EL MENSAJE DE HAGEO:
CONSTRUYAMOS UN LUGAR PARA DIOS
Hageo 1-2:9
INTRODUCCIÓN:
A principios del mes sexto (Elul trad. “cosecha”, entre agosto y
septiembre). Dios habló al pueblo por medio del profeta Hageo
(Trad. Fiesta, solemnidad). El pueblo necesitaba una palabra que
orientara su camino, que les hiciera pensar seriamente en lo que
estaban haciendo.
La gente estaba ocupada en sus negocios, proyectos personales,
labores y compromisos, etc.; mientras la casa del Señor seguía
arruinada desde el día que fue destruida. Ver esas ruinas le
bajaba la moral al pueblo, nadie sabía por donde empezar; así
que iniciaron por ellos mismos.
Dios los llama al orden, en su mensaje les expresa lo que Él ve y
siente. Les hace analizar los resultados de sus acciones y los anima
a ponerse manos a la obra, para hacerlo a Él primero. Si la casa
del Señor se reconstruía, entonces allí simbólicamente estaría la
presencia gloriosa de Dios para bendecirles realmente.
En este mensaje nos enseñará: DONDE SE AME LA PRESENCIA DE
DIOS, ALLÍ SE MANIFESTARÁ. Veamos en el mensaje de Dios por
medio de Hageo, tres acciones que nos llevarán a disfrutar de
nuevo de la presencia de Dios.
1. ESCUCHEMOS EL LLAMADO DEL SEÑOR
“Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que
la casa de Jehová sea reedificada” (1:2).
Por medio del profeta Hageo dijo: “¿Es para vosotros tiempo,
para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta
casa está desierta?” (1:4).
“Meditad bien sobre vuestros caminos” (“quiero que piensen
seriamente en lo que están haciendo” TLA).
2. ANALICEMOS NUESTROS RESULTADOS
“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis;
bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el
que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto” (1:6).
“Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo
disiparé en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por
cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su
propia casa” (1:9).
“Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra
detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los
montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo
que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y
sobre todo trabajo de manos” (1:10-11).
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros
caminos” (1:7).
3. PONGAMOS A DIOS PRIMERO
“Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré
en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová” (1:8).
“Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo
sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y
las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová
su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová. Entonces Hageo,
enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo,
diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. Y despertó Jehová
el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el
espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de
todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de
Jehová de los ejércitos, su Dios” (1:12-14).
CONCLUSIÓN:
La Palabra del Señor nos amonesta, abriendo nuestros ojos ante
el mal que estamos haciendo. Nos exhorta, inspirándonos a hacer
lo que es correcto. Y nos anima, asegurándonos la compañía
divina bendiciendo nuestros esfuerzos.
La palabra de Dios habló al pueblo y todos se pusieron en acción.
Gobernador y sacerdote unieron fuerza con el pueblo para
hacer la casa del Señor; donde él pudiera manifestar su gloria al
pueblo. Esos esfuerzos van acompañados de palabras de ánimo
de parte de Dios.
Dios les dijo: “Pues ahora Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová;
esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y
cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra; dice Jehová, y trabajad;
porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Según
el pacto que hice con vosotros cuando saliste de Egipto, así mi
Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. Porque así dice
Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos
y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las
naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré
de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la
plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria
postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho
Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de
los ejércitos” (2: 4-9)
