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Eduvigis y El Compadre

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Oscar Acosta
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Eduvigis y El Compadre

Sainete de Rafael Guinand

Eduvigis: Pare, pare, pare! ¿Que? Valla usted a la porra, que se monte su agüela,
condenao, negro el diablo, malaya sea hasta su estampa, permita Dios y la Encarnación
divina que contra el cují se desmorgalle el perol ese. Pues señor, eso no es con la
motolita, no se ponga una a montase donde ellos quieran, yo me monto donde me da la
gana, pá eso pago lo mío. No me avergüencen... yo, paren, paren... y ellos, pá lante,
como si estuviera hablando con mis patas, y pá completa voltea pá case mí, ve y él
riéndose, y dice, móntese usted en el pote, tu madrina es la que se va a montá en el
pote, condenao. Yo no sé mijita de qué vamos a vivir los pobres aquí en Caracas,
porque esto se esta poniendo bien delgadito. Por otra parte, las cosas buenas que habían
en Caracas, esas se acabaron, porque donde no se disgusta el rico en la casa porque la
carne esta flaca, se disgusta la señora, porque las remolachas están secatas.
(Aparece Eduvigis)
Compadre: Qué veo, ¿Como que es mi comaíta Eduvigis?
Eduvigis: La misma. ¿Qué hay compadre?
Compadre: Caramba, feliz encuentro, y ¿por allá como están? ¿Toe esa gente ta
buena?
Eduvigis: Alentada, la más enferma soy yo, y ya ve usted toy pará.
Compadre: ¿Y usted que tiene ahora?
Eduvigis: Esa puntá ciática que no me deja...
Compadre: Ayayayy, ese es el hígado, comadre.
Eduvigis: No hombre, qué hígado é mis tormentos.
Compadre: Sí hombre, como no, mire, casi todas las cocineras mueren del hígado.
Eduvigis: Y pa completá me dejo el mardito tranvía y quién sabe si voy a tené que
pegame ese jalón hasta San José.
Compadre: Caramba comadre, como que se lo va a tené que pegá, porque ese que
pasó como que es el último. Así que vamos a tené que sentanos, comadre.
Eduvigis: ¿Y dónde, compadre?
Compadre: Aquí...
Eduvigis: ¿En la acera?
Compadre: Ya lo creo
Eduvigis: ¿Pero, y cómo?
Compadre: ¿Cómo? Así. Carapacho, esto si que pesa. ¿Que lleva usted aquí, comadre?
Eduvigis: Como siempre, lo que sobra.
Compadre: Será lo que sobra aquí, pero es lo que falta allá.
Eduvigis: Compadre usted sabe mucho.
Compadre: Voy a ve, con su permiso.
Eduvigis: Compadre, no sea curioso.
Compadre: Comadre, que fino es esto, dos chuletas, ¿son de cochino o de marrano?
Eduvigis: De lechón...
Compadre: Es lo mismo. ¿Y estos riñones?
Eduvigis: Salteaos
Compadre: Pero aquí los veo seguidos. ¿Y este trozote de asado? ¿Qué carne es esta
tan fina?
Eduvigis: Es de muchacho.
Compadre: Comadre que rolo é muchacho más apetitoso. Bueno, siéntese comadre, no
tenga miedo, la calle está solitaria. Pero comadre este diario está suculento.
Eduvigis: Le diré, según como estén las cosas, pero alcanza.
Compadre: Ah.... vamos, serán muy pocas personas.
Eduvigis: Ah muy poquitas, diez ná mas con la sirvienta de adentro.
Compadre: Comadrita, diez personas, no harán más que almorzá.
Eduvigis: Compadre, desayuno, almuerzo y cena.
Compadre: Hum, eso será un simulacro.
Eduvigis: Pues compadre, en ninguna casa en que he estado últimamente hacían ese
mismo simulacro, la masa no está pá bollo.
Compadre: Y eso que hay cosas baratas.
Eduvigis: Que va compadre, por Dios, si tóo está por las nubes.
Compadre: Los granos están bajando.
Eduvigis: Mire compadre, usted no sabe de eso.
Compadre: ¿Le parece a usté? Mire comadre, yo he cocinao más que una olla, me he
visto con más manteca que algunos empleados públicos. Usted no sabe comadre, las
longanizas que han pasado por estas manos y el lomo que han tazajeao. Mire, yo en
materia é sopa le preparo a usted... desde el minestrón hasta la sopa juliana, sin contá
el sancocho, que por su mérito como hombre de bien se ha hecho sagrado, yo le guiso a
usted cuanto hay, yo le abiscocho una lengua, yo le cubro a usted los sesos, también se
los pongo al aire, en cuestión de guisos, lo conozco todo, desde los boquerones fritos en
aceite, hasta las negras fritas en manteca y con quesos que les tiro en trocitos. Usted
no me ha visto a mi con un sartén en la mano, ni bregando con un huevo en un tenedor.
Yo soy cocinero a bordo, lo mismo le cocino con leña que con carbón, a mí no hay quien
me de lo vuelto...
Eduvigis: Bueno, bueno, ya lo sé compadre, pero hablemos de otra cosa, ¿cómo está
Paulina?
Compadre: Mire comadre, si usted no quiere entibiá esta amistad que nos une, no me
nombre esa mujé.
Eduvigis: Compadre, no diga eso, si ella es muy buena, ¿qué mal le puede haber hecho?
Compadre: ¿Qué mal?... ¡Darme seis hijos en cinco años! ¿quiere más, como está la
situación?...
Eduvigis: No compadre, no se aflija, usted sabe que ca muchacho que nace, trae su
arepa bajo el brazo.
Compadre: Hum, esos serán otros, comadre, los que son los míos no traen ni una
hallaquita.
Eduvigis: Ja, ja, ja, no me haga reí compadre.
Compadre: Hay comadre, si fueran veinte años atrás, en vez de encontrar a Paulina, la
encuentro a usted... hago mi juego; hubiéramos trillado juntos el escabroso sendero de
la vida.
Eduvigis: Bueno... Bueno... ¿De que vive ahora, compadre?
Compadre: De lo que viven muchos aquí en Caracas, de no hace ná.
Eduvigis: ¿Y se siente bien así?
Compadre: Aaaah! como nó, inmejorable, Caracas es una gran cosa, no salgo de ella
aunque me echen.
Eduvigis: ¿Una gran cosa Caracas? pá usted será, lo que es pá mí nada decente.
Compadre: Porque usted tendrá vergüenza.
Eduvigis: Ya lo creo ¿y usted no?
Compadre: Yo tenía, pero yo ya me dejé de eso, eso era una soquetá, aquí en Caracas,
hay que hacer su fechoría pá que se recuerden de uno, pá que lo tomen en cuenta, aquí
el que hace una mala se hace acreedor a un premio, pasa de chivo a chivato.
Eduvigis: Dígame algunas de las casas en que he estao, y dónde ha visto tan malos
ejemplos. En casa de las Morgalleta se robaban las gallinas, robaban al panadero y si
alguno reclamaba, siempre le echaban el muerto a la sirvienta de adentro.
Compadre: Muy bien hecho, así es que se hace pá no quedá al descubierto.
Eduvigis: ¡Ay! compadre, si yo echara todo lo que llevo aquí dentro....
Compadre: Échelo pá ve comadre, que yo le guardo el secreto.
Eduvigis: Ahorita es muy tarde compadre, en otra ocasión veremos. Acompáñeme hasta
mi casa, si es que no hay impedimento.
Compadre: Por mi parte no hay ninguno... ¿y si me salen los perros?
Eduvigis: Ah... ya caigo, compadre... No se preocupe, que eso se acabó hace tiempo.
Compadre: Usté tá mamando gallo, usted no está hablando en serio.
Eduvigis: En serio le estoy hablando.
Compadre: ¿Y eso, por qué fue comadre?
Eduvigis: Porque se llegó el momento, y yo en materia de cariño he sido muy exigente:
Pá mí, el hombre que prepare una ensalada, que aunque sea la más sabrosa, si está falla
de pimienta por ejemplo, o falla de sal, de aceite o de vinagre, yo mijito... ni la pruebo.
Compadre: Bueno... ¿y un hombre pá que va a necesita eso?
Eduvigis: Guá... la sal porque sazona, porque es la gracia del cuerpo, el vinagre porque
es ácido, y como ácido estimula, el apetito se entiende; y el aceite porque es grasa y
afloja tó lo que toca..
Compadre: Pues comadre, yo saco el que tenga alguna, hasta el vinagre también, así
cuando me molesto que salga hasta la cebolla, y su ajito por supuesto; pero aceite, ja!!!
comadrita.... lo que es grasa, toy fregao, toy lo mismo que la leche condensada,
desgrasao.
Eduvigis: Pues aquel muere por una ensaladita que a mí nunca me ha gustao.
Compadre: Diga pá sabé comadre... ¿de que era esa ensaladita?
Eduvigis: Pues compadre, de vainita.
Compadre: Hay comadre, ya lo sé, a mí tampoco me gusta.
Eduvigis: Tampoco le gusta a usted. Compadre, nuestros gustos son los mismos.
Compadre: No se lo dije al principio, échele pá lante comadre que lo que yo con usted...
no digo hasta San José, voy hasta la casa madre.
Eduvigis: Jesuuuu... eso está muy arriba.
Compadre: No se preocupe por eso. Comadre la cosa esa, lo demás es de usted.
Eduvigis: Usted contenta compadre, eso si que es sacrificio, se parece usted un patriota.
Compadre: Un patriota no... un patricio.
Eduvigis: Bueno, pa casa Reinaldo...
Compadre: Tú por delante Eduvigis, ¿que es esto? ¡Virgen María! San Lucas Evangelista.
No te pares en ninguno. Epa socio... mucha vista. Esto es echo, desahuciada... pero
mucha vigilancia porque la mujer es frágil y el mundo en el baiven, lo que estoy haciendo
ahora... me lo hacen a mí también.

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