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Por La Cruz A La Luz. 2020

Este documento presenta un subsidio para la celebración de la Semana Santa. Explica que la Semana Santa conmemora los misterios más importantes de la fe cristiana: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Incluye reflexiones y orientaciones litúrgicas para celebrar dignamente este tiempo a través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos. El objetivo es que los fieles vivan una verdadera conversión y encuentro con Dios durante estos días santos.
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Por La Cruz A La Luz. 2020

Este documento presenta un subsidio para la celebración de la Semana Santa. Explica que la Semana Santa conmemora los misterios más importantes de la fe cristiana: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Incluye reflexiones y orientaciones litúrgicas para celebrar dignamente este tiempo a través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos. El objetivo es que los fieles vivan una verdadera conversión y encuentro con Dios durante estos días santos.
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Semana

Santa
Por la Cruz a la Luz

SEMANA SANTA2020
CICLO A

DIÓCESIS DE LA DORADA-GUADUAS
SEMINARIO MAYOR CRISTO BUEN PASTOR

P. José Alexander Henao Buitrago


Director Pastoral Seminario Mayor Cristo Buen Pastor

Jorge Alberto Ríos García


Alexander Muñoz Pérez
Juan Manuel Bedoya Masso
Fray Dión Galvis Cardona
2
Comunidad de Vida Pastoral

Seminario Mayor Cristo Buen Pastor


Comunidad de Vida Pastoral
Puerto Salgar. Cundinamarca
2020
Presentación
Entre todas las semanas del año, la Semana Santa es la más importante
para los cristianos. Se le llama Santa, precisamente porque ha sido
santificada por los acontecimientos que conmemoramos en la Sagrada
Liturgia: la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y
porque además de esto, es un tiempo que dedicamos y consagramos
especialmente a Dios.
En la Semana Santa celebramos la expresión más grande del amor de Dios,
que se dona para nuestra Salvación y que exige de nuestra parte una 3
respuesta de fe: “Tanto amó Dios al mundo… para que todo el que crea en Él”
(Jn 3,16); al contemplar la grandeza del amor de Dios, comprendemos que
ese amor va dirigido a nosotros, que son muchas las veces que nos hemos
extraviado del verdadero camino, que a pesar de nuestros pecados Dios no
ha dejado de amarnos y que siempre nos trata como a sus hijos. El Señor
no ha cesado nunca de decirnos en su Palabra, que, así como de Él vienen
el perdón y la misericordia, de nuestra parte, es posible el cambio de vida, y
de actitudes; que, si Dios por amor fue capaz de sacrificarse nosotros, por
amor a Él debemos esforzarnos por ser mejores y agradarlo.
Semana Santa es un llamado para acercarnos a Dios y acoger su amor.
Cuando amamos a Dios, en realidad, nos estamos amando verdaderamente
a nosotros mismos, pues elegirlo a Él, tenerlo presente, vivir según su
voluntad, amar como Él nos ama, vivir en su Gracia y amistad, es elegir lo
mejor para nuestras vidas, es aceptar los caminos de salvación, es vivir la
verdadera felicidad que no la ofrece el mundo, es vivir dignamente nuestra
vida como cristianos e hijos de Dios.
Este subsidio que presentamos a continuación “Por la Cruz a la Luz”, el cual
está enriquecido ante todo por la Palabra de Dios, y las distintas reflexiones
de Obispos, Sacerdotes, y seminaristas, nos ofrece la posibilidad de meditar
más profundamente en los Misterios Santos que celebramos durante estos
días, siendo a la vez una guía útil para dirigir las distintas celebraciones.
Entre los días importantes de la Semana Santa, se encuentra Santo el
Triduo pascual, el cual comienza con la misa Vespertina de la Cena del
Señor, alcanza su cima en la Vigilia Pascual y se cierra con las vísperas del
domingo de Pascua. En estos días conmemoramos la Pasión, Muerte y
Resurrección de nuestro Señor Jesucristo; el prefacio I de Pascua nos dirá
acerca de este Misterio que Cristo “con su muerte destruyó nuestra muerte y
con su resurrección restauró nuestra vida”. La vida de Jesús en el misterio
de la Cruz, nos muestra el cumplimiento de un programa o de una misión
en una dimensión de obediencia radical al Padre, en la que Jesús permanece
siempre fiel; esta misión que viene del Padre y ha de volver a él, queda
sellada por el Padre mismo, al exaltar al Hijo el día de pascua.
En estos días santos estamos llamados a caminar con Jesús hacia la
Pascua, pero no solamente como meros admiradores; es importante saber
que este Misterio, lo debemos vivir y actualizar también en nuestra vida,
pues el Señor al recorrer su propio camino, nos ha mostrado el camino que
nosotros debemos recorrer, el cual es el mismo suyo.
Negarse a sí mismo, tomar la cruz e ir en pos del Señor (Mateo 14,24),
imitarlo en su Muerte y en su resurrección, morir al hombre pecador, para
vivir la nueva vida que se nos propone. Que sepamos aprovechar
verdaderamente estos días santos, para vivir un verdadero encuentro con
Dios, recordando que lo esencial de la Semana consiste en dedicarla a la
oración y la reflexión de los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para
aprovechar todas las gracias que esto nos trae; y que para vivir
verdaderamente la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar,
acercándonos a su Gracia mediante el Sacramento del perdón y
participando en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo
litúrgico.

Pbro. José Alexander Henao Buitrago

4
5

ORDINARIO DE LA MISA
RITOS INICIALES
Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar mientras se entona el
canto de entrada.
Cuando llega al altar, el sacerdote con los ministros hace la debida reverencia, besa
el altar y, si se juzga oportuno, lo inciensa. Después se dirige con los ministros a
la sede.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
mientras el sacerdote, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:
Amén.

El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas
siguientes:
El Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
También pueden usarse las fórmulas de saludo propias de cada tiempo.

Acto Penitencial
A continuación, se hace el acto penitencial, y el sacerdote invita a los fieles al
arrepentimiento diciendo:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios
reconozcamos nuestros pecados.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, hacen todos en común la confesión
de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
6 de pensamiento, palabra, obra y omisión:

Golpeándose el pecho, dicen:


por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde:
Amén.

Siguen las invocaciones Señor, ten piedad, a no ser que ya se hayan utilizado en
alguna de las fórmulas del acto penitencial, que presenta el misal.

A continuación, si está prescrito, se canta el himno:


Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
7
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en
la Gloria de Dios Padre. Amén.

Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:


Oremos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos.


Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
La colecta termina siempre con la conclusión larga.
Al final de la oración el pueblo aclama:
Amén.
Los demás elementos se encuentran en el propio de cada día.

Acabada la homilía, si la liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:


Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está
sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna. Amén
PREFACIO I DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Eficacia salvadora de la Cruz

V/. El Señor esté con ustedes. R/. Y con tu espíritu.


V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque en la pasión salvadora de tu Hijo


el universo aprende a proclamar tu grandeza
y, por la fuerza de la cruz,
el mundo es juzgado como reo
y el Crucificado exaltado como juez poderoso.

Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y los santos
diciendo:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I
o CANON ROMANO
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor,
8
Junta las manos y dice:
que aceptes y bendigas

Traza, una sola vez, el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
estos ✠ dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:


ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la
protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con
tu servidor el Papa N., con nuestro obispo N., y todos los demás Obispos
que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.

Conmemoración de los vivos


Acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N.

Puede decir los nombres de aquellos por quienes tiene intención de orar, o bien
junta las manos y ora por ellos unos momentos. Después, con las manos
extendidas, prosigue:
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
9
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza, a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.

Conmemoración de los santos

Reunidos en comunión…

En el Jueves Santo:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar el día santo en que
nuestro Señor Jesucristo fue entregado por nosotros, veneramos la
memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo, nuestro Dios y Señor;*

Desde la misa de la Vigilia Pascual hasta el Segundo Domingo de Pascua:


Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar (la noche santa) el
día santo de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo según la carne,
veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;*

*la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y


Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago y Felipe, Bartolomé,
Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los
santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo nuestro Señor. Amén.]
__________________________________
Con las manos extendidas prosigue:
En el Jueves Santo durante la Misa Vespertina de la Cena del Señor:
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia
santa, que te presentamos en el día mismo en que nuestro Señor Jesucristo
encomendó a sus discípulos la celebración del sacramento de su Cuerpo y
de su Sangre; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación
eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Desde la Misa de la Vigilia pascual hasta el segundo domingo de Pascua:


Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia
santa, por aquellos que has hecho renacer del agua y del Espíritu Santo
perdonándoles todos sus pecados ordena en tu paz nuestros días, líbranos
de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo nuestro
Señor. Amén.]
___________________________________
Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:

Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda haciéndola perfecta, espiritual y


digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo
amado, Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.


En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con
claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.

El cual, la víspera de su Pasión,


___________________________________
En la Misa Vespertina del Jueves santo:
El cual, hoy,
la víspera de padecer por nuestra salvación
y la de todos los hombres,
___________________________________
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
10 tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos.


y elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora


haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:


tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos;
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:
11
Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo


genuflexión.

Luego dice:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
___________________________________
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este
memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su
santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a
los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que
nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo; pan de vida eterna y
cáliz de eterna salvación. Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro
padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas prosigue:


Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada
tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos tu ángel, para que cuantos
recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar,

Se endereza y se signa diciendo:


seamos colmados de gracia y bendición.

Conmemoración de los difuntos.


Con las manos expendidas dice:
Acuérdate también, Señor, de tus hijos N. y N., que nos han precedido con
el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención
de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue:
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.

Junta las manos.


[Por Cristo nuestro Señor. Amén.]

Con la mano derecha se golpea el pecho diciendo:


Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,

Con las manos extendidas prosigue:


que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los
santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
12 Inés, Cecilia y Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.

Junta las manos:


Por Cristo, Señor nuestro.

Y continúa:
Por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida,
los bendices y los repartes entre nosotros.

Toma la patena con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:


Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

Después sigue el rito de la Comunión.

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

El sacerdote, con las manos extendidas, dice:


Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya
que, por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que
13
ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta
el ocaso.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:


Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de manera que sean Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
nuestro,

junta las manos


que nos mandó celebrar estos misterios. Porque él mismo, la noche en que
iba a ser entregado,
____________________________
En la misa vespertina del Jueves santo:
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo y, mientras cenaba con sus discípulos,
____________________________
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos
diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora
haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:


tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo


genuflexión. Luego dice:
Éste es el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
___________________________________
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu
Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos
su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo
y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la
Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que,
fortalecidos con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo,
14 formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu


heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su
esposo, san José, los apóstoles y los mártires, [san N.: santo del día o
patrono] y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre
tu ayuda. Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la
paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu
Iglesia, peregrina en la tierra: al tu servidor, el Papa N., a nuestro obispo N.,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido
por ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en
tu presencia.
____________________________
Desde la misa de la Vigilia pascual hasta el segundo domingo de Pascua:
(en la noche gloriosa) en el día glorioso de la resurrección de nuestro Señor
Jesucristo según la carne.
____________________________
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo. *A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud
eterna de tu gloria,
15
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados,


dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu
Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:


Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga
a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:


Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:


Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les
doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y
conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.


Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:
Amén.

El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:


La paz del Señor esté siempre con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:


En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo
de reconciliación.

Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al


diácono o ministro.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte
del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz,
sean para nosotros alimento de vida eterna.

Mientras tanto se canta o se dice:


/Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
16 ten piedad de nosotros./
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:


Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando
el Espíritu Santo diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la
recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me
separe de ti.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco
elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los
invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade una vez:


Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará
para sanarme.

El sacerdote dice en secreto:


El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.


Después toma el cáliz y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna. 17
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.
Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno de
ellos:
El Cuerpo de Cristo.

El que va a comulgar responde:


Amén.

Si el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:


Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.

Después el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar


unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Luego, de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser
que este silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la
comunión.
La oración después de la comunión termina con la conclusión breve.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios
o advertencias al pueblo.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo
y dice:
El Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:


La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.

El pueblo responde:
Amén.

Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, despide al pueblo
diciendo:
En el nombre del Señor, pueden ir en paz.

El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.

Después el sacerdote besa con veneración el altar, como al comienzo, y, hecha la


debida reverencia con los ministros, se retira a la sacristía.

18
19

Domingo de Ramos
“Las banderas reales se adelantan y la cruz misteriosa en ellas brilla: la
cruz en que la vida sufrió muerte y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.”
Liturgia de las Horas

ELEMENTOS QUE HAY QUE PREPARAR PARA ESTA CELEBRACIÓN

Para la procesión

+ Caldereta e hisopo (con suficiente agua para la bendición de los ramos).


+ Sonido móvil (probado antes de comenzar la celebración).
+ Salmos y cantos que se entonarán durante la procesión.
+ Cirios y Cruz alta
+ Incensario y naveta (fósforos, carbón e incienso)
+ El Misal Romano, leccionario, o folleto apropiado para la oración y
bendición de los ramos y la lectura del Evangelio.

• No se deben utilizar animales vivos en esta celebración. Estas criaturas


irracionales no están en condiciones de observar las normas litúrgicas y, por
no poderlas instruir ni controlar debidamente, suelen provocar incidentes que
desdicen del decoro debido en los actos del culto.

Para la misa:
+ Vasos sagrados (cáliz, patena, copones, lavabo, vinajeras, corporal, palia,
purificador.
+ Los ornamentos rojos.
+ Misal, leccionario y varios textos para la lectura de la pasión.

20
Conmemoración de la Entrada de Jesús en Jerusalén

BENDICIÓN Y PROCESIÓN DE RAMOS


A la hora señalada se reúnen todos, pueblo y ministros, en un lugar antes acordado.
El sacerdote en lugar de la casulla puede ponerse la capa pluvial, que se quitará una
vez acabada la procesión.

MONICIÓN INICIAL

En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, a Jerusalén.


Por eso nos reunimos como pueblo para aclamarlo como Rey de Reyes y
21
Señor de nuestras vidas. Acojámoslo como Mesías: “Bendito el que viene en
el nombre del Señor”. Con esta procesión abrimos nuestra gran celebración
que se llevará a cabo esta semana: Jesús entra triunfante a Jerusalén y de
allí saldrá hacia el calvario. Su entrada y su salida son un triunfo, porqué
él no vence a la manera de los poderosos sino a la manera del pobre:
entregando su vida.

Canto Vamos a bendecir al Señor

Luego el sacerdote y los fieles se signan, mientras el sacerdote dice: En el nombre


del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseguida el sacerdote saluda al
pueblo como de costumbre; y hace una breve monición para invitar a los fieles a
participar en la celebración de este día en forma activa y consciente, con estas u
otras palabras semejantes:

Queridos hermanos: Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos


preparando con la oración y con obras de penitencia y caridad. Hoy nos
reunimos para iniciar con toda la Iglesia la celebración anual de los
misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, misterios que
empezaron con la entrada del Señor a Jerusalén. Por ello, recordando con
fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la Ciudad Santa, sigamos
al Señor para que, participando por la gracia de los frutos de su cruz,
tengamos también parte en su resurrección y en su vida.

MONICIÓN ANTES DE LA BENDICIÓN DE LOS RAMOS

Con la bendición de estos ramos imploramos al Señor que nos disponga a


comprometernos con él, para que proyectemos su luz profética y
anunciemos su victoria sobre el dolor y la muerte. Que la procesión que
vamos a iniciar nos haga más conscientes de nuestra fe y de nuestro
compromiso como verdaderos cristianos.

BENDICIÓN DE RAMOS

Oración

D
ios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición + estos ramos,
y a cuantos vamos a acompañar a Cristo, aclamándole con cantos,
concédenos, por Él, entrar en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo
nuestro Señor.

R/. Amén
En silencio el sacerdote rocía con agua bendita los ramos. Seguidamente se proclama
el evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo (21, 1-11)

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de


los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-«Vayan a la aldea de enfrente, encontrarán en seguida una borrica atada
con su pollino, desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les dice algo, díganle
que el Señor los necesita y los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
«Díganle a la hija de Sión: "he aquí a tu rey, que viene a ti, humilde, montado
en un asno, en un pollino, hijo de animal de yugo".»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron
22 la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La
multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de
árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía:
-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»

Palabra del Señor. R. / Gloria a ti, Señor Jesús


Después del Evangelio, oportunamente se puede tener una breve homilía.

Antes de comenzar la procesión, el sacerdote u otro ministro idóneo, puede hacer la


siguiente monición:

Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también


nosotros al Señor.
Y empieza la procesión hacia la iglesia donde se va a celebrar la misa. Durante la
procesión, se cantan los siguientes cantos u otros parecidos.

Ant. Los niños hebreos llevando ¡Portones!, alzad los dinteles, que
ramos de olivos, salieron al se alcen las antiguas compuertas: 23
encuentro del Señor aclamando: va a entrar el Rey de la gloria.
¡Hosanna en el cielo! ¿Quién es ese Rey de la gloria?

SALMO 23 El Señor, Dios de los ejércitos. Él


es el Rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena, el orbe y todos sus Ant. Los niños hebreos extendían
habitantes: él la fundó sobre los mantos por el camino y
mares, él la afianzó sobre los ríos. aclamaban: ¡Hosanna al hijo de
David, bendito el que viene en
¿Quién puede subir al monte del
nombre del Señor!
Señor? ¿Quién puede estar en el
recinto sacro? SALMO 46

El hombre de manos inocentes y Pueblos todos, batid palmas,


puro corazón, que no confía en los aclamad a Dios con gritos de
ídolos ni jura contra el prójimo en júbilo; porque el Señor es sublime
falso. Ése recibirá la bendición del y terrible, emperador de toda la
Señor, le hará justicia el Dios de tierra.
salvación.
Él nos somete los pueblos y nos
Éste es el grupo que busca al sojuzga las naciones; él nos
Señor, que viene a tu presencia, escogió por heredad suya: gloria de
Dios de Jacob. ¡Portones!, alzad los Jacob, su amado.
dinteles, que se alcen las antiguas
Dios asciende entre aclamaciones;
compuertas: va a entrar el Rey de
el Señor, al son de trompetas:
la gloria.
tocad para Dios, tocad, tocad para
¿Quién es ese Rey de la gloria?—El nuestro Rey, tocad.
Señor, héroe valeroso; el Señor,
héroe de la guerra.
Porque Dios es el rey del mundo: V. Al entrar el Señor en la Ciudad
tocad con maestría. Dios reina Santa, los niños hebreos
sobre las naciones, Dios se sienta profetizaban la resurrección de
en su trono sagrado. Cristo, proclamando, con ramos de
palmas: ¡hosanna en el cielo!
Los príncipes de los gentiles se
reúnen con el pueblo del Dios de R. ¡hosanna en el cielo!
Abrahán; porque de Dios son los
V. Como el pueblo oyese que Jesús
grandes de la tierra, y él es excelso.
llegaba a Jerusalén, salió a su
A la entrada de la procesión de la encuentro, proclamando, con
iglesia, se canta el siguiente ramas de palmas ¡hosanna en el
responsorio u otro canto que hable de cielo!
la entrada del Señor
R. ¡hosanna en el cielo!

Luego de la procesión, al entrar al templo, el sacerdote se cambia la capa pluvial por


la casulla, besa el altar e inicia con la oración colecta, puesto que se omite el acto
penitencial, no se dice el Gloria

Misa de la Pasión
Oración Colecta

D ios todopoderoso y eterno, por cuya voluntad nuestro Salvador se hizo


hombre y murió en la Cruz, para dar al género humano ejemplo de
humildad, concédenos, en tu bondad, que aprendamos las
enseñanzas de su pasión y merezcamos participar de su resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
24 R/. Amén

LITURGIA DE LA PALABRA

COMENTARIO

La Palabra de este domingo es una invitación a contemplar a Jesús que,


como siervo del Señor se humilla hasta la muerte en Cruz, Él es el Hijo de
Dios, que viene a traernos a todos la salvación. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (50,4-7)

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido


una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche
como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché
atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que
mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor
me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como
pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios R/. Te alabamos, Señor


25
SALMO RESPONSORIAL

Sal 21,8-9.17-18a.19-20.23-24

R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí, hacen visajes,


menean la cabeza: «Acudió al Señor,
que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.» R/.

Me acorrala una jauría de mastines,


me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R/.

Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.

Contaré tu fama a mis hermanos,


en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R/.
SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11)

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de


Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso
Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra,
en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.

Palabra de Dios R/. Te alabamos, Señor

EVANGELIO
Indicaciones para la lectura dialogada: Las siglas que designan a lo diversos
interlocutores son las siguientes + Jesús; S= Otros personajes C= Cronista.

El sacerdote en la lectura de la pasión no proclama el saludo: El Señor esté con


ustedes, sino que lee Pasión de nuestro Señor Jesucristo… tampoco se signa el libro
ni presentan el incensario y los ciriales.

Pasión De Nuestro Señor Jesucristo Según San Mateo 26, 14-27, 66

C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los
sumos sacerdotes y les propuso:
S. -«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba
buscando ocasión propicia para entregarlo.
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le
preguntaron:
26 S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ -«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento
está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la
Pascua.
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ -«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -«¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+ -«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El
Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar
al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. »
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. -«¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ -«Tú lo has dicho.»
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo
dio a sus discípulos, diciendo:
+ -«Tomad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo: 27
+ -«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada
por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del
fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino
de mi Padre. »
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
C. Entonces Jesús les dijo:
+ -«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré
al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré
antes que vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. -«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ -«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres
veces. »
C . Pedro le replicó:
S. -«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C . Y lo mismo decían los demás discípulos.
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ -«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse
y a angustiarse.
Entonces dijo:
+ -«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se
haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
+ -«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer
en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu
voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos
cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas
palabras.
Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ -«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos!
Ya está cerca el que me entrega.»
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce,
acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los
sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta
contraseña:
S. -«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. -«¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ -«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de
los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó
la oreja al criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:
+ -«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que
no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce
legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice
que esto tiene que pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
28 + -«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A
diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas.
En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
C. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo
sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo
seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se
sentó con los criados para ver en qué paraba aquello.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio
contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los
muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos,
que dijeron:
S. -«Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres
días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. -«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan
contra ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. -«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de
Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ -«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del 29
hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las
nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír
la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. -«Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon,
diciendo:
S. -«Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. -«También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -«No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. -«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de
Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo
afuera, lloró amargamente.
Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se
reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo
llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió
remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos
sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. -«He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.»
C. Pero ellos dijeron:
S. -«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los
sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de
sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para
cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de
Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta:
«Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado,
según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero,
como me lo había ordenado el Señor.»
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ -«Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no
contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy
extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente
quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la
gente acudió, les dijo Pilato:
S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el
Mesías? »
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba
30 sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando
con él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que
pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:
S. -«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. -«A Barrabás. »
C . Pilato les preguntó:
S. -«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. -«Que lo crucifiquen.»
C. Pilato insistió:
S. -«Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -«¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando
un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud,
diciendo:
S. -«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó: 31
S. -«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó
para que lo crucificaran.
Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron
alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto
de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la
cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la
rodilla, se burlaban de él, diciendo:
S. -«¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza.
Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron
a crucificar.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron
a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere
decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó,
pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa,
echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza
colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos».
Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. -«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti
mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban
también, diciendo:
S. -«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que
baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo
quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella
región. A media tarde, Jesús gritó:
+ -«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:
+ -«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -«A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en
vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber.
Los demás decían:
S. -«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra


tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de
santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de
las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y
lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían
seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena
y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra
tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de
santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de
las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y
32 lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían
seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena
y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era
también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de
Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de
Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que
se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del
sepulcro y se marchó.
María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del
sepulcro.
C. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en
grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. -«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida,
anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el
sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el
cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última
impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó: 33
S. -«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis.
»
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia
del sepulcro.

Palabra del Señor R/. Gloria a ti, Señor Jesús

HOMILIA

Monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez


Obispo Diócesis San José del Guaviare

El Evangelio de hoy narra acontecimientos dolorosos con descarnado


dramatismo: miedo, traición, negación, abandono, insultos, infamias,
calumnias, injusticia, bofetadas, azotes, espinas, condena, crucifixión,
muerte, sepultura, soledad. Todo en el breve lapso de las tres de la tarde de
un jueves a las tres de la tarde de un viernes.

Y en muchos surge una pregunta que va y viene, a veces sin respuesta


satisfactoria: ¿era necesario tanto dolor para salvar a la humanidad?

El don más maravilloso que nos hizo Jesucristo, haciendo eco a las
iniciativas de su Padre Dios, fue querer compartir nuestra naturaleza
humana con todo lo que eso significa. La encarnación de Cristo asumió lo
más gratificante del ser humano: El amor de la familia, la inocencia y
despreocupación de la infancia, el sorprendente camino del aprendizaje, el
vigor de la juventud, el grandioso tesoro de los amigos, la euforia relajante
de la fiesta, la noble satisfacción del trabajo, la trascendente capacidad de
abrirse al otro y a Dios. Los evangelios nos dicen que Jesucristo vivió a
plenitud toda la positividad de lo propiamente humano.

Pero junto con ello asumió también las fatigas de lo auténticamente


humano; aún más, quiso solidarizarse con los que sufren hasta el extremo.
Así, si alguno ha sido desplazado por las violencias de los hombres, puede
sentir que Jesús el Cristo se solidarizó con él, pues desplazado fue hacia
Egipto en su más tierna infancia huyendo de Herodes; Si alguno se siente
tocado por la pobreza y la carencia material puede encontrar en él al hombre
del humilde pesebre, al que trabajó con sus manos para ganar el pan; el
incomprendido encuentra en él la solidaridad, pues algunos, incluso
familiares suyos creían que estaba loco; si alguno ha probado la traición de
los amigos, también él; si alguno ha sido torturado, también él. Él murió
como los peores. Fue tratado como maldito, aunque no encontraron en él,
ni engaño ni pecado.

Si Jesús nos hubiera redimido desde la comodidad de una vida sin


sufrimiento, muchos no podrían verlo como el que ha asumido toda la
dureza de la existencia humana. Lo que hoy nos invita a contemplar el
evangelio es una solidaridad llevada al extremo.

Pero hay un detalle hermoso: el relato de la pasión está precedido por el


relato de la última cena. Es justamente ese acontecimiento el que le quita a
los acontecimientos trágicos de hoy su connotación de tortura y asesinato
para convertirlos en ofrenda por amor. El Señor se adelanta a la
consumación de su vida y hace del pan, sacramento de su cuerpo
destrozado y del vino sacramento de su sangre derramada. Es, pues una
ofrenda por amor. Cristo se ha solidarizado hasta el extremo y en su corazón
no hay odio por el mal sufrido, con su actitud ha clausurado la venganza,
apagado el odio, triunfado sobre el mal y vencido al maligno.

34
Se dice Credo

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,


Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén

ORACIÓN UNIVERSAL

Hermanos y hermanas: Como verdaderos discípulos, seguimos a Cristo, que


entra en Jerusalén para subir a la Cruz. Invoquemos a Dios Padre
Misericordioso, pidiendo por la salvación de todos los hombres, digamos: 35
R/ Por la Pasión de tu Hijo, escúchanos, Señor.

1. Supliquemos para la Iglesia Católica, para el Papa Francisco, para los


sacerdotes, religiosos y laicos el firme propósito de celebrar y vivir esta
Semana Santa en ambiente propicio de oración, conversión y reconciliación.

2. Supliquemos para los gobernantes y para las naciones del mundo,


especialmente para Colombia, la constancia en la búsqueda de la paz, y la
determinación en la ayuda a los más necesitados.

3. Supliquemos para las familias, para los docentes, para los jóvenes y los
niños, para los trabajadores y jefes, la posibilidad de encontrarse con Dios
y consigo mismos en estos días de gracia y de descanso.

4. Supliquemos para nuestra comunidad N.N, la gracia de celebrar esta


Semana Santa en la experiencia de fe como discípulos-misioneros no solo
de los momentos litúrgicos y de piedad popular, más aún, en lo cotidiano de
estos días.

5. Supliquemos para nosotros, partícipes de esta celebración, la constancia


para avanzar decididamente a los momentos de ofrecimiento y de dolor, de
tal forma que alcancemos también la luz en la renovación de vida.

Escucha Padre, la oración de tu pueblo, que celebra la pasión de tu Hijo; haz


que, después de haberlo aclamado en el día de la alegría, sepamos seguirlo
con la fidelidad del amor en la oscura, pero vivificadora, hora de la cruz. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA

COMENTARIO

Al empezar nuestra Semana Santa, presentamos al Señor nuestra oración y


disposición para seguir con radicalidad los pasos del Señor, como sus
discípulos-misioneros queremos avanzar decididamente.

Oración Sobre Las Ofrendas

P or la pasión gloriosa de tu Unigénito llegue pronto, Señor, a nosotros


tu perdón; y, aunque nuestras obras no lo merezcan que la
mediación de este sacrificio único nos haga recibir tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión.
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

COMENTARIO

El misterio central de nuestra fe, es la muerte y resurrección del Señor,


misterio presente en el don de la Eucaristía. Recibámosle en la comunión
con los hermanos que nos rodean, con quienes avanzaremos en esta
experiencia pascual.

Oración después de la comunión

A limentados con este santo sacrificio, te pedimos suplicantes, Señor,


que, así como por la muerte de tu Hijo fortaleciste en nosotros la
esperanza de obtener cuanto la fe nos promete, nos concedas, por su
resurrección, la plena posesión de la gloria que anhelamos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
36
Oración sobre el pueblo

M ira, Señor, con bondad esta familia tuya, por la cual nuestro Señor
Jesucristo no dudó en entregarse a sus verdugos y padecer el
tormento de la cruz. Que Vive y reina por los siglos de los siglos.
37

Lunes Santo
PARA TENER EN CUENTA EN ESTE DÍA

Es llamado “Lunes de Autoridad” porque Jesús manifiesta ante el pueblo y


la naturaleza su poderío. Primero, realiza la purificación del templo
expulsando a los mercaderes y dejando muy claro: “Mi casa, casa de oración
será llamada” También muestra su poder sobre la naturaleza al maldecir la
higuera que no da fruto.

COMENTARIO DE ENTRADA

En la casa de Betania el Maestro nos regalará una lección de misericordia y


de paz. En nuestra celebración de hoy dejemos que el Señor llene nuestro
corazón de esperanza y nos disponga para vivir con alegría y esperanza el
misterio pascual que se acerca.

Oración Colecta

T e rogamos, Dios todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de


nuestra debilidad, nos recuperemos gracias a la pasión de tu Hijo
Unigénito. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén

COMENTARIO A LAS LECTURAS

Con la voz del profeta y con la luz del salmista, dejemos que el Señor nos
hable al corazón y nos recuerde que su entrega amorosa es la salvación y la
alegría de los que le aman.

PRIMERA LECTURA
38 Lectura del libro de Isaías (42,1-7)

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He


puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará,
no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la
mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No
vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley
esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra
con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes
caminan por ella:

«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e


hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos
de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que
habitan en tinieblas».

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Sal 26,1.2.3.13-14 39
R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación


¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mí vida,
¿quién me hará temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados


para devorar mi carne, ellos,
enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

Si un ejército acampa contra mí,


mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor


en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11)

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a
quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena;
Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María
tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús
los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia
del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para


dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón;
y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres


los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo


por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre
los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos


judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús

HOMILIA

Pbro. José Alexander Henao Buitrago

Isaías proclama: "Mirad a mi siervo, a quien yo sostengo, mi elegido en quien


me complazco”. En este texto, Jesús es identificado con la figura del Siervo
de Yahvé, el enviado de Padre, y el ungido por el Espíritu Santo, que viene
a cumplir la justicia de Dios, pero no a través del dominio, del poder, o de
40 la autoridad, sino a través de la humildad y el servicio.

El camino que Jesús recorrerá, nada tiene que ver con el triunfo político; su
victoria sobre el pecado y la muerte la alcanzará donando su Vida en la cruz
para que todos vivan; su Muerte, será como el grano de trigo enterrado, que
dará frutos de vida abundante para los hombres y mujeres de todos los
tiempos que crea el Él. Esa es la vocación del Siervo de Yahvé: Jesús, según
los planes de Dios.
Dios en su infinito amor ha pensado nuestra vida al modo Jesús (Rm 8,29),
y quiere que esta vocación también sea según los planes de Dios. Al ser
ungidos por el Espíritu Santo en el Bautismo, también somos los hijos de
Dios por adopción, participes de la Muerte y Resurrección del Redentor (Rm
6,3-4), y estamos llamados a ser como Jesús Siervo, Manso y humilde. Dice
San Juan Pablo II, así como “la mansedumbre y la humildad encubren en
cierto sentido, toda la riqueza del Corazón del Redentor, esa mansedumbre y
humildad, viviéndola nosotros, lo desvelan plenamente; y nos permite
conocerlo y aceptarlo mejor”.

Dar la vida en el servicio a los hermanos, viviendo la humidad y la


mansedumbre, esa es la tarea que nos corresponde como imitadores de 41
Cristo, quién al dar la vida por el Reino de Dios, nos enseña que también
nosotros debemos darla por la construcción de un mundo mejor en el reine
los valores cristianos, se promueva la justicia y la verdad, y todos seamos
luz de las naciones con nuestro testimonio de vida para que muchos sigan
nuestro ejemplo y amen a Dios.

En esa tarea de testimoniar la fe, debemos abrir muchas veces nuestra boca
para proclamar con alegría la buena nueva de Dios a todos los hermanos, y
en algunas circunstancias ser como ese Siervo que enmudece,
principalmente cuando se quiere evitar discusiones, cuando no se quiere
herir a nadie con las malas palabras, ni incitarlo a la violencia y a la guerra,
para poder ser constructores de paz. Ese ejemplo nos la da el Siervo de Dios
camino al calvario: no grita, no clama, ni vocifera por las calles, pero su
silencio habla más que miles de palabras, su presencia sufriente nos
devuelve la amistad con Dios y toca el corazón de los no creyentes e
indiferentes, su testimonio es realmente fecundo. Jesús nos enseña que,
aunque hablar de Dios es importante, esto no significa nada sino va
acompañado del testimonio de vida.

Dar la Vida por la vida como Jesús, significa no escatimar recursos ni


fuerzas para defender la vida y la dignidad de las personas en especial de
los más frágiles e inocentes. En esta Semana Santa precisamente
celebraremos como la Persona más hermosa y valiosa, nuestro Señor
Jesucristo en la manifestación más grande del amor (Jn 3,16), muere por
sálvanos, para que reconozcamos que importantes y valiosos somos para
Dios. Nosotros al reconocer el don Sagrado de la vida, y la dignidad de la
Persona que es Imagen de Dios, y que ha sido comprada con la Sangre de
Cristo, debemos rechazar toda realidad que atente en contra de la vida,
como lo es el aborto, la eutanasia, el homicidio… y no se trata solamente de
reconocer la vida como un don sagrado de Dios, sino que hay que vivirla
siempre en la presencia y según el proyecto de Dios manifestado en su
Palabra, para que se pueda decir realmente que la estamos viviendo bien y
dignamente.

Así como Dios en su infinito amor nos ha ofrecido lo mejor para salvarnos,
su Hijo único, también nosotros estamos llamados a ofrecer lo mejor de
nuestra vida a Dios. Ese ejemplo lo recibimos de María la hermana de
Lázaro, que a los pies de Jesús reconoce su divinidad y le ofrece la mejor
fragancia. Ese ofrecimiento de nosotros a Dios como un perfume fino y caro,
es nuestra propia vida vivida según Dios; son también todas las oraciones
hechas con fe, las obras de Caridad, las buenas intenciones… y una Semana
Santa bien celebrada en la Gracia de Dios como Él nos lo pide.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Presidente:

Hermanos a Dios el Señor, elevemos nuestras suplicas confiadas y


digámosle con fe:

R/ Tú que eres nuestra vida, escúchanos Señor.

• Por la Iglesia, para que a tiempo y a destiempo vaya por todos los rincones
del mundo anunciando el Evangelio, y que por su testimonio, sean muchos
los que en Cristo descubran la luz y la salvación.

• Por todas las Naciones de la tierra, para que meditando en Cristo, el


Ungido, se instaure sin límite alguno, la justicia que Él ha anunciado y por
la cual ha dado su vida.

• Por quienes sufren a causa de la pobreza, para que a través de nuestra


42 generosidad, descubran la providencia divina que no les abandona.

• Por nosotros, para que como fieles discípulos, nos pongamos a los pies del
Maestro tratando de asemejar nuestra vida a la suya, llorando nuestras
culpas y mostrándonos arrepentidos de habernos alejado de su
misericordia.

Presidente: Padre misericordioso acoge las suplicas que te hemos dirigido


con fe; míranos con benevolencia y permítenos en todo cumplir tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén
Oración sobre las ofrendas

M ira con bondad, Señor, los sagrados misterios que celebramos; y, ya


que en tu misericordia los estableciste para perdón de nuestros
pecados, haz que produzcan en nosotros frutos de vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén

Oración después de la comunión

V isita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes


has santificado por estos misterios, para que recibamos de tu
misericordia, y conservemos con tu protección, los auxilios para
nuestra eterna salvación. R/ Amén

MONICIÓN FINAL
43
Hoy se nos ha mostrado a Cristo como el fiel servidor del Padre, y por quien
nos vino la salvación, por Él damos gracias a Dios. Salgamos con el
compromiso de llevar con alegría el mensaje de salvación a nuestros
hermanos.

Oración sobre el pueblo

M
anifiesta, Señor, tu protección a los humildes a los humildes y, en
tu misericordia, defiende a quienes confían en Ti, para que lleguen
a las fiestas pascuales no sólo por medio de la observancia corporal,
sino, lo que es más importante, por la pureza de espíritu. Por
Jesucristo nuestro Señor.

R/ Amén
44
45

Martes Santo
PARA TENER EN CUENTA EN ESTE DÍA

Es llamado “martes de controversia,” porque Jesús se enfrenta con los


líderes religiosos de su tiempo. Primero con los sacerdotes y ancianos que
cuestionan su autoridad para predicar y hacer milagros. Y luego con los
fariseos, quienes le preguntan sobre el tributo y Él responde mostrando una
moneda: “Dad, pues al César lo que es del César; y a Dios lo que es de Dios”.

MONICIÓN INICIAL

Hoy contemplamos a Jesús sufriente, pero a la vez misericordioso, que no


escatima decir la verdad, pero tampoco por ello se escapa de su realidad;
muchas veces nosotros hemos sido como Pedro, un hombre lleno de miedo
y cobarde para anunciar la verdad, pero a la vez experimentamos a un Dios
que no nos entrega en manos de nuestros enemigos y que nos llama al
arrepentimiento para que alcancemos la vida eterna. El mismo Señor de la
vida nos llama hoy a no creernos convertidos por completo, para que así
alcancemos su benevolencia; con fe celebremos esta fiesta del perdón y de
la gracia.
Oración Colecta

C oncédenos, Dios todopoderoso y eterno, realizar de tal manera los


misterios de la pasión del Señor, que podamos alcanzar tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén

COMENTARIO A LAS LECTURAS

Así como el Señor no juzgó a quien le iba a traicionar, sino que por el
contrario hasta el último momento le ofreció su amor, nosotros hagamos lo
46 mismo con los hermanos. Escuchemos la Palabra divina que el Señor nos
regala en este día.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (49,1-6)

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el


vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo
de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me
hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: - «Tú eres mi siervo,
Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis
fuerzas». En realidad, el Señor defendía mi causa, mi recompensa la
custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre
como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a
Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:

«Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de
vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que
mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
47
R/. Mi boca contará tu salvación, Señor
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza


y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu justicia,


y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38)

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en


su espíritu y dio testimonio diciendo: «En verdad, en verdad os digo: uno
de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el
seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo
decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién


es?». Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del
pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas hacer, hazlo
pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba


la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario
para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es
glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros
no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le
respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más
tarde».

Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por
ti». Jesús le contestó: «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad
te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús

HOMILÍA

Pbro. César Augusto Agudelo Peña

48 UNA ENTREGA QUE DA GLORIA

Una de las grandes incoherencias de la vida, es que el mismo Jesús sabía


con antelación, quien lo entregaría a sus verdugos, INGRATA TRAICIÓN.

Reunido en la mesa en la última cena con sus discípulos, Jesús les dice: “yo
les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”.

La palabra entregar significa, pasar a… donar a…: para bien o para mal,
uno puede pasar o entregar algo a alguien para que disfrute y se divierta.
En el caso con Jesús era para el sufrimiento, pero Jesús lo convierte en una
gloria al Padre celestial; a Judas le da ganancia (¿cuánto me dan y se los
entrego?). Mc 4, 10-11

Padre, ahora vas a ser glorificado, tú me glorificaras a mí. Jn 13, 31-32.

Jesús en la Última Cena siente una gran nostalgia y expresa conmovido:


“uno de ustedes me va a entregar”. Jn 13. 21 todos se preguntaban
¿Quién sería? Ya que Jesús les había dado una pista, al que le dé un pedazo
de pan mojado, ese es. Jn 13, 26-27.

Dice el Evangelio que era la hora de las tinieblas, ya era de noche, gran
oportunidad para el maligno, el demonio aprovecha la oscuridad. “El día es
para el bien y la noche para el mal”, dice San Juan de Dios.

Para Jesús toda ocasión puede ser propicia para dar gloria al Padre celestial,
49
no importan las circunstancias, pero va a ser la voluntad del Padre. Ya lo
hemos oído decir: “Padre, pasa de mi este cáliz, y no se haga mi voluntad,
sino la vuestra” Mc 14. 35-36.

Va a ser entregado, irá a la muerte, y una muerte de cruz; en el sacrificio


también se da gloria a Dios, y se hace su voluntad. Jesús sabe muy bien
que, en esta entrega de Judas, por unas monedas, la comunidad va a ganar,
el Padre será glorificado y Él también.

El consejo de Jesús es, no rechazar toda entrega, y si es en la cruz diaria,


bienvenida, a sabiendas que damos gloria al Padre celestial y podemos
resucitar a la gloria del Padre, Él que será levantado en alto, y atraerá a
todos hacia Él.

ORACIÓN DE FIELES

Hermanos a Dios el Señor que conoce lo que hay en nuestra mente y en


nuestros corazones, dirijámosle con confianza nuestras suplicas y
digámosle:

R/ Dios de bondad, Escucha nuestra oración

• Por los ministros de la Iglesia, para que permanezcan siempre fieles a la


vocación recibida y nada ni nadie pueda separarlos del Maestro que con
infinito amor les ha llamado para estar con Él.

• Por quienes tienen el encargo de gobernar las naciones de la tierra, para


que lo hagan con total honestidad y transparencia y nunca pongan sus
propios intereses por encima de los intereses colectivos.
• Por quienes sufren a causa de las injusticias, para que sepan poner su
confianza en el Señor que no defrauda, y esperando siempre en Él, se
sientan libres de las manos perversas.

• Por nosotros, para que permanezcamos siempre fieles al Señor, y con


nuestra mirada fija en Él, no demos cabida a la avaricia, a las ansias de
poder, de tener o de placer, ni a nada que pueda alejarnos de su amor y su
bondad.

Presidente

Señor, roca y refugio en quien tenemos puesta toda esperanza, atiende estas
suplicas y las que puedan en lo profundo de nuestro corazón. Tú que vives
y reinas, por los siglos de los siglos. R/ Amén.

Oración sobre las ofrendas

M ira con bondad, Señor, las ofrendas de tu familia, y ya que la haces


participe en los oficios sagrados, concédele alcanzar su plenitud. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/
Amén.

Oración después de la comunión

A limentados por estos dones de salvación, suplicamos, Señor, tu


misericordia, para que éste Sacramento que nos nutre en nuestra
vida temporal nos haga partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo
nuestro Señor. R/ Amén.

MONICIÓN FINAL

Te damos gracias Padre porque siempre nos llamas al arrepentimiento y no


nos abandonas a pesar de nuestra inconstancia, permite que esta Eucaristía
50 sea alimento que nos haga crecer en el amor a Ti y a nuestros hermanos y
que con ella alcancemos frutos de redención.

Oración sobre el pueblo

Q ue tu misericordia, Señor, purifique de toda insidia del pecado y


haga capaz de una santa renovación al pueblo de tu propiedad. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.
51

Miércoles santo
PARA TENER EN CUENTA EN ESTE DÍA

La Iglesia Católica se reserva para este día un momento de penitencia, en


las vísperas de Pasión de Jesús, es día que nos preparamos con mayor
interés para vivir mejor los días del Triduo Pascual.

MONICIÓN INICIAL

“El momento está cerca”, la Cuaresma va expirando y en pocas horas nos


adentraremos en la meditación del martirio de Cristo; sintámonos
protagonistas de esta historia en la que el amor se entrega al dolor y al
sufrimiento para regalarnos a nosotros, los amados, redención y salvación.
Que este santo Sacrificio disponga nuestros corazones para vivir con fervor
el paso de la muerte a la vida.

Oración colecta

O h Dios, que quisiste que tu Hijo muriera por nosotros en el patíbulo


de la cruz, para librarnos del poder del enemigo: concede a tus siervos
alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos. R/. Amén

COMENTARIO A LAS LECTURAS

Con la visión de Isaías del siervo doliente, la Palabra nos mostrará la


fidelidad de aquel que se desprende de sí en el amor de Dios. Escuchemos
atentos y aceptemos esta invitación de ser fieles hasta lo último al amor que
Dios nos brinda.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (50,4-9a)


52
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido
una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche
como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi
barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién
pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí?
Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Sal 68,8-10.21-22.31.33-34

R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

Por ti he aguantado afrentas,


la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre; 53
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.


Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. R/.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,


proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26,14-25)

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos
sacerdotes y les propuso: « ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba


buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le


preguntaron: « ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi
momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos."» Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y
prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.

Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso,


Señor?»

Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a


entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que
va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús

HOMILIA

Pbro. Carlos Antonio Villamarín Valencia

La vida ejemplar de Jesucristo nos pone de manifiesto el reinado de Dios en


nuestras vidas, Él siendo Dios no tuvo prejuicios para acercarse al que lo
buscaba y lo necesitaba, Él aun sabiendo las intenciones de cada uno de
sus discípulos; de aquellos que había llamado tres años atrás y con los
cuales compartió su tiempo; les habló del Reino de Dios y para no
maltratarlos les enseñaba por medio de parábolas, de esta manera ellos
sacaban las enseñanzas para sus vidas.

Jesucristo nunca tuvo secretos con ellos pues los llamaba amigos y es que
54 es a los amigos a quienes se les confían los sentimientos y planes que cada
persona tiene para su vida, pero aquel a quien se le confía nuestros sueños
tiene la decisión en sus manos de saber valorar o no la confianza brindada.
Nosotros a diferencia de Dios no tenemos la capacidad para saber lo que el
otro piensa de nosotros y en ocasiones sin saberlo ya estamos cuestionando
su forma de obrar y es precisamente aquí en donde Jesús nos da una gran
lección, pues en vez de hacer un escándalo y ventilar las intenciones de
Judas, habla con palabras dulces, certeras y que a su vez causan confusión
entre los doce, es en ese momento en donde Judas; del que Jesús siempre
esperó un cambio aun sabiendo que durante los tres años no mostró
intención de hacer vida el Reino de Dios; pues el vivir donándose a los demás
no era su intención y como todos tenemos una debilidad, en este caso la de
él era el dinero y es de esto precisamente de lo que se vale nuestro enemigo,
de nuestras debilidades para hacernos vulnerables y que caigamos en
pecado y en el abismo de la soledad y del sin sabor de la vida.

Es por eso que Jesús al verlo tan tranquilo, que se le daba igual la
advertencia que Él hacia sobre que uno de ellos lo iba a entregar, decide
contestar la pregunta que él le hace «¿Soy yo acaso, Maestro?» «Tú lo has
dicho.» Cuántas veces vamos por la vida como los otros once que no se
dieron cuenta del momento en que Judas mojó el pan en la misma fuente
de Jesús, en cuántas ocasiones vamos por la vida sin darnos cuenta a
quienes hacemos daño o lo que es peor, confiamos de forma exagerada en 55
las personas olvidando que en el único que debemos depositar nuestra plena
confianza es Dios.

Pero este mensaje de hoy miércoles Santo nos debe llevar a descubrirnos
como hombres y mujeres débiles, que necesitamos de la mano de Dios para
soportar las afrentas de la vida así como lo hizo Jesús pues aun sabiendo
que iba a tener una muerte de Cruz, que lo que hablaba molestaba a otros,
nunca se calló y siempre desde el amor enseñaba, ¿por qué nos es tan difícil
ponernos en los zapatos del otro? Sencillo, porque creemos que la vida que
nos tocó es muy dura y que al otro le tocó fácil y olvidamos que todos
estamos en el mismo terreno, con las mismas condiciones, oportunidades y
tribulaciones; la diferencia radica en aceptar y esperar todo desde la fe,
desde esa misma fe que tuvo Jesús al entregar su vida, por ti y por mí y así
salvarnos de la muerte eterna, es por ello que la invitación de hoy es a
tenernos más paciencia los unos con los otros, a no juzgar al otro sin
conocerlo porque ¿quién puede decir que Judas es malo?, el que lo piense
puede equivocarse pues Dios cuando nos creó vio que todo era bueno, le
pasó a Judas lo mismo que nos puede pasar a nosotros sino no nos volvemos
cada día más conscientes de la forma en la que estamos llevando nuestras
vidas.

La vida es para vivirla en plena conciencia y esto solo se logra con la efusión
del Espíritu Santo y con nuestra recta intención de ser cada vez mejores
personas, más humanas y sensibles frente a la realidad del otro.

El dinero y el poder, a Judas lo hicieron traición. No lo olvidemos nosotros


tampoco: el afán desmedido por el dinero, por el tener con avaricia, el gozar
materialmente sin límites, el prestigio de marcas en el vestir, los viajes
exóticos para ver y ver sin nada contemplar, el deseo desmedido de vivencias
de lujo y de marcas de carros, me pueden hacer traición, y quedarme como
un despojo de un mundo despiadado, sin amistad; la verdadera, claro; y ver
cómo me quedo solo, marginado, olvidado, cuando mi situación es adversa.
Por el contrario, al amigo, al amor lo encontraremos escondido en el
alimento de pan y de vino, en la Eucaristía siempre que la celebramos.

Que al encontrarle le digamos, como amigos, que todo lo dan, sin nada
esperar, que esa es la esencia de la amistad: “No me tienes que dar porque
te quiera, pues, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero,
te quisiera”. Y que lleguemos a aquellos sentimientos de San Juan de la
Cruz, al descubrir nosotros, con más profundidad, en esta semana santa,
su amor, con el que nos ha amado, hasta morir, y su amistad, que nos ha
ofrecido, dejándonos un poco heridos de este amor de amistad.

ORACIÓN DE FIELES

Elevemos, hermanos, nuestras suplicas confiadas, al Padre celestial, que


anima siempre nuestros pasos hacia el conocimiento de la verdad de su
amor y digámosle:

R/ Escucha, Señor, nuestras suplicas.

• Por la Iglesia, que Pastores y fieles sepan transmitir con amor y alegría el
amor de Dios, manifestado en Cristo, traicionado, entregado y martirizado
para nuestra salvación.

• Por las autoridades de las Naciones, para que legislen siempre buscando
la protección de la Vida y rechacen siempre cualquier manifestación de
violencia, intolerancia y discriminación.

• Por quienes están condenados a muerte a causa de las drogas, el alcohol,


los malos vicios y la violencia, para que encuentren en la mano tendida de
56 los hermanos, a Cristo que les quiere arrebatar del poder de la muerte.

• Por nosotros, que delante de Cristo confrontemos nuestras vidas, con


humildad reconozcamos lo que nos aleja de Él y seamos capaces de volver
a su amor incondicional.

Presidente:

Atiende justo Padre, las súplicas que tu pueblo, confiado en tu misericordia,


eleva en los momentos previos a las celebraciones pascuales. Por Jesucristo
Nuestro Señor. R/ Amén.
Oración sobre las ofrendas

A cepta, Señor, esta ofrenda; y, por los frutos de la compasión, dígnate


concedernos alcanzar cuanto celebramos en el misterio de la pasión
de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R/ Amén

Oración después de la comunión

C oncédenos, Dios omnipotente, crecer y sentir profundamente que, por


la muerte temporal de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios,
Tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén

MONICIÓN FINAL 57
Se acerca el momento definitivo de la entrega redentora de Nuestro Señor, y
todo va tomando su cauce hacia el hecho salvador de la cruz que estamos
próximos a celebrar. Isaías nos presentaba un trozo más de su visión del
siervo doliente, el cual nos invita a mantener la confianza en la fuerza que
nos viene de Dios, y a no dejarnos vencer por los golpes y la rudeza de las
dificultades, tal como lo hace el Señor Jesús, que sabiendo lo que estaba
próximo a vivir, se mantuvo fiel a su misión y al amor del Padre, aceptando
con humildad su encargo redentor. Vayamos alegres de saber que Dios, por
medio de la pasión salvadora de Jesús, nos otorga el regalo de la vida eterna.

Oración sobre el pueblo

C oncede. Señor, a tus siervos frecuentar siempre los sacramentos


pascuales y esperar con vivo deseo los bienes futuros, para que
perseverando en los misterios de los que han renacido, sean
conducidos por ellos a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén
Misa de Oración por los Enfermos y
Entronizacion de los Santos Óleos
El Jueves Santo no existe en el misal un texto que se llame “misa de
enfermos”, y si acaso se va a ofrecer este sacramento, prefiérase celebrarlo
el martes o el miércoles, para que se de prelación al signo de la Comunión
llevada por el Sacerdote a cada enfermo.

LA SANTA MISA CRISMAL

La Santa Misa Crismal, presidida por el obispo en la catedral y concelebrada


con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el
Santo Crisma, de ahí el nombre de Misa Crismal. En ella también se
bendicen los santos óleos. La palabra crisma proviene de latín chrisma, que
significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son
ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación
y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones. Así pues,
el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo
Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro
bautismo, de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y
obispos.

El rito de la Misa Crismal incluye la renovación de las promesas sacerdotales


de todo el clero diocesano en las que junto al Obispo, los sacerdotes
renuevan aquellos compromisos que hicieron en el día de su ordenación
sacerdotal. En esta Santa Misa el pueblo ora por sus sacerdotes pidiendo la
fidelidad, la perseverancia y la santidad de los ministros consagrados.
Cuando concluye la celebración, los Santos Óleos se distribuyen a todos las
58 parroquias. Cada párroco lleva los Santos Óleos a su comunidad parroquial,
donde son recibidos solemnemente y colocados en un lugar especial. Todas
las parroquias tienen y comparten los mismos Santos Óleos que se
consagran en esta misa.

LOS SANTOS ÓLEOS

EL SANTO CRISMA, que es bendecido y consagrado por el obispo se utiliza


para el sacramento del bautismo. Con él son ungidos los nuevos bautizados
en la cabeza tras el baño del agua. También son signados en la frente los
que reciben la confirmación para significar la donación del Espíritu. En la
ordenación de presbíteros y obispos se ungen las manos de los presbíteros
y la cabeza de los obispos. Por último, con el crisma se ungen las paredes y
los altares en el rito de la consagración de iglesias.

Con el ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS se preparan y disponen para el


bautismo los mismos catecúmenos. Este óleo extiende el efecto de los
exorcismos, para que los bautizados reciban la fuerza para renunciar al
diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la
vida.

Con el ÓLEO DE LOS ENFERMOS, en el rito hoy llamado de Unción de 59


enfermos, éstos son aliviados en sus enfermedades. El óleo de los enfermos
remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan
soportar y vencer con fortaleza el mal, y conseguir el perdón de los pecados.
No sólo está indicado para los moribundos: también es aconsejable ungir a
los enfermos graves o ancianos ya muy deteriorados en su salud. Esto
implica que puede recibirse varias veces, si hay mejoría y posterior
agravamiento.
MONICIÓN INICIAL

El jueves pasado, nuestro Obispo, N.N y todos los sacerdotes de nuestra


Diócesis, junto con muchos fieles, celebraron la Eucaristía en la Catedral.
En esta celebración fueron bendecidos dos Óleos: el de los Enfermos, para
confortar a los cristianos que sufren a causa de sus dolencias, y el de los
Catecúmenos, que se utiliza en la celebración del Bautismo, para significar
el carácter de lucha que la vida cristiana tiene. También, se consagró el
Santo Crisma con el cual son ungidos los recién bautizados y los
confirmados, los sacerdotes y los obispos –el día de su ordenación- y las
iglesias y los altares, en su dedicación.

Hoy, nuestra comunidad parroquial acoge con alegría estos Óleos y lo hace
como signo de comunión y medio del que se sirve el Señor para realizar la
santificación de los hombres.

Oración Colecta

O h Dios, que quisiste que tu Hijo Unigénito soportara nuestras


debilidades para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y de
la paciencia humanas, escucha bondadoso las plegarias que te
dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan
sometidos a los dolores o a las penas de la enfermedad, la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que han sido llamados dichosos, y de saberse unidos
a la pasión del Cristo a favor de la redención del mundo. Por Nuestro Señor
Jesucristo R/. Amén.

PRIMERA LECTURA

Del libro de Isaías 61,1–3a. 6a.8b.-9

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha


60 enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los
corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los
prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del
desquite de nuestro Dios, para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión;
para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su
abatimiento en cánticos. Vosotros os llamaréis “Sacerdotes del Señor”, dirán
de vosotros: “Ministros de nuestro Dios.”
Les daré su salario fielmente y haré con ellos un pacto perpetuo. Su estirpe
será célebre entre las naciones, y su vástago entre los pueblos. Los que los
vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Sal 88, 21-22. 25 y 27

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente,
las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades; 61
porque dije: tu misericordia es un edificio eterno
más que el cielo haz afianzado tú fidelidad. R/.

Sellé una alianza con mi elegido,


jurando a David, mi siervo:
te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para toda las edades. R/.

Él me invocará: “tú eres mi Padre,


mi Dios, mi roca salvadora.”
Le mantendré eternamente mi favor
y mi alianza con él será estable. R/.

SEGUNDA LECTURA

Del libro del Apocalipsis 1,5–8

Gracia y paz a vosotros de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito


de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.

Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos
ha convertido en un reino y hecho sacerdote de Dios, su Padre. A Él la gloria
y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo
atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa.
Sí. Amén. Dice el Señor Dios: “Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que
era y el que viene, el Todopoderoso.”

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 16-21

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de


costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron
el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba
escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción.
Él me envió a llevar la Buena Noticia los pobres, a anunciar la liberación a
los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y
proclamar un año de gracia del Señor.

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga


tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido
este pasaje de la Escritura que acaban de oír.»

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús

HOMILIA

La vida sacramental de los bautizados hoy ha sido permeada por la


mentalidad posmoderna y se ha banalizado el sacramento con el uso de
signos superficiales que rayan muchas con la simple emocionalidad o
superstición del pensamiento débil. La liturgia de este día debe favorecer
una experiencia profunda del misterio pascual de Jesucristo como
acontecimiento del amor misericordioso y trascendente del don de Dios.
62
El don sacramental es su gracia, su amor misericordioso que se entrega
para nuestra salud, sanación, liberación y salvación de nuestra condición
de hijos de Dios.

Este maravilloso don de su unción actúa hoy en nosotros por la acción del
Espíritu Santo en nuestras vidas. Jesucristo sacramento primordial del
Padre, hace presente su amor misericordioso con el “óleo de la Alegría”, que
es el Espíritu Santo en cada uno de los siete sacramentos que acontecen en
la Iglesia, sacramento universal de salvación, que actualiza el fruto de la
redención.
Jesucristo es el Ungido del Padre que cumple la profecía de Isaías. Cuando
Jesús toma el rollo y lee realiza un gesto sacramental que realiza lo que
celebra. En Jesús se cumple la profecía. Él se manifiesta como el Mesías
que ha venido comunicar el Evangelio de la Alegría con palabras y gestos de
esperanza, sanación y liberación para los sufridos, los pobres, los
desheredados, los nadie, los últimos. Los que sufren en todas las
dimensiones de la persona humana.

El Ungido de Dios ha sido enviado a llevar consolación y salvación integral


a los destinatarios del evangelio los pobres, los excluidos, los marginados y
todos los que se reconocen necesitados de la riqueza del don de Dios, a pesar
de que sólo posean bienes materiales.

Nosotros los que hemos decidido aceptar la unción del Espíritu por la
63
alabanza de la pasión muerte y resurrección de Jesús somos ahora
discípulos y misioneros para prolongar la misión pastoral de dicha unción.

Nuestro ministerio es comunicar esa alegría del evangelio mediante las


obras de misericordia como buen olor de todo cristiano.

ENTRONIZACIÓN DE LOS SANTOS ÓLEOS

Presidente

Antes de traer las ofrendas del pan y el vino, que se transformarán el Cuerpo
y la Sangre de Cristo, presentaremos los santos Óleos, los aceites que fueron
bendecidos y consagrados por el obispo de nuestra Diócesis, N.N. Hemos
visto la obra maravillosa de Dios al participar en la Misa Crismal.

El señor Obispo nos entregó estos Óleos para nuestra comunidad, para que
ellos nos sigan transmitiendo la vida de Dios.

GUÍA: Presentamos el óleo de los enfermos. Este Óleo se utilizará para ungir
a los enfermos; que así obtendrán alivio a sus dolores, se perdonarán sus
pecados y se fortalecerá su fe.

SACERDOTE: Señor Dios, Padre de todo consuelo, que quisiste sanar las
dolencias de los enfermos por medio de su Hijo, escucha con amor la oración
de esta comunidad parroquial. Te damos gracias porque por la bendición de
nuestro Obispo derramaste tu Espíritu Santo sobre este óleo,
enriqueciéndolo con tu propia bendición. Escucha nuestra oración para que
cuántos sean ungidos con él sientan en su cuerpo y en su alma tu protección
y experimenten alivio.
GUÍA: El óleo de los catecúmenos se utilizará para ungir a los niños y a los
adultos en el Bautismo, impregnándolos de la fuerza de Dios para vencer el
mal que hay en nosotros.

SACERDOTE: Señor, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite
símbolo de vigor, te damos gracias al recibir en nuestra parroquia este Óleo
de los catecúmenos. Concede a cuantos sean ungidos con él en el Bautismo
vivir fieles a tu Hijo, gozar de la alegría y libertad de los hijos de Dios.

GUÍA: El Santo Crisma se utilizará para ungir al bautizado y así señalarlo


como verdadero hijo de Dios en el Bautismo y en la Confirmación. También
servirá para ungir al neo sacerdote y para consagrar un altar. Este Óleo está
compuesto de aceite de oliva y lleva además un bálsamo especial que le da
buen olor, el que nosotros debemos difundir con nuestro buen vivir.

SACERDOTE: Señor Dios, fuente de vida y autor de los sacramentos, al


recibir el Santo Crisma para nuestra parroquia, te damos gracias por la
unción que nos configura con Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, y nos
capacita para rendirte un culto agradable a tus ojos. Escucha nuestra
oración y concédenos que tu Iglesia crezca en la santidad y en el servicio.

PLEGARIA DE ACCIÓN DE GRACIAS

Agradecidos a Dios Padre, que es fuente de toda bendición, dirijamos a Él


nuestra oración confiada:

R/. Bendito seas por siempre, Señor.

•Te bendecimos Señor, por este Óleo de los catecúmenos que da fuerza y
vigor a todos los que se preparan para el Bautismo. R/

•Te bendecimos Señor, por este óleo de los enfermos por medio del cual
curas nuestros males. R/.

64 •Te bendecimos Señor, por el santo Crisma que nos recuerda el buen olor
de tu Hijo. R/.

•Te bendecimos Señor, por todos los que con él van a ser ungidos en los
sacramentos del Bautismo y de la Confirmación y que expresará la dignidad
que tienen. R/.

•Te bendecimos Señor, por quienes en la ordenación episcopal o presbiteral


van a ser ungidos con él, por haber sido asimilados a Cristo cabeza de la
Iglesia. R/.
Señor Padre de todos y fuente de todo bien. Tú cuidas de la tierra
enriqueciéndola sin medida y como padre providente te muestras con tus
hijos ya que confortas a los enfermos, fortaleces a los débiles y haces
participar al hombre, por medio de tu Hijo y mediante la efusión del Santo
Espíritu, del misterio de tu vida, concede a cuantos van a ser ungidos con
estos óleos santos ser siempre fieles a tu amor. Por Jesucristo Nuestro
Señor. R/. Amén.
(Se puede contemplar la posibilidad de ungir a los enfermos en este momento: no una
unción general como se presenta a veces (lo cual va en contra del profundo valor de
este sacramento), sino solo para aquellos que verdaderamente lo necesitan y que se
han preparado para ello, por medio de la oración y la penitencia).
65
Oración sobre las ofrendas

O h Dios, por cuya voluntad transcurren los momentos de nuestra vida,


recibe las súplicas y el sacrificio de quienes imploramos tu
misericordia por los hermanos que están enfermos y haz que nos
alegremos pronto por su salud puesto que sufrimos al verlos en
peligro. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

Oración después de la comunión

O h Dios, que en la debilidad humana nos manifiestas tu especial


protección, muestra a tus siervos enfermos el poder de tu auxilio,
para que aliviados por obra de tu misericordia, puedan volver sanos
y salvos a la santa Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

Bendición Solemne

V/. El Señor esté con ustedes R/. Y con tu Espíritu

Los bendiga Dios padre, los sane Dios Hijo y los ilumine Dios Espíritu Santo. R/. Amén

Que Él cuide su cuerpo y salve su alma. R/. Amén

Que ilumine su corazón y los lleve a la vida eterna. R/. Amén

Y a todos ustedes, los aquí presentes los bendiga Dios todopoderoso, Padre,
+ Hijo y Espíritu Santo R/. Amén
66
67

Jueves Santo
“En la Cena del Cordero y habiendo ya cenado, acabada la figura, comenzó
lo figurado. Pan y vino material en sus manos ha tomado y, en lugar de pan
y vino, cuerpo y sangre les ha dado.”

Liturgia de las Horas

“La Iglesia celebra los grandes misterios de nuestra redención en el “sacro


Triduo pascual”; en él se actualiza la pasión, muerte y resurrección del
Señor.” Misal Romano

LAS NORMAS SON MUY PRECISAS PARA ESTE DÍA:

Hay que ser muy fieles con la verdad de los signos. Por ello no se puede
consagrar cualquier pan o cualquier vino, sino las hostias y el vino
aprobados para la misa.

Como se indicará más adelante, está prohibido arreglar el altar como una
cena, colocando allí copas, panes, frutas y adornos que ni siquiera se
toleraban en la tradición hebrea. No se pueden poner copas con vino servido,
ni mucho menos repartirlas en la Iglesia ni en ese momento o después.

No se ha de olvidar que, por la veracidad del signo, para el lavatorio se


tendrán solo doce entre hombres y mujeres, mayores o niños

El Monumento ha de ser sobrio, sencillo. Está prohibido desde hace mucho


tiempo que parezca una cárcel. No se puede exponer el Santísimo
Sacramento la Custodia, es una reserva solemne, no una exposición
prolongada del Santísimo.

Atención a la seguridad del Santísimo sacramento, debe estar cerrado y


custodiado. En el Monumento debe haber siempre un sagrario con llave, no
simplemente un arreglo elegante. Debe expresarse de todos modos el
68 carácter de la Reserva.

LO QUE DEBE PREPARARSE

En un lugar seguro de la sacristía o en la casa cural ha de disponerse un


espacio con un sagrario con llave, bien asegurado, para guardar los copones
con la reserva del Santísimo Sacramento.

Para la santa misa:

• Ornamentos Blancos.

• El Misal Romano.
• El Leccionario.

• Incensario y naveta.

• Hostias suficientes para jueves y viernes, vino de consagrar.

• Los asientos para los doce apóstoles que participan en el Lavatorio,

• La jofaina y la jarra para el lavatorio con sus toallas.

• El Lavabo.

• Sería muy conveniente pedir a los que representan a los apóstoles, que
lleven sandalias, facilitando así el lavado.

• Para la Procesión al monumento: el Palio o dosel, estandarte eucarístico, 69


la capa pluvial blanca o al menos el Velo humeral.

Misa Vespertina de la Cena

MONICIÓN INICIAL

Hermanos y hermanas: En este momento damos inicio al Sagrado Triduo


Pascual, tres días que celebraremos como uno solo y en el que se nos
permite revivir un solo acontecimiento: el amor de Dios que en Jesucristo se
hace ofrenda para la salvación del mundo.

Celebrando la tarde santa en que Jesucristo se reunió con sus apóstoles


para celebrar la última cena, nos congregamos como Iglesia, nuevo Pueblo
de Dios, para cumplir el mandato de hacer en memoria suya, la cena de su
entrega y de su sacrificio.

Que esta Santa Misa en la Cena del Señor, nos anime a todos a seguir a
Cristo en sus actitudes de amor y de servicio pleno y generoso. Comencemos
alegremente esta Eucaristía.
Se dice GLORIA. Mientras se canta, hay repique de campanas: Al terminar, no se
volverán a tocar hasta el momento del Gloria en la Vigilia Pascual. En algunos
lugares donde se acostumbra, este es el momento para tocar la matraca.
Oración Colecta

A l congregarnos, Oh Dios, para celebrar esta sacratísima Cena, en la


cual tu Unigénito, cuando iba a entregarse a la muerte, encomendó
a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno y el banquete de su amor,
concédenos, te rogamos, que por la celebración de tan sagrado
misterio obtengamos la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén

MONICIÓN A LAS LECTURAS

El cordero sacrificado y la Pascua judía actualizaban la intervención


liberadora de Dios en favor de Israel. La Eucaristía, celebración de la muerte
y resurrección de Cristo, es para nosotros hoy el momento de compartir con
el Señor su entrega. Escuchemos atentamente su Palabra.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo (12.1-8.11-14)

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este


mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el
primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes
cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia
es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa,
hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta
terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo
matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel
de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a
70 fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así:
la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo
comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche
pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos,
de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo
soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando
vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando
yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él
celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»

Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL

Sal 115,12-13.15-16bc.17-18

R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

¿Cómo pagaré al Señor


todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Mucho le cuesta al Señor


la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
71
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,


invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios


(11,23-26)

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he


transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó
pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo,
que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo
con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza
sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la
muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios
EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de


pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en
el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había
metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús,
sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y
a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla,
se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los
discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»

Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo


comprenderás más tarde.»

Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»

Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»

Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la
cabeza.»

Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies,
porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no
todos.»

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les
dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el
Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el
Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos
72 a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis.»

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

HOMILIA
Pbro. Efrén Zuluaga Buitrago

Apreciados hermanos y hermanas, en este día grande para todos los


cristianos, le damos gracias a nuestro Señor por darnos estos tres regalos
divinos: su gran amor; la Eucaristía; y el sacerdocio ministerial. Son tres
regalos celestiales que están íntimamente conectados, y que nos dejó
nuestro Señor Jesucristo, tal como nos lo indica la Palabra de Dios que
acabamos de escuchar, veamos:

De acuerdo con el Evangelio de este día, Jesús, en la Última Cena, les


demostró a sus discípulos el gran amor que les tenía. Jesús, ya les venía
manifestado ese amor, pero, en esta ocasión, según el mismo evangelista,
los amó hasta el extremo, es decir, hasta el grado más elevado y sublime
con el que una persona puede llegar a amar a otra. Aquel amor con el que
Jesús ama a sus discípulos lo ha recibido de su Padre Celestial, es decir,
Jesús ama a sus discípulos con aquel mismo amor que ha conocido y
recibido en el interior de Dios; en este sentido hay que señalar que el amor
con el que Jesús ama a sus discípulos es un amor sobrenatural, no es un
amor de este mundo, aunque ciertamente se encarna en él. Por “amar hasta
73
el extremo” se puede entender, según el contexto de la última cena, el gesto
de Jesús al lavarles los pies a sus discípulos, el gesto es extremo porque
eran los esclavos quienes lavaban los pies a sus señores, es decir que Jesús,
el Señor, es el que se hace esclavo para rescatar por el amor de Dios a los
que el pecado mismo había esclavizado. Este mismo gesto del lavatorio de
los pies, se encuentra directamente vinculado con la hora en la que Jesús
será exaltado en la Cruz. Lo está porque el servicio de Jesús implica
necesariamente la entrega de la vida misma. Por eso la frase de Jesús: “el
Hijo del Hombre no había venido para ser servido sino para servir…” es
inseparable de la frase que sigue a continuación… “y dar su vida en rescate
por muchos”. En otras palabras, para servir al prójimo es necesario morir a
uno mismo, y eso sólo se alcanza cuando se ama como Dios nos ama. Así
pues, Jesús amó hasta el extremo a sus discípulos cuando entregó su vida
por ellos, la vida de Jesús es el gran regalo que Dios nos ha hecho, y por la
que hemos comprobado cuán grande es su amor por todos nosotros.

En un segundo momento le damos gracias a nuestro Señor por el don


precioso de la Eucaristía. Ella, según el testimonio que hoy el Apóstol san
Pablo nos transmite, fue instituida por nuestro Señor Jesucristo aquella
tarde de la Última Cena. La Eucaristía es fundamentalmente una comida en
donde aparentemente se come un trozo pan y donde se bebe una copa de
vino, pero en la realidad es la celebración donde se come el cuerpo de
nuestro Señor Jesucristo y en donde se bebe su sangre. Ahora bien, si
decimos que la muerte de nuestro Señor Jesucristo es la muestra más
grande del amor de Dios por nosotros, y si decimos a su vez que en la
Eucaristía conmemoramos la muerte de nuestro Señor Jesucristo, entonces
habrá que decir también que la Eucaristía es la actualización del Amor de
Dios por su Iglesia. Así pues, la Eucaristía es el regalo que Dios hace a la
humanidad, en ella palpamos y saboreamos el amor de Dios, porque en ella
comemos a Aquel que murió y resucitó por nosotros. en otras palabras, el
amor de Dios se renueva sobre nosotros siempre que comemos el cuerpo de
Cristo y bebemos su sangre. Desde este contexto comprendemos las
palabras de Jesús a Nicodemo “tanto amó Dios al mundo que le ha
entregado a su Unigénito para que, para que todo el que cree en él no
perezca, sino que tenga vida eterna”.

Finalmente le damos gracias a nuestro Señor por el don del sacerdocio


ministerial. Para reflexionar en el sacerdocio nuestra mirada se debe poner
inicialmente en Jesús. Pues de acuerdo con lo que nos enseña hoy san
Pablo, en su carta a los Corintios, las palabras de nuestro Señor en la Última
Cena sugieren que él es el sacerdote de la Nueva Alianza. Es decir que
cuando hablamos del sacerdocio ministerial no pensamos en otro que no
sea el de Jesucristo mismo que se entregó poco después, de la Última Cena,
en el madero de la Cruz. Los discípulos de Jesús participan de este gran
misterio, en el contexto de la Pasión, porque inicialmente son lavados por
Jesús, es decir, son asociados a la Pasión de Cristo, pero también porque es
a ellos a quienes Jesús les pide conmemorar esta misma acción salvadora.
Así pues, cuando los discípulos celebran la Eucaristía no se representan a
ellos mismos, sino que representan a Aquel que ha bajado de Dios y da la
vida al mundo. En este sentido entonces los sacerdotes comparten al mundo
el máximo regalo que Dios quiere dar a la humanidad, su Hijo Jesús por
quien hemos obtenido la Salvación. El sacerdocio ministerial es pues un don
que Dios regala al mundo, allí donde el sacerdote celebra la Eucaristía allí
Dios manifiesta su amor por la humanidad. El sacerdocio es un regalo de
Dios para la humanidad porque por medio de él se renueva el sacrificio de
la muerte de Cristo.

74 Para terminar, que importante es recordar que Dios nos ha amado primero
para que nosotros nos amemos los unos a los otros. Es importantísimo
tenerlo presente para que sea vea que el primer paso del amor al prójimo lo
ha dado Dios y el mismo espera que nosotros acojamos su mismo ejemplo y
nos demos mejor a nuestros prójimos.
Terminada la homilía, donde sea recomendable por motivos pastorales, se procede
al lavatorio de pies.

Luego el sacerdote (dejada la casulla, si es necesario) se acerca a cada una de las


personas escogidas y ayudado por los ministros, lava y seca los pues. Entre tanto
se pueden cantar algunos cantos apropiados.
COMENTARIO LAVATORIO DE LOS PIES

Jesús realizó, al terminar su Ultima Cena, el inesperado gesto de lavarles


los pies a sus discípulos. Este era un signo de todo lo que su vida había
significado, de todo lo que su muerte iba a ratificar: Él había amado
totalmente, había dado totalmente su vida al servicio de los demás.

En esta celebración recordamos el gesto de Jesús porque cada uno de


nosotros y la Iglesia entera es invitado a imitar a Jesús: amando totalmente,
sirviendo sin reservas. Sólo así seremos sus amigos y estaremos en
comunión con Él.
Después del lavatorio de los pues, el sacerdote se lava y se seca las manos, vuelve
a tomar la casulla y regresa a la sede, desde donde dirige la oración universal. 75
No se dice CREDO

ORACIÓN DE FIELES

En esta tarde, tan diferente de otras, estamos invitados con los apóstoles a
la Cena del Señor. Roguémosle que sepamos conectar íntimamente con su
propia actitud y disposición interior, en aquella noche antes de su pasión, y
digámosle:

R/ Quédate con nosotros, Señor.

- Señor Jesús, Cordero de Dios, tú cumples la voluntad del Padre hasta el


fin; eres fiel a tu misión de amor. Danos la misma fidelidad, para que no
busquemos con terquedad nuestra propia voluntad, sino la voluntad del
Padre, en todo lo que hagamos. R/

- Señor, en la Última Cena encontraste una forma misteriosa y sacramental


para permanecer por siempre con los que amas. Danos fuerza y valor para
seguir estando del lado de los que necesitan amor, para que les ayudemos
en su miseria y pobreza, y les induzcamos a esperar en ti y en la vida. R/

- Cristo, nuestro Salvador, en la Última Cena tú nos diste tu mandamiento


de amor como tu último testamento. Danos la gracia de comprometernos a
hacer obras de amor, de forma que así podamos celebrar genuinamente la
eucaristía, trabajando también por la justicia social, por la paz y por el
respeto de la dignidad humana de nuestros hermanos. R/

- Señor, en esta tarde santa, tú nos muestras que tu amor no consiste en


meras palabras, sino que es totalmente eficaz, más fuerte que la muerte,
pues entregas tu vida por nosotros. Danos fuerza para amarte a ti y a los
hermanos con un amor más fuerte y efectivo que las palabras, con un amor
fiel y total. R/

- Señor Jesús, en esta tarde santa, tú nos enseñas que “amor” significa
servicio humilde. Te pedimos valor para hacer “obras de caridad”, no para
ser vistos por la gente, sino para ayudar a otros, callada y discretamente,
respetando su dignidad humana; y danos arrojo para dar preferencia a los
más pobres, a los desconocidos, a los pequeños, a los marginados y
rechazados de la vida. R/

Presidente

Señor Jesucristo, Señor de amor: Tú dijiste en la Última Cena -y nos lo


repites a nosotros esta tarde que una persona no puede tener mayor amor
que dando su vida por sus amigos. Danos fuerza para evitar vivir para
nosotros mismos, y, gracias al calor de nuestros corazones y a nuestra
entrega de unos a otros, para hacer tu amor un poco más visible en la tierra,
para que todos crean en ti, ahora y por los siglos de los siglos. R/ Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA

MONICIÓN A LAS OFRENDAS

A la mesa en que Jesús celebró su Ultima Cena llevaron pan y vino que Él
compartió con sus amigos. En cada Misa hacemos lo mismo: presentamos
con los frutos de la tierra nuestra propia vida, para que ella sea también
alimento que sostenga y fortalezca a los más débiles. Que el Señor nos ayude
a manifestar el mandamiento supremo del amor a través de obras concretas
de caridad.

Oración sobre las ofrendas

76 C oncédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues


cada vez que celebramos el memorial de este sacrificio, se realiza la
obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

PREFACIO DE LA SAGRADA EUCARISTÍA I


El sacrificio y el sacramento de Cristo

V. El Señor este con vosotros. R. Y con tu espíritu


V. Levantemos el corazón R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. es justo y necesario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Por Cristo, Señor, nuestro.

Quien, como verdadero y eterno Sacerdote, al instituir el sacrificio de la


eterna alianza, se ofreció a Ti como primera víctima de salvación, y nos
mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya. Su carne, inmolada
por nosotros, es alimento que nos fortalece; su Sangre derramada por
nosotros, es bebida que nos purifica.

Por eso con los Ángeles y los Arcángeles, con los tronos y las Dominaciones,
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo… 77


PLEGARIA EUCARÍSTICA I…

Antífona de comunión.
Esto es mi Cuerpo que se entrega por ustedes; este cáliz es la Nueva Alianza sellada
con mi Sangre, dice el Señor. Cuantas veces hagan esto, háganlo en memoria mía.

MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN

Esto es mi Cuerpo que se entrega, esta es mi Sangre que se derrama por


vosotros. Mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida.
En la fe reconocemos la presencia viva y real del Señor en la Eucaristía.

Comulgar debe ser, entonces, el compartir en todo el destino de Jesús:


hacernos Eucaristía en función de los demás, sirviendo y amando
verdaderamente, no con palabras, sino con obras concretas. Participemos
todos de la Cena del Señor.

Oración después de la comunión

C oncédenos, Dios todopoderoso, que de la misma manera como nos


alimentas en la Cena de tu Hijo, en esta vida, podamos ser saciados
también en la eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

PROCESIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO


(Se da una vuelta al templo saliendo por un costado y regresando por el centro
hasta el Sagrario o lugar dispuesto para la adoración)
Hermanos: Llevamos ahora a Cristo Eucaristía hacia el Monumento en el
que será adorado esta noche. Jesús, el pan de Vida, se queda presente en
la comunidad cristiana. De él comulgaremos mañana. Hoy, más que nunca,
agradecemos su don adorando su presencia sacramental entre nosotros. En
el Sagrario estará siempre la presencia santísima del Señor para reavivar en
nosotros el deseo y el gusto por servir y amar como Él lo hizo. De rodillas
adoremos a Cristo, el Señor.

PROCESIÓN DEL PRENDIMIENTO


En los lugares donde se acostumbra a realizar la procesión del Prendimiento se
pueden llevar velas, faroles o linternas, preparar una imagen del Señor o el paso de
la Oración del Huerto o simplemente una Cruz de madera a la que se le adorna con
lazos y cuerdas.

Pbro. Abelardo Antonio Fuertes López

Hermanos, vamos en esta noche a recordar el momento en el que Jesús se


prepara para su Pasión. Él nos pide velar y orar con Él. Escuchemos el relato
del suceso que recordamos ahora.

Del Evangelio de san Lucas 22, 39-54

Acabada la cena salió Jesús y se encaminó, como de costumbre, al monte


de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: «Orad,
para no caer en tentación». Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y,
arrodillado, oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero
que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y se le apareció un ángel del cielo,
que lo confortaba. En medio de su angustia, oraba con más intensidad. Y le
78 entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de
sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró
dormidos por la tristeza, y les dijo: « ¿Por qué dormís? Levantaos y orad,
para no caer en tentación». Todavía estaba hablando, cuando apareció una
turba; iba a la cabeza el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar
a Jesús. Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».
Viendo los que estaban con él lo que iba a pasar, dijeron: «Señor, ¿herimos
con la espada?». Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó
la oreja derecha. Jesús intervino, diciendo: «Dejadlo, basta». Y, tocándole la
oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo,
y a los ancianos que habían venido contra él: « ¿Habéis salido con espadas
y palos como en busca de un bandido? Estando a diario en el templo con
vosotros, no me prendisteis. Pero esta es vuestra hora y la del poder de las
tinieblas».

MEDITACIÓN
Durante la procesión se pueden hacer paradas para la reflexión y se camina en
actitud de oración.

Primer momento de reflexión:


Angustia, miedo, profunda soledad son los sentimientos que invaden a
Jesús en Getsemaní ante la proximidad de su Pasión. A estos hay que sumar
la traición de Judas que, con un beso, lo entregará. Detengámonos por un 79
momento en esta noche a meditar en lo que vivió Jesús por nosotros y
nuestra salvación.
"Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los doce, acompañado
de un gran gentío con espadas y palos, enviados por los príncipes de los
sacerdotes y ancianos del pueblo.
El traidor les había dado esta señal: Aquel a quien yo bese, ése es: prendedlo.
Judas y su gente aparecieron a la entrada del camino. Hubo una discusión
entre Judas y los soldados, porque aquél quería que se apartasen de él para
poder acercarse a Jesús como amigo, a fin de que no pareciera que iba con
ellos, pero los soldados le dijeron con rudeza: «Ni hablar, amigo, no te
escurrirás de nuestras manos hasta que tengamos al Galileo.”
Un error lleva a otro error, una mala elección a otra, a un pecado sigue otro.
Eso es lo que le sucedió a Judas. Quizá pensaba que saldría ganando, que
tal vez así Jesús se decidiría a usar su poder divino con violencia contra los
judíos o simplemente cobraría la recompensa para finalizar sus planes de
entregar al Maestro; pero no era así. Cuando manifestó a los reunidos el
lugar idóneo para prender a Jesús sin alboroto quedó prendido en una red,
y, una vez atrapado, le será imposible la escapatoria. Primero le
comprometerán para que conduzca a los soldados y criados que acudirán
aquella noche a prender a Jesús y le ordenarán que les señale exactamente
quién es, para que no pueda escaparse en el tumulto, y ¿qué mejor saludo
que un beso para que el perseguido quede señalado? Los hijos de las
tinieblas son astutos y despiertos para sus maldades, más que los hijos de
la luz, por eso tengamos presente que siempre el demonio como león
rugiente ronda buscando a quien devorar, si le dejas abierta una puerta en
tu mente o en tu corazón, él entrara sigilosamente y tratará de apoderarse
de ti. Por eso cuida tus sentidos y procura no traicionar tus principios
cristianos; no se entiende un verdadero Cristiano Católico, hijo de Dios, que
acostumbre la mentira, las palabras groseras y vulgares, los malos tratos
con sus semejantes, los vicios que dañan su vida moral y espiritual y pueden
hacerle perder su alma en la trampa mortal del pecado.
Segundo momento de reflexión:
“Cuando Jesús y los tres apóstoles vieron, a la luz de la antorcha, aquella
tropa de gente armada, Pedro quiso echarlos de allí por la fuerza y dijo:
«Señor, nuestros compañeros están cerca de aquí, ataquemos a los soldados.»
Pero Jesús le dijo que se mantuviera tranquilo y retrocedió algunos pasos.
Otros discípulos andaban por aquí y por allí observando y prestos a huir si
era necesario. Jesús se acercó a la tropa y dijo en voz alta e inteligible: ¿A
quién buscáis? Los jefes de los soldados respondieron: «A Jesús de Nazaret».
«Soy yo», replicó Jesús. Apenas había pronunciado estas palabras cuando los
soldados cayeron al suelo como atacados. Judas, que estaba todavía junto a
ellos, se sorprendió, e hizo ademán de acercarse a Jesús. Nuestro Señor le
tendió la mano y le dijo: «Amigo mío, ¿a qué has venido?»”
Todo es mentira en los labios de Judas. Miente cuando saluda deseando
“paz” a Jesús y sólo le lleva guerra y muerte. Miente cuando le llama Maestro
y no ha aprendido ninguna lección, y, menos aún, la del amor, Jesús sólo
dice verdad en sus palabras llenas de mansedumbre. Le llama amigo, no
sólo para que Judas pueda conservar esa palabra y vuelva cuando quiera si
se arrepiente, sino porque realmente le quiere como ha querido y quiere a
todos los pecadores.
El caminar de esta noche junto a Jesús nos invita a todos a reconocernos
pecadores, pero sobre todo a arrepentirnos de nuestros pecados, a seguir el
camino de la verdad sin traicionar los principios del reino de Dios y es que
el sentido de la vida de una persona que camina con Cristo se basa en la
perseverancia, no se trata de no tener pecados, se trata de no amañarnos
en ellos, si hemos caído, nos levantamos arrepentidos, nos confesamos y
seguimos perseverando para hacer las cosas mejor, y Jesús que camina a
80 nuestro lado nos acompaña y con la gracia del Espíritu Santo nos ilumina
el camino para que nos vayamos haciendo cada día mas santos.

Tercer momento de reflexión:


“Cuando los soldados recuperaron el habla conminaron a Judas a que les
diera la señal convenida, pues tenían orden de coger a aquel a quien él
besara. Entonces Judas se acercó a Jesús y le dio un beso, diciendo:
«Maestro, yo te saludo.» Jesús le dijo: «Judas, ¿vendes al Hijo del Hombre con
un beso?»”
En muchos casos lo que suele ser señal de amor, se convierte en signo de
traición y de engaño, el beso de judas se ha inmortalizado en la historia
como el signo de la ingratitud y la falsedad de la humanidad, pero no tiene
que ser así para aquellos que en realidad han conocido al señor y a pesar
de las debilidades se mantienen firmes en la fe. Tristemente en el hoy de
nuestra sociedad vivimos esa doble moral aprobando con argumentos
egoístas y sin solides, leyes humanas que matan y el papa Francisco en su
mensaje para la cuaresma, nos invita a todos los cristianos católicos a
defender la vida, desde sus inicios hasta su fin natural, en esta noche que
caminamos con Cristo, preso por nuestros pecados, hagamos un propósito
de vida y elevemos una plegaria pidiendo perdón por nuestra sociedad
violenta que atenta contra la vida aprobando el aborto, la eutanasia, el
suicidio asistido, viendo el homicidio como una opción para librarse de otros 81
problemas; y que decir del abuso físico, psicológico y sexual que es otra
forma de violencia que carcome incluso el corazón de la Iglesia. Dios nos
sigue perdonando, pero los buenos hijos no abusan de su perdón, por eso
busquemos una vida en santidad y procuremos cuidar la vida en todas sus
manifestaciones.

Cuarto momento de reflexión


"Entonces, acercándose, echaron mano a Jesús y le prendieron". "Uno de los
que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al criado del Sumo Sacerdote
cortándole la oreja. Entonces le dijo Jesús: Vuelve tu espada a su sitio, porque
todos los que emplean espada a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo
recurrir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición más de doce legiones
de ángeles? ¿Cómo entonces se cumplirían las Escrituras, según las cuales
tiene que suceder así?". Con sorpresa de todos se dirige Jesús al herido que
grita en su dolor, “cogió la oreja y se la curó”. Cura al indigno, y detiene al
violento que pretende defenderse, pero Jesús renuncia hasta a la legítima
defensa. Y, recordándoles el poder de Dios y sus ángeles, prefiere
manifestarse en la debilidad que en la fuerza.
Jesús, dirigiéndose a ellos, dijo: «Habéis venido a cogerme como a un asesino,
con armas y palos; todos los días he estado predicando en el Templo y no me
habéis prendido. Pero ésta es vuestra hora, el poder de las tinieblas ha
llegado.»”
Ciertamente en este mundo se hace notar el poder de las tinieblas, pero una
cosa si es cierta, la palabra de Dios no Miente y ella nos dice que el poder
del infierno no prevalece contra una Iglesia cimentada sobre la roca firme
de la fe y unida para el bien. Hoy más que nunca no podemos rendirnos, no
podemos cansarnos de ser buenos y trabajar por el Reino de Dios, Cristo
nos muestra que la manera en la que Dios hace las cosas es desde la
mansedumbre y la bondad del corazón, que donde parece que todo se ha
perdido es donde actúa el verdadero poder de Dios y es ahí donde cada uno
de nosotros podemos lograr mucho con nuestra vida entregada a Dios, y
cómo hacerlo: práctica la oración todos los días, no faltes a misa los
domingos, recibe a Cristo en la Eucaristía, no rechaces la vida matrimonial
y cásate por la Iglesia, confiésate con frecuencia, cuida la naturaleza y
sobretodo las relaciones con la familia y las personas con las que te cruzas
en tu día a día.
Dentro del recorrido se puede ir entonando cantos penitenciales u otros que inviten
a la reflexión. Terminada la procesión que preferiblemente concluya en el atrio del
tempo continúa la hora santa.

HORA SANTA

ORACIÓN

Señor Jesús,
en esta hora de silencio y de paz,
al adentrarnos en la noche de tu entrega,
en que las sombras de la inquietud se acercan,
queremos estar contigo
que nos amas hasta el extremo.

Tú has puesto para nosotros lo que tú eres;


nosotros ponemos ante Ti lo que somos,
para adorarte en espíritu y en verdad.
82 En la intimidad profunda de esta noche santa,
en que tus palabras son tu testamento,
tu voluntad última, tu oración,
haz de nosotros amigos fieles,
discípulos verdaderos,
enamorados de tu amor.

Es noche de Alianza Nueva,


de banquete del Reino;
noche sacerdotal
en que del todo te consagras;
tiempo de orar y velar...
Noche de gracia en que nos salvas.

Acepta, Señor, nuestra compañía


en esta hora;
siembra en nosotros tu Evangelio
y haznos capaces de vivir contigo
y desde Ti todas las cosas,
amando, como Tú, hasta el extremo.

Lectura del Evangelio de Juan 15, 1.4-5 83


Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Permaneced en mí, como
yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él,
ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.

MEDITACIÓN
Miramos, contemplamos los signos de la Eucaristía: el pan y el vino, signos
de la entrega de Jesús. Y el sagrario, expresión de su presencia permanente
entre nosotros.
Señor Jesús, tenemos mucho que agradecerte. Vivimos hoy como
comunidad, como Iglesia, gracias a la Eucaristía. Sal a nuestro encuentro y
enséñanos a descubrir los signos de tu presencia en nuestras vidas. Haznos
crecer en deseos de conocerte y permanecer junto a Ti, para que nuestra
norma de conducta sea siempre vivir siempre imitando tu ejemplo y dando
frutos de bondad, de alegría, de perdón y de unidad.
Nos pides permanecer, ser fíeles, crecer en nuestra pobre fe, alimentar
nuestra vida con tu presencia y para esto es necesaria la intimidad contigo,
buscar los momentos para encontrarte, para conocerte, para vivir contigo,
en Ti...

• ¿Dónde alimentamos nuestra permanencia?


• ¿Descubrimos la Eucaristía como ese espacio de comunión, de
encuentro con los hermanos y con Dios, como lugar donde alimentar
nuestra fe?
• ¿Tenemos en nuestra vida espacios de oración personal y comunitaria
para crecer en la intimidad con Él?
Lectura del evangelio de Juan 15, 9-17

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en


mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea
colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros
como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus
amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo
ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he
llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a
vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.

MEDITACIÓN
Miramos los signos del lavatorio: la toalla y la jofaina que nos hablan de un
Dios que por amor nos lava los pies. El mandamiento que Jesús nos da es
el del amor. La iniciativa parte de Jesús. Él nos amó primero. Su amor es
invitación, es punto de partida para el nuestro; y algo más, es gracia
derramada que nos capacita para amar como Él mismo nos amó. Su amor
es el del Padre, su amor es el Espíritu Santo derramado en nuestros
corazones.

Señor, enséñanos a mirar a cada persona con una mirada fraterna. No


permitas que nuestro corazón se cierre a tantas injusticias que nos rodean
y a tantos hombres como sufren. Haz que sepamos reconocer en cada ser
humano tu rostro vivo para que te adoremos y te sirvamos por medio de
nuestra entrega y nuestra solidaridad.
84
ORACIÓN
LA GRACIA DEL AMOR FRATERNO
Señor Jesús, Tú quisiste que nos amásemos unos a otros
como Tú nos habías amado;
y Tú nos amaste como el Padre te había amado a Ti.
Ese fue tu gran testamento final.
Derriba en nosotros las altas murallas
levantadas por el egoísmo, el orgullo,
la vanidad.
Aleja de nuestras puertas las envidias
que destruyen la unidad.
Líbranos de las inhibiciones,
calma los impulsos agresivos,
purifica las intenciones
y que lleguemos a sentir como Tú sentías
y a amar como Tú amabas.
Haz Señor Jesús,
que una corriente sensible, cálida y profunda
corra en nuestras relaciones;
que nos comprendamos y perdonemos;
nos estimulemos y nos celebremos; 85
que no haya entre nosotros
obstáculos, reticencias ni bloqueos;
que seamos abiertos y leales,
sinceros y veraces.
Y así demostremos ante el mundo
que Tú, señor Jesús,
eres el enviado del Padre
y estás vivo entre nosotros. Amen.
Canto

Lectura del evangelio de Juan 17, 11b. 14-15.20-21


Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno
como nosotros. (...) Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado,
porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los
retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. (...) No ruego sólo por
éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en
mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado.

MEDITACIÓN
Contemplamos la estola como signo del sacerdocio de Jesús, del sacerdocio
de nuestros días significado en nuestros pastores. Es un signo de la unidad,
de la comunión en Jesús, de la entrega a los hombres, de la presencia de
Cristo en nuestro mundo.

El mundo necesita testigos de tu presencia Señor, porque en la vida de


muchos hombres, la fe en Ti se ha apagado. Vivimos preocupados
únicamente de nuestros intereses y de aumentar nuestro bienestar y
nuestra hacienda.

Suscita entre nosotros hombres y mujeres generosos, capaces de olvidarse


de sí mismos para poner sus vidas al servicio de los hombres, sobre todo de
aquellos que más lo necesitan, y que se entreguen con alegría al anuncio
gozoso de tu Evangelio.

• ¿Damos gracias a Dios por nuestros Pastores, testigos de esa unidad?


• ¿Nos sentimos también nosotros partícipes del sacerdocio de Cristo y
llamados a construir, trabajando por el Reino de Dios, la unidad en nuestro
mundo?

ORACIÓN
ENVIADOS A ANUNCIAR EL EVANGELIO
Somos tus servidores, Cristo Jesús,
elegidos para ser apóstoles,
y destinados a proclamar la Buena Noticia
de tu vida, muerte, y resurrección,
la Buena Noticia que es fuerza de Dios
para todos los que creen.
Señor, te pedimos servirte
con rectitud e corazón,
sostenidos por el escudo de la fe,
movidos por la caridad.
Alienta nuestro esfuerzo
por conocer las cosas de Dios.
Que aprendamos de Ti la bondad
y el amor sin doblez.
Que podamos mantenernos firmes
86 en los momentos difíciles
y superar las adversidades con tu fortaleza.
Pon en nuestros labios la palabra oportuna;
danos libertad para dar a conocer tu mensaje,
valor para anunciarlo,
y coherencia de vida para testimoniarlo.
Enséñanos a hacer todo esto orando
y suplicando sin cesar guiados por el Espíritu.
Ayúdanos a descubrir y a asimilar
el mensaje de tu muerte en la cruz y
tu resurrección:
es escándalo y locura para muchos
que con su sabiduría
no han llegado a conocer a Dios.
Pero lo que en Dios nos parece absurdo
aventaja con mucho el saber de los hombres,
y lo que en Dios nos parece débil
es más fuerte que la fuerza de los hombres.
Señor, queremos andar
por el camino de la salvación,
llevados por la sabiduría y la fuerza de Dios
guiados por su Espíritu. 87
Lectura del Evangelio de Lucas 22, 39- 51

Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le


siguieron. Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.» Y se
apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo:
«Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino
la tuya.» Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas
espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino
donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza; y les dijo:
«¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en
tentación.»

Nos quedamos con este mensaje para orar, para meditar... Se nos pide que
oremos, que acompañemos a Jesús en su oración. Que pongamos ante Él
tantas situaciones y tantas personas que necesitan sentirse queridas por Él.

Vamos a unirnos a esa oración de Jesús respondiendo a cada una de las


peticiones: Acógelos Señor en tu oración.
- Por los que viven adorando ídolos...
- Por los que no escuchan la voz de Dios...
- Por los que viven abandonados a sus antojos...
- Por los que no saben orar...
- Por los que no quieren la cruz como compañera.
- Por los que no saben amar...
- Por los que sólo viven para ellos...
- Por los que entregan su vida en silencio...
- Por los que mueren por los demás...
- Por los que huyen ante la realidad dura...
- Por lo que sienten miedo a decir la verdad...
- Por los cobardes de corazón...
- Por lo que arrastran su vida sin tomar postura...
- Por lo que malgastan su vida...
- Por las víctimas inocentes de las guerras y el terrorismo.
- Por los que viven cegados por el odio y la muerte …
- Por los que viven y mueren olvidados…
- Por todos nosotros…

Canto

88
89

Viernes Santo
“Por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para
recibirme abiertos, para esperarme clavados. Cuerpo llagado de amores, yo
te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.”

Liturgia de las Horas

LO QUE HAY QUE PREPARAR

Para la acción litúrgica

• El altar estará sin manteles.

• Ojalá los celebrantes se puedan postrar sobre el suelo mismo.

• Ornamentos rojos: Estolas, Casulla para el presidente, Dalmáticas.

• Misal romano,

• Tres leccionarios o tres copias exactas de la Pasión según san Juan.

• El texto de la Oración Universal en dos ejemplares.

• El Crucifijo para la adoración.

• Los cirios que acompañan este rito.

• Una mesa adornada sobriamente para colocar el crucifijo durante la


adoración.

Para la sagrada comunión

• Dos cirios para acompañar este traslado y los candeleros para ponerlos
luego junto al altar.

• El mantel para el altar y el corporal.

90 Sermón de la Sentencia
MONICIÓN INICIAL

Cristo, por su propio deseo quiso hacerse semejante a nosotros para poder
salvarnos de la esclavitud del pecado, pero para llevar a plenitud su deseo
fue necesario el sacrificio de su propia vida por la de nosotros. Este sacrificio
debía tomar la forma de un despojarse de sí, en obediencia hasta la muerte
en la Cruz.
MOMENTO PENITENCIAL

Antes de iniciar la meditación del camino de Nuestro Señor Jesucristo hacía


el patíbulo de la Cruz, Reconozcamos que somos pecadores, con la confianza
que Él ha cargado con todas nuestras culpas y que en el leño santo al
derramar su sangre preciosa, brotaron de su costado los sacramentos que
nos dan la Salvación.

Jesús mi Señor y Redentor…

Presidente:

Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados y nos lleve a la vida eterna. R./ Amén 91

EVANGELIO

Según San Mateo 18, 28-19,16.

Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero


ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar
en la comida de Pascua. Pilato salió a donde estaban ellos y les preguntó:
«¿Qué acusación traen contra este hombre?». Ellos respondieron: «Si no
fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado». Pilato les dijo:
«Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la Ley que tienen». Los judíos
le dijeron: «A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie». Así debía
cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir.

Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el


rey de los judíos?». Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te
lo han dicho de mí?». Pilato replicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas
y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has
hecho?». Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza
fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para
que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí». Pilato
le dijo: «¿Entonces tú eres rey?». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey.
Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.
El que es de la verdad, escucha mi voz». Pilato le preguntó: «¿Qué es la
verdad?». Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les
dijo: «Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. Y ya que
ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión
de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?». Ellos comenzaron a
gritar, diciendo: «¡A él no, a Barrabás!». Barrabás era un bandido. Pilato
mandó entonces azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de
espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto de
color púrpura, y acercándose, le decían: «¡Salud, rey de los judíos!», y lo
abofeteaban. Pilato volvió a salir y les dijo: «Miren, lo traigo afuera para que
sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena». Jesús salió,
llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo:
«¡Aquí tienen al hombre!». Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo
vieron, gritaron: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Pilato les dijo: «Tómenlo ustedes
y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo». Los
judíos respondieron: «Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir
porque él pretende ser Hijo de Dios». Al oír estas palabras, Pilato se alarmó
más todavía. Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús: «¿De dónde
eres tú?». Pero Jesús no le respondió nada. Pilato le dijo: «¿No quieres
hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para
crucificarte?». Jesús le respondió: «Tú no tendrías sobre mí ninguna
autoridad, si no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha
entregado a ti ha cometido un pecado más grave». Desde ese momento,
Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo sueltas,
no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César». Al oír
esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar
llamado «el Empedrado», en hebreo, «Gábata».

Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo


a los judíos: Aquí tienen a su rey». Ellos vociferaban: «¡Fuera! ¡Fuera!
¡Crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿Voy a crucificar a su rey?». Los sumos
sacerdotes respondieron: «No tenemos otro rey que el César». Entonces
Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.

Palabra del Señor R./ Gloria a ti Señor, Jesús


92
SERMÓN DE SENTENCIA

Con la lectura del Evangelio de San Mateo hemos iniciado como cristianos
un camino que nos llevará a la Salvación, durante este caminar recordemos
aquellos sufrimientos de Cristo, cuando entrego su vida por nosotros. San
Alfonso Ligorio captura la esencia del artículo del Credo que proclama que
Jesucristo “padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado”.
La realidad de la muerte y resurrección de Jesús es el fundamento del relato
histórico y testimonio personal encontrado en Mateo, Marcos, Lucas y Juan,
y a la cual se refieren en otras partes del Nuevo Testamento. Jesús fue
arrestado, juzgado, sentenciado, sufrió el degradante y extremadamente
doloroso camino de la Cruz, fue crucificado, muerto y sepultado.

En el Evangelio se nos presenta a Cristo siendo interrogado por Poncio


Pilato, y esto debe ser para nosotros un motivo de esperanza ya que como
dice Jesús, “mi reino no es de este mundo”. Así pues, hermanos, seguros de
que Jesús nos da la entrada hacia el reino Santo de Dios, sigámoslo en su
camino hacia su muerte y salvación para nosotros.

Las reproducciones del recorrido de Jesús a lo largo de la Vía Dolorosa nos


marcan el terrible dolor y el sufrimiento que sufrió Jesús mientras hacía el
93
recorrido hacia su muerte en la cruz por nuestra salvación. Mientras
caminamos ahora con él, a lo largo de estas catorce estaciones, traemos a
la memoria y a nuestro corazón la comprensión de que Jesús aceptó
libremente todo ese tormento y agonía por nosotros - por cada uno de
nosotros. Nosotros hemos sido rescatados por su sangre. Nuestra salvación
y nueva vida fueron redimidas para nosotros por Jesús mientras colgaba de
la cruz y moría por nosotros.

Viacrucis
INTRODUCCIÓN

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Que no tiemble vuestro


corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay
muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos
sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que
donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el
camino.» Tomás le dice: -«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos
saber el camino? » Jesús le responde: -«Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Meditación introductoria:

El Camino de la Cruz es contemplación agradecida del dolor que salva, pero


es también anuncio del gozo de Jesús que no sucumbe bajo el peso de la
Cruz, sino que la hace bandera de vida.

Llamados a ser signos de Reconciliación y de esperanza, acompañaremos el


camino de Jesús, que sigue pasando hoy por todos los caminos del mundo,
que sigue recorriendo la Vía Dolorosa, compartiendo con amor generoso las
dolencias de la humanidad, sintiendo con todos y viviendo con todos la larga
historia de dolor y de cruz que ha marcado la humanidad.

Jesús lleva la cruz con amor. La abraza para que sea signo de su amor
generoso y de su entrega fiel. Comenzar un camino como este es decidirse a
hacer de la Ruta de la Cruz la proclamación de la fe y de la alegría de la
Iglesia que quiere ser signo de reconciliación y de paz para todos.

Que también en nuestro camino encontremos el amor de tantos que han


sido fieles al Señor y que, acompañados por los testigos de la vida,
lleguemos, al final al corazón mismo del Redentor que nos espera, abierto y
luminoso, para acoger en su único amor a toda la humanidad. La Madre del
Señor nos ayude a seguir las huellas del Amado como lo hizo ella, llena de
paz, llena de amor.

I ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Por mí, Señor, inclinas Oye el pregón, oh Madre,


el cuello a la sentencia, llevado por el viento
94 que a tanto la clemencia /y al doloroso acento
/pudo llegar de Dios./ ven del amado en pos./

Del Evangelio según San Marcos. 14, 14-15:

¡Pero ellos gritaron con más fuerza: "Crucifícale!” Pilatos, entonces,


queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús,
después de azotarle, para que fuera crucificado.
MEDITACIÓN

Pbro. Fabio Quintana Marín

La sentencia injusta recibida por Jesús el viernes santo, corresponde a uno


de los episodios más sonados en la historia de la humanidad, no solo por
tratarse del hijo de Dios, sino de las circunstancias y particularidades que
la rodearon.

Para quienes ya creían en Cristo, fue una injusticia evidente, pero nada
pudieron hacer, frente a la manipulación del pueblo por parte de las
autoridades judías y la actitud cobarde de Poncio Pilatos, quien, a pesar de
no estar convencido de la culpabilidad de Jesús, aprovechó la oportunidad
para realizar un acto político que favoreció a la dirigencia judía y a las 95
autoridades imperiales.

Pilatos después de lavarse las manos respetó la elección popular de liberar


a un delincuente como Barrabás que en realidad no era un personaje de
autorizada resistencia para el imperio romano en el momento de ser
liberado. No valía la pena considerar a Barrabás en igual de condiciones,
para justificar la condena de Jesús. La trayectoria y vida de Jesús era muy
diferente:

Barrabás era un delincuente del común que junto a un grupo de


nacionalistas pretendían con suma ingenuidad, la independencia política y
temporal de Israel o la Palestina como la empezó a llamar el imperio romano.
Jesús por su parte nunca tuvo pretensiones de liderazgo político, económico
o social. El reino anunciado por Jesús fue un reino de amor, de justicia y
fraternidad expresada en el servicio, sobre todo a los pobres, los humildes y
los sencillos. Pero al enfrentarse a los judíos, fariseos, saduceos, y escribas,
por proclamarse hijo de Dios, y el rey, esto inquietó y molestó a toda clase
de poder.

La elección fue manipulada e injusta pero válida en términos judiciales. El


pueblo escogió a Barrabás y Jesús fue condenado a muerte. Como se dice
ahora en términos oficiales: políticas de estado, seguridad nacional, o es lo
que le conviene al país por razones de orden social, incluso de derechos
humanos, y el respeto a lo que cada uno piensa de acuerdo a los intereses
personales, de grupo o comunidad que son defendidas por las ideologías que
están de moda, aunque estén en contra de la vida, los valores y los principios
del orden natural establecido por Dios.
Por estas y otras razones, en gran parte de la sociedad en Colombia y en el
mundo, se sigue condenando a muerte a Jesús en los niños no nacidos, en
los fetos de siete meses de gestación, asesinados con el aval del estado,
alegando derechos de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, ignorando
los principios mínimos de una ética responsable frente a los propios actos.

La cultura del descarte de los más vulnerables se apodera de una sociedad


que olvida el valor de la vida como don de Dios, y la oportunidad oblativa de
la entrega generosa y el sacrificio para compartir la gloria de Dios en
compañía de los santos. Por eso no se entiende el desprecio por la vida y el
desinterés por protegerla desde el momento de la concepción hasta la fase
terminal de acuerdo a la voluntad de Dios.

De otra parte, hay quienes consideran un favor y asunto de decisión


personal por razones de falsa compasión, facilitar el suicidio asistido a las
personas, sobre todo enfermas y ancianas, con el sofisticado nombre de la
eutanasia, financiada y legislada por el estado.

Que no haya equivocación al respecto: El aborto y la eutanasia son formas


inequívocas de condenar a Jesús a muerte.

Seamos defensores de la vida, de las dos vidas. Seamos defensores de la


dignidad de todo ser humano desde el momento de la concepción. Seamos
solidarios y fraternos con las personas que necesitan orientación, consuelo
y apoyo en los momentos cruciales y decisivos de su vida, en nuestra
condición de bautizados, discípulos, misioneros y evangelizadores en
nuestros espacios, donde el Señor nos ha llamado a construir su reino. Un
reino de amor, de justicia, de fraternidad, de paz, de solidaridad, y sobre
todo, un reino para todos.

ORACIÓN

Perdónanos Señor, por nuestra intolerancia, por nuestra falta de


96 comprensión, por nuestro desánimo. Danos una fe llena de amor para seguir
a Jesús en su ideal de un mundo sin condenados, donde reine tu paz y
amor.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…


II ESTACIÓN. JESÚS TOMA LA CRUZ.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Esconde, justo Padre, Y Tú, Señora, gime,


la espada de tu ira, cual tórtola inocente;
/y al monte humilde mira, /que tu gemir clemente
subir el dulce bien./ le amansará también./

Del Evangelio según San Marcos. 14, 20

Condenado muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, 97


que lo llevaron consigo al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él.
Llegada la hora, le quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido
para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la cruz en que
había de morir y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo.

MEDITACIÓN

Pbro. Guillermo Andrés Gómez Aristizábal

El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas de Jesús,


convertido en espectáculo del gentío y de sus enemigos. No obstante, se
abraza a su patíbulo deseoso de cumplir hasta el final la voluntad del Padre:
que, cargando sobre sí el pecado, las debilidades y flaquezas de todos, los
redima. Nosotros, a la vez que contemplamos a Cristo cargado con la cruz,
oigamos su voz que nos dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese
a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

Jesús abraza con amor la cruz de su martirio que se convertirá para


nosotros en fuente de vida. También nosotros comúnmente escuchamos
esta expresión: que debemos tomar nuestra cruz, y que debemos hacerlo
con amor.

Pero con Jesús, hemos de reconocer que la cruz que cada uno llevamos
(nuestros problemas, nuestras enfermedades, nuestras limitaciones,
nuestras dificultades, incluso nuestro pecado) es muy pesada y en ocasiones
quiere derribarnos. Por eso es preciso pedir la ayuda de Jesús quien con
amor infinito y misericordia eterna abrazó su cruz para darnos nueva vida.
La tarea del cristiano no es cargar sólo su cruz, sino unir su cruz a la de
Cristo, para darle un sentido redentor a los sufrimientos de nuestra
existencia.
Jesús abraza con amor su cruz, y esto es porque conoce que después de su
muerte en ella se abre a la vida, a una cruz gloriosa de bienestar, paz y vida
eterna para los que le aman y que Él redimió con su Sangre.

Que bien nos viene recordar en este momento aquella bella frase bíblica
"Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré
descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo
es suave y mi carga ligera.” (Mateo 11,28-30). Es como queriéndonos decir
mi yugo es la libertad, mi yugo es el amor, mi yugo es la unidad, mi yugo es
la vida, mi yugo es la paz, mi yugo es el perdón. Las cargas de nuestra vida
son más llevaderas de la mano de Jesús, no sufriendo solos sino sufriendo
con Él.

Así mismo contemplar a Jesús que carga su cruz, nos tiene que hacer abrir
nuestra mirada para ver los sufrimientos de tantos de nuestros hermanos
que padecen diferentes y graves dificultades y que a veces nuestro egoísmo
no nos deja percibir. Hombres sin empleo, mujeres que solas tienen que
levantar a sus hijos porque han sido abandonadas, personas con heridas
graves en su mente y corazón porque han sido ultrajados, agraviadas y
humilladas, la soledad, el desplazamiento de sus tierras buscando mejores
oportunidades. Contemplemos en la cruz de Jesús, también la cruz de
nuestros hermanos.

Reflexionemos sobre cuánto estamos uniendo nuestras dificultades a la cruz


de Cristo, reconozcamos que los sufrimientos que Dios permite en nuestra
vida, cuando son abrazados con amor, tienen un sentido renovador y
transformador, pues Dios prueba en el crisol del sufrimiento a los que ama
(Eclesiástico 2,5), y por medio de esto nos fortalece.

ORACIÓN

98 Padre de Amor, te entregamos con confianza nuestros propios


padecimientos Tú que conoces nuestras limitaciones, asístenos con tu
gracia para que abracemos con amor y sobrellevemos con tu ayuda las
cargas de nuestras vidas.

Padre nuestro. Ave maría.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…


III ESTACIÓN JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Oh pecador ingrato, Levántame a tus brazos,


ves a tu Dios caído, oh bondadoso Padre,
/ven a llorar, herido /ve de la tierna Madre,
de contrición aquí./ llanto correr por mí./

Del libro del Profeta Isaías. 53, 4-6 99


Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo
estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras
rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino
sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada
uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

MEDITACIÓN

Seminarista Edwar Yesid Ospina A.

En esta tercera estación contemplamos a Jesús de Nazaret que cae bajo el


peso de la cruz, fatigado por los ultrajes que voluntariamente ha aceptado
asumir por el bien del hombre, y es que esta primera caída la asume por el
pecado del hombre que ha caído y cae de nuevo cuando hace del pecado su
opción, desdibujando la imagen de Dios creador y convirtiéndose en una
caricatura de sí mismo, podría decirse ridiculizando al Creador.

Esta primera caída de Jesús nos interroga de la imagen que estamos


reflejando del Dios en el mundo de hoy, en el libro del génesis se nos dice
que somos imagen y semejanza de Dios y entonces ¿cuál es la imagen que
estoy reflejando? ¿No es acaso la imagen de Dios, por excelencia, la del
hombre que es misericordioso con sus hermanos? Jesús que cae bajo la cruz
no es sólo un hombre extenuado por la flagelación. En su caída bajo el peso
de la cruz aparece todo el itinerario de Jesús: su humillación voluntaria para
liberarnos de nuestro orgullo, nuestra soberbia que nos induce a querer
independizarnos - alejarnos de Dios, a ser sólo nosotros mismos, sin
necesidad del amor eterno y aspirando a ser los únicos artífices de nuestra
vida.
En esta rebelión contra la verdad, en este intento de hacernos dioses,
nuestros propios creadores y jueces, nos hundimos y terminamos por
autodestruirnos. La humillación de Jesús es la superación de nuestra
soberbia. Despojémonos de nuestra autosuficiencia, de nuestro engañoso
afán de autonomía y aprendamos de Él, del que se ha humillado, a encontrar
nuestra verdadera grandeza, humillándonos y dirigiéndonos hacia Dios y
los hermanos oprimidos, irradiando una verdadera Imagen de Dios.

ORACIÓN

Gracias, Señor, Jesús, por comprender plenamente los momentos en


nuestra vida cuando hemos perdido el control y nuestro mundo cambia para
siempre. Al morir nuestros padres, perder nuestro empleo, o terminar una
relación, tú estás ahí. Tú compartes nuestras fatigas y derrotas. Sé nuestro
aliento cuando no podamos respirar. Por amor y contigo a nuestro lado,
levantaremos nuestra cruz y seguiremos adelante.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

IV. ESTACIÓN JESÚS SE ENCUENTRA CON SU SANTÍSIMA MADRE

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Cercadla, Serafines, Oh acero riguroso,


no acabe en desaliento, deja su pecho amante,
/no muera en el tormento, /vuélvete a mí cortante,
la Rosa Virginal./ que soy el criminal./

100
Del Evangelio según San Lucas. 2, 34-35.51

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: " Éste está puesto para caída
y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti
misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al
descubierto las intenciones de muchos corazones. "...Su madre conservaba
cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

MEDITACIÓN
Jesús, en camino a su crucifixión y en medio de tanto dolor, encuentra a su
madre por un instante. Ambos comparten el mismo dolor en una mirada:
Jesús el dolor por su pueblo; María, el dolor por su Hijo.

Jesús está a punto de culminar su misión al sacrificarse por el perdón de


los pecados, mientras María recuerda aquellas palabras “una espada te
atravesará el alma”.

Sin embargo, esa mirada de dolor, refleja al mismo tiempo el más grande
amor y esperanza. Dios nos da la oportunidad de encontrarnos con Cristo y
con su Madre y sentir el amor y consuelo que sólo Él puede ofrecer.

Este encuentro de María con su Hijo, herido por la cruz, nos lleva a pensar
también en esas madres de hijos machacados por la guerra, de hijos 101
perseguidos, presos, de hijos drogados y sin porvenir cierto. También
aquellas que por alguna circunstancia han abortado y hoy cargan con el
peso de su angustia. Esas madres dolorosas tienen en María un modelo de
fuerza y esperanza. Ella está siempre a nuestro lado. Mira mujer a la madre
de Jesús que le acompaña en el sendero de la cruz y vístete de grandeza
para llevar tu cruz con la esperanza de una mañana de resurrección.

ORACIÓN

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, ahora y siempre, en los momentos
de dificultad y en la hora de la tentación. Consuela y fortalece a tantas
madres que sufren por sus hijos. Que la fuerza de tu presencia les ayude a
superar el dolor de la herida que hiere su alma.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

V ESTACIÓN. EL CIRINEO AYUDA A CARGAR LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Toma la cruz preciosa,


me está el deber clamando, Voy a seguir constante,
/tan generoso cuando las huellas de mi Dueño,
delante va el Señor./ /manténgame el empeño,
Señora, tu favor./
Lectura del Evangelio según San Marcos. 15, 21-22

Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el
padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar
del Gólgota, que quiere decir: Calvario

MEDITACIÓN

Seminarista Alexander Muñoz P.

Casualmente pasaba por aquella calle un hombre llamado Simón de Cirene,


padre de Alejandro y de Rufo. Y aquel encuentro de Simón con el rostro
destrozado del Buen Dios misericordioso, se convierte en un encuentro
único y decisivo para su existencia. Este hombre de fatigas y dolores, volvía
del campo y por eso se le obliga a llevar la cruz.

Marcos nos recuerda claramente que este Simón, es el padre de Alejandro y


de Rufo, quienes más tarde harán parte de la comunidad en Roma;
imaginémonos a este hombre de Cirene, hombre bueno que de algún modo
ha impreso en el corazón de sus hijos la fuerza de la cruz de Jesús,
asombrado ante esta labor a la que se le obliga.

Las autoridades buscaban un hombre; lo encontraron y lo obligaron a cargar


la cruz. Nos podemos aquí imaginar que aquel buen hombre, se pudo haber
resistido, pudo haber estado en desacuerdo y se hubiera podido negar. Este
hombre bueno sabía muy bien que llevar la cruz junto a un condenado era
un acto considerado ofensivo para la propia dignidad humana. Sin
embargo, interpelado por la mirada de Jesús, acepta.
Simón toma la cruz, al principio un poco a regañadientes. Pero después de
estar al lado del Maestro cambia su rostro y de esta manera se deja entrever
un cambio de perspectiva en su vida: si antes la cruz era signo de maldición
y no estaba bien visto ayudar a llevar la cruz de otro, ahora caminando con
Jesús, la cruz se convierte en signo indeleble para la salvación de aquel
102 hombre de Cirene.

Simón de Cirene comprendió dos cosas esenciales para su vida y hoy nos
las repite a nosotros: La primera es que todos, mientras caminemos por el
camino de la vida en este mundo, hemos de ser portadores de la cruz.
Ningún hombre sobre la tierra se puede escapar de esta realidad. Todos
somos caminantes hacia el cielo y para llegar debemos asumir la cruz.

Y segundo es que esa cruz no la podemos llevar solos. La cruz entre dos,
pesa menos. Y aquí lo más sobresaliente es que nosotros debemos descubrir,
como el cireneo, que es con Jesús con quien la debemos llevar. Es a él a
quien hemos de acudir, pues solo él tiene palabras de vida eterna y solo él
nos ha prometido que quien este agobiado y cansado acuda a él, que con él
el yugo es suave y la carga llevadera.

Queridos hermanos, hoy el mundo no quiere aceptar la cruz. Hoy se quiere


vivir una vida light, un cristianismo acomodado a nuestro antojo. Y los pocos
que la aceptan, la llevan sobre una estructura de arena, donde el egoísmo y
la vanidad pueden más. Aunque a veces no entendemos y nos cueste,
debemos aceptar la cruz como lo hizo el cireneo, quien, acercándose a Jesús,
entendió esta gran realidad. Aceptemos la cruz y llevémosla de la mano de
Cristo, y esa cruz, que para algunos continúa significando maldición, con el
Señor entenderemos que la cruz es nuestra salvación y redención.

ORACIÓN
103
Señor Jesús: Por los méritos de tantos que como tú amigo Simón de Cirene
han hecho suyas las cruces de todos, ayúdanos a trabajar con amor por los
otros, a tender nuestras manos al que padece, a ofrecer nuestro corazón al
que llora, a ser hermanos del que camina en soledad llevando la cruz de sus
dolores.

Padre nuestro, Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

VI ESTACIÓN. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Tu imagen, Padre mío, ¡Oh Reina,! de tu mano


ensangrentada y viva imprímela en mi alma,
/mi corazón reciba, /y a la gloriosa palma,
sellado con la fe./ contigo subiré./

Lectura del Libro del profeta Isaías 53, 2-3

No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que


pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores
y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro.
MEDITACIÓN

Pbro. Osvaldo Henao Gómez

La verónica, en principio, en el viacrucis de Jesús no hace otra cosa que


prestar un servicio de dulzura y abandono femenino, ofrece un paño a
Jesús.

No se deja contagiar por la brutalidad de los soldados, ni mucho menos de


la parálisis por el miedo de los discípulos. Es una imagen de la mujer que
sirve, que es valiente, generosa, sin importar la oscuridad del corazón.

Jesús se detiene ante una mujer que viene a su encuentro sin oscilación. El
señor encuentra aquí nuestra necesidad de gratitud amoroso, de sentirnos
amados y protegidos con gesto de solidaridad y de ternura.

Las caricias de la verónica se empapan de la sangre preciosa de Jesús y


parecen purificarlos de las profanaciones, ultrajes en esos momentos de
tortura.

Con su gesto de amor la verónica no solo consigue tocar a Jesús si no


también hacerse participe en su sufrimiento.

Reconoce en Jesús a cada hermano que ha de consolar con un toque de


misericordia por entrar en el gemido del dolor de los que hoy no reciben
asistencia, ni calor de compasión y mueren en soledad.

ORACIÓN

Danos, Señor, la inquietud del corazón que busca tu rostro. Protégenos de


la oscuridad del corazón que ve solamente la superficie de las cosas. Danos
la sencillez y la pureza que nos permiten ver tu presencia en el mundo.
Cuando no seamos capaces de cumplir grandes cosas, danos la fuerza de
104 una bondad humilde. Graba tu rostro en nuestros corazones, para que así
podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen.

Padre Nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…


VII ESTACIÓN. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Yace el Divino dueño, Oh Virgen, pide amante,


segunda vez postrado, que borre tanta ofensa.
/deteste yo el pecado, /Misericordia inmensa
deshecho en contrición./ pródiga de perdón./

Del libro de las Lamentaciones (3,27-32)

Es bueno que el hombre soporte lo difícil desde su juventud, aprenda la


soledad y la incomprensión, quizá haya esperanza, en medio del maltrato y
105
los oprobios, porque el Señor no rechaza para siempre, y si hace sufrir se
compadece conforme a su inmensa bondad. Si llega a afligir, se apiada
luego, según su inmenso amor.

MEDITACIÓN

Pbro. Augusto Sepúlveda Quintero

La segunda caída de Jesús, puede significar para nosotros la nueva


oportunidad que se nos da para considerar nuestra vida, y descubrir que
Dios no deja de amarnos y de tener misericordia. Puede significar la
constante invitación a vivir rectamente, lejos de las trampas que nos pone
el mundo.

Jesús se acerca al final de su doloroso camino, pero la humanidad prosigue


su marcha en medio de dificultades y angustias. Con la mirada puesta en
Jesús el camino se aligera, porque Él nos sigue mostrando a quienes
queremos ser sus discípulos, que nuestra tarea y misión consiste en:
levantar del polvo al desvalido, tender nuestra mano solidaria al necesitado,
trabajar constantemente para que todos recuperen la dignidad que Cristo
ha conquistado con su entrega.

ORACIÓN

Jesús caído: vuelve tu rostro bondadoso hacia el dolor de tantas


comunidades golpeadas por la violencia, la injusticia, la persecución, a
tantos hermanos afligidos y agobiados por el sufrimiento. Que con el corazón
fortalecido por el amor podamos seguir nuestro camino de reconciliación,
que haga posible vivir en la esperanza y lograr una paz justa para todos.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

VIII ESTACIÓN. JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Matronas doloridas, Y pues la cruz le dimos


que al Justo lamentáis todos los delincuentes
/¿por qué si os lastimáis, /broten los ojos fuentes,
la causa no llorar?/ de angustia y de pesar./

Del Evangelio según San Lucas 23, 28-31

Jesús, volviéndose a ellas, dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad
más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se
dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos
que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre
nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto,
en el seco ¿qué se hará? "

MEDITACIÓN

A pesar de estar sumergido en los tormentos de la Pasión, Jesús caminaba


hacia el triunfo del cumplimiento de su misión. Sus sufrimientos eran una
nueva corona de gloria, y por eso afirmó: “no lloren por mi”. En su infinita
106 justicia, Jesús advertía a las mujeres de la necesidad de reparar el pecado
colectivo. No bastaba conmoverse con la tragedia de un Dios injustamente
ejecutado.

No sabemos cuántas fueron. Seguramente pocas, pero fueron un gran


consuelo. Hasta el punto de que el consolado se convirtió en su consolador,
invitándolas a no resignarse ante lo inevitable, y a luchar por sus hijos y por
la humanidad.
ORACIÓN

Jesús: Maestro bueno, que supiste asociar a tu camino la fidelidad y la


grandeza de la mujer, que las constituiste en privilegiados testigos de tu
gloria, ayúdanos a seguir encontrando en la dulzura de las mujeres de hoy
la huella maravillosa del amor que no vacila, el testimonio fiel de quienes,
como madres, hermanas, hijas, amigas, colaboradoras serán siempre luz y
consuelo para el mundo.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

107
IX. ESTACIÓN. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Al suelo derribado Mortales: ¿Qué otro exceso


tercera vez el Fuerte, pedimos de clemencia?
/nos alza de la muerte /No más indiferencia,
a la inmortal salud./ no más ingratitud./

Lectura del libro de Isaías. 53, 5-6.

“Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices hemos sido
curados… el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes”

MEDITACIÓN

Pbro. Jubal Castelblanco Romero

Asumir el dolor, el sufrimiento, causados por la crueldad de los hombres no


es nada fácil. El peso de las culpas de la humanidad nos aplasta y nos echan
por tierra. La depravación de los seres humanos no tiene límites. Jesús
quiso, libremente, echarse sobre sus hombros toda esta tragedia para” sanar
nuestros corazones destrozados y vendar nuestras heridas”. La cruz,
aparentemente, lo vence, su peso es el peso de nuestras maldades y
pecados, pero paradójicamente, es el precio de nuestra salvación. Solo los
caídos se levantan, solo los sufridos experimentan el gozo de ser sanados.

Jesús, sufriendo, aprendió a obedecer y su obediencia nos rescató de


nuestras desobediencias, por sus llagas hemos sido curados. Los mártires
de las distintas violencias e injusticias, los líderes asesinados, los niños
vilmente sacrificados en el vientre de sus madres, los pobres de la tierra
explotados, oprimidos y aplastados por los poderosos de este mundo son la
esperanza de que la Cruz se convertirá en Resurrección: en paz, justicia y
misericordia.

ORACIÓN

Señor Jesús, caíste por tercera vez bajo el peso aplastante de la cruz de
nuestras maldades y pecados, danos la fortaleza de tu Espíritu para
levantarnos de nuestras caídas y seguir valientemente nuestro camino hasta
conquistar contigo la Resurrección y la VIDA.

Padre nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

X ESTACIÓN. JESPUS ES DESPOJADO DE LAS VESTIDURAS.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Tú bañas, Rey de gloria, Retorno a tal fineza,


los cielos en dulzura, la gratitud pedía;
/¿Quién te afligió, hermosura, /cese ya, Madre mía,
dándote amarga hiel?/ de ser mi pecho infiel./

Del Evangelio según San Marcos. 15, 24

Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se


llevaba cada uno.

108
MEDITACIÓN

Pbro. Hugo Cortés Sepúlveda

En la décima estación meditamos en que a Jesús le quitaron absolutamente


todo. Lo dejaron sin ropa. Le arrancaron hasta los harapos con los que llegó
al Monte Calvario después de su travesía por el camino de la cruz. Tener
vestido es signo de ocupar un lugar en la sociedad. Ser desnudado en
público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado,
despreciado por todos. Este Jesús se identifica con los desechados de la
sociedad. Cristo está hoy presente en aquellos que son despojados de su
dignidad a causa de un sistema social que busca favorecer los intereses de
unos cuantos pisoteando los derechos de los más vulnerables. Es el sistema
que sólo favorece a los grandes poseedores de la tierra cuando hay miles de
compatriotas sin un sólo centímetro de tierra. Es el sistema que despoja a
los más miserables mientras que favorece a unos pocos. Es el neoliberalismo
salvaje para quien el ser humano sólo es un número que debe servir a los
intereses de quienes dominan la economía a nivel internacional y local.

El momento del despojo nos recuerda también la expulsión del paraíso: ha


desaparecido en el hombre el esplendor de Dios y ahora se encuentra en el
mundo desnudo y al descubierto, y se avergüenza. Jesús asume una vez
más la situación del hombre caído. Así como Adán y Eva fueron expulsados 109
desnudos del jardín del Edén debido a su pecado, ahora vemos al Cordero
sin mancha ni pecado también desnudo. Jesús despojado nos recuerda que
todos nosotros hemos perdido la «primera vestidura» y, por tanto, el
esplendor de Dios. Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras
pertenencias, sus vestidos. Jesús quiso hacerse pecado por nosotros y esto
lo ratifica hasta en los últimos instantes de su paso en carne mortal por este
mundo. Se solidariza con nuestra pobre condición mortal para redimirnos
del mal y del pecado que nos aqueja.

La desnudez es el signo de que Jesús ha quedado en su desnuda


humanidad, sin tener nada, solo lo que es. Un ser que se realiza en su
interior, en sus sentimientos, en su fidelidad al Padre, en su amor a los
hombres. Pero es el interior lo que define al ser humano, lo que es, no lo que
se tiene: de lo que tiene incluso de la ropa, puede ser despojado, pero no
puede ser despojado de lo que es en el interior. Sin vestidura se percibe
mejor la grandeza, el hombre perfecto y el perfecto hombre que fue Jesús.
Nosotros nos apegamos con frecuencia al tener. Vestidos, honores, aplauso
social, medios para la vida cómoda, que tantas veces nos distraen de cultivar
nuestro ser, nuestros sentimientos, intereses, deseos, motivaciones
hondas… que es donde está lo que somos y donde se encuentra a Dios.

Que esta décima estación nos ayude a comprender que cada vez que
ayudamos a un hermano a recuperar su dignidad despojada, es al mismo
Cristo sufriente a quien estamos sirviendo. Que entendamos que si el Señor
se solidariza con nuestra pobre humanidad pecadora, es para que también
nosotros pongamos todo de nuestra parte para abandonar las situaciones
de pecado en las que nos encontramos y finalmente, esta décima estación
es una invitación a pensar más y profundizar en lo que somos y no tanto en
lo que tenemos, ya que la grandeza del hombre se mide en su profundidad
espiritual, es decir, en su unión con Dios y no tanto en sus bienes materiales
que hay están y mañana pueden desaparecer.

ORACIÓN

Jesús despojado: Todo lo has entregado y luces ante el mundo vestido de


rey con la púrpura gloriosa de tu sangre. Que ese amor inmolado nos
renueve y que, vestidos con la gracia de tu amor, podamos trabajar con amor
por tantos que sufren persecución, por tantos que padecen en silencio, por
tantos hermanos llevados a la muerte que claman nuestra oración y nuestra
cercanía en la fe.

Padre Nuestro. Ave María.


Señor, pequé, ten misericordia de mí…

XI ESTACIÓN. JESÚS ES CLAVADO A LA CRUZ.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

El manantial divino Misericordia imploro,


de sangre está corriendo, al pie del leño Santo,
/ven, pecador, gimiendo, /Virgen, mi ruego y llanto
ven, a lavarte aquí./ acepte Dios por Ti./

Del Evangelio según San Lucas. 23, 33-35

“Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con


los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. ―Padre —dijo Jesús,
110 perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes
para repartirse entre sí la ropa de Jesús. La gente, por su parte, se quedó
allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de él.”

MEDITACIÓN

Pbro. Jorge Aristizábal Muñoz

El madero de la cruz resume todo lo que ha sido su vida, amor al Padre


hasta el extremo, amor a la humanidad sin límites, lo ha dado todo, y allí es
clavado, sellando el máximo sacrificio, uniendo lo humano y lo divino,
acercando a Dios a la humanidad caída, mostrando un Dios Padre cercano,
amoroso que no escatima esfuerzo para salvar a todos. Aquella cruz,
inquietante, ignominiosa, despreciada por muchos, rechazada por un
mundo hedonista, la asume el Salvador del mundo para vencer el dolor, el
pecado, la muerte.

Clavado de pies y manos quisieron quitarle su libertada para actuar, para


hacer el bien, para servir, quisieron impedir su caminar en la búsqueda del
que le necesita. Pensaron crucificar su libertad, pero no la mataron porque
el amor no muere en El, se plenifica, se hace más sublime.

Hoy miramos todos los crucificados del mundo, a los jóvenes que viven
clavados, crucificados a las drogas, el consumismo, el desempleo juvenil, la
precariedad de un futuro incierto, tantos crucificados sangrantes y deseosos
111
de justicia, amor, esperanza y libertad, crucificados por las guerras, la
emigración, crucificados desde el vientre de sus madres, ancianos
crucificados por una sociedad indolente que los margina y quiere su fin,
tantos crucificados por olvidos humanos, de espantosas soledades,
crucificados sin voz para clamar ayuda y comprensión.

Haz Señor que esas cruces sean como la tuya, un camino a la resurrección,
al cambio a la verdadera pascua, que trasforme, que redima, que aliente;
una cruz que se abre a un futuro prometedor como la tuya, una cruz de
dolor transformada en amor.

ORACIÓN

Rey Crucificado: Que tus brazos extendidos reúnan el rebaño, que tu


corazón se abra para que en el tengan cabida todas las ovejas que el pecado
dispersó y en ti podamos ser un solo rebaño bajo un mismo pastor, un solo
reino a la sombra redentora de tu cruz, que tus brazos abiertos nos tracen
la señal de la esperanza y se vuelvan puente que una a los que tú hiciste
hermanos con tu sacrificio pascual.

Padre Nuestro. Ave María.


Señor, pequé, ten misericordia de mí…

XII ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Muere la vida nuestra, pendiente de un madero,


/¿Y yo cómo no muero la triste Madre yerta,
de amor o de dolor?/ /del cielo abrir la puerta,
Ay, casi no respira bien puedes ya, Señor./

Del Evangelio según San Marcos. 15, 33-34.37.

Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora
nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: " Eloí, Eloí, lema sabactaní?
", que quiere decir - " ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
"... Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró...

MEDITACIÓN

El que anunciaba la vida nueva del Reino de Dios, muere en la cruz. Lo


matan, lo ejecutan como a un subversivo blasfemo. Esa clase de muerte
presenta a Jesús como un farsante sin Dios. Si Dios es su Padre que lo
libere, que baje de la cruz y creerán en él. Dios Padre calla. Es la máxima
prueba para Jesús. Pero en el silencio del Padre y en la muerte de Jesús se
esconde y se revela el Dios amor. Amor sin dimisión, hasta el extremo.

Cristo murió para que no tengamos que doblegarnos nosotros al poder de la


muerte. Muriendo dio muerte a la muerte. Cautivándose en la muerte llevó
cautiva la cautividad.

La muerte sigue siendo un misterio. Pero una cosa queda clara ante el
crucificado: el amor está por encima del dolor. En ese amor de Cristo hasta
el fin está la posibilidad de la redención del hombre.

ORACIÓN

Cristo de la Expiración: Gracias porque en el silencio sacrosanto que


envuelve el Gólgota, todo ha comenzado a ser nuevamente, todo ha sido
creado para siempre, todo se ha reconstruido cuando nos has reconciliado
112 con el Padre, haz que en tu amor sigamos la tarea que has comenzado, que
podamos reconciliar a los que el mal ha dispersado, a los que el dolor ha
separado. Amén.

Con San Juan Pablo II, Papa, sigamos buscando ser signos de reconciliación
y de esperanza, sigamos trabajando por la vida y por la paz del mundo,
sigamos tendiendo puentes de esperanza y alegría que restauren la unidad
y la paz.

Padre Nuestro. Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…


XIII ESTACIÓN. JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU
MADRE.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Dispón, Señora, el pecho Con su preciosa sangre,


para mayor tormento, juntas materno llanto,
/la víctima sangrienta, /¿Quién, Madre, tu quebranto
viene a tus brazos ya./ sin lágrimas verá?/

Del Evangelio según San Marcos. 15, 42-43. 46 113


Y ya al atardecer... vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo,
que esperaba también el Reino de Dios, quien, comprando una sábana, lo
descolgó de la cruz.

MEDITACIÓN

Pbro. Andrés Felipe López Pino

Jesús fue entregado a su madre en dos momentos: en el momento de la


concepción a través del anuncio del ángel y en el momento que bajaron su
cuerpo de la cruz. Este hecho de entregar a los hijos a las madres nos debe
hacer reflexionar en ambas direcciones.

En una primera dirección debemos pensar que a toda madre Dios le confía
la vida de sus hijos y es deber de ellas cuidarlos desde el vientre materno.
¡Qué dolor causan a Dios aquellas madres que eligen abortar a sus hijos por
una u otra razón (malformación, violación u otras)! Dios se los confió y
recordemos aquel refrán que decían antiguamente “todo niño trae su pan
bajo el brazo”. Esto quiere decir que cada niño trae una misión específica y
sólo Dios sabrá por qué permitió su concepción y para qué lo trae a este
mundo.

En la segunda dirección debemos recapacitar en la violencia que obliga que


a tantas madres les entreguen a sus hijos fallecidos y tengan que darles
sepultura. Evitemos cualquier tipo de violencia, resentimientos, deseos de
venganza y de odios, pero también todo tipo de vicios como el alcoholismo,
ya que estos en muchas ocasiones pueden provocar hechos que terminan
con la muerte de tantos hijos y, por consiguiente, en la tristeza de tantas
madres.

Oremos por las madres, para que reciban con alegría la llegada de los hijos
y para que no tengan que sufrir el dolor de la muerte de los mismos.

SÚPLICA

Cristo en brazos de María: Danos el gozo de ser misioneros de tu amor y de


mostrar cómo en los brazos de la Iglesia, a quien María representa, hay lugar
para todos, hay amor para todos, hay Evangelio para alegrar el corazón de
todos, hay palabras que reconcilian, hay mesa servida para celebrar la paz,
hay abrazo de amor para quienes trabajen por la paz y la verdad. Con San
Francisco de Asís, pobre y glorioso enamorado del Crucificado, trabajemos
para que la Iglesia reúna en sus brazos a cuantos buscan consuelo y paz y
a cuantos luchan por la reconciliación de la humanidad.

Padre nuestro, Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

XIV ESTACIÓN. JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Al Rey de las Virtudes, Sufre un momento, Madre,


pesada losa encierra, la ausencia del Amado,
/pero feliz la tierra, /presto de Ti abrazado,
ya canta salvación./ tendrásle al corazón./

Del Evangelio según San Marcos. 15, 46-47


114
José de Arimatea,...lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que
estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del
sepulcro. María Magdalena y María la de José se fijaban dónde era puesto.

MEDITACIÓN

Colocan el cuerpo de Jesús en el sepulcro y lo cierran con una gran piedra.


Los discípulos rinden el ultimo homenaje al cuerpo del maestro ajusticiado.
Allí quedan también encerradas las ilusiones y sus esperanzas. “Nosotros
esperábamos, dirán los de Emaús. También ellos piensan que todo ha
terminado. Ya no hay razón para la esperanza”

Pero no es así. El viacrucis no termina en la cruz o en el sepulcro. En el


sepulcro queda para siempre la muerte y el odio. Pero triunfa la vida y el
amor.

El sepulcro es el lugar donde los poderes de este mundo creen alcanzar


dominio absoluto sobre los enemigos. Piensan que, con enterrarlos, ya todo
se acaba. Pero el sepulcro de Jesús es nuevo y está en un huerto o jardín
que, en la Biblia, es el lugar de la vida. Los que, como Jesús y con él, son
sepultados, pasan al Padre a recibir vida plena. Son las semillas que, al ser
enterradas, rompen la tierra y crecen. 115
¡felices Santas Mujeres! Pero más felices somos nosotros, pues tenemos a
Jesús resucitado en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad presente en la
Eucaristía. En ella lo adoramos, no con “una gran piedra” de por medio, sino
solamente a través de las especies del pan y del vino.

ORACIÓN

Jesús del Santo Sepulcro: Que venga sobre el mundo el misterio de tu


silencio, Haz que en esta tierra bendecida por tu amor, florezcan y den fruto
las semillas de reconciliación que no nos cansaremos de sembrar.

Padre nuestro, Ave María.

Señor, pequé, ten misericordia de mí…

CONCLUSIÓN.

Para obtener la gracia de la Indulgencia con la que la Iglesia ha enriquecido


la práctica de la Vía de la Cruz, pidamos por el Papa, por la unidad y
santidad de la Iglesia, por el descanso de los fieles difuntos y, con amor,
proclamemos nuestra fe.

(Se recita el Credo).

ORACIÓN FINAL.

Atiende, Dios de amor, la oración confiada de esta familia santa que ha


recorrido el camino de la Cruz de tu Hijo, y haz que los testimonios valerosos
de tantos creyentes que han sido misericordiosos como el Padre, nos ayuden
a proclamar la eterna vigencia del amor que salva, que consuela, que
alimenta, que calma la sed de vida y de esperanza de la humanidad.
Haz que seamos servidores de la Reconciliación y de la Paz, que seamos
escuela de perdón, de esperanza, de vida, y que la Iglesia, sea el espacio
propicio para que los pueblos, los hombres, los corazones, encuentren la
vida y la paz.

Que todos los que hemos celebrado la Muerte Gloriosa de Jesús, iluminados
por el Espíritu Santo, podamos vivir con gozo la Pascua de la Reconciliación
y la alborada de una paz que devuelva la alegría al mundo.

V/. Bendigamos al Señor.

R/. Demos gracias a Dios.

Celebración de la Pasión del SEÑOR


Según una antiquísima tradición, la Iglesia no celebra los sacramentos, excepto la
penitencia y la Unción de los enfermos, ni este día ni el siguiente.

En este día la sagrada Comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro de la


celebración de la Pasión del Señor. A los enfermos, que no puedan participar de la
celebración, se les puede llevar la comunión a cualquier hora del día

El altar está totalmente desnudo: sin cruz, sin candelabros, sin manteles ni adornos.

Después del mediodía, y más exactamente hacia las tres, a no ser que por razones
pastorales se escoja una hora más tardía, se celebra la Pasión del Señor. Esta
celebración consta de tres partes, a saber, la Liturgia de la Palabra, la adoración a
la Cruz, y la Sagrada Comunión.

El Sacerdote y el Diacono, si lo hay, revestidos como para la Misa, con los ornamentos
de color rojo, en silencio se dirigen al altar y, hecha la debida reverencia al altar, se
postra rostro en tierra o, si se juzga oportuno, permanecen de rodillas, y oran en
silencio durante algún tiempo. Todos los demás se arrodillan.
116
Luego el sacerdote, con los ministros, va a la sede, donde, de cara al pueblo, que
está de pie, dice, con las manos juntas, una de las siguientes oraciones, omitida la
invitación Oremos.

MONICIÓN ENTRADA (Antes del ingreso de los ministros)

Nos reunimos en esta tarde de viernes Santo, para experimentar el paso de


Jesús crucificado por cada una de nuestras vidas. Daremos especial
importancia al silencio y así la Palabra de Dios que es fuerza y sabiduría
penetrará en nuestro corazón.

MONICIÓN POSTRACIÓN (terminada la monición de entrada)

Como auténticos discípulos-misioneros que desean seguir al Maestro,


abandonémonos totalmente en las manos del Nuestro Padre. Reconozcamos
la grandeza de su misericordia frente a nuestra condición pecadora.
Expresémoslo colocándonos de rodillas y acompañando en la oración al (los)
ministro (s) postrado (s) por tierra.

Oración 117
A cuérdate de tus misericordias, Señor, y santifica con protección
constante a tus siervos, por quienes Cristo, tu Hijo, instituyó al
derramar su sangre, el misterio pascual. Que vive y reina por los
siglos de los siglos. R/. Amén

PRIMERA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA

MONICIÓN DE LA PALABRA

Ante el Crucificado emergen la conciencia de la gravedad de nuestros


pecados y la grandeza del amor de Dios. La escucha de la Palabra es lo que
nos permite entrar de manera más profunda en este misterio. Que el
Espíritu de Dios ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón, de manera
que brote fuerte la voz de nuestra gratitud con Dios unida al deseo de una
profunda conversión.

PRIMERA LECTURA

Del profeta Isaías 52, 13 – 53, 12

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se


espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto
humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la
boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó
nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su
presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo
vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un
hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los
rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y
aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y
humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por
nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices
nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino;
y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado,
voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al
matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin
defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores,
aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor
quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá
su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará
por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de
conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes
de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una
muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

Salmo 30,2.6.12-13.15-16. 17.25:

R./ Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

A ti , Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
118 tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Soy la burla de todos mis enemigos,


la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil. R/.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,


sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R/.

SEGUNDA LECTURA

De la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9


119
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote
grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo
sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha
sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por
eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en
los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y
súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue
escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y,
llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen
en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios

EVANGELIO
Indiaciones para lectura dialogada: las siglas que se designan a los diversos
interlocutores son las siguientes += Jesús; S= Otros personajes; C= Cronista.

El sacerdote en la lectura de la Pasión no proclama el saludo El Señor esté con


ustedes, sino que lee Pasión de nuestro Señor…, tampoco se signa el libro ni
presentan el incensario y los ciriales

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18,1–19,42)

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente
Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas,
el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí
con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de
los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y
armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

+ «¿A quién buscáis?»

C. Le contestaron:

S. «A Jesús, el Nazareno.»

C. Les dijo Jesús:

+ «Yo soy.»

C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy»,


retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+ « ¿A quién buscáis?»

C. Ellos dijeron:

S. «A Jesús, el Nazareno.»

C. Jesús contestó:

+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos»

C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que
me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al
criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se
llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy


a beber?»

C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo


ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo
120 sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo:
«Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro
discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote
y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó
fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote,
habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo
entonces a Pedro:

S. « ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?»

C. Él dijo:
S. «No lo soy.»

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía


frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la
doctrina. Jesús le contestó:

+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en


la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho
nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han
oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.»

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban allí le dio una bofetada
a Jesús, diciendo: 121
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?»

C. Jesús respondió:

+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado


como se debe, ¿por qué me pegas?»

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro


estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. « ¿No eres tú también de sus discípulos?»

C. Él lo negó, diciendo:

S. «No lo soy.»

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro
le cortó la oreja, le dijo:

S. « ¿No te he visto yo con él en el huerto?»

C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de


casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio
para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato
afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. « ¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»

C. Le contestaron:

S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.»


C. Pilato les dijo:

S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.»

C. Los judíos le dijeron:

S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.»

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba
a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Jesús le contestó:

+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»

C. Pilato replicó:

S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado


a mí; ¿qué has hecho?»

C. Jesús le contestó:

+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia


habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no
es de aquí.»

C. Pilato le dijo:

S. «Conque, ¿tú eres rey?»

C. Jesús le contestó:

+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha
mi voz.»
122 C. Pilato le dijo:

S. «Y, ¿qué es la verdad?»

C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:

S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que


por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los
judíos?»

C. Volvieron a gritar:
S. «A ése no, a Barrabás.»

C. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó


azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a
él, le decían:

S. «¡Salve, rey de los judíos!»

C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna


culpa.»

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color 123


púrpura. Pilato les dijo:

S. «Aquí lo tenéis.»

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. «¡Crucifícalo, crucificalo!»

C. Pilato les dijo:

S «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.»

C. Los judíos le contestaron:

S «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha
declarado Hijo de Dios.»

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra
vez en el pretorio, dijo a Jesús:

S. «¿De dónde eres tú?»

C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:

S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y


autoridad para crucificarte?»

C. Jesús le contestó:

+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo


alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.»

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está
contra el César.»

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en


el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el
día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los
judíos:

S. «Aquí tenéis a vuestro rey.»

C. Ellos gritaron:

S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»

C. Pilato les dijo:

S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?»

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. «No tenemos más rey que al César.»

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él,


cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo
se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado,
y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz;
en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.» Leyeron el
letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a
Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos
sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. «No, escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los
judíos."»

C. Pilato les contestó:


124 S. «Lo escrito, escrito está.»

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo


cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica
sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:

S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.»

C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte


mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su
madre, la hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca
al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

C. Luego, dijo al discípulo:

+ «Ahí tienes a tu madre.»

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto,


sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera
la Escritura dijo:

+ «Tengo sed.»

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada


125
en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando
tomó el vinagre, dijo:

+ «Está cumplido.»

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.


Todos se arrodillan y guardan silencio por un instante

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que
les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas
al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya
había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le
traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio
es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para
que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice:
«Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo
clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de
Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el
que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un
sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día
de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús


HOMILIA

Pbro. Jorge Alberto Vélez Hurtado

Meditemos en el misterio de la cruz. Misterio que no se agota. En todas las


lecturas de hoy encontramos un elemento común y es que todo lo que
acontece es a favor nuestro; el maravilloso designio de salvación de Dios que
ha hecho cosas grandes por todos. El siervo de Yahvé es Cristo, el castigo
que cayó sobre Él nos trae la paz y por sus llagas hemos sido curados.

El sumo sacerdote de la segunda lectura es el autor de nuestra salvación.


El rey de los judíos cumple a favor nuestro todo lo que estaba escrito de él
en la sagrada escritura. Jesús acepta libremente el amor redentor del Padre.
Un amor hasta el extremo. "nadie tiene mayor amor que el que da la vida
por sus amigos" En la, cruz, tu vida y la mía es objeto de amor de Dios.
Señor Jesús estás cerca de nosotros con tu cuerpo y con tu sangre, con tu
alma y con tu divinidad, ante un poder humano lejos de Dios que te acusa,
te insulta y te ha crucificado. Ahora te ves levantado en una cruz porque
quieres atraernos a tu amor. Se levanta la cruz ante mi pobre alma para
hacerme comprender mejor y que guarde en el corazón cuanto hiciste por
mí, sufriste y por quien lo sufriste Oh Cristo salvador, permítele a mi amor,
a mi arrepentimiento y a mi gratitud estar junto a ti con mi cruz. Abrazo tu
cruz a mi pobre corazón pecador, cansado y triste. Haz que en esta tarde de
tu pasión y muerte me sienta interiormente atraído por ti y hacia ti.

En esta tarde contemplamos lo que es la verdadera vida. Aquí encontramos


nuestra propia vida y nuestra propia miseria, pero encontramos también la
fuerza de Dios. Poder que da vida, vida que se pierde, pero para ganarla.
Jesús es el hombre fuerte en la cruz. Permite Señor responder a tu grito de
esta tarde. "pueblo mío que te hecho en que te he ofendido, respóndeme". Si
Señor te respondemos: no has hecho sino ofrecernos amor y misericordia,
126 llevarnos por caminos de paz, has dado la vista a tantos ciegos, nos has
puesto a caminar, nos ha abierto las rejas de nuestras prisiones, nos has
anunciado gracia tras gracia, somos nosotros los que no hemos logrado
entender esto.

Hoy la cruz redime. Fue un viernes en que Dios nos creó a imagen y
semejanza. Pero el pecado nos desfiguro, nos oscureció esa imagen. Hoy, Él
mismo sube casi sin apariencia humana como la nuestra para rescatar
nuevamente la nuestra. Vivimos muchas veces una gran pasión. Colombia
vive una gran pasión a causa de una crisis moral, que nos está costando
mucho. Hoy te sigue trayendo a la cruz, el irrespeto y la destrucción de la
vida. Te mata la corrupción y la vida fácil, el atropello a la libertad, la
violencia fratricida y todo tipo de degeneración que sigue gritando tu pasión.
Unamos a la pasión de Cristo nuestra propia pasión y la de nuestras
familias, la de nuestra comunidad... Nuestras familias son muchas veces
reflejo de una gran pasión y muerte, dolor, abandono, tristeza, golpes,
soledad. Hoy pidámosle al Señor que mitigue nuestras cruces, que sea el
bálsamo de nuestras tristezas. Que la cruz de nuestros hogares sea puerta
de redención.

ORACION UNIVERSAL 127


La liturgia de la Palabra concluye con la oración Universal, que se hace de la
siguiente manera: el diacono, si lo hay, o ausente éste, un ministro laico, de pie,
desde el ambón dice el invitatorio que indica la intención por la cual se va a orar.
Luego, todos oran en silencio unos momentos y, en seguida, el sacerdote de pie,
desde la sede, o según convenga, desde el altar, con las manos extendidas dice la
oración.
Los fieles pueden permanecer de rodillas o de pie durante todo el tiempo de las
oraciones.
Antes de la oración del sacerdote, pueden hacerse, según la tradición, las
invitaciones que pronuncia el Diacono: “Pongámonos de rodillas” y “Se pueden
levantar” y, mientras tanto, todos oran en silencio y de rodillas durante algunos
momentos.
La oración se dice en tono simple o en tono solemne, si se usan las invitaciones
pongámonos de rodillas y Se pueden levantar

MONICIÓN DE ORACIÓN UNIVERSAL

El Hijo de Dios ha muerto sobre la Cruz. Acogiendo la ofrenda que el Hijo de


Dios hace de su propia vida, Dios Padre abraza con su infinita misericordia
a la humanidad entera. De aquí nace la posibilidad de esperar una nueva
vida, acogiendo el abrazo de perdón y de esperanza. Nuestra oración se hace
universal: para confirmar nuestra confianza en el Reino que viene y para
participar en los sufrimientos de todos los que hoy en el mundo continúan
en sí mismos la Pasión de Cristo.

I. Por La Iglesia

Oremos queridos hermanos por la Iglesia Santa de Dios, para que Dios
nuestro Señor se digne concederle la paz, la unidad y su protección en toda
la tierra; y para que nos conceda una vida pacífica y serena para glorificarlo
como Dios Padre Omnipotente.

Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:

Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las


naciones, conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por
el universo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre.
Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

II. Por el Papa

Oremos también por nuestro santo padre el Papa N., para que Dios, que lo
llamó al orden episcopal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia, como
guía del pueblo santo de Dios.

Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:

Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna todas las cosas,


atiende bondadoso nuestras súplicas y protege al Papa, para que el pueblo
cristiano, gobernado por ti bajo el cayado del Sumo Pontífice, progrese
siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

III. Por todos los ministros y por el Pueblo de Dios

Oremos también por nuestro obispo N, por todos los obispos, presbíteros y
diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.

Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:

Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo


de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus ministros,
128 para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente en la
vocación a que le has llamado. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

IV. Por los catecúmenos.

Oremos también por los (nuestros) catecúmenos, para que Dios nuestro
Señor los ilumine interiormente, les abra con amor las puertas de la Iglesia,
y así encuentren en el bautismo el perdón de sus pecados y la incorporación
plena a Cristo, nuestro Señor.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, que heces fecunda a tu Iglesia dándole


constantemente nuevos hijos, acrecienta la fe y la sabiduría de los (nuestros)
catecúmenos, para que al renacer en la fuente bautismal, sean contados
entre los hijos de adopción. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

V. Por la unidad de los cristianos.

Oremos también por todos los hermanos nuestros que creen en Cristo, para
que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a los que
viven de acuerdo con la verdad que han conocido. 129
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, que vas reuniendo a tus hijos dispersos y velas
por la unidad ya lograda, mira con amor a toda la grey que sigue a Cristo,
para que la integridad de la fe y el vínculo de la caridad congregue en una
sola Iglesia a los que consagró un solo bautismo. Por Jesucristo nuestro
Señor. R/. Amén.

VI. Por los judíos.

Oremos también por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde
antiguo por los profetas, para que el Señor acreciente en ellos el amor de su
nombre y la fidelidad a la alianza que selló con sus padres.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su


descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el
pueblo de la primera alianza llegue a conseguir en plenitud la redención.
Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

VII. Por los que no creen en Cristo.

Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por
el Espíritu Santo, puedan encuentren también ellos el camino de la
salvación.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:


Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que,
viviendo con sinceridad ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad,
y a nosotros concédenos también que, progresando en la caridad fraterna y
en el deseo de conocerte más, seamos ante el mundo testigos más
convincentes de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

VIII. Por los que no creen en Dios.

Oremos también por los que no admiten a Dios, para que por la rectitud y
sinceridad de su vida alcancen el premio de llegar a Él.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que te
busquen y, cuando te encuentren, descansen en ti, concédeles que, en
medio de sus dificultades, los signos de tu amor y el testimonio de los
creyentes les lleven al gozo de reconocerte como Dios y Padre de todos los
hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

IX. Por los gobernantes.

Oremos también por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios
nuestro Señor, según sus designios, les guíe en sus pensamientos y
decisiones hacia la paz y libertad de todos los hombres.

Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, que tienes en tus manos el destino de todos los
hombres y los derechos de todos los pueblos, asiste a los que gobiernan,
para que, por tu gracia, se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo y
la libertad religiosa de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.
130
R/. Amén.

X. Por los que sufren

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, por todos los que en el


mundo sufren las consecuencias del pecado, para que cure a los enfermos,
dé alimento a los que padecen hambre, libere a de la injusticia a los
perseguidos, redima a los encarcelados, conceda volver a casa a los
emigrantes y desterrados, proteja a los que viajan, y dé la salvación a los
moribundos.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:

Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los que lloran y fuerza de los que
sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en la tribulación,
para que sientan en sus adversidades la ayuda de tu misericordia. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

SEGUNDA PARTE

PRESENTACIÓN DE LA CRUZ

131
El sacerdote, o el diácono, con los ministros, o bien otro ministro idóneo, se dirige
a la puerta de la iglesia, donde toma la cruz ya descubierta; los ministros le
acompañan con las velas encendidas, y van procesionalmente por la iglesia hacia
el presbiterio. Cerca de la puerta, en medio de la iglesia y antes de subir al
presbiterio el que lleva la cruz la eleva y canta la invitación Mirad el árbol, a la que
todos responden Venid a adorarlo, y después de cada una de las respuestas se
arrodillan y la adoran en silencio durante unos momentos, como se ha indicado
antes.

MONICIÓN ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ (terminada la procesión y


presentación de la Cruz)

Reconocemos en el signo de la Cruz, el signo de nuestra Salvación. En ella


nuestro único salvador y redentor ha dado todo, nos ha ofrecido una nueva
vida. Acerquémonos procesionalmente a adorarle. La colecta de este día se
destina al sostenimiento de los lugares santos, la Comisaría de Tierra Santa
extiende su saludo de gratitud a nuestra Iglesia Diocesana y agradece de
antemano toda la colaboración que podamos ofrecer.
Mientras tanto, se canta la antífona Tu Cruz adoramos, los Improperios, u otros
cánticos apropiados. Quienes ya adoraron la cruz, regresan a sus lugares y se
sientan.

TERCERA PARTE

SAGRADA COMUNIÓN

Sobre el altar se extiende el mantel y sobre el mismo se coloca el corporal y el misal.


Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, traslada el Santísimo
Sacramento desde el lugar de la reserva al altar, pasando por el recorrido más breve,
mientras todos permanecen de pie y en silencio. Dos ministros con velas encendidas,
acompañan al Santísimo Sacramento y dejan luego las velas cerca del altar o sobre
el mismo.

Se realiza el rito de la comunión, omitiendo el rito de la paz y el canto del cordero.

Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza,


nos atrevemos a decir:

El sacerdote, con las manos extendidas, dice junto con el pueblo:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a


nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,


para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos.


El pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:

Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un


132 motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para
defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.

Seguidamente hace genuflexión, toma una partícula, la mantiene un poco elevada


sobre el copón y dice en voz alta, de cara al pueblo:

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los
invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade una sola vez:


Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará
para sanarme.

Luego, comulga reverentemente diciendo en secreto: el Cuerpo de Cristo.

Después distribuye la comunión a los fieles. Durante la comunión se pueden


entonar cantos apropiados.

MONICIÓN DE COMUNIÓN

El Discípulo–misionero está llamado de modo especial en este día a hacerse


partícipe del Cuerpo de Cristo entregado, comulgando con la Eucaristía que
fue consagrada en la celebración de ayer. Es la mejor forma de expresar 133
nuestra unión con Aquel que, derramó su sangre por nosotros.
Acerquémonos con devoción.

Terminada la comunión, el ministro lleva la reserva al lugar preparado.

Oración después de la comunión (se dice oremos)

Dios todo poderoso y eterno que nos restauraste por la bienaventurada


muerte y resurrección de tu Cristo, conserva en nosotros la obra de tu
misericordia, para que vivamos siempre en tu servicio por la participación
de este misterio. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén

Para la despedida, el diácono, o en ausencia de éste el sacerdote mismo, puede decir


esta invitación: Inclínense para recibir la bendición.

En seguida el sacerdote, de pie, vuelto hacia la asamblea, y extendiendo las manos


sobre ella, dice esta oración sobre el pueblo:

Señor te rogamos que descienda una copiosa bendición sobre tu pueblo, que
ha celebrado la muerte de tu Hijo, en la esperanza de la resurrección; venga
sobre él tu perdón, concédele tu consuelo, auméntale la fe y reafírmalo por
la eterna redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

Y todos, después de hacer genuflexión ante la Cruz, se retiran en silencio.

Después de la celebración se descubre el altar, pero sobre él se deja la Cruz con dos
o cuatro cirios.
Sermón de las Siete Palabras
INTRODUCCIÓN
Seminarista Alexander Muñoz Pérez

Hace aproximadamente 2000 años se elevaba sobre el Gólgota el signo, más


sublime y más profundo que se haya podido elevar sobre la historia
humana. La cruz se ha convertido en el escudo más poderoso para los
cristianos; en ella estuvo clavada la salvación del mundo, Cristo Señor
nuestro, que se hizo escarnio por nuestra redención.

Hoy viernes santo, en campos, pueblos y ciudades, admiramos el hecho más


extraordinariamente escandaloso de la historia: la crucifixión y muerte de
Cristo, hijo de Dios, quien con su inmolación en la cruz destruyó las cadenas
del pecado y de la muerte.

Elevemos hermanos una mirada de consuelo y de esperanza sobre el


calvario que aquí a tres pasos de nosotros, representa el Gólgota de aquel
primer viernes santo de este mundo;

Contemplemos al hombre de aquel viernes pendiendo en el tabernáculo de


la cruz y hagámonos una pregunta desde lo profundo del corazón:

¿POR QUE CRISTO MUERE Y EN UNA CRUZ? Que pregunta tan sencilla,
tan lógica, pero a la vez tan recóndita. He aquí unas pinceladas a cerca de
la única respuesta y del único motivo de la entrega voluntaria del verdadero
cordero en una cruz.

San Juan, en una de sus cartas, nos afirma que Dios es amor; y como cada
ser proyecta en sus acciones lo que es, lo único que hace Dios es amar.
134 DEUS, CARITAS EST; es decir DIOS ES AMOR y lo único que hace es amar
todo lo que brotó de sus manos: Dios ama la naturaleza creada, ama el agua,
ama el aire, ama los árboles, ama los animales, ama los astros y
especialmente ama al hombre y a la mujer, obra perfecta de la creación que
ha nacido de las manos, del corazón y de lo profundo de las entrañas de un
Dios que es amor.

Esta es la respuesta, el motivo único y tremendo del porque Cristo colgó del
madero y entregó hasta su última gota de sangre: solo y simplemente porque
Él es amor y su única acción es amar, puramente y solo amar.
Dios ama porque ama, Dios perdona porque ama, Dios bendice porque ama,
Dios levanta porque ama, Dios corrige porque ama, Dios entregó, se sigue
entregando en la cruz y en el altar porque ama profundamente a sus hijos.
No hay otra respuesta, no la ha habido ni la habrá jamás, no hay otro
motivo, solo el amor como la única razón del ser de Dios.

Nosotros en la actualidad, hemos desvirtualizado de tal forma lo que es el


amor, que lo confundimos y llamamos amor a cualquier realidad alejada de
lo que es de verdad el amor.

Primero, el amor no es un deseo: el deseo responde a mi gusto y placer, algo


que yo deseo es algo material, algo que anhelo poseer y hago hasta lo
imposible por adquirirlo. 135
El deseo me empuja a satisfacer mis gustos cueste lo que cueste; hoy deseo
mañana no, hoy quiero esto, mañana aquello, yo deseo algo y otra persona
puede desear algo diferente. El amor de Dios, que estamos invitados a vivir,
no es ni puede ser jamás un deseo.

Segundo, el amor no es un apego: casi siempre pensamos que el amor es


tener a alguien, algo o muchas posesiones. Creemos que amar es tener una
o muchas seguridades en que apoyarnos y por tanto le ponemos todas las
fuerzas, toda la fe, toda la esperanza y respiramos tanto apego hacia algo o
a alguien, que, si ese algo o alguien se van o no están, sentimos que ha
llegado nuestra derrota y nuestro final. El amor que Dios demostró en la
cruz y que nosotros debemos asumir, no es ni podrá ser nunca un apego.

Y tercero, el amor no es un sentimiento: los sentimientos son realidades que


corresponden accidentalmente al ser humano y como accidentes, están o no
están, son variables, un día si otro día no. A veces odiamos, a veces no; a
veces queremos, a veces no; ayer teníamos pereza, hoy tenemos animo; hoy
intentamos, dentro de dos días no intentamos; y así sucesivamente vemos
que los sentimientos son variables, inconstantes e imperfectos. El amor que
brota del corazón herido por la lanza en la cruz y que hoy nos exhorta a
hacer realidad en nuestra vida, no es ni debe ser jamás un sentimiento.

¿ENTONCES QUE ES EL AMOR SEGÚN DIOS? El amor según Dios, es Dios


mismo, es su ser en todo. El amor de Dios, por tanto, no es un deseo, no es
un apego, no es un sentimiento; el amor divino es un estilo de vida, es una
civilización, la civilización del amor que comenzó hace miles de millones de
eternidades y que se hizo concreto en el árbol de la cruz. El amor de Dios no
es una opción que escogemos o no, sino la vida misma de Dios que debemos
asumir en nuestro camino; ese amor no tiene límites, no espera nada a
cambio, no exige, es paciente, todo lo mueve, todo lo penetra, todo lo
alcanza, todo lo cura, todo lo envuelve hasta nuestros pecados,
transformando nuestra miseria en la obra perfecta, en la vasija de barro
auténtica porque ha sido moldeada por el ser de Dios que es amor.

El quehacer de Dios es solo amor y nos ama con toda su mente, con todas
sus fuerzas, con toda su alma, con todo su corazón; y esa debe ser nuestra
actitud: corresponder a ese amor de Dios como Él lo hace, con toda nuestra
mente, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas, sin miseria, sin
poquitos, sin reservas, sino con todas las fuerzas del corazón.

Ese amor de Dios se hizo pleno en una cruz hace dos mil años; en una cruz
que actualizamos en cada eucaristía y que hoy representamos en un
calvario. Debido a ese amor entregado en Cristo y llevado a cabo de
generación en generación en la iglesia sostenida por el Espíritu Santo, Dios
sigue soñando cada segundo con darnos su presencia y su amor; por más
que tú y yo nos opongamos y por más que nos empeñemos jamás lograremos
que Dios deje de amarnos.

Las siete palabras de Cristo en la cruz, son su testamento de amor a la


humanidad. Hoy el Señor sueña con cada uno de nosotros, sueña con
nuestra salvación y por eso desde el Leño Santo nos habla al corazón y lanza
un grito herido a todos sus hijos de esta generación. Descubramos
hermanos en silencio y recogimiento el amor de Dios en sus siete palabras
en la cruz; “no endurezcamos el corazón como en Meribá, como el día Masá
en el desierto”, sino que abramos nuestra alma y atentos descubramos
cuanto nos ama el Señor en la reflexión de estos siete sueños del Divino
Agonizante.

PRIMERA PALABRA
136 PERDÓNALES PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,34)

Llegados al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús en medio de dos


malhechores. Entonces Jesús dijo: “Padre, perdónales, porque no saben lo
que hacen”.

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús


REFLEXIÓN

Diác. Edwin Javier Hernández Ramírez

Jesús, una vez más evoca al Padre. Él sabe que se aproxima el momento
culmen del Misterio Pascual, muriendo y resucitando para la eternidad; aún
en el lecho de la muerte, pide perdón por aquellos que lo están crucificando,
porque tiene la plena certeza de que el Padre es infinitamente
misericordioso.

El Señor hoy nos enseña que debemos quitar el odio de nuestro corazón,
vivir un perdón sincero por aquellos que nos persiguen, difaman, que
quieren nuestra caída; nos invita a abandonarnos en su misericordia y 137
providencia divina cuando estamos en situaciones límites de nuestra vida,
ya sea en la enfermedad, la muerte de un ser querido, la escasez económica,
los problemas afectivos, u otras tribulaciones de nuestra vida.

En la actualidad se vive cada vez más en el egoísmo y el odio, se piensa en


el bienestar propio con desinterés por el bien común y por la dignidad del
otro. Jesús nos enseña en esta Primera Palabra, que debemos identificarnos
por la misericordia y el perdón. Podemos pensar… ¿qué es más difícil,
perdonar o pedir perdón? Quizá la dificultad para hacerlo, se debe a la
gravedad de la ofensa; sin embargo, Jesús suplica al Padre por unos
hombres que no le han pedido perdón y por un pecado que no es suyo, para
mostrarnos, como un día lo dijo a Simón Pedro ¿Cuántas veces debemos
perdonar al que nos ofende? siempre y en toda circunstancia hay que
perdonar.

El entorno de la época de Jesús nos muestra una generación que no quita


las escamas del error, sus ojos nublados no saben identificar quién es la
Verdad, por eso Jesús implora al Padre pidiendo perdón porque “ellos no
saben lo que hacen”…

El Señor ahora nos pregunta ¿Cómo sabemos si hacemos o no, su Santa


voluntad? Es difícil dar una respuesta sensata; podemos ver cómo se nos
pasa la vida sin confrontarnos frente a Dios por nuestros actos,
pensamientos, palabras, deseos, sin definir si sabemos o no, lo que
hacemos. Esta Primera Palabra, de forma sublime, responde a esta
pregunta: …si perdonamos, somos misericordiosos, pensamos en el otro,
nos sacrificamos por amor al prójimo, y acogemos la Salvación que Cristo
nos ofrece, entonces estamos haciendo la voluntad de Dios.
Supliquemos a Dios todopoderoso, pidiendo al Padre que nos dé un corazón
de carne y podamos vivir el perdón; al Espíritu Santo que nos conceda el
don de la Sabiduría para que nuestro obrar sea iluminado en Cristo, luz
verdadera, camino, verdad y vida.

SEGUNDA PALABRA

HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,42-43)

Uno de los ladrones crucificado con Jesús, le dijo: “Señor, acuérdate de mí


cuando llegues a tu Reino”. Jesús le dijo: “Hoy mismo estarás conmigo en el
Paraíso”.

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN

Diác. José Alfredo Aycardi Jaimes

UNA CRUZ CON DOS CARAS

“Aun en las circunstancias más adversas de nuestra vida, Jesús viene a


nuestro encuentro para salvarnos”.

Dos ladrones se encuentran condenados por sus crímenes. En medio de


ellos, Uno que, aunque injustamente condenado, traerá justicia para todos.
Una Cruz con dos caras, dos personajes, dos realidades, dos destinos nos
presenta esta palabra en el Evangelio. Sin embargo, un mismo Dios que "que
138 hace salir su sol sobre malos y buenos" Mateo, 5,45.

En nuestra vida cristiana podemos vernos envueltos en ambas realidades.


Por una parte, podemos asumir la actitud del ladrón a quien llama la
tradición Gestas. Este reconoce a Jesús como el Cristo “¿No eres tú el Cristo?
Sálvate a ti mismo y a nosotros” Lc 23,39; no obstante, la soberbia, la falta
de Fe y caridad, le impide aceptarlo. Muchas veces exigimos a Dios que se
haga presente en nuestras vidas, asumiendo esta misma actitud. Gestas
pedía una salvación inmediata: bajarse de la cruz, salir del problema, para
quizás continuar con su mala vida. Por su parte, nosotros, en medio de las
dificultades, de la enfermedad, buscamos a un Dios exprés, que nos
solucione el problema, que nos saque de la adversidad, que nos baje de la
Cruz, para después, quizás, olvidarnos y continuar con nuestra vida como
si nada extraordinario hubiera pasado. Esta es la primera cara que se nos
muestra en el calvario y sin embargo, vale la pena decirlo, Jesús no
pronuncia sentencia sobre esta actitud, sobre este hombre.

Dimas -el buen ladrón- es quien reprende esta actitud: “¿Es que no temes
a Dios, tú que sufres la misma condena? "Y nosotros con razón, porque nos lo
hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»"
Lc 23,40-41. Por ello, Dimas se convierte en la otra cara de la Cruz. Es la
esperanza que tenemos cada uno de nosotros pecadores frente a la
salvación. No importa cuanta vida de pecado hayamos tenido. Para Dios
solo basta tener un corazón contrito y humillado como lo expresa el salmo 139
50. En Dimas tenemos la certeza de que existe un lugar para el encuentro
definitivo con Dios "Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré
y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros." Juan,
14,3. El buen ladrón no alcanza la misericordia y la salvación por haber
llevado una vida virtuosa, lo hace, porque en medio de la dificultad, clavado
en su propia cruz, reconoce a Jesús como su salvador. Su conversión es
inmediata y su profesión de fe se resume en la petición que le hace a Jesús:
“acuérdate de Mí, cuando entres a tu Reino” Lc 23,42. Aunque Gestas hace
la misma petición, la actitud y el sentimiento con que la realiza Dimas es
diferente. Gestas exige, Dimas confía; Gestas insulta, Dimas clama…

La expresión de Jesús es clara: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el


Paraíso" Lc 23, 43. La salvación ya no es una simple promesa; el -Hoy- de
Jesús es el cumplimiento y la seguridad de todo creyente que anhela la
salvación. El Papa Francisco parafraseando a San Agustín nos recuerda:
No existe Santo sin Pasado, ni pecador sin futuro”. El pecado nos aleja de
la salvación, pero no nos priva de ella. Por tanto, La gran enseñanza de
Dimas se llama ESPERANZA: una virtud que lo lleva a obrar, incluso al final
de su vida, con FE Y CARIDAD ante Jesús. Si bien lo enseña nuestra Madre
Iglesia que en la Cruz la salvación fue dada, sin embargo, para alcanzarla
debemos adherirnos a la persona de Jesús por medio de la Fe que se expresa
a través de la Caridad.

Señor te pedimos que nos regales la esperanza de Dimas -el buen ladrón-
para que en medio de las dificultades podamos reconocer la grandeza de tu
amor que es capaz de convertir el pecado en gracia, las sombras en luz,
nuestra tristeza en alegría, nuestra soberbia en humildad. OH Jesús,
salvador mío, que el final de nuestra vida podamos tener la certeza del buen
ladrón que nos dirás:

HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO"

TERCERA PALABRA

MUJER, HE AHÍ A TU HIJO. HIJO AHÍ TIENES A TU MADRE

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,26-27)

Viendo Jesús a su madre junto a la cruz y junto a ella al discípulo a quien


amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo:
“Ahí tienes a tu madre”. Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN

Diác. Mario Javier Zapata Zapata

La pasión de nuestro Señor Jesucristo es también para nosotros la


contemplación de como Jesús va entregándonos todo, ya nos dio sus días y
sus noches, nos dio lo mejor de su juventud y de sus fuerzas, nos dio los
secretos de su corazón revelándoselos a los discípulos, entregó sacramental
y místicamente su cuerpo total en la sagrada eucaristía, ha ofrecido también
su dolor y su intercesión en el monte de los olivos, sus ropas le han sido
arrancadas en el momento de la crucifixión, al dueño de todo le quedan muy
pocas cosas.

Y ahora, ¿comenzará ya Cristo a ocuparse de sí mismo? En la primera de


sus palabras ha revelado a los hombres y les ha dado la promesa del perdón.
140 En la segunda ha mostrado que el perdón es un don gratuito de Dios, al
dárselo a un bandolero. ¿No es ya tiempo de olvidarse de cuanto le rodea y
dedicarse a su dolor? No, la revelación del amor tiene que continuar hasta
el final. A Jesús aún le falta el mejor de sus regalos a la humanidad. Él, que
nada tiene, posee aún algo enorme: una madre. Que está ahí presente y se
dispone a entregárnosla; no sabemos si para consuelo suyo o para
acrecentar su dolor porque es un amor muy grande el de esta madre y este
Hijo, es el dolor compartido que se funde en un solo dolor.
María Unida a Jesús, de pie junto a la Cruz, unida no sólo a sus dolores,
sino también a su misión. Es confirmada en su vocación de madre. Allí esta
pues María y Él, Cristo en un doble acto de amor y en un doble acto de
protección y de solicitud, entrega María a Juan como madre y entrega a
Juan a María como hijo. Está proveyendo así ciertamente al cuidado de la
vida de María, pero esta también dándole hogar a la iglesia que en ese mismo
momento nace a los pies de la cruz; dice el texto que Juan desde ese mismo
momento acogió a María en su casa haciendo parte de todo lo suyo. Es
testamento de Cristo en la cruz y es testamento para nosotros los cristianos.
Recibamos también nosotros a María y no de cualquier manera, recibámosla
de tal manera que haga parte de lo más íntimo de nuestro ser.

Así María que dio a luz a Cristo cabeza de la Iglesia, en ese discípulo amado 141
y también en cada uno de nosotros empieza dar a luz a los miembros de
Cristo porque María es madre del Cristo total nos dice san Agustín, madre
de Cristo cabeza nacido de sus entrañas, madre de nosotros que somos los
miembros de Cristo en cuanto suscita, protege, acompaña, merece, educa
la gracia que Dios realiza en nosotros, es esa también la raíz del amor que
María tiene a cada uno de nosotros, no es simplemente la compasión
femenina, no es simplemente la solidaridad materna que ya sería muy
grande, es un amor teologal, María nos ama en razón de Dios, nos ama
porque su Hijo se va formando en nosotros, María solo tiene un Hijo que se
llama Cristo y allí donde Cristo se va formando María lo va protegiendo,
vamos a recibirle este regalo precioso a nuestro Señor Jesucristo su madre
santísima, y que ella eduque a ese Cristo que se está formando en nosotros.

Este fue el último regalo que Jesús nos hizo antes de morir. Y esa fue la
gran tarea que encomendó a María. Fue como una segunda anunciación.
Hacía unos años que un ángel la invitó a entrar en los planes de Dios. Ahora,
no ya un ángel, sino su propio Hijo, le anuncia una tarea más difícil: recibir
como hijos de su corazón a todos los hombres y mujeres, incluso a los que
matan a su Hijo. Y ella acepta, actuando de nuevo su fe, y diciendo, ahora
silenciosa, “hágase”, mi Señor. De ahí que el olor a sangre del Calvario
comience extrañamente a tener un sabor a recién nacido; de ahí que sea
difícil saber si ahora es más lo que muere o lo que nace; de ahí que no
sepamos si estamos asistiendo a una agonía o a un parto. ¡Hay tanto olor a
madre y a engendramiento en esta dramática tarde…!

Hoy cuando la maternidad esta tan amenazada debemos volver la mirada a


María, pues desde el principio el demonio ha querido herir a la humanidad
hiriendo a la mujer porque en ella están las fuentes de la vida. En nuestra
época la maternidad es minusvalorada y a veces explícitamente atacada. Y
lo maternal, se quiere cambiar atendiendo mascotas, o cambia para rendirle
culto al propio cuerpo, o simplemente se busca ir contra las leyes de la
naturaleza dando rienda suelta a los placeres del mundo y de la carne, o
más doloroso aun, se ha cambiado el vientre maternal donde se gesta la vida
para transformarlo en sepulcros, testigos de las mayores infamias a las
cuales puede llegar el hombre, asesinar cruelmente a los miembros del
cuerpo místico de Cristo con el pretexto de vivir la libertad, una libertad que
termina esclavizando a los hijos de Dios que precisamente recibieron la
libertad en la cruz de Cristo.

Que María nuestra madre nos ayude a entender estos acontecimientos de


salvación, y que nosotros podamos vivir nuestra propia historia llevados de
su mano, para cumplir siempre la voluntad de Dios.

CUARTA PALABRA

¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (27,46)

Alrededor de la hora nona clamó Jesús en arameo con fuerte voz: “¡Elí, Elí!
¿Lamá sabactani?, esto es: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN

Diác. William Fernando Zárate Delgado

Esta es la más misteriosa de las siete palabras, y podríamos decir, de todas


las que Cristo pronunció en el curso de su ministerio. ¿No es Jesús el mismo
142 Dios? ¿No dijo El mi Padre y yo una cosa somos; y a Felipe: ¿El que me ha
visto, ha visto al Padre? ¿Cómo puede expresarse en tales términos el que,
como dice Pablo, es Dios bendito por todos los siglos?

Dios, mío, Dios, mío, ¿`por qué me has abandonado, es el grito más
desgarrador, que Jesús pronuncia desde la cruz, No es que se sienta
abandonado de su Padre, todo lo contrario, su Padre está a su lado, pero
Jesús como ser humano, experimenta el dolor y la angustia normal del
género humano, siente la inmensa soledad al verse abandonado, por todos
sus discípulos y amigos, tiene un momento de sentimientos de soledad,
pero más que sentirse abandonado, por el Padre Dios, se siente
abandonado, por todos nosotros, que lo rechazamos siempre.

El sufrimiento de Cristo simboliza el sufrimiento del ser humano. Jesús, en


la agonía de la Cruz, experimenta en su alma los efectos del pecado de la
humanidad, es decir, experimenta la ruptura de la comunión con Dios.
Desde la Cruz veía a todos los hombres y mujeres que sufrirían. Sintió en
sus propias llagas las infinitas llagas de todos los cuerpos que serían
torturados por el hambre y la miseria. Sintió las heridas que son
consecuencia de la injusticia y la crueldad, el dolor de las llagas de los
encarcelados, de los rechazados y despreciados por la misma sociedad.
Sintió en su pecho el dolor que siente un anciano cuando es olvidado por
los suyos. Sintió en la piel el ardor de todos aquellos que serían marginados 143
por su raza. Y esas voces, desde el silencio se unían a la de Jesús diciendo:
‘Señor, Señor… ¿Por qué me has abandonado?

Como ser humano, Jesús experimentó el dolor y la angustia normal del


género humano, sintiendo una inmensa soledad al verse abandonado por
todos sus discípulos y amigos, al ser traicionado y acusado de blasfemo, al
ser vendido y golpeado, flagelado, insultado y coronado con espinas. Se pasó
la vida "haciendo el bien" y sus seguidores lo abandonaron. Pero para los
hombres no fue suficiente haber pasado por este mundo haciendo el bien a
todos. Llegó hasta el extremo del amor. Dio vida a aquello que había
predicado antes: "Nadie tiene amor más grande que el que da la propia vida
por sus amigos”. Pero también la dio por sus enemigos, por aquellos que le
estaban crucificando.

En conclusión, las palabras de Jesús son de abandono, no de


desesperación. Jesús sigue hablando con el Padre con el salmo 21,
convertido ahora en la oración perfecta y sigue así: "Me rodean como perros,
me cercan una nube de malvados, han taladrado mis manos y mis pies y
me han acostado en el polvo de la muerte. Cuentan mis huesos uno a uno,
me miran, me contemplan. Se reparten mis vestidos, echan a suerte mi
túnica. Pero tú, oh Yavé, no te alejes fuerza mía, ven pronto a socorrerme.
No despreció a un desdichado, ni rehusó responderle. No apartó de mí su
rostro me escuchó cuando le imploraba. Anunciaré tu nombre a mis
hermanos".
QUINTA PALABRA

TENGO SED

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,28)

Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la


Escritura, dijo: ¡Tengo sed!

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN

Pbro. Divier Antonio Ospina Cardona

Querida familia en la fe, hemos caminado reflexionando en este viernes


santo sobre la profundidad de las palabras de Cristo en la cruz, tenemos
frente a nosotros la oportunidad de contemplar la pasión y muerte del Señor.
En esta quinta palabra encontramos en Jesús la experiencia de la agonía,
de la soledad en la cruz, un vacío que se hace palabra después de sentir el
flagelo de la humanidad, el peso de toda su misión.

Es de conocimiento general para todo ser vivo que la sensación de la sed es


agobiante hasta el punto de abrumar la conciencia, por eso la sed de Cristo
desde el punto de vista fisiológico es algo inevitable por la pérdida de sangre
y el brutal trato al que fue sometido. Pero el pueblo cristiano va más allá de
una expresión que se hace petición para saciar una sensación, no es
solamente el cuerpo de Jesús el que tiene sed, porque hablar de su sed es
recordar el fuego que le movía, el propósito de su misión terrenal siempre
enfocada en realizar la voluntad del Padre.

La sed que actualmente la humanidad padece tiene un sin número de


rostros, pero la mayoría de veces se prefiere hacer de ella una imagen
144 acomodada a nuestra conveniencia y no a la realidad del mundo, por eso es
más fácil practicar la filantropía que la caridad, cuando nuestra sed se hace
superficial cambia el orden de importancia de lo realmente importante.
Seres humanos y algunos llamados cristianos comprando casas, carros,
vestidos de precios exagerados pero incapaces de sonreír o abrazar, viviendo
sin motivos para ser realmente felices, dicho de otra manera, seres que no
saben que es y para qué es la vida, no saben cómo encontrar o brindar
momentos de felicidad, no han empezado a encontrar su verdadera sed, es
ahí donde toma mayor fuerza y debemos mirar esta palabra de Jesús en la
cruz adentrándonos en ella hasta descubrir nuestra sed más profunda.
El camino a seguir y modelo perfecto sin duda es Jesús, manifestado una
vez más en la actitud de su sed, pues es la sed del amor incondicional
entregado plenamente en el madero de la cruz sobre buenos y malo, que
lindo sentirnos amados de una forma tan elevada que se hace hasta
incomprensible a nuestros sentidos.

De cara a Dios el perfecto amor y confrontando nuestra vida con la realidad


¿Cuál es nuestra sed más profunda?

SEXTA PALABRA

TODO SE HA CUMPLIDO 145


Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,30)

Después de que Jesús tomó el Vinagre, dijo: “Todo se ha cumplido”

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN

Diác. Luis Antonio Bermúdez Sepúlveda

Después de pronunciar su quinta palabra en la cruz “tengo sed”, ahora el


Señor pronuncia, en la sexta palabra “Todo se ha cumplido” en el que nos
lleva hacer un recorrido de lo que anunciaron los Profetas en el Antiguo
Testamento. Todo se ha cumplido al pie de la letra, no se ha saltado ni una
tilde ni un punto. Todo en Él se ha cumplido. Llevándose a cabo la más
grande perfección del amor: la entrega de Jesús en la cruz.

Lo anunciado por los profetas se ha cumplido en el que está clavado en la


cruz. El Profeta Isaías en sus oráculos pronuncio que el Mesías nacería de
una mujer Virgen, cumpliéndose en María quien es predestinada desde
antiguo a ser la madre del Hijo de Dios.

Todo se ha cumplido según lo dice la Escritura, la profecía de Miqueas que


en Belén de Judá, será la ciudad donde nacerá el Salvador del mundo. Que
el dueño del mundo no tendría un lugar donde realizar su llegada, solamente
había disponible una pesebrera, un lugar humilde y sencillo, pues así era la
presencia de Dios en su Hijo Jesús, así se quiso revelar y hacerse más
cercano al hombre que vive el mundo de injusticia: discriminado y
marginado.
Todo se ha cumplido tal como lo proclama el salmo 71 en donde unos Reyes
Magos ante el esplendor de la Luz de una estrella diferente a las demás, los
motiva a ir al encuentro del Dios humanado; se postran, le adoran y le
ofrecen sus tesoros y reconocen en el Niño al Rey de reyes y Señor de
señores.

La profecía del anciano Simeón en el momento de la presentación del Niño


en el templo se ha cumplido, Jesús ha llegado para ser piedra de tropiezo
ante muchos poderosos, ha derribado las ideologías ajenas al Evangelio, ha
cambiado la ley del talión por la ley del amor.

Lo dicho por el anciano Simeón también se cumplió en la Madre del Señor,


pues una espada “traspasará tu corazón”, donde la propia madre María
Santísima ve a tantos que su Hijo sano, curo, libero, perdono y les anuncio
el Evangelio del Reino, ahora son traidores lleno de indiferencia y que se
unen a las voces de un pueblo que grita “crucifícale, crucifícale” palabras
que turbaban el corazón de una Madre que veía a su Hijo cumpliendo la
misión de su Padre celestial, pues el amor consistía en donarse por todos y
dar la salvación a muchos.

Todo se ha cumplido, porque el Emmanuel “Dios con Nosotros” (Mt 1,23) se


hizo cercano y nos mostró su rostro de compasión y misericordia. Todo esto
sucedió para que se cumplieran los oráculos del Señor anunciados por
medio de los profetas.

Juan el Bautista anuncia en el desierto con voz potente, que hay que
preparar el camino porque viene uno más poderoso que Él; el anunciado por
los profetas y esperado por el hombre, aquel quien hizo ver a los ciegos,
andar a los cojos, le devuelve la salud a los enfermos, limpia a los leprosos,
hace oír a los sordos, ÉL es la esperanza de la resurrección ante la muerte
y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia (Cf. Mt 11,5-6) pues esa era
la voluntad del Padre y por eso todo lo ha cumplido.
146
Todo está cumplido es la sexta palabra que pronuncia Jesús en la cruz
tratando de decirle al Padre que la misión encomendada de revelar su amor
y su misericordia se ha llevado a plenitud. Que Él ha bajado al mundo para
hacer la voluntad del Padre (cf. Jn 6,38) y el único alimento de Jesús fue
hacer y realizar la voluntad del que lo ha enviado a realizar su obra (cf. Jn
4,34).

Todo está cumplido, es el grito fuerte de un triunfador que recibe la corona


de laurel como triunfo de victoria sobre la muerte. Ha revelado la existencia
de Dios, que se hizo y se hace cercano al que sufre. Nos reveló que el mayor
amor que nos tiene Dios es el de entregar a su propio Hijo a una muerte de
cruz. Entrega total y definitiva para la salvación de la humanidad.

Todo se ha cumplido, en el que ahora el Señor entrega a los Discípulos a


cumplir la misión encomendada así lo entendieron ante el triple anuncio de
la muerte del Maestro. Misión que sigue realizándose en el “HOY” en la
Iglesia, que evangeliza y sigue cumpliendo la misión que Cristo le
encomendó: de llevar a todos los pueblos la salvación y de realizar como
comunidad la vivencia de la palabra vivida en los Sacramentos, hasta
cuando el Señor vuelva y lleve todo a su plenitud.

SÉPTIMA PALABRA 147


PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,46)

Era ya cerca de la hora sexta cuando el sol se fue eclipsando y hubo


oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Templo de
Jerusalén se rasgó por medio y Jesús dando un fuerte grito, dijo: “Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu”, y dicho esto expiró.

Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIÓN
Diác. Pablo Andrés Calderón Duque

Solo un corazón bien dispuesto y una vida de donación total hacen


comprender con una luz nueva, la grandeza de entregar todo en las manos
del Padre, salvando así el encuentro de cualquier tipo de reclamo o rechazo;
dando oportunidad para que sea el Silencio Sagrado, quien marque este
momento de Victoria, en medio de la aparente confusión del hombre, que,
con su vista limitada, solo alcanza a percibir una derrota.

“En tus manos encomiendo mi espíritu”. Una oración bien enmarcada desde
el salmo 31, para disponer a todos los Hijos de Dios en sintonía del
verdadero camino discipular, en el que perder la vida para este mundo es
una ganancia; ya que el sacrificio y la entrega realmente producen gran
fruto; una obra para la vida eterna, donde se está libre de cualquier
corrupción humana, así como lo hace el grano de trigo que cae en tierra y
se salva de quedar infecundo.
Dar a Dios lo que le corresponde y entregar en sus manos la total experiencia
humana, proyectan la vivencia del cristiano hasta un nuevo horizonte, en el
que se logra asimilar aquella invitación para vivir el paso del hombre viejo
al hombre nuevo (Ef. 4, 22 – 24), cuya primera misión es la de superar la
esclavitud de aquel que solo se siente y actúa como siervo.

Hacer la opción por este nuevo estilo de vida implica grandes pasos, pero
todos ellos, guiados por la Luz verdadera, aquella que no conoce el ocaso
que sigue viva en medio de las horas más oscuras del camino.

Todo este nuevo horizonte, es parte de la novedad cristiana, que hace


patente ante el mundo la necesidad de la donación sin medida, en la que el
hombre se ubica con plena libertad para dar una respuesta en la disposición
de sus capacidades, como fruto del encuentro transformante con Dios; y no
solo condicionada por los elementos aparentemente favorables que pueden
ocasionar un riesgo: desviar la vida del amigo a una simple relación de
funcionario.

El que permanezca firme a pesar de las exigencias y contrariedades, inicia


un proceso de auténtica amistad, una filiación y obtiene como resultado la
producción de una abundancia de obras buenas ya catalogadas por el
mismo relato del Evangelio en las Bienaventuranzas; que conducen a la
auténtica felicidad y realización del hombre.

En la Cruz, Jesús nos sigue interpelando pero, solo con su Amor, para que
ninguna adversidad nos haga poner en duda la preocupación de Dios por
sus hijos, también, para que cada hijo logre resistir frente a la tentación.

Depositemos nuestra confianza en Dios y con certeza digamos: “en tus


manos encomiendo mi camino”.

148
Sermón Descendimiento
Monición.
Hemos contemplado las palabras que salen del corazón de Dios y que busca
que cada uno de nosotros, llevemos su legado en la vida personal, familiar
y comunitaria. Ahora que Cristo ha muerto en la cruz, acompañemos el
descendimiento, el encuentro con su Madre y la ida al santo sepulcro con
actitud de oración, teniendo en cuenta que se ha entregado por nuestros
pecados.
Sermón
Se ha tocado la trompeta, el canto final. Ha terminado la ceremonia más
solemne y en la cruz no vemos a un fracasado, sino al redentor del mundo
que ha realizado la liturgia más bella, más esplendida que se ha podido vivir.
Desde ahora mirar la cruz no produce vergüenza, tristeza, miedo o
desolación; todo lo contrario, mirar la cruz nos llena de esperanza,
serenidad, pues nos lleva a comprender que el Divino Nazareno, que pende
de ella nos sigue amando profundamente.
Porque en la cruz, en esta noche, se ha celebrado la liturgia más bella, 149
procedemos con todo respeto, como toda liturgia misma lo merece, a
descender el cuerpo de Jesús, como en otro tiempo lo hicieron José de
Arimatea y Nicodemo.
No lo hacemos como los asesinos, que quieren limpiar la escena del crimen
para que parezca que no ha pasado nada y que ellos son inocentes.
No hacemos como los judíos, que no soportaban un crucificado para poder
celebrar tranquilos la pascua, sin que un cadáver les estorbara
No lo hacemos como el que pretende calmar su conciencia con algún gesto
bueno, después de haber hecho tanto mal a los que lo rodean.
Nosotros lo hacemos imitando el signo de compasión y valentía de José de
Arimatea y Nicodemo que piden a Pilato que les autorice descender este
cuerpo que merece todo respeto, todo honor y toda gloria.
Lo hacemos con la limpieza de la mujer pecadora que ungió los pies de este
Divino Maestro (Cf. Lc 7,38),
Lo hacemos como María de Betania que permitió que la casa se llenara de
la fragancia del perfume" (Jn 12, 3).
Lo hacemos con la ternura de la reina del cielo, la Virgen María, que acuno
a su niño en Belén, lo cubrió de besos, abrazos y lo acostó en el pesebre (Cf.
Lc 2, 7).
Lo hacemos con respeto y cuidado como un médico que trata a su paciente.
Lo hacemos con el cariño con el que muchos cuidan a sus enfermos,
preocupados de no lastimar su cuerpo sufriente.
Lo hacemos con el dolor de la madre que le toca presenciar el levantamiento
del cadáver de su hijo y ver como lo arrojan en una bolsa como si fuera
alguien despreciable.
Lo hacemos con la esperanza de que este mismo cuerpo resucitará
victorioso, porque en el sepulcro de Cristo no puede crecer la hierba de la
muerte.
Vamos a vivir este momento como toda una liturgia especial, no como un
teatro que busca atraer miradas, divertir a los expectantes o ganar la
simpatía de los presentes. Vivamos este momento en espíritu de fe.
Varones que imitan a José y Nicodemo, los invito a subir a la cruz, para
descender el cuerpo de Jesús, por favor háganlo con el máximo respeto y
cuidado que nuestro Salvador se lo merece.
Quitad la Corona de espinas: Que al quitar esa Corona de espinas
recordemos tantas cosas malas que hemos pensado, imaginado o
maquinado de nuestros hermanos. Que al quitar esa corona de espinas,
repasemos en nuestros pensamientos malos, que lo único que han hecho es
enredarnos la vida. Que al quitar esa corona de espinas le digamos a al
Divino Nazareno: ¡Aquí te dejo mi pasado, porque cada vez que lo recuerdo
me hace daño!
Desclavad la mano derecha: Pensemos en los que se dejaron conquistar
por esta mano que los llamaba: repasemos la vida de los apóstoles, los
santos, los consagrados, los niños, los pobres, los necesitados que vieron en
esa mano una bendición. Señor, sabemos que sigues usando esta mano
para conquistarnos, atraernos y para impedir que seamos condenados a
causa de nuestras malas acciones. Que todos nos aferremos de esta mano,
para llegar confiados al cielo.
Desclavad la mano izquierda: En la mano izquierda pensemos en los que
le han prestado la mano a Jesús para ayudarle. Cuantas veces decimos a
150 otros: "por favor échame una mano". Somos esa mano izquierda de Dios
cuando hemos evitado que alguien caiga, somos esa mano izquierda cuando
damos la mano a un anciano o enfermo, cuando curamos o socorremos a
alguien, cuando le ayudamos a cargar la cruz a otros. ¿No le quisieran
prestar la mano a Cristo en esta noche?
¿No quieren ser mano extendida para los que nos rodean?
Desclavad los pies de Cristo: ¡Pensemos en esos pies que nos han buscado
tanto, “Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz!" (Is 52,
7). Estos pies nunca se dieron por vencidos. Aquí están firmes los pies del
que no se cansó. Aquí están representados los pies de una madre, de un
padre, de un sacerdote, de una religiosa, de un campesino, de un médico o
enfermera que doblan sus turnos con tal de ayudar a otros. Pensemos es
esos pies de tantos hermanos nuestros que, ante la violencia, no se ha
quedado tirados, sino que se han levantado. Señor del Calvario, muchas
veces me fallan los pies, me pesa el cansancio, me agoto, me quiero dar por
vencido. Por favor préstame tus pies, para cumplir el mandato que diste a
tus discípulos:
"Poneos en camino" (Lc 10,3).
Ahora, mujeres, ungid el cuerpo de Jesús: Háganlo con la delicadeza de
una enfermera que toca con cuidado la herida del enfermo; háganlo con el
amor de una madre que no quiere lastimar la herida abierta de sus hijos.
Unjan el cuerpo de Cristo y luego asuman el compromiso de que ustedes 151
mismas sean el "buen olor de Cristo" (2 Cor. 2,15) en los lugares que se
encuentren. Acérquense a este maestro que las ha valorado y respetado, que
no ha pisoteado su dignidad, que no las ha hecho llorar, pero que sí ha
enjugado sus lágrimas. Unjan con confianza el cuerpo de Cristo. Él se
merece el perfume más fino, más genuino y autentico. Y que él las siga
mirando con amor y misericordia, para que, sintiéndose observadas de esta
manera, sean ustedes las que vean el mundo de un modo diferente.
Ahora llevad este cuerpo bendito al sepulcro: Este sepulcro es nuevo
porque El "hace nuevas todas las cosas" (Ap. 21,5). Junto a Jesús puesto en
el sepulcro, pensamos en los que ya vimos partir de nuestro lado. También
tenemos la esperanza de que ellos resucitarán con Cristo en el último día
como nos recuerda la liturgia de la Iglesia.
Gracias, Señor por la obra terminada. Ahora en el sepulcro no te vemos
como un derrotado o un fracasado, estarás mirando hacia arriba, hacia lo
alto, para indicarnos el cielo, mirando hacia el cielo, porque estás haciendo
la ofrenda agradable al Padre.

PROCESIÓN CON EL SANTO SEPÚLCRO


Seminarista Santiago Sánchez Gil

Los seres humanos estamos acostumbrados a que todo concluye, todo


termina, e incluso hay actos y acontecimientos en los que deseamos que
aparezca pronto la palabra: Fin. Sin embargo, aquí las cosas son diferentes
porque el sepulcro que excavado en la tierra guardará el cuerpo de Jesús,
será el testigo no del final de la historia, sino del comienzo de la verdadera
historia; porque donde se ha sembrado el amor, sólo allí, puede germinar el
jardín Edén.

A lo largo de la meditación de esta noche hemos visto como la Palabra de


Jesús ha iluminado nuestras vidas, revelándonos el amor y la misericordia
de Dios, e invitándonos a vivir también nosotros en la misericordia con
nuestros hermanos; qué bueno que caminemos hacia el sepulcro con el
compromiso de que esas palabras de Jesús no queden en vano, como la
higuera estéril del Evangelio, sino que trabajemos para que esa Palabra que
hoy se ha sembrado en el corazón, crezca, germine y dé fruto en nosotros.

Para ello seguramente será necesario morir muchas veces: a nuestro


egoísmo, a nuestra autosuficiencia, a la violencia, a la imposición, al odio y
al rencor, a la impaciencia, que dañan nuestra vida. Esa fue la lógica que
encarnó Jesús: porque el que desciende de la cruz, el que ha muerto en el
patíbulo, es el que nos enseña que “si el grano de trigo no muere, queda
infecundo, pero si muere, da mucho fruto” (Juan 12,24). Dios espera que,
muriendo todos los días a nuestro egoísmo, nos convirtamos en semillas de
esperanza, sabiendo que donde hay amor hay esperanza, donde hay amor,
siempre hay una nueva oportunidad, es decir, siempre hay resurrección.

Hermanos, ha muerto Jesús y sólo en la cruz hemos comprendido con


plenitud el significado de su vida y entrega. Como testigos de un drama
misterioso, se ha desplegado ante nuestros ojos la locura de un amor que
se dona hasta las últimas consecuencias.

El silencio tenebroso del cielo sombrío de Jerusalén, sólo ha sido roto por el
grito de abandono del crucificado que ha puesto su cabeza en el corazón de
su Padre.

Ahora sus amigos y allegados, los redimidos por su sangre, nos disponemos
a llevar el cadáver ensangrentado hasta el sepulcro, de donde brotará la vida
152 para el mundo.

Te acompañamos al sepulcro, pero con la certeza y dicha de saber que la


muerte no tiene ningún dominio sobre ti porque después de los nubarrones
negros de este viernes, nos espera la luz radiante del domingo, donde la Vida
venza definitivamente el dolor y la muerte.

Que esta sea la marcha del silencio y de la esperanza, del asombro y la


gratitud, de la noche que anhela el amanecer, de los corazones en luto que
deciden cambiar de vida, de los redimidos que sentimos próxima la llegada
de la luz.
153

Sábado Santo
PARA TENER EN CUENTA PARA ESTE DÍA
Se recomienda preparar siete altares correspondientes a los siete dolores y
arreglar la imagen, si la hay, de la forma más solemne y adecuada para la
ocasión; además pedir con anterioridad a las personas asistentes llevar una
luz. Durante la procesión se reflexiona sobre los siete dolores y después de
cada uno se reza un Padre Nuestro, diez avemarías y un Gloria, se puede ir
intercalando algunos cantos marianos.

Los Siete Dolores de la Virgen María


INTRODUCCIÓN
"Jesús dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Y al discípulo: Ahí tienes
a tu Madre. Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa". (Jn 19,26)
Hoy es un día de silencio, esperanza y oración; día propicio para acompañar
a María en su dolor, en su soledad, hoy nos encontramos con la imagen de
una mujer que tomó en su regazo a su hijo, lo contempló, lo cuidó como al
más grande de sus tesoros y lo entregó a la humanidad con absoluto
desprendimiento, pues sabía de su misión.
Fueron algunos años de cuidados y de dedicación por parte de María
Santísima para con Jesús, ella nos entregó un hombre lleno de vigor, de
gracia y de hermosura y solo bastó un corto tiempo para que la humanidad
se lo devolviera, ultrajado y desfigurado. María Santísima observó atónita a
su Hijo y lo tomó en sus brazos como cuando era un niño y limpió cada una
de sus heridas y le hizo sentir su presencia.
El drama de Jesús, destruido por algunos hombres y mujeres de su tiempo,
se repite hoy en la vida de muchos jóvenes, de muchos hijos desfigurados
por falsas ideologías, maltratados por la cultura de muerte y casi inertes por
154 el deseo del dinero fácil; no obstante, muchos de ellos cuentan con la mano
amiga y la tierna mirada de sus madres, ellas como María les muestran el
camino de la vida y con disposición perenne los acogen en su regazo
diciéndoles los amamos.
Esta sociedad necesita Madres al estilo de María, madres fuertes, madres
que sepan superar las adversidades y restaurar el corazón de sus hijos,
madres que nunca se den por vencidas, madres discípulas, madres que
siempre estén firmes en el cumplimiento de su misión, que orienten a sus
hijos en la toma de decisiones, madres que sepan guardar silencio, que
nunca se cansen de orar, porque son conscientes de la responsabilidad que
tienen en sus manos, pues aceptaron la misión que Dios les encomendó.
Es por eso que hoy Sábado Santo, elevamos una oración por todas las
madres, pedimos a la Virgen Madre que los acompañe en esta labor, que les
de fortaleza para no desfallecer, que, así como ella tuvo valor para recibir a
su Hijo muerto entre sus brazos, que así también las madres de familia
tengan valor para enfrentar todas las dificultades que se presenten en la
educación y formación de los hijos.
Hoy ponemos en tus manos Virgen doliente, el corazón de todas aquellas
mujeres que han escogido el aborto como un escape fácil ante la
responsabilidad de la vida, entra en el corazón de estas mujeres, sánalas e
intercede para que a través de tu Hijo obtengan la redención.
Hermanas y hermanos, hoy María se siente sola, los que acompañaban a su
Hijo no están, se han ido, están escondidos, están aterrorizados, tienen
miedo, no entendieron, no captaron la necesidad de la muerte de Jesús, 155
María siente dolor por la muerte de su Hijo y la cruz sobre sus hombros se
vuelve pesada.
Acompañemos con nuestra oración esta noche de dolor, de silencio y de
reflexión…
PRIMER DOLOR
EL ANUNCIO DEL ANCIANO SIMEÓN.
Del evangelio de San Lucas 2, 34- 35
“Simeón dijo a María: mira este niño traerá a la gente de Israel caída y
elevación, y una espada de dolor atravesará tu alma. Por este medio, sin
embargo, saldrán a la luz los pensamientos de los hombres”.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

Seminarista Alexander Pemberthy Q


Cumplidos los días de su purificación, según la Ley de Moisés, lo llevaron a
Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley del Señor:
Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio
un par de tórtolas o dos pichones, según lo ordenado en la ley del Señor.
Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes
palabras con las que Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la
consolación de Israel y a quien le había sido revelado por el Espíritu Santo
que no moriría antes de ver al Cristo del Señor, le profetizó a María la amarga
Pasión y muerte de su dulce Jesús; que una espada de dolor atravesaría su
alma. Nuestra Señora oye con atención lo que Dios quiere, pondera lo que
no entiende, pregunta lo que no sabe; luego, se entrega toda al cumplimiento
de la voluntad divina.
Oh Madre querida, te acompañamos en este dolor, obtén para mí un
auténtico arrepentimiento por mis pecados..
ORACIÓN
¡Virgen de los dolores! Tú que apuraste el cáliz de la amargura, ayúdanos a
ser capaces de llevar esta cruz del sufrimiento y podamos acercarnos muy
pronto al amanecer de un día pleno de esperanza en el cual todos nos
tratemos como hermanos.

SEGUNDO DOLOR
LA HUIDA A EGIPTO
Del evangelio de San Mateo 2,13
“Después de marchar los magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños
a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto
quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para
matarlo”.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

Diác. Jesús Alberto Sepúlveda Osorio


El profeta Oseas ya lo había anunciado: “de Egipto llamé a mi hijo”. (Os 11,1)
pero aparte de ver en este acontecimiento un cumplimiento de la profecía,
podemos darnos cuenta que el Hijo de Dios se asoció al drama del
sufrimiento humano incluso, desde antes de nacer. Sufría la persecución y
el desplazamiento en el vientre de su madre, la Santísima Virgen María.
156 Desde su SÍ al ángel Gabriel, estaría asociada a la obra redentora de su Hijo
Jesucristo con todo lo que esto implicaba.
También en nuestros tiempos hay muchas personas que sufren el drama de
salir de sus tierras desplazados hacia otros lugares a causa de la violencia,
del régimen opresor de un mal gobierno, a causa del hambre, en busca de
oportunidades, etc. Es paradójico notar que el desarrollo en el mundo sea
la causa de muchos males para la misma sociedad. Todavía existen hoy
muchos Herodes que quieren asegurar su bienestar sin importar que el
precio sea demasiado alto, solo les interesa salvaguardar sus intereses
egoístas dejando de lado el bien común al que estamos llamados a
contribuir.
La huida de María y José a Egipto nos enseña que la obra de Dios en la
tierra es fuertemente atacada por el mal, que pasa por persecuciones,
ataques, rechazos y constantes vejámenes por parte del mismo hombre a
quien le está destinada la salvación. Pero también nos enseña que Dios
cuida de los suyos, no los desampara, aunque pasen por diferentes luchas.
La virgen dolorosa interceda por la humanidad exiliada en el Egipto de la
esclavitud y el distanciamiento de Dios, ayude a los discípulos de su Hijo a
aceptar los sufrimientos acaecidos por su seguimiento, sea el amparo de
cuantos hoy también son perseguidos, marginados y de cuantos les son
vulnerados sus derechos.
157
Que hoy nosotros como pueblo de Dios consideremos el agudo dolor que
María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche,
a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes.
Cuánta angustia la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan
largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó en la tierra del exilio. Que la
Madre Dolorosa nos enseñe a sufrir con valentía como ella, que nos alcance
la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a Dios aún en los
momentos más difíciles de nuestra vida.
ORACIÓN
¡Señora de los dolores! Nos hemos preparado durante toda la cuaresma para
vivir esta pascua como nos lo pide el Señor, haz que podamos mantenernos
en gracia, haz que la escucha y la práctica de la Palabra de Dios nos ayude
a huir de toda ocasión de pecado.

TERCER DOLOR
LA PÉRDIDA Y HALLAZGO DEL NIÑO EN EL TEMPLO.
Del evangelio de San Lucas 2, 41ss
“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la
Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la
fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron
pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres”.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús
Seminarista Andrés Felipe Giraldo Cardona
El niño Jesús es llevado por sus padres como es costumbre al Templo de
Jerusalén. El pequeño se siente allí feliz, dichoso, cómodo; tanto que decide
quedarse porque está en las cosas de su Padre. Escucha, enseña, aprende
y hasta predica la palabra de Dios. María y José al darse cuenta que el niño
no venía en la caravana que los traía de regreso a casa se preocupan por el
pequeño Jesús que muy seguramente se ha perdido, ellos muy asustados
regresan al templo donde encuentran al Señor Jesús abandonado en las
cosas sagradas, en la casa de Dios, perdido en las enseñanzas de los
doctores de la ley. Hoy queridos hermanos cuando contemplamos estos 7
dolores de la Santísima Virgen María y sobre todo este 3 dolor, observemos
a los ojos de la fe como tantos niños hoy no son abandonados en las cosas
santas, no encuentran el amor, la alegría y la seguridad de un hogar, de una
familia, de una comunidad, incluso de un gobierno o estado.
Oremos y pensemos por un momento en el dolor de aquellos niños que son
asesinados en el vientre de sus madres con el abominable crimen del aborto,
aquellos que en lugar de encontrar protección, salvación, vida en el vientre
materno solo reciben crimen, condenación y muerte al ser acribillados por
leyes promulgadas por hombres que atentan contra los más débiles e
inocentes y que su única voz de protesta y de defensa es el desgarrador
llanto. Hoy el dolor de nuestra Madre Santísima no es únicamente por
aquellos niños, jóvenes, adultos que se pierden en los vicios que se ofrecen
al mundo, sino que es el dolor por aquellas madres que deciden libremente
decirle no a la vida teniendo como lema “mi cuerpo, mi decisión” no es tu
cuerpo y no es tu decisión, en ti crece y se alimenta una nueva vida que no
es la tuya, ni la mia, es la de él o ella. No tienes por qué decidir por esa vida
humana que viene en camino. Pidamos a Dios todopoderoso por intercesión
de Nuestra Señora de los Dolores que todos procuremos la defensa de la
vida, la protección de los más débiles, el aumento del respeto por la dignidad
humana y sobre todo que nos convirtamos en personas más humanas.
158 ORACIÓN
¡Madre Dolorosa! Permítenos que en las dificultades de la vida podamos
encontrarte y contigo encontrar a tu hijo Jesús, para que sea siempre el
camino, la verdad y la vida. Sea la razón de ser de nuestra existencia, el
motivo en quien confiemos siempre nuestra esperanza.
CUARTO DOLOR
MARÍA ENCUENTRA A SU HIJO EN EL CAMINO DEL CALVARIO.

Del evangelio de San Lucas 23, 27-28.


“Por el camino del calvario lo seguía muchísima gente, especialmente
mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús
volviéndose hacia ellas les dijo: hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren
más bien por ustedes mismas y por sus hijos”.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús
159
Diác. Fredy Estibel Tovar Escárraga
María se encuentran a Jesús su Hijo, en el camino de la amargura, Él cual
ha tropezado y ha caído tres veces, cuan grande es tu dolor oh madre al ver
a tu hijo sufrir, debilitado, desangrado, ya con pocas fuerzas de seguir
cargando la cruz de nuestras culpas. Pero tu madre dolorosa, como siempre
estas cerca de tu Hijo, para con tu ternura y amor de madre socorrerlo y
como cuando Él era tan solo un niño, vas de prisa a levantarlo.
Madre dolorosa, también nosotros estamos repitiendo la vida Cristo, que en
mi vida puede haber también tres caídas, no rezar, no confesar, no
comulgar. Oh madre dolorosa que sufres por nosotros tus hijos ¿quieres
levantarnos?, tu tarea es levantarnos, estar puesta a nuestro lado para que
no caigamos, y si caemos tu nos levantas. Levántanos madre de esa caída
de no rezar, levántanos de esa caída de no confesarnos, levántanos de esa
caída de no comer, “si coméis la carne del Hijo del hombre no tendréis vida”.
Madre mía, en el camino de nuestra vida levántanos si caemos y que
sepamos ser humildes como tu Hijo lo fue.

ORACIÓN
¡Santa María del Dolor! Consuélanos a todos, haz que todos comprendamos
que la clave de la felicidad está en tu bondad y en el seguimiento fiel de tu
hijo Jesús.
QUINTO DOLOR
LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS. Y MARÍA AL PIE DE LA CRUZ
Del Evangelio de San Juan 19, 17-18.
“Así fue como se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz, salió de la
ciudad hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota. Allí
lo crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado y en el medio Jesús”.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

Seminarista Juan Camilo Neira Ochoa


María al pie de la cruz, es el signo de esperanza del cristiano, de todos
aquellos que a pesar de las dificultades del mundo y de la vida, no cesan de
volver los ojos a Jesús. En estos tiempos donde se nos invita a poner nuestra
mirada en las cosas materiales, a vivir de apariencias, y a sacar a Dios de
todos los ambientes, ¡Cuánta falta nos hace volver los ojos a Jesús!
Redescubrir en el crucificado la vida, es entender que, aunque esta no es
como quisiéramos, porque va a estar cargada de problemas y dificultades,
nos conforta la certeza de saber que tenemos un Dios que ha caminado a
nuestro lado, y que nos ha dado a María por madre, nos la ha ofrecido no
sólo como modelo, sino también como figura maternal que alienta, anima y
dirige el corazón de sus Hijos. Que compartiendo y amando el dolor del
Señor, del cual participó María, podamos llegar algún día a las alegrías del
cielo. Amén.
ORACIÓN
¡Nuestra Señora de los Dolores! Tus hijos estamos crucificados con tu hijo
Jesús y su dolor es nuestro dolor. Que la cruz de tu Hijo se levante como
estandarte de esperanza, donde seamos capaces de crucificar también
nuestras pasiones, odios y rencores. Que por la cruz podamos llegar a la luz
160 de la vida.

SEXTO DOLOR
MARÍA RECIBE EN SUS BRAZOS EL CUERPO SIN VIDA DE SU HIJO.
Del Evangelio de San Lucas 23, 50 – 53a
Intervino entonces un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro
del Consejo Supremo, pero que no había estado de acuerdo con los planes
ni actos de los otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el
Reino de Dios. Se presentó, pues, ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

Seminarista Alexis Espinosa Espinosa


Ver morir a un hijo es terrible. Pero ver morir al más bueno y amable de
todos los hijos, y de una muerte tan cruel, tan injusta, tan inhumana como
la que le dieron a Jesús, es el más grande tormento que un corazón de mujer
haya soportado sobre la tierra. Como éstos son muchos los momentos de
tristeza y de soledad interior los que debió enfrentar María a lo largo de su
vida, pero es éste el principal de todos, la circunstancia más difícil de 161
encarnar, y tal vez la más incomprensible.
"Quitaron a Jesús sus vestidos y lo clavaron en la cruz" (Jn 19). Cada
martillazo en los clavos de Jesús era un golpe en el corazón de la madre,
que allí estaba presenciando.
Pero María estaba de pie, dice el evangelio. Como el sacerdote que ofrece el
sacrificio. Porque en el calvario había esa tarde dos altares: la cruz donde
Jesús se ofrecía como cordero inocente, por nuestros pecados, y el corazón
de la virgen, donde ella ofrecía su hijo al cielo para borrar con su sangre
todas las manchas de la tierra.
María no gritaba ni se desesperaba, ella sabía que como dijo Jesús, "ni
siquiera un cabello se cae de nuestra cabeza sin orden del Padre Dios", y
por eso, estaba convencida de que aquella crucifixión no era voluntad de
Pilato, ni de Anás, ni Caifás y mucho menos de Judas, sino solamente
voluntad de Dios, y repetía como el santo Job la frase famosa: "Dios me lo
dio, Dios me lo quitó, bendito sea Dios" (Job 1, 21). En el fondo, nos
encontramos con una mujer de fe, y cuando hay fe, todo sufrimiento, por
grande que sea, es soportable. Puesto que es esta virtud la que nos permite
encontrar sentido aún a lo que no se puede comprender.
Así es como en María se resume toda la ambivalencia de la vida humana:
Jerusalén y Belén, gozo y sufrimiento, ilusión y dolor. Confiados, pues, en
que María comparte nuestro llanto y nuestra alegría, confiemos a ella todas
nuestras preocupaciones y que, llegando al culmen de estas fiestas
pascuales, podamos vislumbrar la esperanza que florece en el más oscuro
paisaje de la vida.
ORACIÓN
¡María la Dolorosa! Así como recibiste el cuerpo de tu Hijo ya sin vida, haz
que nosotros recibamos la vida aceptando a tu Hijo que se nos da en la
Palabra, en los Sacramentos y en la Iglesia, recibiéndolo y
comprometiéndose con Él. Demos testimonio de Él en todos los ambientes
donde nos encontremos, y hagamos que muchos hermanos conozcan la
salvación.

SÉPTIMO DOLOR
EL CUERPO DE JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO.
Del evangelio de San Marcos 15, 43- 47.
Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,
vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba
también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle
el cuerpo de Jesús. Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando
al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el
centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo
descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que
estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del
sepulcro.
Palabra del Señor. R/. Gloria a ti Señor Jesús

Seminarista Jhon Edinson Saldarriaga Ariza


En María vemos el reflejo de tantas personas que sufren hoy en día de dolor
y de soledad, vemos ese rostro de miles de personas que lloran y que andan
sin sentido en su existencia, buscando una esperanza. También en María
podemos ver el rostro de muchas madres, padres, hijos, hermanos, que
sufren la soledad y entierran a sus hijos por causa de la violencia en nuestro
162 país. En ella también vemos el rostro de aquellos que sufren el desprecio
por ser inmigrantes, huérfanos de tierra, de casa, de familia; el rostro de
aquellos que su mirada revela soledad y abandono por tener las manos
demasiado arrugadas. Ella es el rostro de mujeres, madres que lloran por
ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción,
que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que
crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante
y estéril que no permite que las cosas cambien. Ella, en su dolor, es el rostro
de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la dignidad.
En el rostro de María, están muchos rostros, quizás encontramos tu rostro
y el mío.
Como María, podemos sentir el impulso a caminar, a no conformarnos con
que las cosas tengan que terminar así. Es verdad, llevamos dentro una
promesa y la certeza de la fidelidad de Dios, que hay una esperanza y esa
esperanza es una nueva vida en Jesús, en su resurrección, en un reino de
Justicia y paz para todos. Es por eso que esta celebración nos prepara para
la abundante alegría que compartiremos con María, al ver que nuestro
amado aviva nuestras esperanzas saliendo del sepulcro. Que se alegren los
corazones, se activen las alabanzas y resuenen los instrumentos, porque,
en medio del silencio, se prepara el aturdidor designio de la vida plena.
ORACIÓN
¡Santísima Virgen de los dolores! Te presentamos Oh Señora nuestra
esperanza, lo mejor del corazón, para que nos des la fuerza resucitada de tu 163
hijo Jesús, y nos ayudes a construir la paz, la fraternidad y la reconciliación,
para que crezca en nosotros el árbol de la vida.
SERMÓN DE LA DOLOROSA
Seminarista Jorge Alberto Ríos García
Ayer, viernes santo, hacíamos memoria de la compasión de Dios con nuestro
mundo al entregar a su Hijo. Hoy, en este día de luto, de silencio, pero de
espera de la resurrección, contemplamos la figura de María que comparte la
compasión de su Hijo por los pecadores. Como afirma san Bernardo, la
Madre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por su compasión.
Igual que Jesús lloró, también María ciertamente lloró ante el cuerpo
lacerado de su Hijo. Sin embargo, su discreción nos impide medir el abismo
de su dolor; la hondura de esta aflicción queda solamente sugerida por el
símbolo tradicional de las siete espadas. Se puede decir, como de su Hijo
Jesús, que este sufrimiento la ha guiado también a Ella a la perfección, para
hacerla capaz de asumir la nueva misión espiritual que su Hijo le
encomienda poco antes de expirar: convertirse en la Madre de Cristo en sus
miembros.
María está hoy en el gozo y la gloria de la Resurrección. Las lágrimas que
derramó al pie de la Cruz se han transformado en una sonrisa que ya nada
podrá extinguir. María ama a cada uno de sus hijos, prestando una atención
particular a quienes, como su Hijo en la hora de su Pasión, están sumidos
en el dolor; los ama simplemente porque son sus hijos, según la voluntad
de Cristo en la Cruz.
Desear contemplar la sonrisa de la Virgen no es dejarse llevar por una
imaginación descontrolada. La Escritura misma nos la desvela en los labios
de María cuando entona el Magníficat: “Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”. Cuando la Virgen María
da gracias a Dios nos convierte en testigos. María, anticipadamente,
comparte con nosotros, sus futuros hijos, la alegría que vive su corazón,
para que se convierta también en la nuestra.
En la sonrisa que nos dirige la más destacada de todas las criaturas, se
refleja nuestra dignidad de hijos de Dios, la dignidad que nunca abandona
a quienes están enfermos y a cuantos sufren. Sabemos que, por desgracia,
el sufrimiento padecido rompe los equilibrios mejor asentados de una vida,
socava los cimientos fuertes de la confianza, llegando incluso a veces a
desesperar del sentido y el valor de la vida, pero en la sonrisa de la Virgen
está misteriosamente escondida la fuerza para continuar la lucha contra la
enfermedad, el dolor, el sufrimiento, y a favor de la vida.
Pero la sonrisa de la Madre, es la sonrisa de quien sabe que el sufrimiento
y la prueba, no nos apartan de Dios, sino que, al contrario, nos une más
estrechamente a Él. Es difícil imaginarnos cuál sería el dolor de la Madre al
contemplar a su Hijo exánime, y regresarse sola después de haber sepultado
a su dulce Jesús; sin embargo, ella fue siempre una mujer de esperanza,
una mujer que supo confiar ciegamente en Dios.
María en su dolor y en su soledad, se convierte en símbolo de la humanidad
que llora y que busca el consuelo de Dios. La humanidad camina como en
soledad porque ha pecado. El pecado es la soledad suprema, porque aparta
al hombre de Dios, y de sí mismo. María sufre la soledad, no porque haya
pecado, sino porque ha asumido con su Hijo la compasión por la
humanidad. Y solo comprendiendo que los dolores, los padecimientos y los
sufrimientos de la vida no son definitivos para el cristiano, María nos enseña
a buscar la sonrisa de aquellos que saben que quien espera en Dios no
queda defraudado, porque la soledad del sábado santo, queda impregnada
por la alegría y la sonrisa festiva de la mañana de la resurrección.
Hoy la madre de los dolores se hace solidaria con todas las madres que
164 sufren y padecen a causa de sus hijos; con todas las madres que han tenido
en brazos los cuerpos asesinados y lacerados de sus hijos. Hoy las lágrimas
de María se unen a aquellas madres que son desobedecidas, maltratadas e
incluso despreciadas por sus propios hijos; hoy la Madre de los Dolores,
Madre del mejor Hijo, se convierte en el modelo de las madres cansadas de
luchar, de las madres que ya no tienen esperanza en la conversión de sus
hijos, y de aquellas a las que no se le agotan las lágrimas de suplicar, de
pedir, y de orar. Hoy María a ellas les promete una sonrisa, la sonrisa de la
resurrección a la que no se llega sino por la vía del sufrimiento y de la cruz.
Por eso todos juntos, tanto hijos, como madres, presentamos hoy nuestras
vidas y nuestras lágrimas, junto con las de María, pues todos, de diversas
maneras sufrimos y cargamos la propia cruz.
¡Madre de los Dolores!, queremos que, en esta noche, a la espera de la
resurrección de tu Hijo, nos des la gracia de sonreír a pesar de las lágrimas.
Ya la noche ha extendido su manto de tinieblas sobre nuestro pueblo, como
aquella noche del primer viernes santo en Jerusalén. Dentro de pocas horas,
esa soledad tuya y nuestra, se convertirá en sonrisa y gozo, por el júbilo de
la Pascua.
Sigue vigilando, Madre, sobre todos nosotros, como desde tu casa en
Jerusalén vigilabas el sepulcro de Cristo; ayúdanos a amar la soledad y el
silencio, para encontrarnos mejor con tu Hijo, recordando que quien cree, 165
nunca esta solo; haz que tu Hijo resucite en nuestra alma, y así, aleje de
nosotros el fantasma de la soledad.
Y tú María, porque eres la sonrisa de Dios, el reflejo de la luz de Cristo, la
morada del Espíritu Santo, porque eres la estrella de la mañana, la puerta
del cielo y la primera criatura resucitada, Nuestra Señora de los dolores,
junto con nuestros hermanos cuyo cuerpo y corazón están doloridos, te
decimos: ruega por nosotros. Amén.

Se recita la Salve

ORACIÓN FINAL
Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a tu lado junto
a la Cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que,
asociada con María a la Pasión de Cristo, merezca también participar en su
gloriosa resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. R/. Amén.
V/ Podéis ir en Paz.
R/ Demos gracias a Dios.
No se imparte la bendición
166
Tiempo Pascual
“¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano con
lo divino! Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, para
destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como
perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo
encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que,
volviendo del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por
los siglos de los siglos. Amen.”

Pregón pascual

RITMO DE LA CELEBRACION

Hay que tener en cuenta que la Vigilia tiene dos partes centrales, que son:
la liturgia de la Palabra (esta noche abundante) y la liturgia sacramental 167
Eucaristía y sacramentos de iniciación si los hay); el esquema de la
celebración el Misal lo presenta de la siguiente manera:

• Solemne inicio: el Lucernario, con el Pregón.

• Liturgia de la Palabra.

• Liturgia bautismal.

• Liturgia eucarística.

Es decir, la sucesión de los grandes signos de esta noche: Luz, Palabra, Agua
Bautismal, Pan y vino eucarístico, una sucesión in crescendo, que debe
quedar dinámicamente orientada hacia el punto culminante de la Eucaristía
como memorial de la Pascua del Señor.

Lo que hay que preparar

• Los Ornamentos más bellos y solemnes.

• La Iglesia se decora lo más festivamente posible.

• Luces que se encienden en el Gloria.

• El altar ya ha de estar vestido de fiesta, junto a él las flores y los candeleros


para las luces.

• El sagrario vacío y abierto y listo para guardar allí la reserva que ha de ser
nueva.

• El texto completo del Pregón Pascual.


Para los sacramentos de Iniciación y la Misa:

• Incensario, Naveta.

• El Leccionario y las lecturas bien determinadas.

• Coincidiendo con las lecturas, se toman las oraciones del Misal.

• Se debe tener lista la iluminación festiva del altar para el canto del Gloria.

• La fuente Bautismal se debe adornar este día.

• Allí se dispone también la caldereta y el hisopo para la aspersión y un cirio


pequeño que se introduce en el agua cuando no puede hacerse este gesto
con el cirio Pascual.

• Ritual y todo lo necesario para la celebración del Bautismo

• Las ofrendas de Pan y Vino.

• El sagrario bien dispuesto para recibir la Reserva al final de la misa.

El Cirio ha de ser nuevo cada año, elegante y a ser posible adquirido en


forma comunitaria, con lo que resultará más significativa la expresión del
Pregón: “acepta, Padre Santo, este sacrificio de alabanza que la santa Iglesia
te ofrece por medio de sus ministros en la solemne ofrenda de este cirio”

Debe ser un Cirio grande, bien adornado, como signo de Cristo, con la
signación adecuada según el misal y los granos de incienso.

168
Vigilia Pascual
En un lugar adecuado –fuera dela Iglesia- se prepara una fogata y en ese lugar se
congrega al pueblo. El sacerdote y los ministros se dirigen hacia allá. Uno de los
ministros lleva el cirio pascual. No se lleva la cruz procesional ni luminarias.
Sin embargo, donde no se puede encender una fogata fuera de la Iglesia, llévese a
cabo el rito de la siguiente manera: El pueblo se reúne en la iglesia, como para
otras celebraciones. El sacerdote, acompañado de los ministros se dirige a la puerta
de la iglesia. Uno de los ministros lleva el cirio pascual, el pueblo, en cuanto sea
posible, se vuelve hacia el sacerdote. El sacerdote saluda al pueblo, hace la
exhortación y prepara el cirio pascual.

COMENTARIO INICIAL (antes de iniciar toda la celebración)


169
Hoy es noche santa, estamos reunidos para celebrar la fiesta más solemne
de la Liturgia Cristiana: La Resurrección del Señor.
En esta noche santa, en que Nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a
la vida. La Iglesia nos invita a todos sus hijos a permanecer en oración.
Viviremos en esta solemne vigilia Pascual cuatro momentos importantes:
• LITURGIA DE LA LUZ: Cristo resucitado es nuestra Luz.
• LITURGIA DE LA PALABRA: Proclamamos los momentos centrales de
la Historia de nuestra salvación.
• LITURGIA BAUTISMAL: Renovamos nuestras promesas bautismales.
• LITURGIA EUCARÍSTICA: Cristo Resucitado nos alimenta con Su
Cuerpo y en Su Sangre.
El sacerdote y los files se signan mientras él dice: En el nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo. Enseguida saluda al pueblo congregado, como
de costumbre, y hace una breve exhortación sobre el sentido de la Vigilia
nocturna con éstas y otras palabras semejantes:

Hermanos muy amados: En esta santísima noche, en la que nuestro Señor


Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a sus hijos, dispersos
por toda la faz de la tierra, a reunirse para vigilar y orar. Al realizar de esta
manera el memorial de la Pascua del Señor, escuchando la Palabra de Dios
y celebrando sus misterios, tenemos la esperanza de participar en su
victoria sobre la muerte y de vivir con Cristo, en Dios.
COMENTARIO ANTES DE BENDECIR EL FUEGO

Hermanos: Ahora va a ser bendecido el fuego. Y con ese fuego, se encenderá


el Cirio Pascual. Con este signo, la Iglesia quiere expresar su deseo de pasar:
de la oscuridad a la Luz; de la maldad al bien; de la muerte a la vida; del
viernes Santo al Domingo de Resurrección.

En seguida el sacerdote bendice el fuego, diciendo con las manos extendidas

Oh Dios, que por medio de tu Hijo, has dado a los fieles el fuego de tu luz,
santifica + este fuego nuevo y concédenos que la celebración de estas fiestas
pascuales encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que
podamos llegar con el alma purificada a las fiestas de la eterna claridad. Por
Jesucristo nuestro Señor R/. Amén

Una vez bendecido el fuego nuevo, uno de los ministros trae el cirio pascual
ante el sacerdote, quien con un punzón traza una cruz sobre el cirio. Luego
marca en la parte superior de la cruz la letra griega Alfa y en la inferior de
ella la letra Omega. Entre los ángulos de los brazos de la cruz, marca los
números del año en curso, mientras dice:

1. Cristo, ayer y hoy


(Traza la línea vertical de la cruz)
2. Principio y fin
(Traza la línea horizontal de la cruz)
3. Alfa
(Escribe en la parte superior de la cruz la letra Alfa)
4. Y Omega
2 0
(Escribe en la parte inferior de la cruz la letra Omega)
5. Suyo es el tiempo
(Escribe el primer número del año corriente, en el ángulo superior izquierdo)
170 6. Y la eternidad
(Escribe el segundo número del año, en el ángulo superior derecho)
7. A Él la gloria y el poder
(Escribe el tercer número, en el ángulo inferior izquierdo)
8. Por los silos de los siglos. Amén.
(Escribe el tercer número, en el ángulo inferior derecho)

Cuando ha terminado de trazar la cruz y los demás signos, el sacerdote


puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz,
mientras dice:
1
1. Por sus santas llagas
2. Gloriosas
4 2 5
3. Nos proteja
4. Y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén
3

El sacerdote enciende el cirio pascual con luz tomada del fuego nuevo
mientras dice:

Luz de cristo que resucita glorioso disipe las tinieblas del corazón y del
espíritu.

PROCESIÓN 171
COMENTARIO PARA LA PROCESIÓN DE ENTRADA

Hermanos, el Cirio Pascual ya está encendido, Cristo, vivo y resucitado, está


en medio de nosotros. Y así como el Antiguo Pueblo de Israel, caminó por el
desierto camino de su libertad, guiados por una nube luminosa, nosotros
tenemos a Cristo que ilumina nuestro caminar por la tierra. ¡Cristo es
nuestra luz! Caminemos tras el cirio, signo de Cristo resucitado y
preparemos nuestros corazones para la gran alegría de la Resurrección.

Una vez encendido el cirio, uno de los ministros toma carbones encendidos
sacados del fuego y los pone en el incensario y el sacerdote, de la manera
acostumbrada pone el incienso. El diácono o en su ausencia, otro ministro
idóneo, recibe el cirio pascual y se inicia la procesión. El turiferario, con el
incensario humeante, avanza delante del diácono o del otro ministro, que
lleva el cirio pascual. Sigue el sacerdote, con los ministros y el pueblo. Todos
llevan velas apagadas en sus manos.

Cerca de la puerta de la iglesia el diácono, de pie y elevando el cirio canta:


Luz de Cristo y todos responden Demos gracias a Dios. El sacerdote
enciende su vela tomando el fuego del cirio pascual. Después el diácono
avanza hasta la mitad de la iglesia, se detiene y elevando el cirio pascual,
canta por segunda vez: Luz de Cristo y todos responden Demos gracias a
Dios. En este momento todos encienden sus velas, tomando el fuego del cirio
pascual y prosigue la procesión.

Al llegar al altar, el diácono se para mirando al pueblo, eleva el cirio y canta


por tercera vez Luz de Cristo y todos responden Demos gracias a Dios.
Después el diácono coloca el cirio pascual sobre un candelero grande
preparado al lado del ambón, o en medio del presbiterio. En este momento
se encienden las luces de la iglesia, excepto las velas del altar

PREGÓN PASCUAL

Al llegar al altar, el sacerdote se dirige a la sede, entrega su cirio al ministro,


pone el incienso y lo bendice como para el Evangelio. El diácono se acerca
al sacerdote y le pide y recibe la bendición. (Ésta se omite cuando quien
proclama el pregón pascual no es diácono). Después de incensar el libro y
el cirio pascual, proclama el Pregón pascual puede hacerlo desde el ambón;
todos permanecen de pie y con las velas encendidas en las manos. En
ausencia del diácono, lo proclama el sacerdote u otro presbítero con
celebrante. Si por necesidad lo hace un laico, omite las palabas por eso,
queridos hermanos... Hasta el final de la invitación… la alabanza de este
cirio, así como el saludo el Señor esté con ustedes.

COMENTARIO AL PREGÓN PASCUAL

Vamos a escuchar ahora, el Pregón Pascual, en que la Iglesia anuncia el


inicio de la Pascua. Y que nuestras velas encendidas den testimonio de
nuestra unión con Cristo y de nuestra alegría por su triunfo.

Exulten por fin los coros de los ángeles, Exulten las jerarquías del cielo, Y
por la victoria de rey tan poderoso Que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, Inundada de tanta claridad, Y que, radiante con el
fulgor del rey eterno, Se sienta libre de la tiniebla Que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, Revestida de luz tan brillante;
Resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

(Por eso, queridos hermanos, Que asistís a la admirable claridad de esta luz
172 santa, Invocad conmigo la misericordia de Dios omnipotente, Para que aquel
que, sin mérito mío, Me agregó al número de sus ministros (diáconos),
Infundiendo el resplandor de su luz, Me ayude a cantar las alabanzas de
este cirio.)

(V. El Señor esté con vosotros.


R. Y con tu espíritu.)
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario
Aclamar con nuestras voces
Y con todo el afecto del corazón
A Dios invisible, el Padre todopoderoso,
Y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
La deuda de Adán
Y, derramando su sangre,
Canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua


En las que se inmola el verdadero Cordero, 173
Cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto,


A los israelitas, nuestros padres,
Y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Esta es la noche en que la columna de fuego


Esclareció las tinieblas del pecado.

Esta es la noche
En la que, por toda la tierra,
Los que confiesan su fe en Cristo
Son arrancados de los vicios del mundo
Y de la oscuridad del pecado,
Son restituidos a la gracia
Y son agregados a los santos.

Esta es la noche en que,


Rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
Si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!


¡Qué incomparable ternura y caridad!
Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
Que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!


Sólo ella conoció el momento
En que Cristo resucitó de entre los muertos.

Esta es la noche de que estaba escrito:


«Será la noche clara como el día,
La noche iluminada por mi gozo.»
Y así, esta noche santa
Ahuyenta los pecados,
Lava las culpas,
Devuelve la inocencia a los caídos,
La alegría a los tristes,
Expulsa el odio,
Trae la concordia,
Doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,


Acepta, Padre Santo,
El sacrificio vespertino de esta llama,
Que la santa Iglesia te ofrece
En la solemne ofrenda de este cirio,
Obra de las abejas.

Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,


Ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
174 No mengua al repartirla,
Porque se alimenta de esta cera fundida,
Que elaboró la abeja fecunda
Para hacer esta lámpara preciosa.

¡Qué noche tan dichosa


En que se une el cielo con la tierra,
Lo humano y lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio,
Consagrado a tu nombre,
Arda sin apagarse
Para destruir la oscuridad de esta noche,
Y, como ofrenda agradable,
Se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
Ese lucero que no conoce ocaso
Y es Cristo, tu Hijo resucitado,
Que, al salir del sepulcro,
Brilla sereno para el linaje humano,
Y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos. 175
R. Amén.

SEGUNDA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA

Se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo
Testamento (Epístola y Evangelio). Por circunstancias pastorales, háganse al
menos tres lecturas del Antiguo Testamento, y ciertamente tomadas de la ley y los
profetas, y cántese los respectivos salmos. Nunca se omita la lectura del capítulo
14 del Éxodo con su cántico. Se apagan los cirios y todos se sientan.

Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote exhorta a los fieles sobre la


importancia de la liturgia de la Palabra en la Vigilia pascual, con estas palabras u
otras semejantes:

PRESIDENTE

Hermanos: Después de haber comenzado solemnemente esta Vigilia


Pascual, escuchemos ahora con atención la Palabra de Dios. Meditemos
cómo Dios obró grandes maravillas de salvación a favor de su pueblo y cómo,
en la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como Redentor. Oremos para
que nuestro Dios lleve a su plenitud la redención por el Misterio Pascual.
Después comienzan las lecturas. El lector se dirige al ambón y lee la primera.
Seguidamente, el salmista o un cantor dice el salmo, proclamando el pueblo la
respuesta. Acabado el salmo todos se levantan y el sacerdote dice: Oremos, y
después que todos han orado en silencio durante algún tiempo, dice la colecta. En
lugar del salmo responsorial se puede guardar un espacio de silencio sagrado,
omitiendo, en este caso, la pausa después de Oremos.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 1, 1-2, 2

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y


las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la
superficie de las aguas. Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio
Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz
"día" y a las tinieblas, "noche". Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo
Dios: "Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de
otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba de las
aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda "cielo". Fue la tarde y la
mañana del segundo día. Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del
cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios
"tierra" al suelo seco y "mar" a la masa de las aguas. Y vio Dios que era
bueno. Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que
den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así fue. Brotó de la
tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que
daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Fue la tarde y la mañana del tercer día.

Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de
la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda
del cielo para iluminar la tierra". Y así fue. Hizo Dios las dos grandes
lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor para regir la
noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda
del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz
de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del
cuarto día.
176 Dijo Dios: "Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y
revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo". Creó Dios los
grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la
pueblan, según su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus
especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo: "Sean fecundos y
multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la
tierra". Fue la tarde y la mañana del quinto día.

Dijo Dios: "Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales


domésticos, reptiles y fieras, según sus especies". Y así fue. Hizo Dios las
fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada uno según su especie. Y
vio Dios que era bueno.

Dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine


a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo
animal que se arrastra sobre la tierra".

Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer


los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra
y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser
viviente que se mueve sobre la tierra".

Y dijo Dios: "He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay
177
sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla,
para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las
aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran,
también les doy por alimento las verdes plantas". Y así fue. Vio Dios todo lo
que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del
sexto día. Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus
ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo
cuanto había hecho.

Palabra de Dios

SALMO 103

(1-2a. 5-6.10;12.13-14b.24;35c)

R/. Bendice al Señor, alma mía.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te


vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.

Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido


de mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste. R/.

En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas;
junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R/.

Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos;
haces brotar hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre.
R/.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La
tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.

ORACIÓN

D ios todopoderoso y eterno, que te muestras admirablemente en todas


tus obras, concede a los que has redimido comprender que el
sacrificio de Cristo, nuestra Pascua, en la plenitud de los tiempos, es
una obra todavía más maravillosa que la misma creación del mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 22, 1-18

En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: "¡Abraham,


Abraham!". Él respondió: "Aquí estoy". Y Dios le dijo: "Toma a tu hijo único,
Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en
sacrificio, en el monte que yo te indicaré".

Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a


su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le
había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus
criados: "Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá,
para adorar a Dios y después regresaremos".

Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó


en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su
padre Abraham: "¡Padre!". Él respondió: "¿Qué quieres, hijo?". El muchacho
contestó: "Ya tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el
sacrificio?". Abraham le contestó: "Dios nos dará el cordero para el sacrificio,
hijo mío". Y siguieron caminando juntos.
178
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un
altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar,
encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.

Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abraham,


Abraham!". Él contestó: "Aquí estoy". El ángel le dijo: "No descargues la
mano contra tu hijo ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no
le has negado a tu hijo único". Abraham levantó los ojos y vio un carnero,
enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en
sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio "el
Señor provee", por lo que aun el día de hoy se dice: "el monte donde el Señor
provee".

El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro
por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado
a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las
estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las
ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos
de la tierra, porque obedeciste a mis palabras.

Palabra de Dios.

SALMO 15

(5.8.9-10.11)
179
R/. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus


manos. Tengo siempre presente al Señor, y con Él a mi lado, jamás
tropezaré. R/.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo,


porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la
corrupción. R/.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría


perpetua junto a ti. R/.

ORACIÓN

O
h Dios, Padre supremo de los fieles, que por medio de la gracia de la
adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa
hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y
de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder
dignamente a la gracia de tu llamada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

TERCERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí?
Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende
tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin
mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan,
y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus
carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón,
de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor".

El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras
ellas. Y la columna de nubes que iba adelante, también se desplazó y se
puso a su espalda los egipcios. La nube era tinieblas para unos y claridad
para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche.

Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda
la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los
israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban
una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su
persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron
tras ellos en el mar.

Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al


ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de
sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces
los egipcios: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra
Egipto".

Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para


que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes". Y
extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a
su sitio, de suerte que, al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el
Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los
carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el
mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas
180 les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel
de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar.

Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al
Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos
de Israel cantaron este cántico al Señor:

No se dice Palabra de Dios.


SALMO DEL LIBRO DEL ÉXODO

(15, 1b-2.3-4.5-6.17-18)

R/. Alabemos al Señor por su victoria.

Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el


mar. Mi fortaleza y mi canto es el Señor, Él es mi salvación; Él es mi Dios, y
yo lo alabaré, es el Dios de mis padres, y yo le cantaré. R/.

El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los


carros del faraón y a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores
capitanes. R/.

Las olas los cubrieron, cayeron hasta el fondo, como piedras. Señor, tu 181
diestra brilla por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/.

Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en


el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus
manos. Tú, Señor, reinarás para siempre. R/.

ORACIÓN

O h Dios, cuyas antiguas maravillas vemos brillar también en nuestros


tiempos, pues de la misma manera como manifestabas tu poder al
librar a un solo pueblo de la persecución del Faraón, hoy obras la
salvación de todas las naciones haciéndolas renacer por las aguas del
Bautismo: concede al mundo entero contarse entre los hijos de Abraham y
participar de la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

CUARTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 54, 5-14

"El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es `Señor de los ejércitos’.
Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como
a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso
repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tú Dios.

Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a


tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor
eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del
diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni
volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas,
pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para
siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti.

Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad, la no consolada: He aquí que


yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros;
te pondré almenas de rubí y puertas de esmeralda y murallas de piedras
preciosas.

Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será grande su prosperidad.
Serás consolidada en la justicia. Destierra la angustia, pues ya nada tienes
que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti".

Palabra de Dios.

SALMO 29

(2.4.5-6.11-12a-13b)

R/. Te alabaré, Señor, eternamente.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú,


Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.

Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira


dura un solo instante, y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la
tarde; por la mañana, el júbilo. R/.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi


duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.

ORACIÓN

182
D ios todopoderoso y eterno, multiplica, por el honor de tu nombre, lo
que prometiste a la fe de nuestros padres y aumenta, por la adopción
sagrada, los hijos dela promesa, para que tu Iglesia contemple cómo
se va multiplicando en gran medida lo que los patriarcas no dudaron que
habría de llegar. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.
QUINTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 55, 1-11

Esto dice el Señor: "Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y
los que no tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche
sin pagar. ¿Por qué gastar el dinero en lo que no es pan y el salario en lo
que no alimenta?

Escúchenme atentos y comerán bien, saborearán platillos sustanciosos.


Préstenme atención, vengan a mí, escúchenme y vivirán.

Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas que hice
a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y
soberano de las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las
183
naciones que no te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios, por
el Santo de Israel, que te ha honrado.

Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está


cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes; que
regrese al Señor, y Él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son
mis caminos. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan
mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.
Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de
empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar a fin de que dé semilla
para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no
volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión".

Palabra de Dios.

ISAÍAS 12

(12, 2-3.4bcd.5-6)

R/. El Señor es mi Dios y salvador.

El Señor es mi Dios y salvador: con Él estoy seguro y nada temo. El Señor


es mi protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo
de la fuente de salvación. R/.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus


hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten
jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con
ustedes. R/.

ORACIÓN

D ios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, que


anunciaste, por la voz de tus profetas, los misterios de los tiempos
presentes: acrecienta complacido la dedicación de tu pueblo, ya que
todo crecimiento en la virtud proviene, no de sus propias fuerzas, sino de tu
inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

SEXTA LECTURA

Lectura del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32-4, 4

Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras
prudencia. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que
envejezcas en tierra extranjera, que te hayas contaminado por el trato con
los muertos, que te veas contado entre los que descienden al abismo?

Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido los


senderos de Dios, habitarías en paz eternamente.

Aprende dónde están la prudencia, la inteligencia y la energía, así


aprenderás dónde se encuentra el secreto de vivir larga vida, y dónde la luz
de los ojos y la paz. ¿Quién es el que halló el lugar de la sabiduría y tuvo
acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la
ha escudriñado.

El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de animales


cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama, y temblorosa le obedece;
184 llama a los astros, que brillan jubilosos en sus puestos de guardia, y ellos
le responden: "Aquí estamos", y refulgen gozosos para aquel que los hizo. Él
es nuestro Dios y no hay otro como Él; Él ha escudriñado los caminos de la
sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto. Después de esto,
ella apareció en el mundo y convivió con los hombres.

La sabiduría es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los


que la guardan, vivirán, los que la abandonan, morirán.

Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia la claridad de su luz; no


entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha sido
revelado.

Palabra de Dios.

SALMO 18

(8.9.10.11)

R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son
las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son
luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
185
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandatos del
Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.

Más deseables que el oro y las piedras preciosas son las normas del Señor,
y más dulces que la miel de un panal que gotea. R/.

ORACIÓN

O h Dios, que haces crecer continuamente, con hijos llamados de todas


las naciones, a tu Iglesia, concede siempre la seguridad de tu
protección a quienes purificaste con las aguas del Bautismo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

SÉPTIMA LECTURA

Lectura del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28

En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos:


"Hijo de hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la
mancharon con su conducta y con sus obras; como inmundicia fue su
proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi furor contra ellos, por la
sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus
idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas
las tierras. Los juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié.
Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre,
haciendo que de ellos se dijera: ‘Éste es el pueblo del Señor, y ha tenido que
salir de su tierra’.
Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones
adonde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel: ‘Esto dice
el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la
santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las naciones.
Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de
ustedes les haga ver mi santidad.

Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y
los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los
purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías.

Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de


ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré
mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis
mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán
mi pueblo y yo seré su Dios’ ".

Palabra de Dios.

SALMOS 41

(3.5bcd;42,3.4)

R/. Estoy sediento del Dios que da la vida.

Como busca la cierva corrientes de agua, así, cansada, mi alma te busca a


ti, Dios mío. R/.

Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de
nuevo su templo? R/.

Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando, jubilosos, alabanzas


a Dios. R/.

Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y


186 hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.

Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el


Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.

ORACIÓN

O h Dios, de poder inmutable y luz sin ocaso, mira con bondad a tu


Iglesia sacramento, y, según tus eternos designios, lleva a término la
obra de la salvación humana; que todo el mundo experimente y vea
cómo lo abatido se levanta y se renueva lo viejo, volviendo a su integridad
primera, por el mismo Jesucristo, en quien todo adquiere su fundamento.
Que vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén.

Después de la última lectura del Antiguo Testamento con su salmo


responsorial y su oración se encienden los cirios del altar, tomando la luz
del cirio pascual, y el ministro entona solemnemente el himno Gloria a Dios
en el cielo, en el que todos se unen, mientras tanto se tocan las campanas,
según la costumbre del lugar. Terminado el himno el presidente dirá la
oración colecta como de costumbre.

Oración Colecta

D ios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria
del Señor resucitado, aviva en tu Iglesia el espíritu filial para que
renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu
servicio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
187

la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R/. Amén

EPÍSTOLA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: ¿no saben ustedes que todos los que hemos sido incorporados a
Cristo Jesús por medio del bautismo hemos sido incorporados a Él en su
muerte? En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte,
para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a Él por una muerte semejante


a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro
hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado
quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha
muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también
viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre Él,
porque, al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar,
vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.

Terminada la lectura del Apóstol, todos se ponen de pie y el sacerdote entona


solemnemente tres veces elevando gradualmente la voz, el Aleluya, que
todos repiten. Si es necesario, puede entonarlo el salmista. Inmediatamente
después el salmista o el canto proclaman el Salmo 117. El pueblo responde
con el Aleluya

SALMO 117

(1-2.16-17.22-23)

R/. Aleluya, aleluya.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es


eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No


moriré, continuaré viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho. R/.

La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto


es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.

Para la proclamación del Evangelio no se llevan ciriales, por la presencia del


cirio pascual. Se puede llevar el incensario y se inciensa también el cirio
pascual.

EVANGELIO

Evangelio según san Mateo 28, 1-10

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María


Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un
gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al
sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su
188 rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la
nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No
teman Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado,
como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora,
vayan de prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos
e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán’. Eso es todo".

Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran


alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les
salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies
y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a
mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

Palabra del Señor. R/ Gloria a Ti, Señor Jesús

REFLEXIÓN

Monseñor. Hency Martínez Vargas


Diócesis de La Dorada -Guaduas

LA VIGILIA PASCUAL, CORAZON DE NUESTRA FE


189
“Resucitó Cristo, nuestra Esperanza”

La celebración del misterio Pascual - La muerte y la Resurrección de Nuestro


Señor Jesucristo- es el corazón de la Fe y la vida misma de la Iglesia, es
decir, de todos nosotros los creyentes. La “Noche” de la Vigilia Pascual, es la
más hermosa de todas nuestras celebraciones católicas. Así lo hacemos al
anunciar con el canto del Pregón Pascual cuando proclamamos que “ésta es
la noche en la que pasamos de la muerte a la Vida, de la esclavitud a la
libertad, de la oscuridad a la luz”. Dejamos de ser esclavos para convertirnos
en hijos de Dios.

El Papa Francisco, en su mensaje para la cuaresma de este año 2020 nos


dice: “preparémonos para celebrar con el corazón renovado el gran misterio
de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana
personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este misterio, con la
mente y con el corazón”. Cada año nos congregamos como Iglesia para vivir
este gran misterio, para actualizarlo en nuestra propia vida. No se trata
entonces simplemente de “conservar tradiciones”, ni de organizar eventos
religiosos para complacer las apetencias o necesidades turísticas de
nuestros pueblos… No puede convertirse, la celebración más importante de
nuestra vida y de nuestra fe, en una temporada de oportunidad de
programas lúdicos y culturales para complacer a quienes simplemente
buscan “hacer programa” y a quienes solo quieren sacar provecho comercial
de la fe de nuestra gente.

Nos hemos dejado “robar” de esta cultura de la mundanidad, del placer y


del consumo, la esencia del sentido y valor de nuestra fe católica. Casi
quieren ya convertir la semana santa en un carnaval. Están también los
oportunistas enemigos de Dios, de la Fe y de la Iglesia, ofreciendo programas
alternativos y ojalá con espectáculos de circo (que llaman hoy teatro), para
hacer mofa irónica e irreverente de la fe sencilla y sensible de nuestra gente
y hacer también a Jesucristo objeto de burlas como lo hicieron en su tiempo.

Como Obispo y Pastor de esta Iglesia de la Dorada-Guaduas, quiero


convocar a todos los fieles para encontrarnos como Iglesia y en la Iglesia y
celebrar con piedad, devoción, humildad, admiración y respeto cada uno de
los momentos de la Pascua del Señor Jesús que vino al mundo a dar su
propia vida y a derramar su sangre por nosotros, para darnos Vida Nueva;
para devolvernos la esperanza y hacernos hijos de Dios, gracias a su pasión,
muerte y resurrección. Celebremos en ambiente de silencio y oración.
Preparemos dignamente cada celebración en nuestras parroquias y
recibamos así la gracia de la salvación que Dios Padre nos ofrece en su
amado Hijo Jesucristo.

TERCERA PARTE

LITURGIA BAUTISMAL

Después de la homilía, se procede a la liturgia bautismal. Si no se celebra el rito


del bautismo, la liturgia bautismal inicia con la bendición del agua. Si hay
bautismo el sacerdote y los ministros se dirigen a la fuente bautismal o dónde se
encuentra el recipiente con agua, se recomienda prepararlo en el presbiterio.

COMENTARIO A LA LITURGIA BAUTISMAL (Terminada la homilía)

Hemos terminado la segunda parte de nuestra celebración, la Liturgia de la


Palabra, ahora iniciamos la tercera parte: La Liturgia Bautismal.

La Resurrección y el Bautismo son dos temas fundamentales en la Vigilia


Pascual, La Resurrección de Cristo Jesús es, por el bautismo, real
190 resurrección del Señor en los cristianos.

Hoy renovaremos nuestras Promesas Bautismales, porque queremos pasar


de la muerte a la vida, del hombre viejo al hombre nuevo.
Luego el sacerdote invita a los padres y padrinos a llevar a los niños hacia el lugar
del bautismo. Después realiza la monición introductoria.

Amados fieles:

Acompañemos unánimes con nuestras oraciones, la feliz esperanza de estos


hermanos nuestros, para que el Padre todopoderoso proteja con su
misericordia infinita a quienes se dirigen a la fuente de la vida nueva.
Seguidamente se entonan las letanías

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros.


San Miguel, ruega por nosotros.
Santos ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros. 191
San Juan, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Ambrosio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros.
Santo Toribio de Mongrovejo, ruega por nosotros.
San Pedro Claver, ruega por nosotros.
San Luis Beltrán, ruega por nosotros.
San Ezequiel Moreno, ruega por nosotros.
San Martín de Porres, ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.
Santa Mariana de Jesús, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu Encarnación, líbranos, Señor.
Por tu Muerte y Resurrección, líbranos, Señor.
Por la efusión del Espíritu Santo, líbranos, Señor.

Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que por la gracia del bautismo


Concedas a estos elegidos
Renacer a la vida eterna, te rogamos, óyenos.

Jesús, Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos.

Luego el sacerdote hace la siguiente oración

D ios todopoderoso y eterno, que tu piedad inmensa se haga presente


en estos sacramentos; y, a fin de que nuevos pueblos sean
regenerados, engendrados para Ti de esta fuente bautismal, envía el
espíritu de adopción para que, por tu poder, se realice plenamente el
misterio confiado a nuestro humilde servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor
R/. Amén

192
COMENTARIO PARA LA BENDICIÓN DEL AGUA (Terminada la bendición de
la fuente bautismal)

Ahora el Sacerdote como presidente de esta celebración procederá a


bendecir el agua que será derramada sobre nosotros, en memoria de nuestro
bautismo, participemos de este momento con espíritu de oración y en
silencio.
BENDICIÓN DEL AGUA BAUTISMAL
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, bendice el agua bautismal con la
siguiente oración:

Oh Dios, que, con tu poder invisible, realizas obras admirables por medio
de los signos sacramentales y de diversos modos te has servido de tu
criatura, el agua, para que significara la gracia del Bautismo.

Oh Dios, cuyo espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía sobre las aguas,
para que ya desde entonces concibieran el poder de santificar.

Oh Dios, que en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nacimiento


de la nueva humanidad, para que la acción misteriosa de una misma agua
pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad.
193
Oh Dios que hiciste atravesar el mar Rojo a los hijos de Abrahám, para que
el pueblo liberado de la esclavitud del Faraón fuera imagen de la familia de
los bautizados.

Oh Dios, cuyo Hijo al ser bautizado por Juan en las aguas del Jordán, fue
ungido por el Espíritu Santo; clavado en la cruz vertió de su costado sangre
y agua y después de su resurrección mandó a sus apóstoles: «Vayan y hagan
discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo». Mira ahora, el rostro de tu Iglesia y abre para
ella la fuente del bautismo.

Reciba esta agua reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito,


para que el hombre, creado a tu imagen, purificado en su antiguo pecado
por el sacramento del bautismo, renazca a nueva vida por el agua y el
Espíritu Santo.
Introduce el cirio pascual, una o tres veces, y dice:

Te pedimos, Señor, por mediación de tu Hijo, que el poder del Espíritu Santo
descienda sobre el agua de esta fuente,
Y manteniendo el cirio dentro del agua, prosigue:

Que quienes por el Bautismo son sepultados con Cristo en su muerte,


resuciten a la vida con Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén
Saca el cirio del agua. El pueblo dice una de las siguientes aclamaciones:
Manantiales, bendigan al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.
O bien:
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre.

BENDICIÓN DEL AGUA


Cuando no hay bautismos, ni se bendice la fuente bautismal, el sacerdote
introduce a los fieles para la bendición del agua, diciendo:

Amados hermanos, Roguemos a Dios nuestro Señor que se digne bendecir


esta creatura, el agua con la cual seremos rociados en memoria de nuestro
Bautismo. Que el mismo Dios se digne renovarnos para que permanezcamos
fieles al Espíritu Santo que hemos recibido.
Después de una breve pausa en silencio, dice esta oración con las manos
extendidas:

Señor Dios nuestro. Mira tu pueblo vigilante en esta noche santísima, en la


cual celebramos la obra maravillosa de nuestra creación y el misterio más
grande aún de nuestra redención; te pedimos que te dignes bendecir + esta
agua.

Tú la creaste para dar fecundidad a la tierra, y proporcionar alivio y limpieza


a nuestros cuerpos. Tú convertiste, además, el agua en instrumento de tu
misericordia: por su medio libraste a tu pueblo de la esclavitud y calmaste
su sed en el desierto; por ella los profetas anunciaron la nueva alianza que
sellarías con los hombres; y finalmente, por el agua santificada por Cristo
en el Jordán, has renovado nuestra naturaleza pecadora en el baño del
nuevo nacimiento. Te pedimos entonces, que esta agua avive en nosotros la
gracia recibida en el Bautismo, y que nos haga participar del gozo de
nuestros hermanos bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo, nuestro
Señor. R/. Amén

194 RENOVACIÓN DE LOS COMPROMISOS BAUTISMALES

Terminado el rito del Bautismo o sino tuvo lugar, después de la bendición


del agua, todos de pie, con los cirios encendidos, renuevan los compromisos
de la fe bautismal, juntamente con los nuevo bautizados.

El sacerdote se dirige a los fieles con éstas u otras palabras semejantes:

Amados hermanos: por el misterio pascual fuimos sepultados con Cristo


para que caminemos con Él en vida nueva. Por eso, terminado el ejercicio
de la Cuaresma, renovemos los compromisos del santo Bautismo, con los
cuales, en otro tiempo, renunciamos a Satanás y a sus obras y prometimos
servir fielmente a Dios en la santa Iglesia Católica. Por lo cual:

Sacerdote
¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Todos
Sí, renuncio.

Sacerdote
¿Renuncian a todas las seducciones del Maligno, para que el pecado no los
esclavice?
Todos
Sí, renuncio. 195
Sacerdote
¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del pecado?
Todos
Sí, renuncio.

Sacerdote
¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Todos
Sí, creo.

Sacerdote
¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de Santa
María Virgen, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la
derecha del Padre?
Todos
Sí, creo.

Sacerdote
¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de
los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y
en la vida eterna?
Todos
Sí, creo.

Sacerdote
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó
del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos
conserve con su gracia, unidos a Jesucristo, nuestro Señor, para la vida
eterna.
Todos
Amén

Si hay bautismos el sacerdote, prosigue con el rito bautismal.

COMENTARIO PARA LAS ASPERSIÓN


Ahora, renovado nuestro compromiso bautismal, el celebrante va a proceder
a la aspersión de cuantos estamos aquí celebrando esta solemne vigilia de
la Pascua del Señor.

El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras que todos cantan un
canto bautismal

ORACIÓN DE FIELES

Hermanos y hermanas: Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la


muerte por el poder del Espíritu Santo, dirijamos en este día santo nuestras
súplicas al Padre diciendo:

R/ Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos, Señor.

1. Tú que cada año nos alegras con la celebración de la Pascua de tu Hijo,


haz que la Iglesia y sus ministros ordenados, los religiosos y los fieles laicos,
como auténticos discípulos-misioneros, transformen este mundo con su
vida renovada por la Palabra y los sacramentos. R/.

2. Tú que confieres autoridad a algunos hombres y mujeres sobre los


196 destinos de las naciones y de los pueblos, haz que iluminados por tu gracia,
entreguen lo mejor de sí mismos para alcanzar días de paz y progreso, sobre
aquellos que les han sido confiados. R/.

3. Tú que en este día santo todo lo renuevas y todo lo perfeccionas, haz que
el sufrimiento de nuestros hermanos enfermos, de los ancianos, de los
pobres, de las víctimas perseguidas, ultrajadas e injustamente despojadas
de todos sus bienes, se transforme en alegría y plenitud. R/.
4. Tú que orientas el caminar de nuestra comunidad parroquial, hasta este
día maravilloso, haz que renacidos del agua y del Espíritu, nos dispongamos
a seguirte sinceramente. R/.

5. Tú que nos concedes el privilegio de celebrar este año una nueva Pascua,
haz que nuestros hermanos que ya nos han precedido en el paso de este
mundo a la gloria te celebren por siempre en la eternidad junto con tus
santos y elegidos. R/.

ORACIÓN CONCLUSIVA

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, resucitas a Jesús
del reino de la muerte para tu gloria y para nuestra salvación, escucha la
197
oración de tu Iglesia en este Santo Día, concede que nuestra vida se renueve
espiritualmente al dar comienzo a las fiestas pascuales. Por Jesucristo
nuestro Señor. R/ Amén.

CUARTA PARTE

LITURGIA EUCARÍSTICA

COMENTARIO A LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Vamos ahora a dar comienzo a la cuarta parte de esta celebración: la


Liturgia Eucarística. En el Bautismo todos entramos a formar parte de la
Iglesia; ahora como hermanos en la fe, participamos en la mesa de Cristo,
que es fraternidad y amor. Presentemos junto con el pan y el vino, nuestros
sinceros deseos de conversión y de vivir auténticamente nuestra identidad
de cristianos.

Oración sobre las ofrendas

E scucha, Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas para


que los misterios pascuales que hoy hemos comenzado, con tu ayuda,
sean remedio para la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén

PREFACIO DE PASCUA I
El Misterio Pascual

V. El Señor este con vosotros. R. Y con tu espíritu


V. Levantemos el corazón R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. es justo y necesario

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte


siempre, Señor; pero más que nunca en esta santísima noche, cuando
celebramos a Cristo inmolado como nuestra Pascua

Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo


destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.

Por eso, el mundo entero desborda de alegría con esta abundante efusión
de gozo pascual, y también las Virtudes del cielo y las Potestades angélicas
cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de comunión.
Esto es mi Cuerpo que se entrega por ustedes; este cáliz es la Nueva Alianza sellada
con mi Sangre, dice el Señor. Cuantas veces hagan esto, háganlo en memoria mía.

MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN

La presencia de Cristo resucitado, es real en el sacramento de la Eucaristía.


Nosotros como sus discípulos-misioneros nos acercamos a recibirle en la
sagrada comunión para participar de la vida de gracia, plena de bendiciones
que sólo el Señor de la vida sabe comunicar. Acerquémonos a comulgar con
su cuerpo y con su sangre, consientes de nuestro compromiso cristiano.

Oración después de la comunión

198
I nfunde, Señor, en nosotros el Espíritu de tu caridad, y, ya que nos has
saciado con los sacramentos pascuales, haz que seamos concordes en
el mismo amor. Por Jesucristo, nuestro Señor

R/. Amén

Bendición Solemne

Dios todopoderoso, los bendiga en esta solemnidad de Pascua y que su


misericordia los proteja de todo pecado. R/. Amén
Y, ya que por la resurrección de su Unigénito los hizo renacer por la vida
eterna, los colme con los premios de la inmortalidad. R/. Amén

Para que así como al terminar los días de la Pasión del Señor celebran
ustedes con gozo la fiesta de la Pascua, puedan también participar un día
con su ayuda en el festín de las alegrías eternas. R/. Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda


sobre ustedes. R/. Amén

Luego el diácono, o el sacerdote, cuando no hay diácono, cantan o dice:


Pueden ir en paz, aleluya, aleluya. 199
Todos responden:
Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya
Domingo de
Resurrección
200
MONICION INICIAL

Cristo ha resucitado y vive en medio de nosotros. Así los apóstoles


anunciaron la resurrección de Cristo, hoy somos nosotros los anunciadores
de esa gran alegría, que ese gozo permanezca siempre en nosotros que
hemos creído y damos testimonio de que Jesús es el Señor, por quien brota
la vida nueva.

Después del acto penitencial, se canta el Gloria

Oración colecta

O h Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos


abriste en este día las puertas de la eternidad, concede a todos los
que celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que
tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz
201
de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R/. Amén

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43)

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en


el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa
empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los
oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos
de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un
madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el
pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos
comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al
pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos
y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en
él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

Palabra de Dios

SALMO

Sal 117,1-2.16ab-17.22-23

R/. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.

La diestra del Señor es poderosa,


la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos


es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4)

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde
está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no
a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo
escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también
vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios

SECUENCIA
(Nos podemos de pie)

202
Ofrezcan los cristianos,
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado


que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,


María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos, 203


sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,


sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate


de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9)

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer,


cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien
tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían
juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó
primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no
entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por
el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y
creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había
de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús

HOMILÍA
Pbro. Diego Cardona Henao

Con inmensa alegría recibimos nuevamente la noticia de la Pascua:


“Verdaderamente ha resucitado el Señor, Aleluya”. (Lc 24, 34)

Este es el verdadero Evangelio que abre para todos nosotros la puerta de la


esperanza cristiana. Ya lo escribía el apóstol san Pablo: “Si Cristo no ha
resucitado vana sería nuestra fe, vana nuestra esperanza” (1 Cor 15, 14). Y
es que la resurrección de Jesús se convierte en el signo más claro del poder
del Padre que no abandonó a su Hijo en la oscuridad del sepulcro y de la
muerte, sino que con la fuerza y el poder de su Espíritu lo levantó de la
tumba para manifestar a través de su cuerpo resucitado toda la gloria y la
vida divina.

Para Cristo la Resurrección representa la plenitud de su obra. Él había sido


encarnado en el seno purísimo de la Virgen María, Él había enseñado y
realizado obras portentosas en favor de tantos necesitados… El murió en la
cruz para concedernos la redención y la liberación de la esclavitud del
204 pecado. Ahora Él ha sido resucitado para que, a través de su carne
transformada, sea manifiesta la infinita Gloria de su Divinidad. Desde ahora
Él es el Señor que vive para siempre en la presencia del Padre y con su
cuerpo Resucitado se ha convertido en el único intercesor por el que nos
viene toda gracia y bendición.

Ahora bien, hacemos la pregunta: ¿dónde podremos encontrarnos hoy con


Cristo Resucitado?

Primero que todo, Él vive hoy en medio de su Iglesia, así lo anuncio: “cuando
dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
La comunidad reunida es signo de la presencia de Cristo. Cuando los
apóstoles volvieron a congregarse en la tarde del domingo (primer día de la
semana) Él se hizo presente mostrándoles sus llagas y los signos de su
pasión y ellos pudieron contemplarlo y compartir con Él su adorable
presencia. Nosotros como Iglesia que se reúne para la liturgia,
especialmente el domingo, vive y participa de la presencia perenne del
Resucitado.

Jesús vive también por medio de los sacramentos. Cada vez que recibimos
uno de los siete sacramentos recibimos, no una realidad material (hostia,
vino, agua, aceite…), sino que entramos en relación con la presencia viva y
permanente de Señor. De manera muy especial en la Eucaristía que, no es
simplemente una hostia que se consagra, sino que es Cristo vivo que se 205
comunica a través de ella y se nos da como alimento. Y así, cada uno de los
sacramentos nos otorga una presencia propia y particular en los distintos
momentos de nuestra existencia.

Pero Jesús vive por la Palabra predicada y comunicada a los fieles… es la


Palabra que hace arder nuestro corazón, como a los discípulos de Emaús
que caminaron con el Resucitado mientras Él les explicaba las Escrituras.

Jesús vive en nuestros hermanos más pobres y necesitados. Él asume la


realidad del que sufre hambre, sed, desnudez, enfermedad, soledad…
sabiendo que cuando se practica la caridad “con uno de estos hermanos
más pequeños, con Él mismo es practicada”. Es el deber cristiano de la
caridad que se hace, no por un simple sentido utilitarista o altruista, sino
por la seguridad de que el Señor vive presente en cada hermano que tiene
necesidad de afecto y de asistencia.

Vivamos pues el gozo de la Resurrección, no como una historia sucedida en


el pasado y que ha quedado registrada y contada en la tradición, sino como
un misterio de salvación que hace posible el compromiso de nuestra fe y la
razón de nuestros esfuerzos y fatigas.

Tengamos la certeza de que Cristo vive presente hoy entre nosotros y que
seguirá acompañando nuestra historia hasta la consumación de los siglos.

Que la Pascua del Señor llene de alegría y de esperanza sus propias vidas.
Aleluya.

Se dice CREDO
ORACIÓN DE FIELES

Hermanos y hermanas: Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la


muerte por el poder del Espíritu Santo, dirijamos en este día de la
resurrección, nuestras súplicas al Padre diciendo:

R/ Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos, Señor.

1. Tú que cada año nos alegras con la celebración de la Pascua de tu Hijo,


haz que la Iglesia y sus ministros ordenados, los religiosos y los fieles laicos,
como auténticos discípulos-misioneros, transformen este mundo con su
vida renovada por la Palabra y los sacramentos. R/.

2. Tú que confieres autoridad a algunos hombres y mujeres sobre los


destinos de las naciones y de los pueblos, haz que iluminados por tu gracia,
entreguen lo mejor de sí mismos para alcanzar días de paz y progreso, sobre
aquellos que les han sido confiados. R/.

3. Tú que en la resurrección todo lo renuevas y todo lo perfeccionas, haz que


el sufrimiento de nuestros hermanos enfermos, de los ancianos, de los
pobres, de las víctimas perseguidas, ultrajadas e injustamente despojadas
de todos sus bienes, se transforme en alegría y plenitud. R/.

4. Tú que orientas el caminar de nuestra comunidad parroquial, hasta este


día maravilloso, haz que renacidos del agua y del Espíritu, nos dispongamos
a seguirte sinceramente. R/.

5. Tú que nos concedes el privilegio de celebrar este año una nueva Pascua,
haz que nuestros hermanos que ya nos han precedido en el paso de este
mundo a la gloria te celebren por siempre en la eternidad junto con tus
santos y elegidos. R/.

ORACIÓN CONCLUSIVA

206 Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, resucitas a Jesús
del reino de la muerte para tu gloria y para nuestra salvación, escucha la
oración de tu Iglesia en este Santo Día, concede que nuestra vida se renueve
espiritualmente al dar comienzo a las fiestas pascuales. Por Jesucristo
nuestro Señor. R/ Amén.

Oración de las ofrendas


R ebosantes con la alegría de la Pascua te ofrecemos, Señor, este
sacrificio, del cual tan maravillosamente renace y se alimente tu
Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.

Oración después de la comunión

P rotege, oh Dios, a tu Iglesia con misericordia perpetua, para que,


renovada por los misterios pascuales, llegue a la claridad de la
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén

Bendición Solemne (Se realiza la misma bendición de la Vigilia Pascual) 207


208
Anexos
Catequesis para días lunes, martes y miércoles
CATEQUESIS PASCUALES PARA NIÑOS
Seminarista Fray Dión Galvis Cardona

LUNES SANTO
“El amor es servicial”

Oración inicial:

Bendito seas señor, tu que vives para siempre. Te damos gracias por tu
adorable presencia, gracias por manifestarnos el gran amor que nos tienes, 209
gracias por demostrarnos el gran amor de Dios. Gracias por sumergirnos en
tu Amor y concedernos un nuevo nacimiento. Gracias por la adorable
compañía e intercesión de tu madre. Amén

Tener en cuenta:

- Preparar un lugar, estilo última cena.


- Escoger de entre del grupo niños que hagan de personajes del
evangelio propuesto para el día.
- Narrar el evangelio como si se estuviera viviendo ese momento y al
mismo tiempo los personajes van a ir haciendo lo que se narra.
- reflexionar sobre el servicio de Jesús y el papel que ubicamos nosotros
en este servicio a los demás.

Evangelio propuesto

Juan 13, 1-15 La Cena del Señor

Reflexión:

Jesús nos ama hasta el extremo, aún sin ser de este mundo. Nos dejó como
mayor regalo la salvación y con ella la Eucaristía, su presencia viva y
verdadera. Participación de los sucesos del cielo desde nuestra mortalidad
y temporalidad.

Jesús nos invita por medio de su ejemplo, de servicio, amar a nuestros


hermanos y a serviles con humildad, sin importar su credo, su personalidad,
su estado social, sus fallas o pecados. Jesús lava nuestros pies, refrescando
nuestro cansancio por el pecado en cada una de las etapas de nuestra vida,
y más aun sabiendo que quiere que nuestra alma permanezca pura. Jesús
a pesar de nuestro rechazo, nos insiste que podemos tener parte con ÉL,
que al permitir que Jesús moldeé nuestros corazones con sus ejemplos, y
que, al nosotros ponerlos por obra, nos sintamos regocijados con su
presencia en medio de nosotros.

Oración final:

Bendito seas Jesús, por tu cuerpo hecho pan, por tu cuerpo hecho
comunión. Gracias, Jesús, es por ti que podemos amar a nuestros
semejantes. Por ti tenemos sentimientos misericordiosos para amar mejor a
nuestra familia. Por ti siempre podemos ser más sencillos, más humildes,
más serviciales y generosos con nuestro prójimo. amen
Pedir para el martes algo para compartir con nuestros hermanos necesitados. Y
antes de recibir lo que cada uno lleva, tener la catequesis.

MARTES SANTO
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.

Oración inicial:

Gracias Jesús por instaurar tu reino de amor entre nosotros. Bendito Jesús,
rey glorioso, que has puesto en el cetro de tu reino a los más pequeños y
vulnerables de la sociedad; bendito sea buen Dios que despojado de tu rango
les sirves con alegría y sencillez. Bendito seas Jesús, rey de los cielos, que
muriendo en la cruz has vencido la muerte y el pecado. Gracias por
impulsarnos en tu reinado de amor y paz. Amén.

Dinámica:

210 uno, dos, tres, cristianos.

Es una dinámica que se usa con niños, para afianzar en ellos que la cruz es
la señal del cristiano.

Se reparten los niños en un espacio más o menos grande. El que dirige se


pone de espaldas, contra la pared o contra un árbol, o simplemente vendado,
y dice: uno, dos, tres, cristiano. Entretanto, los otros se vienen caminando
o corriendo hacia él, pero mientras habla deben ponerse en cruz. Cuando él
vuelva la cara, todos deben estar quietos y en cruz.
Si alguno todavía se mueve, o no está en cruz, se le corrige para que lo haga
bien. Vuelven a jugar, hasta que alguno logre llegar por detrás y tocar al
líder, pasando inmediatamente a dirigir el juego.

VARIANTE: Cuando el líder se vuelve y un niño aún se está moviendo, o no


está en cruz, mandarlo para atrás, al sitio del inicio.

VARIANTE: Cuando todos están en cruz, se les ordena: santiguarse,


signarse o persignarse y se observa cómo lo hacen, corrigiendo los errores.

• Seleccionar tres niños para leer la pasión de nuestro señor Jesucristo. Ojalá
se preparen desde el día antes.

Evangelio propuesto: 211


Juan 18,1-19.42 Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Reflexión:

La pasión de nuestro señor Jesucristo, se nos presenta como el hecho que


marca a la humanidad, con el gran amor que Dios tiene con sus hijos. Jesús
de Nazaret da con generosidad su vida por nosotros, enseñándonos a ser
personas libres para un mejor servicio a los demás, a darlo todo, sin
importar su valor, incluso, nuestra propia vida. Nos enseña, que no solo
podemos dar con generosidad cosas materiales, sino también espirituales.
Y que al ver las personas nuestras acciones inspiradas por el espíritu Santo,
sientan ganas de conocer y amar a Dios y a sus prójimos.

Oración final:

Querido, Padre, en tu Amado Hijo nos has dado el ejemplo del amor
verdadero; Jesús negándose a sí mismo se entregó por todos nosotros;
cargando con nuestros pecados subió al leño y allí nos rescató. Ayúdanos
también, Padre, para que nosotros, negándonos a nosotros mismos,
muramos a nuestros pecados y resucitemos a una vida nueva. Amén.

MIERCOLES SANTO
Vive Jesús el Señor, ¡ Él es nuestra pascua ¡

oración inicial:

Padre bondadoso, ya próximos a celebrar la Pascua de tu Hijo Jesucristo,


próximos a experimentar el paso liberado de Jesús por nuestras vidas, te
suplicamos que nos encuentre bien dispuestos, que nuestro corazón se abra
a su gracia y amor. Ayúdanos, Padre a desprendernos de todo aquello que
nos ata, de todo aquello que nos impide amarte con el corazón. Amén.
Dinámica:

Instrucciones o Aplicación

Se organizará al grupo en un círculo, sentando a todos los niños en el piso


mirando hacia exterior del mismo, no hacia el centro como se acostumbra.
El guía dirá una lista de cosas favoritas, por ejemplo: “mi comida favorita es
la pizza”, y si esto coincide con las preferencias de un niño, se pondrá de pie
y se volteará al lado contrario, o sea mirando hacia el centro del círculo.
Cuando se hayan volteado observarán quiénes tienen los mismos gustos que
él o ella y estos chocaran sus manos, en señal de compañerismo.

En caso de que solo un niño se voltee en alguna afirmación, el instructor le


expresa un buen gesto o palabra positiva para que el niño o niña no se sienta
avergonzado.

Recuerda llevar la lista de cosas favoritas escritas con anterioridad para que
en el momento no se te acaben las ideas, algunos ejemplos pueden ser:

Mi animal favorito es el perro

Mi juego favorito es el fútbol

Mi materia favorita en la escuela es educación física

Mi equipo favorito de fútbol es…

Mi color favorito es el rojo

Mi comida favorita es la sopa

Mi caricatura favorita es…

Variantes: Al final de la dinámica puedes hacer una breve reflexión sobre


cuán diferentes somos, ya que todos tenemos gustos diferentes, sin
embargo, Dios conoce todo de nosotros y nos ama como somos. Jesús se
212 entregó por nosotros, por nuestros pecados… pero no se quedó muerto…
resucita para darnos la vida, y vida en abundancia.

Evangelio propuesto
Mateo 28 1-10 Resurrección de nuestro Señor Jesucristo

Reflexión:
Jesús, con su Resurrección, nos enseña que no hay que tener miedo a la
muerte… pues Él ha vencido la muerte y somos salvos en Él; que nuestra
vida al contemplar este misterio tan admirable, pueda adoptar los mismos
sentimientos de Jesús para amar a nuestros padres, hermanos y prójimos.

Nuestra vida se puede considerar como una “obra de arte; que, en compañía
de Jesús, el mejor artista, podamos construir la mejor obra de arte.

Oración final:
Oh Jesús resucitado, que te haces presente en medio de nuestra familia,
ayúdanos a permanecer en tu amor transformando nuestros corazones para
que amemos con sentimientos nuevos. Serena nuestros pensamientos para
que sepamos practicar la caridad en nuestra propia casa. Impúlsanos al
diálogo y la reconciliación. Amén.
213
CATEQUESIS PASCUALES PARA JÓVENES
Seminarista Edwar Yesid Ospina Aristizábal

LUNES SANTO
TEMA LA ÚLTIMA CENA

OBJETIVO: Invitar a los jóvenes a descubrir el amor de Dios para con cada
uno, y llevarlo a practica en el servicio a los demás.

AMBIENTACIÓN: Preparar una mesa con elementos que representen la


Última Cena (panes, vino u otra bebida, los nombres de los apóstoles)
incluyendo una jarra y una ponchera para tener el signo del lavatorio de los
pies.

ACOGIDA: Se propone una dinámica para romper el hielo y tomar confianza


(conociéndonos, el zoológico, el abogado).

Desarrollo:
• Se proclama el evangelio de San Juan 13, 1-15.
• Sentados entornos a la mesa, se vale reflexionar acerca del Evangelio
proclamado, identificando los personajes, las actitudes de los mismos, y
profundizando en la enseñanza de Jesús el Maestro.
• Si hay posibilidad se proyecta el video de la última Cena
www.youtube.com/watch?v=-Siq4Q93e14
• Se realiza el lavatorio de los pies a todos los participantes, puede
ambientarse con la canción “Doce hombres”
https://www.youtube.com/watch?v=RywFJ3Q67k8
• Después de haber compartido, se invita a compartir experiencias vividas,
los momentos que más llamaron la atención y que enseñanza ha dejado.
• Se invita para que cada uno traiga un artículo de mercado no perecedero
para entre todos compartir un buen mercado a quien lo necesite.
DESPEDIDA: se invita a orar.

MARTES SANTO
EN LA CRUZ DE CRISTO, SANAMOS NUESTRO CORAZÓN.

Materiales:
- 2 corazones en cartulina por cada participante.
- Lapicero para cada participante
- Recipiente donde se puedan quemar papeles
- Un crucifijo
- Cartones marcados con los dones y frutos del Espíritu Santo.
ACOGIDA: se realiza una dinámica (ritmo, alguna ronda).
DESARROLLO:
• Se ambienta el encuentro con la canción “Nadie te ama como yo”.
• Se lee el texto de Ezequiel 36, 26 -28 y Juan 15,13 se reflexiona acerca
del poder de Dios para transformar la vida de cada persona.
• Se inicia la actividad “Jesús sana mi corazón”: a cada joven se le entrega
un corazón y un bolígrafo, se inicia la reflexión para marcar en esos
214 corazones los odios, dolores y todo lo demás que nos entristece y nos
impide ser realmente felices. La intención es que el corazón quede muy
tachado incluso hasta roto por la posible fuerza para rayar.
• Se invita a pasar a todos los jóvenes en frente del crucifijo, se ambienta
nuevamente con la canción “Nadie te ama como yo”. Se lleva a reflexionar
que solo en Cristo podemos dejar nuestra situación de dolor, se invita
para que quemen ese sufrimiento.
• Se le da el nuevo corazón y se invita para que tomen para sí todos los
frutos y dones del Espíritu Santo que ellos crean son necesarios para sus
propias vidas.
• La invitación es para que cada uno luzca su nuevo corazón, y se lleve a
comprender que Cristo entregó su vida en la Cruz para salvarnos a todos.
• Para finalizar se puede proyectar un video acerca de la Pasión de Cristo.

CONCLUSIÓN
Se invita para que uno de los jóvenes que participan dirija la oración.
215
MIÉRCOLES SANTO
LA SALVACIÓN EN JESÚS RESUCITADO

OBJETIVO: Que el joven experimente a través de la Palabra de Dios


y su Misterio de la Resurrección que la salvación ya está dada.
Materiales:
- Un carrete de hilo delgado.
- Unas tijeras
- Un cartel con la cita bíblica de Juan 3, 16-17: ¡Así amó Dios al
mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien crea en Él no se
pierda, sino que tenga Vida eterna.
- Cirios para cada joven.
DESARROLLO:
• Se pasa al frente uno de los jóvenes, mientras se le dice lo siguiente:
¿crees que podrías romper este hilo? (se muestra el hilo). Claro que sí,
¿verdad? Pon aquí las dos manos para que yo las ate, y tú fácilmente
romperás el hilo. (da una vuelta a las manos del joven con el hilo y hace
un nudo. ¡Ahora: rómpelo! (el joven rompe el hilo). Fácil, ¿no cierto?
• Hagámoslo otra vez, (rápidamente da varias vueltas con el hilo a las
manos del joven), pero ahora verás que ya no es tan fácil pues con cada
vuelta será más difícil romper el hilo. (si se cree conveniente se vale
hacerlo con todos los jóvenes presentes, así todos experimentarán la
atadura, que significa el pecado).
• Finalmente después de varios intentos fallidos, se sacan las tijeras y se
cortan los hilos de todos; se invita para que participen a partir de la
experiencia vivida.
• Luego de algunas participaciones, se habla a los jóvenes de la salvación
en Jesús, pues el hilo representa el pecado, que aunque pareciera que lo
podemos romper fácilmente con nuestra propia fuerza de voluntad, en
realidad nos ata y no podemos romperlo nosotros solo, sino por el
contrario cada vez nos ata más y se es más difícil para librarnos de él.
• Conviene profundizar en que solo Dios tiene el poder de vencer el pecado
y sus consecuencias (representan las tijeras).
• Así Cristo por su Cruz rompió las cadenas del pecado, por su
Resurrección nos ha ganado la vida nueva.
• En un segundo momento (después de la actividad del hilo, y la reflexión)
se tiene el cirio pascual encendido, se hace una breve reflexión sobre la
luz del cirio que representa la Luz de Cristo, se entrega a cada joven el
cirio. Se toma la luz del cirio pascual y se va pasando de uno a uno, y
cada joven le dice al otro al Pasar la Luz: Recibe la Luz de Cristo, que
ha muerto en la cruz y ha resucitado para nuestra Salvación.
• Cuando todos tengan la luz en sus manos, se invita a un momento de
oración, se cierra los ojos y se invita a escuchar la canción “enciende
una luz” https://www.youtube.com/watch?v=iONwSv0oGSg, y se
termina con una oración espontanea.

216
CATEQUESIS PARA ADULTOS

LUNES SANTO
LA FAMILIA: PROMOTORA Y DEFENSORA DE LA VIDA
OBJETIVO:
Tomar conciencia del compromiso serio y responsable que tenemos como
Iglesia, todos los cristianos católicos de promover, defender y cuidar la vida
desde el mismo momento de la concepción - pasando por todas sus etapas
- hasta la muerte natural.
TEXTO BÍBLICO:
Jeremías 1, 4-5: “Me llegó esta palabra de Yavé: antes de formarte en el seno
de tu madre, ya te conocía; antes de que tu nacieras yo te consagré y te
destiné a ser profeta de las naciones”.

Juan 10,10: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”

REFLEXION:
La vida es un regalo gratuito de Dios, es un don y una tarea que debemos
cuidar desde el mismo momento de la concepción, pasando por todas sus
etapas, hasta la muerte natural. Creemos firmemente que “la vida humana,
aunque débil y enferma, es siempre un don esplendido de Dios que es amor
y bondad” (Familiaris Consortio 30).
217
Asistimos hoy a nuevos retos que nos piden “ser voz de los que no tienen
voz”: El niño que va creciendo en el seno materno y las personas que se
encuentran en el ocaso de sus vidas, son un reclamo de vida digna que grita
al cielo y que no puede dejar de estremecernos (Documento de Aparecida n.
467).

Las prácticas abortivas, la eutanasia, la manipulación genética, ensayos


médicos contrarios a la vida… son maneras de atentar contra la dignidad y
la vida del ser humano. En muchas ocasiones el progreso científico – técnico,
leyes gubernamentales y de autoridades públicas, los sistemas precarios y
deteriorados de la salud… van creando en la sociedad una mentalidad anti-
vida y anti-familia.

Por eso, con el deseo de afrontar estas situaciones y frente a algunas


personas, instituciones, asociaciones o movimientos pesimistas y egoístas,
que quieren acechar y rebajar la vida, o sembrar terror y violencia,
generando una cultura de la muerte; la Iglesia continúa firme en la
proclamación del “Evangelio de la Vida”, en el anuncio de la “cultura de
la vida”.

Nuestra misión será siempre la promoción y defensa de la vida, la dignidad


y la integridad de la persona humana, la evangelización integral de la
familia. Si queremos contribuir a la renovación de la sociedad, trabajemos
en favor de la vida. San Juan Pablo II lo describía muy bellamente: “Sólo el
respeto de la vida puede fundamentar y garantizar los bienes más
preciosos y necesarios de la sociedad, como la democracia y la paz…
no puede haber verdadera paz, si no se defiende y promueve la vida”
(Evangelium Vitae 101).

COMPROMISO:
Agradezco a Dios por el don de la vida. Me amo, me cuido y me respeto.
Aplico esta regla de vida en mi relación con los demás.

MARTES SANTO
LA MISION DE LA FAMILIA CRISTIANA

OBJETIVO:
Descubrir el gran valor y la verdadera misión que tiene la familia cristiana
consigo misma, con la Iglesia y con la sociedad.

TEXTO BÍBLICO:
Gn. 1, 26-28 “Dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza… Y Dios los bendijo y les dijo: sean fecundos y multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla”.
Ef. 5, 23-33; 6, 1-4: “Maridos amen a sus esposas como Cristo amó a la
Iglesia y se entregó a sí mismo por ella…cada uno ame a su esposa como a
sí mismo, y la mujer a su vez respete a su marido… Hijos obedezcan a sus
padres…Padres no sean pesados con sus hijos…”.

REFLEXIÓN:

Esta reflexión está basada en la Exhortación Apostólica “Familiaris


Consortio” del Papa San Juan Pablo II, sobre todo la tercera parte donde él
escribe cual es la misión de la familia cristiana.

218 Tiene la familia 4 cometidos generales:

1. Formación de una comunidad de personas


La misión de la familia es la de custodiar, revelar y comunicar el amor, como
reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del
amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa.
Es el amor el principio y la fuerza de la comunión: entre esposos, entre
padres e hijos, entre hermanos, entre parientes y demás familiares. Sin el
amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de
personas.
La comunión familiar sólo puede ser conservada y perfeccionada con un
gran espíritu de sacrificio. Exige una pronta y generosa disponibilidad de
todos y cada uno a la comprensión, a la tolerancia, al perdón y a la
reconciliación.

2. Servicio a la vida – Educación de los hijos


Otro de los cometidos fundamentales de la familia es el de la transmisión de
la vida. Dios con la creación del hombre y de la mujer a su imagen y
semejanza, los llama a una especial participación en su amor, invitándolos
a cooperar de una manera libre y responsable en la trasmisión del don de la
vida humana: “Y Dios los bendijo y les dijo: sean fecundos y multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla” (Gn. 1,28).
Los esposos llamados a engendrar en el amor y por amor una nueva
219
persona, asumen la obligación de ayudarla eficazmente a vivir una vida
plenamente humana. «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos,
tienen la gravísima obligación de educar a la prole y por tanto hay que
reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos».
Es la familia la primera escuela de las virtudes sociales. Enseñen los padres
a sus hijos las verdaderas virtudes de la dulzura, la constancia, la bondad,
el servicio, el espíritu de sacrificio y demás valores que hacen crecer a la
familia.

3. Participación en el desarrollo de la sociedad


El tercer cometido de la familia es participar en el desarrollo de la sociedad.
La familia es la célula primera y vital de la sociedad: En virtud de su
naturaleza y vocación, lejos de encerrarse en sí misma, se abre a las demás
familias y a la sociedad, asumiendo su función social.
Las familias cristianas deben aportar sus mejores esfuerzos para que las
decisiones políticas vayan encaminadas a favor de un modelo de sociedad
más humana, más justa, más honesta y más auténtica.
La sociedad al servicio de la familia: Las autoridades públicas, convencidas
de que el bien de la familia constituye un valor indispensable e irrenunciable
de la comunidad civil, deben hacer cuanto puedan para asegurar a las
familias todas aquellas ayudas económicas, sociales, educativas, políticas,
culturales que necesitan para afrontar de modo humano todas sus
responsabilidades.

4. Participación en la vida y misión de la Iglesia


La última tarea de la familia es la de participar en la misión de la Iglesia. La
familia cristiana está llamada a la edificación del Reino de Dios. La unión y
la semejanza entre la familia y la Iglesia son estrechísimas: La familia
cristiana es como una "Iglesia en miniatura", "Iglesia pequeña", "Iglesia
doméstica".
Es la familia cristiana, comunidad creyente y evangelizadora, comunidad en
diálogo con Dios: fortalézcase la familia en la fe, en la escucha de la Palabra
de Dios, en la oración, sean los padres maestros de oración. Debe la familia
participar de la Eucaristía y recibir frecuentemente el sacramento de la
reconciliación. Acudan las parejas al sacramento del matrimonio y crezcan
en la mutua santificación. Debe ser la familia un espacio donde el Evangelio
es trasmitido e irradiado.
La familia cristiana es comunidad al servicio del hombre: animada y
sostenida por el mandamiento nuevo del amor, la familia cristiana vive la
acogida, el respeto, el servicio a cada hombre, considerado siempre en su
dignidad de persona y de hijo de Dios.

COMPROMISO:
Reflexiono y escribo algunos de los valores o aspectos positivos que tiene mi
familia y se los hago saber. Agradezco a Dios por el don de mi familia y me
comprometo a cuidar de ella.

MIÉRCOLES SANTO
EL ABRAZO EN FAMILIA:
UN APORTE PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ

OBJETIVO:
Reflexionar sobre la importancia de un abrazo como vínculo que nos conecta
con otros seres, especialmente los de nuestra familia.

TEXTO BÍBLICO:
Lc. 15, 20-23: “Estaba aún lejos cuando su padre lo vio y sintió compasión;
corrió a echarse a su cuello y lo besó…traigan el mejor vestido y
220 pónganselo…colóquenle un anillo en el dedo y sandalias en sus pies… Y
comenzaron la fiesta…”

REFLEXIÓN:
En esta reflexión queremos hacer hincapié en la importancia de un abrazo
en la familia. Hoy cuando vemos tantas dificultades, crisis, violencia y
división en las familias, detengámonos a pensar cuánto ayuda, consuela,
anima, fortalece y sana un abrazo dado con sinceridad y amor.

Dios es especialista en abrazos. La Biblia dice que Él nos cubre con su s


plumas para que allí encontremos refugio y protección (Salmo 91,4). El
Creador de los cielos y la tierra nos ama, y muestra su gran amor por
medio de su calor, su cariño, su presencia y su protección. Él nos abraza
para que nos sintamos seguros y confiados en medio de las complejidades
de nuestra existencia.

Reflexionemos sobre esta clase de abrazos al interior de la familia:

El abrazo entre esposos: Equivale a decir: te amo, te necesito, perdona mis


egoísmos y las veces que no presto la atención que mereces, tu eres la
persona más importante para mí, te necesito, caminemos juntos, aquí estoy
contigo y tú estás conmigo.

El abrazo al hijo pequeño: Equivale a hacerle sentir la ternura que él mismo


nos inspira. Abrazar al niño pequeño es transmitirle seguridad, cariño y
afecto. Es decirle que su existencia es muy valiosa y que han llenado de 221
sentido nuestras vidas.

El abrazo al hijo joven: Equivale a decirle: te queremos como eres, aquí


estamos para acompañar tu proceso. Disculpa si no te comprendemos todas
tus inquietudes. ¡Cuenta siempre con nosotros! Que nosotros siempre
contaremos contigo.

El abrazo del hijo a sus padres: Es la gran expresión de un amor filial


que dice: sabemos cuánto nos aman y aunque no siempre lo expresemos,
también nosotros los queremos mucho. Estamos agradecidos por la vida
que nos han dado y por todo lo que hacen por nosotros. ¡Gracias papá!
¡Gracias mamá!

El abrazo entre hermanos: Es la manifestación de una experiencia del amor


compartido, un reconocimiento del otro con quien comparto la vida, las
penas y las alegrías, te quiero de verdad. Abrazar a los hermanos expresa la
unidad de vida atada al amor de los papás.

El abrazo simultáneo entre esposos, hijos y hermanos: Es la máxima


expresión de amor y cariño, de comunicación y diálogo, de reconciliación y
paz que debe existir en toda familia.

LOS ABRAZOS:

• Nos rescatan de la soledad y el aislamiento.


• Facilitan los desbloqueos físicos y emocionales.
• Nos permiten vivenciar la integración de cuerpo, mente y emociones.
• Nos ejercitan en la empatía.
• Nos sitúan plenamente en el Aquí y el Ahora.
• Favorecen la comunicación afectiva con nosotros y con el otro.
• Estimulan la gratitud.
• Despiertan la creatividad.
• Impulsan a una actitud pro-activa en la vida.
• Devuelven la ilusión, la alegría y el buen humor, puesto que la risa es
su fiel compañera.
• Le brinda reconocimiento y protección a nuestro “niño interior”.

COMPROMISO:

Pensemos en esto: ¿Cuáles son los gestos más comunes que empleamos en
el hogar para expresarnos el cariño que nos tenemos? ¿Con que frecuencia
nos abrazamos y expresamos cariño en nuestro hogar? Hoy abrazo a mi
familia y le digo cuanto la amo y la quiero.

222
Cantos

EUCARISTÍA En la familia
de todos los cristianos
Pan transformado Cristo quiere unirnos
en el Cuerpo de Cristo, en la paz y en el amor.
Vino transformado
en la Sangre del Señor. DONDE HAY CARIDAD Y AMOR

/Eucaristía, milagro de amor, /Donde hay caridad y amor,


223
Eucaristía, presencia del allí está el Señor,
Señor./ allí está el Señor./

Cristo nos dice: Una sala y una Mesa,


“Tomen y coman, una copa, Vino y Pan,
esto es mi Cuerpo los hermanos compartiendo
que ha sido entregado”. en amor y en unidad.
Nos reúne la presencia
Cristo en persona y el recuerdo del Señor;
nos viene a liberar celebramos su Memoria
de nuestro egoísmo y la entrega de su amor.
y la división fatal.
Invitados a la Mesa
Oh gran invento del Banquete del Señor,
de Cristo sabio y bueno recordamos su mandato
para alimentarnos de vivir en el Amor.
con su Sangre y con su Cuerpo. Comulgamos en el Cuerpo
y en la Sangre que Él nos da,
Este alimento y también en el hermano
renueva nuestras fuerzas si lo amamos de verdad.
para caminar
a la gran liberación. Este Pan que da la vida
y este Cáliz de salud,
Con este Pan nos reúne a los hermanos
tenemos vida eterna, en el nombre de Jesús.
Cristo nos invita Anunciamos su memoria,
a la gran resurrección. celebramos su Pasión,
el Misterio de su Muerte
y de su Resurrección.
BENDIGAMOS AL SEÑOR Indigno soy,
confieso avergonzado
Bendigamos al Señor, de recibir la santa Comunión.
que nos une en caridad, Jesús, que ves
y nos nutre con su amor, mi nada y mi pecado,
en el Pan de la unidad. /prepara Tú mi pobre corazón./
¡Oh, Padre nuestro!
Pequé, Señor,
Conservemos la unidad, ingrato te he ofendido,
que el Maestro nos mandó, Infiel te fui, confieso mi maldad.
donde hay guerra, que haya paz, Contrito ya, perdón, Señor, te
donde hay odio, que haya amor. pido,
¡Oh, Padre nuestro! /eres mi Dios, apelo a tu
bondad./
El Señor nos ordenó
devolver el bien por mal, Espero en Ti,
ser testigos de su amor piadoso Jesús mío,
perdonando de verdad. oigo tu voz que dice: “ven a Mí”.
¡Oh, Padre nuestro! Porque eres fiel, por eso en Ti
confío.
/Todo, Señor, lo espero yo de Ti./
Al que vive en el dolor
y al que sufre en soledad Oh, Buen Pastor,
entreguemos nuestro amor amable y fino amante,
y consuelo fraternal. mi corazón se abrasa en santo
¡Oh, Padre nuestro! ardor.
Si te olvidé, yo juro que constante
El Señor que nos llamó /he de vivir tan solo de tu amor./
a vivir en unidad
nos congregue con su amor
en feliz eternidad. EN MEMORIA DEL SEÑOR
¡Oh, Padre nuestro!
224 En memoria del Señor
OH, BUEN JESÚS celebramos esta Cena,
/de gracia el alma se llena
Oh, buen Jesús, al renovar su Pasión./
yo creo firmemente
que por mi bien estás en el Altar; A la muerte el Redentor
que das tu Cuerpo entrega su Cuerpo y Sangre,
y Sangre juntamente /este Sacrificio grande,
/al alma fiel en Celestial Manjar./ renovamos con fervor./
Vivamos este Misterio,
este signo de unidad; CENA PASCUAL
/amos en marcha hacia el cielo,
unidos en caridad./ Manos honradas de carpintero,
manos benditas del buen Pastor
Cada día en el Altar manos que parten su pan con
los hermanos nos juntamos todos
/y la Cena celebramos con el amigo con el traidor.
en que Cristo es el manjar./ Manos que alzan su copa al
mundo,
ES MI CUERPO ofrecen Vino y en el se dan:
El Señor nos da su amor y día a día la historia vuelve
como nadie nos lo dio; brindando eterna Cena Pascual. 225
Él nos guía como estrella
en la intensa oscuridad. Este es mi Cuerpo,
Al partir juntos el Pan, esta es mi Sangre
Él nos llena de su amor, y en mi memoria siempre lo
Pan de Dios, harán;
el Pan comemos de amistad. su despedida es una entrega
con un sentido de eternidad.
Es mi Cuerpo tomad y comed, Momento cumbre
es mi Sangre tomad y bebed; de aquel que vino
porque Yo soy Vida, Yo soy Amor, trayendo al mundo su eterna luz;
oh Señor, nos reuniremos en tu ya no hay tinieblas,
Amor. las dudas mueren,
Camino y Vida, eso es Jesús.
El Señor nos da su amor
como nadie nos lo dio, El mundo es Cena donde se sienta
como todos sus amigos aquel que lucha brindando amor,
trabajaba en Nazareth. aquel que sabe lo que es
Carpintero se alegró hermano,
trabajando en su taller, sin egoísmo y sin rencor.
con sus manos Cristo obrero Pero la historia de aquel día
trabajó. vuelve
y en ella vemos al vil traidor,
El Señor nos da su amor quien a su amigo entrega por
como nadie nos lo dio. miedo,
Era tan grande y tan hondo por acomodo por ambición.
que murió sobre una Cruz.
Era tan fuerte su amor Para que se amen los he llamado,
que de la muerte triunfó; que tengan vida es mi Voluntad,
de la tumba sale libre y vencedor. en un abrazo vivan unidos
que esta es la Cena de la el que siempre beba de mi Sangre
hermandad. vivirá en Mí y tendrá la vida
Alcen la Copa hasta el fin del eterna.
tiempo,
partan el Pan repartan amor, Sí, mi Señor, yo creo,
soy el Cordero que por ustedes que has venido al mundo a
en sacrificio hoy se entregó. redimirnos;
que Tú eres el Hijo de Dios,
Que el que posee dé al que no y que estás aquí, alentando
tiene, nuestras vidas.
que aquel que es grande aprenda
a servir, DOCE HOMBRES
que el más pequeño sea el
primero Doce hombres, el Maestro,
de los que acuden a este Festín. doce panes y la vida,
Lavar los pies cual signo fraterno, doce copas y la alianza,
unos a otros habrán de hacer, se mezclaban aquel día.
comed mi Cuerpo, bebed mi Donde Jesús lavándoles los pies
Sangre, les enseñaba lo que es la vida;
que en mis hermanos me quedaré. donde Jesús derramando su
Sangre,
YO LE RESUCITARÉ les perdonaba su maldad vivida.
Eucaristía.
Yo soy el Pan de vida
el que viene a Mí no tendrá Muchos hombres, un Maestro,
hambre; muchos panes, una vida,
el que cree a Mí no tendrá sed; muchas copas, una alianza,
nadie viene a Mí, si mi Padre no lo se comparten hoy en día.
atrae. Donde Jesús con su resurrección,
sólo nos pide amarnos
Y Yo le resucitaré, y Yo le siempre y sin medida;
resucitaré, donde Jesús con su Eucaristía,
226 y Yo le resucitaré en el día final. nos da la gracia de la nueva vida.
Eucaristía.
El Pan que Yo daré,
es mi Cuerpo, vida para el mundo; Un cordero, el Maestro,
el que siempre coma de mi Carne, una ofrenda, su vida,
vivirá en Mí, como Yo vivo en mi una muerte, el camino,
Padre. forman nuestra Eucaristía.
Donde Jesús se hace Carne viva
Yo soy esa Bebida, y nos la ofrece como Pan de vida;
que se prueba y no se siente sed;
donde Jesús nos baña con su
Sangre El amor es comprensivo,
y nos la ofrece como alianza el amor es servicial,
nueva. el amor no tiene envidia,
el amor no busca el mal.
/Eucaristía,/
la gracia santa de la paz. El amor nunca se irrita
/Eucaristía,/ el amor no es descortés,
signo sagrado de unidad. el amor no es egoísta
/Eucaristía,/ el amor nunca es doblez.
presencia viva de Jesús.
/Eucaristía,/ El amor disculpa todo,
el don más grande del amor… el amor es caridad, 227
de Dios. no se alegra de lo injusto
sólo goza en la verdad.
AMÉMONOS DE CORAZÓN
El amor soporta todo,
/Amémonos de corazón el amor todo lo cree,
no de labios ni de oídos./ el amor todo lo espera,
/Para cuando Cristo venga,/ el amor es siempre fiel.
nos encuentre bien unidos./ Nuestra fe, nuestra esperanza,
ante Dios terminarán;
/Un mandamiento nuevo os doy el amor es algo eterno,
que os améis unos a otros./ nunca, nunca pasará.
/Como Yo os he amado,/
os améis también vosotros./ AMOR ES VIDA

/Cómo puedo yo orar, /Amor es vida, vida es alegría,


enojado con mi hermano./ quien nunca amó, vivió sin
/Dios no escucha la oración,/ ilusión./
si no me he reconciliado./ /Alegres cantan sus melodías
las ansiedades del corazón./
/Tu rebaño en Ti confía
esperando tu venida./ /Alegre estoy, cantando voy;
/Para cuando Cristo venga,/ este es el día que hizo el Señor./
nos reunamos con María./
/Por los caminos áridos del
mundo tras de las huellas de un
SI YO NO TENGO AMOR amor feliz./
/Soy peregrino, soy vagabundo
/Si yo no tengo amor y un cielo eterno nace hoy en mí./
yo nada soy, Señor./
/Cuando recuerdo aquel amor Cristo Luz, Verdad y Vida,
divino que siendo Dios al suelo al perdón y amor invita.
descendió./
/Mi alma canta, mi alma goza, Perdonemos al hermano
por la vida me dio el Señor./ como Cristo ha perdonado.

/Yo soy feliz por cada día nuevo Quiten odios y rencores
por la ilusión de ver amanecer./ de todos los corazones.
/Por las estrellas y por el cielo,
por la alegría de renacer,/ Si al enfermo visitamos
a Dios mismo consolamos.
AMAR ES ENTREGARSE
Comulguemos con frecuencia
Amar es entregarse para amarnos a conciencia.
olvidándose de sí,
/buscando lo que a otro En trabajos y fatigas,
pueda hacer feliz./ Cristo a todos nos anima.

Qué lindo es vivir para amar, En la vida y en la muerte,


qué grande es tener para dar. Dios nos ama para siempre.
/Dar alegría, felicidad,
darse uno mismo eso es amar./ SI ME FALTA EL AMOR

Amar como a si mismo, Aunque yo dominara


entregarse a los demás, las lenguas arcanas
/así no habrá egoísmo y el lenguaje del cielo
que no pueda superar./ supiera expresar,
sólamente sería
una hueca campana,
UN MANDAMIENTO NUEVO si me falta el amor.

Un mandamiento nuevo /Si me falta el amor,


228 nos da el Señor: no me sirve de nada,
Que nos amemos todos si me falta el amor, nada soy./
como nos ama Dios. Aunque todos mis bienes
dejase a los pobres,
La señal de los cristianos, y mi cuerpo en el fuego
es amarnos como hermanos. quisiera inmolar,
todo aquello sería
Quien a sus hermanos no ama, una inútil hazaña,
miente si a Dios dice que ama. si me falta el amor.
Aunque yo desvelase TÚ REINARÁS
los grandes misterios
y mi fe las montañas Tú reinarás, este el grito,
pudiera mover, que ardiente exhala nuestra fe.
no tendría valor, Tú reinarás, oh Rey bendito,
no me sirve de nada, pues Tú dijiste: “Reinaré”.
si me falta el amor.
Reine Jesús por siempre,
LO IMPORTANTE ES AMAR reine su Corazón,
/en nuestra patria, en nuestro
/Lo importante es amar, suelo
es amar, es amar. que es de María la nación./
Lo importante es amar, (te proclamamos Rey de Amor.) 229
es amar de verdad./
Tú reinarás, dichosa era,
Amar es sonreír dichoso pueblo con tal Rey.
al otro con amor, Será tu Cruz nuestra bandera,
amar es perdonar tu Amor será la nueva ley.
como perdona Dios.
/Porque si no sonrío, Tú reinarás dulce esperanza,
ni doy mi perdón, que al alma llena de placer.
de nada me sirve Habrá por fin paz y bonanza,
decir que tengo amor./ felicidad habrá doquier.

Amar es disculpar Tú reinarás en nuestro suelo,


al otro de su error, te prometemos nuestro amor.
amar es tolerar Oh Buen Jesús, danos consuelo,
al que no es como yo. en este valle de dolor.
/Porque si no disculpo,
ni doy comprensión, Tu reinarás, reina ya ahora
de nada me sirve decir en esta casa y población.
que tengo amor./ Ten compasión del que te implora,
y acude a Ti en la aflicción.
Amar es compartir
cuanto me dio el Señor, Tu reinarás toda la vida,
amar es consolar trabajaremos con gran fe,
al que tiene dolor. en realizar y ver cumplida
/Porque si no comparto, la gran promesa: “Reinaré”.
ni sufro dolor,
de nada me sirve decir
que tengo amor./
LOS NIÑOS HEBREOS perdona a tu pueblo,
perdónale, Señor./
Los niños hebreos,
llevando ramos de olivo, “No estés eternamente enojado,
salieron al encuentro del Señor perdónale, Señor”, es el estribillo
Proclamando: que se repite después de cada
///Hosanna en el cielo./// afirmación, coincidente con la
estación.
Portones abrid los dinteles
que se alcen las puertas eternas, 1. Por tu condena injusta de
va entrar el Rey de la Gloria, muerte...
el Rey valeroso, el Dios de Israel.
2. Por la pesada cruz que llevaste,…
HOSANNA HEY
3. Por la caída y burlas primeras,…
/Hosanna hey, hosanna ha,
hosanna hey, hosanna hey, 4. Por el dolor de ver a la Madre,…
hosanna ha./
5. Por la piedad del buen Cireneo,…
/Él es el Santo, es el Hijo de
María, 6. Por la impresión del Rostro en el
es el Dios de Israel, lienzo,…
es el Hijo de David./
7. Por la caída y befas del pueblo,…
/Él es el Cristo, es el Unificador,
es hosanna en las alturas, 8. Por la piedad de aquellas
es hosanna en el amor./ mujeres,…

/Es la alegría, la razón de mi 9. Por el dolor de verte rendido,…


existir,
es la vida de mi vida, 10. Por el pudor de hallarte
es consuelo en mi sufrir./ desnudo,…
230
/Vamos a Él con espigas de mil 11. Por la punzada cruel de tus
trigos, clavos,…
y con mil ramos de olivos,
siempre alegres, siempre en paz./ 12. Por tu agonía y por tu muerte,…

13. Por la desolación de tu Madre,…


PERDONA A TU PUEBLO
14. Por la humildad de tu
/Perdona a tu pueblo, Señor, sepultura,…
Tú pagas por las culpas
OH CRISTO, TÚ REINARÁS del hombre pecador,
clavado en el madero,
Oh Cristo, Tú reinarás, nos das la salvación,
oh Cruz, tú nos salvarás. tu Sangre nos redime,
tu amor nos da el perdón,
El Verbo en ti clavado acoge nuestro llanto,
muriendo nos rescató. oh Cristo Salvador.
De ti, madero santo,
nos viene la redención. Extiende por el mundo
tu Reino de bondad,
Extiende por el mundo las puertas del abismo
tu reino de salvación. no prevalecerán, 231
Oh Cruz, fuente fecunda seamos los creyentes
de vida y de bendición. testigos de tu amor,
acoge nuestro llanto,
Domine sobre el odio oh Cristo Salvador.
tu Reino de caridad.
Alcancen las naciones HOY EL SEÑOR RESUCITÓ
el gozo de la unidad.
Hoy el Señor resucitó,
Aumente en nuestras almas y de la muerte nos libró.
tu Reino de santidad.
El río de la gracia, Alegría y paz, hermanos,
apague la iniquidad. el Señor resucitó.

La gloria por los siglos La luz de Dios en Él brilló,


a Cristo, el Salvador. de nueva vida nos llenó.
Su Cruz nos lleve al cielo, Porque esperó Dios lo libró,
la tierra de promisión. y de la muerte lo sacó.

OH ROSTRO El pueblo en Él vida encontró,


la esclavitud ya terminó.
Oh Rostro ensangrentado
de Cristo el Señor, La luz de Dios en Él brilló,
cabeza circundada de nueva vida nos llenó.
de afrenta y de dolor,
contritos contemplamos Con gozo alzad el rostro a Dios,
tu pena y tu dolor, que de Él nos llega salvación.
acoge nuestro llanto,
oh Cristo Salvador. Todos cantad: “Aleluya”,
todos gritad: “Aleluya”.
“No me lavarás Tú los pies,
RESUCITÓ consentir esto no puedo”.
Resucitó, resucitó,
resucitó, Aleluya. “Si no te lavo los pies
Aleluya, aleluya, nuestros lazos romperemos”.
aleluya, resucitó. A lo que Pedro respondió:
“No los pies, todo el cuerpo:”
La muerte, ¿dónde está la Yo soy el Señor, Yo soy el Maestro:
muerte?, lavo los pies para dar ejemplo;
¿dónde está tu muerte?, hacedlo vosotros
¿dónde tu victoria? como Yo lo he hecho.”

Gracias sean dadas al Padre, NUESTRA PASCUA


que nos pasó a su Reino
donde se vive de amor. Nuestra Pascua inmolada,
aleluya, es Cristo el Señor.
Alegría, alegría, hermanos, Aleluya, aleluya, aleluya.
que si hoy nos queremos,
es que resucitó. Pascua Sagrada,
¡oh fiesta de Luz!
Si con Él morimos, Despierta, tú que duermes,
con Él vivimos, y el Señor te alumbrará.
con Él cantamos: ¡Aleluya!
Pascua Sagrada,
LLEGADA A JESÚS LA HORA ¡oh fiesta universal!
El mundo renovado
Llegada a Jesús la hora canta un himno a su Señor.
de la vuelta hacia el Padre,
al extremo amó a los suyos Pascua Sagrada,
porque nunca le olvidasen. victoria de la Cruz.
El diablo obró sobre Judas La muerte derrotada
el deseo de entregarle, ha perdido su aguijón.
232 mas sabiéndolo Jesús,
obró para que le imitasen.
Pascua Sagrada,
Se quitó el manto, se ciñó el ¡oh noche bautismal,
lienzo: del seno de las aguas
tomó las aguas renacemos al Señor.
y las echó al barreño,
lavó sus pies, se sintió siervo. Pascua Sagrada,
Llegado al lugar de Pedro eterna novedad.
se niega por no entenderlo: Dejad al hombre viejo,
revestidos del Señor. Esta es la luz de Cristo,
brillará, brillará sin cesar.
Pascua Sagrada,
la sala del festín, Dentro de mi vida…
se llena de invitados Dentro de mi casa…
que celebran al Señor. En el Seminario…
En nuestra parroquia…
OH CRISTO, TÚ ERES
ENCIENDE UNA LUZ
Oh Cristo, Tú eres Luz santa
y alegre del Padre; Enciende una luz,
grande e inmortal, Salvador. déjala brillar,
la luz de Jesús, 233
/Oh Cristo, luz eterna,/ que brille en todo lugar.
/tu luz nos lleva al Padre./ No la puedes esconder,
no te puedes callar
/Tú eres nuestra Pascua,/ ante tal necesidad,
/Señor Resucitado./ enciende una luz
en la oscuridad.
/Triunfaste de la muerte,/
/tu muerte es nuestra vida../ “Como pues invocarán
a Aquél en el cual no han creído,
/Señor Resucitado,/ y cómo creerán
/a Ti se dé la Gloria./ en Aquél de quien no han oído,
y cómo oirán
ESTA ES LA LUZ DE CRISTO si nadie les predica;
hermosos son los pies
/Esta es la luz de Cristo de los que anuncian la paz,
yo la haré brillar./ las Buenas Nuevas de Jesús.”
INDICE

PRESENTACIÓN ........................................................................................ 3

ORDINARIO DE LA MISA .......................................................................... 5

CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN ......... 21

MISA DE LA PASIÓN ............................................................................... 24

LUNES SANTO ........................................................................................ 37

MARTES SANTO ..................................................................................... 45

MIÉRCOLES SANTO ............................................................................... 51

MISA DE ORACIÓN POR LOS ENFERMOS Y ENTRONIZACION DE LOS


SANTOS ÓLEOS ...................................................................................... 58

MISA VESPERTINA DE LA CENA ............................................................ 69

PROCESIÓN DEL PRENDIMIENTO.......................................................... 78

HORA SANTA .......................................................................................... 82

VIERNES SANTO ..................................................................................... 89

SERMÓN DE LA SENTENCIA .................................................................. 90

234 VIACRUCIS ............................................................................................. 93

CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR ......................................... 116

SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS ..................................................... 134

SERMÓN DESCENDIMIENTO ............................................................... 148

PROCESIÓN CON EL SANTO SEPÚLCRO.............................................. 151


SÁBADO SANTO ................................................................................... 153

LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA ....................................... 154

TIEMPO PASCUAL ................................................................................ 166

VIGILIA PASCUAL ................................................................................. 169

DOMINGO DE RESURRECCIÓN ........................................................... 200

ANEXOS................................................................................................ 208
235
CATEQUESIS PARA DÍAS LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES .................. 209

CATEQUESIS PASCUALES PARA NIÑOS ............................................... 209

LUNES SANTO ............................................................................................................ 209

MARTES SANTO.......................................................................................................... 210

MIERCOLES SANTO.................................................................................................... 211

CATEQUESIS PASCUALES PARA JÓVENES ......................................... 213

LUNES SANTO ............................................................................................................ 213

MARTES SANTO.......................................................................................................... 214

MIÉRCOLES SANTO.................................................................................................... 215

CATEQUESIS PARA ADULTOS .............................................................. 216

CANTOS ................................................................................................ 223

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