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Observaciones Formuladas A Un Dictamen Pericial

El documento presenta observaciones críticas a un dictamen pericial en el que se cuestiona la validez de la evaluación psicológica realizada, señalando la falta de uso de criterios diagnósticos reconocidos y la ausencia de un análisis adecuado de las funciones psíquicas de los examinados. Se argumenta que el perito omite considerar síntomas relevantes que podrían indicar trastornos postraumáticos, así como la falta de un diagnóstico claro debido a la inadecuada aplicación de técnicas psicodiagnósticas. En conclusión, se destaca que el dictamen no logra establecer una conexión diagnóstica sólida a pesar de la evidencia de síntomas que sugieren daño psíquico relacionado con el evento traumático.

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Observaciones Formuladas A Un Dictamen Pericial

El documento presenta observaciones críticas a un dictamen pericial en el que se cuestiona la validez de la evaluación psicológica realizada, señalando la falta de uso de criterios diagnósticos reconocidos y la ausencia de un análisis adecuado de las funciones psíquicas de los examinados. Se argumenta que el perito omite considerar síntomas relevantes que podrían indicar trastornos postraumáticos, así como la falta de un diagnóstico claro debido a la inadecuada aplicación de técnicas psicodiagnósticas. En conclusión, se destaca que el dictamen no logra establecer una conexión diagnóstica sólida a pesar de la evidencia de síntomas que sugieren daño psíquico relacionado con el evento traumático.

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Observaciones

Formuladas A Un
Dictamen Pericial — 
Impugnación — Nulidad
Pericia Psicológica
Psicología Forense
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Apr 28, 2014 · 9 min read

OBSERVACIONES AL DICTAMEN PERICIAL

1) Ninguno de los actores ha sido evaluado conforme a los


Criterios Diagnósticos de ninguna de las Clasificaciones
Gnosográficas internacionales, tales como el Manual De
Diagnóstico y Estadística DSM IV de la Asociación
Americana de Psiquiatría o la Clasificación Internacional
De Enfermedades Mentales CIE 10 de la O.M.S.; y tampoco
puede encontrarse en el informe una adecuada evaluación
de la signo-sintomatología que presentan los examinados de
acuerdo a la gnosografía clásica.

En ninguna parte del informe puede encontrarse un análisis


de cada una de las funciones psíquicas de los examinados,
de manera que tampoco puede saberse cómo es que el perito
arriba a la conclusión de que las funciones de atención,
concentración y memoria se encuentran “conservadas” sin
siquiera haber administrado técnicas capaces de detectar
posibles alteraciones (como por ejemplo el MMSE que no
demora más de diez minutos para su administración).
Ninguna de las técnicas que el perito dice haber
administrado y evaluado sirve a los fines de evaluar las
funciones de memoria de fijación ni de evocación,
desconociéndose por lo tanto el sustento científico de tal
afirmación.

2) Las entrevistas transcriptas por el perito solo contiene un


relato de hechos anecdóticos y descriptivos, sin que se pueda
observar ningún elemento que apunte a la indagación de las
alteraciones existentes, la oportunidad de su
desencadenamiento, ni su etiología, constituyendo (tal como
indica su título) una simple “reseña histobiográfica” que no
posee la entidad de una entrevista diagnóstica.

Si bien el joven Xxxxxx Xxxxxx relata que “…fue


inesperado, una situación bastante confusa, no tuve ni un
golpe, nada, pero tuve pánico porque mi hermanito estaba
quieto, mi mamá lo hizo reaccionar, yo fui el primero en
bajarme del auto, a mi papá lo tuve que ayudar a salir
porque la puerta estaba trabada, los primero segundos
fueron de miedo porque le haya pasado algo a mis papás y
a mi hermano…” indicando con total claridad la verificación
del primero de los criterios diagnósticos (Criterio A, 1 y 2)
para un posible cuadro clínico postraumático, no interroga
sobre ninguna otra alteración posible y permite que se
diluya este contenido de la entrevista entre toda una serie de
comentarios irrelevantes que no poseen ningún valor
diagnóstico para el caso.

De la misma manera, a pesar de que en las pocas líneas que


dedica al análisis de las técnicas administradas menciona
que el sujeto “…se encuentra poco espontáneo, y muy
defendido cuando tienen que intervenir afectos. Exceso de
impulsividad (…) miedo a ser herido, frustrado…”, el perito
pasa por alto esta sintomatología y ni siquiera intenta
integrarla como parte de un cuadro clínico ni como un
síndrome coherente que encuentra una relación de
causalidad adecuada con el acontecimiento motivo de litis,
aun cuando estas manifestaciones clínicas aluden
claramente a los criterios diagnósticos C5, C6 y D2 para un
cuadro clínico postraumático.

Con respecto a Xxxxxx Xxxxxxx, aun cuando su madre


indica que cambió “…su actitud, que hace cinco años tenía
pesadillas, que siempre estaba con el llavero del auto y lo
guarda…” y que “…cuando ve una ambulancia putea,
ambulancia puta!, dice…”, señalando también que “…
cuando pasan por esa esquina (donde ocurrió el hecho de
autos) gira la cabeza automáticamente, como que está
alerta…”, el perito no otorga ninguna significación especial a
estas manifestaciones clínicas a pesar de que las mismas dan
cuenta del cumplimiento de importantes criterios
diagnósticos como los Criterios B2, B4, C2, D2, D4 y D5
para el Trastorno Por Estrés Postraumático. Muy
probablemente, a estas manifestaciones clínicas debería
añadirse la sintomatología enunciada por el experto en su
limitado análisis de las técnicas administradas, según el cual
se evidencia supresión de afectos o represión de los mismos,
inhibición de la capacidad de relación social, síntomas que
refieren a los criterios C4 y C6 para el diagnóstico del mismo
trastorno.

Cabe destacar que si bien puede encontrarse en el informe la


transcripción de la breve entrevista a la madre del niño, no
puede encontrarse nada de lo expresado directamente por el
menor y que, por lo tanto resulta imposible realizar un
mayor análisis de la sintomatología existente.

En lo que refiere a la pericia de la Sra. Xxxxxx Xxxxxx,


aun cuando ésta indica que “…de la nada apareció una
ambulancia, sin luces ni sirena, nos chocó, todos gritando,
yo estaba atrás con el menor, estaba con los ojos cerrados,
pensé que se había muerto (llora)…” y que “…cuando veo
una ambulancia puteo, es como un temor (…) estoy cauta,
alerta…”, nuevamente el perito omite considerar el factor
sorpresivo de un acontecimiento considerado en todo marco
teórico y clínico como un estresor claramente identificable y
capaz de producir un traumatismo psíquico de importancia,
y evita interrogar a la examinada con la finalidad de evaluar
la presencia de otra sintomatología y arribar al resultado
normal y habitual de cualquier examen psicodiagnóstico: un
diagnóstico.
De la misma manera, no otorga mayor valor a la resonancia
afectiva y a la angustia que dice observar, saltando a una
afirmación sorprendente cuando indica, sin fundamento
alguno y hasta con la evidencia contradictoria del estado
afectivo por él señalado, que “…su relato y gestos presentan
signos de simulación, fingimiento de malestar…”

En este punto resulta importante destacar que


la Simulación no es una apreciación subjetiva del
examinador sino que es un diagnóstico que debe
verificarse conforme a criterios específicos (DSM IV) y a
indicadores de técnicas como el MMPI-2 que fue
administrado. De esta manera, no puede formularse
seriamente un diagnóstico de simulación si no se verifican
los siguientes elementos:

a) El manual de Diagnóstico y Estadística DSM IV sostiene


que debe sospecharse simulación si existe alguna de las
combinaciones presentes:

1. Presentación de un contexto médico-legal. (Se cumple)

2. Discrepancia acusada entre el estrés o la alteración


explicados por la persona y los datos objetivos de la
exploración médica. (No se cumple)

3. Falta de cooperación durante la valoración diagnóstica e


incumplimiento del régimen de tratamientos prescriptos.
(No se cumple)
4. Presentación de un Trastorno Antisocial De La
Personalidad (No se cumple)

b) Inventario MMPI-2: Puntajes elevados (T=100 o más) en


la escala F y disminuidos (T=40 o menos) en la escala K en
casos de simulación. En casos de disimulación se
encuentran puntajes disminuidos (T=50 o menos) en la
escala F, aumentados (T=70 o más) en la escala L y
aumentados (T=71 o más) en la escala K.

En el mismo orden de consideraciones, el perito ignora


considerar los importantes elementos diagnósticos que
menciona en su análisis de las técnicas como parte
integrante de un cuadro clínico y hace diluir en la nada los
indicadores de “…tensión interna, ansiedad. La forma de
expresar los sentimientos es intensa (…) puede presentar
conductas impulsivas…”

No puede dejar de mencionarse que el perito


sorpresivamente indica, respecto del trauma, que “No hay
hechos traumáticos, lo traumático no es el hecho fáctico, la
escena del problema sobre la falta de respuestas clínicas
adecuadas es por no tener una visión clara de lo
traumático…”, citando y aislando de su contexto a esta frase
de Moty Benyakar sin reparar en el riesgo de promover en el
lector la aparente degradación de, no solamente un conjunto
de síntomas coherente y solidario, sino también uno de los
trastornos psíquicos más importantes dentro de la categoría
de los Trastornos De Ansiedad. En realidad, la frase
citada se encuentra referida al contexto de evitar ubicar a
una víctima en un lugar subjetivo de perpetuo dolor porque
ello terminaría, paradójicamente, absolviendo a los
responsables de asistir a las mismas. Nada tiene que ver esta
cita del destacado psiquiatra con negar la existencia de los
acontecimientos traumáticos y los cuadros clínicos
postraumáticos considerados por todas las clasificaciones
gnosográficas y cuyo prototipo ha sido siempre el de las
neurosis de guerra.

Así es que, por ejemplo y para citar a un autor actual, el


destacado Dr. Ricardo Risso del Cuerpo Médico Forense,
sostiene que “si una situación traumática es inelaborable,
es en sí misma generadora de enfermedad” y que “si a
pesar de su carácter, o incluso sus disturbios psíquicos
previos, el sujeto logró un devenir estable –aun dentro de
la mayor modestia- entonces puede decirse que sus
eventuales antecedentes psicopatológicos son irrelevantes
como concausa preexistente, y corresponderá establecer un
nexo causal directo”.

En este mismo sentido, debe señalarse que la etiología de la


Neurosis Traumática es enteramente diversa de la de otras
formas de Neurosis. La característica principal de los
cuadros postraumáticos es, precisamente, el hecho de no
deber su aparición a la historia personal del paciente. Los
síntomas permanecen en el psiquismo como un cuerpo
extraño y no instan al sujeto a la asociación, motivo por el
cual el trabajo terapéutico que debe realizarse es un trabajo
de elaboración psíquica realizado a través de la derivación
del trauma por la vía de la palabra.

Con respecto a la pericia del Sr. Xxxxxx Xxxxxxx, si bien


el examinado indica que “…escucho la sirena de una
ambulancia y me queda, me evoca el hecho trágico…” y
que “…en un primer momento dijo estar aturdido, que no
sabía qué había pasado, veo a mi chiquito con los ojos
cerrados, pensé que se había muerto, cuando abrió los ojos
respiré…”, el perito insiste en no adjudicar ningún valor
especial a las manifestaciones clínicas mencionadas cuando
las mismas revelan con gran claridad el estado de shock
inicial y los síntomas de reexperimentación que se
desencadenan ante situaciones y sonidos vinculados
asociativamente con el episodio original.

Resulta importante destacar que todos los elementos


reveladores de síntomas de reexperimentación, evitación y
aumento de la activación constituyen el conjunto de los
Criterios Diagnósticos DSM IV de un trastorno mental
específico y muy habitual en los casos de accidentes de
tránsito: el Trastorno Por Estrés Postraumático, pero
el perito pasa por alto todas estas manifestaciones clínicas,
capaces de revelar un diagnóstico preciso con respecto a un
cuadro psicopatológico, y deja que se diluyan y degraden su
valor entre comentarios anecdóticos y supuestas
características de personalidad sin destacarlos entre los que
resultan irrelevantes.
En el mismo sentido, resulta importante señalar que uno de
los criterios diagnósticos de esta clasificación internacional
establece que habitualmente las víctimas se esfuerzan en
evitar conversaciones acerca del evento traumático (Criterio
C1), del cual se infiere que en el curso de la evaluación en
muchas ocasiones será necesaria la participación activa, con
preguntas directas y específicas por parte del profesional
para poder acceder a la información reveladora de cualquier
contenido patológico.

3) Con respecto a las Técnicas de Psicodiagnóstico


administradas, el perito no incluye en el desarrollo de sus
informes la evaluación de ninguno de los tests gráficos que
indica haber administrado y evaluado. Tampoco puede
encontrarse el análisis cuantitativo (histograma) del
Psicodiagnóstico de Rorschach, resultando imposible llegar
a saber cuáles son los indicadores que le han permitido
arribar a las conclusiones del dictamen, y sin llegar por lo
tanto, a una conclusión o aproximación diagnóstica en
ninguna de ellas.

En lo que se refiere específicamente al inventario MMPI-2,


el perito se limita a obtener los puntajes brutos
correspondientes a las escalas clínicas básicas, sin elaborar
un adecuado perfil, sin considerar los puntajes T
correspondientes a cada una de ellas y sin analizar por
medio de las Subescalas Harris-Lingoes ni las Subescalas de
Contenido aquellos elementos que determinan la elevación
de algunas de las escalas básicas. Corresponde señalar que
no es posible evaluar esta técnica sin obtener los puntajes T,
los cuales permiten la elaboración del perfil, el código del
mismo y llegar a saber algo acerca de la sintomatología
presente en un examinado. A pesar de ello, sin fundamento
y sin más trámite, el experto concluye que la Sra. Xxxxx
simula, aun cuando los puntajes obtenidos en la escala
interrogante es de 2, indicando un perfil válido, y las escalas
L, F y K no arrojan puntajes que sean compatibles con
simulación o fingimiento de psicopatología.

¿Cuál es el motivo por el cual no se encuentra detallado en el


dictamen el análisis de cada una de las técnicas
administradas y el sustento científico de cada una de las
afirmaciones realizadas? ¿Cuál es el motivo por el que
técnicas tan valiosas en circunstancias habituales como el
Rorschach no aparecen desarrolladas, perdiéndose en datos
más bien relacionados con un perfil de personalidad de los
examinados, en lugar de evaluar la presencia y origen de los
signos y síntomas susceptibles de revelar la existencia de
psicopatología?

A pesar de la existencia de todos estos indicadores de


importante valor, el proceso psicodiagnóstico realizado no
llega a su destino natural, lógico y esperable: una
conclusión diagnóstica consistente y se desestiman
los signos reveladores del traumatismo psíquico, incluyendo
las manifestaciones de reexperimentación, de evitación, de
aumento de la activación, como así también los signos de
temor y la existencia de una ansiedad situacional y
anticipatoria de la repetición del trauma.

Los más que particulares procedimientos técnicos


instrumentados en la administración y evaluación de las
técnicas conducen a las llamativas conclusiones del perito,
en todos los casos, afirmando sin fundamento alguno, que
en ninguno de los accionantes ha detectado psicopatología
ni daño psíquico producidos por el acontecimiento de autos,
evento considerado en todo marco teórico psiquiátrico y
psicológico como un estresor identificable y susceptible de
determinar la aparición de un cuadro clínico postraumático.

Lic. Germán G. De Stéfano

Ex Psicólogo del Hospital Castex

Ex Perito Psicólogo Deptos. Judiciales de

San Isidro y Gral. San Martín

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