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Imago Agenda 120 - Topología y Clínica Psicoanalítica

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Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
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Nº 120 Junio 2008 | 56 páginas | DISTRIBUCIÓN GRATUITA

Periódico mensual orientado a la difusión y el desarrollo del psicoanálisis


LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires | Tel. 4825-9034

“Ahora viene un poco de topología”


por Pablo Peusner, pág. 34

TOPOLOGÍA
Homenaje
Fernando Ulloa
Y
pág. 36
CLÍNICA PSICOANALÍTICA
Isidoro Vegh, pág. 3 | Alfredo Eidelsztein, pág. 17
Entrevista a Jorge Baños Orellana
por Emilia Cueto, pág. 37 Carlos Ruiz, pág. 20 | Ana María Gómez, pág. 24
Mujeres, pasiones y locuras Juan Bautista Ritvo, pág. 28 | Marc Darmon, pág. 31
por Stella Maris Rodríguez, pág. 39

La imagen del Otro


por Sergio Zabalza, pág. 41

Vicisitudes del libro “Freud Filósofo”


por Emiliano del Campo, pág. 42

Dos referencias lacanianas:


Peirce y Wittgenstein (II)
por Gabriel O. Pulice y Oscar Zelis, pág. 44

25 años de lucha por la Salud Mental y el


Hospital Público,
por la Asociación de Profesionales del Centro
Ameghino, pág. 46

DOSSIER MARTIN HEIDEGGER


No existen los poetas, existen los hablados
por la poesía. Notas sobre la función poética
del lenguaje en Platón, Heidegger y Zelarayán
por Lucas Soares, pág. 47
LETRA VIVA LIBROS. Av. Coronel Díaz 1837 (1425) Buenos Aires, Argentina. Telefax 4825-9034

STAFF Y PRODUCCIÓN Topología y clínica psicoanalítica

Presentación
Director - Propietario:
Raimundo A. Salgado
Director ejecutivo: Leandro Salgado

L
Asesor: Nicolás Gelormini ejos se encontraría August Ferdinand 1953 los tres registros entrelazados: real,
Coord. de contenidos: Alberto Santiere
Möbius –hijo de un prestigioso pro- simbólico e imaginario.
Publicidad: Daniela Rognoni
Asistente de publicidad: Mariana Coto fesor de baile– de suponer, cuando La topología es un área de las matemá-
Diseños de publicidad: Manuela Paz inventaba en 1858 la banda que lleva su ticas que se opone a la geometría común.
Colaboración: Leonardo Bacarin nombre, que ésta sería ilustración recu- En otras latitudes se aprende a edades tem-
Corrección: Patricia Yohai rrente de futuras páginas de un mundo a pranas. Es anterior a la teoría general de la
construir llamado psicoanálisis. Hablamos relatividad, a los teoremas de Kurt Gödel, a
Imago Agenda N° 120 de una superficie de una sola cara, que al Freud, y a la reciente física cuántica, formu-
Junio de 2008. Segunda época. Año XXVII. ser recorrida cual “firulete” de danza, ubi- laciones éstas que revolucionaron las coor-
Periódico gratuito orientado a la difusión
ca en la aparente antípoda a quien realiza denadas del pensamiento universal.
y el desarrollo del psicoanálisis. una vuelta completa transitando el “ocho”. ¿Qué ilustra el estudio de las superfi-
Tal los giros del neurótico cuando proyec- cies? ¿Representa un forzamiento cienti-
Tirada: 12.000 ejemplares.
ta afuera el adentro, o cuando puesto en ficista del psicoanálisis extrapolando con-
Imago Agenda es una publicación de
el carril de evitar la pérdida y negar la cas- ceptos innecesarios para la clínica? ¿Son
tración, sigue indefectiblemente en el sen- los límites en nuestra formación los que
Letra Viva, librería-editorial dero de vivir perdiendo –insistencia repe- tornan dificultosa la articulación de la to-
especializada en psicoanálisis desde 1967 titiva mediante–. pología con la práxis analítica? ¿Es facti-
Lacan utiliza dicha banda –entre otros ble una transmisión más sencilla de la te-
Av. Coronel Díaz 1837
(1425) Buenos Aires, Argentina.
enfoques– para graficar cómo algunas an- mática que hoy nos ocupa?
Tel/Fax: (54-11) 4825-9034. tinomias sugieren en realidad continuidad Intentamos delinear en este número pa-
(el sujeto y el Otro, el significado y el sig- rámetros claros para que nuestros lectores
E-mail: letraviva@elsigma.com
Web: www.letraviva.elsigma.com nificante, el enunciado y la enunciación). “no queden en banda”, puedan sacar sus
Y en conjunto toma –en la segunda par- conclusiones respecto de las complejida-
Impreso en Talleres Gráficos “Planeta Offset”, te de su enseñanza– a la topología de los des del “baile” propuesto, y para que di-
Saavedra 565, Buenos Aires, Argentina. nudos para dar cuenta de la nueva con- ficultad y desinterés no se tornen las dos
cepción del sujeto que preconizaba al in- caras de una misma moneda.
Inscripta en el Registro de Propiedad troducir desde la Conferencia de Roma de
Intelectual bajo el N° 421.249. Alberto Santiere

Impreso en Argentina. Topología y clínica psicoanalítica


I.S.S.N.: 1515-3398.
Las reseñas que acompañan las publicacio-
nes aquí destacadas fueron extractadas de
las mismas con el fin de brindar un mejor co-
La clínica y la topología:
nocimiento del material propuesto y facilitar
su difusión. Declinamos, en consecuencia,
toda responsabilidad sobre las opiniones
un encuentro imposible
¿E
vertidas. De la misma manera, el contenido
de artículos, dossiers y publicidades es res-
s producto de una decisión
ponsabilidad exclusiva de los respectivos Escribe arbitraria la apelación que
autores, compiladores y/o anunciantes. el psicoanálisis hace a la
Isidoro Vegh
escritura matemática, a la topología,
isidoro@vegh.com.ar a partir de la enseñanza de Jacques
Suscríbase a Lacan? ¿O tiene razones en la estruc-
tura del sujeto al cual se consagra nuestra disciplina? Casi al final de su seminario so-
Imago Agenda bre Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis podemos ver escrita, es más
que un dibujo, una escritura topológica, que Lacan llama “el ocho interior”. Con ella
y recíba todo el año intenta presentarnos la marcha posible de una cura y también su tropiezo.

su ejemplar
I d D: Línea de la demanda
en la comodidad I: Línea de intersección “identificación”
T D T: Punto de transferencia
de su hogar d: el deseo

o su consultorio.
Veamos si podemos explicitar la lógica que está allí puesta en acto y en qué medida
ella nos sirve para aproximarnos al objeto del psicoanálisis, el sujeto, y a la progre-
Más información sión que la dirección de la cura, cuando de un psicoanálisis se trata, pone en acto.
en la página 52 El ocho interior es el borde de una Banda de Mœbius. Para un topólogo no hay
de este número. inconveniente en extraer el borde y trabajar con él. La Banda de Mœbius es una
superficie unilátera. Si la hormiguita camina por ella va a recorrer el supuesto an-
verso y reverso sin necesidad de cruzar el borde. Podemos fácilmente realizarla,
Tapa y contenido: © Letra Viva, Librería y Editorial, 2008.

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en una aprehensión acorde a nuestro imaginario, con un rectángulo de papel y hacien-


do una torsión.

Con una torsión, o una cantidad impar de torsiones, obtendremos este efecto, que se
pueda recorrer la superficie, el supuesto anverso y reverso, sin necesidad de cruzar el bor-
de. Esto hace que, además de ser unilátera, tenga un solo borde. Banda de Mœbius, sin
adentro ni afuera, es adecuada para representar una estructura que desdice cualquier idea
de una psicología de la profundidad, no tiene como la topología de la esfera, un adentro
y un afuera, una superficie y un interior, todo se juega en la superficie. Nosotros añadi-
mos: todo se juega en la superficie del discurso del analizante. Es en su decir que habre-
mos de encontrar los elementos inherentes a su estructura.
¿Cuál es la razón por la cual la Banda de Mœbius es una estructura adecuada para mos-
trar la estructura del sujeto? Si a una Banda de Mœbius se la corta por una línea paralela
al borde que no sea la línea media, obtendremos algo que sorprende a nuestro imaginario
y a nuestra intuición: una banda cilíndrica, en la cual para pasar del anverso al reverso hay
que cruzar el borde, anudada a una Banda de Mœbius más pequeña, más angosta.

Banda cilíndrica

(1)

Banda de Möebius

Este corte paralelo al borde, desde el punto de vista topológico, para nosotros no es un
corte especialmente significativo. La Banda de Mœbius persiste aunque sea más angosta,
habiendo perdido una parte que se ha convertido en banda cilíndrica.
Si en cambio cortamos la Banda de Mœbius por la línea media, es una manera de de-
cirlo ya que en topología no hay medida, quiere decir que la cortamos en una sola vuel-
ta, veremos que una vez más el resultado sorprende a nuestra intuición. Lo que obtendre-
mos no es lo que suele decirse, según una aprehensión imaginaria, dos Bandas de Mœ-
bius, sino una sola banda cilíndrica.

Equivale

Banda de Möebius Línea mediana Circunferencia


corte en una vuelta

El corte por la línea media hace que desaparezca la Banda de Mœbius y que aparezca
en su lugar una banda cilíndrica. Si aceptamos que la Banda de Mœbius es una buena ma-
nera de escribir al sujeto, enseguida veremos por qué, recorrer con la tijera su línea me-
dia es hacer con la tijera un recorrido equivalente al de una Banda de Mœbius. En térmi-
nos topológicos podemos identificar la Banda de Mœbius al recorrido que la tijera hace
en una vuelta. Esto es lo que lo llevó a Lacan a decir que el sujeto es el corte en acto y a
nombrar a esa línea media hecha por la tijera como la línea sin puntos que representa al
sujeto. Con esta característica: que al recorrer esa línea media con la tijera, haciendo un
corte, desaparece la banda y emerje una banda cilíndrica, efecto adecuado para represen-
tar al sujeto como pulsación, alternando el tiempo de alienación con el de separación. El
sujeto emerge, como en un happening, y desaparece. Como en un relámpago se efectúa y
vuelve nuevamente a estar bajo la represión.
¿Por qué decíamos que la banda es apta para presentar el sujeto tal como lo entende-
mos desde el psicoanálisis, como sujeto del inconsciente? Si tomamos, como dijimos an-
tes, el borde de la banda, lo extraemos, podemos ver que puede adop- (Cont. en pág. 16)

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Teoría psicoanalítica

Clínica y lógica de la autorreferencia


Cantor, Gödel, Turing
Gabriel Lombardi, Letra Viva, 2008. 256 pág. $ 46.-
“Todo lo que sucede está re- coanalítico exige pasar por esa lógica y clínica de la distin-
ferido a mí”, escribe Schreber experiencia, da carta de ciuda- ción entre diferentes formas
en sus Memorias. La autorre- danía a todo un vasto conjun- de la autorreferencia en sen-
ferencia es el síntoma cardi- to de fenómenos y vivencias tido propio: cuando el signo
nal de la paranoia, afirma el en los cuales el lenguaje ha- se aplica a sí mismo.
psiquiatra Neisser. Pero aten- bla del sujeto, incluso cuando
ción, también Freud, tratando éste no lo advierte.
de explicar sus frecuentes ol- Estos hechos, que usual-
vidos de los nombres propios mente son confundidos con
de aquellos a quienes borra de los espejismos del narcisismo,
sus pensamientos conscientes, se inscriben en una clínica de
publica lo siguiente: “una con- la autorreferencia en sentido
tinua corriente de autorrefe- impropio, en la que no es es-
rencia recorre mi pensar”. trictamente que el sujeto hable
Lacan lleva las cosas más le- de sí, sino que el lenguaje ha-
jos aún, explica que la transfe- bla de él. Es una clínica preca-
rencia quiere decir que el sig- ria, aun si permite ubicar algu-
nificante representa al sujeto, nas coordenadas en las que se
monótonamente, para otro basa la certeza subjetiva.
significante —no para otro su- Este libro muestra en cam-
jeto—. Como el método psi- bio la prodigiosa fecundidad

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Psicodrama y psicoanálisis psicoanálisis y arte


Poética del desenmascaramiento [entre]vistas y miradas
Caminos de la cura Débora Mauas e Irene Gil, Letra Viva, 2008, 160 pág. / $ 25.-
Mario J. Buchbinder, Letra Viva, 2008, 256 pág. / $ 36.- Este es un libro de jes para crear imá-
“Este libro es funda- de estos escritos: las entrevistas a los pin- genes?, ¿Ha muer-
cional en un proyecto máscaras que abren al tores Luis Felipe Noé, to?, ¿Se ha transfor-
que se propone la es- ser como semblante y Juan Doffo, Ana Ec- mado?
cucha de aquello que como mito, el poema kell, Eduardo Médi- ¿De qué se trata
tiene y no tiene pala- y el cuerpo que con- ci, Ariel Mlynarzewi- hoy “la creación”?,
bra, de aquello que tie- vocan al límite y ple- cz. Pintores repre- ¿Posee un estatu-
ne y no tiene sentido nitud del lenguaje, el sentativos del pano- to diferente, propio,
en la subjetividad in- ensayo como pensa- rama plástico actual frente a una realidad
dividual y social. No es miento entre lo gene- de la Argentina. Con plagada de buenos
extraño entonces que ral y lo particular, la sus diferencias y co- diseños?
las máscaras, el cuer- práctica clínica como incidencias. Diferencias genera- Estas y otras preguntas guia-
po, la escena, lo teatral, la poe- escucha en acto, la escena (tea- cionales, de formación, de pos- ron las entrevistas producien-
sía, el arte, tengan un lugar sig- tral, psicoanalítica, psicodra- tura frente a los cruces teóricos do pensamientos, dichos y po-
nificativo en esta poética. mática) como organizadora de y críticos, frente al objeto ar- siciones teóricas de los artistas,
La poética se define a par- la fantasía y de la realidad. tístico, su creación, su contem- como un momento distinto al
tir de la práctica y la teoría, en La clínica de la heterogenei- plación. Coincidencias en que hacer cotidiano con su obra. Un
el campo de la salud, la cul- dad, marca de mi estilo, resti- son artistas, hombres y muje- distanciamiento, sin embargo,
tura y el arte; la práctica clí- tuye a la poesía como paradig- res que se ubican en ese espa- diferente al del crítico de arte
nica psicoanalítica, el traba- ma de la amplitud del lengua- cio difícil de precisar: el de la o el teórico.
jo corporal y expresivo; la in- je, en su carnalidad con el tex- creación. En el cruce entre la práctica
vestigación con la escena y la to. La escucha del conflicto por Pero… ¿qué significa hoy de cada uno de ellos, sus obras
máscara, la puesta y escritura un lado, y por otro, como lugar hablar de pintores?, ¿Qué es y la época con la que dialogan
teatral, poética y ensayística. de descanso, mirador hacia la hoy la pintura?, ¿Posee toda- se produjeron estos encuentros,
Debo mencionar como ‘fuen- llanura del silencio, del vacío y vía cierta especificidad en re- esperando inviten al lector ha-
tes’ o ‘destinos’ de los caminos la esperanza”. [M.B] lación a los nuevos lengua- cia otros nuevos…

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Testimonio institucional
Los grandes temas de la psicología
Entrecruzamiento teórico-clínico
AA. VV., Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, Distrito XII / Letra Viva,
2008, 286 pág. $ 35.-
El Documento de Trabajo es en esta época donde somos ma-
un libro de consulta que ofre- yoritariamente cuestionados en
ce un campo amplio donde los nombre de la inmediatez.
lectores podrán recorrer lo que La permanencia de este Docu-
llamamos las incumbencias de mento de Trabajo refleja la histo-
nuestras profesión. Es de seña- ria de producción de unos cuan-
lar que consideramos más im- tos que sumados a otros conti-
portante que la novedad abso- nuamos insistiendo en la interro-
luta, la que puede desprender- gación y el intercambio sirvién-
se en el particular modo de concebir la donos de los diferentes métodos, teorías
práctica en relación a la teoría. y saberes para pensar los grandes temas
Lo convocante de este libro radica en de la Psicología.
que fue construído sobre una coinciden- Los invitamos a disfrutar del libro y ha-
cia, hacer escritura para conocer algo más cemos un brindis por el próximo encuen-
del drama de las disciplinas de lo humano tro con muchos otros.

Teoría psicoanalítica
Estudios sobre la psicosis
José María Álvarez, Grama, 2008, 318 pág. / $ 48. –
Estudios sobre la psicosis es ticos. Su enunciación se capta
un trabajo de más de diez años de un modo abierto: “a través
de clases, de publicaciones en de la psicosis he entendido los
revistas de psicoanálisis y psi- conceptos fundamentales del
quiatría y de otros que ven la psicoanálisis. (…)”
luz por primera vez, una reco- Estudios sobre la psicosis
pilación que compendia “los responde con claridad a mu-
intereses y puntos de vista per- chas de las dudas clínicas que
sonales” de José María Álvarez se presentan diariamente en
sobre las psicosis. Una decla- quienes deciden no retroce-
ración que anticipa lo que el lector en- der ante las psicosis, y que saben que
contrará como el alma de este libro, es el significante tiene sobre el cuerpo un
decir, su estilo: una escritura directa, efecto de goce.
sin jergas ni eufemismos, ágil y didác- Además tendrán un plus agregado,
tico, dentro de la complejidad que im- no de gozar sino de deseo: es un libro
plican las respuestas de quienes tienen que da gusto leer.
que vérselas en la clínica con los psicó- De la presentación de R. Seldes

Ensayo psicoanalítico

La escena inmóvil
Teoría y clínica psicoanalítica del dibujo
Raúl Levín, Lugar, 2008, 224 pág. / $ 42. –
No sólo los psicoanalistas, ce hacia la dilucidación de los
sino también los docentes, contenidos angustiosos que
psicopedagogos, filósofos, crí- subyacen.
ticos e historiadores del arte, El objetivo de este libro es
y todos aquellos interesados introducir a una teorización
en este fenómeno que genéri- de estos y otros temas deriva-
camente denominados “obra dos de las múltiples y varia-
de arte”, saben del riesgo de das posibilidades de análisis
quedar atrapados en una fas- que pueden admitir ese mo-
cinada contemplación de este mento al que asistimos tantas
tipo de producciones -eso que llama- veces, en el que alguien simplemente
mos goce estético- obviando el avan- hace un dibujo.

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LETRA VIVA NOVEDADES EDITORIALES

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Teoría psicoanalítica
Lic. Gabriel Belucci
Psicoanalista
Fin del dogma paterno
Docente UBA desde 1997
Supervisor hospitalario
Michel Tort, Paidós, 2008, 547 pág. / $ 84. –
El discurso sobre “la decli- nio masculino, que asegura a nes de Freud y de Lacan sobre
Pacientes adultos nación del padre” se ha vuel- los padres el monopolio de la el padre. A esta tarea se enco-
y adolescentes to un lugar común. Este diag- función simbólica. Esta figura mienda Michel Tort, quien con
nóstico sobre la falla de la fun- patriarcal, en crisis desde prin- rigor y agudeza no exenta de
Supervisiones clínicas ción paterna se lleva adelan- cipios de la modernidad, está ironía, establece las bases de
te en nombre del psicoanáli- cediendo el lugar, en las so- una historia positiva de la pa-
Grupos de estudio
sis, que supuestamente esta- ciedades democráticas actua- ternidad, dejando de dar vuel-
Consultorios en Palermo blece los alcances de las fun- les, a nuevas disposiciones de tas nostálgicamente alrededor
y Balvanera ciones simbólicas vitales para las relaciones de parentalidad. del relato edificante de una
el psiquismo humano y su des- Pero el fin de un padre, el del declinación permanente.
Tel. 4941-9269 estructuración actual. El alza patriarcado occidental, es el
e-mail: gbelucci@yahoo.com.ar del poder temible de las ma- fin de un mundo, no el fin del
dres pondría en peligro la co- mundo. Las formas de deve-
rrecta travesía del Edipo. nir-sujeto y el ejercicio de las
La tarea del psicoanálisis es funciones del padre que par-
más bien interpretar este dis- ticipan en él son históricas y
curso angustiado, invirtiendo constituyen el lugar de relacio-
los términos del problema. “El nes de poder entre los sexos.
Padre” es una construcción Este cambio de perspectiva no
histórica, solidaria de las for- es pensable sin un nuevo exa-
mas tradicionales del domi- men crítico de las construccio-

Transmisión

Como leer a Lacan


Slavoj Žižek, Paidós, 2008, 135 pág. / $ 34. -
¿Cómo leer a Lacan? es una décadas o incluso sobre clási- sayo de Žižek suma una suer-
interesante pregunta, espe- cos como Casablanca? ¿Cómo te de preocupación general
cialmente cuando la gama de se conectan los conceptos más por hitos, obras y persona-
respuestas están a cargo de intrincados de su teoría con jes que merecen ser tomados
Slavoj Žižek, quien nos acer- el fundamentalismo islámi- en cuenta.
ca los textos de Lacan a través co o con el belicismo norte-
de una actualización de sus americano?
conceptos en manifestacio- Cómo leer a Lacan, de esta
nes políticas, literarias y cul- manera, propone hacer una
turales. Así, las nociones pro- lectura y un cuidadoso aná-
pias del psicoanalista francés lisis de algunos hechos artís-
se iluminan en las relaciones ticos e históricos a través de
que Žižek traza: ¿qué pueden los términos lacanianos: es
decir las nociones lacanianas por eso que al interés por su
acerca del cine de las últimas teoría psicoanalítica, este en-

Filosofía

Diálogo
Análisis de Jean-François Bert
Raymond Aron y Michel Foucault, Nueva Visión, 2008, 61 pág. / $ 17. –
Dos filósofos a los que todo obra que acababa de publi-
parece oponer (la edad, la his- car Michel Foucault, Las pala-
toria, el compromiso) dialo- bras y las cosas, que se organi-
gan. Raymond Aron acababa zó una conversación en la que
de publicar Las etapas del pen- los puntos de concordancia re-
samiento sociológico. Sobre ese sultaron más numerosos de lo
Librería psicoanalítica desde 1967
libro debía centrarse la entre- que podía pensarse de ante-
Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires vista radiofónica difundida el mano. Trascripción inédita, se-
Tel. 4825-9034 8 de mayo de 1967. Pues bien, guida por un análisis de Jean-
en realidad fue en torno a la Françoise Bert.

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Adicciones

Lo inclasificable de las toxicomanías


Respuestas del psicoanálisis
L. Salamote, F. Naparstek M. Levato, D. Galante (Comp.), Grama 2008, 151 pág. / $ 36. –
Con las siglas TyA (Toxico- ticas de nuestra época, en la
manías y Alcoholismo) se le que el goce mortifica a un su-
dio nombre a un espacio en el jeto hasta hacerlo desapare-
que psicoanalistas provenien- cer. La relación que un suje-
tes de distintos lugares, pero to tienen con sus sustancias
con una misma orientación, toxicas fue explorada de múl-
se reunían por 1992. Com- tiples formas dando una alter-
partían, y lo hacemos desde nativa clínica.
entonces, la decisión de plan- Este libro es una invitación
tear qué podía y puede ha- al diálogo a quienes conside-
cer el psicoanálisis de orien- ren el tema lo suficientemen-
tación lacaniana frente a una te importante como para su-
de las formas más caracterís- marse al mismo.

Psicofarmacología
Psicofármacos y salud mental. La ilusión del no ser
Emiliano Galende, Lugar 2008, 262 pág. / $ 45. –
El desarrollo de Salud Men- to que expresa el síntoma, ya cer a los malestares y las im-
tal se sostiene en una ética que que éste sería solamente el sig- potencias de la existencia, que
considera al sujeto del sufri- no de un trastorno en sus equi- han puesto en un primer lu-
miento mental, su historia, su librios cerebrales, proponién- gar dos formas de consumo
sensibilidad, su experiencia y dose, por consiguiente, supri- que responden a las mismas
su memoria, como la dimen- mirlo a través del medio arti- coordenadas: los psicofárma-
sión conflictiva de toda exis- ficial del medicamento. cos y drogas ilícitas.
tencia humana y propone al Los psiquiatras se valen
sujeto una comprensión con- para esto de un nuevo valor
junta de malestar psíquico, cultural. Observemos la afi-
esto es, su participación en el nidad de estos anhelos de ac-
proceso de atención. La con- tuar a través de drogas sobre
sideración del trastorno como la vida emocional, el rendi-
“enfermedad” por parte de la miento físico, sexual, intelec-
psiquiatría positiva prescinde tual, agilizar la velocidad de
del sujeto e ignora el conflic- los encuentros sexuales, ven-

Ensayo biográfico

Querida María. Cuando el psicoanálisis no es un sueño


Carmen González Taboas, Tres Haches 2008, 353 pág. / $ 48. –
El título Querida María re- lez Taboas, tras el artilugio de na, hacia la Argentina –para lo
produce esa primera invo- la relación con María, se pro- cual recorre sus avatares, des-
cación, propia de las formas pone presentar su trayectoria de la conquista hasta hoy– y
epistolares, que anuncia a a los demás como un tránsi- aplicar sus conclusiones a la
quién se dirige la misiva. Así, to posible “de la religión a la práctica lacaniana.
por la frase elegida para títu- práctica lacaniana”. Pide que Jorge Santiago Perednik
lo, que se repite una y otra a la palabra religión, que en
vez a lo largo de las páginas, su vida tuvo un sentido estric-
se puede pensar que este libro to, se la entienda en el sentido
es una larga carta, o conjun- más amplio posible. Cualquier
to de cartas. También se pue- cosa –dogmas, prejuicios, cos-
de considerarlo un ensayo au- movisiones heredadas, mo-
tobiográfico e incluso un en- das-, puede ser equivalente de
sayo de biografía intelectual, la religión y servir para justi-
que finalmente se vuelca a la ficar lo peor de cada uno. El
dimensión de su psicoanáli- otro gran propósito de este li-
sis personal. Carmen Gonzá- bro es mirar, desde la Argenti-

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Hemeroteca
Conjetural Nº 48 Litoral Nº 40. Inquietante extrañeza
El discurso de la metáfora / Mentiras e ironía de la mentira Publicación de la Epeele École lacanienne de psychanalyse
Nuestra inclemencia intelectual
Sumario: En memoria de Sigmund Freud. Poe-
Fue en 1952, en una noche destruir este lenguaje denomi-
ma de W. H. Auden, traducción de Juan Gel-
del año de la Gran Neblina que nado doctrina kleiniana y klei-
envolvió a Londres, y duran- nismo, con un propósito cons-
man. / Desde Freud. George-Henri Melenotte
te una reunión de psicoanalis- tructivo. Si no lo destruye, este / Resto, cicatriz y derrame. Jorge Baños Ore-
tas ingleses que Winnicott, al- fenómeno artificialmente inte- llana / Bataille o la dialéctica genealógica de
canzo a oír esa “lengua muerta grado deberá ser atacado en for- la finitud. Francisco Naishtat / Sensaciones de
que hablan los vivos” y que men- ma destructiva… lengua. Marie Claude Thomas / Perfil psico-
ciona Beckett. Entonces le escri- Supongo que éste es un fenó- lógico del “médium”. Pedro Palombo / El Spa
bió a Klein: “Estimada Melanie: meno recurrente y cabe espe- del Spi o…¿dónde quedó el psicoanálisis? Jo-
(…) Me preocupa este modo de rar que se repita toda vez que safat Cuevas / PROSA: El Quijote y la rever-
presentación que podría llamar- aparece un pensador realmen- sibilidad carnavalesca. Cristina Múgica
se kleiniana de su obra… Todo te grande y original: surge en-
trabajador original requiere un tonces un ‘ismo’ que se convier-
círculo en que se encuentre un
lugar de descanso de las con-
te en un estorbo. (…)”. Mal estar Nº 7. Psicoanálisis / cultura
troversias y donde pueda sen- PREMIO LUCIEN FREUD 2007:
tirse cómodo. Lo inclasificable y el canon
El peligro es, empero, que el por Susana Romano Sued
círculo se desarrolle hasta con- * * *
vertirse en un sistema basado en Como el rojo Adán del paraíso
la defensa de la posición gana- por Cristina Bulacio
da por el autor original, en este
caso usted misma. * * *
Freud, según creo, vio este pe- Psicoanálisis, cine y cultura
ligro. Usted es la única capaz de por Mónica Fudin

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(Viene de pág. 4) tar en el plano o en el espacio tridimensio- sea la interpretación o en cualquiera de sus otras modalida-
nal, la forma de un ocho, que si lo pliego es lo que Lacan lla- des, deviene acto cuando propicia un corte con el objeto de la
ma el ocho interior. Fixierung, con el objeto de la fijación a un goce parasitario. El
resultado de ese corte es la efectuación del sujeto. A la línea
sin puntos, le adjuntamos, entonces, un punto fuera de línea
– point-hors-ligne, otro nombre del objeto a.
Pues bien, si vamos ahora a la escritura de Lacan con la que
comenzamos este relato,

Borde de la
Ocho interior
banda de Möebius

Si hacemos ese borde, no con un lápiz, en un plano, sino


con cuerdas, podemos superponer una vuelta con otra y en-
tonces, si pensamos que la banda escribe en su borde, la serie
regresiva de las demandas del analizante, cuando pase dos ve-
ces por el mismo lugar, escribirá el concepto freudiano de re-
petición. Pero si corremos un poco las cuerdas como para re- vamos a poner una X con fines didácticos en el lugar donde,
presentar otra vez la superficie, si aceptamos que por el me- decimos, comienza el recorrido regresivo de las demandas aso-
dio va esa línea de la cual hablamos antes, esa línea sin pun- ciativas del analizante.
tos del sujeto, Pega una vuelta, y cuando comienza su segunda vuelta, una
manera de escribir según dijimos, las repeticiones donde el
analista escucha al significante que representa al sujeto, lle-
 gará un momento, marcado por el punto T, en que hay una
entrada en otro plano. Esa entrada en otro plano marca tam-
bién el lugar de una línea que no entra en ese otro plano. Es
cuando se recorre el último cuarto de vuelta. Esa línea es la
del camino equivocado de un análisis, es la línea de la iden-
¿no podemos advertir fácilmente que cada punto de cada una tificación al analista puesto en el lugar del Ideal que deja las
de las dos vueltas del borde que están a la misma altura escri- cosas como si estuviéramos en el comienzo. En cambio, si se
be un significante que representa al sujeto para el otro signi- atraviesa la línea de identificación, I, desde el punto T, donde
ficante? Definición clásica lacaniana: sujeto es lo que un sig- la transferencia apela al analista ya no sólo como Sujeto su-
nificante representa para otro significante. puesto Saber sino como presencia, será posible completar la
Si además, a la Banda de Mœbius le pegamos, siguiendo su vuelta de tal modo que se produzca el corte anhelado. ¿Cuál
borde, un círculo, un disco, decimos con términos topológicos, es la condición para que eso se produzca? Lacan escribe la d
tendremos lo que se llama el plano proyectivo, que en tanto minúscula que suele ser el matema con el cual nos hace pre-
se plantea como inmerso en el espacio, lo llamamos cross-cap. sente el deseo, y yo digo, es el deseo del analista el que per-
Ustedes podrán decir que es irrealizable en el plano tridimen- mite que se siga el camino adecuado a lo que un psicoanáli-
sional. Es verdad, pero para la matemática eso no quiere de- sis se propone. El amor de transferencia, que tiene por condi-
cir que no pueda producirse en la tetradimensionalidad, o en ción al deseo del analista, permite que el amor alcance el ser
la enedimensionalidad. Será entonces un disco que se pega al más allá del ser, el ser del sujeto más allá del falso ser del ob-
borde de la banda y se autoatraviesa. Un disco en topología jeto que encadenaba su goce.
siempre puede ser trasladado con una equivalencia, en térmi- Entonces, como decía el título, la clínica y la topología ha-
nos topológicos, a un disco más pequeño, y éste a un disco cen un encuentro imposible, que equivale a real.
más pequeño, hasta ser homólogo a un punto. ___________
1. Erik Porge, “Sur la bande de Mœbius”, Ornicar? 22-23, du Seuil, París,
1981, p. 355.

Pues bien, este disco nos sirve para escribir el objeto a, un


objeto que en la teoría lacaniana tiene dos valores que se nom-
bran con dos terminologías diferentes: uno, cuando es el objeto
que hace presente un goce: lo llamamos plus-de-jouir, “plus de Librería psicoanalítica
gozar”. En cambio, cuando hay un corte con ese objeto, cuan-
do ese objeto falta, como objeto falta lo llamamos “objeto cau- desde 1967
sa del deseo”. Es una terminología que recupera lo que sue-
lo llamar lógica socrática: sólo se desea aquello que nos falta.
Si aceptamos que al borde de la banda podemos pegarle este
disco, el corte por la línea media que es homólogo a la banda, Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires. Tel. 4825-9034
es también un corte con ese disco. Este es el verdadero corte letraviva@elsigma.com / www.letraviva.elsigma.com
que implica la interpretación. La intervención del analista, ya

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Topología y clínica psicoanalítica

Función y campo de la topología


en el psicoanálisis
ron de establecer constituyendo de este modo las nuevas lógi-
Escribe ca y perspectiva de la inédita física4; así en psicoanálisis, Freud,
con todo su genio creador, no terminó de establecer, por ejem-
Alfredo Eidelsztein
plo, las nuevas concepciones sobre la temporalidad y la espa-
eidelszt@fibertel.com.ar
cialidad que le correspondían específicamente al inconsciente.
Fue necesario el paso dado por Lacan.
La propuesta de este último respecto de las cuestiones que que-
“Pienso en usted. No quiere decir que lo pienso.
Acaso alguien recuerda que una vez hablé de una daron sin solución en la enseñanza de Freud son las siguientes:
lengua en la que uno pudiera decir: amo en usted, en relación al tiempo, estableció que el lógicamente necesario
con lo cual se conformaría, mejor que otra, el ca- para el psicoanálisis es el de estructura circular –tal como Kurt
rácter de esa afección que se llama amor.”1 Gödel propone el “bucle temporal” para física5, y tal como ope-
ra el tiempo para muchas civilizaciones distintas de la moderni-

E
n un intento de responder a las preguntas que el títu- dad occidental6–, poniendo así en tela de juicio todas las evolu-
lo de este artículo regularmente despierta en los psicoa- ciones temporales lineales freudianas, tales como: “autoerotis-
nalistas que siguen las enseñanzas de Lacan, o sea: ¿Por mo, narcisismo, amor objetal”, o como “oral, anal, fálico y ge-
qué y para qué la topología en el psicoanálisis?, sin hacer uso nital”7. En cuanto a la espacialidad propuso que la concepción
de explicaciones de la índole de aque- adecuada al psicoanálisis es la que resul-
llas que hacen hincapié en ideas como ta de la incorporación masiva a la teoría
“gusto”, “inclinación” o “transferencia” psicoanalítica de elementos de la topo-
de Lacan por las matemáticas, propon- logía combinatoria8, aquella desarrolla-
go preguntarnos lo siguiente: ¿cuáles son da hace ya más de un siglo.
las cuestiones que en psicoanálisis obligan Para pensar las relaciones entre las en-
a abandonar la espacialidad del sentido señanzas de Freud y de Lacan podemos
común del contexto discursivo freudia- aprovechar la forma en que Julián Marías
no para considerar las elaboraciones es- plantea la “filiación intelectual” de Aristóte-
paciales no intuitivas de la topología combi- les respecto de Platón: “inexplicable sin él, irre-
natoria que Lacan propone para el psicoaná- ductible a él”9. Es en las concepciones del tiem-
lisis a lo largo de toda su enseñanza, al me- po, del espacio y hasta de la función de las ma-
nos desde 1953 hasta 1980 y en especial en temáticas en los discursos sobre los hablantes,
el último tramo de la misma? En sus térmi- donde la irreductibilidad de Lacan a Freud
nos, esta cuestión se responde mediante se hace evidente e indiscutible.
la fórmula: inmixión de Otredad.2 El pri- Aboquémonos al estudio de la cuestión
mer término de la fórmula es neológi- de la espacialidad correspondiente a la
co en francés y español e intenta tradu- teoría y práctica del psicoanálisis. La-
cir immixing, el término inglés utiliza- can distingue netamente toda conside-
do en EE.UU. en 1966 por Lacan, y sig- ración sobre el inconsciente y su sujeto
nifica: mezcla que indistingue los compo- de la percepción, del aparato neuronal
nentes; con este término Lacan indica que y de las vivencias o experiencias de satis-
nada del sujeto del inconsciente podrá ser facción o insatisfacción y propone concebir-
considerado sin que se acepte que en su lugar lo como un “saber no sabido” y lo articula como
también opera siempre el lugar del Otro; se trata, entonces, de el “discurso del Otro”, consecuentemente se produce como de-
una mezcla de lugares. rivación lógica lo siguiente: el inconsciente ya no puede ser in-
En la obra de Freud reina una concepción espacial del cuerpo terno de nadie pero tampoco algo que no sea exclusivamente
en la que se lo considerada res extensa regida por el partes extra particular. El problema radica en cómo entender esta particu-
partes cartesiano, lo que quiere decir que las partes son todas ex- laridad para que no se la reduzca a la simple individualidad de
teriores las unas respecto de las otras. Pero Lacan, dada su con- nuestra ideología contemporánea.10 La solución propuesta por
cepción de la prioridad lógica del significante y el discurso, no Lacan comporta una verdadera subversión del sujeto: ¿cuál?
comparte esta posición, en su lugar sostiene: “No se goza sino Sólo advendrá el sujeto del inconsciente en su particularidad
corporeizándolo de manera significante. Lo cual implica algo si se lo concibe en un lazo con el Otro en un discurso que tam-
distinto del partes extra partes de la sustancia extensa.”3 bién se caracteriza por ser lazo con un Otro. En ambas instan-
Así como muchos de los máximos contribuyentes a la crea- cias los dos lugares se postulan en inmixión espacial.
ción de la física cuántica no pudieron dejar de inscribir sus ge- A esta altura del desarrollo del argumento se hace necesario
niales descubrimientos “cuánticos” en la lógica de la física an- hacer dos consideraciones.
terior a la cuántica, haciendo que los autores que les siguieron Primero: se debe abandonar en psicoanálisis y en función de
en la disciplina tuviesen que terminar de inscribir los logros de la enseñanza de Lacan toda concepción de lo interno y lo exter-
los primeros en la “física cuántica” que los segundos se encarga- no en la consideración de la relación sujeto () y Otro (). Esto

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es: se debe establecer una distinción radical de: a) la cadena sig- re con objetos (superficies) en los que se pueda plantear la in-
nificante y su oquedad11 (béance), b) del discurso, c) de la fun- mixión de las mismas; por ejemplo, que “lo central” de una de
ción sujeto del inconsciente y d) del objeto a de la interioridad ellas (el sujeto) consistiendo en una oquedad, es ocupado por la
del cuerpo biológico, allí donde Freud consideró que se locali- otra (el Otro) y viceversa como sucede en la interpenetración de
zaban el manantial de las pulsiones y el aparato psíquico. dos toros. Sólo así se puede comprender la fórmula: “uno recibe
Las entidades tridimensionales, las únicos objetos considera- su propio mensaje desde el Otro” y operar con el objeto a conce-
dos reales por el sentido común aristotélico medieval12 que rei- bido como equivalente a un hueco en una superficie.
na en nuestra cultura, no son adecuadas a las concepciones la- Todo el desarrollo en torno a los tres registros que Lacan pro-
canianas de los objetos con los que opera el psicoanalista en su pone para el psicoanálisis que rigen su elaboración en los últi-
clínica. Como un ejemplo de esto último, propongo recordar que mos diez años de enseñanza lacaniana, está signada por el tra-
cuando Lacan crea el “plus-de-gozar” (no “plus de goce” como bajo con la lógica del nudo borromeo, donde la “interpenetra-
algunos dicen o escriben) lo hace proponiendo una sustitución ción” de lo simbólico, lo imaginario y lo real por los otros dos
de la energética freudiana, que opera con cantidades de ener- es la ley fundamental.
gía provenientes de la realidad y del interior del cuerpo, sien- Segundo: si el inconsciente está estructurado con un lenguaje,
do las últimas las más importantes en el sistema freudiano, por si no hay realidad más que discursiva, si el fantasma es el marco
una economía política13 recordando nosotros que “economía” de la realidad, el objeto a se caracteriza por estar extraído de la
significa ley o norma de la casa o hacienda y “política” la orga- misma, y el gozo15 (jouissance) por estar interdicto (inter-dicto:
nización social (en su etimología: las cosas que conciernen a entre dos lugares enunciativos) y reprimido secundariamente16,
la ciudadanía14). Nada menos individual y biológico o corporal entonces también es requerida una geometría como la topolo-
tridimensional que la posición de Lacan. gía combinatoria para dar cuenta de cómo se puede operar con
Dado que para Lacan, y para no citar más que algunos casos objetos bidimensionales (superficies) que, a su vez, puedan au-
paradigmáticos, el yo es la imagen del otro, el inconsciente el dis- topenetrarse como en el caso del cross-cap, lo que es imposible
curso del Otro, el deseo del hombre el deseo del Otro, el ideal del en la geometría euclidiana que utiliza Freud. La autopenetra-
yo es ideal de Otro, I(A), y el yo ideal es imagen del otro, i(a), el ción es la contradicción pura del partes extra partes.
síntoma es significado del Otro, s(A), que la pulsión se escribe ( Evidentemente, si en psicoanálisis no se distingue entre las
 D) y que ni “” (el sujeto dividido por efecto del significante), lógicas de los legados de Freud y de Lacan y se considera como
“” (en relación con) y “D” (la demanda) pueden ser biológicos fundamental un goce concebido como emanando del cuerpo
o internos al cuerpo tridimensional y que su recorrido se reali- propio, cuya propiedad es ser de origen no lenguajero en coin-
za en el campo del Otro, lo oral es demanda al Otro y lo anal la cidencia con la satisfacción de la pulsión freudiana, entonces
demanda del Otro, etc., le es necesaria una geometría que ope- la topología es absolutamente innecesaria y pasa a ser requeri-
da una cierta “biología lacaniana”.
Cada psicoanalista elegirá, sabiéndolo o no, entre cada una de
estas perspectivas y su práctica, inclusive su “propio” lugar en la
experiencia estarán profundamente determinados por su elec-
ción, sin que nadie pueda garantizarle cuál es la correcta.
_____________
1. Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 20, Aun, p. 127, Paidós, Barcelo-
na, 1981; subrayado mío.
2. Lacan, Jacques. “Acerca de la estructura como mixtura de una Otre-
dad, condición sine qua non de absolutamente cualquier sujeto”, Ache-
ronta Nº 13-, 1966.
3. El Seminario, Libro 20, p. 32.
4. Cf. Aczel, Amir D. Entrelazamiento. El mayor misterio de la física,
Drakontos Bolsillo, España, 2008.
5. Cf. Goldstein, Rebecca. Gödel. Paradoja y vida, pp. 226-227, Antoni
Bosch editor, Barcelona, 2005.
6. Cf. Vernant, Jean Pierre. Mito y pensamiento en la Grecia antigua, pp.
53-58, Editorial Ariel, Barcelona, 1993.
7. Cf. Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 10, Clase XXII: De lo anal al
ideal.
8. Cf. Fréchet, M. y Fan, K. Introducción a la topología combinatoria, EU-
DEBA-Cuadernos (7), Buenos Aires, 1974.
9. Aristóteles. Ética a Nicómaco, Introducción de Julián Marías, p. XI, Cen-
tro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002.
10. Cf. Dumont, Louis. Ensayos sobre el individualismo, Alianza Editorial,
Madrid, 1987.
11. Cf. Gárate, I. y Marinas J. M. Lacan en español. [Breviario de lectura],
Cap. Oquedad (Béance), Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2003.
12. Cf. Koyré, Alexandre. Estudios de historia del pensamiento científico,
Cap. “Galileo y la revolución científica del siglo XVII”, p. 184, Siglo
Veintiuno Editores, México, 1977.
13. Lacan, Jacques. El Seminario, Libro 16, pp. 30 y 31, Editorial Paidós,
Buenos Aires, 2008.
14. Cordero, Néstor L. La invención de la filosofía. Una introducción a la fi-
losofía antigua, p. 164, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2008.
15. Cf. Gárate, I y Marinas J. M. Lacan en español. [Breviario de lectura],
Cap. Gozo (Jouissance), Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2003.
16. Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 20, Aun, p. 76.

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Topología y clínica psicoanalítica

La topología de superficies en la obra de Lacan


dos lo griegos son mortales”. Con esto hemos expresado el silo-
Escribe gismo como la propiedad transitiva de la inclusión de conjun-
tos: “Si un conjunto está incluido en otro y éste está incluido en
Carlos Ruiz un tercero el primero está incluido en el tercero”.
ruizcar@fibertel.com.ar Lo anterior depende de que toda línea cerrada recorte un dis-
co. Esta es una propiedad topológica, a todas estas lógicas sub-

C
reo que si alguien me preguntara por dónde empezar con yace una topología en la que toda línea cerrada recorta un dis-
la matemática de Lacan, yo le diría que por aquí, o sea co. Esto es una propiedad de la esfera. Insisto en este punto que
por la topología. Lacan habla mucho de matemática, de Lacan señala con mucho cuidado resaltando que éstas son las
varias maneras, de varias ramas. ¿Por qué preferir la topología “construcciones analíticas”.
de superficies? Por un lado me parece que estructura bastante Pero, plantea Lacan, hay enunciaciones sintéticas en el funda-
claramente un momento importante en la enseñanza de Lacan mento de todo sujeto. Sintético y analítico se oponen desde Kant;
que va entre 1962, el Seminario de “La Identificación” y 1972, aquí están usados con las correcciones que a su pesar introdujo
el escrito L’étourdit. No es que antes Lacan no hubiese usado la Frege. Hay que agregar con Lacan: “construcción analítica” ver-
palabra “topología” pero si uno tiene idea de cómo era en esos sus “enunciación sintética”, lo que es digno de ser subrayado.
tiempos el medio cultural de París, en el que Lacan se movía, se Dice Lacan en ese momento que esas enunciaciones sintéticas
podría decir que hubiera sido muy raro que no tuviera acceso a son líneas de corte que no dividen en dos regiones. Si las lógicas
esta palabra. La topología flotaba en París, era el auge máximo mencionadas se sostienen en la topología de la esfera, tendre-
de la matemática en esos momentos. Lacan usa repetidamen- mos que buscar otras superficies en la que estas líneas de corte
te la palabra “topología”, en el sentido de relaciones que no son que no dividen puedan trazarse para sostener otras lógicas en
métricas. Por ejemplo, dibuja el “esquema L” y dice “bueno, esto las que puedan escribirse las enunciaciones sintéticas.
es topológico y no geométrico” queriendo decir con eso que no Así se inaugura la costumbre de Lacan de formular preguntas
importan las medidas, importa la relación entre cuatro elemen- lógicas y dar respuestas topológicas. En principio la cuestión era
tos, cómo esos cuatro elementos se relacionan de cierta mane- si todo se va a reducir a lo analítico, la respuesta es que hay su-
ra y no de cierta otra. Es una versión no claramente reconoci- perficies que no son la esfera y en las que es posible hacer cor-
ble como topología. tes que no dividen en dos. Es una respuesta que se da en otro
A partir de 1962 se hace evidente que Lacan tenía un soporte capítulo, no en la lógica sino en la topología.
profesional atrás, en algún momento expresa “ayer estuve con Más allá de que a uno pueda interesarle seguir el modo en el
un matemático porque yo voy al matemático como otros van al que Lacan hace las cosas en cada momento, me parece que esta
peluquero”. Empieza a aparecer el lenguaje típico de la mate- línea general de relacionar la topología con las preguntas que se
mática, es decir, topología aquí está utilizado en el sentido es- le formulan a la lógica es un tema fundamental. Es decir que tra-
tricto en que se usa en matemática, incluso podemos saber cuál bajar la teoría de superficies nos viene bien para entender cues-
es el texto que toma como base1. tiones lógicas que se van planteando todo el tiempo. Creo que
Empezando a trabajar con las superficies se nos plantea esto he dado un buen argumento para empezar con teoría de super-
¿Qué podemos hacer con una superficie? Podría decirse así: ¿Para ficies, abarca un período de la obra de Lacan muy bien defini-
qué quiero las superficies? Para trazar líneas. ¿Para qué quiero do, que podríamos decir que empezó tal día, y en tal día culmi-
trazar líneas? Para usarlas como línea de corte. na. No digo que se acaba, no es que Lacan nunca más habla de
Voy contar con cierto detalle la primera aparición de esto en el topología de superficies, pero a partir de 1970 o 1971 está he-
Seminario de “La Identificación”. En algún momento, un poqui- cha esta topología y aparecen otro tipo de cuestiones.
to antes del punto inicial, plantea Lacan a partir de la Paradoja
de Russell: “El conjunto de todos los conjuntos no es un conjun- Retomando, si no es la esfera, debemos buscar otras superfi-
to”, lo dibuja con una doble vuelta y dice: una vuelta simple no cies para soportar otras lógicas. Luego de la esfera, las dos más
se cierra, una doble vuelta se cierra pero se cierra sobre nada; sencillas son el toro y el plano proyectivo y esa alternativa, la
esto va a ser la estructura del objeto a: va a tener un borde en idea de trabajar con los dos y la manera en que pueden articu-
doble vuelta que no encierra nada. Es el antecedente inmedia- larse es el trabajo con las superficies para Lacan; lo principal del
to de lo que va a trabajar en ese seminario. trabajo de Lacan para las superficies se sostiene en la estructu-
Después, en la clase 12 del Seminario 9 aparece esta idea “La ra de estos dos objetos, plano proyectivo y toro.
matemática es una gigantesca construcción analítica” y enume- El toro puede mostrarse por un salvavidas o una cámara de
ra varias lógicas tradicionales a las que esto se aplica y lo ilustra auto, es entonces fácil de imaginar; la estructura de estas líneas
con los llamados círculos de Euler. Por ejemplo el significante que no dividen en dos regiones es tremendamente complicada
“hombres” se escribe como una línea cerrada que recorta un dis- pero puede ilustrarse fácilmente. Una tal línea da un cierto nú-
co: el concepto “hombres”. Lo mismo con el significante “morta- mero de vueltas pasando por el agujero central y otro número
les” que recorta el concepto “mortales”. Entonces “todos los hom- de vueltas que lo bordea. Lacan las llama vueltas llenas y vuel-
bres son mortales” se escribe con dos discos uno dentro del otro. tas vacías, las remite a la demanda y el deseo. Hay una propie-
El disco “hombres” está contenido en el disco “mortales”. dad de la estructura del toro: estos dos números no pueden te-
Dentro de “hombres”, un círculo más chico podría ser “grie- ner un divisor común, además si uno es igual a uno el otro es
gos”. Entonces, la conjunción de las dos proposiciones “todos lo igual a cero. En particular esta propiedad teórica nos dice que
griegos son hombres” y “todos los hombres son mortales” im- las vueltas de la demanda no pueden repetirse sin que la línea
plica la proposición “todos lo griegos son mortales”. Esto según dé alguna vuelta llena, es decir, la demanda se articula con el de-
Aristóteles es una proposición compuesta: las dos primeras es- seo. A partir de algún momento el número de las vueltas del de-
tán unidas por un y, y forman una proposición compuesta que seo se fija en dos, en consonancia con lo que se dijo de la estruc-
es el antecedente de una implicación cuya consecuencia es: “to- tura del objeto a, entonces el número de vueltas de la demanda

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debe ser impar, lo que explica una enigmática cita de L’étourdit: Lacan escribe con esta estructura la fórmula del fantasma a;
“... el infinito impar de la demanda...”. la estructura del sujeto barrado es la banda de Mœbius, la del
La otra superficie que se nos ofrece de entrada es el plano pro- objeto, que ya conocíamos, un disco pegado a ella y el rombo es
yectivo. A diferencia del toro, su estructura es muy sencilla pero escrito como esa línea de corte. “La banda
A es el corte”; elA sujeto
tiene la dificultad de que no es posible representarla en el espa- es su propia división.
cio. Hay modos de representarla pero implican incluir atravesa- El plano proyectivo y su corte se presentan mejor como un
mientos que no están en la estructura. Uno de ellas, la más co- “atlas” de dos “mapas” en los que las líneas de contorno se han
nocida, es la que Lacan llama cross-cap o gorro cruzado, la cons- permutado, el último mapa es una versión del esquema R que
trucción es lo bastante complicada como para preferir otro mé- aparece en el texto “Una cuestión preliminar...”.2
todo; pero de ella parte Lacan en el Seminario 9 para después A A

incluir la versión intrínseca sin relación al espacio. A A

Si se recorta un disco del plano proyectivo, lo que queda es


una Banda de Mœbius. Esta superficie se obtiene pegando de
cierta manera dos lados opuestos de un rectángulo. Haciendo
un corte por la línea media se obtiene una banda cilíndrica, lo
mismo se obtiene si se recorta de ella una banda más angosta, A A
de ahí la afirmación “la banda es el corte”.
negro azul rojo

Referencias generales
Jacques Lacan. Seminario 9, “L’Identification” (inédito). Traducción de
Ricardo Rodríguez Ponte para la Escuela Freudiana de Buenos
Aires.
Jacques
negro Lacan.
azul “L’étourdit”en
rojo Autres écrits. Seuil.
Carlos Ruiz. “Topología de superficies”. Curso en la Escuela Freudiana de
Buenos Aires. 2004
____________
1. Fréchet y Fan. Introducción a la topología combinatoria. Cuaderno Nº
7. EUDEBA. Buenos Aires
2. Jacques Lacan. “Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de
la psicosis”. En Escritos. Paidós.

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Topología y clínica psicoanalítica

La clínica también se dice en matemas


ponía experimentos-verbigracia: “el ramo invertido”. Luego co-
Escribe menzó a despojar su transmisión de esos artilugios y, por ejem-
plo, introdujo el esquema lambda.
Ana María Gómez
Dejemos que nos interrogue quien quiere adentrarse en la en-
acaurel@fibertel.com.ar señanza de Lacan: ¿para qué, nos diría, sirve el esquema lamb-
da en la clínica? Los esquemas, grafos, matemas y objetos topo-

E
l intento de mostración-demostración del psicoanálisis lógicos de Lacan nos posibilitan decir acerca de nuestra clínica
con respecto a su teoría y a su clínica no es nuevo ni no- sin hacer mitos y proponiéndonos “logos” y “poiesis”.
vedoso. En todo caso re-novado. Basta recordar la ape- Pasamos así, en nuestro decir, del instante de la mirada, al
lación que Freud hace de su mostración del aparato psíquico tiempo para comprender al momento de concluir.
no solo en La interpretación de los sueños –en tanto con el “es- Todo relato de la clínica –de un fragmento de un discurso en
quema del peine” se esfuerza en poner en plano el funciona- análisis porque nunca sería, entre los analistas de otro modo–
miento de la “máquina”– sino también, ya en su segunda tópi- produce la fascinación de una historia humana. Luego, tras ese
ca, en “El Yo y el Ello”, con su esquema llamado “del huevo”. tiempo de coagulación en la mirada, y para que no quede en
Pero Freud recurre a la geometría plana, a las dos dimensio- ello, se abre un tiempo para comprender y, en el mejor de los
nes, a dar un “topos” a lo que es dinámico, a lo que no tiene casos, se instaurará un momento de concluir.
“locus” anatómico, y elegimos decir que esto –para no ir al re- Veamos. La dicente (¿por qué la recurrencia a la paciencia lla-
manido “imaginario” tan frecuentemente utilizado para decir mando a quienes vienen a decir a un psicoanalista serían “pa-
y no decir– es un esfuerzo de figurabilidad, de puesta en forma cientes”?), ha tenido a lo largo de numerosas entrevistas pocos
de, y de formalización. Pero no de formalización en el sentido momentos de análisis. Es alguien que está tomada por la per-
de constituirnos en una ciencia formal, sino de dar una forma versidad cotidiana de una familia disfuncional que la ha crista-
–aunque sea plana– de aquello que por no tener forma especí- lizado en lo que hemos dado en llamar el lugar de la “Cenicien-
fica, cobra todas las formas. Ergo, el significante. Todos y nin- ta” pero algo de su deseo se dice tras lo que se escucha en po-
guno, en suma cualquiera, pero que tenga, y venga a cobrar, el der llegar a convertirse en princesa de su príncipe.
valor de acontecimiento. Las quejas son reiteradas en tanto el maltrato de sus familia-
Freud hace un esfuerzo superior por superar el “locus”, de- res pero... “Aún” ella no deja de no reiterarlas en tanto soste-
cíamos, la localización e incorporar el concepto de psiquismo a nidas por un modo de goce. En una de esas entrevistas y ante
un cuerpo que está en todo atravesado por la acción eficaz del el lenguaje infantiloide de ese ser, el analista, se escucha decir:
inconsciente. En este punto venía a nuestra memoria la metá- “Hace años que decidí no escuchar niños en análisis”. Ella se si-
fora lacaniana: “El hombre piensa con los pies”, en tanto ¿por lencia, hace una pausa y comenta: “¡Eso duele!”
qué siempre se apela a la “cabeza” como sede del pensamien- ¿Qué ha ocurrido, ante qué estamos en este que llamaremos
to? ¿Y por qué supondríamos que el psiquismo tendría su sede –porque no hay otra forma más que esa de concebirlo– un mo-
en el cráneo que aloja al cerebro? Entonces, ¿toda patología de- mento de análisis? Ha ocurrido el acontecimiento pero este
rivada de causas psíquicas sería cráneo-cerebral? acontecimiento se puede decir de muchos modos.
Lacan, munido de algunas pocas herramientas –lo cual hace En primer lugar, y haciendo referencia al esquema lambda,
a la delicia de sus detractores– pone en forma de matemas, precisamente, la especularidad se ha disuelto por el tiempo del
grafos, topologizaciones y nudos, aquello que cobra entonces, acontecer significante. El muro de lo imaginario, ese que con-
tres dimensiones. duce al Yo a espejarse con el otro para que éste le devuelva su
Para nosotros será aún más, en tanto inscribir, por ejemplo, propio mensaje invertido, se ha visto horadado por la acción
un cuerpo viviente en la cuatridimensionalidad einsteniana, lo del significante que, proviniendo del Gran Otro ha hecho ad-
cual incluye el tiempo. venir Sujeto del mismo. Seguimos hasta aquí la puesta en for-
¿En qué, por qué, y para qué, serían útiles los recursos –en ma de ese esquema.
tanto recurrir– de Lacan a lo que, en general, llamaríamos sus En segundo lugar, partiendo del discurso del analista, hemos
“matemas”? Como él lo dijo: es una forma o modo de “poner arribado al discurso amo, discurso del significante, discurso del
en letritas lo Real”. inconsciente, donde un significante viene a representar al su-
Se ha denunciado a Lacan de no dar cuenta suficientemente jeto para otro significante con producción de un resto entrópi-
de su clínica; alguna vez se escuchó decir –con tanta exagera- co de goce, de objeto llamado a. Y esto se muestra –y demues-
ción como su intento de defenestración– que toda su obra daba tra– en tanto “niños” (S1), “duele” (S2), y el Sujeto de ese dolor
cuenta de su clínica. en el lugar de la verdad inconsciente. De ello ese plus de goce
“Al César lo que es del César y...” –parafraseando– a los ma- que da cuenta de un laborar y permite que la máquina siga gi-
temas lo que es de ellos. rando. Porque si se arribó allí no es desde otra posibilidad que
Decir la clínica en grafos y matemas simplifica su transmisión. partiendo desde el discurso del analista –ese que, como decía-
Va de lo Imaginario del relato mítico –con todos los vicios del có- mos, Lacan prefirió “un discurso sin palabras” y del que elegi-
digo– a la posibilidad de transmitir un mensaje que es puro Sim- mos llamar “discurso del síntoma”, ampliando la nominación
bólico y da cuenta de un Real, un Real que como dijo el autor en lacaniana de “Discurso de la histeria”.
cuestión alguna vez, hace nudo con lo Imaginario y lo Simbóli- En tercer lugar ese nudo de Imaginario, Real, Simbólico, –re-
co cediendo su lugar al síntoma. Es esta derogación imaginaria dondeles de cuerda de distintos espesores cada vez–, ha visto
la que confunde y hace obstáculo a los principiantes: ellos quie- privilegiado su juntura entre Real y Simbólico: éste ha avanza-
ren tener el contenido y se ofuscan con el continente. do sobre lo Real corriendo sus límites: desde la docta ignoran-
En los principios, en los albores de su enseñanza, Lacan pro- cia ha hecho camino con un nuevo símbolo, apuesta de lo Sim-

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bólico sobre lo Real. Se ha privilegiado, también, el buen amor El significado que se da a esto es del orden del síntoma: está
de transferencia –ésta funcionó en ese momento– e hizo caer “escondida”, opacada, cubierta de cenizas, deslucida, descui-
esa unión que impide entre Imaginario y Real, que más allá de dada en sus probables brillos falicizados porque lo contrario
designar la pasión del odio, en todas sus manifestaciones e in- es peligroso y contradice los mandatos del Gran Otro. Pero, y
finitas gamas, abroquela el Imaginario. “Aún”...el significante en su “automathon”, no deja de no insis-
Pero, además, la figura tórica de la demanda, tiene su lugar tir y cuando insiste en transferencia está allí para ser escucha-
en esta historia. ¿Por qué adviene a entrevistas este ser? Por- do y si lo es puede llegar a producirse el acontecer del sujeto
que la vida se le hace insoportable dada la locura de a dos que del inconsciente. Sí, eso duele hoy para que mañana la herida
traman entre hermana y madre con consentimiento del padre se restañe en una vía de mayor placer y menos goce sin simbo-
y que la empuja a ella –derivación de su propio goce cercano lizar, de ventura, de promesa para sí misma. Es por ello y para
en sus límites a un atisbo de Goce Otro– y porque en virtud de ello que mantiene y lleva a cabo un análisis. Porque si bien co-
los mandatos que la quieren “Cenicienta”, se ha visto en ries- nocemos freudianamente El porvenir de una ilusión y todo el
go de destruir su propio sendero de destino, por ejemplo, de- malestar que conlleva el estar en la cultura, como diría Sartre,
construyendo su pareja, bien avenida, y con visos de proyecto somos seres “felicitantes”. Y fue el mismo Lacan quien pronun-
de próxima concreción, en tanto su familia denosta a ese hom- ció aquello de que un análisis alcanza con que alguien sea más
bre –a quien ni siquiera conoce– con los peores calificativos y feliz por vivir.
augurándole, a ella, los peores males. Grafos, nudos, matemas, “seres” u objetos topológicos, en
La dicente –término tomado del lenguaje jurídico– dice al ini- suma: letritas para un Real que, henchido de goce no dejará de
cio de cada entrevisa: “¡Pasó de todo!”. Es un ritornello. Y esto hacer obstáculo, definitivamente agujero profundo, “ombligo”
tiene aserto de verdad en tanto el “todo” del lenguaje pasa por sin simbolizar para nunca jamás. Pero si de ese Real que ani-
su historia, en general, sin dejar rastros, dada la pregnancia de da en el corazón mismo de la clínica, algo se puede transmi-
la frase oracular del mandato. tir, ¿por qué no?
Su demanda –así descifrada en estos tiempos de su decir– es Muchos practicantes “no pueden” con matemas, grafos, nu-
que no pase todo sino que algo reste. dos y objetos topológicos. Los desdeñan por incapacidad. Es su
Conocemos el toro: una sucesión de bucles que permiten que propia incapacidad para despegarse del sentido, del exceso de
uno conecte con el otro sin solución de continuidad. Un ocho imaginarización y poder transitar con solvencia lugares matri-
interior que deja tras sí un cabo que permite que algo se siga ciales. Es nuestra eventual dificultad para solo en un “a poste-
anudando. Diríamos para él: algo que no deja de no girar. En riori” dejar que ello cobre algún sentido al inscribir de ese modo
el momento del acontecimiento ese giro ininterrumpido sí cesa un fragmento de discurso en análisis. ¿Es imprescindible hacer-
para que algo se inscriba, el toro se cierra y en el agujero cen- lo? No. Pero es un instrumento impostergable para que el re-
tral se prefigura el goce del objeto llamado a. Pero pasemos a sultado de una escucha no se deje deshilvanar en los meandros
cómo se prefigura aquí el grafo completo del deseo. de las reminiscencias.
Para todos un inicio: individuo de la necesidad, punto de par- Además, y lo más importante, es un legado, es una herencia,
tida para el ser, la persona, alguna vez el sujeto. Pero para algu- es una tradición ya para algunos analistas. Hagamos honor de
nos esa necesidad no es solo de “alimentos terrestres”, también ello porque en ello, precisamente, reside la genialidad de algu-
lo es de “alimentos celestes”. Y ella no solo demandaría –como nos pensadores que así lo merecen y no desdeñemos por nues-
todo humano– sino que necesitaría perentoriamente ser ama- tras propias limitaciones aquello que por difícil –en realidad
da, lo cual no ocurre. dificultoso– se nos opondría. Basta desprejuiciar para poder
Estamos acostumbrados –mal– a no leer los vectores de gra- producir. Para ello, también para los psicoanalistas, es funda-
fos y matemas; solemos aquietarnos con las “letritas”. Pero si mental desprenderse del instante de la mirada para pasar por
Lacan los vectorializó, no es sin motivo. En primer lugar, des- el tiempo para comprender para arribar, alguna vez, a un mo-
de esa necesidad de ser amada, reconocida, por su familia –en mento de concluir.
un vector que recorre todo el grafo llegaremos a los ideales del
Yo, punto de llegada. Su familia no es lo que ella idealiza; es lo
que es y lo que es resulta verdaderamente lo contrario de esos
Si Ud. vive en el Gran Buenos Aires o en el
ideales por lo cual ella se escuda en su aparato de creencias interior del país puede comprar sus libros en
yoico: “¡No lo puedo creer!”, habida cuenta que ella sí lo pue- LETRA VIVA como si visitara nuestro local
de creer pero no quiere hacerlo. Es así que su mensaje circu-
la entre el moi, Yo especular y la imagen del otro rebotada. Sin Utilice nuestro sistema de contra reembolso, la forma más rápida,
embargo, algo ocurre que le permite recircularizar algo de su económica y segura de recibir sus libros en su hogar en un máximo
decir a través del Otro, odre de los significantes y que, en este de 72 hs. hábiles y abonándole la factura al cartero del Correo Argen-
ejemplo viene a decirse por la voz del analista: “niños”. Sí, a ve- tino. Además conserva todos los beneficios de comprar en nuestro
ces niños, diría Nietzsche, “demasiado niños”. Y es lógico: rela-
local de Coronel Díaz 1837, como el descuento acumulativo en su
ta que cuando niña su madre era muy distinta y la vida mucho
más fácil para todos. Es así como ese significante hace camino ficha de cliente y recibiendo junto a su pedido nuestra publicación
y se encuentra con un retoño deseante para ir a recubrirse de mensual Imago Agenda. Puede hacer su pedido mediante nuestra
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tasma oracular: “¡No vencerás!” –se construye. “¡No vencerás!”
logrando una familia nuclear–, probablemente muy alejada del Av. Coronel Díaz 1837 (1425) Ciudad de Buenos Aires.
ideal pero también alejada del profundo malestar de esa “locu-
Tel. (011) 4825-9034
ra erotómana de a dos”, entre madre y hermana, con la conni-
vencia de un padre totalmente impotente. e-mail: letraviva@elsigma.com / www.letraviva.elsigma.com

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Topología y clínica psicoanalítica

La obsesión topológica
y la llamada transmisión integral
nificante; “digno” sí. Y si se dice que puede sin embargo serlo
Escribe –por ejemplo la escritura fallida de un sujeto–, es porque allí
leemos, desde el punto de vista de la enunciación, la diferen-
Juan Bautista Ritvo
cia entre “digno” y “dgno”.
juanritvo@fibertel.com.ar Pero no me interesa la lingüística en cuanto tal; muchas ve-
ces una lectura aberrante de un concepto teórico arroja resul-

¿S
e puede hablar de una topología psicoanalítica? Si tados enriquecedores. ¡No es el caso, para nada!
le damos al término su acepción estrictamente ma- Porque la lectura “errónea” de la fonemática está al servicio
temática, evidentemente no. de una búsqueda también fallida de Lacan: hacer del signifi-
Un expositor define a la topología como el estudio de la con- cante un orden “combinatorio y cerrado” tal y como lo inten-
tinuidad, que comienza con la continuidad del espacio, aun- tó en “La instancia de la letra”; algo que, de hecho, abandonó
que nos advierte, de inmediato, que es imposible elaborar una en los años posteriores. Pero lo que allí se localizó, el esfuerzo
representación visualmente identificable de algunos de estos combinatorio, habrá de desplazarse en años posteriores hacia
“espacios”; por lo demás, tal empresa carece de interés1. Es que el territorio de lo que denominará mathema.
nociones tales como “espacio” o “continuidad” (basta consul- Cuando intente en Aun mostrar que lo real no puede inscri-
tar cualquier manual mínimamente riguroso) están definidas birse sino como una impasse de la formalización, dirá, apoyán-
por normas que obedecen a axiomas precisos, los cuales, en- dose una vez más en una célebre aseveración de Russel, que la
tre otras cosas, diferencian el espacio métrico que conocemos matemática no sabe sobre qué habla y que si habla no quiere
como euclidiano del espacio topológico. decir nada y por eso “ella es la elaboración más avanzada de
Y si hablamos de normas y de axiomas también hablamos la significancia que nos haya sido dado producir” (p.112), y lo
de teoremas y del conjunto del sistema de cálculo del que for- dirá para retornar a un proyecto sostenido, esta vez también,
man parte. Un cálculo –es ésta una verdad elemental que de- sobre una errónea captación de la disciplina a la cual más ho-
bemos recordar–, funciona automáticamente, al margen de menajes ha rendido.
cualquier pensamiento, precisamente porque prescinde de Una vez más digo lo que dije sobre la lingüística: me intere-
todo contenido. sa despejar la incomprensión porque afecta y del peor modo
Nada de esto se encuentra en los objetos que Lacan denomi- al psicoanálisis.
na topológicos: él pasa de figura en figura sin la mediación de La referencia a Russel, que no es exacta pero que refleja, por
ninguna regla, de ninguna demostración, de ninguna ley. Ob- así decirlo, el espíritu de lo que dice, nos viene bien: es una ex-
servación que es trasladable a los denominados mathemas: la celente vía para llegar al corazón del problema.
letra Phi es la inicial del falo, no la inicial de lo que llamamos Las matemáticas (y asimismo la lógica) no quieren decir nada
“función”, relación constante entre variables. Y así con todos: cuando hablan porque… no hablan. Es necesaria el habla (La-
la a del objeto es la inicial de la palabra francesa tan cargada can lo advierte más adelante en el mismo seminario, ver p.144)
de sentidos autre; la S la inicial o del sujeto o del significante. para transmitir las matemáticas, sin duda; no obstante, “habla y
¿Podría haber una combinatoria de abreviaturas? formalización del cálculo persisten en su mutua exterioridad”.
Desde luego, podría redargüirse: Lacan no hace matemática Las reglas de formación de las expresiones, las reglas de deduc-
sino matematiquería. Concedámoselo, por un momento, pero ción, los corolarios, lemas, definiciones, los teoremas de que a
a condición de hacer la pregunta pertinente: si Lacan toma de su vez se deducen nuevos teoremas, construyen edificios cuyos
las matemáticas y de la lógica elementos subsidiarios y hasta pisos están construidos con “estricto paralelismo” a los enun-
contingentes, ¿qué justifica el préstamo? ciados de la lengua corriente que los enseñan. En cambio, con
Es en el seminario Aun donde encontraremos la respuesta. los mathemas de Lacan sus enunciados cumplen una función
Veremos que ciertas dificultades inherentes a la teoría del sig- de “interferencia”, de “deformación”, de “transposición”, etc.,
nificante, se desplazan hacia los objetos topológicos y vienen por la sencilla y desarmante razón de que no se sostienen por
finalmente a encallar en la pretensión de Lacan de que es posi- sí mismos. ¿Cómo podrían hacerlo expresiones que son o sim-
ble sostener, en el campo psicoanalítico y de manera coherente ples abreviaturas –la letra φ, me repito pero vale la pena ha-
con sus premisas, la idea de una “transmisión integral”. cerlo, no significa “función” sino falo– o bien variables que no
Dice Lacan en Aun: “Esta manera de topologizar lo que toca pueden disociarse de su contenido? Si digo “phi de x”, esta “x”
al lenguaje está ilustrada de manera admirable por la fonología, no es una variable que admite cualquier interpretación, como
en cuanto encarna al significante con el fonema”.(p.27)2 ¡Pero es notorio ocurre en las disciplinas formales; no puedo decir
no! La fonología no considera al fonema como unidad combi- que indiferentemente x sea o piedra, o gato, u hombre, o mu-
natoria: los fonemas “integran” el significante y se extraen de él jer. La célebre frase de Gonseth tantas veces citada –que las
mediante un análisis que los descompone en sus rasgos distin- matemáticas son “la física de un objeto cualquiera”–, muestra
tivos. En la teoría saussuriana el significante es imagen acústi- claramente la diferencia con el psicoanálisis.
ca, sonido o serie de sonidos que sólo en virtud de su poder de A mayor abundamiento: “la matemática parte del vacío de
significar se convierten en significantes. El mero sonido, aun- contenido no porque lo genere sino porque prescinde de él”:
que se trate de una unidad distintiva mínima como el fonema, por ello es susceptible de tratamiento formal y cuando se calcu-
se combine como se combine, nunca produce significantes si la no se piensa: el cálculo es mecánico; el sujeto sin duda nece-
no remite inmediatamente al significado: “dgno” no es un sig- sita pensar, pero su pensamiento (y más si como en la imagine-

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ría popular –y no sólo en ella– es loco) no se inscribe para nada de pérdida; pero la pobreza e indeterminación de estas figuras
en el cálculo. Cuando se trata de los fundamentos, ahí cambia –letras dispersas combinadas a capricho, garabatos llamados
la cuestión y el matemático se pone a pensar. Mas los funda- topológicos pero privados de lo único que los puede tornar to-
mentos metamatemáticos, epistémicos y si se quiere filosóficos, pológicos, la escritura matemática de un cálculo, que es justo
tienen un estatuto por entero diverso al del cálculo. lo que está radicalmente ausente en las incesantes referencias
¿Calcula el psicoanálisis? Sus objetos, inmóviles, caben en de los últimos seminarios–, a las que siempre tiene que soco-
un par de páginas, desde los llamados mathemas hasta los bor- rrer la autoridad y el humor de Lacan en un esfuerzo sin duda
des, superficies, nudos, cadenas; todo eso respira una enorme vano para darles el estatuto de íntegra transmisión, cuando se
inmovilidad y de esta forma se tornan objetos mágicos, fetichi- deshacen de continuo entre las manos precisamente porque no
zados que declinan en sugestión, precisamente porque les fal- pueden alojar el equívoco, la densa polivalencia de sentidos que
ta lo que es el corazón de las matemáticas: el aparato formal se anudan finalmente en el sin sentido, cuando no pueden al-
de deducción que permite pasar según reglas fijas de una ins- canzar el rigor y la seriedad de una escritura.
tancia a la otra, de una fórmula a la siguiente, de un corolario Es que la escritura es, como tal, una condensación retórica
a un teorema, de un teorema a una ley y así sucesivamente. de las virtudes de la lengua; y hablar de lengua supone, cuan-
Mas cuando el ver queda fijado a un garabato, a una figura, a to menos, una multiplicidad de planos que se intersectan sin
una letra aislada que no se sabe de dónde viene ni adónde se integrarse y se superponen parcialmente sin confundirse; pla-
dirige, el estancamiento libidinal reemplaza cualquier pensa- nos que en cada fase de su organización “dejan algo fuera de la
miento y produce inhibición. sistematización”, algo precioso, indivisible e irreductible pese
Los teóricos del Renacimiento –Llul o Lulio, Giordano Bruno y a que –y aquí retomo observaciones notables del seminario so-
tantos más sobre los cuales Francés Yates ha escrito páginas no- bre la carta robada–, se lo divida incesantemente.
tables–, usaban los emblemas, las matrices, las letras matemáti- Escritura es potenciación llevada al límite de la morfosin-
cas pero fuera de toda combinatoria, o para realizar una combi- taxis alterada por la enunciación; de la semántica suplemen-
natoria absoluta, universal, totalitaria, inconcebible de antema- tada por la retórica y de una perpetua oscilación entre el so-
no y que termina por perderse en detalles, en quiebres, en solu- nido y el sentido (y, lo que es lo mismo visto desde su rever-
ciones de continuidad. Esa empresa es revitalizada, anacrónica- so, entre la voz muda y el sin sentido) que termina por recla-
mente, en nuestra época, sin los justificativos y la grandeza que mar un estilo.
tuvo en la suya, por el lacanismo que yo llamo portátil. Y para provisoriamente (no) terminar: ¿cómo se puede ha-
El matemático prescinde del sinsentido, que es algo muy di- blar de transmisión integral sin contradecir las bases mismas
verso a producirlo: sólo la dimensión de la palabra que alcan- del psicoanálisis? ¿cómo, incluso y más acá, hablar de trans-
za y forja al cuerpo erótico puede efectivamente llevarnos a él. misión de las matemáticas sin incurrir en un oximoron difícil
Esa prescindencia permite que el matemático elabore dispositi- de sostener?
vos que pueden interpretarse en términos de macrofísica o de ____________
microfísica, que sirvan para diseñar un reactor atómico o para 1. Barr, Stephen, Expériences de topologie, Lysimaque, Paris, 1984, p. 10.
calcular la extensión de las futuras tierras fértiles o infértiles. 2. Las citas remiten a la edición castellana corriente.
Hay un punto en el cual los atolladeros vienen a confluir, y 3. Encore, ob. cit. p. 108.
es el siguiente:
“La formalización matemática –dice Lacan– es nuestra meta,
nuestro ideal. ¿Por qué? Porque sólo ella es matema, es decir,
transmisible integralmente. (capable de se transmettre intégra-
Clínica de las psicosis
lement, dice el texto francés3) La formalización matemática es Seminario de psicoanálisis
escritura, pero que no subsiste si no empleo para presentarla
la lengua que uso. Esta es la objeción: ninguna formalización
de la lengua es transmisible sin el uso de la lengua misma. A
Pablo Guañabens
esta formalización, ideal metalenguaje, la hago ex–sistir (ex– ¿Qué conceptos dirigen la cura en las psico-
sister) por mi decir. Así lo simbólico no se confunde, ni de le- sis? ¿Cuales son las implicancias éticas funda-
jos, con el ser, sino que subsiste como ex–sistencia del decir. mentales de un analista en relación a la prep-
(…) Se trata de mostrar adónde va la formalización, ese me- sicosis, al desencadenamiento de una psicosis
talenguaje que no es, y que hago ex–sistir. (…) La escritura es y al trabajo del delirio en un psicótico?
pues una huella donde se lee un efecto de lenguaje. Es lo que No todos los analistas eligen el trabajo con
ocurre cuando garabatean algo. psicóticos. Pero no siempre puede un ana-
Tampoco me privo yo de ello, ciertamente, ya que con eso lista evitar toparse con la psicosis. Es res-
preparo lo que tengo que decir. Es notable que de la escritu-
ponsabilidad de un analista saber cuán-
ra tengamos que asegurarnos. No es, empero, metalenguaje,
aunque se le puede hacer cumplir una función que se le pare- do conviene justamente, no tomar un suje-
ce.” (pp.144/147) to en análisis.
Puntualicemos: ¿a qué queda reducida la noción de metalen- La clínica de las psicosis es una clínica a
guaje si hay un metalenguaje ideal que es la escritura, pero al construir. “Clínica de la psicosis”, texto del seminario que pretendemos
mismo tiempo, aunque cumpla una función parecida sin em- clínico, es una apuesta a ello.
bargo no lo es? En esta segunda edición se incluye “La otra prepsicosis” (2007). Este artí-
Además: el ser es, en el contexto de este seminario, subs- culo diferencia dos estilos diferentes de prepsicosis, y plantea también la po-
tancia de goce, el que se evapora –se pierde– en la medida en sibilidad de no retroceder ante la prepsicosis. Lo hace a partir del relato del
que el ser hablante llega al decir; así lo simbólico no se con-
tratamiento de un paciente prepsicótico al borde del desencadenamiento.
funde con el ser, pero ¿qué aporta de ex–sistencia esta supues-
ta escritura? Letra Viva Editorial
Existir es estar fuera de sí, es decir, situarse en una dimensión

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Topología y clínica psicoanalítica

La topología física
de L’Étourdit
por Marc Darmon

E
n el texto L’Étourdit1, que data de 1972, Lacan define la topología que pre-
senta en este escrito, “como la textura misma del discurso psicoanalíti-
co”. Brinda un resumen de su topología al punto en que se halla su dis-
curso y su contribución al discurso psicoanalítico. Este texto es destacable en
este sentido ya que en él las figuras topológicas están ausentes. Las transfor-
maciones y las superficies son descritas sin ningún recurso al dibujo. Lacan la-
menta estar obligado a tener que hacer imagen a pesar de todo y no haber re-
currido a las puras fórmulas matemáticas, pero es en el conjunto del texto, en
los juegos de palabras, en la estructura gramatical misma, en las frases parti-
cularmente deformadas y difíciles de desplegar, de bajar al llano, que Lacan
muestra la topología que explicita.
El mayor interés de estas superficies topológicas difíciles de aprehender es
justamente el de permitir criticar lo que sería una topología implícita, soporte
de la intuición común, y el de romper con la topología de la esfera, de la bolsa
a vaciar o a llenar, modelo largamente utilizado en las representaciones ima-
ginarias del inconsciente. Para apreciar esta topología en toda su amplitud, en
todas sus consecuencias, es necesario concebir un ser infinitamente plano que
se pasea por el espesor de las superficies constatando las paradójicas propie-
dades de esos espacios de dos dimensiones.
“Un toro no tiene agujero, central o circular, más que para quien lo mira como
objeto, no para quien es su sujeto...”.
La topología de L’Étourdit permite presentar el proceso de la cura psicoanalí-
tica. El enunciado (las vueltas del dicho) de la demanda hace corte en un toro,
el toro neurótico. Este corte se cierra sobre sí mismo gracias a la interpretación,
recorta al toro una “Banda de Mœbius bilátera”; esta banda que comporta dos
bordes y dos semitorsiones es vuelta a pegar consigo misma a lo largo de uno
de sus bordes, es así que viene a contener a la rodaja del objeto a que cierra la
Banda de Mœbius para constituir el cross-cap.
Al principio tenemos, entonces, un corte en una superficie tórica. Esto nos
remite al seminario sobre La Identificación y al toro de la demanda y del de-
seo, estando la demanda representada por las vueltas en torno del agujero pe-
riférico y el deseo por el mismo corte girando en torno del agujero central que
prefigura al objeto a.
Pero para que el toro se haga Banda de Mœbius, hace falta un número preci-
so, señala Lacan, de “vueltas del decir”. Así, cuando el corte realiza dos vueltas
en torno del agujero central del deseo es necesario que la demanda haga una
vuelta o un número impar de vueltas en torno del agujero circular. Así la to-
pología ejerce una cierta coacción en cuanto al número y esta
extraña consecuencia tiene su peso en la clínica cuando la re-
lación al número es manifiesta. Charles Melman señala que el
obsesivo tendría que vérselas con un número real y no con un
número entero de vueltas, de donde surge la imposibilidad de
cerrar el bucle.
El toro neurótico está encadenado al toro del Otro, el círcu-
lo meridiano de uno constituye el círculo paralelo del otro e in-
versamente. Lo que implica que en la neurosis el deseo se apo-
ye sobre la demanda del Otro tomada como objeto y que la de-
manda concierna al objeto del Otro.
Destaquemos que los únicos elementos en juego son, por una
parte, la estructura del lenguaje que forma el tejido, la textu-
ra (étoffe), y por la otra parte, el corte del dicho que viene a
resolver la superficie y eventualmente a modificar la estructu-
ra que originalmente lo ha recibido. Pero hay que ir más lejos
y decir que es el corte el que determina la topología de la su-
perficie. Es en tal sentido que Lacan enuncia que “el corte es la
Banda de Mœbius.”
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cribir las formas del ADN superenrolladas2. Sólo el concepto


de enlazamiento es topológico y se puede decir que el enlaza-
miento de la banda bilátera de dos bordes es de 2, cualquiera
sea la configuración de la banda en el espacio. Si se considera,
tal como lo hace Lacan, esta configuración, es necesario hacer
intervenir otros dos conceptos geométricos: el “retorcimiento”
que mide la rotación de un vector a lo largo del eje de la ban-
da, y la “torsión” que mide la deformación de la banda en el
espacio, lo que corresponde a lo que Lacan llama “rollo”. En-
Es esta identidad paradójica entre la Banda de Mœbius y el lazamiento (E), torsión (T) y retorcimiento (V), están ligados
corte, identidad ya indicada por una nota de 1966 al “esque- por la relación V = E – T. Así, cuando la banda bilátera está li-
ma R”, lo que Lacan se consagra a demostrar de diversas ma- bre toma una configuración en la que la torsión puede ser nula,
neras en L’Étourdit. pero su retorcimiento es de +2. Es decir que la banda da vuel-
Primeramente, el cierre sobre sí mismo de uno de los bordes tas en el espacio, lo que se corresponde a los tres rollos de un
de la banda bilátera constituye la Banda de Mœbius con su parti- mismo sentido ó a los dos rollos de un mismo sentido más un
cularidad estructural de unir a lo largo de toda su extensión an- rollo de sentido contrario. Una vuelta que se corresponde con
verso y reverso. Esta unión se produce a lo largo de una línea de un retorcimiento nulo, puede ser positiva o negativa.
una sola vuelta, imaginariamente considerada como línea me-
dia, denominada “línea sin puntos”. El corte a lo largo de esta
línea no constituye dos partes, sino que hace desaparecer a la
banda de Moebius creando la banda bilátera de dos caras.
En segundo lugar, un corte de doble vuelta sobre la Banda
de Mœbius desprende una Banda de Mœbius mediana, que se
encuentra encadenada a una banda bilátera. Así, una banda
toro agujereado
bilátera se transforma en Banda de Mœbius por el cierre de
uno de sus dos bordes, directamente sobre sí mismo a lo largo
de la línea sin puntos, o por la intermediación de otra Banda banda bilátera aplicada
de Mœbius. Inversamente, una banda bilátera es obtenida de sobre el toro agujereado
forma equivalente por el corte de una sola vuelta o despren-
diéndola de una Banda de Mœbius. De allí la identidad, corte
= Banda de Mœbius.
Es “la línea sin puntos” la que verdaderamente constituye
la estructura de la Banda de Mœbius y no la semitorsión que Una banda bilátera que incluya dos rollos de un mismo sen-
se utiliza habitualmente para construirla. Una Banda de Mœ- tido y uno de sentido inverso, es aplicable sobre un toro. Po-
bius, entonces, está constituida por una serie de tales “líneas demos concebir que un tal acercamiento “físico” a la topología
sin puntos”. sea sorprendente e incluso difícilmente aceptable para un lec-
Destaquemos que si las transformaciones descritas en tor de Lacan habituado a un procedimiento más bien “meto-
L’Étourdit conducen del toro neurótico al cross-cap con la caí- nímico” y lúdico sobre la riqueza de la lengua poética. Pero se
da del objeto a, es porque el toro neurótico se encuentra en- trata de aproximar a través de tales manipulaciones la estruc-
cadenado a un Otro toro, el del analista, caracterizado por un tura misma del discurso psicoanalítico que es topológica y de
deseo particular: el deseo del analista. Este nuevo encadena- poner con eficacia “al alcance de la mano” lo que sin ese tra-
miento es necesario para salir de la repetición de la neurosis, bajo se revela inasequible, por el hecho de la prevalencia de lo
ineluctable al momento de todo otro acoplamiento. imaginario de la geometría de la esfera.
La topología de Lacan se nos aparece como esencialmente Esto no es sin consecuencias directas en la práctica de la
física, ya sea en el texto de L’Étourdit o en la utilización de los cura psicoanalítica, como lo ha mostrado Contardo Calliga-
nudos. Es mediante una manipulación real de los modelos, ya ris3. La toma en consideración de la estructura en tanto topo-
sea de papel o de cuerda, que esta topología interviene. lógica conduce a una concepción radicalmente específica del
Así en L’Étourdit, es imposible comprender sin manipulación acto analítico. No se trata más, en efecto, de vaciar una bolsa,
que la Banda de Mœbius bilátera sea aplicable sobre un toro, el inconsciente, hasta la última bolita, la fórmula significante
“... por constar de dos rollos de un mismo sentido y uno de primordial, en un proceso burocratizado del que se puede es-
sentido contrario o, de modo equivalente: por obtenerse de ella tabler las reglas a priori, para el que alcanzaría con acordar el
tres rollos de un mismo sentido”. tiempo suficiente y dentro del cual la responsabilidad del ana-
lista estaría limitada, sino que se trata de una experiencia sin-
gular de transferencia en cuyo curso está en juego una modi-
ficación de estructura topológica y por la cual la responsabili-
dad del analista es completa.
3 rollos en el 2 rollos en un mismo sentido
mismo sentido y 1 de sentido contrario
Nota: el presente escrito es un extracto del capítulo 6: “L’a topología del
sujeto” del volumen de próxima aparición Ensayos acerca de la topología
lacaniana de Editorial Letra Viva. Traducción de Pablo Peusner
_____________
1. Ibidem.
En efecto, la comprensión matemática de esta explicación ne- 2. W. Bauer, F. Crick et J. White. “L’ADN sous forme surenroulée”, Pour la
cesita de conceptos no sólo topológicos sino también geomé- Science nº 35, sept. 1980.
tricos elaborados por otra parte muy recientemente para des- 3. C. Calligaris, Hypothèse sur le fantasme, Le Seuil, Paris, 1983.

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EL PSICOANALISTA LECTOR Pablo Peusner [http://elpsicoanalistalector.blogspot.com]

“Ahora viene un poco de topología” 1


H
ay muchas maneras de considerar el estilo de Lacan. Al- Viva. El libro va mucho más allá de los problemas topológi-
gunos dicen que era difícil y que él mismo lo calculó así cos: aborda la clínica y varios de los modelos matemáticos
–y es cierto que el propio Lacan lo confiesa en el inicio de Lacan. Es muy riguroso y a la vez sencillo, e incluye los
de su escrito acerca de “La instancia de la letra...”–. Otros lo til- mejores gráficos acerca de las superficies que haya conoci-
dan de “impostor intelectual” debido al hecho de las numerosas do libro alguno de topología psicoanalítica.
referencias que utilizó para transmitir la teoría psicoanalítica, 2) Alfredo Eidelsztein. La topología en la clínica psicoanalítica,
fundamentalmente aquellas provenientes de las llamadas “cien- Letra Viva, Buenos Aires, 2005. Este libro recoge un curso
cias duras”. A mí me gusta creer que Lacan estaba desesperado de posgrado que su autor dedicara a la articulación entre
por hacer circular cierto saber y que no dudó en echar mano a topología y psicoanálisis. La edición del curso estuvo a mi
cuanto pudo para eso, aunque los campos aludidos no estuvie- cargo y el libro incluye nutridas notas que orientan su lec-
ran del todo estudiados por él y aunque en esas maniobras de tura. Es lo suficientemente clínico como para hacer honor
apropiación se le escaparan algunos errores. a su título.
Pero centrémonos en sus articulaciones topológicas. Cierto 3) Juan David Nasio. Topologería, Amorrortu, Buenos Aires, 2007.
es que comienzan temprano, puesto que desde su “Informe de Originalmente se trataba de un capítulo del célebre Los ojos
Roma” (de 1953) está presente el “toro”, tanto como en el ter- de Laura de 1988, que la editorial decidió publicar en forma
cero de los Seminarios ya habla de la “topología subjetiva” y el separada. Basa su desarrollo fundamentalmente en la noción
esquema “Lambda” del cuarto es presentado mediante una re- topológica de objeto a.
lación topológica de términos. Pero sin duda el acmé de la arti- 4) Apéndice al Seminario L’Identification, versión Michel Rous-
culación coincide con la segunda parte del Seminario acerca de san (sin datos editoriales). Una maravilla que acompaña la
La Identificación. Si consideramos que allí aborda problemas re- edición francesa del Seminario 9, desarrollando los gráficos
lativos a la “Banda de Mœbius”, al “toro”, a los “dos toros abra- y las transformaciones propuestas clase a clase. Ojalá los se-
zados” y al cross-cap, queda claro que su interés se dirige a las minarios oficiales de Lacan tuvieran una calidad semejante.
superficies bidimensionales, en un intento por articular al su- 5) Mario César Tomei. Topología elemental, ed. Gráficas y Servi-
jeto, al Otro y al objeto a por fuera de la geometría euclidiana. cios, 1993. Un libro de topología, sin psicoanálisis, pero muy
Los aportes posteriores, básicamente los de los Seminarios 11 y amigable. Tomei nos invita a realizar un recorrido provistos
12 (en este último, dedicándose especialmente a “la botella de de tijeras, papel y cinta de pegar. Si uno se lo toma en serio,
Klein”), sostienen el interés por las superficies, el que retornará es fascinante y esclarecedor.
para el último de los seminarios que justamente se titulará “To- 6) Fréchet y Ky Fan. Introducción a la topología combinatoria,
pología y tiempo”2, a pesar del desvío generado por el intento EUDEBA, 1967. Agotadísimo, fue la fuente de Lacan, aun-
de Lacan con los nudos, algo fallido a mi gusto. que aquel jamás lo dijera. Muy riguroso y amigable para los
Y aquí se me impone una tesis de carácter personal: la topo- inicios en la materia desde el punto de vista matemático.
logía lacaniana no articula con cualquier lectura de la teoría de 7) Isidoro Vegh. Estructura y transferencia en la serie de las neu-
Lacan, hace falta una revisión crítica de los conceptos en cues- rosis, Letra Viva, Buenos Aires, 2007. En un recorrido ultra-
tión para que la articulación entre psicoanálisis y topología se clínico por el campo de las neurosis, Vegh utiliza las super-
verifique. Es necesario que el sujeto pueda entenderse como bi- ficies topológicas como orientador. El libro incluye una cla-
dimensional para trabajarlo como una Banda de Mœbius y que se de Carlos Ruiz, reconocido especialista en topología.
el objeto no resulte rápidamente identificado a la “tripa carnal” 8) Cristina Marqués Rodilla. El sujeto tachado. Metáforas topoló-
para concebirlo como un corte posible sobre el toro (el que coin- gicas de Jacques Lacan. Biblioteca Nueva, Madrid, 2001. Un
cide con su directriz). Y si entonces la realidad es un cross-cap... recorrido ambicioso y arriesgado que vale la pena estudiar.
¿Quién podría afirmar que se trata del “cristal con que se mira” Un intento pionero de la articulación teórico-clínica que nos
al mundo, o que existe alguna realidad que no sea psíquica? Y si llega desde España.
afirmamos que la relación transferencial debe entenderse como 9) AA.VV. Littoral 4. “Abordajes topológicos”, Editorial la torre
la costura por su borde de dos Bandas de Mœbius de semitor- abolida, Córdoba, 1987. Todos los trabajos que integran este
siones inversas y autoatravesadas por su línea media que crean número son excelentes, aunque algunos vuelan tan alto que
un punto acósmico e inexistente en la realidad... ¿acaso alguien cuesta alcanzarlos. Hay numerosos trabajos acerca de topo-
podría confundir eso con la “buena o mala onda” que surja en- logía y psicoanálisis repartidos en otros números de la mis-
tre un paciente y su analista? ma publicación.
Creo firmemente que la topología ha sido descuidada no tan- 10) Aleksandrov, Kolmogorov, Laurentiev y otros. La matemática:
to por dificultosa –aunque, obviamente, tiene sus dificultades–, su contenido, métodos y significado. Volumen 3. Capítulo 17:
sino porque la lectura imperante ha producido una especie de Topología. Alianza Universidad, Madrid, 1973. Desde Rusia,
ruptura en la articulación. Si el sujeto es tridimensional, si hay un texto claro que ilumina el problema del plano proyecti-
alguna posibilidad de contar con una biología lacaniana y si el vo. Altamente recomendable.
Otro no existe, entonces la topología pierde peso teórico y ter-
mina desechada. Como dije antes, mi lista es caprichosa porque es mía, y se-
Estimado lector: si luego de leer el eje central de esta publi- guro que existen muchos otros textos que abordan la cuestión.
cación y mi breve nota, siente deseos de incursionar en el tema, Cada uno de estos libros, conducirá seguramente a otros, ha-
le propongo otra de mis caprichosas listas. En este caso, con los ciendo honor a la máxima que ilustra esta columna: siempre li-
textos que han acompañado mis incursiones por el tema y me ber enim, librum aperit... 
han permitido verificar que la articulación no sólo es posible, __________
sino que también es efectiva clínicamente. 1. Lacan, Jacques. L’Étourdit (1972), en «Autres Écrits», Seuil, Paris, 2001,
p. 469 [traducción personal].
1) Marc Darmon. Ensayos acerca de la topología lacaniana 1990. 2. Cabe destacar aquí que en el plan de publicación de los seminarios de
El libro tiene varias ediciones en francés y una muy próxima Lacan anunciado por su albacea testamentario, este seminario no se
publicará como seminario. Otro joke de aquéllos a los que el caballero
a aparecer en español, publicada en Buenos Aires por Letra nos tiene acostumbrados.

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Homenaje

“Vivir hasta la muerte”


Homenaje a Fernando Ulloa
Imago-Agenda comparte el dolor por la pérdida de Fernando Ulloa, y les ofrece el pensamiento vivo
de este amigo que no eludía respuestas, a la par que sus preguntas seguían provocando reflexiones.
El presente es un fragmento de la entrevista realizada en diciembre de 2003 por Emilia Cueto.
Emilia Cueto: ¿Cómo concibe al hombre fren- puede tal vez analizar algo de su futura pro-
te a la muerte? pia muerte y lo que se ve es que cuando esto
ocurre –no necesariamente sucede– se pasa
Fernando Ulloa: Interesante esto. Yo creo que de la angustia de muerte como angustia de
me hace la pregunta conociendo la respues- castración a la vivencia de muerte, donde la
ta. Además se la hace a una persona que va palabra vivencia sostiene en relación a vida,
a cumplir en marzo ochenta años. Bueno, lo lo que no tiene inscripción, sostiene la idea
digo por coquetería. Este es un tema, todo un de la muerte.
tema, yo lo formulo a veces medio aforística- Esto me fue muy claro con un paciente,
mente. Primero, tiene que ver con un texto hoy un analista de mucho recorrido que es-
que iba a mencionar hoy, y luego lo dejé de taba analizando la muerte de su padre, al
mencionar, que me dio cierto contacto muy grado tal que volvió a su provincia, se bajó
temprano con los lacanianos. Siendo director del tren, tomó un auto hasta un pueblo cer-
del Centro Racker recibíamos con mucha fre- cano y empezó a caminar por un caserío de
cuencia demanda de los hospitales para ver colinas, quería atisbar el lugar desde cierta
si podía haber un psicoanálisis breve o algo distancia donde él recordaba que de ahí se
por el estilo. Entones una noche, medio en veía lo que había sido el galpón del taller de
broma, medio en serio, yo les dije: entonces su padre, que había muerto no hacía mucho,
sí, puede haber un psicoanálisis breve. Si va en Buenos Aires. Entonces, mientras estaba
una persona que esta en el período final de su análisis, en poco mirando ese galpón siente necesidad de orinar, claro el padre
tiempo tal vez lo concluya. Entonces escribí un texto que se lla- había muerto de una afección renal, y mientras está mirando
mó –va directo a la pregunta suya, pero como siempre dando al- el galpón, tiene la vivencia de su propia muerte, tiene un senti-
guna vuelta– precisamente “Período final de análisis”. Yo adver- miento. Eso fue muy claro, él tenía particular temor a su muer-
tía que muchos pacientes que habían cursado satisfactoriamente te, primero a la muerte de sus padres. El análisis de la muerte
como dice Freud ese análisis, en un momento dado empezaban de su padre fue una situación que lo llevó a su propia muerte
a repetir los mismos síntomas que los habían traído a análisis al y él pasó precisamente de esa vivencia, de ese sentimiento de
grado que inventé un neologismo y llamaba a esos síntomas “re- castración, la muerte como angustia de castración a una viven-
sístomas”: condensación de repetición, resistencia y síntoma. La cia de muerte. Entonces ¿qué es lo que yo diría de todo esto res-
conjetura que hacía era que esta persona, aunque no se hubiera pondiendo directamente o aforísticamente a su pregunta? Hay
hablado de esto, más allá de lo conceptual, ya iba imponiéndo- una diferencia entre vivir hasta la muerte y vivir hacia la muer-
se que el análisis estaba terminando. Vamos a dibujarlo con pa- te con la muerte ya instalada. Y con los años que uno lleva en
labras, supongamos que el análisis había cruzado dos paralelas. este oficio, con mucha frecuencia se encuentra con pacientes a
Ese análisis empieza, en el saber, o en lo que se va imponiendo los que hay que acompañar hasta la muerte. Lo que voy a rela-
casi medio estáticamente, en ambos integrantes de esa neurosis tar ahora lo voy a decir casi como un homenaje a la última per-
de transferencia, analizante y analista. En un momento dado van sona a la que asistí en esto, que es Ana García Raggio, quien
convergiendo a punto imaginario, que es el fin de análisis. Si esas fue hasta una semana antes de morir, la secretaria académica
dos paralelas empiezan a converger, ya empiezan a quedar por de la Universidad de Buenos Aires. Una persona de una entere-
fuera muchas cosas de las que no se puede hablar. A medida que za extraordinaria, la acompañé durante ocho años a partir de
se va estrechando el ángulo, menos cosas se van hablando, más un cáncer de mama, y la última vez que la vi –el día anterior a
cosas van quedando silenciadas, hasta ese punto donde podría- la muerte–, en un momento dado me dice una cosa muy emoti-
mos decir que la asociación libre se transforma en el silencio del va: “mire doctor, yo le estoy muy agradecida –esto fue hace po-
analista, en la forma de un analista. Entonces lo que yo adver- cos meses– porque usted me ha ayudado tanto en estos años;
tía, esto escrito en un pizarrón es fácil, pero hagamos el esfuer- es una injusticia”. Yo me apresuro y le digo, sí, es una injusticia
zo de imaginación, es que precisamente el período final comen- que llevándole yo varias décadas de edad sea usted la que está
zaba con los “resístomas” donde el analizante empieza a advertir en esta situación. Entonces ella se pone colorada, me sonríe y
un final, ese que está signado por esa convergencia del silencio dice: “no, no, usted me entendió mal, digo que es una injusticia
y con frecuencia cae en lo que yo advertía; después de que me que usted a su edad tenga que estar ayudándome a morir”. Yo le
puse a trabajar y a prestar atención, que ese es uno de los pocos digo: “mire, a mi edad uno ensaya estas cosas”. Y es lo que más
momentos que en el análisis roza lo que se llama el malenten- le puedo decir para acompañarla en este trance. Que uno tam-
dido de la muerte. Como si la separación, el final de análisis, la bién está ensayando esto. Es lo más cerca que puedo ponerme.
interrupción de ese vínculo, a lo mejor de años, tuviera algo ta- Entonces ella me hace un gesto –tenía mucho humor– como di-
nático, creara el malentendido de la muerte. No precisamente la ciendo ¡bájese! Y esa fue la última vez que la vi. Esto es lo que
autonomía. Entonces es una de las pocas oportunidades que uno pienso de la muerte.

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Por Emilia Cueto www.elSigma.com

entrevista a Jorge Baños Orellana


“Pensar a Lacan”
Reconstruir a Lacan es su sueño declarado; en uno de los primeros de sus andanzas clínicas y teóricas de la década que va de 1935
capítulos de El idioma de los lacanianos, usted dice: “El presente li- a 1945. Porque son perturbadoras. Sin cumplir ninguna de las
bro se dirige al cumplimiento de un sueño, el de tener una entrevis- condiciones que tenemos por recomendables y hasta ineludibles,
ta con Jacques Lacan...” ¿Si tuviera que elegir tres preguntas para él alcanzó en esos oscuros años sus ideas decisivas. Lo hizo sin
ese reportaje soñado, cuáles serían y por qué? haber pasado por ningún análisis ejemplar (tal como hoy lo en-
tendemos por su enseñanza), sin contar con una larga experien-
- ¡Pero yo me refería a una entrevista de análisis! No, usted tie- cia como analista y, prácticamente, sin haberlo favorecido un in-
ne razón… Si bien escribí eso con la ambición de probar, con el tercambio reglado con pares (primero, por ser un recién llega-
resto del libro, que no es imprescindible haberlo conocido a Lacan do a la IPA; luego, por los años de desbande y silencio que trajo
para poder decir ciertas cosas de sus textos. Y que incluso esa fal- la ocupación alemana).
ta podría allanar la tarea. La autoría y la autoridad de El idioma Concretamente, le solicitaría reunirnos en su casa-depósito de
de los lacanianos están fundadas en las debilidades de no haberlo l’Abbaye de Loix-en-Ré, en lugar de hacerlo en el consultorio de
tratado personalmente, de ser alguien que vive en la Argentina, Rue de Lille, y le haría las siguientes tres preguntas: ¿Me puede
de ser un lacaniano de segunda o tercera fila, de contar con un contar su análisis de Dora Maar?, ¿Qué dijo en Marienbad que
escaso dominio del francés y, por todo eso, con la potente posibi- no esté ya en las notas de Dolto del 16 de junio de 1936?, ¿Qué
lidad de confesar (sin mayor perjuicio) que me resultaba muy di- le enseñaron las Lecciones de Saussure que no hubiese aprendi-
fícil leer a Lacan. Es una apuesta, que sigo manteniendo: la de to- do ya del nominalismo de Rue des Grands-Augustins? (o simpli-
mar en serio (¡parcialmente claro!) la boutade de Pierre Bourdier ficando mucho: ¿En que difiere el juego con el significante arbre
de “¿Qué es hacer hablar a un autor?” a propósito de Foucault, la de “La instancia de la letra” del juego con el rideau de “Acerca de
que señala que los mejores estudios foucaultinanos no son ni de la causalidad psíquica”?). Por buenos motivos, Lacan no aceptaría
los contemporáneos ni de los compatriotas de Foucault, porque semejante emplazamiento ni contestaría las tres preguntas; por
cuesta soportar al semejante, aceptar su complejidad. eso, para responder a mi viejo sueño, actualmente escribo las en-
Pero no escaparé al juego. A Lacan, hoy le preguntaría acerca tregas de La novela de Lacan e investigo desde el 2004, con por-

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teños y chilenos, los años de Lacan en los comienzos. que puedo dar está en El escritorio... Podrá discutirse, mejorarse,
pero téngase por seguro que Lacan no tergiversó la vida de Joy-
En El idioma…, publicado en 1995, refiere que “la función del esti- ce para alentar una moral patriarcal entre analistas. ¡Ahí se ve lo
lo en Lacan no ha sido todavía suficientemente tematizada”. Trece caro que resulta para el horizonte de nuestra clínica no estar ad-
años después, ¿sostiene esa afirmación? vertidos de las vueltas de un estilo!

El estilo de Lacan es un tema que se autoimpone. Si el libro al- ¿La utilización de la topología en psicoanálisis, por ejemplo, resul-
canzó una considerable repercusión (en Francia lo reeditaron al ta esencial tanto para el estilo de Lacan como para la clínica laca-
cuarto mes), fue debido a que se ocupaba del tema predilecto para niana?
hablar en los pasillos; todo el chiste fue dedicarle al estilo de La-
can casi cuatrocientas páginas para estudiarlo, en vez de limitar- Admito que me ocupé muy tangencialmente de los formalis-
se a parodiarlo o protestar. Cuando digo, ahí, “tematizarlo” me mos lógicos y matemáticos, en los que Lacan abunda. Empleo el
refiero estrictamente a las tareas de catalogar los recursos de ese cuadrado de la implicación, la contradicción y la contrariedad
estilo, de conjeturar sus motivos epistémicos y de formalizar sus para distinguir los cuatro grandes estilos del lacanismo, es una
cuatro grandes efectos en el habla lacaniana, que de ninguna ma- de las conclusiones de El idioma…, pero formalizar no equivale
nera se reduce a una imitación calcada de Lacan. Creo que la des- a tematizar el recurso de la formalización.
cripción de El idioma… no perdió todavía vigencia y, por cierto, no Lo justifico en que ocuparse de la prosa de Lacan ya es bastan-
conozco nuevos tratamientos sistemáticos o alternativos del asun- te. Sin embargo, hay retóricas y paradas enunciativas en el em-
to, aunque sí desarrollos interesantes acerca de la función de lo pleo de esas escrituras que habría que precisar. ¿No hay ejem-
escrito. Acaba de salir un libro dirigido por Escars que todavía no plos de usos kitsch y neoclásicos de la topología (usos en los que
leí, Efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis. Habrá el propio Lacan jamás se embarcó)? Eso de que la banda de Mœ-
que ver, los títulos suelen ser equívocos en psicoanálisis. bius se reduce a servir de camino unilátero de la hormiguita de
Escher; o que tal superficie debe ser entendida como la mostra-
¿A qué obedecerían esas insuficiencias? ción unívoca de tal o cual cosa.
Lo interesante, y creo que Lacan va siempre en ese sentido, no
Mire, no se puede estudiar seriamente el estilo de Lacan sin ha- es cuando una formalización codifica, ilustra sabiamente algo ya
cerlo, a la par, con los del lacanismo, y esto último exige adoptar conocido, sino cuando eso se alcanza sólo gracias a un progre-
una posición difícil. Obliga a citar textos de colegas y eso, aun- so de la formalización. Quiero decir, cuando el recurso abre a lo
que uno borre señas de afiliación y los elija honestamente por impensado y desbarata lo tenido por sobreentendido. Por ejem-
ser casos representativos de otros cientos, es muy delicado. Hoy, plo, en “Escritura y estructura en psicoanálisis” (el capítulo de
luego de haber tenido oportunidad de conocer en persona a va- Carlos Ruiz para el libro de psicosomática de Szapiro), hay un
rios de los que cité, y de haberme inscripto en una de las escue- esclarecimiento de alternativas de lo posible y lo imposible a tra-
las del lacanismo, no estaría en condiciones de volver a hacer- vés de una tabla de las permutaciones del nudo de cuatro, su va-
lo. Además perdí la sensibilidad fina para detectar párrafos ilegi- lor está en que sin el auxilio mostrativo de esa tabla, uno sería
bles que tenía (y sufría) veinte años atrás, cuando comencé con incapaz de imaginarlas.
El idioma…; en comparación, ahora leo a Lacan de corrido. Es
un trabajo para analistas jóvenes. Con motivo de la presentación en París de la traducción al francés
de El idioma de los lacanianos, se produjo un interesante encuen-
En El escritorio de Lacan dice que “el estilo de Lacan no es gratuito tro entre usted y Jean Allouch, ¿podría relatarnos lo primordial de
para la teoría psicoanalítica” ¿cuál o cuáles serían sus costos? lo acontecido en aquella oportunidad?
A veces, Lacan parecería guardar la esperanza de que la dificul- Ocurrió en el 2000, a pocos meses de haberse publicado El es-
tad de su estilo obligaría a los lectores a poner un esfuerzo de su critorio de Lacan; conocedor de la novedad, Allouch optó por ha-
parte. El estilo como filtro de perezosos o incluso como desper- blar de El idioma… ocupándose de El escritorio…, en la medida
tador, como acicate formativo de psicoanalistas lectores. Eso su- en que, ciertamente, es su corolario necesario y más provocador.
cede eventualmente; sin embargo, a esta altura sabemos que no Porque El escritorio… se ocupa de un solo rasgo del estilo de La-
siempre es el caso. Puede ocurrir lo opuesto, que alguien se sir- can, aquel que en El idioma… no me había atrevido a tematizar;
va del sentido flotante de un párrafo de Lacan para usarlo como me refiero al de las tergiversaciones. En 1995, no había encon-
aval de las lecturas más descaminadas. trado cómo hacerlo, porque me resultaba desconcertante ese pro-
Por ejemplo, cada tanto vemos dibujar al pobre nudo de cua- pósito suyo de decir una cosa por otra.
tro como supuesto garante de una moralina de la función del pa- Allouch eligió el capítulo más resonante y atacó de modo muy
dre o de una traumática del lugar del escritor y de otras suposicio- vehemente mi solución; me refiero al capítulo que responde a
nes clínicas esperpénticas. Esos empleos no sospechan que Lacan la pregunta acerca de cómo y por qué fue que Lacan contó el
tergiversa deliberadamente (él estaba muy bien informado en esa caso del Hombre de los Sesos Frescos de siete maneras distin-
materia) lo que dice del padre de James Joyce. ¡Como si Lacan no tas y ninguna de ellas fiel al relato de Ernst Kris. En Buenos Ai-
hubiese estado al tanto de que, hasta bien entrada la infancia de res, lo hubiese tomado como una declaración de guerra de Allo-
Joyce, el padre del escritor no se había convertido en el borracho uch; allá, y en eso envidio a los franceses, ser objeto de la ins-
fugitivo, estafador y golpeador de Retrato de un artista adolescente! titución de la disputa es una muestra de reconocimiento. Reac-
Antes, había sido un contador laborioso, un político antiimperia- cioné, entonces, como se esperaba, defendiéndome y contraata-
lista en ascenso y un cordial anfitrión; todo indica que así fue has- cando con empeño y fiereza. El resultado fue la traducción de El
ta que el catolicismo irlandés más reaccionario lo despojó de sus escritorio… y la inclusión del debate como capítulo inédito. Los
cargos y la cesación de pagos de 1890 de la Argentina lo dejó sin argumentos de esa crítica y de esa defensa son nítidos pero com-
fortuna. Como había convertido casi todas sus propiedades en los plejos y muy atados al detalle de los textos, no me atrevo a resu-
papeles de la deuda externa argentina, la fenomenal corrupción de mirlos, para los interesados, están disponible on-line, y en caste-
Juárez Celman “desató” la caída y la miseria de los Joyce. llano, en Acheronta n° 12.
Ahora bien, ¿por qué Lacan tergiversaba? Bueno, la respuesta La versión completa de esta entrevista en www.elsigma.com

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Colaboración

Mujeres, pasiones y locuras


cenidades. Allí nos encontramos con el fresco de Miguel Ángel
Escribe de “Lilith”, primera esposa de Adán, quién se fue del Edén por-
que Dios no escuchaba sus pedidos, convirtiéndose en la Reina
Stella Maris Rodríguez
de los Súcubos (Demonios femeninos).
stellamarisrodriguez15@yahoo.com.ar Todos tenemos alguna pasión que nos causa, que no es lo mis-
mo que tener una modalidad de vincularse con el otro apasio-
nadamente. Elecciones narcisistas del objeto donde las relacio-
Hombres necios que acusáis
nes están rígidas al modo de: Todo/Nada. El otro es otro com-
a la mujer sin razón.
pleto que se espera que satisfaga todas las necesidades. No está
Sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis… operando el objeto como “perdido”, causa de deseo (fallas en la
constitución del Estadio del espejo, unificación corporal).
Sor Juana Inés de la Cruz Con respecto a las locuras, también, todos estamos un poco
locos, locos por el lenguaje, para el parletre, la pasión por el sig-

L
as mujeres somos, fuimos y seremos fuente de inspiración, nificante tiene que ver con ese goce en el hablar donde el que
deseos, pasiones y locuras a lo largo de la historia de la habla no sabe lo que dice: “Eso habla”. Siguiendo esta línea to-
humanidad. Existe una pregunta que atraviesa todos los dos tenemos nuestra propia locura (que no es lo mismo que es-
tiempos, culturas, épocas, retornando a través de las artes, la tar loco) desde el momento en que hablamos y no sabemos lo
literatura, la música. Pregunta que retorna una y otra vez, de- que decimos. En realidad más que propia es lo más impropio,
jando marcas, huellas que hacen alguna luz al camino a reco- solo es posible apropiarse de ella al final de un análisis donde
rrer. Recorrido que siempre lleva al retorno de la misma. Insis- adviene “Eso”. Lo más propio parece lo mas impropio, lo más
tiendo: “¿Qué quiere La mujer?”. Lacan la sustituyó por: “¿Qué familiar se vuelve extraño.
quiere una mujer?” La locura es un fenómeno que puede aparecer por momen-
El maestro Sigmund Freud continuó interrogándose hasta sus tos tanto en estructuras neuróticas, perversas, psicóticas o me-
últimos días por lo enigmático de la feminidad, con lo cual po- lancólicas.
demos pensar que las tres salidas de la feminidad (inhibición de Hace unos años me llega una adolescente de 20 años, María,
la sexualidad/ complejo de masculinidad/ normalidad) donde que se presenta en un estado de excitación tal, que no puede
planteaba la normalidad como la maternidad, no terminan de permanecer sentada mucho tiempo, se dispersa, me cuesta se-
convencerlo. El “continente negro”, lo enigmático de la sexua- guirla en su relato, se ríe, llora, hasta que en un momento
lidad femenina continuó haciéndole ruido. me cuenta: “A los 13 años me pasó algo feo, violación,
Estos últimos tiempos, muy singulares por cierto, me abuso sexual… drogas… mi novio y el amigo de él…
han llevado por diferentes lugares que hicieron que ne- me hizo probar éxtasis, todas esas cosas... me iba a
cesitara poner en serie: Mujeres-Pasiones-Locuras. Al buscar a la puerta del colegio… el pibe, el morocho
hacerlo, me llamó la atención que las tres son del gé- brasilero, me bloqueaba todo el tiempo, empecé a
nero femenino y se escriben en plural. Sabemos des- hacer terapia con el doctor X… este hombre me de-
de el psicoanálisis que las mujeres no hacemos clase, cía cosas, que yo lo seducía, después me entere que
se nos cuenta una por una, el conteo es de a una. la indujo a una amiga mía a tener relaciones con él”.
Quizás allí se encuentre la clave para pensar la Dice llevarse muy bien con el padre, no así con su
feminidad y lo siniestro de la sexualidad feme- madre a la que la define como “La Señora Sabidu-
nina, extrañeza radical, desdoblamiento sub- ría”, ella sabe Todo. La señora sabiduría se le pre-
jetivo que hace que en algunos momentos, las senta a Maria como ese otro completo, sin ba-
mujeres sintamos ese goce Otro del que nada rrar, arrojándola al goce del Otro aplastante.
sabemos, solo se reduce a ser sentido y con él se En la segunda entrevista me cuenta que siente
pueda hacer poesía, como las místicas, las san- que su mamá hizo algo con la mamá de él, “ya
tas, para citar alguna, Sor Juana Inés de la Cruz. que los brasileros son de hacer esos jueguitos”.
Niña intelectual, hija natural, que aprendió a leer Los padres de Maria iban a un templo Umbanda,
teniendo tan solo tres añitos, revelándose al des- mientras ella se quedaba rezando con su tía y su
tino social de las mujeres de esa época haciéndo- hermana G. Dice: “Oramos, a la noche se explota-
se monja para poder seguir el camino del saber. En ron las lamparitas, mi tía nos dice que oremos, yo
esos tiempos la elección para las mujeres era o ser soy cristiana evangélica, yo empecé a hablar en un idio-
madre, o ser monja, teniendo, éstas últimas el pri- ma medio raro, otra lengua, mi tía también… mi mamá
vilegio de acceder al campo del saber. es un bicho… todo empezó a partir de ahí” (Intuición
Con respecto a las pasiones humanas también delirante). A partir de allí Maria me cuenta: “Yo ten-
siempre existieron y fueron objeto de investi- go esos dones que me dio Dios… a los 8 años reci-
gación, causa de deseo y fuente de inspiración bí el don de la lengua, lo podes leer en San Mateo,
para el arte, la literatura y la cultura en gene- todos querían construir un mundo hasta llegar a la
ral. Modos de expresión subjetivos donde se “da cima, es lo de la Torre de Babel, entonces Dios dividió
a ver” a modo de retorno de lo reprimido: lo pro- las lenguas, para que todos hablaran de un modo dife-
hibido, retornando en las producciones culturales. rente, para que no se puedan entender”. Con el correr
Si no, pensemos en el Barroco, en La Capilla Sixtina de las entrevistas comienza a decir cuando tiene al-
que está decorada con frescos llenos de desnudos y obs- guna alucinación que no sabe si pasó eso o es que

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ella “flashó”. Comienza otro tiempo subjetivo, vía el acotamien- precio es la angustia. El profundo desprecio que siento por mi
to del goce aplastante del Otro. mediocridad y mi cobardía. Y la profunda desesperación por el
Siguiendo la enseñanza lacaniana, de los tres registros RSI paso del tiempo estéril.”
anudados a través del nudo borromeo, se me ocurre pensar a A las sesiones siguientes comienza a soñar, me dice que vive
las pasiones del orden del registro imaginario a las locuras en para soñar y traerme los sueños a mí. El relato de los mismos pa-
el registro simbólico y a las mujeres en el registro real. recen novelas de ciencia ficción, donde siempre están presente
La pasión por el significante puede llegar a la locura, creyen- sus otros significativos de su infancia. Paso a paso se va inscri-
do que es posible simbolizar todo cuando en verdad sabemos biendo un camino, gestándose una serie de presencia-ausencia
que lo real es lo imposible y lo que insiste no cesando nunca de en acto, en la transferencia, donde trae sueños, los trabajamos,
no escribirse. Como analista cabe analizar una reflexión crítica pero en determinado momento falta una semana y se reinicia
sobre estas cuestiones cruciales a la hora de dirigir una cura y la serie ¿Intento de inscribir un objeto en falta?
elegir determinadas intervenciones u otras (intervenciones que Para pensar alguna articulación posible entre mujeres, pa-
nos lleguen a desencadenar formaciones delirantes). La locura siones y locura propongo hacer hablar a las místicas, tal como
tampoco nos exime a los psicoanalistas (me incluyo). Si bien es Sócrates hace hablar a Diótima en su elogio al amor y Lacan a
cierto que ante el encuentro sin vestiduras de lo real, el signifi- Doltó en el congreso de sexualidad femenina, para ser alguna
cante calma la angustia, también es cierto que lo real insiste. luz al enigma de la feminidad. A continuación algunos versos
Los tres registros suelen resultar muy ejemplificadores para de una poema de Sor Juana Inés de la Cruz.
pensar distintas cuestiones. En relación al amor, lo ubicamos en
el registro imaginario, al goce en el registro real y al deseo en “… ¿En perseguirme, mundo, qué interesas? ¿En qué te
lo simbólico. Locas de Amor, al modo de las Locuras Histéricas, ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi enten-
recuerdo una paciente, Marcia, que para llamar la atención de dimiento y no mi entendimiento en las bellezas?
su esposo, comenzó a crear “sus crisis”, que no eran más que Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me cau-
descargas de inervaciones motoras, al modo de los movimien- sa más contento poner riquezas en mi entendimiento
tos opistótonos de las crisis histéricas que describía el maestro que no mi entendimiento en las riquezas.
Freud en Estudios sobre la Histeria. Sus crisis expresaban un Y no estimo hermosura que vencida es despojo civil de
deseo reprimido y justamente lo reprimido tenía que ver con la las edades ni riqueza me agrada fementida…”
impotencia de su esposo. Cuando logra realizar algunos movi-
mientos en su posición subjetiva, precipitados por la muerte de Sor Juana intenta ser ella misma a través de su poesía, reve-
su padre, con él que tenía una relación de mucha dependencia, lándose al destino de ser esposa y madre, dando cuenta de su co-
las crisis comienzan a ceder, dando lugar al recuerdo. Allí se da nexión con ese real, en juego que la hace desposeerse de los ob-
cuenta que ella comenzó con la crisis no solamente cuando em- jetos para enriquecer su entendimiento y embellecerlo, como nos
pezó su menopausia, sino cuando su marido manifiesta impo- dice en el poema recién citado. Sor Juana intenta definir a través
tencia. Hasta ese momento la frígida era Marcia. de sus poesías la esencia del “deseo femenino” más allá del falo,
Las pasiones, en cambio, están en relación al registro de lo ese más allá del dejarse desear, autorizándose a gozar. Goce mís-
imaginario. Otra paciente, Silvia, 47 años, vive sola, es profeso- tico, suplementario. Precisamente ella, que es monja, una monja
ra, soltera, con cierta modalidad de relacionarse al otro, vía una enigmática y misteriosa. La creación artística sólo es posible a par-
lógica del Todo/Nada, llega a la consulta luego de un accidente tir de la hiancia que aparece entre la vida y la obra del autor.
que tiene yendo a trabajar en un taxi, donde sufre lesiones en el En Sor Juana aparece la escisión entre la mujer que habla a
cuello y cintura, que no son de gravedad médica, pero ella le da través de los poemas y la monja intelectual. Su obra tiene una
una significación tal, que llena toda su vida de dramatismo y le vigencia actual retornando de generación en generación. A Sor
sirve en algún punto, para sostenerse en la queja constante, con Juana no le interesaban las cuestiones políticas ni históricas, lo
un dramatismo terrible. A partir de ese momento se incrementan que si le quitaba el sueño era el lugar de la mujer en el mun-
sus no ganas de nada, ideas de suicidio, que siempre estuvieron, do del espíritu. Se sirve de la diosa Isis, diosa egipcia de la Sa-
más o menos latentes, sintiéndose muerta en vida. “Yo ya estoy biduría. La sabiduría es femenina y ella insinúa que el espíritu
muerta, es una cuestión de tiempo”. Varias sesiones fueron sos- también lo es, pero Sor Juana como es muy inteligente apela a
tener este lamento constante, hasta que en un momento que vie- la etimología para protegerse de cualquier juicio negativo; alu-
ne hablando de que no tiene proyectos, que lo que estudió no le diendo que la diosa Isis es la personificación de la sabiduría,
gusta porque tiene que ver con los números y a ella siempre le pero que en su origen es doblemente varón. Argumento para-
gustaron las artes, le propongo que escriba algo en relación a la dojal que da cuenta de la contradictoria intimidad de Sor Jua-
palabra “proyecto”. A la sesión siguiente me dice que se olvidó, na que exalta la condición femenina a través de la identifica-
que para la próxima va escribir, ya que le gusta escribir, pero hace ción de Sor Juana con la diosa Isis, accede a la femineidad vía
mucho que no lo hace. Así fue y trae el siguiente escrito: la madre y la virgen, pasando a figurar el listado de las “muje-
“En un primer momento me resulta imposible visualizar la pa- res sabias”. Y a propósito de mujeres que han traspasado el lí-
labra proyecto. Lo intento y veo la palabra Fracaso con absoluta mite del sentido nos encontramos con Medea. ¿Es Medea quién
nitidez. Están absolutamente ligadas. Hay una diferencia tajan- hace alguna luz para re-pensar la feminidad?
te con las palabras fantasía, deseo, lo que me gustaría. Eso está
indisolublemente ligado a lo Imposible, lo inalcanzable. No so- Bibliografía
porto la publicidad del fracaso, los fracasos deben permanecer
ocultos. Tengo tolerancia cero al fracaso. El miedo al fracaso me Sigmund Freud: “La feminidad”, en Obras completas, Amorrortu, Bs. As.
paraliza. El miedo de la mirada de los otros sobre mi fracaso, “Sexualidad femenina”, en Obras completas, Amorrortu, Bs. As.
tiene un efecto devastador. La forma de escapar de esa angus- Jacques Lacan: El seminario, Libro 20: Aún, Paidós, Bs. As.
Colette Soler: Lo que Lacan dijo de las mujeres, Paidós, Bs. As.
tia y del miedo de esa angustia, es no proyectar, no intentar, no
AA.VV., Revista Fluctuat, Nº4, Pasiones y sus destinos, Letra Viva, Bs. As.
hacer. En algún punto me resulta más soportable el manto de Élida Fernández: Diagnosticar la psicosis, Letra Viva, Bs. As.
la duda, así todo queda en un hipotético potencial. Lo que po- José Ferrater Mora: Diccionario de filosofía abreviado, Ariel, Madrid.
dría haber hecho, lo que sería capaz de hacer pero no hago. El Octavio Paz: Sor Juana Inés de la Cruz o trampas de la fé. FCE, Bs. As.

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Colaboración Anticipo editorial

La imagen del Otro El niño y el Otro


da, si no es a causa de que en mi rea-
Escribe lidad psíquica algo se identifica con la Pertinencia de los “cuatro discursos” en la
imagen del Otro? clínica psicoanalítica lacaniana con niños
Sergio Zabalza Arrancado de un medio que asegu-
sergiozabalza@hotmail.com raba una perfecta homeostasis, apenas de PABLO PEUSNER,
emerge en el mundo, el niño es some-

S
egún Sigmund Freud, “el inicial tido a las más feroces exigencias pro- Letra Viva Editorial, 2008
desvalimiento del ser humano es la venientes de las entrañas del propio cuer- Hemos extraí-
fuente primordial de todos los mo- po. Por eso Freud decía que el recién naci-
do el asunto que
tivos morales”1. Por eso, las más tempra- do es un perverso polimorfo2 habitado por
nas vivencias de satisfacción proporciona- un puro instinto de muerte. Sólo un largo, nos ocupa en este
das por la acción específica del adulto son complejo y delicado proceso hará posible libro de una eta-
esenciales en el arduo camino que supo- transformar esa barbarie originaria en pro- pa de la enseñan-
ne la civilización de los impulsos más pri- yectos a compartir en el lazo social. za de Jacques La-
marios. Claro está, no se trata de la mera Ahora bien, si colegimos que el adul-
administración de la sustancia nutricia, to de los primeros cuidados –primer res- can: se trata de la
el lavado correcto o el abrigo adecuado ponsable del advenimiento del niño como época en que, me-
sino también –y por sobre todas las co- ser social– es también a su vez un suje- diante lo que lla-
sas– las palabras, arrullos y atención que to de deseo que atravesó –o no– aquel mó “cuadrípodos”,
sólo el genuino interés del adulto puede inicial desvalimiento, se abre la ineludi-
transmitir. ble dimensión del Otro social: esa com- intentó dar cuenta
Desde esta perspectiva, la sola satisfac- pleja trama de estamentos legales, polí- de los modos de lazo social.
ción de las necesidades primarias no al- ticos y sociales entre los que se asientan ¿Qué motivo había para intentar su arti-
canza, ni por lejos, para introducir al niño las bases de una convivencia civilizada y culación, para mostrar su pertinencia con la
en la compleja red de intercambios que su- democrática.
La falla de humanización presente en
clínica psicoanalítica lacaniana con niños?
pone la convivencia humana. Por eso las
personas somos sujetos de deseo: sólo el el episodio de Almirante Brown trascien- ¿No hay acaso en la presentación de esos
interés y el amor de aquel Otro de los pri- de largamente la responsabilidad de una cuatro discursos un poderoso intento clíni-
meros cuidados hará tolerables las obli- madre o de una familia. Por lo pronto, co que había sido históricamente descuida-
gaciones que la realidad nos depara en dos niños arrojados a la brutal exigencia
do en el psicoanálisis con niños? ¿Cómo no
cada esquina, cualquiera sea nuestra si- de sus impulsos más primarios y brutales
tuación en el mundo y la suerte que nos constituye una tragedia que nos alcanza descuidarlo si el niño “era” el sujeto y sus
haya tocado. a todos: es la imagen de un Otro que pa- padres o parientes quedaban fuera del con-
De esta manera nos constituimos en es- reciera haberse olvidado del más entra- sultorio, convocados siempre tarde en oca-
pejo. Lo más íntimo y delicado de mi per- ñable sentimiento de sí. Y esto no es una
sión de algún desastre? ¿Cómo no ignorarlo
sona descansa en el Otro. Basta reparar en película.
el impacto u horror que nos causa cual- si el analista dejaba de dirigir la cura para
____________ quedar cautivo de las intempestivas arreme-
quier escena violenta de una película por
1. Sigmund Freud, “Proyecto de una psicolo-
más que nuestra butaca se mantenga tan gía para neurólogos”, Obras Completas, A. tidas parentales que vulneraban su política
firme y serena como cuando ingresamos E. Tomo I, página 363. y presionaban sobre su táctica? ¿Cómo re-
al cine ¿Por qué sufrimos cuando la hu- 2. Sigmund Freud, “Tres ensayos de teoría
manidad del protagonista se ve amenaza- conocerlo si apenas contamos con la lógica
sexual”, Obras Completas, A. E. vol. 7
del “caso por caso” para escapar de la “bu-
rocracia psicoanalítica”?
Pensamos que dichos discursos consti-
tuían un valioso aporte a la comprensión de
la dinámica de la cura de un niño e intenta-
mos extraer de ellos –lo más rigurosamente
posible– una matriz de lectura que nos per-
mitiera acceder a esos casos que hoy se cali-
fican de “contemporáneos”. En estas coorde-
nadas fue que nos propusimos un recorrido
intentando producir algún aporte que fuera
un poco más allá del comentario habitual de
los textos. Nos encontramos con algo que,
luego de haber sido puesto a prueba duran-
te todo un año, hoy hacemos público para
que nuestros colegas puedan hacer de eso
una crítica y, eventualmente, un uso.

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Colaboración

Vicisitudes del libro “Freud Filósofo”


por Emiliano del Campo

E
n el mes de abril del 2007, publicado por Quiero que quede claro y bien en relieve:
la Editorial Letra Viva, aparece por fin mi Freud, ya era un genio en aquellos primeros años.
libro tan soñado: Freud Filósofo en la Feria Tal como mi amigo Ludovico Rosenthal –el único
del Libro de aquel año. Vale recordar las vicisitu- que había leído a Freud como ninguno de los psi-
des de los primeros seis meses del 2006, cuando coanalistas de aquellos años– me di cuenta de que
me había dedicado con gran pasión, a escribir el debía volver a leerlo. Con él forjamos una gran
libro. Me resultaban escasas las siete u ocho ho- amistad entre los años 70 hasta los comienzos
ras por día, aún a costa de mi trabajo en el con- de los 80. Nadie podría creer que ese Ludovico,
sultorio, para desplegar, lo que había estado en que era tan sencillo y humano, era el Ludovico
espera, largos años de mi vida. En el mes de ju- Rosenthal, el traductor de Freud, como ninguno
lio del 2006 había concluido mi texto con este tí- lo había logrado en su época. Por ello lo leo y lo
tulo: Freud, desde el Enwurft de 1895,a la metap- releo, en su Prólogo de Traductor; es lo que nin-
sicología y La Guerra y la muerte de 1915. No me gún analista debería dejar de leer con toda la fre-
voy a ocupar del manoseo que debí soportar con cuencia posible, cuando, como todos los huma-
paciencia durante largos meses, hasta que por fin nos, nos sentimos quebrados, sigamos a la ética
hice lo que debía hacer al comienzo: se lo llevo freudiana, como nos la recuerda Ludovico:
a mi gran amigo Leandro Salgado, Director Eje- “El lector que recorra estas páginas con simpatía
cutivo de la Editorial Letra Viva. Lee el escrito y luego me lla- reconocerá, de acuerdo con los críticos que han hecho su exége-
ma, ante mi asombro me hace saber: “el título de este libro sis, que el esfuerzo cumplido por Freud en el año 1897 es único
debe ser ‘Freud Filósofo’”; solo un experimentado editorialis- en la historia de la ciencia: elaborar una teoría al unísono con
ta, como es Leandro, podía tan rápidamente haberle dado el el análisis de la pro­pia personalidad de su autor, llegar al colmo
título que correspondía a este libro; nuevamente toda mi gra- de la objetividad en medio de la más desgarrante crisis aními-
titud con mi amigo Leandro. ca subjetiva. Después de haber leído estas cartas y manuscritos,
¿Pero, cuáles fueron las causas que imperaban en mí, para el psicoanálisis se nos presenta, en efecto, como el producto del
semejante empuje por este libro? No solo los cursos de Fi- propio análisis de su creador.”(Tomo XXII, Pág. 7) Con estos tes-
losofía que dictaba José Pablo Feinmann, a los que concurrí timonios me basta para dejar en claro la distancia que hay entre
desde el 2004, y a los que asistía semanalmente. ¿Qué me la ética de Freud y su ausencia en aquellos psicoanalistas laca-
produjeron?; más allá de su incomparable enseñanza de la nianos, que han convertido el psicoanálisis en una réplica, una
filosofía, que solo él era capaz de trasmitir. Habían desper- copia, de la jerga heideggeriana, donde no se puede saber dón-
tado en mí la pasión por el retorno a las fuentes freudianas, de empieza lo propio del psicoanálisis y dónde el pensamiento
estas fuentes las tengo guardadas desde añares, como un te- del nazi y del filósofo estructuralista. Para algunos psicoanalis-
soro, ¿en dónde?: en mi biblioteca, estaban a la espera, al tas esto no es suficiente, se han convertido en los grandes com-
alcance de mi mano, son las: Obras Completas de Sigmund piladores de la obra heideggeriana.
Freud. Tomo XXII, “Los Orígenes del Psicoanálisis”. “Cartas Este libro contiene los cimientos de mi sostenida lectura del
a Wilheim Fliess”, “Manuscritos y Notas de los años 1887 a libro de Paul-Laurent Assoun: Introducción a la metapsicología
1902”. “Proyecto de una Psicología para Neurólogos”. Apén- freudiana. Si bien comienzo a leerlo en 1986, recién en el 2004
dice. Traducción, Prólogo y Notas de Ludovico Rosenthal. San- comienza a producir un profundo cambio en mi lectura de los
tiago Rueda Editor. Buenos Aires. 1956. fundamentos de la obra freudiana. Solo voy hacer esta cita cru-
cial de Lauren Assoun, plena de conse-
cuencias: “El psicoanálisis no necesita una
Letra Viva Editorial, tiene el agrado de invitar a la presentación del libro epistemología, la tiene, y eso es lo que se
llama propiamente freudismo”. Tampoco
duda en afirmar que: “hay que separar el
FREUD FILÓSOFO método psicoanalítico de la doctrina freu-
diana.” Esto es justamente lo que sorpren-
del Dr. Emiliano del Campo derá a muchos; afirma Assoun que, cuan-
do nace la Sociedad Psicoanalítica de Pa-
ris: “¡Se habían adherido al método psi-
La misma se llevará a cabo en el Aula Magna del Hospiatal Borda, coanalítico, no a la doctrina freudiana!.
Primera Cátedra de Psiquiatría, el día 17 de Junio a las 9,30 hs. Con esto es suficiente para anticipar lo
desarrollado en el libro.
Mi agradecimiento a mi gran amigo,
El panel estará integrado por: el Profesor Dr. Miguel Angel Materazzi,
Director del Hospital Neuropsiquiátrico
Dr. Adolfo Carofile, Subdirector del Borda, T. Borda, que nuevamente me facilitó no
Dr. Vicente Donnoli, Prof. del Departamento de Ciencia e Investigación del Hospital Borda, solo mi trabajo en la institución, sino la
Dra. Ester Cohen, Profesora de Filosofía presentación de mi libro: Freud Filósofo
en el Hospital.

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El problema de la transmisión, y los límites del lenguaje en la experiencia analítica

Dos referencias lacanianas: Peirce y Wittgenstein (II)


por Gabriel O. Pulice y Oscar Zelis*

S
obre Charles Sanders Peirce (EE.UU., 1839-1913), lo prime- lativa, que en ningún caso se puede resolver en una acción en-
ro que conviene advertir es lo difícil que resulta presentarlo tre dos elementos4”. Vale decir, plantea una relación triádica ge-
sintéticamente, ya que sus contribuciones no se circunscri- nuina y no reductible. Esto tendrá un peso muy importante en
ben a una sola área del conocimiento. Fue un científico e inves- toda la obra de Peirce. Es lo que destaca explícitamente Lacan
tigador polifacético. No se llevó nunca muy bien con el ámbito en el Seminario 23 cuando en medio de su investigación sobre
académico, pero su extenso y perseverante trabajo –del cual to- los anudamientos de los tres registros R. S. I., reconoce: “Un
davía hoy solo una mínima parte está publicada– produjo y pro- tal Charles Sanders Peirce ha construido sobre este asunto su
duce aportaciones novedosas en las más variadas disciplinas. En- propia lógica, lo que, debido al acento que pone en la relación,
tre otros puntos destacados de su obra, es considerado uno de lo lleva a hacer una lógica trinitaria. Yo sigo completamente el
los precursores –junto a Ferdinand de Saussure– de la semiótica mismo camino, salvo que llamo a las cosas por su nombre: sim-
moderna. Fue asimismo el fundador de la corriente filosófica co- bólico, imaginario y real, en el buen orden5”.
nocida como “pragmatismo” –de la cual luego quiso establecer El esquema del acto de semiosis es introducido por Lacan en
cierta distancia al llamar a su concepción pragmaticismo. su Seminario 196, a partir de la intervención de Recanatti. Allí
En el campo de la lógica, desarrolló también muy valiosos lo presentan como el “triángulo semiótico”7. Para no producir
aportes, siendo uno de los pioneros en la “lógica de relacio- confusiones, al describir el diagrama, Peirce muchas veces re-
nes”... En fin, invitamos al lector a que compruebe por sí mis- emplaza la palabra signo por representamen.
mo que la lista de contribuciones de Peirce en su indagación so-
Representamen Interpretante
bre el conocimiento científico podría extenderse en forma con-
siderable, no obstante, para no desviarnos de la propuesta de
esta sección, nos adentraremos ahora en los tópicos que resul- Representamen Interpretante
tan de nuestro particular interés1. Objeto
Si la lingüística de Saussure fue el punto de apoyo para los
desarrollos de Lacan sobre la operatoria del significante y sus Decía en dicha ocasión Lacan: “Lo que el otro día fue pues-
efectos, fue sin embargo la semiótica peirceana la que posibilitó to en el pizarrón bajo Objeto
el nombre de ‘triángulo semiótico’, bajo
revisar la conceptualización del signo, permitiendo su formula- la forma de representamen, de lo interpretante, y aquí del ob-
ción a través de una figura triádica que posibilitó el reingreso en jeto, para mostrar que la relación es siempre ternaria, a saber,
escena del objeto. El acento está puesto, en Peirce, en el esta- que es la pareja Representante/Objeto, que es siempre a re-
blecimiento de una relación triádica no reductible, en donde es interpretar, es eso de lo que se trata en el análisis”. Y un poco
preciso destacar, además, que todo su desarrollo lógico-semió- más adelante: “¿Qué hace falta sustituir en el esquema de Peir-
tico gira en torno de un sujeto que es considerado, él también, ce, para que armonice con mi articulación del discurso analíti-
un signo. Ésta es una idea muy fuerte en Peirce, y nos permite co? Es simple como los buenos días: a efectos de lo que se tra-
vislumbrar que la semiótica peirceana no sólo puede ser toma- ta en la cura analítica, no hay otro representamen que el obje-
da como una metapsicología compatible en muchos aspectos to a,Discurso a del cual el analista se hace
objetoanalítico el representamen,
Triangulo semiótico jus-
con las teorizaciones de Lacan, sino que en buena medida las tamente, el mismo, en el lugar del semblante”.
anticipa y atraviesa de manera elocuente2. Entonces, como pri- a Discurso analítico R I
Triangulo semiótico
mer punto de este recorrido, nos abocaremos a considerar qué S2 S1
son el signo y el acto de semiosis para Peirce. O R
a I
Seleccionaremos una de las varias definiciones de “signo” que
ha propuesto a lo largo de sus escritos: “Defino al Signo como S2 S1
algo que es determinado en su calidad de tal por otra cosa, lla- O
mada su Objeto, de modo tal que determina un efecto sobre En nuestra próxima entrega, analizaremos esta articulación
una persona, efecto que llamo su Interpretante, vale decir que con más detalle y presentaremos otros desarrollos peirceanos que
este último es determinado por el Signo en forma mediata. Mi seguramente serán de interés para nuestra investigación.
inserción del giro ‘sobre una persona’ es una forma de dádiva ___________
para el Cancerbero, porque he perdido las esperanzas de que * Oscar Zeilis [oscarzelis@speedy.com.ar]
se entienda mi concepción más amplia en cuestión”3. Dejamos Gabriel Pulice [nbpulice@intramed.net.ar]
incluida esta última aclaración, porque apunta a lo que seña- 1. Sobre la vida y obra de Peirce, se hallará un más amplio desarrollo en Pu-
láramos recién, que para la semiótica de Peirce no es necesa- lice, G.; Manson, F.; Zelis, O.; Investigación ◊ Psicoanálisis. De Sherlock Col-
mes, Peirce y Dupin, a la experiencia freudiana; Buenos Aires; Letra Viva,
rio suponer un Sujeto conciente tal como lo entiende la psico- 2000. Capítulo 2.
logía clásica, y por tanto, el interpretante puede funcionar por 2. Pulice, G.; Manson, F.; Zelis, O.; Investigar la Subjetividad; Buenos Aires;
fuera de la conciencia, lo que nos permitirá poder pensar luego Letra Viva 2007. Capítulo 6.
el acto de semiosis como factible de realizarse en procesos in- 3. Peirce, C. S.; Obra Lógico-Semiótica; Edición de A. Sercovich; Taurus Edit.
conscientes y, de modo general, entenderlo como una propie- Madrid 1987.
dad semiótica y no psicológica. Veremos enseguida que en este 4. Peirce, C. S.; The Essential Peirce; Vol II; The Peirce Edition Project; USA;
modelo, la relación signo-interpretante también se podrá leer 1998.
como el encadenamiento de un significante a otro significante, 5. Lacan, J.; Seminario 23 El Sinthome (1975-76); Pág. 119. Editorial Pai-
por ejemplo. Pero antes veamos cuál es su definición de semio- dós, 2006.
6. Lacan, J. Seminario 19: «…ou pire.» (1971-1972); inédito. Clases 11 y 12.
sis: “Por semiosis entiendo una acción, una influencia que sea,
7. En próximas entregas, podremos comprobar que la figura del triángulo
o involucre, una operación de tres elementos, como por ejem- no es la más adecuada para representar la relación triádica. En efecto, un
plo un signo, su objeto y su interpretante, una relación tri-re- nudo de tres cuerdas, por ejemplo, nos será de mucho más provecho.

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FUNDACIÓN CENTRO PSICOANALÍTICO ARGENTINO
Coordinación general: Rogelio Fernández Couto
Dirección de Enseñanza: Pablo Vilar. Coordinadores: Viviana Bega, Gabriela Capace, Alicia Ciampa, Said Martínez Grecco, Martín Rainero, Marcela Rivas, Gabriela Torres, Nora Torres, Laura Vallejos

SE OTORGARÁN CERTIFICADOS DE ASISTENCIA. HORARIO DE ATENCIÓN DE 9:00 A 22:00


INFORMES EN LOS TELÉFONOS: 4822-4690 | 4823-4941 | 4821-2366. E-mail: fcpa@fcpa.org.ar
INSCRIPCIÓN EN: Pte J. E. URIBURU 1345 Piso 1° (y JUNCAL). CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

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Gacetilla

Asociación de Profesionales del Ameghino


25 años de lucha por la Salud Mental y el Hospital Público

U
na celebración nos obliga al ejercicio de la memoria que 2001. El decreto de estructura afirma en su fundamentación va-
en su mismo movimiento de ir a los orígenes va constru- rios reconocimientos: nuestra voluntad y esfuerzo por mantener
yendo una historia. La historia se remonta a la época de la la especificidad; la resistencia a políticas de arrasamiento del sis-
dictadura, algunos profesionales comienzan a poner en práctica tema de Salud Mental; la modalidad de atención ambulatoria
en esta institución el discurso analítico. Un espacio de asistencia como dispositivo por excelencia para evitar la marginación, el
en el sector público desde la escucha psicoanalítica, pero también aislamiento y la segregación de quienes padecen algún malestar
de formación, discusión y transmisión del psicoanálisis. psíquico. Y el de ser un Centro donde la actividad asistencial es
Surge también la necesidad de agruparse con el fin de mejo- acompañada de una labor docente de capacitación y de investi-
rar la situación del Centro en el sistema y la de los profesionales gación permanente, como lugar de formación para los profesio-
que en él trabajaban. El 10 de septiembre nales que inician su práctica en el hospi-
de 1983 se funda la Asociación de Pro- tal público y gratuito.
fesionales, en tiempos finales de la más Las políticas de desmantelamiento y
cruel dictadura de nuestra historia. Por arrasamiento del campo de la Salud Men-
aquellos tiempos, “el Ameghino” depen- tal generan acciones en la línea del vacia-
día administrativamente del Hospital Ra- miento de las instituciones, sin conside-
mos Mejía. Efecto de la práctica asisten- rar la demanda cada vez más creciente e
cial, aparecen las discusiones sobre la es- insatisfecha, dado los pocos recursos hu-
pecificidad como Centro de Salud Mental manos con los que se cuenta.
y la necesaria autonomía del Hospital Ra- El gobierno actual de la Ciudad de Bue-
mos Mejía. Luego de una ardua lucha, en nos Aires presenta medidas en el área de
1987 se logra la autonomía y los profesio- Salud Mental que demuestran una vez
nales nos abocamos a la redacción de un más la brecha entre la Ley 448 y las ac-
proyecto de institución que lo encamine ciones que el gobierno de turno pone en
a una estructura propia. El proyecto fue redactado con la parti- marcha. Construir lo que falta no requiere deshacer lo que exis-
cipación de todo el Centro. Secciones, equipos y comisiones tra- te, sino perfeccionarlo y articularlo con los otros eslabones del
bajaron en grupos internos. La dirección y los distintos sectores sistema de atención de la Salud.
avalaron su redacción. La comisión redactora, constituida por re- Otra vez saldremos en defensa del Hospital, a luchar ante po-
presentantes de los equipos, coordinó la elaboración total. líticas que intentan privatizar o tercerizar la Salud presentan-
Como lo expresa el proyecto (citamos la letra ya que parece te- do pseudos planes detrás de los cuales solo hay intereses inmo-
ner hoy más actualidad que nunca): “Esta metodología de parti- biliarios.
cipación sostenida en el consenso institucional de trabajo, plan- La historia de una Asociación de Profesionales es la de la lucha
tea ventajas y desventajas. Será éste un proyecto al que proba- de los trabajadores de un sector y sus reivindicaciones. En este
blemente le falte homogeneidad y que no contará con la proliji- caso, no sólo. La historia de esta Asociación se entrelaza hasta
dad que suelen tener los planes formulados por especialistas en confundirse con la de una institución de la cual surge y a la vez
planificación y sanitarismo. (...) creemos que un importante ob- construye día a día defendiendo su lugar en la comunidad, sos-
jetivo de nuestro proyecto, es que todas las contradicciones exis- teniendo su perfil asistencial, promoviendo políticas institucio-
tentes en nuestra tarea salgan a la luz, puedan ser pensadas, dis- nales de consenso y resistiendo intentos sistemáticos de destruc-
cutidas, trabajadas y lograr eventualmente alguna síntesis supe- ción del hospital público.
radora. Con más razón si son aquellas que trabajan diariamente El Ameghino son los pacientes que acuden a solicitar atención,
en este tema y vienen haciéndolo desde hace años, acumulando los compañeros administrativos que acompañan nuestra tarea,
una experiencia que se suele desechar en los modelos de plani- los médicos, psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, traba-
ficación tecnocráticos. Otra de las ventajas (…) es la posibilidad jadores sociales, terapistas ocupacionales, ad honorem y renta-
que brinda de aunar los intereses generales con los particulares, dos que se forman, asisten pacientes, coordinan y conducen los
ya que estos encuentran un espacio de legítima realización den- equipos y la institución, en suma, trabajan por el hospital y la
tro de un proyecto común”. salud públicos.
El espíritu que recorre la letra se materializa en las luchas y ac- El Ameghino es también su Asociación de Profesionales, que
ciones que conducen a distintos logros: tiene como pilar fundamental la defensa de los trabajadores. De-
* Defensa de un perfil institucional que articula el campo de la fiende el recurso humano formado en la institución y brega por
Salud Mental y el del psicoanálisis. el nombramiento de cada uno de ellos. Asociación que sostiene
* Permanencia de los becarios. como principio fundamental la participación democrática en el
* Nombramientos de profesionales, formados en la institución, devenir institucional y la defensa del hospital público.
que sostienen la asistencia diariamente. Es deber de la Asociación transmitir el legado a los que nos se-
* Inclusión de los profesionales ad honorem en las distintas guirán, así como reconocer el trabajo y esfuerzo de los que nos
instancias institucionales de coordinación y representación, así antecedieron en las diferentes comisiones directivas. Retomando
como la participación en las comisiones directivas, encabezando la letra del proyecto, el Ameghino es entonces, también, su Aso-
la conducción en varias oportunidades. ciación de Profesionales y esta Asociación de Profesionales es el
* Fuimos participantes activos en la creación, sanción y regla- Ameghino. Ésta es nuestra mayor fortaleza.
mentación de la Ley 448 de Salud Mental.
Por la Asociación de Profesionales:
Habrá que esperar para ver concretado nuestro proyecto al año Eduardo Garaglia (Secretario), Mirian Dios (Presidenta).

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Textos filosóficos

Dossier
Martin Heidegger
3ra época - 49na parte
1997 - 2008
Compilador: Rogelio Fernández Couto

No existen los poetas,


existen los hablados por la poesía
Notas sobre la función poética del lenguaje en Platón, Heidegger y Zelarayán
por Lucas Soares
Los poetas de ninguna manera tienen que ocuparse de sus re- da ciertamente por don divino”.5 No se trata ya de pensar vul-
laciones humanas, antes bien deben hundirse en el último sub- garmente al maniático como un enfermo o perturbado, sino
suelo. La sociedad además se encarga de ponerlos allí, donde el como alguien que se halla poseído por la divinidad (theîon).6
amor a las cosas los mantiene; son los embajadores del mundo Recién en el último tramo del Fedro dedicado a la discusión
mudo. Como tales, balbucean, murmuran, se hunden en la no- sobre la técnica retórica, y al volver sobre el núcleo de su se-
che del lógos –hasta que finalmente se encuentran en el nivel de gundo discurso, Sócrates termina por tipificar más claramen-
las raíces, donde se confunden las cosas y las formulaciones te la manía en dos especies: una producida por enfermedades
Francis Ponge1 humanas, y la otra por un cambio de los valores habituales
provocado por la divinidad.7 El estado de locura entendido
El objetivo de la poesía es recordarnos en sentido divino nunca implica oprobio ni deshonra, sino
lo difícil que es ser sólo una persona, por el contrario la posibilidad de producir bajo su influencia
porque tenemos la casa abierta, no hay llaves en las puertas, obras bellas que jamás hubieran podido surgir en estado de
e invitados invisibles entran y salen a sus anchas cordura humana: “tanto mayor es en belleza, según el testimonio
Czeslaw Milosz2 de los antiguos, la locura con respecto a la cordura; pues una nos la
envía la divinidad y la otra procede de los hombres”.8 Esta segunda

I.
A diferencia de otros diálogos de Platón, el Fedro no se especie de manía se presenta en Fedro bajo cuatro formas de
deja encuadrar bajo una temática en particular, sino posesión divina, asignadas respectivamente a cuatro dioses:
que por sus páginas vemos discurrir los tópicos claves la inspiración profética (mántica) a Apolo, la teléstica (misté-
de la filosofía platónica de madurez: el éros, la belleza, la na- rica o ritual) a Dioniso, la poética a las Musas y la manía eró-
turaleza y destino del alma, la técnica retórica y la tensión en- tica a Afrodita y a Éros.9 Es justamente esta rehabilitación de
tre oralidad y escritura.3 Como bien señala Heidegger, “cada la locura desde una óptica divina la que le permitirá a Platón
uno de estos nombres podría servir de subtítulo con tanto o reevaluar, en contraste con el planteo de República, la poesía
tan poco derecho como los otros”.4 La primera parte del diá- tradicional en términos positivos.
logo, constituida por tres discursos (el de Lisias, y los dos de Me interesa sobre todo esta tercera manifestación de manía
Sócrates), aborda el problema del éros y el de la naturaleza y poética proveniente de las Musas, pues a partir de la distin-
destino del alma. La segunda se ocupa del status de la técnica ción entre los estados de manía divina y de cordura humana,
retórica y de sus diferencias con la dialéctica filosófica. Aquí Platón desprende una valoración entre dos clases de poetas:
sólo quiero detenerme en la concepción sobre la poesía que se los eminentes o perfectos, inspirados por la manía poética,
desprende del segundo discurso de Sócrates en honor al dios y los imperfectos, bajo el estado de cordura humana: “Pues
Éros, pues en éste Platón introduce una clara demarcación aquel que sin la locura de las Musas llegue a las puertas de la poesía
entre dos órdenes de locura (humana y divina), distinción convencido de que por arte (téchne) habrá de ser un poeta eminente,
pasada por alto en los dos discursos precedentes en tanto será uno imperfecto, y su creación poética, estando cuerdo, quedará
asimilaban locura (manía) a enfermedad (nósos): “Si fuera una oscurecida por la de los enloquecidos”.10 El discurso poético que
verdad simple el que la locura es un mal, se diría eso con razón. Pero en algunos diálogos tempranos y de transición como Apología,
el caso es que los bienes mayores se nos originan por locura, otorga- Ion y Menón se explicaba a partir del tópico de la inspiración

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poética por donación divina (theía dósis), se vincula ahora en tística que recorre la literatura griega de Homero a Platón.16
Fedro con ese tercer estado de inspiración procedente de las En lo que sigue, quisiera desprender algunas notas sobre la
Musas, manía poética de cuya posesión se desprende un tipo función poética del lenguaje a partir de una lectura de tal
de poeta eminente que produce obras bellas e inmortales. Por tópico platónico en clave heideggeriana. Porque más allá de
el contrario, cuando el poeta se halla en estado de cordura que suscribamos o no la narrativa del decir del ser por parte
humana, sólo engendra poemas mediocres y perecederos. de presocráticos o de poetas pensantes como Hölderlin, o la
Platón retoma así una idea ya formulada en el Ion acerca de del combate mundo-tierra para pensar la esencia de la obra
la imperfección de toda obra poética producida en estado de arte, lo cierto es que Heidegger, siguiendo en ello a Nietzs-
de cordura, es decir, sólo basada en los recursos técnicos que che, nos enseñó a entender la esencia del arte como poema.
ofrece la disciplina. Allí hacía una de las apreciaciones positi- A leer la poesía como fuente de hallazgos para la filosofía.17
vas más elocuentes acerca de las obras de los poetas tradicio- No se trata de emprender una filosofía de la poesía, sino
nales: “Porque es una cosa leve, alada y sagrada el poeta, y no está de atender al poetizar como única vía posible para el pen-
en condiciones de poetizar antes de que esté endiosado y sin razón, sar. A encarar, como quería el último Wittgenstein, la tarea
y no habite ya más en él la inteligencia. Mientras posea este don, le de poetizar la filosofía.18 De ahí el pensar poetizante que fue
es imposible al hombre poetizar y profetizar”.11 Platón ya revelaba cobrando la filosofía de Heidegger tras Ser y Tiempo, dejando
en el Ion su desconfianza hacia poeta cuerdo que pretende pendiente la tarea del “pensar futuro”. De eso se trata aquí.
traspasar las puertas de la gran poesía mediante las reglas del De proseguir, ayudándonos de la palabra poética, el camino
oficio y no por don divino (theía dósis). Bajo esta óptica, sus- del otro pensar no-metafísico, a fin de ver en qué sentido el
cribiría punto por punto lo que Freud dirá mucho más tarde lenguaje es poema en sentido esencial.
sobre la diferencia entre el poeta inspirado y el técnico: “Los

III.
profanos sentimos desde siempre vivísima curiosidad por sa- Si, tal como pensaba Heidegger, la esencia de la
ber de dónde el poeta, personalidad singularísima, extrae sus poesía debe ser concebida por la esencia del len-
temas y cómo logra conmovernos con ellos tan intensamente guaje,19 podemos enfocar el tópico platónico de
y despertar en nosotros emociones de las que ni siquiera nos la manía poética a la luz del poeta hablado por el lenguaje.
juzgábamos acaso capaces. Tal curiosidad se exacerba aún Porque en tanto hombres carentes de plataforma divina, ya
ante el hecho de que el poeta mismo, cuando le interroga- no nos es dado pensar, como Platón en el Ion y Fedro, a los
mos, no sepa respondernos, o sólo muy insatisfactoriamente, poetas como mensajeros de los dioses, sino más bien como
sin que tampoco le preocupe nuestra convicción de que el embajadores del lenguaje. La poesía como obra del lengua-
máximo conocimiento de las condiciones de la elección del je. Así se autodefinía Francis Ponge, como un ingeniero del
tema poético y de la esencia del arte poético no habría de lenguaje. El poeta como un medium a través del cual el len-
contribuir en lo más mínimo a hacernos poetas”.12 guaje revela una de sus funciones, la poética. Si pensamos la
El Fedro es el diálogo en el que Platón, siguiendo un cami- cuestión desde la fórmula kantiana del genio, según la cual
no abierto en el Ion, Menón y Banquete, termina por fundir éste es el medio a través del cual la naturaleza da la regla al
las nociones de manía divina, poesía, belleza e inmortalidad. arte,20 deberíamos decir que es el lenguaje el que, mediante
Donde más claramente sistematiza su posición acerca de la el poeta, da la regla a la poesía.
esencia de la poesía en función de tal serie conceptual, ya

IV.
que sólo a partir del estado de posesión divina el alma del Pero todo esto está cobrando un matiz muy filosó-
poeta puede llegar a producir (poíesis) obras bellas e inmor- fico. Como hablar abstractamente sobre poesía es
tales. Platón intenta así trascender en Fedro el punto de vista “una forma del tedio o de la haraganería”,21 mejor
negativo y condenatorio de República, que ataba estrecha- dejemos hablar a los poetas acerca de los enigmas de su ac-
mente la poesía tradicional a la cordura y a un criterio pura- tividad. A fin y al cabo nadie mejor que ellos para reflexio-
mente racional y utilitario en términos ético-políticos. Porque nar, ya no filosófica, sino poéticamente sobre la esencia de la
al fin y al cabo el que recibe en Fedro todos los honores y fama poesía. Sirvámonos para eso de la palabra de algunos poetas.
inmortal por sus obras no es precisamente el poeta cuerdo y Pero ya no de Hölderlin, insuperable precursor del pensar
laborioso, sino más bien el poseído o maniático. La novedad poético para Heidegger, ni de la poesía de Rilke, opacada
de este diálogo estriba, pues, en el profundo respeto que Pla- por “una metafísica nietzscheana algo dulcificada”,22 sino de
tón profesa hacia el linaje de la tradición poética, así como en otros poetas en tiempos de penuria. Empiezo con un poeta
el rescate de su papel de fuente de los mayores bienes para la argentino: Ricardo Zelarayán, quien apunta en clave poéti-
humanidad.13 No es casual que Heidegger llegue a decir que ca uno de los textos más elocuentes respecto de la función
en el Fedro Platón ofrece su más profundo preguntar acerca poética del lenguaje: “No sé cómo empezar pero empiezo nomás.
del arte y de lo bello en la forma más armónica, revelándose Hoy estaba almorzando en una pizzería y oí una conversación te-
como un auténtico filósofo-poeta: “su plenitud está configu- lefónica del cajero que estaba detrás del mostrador. ‘Escúcheme don
rada de un modo único, por lo que en todos los respectos Juan –decía el cajero–, la verdad es que cuando hablo con usted salen
esenciales tiene que considerarse a este diálogo como el más cositas…’. Se hablaba de comprar muy barato un hotel alojamiento
perfecto”.14 Ni tampoco que, partiendo de la tesis de que la por parte del cajero y de su invisible interlocutor. Hotel alojamiento
doctrina de un pensador es lo no dicho en su decir, proponga aparte, lo importante era el cajero hablado. No existen los poetas,
volver a dialogar con los diálogos de Platón. Volver pensar lo existen los hablados por la poesía”.23
no dicho en su pensar.15 Este es el punto. El poeta que llega a escuchar lo que nos
dice algo y se deja hablar por ello. Porque desde que el diálo-

II.
Ahora bien, qué sentido e incidencia puede te- go, como creía Heidegger interpretando a Hölderlin, emerge
ner hoy, huidas ya las Musas griegas y acaecida la como el acontecimiento esencial del lenguaje y fundamento
muerte de Dios, el tópico platónico de la inspiración de la existencia humana, se trata de escuchar la función poé-
poética de origen divino, más allá de una referencia erudita tica de ese diálogo para terminar, como un rapsoda, hablan-
para hablar acerca de una antigua doctrina de la creación ar- do de lo que se es hablado. En ese dejar ser hablado y des-

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bordado por el rumor incesante y subterráneo del lenguaje, expresar la mitad. Nada más apropiado aquí que aquel verso
siempre salen cositas. El poeta es el que escucha esas cositas de Pizarnik: “Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y
y se deja hablar por ellas. No es que encuentra poesía en un las palabras no guarecen, yo hablo”.30 El poema se construye así
hecho del lenguaje, sino que el lenguaje ya tiene una fun- con lo que se calla. Existe por ese espacio en blanco que se
ción poética que, de no ser por su mediación, se nos pasaría sustrae a toda palabra. La “inexpresable nada” de la que ha-
de largo. Dice Zelarayán: “Mi agradecimiento es para la gente bla Ungaretti, fundamento abismal sobre el que se levanta la
que habla, para la gente que se mueve, mira, ríe, gesticula…para palabra poética. En ese fracaso de la palabra reside, paradóji-
la gente que constantemente me está enviando esos mensajes fuera camente, toda la potencia de la función poética del lenguaje.
de contexto, esos mensajes que escapan de la convención de la vida A riesgo de ser de taxativo, podría decirse que toda poética
lineal y alienada. Las conversaciones de borrachos son a veces obras gravita en torno de este poema de Quasimodo:31
maestras del sinsentido, del puro juego de los significantes. (…)
Que esas reuniones son verdaderas fiestas de lenguaje”.24 Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por
En un pasaje que Heidegger suscribiría punto por punto, un rayo de sol: y enseguida anochece
Zelarayán agrega: “En fin, el lenguaje es para mí la única reali-
dad. Esto no es ninguna novedad, es una simple afirmación. Si la Probemos reemplazar en él el término “rayo de sol” por
realidad está en alguna parte, está en el lenguaje. La primera tarea el de “lenguaje”. Como si el poema dijera: Cada uno está solo
del hablado por la poesía ha sido nombrar las cosas, las cosas que no sobre el corazón de la tierra / traspasado por el lenguaje: y enseguida
son las cosas sin las palabras. Pienso que el realmente hablado por la anochece. Leído así, el poema apunta al corazón del tema que
poesía es el que sigue y seguirá nombrando las cosas, es decir cam- nos ocupa. En un diálogo interior y silencioso consigo mis-
biándolas, transformándolas continuamente. La poesía es renova- mo, solo en el corazón de la tierra y dejándose traspasar por
ción, subversión permanente”.25 La función poética del lenguaje el lenguaje, el poeta se embarca en un juego inocente y sin
tiene que ver así con la subversión y el desarreglo. Con la meta, que toma muy en serio.32 Y una vez que es elegido por
subversión de nombrar las cosas como si nunca se hubieran las palabras y da a luz el poema, enseguida anochece. ¿A qué
dicho antes. Por primera vez. De volverlas otra cosa en el acto apunta este anochecer? En clave heideggeriana, diríamos que
mismo de renombrarlas. La subversión, en una palabra, de alude al hecho de que al poeta le toca poetizar en la época de
sacar a relucir los pliegues que surcan la piel del lenguaje. la noche del mundo en que vivimos. Pero también podría es-
Esos pliegues que hacen salir cositas. tar apuntando a la noche interior de cada uno. O mejor: a la
noche del lógos de la que hablaba Ponge. Este anochecer que

V.
Tras este marco metapoético brindado por el texto a primera vista pareciera un motivo de pesar, es el que para-
de Zelarayán, pasemos a otros dos poetas: Giuseppe dójicamente posibilita el milagro estético que desoculta la pa-
Ungaretti y Salvatore Quasimodo. Dos poemas de labra poética. Porque a través de ese diálogo interior, solitario
los llamados “herméticos” italianos pueden ayudarnos a ilu- y silencioso consigo mismo, el poeta hablado por el lenguaje
minar algunas franjas de la función poética del lenguaje. En nos vuelve la atención sobre cosas que, de tan a la vista como
“Eterno”, dice Ungaretti:26 la “Carta robada” de Poe, solemos pasar de largo. Me refiero
al milagro estético que, siguiendo a Wittgenstein, implica la
Entre una flor recogida y otra regalada existencia del mundo: “El milagro estético es la existencia del
la inexpresable nada mundo. Que exista lo que existe”.33 El milagro estético que se
produce al ver de otro modo los rostros del amor, el dolor y
La poesía se gesta en el umbral que se abre entre la flor la muerte. Milagro que nos hace verlos por primera vez. La
recogida y la regalada. En el intento –infructuoso de antema- presencia de la poesía – decía Zambrano- es el milagro pri-
no- de expresar lo no dicho. De ponerle nombre a ese, en pa- mero de la aparición de las cosas: “Poesía es sentir las cosas
labras de Heidegger, abismo, entendido como ausencia total en status nascens”.34 A ello se consagra el decir poético. Nos
del fundamento (Abgrund): “En la era de la noche del mundo hace ver de otro modo, ni mejor ni peor, “ese extraño caos
hay que experimentar y soportar el abismo del mundo. Pero que llamamos la vida”.35 La función poética del lenguaje se
para eso es necesario que algunos alcancen dicho abismo”.27 juega así en ese hacernos ver lo mismo de otro modo.
Es justamente en la experimentación y cruce de ese umbral

VI.
que se abre entre la flor recogida y la dada, en la exploración Solemos pensar que el poeta trabaja con la mate-
y puesta en palabras de esa ausencia total del fundamento, ria viva de la experiencia, sirviéndose del lengua-
donde el poeta hablado por el lenguaje deja traslucir la fun- je como un mero instrumento para expresarla.
ción poética del mismo. “Desde el primer instante –señala Decimos que la poesía está hecha de palabras, que es, como la
Zambrano-, la poesía se vio lanzada a decir lo indecible, define Badiou, un “arte del vínculo entre la palabra y la expe-
arrastrada a expresar lo inefable en dos sentidos: inefable por riencia”.36 Pero en una época signada por el viraje lingüístico
cercano, por carnal; inefable también, por inaccesible, por ser que atraviesa todas las corrientes del pensamiento, ¿qué es lo
el sentido más allá de todo sentido, la razón última por enci- que supone tal vínculo entra palabra y experiencia? Supone
ma de toda razón”.28 La doble y paradojal cara de la función que el lenguaje ya no es ese medio disponible para el poeta,
poética del lenguaje permite que a partir de la expresión de sino que éste es simplemente un medium a través del cual el
lo no dicho podamos experimentar y soportar lo inexpresado lenguaje crea y da sentido a su propia experiencia. “La poesía
en lo dicho. Ahí reside la apuesta y el riesgo del decir poético. –dice Octavio Paz – no se siente: se dice. Quiero decir: no es
Riesgo porque, como apuntaba Bachelard, “la poesía pone al una experiencia que luego traducen las palabras, sino que las
lenguaje en estado de emergencia”.29 Al poner en riesgo el palabras mismas constituyen el núcleo de la experiencia. La
lenguaje, al sacar a relucir sus pliegues ocultos para la mirada experiencia se da como un nombrar aquello que, hasta no
corriente, el poeta se arriesga a sí mismo en su decir. Porque ser nombrado, carece propiamente de existencia. Así pues, el
asume el riesgo de enseñarnos lo más importante: que las análisis de la experiencia incluye el de su expresión. Ambas
palabras no llegan. O lo que es lo mismo: que sólo llegan a son uno y lo mismo”.37 Traspasado por el lenguaje, el poeta

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nombra, como un niño, las cosas por primera vez. O mejor: como si caminara en la oscuridad”.47 Digamos entonces que
a partir de la instauración de nuevos sentidos y sinsentidos, si el lenguaje sirve -aristotélicamente hablando- para poder
la palabra poética nos devuelve el asombro infantil de ver las dar razón de las cosas, en su función poética nos la quita.
cosas por primera vez. Un ejemplo. El título del primer libro

VII.
de Cesare Pavese: Trabajar cansa. Cualquiera sabe, por expe- Y ya que mencionamos a Borges, termine-
riencia, que trabajar cansa. Pero la fusión poética de esas dos mos con un poema suyo (“The unending
palabras implica una novedad radical. Como si por primera gift”) que permite desprender una última
vez las escucháramos juntas y nos diéramos cuenta que el nota sobre la función poética del lenguaje:
trabajo efectivamente cansa.
La palabra poética no sólo dice las cosas de otro modo y Un pintor nos prometió un cuadro. Ahora, en New England, sé
como si fuera la primera vez, sino también algo más. Porque que ha muerto. Sentí, como otras veces, la tristeza de comprender
tiene, como decía Heidegger, un plus o “carácter añadido” que somos como un sueño. Pensé en el hombre y en el cuadro perdi-
que rebasa y desarregla nuestra mirada habitual, carácter dos. (Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales). Pensé
que la vuelve alegoría y símbolo.38 Pizarnik lo dice de ma- en un lugar prefijado que la tela no ocupará. Pensé después: si es-
nera clara y concisa: “Por eso cada palabra dice lo que dice y ade- tuviera ahí, sería con el tiempo una cosa más, una cosa, una de las
más más y otra cosa”.39 La función poética del lenguaje remite vanidades o hábitos de la casa; ahora es ilimitada, incesante, capaz
a algo que por lo general queda oculto bajo esa pátina que de cualquier forma y cualquier color y no atada a ninguno. Existe
convencionalmente llamamos realidad. Hace que el sentido de algún modo. Vivirá y crecerá como una música y estará conmigo
sea siempre doble sentido. Porque no busca, como la función hasta el fin. Gracias, Jorge Larco. (También los hombres pueden pro-
epistémico-pragmática del lenguaje, explicar, o sea, apagar meter, porque en la promesa hay algo inmortal).48
el asombro virginal ante las cosas, sino más bien restituir al Como el cuadro prometido por el pintor, sólo en tanto
mundo la extrañeza que le es propia. La misión del poeta promesa incumplida puede la palabra poética asumir cual-
pasaría por dejar que las fuerzas del lenguaje cristalicen el quier tipo de configuración. La potencia del poema estriba,
sentido de su propia experiencia. De tanto atender a esas más que en lo dicho, en la promesa de su decir. Porque si
fuerzas, el poeta termina encontrando su voz dentro de la cumpliera con lo que promete, si dijera sin más lo que tiene
casa del lenguaje: “Las fuerzas del lenguaje son las damas soli- para decir, el poema sería, como el cuadro, una cosa más
tarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo de la casa. Al igual que los lugares prefijados que la tela no
lejos”.40 Encadenándonos en su inspiración proveniente del ocupará, sólo bajo su condición de promesa podemos pen-
lenguaje, crea y recrea constantemente no sólo su propia ex- sar en todas las cosas no dichas por la palabra poética. Dice
periencia, sino también la del lector. Partiendo de la tesis del Zambrano: “Las cosas están en la poesía por su ausencia, es
origen divino del poema, Platón introducía en el Ion la bella decir, por lo más verdadero, ya que cuando algo se ha ido,
metáfora de la cadena de la inspiración divina, que va engar- lo más verdadero es lo que nos deja, pues es lo imborrable:
zando entre sí los anillos representados por las Musas, el poe- su pura esencia”.49 La palabra poética repercute en noso-
ta, el rapsoda y el espectador, cadena por la cual fluye el decir tros como silencio, tentación y promesa. Es justamente en
poético impulsado por un entusiasmo divino.41 Se trata ahora esta idea de repercusión o resonancia donde Bachelard en-
de ver al poeta, al poema y al lector como anillos engarza- cuentra la verdadera medida de una imagen poética: “La
dos por la cadena del lenguaje. Una cadena que permite que imagen poética es un resaltar súbito del psiquismo. Por el
cada poema encuentre en algún momento su lector. Borges resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado
jugaba mucho con la idea de que el hecho estético acontece lejano, sin que se vea hasta qué profundidad van a re-
cuando el libro da con su lector.42 Análogamente, diría que la percutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad, la
función poética del lenguaje ocurre cuando las palabras dan imagen poética tiene un ser propio, un dinamismo propio.
con el poeta y éste se deja traspasar por ellas. Porque al fin y Procede de una ontología directa. En esa resonancia, la ima-
al cabo, como pensaba Salinger, el verdadero poeta no elige gen poética tendrá una sonoridad de ser. El poeta habla en
su material: “Es evidente que el material lo elige a él, no él al el umbral del ser ”50.
material”.43 La voz de cada poeta podría definirse a partir de Pero si ya no son los dioses inmortales, ¿quiénes son hoy
las palabras que lo eligen. los que pueden prometer? Los poetas, quienes a través de la
Así como Platón decía en el Ion que la divinidad priva a los promesa incumplida de su decir alcanzan una suerte de in-
poetas de la razón para hablar a través de ellos,44 es ahora el mortalidad. Y así regresamos a Platón, que ya en el Banquete
lenguaje el que, sirviéndose del poeta, priva a éste de razón. había trazado una relación entre éros, poesía e inmortalidad
De ahí que una de las máximas de Wallace Stevens en su cre- al referirse a los poemas (o hijos espirituales) que dejaron
do poético-filosófico establezca que la poesía debe ser irracio- Homero y Hesíodo: “Todo hombre preferiría tener hijos de tal ín-
nal y resistir la inteligencia casi victoriosamente.45 Porque el dole a tenerlos humanos, si dirige su mirada a Homero, a Hesíodo
verdadero poeta no escribe sobre lo que conoce y entiende. o a los demás buenos poetas y contempla con envidia qué descen-
Si fuera así, su poesía se limitaría a un registro confesional dencia han dejado de sí mismos, que les procura inmortal fama y
o a un mero desahogo de la expresión. El verdadero poeta recuerdo por ser ella también famosa e inmortal”.51 La inmorta-
asume el riesgo de que, al ser hablado por el lenguaje, éste le lidad que detentan muchas obras poéticas descansa en esa
haga perder el control de lo que quiere expresar, haciéndole promesa quebrada que nos deja pensando en las cosas que
prometer más de lo dicho: “La imagen –observa Bachelard-, el poema nunca dirá.52 En eso que iba a ser pero finalmente
en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad de una no fue, porque enseguida anochece. La indefinición esencial
conciencia ingenua. La imagen es antes que el pensamiento. que, según Borges, caracteriza al hecho estético como inmi-
En los poemas se manifiestan fuerzas que no pasan por los nencia de una revelación que no se produce.53 La función
circuitos de un saber. En poesía, el no-saber es una condi- poética del lenguaje anida en esa promesa que, en tanto
ción primera”.46 Precisamente porque la raíz del lenguaje es incumplida, sigue, como el deseo, existiendo y asumiendo
irracional, la poesía avanza “de un modo vacilante y osado, formas diversas. 

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Notas 22. Heidegger, “¿Y para qué poetas?”, en op. cit., p. 257.
23. Zelarayán, R., “Posfacio con deudas”, en La obsesión del espacio (1972),
1. Ponge, F., “El mundo mudo es nuestra única patria”, en Métodos. La Buenos Aires, Atuel, 1997, p. 83.
práctica de la literatura, El vaso de agua y otros poemas-ensayo, Buenos 24. Ibíd., p. 84.
Aires, Adriana Hidalgo, 2000, p. 203. 25. Ibíd., p. 86.
2. Milosz, C., “Ars poetica?” (citado por Heaney, S., De la emoción a las 26. Ungaretti, G., Vita d’un uomo, Milano, Arnoldo Mondadori, 1966, p.
palabras, Barcelona, Anagrama, 1996, pp. 258-260. 5.
3. Sobre el debatido problema de la unidad temática del Fedro, cf., entre 27. Heidegger, “¿Y para qué poetas?”, en op. cit., p. 242.
otros intérpretes, Brisson, L., Platon. Phèdre, Paris, GF-Flammarion, 28. Zambrano, M., Filosofía y poesía, México, Fondo de Cultura Económi-
1989, pp. 13-19. ca, 1987, p. 119. Para Badiou el poema produce “lo innombrable en
4. Heidegger, M., “La voluntad de poder como arte”, en Nietzsche, Bar- la lengua misma” (Badiou, A., Manifiesto por la filosofía, Buenos Aires,
celona, Destino, 2000, tomo I, p. 182. Nueva Visión, 1990, p. 77).
5. Platón, Fedro 244a5-8. 29. Bachelard, op. cit., p. 19.
6. Fedro 249c8-d3. Para la cuestión de la manía en Platón y sus antece- 30. Pizarnik, A., “Fragmentos para dominar el silencio”, en Obras comple-
dentes, cf. Dodds, E. R., Los griegos y lo irracional, Madrid, Alianza, tas, Buenos Aires, Corregidor, 1990, p. 269.
1980, pp. 195-219; Padel, R., A quien un dios quiere destruir, antes lo en- 31. Quasimodo, S., Y enseguida anochece y otros poemas, Barcelona, Orbis,
loquece. Elementos de la locura griega y trágica, Buenos Aires, Manantial, 1985, p. 17.
1997, pp. 105-113; y Nussbaum, M. C., La fragilidad del bien. Fortuna 32. Sobre el arte como juego, cf. Freud, S., “El poeta y los sueños diur-
y ética en la tragedia y la filosofía griega, Madrid, Visor, 1995, pp. 270, nos”, en op. cit., pp. 1343-1348; Gadamer, H.-G., La actualidad de lo bello,
273-274, quien señala que el Fedro, a diferencia de los planteos previos Barcelona, Paidós, 1998, pp. 66-83.
de Fedón, Banquete y República, implica una rehabilitación del lugar y 33. Wittgenstein, L., Diario filosófico (1914-1916), Barcelona, Planeta - De
función de la manía. Agostini, 1986, p. 145 (20.10.16).
7. Fedro 265a9-11. 34. Zambrano, op. cit., p. 121.
8. Fedro 244d3-5. Sobre la locura como fuente o matriz de la sabiduría, cf. 35. Melville, H., Moby Dick o la ballena blanca, Buenos Aires, Sudamerica-
Colli, G., El nacimiento de la filosofía, Barcelona, Tusquets, 1977, pp. 11-17. na, 1999, p. 291.
9. Fedro 265b2-5. 36. Badiou, op. cit., p. 44.
10. Fedro 245a5-8. 37. Paz, O., “La inspiración”, en El arco y la lira, México, Fondo de Cultura
11. Platón, Ion 534b3-7. Económica, 1972, p. 157. En Ponge puede leerse una idea similar: “En
12. Freud, S., “El poeta y los sueños diurnos”, en Obras Completas, Ma- cada instante del trabajo de expresión, a medida que avanza la escri-
drid, Biblioteca Nueva, 1972, tomo IV, p. 1343. tura, el lenguaje reacciona, propone sus propias soluciones, incita,
13. Fedro, 244a6-8. suscita ideas, contribuye a la formación del poema” (Ponge, F., “My
14. Heidegger, M., “La voluntad de poder como arte”, en op. cit., pp. creative method”, en op. cit., p. 41).
182-183. 38. Heidegger, “El origen de la obra de arte”, en op. cit., pp. 13-14. Para
15. Heidegger, M., “La doctrina platónica de la verdad”, en Hitos, Ma- el arte como símbolo, cf. en una línea similar Gadamer, op. cit., pp.
drid, Alianza, 2000, p. 173. 83-99.
16. Para un análisis exhaustivo de la idea de inspiración poética en la 39. Pizarnik, “La palabra que sana”, en op. cit., p. 307.
literatura griega arcaica (de Homero a Píndaro), cf. Murray, P., “Poetic 40. Pizarnik, “Fragmentos para dominar el silencio”, en op. cit., p. 269.
Inspiration in Early Greece”, Journal of Hellenic Studies 101, 1981, pp. 41. Cf. Ion 533e3-536b4. Sobre la apelación del poeta a las Musas, cabe
87-89, 99-100, quien suscribe la tesis de que antes de Platón tal idea no subrayar un contraste entre la concepción que se puede observar en
implica necesariamente posesión o locura extática, ni incompatibili- Homero, Hesíodo y Píndaro y la teoría platónica de la posesión di-
dad con el arte o la téchne. Subraya en este sentido que recién a partir vina. Para la primera el poeta apelaba a las Musas únicamente como
de Platón el concepto de inspiración poética pasa a ser entendido autoridad superior, recibiendo de ellas ayuda divina en su relato, sin
como sinónimo de enthousiasmós o manía, y a oponerse por tanto al que ello implicase que las mismas entraran en él o que le inspiraran
de téchne. Incluso en Demócrito, quien suele ser considerado un pre- o le poseyeran. En esta concepción homérico-hesiódica, lejos de estar
cursor de Platón, no se advierte para Murray incompatibilidad entre fuera de sus cabales, el poeta era un maestro inteligente y un edu-
inspiración y técnica (cf. al respecto el frag. DK 8: “Lo que un poeta cador (o primitivo sophistés), con una sabiduría y un saber propio.
escribe con entusiasmo y soplo divino es más hermoso”). Para Platón, por el contrario, la Musa está, como destaca Dodds, op.
17. Heidegger, M., “El origen de la obra de arte”, en Caminos de bosque, cit., pp. 87, 101-102, n. 122, realmente dentro del poeta. Murray, op.
Madrid, Alianza, 1995, pp. 62-64; “¿Y para qué poetas?”, en op. cit., p. cit., pp. 87-89, 99-100 sostiene al respecto que el concepto de inspira-
245. ción poética como un género de enthousiasmós o manía extática con-
18. Wittgenstein, L., Observaciones, México, Siglo XXI, 1981, p. 51: “Creo trapuesto al arte o la téchne no aparece antes de Platón, aun cuando
haber resumido mi posición con respecto a la filosofía al decir: de ciertos especialistas persistan en igualar las nociones griegas arcaicas
hecho, sólo se debería poetizar la filosofía. Me parece que de ello se de inspiración con el concepto platónico de furor poeticus.
desprende en qué medida pertenece mi pensamiento al presente, al 42. Borges, J. L., “La poesía”, en Siete noches, Obras completas, Buenos Ai-
futuro o al pasado. Pues con ello me reconocí también como alguien res, Emecé, 1990, tomo III, p. 254.
que no puede del todo lo que querría poder”. 43. Salinger, J. D., Seymour, una introducción, Buenos Aires, Sudamericana,
19. Heidegger, M., “Hölderlin y la esencia de la poesía”, en Arte y poe- 1973, p. 111.
sía, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, pp. 133-136, 140; “¿Y 44. Ion 534c7-d4.
para qué poetas?”, en op. cit., pp. 280-281. La descendencia de esta 45. Stevens, W., Adagia, Barcelona, Península, 1987, pp. 24 y 34.
idea puede verse, entre otros, en la ontología de lo poético de Ba- 46. Bachelard, op. cit., pp. 11-13, 26.
chelard, para quien en poesía la expresión crea ser: “En tesis general, 47. Borges, J. L., “Prólogo”, en El otro, el mismo, Obras completas, Buenos
pensamos que todo lo que es específicamente humano en el hombre Aires, Emecé, 1990, tomo II, p. 236.
es lógos” (Bachelard, G., La poética del espacio, México, Fondo de Cul- 48. Borges, J. L., Elogio de la sombra, en Obras completas, Buenos Aires,
tura Económica, 1965, p. 15), y en Gadamer: “No obstante, me sigue Emecé, 1990, tomo II, p. 362.
pareciendo cierto que la lengua no es sólo la casa del ser, sino también 49. Zambrano, op. cit., p. 120.
la casa del ser humano, en la que vive, se instala, se encuentra consi- 50. Bachelard, op. cit., pp. 7-8.
go mismo, se encuentra en el Otro, y que la estancia más acogedora 51. Platón, Banquete 209c7-e3.
de esta casa es la estancia de la poesía, del arte” (Gadamer, H.-G., “La 52. Para la idea del arte como promesa quebrada, cf. Adorno, T.W., Teoría
misión de la filosofía”, en La herencia de Europa. Ensayos, Barcelona, estética, Barcelona, Orbis, 1983, p. 181: “La experiencia estética lo es de
Península, 1990, p. 156). algo que el espíritu no podría extraer ni del mundo ni de sí mismo, es
20. Kant, I., Crítica del juicio, I § 46. la posibilidad prometida por la imposibilidad. El arte es promesa de
21. Borges, J. L., “La poesía”, en Siete noches, Obras completas, Buenos Ai- felicidad, pero promesa quebrada”.
res, Emecé, 1990, tomo III, p. 258. 53. Borges, J. L., “La muralla y los libros”, en Otras inquisiciones, Obras
completas, Buenos Aires, Emecé, 1990, tomo II, p. 13.

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