Quien es Jesús de Nazaret
El camino para conocer a Jesucristo
NUESTRO ITINERARIO HACIA JESÚS
Hablamos de un itinerario porque la revelación de la identidad
de Jesús es un camino gradual. Es impensable que Jesús revelara
de golpe y explícitamente su propia identidad a los discípulos y
que éstos comprendieran todo, y con todas sus consecuencias.
A primera vista, nos podrá parecer modesto el contenido de
la fe de los testigos más primitivos, pero, ¿cómo podía revelar
Jesús su propia identidad? ¿Podía hacerlo de una sola vez?
La fe inicial de los discípulos debía ser embrional. No podía
sino ser embrional, pero estaba destinada a irse desarrollando
gradualmente
Carácter histórico de la revelación cristiana
• «El Verbo se hizo carne» (Jn 1,14). Esta impactante afirmación declara
que el cristianismo tiene sus raíces en la historia.
• El cristianismo no es una filosofía, un mito o una especulación; el
cristianismo es un acontecimiento cuyas raíces se hunden en la
historia de los hombres, y que tiene su centro en la revelación
histórica de Dios en Jesús de Nazaret, es decir, en aquel concreto Hijo
de María, que nació y vivió en un tiempo y en un lugar determinados
Objeciones contra la confiabilidad de los
evangelios
• La revelación cristiana, que nos es transmitida de generación en
generación, enfrenta el desafío de quienes rechazan su verdad
histórica, y así, vacían de contenido el cristianismo.
• Estas objeciones, desarrolladas por distintos autores han sido
amplificadas y popularizadas, en los últimos años, por los medios de
comunicación, lo que nos exige hoy un acercamiento crítico a Jesús.
• Unos dirán que los discípulos engañaron a todos al proclamar la
resurrección y que, por tanto, el cristianismo es un fraude. (Reimarus:
la teoría del engaño)
• El Evangelio como mito. Según David F. Strauss los evangelios serían relatos
míticos, es decir, narraciones carentes de verdad histórica, en las cuales la
comunidad cristiana declara los elementos fundamentales de su fe: Jesús
es el Mesías
• Según la novela El Código da Vinci, la Biblia sería un libro funcional a los
intereses institucionales del Imperio Romano y de la Iglesia del siglo IV. El
Emperador Constantino habría tenido un gran protagonismo en la
constitución del Nuevo Testamento, y los evangelios que finalmente
quedaron como los oficiales habrían sido elegidos en función de los
intereses del Imperio. Por otro lado, la divinidad de Jesús habría sido una
novedad introducida en el año 325 por el Concilio de Nicea, su función
habría sido asegurar unidad al Imperio
¿Qué fuentes tenemos para conocer a Jesús?
• Los personajes históricos no son observables directamente, no
tenemos «la máquina del tiempo». La vida y la actividad de un
hombre de la antigüedad nos es accesible por las marcas que éste
deja: sus escritos, los textos que lo nombran, inscripciones, monedas,
edificios, etc.
• Como a cualquier otro personaje de la antigüedad, a Jesús no lo
podemos conocer de modo directo. Muchos años nos separan de su
vida terrena, sólo lo podemos conocer históricamente por medio de
las huellas que ha dejado su vida. La mayor huella que Jesús ha
dejado en la historia es la Iglesia; una comunidad visible que remite
sus orígenes a la persona de Jesús de Nazaret
¿Cuáles son las primeras convicciones sobre
Jesús?
• Hasta el más escéptico historiador aceptará que el Nuevo Testamento
nos permite conocer el cristianismo del siglo primero. Cada escrito,
desde su propio contexto, nos describe las convicciones de su autor.
• Alguien podría preguntarse si acaso los evangelios son fieles al
describir a Jesús, pero no podrá negar que cada evangelio, o que las
cartas de Pablo, transmiten las convicciones que su propio autor tenía
acerca de Jesús. Nadie puede negar que los escritos del Nuevo
Testamento nos permiten conocer el contenido de la fe en Cristo de
los primeros cristianos
¿Dónde se fundamentan estas convicciones?
• ¿Dónde está el fundamento de estas convicciones? Las convicciones
son históricamente observables pero, ¿de dónde nacen? ¿Cuál es su
fundamento? Si aceptamos, como todos los historiadores, que Jesús
fue ejecutado y murió violenta y vergonzosamente, nos debemos
preguntar: ¿Cómo se explica el surgimiento de una comunidad de
tanto empuje, vitalidad y entusiasmo en circunstancias tan adversas?
• Entre la muerte de Jesús y el casi inmediato florecimiento de la
Iglesia aparentemente no hay continuidad: algo muy grande debió
pasar después de la crucifixión, algo que explique la gran
transformación religiosa que dio origen a la Iglesia primitiva.
• De acuerdo con la documentación cristiana, aquello que sucedió fue
la resurrección. Los datos históricos permiten afirmar que un grupo
de seguidores de Jesús, pocos días después de la crucifixión, estaban
convencidos de que Jesús había sido resucitado por Dios; con tanta
certeza que transformaron todo su sistema religioso. Los primeros
cristianos vincularon esta transformación a la efusión del Espíritu
Santo.
• Pero la resurrección por sí sola no basta, si ésta no está apoyada en
un recuerdo de Jesús que sea congruente con las convicciones que
alcanzó la comunidad cristiana en la experiencia de la resurrección y
la efusión del Espíritu Santo.
• Acceder a los datos que pertenecen al Jesús terreno es una compleja
tarea crítica. Los evangelios no pretenden ser cronologías de la vida
de Jesús de Nazaret; son relatos de la obra de Jesús centrados en su
muerte y resurrección que fueron compuestos en función de la
predicación de la comunidad. Por lo tanto, los relatos combinan los
recuerdos históricos con la expresión de su significado teológico y
salvífico.
• También para comprender a Jesús es indispensable conocer el
contenido de su predicación. Por ello, también es necesario
adentrarse en su mensaje, que no se reduce a sus palabras, sino que
se expresa también por medio de sus acciones
Carácter histórico de la revelación cristiana
• Antes de entrar en el tema de las fuentes, es necesario advertir la importancia del
carácter histórico de la fe cristiana. El cristianismo comparte con otras religiones
lo que llamamos la revelación natural, es decir, la convicción de que Dios se da a
conocer por medio de la naturaleza.
• Ya el Antiguo Testamento afirma: «A partir de la grandeza y hermosura de las
criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor» (Sabiduría 13,5); y San
Pablo recuerda: «Lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a
la inteligencia a través de sus obras» (Rom 1,20). Así, la creación misma revela a
su Autor.
• Por ello, «Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza
mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas» . Por
esta revelación, todo hombre puede conocer a Dios como origen y fin del
universo, como bien supremo, verdad y belleza infinitas. Sin embargo, para
acceder al misterio íntimo de Dios, es necesaria la revelación histórica.
• De este modo, «el primer rasgo específico de la revelación cristiana es la
atadura orgánica que la vincula a la historia... [La revelación] se despliega a
partir de unos acontecimientos históricos», su cumbre es «la encarnación
del Hijo de Dios: un suceso cronológicamente definido... respecto a la
historia universal».
• El cristianismo no es una filosofía, un mito o una especulación que nazca
sólo de las exigencias del corazón humano. Jesús no es la mera proyección
de las esperanzas de Israel, ni de los más altos ideales del hombre,
tampoco es una leyenda que busque otorgar sentido a nuestra existencia.
No, el cristianismo es un acontecimiento que tiene su fundamento en la
revelación histórica de Dios en Jesús de Nazaret, aquel concreto Hijo de
María, que según la expresión de San Juan, «contemplaron nuestros ojos y
tocaron nuestras manos» (1Jn 1,1).
¿Qué puede esperar la fe de los datos
históricos?
• La fe, en cuanto acto auténticamente humano, es un asentimiento
razonable y libre: «No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del
hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por Él
reveladas. Por tanto, la fe no es un asentimiento ciego (porque es
razonable), ni tampoco es un producto necesario de los datos históricos
(porque es libre). La fe no es un logro humano, sino un don de Dios.
• La fe, entonces, es una adhesión razonable, pues el creyente no puede
aceptar algo irracional, absurdo o contradictorio, y la fe no sería razonable
si estuviera en contradicción con auténticos datos históricos. Por ello, para
el creyente, el estudio histórico acerca de Jesús busca mostrar que su fe
está sólidamente basada en la historia y que, por lo tanto, es razonable
creer
• Pero lo anterior no implica que los datos de la historia sean pruebas
concluyentes que, por sí mismas, causen la fe, pues la fe es un acto libre.
• Por ello, el estudio histórico de Jesús no pretende obligar a creer al no
creyente, pues también es racionalmente legítimo no creer. Entonces, ¿qué
es más razonable a partir de los datos históricos? Este libro quiere mostrar
que los datos que nos aporta la historia no sólo no están en contradicción
con la fe de la Iglesia, sino que la apoyan y muestran la fe cristiana como
acto plenamente razonable.
• De este modo, los datos históricos por sí mismos no producen la fe, pero la
apoyan, ayudan a remover obstáculos, muestran su carácter razonable y,
por eso, invitan a creer
Las grandes objeciones a la confiabilidad de
los evangelios
• Antes de examinar las fuentes que nos permiten acceder
históricamente a Jesús, es necesario tener en cuenta las grandes
teorías que han dudado de la confiabilidad de los evangelios.
• Estas objeciones, inicialmente restringidas a ambientes académicos,
hoy han sido vulgarizadas por los medios de comunicación masivos, lo
que hace impracticable una lectura acrítica de los evangelios. Más
que eludir estas objeciones hay que conocerlas
• Herman Reimarus: la teoría del engaño
• El Evangelio como mito, según David F. Straus
• Wilhelm Bousset: la teoría del malentendido. (Según Bousset, Jesús
mismo habría sido una figura mesiánica, que al ser interpretado por
mentes griegas, habituadas al culto de los semidioses y de los héroes
divinizados, fue comprendido como un dios pagano).
• Objeciones actuales
• Algunas de estas posturas, presentes en ámbito académico, han sido
popularizadas por medio del cine. El Código Da Vinci, por ejemplo, ha
vulgarizado de modo bastante forzado e inconsistente, algunas objeciones
contra la fiabilidad de las fuentes bíblicas y las sospechas acerca de la
discontinuidad entre Jesús de Nazaret y la cristología de la Iglesia.
• Según la novela, la Biblia sería un libro funcional a los intereses
institucionales del Imperio Romano y de la Iglesia del siglo IV. El Emperador
Constantino habría tenido un gran protagonismo en la constitución del
Nuevo Testamento, y los evangelios que finalmente quedaron como los
oficiales habrían sido elegidos en función de los intereses del Imperio.
• Por otro lado, la divinidad de Jesús habría sido una novedad introducida en
el año 325 por el Concilio de Nicea, su función habría sido asegurar unidad
al Imperio
• Otras ficciones, como la película Stygma, insisten en que la Iglesia,
centrada en sus solos intereses, a lo largo de toda su historia, no habría
hecho otra cosa, aún por medios ilícitos, que ocultar la verdad de Jesús,
que en realidad se encontraría en los evangelios apócrifos, particularmente
en el Evangelio de Tomás.
• Las mismas convicciones de fondo se aprecian en el uso mediático del
Evangelio de Judas que, sobre la base de un texto tardío y que cuenta sólo
con un manuscrito, intenta impugnar la realidad histórica de la figura de
Jesús que ofrecen los evangelios canónicos.
• En síntesis, todas estas presentaciones pretenden afirmar que el Cristo
proclamado por la tradición es un personaje muy diferente al Jesús
histórico, que caminó por Galilea en el siglo I. Cristo de la fe vs Cristo
histórico
Las Fuentes
• Los Evangelios
• Textos extrabíblicos: literatura cristiana y no cristiana
• Testimonios de la vida de las primeras comunidades cristianas. El
testimonio de fe y el martirio. La misión que llevan a cabo.
• La Resurrección y su significado
• El culto y la liturgia
¿Por qué nació el cristianismo?
• ¿Cómo explicar que después de la vergonzosa crucifixión, los
seguidores de Jesús no se dispersaran, sino que surgiera una
comunidad llena de empuje y vitalidad? La cruel y humillante
crucifixión debía haber tenido como efecto la disolución del pequeño
grupo de seguidores de Jesús.
• Algo debió suceder entre la muerte de Jesús y el casi inmediato
surgimiento de una comunidad llena de vida. Tanto la crucifixión
como el fulminante nacimiento de la Iglesia son datos históricos
verificables. Pero, ¿qué pasó entre estos dos sucesos? Hay una fuerte
discontinuidad entre el resultado (la comunidad) y sus antecedentes
(la crucifixión). ¿Qué pasó entre medio?
• Para comprender este fenómeno observable, hay que tener en cuenta
los dos factores:
• La experiencia de la resurrección
• El impacto del ministerio de Jesús en sus discipulos
Valor histórico del Nuevo Testamento
• ¿Se puede confiar en el Nuevo Testamento como fuente histórica? Antes de
enfrentar este problema, hay una pregunta anterior: ¿Podemos confiar en
los documentos antiguos? o mejor: ¿Podemos estudiar la antigüedad sin
confiar en las fuentes antiguas? o más radicalmente: ¿Es posible conocer
sin confiar?
• Ciertamente, el que desconfía de todo, no podrá conocer siquiera el
presente, y mucho menos informarse de la antigüedad. «Tenemos que
reconocer que, históricamente hablando, el testimonio es el único medio
de acceso a la realidad histórica, y el único con valor». En definitiva, no se
puede vivir sin confiar. El slogan «yo confío sólo en lo que puedo verificar
personalmente», no resiste un análisis crítico.
• Hoy en día, en los tribunales de justicia, se absuelve o se condena a
una persona no sobre la base del uso de «la máquina del tiempo»,
que permitiría verificar si tal sospechoso participó o no en un
determinado delito, sino a partir de documentos y testimonios
críticamente confrontados y analizados. El historiador actúa de una
manera semejante: compara y analiza críticamente los documentos y
los testimonios, y luego, por
• El Nuevo Testamento no es un libro de historia, en el sentido
moderno de la palabra, ni es un escrito neutro, puesto que está
totalmente comprometido con la difusión del cristianismo (en
realidad, ningún escrito es neutro).
• Pero decir que los textos del Nuevo Testamento no son textos de
historia en el sentido moderno es algo tan obvio como decir que los
documentos antiguos no son modernos. Afirmar que los evangelios
no son biografías en el sentido moderno de la palabra, es tan obvio
como decir que las biografías antiguas no son biografías modernas.
¡Ninguna biografía escrita en la antigüedad es una biografía en el
sentido moderno! Pues, ningún escrito antiguo es un texto de historia
en el sentido moderno de la palabra.
• Durante siglos, la convicción de que la Biblia es un libro inspirado fue
un motivo para confiar en los Evangelios.
• Por el contrario, la crítica histórica moderna postulará injustamente
que los textos evangélicos, por su carácter propagandístico, no son
dignos de confianza. Son presentados, en términos negativos, como
textos tendenciosos, es decir, como documentos que están al servicio
de la propagación del mensaje de la Iglesia y, por ello, se debe
desconfiar de su veracidad histórica.
• Como sucede con todos los textos, y de modo particular con los de la
antigüedad, para comprender su valor histórico, es necesario tener en
cuenta su formación, su interpretación, sus fuentes y la confiabilidad
de su texto, Y esto lo han estudiado en profundidad muchos autores.
• Ver Samuel Fernandez, Jesús, los orígenes históricos del cristianismo.