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Plan de Emergencias

El documento describe la importancia de tener un plan de emergencia para el buceo. Aunque bucear con un centro de buceo significa que ellos tienen el plan, los buceadores avanzados deben conocer aspectos clave como el equipo propio y de los compañeros, y estar preparados para ayudar en caso de emergencia. El documento también explica los elementos esenciales que debe incluir un plan de emergencia efectivo para buceadores capacitados para realizar rescates.

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Plan de Emergencias

El documento describe la importancia de tener un plan de emergencia para el buceo. Aunque bucear con un centro de buceo significa que ellos tienen el plan, los buceadores avanzados deben conocer aspectos clave como el equipo propio y de los compañeros, y estar preparados para ayudar en caso de emergencia. El documento también explica los elementos esenciales que debe incluir un plan de emergencia efectivo para buceadores capacitados para realizar rescates.

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El plan de emergencia en

buceo

En toda inmersión que realicemos debemos tener presente un plan de


emergencia de buceo. Si vamos a bucear, como solemos hacer, con un centro
de buceo no nos deberemos preocupar de nada porque es el centro de buceo el
que debe tener un claro y concreto plan de emergencia. Pero si buceamos con
nuestro compañero o compañeros en una inmersión desde costa o desde
barco, somos nosotros los que hemos de elaborar, de forma previa, nuestro
propio plan de emergencia.
A veces será suficiente con un sencillo modelo, que se suele repetir para varios
puntos de buceo del mismo lugar. En otras ocasiones, deberemos tener en
cuenta más aspectos y disponer de un plan de emergencia de buceo más
elaborado y detallado. Por ejemplo si vamos a bucear a alguna zona remota,
donde muy probablemente, seremos las únicas personas en unos cuantos
kilómetros a la redonda.

Hemos tachado algo en el primer párrafo, ¿verdad? pues sí. Y es que,


aunque buceemos a buen recaudo bajo la supervisión y el acompañamiento de
los profesionales de un centro de buceo, como buenos buceadores de nivel
avanzado siempre debemos tener algunas cosas importantes en cuenta.
Veamos cuáles son:
Pequeño plan para todo
buceador
• Nuestras condiciones y las condiciones de las personas con las que
vamos a bucear.
• Nuestro equipo y el equipo de nuestros compañeros de buceo está
en buen estado y mantenimiento.
• Hemos de conocer muy bien el funcionamiento de nuestro equipo y
el de nuestros compañeros. Al menos, es obligatorio conocer a la
perfección (como si fuese el nuestro) el equipo de nuestro
compañero:
• Prestaremos atención especial al sistema de lastre:
cinturón, integrado en los bolsillos, en la botella, tipo de
hebilla…
• También pondremos atención al funcionamiento del
hinchador de baja presión de su sistema de flotabilidad:
chaleco, alas, funcionamiento de los cierres, del arnés…
• Observaremos el sistema de cierre del traje de buceo:
cremallera delante, atrás, si es traje seco o no…
• Colocación del manómetro: hay quien lo lleva a la vista,
hay quien lo mete en un bolsillo, lo atraviesa por alguna
cincha del chaleco, hay quien controla la presión con su
ordenador…
• Hemos de tener bien claro dónde está la segunda etapa de
emergencia del regulador (generalmente de color amarillo,
verde o rojo, pero a veces no. Hemos de tener claro cómo
es y dónde se encuentra sujeta en el equipo del
compañero.
• De todos modos, siempre preguntaremos si hay que tener algo en
cuenta, en especial, o si su equipo tiene algo en particular que
debamos conocer.
Además somos responsables de realizar el chequeo de todo el equipo antes
de la inmersión y lo repetiremos antes de sumergirnos.
Por otro lado, si buceamos desde barco con un centro de buceo nunca está
demás que preguntemos dónde se encuentra el equipo de
emergencia (DESA y Oxígeno), el agua para beber, el equipo de respeto
(equipo extra que es conveniente llevar siempre), dónde está el botiquín de
primeros auxilios, conocer la situación del flotador salvavidas y del cabo de
corriente. Es conveniente conocer todo esto porque si se produjese una
situación de emergencia, como buceadores de este nivel, seguro que podemos
ayudar y seremos de gran utilidad.
Tampoco está de más comentar con el responsable de la inmersión si tenemos
algún tipo de alergia a algo, fomentar que los compañeros de inmersión hagan
lo mismo y dejar un teléfono de contacto de alguna persona que se quede en
tierra y sepa que estamos buceando (amigo o familiar que responda en caso de
emergencia). También en conveniente hacer la previsión del tiempo que
vamos a estar fuera y comunicarlo a esa misma persona.
Como vemos, lo que hemos mencionado al inicio son aspectos necesarios,
obligatorios y que ya aprendiste en tu primer curso de buceo. Lo que hemos
dicho después también son cosas muy lógicas y aunque parezcan aspectos tan
básicos, seguramente no los habrás practicado hasta ahora. A partir de ahora,
tras recibir este tercer curso de buceo, serás todo un buceador de rescate y
aunque vayas a bucear siempre con un centro de buceo, tu cabeza pensará
como buceador del nivel que tienes y son aspectos importantes que siempre
debes manejar.

De modo que aunque buceemos con un centro de buceo, con un guía


profesional de la zona o con algún compañero de mayor nivel que nosotros y
ellos tengan un buen plan de emergencia de buceo ya elaborado, nosotros
tendremos presente en nuestra cabeza este pequeño esquema, que no es un
plan de emergencia de buceo en sí mismo, pero es una pequeña parte, muy
importante, como veremos luego.

Plan de emergencia como


buceador de rescate
Tras este tercer curso de buceo serás un buceador preparado para el rescate y
el plan de emergencia que debes elaborar para tus inmersiones, además de
tener en cuenta todo lo visto anteriormente, debe contener algunas
consideraciones extra. También verás que se trata de aspectos muy lógicos y
fundamentales a la hora de vernos ante una emergencia de buceo.

Imagina que vas a ser el líder o cabeza de grupo de una serie de inmersiones
durante el próximo fin de semana. Además de todo lo visto anteriormente
deberás tener claro y preparar un esquema con algunas informaciones clave
como pueden ser los lugares o lugar más cercanos donde nos atenderían ante
una emergencia de buceo, el teléfono de estos lugares, dónde se ubica la
cámara de descompresión más cercana y el teléfono de atención telefónica, las
vías más rápidas para llegar a ese (o esos) centros de atención. Alternativas,
otras vías de atención diferentes.
Organizar toda la información necesaria de forma esquemática y plasmarla en
una tablilla, que puedas llevar contigo a los puntos de inmersión, es una
práctica que deberías realizar como líder con formación de rescate.

Qué necesitamos en nuestro plan de emergencia


Hemos de tener unos preparativos, como verás, muy lógicos y naturales para
ésta y cualquier otra actividad. Es la base de cualquier plan de emergencia y
debemos tenerlo todo bien pensado, organizado y actualizado (hay elementos
que tienen fecha de caducidad).
Elementos materiales:
• Botiquín de primeros auxilios. En buceo es conveniente que este
botiquín esté preparado dentro de una caja impermeable, por
motivos obvios. Veamos su composición:
• Al menos, una placa química de frío. Nos será de utilidad si
alguien se da un golpe, hay alguna torcedura de tobillo,
muñeca, etc.
• Una manta, que nos servirá en caso de hipotermia o si la
persona afectada por alguna accidente de buceo tiene frío.
• Un chubasquero o manta impermeable, para el mismo fin
anterior.
• Un elemento que sirva para la inmovilización de
extremidades.
• Una venda, por si hemos de inmovilizar alguna extremidad
o presionar una herida, por ejemplo.
• Suero y povidona yodada para lavar y desinfectar posibles
heridas, cortes o rozaduras.
• Gasas estériles para lavar y desinfectar una posible herida.
• Esparadrapo para sujetar bien la gasa y/o la venda en el
caso de necesitarlo.
• Aspirina. Como ya sabes desde tu primer curso de buceo,
el Ácido Acetilsalicílico mantiene la sangre más líquida, lo
que podría ser de ayuda ante una sospecha de
enfermedad descompresiva.
• Biodramina. No es para una emergencia en sí, pero si el
mar está algo ajetreado durante el viaje en barco, puede
ayudar a algún buceador si se marea y no la tomó antes de
embarcar. Tarda en hacer efecto pero puede ser que esa
persona se encuentre bien en el momento de la inmersión,
gracias a la biodramina.
• Un elemento cortante como pudieran ser un bisturí o unas
tijeras. Nos servirán para cortar la venda, en el caso de
necesitarla o también nos pueden servir, ante una
emergencia, para quitar el traje o eliminar cualquier
elemento que impida actuar correctamente en dicha
emergencia.
• Crema para roces con medusas y algún que otro tipo de
«toques» con elementos urticantes de la naturaleza
subacuática.
• Guantes que debemos colocarnos siempre que vayamos a
atender una emergencia y vayamos a estar en contacto
con fluidos corporales de otra persona.
• Unas pinzas que nos pueden servir para extraer cuerpos
extraños, como podrían ser las púas de un erizo de mar.
• Es conveniente meter dentro una bolsa de sílice
antihumedad, para asegurar que el botiquín, a pesar de
estar cerrado herméticamente y de ser impermeable, se
mantiene en las condiciones óptimas.
• Una máscara de rescate para suministrar la respiración
artificial, si fuera necesario.
• Equipo de emergencia. Se trata de un kit de primeros auxilios de
que nos permitirá aplicar las técnicas de reanimación cardio-
pulmunar que aprenderás también en este curso de rescate, de
forma mucho más sencilla. Estará compuesto de:
• DESA (Desfibrilador Externo Semi Automático). Que
evalúa la situación del paciente y de forma automática le
aplicará una descarga si ésta es necesaria. Nos indicará
también su uso y el momento en el que debemos iniciar las
compresiones tras la descarga o que las apliquemos
directamente si no es necesaria la descarga.
• Oxígeno de Emergencia. Una botella de oxígeno de
emergencia de al menos medio litro y hasta dos litros (es lo
más usual) con un manómetro indicador de la presión para
poder calcular la cantidad de gas que contiene y un
dosificador del caudal así como una manguera que se
conecte a la perfección con la mascarilla de rescate.
• Un Ambu. Se trata de un dispositivo con el que poder
insuflar aire a la persona rescatada si lo necesita. Es
similar a una botella de plástico blando, grande y ancha
que permite apretarla para introducir aire y a la que
también se le puede conectar la manguera del oxígeno de
emergencia.
• Agua caliente, que nos puede venir muy bien para algún accidente
con la vida subacuática. Por ejemplo después de pisar un pez
araña.
• Agua del tiempo o algo fresca, para mantenernos siempre bien
hidratados y poder echar mano de ella en problemas como podrían
ser un golpe de calor, tras la recuperación de un episodio de
mareos etc.
Aprenderás a manejar éstos elementos en el curso de Primeros Auxilios de
Emergencia, que debes obtener para terminar tu formación como buceador de
rescate.

• Salvavidas. Un dispositivo de flotabilidad de rescate unido a un


cabo largo con el que podamos acercar, por ejemplo, a un buceador
en pánico cuando ya está en la superficie.
• Dispositivo de comunicación. Sea una radio (la del barco) o un
teléfono móvil o walky talky que nos sirva para comunicar una
emergencia de buceo en todo momento, lo más pronto posible, tras
salir a la superficie.
Personas:
• Persona de referencia. Si buceamos desde barco, normalmente
será el propio patrón de la embarcación, pero si buceamos desde
tierra, alguna persona que se mantenga en la costa, pendiente de
nuestra inmersión y al tanto de la hora de entrada y la hora
aproximada de salida de la inmersión. Ésta persona puede guardar
nuestro dispositivo de comunicación y puede estar al tanto y lanzar
el salvavidas si fuera necesario.
• Familiar de contacto. Si no buceamos desde barco y no buceamos
acompañados por algún centro de buceo debemos tener una
persona de contacto, en tierra, que sepa los datos fundamentales
de nuestra inmersión: hora de entrada, lugar donde se desarrollará
la actividad y la hora prevista de salida y de llegada.
• Buceadores de rescate o de mayor nivel de buceo. Si vamos a
bucear un grupo de submarinistas hemos de conocer quién o
quiénes poseen esta formación de buceo o si hay alguien que tenga
un nivel superior. Quizás seamos sólo nosotros los que tengamos
estos conocimientos, pero podemos preguntar quién es el buceador
más experimentado o si hay alguien que sepa primeros auxilios, por
ejemplo.
• Persona conductora. También debemos saber quién es la persona
que conduce, si tiene el vehículo cerca del punto de buceo, si se
podría transportar a una persona en caso de emergencia…
Lugares de atención de emergencias:
Para gestionar un problema de buceo en caso de emergencia debemos conocer
algunos datos importantes como lo son:

• Centro médico. Debemos conocer la localización, el tiempo de


llegada, la forma más rápida de llegar y el teléfono de contacto
operativo del centro médico más cercano a la zona donde vayamos
a bucear. El centro puede ser un hospital, un centro de salud, un
puesto de atención socorrista o un centro de la cruz roja. Podrá ser
público o privado, no nos debe preocupar. En el improbable caso de
tener que atender una emergencia de buceo lo más importante será
la rapidez, la cercanía al sitio y por supuesto, hemos de garantizar
que el centro de referencia que elijamos estará operativo ese día y
a esa hora.
La información anterior es importante, ya que podríamos elegir un centro de
salud por estar a tan solo siete minutos en coche del punto de buceo. Pero si es
un domingo o vamos a hacer una nocturna el viernes, será mucho mejor ir
directos al hospital (aunque esté a quince minutos) que «probar» si nos
atienden en ese centro de salud y terminar perdiendo diez o doce minutos más.
Parece muy lógico, pero es conveniente tener esto muy presente: el centro de
atención que elijamos en nuestro plan de emergencia de buceo ha de estar
operativo durante la inmersión y en las horas circundantes a la misma.

Del mismo modo es importante corroborar que el teléfono de atención es el que


tenemos apuntado. Debemos garantizar que nos van a atender en caso de
necesidad ya que no podemos estar probando números mientras se nos va un
tiempo que podrá ser vital para el paciente.

• Cámara hiperbárica. Debemos conocer la ubicación del centro


hiperbárico más cercano (no lo hay en todos los lugares) y del
mismo modo, saber el teléfono correcto y operativo de atención. Si
nos topamos ante una sospecha de enfermedad descompresiva
debemos comunicar los datos de la inmersión, los datos que
registró el ordenador del paciente y toda la información que
tengamos acerca del paciente.
Todo ello son los medios materiales, personales y profesionales que han de
estar presentes en todo plan de emergencia de buceo. Ahora bien, lo importante
es tenerlo todo preparado o al menos la mayor parte (en la medida de las
posibilidades) y más aún saber cómo organizarlo, tener un esquema en la
cabeza para que la aplicación en caso de emergencia de buceo sea eficiente,
rápida y efectiva.
Si buceamos con un centro de buceo o un club evitaremos el hecho de tener
que contar con todo esto. Además los dive center tienen su plan de emergencia,
el mantenimiento adecuado de los materiales y los contactos adecuados en
caso de emergencia.

Si buceamos por nuestra cuenta, como mínimo debemos tener un dispositivo


para comunicarnos, con el que poder llamar al 112 en caso de emergencia.
Pero como buceador de este tercer nivel, debes llevar contigo una mascarilla
para suministrar respiración artificial. Aunque verás que no es obligatorio, sí
sería conveniente). Disponer de alguna persona en tierra que nos pueda
ayudar, transportar y avisar a los servicios de emergencia también debería ser
algo a tener en cuenta, sobre todo si buceamos en la unidad mínima de dos
personas.
Ya sabemos todo lo que necesitamos, ahora toca conocer cómo organizarlo de
forma eficiente para no tener que perder demasiado tiempo ante una
emergencia de buceo. Veremos en este curso diferentes tipos de emergencias,
aprenderemos a tratarlas de forma óptima y aprenderemos también el manejo
de algunos elementos materiales. Además en el curso de primeros
auxilios conoceremos el manejo del DESA y del oxígeno de emergencia.
Veremos que la secuencia adecuada para aplicar un plan de emergencia de
buceo se resume, de forma concreta y sencilla, en este esquema:
E
Ante cualquier emergencia de buceo, lo primero que debemos hacer es dedicar
unos minutos a pensar. Es lo que diferenciará el éxito del fracaso en nuestra
actuación. Dedicar un tiempo a pensar, al principio, junto a esta formación y la
práctica en los simulacros nos dará mayores garantías de éxito.

Si la emergencia es en la superficie, quizás sea más que suficiente lanzar un


salvavidas para que (por ejemplo) un buceador en pánico que no ha hinchado
su chaleco, se tranquilice y se calme. Fin del problema. No hemos de ponernos
en peligro a nosotros mismos.

Aprenderemos las diferentes técnicas de rescate, tanto sumergidos como en


superficie, del caso de buceador consciente con problemas, del buceador en
pánico o del buceador inconsciente.

Hemos de pensar qué material tenemos y qué nos va a servir para esa
emergencia en concreto. Saber qué vamos a emplear y pensar dónde está
ubicado, evitará los nervios y hará que todo sea más fluido durante el rescate.

Del mismo modo, conociendo a las personas que tenemos, podremos saber en
quién delegar, qué tareas del rescate, si creemos conveniente delegarlas.

Pensar un momento acerca del lugar donde estamos; lejos o cerca de costa,
distancia al barco, con mucha o poca corriente… son aspectos clave que harán
que nos enfoquemos de la forma correcta al rescate.

Tras tener lo anterior bien claro ya podremos evaluar la emergencia, sabremos


ante qué tipo de rescate nos enfrentamos y podremos iniciarlo con los
conocimientos que vamos a adquirir en este curso de rescate.

Podría tratarse de un problema leve, por ejemplo cuando un buceador está


nervioso por enfrentarse a una situación nueva para él: más corriente,
cansancio por el excesivo aleteo, la oscuridad de una nocturna. Este tipo de
situaciones las podremos solucionar con psicología, acercándonos al buceador,
diciendo que nos mire, indicando que se calme, respire lenta y profundamente y
quizás parándonos en el fondo arenoso o agarrándonos en alguna roca. No es
una situación de rescate sino de prevención del estrés y del pánico en el
buceador afectado.
También podríamos estar ante una situación en la que nos encontramos al
buceador ya en pánico, nervioso, que se quiere ir para la superficie
rápidamente, se quita la máscara o el regulador… Estamos ante una situación
de rescate en la que, a priori, el buceador está consciente (o inconsciente, pero
respira). Veremos y analizaremos los posibles casos y tipos de rescate a
realizar en este tipo de situaciones.
Finalmente la situación podría ser más complicada de lo deseada y nos
podríamos encontrar en el caso de un buceador inconsciente que no respira.
En este caso, lo primero que debemos hacer es alertar, llamar al 112 y después
seguir con el rescate.

Técnicas de rescate en
superficie
En este tema vamos a tratar las habilidades de rescate en superficie. Es decir
aprenderemos las técnicas, a nivel teórico, para saber cómo solventar con éxito
un rescate en la superficie. No obstante es un tema que, sin duda alguna,
dominaremos en las prácticas en este tercer curso de buceo. Una breve lectura
será suficiente para tener los conocimientos que después practicarás y
afianzarás con los simulacros de rescate.

Vamos a estructurar las habilidades de rescate en superficie, en tres grupos:


buceador consciente, buceador en pánico y buceador inconsciente. ¡Vamos a
ello!

Rescate de buceador consciente


en superficie
La mayoría de ocasiones que asistimos a un buceador es en esta situación. Nos
encontramos con un buceador consciente que normalmente estará cansado o
tendrá algún problema con el equipo. Lo primero que debemos saber es que el
equipo de buceo suele ocultarnos demasiado el rostro y dificulta nuestra
comunicación verbal, de modo que generalmente nos toparemos con alguna de
estas señales:

• El buceador aletea fuerte para sacar fuera buena parte del cuerpo o
algún elemento de su equipo.
• Sacude los brazos de arriba a abajo.
• Se quita el regulador y/o la máscara y nos grita, solicitando ayuda.
• Vemos que se voltea o se mueve demasiado en superficie, tratando
de buscar comodidad y seguridad en la superficie.
• También podemos ver que flota, quieto y sin moverse a pesar de
estar consciente, por ejemplo si está ya demasiado cansado o (a
veces, puede pasar) quiera disimular por no sentirse mal con el
grupo.
Buceador con problemas en superficie
Lo más normal es toparse en estos casos con un buceador novel, con falta de
experiencia o que hace demasiado tiempo que no bucea o no está
acostumbrado al equipo.

Puede llevar demasiado plomo y no ha hinchado su chaleco, con lo que tiene la


sensación de hundirse y no sabe porqué. Se le ha olvidado abrir la botella y se
ha agobiado al ver que su regulador no le da aire. No ha compensado sus oídos
y ha notado un fuerte dolor, que lo ha asustado y se ha ido directamente a la
superficie. Le entra agua en la máscara, ha «respirado» agua por la nariz y se
ha agobiado. Tiene un calambre en la pierna tras haber ascendido a superficie.
Ha perdido el cinturón de plomos o éste se le ha enganchado a alguna válvula
del chaleco y se le deshincha continuamente. Ha olvidado cambiar su tubo por
el regulador y ha tragado agua. Le ha entrado el regulador en flujo continuo y no
está acostumbrado a esta situación. Una mala colocación de la botella le
incomoda o pinza el cabito de una válvula del chaleco y éste se le deshincha.
Se le ha soltado la botella del chaleco. Una ola le ha quitado la máscara de la
cara, por llevarla puesta en la frente en lugar de en el cuello. Se ha hecho un lío
con el cabo de descenso o con el cabo de corriente…

Lo anterior son los ejemplos que más podemos ver en la realidad. Son
pequeños problemas, de muy sencilla solución y que a un buceador con
experiencia no le suponen ningún estrés. Pero a un buceador novel le pueden
llevar al agobio y si no se solucionan a tiempo, pueden suponer un problema
mayor.

Vemos, por un lado, que la mayoría de esos problemas se solucionan de


forma previa con un correcto chequeo del equipo antes de sumergirnos y a
la hora de montar el equipo. De ahí la importancia de fijarnos en los
compañeros de buceo que tienen menos experiencia, cuando montan sus
equipos.
Otra parte de estos problemas también se pueden evitar de forma previa
acompañando, guiando de cerca y haciendo sentirse seguros a los
buceadores más noveles que vayan a bucear con nosotros. Es por ello que un
buceador de rescate debe ser el compañero de buceo que todo el mundo quiere
tener.
Ya tienes la formación adecuada para solventar cualquiera de estos problemas.
Hemos aprendido que todo problema con el equipo tiene solución en el agua.
Lo más clave en estos casos es aplicar la psicología de buceador de rescate
que irás adquiriendo.

• Primero: dar seguridad al buceador con nuestra aproximación y


cercanía.
• Segundo: calmar al buceador y hacerle ver que el problema que
presenta es muy común y que lo solucionaréis de inmediato.
• Tercero: solucionar el problema concreto, hacerle ver al buceador
que todo está bien y que el problema ya no existe.
• Cuarto: comentar con el buceador que ese problema sirve para
aprender, que revise siempre su equipo, haga su control de lastre,
pruebe todo el equipo antes de lanzarse al agua y decirle que
estamos ahí para ayudarle y recordarle lo que haga falta. Seguimos
dando confianza y seguridad al buceador.
• Quinto: a pesar de verlo bien estaremos atentos a él, cerca e
inspirando confianza y seguridad en sí mismo. Ésto es muy
importante porque en ocasiones, tras un problema en superficie es
posible que ese buceador tenga la cabeza en otro sitio, aunque no
lo parezca. Puede seguir preocupado e inseguro aunque no nos lo
demuestre y conviene permanecer cerca de él, darle confianza y
estar pendientes de que puede seguir disfrutando su inmersión de
forma cómoda y divertida.
Buceador cansado en superficie

Es otro de los escenarios más comunes. Un buceador con poca experiencia o


una persona que no tiene la forma física adecuada para determinados entornos
de buceo.

En una inmersión desde tierra ha habido que nadar unos cuantos metros a
contracorriente por la superficie. El mar está algo movido y la persona nunca ha
tenido que nadar en superficie con esas condiciones. La persona no tiene la
forma física que pensaba, porque lleva demasiado tiempo sin bucear o practicar
cualquier otro deporte. Al finalizar la inmersión, hemos salido a unos cuantos
metros del barco y debemos nadar un buen trecho. La inmersión se ha
complicado porque cambiaron las condiciones de marea, corriente, viento y al
finalizarla es posible que más de una persona termine cansada.

Son algunos ejemplos comunes con los que nos podremos encontrar en alguna
ocasión. También vemos que normalmente se han de solucionar de forma
previa. Sabemos las condiciones en las que vamos a bucear, ya que hemos
de programar previamente nuestra inmersión y uno de los puntos clave es
consultar la climatología y las condiciones del entrono donde la
planificamos. También somos conocedores de que, como buenos
buceadores, hemos de mantener un buen estado de salud y una aceptable
forma física. Casi siempre podremos cambiar el punto de inmersión si las
condiciones no nos son favorables.
Un buceador cansado no suele suponer un problema serio. Suelen comunicarlo,
avisan de su problema y colaboran bien cuando son atendidos. Pueden estar
fatigados o presentar algún problema como un calambre o excesiva congestión
muscular (que puede llevar a una contractura).

• Primero: aproximación, cercanía y comunicación verbal para saber


bien qué le ocurre.
• Segundo: calmarle, hincharle el chaleco si no lo lleva bien hinchado
y decirle que se relaje y modere su respiración.
• Tercero: si el problema es un calambre, aprenderemos en las
prácticas cómo estirar la musculatura sin salir del agua. Si sólo es la
fatiga y vemos que el buceador está bien, ha recuperado su
respiración y nos confirma que está perfecto, podrá continuar el
sólo. No obstante iremos cerca de él y si es necesario lo podemos
ayudar a llegar al barco o a la orilla.
• Cuarto: si el cansancio no cesa, aprenderemos a remolcar a un
buceador cansado hasta el barco o la orilla. El método más cómodo
para ello, suele ser remolcarlo de espaldas (ambos de espaldas),
cogiéndole por la grifería de la botella o el asa del chaleco,
aleteando ambos de espaldas hacia el barco o la orilla. Él nos
puede ayudar aleteando más suave, pero como buceador de
rescate debes tener la suficiente forma física como para poder
remolcar a un buceador. También podemos ayudarnos de otro
compañero, realizándolo por turnos si la distancia es muy grande.
Buceador en pánico, en la superficie
Normalmente un buceador, en cualquiera de los anteriores casos (algún
problema concreto o un buceador cansado) puede entrar en pánico cuando
además de lo anterior, ha generado estrés y no es o no ha sido capaz de
controlar ese estrés. Seguramente el problema que han tenido es uno de los ya
descritos pero, en este caso, la psicología, el autocontrol y la tranquilidad les ha
fallado.
Como ya vimos en temas anteriores, un buceador superado por el miedo o por
el estrés no reaccionará de forma adecuada y presentará reacciones ilógicas,
fruto de no pensar sino de ejecutar las acciones por instinto, que en buceo,
podrían parecer ilógicas:

• Quitarse la máscara, el tubo o el regulador.


• Deshinchar, por error, el chaleco en lugar de hincharlo.
• Puede empujarnos al verse agobiado.
• No antenderá a nuestras indicaciones. Parecerá no escucharnos.
• Se pueden colgar directamente de nuestro cuello, al aproximarnos e
intentar hundirnos.
• Si no efectuamos el rescate, normalmente serán buceadores que
terminan agotándose y pueden quedar inconscientes.
• Aunque no sea usual, el pánico también puede ser invisible.
Algunas personas tendrán un pánico «encerrado en sí mismos»,
pueden quedarse absortos, inmóviles y no reaccionar a nada.
Hemos de estar pendientes de ellos constantemente porque
podrían estar con la cabeza dentro del agua y no respirar, con lo
que podrían llegar a una situación de ahogamiento.
Cuando un buceador no responde, quizás simplemente no se está
enterando de nuestras señales o voces, pero hemos de suponer
siempre que necesita ayuda. La previsión siempre es la clave.
Conociendo los tres tipos de situaciones con las que nos podríamos encontrar
en superficie, vamos a analizar cómo ejecutar la asistencia pertinente en cada
caso. Ya hemos visto que los problemas concretos de cansancio leve o
problemas con el equipo se solucionan de forma sencilla, ya que el buceador
responde correctamente y no ha desarrollado estrés. Nos centraremos pues en
los casos de buceador fatigado y en pánico. ¡Veamos!

Rescate de un buceador cansado


en superficie.
Rescatar a un buceador que está cansado es uno de los ejercicios más
sencillos que practicarás en este curso. Como ya hemos mencionado los
buceadores cansados responden muy bien a la ayuda, siguen nuestras
instrucciones y colaboran en su autorescate. No obstante, siempre hemos de
estar pendientes ya que un buceador cansado, que comienza a agobiarse,
puede terminar siendo un buceador en pánico. Veamos las fases de este tipo de
rescate:
Acercamiento
Nos debemos acercar a la víctima como mínimo con la máscara, el tubo y las
aletas. Pero lo ideal, según la situación, es llevar también el neopreno (ya que
nos da flotabilidad positiva). En cualquier caso, en la mayoría de ocasiones
iremos completamente equipados. Lo importante del acercamiento es no
perder nunca de vista a la víctima y mirar constantemente para poder
detectar signos de estrés o de pánico. Además es importante recordar que
debemos llegar lo antes posible a la víctima pero siempre reservando
energías para hacer el rescate y poder volver, remolcando a la víctima si fuera
necesario.
Valoración
Cuando ya estamos más cerca de la víctima hay que detenerse unos
segundos, hemos de fijarnos bien en su equipo, dónde está el hinchador de
su chaleco, si tiene la máscara puesta, va con el regulador o el tubo en la boca
y además aprovecharemos para decir que hinche su chaleco a tope o que
suelte su sistema de lastre. De esta forma tendremos su equipo controlado, por
si debemos actuar nosotros y nos cercioraremos de que el su estado mental
es positivo o pudiera estar cercano al pánico. Hablamos con la víctima y
observaremos si hay lógica y tranquilidad en su comportamiento o hay
reacciones ilógicas, no obedece a las instrucciones o se comporta de una forma
extraña.
Dar seguridad a la víctima
Si vemos que la víctima simplemente está cansada, fatigada o tiene un
calambre estableceremos contacto con ella, lograremos flotabilidad positiva
para ella y para nosotros, solucionaremos el calambre ayudándola con el
estiramiento y sobre todo, hablaremos con ella, la calmaremos
comentando los pasos que vamos a seguir, demostrando que la situación no
es grave y que está todo controlado. Si es necesario ayudaremos a la víctima
a establecer su flotabilidad, hinchándole el chaleco.
Además hemos de proveer comodidad a la víctima. Si las condiciones del
entorno lo permiten, quizás podamos quitarle la máscara, el tubo y el primer
arnés del chaleco (la tira del pecho). Un buceador fatigado o fatigada siempre
se relajará y retomará el aliento si podemos proveer estas condiciones. Quizás,
incluso podamos quitarle el chaleco para reducir la resistencia al avance o para
que esté más cómodo flotando sobre él. Incluso podríamos quitarnos nuestro
equipo y dárselo a la victima para que lo agarre o se desplace tumbado sobre
él.
Para hacer lo anterior las condiciones del medio deben ser óptimas
y hemos de tener flotabilidad positiva sin el equipo.
Si las condiciones no lo permiten, debemos limitarnos a establecer una buena
flotabilidad positiva (hinchamos el chaleco de la víctima a tope), podemos aflojar
las tiras del pecho y de la cintura del chaleco y calmar a la víctima, esperar que
recupere el aliento y que se encuentre menos cansada antes de seguir con su
desplazamiento.

Rescate de un buceador en
pánico en la superficie.

El rescate de una persona que está en pánico requiere de mayor tesón a la hora
de prestarle ayuda. Sabemos que será una persona que seguramente no
responderá de forma adecuada a nuestras instrucciones, además será posible
que supongan un riesgo para nosotros, los rescatadores, ya que seguramente
tratarán de forcejear, amarrarnos o querrán colgarse de nosotros. El pánico se
les ha apoderado y tienen la creencia de que se van a ahogar o les va a ocurrir
algo grave y aparece su instinto (irracional) de supervivencia.

Las fases de acercamiento y de valoración son idénticas a las del caso


anterior. Nos hemos de aproximar sin perder nunca de vista a la víctima
mientras ya vamos observando su disposición o no a colaborar, si nos escucha
o no, si obedece a nuestras órdenes de hinchar a tope su chaleco y/o quitarse
el sistema de lastre. Debemos pararnos unos segundos antes de tenerlo
demasiado cerca como para que nos alcance, si hemos detectado que se trata
de un buceador en pánico, pasaremos a valorar el método con el que debemos
alcanzarlo al tiempo que observaremos dónde está el hinchador de su equipo:
El contacto
Para valorar la acción que debemos procesar tendremos en cuenta la fuerza, el
tamaño y el estado de la víctima. Si está muy enérgico por su pánico, es de
mayor tamaño o más fuerte que nosotros no nos lo debemos pensar:
• Es ideal tener cerca un dispositivo de flotabilidad: quizás nos lo
podrán lanzar desde el barco. Quizás pueda servir el chaleco
hinchado a tope de otro compañero que ya se lo ha quitado y lo
tenemos cerca.
• De lo contrario, debemos optar por alcanzar a la víctima por debajo
del agua o por detrás.
Nadar bajo los pies de la víctima, que está en pánico, nos permite alcanzarlo
por su espalda. Nos interesa en primer lugar, establecer la máxima flotabilidad
para nosotros (hinchamos chaleco a tope y si es necesario quitamos nuestros
plomos) para después amarrar a la víctima por la espalda, tomando su grifería y
abrazando su botella con nuestras rodillas, entre las piernas.

Esta especie de «llave de judo» nos permitirá que la víctima no pueda


desplazarnos, golpearnos o forcejear con nosotros, nos permitirá hinchar su
chaleco a tope, por detrás. Lo mismo ocurre en el caso que nos podamos
acercar por detrás o podamos rodear a la víctima con seguridad.

En cambio, si la víctima en pánico es de menor tamaño o menor fuerza que


nosotros, podremos acercarnos frente a ella, tomando su muñeca y haciendo un
giro con el brazo que hará que la víctima gire y terminemos, del mismo modo,
frente a la espalda de la víctima. Lo primero, en este caso también es llevar
nuestro chaleco hinchado a tope por si la víctima nos alcanza y se nos sube
encima, tener la máxima flotabilidad hasta que logremos hinchar su chaleco.

Aprenderás estas técnicas en las prácticas y los simulacros en el


agua, en tu curso de rescate.
En cualquier caso, si la víctima en pánico logra «hacerse contigo» deberás
escaparte de su «abrazo» si no se deja ayudar o sus movimientos de pánico no
permiten el rescate. Por ello, aprenderás también unas técnicas de escape.
Vemos dos básicas pero, como siempre, realmente lo aprenderás e
interiorizarás en tus clases prácticas del curso de rescate:

• Escape empujando: Hincharemos ambos chalecos a tope, ya que


ello tiende a separarnos de la víctima. Tras ello nos zafamos con las
manos, dando un empujón a la víctima mientras aleteamos hacia
atrás. Ello nos alejará lo suficiente para intentar el rescate de nuevo,
por detrás o buceando por debajo de la víctima.
• Escape buceando: Si vemos que nos es difícil el rescate porque la
víctima «puede» con nosotros, el último sitio donde quiere ir alguien
en pánico es bajo el agua. Deshinchamos nuestro chaleco,
respiramos por el regulador y nos sumergiremos bajo el agua,
protegiéndonos con los brazos, de los aleteos de la víctima. Tras
ello, reanudaremos el rescate por detrás de la víctima, amarrando
su botella entre nuestras piernas y tomando a la víctima por la
grifería, con la mano derecha mientras hinchamos su chaleco a
tope, con la mano izquierda.
Seguro que practicas alguna técnica de zafado más con tu
instructor y probablemente aprenderás algún «truco» para la
aplicación de estas técnicas.
Dar seguridad a la víctima
Generalmente el pánico en la superficie viene generado por la sensación de
ahogamiento que tiene la víctima al no tener flotabilidad. No ha hinchado su
chaleco, no se quita el lastre, el chaleco se ha pinchado o tiene algún otro
problema que le ha llevado al pánico y ha sido éste el que no le permite
reaccionar con lógica y razonando.

Es decir, la mayoría de situaciones de pánico en superficie se solucionarán en


cuanto proporcionemos flotabilidad a la víctima, hablemos con ella, la calmemos
y tranquilamente la remolcaremos o desplazaremos hacia tierra o hacia la
embarcación.

Cuando la víctima del pánico en superficie es consciente de que


flota y desaparece la sensación que tenía de hundirse, el rescate
está resuelto.

De ahí la importancia, de todo rescate en superficie, de establecer


flotabilidad para la víctima.

Rescate de un buceador
inconsciente en la superficie
En primer lugar, como ya mencionamos anteriormente, el primer paso es
identificar que la víctima realmente está inconsciente en la superficie. Es por
ello que mientras nos acercamos a la víctima hemos de gritarle, llamarle la
atención, salpicarle agua… Todo ello nos dará indicaciones de inconsciencia si
el buceador no responde, no se gira o no se mueve.

Ante ello, debemos dar por hecho que estamos ante una víctima inconsciente.
Nos acercaremos a ella a la mayor velocidad posible y necesitamos que esté
boca arriba. De modo que si se encuentra boca abajo hemos de girarla de
espaldas al agua y nos colocaremos todo lo rápido posible, por detrás, cerca de
su cabeza e hincharemos a tope su chaleco y el nuestro.
Sujetaremos la cabeza por la parte de la nuca y tenemos que abrir la vía aérea.
Lo aprendiste en tu curso de primeros auxilios, pero se trata inclinar hacia
detrás la cabeza con la maniobra frente-mentón.

Para ello, lo primero que debemos realizar es quitarle, con cuidado,


el regulador si lo lleva y la máscara. También podríamos
desabrochar el cierre del arnés del chaleco en la parte del pecho.
El siguiente paso es observar, sentir y escuchar si la persona respira; algo que
debemos comprobar durante diez segundos. Colocándonos de forma
estratégica junto a su cara podremos ver si su pecho muestra movimientos de
respiración, al mismo tiempo con nuestra oreja junto a sus vías aéreas
podremos escuchar si respira y a la vez, nuestra mejilla podría detectar aire que
sale de su nariz o boca.

• Si la víctima respira, iniciaremos su transporte hacia tierra o la


embarcación, de forma cuidadosa, evitando que la víctima pueda
tragar agua, que no haya salpicaduras y vigilando constantemente
que mantenemos sus vías aéreas abiertas. Seguiremos
comprobando que respira mientras lo vamos remolcando hacia una
zona segura.
• Si la víctima no respira, lo primero que haremos será darle dos
respiraciones artificiales de rescate, lentas y profundas, como ya
sabes por tu curso de primeros auxilios. Solicitaremos ayuda a las
cercanías (barco, costa, compañeros de la inmersión). Del mismo
modo, hemos de seguir transportando a la víctima mientras le
damos una respiración artificial cada cinco segundos.
Es posible que la persona se recupere y muestre signos de conciencia y/o de
respiración. Seguiremos remolcándole a una zona segura y controlando que no
trague ni le salpique agua. También mantendremos sus vías aéreas abiertas
para facilitarle la respiración. Como viste en el curso de primeros auxilios,
seguiremos brindando atención a está persona hasta que se encuentre
plenamente bien.

Si la víctima sigue sin respirar por sí misma y pasan unos cuantos minutos, es
posible que lo siguiente sea que entre en parada cardíaca. Ante ello lo que más
prima es la rapidez en hacerlo llegar a una zona segura donde poder
administrarle la RCP. No obstante, seguiremos dándole las respiraciones
artificiales hasta poder practicarle la RCP de forma efectiva.

Aquí puedes darle un repaso a tu curso de primeros auxilios.


Hasta aquí hemos visto los diferentes tipos de situaciones que nos podríamos
encontrar en cuanto a los rescates en superficie. Sabremos responder ante
ellos y hemos de saber que son situaciones muy inusuales pero que debemos
estar preparados para ellas.

Además, como buceadores avanzados, con algo de experiencia y con este nivel
de buceo de rescate debemos extraer ciertas conclusiones para otra de las
claves de este curso, el autorescate.

El autorescate
Hemos visto que todas las situaciones descritas anteriormente se pueden
eliminar o, al menos, minimizar teniendo en cuenta una cosa, que deriva en
tres. Recuerda siempre esta palabra: mantenimiento.
• El correcto mantenimiento y estado del equipo de buceo.
• Debemos tener una actualización, refresco o correcto
mantenimiento de nuestro entrenamiento como buceadores y
buceadoras.
• Por supuesto, el objetivo principal de esta web, un
mantenimiento de nuestra formación como submarinistas.
Hemos visto que la mayoría de problemas se solucionan de forma previa con un
correcto mantenimiento de los equipos, un adecuado ajuste del mismo a cada
buceador, tallas correctas, broches y atalajes en buen estado, el buen estado
de las botellas, las griferías y los reguladores así como un control tras el
montaje del equipo y un chequeo previo a la inmersión.

Otros posibles problemas se pueden prevenir de forma sencilla, simplemente


hablando con los buceadores, chequeando su experiencia previa, observando
su estado mental y ofreciendo siempre ayuda, acompañamiento, confianza,
cercanía y seguridad a los buceadores noveles o más inexperimentados.

También hemos visto que en la superficie, cualquier buceador en pánico se


calmará y terminará respondiendo de buena forma en cuanto establecemos
flotabilidad y hacemos ver que el peligro de hundirse está solventado. En la
mayoría de ocasiones, por muy «aparatoso» que pueda parecer el pánico de un
buceador en la superficie se solucionará hinchando a tope su chaleco o
acercándole un salvavidas o cualquier otro dispositivo que le aporte flotabilidad
en ese momento.

«Hinchar chaleco y quitar plomos» es una frase a la que tendrás


que recurrir muchas veces, en este curso de rescate.
Este breve resumen nos ha de servir en primer lugar, a nosotros mismos. Si
nuestro equipo está en condiciones y lo hemos revisado previamente y
tenemos la psicología del buen buceador, sabremos que los problemas tienen
siempre una buena solución en el agua y no permitimos que los nervios o el
miedo aparezcan y (en superficie) reaccionamos siempre de forma rápida
estableciendo flotabilidad, quitando los plomos si es necesario e hinchando a
tope nuestro chaleco, seremos unos buenos buceadores.
Con este nivel de rescate debemos ser buceadores seguros de nosotros
mismos, nuestra mente ganará siempre a los nervios y al miedo, nuestra
experiencia y entrenamiento harán que reaccionamos siempre de la mejor
forma y de la manera más rápida posible para corregir cualquier eventualidad.
Todo ello junto a la observación continua, la prevención y la anticipación a
los posibles problemas será lo que nos distinga, en un futuro próximo, como
buceadores de rescate.
Aunque parezca demasiado obvio es así: para poder ofrecer
rescate a otros compañeros de buceo, en primer lugar, debemos
dominar nuestro propio rescate.

El autorescate está en el terreno de la prevención y en el plano de


lo mental y lo observacional.
Habilidades de rescate
bajo el agua
En este tema abordaremos cómo solucionar los posibles problemas que surjan
buceando a una determinada profundidad. Como buceadores de rescate hemos
de conocer y hemos de entrenar nuestras habilidades de rescate bajo el agua.
Normalmente cuando buceamos con compañeros menos experimentados,
gente que está realizando sus primeras inmersiones o personas que están
probando el buceo por primera vez, como ocurre en los bautismos de buceo,
debemos estar muy atentos en todo momento.

Puede ser que estas personas se muestren muy seguras y con muchas ganas
de empezar el buceo cuando estamos en la superficie y normalmente todo
parece marchar como debe. Pero a veces, cuando nos encontramos a una
determinada profundidad, estas personas pueden agobiarse, ponerse nerviosos
y en situación de alerta máxima, lo cual es totalmente natural debido a su falta
de experiencia. En este estado cualquier pequeño problema, desajuste en el
equipo o situación de novedad les podría llevar al pánico y como buceadores de
este nivel debemos colaborar y actuar mediante nuestras habilidades de rescate
bajo el agua.

Identificar y anticiparse, las


principales habilidades de
rescate bajo el agua.
Al igual que ocurría en la superficie, en el tema anterior, la clave en el buceo
siempre es la temprana identificación de los posibles problemas y la
anticipación a ellos para evitar posibles problemas mayores. Veamos cuáles
son los signos que nos podrían alertar de ello bajo el agua:

Aleteo extraño
• Podemos observar a un buceador que no aletea de la forma
correcta, aletea de forma excesiva como si tuviera prisa, emplea
demasiado sus manos para intentar nadar o va continuamente
hinchando y deshinchando su chaleco, con lo que asciende y
desciende continuamente.
• También podemos observar que la persona mantiene una posición
vertical, sin relajarse y sin adquirir la posición correcta de buceo o
inicia un descenso rápido y descontrolado al no hinchar su chaleco.
• Existen situaciones en las que la persona no aletea, se queda
pegada al fondo mientras intenta gatear por el fondo porque
también olvida hinchar su chaleco para lograr su flotabilidad neutra.
• Vemos que el buceador o buceadora intenta descender a base de
aletear en picado. Quizás simplemente no lleve suficiente lastre o
no haya sabido sacar todo el aire de su chaleco. Sea cual fuere la
causa, esta situación puede hacer que nos encontremos con una
persona ya cansada, nada más descender.

Todo ello son situaciones de aleteo o movimiento extraño bajo el agua y nos
debe poner en alerta. Podríamos estar ante un buceador con muy poca
experiencia bajo el agua y debemos estar cerca de él, tranquilizarlo, darle la
seguridad y recordarle las técnicas de buceo para que la propia persona
encuentre su flotabilidad neutra. También podemos mostrarle la forma correcta
de desplazarse bajo el agua y nos mantendremos siempre cerca suyo. Cuando
esta persona encuentre su flotabilidad, se sentirá cómoda, tranquila y ella
misma encontrará su seguridad al comenzar a aletear de la forma correcta y al
no estar tan pendiente de su chaleco.
Todo buceador que no encuentra su flotabilidad neutra, el trimado
correcto y la forma cómoda de desplazarse bajo el agua podría ser
sujeto de otro tipo de problemas a lo largo de esa inmersión.
De ahí la suma importancia de acercarnos a la persona, preguntarle con la
señal correspondiente si todo va bien y si lo necesita y accede, prestarle
nuestra ayuda en este primer momento.

Si nos responde que todo está bien o no desea nuestra colaboración, podemos
seguir buceando pero siempre, como buenos compañeros y con esta nueva
formación, sabremos que hemos de mantenernos pendientes de ese buceador
o buceadora. Además un movimiento excesivo bajo el agua o un aleteo
ineficiente podría llevarle al siguiente punto a tener en cuenta: la fatiga bajo el
agua.

Muchas burbujas
Cualquiera de las situaciones anteriores, además del clima (calor excesivo,
estrés y agotamiento al equiparse) o el propio estrés del principiante, pasando
por las condiciones medioambientales y el estado del mar pueden hacer que
nos encontremos con alguna persona excesivamente cansada bajo el agua.

Si detectamos a algún buceador o buceadora que exhala demasiadas burbujas


o no hay prácticamente espacio entre cada emisión de burbujas por su
regulador significará que esa persona no está respirando de la forma adecuada.
El estrés, al igual que el cansancio, puede generar esta fatiga y ello podría ser
un problema a corto plazo.

Sabemos que una persona que no respira de forma lenta y profunda puede
estar cerca de esa sensación de agobio y falta de aire. Ello le puede llevar a
una situación de pánico bajo el agua.

La fatiga en una persona que no tiene demasiada experiencia


puede terminar en pánico bajo el agua si no intervenimos a tiempo.
En este tipo de situaciones hemos de tener en cuenta que lo más importante es
establecer contacto físico con la víctima. De entrada, el contacto físico focaliza
la atención de la persona en nosotros y no en su sensación de fatiga.
Tranquilizar y comunicar a la persona que se detenga, no realice ningún
movimiento físico e incitarle a que respire de forma lenta y profunda mientras
mantenemos con ella el contacto visual.

Si es posible, podríamos pegarnos al fondo de rodillas o podríamos comunicar a


la persona que se agarrase a unas piedras salientes, por ejemplo, si existe
corriente. Si no fuera posible lo anterior debemos mantener el contacto físico,
agarrados de un brazo, cogiendo a la persona por el fajín del chaleco o de
cualquier forma que nos permita mantener el contacto visual y tranquilizarle.

Mirada atónita

No es raro identificar el agobio, el estrés y por supuesto el pánico simple y


llanamente observando la cara de los buceadores y buceadoras. Tal y como
vamos equipados, no podemos ver de forma clara la cara de nuestros
compañeros pero tras la máscara, es sencillo detectar miradas que decantan
agobio, miedo o de cualquier modo, algo que no marcha bien (aunque sea sólo
a nivel mental) con nuestro compañero o compañera de inmersión.

Una vez más la detección rápida, el contacto físico, visual y nuestra capacidad
para tranquilizar y/o solucionar el problema son vitales antes de que la cosa
pueda ir a mayores, terminando con una situación de pánico bajo el agua.

Esa mirada atónita, fuera de órbita o que traspasa el horizonte


suele ir acompañada de la falta de atención o el retraso en la
respuesta a nuestras peticiones.
Si no sabemos identificar esta mirada de la que hablamos es útil indicar al
buceador que nos responda a una señal. Por ejemplo, si le indicamos que nos
diga la presión de su botella y vemos que reacciona tarde o de forma errática,
muy probablemente estemos ante una persona con miedo, excesivo
nerviosismo o estrés (previos al pánico).
Generalmente, con algo de experiencia tras hacer este curso de buceo de
rescate, podremos anticiparnos casi a cualquier situación que pudiera requerir
un rescate. No obstante hay ocasiones en las podríamos toparnos con
situaciones de emergencia de forma repentina. Vamos a verlas a continuación:

Flotabilidad Negativa en exceso


En alguna ocasión podríamos ver a un buceador o buceadora que realiza su
descenso de forma muy brusca. Podría estar causado por un exceso de lastre,
fruto de no haber realizado el test de lastre, cuya importancia ya conocemos
bien. También podría ser causa de una avería en el hinchador del chaleco o
porque éste estuviera pinchado, cosa fácil de evitar con los chequeos pre
inmersión. Si buceamos con alguien que usa un traje seco, podría estar
también pinchado en alguna zona y se le podría inundar de agua mientras
desciende, incrementando su flotabilidad negativa.
Como vemos, todas las situaciones anteriores son fallos del equipo de buceo.
Por ello, una vez más, es fundamental contar con equipos en perfecto estado de
mantenimiento y más importante aún es el hecho de realizar los controles de
seguridad tanto al montar nuestro equipo como antes de entrar al agua.

Sin embargo lo más normal es que nos encontremos ante buceadores


principiantes a los que se les podría olvidar compensar su flotabilidad
negativa añadiendo aire a su chaleco. Es decir, la mayoría de veces lo que
tendremos que hacer es recordar al buceador o buceadora que añada aire en
su chaleco mientras desciende. Si el problema es por lastre excesivo podríamos
colaborar tomando uno de sus plomos (si a nosotros no nos importa bucear con
algún kilo de más en nuestro equipo).
Si la emergencia es causa de un fallo en el chaleco de la persona que presenta
este problema, nos acercaremos a ella lo más rápido posible para detener ese
descenso brusco, ya que sus oídos pueden correr peligro y ascenderemos junto
a ella controlando la flotabilidad con nuestro chaleco. En este caso
debemos estar pendientes de no soltar durante el ascenso a la persona
que trasladamos, ya que de no ser así podríamos ser nosotros las víctimas de
un ascenso descontrolado, ya que nuestra flotabilidad sería muy positiva al
soltar a la otra persona.

Flotabilidad positiva en exceso


Es la inversa al caso anterior y generalmente se dará por dos posibles causas.
En primer lugar, una deficiencia de lastre en el buceador. Una vez más, vemos
como el control de lastre cuando buceamos con un equipo diferente o con un
equipo nuevo para nosotros se hace primordial. En ocasiones el simple hecho
de bucear con un milímetro más de espesor en nuestro traje puede hacer que
necesitemos un kilo o dos más de plomo para bajar cómodamente.
Si nos encontramos con este problema debemos acompañar a la persona a la
superficie para que tome un poco más de lastre o si nosotros mismos podemos
bucear con un kilo menos de lastre, podríamos dárselo a la persona que lo
necesita para descender correctamente.

Por ello los guías, divemasters e instructores suelen llevar siempre


algún kilo de más para prestarnos. Aunque no deberían.
No deberían porque cualquier problema de lastre ha de solucionarse en
superficie, realizando el famoso control de lastre. Es importante poder bucear
con el lastre adecuado, ni más ni menos.

• Si buceamos sobrelastrados nos costará más encontrar nuestra


flotabilidad neutra cada vez que cambiemos de cota de profundidad,
ya que tendremos que poner o quitar más cantidad de aire de
nuestro chaleco en cada cambio.
• Si buceamos con déficit de lastre una simple inspiración amplia y
profunda de aire en nuestros pulmones hará que ascendamos,
quizás más de lo previsto y notaremos que deberíamos quitar aire
de nuestro chaleco cada vez que respiramos amplia y
profundamente. Ninguna de las dos cosas son cómodas a la hora
de bucear y aunque los guías e instructores tienen experiencia para
bucear de esta manera, no deberían.
También podría estar causado por una avería en el hinchador del chaleco. Por
ejemplo, el botón de hinchado se ha quedado atrapado en la posición de
hinchar. En cuyo caso debemos desconectar el latiguillo de hinchado y
compensar el aire del chaleco mediante el hinchador oral de la tráquea (algo
que se entrena desde el primer curso de buceo).
En muchas ocasiones esto puede ocurrir porque algo de arena se ha quedado
bloqueando el botón en esa posición y con un simple golpe suave alado del
botón, esa arena sale y el pulsador vuelve a funcionar con normalidad.
Quedarse atrapado
En este curso de rescate también entrenarás las técnicas y la forma de
solventar los enganches con diferentes elementos bajo el agua. Sabemos que
para meternos en lugares como pecios cerrados, cuevas y grutas subacuáticas
necesitamos un entrenamiento especial en el cual, entre otras cosas, nos
preparamos bien para ello. No obstante, es posible que un buceador o
buceadora se quede enreligado con una cuerda, el cabo de descenso de otro
barco o del propio, algún segmento de red de pesca o sedal.

Del mismo modo un alga o cualquier otra planta si buceamos en aguas fluviales,
una rama o el saliente de una roca afilada que no hemos percibido puede
«ponernos nerviosos» si nos sentimos atrapados.

No hay por qué preocuparse. Es uno de los motivos por los que la unidad
mínima de buceo siempre es de dos personas. Si nos sentimos atrapados
mientras buceamos hemos de mantenernos quietos, en ese mismo lugar, sin
girarnos, sin aletear, sin escarbar ni tocar nada. Haremos la señal o avisaremos
a nuestro compañero y el mismo nos librará del problema para seguir buceando
con total normalidad. También hemos de recordar que este es uno de los
motivos por los que debemos llevar con nosotros un cuchillo o elemento de
corte cuando buceamos. En numerosas ocasiones, con cabos, cuerdas y
redes, lo más sencillo y rápido suele ser realizar un pequeño corte.
No obstante alguien con poca experiencia puede darse cuenta tarde, intentar
liberarse en solitario y ya es al final, cuando le nacen los nervios y el miedo, que
nos avisa para ayudarle. Normalmente liberar a un compañero de un problema
de este tipo no llevará más de un minuto, pero hemos de tener en cuenta que si
está agobiado, ya se ha cansado de intentarlo en solitario (antes de avisarnos) y
ya ha consumido buena parte de su aire… la situación puede acabar con la
presencia de un compañero en pánico y que a este sencillo problema le siga
otro, como un ascenso incontrolado, por ejemplo.

Perder la orientación
Hay veces en la que un buceador o buceadora sin demasiada experiencia
podría despistarse del grupo con el que bucea. Puede ocurrir al estar más
tiempo de la cuenta observando algo, al perder algo más de tiempo con la
cámara de fotos, porque el resto de buceadores del grupo aletean demasiado y
nos dejan atrás, porque haya mala visibilidad en el sitio de buceo. Son
numerosos los factores que puedan hacer que un buceador pierda al grupo y si
éste no tiene experiencia de buceo con brújula o no está entrenado y
familiarizado con la orientación bajo el agua le surjan dudas, se ponga nervioso
o nerviosa y comience a consumir más aire de la cuenta, aparezca el estrés, el
miedo y finalmente acabe siendo un buceador en pánico bajo el agua.

Es este otro de los motivos por los que como mínimo, siempre debemos llevar
cerca a nuestro binomio de inmersión. También es necesario y por ello se
entrena desde el curso de primer nivel de buceo, conocer el sentido y el uso de
una brújula y finalmente es básica la regla de búsqueda en el buceo recreativo:

Buscaremos a nuestro compañero durante no más de un minuto. Si


no lo encontramos realizaremos un ascenso normal y nos veremos
a pocos metros, en la superficie.
Esta regla es fundamental, pero en alguna ocasión a alguna persona agobiada
por el estrés de no ver al grupo o al compañero, se le puede olvidar. Podría
perder demasiado tiempo buscando, dejar de prestar atención al manómetro y
verse forzada a realizar un ascenso de emergencia que, estando en pánico,
sería peligroso ya que las personas en pánico pueden realizar el ascenso
rompiendo la primera regla del buceo, es decir, aguantando la respiración.
Terminando la historia con algún barotrauma pulmonar serio, dependiendo de la
profundidad a la que ocurra.

Es útil saber que nos debemos quedar siempre con la dirección que lleva
nuestro grupo de inmersión. De modo que si nos perdemos, la brújula nos
puede recordar ese rumbo.
También es importante saber que si la visibilidad no es demasiado buena,
puede parecernos que los compañeros están ya lejos, pero no. Lo más probable
es que estén mucho más cerca de lo que imaginamos. En estos casos puede
ser mucho más efectivo ascender un par de metros o tres, mientras
miramos hacia la superficie y seguramente veremos algunas burbujas
cerca, que brillan conforme se van acercando a la superficie. En esa dirección y
a pocos metros estarán el resto de los compañeros.
De aquí la importancia de prestar atención a los briefings que siempre nos
hacen antes de las inmersiones. En el briefing nos explicarán la ruta que
llevaremos con algunas nociones de orientación según la orografía y los
elementos significativos que podamos encontrar bajo el agua. Si no son
demasiados explícitos en el briefing, debes preguntar por la ruta a seguir y
conocer al menos los rumbos de ida y vuelta.

Problemas musculares
Es posible que nos podamos topar a más de un buceador con este tipo de
problema. Éste es más usual de lo que seguramente imaginas. Por ejemplo, si
vamos a bucear en corrientes o en una de nuestras inmersiones aparece una
corriente que no esperábamos, algún compañero que no tiene la forma física
adecuada o alguien que no haya buceado con esas condiciones puede
presentar fatiga muscular.

La fatiga muscular puede estar provocada por un aleteo inefectivo, por una
incorrecta posición de buceo, un lastre excesivo, un mal control de la
flotabilidad, un bajo estado de forma física, falta de hidratación, haber
consumido alcohol la noche anterior…

De modo que los factores son también múltiples. No sólo puede ocurrir debido
a las condiciones ambientales de la inmersión.
Dolores, sobrecarga, cansancio muscular, quemazón, molestia similar a las
agujetas son las señales previas a un calambre muscular. También es probable
que se presente un fuerte calambre muscular sin dar señales por anticipado. En
cualquier caso la secuencia de rescate es la misma: acercarnos rápidamente a
la persona con dicho problema, aliviarle el dolor estirando el músculo (ya
practicaste en tu primer curso de buceo) y posteriormente calmarle y
acompañarle de cerca en el buceo.

Hemos de saber que lo ideal, tras estirar, es que siga aleteando el buceador
por sí mismo pero a un ritmo más suave y llevadero. Si lo remolcamos o
continuamos buceando arrastrándole de la grifería ese músculo se queda frío, le
llegará menos riego sanguíneo y cuando inicie la actividad de nuevo por sí
mismo, será más probable que tenga otro calambre.
Todos los pequeños problemas anteriores y en ocasiones ningún problema
aparente, sino la falta de experiencia, alguna variable novedosa para la persona
que bucea en ese momento con nosotros o simplemente su propia psicología
pueden llevar a un buceador al pánico de la misma forma que ocurría en la
superficie. Debemos diferenciar dos tipos de pánico que se pueden dar uno tras
otro o los dos por separado. ¡Veamos!

Situaciones de pánico bajo el


agua
Pánico inactivo
También llamado pánico tipo uno, pánico pasivo o primer estado de
pánico. Puede preceder al segundo tipo de pánico, pero no quiere decir
que siempre lo haga. En muchas ocasiones, si actuamos bien y rápido con
nuestra formación y experiencia, es posible sacar al buceador de este primer
estado de pánico y lograr que dicha persona no entre en pánico activo.
Este tipo de pánico se caracteriza porque la persona en pánico permanece
atónita, no razona de forma efectiva o reacciona de forma tardía. Es un
estado psicológico en el cual, nuestro compañero o compañera de buceo se
encontrará bloqueado por ese incremento del estrés. Debemos tratarlo del
mismo modo que aprendimos en la superficie: rapidez de actuación, cercanía,
contacto físico y comunicación son las claves del éxito para tranquilizar al
buceador, darle seguridad, solucionar el problema y hacer que salga de ese
estado para poder continuar buceando con normalidad.
No obstante siempre continuaremos cercanos y pendientes de una persona
que acaba de salir de este estado de pánico pasivo.
También es muy importante saber que en cualquier momento podrá pasar a
pánico activo, con lo que debemos estar precavidos, mantener una cierta
distancia de seguridad y siempre atentos para reaccionar bien y lo más rápido
posible si esta persona pasa a un estado de pánico activo.
Pánico activo
Se denomina también pánico de tipo dos, pánico activado o segundo estado de
pánico. En este estado la persona reaccionará de forma ilógica y no
prestará atención a ninguna indicación ni estará receptivo a nuestros
intentos de comunicarnos. Una persona en pánico activo se puede quitar el
regulador de la boca, la máscara de la cara o ambas cosas al mismo tiempo,
puede aletear rápido hacia la superficie o incluso hinchar su chaleco para salir
lo más rápido posible a la superficie.
Son reacciones ilógicas ya que la máscara y el regulador son fundamentales
para la comodidad (máscara) y la supervivencia (aire para respirar) mientras
buceamos y el hecho de ascender rápido es romper una de las normas
fundamentales del submarinismo, que todos conocemos desde el primer curso
de buceo. Pero una persona en este estado mental lo único que quiere es
verse en la superficie cuanto antes y respirar aire normalmente sin
máscara ni regulador que «les moleste».
Afortunadamente son reacciones que no se suelen dar en buceadores ya
formados y con una mínima experiencia. Pero hemos de estar atentos en
aquellas personas que nunca han probado el buceo o están en sus inmersiones
iniciales del curso de primer nivel de buceo.

El peligro verdadero de un pánico activo viene dado por ese ascenso rápido que
desea realizar la víctima hacia la superficie. Por dos aspectos fundamentales:

• Si llevamos un tiempo buceando a una determinada profundidad,


esta persona llevará disuelta una cantidad considerable de
nitrógeno en su organismo. Sabemos bien que superar la velocidad
de ascenso, de 9 metros por minuto, es un aspecto que incrementa
de forma considerable poder padecer enfermedad
descompresiva.
• Aunque no hallamos buceado a una gran profundidad y no llevemos
ni cinco minutos de buceo, esa necesidad de ascender sin
regulador ni máscara suele hacer que la persona en pánico
ascienda aguantando la respiración. Romper esta norma
fundamental del buceo supondrá, aunque sólo se trate de seis o
siete metros, padecer un barotrauma pulmonar con una alta
probabilidad.
Nuestra prioridad en este tipo de rescates se ha de basar en primer lugar, en
nuestra propia seguridad. Hemos de intentar frenar ese ascenso descontrolado
de la persona en pánico, pero sin permitir que nosotros mismos nos veamos
también afectados por un ascenso que supere la velocidad y si es necesario
deberemos limitarnos a tomar a esa persona de una de sus aletas o piernas e
inducir a que su ascenso sea lo más lento posible.

Es importante intentar que la persona afectada mantenga su regulador en la


boca, por lo que en tus prácticas en el agua entrenarás las formas de ascender
junto a la persona de forma controlada y manteniendo el regulador en su lugar.
La forma más indicada suele ser colocándonos por detrás de la víctima, con
nuestro chaleco deshinchado e intentar deshinchar también el suyo mientras
subimos aleteando.

Una vez en superficie lo más importante será establecer flotabilidad positiva


para ambos por lo que hincharemos a tope el chaleco de la víctima y el nuestro.

En este proceso hemos de tener en cuenta que una persona en pánico puede
convertirse en un problema para nosotros, nos puede quitar el regulador de la
boca, nos puede quitar la máscara de un manotazo o nos puede golpear en uno
de sus actos involuntarios, a causa de su estado de pánico. Por ello es
importante practicar y entrenar estas situaciones en las que debemos echar
mano de nuestra segunda etapa de emergencia.

Normalmente la persona afectada por un pánico bajo el agua, saldrá de esa


situación a los pocos segundos de verse en la superficie con el chaleco
hinchado y «fuera de peligro». No obstante estaremos siempre pendientes para
proseguir con las técnicas de rescate en superficie que aprendimos en el tema
anterior.

Pero también pueden presentarse algunos problemas derivados de un ascenso


más rápido de lo adecuado, de ahogamiento en el caso de que la víctima se
hubiera quedado sin aire y/o hubiera tragado agua y el temido barotrauma
pulmonar por sobrexpansión, si la víctima ha ascendido aguantando la
respiración.

Mantener el regulador en la boca de la víctima mientras pulsamos su botón de


purga puede inducir a que la víctima respire normalmente o podría recordarle
que dispone de aire y que no debe aguantar la respiración durante el ascenso.
Practicarás todo esto en el agua, en tus sesiones del curso de rescate.
Buceador inconsciente bajo el
agua
Aunque pueda parecer imposible y más grave no tiene porqué. Un buceador
inconsciente bajo el agua es una situación muy difícil de presenciar pero
debemos estar preparados para todo con este curso de buceo de rescate.

Es posible que la víctima esté inconsciente pero que esté respirando. En


este caso ascenderemos dentro de los límites de velocidad de ascenso, para no
ponernos en peligro a nosotros mismos, unidos a la víctima y manteniendo el
regulador en su sitio y la vía aérea abierta. Podemos colocarnos por detrás de
la víctima, abrazando su botella con nuestras piernas y con nuestra mano
derecha mantenemos su regulador en la boca e inducimos a que su cabeza se
mantenga hacia atrás (mirando hacia arriba para mantener abierta su vía
aérea), mientras con nuestra mano izquierda controlamos nuestro chaleco y el
de la víctima.
Una buena forma de ascender de esta manera suele ser vaciar por completo
nuestro chaleco y ascender aleteando y controlando únicamente el chaleco de
la víctima. Una vez en superficie, seguiremos las técnicas de rescate de
superficie.
Si la víctima no respira no vamos a poder saberlo con certeza bajo el agua,
por lo que la forma de proceder será la misma que en el caso anterior. En este
caso lo que urge es estar cuanto antes en la superficie y seguir las técnicas de
rescate en superficie para un buceador inconsciente que no respira. En el caso
anterior sería idéntico: hemos de comprobar y verificar cuál es el estado de la
víctima en cada caso y seguir los procedimientos de rescate.
Como buceador, debes seguir respetando las normas
fundamentales del buceo. La urgencia de llegar cuanto antes a la
superficie para atender a la víctima no debe poner en compromiso
nuestra propia seguridad.

Es mejor o «menos peor» una víctima que dos.


Como ya mencionamos al inicio del curso de rescate de buceo, éste es un curso
en el que donde más hemos de aprender es en las prácticas y simulacros que
hagas en el agua. Pero podemos decir que, a nivel teórico, ya eres buen
conocedor de qué es lo más importante, cómo prevenir, cómo detectar los
problemas y las diferentes formas de darles solución. Estás preparado para
poner en práctica todas las habilidades de rescate bajo el agua y para terminar
tu curso con el siguiente tema: la organización en las accidentes de buceo.
¡Vamos a por ello!
La organización en las
accidentes de buceo
En este último tema analizaremos cómo ha de ser la organización en las
accidentes de buceo, cómo hemos de organizar un rescate en sus tres fases:
antes de actuar, durante la ejecución del rescate de buceo y tras haber
terminado el rescate propiamente dicho. Sabemos ya, por los temas anteriores,
que es bastante raro que nos tengamos que enfrentar a un rescate de buceo
grave. Hemos visto que las actuaciones de rescate con las que nos podremos
topar en nuestra vida como buceadores se solucionan bien y de forma sencilla,
en unos cuantos minutos.
Además, somos conocedores de que un amplio porcentaje de «rescates» los
haremos de forma previa a que se produzcan ya que responden a fallos o
déficits en el equipo de buceo o a los olvidos y nervios de los buceadores que,
por ejemplo, tienen poca experiencia, tienen un mal día, estrenan equipo y otros
factores que siempre se pueden controlar y detectar incluso antes de entrar en
el agua. Todo ello forma parte importante de la organización en las accidentes
de buceo.

Para tenerlo bien claro y de forma más esquemática, éstos son los problemas
que nos encontraremos en la mayoría de ocasiones:
• Máscara inundada por fallo en la tira de sujeción o rotura.
• Hinchador del chaleco atascado por la arena, en posición fija de
hinchado o deshinchado.
• Pérdida de una aleta por rotura en la tira de sujeción o en el cierre.
• Problemas por exceso de calor antes de entrar al agua.
• Problemas de frío cuando ya llevamos un tiempo bajo el agua.
• Regulador en flujo continuo.
• Falta o exceso de lastre.
• Descenso rápido por olvidar hinchar el chaleco.
• Ascenso rápido por olvidar deshinchar el chaleco.
• Olvido al realizar la maniobra de Valsalva para compensar los oídos
al descender.
• No compensar al ascender (rara vez).
• Cansancio por exceso de aleteo, mala posición de buceo, mal
control de la flotabilidad…
• Nervios, estrés y agobio ante situaciones nuevas: buceadores
principiantes, inmersión profunda, buceo nocturno, inmersión en
cavernas, buceo en pecios, avistamiento de alguna nueva especie,
especies de gran tamaño, toparse con una corriente inesperada,
verse con poco aire, mareo previo en el buceo desde barco…
Sabemos pues que si nos encontramos alguna vez con un problema de buceo
será extraño que lo podamos terminar considerando un accidente de buceo.
Son problemas sencillos que podremos corregir en el agua, bajo el agua o
incluso antes de entrar en el agua.
También sabemos que la cercanía, el contacto físico con la víctima el
proporcionarles seguridad y tranquilidad lo es todo para evitar que estos
problemas sencillos puedan llevar al compañero a convertirse en un buceador
en pánico.
Finalmente hemos de recordar siempre que buceamos para divertirnos. Nadie
debería bucear por sentirse obligado por el resto. Nadie debería sumergirse si
se encuentra mal, resfriado o sin energía ni ganas de bucear. Cualquier
buceador puede cancelar una inmersión en el momento que lo desee y
ningún otro buceador debe cuestionarlo, negarlo ni evitarlo. Así de sencillo.
No obstante y pese a todo lo anterior, hemos visto que pueden existir
situaciones en las que la salud de la víctima puede verse seriamente
comprometida, fundamentalmente por no controlar el estrés y acabar en pánico.
Lo que nos haría toparnos con situaciones de:

• Ascensos fuera de seguridad, barotraumas en oídos, sobrexpansión


pulmonar…
• Enfermedad descompresiva.
• Ahogamientos por falta de aire o por quitarse el regulador de la
boca.
• Inconsciencia del buceador.
A veces no es el pánico sino la inexperiencia, la timidez para hacer cuestiones,
la falta de formación o información la que nos puede llevar a situaciones como:

• La hipotermia.
• El golpe de calor.
• La insolación.
• El estrés por cansancio.
• Los problemas musculares.
• El mareo.
Problemas que aunque no suenen tan serios como la enfermedad
descompresiva o la sobrexpansión pulmonar, podrían serlo y además éstos si
pueden ser más frecuentes. Informemos siempre a los buceadores acerca de
las condiciones del mar, la temperatura del agua, la existencia de corrientes o
mar de fondo, si creemos que el equipo que llevan es adecuado o no para esas
condiciones. Recordemos que se hidraten bien, cómo actuar ante el calor o
dónde colocarse en el barco si se marean.

A veces son aspectos que vemos normales, damos por hecho que se saben o
los dejamos implícitos en algunos comentarios y no son tales para compañeros
menos experimentados o personas más tímidas, que no hacen este tipo de
cuestiones en los buceos. Saber que me tengo que tomar una biodramina antes
de embarcar o elegir un traje de 8 milímetros en lugar de 5, en ocasiones, es la
mejor forma de anticiparse a un problema futuro que puede tornarse grave.

Aunque no sea frecuente toparse con accidentes de buceo, como


buceadores de rescate hemos de estar preparados para ello. Conocemos la
dialéctica, sabemos cómo actuar en cada caso, tenemos el plan de emergencia
en nuestra cabeza y entrenaremos todas y cada una de las habilidades de
rescate en el agua. Ahora bien, debemos tener bien claro cuál es la
organización en las accidentes de buceo y el esquema completo de un rescate.
Para ello es este último tema del curso.
Informar y poner en preaviso es algo que forma parte de la organización en las
accidentes de buceo.

Fase previa al rescate de buceo


Consideramos fase previa al rescate de buceo a todo lo que nos atañe como
rescatadores y organizadores de una accidente de buceo, antes de que se
produzca. Es la primera parte de la organización en las accidentes de buceo.
Ello apunta fundamentalmente a dos aspectos, la formación y la planificación.

La formación es la que estás recibiendo en tu curso de buceador de recate


unida a la puesta en práctica de todas las habilidades en el agua y a tu
entrenamiento realizado en los simulacros de rescate de buceo. Como
buceador responsable no debes limitarlo a este curso. Al igual que en todas tus
inmersiones practicas, mejoras y optimizas tus habilidades de buceo como la
flotabilidad, el lanzar la boya, la mejora de la orientación, el uso de la brújula y
debes seguir practicando tus habilidades de buceo, como buceador de rescate
debes seguir practicando también mediante simulacros, de vez en cuando, todo
lo que estás poniendo en práctica en este nivel de submarinismo.
Debes mantenerte formado, informado además de entrenado, saludable y en
buena forma física para mantenerte a punto en todas las implicaciones que
conlleva un rescate: fuerza, resistencia, agilidad, acuacidad, rapidez física y
mental…

La planificación en las accidentes de buceo


Como llevamos anticipando desde el tema uno, en el cien por cien de los casos
perder unos segundos o un par de minutos antes de actuar suele resultar
mucho más óptimo que actuar al momento, pero sin pensar. Como tenemos la
formación adecuada y tenemos siempre el plan de emergencia en nuestra
cabeza, no nos costará demasiado tiempo establecer un plan para actuar ante
un accidente en concreto. En un minuto estos son los aspectos que debes
pensar antes de comenzar a actuar:

• Dónde se produce el accidente de buceo: en el barco, en la orilla,


en la superficie del agua, bajo el agua. Identificar el lugar donde
vamos a actuar como rescatadores sitúa rápidamente a nuestra
mente para actuar de la forma más eficiente posible.
• Cuándo se produce el accidente de buceo: al entrar al agua, al
inicio de la inmersión, en mitad del buceo, al final de la inmersión, al
salir a superficie. Y es que tener claro el momento del accidente
también es muy importante para nuestra actuación. Por ejemplo,
para descartar la enfermedad descompresiva, el barotrauma
pulmonar, la fatiga muscular etc. Teniendo claro el momento del
accidente, el esquema de rescate en nuestra cabeza se hace
mucho más concreto y efectivo.
• Quienes estamos. Saber con quién estamos y con qué ayuda
contamos para el rescate también nos simplificará las cosas. Quizás
exista con nosotros otro buceador de rescate, quizás uno de los
compañeros es personal sanitario, puede que alguno de los
compañeros de inmersión sea más grande o tenga más fuerza que
nosotros para realizar el remolque de la víctima. Todas éstas
variables son muy importantes ya que podremos asignar papeles y
delegar según qué acciones a según qué personas a la hora de
actuar.
• Qué elementos tenemos a mano. Saber el material con el que
contamos nos simplificará el rescate y podremos actuar de forma no
dubitativa ante el rescate. Si estamos en un barco ¿disponemos de
radio?, si estamos en tierra ¿quién tiene el teléfono móvil a mano?.
¿Disponemos de flotador de rescate para el buceador en superficie
o plataforma para subir al barco a la víctima?. ¿Tenemos mascarilla
para la respiración artificial?. ¿Dónde se encuentra el equipo de
oxígeno de emergencia? Conocer todos los elementos materiales y
su ubicación nos hará más rápidos y efectivos a la hora de actuar
ante posible rescate.
Vemos que un instante podemos procesar toda la información anterior. Nuestra
formación como buceadores de rescate junto a nuestro plan de emergencia y
este instante de planificación, sin duda, harán más eficiente nuestra actuación
ante un accidente de buceo.
Perder un minuto en ordenar, programar y planificar la actuación del recate nos
hará actuar de forma más metódica, actuaremos con mayor confianza y
seguridad y ese minuto empleado antes de actuar seguro que nos ahorra varios
minutos de agobio, mente en blanco o actuación dubitativa en el recate a la
víctima. No es un minuto perdido, ten claro que es un minuto invertido y que la
renta puede convertirse en un tiempo vital para la víctima del accidente de
buceo. En ello consiste la organización en las accidentes de buceo.

Fase de actuación de rescate de


buceo
Si seguimos nuestro plan de emergencia, hemos delegado los distintos papeles
a las personas presentes, conocemos bien toda la información anterior y hemos
planificado nuestra actuación de rescate sólo nos queda una cosa: aplicar paso
a paso todo lo planeado y acudir a rescatar a la víctima.

En esta fase lo más importante son nuestras habilidades de rescate y


nuestra forma física y estado mental. Por ello hemos de mantener siempre
activas y actualizadas nuestras técnicas de rescate. Por ello también hemos de
mantenernos en una adecuada forma física y debemos entrenar con simulacros,
de vez en cuando, todas las técnicas de rescate que hemos ido viendo en este
curso para que no nos abrumen mentalmente y no quedarnos bloqueados o en
duda a la hora de tener que aplicarlas.
Sabes a nivel teórico, gracias a este curso de rescate, todas las situaciones con
las que podrías toparte tanto en la superficie como bajo el agua. Además en
este curso de buceo practicarás todas las habilidades para saber cómo actuar
en cada una de las accidentes de buceo que pudieran presentarse.

Además estarás formado en primeros auxilios de atención primaria y secundaria


al finalizar tu titulación como buceador de rescate.

Estás formado, has entrenado y practicado cada una de las actuaciones y


sabes bien cómo responder para ofrecer los primeros auxilios de emergencia. A
la hora de actuar es importante cumplir escrupulosamente cada uno de los
pasos que has establecido en tu plan de emergencia y en la planificación del
rescate ante ese accidente de buceo concreto. Mente fría, organizada y
calculadora es con lo que debes contar a la hora de actuar. Recuerda que no
debes ponerte en peligro a la hora de rescatar a nadie. Solicita ayuda, siempre,
si la situación lo requiere. No dudes, actúa.
Fase tras el rescate de buceo
Hemos de tener en cuenta que cuando se da un accidente de cualquier tipo hay
una fase posterior en la que de forma indirecta también actuamos como
personas y como rescatadores. En el buceo ocurre lo mismo. Tras finalizar el
rescate, si la situación es grave, pronto tendremos la ayuda sanitaria y quizás a
las fuerzas de seguridad e incluso, al tiempo, podrían aparecer los medios de
comunicación. También hemos de estar preparados para ello y tenerlo en
cuenta dentro de la organización en las accidentes de buceo.

Ayuda sanitaria

Si el buceador está inconsciente o corre el peligro de estarlo y/o de sufrir


enfermedad descompresiva o un barotrauma, hipotermia etc pronto llegará el
equipo de emergencias que hayamos solicitado. Hemos de colaborar con ellos
en todo lo posible y por ello es de gran importancia comentarles toda la
información que tengamos acerca de la víctima: edad, enfermedades,
alergias, operaciones, medicaciones y demás.
También les brindaremos la información que nos soliciten en cuanto a
las características del buceo como tiempo, profundidad, hora de entrada,
tiempo del rescate, tiempo de la RCP si hemos tenido que realizarla etc.
También debemos proporcionar los datos que tengamos de la víctima:
nombre, apellidos, teléfono de contacto familiar etc.
Colaborar con los sanitarios en todo lo que podamos sigue formando parte del
rescate de la víctima.
Fuerzas de seguridad

En accidentes graves puede estar presente la policía o la guardia civil como es


lógico y natural. También hemos de saber que colaboraremos con ellos en todo
lo posible con la información real que tengamos. Es importante,
la INFORMACIÓN REAL.
Es muy importante este apunte. No podemos hablar de conjeturas,
conclusiones o apreciaciones nuestras o de otros compañeros que había en la
inmersión. Colaboraremos siempre con toda la información que se nos solicite
siempre que sea real, objetiva y la hayamos presenciado nosotros mismos. No
vale decir aquello de «un compañero dijo que…» «es que…» » yo imagino que
lo que le habrá pasado es que…». No, de esa manera no estamos ayudando a
las autoridades. Daremos toda la información que podamos pero ésta ha de ser
objetiva, real y presenciada por nosotros mismos.

Cualquier otra cosa no hará más que entorpecer la posible investigación de los
hechos e, incluso, podremos inculparnos o inculpar a algún compañero sin tan
siquiera saberlo.

El ordenador de buceo del submarinista accidentado será clave ante una


posible investigación del accidente. Recordemos sus datos de la inmersión en
cuanto a tiempo, profundidad y/o tiempo de no descompresión. Debemos
anotarlos y brindarlos a cualquier autoridad sanitaria o de las fuerzas de
seguridad del Estado. Por supuesto que entregaremos dicho dispositivo a
cualquier autoridad que lo requiera y de lo contrario hemos de mantenerlo sin
resetearlo y con batería.
También debemos conocer que las compañías aseguradoras van a requerirlo y
ya sabemos que los datos de la inmersión son vitales para probar que el
buceador accidentado estaba buceando correctamente, cumpliendo la ley y bajo
los límites de cobertura de su seguro.

Nunca hemos de entorpecer la investigación con suposiciones nuestras,


comentarios de otra gente o falsas conclusiones que desconocemos y no
hemos presenciado realmente.

Lo resumimos en dos bonitas palabras: máxima colaboración y máxima


objetividad.
Medios de comunicación

Los medios de comunicación, generalmente buscan la información real del


episodio pero en algunas ocasiones, pueden buscar el morbo, la
responsabilidad y a «los culpables». Por ello cada cual es libre de actuar como
desee con los medios de comunicación pero un consejo bien sabio es el
silencio.

Como rescatadores del accidentado o accidentada seremos de las primeras


personas en querer ser entrevistadas y comentadas. Podríamos revelar los
hechos de forma objetiva, real y en la misma secuencia que los hemos vivido en
primera persona pero a veces, las preguntas de los medios de comunicación
unidos a los momentos de nervios por los que seguramente pasamos en esos
momentos, pueden jugarnos malas pasadas. Podemos terminar haciendo
conjeturas no veraces o concluyendo suposiciones sin querer acerca del
accidente.

Una respuesta ante los medios correcta y prudente siempre puede ser algo
parecido a lo siguiente:
«Hemos realizado un rescate de buceo a la víctima del accidente y
estamos colaborando con las autoridades pertinentes. No vamos a
hacer ninguna declaración a los medios por la seriedad de la
situación y el respeto a la víctima del accidente».
Colaborar con las autoridades sanitarias o investigadoras y lidiar con los
periodistas también es una parte importante a tener en cuenta en la
organización en las accidentes de buceo.

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