ANTIGUO RÉGIMEN Y SISTEMA ESCOLÁSTICO
Los sistemas de enseñanza modernos de las sociedades occidentales nacen con
la aparición y consolidación de los Estados Modernos y el progresivo desarrollo
del capitalismo, si bien existen precedentes en las universidades medievales. Las
primeras universidades españolas, como la de Palencia (1208) o la de Salamanca
(1218), eran, en su origen, instituciones encargadas de la reproducción del
pensamiento escolástico, con el objetivo fundamental de integrar los
conocimientos ya adquiridos poniendo la filosofía y la razón al servicio de la
teología. Hasta mediados del siglo XVIII la estructura económica, política y social
en España es de carácter pre moderno. Ello quiere decir que en términos
económicos la estructura productiva es básicamente agraria, en un régimen de
relaciones de producción casi feudales: la propiedad de la tierra se encuentra en
manos de la nobleza y la Iglesia, que posee una tercera parte de la producción
además de poseer otros derechos adquiridos como la potestad de cobrar diezmo,
al tiempo que ostenta un verdadero poder político y social.
El progresivo abandono del orden social estamental característico del Antiguo
Régimen y su sustitución por un Estado Moderno estructurado sobre la base de la
división de poderes supondrá una profunda transformación de la organización
política y social. La sustitución del derecho divino por una nueva legitimidad de
carácter legal, fruto de un Contrato Social, permitirá una atribución racional al
poder según el cual todos los individuos serán iguales ante la ley, igualdad de
derecho que se hará extensible también a la educación.
El desarrollo progresivo de la industrialización se traduce en un cambio en las
relaciones sociales de producción: la aparición de nuevos grupos sociales como la
burguesía y el proletariado en coexistencia con viejos grupos como la nobleza
tradicional dará lugar a conflictos por dominar el aparato escolar a fin de
transformar el viejo orden social, los primeros, y mantener viejos privilegios los
segundos. En relación con los cambios en el sistema económico, la expansión de
una economía de intercambio y desarrollo del capitalismo competitivo de la mano
de los procesos de industrialización originará nuevas relaciones sociales de
producción en una economía de mercado que requerirá de un sistema de
formación intencional, no tanto porque en sus inicios la industrialización requiera
de una mano de obra muy cualificada, como por la función que la escuela
desempeña en la socialización laboral: la aceptación del orden, la disciplina y otros
hábitos de trabajo así como de una autoridad externa al individuo que evalúe su
trabajo: el maestro en la escuela, el capataz en la fábrica. En España, el sistema
político institucional, forjado bajo la hegemonía de la burguesía oligárquica, se
caracterizará por su marcado carácter centralista y antidemocrático. Como
consecuencia, el sistema de enseñanza se convierte en un sistema especializado
en el control ideológico, la imposición religiosa y la transmisión de la cultura
nacional, esto es, la definida por los grupos dominantes y, por lo tanto, al margen
de otras identidades culturales y lingüísticas diferenciadas como la realidad
catalana, gallega o vasca.
El proyecto político de la Segunda República supondrá el reconocimiento a las
regiones autónomas de su capacidad de autogobierno y de creación de centros de
enseñanza en sus respectivas lenguas, en co-oficialidad con el castellano, de
acuerdo con la nueva estructuración territorial del Estado y sus Estatutos de
Autonomía, situación de la cual Cataluña será pionera, con su Estatuto de
Autonomía votado por las Cortes en septiembre de 1932.
La política educativa que surge tras la victoria militar del general Franco tendrá por
objetivo prioritario la destrucción de la obra educativa de la Segunda República, a
fin de hacer efectiva la nueva doctrina totalitaria, pues la preocupación máxima del
régimen será el adoctrinamiento político, que afectará a todos los órdenes de la
vida social: desde la prensa hasta la escuela. La religión y la Formación del
Espíritu Nacional se convierten en asignaturas obligatorias en todos los niveles de
enseñanza, pues se instaura el confesionalismo en una particular mezcolanza con
la exaltación patriótica, se suprimen las libertades, también la libertad de cátedra,
la escuela mixta, el uso de las lenguas que no sean el castellano, instaurándose
un modelo de escuela segregada, clasista, sexista y profundamente adoctrinadora.
Respecto a la dualidad escuela pública/privada cabe señalar que la oferta
educativa en España se ha caracterizado históricamente por un fuerte peso del
sector privado, particularmente religioso, a todos los niveles del sistema educativo,
que ha restringido las condiciones de acceso y equidad de una buena parte de la
población española a la educación. No obstante, desde que se asientan las bases
para un modelo de enseñanza socialdemócrata, la presencia histórica del sector
privado se ve ligeramente alterada. El modelo socialdemócrata de sistema de
enseñanza que nace en Europa después de la Segunda Guerra Mundial con el
desarrollo del Estado de Bienestar, caracterizado por una política decidida de
inversiones en educación pública y la implantación de un modelo de escuela
comprensiva (inclusiva), llega a España con muchos años de retraso.
Brisa Duran Guzmán