Cómo tener
compañerismo
con Dios
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J. Vernon McGee
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Cómo tener
compañerismo
con Dios
J. Vernon McGee
©2020 THRU THE BIBLE RADIO NETWORK
Traducido por Joe Ferguson
Impreso en los Estado Unidos en 1990, revisado en 2005 y
traducido al español en 2019
Al menos que se indique lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera ©
1960 Sociedades Bíblicas en América Latina;
© renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960TM es una marca registrada de la American Bible Society,
y puede ser usada solamente bajo licencia.
Este folleto está basado en la enseñanza del Dr. J. Vernon McGee (1904-1988),
autor del estudio bíblico A Través de la Biblia.
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A Través de la Biblia
CÓMO TENER COMPAÑERISMO CON DIOS
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas
cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.
1 Juan 1:3,4
C
Cuando nuestro Señor fue al aposento alto para esa última pascua,
Él edificó sobre los escombros moribundos de esa fiesta famosa algo
nuevo. El Señor Jesús y Sus discípulos estaban teniendo compañerismo.
Pero antes de comenzar a decirles acerca del futuro, lo que vendría -
que Él volvería a esta tierra a llevarse a los Suyos de la tierra; antes de
decirles de la nueva relación viva con los que se identificaban personal
y vitalmente con Él, bautizados por el Espíritu Santo y el cuerpo de
creyentes, una unión que es como la vid y los pámpanos, antes de
murmurar esa gran oración del Señor en Juan 17 en la cual el que es
nuestro gran intercesor intercede por los Suyos; antes de entrar en eso,
durante la última cena que tuvo con ellos, Él se levantó y lavó los pies
de Sus discípulos.
No quiso proceder hasta que les lavara los pies. Le dijo a Simón Pedro:
“Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” (Juan 13:8) Él no discutía la
salvación - ese no era el tema en el aposento alto. El gran tema en el
aposento alto era el asunto de compañerismo con Él - de relación vital,
personal con Él. Él dice: “Si no te lavare, no tendrás ese compañerismo
conmigo.” Ud. no puede tener compañerismo con JesÚs a menos que lo
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Cómo tener Compañerismo con Dios
malo en su vida se trate de una manera muy definida.
Algunos creen que la Primera epístola de Juan es el último libro de la
Biblia que fue escrito - no Apocalipsis. Aquí Juan trata con el asunto del
compañerismo. El Señor se ha ido y ha ascendido al cielo. Habiendo
amado a los Suyos, Él los amó hasta el fin, y Él quiere que ellos continúen
teniendo compañerismo con Él a pesar del hecho de que Él está ahora
de regreso allá y nosotros estamos acá abajo sobre la tierra.
Juan nos está hablando a Ud. y a mí. Él cubre los siglos, nos mira
aquí abajo hoy y dice: “Nosotros queremos que ustedes tengan
compañerismo con Él, y es así que se hace.” El Señor les lavó los pies
a Sus discípulos cuando Él estaba aquí en la tierra, y Él todavía está
involucrado en el asunto de lavar.
Lo que era desde el principio… (1 Juan 1:1)
El principio del cual habla Juan aquí no es ninguno de los principios
que se han mencionado antes. De hecho, se mencionan tres principios
en las Escrituras.
Está, por supuesto, el de Génesis:
En el principio Dios creó los cielos y la tierra. (Génesis 1:1)
Ese principio, a mi juicio, no se puede obviar. Cuando yo estaba en la
universidad, la enseñanza era que Ud. y yo vivÍamos en un universo que
probablemente tenía 200.000 años de edad. Eso parece contradecir
Génesis 1:1, según algunos. La cifra subió a dos millones, y luego subió
a 200 millones, y creo que ahora la cifra aceptada es 200 millones de
años. Podría tener 200 mil millones, o 200 mil billones de años. Según
ellos, Ud. y yo vivimos en un universo que es muy anciano.
Es importante recordar que estamos tratando con el Dios de la eternidad.
Algunos parecen pensar que Dios salió de la eternidad entrelazando los
pulgares, esperando a que apareciera el hombre en la escena. El hombre
es novato en el universo de Dios. Solo podemos especular en cuanto
a lo que hacía Dios en la eternidad pasada, porque no nos lo dijo. Él
sale de la eternidad, y Ud. y yo nos encontramos en este gran universo.
Podemos agarrar algunas rocas y decir: “Oh, estas tienen 2 millones o
200 millones de años.” Está bien. Ud. puede asignarle cualquier fecha
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A Través de la Biblia
que quiera a Génesis 1:1, y aun así está en el reino de lo que ha escrito
Moisés.
Hay otro principio que hace que el de Génesis parezca haber sucedido
ayer:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
(Juan 1:1-3)
Este es el principio que es el principio, porque Ud. y yo podemos
regresar en nuestro pensar tanto como queramos. Ud. puede poner
a la creación atrás en miles de millones de años, y puede poner sus
indicadores, y dondequiera que los ponga, Él sale de la eternidad
pasada, el Anciano de Días, para encontrarse con Ud. Él es ya tiempo
pasado. “En el principio era el Verbo (no dice “es” sino “era”) - tiempo
imperfecto, acción continua. Él viene de la eternidad a encontrarse con
Ud. dondequiera que Ud. quiera ir a la eternidad pasada. Él es el Dios de
la eternidad.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras
manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y
la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la
cual estaba con el Padre, y se nos manifestó). (1 Juan 1:1,2)
Pero Juan también dijo que en el tiempo “aquel Verbo fue hecho
carne” (Juan 1:14) y ese es el principio que tenemos en 1 Juan. Esa es
la encarnación. Él se está refiriendo a cuando el Señor Jesucristo bajó a
esta tierra hace unos dos mil años y tomó sobre Sí nuestra humanidad.
Esencialmente, Juan decía: “Por tres años yo le conocí. Le escuché y le
vi.” Es obvio que aquí Juan se encuentra con la primera herejía que surgió
en la iglesia, la cual era el gnosticismo. La cuestión para los gnósticos no
era en cuanto a la deidad de Cristo sino en cuanto a la humanidad de
Cristo. Estaban seguros de la deidad del Señor Jesús, pero cuestionaron
cuándo Él llegó a ser Dios y cuándo borró eso. Así que, Juan dijo: “Lo
que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos.” Recibimos la mayoría de nuestra información por medio
del ojo—esa es la razón por la cual la televisión es tan potente. Por
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Cómo tener Compañerismo con Dios
medio del ojo y del oído, Ud. y yo recibimos la información, así es que
Juan dijo: “Le hemos oído y le hemos visto con nuestros ojos.”
Pero Juan no se detuvÓ ahí:
… lo que hemos visto… (1 Juan 1:1)
En el griego, la palabra para “visto” es una palabra totalmente diferente
de la palabra para “ver”. Es theao, y nuestra palabra “teatro” viene de
esa palabra. El teatro es un lugar donde uno se sienta y mira, no solo
un vistazo pasajero sino con los ojos bien puestos por un par de horas.
Juan decía que ellos no solo le vieron, sino que fijaron la vista sobre
Él. Él dijo: “Por tres años le hemos mirado.” Sabemos quién era Él.
Sabemos que la deidad no vino sobre Él a Su bautismo y no le dejó en
la cruz. Sabemos que Él es Dios, que nació allá en Belén, y hasta como
un bebé acostado en el seno de María sin poder hacer nada, Él podía
haber hablado y hecho desaparecer el universo en el cual vivimos en
cualquier momento. Me gusta la forma en que el credo más antiguo
lo dice: Él es mismísimo Dios de mismísimo Dios, y Él es mismísimo
hombre de mismísimo hombre. Él no es más hombre porque Él es
Dios, y Él no es menos Dios porque Él es hombre. Él es Dios-hombre, la
persona teantrópico (que encarna la humanidad en una forma divina)
quien es único en la historia de este mundo. Permítame decir que Él es
el de quien hablaba Juan cuando dijo: “le hemos contemplado.”
En nuestro día no le podemos ver con nuestros ojos físicos pero
podemos verle con los ojos de fe. El apóstol Pedro nos dijo: “… a quien
amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os
alegráis con gozo inefable y glorioso obteniendo el fin de vuestra fe, que
es la salvación de vuestras almas.” (1 Pedro 1:8-9) Y el Señor Jesús dijo a
Tomás, quien no creía que Él había sido resucitado hasta que él le viera
y tocara: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que
no vieron, y creyeron.” (Juan 20:29) Permítame decir, Él está hablando
de usted y de mí. Nosotros hoy andamos por fe, y el Señor Jesucristo
puede sernos tan real como lo fue con Tomás. No le hemos visto, pero,
“a quien no hemos visto pero le amamos”.
Alguien ha dicho que es el mirar que salva, pero que el mirar fijamente
santifica. Fue Juan quien escribió: “Y como Moisés levantó la serpiente
en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado…”
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A Través de la Biblia
(Juan 3:14) Durante la marcha por el desierto, a los que habían sido
picados por serpientes y necesitaban ser sanados se les dijo que
miraran una serpiente de bronce que había sido levantada en un palo.
Juan aplicó eso al Señor Jesús y dijo que hemos de mirarle en fe para
salvación. Después de que hemos hecho eso, hemos de mirarle a Él.
Mirar salva; mirar fijamente santifica. El Hijo del Hombre debe ser
levantado “… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna” (Juan 3:16) Mirar a Jesús salva; pero es la mirada fija
la que santifica.
Muchos de nosotros necesitamos hacer más que simplemente mirarle
para la salvación. Necesitamos pasar tiempo con la mirada fija en Él con
el ojo de la fe. Porque yo era pastor por mucho tiempo, estoy cansado
de métodos, y estoy cansado de trucos. Alguien siempre viene con un
nuevo enfoque o algo. Estoy convencido que lo único que necesitamos
es más tiempo con la persona de Jesucristo. Yo era un pastor ocupado
por demasiado tiempo, y es una lástima que no haya pasado más
tiempo con Él.
… lo que… palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida.
(1 Juan 1:1)
Juan dijo que ellos hacían más que meramente mirar a Jesús de una
distancia; lo palparon. Hay aquellos que creen que cuando Él apareció
después de Su resurrección y dijo: “Mirad mis manos y mis pies, que
yo mismo soy; palpad, y ved… (Lucas 24:39), que ellos en realidad no
le tocaron. Yo pienso que sí le tocaron. Juan dijo: “Sé que Él es Dios
manifestado en la carne, porque cuando Él regresó de los muertos yo le
palpé. Sé lo que digo. Nuestras manos han palpado la Palabra de vida.”
Sentir las manos de Jesús y las cicatrices de los clavos les convencieron
que Él era verdaderamente hombre, Dios manifestado en la carne.
… porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos,
y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se
nos manifestó… (1 Juan 1:2)
Él era el Dios de la vida eterna, el Anciano de Días—quien bajó y fue
arropado en la carne de nuestra humanidad que Él pudiera no solo
revelar a Dios sino también redimir al hombre.
Lo que sucede entones es bastante maravilloso. ¡Juan nos dice que
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Cómo tener Compañerismo con Dios
podemos tener compañerismo con Dios! Uno de los prospectos más
gloriosos delante de nosotros hoy es que podemos tener compañerismo
con el Padre, con el Hijo y unos con otros.
… lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
(1 Juan 1:3)
Compañerismo, koinonia en el griego, es una palabra única. Significa
“tener en común o compartir con.” El compañerismo cristiano significa
compartir las cosas de Cristo. Para hacer esto, debemos conocer al
Señor Jesús—no solo conocer en cuanto a Él, sino conocerle como
nuestro Salvador personal. En nuestro día hemos perdido el verdadero
significado de la palabra “compañerismo,” pero permítame darle una
ilustración de un lugar donde se usa correctamente la palabra.
Tuve el privilegio de estar en la Universidad de Oxford como turista y
ver las diferentes escuelas que componen la Universidad. Visité una
escuela que se especializaba en Shakespeare. Ahora, suponga que uno
quería saber todo de Shakespeare para que pudiera enseñar luego esa
asignatura. Cuando comía, se sentaba con la junta, y allí se encontraba
con otros que estudiaban a Shakespeare, y se encontraba con profesores
que enseñaban a Shakespeare. Les oía hablar de Shakespeare en una
manera que jamás había escuchado antes. Por ejemplo, en el drama
Romeo y Julieta, la mayoría pensamos que Julieta era la única joven que
Romeo cortejaba. Es chocante saber que cuando él dijo: “¡Una más bella
que mi amor, el sol que lo ve todo/nunca vi su igual desde que empezó el
mundo,” ese muchacho voluble hablaba de otra joven! Uno oiría muchas
cosas que le alertarían al hecho de que tenía mucho que aprender en
cuanto a Shakespeare. Así que, empezaría a estudiar y a sacar libros de
la biblioteca y asistir a conferencias. Después de que hubiera estado en
la escuela por dos o tres años, le harían un “especialista”. Entonces iría y
se sentaría con la junta y los otros estudiantes y profesores, participaría
con ellos mientras hablaban de los sonetos de Shakespeare. Tendría
compañerismo con ellos, compartiendo las cosas de Shakespeare.
Compañerismo para el creyente significa que nos reunimos y
compartimos las cosas de Cristo. Hablamos juntos del Señor Jesucristo
y Su Palabra. Ese es el tipo de compañerismo que describe Juan cuando
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A Través de la Biblia
dice: “… para que también vosotros tengáis comunión con nosotros;
y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo.”
“Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.”
(1 Juan 1:4)
Esta es la segunda razón que menciona por escribir su epístola:
“… para que vuestro gozo sea cumplido.” ¡Cuán maravilloso es
tener gozo—no como un niño, sino mucho gozo porque estamos
experimentando compañerismo! Koinonia a veces se refiere al acto
de compañerismo—el servicio de comunión en una iglesia es un acto
de compañerismo, diezmar es un acto de compañerismo, y orar es un
acto de compañerismo. Pero en este capítulo Juan está hablando de
la experiencia del compañerismo, el modelo que Pablo tenía en mente
cuando él escribió: “… a fin de conocerle, y el poder de su resurrección
y la participación de sus padecimientos…” (Filipenses 3:10).
Amigo, el propósito en predicar es que, por medio de convicción y
arrepentimiento, hombres y mujeres vengan a salvación y que esta
traiga gran gozo a sus corazones, como el eunuco etíope quien vino
a conocer a Cristo con la ayuda de Felipe. Él no continuó su viaje
jactándose de cuán gran predicador era Felipe; continuó regocijándose.
¿Por qué? Porque él había llegado a conocer a Cristo. El propósito de la
primera epístola de Juan es que Ud. y yo pudiéramos compartir juntos
estas maravillosas cosas de Cristo, que el Espíritu de Dios pudiera hacer
al Señor Jesús y al Padre reales a nosotros en tal manera que nuestro
compañerismo sea dulce.
He notado que hay una tristeza hoy entre los creyentes. No debe ser así,
amigo y amiga. Debe haber gozo. El problema es que el diablo ha hecho
al mundo de afuera creer que, si Ud. quiere pasar un tiempo aburrido, lo
que debe hacer es asistir a la iglesia. (Si quiere saber la verdad, algunas
iglesias son así de aburridas.)
Pero de hecho ir a una iglesia o a una conferencia bíblica debe ser un
tiempo de gran gozo en nuestros corazones. Cuando Ud. comparte las
cosas de Cristo y tiene compañerismo, debe haber un verdadero gozo.
Solo puede venir por la comunión, o el compañerismo con Él.
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Cómo tener Compañerismo con Dios
Juan dijo que escribió estas cosas para que tuviéramos compañerismo
y para que nuestro gozo fuera pleno (y nuestro gozo sería pleno
naturalmente si pudiéramos tener compañerismo con Dios). Sin
embargo, hay un obstáculo que vencer, el cual todo hijo de Dios reconoce.
La posibilidad del hombre teniendo compañerismo con Dios es uno de
los desafíos más gloriosos que tenemos, pero inmediatamente nuestras
esperanzas desaparecen cuando nos enfrentamos con este dilema.
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es
luz, y no hay ningunas tinieblas en él. (1 Juan 1:5)
Dios es luz, lo cual significa que Él es santo. Creo que esto es sumamente
importante con respecto a Dios. Hemos enfatizado al amor fuera de
proporción razonable. Dios es amor y Él es vida, pero primero de todo
Dios es luz - santo. La luz habla de la gloria de Dios, y la gloria de este
universo, y el resplandor, la belleza y la maravilla de todo ello. La luz
también revela defectos e impurezas, así que también habla de la
pureza de Dios.
Se nos presenta este dilema. Yo soy una pequeña criatura aquí abajo
en esta tierra llena de pecado. Si Ud. quiere saber la verdad, yo soy
totalmente depravado. Sin la gracia de Dios para salvación, yo sería
nada en el mundo sino una criatura en rebelión contra Dios, sin ningún
bien dentro de mí para nada. Dios lo ha hecho claro que Él no encuentra
nada bueno dentro del hombre. Pablo escribió: “Y yo sé que en mí, esto
es, en mi carne, no mora el bien…” (Romanos 7:18) También escribió:
“No hay justo, ni aun uno… (Romanos 3:10) Ellos no solamente no
tienen nada bueno, sino que están en rebelión contra Dios.
Pablo sigue y nos enseña de la rebelión que está en el corazón
humano: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden…”
(Romanos 8:7) Vivimos hoy en un mundo que está en rebelión contra
Dios Todopoderoso. Dios es santo; yo soy un pecador. Estoy salvo por
gracia, sí, ¿pero cómo voy a tener compañerismo con Él? ¿Cómo voy a
caminar con Él? Los hombres han tratado de hacer esto en tres maneras
diferentes, dos de las cuales son equivocadas.
El primer método es bajar a Dios al nivel del hombre.
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A Través de la Biblia
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad. (1 Juan 1:6)
¡Este es un lenguaje fuerte! Si Ud. y yo decimos que tenemos comunión
con Dios y caminamos en tinieblas, somos mentirosos. Soy demasiado
cortés para decirlo tan bruscamente, pero Juan hace esa declaración
severa. Siempre pensamos en Juan como que era un apóstol un tanto
afeminado. No sé cómo comenzó ese chisme, a menos que fuera durante
la Edad Media cuando un artista pintó a Juan con trenzas. Yo no quisiera
ser ese artista por nada del mundo, porque si él está en el cielo, algún
día él va a tener que vérselas con Juan. Supongo que el artista tomó la
idea de las trenzas porque a Juan se le llama el apóstol del amor, ¡pero
nuestro Señor llamó a Juan un hijo del trueno! Creo que ese artista
va a saber lo que es el trueno, hasta en el cielo. Juan era un pescador
rudo. Cuando él hablaba del amor, le digo, fue aún más importante. Él
se llama el apóstol del amor, pero nuestro Señor le llamó un hijo del
trueno porque él tenía esa naturaleza.
Juan usó el lenguaje más fuerte de cualquiera de los apóstoles, y dijo
que si decimos que tenemos comunión con Dios pero estamos todavía
en tinieblas, mentimos. Hay muchas personas hoy que dicen que tienen
comunión con Él, y no están arreglando las cosas que andan mal con
sus vidas. Amigo y amiga, si Ud. va a caminar con Dios, va a caminar
en la luz, pero si hay pecado en su vida, no está caminando con Él. No
puede Ud. bajarle a Él a su nivel.
… Pero si andamos en luz, como él está en la luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos
limpia de todo pecado. (1 Juan 1:7)
Él murió para salvarnos de la culpa del pecado. He sido salvo—eso se
llama, justificación. Estoy siendo salvado—eso es santificación. Eso
es lo que los antiguos teólogos llaman liberación de la polución del
pecado. Eso es lo que se necesita hoy.
Entonces hay el futuro, donde acecha la muerte. Amigo y amiga, no
tengo el punto de vista de la muerte que tienen muchos, que va a ser
maravillosa. No creo así. Ud. puede argüir que el aguijón de la muerte
no existe. Sí, nunca puedo distinguir si una abeja tiene aguijón o no; por
lo tanto, tengo miedo de cada abeja. No anhelo la muerte de ningún
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Cómo tener Compañerismo con Dios
modo. Pero, ¿sabe lo que hizo Cristo? Él nos liberó del temor de la
muerte. Él se ha ocupado del futuro—seré salvo. “Amados… aún no se
ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él...” (1 Juan 3:2).
No se desanime; Dios no ha terminado con nosotros. Hace unos años
atrás en un servicio de testimonios en el estado de Mississippi, una
dama se levantó y dijo: “La mayoría de los cristianos debe tener escrito
en su espalda: Esto no es lo mejor que puede hacer la gracia de Dios.”
A veces siento que yo debo tener eso escrito en mi espalda. Él no ha
terminado con nosotros, gracias a Él por eso. Pero Él quiere librarnos de
la polución del pecado.
Hay muchos cánticos que no me gustan, y uno es el que dice: “Jesús
es un amigo mío.” ¿Es realmente así? Escúchele: “Vosotros sois mis
amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:14) Si yo le digo que el
presidente de mi país es mi amigo, yo le bajo a él a mi nivel. Pero si el
presidente aparece en televisión y me menciona por nombre y dice que
soy su amigo, él me levanta a mí a su nivel.
Hay aquellos que dicen que les gustaría darle un apretón de manos al
Señor Jesús. Si Él entrara en un cuarto hoy donde un grupo de nosotros
nos hubiéramos reunido, ninguno de nosotros se apresuraría a darle
la mano. Todos inclinaríamos nuestro rostro delante de Él. Aún Juan,
quien le había tocado cuando vio al Cristo glorificado en la Isla de
Patmos, cayó “como muerto a sus pies.” (Apocalipsis 1:17) Jesús dijo
que Ud. es Su amigo si hace lo que Él manda. Cuando oigo a alguien
cantar “Jesús es un amigo mío,” siempre tengo ganas de decir: “Mire,
¿está obedeciéndole? ¿Le está siguiendo? Le digo, necesitamos tener
mucho cuidado y no ser demasiado familiares con Él y bajarle a nuestro
nivel.
“Si andamos en la luz,” eso es, si andamos en la luz de la Palabra de
Dios.
El Dr. Harry Ironside cuenta de su propia confusión de mente con
respecto a este versículo. Notando que la limpieza de la sangre depende
de nuestro caminar en la luz, él lo leyó como si dijera: “Si andamos según
la luz, la sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado.” Él
10
A Través de la Biblia
pensó que quería decir que, si él era muy puntilloso en obedecer todo
mandato de Dios, Dios le limpiaría. Entonces él notó que no dice que si
andamos según la luz, sino que si andamos en la luz. Lo importante es
donde andamos, no cómo andamos. ¿Hemos entrado en la presencia
de Dios y hemos permitido que la Palabra de Dios brille sobre nuestro
corazón pecaminoso?
Es posible que Ud. ande en tinieblas, y piense que Ud. está bien.
Permítame ilustrar esto. Fui a cazar ardillas hace varios años cuando tenía
servicios en mi primer pastorado en el medio del estado de Tennessee
en un lugar llamado Woodbury. Después del servicio de la mañana, un
médico vino a mí y me preguntó si me gustaría ir a cazar ardillas, y le
dije que no había otra cosa que me gustara más. Después del almuerzo
me trajo una escopeta, y viajamos a su finca y nos estacionamos cerca
del establo. Caminamos al lado de un río y pasamos un buen tiempo
cazando. Finalmente, llegamos a una bifurcación del río, y él me dijo:
“Yo iré a la derecha y Ud. vaya a la izquierda. Esa ruta le lleva alrededor
de ese cerro y de regreso al establo. Nos encontraremos allí.”
Entretanto parecía que iba a llover. Cuando empecé a caminar solo,
empezó a lloviznar. Seguí andando, y volteé alrededor del cerro. Noté
varias cuevas, y cuando empezó a llover fuerte, yo sabía que iba a
empaparme. Así que, me arrastré a una de esas cuevas. Entré en la más
grande y me senté en la oscuridad por alrededor de treinta minutos.
Empecé a sentir frío y decidí que necesitaba un fuego, así que recogí
un montón de hojas que estaban esparcidas por el suelo de la cueva
y les prendí fuego con un fósforo. Pronto yo tenía un pequeño fuego, y
cuando miré alrededor, encontré que yo no estaba solo. ¡Nunca había
estado en un lugar donde había tantas arañas y lagartos como había
en esa cueva! En el otro lado había una pequeña serpiente enroscada,
mirándome. Amigo y amiga, salí de allí de prisa. Bajo la presunción que
el que posee un lugar ya es el dueño, y como esas criaturas ya estaban en
la cueva antes que yo, les pertenecía a ellos. Fui al establo y realmente
me empapé, ¡pero no quería quedarme en esa cueva!
Permítame hacer una aplicación. Hacía como treinta minutos que yo
estaba sentado confortable mientras estaba en la oscuridad, pero
cuando la luz del fuego reveló lo que había en la cueva, yo ya no podía
11
Cómo tener Compañerismo con Dios
estar cómodo allí. Por todas partes de esta tierra hoy hay multitudes
que están sentadas en iglesias todos los domingos por la mañana pero
no son oidores de la Palabra de Dios.
Como resultado, están sentados allí en la oscuridad, oyendo alguna
disertación sobre economía y políticas o la “buena vida” o una
exhortación a hacer lo mejor que puedan. Y están cómodos. ¡Por
supuesto que están cómodos! Pero si ellos pudieran entrar en la luz de
la Palabra de Dios, ellos verían que son pecadores y que no pueden traer
a Dios abajo a su nivel. Juan ha dicho que si una persona dice que está
teniendo comunión con Dios pero vive en pecado, él está mintiendo.
Otro método usado a menudo es un intento de levantar al hombre al
nivel de Dios, diciendo que el hombre ha alcanzado una perfección sin
pecado y que está viviendo en esa meseta muy alta. Bueno, Juan trata
ese enfoque:
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros. (1 Juan 1:8)
Esto es aun peor que ser un mentiroso. Cuando Ud. llega al lugar donde
dice que no tiene pecado en su vida, no hay verdad en Ud. para nada.
Esto no quiere decir que Ud. es simplemente un mentiroso; quiere decir
que ni tiene la verdad. Ud. se está auto engañando.
Encontré este problema muy temprano en mi capacitación para el
ministerio. Cuando fui a la universidad mi primer año, mi compañero
de cuarto era un joven que también estudiaba para el ministerio. Él
era un buen muchacho en muchas maneras. Lo único con él era que
se consideraba perfecto. Cuando conocí a ese compañero de cuarto, se
presentó y me informó que hacía tantos años que no cometía un pecado,
que se le había olvidado si hacía un año, dos o tres. Me sobresaltó
encontrar a un muchacho que no pecaba. Yo había esperado ser su
amigo, pero él no era ningún amigo. En todos los dormitorios donde he
vivido, las cosas van mal de vez en cuando. Y allí estaba yo, viviendo en
un dormitorio en el cual había solo dos individuos y uno de nosotros
no podía hacer nada malo. Así que, cuando algo iba mal, ¡adivine quién
tenía la culpa! Ahora, admito que usualmente la culpa era mía—pero no
siempre. Aunque él era un muchacho simpático, él no había alcanzado
el nivel de perfección que clamaba; él no era perfecto.
12
A Través de la Biblia
Amigo y amiga, ¿a quién piensa Ud. que engaña cuando dice que no
tiene pecado? Se engaña a sí mismo, y Ud. es la única persona que
engaña. No engaña a Dios. Ni engaña a sus vecinos. No engaña a sus
amigos. Pero, ciertamente se engaña a sí mismo. Y Juan dice que la
verdad no está en tal hombre porque él no puede ver que es un pecador
y que no ha alcanzado el lugar de perfección. Sin embargo, muchas
personas están siguiendo esa ruta en su esfuerzo de cerrar la brecha
entre ellos y un Dios santo.
Ya que no puede bajar a Dios a su nivel y no puede levantarse Ud. a Su
nivel, ¿qué va a hacer Ud.? Juan nos da la alternativa:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)
La palabra “confesar” es del verbo griego homologeo, que significa
“decir lo mismo”. Esto es importante. Ud. ha de decir lo mismo que
dice Dios. Cuando Dios en Su Palabra dice que la cosa que Ud. hizo es
pecado, ha de ponerse de lado de Dios y verlo desde ese punto de vista.
Y ha de decir: “Tú tienes razón, Señor, yo digo lo mismo que Tú dices. Es
pecado.” Eso es lo que significa confesar sus pecados. Esta, es una de
las necesidades más grandes en las iglesias. Esta es la manera de Dios
para que un cristiano trate con el pecado en su propia vida.
En el pasado, siempre he podido decirle al Señor, “Señor, yo hice esto,
pero quiero decirte la razón por la cual lo hice.” Yo racionalizaba. No
importa, Dios dice que es pecado. Tenemos que confesar lo mismo
que dice Dios en cuanto a ello. Eso se necesita desesperadamente hoy.
No confesión pública—Ud. no se baña en público, así que no vamos
a hacer ese tipo de limpieza en público. Necesita hacerse en privado.
Necesitamos ir a Él por limpieza. “Si confesamos nuestros pecados, él
es fiel.”
Cuando el Señor Jesús estaba aquí, Él les lavó los pies a Sus discípulos.
Él ha regresado allá ahora, pero aún lava pies porque “habiendo amado
a los Suyos, Él simplemente sigue amándolos hasta el fin.” (Juan 13:1)
Hoy Él está ceñido con una toalla de servicio. “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos
de toda maldad”. (1 Juan 1:9) Tenemos que ir a Él para limpieza vez tras
vez, diciendo: “Mira, Señor. Aquí están mis manos. Aquí están mis pies.
13
Cómo tener Compañerismo con Dios
Aquí están mis ojos. Aquí están mis oídos. Aquí está mi mente. Yo quiero
andar contigo, y quiero amarte, quiero disfrutar de Ti. Quiero tener
comunión contigo.”
Él anhela nuestra comunión, pero no vamos a bajarle a Él a nuestro nivel.
El hijo pródigo de la parábola de Jesús, al llegar a su casa, no dijo: “Papá,
me dicen que fuiste a un país lejano.” Él no dijo eso. No, él regresó y dijo:
“Padre, he pecado,” y el padre dijo a los siervos: “Id y traed una túnica.
Traed al becerro gordo y matadlo. Vamos a tener comunión juntos. Mi
hijo está de regreso en casa.” (Véase Lucas 15:21-24)
¿Por qué no va Ud. al Señor, amigo y amiga, y simplemente le abre
su corazón y habla con Él como habla con cualquier otra persona?
Dígale sus problemas, sus pecados, sus debilidades. Confiéselo todo
a Él. Dígale a su Padre que quiere tener comunión con Él y que quiere
servirle. Él ha creado una manera maravillosa para que regresemos a Él
para tener compañerismo.
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Cómo tener
compañerismo
con Dios
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J. Vernon McGee
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