EL PÉSAME A SAN JUAN APÓSTOL
Hay una antigua tradición que se remonta a mucho tiempo atras en Guatemala, Se
trata del Pésame a San Juan Apostol. Según las abuelitas, dicho Rito tenía por
objetivo rezar algunas oraciones y versos alusivos al tránsito de nuestra Madre
Santisíma de su vida Terrenal a la Vida eterna. El acto de Pésame a San Juan
Apostol se deriva de y nos permite recordar que Cristo, momentos antes de morir
en la Cruz, le entrega como madre a Juan el Discipulo amado al pie de la Cruz con
las Siguientes palabras: “MADRE, HE AHÍ A TU HIJO”. Y observando a Juan le
dice Cristo: “HIJO, HE AQUÍ A TU MADRE”, siendo en este momento que María
Santisíma se convierte en Madre de todos nosotros. Antiguamente este Rito se
realizaba en las parroquias y hogares de Guatemala hoy 14 de Agosto, donde se
celebra a Nuestra Señora del Tránsito en Visperas de la Solemnidad de la Asunción
de Maria. Juan recibe a María como Madre, y asimismo se convierte en su madre
espiritual y segunda madre terrenal, es por ello que se le recuerda a Juan en esta
fecha por el pesar de la Partida de María, pero siendo ello motivo de alegría
derivado a que Dios no permitió que la muerte corrompiera el cuerpo Santo de
María, siendo llevada y coronada en cuerpo y alma a la presencia del Padre. Dicha
Tradición lamentablemente ya no se realiza, pero no se descarta que algunos
hogares o iglesias del interior de la Republica aún se realice este día.
Glorioso y Bienaventurado San Juan, tú que hasta en el último suspiro
acompañaste a nuestra Madre Santísima en lo largo de su vida... Tú que con amor
la aceptaste por madre y Ella por hijo... Tú que cuidaste de Ella desde el momento
de la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo y le diste tu amor como a una madre...
Amado Apóstol San Juan, tú que fuiste testigo de tan grande pureza al tener como
madre a la Pura sin mancha; te pedimos que así como tuviste ese amor hacia la
Madre de Dios, y fuiste fiel hasta tu último instante, podamos con amor conservar
el amor en cada uno de nuestros corazones...
Publicado por Miles Christi resístens en 18:00
El llamado pésame a San Juan, oración
Glorioso y bienaventurado San Juan.
R/: Ruega por nosotros.
Tú que con amor la aceptaste por madre y ella por hijo; y que hasta en el último suspiro la
acompañaste a nuestra madre Inmaculada.
Tú que cuidaste de ella desde el momento de la crucifixión de nuestro Señor Jesucristo y le
diste tu amor como a una Madre.
Amado Apóstol san Juan, tu que fuiste testigo de tan gran pureza al tener como Madre a la
pura y sin mancha; te pedimos que asi como tuviste ese amor hacia la Madre de Dios y fuiste
fiel hasta su último instante podamos con amor conservar el amor en cada uno de nuestros
corazones.
Oración
Oh glorioso San Juan, por aquella angélica virtud que te mereció las más insignes gracias de
ser el discípulo privilegiado de Jesús, de descansar sobre su Corazón, de contemplar su gloria,
asistir en persona a los prodigios más estupendos; ser finalmente designado por el Salvador
expirante, como el hijo y custodio de su Madre; alcanzame, te ruego, que conserve siempre
intacta la virtud de la pureza y que evite cuidadosamente todo cuanto pudiera mancillarla, a fin
de que merezca los favores especiales del Corazón Sagrado de Jesús y de la Inmaculada
Virgen María. Así sea.
Pésame a San Juan Evangelista, el Discípulo Amado y el Hijo dado a María al pie de la
Cruz.
El sagrado cuerpo y tabernáculo de Dios fue llevado por los apóstoles en hombros hacia
el valle de Josafat, en donde se había providenciado un sepulcro. En el camino se
sucedieron grandes milagros: los enfermos quedaron sanos, muchos endemoniados
quedaron libres y mayores fueron las conversiones de judíos y gentiles. Al llegar al
sepulcro, San Pedro y San Juan colocaron en él al venerado cuerpo y cerraron la tumba
con una laja.
Oh piadoso Apóstol San Juan que al pie de la Cruz recibiste a María como tú Madre,
una vez más tú corazón se inunda de Dolor al contemplar que María la Madre del
Redentor duerme el sueño eterno, el sueño de La Paz.
Amado discípulo de Jesús y custodio de María en esta noche te ofrezco el pésame por el
tránsito de María santísima y así mismo pedimos que infundas en nuestro corazón la
llama de la Esperanza, así como tú confiaste en Dios al ver A Jesús, tú Maestro
Resucitado y como María fue llevada a los cielos en cuerpo y alma, así podamos confiar
que nosotros por tu intercesión podamos gozar de la Gloria Eterna. Amén.
LAS MANZANAS EN EL ALTAR DE LA DORMICIÓN.
Se le colocan manzanas y flores recordando el jardín del Edén en donde estuvieron
Adán y Eva. Las manzanas nos recuerdan el pecado cometido por ellos en el inicio y
se colocan junto a María para recordarnos que ella no cometió pecado, que no
comió del fruto prohibido y que por el contrario, ella como nueva Eva, aplasta a la
serpiente del mal.
Oración bizantina en la Dormición de la Virgen
María
Las potencias supremas de los cielos, presentándose en coro ante su soberano, escoltan llenas de temor el
cuerpo purísimo que ha acogida a Dios; la preceden en la subida, invisibles, gritan a las huestes que están
en las alturas: Mirad, llega la Madre de Dios, Reina del universo.
Alzad los dinteles y acoged con honores dignos del Reino ultramundano a Aquella que es la Madre de la
Luz eterna. De hecho, gracias a Ella se ha llevado a cabo la salvación de todos los mortales. No podemos
fijar en Ella nuestro rostro y es casi imposible no tributarle dignas alabanzas.
Su sobreeminencia excede a toda mente. Tú, oh Inmaculada Madre de Dios, que siempre vives junto a tu
Rey e Hijo portador de vida, incesantemente intercedes para que sea preservado y salvado de todo ataque
adverso tu nuevo pueblo: nosotros nos gozamos de tu protección, y por siglos, con todo esplendor, te
proclamamos bienaventurada.
Cuando te marchaste, oh Madre de Dios, junto a Aquél que de ti nació inefablemente, estaban presentes
Santiago, hermano de Dios y primer pontífice, junto a Pedro, venerabilísimo y sumo corífeo de los
teólogos, y de todo el coro divino de los apóstoles.
Con himnos teológicos los apóstoles celebraban el divino y extraordinario misterio de la economía del
Cristo Dios; y prestando los últimos cuidados a tu cuerpo, origen de vida y morada de Dios, se
regocijaban, oh digna de todo canto.
Desde lo alto las santísimas y nobilísimas huestes angélicas miraban con estupor el prodigio y, con la
cabeza inclinada, las unas a las otras se gritaban : Alzad los dinteles, y acoged a Aquella que ha dado a
luz al Creador del cielo y de la tierra; celebremos con himnos de gloria el cuerpo santo y venerable que ha
hospedado al Señor que a nosotros no se nos ha dado a contemplar. Y nosotros, festejando tu memoria, a
ti gritamos, oh digna de todo canto: Alza la frente de los cristianos y salva nuestras almas.
Oración a la Dormición de Nuestra Señora
Agosto 13
Dormición de Nuestra Señora (58) (Trad.)
SÚPLICAS A A LA VIRGEN
SANTÍSIMA, MADRE DEL ETERNO JUEZ
Oh Madre de misericordia, yo me arrojo a vuestros pies, avergonzado y confuso por
mis pecados, y temblando de horror por el riguroso juicio que me espera después de
mi muerte.
Temo aquel paso tremendo de esta vida a la otra, cuando mi alma entre por la vez
primera en aquellas regiones oscuras de la eternidad y en aquel nuevo mundo, donde
es glorificada la infinita Bondad y la eterna Justicia de Dios: y ¿qué suerte me ha de
caber allí para siempre? Oh Madre de misericordia, rogad por mí, miserable pecador.
Temo aquel espantoso Tribunal, donde ha de comparecer mi alma, y donde me he de
ver solo frente a frente de todo un Dios para ser juzgado: ¿y qué va a ser de mi en
aquel riguroso juicio? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la sabiduría infinita del soberano Juez, porque es testigo de todas mis obras,
palabras y pensamientos; y ¿qué podré responder si El me acusa? Oh Madre de
misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la rectitud inflexible de aquella divina Justicia que no se tuerce por el favor ni por
el interés, sino que pesa en perfectísima balanza las obras de los hombres, para dar a
cada uno lo que ha merecido: y ¿en dónde están mis buenas obras y merecimientos?
Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo el poder omnipotente del supremo Juez, y desmaya mi corazón al solo
pensamiento de que puede condenarme. Y si El me condena ¿quién podrá ya librarme?
Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la terrible acusación del maligno espíritu, y me lleno de espanto, viendo que
podrá decir de mi vida que ha sido una cadena de iniquidades y pecados. Y ¿cómo me
defenderé de los cargos que me haga? Oh Madre de misericordia, interceded por mi,
miserable pecador.
Temo mi propia conciencia, agitada como las olas del mar y conturbada por los
remordimientos, testimonios irrefragables de mi vida culpable. Y ¿qué podré replicar a
las voces de mi propia conciencia? Oh Madre de misericordia, interceded por mí,
miserable pecador.
Temo aquel examen tan riguroso que se ha de hacer de todos los días y actos de mi
vida, del tiempo de mi niñez, del tiempo de mi mocedad, del tiempo de mi edad adulta,
de los pecados que he cometido, de los que ocasioné con mis escándalos, de los que
no impedí pudiendo estorbarlos, de las buenas obras mal hechas, y de las que dejé de
hacer por negligencia culpable: y ¿cuál será la cuenta que podré dar a mi Dios? Oh
Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la misma defensa de mi Ángel Custodio, que tal vez, triste y lloroso apenas podrá
responder y volver por mi: y solo podrá oponer a la terrible acusación del demonio, una
penitencia poco sincera de mis gravísimas culpas, y algunas obras buenas llenas de
defectos y desagradables a los purísimos ojos de Dios: y ¿qué será de mi, si el Ángel de
mi guarda me desampara? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable
pecador.
Temo finalmente la sentencia inapelable del Eterno Juez, y se estremecen mis carnes de
horror, al considerar que si me halla indigno de entrar en la mansión celestial de los
Justos, me arrojará para siempre de su presencia, y fulminará contra mi el espantoso
anatema de la eterna reprobación. No lo permitáis, oh Madre de bondad, y por las
entrañas de vuestra misericordia, oíd las súplicas de un pecador arrepentido, que clama
a Vos diciendo: Oh Madre de misericordia, interceded por mí, miserable pecador.
Oración.
Oh piadosísima Virgen Maria, madre y refugio de los pecadores, a quien el Dios de las
venganzas cedió el imperio de la misericordia; ya que en aquel riguroso Juicio no podré
acudir a vuestra intercesión, os suplico ahora que me alcancéis la gracia de una sincera
penitencia, y de una perfecta enmienda de mi vida, a fin de que al comparecer después
de mi muerte ante el divino tribunal, merezca una sentencia favorable de eterna
salvación. Por los méritos de vuestro Hijo, nuestro Señor, que en unión del Padre y del
Espíritu Santo, vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Te pedimos por el Papa Francisco, por el Papa Benedicto XVI, por los sacerdotes, por
los integrantes de éste grupo, para que sean atendidas nuestras necesidades e
intenciones si son para nuestro bien y el de tu Santa Iglesia.
Amén
HIMNO AKATHISTOS EN EL DORMIR
DE LA MADRE DE DIOS
Atribuido a Sergio, patriarca de Constantinopla desde 610-638
Con motivo de tu venerable tránsito hacia la inmortalidad, una
multitud de liturgia espiritual, oh Virgen, se reunió con tu Hijo para
celebrarte. A su vez los Apóstoles, secuestrados en las nubes, vinieron
de los confines de la tierra y a ti te exclamaron:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
1. Los Ángeles, que vinieron del cielo, una vez cantaron dignamente tu
nacimiento, oh Virgen. Hoy celebran con cánticos religiosos junto a
nosotros los terrestres tu santa Dormición, exclamando:
Salve, alimento de la alegría de los hombres
Salve, anulación de la maldición de los primeros padres
Dios te salve, esposa inmaculada del Padre invisible
Dios te salve, Madre del Hijo coeterno, ignorante del matrimonio.
Salve, escalera que va de la tierra al cielo
Salve, carro que conduce al paraíso de las delicias
Salve, los coros celestiales te alaban
Salve, los mortales terrenales te adoran
Salve, Casta, gloria de las vírgenes
Ave, o Pia, exaltación de los piadosos
Salve, por ti se encaminan las falanges de los demonios
Salve, porque disfrutas de la naturaleza de los hombres:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
2. Pedro, al ver acostado al Santo que había dado a luz al Señor
universal, exclamó: ¿Cómo me apareces muerta tú, Virgen, que
concibiste la vida? Para mí eres la causa de nuestra alegría y por eso te
glorifico:
Ave, fundamento de los edificios de Dios
Salve, sello de mis palabras
Salve, carro divino de la luz que nunca se pone
Salve, tabernáculo del Dios infinito
Salve, océano ilimitado de consejo divino
Salve, abismo insondable de maravillas terribles
Salve, la asamblea de los apóstoles te glorifica
Ave, el coro incorpóreo te celebra
Salve, preciosa copa de oro
Ave, ciudadela acogedora y santa
Salve, los discípulos se han reunido contigo
Salve, te canto así: ¡REFUGIO, VIRGEN Y NOVIA!
3. Pablo, cuya lengua fue movida por el Espíritu, cuando te vio, oh
casto Padre de Dios, acostado en la cama, un cadáver sin aliento, se
arrojó a tus pies inmaculados y dijo: Acepta, oh Santo Todo, también
yo que con Pedro así. Exclamo:
Salve, raíz de la vida eterna
Salve, puerta de las delicias vírgenes
Dios te salve, Madre de Cristo-Verdad, ignorante del matrimonio
Salve, lámpara siempre encendida por mi ceguera
Ave, urna, jardín, mesa y santísimo templo
Ave, arbusto sin quemar y paraíso de las delicias
Salve, has sido liberado de la corrupción
Salve, compartes las delicias, oh Padre de Dios
Ave, reina de los coros virginales
Salve, elocuencia de la boca casta
Salve, para ti Peter dijo lo que dijo
Ave, junto con él yo también exclamo:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
4. Andrea, al ver al grande y sabio Juan adornado con la gloria de la
virginidad, que estaba triste y silencioso, lo invitó a celebrar la fiesta de
Todos los Santos con cánticos ante él. Y el casto exclamó entonces:
Salve, oh doncella, fuente de virginidad
Salve, puerta santa de la verdad
Salve, carro de fuego de Elías
Salve, voz que tu Hijo me hace eco
Salve, dama descarada y casta paloma
Salve, inmaculada, impecable y pura Agnella
Salve, la lengua de toda virgen te celebra
Salve, la boca de toda casta te honra
Salve, carbón que purifica a los profetas
Salve, rayo que ilumina a los fieles
Ave, candelabro y litera venerada
Salve, Señora y Madre mía: ¡Salve, VIRGEN Y NOVIA!
5. Andrés, viendo la alegría del casto Juan y habiendo escuchado estas
cosas, alzó su voz armoniosa y dijo: Dígnate, oh santo, acogerme
también a mí, que me alegro con los demás y así exclama:
Salve, cámara nupcial de oro del Verbo
Salve, lámpara que brillas en el mundo
Salve, tabernáculo del que nació de ti
Salve, propiciatorio de los que habían caído entonces
Salve, ayuda real de tu Hijo
Salve, Abogado de los que en el mundo te adoran con fe.
Salve, das alas para volar en los cielos
Salve, lideras las generaciones humanas
Salve, tierra fértil de todos los placeres
Salve, mesa santa y todo el oro
Salve, Gabriel te trajo el "Salve"
Salve, yo también te canto: ¡REFUGIO, VIRGEN Y NOVIA!
6. Santiago, que sabía que el Señor de los vivos y de los muertos había
nacido de ti, se sorprendió al ver muerta a la Madre de la vida y entonó
melodiosamente: Recíbeme como pariente del Esposo, oh Casta, yo que
así exclamo:
Ave, asiento de la luz que nunca se pone
Salve, lámpara que irradia luz santa
Salve, revelación de la benevolencia del Padre
Salve, redención del pecado de la madre
Salve, tienda y palacio del Creador del universo
Salve, columna y sombrío monte de Dios
Salve, la hueste de ángeles te canta
Salve, la naturaleza de los hombres te proclama bienaventurado
Salve, diadema de los piadosos príncipes
Salve, salvación de los creyentes
Salve, gloria de los sabios apóstoles
Ave, el orgullo de los deportistas talentosos: ¡AVE, VIRGO Y NOVIA!
7. Felipe, al oír el eco de los cantores sagrados, inmediatamente se
paró aterrorizado ante el ataúd y exclamó: Me hace temblar solo
mirarte, oh Virgen. Pero dame la bienvenida también a mí que
exclama con los demás:
Dios te salve, Esposa de Dios invisible
Salve, Madre del Hijo coeterno
Salve, alegría de los principados celestiales
Salve, adorno de los terrícolas mortales
Ave, o mesa que alimentó a miles de personas hasta la saciedad
Ave, o roca que trae agua a multitudes sin número
Salve, apareciste como una lámpara que difunde la luz
Salve, te has convertido en un hogar para contener el fuego
Ave, o Agnella que engendraste el Cordero
Dios te salve, has llenado de alegría el universo
Salve, por ti he conocido al Padre
Salve, por ti también glorifico la Palabra:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
8. El sabio y gran Bartolomé, viendo el gran y espiritual trono yaciendo
sin vida, inclinó religiosamente sus rodillas en adoración y exclamó:
Buena señora, dame la bienvenida también a mí que me atrevo a
alabarte con estas palabras:
Salve, predicación de los pescadores piadosos
Salve, silencio de los sabios que se han vuelto insensatos
Salve, Madre inmaculada de mi Maestro
Salve, trono ardiente del Benefactor de todos
Salve, montaña sin marcar que Dios amó
Ave, lugar de santificación que él mismo habitó
Salve, descansa en los brazos del Hijo
Salve, sube a las puertas del cielo
Salve, guía de mi voz
Salve, consuelo de mi alma
Salve, por ti he sido hecho discípulo
Salve, por ti adoro a mi Creador:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
9. Thomas estaba parado en un rincón; Al escuchar los himnos de los
discípulos, dijo con entusiasmo: Oh Casta, como el Creador aceptó una
vez que lo toqué, tú también te dignas aceptar que exclamo:
Salve, derrota de enemigos invisibles
Salve, lengua de los santos apóstoles
Salve, curación de los afectados por enfermedades.
Salve, seguridad de los tímidos balbuceos
Salve, cama que ahora rodean sesenta guerreros
Ave, Virgo que adora liturgias celestiales
Salve, santificas el aire con tu aliento
Salve, iluminas la tierra con el sepulcro
Salve, redención de Adán y Eva
Salve, derrota de la corrupción y el engaño
Salve, por ti he sido sanado de la incredulidad
Salve, por ti he podido hablar:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
10. Mateo, inclinándose de rodillas, exclamó: Una vez narré tu
nacimiento: ahora queriendo cantar con fe tu santa y piadosa
Dormición, tengo miedo y tiemblo. Pero cobrándome valor, exclamo:
Salve, comienzo de mis palabras
Salve, trueno que fortalece mi predicación
Salve, manto del Todopoderoso Encarnado
Salve, vida del primer padre mortificado
Ave mar que desagua los ríos del ateísmo
Salve, mesa que sostiene el pan que satisface a los creyentes
Salve, el coro de ángeles te rodea
Salve, la raza de los demonios tiene miedo por ti
Salve, luminaria que ilumina el universo
Salve, estrella que inunda de luz los confines de la tierra
Salve, para ti el recaudador de impuestos se hizo discípulo
Salve, el Creador está representado para ti:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
11. Tan pronto como Mateo hubo dicho estas elocuentes palabras,
Pablo hizo un gesto con la mano hacia Lucas, el inspirado, para alabar
a la casta Virgen. Inmediatamente se levantó y, de pie ante el ataúd,
cantó así:
Ave, fuente de flujos inmortales
Ave, candelabro de luz siempre encendido
Salve, raíz incorrupta de inefable deleite
Ave, puerta de luz indescriptible que nunca se pone
Salve, tierra que alimentó el corazón de los creyentes
Salve, ancla que envuelve la multitud de enemigos
Salve, haces feliz al mundo con tu parto
Salve, exaltas el firmamento con tu Dormición
Salve, iluminas a la multitud de los fieles
Salve, dispersas las multitudes de los enemigos
Salve, para ti la tierra se ha transformado en cielo
Salve, para ti la naturaleza ha sido salvada:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
12. Marco estaba pensativo y buscaba un comienzo para sus
elogios. Pedro, exhortándolo, lo incitó como a su propio
hijo. Inmediatamente se puso de pie y comenzó a exclamar:
Salve, esperanza de los desesperados
Salve, certeza de los que dudan
Ave, primeros auxilios para los enfermos
Salve, consuelo seguro para los que sufren
Salve, liberaste a Adán de la corrupción
Salve, has cancelado el número de muertos
Ave, Eden ha sido reabierto para ti
Salve, para ti Adán ha sido readmitido
Dios te salve, has engendrado en la tierra al temido en los cielos.
Salve, asciendes para quedarte con el Hijo
Salve, ninguna mancha ha afectado tu nacimiento
Salve, el sepulcro no te detendrá en la muerte:
¡AVE, VIRGEN Y NOVIA!
13. TODOS Oh Virgen Santísima, que santamente engendraste el Verbo
en la carne, santifica nuestras almas y concede vivir siempre en
santidad a quienes te celebran en santidad y a ti exclaman así:
Sálvanos, puerta de salvación
protégenos, oh Madre de la verdad
cuida de los fieles que te veneran, Inmaculada Concepción
salvar de los obstáculos sin número, o Illibata
Protege, salva, guarda a los que creen en ti
libres de toda tentación los que se refugian en ti rompen las flechas del
mal y demonios incorpóreos
detener las pasiones de los carnales y los indignos
Salva a los que te celebraron de esta manera, hazlos dueños de
pasiones vergonzosas, permíteles que te proclamen bendecido con
castidad y amor.
da la bienvenida a quienes exclaman cálida y atemorizada:
¡AVE, VIRGEN EXPUESTA!
GRAN ORACIÓN DE GLORIFICACIÓN
Bendito eres, oh Cristo, con tu buen Padre y el Espíritu Santo, porque
viniste y nos salvaste.
¡Bendita seas, María! Tú eres más elevado que los Querubines, eres
más glorificado que los Serafines: porque has atraído a tu Hijo, lo has
llevado en tus brazos y le has dado leche a la boca. Si digo que eres un
cielo, he aquí que eres más digno de honra que los cielos de los cielos;
porque el que está sobre los cielos vino y tomó carne de ti sin dañar tu
virginidad. ¡Bendita seas, oh Reina, Cordero inmaculado, oh Madre del
Rey!
Lamentaciones de la Dormición de la Madre
de Dios
También llamado Servicio de Entierro de la Madre de Dios.
(En forma abreviada, para uso parroquial)
Las lamentaciones (o alabanzas) se cantan intercaladas con versos
del Salmo 118 (Salmo 119 en el Salterio hebreo), exactamente como en
las lamentaciones ante la tumba de Cristo los Sábados Grandes y
Santos. Comenzando con el primer verso del salmo, el verso del salmo
es seguido por los estribillos de las lamentaciones, a continuación. En
la práctica común, los versos de los salmos son cantados por el coro y
los lamentos se abstienen de leer por el sacerdote, aunque hay una
gran variación en esta área.
El rito del entierro de la Madre de Dios, del que forman parte estos
lamentos, se puede realizar como un servicio independiente, pero con
mayor frecuencia se realiza como parte de la víspera de la fiesta.En
este caso, el sudario (plashchinitsa, epitafio) de la Theotokos salió del
altar en el centro de la Iglesia después de "El Señor es Dios ...", con las
puertas reales abiertas, pero las luces apagadas. Situada en el centro
de la Iglesia en la tumba, es alabada tres veces, con el iconostasio y el
pueblo, mientras la gente enciende y sostiene velas. El actual servicio
de lamentos ocupa entonces el lugar de los Polyeleos. Una letanía de
pequeños sigue a la primera y segunda estasis, con un incienso del
sudario, el iconostasio y el pueblo. Al final de la tercera etapa, el
sacerdote inciensa el sudario, el iconostasio y todo el templo,
mientras el coro canta la Evloghitaria de maitines.
En este, el funeral y las lamentaciones que recrean los servicios de
Cristo se llevaron a cabo el Sábado Santo y Grande, una imitación y
conexión que se refleja en los propios himnos.
PRIMERA ETAPA
1. En una tumba que te definieron, y sin embargo, oh Cristo, eres la
vida. Y ahora han puesto a la Madre de la Vida así: ¡tanto para los
ángeles como para los hombres una vista más extraña!
2. Te exaltaremos mucho, Madre de Dios Purísima, y ahora no
glorificaremos tu santa Dormición, mientras nos postramos ante tu
honrada y preciosa tumba.
3. En tu seno albergas al que no puede ser dominado, la vida eres para
todos los fieles: ¿cómo vas a morir y tu cuerpo está encerrado en una
tumba?
4. Sacaste, jovencita pura, Dios el Rey de los Cielos, y hoy de una
manera regia de arte realizaste el seguimiento del Reino de los Cielos
como una reina.
5. Santa Madre de Dios, has fallecido de este mundo, pero al alejarte no
has abandonado a los que quedaron en la tierra, sino que has liberado a
este mundo de todos los males.
6. Toda la tierra canta con gloria al lado de tu tumba, oh Cristo, con la
debida reverencia, y, oh Maestro, también alabamos la sepultura de tu
madre, siempre pura.
7. Devorados por el asombro son los Ángeles, con miedo de
contemplarte, Doncella Pura, dispuesta como un muerto, porque de ti
la luz ha brillado en todo el mundo.
8. Oh Doncella Pura e Inmaculada, nuestra Reina Celestial, una vez
más Dios envió a Gabriel a la tierra con la feliz noticia, ahora que debes
dejar esta vida.
9. Ahora el Esposo te llama a regocijarte de una manera divina y más
hermosa, oh esposa de Dios, en la cámara nupcial, santa y divina.
10. Tú, oh Virgen, ven hoy al trono y asiento de Dios, donde la luz
resplandece imponente e inaccesible de la Trinidad, iluminando el
lugar donde descansas.
11. Partiendo de la tierra, apareciste ante Dios. No fuiste, oh Madre de
Dios, apartada de él, ni Dios fue separado en el corazón de su madre.
12. Tu más honrado cuerpo, oh Madre de Dios, ha permanecido
inalterado por la podredumbre que has enterrado, pero ha pasado
contigo de la tierra al cielo.
13. Tu rostro resplandece todo santo, la doncella más pura, en la
muerte, y tu rostro de ahora en adelante aparece como el paraíso,
respirando hacia adelante para todos los creyentes gracia y vida.
14. Nosotros, tus hijos, te ofrecemos lamentaciones y amor por ti que
eres nuestra Madre: aceptar el regalo que te ofrecemos desde lo más
profundo de nuestra alma.
15. Mira a tus hijos que hoy están reunidos: que se abran tus ojos
honrados, para que veas a los que honran con honor tu sagrado
descanso.
16 Concédenos tu bendición en la apertura de tus labios, oh Santísima
Madre de Dios, parta hoy al final de tu tiempo en la tierra.
17. No nos desampararás como huérfanos, cuando nos dejes en la
tierra, porque, oh Madre, ahora eres llevada al cielo, allí hay que
conformarte con tu Hijo y tu Dios.
18. Reunidos junto a tu cama, te clamamos a ti, Madre Santísima
Virgen, con voz ferviente: "¡Salva a los fieles y ten piedad de nosotros!"
19. Madre Anna, únete a nosotros: ¡ven y preséntate a nuestra
comunidad! ¡Ven y lidera la celebración de esta feliz fiesta de tu santa
hija, la Madre de nuestro Dios!
20 Venid, ensalzamos la alabanza y la gloria a Dios, que llamó hoy al
Lugar Santísimo, uno que es aún mayor que el Lugar Santísimo.
21. Lleno de alegría, el cielo recibe a su reina; porque la Madre de la
creación viene en gloria y aparece bajo gloria, reinando con su Dios.
22. Ahora el Dios de gloria lleva consigo a su madre y el Hijo que te
recibió, oh el más puro, te ha preparado un asiento a su diestra.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
23. Hacia el Padre y el Espíritu Santo, gozamos hoy con sus himnos, oh
Palabra y Dios de todos, y glorificaremos tu divino rostro.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
24. ¡Cada generación llamada te ha bendecido, y tus santos, pura
Dormición, glorifícanos, oh Madre de Dios, siempre Virgen, Reina
Soberana!
Repetimos el primer verso: En una tumba que te definieron; Sin
embargo, oh Cristo, eres vida. Y ahora han puesto a la Madre de la Vida
así: ¡tanto para los ángeles como para los hombres una vista más
extraña!
SEGUNDA ETAPA
1. Es verdaderamente justo que te magnifiquemos, que otorgas la vida,
como magnificas a tu pura Madre, en su vida creativa para conciliar el
sueño.
2. Verdaderamente es justo que te exaltemos, oh Madre de Dios, que
tomaste tu alma divina y totalmente irreprensible y la entregaste en
manos de Dios.
3. ¡Oh extraña y nueva maravilla! ¡La Puerta ahora atraviesa la
puerta! ¡Cielo entre los cielos! ¡Tenemos miedo de que el Trono de Dios
ascienda al Trono de Dios!
4. Todas las huestes angelicales se levantaron y se maravillaron al ver
al Cristo de Dios, el inaccesible, acercándose como Hijo para honrar a
su madre.
5. Ángeles estremecidos de miedo al ver de nuevo a su Dios menguante,
con el alma de su madre en sus manos, resucitó en la más divina gloria.
6. El cielo será debido y la tierra escuchará estas palabras: ¡Dios sobre
todo, tú que una vez bajaste, por amor a su madre desciende por
segunda vez!
7. La sabiduría se ha trasladado ahora desde su morada en la tierra al
cielo, y ha llenado su mansión celestial allí con la gloria que viene de
Dios arriba.
8. La Virgen Esposa de Dios, que no descendió a nosotros del cielo, por
dar a luz al rey de los cielos de este mundo, asciende hoy al cielo.
9. La humanidad de hoy podría pasar por el cielo, porque el camino
está abierto. Así que vengan todos los cristianos que llevan su nombre:
pongamos de pie a la Madre de nuestro Dios.
10. ¿Estás en la tierra, el barbecho del Señor? Hoy desciendes. De ti
brotó el grano de la vida y hasta la Tierra del Cielo que posas hoy.
11. ¡Oh Madre de la Luz! Hoy el sol natural, que una vez visto ponerse
en el Sol de Justicia, te contempla, oh Virgo, como la puesta de la luna.
12. La oscuridad de la tumba hoy oculta al Señor de la Montaña que
lleva la Luz, quien una vez cubrió el cielo con la luz de la virtud, pero
ahora yace bajo la sombra de su mortaja.
13. Extraído de la tierra, te levantaste para estar con Dios en el
cielo. Toda la tierra se regocija contigo y él glorifica, oh Virgen, tu
sagrado descanso.
14. Puro e intacto, ahora tu cuerpo está encerrado en el cielo todo en tu
gracia, oh Virgen, etc. extiende e ilumina la faz de toda la tierra.
15. Llenando tus días cantando himnos a Dios a través de la oración y el
ayuno, Tú, Oh Virgen Doncella, has esperado el momento en que
quieres venir ante el Señor en reposo, tu.
16. Las almas fieles se alegran, y sus rostros se encienden y
resplandecen, oh nuestra Santísima Virgen, por ti, que, partiendo hoy
de nosotros, se unirá al Señor.
17. Vea cómo los verdaderos creyentes se paran piadosamente frente a
su tumba; escucha los lamentos de nuestras voces que se elevan a ti,
que eres el autor de nuestra vida.
18. Al comienzo del alba, los fieles se levantan para cantar a tu gloria,
alabando tu santa Dormición con todo nuestro amor, Soberana Virgen
Doncella, libre de todo pecado.
19. ¡Oh Virgen Esposa de Dios! Cuando ingreses al Reino de los Cielos,
recuerda a los devotos que hoy aquí honran tu Dormición con nuestros
himnos.
20. Como una vez predijiste, hoy estás magnificada, oh Virgen muy
pura, por el mismo poder que no crea los cielos y la tierra y todo lo que
hay en ellos.
21. De pie frente a frente en el lugar donde los serafines se cubren el
rostro, ¿ves a la Trinidad que es Dios uno en esencia, a quien nada
puede dividir?
22. Toda la tierra está feliz y los cielos cantan en celebración; los
ángeles alzan sus voces para unirse a los hombres, ¡y se regocijan
cuando asciendes al cielo!
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
23 Dios más allá de todos los tiempos, con la Palabra y el Espíritu
Eterno, porque tú eres Dios, misericordioso y bueno, ¡sea exaltada la
corneta de los cristianos!
Tanto ahora como siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
24. La vida nace de ti que eres santa y purísima, oh Virgen. Al partir
ahora de este mundo a la vida, concédenos la vida real a los que
creemos fielmente.
Repetimos el primer verso: Verdaderamente es justo que te
magnifiquemos a Ti que otorgas la vida, como magnificas a tu pura
Madre, en su vida creativa para conciliar el sueño.
TERCER ESTADO
1. Cada generación ofrece himnos, oh Virgen, para honrar tu sepultura.
2. Ven con toda la creación a cantar los himnos de la separación,
mientras te levantaste, oh Virgen.
3. ¡Discípulos de Cristo, mi Señor, logren estirar el cuerpo de la madre
de mi Dios más puro!
4. Invisiblemente presente, los Arcángeles y Ángeles por rango cantan
himnos para alabarte.
5. Las mujeres criadas en honor, junto con los Apóstoles, están
llorando y llorando.
6. Oh Virgen nunca casada, Madre del Altísimo, ¿cómo vamos a
soportar esta pasión?
7. El momento de tu partida, acepta la alegría por toda la creación, pero
déjanos llorosos y tristes.
8. Oh Madre, no te dejes ahora como huérfana, privada de tu amor y
tierno cuidado.
9. ¡Nuestro tú eres la Luz, oh Virgen! Entonces, ¿cómo usaremos esto:
no volver a ver tus ojos suaves?
10. ¡Ay! Tus labios, que amaban a Dios y nunca hablaban de él, estaban
atados por el silencio.
11. “¡No abandonaremos a la Madre de nuestro Maestro!”, Claman los
ases del Señor Apóstoles.
12. Cielo llevado por las nubes, oh Virgen, una vez más vamos delante
de ti hacia las puertas del Cielo.
13. La vara sagrada se coloca dentro de la tumba y se esconde, y de ella
ha florecido la vida.
14. Al dar a luz, resucitó a los muertos de su entierro y, sin embargo,
hoy se encuentra enterrada.
15 "¿A dónde vas, Virgo?" Su amado y abogado como hijo apela a la
madre.
16. Tú, que eres la Madre de Dios, entra hoy con corazón alegre a la
feliz presencia de tu Hijo.
17. Llamado con los Apóstoles, ¿vas de nuevo a asistir a las bodas de
Caná?
18, Llévame a tu hijo, oh Virgen hoy, como resucitaste de entre los
muertos para estar con tu divino Hijo.
19. Para que seas llevado al cielo, y con tu Hijo vivas: ¡Déjame también
ser llevado!
20. Que juntos en el cielo nos encontremos en la gloria, que en tu cruz
en el dolor presente.
21. Getsemaní, ¡alégrate! Acoja al Grande dotado de razón, descienda
ahora con el Maestro.
22. ¡Alégrense! ¡Alégrense, coro de discípulos, de ver al Señor en la
gloria!
23. ¡Una vez que Dios baje! Que hoy toda la creación, vidente, celebre.
24. Salgamos, oh pueblos, apresurados a recibir al Señor, que vuelve a
descender.
25. Este día todos podemos escuchar a Dios mientras habla con su
Madre inmaculada.
26. Ven, dulce Madre, y entra con alegría en la presencia del placer, tu
dulce Hijo.
27. Deja que tus ojos, ahora, contemplen a tu Hijo que acaba de
tomarte de los suyos, oh Madre.
28. "Acabo de ver brillar la gloria de mi Madre ante la gloria de mi
Padre".
29. "Dios mío", confiesa tu madre, "glorifico tu misericordia y bondad
absoluta".
30. "Te glorifico, de rodillas y totalmente inclinado, Hijo mío, en la
adoración de tu majestuosa gloria".
31. ¡De ti, que eres más cercano y querido para mí, has pasado de la
tierra a mi Padre, para acercarte!
32. Estás encerrado, oh jardín, en el que vamos a descubrir el Árbol de
la Vida Eterna.
33. Eres impermeable, oh fuente, de donde el fluir de la vida se
derrama maravillosamente con dulzura.
34. "Mis labios cantan las alabanzas de Tu divino Dominio, oh hijo mío
y su deidad soberana".
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
35. Dios mío, que eres tres personas, Padre, Hijo y Espíritu, ¡ten piedad
de todos!
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
36. Considera a tus dignos siervos entrar en el Reino que es de tu Hijo,
oh Virgen.
Repetimos el primer verso: Cada generación ofrece himnos, oh Virgen,
para honrar tu sepultura.
Maitines luego continúa con un incienso lleno y la Evloghitaria. En la
gran doxología, el sacerdote inciensa el sudario tres veces. En el
último "Santo Dios ...", el coro cambia a la solemne melodía del
funeral, y el sudario es recogido en el proceso por el clero y todos los
fieles alrededor del templo. Se devuelve a la nave y se vuelve a
colocar en la tumba. El servicio continúa luego con las dos letanías,
gracias al despido. Una vez concluido este servicio, todos los fieles
vienen a venerar la Sábana Santa.
HIMNO ACATISTO DE LA DORMICIÓN
DE LA MADRE DE DIOS
Atribuido a Sergio, patriarca de Constantinopla de 610-638
Con la ocasión de tu venerado tránsito hacia la inmortalidad, una
muchedumbre de espirituales liturgos, oh Virgen, se reunió junto a tu
Hijo para celebrarte......
AVE, VIRGEN Y ESPOSA!
1. los Angeles, venidos del cielo, cantaron dignamente una vez tu parto,
oh Virgen. Hoy ellos celebran con cantos religiosos junto a nosotros
terrestres tu santa Dormición, a ti exclamamos:
Ave, alimento de la alegría de los hombres
Ave, cancelación de la maldición de los progenitores
Ave, esposa inmaculada del Padre invisible
Ave, Madre del Hijo coeterno, ignara de bodas
Ave, escala que llevas de la tierra al Cielo
Ave, carro que conduce al paraiso de delicias
Ave, a ti cantan los coros celestiales
Ave, ti veneran los terrestres mortales
Ave, oh Casta, gloria de las virgenes
Ave, oh Pia, júbilo de los pios
Ave, por ti se ha destruido el dedo de los demonios
Ave, por ti goza la naturaleza de los hombres:
AVE, VIRGEN Y ESPOSA!