Pensión Gracia: Requisitos y Conducta
Pensión Gracia: Requisitos y Conducta
[L]a conducta debe ser observada durante toda su experiencia laboral como
docente, pues en principio los hechos aislados no serían fundamento para
decretar tal sanción; no obstante en el caso concreto, el demandante incurrió en
dos ocasiones en la misma causal de mala conducta, que fue el abandono del
cargo, por lo que en virtud de las anteriores consideraciones, tal como lo concluyó
el Tribunal de primera instancia, y el Agente del Ministerio Público ante esta
Corporación; la documentación obrante en la actuación es concluyente en que no
cumplió el requisito de observar buena conducta, pues se trató de
comportamientos reiterados y no aislados. En efecto, la Sala encuentra probado
que al actor mediante Resolución 00149 del 16 de febrero de 1978 de la
Secretaría de Educación de Bogotá, se le concedió licencia no remunerada por el
término de 60 días hasta el 6 de abril; y que a través del Decreto 604 del 15 de
mayo de 1978 signado por el Secretario de Educación de Bogotá, se declaró
vacante el empleo ocupado por el demandante, por no haberse reintegrado,
configurando así el abandono del cargo. De igual modo, la Sala también
encuentra acreditado que por el Decreto 2390 del 20 de junio de 1979, el
Gobernador de Cundinamarca declaró vacante el cargo de Maestro de la Escuela
Rural “Jamaica” del municipio de Paime, y en consecuencia declaró insubsistente
al demandante. (…) Como se puede apreciar, además de tratarse de una
conducta reiterada, en la segunda oportunidad, la inasistencia se extendió 1 mes y
5 días, esto es desde el 30 de enero al 5 de marzo de 1979, con lo cual,
razonablemente es posible vislumbrar una clara afectación al servicio educativo,
con el agravante de que tanto en sede gubernativa como en judicial, no se
justificó.
FUENTE FORMAL: LEY 114 DE 1913 / LEY 116 DE 1982 / LEY 37 DE 1933 /
LEY 91 DE 1989
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN SEGUNDA
SUBSECCIÓN B
Bogotá, D.C., treinta y uno (31) de enero de dos mil dieciocho (2018)
Ahora pues, como ya se dijo previamente, el hecho de que la buena conducta sea un concepto
jurídico indeterminado que se delimita a partir de la normatividad aplicable al ámbito disciplinario
de los docentes, no conlleva a que ineludiblemente sus comportamientos deban ser sancionados
previamente para predicar que existió una sombra en su proceder durante el desempeño de sus
funciones.
Sobre este particular, vale la pena mencionar que la vacancia del empleo por abandono es una
causal legal de retiro del servicio, que implica que la administración verifique la inasistencia del
empleado por lo menos en tres (3) días, y así mismo que éste no pueda justificar su ausencia, en
cuyo caso procede la separación del cargo y la pérdida de los derechos de carrera administrativa.
Es entonces, una causal de retiro del servicio que definió el legislador a partir de la necesidad de la
continuidad del servicio público, y que permite al nominador directamente remover del cargo a
quien deja de concurrir a sus funciones cotidianas por tres (3) días sin justificación alguna, o a quien
no se reintegra después de una licencia en el mismo término, posibilitando así la provisión del
empleo vacante para evitar traumas funcionales en la entidad.
Haciendo un recuento jurisprudencial sobre el tema, se tiene que en el año 2001 1, el Consejo de
Estado afirmó que con la expedición de la Ley 200 de 1995 (anterior Código Disciplinario), la
situación del abandono del cargo cambió sustancialmente, como quiera que el legislador lo definió
como falta disciplinaria y en tal sentido su tratamiento exclusivamente es del resorte del derecho
disciplinario, posición que fue mantenida por la misma corporación. Dicho criterio, se fundamentó
en que con la expedición del Código Disciplinario Único, las disposiciones que regulaban el
abandono del cargo como causal de retiro del servicio fueron derogadas por aquel, y por tanto
carece de razonabilidad que se justifique su aplicación directa desconociendo el procedimiento
disciplinario.
No obstante, el anterior criterio jurisprudencial fue rectificado por la Sala Plena de la Sección
Segunda del Consejo de Estado2 en los siguientes términos:
“Esta Sala Plena de la Sección Segunda, con un fin unificador de la jurisprudencia, asume el
conocimiento del presente proceso y recoge el anterior planteamiento jurisprudencial sobre la
materia, pues si bien se trata de una misma circunstancia: el abandono injustificado del servicio,
comporta efectos autónomos distintos cuando se trata de regular la función pública que cuando se
trata de disciplinar a los funcionarios. En esa medida mal puede la causal de abandono del cargo
sólo aplicarse previo un proceso disciplinario, pues frente a la administración pública es
menester que el nominador cuente con esa herramienta para designar un funcionario en
reemplazo del que abandonó sus tareas, para así lograr la continuidad de la prestación del
servicio público, fin que no es otro al que apunta esta figura en la función pública.
(..)
Dicha posición, fue sostenida por la Sección Segunda de la mentada corporación en diversos
pronunciamientos, de los que se destacan:
1
Sentencias del 21 de junio de 2001. Exp. 533-00 y 18 de noviembre de 2004. Exp. 5620-03, entre otras.
2
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION SEGUNDA.
Consejera ponente: ANA MARGARITA OLAYA FORERO. Bogotá, D.C., veintidós (22) de septiembre de
dos mil cinco (2005). Radicación número: 11001-03-25-000-2003-00244-01(2103-03)
“La Sala ha sostenido en varias oportunidades que la vacancia del cargo por abandono del mismo
es una de las formas establecidas en la ley para la cesación de funciones o retiro definitivo del
servicio público. Ha dicho también que la declaratoria de vacancia de un cargo público no exige
que se adelante un proceso disciplinario, basta que se configure una de las causales contempladas
en el artículo 126 del decreto 1950 de 1973, para proceder en la forma ordenada por la ley. Es
decir, que ésta figura jurídica opera por ministerio de la ley y el pronunciamiento de la
administración pública al respecto es meramente declarativo. Adicionalmente, la ley exige que no
se haya acreditado justa causa, obviamente estimada en términos razonables por la entidad en la
que presta sus servicios laborales personales. Ahora, si la justa causa se comprueba con
posterioridad, el acto administrativo que declaró la vacancia del cargo deberá revocarse. Además,
señala la ley que comprobado los hechos de que trata el artículo 126 del Decreto 1950 de 1973 se
impone por parte de la autoridad nominadora la declaratoria de la vacancia por abandono del
cargo, previo el cumplimiento de los procedimientos legales que tienen relación con la
averiguación sobre los hechos3.”
“Acogiendo el precedente judicial, se tiene que, el abandono del cargo comporta efectos
autónomos distintos, pues, verificado el hecho, sin que se evidencie causa razonable que justifique
la ausencia por parte del empleado, la administración, de manera autónoma, sin perjuicio de la
potestad sancionatoria, puede disponer el retiro definitivo del servicio por declaratoria de
vacancia del cargo. Así entonces, un mismo comportamiento puede implicar consecuencias
negativas distintas para un servidor público4.” (subrayas fuera de texto).
En el anterior orden de ideas, es claro que la figura del abandono del cargo desemboca en la
declaratoria de vacancia del empleo al finalizar la actuación administrativa desplegada por la
administración para determinarlo; pero a su vez también puede conducir a la apertura de un proceso
disciplinario como quiera que dicha conducta es falta disciplinaria gravísima, de tal suerte que se
distingue la causal autónoma de retiro del servicio de la eventual destitución resultado del juicio
disciplinario, así provengan de la misma causa.
De esta manera, son separables los efectos del abandono del cargo y la consecuencial vacancia, de
la probabilidad de adelantar un proceso disciplinario a su causa; por lo que no puede exigirse la
sanción dentro de éste trámite, a efecto de entender que para los docentes, dicho evento se configure
como causal de mala conducta, ya que expresamente el legislador así lo dispuso sin condicionar su
ocurrencia.
En consecuencia, el señor CAC no cumplió con el requisito de observar buena conducta, y que es
necesario para acceder a la pensión gracia, pues tal como fue señalado en el acápite anterior, si se
incurre en alguna causal de mala conducta impide acceder a la prestación pensional.
Entonces, la conducta debe ser observada durante toda su experiencia laboral como docente, pues
en principio los hechos aislados no serían fundamento para decretar tal sanción; no obstante en el
caso concreto, el demandante incurrió en dos ocasiones en la misma causal de mala conducta, que
fue el abandono del cargo, por lo que en virtud de las anteriores consideraciones, tal como lo
concluyó el Tribunal de primera instancia, y el Agente del Ministerio Público ante esta
Corporación; la documentación obrante en la actuación es concluyente en que no cumplió el
requisito de observar buena conducta, pues se trató de comportamientos reiterados y no aislados.
En efecto, la Sala encuentra probado que al actor mediante Resolución 00149 del 16 de febrero de
19785 de la Secretaría de Educación de Bogotá, se le concedió licencia no remunerada por el
término de 60 días hasta el 6 de abril; y que a través del Decreto 604 del 15 de mayo de 1978 6
3
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION SEGUNDA -
SUBSECCION "A". Consejero ponente: JAIME MORENO GARCIA. Bogotá D.C., quince (15) de marzo de
dos mil siete (2007). Radicación número: 27001-23-31-000-2000-00585-01(0591-04).
4
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION SEGUNDA.
SUBSECCION B. Consejero ponente: GERARDO ARENAS MONSALVE. Bogotá D.C., trece (13) de mayo
de dos mil diez (2010). Radicación número: 68001-23-15-000-2002-00288-01(1896-08).
5
Folio 17.
6
Folio 18 y 19.
signado por el Secretario de Educación de Bogotá, se declaró vacante el empleo ocupado por el
demandante, por no haberse reintegrado, configurando así el abandono del cargo.
De igual modo, la Sala también encuentra acreditado que por el Decreto 2390 del 20 de junio de
19797, el Gobernador de Cundinamarca declaró vacante el cargo de Maestro de la Escuela Rural
“Jamaica” del municipio de Paime, y en consecuencia declaró insubsistente al demandante. Se
destaca en la motivación de dicho acto, que el actor “conforme al Informativo No. 659 del 5 de
marzo de 1979, levantado por la Asesoría Jurídica de la Secretaría de Educación, no se presentó a
servir el cargo referido a partir del 30 de enero de 1979, sin que se hubiere demostrado causal
legal alguna que justifique la inasistencia a desempeñar sus funciones”.
Como se puede apreciar, además de tratarse de una conducta reiterada, en la segunda oportunidad,
la inasistencia se extendió 1 mes y 5 días, esto es desde el 30 de enero al 5 de marzo de 1979, con lo
cual, razonablemente es posible vislumbrar una clara afectación al servicio educativo, con el
agravante de que tanto en sede gubernativa como en judicial, no se justificó.
De otra parte, es pertinente agregar, que tanto en la demanda como en el recurso de apelación que
ocupa la atención de la Sala, se alegó que el motivo que tuvo al actor para separarse de sus
funciones como docente, fue la situación de violencia de finales de los años 70 y a un presunto
desplazamiento forzado, eventos que no tienen ningún respaldo probatorio, y que en tal sentido, son
simplemente argumentos carentes de soportes, sobre los cuales, la Sala no puede hacer ningún
juicio de valor.
Las anteriores conclusiones, permiten a la Sala confirmar la sentencia apelada sin consideración
adicional respecto del fondo del asunto.
Actor: CAC
________________________________________________________________
I. ANTECEDENTES
7
Folios 14 y 15.
8
En adelante UGPP.
9
Según informe secretarial, ingreso al Despacho el 1º de julio de 2016, folio 253.
1.1 Pretensiones.
1.2 Hechos.
Para una mejor comprensión del asunto, la Sala resumirá de la siguiente manera
los hechos planteados por la parte demandante:
Sostuvo que el actor, al estimar que cumplía con los requisitos para que le fuera
reconocida la pensión gracia, el 7 de marzo de 2012, lo solicitó a la UGPP; no obstante, el
derecho le fue negado, al considerar el ente previsional que de acuerdo con el Decreto
2277 de 1979 en su artículo 46, aquel incurrió en una de las causales de mala conducta
contempladas en dicha norma, teniendo en cuenta que uno de los requisitos del artículo
4º de la Ley 114 de 1913 para gozar de la pensión gracia es observar buena conducta.
Sostuvo que el actor cumplió con los requisitos para acceder a la pensión gracia,
no obstante la entidad demandada no acató las normas relacionadas con el
acceso a dicha prestación pensional para el reconocimiento y pago de la misma,
bajo el argumento de la mala conducta, sin observar que el país atravesaba una
situación de violencia, en la cual se vio amenazada su vida e integridad y produjo
el desplazamiento del accionante sin acudir a los mecanismos formales exigidos
para el retiro del servicio.
Sostuvo que de acuerdo al artículo 4º de la Ley 114 de 1913, en el cual se establecen los
requisitos para gozar de la pensión gracia y los artículos 46 y 47 del Decreto 2277 de
1979, normas que señalan la causales de mala conducta y lo relacionado con el
abandono del cargo, dicha situación se encuadra en una de las causales de mala
conducta e impide el reconocimiento y pago de la pensión gracia.
A su vez dentro del plenario, se halla el Decreto No. 2390 del 20 de junio de 1979,
mediante el cual la Secretaría de Educación del Departamento de Cundinamarca, declaró
vacante y por ende la insubsistencia del cargo que ocupaba el actor.
Agregó que el demandante ofreció apoyo a la Junta Comunal de la época para reformar el
Colegio en el que laboraba, y miembros del partido conservador se opusieron, por lo que
recibió amenazas forzándolo a abandonar la ciudad.
Finalmente, expresó que el Consejo de Estado ha señalado que la exigencia del artículo
4º de la Ley 114 de 1913 en relación con la pensión gracia, descarta una sola conducta
aislada para que sea reprochable y se configure como causal de impedimento, y en el
caso del accionante cuando se produjo una situación, fue para proteger su vida.
Para resolver lo anterior, la Sala analizará: i) el contexto normativo de la pensión gracia; ii)
Concepto de buena conducta y aquella como requisito para acceder a la pensión gracia;
iii) y el análisis del caso concreto.
La pensión gracia fue creada por la Ley 114 de 1913 10 para los educadores que cumplan
20 años de servicio en establecimientos educativos oficiales del orden territorial o
nacionalizado, y 50 años de edad, siempre y cuando demuestren haber ejercido la
docencia con honradez, eficacia, consagración, observando buena conducta. Esta
prestación es compatible con la pensión de jubilación.
“El numeral 3º. Del artículo 4º. Ib. prescribe que para gozar de la gracia de la
pensión es preciso que el interesado, entre otras cosas, compruebe “Que no
ha recibido ni recibe actualmente otra pensión o recompensa de carácter
nacional…”. (En este aparte de la providencia se está haciendo referencia a la
Ley 114 de 1913).
En este orden, es preciso tener en cuenta, que la Ley 91 de 1989 (por la cual se crea el
Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio), señaló en su artículo 15 que:
Es claro entonces, que el tiempo de servicio corresponde a 20 años que deben ser
prestados exclusivamente en instituciones educativas territoriales o nacionalizadas.
2.3 Concepto de buena conducta y como requisito para acceder a la pensión gracia
La Ley 114 de 4 de diciembre de 191312, como requisito para acceder a la pensión gracia
estableció que:
12
Que crea pensiones de jubilación a favor de los Maestros de Escuela.
“Artículo 1º.- Los maestros de escuela primaria oficiales que hayan servido
en el magisterio por un tiempo no menor de veinte años, tienen derecho a
una pensión de jubilación vitalicia, de conformidad con las prescripciones de
la presente ley.
(…)
(…)
4o. Que observa buena conducta.
5o. Que si es mujer está soltera o viuda. (…)”. (Subrayado fuera del texto).
Ahora bien, en cuanto a los derechos y obligaciones entre los padres e hijos, fija
de un lado una facultad de vigilancia, corrección y sanción respecto de los
primeros sobre los segundos, artículo 262 13, sin embargo, establece que tales
potestades, además de los derechos que les asisten en su condición de padres
pueden cesar por la mala conducta de los mismos, de a acuerdo con lo
preceptuado en los artículos 265 y 26714 de la norma Ibídem.
13
ARTICULO 262. VIGILANCIA, CORRECCION Y SANCION. Modificado por el art. 21, Decreto
2820 de 1974. El nuevo texto es el siguiente: Los padres o la persona encargada del cuidado
personal de los hijos, tendrán la facultad de vigilar su conducta, corregirlos y sancionarlos
moderadamente.
14
ARTICULO 265. CESACION DEL DERECHO DE DIRECCION. El derecho que por el artículo
anterior se concede al padre o madre, cesará respecto de los hijos que, por mala conducta del
padre o madre, hayan sido sacados de su poder y confiados a otra persona; la cual ejercerá este
derecho con anuencia del tutor o curador, si ella misma no lo fuere.
(…)
providencia de separar a los hijos de su lado, a menos que ésta haya sido después revocada.
15
ARTICULO 2031. DESTINACION ILICITA O SUBARRIENDO INDESEADO. El arrendador tendrá
derecho para expeler al inquilino que empleare la casa o edificio en un objeto ilícito, o que teniendo
facultad de subarrendar, subarriende a personas de notoria mala conducta, que, en este caso,
podrán ser igualmente expelidas.
16
ARTICULO 2068. TERMINACION DEL CONTRATO POR CULPA DE QUIEN PRESTA EL
SERVICIO. Si el que presta el servicio se retira intempestivamente, o su mala conducta da motivo
para despedirle, no podrá reclamar cosa algunas en razón de desahucio o de gastos de viaje.
17
ARTICULO 2071. OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO. Las obligaciones que aquí se imponen
al acarreador, se entienden impuestas al empresario de transporte, como responsable de la
idoneidad y buena conducta de las personas que emplea.
Tratándose de la Constitución de la República de Colombia de 1886 en el título
VIII “Del Senado”, señaló en el artículo 97 numeral 2º:
Por su parte, el Titulo VIII “De la Rama Judicial”, Capítulo I “De las disposiciones
Generales”, artículo 233, se fija la buena conducta como un requisito para
permanecer en el cargo respecto a los Magistrados de las Altas Corte de la
siguiente manera:
De otro lado, en relación con las funciones que debe adelantar la Corte
Constitucional como guarda de la carta de derechos, se consignó el
incumplimiento de los términos para resolver sobre la constitucionalidad de
decretos dictados en estados de excepción, como una causal de mala conducta,
tal como lo preceptúa en el numeral 5° del artículo 242 de la Constitución Política.
Para finalizar este breve recorrido por los campos del derecho más relevantes en
los que se encuentra positivizada la noción de buena conducta, es pertinente
hacer alusión al Código Único Disciplinario, Ley 734 de 2002, que determina
comportamientos sancionables, en la medida en que conllevan el incumplimiento
de deberes, extralimitación en el ejercicio de derechos y funciones, prohibiciones y
desconocimiento de regímenes de inhabilidades, incompatibilidades,
impedimentos y conflictos de intereses, tal como lo preceptúa el artículo 23 de la
referida norma.
Así pues, una vez revisada la consagración legal del concepto de buena conducta
en los distintos cuerpos normativos citados se deducen algunas conclusiones que
nos permiten pasar al siguiente estadio del análisis planteado, siendo la primera
de ellas que la noción jurídica estudiada propone soluciones diversas y acordes a
cada caso particular, dependiendo del contexto socio-jurídico que se pretende
regular, de lo cual se desprende el siguiente de los razonamientos propuestos; la
idoneidad en la conducta pareciera presentarse como un concepto con mayores o
menores concreciones dependiendo de las implicaciones que pretende regular,
pues en algunos casos, más allá de la diferenciación de buena o mala, se apela a
conceptos como la moralidad o su intachabilidad.
Igualmente, ha señalado que este concepto si bien es amplio debe ser aplicado en forma
objetiva y razonable en consonancia con las demás normas que rigen la situación en
concreto. En lo pertinente, la mencionada Corporación, en sentencia C-371 de 2002 18,
cuando estudió la exequibilidad del artículo 368 de la Ley 600 de 2000 y el artículo 65 de
la Ley 599 de 2000, hizo referencia al alcance del concepto de la buena conducta en el
ordenamiento jurídico así:
18
Sentencia de 14 de mayo de 2002, Magistrado Ponente: Dr. Rodrigo Escobar Gil.
buena conducta que resulta exigible de los servidores públicos, que se
precisa a partir del respectivo régimen disciplinario; o la buena conducta
en los establecimientos penitenciarios, determinada a partir de los
reglamentos y del propósito de permitir la armónica convivencia de la
comunidad carcelaria que ellos deben reflejar, etc.”. (Resalta la Sala).
Pese a que el numeral 4° del artículo 4° de la Ley 114 de 1913 se refiere a la observancia
de buena conducta como requisito para acceder a la pensión gracia, en atención a lo
expuesto en líneas anteriores, es necesario referirnos a los deberes y prohibiciones de los
docentes que dispone el mencionado decreto en su artículo 44, ya que un
desconocimiento de aquellos podría considerarse como una manifestación de mala
conducta; así como a las causales de mala conducta contempladas en el artículo 46, en la
medida en que es por haber incurrido en una de ellas que la entidad demandada resolvió
desfavorablemente la petición de la actora. Así resulta pertinente señalar que las normas
referidas establecieron lo siguiente:
19
Por el cual se dictan normas sobre el ejercicio de la profesión docente.
a) La asistencia habitual al sitio de trabajo en estado de embriaguez o la
toxicomanía;
b) (El homosexualismo) o la práctica de aberraciones sexuales;
c) La malversación de fondos y bienes escolares o cooperativos;
d) El Tráfico con calificaciones, certificaciones de estudio, de trabajo o
documentos públicos;
e) La aplicación de castigos denigrantes o físicos a los educandos;
f) El incumplimiento sistemático de los deberes y la violación reiterada de
las prohibiciones;
g) El ser condenado por delito o delitos dolosos;
h) El uso de documentos o informaciones falsas para inscripción o
ascenso en el escalafón, o para obtener nombramientos, traslados,
licencias o comisiones,
i) El abandono del cargo;
j) La utilización de la cátedra para hacer proselitismo político”.
(Subrayado fuera del texto)
En vista de las normas citadas, es posible concluir que el concepto de buena conducta se
encuentra delimitado por los deberes y prohibiciones que regula el ejercicio de su
profesión, de manera que aquellos deben observar el acatamiento de tales disposiciones
para poder afirmar que su comportamiento es intachable en el desempeño de sus
funciones.
Ahora bien, cabe advertir que si bien el concepto de buena conducta en el ámbito docente
se construye a partir de los supuestos que pueden resultar sancionables a la luz del
régimen disciplinario que le es aplicable, esto no implica que tales comportamientos
necesariamente tengan que haber sido sancionados previamente, pues la sola
comprobación del mismo implicaría que el servidor público no cumple los lineamientos
conforme a los cuales se determina tal concepto jurídico en su caso.
“... debe observar la Sala que la pensión gracia se otorga luego de 20 años
de servicios, el actor acredita haber laborado desde el 1º. de febrero de 1964
hasta el 21 de agosto de 1966 cuando fue “suspendido por mala conducta”.
Luego, según se certifica a folio 63, laboró del 5 de mayo de 1967 al 22 de
febrero de 1991, es decir durante 24 años continuos, sin que haya sido
objeto de sanción alguna.
Pese al fallo acotado previamente, no se puede desconocer que esta corporación retomó
el primero de los criterios jurídicos avizorados, debido a que en posteriores
pronunciamientos, nuevamente, se consideró que el cumplimiento de la condición fijada
en la ley no podía supeditarse a la ocurrencia de una sola conducta considerada
aisladamente sino que, por el contrario, para tener tal virtualidad el comportamiento
censurable debió presentarse durante todo el tiempo de ejercicio en el cargo.
“Por último dirá la Sala que no sobra advertir que si bien la norma legal
(num. 4º del art. 4º de la ley 114 de 1913) exige que el servidor docente
observe buena conducta durante su ejercicio profesional, no significa que
una sola conducta considerada aisladamente como reprochable pueda
tenerse en cuenta como causal de impedimento, por esa sola razón, para el
reconocimiento de la pensión gracia, pues como se ha dicho en otras
oportunidades, ese comportamiento censurable debió observarse durante
toda su experiencia profesional como docente al servicio oficial”.
“Debe advertirse que si bien el num. 4º del art. 4º de la ley 114 de 1913
exige que el servidor docente observe buena conducta durante su ejercicio
profesional, ello no significa que una sola conducta considerada
aisladamente como reprochable pueda tenerse en cuenta como
impedimento para el reconocimiento de la pensión gracia pues, como se ha
dicho en otras oportunidades, el comportamiento censurable debe ser
continuo durante el ejercicio profesional del docente o de tal gravedad que,
así sea aislado, amerite la sanción de pérdida de la pensión”. (Subrayado
fuera del texto).
Así mismo, a través de providencia de 10 de agosto de 2006 con ponencia del consejero
Jaime Moreno García22 se mantuvo la misma línea en cuanto a que un solo hecho o
conducta negativa no era suficiente para negar el acceso a la pensión gracia, pues
aquella, debía ser reiterada o debía analizarse si tuvo repercusiones en el medio escolar.
Al respecto, consideró23:
“Así pues, una sanción no puede generar la pérdida del derecho pensional
por sí misma, pues es necesario evaluar si a través de la prestación de sus
servicios como educador la conducta negativa fue reiterada o si tuvo
repercusiones en el medio escolar. Un solo hecho no puede ser la medida
para descalificar de plano el servicio que tuvo que prestar el docente,
durante un tiempo no inferior a veinte años, para poder acceder a la pensión
gracia”.
De otro lado, en un asunto donde se negó el acceso a la pensión gracia a un docente por
no cumplir con el requisito de buena conducta, al haber sido sancionado por aportar
documentos falsos para ascender en el escalafón docente, la sección segunda,
subsección B de esta corporación judicial24, reiterando el criterio expuesto en un asunto de
21
La mencionada tesis fue replicada por el ponente de la decisión citada en fallo de 7 de diciembre
de 2006 expedido dentro del radicado 2003-00220-01 (5371-05) en el que sostuvo que el hecho de
que un docente participara en un cese de actividades no estaba contemplado como causal de mala
conducta en la normatividad aplicable a los educadores y que un solo hecho no era suficiente para
negar el acceso a la pensión gracia.
22
Consejo de Estado, sección segunda, subsección A, expediente 1998-01283-01 (4574-05), actor:
Álvaro Pardo Aguilera.
23
Criterio reiterado por el ponente de la decisión en sentencia de 29 de marzo de 2007 dentro del
expediente 2004-01345 (2391-06), actor: Amparo María Camacho Escobar.
24
Sentencia de 31 de agosto de 2006 con ponencia del consejero Alejandro Ordóñez Maldonado
(E), radicado 2000-08996-01 (647-04), actor: Alberto Torres.
contornos similares discutido previamente, afirmó que tal hecho era de tal gravedad como
para la pérdida del derecho prestacional reclamado:
25
, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sala Laboral, Exp. 5521-03, Actor María Emilia Gómez
de Alzate, sentencia del 21 de enero de 2005, M.P. Tarsicio Cáceres Toro.
“Indudablemente la ley exige como presupuesto para gozar de esta
prestación la prueba de que la interesada haya observado buena conducta;
sin embargo, tal expresión no puede entenderse referida a una situación
determinada sino que sus alcances abarcan el comportamiento que durante
todo el tiempo de docente observó pues la pensión gracia fue concebida
como un estímulo a los educadores, entre otras razones, por su dedicación y
buen comportamiento.
…La mala conducta a que se refiere la norma hace relación a aquella que
reviste cierta permanencia a lo largo de la carrera docente, de tal manera
que se pueda concluir que su comportamiento fue inadecuado
persistentemente. La falta cometida no fue de tal magnitud para ocasionar la
pérdida de la prestación reclamada, puesto que la participación en el paro
fue una situación relacionada con conductas laborales y no con aspectos
censurables respecto a su conducta personal o en el ejercicio de sus
funciones profesionales.
Ahora bien, si la falta es grave y se comete una sola vez esta no requiere
permanencia; en otras palabras el transcurso del tiempo tampoco es
esencial porque la falta pudo haberse cometido mucho tiempo atrás. Un
solo hecho aislado sin la gravedad que reviste otro tipo de faltas no puede
servir como parámetro de evaluación y por ende esgrimido como argumento
para negar el derecho pensional.”
26
Consejo de Estado, sección segunda, subsección B, expediente 2005-01152-01 (2040-06), actor:
Ana Julia Rivera Bonilla. Reiterada en sentencia de 29 de abril de 2010 con la misma ponente
dentro del radicado 2001-01664-01 (2293-08), actor: Danilo Antonio López Muñoz.
En efecto, en reiterados pronunciamientos la Sala ha señalado que la
pérdida de la pensión gracia de jubilación a causa de una mala conducta, se
configura cuando existe certeza con respecto a que durante su vinculación el
docente asumió un comportamiento recriminable en el ejercicio de sus
funciones y que el mismo ha sido continuo o de tal gravedad, que amerite la
sanción de pérdida de la pensión.
(…)
Así pues, una sanción no puede generar la pérdida del derecho pensional,
por sí misma, pues es necesario evaluar si a través de la prestación de sus
servicios como educador la conducta negativa fue reiterada o si tuvo
incidencia en el medio escolar. Un solo hecho, sin mayores repercusiones,
no puede ser la medida para descalificar de plano el servicio que tuvo que
prestar el docente, durante un tiempo no inferior a veinte años, para poder
acceder a la pensión gracia”.
Por otra parte, en una causa en la que el docente que reclamaba el reconocimiento de la
pensión gracia había sido condenado a pena privativa de la libertad por porte ilegal de
armas esta corporación en sentencia de 4 de noviembre de 2010 27 acudió a las causales
de mala conducta señaladas en el Decreto 2277 de 24 de septiembre de 1979, por el cual
se adoptan normas sobre el ejercicio de la profesión docente, para concluir que tal hecho
tenía tanta gravedad como para negar las pretensiones de la siguiente manera28:
Así las cosas, dada la importancia que para la sociedad reviste la actividad
docente, cuya misión es la instrucción de conocimiento y la formación en
valores de las nuevas generaciones, resulta inadmisible que quienes la
desarrollan incurran en comportamientos reprochables como el sancionado
al actor.
De lo anterior se concluye que, dadas las repercusiones que se generan sobre los
derechos de los interesados como consecuencia de la negativa a reconocer la pensión
gracia, en casos en los que la controversia planteada gira en torno el requisito de buena
conducta para acceder a la prestación pensional reclamada es necesario determinar que
la conducta considerada como reprochable:
ii) en el evento de que se trate de un hecho aislado, este sea grave, de tal manera que
tenga incidencia en el medio escolar y afecte derechos y libertades de la comunidad
educativa.
29
Que resulta del análisis negativo del concepto jurídico indeterminado de buena conducta.
30
Sentencia de 3 de marzo de 2011 proferida por el Consejo de Estado, sección segunda,
subsección B, C.P. Víctor Hernando Alvarado Ardila, radicado 2001-02910-01 (0869-2009), actor:
Humberto de Jesús Atehortúa Marín.
Del material probatorio recaudado dentro del presente proceso, se acredita lo siguiente:
Que mediante Decreto No. 2489 de 1977, suscrito el Secretario de Educación del
Departamento de Cundinamarca, el demandante fue nombrado como maestro en
la División de Educación Elemental32.
Que a través Decreto No. 2390 de 197934 se declaró vacante el cargo de Maestro
de la Escuela Rural-Jamaica del Municipio de Paime, dependiente de la División
de Educación Elemental, donde laboraba el actor, debido a que no se presentó a
servir en el cargo señalado a partir del 30 de enero de 1979, sin presentar causa
legal de justificación para la inasistencia y en consecuencia, quedó insubsistente
el nombramiento.
Ahora bien, existen dos actos administrativos dentro del plenario que comprueban
el abandono del cargo por parte del docente y constituyen efectivamente una de
las causales de mala conducta establecidas en el artículo 46 literal j) del Decreto
2277 de 1979, y por lo tanto, incurrió en una situación de gravedad no aislada.
Ahora pues, como ya se dijo previamente, el hecho de que la buena conducta sea
un concepto jurídico indeterminado que se delimita a partir de la normatividad
aplicable al ámbito disciplinario de los docentes, no conlleva a que ineludiblemente
sus comportamientos deban ser sancionados previamente para predicar que
existió una sombra en su proceder durante el desempeño de sus funciones.
Sobre este particular, vale la pena mencionar que la vacancia del empleo por abandono
es una causal legal de retiro del servicio, que implica que la administración verifique la
inasistencia del empleado por lo menos en tres (3) días, y así mismo que éste no pueda
31
Cédula de ciudadanía, Folio 38.
32
Folios 10-13.
33
Folios 19 y 20.
34
Folios 14 y 15
justificar su ausencia, en cuyo caso procede la separación del cargo y la pérdida de los
derechos de carrera administrativa.
Es entonces, una causal de retiro del servicio que definió el legislador a partir de la
necesidad de la continuidad del servicio público, y que permite al nominador directamente
remover del cargo a quien deja de concurrir a sus funciones cotidianas por tres (3) días
sin justificación alguna, o a quien no se reintegra después de una licencia en el mismo
término, posibilitando así la provisión del empleo vacante para evitar traumas funcionales
en la entidad.
Haciendo un recuento jurisprudencial sobre el tema, se tiene que en el año 2001 35, el
Consejo de Estado afirmó que con la expedición de la Ley 200 de 1995 (anterior Código
Disciplinario), la situación del abandono del cargo cambió sustancialmente, como quiera
que el legislador lo definió como falta disciplinaria y en tal sentido su tratamiento
exclusivamente es del resorte del derecho disciplinario, posición que fue mantenida por la
misma corporación. Dicho criterio, se fundamentó en que con la expedición del Código
Disciplinario Único, las disposiciones que regulaban el abandono del cargo como causal
de retiro del servicio fueron derogadas por aquel, y por tanto carece de razonabilidad que
se justifique su aplicación directa desconociendo el procedimiento disciplinario.
35
Sentencias del 21 de junio de 2001. Exp. 533-00 y 18 de noviembre de 2004. Exp. 5620-03, entre
otras.
36
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION
SEGUNDA. Consejera ponente: ANA MARGARITA OLAYA FORERO. Bogotá, D.C., veintidós (22)
de septiembre de dos mil cinco (2005). Radicación número: 11001-03-25-000-2003-00244-
01(2103-03)
(..)
“La Sala ha sostenido en varias oportunidades que la vacancia del cargo por
abandono del mismo es una de las formas establecidas en la ley para la
cesación de funciones o retiro definitivo del servicio público. Ha dicho también
que la declaratoria de vacancia de un cargo público no exige que se adelante
un proceso disciplinario, basta que se configure una de las causales
contempladas en el artículo 126 del decreto 1950 de 1973, para proceder en la
forma ordenada por la ley. Es decir, que ésta figura jurídica opera por
ministerio de la ley y el pronunciamiento de la administración pública al
respecto es meramente declarativo. Adicionalmente, la ley exige que no se
haya acreditado justa causa, obviamente estimada en términos razonables por
la entidad en la que presta sus servicios laborales personales. Ahora, si la
justa causa se comprueba con posterioridad, el acto administrativo que declaró
la vacancia del cargo deberá revocarse. Además, señala la ley que
comprobado los hechos de que trata el artículo 126 del Decreto 1950 de 1973
se impone por parte de la autoridad nominadora la declaratoria de la vacancia
por abandono del cargo, previo el cumplimiento de los procedimientos legales
que tienen relación con la averiguación sobre los hechos37.”
“Acogiendo el precedente judicial, se tiene que, el abandono del cargo
comporta efectos autónomos distintos, pues, verificado el hecho, sin que se
evidencie causa razonable que justifique la ausencia por parte del empleado,
la administración, de manera autónoma, sin perjuicio de la potestad
sancionatoria, puede disponer el retiro definitivo del servicio por declaratoria
de vacancia del cargo. Así entonces, un mismo comportamiento puede
implicar consecuencias negativas distintas para un servidor público 38.”
(subrayas fuera de texto).
En el anterior orden de ideas, es claro que la figura del abandono del cargo desemboca
en la declaratoria de vacancia del empleo al finalizar la actuación administrativa
37
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION
SEGUNDA - SUBSECCION "A". Consejero ponente: JAIME MORENO GARCIA. Bogotá D.C.,
quince (15) de marzo de dos mil siete (2007). Radicación número: 27001-23-31-000-2000-00585-
01(0591-04).
38
CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCION
SEGUNDA. SUBSECCION B. Consejero ponente: GERARDO ARENAS MONSALVE. Bogotá D.C.,
trece (13) de mayo de dos mil diez (2010). Radicación número: 68001-23-15-000-2002-00288-
01(1896-08).
desplegada por la administración para determinarlo; pero a su vez también puede
conducir a la apertura de un proceso disciplinario como quiera que dicha conducta es falta
disciplinaria gravísima, de tal suerte que se distingue la causal autónoma de retiro del
servicio de la eventual destitución resultado del juicio disciplinario, así provengan de la
misma causa.
De esta manera, son separables los efectos del abandono del cargo y la consecuencial
vacancia, de la probabilidad de adelantar un proceso disciplinario a su causa; por lo que
no puede exigirse la sanción dentro de éste trámite, a efecto de entender que para los
docentes, dicho evento se configure como causal de mala conducta, ya que
expresamente el legislador así lo dispuso sin condicionar su ocurrencia.
En efecto, la Sala encuentra probado que al actor mediante Resolución 00149 del
16 de febrero de 197839 de la Secretaría de Educación de Bogotá, se le concedió
licencia no remunerada por el término de 60 días hasta el 6 de abril; y que a través
del Decreto 604 del 15 de mayo de 1978 40 signado por el Secretario de Educación
de Bogotá, se declaró vacante el empleo ocupado por el demandante, por no
haberse reintegrado, configurando así el abandono del cargo.
De igual modo, la Sala también encuentra acreditado que por el Decreto 2390 del
39
Folio 17.
40
Folio 18 y 19.
20 de junio de 1979 41, el Gobernador de Cundinamarca declaró vacante el cargo
de Maestro de la Escuela Rural “Jamaica” del municipio de Paime, y en
consecuencia declaró insubsistente al demandante. Se destaca en la motivación
de dicho acto, que el actor “conforme al Informativo No. 659 del 5 de marzo de
1979, levantado por la Asesoría Jurídica de la Secretaría de Educación, no se
presentó a servir el cargo referido a partir del 30 de enero de 1979, sin que se
hubiere demostrado causal legal alguna que justifique la inasistencia a
desempeñar sus funciones”.
Respecto de las costas, debe señalarse que son las erogaciones económicas en que
incurre una parte a lo largo del proceso en aras de sacar avante la posición que detenta
en el juicio, y que se representan en los gastos ordinarios, las cauciones, el pago de los
honorarios a los peritos, los gastos de publicaciones, viáticos, entre otros; que encuadran
en lo que se denomina expensas. Así mismo, se comprenden en esta noción, los
honorarios de abogado, que en el argot jurídico son las agencias en derecho.
41
Folios 14 y 15.
De esta manera, el artículo 188 del CPACA establece que salvo en los casos donde se
discute un interés público, la sentencia dispondrá sobre la condena en costas atendiendo
para efectos de liquidación y ejecución lo previsto en normatividad procesal civil.
En uso de dicha remisión, se tiene que los artículos 365 y 366 del CGP, regulan la
condena y liquidación de las costas, de cuyo contenido se extrae que la parte vencida
será condenada a su pago y que se hará en la sentencia o auto que resuelva la actuación
que la originó, indicando además el valor de las agencias en derecho, que serán incluidas
en la liquidación. Seguidamente, se prevé el trámite para la liquidación en cabeza del
Secretario que deberá hacerla, para la posterior aprobación por parte del juez.
FALLA
42
Sentencia del 19 de enero de 2015, No. Interno 4583-2013, Consejero Ponente Gustavo
Eduardo Gómez Aranguren; Sentencia del 16 de julio de 2015, No. Interno 4044-2013, Consejera
Ponente (e) Sandra Lisset Ibarra Vélez.
PRIMERO: CONFIRMAR CON MODIFICACIONES la sentencia de 14 de septiembre de
2015, proferida por el Tribunal Administrativo de Santander, que negó las pretensiones de
la demanda incoada por CAC contra la Unidad Administrativa Especial de Gestión
Pensional y Contribuciones Parafiscales de la Protección Social (UGPP), para el
reconocimiento de su pensión gracia, EXCEPTO el NUMERAL SEGUNDO que se
REVOCA, conforme lo expuesto en la parte motiva de esta providencia.
Los Consejeros,
Relatoria JORM