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CíRCULO DI BUL~S ARTES

Presidente
lUAN Jvl IGl:EL I-h:RN.üwn LEÓ"i

Director
\. Lo. textos de jacC[ues Donzelot. Jaime
lUAN BAP.JA
I
I
Pastor, lan Parker, Erica Bur man- [ulia
Yarda r César Rendueles se publican
I
bajo una licencia Reconocimiento-No
Comercial-Sin obras denvadas 2·5
España de Creanve Commons. El texto
Z de Judith R. Walkowitz tiene Iodos los La fragilización de las relaciones sociales
oJ derechos reservados y no se antoriza su
r>. .?- .::~ reprodncción sin el permiso previo de
...• .-:, los titulares de los derechos de propie-
.r
_1 dad intelectual. JACQUES DONZELOT
L

JUDITH R. WALKOWITZ
-" 'V-J
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IAN PARKER
-; .' JULIA VARELA
Área de Ed ición y ProducCIOnes

...- .>.. Andiovisual~s del CI3A


ERICA BURMAN
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r.J c..-:z:, Diseño de coleccion JAIME PASTOR
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ESTUDIO jO_.QUÍN GALLEGO

~
-...... «:'.' Prólogo de César Rendueles
Impresión
U1N I"PRESORES
S.L.
,., Traducciones: Jorge Cano Cuenca, Daniel Gil Flores,
t!;, CíRCULO nr BELL'SARns. ~OO? Susana Córnez y Eleonora Pascale
--1 ll.lcala. 42. 2801{ lvladrid

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> Telerono 913 605 400
www. círcul obe nasa rt es. CO!TI

~, De los te,10S, sus autores


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e»-. © De las traducCIOnes, Jorge Cano
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Cuenca. Daniel Gil Flore s. Susana
Gómez y Eleonora Pascale
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ISBN -,3, ,r:8-84-b6.p8-98-4


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«La ciudad ya no produce sociedad», decíamos en un artícu-


lo anterior'. En opinión de algunos, esta fórmula es más un
modo de llamar la atención que una afirmación seria. ¿Cuán-
do habría producido sociedad? ¿Durante la era industrial?
Entonces reflejaba el conflicto de clases, su enfrentamiento
en el lugar de trabajo. La separación de sus respectivos hábi-
tats no podía sino añadir la irritación del alejamiento a los
enfrentamientos en la fábrica y acabar con todo sentimiento
de pertenencia a un mismo colectivo. ¿Bajo el Antiguo Régi-
men? No cabe duda de que las ciudades ofrecían entonces el
espectáculo de un gran abanico de condiciones diversas a tra-
vés de la superposición de los atuendos propios de cada cate-
goría social. La importancia de las ropas y de las maneras, su
diversidad de significados. evitaba cualquier confusión res-
1 J. Donzelot, «La nouvelle question urbaine», Esprit (1999)· (Dossier
titulado «Quand la ville se défait»).
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24 JACOUES DONZELOT
I ,
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 25

pecto a las calidades de las personas que se entremezclaban características: una libertad común respecto a las servidum-
en la ciudad 2. Por otro lado, en la ciudad del Antiguo Régi- bres feudales que vertebran el campo, y una misma búsqueda
men, esta mezcla y esta variedad de condiciones se organiza- de refugio tras las murallas que por entonces rodean las ciu-
ban enteramente en torno al sector más rico y derrochador de dades y protegen a sus habitantes. La ciudad conforma una
la población urbana, y todas las demás categorías no existían sociedad aparte que disfruta de un régimen de excepción. Así
más que en la medida en que estaban a su servicio, ya fuera de pues, el único momento en el que se podría decir que la ciu-
manera directa -en calidad de sirvientes- o indirecta -como dad producía sociedad es aquel en el que la ci.udad se encon-
proveedores de todo tipo de bienes-o Pero existía una catego- traba más al margen, instalada en una suerte de extraterrito-
-nía social que escapaba a esta función: los mendigos, que rialidad en relación a la parte más importante de la sociedad.
erraban por la ciudad atraídos por su riqueza, pero eran inca- No obstante, a esta lectura hacia atrás de la relación entre
paces de encontrar en ella un empleo debi.do a que el régimen ciudad y sociedad se puede oponer una lectura hacia delante
de gremios reservaba el derecho al trabajo para sus propios. que toma como punto de partida, precisamente, la ciudad
miembros. La presencia de esos mendigos se convierte en medieval y muestra cómo va a agTegarprogresivamente a toda
una obsesión a finales del siglo XVIII y está muy relaciona- la población rural y cómo va a procurarle, por si misma, su
da con la emergencia de un discurso que describe la ciudad unidad. Esta atracción se explica por las ventajas de las que
como lugar de corrupción y de malas artes en oposición al goza la ciudad frente al campo: «El aire de la ciudad hace
campo, considerado depositario de la pureza natural y las libre», decía HegeL porque respirarlo equivalía a una libera-
buenas costumbres. Por lo tanto, en aquel momento la ci.udad ción. También hacía rico, ya que la posibilidad de vivir al
se muestra como un principio de desagregación de la socie- amparo de las anchas murallas que protegían a sus habitantes
dad más que como su matriz. ¿Es necesario entonces retroce- de las amenazas exteriores fundaba relaciones de relativa
der aún más en el tiempo y volver la mirada hacia la ciudad confianza entre ellos)' permitía, así, la acumulación de rique-
medieval para encontrar un tipo de ciudad «productora de za. Es precisamente esta riqueza la que atraerá a los pobres
sociedad»? En efecto, en esa etapa de la historia, la ciudad que viven en las zonas rurales próximas)' en las más lejanas. y
forma una sociedad de personas unidas por unas mismas hará que la ciudad deje de ser un territorio aparte y se con-
vierta en el espacio principal en el que se desarrolla la vida
~ De hecho. es muy posible que en el momento en que la indumentaria
social y donde convergen tanto la riqueza como la pobreza -y,
perdió esa capacidad para seiialar la condición de un individuo. la dis-
tancia espacial tomara el relevo para marcar las distancias sociales en la por lo tanto, los problemas y conflictos que esa proximidad
ciudad. no puede dejar de engendrar-o Los ciudadanos -losburgue-
26 JACQUES DONZELOT LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 27

ses- perciben que la irrupción de los pobres convierte la ciu- entre ambos polos de la sociedad urbana ese ascensor social se
dad en un espacio propicio para el delito y, a su vez. esta traduzca en una densificación del háhitat de las capas medias.
población pobre ve en ella un teatro en el que podrá procla- Así pues, la ciudad moderna, la ciudad de la industrialización.
consigue «producir sociedad» me.diante..clJ1:aza.cto funcional
mar lo injusto de la suerte que se le ha reservado.
La historia de la ciudad se convierte entonces en la histo- ~~.~u ppa_~o, la separación
---
de las clases antagonista0el
ria de la sociedad, construida a medida que se van dando res- esbozo de un sueño de promoción social para el individuo.
puestas a esa inseguridad indisociablemente civil y social que Hasta el punto de que, entre finales de los anos cincuenta)'
alcanza su paroxismo en el siglo XIX. Las respuestas a esa doble principios de los setenta, la partida parecía tan ganada, espe-
inseguridad lle.garán entre finales del siglo XIX y principios del cialmente en Francia, que pudo c~ncebirse y materializarse
xx. ¿Cómo evitar que la ciudad se conyierta en una gigantesca una particular forma de urbanismo que reunía a todas las cla-
escena del crimen? La respuesta consiste en someter las dis- ses en un espacio urbano unificador a través de la homogenei-
tintas zonas urbanas a un tratamiento que, siguiendo las rece- dad. Los «grandes polígonoss residenciales y las «nuevas
tas de un urbanismo higienista y moral, implica deportar a los ciudades» fueron la principal encarnación de esa confianza
pobres a colonias de viviendas sociales ubicadas en la perife- en la capacidad de la urbe para crear una sociedad unida.
ria' tan propicias al trabajo como poco favorables al delito. En este movimiento «hacia delante» que nos muestra
¿Cómo evitar que las clases trabajadoras marchen sobre la una sociedad formándose en el seno de la ciudad gracias a un
ciudad en un estallido de rabia por lo injusto de su condición, dominio cada vez más diestro de las proximidades funcio-
comparada con la riqueza que exhiben los burgueses? Tratan- nales' de las distancias sociales y de las movili dades indivi-
do, en este caso, a las personas, paliando a través del sistema duales' hay un momento en que nuestra visión se nubla y
de protección social la situación de necesidad en que se parece como si alguien hubiera cambiado subrepticiamente
encuentran cuando no pueden trabaj ar a causa de un acciden- la película y la mente tardara en percatarse de ello, porque la
te. de una enfermedad, de la edad o del paro. Y, por último, historia que se desarrolla ante nuestros ojos parece, en bas-
¿cómo evitar que esa segregación entre las clases pobres y las tantes aspectos, continuación de la anterior. La sociedad se ha
clases acaudaladas no re avive en las mentes las iras que apaga- urbanizado por completo, el desarrollo de las clases medias
ba en los corazones? Posibilitando una continuidad entre las ha sido notable y los conflictos de clase han perdido intensi-
distintas condiciones sociales, vinculando la mejora en la dad: esto es lo que aparece como prolongación directa de la
condición de los más pobres -gTacias al trabajo, al ahorro o historia del progreso social que triunfa sobre el drama huma-
al éxito académico- con la movilidad espacial, y logrando que no. Sin embargo. hay varios elementos que perturban esta
,....
28 JACOUES DONZELOT LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 29

continuidad de la visión, entre ellos, y el más importante. la tro de esa gigantesca clase media en la que parecía haberse
inseguridad, qLleregresa bajo su doble forma civil y social. En convertido la sociedad, haciendo que aparezca una división
los últimos veinte años, la delincuencia)' la violencia se han entre los qLlevan a disfrutar de la centralidad urbana y quie-
duplicado o triplicado, según los países, a la vez qL1ela preca- nes se establecerán voluntaria u obligatoriamente en el área
rización del trabajo ha tornado más frágil la condición de los periurbana. Todo esto ocurre como si los anteriores mecanis-
asalariados, en particular la de los menos cualificados, que mos de unificación de la sociedad hubieran invertido sus
hasta ahora podían pensar que era posible intercambiar su efectos bajo el manto de una urbanización generalizada. Entre
docilidad por un crecimiento continuado de su protección los polígonos de viviendas sociales y los barrios «bien».
social. Ambos problemas son de sobra conocidos por los pasando por las urbanizaciones de clase media, existía un
expertos y reconocidos por los políticos, y han dado lugar a la camino que apuntaba a una posibilidad de tránsito entre
-------puesta en r;;-á~chade programa-s deactua-ciónesp-eCla1es sobre -.--. ------- .-.--- - -üÍ1 espacio y'otro, apoyándose de alguna manera en la distan-
zonas urbanas desfavorecidas. tomadas de nuevo por la delin- cia relativa qLlelos separaba para crear una dinámica positiva.
cuencia. Asimismo, han dado pie a la búsqueda de una refor- La pacificación que proporcionaba la separación funcionaba
ma del derecho laboral que permita conciliar la flexibilidad como condición para el ascenso. Hoy, sin embargo, ¿no ocu-
requerida por una economía globalizada y la necesidad de rre en buena medida lo contrario? La distancia (entre los
seguridad de los asalariados en lo que a su acceso al empleo se polígonos de viviendas sociales)' las urbanizaciones periur-
refiere. ¿Por qué ver, entonces, en estas dificultades recien- banas, porun lado.y entre éstas y los centros gentrificados de
tes algo más que un obstáculo provisional en el proceso de las grandes ciudades por otro) es percibida como el rechazo
unificación de la sociedad en y por la ciudad? Porque la con- de uno de los mundos por parte del otro, lo que alimenta el
tinuidad de las condiciones sociales, gracias a la promoción resentimiento)' las fricciones, la sensación de no pertenecer
regular de los elementos más meritorios de la sociedad indus- a la mi.sma ciudad, o a la misma sociedad. En lugar de un
trial, ha sido sustituida por una lógica de separación que des- movimiento único y unificador de los espacios urbanos asis-
hace la unidad relativa de la sociedad urbana. Separación qLle timos al advenimiento de una ciudad de tres velocidades defi-
no sólo se produce entre el sector más pobre de la sociedad ni da por la relegación de los polígonos residenciales y la
-constituido por esos «excluidos» relegados a los antiguos periurbanización de las clases medias, que temen la proximi-
barrios de viviendas sociales, qLlea menudo se han converti- dad de los «excluidos» mientras se sienten «olvidadas» por
do en lugares de abandono social- y el resto de la sociedad, la elite de los «ganadores» que se dedica a invertir en el pro-
sino que también hace mella en la continuidad existente den- ceso de gentrificación de los centros históricos.

-
30 JACOUES DONZELOT
- LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 31

Nos zustaria mostrar cómo Sé concreta esta nípartición de partiendo de aquello que simbolizó con mas fuerza la preten-
la ciudad caracterizando la manera de ser propia de cada una sión de reunir armoniosamente los distintos elementos de la
de esas tres entidades urbanas, es decir. hacer un trabajo de sociedad mediante UD urbanismo voluntarista, esto es. los
topología urbana señalando las particularidades de cada uno «grandes polígonos» residenciales y las «nuevas ciudades»:
de esos lugares. No damos cuenta aquí de investigaciones Ideados ambos en un momento en el que la confianza en la
empíricas. dada la considerable variedad de formas sociales y capacidad del progreso para acortar las distancias sociales y
urbanas a las que pueden estar asociados los términos «rele- reducir la conflictividad estaba en un punto álgido (del que
gaeión». «periurbanización» y «gentrificación». Lo que pro- parece haberse producido un alejamiento irremediable des-
ponemos se encuentra más relacionado con un método ideal- de entonces), el primero de esos modelos de urbanización ha
r .. típico con el que se trata de extraer, a propósito de cada una de asistido al total desvanecimiento del sueño que acompañó a
esas formas y a través de lo que las distingue. un principio su fundación, y con el segundo ha ocurrido en gran medida lo
de inteligibilidad que permita comprender el impacto de esa mismo. Y no se trata de que esas creaciones fueran meros
lógica de separación que opera en la ciudad. Así pues, vamos a caprichos tecnocráticos de unos arquitectos perturbados,
describir cada uno de esos lugares a partir de cuatro elementos puesto que en sus inicios hallaron un eco real en la sociedad.
que pueden mostrar lo que los caracteriza y a la vez lo cfueali- Esos g1'andes polígonos destinados a alojar en condiciones de
menta su ruptura con los otros dos. Primero. una manera de relativa igualdad a toda clase de empleados, «desde lobrero
estar «entre sí» en esos lugares: segundo. la actitud respecto al asalariado hasta el ingeniero», según la fórmula acuñada,
movimiento y a la seguridad o inseguridad que acompañan a lograron sus objetivos gracias al atractivo de unos piso con-
cada tipo de «entre sí»; tercero, la relación que en cada caso se fortahles que proporcionaban una alternativa a la estrechez
establece con la educación, toda vez que la escuela se ha con- de las viviendas del centro urbano, a una movilidad liberada
vertido en el vehículo de la movilidad social; y, por último, su en espacios funcionales frente al encierro en las apretadas
eficacia, es decir, lo que en cada caso se trata de conseguir. calles de la ciudad vieja, a la seguridad sanitaria y social que
implicaba ese alejamiento de la urbe y sus tormentos y, por
último, a la promesa de disponer de los equipamientos esco-
LA RELEGACIÓN lares, sociales y culturales que acompañaban a ese tipo de
urbanizaciones. Las clases medias acudieron con la misma
Para describir el proeeso de separación que afecta a la ciudad disposición que las clases populares, )' nada indica que ese
desde hace veinticinco años, lo mejor es observar sus efectos equilibrio no se hubiera mantenido, de uno u otro modo, si

3J
p
.,
'~ ..•.
I
.1
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 33
JACQUES DONZELOT
32

las condiciones no hubiesen cambiado, aunque sólo fuera chas e incluso sufre ante la perspectiva de marcharse cuando
3
por la vocación que tenían esos pisos de alquiler de servir de aparece una posibilidad de mejora ¿Por qué insistir, pues,
primera vivienda a matrimonios jóvenes con independen- en esa dimensión obligada de su relación? Porque los habi-
cia de sus ingresos. Sin embargo, la fuerte reducción en el tantes de esos barrios en los que predominan las minorias
empleo industrial de baja o nula cualificación, el paro resul- étnicas se encuentran de algún modo atrapados en una doble
tante, el modo en que éste afectó sobre todo a los nuevos exigencia: una. tácita, es la de tener que seguir viviendo unos
ínmigrantes. la oportunidad que por su carácter público con otros; la otra, ex-plícita, es la de evitar constituirse en un
representaban los polígonos para alojar a una clientela pobre nosotros que pueda hacer demasiado patente lo que tienen en
y poco apreciada por los propietarios individuales debido a común. y, en efecto, por una parte están ahí a causa de sus
sus características étnicas, la imagen negativa que se asoció orígenes. de esas costumbres propias que irritan a los fran-
a esos grandes polígonos y la consiguiente «huida» de las ceses de origen, de la necesidad de «sacrificar» para ellos
clases medias, hicieron que esas nuevas formas urbanas deja- una parte del parque de viviendas sociales si se quiere que
ran de ser la ilustración de una modernidad voluntaria para la otra siga siendo atractiva para las clases medias bajas; por
adquirir un carácter ahuyentador, y que de ser símbolos de otra, saben que en Francia no pueden apoyarse en sus oríge-
agregación pasaran a serlo de relegación y aislamiento. nes. su cultura y su religión para formar sociedad a partir de
Los habitantes de los polígonos residenciales forman una estos elementos de afinidad, salvo que quieran colocarse en
sociedad particular marcada por la naturaLeza obLigada de su una posición de ruptura con la República.
relación, en la medida en que el papel de la libre elección en Para ilustrar los efectos de esa doble presión que se ejerce
la constitución de su vecindad es mínimo. Están ahí porque sobre los habitantes de los polígonos residenciales, lo mejor
no pueden estar en otro sitio, y no eligen en absoluto la com- es fijarse en la sucesión de tres hitos que han marcado la his-
pañía de sus vecinos, lo que no sig11ificaque no haya movili- toria de las periferias urbanas francesas a lo largo del último
dad en esta población ni que sus relaciones no puedan tener cuatro de siglo: la marcha de los beurs 4 a principios de los
alguna dimensión electiva, algún calor. Estudios cualificados años ochenta, el aumento intensivo de distintos tipos de trá-

han demostrado que, incluso en los polígonos más estigmati- fico ilegal en los años noventa y, por último, las manifestacio-
zados' si bien hay una parte de los habitantes que percibe el
3 Pienso, en concreto, en B. Allen, «Les Tarterets. un quartier daccueil?».
hecho de vivir allí como una deshonra, existe otra. no menos LesAnnale.s de la recherche urbaine. 94 (2003).
importante, que lo hace suyo y lo convi.erte en una parte posi- 4 Término de uso común en francés para designar a los ciudadanos de ori-
gen árabe. [N. T.]
tiva de su identidad, entabla relaciones de vecindad estre-

33
-
JACOUES DONZELOT
- LA CIUDAD DE TRES VELOC!DADES 35
34

nes islamistas a principios de la década de zoco. El primero coches, por el dinero que se exhibe. que se consigue rápida-

de estos hitos corresponde a un momento de esperanza, ya mente)' se gasta del mismo modo. o se invierte en los países

que el objetivo de la marcha en cuestión era hacer ver el deseo de origen para cosechar allí la sensación de que uno cuenta
para los demás".
de integración de los llamados inmigrantes de segunda gene-
ración. poniendo de relieve la voluntad de asumir sus oríge- El tercer hito, el del velo y la afirmación identitaria a tra-

nes y. a la vez. su acercamiento a la sociedad francesa. Su pos- vés de la religión, enlaza con esa equiparación cada vez más

tura se resumiría en estas palabras: «Nos sentimos relegados frecuente de inmigración y delincuencia, y trata de dar una
en nuestros barrios a causa de nuestra pertenencia étnica. solución que al mismo tiempo se haga eco del sentimiento de

Queremos que la sociedad nos tenga en cuenta. ser parte de rechazo, que se ha hecho mayor a medida que se ha ido exten-

ella en lugar de acampar ante sus puertas. Podemos aportar diendo la imagen que pr senta al inmigrante como fuente de

nuestra energía de emigrantes y el enri.quecimiento colectivo inmoralidad. La campaña electoral de '400'4 giró en su totali-

que produce siempre la mezcla de colores y culturas». Esta dad sobre el asunto de la inseguridad asociada a los inmigran-

declaración no obtuvo ninguna respuesta convincente. a juz- tes y la crítica a los barrios «al margen de la ley» donde viven.

gar por los disturbios desesperados que estallaron en los a110S La necesidad de reconocimiento de la población concernida

noventa y. sobre todo. por el aumento de la delincuencia y el vuelve a adquirir entonces una dimensión colectiva, pero esta
vez serán las chicas.y no los chicos. quienes tomen las calles)'
trapicheo a lo largo del decenio siguiente.
Ése es el seg1mdo hito. el de la delincuencia y la búsqueda los establecimientos públicos. Ya no se expresarán en nombre

individual de reconocimiento. ¿Es una delincuencia por de los valores de la integración sino en el de los de su cultura de

necesidad. un simple efecto del paro? En absoluto. Si intenta- origen, como si estuvieran en peligro de extinción. Lo que

mos comprender esos tráficos ilegales mediante las justifica- cuenta ya no es la autoafirmación individual sino la demostra-

ciones que dan sus autores. nos encontraremos ante una bús- ción de la propia sumisión a los valores de la religión islámi-

queda de reconocimiento más que ante la satisfacción de un ea, encargada de resaltar la línea de división entre la cultura

estado de necesidad material. R.etomando a Hugues Lagrange de la población inmigrada y la sociedad. El velo, por ostensi-
ble. impide que se censure la falta de moral en el inmigrante,
y, a través de él. el análisis hegeliano. podría decirse que. a
'falta de ese reconocimiento del que gozan a priori todos los pero se corre el riesgo -buscado- de recibir una condena

miembros de la sociedad en un Estado de derecho, los delin- republicana por regresión cornunitarista. Se pasa así de la

cuentes en cuestión buscan procurarse un reconocimiento a


5 el'.H. Lagrange, De /'affrontement ó l'esq¡tive. París. Syros. :<001.
posteriori. que deriva del prestigio proporcionado por joyas y

3Ll
36
JACQUES DONZELOT
-- LA CIUDAD DE TRES VELOCID.A,DES 37

lo que supone un contrapeso inmediato a esas de '


voluntad de salir de la relegación espacial que se sufre por un nes do' L mosrracio-
e una mayor tolerancia de las. difeel"enClas
' co
motivo étnico no reconocido a la decisión de aSUlnir eso que
de observar en Inglaterra D " mo se pue-
, e este modo ' la 1'e 1a tirva confianza
,
provoca el rechazo, aun a riesgo de cosechar más rechazos L

todavía, pero sólo corriendo el riesgo se puede compensar la " se d a en el seno


que , ", dI'e as pertenencias étnicas parece trad -
cirseS en la conslgl11ente
' dificultad de sa'1""rrse d e ellas
. u
desvalorización de uno mismo que comporta el rechazo,
, e podna hablar largo y tendido de las v " ' -
Existe un déficit específico de las áreas suburbanas fran- mentes respectivos de 1 ' entajas e inconve-
, ,os SIstemas republicano y c .
cesas que se debe a esa mezcla tan peculiar de buena fe repu- no partí d d 1 OmU11l1a-
, ien o e a pregunta de cuál de los d " "
blicana y de hipocresía social de la que hacemos gala cuando ma más coactiva d ' <:' v<; os lleva a la for-
e <entre si». En cual u' , "'
pretendemos lograr la emancipación de las minorías étnicas como otro .im lican ," ,q iei Cd<;O, tanto uno
confinándolas en los espacios más desvalorizados, a la vez blaci P 1, un conrmarruento espacial durader el
l._as po aciones p ohr1es y,/ o de inmigración ' reciente 1 o re
que nos negamos a que sus paliicularidades sean tenidas en
nado de un ciert 'nl ' , acompa-
, o 1 e" lazo de estas pobla '-
cuenta de alg;ún modo, Ese déficit característico del mode- resto de 1 ' d cienes por parte del
aSOCIe ad S ' d .
lo de integración a la francesa, en realidad no es sino una extrañarni ' e pue e tomar como prueba de ese
lento el especuiciuo tie i " ,
variante del problema de fondo que afecta en general al con- ofrecen los b ' 'r ,. e mm ol'l,helad voiunuiriti qu e
alrluS desfavorecidos. 1 ' o·' ,
junto de los países de Europa y América del Norte, en los que cados d ' ' ;:" os estudios mas cualifi-
emuestran que el grado de movilidad d ,
la fracción más decidida de la pobreza del mundo intenta tes es muy baj o dad de sus habitan-
, comparado con el de la ls '
entrar para probar suerte, Si bien la tolerancia e},,'Plícitade las
embarg-o, no hace falta recurri S e ases medias. Sin
'- ., el.reCUlTll' a los 11' -, '
agregaciones de base étnica facilita en los países de cultura ta de ello' ' umei os para darse cuen-
, no se puede entrar ~ b ' ,
anglosajona la creación de un «nosotros», un sentido de ciente d ' en esos arrros S111 ser con s -
, e manera mas o menos rápida de lo extraño del
pelienencia susceptible de proporcionar una base social a sus
OlO aspect 1
o, e e una manerél di'~ and
" pro-
miembros, a cambio se corre el riesgo de hacer un poco más d
1 . al' rf11ede "e t
ernasiado decidida e . "pen e parece
. en contraste con la de los lurarer
profunda la separación entre ellos y la mayoría de la sociedad,
aparentan no tener prisa alg" D ' gal enos. que
Sobre todo porque esas reagrupaciones comunitarias sólo o en TU ,I,ma, esconcierta ver gente, sola
g po. parada sin razón aparente 1 '
pueden hacerse en barrios de los que han desertado las clases nes. Su mirada i t " 1 ~ en .os espacios cornu-
hles n eIpe a "y molesta' como SI' esos espacios
populares del país de acogida, y cualquier intento qu~ hagan
en suyos )' no 't ,'.' ~ ,_J

esas comunidades por n'tenderse más allá de su perímetro ~ d '" estuviesen abierto:
,,' <; a t caos 1 E- n O'e - ,1
lO as las imáaene " a 'J ' o llel al.
b' C:~ SOCIauas a estos barri - '
provoca problemas .c<fronterizos», fricciones y disturbios, ya la cuestión d 1 '_ _ " os ponen de relieve
que está en juego el valor mercantil de los l)arrios limítrofes, e la inmovilidad. empezand por las carreras de

36
-~~-------_._~---_ _-
..

-_._---._--- ,......

LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES


JACQUES [)ONZELOí'
38

coehe:~. que se iniciaron en 1981 en el barrio de MingJettes y transportes públicos. corno es sabido. no escapan a esa inse-
se repiten desde entonef'::;. siguiendo un rit1.1al estahlecido. g·uridad. En definitiva. el espacio común no es -va no- un
en los ~-;uburbios de algunas ciurlades como Estrasburgo. lugar en el que se pueda estar a gusto solo, JUnto a ios demás.
Robar coches. dar vueltas a toda velocidad por el harrio y pudiendo mirarles, recurrir a ellos en caso de necesidad.
luego quemarlos, ¿no es un modo de mvernr el movimiento. sentir su distancia) En el exterior sólo se
su disponibilidad.
de reducirlo a la nada'? La mi.sma fuerza tiene en este aspec- puede estar a gusTO en grupo. en banda. y si se quiere estar
to la imagen de los portales ocupados por grupoS de jóvenes solo hay que quedarse en casa. Se vive. por tanto. o bien refu-
y salidas de los vecinos.
-',r------.--:S~l~.
que opo~ell su inercia a las entradas giado en el aislamiento o bien confundido en la aglomera-
n~e~nñtJ~aalf:'g~.o).,'I:co~quCfi'f~í'!,~a~a~dfte~S~1 . .?~I pando de esa aprop ia ci n cu asi mafiosa del te:-
•••••ij""l;¡,.l..í!•• ';¡¡e.J:.;·iJ:nlJn:l:l1~Ó~}T1i·lLID1~0~S~O~I11.>
O~S~13MCt.Iljilii~@I1i ~c~·i2ólll~

ll¡,.· ó

tanto esas imágenes mediáticas como el encierro de los veci- rritorio que se da en aquellos lugares en los que sólo reina
'~"Jl~ nos en las viviendas, el afán por estar en casa con la puerta la ley del más fuerte. Lo que desaparece es precisamente la
'~," cerrada, como si salir, moverse. ir a otro lugar y volver fuese posi~ilidad de estar ligado a los otros y no obstante separado
;1 una prueb, que 1, gente" ;,npusie" lo menos posible. de ellos, como están quienes se disponen a uno y otro lado de
..';t. En los pobgonos de viviendas sociales Tefugiarse en casa una mesa, según la metáfora que emplea Hannah Arendr par2
"1 se irnpone en la medida en que Iwbl.a.r de espacios COllumes es describir el principio del espacio público 7.

habln)" de i.nseguridad. Tanto en los pOTtales de los bloques «Entre sí» obligado. espectáculo de inmovilidad volun-
como en las entradas de los centros r:-seolares, los aparca- taria, inseguridad de los espacios comunes: los territorios de
mientas de residentes o los de las superficies comerciales, la relegación son dignos de tal nombre. ¿Por qué su situación
entrar o salir implica expo lerse" diversos riesgos, desde la parece eternizarse más allá de los esfuerzos de los pode-
habitual mala educación a la ex'torsión metódica o al robo del res públicos? Está clara la coyuntura de crisis del empleo rrue
-1 e o sí hay provocó la d O' - d . c ; 1 - 1
coche. Naturalmente. no siempre ocurre o peor. P 1 J . eula aClO11e e esos lugares y la concentración
una franja del día más problemática , que empieza al anoche- de la pobreza. pero desde entonces ha ü."rumpido un nuevo
cer. A la inmovilida d, se agrega asi' e1 aIS
. 1amier. rto ."11or"1.-
m1e es orden • que ha traído
él J 1Jues t os dee tra
trahai
Ja)o susceptibles de susri-
cornplicado invitar a cenar a gente d e .c ruera sa 1JL .ende . que tuir al meno S en par t e, a 1os que se perdieron en la industria:
1,

cuanclo tengan que volver a sus casas lo harán con mie o ; os


. d b 1 1os emp 1eos de servicios, muchos de los cuales requieren
escasa cualificación. ¿Por qué esta redistribución. Que atra-
6 D. Pevrat. <. Habiter. Cohabite!. L~ ,,~cl1nté dans le logement social>'>. viesa toda la sociedad, no alcanza también a esas zonas de la
informe 3 }.larie :"lüdle LteUfJTl3.11l1. Se.:retario de Esrado de Hacienda.
"" H. Arendt. La co11(1,Holl de nlOmme mode17le. París. Calman Lévy. 1'160.
París. 2001.

s.

b
·_-----_._---_.

?'~-I•••••••••••••••••••• -------------------------------~-
F

40 JACQUES DONZEl.OT
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES

ciudad? ¿Qué fatalidad pesa sobre esos polígonos residencia-


exterior, los indispensables lazos débiles que Son Contrapar-
les? Los autores de un reciente informe del Consej o de Análi-
tida de los lazos fuertes que se establecen con el emorno más
sis Económico adelantan la idea de una hiperestesia espacial
próximo. segun la teoría del capital de Putnam) ~),y también de
para explicar el déficit persistente que producen los efectos de
esas «competencias sociales» que los empleos de servicios
la coyuntura de crisis en esos lugares, más allá de su motivo
requieren, ya que no sólo Son más difíciles de adquirir para
origi-nal.Y ello por tres razones que están en con~onancia con
una población recién inmigracla sino que. además. es más
los rasgos con los que los hemos caracterizado ": un primer
difícil que se las reconozcan. Es a,fuí donde la natural eza obli-
elemento a tener en cuenta, según ellos, es la distancia espa-
gada del «entre sí» de los habitantes de los polígonos se hace
cial que se ha creado entre estas zonas)' los empleos disponi-
más nociva, ya que no les 1 ermite crear lazos fuertes entre
bles. Éstos se sitúan más lejos que los antiguos puestos de
ellos ni vínculos eficaces Con el exterior, Es complicado crear
trabajo industriales, su localización varía en función de la
una solidaridad vecinal fuerte entre personas cuyas vivi nda
precariedad de las contrataciones y los transportes colectivos
le han sido asig11adasde un modo tan burocráti~o, y aún más
no son un medio de desplazamiento suficientemente rápido y
difícil es para ellas establecer contactos útiles con el e:A'1erior
barato, todo lo cual hace que la lejanía tenga un coste añadido
ya que la fuerza de los «lazos débiles» descansa sobre la exis-
desalentador. Este problema de la distancia entre hábitat
tencia de «lazos fuertes» Por último, interviene la distancia
)' puesto de trabajo se. conoce mejor a partir de la fórmula
legal con el resto de la ciudad, que tiene que ver con la apari-
acuñada en Estados Unidos en los años sesenta: el Spa.tiCLI,
ción de una economía sumergida que utiliza el barrio y su ais-
mismctci, (literalmente. desfase espacial) explica bien ese
lamiento como recurso. Poco expuesto a las miradas de los
espectáculo de inmovilidad que ofrecen a menudo las áreas
extraños, el barrio permite a sus habitantes desarrollar activi-
suburbanas, fruto de la renuncia él moverse hacia empleos
dades al margen de la ley (trabajo negro) o decididamente
que. teniendo en cuenta los gastos de desplazamiento, no son
fuera de ella (tráficos ilegales de diversas clases), En este caso
mucho más rentables que los subsidios de desempleo o las
lo que va a la par on esa dimensión de hiperestesia espacial
ayudas sociales, y fruto también de la distancia social respecto
es la inseguridad del barrio, de unos espacios comunes que
~ empleo. En definitiva, es producto de una doble carencia: la
dIsuaden al extraüo de aventurarse en ellos.
falta de contactos que transmitan información sobre las opor-
. Reducir esta triple distancia espacial. social y legal que
tnnidades laborales (las redes de conexión entre el barrio y el
alImenta el aislamiento de los barrios desfavoreciclos, ¿no es
8 J.-P. Fitoussi. RClpporl sur la. ségregotioll I/r¡Jo,me er l'inrep'GtlOll soclole,
París. CAE. 2003.
9 R. Putnam, B01L1ingAlúne, Nue\'a York. Simon ancl Shuster. 2006.

L\O
I../J
b _
42 JACQUES DONZELOT
."-~---'
LA C¡UDAD DE TPES VELOCíDt-.DU:

1':"11 primer lugar.)' especialmente. Tarea de la escuela, sobre . l· ..•.• _


Tlvas es ,a 1111l1ú\'lJldad Li 1'3"0',
.L "'~L~
el" f"''' Ü ercis
'"...... l.", le
" es
llu l1fic
todo ahora que el nuevo modelo de int e3Tación social requie-
ausencia de intti'(~s inlrínseca ' '-de ]r.~
.o.r c
alll1'J'n~s por 1'"
... ~ L_U· 1) 1 (P,V- ~f if~
'
re: un dominio del lenguaje y de las relaciones con los demás enseña, :;i110U11«. falta de cOl1fiallza e,'-, <-11'-)" '1'1'S111-'"'- - ., ~
-, ,. qu e se
l w • L·. ,):,;.
mucho mayor rrJe el que exigid la industria Iordista? Sí. pero
traduce el] una impaciellcia extrem». en el deseo de que el
a la escuela le cuesta asumir ese papel porque recoge todos los
más mínimo esfuerzo sea rec-oml')en,,~do
,·_c
l·l-Y·'f-d¡·a+a
L.11 ~ ,111.::nt f _I'a
efectos negativos engendrados por el «entre sí» forzado, la une rerruiere esforzarse arrl'ecg'a¡'se 11'd<'" "11~'1 1, .
.! "l ' . - '_\.. l· .l S n ~rt l . as CeJtfzéL3
inercia y la inseguridad qlle caracterizan a esos barrios. La
negativas que la map)rÍa de ellos Tiene en lo que a sus oponu-
naturaleza obligada del «entre sí», asociada paradójicamen-
nidades de éxito se r fiere y que. además. les p:ll'ece el modo
te a la prohibición de afirmar un «nosotros» que compense
más lúcido de ver las cosa" Exísr-. Ü,
desde Iuezo "
qUIenes se .
~. ,Áj ~ V"
o
en alguna medida la dimensión de rechazo, explica las mani-
atreven a apostar por 10 improbable: su éxito a largo plazo.
festaciones identitarias. La exhibición del velo perturba la
Pero son una d ébilminoría frente a quienes reclaman un
relación educativa por la provocación deliberada que repre-
beneficio rápido para cualquier mínima úJversi.ón que ha van
senta frente a un sistema docente seguro de sí mismo, de su
aceptado hacer en la escuela, una reeo mn1. t'.- ns••...0::a inme
.d.
"<a~"
u..1 La
calidad intrínseca, Y' por ello completamente desamparado
al menor esfuerzo realízado.v que. cuando reciben las califi-
cuando tiene que enfrentarse a ese perifollo que interpone
caciones' no quieren ver en ellas más ql'e J., Jnrueba..J •.. I .:l J .
rle "
\.c.c;:-,u
su opacidad entre las h.1CéS que el sistema cree portar y las
rechazo. y aSÍ, cuando llega el moniento en cue se reus r-
cabezas morenas que deberían recibir su unción. Además, Á 1 '
j en los boletines de calificaciones, él menudo aumentan los
esas cabezas veladas de algún modo hacen ver que las mino-
coches incendiados y otras manifestaciones emociollétles de
rías se concentran en «escuelas érnicas» .Y, así, muestran a la desdicha de los suhurbios.
las claras cuánto hay de real en esa diversidad de la que se
jacta la administración educativa. Al comportamiento impú-
dico hacia el cuerpo docente del que hacen gala esas jóvenes UPERIU1l11A):ll\CIÓN
en nombre de un pudor que +afirman+Ies exigen sus creen-
cias de origen, se añade la inseguridad de los espacios comunes, En la época de la -.' 1 d . rd . J '.
h ." u . ciuua m ustna. el tejido periurbano
que convierte los centros escolares en territorios conquista- Áecho de nej"s núcleos - , leri , b
. . - .l, .. o lJueo ennos y (¡!:" ur. anizaciones de
hles para quienes reinan en los alrededores: extorsionadores, V
n 1enda8
'. U 1í an';hélJ'''''
1 f la - 1 ." 1
.., - 1". v.o , erCJ prO.lOngaC'lOD QF: ¡os pol.ígon%
o

e-

camellos}' agresores de toda clase. Pero lo que muestra en la d e "lVlene! . J' 11 . .


. as SOCIa es. e 10nzonte probable del ascenso
escuela SlJS verdaderas caLlsas)' sus consecuencias más nega- social. Entl'e - '" 1" e ti d '. I "
'. dllUJv" lpOS. e tepe os eXISTlaUllé¡ comimúdad .


b
F
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 45
JACQUES DONZ.ELOT
44
pio. Al margen de la preocupación por el equilibrio «repu-
aunque sólo fuera a través de los lazos familiares Yde amis-
. hlicanos en la composición social de sus poblaciones, se
tad que mantenian quienes habitaban los polígonos y quie-
perfila un temor más sustancial, pues afirman que si se llega
nes habían accedido a la propiedad de una parcela: éstos
a cierto umbral de ruptura en la composición social de un
atraian a aquéllos. los arrastraban y les hacían probar de
municipio, éste pierde todo atractivo y se une al conjunto de
alguna manera la tierra prometida. Actualmente, el rechazo
terntonos desfavorecidos, a los que se aplica la gestión palia-
es más fueI1e que la atracción, ya que el miedo a que los habI-
trva de la llamada «política de la ciudad» .
tantes de los ~olígonos puedan perturbar la vida apacible de
¿Por qué son rechazados de ese modo los polígonos re si -
los chales, perjudicar la calidad de su entorno o provocar una
denciales y sus moradores por los habitantes del área periur-
caída de su valor de mercado, prima sobre el deseo de mos-
bana, teniendo en cuenta que una palie de ellos procede de
trar el éxito. la «pequeña felicidad"» alcanzada. a los que
allí~ Un elemento a tener en cuenta es, desde luego, que los
sízuen viviendo en los polígonos de viviendas sociales ..Ra
o
pohgonos se Identifican con las minorías étnicas y el males-
aparecido un principio de incompatibilidad que se traduce
tar más o menos declarado que generan. Sin embargo, parece
en el establecimiento de una frontera, de un dique con el que
qU,ela explicación habría que buscarla, más bien, en la oposi-
los residentes de los chalés contienen a los habitantes de los
cien casi estructural entre estas dos tendencias de la ciudad
polígonos. i11cluso-o precisamente- cuando comparten el
contemporánea: la relegación en barrios de viviendas socia-
mismo origen: es como si los primeros tuvi.eran la sensación
les .s,ituados dentro o fuera del casco urbano y la periurbani-
de haber escapado de un inmenso peligro y no quisieran en
zacion, que parece el reverso exacto de la primera. En efecto.
modo alguno verse de nuevo expuestos a él. Esta incompati-
los habitantes del periurbano oponen al «entre SI» forzado
bilidad no es un fenómeno secundario o provisional, sino
de los polígonos la búsqueda de un «entre sí» protector, que
que atraviesa realmente la vida de todos los municipios en
es necesario en la medida en que tienen que contar con el
los que existen polígonos residenciales Yurbanizaciones de
apoyo de un vecindario tranquilizador para poder llevar una
chalés. Para convencerse de ello basta con escuchar el dis-
vida marcada por desplazamientos importantes, tanto para ir
curso de los alcaldes de esa clase de poblaciones. Yen par-
al trabajo como para las compras. el ocio o la educación de sus
ticular en las llamadas ciudades «nuevas», cuya mayor preo-
hijos. Aquí lo que choca no es, como en los barrios de vivien-
cupación, casi obsesiva, es aumentar o almenas mantener el
das sociales, el espectáculo de una inmovilidad casi volunta-
número de sus habitantes de clase media. y reducir el riesgo de
rra, sino la omnipresencia del automóvil, la hipermovilidad
fuga provocado por la concentración de pobres «proceden-
forzada. Tampoco reina en los espacios comunes esa insegu-
tes de la inmigración» en las viviendas sociales del mUl1lCI-

,
.

••
Me e M .,
le·

,---- -~F -~----


LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 47

JAcaUES DONZELOT
46
de tal modo que concede los beneficios n '
estrictamente en fu ., d ;:, redioamhientales
ridacl de los polígonoS que empuja a sus habitantes a ence- rieron e los iuzres d .
den acceder a ellos A ' 1 tJ, os, e qtuenes preten-
rrarse en el hogar, al que prodigan cuidados proporcionales al . SI. en a reglOn d Il d
s una especialización soci a1 dIe . e e France
abandono en el que dejan los lugares con1partido ; de hecho, e os municipi . se da
que ofrece al comprad lOSpenurbanos
la situación es bien distinta, ya que si la primera preocupa- or parcelas más b
aumenta la distancia aratas a medida que
ción son los espacios y bienes privados, como lo demuestra la respecto a la capital d
menos favorecidos 1 b ' e modo qtle los
sobreabundancia de verjas Yperros g'uardianes, los espacios , os o reros cualifi d
exterior del anillo P ica os, ocupan la parte
comunes son objeto de un gran interés e incluso se tiende a la . or otro lado los i -
en el relativo aislami ,ntentos de autozestión
pro,,¡ca pn"atizac¡ón de los mismOS.justificada po, las necesi- . amiento de las parcelas no . o
pnmeras disputas entr _' . sobreviven a las
dades de seguridad. por último, si en los polígonos residen- · . . e qUlenes quieren i , .
CIOcomún)' auienes dur . invertir en el espa-
ciales la educación muestra todos los efectos negativos del ,la Ulas penas 100'ra
privado, de modo q o' CJ n pagar su espacio
e
«entre si> forzado, la inercia Yla inseguridad de los espacios ue oeneralmente l
por heredar sus prerrogati d os municipios acaban
comunes, ocurre todo lo contrario en el p eriurb ano , donde la · lvas o eheres .
ClOSviarios Cual ' en matena de servi-
escuela se beneficia de la naturaleza protectora del «entre . qmera que sea el . d .
habitantes de las' ' gl a o de mversión de los
sí» (le sus habitantes, de su preocupación por la seg;uridad de 1 areas penurbanas en 1 O' . ,

o protector es, ante tod 11 a CJestlOnmunicipal,


los equipanüentos compartidos, asi como de su tendencia a la o, e lecho de qu 1 '
medio periurbano '. ' e a instalación en el
movilidad. Además, en los polígonos la escuela acusa un défi- es garantla de sosie b .
comparación con los li go y uena vecmdad en
cit en la aplicación de la ley y el dereeho, mientras que en el 1 ' pe 19rOSde los por ' '
a intranquilidad d 1 19onos residenciales y
área periurbana refleja la búsqueda de un régi.men de favor, e os centros urban L .
pueden decidir inverti . 1 .. os, os propietarios
¿Por qué hablar de un «entre sí» proteetor a propósito · 11en e municipi '1
Comoun club de conrooi o y racerlo funcionar
de las relaciones internas de los habitantes de las áreas e copropíeta '
via calidad de su territo .: _ nos preocupados por preservar la
periu rba nas? Siu du da a sus p ioueroS les roo en parte la t ' . IIO, J eservar el dere h d ..
raves de criterios d .c o e admisión a
imagen del pueblo, de una comunidad unida por el apoyo · e construcción e 'o' 10 .
ciar a esa clase d ,XICJentes ,o bien renun-
mutuo y el calor colectivo; en los anos setenta las urbaniza- e compromlso v
traciones locales e h .' esperar a que las adminis-
ciones de chalés tenían para sus habitantes cierto aire de mas de ecui . scuc en .' sus m .
-i .leJas y resuelvan los proble-

falansterio. Sin eml)argo, el sueño bucólico Yla excitación rl parmentos, o también' mstaíarse
1
10 E. Chal' en un auténtico
comunitaria no sobre\:1.vieron a la época de los fundadores. ya
. .Les nssus péen.- lIT b al11s
mun it'les.mes, . a i fsa e . 1
informe para el Mini " fran . 1 r . .p' e a a menoce des gared com-
que para disfrutar de un ambiente natural hay que regirse sterio oe Hacienda. París, PUCA , 20 ",'J·..1.

cada vez más por las reglas de un mercado que se organiza

46 ~
----
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 49
JACQUES DONZELOT
48
bajo lejos de casa, centros de interés cultural y de ocio situados
. b 'la vida municipal
. to al centro ur ano ya. . en otras direcciones, y amistades diseminadas por todas par-
aislalUlento respec di y redes proplÜS
r disfrutar de los me lOS. . tes. Esta «ciudad emergente» es una «ciudad de la opción» y
local, optando po . 1 blemas de equipalmen-
1 por sí mlsmQs os pro una «ciudad móvil» que emancipa a sus habitantes de las
para reso ver . ., d territorio periurbano
" 1 la pOSlClOn e un obligaciones inherentes al barrio de la ciudad de antaño. qtle
tOS . Sea cua sea ibili d d s que ofrece la relación
d'f " ntes 'pOSI I I a e libera el juego de las oportunidades y las afinidades del yugo
dentro de las 1 el e ., " «entre sí» protector
1 ,' 1 preocupaclÜn pOI un de las pertenencias socio espaciales l~. Pero esta libertad nue-
con lo po ItlCO, a . . ble que compar-
. . do el componente de base llwana va se paga con una doble dependencia: por una parte, frente a
Sigue SIen .
ten todas las opciones. . "banización está pre- los medios de transporte, por otra, frente a las garantías de
En todas las modalidades de penm " al o ue se tranquilidad que ofrezca el lugar donde se vive. Por lo que
, de un «entre sí» protectol, e g q
toca al primer punto, de entrada hay que disponer de dos o, lo
sente la busqueda l oue i ega el desplazamien-
. " 1 apel fundamenta que]u . " que es aún más frecuente, de tres vehículos. Influye también
explica pOI e p . h.'b·tat natural que, pOI
d de vida radIcado en un a I la calidad de las vías de desplazamiento, así como la existen-
to en un mo o .' t' dispuesto a aceptar un
1 '1 e conSHfue SIse es a cia o no de un medio de transporte público que sirva de alter-
lo genera, so o S D d 1 abai o como de los centros
1 . miento tanto e tr a] nativa más ventajosa o para casos de emergencia. Por último, y
importante a e)a' d ia) Vivir en un área
. ( 1 nos los de secun arta . sobre todo, cuenta la lejanía de los servicios: la distancia a la
educatIVOS a me" 1 npo> sino también
. . t larse no solo «en e cal que se puede encontrar un buen liceo, la posibilidad o impo-
penurbana es ms a. ' de fluidez, opuesta a
. . te>: la Imagen es aqul . sibilidad de ir por la noche al centro de la ciudad y volver sin
«en el mOVllmen o , .' 1 Ahora bien. uno no
. 1 l'g'onos reSIdenCIa es. que ello se convierta en una expedición excesivamente agota-
la inerCla de os po I . en la medida en que
. '1 uente del hogar S1110 dora ... Tratándose de la tranquilidad del lugar de residencia,
se aleja tranqul al. tector proporcionan-
t gldo y ser pro. , es necesario poder contar con la seguridad de las protecciones
éste parezca estar pro e . T da para poder ir a
base lo bastante so I contra el robo, con la vigilancia de los vecinos, con su eventual
do de este mo d o unan temor a que algo
.' haci otros tipos de gente SI preocupación por la casa o los hijos de uno en caso de ausen-
otros SItiOS, acia . d 1 d 1hogar. Con la periur-
. intecrnda o a e cia, para que la angustia no acabe con el placer del desplaza-
1
amenace a propia b . d d na ciudad de opcio-
., nueva cm a ,u miento. Es difícil saber qué hace más atractivo el periurbano,
banizacIon emerge una . der a puestos de tra-
n Ia rrue la movilidad permIte acce . si el alejamiento o la movilidad, ya que anillos elementos guar-
nes. e '1."
. t ain d'aventure
. 11 cré« Le periurbau1. en 12 Y. Chala s )' G. Dubois- Taine. La vil/e émelgen.te, La Tour d'Aigue, Editions
11 M. C. ]aillet, 1. Brevard'y 1. oUt>'?» PouI,oi.rs LOCGlLX. 56 ¡(marzo de
politique pour les classes moyennes. . delAuhe.199?-

2003), pp 25-29'

b
LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 51
JACQUES DONZELOT
50

entrar en la zona quien no sea residente o proveedor de ser-


dan entre sí una relación de absoluta reciprocidad. Lo que sí es
vicios, y a veces en pivotes y barreras, incluso en las calles que
seguro es que la insuficiencia de medios de desplazamiento
atraviesan las urbanizaciones. Se trata de reducir los riesgos
y/o el miedo a la inseg,uridad en el hogar se pagan caros.
ligados a una circulación excesiva, las molestias sonoras, los
En las últimas consultas electorales se ha podido consta-
desórdenes que puedan resultar de la irrupción de descono-
tar un fuerte crecimiento del voto de castigo en el sector
cidos, de personas «que no tienen nada que hacer aquí». Es
periurbano 13. ¿Cómo pueden las clases medias que lo habitan
decir, 10 que podría llamarse una privatización de los espacios
dar crédito a un discurso que esgrime el tema de la ínseguri-
comunes, una voluntad de prolongar en ellos la quietud del
dad creciente y del. abandono de la gente de bien a favor de los
hogar. Al contrario de 10 que ocurre en los bloques de vivien-
inmigrantes de los polígono s y de los «progres» ricos de
das sociales, donde la gente se refugia en las casas huyendo de
los centros urbanos? Pues porque ese discurso pone el dedo
la inseguridad de los espacios comunes, en las áreas periur-
en la llaga de las dos obsesiones del periurbano: la supuesta
banas la seguridad del hogar se extiende a esos espacios
amenaza que representan para ellos los habitantes de los
comunes, De este modo, se produce y se vende con toda natu-
polígonos y el rechazo del que se sienten objeto por parte de
ralidad un «entre sí» tutela do por la seguridad de los espa-
ese sector acomodado de la población que no está som.etido a
cios privados y comunes. Es éste el sentido de las famosas
los mismos miedos y a las mismas exigencias que ellos.
gated. communities americanas. adoptadas en Francia por
Teniendo en cuenta la inversión de que son objeto, y a
algunos promotores como el grupo Monné- Decroix'".
diferencia de lo que ocurre en los barrios de viviendas socia-
¿Cómo interpretar esta tendencia a la privatización de
les, la sensación de inseguridad atañe sobre todo a los espa-
los espacios comunes. que afecta no s610 a las viviendas uni-
cios privados. Esta preocupación se traduce en una supera-
familiares sino también a las residencias colectivas? Es ten-
bundancia de verjas que rodean el más pequeño y en
jardín,
tador ver en ello el efecto de un repliegue defensivo de UDa
perros gllardianes que ladran a cualquiera que pase: unas y
parte de la sociedad frente a la otra, una manera de colocarse
otros forman palie de la imagen negativa de la periferia pari-
fuera de la sociedad, de sustraerse a las reglas comunes
sina. A esta defensa de los espacios privados se ha añadido en
apropiándose colectivamente de un espacio. Sin embargo,
los últimos y de manera cada vez más notoria una
diez años
esta lectura tiene más que ver con el efecto que estas medi-
defensa de los espacios COIl1.Unes:las vías de paso y los equi-
pamientos colectivos de los chalés. Esta protección se plasma 14 El promotor MOIll1é- Decroix es. en Francia, el mayor productor de resi-
en calles en forma de U, que hacen que no tenga por qué deucias de alta seguridad. Ha desarrollado su oferta particularmente en
la región de Toulouse.
13 E. Charmes. Les nssus pé¡i-urba,ins fran9ais ... op. cit. 5 J


b
r
p
52 JACOUES DONZELOT LA CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 53

das producen en los transeúntes, sobre todo en quienes la que da acceso en el marco de estas nuevas fórmulas, como
viven en otros tipos de espacios urbanos, que con las razo- si de un ticket de entrada se tratara, ni más ni menos. Consi-
nes que efectivamente mueven a quienes buscan o venden derados a la luz de este análisis, los mecanismos de cierre
este tipo de producto'5 Eric Charmes señala que tendemos a y de privatización de esas nuevas áreas residenciales apare-
ver en esas formas de autoprotección un afán por crear una cen como la realización, sin disimulo ni complicaciones
sociedad cenada sobre si misma, algo que no confirma en inútiles -como consecuencia del progreso económico, en
absoluto un análisis cuidadoso de las razones que dan los cierta medida-, del proyecto inherente a la tendencia de
interesados: el deseo de tranquilidad no llega basta el extre- las áreas periurbanas que consiste en comprar un entorno
mo de desear un auténtico encierro, y mucho menos supone protector, pero liberado ahora de la tarea de producirlo o
un racismo más o menos declarado hacia los habitantes de coproducirlo, es decir, descargado de la inversión relacional
los polígonos y la amenaza que representan. ¿Cómo inter- que ello requeriría y cuyo resultado es siempre incierto.
pretar entonces la proliferación de esas fórmulas más o La cuestión del acceso, tal y como la teoriza Rilkin, arroja
menos cerradas de residencias colectivas? .T eremy Itifkin luz sobre la relación que los habitantes de las áreas periurba-
hace a este respecto un análisis particularmente sugestivo. nas establecen con la seguridad, pero también con los servi-
Muestra, en efecto, cómo dichas fórmulas se inscriben en el cios en su conjunto y particularmente con la escuela, ya que
marco mucho más general de una sustitución de la lógica de en este último caso todo gira alrededor del acceso, que hay
la propiedad p.or la del acceso: la propiedad, en sentido que preservar allí donde ya existe)' posibilitar en otros luga-
estricto, de una casa tranquiliza e inquieta al mismo tiempo. res. En efecto, la escuela combina los beneficios de los rasgos
Hay que protegerla, velar por ella, para disfrutar de la segu- característicos del hábitat periurbano que hemos podido
ridad que procura. Pero si esa seguridad es el bien del que se delimitar: un «entre sí» protector, una tendencia al movi-
quiere disfrutar, ¿por qué no comprarla directamente de miento yuna privatización de los espacios comunes con el fin
algún modo en forma de acceso a un lugar protegido, que de hacerlos más seguros. A modo de ilustración puede
dispensa servicios estrictamente reservados a quienes han tomarse la reciente investigación dirigida por Eric Charmes
pagado la entrada? De esta manera, lo que se quiere proteger sobre las relaciones de cierre y apertura en las áreas periur-
con un arsenal de medios de vigilancia ya no es la propiedad banas,6. Su trabajo se ha centrado en un pequeño municipio
-que pasa, pues, a un segundo plano -, sino la tranquilidad a de 4.600 habitantes llamado Coubron, que tiene la particula-
ridad de ser uno de los más prósperos en un departamento
15 J. Rifkin, La era del acceso. La revolución de la. nu.evCt economía. Barcelona.
Paidós.uoco. 16 E. Charmes. Les nssus pén-llrba.illsfmn~ais ... , oj!. cit.
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famoso por sus problemas sociales. el de Seine-Saint- Denis. sus beneficiarios un privilegio que. además. es buscado.
Otra de sus características es que linda con dos municipios apreciado y defendido en mayor medida por aquellas familias
que figuran entre las ovejas negns del departamento, Clichy- que lo percibían como una barrera cuando se encontraban al
sous-Bois y Montfermeil, de los que de hecho procede un otro lado de la mi sma. He aquí lo~ efectos elel «entre sí»
porcentaje importante de los habitantes de Coubron. Estos protector sobre la escuela. La relativa privatizaci ón de los
orígenes. sin embargo, no facilitan la relación entre Coubron espacios comunes en aras de la seguridad se lleva a cabo no
)' las poblaciones vecinas. más bien podría afirmarse 10 con- sólo cerrando éstos sino también mediante la supresión. no
trario' pues el deseo de separación parece ser aún más fuerte menos eficaz. de cualquier ocasión, de cualquier tentación
en quienes consiguieron abandonarlas y quieren que la rup- que pueda incitar a acudir al municipio a los niños de los
tura sea total para que el esfuerzo no haya sido en vano. Para polígonos circundantes. De esta manera, en Coubron se evita
estas personas todo se decidió cuando sus hijos llegaron a la cuidadosamente construir cualquier equipamiento, por
edad escolar. Hicieron entonces un considerable sacrificio ejemplo deportivo, que pudiera atraerlos.
para invertir en la compra de una casa en ese municipio cer- En cuanto a la tendencia a la movilidad, Tan caracte-
cano pero con un suelo caro con el fin de proporcionar a sus rística de las áreas periurbanas, enseguida se aprovecha
hijos un maTCOque pudiera evitarles sufrir los prejuicios para derivar a los alumnos de secundaria hacia un insti-
inherentes a la vida en un polígono de viviendas sociales. tuto situado en un municipio vecino y con un alumnado
Como consecuencia de esa inversión se afanan más que el más selecto que el de Clichy-sous - Bois, que es el que les
resto de familias del municipio en vetar el acceso al mismo correspondería de acuerdo con el mapa escolar. Ese insti-
a recién llegados que pudieran no estar especialmente tuto de Clichy- sous - Bois podría haberse construido per-
motivados en preservar su calidad. En Coubron las familias fectamente en Coubron. pero ello habria supuesto mezclar
presionan a los cargos públicos para que rechacen cualquier a los alumnos de ambas localidades; por eso, la adminis-
iniciativa legal que permita a los niños de las viviendas tración optó por una formula que supone para los padres
sociales matricularse en sus escuelas. La adquisición de una un mayor gasto en desplazamientos pero asegura una bue-
vivienda equivale a comprar una entrada para acceder a un na escolarización para sus hijos. En definitiva, el acceso es
colegio protegido: por consiguiente. se niega dicho acceso a un arte cuyos beneficios se extraen cuanto mejor se saben
quienes no lo han pagado. El «mapa escolar» " reserva así a utilizar las barreras administrativas y las decisiones políti-
1, Que obliga a que los niños sean e~colariz"dr;s en el centro mas próximo a
cas en provecho propio y contra aquellos a quienes se quie-
su domicilio. [N. T.] re evitar.
S5
54 ti,

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en el que dejan una parte considerable de su tiempo Lo que
u.. GEl'ilRIFICACIÓN caracteriza a los habitantes de los centros gentrificados no es
la inmovilidad voluntaria ni la movilidad obligada, sino la
La relación que se establece entre los barrios de relegación y ubicuidad: pueden estar plenamente allí y, con la misma faci-
las áreas periurbanas está marcada por el rechazo que mani- lidad, en cualquier otro sitio, por la proximidad del lugar en
fiestan los habitantes de estas áreas frente a esos barrios de el que viven a todo lo que les importa y por la rapidez de las
los que muchos de ellos proceden. La tercera parte en discor- redes reales o virtuales que les permiten proyectarse holga-
dia la conforman las clases medias que abandonaron la ciu- damente a cualquier otro punto del orbe, al ritmo del cual
dad buscando, en un primer momento, un entorno más viven constantemente. En materia de inseguridad, no alber-
atractivo y, más tarde, una vivienda familiar suficientemente gan realmente ningún temor por sus espacios privados, ),a
grande, algo que ya no podían permitirse en los centros que el precio del suelo basta para mantener alejada a la plebe
metropolitanos a causa del aumento de los precios del suelo. de los suburbios. Tampoco se sienten amenazados en las
Paralelamente, se da en el segmento superior de esas clases calles, ya que la abundancia de comercios va acompañada de
medias un movimiento en sentido inverso de «retorno a la una vigilancia sutil, reforzada si es necesario por la no tan
ciudad» 18 (véase el título de la obra de Catherine Bidou). Este discreta policía municipal, y por la presencia, más aparatosa,
proceso de gentrificación crea un «entre sí» opuesto al de las de la policía nacional en las puertas de los numerosos edifi-
áreas periurbanas: los partidarios de ese famoso retorno a la cios públicos. La inquietud, de hecho, corresponde al modo
ciudad ya no buscan un vecindario seguro, sino más bien de presencia de esta categoría de habitantes: está n todas
valorizador; antes que a un «entre sí» protector aspiran a un palies y en ninguna, igual que ellos viven aquí y allá a la vez.
«entre sí» selectivo. Ello no sig;nifica que lo vayan pregonan- La escolaridad, por su parte, no está en absoluto condiciona-
do ni que procuren cerrar el paso a personas no gratas: no da por el deseo de acceder a un centro de enseüanza protegi-
existe ningún sistema vecinal envarado que reserve el acceso do ni por la obtención del título porque pueda abrir las puer-
a los lugares de la gentrificación a una autoproclamada elite. tas a un empleo cualificado. Lo importante aquí no es el
El «entre sí» selectivo es el producto «natural» del merca- pasaporte, cuenta mucho más la búsqueda de la mejor trayec-
do. También cambia la relación con la movilidad: no existe toria posible, ya que se lo permite lo selectivo del medio y ese
aquí la movilidad obligada de los habitantes del área periur- «don» de ubicuidad del que disfrutan.
hana, su desplazamiento permanente, ese célebre com71wting . Hablar de un «entre sí» selectivo a propósito de la gentri-
Ílcación puede parecer un contrasentido si consideramos
18 C. Bidou Zachariasen (dir.) , Herour en \'i.lte. París. Descartes et Cie. 2003.

5b ,A.--
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-p

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que los pioneros del proceso fueron, por el contrario, clases vender. Pero para que la ciudad se pudiera vender bien era
medias que regTesaron a vivir en el centro de las ciudades, en necesario librarla de sus «defectos», hacer una labor de deses-
sus partes degradadas, sin temer el contacto con 12.S clases cornbro, procurar que recuperara su belleza. reducir el ruido,
populares y movidos por un cierto g·u.§to.,pOJlo pint9~esco. el tráfico. los malos olores, los malos encuentros. La gentrif'i-
Ése era el sentido primero de la pala1\fagentrifica~i9n_~u'ando cación es el proceso que permite disfrutar de las ventajas de la
Ruth Glass la inventó en 1963. Uno de'SUs'íñejo~'es analistas, ciudad sin tener que preocuparse por sus inconvenientes.
Neil Smith, describe cómo unagentlJurbana compuesta por Genera el producto adecuado a ese deseo, pero a un coste que
"n,:Yl dirt<; v altas decidió por aquel entonces mYerti~ en atrae a quienes poseelllos medios para permitirselo a la vez

( u .. J.. .
:,"os
'¿o '9.
obreros de Londres porque le gusta-
El fenómeno fue bastante margmal
que hace desaparecer
no pueden pagado.
discretamente de la escena a quienes
Al final de este proceso, al menos en
hasta los años ochenta, asociado a la faceta bohemia de una aquellos lugares en los que parece estar en una fase avanzada.
fracción de intelectuales y artistas de las clases acomodadas se puede ver claramente el tipo de «entre sí» selectivo que
(Greenwich Víllage). Después pasó de ser una curiosidad, o produce la gentrificación, ya que quienes viven en esos espa-
incluso una anomalía local, a constituir un valor central: se cios rehabilitados son los altos ejecutivos de la globalización,
convirtió en «la» forma de estar en la ciudad, en un princi- las profesiones intelectuales superiores. Parece lógico que
pio de producción del espacio urbano, sobre todo a partir de quienes compran el producto más caro del mundo sean las
los años noventa, cuando ayuntamientos y promotores vieron personas más ricas. sí. pero también las más adaptadas al
en ella el medio de valorizar el producto del que disponían, es mismo, porque se ha hecho para ellas. Tenemos la prueba de
decir. la ciudad. esa ciudad de la que desertaban las clases esa estrecha correspondencia entre el producto y sus com-
medias porque estaba asociada a una densidad excesiva ya pradores en el modo de reconocimiento mutuo que la gentri-
molestias de toda clase. Lo que demostraban los gentrificados ficación establece entre sus beneficiarios. Se parece mucho al
i

era, sin embargo, que la ciudad seguía siendo lo que había espectáculo que dan los ganadores de un concurso de relerrea-
sido, es decir, un lugar único de concentración de oportuni- lidad, con esa alegría y ese orgullo que ingenuamente exhiben
dades de encuentro, de alianzas, de placer, que era también y por hallarse juntos y felices, sintiéndose supervivientes del
precisamente por eso un espectáculo, el mas buscado del gTan juego de la sociedad nacional .y miembros elezidos de la
tl
mundo y por tanto necesariamente el más caro si se sabía sociedad mundial.

19 Cf. N. Smith. «La gentrification comme stratégie urhaine globale», París constituye el laboratorio de la gentrificación de
Esprit. 3-4 (zooa). p. 160. las grandes ciudades francesas, como Nueva York lo fue de las
I~

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des de esta población de altos eJ'ecutivos a la últim
.. a mo d a
grandes ciudades del mundo. Los primeros responsables ~e inquieta a la derecha y por tanto a Le Figam, que denuncia
la gentrificación de los barrios centrales de París -el X, el XL «una transformación de la capital en un museo peatonal
el IX-, así como de barrios más periféricos -como algunas impoluto, vedado a la plebe)' a la gente de los suburbios» 20

partes del XXy el XII-, querían sin duda, como los promoto- El mismo periodista, Thierry Portes. llega incluso a lanzar un
res de Greenwich Village en los años sesenta, defenderlos,
grito de inquietud, tan inesperado como políticamente inte-
hacer respetar su impronta histórica e incluso su carácter resado, por el futuro de las clases populares: «¿ Quién podría
popular a través de las asociaci.ones de vecinos. Sin embaTgo,
no oír -escribe- el grito de agonía de una población de
es difícil defender a los artesanos del barrio y al mismo tiem- empleados, obreros, artistas)' trabajadores intermitentes
po quejarse del ruido de los repartidores que les llevan las harta de una ciudad en la que los precios de la vivienda están
materias primas y recogen los productos terminados. Es por las nubes? Pronto, algún día, el tranvía de los bulevares
imposible revalorizar un barrio sin atraer al mismo a quienes exteriores trazará una frontera simbólica entre esos nuevos
tienen medios de sobra para acceder a las viviendas disponi- habitantes de los suburbios)' las profesiones intelectuales
bles, provocando de este modo un alza del mercado. Sobre \
r ocupadas en la mejora de sus condiciones de vida» 2'.
todo teniendo en cuenta que los amantes de los pisos situados La relación de los habitantes de los centros con la movili-
en barrios «populares» no faltan en una capital en la que dad contrasta completamente con el movimiento pendular de
cada vez abundan más los representantes de profesiones inte- quienes viven en las áreas periurbanas ~2. Viven cerca de su
lectuales superiores que, como es bien sabiclo. no albergan lugar de trabajo, con frecuencia pueden ir andando y alaban
respecto al pueblo las prevenciones de la burguesía de antaño. esa suerte, no se trata de una simple ventaja cuantitativa de
k
pero cuyo apetito inmobiliario se traduce en un éxodo forzado f ahorro de tiempo)' dine ro, ya que laa prOXlIJ1lad
nroxi id entre casa .y
de obreros, empleados)' profesionales intermedios que tra- f• trabaJ'o
. permite. a 1os d os miembros
. de la pareja desarrollar -
f
bajan en la capi.tal. Los pequei'lOs comercios disminuyen en por Igual sus carreras profesionales. )' ello puede favorecer
I beneficio de la restauración rápida o de alto nivel (ultramari- una verdadera mutación en la relación entre hombre y mujer.
1 nos de luj o... ) )' de las empresas culturales y de ocio (gimna- De este mo do.Ja
o, a vid
VI a en un centro gentrificado hace. posible
sios). es decir, todo aquello que conviene al modo de vida de lo que rara vez
. permite
. laa imst al ación
" en el área periurbana, ya
'\ . los célebres «burgueses bohemios», los «ecologistas rosas»
2,0 T Pon es en L e F.'19aro
lb. de octubre de 2003). pp.
cuyos votos han hecho que la derecha pierda la alcaldía desde ~1 (29 10-13.

\ que llevan la voz cantante en una capital que ya no tiene, a sus


-'2 Trayecto casa/trabajo. Ó1
I viejos tenderos. La presencia creciente en las g'Tandes ciuda-
1
I l hO
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63

·que allí, si el hombre es un ejecutivo, la mujer por lo general Los gentrificados evitan la movilidad forzada del habitan-
trabaja a tiempo parcial, con el fin de disponer de tiempo libre
te periurbano.y sobre todo la pérdida de tiempo que supone.
para ocuparse de los hijos. Ella es la que asegura una presen- En consecuencia, reequilibran la relación entre hombre }'
cia más regl.uar en el hogar en detrimento de su ambición pro- mujer, entre vida social y vida familiar. Sin embargo, no se
fesional. En los gentrificados desaparece esta desigualdad enclaustran en la ciudad y sus encantos como hacen quienes
entre hombre y mujer; ambos pueden dedicarse por igual a viven en las áreas periurbanas, que parten a la busca de algún
sus carreras sin temer por la educación de sus hijos, sobre recóndito pedazo de naturaleza y de pronto se encuentran
todo teniendo en cuenta que el doble salario de ejecutivos les atrapados en sus chales, sus jardines vallados, sus vistas a
permite recurrir desahogadamente a los servicios de cangu- colinas amenazadas por la expansión descontrolada de sus
ros. El centro gentrificado es un lugar en el que es posible semejantes. Los gentrificados oponen a esa búsqueda de un
labrarse una carrera profesional, educar a los hijos y, al mis- entorno «natural» la de un lug'ar abierto al mundo, que per-
mo tiempo, mantener contactos sociales)' culturales, a dife- mita vivir lo global a escala local. un lugar del que esperan que
rencia del área periurhana, que implica la común renuncia a participe de la erosión de las fronteras nacionales y cultura-
una vida social intensa. Esta motivación de los gentrificados les, que les permita escapar de las obligaciones de la vida
puede observarse en Ámsterdam, donde la gentrificación local. En este sentido, la gentrificación proporciona un terri-
es producto de la migración de familias que abandonan los torio que una persona dotada de un <.<estadode ánimo alo-
o
suburbs uando el deseo de seguir de cerca la escolarización bal» siente como propio. ¿Cómo se reconoce ese estado de
de los niños puede suponer la renuncia de la mujer a una ánimo global? Sintomas no faltan, pero el que más salta a la
carrera profesional. De hecho, a estos gentrificados se le lla- vista es sin duda esa propensión que tienen los altos ejecu-
ma )'upps (acrónimo de )'oung iutuu: professional paretus), que tivos y otros representantes de profesiones intelectuales
es una forma de subrayar que la eliminación de la obligación superiores a comparar su salario con el de sus equivalentes en
de los largos desplazamientos implica una reconstrucción de otros países, pero nunca con el que ganan profesionales
los roles masculino y femenino que se traduce en un reparto de otro tipo en el suyo propio. ¿Qué distingue materialmente
equivalente de las responsabilidades parentales y las amhi- a un territorio de vocación «global» de otro cualquiera? La
23
ciones profesionales . . presencia de todo aquello que facilita un estilo de vida en el
~3 L Karsten. «Farnilv Centrifiers. Challengingthe City as a Place Simulra- que proliferan cafés y restaurantes del mundo entero, tiendas
nouslv to Build a Career and to Raise Childre n». Urba.n St¡¡dies, 4o.1~ }'galerías de arte. Esto es, un conjunto de signos de prestigio
(noviembre de ~oo3)_
que los promotores han aprendido a manejar para que ciertos
62
ó3
.",
•..._--,-------~-~----'-------_ .. ,-'
p
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puntos de embarque hacia el resto del mundo, La expresión


lugares adquieran el aire «global» que atraerá a los candida-
tos a esa comunidad mundial. Se trata de un producto imagi- del peligTo son esos avisos de los aeropuertos que previenen a
intervalos regulares contra una amenaza en forma de objetos
nario' pero no por ello deja de ser la marca de identidad de la
abandonados, o bien se encarna en esos individuos que
gentrificación en todas las ciudades del mundo, la prueba de
24 deben mostrar sus papeles a la policía y a quienes lanzamos
su relación constituyente con la globalización ,
De vuelta en los viejos centros, donde pueden reducir el miradas furtivas para descubrir en sus rasgos qué aspecto tie-
nen quienes quieren o pueden hacernos daño por razones
tiempo de los desplazamientos cotidianos y también vivir al
ritmo del mundo -o al menos creer que lo hacen-, los gentri- poco claras, La inseguridad no preocupa realmente a los habi-

ficados se liberan de las obligaciones inherentes al movi- tantes de los centros gentrificados o, en todo caso, no bajo la
miento y también de las que tienen que ver con lo local, Están forma evidente que puede adquirir para los habitantes de los
barrios de viviendas sociales que la sufren permanentemente
aquí y en otra parte, no en la movilidad forzosa de los habi-
tantes periurbanos sino en la ubicuidad, Su relación con la o para los de las áreas periurbanas, que se organizan ante todo
inseguridad cambia del mismo modo: ésta no se sitúa tanto en en función de ella, Esta inseguridad corriente no es asunto
suyo: la que les preocupa es, por supuesto, global. Fluctúa con
los espacios públicos o privados como en los puntos en los
la actualidad del mundo y les hace vivir a su ritmo,
que su universo se encuentra con el exterior, donde entra
en contacto con el entorno del que quiere sustraerse y con las La relación de los habitantes de los barrios gentrificados
con la escuela es consecuencia de lo selectivo del «entre sí»
conexiones que le unen a lo que hay más allá de él, al resto del
mundo, ¿De dónde viene el peligro para los habitantes de que les rodea, comparado con la obligada movilidad que

París si no es de la estación de cercanías de Chátelet-Ies- sufren los residentes de las áreas periurhanas. La calidad de
los propios habitantes, esto es, su grado de educación consi-
Halles, agujero por el que se cuela en la ciudad la fauna de los
derado como una garantía de ambiente selecto en los centros
suburbios? Lo que lleva. al ayuntamiento actual a acome-
de estudio, constituye uno de los principales argiJmentos de
ter una remodelación de este lugar es, sobre todo, su preo-
los promotores, Los anglosajones, que como es sabido se
cupación por la seguridad, La amenaza, sin embargo, puede
preocupan por respaldar con cifras cualquier relación, por
encontrarse distribuida por todas las vías de comunicación
obvia que sea, demuestran con precisión en qué porcentaje
que atraviesan la ciudad y la unen al exterior inmediato y a los
enriquece al conjunto de los habitantes de un barrio la llegada
24 Para un desarrollo de este análisis, véase Matthew W. Rofe, «"1 Want to de una familia con padres que hayan realizado estudios supe-
Be Global"; Theorising the Gentrifying Class as an Emergent Elite Global
riores, Existe sin embargo una especie de umbral por debajo
Community>. Urban Stndies, 40.12 (noviembre de 2003).

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f
f U\ CIUDAD DE TRES VELOCIDADES 67
¡
!
del cual los gemrificados sólo a regaüadientes escolarizan a estudios sabiendo hasta dónde deben llevarles v F~Tclcursar
sus hijos en un barrio en el que, sin embargo, están encanta- de entrada. las indispensables etapas de uno o do AE'
dos de vivir: ya que, aunque aprecian la P' oximidad del pue- más prestigiosas universidades extranjeras. :-t~
blo o de lo que queda de él, no dejan de temer los efectos
nocivos de la promiscuidad en la escolarización de su proge- :i;

nie. De este modo, los distritos parisinos que están en proce-


so de gentrificación (XIX. XX) son también aquellos en los Este ejercicio de descripción de la tripartición de la ciu-
que los nuevos vecinos tienden en mayor medida a escolari- dad contemporánea que acabamos de hacer tiene límites evi-
zar a sus hijos en el sector privado 'Másadelante, si sus ingre-- dentes. En primer lugar, no retrata exhaustivamente el paisa-
sos lo permiten. se mudarán él un piso en el centro, donde je urbano: no todos los barrios de viviendas sociales son
están los buenos liceos, o al menos decidirán quedarse en una barrios de relegación: existe una periferia que no correspon-
zona en la que el mismo centro de estudios asegure la escola- de a las áreas periurbanas sino que es la pura y simple e.rteri-
rización desde el primer año de secundaria hasta el final del sión natural de la ciudad sin cambio de «régimen», y existen
bachillerato, ya que el privilegio de vivir en el centro débe también barrios masivamente burgueses respecto a los cuales
traducirse ante tod o en la familiaridad de los servicios, su los barrios de la gentrif'icación parecen curiosidades margi-
cercanía, que permite a los niños ir al colegio sin ayuda de sus nales. No podemos justificar tales omisiones sino diciendo.
padres. La ventaja de esta disposición no es sólo práctica: como Churchill, qUé: lo que cuenta es la tendencia. Es verdad
también afecta a la relación con la escolaridad, ya que los que ésta puede mostrarse incierta en varios lugares: apostar
estudios secundarios son percibidos como una prolongación por la gentrificación del casco viejo de Marsella puede pare-
natural de la primaria. sin el estrés que supone el corte entre cer un ejercicio demasiado audaz: el «efecto TeV» choca allí
colegio y liceo. La obsesión por el título tiende a desaparecer Conuna importante dosis de inmovilismo local. Sin embargo.
también en favor de la construcción de un recorrido iniciáti- ¿cómo ignorar la lenta desaparición de la burguesía clásica en
co. ¿Para qué acumular diplomas si no se sabe cómo ordenar- favor de esa clase emergente de altos ejecutivos)' de profesio-
los armoniosamente') Se establece así entre los gentrificados nes intelectuales superiores? Quienes habitan los palacios no
la moda de enviar a los hijos, tras la secundaria, a encontrarse son ya rentistas ociosos inmersos en el tedio, sino hombres
con el mundo y con sus propios deseos durante un año de de negocios entre avión y avión.
descubrimiento. Regresan llenos de costumbres anglosa- Lo que cuenta es la tendencia.y ésta muestra que existe una
jonas y de visión global, preparados para emprender sus lógica de separación que opera en la ciudad en detrimento de
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las interdependencias que proporcionaban un marco de lectu-


ra en la época industrial. ¿Cómo invertir esta tendencia') Has-
ta los años setenta teníamos una ciudad industrial conformada
esencialmente por dos polos antagónicos, pero unidos, preci-
samente, por una relación de conflicto en el lugar de trabajo)'
por la promoción social individual, traducida en el plano urba-
nistico en las parcelas de sus beneficiarios sembradas entre
una y otra parte. El conflicto y la promoción proporcionaban
dos principios de transacción. La ciudad globalizada carnhia
¡._ ...,.. -

ese estado de cosas por dos extremos: está, por una parte, la
globalización por abajo, gue se traduce en la concentración de
esas minorías visibles en los territorios de la relegación; por
EL FEMINISMO Y EL CUERPO EN MOVIMIENTO
otra, tenemos la globalización por arriba, que corresponde a la
clase emergente asociada a la gentrificación. Entre estos dos
[udith R. Walkowitz
polos no existe ninguna dimensión común que permita el
establecimiento de una relación. conflictiva o no. Viven en la
Traducción: Susana Gómez
misma ciudad. pero ésta no une ambos extremos. Más bien
subsiste al ritmo del malestar de la población que se intercala
entre anillos elementos sin establecer una continuidad eficaz,
ya que esta población de clases medias que es la parte principal
de la sociedad contribuye a la relegación del mismo modo que
se siente rechazada por el proceso de gentrificación. Las clases
medias fueron la solución de la ciudad industrial, y se han con-
vertido, en la ciudad globalizada, en el problema. Para que la
ciudad pueda de nuevo «producir sociedad» deberá dar una
solución a esas clases medias a las que no les faltan motivos
para considerarse las grandes olvidadas de la nueva configura-
ción' por la sencilla razón de que a ellas les toca padecerla.

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