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Resumen. La Moral Griega y La Etica de Kant

Este documento resume la evolución de la ética griega desde los sofistas hasta Aristóteles, y cómo influyó en la ética de Kant. Aborda las ideas principales de Sócrates sobre la virtud como conocimiento, y de Platón sobre la existencia de un mundo ideal de las formas. Luego describe las concepciones de Aristóteles sobre la naturaleza humana y las virtudes. Finalmente, analiza la separación que hizo Kant entre razón pura y práctica, y cómo fundamentó la ética en el imperativo categórico y la dign

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Resumen. La Moral Griega y La Etica de Kant

Este documento resume la evolución de la ética griega desde los sofistas hasta Aristóteles, y cómo influyó en la ética de Kant. Aborda las ideas principales de Sócrates sobre la virtud como conocimiento, y de Platón sobre la existencia de un mundo ideal de las formas. Luego describe las concepciones de Aristóteles sobre la naturaleza humana y las virtudes. Finalmente, analiza la separación que hizo Kant entre razón pura y práctica, y cómo fundamentó la ética en el imperativo categórico y la dign

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“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS

DE INDEPENDENCIA”.

ESCUELA PROFESIONAL:
ADMINISTRACIÓN Y NEGOCIOS INTERNACIONALES

UDED:
PUCALLPA – UCAYALI

CURSO/CICLO:
GERENCIA INTEGRAL – X CICLO

DOCENTE:
HUISA PEDRAZA, TERESA

ALUMNA:
RÍOS CÓRDOVA, SOLANGE

CÓDIGO:
2013204719

CICLO 2021-II
RESUMEN DE LA LECTURA:
LA MORAL GRIEGA Y SU
REPERCUSIO N EN LA ETICA DE KANT
Uno de los problemas clave de la filosofía europea devino en la manera como la razón
pudiera guiar la conducta moral de los seres humanos que no son totalmente
racionales.

Los sofistas, consideraron que al hombre se le puede enseñar todo, incluso la virtud.
Ellos consideraron que no existen distinciones objetivas entre el bien y el mal, y que el
ser humano es capaz de manipularlos según sus gustos e intereses. Lo que para unos
es bien, para otros puede ser mal. Incluso para un mismo individuo algunas cosas son
buenas a veces y otras malas.

Sócrates compartió la idea de la omnipotencia del conocimiento, expresada por los


sofistas, pero rechazo su relativismo moral. Sin embargo, consideraba que el hombre
no sabe lo que era la virtud. Resulta que la gente vive como en un sueño, sin entender
lo que dice ni lo que hace. Sócrates empezó a cuestionarse sobre la procedencia de
estos conceptos, los fenómenos que se esconden tras de ellos y la realidad de que son
reflejos.

Si la virtud es una cualidad importante, la más valiosa de todo cuanto los hombres
quisieran alcanzar y a la que aspiran, entonces es preciso averiguar la naturaleza de
esos empeños y esclarecer los motivos que le impiden realizarla.

La ética de Sócrates puede reducirse en tres puntos principales:

- El postulado de que el bien es placer o utilidad


- La tesis sobre la identidad entre la virtud y el conocimiento
- La inferencia “yo solo sé que no sé nada”

Esta reducción de la virtud al conocimiento significa que la responsable elección


moral coincide con una decisión racionalmente fundada.

Aristóteles menciona que “sería absurdo que existiendo el conocimiento, otra cosa lo
dominara y arrastrara como a un esclavo. Y Sócrates combatía a ultranza esta teoría y
sostenía que no hay incontinencia, porque nadie obra contra lo mejor a sabiendas,
sino por ignorancia”.
Nada es malo voluntariamente, el mal es producto de la ignorancia, conocer bien es
elegir en consecuencia.

La tesis de Sócrates abrió la perspectiva del mejoramiento moral del ser humano. Si la
virtud es conocimiento, y yo solo sé que no sé nada, entonces la tarea radica en
continuar mis búsquedas éticas. El conocimiento de mi ignorancia me otorga la
dirección y el espacio para mi perfección moral. La moral se resiste a ser reducida a
una interpretación exclusivamente racional.

Platón por su lado construye un mundo trascendente para encontrar fundamento a los
conceptos morales y asegurar su existencia. El mundo ideal es causa, razón y modelo
respecto de la realidad material.

Platón reformulo la esencia del problema: postuló la moral como una realidad
superior, y de esta manera cambio la dirección de la búsqueda. Desde entonces el
problema se ha planteado no como esclarecimiento de los fundamentos objetivos de la
moral en el mundo terrenal, sino como su justificación, su adecuación a los modelos
ideales. Intentaba demostrar que la moral es razonable, pero demostró que la razón es
una virtud suprema de la moral.

Aristóteles postuló dos conceptos antropológicos fundamentales: el hombre es un ser


pensante y es un ente político (ciudadano de polis). Las virtudes éticas son una clase
especial de las cualidades humanas que se forma en la interrelación entre la razón y
los afectos.

Aristóteles consideraba la moral como una dimensión del ser humano que el mismo
puede elaborar en correspondencia con su naturaleza y de acuerdo con las
circunstancias de su existencia y en este sentido la moral no se distingue de otras
formas de la vida humana.

La tarea de la virtud ética es el perfeccionamiento del alma. En Platón el alma vuela,


mientras que Aristóteles le corta las alas.

El hombre se eleva sobre sí mismo y adquiere un estado de bienaventuranza parecido


más a un estado divino que humano. La vida contemplativa intelectual sería superior a
la de un hombre común y corriente pues el sabio viviría de manera elevada.

“Si la mente es divina respecto del hombre, también la vida será divina respecto de la
vida humana. Debemos inmortalizarnos y hacer todo esfuerzo para vivir de acuerdo
con lo más excelente que hay en nosotros. Y esta vida será también la más feliz.”

El aspecto más vulnerable estuvo vinculado con la omnipermisión. Si la conducta


humana no tiene otras restricciones, salvo aquellas que se imponen por el
conocimiento y la racionalidad, significa que no existen barreras morales
primordiales, lo que abre la posibilidad de hacer lo que sea. Los autores cristianos
consideraron que las causas de la caída de Roma radicaron en la descomposición
moral.

En su filosofía, Kant hizo lo que no hicieron los filósofos griegos: separó la razón pura
(cognitiva) de la razón práctica (moral).

Kant consideraba que no existe una receta racional para alcanzar la felicidad para
todos. Nunca negó un hecho evidente: a los seres humanos les es propio querer la
felicidad y aspirar a obtenerlas a través de medios y circunstancias concretas.

La idea de felicidad no puede ser expresada por medio del imperativo categórico,
porque es imposible hacerla universal para todos los seres humanos, para todas las
épocas y culturas. El hombre en diferentes periodos de su vida, elabora diversos
conceptos de felicidad y no puede a priori captar la unidad del sentido de sus
aspiraciones eudemónicas.

El ser humano por noble y bueno que sea, no es capaz de erradicar la lucha de los
motivos en su mundo interno ni de evitar para siempre en virtud de su “santidad
espiritual”, todas las tentaciones que le empujen al mal, pero sí debe suprimirlas por
medio de su voluntad cuando sea necesario.

El hombre que admite la violencia sobre un ser más débil permite que otro más fuerte
pisotee su voluntad, el hombre pusilánime se comporta como si pidiera establecer
sobre sí una tutela.

A diferencia del racionalismo ético griego, que trató de unir la virtud con la razón,
Kant considera que antes de pensar cómo lograr ser un hombre virtuoso, éste debe
estar preocupado para prevenir lo peor, rechazar decididamente todos los motivos
que contradigan los principios de coexistencia pacífica.

Kant reconoce en su segunda fórmula del imperativo categórico que todos los
hombres son sujetos morales y pertenecen al reino de los fines, lo cual significa que
merecen más que la mera satisfacción de lo que tienen en sí y ante sí. Kant aspiraba a
elevar al ser humano, en sus dimensiones morales sobre sus propias circunstancias
empíricas y a encontrar aquello que le levanta “por encima de sí mismo”.

La verdadera actitud del sujeto moral no es la autocomplacencia, sino el deseo de


alcanzar lo más y lo mejor en un afán incesante de dignificar su persona y elevar sus
méritos.
En conclusión, son tres las ideas que resalto de la ética de Kant:

1. Su ética es fundamentalmente formal.


2. La autonomía y la autodeterminación gracias a la razón teórico-práctica.
3. Los imperativos categóricos: El ser humano siempre como un fin y la acción
moral como ley universal.

Considero importante su reconocimiento del ser humano como un fin y nunca como
un medio: DIGNIDAD HUMANA. La aportación que hace al reconocimiento del otro
como límite de mi acción: mi acto como ley universal. La petición de atrevernos a
pensar por nosotros mismos.

Sin embargo, si el inconsciente es el recinto de la mayor parte de mis motivaciones, y


por ello no soy consciente de ellas, cómo autodeterminarme. No todas nuestras
acciones son conscientes y racionales y debemos vivir con ello: somos humanos no
máquinas programadas.

Tampoco considero la sobrepoderosa capacidad racional de actuar por deber y sólo


por deber. Una cuestión es saber qué debo hacer y otra poder hacerlo. Kant omitió la
capacidad de actuar y conectó directamente el conocimiento con la acción, saltándose
lo que en filosofía se llama la VOLUNTAD y la VIRTUD.

El ser humano siempre que actúa lo hace por obtener un bien, aun renunciando a otro
tipo de bienes, es decir, el ser humano actúa por interés. Qué bien que Kant reconoce
la dignidad humana, pero si el ser humano nunca puede ser visto sólo como un medio,
mucho menos debe ser vista la vida humana como un medio para cumplir la ley ética
sino la ley ética debe ser el medio para tener una buena vida humana.

En el ámbito de la gerencia, en la toma de decisiones, el imperativo categórico de Kant


tiene implicaciones muy prácticas a nivel de la gerencia pública y privada que es capaz
de eliminar muchas dudas cuando los códigos de conducta profesionales son pocos
claros o dejan demasiado campo a la interpretación individual, convirtiendo la
moralidad en un juego de azar o un ejercicio en relaciones públicas.

La ética de Kant remueve mucha de esta incertidumbre y subjetividad ya que sin


importar cuales puedan ser las consecuencias, algunas acciones serán siempre
incorrectas. Al prohibir la ética Kantiana el egoísmo y al utilitarismo que se derivan
del uso del ser humano como medios para alcanzar un determinado fin, le confiere
una dimensión humana al actuar en cualquier esfera profesional incluso en el mundo
de los negocios.

Es indudable por lo tanto que el esfuerzo de Kant para obtener una ética, autónoma,
racional y fundamentada en la puesta en práctica de la voluntad como ejercicio de la
libertad, coloca por encima de las doctrinas, religiones, ideologías o utilitarismos a la
dignidad humana, puesto que la moral no se adecua a un momento histórico concreto
sino que posee un carácter universal y no conveniente. Constituyendo también un
fuerte principio orientador y crítico de la acción gerencial (y política) cuestionando la
corrupción que se expresa en: aceptación de remuneraciones o regalos de manera
ilícita, conflicto de intereses, uso ilegitimo de información confidencial, nepotismo,
favoritismo, etc.

A modo de conclusión pudiéramos expresar que las implicaciones de la ética de Kant


imponen al gerente:

- Fundamentalmente e inherentemente, facilitan el modelaje y reafirman el


liderazgo al sustentar la autoridad en la moral.

- Claridad en las consecuencias de realizar acciones no éticas ya que las mismas


son expresiones de la voluntad y no existen justificaciones heterónomas para
las mismas.

- El poseer moral derivada de un imperativo categórico implica exigir


responsabilidad. Haciendo el imperativo Kantiano más riguroso y en
consecuencia se requiere mayor voluntad para la expresión ética

- Con ello cada gerente asume la responsabilidad social implicada en su


actuación y en sus competencias, teniendo siempre presente las diferencias
entre una gerencia orientada hacia la rentabilidad empresarial y una gerencia
orientada hacia la formación de recursos para la sociedad.

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