República Bolivariana de Venezuela.
Ministerio Para el Poder Popular Para la Educación Universitaria.
Universidad Politécnica Territorial del Oeste de Sucre Clodosbaldo Russian.
Departamento de Procesos Químicos.
Cumaná - Edo. Sucre.
GEOPOLÍTICA
INTERNACIONAL EN EL
MUNDO PLURIPOLAR
Profesor: Ing. Félix Salazar
Integrantes:
T.S.U. Andrea Fernandes
T.S.U. Cesar Malavé
T.S.U. Dayana Marcano
T.S.U. Jesús Castañeda
T.S.U. Jessica Fuentes
T.S.U. Jean C. Rivas
T.S.U. Patricia Guerra
Sección 1
Cumaná, Julio de 2013
FIN DE LA “BIPOLARIDAD” Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL. LAS
RELACIONES INTERNACIONALES CONFLICTIVAS: COMPETENCIA
ECONÓMICA, CUESTIONES TERRITORIALES Y ESCALADAS BÉLICAS.
La guerra fría se encadenó con el fin de la segunda guerra mundial. La
incapacidad de las naciones para cooperar y realizar las políticas pactadas, al acabar la
segunda guerra mundial, generó una situación de tensión continua. Estados Unidos
temía que URSS sacase partido de Europa y Asia y las sometiese variando así su
mercado internacional y la URSS viceversa, con lo que ambas estaban en
permanente incertidumbre. Más allá de estos dos bloques se encontraba el Tercer
Mundo (los países no alineados) pero sus respuestas a los conflictos estaban realmente
condicionados por algún bloque. La guerra fría evito una confrontación directa
generalizada. La opresión permanente se puso en marcha, la amenaza militar constante,
tanto convencional como nuclear, junto a la confrontación ideológica y la guerra
económica. La guerra fría altero profundamente el tejido social, económico y político
del conjunto de países que forman la sociedad internacional y alteró la psicología
colectiva de los pueblos.
La Guerra Fría u orden bipolar (como también se le conoció), influyó no sólo en
las artes y en el pensamiento, sino además, en los movimientos de descolonización
en África y Asia. La coalición aliada quedo rota entre 1945 y 1947 por dos situaciones:
el asunto Iraní y la guerra civil griega. Estas situaciones no fueron las únicas detonantes
(la crisis de Berlín y la consolidación de los dos bloques).Tras la segunda guerra
mundial las tropas británicas y soviéticas ocuparon Irán con la promesa de retirarse una
vez acabada la guerra, pero la situación estratégica y la riqueza de petróleo pospusieron
esta retirada. La estrategia soviética era la de fomentar el separatismo existente y la
británica el control de Teherán. La posición soviética fue creciendo en junto con la
británica, y el conflicto se solucionó con la intervención estadounidense. Grecia sufrió
una guerra civil en la que los comunistas se enfrentaban a los monárquicos y al igual
que en Irán, el conflicto se solucionó con la intervención estadounidense.
Después de la guerra, Alemania y Berlín quedaron divididas en cuatro zonas. Se
suponía que paulatinamente se iría organizando una nueva Alemania de base
democrática pero cada nación fue organizando su territorio. Las tres naciones
implicadas en Alemania, exceptuando a la URSS, unificaron sus partes con moneda
común y nación (República federal alemana). Como consecuencia la URSS bloqueó
Berlín pero las naciones implicadas consiguieron bajo puente aéreo no desabastecer su
parte de la ciudad. Para llevar a cabo la consolidación de los bloques, los países solían
desarrollar una serie de tratados y acuerdos, entre éstos: Plan Marshall, OTAN, Pacto de
Varsovia y el Consejo de ayuda mutua económica (comecon) cuyo objetivo era la
coordinación de las políticas de planificación y la asistencia económica y técnica mutua.
Algunos países eran URSS, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania,
Albania, República democrática alemana, Mongolia y Cuba originando así el fin de la
era de la bipolaridad.
En fin de la era de la bipolaridad, fue vista en base a la caída del muro de Berlín,
considerado como la expresión de la Guerra Fría, la división de Europa y el mundo en
dos bloques completamente enfrentados, así como el temor a la destrucción nuclear.
Éste hecho significó la culminación de los enfrentamientos ideológicos, de la caída del
comunismo y dió paso a un nuevo mundo, regido por nuevas reglas, nuevos retos y
esperanzas. El comienzo de un periodo de transición para la economía mundial y la
consolidación de viejos problemas como la pobreza, las guerras étnicas y las
desigualdades. Se produjo un descongelamiento de conflictos y reivindicaciones de
antigua data sumados a otros nuevos. Más allá del triunfo indiscutido de un capitalismo
virtuoso y homogéneo, lo que comenzó a ocurrir fue un gigantesco movimiento de
capitales, la expansión del comercio global y la formación de nuevos bloques
económicos regionales, lo que colocó a las economías nacionales frente a distintos
desafíos de adaptación.
A partir de entonces el orden global fue total, llevó implícito la posmodernidad,
entendida como la revolución de la modernidad y lo que hoy en día se conoce como
globalización. Se originó en tres causas: aumento geométrico de la población;
ocupación del planeta por esa población creciente; avance científico y tecnológico, de
manera especial en informática y telecomunicaciones (revolución digital, importancia
de la velocidad de la información, la posibilidad del conocimiento y de la información
accesible a todos indican un proceso de democratización global).
Los procesos de globalización, regionalización, continentalización y localización
cuestionaron la realidad del mundo moderno y generaron un nuevo mundo que estuvo
en estado virtual durante varios años. La organización del mundo se cuestionó en tres
niveles espaciales: internacional, nacional y local. Asimismo, estuvieron cuestionados y
en crisis los componentes políticos del mundo moderno: el Estado-nación y el sistema
político nacional, el sistema interestatal internacional y la Organización de las Naciones
Unidas, expresado en formas históricas.
Las tendencias que marcan los nuevos parámetros de relaciones internacionales
deben considerar las características que se dan, no en el eje estratégico-militar, como
ocurrió durante la guerra sino en el eje económico que privilegia segmentos como el
financiero (inversiones y endeudamiento; flujo de capitales.); comercial (mercados,
configuración de conglomerados geo-económicos); el industrial(decadencia de procesos
industriales y emergencia de novedosos); y científico-tecnológico (eje paradigmático, ya
que maneja las pautas de funcionamiento del resto, incluso de la producción y tipo de
armamentos).
El liderazgo de los Estados Unidos
Un objetivo fundamental de la estrategia norteamericana de la Guerra Fría fue
crear y mantener lo que el ex-secretario de Estado James Baker llamó «un régimen
económico global liberal»: es decir, un orden mundial capitalista. Después de la
Segunda Guerra Mundial, los estadistas norteamericanos creyeron que EEUU, erguido
solo y fuerte en un mundo de naciones fatigadas, tenía una extraordinaria oportunidad
de, como lo expresó Acheson, «apoderarse de la historia y conformarla». La dirigencia
norteamericana aprovechó esta oportunidad creando una estrategia compleja para
materializar el sueño de Adam Smith. Washington visualizaba una economía mundial
en la cual el comercio y el capital fluirían a través de las fronteras nacionales en
respuesta a las leyes de la ventaja comparativa y de la oferta y la demanda –una
economía en la cual la producción y los asuntos financieros estarían integrados en una
escala global. Los contraídos mercados nacionales que estaban surgiendo en Europa y
Asia oriental después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial se combinarían,
eliminando las ineficacias del estatismo y la autosuficiencia. Las economías regionales
de gran escala se integrarían una tras otra a una economía mundial interdependiente.
Los responsables de la política sabían que construir esta comunidad capitalista
multinacional requería que EEUU suministrara ayudas económicas enormes a Europa
occidental y Japón (mediante esquemas como el Plan Marshall para Europa, y el Plan
Dodge, su equivalente, para Japón), de manera que esas áreas no retrocedieran a
economías cerradas. También sabían que una economía mundial abierta demandaba un
proyecto americano todavía más ambicioso: la transformación de las relaciones
internacionales.
Las economías capitalistas prosperan más cuando el trabajo, la tecnología y el
capital son fluidos, de manera que se mueven hacia la integración internacional y la
interdependencia. Pero si bien todos los Estados se benefician positivamente en una
economía internacional abierta, algunos lo hacen más que otros.
La política norteamericana de la Guerra Fría se comprende mejor no por sus
palabras que incluyen «comunismo», sino por sus hechos que incluyen aliados.
Washington se comprometió a construir y mantener un orden económico y político
internacional basado en lo que los personeros de la época denominaban una
«preponderancia del poder» estadounidense. Al proscribir la política de la fuerza y las
rivalidades nacionales, las alianzas de EEUU en Asia oriental y Europa durante la
Guerra Fría de hecho protegieron de sí mismos a los países de esas regiones. Estados
Unidos no ha sojuzgado colonias, pero al igual que Gran Bretaña en el siglo XIX ha
construido un orden político internacional estable y se ha beneficiado económicamente
de él.
Prácticamente todo el mundo alaba la actual red mundial de comercio,
producción y finanzas como la máxima etapa del capitalismo. Pero el capitalismo
internacional puede estar acercándose a una crisis en el momento en que llega a su
mayor florecimiento. Un mercado mundial auténticamente interdependiente es
extraordinariamente frágil. Por ejemplo, las nacientes industrias de alta tecnología son
los agentes más poderosos del crecimiento económico mundial, pero requieren un nivel
de especialización y una extensión de mercados que sólo son posibles en una economía
global integrada. Mientras la hegemonía estadounidense continúa debilitándose, las
políticas exteriores y económicas renacionalizadas, entre las potencias industrializadas,
podrían fragmentar la economía.
En el contexto de fin de la guerra fría, la dimensión económica de la hegemonía
cobró una importancia crucial. En términos gruesos, durante los años noventa, la
primacía de Estados Unidos en fuerza militar, en la política y en la cultura mundial,
aparece sin rivales a la vista. La disputa por la hegemonía mundial ha sido, desde los
años setenta, esencialmente económica. Por ello, la competencia por el liderazgo
económico mundial constituye el principal espacio de la construcción de la hegemonía.
Tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, e independientemente de
la explicación que adoptemos (donde las posibilidades van desde el autogolpe al
aprovechamiento de la coyuntura), el estado norteamericano ha adoptado un papel de
primer orden en la construcción de la hegemonía mundial, mientras que las cuestiones
económicas pasan, al menos en el discurso de los líderes estadounidenses, a un segundo
plano.
Las “reglas del libre mercado”, piedra angular de las teorías de la globalización,
han sido sistemáticamente negadas por las acciones recientes de Estados Unidos,
cediendo su lugar en el discurso del poder a la “lucha por la civilización occidental” y a
la “justicia infinita”7.
Los ataques del 11 de septiembre crearon una coyuntura favorable a una
reorientación de la estrategia hegemónica estadounidense, al menos en su vertiente
estatal. Esta reorientación expresa la voluntad del grupo gobernante por priorizar ciertos
aspectos que el largo periodo de expansión económica había vuelto inviables. Es decir,
dentro de la estrategia de construcción de la hegemonía, las iniciativas y las visiones de
las grandes corporaciones han predominado, colocando a la burocracia en un plan
secundario, de suerte que los atentados abren una coyuntura favorable para las visiones
militaristas y de expansión territorial encarnada por el estado estadounidense.
La larga expansión económica de Estados Unidos durante los años noventa
planteó un cambio importante en las percepciones sobre la hegemonía. La idea del
“declive” de la hegemonía estadounidense cedió el paso a la constatación de un
renovado vigor de la economía y de las grandes corporaciones de Estados Unidos, factor
reforzado y alimentado por el liderazgo militar y político del estado de ese país en la
escena mundial.
La guerra contra el terrorismo
La información que proporcionada por diferentes análisis indica que hay una
disminución del uso de la fuerza armada para conseguir fines políticos. Sin embargo,
debido a los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha habido un incremento del
sentimiento de inseguridad en muchas partes del mundo. Este sentimiento se debe sobre
todo a las nuevas formas que adopta el terrorismo al que definen en términos muy
genéricos como aquellas «acciones que infunden miedo y sentimientos de humillación y
que demandan una acción en su contra». Aunque inicialmente se entendía como un tipo
de violencia política, en la actualidad el término terrorismo llega a incluir actividades
criminales y de gangsterismo. A menudo va dirigido contra objetivos civiles y símbolos
de la sociedad y no sólo gubernamentales. Los actores van disfrazados de civiles y
llegan a cometer actos suicidas. Aunque las tendencias estadísticas indican una
disminución del terrorismo, desde el 11 de septiembre de 2001 hay un mayor impacto
social. De ahí que estos autores propongan las siguientes 4 vertientes de análisis:
1. Hay que distinguir el terrorismo del terror. De hecho el terror está implícito en
el uso de las armas que muchas veces aterrorizan a la población. Sin embargo, las
acciones armadas de terror no se usan directamente contra objetivos civiles sino
militares. Al menos esta característica es la que debería exigirse a los gobiernos que se
consideran democráticos. Incluso la guerrilla, inicialmente, intenta incorporar a la
población más que aterrorizarla.
2. El terrorismo puede servir como complemento a las acciones armadas
tradicionales. A veces se usa para llamar la atención o negar el sentimiento de derrota o
debilidad en un conflicto «tradicional». Además suele ser realizado por fuerzas
«complementarias» como los paramilitares o Hamas y la Jihad Islámica. De hecho a
veces ha servido para incrementar la fuerza política de determinados grupos.
3. Para algunos grupos el terrorismo es más importante que la acción armada
tradicional. Puede ocurrir que la parte terrorista no tenga posibilidad de mantener una
lucha armada convencional y entonces recurren a las tácticas de «golpea y corre» sobre
todo a objetivos de baja resistencia, normalmente civiles, incluso para financiarse con la
toma de rehenes. No obstante puede tener el efecto de aislar cada vez más a los grupos
terroristas e incluso a separarlos de la población.
4. Finalmente están los grupos que sólo usan como recurso el terrorismo. Este es
el caso de Al-Qaeda que tiene objetivos globales contra la influencia de Estados Unidos
de América en todo el mundo. No distingue entre objetivos militares y civiles. Aunque
tenían tropas bajo el régimen de los Talibanes en Afganistán, las acciones terroristas son
desarrolladas por pequeños grupos fuertemente comprometidos, bien educados y
confortablemente financiados. Sus objetivos precisamente por globales a veces son
confusos y difusos. No tiene el propósito tradicional de sustituir un gobierno por otro,
sino de eliminar al enemigo y a sus apoyos internacionales, y cambiar radicalmente la
política y la sociedad. Normalmente buscan el impacto mediático y pueden conseguir
apoyo moral y emocional.
Las dos primeras formas de terrorismo tienen más lazos políticos y pueden
desaparecer con soluciones políticas. La tercera ya es más difusa, puede perder sus
objetivos políticos y a veces se sostiene por meros motivos económicos e incluso de
codicia. El terrorismo global es el más actual y es todavía más difícil de abordar porque
son difusos los actores políticos con quienes dialogar y alcanzar acuerdos. Sin embargo
tiene raíces políticas como la frustración por la falta de democracia o de progreso en
significativas partes del mundo.
Así la misma palabra terrorismo sólo tiene sentido para justificar cualesquiera
acciones de la «guerra contra el terrorismo», sin someterlas a ninguna garantía de
ninguna institución internacional. Es un término inventado que se evita definir con
precisión porque en cualquier concreción se podrían incluir algunas acciones del mismo
gobierno de EEUU en diferentes épocas. Si es violencia con fines políticos, así se hizo
en Vietnam, y recientemente en Afganistán e Irak. Si es violencia perpetrada por actores
no estatales contra un Estado soberano, de esa manera actuaron los contras
nicaragüenses apoyados por EEUU. Si es violencia cometida por gobiernos
democráticos, así actuaron los dictadores de América Latina, adiestrados por EEUU. Si
es violencia contra civiles inocentes, así resultan los bombardeos de Irak y finalmente si
se trata de provocar el pánico entre la población para presionar al gobierno, terror es lo
que provocó el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki. Por este motivo se huye de
definiciones precisas de terrorismo y se convierte en un concepto ideológico para
legitimar cualesquiera acciones contra lo que se considera terrorismo. Se llega a una
definición circular: «el “terrorismo” es lo que hacen los “terroristas”. Y ¿quiénes son los
terroristas? Bueno, nosotros sabemos quiénes son, porque ya los hemos identificado:
son los que comenten “terrorismo”»; o en otros contextos «los enemigos de la libertad».
El problema es que no son sólo palabras, sino que como todo lenguaje en acción
configuran relaciones humanas; lo que sea terrorismo y la guerra contra el terrorismo
produce acciones que generan muchísimo sufrimiento humano. «Su utilización, por
parte de los líderes políticos y militares, conduce directamente a la violencia en forma
de guerras, asesinatos en masa (incluido el genocidio), destrucción física de
comunidades humanas y devastación del entorno natural».
El fundamentalismo islámico
En los últimos años se ha popularizado hablar de “Fundamentalismo islámico”
para hacer referencia a un conjunto de fenómenos político-culturales bastante complejos
y disímiles entre sí.
En términos breves podemos decir que se lo utiliza para referirse a una
interpretación rigorista del Islam que justifica el uso de la violencia para alcanzar sus
objetivos políticos. El más importante y comprehensivo de ellos es el establecimiento de
una sociedad ordenada según los preceptos tradicionales islámicos, evitando todas las
“novedades” o prácticas consideradas fruto de influencias externas no islámicas.
Sin embargo, no es posible hablar de un solo “fundamentalismo” (si es que tal
hecho pudiera existir), sino de múltiples intentos de retomar el camino originario del
Islam, de varios “fundamentalismos”.
Así podemos hablar de un intento de revitalización y organización social con
elementos de tipo nacionalista (el caso iraní), otro que le asigna gran importancia a los
códigos y lealtades tribales pashtunes (el caso talibán) y uno donde la ética beduina y la
lengua árabe desempeñan un papel central (el wahhabismo saudí). Esto, sólo para hablar
de los más representativos y que han obtenido mayor aceptación dentro de sus
respectivas sociedades.
Este término aparece en el siglo XIX en Occidente, sin embargo en el Islam
tiene una trayectoria que históricamente podría remontarse a casi sus inicios, se trata de
los intentos cíclicos por purificar a las prácticas religiosas (y también en el Islam
sociales y políticas) de elementos “politeístas”, es decir, de préstamos culturales
extranjeros.
Dentro de la cosmovisión islámica el término más cercano en idioma árabe a lo
que en occidente se entiende por “Fundamentalismo” es “Usuliya” (esto es, Referido o
relativo a las fuentes, a los orígenes del Islam) hace referencia a todos aquellos
movimientos que pretenden encontrar las respuestas a los problemas políticos y sociales
por los que atraviesan sus comunidades en el retorno a las fuentes o a las raíces de la
primigenia comunidad islámica establecida por el profeta Mahoma en la ciudad de
Yazrib (luego llamada Medina) a comienzos del siglo VII.
El abandono de estos preceptos y la adopción de formas de organización
“importadas”, ajenas a la esencia islámica es la causa central de muchos de los
problemas del mundo islámico de acuerdo a estos “fundamentalistas”.
Se trata de propugnar una vuelta al pasado como solución a los problemas del
presente. Una utopía que tiende hacia el pasado (no como la utopía marxista que tendía
hacia el futuro) y a un lugar determinado (en contradicción con su carácter utópico). La
vuelta a la sociedad establecida en Medina, donde las estructuras y la vida estaban
regladas y reflejaban la voluntad intemporal e inequívoca de Dios de acuerdo a la
revelación islámica hecha al profeta Mahoma.
Demás está decir que no existe una relación de exclusividad entre el Islam y la
utilización del terrorismo como forma de acción política. Esta metodología de acción
puede rastrearse desde antes del nacimiento del Islam y su desarrollo y utilización no
son patrimonio de los musulmanes, ni mucho menos.
La gran trascendencia mediática que han tenido algunos conflictos en la década
de los años noventa, así como la espectacularidad de las acciones terroristas (en
sociedades donde todo se convierte en espectáculo, hasta la misma muerte), han
posicionado al Islam como sinónimo de terrorismo.
Así, a partir del uso de la violencia por parte de algunos grupos fundamentalistas
islámicos se ha llegado a identificar al actor (movimiento político de vertiente
fundamentalista) con la herramienta utilizada (terrorismo). Tal como se puede ver esta
identificación no puede sostenerse en forma válida. Por una parte, no todos los que
ejercen la violencia terrorista son fundamentalistas (tal es el caso de muchos
movimientos etnonacionalistas o de la llamada izquierda revolucionaria que han hecho
del terrorismo su principal actividad, ETA, IRA, Brigadas Rojas Italianas, Banda
Baader Meinhoff).
Por otra parte, no todos los grupos fundamentalistas utilizan el terrorismo como
herramienta de acción política. Lo cierto es que los atentados más “espectaculares” han
sido realizados por organizaciones islámicas ha ayudado a plantear socialmente que
existe una identificación entre la violencia terrorista y el Islam militante. En este hecho
la culpa no viene de los medios de comunicación sino de estas organizaciones.
Más aún, existe un grado de responsabilidad en las organizaciones islámicas que
no utilizan la violencia como forma de acción política (la inmensa mayoría) y que no
han sabido generar a nivel social campañas de información que sustenten sus puntos de
vista.
Pero más que ver un complot para denigrar al Islam y a sus seguidores creemos
que se trata de un simplificación nacida del desconocimiento, del etnocentrismo que no
ve matices y de la necesidad de “nombrar al otro”.
A partir de la caída del comunismo, los estrategas norteamericanos
fundamentalmente luego de resistir a la crónica tentación de aislacionismo, se dieron a
la tarea de buscar un nuevo enemigo que estuviera a la altura de la primera potencia
occidental. El “Peligro Rojo” dio lugar al “Peligro Verde”, haciendo con esto referencia
al color de la bandera de Mahoma. A partir de los años noventa los “luchadores por la
libertad” a los que ayuda Rambo en Afganistán contra los soviéticos, se convierten en
“bárbaros atrasados y peligrosos”.
De esta manera se ha pretendido ver al Islam como un peligro unificado y
monolítico sin ver las diferencias existentes en el seno de estas sociedades que son tan
complejas como las occidentales.
Existe incomprensión y estereotipos tanto en el lado “occidental” como en el
“islámico”. Uno y otro no se han tomado el trabajo, hasta ahora, de mirarse
directamente, sin anteojeras, sin prejuicios.
La tarea resulta aún más acuciante si tomamos en consideración que las fronteras
entre las civilizaciones han desaparecido o tienden a ellos. Millones de musulmanes
viven en occidente, ya no hay un límite físico que separe a unos de otros. De ahí la
arbitrariedad y la artificialidad de esta visión. Las nuevas tecnologías comunicacionales
y de transporte nos han puesto más en contacto que nunca en la historia de la
Humanidad. Debemos aprender a vivir juntos.
A pesar de todo, debemos resaltar la idea de que no todos los movimientos que
pretenden un regreso al Islam primitivo y “puro” propugnan el uso de la fuerza para
hacerlo, y menos aún aceptan el terrorismo.
Los medios de comunicación actúan como “máquinas de simplificar” y en el
caso del fundamentalismo islámico esta máxima se puede aplicar sin temor a
equivocarse. Se trata de un fenómeno complejo y mucho más antiguo en el pensamiento
islámico que la Guerra de Afganistán.
Discernir sobre la Globalización: antecedentes de su formación, clasificaciones, las
Tensiones entre Globalización y Regionalización
La globalización es un proceso dinámico de creciente libertad e integración
mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales. Este
proceso no es nuevo, viene desarrollándose paulatinamente desde 1950 y tardará
muchos años aún en completarse, es un proceso económico, tecnológico, social y
cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia
entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a
través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un
carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico
producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático
o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática,
plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura
política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones
internacionales.
ANTECEDENTES DE LA GLOBALIZACION
En general se ubica el comienzo de la globalización con el fin de la Guerra Fría,
cuando desaparece la Unión Soviética y el bloque comunista que encabezaba, cuyo
experimento fallido de colectivismo representaba el ocaso de los proyectos de
sociedades cerradas y economías protegidas. Si bien la autodisolución de la Unión
Soviética se produjo el 25 de diciembre de 1991, se ha generalizado simbolizarla con la
caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
En las siguientes décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se vio la
emergencia a la preeminencia de las "corporaciones" o empresas multinacionales, que
desplazan la importancia de las empresas del capitalismo clásico que tanto Adam Smith
como Karl Marx conocieron cuando formularon sus teorías. Se vio en Alemania un
precedente del éxito de la liberalización que tomarían otros países: el resurgimiento de
su nación en el denominado Milagro alemán.
El Consejo Económico y Social de Naciones Unidas recomendó en 1962 la
integración de los aspectos económicos y sociales del desarrollo. La primera década
del desarrollo de Naciones Unidas (1960-1970) establece que “el problema de los países
subdesarrollados no es mero crecimiento sino desarrollo... el desarrollo es crecimiento
más cambio. El cambio a su vez es social y cultural tanto como económico y cualitativo
como cuantitativo... El concepto clave debe ser mejorar la calidad de vida de la gente”
(La Década del Desarrollo de las Naciones Unidas: propuestas para la acción, 1962).
Además, se registra una mayor preocupación por la calidad de vida, la
distribución del ingreso y los problemas relacionados con la contaminación ambiental,
el agotamiento de los recursos naturales y, en general, la destrucción de la naturaleza.
De este modo, la segunda década del desarrollo formula un nuevo paradigma, el
de la integración, tras reconocer la necesaria articulación de los recursos físicos, los
procesos técnicos, los aspectos económicos y el cambio social. La Estrategia para el
Desarrollo Internacional, proclamada por las Naciones Unidas, el 24 de octubre de
1970, demanda una estrategia global.
El enfoque debería incluir los componentes diseñados:
1. No dejar a sector alguno de la población fuera del alcance del cambio y el
desarrollo.
2. Efectuar un cambio estructural que favorezca el desarrollo nacional y active a
todos los sectores de la población para participar en el proceso de desarrollo.
3. Proponerse la equidad social, incluyendo el logro de una distribución
equitativa del ingreso y la riqueza en la nación.
4. Dar alta prioridad al desarrollo de las potencialidades humanas.
Comenzó así la búsqueda del enfoque unificado para el análisis y la planeación
del desarrollo, pero con la crisis económica que se inicia a finales de la década de los
setenta, estos temas desaparecen de la agenda del desarrollo, pues de nuevo los temas
centrales son principalmente económicos: restablecer el crecimiento, la deuda externa y
los equilibrios macroeconómicos.
Esta nueva crisis que se inició a mediados de la década del sesenta , agudizada
por la crisis del petróleo de 1973 provocó una reorganización radical de la economía,
fundada en la intensa promoción de la innovación tecnológica (TIC), la reforma de las
políticas de desarrollo y tentativas de desmantelar del Estado de Bienestar, sofocador
de las libertades y restringidor de la capacidad de escoger de los individuos. Ya desde la
década de los 70 y 80 del siglo XX varios analistas y políticos encontraron necesario o
conveniente efectuar una fuerte crítica, sea desde un punto de vista pragmático o desde
un punto de vista liberal a formas socio-político y económicas anteriores, que ellos
consideraban estatizantes y en consecuencia restrictoras tanto de las libertades
individuales como del desarrollo económico y social, proponiendo nuevas formas a fin
de crear un terreno favorable para la revitalización de las economías.
En el gobierno de Pinochet en Chile (en lo que se llamó "experimento") seguido
por el de Thatcher (1979-1990) en Gran Bretaña) y el de Reagan (1981-1989) en EE.
UU., etc, implementaron parcialmente las políticas económicas de personajes tales
como Friedrich Hayek y Milton Friedman respectivamente, lo que de hecho redundó en
la generación de nuevas interrelaciones entre los factores económicos y mercados de
todo el mundo (consumidores, trabajo, recursos naturales, inversiones financieras, etc.);
sin embargo ambos gobiernos fueron en otras áreas fuertemente intervencionistas. A
partir de entonces otros gobiernos aplicarían medidas combinando algún nivel de
liberalismo económico junto con la tecnocracia estatal, muchas veces para poder
contentar con algún grado de intervencionismo a sectores sociales y grupos de presión
que rechazan el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Todo este fenómeno en
políticas públicas sería conocido, especialmente por sus críticos provenientes del
socialismo post-Guerra Fría, bajo el confuso término de "neoliberalismo".
La siguiente década fue llamada la “Década perdida para el desarrollo”. En los
años ochenta domina el paradigma del mercado. Se registra un consenso alrededor de
los temas de globalización económica, la legitimación de los derechos de propiedad, el
fortalecimiento de la libre iniciativa empresarial e individual. Durante la segunda mitad
de la década de los ochenta se empieza a plantear la redefinición de la política a partir
de la convergencia de Estado y Sociedad Civil en la gestión de lo público. El 9 de
noviembre de 1989, se produjo la caída del Muro de Berlín, abriendo camino a la
implosión de la Unión Soviética en 1991 y la desaparición del bloque comunista. A
partir de ese momento comenzó una nueva etapa histórica: la globalización.
En los años noventa el concepto de Desarrollo Humano Sostenible hace su
aparición. En 1990 el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas lo define
como el proceso de ampliar la gama de opción de las personas, la meta más ambiciosa
del informe es generar un índice de Desarrollo Humano que sintetice en una escala
numérica el nivel global de desarrollo humano de cada país. Su método: combinar la
esperanza de vida, de alfabetismo de adultos y del PIB real per cápita.
En el informe sobre Desarrollo Humano de 1993, las Naciones Unidas señalan
que debería reinterpretarse la seguridad como una seguridad para la gente, y no una
seguridad para el territorio, y afirma la necesidad de centrar el desarrollo en la gente;
En paralelo a principios de los años noventa, toma fuerza también el enfoque de
libertades y capacidades para el diseño de políticas sociales. Bajo este enfoque, el
desarrollo de una sociedad se evalúa en función del grado de libertad alcanzado. De esta
manera, una sociedad es más desarrollada si es más libre.
El Banco Mundial presenta a finales de 1995 un nuevo concepto para medir el
bienestar y la sustentabilidad. Parte del reconocimiento del capital humano como el
factor de riqueza de mayor importancia, resultado de la educación, la salud y la
alimentación. Además, de igual significación estratégica es la riqueza natural de un país
para mejorar el nivel de vida a largo plazo. Por lo tanto, maquinaria e infraestructura
física ocupan un rango secundario para el bienestar económico general. La máxima
actual es invertir en la gente y en la naturaleza.
Durante este periodo destaca el rol de los organismos internacionales como
OMC, OCDE, FMI y BM que en las últimas décadas han sido retratados como
impulsores de la globalización, sin embargo, la globalización siendo un proceso civil y
de mercado más bien tiende a ser vista como un orden espontáneo independiente de los
organismos políticos, siendo discutido si las acciones de los organismos supraestatales
dificultan en vez de facilitar la globalización.
Globalización y Regionalización
La consideración que la modernidad se ha caracterizado por haber
desencadenado grandes cambios en todos los ámbitos de la sociedad, cambios que se
están sucediendo a una velocidad tal, que a veces lo que se percibe es un desorden casi
incontrolable que ha derribado sistemas, que ha creado un nuevo contexto que otorga
un sentido distinto a los Estados nacionales y que “arma cuasi Estados supra y
subnacionales, que pone a la persona humana en la encrucijada de ser “universal” y
“local” al mismo tiempo, que coloca a la descentralización de los sistemas públicos y
privados, en el centro del proceso.
Con la globalización se inició el establecimiento de nuevos procesos de
conversión del espacio y nuevas pautas de desarrollo regional, la configuración de
nuevas formas de región, superando antiguas restricciones de tamaño y contigüidad,
pues la complejidad estructural es ahora el factor crucial. Pero quizás lo más importante,
es que igualmente comenzar a establecer escenarios en el que pueden diseñarse políticas
locales, con el fin de generar una estructura regional más competitiva en el ámbito
nacional y supranacional, dando una mayor flexibilidad y movilidad a los procesos
económicos y políticos, para adecuarse a los cambios que exige un mundo globalizado.
Uno de los procesos de integración regional, del cual el ejemplo más destacado
es el de la Unión Europea (UE), por su larga y fecunda trayectoria, en comparación con
otras experiencias.
Estos bloques regionales que han comenzado a conformarse, han sido parte del
proceso de paulatina transferencia de soberanía desde ámbitos nacionales a otros
supranacionales, así como del establecimiento de nuevos criterios y normas orientativas
o vinculantes que no se desprenden del orden jurídico de los Estados Nacionales.
Por otra parte, estos procesos de integración regional han adoptado en muchos
casos características mucho más «livianas», como es el caso de los diversos tratados de
libre comercio que se han venido firmando por zonas o bien en forma bilateral,
especialmente impulsados por los EE UU. En estos casos, en lugar de eliminar las
regulaciones nacionales por vía de las regulaciones regionales como las producidas por
uniones aduaneras o mercados comunes, el camino adoptado es el de la eliminación de
tantas regulaciones como sean posibles o se consideren contrarias al mayor desarrollo
del comercio. En cualquier caso, la constitución de nuevas zonas económicas de
integración pareciera ser un proceso reactivo de aseguramiento de mercados y de
establecimiento de nuevos contextos para la exploración de asociaciones comerciales y
productivas, beneficiándose de las economías de escala tanto para la esfera productiva
como para el consumo; tales como los casos del MERCOSUR, ALBA,OTAN, ONU,
OMS, UNESCO, entre otros, ya que más allá de las muchas razones políticas,
históricas y culturales que unen a los países, la misma constitución del bloque regional
es inescindible del contexto en el que fue creado y en el que se desarrolla.
Es este contexto de creación de bloques económicos para asegurar la libre
circulación de bienes y de capitales, conformando zonas económicas exclusivas para los
que allí se integraron, el proceso que más incide en la continuidad de este espacio, más
allá de las dificultades que ha atravesado y atraviesa aún.
Por otro lado La regionalización involucra la división de un territorio en áreas
menores con características comunes, permitiendo la percepción de los recursos
disponibles para su manejo adecuado; su importancia en cuanto al medio ambiental
radica en que se consideran análisis basados en ecosistemas, cuyo objetivo principal es
incluir toda la heterogeneidad ecológica que prevalece dentro de un determinado
espacio geográfico, esto con la finalidad de proteger hábitats y áreas con funciones
ecológicas vitales para la biodiversidad.
Se trata de las dos tendencias que más definen los cambios que están teniendo
lugar en la economía mundial, pero que aparentemente resultan contradictorias entre sí,
por lo que se puede inducir la posibilidad de que una suplante a la otra de acuerdo a la
fuerza o el éxito que pueda tener cada una de ellas en un futuro. Cuando se habla de
globalización se hace referencia a un proceso de carácter objetivo, que ha tenido lugar
sobre todas las cosas como resultado del enorme desarrollo de las fuerzas productivas
expresado en el establecimiento de un nuevo paradigma tecnológico que ha provocado
un auge sin precedentes en el avance de las comunicaciones en su sentido más amplio,
lo que a su vez se combina con la eterna vocación del capital de trascender las fronteras
nacionales en busca de las mayores posibilidades de valorización.
Los elementos más significativos del llamado "nuevo orden mundial" son el
acelerado cambio tecnológico; la redefinición de la División Internacional del Trabajo y
del papel de los países periféricos en el nuevo patrón de acumulación; la
multipolarización económica ante el deterioro relativo de la hegemonía económica de
los Estados Unidos frente a Europa Occidental y Japón; la creciente interdependencia
económica entre las naciones, manifiesta en el mayor crecimiento relativo del comercio
mundial con respecto a la producción,en el creciente peso del financiamiento externo en
la producción doméstica; los contradictorios procesos de apertura y desregulación, de
globalización y regionalización; y la refuncionalización del estado. Todos estos costos y
beneficios diferenciados para los países en dependencia de sus posibilidades de trasladar
los costos de este proceso hacia el exterior y potenciar los beneficios intrafrontera.
Órdenes, modelos y códigos geopolíticos mundiales.
La vertiente práctica del razonamiento geopolítico se refleja en los denominados
códigos geopolíticos, es decir, códigos operativos consistentes en una serie de supuestos
geográfico-políticos en los que se basa la política exterior de un país. Dichos códigos
indican los intereses estatales, las amenazas externas para esos intereses, los medios
defensivos para responder a las amenazas y la justificación de estas respuestas.
Evidentemente, cada Estado tiene su propio código geopolítico, aunque todos
vienen a interrelacionarse, de tal modo que la mayoría de los códigos encajan entre sí y
conforman una única pauta general: los órdenes geopolíticos mundiales. Estos, suponen
una combinación de 3 factores: capacidad material de un Estado hegemónico (que es
quien impone su “orden”), ideas político-económicas e instituciones que den estabilidad
a ese orden.
A lo largo de la historia se han sucedido períodos hegemónicos de grandes
potencias y períodos de decadencia, conformándose determinados ciclos. Ha habido 5
grandes ciclos (tabla 1), cada uno de ellos asociado a una gran potencia: Portugal (S.
XVI), Países Bajos (S. XVII), Gran Bretaña (S. XVIII), Gran Bretaña (S. XIX) y
EE.UU. (S. XX). Cada ciclo comienza con una organización global débil, en la que se
produce una lucha política (que desemboca en guerra) y donde el vencedor detenta la
hegemonía y establece un orden mundial a su medida (mediante algún tratado
legitimador y determinadas instituciones globales). La decadencia comienza con la
aparición de un enfrentamiento bipolar (más tarde multipolar). Luego el sistema se
debilita y surge una nueva potencia mundial.
Para varios autores, el sistema internacional actual comienza con el Congreso de
Viena (1815), que instauró el primer orden geopolítico mundial (complemento de la
naciente hegemonía británica). Este “orden mundial de la hegemonía y el acuerdo” dura
hasta los 60 del S. XIX, época de cambios y desintegración. La 1ª transición geopolítica
se produce en 1870-71, momento en el que Alemania cobra protagonismo y en que
aparece un “orden mundial de rivalidad y concertación”. En los 90, este orden se
desintegra y la hegemonía británica toca a su fin. Paulatinamente, y a comienzos del
siglo XX, aparece un nuevo “orden mundial de la sucesión británica”, que se fue
degradando a causa de las dos Guerras Mundiales. En los años 1944-46 se producirá
una clara hegemonía norteamericana y una transición hacia lo que llamamos “orden
mundial de la Guerra Fría”, que ha estado vigente hasta comienzos de la década de los
90, momento en el que ha habido otra transición hacia un “nuevo orden mundial”. Esta
transición de 1989-91 fue inesperada y rápida: a fines de 1989 cayeron los regímenes
comunistas de Europa del Este; en 1990 se reunificó Alemania; en 1991 desapareció el
Estado soviético. Hoy, aunque los EE.UU. ocupan una indiscutible posición de
liderazgo, no se sabe aún cómo se distribuirá el poder a nivel mundial y cómo será el
nuevo orden mundial futuro. Ya desde los 70, algunos pensadores propusieron modelos
alternativos al de la Guerra Fría, basados en la “multipolaridad”. Entre ellos destaca uno
que habla de 5 grandes focos de poder (EE.UU., URSS, Europa Occ., Japón y China) y
de otros 5 “superestados”: África, Oriente Medio, América Latina, India más Asia
Meridional y SE asiático más Oceanía. Todos ellos, habían dado pasos hacia una mayor
integración económica o política para lograr competir con las dos superpotencias de la
Guerra Fría (EE.UU. y URSS). Los posibles escenarios geopolíticos eran la guerra
comercial entre los 10 superestados, las panregiones (alianza de los Estados del Norte
con sus vecinos del Sur: EE.UU. con América Latina, UE con África, Japón con Se
asiático y Oceanía,...) o la lucha de “clases mundiales”, es decir, el enfrentamiento
Norte-Sur.
Tras el derrumbe de la URSS (principal causa de la desaparición del orden
mundial anterior) la geopolítica de hoy se nos presenta como algo mucho más complejo
y los análisis políticos pueden llegar a distintas conclusiones. Para unos, puede volverse
a una cierta bipolaridad (dado que Rusia aún mantiene cierta capacidad militar e
influencia política); para otros, el Islam tiene una cierta capacidad política para
presentarse como la punta de lanza de posibles movimientos tercermundistas anti-
occidentales. Sin embargo, se barajan como escenarios más probables el mantenimiento
del liderazgo de los EE.UU. y, quizá, el enfrentamiento entre las áreas en torno al
Pacífico (América, Japón, China) y las áreas del “mundo atlántico” (Europa, Rusia,
África, Oriente Medio, India). Curiosamente, siempre ha habido a lo largo de la historia
una alternancia de sistemas bipolares y multipolares. De este modo, el S. XVIII, que fue
un siglo de equilibrio y multipolaridad, fue poco a poco transformándose en una
bipolaridad Francia/Gran Bretaña. El S. XIX, desde el Congreso de Viena, intentó
implantar de nuevo una cierta multipolaridad, hasta que de nuevo empezaron los
enfrentamientos. El período comprendido entre la Guerra de Crimea y la Primera
Guerra Mundial fue un nuevo sistema mundial multipolar que, a causa de las distintas
apetencias nacionales, quebró, dando lugar a una guerra y luego a un nuevo orden de
seguridad colectiva. Roto ese orden (auge de los totalitarismos, expansión alemana,
Segunda Guerra Mundial), la postguerra conformó un nuevo sistema de aparente calma
y seguridad, pero apoyado realmente en una bipolaridad (EE.UU. frente a URSS). A
partir de 1989-91, como sabemos, este orden mundial de la Guerra Fría tocó a su fin y,
en su lugar, ha aparecido una nueva y compleja situación política y geoestratégica. Los
actores de este nuevo sistema mundial son (según el Institute for National Strategic
Studies de Washington):
• Las “democracias de mercado o capitalistas”.
• Los “Estados en transición”, es decir, aquellos Estados que están evolucionando hacia
la situación del grupo anterior: Rusia, China, India.
• Los “Estados rebeldes o anti-sistema”: Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Sudán,
Cuba, Serbia. (Se trata de Estados que no aceptan la situación mundial ni el predominio
occidental y que intentan jugar su papel enfrentándose a los países líderes o a países
vecinos).
• Los “Estados en crisis”, con graves problemas internos y crisis humanitarias: Bosnia,
Ruanda, Camboya, Argelia, Somalia, Haití, etc.
• Las empresas transnacionales.
• Las organizaciones transnacionales ilegales: organizaciones del crimen internacional
y organizaciones terroristas.
Además, el mundo de hoy se caracteriza por una serie de tendencias dominantes:
1) la rápida globalización económica, tecnológica e informativa; 2) la democratización
progresiva en muchos Estados; 3) la fragmentación provocada por doquier por los
movimientos nacionalistas; 4) la proliferación de armas de destrucción masiva,
especialmente peligrosa en países desestabilizados.
Tabla 1. Los ciclos largos de la política global de Modelski.
El Conjunto Geopolítico es una categoría de análisis espacial basada en las relaciones
de cada Estado o de cada grupo de Estados respecto a las grandes potencias, las cuales
tiene el poder de influir en asuntos políticos, económicos y diplomáticos.
Los Conjuntos geopolíticos se conforman agrupando cierto número de Estados
que guardan algunas características en común o que comparten ciertas dificultades o
problemas y que no necesariamente mantienen buenas relaciones, ni son solidarios entre
ellos.
En el mundo se identifican 9 Regiones Geopolíticas, en donde se distribuyen 38
Conjuntos Geopolíticos:
I. ÁFRICA
1. Magreb:
República Democrática y Popular de Argelia, República de Tunicia, Jamahiriya Árabe
Libia Popular y Socialista, República Islámica de Mauritania, Reino de Marruecos y el
Sahara Occidental (266,000 km2 que hasta 1975 fue una colonia española. En la
actualidad este territorio es ocupado ilegalmente por Marruecos, enfrentando al Frente
Polisario que constituye el movimiento independentista saharaui).
2. África Saheliana:
República de Malí, República de Níger, República del Chad y República de Burkina
Faso.
3. África Extremo Occidental:
República de Senegal, República de Gambia, República de Cabo Verde, República de
Guinea-Bissau, República de Guinea, República de Sierra Leona y República de
Liberia.
4. Golfo de Guinea:
República de Costa de Marfil, República de Ghana, República de Togo, República de
Benín y la República Federal de Nigeria.
5. África Central:
República del Camerún, República Centroafricana, República de Guinea Ecuatorial,
República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, República del Congo (también
conocido como Congo-Brazzaville), República de Gabón y República Democrática del
Congo.
6. África del Este:
República de Kenia, República de Uganda, República de Ruanda, República de Burundi
y República Unida de Tanzania.
7. África del Nordeste:
Estado de Eritrea, República Democrática Federal de Etiopía, República de Yibuti y
Somalia.
8. Valle del Nilo:
República Árabe de Egipto y República de Sudán.
9. África Sudtropical:
República de Angola, República de Zambia, República de Malawi, República de
Zimbabwe y República de Mozambique.
10. África Austral:
República de Namibia, República de Botswana, Reino de Swazilandia (Ngwane), Reino
de Lesotho y República Sudafricana.
11. Océano Índico:
República de Madagascar, Unión de Comores, Mauricio y República de las Seychelles.
II. ORIENTE PRÓXIMO Y ORIENTE MEDIO
12. Creciente Fértil:
República de Irak, República Árabe Siria, República Libanesa, Estado de Israel y Reino
Hachemita de Jordania. A la fecha de elaboración de esta obra, la Autoridad Nacional
Palestina estaba cerca de alcanzar los acuerdos para la creación del Estado Palestino en
los territorios que comprenden la Franja de Gaza y Cisjordania
13. Península Arábiga:
Reino de Arabia Saudí, Emirato de Kuwait, Reino de Bahrein, Emirato de Qatar,
Federación de los Emiratos Árabes Unidos, Sultanado de Omán y República del Yemen.
14. Oriente Medio:
República Islámica de Irán, República de Afganistán, República Islámica de Pakistán.
III. ASIA MERIDIONAL Y ORIENTAL
15. India y su periferia:
Unión India, Reino de Nepal, Reino de Bhután, República Popular de Bangladesh,
República Democrática Socialista de Sri Lanka y República de las Maldivas.
16. Asia del Nordeste:
Mongolia, República Popular China, República Democrática Popular de Corea,
República de Corea, Japón (Nihon Kotu), y Taiwán (República de China).
17. Península Indochina:
Unión de Myanmar, Reino de Tailandia, República Democrática de Laos, Reino de
Camboya y República Socialista de Vietnam.
18. Asia del Sudeste Insular:
Federación de Malasia, República de Singapur, República de Indonesia, Sultanato de
Brunei (Negara Brunei Darussalam), Timor Oriental y República de Filipinas.
IV. PACÍFICO
19. Pacífico Sur:
Commonwealth de Australia, Nueva Zelanda, República de las Fidji, Papúa-Nueva
Guinea, Islas Salomón, República de Vanuatu, República de Kiribatí, República de las
Islas Marshall, Estados Federados de Micronesia, República de Palau, República de
Nauru, Estado independiente de las Samoa, Reino de Tonga y Tuvalu. Dependencias
coloniales y territorios de ultramar
V. AMÉRICA DEL NORTE
20. América del Norte:
Canadá, Estados Unidos de América y Estados Unidos Mexicanos.
VI. AMÉRICA CENTRAL Y LAS ANTILLAS
21. América Central:
Belice, República de Guatemala, República de Honduras, República de El Salvador,
República de Nicaragua, República de Costa Rica y República de Panamá.
22. Grandes Antillas:
Commonwealth de las Bahamas, República de Cuba, Jamaica, República de Haití,
República Dominicana, Territorio Autónomo Americano de Puerto Rico (Estado Libre
Asociado de Puerto Rico),
23. Pequeñas Antillas:
Federación de Saint Kitts y Nevis (San Cristóbal y Nieves), Antigua y Barbuda,
Commonwealth de la Dominica, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Barbados,
Granada y República de Trinidad y Tobago. Varios Territorios de ultramar y
dependencias coloniales:
VII. AMÉRICA DEL SUR
24. Costa Norte:
República Bolivariana de Venezuela, República Cooperativa de Guyana, República de
Surinam.
25. América Andina:
República de Colombia, República de Ecuador, República de Perú, República de
Bolivia.
26. Cono Sur:
República Federativa de Brasil, República de Paraguay, República Oriental de Uruguay,
República de Argentina, República de Chile.
VIII. EUROPA OCCIDENTAL Y CENTRAL
27. Europa Germánica:
República Federal de Alemania, República de Austria, Principado de Liechtenstein,
Confederación Helvética (Suiza).
28. Benelux:
Reino de Bélgica, Gran Ducado de Luxemburgo, Reino de los Países Bajos.
29. Europa del Norte:
Reino de Noruega, República de Islandia, Reino de Suecia, República de Finlandia,
Reino de Dinamarca.
30. Islas Británicas:
República de Irlanda, Reino Unido de la Gran Bretaña y de Irlanda del Norte.
31. Europa Latina:
Principado de Andorra, Reino de España, República Francesa, República de Italia,
Principado de Mónaco, República de Portugal, República de San Marino, Estado de la
Ciudad del Vaticano (llamado Santa Sede).
32. Europa Central:
República Checa, República Eslovaca, República de Hungría, República de Polonia.
33. Balcanes:
República de Albania, Bosnia-Herzegovina, República de Bulgaria, República de
Croacia, República de Eslovenia, República de Macedonia, República de Rumania,
República de Serbia y República de Montenegro. El domingo 17 de febrero de 2008, la
provincia autónoma de Kosovo, perteneciente a Serbia, declaró de manera unilateral su
independencia.
34. Mediterráneo Oriental:
República de Chipre, República de Grecia, República de Malta, República de Turquía.
IX. ESPACIO POSTSOVIÉTICO
35. Países Bálticos:
República de Estonia, República de Letonia, República de Lituania.
36. Europa Oriental:
República de Belarús, República de Moldavia, Federación de Rusia, República de
Ucrania.
37. Transcaucasia:
República de Armenia, República de Azerbaiyán, República de Georgia.
38. Asia Central:
República de Kazajstán, República de Turkmenistán, República de Uzbekistán,
República de Tayikistán, República de Kirguizstán
Fuente: Lacoste, (2002). “Conjuntos Geopolíticos”. En Akal Ediciones. (2002). El
estado del mundo. Anuario económico geopolítico mundial. Ediciones Akal, S. A.
Madrid, España.
Actual situación geopolítica mundial:
En la actualidad todo el planeta forma parte de un conjunto económico
estrechamente relacionado, un MUNDO GLOBALIZADO, con nuevas técnicas de
producción, innovaciones financieras, rapidez de los transportes y modernos medios de
comunicación de masas, los que hacen de nuestro mundo un espacio empequeñecido e
interrelacionado.
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, socialismo y capitalismo lucharon
por imponerse en el mundo, dando origen al MUNDO BIPOLAR. Comenzó así un
período denominado Guerra Fría, que se caracterizó por un estado de tensión
permanente entre dos bloques antagónicos liderados por Estados Unidos y la Unión
Soviética. En el plano político-ideológico el bloque liderado por EEUU defendía la
democracia, la libertad y la iniciativa privada, en cambio el bloque liderado por la
URSS defendía el socialismo y la propiedad estatal de los medios de producción.
El mundo quedó dividido de la siguiente manera:
Primer Mundo: países occidentales capitalistas.
Segundo Mundo: La URSS y los países satélites de Europa Oriental.
Tercer Mundo: los países que integraron el movimiento de Países No Alineados (Asia
Meridional, África y América Latina). Esta denominación comenzó a ser utilizada como
sinónimo de pobreza y desde esta perspectiva el mundo se dividía en países ricos y
pobres o desarrollados y subdesarrollados, también denominados Centros y Periferias.
Este orden internacional rigió hasta 1989, cuando los acontecimientos políticos
producidos (la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética),
pusieron fin a la Guerra Fría y nos enfrentaron a una nueva organización del mundo u
orden internacional, denominado MUNDO MULTIPOLAR, cuyos centros de decisión
política y económica a escala mundial son Estados Unidos, Japón y la Unión Europea,
que constantemente intervienen en los conflictos locales que se producen en el resto del
mundo.
Hoy el socialismo pervive en muy pocos países y el mundo está dominado por el
capitalismo. Las grandes empresas multinacionales de los países desarrollados,
extienden sus actividades y controlan los mercados de todo el planeta.
Este nuevo orden mundial es una reestructuración en la organización de los
espacios geográficos y sus principales características son:
• La población está organizada políticamente en Estados, que en su mayoría han
adoptado regímenes políticos democráticos.
• Las empresas multinacionales dominan la producción mundial.
• Creciente deterioro ambiental. (Desertificación, erosión de los suelos, cambio
climático global, contaminación, escasez de agua, etc).
• Marcadas disparidades entre países ricos y pobres.
• Formación de bloques (los países se integran para afrontar en conjunto los
problemas que presenta la economía mundial) Ej. MERCOSUR, Unión Europea.
• Los países en desarrollo y con economía más débil están afectados por la
explosión demográfica y el crecimiento incesante de las ciudades, lo que provoca
marginalidad y desocupación.
• Intensas corrientes migratorias.
En el mundo actual hay graves conflictos aún sin resolver como conflictos
bélicos, étnicos, violación de los derechos humanos, falta de reconocimiento de las
minorías, en especial de las poblaciones indígenas, discriminación, inseguridad,
hambrunas, separatismos y regionalismos, desempleo, pobreza, enfermedades globales,
etc.
RELACIONES INTERNACIONALES PACÍFICAS
ORGANISMOS INTERNACIONALES
Los organismos internacionales son, a grandes rasgos, organizaciones o sistemas
diseñados para lograr metas y objetivos de carácter y espectro internacional. Estos se
dividen en dos grandes vertientes:
1. Las Organizaciones Internacionales Intergubernamentales (OII), que se caracterizan
por que sus miembros se componen de los representantes de los Estados soberanos
o incluso por otras agencias u organismos intergubernamentales como es el caso de
la Unión Europea (UE) o de la Organización Mundial de Comercio (OMC), entre
otras.
2. Las Organizaciones No Gubernamentales o mejor llamadas ONGs, que se
componen principalmente de miembros de la sociedad civil y operan de manera
privada con su propia libertad de gestión e ideología.
De forma generalizada, el término de Organización Internacional se utiliza para
hacer alusión sobre todo, a las Organizaciones Internacionales Gubernamentales, sin
embargo es importante comprender que, las dos clasificaciones mencionadas
anteriormente son relevantes para hacer una categorización más completa de las
mismas, ya que sus objetivos, sus ámbitos, la escala de gestión y sobretodo su enfoque,
varían según dicha denominación.
Dentro del grupo de las Organizaciones Internacionales Intergubernamentales se
encuentra el Sistema de Naciones Unidas. Está conformado por una serie de Órganos
principales: La Asamblea General, La Corte Internacional de Justicia, el Consejo de
Seguridad, el Consejo Económico y Social (ECOSOC), el Consejo de Administración
Fiduciaria y la Secretaría General de Naciones Unidas. Estos, a su vez, cuentan con una
serie de Órganos, Programas, Comisiones y Organismos a través de los cuales adelantan
su labor.
Por su parte las Organizaciones No Gubernamentales se extienden en una amplia
lista de organizaciones y fundaciones que promueven la filantropía dando información,
recursos, apoyo técnico y asesoría, y también asociaciones de organizaciones que,
colectivamente, promueven el fortalecimiento de la sociedad civil y programas de
filantropía. Su papel en la redefinición del Estado y en los procesos democráticos ha
sido trascendente para plantear nuevos retos en lo político-institucional, así como en la
relación con los actores de la sociedad civil.
Las Relaciones Internaciones pueden clasificarse de acuerdo a dos tipos:
Las relaciones Internacionales pueden ser:
Pacíficas Conflictos
Económicos Militares
Intercambios y Acuerdos a través de:
Mediación de Organismos
Internacionales
Tratados
Mientras que las Organizaciones Internacionales
Pactos
Las Organizaciones Internacionales
Convenios
Asociaciones de Estados
Mundial Regional
Tratar asuntos de interés común
ONU OEA
Tomar Decisiones UE
Mediación entre Estados OPEP
OTAN
MERCOSUR
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES DE CARÁCTER MUNDIAL
Organización de las Naciones Unidas (ONU):
Las Naciones Unidas es una organización de Estados soberanos, que se afiliaron
de forma voluntaria para trabajar en pro de la paz mundial, promover las buenas
relaciones entre los países y apoyar su progreso económico y social. Oficialmente este
organismo se creó el 24 de octubre de 1945, cuando 51 países firmaron la "Carta de las
Naciones Unidas" al final de la Segunda Guerra Mundial contra los países del
Eje. Actualmente, este ente multilateral alcanza la cifra de 192 miembros con la reciente
inclusión de Suiza, Timor y Montenegro. De acuerdo a la Carta, pueden ser Miembros
todas las naciones amantes de la paz que acepten las obligaciones previstas en este
documento y que, a juicio de la Organización, sean capaces y estén dispuestas a
cumplirlas.
El Sistema de las Naciones Unidas está sujeto a la voluntad política de sus
miembros para la aplicación de las decisiones y depende de sus aportes económicos
para ejecutar sus actividades. Éste funciona como un foro o lugar de reunión en el que
participan prácticamente todos los países del mundo y donde se busca proporcionar
mecanismos para encontrar soluciones a las controversias o problemas entre los
Estados, y adoptar medidas en relación con casi todos los asuntos concernientes a la
humanidad.
Los Organismos de Naciones Unidas, también conocidos como “organismos o
agencias especializadas” pertenecen al ECOSOC y son: la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Grupo del
Banco Mundial (BM) compuesto por cinco entidades institucionales, el Fondo
Monetario Internacional (FMI), la Organización de la Aviación Civil Internacional
(OACI), la Organización Marítima Internacional (OMI), la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT), la Unión Postal Universal (UPU).
Las Naciones Unidas desempeñan un papel central en varios asuntos de interés
general tales como:
Reducir las tensiones internacionales
Prevenir conflictos
Poner fin a las hostilidades que ya se hayan producido
Legislar sobre el medio ambiente, el espacio ultraterrestre y los fondos marinos
Erradicar enfermedades
Incrementar la producción de alimentos
Atender y proteger a los refugiados
Luchar contra el analfabetismo
Reaccionar rápidamente en situaciones de desastres naturales
Establecer normas mundiales en materia de derechos humanos
Proteger y promover los derechos de todas las personas
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES DE CARÁCTER REGIONAL
LA INTEGRACIÓN REGIONAL
La integración regional como proceso puede contribuir al desarrollo de las
naciones. Sin embargo, para que esto sea posible se requiere la participación activa de
todos los países que se integran, la voluntad política para adelantar el proceso y la
incorporación de la integración regional como estrategia de desarrollo, entre otras cosas.
La integración regional pasa a ser un instrumento adicional para abrir las
economías a la competencia mundial. En este sentido, la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL) considera que el nuevo regionalismo en los años noventa en
América Latina, es un regionalismo abierto. Definido como un proceso que surge de
conciliar la interdependencia nacida de acuerdos especiales de carácter preferencial y
aquella impulsada básicamente por las señales del mercado resultantes de la
liberalización comercial en general. En un contexto de regionalismo abierto y de
reformas a la política comercial de los países para abrir sus economías al mercado
internacional.
La integración está orientada a la regulación de distintos aspectos de la vida de
la región. Los procesos de integración no tienen como fin último u objetivo primordial,
el aspecto puramente económico. Aún aquellos que se constituyen como meras alianzas
o estrategias económicas tienen un fin y objetivo más elevado.
Parte de la doctrina sostiene que los procesos regionales latinoamericanos, como
por ejemplo el MERCOSUR, y sus antecesores, son procesos de contenido
fundamentalmente comercial y que esta área temática es un fin en sí mismo y no un
instrumento para una integración de contenidos por ejemplo políticos. Sin embargo, los
esfuerzos realizados por los Estados, sus dirigentes, estudiosos, economistas y
legisladores; y los sacrificios efectuados por la población en general, deberán estar
dirigidos, orientados, a la consecución del bien común, al desarrollo armónico y no
dependiente de toda la región que se pretende integrar. Los progresos deberán
manifestarse en todos los aspectos para elevar y mejorar la calidad de vida de sus
habitantes y no sólo la de un sector de la población, o procurar obtener el equilibrio en
la balanza de pagos sin considerar los esfuerzos que todos los sectores han efectuado
para el desarrollo de sus actividades en concordancia con el nuevo esquema.
Los Estados miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), consientes
de la dimensión de los mercados nacionales consideraron condición fundamental la
integración regional para acelerar los procesos de desarrollo económico con justicia
social. Como podemos comprobar, la finalidad perseguida por los países miembros del
MERCOSUR es mejorar la calidad de vida de los habitantes en el territorio del área
integrada y los medios utilizados para la obtención de dicha finalidad son:
La promoción del desarrollo científico y tecnológico.
La modernización de las economías.
La ampliación de la oferta.
La ampliación y mejora de la calidad de los bienes y servicios disponibles.
Organización de Estados Americanos (OEA):
La Organización de los Estados Americanos (OEA) es el organismo regional
más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional
Americana, celebrada en Washington, D.C., del 2 de octubre de 1889 al 19 de abril de
1890. En esta reunión, se acordó crear la Unión Internacional de Repúblicas
Americanas. La Carta de la OEA se firmó en Bogotá en 1948 y entró en vigencia en
diciembre de 1951. Posteriormente la Carta fue enmendada en cuatro oportunidades: por
el Protocolo de Buenos Aires, suscrito en 1967 y que entró en vigencia el 27 de febrero
de 1970; por el Protocolo de Cartagena de Indias, suscrito en 1985 y que entró en
vigencia el 16 de noviembre de 1988; por el Protocolo de Managua, suscrito en 1993 y
que entró en vigencia el 29 de enero de 1996; y por el Protocolo de Washington,
suscrito en 1992 y que entró en vigor el 25 de septiembre de 1997. Actualmente, la
OEA tiene 35 Estados Miembros. Además, ha otorgado categoría de Observador
Permanente a 62 Estados y a la Unión Europea.
Objetivo/Propósito:
La OEA apoya los esfuerzos de sus Estados Miembros por reducir la pobreza y
lograr el desarrollo económico. Contribuye a la consolidación de las democracias, el
fortalecimiento de la gobernabilidad, la confrontación de amenazas a la seguridad
hemisférica y la defensa de los derechos de los ciudadanos de la región
La Unión Europea (UE)
La Unión Europea (UE) es una comunidad política de Derecho nacida para
propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos y de los
Estados de Europa. Está compuesta por veintisiete Estados europeos, y su Unión fue
establecida con la entrada en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de
noviembre de 1993
Objetivo/Propósito:
La Unión Europea, y antes las Comunidades, promueve la integración
continental por medio de políticas comunes que abarcan distintos ámbitos de actuación,
en su origen esencialmente económicos y progresivamente extendidos a ámbitos
indudablemente políticos. Para alcanzar sus objetivos comunes, los Estados de la Unión
atribuyen a estas determinadas competencias, ejerciendo una soberanía en común o
compartida que se despliega a través de los cauces comunitarios.
La Organización del Tratado del atlántico Norte (OTAN):
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), es una alianza
militar intergubernamental basada en el Tratado del Atlántico Norte firmado el 4 de
abril de 1949. La organización constituye un sistema de defensa colectiva en la cual los
estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus miembros si son atacados por
una facción externa. El cuartel general de la OTAN se encuentra en Bruselas, Bélgica,
uno de los 28 estados miembros de la organización que se extiende por
Norteamérica y Europa. Las últimas incorporaciones fueron Albania y Croacia, en abril
de 2009. Además hay 22 países que colaboran con la OTAN dentro del Programa
"Asociación para la Paz", con además otros 15 países involucrados en programas de
dialogo. El gasto militar combinado de todos los países miembros de la OTAN supera el
70% del gasto militar mundial.
Objetivo/Propósito:
La defensa colectiva es la primera misión de la Alianza.
El artículo 5 del Tratado se refiere al derecho a la legítima defensa colectiva,
reconocido por la Carta de las Naciones Unidas.
En éste se establece que un ataque armado contra uno o varios de los firmantes
de la OTAN será considerado como un ataque dirigido contra todos ellos.
La OTAN ha invocado el artículo 5 por primera vez en su historia tras los
ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra los Estados Unidos.
Las nuevas amenazas
Desde la creación de la OTAN, las amenazas que los Aliados han debido
afrontar han cambiado considerablemente.
Hoy día, las fronteras ya no sirven frente a las nuevas amenazas como el
terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y misiles, los
ataques informáticos, la piratería, la inseguridad energética, etc.
Detectar y luchar contra estas nuevas amenazas con el objeto de garantizar la
paz, la estabilidad y la seguridad en la zona euro-atlántica es la prioridad de la
Alianza.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP):
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es un organismo
intergubernamental creada para coordinar las políticas de producción de petróleo de sus
11 países miembros, con el fin de estabilizar el mercado internacional de los
hidrocarburos, conducir a los países productores de petróleo a obtener un razonable
retorno de las inversiones y asegurar el suministro continuo y estable de crudo para los
países consumidores. La OPEP produce el 40% del crudo mundial y el 14% del gas
natural.
La OPEP fue creada el 14 de septiembre de 1960 en Bagdad, capital de Irak.
Venezuela tuvo un papel protagónico en el nacimiento de la organización, gracias a una
iniciativa adelantada por el entonces ministro de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo
Pérez Alfonzo, un excepcional estratega petrolero quien avizoró la necesidad de un
instrumento de defensa de los precios para evitar el despilfarro económico del petróleo
que se agota sin posibilidad de renovarse.
Actualmente, las naciones miembros de la Organización son: Argelia, con un
potencial de producción de 1,5 millones de barriles diarios; Arabia Saudí, 9,5 a 10,6
MBD; Emiratos Árabes, 2,7 a 3,0 MBD; Indonesia: 1,6 MBD; Irán, 3,7 a 4,0 MBD;
Irak, 2,6 MBD; Kuwait, 2,4 MBD; Libia, 1,4 MBD; Nigeria, 2,4 MBD; Qatar, 658 mil
barriles diarios y Venezuela, 3,9 millones de barriles diarios. Aunque la atención de los
países desarrollados se centra en la Opep, cuando hay alzas en los precios, esta
organización solamente controla el 40% del petróleo que se vende en el mundo. Fuera
de la Opep, están productores petroleros en el Mar del Norte, y Rusia con 6 MBD en el
mercado, y México y Texas y Alaska, seguros proveedores de los Estados Unidos; y
Omán y Ecuador, que también aportan lo suyo.
Mercado Común del Sur (MERCOSUR):
La República Argentina, la República Federativa de Brasil, la República del
Paraguay y la República Oriental del Uruguay suscribieron el 26 de marzo de 1991
el Tratado de Asunción con el objeto de crear el Mercado Común del Sur,
MERCOSUR. Los cuatro Estados Partes que conforman el MERCOSUR comparten
una comunión de valores que encuentra expresión en sus sociedades democráticas,
pluralistas, defensoras de las libertades fundamentales, de los derechos humanos, de la
protección del medio ambiente y del desarrollo sustentable, así como su compromiso
con la consolidación de la democracia, la seguridad jurídica, el combate a la pobreza y
el desarrollo económico y social con equidad.
Con esa base fundamental de coincidencias, los socios buscaron la ampliación de
las dimensiones de los respectivos mercados nacionales, a través de la integración, lo
que constituye una condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo
económico con justicia social
Objetivos/Propósitos:
El MERCOSUR sienta las bases fundamentales sobre las que se enmarcan las
relaciones entre los Estados Partes y representa, por sobre todo, un Acuerdo
Político.
El MERCOSUR es un elemento de estabilidad en la región, pues el entramado
de intereses y relaciones que genera profundiza los vínculos tanto económicos
como políticos y neutraliza las tendencias hacia la fragmentación. Los
responsables políticos, las burocracias estatales, los trabajadores y los hombres
de empresa tienen en el MERCOSUR un ámbito de discusión, de múltiples y
complejas facetas, donde se pueden abordar y resolver asuntos de interés común
Programas:
Las normas de importancia extraordinaria para el Mercosur, se realizan como
tratados internacionales y por lo tanto necesitan ser ratificados por los
parlamentos nacionales. Toman la forma de protocolos complementarios del
Tratado de Asunción, que constituye la norma institucional básica del Mercosur
Por tratarse de una norma complementaria de un tratado, los protocolos suelen
tener una tramitación más rápida para su ratificación parlamentaria en cada país.
Excepcionalmente, en algún caso, como el Acuerdo Multilateral de Seguridad
Social de 1997, se recurrió a la forma del tratado, y la tramitación para su
ratificación demoró 8 años
Organizaciones regionales por continentes:
África
Unión Aduanera de África Austral (SACU)
Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS)
Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC)
Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (CDAM)
Unión del Magreb Árabe
Nueva Sociedad para el desarrollo de África (NEPAD)
Banco Africano de desarrollo (BAFD)
Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo de África
Oriental (IGAD)
Grupo de las Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP)
América
Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA)
Unión Norteamericana (NU)
Organización de los estados americanos (OEA)
Parlamento Latinoamericano
Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR)
Mercosur (Mercado Común del Sur)
Comunidad Andina
Comunidad del Caribe (CARICOM)
Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS)
Parlamento Andino
Parlamento Centroamericano (PARLACEN)
Grupo de Río
Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de
Iberoamérica (CAACI)
NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte)
CSFMEU (Comisión de salud fronteriza México - Estados Unidos)
Asia
Cooperación de Diálogo Asiático (ACD)
Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN)
Asociación Surasiática para la Cooperación Regional (SAARC)
Consejo de Cooperación del Golfo
Europa
Unión Europea (EU)
Consejo de Europa
Eurozona
Espacio Económico Europeo
Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA)
Agencia Espacial Europea (ESA)
Organización para la Democracia y el Desarrollo Económico (GUAM)
Acuerdo centroeuropeo de libre cambio (CEFTA)
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