Semiótica y Lengua: Peirce vs Saussure
Semiótica y Lengua: Peirce vs Saussure
JUAN
^LMELA
F,ROBLEMAS DE
LINGUíSTICA GEN¡nÁT
II
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fl\OIIIIAD.JE F¡L ] F1 Y HU:J\NI,AOES
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3. SEMIOLOGIA DE LA LENC;UA I
Ensayemos esta definición en un sisten)a de nivel elemental: la palabra y la mírsica, que son sistemas de fundanrenio dife-
el sistema de luces del tráfico: rente.
Su nrodo de operación es visual, generalnente diurno y a Esto equivale a decir que dos sistemas semióticos de diferen-
tt* te tipo no pueden ser nrutuamente convertibles. En el caso ci-
XH[i de validez es eJ desplazamiento de vehículos por tado, la palabra y la música tienen por cierto un rasgo en co-
caminos. urírn, la producción de sonidos y el hecho de dirigirse al oído;
Sus signos están constituidos por la oposición cromática ver- pcro cste nexo no prevalece ante Ia diferencia de naturaleza
de-rojo (a veces con una fas¿ intermedia, amarilla, de simple entre sus unidades respectivas y entre sus tipos de funciona-
transición), por tanto un sistema binario. miento, conro mostrafemos n.rás adelante. Así, la no converti
Su tipo de funcionamiento es una relación de alternación bilidad ent¡e sistcmas de bases dife¡entes es la razón de la no
(jamás de simultaneidad) verde/rojo, que significa camino redundancia en cl universo de los sistemas de signos. EI hom-
abierto/camino cerrado, o en forma prescriptiva go/stop. bre no dispone de varios sistenras distintos para el tvrlsMo nexo
Este sistema es susceptible de extensión o de trasferencia, de signíficación.
pero sólo Bn una, nada más, <le estas cuatro condiciones: el do- En cambio el alfabeto gráfíco y el alfabeto Braille o Morse o
minio de validez. Puede ser aplicado a la navegación fluvíal, el de los sordomudos son mutuarnente convertibles, por ser to-
al abalizamiento de los canal:s, de las pistas de aviación, etc., dos sisten.ras de iguales fundamentos basados en el principio
a condición de conseryar la r¡isma oposición cron.rática, con la alfabético: una leira, un sonido.
misma significación. La naturaleza de los signos no puede ser De este principio se desprende otro que lo completa.
modificada sino temporalmenl:e y por razones de oportunidad.2l Dos sistemas pueden tener un mismo signo en común sin
Los caracteres reunidos en esta definición constituyen dos que resultc sinonimia ni redundaucia, o sea que la identidad
grupos: los dos primeros,' relativos al modo de operación y al sustancial de un signo no cuenta, sólo su diferencia funcional.
dominio de validez, suminisb an las condiciones exteinas, em- El rojo del sister¡a binario de seirales de tránsito no tiene nada
píricas, del sistema; los últirr.os, relativos a ios sígnos y a su en comírn con el rojo de la bandera t¡icolor, ni el blanco de ésta
típo de funcionamiento, indícan las condiciones internas, se- con el blanco del luto en China. E'l valor dc un signo se definc
mióticas. Las dos primeras ad¡niten ciertas va¡iaciones o ecomo- solameute en el sistema que lo integra. No hay signo transiste-
daciones, los otros dos no. []sta forma estructural dibuia un mático.
modelo canónico de sistema binario que reaparece, por ejen.r- Los sistemas <le signos ¿son entonces otros tantos mundos
plo, en los modos de votación, con bolas blancas o negras, le- cerrados, sin que l.raya entre ellos n.rás que un nexo de coexisten-
vantándose o sentándose, etc., y en todas las circunstancias en cia acaso fortuito? Formularemos una exigencia metódica más.
que la alternativa pudiera ser (pero no es) enunciada en térmi- Es preciso que la relación planteada entre sistenras sernióticos
nos lingüísticos como sí/no. sea por su parte de naturaleza se¡:riótica. Será detenninada ante
Aquí ya podemos deslindar dos principios que afectan a las todo por la acción de un mismo medio cultural, qne de una
relaciones entre sistemas semióticos. manera o de otra produce y nutre todos los sistenras que le son
El primer principiq puede ser enunciado como el pRrNcrpro propios. He aquí otro nexo externo, que no implica necesaria-
DE No REDuNDANcr,r entre sistemes. No hay "sinonimía" entre mente una relación de col.rerencia cntre los sistemas particula-
sistemas semióticos; no puede "decirse la misma cosa" mediante res. Hay otra condición: se trata de determinar si un sislema se-
nliótico dado puede ser interpietado por si urismo o sí necesita
n Constreñimieotot máteri¿les (nieblel pueden imponer proctdimientos suplemen-
tarios, por ejemplo señal€s sono.¡s en lugar de señ¡lcs visu¡les, pero t¡lcs e¡pedien-
recibir su interfretación de ot¡o sisteua. La relación semiótica
t€s pa$i.ros no nodific¡n las condiciones ¡ormalcs. entre sistemas se enunciará entonces como un nexo entre slsrE-
58 s¿¡¡¡or"ocf,r DE LA LdNcuA 59
LA mMuNrc^cróñ
r.{A TNTERpRETANTE y STSTEMA TNTERPRETADO. Es la que posee-
Los sonidos musicales pueden ser producidos en monofonía
lr'ros en gran escala entre los signos de Ia lengua v los di Ia-socie-
o en polifonía; funcionan en esta,lo aislado o en simultaneidad
(acordes), cualesquiera que sean los intervalos que Ios separan
dad: los signos de la sociedaá pueden ser -íntégramente inter-
en sus gamas respectivas. No hay limitación a la rnultiplicidad
pretados por Jos de ta lengua, nó a la inversa. D"e suerte que la
de los so¡¡idos producidos sinultáneanente por un conjunto de
.lengua será el interpretante de la sociedad.2, En pequeíra esca-
instrumentos, ni al orden, a la frr:cuencia o la extensión de las
la podrá considerarse el alfabeto gráfico como el' inierpretarrte
conbinaciones. El compositor oqlaniza libremente los sonidos
del Morse o el Braille, en virtud -de Ia mayor extensió; de su
en nn discurso que no está sometido a ninguna convención "gra-
dominío de validez, y pese al hecho de qué todos sean mutua-
mente convertibles. matical" y que obedece a su propia "sintaxis".
Se ve, pues, por dónde el sistenra musical admite, y por dón-
Podemos ya inferir de esto que los subsistemas semióticos in-
de no, ser considerado como semil,tico. Está organizado a partir
terio¡es a la sociedad serán lógicamente los interpretados de la
lengla, puesto que Ia sociedaá los contiene y que la sociedad de un conjunto constituido por la gama, que a su vez consla de
notas. Las notas no tienen valor iiiferer.rcial más que dentro de
es el interpretado de la lengua. Se advierte yá en esta relación
la'gama, y ésta es, por su lado, un conjunto que recurre a varias
una disimetría fundamental, y puede uno rimontarse a la cau-
alturas; especificado por el tóno que indica la clave.
sa printera de esta no ¡eversibilidad: es que la lengua ocupa una
situación particular en el universo de loi sistenlaí de signos. Si
De ¡rodo que la unidad fundan:ental será la nota, unidad dis-
tintiva y opositiva del sonido, perr sólo adquiere este valor en
convenimos s¡ .lesignar por s el conjunto de estos sislemas y
Ia gama, que fija el paradigma de las notas. ¿Es semiótica esta
por L la. lengua, la conversión siempre sigue e'l sentido S -+ l,
unidad? Puede deciflirse que lo es en su orden propio, en vista de
nunca el inverso. Aquí tenemos nn prinóipio general de jerar_
que determina oposiciones. Pe¡o entonces no tiene ninguna re-
quía, propio para scr introducido en Ii clasificaóión de los iiste-
laóión con la senriótica del signo lir-güístico, y de hecho es incon-
nlas seluióticos y que servirá para construir una teo¡ía semio-
lógica.
vertible a unidades de lengua, en ningírn nivel.
Otra analogía, que pone de nlanifiesto a la vez una diferencia
Para realzar nrejor las diferencias entre los órdenes de relacio-
nes semióticas, ponemos ahora en la nisma posición un sistema
profunda, es la siguiente. La música es un sistema que funciona
sobre dos ejes: el eje de las simultaneidades v el eje de las suce-
muy distinto, el de'la mírsica. En lo esencial, las diferencias van
siones. Pensa¡ía üno en una homología con el funcionantiento
a nanifestársenos en la naturaleza de los,,signos,,y én su modo
de la lengua sobre dos ejes, paradig:nático y sintagnrático. Ahora
de funcionar.
bien, el eje de las simultaneidades r:n mírsica contradice el prin-
La nrÍrsica está hecha de soNr»os, que tienen estatuto musical
cipio nrisnro dél paradigurático en lengua, que es principió de
cuando }an sido designados y clasificidos como Nores. No hay
selección, que excluye toda simultaneidad intrasegñiental; y el
en nuisica unidades directamente comparables a los ..signos;' eie de las sucesiones en música tanpoco coincide con el eje sin-
,de la lengua. Dichas notas tienen un marco organizadár, la
tagmático de la lengua, puesto que la sucesión musical es com-
cAMA¡ en la que ingresan a título de unidades discietas, discon-
patible con la simultaneidad de los sonidos, y que por añadidura
tinuas una de otra, en nírmero fijo, caracte¡izada cada una por no está sometida a ningÍrn constreñimiento de enlace o exclu-
un nÍrrñero constante de vib¡aciones por tienpo dado. Las ga- sión con respecto a cualquier sonidc o conjunto de sonidos, sea
mas comprenden las mismas notas a alturai diférentes, definiáas el que see. Así, la combinatoria musical que participa de.la ar-
por un nirnrero de vibraciones en progresión geométrica, mien_ monía y del contrapunto carece de equivalente en la lengua,
t¡as los intervalos siguen siendo los misn:os. donde tanto el paradigma como el sintagma están sometidos a
-' disposiciones específicas: reglas de compatibilidad, de selectivi-
Estc punto se¡i desarroltado en otra parte.
60 ¡-A cor\ruNrclcróN s-É¡',r¡o¿oof,l DE LA LENcu^ 61
dad, de recurrencia, etc., de lo que depende Ia frecuencia y la tituirse olvidando o esquivando la cuestión de la unidad, pues
pr,evisibilidad estadísticas, por una parte, y, por otra, la poiibi- todo sistema significante debe definirse por su modo de signi-
Iidad de construir enunciados inteligibles. Esta diferencia.no de- ficación. De modo que un sistema así debe designar l_as unidacies
pende de un sistema niusical particular ni de la'escala sonora que hace intervenir para producir el "sentído" y especificar la
elegida; }a dodecafonía serial 1á exhibe tanto como la diatonía. naturaleza del "sentido" producido.
Puede decirse, en sune, si lir música es considerada como una Se plantean entonces dos cuestiones:
"lengua". que es una lengua con una sintaxis, pero sin semiótica. I] ¿Pueden redncirse a unidades todos los sistemas semió-
Este contr¿ste perfila por adelantado un rasgo positivo y necesa- ticos?
rio de la serniología lingüística que vale la pena anotar. 2l Estas unidades, en los sistemas donde existen, ¿son srcNos?
Pasemos aho¡a a otro domi:Tio, el de las artes llamadas plásti La unidad y el signo deben ser tenidos por características dis-
cas, dominio inmenso, donde nos conformaremos con indagar tintas, El signe es ¡ssss¿¡iamente una unidad, pero la unidad
si alguna similitud u oposici(in puede esclarecer la semiología puede no ser un signo. Cuando menos de esto estamos seguros:
de la lengua. Por principio de cuentas, se tropieza con una difi- la lengua est4 heche de unidades y esas unidades son signos. ¿Qué
cultad de principio: ¿hay alg<t en común en ei fundamento de pasa con los demás sistemas senriológicos?
todas estas artes, de no ser la v;tga noción de "plástica"? ¿Se halla Consideramos primero el funcionamiento de los sisiemás lla-
en cada una, o siquiera en un¿ de ellas, una entidad formal que mados artísticos, los de la imagen y del sonido, prescindiendo de-
pueda denominarse uNTDAD dd sistema considerado? Pero ¿cuál liberadamente de su función estética. La "lengua" musical consis-
pudiera ser la unidad de la pilrtura o del dibujo? ¿La figura, el te en combinaciones y sucesiones de sonidos, diversamente a¡ti-
trazo, el color? Fomrulada así, ¿tiene aún algún sentido la cues- culados; la unidad elemental, el sonido, no es un signo; cada so-
tión7 nido es identificable en la estructura escalar de la que depende,
Es tiempo de ennnciar las condiciones mínimas de una compa- ninguno está provisto de sígnificancia. He aquí el ejemplo típico
ración entre sistemas de ó¡denes diferentes. Todo sistema semió-
de unidades que no son signos, que no designan, por ser sola-
tico que descanse en signos tiene por fuerza que incluir: I] un mente los grados de una escala cuya extensión es fijada arbitra-
repertorio finito de srcNos, 2] reglas de disposición que gobiernan
riamente. Estamos ante un principio discriminador: los sistemas
sus FrcuRAs, 3] independientemente de ia naturaleza y del nú-
fundados en unidades se reparten entre sistemas de unidades sig-
ure¡o de los DrscuRsos que el sistenta permita producir. Ninguna
de las artes plásticas considerrldas en su conjunto parece repro: ciales. Lo que él llarna semiotics cs definido conro "a hierarchv, anv of rsl¡ose com-
ducir semejante modelo. Cuando mucho pudiera encontra¡sé al- ponents admits of a further analysis into classes defined by mutuál relation, so that
any of t}ese classes adn¡its of en ane¡)sis into derivátes defined bv mutual rnutetion"
guna aproximación en la obra de tal o cual artista; entonces no (Pilegomena to a Theorv ot Langoagi, had. de Whirfi€ld, 1961,'p. t06). Semcjante
se trataría de condiciones gencrales y constántes, sino de una ca- defi¡ición no será aceptable más qlc denko de una adhesión qlobal a 1os princrpios
de le glosemática. Laí consideraciones .del mis»ro autor (op. cií-, p. 109) r'ccrca del
¡acterística individual, lo cual una vez más nos alejaría de la puesto del lenguaic en las est¡uctu¡es semióticas, sobre los límitcs entre lo semiótico
iengua. y lo no semiótico, r€Aeian una posición harto provisionai y todavíá imprec;a. No
podrá sino ¿probarse lá inviteción a cstudiar desdc un tnismo punto de vista las diver-
sas disciplinas seniótices: "it seems froitful ¡nd nccessary to est¡blish a coümon point
of view for a largc nurnb« of disciplines, frorn the study of literatüre, art, and ;usic,
and gcneral hirtory, all the wav to log¡stics and ¡nethemátics, so that fronr this conl-
Se diría quc Ia noción de uNrc¡.o reside en el centro de la proble- mon point of view these sciences ,re concentráted around a linguisticallv defined sct-
nrática qrrc nos ocupa es v que ninguna teoría se¡ia pudiera cons- ting of problerní'(op. cit., p. 108) Pe¡o e'te vrsto pro8ra,¡r¿ no prsa de ser un p,á.
doso anhelo mientras no se hayan claborado Ios fundarnentos teórrcos de una cour-
pereción enke los sistenlas. Es lo que tráternos de hacer aquí. Más recientemcnte,
"' No pareció útil, ni ¿ull posibl€, rcbrecBrgar estes págitl3s, quc anurcian nuestros Charles.Morris, Sitr¡ilicetion and Significance (19641, p. 62, sc limita a h¡cc¡ constar
puntos de lista personales, con una discusión de las teori¿s anteriores. El lector infor qu€ para numerosos liDtüistas, de quienes cit¡ a algunos, la linguistica forllta paric d(
nrado ¡dlertirá en perticular lo que ncs separe ¿e Louis Hje)rnslev en puntos escn- l¡ seu)iótica, pero no dcfinc la siturcióu de la lengrñ dcs(le cstc-pLrnto de visr;.
selrrolocf,{ DE LA LENouA 61
62 L^ corúuNrcAcló¡i
O sea que,se pueden distinguir los sistemas en qde la signifi-
nificantes y sistemas de unidades no significantes. En la. primera cancia está impresa por el autor en la obra y los sisten.ras donde
categoría pondremos la lengua; en la segunda, la mírsica.2. la significancia es expresada por los elementos prin:eros err es-
En las artes de la figuración (pintura, dibujo, escultura ) de tado aislado, ürdependientemente rle los enlaces que puedan con-
imágenes fijas o nóviles, es Ia existencia misna de unidadcs lo t¡aer. En los prinieros, la significancia- se desprende de las rela-
que se torna tena de discusión. ¿De qué naturaleza serían? Si ciones que organizan un nundo coriado, en los segundos, es in-
'se tratá de
colores, se reconoce que componen también una esca- herentc a los sigr.ros misnos. La significancia del a¡te_ no ¡emite
Ia cu)¡ós peldaños principales están identificados por sus nom- nunca, pues, a una convención idénticamente heredada entre co-
bres. Son designados, no designan; no reniten a nada, no sugie-
partícipes.25 Cada vez hay que de¡cubrir sus témlinos, que son
ren nada de manera unívoca. E'l artista los escoge, los anralganra, ilimitados en número, imprevisibler; en naturaleza, y así por rein-
Ios dispone a su gusto en el lienzo, y es sólo en la composición ventar en ceda obra -en una palabra, ineptos para fijarse en una
donde se organizan y adquieren, técnicamente hablando, una institución. La significancia de la lengua, por el contrario, es la
"significación", por la selección y la disposición. El a¡tista crea significancia misma, que funda la posibilidad de todo intercam-
así su propia semiótica: instituye sus oposicionés en rasgos que bio y de toda conlunicación, y desdc ahi de toda cultura.
él mismo hace significantes en su orden. De suerte que no recibe
No deia de ser válido, pues, con elgunas metáforas de por me-
un repertorio de signos, ¡econocidos tales, y tañpocó establece dio, asinrilar la ejecución de una c,:mposición musical a la pro-
ninguno. El color, un mate¡ial, trae consigo una variedad ilirni- ducción de un enunciado de lengua; podrá hablarse de un "dis-
tada de matices que pasan uno a otro y ninguno de los cuales curso" musical, que se analiza en "frases" separadas por "pausas"
hallará equivalencia. con el "signo" lingüístico.
o "silencios", señaladas por'"n.rotivos" reconocibles. También
En cr¡anto a las a¡tes de la figura, ya participan de otro nivel, se podrá, en las artes de la figuración, buscar los principios de una
el de la representación, donde rasgo, color, movimiento, se com-
morfología y de una sintaxis.'10 Cuando menos, una cosa es se-
binan y entran en conjuntos gobernados por necesidades propias.
gura: ninguna semiología del sonid,r, del color, de la imagen, se
Son sistemas distintos, de gran complejidad, donde la deiiniiión
del signo no se precisará sino con el desenvolvimiento de una se-
formulará en sonidos, en colores, ei.r irnágenes. Toda semiología
miología todavía indecisa. s Mieczyslaw Walljs, "Mediacval Art as a Language", Actes ¿u j. Con8r¿s ini€¡nr'
Las rel.aciones significantes del "lenguaje" artístico hay que ¡r'onel d'esthétique (Anisterdrrn, 1964),p.427, n.; "La notion de chernp sémantique
descubrirlas ¡rNrno de una composición. El arte no es;unca et so¡ applicetion a la théorie de l'Art", Sciefl(es de I'art, núm. especial (1966), pp.
J ss., hacc útiles observaciones ece¡ca de los siSnos icónicos, especial ente en el erte
aquí más que una ob¡a de a¡te particular, donde el artista ins- rnedievel: discierne en é) un ''vocabulario" y re3las de "sirtax¡". Es vcrdad que pue-
taura libremente oposiciones y valores con los que iuega con ple- de recoroc€rsc en la esculturá nredieval cierto rcpertorio icónico que conesponde a
ciertos temas ¡eligiosos, cicrtás enseñenzas teológicas o ¡norales. Pero son nrensajes
a
na soberanía, sin tener "respuesta" que esperar, ni contradicción convencionales, prodücidos en una topologíe igual¡nente convencional donde las figu-
que eliminar, sino solamente una visión que expresar, según cri r¿s ocup¡n puestos simbólicos, conformes a representaciones farniliares. Por lo demás,
las escenas figuradas son la kasposición icónicr de relátos o parábolas; reproducen
terios, conscientes o no, de los que la composición entera-da tes- una verb¿lización inicial. El verdadero problema serniológico, que no ha sido plantea'
timonio y se convierte en manifestación. do, que sepamos. rcr¡a el buscar có\ro se efectúr está trásposrción de una enuncieción
verbal a una representeción icónic¡, cuáles son las correspondencias posibles eñke lrn
shteme y otro y en qué rnedida esta confronlación podría ser pers€guida háste la
a Rolánd Harveg, "Language anal Mr¡sic, an Immanent and Sign 'Iheorctic Ap- d€terminación d€ corresl^ndencias entre srcNos (listintos.
pro¡ch" (Fou"drtiors ot Language, ,1, )968, pp. 270ss.), verifica itinadamcnte que r La posibilidad de ertender las c¡tegoríás sertrio¡ógicas a las tecnicas de la irnagen,
'the sign theoretic approarh is inadequate for the study of ñusic, for the only tbing y particularmente al cine, es debatida de manerá inshuctiva por Chr. Metz, Ess¡is sur
¡t.can Pror,ide with reg¡rd to il erc ncgative slrte,,tents .negati.,c talen in a loti: la signification ru ciné,ná (Parír, 1968), pp. 66r., 81 ss., 9! s. J. L. Scheffer, Scéno-
cal, not in en eraluative sensc. AII it -
can st¡te r¡tay be comprised in the st¡teñent graphie d'un tebleáu (Paris, 1969), inaugura rina "lectura" semiológica.de la obra
thal inus'ic.is nor ¡ sign ificát iona l.represen tational tnsiitutlon ai;s language. (p. 273). pintada y propone un análish suyo ánálogo ál d€ un "texto". Est¡s indagacioncs ' ¡nnes-
A este .verificación le felta, no obsteüte, e¡ sustento de una elaborición teiiric¡. Él
_
tran ya cl despertar de una rcflexión oriti,¡a¡ sobrc los. canpos y las a¡tegorías de la
problenrl que discutroos rqr¡i cs prccisa¡lrcutc cl de h vtlidez i»tcncDriótica dc la scmiolotia no lingüística.
rotrón de 'signo".
6+ LA cor\ruNlcacróN STIIIOT,OCí,T DE LA LE¡¡CUA 65
de un sistema lingüístico tiene que recurrir a ia mediaeión de la parámetros que se empleen, de lbs campos donde se opere. Según
lengua, y así no puede existir más que por la semiología de la el caso, la homología instaurada servirá de principio unificador
lengua y en ella. El que la lengua sea aquí instrumento y no ob- entie dos dominios y se limitará a ese papel funcional, o creará
jcto de análisis, no altera nada rle la situación, que gobierna todas una nueva especie de valores semióticos. Nada garantiza por ade-
las relaciones semióticas; la lengua es el interyretente de todos los Iantado la validez de esta relación, nada limita su extensión.
demás sistemas, lingüísticos y no lingüísticos. 3] La tercera relación entre sistemas semióticos será denomi-
Debemos precisar aquí la natu¡aleza y las posibilidades de ias nada nnr¡cIóN DE rNTERpRETANcr,l. Designamos así la que insti-
relaciones entre sistemas senrióticos. Establecemos tres tipos de tuimos entre un sistema interpretante y un sistema interpretado.
relaciones. Desde el punto de vista de la lengua, ei la relación fundámental,
l] Un sistema puede engendrar otro. La lengua usual engen- la que reparte los sistemas en sistemas que se articulan, porque
dra la formalización iógico-matemática; la escritura ordinaria en- manifiestan su prbpia senriótica, y sistemas que son articulados
gendra la escritu¡a estenográfica; el alfabeto normal engendra el y cuya semiótica no aparece sino a través de la reja de otro modo
alfabcto Braille. Esta n¡racró;r DE ENcnNDR^rvrrDN'ro vale entrc dc cxprcsión. Sc puedc ¡sí introducir y justificar el principio de
dos sistemas distintos y contenrporáneos, pero de igual natr.rrale- que la lengua es el intcrpretante de todos los sistemas semióti-
za, el segundo de los cuales está construido a partir del prinrero cos. Ningún sistema dispone de nna "lengua" en la que pueda
y dcsempeña nna función específica. Hay que distinguir cuida- categorizarse e interpretarse según sus distinciones semióticas,
dosamente esta relación de engendramiento de la relación de rrrientras que la lengue puede, en principio, categoizar e ;tter-
derivación, que supone evolución y transición histórica. Enire la preiar todo, incluso ella nlisnra.
escritura jeroglífica y la escritura deniótica hay derivación, no Se ve aquí cómo la relación semiológica se distingue de toda
engendramiento. La historia dr: los sistenras de escritura propor- otra, y en particular dc la relación sociológica. Si se interroga por
ciona más de un ejemplo de derivación. ejemplo a propósito de la situación respectiva de la Iengua y de
2] El segundo tipo de relación es Ia.REIACróN oa norurolocí1, la sociedatl
que establece rlna correlación entre las partes de dos sistemas se- -tema de debates incesantes- y acerca de su modo
de depcndcr.rcia nrutua, el sociólogo, y probablemenie quien-
rnióticos. A diferencia de la precedente, esta relación no es ve¡i- quiera cnfoque la cuestión en térnrinos dimensionales, observará
ficada, sino instaurada en virtud de conexiones que se descnbren que la lengua funciona dentro de la sociedad, que la engloba;
o establecen ent¡e dos sistemas distintos. La. natnraleza de la dccidirá pLres que Ia socicdad es el todo, y Ia lengua la parte.
l.ronrología puedc variar, intuitiva o razonada, sustancial o estruc- Pero la considcración semiológica invierte esta relación, ya que
tur;rl, conceptual o póética. "Los perfun.res, los colores y los so- sólo la lengua permite Ia sociedad. La lengua constituye lo que
nidos se responden." Estas "correspondencias" sólo son de Bau- r::antienc juntos a los hombres, el fundarnento de todas las re-
dclaire, organizan su universc poético y la in.ragineria que lo laciones quc a su vez fundan la socicdad. Podrá deci¡se entonces
reflcja. De natu¡aleza más intelectual es la homología que ve que és la lengua la que contiene la sociedad.2s Así la relación de
Panofskv entre la arquitectura gótica v el pensamiento escolás- inte¡pretancia, que es sen.riótica, vá al revés que la relación de
tico." Tarnbién sc ha serialadc la honrología ent¡e la escritura cncajonanricnto, que cs sociológica. Esta, objctivando las depen-
v cl gesto ritual en China. Dos estructuras lingüísticas de índole dcncias extcrnas, reifica parejamentc lcngua y sociedad, en tanto
dife¡ente pueden revelar homclogías parciales o dilatadas. Todo que aquélla las pone eu dependencia nrntna segírn su capacidad
depende del modo corllo se planteen los dos sistemas, de los dc scrlr iot iza ción.
Por aquí sc ve¡ifica un critério que indicanros antes, cuando,
' Dr§in Panofskv, Arcliiicctnre tothiqüc et pensóc scorestique, trad. dc P. Bourdieu
(l'¡rh. l96i), pp. l0{ s.; cf. P. Bourd¡eu, ihki.. p¡:. )52s., cit.¡ndo l¡s homoloSías 5 Tratanros ,lrás cn ¿lctrllc de esta relación cn una exposicióI hcch¡ cn ochrbre dc
cIr"( lI (\(riflrrr ! l.r Jrq,lltccluril gotiL¡ indicadls por R. \lerichal. 1968 al Cor:grcso Oli\ctti (cf. rnás udclantc, pp. 95'106).
66 LA cor\luNrcaclóN s¡lror,ocl¡, DE LA LENcuA 67
para determinar las relaciones entre sistenras semióticos, plantea- significancia, que llamamos el mo clo.srrr¡ór¡co por una parte, el
mos que estas relaciones deben ser, ellas mismas, de naturaleza modo sEMÁNTrco por otra.ze
semiótica. La relación i¡reversible de interpretancia, que incluye Lo semiótico designa el modo de significancia que es propio
en la lengua los otros sistemas, satisface esta condición. del srcNo lingüístico y que lo constituye como unidad. Po¡
La Iengua nos ofrece el írnico modelo de un sistema que sea mor del análisis pueden ser consideradas por separado las dos
semiótico a la vez en su estructura formal y en su funciona-. caras del signo, pero por lo que :nace a la significancia, unidad
miento: es y uniclad queda. La única cuestión que suscita un signo para
I ] Se manifiesta por la enunciación, que alude a una situaciórr ser reconocido es la de su existencia, y ésta se decide con un si
dada; hablar es siempre habla¡ de. o un no: á¡bol - cdncíón - lavat - nemio - amtrillo - sobre, y no
2] Consiste formalmente en unidades ciistintas, cada una de n
ármol - ipanción - *bayat,- #nertio - * amafillo - *sib¡e. Más allá,
las cuales es un signo. es comparado para delimitarlo, ser con significantes parcialmen-
3] Es producida y recibida en los mismos valores de refereu- ie parecidos: cd\d: mdsd, o cdsa: cosq o cdsd i cdrq se con
cia entre todos los miembros de una con.runidad. significados vecinos: c¿sd:choruL, o cdsd. riyiendd. Todo el
4] Es la írnica actualizáción de la comunicación intersubjetiva. estudio serniótico, en sentido estricto, consistirá en identificar
Por estas razones, la lengua es la organizac!ón semiótica por las unidades, en describir las narcas distiniivas y en descubrir
excelencia. Da la idea de'lo que es una función de signo, y es criterios cada vez nrás sutiles de la distintividad. De esta suerte
la írnica que of¡ece la fórmula ejemplar de ello. f)e al.rí procecle cada signo afirurará con creciente claridad su significancia pro-
que ella sola pueda conferir *y lo hace en efecto- a otros con- pia en el seno tle una constclaci(;n o- entre el conjunto de los
juntos la calidad de sistemas significantes info¡rrándolos dc la signos. Tomado en sí nisno, el signo es pura identidad para
relación de signo. Hay pues un MoDELA»o snrlórrco quc lir lcl- sí, pura alteridad para todo 1o iiemás, base significante de la
gua ejerce y del que no se concibe que su principio rcsicla cn lcngua, material necesario de la cnunciación. Existe cuando es
otra párte que no sea la lengua. La naturaleza de la lcngua, su reconocido conro significante por el conjunto de los miembros
función representativa, su podcr dinámico, su papcl en la vida de Ia conunidad lingiiística, y e1'oca para cada quien, a gran-
de relación, hacen de ella la gran matriz semiótica, la estructura des rasgos, las mismas aiociaciorres y las nrismas oposiciones.
nrodeládora de la que las otras estructr.lras reprodncen los ras- Tal es el dominio v el criterio de la semiótica.
gos y el modo de accíón. Con lo sen.rántióo entramos en el modo específico dc signi-
¿A qué se debe e§ta propiedad? ¿Puede discernirse por qué la ficancia que es cngendrado por el DrscuRso. Los problemas
Iengua es el inte¡pretante de todo sistema significante? ¿Es sen- que se plantean aquí son función de la lengua como productora
cillamente por ser el sistenra nrás cornírn, cl que tienc cl carmpo de mensajes. Ahora, el mensaje nc se rednce a una. sucesión de
más vasto, la rrayor frecuencia de enpleo v *en la pr;ictica- la unidadcs por identificar separadarrente; no es una suma de sig-
mayor eficacia? Muy a l¡ inversa: cst¿r situación privilegiada
e'Est¡ distirció» fue propucsta por. prirne-a vez en h scsión inaugural ¿cl XIIIr
de la lengua en el orden pragmático es ulla consecuencia, no Corgris dcs Soci¿tés dc Philosophic de Langrc FraDqa;sc, cclcb¡ada cn Ginebra cl i
una causa, de su preeminencia como sistcma signif icantc, v dc dc scptic»rbrc dc 1966. La cxposición fue prrblicada cu las Actcs de dicho congrcso,
csta preeminencia puede dar razón un principio semio!ógico sólo. ll, ?9-+{) (con discusión, pp. Jl-17) (cf. ¡.l.lantc, cap. l5). Se rerá aqui cl rcnraic
dcl anúlisis prcsclt.tdo aDtcrion»cnte con cl ¡íhrlo dc 'Nilcanx dc Ianallse lirguist¡
Lo descubrirenos adquiriendo corcicncia dcl hccho de quc la qnc (crl nucstros Probl¿¡Dcs de ,n,BUntjqr¡c g¿¡r¡. 1c, I, l9ó6, pp. ll9ss. Iirad. csp.,
lengua significa de una n'¡anera específica y quc no cs sino snva, pp. llSis.l). IIabri¡nros prcfcrido clegir, a firr rlc haccr nrás notoria csta di5ti¡(ión.
térriros n)cnos prrccidos uuo:r1 otro que sErr¡<i¡c.r r' srrrí^-,r':c^,. pücsto quc los dos
de nna manera qne no rcprotlnce ningírn otro sistcura. Está in- :rsLltrcn rqui nn scntido tócnico. II¡cír f.rlta, co nxlo, qllc Llno \ oiro c\ocascn l¡ no.
vestida de rlna DoBr.E srcNrrrcANCr^. Hc ac¡uí propiaurcntc un cióD d(] s(ir)r, ¡ h curl sc riDcnlnn :i¡r)bor, si bicn difcrcnicurcntc. Lstir cucstión
trn»irx)l.tgicx Do (l,rbcri¡r pcrinrl),rLr quic,)cs tcnBrt) r bicn corsklcr¡r l¡ pcrspc.iiur
lllodclo sin an;ílogo. La lcrrguir conrbin:r clos mr¡dos distintos dc coDrplctr dc nücstro ¡niilisis.
68 LA COI\fUNICACIóN sullroloci¡ DE LA LINGU^ 69
nos Iá que produce el sentido, es, por el contrario, el sentido, En realidad el mundo dcl signo es cerrado. Del signo a la frasc
concebido. globalmente, el que se realiza y se divide en "signos" no hay traniición ni por sintagmación ni de otra-manera. Loi
particulares, que son las pALABRAs. En segundo lugar, 1o semán- separa un hiato. Hay pues que admitir que la lengua conrpreu-
tico carga por necesidad con el conjunto de los referentes, en de dos dominios diitintos, iada uno de'los cualel requiere su
tanto que lo semiótico está, por. principio, separado y es inde- propio aparato conceptual. Para el que llamamos semiótico, la
po-rdiente de toda referencia. El orden semántico se identifica teoría saussuriana del signo lingüistico scrvirá de base para la
con el mundo de la enunciación y el universo del discurso. investigación. El dominio semántico, en cambio, debe sá¡ reco-
El hecho de que se trata, pcr cierto, de dos órdeneí distintos nocido como sep_arado. Tendrá necesidad de uu aparato nucvo
de nociones y de dos universos conceptuales, es algo que se pue- de conceptos y definiciones.
de most¡ar también mediante la diferencia en el criterio de va- La semiología de la lengua ha sido atascada, paradójicamen-
lidez que requieren el uno y ,:l otro. Lo sen.riótico (el signo) te, por el instrunrento misno que la creó: el signo. Nb podía
debe ser REcoNocrDo; lo semárLtico (el discurso) debe ser cort- ap¡rtarse la idea dc! signo Iingüistico sin supriñrir el caiácter
pRENDrDo. La diferencia entre reconocer y comprender rernitc
mas inrportante de Ia lengua; tampoco se podía extenderla al
a dos facultades mentales distintas: la de percibir la identidad discurso entero sin contradecir su nefinición como unidad mí-
ent¡e lo anterior y lo actual, por una pafte, y la de percibir la nima.
significación de un enunciado nuevo, por otra. En las formas En conclusión,. hay que supcrar la noción saussuriana del sig-
patológicas del lenguaje, es frecuente la disociación de las dos no corno principio írnico, del que dependerían a la vez, la es-
facultades. tructura y el_ funcionamiento de la lengua. Dicha superación se
La lengua es el íurico sistenra cuya significancia se articula, logrará por dos cam inos:
así, en dos dimensiones. Los ilemás sistemas tienen una signi- En el análisis intralingüíslico, abriendo una nueva dimensión
ficancia unidimensional: o serniótica (gestos de cortesía; mu- de signific_ancia, la del discurso, que llamamos semántica, en
drás), sin semántica; o semántica (expresiones artísticas ), sin adela¡te distinta de.la que está ligada a1 signo, v que será
semiótica. El privilegio de la le ngua es portar al mismo tienpo seniótica.
la significancia de los signos 1 la significancia de la entucia- En el análisis translingüísiico de los textos, de las obras, mer-
ción. De ahí proviene su poder mayor, el de c¡ear un nuevo ni- ced a la elaboración de una metasemántica que setá construi-
vel de enunciación, donde se luelve posiblc decir cosas siguifi: da sobre la semántica de la enunciación.
cantes acerca de la significancia. Es en esta facultad metaiin- Será una semiología de "segunda generación", cuyos instru-
güística donde encontrarrros el origen de la rclación de interpre- mentos y método podrán concurrir asimismo al desenvolvimien-
tancia merced a Ia cual la lengua engloba los otros sisteuras. to de las otras ramas de Ia semiología general.
Cuando Sanssure definió la lengua como sistema de signos,
cchó el fundamcnto dc Ia scnriología lingüística. Pero vemos
ahora que si el signo corresponde en efccto a las ulidadcs signi-
ficantes de la lengua, no puede erigírselo cn principio írnico dc
la lcngua cn su funcionanliento discu¡sivo. Saussurc no ignoró
la frase, pcro es patentc quc le creaba nna grave dificultad y Ia
rcnritió al "habla",:ro lo cuirl lo resuelvc nadir; cs cosa precisa-
¡ncntc de sabcr si cs posiblc pasar dcl signo "l "habla'1, y cóuro.
" Cf. C. L. C., pp. ){li, 172, \' las ohrc¡\,acioncs dc I\. Godcl, Cr¡rrcnt ?rcnds in I