Juan 14 1-11
El bautismo de Jesús
(Mr. 1.9-11; Lc. 3.21-22)
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Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
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Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
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Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al
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Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
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Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
LLAMADO DE LOS DISCIPOLOS
MATEO 4
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban
la red en el mar; porque eran pescadores.
Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo
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su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
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Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
Llamamiento de Mateo
(Mr. 2.13-17; Lc. 5.27-32)
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le
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dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
EN ESE RECORRIDO jesus en Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del
reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas
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enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.
Elección de los doce apóstoles
(Mr. 3.13-19; Lc. 6.12-16)
10 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen
fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo
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de Zebedeo, y Juan su hermano;
Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
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Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
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ESTOS DICIPULOS ESTUVIERON CON JESUS 3 AÑOS DESDE QUE JESUS LOS LLAMO.
A TI TAMBIEN JESUS TE HA LLAMO
Alimentación de los cinco mil
(Mr. 6.30-44; Lc. 9.10-17; Jn. 6.1-14)
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Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide
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a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
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Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
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Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
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El les dijo: Traédmelos acá.
Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando
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los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
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Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
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Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mr. 5.21-43; Lc. 8.40-56)
Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de
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morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
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Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde
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de su manto;
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porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde
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aquella hora.
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Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,
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les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
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Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
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Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
JESUS TIENE POTESTA SOBRE LA MUERTE Y SOBRE LA ENFERMEDA
Jesús calma la tempestad
(Mr. 4.35-41; Lc. 8.22-25)
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Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
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Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
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Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !!Señor, sálvanos, que perecemos!
El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se
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hizo grande bonanza.
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Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Dos ciegos reciben la vista
Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: !!Ten misericordia de nosotros, Hijo de
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David!
Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí,
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Señor.
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Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
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Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
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Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
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Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa
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semejante en Israel.
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Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
Jesús sana a un paralítico
(Mr. 2.1-12; Lc. 5.17-26)
9 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:
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Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
VEMOS QUE CON JESUS A PESAR DE VENIR TEMPESTAD, ENFERMEDA, HAMBRE, DEMONIOS, FARISEO, ESCRIBA LOS
DISIPULOS SE SENTIAN SEGUROS JUNTO A JESUS PORQUE DONDE ESTA DIOS NO HACE FALTA NADA.
PERO CADA VEZ SE ACERCABA MAS EL MOMENTO DE LA CRUSIFICION QUE YA JESUS SABIA DESDE SIEMPRE. PERO LOS
DICIPULOS NO.
JUAN 13
Jesús anuncia la traición de Judas
(Mt. 26.20-25; Mr. 14.17-21; Lc. 22.21-23)
Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de
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vosotros me va a entregar.
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Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
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Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
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A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
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El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de
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Simón.
Jesús anuncia la negación de Pedro
(Mt. 26.31-35; Mr. 14.27-31; Lc. 22.31-34)
Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora;
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mas me seguirás después.
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Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas
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negado tres veces.
IMAGINESE QUE SITUACION A QUIEN HAS SEGUIDO POR 3 AÑOS TE DICE QUE SE VA Y QUE NO LO PUEDES SEGUIR
AHORA Y QUE LOS VAS A NEGAR.
LOS DISCIPULOS SE SENTIAN ABANDONADOS
POR ESO Jesús, el camino al Padre
14 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar
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para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os TOMARÉ A MÍ MISMO, para que donde yo estoy,
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vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
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EL CAMINO QUE EL SEÑOR LE MOSTRO A LOS DISCIPULOS ES EL MISMO QUE
NOS MUESTRA A NOSOTROS UN CAMINO DE SERVICIO DE SACRIFICIOS DE
HUMILDA EL CUAL NO PODREMOS LLEVAR SI NO NOS DEJAMOS GUIAR POR EL
ESPIRITUD SANTO.
La promesa del Espíritu Santo
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Si me amáis, guardad mis mandamientos.
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Y yo rogaré al Padre, y os dará OTRO CONSOLADOR, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
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conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
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No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
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Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos
morada con él.
La puerta estrecha
(Lc. 13.24)
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
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muchos son los que entran por ella;
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porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.