Informe de lectura: Libro de San Agustín
Presentado por:
Andres David Morales Polo
8-01
Presentado a:
Jonathan de Jesús
Filosofía
Instituto Sigmund Freud
Cartagena de Indias D.T.Y C.
2021
INTRODUCCIÓN
San Agustín fue el último de los grandes filósofos de la antigüedad, ocupaba una alta
posición en el contexto de la cultura occidental y sus puntos de referencia fueron el legado de la
cultura griega clásica. El objetivo de casi todos sus escritos era servir a la fundamentación
filosófica del cristianismo.
Por lo tanto; San Agustín es el primero de los pensadores medievales, filosofo entre dos
épocas y entre dos ciudades, como lo son: La Roma imperial y La Jerusalén espiritual, de ahí que
la obra “San Agustín tanto la fe como la razón conducen a la misma verdad: Dios”, nos lleva a
retroceder al marcado desarrollo del pensamiento occidental en los últimos mil quinientos años,
donde el de Hipona ejerció una enorme influencia.
Por otra parte; la obra de San Agustín es una de las más imponentes de la antigüedad,
escrita a lo largo de cuarenta y tres años, formada por seis capítulos y una presentación selectiva
de algunos temas capitales del pensamiento de San Agustín, el cual se esfuerza en definir y
concebir la indefinible e inconcebible (sobre la trinidad), sin eludir su responsabilidad de dar
orientación pastoral a sus feligreses, añadiendo sermones que aconsejan a los casados, a los
catequistas y a las viudas.
Así mismo; en el primer capítulo de la obra se contextualiza la aparición de una de las
figuras mas importantes del pensamiento occidental, en una zona del Imperio
Romano que reviste una importancia política y cultural, Cartago, donde Agustín
contempló sus estudios de retórica, despertando su amor por la filosofía; sin embargo, se suma a
movimientos como el maniqueísmo, el escepticismo y el neoplatonismo. Posteriormente rechaza
toda doctrina que resulta incompatible con el cristianismo.
Por otro lado; la conciliación entre fe y razón, a la que se dedica el segundo capítulo, es
uno de los temas medievales por excelencia, donde San Agustín se convierte en un punto de
referencia para responder a este problema de delimitación entre fe y razón. En el tercer capítulo
tantea una fructífera reflexión ontológica sobre la naturaleza del tiempo y su relación con la
eternidad.
El cuarto capítulo está dedicado a la doctrina de la gracia o el problema de la libertad,
libertad y gracia dos conceptos del pensamiento agustiniano. En el quinto capítulo se encuentra
una presentación de la filosofía cristiana adoptada por el Imperio Romano. El último capítulo
ocupa el problema del conocimiento.
En San Agustín encontramos una original teoría del conocimiento, donde fe y razón,
tiempo y eternidad, gracia y libertad, filosofía de la historia e iluminación, son los ejes
conceptuales que han guiado esta presentación.
SAN AGUSTÍN
Tanto la fe como la razón conducen a la misma verdad: Dios
En la obra se presentan algunos puntos de discusión centrales que emergen durante la
Reforma Protestante y la Contrarreforma, los cuales tienen su punto de referencia en doctrina
sobre la libertad y la gracia de San Agustín; también se exhibe el tránsito entre el platonismo y el
pensamiento cristiano con la consistencia conceptual dada por el de Hipona, además del modelo
de vida contemplativa de los monasterios del occidente medieval gracias a la Regla escrita por
San Agustín, con el propósito de ordenar la vida monástica en la Europa medieval.
Otra parte del legado de San Agustín, es mostrar el humanismo, que se convirtió en el
foco de atención de personajes como: Juan Luis Vives, Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero.
En el primer capítulo de su obra, denominado “El pensador errante”, San Agustín
presenta su autobiografía, dándonos a conocer su trayectoria histórica, con las circunstancias
vitales y culturales de su existencia. De padre pagano y madre cristiana, nació en Tagaste no
lejos de Cartago, el 13 de noviembre del año 354, allí entró en contacto con autores latinos y se
formó para profesor de retórica, pasó a Roma y a Milán, conoció escritos de autores cristianos y
tras su conversión regresó a su patria en busca de una vida contemplativa y fue obispo de
Hipona.
En esta biografía el autor consigna los hechos más relevantes de su vida y su idea es
ponerse como ejemplo de alguien que realiza un viaje intelectual, existencial, radical e insaciable
y a quien con respecto a los caminos erróneos no le sacian por falta de verdad.
Frente a todo captó la verdad cristiana: Hay un solo Dios que es bueno, el mundo es
creado por Él, y solo la gracia de Cristo puede salvar al hombre.
En el segundo capítulo, denominado “Comprender para creer, creer para comprender”,
explica que Agustín de Hipona tras su ruptura con el maniqueísmo y su paso por el escepticismo,
abrazó con fervor la fe cristiana; se encontraba convencido de que la verdad es única y que a ella
conducen tanto la fe como lo razón. Entiende que: la razón conduce a la fe, ya que, aunque sus
verdades no sean demostrables, sí demuestra que tiene sentido y es legítimo creer en ellas. Por
otro lado, es la fe la que orienta correctamente a la razón al conducirla hacia la verdad, a su vez,
es la razón la que permite esclarecer los contenidos de la fe.
Fe y razón se funden en Agustín de Hipona en la búsqueda de la verdad: Se propone
alcanzar por la fe en las Escrituras la inteligencia de lo que éstas enseñan.
En el tercer capítulo, denominado “Tiempo y eternidad”, el de Hipona explica que el
tiempo brota de la eternidad de Dios y comienza con la creación del mundo. En Dios no hay
tiempo, puesto que es inmutable, pero las cosas creadas cambian y éste cambio o movimiento es
lo que implica el tiempo.
San Agustín también expone que la duración del tiempo tiene lugar en nuestro interior y
es fruto y capacidad de recordar el pasado, ver el presente e intuir el futuro. En todas las cosas
hay que mirar el fin, la eternidad.
En el cuarto capítulo, denominado “La doctrina de la gracia” San Agustín sostienen que
para la perfección de la libertad humana es preciso la presencia de la gracia divina; así pues,
presenta algunas reflexiones sobre la relación entre la libertad y la gracia, donde el concepto
fundamental de libertad es el de fin, porque es un medio para alcanzar el fin propio del hombre
que es el Bien Supremo (Dios) y afirma que la gracia es el principio integrador de la vida del
hombre, en otras palabras, lo que hace que el hombre encuentre la clave de su existir no es otra
cosa que la gracia divina.
En el quinto capítulo, denominado “Una filosofía cristiana de la historia” San Agustín
que es profundamente cristiano pretende defender racional e históricamente los dogmas de la fe
cristiana, ya que ha ocurrido el saqueo de Roma por los visigodos y eso supone un
desmoronamiento moral de las gentes; los romanos se acusan entonces de que esto les sucede por
haber abandonado a sus antiguos dioses y es el cristianismo el responsable de esta ruina.
En el último capítulo, denominado “El conocimiento es iluminación” San Agustín
asegura que el problema del conocimiento es poder justificar la verdad. El conocimiento es una
visión que se hace posible por la acción iluminadora de Dios que opera sobre la inteligencia, que
iluminan el entendimiento y hacen posible nuestro conocer.
A mi parecer, hoy en día, en momentos en que la pandemia del coronavirus ha alterado
nuestros tiempos rutinarios de trabajo, estudio o descanso, generando preocupación en los
hombres dada la incertidumbre por el futuro inmediato y por el futuro lejano; quizás un buen
antídoto para reflexionar sobre lo que nos toca vivir, sea reflexionar sobre el pensamiento de San
Agustín de Hipona, quien nos da la clave para entender el fenómeno del transcurso del tiempo
desde la cotidianidad, ese lugar privilegiado en que el alma se hace consciente del tiempo como
una realidad no sólo física, sino también espiritual.
Así, la vida cotidiana nos muestra, por una parte, al tiempo como una realidad misteriosa
que escapa a nuestra comprensión; pero, por otra parte, nos revela que el alma puede reunir en el
instante el pasado y el futuro en el presente de la conciencia.
En mi opinión, lo que más me llamó la atención de la obra, es la manera como San
Agustín promueve los valores cristianos, como defiende el cristianismo, tratando de demostrar
que la caída de Roma no es producto de este, como busca constante de Dios, de la verdad, del
conocimiento, ya que esto se convierte en su ideal supremo, al que se entregó con pasión,
además San Agustín tiene la genialidad de descubrir a Dios, también fue centro de mi atención la
autenticidad de su vida, porque se presenta como un hombre religioso y teórico que intenta
entender y organizar las verdades que encontraba en la doctrina cristiana y en las Sagradas
Escrituras.
Finalmente, el autor comunica desde su experiencia vital, su fe y su época una
perspectiva fundamental de un encuentro con el Dios cristiano, Uno y Trino, que reúne en sí la
totalidad del sentido y verdad de la existencia humana, verdad que está por debajo del espíritu
humano y se debe tener esperanza para alcanzarla.
Además, San Agustín nos enseña a recorrer el camino de la interioridad para encontrar a
Dios y comprender su palabra con fe y razón, para ello hablaría al corazón de la gente, a su
necesidad de felicidad y de seguridad.