación de peces, representando lo
población de Ventarrón y por las evidencias terrestre y lo marino” (Alva, 2013, p. 82).
osteológicas y representaciones de peces; Todas estas representaciones en una gran ar-
y semillas de algodón, se puede inferir que quitectura ceremonial, cumplían el propósito
existió una complementariedad entre estas de reunir en el centro, imágenes explícitas de
dos actividades importantes; con el algodón formas y códigos que fundamentaban la or-
que cosechaban los agricultores, se podía te- ganización del territorio y la interdependen-
jer las redes, para poder pescar abundancia cia entre agricultores y pescadores.
de animales marinos y con esto alimentar a
la población circundante. Entonces, la ayu- Es interesante el dato que nos brinda el ar-
da entre estos dos sectores fue indispensable queólogo Alva, relacionando la zarigüeya
para la subsistencia, así como para poder ha- con el tema terrestre, así como también fe-
bilitar con excedentes para la construcción menino y al estar cerca del podio o trono, se
del templo, que demando un trabajo especia- puede relacionar directamente con la gran
lizado en la arquitectura. importancia que se le dio a la mujer desde
épocas remotas, que posteriormente, en épo-
Según los análisis de los restos de mamífe- cas tardías, se puede visualizar en los mochi-
ros recuperados en el contexto, hacen un cas, con la dama de Cao (Franco & Gálvez,
total de 230 especies, de los cuales se han 2005) y la época Lambayeque, con la sacer-
identificado 7 especies y 1 a nivel de fami- dotisa de Chornancap (Wester, 2018), siendo
lia. Se evidenció 4 restos que corresponden a mujeres de alto estatus y gran poder político,
Didelphis marsupialis (muca o zarigüeya), 1 religioso, y divino.
resto que corresponde a Lagidium peruanum
(vizcacha), a la cual posiblemente corres- 6. Arquitectura
pondan los diferentes coprolitos que se han La arquitectura de Huaca Ventarrón consis-
recuperado en el sitio, 2 restos de Lama sp., te en una plataforma escalonada con acceso
lo que implica que los camélidos no eran por el norte, con un recinto culminante y sa-
17
las laterales en la parte baja y ha sido posi- sin presentar un carácter monumental has-
ble identificar varias fases constructivas. El ta la siguiente fase. Se observa que existió
simbolismo de la arquitectura entrelaza una una plataforma encajada y elevada, sobre el
visión dual y tripartita del universo. Así mis- cual se edificó un recinto central con un fo-
mo, la arquitectura monumental alcanzó cen- gón ritual y una banqueta que simbolizaban
tralizar y promover una interacción regional la dicotomía esencial. Al lado sur del fogón,
aledaña del centro ceremonial utilizando se encontró un altorrelieve con la imagen
diversas tecnologías y recursos innovadores de dos peces dispuestos lado a lado, miran-
para la época. Por otro lado, la arquitectura do en direcciones opuestas, simbolizando el
ceremonial estableció a partir del periodo mundo natural, el mar, la lluvia y la esfera
inicial el principal motor social. La natura- celeste; poseyendo características que los
leza ceremonial de la arquitectura de huaca distinguen del otro como si fueran una pare-
Ventarrón expresa un crecimiento cíclico, ja. Así mismo, la banqueta y la imagen de la
expresado por fases: estas presentan distintas zarigüeya simbolizaban la parcialidad terres-
tecnologías constructivas, tipologías, mo- tre vinculada a la sociedad y el poder. Alva
delos funcionales y espaciales. Alva (2013) (2013) manifestó que la mayor densidad y
refirió que la arquitectura parece expresar la complejidad arquitectónica se acumuló en la
“materialización” del paisaje sin negar trazos esquina sureste y al frente sur; concentrándo-
de la autoridad político-religiosa de aquellos se estructuras para diversas actividades ce-
que la hicieron erigir (Alva, 2013, p.276). remoniales que puedan estar relacionadas al
promontorio rocoso, el curso del rio, el cerro
En la Fase 1, el diseño del templo se adaptó a Reque y la vía al litoral (Alva, 2013, p.20)
la configuración geológica del promontorio, (Figura. 01).
Figura. 01: Recreación de la primera fase del templo Ventarrón. Imagen extraída del libro
Ventarrón y Collud: origen y auge de la civilización en la costa norte del Perú (Alva 2013).
Para la Fase 2, se observa un cambio radical fase, todas sus caras estuvieron pintadas con
en la arquitectura, cubriéndose casi por com- anchas bandas oblicuas de color blanco en
pleto el afloramiento rocoso, por lo que el eje forma de zigzag sobre fondo rojo, y fue lla-
noroeste estaba ocultó y orientó el templo al mado el templo Rojo-Blanco constituyendo
norte, en función al entorno paisajístico. El un primer modelo arquitectónico monumen-
ambiente más importante y sagrado del tem- tal. En el interior del recinto, se ubica una
plo lo constituyó el recinto principal. En esta banqueta central a manera de trono, y a cada
18
extremo se ubicaron dos muros perpendicu- dieron dar por una interacción interregional
lares configurándose murales policromos con en aquella época. Para construir esta fase, el
una iconografía del tema “Cacería de vena- recinto central se estableció una serie de cel-
dos” con una red de color negro sobre fondo das de contención de relleno. Así mismo, al
rojo y amarillo. También se halló un fogón llegar al vértice de la plataforma se constru-
ceremonial que al parecer fue un dispositi- yó un sistema de contrafuertes para asegurar
vo común en los espacios más importantes y el relleno de la cima. Este cinturón como lo
restringidos de los principales templos de la refiere Alva ofreció una solidez y equilibrio
época. (Figura. 02). arquitectónico, probablemente estos volúme-
nes trapezoidales a modo de almenas produ-
Por otro lado, la Fase 3 ha sido denominada jeron un juego de sombras con el curso anual
“Templo verde”, apareciendo ofrendas muy del sol. Además, se construyó sobre el atrio
valiosas como la Tricornis peruviana (trom- un recinto central similar al anterior, con las
peta de caracol), concha de nácar y, además paredes pintadas de color verde semejante a
el esqueleto de un Guacamayo asociado a un lo que refleja el óxido de cobre (Alva, 2008,
collar de cuentas de turquesa, haciendo supo- p.105). (Figura. 03).
ner a Alva (2008) que sus procedencias se pu-
Figura 02: Recreación de la segunda fase del templo Ventarrón. Imagen extraída del libro Ventarrón y
Collud: origen y auge de la civilización en la costa norte del Perú (Alva, 2013)
19
En la Fase 4, se tapó por completo los con- 6 por primera vez se une una falsa escalinata,
trafuertes, para elevarlo hasta la cima de la y se encontró asociada a un muro de quincha,
terraza, reduciendo el recinto central. Los paralelo a la fachada que llevaba y mantenía
cambios producidos del mural en la facha- oculto la comunicación sobre el segundo ni-
da, lograron ser bandas intercaladas de color vel del templo. En la fase 7 se registró una
blanco y negro con menor proporción, y es- pequeña porción al frontis, desarrollándose
taban superpuestas al color verde de la fase también una falsa esquina. Posteriormente,
anterior y parece tener una continuidad de la la fase 8 se encontró más destruida, siguien-
fase 2. (Figura. 04) do un alineamiento similar a la anterior fase.
En la fase 9 su fachada estableció una curva
A partir de la Fase 5, el recinto central fue prolongada sin ángulo escalonado y la fase
cubierto por completo, lográndose cambiar 10 el autor menciona que podría ser la última
la tendencia de un recinto por una platafor- remodelación del templo puesto que no se ha
ma a manera de estrado o podio culminante encontrado una fachada superpuesta (Alva,
(Alva, 2013, p.116). Por otro lado, en la fase 2013, p.101). (Figura 5)
Figura 04: Recreación hipotética de la cuarta fase arquitectónica. Imagen extraída del
libro Ventarrón y Collud: origen y auge de la civilización en la costa norte del Perú (Alva,
2013)
Figura 05: Bosquejo de la secuencia de fases. Imagen extraída del libro Ventarrón y Collud:
origen y auge de la civilización en la costa norte del Perú (Alva, 2013)
20
De manera universal, la forma del templo relieve la imagen de los peces (Figura. 06)
y su orientación al norte asociada al cerro que hace referencia “… propiciatoria del
constituyen un modelo del alineamiento de la mundo natural, del mar, la lluvia y la esfera
cordillera andina, de modo que los diversos celeste…” (Alva, 2013, p.114). Luego, sobre
componentes de la arquitectura se pueden or- la imagen de la zarigüeya (Figura. 07), des-
ganizar desde una perspectiva centrípeta. En cubierta cerca de la banqueta de la arquitec-
cada fase arquitectónica, quizás antes de la tura ceremonial, el autor nos aclara que su
primera estructura formal, los fogones cere- importancia radica a ser símbolo de la par-
moniales jugaron un papel fundamental, la cialidad terrestre vinculada a la sociedad y el
incineración de ofrendas proporciono unir poder ejercido desde el trono primigenio, tal
la tierra y el cielo. Este acto de reciprocidad vez por una matriarca, por el hecho de rela-
mística que menciona Alva (2013) hizo que cionarlo a mitos centroamericanos y por sus
se produzca la ruptura del plano terrenal. comportamientos biológicos (usar su cola
Según Eliade (1974) refirió que en todo el prensil como una quinta extremidad, además
mundo antiguo la homologación de fogones para esto las palmas tienen protuberancias a
y chimeneas con el simbolismo de centro “... manera de falsos dedos; la treta de fingirse
de manera que todas las casas - como todos muerta, su actividad nocturna y la bolsa mar-
los templos, palacios y ciudades- se halla- supial) y asociarlo con el simbolismo de la
ban en un solo y mismo punto común, el noche, la luna y la parcialidad femenina.
Centro del Universo” (Eliade, 1974, Citado
por Alva, 2013, p.116). Las remodelaciones
comparten y complementan el significado
simbólico de las ofrendas incineradas, ade-
más de ser un modelo de revitalización cul-
tural y emprendimiento, reafirma la unidad
social y el prestigio del centro ceremonial.
Cada fase como expresión de un tiempo fue
el único registro de una sociedad ágrafa;
cuando se enterró la época anterior, se con-
sagró la memoria; la superposición aproba-
da y acrecentaba, el valor de “centro” en la
medida que el proceso repetía y acumulaba
formas arquetípicas en el mismo espacio. El
centro ceremonial Ventarrón sería el origen
de la tradición arquitectónica de barro y arte
mural en la costa norte (Alva, 2013, p.116).
7. Murales
Huaca Ventarrón es un claro ejemplo de ar-
quitectura ceremonial por los elementos ar-
quitectónicos que se ven reflejados en sus Figura 06: Altorelieve de dos peces opuestos.
diferentes fases constructivas. Una de las Imagen extraída del libro Ventarrón y Collud:
características más resaltantes que se mues- origen y auge de la civilización en la costa norte
tra en su compleja arquitectura son las ma- del Perú (Alva, 2013)
nifestaciones de arte mural. En la primera
fase constructiva, en la parte del fogón, uno
de los dos elementos arquitectónicos princi-
pales junto con la banqueta, se ubica en alto
21
Figura 07: Altorelieve de la zarigüeya. Figura 08: Mural policromo sobre la cacería
Imagen extraída del libro Ventarrón y de venado. Imagen extraída del libro Ventarrón
Collud: origen y auge de la civilización y Collud: origen y auge de la civilización en la
en la costa norte del Perú (Alva, 2013) costa norte del Perú (Alva, 2013)
Así mismo, con lo que respecta a la segunda entre carne y hueso; estableciendo un juego
fase, el recinto principal decorado con fran- de metáforas referidas a la unión armónica
jas en zigzag en rojo y blanco, se encontró de las grandes esferas del cosmos, señalando
el arte mural más conocido en Huaca Ven- así el centro del mundo civilizado.” (Alva,
tarrón, que el autor lo nombró “Cacería de 2013, p. 130)
venado” (Figura. 08). Para Alva (2013), la
importancia ideológica radica en que la ac- Sin embargo, podemos ver que más allá de
tividad de cacería fue fundamental en los una relación dual, esta manifestación de de-
albores de la humanidad, desde ese remoto corar en Rojo – Blanco y en forma de Zigzag
origen, la caza adquirió un trasfondo simbó- es una muestra de un patrón cultural; donde
lico y ceremonial muy estructurado. En esta los colores Rojo – Blanco y la forma zigzag
idea, el autor expresa que, para muchas cul- se reflejan en murales como el caso de Huaca
turas, representa el “espíritu del bosque”, los de la Luna en la época mochica.
venados simbolizaron la abundancia natural
y los ciclos de renovación del tiempo por el 8. Discusión
crecimiento, pérdida y renacimiento de la ¿Civilización o Sociedad compleja?
cornamenta que lo vincula con el ciclo de la
Existe una fuerte preocupación por entender
vegetación, por tanto, su sacrificio era propi-
a las sociedades del Formativo Inicial, en
ciatorio (Alva, 2013, p.126).
gran medida, por su relevancia actual dentro
del debate sobre el origen y surgimiento de
Con respecto al decorado Rojo – Blanco en
sociedades complejas en los andes centrales
el recinto principal, Alva (2013) expreso:
y en particular sobre el surgimiento de las ci-
“…una dualidad terrestre-marina, solar-lu-
vilizaciones.
nar, femenina-masculina; la compenetración
22
Para poder atribuir a Ventarrón una defini- respondería a la ejecución del surgimiento de
ción de sociedad, tenemos que realizar una urbes con mayor complejización. Además,
discusión de términos para posteriormente, la estructura jerárquica presente en el sitio,
asociar a las evidencias arqueológicas que no se estaría evidenciando bajo contextos
se han encontrado en el yacimiento. No esta- funerarios y, aunque posee una indiscutible
mos en contra de la denominación que brinda monumentalidad arquitectónica, cabe la po-
el investigador al sitio, por el contrario, solo sibilidad que su construcción se haya dado
se pretende hacer una evaluación para atri- mediante formas colectivas, en las que las
buir una definición que sea el reflejo de las poblaciones adyacentes o con el mismo fin
evidencias para esta época tan temprana en religioso estarían aportando a la construc-
la costa norte. ción de este centro.
Childe (1950) mencionó la categoría “civi- Fux (2015) mencionó que las sociedades
lización” para calificar a las sociedades con complejas deben cumplir tres característi-
estratificación jerarquizada, conducidas por cas principales: a) deberán poseer un orden
gobiernos estatales y que han alcanzado un definido, es decir deberá estar estratificada
nivel avanzado de desarrollo cultural, ex- jerárquicamente; b) necesariamente poseerá
presado en el diseño y manejo del espacio un grupo de personas ejerciendo liderazgo
ocupado por una arquitectura monumental, u ocupando una posición de poderes y c) la
en el conocimiento y aplicación de ciencias, sociedad deberá responder ante la especiali-
como la astronomía, aritmética, geometría y zación de habilidades, es decir, los objetos
en la elaboración de obras artísticas (Childe, materiales que se creen, deberán presentar
1950; citado por Shady, 1999, p. 2-4). Alva características propias de cada sociedad tan-
(2013) postuló que el origen y auge de la to en sus objetos artesanales como en sus
“civilización” Ventarrón giraría en torno a la obras monumentales colectivas (Fux, 2015,
arquitectura imponente que presenta el sitio, p.28). Los templos responderán a la imagen
cuya distribución se realizó adecuándolo a la mental que se tiene de dichas obras monu-
disposición del cerro. Asimismo, menciona mentales colectivas asociadas al ejercicio del
una especialización en construcciones monu- poder mediante un “sistema religioso”. Dada
mentales; la realización de cultos que se rea- esta premisa, se puede inferir que las formas
lizaba en el atrio principal; la identificación de organización social de estos grupos huma-
de restos en fogones y relieves (zarigüeya nos estuvieron regidos mediante la moviliza-
y peces) que determinarían una dualidad, ción de personas que tenían un fin común
es decir, se asume la realización de rituales. o una estrecha relación ideológica. Además,
Otro de los factores por los que se considera Loponte, D.; Acosta, A & Musali, J. (2004)
a Ventarrón como civilización seria los estu- enfatizaron aspectos psicológicos de una so-
dios astronómicos que según Alva recaerían ciedad compleja, en la que el status o presti-
en la alineación del Cerro con la constelación gio individual, conllevaría a la competencia
de Orión (Alva 2013). entre individuos o grupos de individuos de-
finidos por intereses (Loponte, D.; Acosta, A
Dados los indicadores antes mencionados, & Musali, J., 1996, p.43).
que definen a una sociedad civilizada, y las
evidencias que nos presenta el arqueólogo 9. Conclusiones
Alva, surge la siguiente interrogante: ¿Es Según el análisis sobre el empleo de los tér-
posible denominar civilización al complejo minos “civilización” y “sociedad compleja”
arqueológico Ventarrón? El término “civili- en el sitio arqueológico Ventarron, se deter-
zación”, no debería aplicarse para denominar mina que, el termino “civilización” no es
al sitio Ventarrón, dado que dicho término adecuado para nombrar a este sitio. En pri-
23
mer lugar porque este término es empleado tante investigación en Ventarrón que ha mo-
para comprender sociedades occidentales; tivado el presente artículo; a nuestros padres
así mismo no hay registro de evidencia co- por su comprensión y apoyo día a día.
rrespondiente a entierros que permitan com-
prender la jerarquización de su organización 11. Bibliografía
social y además, no se ve reflejado un go- Alva, I. (2008). Los complejos de Cerro
bierno estatal, debido a que no se encuentra Ventarrón y Collud-Zarpán: del Pre-
un control por parte de un gobernante que cerámico al Formativo en el valle de
dirija y controle las actividades netamente Lambayeque. Boletín de arqueología
sociopolíticas. Si bien es cierto, Ventarrón PUCP/N°12.
cumplirá con ciertos aspectos como: el nivel
Alva, I. (2013). Ventarrón y Collud. Origen y
avanzado de desarrollo cultural en represen-
auge de la civilización en la costa nor-
taciones iconográficas, expresado en finos
te del Perú´´. Lima: Proyecto Especial
murales: la elaboración de redes, destinadas
Naylamp-Lambayeque, Ministerio de
a la actividad de la caza; una agricultura in-
Cultura, pp. 251-272.
cipiente (horticultura); el desarrollo de un
estudio astronómico y la construcción de Bird, J. (1963) “Pre - ceramic Art from Hua-
arquitectura monumental; entonces, tenien- ca Prieta, Chicama Valley” Nawpa
do en cuenta estos aspectos. En base a que Pacha 1, pp 29 - 34, Institute of An-
Ventarrón no se definiría como una civili- dean Studies, Berkley.
zación, postulamos al término de “sociedad
Braudel, F. (2000). Las civilizaciones actua-
compleja” dado que, se puede observar una
les. Estudio de historia económica y
estratificación o diferenciación social, en las
social, Madrid, 2000. Nota de lectura
evidencias arquitectónicas, como también en
de Jorge Gete Hernández, 2014
el uso de fogones y la realización de relie-
ves sobre la arquitectura. El manejo de esta Calduch, R. (s/f). Cultura y Civilización en
diferenciación jerárquica y del desarrollo la Sociedad Internacional. Catedráti-
de especializaciones, se reflejaría en la tra- co de Relaciones Internacionales. Fa-
dición arquitectónica y en la elaboración de cultad de Ciencias de la Información.
murales cargados de simbolismos; por ende, Universidad Complutense de Madrid.
Ventarrón estaría siguiendo el mismo patrón
Canziani, J. (2009). Ciudad y territorio en los
constructivo de los centros formativos que se
andes: contribuciones a la historia del
desarrollan a lo largo de los andes centrales,
urbanismo prehispánico. Lima, Perú:
dado que estos centros se erigen de manera
Pontificia Universidad Católica del
colectiva asociado al sistema religioso.
Perú.
10. Agradecimientos Childe, G (1996). Los Orígenes de la civili-
Expresamos nuestro agradecimiento a la zación. Fondo de cultura económica.
Escuela Profesional de Arqueología por la México.
gran labor que desempeña al seleccionar a
Dillehay, T. (2015) Los primeros pobladores
nuestros docentes. Así mismo agradecer al
y las Primeras sociedades en el litoral.
arqueólogo Carlos Wester La Torre por los
En: Chavin - Mali. Editor Peter Fux.
conocimientos impartidos en clase y por ha-
Lima, Perú. p. 43 - 54.
cer posible la publicación del presente artí-
culo, el cual será un gran aporte para nuestra Flannery, K. (1972) La Evolución Cultural
formación académica y profesional. También de Las Civilizaciones.
es necesario agradecer al arqueólogo Ignacio
Fux, P. (2015). Chavin. Asociación Museo
Alva Meneses por haber realizado tan impor-
de Arte de Lima.
24
Kaulicke, P. (2020). La economía en el pe- el Perú. Las Evidencias Arqueológi-
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zación y la Formación del Estado en
25
ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 26 - 39, 2021
Resumen
Desde la llegada de la misión japonesa a los andes en 1958, se incrementó el número de
investigaciones sobre el Periodo Formativo, generando grandes aportes para entender la com-
plejidad social y las repercusiones de sus trabajos en la arqueología del área andina. En el
desarrollo de esta contribución se aborda los inicios de la arqueología del siglo XX en el
Perú y el contexto social después de la Segunda Guerra Mundial en Japón, para determinar
la influencia que marcó a la arqueología japonesa y su particular metodología introducida en
un contexto donde la arqueología peruana estaba influenciada por corrientes de pensamiento
americanas. De la misma manera se considera los aportes teóricos y metodológicos como el
cambio de paradigma de la “cultura matriz” propuesta por Julio César Tello, la elaboración de
cronologías locales y regionales, el estudio de la arquitectura y la teoría de la renovación del
templo, el poder femenino durante el Formativo y las relaciones regionales y macrorregio-
nales. En este sentido, el trabajo de la Misión Japonesa constituye un antes y un después, un
punto de quiebre, en la historia de toda la arqueología andina.
Palabras claves:
Formativo, complejidad social, renovación del templo, Sierra Norte.
Abstract
Since the arrival of the Japanese mission to the Andes in 1958, research on the Formative
period has increased, generating great contributions to understand the social complexity and
the repercussions of their work on the archeology of the Andean area. For the development
of this contribution, addresses the beginnings of 20th century archeology in Peru and the
social context after the Second World War in Japan, to determine the influence that marked
Japanese archeology and its particular methodology introduced in a context where Peruvian
archeology was influenced by American theoretical currents. In the same way, the theoretical
and methodological contributions are considered as the paradigm shift of the “matrix culture”
proposed by Julio Cesar Tello, the elaboration of local and regional chronologies, the study of
architecture and theory of the renovation of the temple, the female power during the Forma-
tiva training and regional and macro-regional relations. In this sense conclusion, the work of
the Japanese mission constitutes a before and after a turning point in the history of all Andean
archeology.
26
1. Introducción
Evolucionismo, Historicismo Cultural, Mar-
En los inicios del siglo XX, nuestro país pre- xismo, Procesualismo y Pos-procesualismo
senció el gobierno de Augusto B. Leguía co- que fueron tomadas por los investigadores
nocido como “El Oncenio” por la duración para responder a las interrogantes de estu-
de su mandato. Un rasgo muy característico dios arqueológicos. El Evolucionismo Social
en el aspecto social de su gobierno fue la pro- fue la primera teoría científica que surgió en
tección del indio. Mesía (2006), afirmó que la arqueología a finales del siglo XIX (Tri-
se crearon una serie de instituciones desti- gger, 2006 citado en Tantaleán, 2020). Los
nadas a proteger a la población indígena en investigadores que trabajaron en el Perú
un contexto de industrialización del país. A como George Dorsey o Max Uhle estuvie-
pesar de ello, aún seguían siendo parte del ron influenciados por esta corriente teórica.
servilismo con norteamerica con quienes hi- Por otro lado, el Procesualismo, es una re-
cieron negocios con el fin de establecer una novación teórica del Evolucionismo Social
Patria Nueva. que tuvo entre sus principales líderes en la
arqueología a Lewis Binford, Kent Flannery
Es necesario contextualizarnos para conocer y David Clarke. En el Perú, el Procesualis-
cómo en su momento estas ideas nacionalis- mo se incorporó tempranamente a finales de
tas influyeron en las investigaciones del des- la década de 1970 gracias a investigadores
tacado arqueólogo Julio C. Tello, quien reci- como Timothy Earle, Kent Flannery y Joyce
bió el apoyo durante el gobierno de Leguía Marcus, entre otros (Burger, 1989 citado en
para promover la investigación arqueológi- Tantaleán, 2020).
ca, pues valoraba la importancia de la iden-
tidad nacional y del indígena. Esto forjó en Finalmente, el Difusionismo reaccionó a
Tello ideales autoctonistas y nacionalistas, los planteamientos argumentando en contra
sintiéndose “comprometido con la historia de lo que propone el Evolucionismo, plan-
indígena y sujeto a la influencia de su origen teando que “las invenciones de un artefacto,
serrano, se esforzó por entender el proceso costumbre, institución o idea surge en un
desde una óptica nacional” (Ramos, 2013). grupo humano determinado, no se repite en
Siempre plasmó esa importancia nacionalista los otros, sino que éstos la toman prestada, se
y el seguimiento de teorías para sus investi- la apropian, del grupo que la inventó” (Res-
gaciones, tales como: el Determinismo Geo- trepo, 2016). Además, tuvo una notable im-
gráfico, Esencialismo Andino, Difusionismo portancia en la Arqueología Peruana, Larco
y Arqueología Social (Mesía, 2006). tomó estos planteamientos para sostener su
hipótesis sobre la cultura Mochica.
Por otro lado aunque con ideales disímiles
Larco mantuvo un enfoque Histórico-cultu- En este contexto académico, la primera Mi-
ral y Evolucionista debido a sus investiga- sión Japonesa llegó a Perú en busca de los
ciones a la sociedad Mochica referidas a la orígenes de la civilización, con formación
difusión del estilo cerámico desde su núcleo arqueológica europea.
originario a los valles adyacentes y por su
propuesta cronológica de cinco fases a partir 2. El contexto social de la década
de la cerámica.
50’
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los
A lo largo del siglo XX, arqueólogos extran- episodios más dramáticos e importantes de
jeros de escuelas americanas llegaron a Perú la Historia y su término aún más, especial-
influenciando teóricamente a investigadores mente para Japón, pues sufrió una derrota
nacionales. Entre estas teorías tenemos al por las tropas norteamericanas, dejando a un
27
país devastado, con inestabilidad económi- había planificado la construcción de bloques
ca, moral, política, social y académica. Sin de viviendas.
embargo, lo sucedido hizo fortalecer a la so-
ciedad japonesa gracias a la identidad por Finalmente, la arqueología japonesa expe-
su nación, iniciando la reconstrucción de su rimentó una influencia europea con la apa-
país. Laborde (2011) manifiestó que los cam- rición del evolucionismo social durante la
bios se reflejaron tanto en el aspecto políti- segunda mitad del siglo XIX, en virtud de la
co, social, económico, científico entre otros, cual, Abad (2013) comentó que la historia de
pero uno de los cambios más significativos la humanidad era concebida como una lucha
fue que el país se democratizó (sistema de entre “razas” o “pueblos” bajo el principio
partidos) donde la soberanía recaía en el pue- de la “supervivencia de los más aptos”. Lue-
blo y se diseñó un nuevo sistema educativo. go en el periodo Meiji1, aproximadamente a
mediados de la década de 1880, la arqueo-
Por otro lado, al finalizar la Segunda Guerra logía en Japón se constituye a partir de este
Mundial, el aspecto cultural y arqueológico momento como disciplinas científicas autó-
declinó. Abad (2014) supone que: nomas e independientes de Occidente.
1.
Según De Medici, A (2020) la Era Meiji duró entre 1868 y 1912, supuso el salto precipitado del Japón al mundo
moderno.
28
retornó a Huánuco para las excavaciones en el valle, correlacionándolo con sitios próxi-
el sitio de Kotosh. Esta estuvo liderada por mos a partir de sus cuatro fases (Huacaloma
Seiichi Izumi y Pedro Rojas (codirector) jun- Temprano, Huacaloma Tardío, El y Layzón);
to a Maekawa, Sato, Watanabe, Terada, Iwat- b) y una propuesta teórica sobre la “renova-
suka, Sadasue, Onuki y algunos peruanos ción” del templo a partir de lo evidenciado en
que participaron en la primera expedición. la fase Huacaloma Tardío, estos planteamien-
Las Excavaciones en Kotosh cambiaron la tos son fundamentales para la discusión sobre
perspectiva del origen de la civilización en la organización de los primeros habitantes y
los Andes, replanteando la posición de Cha- el significado del acto de sepultar la arquitec-
vín como “Cultura Panandina”. A medida tura, más aún si ciertas características apare-
que avanzaron las investigaciones (tercera cían en otro sitios investigados (Figura 1).
expedición – 1963 y cuarta expedición -
1966) en los sitios de Kotosh, Shillacoto y Si bien Huacaloma sigue en estudio, los de-
Alto Huallaga, surgió la necesidad de esta- scubrimientos en Kuntur Wasi saltaron a la
blecer una cronología a partir de las fases vista. La Misión Japonesa que inició en 1988
identificadas estratigráficamente, entender el – 1997 bajo la dirección de Onuki y Kato, gen-
porqué del enterramiento de los templos, las eraron respuestas y nuevos cuestionamientos.
relaciones entre la Costa-Sierra y los arcaís- A partir de las evidencias arquitectónicas y
mos2 que se presenta para el Periodo Forma- cerámicas asociadas a motivos iconográf-
tivo. Más adelante, la quinta expedición en icos y contextos funerarios, se postuló cua-
la Pampa (Áncash) en 1969 y 1975, contri- tro fases con cambios significativos (Ídolo,
buyó a afirmar rasgos evidenciados en sitios Kuntur Wasi, Copa y Sotera). Además, refleja
previamente investigados como plataformas una organización “compleja” por la implican-
en forma de “U”, plazas hundidas, cerámica cia que tendría la renovación de los templos,
relacionada a las fases Las Haldas, Kotosh como la organización y excedente de pro-
Wairajirca y Kotosh Kotosh, sugiriendo una ducción para abastecer a toda una población.
desvinculación del estilo Chavín. Cabe mencionar que, a partir de las investi-
gaciones en el sitio de Cerro Blanco en 1985,
En 1975, los japoneses se reorganizaron tras se estableció una secuencia cronológica, que
la muerte del director del proyecto, Seii- es correlacionada con los sitios Huacaloma y
chi Izumi, emprendieron una nueva misión Kuntur Wasi, desde las tres fases: La Conga,
bajo el nombre de la “Expedición Japonesa a Cerro Blanco y Sotera. Las evidencias en este
América Nuclear” esta vez, a cargo de Kazuo sitio y Kuntur Wasi, manifiestaron vínculos
Terada, teniendo como objetivo de estudio la con Cupisnique y elementos arquitectónicos
Sierra Norte. En los próximos años se efec- pertenecientes a la Costa Norte.
tuaron excavaciones en el valle de Cajamar-
ca, en los sitios de Huacaloma, Wairapongo, Evidentemente, los investigadores japoneses
Kolguitín, Amoshulca, Layzón, Kuntur Wasi y peruanos, han logrado ampliar la visión de
y otros. Desde el año 1979 hasta 1985, los ha- lo que se conoce como Formativo. La nue-
llazgos en Huacaloma resultaron fructuosos va perspectiva gira en torno a que el Periodo
para la arqueología que a partir de un arduo Formativo no se limita a la aparición de la ce-
trabajo metodológico la Expedición Japonesa rámica, sino que se entiende como un periodo
logró plantear: a) una cronología desde el Pe- largo, dinámico y prodigio de creatividad y
riodo Formativo hasta el Horizonte Tardío en originalidad (Inokuchi y Onuki, 2011).
2
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se refiere a la imitación de las cosas de la anti-
güedad. Según Pimentel (2007) son elementos que pertenecen a épocas pasadas y artísticamente superadas y que se
usan en el presente (o nuevamente) por imitación. Es la supervivencia de un elemento, el cual se mantiene vigente
a pesar del tiempo.
29
Figura 1. Adaptado de “Las rutas regionales del Periodo Formativo para el Norte del Perú y el Sur del
Ecuador: Una Perspectiva desde el sitio Ingatambo, valle de Huancabamba” (p.13), por A. Yamamoto,
2012. Arqueología y Sociedad, (25).
30
Una de las contribuciones más importantes, de poder. Otro rasgo prominente de una
que desde sus inicios fue su mayor interés, sociedad semejante es la existencia de
ha sido la detenida elucidación de la proble- habilidades especializadas, que presen-
mática de esta época. Un aporte positivo de tan un estilo característico en los objetos
la Misión Japonesa, claramente evidenciado, artesanales y en las obras monumentales
es el ingente material disponible, recupera- colectivas. El término “obras” se usa en
do de sus excavaciones extensivas y siste- un sentido más amplio, que tiene como
máticas, que ha servido para establecer una base el supuesto de que un sistema de
de las secuencias estilísticas y cronológicas riego es una obra colectiva, monumen-
más sólidas y documentadas que la historia tal, tanto como los geoglifos que cubren
de la arqueología peruana tiene registrada, la grandes extensiones de tierra o un com-
secuencia de seis fases de su primera excava- plejo de templos imponentes”. (p. 27-
ción en Perú. Kotosh Mito, Kotosh Wairajir- 28)
ca, Kotosh Kotosh, Kotosh Chavín, Kotosh
Sajarapatac y Kotosh Higueras. Siendo esta No obstante, este lapso cabe mencionar que
secuencia usada como referente, es más, la el Período Formativo es sin lugar a duda una
“Tradición Mito” y la “Tradición Kotosh” época de grandes cambios sociales, políticos
son imprescindibles para dilucidar los estu- y religiosos, tanto para la Costa y la Sierra
dios precedentes inmediatos del Periodo For- Norte. Es por ello que las investigaciones re-
mativo y su desarrollo propiamente dicho. ferentes a este periodo en la Sierra Norte, ha
cobrado énfasis en cuanto al estudio de la ar-
Existe un intenso debate en la arqueología quitectura monumental de los sitios arqueo-
peruana sobre la correcta denominación de lógicos, lo que ha permitido establecer claras
este periodo, es que ya no se considera como fases de ocupación cultural en sitios como
lo decía Lumbreras décadas atrás, una cate- Huacaloma, Pacopampa, Layzón, Kuntur
goría para caracterizar la aparición de la ce- Wasi, Ingatambo (Tabla 1) contextualizando
rámica en los andes y su posterior difusión, la materialidad como los estilos cerámicos,
ni tampoco se convierte en el punto de parti- la litoescultura, la iconografía y otros aspec-
da para el desarrollo de tecnologías agrícolas tos que de estos se desprende, estableciendo
y ganaderas que ocasiona diferentes cambios cronologías locales que al ser periodificadas
en los pobladores del antiguo Perú. Hoy se- permite tener un mayor entendimiento a ni-
gún las nuevas investigaciones, principal- vel regional y macrorregional del Periodo
mente la de los arqueólogos japoneses, el Formativo.
Formativo representa un espacio de tiempo
marcado por la aparición de la complejiza- Ello ha significado que la perspectiva del
ción social, comprendido entre los años 3500 Formativo en los Andes, ha sido repensada
a.C. y 200 d.C. En este sentido, la sociedad en términos de: cronologías, estilísticas, pai-
compleja es definida por Peter Fux (2015): sajísticas, costumbres funerarias, relaciones
macroregionales, actividades naturales y so-
“Una sociedad con un orden claramente bre todo un particular conjunto de imágenes
definido y que se encuentra estratifica- que revelan la ideología y religiosidad, que
da jerárquicamente, de modo tal que un la Misión Japonesa ha puesto a nuestro al-
grupo de personas desempeña una fun- cance.
ción de liderazgo u ocupa una posición
31
Tabla 1: Adaptado de “La diversidad del Poder en la sociedad del Periodo Formativo: Una perspectiva
desde la sierra norte” (p. 177), por Y. Seki, 2014, El Centro ceremonial Andino: Nuevas perspectivas
para los periodos Arcaico y Formativo
32
Por lo tanto, la teoría de la “Renovación de sarrolló en vida y la deformación craneana
Templo” no solo se relaciona con los cam- que se convierten en evidencia de un elevado
bios arquitectónicos en aspectos de transfor- estatus, sino por el particular espacio de su
mación social o política, sino también en la sepultura asociada a una nueva fase de cons-
formación y continuidad de la tradición ideo- trucción del Templo de Pacopampa, el Edifi-
lógica (Seki, op. Cit.). cio Principal II y la plaza Hundida cuadran-
gular, de modo que su sepultura fue hecha
4.3 Poder femenino en el Formativo intencionalmente con la finalidad de otorgar-
A lo largo de la sostenida investigación ar- le “fuerza” o “poder” al edificio. El rol y el
queológica en la Sierra Norte, la Misión Ja- estatus social de esta mujer durante su vida
ponesa ha registrado una valiosa cantidad de fue tan igual que la del varón, así lo demues-
contextos funerarios. Solo en el sitio arqueo- tran las evidencias halladas en este mismo
lógico de Pacopampa se registraron un total sitio, donde el equipo japonés registró la
de 77 contextos funerarios que corresponden Tumba del “Sacerdote Serpiente-Jaguar”,
a individuos de diversos rangos sociales aso- asociado con el Patio hundido (Figura 2).
ciados a las diferentes subfases de este sitio
(Morales et. al, 2018). En el año 2009, el par- Al hallazgo de “La Dama de Pacopampa”
ticular e insospechado hallazgo del contexto se le suma el contexto funerario denomina-
funerario de la denominada “Dama de Paco- do “Las Sacerdotisas de la Huachuma” y el
pampa” localizada en la subfase Pacopampa B-Ent 531, pertenecientes a ancianas que
I (1200- 800 a.C.) reafirma con evidencia portaban collares de cuenta de crisocola, agu-
tangible lo que presumiblemente se sospe- jas de plata, elaboradas vasijas de cerámicas
chaba como el manejo del poder prehispáni- a modo de ofrendas y particularmente por
co en manos de mujeres desde épocas muy un cuenco con representaciones modeladas
tempranas. de Trichocereus pachonoi (Huachuma o
San Pedro) que le da el nombre a esta tumba
Este importante individuo femenino de apro- (Seki, op. Cit.). Si bien es cierto, por las car-
ximadamente 20 o 40 años de edad y alrede- acterísticas identificables no pueden ser cata-
dor de 1.55 metros de estatura, más alta que logadas con el mismo rango que la Dama de
el hombre promedio de su época, presenta Pacopampa, este contexto funerario reafirma
una deformación craneana como diferencia- la existencia de una compleja categoría y jer-
ción social. El ostentoso ajuar funerario se arquía en el rol que desempeñó la mujer en
componía de orejeras, pendientes de oro, un el Formativo y en todo el desarrollo cultural
collar y tobilleras de cuenta de concha que de los Andes.
fue depositado en la base de una tumba de
2.10 metros de profundidad, cavada en un Este significativo aporte no se encuentra
foso funerario de forma troncocónica inver- aislado, es necesario incorporarlo al debate
sa, compuesta de dos niveles. Al depositar el académico, no sin antes contextualizarlo con
cuerpo del individuo se roció cinabrio y azu- referencia a otras evidencias de personajes
rita sobre su cabeza. También, se colocaron de élite femenina registradas desde el pre-
ofrendas de cerámica y finalmente fue cu- cerámico hasta la llegada de los españoles,
bierta con grandes lajas de piedras oblicuas y así tenemos a la “Dama de los cuatro tupus”
horizontales seguidas de un relleno de tierra para el periodo precerámico (Shady, 2016),
y grades piedras (Morales et. al, 2018). “La Dama de Pacopampa” para el Periodo
Formativo (Seki, op. Cit.), “La Señora de
La importancia de esta mujer no solo radica Cao” (Franco, 2008) y “Las sacerdotisas de
en su ostentoso ajuar funerario que denota San José de Moro” para la época Mochica
el rol de sacerdotisa que probablemente de- (Rucabado y Castillo, 2003), “La Dama de
33
Figura 2. Adaptado de a) “La diversidad del Poder en la sociedad del Periodo Formativo: Una
perspectiva desde la sierra norte” (p. 190), por Y. Seki, 2014, El Centro ceremonial Andino: Nuevas
perspectivas para los periodos Arcaico y Formativo; b) “La Tumba del sacerdote de la Serpiente-
Jaguar en el centro ceremonial Formativo de Pacopampa” (p. 276), por D. Morales, Y. Seki y J.
Villanueva, 2018. Actas III Congreso Nacional de Arqueología, 1.
Huarmey” para el Horizonte Medio (Przą- ciando la gran complejidad social del Perio-
dka, 2014), “La sacerdotisa de Chornancap” do Formativo. Según Masuda (1982):
para la Cultura Lambayeque (Wester, 2016)
y “Las Capullanas” (Rostworowski, 1988) Una red sumamente compleja de true-
durante la Colonia. Todas estas evidencias que e intercambio se había formado en
han permitido repensar el manejo del poder los Andes Centrales en épocas muy re-
en los Andes, y considerar que no estaba cir- motas. Según los datos arqueológicos, es
cunscrito al género masculino, sino contrario evidente que los cazadores de la vertien-
a esto, se expresa en roles y funciones que te occidental de los Andes Centrales ya
representan hombres y mujeres, lo que en habían establecido la forma de vida tras-
arqueología se conoce como dualidad en el humante entre la Sierra y la Costa en la
poder. Época Arcaica (5000-2000 a.C.). En el
Formativo Inferior hay evidencias para
4.4 Relaciones Macrorregionales confirmar que los animales de origen
Otra de la repercusión más importante de serrano estaban al alcance de los coste-
las investigaciones arqueológicas de la Mi- ños. Así lo que se llama el “Horizonte
sión Japonesa en el Perú, es sin duda que los Chavín” tendría como base económica
arqueólogos nacionales y extranjeros que un sistema trasregional de comunicación
concentraban su interés en periodos como e intercambio. Los dos horizontes pos-
el Intermedio Temprano y Horizonte Medio teriores, de Wari y de los Incas, podrían
amplíen el panorama de discusión sobre las ser interpretados como intensificaciones
interrelaciones regionales, obligándolos a de la misma tendencia (p. 95).
reevaluar el inicio de estas relaciones de ca-
rácter económico, político y religioso entre Las excavaciones en la Sierra Norte, parti-
la Costa, la Sierra, el Norte y el Sur, eviden- cularmente en el sitio de Kuntur Wasi han
34
demostrado una variedad de objetos como 5. Discusión
collares de conchas marinas, piedras de cri-
La presencia de la Misión Japonesa en el
socola, coronas, pendientes y otros objetos
territorio andino marca un hito importante
de oro, que formaban parte del ajuar fune-
no solo para el Periodo Formativo sino para
rario de los individuos depositados en las
la Arqueología Andina en general, desde la
9 tumbas recuperadas en este sitio, eviden-
incorporación de una nueva metodología en
temente importados de diferentes áreas an-
el registro del material arqueológico hasta
dinas. Especialmente para el 800 a.C., en el
su peculiar forma de publicar sus resultados,
momento de la construcción del templo de
en copiosas monografías detalladas de sus
Kuntur Wasi, fueron introducidos una va-
hallazgos en su idioma natal, si bien es cierto
riada cantidad de recursos foráneos, como
en los últimos años los arqueólogos japone-
el cinabrio probablemente trasladado desde
ses han producido un cuantioso número de
Huancavelica para el uso especial de tumbas
publicaciones en español aún no es compa-
de personajes de alto estatus, el Strombus y
rable con la cantidad de bibliografía en ja-
Spondylus importados desde las costas ecua-
ponés, quedando aún pendiente la revisión
torianas y también el traslado de productos
de sus resultados en su totalidad.
desde largas distancias inesperadas como la
sodalita procedente de la Sierra Boliviana en
Desde su llegada a los andes, hace más de ses-
Cerro Sapo (Kato, 2014) eran productos no
enta años, su particular interés por la búsque-
de importancia ocasional, sino que llegaban a
da del origen de la civilización o ahora más
Kunturwasi de manera continua, suceso que
concretamente en el Periodo Formativo no
coincide con el abandono de los templos de
ha cambiado, llamando la atención de inves-
la Costa Norte durante el Formativo Tardío.
tigadores nacionales y extranjeros, es inevi-
table sostener que los arqueólogos japoneses
El estudio sobre este tema continuamente ha
hoy en día ya no buscan orígenes sino buscan
sido abordado sobre la base de la semejan-
entender este periodo de tiempo en su total
za de materiales obtenidos de diversas zo-
dimensión, es así que las evidencias halladas
nas ecológicas distantes entre sí en la Costa,
en la Sierra Norte y en otros sitios del Perú
Sierra y Selva. Sin embargo, el equipo del
como en el valle del Jequetepeque, Huanca-
arqueólogo japonés Yamamoto (2012) en el
bamba y Ancash han obligado a que la prob-
valle de Huancabamba va más allá de solo
lemática tome otro camino, explorando una
comparaciones estilísticas de materiales
serie de temas como el origen y ejercicio del
transportables y de identificar y clasificar lo
poder, el rol femenino en el Periodo Forma-
local de lo foráneo, es así que pretende en-
tivo y la jerarquización social, las relaciones
tender la dinámica social del Periodo For-
regionales y macrorregionales, la construc-
mativo a partir de un análisis de las rutas
ción de obras monumentales, establecimien-
interregionales que ponen en tela de juicio el
to de cadenas productivas, que indudable-
tema de las actividades de intercambio y mo-
mente han enriquecido el debate académico
vimientos humanos, introduciendo no solo
y han formulado una mejor comprensión de
un nuevo tema de investigación en el bagaje
los inicios de complejidad social. Así mismo,
de los trabajos del Formativo realizados por
por su notable interés en el estudio de la ar-
la Misión Japonesa, sino también la aplica-
quitectura monumental, las ininterrumpidas
ción de nuevas metodologías con el uso del
reocupaciones en sitios como Pacopampa,
SIG (Sistema de Información Geográfica) y
Huacaloma, Kuntur Wasi, Pandanche, Cer-
análisis topográficos para estudios a nivel
ro Blanco, en la Sierra Norte y otros sitios
territorial.
que las nuevas generaciones de arqueólogos
japoneses en los últimos años han continua-
35
do investigando en el valle de Jequetepeque, sustanciales en su forma de organización es-
en la costa de Áncash, han contribuido con pacial. Por otro lado, este tipo de arquitectu-
una secuencia cronológica tanto local que ra ha obligado a reevaluar el término “centro
permite tener una comprensión del uso, ceremonial”, tal como está usado en la lite-
reúso y abandono de los templos, que al ratura correspondiente, se refiere a la arqui-
ser periodificadas permiten tener una visión tectura monumental, en el sentido de grandes
mucho más amplia, corológica y cronológica, plataformas superpuestas. El adjetivo “cere-
sin duda, sobre la base de la ardua labor de monial”, en forma evidente, se refiere a su
los arqueólogos japoneses es que hoy en día función muchas veces inferida (pues la gran
se puede discutir no solo del adecuado uso mayoría no está excavada o investigada), lo
del término “Formativo” o su concepción, que casi lleva al extremo de convertir arqui-
sino que nos abre todo un abanico de posib- tectura monumental, en el sentido de grandes
ilidades de temas para la investigación que dimensiones, en sinónimo de arquitectura
cuentan con evidencias materiales tangibles. sagrada; sin embargo, esta asociación ni es
En este sentido, han diseñado toda una teoría excluyente ni evidente. El término “centro”
para dar explicación a estos acontecimientos es más complejo debido a su connotación es-
relacionados con la aparición de la arquitec- pacial, ya que involucra al paisaje. Este es un
tura monumental y la relación con las cer- término cultural y existe una línea de inves-
emonias en la formación de la “civilización tigación en la arqueología llamada Arqueo-
andina”, denominada como “La teoría de logía de Paisaje. Como en otras partes del
la Renovación del templo”, que provocaría mundo, los sitios, lugares o paisajes rituales
todo un cambio en la organización social y se concentran en cerros, manantiales, ríos o
por lo tanto llevaría a un alto grado de com- cuevas; así como en la presencia de ofrendas
plejización social. y sus motivaciones, en el simbolismo de co-
lores, la conexión con la ancestralidad y los
También el estudio de la arquitectura ha des- nexos estrechos con el género y el estatus.
encadenado las evidencias oportunas para la Por otro lado, “Dependen de una alta especi-
investigación en torno a la aparición de los ficidad cultural que puede variar aun en gru-
“centros ceremoniales” o templos como le pos que comparten una misma cultura. Cam-
prefieren denominar los investigadores de bia también con el tiempo, lo que le atribuye
la universidad de Tokio, con seguridad estos un carácter dinámico” (Carmichael, 1994
constituyen un aspecto sobresaliente de ca- citado en Kaulicke, 2003). Por lo tanto, el
rácter monumental en la mayoría de los va- paisaje constituye el marco espacial dentro
lles y cuencas de las regiones tanto costeras de una lógica que predetermina la ubicación
como altoandinas del norte y centro del Perú, de estos centros en el núcleo de un espacio
aunque este fenómeno se proyecta también percibido como cosmos (o viceversa) y que
a los valles de la Costa Sur Central. Estos diferencia lo “cultural” de lo “natural”, en un
impresionantes templos se presentan con- cosmos entendido como los límites del mun-
formando extensos complejos ceremoniales do. En este sentido, no es un centro en un
de gran envergadura y alto nivel de planea- vacío, sino que se establece como tal en una
miento. Pero es evidente también que este red conformada por piedras esculpidas, pin-
fenómeno no se presenta aislado, ya que se tura policroma en farallones, geoglifos como
encuentra estrechamente asociado a la con- cerros modificados; y, en mayor cantidad y
sistente presencia de asentamientos aldeanos distribución ordenada, petroglifos que pare-
que registran un considerable incremento en cen marcar territorios, tales como cemente-
su número y extensión, así como cambios rios (Seki, 1993).
36
Finalmente, los contextos asociados a esta prensión macrorregional de todo el formati-
arquitectura, ha generado repensar el inicio vo con el establecimiento de cronologías a
de las relaciones regionales e interregionales nivel local que al ser periodificadas resultan
entre zonas ecológicas distintas y distantes, en una visión cronológica y corológica que
sugiriendo que estas redes impulsadas por fi- sugieren que las sociedades de este periodo
nes políticos, económicos o sociales empeza- estaban mucho más dinamizadas e interco-
ron desde épocas muy tempranos y se incre- nectadas de lo que se tenía previsto.
mentaron durante el Intermedio Temprano y
mucho más en el Horizonte Medio, sugirien- En la actualidad, la Misión Japonesa ya no
do que las primeras sociedades andinas no busca los orígenes de la civilización, por
estuvieron aisladas ni mucho menos fueron lo contrario, busca entender en su real di-
sociedades herméticas. Esta problemática, mensión el desarrollo de las sociedades del
condujo que el equipo japonés incorpore Formativo en el área andina, incorporando
nuevas metodologías en su investigación a nuevas generaciones de investigadores ja-
para develar la dinámica de los grupos socia- poneses y además investigadores nacionales
les del formativo. que han avanzado en nuevos resultados, pero
también en la aplicación de nuevas metodo-
6. Conclusión logías a la luz del desarrollo de la ciencia.
La Misión Japonesa en Cajamarca a lo lar-
go de sus más de 60 años en Perú, ha gen- 7. Agradecimientos
erado grandes aportes y repercusiones en Esta contribución es el reflejo del conoci-
la arqueología andina. Es imposible sosten- miento adquirido a lo largo de cinco años de
er qué o cuál contribución ha sido la más vida universitaria; como futuros arqueólogos
importante, pero si se debe resaltar una en que buscan aportar a la Arqueología Peruana.
particular es la acertada decisión de excavar La formación que hemos forjado hasta aho-
en Kotosh donde encuentran arquitectura ra, es producto de la perseverancia de cada
de características complejas en un contexto uno de los estudiantes y docentes que forman
precerámico, porque resulta ser el punto de parte de la Escuela Profesional de Arqueo-
partida para un cambio de paradigma en la logía. Expresamos nuestro profundo agrade-
concepción del “origen de la civilización an- cimiento al docente M.Sc. Carlos Eduardo
dina”, definitivamente rompe con el esquema Wester La Torre por su dedicación y su noble
de Julio César Tello, sobre su planteamiento enseñanza día a día, por compartir este últi-
que la “cultura matriz o la cultura madre” se mo ciclo lleno de travesías, pero sobre todo
encontraba en Chavín. con ganas de seguir hacia un camino mejor.
Su posterior traslado hacia la Sierra Norte, Nuestra gratitud a la Misión Japonesa por el
y la persistencia en su principal objetivo “la aporte durante los últimos 60 años al conoci-
búsqueda del origen de la civilización” resul- miento de nuestra historia.
taron ser tan acertadas como la anterior por-
que las insospechadas y cuantiosas eviden-
cias materiales recuperadas ha generado no
solo un tema de investigación sino un acervo
considerable de tópicos que en la actualidad
han cobrado relevancia en los principales de-
bates arqueológicos, que inicia con el estudio
de la arquitectura monumental y su “teoría
de la renovación del templo” hasta la com-
37
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39
ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 40 - 55, 2021
Resumen
La costa norte del Perú, ha sido el escenario principal del estudio sistemático de grandes so-
ciedades prehispánicas; por mucho tiempo los Mochicas gobernaron este territorio que es el
centro de atención de varios investigadores. En el presente artículo se analizan y discuten las
propuestas dadas; es importante mencionar que ninguna de estas es errónea, ya que cada una
se desarrolló en un tiempo y espacio diferente en la cual la evidencia arqueológica cambió
con las nuevas investigaciones. Un término adecuado para definir algunas propuestas que ac-
tualmente no tienen relación con la evidencia material seria “propuesta desfasada”; asimismo
revisaremos el impacto que causó el descubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán, y cómo
trajo consigo una renovada visión para entender lo Mochica.
Palabras claves:
Key words: North Coast, Mochicas, Outdated Proposals, Archaeological Evidence, Sipán.
40
1. Introducción
dieron sus tradiciones a lo largo del territorio
En el transcurso de los años se han llevado a través de un proceso de conquista militar
a cabo múltiples investigaciones arqueológi- (Castillo & Donnan, 1994, p.03). Cuando se
cas en torno a la cultura Mochica, la cual se piensa en los Mochicas se tiende a imaginar
desarrolló entre los siglos I al VII d.C. ma- una sociedad cohesionada, que compartió un
nifestando extraordinarios indicios de com- ecosistema definido por los valles costeños
plejización social, generando interés en los de Piura a Nepeña (Donnan, 1978) y que es-
investigadores por conocer la organización taba expuesta a ciclos de fenómenos del Niño
política y territorial de esta cultura, origi- y sequías. Es muy probable, que los Mochi-
nando un corpus de propuestas y teorías, las cas hablaran una misma lengua, emparentada
cuales serán analizadas y discutidas sincróni- con la lengua Muchik (Carrera [1644] 1939,
camente en el presente artículo. extraído de Castillo & Donnan, 1994, p.03);
participaban en ceremonias muy semejantes,
Considerando que la historia de la arqueolo- como la Ceremonia del Sacrificio (Alva y
gía de la costa norte, ha cambiado la perspec- Donnan, 1993) y rindieran culto a los mis-
tiva de la sociedad Mochica en los últimos mos dioses, especialmente Aia Paec (Larco
20 años, a través de un constante proceso 1948, Castillo 1989, extraido de Castillo &
de investigación. Este trabajo presenta en Donnan, 1994, p.03). Se sabe también que
su apartado inicial, la propuesta formulada los señores Mochicas contaron con maestros
por Rafael Larco Hoyle (1945) en la reunión artesanos de gran experiencia, capaces de en-
de Chiclín, sobre el modelo estatal Mochica roscar minúsculas láminas de oro y hacerlas
como una sociedad única, unificada y centra- parecer hilos (Alva & Donnan,1993), o de
lizada (Castillo & Uceda, 2007). La segunda decorar ceramios y paredes de templos con
parte expone la importancia del descubri- diseños detallados que mostraban ceremo-
miento de Sipán (1987) y su impacto de la nias y rituales, así como animales silvestres
definición de la sociedad Mochica. Mientras, y monstruos sobrenaturales (Uceda, et. al.
el último apartado presenta las nuevas teo- 1994; Bonavia, 1985; PACEB 1994).
rías generadas como consecuencia del des-
cubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán, 2.1. La Mesa Redonda de Chiclín
tales como: los Mochicas del norte y los Mo- Gracias al auspicio del Museo “Rafael Larco
chicas del sur, Castillo y Donnan (1994); los Herrera” y del Comité de Proyectos de traba-
Mochicas como sistema religioso y cultural, jos del Valle de Virú del Instituto Andino, se
Jeffrey Quilter (2010); y el modelo de seg- realizó en agosto de 1946, la “Mesa Redon-
mentación política en parcialidades propues- da” en la Hacienda Chiclín, departamento de
to por Marco Rosas (2017). La Libertad, reunión convocada para revisar
y discutir los últimos avances en investiga-
2.¿Quiénes fueron los Mochicas? ción arqueológica. En el evento participaron
celebridades internacionales como W. Ben-
Durante mucho tiempo se aceptaba que los nett, de la Yale University; J.Bird Y J. Ford,
Mochicas fueron a lo largo de su historia un del American Museum of Natural History;
estado centralizado o una entidad política D. Collier, del Chicago Natural History Mu-
unificada, que se desarrolló en la costa norte seum; W. Strong Y C. Evans, de Columbia
del Perú entre los siglos I y VIII d.C., con- University; R. Larco Herrera, R. Larco Ho-
trolada por una clase gobernante de sacerdo- yle, C. Larco Hoyle Y J. Larco Hoyle, del
tes guerreros desde su capital ubicada en las Museo “Rafael Larco Herrera”; F. McBryde,
Huacas de Moche (Trujillo), los cuales difun- del Institute of Social Anthropology de Was-
41
hintong; G. Willey, del Bureau of American más representativas de este horizonte.
Ethnology (Margain, 1946, p. 43). Esta re-
unión se desarrolló en dos partes importan- Auge: Este Horizonte significa el fin del pro-
tes, en la primera parte, los investigadores greso tecnológico y la puesta en valor del
del Comité del Valle de Virú presentaron estilo artístico. Los rasgos más notables son
informes individuales sobre diferentes as- la cerámica con engobe, pintura exquisita,
pectos de la investigación en este territorio, adobes rectangulares, arte pictórico, grandes
y la segunda parte de la conferencia estuvo pirámides, tecnología metalúrgica avanzada,
dedicada a la datación de la costa norte del un desarrollo social y político muy desarro-
Perú, así como a los principales períodos o llado, escritura ideográfica. Gallinazo último
perspectivas culturales de la arqueología pe- en el valle de Virú, y Mochica en el valle de
ruana. La segunda parte del evento, también Chicama, son las culturas que Rafael Larco
abordó sugerencias relevantes para la pers- Hoyle ubica en este horizonte. (Margain,
pectiva cultural de los periodos u horizontes, 1946).
o cronología de la arqueología peruana. Ra-
fael Larco Hoyle (1946), propuso su correla- Fusional: En él se llevó a cabo una invasión
ción para los distintos períodos culturales del a gran escala, seguida de una fusión cultu-
valle de la costa norte del Perú, y señaló en ral de la misma magnitud, Huari (término de
detalle las características de los distintos ho- Rafael Larco Hoyle, correspondiente al estilo
rizontes de la costa norte y de toda la región Tiwanaku de la costa), es una influencia del
cultural del Perú. sur que introduce nuevas influencias. Tam-
bién Lambayeque y Cajamarca tienen una
Los horizontes propuestos por Rafael Larco fuerte influencia en la cerámica, en el Valle
Hoyle fueron: de Virú está representado por Tomaval. Los
diversos períodos de Wari, Lambayeque y
Pre-Cerámico: El cual corresponde a las Cajamarca que aparecieron después de lo
evidencias encontradas en el Valle de Virú Mochica influyeron en el Valle de Chicama.
por Strong y Evans, y por Bird en el Valle
de Chicama. Imperial: En este horizonte se formaron
enormes imperios como el Chimú e Inca, la
Inicial de la cerámica: Durante este perío- población se concentró en el centro de las
do, la cerámica fue teóricamente inventada grandes ciudades y ciertos grupos de faccio-
e introducida en el Perú. Aunque en este pe- nes políticas se extendieron ampliamente.
riodo se puede colocar la cerámica burda del
Templo de Queneto. Por esos tiempos, este Colonial: El periodo es similar al anterior,
período estaba en blanco. reemplazado por invasores extranjeros, pero
se observa el mismo proceso de conquista.
Formativo: Durante este período se realizan
inventos básicos y se agregó la agricultura Como resumen esquemático, la siguiente
con el desarrollo de una tecnología especial, (Tabla 1) contiene el período cultural del Va-
que incluía cerámicas con incisiones, espejos lle de Virú, el Valle de Chicama, la época de
de antracita, adobes cónicos y hemisféricos, Rafael Larco Hoyle y los horizontes cultura-
una gran cantidad de herramientas de piedras les, que era la más común en ese momento
y huesos, además enfatizando el tema de los
felinos. Para el valle del Virú, Puerto Morín
y las culturas antiguas de gallinazo, y en el
valle de Chicama, la cultura Salinar son las
42
Valle de Virú Valle de Chicama Épocas de R. Larco Horizontes Culturales
Tabla 01: Propuesta de R. Larco para los periodos que se establecieron en la costa norte del Perú.
Tomado de: Boletín Bibliográfico de Antropología Americana
43
dos pirámides. La élite omnipotente gobernó Mochicas. Es importante no dejar de lado las
toda la costa norte, combinando coerción y investigaciones realizadas por el “Proyecto
creencia, poder militar e ideología poderosa Valle de Virú”, que se inició en 1946 como
(Castillo & Uceda, 2007). Larco exploró y un proyecto multidisciplinario para estudiar
excavó casi todos los valles de la costa norte y reconstruir la historia cultural de Virú, un
(Evans, 1968). Estos trabajos arqueológicos pequeño valle norcosteño (Willey, 1953). En
se encuentran realizados principalmente en la época relacionada con la cerámica Mo-
la necrópolis, aportando una gran cantidad chica se acuñó el término “Huancaco”, que
de materiales e información y su inspección corresponde al sitio más grande ocupado por
e interpretación quedan reflejadas en un gran la presencia Mochica en el valle, y también
número de monografías. Una de sus obras se usa para referirse a la variante regional del
más importantes es Los Mochicas, cuyos dos estilo Mochica de Virú (Ford, 1949: 33). Gra-
primeros volúmenes se publicaron en 1938 y cias a sus excavaciones en el sitio de Huan-
1939 respectivamente, en la que se embarcó caco, Willey (1953: 32, 409) señaló que sus
en costumbres casi etnográficas, económicas características arquitectónicas (correspon-
y organizaciones sociales y políticas, reli- dientes a una gran cantidad de plataformas y
gión y mitología, arte, industria, militarismo, estructuras piramidales y residenciales) son
etc., de los Mochicas que están altamente re- similares a las grandes huacas del Valle de
presentados en su cerámica (Tinoco, 2010). Chicama y Moche perteneciente a la cultu-
Por lo tanto, el estudio arqueológico realiza- ra Mochica. Por lo tanto, Ford (1949) utili-
do por Larco en el Perú durante el período zando su interpretación “histórico cultural”,
prehispánico, determinó principalmente los insistió en que la influencia Mochica llegó a
pueblos definidos territorial y temporalmen- Virú como un estilo cerámico maduro, que
te al determinar sus características de estilo repentinamente reemplazó al período de Ga-
cerámico. llinazo. Además, inspirado por la teoría de
Larco, concluyó que este proceso alternativo
En los años cuarenta, Larco esbozó la se- sería el resultado de la conquista militar del
cuencia cronológica de la cultura Mochica, Valle de Virú por parte de los Mochicas. Sin
con base en las diferencias que presentan embargo, Ford también señala que después
las asas estribo de las botellas de cerámica del impacto Mochica, la cerámica utilitaria
ceremonial Mochica, en este sentido Larco de Virú permaneció casi sin cambios y aún
reconoció por primera vez los cuatro tipos mantuvo la misma forma y técnica que el Pe-
de estilos primordiales y en 1948, agrega un ríodo Gallinazo (Castillo & Donnan, 1994,
quinto tipo que puede responder a las cua- p. 151).
tro etapas del tiempo en el desarrollo de la
historia de Mochica. Larco (2001, t, I: 200) Por otra parte, un lugar con características
propuso una secuencia cronológica, que se Mochicas dentro del marco del proyecto
convierte en una herramienta ideal para re- Valle de Virú, es “Huaca de la Cruz”, un
construir la historia cultural Mochica, por- complejo residencial y de enterramiento, ex-
que cree que el desarrollo de la cerámica está cavado por Duncan Strong y Clifford Evans
íntimamente relacionado con el “desarrollo (1952, p. 171). Pero sin duda su máximo
cultural”. Por tanto, nos permite vislumbrar descubrimiento es un hallazgo extraordinario
el origen, apogeo y decadencia de la cultura realizado en 1946 por Strong y Evans (1952,
Mochica. p. 14) en “Huaca de la Cruz”, se trataba de
la tumba del muy conocido “Sacerdote Gue-
Es importante mencionar, que Larco al igual rrero”. Este complejo enterramiento pre-
que Bennet, trabajaron arduamente en el sentaba un personaje central, seguidamente
estilo Virú-Gallinazo y la relación con los acompañado por su séquito sacrificado; este
44
sepulcro exhibió numerosas y valiosas ofren- Finalmente, en la Fase V, la relativa escasez
das entre las que destacaban dos mazas de de alfarería le dio a entender a Donnan que
guerra fabricadas con madera y un cetro de para entonces los Mochicas habían perdi-
cobre cuyo extremo presentaba una efigie de do el control político sobre el valle sureño.
la divinidad suprema mochica con colmillos, Así mismo, tenemos los trabajos de Donald
denominada por Larco Ai Apaec. Los distin- Proulx, quien realizó dos estudios extensos
tos objetos ceremoniales asociados a la tum- en el Valle de Nepeña en 1967 y 1971. La
ba revelan con certeza a Strong y Evans la importancia del trabajo de Proulx radica en
alta dignidad del individuo allí enterrado y la selección del valle que fue considerado el
su destacado papel político y religioso, así punto más austral del territorio Mochica para
como un prominente rol militar. Considerada su análisis. En su segundo trabajo, dio un re-
como la primera gran tumba de un señor mo- lato más completo de la ocupación Mochica
chica excavada con métodos arqueológicos, de Nepeña, que en gran medida coincide con
la tumba del “Sacerdote Guerrero” fue par- la interpretación de Donnan. Por ejemplo,
ticularmente importante porque consolidaba estas coincidencias incluyen, que los Mo-
las tesis de Larco acerca de la organización chicas en la fase III inician con una invasión
política y religiosa mochica. (Tinoco, 2010, militar, intensificada en la fase IV, y como
p. 105). consecuencia de esta invasión, provocó que
forasteros se asientan en el valle. Sin embar-
En resumen, debido a la propuesta cronoló- go, la diferencia entre el Valle de Nepeña y el
gica de Larco, trazando la historia cultural Valle de la Santa radica por presentar un gran
de la cultura Mochica, a mediados del siglo sitio central, que claramente descollaba por
XX, comenzó un nuevo debate desencade- el volumen de su arquitectura monumental
nado por Steward: la definición exacta de la entre todos sus similares, estamos hablando
organización política de lo Mochica. Por su de Pañamarca; si bien, siempre consideró a
parte, Larco (1939, p. 132) ya había anticipa- Pañamarca como un centro ceremonial, lo
do este interés, porque en 1939, propuso que adaptó a su modelo de dominación política
el gobierno de los Mochica era “dinástico, externa considerando que habría desempeña-
teocrático y omnipotente”, completado por do una doble función de centro administrati-
Willey (1953, p. 397) en 1953, en términos vo provincial de los invasores (Rosas, 2017)
de un “estado multivalle”, del cual Virú se
convirtió en una provincia durante el Periodo 2.3. Modelo estatal de Rafael Larco
Huancaco (Tinoco, 2010). Christopher Don- El modelo estatal Mochica fue una propues-
nan (1968), realizó un estudio extenso del ta de Larco Hoyle y aceptado por diferentes
Valle Bajo de Santa entre 1965 y 1967, con el participantes del proyecto Chan-Chan Valle
único propósito de comprender la ocupación de Moche, la cual proponía que el origen
Mochica en el área. El mérito de Donnan, de la sociedad Mochica se encontraba en la
radica en la integración de las ideas existen- primera y segunda fase de la cronología de
tes del expansionismo de lo Mochica con los Larco Hoyle. En la fase III, los Mochicas
cinco períodos de Larco Hoyle. De esta for- formaron un estado en los valles de Moche y
ma, se prevé que la conquista del valle cul- Chicama, y llevaron a cabo una serie de con-
mine en la Fase II basada en los primeros es- quistas militares de los valles cercanos, que
tilos cerámicos de colecciones privadas de la finalmente les permitieron gobernar un tra-
región. La ocupación de Santa continuará en mo de territorios costeros que se extienden
la Fase III y IV, durante este período, consi- entre los valles bajos de Lambayeque y Ne-
derando las similitudes entre las vasijas loca- peña, administrando así a la población y sus
les y las de zona nuclear Mochica, se nota la recursos. Los invasores construyeron centros
presencia de gente migrante desde el norte. administrativos provinciales y una serie de
45
centros locales más pequeños en cada valle Day realizó un estudio del sitio entre 1973 y
llamadas Huacas. Dentro de la zona nuclear 1975, era miembro del proyecto Chan Chan
Mochica, existen tres puntos de evidencia de Valle de Moche y descubrió que su principal
que la ubicación de Huacas del Sol y de la ocupación se circunscribe a la fase Mochica
Luna constituye la capital que gobierna todo V. Suponiendo que Pampa Grande, represen-
el territorio. Primero, el tamaño del sitio es taba a la segunda capital, reciba a residentes
grande, lo que lo convierte en el lugar más y agentes locales y foráneos que huyen del
conocido antes de la Fase IV; en segundo lu- colapso del Sur, eventualmente se integra al
gar, hay un prototipo de edificio copiado por Modelo de Estado Mochica. En la fase V se
los centros provinciales y, en tercer lugar, la convierte rápidamente en un área de refugio
enorme montaña Huaca del Sol se considera norteña que no fue afectada por los hechos
la estructura de adobe más grande de los An- que generaron el dramático abandono sure-
des, y también Moseley (1975) sugiere que ño. Sin embargo, el retroceso sureño no cru-
fue construida con mano de obra proveniente zará los límites del Valle de Moche, en este
de distintas comunidades. Una cuarta línea valle, el sitio de Galindo fue erigido como un
de evidencia que sugería la preeminencia centro administrativo provincial en la quinta
política de este sitio partió de una observa- etapa Mochica, y el sitio representaría el nue-
ción hecha por Larco Hoyle décadas atrás, vo límite sur del territorio. En su tesis doc-
que identificaba a la cerámica procedente de toral Izumi Shimada atribuyó la caída final
los sitios de Huaca del Sol y de la Luna y de Pampa Grande y las tierras restantes en
Pampas de Jagüey en el valle de Chicama, el estado Mochica a una falla sistémica; se-
cómo las más finas exponentes de los estilos gún Shimada (1976), Pampa Grande albergó
Mochica III y IV. De hecho, Moseley (1975) una base social muy variada que se resistió al
consideró el estilo de estas fases como un sistema tributario, impuesto para sostener a
estilo corporativo explícitamente utilizado la gran ciudad, por ende, los gobernantes del
como un emblema de poder estatal. Es in- reconstruido estado Mochica V no pudieron
teresante observar además que la presencia controlar a esta base social. (Rosas, 2017)
de dos grandes huacas con características
arquitectónicas muy disímiles en este sitio, 3. Los hallazgos de las Tumbas
sirvió para proponer la necesaria especiali-
Reales de Sipán
zación de funciones que debía advertirse en El Impacto en la Perspectiva
las esferas más altas de poder de todo el or- Arqueológica Mochica.
den estatal (Rosas, 2017). Aunque el modelo El descubrimiento de Sipán forja una nueva
estatal Mochica insinúa el aparente auge de y distinta percepción respecto a lo que se
esta tradición cultural, también propone un caracteriza como estado Moche, debilitando
final dramático. La falta de cerámica de fase aquella propuesta que señalaba a Huacas del
V en Huacas del Sol y de la Luna y los valles Sol y La Luna como la capital y centro de
del sur indicaría que la mitad sur del esta- poder de dicha sociedad. En este contexto, la
do ha sido abandonada prematuramente. Al idea de estado central que sustentaba Larco
final de la cuarta fase, el abandono fue asig- (1948) queda, de cierta manera, relegada. A
nado temporalmente a un Mega-niño, quien grandes rasgos, Larco hace referencia a una
destruyó por completo el área de apoyo de producción de cerámica única de cinco (5)
la capital del estado y erosionó la estrategia fases que estandariza el desarrollo cronoló-
tradicional del gobierno. En 1951 se sabía gico de los Moche. Posterior a esta postura,
que el Valle de Lambayeque era la frontera surgen planteamientos basados en los nuevos
norte del territorio Mochica, este lugar es descubrimientos y métodos de datación. Por
muy extenso y cuenta con un enorme edificio ejemplo, investigadores como Makowski
monumental llamado Pampa Grande. Kent (2010), descartan la posibilidad que diversos
46
talleres dispersos en un área determinada, Makowski señala lo prescindible que es la
compartan los mismos rasgos de producción, iconografía para entender… cómo la socie-
técnica y decoración alfarera. Él plantea una dad de la costa norte se imaginaba los prin-
datación basada en la elaboración de vasijas cipios del orden natural y político, las jerar-
asa estribo; generando entonces, el concepto quías, los roles sociales, las identidades, las
de estado multivalle relacionado con una pro- obligaciones rituales de los grupos e incluso
ducción a gran escala que reflejaba una red de los individuos”. (Makowski, 2010)
de distribución. La propuesta de Makowski,
se ve reforzada por la intervención de otros Aunque la sociedad Moche en Sipán se ca-
investigadores que sostienen la existencia de racterizaba por ser altamente jerarquizada;
varios estados Moche, dentro de los cuales siempre buscaba fortalecer los lazos sociales
un personaje principal gobernaba; resaltando y legitimar las relaciones de poder, a través
que dichos centros de poder eran dinámicos, de un sistema de distribución. Al respecto,
es decir, podía ser delegado de una persona a Rosas (2017), sugirió que lo Moche debe ser
otra, quizá por crisis sociales o políticas. En entendido bajo el término de “parcialidades”;
este sentido, el descubrimiento en Huaca Ra- es decir, un modelo de segmentación que es-
jada (Figura 1) ayudó a sustentar la existen- tablece que los Mochica se organizaron en
cia de diversos tipos de organización política múltiples unidades políticas autónomas. Esto
o formas de gobierno, incluso, la división de elimina, por completo, la idea de un estado
poderes. Por ejemplo, durante la Fase final central dirigido por un señorío que tenía do-
del Moche Medio, hay una distinción de po- minio hegemónico y no territorial.
deres entre el Señor de Sipán y su Sacerdote;
mientras que el primero asume las funciones En síntesis, el descubrimiento de Sipán ma-
políticas y militares, el segundo se encarga nifiesta evidentes señales de complejidad a
de ejercer el poder religioso. En este sentido, través de sus colosales construcciones en
Figura 1: Descubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán. Al lado izquierdo la Tumba del Señor de
Sipán, y al lado derecho una nariguera asociada al viejo señor de Sipán. Tomado de Alva 2007, 2015.
47
arquitectura monumental, sus complejas 2001) o “pueden haber sido capitales regio-
tumbas de élite, elaborados ejemplos de arte nales, dependientes de las Huacas de Moche”
mueble (cerámica y objetos de metal), y fi- (Larco, 2001). Por consiguiente, el en Moche
nalmente su sólido sistema religioso relacio- III, los Mochicas del sur se embarcaron en
nado con el “culto a los ancestros”, elemen- una expansión hacia los valles de Virú, Chao,
tos suficientes para empezar a replantear la Santa y Nepeña, en donde se encontró una
configuración sociopolítica Moche. presencia limitada de los Mochica. Debido
a este proceso expansionista es muy posible
4. Nuevas perspectivas que los Mochicas del sur alcanzaran un alto
Los Mochicas del Norte y los grado de centralización formando un estado
Mochicas del Sur poderoso en las Huacas de Moche. Como
Los estudios realizados por los investiga- también sería probable que los Señores de
dores acerca de la cultura Mochica han per- Moche tuvieran control sobre todo su terri-
mitido diferenciar aspectos culturales que torio a través de una administración basada
mediante las evidencias arqueológicas han en un patrón de capitales subsidiarias en los
podido ser analizadas, lo cual llevó a cono- valles y centros locales, mediante un control
cer la existencia de organizaciones políticas ceñido de la élite sobre el territorio y la cen-
que surgieron en diferentes valles de la Costa tralización de sus recursos. Referente a los
Norte aproximadamente al mismo tiempo, Mochicas del Norte, abarcaron un territorio
pero con un proceso de desarrollo distinto con tres sistemas de valles entre ellos está el
materializado en artefactos que cambiaron valle alto de Piura, el sistema de valles del
con el tiempo, siguiendo una secuencia de bajo Lambayeque (La Leche, Reque y Zaña)
evolución distinta, pero “compartiendo es- y el sistema de valles del bajo Jequetepeque
trategias económicas, organizaciones so- (Chamán y Jequetepeque). Siendo los valles
ciales y creencias ideológicas” (Castillo & de Lambayeque y Jequetepeque los escena-
Donnan ,1994, p. 02). Es entonces que, a rios claves para su desarrollo a lo largo de las
principios de 1990 investigadores como Cas- fases Temprano, Medio y Tardío. Debido a
tillo y Donnan llegaron a la conclusión de sus diferencias geográficas y ambientales, en
que el territorio Mochica podía ser dividido cada valle el proceso adoptó características
en dos regiones distintas, Mochicas del sur distintas. “En términos de tierra agrícola y
y Mochicas del norte, correspondiendo cada agua disponible, cada uno de estos dos valles
una a una entidad política diferente (Castillo es equivalente en extensión a varios de los
& Uceda, 2007, p. 10). valles de Mochica del sur juntos” (Shimada,
1999), por tanto, las interacciones internas
Castillo y Uceda (2007), mencionaron que son mucho más determinantes que las rela-
la región Mochica del sur, abarcaba origi- ciones entre valles. Existe poca o ninguna
nalmente los valles de Chicama y Moche, la evidencia de que alguno de estos valles tra-
descripción de la secuencia de la cerámica de tará de superar al otro, o retar el poder de los
cinco fases de Larco, describe correctamente Mochicas del sur. Muy por el contrario, en
la evolución de la cerámica en esta región y términos de territorio, en ambas regiones el
de otros sistemas de representación, incluidos objetivo parece haber sido la incorporación
en las pinturas murales y los metales (Larco, de nuevas tierras mediante sistemas de irri-
1948). Las Huacas de Moche son considera- gación más grandes y eficientes (Castillo &
das como la capital de esta región, por otro Uceda, 2007). Esta caracterización de los dos
lado, también existe la idea que el Comple- territorios Mochica del Sur y Mochica del
jo El Brujo y Mocollope, dos grandes sitios Norte llevó a la consideración de la elabora-
ubicados en el valle de Chicama pueden ha- ción de dos secuencias de cerámicas, propias
ber sido capitales alternativas (Franco, et al. para cada valle como la mejor forma de es-
48
tudiar la estructura política de cada entidad titivo respecto a un paisaje social. Unos de
regional y aproximarse a su desarrollo histó- los centros como San José de Moro ubica-
rico, las cuales actualmente son las más acep- do en un nodo central en terrenos agrícolas
tadas para el estudio de la sociedad Mochica. (Castillo, 2010) no estaban simplemente en
el paisaje, sino que crearon nuevos paisajes
4.1 Propuesta de Jeffrey Quilter culturales, reorientando la geopolítica de sus
valles hacia ellos mismos y lejos de los cen-
Jeffrey Quilter (2010) en “Moche: Archaeo- tros de poder tradicionales. Muchos estudio-
logy, Ethnicity, Identity”, sugirió que los sos han señalado, por ejemplo, que el valle
Mochicas eran principalmente una religión de Moche es uno de los más pequeños de la
como sistema cultural, mas no un grupo ét- costa norte. Esto abre la puerta para explicar
nico, ni el órgano de un estado. En este sen- la expansión de Moche al modo de la teoría
tido, lo Mochica pasaría a ser un sistema de la circunscripción (Carneiro, 1970). Sin
religioso-cultural que intentaba convencer a embargo, las mismas condiciones sirven para
la gente de que sus líderes entendían correc- proponer que no fue un poder militar sino un
tamente el “orden general de existencia” y culto religioso lo que se generó. Por otra par-
tenían algún control o influencia sobre ese te, Huaca Cao Viejo en sus terrazas fronta-
orden que podría beneficiar a aquellas per- les de su última fase de construcción, fueron
sonas que acudían a los complejos del tem- decoradas con motivos (casi) idénticos a los
plo y afirmaban suscribirse al sistema que se de la Huaca de La Luna, donde el programa
practica allí; y que por lo tanto el arte Mo- artístico se había llevado a cabo a través de
chica, que atrae tanto la atención de los es- muchas fases de construcción, por lo con-
tudiosos modernos y del público, era parte siguiente también hay evidencia de que se
de ese sistema. Por lo consiguiente también construyeron recintos en la cumbre de Huaca
sugiere que lo Moche fue un fenómeno que Cao que siguieron los cánones de la Huaca
logró apropiarse de ese sistema, atrayendo a de la Luna. Esto parece ser un caso claro que
algunos líderes (curacas) y a sus seguidores. se tiene de la intervención directa del sistema
De la misma manera Quilter mencionó, que del Valle Moche más allá de sus fronteras.
lo Mochica en su apogeo también puede ha-
ber sido una identidad que fue asumida por En resumen, la propuesta del autor sugiere
algunas personas. Lo cual sirvió para crear que Moche se debería de considerar prin-
vínculos sociales y vínculos entre diferentes cipalmente como un sistema religioso, en
unidades, probablemente transversales de los donde los centros ceremoniales eran proba-
lazos tradicionales “verticales” de parentesco blemente lugares de peregrinaje con roles
y probablemente sirviendo como un medio en política más complicados de lo que los
de interacciones de élite panregionales. En modelos anteriores habían considerado, pero
cuanto a la arquitectura, Quilter consideró, que debemos de considerar los roles cam-
que la ubicación de las grandes huacas Mo- biantes a través del tiempo.
che, estuvieron ubicadas en el valle inferior,
significando que, durante un tiempo, sus cul- 4.2. El modelo de segmentación po-
tos religiosos pudieron controlar los recursos
lítica en parcialidades
desde lejos. Eso daría entender que lo Moche El modelo de segmentación política en
puede haber sido un sistema que fue desarro- parcialidades, propuesto por Marco Rosas
llado (consciente o inconscientemente) por (2017), es un modelo que expresó la diversi-
personas en lugares geográficos marginales ficación de poblaciones Mochicas, basado en
o periféricos y, lo que es más importante, so- información Etnohistórica, en el que sugiere
ciales como un medio para alcanzar el éxito que las poblaciones de la costa norte del siglo
en un entorno natural y altamente compe- XVI estaban organizadas en distintas “par-
49
cialidades”, que Netherly (1977) interpretó Asociación Extra valle con la sierra: Cada
como “conjuntos de linajes emparentados organización política de un determinado va-
por línea patrilineal.”, se hace mención que lle puede asociarse con sitios que se encuen-
por lo general cada parcialidad proclamaba tran en la sección alta de su territorio o valles
como suyo un canal principal de irrigación que se encuentren en la sierra.
y los terrenos que este irrigaba. Referente a
la organización política de las parcialidades Este modelo se justifica bajo los supuestos
de agricultores, se sugiere que cada una esta- que demuestran la contrariedad de las bases
ba regida por dos autoridades: el “principal” en las que se sustenta el modelo Estatal mo-
y la “segunda persona”. Asimismo, en un chica propuesta por Larco: (Rosas ,2017)
mismo valle, las parcialidades estaban mu-
chas veces integradas bajo un orden político La idea del expansionismo por medios pací-
único, presidido por los “principales” de las ficos: La explicación de la amplia expansión
parcialidades más importantes de cada mitad territorial de la cultura Mochica fue plantea-
del valle, este nivel superior regía sobre las da por Garth Bawden (1995), quien a finales
autoridades y poblaciones de las demás par- de la década de 1980 había cuestionado su
cialidades de la región, que se organizaban adhesión al modelo de Estado Mochica, cen-
por debajo de él en orden jerárquico (Nether- trando su atención en la difusión ideológica.
ly,1977). El modelo de segmentación política Según Bawden, la cultura material Mochica
en parcialidades consideró posible, no solo fue la expresión simbólica de una ideología
una situación de segmentación política gene- política de gran prestigio que fue adoptada,
ralizada para las poblaciones mochicas, sino de manera voluntaria y diferencial, por los
también una amplia gama de opciones para segmentos de élite de diferentes grupos que
sus eventuales asociaciones, oponiéndose a habitaban la costa norte. Esta ideología re-
la idea de integración política total implícita presentaba un lenguaje común que permitió
en el modelo estatal Mochica de Larco. a las elites de diversos grupos integrarse,
intercambiar parejas y desarrollar acciones
Llevándonos así a los siguientes escenarios conjuntas. Al mismo tiempo, constituye un
que presenta Rosas: instrumento eficaz para establecer diferen-
ciaciones verticales con la base popular. El
Asociación Inter valle: Cada organización argumento de la difusión ideológica abre dos
política puede asociarse, con otros grupos grandes alternativas, que no se excluyen mu-
pertenecientes a su mismo valle, tanto de la tuamente, sobre la forma en que la ideología
sección alta, media y baja de su territorio. Mochica habría logrado una difusión territo-
rial tan amplia. Por un lado, se observa una
Asociación autónoma: Cada organización reacción, establecida a partir de la interac-
política era independiente y no necesitaba ción entre pares, en la zona de la costa norte.
alianzas para poder seguir desarrollándose, Pero también se considera la existencia de
probablemente este tipo de sitios contaban grandes focos de diseminación ideológica,
con excedentes de recursos y un prestigio como los centros oraculares de prestigio in-
muy alto. terregional tan extendidos en el mundo an-
dino. (Curátola & Ziolkowski, 2008, p. 09).
Asociación Extra valle con la costa: Cada
organización política de un determinado valle La existencia de las múltiples secuencias ce-
puede asociarse con sitios de sus valles ve- rámicas: En particular, este modelo no solo
cinos o valles que se encuentren en la costa. propone la existencia de múltiples entidades
políticas regionales, sino también que estas
podrían haber mantenido su autonomía a lo
50
largo de diferentes períodos de tiempo. En el 5. Discusión
transcurso de esta trayectoria, también se han
La revisión bibliográfica que se realizó per-
establecido diversas conexiones políticas de
mitió tener un panorama mucho más amplio,
esta autonomía y relaciones cambiantes, en
debido a que en el transcurso de los años han
la cual se visualiza en los registros arqueoló-
sido varias las propuestas acerca de la orga-
gicos subestilos regionales Mochicas y múl-
nización política y territorial de la sociedad
tiples secuencias cerámicas paralelas, cada
Mochica, las cuales fueron dadas por re-
una reflejando la singular evolución histórica
nombrados investigadores de la arqueología
de estas entidades políticas autónomas.
peruana. Siendo específicamente la primera
propuesta entorno a esta cuestión, la brin-
La noción de la diversidad temática de la
dada por Larco en 1948, la cual se basó en
iconografía Mochica: Algunas parcialida-
demostrar a los Mochicas como un estado
des políticamente autónomas habrían tenido
centralizado, con su capital en las Huacas
su origen en tiempos anteriores a la gran difu-
de Moche y con un estilo cerámico ligado
sión de la ideología Mochica. Desde tiempos
directamente a las élites gobernantes y que
inmemoriales, estas parcialidades han levan-
debido a diferentes factores colapsaron; la
tado sus propias creencias locales, a menudo
propuesta de una secuencia estilística de
relacionadas con elementos notables del pai-
cinco fases dispuestas en orden cronológico,
saje de su localidad (como cerros, lagunas o
de Larco fue una herramienta de datación en
islas). Al integrarse a la cultura Mochica, los
el entorno arqueológico, esto demostró que
líderes de estas parcialidades habrían apro-
Larco nunca tuvo el interés de abarcar el ori-
vechado los medios de expresión que ofrecía
gen de los mochicas, sino más bien los es-
esta nueva ideología para manifestar mate-
tudios desde una evolución de su secuencias
rialmente sus creencias particulares.
cerámicas, ello sirvió en su momento como
base de entendimiento para aquellos estudios
Para el caso de las parcialidades Mochicas,
de campo que tenían como objetivo entender
es muy probable que cada una haya contado
la prehistoria de la costa norte, sin embargo,
también con una huaca principal y otras sub-
fueron surgiendo nuevas investigaciones,
sidiarias. Incluso en el caso de que algunas
con evidencias arqueológicas que denotarían
hayan seleccionado la misma imagen para
un diferente entendimiento de esta cultura,
representar a su divinidad tutelar, cada una
no obstante debe ser concebida como aque-
de estas imágenes conlleva un significado y
lla propuesta que se ajustó a las evidencias
correspondencias iconográficas distintas en
halladas en su época. Si bien es cierto, como
territorios diferentes. Por tanto, si bien es
se mencionó, la propuesta dada por Larco
cierto que las élites regionales que adopta-
fue muy apoyada por un largo periodo de
ron la ideología Mochica habrían comparti-
tiempo, en la actualidad diversos estudio-
do una serie de preceptos básicos propios de
sos cuestionan esta idea. Siendo Castillo &
esta ideología (como el énfasis en las batallas
Donnan (1994) los que consideraron que
rituales, la ceremonia del sacrificio humano
esta visión de los Mochica fue totalmente
seguida de la presentación de la sangre en
errónea. De esta manera Castillo & Donnan
una copa), cada grupo habría reinterpretado
(1994) plantearon una nueva propuesta, esta
estos preceptos según sus propias particula-
sugirió que existirían simultáneamente en el
ridades, generando, en el registro arqueológi-
territorio Mochica por lo menos dos regiones
co, un corpus iconográfico de inusual riqueza.
diferentes: una norte y otra sur, ambas sepa-
radas geográficamente por la Pampa de Pai-
ján. Añadieron así mismo, que el considerar
a todos los Mochicas como una sola entidad
51
política se debió a una falta de análisis de los las personas con la idea de que podría haber
cambios regionales en los aspectos ligados a algún beneficio para aquellos que acudían a
la cultura material; del intensificado realce los templos y aseguraban adherirse al siste-
de las investigaciones arqueológicas realiza- ma que se practicaba, siendo específicamente
das en el centro de la esfera Mochica del sur, el arte Mochica prueba de ello, al ser parte
que trajo consigo una imparcialidad notable; dispensable de tal práctica. Por lo tanto, la
y de la notable escasez de colecciones para el perspectiva de Quilter, muy diferente a la
área de los Mochicas del norte. Resaltando de Castillo & Donnan (1994), planteó que
siempre estos investigadores, que, aunque lo Moche fue un fenómeno que consiguió
estas dos regiones tuvieron desarrollos dis- adecuarse correctamente a este sistema,
tintos, compartieron una serie de elementos captando la atención especial de los líderes
en común como estrategias económicas, or- (curacas) y por ende de sus seguidores. En-
ganizaciones sociales, prácticas y creencias fatizando este investigador, que esto sirvió
ideológicas, siendo muy probable que tam- fundamentalmente para poder mantener rela-
bién hablaran una misma lengua (Muchik); ciones con otros grupos de manera pacífica y
siendo todo ello importante al no permitir tener el control sobre dichos grupos.
que las diferentes entidades políticas pasaran
a transformarse en entidades culturales inde- Mientras que Marco Rosas en el 2017 cues-
pendientes. tionó la veracidad del modelo estatal mo-
chica, planteado por Larco, el cual contaba
En relación con la idea anterior, Castillo y con una considerable gama de aceptación
Uceda (2007), enfatizaron que los Mochicas por parte de los arqueólogos tanto naciona-
no estuvieron solos en la costa norte, estos les como extranjeros. Rosas (2017) centró su
llegaron a interactuar con poblaciones de tra- apreciación crítica, hacia este modelo, en tres
diciones populares y locales, las evidencias de sus más importantes supuestos: la idea de
arqueológicas, estarían siendo prueba de ello la expansión Moche por conquista militar; la
en donde se logra ver diferencias, continui- propuesta de una secuencia cerámica única;
dad y discontinuidades culturales. Esto per- y la noción de la integración temática de la
mitió tener la idea que los desarrollos políti- iconografía Mochica. Por lo cual pretendió
cos, sociales y económicos de cada localidad confrontar esta visión estatal Mochica desde
y región, pudieron ser diferentes. Teniendo una perspectiva netamente andina y propuso
en cuenta lo dicho por Castillo y Uceda, es una alternativa distinta, con su denominado
probable que el surgimiento de los Mochicas modelo de segmentación política en parcia-
haya sido un caso de orígenes múltiples en lidades, el cual sustentó que los Moche se
diferentes lugares y épocas, generado por di- organizaron en múltiples unidades políticas
ferentes precondiciones, siendo una de ellas y autónomas. De esta manera Rosas (2017)
la extensión de los campos agrícolas, lo cual puso en duda la validez del modelo planteado
sería prueba que no se alcanzó una centrali- por Larco y expuso una alternativa novedosa
zación. que, de acuerdo a su perspectiva, expresó de
una mejor manera la aparente diversificación
Por su parte, Jeffry Quilter (2010) propone de las poblaciones Moche. Resaltó Rosas
un enfoque distinto, regido por la noción de (2017) que, si bien hubieron argumentos que
concebir a los Mochicas no como grupos desacreditaron el modelo estatal Mochica, no
étnicos sino más bien en un sistema reli- es adecuado minimizar el valor que tuvo esta
gioso-cultural, el cual tenía como propósito propuesta en el desarrollo de la arqueología
convencer a la población de que sus dirigen- de la costa norte del Perú, debido a que ello
tes tenían un tipo de control sobre el “orden fue el reflejo de los paradigmas planteados en
general de la existencia”, sugestionando a esa época, lo cual fue sumamente ventajoso
52
en su momento porque facilitó el explicar un mente Rosas en el 2017, donde se nota una
fenómeno cultural muy complejo y apenas intención por acercarse más al entendimiento
estudiado, pero conforme fueron avanzado de esta cultura.
las investigaciones y las nuevas tendencias
de la arqueología moderna, se hizo necesario Sin embargo, cada uno de estos enfoques se
un cambio de enfoque, que renueve la visión desarrolló en una época diferente, que evi-
de esta sociedad. dencian la evolución de las ideas en el mun-
do arqueológico y lo fundamental que fueron
6. Conclusiones para poder llegar al conocimiento que se tiene
El interés por lograr entender de una forma actualmente de los Mochicas.
mas acertada quienes son los Mochicas, nos
llevo a un largo proceso de cambios, del cual 7. Agradecimientos
se desprenden nuevos datos que dan luz a no-
A la Universidad Nacional Pedro Ruiz Ga-
vedosas propuestas; dentro de este proceso
llo, a la Escuela Académica Profesional de
también existieron puntos importantes y rele-
Arqueología y a su plana docente. Al Museo
vantes, como, por ejemplo, el descubrimien-
Arqueológico Nacional Brüning, por darnos
to de las Tumbas Reales de Sipán, las cuales
un espacio para poder desarrollar nuestras
fueron pieza clave para demostrar la no cen-
ideas y compartir con todos ustedes; así mis-
tralización del estado Mochica, derrumbando
mo a su director, nuestro maestro y amigo, el
la propuesta más aceptada en ese tiempo dada
M.Sc. Carlos Wester La Torre, quien nos ha
por Larco. En relación a lo anteriormente se-
guiado durante muchos años e impulsado a
ñalado, surgen distintas propuestas que son
seguir adelante.
vitales debido a que sirven para poder cono-
cer, cuestionar y replantarse las perspectivas
8. Bibliografía
en torno a la sociedad Mochica. Debemos de
mencionar que el evento que da las primeras
Alva, W. (2015). “Sipán: Descubrimiento
luces sobre la cultura Mochica fue la “Mesa
E Investigaciones”. Quebecor World
Redonda de Chiclín”, la cual, en primer lugar,
Perú S. A. Lima.
cumplió un papel esencial al marcar un antes
y un después sobre el conocimiento que se te- Alva, W. & Donnan, C. (1993). Las Tumbas
nía de los Moche, siendo de suma importan- Reales de Sipán. Fowler Museum of
cia la realización de este evento, debido a que, Cultural History, UCLA. Los Ange-
en ella, Larco planteó su cuadro cronológico les.
de la cultura arqueológica de la Costa Norte,
Bawden, G. (1995). The Structural Paradox:
además de su conocida secuencia cerámica de
Moche Culture As Political Ideology.
cinco fases.
En Latin American Antiquity 6:255-
273.
Así mismo, la propuesta dada por Larco, re-
saltó específicamente la organización política Bonavia, D. (1985). Mural Painting in An-
y territorial, al considerar el modelo estatal cient Peru. Indiana University Press.
Mochica como correcto, aunque si bien este Bloomington.
no es el más idóneo sirvió para sembrar en
Castillo, L. (2010). Moche Politics In The Je-
otros investigadores el espíritu de indagar cual
quetepeque Valley: A Case For Politi-
es el enfoque que más se adecuada a dicha so-
cal Opportunism. In: New Perspecti-
ciedad. Consiguiendo con ello, que estudiosos
ves On Moche Political Organization
como Donnan y Castillo, sustentaran propues-
(J. Quilter & L. J. Castillo B., Eds.);
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55
ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 56 - 67, 2021
La lectura del espacio sagrado de la cultura Moche, solo puede efectuarse en su contexto
ideológico, resaltando en cada una de las categorías de este análisis la distinción entre la
base o plataforma, el espacio y las cubiertas. Así, el significado de este espacio muestra una
concepción directamente ligada a un sistema que diferencia tres niveles: Abajo, Intermedio y
Arriba (Benavides, 1997).
Resumen:
El análisis de las manifestaciones del simbolismo arquitectónico en soportes culturales como
la cerámica, nos permite describir y comprender las diferentes expresiones que tiene la arqui-
tectura con sus aspectos formales, sociales y simbólicos. Las tradiciones arquitectónicas están
representadas por la prevalencia de sus formas, la influencia de la cosmovisión y el diseño
que imprime cada sociedad en un determinado contexto y bajo la utilización de diferentes so-
portes. Este trabajo expone y analiza una muestra significativa del arte en relación al material
cultural -Moche- desde el punto de vista arquitectónico, y la importancia de la arquitectura
transferible mediante los objetos asociados en diferentes contextos, identificando factores que
promueven una interpretación de su sociedad.
Palabras claves:
Representaciones arquitectónicas, Materialidad, Arte Moche.
Abstract
The analysis of the manifestations of architectural symbolism in cultural supports such as
ceramics allows us to describe and understand the different expressions that architecture has
with its formal, social and symbolic aspects. Architectural traditions are represented by the
prevalence of their forms, the influence of the worldview and the design that each society
prints in a given context and under the use of different supports. This work exposes and
analyzes a significant sample of art in relation to cultural material -Moche- from an architec-
tural point of view, and the importance of transferable architecture through associated objects
in different contexts, identifying factors that promote an interpretation of its society.
56
1. Introducción
estudio de gran importancia en el marco de
Se debe entender a los Mochicas, como un la investigación arqueológica para entender
desarrollo de organizaciones políticas in- el contacto social entre grupos y ese “paso”
dependientes e interactivas en los valles de de una sociedad a otra teniendo en cuenta la
la costa norte del Perú, como un modelo de distribución material en relación a las repre-
adaptación exitoso al clima costero, donde sentaciones arquitectónicas.
los recursos marítimos estaban combinados
con una agricultura avanzada, basada princi- 2. Simbolismo
palmente en técnicas de irrigación intervalle,
Para la compresión de un marco conceptual,
“mostrando una extensión territorial desde el
se inicia con la correcta definición del térmi-
extremo norte con sus múltiples ríos (Piura,
no “Símbolo”, entendiéndose como la repre-
Lambayeque y Jequetepeque) que contrastan
sentación sensorial de otra realidad que ex-
con los valles más pequeños del sur (Chica-
pone una relación convencional socialmente
ma, Moche, Virú y Santa)” (Castillo y Uce-
aceptada, es decir, una sugerencia espiritual
da, 2010).
que posee una apariencia en el mundo sensi-
ble de manera secundaria, asemejándose a la
Esta sociedad muestra un gran avance en el
abstracción propia de las ideas de un indivi-
arte y la arquitectura religiosa, como parte de
duo o un grupo social (Príncipe, 2019).
un complejo poder ideológico con un tras-
fondo político que tiene como objetivo prin-
Entonces, el simbolismo es esa muestra de
cipal obtener un control colectivo basado en
pensamiento que engloba un aspecto social
el poder y prestigio de secciones sociales o
y cultural, expresado de diferentes formas y
grupos de élites.
asociado a diversos elementos, además, va a
estar ligado directamente a la ideología de-
Por ende, este trabajo se basa en el análisis
sarrollada por cada grupo como esa fuente
de las representaciones arquitectónicas plas-
primaria de transmitir ideas sobre su cosmo-
madas en diferentes soportes materiales de
visión y comportamiento colectivo social.
la cultura Moche, reflejando el simbolismo
en torno a su cosmovisión, que trataremos
Los símbolos desarrollados por los Mochi-
de entender y explicar a través de la eviden-
ca se generalizaron en las sociedades coste-
cia material existente en diferentes sitios,
ñas, todo parece indicar que los productores
teniendo en cuenta que estás materialidades
de los diferentes soportes tenían una clara
pueden o no estar asociadas a un contexto de
intención comunicativa, donde todas estas
personajes importantes.
representaciones estaban acompañadas por
una práctica material y discursos religiosos,
Por último, nuestro trabajo podría ser un
expresando contenido sobre el cosmos, la
punto de partida a un tema muy poco ana-
naturaleza y la sociedad (Figura 01). Esta
lizado, como las continuidades temporales
forma de transmitir y legitimar no solo el po-
de las formas arquitectónicas Moche, sim-
der, sino también la percepción del entorno,
bolismo y percepciones por parte de este
los medios para llegar a adquirir pleitesía por
grupo que se desarrolló entre el 100-700 d.
parte del panteón de dioses como eran con-
C., por esta razón, planteamos las siguientes
cebidos y tomar –a modo de ejemplo- a la
preguntas, ¿cuáles son los elementos arqui-
cerámica finamente detallada como ideolo-
tectónicos Moche que van a mostrar conti-
gía materializada, forma parte de una trans-
nuidad temporal para las sociedades Tardías?
misión constante y con ello el significado de
y ¿cuál es el significado de la repercusión
repercusión en las poblaciones.
en la sociedad de su tiempo?, siendo este
57
Se puede inferir, en base a la evidencia de
los contextos arqueológicos, que la funciona-
lidad de estos espacios arquitectónicos -que
en su mayoría permitieron el desarrollo de la
interacción social y el consiguiente estable-
cimiento de las instituciones sociales-, pasa-
ron a ser parte integral en la reproducción ar-
tística y no únicamente en la materialización
de un elemento estructural, sino también for-
mando parte de su pensamiento ideológico
(Golte, 2009) (Figura 02).
58
ca es claramente distinguible. La capacidad sus monumentos y demás construcciones son
de producir, poseer y manipular las expresio- finas, y revelan los conocimientos alcanza-
nes materiales de la ideología es lo que per- dos en la ciencia arquitectónica, logrando la
mite a un segmento social tener poder sobre armonía de la estética con los cálculos de re-
otros (Castillo y Rengifo, 2008). sistencia de materiales (Larco, 1945).
59
3.1 Soportes
Los Mochicas utilizaron principalmente la
tierra, convertida en adobe y barro para cons-
truir sus estructuras monumentales, pero en
términos generales, utilizaron materiales de
construcción que se prepararon a partir del
aprovechamiento de los recursos que le daba
su entorno inmediato, como por ejemplo la
tierra, arena, arcilla, piedras, cañas y madera.
Con estos materiales construyeron edifica-
ciones de adobes y mortero de barro deco-
radas con motivos en alto relieve y pintura
Figura 04: Catálogo Museo Larco ML006878, mural.
botella gollete asa estribo pictórica con diseños
geométricos con líneas verticales y círculos La cerámica, resulta ser el medio más común
concéntricos (Museo Larco, 2010). de expresión de la ideología y el más estu-
diado por la arqueología en los últimos años,
siendo los temas representados bajo cual-
quier técnica una muestra de su estructura y
complejidad social.
60
Algunas vasijas muestran plataformas de do algún tipo de rito, ejerciendo el poder o un
tipo octogonales, escalonadas, plataformas papel especial en un grupo social.
con accesos por medio del sistema de esca-
linatas considerándose dentro de la arqui- En una cerámica modelada Moche, se mues-
tectura como estos elementos que denotan tra el motivo de la escalera y ola (Figura 07)
representación y asociación, representados que se ha ido transformado en un edificio,
en la materialidad al igual que las imágenes el templo conformado por una plataforma
iconográficas. en tres niveles con un techo soportado por
pares de postes, con una rampa central que
En los códigos identificados en algunas vasi- da acceso al templo, que aparentemente está
jas, resalta la figura del simbolismo como un encima de una estructura alta de varios nive-
contenido sagrado para las representaciones les, indicada por las bandas pintadas (Figura
donde mediante el estudio del objeto arqui- 08), Bock (2003) identifica otra pieza con la
tectónico se pretende establecer la materiali- representación de este motivo arquitectónico
zación de un complejo sistema de control y asociado a personajes sacrificados.
representación.
En ambos casos, la materialidad en las re-
Benson (2003) plantea que, “Los temas na- presentaciones arquitectónicas no solo tras-
turalistas del arte Moche incluyen modelos mite –de manera visible- la comparación con
arquitectónicos de casas o templos, segura- las construcciones arquitectónicas, sino que
mente espacios sagrados” (Figura 06). Pero simbolizan elementos y personifican seres al
debemos considerar también que, de las figu- mando y, a manera de representaciones sobre
ras sentadas sobre una plataforma cuadran- este orden -configurado a otra escala- su pe-
gular o escalonada, se puede distinguir una rennidad dentro de un determinado contexto
muestra de rangos de ciertos personajes, que que ayuda a complementar el desarrollo de
están en circunstancias distintas o propician- las sociedades Moche.
Figura 06: Representación de una Casa Figura 07: Pieza escultórica con motivo
habitación de planta circular con techo inclinado geométrico modelado de la escalera y ola con
(Rafael Larco Hoyle – Museo, 2001). sacrificios humanos (Bock, 2003).
61
Las representaciones arquitectónicas no es-
caparon de ser parte de esta materialidad,
configurándose como objetos de prestigio
para ciertos personajes. Es así, que Alva
(2015) hace el registro de una pieza de lo más
particular, dentro del contexto de la Tumba
Saqueada del sitio Huaca Rajada-Sipán, se
trata de un bastón o cetro en cobre fundido,
punta aguda, de 1m de longitud y 4 kilos de
peso, que remata en una plataforma cuadran-
gular de 13cms., en donde aparece represen-
tada una compleja estructura arquitectónica
en forma de templete con alta balaustrada
de cuatro cuerpos soportados por postes y
decorados con cabezas de mazos guerreros,
circundando una plataforma central donde
descansan cuatro pilares para sujetar un te-
cho a dos aguas exquisitamente coronado
por diecisiete cabezas humanas con un toca-
Figura 08: Botella asa estribo escultórica con la
do a manera de dos cuernos escalonados o
representación de un templo con escalera y ola
serpientes erizadas (Figura 10).
(Bock, 2003).
62
Ello manifiesta la evidencia de la naturaleza
real en relación a los contextos arquitectó-
nicos de alto status, las representaciones de
porras en algunas vasijas también correlacio-
narían a esta línea de elementos simbólicos,
por ejemplo, en Huaca Cao Viejo, complejo
El Brujo, se ubicaron un conjunto de tiestos
de cerámica sin pintar correspondientes a
porras emblemáticas que originalmente de-
bieron estar adornando el techo del recinto 1
(Franco, 1994; en Benavides, 1997).
4. Retrospección
La comunicación pública de la arquitectura
monumental toma un carácter social y cultu-
ral mediante la manifestación material en las
Figura 10: Remate del bastón de cobre,
representaciones arquitectónicas otorgán-
representando un Templete o Palacio en
dole un predominio ideológico a gran escala,
miniatura, lleva el techo decorado con efigies
de la misma forma, la arquitectura religiosa
(Alva, 2015).
que se multiplica en nuevas construcciones
-que recopilan y conservan- una herencia
Este complejo y muy bien elaborado objeto religiosa expresada por un imaginario visual
debió formar parte de un uso ritual, si bien no basto, que no tiene su origen en Moche, sino
hay evidencia concreta que la estructura ar- en el legado de los centros ceremoniales for-
quitectónica existió, se han hallado fragmen- mativos, herencia estética que se consolida
tos de cabezas humanas en arcilla parecidas en una expresión compartida en varios cen-
a la decoración que presenta el templo de la tros. La diversa monumentalidad de sitios
pieza antes descrita. ceremoniales, con características más bastas,
homogéneas y reconocibles para los grupos
La arquitectura materializada en un objeto foráneos resulta evidente en la cerámica, que
de cobre, en un contexto de suma importan- es el reflejo de estos desarrollos Mochica.
cia, ayuda a asociar la importancia real de la La arquitectura Moche logra establecer una
transferencia arquitectónica en diversos arte- mediación equilibrada entre las necesidades
factos. de gobernar una sociedad, que experimenta
un nuevo modelo de desarrollo territorial y
Ahora, la cantidad de porras que presenta el la consolidación de una cultura ceremonial
objeto, muestra mucha relevancia, ya que elitista, por un lado, la sociedad encuentra
son consideras como elementos simbólicos en el centro ceremonial el lugar de encuentro
(Benson, 1972; en Benavides, 1997), lo cual entre todas las necesidades públicas y comu-
indicaría no solo poder, sino prestigio en su nitarias de una sociedad bien estructurada,
representación al personaje asociado. donde la clase elitista, logra mantener una
63
visión tradicional, que diseña y construye los II. Sin embargo, este personaje no se repre-
nuevos centros, donde la comunicación ya senta en la Plataforma III, la construcción
sea pública y colectiva es vista como aquella más tardía y probablemente edificada des-
reservada a la elite sacerdotal (Uceda y Tu- pués de El Niño del 602-635, de allí que los
fino, 2003). patrones iconográficos no repiten al persona-
je felínico (Tufino, 2008).
5. Interpretación y efecto en su so-
ciedad La iconografía asociada a los espacios cere-
Las convenciones simbólicas con las cuales moniales, como en el frontis norte de la Hua-
se comunicaban sobre los contenidos del ca de la Luna, expresan una relación directa
pensamiento han sido ampliamente difun- con el tipo de liturgia y las deidades que se
didas, y que eran accesibles a la población, adoraron en ellos, siendo parte esencial de
dentro de ellos los productores y receptores, un lenguaje codificado que las elites gober-
en mayor o menor grado, una difusión bajo nantes organizaron y difundieron como ex-
condiciones con la finalidad de vislumbrar en presión de un patrón ideológico y de poder
esos contextos, los cambios radicales y revo- central plasmados en la materialidad.
lucionarios han presentado una continuidad,
ya sea mediante los lenguajes simbólicos, Por otro lado, las representaciones arquitec-
que según Golte (2009) deben de haberse tónicas pueden ser interpretadas como ma-
generalizado con bastante lentitud, y que las quetas o modelos a escala, muestra de ello es
formas nuevas quizás fueron desarrolladas a un ejemplar de una estructura arquitectónica
partir del fondo simbólico socializado y di- Mochica trabajada en piedra pómez, encon-
fundido con anterioridad. trada en el valle de Chicama, representaba un
templo piramidal escalonado con una rampa
Por su parte, las representaciones iconográ- que descendía a una explanada con un to-
ficas arquitectónicas están asociadas a espa- rreón circular (Guzman, 1998), una eviden-
cios rituales, a espacios litúrgicos de prepa- cia material que muestra una conexión de
ración, ayuno o de ejecución de sacrificios simbología y planificación en piedra (Figura
y ceremonias o temas paisajísticos, en otras 12).
palabras, el arte Moche no es un elemento
decorativo o de simple ambientación espa-
cial, en esto gravita obviamente, el lenguaje
simbólico que transmiten las imágenes, lo
que es conocido como la lectura o discurso
iconográfico.
64
Sin embargo, la evidencia recogida de la ico-
nografía, no basta para entender la historia
-de manera conjunta- del “fenómeno” Mo-
chica, pues se requiere la contrastación de
todo el conjunto de fuentes arqueológicas
para poder especificar planteamientos y no
caer en especulaciones.
65
empieza con la necesidad de adquirir la ma- Las relaciones iconográficas temporales y es-
teria prima y una mano de obra especializa- paciales son determinantes en la comprensión
da, pasando a crear o recrear los diseños de de un concepto o patrón ideológico y su radio
las representaciones a plasmar, convirtiendo de influencia, expresado mediante la icono-
este proceso en una producción muy caute- grafía, tal como se aprecia entre lo represen-
losa y con precisión, -ya sea en el diseño de tado en La Mina respecto a Huaca de la Luna
elementos como las escaleras, vanos, porras, y entre las iconografías murales de ésta últi-
personajes, techos y demás- culminando son ma con las de Pañamarca o Huaca Cao.
la producción de objetos, accesibles para
adaptarse al manejo manual y transporte. No debemos olvidar mencionar que los obje-
tos asociados directamente a la práctica ritual
7. Conclusiones como los atuendos de los oficiantes, artefac-
La iconografía arquitectónica (pintura mural, tos de madera tallada, metal, cerámica, entre
relieve o muro monocromo), es un elemen- otros, guardan una estrecha relación con la
to de análisis fundamental para identificar iconografía arquitectónica por corresponder
la secuencia constructiva de un edificio y la al mismo contexto y lenguaje litúrgico, de
función del espacio (habitación, corredor o allí la coincidente representación de rampas
plaza) o del volumen en el cual se encuentra y serpientes caladas en láminas de oro (apli-
insertada. La noción del entorno en la per- caciones sobre vestimentas o estandartes)
cepción andina, ayuda a que la efectividad de que forman -al mismo tiempo- una muestra
la materialización de los elementos arquitec- de poder, no solo del personaje representado,
tónicos se componga en las representaciones sino también, de la estructura a la que se en-
de diversos artefactos, ello con la finalidad cuentra asociado.
de legitimar, transferir y acentuar el discurso
construido por las élites. Por último, se deben considerar las reper-
cusiones de estas formas arquitectónicas en
La caracterización y tipología de los espa- las sociedades posteriores y el significado
cios debe ajustarse a la función que estos que conserva en la materialidad, así como
hayan cumplido, y no necesariamente a sus los cambios e implementos en relación a la
dimensiones y formas constructivas, pues nueva concepción simbólica que se le atribu-
estas pueden variar al amparo de las modi- ye dentro de las representaciones artísticas,
ficaciones arquitectónicas, como sucede con teniendo en consideración el cargo litúrgico
las tres plazas superpuestas ubicadas en án- asociado a cada espacio y la importancia de
gulo sureste al interior de la Plataforma I de las evidencias materiales en conjunto.
Huaca la Luna.
8. Agradecimiento
Así mismo, el uso de maquetas o modelos Agradecemos la iniciativa de impulsar la in-
fue, definitivamente, un instrumento de mo- vestigación científica de distintas temáticas
dulación de los espacios o volúmenes, que relacionadas al quehacer arqueológico gesta-
no funcionó con el rigor de la escala sino más das desde las aulas de la Escuela Profesional
bien con el propósito de ordenar los elemen- de Arqueología de la Universidad Nacional
tos o componentes de la arquitectura litúrgi- Pedro Ruiz Gallo y difundida gracias a la
ca, donde el criterio de la planificación, la gestión, apoyo y dedicación del M.Sc. Carlos
proporción y el modular el espacio, fue deci- Wester La Torre y las personas involucradas
sivo en la definición del carácter y tipología en la emisión de sus comentarios sustancia-
de éste. les en este, el segundo Volumen de la Revista
“Arqueología del Norte: Perspectivas desde
las aulas”. Esperamos que esta contribución
66
en el campo arqueológico genere una con- Kaulicke, P. (1993). La Cultura Mochica:
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PUCP. Lima.
Andes Peruanos, Algunas evidencias
y fuentes escritas. Boletín America-
nista. Pp. 81-91.
67
ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 68 - 80, 2021
Resumen
Las relaciones macrorregionales llevadas a cabo por los distintos grupos culturales prehispá-
nicos que habitaron los andes centrales se remontan a los inicios de las sociedades y fueron
cruciales para su desarrollo, complejización e incluso causantes de su declive. Durante el In-
termedio Temprano se desarrollaron diversos grupos que claramente no fueron ajenos a estos
necesarios contactos, a partir de esto surgieron diversas expresiones materiales que en la ac-
tualidad analizamos para tratar de entender los alcances y dimensiones de dichos sucesos. Las
relaciones sociopolíticas e ideológicas son abordadas desde diversos enfoques y evidencias,
en el caso particular de los grupos Moche, Cajamarca y Recuay la materialidad reflejada en
cerámica, arquitectura, orfebrería, arte mural; nos brindan un alcance y aclaran el panorama
en relación con el tópico tratado.
Palabras Claves:
Relaciones macrorregionales, relaciones sociopolíticas, relaciones ideológicas, materialidad.
ABSTRACT
The macro-regional relations carried out by the different pre-hispanic cultural groups that
inhabited the Central Andes go back to the origin of society, these were crucial for its deve-
lopment, complexity, and even causes of its decline. During the Early Intermediate, various
groups were developed that were not strangers to these necessary contacts, from these the
various material expressions that we analyzed to try to understand the scope and dimensions
of these events. Sociopolitical and ideological relations are treated from different approaches
and evidence, in the case of the Moche, Cajamarca and Recuay groups, the materiality reflec-
ted in ceramics, architecture, goldsmith, mural art, and others, provide us a scope and clarify
the panorama in relation to with the topic discussed.
Key Words:
Macro-regional relations, socio-political relations, ideological relations, materiality.
68
1. Introducción
En las siguientes paginas se realizará un re-
La naturaleza de nuestra especie nos convier- cuento acerca de los que, a nuestro criterio,
te en un ser social, constantemente relacio- hemos considerado los aspectos más signi-
nado con otras personas, animales e incluso ficativos de las relaciones culturales macro-
objetos materiales. En la actualidad y gracias rregionales: las relaciones sociopolíticos e
a los avances tecnológicos de nuestra era, ideológicos; fundamentado y evidenciado
estas conexiones han aumentado a tal grado en los resultados de los diversos proyectos
que incluso sobrepasan los límites terrestres. de investigación arqueológica realizados por
distintos investigadores.
Dirigiéndonos atrás en el tiempo y, a pesar
de las limitaciones tecnológicas que existie- 2. Moche, Cajamarca y Recuay
ron, nuestros antepasados establecieron co- Moche, Cajamarca y Recuay surgieron como
nexiones tan importantes como las actuales. parte de un gran florecimiento de diferentes
Gracias a las investigaciones arqueológicas expresiones culturales durante el denomina-
se puede apreciar el grado en el cual estas se do Intermedio Temprano, ubicado cronológi-
desarrollaron. camente entre los 1-700 d.C. aprox. Cabe
destacar que estos límites temporales no mar-
Los grupos culturales que habitaron los can el repentino comienzo o el abrupto final
Andes Centrales mantenían contactos entre de estas civilizaciones. Tradiciones como la
ellos por diversas razones y a diferentes es- Recuay y Cajamarca tienen sus orígenes ha-
calas, siendo los más frecuentes los aspectos cia el Periodo Formativo Final (Lau, 2004;
económicos, políticos, bélicos e ideológicos. Watanabe, 2009); los grupos Moche conti-
Evidencia de esto son: la gran variedad de nuaron su desarrollo hasta el periodo tran-
objetos y expresiones culturales de un gru- sicional en la costa norte (Castillo, 2003),
po en específico registradas en sitios lejanos mientras los Cajamarca perduraron hasta la
a donde fueron producidos, la presencia de invasión europea en 1532 (Watanabe, 2009).
materia prima y/u objetos provenientes de
áreas lejanas, imitaciones e influencias de Geográficamente la población Moche ocupa-
estilos correspondientes a otros grupos cul- ba la costa norte desértica, contando con dos
turales, fusiones estilísticas entre dos o más áreas que parecieran haberse desarrollado de
grupos sociales, evidencias de conflictos distinta manera, el área norte conformado por
sociales/bélicos entre dos sociedades o dos los valles de Piura, Lambayeque, Zaña y Je-
secciones de una misma sociedad (guerras quetepeque y un área sureña constituido por
civiles) como estructuras defensivas, la pro- los valles de Chicama, Moche, Virú, Chao,
ducción de armas; entre otros. Santa, Nepeña y Casma (Castillo & Donnan
1994); los pobladores Cajamarca se empla-
Durante el Intermedio Temprano de los an- zaron a lo largo de los territorios de la sierra
des centrales convivieron distintos grupos norte y los Recuay en el área correspondien-
culturales entre los cuales se pueden mencio- te a la actual región de Ancash abarcando el
nar: los Vicús, Moche, Cajamarca, Recuay, Callejón de Huaylas, la región de Conchucos
Lima, Nazca, Tiahuanaco. Para el desarrollo y la Cordillera Negra (Figura 01).
de este articulo nos serán de particular interés
los Moche, Cajamarca y Recuay, sociedades Los grupos Moche, Cajamarca y Recuay te-
que, a pesar de asentarse en zonas geográfi- nían culturas muy distintas, evolucionadas
cas disímiles, evidencian en la materialidad de acuerdo con su entorno y etnicidad, sien-
una constante interacción entre ellas. do muy probable que hablaran diferentes len-
69
guas y exhibieran distintos comportamien- te decorada, la orfebrería a base de metales
tos. Los Moches dependían de la agricultura preciosos, los textiles, pero también la escul-
a gran escala mediante tecnología hidráulica, tura, la arquitectura monumental política-ad-
la explotación de recursos marinos y la caza ministrativa-religiosa y otras obras asociadas
(Larco 1938a); los Cajamarca asentados en (Larco, 1938b). Los grupos Cajamarca se
la sección alta desarrollaban la agricultura, caracterizaron por la producción de sus ca-
pastoreo y el comercio a largas distancias; racterísticos objetos en base a arcillas caoli-
y por su parte, los grupos humanos Recuay níticas, los cuales presenta cambios notables
prosperaron mediante formas intensivas de según sus fases, ya sea en el dibujo, la pasta
agricultura a gran altura y pastoreo (Lau, y/o la forma (Watanabe, 2009). El arte y la
2016). producción material Recuay estuvo enfatiza-
da en monumentos líticos y textiles de fibra
Cada sociedad desarrolló un estilo artístico de camélidos, en su alfarería se incluyen el
propio, distintivo, que reflejaba sus respec- uso de caolinita en engobes y arcilla cruda,
tivos entornos y sus adaptaciones a estos. El pintura polícroma y negativa, formas en
estilo Moche mostraba una clara alusión a efigie y representaciones de modelos arqui-
los elementos marinos, la pesca, la fauna y tectónicos (Grieder, 1978; Reichert, 1977;
flora, escenas alegóricas de eventos rituales, Smith 1978, citados en Lau, 2004). Los ele-
míticos y terrenales, a su vez, sus expresio- mentos representados formaban parte de un
nes artísticas colectivas estaban constituidas repertorio de depredadores y carnívoros de la
por objetos de gran finura como la exquisi- sierra, especialmente los felinos, serpientes,
ta cerámica escultórica y/o minuciosamen- aves rapaces y animales míticos (Lau, 2016).
Figura 1. Mapa señalando las áreas de desarrollo de los grupos Moche, Cajamarca y Recuay.
70
3. Relaciones macroregionales permanecieron en constante interacción ya
sean pacificas o violentas, un factor impor-
Las diversas relaciones que se establecieron
tante para esto es la cercanía geográfica en
entre los distintos grupos humanos en la his-
sus áreas de influencia, la codependencia en
toria se regían hacia dos tendencias: el con-
el manejo del recurso hídrico, acceso a mate-
flicto y la integración, estos contribuyeron a
rias primas y bienes exóticos, y un aparente
los variados procesos de transformación que
imaginario mítico compartido, representado
atravesaron.
en diversos soportes.
La revisión de las sociedades a lo largo de la
historia nos ha dejado registro de manifes- 3.1 Relaciones sociopolíticas
taciones simbólicas y culturales que permi- Las interacciones que se dan entre grupos
tieron autoidentificarse y al mismo tiempo que se encuentran, de cierta forma, con una
diferenciarse de sus pares, la construcción cercanía territorial implica mucho más que
del “otro” dentro de un grupo motiva una solo la convivencia y proximidad. Rucaba-
reconfiguración de la propia identidad colec- do (2016) menciona que esto involucra la
tiva como consecuencia del reconocimiento creación de hitos y fronteras imaginarias en
de diferencias y relaciones de oposición en un espacio determinado. Creando de esta
torno a un conjunto de categorías culturales. manera una idea de espacio propio al que se
Esto se ve desde las distinciones en la vesti- adscribían y con el cual se identificaban. Por
menta, el peinado, las actividades culinarias, otro lado, los grupos Moche, Cajamarca, y
hasta las formas en que nombran, represen- Recuay debieron tener diversas formas de
tan y explican los fenómenos del mundo. Sea contactos sociopolíticos resaltando confron-
el “otro” un enemigo externo y distante, o un taciones bélicas o incluso formas de nego-
vecino amistoso, su presencia física o imagi- ciación. Así mismo, menciona que, en estos
nada nos ayudará a recordar quienes somos a tipos de contacto, se pueden encontrar alian-
pesar de que siempre lo caractericemos como zas matrimoniales, intercambios de festines,
lo que no-somos (Rucabado, 2016). juegos rituales entre otros, que generaron
encuentros culturales y buscaron reducir o
La interacción es vital para el análisis y estu- evitar los altos costos sociales y económicos
dio de la complejidad social y su surgimien- para mantener el orden (Rucabado, 2016). Es
to. Los grupos humanos, cualquiera que sea por ello por lo que comenzaremos a analizar
su forma de organización o nivel de desarro- las relaciones sociopolíticas que pudieron
llo socioeconómico, no pueden existir sin efectuarse entre los grupos tratados.
interrelaciones sistémicas entre grupos inter-
nos y regionales externos, se puede presupo- Interacciones a través de los asentamientos.
ner que los grupos humanos del pasado que
habitaron distintas regiones, estados, pue- Los patrones de asentamiento ofrecen impor-
blos, etc., interactuaban a causa de diversos tantes evidencias sobre la interacción entre
motivos y bajo innumerables circunstancias, los Moche y Recuay; en la parte costera de
como la guerra, la dominación y control de la región Ancash la interacción cultural entre
territorios, la cooperación económica o ex- estos dos grupos parece haber sido singular-
plotación, el intercambio de mercancías, las mente sólida.
alianzas, los matrimonios, los viajes y diás-
poras (Lau 2016, Uceda, 2016). Como se conoce, los grupos Moche lograron
dominar toda la parte baja de los valles de
El registro arqueológico nos puede confirmar Casma, Santa y Nepeña, mientras que las co-
que los grupos Moches, Cajamarca y Recuay munidades Recuay se agruparon en las zonas
71
medias y altas; asentándose principalmente contiendas libradas en diversos grados de
en los flancos montañosos que bordean las violencia, entre un ya predeterminado par
márgenes de los ríos, muy cerca de los sen- de combatientes, quienes eran a su vez lide-
deros que comunican la costa con la sierra. res / representantes de dos divisiones com-
plementarias. Estos eventos habrían servido
En la cuenca del Santa, las evidencias de los como mecanismos destinados a la solución
Recuay resaltan en los sectores medio y alto. de conflictos entre segmentos que constituían
Una serie de sitios fortificados trabajaron un mismo grupo, o como una práctica que fa-
en concordancia para defender el valle. A cilitó las formas de interacción e integración
pesar de eso, el ceremonialísmo Recuay no en momentos clave del calendario ceremo-
estuvo limitado a las secciones altas, pues se nial / agrario (Platt, 1986; Urton, 1993; Topic
han encontrado ofrendas elaboradas y finas &Topic, 1997; como se citó en Lau, 2004).
depositadas durante los festines en el sector
superior del sitio San Nicolás (Valle bajo del La posible evidencia de los conflictos bélicos
Santa). interétnicos durante el Intermedio Temprano
entre sociedades de la costa / sierra se ma-
Más al norte, en la cuenca del rio Virú, los nifestaría en las representaciones iconográ-
sitios fortificados, alrededor del cuello del ficas. Un claro ejemplo es una vasija Moche
valle aparentemente protegían la parte baja IV, parte de la colección del Museo Völker-
de los moradores de la sierra y posiblemente kunde – Berlín, en cuya escena primaria se
sirvieron para regular el acceso desde la sec- grafica una serie de guerreros Moche enfren-
ción media del mismo. tados con antagonistas quienes comparten
rasgos que no son propios de dicha sociedad
De manera general, los tipos de rasgos defen- (Figura 02). Los análisis iconográficos sugie-
sivos que caracterizan a los sitios Recuay y ren que estos individuos con rasgos distintos
Moche son bastante similares, lo que incluye estarían relacionados con los grupos Recuay
sistema de trincheras y zanjas, muros peri- (Lau, 2004)
metrales altos, muros con parapetos y empla-
zamientos altos de accesos limitados. Existe Sin embargo, la percepción e interpretación
una diferencia entre edificaciones Moche de de diversos investigadores se contrapone te-
las Recuay, la cual radica en que las fortifi- niendo, por un lado, la posición de guerreros
caciones serranas no estaban destinadas para de origen Recuay, evidenciado en similitudes
asegurar fronteras o grandes regiones; en vez iconográficas en cuanto a las vestimentas, ar-
de ello parece ser que protegían comunida- mas, pertrechos y ornamentos faciales (Dis-
des independientes. selhoff, 1956; Smith,1978 como lo citó Lau,
2004). Y, por otro lado, la posición de que
Moche y Recuay: Interacciones a través estos combatientes se tratarían de miembros
de los conflictos bélicos. especiales de la sociedad Moche, o en conse-
cuencia que la falta de análisis detallados no
Diversas apreciaciones o interpretacio- permitiría arribar a este tipo de conclusiones
nes se tejen en torno a la posibilidad de la (Schuler – Schömig, 1979; Reichert, 1989;
existencia de conflictos bélicos en los an- como se citó en Lau, 2004).
des. Lau (2004), sobre esto refirió, que di-
versos estudiosos han interpretado la guerra Producto del análisis de la pieza del Museo
como una expresión ceremonial de iden- Völkerkunde y relacionando a los elementos
tidad comunitaria la que a su vez era el re- característicos de los guerreros graficados,
flejo de una estructura organizacional dual. con diversas representaciones Recuay pre-
Las comunidades establecían concursos y sentes en soportes como cerámica, mono-
72
litos, etc. Lau (2004) concluyó que, si bien Estos enfrentamientos armados, no debieron
existen indicios de interacción evidenciado ser constantes o a gran escala (Lau 2004),
en el intercambio de bienes y en elementos y se habrían desarrollado a lo largo de una
estilísticos compartidos, no descarta la posi- frontera en disputa, concretamente en las
bilidad de la existencia de conflictos interre- estribaciones andinas y los valles fluviales
gionales Moche - Recuay, siendo un posible del interior del centro norte de Perú (Proulx
detonante la obtención de recursos y el acce- 1982; como se citó en Lau, 2004).
so al valle medio y alto.
73
relacionan a estos grupos con cerámica pro- En menor medida por tratarse del núcleo
veniente de Cajamarca y producciones locales de los mochicas sureños, se han hallado dos
basadas en este estilo que reciben el nombre contextos funerarios con individuos de posi-
de Cajamarca Costeño (Castillo 2003, 2007; ble filiación Cajamarca en Huacas de Moche,
Castillo & Cusicanqui 2016). (Figura 03 y 04) específicamente en Huaca del Sol (conjunto
arquitectónico 47), que tenían la forma de
La aparición de cerámica importada de es- fosa circular, tratándose de un hombre (tum-
tilo Cajamarca coincide con la aparición de ba 1) y una mujer (tumba 2). Tenían como
los primeros ejemplos de cerámica de estilo ofrendas vasijas de cerámica Cajamarca, en-
Wari, con formas de cuencos y platos con tre los más emblemáticos, platos trípode que
engobe crema y decoraciones muy simples sólo incrementa la evidencia sobre el acerca-
de líneas sinuosas y puntos de color ocre. El miento que esta sociedad tuvo los mochicas
estilo de cerámica Cajamarca corresponde- y viceversa (Uceda, 2016).
ría con la fase que precede la aparición de
los estilos cursivos y la decoración tricolor. Al norte, los grupos asentados en los valles
(Castillo 2003) La gran cantidad de cerámica de Lambayeque y La Leche tampoco se man-
de estilo Cajamarca indica que los Mochicas tuvieron exentos de la llegada y migración
de Jequetepeque mantuvieron un fuerte con- foránea durante el Moche Tardío, donde se
tacto con las sociedades que se desarrollaban evidencia una anticipada incursión en los
en la sierra norte aledaña. valles para pasar a mostrar una intensa pre-
sencia para el periodo transicional. Uno de
los sitios más notables con diversa presencia
de fragmentos estilo Cajamarca y Cajamarca
Costeño es Santa Rosa de Pucalá en donde se
registró la tumba de un individuo masculino
denominado como la tumba 21, datada entre
800 d.C.- 950 d.C., que a partir de los estilos
de los objetos asociados podría afiliarse tan-
to a la fase Moche Tardío C, como a la fase
temprana del Transicional en Jequetepeque
Figura 03 Platos de estilo Red Painted o Rojo
(Bracamonte, 2015).
Pintado, asociados al periodo Moche Tardío y
Transicional Temprano.
Colección: P. A. San José de Moro, PUCP Es así como a partir de los datos presentados
(Castillo & Cusicanqui, 2016) podemos inferir una estrecha relación entre
las élites moches y sus pares vecinos de Ca-
jamarca durante la época moche tardío. Este
periodo de constantes interacciones entre las
poblaciones costeñas y serranas van a crear
variantes en los estilos junto con la adopción
de nuevos patrones culturales de manera di-
ferente en cada valle.
74
que ya se encontraban propiciando la caída facturadas en claro estilo local, para su uso
Moche, el propone que existió una conquista personal (Rosas, 2007). Pero también tiene
Wari o Wari asociado a Cajamarca (Ghava- una explicación alternativa en la que con-
mi, 2015). Shimada, en su búsqueda de en- sidera una influencia por parte de los Wari
tender la presencia de cerámica foránea en de forma indirecta, ya fuera por conquista o
estos sitios mochica, plantea la posibilidad por una alianza. Fuera como fuese, considera
de una alianza entre los grupos Cajamarca y que el arreglo defensivo del reducto cajamar-
Wari para la conquista de la costa norte y ex- quino, visible sobre todo en la muralla que
pone como evidencia la presencia de muros rodea el sitio, sugiere que las relaciones con
defensivos en el sitio de Pampa Grande apo- los nuevos vecinos costeños no fueron del
yando su hipótesis de una presión externa. todo amigables (Rosas, 2007).
Ante un contexto político fragmentado, Ro- En los andes centrales una de las represen-
sas plantea la idea de que los Cajamarca ha- taciones míticas más conocida y antigua es
brían consolidado su posición construyendo el denominado Animal Lunar, conocido en la
un emplazamiento fuerte en un punto estra- literatura también como: “Animal Crestado”,
tégico en la cima de un cerro en el centro del “Felino Rampante”, “Monstruo de la Luna”,
valle bajo del Jequetepeque desde donde go- “Felino Fulgurante”, “El Adversario S”,
zaban de acceso preferencial a agua y terre- “Felin monstreaux”, “Dragon Recuay”, etc.,
nos de cultivo e inclusive ejercían un control representación que trazo su desarrollo ico-
visual sobre los cerros que rodean el valle, nográfico y rol cosmológico en un periodo
pudiendo, aparentemente ejercer control de 1500 años. Puede ser identificado por las
efectivo sobre algunos pobladores Moche, siguientes características: cuatro patas, lar-
quienes tributaron vasijas domésticas, manu- gas salientes que se extienden de su cabeza
75
y cola, hocico cuadrado, clara y visible den- gráfico y fue plasmado sobre diversos sopor-
tadura, un cuerpo arqueado y sinuoso, garras tes con determinadas características propias
largas y una variedad de ornamentos como a cada región y mostrando una clara adap-
espalda y cola con remate dentado (Mackey tación a los estilos, técnicas y porque no al
& Vogel, 2003), además de medidas sobredi- imaginario compartido en cada grupo social.
mensionadas de extremidades y cabeza, y un
ojo que en muchas de las representaciones se Lau (2016), refiere que las sociedades Mo-
aprecia de gran tamaño ocupando gran parte che y Recuay percibieron a este personaje
la cara. como una pieza fundamental de su sistema
cosmológico. El animal lunar aparentemente
Los orígenes de esta representación son aún fue un ser celestial asociado con la autoridad
materia de constante debate, sin embargo, la política, el simbolismo de la muerte y la re-
mayoría de los expertos coinciden en un po- generación. Para los Moche este fue uno de
sible génesis en territorios ocupados por los los personajes sobrenaturales que formó par-
Moche o los Recuay (Bruhns, 1976; Mackey te de su amplio panteón (Figura 05), mien-
& Vogel, 2003), aunque existen teorías que tras que en la cosmología Recuay fue una
refieren un posible origen en grupos como de las tres o cuatro divinidades principales
Gallinazo y Vicús (Reichert, 1977 como se (Figura 06). Es claro que en ambos grupos
citó en Mackey & Vogel, 2003). los estamentos de alto estatus consideraron a
este animal crestado lo suficientemente idó-
Sin embargo, obviando la problemática refe- neo para exhibirlo como un emblema, que
rida al origen, es innegable que grupos como además poseía asociación simbólica que se-
Moche, Recuay y Cajamarca asimilaron este ría plasmada en sus expresiones materiales.
personaje como parte de su repertorio icono-
Figura 05 Botella asa estribo estilo Moche Figura 06 Cántaro estilo Recuay de doble cuerpo, con
de cuerpo cubico y decoración pictórica representación escultórica de un roedor, y representación
con la representación del Animal Lunar. pictórica del Animal Lunar.
Colección: Museo de Arte de Lima Colección: The Metropolitan Museum of Art, New York
76
Las evidencias más claras acerca esta repre- La presencia de este personaje en variadas
sentación la podemos encontrar en distintos tradiciones culturales y a lo largo de un gran
soportes, mayormente en objetos cerámicos, periodo de tiempo debió ser el producto de
sin embargo, también se ha registrado en el diversas y continuas relaciones, principal-
arte mural, lito esculturas, litografías, orfe- mente mediante el intercambio de objetos
brería, objetos de madera, etc. En algunas santuarios se retrataba este ser, que debió
oportunidades haciendo alusión a la noción ocupar un lugar privilegiado dentro de la
de la dualidad y otros conceptos de gran im- cosmovisión andina.
portancia dentro de las sociedades prehispá-
nicas (Figura 07, 08 y 09).
Figura 07 Nariguera bimetálica con Figura 08. Escultura tallada en madera con
representación dual del Animal Lunar, Contexto representación de dos Animales Lunares
funerario de la “Dama de Cao” (Moche). dispuestos de perfil uno frente al otro. (Moche)
Colección: Complejo Arqueológico el Brujo Colección: Complejo Arqueológico el Brujo
(Mujica, 2007) (Mujica, 2007)
77
4. Discusión De la misma manera, la naturaleza de los con-
tactos Recuay – Moche aún es tema de inves-
Las conexiones macrorregionales en la épo-
tigación. Se evidencia presencia de arquitec-
ca prehispánica entre la costa norte y la sierra
tura aparentemente defensiva, caracterizados
peruana son temas que aún se encuentran en
por muros perimetrales y emplazamientos
desarrollo y constante debate, específica-
de acceso limitado en lugares estratégicos
mente con relación a cómo es que se efectua-
y de posible convergencia entre ambos gru-
ron estas diversas conexiones, los métodos y
pos. En el arte Recuay se hallan plasmadas
estrategias que utilizaron, y cuales fueron sus
diversas imágenes de guerreros altamente in-
intenciones o propósitos.
dividualizados armados con porras, mazos y
escudos (Lau, 2000). Así mismo Lau (2004)
En el caso especifico de las sociedades Mo-
presentó el análisis iconográfico de los ele-
che, Recuay y Cajamarca la pregunta más
mentos graficados sobre una botella Moche
recurrente gira en torno a entender si las re-
IV, donde se parecía una serie de guerreros
laciones fueron pacificas o bélicas, los datos
moche enfrentados a individuos que poseían
arqueológicos existentes hasta la fecha acla-
diferente indumentaria. Se teje la posibilidad
ran en parte las luces con relación a esta pro-
de que estos se traten de individuos Recuay
blemática.
(Disselhoff, 1956; Smith, 1978 como se citó
en Lau, 2004) o miembros especiales de la
La presencia de objetos cerámicos Caja-
sociedad Moche (Schuler – Schömig, 1979;
marca en sitios de la costa norte parece in-
Reichert, 1989; como se citó en Lau, 2004).
tensificarse para el Moche Tardío, época de
grandes cambios e inestabilidad, para esta 5. Conclusiones
sociedad costeña. La presencia del estilo Ca-
En base a las evidencias mostradas y te-
jamarca estuvo acompañada de evidencias
niendo en cuenta la cercanía geográfica, es
provenientes de la sierra sur manifestado en
totalmente indiscutible que los grupos Mo-
elementos de filiación Wari y variantes de
che, Recuay y Cajamarca tuvieron una fluida
este, situación que indicaría posibles alianzas
y constante interacción desde tiempos muy
estratégicas (Castillo & Cusicanqui, 2016).
tempranos. Sin embargo, la naturaleza de las
mismas es poco claro aún.
Durante este periodo sitios como Santa Rosa
de Pucalá, en el valle de La Leche, parecen
En el caso de las relaciones Moche - Caja-
haber tenido un fluido contacto con grupos
marca, la cual se caracteriza por la presen-
Cajamarca y Wari, manifestado en la pre-
cia de elementos cerámicos de estos últimos
sencia de fragmentos de la típica cerámica
en sitios de la costa norte, las evidencias
Cajamarca Caolín, Wari y derivados y el re-
sugieren diversas naturalezas de contactos,
gistro de una peculiar estructura arquitectó-
probablemente debido a la fragmentada or-
nica con forma en “D” (Bracamonte, 2015,
ganización política moche, que les permitió a
2019). Estos elementos dan la aparente im-
cada grupo desarrollar contactos de diversos
presión de una interacción pacifica e inclusi-
tipos con sus pares serranos. Así pues, evi-
ve aceptación de los grupos locales hacia los
denciamos ambas caras de la moneda, por
foráneos. En contraste, sitios como Pampa
un lado, sitios donde se observa un contacto
Grande, San Idelfonso y Cerro Chepén pre-
largo y pacifico como el caso de Santa Rosa
sentan construcciones defensivas, situación
de Pucalá, por el contrario, en sitios como
que para Rosas (2007) sería el reflejo de la
San Idelfonso y Cerro Chepén las investiga-
consolidación Cajamarca al erigir un encla-
ciones indicarían la presencia de arquitectura
ve serrano en el corazón del valle bajo del
defensiva, que a su vez se constituiría como
Jequetepeque.
un enclave serrano en el territorio costeño,
78
sugiriendo que los contactos entre estos gru- Castillo, L. J. (2003). Los Últimos Mochicas
pos no siempre, ni en todo lugar, fueron pa- en Jequetepeque. En S. Uceda, & E.
cíficos o amigables. Mujica (eds.), Moche. Hacia el Final
del Milenio. Actas del Segundo Colo-
Situación similar se aprecia en el caso Mo- quio sobre la Cultura Moche (Truji-
che – Recuay, donde hasta la fecha queda aún llo, 1999) (pp. 65-124). Lima, Perú:
abierta la posibilidad de conflictos bélicos. Universidad Nacional de Trujillo y
Pontificia Universidad Católica del
Por último, la constante representación del Perú.
llamado Animal Lunar entre los tres grupos
Castillo, L. J. (2007). Las Señoras de San
estudiados no hace mas que confirmar la es-
José de Moro: Rituales funerarios de
trecha relación de los mismos. Todas estas
mujeres de elite en la costa norte del
situaciones requieren aún detallados trabajos
Perú. Summa Humanitatis, 1(1), 1 –
que en el futuro seguramente develarán im-
21.
portantes datos, vitales en el entendimiento
de las sociedades prehispánicas de la costa y Castillo, L. J., & Donnan, C. (1994). Los
sierra norte peruana. Mochicas del Norte y los Mochicas
del Sur. En K. Makowski, C. Donnan,
6. Agradecimiento I. Amaro Bullon, L. J. Castillo, M.
A nuestras familias por todo su apoyo, a Diez Canseco, O. Elespuro Revoredo,
nuestros profesores por su paciencia y por & J. A. Murro Mena (eds.), Vicús. Co-
nutrir nuestra formación con todo su vas- lección Arte y Tesoros del Perú (pp.
to conocimiento, al profesor Carlos Wester 142-181). Lima, Perú: Banco de Cré-
La Torre por guiarnos de manera constante dito del Perú.
y desinteresada a lo largo del desarrollo del
Castillo, L., & Cusicanqui, S. (2016). Mo-
presente artículo, de igual manera a la Escue-
chicas y Cajamarcas en la costa norte
la Profesional de Arqueología y a la Univer-
del Perú. Una historia de encuentros
sidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, así mismo
y desencuentros. En C. Pardo, & J.
hacemos extensivo el agradecimiento al
Rucabado (eds.), Moche y sus veci-
Museo Arqueológico Nacional Brüning por
nos. Reconstruyendo Identidades (pp.
su valioso apoyo en la difusión de diversas
82-99). Lima, Perú: Museo de Arte de
investigaciones que desde las aulas venimos
Lima.
realizando.
De Orbaneja, F. (2013). Breve historia de las
7. Bibliografía Religiones. Barcelona, España: Edi-
ciones B, S. A.
Bracamonte, E. (2015). Huaca Santa Rosa
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ARQUEOLOGÍA DEL NORTE:
PERSPECTIVAS DESDE LAS AULAS
VOLUMEN 2: 81 - 99, 2021
Resumen
Durante el periodo Mochica Tardío en la costa norte del Perú, empiezan a aparecer objetos de
cerámica de tradiciones foráneas de la sierra norte y sur principalmente. Al colapsar moche,
estos estilos foráneos toman un papel relevante, existiendo una gran heterogeneidad estilística
durante este tiempo. La fusión de estos estilos con los locales generan nuevos patrones que
van a caracterizar a dos sociedades subsecuentes: Lambayeque, en el territorio de los mochi-
cas del norte, y Chimú, en el territorio de los mochicas del sur. El presente artículo abarca
este proceso desde el ámbito del territorio mochica del norte, donde se le denomina Periodo
Transicional en el valle de Jequetepeque, abarcado desde el fin de los Moche hasta la súbita
aparición del estado Lambayeque. Durante este tiempo aparecen antecedentes directos de la
consecuente sociedad, especialmente en el sitio de San José de Moro.
Palabras claves:
Periodo Transicional, San José de Moro, Heterogeneidad estilística, Jequetepeque, Lambayeque
Abstrac
During the Late Mochica period on the north coast of Peru, ceramic objects from foreign
traditions mainly from the northern and southern highlands begin to appear. When the Moche
collapsed, these foreign styles took on a relevant role, with great stylistic heterogeneity du-
ring this time. The fusion of these styles with the local ones generates new patterns that will
characterize two subsequent societies: Lambayeque, in the territory of the northern Mochicas,
and Chimú, in the territory of the southern Mochicas. The present article covers this process
from the scope of the northern Mochica territory, where it is called the transitional period,
spanning from the end of the Moche to the sudden appearance of the Lambayeque state.
During this time, direct antecedents of the consequent society appear, especially at the site of
San José de Moro.
81
1. Introducción
Durante la fase tardía de los mochicas sur-
Durante el periodo Mochica Tardío, en la gen tensiones internas y externas que gene-
costa norte del Perú, empiezan a aparecer ob- ran inestabilidad política y social, viviéndo-
jetos de cerámica que presentan estilos que se un momento muy complicado dentro de
no corresponden a la tradición local. Tras esta sociedad; este suceso ha sido asocia-
el colapso mochica estos objetos de estilos do generalmente a 3 factores [p.ej. Rosas
foráneos toman un papel relevante, opacando (2007); Ghavami (2015)]: a) Perturbaciones
a los estilos locales y generando la formación medioambientales (Shimada 1994) de im-
de estilos que van a caracterizar a dos socie- pacto destructivo que habrían repercutido
dades subsecuentes: Lambayeque, en el terri- en el ámbito económico y socio polito gene-
torio de los mochicas del norte, y Chimú, en rando tensión. b) Tensiones sociales internas
el territorio de los mochicas del sur. (Bawden 1994) que generaron cambios en
su materialidad. c) Por último las presiones
El presente trabajo comprende este proceso externas de las tradiciones foráneas del Hori-
denominado Periodo Transicional (Castillo, zonte Medio (Shimada 1994, Bawden 1994,
2003) en el valle de Jequetepeque, abarcado Castillo 2000, 2001, 2003, Castillo et. al.
desde el fin de Moche hasta la súbita apa- 2009).
rición del estado Lambayeque. El sitio que
presenta evidencias materiales sustanciales Los cambios visualizados en la materialidad
de este periodo es San José de Moro, valle están asociados a la legitimización social,
de Jequetepeque, donde las investigaciones principalmente en el arte iconográfico y la
lideradas por el arqueólogo Luis Jaime Cas- arquitectura. Esta última vinculada al aban-
tillo, han revelado un inusitado número de dono de las capitales, y la construcción de
entierros y objetos que datan principalmente centros urbanos como patrón de asentamien-
del periodo Mochica Tardío y Transicional. to: “el tradicional centro ceremonial Moche
Sin embargo, en la región actual de Lamba- fue entonces sustituido por este patrón ur-
yeque, han aparecido evidencias que no se bano denso que evidencia mayor diferencia-
pueden dejar de mencionar como son los ción administrativa” (Shimada 1994). En el
sitios de Huaca Bandera, en el valle de La territorio Moche Sur, en el valle de Moche,
Leche, y Santa Rosa de Pucalá, en el valle la capital ubicada en la Huaca de la Luna,
de Chancay-Lambayeque. En conjunto este se traslada a Galindo y en el área del Moche
material arqueológico permite inferir nuevas Norte la capital en Sipán es abandonada, as-
aproximaciones acerca del periodo Transi- cendiendo al poder la nueva capital Pampa
cional, sobretodo en el área que Castillo y Grande. En cuanto a los cambios en el arte
Donnan en el año 1994 denominaron mo- iconográfico, autores como Bawden y Cas-
chica del norte, así como del rol específico tillo & Donnan (1994), manifiestan la apa-
que habría cumplido en la formación de la rición de temas míticos como “del entierro
cultura Lambayeque, pues como se verá más (Donnan y McClelland 1979), el tema de la
adelante, en el sitio de San José de Moro, las balsa (McClelland 1990) y la revuelta de los
evidencias ponen en manifiesto una continui- objetos (Quilter 1990)” (Gavhami, 2015).
dad de ocupación donde se ve claramente el
colapso Moche, y la fusión y la concepción La mayoría de los nuevos temas iconográ-
de una nueva identidad: la Lambayeque, por ficos están representados especialmente en
lo que se podría considerar como punto eje la cerámica de estilo iconográfico de línea
para entender el origen de la sociedad Lam- fina (Castillo, 2003), registradas en el valle
bayeque. de Jequetepeque, en el sitio de San José de
Moro. Este estilo aparece de manera repenti-
82
na en el valle, hecho que muy probablemente 2. ¿Qué es el periodo Transicional?
esté ligado a algún tipo de mecanismo para
El periodo Transicional abarca el tiempo
reconstruir las estructuras de poder y legi-
trascurrido durante la transición cultural Mo-
timidad, dado que su aparición se da en un
che-Lambayeque, es decir después que la so-
momento complicado en la historia Mochi-
ciedad moche colapsó, y se generó una ola de
ca. Así mismo, un aspecto muy importante a
distintos estilos cerámicos de la sierra norte y
destacar es la aparición de las tumbas de las
sur, surgiendo de su interacción lo Lambaye-
Sacerdotisas, que van a estar presentes hasta
que. Este periodo de tránsito, recibió distin-
el Periodo Transicional. Resultan importan-
tas denominaciones. Inicialmente Larco en
tes no solamente por su función como muje-
1966 lo denominó Huari Norteño, en el área
res de poder político y religioso que expresan
de Trujillo Donnan y Mackey (1978) (citado
los objetos enterrados en su tumba, como son
en Makowski, 2016) lo denominaron Chimú
la máscara de cobre, la copa pedestal, el to-
Temprano, posteriormente para el área de
cado aserrado, entre otros; sino que muchos
Batan Grande Shimada (1994) lo denomina
de estos aparecen representados en la icono-
Sicán Temprano, argumentando que se trata
gráfica de los temas mencionados, asociados
de un periodo fusional. En la década de los
a un personaje femenino en actos rituales y
90’s, las investigaciones en el sitio de San
con seres divinos, caracterizado como una
José de Moro, arrojan significativas eviden-
divinidad a la que se le denomina la Sacer-
cias acerca de este periodo, permitiendo su
dotisa (Donnan y Castillo, 1994). Donnan
comprensión y caracterización, y se le deno-
y Castillo (1994), manifiestan que “A partir
mina como “Periodo Transicional” (Castillo
del estudio de las asociaciones funerarias ha
y Donnan, 1994) (Figura 1).
sido posible reconocer a dos de los indivi-
duos enterrados en San José de Moro como
Castillo (2007) dice que “... es un lapso de
una divinidad a la que conocemos como la
tiempo que abarca los 150 años que transcu-
Sacerdotisa”, por lo que se infiere que en
rrieron entre final de la hegemonía Mochi-
vida estas mujeres se habrían desempeñado
ca y el comienzo del estado Lambayeque”,
como sacerdotisas o estuvieron por lo menos
este momento habría sido de “independencia
muy ligadas a ellas.
política que permitió que se activara una
multitud de identidades que habían perma-
Así la aparición de las tumbas de estas mu-
necido ocultas” (Castillo 2007), por lo que
jeres y “el inicio de la producción de cerá-
se caracteriza por una “gran heterogeneidad
mica de Línea Fina, marcarían el comienzo
estilística expresada en una variedad de for-
del periodo Mochica Tardío en el valle de
mas (platos, botellas, cántaros, vasos, ollas,
Jequetepeque, pero también de otras impor-
crisoles) y estilos cerámicos” (Rucabado
tantes transformaciones, como la llegada de
y Castillo, 2003); entre los cuales destaca
cerámica importada de Wari y Cajamarca, o
el estilo Cajamarca, principalmente platos
la producción de cerámica Mochica Polícro-
(Bernuy y Bernal 2008), asociado este a mu-
ma” (Castillo 2000). De manera antagónica
chos otros estilos como son Nieveria, Pacha-
el final de este periodo está marcado por la
camac, Casma Impreso, Wari y derivados.
desaparición del característico estilo mochi-
Castillo agrega que “esta tradición cultural
ca tardío de línea fina y de la cerámica mo-
distinguible se caracteriza por el rechazo de
chica policromo, así como el cambio en los
los cánones Mochica y por la síntesis de tra-
estilos cerámicos y en el patrón de enterra-
diciones de la costa y sierra del norte” (Cas-
miento, otorgando el paso hacia el periodo
tillo et al 2009).
Transicional.
83
Figura 1. Secuencia ocupacional de San José de Moro. Imagen extraída de Rucabado y Castillo 2003.
84
Las primeras publicaciones de Rucabado y bitación subterránea dentro de la cual ha-
Castillo (2003) en el valle de Jequetepeque bían ollas, cantaros y botellas de diferentes
ubicaron este periodo entre el 750 y 900 d.C. formas y tamaños que habrían servido para
Sin embargo en la publicación de Castillo et la preparación de chicha, a este hallazgo el
al. del 2014, lo enmarca entre los años 850 investigador lo denomina “la capa fiesta”,
y 950 d.C. Por otro lado Prieto (2014) ma- el cual corresponde con un evento terminal
nifiesta que la llegada de los Lambayeque asociado a la desaparición de la sociedad
hacia este valle se habría dado entre los años Mochica Tardío, en el que se dejaron semien-
950-1000 d.C. Las investigaciones entonces terrados los objetos con el objetivo de volver
permiten ver una estimación de duración de en la próxima oportunidad ceremonial. Para
aproximadamente 100 a 150 años para este estas fiestas el sitio debió servir como centro
periodo de transición. ceremonial ritual regional, donde se encon-
traban diferentes pueblos mochicas del valle
3. San José de Moro: valle de Je- y quizá más allá de este, donde se habrían
quetepeque dado negociaciones, transacciones, alianzas
El sitio arqueológico de San José de Moro sociales, políticas y económicas; por lo que
pertenece políticamente al distrito de Pacan- debió de tener un poderoso prestigio.
ga, provincia de Chepén, departamento de La
Libertad; está ubicado en la margen derecha 3.1 El periodo Transicional: características
del río Chamán, en el valle de Jequetepeque.
Su ubicación es importante ya que este río El periodo Transicional se caracteriza por la
constituye una ruta natural de acceso hacia la ausencia de los estilos de línea fina y moche
cuenca de Cajamarca, debido a que su origen polícromo, y por la aparición de material ce-
se encuentra en la provincia de Contumazá, rámico del Horizonte Medio II, así como el
departamento de Cajamarca; por lo que ten- cambio en la predominancia en la forma de
dría una ubicación estratégica que facilitaría las tumbas: las tumbas de bota del mochica
las relaciones entre grupos de la costa y la tardío se reemplazaron por las de pozo. Las
sierra norte. tumbas de cámara de adobe presentes desde
las fases anteriores se mantienen, aunque
San José de Moro fue esencialmente un ce- presentan cambios sobre todo para la fase
menterio y centro ceremonial regional con final de este periodo. Castillo (2001) divide
una ocupación continua desde el periodo el Periodo Transicional de San José de Moro
Mochica Medio hasta Inca. En este sitio se en dos subfases, de acuerdo a las caracterís-
enterraron personajes del más alto estrato ticas y variaciones de las tumbas de cámara:
social, especialmente femeninas, las deno- periodo Transicional Temprano o subfase A
minadas sacerdotisas, quienes fueron ente- y el periodo Transicional Tardío o subfase B.
rradas junto a un gran número de objetos. Se
le atribuyen dos tipos de funcionalidad a este En la Subfase A o Periodo Transicional Tem-
sitio (Rucabado y Castillo 2003), una perma- prano las cámaras muestran muchas simili-
nente asociada a los entierros y al culto de los tudes con el Mochica Tardío. Presentan un
ancestros y otra temporal asociada a fiestas y tamaño de siete por siete metros, con nichos
celebraciones ligadas a un calendario ritual en las paredes y subdivisiones internas. Tam-
que se habría extendido más allá del mismo bién se ubica dentro de esta subfase las cá-
entierro. maras cuadradas de cinco por cinco metros,
sin nichos y con múltiples individuos y re-
En las investigaciones que realiza el arqueó- ocupaciones. Todavía aparecen artefactos de
logo Luis Jaime Castillo, encuentra una ha- tradición Mochica como crisoles, adornos
85
de metal y piruros. Contrariamente en la 4. Evidencias en los valles de Lam-
Subfase B o Periodo Transicional Tardío las bayeque y la Leche
tumbas de cámara son más pequeñas y cua-
En estos valles las evidencias actuales apun-
drangulares que las anteriores. Su tamaño es
tan que al colapsar la capital política en Pam-
dos por dos metros aproximadamente. Las
pa Grande le sigue una época dinámica de
paredes no presentan nichos y pueden o no
contactos e influencias de diversas entidades
estar enlucidas.
políticas como son Cajamarca de la sierra
norte y Wari de la sierra sur, al igual como
Los estilos cerámicos importados del Ho-
sucede en Jequetepeque. Esta influencia
rizonte Medio 2 (Menzel 1960), que se en-
llega a manera de bienes de prestigio como
cuentran en las tumbas son provenientes de
la cerámica fina, prácticas funerarias e ico-
la costa sureña (Atarco), costa central (Pa-
nografía, entre otros rasgos característicos
chacámac), costa nor-central (Casma impre-
(Cervantes, 2020).
so), sierra sureña (Chaquipampa y Viñaque)
y sierra norte (Cajamarca serrano y Caja-
I. Shimada (1994, 1995, 2014) realiza in-
marca costeño) [Castillo (2001), Rucabado
vestigaciones que le permiten observar un
y Castillo (2003) Bernuy y Bernal (2008),
“periodo de transición” luego del colapso
Ghavami (2015]. Rucabado y Castillo (2003)
del estado Moche V en Pampa Grande, el
proponen la existencia de 5 grupos cerámi-
cual denomina Sicán Temprano, fechándo-
cos para este periodo: Grupo 1 o Post Mo-
lo entre el 750 y 900 d.C. Donde “las for-
chica, Grupo 2 o Cajamarca serrano y cos-
mas sociales institucionalizadas, los modos
teño, Grupo 3 o Lambayeque local, Grupo 4
de pensamiento, la iconografía, etc. fueron
o Casma Impreso, y Grupo 5 o estilos Huari
reevaluados” (Shimada 1981: 39, citado en
(estilos Atarco y Viñaque); de los cuales son
Ghavami, 2015); y donde no habría existido
propiamente locales el post mochica y el
una centralización política.
Proto Lambayeque o Lambayeque temprano
local.
Sin embargo, las últimas investigaciones han
arrojado nuevas fechas para estos aconteci-
Durante el periodo Transicional Temprano
mientos, el abandono de Pampa Grande está
están presentes la cerámica Cajamarca serra-
fechado actualmente alrededor de 800 d.C.
no de estilo Cursivo Clásico y Cursivo Floral
(Koons y Alex 2014). Por lo que “el periodo
pertenecientes a la fase Cajamarca Medio
Sicán Temprano en Lambayeque y La Leche
subafse A. Y en menor cantidad platos Caja-
podría situarse entonces entre 800 y 900 d.C.,
marca costeño, principalmente los tipos 1, 2
el cual sería contemporáneo con el Moche
y 3 según Bernuy y Bernal (2008). Para la se-
Tardío C y el periodo Transicional Temprano
gunda subfase el número de objetos de estilo
en Jequetepeque” (Ghavami 2015). Shimada
Cajamarca serrano es menor en comparación
reporta el hallazgo de cerámica moche tardío
del Cajamarca costeño. Están presentes los
y foráneo Wari en Huaca Lucía y Huaca So-
estilos Cajamarca Cursivo Floral y el Semi-
ledad que le permitieron correlacionarlas con
cursivo (Cajamarca Medio subfase B y Ca-
las tradiciones pertenecientes a San José de
jamarca Tardío). Y del estilo Cajamarca cos-
Moro durante este periodo. En Huaca el Pue-
teño los tipos 3 y 4 (Bernuy y Bernal 2008),
blo, en el bosque de Pómac, Shimada registra
siendo el tipo 4, el satelital, que predomina.
residencias de quincha, un contexto funera-
rio de un individuo en posición sentada con
las piernas flexionadas, y un estilo cerámico
de botellas de pico individual caracterizado
por presentar una cara zoo-antropomorfa de
86
un personaje con rasgo ornitomorfos y ojos Ha sido dividido en tres sectores: norte, cen-
ligeramente jalados en el gollete. tral y sur (Narváez y Rosas 1995; citado en
Delgado y Narváez, 2011), los cuales están
Investigaciones recientes han incluido más presididos por conjuntos amurallados; a sus
sitios con rasgos foráneos. Wester (2018), alrededores existen pequeñas áreas densa-
manifiesta que en el área de Lambayeque mente pobladas por focos ocupacionales
en los sitios de Santa Rosa de Pucalá, Hua- nucleados en torno a pequeñas plataformas.
ca Bandera, Huaca Facho, y Huaca Pintada, Estos conjuntos amurallados no tienen an-
se encuentran evidencias particulares de es- tecedentes culturales y no tuvieron vigencia
tos estilos y que constituyen el preámbulo al mucho tiempo; es durante este periodo de
surgimiento de la tradición que se denomina transición que se utiliza y construye esta área
Lambayeque. del valle La Leche.
4.1 Huaca Bandera A diferencia de la arquitectura mochica que
El Complejo Arqueológico Huaca Bandera crecía verticalmente, esta crecía horizontal-
está ubicado en el distrito de Pacora en la re- mente, sin alcanzar grandes volúmenes. El
gión de Lambayeque, en la margen derecha material constructivo es de adobes sin marca
de la parte baja del valle del río La Leche. y argamasa, dispuestos de cabeza, soga y de
El sitio tiene una forma alargada y una ex- canto. La técnica de construcción de las pla-
tensión de 202 hectáreas. Lo conforman siete taformas piramidales es de cámara y relleno
edificios visibles, de los cuales únicamente o solamente relleno arquitectónico.
el mayor, Huaca Bandera, es el que expone
en superficie las formas arquitectónicas pi-
ramidales.
Figura 2: Plataforma principal de Huaca Bandera. Imagen extraída de Curo y Rosas 2014.
87
El Conjunto Amurallado 1 del sector norte, Cuatro de los personajes se muestran de per-
llamado Huaca Bandera, consta de un edifi- fil (Personajes A –mira hacia la derecha, B,
cio piramidal, orientado hacia el Este, deli- C y D –miran hacia la izquierda) y uno de
mitado por un muro de adobe que sirve como frente (Personaje E). El personaje D clara-
cerco, encerrando un área amplia de 210 m mente muestra la representación de una copa
de largo por 160 m de ancho. Curo y Rosas delante de él, el Personaje C presenta un
(2014) manifiestan que el interior se encuen- tocado en tres penachos, por lo que los in-
tra distribuido en 6 áreas o componentes: vestigadores la identifican con la Sacerdotisa
corredor de acceso, área administrativa, área Moche. Además señalan que este mural es-
doméstica, plazas ceremoniales sur y norte, taría representando una variante del tema de
atrio o plaza de la rampa, y plataformas pira- la presentación, sin embargo los personajes
midales (Figura 2). En el corredor de acceso, presentan algunos cambios estilísticos, pues
este conjunto amurallado presenta grafitis, de todos tienen el ojo alado y orejeras que en
los cuales “los más completos son tres y se conjunto se asemejan a las máscaras Lamba-
ubican al extremo oeste, cerca del vano de yeque.
ingreso a la rampa de ascenso a la pirámide
principal” (Curo y Rosas 2014). El Grafiti En el conjunto amurallado 4 (Huaca Blanca),
1 (Figura 3a) , se trata principalmente de un del sector sur del complejo Huaca Bandera,
personaje con un tocado compuesto por tres los investigadores también han registrado
penachos que culminan en un borde aserrado murales y relieves polícromos. Estos se en-
y remata en tres círculos cada uno, fijados a cuentran ubicados en el ambiente culminante
una vincha; Ghavami (2015)manifiesta que de la pirámide y la han denominado “La Sala
estaría representando a la sacerdotisa mochi- de los Murales”, en la cual el muro de fondo
ca. El Grafiti 2 (Figura 3b) representa el en- presenta nichos con colores alternados rojo
cuentro de dos personajes sobrenaturales con y crema, “en los espacios cuadrangulares
el gesto de presentar la copa. Curo y Rosas de color crema, entre nichos, se plasmaron
(2014), observan que el personaje de la dere- imágenes repetitivas de personajes de per-
cha es relativamente más grande que el de la fil en paneles individuales” (Curo y Rosas
izquierda, a este último lo identifican como 2014). La representación se trata de un felino
el sacerdote o personaje B de la escena de la antropomorfizado de perfil, con un tocado
presentación de la copa (Donnan y Castillo de doble penacho, y colmillos (Figura 3: e);
1994), debido al detalle de alas que presen- la esencia de los personajes es claramente
ta. El tercer grafiti (Figura 3c) presenta una mochica, sin embargo la gama de colores, el
banda vertical del cual se desprenden cuatro diseño y ordenamiento e incluso la técnica
serpientes bicéfalas hacia lados opuestos, sus utilizada, ya no son locales. En esta misma
cabezas están diseñadas en un estilo bastante estructura se encontró un friso, en dos de los
geometrizado. tres muros que la conforman, donde se dis-
puso una hilera de personajes antropomor-
Por otro lado en el área norte 1, del sector fos, dispuestos horizontalmente, a los que
norte, Narváez y Rosas (1995) registran frag- Narváez (2011) denomina personaje volador
mentos de un mural policromo colapsado, (Figura 3: f). Este friso también refleja ras-
en el que identifica rostros de 5 personajes gos mochicas y foráneos.
(Figura 3: d). Las características y ornamen-
tación de estos, han permitido a Curo y Ro-
sas (2014), “la identificación de algunos de
ellos dentro de la sistematizada iconografía
Moche de personajes y deidades (Donnan
1978)” (citado en Curo y Rosas, 2014).
88
a)
b) c)
d)
e) f)
Figura 3. a) Grafiti N°1 de Huaca Bandera. b) Grafiti N°2 de Huaca Bandera. c) Grafiti N°3 de
Huaca Bandera. d) Mural policromo colapsado reconstruido con los 5 personajes, Huaca Bandera.
e) Personaje de perfil antropomorfo de Huaca Blanca. f) Personaje volador dispuesto en hileras
horizontales. Imágenes extraídas de Curo y Rosas 2014.
89
En cuanto al material cerámico, Curo y Ro- temente ocupado como centro ceremonial,
sas (2014) manifiestan la presencia de varios presentando etapas de gran crecimiento
grupos de estilos del periodo Transicional donde al parecer adquirió prestigio en el
como son post mochica, proto Lambayeque, valle” (Bracamonte 2011). Destaca, este
y Wari y derivados. Curo (2020) indica la mismo autor, la relevancia del sitio para la
presencia de material Mochica Tardío como época Mochica y el Horizonte Medio. Para el
botellas cara-gollete, botellas de gollete úni- final del Intermedio Temprano identificó en
co tubular, y vasijas decoradas con lo que de- la Planicie 2 un conjunto ceremonial de ta-
nomina “rezagos de la cerámica de estilo de piales. Asimismo, para el Horizonte Medio,
línea fina”, la cual presenta un delineado con el periodo de transición cultural, documentó
líneas delgadas negras sobre rojo natural con la existencia de un entierro (Tumba 21) con
motivos mochicas. materiales de estilo foráneo (Wari) y local
(post-mochica). Así también, hace mención
Tal como manifiestan las evidencias y como de una arquitectura de este mismo periodo,
Ghavami ya lo mencionaba en 2015, crono- siendo esta un recinto en forma de “C” o “U”,
lógicamente la ocupación de Huaca Bandera en donde registra grafitis que conmemoran el
se puede ubicar entre los periodos Moche tema de la presentación de la copa mochica,
Tardío C y Transicional A del valle de Je- este habría sido reutilizado hasta los inicios
quetepeque, o el Sicán Temprano para los de la fase Lambayeque Medio. El autor re-
valles de Lambayeque y La Leche; entre los salta, la importante similitud que presentan
800d.C. y 900d.C. las vasijas de la mencionada tumba con las
del periodo Transicional Temprano en San
4.2 Santa Rosa de Pucalá José de Moro. Además menciona que en el
El Complejo arqueológico Santa Rosa de Pu- mismo sector se ha registrado fragmentos
calá se ubica en el centro poblado de Santa del estilo cerámico de línea fina del Mochica
Rosa, distrito de Pucalá, Provincia de Chi- Tardío, de estilo Cajamarca serrano y coste-
clayo, en la región de Lambayeque. Está lo- ño, Post-Moche, Proto-Lambayeque, Huari
calizado en el valle medio de Lambayeque, local y Casma Impreso (Bracamonte 2011).
en la margen norte del rio Chancay - Lamba-
yeque, a unos 46 km. del litoral.
90
Las recientes investigaciones de los últimos gollete no se especifica. Evidentemente si se
3 años, han revelado un elemento sustancial considera los grupos cerámicos de San José
para el entendimiento de este periodo de de Moro propuestos por Rucabado y Castillo
transición cultural, pues el arqueólogo Edgar (2003), pertenecerían al grupo post-mochica
Bracamonte registró dos estructuras en for- y de estilo Wari. Por otro lado el patrón de
ma de D, un patrón Wari de la sierra sur. Esto enterramiento es atípico, pues proviene de
revela la gran importancia y prestigio del si- tradición serrana y no se ve hasta el periodo
tio para esta época, sumando los fragmentos Lambayeque, exclusivamente en las tumbas
de cerámica encontrados, principalmente de de elite.
estilo Cajamarca, señalan grandes relaciones
y contactos entre estas sociedades, que ya no 4.2.2 Recinto Wari
solamente se puede ver como una influencia,
ciertamente la presencia de esta estructura Durante las excavaciones del año 2018 en
arquitectónica revela un vínculo más directo este sitio se encuentra el primer recinto en
y profundo. forma de D (Figura 5), cuando se profundiza
las excavaciones en el año 2019, se registra
4.2.1 Tumba 21 otro recinto en D, más antiguo y de mayores
dimensiones (Bracamonte 2020, en confe-
En la planicie dos, unidad 11 de excavación, rencia). En cuanto al primer recinto regis-
se halla la tumba 21, encontrándose osamen- trado, Bracamonte (2019) manifiesta que se
tas incompletas de un adolescente y un niño habría construido entre los años 800 y 900
en posición sentada, en una fosa cuadrangu- d.C. ubicándolo dentro de la fase Santa Rosa
lar orientada de este a oeste. Junto con ellos 3, según su cronología del sitio.
fueron sepultadas 7 vasijas y una valva de
mullu (Figura 4). Bracamonte (2015), ma-
nifiesta que se trata de 2 cantaros lenticula-
res cara gollete, uno con representación de
una imagen zoomorfa de rasgos similares a
la de un cánido, el segundo con una imagen
zoomorfa, con la nariz de forma plana mos-
trando los orificios nasales. Una botella cara
gollete, cuya decoración representa a “una
imagen antropomorfa con las facciones defi-
nidas, simétricas y armónicamente estructu-
radas. Los ojos son círculos concéntricos en
relieve y la boca, una banda en bajo relieve,
dando la apariencia de estar entreabierta”
Figura 5: Recinto con forma en “D” de la fase
(Bracamonte 2015). Una botella globular Santa Rosa 3. Imagen extraída de Bracamonte
decorada con aplicaciones de forma circular 2019.
sobre los hombros de la vasija. Un cántaro
ovoide y otro lenticular, así como un vaso Este recinto sacro fue hecho de adobes con
de filiación Wari-tiwanaku, que presenta una mortero de barro, mide 8.20 metros y tiene
decoración en alto relieve que consiste en un vano de acceso de 1.10 metros; y habría
una banda en la parte superior del cuerpo. presentado enlucido tanto interna como ex-
Las vasijas claramente pertenecen al perio- ternamente, también hornacinas en el inte-
do Transicional y el investigador señala que rior. Así mismo, “en el interior del recinto
seis de ellas tienen paralelos semejantes en presentaba un piso bien elaborado, con mu-
el sitio de San José de Moro, la botella cara chas huellas de uso y refacciones, además de
91
áreas quemadas, indicando claros eventos incorporado los objetos de estilos foráneos
rituales” (Bracamonte 2019). como son Cajamarca y Wari, muy populares
en esas épocas, para adquirir aún más pres-
El final de esta estructura está asociado a tigio ante su sociedad y sobrellevar esta si-
eventos rituales, donde se desmontaron los tuación densa del periodo Mochica Tardío.
muros, se colocaron dos entierros huma- Rucabado y Castillo (2003) manifiestan que
nos, uno de ellos aparentemente sacrificado, la incorporación de esos elementos se da por
y se habría realizado quema ritual. Con los decisión de las elites locales Mochicas que
adobes retirados se construyeron pequeños intentan usar nuevos mecanismos ideológi-
recintos de planta ortogonal y de esta forma cos para su diferenciación. Entonces, habrían
dar por finalizada la fase Santa Rosa 3 del sido los problemas climáticos, las tensiones
sitio. internas generadas por los mismos u otras
implicancias locales, sumada la presencia de
5. Discusiones estilos foráneos, lo que conllevó al colapso y
el fin de los Mochicas.
Las evidencias arqueológicas vistas en los
puntos anteriores para el periodo Mochica
No se puede dejar de hacer mención que las
Tardío apuntan en primer lugar a cambios
evidencias actuales del territorio Mochica
asociados a temas míticos con la aparición
sugieren la presencia de grupos indepen-
de la cerámica de línea fina, y asociados a
dientes que comparten una tradición, tienen
un nuevo patrón de construcción y de asen-
elementos comunes, pero tienen diferencias
tamiento urbano con la creación de nuevos
y autonomías. Castillo (2008) argumenta que
centros de poder como Pampagrande (valle
estos grupos “se desarrollaron independien-
de Lambayeque) y Galindo (valle de Mo-
temente pero siempre interconectados e inte-
che); todo ello alude a una reestructuración a
ractuando, compartiendo estos conocimien-
nivel macro-regional causado por un periodo
tos y prácticas rituales, pero enfrentando
de crisis propio de esta fase. Se debe consi-
diferentes retos y reaccionando de diferente
derar entonces, que los fenómenos ambien-
forma”. La naturaleza del fenómeno políti-
tales (Shimada, 1994) causaron problemas
co Mochica, se circunscribe con el modelo
económicos, sociales y políticos. Pues como
de Rosas (2017) acerca de la fragmentación
menciona Tainter (1988) (citado en Rosas,
política en parcialidades, el cual manifiesta
2007) la elite comenzaba a retribuir muy
que se debe estudiar a estos grupos “… va-
poco en comparación con lo que el pueblo
lle por valle e inclusive considerando secto-
gastaba en su manutención, más aún durante
res de algunos valles por separado”. Y fue
esta crisis climática. Ello conllevó a tensio-
“dentro de cada uno de estos espacios, que
nes internas mochica, siendo un mecanismo
los grupos políticos Moche Tardío habrían
para superar estos sucesos, la reestructura-
desarrollado distintas propuestas organiza-
ción de ideología de poder y de los patrones
tivas, y padecidas distintas condiciones que
arquitectónicos.
condujeron al colapso”; por lo que no habría
sucedido solamente un colapso en el territo-
Sin embargo, este proceso no solamente im-
rio mochica o en un grupo determinado de
plicó lo mencionado, ya existe una presencia
valles. Las evidencias actuales apuntan a que
de objetos foráneos de magnitud durante este
existieron muchos colapsos, sitios como San
periodo tardío de los moche, principalmente
José de Moro y Huaca Santa Rosa de Puca-
en el sitio de san José de Moro. Pero esta pre-
lá, albergan evidencias continuas principal-
sencia no fue una imposición o dominación
mente de las fases Moche Medio y Tardío y
por parte del estado expansivo Wari, sino
Transicional, aspecto que permite conocer la
que las elites muy probablemente habrían
naturaleza del fin del fenómeno político mo-
92
chica y el nacimiento de los nuevos estilos cerámica local. Es decir que los estilos forá-
que caracterizan a la subsecuente sociedad: neos se vuelven fuentes de inspiración y ya no
Lambayeque. de imitación” (Castillo, 2000). La heteroge-
neidad y libertad estilística característica de
Las elites mochica de los diferentes valles este periodo, generaron una fusión de estilos
habrían tratado, durante este episodio dramá- foráneos y locales, y por ende nuevos estilos
tico final, de mitigar su relación con el pue- y un nuevo material iconográfico. Sin embar-
blo por medio de ceremonias y celebraciones go se debe entender este periodo Transicio-
para lograr la estabilidad climática, económi- nal “no solamente como un profundo proceso
ca y sociopolítica; como se ve en San José de cambios, sino también de continuidades”
de Moro con la presencia de estructuras con (Wester, comunicación personal). Dado que,
objetos para la preparación de chicha en can- las tumbas de los personajes femeninos en
tidades masivas. Sin embargo, al ingresar San José de Moro siguen apareciendo. En
una nueva fuerza a estos centros con nuevos la tumba M-U1242 del periodo Transicional
dioses coincidiendo con la atenuación cli- Temprano, Castillo (2004) registra más de
mática y logrando una relativa estabilidad, veinte placas de cobre calado con la figura de
la ideología foránea habría sido adoptada de la Sacerdotisa Mochica presentando la copa
manera más profunda, surgiendo “una crisis del sacrificio; así mismo las dimensiones y
de identidad, una pérdida de confianza en el características de la cámara no difieren mu-
liderazgo y una paulatina transformación de cho de las mochica, por lo que no se observa
las esferas del poder” (Castillo 2012; citado un quiebre definitivo con esta tradición, evi-
en Ghavami 2015), dando paso a una época denciando que la religión mochica perduró
donde “las comunidades locales tuvieron la durante este periodo y que las elites trataron
libertad de ejercer y exhibir sus propias pre- de mantener el status.
ferencias culturales, artísticas, socio-econó-
micas y funerarias, lo que se reflejó en una Por otro lado, en la tumba de la última sacer-
diversificación estilística y en una multipli- dotisa Mochica aparece una máscara funera-
cación de las identidades reflejadas en la ria de cobre que tiene un elemento caracterís-
cultura material” (Castillo 2000, 2001; Ru- tico de los Lambayeque, que es el ojo alado.
cabado y Castillo 2003) Si se ve las evidencias de los murales en el
valle de la Leche, en el sitio de Huaca Ban-
El periodo Transicional, entonces, surge dera, así como en otros como Huaca Facho
como resultado de la crisis interna asociada y Huaca Pintada, también aparece este típi-
a los elementos foráneos, tomando estos un co elemento de la iconografía Lambayeque,
papel relevante. Las evidencias descritas per- el ojo alado. Así mismo, en las representa-
miten visualizar que ya no aparecen dentro ciones icnográficas, tanto en los murales de
de este periodo la cerámica de línea fina y Huaca Bandera y en los grafitis de esta y de
Moche Polícromo, habiendo así una ausencia Santa Rosa de Pucalá siguen persistiendo el
de las características principales de la icono- tema de la presentación de la copa mochica,
grafía. Aspecto que está vinculado inmedia- donde aparece este personaje femenino. Ade-
tamente a las elites gobernantes, revelando la más muchas de las formas de la cerámica que
pérdida de prestigio de estas. van a ser recurrentes para el periodo Lamba-
yeque ya aparecen desde el Moche Tardío.
Durante este periodo Transicional, las rela-
ciones entre los estilos foráneos y locales no En San José de Moro, en el grupo cerámico
ocurren con la producción de copias como en 3 del Transicional, denominado Lambayeque
el Mochica Tardío, “sino en la incorporación Temprano Local (Rucabado y Castillo 2003),
de elementos decorativos y formales en la aparecen las botellas asa puente de doble
93
pico de cocción reductora, que presentan Castillo 2003) y algunas veces llevan volutas
“una síntesis de símbolos religiosos Moche pintadas de color crema o rojo en el cuerpo.
y de signos de poderes Huari, cuya manifes- Esta figura se puede ser comparable con la
tación dio un probable origen a la iconogra- botella que presenta Shimada para el área de
fía y a la expresión material de la cultura Batán Grande para el Sicán Temprano; co-
Lambayeque” (Zevallos Quiñones 1989, rroborando esto la correlación cronológica
Rucabado y Castillo 2003; Shimada 2014, de los periodos para estos valles.
Ghavami 2015); sobre el asa puente tienen
figuras modeladas representando semillas, Dicho esto, las evidencias muestran desde
figuras zoomorfas y antropomorfas como los el periodo anterior (Mochica Tardío) ya una
personajes con gorro de cuatro puntas. Esta visibilidad de los elementos foráneos por lo
forma que tiene su antecedente en los estilos que se debería considerar el periodo Transi-
Wari, ya aparece durante el Mochica Tardío cional muy complejo y de mayores dimen-
asociado a la cerámica policroma, sin embar- siones temporales, ya que su repercusión es
go durante este periodo adquiere los rasgos el surgimiento de nuevos patrones y estilos
que lo identifican con lo Lambayeque. de la sociedad Lambayeque.
Así mismo, dentro de este grupo Rucabado y Otro punto importante a mencionar es el caso
Castillo (2003) incluyen cántaros con cuello de la región Lambayeque y el denominado
efigie representando personajes antropomor- periodo Sicán Temprano. El panorama del
fos con collares, orejeras y tocados, algunos área de Lambayeque manifiesta que durante
de ellos presentan una oreja de forma puntia- esta época existían varios sitios, principal-
guda similar a la que aparece en el huaco rey mente Huaca Bandera y Huaca Santa Rosa
Lambayeque, los cuales serían antecedentes de Pucalá, donde la presencia de elementos
directos de esta (Figura 6). Además los au- locales y foráneos coexisten y se forman hí-
tores incluyen en este grupo unos cántaros bridos, tanto en los murales como en el ma-
“que presentan en el cuello una figura orni- terial cerámico.
tomorfa con pico prominente” (Rucabado y
a)
b)
Figura 6: a) Cántaro cuello-efigie de estilo Lambayeque Temprano Local de San josé de Moro. Imagen
extraída de Rucabado y Castillo (2003). b) Botellas estilísticas Sicán “huaco rey” de Shimada. Imagen
extraída de Shimada 2014.
94
Aún se nota claramente lo rasgos mochicas, terial cerámico que realiza Bernuy y Bernal
sin embargo aparecen nuevas formas y ele- (2008) de la cámara M-U1045 del Transicio-
mentos. Las evidencias indican caracterís- nal temprano –que aún guarda mucha rela-
ticas similares, aunque con dependencia de ción con las características mochica; encuen-
cada sitio, a lo que ocurre en San José de tra que la cantidad de vasijas de los estilos
Moro, por lo que este periodo denominado Cajamarca serrano y costeño están por detrás
Transicional recae sobre gran parte del terri- de los estilos Post Mochica y Proto Lamba-
torio mochica. yeque, siendo estos los más numerosos. Sin
embargo, para el periodo Transicional Tar-
En el área de Batan Grande, Bosque de Po- dío, la cerámica de estilo Cajamarca tiene un
mac, no se aprecia el mismo proceso. El aumento drástico, sobretodo el costeño (sa-
periodo Sicán Temprano determinado por telital). De esta manera, la presencia de es-
Shimada (1995), es muy limitado, solo hay tos estilos en las tumbas revela que durante
un contexto Sicán Temprano, y predomina el periodo Transicional las relaciones entre
el Lambayeque Medio, es decir no hay algo grupos de San José de Moro y Cajamarca se
formal predecesor al Sicán Medio, en este intensificaron, principalmente durante la fase
sitio el estilo no evoluciona, por lo que el Si- Transicional Tardío.
cán Temprano de Shimada no se ajusta para
la región de Lambayeque, quedando actual- Y no solamente la interacción con grupos
mente circunscrito al del área del Bosque de Cajamarca se evidencia en este sitio, sino
Pomac. también en Santa Rosa de Pucalá, en el va-
lle de Lambayeque, donde aparece una gran
Sin embargo las conceptualizaciones de este cantidad de material Cajamarca, asociado a
investigador son elementales, en cuanto a cerámica y arquitectura Wari. El arqueólogo
que este tiempo sería un periodo “fusional” E. Bracamonte (2019) manifiesta, de mane-
que “fue consecuencia de interacción inte- ra preliminar, que los grupos locales habrían
rregional y movimientos poblacionales de aperturado “sus esferas de interacción, en
largo plazo sin precedente, en el que se fusio- primera instancia con grupos Cajamarca de
naron las dos tradiciones culturales andinas la actual serranía de Chota y Cutervo” (Bra-
más importantes de la costa norte y la sierra camonte 2019), siendo estos el puente para
sur” (Shimada 2014). Y cuyo resultado for- la dinámica con la sociedad Wari. Aunque
jó una nueva identidad mediante una fusión faltan más estudios para entender la natu-
selectiva de elementos de las tradiciones an- raleza del fenómeno Wari y de las masivas
dinas más prominentes del norte y del sur. relaciones con grupos Cajamarca, en este si-
Las evidencias de los sitios ya mencionados, tio las evidencias revelan la importancia y el
sin lugar a dudas, revelan que fue una época prestigio que habría adquirido Santa Rosa en
donde convergen los estilos mencionados, el valle.
aunque no exactamente en el sitio de Batan
Grande. Es importante comprender las relaciones con
los grupos foráneos, dado que el paisaje-te-
Otro de los estilos que juega un rol importan- rritorio, la religiosidad, la materialidad y el
te en todo este proceso es Cajamarca. Casti- ámbito político de la sociedad Lambayeque
llo (2000) menciona que durante el mochica manifiestan que debe ser entendida como
tardío ya aparecen en las tumbas de las sacer- el resultado y consecuencia de este proceso
dotisas algunas vasijas del estilo Cajamarca, transicional dotado de la gran heterogenei-
pero no es hasta el periodo Transicional don- dad estilística, y de cambios y continuidades.
de son numerosas. Según el análisis del ma- Las reminiscencias (locales y foráneas) de
95
lo sustancial que imperó en este proceso de investigaciones en otros sitios como San-
transición, proceso de la formación y forma- ta Rosa de Pucalá, que muy probablemente
lización de la identidad Lambayeque; van a también desempeñó un papel importante.
estar presentes hasta épocas tardías e incluso
rebasan a estas. Por otro lado, y de suma importancia es que
queda aún por determinarse el fenómeno
Hasta ahora el sitio de San José de Moro, es Wari y sus relaciones específicas con la so-
donde se ajusta este proceso, en el cual este ciedad mochica, por lo que un sitio clave
lapso de tiempo se ha denominado Periodo para entender todo este proceso es El Castillo
Transicional. Las evidencias ponen en mani- de Huarmey (Milosz Giersz, 2014), conside-
fiesto una continuidad de ocupación donde rado una capital provincial Wari. Las piezas
se ve claramente el colapso moche, la fusión de cerámica encontradas, aunque producidas
y la concepción de una nueva identidad: la localmente, son de estilos puros de la sierra
Lambayeque, por lo que se podría considerar sur, sin embargo en una cantidad mínima se
como punto eje para entender los orígenes de encuentran piezas que expresan estilos cos-
la sociedad Lambayeque. teños.
7. Agradecimientos
6. Conclusiones
En primer lugar agradezco a Dios y a mis
El periodo Transicional consiste en la transi-
padres por siempre guiarme. Este trabajo ha
ción cultural Moche-Lambayeque, en el que
sido desarrollado gracias a los conocimien-
aparecen una serie de cambios, sin embargo
tos adquiridos en los cursos de Arqueología
también se observan continuidades, carácter
del Norte I y II, por lo que expreso mis más
que se le debe atribuir a este periodo. Aquí
sinceros agradecimientos al docente de la es-
se denota la formación de formas y estilos
cuela de Arqueología: MSc. Carlos Wester La
de la posterior y nueva identidad, la Lam-
Torre, por su tiempo y dedicación. No puedo
bayeque. Resulta claro que este periodo fue
dejar de agradecer además a la Universidad
consecuencia de la interacción interregional
Nacional Pedro Ruiz Gallo, a la Facultad de
en el que se fusionaron dos de las tradiciones
Ciencias Histórico Sociales y Educación y a
culturales andinas más importantes de la cos-
la Escuela Profesional de Arqueología.
ta norte y la sierra sur (Shimada 2014).
8. Bibliografía
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Nacional de Trujillo - IFEA - FOM-
vergen los estilos ya mencionados. Este si-
CIENCIAS. Actas del Primer Colo-
tio evidencia una continuidad de ocupación
quio sobre la Cultura Moche (Trujillo,
donde se ve claramente tres procesos impor-
12 al 16 de Abril de 1993).
tantes e interconectados: el colapso moche,
la transición cultural, y formalización de la Bernuy, K. y Bernal, V. (2008) “La tradición
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fomento de la educación y cultura.
(2014) “Cultura Sicán: esplendor preincaico
de la costa norte”. Traducción y coor-
dinación editorial Gabriela Cervantes.
(2014) “La Naturaleza del Centro Ceremo-
nial de Sicán y su Reflejo en la Or-
ganización Socio política Sicán”. En
Cultura Lambayeque en el contexto
de la costa norte del Perú. Actas del
primer y segundo coloquio. Editores:
Julio César Fernández Alvarado y
Carlos Eduardo Wester La Torre.
Wester, C. (2018) “Personajes de elite en
Chornancap. Una nueva visión de la
cultura Lambayeque”. Unidad Ejecu-
tora 005 Naylamp – Lambayeque.
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“La revista contiene artículos redactados por los alumnos del Semestre Académico
2020-2 y constituye la reafirmación de los estudiantes y del docente en desarrollar
espacios académicos que promuevan la lectura, análisis, debate y elaboración de
propuestas respecto a ejes temáticos vinculados con los resultados que ha
producido la arqueología en el norte del Perú en los últimos 40 años”.
“Somos conscientes que para nuestros alumnos este es un primer paso, pero
constituye una valiosa oportunidad para empezar este largo camino en la
arqueologia científica donde el reto no es sólo lograr el conocimiento y
comprensión del pasado sino la forma como lo transmitimos al presente”.