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Derecho A La Vivienda en España

El documento discute el tema de la vivienda en España, considerando si es un derecho o una mercancía. Reconoce que la Constitución Española establece la vivienda como un derecho, pero también es un bien patrimonial regulado por el mercado. Existen desafíos como la falta de financiamiento para viviendas sociales y la dificultad que enfrentan los jóvenes y familias vulnerables para acceder a una vivienda. Se propone una nueva ley para garantizar el derecho a la vivienda y medidas como limitar los precios

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Derecho A La Vivienda en España

El documento discute el tema de la vivienda en España, considerando si es un derecho o una mercancía. Reconoce que la Constitución Española establece la vivienda como un derecho, pero también es un bien patrimonial regulado por el mercado. Existen desafíos como la falta de financiamiento para viviendas sociales y la dificultad que enfrentan los jóvenes y familias vulnerables para acceder a una vivienda. Se propone una nueva ley para garantizar el derecho a la vivienda y medidas como limitar los precios

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VIVIENDA EN ESPAÑA: ¿DERECHO O MERCANCÍA?

El artículo 47 de la Constitución Española establece que “todos los españoles tienen


derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las
condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este
derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la
especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística
de los entes públicos.” Sin embargo, es cierto que a parte de la vivienda ser un bien que
tiene una función social básica, es decir, servir de alojamiento, también es un bien
patrimonial, una mercancía que tiene un valor condicionado por el funcionamiento del libre
mercado. Esta doble dimensión de la vivienda abre la opción de que los poderes públicos
puedan plantearse la vivienda desde distintas perspectivas; de un modo social entendiendo
la vivienda como una necesidad básica, la de habitar, y de un modo económico, donde la
vivienda es un activo.

Uno de los mayores problemas en España en relación a la vivienda es la financiación, la


cual está lejos de los niveles que se alcanzan en otros estados europeos. El servicio público
de provisión de vivienda no es asequible y la creación de un nuevo plan de vivienda es
complicada tanto económicamente, como a modo estructural dado las contradicciones que
supone.

Por otro lado, las políticas públicas para incentivar el alquiler, en cierto modo, han
fracasado. Los precios suelen ser tan elevados que en muchos casos no son asequibles,
por lo que la idea de la propiedad ha resultado ser más exitosa y las familias deben ahorrar
durante años para cumplir dicha preferencia. Pero la diferencia entre el alquiler y la
propiedad no radica solo en el precio, sino que el hecho de tener una propiedad equivale a
solvencia. Es por ello que la demanda de la vivienda es interminable porque las familias
quieren seguir mejorando su lugar de residencia. Considerando el papel social que cumple
la vivienda podemos decir que, además de ser la principal inversión que realiza cada
individuo o familia ya sea a modo de propietario o a modo de inquilino, también es el motivo
por el cual deben hipotecarse y pedir crédito al banco durante los próximos años. En cuanto
a los jóvenes, el acceso a la propiedad o al alquiler, como bien he mencionado
anteriormente resulta difícil para este grupo debido, especialmente, al amplio desempleo en
estos rangos de edades. También es cierto que debido al impacto de la crisis del Covid-19
los precios de la vivienda han continuado en declive.
En cuanto a la legalidad de la vivienda, sí que existen leyes o normativas en España que
promulguen este derecho como la Constitución. España también goza también de la Ley de
Arrendamientos Urbanos, de la Ley sobre Propiedad Horizontal y de la Ley de Ordenación
de la Edificación, entre otras, las cuales regulan precios y procesos para alquileres,
compra/venta de propiedades o garantías de nueva construcción. Así mismo, el derecho
internacional también tiene un papel importante mediante la firma de tratados y la afiliación
a organismos globales (como la Organización de las Naciones Unidas), que establece que
el derecho a la vivienda en España debe estar garantizado por el gobierno a todos sus
ciudadanos por igual. También la Declaración Universal de los Derechos Humanos le da a la
vivienda un espacio de vital importancia, igual que la Unión Europea también contempla
esta normativa en su Carta de Derechos Fundamentales con tal de proporcionar mejoras
sociales a los ciudadanos.

Ahora bien, es el turno de mencionar a los famosos “okupas” y a los pisos vacíos. Este
término ha surgido en las últimas décadas debido al aumento de ocupación de viviendas y
propiedades que se encuentran abandonadas. Estas “okupaciones” han causado revuelo
especialmente en algunas regiones españolas. Este revuelo se debe a que se trata de
ocupaciones ilegales a propiedades privadas que se encuentran deshabitadas temporal o
permanentemente, incurriendo en delitos que son penados por determinadas normativas
españolas. A parte, el debate público en estos casos ha aumentado también debido a los
procesos judiciales para recuperar los domicilios por parte de sus propietarios, ya que son
muy lentos y existen leyes que chocan entre el derecho de la propiedad privada y el de no
tener una vivienda. En la otra cara de la moneda nos encontramos con desahucios y la
multitud de individuos y organizaciones en contra de ellos. Es cierto que en este último año
se están produciendo avances, pero no se ha terminado de llegar a un acuerdo, aunque sí a
un principio de acuerdo. La intención de los políticos y de las futuras nuevas leyes trata de
dar una alternativa habitacional a las familias vulnerables. Para conseguirlo se pretende
insertar en el procedimiento criterios objetivos que determinen las situaciones de
vulnerabilidad económica y social, para localizar las situaciones en que se debe de actuar
con mayor urgencia.

En cuanto a la nueva Ley de Vivienda ya mencionada, se pretende que esta tenga como
objetivo “blindar el derecho constitucional del acceso a la misma” con tal de garantizar que
todos los ciudadanos disfruten de una residencia digna. Las medidas que más se están
barajando son aquellas que pretenden bajar el precio de los alquileres, pero también
aquellas que fomentan la eficiencia energética o la utilización de viviendas para alquileres
sociales.
Una de las soluciones a las dificultades a las que se enfrenta la población española a la
hora de adquirir una vivienda son las llamadas viviendas sociales. Éstas son inmuebles
propiedad del Estado que se alquilan a precios asequibles a personas con pocos recursos.
Empezaron a crearse en España en 1911 con la “Ley de las casas baratas” que duró casi
20 años y volvieron a surgir en los años 50. Actualmente, las medidas de alquiler de
vivienda social se pretenden impulsar mediante el incremento de la dotación de recursos.
En la mayoría de los casos estas viviendas son utilizadas por las administraciones públicas
para garantizar alquileres asequibles a personas que se encuentran en riesgo de exclusión.
Sin embargo, estas casas también han sido destinadas a otros usos. La compañía Sareb se
incluye en la hoja de ruta para lograr los objetivos del gobierno. Su actividad social le ha
permitido ceder temporalmente alrededor de 2.500 inmuebles, de los que aproximadamente
unas 6.000 personas fueron beneficiarias.
El impulso que el gobierno quiere dar a la vivienda también puede tener un impacto positivo
en la actividad del sector privado, gracias a la movilización de recursos públicos y las
ayudas para rehabilitar y promocionar viviendas. Estas medidas pueden suponer el saneo
del mercado del alquiler y una oportunidad para miles de familias de mejorar su situación
económica y personal.

La conclusión a la que personalmente he llegado es que si bien es cierto que el plan del
Gobierno para establecer medidas es claro y beneficioso para muchas familias, también lo
es el hecho de que hay muchas controversias y dificultades. El doble filo de la vivienda
radica en que es un derecho y una mercancía, por lo que es posible que, en algunos casos,
no se actúe con la intención de mejorar la situación si no de aumentar también intereses
personales. Esa es la única posible respuesta que le encuentro al hecho de que España sea
un país sin un extenso presupuesto destinado a solucionar los problemas provenientes de la
vivienda. Considero que el derecho a la vivienda es un derecho fundamental que no se
toma en tanta consideración como otros y que no se toman las suficientes medidas con tal
de garantizarlo. Si eso fuera al contrario, no veríamos el barrio de Cañada Real de Madrid,
por ejemplo, repleto de chabolas donde las cédulas de habitabilidad son completamente
nulas, o sencillamente tanta gente durmiendo en la calle.
La pandemia mundial del Covid19 y su consecuente cuarentena en España ha dado la
oportunidad a muchas familias de que se dieran cuenta de que no vivían en un hogar digno
pero estas denuncias no son útiles sin actuaciones.

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