FORMACIONES INTERMEDIARIAS
CONTRATO NARCISISTA
“El concepto de contrato narcisista (P. Castoriadis-Aulagnier, 1975) puede
incluirse, a mi juicio, en la continuidad de las propuestas formuladas por Freud en el
artículo de 1914 sobre el narcisismo. Tres ideas son dignas de atención: la primera,
que el individuo es en sí mismo su propio fin, y es al mismo tiempo miembro de una
cadena a la que está sometido. La segunda, que los padres hacen de su hijo el
portador de sus sueños de deseo no realizados y que el narcisismo primario del hijo
se apoya en el de sus padres, así como, a través de éstos, el deseo y el narcisismo
de las generaciones precedentes sostuvieron, positiva o negativa- mente, su venida
al mundo. Dicho de otro modo, a cada recién nacido se le asigna la misión de
asegurar la continuidad narcisista de la generación. Un año antes, Freud había
puesto de relieve la transmisión de la culpabilidad a través de las generaciones;
ahora subraya la transmisión narcisista. La tercera idea es que el ideal del yo es
una formación común a la psique singular y a los conjuntos sociales (familia,
instituciones, naciones)”.
PACTO DE NEGACION
“Llamo ‘pacto de negación‘ a la formación intermediaria genérica que, en todo
vínculo, trátese de una pareja, un grupo, una familia o una institución, condena al
destino de la represión, la negación, la renegación que mantiene en lo
irrepresentado y en lo imperceptible, hecho que vendría a poner en cuestión la
formación y el mantenimiento de ese vínculo y de esas cargas de las que es objeto.
Puede considerarse, pues, el pacto de negación como uno de los correlatos del
contrato de renuncia, tanto de la comunidad de cumplimiento del deseo como del
contrato narcisista. Es su reverso y su complemento”
“El malestar en la cultura pone en evidencia una segunda línea de reflexión. Se
refiere a las compensaciones y el contrato, obtenidos a cambio de la coacción y el
renunciamiento. “El hombre civilizado ha trocado una parte de felicidad posible
contra una parte de seguridad.” En este trueque, el pasaje de la pluralidad al
agrupamiento es decisivo. Constituye la base de la vida en común. Freud escribe:
“El poder de esta comunidad en tanto derecho se opone al del individuo, censurado
con el nombre de fuerza bruta. Al operar este reemplazo de la fuerza individual por
el poder colectivo, la cultura ha dado un paso decisivo. Su carácter esencial
consiste en que los miembros de la comunidad limitan sus posibilidades de placer,
en tanto que el individuo aislado ignoraba toda restricción de esta clase” (R. Kaës)
TRANSFERENCIA:
Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos
inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado
tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la
relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida
con un marcado sentimiento de realidad”. Laplanche y Pontalis, Diccionario
de psicoanálisis
FANTASÍAS ORIGINARIAS
Estructuras fantaseadas típicas (vida intrauterina, escena originaria,
castración, seducción) que el psicoanálisis reconoce como organizadoras de
la vida de la fantasía, cualesquiera que sean las experiencias personales de
los individuos; según Freud, la universalidad de estas fantasías se explica por
el hecho de que constituirían un patrimonio transmitido filogenéticamente.
Las llamadas fantasías originarias se encuentran de un modo muy general en los
seres humanos, sin que puedan referirse siempre a escenas vividas realmente por
el individuo; reclamarían, por lo tanto, según Freud, una explicación filogenética,
mediante la cual la realidad recobraría sus derechos: así, por ejemplo, la castración
habría sido efectivamente practicada por el padre en el pasado arcaico de la
humanidad. «Es posible que todas las fantasías que se nos cuentan actualmente en
el análisis [...] hayan sido en otra época, en los tiempos primitivos de la familia
humana, realidad, y que el niño, al crear fantasías, no haga más que rellenar, con la
ayuda de la verdad prehistórica, las lagunas de la verdad individual» (2). En otras
palabras, lo que fue realidad de hecho en la prehistoria se habría convertido en
realidad psíquica*.
Si pasamos ahora a considerar los temas que se encuentran en las fantasías
originarias (escena originaria, castración*, seducción*), nos sorprenderá un carácter
común: todas ellas se refieren a los orígenes. Como los mitos colectivos, intentan
aportar una representación y una «solución» a lo que para el niño aparece como un
gran enigma; dramatizan como momento de emergencia, como origen de una
historia, lo que se le aparece al sujeto como una realidad de tal naturaleza que
exige una explicación, una «teoría». En la «escena originaria» se representa el
origen del sujeto; en las fantasías de seducción, el origen o surgimiento de la
sexualidad; en las fantasías de castración, el origen de la diferencia de los sexos.
FANTASÍA
Guion imaginario en el que se halla presente el sujeto y que representa,
en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la realización
de un deseo y, en último término, de un deseo inconsciente.
La fantasía se presenta bajo distintas modalidades: fantasías
conscientes o sueños diurnos, fantasías inconscientes que descubre el
análisis como estructuras subyacentes a un contenido manifiesto, y fantasías
originarias.
La relación entre la fantasía y el deseo es compleja.
Incluso en sus formas menos elaboradas, la fantasía aparece como irreductible a
una mira intencional del sujeto que desea:
1.° se trata de guiones, aunque se enuncien en una sola frase, de escenas
organizadas, susceptibles de ser dramatizadas en forma casi siempre visual;
2.° el sujeto está siempre presente en tales escenas; incluso en la «escena
originaria»*, de la que puede parecer excluido, figura de hecho, no sólo como
observador, sino como participante que viene, por ejemplo, a perturbar el coito de
los padres;
3.° lo representado no es un objeto al cual tiende el sujeto, sino una secuencia de la
que forma parte el propio sujeto y en la cual son posibles las permutaciones de
papeles y de atribución;
4.° en la medida en que el deseo se articula así en la fantasía, ésta es también
asiento de operaciones defensivas; da lugar a los procesos de defensa más
primitivos, como la vuelta hacia su propia persona, la transformación en lo
contrario*, la negación*, la proyección*;
5.° tales defensas, a su vez, se hallan indisolublemente ligadas a la función primaria
de la fantasía (la escenificación del deseo), escenificación en la que lo prohibido se
encuentra siempre presente en la posición misma del deseo.