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El Placer de Pecar y El Afan de Normar

El placerr
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queda prohibida su reproducción total o parcial.

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SEMINARIO DE HISTORIA
DE LAS MENTALIDADES

El placer de pecar
es?
el afán de normar
0111or'Lid !ta anthicion valía
-Di crie ee (re folicita,
(bando trae! te Fre-"j'U
A una CfclaVítva-tyrana?
configuió infid, y ufana
i-Jaita ahora tu perdícion:
Levantate, y no en prilrion
Eternamente te veas;
Yr( falvarte defeas,
• Haz Actos de Contr;don.

CONTRAPUNTOS

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AGRADECAI7ESITOS
El Seminario de Historia de las: entalidades y eligión en México
P 53 Colonial, producto de un acuerdo de cooperac ión cultural entre el
Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Embajada de
Francia en nuestro país, agradece a ambas instituciones el apoyo
prestado a sus trabajos. En particular al doctor Enrique Florescano,
COORDSNACtOti DE HUMANWACIES
Director General del INAH, a la maestra Sonia Lombardo de Ruiz,
al doctor Michel Midan, Consejero .Cultural de la Embajada de
Francia, al doctor Georges Coufignal, doctor Jean Galard, doctor
Guy Senzier y doctora Nicole Giron, funcionarios de la Embajada de
Francia.
PROGRAMA UNIVERSITARIO DE Agradecemos a la doctora Alejandra Moreno Toscano, directora
ESTUDIOS DE GENERO del Archivo General de la Nación en el tiempo en que se hizo esta in-
Resalo CastelanO8'
vestigación, las facilidades prestadas para la consulta de los fondos
documentales. A la maestra María Esther Jasso, directora de la
Biblioteca Manuel Orozco y Berra, por su eficiente apoyo bibliográ-
1324 fico. A la señorita Bertha Mayer por su constante ayuda a nuestro
trabajo en la mecanografía y preparación de originales. Al personal
administrativo y manual de la Dirección de Estudios Históricos por
sus amables servicios.
Frontispicio y portada:
Políptico de la muerte (detalles) México, D. F., julio de 1982
(autor anónimo)
Museo Nacional del Virreinato Seminario de Historia de las Mentalidades
Fotografía de Palle Pallesen y Religión en México Colonial

Primera edición, febrero de 1988


Instituto Nacional de Antropología e Historia
© Editorial Joaquín Mortiz, S.A. de C.V.
Grupo Editorial Planeta
Insurgentes Sur 1162, Col. del Valle
Deleg. Benito Juárez C.P. 03100
ISBN 968-27-0229-1

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« PROGRAMA uNWERS/TARIO Df
ESTUDIOS DE GENERO " - U. N. A. II.

A GUISA DE PRÓLOGO
. . . Es indudable que hacer una historia de la repreakMsersul en Ha
época colonial puede constituir una empresa particularmente tenta-
dora. Tanto el carácter —supuestamente— audaz del tema corno
preocupaciones actuales muy válidas (la condición de Ha unijer„ la
crítica del machismo, el persistente influjo de la moral católic ' a„ rIl
discreto pero eficaz papel de la Iglesia en este campo. ..) incilan a
explorar esta tierra casi desconocida, una tierra que los ptatios
de derecha y/o izquierda nos escondían hasta una fecha estay recien-
te. Después de tantos estudios sobre el peso socioeconómico ' dela do-
minación española y sus consecuencias uniformemente desammas„
¿cómo no estudiar la sujeción ideológica instaurada par la Iglesia
novohispana?, ¿cómo pasar por alto la implacable<ya ' " en que
esins
mantuvo al sexo y a la mujer?, ¿cómo ignorar el estrecho control mo-
ral que estableció sobre las familias y las conductas de Dos domina-
dos? Además de comprobar el poderoso respaldo que ciar Ció la má-
quina eclesiástica al dominio de la Corona y de los colion"„ ttal
investigación permitiría aclarar los orígenes de la re moral y
sexual que hasta hoy en día sigue afectando a amplios sectores de la
sociedad mexicana. En otros términos "la pequeña crónica del sexo y
de sus vejaciones se transpone de inmediato en la historia (.. ..) de los
modos de producción: su futilidad se desvanece"'.....
Sin embargo tanto este libro como los ensayos que lo precedie ' mol
prefieren deliberadamente evitar las trampas de tal "hipótesis ' repte-
siva" y situarse al margen de una visión esquemática que coretninge
una vez más a alimentar nuestra lectura mitológica de la colonia. No
es que queramos negar la ambición desmesurada de los proyectos de
la Iglesia de la Conquista o de la Iglesia postridentina„ ni la ac-
tuación de los tribunales eclesiásticos, ni las galeras en las que agoni-
zaban los bígamos, ni menos aún las hogueras de los sodomitas y
otros perversos. Tampoco deseamos regresar a las delicias dell discur-
so apologético que usa el pretexto de nuevas investigationes„ de
nuevos datos para ganarse una aparente cientificidad.

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Rechazando el conformismo de los estereotipos y con el riesgo de por el tamiz de discursos codificados, pero no lo bastante para que el
decepcionar a algunos, nos fijamos un objetivo más modesto y distin- historiador no pueda restituir — aunque sea parcialmente— el otro
to, el de examinar detenidamente algunos aspectos clave de este lado de las cosas. Dejemos al lector a lo largo de estas páginas identi-
campo, aquellos que desconocemos o pasamos sistemáticamente por ficar los numerosos protagonistas de este libro, la especificidad de sus
alto. Tal empresa en la que se mezclan múltiples caminos y enfoques, conductas, las ambigüedades de sus reacciones, pasando del discurso
requirió y sigue requiriendo los esfuerzos conjuntos y pacientes de un a la práctica y de la práctica al discurso y descubriendo progresiva-
grupo de investigadores que integran el Seminario de Historia de las mente dos ejes, dos realidades contrastadas que al parecer en-
Mentalidades del Departamento de Investigaciones Históricas del cuentran en la sociedad colonial un campo bastante amplio para
INAH. De allí la especificidad de los intereses y de los métodos, proliferar sin necesariamente contraponerse: el placer de pecar y el
de allí también la aparente dispersión de los temas tratados aquí o en afán de normar.
otros trabajos. ¿Por qué no publicar una obra sintética y global sobre Quisiéramos en fin extender el ritual de los agradecimientos a
el tema? Porque nos parece prematuro y sobre todo porque creemos nuestros informantes, a los que no son bastante famosos para recibir
útil ofrecer al lector un contacto con el lento trabajo del historiador, los honores de la monografía, pero demasiado involucrados en el
con los numerosos aspectos que simultáneamente llaman la atención proceso represivo para escapar a la indiferencia despreciadora del in-
del investigador, con las innumerables preguntas que sugieren los vestigador y de sus lectores. Se les reprocha deformar los datos, dis-
textos y que la síntesis obliga ineluctablemente a escamotear. torsionar la realidad y torturar a sus víctimas a la vez que el histo-
Así pues los estudios reunidos aquí llevarán a desarrollar puntos riador en su fuero interno lamenta que las encuestas no hayan sido
a priori peregrinos, si no "científicamente" pasados de moda, como el llevadas más lejos, demostrando una curiosidad que rebasa a veces la
análisis del discurso teológico, puntos a veces escabrosos como las de su informante más empedernido. Así, las investigaciones no dejan de
preguntas sexuales de un confesor de indios, a veces austeros como el tejer entre el estudioso y sus interlocutores del pasado los lazos de una
examen de una legislación y su evolución. Es innegable que las suge- extraña familiaridad, de una complicidad inconfesable: pensamos
rencias de Michel Foucault en su Historia de la sexualidad inspiraron en todos estos escribanos, jueces, promotores fiscales, defensores, fa-
de manera directa o indirecta los trabajos enfocados sobre la historia de miliares y comisarios del Santo Oficio, en esta serie ininterrumpida
los discursos y de las instituciones. de burócratas meticulosos sin cuya colaboración nuestra empresa hu-
¿Pero podíamos contentarnos con explorar los varios discursos biera quedado vana e irrealizable. Así paradójicamente su mismo
que se desarrollaron en torno al sexo y la familia en la época colo- afán de verdad nos permite penetrar mejor los fundamentos del or-
nial? ¿Era definitivamente imposible interrogar la reacción de los den que pretendían representar y defender.
"dominados"? De tanto seguir el hilo de los discursos y las ramifica-
ciones prolíficas de las ideologías coloniales, dejábamos de lado la
historia de estos grupos que fueron mucho más que los consumidores
inertes de discursos que no siempre captaban, y que a veces no les lle- 1 Solange Alberro et al. Seis ensayos sobre el discurso colonial relativo a la
gaban. No fueron las víctimas pasivas de una ideología dominante y comunidad doméstica. Matrimonio, familia y sexualidad a través de los cro-
tampoco conformaron un sector homogéneo. Algunos de ellos apare- nistas del siglo xvI, el Nuevo Testamento y el Santo Oficio de la Inquisición.
cen en el discurso de los siguientes capítulos, esclavos negros, prosti- México, Departamento de Investigaciones Históricas, INAH, Seminario de
tutas, indios, bígamos. . . ya sea bajo el prisma deformador de los Historia de las Mentalidades y Religión en México Colonial, 1980 (Cuadernos
manuales de confesión, o más directamente en los innumerables tes- de Trabajo del Departamento de Investigaciones Históricas, 35) pp. 77-101.
timonios recogidos por la Inquisición, la Sala Real del Crimen y otros 2 Solange Alberro et al., Familia y sexualidad en Nueva España, México,
tribunales. Verdad es que se trata de testimonios filtrados, pasados Sep/Ochentas.

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UN SUEÑO TOTALITARIO
Y UNIVERSALISTA
Algunos puntos de la doctrina cristia ut, como el origen, y el destino
comunes de los hombres, la unicers~ del pecado y de la aeden-
crán, y la orden de Cristo de predicar el Evangelio a todas las gentes„
orientan hacia la concepción unitaria y totalizante del gén. ere karma-
no. ¿Hasta dónde habrá que extender este concepto? ¿Se refiere
únicamente a la naturaleza racional de los hombres? ¿Comprende
aún ciertas formas culturales que deben ser iguales ea toda k hu-
manidad?
Los teólogos occidentales de la Baja Edad Media, tal vez baja la
influencia del concepto de cristiandad", se Mula rama fruir la op~c.
más drástica y justificaron como universales algunas formas
les de Occidente, como por ejemplo, el modelo mataaura famai-
liar y las normas de comportamiento sexual. A estrías Mintió la anti-
gua teoría helénica de la ley natural" que se quiso esgrimir como
instrumento de normalización cultural, pues tal ley postula que la
genuina manera de ser del hombre es universal, inmutable
La jerarquía de la Iglesia Católica (= Universal) hizo saya Odie
doctrina y se erigió en el auténtico intérprete de la ley natural". Así
es que al afán proselitista apoyado en la orden deJesumil to se arriadal
el afán ~mucho ' :dor de todas las culturas. Evangelizar yarrié* entali-
zar aparecen entonces como dos empresas inseparables. Graves
contradicciones habría de provocar este proyecto —aun para k mi-
ma Iglesia— pues a cada paso se hacía evidente la realidad pluralista
de las culturas humanas. La expansión de Occidente a fines del sig . kr
ar dio a conocer gran diversidad de formas culturales; la Reforma
del siglo sin destruyó d sueño de la "cristiandad"y acentuó la dispa-
ridad cultural en la misma Europa_ Sin embargo, Roma siguió enar-
bolando el estandarte de la ley natural" que trató de hacer vigente
en los vastos territorios conquistados por Cerstrik. ¿Sería reali-
zar en tierras americanas lo que aún en el Viejo Mundo era una
utopía?

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EL DISCURSO TEOLÓGICO DE
SANTO TOMÁS DE AQUINO
SOBRE EL MATRIMONIO, LA FAMILIA
Y LOS COMPORTAMIENTOS SEXUALES

SERGIO ORTEGA NORIEGA


Instituto de Investigaciones
Históricas, UNA M

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INTRODUCCIÓN

Del Nuevo Testamento al siglo XVI

El estudio del discurso teológico de la, Iglesia Católica novohispana


iniciado en el artículo "El discurso teológico del Nuevo Testamento
sobre el matrimonio, la familia y los comportamientos sexuales",' se
continúa ahora con el análisis de los mismos temas en las principales
obras de Santo Tomás de Aquino. La necesidad de estudiar con cier-
to detenimiento los antecedentes del discurso teológico novohispano
obedece al hecho de que la ideología católica es un producto de la
cultura occidental impuesto por los conquistadores, cuyas líneas fun-
damentales estaban ya plasmadas cuando fue trasladada a los domi-
nios españoles en el siglo xvi.
El primer paso en el estudio de estos antecedentes fue el análisis
del Nuevo Testamento en cuanto texto fundador del discurso cris-
tiano, reconocido como tal por la Iglesia novohispana. El segundo
paso es el análisis que ahora se emprende sobre la teología de Santo
Tomás de Aquino, elección que responde a las razones que a conti-
nuación se expresan.
El núcleo primitivo del discurso cristiano apareció en la segunda
mitad del siglo i y a su alrededor proliferaron los comentarios de los
más destacados teólogos o "padres" y "doctores" de la Iglesia. La ex-
pansión del discurso no siguió, en un principio, otro criterio de
autenticidad que la fidelidad al Nuevo Testamento, ni otra norma
de valor que su aceptación por las diversas comunidades cristianas.
La normalización del discurso teológico por parte de la jerarquía
eclesiástica se inició en el año 325 con el Concilio de Nicea. A partir
de entonces el control de la teología fue cada vez más estricto, por
medio de los concilios ecuménicos, concilios provinciales y el cada vez
más importante magisterio del Papa, en las iglesias dependientes
de Roma.

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La teología cristiana creció sin orden temático preciso, y no fue si-
no hasta el siglo v con San Agustín de Hipona que se intentó la sínte- terminología técnica en lengua latina sólo manejada por selectos gru-
pos clericales.
, "is del pensamiento cristiano, con marcada influencia de la filosofía
El traslado de la teología de Europa a Nueva España en el siglo xvi
platónica. En el siglo xii, los teólogos de Europa Occidental se signifi-
caron por el deseo de sistematizar el ya abundante discurso cristiano; coincidió con el mayor auge del tomismo en la metrópoli, por lo que
esta escuela tuvo gran influencia en la conformación del discurso teo-
entonces empezaron a aparecer las "sumas" o tratados completos y
oclenados del pensamiento cristiano. En esta coyuntura de la elabo- lógico novohispano, como se tratará de probar a lo largo de estas in-
vestigaciones.
ración teológica debe situarse la obra de Santo Tomás de Aquino,
Así pues, el análisis detenido de fa obra de Santo Tomás de —
cuyo objetivo principal fue la síntesis y sistematización del discurso
católico conocido en su tiempo.2 Aquino, por varias razones es importante en la historia de la Iglesia
La obra de Santo Tomás de Aquino consistió esencialmente en la novohispana: por ser una síntesis del pensamiento cristiano, por el
revisión crítica del discurso cristiano, la cuidadosa selección y valora- carácter oficial que la jerarquía eclesiástica le otorgó y por la influen-
cia que tuvo en los orígenes del discurso teológico hispanoamericano.4
ción de cada una de las tesis, y su estructuración en un conjunto
coherente y sistemático. Este autor no destacó por la originalidad de
su pensamiento, sino por la capacidad de asimilación y de síntesis; su
Santo Tomás de Aquino, su tiempo y su obra
obra es ecléctica en el sentido estricto de la palabra. Es importante
señalar que la síntesis tomista incluye también muchos elementos no
cristianos, en especial de la filosofía aristotélica, así como de otros Santo Tomás de Aquino (1225-1274) fue un fraile dominico, de fa-
pensadores griegos, latinos, judíos y musulmanes. milia noble y origen lombardo, que dedicó su vida a la enseñanza de
la filosofía y teología en la Universidad de París, principalmente.
La síntesis tomista fue el núcleo de la escuela "escolástica" que
Formado en la corriente escolástica desarrolló su pensamiento en la
empezó a desarrollarse en el siglo xii y logró imponerse como la más
línea de esta escuela a la que dio el máximo esplendor. Fue ante todo
importante dentro de la teología católica, aunque no de inmediato.
un maestro universitario en cuya vida no se encuentran sucesos extra-
Durante los primeros 50 años que siguieron a la muerte de Santo To-
ordinarios fuera de su intensa labor docente y literaria.
más su doctrina fue objeto de polémica y severas críticas; luego em-
pezó a difundirse a través de la Orden Dominicana y recibió el apoyo
de la jerarquía eclesiástica, pues los papas la reconocieron como el Contexto social de la teología escolástica
pensamiento de la Iglesia. En 1323 Juan XII canonizó a Tomás de
Aquino y en 1567 Pío V lo declaró Doctor de la Iglesia. La sociedad cristiana occidental por diversos conceptos gozó en el
En el siglo xvi fue más fuerte la influencia del tomismo al ser acep- siglo xiii (1180-1270) de una época de esplendor y prosperidad. La
tado como doctrina común en las principales universidades euro- coyuntura económica se significó por el incremento de la producción
peas, principalmente en el reino de Castilla y sus dominios, donde los agropecuaria que hizo retroceder las hambres generales. Fue un siglo
teólogos dominicos y jesuitas destacaron como los más brillantes de la de innovaciones tecnológicas en la agricultura, en la construcción y
cristiandad. A raíz del Concilio de Trento (1545-1563) el tomismo al- en otras artes mecánicas, gracias a la difusión del uso del hierro. El
canzó un siglo de gran auge para decaer a fines del xvii; de nuevo re- mejoramiento de los medios de transporte terrestres y navales, así co-
surgió a mediados del siglo xix hasta ser declarado como la teología mo la monetarización de la economía ayudaron al auge del comercio
oficial de la Iglesia Católica en el Código de Derecho Canónico vi- interno y exterior.
gente.3 La aparición de la teología escolástica trajo también como La cristiandad occidental estaba estratificada en los tres órdenes
consecuencia una cierta fijación del discurso y la elaboración de una tradicionales: caballeros, clérigos y siervos, aunque no de manera tan
rígida como en épocas anteriores. En este tiempo apareció una nueva
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categoría de hombres libres que radicó en las ciudades. La nobleza
señorial perdió poder económico y político en favor de la hegemonía mo "mayores" porque en ellos se encuentra la síntesis teológica
de los reyes. Se aflojaron los lazos de la servidumbre de los campesi- característica del autor. Como en estas obras se basa el estudio
nos, aunque no por esto mejoraron las condiciones de vida, excepto emprendido en este trabajo, se expondrá con mayor detalle.'
para aquellos grupos que llegaron a ser campesinos acomodados; la La Suma contra los gentiles fue escrita entre los años 1259 y 1264,
gran masa sufrió el rigor de pesadas exacciones y muchos labradores con finalidad apologética. Está dirigida a los "gentiles", o sea, a
no tenían más medio de vida que el trabajo de sus brazos. El siglo xui quienes no son cristianos ni judíos, y de manera especial a los pensa-
fue una época de expansión demográfica que favoreció especialmen- dores heleno-árabes que tanta influencia tuvieron en Europa Occi-
te a las ciudades, donde aparecieron las corporaciones profesionales dental durante el siglo xiii. El autor se propone demostrar que la fe
y una estructura social que beneficiaba a un reducido grupo de gran- cristiana reposa en fundamentos racionales y que una concepción fi-
des mercaderes detentadores del poder. losófica del mundo no necesariamente excluye al cristianismo. Su
En este siglo nació y se consolidó el poder público; los reyes obtu- contenido es filosófico, aunque se ocupa también de los dogmas cris-
vieron poder eficaz por medio del control de las finanzas, del ejército tianos en cuanto a mostrar la armonía que guardan con el concepto
y de la justicia. Fue para Francia el gran siglo de la monarquía capeta. racional del mundo.
La monarquía pontificia alcanzó el apogeo de su poder temporal La obra se divide en 4 "libros" y cada libro en capítulos, de diversa
sobre los príncipes cristianos (Inocencio III, 1198-1216), la centrali- extensión pero con unidad temática. El esquema general es el si-
zación del poder espiritual y la acumulación de grandes riquezas en guiente:
la curia romana. En esta época se codificó el Derecho Canónico que
privilegiaba el poder pontificio y se intensificó la lucha sistemática y Libro 1: 102 capítulos en que se trata de Dios, su existencia y
rigurosa contra la herejía por medio del Tribunal del Santo Oficio. naturaleza.
En el seno de esta Iglesia rica y poderosa aparecieron, como réplica, Libro 2: 101 capítulos sobre la obra de Dios; la creación en ge-
las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos) de entre cuyas filas neral, el hombre en particular.
destacaron los más importantes teólogos. Libro 3: 163 capítulos en que trata sobre la acción del hombre
El gran acontecimiento intelectual del siglo xtti fue la aparición y que tiende hacia Dios como su fin último.
difusión de las universidades como instituciones únicas para la docen- Libro 4: 97 capítulos, sobre la respuesta de Dios al hombre
cia y la investigación; fueron corporaciones autónomas con estatuto que lo busca. En esta parte se exponen los grandes te-
de monopolio y jurisdicción propia. Bolonia, París, Oxford, Cambridge, mas de la teología cristiana.?
Padua, Nápoles, Toulouse, Coimbra, Salamanca, Montpellier, Roma
y Colonia fueron las grandes universidades del siglo xrii. Fue también La obra cumbre de Santo Tomás de Aquino es la Suma teológica cu-
el siglo del arte gótico y de la Divina Comedia, del nacimiento de la ya composición inició en el ario 1266 con el propósito de dar a los es-
ciencia experimental, de la difusión del aristotelismo y del apogeo de tudiantes universitarios un manual que contuviera en forma breve,
la escolástica; y en esta escuela de pensamiento, como su logro más completa y ordenada, todas y cada una de las partes de la teología
completo, se encuentra la obra de Santo Tomás de Aquino.' católica. Se trata pues de una obra didáctica destinada a personas
que profesan la fe católica. Más que un manual resultó una síntesis
La obra de Santo Tomás de Aquino orgánica del pensamiento cristiano elaborado a lo largo de 13 siglos.
El autor murió sin terminar la obra, que dejó en cuestión 90 de la
De la extensa obra escrita de Santo Tomás de Aquino destacan dos tercera parte. Las 99 cuestiones restantes fueron escritas por Fray Re-
tratados: Suma contra los gentiles y Suma teológica, calificados co- ginaldo de Piperno, quien fuera secretario de Santo Tomás, según el
esquema trazado por el autor y con el material tomado del Scriptum
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super quatuor , libris sententiarum magistri Petri Lombardi escrito CUADRO 1
por Santo Tomás en 1265. Esta sección de la obra se conoce con el
nombre de "Suplemento". Estructura tipográfica de la Suma Teológica (St)
La Suma teológica pertenece a un género literario común en el
siglo )(ni que se caracteriza por la exposición sistemática y coherente, Volumen Título Sigla Cuestiones Artículos
si no de la totalidad, al menos de lo más importante de la doctrina 1 Primera parte 1 119 584
cristiana. Está escrita en latín vulgar, en estilo sencillo, directo y
sobrio, sin adornos retóricos y muy parco en el uso de calificativos; 2 Primera de la
Segunda parte 1-2 114 619
por estas características el texto es muy denso en contenido ideológico.
La obra se divide en tres partes. La primera trata de Dios en sí 3 Segunda de la
mismo y como creador del mundo. La segunda contempla a Dios co- Segunda parte 2-2 189 916
mo fin último de las criaturas — en especial de las racionales— y de 4 Tercera parte 3 90 549
los medios generales para alcanzar ese fin. La tercera parte trata
de Jesucristo en cuanto vía para alcanzar a Dios. Este esquema expre- 5 Suplemento Sup 99 443
sa por sí mismo la visión cristiana del universo que tiene a Dios como
centro y todo lo relaciona con él.
Santo Tomás recurrió a todas las fuentes del pensamiento cris-
tiano dándoles diverso valor según lo establece el magisterio de la continuación se proponen diversos argumentos en favor de cada ur.o
Iglesia. En primer lugar la Biblia y los documentos dogmáticos de los de los términos del dilema; luego el autor ofrece la solución que a su
concilios ecuménicos, luego los padres y doctores de la Iglesia. Re- juicio es la correcta y termina respondiendo a cada uno de los argu-
currió también a pensadores no cristianos, entre los que ocupa Aris- mentos opuestos. La exposición de cada argumento se ciñe al es-
tóteles el lugar más destacado. Usó como fuentes las enseñanzas de quema del silogismo escolástico.8
los papas, el Derecho Canónico, los textos litúrgicos y las obras de los Este sistema expositivo, riguroso y poco flexible, hace pesada la
teólogos coetáneos. En pocas palabras, las fuentes de la Suma teoló- lectura de la obra, pero indudablemente añade claridad y precisión
gica son todas las formas del discurso cristiano, las obras de los filóso- al enunciado de las ideas?
fos greco-latinos, de los judíos y musulmanes.
Desde el punto de vista tipográfico la Suma teológica (St)
comprende 5 volúmenes; cada uno de ellos se divide en "cuestiones" , Algunos conceptos generales de la síntesis tomista
que son como capítulos en los que se trata de un mismo tema gene-
ral. Las cuestiones se subdividen en "artículos", en cada uno de los El discurso teológico de Santo Tomás de Aquino forma un todo orgá-
cuales se trata exhaustivamente de una idea; el artículo es el elemen- nico; es por esto 'que al tratar un punto específico de su teología, co-
to temático de la obra. El Cuadro 1 resume la estructura tipográfica mo en este trabajo nos proponemos hacerlo, resulta necesario ubi-
de la Suma teológica. carlo dentro del conjunto. Así pues, el propósito de este apartado es
De acuerdo con el carácter didáctico de la obra, el autor utiliza un exponer aquellos conceptos generales de la síntesis tomista que son
método expositivo al que rigurosamente se ciñe cada artículo. Se ini- indispensables para comprender el discurso referente al matrimonio,
cia por el enunciado de la idea a desarrollar que invariablemente la familia y comportamientos sexuales. En el apartado núm. 5 de este
empieza por la palabra videtur (= parece que. . .) que expresa fina trabajo se tratará de la posición relativa de dicho discurso en el con-
duda real o metódica y sirve al autor para plantear una disyuntiva. A junto de la Suma teológica.

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La cosmovisión tomista la perfecta armonía entre ambos principios, de modo que las faculta-
des del cuerpo estaban sometidas a la razón y ésta a la ley eterna. Sin
Santo Tomás fue un cristiano que reflexionó sobre el universo de que embargo, existe también un pecado de origen que afecta a toda la es-
formaba parte; fue cristiano antes que filósofo, y este hecho está en la pecie humana, que entre otros efectos se manifiesta en cierta debili-
base de su pensamiento. Ya señalamos cómo la estructura de la Suma dad de la razón para conocer la verdad y en la indocilidad de los ape-
teológica expresa las líneas fundamentales de una cosmovisión, esto titos animales ante el dictado de la razón (concupiscencia). Es por
es, un punto central, primordial, que es Dios, por quien todo se explica esto que el hombre en "estado de naturaleza caída" tiene grandes di-
y a quien todo se refiere. Dios es el ser necesario, el que existe por sí ficultades, pero no insuperables, para ordenar sus actos de acuerdo
mismo y es principio ontológico de todo lo demás. Cuanto existe con la ley eterna."
fuera de Dios, de él procede por creación y a él tiende como fin últi- El cuerpo del hombre — afirma Santo Tomás — es perfecto en
mo. Este principio implica que todas las criaturas están sujetas a un cuanto que tiene la debida disposición para su fin propio. A esta per-
orden impuesto por Dios, la "ley eterna", que las orienta a su fin último; fección pertenece la distinción de sexos que se ordena directamente a
las criaturas no racionales tienden a ese fin de manera inexorable, la generación." Aunque acepta cierta inferioridad de la mujer res-
mientras que las racionales deben hacerlo de manera consciente y pecto al varón" afirma que el sexo femenino es parte integrante de
voluntaria. Es aquí donde se apoya el concepto de moralidad, o sea, la perfección de la especie humana, porque es necesario para la ge-
la obligación que tiene el hombre de ajustar sus actos al orden divi- neración."
no." Más adelante volveremos a este concepto, baste por ahora afir- La generación es un gran bien del hombre, pero no reside en un
mar el importante lugar que ocupa en la síntesis tomista. solo individuo. La fuerza generativa reside en el varón como elemento
Otro punto importante a destacar es que en el universo se distin- activo y en la mujer como elemento pasivo;" ambas fuerzas se unen en
guen dos órdenes, el natural y el sobrenatural, distintos, pero no el coito por el que varón y mujer llegan a ser "una sola cosa" (Gen. 2,
opuestos sino complementarios. El orden natural es aquel que el 24). Así pues, el acto generativo es un momento privilegiado del ser
hombre es capaz de conocer por medio de la razón; el sobrenatural del hombre, pues sólo en este momento es completa la facultad de
sólo puede ser conocido por revelación de Dios y aceptado por la fe. engendrar."
Ambos órdenes proceden de Dios y por lo tanto no puede haber El coito y el placer que lo acompaña forman parte del orden im-
contradicción entre ellos; ambos son autónomos pero se apoyan entre puesto por Dios a la naturaleza humana; nada hay de inmundo en la
sí. De este principio deduce Santo Tomás la compatibilidad entre la concepción de un hombre en el seno de la mujer, sólo puede haber
fe y el conocimiento racional, que en todo momento presupone al cierta impureza si es libidinosa la unión del varón con la mujer."
apoyar sus tesis en argumentos de fe y de razón; estudia el orden sobre- Dos puntos conviene destacar de esta argumentación, el carácter
natural de acuerdo con las doctrinas de la fe cristiana y el orden na- natural del coito y su ordenamiento al bien social del hombre, en
tural según la filosofía aristotélica." cuanto dirigido a la conservación de la especie humana.I9
El hombre La moral

Enseña Santo Tomás que la persona humana está constituida por la Como antes se indicó, Santo Tomás enseña que el hombre está sujeto
unión de dos principios diferentes: el alma y el cuerpo; el primero es- a un orden, es decir, está obligado a someter sus actos, libre y volun-
piritual y el segundo animal, pero integrados en una sola naturaleza tariamente, al orden impuesto por Dios y alcanzar así su fin último o
indivisible y un solo sujeto de los actos de la persona. Dios creó al bien supremo. Este orden es la ley eterna que, en cuanto conocida
hombre en "estado de inocencia" que entre sus características tenía por la razón del hombre recibe el nombre de "ley natural". De acuer-

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do con este principio, la norma fundamental de la moralidad es que vista del bien individual y bajo el aspecto del bien social de la especie
el hombre ajuste sus actos al dictado de su "recta razón", pues por humana. El primer aspecto será tratado en el apartado de este traba-
medio de ella conoce la ley natural. jo que lleva por título "Comportamientos sexuales"; se verá el segun-
Como consecuencia del pecado original, la razón no es totalmente do aspecto en los apartados "Matrimonio" y "Familia", pues así lo su-
lúcida para conocer la ley natural; es por esto que Dios ha revelado giere el orden de la misma Suma teológica.
directamente algunos principios fundamentales de la ley eterna, co-
mo los preceptos del Decálogo y la ley evangélica, que reciben el
nombre de "ley divina positiva" y su obligatoriedad es absoluta.
Los principios de la ley natural son invariables y universales, es de- COMPORTAMIENTOS SEXUALES
cir, obligan por igual a todos los hombres en todos los tiempos. Sin
embargo, su aplicación a los casos concretos puede variar con las cir- Según el método expositivo de Santo Tomás de Aquino, el trata-
cunstancias; es por esto que el legislador de la comunidad humana de- miento de un tema moral se inicia con la presentación de los princi-
be precisar la manera de aplicarlos. Esta ley, llamada "ley humana pios generales que hacen inteligible el problema. A continuación se
positiva", obliga moralmente al hombre en cuanto que es una expli- deducen las normas positivas, es decir, aquellas a las que el cristiano de-
citación de la ley natural. be ajustar su conducta, y en segundo término se trata de las normas
Es un principio de la ley natural que los hombres formen una co- represivas que coartan las desviaciones. En el tema que ahora nos
munidad como algo indispensable para la consecución de sus fines ocupa, los comportamientos del cristiano para alcanzar el bien indi-
inmediatos y de su fin último. Es por esto que los actos humanos se vidual objeto de sus facultades sexuales, el problema se plantea a
orientan, no sólo al bien individual, sino también al bien social. El partir del análisis de la función del placer en la naturaleza humana.
bien de la comunidad por lo general no se opone al bien del indivi-
duo sino que lo garantiza, pero en caso de incompatibilidad entre el
bien social y el bien individual, el primero prevalece sobre el segun- El placer
do, pues el bien social del hombre es de mayor valor que el indivi-
dual. En el caso de los cristianos, este principio está reforzado por la Las operaciones necesarias a la vida del hombre —dice Santo
ley del Evangelio cuyo principal precepto es el servicio de los demás. 2° Tomás— producen placer, y es de ley natural que el hombre lo ape-
tezca y lo disfrute. El placer existe en función de la operación y no a
la inversa, de modo que ese deleite es un medio para el mejor ejerci-
Recapitulando lo hasta aquí expuesto tenemos que el sujeto cuyos ac- cio de las operaciones vitales y no un fin que por sí mismo deba buscar-
tos deben normarse es el hombre en estado de naturaleza caída, débil se. El máximo de los placeres corporales es el que acompaña al coito, y
para conocer la ley natural y cuyas pasiones son indóciles a la razón. por tanto es el más natural al hombre; si se llegara a despreciar este
Uno de los bienes que el hombre debe alcanzar es la generación, me- deleite se violaría el orden de la naturaleza. Como el placer no es un
diante el correcto uso de sus facultades sexuales; un gran bien orde- fin en sí mismo, hay circunstancias en que la abstención del deleite es
nado principalmente a la conservación de la especie humana. laudable y necesaria, pero tal opción sólo se justifica si se ordena a
¿Cómo deberá el hombre disponer de sus facultades sexuales para conseguir un bien mayor.
alcanzar este bien? Santo Tomás responde a esta pregunta explici- Si se considera que el hombre se encuentra en estado de naturaleza
tando los preceptos de la ley natural, de la ley divina positiva y de la caída en que la vehemencia de la pasión puede conducirlo con facilidad
ley humana que norman el ejercicio de las facultades sexuales. Lo a traspasar los límites de lo racional, se impone la necesidad de pro-
hace atendiendo a dos aspectos complementarios: desde el punto de ceder con suma prudencia en la apetencia y disfrute del deleite.
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las mujeres, que es correcto si tiene por objeto agradar al marido, pe-
La experiencia confirma la frecuencia con que los hombres buscan ro que es pecado grave si tiende a provocar la lascivia de los hombres.
irracionalmente el placer, y también confirma que su uso desmedido La modestia y la austeridad son•virtudes que se refieren a los mo-
es dañoso, pues llega a impedir el mismo disfrute del deleite. Con objeto vimientos o actos corporales (como andar, sentarse, danzar, etc.) en
de prevenir este grave desorden, la actitud del hombre ante el pla- orden a prevenir el impulso de la concupiscencia; la continencia con-
cer debe ser de moderación, pues así logrará vencer la concupiscen- siste en refrenar el ímpetu interior de la pasión que se exacerba por
cia que lo induce a buscar el deleite traspasando los límites racionales. recuerdos, pensamiento e imágenes.
Esta actitud o disposición habitual recibe el nombre de templanza o Por continencia también se entiende la abstención del placer
temperancia.'
venéreo y puede adoptar diversas formas, como la continencia del
soltero o del viudo, la continencia temporal de los casados, la conti-
nencia perpetua de los religiosos y la absoluta, que es la virginidad.
La virtud de la templanza
La virginidad —tanto en la mujer como en el hombre— es la form
más excelente de la continencia y un bien superior al matrimo-
La templanza es una virtud, o sea, un hábito operativo orientado al nio, como expresamente lo enseñan el Nuevo Testamento y el
bien, cuyo objeto es moderar los impulsos del hombre hacia los pla- ejemplo de Cristo y de María. La virginidad no se opone a la ley na-
ceres del sentido del tacto: placer de la comida, de la bebida y vené- tural, porque para la conservación de la especie humana no es nece-
reo. La templanza aparta de los placeres que se oponen al carácter sario que todos los hombres ejerciten la generación; tampoco es
racional del hombre sin contradecir las rectas inclinaciones de la na- contra la naturaleza abstenerse del placer venéreo con objeto de ob-
turaleza. La intemperancia o ausencia de templanza es un vicio que tener un bien mayor como la contemplación de las cosas divinas o el
hace al hombre más animal y que conduce al deshonor de la trabajo completamente dedicado al Reino de Dios. Sin embargo,. en
persona.22
la perspectiva cristiana, la virginidad no es la mayor de las virtudes.
La templanza es una virtud cardinal o principal porque sirve de El elemento formal de la virginidad es el propósito perpetuo de /
fundamento a otras virtudes, que son: vergüenza, honestidad, abstinen- abstenerse del placer venéreo, mientras que la integridad del cuerpo `->
cia, sobriedad, castidad, pudor, modestia, austeridad y continencia. es sólo un elemento accidental de esta virtud. La virginidad sólo se
La vergüenza es el temor de incurrir en la torpeza contraria a la
pierde por un acto de la voluntad que acepta el placer venéreo."
templanza. La honestidad es el amor a la hermosura espiritual que
Podemos afirmar que la teología tomista reconoce el carácter na-
produce la templanza. La abstinencia y la sobriedad se refieren a la
tural y bueno del placer venéreo si se disfruta dentro de límites razo-
moderación de los placeres del comer y del beber, respectivamente, nables. Pero en atención al estado de naturaleza caída en que el
que de no ser reprimidos por medio del ayuno, conducen a excitar la ímpetu de la pasión conduce con facilidad a los excesos, la actitud
lujuria.
habitual del hombre debe ser de desconfianza en la aceptación del
La palabra castidad deriva de "castigar", porque se refiere al cas-
placer; mantenerse a prudente distancia del justo límite para prevenir
tigo que la razón impone a la concupiscencia para domarla. La casti- el riesgo de traspasarlo.
dad se refiere al coito como origen del placer venéreo y su vicio
opuesto es la lujuria." El pudor consiste en la moderación de los ac-
tos que significan, conducen y acompañan al coito, tales como mira- El vicio de la lujuria
das, besos, caricias, entre otros; esta moderación es necesaria aun en
el coito honesto, que no está exento de cierta vergüenza, porque Después de exponer cuál debe ser el comportamiento o actitud de los
los impulsos de los órganos genitales no están completamente someti- hombres ante el placer venéreo, Santo Tomás pasa a tratar los com-
dos al imperio de la razón. Al pudor se refiere también el ornato de

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portamientos que desvían de la norma racional de la templanza, a los prostitución; afecta también al padre de la doncella a cuya custodia
que engloba en la categoría denominada vicio de lujuria. está la virginidad de su hija. Existe estupro aunque la doncella con-
El vicio es una disposición habitual del hombre de la que proce- sienta en el acto, y el varón está obligado a satisfacerla por la pérdida
den los actos moralmente malos; es un hábito operativo opuesto a la de la virginidad."
virtud. El vicio de la lujuria se opone a la templanza en cuanto que El rapto es el coito ilícito con violencia. La malicia específica del
consiste en buscar desordenadamente el placer venéreo. Es un vicio rapto es la violencia contra la mujer o bien contra su padre o
capital porque es origen de otros vicios; es decir, el objeto de la luju- marido .28
ria es tan deseable que de muchas maneras el apetito se siente atraído El adulterio se define como la usurpación de la mujer ajena.
a pecar. Este pecado, además de la malicia de todo acto de lujuria, se opone
Como el uso de los actos venéreos se orienta a un bien de tanta im- al bien de la prole en cuanto que impide la certeza de la paternidad y
portancia como es la conservación de la especie humana, la lujuria se viola la fe matrimonial que mutuamente se deben los esposos.
opone gravemente al orden natural. Además, la lujuria entorpece la La esposa no puede consentir en el adulterio de su marido, pues
razón porque impide al hombre percibir el orden natural, le obstacu- violaría los principos del matrimonio. El adulterio de la mujer es más
liza el juicio y el imperio sobre los actos; la lujuria incrementa el grave que el del varón y motivo suficiente para que el marido deje de
egoísmo, conduce al demasiado apego a la vida presente y al desprecio cohabitar con ella, pero es aconsejable que siga a su lado y la induzca
de la futura. Sin embargo, la lujuria no es el más grave délos vicios, ni a corregirse. En ningún caso, ni aunque la ley civil lo autorice, puede
puede decirse que el pecado original fuera de esta especie, pues en es- el marido matar a la esposa sorprendida en adulterio; puede denun-
tado de inocencia no existía la insubordinación del apetito en contra ciarla al tribunal civil para que la castigue, aun con la muerte, si así
de la razón." lo dispone la ley del lugar."
Los actos lujuriosos se oponen al orden de la naturaleza y según la El incesto es un comportamiento lujurioso que consiste en el coito
manera como lo violan se pueden distinguir diversas especies de lujuria, entre personas ligadas por lazos de parentesco. La prohibición del in-
que son las siguientes: fornicación simple, estupro, rapto, adulterio, cesto consta en la ley divina positiva" porque se opone a la reverencia
incesto, sacrilegio y vicio contra la naturaleza (contra naturam). que entre sí deben guardar los familiares. Además, si la cópula entre
La fornicación simple es el coito extramatrimonial entre hombre y parientes no se prohibiera de manera muy estricta, la familiaridad
mujer sin ofensa de tercero. Se opone al orden natural en cuanto que de su trato y la estrecha convivencia les llevaría fácilmente a pecar.
en la especie humana la generación debe hacerse dentro de la so- El incesto también se opone al bien social porque impide la multipli-
ciedad matrimonial, pues así se atiende al cuidado y educación de la cación de los lazos de amistad, cosa muy conveniente que sigue al
prole. Este principio es de ley natural y debe observarse siempre, sin matrimonio entre extraños.
que sea excusa el que los fornicarios puedan atender en otra forma al Como no todos los grados de parentesco impiden el matrimonio,
cuidado de los hijos. El fornicario obra también en contra de su pro- corresponde a la autoridad determinar este punto. Entre cristianos
pio cuerpo porque busca desordenadamente el placer. Sin embargo, esta autoridad es la Iglesia, a quien compete establecer cuál es el pa-
la fornicación no es el más grave de los pecados porque no se opone rentesco que impide el matrimonio y conceder la dispensa de esta ley
directamente a Dios. El consentimiento en la delectación venérea de- cuando fuere posible."
sordenada constituye en sí un pecado grave, lo mismo que los besos y Un acto de lujuria constituye sacrilegio si en el acto venéreo parti-
caricias libidinosas. 26 cipa alguna persona consagrada a Dios por voto de continencia y cas-
El estupro es la desfloración ilícita de una mujer virgen. Además tidad. Tal acto viola el culto divino y es a modo de adulterio, pues la
de la malicia de la lujuria, este acto atenta contra el bien de la don- virgen consagrada a Dios es esposa de Cristo."
cella porque en cierta forma le impide el matrimonio y la expone a la El pecado contra la naturaleza consiste en emitir el semen de mo-

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do que no se pueda seguir la generación." Este acto viola el orden
La prostitución
natural que el coito tiene en la especie humana, lo que puede aconte-
cer de varias maneras: Llama la atención del lector el hecho de que un comportamiento se-
—Si se emite el semen sin cópula se tiene el pecado de "inmundi- xual bien definido como lo es la prostitución no aparezca entre las
cia" o "molicie" (masturbación). Respecto al derrame de semen du- categorías de lujuria antes enunciadas. En este comportamiento po-
rante el sueño (polución nocturna), afirma Santo Tomás que no es demos distinguir, por una parte, el acto del hombre que copula con
pecado en sí mismo, pero puede serlo en su causa si el individuo la prostituta, que sí puede ser incluido en alguna de las especies del
aceptó voluntariamente actos libidinosos durante la vigilia; en cual- vicio de lujuria. Por otra parte, el acto de la prostituta no puede ser
quier caso, impide recibir con decencia el sacramento de la eucaristía' asimilado a los comportamientos lujuriosos puesto que no se define
—Si se ejecuta el coito con criaturas que no son de la especie hu- como la búsqueda desordenada del placer venéreo; en efecto, la me-
mana se tiene el pecado de "bestialidad". retriz pretende una retribución económica como objetivo principal.
—El coito entre personas del mismo sexo constituye el pecado de Santo Tomás no aborda directamente el problema de la prostitu-
"sodomía" (homosexualidad). ción,38 pero en algunas citas ocasionales que se encuentran en el texto
—Si no se guarda el orden natural del concúbito, ya sea por no podemos descubrir la manera como el autor enfoca este comporta-
realizarlo en el órgano destinado a la generación o por "otros mons- miento, en un contexto distinto al del vicio de la lujuria.
truosos y bestiales modos de copular"," se incurre en un pecado que Cuantas veces Sánto Tomás se refiere a la prostitución lo hace en
no recibe nombre específico, pero que Santo Tomás rechaza con tales términos que no dejan lugar a duda sobre su calificación de
vehemencia al calificarlo de bestial, caso singular en el estilo literario comportamiento desviante respecto a la norma moral cristiana." Sin
de la Suma teológica. También afirma que este pecado es motivo pa- embarga, el juicio definitivo sobre el problema se expresa a partir de
ra suspender la cohabitación de los cónyuges; si la ley canónica no lo otros supuestos. Afirma el autor que es propio del legislador pruden-
menciona es porque tal vicio ni siquiera debe nombrarse entre cris- te tolerar ciertas desviaciones con objeto de prevenir mayores males o
tianos." para no impedir mayores bienes.4° Con base en este principio y de
Todo comportamiento lujurioso debe ser rechazado como pecado acuerdo con lo que enseña San Agustín, acepta que se tolere la pros-
mortal que excluye del Reino de Dios, pero puede establecerse una titución para no provocar mayores violaciones al orden moral.'"
escala de malicia según la magnitud de la violación al orden debido. También afirma que aunque el contrato con la prostituta versa sobre
El vicio contra la naturaleza es el más grave porque se opone al orden un objeto ilícito y el que paga por fornicar procede ilícitamente, sin
natural del acto venéreo; dentro de esta especie, la gradación de la embargo, la meretriz tiene legítimo derecho a retener la retribución
malicia, de mayor a menor, es la siguiente: bestialidad, sodomía, no que se le ha entregado .42
guardar el órgano destinado al concúbito y molicie.
Los demás comportamientos lujuriosos no violan el orden natural •
del concúbito, pero sí la recta razón de su uso. El más grave es el in- El examen de esta primera parte del discurso teológico de Santo To-
cesto, luego siguen en orden decreciente el adulterio, el rapto, el es- más de Aquino permite algunas observaciones útiles al historiador
tupro y la fornicación simple. La modalidad de sacrilegio aumenta la para entender mejor la posición del cristiano medieval ante los com-
malicia de cualquier pecado de lujuria; lo mismo sucede si en el mis- portamientos sexuales, de la que posiblemente algo participaron los
mo acto se conjugan diversas especies de lujuria." elpañoles y novohispanos del siglo xvi.
El discurso muestra un enfoque positivo ante el placer sexual: es
bueno y apetecible, pero con moderación. El aspecto represivo está
presente, es enérgico y deja pocos resquicios al placer honesto. Sin

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embargo la posición ante la prostitución muestra mayor tolerancia sacramentos. Esta circunstancia expresa con suficiente claridad que
ante el desviante sexual, en consonancia con la afirmación de que ni en la teología tomista el matrimonio es ante todo un sacramento. Sin
la continencia es la mayor de las virtudes cristianas ni la lujuria el peor perjuicio del valor del matrimonio como institución de ley natural y
de los vicios. como fundamento de la comunidad familiar, para el cristiano existe
También conviene observar que la teología católica no es tajante el valor sacramental, que sin destruir a los dos anteriores, se sobrepo-
al distinguir lo bueno de lo malo, sino que admite diversos grados de ne a ellos en dignidad. El hecho de que el matrimonio sea sacramen-
bondad en los actos virtuosos y variada gama de malicia en los vicios. to tampoco desvirtúa los fines eminentemente sociales de esta institu-
Sería inadecuado aplicar a esas épocas los criterios modernos, que en ción, pues tanto la salvación cristiana como los instrumentos para
materia de moralidad sexual parecen estar más radicalizados. La mo- lograrla —los sacramentos— son de carácter social. Sin perder de
ral expuesta en la Suma teológica no parece estar centrada en la repre- vista este enfoque fundamental, pasaremos a exponer el extenso y
sión de las desviaciones sexuales. complejo discurso tomista sobre el matrimonio.

El matrimonio como institución de ley natural: su esencia y fines


EL MATRIMONIO
Como antes se expuso, Santo Tomás considera que la institución
Santo Tomás de Aquino considera que las facultades sexuales del matrimonial pertenece al orden impuesto por Dios a la naturaleza
hombre están orientadas primordialmente a la generación, esto es, al humana, en cuanto necesaria para la conservación de la especie. Es,
bien social de la especie humana. Ahora bien, la generación humana además, un precepto del derecho divino positivo, pues en la Biblia
no se reduce a un hecho fisiológico, sino que incluye el cuidado y. consta la orden explícita de "creced y multiplicaos y llenad'la Tierra"
educación de los hijos hasta que alcancen un cierto grado de de- (Gén. 1, 28). Se trata de un precepto impuesto a la comunidad huma-
sarrollo y madurez en cuanto hombres, tarea que incumbe a los mis- na como tal, de donde se infiere que no todos los individuos están
mos individuos que los engendraron. Es por esto que la ley natural es- obligados a reproducirse, pues el hecho de que algunos se abstengan
tablece una serie de normas a las que hombre y mujer han de sujetarse no impide que se alcance el objetivo de la ley.
para alcanzar el bien de la generación. En cuanto a su esencia y a sus fines el matrimonio es igual para to-
La primera de estas normas es que entre el hombre y la mujer que dos los hombres en cualquier tiempo y lugar; otras características de
han de procrear se establezca un vínculo firme y estable que permita la institución pueden cambiar de acuerdo con las circunstancias de la
conocer con certeza quiénes son los padres de la prole, y que garantice comunidad humana y deben ser reguladas por la ley positiva. Santo
la coordinación de esfuerzos para atender a su cuidado y educación. Tomás acepta que algunas características del matrimonio han cam-
No sería objeción a esta norma el hecho de que una mujer sola fuera biado a lo largo del tiempo, pero que con el cristianismo llegaron a
capaz de cuidar y alimentar a los hijos, porque la ley natural deter- su perfección. A la Iglesia de Cristo corresponde legislar lo concer-
mina lo que es general y propio de la especie, no lo que es propio de niente al matrimonio cristiano, mientras que para los infieles — entre
un caso particular. Este vínculo establecido entre hombre y mujer es los cuales hay verdadero matrimonio — corresponde a su propio le-
el matrimonio, al cual nos referimos en este apartado del estudio." gislador, pues no toca a la Iglesia juzgar a quienes no pertenecen a su
El discurso sobre la institución matrimonial se sitúa en un punto gremio."
definido dentro de la estructura de la Suma teológica, aquella que La esencia del matrimonio es la unión o vínculo establecido entre
está dedicada a exponer la obra redentora de Jesucristo y los instru- hombre y mujer en orden a conseguir los fines del mismo. El consen-
mentos por medio de, los cuales aprovecha a los hombres, que son los timiento de los cónyuges no es la esencia del matrimonio sino su
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lece la amistad entre ellos, asegura la certeza de la paternidad y ayu-
causa eficiente; la cópula carnal tampoco pertenece a la esencia sino
da a la conservación de la armonía social porque delimita la frontera
a la operación del Matrimonio, aunque el consentimiento lleve
entre el coito honesto y el fornicario.
implícita la aceptación del coito. De esta premisa se deduce que
El sacramento, según Santo Tomás, es el máximo de los bienes del
puede existir verdadero matrimonio aunque los esposos, de mutuo
matrimonio. Sin pretender exponer la teología tomista sobre los
acuerdo, decidan no realizar el coito. El matrimonio sin coito — dice
sacramentos, porque no es objeto de este trabajo, basta afirmar que
el autor— es más santo que el matrimonio con cópula carnal.
son actos que significan y producen la "gracia", es decir, son los me-
Los fines a que se ordena el vínculo matrimonial son dos; uno
dios o instrumentos por los que los hombres reciben los efectos de la
principal que es la generación .y educación de los hijos, otro secunda-
redención obrada por Jesucristo. El sacramento del matrimonio pro-
rio que es la mutua ayuda que deben prestarse los esposos a través de
duce la santificación de los esposos y de toda la comunidad de los
la comunidad de vida (cohabitación), no sólo en la educación de la
cristianos, que es la Iglesia. Como todo sacramento implica la dona-
prole, sino en todos los aspectos de la existencia.45
ción del mayor de los bienes que reconocen los cristianos (llámese
Parece haber una contradicción al afirmar que puede haber
"gracia", "santificación" o "redención"), es por esto que el matrimo-
matrimonio sin cópula carnal, impidiendo así el fin principal del matri-
nio alcanza su valor máximo en cuanto sacramento de los cristianos.
monio. Sin embargo, esta afirmación está de acuerdo con la doctrina
La unión de los esposos es sacramento por ser el signo sensible de
evangélica que enaltece el valor cristiano de la abstinencia sexual. Y
la unión de Cristo con la Iglesia, que la amó y se entregó por ella pa-
también puede decirse que si bien tales cónyuges se abstienen de la
ra hacerla santa e inmaculada. En este punto Santo Tomás sigue la
generación, alcanzan para sí mismos y para su comunidad los bienes
enseñanza de San Pablo (Ef. 5, 25-33). Así pues, el matrimonio es el
de la fidelidad y del sacramento, como se verá en el siguiente inciso.
signo de una realidad sagrada, produce en los esposos la "gracia" de
la unión y con ello enriquece a la Iglesia al multiplicar la unión entre
los fieles, que es uno de los principales valores cristianos."
El triple bien social del matrimonio:
prole, fidelidad y sacramento
Las dos características del matrimonio cristiano:
El coito fornicario y el coito conyugal, dice Santo Tomás, son de la
misma especie natural. En estado de naturaleza caída ambas causan unidad e indisolubilidad
cierto detrimento en las personas porque la vehemencia del placer
De acuerdo con la ley natural el matrimonio consiste en una sola
obnubila la razón por algún tiempo; ambos tienen algo que asemeja
unión, es decir, la unión de un hombre con una mujer, tal como Dios
a los brutos y conducen a generar un individuo inficionado por la
lo estableció al principio del género humano (Gén. 2, 24). Es contrario
culpa original. El coito fornicario es torpe y el conyugal es honesto
a la ley natural que el hombre entregue el dominio de su cuerpo a va-
¿a qué se debe esta diferencia?
rias mujeres, como también lo es que la mujer entregue el dominio
El coito conyugal difiere del fornicario en que por efectuarse entre
de su cuerpo a varios hombres. En cuanto a derechos y deberes con-
personas unidas por el vínculo matrimonial, coopera a la consecu-
yugales hay reciprocidad entre hombre y mujer, y lo que es ilícito pa-
ción de tres importantes bienes: la prole, la fidelidad y el sacramen-
ra uno lo es también para el otro; la amistad que debe existir entre
to, bienes que enriquecen a los esposos y a la comunidad de que for-
marido y mujer requiere esta igualdad.
man parte.
La forma de matrimonio de un hombre con pluralidad de mujeres
La procreación y educación de los hijos para el servicio de Dios
no se opone totalmente a la ley natural, pues no impide la genera-
conservan y aumentan la comunidad humana y la Iglesia de Cristo.
ción, ni la certeza de la prole ni su educación. Sí disminuye el bien de
La fidelidad, o sea, la exclusividad del coito entre los esposos, forta-
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la fidelidad, aunque el hombre quedaría obligado a guardarla a va- a) Por la muerte de uno de los cónyuges.49
rias esposas; se opone a la armonía de la comunidad doméstica por- b) Por el "privilegio paulino", caso así llamado por haber sido ex-
:lile el hombre no puede satisfacer plenamente a varias mujeres. Este puesto por San Pablo (1 Cor. 7, 12-16), y consiste en lo siguiente: si
cipo de matrimonio destruye el signo sacramental, o sea, la unión de dos personas contrajeron matrimonio válido siendo infieles y uno de
Cristo con la Iglesia. La forma de matrimonio de una mujer con plu- los cónyuges abraza el cristianismo con la oposición del otro, el
ralidad de maridos es totalmente opuesta a la ley natural. matrimonio queda disuelto en beneficio del cónyuge cristiano, ya
De lo expuesto deduce Santo Tomás que antes de la institución del que entre infieles el vínculo es menos firme que entre cristianos.5°
matrimonio cristiano pudo ser lícita la pluralidad de mujeres, ya que c) Cuando dos cristianos han contraído matrimonio válido pero
no se opone al fin natural del matrimonio. Esto se confirma por la no lo han consumado por la cópula carnal, puede cualquiera de ellos
Sagrada Escritura, donde leemos que los patriarcas tuvieron plurali- ingresar a una orden religiosa, y al emitir el voto de continencia
dad de mujeres y fueron agradables a Dios. Sin embargo, una vez queda disuelto el vínculo. Esto es así, dice el autor, porque la profe-
que Cristo estableció el matrimonio sacramental, sólo es lícito el sión religiosa equivale a la muerte para el mundo. Por esta razón, la
matrimonio entre un hombre y una mujer, como lo exige el signo ley canónica concede un plazo de dos meses a partir de la celebración
sagrado.47 del matrimonio, en que cualquiera de los cónyuges puede rehusar el
La ley natural pide que el vínculo matrimonial dure de por vida, coito, si es que está deliberando sobre su ingreso a una orden reli-
como lo expresó Cristo: "lo que Dios ha unido no lo separe el giosa."
hombre" (Mt. 19,6). La indisolubilidad del vínculo (inseparabilitas) En estos casos, el cónyuge superviviente, el cristiano y el que no entró
se ordena al bien de la prole y es necesaria para que se cumpla el sig- en la orden religiosa, pueden contraer nuevo matrimonio.
no sacramental del matrimonio. Por último podemos señalar que la teología tomista considera que
Sería injusto que el hombre abandonara a su mujer cuando ya no la unicidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal son características
es joven, ni bella, ni fecunda; como sería también inconveniente que imprescindibles del matrimonio cristiano, sin opinar en relación al
la mujer abandonara al hombre al que está sometida en cuanto a go- matrimonio entre infieles.
bierno. La recíproca obligación entre esposos de no separarse, hace
del matrimonio una sociedad equitativa, pues lo contrario sería en detri-
mento de la mujer. La indisolubilidad fortalece la amistad entre los La causa eficiente del matrimonio: el consentimiento
cónyuges, y es por esto que el hombre abandona a su padre y a su
madre para unirse a su mujer. El matrimonio es la unión del hombre y la mujer que se produce por
Como en el caso del matrimonio con pluralidad de mujeres, hay el mutuo consentimiento de entregar al otro el dominio sobre su pro-
que considerar que la separación de los esposos no se opone total- pio cuerpo. El consentimiento debe constar mediante palabras u
mente al fin natural de la institución y que pudo ser permitida antes otros signos externos, pues ningún contrato surte efecto mientras los
de que existiera el matrimonio cristiano. La ley de Moisés permitía a contratantes no manifiestan el uno al otro su voluntad. El consenti-
los maridos repudiar a sus mujeres, aunque Santo Tomás considera miento debe ser por palabras "de presente", es decir, que manifies
que fue por evitar el mal mayor del uxoricidio, y que no estaba exento de tan la voluntad de ambos cónyuges en contraer matrimonio en el mo-
culpa quien así actuaba. Sin embargo, cuando el matrimonio alcan- mento en que lo declaran, pues si sólo es una promesa que ha de
zó el rango de sacramento dado por Cristo, la indisolubilidad del cumplirse en el futuro, no causa matrimonio. El consentimiento
vínculo es indispensable para la realización del signo sagrado." expresado debe corresponder también al consentimiento interno de
Una vez que se ha establecido el vínculo conyugal sólo puede disol- ambos contrayentes, pues si falta en alguno de ellos, no se produce
verse en tres casos precisos: la unión.52

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El consentimiento que produce matrimonio versa sobre la esencia En este punto de la teología tomista del consentimiento matrimo-
del mismo, esto es, sobre la asociación entre hombre y mujer en orden nial puede observarse una importante característica de la institución
a la cópula carnal y a lo que de ella deriva. Sin embargo, como la có- cristiana, que es el concebir el matrimonio como una unión entre
pula no pertenece a la esencia del matrimonio sino a su ejercicio, el personas y no entre linajes, como es común a muchas culturas, como
consentimiento no necesariamente versa sobre ella; aunque de no por ejemplo, la nahua. Santo Tomás considera que el consentimien-
manifestarlo explícitamente, el consentimiento implica la aceptación to de los cónyuges es una decisión personal y niega a los padres el de-
de la cópula." recho de coaccionar a los hijos; es más, afirma que la influencia exte-
Si el consentimiento se expresa como sujeto a una condición de rior puede viciar el consentimiento hasta hacerlo inoperante.
presente, el matrimonio puede existir o no según se cumpla o no esa
condición; excepto el caso en que la condición sea contraria a los
bienes del matrimonio, pues entonces no lo causa. Si la condición es Las normas de la cópula carnal en el matrimonio
de futuro, equivale a una promesa que no causa matrimonio."
El consentimiento que causa matrimonio debe ser libre, sin coac-
ción ni violencia sobre la voluntad, pues de lo contrario no se realiza La cópula carnal pertenece a la operación del matrimonio y el con-
el signo sacramental de la unión de Cristo con la Iglesia, que se unen sentimiento que causa la unión entre los cónyuges implica la mutua
en un libre acto de amor. El miedo grave, que se define jurídica- cesión del derecho sobre sus cuerpos en orden a ella. A tal punto es
mente como "la conmoción del ánimo causada por un peligro pre- importante, que la impotencia para copular inhabilita a las personas
sente o futuro"," destruye el consentimiento y no causa matrimonio. para contraer matrimonio, y por la misma razón es inválido el matri-
Otros motivos del consentimiento, como por ejemplo el interés, no monio entre impúberes."
impiden el matrimonio. De este principio se desprende que no puede Si al tratar de la lujuria Santo Tomás se expresa del coito como de un
el padre obligar a su hijo a contraer matrimonio ni impedir la deci- peligro a precaver, al tratarlo en el matrimonio lo enfoca como un de-
sión de contraerlo." ber a cumplir, pues lo llama "deuda" o "débito" conyugal." La có-
El consentimiento expresado por "palabras de futuro", es decir, la pula carnal entre esposos es una obligación, algo bueno y meritorio,
promesa de contraer matrimonio, no causa matrimonio aunque se le aunque no está exenta de cierta carnalidad que deprime la razón del
añada un juramento; causa sí cierto compromiso llamado "esponsa- hombre y lo hace menos apto para las cosas espirituales." Si para
les". Los esponsales no son matrimonio, aunque se siga el coito; sin realizar el coito entre esposos fuera necesario hacer la desfloración de
embargo, un tribunal puede presumir la existencia de consentimien- la mujer por algún medio quirúrgico, sería lícito porque tal opera-
to si a los esponsales siguió la cópula carnal, a menos que haya ma- cion sería conforme al orden de la naturaleza, como cualquier otro
nifiestas señales de fraude o dolo, como serían la disparidad en la no- recurso médico."
bleza o bienes de fortuna entre los contrayentes. Los esponsales pueden Entre marido y mujer existen iguales derechos respecto al coito y
contraerse a partir de los 7 años de edad, pero pueden disolverse." ambos tienen la obligación de pagarse el débito en todo tiempo y lu-
El mutuo consentimiento expresado libremente entre personas ap- gar, salva la debida honestidad. No sería lícito, por ejemplo, pagar
tas para contraer matrimonio causa la unión aunque se efectúe de en público el débito conyugal." Por esta misma razón no pueden los
manera oculta, pues la celebración pública del matrimonio no atañe cónyuges hacer voto de continencia sino de común acuerdo."
a la esencia del acto sino a su solemnidad. El matrimonio clandestino Como el débito conyugal es una medicina contra la concupiscen-
es verdadero matrimonio, pero la Iglesia lo prohibe en razón de los cia de la mujer, el marido debe dárselo aunque ella no lo pida.
peligros a que se exponen los contrayentes, como por ejemplo el Puede ser que la mujer, por vergüenza, no se atreva a pedir el débito,
fraude, y porque tal acto tiene apariencia de torpeza." por esto el marido se lo dará cuando advierta alguna señal de que lo

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desea. La mujer sólo tiene obligación de pagar el débito cuando su contrayentes tiene condición de siervo y el otro lo ignora. El matri-
marido se lo pida.65 monio obliga a la cohabitación de los cónyuges y el esclavo no es libre
En razón de la carnalidad que implica el coito, ninguno de los es- para hacerlo. Por tanto, si el otro contrayente ignora esta circunstan-
posos debería solicitarlo durante los tiempos sagrados, pues disminuiría cia, constituye un error sobre algo esencial al matrimonio y se invali-
su capacidad para atender a las cosas espirituales; sin embargo, si lo da el consentimiento. No es que Santo Tomás considere al esclavo co-
hacen no es pecado grave." mo incapaz de contraer matrimonio, al contrario, afirma que es un
Aunque Santo Tomás no explicita otras normas sobre el ejercicio derecho natural que el amo no puede prohibirle; lo que impide el
de la cópula entre marido y mujer, es obvio que son aplicables matrimonio es la ignorancia de la condición de esclavitud."
muchas de las normas generales expuestas a propósito de la virtud de Los impedimentos que inhabilitan a las personas, absoluta o tem-
la templanza y del vicio de la lujuria, principalmente aquellas que se poralmente, para contraer matrimonio, son los siguientes: de impo-
refieren al orden natural del concúbito. tencia, por defecto de edad, de voto y de orden, de maleficio, de
vínculo, por disparidad de cultos, de pública honestidad, de consan-
guinidad, de afinidad, de parentesco espiritual, de parentesco legal y
Los impedimentos para contraer matrimonio de crimen.
El impedimento de impotencia consiste en la imposibilidad per-
En razón de que el matrimonio es un contrato pueden existir ciertas petua de uno de los contrayentes para realizar la cópula carnal, si el
circunstancias que se oponen a la validez del acto, ya sea porque vician otro ignora esta circunstancia. La razón es que el matrimonio impli-
la libertad del consentimiento o porque inhabilitan a las personas pa- ca la obligación de pagar el débito y el impotente es incapaz de ha-
ra contratar. En el discurso tomista se llama "impedimentos" a tales cerlo. La ley canónica establece un plazo de 3 años para que se con-
circunstancias. sume el matrimonio: transcurrido este tiempo sin haberse efectuado
El principio general es que si el impedimento vicia el consenti- el coito, puede iniciarse un proceso eclesiástico para la anulación del
miento o inhabilita al sujeto para cumplir las obligaciones esenciales matrimonio. Si el cónyuge sano conocía la situación antes de la ce-
del contrato, no puede haber matrimonio válido. Si el impedimento lebración del matrimonio, el impedimento no anula el vínculo.70
atañe únicamente a circunstancias no esenciales, como la solemni- El impedimento por defecto de edad establecido por la ley canóni-
dad de la celebración, no lo invalida. Además, el impedimento que ca se configura si alguno de los contrayentes no ha cumplido la edad
dirime el matrimonio debe darse con anterioridad al contrato, pues mínima de 14 años para el varón o de 12 para la mujer. La razón es
si sobreviene después de contraído, no lo invalida. que el impúber no puede realizar el coito y carece de suficiente
Entre los impedimentos que vician la libertad del consentimiento discreción para deliberar sobre el matrimonio. Sin embargo, si al-
se señalan los siguientes: de coacción, de error, de locura y por condi- gún menor de edad contrae matrimonio y realiza la cópula, el matri-
ción servil. Sobre el primero ya se habló al tratar del consentimiento monio es indisoluble."
matrimonial, y es el miedo grave que anula la libertad de alguno de Si alguno de los contrayentes ha emitido voto solemne de conti-
los contrayentes. El impedimento de error consiste en la ignorancia nencia queda inhabilitado para casarse, pues ya no es libre para obli-
de algo esencial al matrimonio o en el error sobre la persona con la garse al débito conyugal. El voto es solemne si se ha hecho pública-
cual se contrae; en ambos casos se invalida el matrimonio porque no mente y fue aceptado como tal por la autoridad eclesiástica, como
se puede consentir en lo que se desconoce.67 por ejemplo, el voto pronunciado al profesar en una orden religiosa.
La locura anterior al matrimonio es impedimento para contraer• El voto simple de continencia hace ilícito el matrimonio pero no lo
lo, pues no puede haber consentimiento cuando falta el uso de la ra- anula. Como la recepción del orden del subdiaconado implica la
zón." El impedimento por condición servil existe cuando uno de los emisión de voto solemne de continencia todo clérigo ordenado "in

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sacris"" queda inhabilitado para contraer matrimonio válido. Por el
contrario, el matrimonio no invalida la recepción de las órdenes determine, lo cual puede cambiar con las circunstancias. Para los
sagradas, pero si un casado se ordena "in sacris" queda obligado a la , cristianos la Iglesia ha determinado que la consanguinidad colateral
continencia." constituye impedimento hasta el 4o. grado."
El impedimento de maleficio consiste en la impotencia del varón a El parentesco de afinidad se establece entre una persona y los
causa de un maleficio, obra de hechicero con participación del de- consanguíneos de su cónyuge. Si muere uno de los esposos, el supervi-
monio. Como esta impotencia no es perpetua, tal impedimento hace viente queda impedido para contraer matrimonio con sus parientes
ilícito el matrimonio pero no lo anula." por afinidad, en los grados en que la autoridad lo determine. El coito
El impedimento de vínculo existe si uno de los cónyuges está casa- entre afines está prohibido por las mismas razones expuestas para el
do válidamente con anterioridad, y si ya hay un vínculo no es posible caso de los consanguínéos; sin embargo, por ser un parentesco más
contraer otro." débil, el impedimento puede dispensarse con mayor facilidad."
El impedimento por disparidad de cultos consiste en que uno de El parentesco espiritual se establece entre una persona y aquella
los contrayentes está bautizado y el otro no. Esta circunstancia se que la apadrinó al recibir los sacramentos del bautismo o de la con-
opone al bien de la prole porque obstaculiza su educación para el ser- firmación. Este parentesco anula el matrimonio por disposición de la
vicio de Dios y se opone también a la armonía entre los esposos. La he- iglesia."
rejía de uno de los contrayentes no es disparidad de cultos, pues el El parentesco legal es el que surge de la adopción. El coito entre
hereje está bautizado. Si los cónyuges contrajeron matrimonio vá- parientes legales está prohibido en razón de que cohabitan bajo el
lido siendo ambos infieles, la conversión de uno de ellos al cristianismo mismo techo, y por tanto son inhábiles para contraer matrimonio.
no anula el matrimonio, salvo el caso del "privilegio paulino" expuesto al Por disposición de la ley civil y de la canónica el parentesco legal im-
tratar la indisolubilidad." pide el matrimonio; de manera absoluta entre padre e hijo legales,
Si una persona ha contraído esponsales queda impedida por de manera temporal entre hermanos legales, es decir, sólo mientras
pública honestidad para casarse con otra, mientras los esponsales el hijo adoptivo está sujeto a la potestad del padre lega1.8'
Se llama impedimento de crimen a la inhabilidad para contraer
subsistan. Este impedimento ha sido dispuesto por la Iglesia."
Los impedimentos de consanguinidad, afinidad, parentesco espi- matrimonio impuesta por la ley canónica a los culpables de ciertos
ritual y parentesco legal se basan en la existencia de un vínculo de graves delitos. Santo Tomás señala que el incesto, y el uxoricidio
parentesco entre las personas que pretenden contraer matrimonio. El llevan como pena esa inhabilidad. Sin embargo, por ser un impedi-
discurso tomista sobre el parentesco se expondrá en el apartado dedi- mento de derecho positivo puede ser dispensado por la autoridad
eclesiástica .82
cado a la familia; por ahora nos limitaremos a enunciar lo necesario
para entender la manera como el parentesco impide el matrimonio. Afirma Santo Tomás que es misión de la Iglesia impedir todo
La consanguinidad es el parentesco que existe entre personas que coito ilegítimo y por tanto debe separar a aquellas personas entre las
descienden de un tronco común. El matrimonio entre consanguíneos cuales no puede haber matrimonio válido, máxime entre consanguí-
es contrario a la ley natural pues daña a la prole e impide multiplicar neos y afines entre los cuales el coito es incestuoso. Para disolver un
los lazos de amistad que el matrimonio debe suscitar. Además, la ley matrimonio entre personas impedidas debe procederse por vía de
divina positiva prohibe el coito entre consanguíneos para frenar la juicio y corresponde a la Iglesia llevarlo a cabo."
concupiscencia que podría ser excesiva entre personas que conviven La doctrina de Santo Tomás de Aquino sobre los impedimentos
bajo el mismo techo. La consanguinidad en línea dirqcta imposibilita al matrimonio es coherente con el resto de su discurso y no se opone al
completamente el matrimonio. En cuanto a la consanguinidad en principio de la indisolubilidad del vínculo matrimonial, pues se trata
línea colateral, impide el matrimonio en los grados que la autoridad de circunstancias que hacen inválido el matrimonio desde el momen-
to en que se pretendía contraerlo. Esta doctrina puede tener dos con-
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secuencias sociales de importancia, en cuanto que refuerza el poder ción, sin que se disuelva el vínculo- matrimonial que los une, es decir,
de la autoridad eclesiástica sobre el matrimonio y la familia. ninguno de los dos podría contraer otro matrimonio.
La primera consecuencia es que al establecer impedimentos al El divorcio desvía de la norma porque se opone a la comunidad de
matrimonio y reservarse la facultad de dispensarlos, la autoridad vida que el matrimonio implica, y aunque se haga por vía legítima
eclesiástica puede controlar la capacidad de los individuos para no deja de ser desviación. El divorcio es legítimo cuando uno de los
contraer matrimonio y así establecer un lazo de dependencia capaz cónyuges es culpable de adulterio y el otro es inocente; pero si ambos
de llegar a todos los miembros de la sociedad. son culpables, o si conocido el delito hubo reconciliación expresada
La segunda consecuencia es que aun después de largo tiempo en por la aceptación del culpable a la cópula carnal, no cabe el divorcio.
que dos personas han convivido como esposos, pueden hacer exami- En este punto ambos cónyuges tienen iguales derechos para solicitar
nar su caso por un juez eclesiástico, y si se descubre la existencia de el divorcio, aunque Santo Tomás aconseja que no suspendan la coha-
un impedimento anterior a la celebración del matrimonio, el juez bitación si hay esperanza de que el culpable se enmiende. El cónyuge
declara que no hubo vínculo y ambas partes quedan libres para inocente puede negarse a pagar el débito, pero no puede por propia
contraer matrimonio legítimo. Desde el punto de vista teológico y autoridad suspender la cohabitación. Para que el divorcio sea
legal no hay objeción a este procedimiento. En cuanto a los efectos legítimo se requiere la sentencia del juez eclesiástico."
sociales de esta práctica podemos notar que de hecho equivale a un b) El concubinato es la cohabitación de un hombre y de una mu-
divorcio en el sentido moderno del concepto, es decir, a la anulación jer sin estar casados. Este comportamiento se opone a la ley natural
completa de un matrimonio. En cuanto a sus efectos prácticos es lo que ordena la unión estable entre la pareja que copula. Por lo tanto,
mismo un divorcio que una declaración de nulidad de matrimonio. el concubinato nunca ha sido ni puede ser lícito, y entre los cristianos
Para el estudio histórico del matrimonio novohispano debe tener- es un pecado grave que excluye del Reino de Dios."
se en cuenta esta circunstancia, pues viene a temperar la apreciación Podemos añadir la observación siguiente: desde el punto de vista
sobre la rigidez de la indisolubilidad del matrimonio eclesiástico, social, el concubinato equivale a negar la injerencia de la Iglesia en
además de que puede ser una vía para que aun por procedimientos la regulación del matrimonio; es por tanto de esperar que sea un delito
corruptos una pareja pueda llegar a la separación legal, religiosa y especialmente perseguido y reprimido ya que pone en tela de juicio el
principio mismo del control eclesiástico.
socialmente aceptada.
c) En la terminología tomista la palabra bigamia designa un com-
portamiento desviante, propio del varón, en el que se puede incurrir
Comportamientos que desvían de la norma cristiana: de tres modos: si el varón tiene simultánea o sucesivamente una mu-
jer legítima y otra ilegítima, si tiene sucesivamente más de una mujer
divorcio, concubinato y bigamia
legítima, o si se casa con una mujer que no es virgen.
De acuerdo con la lógica del discurso tomista todo comportamiento En el primer caso, el comportamiento es opuesto a la ley natural. En
lujurioso se opone a la norma del matrimonio cristiano, pues como se el segundo caso, aunque los matrimonios sucesivos son legítimos y vá-
ha expuesto, el coito sólo es honesto entre cónyuges y debe ser apto lidos, desvían de la norma cristiana que es un solo vínculo entre un
para la generación. Sin hacer referencia explícita a esta apreciación, hombre y una mujer; sólo así se realiza plenamente el signo sacra-
mental del matrimonio que es la única y perpetua unión de Cristo
el Suplemento de la Suma teológica trata sobre tres comportamientos
que por otros conceptos desvían de la norma matrimonial cristiana; con la Iglesia. Además, quien contrae sucesivas nupcias muestra ma-
tales son: el divorcio, el concubinato y la bigamia. yor adherencia a lo carnal que el mismo fornicario. El tercer caso de
a) En el discurso teológico de Santo Tomás el término divorcio de- bigamia, aunque tampoco es pecado y el matrimonio es legítimo,
signa la separación entre marido y mujer en cuanto a la cohabita- también desvía de la norma porque impide la plena realización del

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Y todo ello bajo el control de la Iglesia Católica.
signo sacramental.
Por disposición de la ley canónica cualquier forma de bigamia No es dificil, entonces, prever el gran interés de la jerarquía ecle-
inhabilita al varón para recibir el sacramento del orden sacerdotal, siástica por imponer este modelo matrimonial, y la denodada lucha
pues quien administra las cosas santas debe ser del todo intachable. de los grupos clericales por controlar un instrumento que tan sólida-
En este punto, dice Santo Tomás, habría reciprocidad respecto al mente fortalece su poder.
comportamiento femenino, en el hipotético caso que la mujer pu- No es posible afirmar que la intención de Santo Tomás haya sido
diese recibir las órdenes sagradas." construir este aparato de control sobre la alianza matrimonial, pero
es indudable que su teología lo justifica y que ha servido a quienes
quisieron fortalecerlo.
A manera de recapitulación sobre lo expuesto acerca del discurso de
Santo Tomás de Aquino sobre el matrimonio, conviene destacar al-
gunos puntos que pueden tener importancia en el estudio histórico
del matrimonio novohispano; sobre todo aquellos que pueden tener LA FAMILIA
mayor significación social.
Lo primero que debe notarse es la relevancia que Santo Tomás En toda la extensión de la Suma teológica no se encuentra un solo
concede a la institución matrimonial. Es un sacramento: esto signifi- artículo dedicado al estudio de la familia, ni se ofrece una definición
ca la sacralización de la institución, con todos sus efectos jurídicos y precisa de esta institución. Sin embargo, los conceptos antropológi-
de mentalidad en favor de la Iglesia Católica. cos de "familia nuclear" y "familia extendida" no son ajenos al dis-
Este contrato sagrado es el fundamento de la sociedad conyugal, a curso tomista, aunque es evidente que no constituyen un elemento
la que se atribuye con exclusividad la función reproductora de la so- destacado en la síntesis teológica. Aun a riesgo de alterar la arquitec-
ciedad, incluyendo la educación de la prole. Es, además, el soporte tura de esta síntesis, es conveniente destacar el discurso referente a la
de la familia en que se regulan los comportamientos cotidianos de los familia, porque conviene a los fines de este trabajo; así es que, tra-
individuos. tando de ser fieles al pensamiento del autor, organizaremos este
Este modelo matrimonial cristiano es también el único marco apartado alrededor de los dos conceptos citados, que denominare-
legítimo de los comportamientos sexuales, es decir, un instrumento mos "núcleo familiar" y "familia", según lo sugiere el discurso mismo.
para la normalización de lo sexual, que justifica el coito fecundo y le- Al tratar de la definición del concepto "matrimonio", afirma San-
galiza la represión de cualquier otra forma de actividad sexual. to Tomás que comprende tres elementos: su esencia que es la unión
De acuerdo con este modelo, compete a la Iglesia Católica la regu- entre los cónyuges, su causa que es el consentimiento, y su efecto que
lación jurídica de la institución. La Iglesia determina las normas de la es la prole y la comunidad de vida." Así pues, de acuerdo con este en-
alianza: excluye los linajes de la decisión matrimonial de los jóve- foque Santo Tomás trata del núcleo familiar como de un efecto del
nes, establece la capacidad de los individuos para acceder al matri- matrimonio, sin designarlo con un término específico.
monio y determina la duración del vínculo. Por otra parte, en algunos textos de la Suma teológica se en-
Bastan estas breves consideraciones para comprender la profunda cuentra la palabra "familia" para designar a un grupo social diferente
trascendencia social del modelo matrimonial definido por Santo To- de la comunidad urbana y del reino." Se trata también de cierto gru-
más. Casi no hay aspecto de la organización social ni de los compor- po social —no definido con precisión— que está formado por perso-
tamientos de los individuos que no queden involucrados en este mo- nas unidas por lazos de parentesco y que conviven bajo un mismo
delo. Es como una red de apretada retícula en cuyas mallas quedan techo.89 Este grupo parece corresponder al concepto actual de la fa-
cautivas las grandes y pequeñas manifestaciones de la vida cotidiana. milia extendida.

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Para los fines de este trabajo usaremos el término "núcleo fami- De lo expuesto acerca del consentimiento matrimonial" se deduce
liar" para designar al grupo social formado por ambos progenitores y que el núcleo familiar se establece en completa independencia de las
sus hijos, que llevan inseparable comunidad de vida. Con el término familias de los cónyuges. En efecto, si se niega a los padres la injeren-
"familia" designaremos al grupo social más amplio, formado a partir cia en la decisión matrimonial de los hijos, esto significa que al
de uno o varios núcleos familiares, constituido por personas unidas contraer nupcias los hijos se desvinculan de la autoridad paterna, co-
por lazos de parentesco y que conviven bajo el mismo techo. Ambos mo lo establece la ley evangélica: "el hombre dejará a su padre y a su
conceptos se encuentran en la obra de Santo Tomás y parecen corres- madre y se unirá a su mujer"."
ponder a la lógica de su discurso. Así pues, según la lógica del discurso tomista las características
primordiales del núcleo familiar, por ser efecto del matrimonio, son
las siguientes: es una sociedad de derecho natural integrada por
El núcleo familiar padre, madre e hijos, sus funciones son primariamente reproducti-
vas, secundariamente económicas, y es independiente de las familias
Hemos indicado que en la obra tomista se enfoca el núcleo familiar de origen de ambos cónyuges. Debemos, pues, considerarlas como
en cuanto efecto del matrimonio, y por tanto, este aspecto parece ser impréscindibles en el modelo del núcleo familiar cristiano.
el medular en la teología de la familia. Así pues, expondremos en
primer lugar el discurso referente a este aspecto; posteriormente tra- Estructura del núcleo familiar
taremos de otros puntos que atañen también al núcleo familiar pero
que no quedan directamente incorporados a este enfoque. En el discurso teológico de Santo Tomás se trata también de la
estructura jerárquica del núcleo familiar. La cabeza del grupo es el va-
El matrimonio y el núcleo familiar rón, a quien están sometidos la mujer y los hijos con sujeción "civil" y
no "servil". Esto significa que al varón compete la protección y go-
Al tratar de la esencia y fines del matrimonio" quedó asentado que bierno del grupo, que tiene potestad para dar órdenes, pero no de
por ley natural la unión conyugal tiene dos fines: uno principal que es manera arbitraria sino para el bien de la mujer e hijos. En el ejercicio
la generación y educación de la prole, otro secundario que es la mu- de esta función puede el varón hacerse obedecer, aun en contra de la
tua ayuda entre los esposos en todos los aspectos de la vida; la conse- voluntad de la mujer, y corregirla con palabras o azotes si fuera nece-
cución de ambos fines implica que entre marido, esposa e hijos se es- sario."
tablezca la comunidad de vida." Así pues, podemos afirmar que en La sujeción de la mujer al varón se justifica por el orden de la crea-
la perspectiva tomista el núcleo familiar es una sociedad de derecho ción, ya que Dios creó a la mujer para el varón y no viceversa. Esta
natural, formada por padre, madre e hijos; fundamentada en el vínculo sujeción es también en pena del pecado original y por la debilidad
conyugal y en la relación de generación establecida entre padres e hijos. del sexo femenino. Hombre y mujer son iguales en lo esencial de la
Del examen de los fines asignados al matrimonio se puede colegir personalidad humana, disfrutan de paridad en derechos y deberes
que Santo Tomás concibe la función reproductora —generación y conyugales, pero el sexo masculino tiene preeminencia por sus cuali-
educación de los hijos— como la primordial del núcleo familiar. dades intelectuales y físicas. De aquí que la mujer esté sujeta al varón
Sobre el fin secundario es menos explícito, pues sólo afirma que la en lo que atañe a la vida doméstica y civil."
mutua ayuda de los esposos consiste en proporcionarse un desahogo La sujeción de la mujer al hombre también se manifiesta en el
honesto de la concupiscencia" y en auxiliarse en todas las cosas que principio de la división sexual del trabajo. En efecto, la misma natu-
atañen a la vida humana," lo cual podría incluir la cooperación en raleza impele a señalar distintas tareas según el sexo de las personas;
las actividades económicas para la subsistencia del grupo. aunque esto se cita para justificar la asociación entre hombre y mujer,

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no deja de ser un fundamento de la sujeción, pues al varón se reservan Santo Tomás distingue cuatro clases de parentesco, que en orden
las tareas de gobierno, las intelectuales y el ejercicio del culto reli- de importancia son las siguientes: consanguinidad, afinidad, espiri-
ioso. Para las tareas domésticas, Santo Tomás sólo señala que la edu- tual y legal.
_ación de los hijos compete principalmente a la mujer. La tarea educa- a) Parentesco de consanguinidad: la consanguinidad es el vínculo
tiva que tanta trascendencia tiene en la vida social, corresponde a la que existe entre los individuos que descienden de un tronco común
mujer; esta afirmación puede tener consecuencias muy importantes, por generación carnal. La generación transmite al descendiente, no
T. gro el autor no desarrolla más este punto.98 sólo aquello que es propio de la especie, sino también lo que es propio
Los hijos están sujetos a la autoridad paterna y deben obedecer a del individuo; algo que el autor llama "energía" (virtus), que no defi-
ambos progenitores en lo que atañe a la disciplina doméstica. No es- ne ni explica con precisión en qué consiste. Los textos examinados in-
tán obligados a obedecer en lo relativo a la decisión de contraer dican con claridad que esa "energía" se transmite de padre a hijo,
matrimonio, guardar continencia o profesar en una orden religiosa. pero nada dice sobre si la madre es capaz de transferirla.
La dependencia termina cuando los hijos contraen matrimonio, La relación de consanguinidad puede considerarse de tres mane-
cuando ingresan al estado religioso o cuando alcanzan la mayoría de ras: entre engendrador y engendrado (directa descendente), entre
edad a los 25 años. Este último caso sólo es aplicable a los varones, engendrado y engendrador (directa ascendente), y entre engendra-
pues para las mujeres no se prevé circunstancia alguna en que dejen dos de un ancestro común (transversal o colateral). Estas son las tres
de estar sometidas al varón." líneas en que se puede establecer la consanguinidad.
Como la "energía" transmitida por generación carnal se debilita a
medida que se transfiere, deben también distinguirse grados de con-
La familia sanguinidad, que indican la mayor o menor participación de la
"energía" común. La ley canónica establece ,que en la consanguini-
Asentamos en la introducción de este apartado que el término "fami- dad directa los grados se computan por el número de generaciones
lia" aparece en la Suma teológica aplicado a un grupo de parientes que median entre los individuos considerados, tanto en línea directa
que viven en común. Aunque a partir del texto mismo no se puede ascendente como descendente. Así que entre padre é hijo existe con-
fundamentar con toda certeza esta afirmación, parece ser su sentido sanguinidad directa en primer grado; entre abuelo y nieto lo es en se-
obvio, y así lo tomaremos en la exposición que sigue. Trataremos, por- gundo grado, y así sucesivamente. Para computar los grados de la
que así lo sugiere el mismo discurso, de las relaciones de parentesco que consanguinidad transversal, la misma ley establece que el grado co-
definen a la familia y de la manera práctica como tales relaciones de- rresponde al número de generaciones que median entre cada uno de
ben expresarse en la convivencia cotidiana. los individuos considerados y el tronco común, en su rama más larga.
Así, los hermanos son consanguíneos colaterales en primer grado;
El parentesco primos hermanos o tío y sobrino, lo son en segundo grado, así sucesi-
vamente. A medida que crece el grado se debilita el vínculo, hasta
Santo Tomás desarrolla un extenso y minucioso discurso sobre las re- desaparecer por completo.
laciones de parentesco que vinculan a los individuos y señalan la posi- El establecimiento de líneas y grados de consanguinidad, además
ción de cada uno dentro del grupo familiar. El principal objetivo que de fijar los límites del coito incestuoso y por tanto del matrimonio
el autor pretende al analizar el parentesco parece ser el fijar los prohibido, sirve a Santo Tomás para fundamentar ciertas obli-
límites de la endogamia. Esta apreciación se confirma al observar gaciones recíprocas entre parientes, como se expondrá más ade-
que los 23 artículos del Suplemento que se refieren al parentesco for- lante.'"
man parte del tratado sobre los impedimentos al matrimonio. b) Parentesco de afinidad: como la unión conyugal hace de los es-

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posos "una sola carne",151 se genera un vínculo llamado "de afinidad" mismo y capaz de engendrar. La mujer, el menor de edad, el esclavo,
entre cada cónyuge y los consanguíneos de su consorte; el parentesco el eunuco y el impotente son inhábiles para adoptar.
subsiste aun después de la muerte del cónyuge. Por disposición de la ley positiva se distinguen tres formas de pa-
El fundamento de afinidad es la cópula carnal, de donde se dedu- rentesco legal:
ce que todo coito en que exista mezcla de semen masculino y semen 1. El que se contrae entre padre legal e hijo adoptivo, que se trans-
femenino produce afinidad, pues hace de hombre y mujer "una sola mite a los descendientes del adoptado.
carne". El coito ilícito produce afinidad, excepto la cópula contra 2. El que se establece entre el hijo adoptivo y los hijos carnales del
naturam porque no hay mezcla de semen. mismo padre.
La línea y el grado del parentesco de afinidad entre dos personas son 3. El que se establece entre el padre legal y la esposa del hijo adop-
iguales a la línea y el grado de consanguinidad que esas personas tivo, o bien, entre el adoptado y la esposa del padre legal.
tienen con el consorte. Así entre suegro y yerno la afinidad es directa La paternidad y filiación legales conllevan las obligaciones y de-
en primer grado; entre cuñados es colateral en primer grado, y así rechos de la relación de consanguinidad, e impiden el matrimonio.1°4
sucesivamente. El amplio discurso tomista sobre el parentesco se orienta hacia la
El parentesco por afinidad impide el matrimonio en los grados localización precisa de cada persona dentro de la familia. Cada relación
que la autoridad señale, aunque haya surgido de coito ilícito. Sin de parentesco es un vínculo cuantificable que permite establecer
embargo, por ser un vínculo menos firme que la consanguinidad, obligaciones y derechos recíprocos dirigidos hacia la jerarquización
puede ser dispensado.1°2 del grupo y al fomento de buenas relaciones de convivencia. La rela-
c) Parentesco espiritual: conferir la gracia santificante por medio ción de parentesco sirve también para fundamentar y delimitar las
de un sacramento — dice Santo Tomás— equivale a la generación en prohibiciones del coito incestuoso y del matrimonio endógamo. Este
el orden espiritual. De aquí que esta "generación espiritual" establez- sistema de prohibiciones, sea cual fuere su origen, dentro de la lógica
ca un vínculo de parentesco entre las personas que intervienen en el del discurso tomista se orienta a diversificar las relaciones de paren-
acto. Sólo los sacramentos de la iniciación cristiana, el bautismo y la tesco con miras a favorecer la armonía social.
confirmación, producen parentesco espiritual.
Se distinguen tres formas de parentesco espiritual: Relaciones de convivencia social
1. Paternidad espiritual: es el vínculo establecido entre persona
que administra el sacramento, o la que apadrina (padres espirituales) Además de las relaciones de dominio y sujeción expuestas al tratar de
y la persona que lo recibe (hijo espiritual). la estructura del núcleo familiar, el discurso tomista hace referencia
2. Compadrazgo: es el vínculo que se establece entre el padre espi- a otro tipo de relaciones aplicables a la amplia sociedad familiar. Se
ritual y el padre carnal de la persona bautizada o confirmada. trata de las normas generales que rigen la convivencia entre los
3. Fraternidad espiritual: es el vínculo establecido entre el hijo es- miembros de la comunidad cristiana, pero que —como explícita-
piritual y los hijos carnales del mismo padre. mente lo dice Santo Tomás— son de mayor obligatoriedad entre per-
La paternidad espiritual conlleva la obligación de velar por la sonas ligadas por el parentesco.1°5
educación cristiana del ahijado y es un vínculo que impide el matri- La síntesis de la moral cristiana expuesta a lo largo de la Suma
monio .105 teológica expresa de manera precisa que el máximo precepto que los
d) Parentesco legal: el parentesco legal es el vínculo que se cristianos deben observar es el de la caridad, es decir, el mandamiento
contrae por el acto de derecho positivo llamado "adopción"; que con- de amar a Dios y al prójimo por Dios. La caridad hacia el prójimo con-
siste en tomar a una persona extraña como hijo, nieto o bisnieto. siste en tener amistad hacia "el otro", o sea, amarlo con benevolencia
Es hábil para adoptar el varón mayor de edad que es dueño de sí deseándole y procurándole el bien. Compartir con el prójimo los

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bienes espirituales y temporales es la expresión cotidiana de la cari- miembros de la sociedad son de la misma especie, ya que la pertenencia
dad. Se trata de un precepto de derecho divino positivo, por lo tanto a la familia sólo pide que tales relaciones se vivan con mayor intensidad.
de máxima obligatoriedad; la caridad es la mayor de todas las virtu- En este punto, Santo Tomás permanece fiel a la tradición cristiana
que concibe el orden social como una amplificación de la comunidad
des y la raíz de todas ellas.106
Al determinar quién es el prójimo para con el cual obliga el pre- familiar; la autoridad como relación de padre a hijo, las relaciones
cepto de la caridad, Santo Tomás enseña que es todo hombre, incluso interpersonales como extensión de la fraternidad. En una palabra, la
el enemigo. Sin embargo, señala un orden de prioridades, .es decir, sociedad cristiana es la gran familia de los hijos de Dios.
hay ciertas personas para con las cuales obliga más dicho precepto. En cuanto a la convivencia bajo un mismo techo, Santo Tomás só-
El principio general es que debe amarse más a las personas más cer- lo la cita como una razón para prohibir el coito entre parientes próxi-
canas en el orden natural, o sea, aquellas con quienes se tienen lazos mos."2 Probablemente se trata de una referencia incidental a la or-
ganización familiar propia de su tiempo y su cultura. En todo caso
de parentesco.107
Las personas más cercanas al individuo son su padre y su hijo, por nos permite observar que aunque el discurso tomista privilegia al
lo tanto hacia ellas obliga en primer término el precepto del amor. La núcleo familiar no por ello excluye la posibilidad de la familia ex-
caridad para con el hijo implica la obligación de proporcionar ali- tendida.
mento y educación mientras esté bajo su potestad. La caridad del hijo
para con su padre conlleva la obligación de la gratitud y de la
piedad; esta última virtud consiste en ofrecer al padre reverencia, Aspectos marginales de la familia
atenciones y sustento. El segundo lugar en el orden de precedencias lo
ocupa la madre, a quien se debe amar más, después del padre.'" En el discurso teológico tomista se encuentran otros puntos que
Equiparable al amor que se debe a los padres es el amor que debe tienen conexión con la familia, ya sea por constituir una desviación
existir entre esposos,'" que como se expuso antes, se refuerza por del modelo cristiano, como en el caso de los hijos ilegítimos, o porque
la exigencia de realizar el signo sacramental del matrimonio. guardan cierta relación con el matrimonio o con el núcleo familiar,
Aunque Santo Tomás no trata explícitamente del resto de la serie como en los casos de los siervos y de los religiosos.
de prioridades, la lógica de su discurso nos conduce a inferir que los
prójimos deben ordenarse de acuerdo con el tipo y grado de paren-
tesco que los unen. Debemos, sin embargo, recordar que el parentes- Los hijos ilegítimos
co es un motivo de mayor urgencia para cumplir el precepto
de la caridad, que como ley fundamental de los cristianos obliga pa- Hijos ilegítimos son aquellos nacidos fuera de matrimonio legítimo.
Aunque todos son vituperables, se hace distinción entre Jos simple-
ra con todos los hombres. mente ilegítimos, es decir, aquellos que fueron concebidos mediante
Dentro del discurso tomista el amor de caridad se define como un
fornicación simple, y los hijos espurios, producto de un acto lujurioso
acto de la voluntad o apetito intelectivou° que no necesariamente
de mayor gravedad, como el adulterio, el incesto, el sacrilegio u
implica el afecto, que es un acto del apetito sensitivo. Sin embargo,
otros.'"
no hay oposición entre afecto y caridad; es más, el afecto refuerza la
El estatuto de ilegitimidad proviene de la ley positiva, no de la na-
caridad. En la terminología de la Suma teológica el concepto de cari-
dad aparece asociado a términos como: amor, dilección, amistad y tural, y puede ser modificado por el legislador. La ley canónica es-
benevolencia, que expresan una relación afectiva entre las personas."' tablece que los hijos se legitiman por el matrimonio de sus padres
De lo antes expuesto se puede inferir que en la teología tomista, o por dispensa de quien ejerce la autoridad. Para los hijos espurios no
las relaciones de un individuo con sus parientes y con los demás se ofrece posibilidad de legitimación. El autor acepta que la ley civil

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puede regular lo referente a la ilegitimidad y legitimación de los así llamados porque implican la observancia más estricta de las nor-
hijos.' 4 mas evangélicas; dos principales se distinguen: el estado clerical y el
La ley natural obliga a los padres a proveer a sus hijos ilegítimos de estado religioso, ambos necesarios para la existencia de la Iglesia."'
todo lo necesario para la vida. La ley positiva excluye a los ilegítimol El estado clerical (clero secular) implica el voto de continencia
de toda participación en actos y oficios que exigen honestidad, como perpetua desde que el individuo recibe las órdenes mayores, por el
las órdenes sagradas. Los hijos ilegítimos están excluidos de la heren- que renuncia al matrimonio y a ejercer cualquier acto sexual. El es-
cia paterna para no hacer injusticia a la prole legítima.'" tado clerical no conlleva necesariamente la ruptura con la familia,
Este estatuto disminuido de los hijos ilegítimos parece estar orien- pues puede el clérigo vivir en compañía de sus parientes. El estado re-
tado a preservar el modelo familiar cristiano, aun a costa de lo que ligioso se caracteriza por el triple voto de continencia, obediencia y
parece ser una injusticia respecto a personas inocentes de la irregula- pobreza, que además de la renuncia al matrimonio obligan a la vida
ridad de su origen. en común en dependencia de un superior; así pues, el religioso re-
nuncia también a la vida en su familia. Entre los religiosos puede ha-
Los siervos ber varones que han recibido las órdenes sagradas (clero regular) o
simples religiosos entre los cuales se admite también a las mujeres.
Dentro del tratado sobre el matrimonio, la Suma teológica contiene Santo Tomás enseña que los estados de perfección son superiores
4 artículos dedicados a los siervos,'" en los que el autor examina al- al matrimonio por la continencia perpetua que exigen,'" y que los
gunas circunstancias propias de las personas sujetas a servidumbre. cristianos pueden aspirar a ellos aun en contra de la voluntad de sus
Santo Tomás acepta que en la sociedad cristiana existan siervos;117 es padres. Sin embargo, no sería lícito hacerlo si la penuria económica
algo contrario a la ley natural, pero que en estado de naturaleza de los padres exigiera la presencia del hijo para remediarla.'"
caída se Justifica como castigo por el pecado."8 No debería existir,
como tampoco el pecado que justifica esta oprobiosa situación del
hombre. La sujeción servil implica la obediencia al amo en lo que se De lo expuesto sobre la teología del grupo familiar conviene destacar
refiere a la ejecución del trabajo, no en lo que rebasa este ámbito, co- el enfoque del autor que liga estrechamente el núcleo familiar al con-
mo sería la decisión del siervo sobre contraer matrimonio o guardar cepto de matrimonio. En efecto, la parte medular del discurso se refiere
la virginidad. Tampoco tiene el amo dominio sobre el cuerpo del a la constitución del núcleo familiar y a sus funciones reproductoras,
siervo en lo que respecta a la cópula.'" y ambas quedan definidas como efecto o fin del matrimonio. El mis-
Es vituperable que un hombre libre engendre hijos en una esclava; mo discurso sobre el parentesco está orientado a señalar los límites
injuria gravemente a sus propios hijos, pues de acuerdo con la ley po- del matrimonio vedado. El resto del discurso familiar no presenta la
sitiva, el hijo de una mujer sujeta a servidumbre es también siervo del misma trabazón orgánica, a pesar de que se relaciona con uno de los
dueño de la madre.'" principales valores cristianos como lo es la caridad.
Cabría interrogarse sobre el porqué el discurso familiar se estruc-
tura con base en el matrimonio y no alrededor de la virtud de la caridad,
que como el mismo autor señala es el comportamiento cristiano de
LOS ESTADOS DE PERFECCIÓN valor supremo. Por ahora sólo podemos observar, sin pretender con
ello responder a la pregunta, que la práctica eclesiástica había ya de-
La vida de los cristianos supone la elección de un "estado" o forma de sarrollado un complejo instrumento legal para el control del matri-
vida con cierto carácter de permanencia. El estado común de los monio y no así para la práctica de la caridad.
fieles es el matrimonial pero hay además los "estados de perfección", En conclusión podemos afirmar que el examen del discurso tomis-

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▪ ▪

ta sobre la familia corrobora lo dicho a propósito del matrimonio, en Ce)


Cin Ce)
el sentido de justificar la existencia de un rígido aparato de control
sobre la alianza matrimonial, sometido sin discusión a las autorida-
des eclesiásticas.
o oo .5-1 o
efi
0Jví. en

EL DISCURSO SOBRE MATRIMONIO, FAMILIA OJ


01.0 a)
0,1 00
Y COMPORTAMIENTOS SEXUALES EN EL e o csi
CONTEXTO DE LA SUMA TEOLÓGICA Y EN •E n
RELACIÓN CON EL NUEVO TESTAMENTO 2 1A/
tY)
o,,C) 1-4 t".• 0,1
r••••1
Eo o
1.T.
El contexto de la Suma teológica a.
2.
Afirmamos en la introducción de este trabajo que para comprender
mejor el pensamiento de Santo Tomás de Aquino sobre el matrimonio,
E
11 1
1

CUADRO 2
familia y comportamientos sexuales, es necesario situarlo en relación • o 1
con el conjunto de la síntesis expuesta en la Suma teológica. Destacamos
algunos puntos doctrinales imprescindibles para captar la lógica inter- .0 o 8.. 1 .rd
2'1 E -1 1 o
na del discurso; ahora nos proponemos exponer la relación que guar-
dan los temas analizados respecto a los principales puntos de la
6
"1:3
d 1 :_g, wj I-,
teología que integran la síntesis tomista. N ezi • kt, oo en o
14 Cs1 v-I
c9 csocl
11
en en

Consideramos que es conveniente hacer una lectura cuantitativa
de los textos que permita comparar de una manera más precisa la re- • t••• 00 0,
lación que guardan entre sí los diversos temas del discurso. Esta 9
c7 a) 8
CS o-; G9
cuantificación se hará con base en el número de "artículos" dedicados "CS
a la exposición de cada tema, que como antes se expuso, constituyen ✓ a On en un Ce) 'd.'
v-1 CM
la unidad temática de la Suma teológica. vg os] Ce> C7▪1 en
en un
El cuadro 2 presenta de manera resumida los principales temas
tratados en la Suma teológica y el peso relativo de cada uno de ellos,
u
así como la situación de los temas analizados dentro de este conjunto. 'O
sz
le .71
Sobre estos datos caben algunos comentarios que pueden ser de utili-
dad para el estudio del discurso teológico de la Iglesia Católica en Eo g "1
itÉ0:5 o l g2 E1
Nueva España. o 2- 73,6 lo? 8 1 o
E 1
El primero de los grandes temas de la Suma teológica es el de Dios
en sí mismo. De hecho, todo el discurso de Santo Tomás se refiere a (.1
e E 111'
6 11 8 o ro
42 4
S E o o
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Dios, pero en este apartado se ofrece el concepto mismo de Dios. Sólo los "signos sagrados" por los que el hombre se beneficia de la obra
el 7.17% del discurso se refiere a este tema, pero es de alta densidad redentora de Jesucristo, y que son administrados por la Iglesia. Es de-
ideológica y de primera importancia por sus efectos a nivel de menta- cir, la Iglesia continúa la función de Jesucristo como único mediador
lidad, ya que se trata del fundamento mismo de la religión y del con- entre Dios y los hombres. Estos dos temas de la Suma teológica, que
cepto de mayor impacto psicológico sobre los creyentes. juntos representan el 26.94% del discurso total, son la justificación
El tema de la obra creada por Dios comprende la cosmología to- teológica de la existencia y de las funciones de la Iglesia. Dentro de
mista; es una representación del universo en que se encuentran los se- este tema de los sacramentos, el matrimonio ocupa un importante lu-
res naturales, así como ángeles y demonios. Parte importante de este gar: 120 artículos que representan el 3.86% del total y el 23.4% de
tratado se dedica al análisis del hombre en su naturaleza y opera- los 513 artículos dedicados a los sacramentos. Estas cifras permiten
ciones, y a él pertenece el tema del cuerpo humano y su potencia ge- observar la importancia del matrimonio dentro del discurso tomista,
nerativa. que corrobora las apreciaciones señaladas al analizar el contenido
Los dos temas siguientes se refieren a la moral y en conjunto del discurso.
representan el 49.34% de la obra, lo que permite apreciar la relevan- Por último, cabe señalar que el tema de los novísimos: resurrec-
te importancia que se concede a la normalización de la conducta de ción, juicio y condenación, ocupa el 4.95% del discurso. La mayor
los fieles. El tema de la moral en general se refiere a la justificación parte del mismo se dedica a la resurrección, y no al juicio ni a la con-
del principio de que todo hombre debe sujetar sus comportamientos denación, lo que indica que en la perspectiva tomista tampoco la ame-
a las normas morales. El tema de la moral en concreto analiza en de- naza de la condenación eterna ocupa un lugar de primera importancia.
talle cuáles son los comportamientos propios del cristiano —las Este breve examen comparativo de los temas analizados en la Su-
virtudes— y cuáles son los que desvían de la norma, es decir, los vicios. ma teológica permite corroborar las apreciaciones formuladas a
Es de notar que el autor concede mayor importancia a la exposición partir del examen descriptivo del texto, en el sentido de que es el te-
de las virtudes que a la de los vicios. ma del matrimonio el punto central del discurso tomista que se re-
Dentro del tema de la moral en concreto se encuentra el discurso fiere a las normas cristianas de la generación humana. En efecto, el
analizado sobre comportamientos sexuales, que ocupa en extensión discurso sobre el matrimonio ocupa el 3.86% del volumen total de la
el 2.28% de la Suma teológica. Este volumen de discurso es compa- obra, superior a la cantidad de discurso dedicado a los comporta-
rable con el dedicado a la exposición de la principal de las virtudes mientos sexuales y aun a la virtud de la caridad; y en relación al dis-
cristianas —la caridad— que comprende 83 artículos,'" o sea, curso analizado sobre matrimonio y comportamientos sexuales, ocu-
el 2.67% del total. De los 71 artículos en que se exponen las normas pa el 57.14%
del comportamiento sexual, 43 se ocupan de la virtud de la templan- Así pues, podemos concluir que en la teología de Santo Tomás
za, es decir, el 1.38% del total; los 28 artículos restantes tratan sobre Aquino es el matrimonio el centro donde se articulan todas las repre-
el vicio de la lujuria, o sea, el 0.9% del total del discurso. No podemos sentaciones que se refieren a la sexualidad humana: el matrimonio es
decir, entonces, que el discurso moral de Santo Tomás de Aquino se el marco único que permite la generación de acuerdo con la ley natu-
signifique por la represión de los comportamientos sexuales. ral, es el límite entre los comportamientos sexuales honestos y desho-
El tema de Jesucristo, fundamental en la religión cristiana, ocupa nestos, y el fundamento del núcleo familiar. El matrimonio es, ade-
la décima parte del discurso. Este tema se enfoca bajo-dos aspectos más, un sacramento, por lo que la legislación y el control del mismo
principales: Jesucristo es el redentor de la humanidad y el mediador corresponden exclusivamente a la Iglesia.
imprescindible para que los hombres alcancen su fin último.
El tema de los sacramentos, que ocupa el 16.49% del discurso, es-
tá íntimamente ligado al anterior, en cuanto que los sacramentos son

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Comparación entre el Nuevo Testamento y la Suma Teológica CUADRO 3

Para terminar este trabajo sobre el discurso teológico de Santo To- El discurso sobre familia, matrimonio y comportamientos sexuales
más de Aquino sobre la familia, matrimonio y comportamientos se- en el Nuevo Testamento y la Suma Teológica
xuales, resulta interesante hacer una comparación con los textos del
Nuevo Testamento que se refieren a los mismos temas,1" pues permi- % sobre el total del % sobre el discurso
TEMA
discurso en cada obra analizado en cada obra
tirá apreciar contrastes significativos.
N. T. S. t. N. T. S. t.
El cuadro 3 presenta de manera resumida el discurso contenido en
ambas Dbras, sobre los temas analizados, tanto en relación con el total El cuerpo y la
generación humana 0.61 9.05
de cada una de ellas como con el volumen del discurso objeto del estu-
dio. Con base en estos datos estableceremos algunas comparaciones. Comportamientos
Lo primero que puede observarse es que el volumen del discurso sexuales aceptados 1.28 1.38 20.79 20.48
referente a la familia, matrimonio y comportamientos sexuales, tiene
Comportamientos
el mismo peso relativo en los dos textos examinados: 6.15% en el 2.11 0.9 34.16 13.33
sexuales rechazados
Nuevo Testamento y 6.75% en la Suma teológica. A pesar de que la
obra de Santo Tomás contiene un discurso mucho más elaborado Familia 2.20 36.0
desde el punto de vista intelectual, conserva la misma posición relati- Matrimonio 0.56 3.86 9.05 57.14
va dentro del conjunto.
En cuanto a los temas mismos puede observarse que en el Nuevo Suma 6.15 6.75 100 100
Testamento no se trata del "cuerpo y generación humana"; que los
"comportamientos sexuales aceptados" ocupan sensiblemente el mis- Sergio Ortega Noriega, op. cit., p. 90
mo porcentaje, mientras que los "comportamientos sexuales rechaza-
dos" han disminuido considerablemente en la Suma teológica, de
2.11% a 0.9% del total de cada texto. "hermanos" entre sí, las que expresan los conceptos fundamentales
En los temas dé la familia y el matrimonio se encuentran los de la religión cristiana;1" es decir, que las actitudes vitales del cris-
contrastes más pronunciados. La familia ocupa un lugar destacado tiano se expresan, transmiten y refuerzan por las actitudes familiares
en el Nuevo Testamento, 2.2% del total que equivale al 36% del dis- cotidianas. En la Suma teológica se encuentran las mismas locu-
curso analizado; en la Suma teológica ha desaparecido como tema ciones, pero aplicadas a un concepto filosófico abstracto más intelec-
autónomo, pues ha sido absorbido dentro del tema del matrimonio, tual que vivencial.'"
como antes se expuso. El tema del matrimonio, que ocupaba el más El cambio más significativo que se percibe en esta comparación es—■ ,
bajo lugar en el Nuevo Testamento, 0.56%, ha crecido notablemen- que el discurso neotestamentario se construye a partir de la familia y
te al 3.86% en la Suma teológica; considerado en relación con el dis- el tomista a partir del matrimonio. Aunque el contenido fundamen-
curso analizado se observa que en la obra de Santo Tomás ocupa el tal del discurso es el mismo en ambos textos, el Nuevo Testamento pone
57.14% del mismo. la familia en el centro de su construcción, mientras que Santo To- /
El tema de la familia ocupa un lugar primordial en el discurso más, además de haber amplificado las líneas de ese discurso, ha mo-
neotestamentario, no sólo por el peso relativo, sino por el contenido dificado la arquitectura para dar al matrimonio el lugar más im-
ideológico que transmite. En efecto, son las locuciones: Dios portante.
"Padre", Jesucristo "Hijo de Dios", los cristianos "hijos de Dios" y Una comparación a nivel general entre el Nuevo Testamento y la

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Suma teológica permite apreciar que el primer texto transmite la ex- El conocimiento, con cierto detalle, de los conceptos, terminología,
periencia vital de una comunidad fervorosa y en expansión; un dis- enfoques y otros elementos discursivos de la teología tomista, consti-
curso surgido al calor de la difusión proselitista. Discurso sencillo, tuye un marco general de referencia imprescindible para la com-
asistemático, pleno de metáforas y expresiones familiares, al alcance prensión de los documentos históricos que tocan estos temas. El
de los lectores de su tiempo;- contiene la experiencia histórica de sus conocimiento de la posición privilegiada del sacramento del matri-
actores, la esperanza de un cambio social hacia la fraternidad uni- monio dentro de esta síntesis teológica, así como del complejo sistema
versal y a la resurrección final como consumación del Reino de Dios. de controles justificado por la teología de la alianza, puede ser de
Doce siglos más tarde aparece la Suma teológica como una repre- mucha utilidad en el planteamiento de hipótesis y estrategias de in-
sentación del cosmos cristiano, que si bien contiene las lineas esenciales vestigación para el estudio de la comunidad doméstica novohispana.
del Nuevo Testamento, su expresión discursiva está notablemente La teología tomista es el núcleo del discurso eclesiástico traslada-
amplificada y elaborada en simbiosis con la filosofía aristotélica. El do de Europa a Nueva España en el siglo xvi, y puede decirse que su
discurso es rigurosamente sistemático y erudito; dispone de conceptos vigencia cubre toda la época colonial. Será necesario, sin embargo,
bien definidos y de una terminología especializada. La Suma teológi-
continuar el estudio histórico de estas líneas discursivas, tanto a nivel
ca no refleja la experiencia vivida ni el anhelo del cambio, sino un de la Iglesia Católica occidental como de las modificaciones introdu-
universo estático que parece haber alcanzado su estadio definitivo. cidas por las circunstancias concretas de la Nueva España. Éste es el
La obra tomista justifica un orden social que en algunos puntos se objetivo final del estudio que nos hemos propuesto. Una vez analiza-
opone a la fraternidad universal, y este anhelo de los primeros cris- do el discurso teológico del Nuevo Testamento y de Santo Tomás de
tianos aparece relegado a la fase escatológica de la resurrección uni-
Aquino, nos proponemos continuar con el estudio del discurso teoló-
versal. La fuerte conciencia comunitaria ha cedido el puesto central gico novohispano anterior al Concilio de Trento.
a la conciencia individualista. Esta teología del siglo )(ni no es un dis-
curso al alcance del común de la gente de su tiempo; es propio de es-
pecialistas, de profesionales de la teología, que no puede llegar al pueblo
cristiano si no hay un intermediario que lo traduzca al lenguaje llano. NOTAS
Si el Nuevo Testamento es el discurso de una comunidad popular,
la Suma teológica lo es de un selecto grupo clerical que justifica la re-
1 Solange Alberro et al. Seis ensayos sobre el discurso colonial relativo a la
levante posición social que ha logrado, desde donde pretende regir la comunidad doméstica. Matrimonio, familia y sexualidad a través de los cro-
vida y creencias del común de los fieles. La Suma teológica es, eri re-
nistas del siglo'xvi, el Nuevo Testamento y el Santo Oficio de la Inquisición.
sumen, el discurso de una Iglesia institucional, sólidamente estable- México, Departamento de Investigaciones Históricas, INAH, Seminario de
cida como administradora de los bienes divinos. Historia de las Mentalidades y Religión en México Colonial, 1980 (Cuadernos
de Trabajo del Departamento de Investigaciones Históricas, 35) pp. 77-101.
2 Un estudio completo sobre la evolución de la teología cristiana se en-
cuentra en la siguiente obra: Jaroslav Pelikan. The Christian Tradition. A
EPÍLOGO
history of the Development of Doctrine. Chicago and London, The Univer-
sity of Chicago Press, 1978. 5 v.
La exposición del discurso teológico de Santo Tomás de Aquino
sobre el matrimonio, la familia y los comportainientos sexuales con- 3 Canon 1366, n. 2.
tenida en este trabajo, puede ser de utilidad para el historiador de las 4 Sobre las características del tomismo y su desarrollo histórico pueden
mentalidades que se interesa en el estudio de la Iglesia novohispana. verse las siguientes obras: Melquiades Andrés. La teología española en el

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Este documento no tiene costo alguno, por lo que queda prohibida su reproducción total o parcial.
El uso indebido de este documento es responsabilidad del estudiante.
siglo x vi. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1972. 2 v. (BAC Maior, 8 En muchas ediciones de la Suma teológica,
cada artículo va precedido de
13, 14); Guillermo Fraile. Historia de la filosofía. 2a. ed. Madrid, Biblioteca un título que se inicia con la palabra utrum (adverbio que denota duda e in-
de Autores Cristianos, 1966. 3 v. (Sección VI, Filosofía, 160, 190, 259); terrogación: "¿acaso. . .?"). Estos títulos fueron añadidos por algún editor,
M. R. Gagnebet. "Thomas D'Aquin. Le docteur et le saint. Caractéristiques pero son de común aceptación porque expresan correctamente el contenido
générales". A. Vacant et E. Mangenot. Dictionnaire de Théologie Catholi- del artículo y la forma dubitativa como el autor plantea las proposiciones.
que. Paris, Letouzey et Ané, 1946. V. XV, primera parte, 631-635; L. B. 9 Para citar la Suma teológica
Gillon. "Thomas D'Aquin. Signification historique de la théologie de Saint se acostumbra indicar la obra por la sigla
Thomas". A. Vacant et Mangenot. Dictionnaire de Théologie Catholique. "St", a continuación se expresa la sigla de la parte citada, seguida de las ci-
Paris, Letouzey et Ané, 1946. V. XV, primera parte, 651-693; Martin Grab- fras arábigas que expresan la cuestión y los artículos de referencia. Las siglas
y cifras se separan por una coma y la cita se cierra con punto y coma o punto
mann. Historia de la teología católica. Desde fines de la era patrística hasta final. Sobre la Suma teológica en general pueden verse las siguientes obras:
nuestros días. Traducción por David Gutiérrez. Madrid, Espasa-Calpe, 1940;
Santiago Ramírez. Op. cit.; A. Walz. "Thomas D'Aquin. Ecrits de Saint
Santiago Ramírez. "Introducción general". Suma teológica de Santo Tomás
Thomas"; A. Vacant et E. Mangenot. Dictionnaire de Théologie Catholique.
de Aquino. 3a. ed. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1964, V. I,
Paris, Letouzey et Ané, 1946. V. XV, la. parte, 635-641.
pp. 1-200
10 Guillermo Fraile. Op. .cit. v. 2, p. 1005, 1006, 1015. F. C. Copleston.
5 M. D. Chenu. El Evangelio en el tiempo. Traducción por Casimiro El
pensamiento de Santo Tomás. p. 244; St 1-2, 91, 2.
Martí. Barcelona, Editorial Estela, 1966; M. D. Chenu. St. Thomas D'Aquin
et la théologie. Paris, Editions du Seuil, 1963; Georges Duby. Des sociétés 11 Guillermo Fraile. Op. cit. pp. 820-823.
médiévales. Paris, Gallimard, 1971; Jacques Le Goff, La Baja Edad Media. 4a.
12 Sobre la naturaleza del hombre véase F. C. Copleston.
ed. Traducción por Lourdes Ortiz. Madrid-México, Siglo XXI, 1974; Jacques Le Op. cit. pp. 171
Goff. La Civilisation de L'Occident Médiéval. Paris, Arthaud, 1964; Jacques ss; St 1, 75; 1, 76. Sobre pecado original véase Sc 4, 51-52; St 1-2, 82, 3.
Le Golf. Les intellectuels au Moyen Age. Bourges, Seuil, 1976. 13 St 1, 92, 1; 1, 98, 2; 1, 90, 3; 1, 99, 2; Sup 81, 3; Sc 4, 88.
6 Además de las "mayores" se conocen otras 130 obras auténticas de Santo 14 St 1, 92, 1; 1, 99, 2: 3, 31, 5; Sc 4, 88.
Tomás de Aquino, que son: 23 comentarios sobre textos de la Sagrada Escri-
tura; 5 comentarios sobre documentos dogmáticos y escritos teológicos; 14 15 St 1, 92, 1; Sup 52, 1.
comentarios sobre textos filosóficos de Aristóteles; 14 "cuestiones dispu-
16 "Venter mulieris respectu seminis viri est sicut terra respectu sementis"
tadas"; 12 cuestiones "de quodlibet"; 2 discutsos; 23 opúsculos sobre
teología, apologética y liturgia; 16 conferencias; 19 opúsculos filosóficos; 2 St Sup 52, 4. (El vientre de la mujer respecto al semen del varón es como la
"reportaciones" o transcripciones de lecciones recibidas. La primera edición tierra respecto a la semilla).
de las obras completas de este autor se hizo en Roma, 1570, y consta de 18 vo- 17 St 1, 98, 1; 1, 92, 4; 1, 92, 1; 1, 118, 1. En otros textos afirma Santo To-
lúmenes "in folio". Santiago Ramírez. Op. cit. pp. 56-61. más que tanto el hombre como la mujer aportan semen para la generación,
7 La Suma contra los gentiles se cita indicando su sigla (Sc) y los números aunque el "semen de la hembra" es imperfecto a causa de la imperfección de
que refieren el libro y el capítulo, separados por una coma. Sobre este tema la naturaleza femenina. St 1, 92, 4; 3, 31, 5.
véanse las introducciones a las siguientes obras: Santo Tomás de Aquino. Su- 18 St 1, 92, 2; 2-2, 141, 1; 2-2, 141, 7; 3, 31, 4; Sc 3, 126.

ma contra los gentiles. Edición bilingüe, en dos tomos, con texto crítico de la 19 St 1-2, 84, 4.
Leonina. Traducción, introducción y notas por Jesús M. Plá Castellanos et
al. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1952-1953. 2 v.; Tomás de 20 Sobre moral tomista véase: Guillermo Fraile, Op. cit.
v.2, pp. 1005-1018;
Aquino. Suma contra los gentiles. Traducción por Carlos Ignacio González. Bernhard Háring. La ley de Cristo. Barcelona, Herder, 1961. v. 1, pp. 29-
México, Porrúa, 1977. (Sepan Cuantos, 317); Véase también: F. C. Coples- 368. St 1-2, 91, 2; 1-2, 94, 4 a 6; 1-2, 96, 2; 2-2, 57, 2; Sc 3, 121; 3, 128. Sobre
ton. El pensamiento de Santo Tomás. Traducción por Elsa Cecilia Frost. Mé- bien común y bien individual, véase: St 2-2, 26, 4; 2-2, 39, 2; 2-2, 47, 10; 2-2,
xico, Fondo de Cultura Económica, 1976. (Breviarios, 154). pp. 9-11. 141, 8.

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21 St 1-2, 2, 6; 2-2, 141; 2-2, 142; 2-2, 153; Sc 3, 27; 3, 33; 3, 125. 58
Santo Tomás emplea comúnmente la palabra "meretricatio" para de-
22 St 2-2, 141; 2-2, 142. signar el comportamiento hoy conocido como "prostitución", aunque tam-
bién usa el término "prostitutio" como en: St Sup 62, 1. Para los fines de este
23 Santo Tomás emplea el término "castidad espiritual" referido al deleite trabajo se considera que ambos términos son sinónimos.
del alma en su unión espiritual con Dios. Habla también de "fornicación es-
piritual" como la unión de la mente con bajos objetos. St 2-2, 151, 2.
39 Véase, por ejemplo, St 2-2, 154, 6.
40 St 1-2, 101, 3.
24 La teología de la templanza en general y de sus partes (virtudes que en
ella se fundamentan) se encuentra en: St 2-2, 141 a 156. Véanse también los 41 Dice San Agustín: "Quita a las meretrices de entre los hombres y habrás
siguientes textos: St 1, 98, 2; 2-2, 169, 2; 2-2, 186, 4; Sup 96, 3 a 5; Sc 3, 136 turbado todas las cosas con sensualidad". II de Ordine, ML 32, 1000. Citado
a 137. La teología de la virginidad se encuentra en: St 1, 98, 2; 2-2, 152; 3, por Santo Tomás en St 2-2, 10, 11.
28; Sup 66, 3; Sc 4, 45.
42 St 2-2, 62, 5.
25 La teología del vicio de la lujuria se encuentra principalmente en: St
2-2, 153. Véanse también los siguientes textos: St 2-2, 148, 5; 2-2, 163, 1; 43 St Sup 41, 1; Sup 44, 3; Sc 3, 122.
1-2, 73; 1-2, 84, 4; 2-2, 147, 8.
" St Sup 41, 1 y 2; Sup 42, 2; Sup 59, 2; Sc 3, 122.
26 St 2-2, 154, 2 a 5; Sc 3, 122. 45 St
Sup 41, 1; Sup 42, 4; Sup 44, 1 a 3; Sup 45, 1; Sup 48, 1; Sc 4, 78.
27 St 2-2, 154, 6.
46St 1-2, 101, 4; 1-2, 102, 5; 3, 60, 1 y 2; 3, .64, 2 a 3; Sup 42, 1 y 3; Sup
28 St 2-2, 154, 7. 49, 2 a 3; Sup 49, 5; Sc 4, 78.
29 St 1, 118, 2; 1-2, 72, 3; 2-2, 154, 8; Sup 59, 3; Sup 60, 1; Sup 62, 4; Sup 47
St Sup 65, 1 y 2; Sc 3, 124.
65, 3; Sc 3, 122. Trata también Santo Tomás del "adulterio espiritual", más
grave que el carnal, que consiste en la infidelidad o rechazo de la fe cristiana: 48 St Sup 67, 1 a 7; Sc 3, 123.
St Sup 59, 4. 49
St Sup 62, 5; Sup 63, 1.
3° Lev 18, 7.
50 St Sup 59, 5 y 6.
31 St 2-2, 154, 9; Sup 54, 3; Sup 54, 4; Sc 3, 125.
51
92 St 2-2, 154, 10. St Sup 61, 2 y 3; Sup 53, 2.
33 Esta definición se aplica tanto a comportamientos masculinos como fe- 52 St Sup 45, 1 a 4.
meninos, ya que Santo Tomás acepta que también la hembra emite semen
para la generación: St 1, 92, 4: 3, 31, 5. La única excepción a esta norma es " St Sup 48, 1.
el coito con la esposa estéril, que es legítimo aunque haya certeza de que no 54 St Sup 47, 5. En este punto se advierte una contradicción con lo antes
habrá concepción. Santo Tomás acepta esta excepción porque el impedi- expuesto sobre la validez del matrimonio cuando ambos esposos condicionan
mento a la generación no es voluntario sino impuesto por la naturaleza. su consentimiento por la exclusión del coito. Sin embargo, Santo Tomás se
34 St 3, 80, 7. ajusta a la doctrina paulina del valor superior de la continencia como se ex-
puso en el apartado "El matrimonio".
35 St 2-2, 154, 11.
55 St Sup 47, 1.
El discurso sobre el pecado contra naturam se encuentra en: St 2-2, 154,
36
11; 2-2, 154, 12; Sup 62, 1; Sc 3, 122. 56 St Sup 47, 1 a 4; Sup 47, 6; Sup 48, 2.

37 St 2-2, 154, 12. 57 St Sup 43, 1 a 3; Sup 46, 1 y 2.

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58 St Sup 45, 5. 81 St Sup 57, 2 y 3.
59 St Sup 42, 4; Sup 58, 1; Sup 58, 5. St Sup 58, 4; Sup 60, 2.
60 St Sup 64, 1. 83 St Sup 55, 9 a 11.
61 St Sup 64, 1; Sup 64, 5; Sup 41, 3 y 4. 84 St Sup 59, 6; Sup 62, 1 a 6.
62 St Sup 58, 1. 85
St Sup 65, 3 a 5.
63 St Sup 64, 3; Sup 64, 7; Sup 65, 5. 86 St Sup 63, 1 y 2; Sup 66, 1 a 5.
64 St Sup 61, 1; Sup 64, 4. 87
St Sup 44, 2 y 3.
65 St Sup 64, 2 y 3. 88 . . ."bonum propium non potest esse sine bono communi vel familiae

66 St Sup 64, 5 y 6. vel civitatis aut regni". St 2-2, 47, 10. Véase también: St 2-2, 47, 11.

67 St Sup 50, 1; Sup 51, 1 y 2. 39 Véanse los siguientes textos: St Sup 54, 3; Sup 55, 6; Sc 3, 125.
90
68 St Sup 58, 3. Véase el apartado "El Matrimonio"

ss St Sup 50, 1; Sup 51, 2; Sup 52, 1 a 3. 91 St Sup 41, 1 y 3.

70 St Sup 58, 1. 92 St Sup 54, 3; Sup 64, 1 y 2.


71
St Sup 58, 5. 93 St Sup 41, 1.
94
72 En la práctica de la Iglesia Católica las órdenes sagradas se Confieren Véase el apartado "El Matrimonio"
por grados, que son: hostiario, lector, exorcista, acólito, subdiácono, diáco- 95
Mt 19, 5; Mc 10, 7.
no, presbítero y obispo. Las 4 primeras son "órdenes menores" y las 4 siguien-
tes son "órdenes mayores". Un individuo es clérigo desde la recepción de la ss St 1, 92, 1; 1, 92, 3; 1, 93, 4; 2-2, 164, 2;'Sup 44, 2; Sup 62, 2.
tonsura , que es el preámbulo del acceso a las órdenes sagradas. Si un clérigo 97
St 1, 92, 1; 1, 93, 4; 2-2, 156, 1; 2-2, 164, 2; 2-2, 177, 2; 3, 31, 4; Sup
ha recibido cualquiera de las órdenes mayores queda ordenado "in sacris", lo
39, 1; Sup 56, 2; Sup 62, 4.
que invariablemente implica la emisión de un voto solemne de continencia.
98 St 1. 92, 2: 2-2 177, 2; Sup 39, 1; Sup 41, 1; Sup 44, 2; Sup 56, 2.
73 St Sup 53, 1 a 4.
ss
St 2-2, 104, 5; 2-2, 189, 6; Sup 57, 2.
74 St Sup 58, 2.
199 St Sup 54, 1 y 2.
75 St Sup 50, 1.
1°1 Mt 19, 5; Mc 10, 7.
76 St Sup 59, 1; Sup 59, 3 y 4.
102 St Sup 55, 1 a 7.
77 St Sup 55, 4.
103 St
Sup 56, 1 a 5.
78 St Sup 54, 3 y 4.
104
St Sup 57, 2 y 3.
79 St Sup 55, 6; Sup 55, 8.
105
St 2-2, 26, 7.
80 St Sup 56, 1 y 2; Sup 56, 5.

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106 St 1-2, 62, 4; 1-2, 65, 5; 1-2, 71, 4; 2-2, I, 1; 2-2, 23, 1; 2-2, 23, 5 y 6; 127 St 1-2, cuestiones 1 a 114.
2-2, 23, 8; 2-2, 25, 1; 2-2, 32, 1 y 5; 2-2, 44, 1; 2-2, 139, 2. 128 St 2-2, cuestiones 1 a 189.
107 St 2-2, 25, 8; 2-2, 26, 6 a 9; 2-2, 31, 3; 2-2, 44, 8. 129 St 3, cuestiones 1 a 59.
108 1, 96, 3; 1-2, 60, 3; 1-2, 100, 5; 2-2, 26, 8 a 10; 2-2, 101, 1 y 2; 2-2,
St 130
St 3, cuestiones 60 a 90; Sup, cuestiones 1 a 68.
102, 1; 2-2, 106, 1; 2-2, 106, 6; 2-2, 122, 5.
109 131 St Sup, cuestiones 69 a 99.
St 2-2, 26, 11.
132St 1, 91, 1 a 4; 1, 92, 1 a 4; 1, 98, 1 a 2; 1, 99, 1 a 2; 118, 1 a 3; 1, 119,
110 St 2-2, 24, 1. 1 a 2; Sup 81, 3 a 4.
111 St 2-2, 23, 1. 133 Virtud de la templanza: St 2-2, 141, 1 a 8; 2-2 143, 1; 2-2, 144, 1 a 4;

112 St Sup 54, 3; Sup 55, 6. 2-2, 145, 1 a 4; 2-2, 147, 1 y 8; 2-2, 151, 1 a 4; 2-2, 152, 1 a 5; 2-2, 155, 1 a 4;
2-2, 170, 1 y 2; 2-2, 186, 4; 3, 28, 1 a 4; Sup 96, 2, 4, 5 y 12. Intemperancia y
113 St Sup 68, 1. lujuria: St 1-2, 73; 5; 1-2, 74, 8; 2-2, 1 a 4; 2-2, 153, 1 a 5; 2-2, 154, 1 a 12;
2-2, 156, 1 a 4; 3, 80, 7.
114 St Sup 68, 3.
134 St Sup, cuestiones 41 a 68.
115 St Sup 39, 5; Sup 68, 2.
135 St 2-2, cuestiones 23 a 27; 2-2, cuestiones 31 a 33; 2-2, cuestión 44.
116 St Sup 52, 1 a 4.
136
Véase: Sergio Ortega Noriega. "El discurso del Nuevo Testamento
117 Por algunas características que Santo Tomás atribuye a la condición sobre el matrimonio, la familia y comportamientos sexuales". En; Solange
servil, tales como: servus est res domini (St Sup 52, 2), el amo puede vender Alberro et. al. Seis ensayos sobre el discurso colonial relativo a la comunidad
al siervo en una región extraña (ibidem), un hombre libre puede venderse a sí doméstica. Matrimonio, familia y sexualidad a través de los cronistas del siglo
mismo como siervo (St Sup 52, 3), y otras más, se advierte que el autor se re- XVI, el Nuevo Testamento y el Santo Oficio de la Inquisición. México, Insti-
fiere al estatuto de esclavo definido por el Derecho Romano, institución ya tuto Nacional de Antropología e Historia, Departamento de Investigaciones
caída en desuso en la mayor parte de la Europa del siglo x111. Históricas, 1980 (Cuadernos de Trabajo del Departamento de Investiga-
118 St 1-2, 94, 5; Sup 52, 1. ciones Históricas, 35), p 77-101.

119 St 2-2, 104; Sup 52, 2; Sup 65, 3.


137 Véase: Sergio Ortega Noriega, op. cit. p 91-95.
138 Véase, por ejemplo: St 1, 33, 2 a 3; 1, 34, 2; 1, 41, 3; 3, 4, 6; 3, 23, 2;
129 St Sup 52, 1 y 4; Sup 65, 3.
3, 35, 4.
121 La teología sobre los estados de perfección se encuentra en: St 2-2 cues-
tiones 184 a 189; Sc 3, capítulos 130 a 138; Sc 4, 75 y 76. En este trabajo se
trata exclusivamente de la relación que hay entre los estados de perfección, la
familia y el matrimonio.
122 St 2-2, 152, 4; Sup 96, 4; Sc 3, 137.
123 St 2-2, 189, 6.
124 St 1, cuestión 1.
125 St 1, cuestiones 2 a 43.
126 St 1, cuestiones 44 a 119.

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Gagnebet, M. R. "Thomas D'Aquin. Le docteur et le saint. Caracté-
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cánones, 29, 41, 56, 177, 126, 122, 149, 180, 152, 142, 134, 191, Gillon, L. B. "Thomas D'Aquin. Signification historique de la théo-
131, 164, 163, 145, 197). logie de Saint Thomas". En A. Vacant et E. Mangenot. Dic-
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touzey et Ané, 1946. V. XV, la. parte, pp. 635-641. descubierto, poblado, colonizado. Aquí, aunque las antiguas expe-
riencias —Imperio Romano, Reconquista, etc. — estén vivas en las
normas impuestas, prevalece a menudo la improvisación, lo inaudito.
La vida rebasa la voluntad del Príncipe, la decisión del letrado, el
afán del misionero y las sangres mezcladas, los destinos revueltos ha-
cen brotar los comportamientos y modales exuberantes y rebeldes
propios de tierras nuevas.

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UN CASO DE LENOCINIO
EN LA CIUDAD DE MÉXICO
EN 1577

ANA MA. ATONDO RODRÍGUEZ

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INTRODUCCIÓN

En el ámbito del estudio de La comunidad doméstica de la época co-


lonial, ocupan un lugar cuya atención no se puede soslayar, las rela-
ciones sexuales ilícitas que se practican en ella.
Materia central de este trabajo es el análisis del proceso por leno-
cinio seguido por la Justicia Eclesiástica en contra de Martín de Vil-
dósola, llevado a cabo en lá ciudad de México en el año de 1577.
A través de esto se pretende introducir la problemática que guiará el
desarrollo de un proyecto más amplio que abarcará el estudio de la
prostitución en todo el periodo colonial. La relevancia de este te-
ma se plantea en función de la necesidad de determinar el papel que
para la mujer novohispana desempeñó el ejercicio de la prostitución
como medio de subsistencia. También se busca encontrar los factores
socioeconómicos que determinaron que un grupo de mujeres eli-
gieran dicho modus vivendi.
Por otra parte, a partir del análisis de la prostitución como una de
las formas ilícitas de relación sexual que se dieron al margen de la co-
munidad doméstica de la sociedad colonial, se intenta contribuir a la
caracterización de los elementos que integran una de las facetas de
la relación hombre-mujer en esa época. Mas sobre todo se busca co-
nocer, por un lado, la percepción teórica del problema que tuvieron
las autoridades coloniales y cómo se proyectó en la práctica represiva
y de control de las instituciones y, por otro lado, cómo concibieron y ex-
perimentaron este fenómeno los miembros de la sociedad novohispana.
Otro factor que contribuyó a la elección de este tema es el escaso
interés que han demostrado por su estudio los investigadores na-
cionales, al grado que hasta la fecha no se tiene conocimiento de tra-
bajo alguno que lo enfoque de manera directa para la época colo-
nial. Entre los contados historiadores que de alguna manera le han
proporcionado atención figura Josefina Muriel, quien en su intere-
sante y bien documentada obra, Los Recogimientos de mujeres,' se-
ñala el papel que jugó la prostitución en el surgimiento de estas insti-
tuciones.

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Los primeros pasos realizados para la localización del material do- PERSONAJES IMPLICADOS
cumental fueron poco fructíferos, debido a que, como posteriormen-
te se podrá apreciar, el fenómeno de la prostitución presentó grandes Este proceso se inicia con la acusación y denuncia que el Promotor
peculiaridades en la época colonial, tanto en los términos que se uti- Fiscal presenta al Provisor y Vicario General del Arzobispado de Mé-
lizaban para referirse a ella como respecto a su concepción. xico, Doctor D. Sancho Sánchez de Muñoz, el 23 de agosto de 1577.
Respecto al grado de avance que lleva el trabajo de recolección Se acusa a Martín de Vildósola — no obstante habérsele proclamado
realizado hasta la fecha, podemos adelantar que una parte está sentencia anterior por el delito de lenocinio— por continuar permi-
constituida por procesos seguidos por la Justicia Eclesiástica Ordina- tiendo a Hernando de Orgás, de oficio herrador, que se comunique
ria, los cuales se han encontrado en los ramos de Matrimonios, Bienes mediante actos "torpes y deshonestos" con Juana Rodríguez, mujer
Nacionales y Criminal del Archivo General de la Nación. Además se de aquél. También se menciona que en el primer proceso se acusa a
extenderá la búsqueda hacia otros ramos del mismo archivo y hacia Vildósola de "consentir" a su mujer con "otras personas", además del
otros acervos. citado Orgás. Sólo más adelante, en las declaraciones de los testigos
se mencionan los sujetos de quienes se trata: de uno de ellos, sólo se
refiere que es un clérigo de nombre Miranda que se encuentra en la
PRESENTACIÓN DEL PROCESO cárcel, probablemente inculpado por sus ilícitas relaciones con Juana
Rodríguez, el segundo es Miguel de Zaragoza, de oficio escribano.
En 1577 se lleva a cabo el proceso por lenocinio seguido por la Justicia En este documento no aparecen las declaraciones personales de los
Eclesiástica Ordinaria correspondiente al Arzobispado de México. Este implicados directamente en el delito, por lo que sólo podremos saber
juicio se realiza en contra de Martín de Vildósola y constituye el pro- de ellos a través de las observaciones que los testigos hacen al respecto.
cedimiento judicial más antiguo que ha sido localizado en el Archivo Además, en la presentación de los testigos no se hace referencia a la
General de la Nación,2 en relación con la práctica de la prostitución etnia a que pertenecen, sino sólo cuando se trata de mestizos, por lo
en Nueva España. que podemos deducir que cuando no se hace mención de ello, perte-
Es de notarse la extraordinaria vitalidad que contiene este docu- necen al grupo de los españoles, ya sea peninsulares o americanos,
mento, a través del cual se podría intentar reconstruir la vida cotidia- como creemos es el caso de la pareja de inculpados y de sus
na de cierto sector de la población, procedente de los estratos medios "amigos".3
de la sociedad novohispana de fines del siglo xvi. Precisamente este Ya que Martín de Vildósola y Juana Rodríguez están casados, el
aspecto cotidiano de una modalidad de prostitución es el que podre- delito de lenocinio viene a ser además, un atentado directo en contra
mos apreciar más adelante. del sacramento del matrimonio. No se hace comentario alguno sobre
Por lo plantearlo en este documento por el Promotor Fiscal del Ar- el estado de los amigos de la pareja. En el caso del clérigo, es claro
zobispado de México, D. Luis de León, podemos deducir que existe que se trata de un soltero, lo mismo se supone respecto a Hernando
el antecedente de otro procedimiento judicial seguido con motivos de Orgás, quien requiere de Juana Rodríguez no sólo sus "favores" de
del mismo delito y a los mismos personajes. Así, debido a que los acu- tipo sexual, sino además la satisfacción de necesidades netamente do-
sados no cumplieron con la sentencia impuesta por el Tribunal Ecle- mésticas, como la limpieza de la ropa y preparación de sus alimentos.
siástico Ordinario, se reabre el caso. Por lo que se refiere al estatus socioeconómico de los testigos, los
oficios que confiesan desempeñar varían entre la rama de los servi-
cios y del pequeño comercio, lo que indica que pertenecen a los estra-
tos medios de la sociedad; así entre los testigos se contaba un zapate-
ro, Juan Gallego (mestizo), un sastre, Miguel de Baeza, Francisca

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Ruiz (mestiza) que vendía vino a la puerta de su casa y cuyo esposo, LA CASA DE LA LUJURIA O
Vicente Martínez era carnicero, y la hija de ambos, Catalina UNA ESPOSA EN CONDOMINIO
Martínez, que también fungió como testigo.
No conocemos con certeza el modus vivendi de los siguientes per- El fogoso hogar de Martín de Vildósola y Juana Rodríguez era el lu-
sonajes: María de Loaysa, Felipe Gaytán, Leonor de Loaysa (viuda, pre- gar donde se realizaban los encuentros amorosos de ésta con sus
sa en la cárcel arzobispal y madre del anteriormente citado), María amantes, generalmente cuando el marido se encontraba presente en
Hernández y Agustina de San Miguel. Estas dos últimas mujeres que la casa. Es más, en la minuciosa información aportada por los veci-
se decían casadas, llevaban una vida que parece haber sido non sanc- nos queda de manifiesto que Vildósola no sólo consentía las rela-
ta, ya que además de las estrechas relaciones que sostenían con los ciones ilícitas que mantenía su esposa con otros hombres, sino que
Vildósola y con el Sr. Orgás, con quienes se reunían para "holgarse", inclusive llevaba estrechas relaciones amistosas con ellos. Así lo pode-
vivían separadas de sus esposos, cuya ausencia pusieron como pretex- mos apreciar como sigue, cuando Juan Gallego señala:
to para no jurar el testimonio; todo lo cual nos lleva a sospechar que
también estaban inmiscuidas en la práctica de la prostitución.4 Lo
mismo suponemos en lo tocante a las mujeres de apellido Loaysa que que el dicho Vildosola consentía que la dicha Juana Rodriguez
posiblemente eran hermanas; además, es probable que haya existido su muger, tuviese acceso y comunycacyon carnal con el dicho
una especie de competencia entre éstas y Juana Rodríguez en rela- Ordas (folio 4).
ción con el control de los "clientes", ya que parecían tener cierta relación
con uno de los amantes de ella, Miguel de Zaragoza, lo que sugiere
que anteriormente pudo haberlo sido de una de aquéllas. Por otra Por su parte Francisca Ruiz comenta (folios 7, 8 y 9):
parte, las declaraciones de las mujeres Loaysa y del hijo de una de
ellas, Felipe Gaytán, son las que enriquecen en mayor medida el pro-
ceso y en ellas se percibe rencor, llegando a confesar que le tenían porque dezían que el dicho Martín de Vildósola consentía que
odio a la pareja porque seguramente no les iba tan bien en dicha ac- la dicha Juana Rodríguez, su muger, tratase y comunycase en
tividad como a éstos. actos ilícitos y fornicación con el dicho Hernando de Orgas.. .
Respecto al estatus de los directamente implicados en el proceso [además] a bisto que el dicho Martin de Vildosola trae muchas
pertenecían posiblemente a un nivel económico un poco más alto que noches a cenar consigo en su casa al dicho Orgas, herrador, lo
el de los testigos, ya que el personaje que parece tener nexos más cual sabe y a bisto esta testigo como a su vezino que es y pasan
estrechos con la pareja, Hernando de Orgás, confiesa tener el oficio por su puerta y los a visto entrar juntos y cenar todos tres como
de herrador, con lo cual se mantenía a sí mismo y contribuía en gran de antes. . . demás de que un clerigo chiquito que este testigo
medida a cubrir los gastos de la familia Vildósola. Los otros dos no conoce, a oydo decir que está amancebado con la dicha
"amigos" de Juana, uno de ellos a quien nombran Miranda, es clérigo Juana Rodriguez y que lo consiente el dicho Vildosola, porque
menor, en tanto que Miguel de Zaragoza es "escribano de su mages- va y viene por él, y a lo que le an dicho es Myranda y esta testigo
tad".5 En cuanto a Martín de Vildósola y Juana Rodríguez, tenían los a bisto juntos juntamente con el dicho Vildosola. . .
una situación económica ventajosa, ya que además de la casa en que
vivían, tenían otras en construcción, a través de lo cual podemos de-
ducir que el "negocio" era próspero. en tanto que María de Loaysa dice (folios ' O y 12):

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esta testigo sabe y oyó dezir por público y notorio que los adúltera que mantuvo con Juana Rodríguez; así lo expresa Francisca
dichos Martín de Vildósola y Juana Rodríguez, su muger, estu- Ruiz (folio 9):
bieron presos en la carcel arcobispal, porque el dicho Vildosola
consentia que la dicha su muger tubiese aceso y comunycacyon
carnal con el dicho Hernando de Orgas, herrador,. . . y que y esta testigo a oydo dezir que el dicho Vildósola compra pan y
ademas de lo susodicho sabe el dicho Vildósola que la dicha queso y lo enbía al dicho Myranda a la carcel, ya que esta tes-
Juana Rodriguez esta amancebada con Myguel de Caragoca, tigo lo a bisto demás de que se lo an dicho Felipe Gaytan y Juan
escribano de su magestad, lo qual sabe esta testigo porque los a Martinez, hijo de esta testigo .
bisto juntos .

En otra ocasión, el citado Vildósola se muestra agradecido con el


Por otra parte Felipe Gaytán sabe (folio 15): escribano Miguel de Zaragoza, ya que según el testimonio de Felipe
Gaytán (folio 16):

que el dicho Vildósola y la dicha Juana Rodríguez, su muger,


estubieron presos porque decyan abia consentido el dicho Vil- dixo el dicho Vildósola a la dicha su muger que hiziese lo que
dosola que la dicha Juana Rodriguez su muger, tratase y comu- le mandase el dicho Caragoca, pues sabia que no les habia ayu-
nycase publico y en secreto con el dicho Hernando de Orgas . dado otros en la carcel, sino el en su dicho .

Por último, Leonor de Loaysa nos da su versión (folio 21): Más aún, el mismo Vildósola llega a manifestar el poco temor que
despertaba en él la posibilidad de que se le iniciara un segundo
juicio, con tal de conservar las relaciones que mantenía con Orgás.
y esta testigo sabe que lo consiente todo el dicho Vildósola, Tal es lo que se puede observar a través del testimonio de Felipe Gay-
porque podia ace dos meses poco mas o menos que un dia por tán (folio 17):
este dicho tiempo estando en la mesa el dicho Vildósola con la
dicha su muger y el dicho Myguel de Caragoca con ellos, dixo
el dicho Vildosola, hazé lo que os manda el señor Caragoca y se y ademas de lo susodicho, podia a seis o siete dias, paso mas
levantó de la mesa y dexó en ella a los dichos Caragoca y Juana omenos que el dicho Vildosola estando una noche en su casa
Rodriguez su muger . con la dicha su muger y el dicho Hernando de Orgas: [
Hernando de Orgas no tengo Um. pena, que a pesar de vellacos
y de vellacas a de entrar Um. en mi casa y holgarse conmigo y
Los estrechos lazos que unían a la pareja con los "clientes" quedan con mi muger .
de manifiesto si anotamos que las relaciones continuaron, y aun
fueron reforzadas después de haber sido inmiscuidos en el proceso
que se siguió a Vildósola por lenocinio; así lo señala el hecho de que A raíz de una conversación sostenida por Vildósola y citada por uno
se ocupara en enviar alimentos al clérigo Miranda, una vez que éste se de los testigos, parece que su mujer, Juana Rodríguez, había ini-
encontró encarcelado, probablemente a consecuencia de la relación ciado relaciones ilícitas con los sujetos mencionados, y en un segundo

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momento aquél vio la posibilidad de obtener provecho de tales rela- aquéllos que retribuyeran a tales "atenciones", por lo que solicita-
ciones; así, según palabras de Francisca Ruiz (folio 8): ba su contribución a los gastos domésticos, cuando las circunstancias
así lo requerían. Así, Felipe Gaytán señala (folio 17):

y Maria Hernandez, muger de Andrés de Gozmediano, dixo al


testigo que Martin de Vildósola le abía dicho que el dezía a a lo que el testigo se acuerda, un sabado que el dicho Vildoso-
Juana Rodriguez, su muger, pesandole de lo que su muger azía la yba por carne y dixo al dicho Orgas que le diese para un par
con el dicho herrador, que no le pasava sino de que medrava y de quartos de baca para bender y otra para comer en casa, y
no la beia luzida, ya que quería ser mala que lo fuese con per- el dicho Orgas vido este testigo que le dió dineros, y el dicho
sona de medrase Vildosola los salio contando y metio en la bolsa, y no supo este
testigo lo que recybio mas de que los vido pasar de una mano a
otra a manera de que los contava, hecharlo en las faltiqueras
El mismo hecho se reafirma a partir de una disputa referida por de las calcas; y podía ayer mes y medio, poco mas o menos que
Felipe Gaytán que se suscitó entre la pareja (folio 16): este testigo vido que el dicho Vildosola fue a pedir unos reales
al dicho herrador para comprar unas gallinas de la tierra di-
ziendo: mi muger dize que le deys dineros para comprar galli-
y riñendo el dicho Vildósola un dia con la dicha su muger que nas que an traydo agora a casa, y el dicho Hernando de Orgas
puede ayer dos semanas oyo este testigo que dixo a la dicha su le preguntó lo que hera menester, y el dicho Vildosola dixo que
muxer no tenya verguenca, que me dizen por ay que entra este no sabía mas de que hera una jaula de gallinas, y vide como
hombre en casa y no medrays y no os dexa nada, veamos que es abrió de un aposento dentro del cual estava una caxa de donde
lo que os dexo, su testigo no conocyo ni bido que hombre hera sacó quatro reales y los dió al dicho Vildosola; ya que el suso-
mas de que le bido salir de la dicha casa en un caballo . dicho salía de la puerta para llevar el dinero, [se] encontró con
el dicho su hijo Francisco que asymismo venya por ellos y le
dieron el dinero y se fue, y el dicho Vildosola se quedó en casa
Además en estas dos últimas citas del proceso queda de manifiesto del dicho herrador y despues bolvió el dicho muchacho con dos
que lo que causa disgusto a Vildósola no era la deshonra que su espo- gallinas para mostrar a los susodichos .
sa le estaba ocasionando, sino el no conseguir beneficio material de
esas relaciones. De donde :iparece claro el papel de lenón de Martín
de Vildósola con relación a su mujer. De manera que a Vildósola no sólo le interesaba obtener lo nece-
Aun cuando ésta haya atentado con anterioridad a la fidelidad sario para sobrevivir con su familia, sino que además hacía negocios
que el sacramento del matrimonio prescribe, es la aceptación de este con el fruto de las aportaciones de los galanes, como lo refiere la
hecho y la intención de sacar provecho lo que hace a Vildósola cul- intención de comprar con el dinero de Orgás "un par de quartos de
pable de lenocinio. Por otro lado, las citas anteriores no son la única baca para bender y otro para comer". Pareciéndole poco estas contribu-
referencia sobre el papel de "intermediario" que Vildósola desempeña. ciones, Vildósola también exigía que Orgás cubriera los gastos del
En la relación mantenida entre Juana Rodríguez y sus amantes, el labrado o construcción de unas casas que poseía, lo cual todavía no le
marido se encargaba de delimitar las condiciones en que se debería dejaba satisfecho. Así Leonor de Loaysa comenta (folio 20):
llevar a cabo; por una parte, aconsejaba a su mujer las "atenciones"
que debía prodigarles para agradarlos; por otro lado, exigía a

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Francisca Ruiz (folio 8) después de referir que el citado Orgás ce-
y a oydo dezir a Miguel de Baeca, sastre, que dezía el dicho
na frecuentemente en casa de Vildósola (como se refiere en la cita de
Vildosola que como su muger no medrava y estava tan pobre
los folios 7, 8 y 9) añade:
tenyendo al dicho Horgas, como a manera de que se quejava
que le parecya mal, a lo qual un hombre con quien tratan a los
susodichos le abía respondido pues no amedrado harto, quele
a labrado esas casas, y el dicho Vildosola respondió no es eso Y que no le a bisto yr de dia sino de noche y que de dia la dicha
medrar ny es nada, yo quisiera que medrara en otras cosas.. . Juana Ridriguez obra de comer al dicho Orgas, porque a bisto
y este testigo sabe y a bisto que para labrar las dichas casas que que una hija de una Yndia aguadera llamada Maria sale den
están todavía labrándose da el dinero para ellas el dicho Her- casa del dicho Vildosola con una ollita y un tecomate de cacao
nando de Orgas, herrador, y este dicho dinero lo trae un hijo y se lo enbia al susodicho y un tapizque y sabe y a bisto que en
de los susodichos llamado Franciscquillo, y si el dicho herrador la dicha casa laban la ropa del dicho Orgas como de antes, y el
no lo dá envían a los yndios a su casa para que les pague . myercoles en la noche, estando esta testigo a su puerta hendien-
do su bino, vido venyr al dicho Orgas solo y descalco con unos
caraguelles y un capotillo y entra en la dicha casa y estubo un
Respecto a lo que recibía Vildósola de Zaragoza por permitir que rato en la dicha casa.
su mujer le prodigara sus "favores", además de contribuir al gasto
doméstico —como se menciona en la siguiente cita:
En tanto que María de Loaysa también encuentra la oportunidad
para relatar escenas "escabrosas" de la fogosa casa de sus vecinos, no
de dos años a esta parte y además de ser público y notorio esta obstante se puede traslucir que el comportamiento de ella tampoco
testigo a bisto que el dicho Caragoca dá lo necesario juntamente era muy honesto para la época, ya que acostumbraba transitar por
con el dicho Hernando de Orgas a la dicha Juana Rodriguez las calles entre las diez y once de la noche disfrazada de india, pero
(folio 21). añade que lo hacía con el inofensivo propósito de visitar a su madre
(folio 10):

Suponemos les proporcionaba la protección y respaldo social que


su puesto de funcionario público le permitía. Probablemente jugó al- Porque a bisto, podía ace quince días poco mas omenos que
gún papel en la obtención de los solares de las casas que Vildósola yendo esta testigo en abitos de india acia casa de su madre
tenía en construcción. entre las diez y las honce de la noche, hallandola puerta del
Con relación al clérigo Miranda, no se hace comentario alguno al dicho Vildosola entreabierta, vido como el dicho Horgas estaba
respecto, por lo que no sabemos si también aportaba su contribución acostado en la cama y la dicha Juana Rodriguez atandole un
al presupuesto doméstico o simplemente proporcionaba al negocio paño en la cabeza en la cama , y el dicho Vildosola descalcan -
el respaldo moral que su cargo le permitía. dose para acostarse que lo estaba descalcando su hijo .
Las exigencias que se le imponían a Hernando de Orgás eran su-
periores, debido a que éste disfrutaba en mayor medida de las habili-
dades de Juana Rodríguez. Además de ser el más asiduo visitante y Por su parte Catalina Martínez nos detalla el lugar que se les pro-
dormir frecuentemente en casa de éstos, se le lavaba la ropa y se le porcionaba a los "huéspedes" a la hora de dormir, resaltando la des-
acostumbrada hospitalidad de que hacía gala la pareja (folio 13):
preparaban los alimentos.

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vido esta testigo que una mañana yendo por lunbre a casa del No se podía quedar atrás Leonor de Loaysa, quien seguramente
dicho Vildosola y su muger, al entrar de la dicha puerta vido en tenía la virtud de mirar a través de las paredes, ya que no obstante se-
el aposento y cama de los susodichos estava el dicho Hernando ñalar que varias personas estaban encerradas en una casa, vio lo si-
de Orgas, herrador, hechado en la cama con la dicha Juana guiente (folio 19):
Rodriguez, muger de dicho Vildosola y, el dicho Vildosola
hechado en otra cama que le habían hecho en la sala en un
estradillo con su hijuelo. y el día de San Juan de Junyo de este presente año vido esta tes-
tigo como en casa de un indio llamado Josepe, que bive en el
barrio de esta testigo, se juntaron los dichos Martin de Vildoso-
Felipe Gaytán también nos deslumbra con la descripción de escenas muy
la y la dicha Juana Rodriguez, su muger, y Hernando de Orgas
ilustrativas para un muchacho que confiesa tener trece años (folio 15).
y una muger llamada Maria Hernandez, que bive en Santiago, y
todos comyeron en la dicha casa y estubieron encerrados en ella
y despues que salieron de la dicha cartel a visto que la dicha y el dicho Hernando de Orgas estava recostado sobre las faldas
Juana Rodriguez a tratado y trata con el dicho Hernando de de la dicha Juana Rodriguez, la qual le estava peynando y
Orgas enviandole de comer y cacao y ropa limpia, yendo y biny- quitandole caspa de la cabeza con un peyne, presente el dicho
endo con mensajes Francisco, hijo del dicho Martin de Vildo- Martin de Vildósola.
sola y Juana Rodriguez; y este testigo a bisto como tres o quatro
vezes de un mes a esta parte que el dicho Hernando de Orgas a
entrado de noche en casa del dicho Vildosola en abito de indio, Un aspecto importante es la actitud que protagonistas y testigos
y despues otro dia muy de madrugada le a bisto este testigo salir mantienen ante el delito de lenocinio y el procedimiento judicial.
de la dicha casa e yrse para su casa y entrar en su casa en el El hecho de que el caso estudiado sea la prolongación de otro pro-
dicho abito disfracado y este testigo le a conocydo ansi en ceso que fue preciso reabrir ante el incumplimiento de la sentencia
los dichos abitos y fuera dellos, y al tiempo que entra y sale el por parte de Martín de Vildósola y Juana Rodríguez, dice algo acerca
susodicho a entendido este testigo que de yndio yva dexan en- del poco rigor con que actuó la Justicia Eclesiástica Ordinaria en este
treabierta la puerta para que el susodicho entre y asimismo a caso, y del escaso temor que inspiraba a los fieles cristianos del siglo
bisto y bee este testigo que Myquel de Caragoca, escribano de xvi que habitaban en la ciudad de México.
su magestad entra en la dicha casa de dia y de noche en presencya A raíz del primer proceso, se impuso a los Vildósola el destierro de
y en absencya del dicho Vildosola, y antes de lo susodicho podía la ciudad de México, así como el cumplimiento de "otras penas pecu-
ayer un mes o dos poco mas o menos que bido este testigo que el niarias". Estos datos se perciben sólo a partir de los comentarios que
dicho Myguel de Caragoca a ora de las tres de la tarde encasa los testigos y el Provisor Fiscal exponen como antecedentes, de mane-
de los susodichos, estando este testigo en la puerta del dicho ra que no se añade mayor precisión. Por otra parte, este segundo
Vildosola, el qual entró comyendo una nuez y abraco a la di- proceso se halla incompleto, por lo que no contiene sentencia alguna.
cha Juana Rodriguez y la beso y puso y dió con su boca en la bo- No sabemos si ello se deba a la suspensión del proceso, en cuyo caso
ca de la dicha Juana Rodriguez de la nuez que llevava comyen- sólo hasta entonces los inculpados se decidieron a cumplir con la sen-
do y dixo el dicho Vildosola que estava presente no comeré yo tencia. Por otra parte, aun cuando en la presentación del proceso se
deso que es y hizo sentar al dicho Caragoca a su lado y la dicha recalca que es emprendido contra Martín Vildósola por lenocinio,
Juana Rodriguez sobre el. en el interior del documento se sugiere que las penas citadas fueron
impuestas tanto a éste como a su esposa. Como se planteará en un

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trabajo posterior, esto probablemente se debió a la influencia de la cual se encargaba además de urdir historias para proporcionar pistas
justicia laica que hacía extensivo el castigo a la mujer implicada, en falsas a sus ávidos vecinos, cosa que al parecer no resultaba muy con-
cuanto permitía la relación de alcahuetería. vincente para María de Loaysa (folio 11):
Además, según los testimonios de Miguel de Baeza y María de
Loaysa (folio 18), se infiere que Vildósola y su mujer estuvieron presos
en la cárcel arzobispal mientras duró el proceso. y el myercoles en la noche entre las honze y diez de ella estan-
Aparece aún más patente la idea de la mansedumbre con que ac- do esta testigo juntamente con el dicho Myguel de Baeca y
tuó la Justicia Eclesiástica Ordinaria para condenar el lenocinio, si Francisca Ruiz y otra nyña llamada Catalina Martínez, con la
comparamos la naturaleza de esta sentencia con las penas que la Jus- luna que hazla por donde esta testigo concyo al dicho Orgas,
ticia real prescribía para el delito. Según Pragmática de Felipe II de herrador, que benya a casa del dicho Vildosola, y le vieron
1566 —que ratifica la ley expedida en noviembre de 1552 por los re- entrar dentro de la dicha casa con una casaquilla blanca y un
capotillo negro y despues de entrado salio a la puerta la dicha
yes Don Carlos y Doña Juana — los rufianos o lenones debían recibir
Juana Rodríguez a myrar si habyan visto entrar algunas perso-
las penas de exposición a la vergüenza pública y servicio en galeras
nas, y esta testigo y los demas que estavan en la dicha casa
durante diez años y en caso de reincidencia cien azotes y servicio per-
dezían: ya lo bimos entrar que sale a myrar, y se entró en la
petuo en galeras.'
Aparentemente fue muy grande la indignación que este delito dicha casa sin dezir nada y donde a un rato salió el dicho Orgas
provocó entre los vecinos. Pero mayor ha de haber sido la envidia y esta testigo oyo dezir: salio nollamen al fiscal, y despues de lo
despertada por la bonanza que acarreaban al hogar de los Vildósola susodicho, la dicha Juana Rodríguez enbió por las azoteas de su
los frutos del trabajo de Juana. No podemos deducir otra cosa del tes- casa con una muchacha llamada Francisca que fuese a llamar a
timonio de Felipe Gaytán, a quien seguramente la estancia de su Josepe de la Cruz, un su bezino para que dixese que era él, el
que había entrado.. .
madre en la cárcel y su comportamiento recogido y el de su pariente
María de Loaysa, le proporcionaba suficiente autoridad para erigirse
en el portavoz de la "moral pública" (folio 18): Por otra parte, el mismo Orgás manifiesta una actitud más pruden-
te ya que además de no presentarse en la mencionada casa durante el
día, cuando realiza sus visitas nocturnas lo hace disfrazado de indio.'
La atención que prodigaba Juana Rodríguez a sus amantes, y
lo qual ademas de lo visto el testigo lo ha oydo murmurar asi a principalmente a Orgás, era bastante amplia, ya que no se reducía a
españoles, mugeres y hombres, y negros, yndios e yndias y otras permitirle una comunicación de tipo sexual, sino que además se en-
personas diziendo que quyen no tema la justicia no teme a cargaba de prepararle los alimentos, lavarle la ropa y otras acciones
Dios, que cómo aviendo sido sentencyado y estando desterrados que implicaban en cierta manera un intercambio de afecto, como
no salyan a cumplir su destierro y davan mal ejenplo a los vezi- calmarle un dolor de cabeza atándole un pañuelo —véase folio 10,
nos . testimonio de María de Loaysa — , peinarlo y quitarle la caspa
— véase folio 19, testimonio de la misma — . El proporcionarles estas
atenciones a sus "amigos", implicaba el desplazamiento de su marido
Si a Martín de Vildósola no parecen importarle estas murmura- y de su hijo —véase la declaración de Catalina Martínez, folio 13—, y
ciones y comentarios (véase testimonio de Felipe Gaytán, folio 17), a aún la participación activa de este último, quien era utilizado como
su compartida esposa Juana Rodríguez le preocupaba la posibilidad de recadero, convirtiéndose en aprendiz de lenón (véase declaración de
que los denunciaran e inmiscuyeran en un segundo proceso, por lo Felipe Gaytán y Leonor de Loaysa, folios 17 y 20).

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Así, vemos cómo este caso de prostitución se desenvuelve en un
un pecado de fornicación, ni más que un acto de amancebamiento.
ambiente netamente familiar y de gran promiscuidad, de manera
Que la Justicia Eclesiástica Ordinaria haya emprendido un proce-
que cada uno de los integrantes de esta familia está comprometido en
dimiento judicial por lenocinio contra Vildósola — no obstante lo an-
el negocio, cuyos frutos les permiten vivir con cierta comodidad.
teriormente citado— lo consideramos como una señal de penetración
Llama también la atención la convivencia tan estrecha que tenían
en la Iglesia del enfoque que las instituciones laicas tenían sobre el fe-
estos personajes y los testigos, viviendo todos en el mismo barrio, a
nómeno, para referirse al cual usaban los términos de alcahuetería y
pesar de que pertenecían a un estatus étnico diferente. Así convivían lenocinio.
mestizos, españoles y hasta indios, ya que además de los citados per-
Por la poca firmeza que manifiesta el arzobispado de México en la
sonajes, se menciona a un indio llamado José de la Cruz, de oficio
prosecución de esta causa, encontramos que la Iglesia aún no estaba
sastre, quien era vecino y amigo de los Loaysa. Este hecho viene a co-
convencida de que perteneciera a su fuero el control de esta práctica;
rroborar el poco éxito logrado por algunas disposiciones emitidas por y seguramente la reapertura del caso fue debida más al interés de
las autoridades reales, para imponer en la ciudad de México colonial
venganza de los vecinos envidiosos de los Vildósola que al celo de la
una separación y división de zonas de población, con base en la pro- Justicia Eclesiástica por tener esta práctica bajo su control.
cedencia étnica de los habitantes.'
Es notable el acoso de que es objeto la pareja de inculpados, por
parte de sus vecinos. Para la observación de dicha práctica no eran
obstáculo las puertas, paredes, la oscuridad de la noche o los disfra-
ces. Los vecinos habían de estar con los ojos muy abiertos las veinti-
CONCLUSIÓN cuatro horas del día y con pocas ocupaciones que los distrajeran de su
acecho diario para conocer los detalles citados de lo que sucedía en la
A pesar de que se trata de un caso muy claro de prostitución, promo- calle y en las casas vecinas. En este proceso hay bastantes indicios que
vido por el propio marido de la mujer implicada, a lo largo del pro- señalan que la vida de los habitantes del barrio no era muy honesta
ceso está ausente toda denominación que se refiera al problema en para la época; primeramente, había un expendio de vinatería, del
tales términos. Aún más, los testigos en ningún momento llegan a que se encargaba la testigo Francisca Ruiz; además se dan algunas
nombrar estas relaciones como alcahuetería o lenocinio. Este último prácticas que nos resultan singulares, como el socorrido disfrazarse
término sólo es usado en la presentación del proceso y en el título que los españoles de indios y el transitar por las calles a altas horas de la
se le da, por lo que suponemos que su uso estaba restringido al ámbito noche, hombres y mujeres.
judicial, lo cual da una idea de la falta de afinidad entre los distin- No creemos que el caso aquí analizado responda al modelo gene-
tos niveles de mentalidad y percepción existentes sobre este tema en ralizado en que se ejercía la prostitución femenina en el siglo xvi en
el siglo xvi, tema que será tratado con mayor amplitud en un trabajo Nueva España. Por el contrario, suponemos que constituye una pe-
posterior. En cambio, en los testimonios, las expresiones usadas por culiaridad, aun dentro del ámbito del delito de lenocinio, lo cual
los vecinos de los procesados para la descripción de tales relaciones podrá ser rechazado o corroborado en un trabajo posterior. Para
son: "acceso y comunicación carnal", "comunicación en actos ilícitos lograr esto, será necesario determinar en qué medida la personalidad
y fornicación", "comunicación pública y en secreto", "estar amance- de Martín de Vildósola constituyó el modelo representativo del lenón
bada", términos a través de los cuales la Iglesia hacía referencia a las o alcahuete, y si la naturaleza de las relaciones entre éste y Juana
prácticas sexuales desviantes del modelo cristiano. Por lo que pode- Rodríguez, y entre ésta y sus clientes son privativas a este caso o no.
mos deducir que era la apreciación que la Iglesia tenía sobre el Por otra parte, en el proceso aquí analizado observamos un fenó-
problema, tradicionalmente, la que pesaba más fuerte en la mentalidad meno de utilización de las estructuras de la sociedad colonial, como
de los testigos, ya que la prostitución en sí era concebida no menos que es la familia, por parte de los individuos para sus fines específicos.
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en que se lleva a cabo el proceso aquí analizado. (Ed. Porrúa. México, 1974,
Así es como Martín de Vildósola encuentra un modus vivendi, al p. 69.)
compartir con otros hombres las prerrogativas de que gozaba como 4 La posibilidad de que algunas de las vecinas de Juana Rodríguez tu-
marido, a cambio del sostén económico de su familia. Será impor- vieran el mismo medio de vida, coincide con el testimonio de Enrique Hawks,
tante dilucidar la frecuencia de esta práctica y el sector socioeconó- mercader inglés quien visita la ciudad de México en las décadas de los 60 y 70
mico que en mayor medida la utilizó. del siglo xvi: "Los hombres de esta ciudad son muy viciosos y las mujeres asi-
Desde otro punto de vista, el problema presentado en el proceso es mismo son malas de sus cuerpos, más que en otras ciudades y pueblos de este
una muestra de lo indispensable que resulta la vida familiar para la país". Joaquín García Icazbalceta, Relaciones de varios viajeros ingleses en
supervivencia de los habitantes de la naciente sociedad colonial no- la ciudad de México. . . Ediciones José Porrúa Turanzas.
5 Gonzalo Gómez de Cervantes. La vida económica y social de Nueva Es-
vohispana, debido a la división sexual del trabajo existente. De esta
paña al final del siglo xvi. Biblioteca Histórica Mexicana de Obras Inéditas,
manera se explica el caso de Hernando de Orgás, quien aun teniendo 19. Antigua Librería Robredo. México, 1944, pp. 24-26. En el prólogo reali-
un oficio del cual vivir, necesitaba una mujer que, por un lado, le zado por Alberto María Carreño a la citada obra se menciona que el oficio de
preparara los alimentos y se encargara de la limpieza de su ropa, y escribano se obtenía por compra del mejor postor, adquiriendo derecho
que por otra parte le proporcionara un poco de afecto y la satisfac- de por vida.
ción de sus necesidades sexuales. 6 Novísima recopilación de las leyes de España. . . expedidas hasta el de
La práctica de compartir la compañía y servicios domésticos de 1804. . . mandada por el Señor Don Carlos IV. México, Galván Librero,
una mujer por varios hombres, sugiere la existencia de cierta despro- 1831. Tomo III. Tit. XXVII, Ley II, p. 821.
porción en los sexos desfavorable a los individuos del sexo masculino 7 Al parecer, tal costumbre de los españoles de disfrazarse de indios estuvo

en el grupo de los españoles, problema que estuvo presente en las pri- muy extendida en Nueva España en esta época, ya que la testigo María de
Loaysa, también confiesa acudir a tal práctica (véase folio 10). Este hecho
meras décadas de la colonización, por lo que será indispensable el es-
viene siendo otra muestra de la aculturación en sentido inverso realizado por
tudio de este punto en un trabajo posterior, para conocer de qué ma- el grupo étnico dominante que adopta costumbres y hábitos propios de los in-
nera repercutió en el surgimiento y desarrollo de la prostitución dios. Como también aparece referido el uso de cacao y gallinas de tierra en la
femenina. alimentación de los españoles.
Para más información al respecto véase Charles Gibson, Los Aztecas ba-
jo el dominio español (1519-1810). Siglo Veintiuno editores. México, 1967.
p. 377.

NOTAS

Muriel, Josefina. Recogimientos de mujeres. Universidad Nacional


Autónoma de México. México, 1974.
2 Los ramos consultados hasta la fecha son los de Matrimonios, Bandos y
Ordenanzas, Cédulas Reales, Ayuntamiento, Criminal y Bienes Nacionales,
encontrándose en este último el citado proceso, en el Legajo 1072, exp. 15.
Es necesario señalar que este documento presenta ciertas dificultades en su
lectura, ya que data del siglo xvi, por lo que requirió de un concienzudo estu-
dio paleográficó.
3 Según la referencia de José Gutiérrez Casillas en su obra Historia de la
Iglesia en México, para 1570 aún no se establecía la distinción en el trato
entre españoles peninsulares y criollos, lo cual parece ser vigente para el año

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EL MATRIMONIO, LA SEXUALIDAD Y
LA UNIDAD DOMÉSTICA ENTRE LOS
CRIPTO JUDÍOS DE LA NUEVA ESPAÑA,
1640 -1650

SOLANGE ALBERRO

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El grupo cripto judío, que sufrió dos periodos marcados de persecu-
ciones inquisitoriales — a fines del siglo xvi y mediados del xvii— ,
ofrece amplias posibilidades de estudio. En efecto, los procesos que se
siguieron contra sus miembros suelen ser copiosos, nutridos por nu-
merosas y precisas testificaciones y confesiones, que proporcionan al
investigador abundante información. Señalaremos aquí las principa-
les modalidades de la vida familiar y del papel de la sexualidad en su
seno, a partir de los documentos que interesan a los cripto judíos pro-
cesados entre 1642 y 1649, durante lo que se acordó llamar la "Com-
plicidad Grande")

APROXIMACIÓN AL OBJETO

Metodología: el instrumento cualitativo

Se descartó el método cuantitativo aquí por considerar que varios


obstáculos se oponían a su empleo. En primer lugar, los judaizantes
no fueron jamás numerosos en la Nueva España; algunos centenares,
cuanto más, y si la información resulta sumamente abundante para
algunas familias, no deja de ser parca para otras, por lo cual el haber
tratado de establecer series cuantitativas no habría arrojado resulta-
dos muy distintos de los proporcionados por el análisis cualitativo.
Por otra parte, la información abundante de la que disponemos ata-
ñe a algunos grupos de la Ciudad de México quienes por su posición
central en la vida de la comunidad conversa novohispana, pueden
considerarse representativos de los demás núcleos, dispersos en todo
el territorio del virreinato. Además, las estructuras familiares son ta-
les que estos grupos de Veracruz, Campeche, Puebla, Guadalajara,
Zacatecas, quedan vinculados al grupo de la ciudad de México, sea
por relaciones familiares características de la familia extensa, sea por
comunicaciones amorosas ilícitas, hecho que explica la facilidad con

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la que el Tribunal del Santo Oficio pudo desbaratar la comunidad. ban ayunos rituales y el de rabí a los pocos individuos un tanto versa-
pues, como lo subrayan algunos judaizantes, al estar todos vincula- dos en materia religiosa. Sólo se recibe alguna noticia acerca de la re-
dos cayendo uno, cayeron todos.2 Por consiguiente, nuestro estudio ligión hebraica y de cómo se debe practicar cuando arriba a estas
versa esencialmente sobre las familias extensas de Simón Vaez Sevilla, tierras alguien venido de las comunidades del Norte de Italia, o de la
y la de su suegra Blanca Enríquez, la de Treviño de Sobremonte, y de cuenca del Mediterráneo. Se acoge entonces cálidamente al foraste-
Leonor Núñez, también su suegra, abarcando inevitablemente los gru- ro, pronto convertido por los demás en maestro de la ley, quien a me-
pos aliados, satélites o conectados con ellos en alguna forma, residentes nudo pondera cuán ignorantes son los judíos novohispanos en cosas
en la capital o en ciudades provincianas. Notemos que esta concatena- de religión, y cuán incapaces en la práctica del ritual. Por lo tanto, a
ción espacial se acompañó de un proceso semejante en el tiempo, pues- falta de textos normativos de la sexualidad entre los judaizantes, no
to que al llegar a la Nueva España por los años 1620-1630, los cripto podremos referirnos a un discurso del que carecieron los principales
judíos establecieron relaciones con los judaizantes asentados desde interesados y sólo repararemos en la práctica, tal como se llevó a ca-
tiempo atrás en ella, de quienes a veces eran deudos lejanos, llegando bo, al filo de su vida sobresaltada.
a celebrarse matrimonios entre ambos grupos y acabando por fundir-
se los dos en uno solo.
Así las cosas, no pensamos que el método cuantitativo hubiese El marco sociodoméstico
brindado los resultados provechosos que suele y aún más, las cifras
hubieran seguramente atenuado 'el valor ejemplar de los comporta- Los cristianos nuevos se establecieron en Nueva España esencialmen-
mientos propios de ciertas familias indudablemente representativas, te entre 1580 y 1640, procedentes la mayor parte de ellos de Portugal
mientras el instrumento cualitativo, cual sonda precisa y delicada, y aprovechando la reunión temporal de las dos coronas. Llegaron a
permitía escudriñar la materia que nos interesa. tierras americanas abrigando esperanzas de poder practicar más hol-
gadamente el judaísmo o, en cuanto se percataban de la dificultad
para ello, de reunir suficiente dinero para irse a vivir a lugares donde
El discurso inexistente se les permitía declararse judíos, como Holanda, algunas ciudades
francesas o del Norte de Italia, etc.
No existe un discurso judaico sobre la sexualidad entre los grupos Si muchos hombres llegaban solos en calidad de solteros, hubo
que venimos estudiando. En efecto, están marcados por una modali- también familias enteras que buscaron establecerse en forma perma-
dad particularmente dramática de la diáspora, el marranismo, 3 que, nente. El oficio más adaptado a esta situación transitoria entre el
al imponerles desde hace ciento cincuenta años una religión, unos desarraigo y la instalación definitiva era el de mercader, que podía
comportamientos y unos valores distintos de los del judaísmo que ser fijo, poniéndose en los principios un cajón en la plaza, o itineran-
procuran guardar con riesgo de la vida, los sometió a una acultura- te, lo que requería desplazamientos entre México y Veracruz, Aca-
ción intensa, impidiéndoles entre otras cosas mantener contactos con pulco, la tierra adentro, es decir el Norte minero, lo mismo que
otros focos vivos de judaísmo, y por consiguiente, preservar e incluso Centroamérica, el norte del continente suramericano — Cartagena,
reavivar los cada vez más débiles conocimientos que conservan de la Perú, Río de la Hacha — , Cuba, hasta Angola, España, Portugal, Fi-
fe mosaica. En la Nueva España, fueron muy escasos los que tuvieron lipinas.4 Cuando el padre tenía que realizar largos viajes, la madre y
en su poder a mediados del siglo xvn algún libro donde nutrir su fe, los hijos pasaban solos temporadas en la morada capitalina, espe-
casi inexistentes quienes fueron capaces de leer y hasta de rezar rando el regreso del ausente, que podía lo mismo traer la prosperidad
correctamente en hebreo, no hubo sinagogas ni rabís verdaderos, si lograda gracias a fructuosos negocios que la quiebra y la ruina, cuan-
bien se dio el nombre de sinagoga a cualquier casa en la que celebra- do la adversidad, muerte, robo, naufragio, etc., se abatía sobre el

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viajero. Esta situación precaria se refleja en una inestabilidad no-
toria en cuanto se refiere a la vivienda, de la que cambian muy a me- tan relativamente frecuentes por lo que se refiere a las mujeres, y la
nudo las familias, al azar de sus posibilidades económicas, y sobre pérdida de la virginidad no constituye un impedimento definitivo pa-
todo, en la rapidez con la que se pasa de la riqueza a la pobreza, y ra contraer matrimonio. Una Isabel de Campos, de excelente casa,
viceversa. Tan sólo unos meses son necesarios para que la esposa e hijos tuvo por amantes a Sebastián Vaez de Acevedo y Mathias Rodríguez
de un rico mercader caigan en la miseria, viéndose forzados a vender de Olivera, y todo indica que se hubiera casado sin falta con un buen
sus pertenencias y a ganarse la vida, y un cargamento de negros partido, de no haber muerto tempranamente; en efecto, su hermana
esclavos o de mercancías de China puede al revés levantar toda una María, quien sostuvo una relación amorosa con Rodrigo Serrano es-
casa. tando doncella todavía, contrajo matrimonio más adelante,' y el
Con este modo de vida, el hogar resulta ser propio de las mujeres, hecho que haya sido con cristiano se debe a la inclinación recíproca
en el que los varones, esposo, hijos mayores sólo residen en forma in- de los interesados; no podemos dudar que, de haberle agradado un
termitente, ocupados generalmente en sus negocios; a este hogar sin pretendiente de su propio grupo, María se hubiese casado con él sin
embargo asisten otros varones como los que acaban de llegar de que le estorbasen sus amoríos anteriores. Catalina de Rivera cuya
Europa, encomendados desde allá por familiares a los de acá, y es co- "flor" había llevado un tal Manuel Márquez de Miranda, encontró
mún que permanezcan como huéspedes, socios, dependientes, luego un esposo en Diego Correa,' su hermana Isabel, doncella de es-
deudos en espera de encontrar un empleo, medio criados, hasta en- tado, pretendía lo mismo mientras trataba amorosamente a Luis Nú-
contrar un camino independiente. Por lo tanto, hemos de represen- ñez Pérez.' Ciertas cuñadas de Simón Vaez Sevilla, que se convir-
tarnos la casa capitalina como esencialmente habitada por mujeres tieron mas tarde en señoras principales tuvieron amantes antes de
rodeadas de personas de ambos sexos que las visitan o incluso viven desposarse" y un testigo refiere que Juan Pacheco de León, considera-
bajo el mismo techo que ellas, mientras los hombres de la familia es- do por muchos como maestro en cuanto toca a religión, por haberse
tán ausentes por periodos variables. De esta manera, la mayoría de criado en juderías italianas, pretendía que no era bueno que una
las mujeres del grupo converso goza de una gran libertad de movi- mujer muriese doncella porque de este modo se condenaba," y tal
mientos, sin que los celos de un esposo o de un padre se la estorben. parece ser la opinión que privaba comúnmente entre el grupo judío
Obviamente, esta situación favorece los intercambios de toda índole, cristiano.
en particular los familiares, amistosos y amorosos. Estas relaciones prematrimoniales eran frecuentemente auspi-
ciadas por la misma madre de la doncella, puesto que resultaban ser
un arma poderosa de presión para que el galán confesara el
judaísmo. El trato era el siguiente: para gozar a la prenda amada,
EL MATRIMONIO era preciso primero participar de un ayuno ritual, en una adhesión
pública a la fe mosaica. Así lo manifiesta María de Campos al hablar
Los jóvenes, criados en este ambiente, se acostumbran a convivir con con su madre Catalina, estando ambas en los calabozos inquisito-
primos, primas, deudos más o menos cercanos, y no tardan en esbo- riales, durante pláticas escuchadas y luego referidas a los jueces por
zarse atracciones que se traducen por galanteos y "retozos",5 carga- soplones." María recuerda cómo, para acceder al deseo de Sebastián
dos de apetencias juveniles. Estos "retozos" no parecen haber sido en Vaez de Acevedo siendo aún soltera ella, le puso como condición que
absoluto objeto de recelo por parte de los mayores, conforme a una él se declarara judío ya que, según ella, "es gran hechizo para atraer
ética sexual común en el siglo xv0, más tolerante hacia estos juegos una mujer a sí un hombre para hazer aquello ( = judaizar), el verse
que la moral burguesa del siglo xix.6 debajo de sábanas". Aceptado el trato por ambas partes, todos ayu-
Si las relaciones premaritales son la regla entre los hombres, resul- naron juntos numerosas veces. En fin, como lo puntualiza Isabel de
Silva, experta en la materia refiriéndose precisamente a los amores
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de las hermanas y doncellas Isabel y María de Campos, con Sebastián la Enríquez, esposa del enfermo y decrépito Gaspar Xuárez, herma-
Vaez de Acevedo y Rodrigo Serrano, éstos "entraban en su casa como no de su padre;" estas uniones entre tío y sobrina no dejaban de
maridos, como era constante cosa entre todos los portugueses que acarrear dificultades conyugales, como consecuencia natural de la
había en esta dicha ciudad"." diferencia marcada de edad que solía existir entre los esposos.
Para casar con primo o con tío, se requerían y solían obtener, me-
diante cuantiosas sumas de dinero (alrededor de dos a tres mil pesos),
La práctica endogámica las dispensas necesarias en Roma para contraer nupcias entre parien-
tes tan cercanos. Si uno se resolvía pedirlas, cosa que no siempre
No tarda en presentarse la necesidad de buscar pareja para el joven ocurría, lo acabamos de ver, no siempre se esperaba su llegada, gene-
en edad de contraer matrimonio y los padres o la madre sola cuando ralmente tardía, para celebrar el matrimonio; incluso hay indicios
falta el padre, se encargan del asunto, mediante la intervención de que se pretendía haberlas pedido, no siendo verdad, pues el monto
amigos, de socios o de familiares que lo mismo pueden ser hombres exigido para realizar estas diligencias desanimaba seguramente a
como mujeres. Estos intermediarios no desempeñan esta función de muchos. Estos factores explican que en algunos casos, no sabemos
casamenteros sino de manera eventual, aunque se pueda recurrir a con certeza si quienes se dicen "casados" lo fueron efectivamente ante
ellos varias veces, por las comunicaciones y conocimientos que sos- las autoridades eclesiásticas con las debidas licencias, o si tan sólo
tienen con los miembros de la comunidad, caso de un Manuel Alva- procedieron a una ceremonia doméstica más o menos marcada del
rez de Arellano o de una Blanca Enríquez." sello judaico, o si una sola promesa de matrimonio fue considerada
Para realizar una alianza matrimonial, se busca un cónyuge que suficiente para consumar la unión;" contribuyen asimismo a ocul-
sea judaizante, o, al menos de ascendencia cristiana nueva, siendo tar la frecuencia del matrimonio entre primos y tío y sobrina, como
más fácil atraerlo más adelante a la práctica 'religiosa. lo advertimos anteriormente.
Se piensa primero en los familiares, especialmente en los primos," Cuando no se podía encontrar pareja conveniente entre familiares
desde los primos hermanos hasta los de cuarto o quinto grado, y el cercanos o lejanos, se admitía a un individuo oriundo del mismo lu-
hecho que el candidato viva allende el mar no constituye mayor obs- gar que la familia, en España o Portugal, o que, de algún modo,
táculo: Simón Vaez Sevilla proyectaba casar a su hijo Gaspar con su resultaba conocido y cuya ascendencia hebrea quedaba asegurada.
prima hermana, hija de Francisco López Sevilla, hermano de Simón Esto era relativamente fácil, pues al establecerse numerosas familias
y rico mercader sevillano." en Sevilla después de haber salido de su pueblo o ciudad de origen,
Numerosas uniones se verificaron entre primos, aunque resulte las relaciones que lograron entablar allí proporcionaron más adelante
difícil comprobar esta aseveración puesto que los interesados pocas un terreno fértil para nuevas alianzas matrimoniales, tratos comer-
veces revelan esta situación por ser frecuentemente irregular: en efec- ciales, lazos de solidaridad, y a pesar de la distancia, siempre hubo
to, no siempre las parejas consiguieron las dispensas eclesiásticas ne- quien, en tierras americanas, pudiese dar cuenta de un recién venido
cesarias para casarse, o no las quisieron solicitar y sólo testimonios y garantizar su casa y casta.
ajenos dan cuenta de ella de manera incidental. Bástenos aquí un so- Si una doncella observante del judaísmo intenta casarse con un
lo ejemplo de la frecuencia del matrimonio entre primos, recordando mozo de ascendencia hebrea pero que no es observante, la parentela
que de las cinco hijas de Blanca de Rivera, cuatro eran casadas, de de la novia procura atraerle a una práctica cabal de su religión. Al-
las cuales dos, María y Margarita tuvieron primos suyos por esposos." gún hombre de la familia desempeña el papel de mediador, suele sa-
Aunque menos frecuente, tampoco es raro encontrar uniones matri- car al neófito a un lugar desierto para manifestarle que el matrimo-
moniales entre tío y sobrina, como fue el caso de Isabel Tristán, casada nio queda condicionado por el hecho que acepte cumplir con los ritos
con su tío materno, el Capitán Luis Fernández Tristán," o de Rafae- judaicos, se le encarga expresamente el secreto acerca de las diligen-

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cias llevadas a cabo respecto al asunto, amenazándolo de muerte no mezclados con numerosos judaizantes, sin que los primeros sos-
en caso de indiscreción suya." Al acceder el novio a estas exigencias, pecharan desde luego de los segundos." Lo mismo sucedió en las
se le introduce en un ayuno, se le inicia en su ejercicio, y no tarda en grandes fiestas celebradas para la boda de Blanca Xuárez, a la que
celebrarse el matrimonio. El noviazgo como periodo más o menos asistieron judaizantes y católicos, alrededor de mesas opíparamente
largo entre el compromiso y la boda no existe, ya que los novios se ca- dispuestas .24
san tan pronto el varón se ha declarado judaizante, con sólo los días En cambio, Isabel de Silva y su primo Antonio Caravallo optaron
necesarios para los preparativos materiales de la boda. por casarse secretamente según la fe judaica, oficiando uno de los va-
Una doncella judaizante que se casa con un hombre de ascenden- rones considerados como rabí, y tío de la novia, Antonio Vaez Caste-
cia hebrea pero aún no observante, buscará también, con una sutil loblanco, que sabía efectivamente más que otros por haber vivido en
mezcla de mimos, ruegos, desaires y riñas que su esposo determine juderías italianas." Si ignoramos en qué consistió exactamente el rito
practicar su religión, como les sucedió a Pedro de Espinosa y Diego religioso, sabemos que después de la boda, los esposos durmieron
Suárez de Figueroa, iniciados por sus respectivas esposas Isabel de Es- juntos la primera noche, apartando luego cama por siete días conse-
pinosa y Clara de Silva, hermanas ambas de la dogmatista y matriar- cutivos, para que la recién casada se purgase del sangrado provocado
ca Blanca Enríquez." por la desfloración, que la volvía "trefa", o sea impura, y por tanto,
En conclusión, la práctica judaizante es imprescindible por parte incapaz de unirse de nuevo carnalmente con su marido. Sólo después
del novio, puesto que la de la novia queda asegurada de antemano, y de este periodo, la pareja pudo volver a compartir el mismo lecho.
se procura lograrla antes de la celebración del matrimonio o después, Bien conocido es el caso de Treviño de Sobremonte y de su esposa
como condición para llevarlo a cabo o para hacer posible la coexis- María Gómez que observaron este mismo periodo de abstinencia por
tencia conyugal. idénticas razones, luego de una sonada boda a la que el novio asistió
Sin que por ello exista un noviazgo tal como se entiende en el cato- con la cabeza tapada y en la que se sirvieron los manjares prescritos
licismo a partir del Concilio de Trento, ocurre que un hombre dé a una por la religión mosaica, en particular las aves degolladas y desangra-
mujer palabra de matrimonio, comprometiéndose a desposarla en das y no estranguladas al modo cristiano, por respetar la prohibición de
un plazo no determinado, pero que suele ser largo, mientras él acumu- no consumir sangre, considerada como "trefa", y los buñuelos con miel."
la alguna hacienda. Esta palabra puede luego ser rota por el interesa- La mulata Esperanza Rodríguez asistió a la boda de Margarita de
do, con las consiguientes enemistades por parte de la mujer despecha- Rivera con su primo Manuel de Granada y cuenta que "despues
da y de su familia. Del mismo modo, puede suceder que la pareja haga de haverse concertado el cassamiento, el despossado y despossada se to-
vida maridable una vez dada la palabra de matrimonio, lo cual pro- man las manos y se abrazan y se dicen unas palabras, y despues se
picia la ambigüedad que señalamos anteriormente: Margarita de Ri- ban a acostar y al tiempo de belarse, por lo que dira la vezindad, ha-
vera vivió varios años con su primo Miguel de Huerta, bajo palabra cen las diligencias de la Iglesia y se casan con las amonestaciones"."
de matrimonio según ella, sin casarse jamás ante las autoridades ca- Bodas sucesivas en lo religioso, festejos de asistencia y prácticas
tólicas, mientras varios testigos la consideran casada. mixtas, expresan el anhelo de preservar en lo posible la singularidad
Al no poderse celebrar una boda auténticamente judaica en de la ceremonia hebraica, unido a la necesidad de guardar las apa-
Nueva España, se trató de preservar un mínimo de preceptos reli- riencias con respecto al medio ambiente católico, pero bien parece
giosos mosaicos, ocultados por el despliegue obligado de manifesta- que la consumación de la unión está condicionada antes que todo,
ciones cristianas. por acuerdo secreto de los esposos y de sus familias, realzado por al-
Beatriz Enríquez y Tomás Núñez de Peralta se unieron durante gunos ritos judaicos. Otra vez, el ejercicio de la sexualidad aquí en el
una ceremonia de carácter mixto; a ella asistieron cristianos viejos marco conyugal, está ligado exclusivamente a la práctica judaica.
afamados —se trataba en efecto de una boda brillante— juntos, pero

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La práctica exogámica: combinarse con el deseo de mujeres de casta de asimilarse a un grupo
matrimonio y amancebamiento considerado superior, por ser blanco y europeo. Un Francisco Blan-
dón estaba amancebado con una mulata que se había convertido al
Algunos hombres se ven obligados a residir por largas temporadas en judaísmo y el hijo de ambos fue circuncidado por su padre.31 Cierta
zonas en las que son pocas o nulas las posibilidades de encontrar una mulata, amante de Antonio Fernández y de Juan Morales Sosa, se
esposa de ascendencia hebrea. Si bien procuran no contraer matri- preciaba de ser judía y logró prestigio dentro de la comunidad, por la
monio con mujeres que no sean de su propio grupo, sino tan sólo re- puntualidad y esmero con que organizaba ayunos en su casa, a los
laciones ilegítimas, llegan a veces a casar con una indígena o una que asistía gente muy honrada." De esta manera, el judaísmo se per-
mestiza, caso de Enrique de Miranda en Guadalajara, cuya esposa petuaba en nuevas almas a él ganadas, mientras algunas mujeres
era indígena," y de Duarte de Torres, marido de una mestiza de marginadas por la sociedad colonial a causa de sus orígenes raciales
Pátzcuaro.29 En ambos casos, ignoramos si la mujer abrazó la fe ju- adquirían un estatuto social inesperado. Cabe subrayar que los me-
daica, aunque hay indicios para pensar que no. dios empleados para conseguir el ascenso social fueron las relaciones
Caso interesante de integración del grupo negro al de los cripto amorosas íntimamente ligadas a la práctica religiosa, combinación
judíos es el de Esperanza Rodríguez" y de su familia. Esta mulata, frecuénte en el judaísmo novohispano.
hija de una esclava africana y de su amo, un converso, nació en Se- Notemos que el amancebamiento como relación habitual —y no
villa, y se convirtió al judaísmo por la promesa hecha por su ama de como "mala amistad", sentido que frecuentemente le dan los conver-
darle carta de libertad si adoptaba la religión de su padre. Esperanza sos en sus testimonios— resulta ser un hecho poco frecuente entre
casó después con un carpintero y escultor alemán igualmente ju- ellos; sólo algunos varones, movidos por razones particulares (aleja-
daizante, y con una sola excepción, un hijo demasiado alejado de la miento de las zonas rurales, inestabilidad sicológica notoria, etc.) se
casa paterna, todos los hijos de la pareja observaron la fe mosaica, y los amanceban, a menudo con mujeres de color. Obviamente el aman-
que se casaron lo hicieron con judaizantes. La comunidad conversa cebamiento no se practica entre judaizantes que tienen la posibilidad.
novohispana siempre aceptó a Esperanza ya viuda y a sus hijas, las so- de casarse y parece en cambio constituir un recurso eventual cuando
corrió en sus necesidades; por su parte, la mulata desempeñaba fun- un converso vive con una mujer de casta, o sea de estirpe no hebrea y
ciones en los mortuorios y organizaba ayunos en su casa. por lo regular, de condición considerada como inferior, con la que
Los matrimonios entre judaizantes y mujeres indígenas, mestizas y no desea contraer nupcias.
mulatas muestran el peso de las contingencias sobre el grupo conver- Corroídos por el medio cristiano, algunos judaizantes optaron por
so, en particular sobre las personas más alejadas del núcleo princi- aliarse a cristianas, condenándose a vivir en una situación particular-
pal, y por ende más expuestas a las influencias externas disolventes mente tensa. Podían verse obligados a tomar tal decisión cuando el
de la identidad hebraica: la necesidad de tomar estado, de fundar un vivir aislados en regiones apartadas les impedía una unión más ade-
hogar en el caso de los varones aislados, la de regularizar una si- cuada a sus deseos, ya lo vimos, pero la mayor parte de los casos patenti-
tuación conflictiva (una hija de padre observante y de madre negra y za un ansia por asimilarse a la comunidad cristiana vieja y por dejar el
esclava), traducen la adaptabilidad forzada y tradicional del grupo lastre del judaísmo, que por otra parte su mala conciencia les hace
converso al medio en que vive inmerso, carácter que provocará a la practicar a veces más desesperada y arriesgadamente que los ju-
larga su muerte como grupo. El caso de Esperanza Rodríguez revela daizantes comunes.
sin duda un desesperado anhelo por mantener viva la religión perse- El varón que busca casar con cristiana vieja procura encontrar
guida, siguiendo en esto una corriente proselitista propia de tiempos una mujer de abolengo para sellar así su ascenso social logrado me-
remotos en la historia del judaísmo. diante tantos trabajos. Es lo que le sucedió a Sebastián Vaez de Aceve-
Esta corriente se desarrolló en Nueva España en forma original, al do," que vendía y alquilaba en Portugal costales para el trigo y talegas

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para la moneda" quien llegó a ser uno de los hombres eminentes de de Acevedo y/o de Rodrigo Serrano, de una familia ya ampliamente
Nueva España, miembro del Consulado, proveedor general de la Ar- dividida entre la fe mosaica y la católica, puesto que varios miembros
iada de Barlovento, Capitán de la Infantería en tiempos del Virrey de ella eran eclesiásticos, en particular cierto tío Arcediano de Filipi-
•arqués de Villena35 cuyo amigo era;36 estaba en excelentes térmi- nas, cuya perseverancia en la fe de sus ancestros no queda descarta-
aos con los inquisidores que le brindaron valiosa ayuda en sus ne- da." María casó con un labrador de Atlixco, pero siguió practicando
gocios, burlando la ley en su favor en plena persecución de los judeo el judaísmo secretamente con su madre y hermana. En cuanto a
c, istianos," y casó con Doña Lorenza de Esquivel (por cierto, ningún Margarita Moreira, tuvo por primer marido un judaizante observan-
r. pimpollo sino toda una señora madura), hija del poderoso mercader te y contrajo segundo matrimonio con Pedro de Castro, del que no se
Francisco Esquivel Castañeda, y hermana del racionero de Catedral." sabe a ciencia cierta si era cristiano viejo o nuevo, pero que no era
Preciándose de ser hidalgo, había solicitado los hábitos de Calatrava y observante." Si Margarita se abstuvo de practicar el judaísmo duran-
Alcántara para él y su hermano Antonio, cuando fue procesado por te su segundo matrimonio, manifestó sus simpatías por los conversos
el Santo Oficio por sus indiscutibles prácticas mosaicas. Su condena castigados por el Santo Oficio, en particular por su ex amante, Mén-
arrasó con sus anhelos de éxito social y de asimilación al grupo mayo- dez Villaviciosa.
ritario, y a la pérdida de sus bienes, de su fama, se aunó el hecho de
que su esposa pidiera y obtuviera el divorcio, obligándole, por si
fuera poco, a devolverle su dote." Destruido, Sebastián Vaez de Ace-
vedo murió poco tiempo después del Auto de Fe en que salió de peni- SEXUALIDAD Y COMUNIDAD DOMÉSTICA
tente, no sin dar señales de demencia."
Si Sebastián Vaez de Acevedo fracasó en sus intentos, otros fueron
más exitosos como Rodrigo Serrano que casó con Doña María de Vi- El nuevo hogar: preponderancia femenina
vero,'" (señora algo entrada en años también), nieta de Don Rodrigo
de Vivero y Velasco, Caballero de la Orden de Santiago, Conde No sabemos con precisión si la joven pareja vive luego en un hogar
del Valle de Orizaba y Vizconde de San Miguel, encomendero del propio o escoge seguir con la familia de uno de los cónyuges aunque
pueblo de Tecamachalco, y procedente de una familia aliada al las evidencias constantes de promiscuidad y la inestabilidad del mari-
Virrey Velasco, a los Luna y Arellano, a los Mendoza, y a la del in- do, motivada por sus actividades profesionales, sugieren en numerosos
quisidor Bonilla y Bastida;42 o como el mismo secretario del obispo casos una residencia matrilocal. La situación económica interviene
Visitador y Virrey Palafox, Melchor Xuárez, viudo de una mujer en la elección de la residencia de la nueva pareja ya que si sus recur-
muerta en las cárceles de Llerena donde esperaba el ser sentenciada sos son precarios, se acoge al hogar de la madre de la desposada,
como judaizante, .y casado en segundas nupcias en México con una mientras la prosperidad favorece su autonomía y la instalación
cristiana vieja." Estos dos individuos de prácticas judaizantes inne- de una casa propia. De todos modos, la nueva unidad familiar gira
gables, no fueron perseguidos por el Santo Oficio, quien sin embargo como satélite en torno de la familia de origen de la recién casada,
no ignoraba sus hechos delictivos, probablemente por estar aliados a quien no tarda en regresar a su vida anterior con pocos cambios, ro-
sectores tan importantes de la sociedad novohispana que su caída y deada de sus hermanas, tías, sobrinas, a la sombra de la figura cre-
deshonra hubiese sacudido en forma dramática los cimientos del or- ciente de la madre/abuela, quedando como siempre los hombres
den colonial. absortos en asuntos que los alejan física y sicológicamente de su hogar.
Algunas mujeres judaizantes casaron igualmente con cristianos En efecto, las familias que constituyen el núcleo más coherente y
viejos, con las mismas motivaciones que los varones antes menciona- solidario de la comunidad conversa novohispana se organizaron alre-
dos. Tal sucedió con María de Campos, ex amante de Sebastián Vaez dedor de verdaderas matriarcas: éste es el caso de Justa Méndez," de

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Ana de León,47 de Esperanza Rodríguez," de Leonor Núñez," Blanca complacencia nostálgica la anciana que antes que la penitenciara
de Rivera," Blanca Enríquez," Isabel Antúnez," Catalina Enríquez," por primera vez el Santo Oficio en Lisboa, solían los judaizantes
etc. Si individualmente un Treviño de Sobremonte o un Simóñ Vaez reunirse la noche del sábado en una casa apartada y "después de leer
Sevilla se destacan como figuras singulares, una vez reintegrados en la ley y de hacer las ceremonias, apagaban la luz y hombres y mujeres
el marco del grupo converso, aparecen sujetos por toda una red com- se acostaban (y lo demás) por parejas; salían de allí con mucho gusto,
pleja de relaciones femeninas que se revelarán funestas en los momen- y no es afrenta allá esto, pues Dios no repara en esto, porque es natu-
tos de persecución inquisitorial, pues las confesiones y habladurías de ral de hombres y mujeres. . ." Enfatiza que en Portugal, "guardaron
las parientas y amigas provocarán su perdición. por ley holgarse carnalmente los hombres con sus mujeres o amigas
Empieza entonces la coexistencia conyugal, el nacimiento de nu- después de judaizar, a lo judayco, en el suelo"." Si no hay evidencias de
merosos hijos y la muerte de no pocos: una Juana Enríquez, rica y ro- que estas costumbres hayan sido observadas en la Nueva España,
deada de las comodidades propias de la esposa de uno de los mayores coinciden perfectamente con el espíritu que animaba a los cripto
mercaderes de Nueva España, recuerda de manera imprecisa haber judíos, para quienes no existía oposición entre sexualidad y religión
dado a luz "a seis o siete hijos" de los que sólo sobreviven Gaspar y sino alianza y refuerzo de una por otra, contrariamente al catolicis-
Anita, en el momento en que los jueces inquisitoriales la interrogan." mo, que trató de negar o de encauzar estrictamente la sexualidad me-
Varias mujeres alegan en sus declaraciones no recordar bien los diante el estado religioso, el celibato o el matrimonio, excluyendo
hechos que se les menciona, pues estaban siempre enfermas, paridas desde luego lo que parece de hecho admitido por la práctica marra-
o criando, declarándose aquí la abrumadora dependencia biológica na, la relación ilícita, el amancebamiento, puesto que según la an-
de la mujer." ciana Catalina de Campos, la pareja podía ser constituida por el
varón y su mujer o su amiga.
Recordemos que este tipo de relación entre religión y sexualidad
Algunas normas rituales de la sexualidad conyugal existió en algunas formas del cristianismo primitivo, y es probable
que aparezca en forma privilegiada entre grupos religiosos mesiáni-
Acatando las prohibiciones bíblicas tocantes a la sangre, que, según cos, perseguidos, y amenazados de pronta desaparición, a la vez por
parece, fueron ampliamente observadas, tanto en el campo de la se- la llegada inminente del Mesías y por el rigor de las persecuciones,
xualidad como en el de la alimentación, las mujeres no podían unirse caso de los primeros cristianos del imperio romano y de los marranos
con sus esposos cuando tenían regla." Solían apartar cama pues eran del imperio español en el siglo xvii.
"trefas" es decir impuras durante este periodo.
Tampoco podía una mujer con menstruo participar en ayunos ri-
tuales por las mismas razones." Se creía también que una mujer que Las relaciones extraconyugales
había tenido relaciones sexuales la noche anterior no debía ayunar al
día siguiente,58 pero es opinión unánimemente compartida que la Las consideraciones anteriores explican que las relaciones adúlteras en
noche del sábado, por ser de fiesta, era de regocijo forzoso y que los el grupo converso sean numerosas y generalizadas, respaldadas por el
esposos habían de unirse carnalmente aunque hubiesen reñido o que carácter fuertemente matriarcal y femenino de la unidad doméstica,
algún familiar estuviese muriendo.59 y pueden variar desde los simples "retozos" hasta el amancebamiento
Tenemos noticias interesantes acerca de costumbres respetadas público, o sea, una relación amorosa con carácter de regularidad pe-
por algunos judaizantes en Portugal y referidas por la vieja Catalina ro distinta del amancebamiento como opción al matrimonio.
de Campos a su hija María, durante sus largas y peligrosas pláticas, En efecto, muy lejos de los valores cristianos viejos tales como apa-
en los calabozos inquisitoriales de México. Recuerda con cierta recen en el teatro del siglo de Oro —pensemos en el ejemplar Médico

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de su Honra— el grupo cripto judío presenta un cuadro sorprenden- El socio del ocupado esposo, un poco pariente, que hace de criado
te en el que las mujeres gozan de la mayor libertad de movimientos y y de confidente, compartiendo frecuentemente la intimidad del ho-
en el que resultaba un juego sostener relaciones ilícitas con la compli- gar, se convierte igualmente con toda facilidad en el amante de la se-
cidad de las demás mujeres. El investigador un tanto familiarizado ñora, de una hermana suya, o de la amiga, como los Antonio López
con la civilización hispánica del siglo xvii, marcada del sello cristiano de Orduña," Francisco de Acosta,66 Francisco López Díaz el Chato,"
viejo, no deja de admirarse ante el ir y venir de las señoras conversas, entre otros.
en silla de mano unas, en carroza las acaudaladas, en ancas de caballo La bella y maligna —pues por sus confesiones perspicaces,
y. detrás de algún varón, o caminando llanamente, el acudir a templos, comprometió a muchos— Isabel de Silva, tenía sólo veintiún años
tertulias, visitas, a meriendas, comidas, en casas, huertas, el incesan- cuando la prendió el Santo Oficio." Unos siete u ocho años antes, se
te traer y llevar chucherías, cosas de comer, el estarse en casa unas de había casado con su primo Antonio Caravallo, rico mercader. Los
otras, noches, días, semanas y meses enteros, el departir libremente numerosos testigos que hablan de ella le atribuyen por lo menos seis
con todo el que llega de fuera y da noticias, el tomar chocolate y dul- amantes seguros, algunos "retozos" con un primo, y un mínimo de
ces hombres y mujeres juntos, y luego el tañer, bailar a veces y jugar cuatro pretendientes a sus favores, de los que no sabemos si lograron
naipes. . . 61 sin que falte la plática sobre materias de religión mo- sus fines o no." Para llevar una vida tan rica en peripecias amorosas,
saica. Vemos cómo un puñado de mujeres, doncellas y casadas, aunada a la carga de varias maternidades, Isabel de Silva aprovecha-
se encerraron en un aposento de la respetable casa de Simón Vaez Se- ba las frecuentes y a veces largas ausencias de su marido, que iba
villa y de su esposa Juana Enríquez, ciertas Carnestolendas, en compa- a Acapulco, Veracruz, o a las ciudade„ norteñas a "emplear" o sea a
ñía de Juan Pacheco de León; aprovechando el periodo propicio para comerciar.
las bromas, y queriendo averiguar, si, como se rumoraba, estaba cir- Todas las hijas de Blanca Enríquez sin excepción, casadas la
cuncidado, por haberse criado en juderías italianas, todas pretendie- mayoría de ellas con hombres prominentes, sostenían relaciones
ron entre risas "desatacarle para ver una cosa descapillada", o sea adúlteras; Rafaela, esposa de su decrépito tío Gaspar Xuárez, estaba
quitarle las calzas para ver su miembro genital retajado, en una esce- públicamente amancebada con Manuel Alvarez de Arellano;" éste
na tal vez goyesca pero francamente desplazada en Calderón." vivía largas temporadas bajo el techo conyugal, y desempeñaba las
Los tratos amorosos nacen naturalmente en este ambiente, entre funciones de un verdadero padre y esposo, pues arregló los matrimo-
las mujeres de una casa y los numerosos visitantes masculinos. nios y el divorcio de la hija mayor de Rafaela, Ana Xuárez," y con-
El personaje del mercader soltero, rico, que viaja a tierras lejanas virtió a un hijo suyo al judaísmo en el trance de la muerte." La misma
para sus negocios reviste el atractivo especial del ave rara, exótica y Juana Enríquez, mujer de Simón Vaez Sevilla, tenida por santa por
un tanto silvestre ante las miradas femeninas: tal es el caso de un muchos y unánimemente respetada, tuvo algunos deslices, según
Mathias Rodríguez de Olivera, verdadero Don Juan enriquecido en informan discretamente unos testigos, y su marido confiesa que tuvo
la trata de negros, dotado de varonil y según parece, irresistible pres- ciertos recelos tocantes a su honor."
tancia, "algo calvo, cano, los ojos algo turbados, el cavello algo cres- Salvo contados casos, se puede considerar que todas las mujeres
po, trigueño, de buen cuerpo". Viste con elegancia, es magnífico en del grupo cripto judío mantuvieron en un momento u otro relaciones
sus regalos y lleva el día de su prisión "dos sortijas de diamantes, adúlteras. Pero si los hombres sostuvieron relaciones semejantes lo
dieciséis doblones, una medalla de oro, una sortija grande de cuaren- mismo con mujeres judaizantes que cristianas —caso éste frecuente
ta y tres diamantes"," para no citar los hermanos Montoya, Luis de entre los capitanes de Negros, quienes sin embargo no casan con
Mezquita, Pedro de Guevara, Fernando de Goiz de Mathos y Melchor ellas—, las mujeres conversas pocas veces salen de su propio grupo
Rodríguez López, que recibió los favores de las mujeres más hermosas cuando se trata de amoríos: en efecto, es común opinión entre ellas
de la comunidad, Isabel de Silva y María Gómez, ambas casadas." que el estar amancebada, es decir tratar amorosamente con judíos,

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no constituye un pecado, mientras reprueban las relaciones ilícitas de Evidentemente, la relación entre amores ilícitos, pero no conside-
los hombres judaizantes con mujeres cristianas, pues los hijos nacidos rados como pecaminosos y práctica religiosa es constante, e incluso es
de tales amores carecen de adoctrinamiento religioso y son perdidos probable que la práctica religiosa sea precisamente el factor que
para el judaísmo, al no poderles enseñar sus madres." autorice estos amores, despojándoles de su carácter pecaminoso. De
Como lo vimos en el caso de las doncellas que aceptaban tener este modo, se logran santos fines mediante gratos caminos..
relaciones amorosas, las casadas suelen utilizar sus devaneos como De hecho son poco frecuentes los casos de adulterio de una mujer
medio de presión para obligar al galante entibiado en la práctica ju- judaizante con un hombre cristiano: si Isabel de Silva, objeto de tan-
daica por el trato mundano, a confirmarse en la fe de sus ancestros. tos requiebros, y sujeto de bastantes deslices, fue amante de cierto
En este proceso, resulta otra vez fundamental el papel de la madre de Alcalde Mayor, probablemente cristiano," la tribu Enríquez se lució
la mujer solicitada de amores: la matrona se revela una alcahueta a con amoríos peregrinos: Rafaela sostuvo relaciones ilícitas con el no-
lo divino que protege a sus hijas de los recelos conyugales, abonando tario del Santo Oficio, don Eugenio de Saravia, 79 y ella y su hermana
sus citas amorosas con su presencia. Por ejemplo, Leonor Núñez, Micaela, eran íntimas amigas del inquisidor Estrada.8° Una de sus
suegra de Treviño de Sobremonte, aprovechaba la ausencia de sus tías, Esperanza Gerónima, hermana de su madre, la ilustre Blanca
yernos para acompañar a sus hijas María y Ana Gómez —mujeres Enríquez, vivió después de enviudar en casa de don Agustín de Val-
respectivamente de Treviño y Diego Díaz — quienes con sus amantes dés Portugal, por estar amancebada con él.8 i Se puede pensar que los
Melchor- Rodríguez López y Sebastián Riveros, disfrutaban de deli- amores de las hermanas Enríquez tuvieron por fin el granjearse la
ciosos días de campo en la huerta del gobernador de Santiago de Tlate- voluntad de personajes tan importantes en caso que surgiera alguna
lolco; todos ayunaban y se recreaban, gozando mucho los hombres el adversidad.
grato espectáculo de las mujeres desnudas que se bañaban en las ace- De todos modos, tanto los judaizantes que procuraban aliarse en,
quias. Estas piadosas vacaciones duraban una semana, mientras los matrimonio con cristianas viejas, como las conversas que sostenían
esposos trajinaban fuera de la ciudad." Pero la condición para tales relaciones ilícitas con cristianos, indican, aunque en grado diferente,
aventuras era que los hombres practicaran primero el ayuno ritual, una voluntad de ascenso social que solapa una apetencia de protec-
comúnmente dirigido por la propia madre. Aquí desde luego, volve- ción y de seguridad; las esposas cristianas viejas encopetadas, los Al-
mos a encontrar el papel específico atribuido a las relaciones amoro- caldes. Mayores e inquisidores, resultan baluartes contra el peligro
sas como medio para impulsar el proselitismo religioso, y este proceso que acecha constantemente al grupo cripto judío, alimentando espe-
queda bajo la autoridad de la mujer madura, quien busca así presti- ranzas, entre algunos de sus miembros, de escapar definitivamente a
gio y poder personal. la angustia que constituye el pertenecer a una minoría perseguida
Tenemos un ejemplo interesante de esta misma actitud, aunque siempre odiada y despreciada a menudo. Para resumir la actitud del
distinto en sus manifestaciones, adoptada esta vez por un hombre. grupo judaizante, que intenta a la vez preservar la identidad y adap-
Un tal del Valle, judaizante, sorprendiendo a su esposa in fraganti tarse al mundo que lo rodea, dejemos hablar a una conocedora de es-
con un amante cristiano, allá por los años 1630 en Pachuca, perdonó tas relaciones: "pocas o ningunas bezes se mesclan para casamientos
la vida de su rival con la condición que se convirtiera al judaísmo; el los judíos con los católicos, pero para malas amistades, no se repara
culpable aceptó el trato y pudo así seguir íntimo de la dama, sufrien- en nada".82
do más tarde las mismas persecuciones que los demás judaizantes." Surge una duda respecto a tantos maridos engañados, ya que si la
Blanca Enríquez permitió que sus hijas Beatriz y Rafaela tuviesen mujer engañada no suele protestar contra la infidelidad de su esposo
amores con Pedro de Guevara y Luis de Amézquita, siendo probable- en la tradición occidental y específicamente mediterránea, esta misma
mente aún doncellas, bajo la condición de que todos ayunarían juntos tradición impone al marido afrentado una actitud rigurosa. Fuerza es
con ocasión de una fiesta." decir que con las excepciones de la infeliz Leonor de Rojas, casada

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con un horrendo individuo desdentado, Agustín de Rojas, que la dos sostienen que Huerta se alejó por haber descubierto que su mujer
muele a palos hasta el punto de hacerla abortar, le prohíbe salir y lo había engañado con un mercader genovés o flamenco de quien
"putear" bajo pena de muerte y la abruma de tareas domésticas," la había concebido una criatura. Nacida la niña del adulterio, Marga-
de Manuel de Acosta que trata con éxito relativo de impedir que su rita la depositó a la puerta del secretario del Santo Oficio Juan de la
joven mujer Isabel Tinoco participe estrechamente en las numerosas Paraya, quien la entregó luego al convento de la Encarnación, sin
diversiones planeadas por sus tías, primas y abuela, 84 el paterfamilias que Miguel de la Huerta regresase jamás al lado de su esposa."
judeo cristiano carece de ferocidad respecto a las mujeres de su fami- Una vez abandonadas, Juana y Margarita vivieron miserablemen-
lia, siguiendo obviamente una tradición más tolerante que la cris- te en todos los sentidos, medio sosteniéndose como su madre y her-
tiana por lo que se refiere a flaquezas amorosas. manas, de costuras y hechuras diversas, llevando una vida amorosa
particularmente inestable y procurando por todos los medios conse-
guir un estatuto social y una seguridad material de los que carecían
La mujer sola cruelmente. Como la desgracia acarrea la desgracia, el ejemplo de
Margarita y las frecuentaciones que tuvo arrastraron a toda la casa a
Si la mujer soltera constituye una excepción dentro del grupo judeo una situación insegura, pues resultó cada vez más difícil encontrar
cristiano, es más frecuente encontrar hombres solteros, jóvenes aún o partidos decentes para las hermanas menores, esfumándose así la es-
ya maduros. Aunque no sepamos el porqué estos últimos se abstu- peranza de nuevas alianzas reparadoras."
vieron de contraer matrimonio a una edad en la que comúnmente los El abandono es el recurso del hombre deseoso de separarse de su mu-
demás varones lo hicieron ya, encontramos entre ellos un fuerte nú- jer y el divorcio es aquel de la esposa que busca deshacerse de su
mero de mercaderes cuyos negocios requieren viajes largos, como el marido. El caso mejor conocido es el de Ana Xuárez, casada con
ir a Angola vía Europa por un cargamento de esclavos negros, o en Juan Méndez de Villaviciosa, quien parece haberse revelado impo-
busca de mercaderías valiosas a Filipinas y a otras partes del Oriente. tente." El amante de la madre de la desposada, Alvarez de Arellano,
Del relato de su vida azarosa se deduce que esperan por lo regular hizo lo necesario para obtener el divorcio formal, y Ana Xuárez pudo
acumular suficiente hacienda para establecerse más tarde en alguna volverse a casar con Francisco López de Fonseca." Aunque la impo-
ciudad donde puedan practicar libremente el judaísmo, postergando tencia de Méndez Villaviciosa bien pudo haber sido temporal — se le
hasta entonces el momento de tomar esposa; mientras tanto, tienen buscaron entonces remedios entre la extensa parentela Enríquez-Vaez
aventuras numerosas, pues sus figuras no dejan de atraerles éxitos fe- Sevilla y Guillén de Lampart fue quien proporcionó algún medio pa-
meninos. ra contrarrestar el maleficio"— el asunto no deja de ser sospechoso,
En cambio, si no se puede hallar hombres "abandonados", son va- pues Margarita Moreira sostuvo con él tiernas y efusivas relaciones y
rias las mujeres desamparadas por sus maridos. Éste es el caso de la otras mujeres fueron también sus amantes."
mulata clara Juana del Bosque, abandonada par su esposo Blas Ló- El estado más dramático para la mujer dentro del grupo judeo
pez, luegq de haber quebrado éste en sus negocios y huido a partes converso, y probablemente español en general, es el de viuda. En esta
desconocidas. Juana se encontró entonces en una situación precaria, sociedad patriarcal el viudo no parece existir, pues obviamente
madre de un hijo ya y no le quedó más remedio que el de convertirse encuentra una nueva compañera, esposa o manceba; la mujer, en
en compañera eventual de tres hombres sucesivos, de quienes tuvo cambio, ante la imposibilidad de valerse por sí misma en el terreno
tres hijos más." En cuanto a Margarita de Rivera, no quedan total- económico, constituye un eslabón frágil y revelador de las estructuras
mente claras las razones que movieron a su primo y marido Miguel socio familiares.
de Huerta a dejarla: alega ella que al realizar malos negocios en Las viudas son numerosas en este mundo azaroso de los cripto
Nueva España, tuvo que ir a Cuba, mientras testigos bien informa- judíos radicados en tierras americanas, pues numerosos son los mer-

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caderes que pierden la vida en largos y peligrosos viajes. Si el padre món Vaez Sevilla y Juana Enríquez, amiga íntima de María; Marga-
deja bienes a su familia y si las hijas están ya bien casadas, la viuda rita tuvo un sin fin de aventuras, y Catalina e Isabel "retozaron" más
sobrelleva airosamente su soledad y tal es el caso de Blanca Enríquez, de lo debido con cuantos frecuentaron su casa."
que quedó amparada por la hacienda de su finado esposo, Antonio La viuda Isabel Duarte ("la de Antúnez") siguió el mismo camino, fue
Rodríguez Arias, y por la situación próspera de sus hijas Juana, Bea- amante de varios hombres y dio a luz a un hijo natural. Sumamente
triz, Rafaela, Micaela, casadas con mercaderes," o el de Isabel Tris- pobre, como las Rivera, recibía limosnas de almas caritativas, rega-
tán, viuda sin hijos, de su tío, el capitán Luis Fernández Tristán, los de sus amantes, y era adicta a los juegos de naipes, lo que le valió
quien le dejó suficientes medios para sostener el rango de una señora el apodo de "la jugadora".
grave y rica." Las Rivera, Isabel Antúnez, Catalina Tinoco, son unánimemente
Pero al lado de estas viudas favorecidas, se perfila el nutrido gru- notadas por su mala vida, llegando ciertos testigos a tachar a algunas
po de las viudas pobres y hasta miserables cuando acaso les quedan de ellas de mujeres públicas, de "putas"95 y un Manuel de Acosta, un
hijas casaderas y muy pocas esperanzas de dotarlas decorosamente. Agustín de Rojas prohíben que sus esposas las traten o las dejen
He aquí a Esperanza Rodríguez y sus hijas,48 de las que sólo una casó entrar a sus casas."
para después quedar abandonada, a Isabel Antúnez," a Catalina Sin embargo, el papel de estas pobres mujeres en el seno del grupo
Enríquez, viuda de Diego Tinoco, madre de numerosos hijos, y aban- cripto judío no deja de ser sumamente importante.
donada en su necesidad por sus mismas hermanas ricas," en un testi- Por la ausencia de marido o padre a su lado y por su pobreza que
monio de las limitaciones de solidaridad familiar, y sobre todo a la las libera del decoro obligado, gozan aún de mayor libertad que las
desgraciada y ejemplar familia Rivera. Habiendo la madre, Blanca de demás mujeres, y siempre están prestas a organizar ayunos en su ca-
14 Rivera, quedado viuda del mercader Diego López Rivera, la hija sa, a participar en otros, a proporcionar consejos en materia de prácti-
mayor, María, no tardó en enviudar también, teniendo ya dos hijos ca religiosa, pues saben más que los que las rodean por tratar con
i adolescentes; la segunda, Margarita, fue abandonada por su marido mayor número de personas, especialmente con quienes acaban de
y de las tres últimas, Catalina consiguió casarse con un Diego Correa, llegar de las juderías europeas, largamente interrogados por ellas
pronto desheredado por su padre enojado del mal casamiento de su acerca de la fe mosaica. Son diligentes en cumplir con los ritos fune-
t1;
hijo, mientras Clara, considerada como menguada, se unió a Felipe rarios, en mandar los manjares prescritos en ciertas ocasiones y
de Noroña, un hombre de mal genio que no era observante del ju- logran por estos medios recobrar gran parte del prestigio perdido en
fj
daísmo si bien era cristiano nuevo, quedando soltera Isabel. Mientras el campo socio económico. Por otra parte, su influencia se torna más
vivió el padre mercader, la familia había estado rodeada de cierta compleja al disponer de su libertad para ir a acompañar a la mujer
comodidad, pero al desaparecer, la necesidad impulsó a las mujeres casada de buena posición cuando el marido se ve obligado a ausen-
a valerse de trabajos de costuras y a aceptar las limosnas con las que tarse largamente." Entonces, y a pesar de los antagonismos de clase
la comunidad las socorría. Lucha permanente fue el tratar de en- latentes en el grupo converso como en cualquier otro, nace una amis-
contrar esposos para las solieras, volverse a casar la viuda, el conse- tad cómplice entre la dama y la pobre mal afamada, que comparte
guir amante firme y afamado la abandonada; de ahí una notable con ella su cama y su mesa; se intercambian consejos, recetas hechi-
libertad de costumbres, pues cualquier advenedizo era inmediata- ceriles, confidencias, y se teje una secreta solidaridad femenina que
mente atraído a la red urdida por el clan Rivera, encandilado por asegura tercerías y ayudas mutuas.
siempre renovadas y frustradas esperanzas. La mayoría de las hijas se Tales mujeres, viudas, abandonadas o doncellas pobres y de cos-
entregó a amores agitados: la viuda María intentó inútilmente vol- tumbres livianas llegan a veces a ser las amigas eventuales de los esposos
verse a casar con un muchacho de edad de sus propios hijos y amigo y de los hijos de familias acomodadas y la relación resulta facilita-
de ellos, Gaspar Vaez, cuyos padres eran el poderoso mercader Si- da por su presencia al lado de la señora, bajo el mismo techo que el

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EL SABOR DE LA VIDA
varón: María de Rivera, que acompaña a Juana Enríquez por meses,
entabló una relación amorosa con el hijo de ella, Gaspar Vaez, amigo
de sus propios hijos, quienes disfrutaban asimismo de la hospitalidad El placer
de los Vaez Sevilla por largas temporadas; tuvo amores asimismo con Aunque el placer sea una categoría moderna de la sexualidad, la
Treviño de Sobremonte e Isabel Antúnez fue amante de Simón Vaez conciencia de su realidad y de su importancia se deja percibir en al-
Sevilla. Obviamente semejante promiscuidad propiciaba todas las gunos textos. La vieja Catalina de Campos recuerda que en las juntas
aventuras. . . nocturnas de judaizantes, hace mucho, en su Portugal nativo, las pa-
Estas figuras femeninas resultan ser a menudo las más dramáticas rejas se unían en el suelo, a lo judayco, después de celebrar los ritos
del teatro converso novohispano. Su desamparo las convierte en ele- religiosos y que "todos sahan luego con mucho gusto"," y Ana Gó-
mentos sumamente frágiles de la comunidad pues entre ellas se mez, comentando con Leonor Vaez desde sus respectivos calabozos
encuentran quienes saben más de todos, sobre todo en materia de Fe. las costumbres que solían observar, y la gente que trataban antes de
En efecto, su búsqueda de prestigio social las lleva a cultivar el cam- entrar presas en el Santo Oficio dice, en términos algo sibilinos
po religioso, el único en que pueden desempeñarse, ya que no existen hablando de Manuel Alvarez de Arellano: "amigo es Manuel Alvarez
rabíes verdaderos, y crean un clima de emulación sumamente peligro- de Arellano de que se lo den primero, para entrar por aí, todo ha de
so entre los miembros que se esfuerzan por superarse mutuamente ser por esso, no es mejor hacer el cro ( = ayuno) y despues de hecho,
cuando se trata de lucirse en la práctica religiosa, de tomar riesgos, que tenga granjeada la voluntad, entrar lo otro, que cae mejor, ( = la
de manifestar cada vez más abiertamente estas actividades. Además, unión sexual) y Leonor le dijo, no quería el sino primero y a fe que a
sus relaciones amorosas íntimamente ligadas, como se vio, con la hecho en esta ciudad el cro con cuantos hombres y mujeres ay de la
práctica religiosa, les confieren, por medio de las confidencias que nacion, que no se ha descuidado y que por ay, a gosado lo mejor de
reciben, un conocimiento del mundo masculino, que, unido al que tienen las mujeres, y Ana le dixo, no saves tu eso como yo, no ves que es
del medio femenino, abarca a toda la comunidad. sambo y patituerto, que tiene talla de ser un fuego, tan fino es en ser
Al mismo tiempo, estas mujeres no dejan de sentirse rechazadas, luxurioso como en el cro"." Al mismo tiempo que se corrobora la
irremediablemente solas o frustradas de toda esperanza, y de ahí na- íntima y estrecha relación entre sexualidad y religión, descubrimos
ce la tragedia: una vez convencidas del abandono y del desprecio de en el tono de la plática de las dos mujeres, seguras de no ser oídas
los demás miembros del grupo, no vacilan en proporcionar a los (aunque no sucedió así, para desgracia suya y suerte nuestra), una fa-
jueces inquisitoriales, en un torrente devastador, los datos y nombres miliaridad no exenta de crudeza hacia las cosas del amor y un dejo de
que su peculiar situación personal les permitió conocer. Falta añadir sensualidad complaciente que manifiesta bastante, si bien en forma
que se convierten ante los demás en chivos expiatorios, puesto que se solapada, su interés por la materia tratada.
les atribuye todas las desgracias, amenazándolas con venganzas a la Si los hombres son poco locuaces al respecto, por lo menos en los
hora de salir, en nuevo testimonio de lucha de clase dentro de un documentos, las mujeres muestran a menudo, aunque como en el
grupo que los prejuicios describen sin embargo como totalmente ho- ejemplo mencionado, de manera velada, su aprecio por el ejercicio
mogéneo y solidario." de la sexualidad ligada a la práctica religiosa.

Magia erótica
Mención particular merecen las prácticas de magia erótica a las que
se entregaron algunas mujeres del grupo converso. Estas prácticas no

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presentan ningún carácter original con respecto a las que eran usa- da de la comunidad doméstica. Estos poderosos personajes se enfren-
das por otros grupos, y encontramos entre ellas los procedimientos tan unos a otros, respaldados por su parentela, en una emulación
acostumbrados para atraer y amansar a un hombre o para atontar al que se convierte en rivalidad en algunos casos, en cuanto se trata de
marido de suerte que no repare en las andanzas de su mujer: los sesos poder y de prestigio.'" Los yernos, a veces también poderosos en el
de zopilote y las golondrinas asadas,'" la manita desecada,1°1 etc.. . campo socio económico, no parecen murmurar contra el imperio de
Es notorio que la prohibición relativa a la sangre menstrual conside- sus suegras, sino repartirse con ellas el espacio de dominio respectivo.
rada lo hemos visto como "trefa", o sea impura por los conversos, no Un Simón Vaez Sevilla establece su propio núcleo religioso, dejando
sea respetada por algunas mujeres que no vacilan en mezclarla al que su suegra inicie a sus hijos en la fe mosaica, y son frecuentes las
chocolate destinado al varón que pretenden seducir. Juana Enríquez ' fiestas en ambas casas, sin que una opaque a la otra, siendo la mayoría
'y sú madre Blanca llegan incluso a echar sangre menstrual en el cho- de los asistentes los mismos.10" Justa Méndez, Blanca de Rivera, Esperan-
, 0111;ate que dan a los hombres con el fin de atraerlos a los ayunos, or- za Rodríguez, Ana de León, la última de los infelices Carbajal, constitu-
ganizados por ellas, asimilando aquí el fin religioso al sexual, de ma- yen centros de atracción cultural concurridos por toda su parentela, al
nera sobresaliente.'" menos la que comparte la práctica judaica con ellas. Leonor Núñez no
Al usar un procedimiento opuesto a los preceptos de su religión, sólo es estimada de su yerno Tomás Treviño de Sobremonte por sus
las mujeres judaizantes atestiguan la fuerza de un sincretismo que competencias y virtudes religiosas, sino amada por él hasta tal punto
impera igualmente sobre todos los grupos sociales, étnicos y reli- que ciertas noches la suegra, el yerno y la hija comparten la misma
giosos, y que queda fuera de cualquier control ideológico en la medi- cama.'"
da en que su difusión tiene un carácter esencialmente femenino y Notemos de paso que si algunas abuelas parecen haber renun-
doméstico, y sus efectos son subjetivos. El mismo grupo cripto judío, a ciado al proselitismo religioso respaldado por el imán de sus encantos
pesar de su homogeneidad relativa, no resiste su acción y sabemos personales, algunas otras, como la sin par Blanca Enríquez, no dejan,
que este proceso resultó ser poderosamente integrador de la sociedad cuando la ocasión se lo permite, de regresar a medios tan eficientes y
novohispana, aunque sus alcances se redujeron a niveles considerados suelen usarlos con hombres jóvenes, seguramente más necesitados que
generalmente como triviales, si bien fundamentales por lo que se re- los demás de su guía espiritual.'" Obviamente el juego sexual no se
fiere a comportamientos y actitudes profundas. considera privilegio de las mujeres jóvenes, conforme a la tradición
bíblica ilustrada por la historia de Sarah y Elizabeth.

Ape regina: la abuela


El ayuno, cúspide erótico religiosa
La figura del abuelo se perfila pocas veces en el teatro judeo con-
verso, por la alta tasa de mortalidad •que afecta al grupo masculino Hemos visto cómo estas mujeres maduras ya viudas, ya aun casadas o
expuesto a los azares de la vida peligrosa de los negocios, mientras la vueltas a casar, pueden ser ricas o pobres, pero todas tienen en co-
de la abuela se yergue majestuosamente. Es la guardiana de los ritos, mún el hecho de ver en el campo religioso el terreno predilecto para
la memoria del pasado familiar y del grupo, la que inicia paciente. granjear poder y prestigio, y el ejercicio de la sexualidad, a través del
mente a los niños en la fe de sus padres; ella es la que prepara las concierto de alianzas matrimoniales, el encubrimiento de relaciones,
alianzas matrimoniales, encubre y secunda los amores de sus hijas, ilícitas, les aparece como un medio eficiente para lograr tales fines.
nietas, sobrinas, con tal de que sean premio de nuevas o de renovadas Sus triunfos los constituyen los ayunos por ellas llevados, en su propio
adhesiones a la ley mosaica. Ella es el verdadero jefe de la familia, hogar, rodeidas del rebaño de sus hijas, nietas, hermanas, sobrinas,
cuya autoridad, basada en la religión, abarca de hecho toda la vi- comadres, amigas, acompañadas la mayoría de ellas por sus esposos

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o amantes, hijos, sobrinos, primos, deudos, socios del esposo, recién ciones ilícitas, prematrimoniales y adúlteras se desarrollan en su gran
llegados de Europa o de tierras lejanas, en los que todos obedecen
mayoría dentro de la comunidad conversa. Al estar íntimamente li-
las directivas de la santa y sabia matriarca. Estos ayunos se des-
gadas al proselitismo —proceso que consiste en premiar al hombre
arrollan durante una amena cohabitación sexual, sutilmente agudi- olvidadizo o ignorante de la fe de sus antepasados con las relaciones
zada por varios factores: la convicción de servir a Dios directamente
amorosas que pretende, bajo la condición de un regreso por parte su-
como élite escogida, los escalofríos del peligro y de la clandestinidad, ya a una práctica religiosa más diligente— se logra efectivamente la
la intimidad nacida del aislamiento y del encierro de las parejas
supervivencia del grupo como minoría religiosa y se despoja tales re-
por numerosas horas o incluso varios días, la excitación nerviosa
laciones de todo carácter pecaminoso, convirtiéndolas incluso en
y sensual que provocan el ayuno absoluto y la promesa del banquete
obras pías. De ahí la frecuencia notable de relaciones ilícitas entre
final, las circunstancias materiales como son las velas encendidas,
los judaizantes y, posiblemente, la serenidad de los esposos engañados.
la poesía misteriosa de los ritos y de las oraciones, el adorno y lim-
La vida hogareña lleva un sello femenino marcado y la figura que
pieza de la casa, la prestancia de los asistentes revestidos de sus domina suele ser la de la madre-abuela, verdadera matriarca que am-
mejores galas, una vez tomado el baño ritual. . .i°7 Estos momentos para y encubre los tejemanejes amorosos mientras los varones atienden
excepcionales en los que la religión está íntimamente ligada a la se- las necesidades de la vida económica y de la coexistencia con el ámbito
xualidad y a la sensualidad, bañados en intensa afectividad, repre- católico. Si el hombre cristiano nuevo procura casar con mujer de su
sentan la culminación del poderío femenino, logrando así que los
misma ascendencia, no deja de tener diversiones amorosas con cris-
hombres se descubran y confirmen a la vez su fe religiosa, pues de
tianas, contrariamente a la mujer judaizante, que tiende a quedar
otra manera, como lo advierte Rafaela Enríquez: "es muy ordinario dentro de su grupo en cuanto se refiere a deslices.
no declararse los hombres con las mujeres".108 Esta estrecha dependencia de la sexualidad y de la religión acarrea
consecuencias importantes.
En primer lugar, como suele acontecer en las colectividades mino-
ritarias, aisladas y fuertemente amenazadas, la mujer cobra una im-
CONCLUSIÓN portancia relevante a la que no puede pretender en circunstancias
normales.109 Entre los judaizantes novohispanos, la ausencia de rabíes
La originalidad del grupo cripto judío consiste en establecer una re- y de sinagogas, les permite convertirse algunas veces en "dogma-
lación íntima entre sexualidad y religión como medio para preservar tistas", y a menudo en guardianas de la fe y de los ritos, en maestra
su integridad y la endogamia marcada que observa, tendiente a pro- de los niños, amparada por la intimidad del hogar, y el campo de
piciar las relaciones matrimoniales entre primos o parientes, se in- la sexualidad, usada por ella como medio para lograr sus fines pro-
terpreta como la voluntad de mantener su homogeneidad religiosa selitistas, pierde su carácter pecaminoso. Por consiguiente, la mujer
mediante recursos sexuales y domésticos. Sólo cuando el peso de las judaizante llega a gozar de prestigio logrado en el terreno religioso, se
contingencias lo impone o cuando los individuos rechazan su comu- vuelve imprescindible como factor de cohesión y de identidad del gru-
nidad de origen, buscando la asimilación al grupo mayoritario, se
po, y se desenvuelve con notable libertad en cuanto a comportamien-
verifican uniones con no judaizantes o con individuos que no son cris- tos se refiere. Esto explica que disfrute de un poder real, seguramente
tianos nuevos. Los matrimonios, los amancebamientos con personas muy superior al que tiene la cristiana vieja en la misma sociedad, en
de otros grupos étnicos, indígenas, mestizos, mulatos, se acompañan niveles socioeconómicos semejantes.
frecuentemente de una labor proselitista, facilitada por anhelar los Obviamente, la sexualidad desempeña aquí un papel original, en
neófitos acceder a un grupo considerado como superior al suyo y ser
oposición marcada con el que le confiere el catolicismo. Mientras és-
asimilados por él. Si el matrimonio es endogámico y estable, las rela-
te procura encauzarla en los marcos del matrimonio, o del celibato
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laico o religioso, considerándola siempre como una carga explosiva que las persecuciones, la asimilación voluntaria o involuntaria logra-
que se precisa controlar estrictamente, la práctica marrana, por lo da dentro del proceso sincrético fue lo que provocó, a la larga, la des-
men s en Nueva España parece usarla al contrario, al poner las po- aparición del grupo cripto judío como entidad homogénea.
derosas energías que encierra al servicio de la religión amenazada y Falta descubrir si la actitud peculiar de los judaizantes frente a la
del grupo perseguido. sexualidad y a la comunidad doméstica tuvo resonancia entre otros
A partir de estas consideraciones, se podría incluso esbozar una grupos, en particular entre aquellos que tuvieron estrechas relaciones
teoría de la utilización de la sexualidad por las ideologías religiosas. domésticas con ellos, como son los esclavos, negros y mulatos. Ignora-
En efecto, es posible pensar que una religión perseguida y minorita- mos asimismo en qué medida la práctica conversa se oponía realmente
ria, como el judaísmo en el Imperio Español en los siglos xvi y xvii, a la católica. En efecto, la situación demográfica, étnica y social de la
admita una sexualidad más abierta aprovechando entonces sus colonia, las relaciones de dominación impusieron seguramente entre
energías, mientras una ideología religiosa triunfante, como el catoli- los españoles comportamientos distintos de los que prescribía la austera
cismo del Concilio de Trento, al tener asegurado su dominio, procu- moral cristiana vieja, teóricamente válida, pero de la que dudamos
ra ya controlarla estrictamente, por no necesitar ya de su refuerzo y haya sido estrictamente observada en tierras americanas. Sin embar-
k. desconfiar de sus misteriosas potencialidades. go, aunque futuras investigaciones lleguen a la conclusión que los
Pero esta unión de lo sexual con lo religioso, dentro del crisol domés- comportamientos de los cristianos fueron efectivamente más relajados
tico de la afectividad que asegura normalmente la supervivencia del que los de los españoles metropolitanos, permanecería la originalidad
grupo, puede también causar su perdición en tiempos de persecución, del grupo converso, en unir la sexualidad a la práctica religiosa.
pues el deshilvanar las relaciones familiares o amorosas lleva inevitable- Así las cosas, el puñado de judíos conversos novohispanos, que vi-
mente a descubrir las creencias y prácticas religiosas peligrosas. vió en la zozobra diaria, supo tal vez más que otro del placer trémulo
Sin embargo, si la sexualidad, tal como la practican los judaizan- e intenso del instante de dicha robada, pues para él, y sólo para él,
tes novohispanos es ante todo un factor de cohesión para su grupo, fue a menudo una misma cosa el amar, servir a Dios y desafiar a la
asociada como está a la vida doméstica afectiva y religiosa, algunas muerte.
de sus manifestaciones revelan la situación de la comunidad, someti-
da a un fuerte proceso aculturativo. Mientras los matrimonios entre
conversos, practicantes del judaísmo o no y cristianos, corresponden
a una voluntad de escapar en forma definitiva al grupo de origen, NOTAS
fuente de excesivos conflictos y contradicciones, para asimilarse a los
católicos, ciertas prácticas hechiceriles, usadas además por mujeres de A Para referirnos a los judaizantes, usamos los términos: cripto judíos;
notable piedad, como el administrar sangre menstrual para fines conversos; judeo cristianos; marranos.
amorosos y/o religiosos, en abierta contradicción con mandamientos B En cuanto toca a las referencias sacadas del Ramo Inquisición del
bíblicos particularmente rigurosos, indican el avance insidioso e irre- Archivo General de la Nación, (AGN) incluyendo el Ramo Riva Palacio, da-
mediable del sincretismo y por tanto la descomposición del corpus re- mos el número de la foja que proporciona el dato citado, cuando el docu-
ligioso mosaico. mento está efectivamente foliado. Por tanto la falta de esta indicación corres-
En este sentido, la comunidad conversa estuvo más amenazada ponde a la ausencia de foliación y sólo nos referimos entonces al documento
por el medio que la rodeó que por la acción directa de las institu- en general.
ciones como la Corona y el Santo Oficio, pues si el peligro que repre- C La abundancia del material es tal que, en numerosos casos, es preciso li-
sentaban éstas era claramente delimitado y reconocido, no sucedió lo mitar el número de referencias. Por tanto, nos conformamos con dar las que
mismo con la lenta corrupción propiciada por el sincretismo. Más consideramos más relevantes aunque obviamente disponemos de otras.

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D Algunos procesos se encuentran por partes en volúmenes distintos, caso 8 AGN, Inquisición. Vol. 400, exp. 2, Proceso y causa criminal contra

del de Margarita de Rivera en los Volúmenes 394 y 408, de Isabel Duarte, "la Juan Pacheco de León, Alias Salomón Machorro, f. 745 verso.
'e Antúnez", en Vol. 487 y 500, y de Juana Enríquez, Vol. 400 (que consta
9 AGN, Inquisición. Vol. 500, exp. 6, Proceso contra Blanca de Rivera,
.le dos tomos) y 488, de Blanca de Rivera, Vol. 500 y Riva Palacio, Vol. 56.
sin foliación.
1 Guijo, Gregorio de. Diario 1648-1664. Tomo I, ff. 28-39-342. Porrúa, 1° AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, ff. 102 y 276, Diez Cuadernos de
1 léxico. comunicaciones de cárceles oydas por Gaspar Alfar entre Leonor Vaez, Gon-
zalo Vaez y Ana Gómez. AGN, Inquisición. Vol. 393, Proceso contra Beatriz
2 AGN, Ramo Inquisición. Proceso contra Simón Vaez Sevilla, Vol. 398,
Enríquez, sin foliación.
227 verso, "que será fuerza si se supiese algo, prender más de veinte, por las
correspondencias que tienen unos con otros". 11 AGN, Inquisición. Vol. 400, exp. 2, Proceso contra Juan Pacheco de León,
Alias Salomón Machorro, f. 681.
3 Además, las comunidades de Europa, con excepción de la cuenca del
Medite.-ráneo, fueron tempranamente (siglo xvin) alcanzadas por corrientes 12 AGN, Riva Palacio. Vol. 23, exp. 3 y 4. Comunicaciones de cárceles
racionalistas. Había que esperar el renacimiento hasídico del siglo xviii en oidas por Gaspar Alfar, etc.
Polonia para que la vida religiosa judaica encuentre de nuevo el derrotero de
la búsqueda espiritual alejándose de una ortodoxia demasiado apegada a las 13 AGN, Inquisición. Vol. 487, exp. 21, Proceso contra Isabel Duarte, la

necesidades mundanas. Si las comunidades sefarditas se hallaban entonces de Antúnez, f. 566 verso.
en esta precaria situación, las "marranas", o sea las que vivían clandestina- 14 García, Genaro, Antros de Fe, en documentos inéditos o muy raros para
mente su fe bajo las apariencias de la conversión al cristianismo en la metró- la historia de México, No. 58, f. 192 y f. 255. Porrúa, México, 1974.
poli española y en todo el Imperio se encontraban en una situación aún más
angustiosa, viéndose condenadas a desaparecer a corto plazo. Cf. Caro Baro- 15 Novinsky, Anita y Paulo, Amilcar. The last Marranos. Comentary, New

ja, Julio: Los judíos en la España moderna y contemporánea, Passim, 3 volú- York, 1977, p. 77. Este apasionante artículo da cuenta de la situación actual
menes, Ediciones Arion, Madrid, 1961 y Chaunu, Pierre, La Civilisation de de una comunidad marrana, descubierta por los autores, en Belmonte, Por-
de l'Europe classique, pp. 475-480 Arthaud; París, 1966. tugal. Se observa allí la misma tendencia a la endogamia y al matrimonio
entre primos que subrayamos aquí. Los marranos de Belmonte declaran:
4 Mark Hordes, Stanley. The Crypto jewish community of New Spain "We are free, we marry only our cousins". . . (p. 77) con el mismo objeto que
1620-1649, a collective biography, Passim y particularmente las tablas los conversos novohispanos de 1640-1650, preservar su homogeneidad reli-
estadísticas XXX de las páginas 193/415. Nótese la inestabilidad notoria del giosa, o, como lo expresan los dos historiadores brasileños "to retain their old
empleo, característico de una situación precaria. Tesis doctoral, Tulane Uni- religion", a pesar de sus comportamientos endogámicos en el terreno genéti-
versity, 1980. co, ya que son numerosos los individuos ciegos, raquíticos o con graves insufi-
5 Según el amable término empleado por los judaizantes para referirse a
ciencias respiratorias en la pequeña comunidad de Belmonte. Las semejanzas
juegos más o menos inocentes. con los conversos novohispanos no se limitan a la endogamia y al matrimonio
entre primos, sino abarcan en forma asombrosa los rituales, los preceptos to-
6 Entre otros, Flandrin, Jean Louis, Les amours paysannes (XVI-XIX cantes a los alimentos, el sincretismo en general.
siecles), pp. 149, 200. Gallimard, Julliard, París 1975; Aries, Philippe, l'En-
16 AGN, Inquisición. Vol. 394, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rivera,
fant et la vie familiále dans l'Ancien Régime. Plon, París 1960.
f. 322.
7 Riva Palacio. Vol. 23, exp. 3, Comunicaciones de cárceles que a oydo
17 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rivera,
Gaspar Alfar desde la suya a doña Catalina de Campos y a Doña María de
Campos su hija, Passim. AGN, Inquisición. Vol. 393, sin foliación, testimo- ff. 17 y 17 verso.
nios (muy importantes) de Isabel de Silva. AGN, Riva Palacio. Vol. 23, exp. 18 AGN, Inquisición. Vol. 411, exp. 2, Proceso contra Isabel Tristán,
2, Proceso contra María de Campos. f. 348 verso.

136 137
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36 AGN, Inquisición. Vol. 489, Carta del Marqués de Villena al Obispo de
19 AGN, Inquisición. Vol. 402, exp. 1, Proceso contra Rafaela Enríquez,
f. 247. Palafox, 20 de noviembre 1641, ff. 93-96. Ver también Israel, J. I., Race
class and Politics in Colonial Mexico, 1610-1670. Oxford University Press
213 Éste es el caso de Margarita de Rivera, cf. nota 17. 1975, lo referente a Sebastián Vaez de Acevedo, pp. 205, 211, 213, 214, 246.
21 AGN, Inquisición. Vol. 500, exp. 6, Proceso contra Blanca de Rivera, 37 Archivo Histórico Nacional (Madrid) Legajo 1737, Visita de Pedro de
sin foliación, y AGN, Inquisición. Vol. 418, exp. 1, Proceso contra Manuel Medina Rico, 1658. La amistad de Sebastián Vaez de Acevedo con los in-
de Acosta, f. 159. quisidores está mencionada en el cargo número 32 y eh el cargo número 140,
se lee que "aviendo, Sebastían Vaez de Acevedo, portugués de nación, que
22 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1. Proceso contra Margarita de Rivera
después fue procesado y penitenciado por judío judaizante, trahido de China
f. 40 verso y 41.
cantidad de fardos y mercaderías que eran suyas propias y parando en el
23 AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez cuadernos de comunicaciones puerto de Acapulco, por escusar los derechos debidos a Su Majestad, se valió
de cárceles, f. 156 verso. del Tribunal, que fingió pertenecerle dichOs fardos y mercaderías y por ello,
los pidió sin paga de derechos algunos, a que resistieron los oficiales reales de
24 AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones
dicho puerto de Acapulco y últimamente, viendo el pleito mal puesto, se va-
de ,cárceles, f. 157 verso. lieron del señor Virrey, que a la sazón era, conviene a saber, por el año de
25 AGN, Inquisición. Vol. 409, exp. 2, Proceso contra Antonio Caravallo,
1645 poco mas o menos, con que su excelencia envio despacho para que se
f. 225. entregasen dichos fardos y mercaderías sin pagar derechos algunos, como en
efecto se trajeron al quarto del señor Inquisidor, doctor don Francisco de
26 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rive- Estrada y de allí los llebó el dicho Sebastián Vaez, con grande nota y escánda-
ra ff. 244-246. lo". El Virrey de la Nueva España por 1645 era Don García Sarmiento de So-
tomayor, conde de Salvatierra.
27 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rivera,

f. 467. 38 Guijo, Gregorio. Diario de sucesos notables, 1648-1654. Porrúa, Méxi-


co, 1953. Tomo I, p. 40.
28 AGN, Inquisición. Vol. 393, exp. 1 y 2, Proceso contra Beatriz Enrí-
quez, sin foliación. 39 AGN, Inquisición. Vol. 435, f. 475, Proceso contra Gaspar Rivero de

Inquisición. Vol. 488, exp. 4, Proceso contra Juana Enriquez, f. 357. Vasconcelos. Este estudiante mulato fue secretario de Sebastían Vaez de Ace-
29
vedo y no lo abandonó en su infortunio, f. 537 verso.
38 Inquisición. Vol. 408, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rivera, Passim.
40 AGN, Inquisición. Vol. 435, f. 475, Proceso contra Gaspar Rivero

31 AGN, Riva Palacio. Vol. 23, exp. 4, Comunicaciones de cárceles, f. 14. de Vasconcelos, f. 536.
32 AGN, Riva Palacio. Vol. 23, exp. 4, Comunicaciones de cárceles, sin 41 AGN, Inquisición. Vol. 393, exp. 7, Testimonios de Isabel de Silva, s. f.
foliación.
42 Fernández de Recas, Guillermo, Mayorazgos de Nueva España, pp. 156
" Desgraciadamente el proceso de Sebastián Vaez de Acevedo no se en- y 162, Biblioteca Nacional, México, 1965.
cuentra en los archivos conocidos; sin embargo, por la relevancia del perso-
naje, se hallan numerosos datos sobre él, dispersos en testimonios, otros procesos, 43 AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones
o recogidos por otros investigadores, cf. notas 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40. de cárceles. . . ff. 188 verso, 192 verso y 193. AGN, Inquisición. Vol. 416,
Carta del Tribunal a la Suprema, ff. 427/28 y f. 466. También Israel, J.I.,
34 AGN, Inquisición. Vol. 393, exp. 7, Testimonio de Isabel de Silva, sin
opus cit., p. 237, quien muestra que después de haber sido secretario de Pa-
foliación. lafox, Melchor Xuárez desempeñó las mismas funciones con el Arzobispado
35 Hordes, Stanley. The Ciyptojewish community of New Spain, pp. 133-134. Saenz de Mañozca.

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" AGN, Riva Palacio, Vol. 23, exp. 3 y 4, Passim y Riva Palacio, Vol. 23, 56 AGN, Inquisición. Vol. 394. exp. 2, Proceso contra Margarita de Rivera,

exp. 2, Proceso contra María de Campos, Passim. Inquisición, Vol. 393, exp. f. 414 verso.
7, Testimonios de Isabel de Silva, sin foliación. 57 AGN, Inquisición . Vol. 408, exp. 2, Proceso contra Esperanza Rodrí-

45Huntington Library, San Marino, California. Proceso contra Margarita guez, f. 97 verso.
de Moreira (microfilm) f. 33. 58 AGN, Inquisición . Vol. 393, exp. 1 y 2, Proceso contra Beatriz

46 Sobreviviente de las persecuciones de finales del siglo xvi, fue amada


Enríquez, sin foliación.
por Luis de Carvajal el Mozo, reconciliada en 1596 y relajada en efigie en 59 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rivera,
1649; quedó viuda y sus tres hijos, Luis Pérez Roldán, Isabel y Francisco Núñez f. 342.
fueron igualmente judíos practicantes y penitenciados por el Santo Oficio.
69 AGN, Riva Palacio, Vol. 23, exp. 3 Comunicaciones de cárceles. . . ff.
47 Ana de León Carbajal, alias Ana Rodríguez de Matos. La última de los 72 y 72 verso.
Carbajal, reconciliada en 1601, viuda y relajada en persona en el Auto Gran-
de del 11 de abril de 1649. Sus hijas (menos María de León casada con Diego 61 AGN, Inquisición. Vol. 418 y exp. 1, Proceso contra Manuel de Acosta,

Núñez, ambos judíos observantes) fueron buenas católicas, mientras la an- ff. 101 y 102 verso. Acosta, marido celoso, no quería que su mujer Isabel
ciana madre era tenida por santa por muchas familias conversas, y participaba Tinoco, "fuera a cantar a donde había veinte hombres solteros" (f. 101).
en frecuentes ayunos.
62 AGN, Inquisición. Vol. 394, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rive-

48El caso de Esperanza Rodríguez y de sus hijas se menciona en el ra, f. 459 verso.
subcapítulo: La práctica exogámica: matrimonio y amancebamiento.
63 AGN, Inquisición. Vol. 409, exp. 1, Proceso contra Mathias Rodríguez

49Leonor Núñez, suegra de Treviño de Sobremonte se casó tres veces, fue de Olivera, ff. 115 verso, 121, 122, 122 verso.
madre de cuatro hijos relajados, siendo ella reconciliada en 1635 y relajada 64
Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones de
en persona en el Auto Grande del 11 de abril de 1649.
cárceles, f. 187.
58 Blanca Rivera, alias Blanca Méndez: viuda, cabeza de la infeliz familia
65 Antonio López de Orduña, "el Pantorrillado", de 23 años (en 1642)
Rivera compuesta de María, Margarita, Catalina, Clara, Isabel. Reconci-
sevillano, deudo lejano de Simón Vaez Sevilla, quien lo ayudó y colocó de te-
liada en 1646.
niente del Alcalde Mayor de las minas de Chichicapa, don Miguel de Osorio
" Blanca Enríquez, viuda, madre de Catalina, Rafaela, Juana, Micaela, de Cárdenas. Fue amante de Beatriz Enríquez, cf. AGN, Inquisición. Vol.
Beatriz y Diego. Relajada en efigie en 1649. 399, exp. 1, Proceso contra Leonor de Rojas, sin foliación, y Vol. 423, exp.
3, Diez Cuadernos de comunicaciones de cárceles, f. 228.
52 Isabel Duarte "la de Antúnez" viuda, madre de Clara y de Manuel, re-
conciliada en 1646. 66 Francisco de Acosta, amante de María de Rivera, de Micaela Enríquez,

AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones de


53 Catalina Enríquez alias de Silva, Tinoco, hija mayor de Blanca
cárceles, ff. 210 y 234.
Enríquez, viuda, madre de trece hijos practicantes. Fue relajada en persona
en 1649. Las hermanas ricas la habían desamparado, al quedar ella viuda y 67 Francisco López Díaz, El Chato, amante de Margarita de Rivera, Cata-

pobre. lina Tinoco, Micaela Enríquez, AGN, Inquisición. Vol. 393, exp. 7, Testi-
monios de Isabel de Silva, sin foliación, Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de
54 AGN, Inquisición. Vol. 400, exp. 1, Proceso contra Juana Enríquez, comunicaciones de cárceles, y Vol. 487, testimonio de Isabel de Silva
f. 9 verso. contra Margarita de Rivera, f. 320.
55 AGN, Inquisición. Vol. 402, exp. 1, Proceso contra Rafaela Enríquez, 68 Isabel de Silva, alias Correa, Caravallo, cuyo proceso desgraciadamente
f. 218 verso y Vol. 408, exp. 1. Proceso contra Margarita de Rivera, f. 21.

140 141
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91
Huntington Library. San Marino, California. Proceso contra Margarita 104
AGN, Inquisición. Vol. 411, exp. 1, Proceso contra Gaspar Vaez, Pas-
de Moreira (microfilm), f. 34. sim. Y Vol. 396, exp. 2, Proceso contra el Bachiller Pedro Tinoco, Passim.
sa AGN, Inquisición. Vol. 411, exp. 2, Proceso contra Isabel Tristán, Passim. 105
AGN, Inquisición. Vol 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones
de cárceles, f. 155 verso.
93 AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rivera,
106
f. 365 verso. AGN, Riva Palacio. Vol. 23, exp. 4, Comunicaciones de cárceles, sin
foliación.
94 AGN, Inquisición. Vol. 487, exp. 21, Proceso contra Isabel Duarte, la
'

de Antúnez, Passim. 107 Por razones obvias, los inculpados se abstienen de dar semejantes

descripciones a los jueces inquisitoriales. Sabemos de estos ayunos por las


95 AGN, Inquisición. Vol. 381, exp. 9, Proceso contra María Gómez, sin
foliación. En el tormento, María llama a las Rivera: "putas hediondas, ladro- comunicaciones de cárceles durante las cuales los judaizantes encerrados,
recuerdan el pasado añorado para recomendarse el silencio sobre determinados
nas. . . putas cornudas".
puntos. Ver en particular las Comunicaciones de Cárceles de: Riva Palacio,
96 AGN, Inquisición. Vol. 418, exp. 1, Proceso contra Manuel de Acosta, Vol. 23, exp. 3 y 4 y los Diez Cuadernos de. . ., Vol. 423, exp. 3, Ramo
f. 111 y Vol. 399, exp. 1, Proceso contra Leonor de Rojas, sin foliación. Inquisición.
97 AGN, Inquisición. Vol. 403, exp. 3, Proceso contra María de Rivera, 198 AGN, Inquisición. Vol. 402, exp. 1, Proceso contra Rafaela Enríquez,

f. 325 verso. f. 231.


109
98 Los testimonios de desprecio y de odio hacia estas mujeres, las Rivera en Es lo que ocurre en todos los movimientos de resistencia, de guerrilla. Si
particular, son muy numerosos. Ver entre otros: AGN, Inquisición. Vol. 423, las mujeres moriscas lograron, en la España del siglo xvi, un estatuto segura-
exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones de cárceles, Passim. Vol. 409, mente superior al que tenían antes de la conversión forzosa (1502) del grupo y
exp. 2, Proceso contra Antonio Caravallo, ff. 270 verso, 283, etc. Vol. 409, semejante al de los cripto judíos, cf. García Arenal, Mercedes, Inquisición
exp. 1, Proceso contra Mathias Rodríguez de Olivera, f. 59 verso y sobre todo, y moriscos. Los Procesos del tribunal de Cuenca. Siglo XVI. Madrid, 1978,
en el Vol.•394, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rivera, f. 429 verso. Vol. f. 25, la época actual nos brinda numerosos ejemplos de esta situación: resis-
408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rivera, ff. 75, 348 verso y 349, don- tencia europea durante la segunda Guerra Mundial, luchas anticolonialistas,
de la misma rea pide la protección del Santo Oficio, alegando que la han de guerrillas, movimientos de liberación nacional, etc.
matar los demás judaizantes, apenas salga de las cárceles, por haber revelado
tantos datos acerca de ellos.
99 AGN, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunicaciones
de cárceles, f. 205.
loo AGN, Inquisición. Vol. 394, exp. 2, Proceso contra Margarita de Rive-
ra, f. 307 verso.
101 AGN, Inquisición. Vol. 396, exp. 3, Deposiciones de comunicaciones

de cárceles f. 543 verso.


-, Inquisición. Vol. 423, exp. 3, Diez Cuadernos de comunica-
102 AGN,

ciones de cárceles, ff. 208 verso y 209 y AGN, Inquisición. Vol. 400, exp.
, Proceso contra Juana Enríquez, f. 394 verso.
l os AGN, Inquisición. Vol. 408, exp. 1, Proceso contra Margarita de Rive-
ra, f. 339 y Vol. 400 exp. 1, Proceso contra Juana Enríquez, f. 185.

144 145
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CONFESORES Y MUJERES EN EL
OBISPADO DE PUEBLA,
SIGLO XVIII

JORGE RENÉ GONZÁLEZ MARMOLEJO

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Este ensayo analiza algunos aspectos de los comportamientos de los
confesores en el obispado de Puebla., y se inscribe en una investiga-
ción mucho más amplia sobre el clero novohispano en el siglo
Aunque el tema suena un tanto escabroso, se trata más particularmente
de las conductas de los clérigos solicitantes, o sea de los confesores re-
gulares y seculares que en el acto mismo de la confesión (o antes
o después) solicitaron a su hija (o) espiritual para realizar "actos tor-
pes y deshonestos" con ellas (os) o con terceras personas.
En la medida en que el delito de solicitación atentaba contra el
sacramento de la penitencia, caía lógicamente dentro de la compe-
tencia del tribunal del Santo Oficio, que estaba encargado de vigilar
la pureza de la fe y en especial el respeto a los dogmas y sacramentos.
A través de las denuncias y autodenuncias que llegaban al tribu-
nal, y de los procesos entablados contra los solicitantes, resalta que
algunos clérigos, a pesar de sus votos de castidad y continencia, se va-
lieron de numerosos artificios para sustraerse a las normas y prohi-
biciones establecidas por la Iglesia. Sin embargo, más allá de las
conductas escabrosas y escandalosas que sólo tienen un interés anec-
dótico, el análisis permite seguir la actuación de un grupo minorita-
rio de solteros —los clérigos—, su respuesta frente a la sexualidad y
a la mujer, y la manera como se establecen y tejen lazos clandestinos e
ilícitos en la sociedad virreinal. Permite también conocer mejor las
relaciones que podían existir entre los confesores y las penitentes
— relaciones tanto de dominio como de protección— , así como defi-
nir los grandes lineamientos del grupo que conforman las mujeres
"solicitadas".
Sin pretender abarcar aquí un tema tan amplio, nos limitaremos
a estudiar las tácticas y estrategias desarrolladas por los infractores
—los solicitantes— para conseguir los favores de sus penitentes, o sea
la manera como un sacramento de la Iglesia, la Penitencia, fue utili-
zado, manipulado y desviado para satisfacer fines totalmente ajenos
a la meta original.
Cabe añadir, en fin, que por la importancia y la densidad del ma-
terial conservado, fue necesario en un primer tiempo restringir el es-

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tudio a la diócesis de Puebla que, después del arzobispado de Méxi- cuando se confesó con el carmelita Francisco de Santo Domingo, le dijo
co, corresponde al número más elevado de trámites inquisitoriales que le gustaba un hombre, a lo que él le contestó que le halagaba su
localizados. "buen gusto"; posteriormente le comentó al mismo clérigo que tenía
Al cometer el delito de solicitación los confesores buscaban dos frío, y él le dijo que, si quería, le conseguía al hombre que le gustaba
objetivos sensiblemente diferentes: establecer un lazo permanente y para que la calentara.' La otra denuncia señala que el confesor sirvió
por tiempo indefinido, o lograr sólo una relación corta, incidental. A de intermediario para hacerle llegar recados amorosos a Gertrudis
veces, también, practicaron la solicitación a nombre de terceras per- Nicolasa.7
sonas, como si hubiesen sido alcahuetes. Cada uno de los casos presenta matices diferentes. Tanto los cléri-
No era lo más frecuente, dadas las normas que regían el acto de la gos como las mujeres solicitadas procedieron y reaccionaron de
confesión, pero la relación esporádica se daba. En algunas denuncias manera distinta. En algunos casos, las penitentes manifestaron su
se consigna que los clérigos solicitaron a su penitente solamente en conformidad ante las peticiones del clérigo y accedieron sin poner
una ocasión, para después nunca más insistir o desaparecer del lugar trabas; en otros, los confesores transgresores abusaron de su investi-
donde cometieron el delito. Por ejemplo, un carmelita solicitó y tuvo dura religiosa al negar la confesión o la absolución para forzarlas a
"acto carnal" con una mulata de nombre Margarita de la Encarna- ceder. También a veces los clérigos ofrecieron regalos, dinero, ropa,
ción, quien después de lo sucedido nunca volvió a saber de él.' En alimentación, casa, etc., a las penitentes, aunque no faltaron otros
otra denuncia se menciona que el jesuita Joachín Mariano, a través más astutos que se atrevieron a ofrecer remedios para recuperar la
de "expresiones y provocaciones inhonestas", requirió a su penitente virginidad (en algunos estudios se ha llegado a saber que se usaba el
sólo en dos veces.2 María Contreras declaró ante el Santo Oficio que azufre para "estrechar"); algunos, menos sutiles al no conseguir sus
se fue a confesar con el clérigo Juan de Bustamante, quien le negó la propósitos, recurrieron a la violencia física, es decir, violaron a
confesión aludiendo que la buscaría en su casa para dársela, pero ni sus penitentes.
la buscó ni la confesó.' Tratar de definir con precisión la táctica más utilizada por los so-
Los transgresores se distinguieron casi siempre por ser bastante in- licitantes no es siempre fácil, sobre todo porque en algunas denun-
sistentes en sus propósitos, de modo que aparecen pocos casos como cias no se aclara bien la especificidad o el carácter de la solicitación;
los antes citados. Muchos solicitantes pretendieron un trato más per- además, establecer una categorización resulta algo discutible pues
manente valiéndose de todos los medios a su alcance. El vicario Flo- basta una palabra o un gesto para cambiar la significación de la tác-
rencio Guijarro fue denunciado por Rosa Agustina Martínez, a la tica empleada.
cual le propuso "amancebarse", o sea establecer una relación ilícita y En este sentido es necesario marcar la importancia de la confesión
estable, utilizando para ello "expresiones torpes y deshonestas".' Se- que tenía, teóricamente, como una de sus metas la de vigilar y casti-
gún Justa Rica de Ocaño, doncella de 20 años, durante tres meses el gar los comportamientos matrimoniales y sexuales de los penitentes.
presbítero Félix de la Sierra la invitó a hacer vida maridable.5 De los En el caso de la solicitación los confesores se encargaron de desvir-
197 casos estudiados, en 10 de ellos los socilitantes ofrecieron "casa", tuarla y manipularla para fines particulares: satisfacer sus cteseos
de modo que el 5% del total ofreció todo tipo de seguridades a la so- sexuales a los que por su estado debían renunciar. Para ello se valie-
licitada y a otras personas relacionadas directamente con ella. ron de una situación doblemente privilegiada: su dominio retórico
Los edictos inquisitoriales amenazaban con un severo castigo a los del discurso de la penitencia y su dignidad de sacerdote, dotado del
clérigos que incurrían en la alcahuetería y de hecho sólo en contadas poder "mágico" de juzgar y absolver los pecados.
ocasiones los confesores sirvieron de intermediarios. De los trámites Quizá la táctica más empleada fue la de ofrecer bienes materiales.
que se observaron únicamente en dos se pudo comprobar este delito. Ahora bien, la importancia de esta práctica estriba no tanto en la
El primero fue la denuncia de Gertrudis Romero, quien señala que cantidad de casos, sino en la variedad de objetivos ofrecidos a sus pe-

150 Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor. 151
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nitentes. Por ejemplo, una denuncia menciona que Micaela de intenciones y despertaban menos recelo en las penitentes. Por
Aguas se habla confesado con el clérigo Felipe Sánchez dos veces por ejemplo, el regular Joaquín Banco ofreció varios regalos a su peniten-
semana durante un mes, y que éste le preguntó quién era su marido y te, además de decirle que con él podría tener todo sin que nada le
si vivía con ella, a lo que respondió que no se encontraba en la faltara.14 Un franciscano, Francisco de Ortega, se autodenunció por
ciudad, y acto seguido el confesor ofreció comida.' En este caso, an- haber entablado una relación con Thadea Gómez mediante el obse-
tes de solicitar, el infractor se percató de la situación de la mujer pa- quio de regalos." En otros documentos aparece que los clérigos re-
ra luego ofrecerle alimentos, o sea que durante un mes planeó la currieron al ofrecimiento de vestido y calzado para convencer a sus
estrategia a seguir. Asimismo el presbítero Francisco Paz y Puente, penitentes. El franciscano Francisco Joseph Moñat fue acusado por
fue denunciado por dos mujeres a las cuales obsequió alimentos con una india cacique de haberle ofrecido vestido y calzado." Salvo en
el fin de comprometerlas a aceptar sus proposiciones.' Si bien algu- este caso, es posible que los clérigos transgresores hayan usado recur-
nos clérigos ofrecieron alimentos, otros, seguramente gozando de sos semejantes para solicitar a las huérfanas o abandonadas que
mayores posibilidades económicas, no se contentaron con ello y les carecían de lo esencial.
prometieron ponerles casa: por ejemplo, Nicolás Magaña le dijo a la El hecho de que una penitente se encontrara en dificultades senti-
colegiala Rosa María de Torres que si ella aceptaba vivir con él, le mentales con su esposo o familiares fue otro motivo para satisfacer los
pondría casa;" otra colegiala de nombre María Jacinta Diez en su deseos. Según Estephania González, a fin de ayudarla —pues la
fJ declaración señala que estando en el Colegio de Niñas Vírgenes, el había golpeado su madre—, el clérigo Manuel Patiño la llevó a su ca-
presbítero Joseph Monrroy le insistió repetidas veces para que aban- sa, donde pasados unos días quiso "forzarla"." En otra denuncia,
donara el colegio, bajo la promesa de que le pondría casa y nada le una mujer, tras reñir con su madre, fue a confesarse con un clérigo,
faltaría." Para la joven María Josefa, la situación fue distinta pues quien le dijo que no se preocupara, que él "velaría" por su persona
siendo colegiala sí aceptó las proposiciones de su solicitante y fue a vi- para que nada le faltara." Otro caso parecido fue el de María
vir con él cerca del santuario de Ocotlán, lugar donde le puso casa y Gertrudis de Andrade, quien informó al confesor que su marido le
sostuvo una relación de marido y mujer." Es significativo que en los daba malos tratos y la golpeaba. El clérigo, entonces, la citó en su ca-
tres ejemplos expuestos, las penitentes hayan sido colegialas, lo que sa, donde la solicitó."
hace suponer que los solicitantes utilizaron esta promesa con mujeres A través de estos ejemplos, se puede corroborar que, además de
un tanto ingenuas o con aquellas que anhelaban escapar a las obliga- tener una dimensión sagrada, la figura del confesor representa tam-
ciones del colegio. Sería interesante conocer mejor la historia de estas bién la del protector; por un lado, la penitente encuentra en el cléri-
instituciones y de las jóvenes que vivían allí recluidas. go a la persona poderosa, que la puede juzgar, castigar y perdonar;
En sólo un caso el solicitante ofreció dinero para conseguir la asimismo el confesor puede aparecer como hombre dispuesto no sólo
"amistad" de su penitente: Juan Segura dio a una mujer de Zacatlán a satisfacerla sexualmente, sino a protegerla, a cuidarla, o sea que
cierta cantidad de reales." Es factible que los infractores hayan re- representa para las mujeres desamparadas y en ocasiones maltrata-
currido poco a este medio, por su carácter demasiado directo y por- das una tentación dificil de eludir.
que también materialmente transformaba la relación solicitante- Otra táctica fue la intimidación, que consisitió básicamente en
solicitada en un trato entre cliente y prostituta. En efecto, el padre negar la confesión o la absolución a las penitentes. Este procedimien-
disponía de medios menos costosos (la promesa, la palabra en gene- to, como los anteriores, descansaba sobre la misma base: la doble fi-
ral. . .) o más eficaces (la manipulación del sacramento) para conse- gura del hombre y del confesor. Por ejemplo, una denuncia señala
guir el acceso al cuerpo codiciado. que un clérigo se negó a confesar a una mujer, argumentando que no
Ofrecer regalos constituyó una de las tácticas mayormente emplea- podía hacerlo en la iglesia, pero en cambio lo haría en la casa de la
das, tal vez porque de esa manera disfrazaban o suavizaban sus parroquia; cuando llegó la penitente, en lugar de confesarla, la soli-

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citó.2° El dominico Nicolás de Osorio fue acusado por negarse a con- que él la tocara deshonestamente por ser todavía una niña de poca
fesar a María Ignacia, después de que ésta le había dicho que un edad".29
hombre la pretendía.21 Según otra denuncia el padre de Santiago A veces, también abusaron de sus penitentes al encontrarlas
Zautla no quiso darle el sacramento de la confesión a una mujer, con ebrias, enfermas o embarazadas, circunstancias que evidentemente
el objeto de presionarla y satisfacer sus deseos.22 En otro caso se asien- disminuían el riesgo corrido por el delincuente. Bárbara González
ta que un clérigo negó la confesión a una mujer y sin embargo la instó declaró que estando en el confesionario decidió suspender su confe-
"ad-turpia".23 María Nicolasa acudió ante la Inquisición para cer- sión; el confesor, lejos de reprenderla por esa falta de respeto hacia el
tificar que un clérigo no la quiso confesar, pues no había aceptado sacramento, la invitó a pasar a su cuarto, donde la emborrachó con
sus proposiciones hechas en el confesionario.24 aguardiente, cometiendo en seguida "actos torpes y deshonestos"
Los casos en que los clérigos se negaron a dar la absolución son con ella." Otra denuncia muestra cómo una mujer ebria e incluso con
menos numerosos que los casos en que se negaron a confesar, tal vez muchos vómitos, mandó llamar al religioso Antonio Pérez; éste, al
por ser más impactante en la mente de la penitente. Así, vemos que ver su situación, se quedó solo con ella en su aposento y en seguida,
un clérigo, después de haberle negado la absolución a una mujer, le en lugar de socorrerla espiritualmente, se acostó con ella y aunque
ofreció regalos, la invitó a "cometer actos torpes y deshonestos".25 "no consumó la culpa, sí tuvo varias torpezas"." Pese a que en ambos
Otro religioso no quiso absolver a su penitente arguyendo que todas ejemplos las mujeres fueron solicitadas cuando se encontraban
las mujeres eran malas y que pronto estaría nuevamente en pecado; ebrias, las circunstancias son distintas; en efecto, en el primer caso la
sin embargo sí la obligó a pasar a la sacristía donde la solicitó "ad- mujer estuvo de acuerdo con su confesor y por esto tal vez aceptó
turpia".26 Finalmente otra penitente declaró que no recibió la abso- la proposición, mientras en el segundo, el clérigo se aprovechó llana-
lución por haberse negado a proporcionar su nombre y dirección al mente de la embriaguez. Es posible pensar, en el segundo caso, que
clérigo.27 Como se puede observar aquí, se les negó la confesión o la el clérigo fue arrastrado por la pasión y que en circunstancias menos
absolución a las mujeres por no ceder a las pretensiones de los confe- tentadoras no se hubiera atrevido a tales actos, pues la misma mujer
sores. No existió una razón de tipo religioso para negarles la absolu- certifica que sólo tuvo torpezas con ella.
ción o la confesión y en la mayor parte de los casos podemos suponer Muchas denuncias revelan que los infractores abusaron de sus pe-
que fueron los caprichos personales y las frustraciones emocionales nitentes al encontrarse postradas por alguna enfermedad cuya natu-
de los clérigos los que inspiraron este último medio de presión o ven- raleza muy pocas veces se halla precisada. Evidentemente, el cuerpo
ganza a su alcance. de una mujer postrada en la cama, tal vez en paños menores y segu-
En otras ocasiones, los infractores, valiéndose de su investidura re- ramente debilitada, bien pudo despertar apetitos carnales en el sa-
ligiosa, engañaron a sus penitentes. María Guadalupe de San Anto- cerdote. Cierta religiosa del convento de Sán Jerónimo confiesa que
nio, religiosa de la Purísima Concepción, relata en su denuncia que estando en cama por una enfermedad, el clérigo le dio un beso en vez
durante la confesión un clérigo pretendió que una relación sexual de confesarla.32 Otra enferma fingió un desmayo, lo que aprovechó el
con él no sería pecaminosa, pues tenía el poder de liberarla de todo transgresor para desnudarla y acariciarla." En otro documento ve-
mal, recalcando en cambio que, de no ceder a sus instancias, "podía mos a una mujer enferma que mandó llamar a un confesor; éste, sin
molestar a Dios".28 Este ejemplo permite apreciar tanto la influencia cumplir con su obligación, tocó su cara y manos, susurrándole ade-
religiosa y el temor que pudieron transmitir ciertos clérigos para pre- más palabras amorosas." El clérigo Joachín Brito en vez de confesar
sionar a sus penitentes, ofreciéndoles la fórmula de la salvación del a una religiosa, tuvo dos veces con ella "cosas torpes e irreverentes.35
alma como el poder de su discurso (palabra) fundado y transmitido Resulta evidente por tanto que los infractores sé dejaron llevar por
como representante de Dios. Otra denuncia, de Sor María Dolores las circunstancias, aprovechando su carácter religioso para satisfacer
Catharina, narra cómo su padre espiritual le dijo "que no era pecado apetitos que, con ser legítimos, no dejaban de ser pecaminosos. Si

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amoroso con su confesor, fue amenazada de muerte si llegara a pre-
bien hay denuncias en las que las mujeres realmente aparecen enfer- sentarse ante las autoridades inquisitoriales para delatarlo;44 otra
mas, otras muestran que la penitente fingió la enfermedad para tentar mestiza, también amante de un sacerdote, fue amedrentada de
al confesor. Una de ellas es la mujer desnudada por el clérigo Joseph la misma manera para los mismos fines." Las presiones fueron gene-
Barrales, quien, después de ser engañado y caer en el pecado se ralmente de tipo físico, aunque una denuncia revela que el infractor
autodenunció." Otras mujeres, no satisfechas con engañar al confe- intimidó a su penitente (indígena) de la siguiente manera: "no por-
sor, lo sedujeron. El religioso Francisco de la Purificación declaró que pecara con él, habría de irse al infierno, que cuando ella se mu-
que cuando llegó a confesar a una religiosa, ésta empezó a acari- riera él la asistiría y acudiría a bien morir, pero que si no quería con-
ciarlo y halagarlo, y en otra ocasión fue solicitada por él mismo, dán- ceder a su petición se volvería bestia"."
4 dose entonces un "acto incompleto"." Otra vez, un clérigo aconsejó a Sabemos también que algunos confesores no se valían de ninguno
una mujer fingirse enferma para tener así oportunidad de verse, pro- de los recursos antes señalados. Simplemente la penitente aceptó o
piciando "tocamientos torpes".38 Algunos clérigos llegaron incluso a rechazó la proposición. Éste es el caso de una mujer que fue objeto de
recurrir a la violencia y las amenzas para lograr sus fines. Estas tácti- atenciones y halagos por parte de su confesor, culminando el proceso
cas fueron de hecho poco empleadas, quizás sólo en casos extremos y por un "exceso carnal censurado en el mismo confesionario".47 O el
después de haberse agotado otros recursos. No cabe duda que antes caso del clérigo que citó a su casa a la penitente para entregarse al
de llegar a tales medidas, los confesores trataron de convencer a las pecado, y después lo repitió en la casa de la mujer." Asimismo, sien-
mujeres por medios más sutiles y menos agresivos; sin embargo en- do Ana Vera hija espiritual de Antonio Jaimes, éste le instó a que no
contramos algunos casos, como el del jesuita que violó a la mulata divulgara sus relaciones amorosas con él." También Marcela Ifige-
Mónica de Guadalupe dejándola embarazada," o el de una religiosa nia acudió a la iglesia para recibir el sacramento de la confesión
que, aún colegiala, fue solicitada por un clérigo; aunque logró pero, al llegar al confesionario, el clérigo la hizo subir a su cuarto, don-
rechazarlo, cuando entró al convento el mismo clérigo intentó de empezó a besarla y, sin decirle palabra alguna, a abrazarla; más
violarla en tres ocasiones sin poder conseguirlo." Otra mujer declara tarde regresaron al confesionario y la absolvió, dándole después la
que un infractor la violó después de engañarla; para ello, la atrajo comunión él mismo." Manuel Murientes fue requerido para confesar
con algún pretexto a su casa y la echó sobre la cama donde pecó con a cierta mujer, pero lo que hizo fue manosearla arguyendo que se
ella." En cuanto a María Manuela Echavarría, el confesor la solicitó, parecía a una persona que quería mucho." El sacerdote Juan Mon-
pero al ser rechazado la llevó bajo engaños a un lugar apartado don- talbo confesó a Antonia Ramírez y luego la invitó a pasar a su casa
de la forzó." Como se habrá observado, la acción violenta fue un úl- donde la solicitó; en otra ocasión, fuera del confesionario, el mismo
timo recurso poco socorrido: primero trataron de convencer a sus hijas clérigo le dijo: "mira as de combidarme para tu casamiento"." Cons-
espirituales, pero al no lograr sus objetivos las obligaron por la fuerza ta en otra denuncia que el confesor le dijo a la mujer: "has de ir a mi
a cumplir con sus deseos. No descartamos el hecho de que algunas casa, que yo también he de tener que ver contigo."
mujeres propiciaron esas situaciones de coacción, arrepintiéndose Se puede decir que las tácticas empleadas por los solicitantes
más tarde, lo que no agradó a los confesores solicitantes. incluyeron diversos modelos para convencer a la potencial víctima.
Casi todas las mujeres que fueron objeto de amenazas aceptaron Algunos recurrieron a tocamientos deshonestos o usaron palabras
las relaciones que se les pedía. Las amenazas fueron por lo regular in- amorosas; otros, más audaces, utilizaron palabras de doble sentido o
timidaciones para evitar futuras denuncias. Se amenazaba con casti- preguntas íntimas. Los infractores procedieron de manera distinta
gos de tipo físico más bien que moral, a diferencia de los casos antes en cada caso, de tal modo que se adaptaron a las circunstancias se-
citados; por ejemplo, cierta india que había tenido relaciones con un gún la ocasión. Tampoco es posible señalar cuál fue la forma de soli-
clérigo, fue presionada por éste para que no lo denunciara, pues, de citar más empleada, pues se presenta el mismo problema que con las
hacerlo, la mandaría azotar;" otra mujer, que había tenido trato
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tácticas, o sea la sutileza del detalle y el uso según las circunstancias incluyó diversos "tocamientos", otros, más refinados, se apoyaron en
de la ocasión. palabras y expresiones amorosas. Quizá tales palabras nos parezcan
Los tocamientos deshonestos estuvieron encaminados a excitar a ridículas, pero seguramente que halagaron a las mujeres de esa épo-
la penitente o al mismo confesor, pues en algunos casos se dice que la ca, porque provenían de una persona con prestigio religioso, máxime
penitente fue la que tocó al confesor. Por lo regular, las caricias tratándose del confesor, y es indudable que tuvieron gran impacto
fueron dirigidas a los órganos sexuales, aunque también las hubo en sicológico sobre las penitentes. María Josepha Trasloseros escuchó
las manos y en el rostro. Por ejemplo, un religioso acarició a su peni- las siguientes palabras en el confesionario: "sabete que me quadras y
tente para luego tomarle las manos y ponérselas sobre sus hombros.54 me has llenado el ojo y la niña".84 Otro clérigo le dijo a una mujer es-
En otra denuncia se menciona que una madre preocupada porque su pañola: "mi alma, mi señora, mi consuelo, señora de mis ojos";65
hija insistía en casarse, la envió con el clérigo Francisco Paz y Puente Agustín de Miquiorena expresó a Ana Francisca lo siguiente: "que la
V
para que la disuadiera, ocasión que el confesor aprovechó para aca- quería más que a sus hermanos", después le dijo "adiós hija, te
riciarla." Un religioso de la orden de San Francisco, interrumpió la quiero más que a mis ojos"." Resulta interesante observar que en es-
confesión de una mujer y se dedicó a tocarle la nariz a través de los tos ejemplos los confesores compararon la intensidad de su amor con
orificios de la rejilla del confesionario:" otro franciscano fue acusado el valor de sus ojos, y es posible pensar que tales expresiones fueran
de besar y solicitar a su penitente." Una mestiza declaró ante las de uso común entre personas que deseaban manifestar gran afecto.
autoridades que, estando en el confesionario, empezó a besarse y Otra mujer denunció que en cierta ocasión estaba confesándose y
acariciarse con un clérigo; acto seguido se confesó con él mismo y le el sacerdote le dijo, aludiendo al alfiler con que jugaba, "es como
dijo: "acúseme que he tenido ósculos con un padre" y él le contestó: una espina clavada en mi corazón"." Francisca Manuela acusó a su
"te quadraron esos ósculos guando ese padre te los dió".58 confesor por haberle dicho "¿qué hay mi alma, cómo te sientes?, me
En estos casos los documentos sólo indican que el solicitante besó y has tenido con mucho cuidado porque no tengo más consuelo que
acarició a la penitente, sin señalar alguna oposición por parte de la verte". El mismo religioso habló a otra mujer de la siguiente manera:
mujer; incluso existe la impresión de que aceptaron la situación y,
después, quizá arrepentidas, se presentaron a denunciar. mi alma cómo te sientes, anoche estuve pensando en •tí porque
Si bien los ejemplos anteriores ilustran casos en que las mujeres me desvelé ¿tú no te acuerdas de mí? ¿no me quieres? porque yo
fueron solamente acariciadas y besadas, hay otros documentos que te quiero mucho, y no quiero otra cosa mas que a tí, y sólo por
permiten observar la actuación erótica de los solicitantes. Así vemos tí vengo a Confesar a este convento a tí te lo puede agradecer
que una religiosa del convento de San Gerónimo fue presionada por el que venga, que si no viniera, porque no tengo más consuelo
su confesor para tener "tocamientos impuros"." En otra denuncia que venirte a confesar ."
una mujer señala que, después de haber sido confesada, el clérigo la
hizo pasar a su cuarto y ahí la obligó a que se sentara en la cama, te- En el examen de otros documentos se observa que el discurso de
niendo caricias impuras como el tocarle y besarle los pechos." En los solicitantes consistió en dirigir a la mujer preguntas íntimas, que
otras ocasiones las mujeres, bajo engaños, fueron llevadas a lugares por su tono obsceno denotan el morboso deleite del confesor."
apartados e inducidas a realizar esos tocamientos.81 El vicario Juan
de Aponte, después de confesar a su penitente, la citó en la huerta
contigua al templo y la indujo a pecar, tocándole los pechos." Mi- Como recapitulación de lo expuesto en este artículo, podemos seña-
guel Orpinel se autodenunció de haber presionado a una indígena lar que las relaciones establecidas entre confesores solicitantes y peni-
para que le tocara sus partes venéreas en la sacristía." tentes fueron mayoritariamente de tipo incidental, aunque hubo
Si bien el modo de solicitar empleado por algunos transgresores algunas permanentes. Estas últimas fueron propias de clérigos

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seculares, cuya forma de vida permitía mayor libertad y una posición 5 AGN, Ramo Inquisición, V. 924, exp. 1, f. 3, denuncia contra Felix de

económica más desahogada que la de los regulares. la Sierra.


Los transgresores emplearon muy variadas tácticas y formas para 6 AGN, Ramo Inquisición, V. 1,036, exp. 14, ff. 208-209, denuncia
convencer a sus hijas de confesión. Es de suponerse que lo apartado y contra Francisco de Santo Domingo.
obscuro del confesionario dio lugar para que la confesión sacramen-
tal se transformara en una charla familiar sobre aspectos íntimos de 7 AGN, Ramo Inquisición, V. 801, exp. 5, f. 100, denuncia contra Juan

la penitente; poco a poco el eclesiástico, débil de la carne, se deslizó Cavallero.


hacia los actos prohibidos por la Iglesia. Para muchas penitentes, por AGN, Ramo Inquisición, V. 967, exp. 4, f. 84, denuncia contra Antonio
lo general ingenuas e ignorantes, la figura sacerdotal fue de gran im- de Alvarado.
pacto, pues el confesor apareció como un representante de Dios y co-
9 AGN, Ramo Inquisición, V. 1186, f. 14, denuncia contra Francisco Paz
mo un hombre capaz de escucharlas, participando de sus temores,
y Puente.
penas, desgracias, dudas, sueños o alegrías.
lo
Para seducir a sus hijas de confesión los infractores ofrecieron AGN, Ramo Inquisición, V. 544, exp. 28, denuncia contra Nicolás de
bienes materiales, como vestido, calzado, regalos, dinero, alimentos Magaña.
y en ciertos casos hasta casa; en otros casos se contentaron con brin- 11 AGN, Ramo Inquisición, V. 862, f. 410, denuncia contra Joseph
dar ayuda espiritual, sobre todo cuando se encontraban en proble- Monrroy.
mas sentimentales, familiares o matrimoniales. También utilizaron
12 AGN, Ramo Inquisición, V. 1346, exp. 16, F. 1, denuncia contra José
medidas coercitivas, como negar la confesión o la absolución y otros,
Muñoz.
más audaces, emplearon amenazas e incluso llegaron a la violación.
Vemos por último que los confesores solicitantes manipularon y 15
AGN, Ramo Inquisición, V. 1204, exp. 1, f. 2, denuncia contra Juan
desvirtuaron la función del sacramento de la penitencia, pues en lu- Segura.
gar de vigilar y castigar los comportamientos desviados de las peni-
14 AGN, Ramo Inquisición, V. 1200, exp. 1, f. 1, denuncia contra
tentes, los usaron para satisfacer deseos sexuales a los que habían Joaquín Blanco.
renunciado por voto de castidad.
15 AGN, Ramo Inquisición, V. 1183, exp. 16, f. 209-211, autodenuncia

de Francisco de Ortega.
16 AGN, Ramo Inquisición, V. 813, exp. 3, f. 39, denuncia contra Fran-
NOTAS cisco Joseph Moñat.

1 AGN, Ramo Inquisición, V. 906, exp. 2, f. 2, denuncia contra el carme- 17 AGN, Ramo Inquisición, V. 876, exp. 26, f. 109, denuncia contra Ma-

lita Javier. nuel Patino.

2 AGN, Ramo Inquisición, V. 1014, exp. 6, ff. 166-168, denuncia contra 18 AGN, Ramo Inquisición, V. 1255, exp. 9, f. 357, denuncia contra Ma-

Joachín Mariano. riano Trujillo.

3 AGN, Ramo Inquisición, V. 789, exp. 27, f. 390, denuncia contra Juan 19 AGN, Ramo Inquisición, V. 1143, exp. 27, f. 387, denuncia contra An-

de Bustamante. tonio Pardo.


20
4 AGN, Ramo Inquisición, V. 1021, exp. 15, f. 235, denuncia contra Flo- AGN, Ramo Inquisición, V. 1127, exp. 36, f. 404, denuncia contra Jo-
rencio Guijarro. seph de Herrera.

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21
AGN, Ramo Inquisición, V. 1226, exp. 6, f. 176, denuncia contra Ni- 37 AGN, Ramo Inquisición, V. 917, exp. 5, f. 180, autodenuncia de Fran-

colás Osorno. cisco de la Purificación.

22
AGN, Ramo Inquisición, V. 1285, exp. 11, f. 87, denuncia contra José AGN, Ramo Inquisición, V. 918, exp. 4, f. 53, denuncia contra Ber-
Rosario. nardo Alatriste.

23
AGN, Ramo Inquisición, V. 782, exp. 15, ff. 307-309, proceso contra 39 AGN, Ramo Inquisición, V. 914, exp. 5, f. 8, denuncia contra Diego

Francisco Romero. Padiño.

24
AGN, Ramo Inquisición, V. 1189, exp. 33, f. 336, proceso contra Mi- " AGN, Ramo Inquisición, V. 1372, exp. 8, f. 83, denuncia contra Pláci-
guel Tamayo. do Espona y Canseco.

25
AGN, Ramo Inquisición, V. 1434, exp. 10, f. 125, denuncia contra Sal- 41 AGN, Ramo Inquisición, V. 1409, exp. 3, f. 104, denuncia contra

vador de Orta y Castillo. Francisco Espejel.

26
AGN, Ramo Inquisición, V. 771, exp. 26, f. 323, denuncia contra Juan 42 AGN, Ramo Inquisición, V. 1398, exp. 8, f. 150, denuncia contra José

González de la Caridad. Rozan.

27
AGN, Ramo Inquisición, V. 760, exp. 11, f. 152, denuncia contra Jo- 43 AGN, Ramo Inquisición, V. 950, exp. 9, f. 60, denuncia contra

seph López. Joaquín Bedoya.

28 AGN, Ramo Inquisición, V. 872;


exp. 16, f. 235, denuncia contra Juan 44 AGN, Ramo Inquisición, V. 1320, exp. 4, f. 8, denuncia contra Fran-

Joseph de Guevara. cisco de Nava.

29
AGN, Ramo Inquisición, V. 1182, exp. 22, f. 206, denuncia contra 45 AGN, Ramo Inquisición, V. 775, exp. 25, f. 249, denuncia contra Lu-

Francisco Avalos. cas Perea.

39
AGN, Ramo Inquisición, V. 777, exp. 13, f. 102, denuncia contra 46 AGN, Ramo Inquisición, V. 862, exp. s.n. f. 369, denuncia contra Ni-

Francisco Guzmán y Luna. colás Cabaña.

31
AGN, Ramo Inquisición, V. 1385, exp. 13, f. 144, denuncia contra An- 47 AGN, Ramo Inquisición, V. 544, exp. 24, f. 482, denuncia contra Juan

tonio Pérez. de Velasco.

32
AGN, Ramo Inquisición, V. 741, exp. 7, f. 48, denuncia contra Loren- 48
AGN, Ramo Inquisición, V. 1293, exp. 13, f. 138, denuncia contra
zo González. Eusebio González.

33
AGN, Ramo Inquisición, V. 794, exp. 4, f. 261, autodenuncia de Patri- 49
AGN, Ramo Inquisición, V. 845, exp. 28, f. 391, denuncia contra An-
cio Luna. tonio Jaimes.

34
AGN, Ramo Inquisición, V. 776, exp. 19, f. 136, denuncia contra Jo- 5°
AGN, Ramo Inquisición, V. 813, exp. 16, f. 161, denuncia contra Mi-
seph Sánchez. guel de Torres.

35
AGN, Ramo Inquisición , V. 776, exp. 31, f. 318, denuncia contra 51
AGN, Ramo Inquisición, V. 748, exp. 2, f. 379, denuncia contra Ma-
Joachln Brito. nuel Mursientes.

36
AGN, Ramo Inquisición, V. 967, exp. 2, f. 5, autodenuncia de Joseph 52
AGN, Ramo Inquisición, V. 817, exp. 13, f. 359, denuncia contra Juan
Barrales. Montalbo.

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53 AGN, Ramo Inquisición, V. 1340, exp. 11, f. 4, denuncia contra Anto-
nio Trujillo.
54 AGN, Ramo Inquisición, V. 1200, exp. 14, f. 115, denuncia contra
Juan Manuel.
INDICE DE DOCUMENTOS CONSULTADOS
55AGN, Ramo Inquisición, V. 1186, exp. 1, f. 19, denuncia contra Fran-
cisco Paz y Puente. Todos los documentos se encuentran en el Archivo General de la Na-
56AGN, Ramo Inquisición, V. 1045, exp. 1, f. 2, denuncia contra José Ig- ción, en el Ramo Inquisición. Se cita el volumen y el expediente, así
nacio Dávalos. como el tipo de documento. En algunos casos, no hay número de ex-
pediente.
57 AGN, Ramo Inquisición, V. 1045, exp. 2, f. 8, autodenuncia de Joseph

de la Mora.
V. 544, Exp. 28, denuncia contra Juan Velasco.
AGN, Ramo Inquisición, V. 911, exp. 2, f. 10, denuncia contra Joseph
58 V. 544, Exp. 28, denuncia contra Nicolás Magaña.
Manuel Medina. V. 741, Exp. 7, denuncia contra Lorenzo González.
59 AGN, Ramo Inquisición, V. 1014, exp. 6, f. 168, denuncia contra
V. 748, Exp. 2, denuncia contra Manuel Murientes.
Joachín Mariano Ibañes. V. 748, Exp. 14, denuncia contra Ignacio de Escobar.
V. 760, Exp. s. n., denuncia contra Joseph López.
AGN, Ramo Inquisición, V. 1390, exp. 2, f. 10, denuncia contra Nico-
V. 771, Exp. 26, denuncia contra Juan González de la Caridad.
lás Mariano Ladrón de Guevara. V. 775, Exp, 21, denuncia contra Lucas de Perea.
61 AGN, Ramo Inquisición, V. 1200, exp. 1, f. 121, denuncia contra Juan V. 776, Exp. 19, denuncia contra Joseph Sánchez.
Miguela. V. 776, Exp. 31, denuncia contra Joachín de Brito.
V. 777, Exp. 13, denuncia contra Francisco Guzmán y Luna.
62 AGN, Ramo Inquisición, V. 977, exp. s.n. f. 186, denuncia contra

Juan de Aponte.
V. 789, Exp. 25, denuncia contra Miguel de Orpinel.
V. 789, Exp. 27, denuncia contra Juan de Bustamante.
65 AGN, Ramo Inquisición, V. 789, Exp. 25, f. 370, denuncia contra Mi- V. 801, Exp. 5, denuncia contra Juan Cavallero.
guel de Orpinel. V. 813, Exp. 3, denuncia contra Francisco Joseph Muñoz.
64 AGN, Ramo Inquisición, V. 1175, exp. 8, denuncia contra Diego Guevara. V. 813, Exp. 16, denuncia contra Miguel de Torres.
V. 817, Exp. 13, denuncia contra Juan Montalbo.
65 AGN, Ramo Inquisición, V. 1071, f. 381, denuncia contra Domingo V. 845, Exp. 28, denuncia contra Antonio Jaimes.
Pacheco. V. 862, Exp. s.n., denuncia contra Agustín de Miquiorena.
1.
66 AGN, Ramo Inquisición, V. 862, f. 381, denuncia contra Agustín de
V. 862, Exp. s.n., denuncia contra Nicolás Cabaña.
Miquiorena. V. 862, Exp. s.n., denuncia contra Joseph Monroy.
V. 863, Exp. 16, denuncia contra Juan Joseph de Guevara.
67 AGN, Ramo Inquisición, V. 863, f. 87, denuncia contra Joseph Marroquin.
V. 876, Exp. 26, denuncia contra Manuel Patino.
AGN, Ramo Inquisición, V. 748, exp. 14 sin foja, denuncia contra Ig- V. 906, Exp. 2, denuncia contra Javier.. .
nacio de Escobar. Ibidem, V. 748, f. 581. V. 911, Exp. 12, denuncia contra Joseph Manuel Medina.
V. 914, Exp. 5, denuncia contra Diego Paulino.
69 AGN, Ramo Inquisición, V. 1119, exp. 3, f. 138, denuncia contra Do-
mingo de San Gertrudis. V. 918, Exp. 4, denuncia contra Bernardo Alatriste.

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V. 924, Exp. 1, denuncia contra Félix de Sierra.
V. 950, Exp. 9, denuncia contra Joachín Bedoya. III
. 967, Exp. 4, denuncia contra Antonio Alvarado.
V. 977. Exp. s.n. denuncia contra Juan de Aponte.
V. 1014, Exp. 6, denuncia contra Joaquín Mariano Ibáñez.
V 1021, Exp. 5, denuncia contra Florencio Guijarro. EL AFÁN DE NORMAR
V. 1036, Exp. 14, denuncia contra Francisco de Santo Domingo.
V. 1045, Exp. 1, denuncia contra José Ignacio Dávalos. Ante esta realidad social móvil e incontrolable, el Estado y la Iglesia
V. 1071, Exp. 20, denuncia contra Domingo Pacheco. aplican con mucha dificultad el esquema tomista elaborado en un
V. 1119, Exp. 4, denuncia contra Domingo de San Gertrudis. contexto histórico e ideológico muy diferente. No pueden, sin em-
V. 1127, Exp. 36, denuncia contra Joseph de Herrera. bargo, renunciar a controlar y hacer prevalecer las normas, pues la
V. 1143, Exp. 7, denuncia contra Antonio Pardo. multiplicación de las desviaciones llevaría, a plazos, a la desintegra-
V. 1175, Exp. 10, denuncia contra Diego de Guevara. ción del sistema colonial y de la sociedad cristiana. Hay necesidad de
V. 1182, Exp. 22, denuncia contra Francisco Abalos. reintroducir el orden y la racionalidad dentro del desorden.
V. 1186, Exp. 1, denuncia contra Francisco Paz y Puente. De ahí viene la intensa actividad normativa que se desarrolla a lo
V. 1200, Exp. 1, denuncia contra Joaquín Blanco. largo del periodo colonial. Tanto el Rey, el Consejo de Indias, el
V. 1200, Exp. 4, denuncia contra Juan Manuel. Virrey o la Audiencia, cuanto las autoridades eclesiásticas (obispos y
V. 1204,. Exp. 1, denuncia contra Juan Agustín. Tribunal del Santo Oficio) acumulan las leyes, sobre todo en dos mo-
V. 1226, Exp. 6, denuncia contra Nicolás de Osorio. mentos: en el siglo x vi, cuando se ponen las bases del sistema, y en el
V. 1285, Exp. 11, denuncia contra José Rosario. siglo XVIII cuando la sociedad novohispana se vuelve más compleja
V. 1293, Exp. 13, denuncia contra Eusebio Davalos. (desmoronamiento de las estructuras tradicionales, desarrollo de las
V. 1321, Exp. 4, denuncia contra Francisco de Nava. castas, trastornos económicos, efectos del liberalismo y de la Ilustra-
V. 1340, Exp. 11, denuncia contra Antonio Trujillo. ción. . .), mientras el Estado ilustrado pretende recuperar su de-
V. 1346, Exp. 16, denuncia contra José Muñoz. recho a normar.
V. 1372, Exp. 8, denuncia contra Plácido Spinosa y Canseco. Existen, no obstante, límites en este afán de normar. Son, por una
V. 1385, Exp. 3, denuncia contra Antonio Pérez. parte, los efectos perversos de la normalización y de la represión: tra-
V. 1390, Exp. 2, denuncia contra Nicolás Mariano Ladrón de Guevara. tar de acostar la realidad social en la cama de Procustes, de es-
V. 1398, Exp. 8, denuncia contra José Roxano. quemas ideales y ajenos, puede producir nuevos desórdenes. Por otra
V. 1409, Exp. 3, denuncia contra José Espejo. parte, el trasfondo de pesimismo contenido en el cristianismo (el dog-
V. 1434, Exp. 10, denuncia contra Salvador de Ortega. ma del pecado original) lleva a olvidar las utopías de una sociedad
V. 917, Exp. 5, autodenuncia de Francisco de la Purificación. perfecta y a contentarse, en algunos casos, con una actitud muy
V. 967, Exp. 2, autodenuncia de Joseph Barrales. pragmática.
V. 974, Exp. 4, autodenuncia de Patricio de León.
V. 1045, Exp. 2, autodenuncia de Joseph de la Mora.
V. 1183, Exp. 6, autodenuncia de Francisco de Ortega.
V. 782, Exp. 53, proceso contra Gabriel de la Encarnación.
V. 1189, Exp. 33, proceso contra Francisco Miguel Tamayo.
V. 1255, Exp. 9, proceso contra Mariano Trujillo.

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CONFESIÓN, ALIANZA Y SEXUALIDAD
ENTRE LOS INDIOS DE NUEVA ESPAÑA

Introducción al estudio de los Confesionarios


en lenguas indígenas

SERGE GRUZINSKI

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LA CONQUISTA DEL CUERPO
Más allá de la violencia destructora o de la audacia de las creaciones
educativas hospitalarias, la Conquista espiritual de los indios de
Nueva España revistió formas que aunque menos espectaculares par-
ticipaban también de esta empresa masiva de aculturación religiosa:
pensamos en las técnicas que tienden a cristianizar el cuerpo del
indígena para anclar más firmemente el dominio de la Iglesia sobre
las poblaciones conquistadas. No era poca cosa, puesto que el cuerpo
ocupaba un lugar esencial en las sociedades prehispánicas: basta recor-
dar la disciplina ascética del autosacrificio, el papel de las danzas, la
variedad y el formalismo de los ornamentos corporales (joyas,
atavíos, cosmética) o la valorización "exhibicionista" de la piel de los
sacrificados, para limitarnos a algunos ejemplos. Además de ser un
signo ritual, social o económico, el cuerpo se inscribía dentro de una
red compleja de relaciones familiares, sexuales y sociales que exami-
namos en un trabajo anterior.'
Es obvio que el clero español no podía permanecer indiferente ante
un conjunto de prácticas muchas veces incompatibles con las normas cris-
tianas: por eso intentó describir y analizar el antiguo sistema —como
lo hicieron Sahagún y Motolinia -- para imponer con más eficacia y
discernimiento los modelos del catolicismo.2 En vez de seguir aquí los
pasos concretos de esta "conquista del cuerpo" en sus manifestaciones
traumatizantes o sutilmente recuperadoras, orientaremos nuestra
reflexión hacia un tema limitado cuyo estudio previo se impone:
las formas de prácticas matrimoniales, familiares y sexuales que
aparecen en los manuales de confesión destinados a los fieles indígenas.
Como lo subrayó Michel Foucault en su Historia de la Sexualidad,
la confesión llegó a ocupar un "papel central en el orden de los pode-
res civiles y religiosos" en Occidente a partir de la Edad Media.' Se
volvió-una manifestación capital del poder en las sociedades europeas
tanto por la relación de subordinación que instituye, como por la in-
teriorización de una obligación: la de producir un discurso verídico
declarando "lo que uno es, lo que ha hecho, lo que recuerda y lo que

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ha olvidado, lo que esconde y lo que se esconde. . .". 4 Por otra parte, Cabe confesar, sin embargo, que discrepamos con la cronología
interrogatorio y problemática sexual parecen indisociables, dado que des- propuesta por Foucault. Sostener que la "puesta en discurso" del sexo
de la forma originaria de la confesión, o sea el ritual secreto de la se convirtió en una "regla para todos" en el siglo XVII y añadir que
penitencia, el sexo constituyó un tema predilecto del diálogo así es- "no podía aplicarse sino a una reducidísima élite" es hacer poco caso
tablecido. Diálogo o más bien discurso que analizaremos, inspirán- o, peor aún, ignorar la labor desempeñada por los confesores no-
donos en dos categorías o útiles conceptuales propuestos por M. vohispanos con las poblaciones indígenas: una vez más el campo me-
Foucault: el dispositivo de alianza y el dispositivo de sexualidad, en la xicano constituyó una especie de banco de pruebas para medidas,
medida en que descubren la organización interna y la complejidad estrategias y técnicas que luego se aplicaron en Europa occidental.
del rito penitencial.
Recordemos que Foucault entiende por dispositivo de alianza: "el
sistema de matrimonio, de fijación y de desarrollo del parentesco, de
transmisión de nombre y bienes";5 tal dispositivo es universal y orien- LOS CONFESIONARIOS NOVOHISPANOS
tado hacia los imperativos de la reproducción y de la conservación Y SU ESTUDIO
del cuerpo social. De aparición más tardía y específicamente euro-
pea, el dispositivo de sexualidad se sobrepone al dispositivo de alian- Desde hace tiempo se recalcó la relevancia de los manuales de confe-
za, sometiendo las sensaciones corporales, los placeres, imágenes sión en lenguas indígenas tanto para el historiador como para el
y pensamientos a una red de intervenciones constantes e invasoras antropólogo: así Francisco Guerra no vaciló en afirmar: "they deserve
que penetran los cuerpos y fortalecen el control de los individuos y de to be considered as the earliest tool for american anthropology and
las poblaciones: así se desarrollan otras técnicas de poder, más insi- psychotherapy",8 mientras Roberto Moreno señaló los múltiples cam-
diosas, que ya no se reducen a la acostumbrada pareja "prohibi- pos — rituales, lingüísticos, sociales, económicos. . . — que tocaban
ción/represión".6 estos textos.'
Si bien Foucault fecha la expansión y diversificación de este dispositivo Tal riqueza nos obligó a delimitar estrictamente el ámbito de este
de sexualidad en el siglo XVIII, es indudable que ya se encuentra en estudio en su tema y sus fuentes. Por eso sólo trataremos del matri-
forma embrionaria en la confesión cristiana: pues, además de inves- monio, de la familia y de la sexualidad, dejando a un lado otros as-
tigar el carácter lícito de la relación sexual, su conformidad o incon- pectos no menos importantes; por eso también no pretendemos abarcar
formidad con la ley (incesto, adulterio, amancebamiento. . .), el todos los confesionarios novohispanos, sino desbrozar un campo
confesor desarrolla una "problemática o sutil ciencia de la carne", al aún poco conocido, destacar algunos ejes temáticos y esbozar una
querer "convertir el deseo, todo el deseo en discurso".' Dicho sea de problemática provisional que podría ser desarrollada y aplicada a la
otra manera, el discurso de la confesión presenta dos niveles sobre- totalidad de los manuales — impresos y manuscritos— que se han
puestos y de hecho estrechamente entrelazados: conservado.
—uno, dominante, de las infracciones a las leyes de la alianza y de la No dejaremos por lo tanto de indicar los límites de tales documen-
reproducción; tos, sus ambigüedades y lagunas; tampoco ignoramos que el análisis
—otro, más latente, de la formulación exhaustiva y repetida de las cuantitativo'° al que sometemos los textos sólo procura manifestar
múltiples manifestaciones del sexo considerado como un elemen- tendencias, continuidades y rupturas, pues el rigor científico debe ser
to fundamental de la identidad y singularidad del sujeto. buscado en la interpretación más que en la precisión aparente de los
Lejos de ser arbitrario o artificial, creemos que tal distingo permi- porcentajes.
te aprehender la sutileza y originalidad de la penitencia cristiana, sin
reducirla a la aplicación terrorista de un sistema de prohibiciones.

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EL CONFESIONARIO MAYOR DE MOLINA (1565) ción del matrimonio, precisa el sentido cristiano de tal rito y determi-
na el papel de todos los que intervienen en este acto.
Por su fecha de redacción, la riqueza de su contenido y su "éxito"
editorial —tres ediciones en el siglo xvi: 1565, 1569 y 1578—, el Con-
fesionario Mayor de Alonso de Molina parece constituir un arquetipo
de los manuales novohispanos, o por lo menos de una obra de refe- EL DISPOSITIVO DE ALIANZA EN EL
rencia que utilizaremos ampliamente." Aprovechando su profundo CONFESIONARIO MAYOR
conocimiento del idioma náhuatl, Molina dirige su obra a
Comparado con el dispositivo prehispánico, sobresale de inmediato
la presencia aplastante de la Iglesia que, lejos de contentarse con la
los penitentes (indios), para saberse confesar y declarar sus pe- organización ritual del acto, se empeña en vigilar y orientar
cados y circunstancias de ellos. . .12 — directa o indirectamente— el dispositivo de alianza. Así se sustitu-
ye el antiguo examen de la compatibilidad de los tonalli de los
contrayentes" — desde luego prohibido — por la reunión de un con-
Redactado en castellano y náhuatl, el manual enumera por una par- junto de datos relativos a la edad, calidad, origen, parentesco y pasa-
te una serie de preguntas relativas a los mandamientos de Dios y de la do de la pareja, y se manda consignar en la matrícula.
Iglesia, a los pecados mortales, las obras de misericordia, los cinco
sentidos, las potencias del alma, las virtudes teologales y cardinales;
por otra parte, desarrolla temas específicos tales como el bautismo, sus nombres de los que se quieren casar, y de sus testigos.. .; y
las fiestas, el matrimonio, la muerte, los testamentos, la comunión y allí señalarán el día que se escrivieron y ni mas ni menos el mes
confirmación. Eso quiere decir que el presente estudio pasa por alto y año y el pueblo de donde son naturales. . .16
gran parte del documento, pues las prescripciones y prohibiciones
que deben regir la vida familiar, matrimonial y sexual del indígena Tanto la precisión del interrogatorio previo al matrimonio como la
sólo ocupan la sexta parte de la obra. conservación por escrito de parte de esta información no dejan de
Sin embargo, se trata de un tema prioritario para el autor que re- fortalecer el control que el sacerdote y sus representantes indígenas
serva un espacio menor a los pecados capitales (15%), a los sacra- — fiscales, escribanos— pretenden ejercer sobre la población que los
mentos de la confesión (14%), confirmación (10%) y comunión rodea. Además, el clero se reserva el derecho de establecer la validez
(5%), o a la preparación a la muerte (5%). Por lo demás, es notorio de la unión en función de una red de impedimentos que restringen la
que menos de medio siglo después de la Conquista, la cuestión de la libertad de elección de los contrayentes y orientan —de manera
hechicería y de las antiguas creencias pasa casi inadvertida, logrando negativa— el juego de las alianzas. Algunos de estos impedimentos
representar apenas 1% del documento. son de índole ritual (no ser bautizado, haber dado palabra de casa-
Aunque nuestra materia se encuentra dispersa en varias partes de miento, estar casado, no tener la edad requerida. . .), otros corres-
la obra, dos capítulos llaman más particularmente la atención: el ponden a los grados de parentesco,
primero relativo a las "Preguntas acerca del Sexto mandamiento de
Dios"," y el segundo intitulado "Aquí se trata de cómo han de ser
preguntados de algunas cosas, los que se quieren casar por la Santa porque nadie se case con su hermana, en primero o segundo
Iglesia"." El último texto corresponde en gran parte a lo que defini- grado, ni con su hermano en los mismos grados, ni con su cuña-
mos por dispositivo de alianza: versa sobre la preparación y celebra- da, ni con su tío, o tía;"

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Otros en fin están relacionados con el parentesco espiritual, casuística atenuaba los aspectos drásticos de la concepción cristiana
del incesto: así, por ejemplo, cuando afines se casaban dentro de los
grados prohibidos, podían conseguir la revalidación de su matrimo-
(porque nadie se case) con su compadre, o comadre que tuvo a nio si habían contraído por ignorancia (o si lograban convencer al sa-
su hijo en el baptismo o en la confirmación." cerdote que así había sucedido). Más aún, las órdenes mendicantes
pretendían poder dispensar —con la condición de que el negocio
quedase oculto— a los indios que se casaban a sabiendas, infringien-
Cabe recordar aquí que por privilegio otorgado por el papa Paulo do deliberadamente la prohibición cristiana. Nada sorprendente que
III los indios podían contraer en el So. y 4o. grado de afinidad y con- la cuestión de las dispensas (que será estudiada detenidamente en fu-
sanguinidad. Aunque sometidos a reglas menos estrictas que los turos trabajos) haya dado lugar a violentas polémicas entre regulares
españoles,19 no dejaban de perder la facultad de casarse con ciertos pa- y seculares, pues completaba eficazmente el control de las alianzas,
rientes, pues, antes de la Conquista, mientras las uniones en el ler. grado permitiendo adaptar un modelo un tanto estricto a la realidad coti-
de ainsanguinidad quedaban proscritas —salvo contadas excepcio- diana, sin que en ningún momento la Iglesia perdiera su capacidad
nes—, Motolinia menciona casos de casamiento con el suegro (o la sue- de intervención. 28
gra) y el padrastro (o la madrastra). Además, fuera de estas prácticas Como lo señalamos, el matrimonio cristiano elimina el primer pa-
restringidas a ciertos estratos dominantes o de carácter exótico y margi- so del ritual prehispánico, el examen de los tonalli de los novios al
nal, no parece que se haya prohibido la unión entre cuñados, o entre que procedían los "maestros y exponedores de los signos"." Es pro-
Ego y su tía. Al contrario, el autor de los Memoriales describe la costum- bable que al dominar este "sistema de compatibilidades e incompati-.
bre que atribuía las esposas del difunto a un hermano mayor o menor.20 bilidades", los especialistas del tonalli, los tonalpouhque, hayan tenido
Aunque sabemos poco de las relaciones de parentesco y de las los medios de influenciar las alianzas, tal vez no sólo conforme a
estrategias matrimoniales en la época prehispánica, es muy probable imperativos calendáricos, sino también en favor de los intereses pasa-
que la prohibición de la unión con la cuñada haya directamente jeros de las partes contrayentes. Sin embargo, a diferencia de los
afectado a los naturales: lo sugiere tanto la insistencia de los ma- sacerdotes católicos, nunca consiguieron organizar o supervisar la to-
nuales de confesión como, por ejemplo, la reacción de Don Carlos, talidad de la ceremonia. Obviamente la eliminación de los tonal-
cacique de Texcoco, que no vaciló en afirmar: pouhque se basa en la condenación de todo el conjunto de creencias
que implica el concepto de tonalli, esta "fuerza que determinaba el
grado de valor anímico del individuo; que le imprimía un tempera-
mento particular, afectando su conducta futura, y que establecía un
haré lo que mis padres solían hazer con sus cuñadas 21
vínculo entre el hombre y la voluntad divina por medio de la
suerte".24 El tonalli no puede disociarse del sistema calendárico, de
la concepción del ser humano y de las entidades anímicas, de las rela-
Asimismo la institución del parentesco espiritual contribuyó aún ciones con los dioses, y, en general, de una lógica compleja del uni-
más a limitar potenciales alianzas endogámicas, con la reserva de verso. En otros términos, al abolir un rito amerindio, el catolicismo
que favorecía el estrechamiento de lazos de asistencia y reciprocidad ya socavaba parte de la "ideo-lógica" de las sociedades indígenas.25
entre las familias y los linajes, constituyendo en cierta manera una Pero, además de negar el peso de los destinos, la nueva religión
solución de respuesta que compensaba la rigidez de las nuevas nor- imponía su propia concepción de la persona al proclamar que la de-
mas de alianza.22 cisión de casarse debía ser el fruto de la libre voluntad de los contra-
Ahora bien, un sistema de dispensas apoyado sobre una detallada yentes,

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porque el matrimonio instituido por Nuestro Señor, quiere El dentro de la familia, del linaje o de la comunidad; pero nos inclina-
que sea voluntario, y no toreos°, ni hecho contra la voluntad de mos a pensar que caciques y familias no abandonaron tan fácilmente
los que se casan, ni tampoco que se haga por temor." sus prerrogativas, aunque el núcleo indígena ligado a la Iglesia (fis-
cal, escribano, alguaciles. . .) estaba indudablemente interesado en
promover el nuevo orden de las cosas."
A la ruptura ritual se añade la ruptura social, a la borradura de Otra novedad: la promulgación de las banas en tres domingos o
los destinos se suma el escamoteo del grupo: si bien se recurre a la cola- fiestas de guardar que ritma el periodo que precede la ceremonia. Al
boración de la comunidad y de los parientes para que se observen los tiempo antiguo calculado por los adivinos en función de los signos de
impedimentos enunciados por la Iglesia, la intervención del grupo los contrayentes y marcado por las diversas etapas del trato sucede el
resulta bastante limitada, pues se reduce —por lo menos teóricamen- compás impersonal del calendario cristiano. Durante este lapso la
te— a mantener vigente un conjunto de reglas impuestas desde afue- pareja debe abstenerse de tener relaciones sexuales hasta que se
ra; ni siquiera es voluntaria, ya que se exige su participación bajo pena cumpla la celebración religiosa, así como confesarse, o por lo menos
de excomunión. Es significativo que de las catorce preguntas que se arrepentirse de sus culpas y aprender la doctrina cristiana.
hacen a los contrayentes, ninguna toque el consentimiento de los La ceremonia misma, celebrada bajo la dirección del sacerdote y
padres ni el papel de la familia en la conclusión de la alianza. con la colaboración del fiscal y del escribano, sigue teniendo en la
De hecho, el matrimonio cristiano sobrepone dos aspectos distin- época de la redacción del confesionario un carácter colectivo, visto el
tos y complementarios: por una parte resalta el papel motor y decisi- alto número de postulantes y los pocos presbíteros: reúne a varias pa-
vo desempeñado por la sola pareja que tiene el doble derecho de elegir rejas de contrayentes, a sus parientes y deudos. El sacerdote empieza
y ser informada (sobre el estado, edad del consorte. . .); por otra por comprobar si los pasos previos a la ceremonia se cumplieron con
parte, la celebración tiene un carácter deliberadamente público y todos los requisitos. Luego, al dirigirse a los parientes y conocidos, les
oficial, que traducen la práctica repetida de las amonestaciones o ba- amonesta por última vez, pidiendo que denuncien eventuales impe-
nas, de los interrogatorios por el fiscal y la intervención del sacerdote dimentos que puedan suspender el acto. Por fin, hace la misma pre-
en el acto. A la vez asunto de la pareja y de la Iglesia, el matrimonio gunta a los contrayentes antes de recordarles el alcance del sacramento
cristiano parece situarse fuera del alcance de los linajes y de las fami- del matrimonio y la preparación espiritual que exige, pues el sentido
lias que antaño, con el concurso de las casamenteras, se preocupaban profundo del matrimonio cristiano escapa por completo si no se re-
por establecer el nuevo lazo de parentesco. Verdad es que en otro calca su naturaleza sacramental y sus fines fundamentales.
capítulo Molina precisa que los padres deben procurar que sus hijos
se casen cristianamente y no se amanceben. Pero la exhortación no
hace más que recordar un deber cristiano que no puede contrariar la (los cristianos se casan) por amor y respeto de nuestro Señor
voluntad de los contrayentes, siempre y cuando se conforman al mo- Dios, para agradarle y complazerle...81
delo católico." Al contrario, se prohíbe rigurosamente que el padre
entregue a su hija al pretendiente antes de la ceremonia cristiana o
acepte que tengan relaciones sexuales durante este lapso.28 Asimis- He aquí una dimensión mística del matrimonio, anclada en la con-
mo, los caciques pierden su antiguo derecho de entrometerse en ma- cepción cristiana de la divinidad. Pero el matrimonio tiene también
terias matrimoniales y de organizar uniones forzadas, ofreciendo a otras metas, como la de asegurar
sus criados a las hijas de sus macehuales."
O sea que una aplicación a la letra de tales principios hubiera
trastornado totalmente las antiguas relaciones de poder, ya sea

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(la procreación de los hijos), los quales en este mundo y en el
cielo alaben y glorifiquen para siempre a su Magestad"31 Conviene que sepays que el cuerpo del varón: casado por la
Iglesia, no es ya suyo sino de su muger (avida por matrimonio),
y el cuerpo de la muger, no es ya suyo sino de su marido."
Esta vez, al someter los imperativos de la reproducción a considera-
ciones religiosas, el matrimonio cristiano coincide con los conceptos
Otra vez sobresale la trascendencia del compromiso individual
Prehispánicos que vinculaban la reproducción a la necesidad que
dentro de una nueva economía de las relaciones conyugales que defi-
tenían los dioses de ser adorados."
Asimismo la concepción del matrimonio como regularizador de la ne el sacerdote al terminar la plática que dirige a los contrayentes:
los esposos han de compartir deberes comunes que abarcan desde las
vida sexual y medio para procurar no caer en "la delectación carnal"
"cosas tocantes a la salvación" hasta las tareas materiales del hogar
o la "suzia delectación de la luxuria" se acerca a los principios que
llevaban al joven indígena a casarse. cuya repartición obedece a una división sexual del trabajo: al
hombre le compete "trabajar fuertemente", a la mujer "aguardarle
la hazienda. . . estar en casa y barrer, lavar y fregar, ahilar, texer,
porque no haga alguna travesura, porque no se revuelva por moler, y guisar de comer, criar los hijos. . ."." Sin embargo, aquí
allí por ventura con alguna mujer, que ya es hombre" también se recalca la naturaleza recíproca de las obligaciones, el
"gran cuidado" que deben tener el uno del otro hasta aconsejar que
el hombre sustituya a su esposa y le prepare la comida cuando ella es-
Si bien los informantes de Sahagún pudieron dar unos matices cris- tá enferma. En el mismo espíritu se prohibe al varón tener entonces
tianos a, sus testimonios, es natural creer que ambas sociedades relaciones sexuales con su mujer, y aún más cuando corre el riesgo de
morir o de abortar.
perseguían un fin semejante, el de establecer lazos estables entre in-
dividuos y familias por medio de la institución matrimonial, de la Es probable que esta concepción tridentina del papel y de la con-
proscripción del adulterio y de la reprobación de los excesos eróticos: dición de la mujer chocaba con la tradición indígena, pues los indios
así tanto el tomismo" como el pensamiento náhuatl pregonaban la se negaron terminantemente a recibir como esposas a las indígenas
"criadas y doctrinadas de a mujer de castilla", o sea ya profundamente
templanza.
Ahora bien, existen divergencias que, sin constituir oposiciones aculturadas." Si bien nunca cuestionó la subordinación de la mujer al
irreductibles, no pueden ser menospreciadas. Es, entre otros, el caso hombre, por paradójico que eso parezca, la Contrarreforma contri-
del placer: la cultura mexica tolera y más aún valoriza ciertas formas de buyó activamente a una redefinición y promoción de la condición fe-
placer sexual fuera del matrimonio, mientras el catolicismo lo encie- menina," por lo menos en Europa occidental. Cabe subrayarlo so pena
rra dentro de las relaciones conyugales, subordinándolo a los fines de caer en estereotipos y simplificaciones abusivas, tanto como es
preciso recordar que el discurso de la Iglesia no se confunde ni con su
antes mencionados. práctica y aún menos con la actitud predominante de los colonizadores.
Por otra parte, el cristianismo impone los mismos límites a la acti-
vidad sexual del varón casado que a la de su mujer, de tal manera En fin, para cumplir el rito, los contrayentes juntan las manos en
que quedan descartados por completo la alternativa y el privilegio las del sacerdote (o en su presencia) al mismo tiempo que les pregunta si
masculino del amancebamiento y de la poligamia después de haber consienten unirse, antes de pronunciar el "Quod Deus conjugit, homo
non separet. . .", afirmando así la indisolubilidad del matrimonio.
sido tolerados o hasta exaltados.
Al contrario, el matrimonio cristiano busca instaurar una comple- Días después se celebra una misa para que los casados reciban las
velaciones,
ta reciprocidad,

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Por otra parte, si bien el matrimonio indígena —o por lo menos la
todos tendrán en las manos las candelas encendidas guando se
forma que mejor conocemos — era una máquina compleja cuyos me-
dixere el evangelio y guando alearen el cuerpo sagrado. . . y
canismos permitían asegurar el paso de una mujer de un hogar a
pondrán sobre ellos un velo después que ovieren aleado el sanc-
otro, el cristianismo minimiza al máximo estos aspectos, como si
to sacramento, cubriendo con el las cabecas de las mugeres y quisiera privatizar la unión, y desligarla del medio social: la fami-
tendiéndolo sobre los hombros de los varones.39 lia, el linaje y la comunidad.
En fin, el cristianismo hace del matrimonio un lazo indisoluble y
monogámico: aunadas con la extensión de la concepción del incesto,
Mientras queda prohibido el antiguo rito que tenía lugar en casa del
tales normas contribuyen a reducir severamente la gama de relaciones
padre del esposo. matrimoniales lícitas, sobre todo si, como lo dejan entender ciertos
textos," existían fuertes tendencias endogámicas.
Más aún, la monogamia y la indisolubilidad de la unión traen
disponiéndolos, cabe el hogar juntos, atándoles las mantas una
consigo una redefinición y redistribución de los papeles familiares'
con otra echando allí incienso," que sólo esbozaremos aquí, conscientes del carácter hipotético de
nuestra reflexión. Con la abolición de la poligamia, se eclipsa la "co-
esposa", desde entonces confinada en el papel secundario, inferior e
práctica que seguía tan viva en 1565 que Molina la denuncia expre-
ilícito de la concubina, objeto de placer y madre de hijos ilegítimos,
samente en su confesionario." como si la monogamia cristiana suscitase su complemento obligato-
rio: el concubinato o amancebamiento para usar la terminología co-
lonial. Otro producto de la unión monogámica, la figura de la
Especificidad del matrimonio cristiano
madrastra surge como sucesora de la esposa difunta, sin poder susti-
tuirla enteramente, pues el papel materno deja de ser multiplicable y
En resumen, en los mismos años en los que el Concilio de Trento aca-
reemplazable como lo era en el contexto poligámico. De manera ge-
ba de fijarlo, el matrimonio cristiano se presenta como un modelo
neral, en este sistema los "padres" constituyen una categoría más
obligatorio, único, válido para todos los fieles, independientemente
amplia y abierta que incluye a los tíos y sus esposas: así, como lo seña-
de su origen social y étnico. No se trata de una forma que vendría a
lamos antes, el hermano del padre difunto puede heredar su propiedad
añadirse a las formas ya existentes, sino de un sacramento con infini- y su esposa. Podemos suponer también que dentro del matrimonio
tas implicaciones ideológicas, totalmente incompatible con los ritos
plural la relación madre-hijo representa un eje más difuso y menos
autóctonos. personalizado que en la práctica monogámica y que 'existe una dife-
Por eso, en vez de contemplar las dimensiones materiales, sociales
renciación menor entre los hijos de las diferentes esposas."
o territoriales de la unión, se privilegian sus fines morales y espiri-
Por el contrario, la monogamia propicia la discriminación entre los
tuales que culminan en el amor de Dios, hijos de los sucesivos matrimonios y los bastardos, incrementando las po-
sibilidades de conflictos con la madrastra. Si añadimos que la prohi-
bición de la unión con la cuñada acentúa la dislocación afectiva
que endereceys la intención de vuestro casamiento a nuestro Se-
causada por las segundas nupcias, entenderemos mejor cómo el mo-
ñor, casandoos por su amor, y no por la suzia delectación de la
delo cristiano puede introducir no sólo el personaje lejano y hostil de
luxuria, ni por las riquezas mundanales o por alguna altivez de la madrastra, sino también la figura del tío malo y rapaz, usurpador
soberbia o vanagloria, assi como lo hazen los infieles y los malos
de los bienes del padre difunto en vez de ser sustituto y heredero. Es
cristianos. . .42

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factible también que la condición de los huérfanos fuese más proble- El sacerdote inicia su examen con preguntas generales relaciona-
mática en un contexto cristiano. das con la actividad sexual del varón fuera del matrimonio. Después
Fuente eventual de nuevos conflictos y tensiones, la monogamia de confesar la frecuencia de sus relaciones sexuales y el número de sus
cristiana favorece nuevas solidaridades, pues los afines cercanos vuel- parejas, el penitente debe precisar la situación familiar (¿si es soltera,
ven a ser parte integrante del parentesco próximo y permanente, casada, viuda?), sexual (¿virgen o no?) y religiosa (¿monja, beata, pa-
quedando por eso excluidos del lazo matrimonial. La indisolubilidad riente espiritual?) de la (s) mujer (es) que conoció carnalmente.
de la unión cimienta las interrelaciones entre afines que se intensifi- El cuestionario toca largamente la cuestión espinosa del incesto y
can dentro de una red más rígida y mejor definida de parentesco en grado de parentesco (¿pariente, hermana, cuñada?), deteniéndose en
vez de los múltiples lazos, a veces frágiles y pasajeros que tendían a particular sobre el caso de la relación con la cuñada (hermana de la
propiciar la poligamia y la existencia del divorcio. esposa de Ego) y sus implicaciones sobre la vida sexual de los casados,
Estas hipótesis llevan a pensar que las descripciones que hace pues el incestuoso comete un pecado mortal cada vez que se acuesta
Sahagún de las "calidades y condiciones" de los parientes" remite a con su legítima mujer cuyo cuerpo dejó de ser suyo. De allí la extraña
una sociedad indígena de transición, parcialmente cristianizada y obligación de memorizar y confesar de manera circunstanciada actos
aculturada, ya basada en la monogamia; ¿de allí tal vez estos retratos tan sexuales aparentemente lícitos, ya que ocurren entre cónyuges y no
estereotipados, contrastados y, de hecho, familiares que el franciscano contrarían la procreación,
yuxtapone en su obra al pintar a los suegros, yernos o cuñados. . .?
En breves términos, la imposición de la monogamia cristiana no
sólo cambió la naturaleza de la relación conyugal, sino pudo afectar por tanto acuerdate bien de las vezes que (. . .) incitaste a tu
la concepción de las relaciones de parentesco y de los papeles fami- mujer para tener acceso a ella."
liares. Convendría desarrollar y corregir las conjeturas que acabamos
de proponer tomando en cuenta, por ejemplo, las modificaciones del
régimen de transmisión de los bienes para aprehender la naturaleza Esta exigencia de precisión aritmética aunada a una siempre ma-
profunda de este proceso de aculturación. Pero tampoco cabe mini- yor intromisión de la intimidad del penitente caracteriza gran parte
mizar innegables continuidades que facilitaron el paso de un modelo de estas líneas. No sólo se le pide dar cuenta de sus palabras y gestos
al otro, tales como, entre otras cosas, el hincapié hecho sobre el prin- seductores (besar, abrazar, "asir de las tetas", retocar. . .), sino tam-
cipio de autoridad y jerarquía que debe regir tanto las relaciones fa- bién de sus pensamientos "suzios de luxuria", de sus poluciones noc-
miliares como la vida social, ideal común a ambas sociedades con el turnas y de sus reacciones a las imágenes placenteras que atraviesan
que el penitente indígena estaba más que familiarizado." su sueño.
Con igual detenimiento la mujer indígena debe confesar si practi-
có la masturbación o cometió el "pecado contra natura" (el lesbianis-
mo en este caso).
DISPOSITIVOS DE ALIANZA Y SEXUALIDAD En una segunda parte el confesor se dirige expresamente a los
esposos: interroga al marido sobre las circunstancias de su matrimo-
EN EL VI MANDAMIENTO nio, la significación que revistió para él, así como las infracciones
Al examinar a lo largo de más de seis páginas las infracciones al man- que cometió en su vida conyugal: tales como impedir la procreación,
damiento "No Fornicarás", Alonso de Molina presenta el negativo entregarse a prácticas perversas (la sodomía) o mantener fuera del
del modelo cristiano, lo que se prohíbe, a la vez que toca una dimen- matrimonio relaciones adúlteras y hasta incestuosas. Las mismas pre-
sión original que sale del marco estricto de la alianza.47 guntas valen para la esposa.

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El dispositivo de alianza sólo representan la parte emergente de un proceso de aculturación
más complejo e insidioso.
Es obvio que este capítulo desarrolla o precisa aspectos ya considera-
dos en la preparación al matrimonio en tanto que se refiere al dispo-
sitivo de alianza. Glbbalmente sus dos terceras partes conciernen a la El dispositivo de sexualidad
prohibición del incesto y el matrimonio: o sea, para ser más exacto el
40% del texto trata de las infracciones al matrimonio, incluyendo su Debajo del dispositivo de alianza, enlazado con él, y sin embargo bas-
celebración y concepción (14%), el adulterio (11%) y las relaciones con- tante distinto para tener alguna autonomía, se desarrolla un discurso que
yugales perversas (14%); mientras casi la cuarta parte está dedicada por su enfoque y carácter sistemático rompe con el pensamiento
al tema de los lazos incestuosos (24%) y en particular a la proscrip- prehispánico. Precursor del dispositivo de sexualidad, este discurso
ción de la cópula con la cuñada (17%). trata de las prácticas sexuales y del sexo, abarcando la mitad del tex-
En otros términos, el penitente indígena está confrontado con una to (50%); en vez de limitarse a enunciar prohibiciones, suscita la
red de prohibiciones que en alguna manera recuerdan el antiguo dis- descripción de usos ilícitos, relacionando entre sí varios aspectos y ni-
positivo de alianza: condenación del adulterio, del incesto, de la veles del comportamiento humano.
desfloración y de los atentados contra la procreación. Verdad es que Obviamente el confesor vigila la vida sexual de los cónyuges en sus
estas categorías no recubren las mismas realidades en ambas socieda- preguntas relativas al dispositivo de alianza y sus preocupaciones
des como ya lo señalamos en el caso del incesto y del adulterio. Por lo reproductoras no dejan de coincidir con un interés por el sexo. Pero,
general, parece que el cristianismo extiende e intensifica la prohibi- fuera del matrimonio, otros temas como los deseos y pensamientos
ción: cuando las leyes prehispánicas sólo perseguían el aborto, el con- (14%), la seducción (10%), los tocamientos (6%) permiten al sacer-
fesionario de Molina condena globalmente todas las prácticas que dote inmiscuirse en las conductas más íntimas de sus penitentes. No
impiden la procreación y su tenor sugiere la existencia de técnicas busca sólo establecer la frecuencia de un acto, sino explorar el cami-
contraceptivas a las que los esposos indios recurrían bajo el apremio no seguido por el deseo sexual, desde su emergencia en el sueño, sus
de las circunstancias, manifestaciones físicas ("¿Cayste en polución durmiendo? ¿salió tu si-
miente?"), las imágenes y fantasías que logra ocasionar (". . . pare-
ciéndote que tenlas ayuntamiento con muger?")," hasta que venga a
por ser pobres y necessitados, o por algún enojo o por otra qual- alimentar el pensamiento erótico del individuo despierto y conscien-
quier ocasión." te. Con el mismo espíritu se investiga la actitud del sujeto frente a sus
fantasías eróticas,
En el caso del aborto y del infanticidio, tocado con detalle en las pre-
guntas relativas al V mandamiento, las sospechas del confesor se ¿Quantas vezes piensas pensamientos suzios de luxuria, trabajas
dirigen casi únicamente contra la mujer acusada de usar de los medios de olvidarlos luego y desecharlos? ¿tornas de presto sobre ti, o
más variados para deshacerse de su criatura: desde la absorción de quieres y deseas ponerlos por obra?"
bebidas abortivas o esterilizantes hasta la manipulación del vientre,
los trabajos extenuantes (llevar una carga, moler. . .) y los malos tra-
tos al recién nacido.5° No se podría describir de manera más clara la actualización del deseo
Sin embargo, parece que tanto estas prohibiciones como las ante- o, al contrario, la autorrepresión, expresada en náhuatl por términos
riores, si bien corresponden a un cambio de las reglas de la alianza, que connotan el olvido, la pacificación," el rechazo y la abstención."

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lacionados entre sí. Por una parte, el confesor intenta imponer una
Así, a lo largo de las preguntas, se tejen lazos sutiles entre las pa- concepción cristiana de la familia y del matrimonio con sus reglas y
labras del seductor, los besos y caricias y los pensamientos volup- prohibiciones específicas; y por otra utiliza este fin para someter a su
tuosos, se relacionan el narcisismo de la coqueta, los juegos sexuales, vigilancia el cuerpo y la mente del penitente, obligándole de manera
el placer de la masturbación (solitaria o recíproca) y las poluciones. Se repetitiva y sistemática a traducir en palabras sus maneras de ser y de
esboza un dispositivo de sexualidad cuyo eje deja de ser la alianza actuar. Pues, aunque el penitente no haya cometido el pecado, cada
entre dos personas de estatuto definido para privilegiar "las sensa- vez que se confiesa, debe contemplar esta eventualidad bajo el cuidado-
ciones del cuerpo, la calidad de los placeres, la naturaleza de las so escrutinio del sacerdote que domina el diálogo así reanudado.
impresiones por tenues o imperceptibles que sean"."
A veces también el dispositivo de sexualidad se despliega en terrenos
independientes de los de la alianza: como lo demuestra el caso del
sueño de polución y de los sueños eróticos en general. Veamos la ori- DISPOSITIVOS DE ALIANZA Y SEXUALIDAD
ginalidad del enfoque católico. Cuando el confesor cuestiona al peni-
tente sobre sus sueños eróticos, acompáñense o no de polución, no es
EN TRES CONFESIONARIOS PARA INDIOS
que los considere intrínsecamente malos, sino como el posible prelu- MEXICANOS (1575-1611)
dio a una búsqueda consciente y solitaria del placer,
Limitándonos al estudio de las prohibiciones relacionadas con el V
Mandamiento, nos proponemos medir la importancia respectiva de
porque si esto. . . te plugo, después que ya estavas despierto, los dispositivos de alianza y sexualidad en algunos confesionarios pos-
cometiste peccado mortal." teriores a la obra de Alonso de Molina y también redactados por reli-
giosos mendicantes.
El primero de estos manuales, la Doctrina Christian muy cumplida
Es decir que el paso de lo subconsciente a lo consciente en la mente salió a la luz en la ciudad de México en 1575, o sea 10 años después
del sujeto representa para el sacerdote la línea de demarcación entre del Confesionario Mayor.58 A diferencia de Fray Alonso de Molina,
un fenómeno accidental sin mayor significación y trascendencia, y la su autor, Fray Juan dé la Anunciación, pertenece a la orden de San
transgresión que se debe perseguir y arraigar: el pecado mortal. Del Agustín. Ocupa el cargo de subprior del convento de México y publi-
todo diferente era la concepción de los antiguos nahuas que veían en ca su Doctrina con licencia de su provincial, Fray Alonso de la Vera
el sueño y la vigilia dos aspectos de una misma realidad y considera- Cruz, una de las más brillantes figuras de la orden en el siglo xvi.
ban el "sueño de polución" como un agüero, un signo que necesitaba Abarcando más de la mitad del texto (56%), con un porcentaje
ser interpretado y/o un disturbio sicosomático que se curaba con yer- poco inferior al del Confesionario Mayor, las consideraciones en tor-
bas. Por supuesto, sería absurdo creer que el indígena no encontraba no al dispositivo de alianza se reparten de la siguiente manera:
en sus sueños materia para sus fantasías sexuales, empero, por lo que 18% corresponden al tema del incesto; 37% al del matrimonio, es
sepamos, el discurso nahua no privilegia este registro, enfocándose decir, 11% para el adulterio y 26% para las relaciones sexuales pro-
más bien sobre la dimensión mística y patógena del fenómeno." Pre- hibidas dentro del matrimonio, incluyendo las prácticas que impiden
cisaremos más adelante cuál nos parece habe1 sido el alcance de este la procreación (20%); 1% se refiere a la desfloración.
cambio de perspectiva." Con relación a las preguntas formuladas por Alonso de Molina
Según este breve análisis del Confesionario Mayor, parece indiscu- sobresalen algunas divergencias, y en primer lugar la falta de énfasis so-
tible que el proceso de aculturación desencadenado por la práctica bre la prohibición de la cópula con la cuñada a la que el franciscano
de la penitencia persigue objetivos de naturaleza distinta, aunque re-
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dedicaba el 17% de su texto. ¿Tal vez Juan de la Anunciación estuvo la palabra propia, adulterio, aunque siente la necesidad de expli-
menos sensible a la difusión de la infracción? ¿O tal vez ya no se ma- carla largamente,
nifestaba con tanta agudeza? He aquí un excelente ejemplo del valor
de la aportación de los confesionarios y de su profunda ambigüedad.
La misma duda se plantea con la desaparición de las preguntas rela- Y aquel se nombra adulterio guando algún hombre soltero pec-
tivas a las circunstancias y significación del matrimonio: ¿o Juan de ca con muger casada, y también guando muger soltera o biuda
la Anunciación las juzgaba fuera de lugar en este capítulo? ¿o consi- pecca por adulterio con marido ageno. De la mesma manera se
deraba la mentalidad indígena suficientemente familiarizada con llaman adúlteros los casados que con peccado adulteran unos
estos ritos y conceptos? Por otra parte, mientras ambos textos de- con otros.
muestran un igual interés por condenar el adulterio (11%), la De manera que peccado de adulterio se comete guando con
Doctrina se detiene más sobre los medios que desvían el matrimonio marido o muger agena se pecca.6'
de sus fines procreativos, destruyendo

Esta definición le permite utilizar los términos nahuas que designan


las cosas del casamiento y filiación, que es el fin del matrimonio." el adulterio sin que haya ambigüedad." En cambio el concepto de
"ley natural", elemento clave de la filosofía y de la teología occiden-
tal, se presta mucho menos a la traducción al náhuatl, pues no tiene
Ahora bien, tales discrepancias parecen 'más representar variantes ningún equivalente en la cultura indígena. Sea el caso del pecado
que reflejar cambios significativos: en el campo del análisis del dis- contra natura." Como para el adulterio, Molina evita la palabra,
curso el estudio cuantitativo no hace más que proponer un orden de describe la práctica y emplea en náhuatl un término concreto
grandeza y puede resultar falaz si nos aferramos a su aparente preci- equivalente, patlachuia.64 Juan de la Anunciación hace lo contrario:
sión aritmética. Pues, cabe tener presente que el confesionario deja menciona el "pecado contra natura" y lo traduce por la expresión
bastante libertad al sacerdote para que pueda desarrollar ciertos as- ayoc tlacayotl tlatlacolli, literalmente "el defecto, el deterioro que ya
pectos y callar otros en función de las circunstancias y de la calidad no es humano", en otros términos "la culpa que excluye del género
del penitente. humano". Es difícil saber si tal formulación podía ser captada por la
De hecho, la originalidad de la Doctrina Christiana es otra: des- mente indígena. No resultó más fácil traducir al náhuatl "las reglas
cansa en el manejo de una terminología más técnica que la de Molina, naturales de hombres", las que deben regir la cópula heterosexual,
sacada de la teología moral. Así, por ejemplo, al tratar del adul- pues el agustino se contentó con una aproximación, melauac
terio, Molina solía recurrir a perífrasis o expresar el acto por medio tlachivaliztli, el "cumplimiento correcto" que implica una apre-
de su definición: el quebrantamiento de la fidelidad conyugal. De ciación normativa sin que se designe explícitamente el modelo de re-
allí la pregunta, ferencia en su sentido aristotélico y cristiano. Esos ejemplos bastan
para ilustrar los escollos en los cuales tropezaba la traducción del dis-
curso cristiano cuyo impacto dependía fundamentalmente de la cali-
¿Has tenido parte con alguna otra muger, no guardandofide/i-
, dad de la comunicación.
dad ala tuya; o tuviste parte con la agena?" Como en el texto de Molina un dispositivo de sexualidad bastante
denso (63%) se sobrepone al dispositivo de alianza. Si bien en el ám-
bito de la vida conyugal ambos enfoques se confunden, las normas
A diferencia del franciscano, Juan de la Anunciación no vacila en usar dictadas para la pareja legítima rebasan el campo de la alianza y de

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la preocupación por preservar la fecundidad de la unión. La extensión calculamos para Molina, pero comparable a la de la Doctrina Chris-
de la mirada del confesor traduce un interés por vigilar la actividad á tiana. Joan Baptista sigue tocando los principales temas de este campo:
sexual en general en sus aspectos físicos y síquicos, actitud absolu- el matrimonio (28%), el adulterio (7%) y las relaciones incestuosas
tamente idéntica a la de Alonso de Molina. Bastará una cita para (17%). En lo que concierne a las relaciones conyugales, destacan la
manifestar el grado de curiosidad del autor en materia de fantasía prohibición de formas perversas del coito, como la sodomía (8%) y
erótica, la negación del débito sexual por parte de la mujer (5%). Además el
confesor se refiere dos veces a la desfloración o "corrompimiento de
donzella" (7%). Es decir que el Confessionario no presenta cambios
es también gran pecado el que cometen los casados guando se notables con respecto a la Doctrina Christiana o al Confesionario
conoscen carnalmente, y allí se acuerdan de otra muger a Mayor. Como Juan de la Anunciación, aunque con más parsimonia,
quien andan aficionados, y con esto hazen cuenta que llegan Joan Baptista usa las palabras "fornicar" y "adulterar" y las traduce
a ella, y por lo mesmo pecca la muger que así se acuerda y al náhuatl." También se refiere al "orden natural" de las relaciones
lo obra." conyugales, sin tampoco lograr una traducción satisfactoria."
La preocupación por el sexo toma más amplitud (69%) que en los
confesionarios anteriores, abarcando tanto la naturaleza de la rela-
Para denunciar la búsqueda del placer Juan de la Anunciación no ción sexual entre esposos como cualquier otro tipo de actividad erótica
emplea un vocabulario muy diferente del de Molina: traduce "luxu- fuera del matrimonio. Otra vez se investigan los deseos, fantasías y
ria" y "deleyte suzio" por verbo n-aauilnem116 y el sustantivo tlaelpa- pensamientos (21%) y las prácticas y palabras de seducción (10%),
quiliztli que se refieren ambos a la idea de placer, con una connotación los tocamientos, la masturbación (9%) y la homosexualidad masculi-
claramente negativa en el segundo caso señalada por la palabra tlae- na y femenina (4%). El franciscano designa las dos últimas perver-
lli (= suciedad, excremento, flujo de sangre). Es de observar que pa- siones por perífrasis tanto en castellano como en náhuatl.
ra acentuar el carácter degradante del placer, el agustino recurre
a una serie de calificaciones o comparaciones escatológicas que to-
man un tono casi obsesivo. El pecado de la carne es equiparado a la ¿por ventura contigo mismo hiziste alguna cosa torpe y suzia?
suciedad (catzauac, catzaualiztlz), al lodo (coquitl), al pus (temalli), ¿o con otro hombre?"
a la orina y al excremento (axistli, nemanauillz),67 el pecador es se-
mejante "al puerco que siempre se rebuelca en su suziedad con gran
contento"." De facto, el autor de la Doctrina Christiana logra aquí salvo en el caso del lesbianismo, que expresa en castellano por la
transponer el concepto cristiano en un lenguaje familiar a la mentali- expresión vaga pero consagrada de "pecado nefando" y en náhuatl
dad mexica —véanse las descripciones del joven malvado o del puto por el mismo vocablo de Molina, patlachuia.
por los informantes de Sahagún69 — pero su intento puede llevar al En 1611 el dominico Martín de León publicaba un Camino del
extremo de vaciar el pecado de su especificidad cristiana que lo dis- Cielo en lengua mexicana en el que ofrecía dos confesionarios, uno
tingue de cualquier otro tipo de trasgresión. breve para confesores principiantes y otro mayor que consideramos
Un cuarto de siglo después de la publicación de la Doctrina Chris- aquí."
tiana, otro franciscano, Fray Joan Baptista, daba a luz su Confes- Como de costumbre, más de la mitad de las preguntas (62%) se
sionario en lengua mexicana y castellana:7° relacionan con el dispositivo de alianza, y volvemos a encontrar te-
El dispositivo de alianza correponde a la mitad del cuestionario mas habituales como el parentesco prohibido (11%), las perversiones
relativo al VI Mandamiento, o sea una proporción inferior a la que en el matrimonio (18%) y la desfloración (9%). Una innovación sin

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embargo: el dominico insiste repetidas veces y de manera explícita mo: "es comuníssimo entre donzellas y muchachas solas". Tal vez el
sobre la cuestión del amancebamiento (24%), examinando tanto su Confessionario mayor y menor en lengua mexicana de Bartolomé
frecuencia como las prácticas sexuales a las que puede dar lugar. La de Alva (México, Francisco Salbago, 1634) fue de los primeros textos
novedad podría resultar más aparente que real, ya que las traduc- en referirse explícitamente a la sodomía y a la bestialidad.
ciones al náhuatl de "amancebarse" y "manceba"" remiten a una Estas inflexiones y modulaciones pueden reflejar una evolución
terminología que Joan Baptista y la Doctrina Christiana reservaban del medio indígena mejor enterado de las concepciones cristianas del
a la fornicación. No obstante, el tenor del texto de Martín de León matrimonio y del incesto," y, por otra parte, impulsado a seguir las
parece reflejar la necesidad de distinguir de la fornicación una forma conductas desviantes que propicia indirectamente la monogamia
de relación de carácter más estable, el amancebamiento, que se de- europea. Empero pueden también manifestar cambios internos del
sarrolla no tanto en contra del matrimonio, sino fuera de él. En cam- discurso de la confesión, o ser el producto de la doble transformación
bio, el autor no hace mención explícita del adulterio. del medio y de la reflexión teológica. . . Nuestra información resulta
Al igual del franciscano Joan Baptista, el dominico Martín de por ahora demasiado escasa para que podamos pronunciarnos o sólo
León demuestra un amplio interés por las cosas del sexo (63%), que emitir hipótesis.
se expresa a través del acostumbrado interrogatorio. Cabe destacar En fin cabe mencionar la lucha llevada por los cuatro confesiona-
la importancia dedicada al autoerotismo que, además de ocupar un rios contra el recurso a técnicas contraceptivas dado que la moral
espacio notorio (24%), emerge como una categoría más estructurada cristiana condena los actos sexuales estériles que no culminan con la
que articula la fantasía erótica, la consumación del acto y la técnica inseminación de la mujer, y aún más en el marco de las relaciones
empleada tanto en el caso del hombre como en el de la mujer. Es conyugales. Se alude a varios medios como el coito fuera del "vaso or-
probable que no se trate de un fenómeno aislado, sino de una infle- denado para la generación" (Molina), los "bevedizoá para nunca mas
xión del discurso de la Iglesia tal vez relacionado — en Europa por lo empreñarse" (Juan de la Anunciación), posiciones denunciadas por
menos— con un auge de las prácticas solitarias consecutivo a una Martín de León, y "otros modos deshonestos, indignos de ser
represión intensificada de las relaciones heterosexuales. Es dificil de- nombrados aquí" (Joan Baptista). Es decir que los manuales de con-
terminar si el mismo fenómeno se dio en los grupos indígenas de la fesión podrían completar útilmerite lo que sabemos de los comporta-
colonia, compelidos a buscar el placer heterosexual en los estrechos mientos demográficos de la población indígena, de su actitud frente
límites de la unión monogámica indisoluble, o si más bien los confe- al placer y a la procreación.
sores se contentaron con importar una preocupación europea.
Sin querer sacar conclusiones definitivas, sino indicios que
convendría comprobar con base en estudios más profundizados — en el
campo de la teología moral novohispana, por ejemplo — ya es paten- ALGUNOS CONFESIONARIOS EN LENGUA
te que los cuatro confesionarios comparten inquietudes y objetivos MEXICANA DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII
análogos, combinando los registros de la alianza y de la sexualidad.
Participan de un modelo unitario que no conoce cambios de fondo a Nos pareció provechoso intentar algunos sondeos en épocas poste-
lo largo de 46 años (1565-1611) pero sí algunas variaciones significa- riores, limitándonos como siempre al análisis de las preguntas relati-
tivas: así las preguntas insisten cada vez menos sobre el incesto (24% - vas al VI Mandamiento.
18 % -17 % -11%) o el matrimonio (40% -37% -28% -18%), mientras Veamos los confesionarios de Fray Agustín de Vetancourt (1673) y
prácticas como la desfloración, el amancebamiento, la homosexualidad del Bachiller Antonio Vazquez Gastelu (1689), ambos sacados de sus
(femenina) o el autoerotismo llaman más la atención del confesor. Artes de la Lengua Mexicana." Estudio un tanto deludente, pues no
Martín de León, por ejemplo, comenta la frecuencia del lesbianis- aporta elementos nuevos, sino la confirmación de tendencias tales como

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deseo, al repliegue sobre sí que representa el autoerotismo? Pregun-
el hincapié hecho sobre las manifestaciones del autoerotismo, parti-
tas que sugieren lo arriesgado, para no decir lo escabroso de una
cularmente notorio en la obra del franciscano Vetancourt (27%). "antropología de la masturbación", aunque tampoco se puede pasar
No sucede lo mismo con el Confesionario mexicano que concluye
por alto tal insistencia por parte de los confesores. . ."
el Farol Indiano (1713)78 del agustino Fray Manuel Pérez. Visitador de Un último texto, de fecha más tardía, merece toda nuestra aten-
la provincia del Santísimo Nombre de Jesús, cura de la parroquia
ción: se trata de la obra del clérigo Gerónimo Thomás de Aquino
de Naturales de San Pablo de México, el autor propone un cues-
Cortés y Zedeño, Arte, Vocabulario y Confesionario en el idioma me-
tionario bastante somero, pero completado con comentarios lingüís- xicano. . . que salió a la luz en la ciudad de Puebla en 1765." Después
ticos y observaciones que llamaron nuestra atención. Así pues,
de una primera y rápida lectura, no parece que este texto redactado
el agustino se basa en su experiencia dentro y fuera de la ciudad de
"en el idioma mexicano como se usa en el obispado de Guadalajara"
México para afirmar la escasa difusión de la masturbación masculina:
pueda modificar sensiblemente nuestra indagación.
El dispositivo de alianza no deja de ser un objeto esencial de preo-
raro aut nunquam caen, pero si acaso suelen ser soluti qui non cupación, pues le corresponde un poco más de la mitad del texto
(52%). Las relaciones familiares y matrimoniales (19%) o el respeto de
habent faeminam. . .79 los fines reproductivos del matrimonio continúan figurando entre los
Peccatum mollitiae, rarissima, o ninguna vez lo cometen; y si
temas predilectos del confesor mientras, sin desaparecer por lo tanto,
acaso ay algunos son los soltercs, y aun estos pocas veces."
el incesto ocupa un lugar más modesto (6%). Correlativamente el
amancebamiento es ampliamente tratado (21%) a lo largo de pre-
guntas que versan sobre sus causas, sus repercusiones en la vida fami-
Respecto a las prácticas femeninas solitarias, tiende también a mini-
liar y conyugal del penitente, sin olvidar sus implicaciones materiales
mizarlas, descartando como escandalosa e incomprensible una pre-
y sicológicas. El confesionario de Cortés y Zedeño confirma que en
gunta que sobre esta materia Vetancourt dirigía a sus penitentes.
la mente de los sacerdotes el amancebamiento constituía el obstáculo
Al poner en tela de juicio el confesionario de Agustín de Vetan- mayor a la implantación de la monogamia cristiana, y en este aspec-
court, Manuel Pérez no sólo confirma que el cuestionario era más
to como en los anteriores marca una innegable continuidad con los
que un ejercicio de retórica sin proyección en la realidad, ya se trate
manuales del siglo xvii. Asimismo el dispositivo de sexualidad (50%
de la más íntima; sino también nos induce a cuestionar la hipótesis de del texto) abarca los renglones acostumbrados: relaciones sexuales
un auge de las prácticas solitarias entre los indígenas. O sea que lejos dentro del matrimonio y del amancebamiento (8%), deseos y fanta-
de ser inspirada por la realidad indígena, la curiosidad de los confe- sías (17%), perversiones como la sodomía (7%) y la bestialidad.
sores sería más bien el eco de las nuevas orientaciones de la pastoral Ahora bien, una serie de detalles, una nueva formulación de algu-
europea" que sólo podemos mencionar aquí. ¿Pero qué significación nas preguntas, un tono diferente distinguen esta obra de los textos
atribuir a la poca difusión de tal práctica? ¿Cabría suponer que estu- precedentes. Así, por primera vez encontramos mencionada la idea
viera relacionada con un fácil acceso a otras formas de actividad sexual de amor fuera del matrimonio.
(el matrimonio precoz, el amancebamiento, el adulterio, las rela-
ciones "incestuosas")? ¿Tal fenómeno implicaría paradójicamente el
fracaso de la imposición en medio indígena de las normas cristianas? ¿Quizás todavía tienes amor a alguna mujer, y por esto has pe-
¿Cómo explicar en cambio que el placer solitario esté muy difundido cado y estás pecando actualmente?"
entre los españoles tanto en Nueva España como en España?" ¿Sería
factible que a pesar del proceso de aculturación las culturas
indígenas hayan permanecido impermeables a la interiorización del La densidad del texto (251 líneas) induce al confesor a penetrar más

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en los pormenores de la vida afectiva y sexual de sus penitentes, con una evolución, "no sin lentitud y equívoco" cuya historia se precipita en
una precisión a veces asombrosa. como en el caso del coitus interrup- el siglo xix y rebasa los límites de este ensayo.
tus y de las técnicas contraceptivas. Despliega semejante curiosidad Interrogados o/e instruidos por tan diserto y celoso confesor, los
en materia de fantasías eróticas, se interesa por los objetos que esti- penitentes indígenas de Cortés y Zedeño no parecen ignorar nada de
mulan la imaginación erótica, canciones y glosas torpes, cuentos y las técnicas del placer ni de los medios que permiten evitar el emba-
conversaciones, imágenes que calificaríamos de pornográficas, hasta razo o la procreación, estos "funestos secretos" cuya difusión tuvo un
escritos lascivos, notorio impacto sobre la evolución de la demografía en Europa occiden-
ta1.89 Una vez más nos limitaremos a señalar el hecho, pues sólo des-
pués de comprobarlo se podrá discernir cuáles fueron los factores
¿Quizá escribes y embias papeles lascivos? ¿Quizá has tenido y determinantes: ¿peso de las prácticas indígenas, papel de la acultura-
tienes, o has leído y dado a ler (sic) libros lascivos?" ción, o voluntad clerical de mantener el más estricto control sobre el
individuo? Otras fuentes — registros parroquiales, procesos, tratados
para confesores. . — podrán corroborar o modificar los datos que
La referencia al amor extramatrimonial, el énfasis sobre lo escrito proporcionan los manuales de confesión.
reflejan indudablemente algunos de los cambios socioculturales de la Para completar lo que es más una muestra que una verdadera se-
segunda mitad del siglo xvm. Sería muy arriesgado relacionar las su- rie, nos referiremos al Confessonario de Indios de Carlos Celedonio
puestas lecturas "lascivas" de los indios del obispado de Guádalajara Velásquez de Cárdenas, publicado sólo unos años antes del Cortés y
con la proliferación de la literatura erótica europea en los tiempos de Zedeño en 1761."
la Ilustración y su llegada masiva a México. Pero tampoco podemos A pesar de su carácter muy sucinto, la obra no deja de introducir
ignorar los avances de la escolarización en la misma época que pudo elementos originales entre los cuales destacamos el deseo incestuoso
facilitar a más indios el acceso si no a la escritura, por lo menos a la hacia la madre,
lectura." Otra vez sería preciso determinar si el confesionario sólo
vehicula las preocupaciones del clero europeo, o si responde también
a una mayor circulación de lo escrito en la población indígena y a desee pecado con mi madre,"
una evolución de su imaginario erótico debido a los progresos de la
alfabetización. Los cambios culturales y mentales de la Ilustración
parecen manifestarse a través de otros indicios como, por ejemplo, la la noción de virginidad masculina así como el hincapié hecho sobre la
amplificación de la lista de las perversiones que añade a la bestiali- privada y el secreto que deben rodear el acto conyugal, ocultándolo
dad, a la homosexualidad y la masturbación, "novedades" como el a los propios hijos:
exhibicionismo, el mironismo, el sadismo y probablemente el fe-
tichismo. Estas prohibiciones adicionales que suman un porcentaje
ya significativo (6%), coinciden con una intensificación de la culpa- públicamente hize pecado con mi muger porque delante de mis
bilización de la actividad sexual. Corresponden además a una extensión hijos. . . llegué a mi muger."
del dispositivo de sexualidad: "se interroga. . . a las ensoñaciones, las
obsesiones, las pequeñas manías o las grandes furias. A todas estas
figuras, antaño apenas advertidas, les toca ahora avanzar y tomar Exigencia sin duda utópica, vistas las condiciones de vida de la
la palabra y realizar la difícil confesión de lo que son. Sin duda mayor parte de la población indígena, pero que remite implícitamente
no se las condena menos. Pero se las escucha. . .".88 Aquí se perfila a un nuevo tema de preocupación, la sexualidad infantil a la que el

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siglo xrx dio una importancia considerable." Una vez más, y con Las preguntas del autor se concentran sobre el dispositivo de
el riesgo de ser repetitivo, los manuales de confesión no son textos fi- alianza en detrimento del dispositivo de sexualidad pues el incesto
jos e inertes, al contrario la sensible evolución de su contenido invita (42%) y el matrimonio invaden todo el espacio relativo al VI Manda-
constantemente a interrogar un tanto el curso de las ideologías do- miento. Tanto de las cuestiones como de los comentarios se despren-
minantes en Occidente como eventuales cambios- de actitud en las de que los mazahuas aceptaban con dificultad el matrimonio cris-
')oblaciones indígenas de habla náhuatl. En este enfoque cabe obser- tiano y seguían dando más peso a la concertación de la unión que a la
var que casi la cuarta parte de las preguntas del confesionario de ceremonia católica y su preparación. El acuerdo al que llegaban los
Velásquez de Cárdenas versa sobre tensiones y conflictos familiares interesados y sus parientes podía siempre romperse, aunque bastaba
que estallan entre consanguíneos y afines, componiendo así una ver- para que los novios consumaran la unión. Obviamente estas prácticas
dadera antología de la violencia y agresividad doméstica. ¿Habría tradicionales iban en contra de los principios del casamiento cristiano.
que considerarlo como la prueba un poco ruidosa de la implantación Además, no deja de ser llamativa la ausencia de términos como
profunda del modelo occidental, y de la "perfecta" asimilación de los "adulterio", "amancebamiento" o "fornicación" que acerca el texto
papeles familiares europeos? Sólo otras investigaciones más largas y de Naxera al Confesionario Mayor de Molina. Esta pobreza del voca-
ambiciosas permitirán desarrollar tal indicio. bulario junto con la discreción en materia sexual permite suponer
que frente a los obstáculos lingüísticos y al menor grado de acultura-
ción el autor intentó remediar lo más urgente, privilegiando el
control de los mecanismos de la alianza en vez de la difusión más su-
ALGUNOS CONFESIONARIOS PARA INDIOS til y delicada de un modelo sexual.
MAZAHUAS, TARASCOS Y MIXES En algunos de sus aspectos el Manual de los Santos Sacramentos en
el idioma de Michuacán, publicado en 1690 por Juan Martínez de
Todos los confesionarios que acabamos de presentar se dirigen a las Araujo, recuerda la obra anterior." No se trata de la primera obra
poblaciones de habla náhuatl del México Central y Nueva Galicia. de esta índole dedicada a los indios tarascos, ni son éstos un grupo
Por eso no parece inútil preguntarse si otros grupos étnicos de acultu- marginado, dejado de lado por la evangelización.. Sin embargo, el
ración más tardía o menos masiva recibieron un mensaje de la misma autor no desarrolla un dispositivo de sexualidad y queda mudo res-
índole, o bien adaptado a condiciones socioculturales diferentes.. . pecto a los grados prohibidos de parentesco. En cambio se detiene
Como puede ser el caso, entre otros, de los mazahuas, "indios pobres, sobre la cuestión matrimonial, poniendo el acento sobre el amance-
muy derramados" cuyos confesores, unos sacerdotes seculares, desco- bamiento y el adulterio (41%) y contemplando casos específicos co-
nocían el idioma o se quedaban demasiado poco tiempo para obrar mo el del hombre que abandona a su esposa (10%), o de la mujer
útilmente. Fue necesario esperar las primeras décadas del siglo xvu absolutamente sometida al deseo de su amante que amenaza matarla
para que se redactara e imprimiera el primer confesionario en len- (17%). Pero la originalidad de la obra de Martínez de Araujo no pa-
gua mazahua, el Manual y Instrucción de administrar los Sanctos ra en eso, sino en la extensa condenación de la magia amorosa que
Sacramentos a los naturales en la dicha lengua (1637).94 Lo compuso llega a ocupar la mitad del texto (16%). Se prohíbe el uso de yerbas,
el licenciado Diego de Naxera y Anguas quien fue beneficiado de cabellos, tierras para "alcanzar mujeres" o, al revés, ser amada y no
Xocotitlan de 1600 a 1635. Por haber pasado más de 43 años entre dejada cuando se trata de la mujer. Se condena también el papel de
sus feligreses mazahuas, y poder transmitir parte de su experiencia los viejos y las viejas que aconsejan
pastoral, Diego de Naxera se propuso escribir un "librito", presen-
tando con brevedad y claridad —tales son sus palabras— "lo que es
necessario sepan los ministros de doctrina y entiendan los naturales". a beber el peyote o umbacuaqua para saber secretos, o

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con quien trata su muger: emborrachándolos o matándolos pa- el fin de este confessonario no es enseñar moral, sino mixe; y
ra que mueran desesperados y su pecado no se sepa" así no se pone en el todo lo que se debe preguntar: sino el mixe
con que se puede preguntar todo lo que se quisiere, mutatis
mutandis.108
Que la prohibición de las técnicas mágicas del erotismo no haya sido
el objeto d¿ preguntas explícitas en los confesionarios anteriores re-
sulta de lo más sorprendente e intrigante, pues tales prácticas cono- A pesar de su fecha tardía, la obra de Quintana vuelve a tocar un
cieron un éxito considerable en Nueva España como lo comprueban tema predilecto de Alonso de Molina: la prohibición de la cópula con
numerosas denuncias y procesos del Santo Oficio. Era frecuente el la cuñada, o sea la hermana "carnal" de la esposa del penitente, co-
uso del peyote en consultas adivinatorias y otras yerbas — como el es- mo si entre los mixes de la primera mitad del siglo xviii la infracción'
tafiate y el puyomate — eran utilizadas para controlar y orientar el hubiese retenido la frecuencia y gravedad que la caracterizaban
deseo sexual." De manera general, la magia amorosa persigue un fin entre los indios nahuas del siglo xvi. En cambio, pasando al dispositi-
contrario al del dispositivo de sexualidad, busca actuar sobre el deseo vo de sexualidad, Quintana confiere a la homosexualidad masculina
y el placer, mientras el confesor pretende conocer para mejor domi- (6%) y femenina (3%), o a la bestialidad (12%) una relevancia se-
nar. Dicho sea en otras palabras, en vez de recurrir a las armas de la mejante o mayor de la que medimos en la obra de Cortés y Zedeño.
scientia sexualis, Martínez de Araujo parece contentarse con la tarea Asimismo volvemos a encontrar la misma precisión y lujo de detalles
prioritaria de extirpar el ars erótica de sus ovejas.98 que le hacen dedicar 4 páginas al autoerotismo masculino, o 5 pre-
A la originalidad del confesionario de Martínez de Araujo se guntas al tema de la homosexualidad del hombre. Es decir que el
contrapone el "clasicismo" del Manual de administrar los Santos Confessonario sería un texto mixto, "arcaico" en la medida en que se
Sacramentos de Fray Angel Serra, publicado siete años después adapta a un medio aún poco aculturado, pero también reflejando el
(1697), que queda fiel al interrogatorio acostumbrado." Estos dos úl- espíritu del siglo por su prolijidad; ¡después de haber sido desprovis-
timos ejemplos que conciernen a los indios tarascos demuestran una tos durante tanto tiempo de un manual sofisticado, por fin los indios
vez más que el manual de confesión, sin dejar de mantener una cierta mixes podían comunicar detenidamente los secretos de su cuerpo y
uniformidad puede adaptarse a la experiencia del autor o las carac- de sus pensamientos!
terísticas de las poblaciones que confiesan. Tanto como los confesionarios anteriores, estos últimos textos se
Mientras los indios de Michoacán dispusieron muy temprano de prestan a una doble lectura: traducen sin duda los intereses y las in-
catecismos y confesionarios en su idioma.'" no sucedió así con los in- quietudes del clero novohispano, a veces reflejan de manera indirec-
dios mixes que ocupan los alrededores del Zempoaltepetl, entre Mida ta la personalidad del autor que lo lleva a detenerse más sobre tal o
y Villa Alta en el obispado de Oaxaca.'" Fue preciso esperar hasta el cual desviación. También remiten a una realidad concreta, observa-
año 1733 para que se publicara el primer confesionario en esta len- da por el sacerdote: así pues, Quintana enumera diez maneras dife-
gua ya que rentes de expresar el acto heterosexual dado que "de todos estos modos
dichos usan guando se confiessan assí hombres como mugeres, y
assí es necessario saberlos todos" (p. 38). De la misma manera los
no lo havía en la nación sino uno u otro manuscripto muy corto comentarios de Naxera y Anguas manifiestan un profundo conoci-
y mal escrito. . .102 miento de las poblaciones que estaban a su cargo y hasta permiten
distinguir entre las preguntas del confesor y su impacto sobre los
El padre dominico Agustín de Quintana, cura de San Juan Bautista indígenas. Por ejemplo, aunque dedica el 12% de su texto al pecado
Juquila, no quería redactar un tratado exhaustivo. nefando o sodomía, añade:

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a los indios no se les pregunte cosa acerca del pecado nefando estrecha sujeción respecto al sacerdote católico cuyo discurso omnis-
por no darles ocasión a que lo cometan (f. 21v0). ciente sustituye las antiguas normas, la tradición local y la ética fami-
liar autóctona.
Correlativamente las conciencias indígenas quedan constreñidas a
En otros términos, el cura estaba perfectamente consciente de la expresarse en un lenguaje único, en los términos de un solo sistema
manera cómo sus preguntas, su discurso podían influir sobre los com- de valores y clasificaciones que contrasta con la variedad de las for-
portamientos de los fieles. O sea, el estudio de los manuales de confe- mulaciones locales.
sión debe contemplar sus múltiples efectos de represión ("No fornica-
rás") y de incitación, sin pasar por alto los datos proporcionados
sobre las prácticas locales que no dejan de orientar las preguntas o los Culpabilización e individualización
silencios del confesor.
Empero, sería erróneo reducir el alcance de la confesión a la con-
sagración del dominio sociocultural del clero católico. El sactamento
de la confesión instaura también una dependencia de naturaleza
CONCLUSIÓN síquica, desencadenando mecanismos sicológicos que modifican la
relación del individuo consigo mismo en una perspectiva occidental.
En un primer tiempo, se invita al penitente a investigar su pasado,
Dependencias antiguas y nueva sujeción a practicar una cuidadosa introspección,

A manera de conclusión, quisiéramos esbozar algunas reflexiones


sobre el "media" utilizado para implantar un modelo cristiano de la es muy necesario conocer primero lo que ay dentro de tu áni-
familia y de la sexualidad: la confesión auricular, sin por lo tanto ma.. 105
alejarnos del objetivo principal de este trabajo.
Como lo pudimos observar, la confesión cristiana corroe la in-
tegración del indígena a su familia, grupo y territorio. En el lenguaje pues —según Alonso de Molina -- "la derecha sabiduría que se llama
del confesor y en la lógica del rito católico los parientes, los vecinos, philosophia es el conoscimiento de sí mismo"."6 ¿Cuál es el fin de este
los ancianos o las deidades que pueblan el universo cotidiano del pe- "examen e inquisición. . . de toda (la) vida", del intenso esfuerzo de
nitente, dejan de proporcionar el recurso eficaz para superar las múl- memorización que el confesor exige del indígena? Encontrar en sí
tiples manifestaciones de la desgracia. Asimismo el comportamiento mismo el origen de la desgracia, la raíz de la transgresión, asumiendo
desviante de un familiar, el enojo de un dios o de un rival, o la ven- la entera responsabilidad de sus actos. Al penitente se le recomienda:
ganza de un brujo ya no tienen cabida en la interpretación cristiana,
pues el sacerdote propone una aprehensión del ser y del universo que
niega el esquema persecutivo tradicional.'" no dirás hízome fuerca o provocóme el demonio a que peccasse,
En otros términos, la confesión parece propiciar un proceso de ni tampoco dirás era mi amigo o pariente el que me hizo come-
"deterritorialización" que tiende a desligar al individuo de su medio ter el peccado y el que me incitó o movió a hazer el peccado.107
y grupo social: así en el caso del matrimonio y de la enfermedad se
minimizan o se ignoran los lazos entre el indígena y la comunidad.
En cambio, la confesión instala al penitente en una situación de

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En este enfoque ni siquiera el demonio logra sustituir a los anti- mente a varios registros que distinguimos un tanto artificialmente:
guos generadores del mal"8 y los mecanismos tradicionales de pro-
yección deben dar paso a procesos de interiorización que remiten a — la incitación al discurso y su manipulación,
un principio clave del catolicismo, el libre arbitrio de la persona. Con — la imposición de una concepción de la persona y de un sistema de
base en este concepto que provocó guerras y polémicas interminables valores,
entre los europeos del siglo xvi,109 se afirma el carácter voluntario, — y la sujeción sicológica del penitente indígena.
deliberado y personal de la transgresión,
¿Cómo negar que este instrumento encontró un campo privile-
giado en la inculcación de un dispositivo de alianza y sexualidad?
yo tengo la culpa de lo que cometí y del desatino que hize."° Además del control de los lazos matrimoniales y familiares, a la par
que la represión de infracciones sociales (el adulterio, el aborto, la
homosexualidad. . .), el rito penitencial propiciaba la colonización
Tal afirmación libera al individuo del peso del destino, de la "pre- de las conciencias indígenas, no sólo obligadas a denunciar sus prác-
destinación" nahua, de los códigos y de las solidaridades locales. Más ticas desviantes, sino conminadas a describir sus deseos, a escrutar el
aún, tal proceso de responsabilización e interiorización desemboca poder erótico de sus pensamientos y sueños. Basta recordar la si-
sobre una intensa culpabilización del individuo, tuación tan extraña y perturbadora de la mujer indígena interrogada
por un hombre ajeno a su cultura y comunidad quien le preguntaba:

conviene que digas con sentimientos y lloro tus pecados y con


grandes sospiros los declares y con mucho arrepentimiento.'" ¿palpaste o trataste las verguenzas de algún varón? ¿Salió por
esto tu simiente? ¿Palpaste a tí mesma o a otra persona?. . .113

De hecho, el penitente indígena se enfrenta a una concepción del ser


humano y de la transgresión extraña a su mente —el pecador y el Sin embargo, cabe subrayarlo, nuestro análisis no rebasa el terre-
pecado — que obedece a criterios, verdades y clasificaciones exóticas. no del discurso, del proyecto y de la teoría cristiana. Convendría en
Pero el cambio no se limita a una modificación de los marcos de lo sucesivo analizar la práctica, determinar el impacto de los ma-
referencia y de los aparatos conceptuales. Al dominar el discurso, al nuales, la frecuencia y eficacia de la confesión, los límites y obstácu-
imponer una lógica de la conducta humana el confesor pretende actuar los encontrados. . . Cabría discernir en qué la difusión de modelos
sobre el psiquismo del penitente, compenetrando sus "pensamientos, cristianos de alianza y sexualidad pudo participar de un proyecto
deseos, intensiones y voluntad": crea en él un estado de angustia, más amplio de individualización, "basado en la interiorización
"turbación y miedo",112 a la vez que le propone medios y mecanismos progresiva de la culpabilidad y la facultad de asumir paulatinamente
de defensa (la penitencia, la contrición, el perdón. . .) que le permi- su agresividad"."4 Ahora bien, para no hacer de la confesión el ca-
ten sosegarse. Proceso fundado en una dosificación tan sutil como ballo de Troya de "un individualismo renacentista", cabría rela-
arriesgada: pues nunca la memorización de los "deleytes carnales" cionarla con las consecuencias traumatizadoras, con el stress de una
debe producir placer, desviándose hacia un uso fantasioso perverso, sino colonización que concurrió a destruir o socavar las estructuras econó-
borrarse de la mente "con toda brevedad" después de la confesión. micas, sociales y políticas antiguas que se hacían cargo del individuo.
Instrumento que confunde inextricablemente dirección de con- Tanto contextos socioeconómicos nuevos (la ciudad española y mesti-
ciencia y aculturación, el manual de confesión recurre simultánea- za, la mina, el obraje. . .) como la movilidad geográfica o los trastornos

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demográficos impusieron al indígena exigencias inéditas o volvieron 12 Molina (1569), f. 2vo.
obsoletos sus tradicionales modos de adaptación. 13 Id., f. 32/35vo.
O sea, un análisis posterior de la confesión y de los manuales en
14
lenguas indígenas no podría no tomar en cuenta los cambios a veces Id., f. 45/58.
caóticos y brutales, a veces más graduales que experimentó la so- 15 Alfredo López Austin, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones
ciedad novohispana, así como debería elucidar cómo los dispositivos de los antiguos Nahuas, México, U.N.A.M., 1980, tomo I, pp. 341/342.
de alianza y sexualidad que proponían, pudieron contribuir a crear
en el plan ideológico un individuo tanto más autónomo como más 16 Molina (1569), f. 47.
aislado y desprotegido.
17 Id., f. 46.
18 Además queda prohibida la unión de Ego con su ahijado, o de Ego con
NOTAS uno de los padres del ahijado.
19 "La limitación del parentesco varió del 5o. al 7o. grado según las épo-
1Serge Gruzinski, "Matrimonio y sexualidad en México y Texcoco en los
cas, pero a partir del siglo viii el impedimento al matrimonio fundado en el
albores de la Conquista o La Pluralidad de los discursos", en Seis ensayos
sobre el discurso colonial relativo a la comunidad doméstica, Cuaderno de parentesco abarcó hasta el 7o. grado (. . .). Sólo después del Concilio de
Trabajo no. 35 del D.I.H., del I.N.A.H., pp. 9/74. Letrán (1215) la Iglesia regresó del 7o. al 4o. grado, dadas las inmensas difi-
cultades para aplicar el sistema, sobre todo en las pequeñas comunidades del
2 Véase nota 1. campo. . .", Francoise Heritier, L'exercice de la parenté, París,
Historia de la Sexualidad. I - La voluntad de saber, Gallimard/Le Seuil, 1981, p. 181.
3 Michel Foucault,
20
México, Siglo XXI, 1977, p. 73. Fray Toribio de Motolinia, Memoriales o Libro de las Cosas de la Nueva
España y de los Naturales de ella, México, U.N.A. M., Ed. Edmundo O'Gor-
4 Foucault (1977), p. 76. man, 1971, p. 356.
5 Id., p. 129. 21 Proceso Inquisitorial del Cacique de Texcoco, México, Eusebio Gómez

Id., p. 131. de la Puente, 1910, p. 34.


6
22 Véase, por ejemplo, Andrée Michaud, "Choix de parents rituels sur l'al-
7 Id., p. 29.
tiplano péruvien: stratégies alternatives", journal de la Société des América-
Londres, Nueva York, Se-
8 Francisco Guerra, The Pre-Columbian Mind, nistes, LXII, 1973, pp. 169/186.
minar Press, 1971, p. 236.
23 Sobre las dispensaciones —o dispensas— y las polémicas que suscitaron,
9 Roberto Moreno, en su introducción al
Confesionario Mayor en Lengua véase Fray Juan Baptista, Advertencias para los Confessores de los Naturales,
Mexicana y Castellana (1569) de Fray Alonso de Molina, Suplemento al México, M. Ocharte, 1600.
Boletín del Initituto de Investigaciones Bibliográficas, 7, enero-junio de 24
1972, pp. 17/20. López Austin (1980), tomo I, p. 233.
'° Los porcentajes que aparecen a continuación se calcularon con base en el 25Para usar el concepto propuesto por Marc Auge en su libro Pouvoirs de
número de lineas dedicadas al tema estudiado con relación al número total de vie; pouvoirs de mort, París, Flammarion, 1977.
líneas del texto considerado. 26 Molina (1569), f. 46vo 57.
11 Véase nota 9.

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de la bebida. . . Se le atribuye además la responsabilidad del mantenimiento
27 Molina (1569), f. 40vo. material y espiritual de los suyos, criados y familiares, debe castigar y corre-
girlos así como cuidar su educación cristiana. (Véanse los Mandamientos IV
28 Id., f. 98v° 99. y VII, Molina (1569), f. 29vo, 40vo y f. 98/99).
29 Id., f. 44. 47 Id., f. 32/35v0.

Véase, por ejemplo, el caso de la región de Ocuituco y Tetela del Vol- 48 Id., f. 33.
México, A.G.N., 1912, p. 149.
cán en Procesos de Indios Idólatras,
49 Id., f. 34vo.
31 Molina (1569), f. 53v°,
5° Id., f. 31/311,0. Para completar esta imagen materna tan siniestra, bas-
32Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de la Nueva ta citar la última pregunta: "¿Con dañada intención lastimaste a algún varón
España, México, Porrúa, 1975, p. 384. al tiempo de la cópula y por eso enfermó y murió?", que acaba de hacer de la
33 Id., p. 362. mujer —o de la madre— un ser lleno de deseos mortíferos, capaz de poner en
peligro la vida de su hijo o de su amante. Tal visión negativa no dista mucho
34
Véase el estudio de Sergio Ortega en el presente cuaderno. de la que prevalecía en el Viejo Mundo y que contribuyeron a difundir las
múltiplas ediciones de las Instrucciones a los Confesores de San Carlos Borro
. meo.
35 Id., f. 54v0.55.
(Véase Jean Delumeau, La Peur en Occident: xiv - xvul siecles, París, Fa-
36 Id., f. 56. yard, 1978, p. 334).
México,
Joaquín García Icazbalceta, Don Fray Juan de Zumárraga,
37 51 Molina (1569), f. 33vo.
Porrúa, 1947, tomo IV, pp. 177/178.
52 Pololtia: pacificar, calmar, hacer disminuir (R. S.).
Chaunu, Eglise, culture et société. Essais sur Réforme et Contre-
35 Fierre
53 Cuaultia: abstenerse, privarse, rechazar (R. S.). En las preguntas acerca
Réforme 1517-1620, París, S.E.D.E.S., 1981, p. 401.
de la lujuria, se le prohíbe al hombre fantasear con otra mujer cuando está
39 Molina (1569), f. 58. con su esposa (f. 80v0).
" Id., f. 98v0. 54 Foucault (1977), p. 130.

41
Sobre la continuación de las prácticas prehispánicas, véase Diego Du- 55 Molina (1569), f. 33vo.
Méxi-
rán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme, 56 López Austin (1980), tomo I, pp. 332/333.
co, Porrúa, 1967, Ed. Angel Ma. Garibay K., tomo I, p. 78.
57 Paradójicamente el cuestionario sólo toca el tema de la alcahuetería.
42 Molina (1569), f. 53vo
Sobre este punto véase el estudio de Ana María Atondo en el presente
Alfredo López Austin, Augurios y abusiones, México, U.N.A.M.,
43 cuaderno.
1969, p. 79. 59 Fray Juan de la Anunciación, Doctrina Christians muy cumplida a
Repro-
44 Sobre los papeles en la comunidad doméstica, véase Jack Goody, donde se contiene la exposición. . ., México, Pedro Balli, 1575, (5 f.) + 287
duction and Production. A comparative study of the domestic domain, p. + (1 f).
Cambridge, Cambridge University Press, 1976.
59 Id., pp. 86/87.
" Sahagún (1975), Libro X, passim. 6° Molina (1569), f. 34vo.
" Asimismo se reiteran los deberes del esposo con su esposa: amor, apoyo
material y afectivo, prohibición de maltratarla bajo los impulsos del enojo o 61 Juan de la Anunciación (1575), p. 86.

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62 El autor emplea el sustantivo tetlaximaliztli. 77 Fray Agustín de Vetancourt, Arte de la lengua mexicana, México,
Francisco Rodríguez Lupercio, 1673, 49 + (8) f.; Bachiller Don Antonio
63 El "pecado contra natura" puede designar tanto la sodomía heterose- Vázquez Gastelu, Arte de lengua mexicana, Puebla, Diego Fernández de León,
xual como la sodomía homosexual. 1689, 42 + (5) f.
64 Molina (1569) f. 34. Según R. S., patlachuia
significaba masturbar a
78 Fray Manuel Pérez, Farol indiano y Guía de curas de indios. . ., Méxi-
una mujer, hablando de otra mujer. co, Francisco de Rivera Calderón, 1713, 191 p.
65 Juan de la Anunciación (1575), p. 88. 79 Pérez (1713), p. 185.
66 Aauilnemi (vivir entre los placeres) remite a la raíz atl (agua) según R. S.; 80
Id., p.
p 20.
sin embargo puede relacionarse también con auia (estar contento, satisfecho,
81 Véanse los escritos de Benedicti o del Cardenal Toledo, in Jean - Louis
alegrarse).
Flandrin, Le sexe en Occident. Evolution des attitudes et des comporte-
67 Catzauac, catzactic: sucio, ennegrecido, mugriento;
coquitl: lodo, li- ments, París, Seuil, 1981, pp. 263/264.
mo, fango; temalli: pus, humor; axixtli: orina, excremento ( = nemanauillz).
82 Así, por ejemplo, el Doctor Joseph Ortiz Cantero, cura de Colmenar
68 Juan de la Anunciación (1575), p. 90. Viejo, comentaba en su Directorio Cathequístico, Madrid, 1707: "Es este pe-
cado gravísimo frequente en los mas estados. Conviene mucho el ponderar su
69 López Austin (1980), tomo II, pp. 274/275. Los términos "lleno de
excremento, lleno de mierda, lleno de polvo, lleno de basura" se refieren a la deformidad porque en jóvenes, especialmente rústicos y muchachos se halla
impureza por transgresión sexual (A. López Austin), Sobre la traducción de comunmente,. . ." (tomo I, p. 363). Sobre masturbación y sexualidad precon-
yugal, véase Flandrin (1981), pp. 265/270, 296/299.
los grados de parentesco, Pedro Carrasco, "Sobre algunos términos de paren-
tesco en el náhuatl clásico", Estudios de Cultura Náhuatl, U.N.A.M., V. 1, 83 Véase, por ejemplo, la opinión de Andrés Miguel Pérez de Velasco, en
1966, pp. 149/166. su Ayudante de Cura. . ., Puebla, Colegio Real de San Ignacio, 1766, p. 51.
70 Fray Joan Baptista, Confessionario en lengua mexicana y castellana, 84 Bachiller Gerónimo Thomás de Aquino Cortés y Zedeño, Arte,,vocabu-
México, Melchior Ocharte, 1599, (2) + 112 + (2) f. (Preguntas acerca del lario y confessionario en el idioma mexicano como se 'usa en el obispado de
VI mandamiento, f. 48vo 51). Guadalajara, Puebla, Colegio Real de San Ignacio, 1765.
71 Porlos verbos mecatia (vivir en concubinato) y xima. 85
Id., p. 164.
72 El confesor pregunta: "Cuix huel otiquixnamic",
que parece sólo indi-
86 Id., p. 160.
car el acto de unirse sexualmente de frente.
87
Véase Serge Gruzinski, "La segunda aculturación: el Estado ilustrado y
73 Baptista (1599), f. 49. la religiosidad indígena en Nueva España: 1775/1800, Estudios de Historia
74 Fray Martín de León, Camino at Cielo en lengua mexicana con todos los
Novohispana, U.N.A.M., vol. VII, 1985, ff. 175 - 201.
requisitos necessarios para conseguir este j'in. . ., México, Diego López Dáva- Foucault (1977), p. 51.
los, 1611, (12) + 160 + (7) f. (VI Mandamiento, f. 115/116v0).5vo.
89 Flandrin (1981), p. 348, relaciona la revolución "maltusiana' de la Fran-
75 Véase nota 71. cia del siglo xvin con el conocimiento de la técnica del coitus interruptus.
76 En sus Advertencias. . . (1600) Baptista afirma que "muchos de los in- 90 Bachiller Carlos Celedonio Velázquez de Cárdenas y León, Breve Prác-
dios están tan predicados y advertidos desto que no pueden alegar la dicha tica y régimen del confessonario de indios. . ., México, Bibliotheca Mexica-
ignorancia y así se acusan de incesto como cosa grave" (f. 90). na, 1761, 54 p.

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91 Id., p. 10. 110 Molina (1569), f. 13.
92 Id., p. 11. Id., f. 15.
95 Foucault (1977), pp. 54/55. 112
León (1611), f. 102: "el indio es en esto tan pusilanime y va tan turba-
94 Diego de Nagera y Angas,
Doctrina y enseñanza en la lengua macahua do a la confessión. . .".
de cosas muy utiles. . ., México, Juan Ruyz, 1637, (5) + 177 + (2) f. (El ma- 115 Molina (1569), f. 34.
nual se publicó bajo este título).
"4 Zempleny (1975), p. 212.
95 Juan Martínez de Araujo,
Manual de los Santos Sacramentos en el
idioma de Michoacán, México, Doña María de Benavides, viuda de Juan de
Ribera, 1690, (7) + 94 f.
96 Id., f. 66. R.S.: Rémi Simen, Diccionario de la lengua náhuatl mexicana redactado
según los documentos impresos y manuscritos más auténticos, México,
97 Véase, por ejemplo, Noemí Quezada,
Amor y magia amorosa entre los Siglo XXI, 1977.
aztecas, México, U.N.A.M., 1975.
98 Sobre estos términos, véase Foucault (1977), pp. 65/92.
99 Fray Angel Serra, Manual de administrar los santos sacramentos a los
españoles y naturales de esta provincia de Michoacán, México, Maria de Be-
navides, 1697, (12) + 127 + (4) f.
1" Como, por ejemplo, las obras de Maturino Gilberti.
1°1 Peter Gerhard, A guide to the Historical Geography of New Spain,
Cambridge, Cambridge University Press, 1972, p. 367.
I" Fray Agustín de Quintana, Confessonario en lengua mixe. . ., Puebla,
Viuda de Miguel de Ortega, 1733, prólogo.
1°3 Id.
1" Sobre las interpretaciones "persecutivas" del mal y de la desgracia,
'Andrés Zempleni, "De la persécution a la culpabilité', in Prophétisme et
Thérapeutique, París, Hermann, 1975, pp. 153/217.
1°5 Molina (1569), f. 5vo.

106 Id., f. 6.
107 Id., f. 12vo.
108Tales como Tezcatlipoca o Tlazolteotl que inspiraban las desviaciones
de los hombres. . .
109 Chaunu (1981), pp. 189/198.

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EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA NEGRA
EN LAS LEGISLACIONES CIVIL Y
ECLESIÁSTICA COLONIALES.
SIGLOS XVI - XIX'

MARIA ELENA CORTÉS J.

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INTRODUCCIÓN

La minoría negra esclava constituyó un elemento fundamental de la


sociedad novohispana, ya que representó una importante fuente de
trabajo en varias labores: haciendas azucareras, obrajes, minas, ser-
vidumbre, etc. Este grupo, al igual que el indígena, tuvo que adap-
tarse a lineamientos que marcó el gobierno español y que se reflejaron
en una serie de normas legislativas emitidas al respecto. Se dictaron re-
glas en cuanto a su trabajo, cristianización, educación, etc. Entre és-
tas, varias están relacionadas con su vida matrimonial y familiar: son
las que nos proponemos analizar aquí.
Por las peculiaridades del material localizado, que no constituye
una serie homogénea, recurrimos a una lectura cualitativa; sin em-
bargo, esta fuente sólo muestra una faceta del tema: las actitudes de
las autoridades de la metrópoli y de la propia Nueva España ante la
presencia del grupo negro; por lo que se refiere a la respuesta que este
sector dio a las normas implantadas, será objeto de ensayos posteriores.
Los documentos analizados aquí son las Cédulas Reales, o sea las
resoluciones que la Corona tomaba y por las cuales se concedían algu-
nas mercedes o se daban algunas providencias.' Se elaboraban en la
metrópoli, dentro del Consejo de Indias. Algunas veces eran resulta-
do de una iniciativa privada, como Ja Real Cédula emitida el 10 de
julio de 1538 relacionada con los "esclavos negros a quienes sus amos
casan para evitar amancebamientos. . ."2 y podrían dirigirse expre-
samente a uno de los dominios de ultramar, en este caso Nueva España.
Ahora bien, había casos en que una situación que se presentaba
en un lugar determinado, hacía válida la cédula para todo el impe-
rio español, como la del 2 de diciembre de 1672, que la reina gober-
nadora dirigía a la Provincia de Cartagena de Indias y en la que se
recomendaba que "no se permita andar desnudos los negros y las
negras. . . bajo severas penas",5 haciéndose el mismo encargo en el
cuerpo del documento a los virreyes, presidentes y gobernadores de
todas las Indias Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano.

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Sin embargo, resultó difícil que una legislación emitida para un
• Junto a las Reales Cédulas, las leyes constituyeron también una grupo (los esclavos, ya fueran negros o cautivos de guerra, etc.) y
valiosa fuente de información; según su definición, las leyes eran las un país determinado (Castilla), tuviera aplicación en otro dominio
reglas de conducta establecidas por la Corona. 4 La legislación podía (las Indias), que presentaba contextos políticos, sociales y económi-
ser, o bien general, que era la que competía a todos los sujetos del cos muy diferentes. De allí la necesidad de promulgar desde la
imperio (por ejemplo, la ley II de 1568, que anunciaba "que no se metrópoli, y aún por las autoridades mismas de la Colonia, medidas
impida la libertad de caminar cada uno por donde quiera"5), o bien jurídicas específicas que reglamentasen las situaciones conflictivas
particular, cuando afectaba a un determinado sector de la población que iban surgiendo, cada vez más extrañas a la experiencia peninsular.
(véase el caso de la ley V), en donde la Corona recomendaba "procú- En España, como se sabe, el Consejo Real y Supremo de las In-
rese que los negros se casen con negras",6 documento exclusivamente dias, o Consejo de Indias, fundado en 1524," constituyó la segunda
relacionado con la población negra esclava. autoridad después del monarca. Como órgano legislativo expidió or-
Así pues, las Reales Cédulas y las leyes se elaboraban directamente denanzas, provisiones y cédulas." Respecto a la política seguida en
desde la metrópoli, o sea muy lejos del contexto de las realidades no- materia de esclavos negros cabría preguntarse en qué medida los
vohispanas, lo que a veces impedía que los legisladores metropolitanos miembros del Consejo, al definir una política imperial, trataban de
aprehendieran la naturaleza exacta de las cuestiones que se plantea- protéger intereses personales o perseguían metas estrechamente ins-
ban a la sociedad virreinal. piradas por el cristianismo.
Cabe también señalar la relevancia de las Ordenanzas, que se Al preocuparse por la protección del indígena americano, tanto el
definían como las reglas que tenían fuerza de ley y se mandaban ob- monarca como el Consejo consideraron la necesidad de abastecer los
servar para el buen gobierno de alguna ciudad, comunidad, corpo- territorios del imperio con mano de obra esclava. El propio Fray Bar-
ración o gremio.' Fueron ideadas y aplicadas por los virreyes, los tolomé de las Casas abogó en favor de los aborígenes ante Carlos V,
cabildos municipales y muchas corporaciones públicas y privadas: las sugiriendo que en vez de someter a los indios a formas drásticas de
universidades, los gremios de menestral y cofradías.8 Así pues, en explotación, sería preferible importar esclavos africanos, más adap-
1582 se expidió una Ordenanza en la que se prohibía que las mesti- tados a los trabajos de fuerza." Haciendo a un lado la ética cristiana,
zas, mulatas y negras trajeran el "ávito de yndias".9 El documento no el monarca y sus consejeros adoptaron la solución lascasiana que muy
sólo fue elaborado localmente por los consejeros del Virrey sino que teóricamente protegía a las poblaciones indígenas y seguramente a
concernía exclusivamente a un rasgo de conducta novohispano. los tratantes de negros, como al favorito de Carlos V, Lauret de
Por último, se publicaban los bandos, que correspondían al anun- Gouvenot, quien, además de ser miembro de su Consejo, obtuvo el
cio público de una ley, de un mandato superior, de una sentencia, privilegio de la introducción de esclavos en 1518.14
hecho por una persona autorizada, por voz de un pregonero oficial o A pesar de todo sería exagerado considerar que el Consejo de In-
por fijación de carteles en los parajes más concurridos de la ciudad dias estuvo totalmente alejado de la realidad americana, pues varios de
o pueblo.1° sus miembros habían servido en las audiencias americanas,15 y aporta-
Tanto las Ordenanzas como los bandos fueron obras de las autori- ban al rey una experiencia más o menos larga de las cosas de ultramar.
dades de la Corona; las elaboraban funcionarios que día a día vivían Entre las autoridades que elaboraban la legislación de la Nueva
y se enfrentaban con una serie de comportamientos y situaciones España, figuraba el virrey, auxiliado por los oidores, quienes a veces
ilícitas que trataban de reprimir dentro del espacio novohispano. eran eclesiásticos, lo que representaba los dobles intereses de la Coro-
Había en la metrópoli, por lo menos desde la antigüedad, una le- na y de la Iglesia.
gislación amplia relacionada con la esclavitud. En la Edad Media el Si bien las autoridades coloniales estuvieron en contacto directo
Fuero Juzgo, y posteriormente las Leyes de Partidas, ofrecían una con las vivencias y necesidades del virreinato, para entrar en vigor sus
amplia colección de medidas al respecto.
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LA LEGISLACIÓN CIVIL
medidas debían llevar la aprobación de la metrópoli, aunque, cabe
recordarlo, el monarca dejaba al virrey tomar las decisiones que la EN EL MATRIMONIO DE ESCLAVOS.
urgencia de la situación requería. Y fuesen de procedencia real o SIGLOS XVI-XIX (1527-1805)
virreinal, los documentos así elaborados se mandaban a todas las
autoridades menores: gobernadores, corregidores, ayuntamiento, al- Desde sus inicios la sociedad novohispana contó no sólo con los gru-
caldes mayores. pos español e indígena sino también con algunos negros africanos, ya
En el origen de las Reales Cédulas y de las leyes hallamos la que seis individuos de color" acompañaron a los conquistadores y que
mayoría de las veces las informaciones, los pareceres, las cartas, los posteriormente las autoridades coloniales y ciertos pobladores llega-
recados y las noticias que llegaban al monarca desde las distintas par- ron seguidos por un cortejo de esclavos ladinos."
tes del imperio. La Real Cédula del 11 de mayo de 1526 rezaba "El Consolidada la ocupación española en Nueva España se inició la
Rey: por cuanto yo soy informado que a causa de llevar negros ladinos explotación de las minas, se crearon obrajes, ingenios azucareros,
a Indias incitan a los bozales a sublevarse"," o la del 12 de octubre etc. Tal desarrollo exigió la importación de una mano de obra escla-
de 1683 "El Rey: por cuanto en mi Consejo de Indias se ha tenido va pues los indígenas, diezmados por las epidemias y protegidos por
noticias de los graves castigos que se ejecutan con los esclavos ne- las leyes, no podían satisfacer la demanda de trabajo. Para el siglo
gros y mulatos"." A veces también un particular se valía de algún xvi (1570) los datos censales arrojaban el número de 20,569 africanos
contacto en el gobierno novohispano — el secretario del virrey, un repartidos en diversos lugares de Nueva España.2'
oidor — y por medio de ellos informaba a la Corona. La adquisición de estas "piezas de Indias" resultaba muy cara: el
El otro camino era la vía oficial, cuando un funcionario de la Co- precio de cada negro bozal" era de 100 a 180 ducados" y variaba se-
rona se dirigía directamente al monarca sobre determinado caso, gún su región de origen y el lugar de su destino."
como es la Cédula del 10 de julio de 1538. "La Reina: por cuanto En 1518 los españoles introdujeron en las islas (Cuba, La Españo-
Bartolomé de Zárate, vecino y Regidor de la ciudad de México, me la) esclavos de ambos sexos indistintamente y más tarde la Corona
ha hecho relación que los esclavos negros que pasan a aquella ordenó a los tratantes genoveses que los cargamentos de ébano
tierra. . . se amanceban"." fueran mitad de varones y mitad de mujeres. Sin embargo, para 1524
De allí una información a veces contradictoria, de allí también el sólo la tercera parte estaba compuesta de esclavas."
tenor a veces discontinuo de las disposiciones de la Corona, como más Tal situación dificultó el casamiento y la posibilidad de tener rela-
adelante se observará. Pero tampoco es descartable que los legisladores ciones sexuales para el esclavo y la esclava, por lo que el varón se vio
novohispanos hubieran enfrentado las mismas dificultades al recibir compelido a relacionarse con las mujeres de los otros grupos, princi-
informes locales o presiones disparejas. palmente con las indígenas.
Tampoco podemos pasar por alto la legislación eclesiástica emiti- A pesar de esta desigualdad numérica entre sexos durante el pri-
da por los cuatro Concilios Provinciales Mexicanos celebrados duran- mer tercio del siglo xvi (1527) y años después, en 1538 y 1541, la Co-
te el siglo xvi (1555, 1565, 1585) y en el siglo xviii (1771) sobre la que rona insistió en que los esclavos negros se casaran con parejas del mis-
nos detendremos más adelante. mo estatuto y grupo.26 ¿Qué motivó esta política?
Así pues, dos legislaciones regían los comportamientos de la No parece que la práctica endogámica a la que se quiso sujetar al
población negra y mulata en Nueva España, dos discursos que a ve- esclavo tuviera como meta la de preservar la pureza de la raza como lo
ces se complementaban y a veces se oponían ya que reflejaban los insinúa Colin Palmer." Pensar que ésa era la intención de las autori-
intereses religiosos, políticos y económicos que presidieron a la colo- dades castellanas resulta bastante anacrónico. Los fines eran muy
nización. Cabe ahora examinar cómo intentaron actuar sobre reali- concretos y de índole económica, ya que se trataba de una mano de
dades tan lejanas, nuevas y cambiantes.

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obra importada y costosa, y por ningún concepto les convenía a los
dueños perder esta inversión mediante el matrimonio del esclavo con que se amancebaban con indias o negras, situación que se presentaba
alguna mujer libre de otro grupo étnico, pues si el casamiento se tanto dentro de la casa del amo como fuera de ella. Frente a esto los
efectuaba con una aborigen, automáticamente la prole nacía libre. amos los casaban "por los quitar de pecado", pero los perdían pues
Frente a la escasez de trabajadores serviles en esta época, la repro- los esclavos pretendían ser libres.81
ducción endogámica podía contribuir mucho a la multiplicación de La unión ilícita —el amancebamiento- 82 fue un primer paso pa-
la población esclava. Ahora bien, por razones ideológicas la Corona ra alcanzar la libertad, aunque no todos lograron legalizar este lazo
sólo podía promover las uniones entre personas del mismo grupo a tra- que les unía a la indígena libre. Entre quienes pudieron obtener este
vés de la unión lícita, o sea el matrimonio cristiano. Aún así, esta de- cambio de estatus, destacaron los criados domésticos de las ciudades,
cisión iba en contra de la ley cristiana, sobre todo después de los pues la gente que laboraba en las minas, las haciendas azucareras o
decretos del Concilio Tridentino de 1563 que recalcaban la liber- en los obrajes, más controlada y con menos libertad de movimiento,
tad de elección de la pareja. no pudo seguir este camino tan fácilmente. Un claro ejemplo de la li-
Esta contradicción entre las exigencias del cristianismo y la bertad de algunos esclavos urbanos nos la proporciona un texto pos-
política de la metrópoli refleja una vez más las ambigüedades de un terior pero significativo:
poder que pretendía articular la explotación colonial y los fines evan-
gelizadores. No obstante, la Corona no podía dejar de utilizar el dis-
curso cristiano para expresar sus metas. . . . le dixo que si quería yr a pasear con él este confesante, y
La segunda parte de la ley de 1527 tocó un tema de suma im- se fueron a pasear por ttodo el día, dexando de servir aquel día
portancia para el esclavo: la libertad conseguida por medio del a su amo este confesante, y estubieron en la Alameda senttados
matrimonio.28 No era novedad para las autoridades que el esclavo as- hasta la quatro de la tarde, y luego se fueron paseando ha-
pirara a ser libre una vez que había contraído nupcias con una mujer zia aquello de San Diego, y ya que yba anocheziendo se vi-
libre. Esta petición tenía como base las Leyes de Partidas que regían nieron poco a poco hazia la calle de San Francisco, y toparon
la vida de los esclavos metropolitanos, estableciendo que si algún con unos amigos negros y mulatos y les dixeron que de dónde
siervo (o sierva) se unía con una mujer (o un hombre) libre a sabien- benían, que se fuesen con ellos y se olgarían un rrato con un ar-
das y en presencia de su amo y sin oposición suya, de inmediato el pa y guitarra que llevaban, y yendose juntos todos andubieron
esclavo adquiría su libertad y no podía volver a su estatuto servi1.29 asta ora de las dies de la noche. . . "
Es factible que los negros ladinos" conocedores de los usos y cos-
tumbres metropolitanos, hayan informado sobre este procedimiento
a los directamente introducidos de África. Así, un grupo marginado, Asimismo el esclavo de la ciudad tenía la facilidad de trabajar pa-
excluido de cualquier forma de instrucción, podía en provecho suyo ra otras personas, y ganar un jornal para su amó, ya como aguador o
usar una ley elaborada por el grupo que lo dominaba. vendiendo algún producto en los mercados, lo que le permitía rela-
El segundo documento de nuestra serie es una Real Cédula del 10 cionarse con mujeres de otros estatutos y grupos.
de julio de 1538, relacionada con la última parte de la ley V (11 ma- En la segunda mitad del siglo xvi se promulgaron dos textos: una
yo de 1527) que acabamos de examinar. En esta cédula se confirma ley fechada el 11 de febrero de 1571 y una ordenanza del 31 de julio
la actitud inflexible de las autoridades metropolitanas de no conce- de 1582. Ambos documentos estaban dirigidos a las negras y mulatas.
der la libertad del esclavo una vez que se había casado con la aborigen. El primer documento asentaba que ninguna negra ni mulata
En 1538 Bartolomé de Zárate, que fungía como Regidor de la podía traer objetos de oro, perlas ni seda; salvo que fuera casada con
ciudad de México, informó a la Corona de la conducta de los esclavos un español se le permitía llevar unos zarcillos de oro con perlas y una
gargantilla." El segundo precisaba que muchas mujeres mestizas,
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mulatas y negras vestían con el traje de las indígenas, por lo que se constituir una seria amenaza en la estabilidad de la Colonia."
ordenaba rigurosamente que sólo lo usaran las que estuvieran casa- A pesar de esta imagen inquietante, la demanda de esclavos se
das con un aborigen." incrementó alcanzando su apogeo durante el periodo de 1580-1640,
A pesar de las leyes, una infinidad de relaciones tanto licitas como años en que estuvieron unidas la Corona de España y Portugal.38 A
ilícitas se habían tejido entre los diferentes sectores que integraban la este fenómeno de auge no corresponde una actividad legislativa no-
sociedad colonial. Los documentos no sólo se referían al grupo table acerca de temas que nos interesan aquí. De hecho, a principios
negro, sino también al mulato, ya que esta fecha (1571) corresponde del siglo xvn se intensificaron las dificultades: grupos de esclavos fu-
a la segunda generación de esclavos nacidos en el Virreinato. Asimis- gitivos y cimarrones empezaron a establecerse por la sierra de Puebla,
mo surge una población negra y mulata libre. Veracruz y el litoral del Pacífico.
Parece que la posición económica de algunas mujeres de color era Esta agitación se intensificó en los años 1607-1611 y por estas razo-
desahogada, pues llevaban joyas y vestidos costosos, objetos que las nes las autoridades metropolitanas y coloniales tuvieron que enfren-
acercaban —en apariencia por lo menos— a los sectores acomodados tarse a prioridades político-sociales de urgente solución, de allí la
de la sociedad novohispana. La prohibición suntuaria no correspon- promulgación de numerosos textos (ordenanzas, bandos) destinados
día a un perjuicio social sino a una preocupación explícitamente a frehar y aplastar esta agitación. Por otra parte, se puede considerar
moral, ya que no importaba tanto que ellas salieran de su rango sino que la obra legislativa del siglo xvi, tanto civil como eclesiástica,
que su situación conyugal se normalizara. En este caso el matrimo- relativa al matrimonio seguía respondiendo a las necesidades de la
nio con españoles era un instrumento de ascenso social, pues las mu-
época; independientemente de cómo estuviera funcionando, la Coro-
jeres de color podían así compartir el estatus del esposo. na pensó que no parecía necesario completarla con más dispo-
La Ordenanza de 1582 definía las modalidades de uso del traje siciones. Tal vez también se estimaba que el control de un personal
indígena por parte de las negras y mulatas; como en el caso anterior eclesiástico, entonces más numeroso y mejor formado, bastaba para
sólo el casamiento con un indio justificaba tal empleo. Para entender aplicar las medidas que se habían tomado anteriormente.
el alcance de este documento conviene recordar que los indígenas go- Aunque no encontramos documentos durante el siglo xvii, nos pa-
zaban de varios privilegios tales como: el acceso a la tierra, un estatuto rece interesante mencionar una Real Cédula expedida en 1687 para
jurídico igual al del español, la facultad de comerciar sus productos una región de Centroamérica (Nicaragua) en la que las condiciones
sin ninguna limitación escapando además a la competencia del Tribu- de las esclavas podían asemejarse mucho a las de los negros de Yuca-
nal de la Inquisición. Mientras los indígenas eran un sector teóricamente tán, Chiapas y Guatemala:
privilegiado, las castas ocupaban un sector ambiguo y marginal. Por
lo tanto casarse con un indígena o un español podía equivaler a esca-
lar un lugar en la pirámide social. En mi Consejo de Indias se ha tenido noticia del abuso intro-
Es notoria la ausencia de legislación relacionada con nuestro tema ducido en esa provincia de la granjería de las esclavas, pues pa-
durante el siglo xvii y gran parte del XVIII, sea porque las autoridades ra que multipliquen los esclavos en que tienen grande ganancia
ya no se preocupaban por implantar normas matrimoniales cris- los dueños las dejan vivir tan libremente que no hay ninguna
tianas entre los esclavos negros, sea porque este sector planteaba que cada año no de un esclavo o esclava que venden en tenien-
problemas y hasta amenazas de otra índole. do edad para servir, siendo esto tan en desagrado de nuestro
Tan temprano como 1537, la introducción masiva y sistemática Señor como digno de remedio, proponiéndome para el [reme-
de mano de obra africana empezó a causar cierto recelo; las autori- dio] mandase yo que los hijos de las esclavas solteras quedasen
dades virreinales temían que por su actitud agresiva los esclavos se libres al nacer, pues con esto las casarían sus dueños y se
quisieran "alzar con la tierra"." Para ellas este grupo no dejó de evitaría el que pequen con tanto desahogo. Y visto este punto
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en muchas actividades sustituir al esclavo negro.
dicho mi Consejo con lo que dijo mi fiscal del cuanto quisiera Fue hasta el último tercio del siglo (1789) cuando se promulgó una
que no he venido en el referido medio que se me propuso por Real Cédula relacionada con la educación, trato y ocupaciones de los
ser contra derecho, he tenido por bien ordenaros y mandaros esclavos.'" Por las recomendaciones que da el monarca, se deduce
(como lo hago) valéis y solicitéis mucho el castigo y remedio de que la legislación dictada para el trato justo y humano a los esclavos,
este exceso, e imponiendo la pena que le corresponda conforme había sido poco observada por los amos. El documento se compone
a derecho así a las esclavas que le cometieren como a sus dueños de catorce capítulos, que se referían a las obligaciones que tenían los
si fueren culpados. . . " esclavos para con sus amos y el trato que debían recibir de ellos.
El tema del matrimonio está tocado en el capítulo VII, en el que
se subraya que los amos deberían promover los matrimonios de sus
Es muy factible que este documento no respondiera a un pro- esclavos así como evitar las relaciones ilícitas entre siervos de uno y
blema específico del año de 1687, sino que reflejara una situación otro sexos. No impedir el casamiento de los esclavos de diferentes
frecuente desde la segunda mitad del siglo xvi, además de sugerir dueños, afirmando que "si las haciendas estuviesen distantes, de mo-
cuál podía ser la mentalidad de muchos de los amos en la época co- do que no puedan cumplir los consortes con el fin del matrimonio se-
lonial. guirá la mujer al marido. . "45 El hecho no era novedoso y una vez
La compra de esclavas no representaba una mala inversión para más la actitud de la Corona chocaba con los intereses de los dueños de
los dueños, que sacaban varias ventajas de esta operación: en primer esclavos, empeñados ante todo en conservar y multiplicar su número
lugar, el costo de las mujeres era menor que el de los siervos, pues no por cualquier medio, como acabamos de verlo.
podían desempeñar trabajos pesados como el varón:" además, la Para finalizar el examen de esta serie de leyes tocantes al matrimo-
edad de las esclavas importadas oscilaba entre los 15 y 26 años," nio, cabe señalar una Real Cédula del 15 de octubre de 1805, y
por lo que podían dar a luz a muchos niños del mismo estatuto sin publicada por bando, el 18 de diciembre de 1810, a escasos dos meses
costo adicional. de iniciarse la guerra de Independencia. Está relacionada con los
Ahora bien, para los amos pasaba a segundo término el que el em- matrimonios de personas de conocida nobleza, o notoria limpieza de
barazo de éstas fuera fruto de una relación lícita o ilícita. La relación sangre, con individuos del sector negro o mulato. Según el documen-
prohibida era más beneficiosa para ellos, pues el matrimonio de los to, si bien el español y la mulata podían cohabitar y crear una familia,
esclavos les imponía limitaciones, como dejar cohabitar a los esposos, la situación se volvía conflictiva cuando se manifestaba la intención
no venderlos separadamente, y otras más. En el caso de las siervas de legalizar la relación, ya que los consanguíneos del varón podían
madres solteras, la obligación era mínima y la ganancia mucha, por oponerse y recurrir al Vicario Eclesiástico para que se suspendiera el
lo cual dejaban amplias libertades a las esclavas para relacionarse matrimonio."
con quien quisieran. También intervenían las autoridades civiles que opinaban "que
De hecho, la Corona abandonó su propósito pues iba en contra de no debían permitirse los enlaces de blancos con negros o mulatos. .
una serie de normas ya establecidas por la legislación metropolitana, los cuales por la próxima o remota, tenían procedencia de esclavos,
que especificaban que la esclavitud por nacimiento estaba directa- que por lo mismo deslucían las familias"."
mente ligada a la ascendencia materna." Como no tenía sentido controlar especificamente a los negros por
Parece que hasta fines del siglo xviii no se elaboró una nueva le- estar sumamente mezclada la población, ¿qué expresó esta medida,
gislación sobre el tema estudiado. En este lapso los africanos no sólo este cambio? ¿El fracaso de una política? ¿El deseo de limitar las me-
se mezclaron con las castas y los indígenas, sino también decreció didas de control a los estratos superiores de la sociedad novohispana?
mucho la introducción de esclavos." Resultaba incosteable la mano Podría considerarse que la Real Cédula marcaba un fracaso de la
de obra importada pues existía un numeroso sector mulato que podía
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228 Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor.
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política de la Corona. Ante la imposibilidad de mantener separados amancebamiento. En efecto, aceptando relaciones ilegítimas con su
los diversos sectores de la sociedad virreinal, la metrópoli demostraba amo, la esclava podría lograr un trato y una situación socioeconómi-
u :a preocupación por las élites coloniales, tratando de orientar la ca más atrayante, así como la esperanza de ser manumitida junto
CJnducta del sector criollo para que no se uniera a las castas. Pero con sus hijos.
también, manifestando su voluntad de diversas maneras, desde el Empero, todo dependía de la actitud del padre español que, en
siglo xvi hasta principios del siglo xix, las autoridades españolas no última instancia, podía abandonar a su descendencia o rescatar a los
dejaron de insistir sobre la conveniencia de que la etnia negra se ca- varones en detrimento de las mujeres; todo dependía de la naturaleza
sara dentro de su grupo. Cabe destacar una evolución significativa: de la relación con la madre, del sentimiento de paternidad, del gra-
mientras la Iglesia como aparato ideológico de Estado iba perdiendo do de responsabilidad y eventualmente del amor que mostraba el es-
mucha de su fuerza en el siglo xvin, el estado borbónico empezaba a pañol hacia sus hijos esclavos.
alejarse del discurso cristiano, pues lejos de promover el matrimonio, Cabe señalar aquí que el documento plantea aspectos sumamente
favorecía situaciones de amancebamiento" con el fin de preservar el reveladores y que exigirían análisis más detenidos; pensamos, por
estatuto social del criollo acomodado. Dicho sea de otra manera, ejemplo, en el origen de las relaciones intrafamiliares en la Nueva Es-
asistimos a una formulación invertida de una política que sigue sien- paña del siglo xvi, sus mecanismos y motivaciones profundas.
do coherente y continua a través de los siglos, pasando de la pro- Por otra parte los lazos con los amantes españoles podían ser el
moción de la unión endogámica (siglo xvi) al estorbo de la unión principio de una integración al grupo blanco o, al contrario, la afir-
exogámica (siglo xix) en detrimento, por supuesto, de las normas es- mación de una sujeción más completa al deseo sexual del amo, como
tablecidas por el Concilio Tridentino (la libertad de elección de la sencillo objeto de sus placeres.
pareja). La población mulata producto de tales uniones tuvo una existen-
cia bastante difícil: por su frecuente ilegitimidad, el color de su piel,
la mancha de la esclavitud y la ausencia de estatus preciso la situaban
fuera de la "República de Indios" y de "la de Españoles".
LA FAMILIA ESCLAVA EN LA LEGISLACIÓN Muchos de los individuos del sector negro-mulato, junto con cier-
CIVIL. SIGLO XVI tos españoles de bajos recursos e indígenas desarraigados, acabaron
formando una población de vagabundos que inquietaron a las auto-
Aunque eti la mayor parte de los casos el sector negro esclavo no tuvo ridades virreinales.
dificultades para relacionarse sexualmente con su pareja, tropezó Para 1570 se promulgó una ley que ordenaba no enviar a las In-
con obstáculos cuando quiso crear una familia estable pues, por lo dias esclavos negros casados sin sus familias." Así las autoridades
general, sus actos estaban sujetos a la voluntad e intereses del amo, metropolitanas pretendían proteger y conservar el núcleo familiar
situación que propiciaba el desarraigo familiar o sencillamente estor- negro cuando ya existía en la metrópoli.
baba la creación del núcleo familiar. Detrás de este afán protector se percibe la voluntad de evitar el
Frente a esta situación la metrópoli tomó algunas medidas. La desorden provocado por la introducción de esclavos separados de su
primera disposición se emitió en 1563 en relación con el deseo de al- familia, que iban a caer necesariamente en los delitos de amanceba-
gunos españoles por comprar a sus hijos habidos con esclavas negras y miento y hasta de bigamia, o que incluso podían casarse fuera de su
la preferencia que las autoridades les otorgaban para adquirirlos." propio grupo. Se trata pues de una medida de carácter tanto conser-
Este documento muestra que para la segunda mitad del siglo xvi vador como preventivo.
las autoridades ya no se interesaban sólo por imponer el matrimonio, Poco tiempo después, hacia 1572 y 1573, se emitieron dos leyes en
sino que aceptaban implícitamente situaciones que se asemejaban al donde se declaraba que los hijos legítimos de negros libres o esclavos

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y de madre indígena deberían pagar tributo como los demás aboríge- jetivos de la Corona siguieron siendo los mismos: construir una so-
nes." Ambas leyes intentaban regularizar el pago del tributo de las ciedad más estable y menos heterogénea.
familias mixtas (negro-indias) y marcaban la tendencia a asimilarlas Una vez más,• la Corona daba preferencia y protección al núcleo
al grupo indígena tributario. familiar, en lugar de privilegiar sistemáticamente una segregación
A la vez que surgía un nuevo tipo de familia, se planteaba la nece- étnica que debía favorecer la seguridad y tranquilidad tanto de los
sidad de definir su lugar en el sistema colonial; como lo vimos un año pueblos aborígenes como de la colonia en general. Una vez más,
antes, la ley suntuaria de 1571 pugnaba para regularizar la situación los imperativos de la moral católica antecedían a consideraciones de
orden público hasta ponerlas entre paréntesis.
conyugal de la negra o mulata con el español.
La última ley estudiada fue emitida por primera vez el 2 de mayo Como lo sugiere muy atinadamente la ley de 1583, existían — a
de 1563, y nuevamente se promulgó en 1578, 1581, 1589 y 1646. Tal corto y medio plazo— dos medios de integración del zambaigo y mestizo
reiteración sugiere tanto su ineficacia como la impotencia de las a las culturas aborígenes, la crianza y formación impartida dentro de
autoridades para impedir una convivencia que contrariaba sus inte- la familia indígena, o la propiedad de la tierra en la comunidad.
De cierta manera, "la política familiar" promovida por las autori-
reses.
La Corona prohibía que en los pueblos de indios vivieran españo- dades metropolitanas podía ser más eficaz que las medidas represivas
les, negros, mulatos y mestizos. Consideraba que algunos españoles y segregadoras, pues la Corona carecía de los medios políticos y ad-
eran "hombres inquietos, de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y ministrativos para controlar los movimientos de población, por lo
gente perdida". La ley agregaba que los "negros, mestizos y mulatos que recurrió a otros mecanismos de integración y aculturación, reser-
demás de tratarlos mal se sirven de ellos, enseñan sus malas cos- vando las disposiciones drásticas de exclusión para los negros vaga-
tumbres, y ociosidad, y también algunos errores, y vicios. . "52 En bundos y los zambaigos que no tenían ascendencia materna en la
comunidad indígena.
consecuencia los aborígenes evitaban su contacto y abandonaban sus
Así pues, la Corona aprovechó de manera sutil los fundamentos
pueblos.
Sin embargo, según la última parte del documento, dos grupos de la sociedad colonial y de las sociedades preindustriales en general:
quedaron exceptuados de esta prohibición: sólo podían vivir en las la tierra y la educación materna y familiar.
comunidades sin ninguna limitación los mestizos hijos de mujeres Ahora bien, ¿cuál fue la actitud de las autoridades novohispanas?
indígenas y los zambaigos "nacidos entre ellos, y han de heredar sus En 1574, al enviar una carta al rey Felipe II, el virrey Enríquez de Al-
casas, y haciendas, porque parece cosa dura separarlos de sus pa- manza le hizo patente, entre otras cosas, su desconfianza frente a la
actitud inquieta de la gente de color. Asimismo, aportaba detalles
dres. . .""
Cabe recordar que para la primera mitad del siglo xvi se designó a sobre comportamientos familiares dentro del sector mestizo y mulato:
los hijos de negro e india con el nombre genérico de zambos y zam-
baigos;" posteriormente, y durante todo el periodo colonial, reci-
bieron el nombre común de mulatos." Solo una cosa vá cada día poniéndose en peor estado, y si Dios
y V.S. no lo remedian, temo que no venga á ser la perdición
El documento no deja de presentar cierta confusión, ya que desta tierra, y es el crecimiento grande en que ván los mulatos,
mientras empieza por prohibir que vivan los mestizos entre los que de los mestizos, no hago tanto caudal, aunque ay muchos
aborígenes, en el último párrafo introduce un matiz, una reserva entre ellos de muy ruyn bivienda y de ruynes costumbres; mas,
particularmente significativa: la licencia que reciben los zambaigos al fin, son hijos de españoles y todos se crían con sus padres
para vivir en medio indígena. que, como pasen de quatro o cinco años, salen de poder de las
La ambigüedad de esta ley es sólo aparente, pues fuese por este indias y siempre an de de seguir el vando de los españoles, como
medio (la asimilación), o por otro contrario (la segregación), los ob-

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la parte de que ellos más se honrran; mas los mulatos, que son movimiento y la libertad de desplazarse por donde se quiera. Por
hijos de negros, crianse siempre con las madres y dellas ni de los ellas conocieron palmo a palmo los diversos caminos de la Nueva Es-
padres no pueden tomar muy buenas costumbres, y como per- paña; tuvieron oportunidad de entablar relaciones amorosas con
sonas libres hazen de sí lo que quieren y muy pocos se aplican á mujeres, y de trabajo o de comercio con hombres de los distintos sec-
officios y casi ninguno á cultivar la tierra, sino á guardar gana- tores de la población colonial, sin integrarse en una comunidad de-
dos y otros officios adonde anden con libertad. Y es cosa que no terminada.
se dexa creer el habilidad de fuersas que todos tienen vniuersal- Según las autoridades virreinales la naturaleza había sido pródiga
mente; porque hazen tanta ventaja á los mestizos, como de con los mulatos, pues unían a la reciedumbre heredera del padre
hombres a muñecas, con ser hijos de españoles los mestizos, que esclavo la potencia sexual y la habilidad en el trabajo (manejo de ani-
parece que naturaleza obra en este con más fuerza, y siempre males en general, capataces en las haciendas, guarda-cañas, etc.). A
andan entre los indios por la parte dellos tienen de que más se esta imagen de "favorecidos de la naturaleza" se oponía su insociabili-
honrran de lo cual los indios reziben artos daños .56 dad, su incapacidad para integrarse al grupo indígena, que era la me-
ta de las autoridades metropolitanas, así como el supuesto de que
sembraban desorden dentro de las comunidades indígenas. En otros
Parece que los mulatos mencionados aquí son hijos no sólo de mu- términos, a la "naturaleza" pródiga se opone su ineptitud a la "cultu-
jeres españolas sino también indígenas, lo que da a suponer que el ra", si queremos destacar el dualismo implícito que articulaba el dis-
término mulato, ya en esta época, en lugar de oponerse al de zam- curso virreinal y que parece ser característico de la cultura occidental.
baigo, lo abarcaba como una categoría más general. Más adelante, la misiva del Virrey Enríquez expresaba una opi-
Por otra parte, es muy probable que las mujeres españolas que tu- nión muy precisa acerca de la seducción que ejercieron los esclavos
vieron relaciones sexuales con los esclavos negros fueran de baja negros sobre las mujeres indígenas:
extracción, sin recursos económicos, por lo que se amancebaban con
los hombres negros; esta relación social y materialmente difícil daba
origen a familias inestables y condenadas a la desintegración más ó Y las indias es gente muy flaca y muy perdida por los negros y
menos rápida. así se huelgan más de casar con ellos, que con indios, y ni más
Es obvio que la carta del Virrey contradice ciertos términos de la ni menos los negros se casan con ellas, antes que con otras
ley de 1563. La visión "optimista" de la Corona que perseguía la in- negras, por razón de dexar a sus hijos libres. "
tegración del zambaigo al grupo indígena, difiere de la de Martín
Enríquez que precisaba con realismo que pocos mulatos se aplicaban
a oficios y casi ninguno a cultivar la tierra. Si en la sociedad prehispánica las mujeres tuvieron severas restric-
Tal vez las labores del campo (barbechar, sembrar, cosechar) tan- ciones en cuanto al uso de su cuerpo, al momento de la conquista
to como la integración a una comunidad indígena, que suponía el española este rígido sistema de normas se rompió (continencia, vir-
"echar raíces" en un lugar, contrariaban el "instinto bullicioso" de ginidad, lazo matrimonial) y tuvieron más libertad para , unirse vo-
los mulatos y los proyectaban en un medio diferente; mientras luntaria o involuntariamente con los recién llegados españoles o esclavos
dependieron de la madre la comunidad indígena constituyó un res- negros. Estos últimos ejercieron sobre ellas un atractivo notable por
guardo, pero una vez que fueron capaces de subsistir independiente- varios motivos, y en especial por su superioridad fisica: recordé-
mente, un arraigo demasiado dificil les hizo buscar otras oportunida- moslo, las "piezas de Indias", o sea los esclavos, que fueron traídos a
des, otros horizontes. Así, prefirieron dedicarse a las faenas en las la Nueva España eran jóvenes (18-22 años), de estatura alta (1.80
estancias de ganado, a la arriería, etc. Estas ocupaciones conllevan el mts. aproximadamente) y gozaban de buena condición física;" por

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otra parte, es factible que frente a la decimación física de su grupo,
guiadas por el deseo inconsciente de asegurar el futuro de su prole, En 1585, el tercer Concilio Mexicano se refería en un inciso a la
las indígenas hayan escogido unirse a estos extraños que demostra- relación sexual del clérigo con su esclava, y en forma indirecta men-
ban un vigor poco común." cionaba a la prole nacida de este lazo que automáticamente quedaba
libre a fin de evitar escándalo y desprestigio para la institución ecle-
siástica. Asimismo, contemplaba la dificultad con que tropezaban
algunos esclavos casados para cohabitar y hacía intervenir al Juez
LEGISLACIÓN ECLESIÁSTICA RELACIONADA Ordinario para que decidiera el tiempo que estarían separados los
cónyuges. 63
CON LA VIDA MATRIMONIAL Y FAMILIAR DE
En el último Concilio celebrado en la segunda mital del siglo xvm
LOS ESCLAVOS (1771), Libro IV, Título I, de los Esponsales y Matrimonios, figura-
ban los preceptos que se referían al matrimonio de esclavos, y un ter-
Como es sabido, la Iglesia trató de establecer un estrecho control
cero que retomaba los comportamientos sexuales ilícitos del clérigo y
sobre el individuo, con el afán de salvarlo, intentando moldear su
la esclava.
conducta: El primer canon indicaba que el consentimiento para el matrimo-
nio había de ser libre, sin violencia física o moral, y el Concilio man-
. . . el cristianismo no se limita a controlar y orientar las daba que los padres de familia no amenazaran a sus hijos para que se
alianzas, sino pretende intervenir en lo mas profundo del ser casaran contra su voluntad, ni los dueños de esclavos los forzaran a
humano, completando una conquista de los cuerpos paralela a uniones a su antojo, ni les impidieran sus casamientos bajo pena de
la colonización material .6° Excomunión latae sententiae, pues la Iglesia tenía conocimientos que
era práctica común usada por los amos o dueños."
Aparentemente el primer Concilio Provincial Mexicano (1555) no La segunda regla señalaba que los señores de esclavos casados no
reflejaba la preocupación de la Iglesia por la vida matrimonial de los podían venderlos en lugares apartados donde no pudieran convivir
con sus mujeres, y volvía a insistir en que no se impidiera el matrimo-
esclavos, aunque, vale la pena recordarlo, las normas conciliares en
este campo se refieren no solamente al grupo libre y blanco sino a to- nio por intereses particulares de los dueños."
dos los cristianos sin excepción, lo que incluye desde luego a la pobla- Así pues, por primera vez en forma explícita — aunque tardía
(1771), se tocaba el matrimonio de los esclavos, emitiendo reglas que
ción negra esclava de la colonia."
En el segundo Concilio, 1565, se remite una recomendación y una obviamente se basaban en algunos de los problemas cotidianos con
advertencia para que los indígenas se casaran con individuos de su que se enfrentaban los negros al querer casarse (como el de la libre
cohabitación, la unión matrimonial al gusto del amo, etc.).
grupo o con españoles, sin mezclarse con las castas:
Aunque no pudo resolver todas las dificultades matrimoniales de
los esclavos —pues se contrariaban muchos intereses—, y con serias
limitaciones, la intervención de la Iglesia mantuvo la necesidad del
Cuiden los Padres de familia de casar sus hijos con los puros
libre albedrío de los esclavos para contraer matrimonio conforme a
Indios o con Españoles, y Castizos, si pudiesen, y no se confun-
la doctrina de Santo Tomás en la Suma teológica, quien declarabá:
dan con tanta variedad de castas, que perturban la paz de sus
Pueblos, y también es causa de que pierdan sus Privilegios en
los Tribunales. 62
La sujeción servil implica la obediencia al amo en lo que se re-
fiere a la ejecución del trabajo, no en lo que rebasa este ámbi-
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to, como sería la decisión del siervo sobre contraer matrimonio . . . Cuanto a los padrinos del bautismo adviertan que el
o guardar virginidad. Tampoco tiene el amo dominio sobre el nombrarlos toca a los padres de la criatura; pero les advertirán
cuerpo del siervo en lo que respecta a la cópula. 66 dos cosas, la una es que no conviden padrinos libres. . . La
otra, que procuren escoger por padrino o madrina alguno de
la parentela, para evitar con esto el que se impidan después al-
Al lado de la documentación conciliar existían documentos más gunos casamientos con el parentesco espiritual. 73
específicos, adecuados a situaciones determinadas, tales como un
ejemplar ilustrativo de los preceptos dados por los superiores de la
Compañía de Jesús para el buen funcionamiento de sus haciendas ru- La Instrucción señalaba cómo los administradores debían procu-
rales: Instrucción que han de guardar los hermanos administradores rar que las jóvenes no anduvieran solas ni vivieran con los demás
de haciendas de campo. 67 Aunque el manuscrito es anónimo y no miembros del Real en las casillas" para evitar una eventual promis-
tiene fecha, parece remontarse al segundo cuarto del siglo xviii." cuidad se les separaba a partir de los doce años en una pieza que
El documento resalta características muy peculiares de la orden servía como colegio, al que asistían hasta que se unieran en matrino-
jesuita en América, "la minucia —por otra parte inteligente y nio. La Compañía pensaba que por este camino se resguardaba la
flexible— que lleva a los jesuitas a fijar en sus mínimos detalles un honestidad; además, una viuda juiciosa se encargaba de su educa-
horario, una conducta que observar o una manera de hacer",69 así ción y las llevaba al campo a trabajar.
como el dominio psicológico sobre los hombres. Se hizo hincapié en que niños y niñas debían estar separados desde
Parecería que el fin único de estas actitudes era "llevar a la prácti- pequeños al hacer sus tareas en el campo, en sus oraciones o para oír
ca los grandes principios del cristianismo"," pero como atinadamen- misa. Obviamente el fin era evitar el contacto prematuro de los dos
te opina Francois Chevalier: ". . . uno cree discernir a veces intereses sexos, el cual sólo se permitía dentro del matrimonio.
más materiales, la suprema habilidad del patrón que busca la mejor En contraposición a esta actitud de los jesuitas estaba la de los
forma de tratar a sus empleados para obtener un mejor rendimien- amos seculares que no se interesaban en controlar la vida sexual de
to"." sus esclavas, sino que propiciaban maternidades tempranas de las
Así como estaba organizado y planificado todo lo relacionado con que podían sacar algún provecho.
el trabajo de los esclavos, su vida matrimonial y familiar quedó plas- Respecto a la familia de la misma manera sólo figuran menciones
mada en los parágrafos 50 y 51 de la Instrucción. Es de pensarse, que indirectas en los parágrafos 41, 46 y 48 por ejemplo: "Adviertan con
la vida sexual de la pareja de esclavos fue uno de los primeros aspectos mucha diligencia que en oir acusaciones de unos esclavos contra
que resolvieron los jesuitas en sus haciendas, mediante el lazo conyu- otros no sean fáciles en impresionarse del primer informe. . . por eso
gal cristiano, razón por la cual sólo encontramos alusiones al casa- cuando vienen con alguna acusación. . . hay presunción bien funda-
miento. La primera puntualizaba: da de que lo hacen por pasión, y aunque el delito sea verdadero se va-
len de la ocasión para vengarse. . . no es esto buen camino para la
corrección, porque de aquí cuando esto se sabe, se engendran odios y
. . . Asimismo tendrán escrito otro arancel de lo que se acos- rencores entre las familias. . .75 o el que señalaba:
tumbra dar a los esclavos cuando se casan, o paren sus mujeres,
o bautizan a sus criaturas, o por Pascua de Navidad. . . 72
Una vez cada año en el día acostumbrado repartirán a todos
los esclavos vestidos nuevos, sombreros y frazadas. . . [y] repar-
tirán por el orden de las familias en el día señalado. . . 76
y la segunda refería:

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estipulaba no tenerlos ociosos." Distinguía tres categorías, según la
finalmente: edad, y para cada una de ellas estipulaba ocupaciones. Los menores
de cinco arios se quedaban en el real al cuidado de una esclava jubi-
lada que los entretenía enseñándoles oraciones." Los que tenían de
Para que estas raciones [de comida] se den con igualdad y sin cinco a ocho años contribuían en las faenas de la hacienda, acompa-
excepción de personas, asistirán los administradores. . . los ñaban a sus madres al campo para "cargar las criaturas de pecho
irán llamando por el orden de las familias, y haciendo que se mientras ellas trabajaban".81 Los de ocho años tenían que empezar a
los den a cada una la ración que le cabe según el número de trabajar en el campo, y se encargó el control de estos pequeños a una
personas que hay en ella, entre chicos y grandes. " esclava de las que ya no hacían tarea específica. El trabajo infantil
consistía en juntar piedras, limpiar caminos, escardar sementeras o
acarrear basura."
Dentro de la legislación (civil-eclesiástica) revisada en este ensayo, Los niños esclavos criados en las haciendas jesuitas, desde tempra-
por primera vez aparecen medidas que conciernen al núcleo fami- na edad se debían acostumbrar a la obediencia, disciplina y respon-
liar, y específicamente a los diferentes miembros que la forman, sabilidad, y volverse aptos en su juventud para desempeñar un oficio.
padre-madre-hijos. Asimismo, la familia está tratada como una Así pues, todos los miembros del Real tenían obligaciones
unidad afectiva y de trabajo, mientras los esclavos negros que servían específicas: los niños, las doncellas, las mujeres, los hombres y las an-
a dueños seculares muchas veces vivían separados de su esposa e hi- cianas. Por el uso calculado de la fuerza de trabajo y de la fuerza
jos, conformando parejas inestables donde prevalecía el desarraigo y reproductiva de los esclavos negros, la hacienda jesuita intentaba
la deculturación. cumplir la meta algo utópica de una sociedad colonial cristiana, o
Tal vez esta manera tan especial de concebir la familia esclava sea, combinaba el respeto de las normas morales del catolicismo con
negra se debió a las características del siglo xvin, a la transformación la eficaz explotación económica.
que se estaba dando en todos los órdenes, intelectual, social, religioso En otros términos, dentro de la Compañía de Jesús se resolvió todo
y político, o era un rasgo específico de la Compañía que supo utilizar lo que la legislación civil planteó, normó, pero que sólo parcialmente
esta fuente de trabajo sin salir de una ética cristiana, logrando que realizó, pues con dificultad pudo conjugar el interés material y las
llevaran su vida sin contacto con el mundo exterior. Al comentar esta obligaciones cristianas de los amos. La Instrucción constituye un do-
segregación, la Instrucción recomendaba a los administradores que no cumento excepcional porque muestra el manejo conjunto de las con-
se permitiera salir a los esclavos a los pueblos cercanos ni aun en los diciones familiares, sexuales y laborales del grupo negro esclavo;
•k: días de fiesta, "porque de aquí se siguen ordinariamente hurtos, sería interesante indagar si las demás órdenes religiosas, que tanta
borracheras, y otras maldades, ni tampoco consientan que entren al importancia tuvieron en el desarrollo económico y espiritual de la
real de los esclavos indios, mercaderes, ni jugadores, ni otros foraste- Colonia, elaboraron y aplicaron normas de parecida índole.
ros. . .""
Así se procuró evitar la influencia negativa de los demás sectores
de la población, por una medida que paradójicamente constituye la
antítesis de la Real Cédula de 1563. Así pues, los jesuitas recurrieron CONCLUSIÓN
al control familiar para asegurar su poder sobre un microcosmos de-
limitado por ellos. De cierta manera, intentaban lograr en pequeña Si bien los testimonios utilizados para este ensayo son escasos, y su
escala lo que la Iglesia pretendía imponer en toda Nueva España, contenido exclusivamente jurídico o a veces alejado de la realidad,
pero con mucho menos éxito. permiten plantear una serie de preguntas sobre la evolución de la
En cuanto a los trabajos y obligaciones de los niños, la Instrucción
241
240 Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor.
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población negra y mulata. Véanse, entre otras cosas, el problema de 7 Escriche, Diccionario, op. cit., Tomo II, p. 667.
su integración o desarraigo, la fragilidad de la familia nuclear, la 8 Altamira y Crevea, Rafael, Diccionario Castellano de palabras Jurídicas
ausencia de referencia a la familia amplia, la suerte de los niños, y técnicas tomadas de la legislación Indiana, México, Ed. Cultura TGSA,
la posibilidad para las mujeres negras y mulatas de un ascenso en los 1951, (Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Pub. No. 112), p.
grupos español e indígena, o la situación de ciertos esclavos que al ca- 226.
sarse con indias llegaron a ser libres. Obviamente tendríamos que
9 Ramo de Ordenanzas, Tomo I, fojas 79-80, Archivo General de la
alargar la lista, y contestarla recurriendo a otras fuentes documen-
Nación.
tales, trátese de procesos, informaciones matrimoniales, documentos
sobre las vivencias de los esclavos en los obrajes y las haciendas, pero '° Escriche, Diccionario, op. cit., Tomo I. pp. 418-419.
nos limitamos por ahora a destacar la evolución del poder colonial 11 Bravo Ugarte, José, Instituciones políticas de la Nueva España, México,
frente a estos grupos. Editorial Jus, 1968, (Colección México Heroico No. 89), p. 14.
El afán de normar en lo que se refiere al sexo y la familia es paten-
te en el siglo xvx y en la segunda mitad del siglo XVIII; un afán de nor- 12 Ibidem, p. 19. Entre la obra legislativa realizada por el Consejo, desta-

mar continuo, que procede por toques sucesivos, pero nunca logra ca la Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias sucesivamente impre-
constituir un sistema normativo completo, salvo en el caso — proba- sas en 1681, 1756, 1774, 1791, 1841 y 1889-90. Esta obra fue el resultado de
la fusión de las legislaciones metropolitana, novohispana y americana en
blemente excepcional— de las medidas tomadas por la Compañía de general, basándose en experiencias recabadas en situaciones muy variadas.
Jesús, que estableció un estrecho control de la familia con un rigor Entre los nueve libros que la componen la Recopilación de 1774 en los ame-,
nunca encontrado entre las leyes laicas y eclesiásticas en la metrópoli ros 1, 5, 6, 7 y 9 aparecen diversas normas concernientes al grupo negro y
o el virreinato. mulato no sólo sobre los temas aquí considerados sino diversos asuntos como
por ejemplo: la paga de tributo por los negros o la prohibición hecha a los
mulatos de ser escribanos.
NOTAS 13 Zotti, Carlo Liborio de, Brujería y Magia en América, Barcelona, Plaza
& Janes, S. A., Editores, 19.74, p. 13.
1 Escriche, Joaquín, Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia,
14
3a. ed., Madrid, Librería de la Sra. Vda. e hijos de Antonio Calleja, Editores, Aguirre Beltrán, Gonzalo, La población negra de México. Estudio et-
1847, Tomo I, p. 514. nohistórico, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1972, p. 17.
2 Ministerio de Trabajo y Previsión, Disposiciones Complementarias de las 15 Bravo Ugarte, Instituciones, op. cit., p. 15.
Leyes de Indias, Madrid, Imprenta Sáez Hermanos, 1930, Tomo I, (Serie D. 16 Ministerio de Trabajo, Disposiciones, op. cit., Tomo I, p. 242.
Estudios Históricos), p. 244.
17 Ibidem, Tomo I, p. 263.
3 Ibidem, Tomo I, pp. 261-262.
18 Ibídem, Tomo I, p. 243.
4 Escriche, Diccionario, op. cit., Tomo II, p. 507.
19 Aguirre Beltrán, La población, op. cit., p. 205.
5Ley II, Libro IV, Título XVII, p. 65, Selección de las Leyes de Indias.
Referentes a descubrimientos, colonización, pacificación, incremento de la 20 Mellafe, Rolando, Breve historia de la esclavitud negra en América Latina,
riqueza, de la Beneficencia de la Cultura, en los países de Ultramar, Madrid, México, SEP, 1973, (SEP Setentas " 115), p. 93. Los esclavos negros nacidos en
Imprenta Artística, 1929. África gue habían adoptado el idioma y las costumbres hispánicas.
6 Ley V, Libro VII, Título V, folio 285v., Tomo II, Recopilación de Leyes 21
Aguirre Beltrán, La población, op. cit., pp. 206-207.
de los Reynos de las Indias, 3a. ed., Madrid, por Antonio Pérez de Soto, 1774.

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26 Ley V, Libro VII, Título V, folio 285v., Tomo II, Recopilación, op. cit.
Para 1570 la población negra era aproximadamente de 18,569 individuos, 27 Palmer, Colin Alphonsous, Negro Eslavery in Mexico, 1570-1650, Tesis
distribuidos en el territorio de la Nueva España de la siguiente manera: the University of Wisconsin, 1970, p. 39.
ebispados: 28 Ley V, Libro VII, Título V, folio 285v., Tomo II, Recopilación, op. cit.
.T léxico 10,595 29 Alfonso El Mono, Las Siete Partidas glosadas por el licenciado Gregorio
Tlaxcala 2,958 López, del Consejo Real de Indias de S. M. En la oficina de Benito Cano,
Nueva Galicia 2,375 Madrid, 1789, Tomo II, Partida IV, Título V, Ley I, p. 487 y Partida IV,
M choacán 1,765 Título XXII, Ley V, p. 593.
Oaxaca 481 . . e si siervo de alguno casasse con muger libre, o orne libre con muger
Yucatán 265 sierva, estando su señor delante. . . o sabiéndolo; si non dixesse entonce, que
Chiapas 130 era su siervo, solamente por este hecho, que lo vee, o lo sabe, e callasse, fazese
A este número se le agregó la cantidad de 2,000 que correspondió a los escla- el siervo libre, e non puede despues tornar a servidumbre".
vos huidos y a los cimarrones, obteniendo la cifra total de 20,569. Otra ley precisaba:
"casando. . . siervo alguno con muger libre, sabiéndolo su señor, e non
22 Mellafe, Breve historia, op. cit., p. 93. Se denominaba bozales a los esclavos
contradiziendo, fasese el siervo libre porende."
recién llegados [del continente africano] y que no habían aprendido castellano 3° Ministerio de Trabajo, Disposiciones, op. cit. Tomo I, p. 242, Carta de
y de quienes no se conocía todavía sus malas o buenas costumbres, ni su capa- fecha 11 de mayo de 1526. "que a causa de llevar negros ladinos de estos
cidad de trabajo. Por estos motivos, en las escrituras de venta que se hacían nuestros Reinos [España y Portugal]. . imponen y aconsejan a los otros
ante notario público, se acostumbraba a estampar la frase lo vendo por bozal negros mansos, [que son] pacíficos y obedientes, al servicio de sus amos, han
huesos en costal, con lo que se quitaba el vendedor la responsabilidad de un intentado y probado muchas veces de se alzar, y han alzado e ídose a los mon-
futuro mal comportamiento o enfermedad del esclavo. tes, y hecho otros delitos. . . y mandamos que ningunos ni algunas personas,
Diccionario de la lengua española, Decimo- agora ni de aquí en adelante, no puedan pasar ni pasen. . . ningunos negros
23 Real Academia Española,
que en estos nuestros reinos o en el reino de Portugal hayan estado un año,
novena edición, Madrid, 1970, Tomo III, p. 501.
Moneda de oro que se usó en España hasta fines del siglo XVI, cuyo valor, va- salvo de los bozales que nuevamente los hubiesen traido de sus tierras. . ."
riable, llegó a ser de unas siete pesetas. 31 Ibidem, Tomo I, p. 244.
24 Ministerio,
Disposiciones, op. cit., Tomo I, pp. 247-249. Carta de fecha 32 Cortés Jácorne, Ma. Elena, "Negros amancebados con indias, siglo

6 de junio de 1556. XVI", Memoria del Primer Simposio de Historia de las Mentalidades, Fami-
" Los negros esclavos de Santo Tomé y Guinea que se llevaren a Islas: lia, Matrimonio y Sexualidad en Nueva España, México, SEP, 1982, (Sep
100 ducados cada pieza. 80/41), pp. 285-293.
Española, San Juan, Cuba, etc.
Provincias de Tierra Firme: 33 Proceso y causa criminal contra Diego de la Cruz, México, 1650, Ramo
Cartagena, Santa Martha, Venezuela, etc. 110 ducados cada pieza.
Inquisición, v. 504, leg. 2, publicado en parte por Solange Alberro en
150 ducados cada pieza.
Nicaragua y Nueva España Boletín del A.G.N., octubre-diciembre de 1958, pp. 8-17, y p. 11.
Nuevo Reino de Granada y Popayán 140 ducados cada pieza.
180 ducados cada pieza. 34 Ley XXVIII, Libro VII, Título V, folio 290v., Tomo II, Recopilación,
Chile
op. cit.
y los negros que fueren del Cabo Verde se pueden vender. . . en las Islas y
Provincias susodichas 20 ducados más cada pieza de los precios susodichos u Ramo de Ordenanzas, Tomo I, fojas 79-80, Archivo General de la
y no más.. ." Nación.
25 Aguirre Beltrán,
La población, op. cit., p. 30.
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244 Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor.
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36 Aguirre Beltrán, La población, op. cit., p. 23. 52 Ibídem, Ley XXI, Libro VI, Título III, folio 200 v., Tomo II.

37 Israel, Jonathan I.,


Razas, clases sociales y vida política en el México 53 Ibídem.
Colonial 1610-1670, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1980, p. 75. " Aguirre Beltrán, La población, op. cit., p. 159.
38 Ibídem, p. 75. 55 Ibidem, pp. 167-170.

39 Konetzke, Richard,
Colección de Documentos para la Historia de la for- Para distinguir entre el grupo global de los mulatos se introdujeron luego
mación social de Hispanoamérica. 1493-1810, Madrid, Consejo Superior de estas distinciones:
Investigaciones Científicas, 1958, Tomo II, pp. 798-799. mulato blanco o claro mezcla de negro y española.
mulato morisco mezcla de español y mulata blanca.
4° Aguirre Beltrán, La población, op. cit., p. 30. mulato prieto o anegrado mezcla de negro y mulata parda.
mulato pardo mezcla de negro con india.
41 Ibídem, pp. 22-23. mulato lobo mezcla de mulato pardo con india.
42 Alfonso El Nono, Las Siete, op. cit.,
Tomo II, Partida IV, Título XXI, mulato alobado mezcla de mulato alobado con india.
Ley I y II pp. 585-586. 56 Cartas de Indias, 4a. ed., México, Secretaría de Hacienda y Crédito

43 Aguirre Beltrán, La población, op. cit.,


pp. 220-223. Público-Miguel Angel Porrúa, S. A., 1981, Tomo II, pp. 298-299.
" Real Cédula No. 10 del 31 de mayo de 1789. Bandos y Reglas impresas 57 Ibidem„ p. 299.
que se publicaron gobernando los Excmos. Sres. Dn. Manuel Antonio Flores
y Conde de Revilla Gigedo en los años 1789 y 1790, v. 15, leg. s/n, f. 21-26,
58 Cortés Jácome, "Negros amancebados, op. cit., p. 292.
Archivo General de la Nación. 59 Cook, S. Borah, W. Essays in Populations history, Berkeley, university
of California Press, 1979, vol. III, pp. 100-102. Cabe recordar que de 1518 a
45 Ibídem, f. 13v.
1568 la población indígena bajó de 25.2 millones a 2.65 millones o -sea un
46Real Cédula del 15 de octubre de 1805, Ramo Civil, v. 1701, leg. 10, f. 90% de habitantes.
s/n, Archivo General de la Nación.
Gruzinski, Serge, La "conquista de los cuerpos". (Cristianismo, alianza
47 Ibídem. y sexualidad en el altiplano mexicano: siglo XVI); Memoria del primer Sim-
tocante a los matrimonios de los hijos de familia, resul- posio de Historia de las Mentalidades, Familia, Matrimonio y Sexualidad en
48 Ibídem. ". . .
tando del primero, que don José Betancourt individuo de una de las princi- Nueva España, México, SEP, 1982, (SEP/80/41), p. 183.
pales familias de esta Villa, mayor de 50 años, con muchos de concubinato, e 61 Concilios Provinciales Primero, y Segundo, celebrados en la muy noble
hijos de esta alianza, trató de conseguir el estado matrimonial con Catalina y muy leal Ciudad de México, presidiendo el Illmo. y Rmo. Sr. Dn. Fr. Alfon-
Truxillo, parda notoria, su concubina retenida en casa, con cuyo motivo se so de Montúfar en los años 1555 y 1565. Dados a la luz el Illmo. Sr. Francisco
presentó su hermano Don Miguel pretendiendo embarazaseis y comunicando Antonio Lorenzana, Arzobispo de esta Salita Metropolitana Iglesia. En Mé-
el recurso al Vicario Eclesiástico mandó suspender el matrimonio. . ." xico, en la Imprenta de el Superior Gobierno, de el Br. Dn. Joseph Antonio
Ley VI, Libro VII, Título V, folio 285v., Tomo II, Recopilación de Le- de Hogal, 1769.
49
yes, op. cit. 62 Ibídem, p. 394.
5° Ibidem, Ley XXII, Libro IX, Título XXVI, folio 4 v., Tomo IV. 63 Concilio III Provincial Mexicano celebrado en México el año de 1585,
Ley II, Libro VII, Título V, folio 285v., y Ley VIII, Libro VI, México, Eugenio Maillefert y Cía., Edit., 1859, pp. 347 y 389.
51 Ibidem,
Título V, folio 209, Tomo II. " Concilio Provincial Mexicano IV celebrado en la Ciudad de México el
año de 1771. Se imprime por vez primera de orden del Illmo. y Rmo. Sr. Dr.

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Dn. Rafael Sabás Camacho Iller. Obispo de Qro., Querétaro, Impo. de la
Escuela de Artes, 1898, p. 177.

65 Ibidem, p. 177.
" Ortega, Sergio, "El Discurso Teológico de Santo Tomás de Aquino LA LEGISLACIÓN SOBRE EL DELITO
sobre el matrimonio, la familia y los comportamientos sexuales". Véase en es- DE BIGAMIA Y SU APLICACIÓN
te mismo volumen el artículo mencionado.
EN NUEVA ESPAÑA
67 Chevalier, Francois,
Instrucciones a los hermanos jesuitas administra-
dores de haciendas. Manuscrito mexicano del siglo X VIII, prólog. y notas de;
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1950, Capítulo III, DOLORES ENCISO ROJAS
parágrafos 34-36, pp. 61-83.

68 Ibidem, pp. 10, 12-13.


69 Ibidem, p. 19.
70 Ibidem,, p. 22.
71 Ibidem, p. 22. .
72 Ibidem, p. 72-73.
73 Ibidem, p. 73.
74 Ibidem,
p. 62. "35.- Primeramente procuren que el real, donde están
las casillas de los esclavos, esté cercado con una cerca firme y alta, y que ten-
ga una sola puerta que se cierre de noche y se abra por la mañana, la cual ha
de estar a la vista de la casa, que se puedan ver los que entran y salen. Sobre
esta puerta se ha de colgar una campana para llamarlos por la mañana al
trabajo, y a la noche al Rosario, y entre día cuando fuere menester para otras
operaciones."
t..,
75 Ibidem, p. 70.
76 Ibidem, pp. 71-72.
77 Ibidem, pp. 66-67.
78 Ibidem, p. 79.
79 Ibidem, pp. 76-77.

80 Ibidem, p. 78.
81 Ibidem, p. 78.
82 Ibidem, pp. 77-78.

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INTRODUCCIÓN

En la sociedad mexicana contemporánea, con frecuencia hay individuos


ya casados que vuelven a contraer nupcias sin divorciarse previamen-
te, lo cual provoca situaciones ambiguas en cuanto a la legitimidad
del matrimonio y de la prole. Tal conducta tiene sus orígenes en el
México colonial. En efecto, es preciso recordar que el modelo mono-
gámico occidental fue una medida impuesta en el transcurso del siglo
XVI, es decir en una fecha relativamente reciente, a una población
mayoritaria, la indígena, a cuya tradición cultural era ajeno. Por
otra parte, tampoco este modelo era afín a la cultura del esclavo ne-
gro, siéndolo tan sólo del grupo español, aunque, ya lo veremos, las
modalidades de su aplicación no estaban aún definitivamente esta-
blecidas, pues el Concilio de Trento tuvo por cometido precisarlas.
El modelo matrimonial católico novohispano se enfrentaba a dos
obstáculos primordiales: la pluralidad de tradiciones culturales y la
imprecisión de sus implicaciones prácticas, ya que teológicamente el
modelo no se prestaba a confusión. Por ello estimamos que el análisis
de las normas instituidas en el virreinato por la Iglesia y la Corona
contra los casados dos veces permitirá un primer acercamiento a
dicha problemática.
Para este trabajo recopilamos las disposiciones conciliares de los
siglos xvi y xvm y los mandatos reales correspondientes a los siglos
XIII, xiv, XVI , xvii y xvin. Como estas leyes no integran una serie ho-
mogénea, el análisis cualitativo será el mejor método para estu-
diarlas.
Antes de adentrarnos en tal legislación, y para entender por qué
la bigamia fue un delito, recordemos que el matrimonio era ante todo
un sacramento, y el vínculo conyugal un contrato indisoluble reali-
zado entre un solo hombre y una sola mujer; así, la unión matrimo-
nial solamente podía efectuarse si ambos contrayentes expresaban
libremente la voluntad de unirse. Sin embargo, esta alianza sólo
podía disolverse en ciertos casos particulares, como el matrimonio no

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consumado, la impotencia, etcétera. En suma, las características del
modelo fueron: sacramentalidad, unicidad e indisolubilidad.' Por ello, cuando alguien quería casarse ilícitamente, solía cam-
Las disposiciones que vamos a estudiar permitirán ver cómo fue biarse de nombre, pretendía tener una edad distinta, ser originario
asimilado el patrón matrimonial en Nueva España. La bigamia se de otra región y sobre todo ser soltero o viudo; además, conseguía tes-
manifestó como una resistencia al matrimonio monogámico y no como tigos falsos. La finalidad de estas argucias era que, al leerse las amo-
un rechazo; en efecto, los cónyuges sabían que su unión era indisolu- nestaciones del segundo matrimonio o realizarse las investigaciones
ble y, al no poder divorciarse, preferían casarse nuevamente, aunque correspondientes sobre la soltería o viudez del candidato a bígamo,
esto fuera ilícito, fingiéndose solteros o viudos para lograr sus propósitos. no fuera descubierta su verdadera identidad y por ende su estado.
Así las cosas, y con las características ya indicadas: —pluralidad La bigamia desvirtuaba el modelo matrimonial cristiano, pero no
cultural e imprecisión relativa de las circunstancias que rodean la lo rechazaba. Esta relación ilícita se oponía a la unicidad e indisolu-
aplicación del modelo—, vamos a estudiar su articulación a una so- bilidad del matrimonio y a la convivencia de los esposos que
ciedad en proceso de formación, y tal vez descubrir nuevos factores establecía la "doctrina del matrimonio",3 pues los bígamos, siendo
que influyeron en su implantación. Podremos así, acaso, compren- casados, habían contraído otra unión y vivían separados del cónyuge
legítimo.
der mejor la situación que prevalece en nuestro país.

Las normas del concilio tridentino


LA IGLESIA Y EL DELITO DE BIGAMIA
Ya que en la metrópoli y, por consiguiente, en Nueva España duran-
te varios siglos el delito de bigamia compitió a la Iglesia, cabe esbozar
un breve análisis de las normas conciliares dictadas al respecto, ini-
Su definición
ciando tal presentación con los textos del Concilio de Trento aproba:
dos en la reunión del 11 de noviembre de 1563,4 porque fueron la
La palabra bigamia designó en el derecho canónico el comporta-
base de la legislación eclesiástica instituida en el territorio novohispa-
miento desviante de los liGmbres o de las mujeres que, estando unidos
no. En efecto, por medio de una cédula real el 12 de julio de 1564,
en legítimo matrimonio y en vida del primer cónyuge, contraían otra
Felipe II comunicaba que aceptaba los decretos tridentinos y los
u otras uniones matrimoniales ante la Iglesia. haría cumplir y ejecutar en todos sus dominios.5
En efecto el primer matrimonio del bígamo y el siguiente —o los
La Iglesia dictó una serie de normas para preservar, en la medida
siguientes— debían celebrarse conforme al ritual cristiano, que
de sus posibilidades, la integridad del signo sacramental del matri-
incluía: la lectura de las amonestaciones, la manifestación de la vo-
monio y este cuerpo de leyes fue conformándose en los distintos con-
luntad de ambos contrayentes para unirse por "palabras de
cilios. Así, en el de Letrán —1215 — ya quedaron instituidas unas
presente", la presentación de dos o tres testigos, la celebración de la disposiciones para evitar las uniones ilícitas y otras para castigar a los
ceremonia nupcial en la parroquia, o el permiso requerido para rea-
que se habían atrevido a delinquir, entre ellos los bígamos. La finali-
lizarla en otra iglesia, la bendición de manos del párroco, la velación
dad de tales leyes fue doble: prevenir y, de no ser posible, reprimir.
y el registro de los datos en los libros matrimoniales.2 En Trento, los padres conciliares establecieron una diferencia
Lejos de apartarse del ritual matrimonial, los bígamos trataban
entre las opiniones heréticas y las prácticas desviantes. Por una parte,
de cumplir con los requisitos establecidos por la Iglesia, costara lo definieron las infracciones y los castigos contra aquellos que dijeran o
que costara, para unirse en matrimonio otra vez. escribieran algún juicio contrario al matrimonio y, por otra, trataron
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lo relacionado con los actos ilícitos que atacaban al modelo matrimo- Frente al peligro de la propagación de estas tendencias heréticas,
nial, como la bigamia o el adulterio. Emitieron dos disposiciones pa- los padres conciliares recurrieron sistemáticamente al anatema, o
ra combatir a los divulgadores de ideas heréticas relacionadas con la sea, la condenación suprema, el mayor de los castigos eclesiásticos, lo
bigamia, y abordaron el asunto con estos términos: que subraya el carácter eminentemente defensivo y "reaccionario"
del Concilio en su definición del modelo matrimonial.
Como lo mencionamos anteriormente, el Concilio Tridentino
Si alguno dijere, que es lícito a los cristianos tener a un mismo también fijó varias normas para frenar los comportamientos contra-
tiempo muchas mujeres, y que esto no está prohibido por nin- rios al matrimonio, como el adulterio, el amancebamiento y la biga-
guna ley divina; Anathema sitio mia. El caso de los matrimonios clandestinos que parece haber sido
Si alguno dijere, que la Iglesia yerra cuando ha enseñado y en- frecuente, como lo dan a entender los padres conciliares, se trató
seña, según la doctrina del Evangelio y de los Apóstoles, que no ampliamente porque, a pesar de las disposiciones vigentes en la épo-
se puede disolver el vínculo del Matrimonio por el adulterio de ca, esta relación planteaba numerosos problemas.'
uno de los dos consortes; y cuando enseña que ninguno de los Es importante señalar que el Concilio no utilizó los términos de bi-
dos, ni aun el inocente que no dio motivo al adulterio, puede gamia ni bígamo, para referirse a la infracción o para calificar al
contraer otro Matrimonio viviendo el otro consorte; y que cae delincuente. Tampoco abordó el asunto en forma directa, sino rela-
en fornicación el que se casare con otra dejada la primera por cionado con los "matrimonios clandestinos" o con los "vagos".
adúltera, o la que, dejando al adúltero, se casare con otro, En el Decreto de reforma sobre el matrimonio, dedicado a fijar
anathema sit.7 la reglamentación del ritual para la celebración de los matrimonios,
quedó incluida la definición de la transgresión con el siguiente
criterio:
Como se sabe, los protestantes rechazaban las disposiciones de la
Iglesia y negaban el carácter divino de tales preceptos. Aunque en el
primer canon no se especifica si se trataba de mujeres legítimas, cabe . Pero advirtiendo el Santo Concilio que ya no aprovechan
recordar que según la doctrina cristiana del matrimonio la unión aquellas prohibiciones por la inobediencia de los hombres;
conyugal debía realizarse entre un hombre y una mujer, y que ninguno y considerando los graves pecados que se originan de los matri-
podía contraer otro enlace matrimonial mientras no enviudara. Como monios clandestinos, y principalmente los de aquellos que se
el vínculo matrimonial era indisoluble, por lo menos teóricamente, mantienen en estado de condenación, mientras abandonan la
no podía permitirse la disolución de un matrimonio, aun motivada primera mujer, con quien de secreto contrajeron matrimonio,
por el adulterio de uno de los esposos. contraen con otra en público, y viven con ella en perpetuo
Si bien algunos protestantes cuestionaban los principios de unici- adulterio. . .9
dad e indisolubilidad, y una minoría pugnaba por la libertad para
tener varias esposas a un mismo tiempo, o en su defecto para con-
traer otro matrimonio legítimo si el cónyuge había cometido un Así, los padres conciliares condenaron los dos matrimonios: el prime-
adulterio, todos minimizaban el delito de bigamia, considerándolo ro era clandestino y no se había apegado a un ritual matrimonial
poco menos importante que la fornicación. Por el contrario, según el público. El Concilio de Trento decretó que todas las uniones de este
Concilio, la bigamia constituía un delito, en tanto la fornicación era tipo serían irritas y nulas. Al segundo enlace, aunque formalmente
vista como un pecado que no atentaba contra la institución matri- celebrado ante la Iglesia, tampoco le dio validez y lo consideró como
monial. una relación adúltera.

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nas a quienes toca, que no admitan fácilmente en Matrimonio
Este canon no contiene ninguna referencia a los dobles matrimo-' esta especie de hombres vagos; y exhorta a los magistrados secu-
nios celebrados in facie ecclesiae. Por otra parte, sólo se menciona la lares a que los sujeten con severidad; mandando además a los
falta de los varones, considerando el segundo matrimonio como un párrocos, que no concurran a casarlos, si antes no hicieren
adulterio permanente. exactas averiguaciones, y dando cuenta al Ordinario obtengan
Al insistir sobre la desviación cometida por aquellos hombres que su licencia para hacerlo."
abandonaban a sus esposas, el texto no sólo traduce la voluntad
expresa de defender el matrimonio, sino también, colateralmente, la
de proteger a la primera esposa, aunque se desamparaba a la segunda. Esta disposición se aplicó a un sector marginal de la población varo-
Este mismo capítulo estableció los lineamientos para castigar a los nil que se distinguió por su movilidad geográfica. Probablemente es-
casados clandestinamente y a sus cómplices, pero no tocó explícita- te fenómeno de movilización aumentó debido a las crisis y guerras
mente el caso de los bígamos, decretándose: que azotaron a Europa occidental en el siglo xvi. Otra vez se trata de
un delito masculino y la Iglesia se empeñó en disminuir las posibili-
dades para la celebración de un doble matrimonio.
. . . que sean írritos y nulos semejantes contratos, como en El Concilio no precisó el castigo para los infractores, pues ya se había
efecto los irrita y anula por el presente decreto. establecido que las causas de matrimonios ilícitos correspondían a
Manda además, que sean castigados con graves penas a volun- los tribunales del Ordinario, y que según sus criterios se aplicarían las
tad del Ordinario, el párroco, o cualquier otro sacerdote que penas. Sin embargo, se pide el auxilio de la justicia secular pues la
asista a semejante contrato con menor número de testigos, así vagancia amenazaba el orden público en general.
como los testigos que concurran sin párroco o sacerdote; y del Para prevenir estos dobles matrimonios se pedía a los párrocos es-
mismo modo los propios contrayentes. . .10 tuvieran alertas, investigaran cuidadosamente y pidieran la autoriza-
ción correspondiente cuando algún forastero pobre solicitara casarse
con una doncella del lugar, ya que resultaba difícil controlar a la
Esta disposición no precisa claramente si a los bígamos y a los que población masculina móvil.
habían contraído un matrimonio clandestino, les serían aplicados los El breve análisis de las normas referentes a la bigamia emitidas
mismos castigos o qué tipo de sanciones les correspondían. Asimismo por el Concilio Tridentino, permite llegar a las siguientes considera-
se recalcó que la resolución de esas causas matrimoniales correspon- ciones: si bien los padres conciliares no utilizaron las palabras de bi-
día a la Iglesia, y que serían revisadas por los tribunales del Ordinario. gamia o bígamo, emitieron unas medidas para reprimir las opiniones
Este Concilio también trató otro aspecto de la bigamia, el de los heréticas relacionadas con este delito, y otras para prevenir los matri-
matrimonios ilícitos contraídos por ciertas personas sin oficio y de vi- monios ilícitos. Además, el delito no fue tratado explícita y directa-
da errante. Estos casos fueron normados en un capítulo especial, esti- mente, sino en su relación con los matrimonios clandestinos o con los
pulando que: vagos itinerantes.
Las disposiciones para controlar la transgresión fueron preventi-
vas más que represivas. Aunque las normas, del Concilio debían ser
Muchos son los que andan vagando y no tienen mansión fija, y observadas por toda la comunidad cristiana, se fijaron en función del
como son de perversas inclinaciones, desamparando la prime- contexto-sociocultural europeo y se definieron sistemáticamente en con-
ra, se casaron en diversos lugares con otra, y muchas veces con tra de las posiciones asumidas por el protestantismo, como una espe-
varias, viviendo la primera. Deseando el Santo Concilio poner cie de contradiscurso al servicio de la Contrarreforma.
remedio a este desorden, amonesta paternalmente a las perso-
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Los preceptos conciliares novohispanos ca como la inmensidad del territorio y la difícil comunicación. Todo
esto sugiere una gran movilidad de la población, y además, una fragi-
Los Concilios novohispanos siguieron los lineamientos decretados por lidad del núcleo familiar basada en la frecuente ausencia de uno de
la Iglesia, pero tomaron en cuenta otras modalidades del delito; los cónyuges.
por ello, dictaron leyes específicas para combatir tales comportamien- Esta disposición define dos tipos de delincuentes: el "casado dos
tos. Veamos en primer lugar las disposiciones anteriores al Concilio veces" y también aquel cónyuge unido legítimamete en matrimonio
Tridentino. Las medidas represivas contra la bigamia empezaron a que daba promesa de matrimonio a otra persona. En este caso el se-
considerarse en el primer Concilio celebrado en la ciudad de México gundo casamiento no se había celebrado, pero como se consideraban
en el año de 1555,12 lo cual sugiere, desde los primeros años de la do- los esponsales un lazo tan fuerte como el matrimonio, no sólo se tra-
minación española, la frecuencia de esta práctica delictiva. taba de evitar los dobles matrimonios, sino también las posibles
Cuatro capítulos del texto de esta reunión conciliar trataron el uniones ilícitas; por ello, el bígamo y el que intentaba serlo estaban
asunto de los bígamos. De ellos, tres estuvieron dedicados íntegramente considerados como transgresores.
al tema y uno lo tocó en forma conjunta con otros delitos relaciona- Los castigos instituidos para estos delincuentes fueron:
dos con el matrimonio, como, por ejemplo, las uniones incestuosas,
el divorcio o el amancebamiento. . . . allende de las otras penas de Derecho estatuidas, incurra
En el capítulo intitulado Contra los que se casan dos veces en- por el mesmo caso (aunque el marido se ausente por mucho
contramos la definición del delito: tiempo) en penas de veinte pesos de minas para la nuestra Cá-
mara, y obras pías, y denunciador, por partes iguales, y que
tal, que así se casare, o desposare dos veces, sea encorozado, y
. . . si el marido, o la mujer, después que fueren legítimamente puesto en un día de Domingo, o Fiesta de guardar a la puerta
ayuntados por matrimonio, pervirtiendo la orden de este Santo de la Iglesia en lugar alto, y eminente, que pueda ser visto, desde
Sacramento, cualquiera de ellos se casare, o desposare segunda las siete de la mañana, hasta que acabe la Misa mayor, y si fue-
vez durante el primer matrimonio. . .18 re Persona noble, y de calidad, pague doscientos pesos de mi-
nas, aplicados. . .; y si se hallare que los tales se han casado
más de dos veces, se les doble la pena pecuniaria, y la corporal
Es importante recalcar que la legislación tridentina sólo iba a tomar quede al arbitrio de el Juez. . .14
en cuenta la falta cometida por el varón, mientras el primer Concilio
mexicano también hace referencia a la mujer transgresora. Esto su-
giere que en la sociedad colonial, algunas casadas cometían el delito, Los padres conciliares determinaron que los jueces eclesiásticos de-
al igual que los hombres, y que al ser abandonadas por sus maridos o bían aplicar a tales infractores las penas establecidas en el derecho ci-
vivir separadas de ellos, ante la necesidad o la oportunidad, se vil, legislación que será revisada posteriormente.
4, atrevían a contraer otro matrimonio, prefiriendo casarse nuevamen- Además ordenaron el pago de una pena pecuniaria, una parte de
te y no vivir amancebadas. la cual quedaría en los juzgados eclesiásticos, siendo otra destinada
Este hecho podría revelar en alguna medida la autonomía y liber- para obras de beneficencia y la restante concedida al denunciante.
tad que gozaban algunas mujeres novohispanas. Tal vez, aisladas de Este sistema de retribución económica para el delator tenía como fi-
su lugar de origen —España, alguna colonia u otra región del nalidad propiciar las denuncias, ya que éstas eran las principales, si
virreinato—, escapaban fácilmente al control familiar y al colectivo, no las únicas fuentes de información que permitían descubrir la exis-
aprovechando tanto la debilidad de la red administrativa y eclesiásti- tencia de los dobles matrimonios.

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Otro de los castigos fue la vergüenza pública. Con este espectacu- duos parece haber sido muy superficial. En la Nueva Eapaña, sólo la
lar sistema punitivo la Iglesia trató de disuadir a los fieles cristianos Iglesia podía tener algún conocimiento de la población y de los
de casarse dos o más veces. Sin embargo, se tomó en cuenta el linaje del matrimonios, ya que ella llevaba los registros de los nacimientos, de
delincuente, pues los nobles sólo pagarían una multa en vez de ser los enlaces y de las defunciones, por lo menos teóricamente.
castigados públicamente. La necesidad de proteger la imagen del El castigo para los seudo-viudos y para los sacerdotes que los casaran
grupo dominante prevalecía sobre la eficiencia del ejemplo. fue de "treinta pesos de minas, aplicados como en la Constitu-
En este mismo capítulo, pero con un interés marcado, fue tratado ción arriba dicha. . .""; o sea, una parte para el juzgado eclesiásti-
el caso de los cónyuges que fingían ser viudos para volverse a casar: co, otra para obras pías y una más para el denunciante. Aquí la pena
pecuniaria se aumentó porque la falta era doble, pues además de ca-
sarse dos veces, el delincuente habla declarado ser viudo, cometiendo
. . . muchas mugeres casadas, siendo ausentes sus maridos, y así un perjurio.
muchos maridos estando ausentes de sus mugeres, fingen que En este caso, la sanción también se aplicaba al sacerdote, casti-
son muertos, procurando, por se poder casar como otros, fama, gándolo por su negligencia o contubernio con el delincuente, pues, en
o dicho de algunos, que lo afirmen, o cartas, que lo digan y parte, de él dependía la eficacia de la vigilancia ejercida por la Iglesia.
afirmen, no siendo assí, ni teniendo de ello certinidad; por lo Otro capítulo denominado Lo que se ha de guardar en los Matri-
qual, proveyendo de remedio, estatuimos, y ordenamos, que monios de estrangeros fue dedicado al establecimiento de las normas
las tales mugeres no sean osadas de casar con otros, estando sus que impidieran a los inmigrantes y principalmente a los españoles que
maridos ausentes de la tierra, ni los varones sin saber de las mu- pasaban a radicarse a estas tierras, contraer dobles matrimonios o te-
geres, por verdadera información, y ser ciertos de la muerte de ner concubinas. Cabe subrayar que concierne exclusivamente a los
ellas, de la qual han de hacer relación a nuestro Provisor, para varones.
que con su licencia se puedan casar.. ." El hecho de tratar en un apartado especial el caso de los colonos
desviantes fue porque los padres conciliares se percataron de la inci-
dencia de tales relaciones, y quisieron poner un remedio a esta si-
Si el Concilio puso énfasis en la prevención de tales situaciones matri- tuación; por ello anotaron que:
moniales, fue por la movilidad de la población colonial originada
entre otras causas por la colonización de nuevos territorios, el des-
cubrimiento de minas, las actividades comerciales, la guerra contra . . . Tenemos muy entendido, que muchas personas estrange-
los chichimecas o el regreso de los colonos a la metrópoli para conse- ras, y de los reynos de España pasan a estas partes diciendo ser
guir mercedes. Seguramente esto propiciaba la separación de los es- solteros, los quales en sus tierras son casados, o desposados, y se
posos que en ocasiones vivían alejados largo tiempo. Algunos de casan acá segunda vez, diciendo, que son libres, en gran pe-
ellos, aprovechando esta circunstancia, querían casarse con otra per- ligro de sus ánimas, y perjuicio de las segundas esposas, o Mu-
sona, y para lograr sus propósitos buscaban testigos o documentos geres, porque las dexan perdidas, y afrentadas, guando se
falsos que les ayudaran a comprobar su supuesta viudez. Tratando vienen a saber los primeros Desposorios, o Matrimonios, que en
de remediar tal situación, los padres conciliares ordenaron la exten- sus tierras, o en otras partes hicieron, y por ser Personas no co-
sión de una constancia del Provisor para que los viudos pudieran ca- nocidas, aunque son amonestados en las Iglesias, donde
sarse nuevamente. quieren contraher Matrimonio, no puede ser sabido el impedi-
Esto plantea el problema de la comunicación y la información en mento. . . ' 7
la sociedad virreinal, en la cual el control ejercido sobre los indivi-

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Para los párrocos era difícil saber si tales inmigrantes eran solteros, y . . . a todos los Curas, y Clérigos, so pena de Excomunión, y
2ri estos casos la lectura de las amonestaciones no permitía la detec- diez pesos de minas para la fábrica de la Iglesia, que no despo-
ción de un impedimento. sen, ni casen a los tales Estrangeros, que vinieren de otros Obis-
Estas uniones preocupaban a los eclesiásticos novohispanos, por- pados, y Pueblos, sin que se hagan las diligencias arriba
que cuando se descubría la existencia del primer matrimonio dichas.2°
legítimo, la unión posterior era anulada y el bígamo obligado a
regresar al lado de la primera esposa, quedando la segunda desam-
parada y en algunos casos con hijos. Dado que parte de los recursos económicos de los párrocos y sacerdo-
La Iglesia había decretado que los esponsales eran "impedimento tes procedían de los aranceles matrimoniales, algunos de ellos, con
de pública honestidad" y que imposibilitaban a los desposados, tal de obtener el beneficio monetario, aún conociendo el impedimen-
mientras subsistieran, para contraer un matrimonio, por ser un to existente, participaban en los casamientos ilícitos o en los que no
compromiso matrimonial formal. En consecuencia, el Concilio ce- cumplían con los requisitos de la Iglesia. Por esta razón, el Concilio
lebrado en 1555 incluía todavía en la legislación sobre la bigamia a también emitió disposiciones para castigar a los clérigos solapadores
los colonos desposados en la metrópoli y que se casaban en el y corruptos.
virreinato, considerándolos como infractores. Pero como en algunos Ya que los padres conciliares sabían cuán difícil era averiguar si
casos subsistían ambigüedades sobre este punto, el Concilio de Tren- un colono era desposado o casado con anterioridad, además de nor-
to restringió el impedimento a límites comprobables." mar la prevención de los dobles matrimonios, pusieron en aplicación
Los matrimonios ilícitos desvirtuaban el sacramento y ponían en un dispositivo de vigilancia que recayó en los propios eclesiásticos.
peligro la honra de la segunda mujer así como la seguridad de la des- Así los curas novohispanos fueron los encargados del cumplimiento
cendencia, por eso ordenaron que: de las órdenes preventivas, tales como: exigir a los hispanos la licen-
cia del Provisor para casarlos, o en su defecto los testimonios de su
soltería o viudez, y, en caso contrario, entregar a los susodichos a los
. . . ningún Cura, ni Clérigo, ni Religioso de nuestro Arzobis- jueces del Ordinario para que se iniciara un juicio.
pado, y Provincia case, ni despose los tales estrangeros sin licen- Uno de los capítulos trató otro aspecto de la bigamia íntimamente
cia de nuestros Provisores, o Jueces, o sin que traigan testimo- relacionado con cierta ambigüedad de los mandatos de la Iglesia. En
nios de cómo son personas libres, o den suficientes probanzas el canon titulado: Que los Jueces no den Cartas de quitaciones, sin
de cómo lo son para se casar, la cual probanza se haga delante de proceder orden, y sentencia para ello, se prohibía a los magistrados
nuestros Provisores, o Vicarios, y no de otra manera, y no dan- eclesiásticos extender documentos que autorizaran la separación con-
do el dicho testimonio, y probanza, lo remitan los dichos Curas yugal de una pareja o el divorcio. La pena establecida para aquellos
a nuestros Jueces. . .19 que dieran tales escritos fue de "diez pesos de minas", y esta multa
sería repartida de la manera anteriormente citada.21
Situación paradójica: la Iglesia prohibía la separación conyugal o
A pesar de estas medidas, los que estaban decididos a casarse nueva- el divorcio; sin embargo, sus jueces estaban facultados para autori-
mente buscaban los medios para hacerlo, y cuando les era negada la zar, mediante un juicio, la desunión de ciertas parejas y, ante la pro-
autorización para contraer tal matrimonio, por no haber comproba- liferación de tales permisos, se tomaron medidas para limitarlos.
do plenamente su soltería, iban a otra parroquia tratando de lograr Los poseedores de esas cartas, hombres o mujeres que se casaran
sus propósitos. Para prevenir tales hechos mandaron: nuevamente, serían:

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. . . avidos, y punidos según la forma, y manera, que en la Sin embargo, este sistema de inspección no fue eficiente, porque el
Constitución de los que se casan dos veces. . ." registro de delincuentes se hizo por parroquia, y éstos bien pudieron
desplazarse a otra región del virreinato y ocultar así su reincidencia
delictiva.
Los jueces les debían aplicar el código estipulado para castigar a los Después de haber analizado las normas del primer Concilio, revi-
bígamos. saremos las del tercero, ya que el segundo, celebrado en 1565, no tra-
Por otra parte, se ordenó que esta disposición fuera publicada tó la bigamia.
"por todos los Curas" del Arzobispado, en sus parroquias. La Iglesia El tercer Concilio provincial, celebrado en México el año de
contó con varios medios para difundir sus normas prohibitivas, sien- 1585,25 constituyó la base del derecho canónico vigente hasta finales
do los más usuales la exhibición de los culpables y la publicación de del siglo XVIII. En él, los padres conciliares dedicaron tres cánones al
sus mandatos. delito de bigamia y, como siguieron los lineamientos decretados en
Además de procurar evitar los dobles matrimonios, los padres Trento, ya no hicieron referencia a las distintas modalidades de la
conciliares trataron de vigilar a los delincuentes que habiendo sido transgresión. Sin embargo, como el Concilio Tridentino en 1563
sancionados persistían en la bigamia. Las medidas contra estos trans- habla aclarado las ambigüedades jurídicas existentes en los concep-
gresores fueron inscritas en el capítulo intitulado: Que se den Cartas tos de matrimonio clandestino, matrimonio ilícito y esponsales, hubo
generales cada año, contra los que estan en pecados públicos, y se necesidad de poner al día el código sobre la bigamia.
proceda hasta invocar al brazo seglar. En él se ordenó a los provisores La tipificación del delito, así como el establecimiento del proceso
extender documentos en que constaba el nombre de los condenados para los infractores fueron definidos en el canon denominado: De los
por algún delito y que reincidían en la falta, indicándose que, en ca- polígamos. Por primera vez aparece la palabra polígamo, ya que si
so de obstinación, los magistrados eclesiásticos debían solicitar el en Trento se habla considerado la posibilidad de varios matrimonios
auxilio de las autoridades civiles" para que les ayudaran a localizar a ilícitos de los vagos, no se habla utilizado el término.
los pecadores públicos. Para reprimir eficazmente a estos delincuen- Al respecto se dijo:
tes, se decretó que los curas:
En las causas criminales en que se persigue el delito de la ce-
sean diligentes en inquirir, y saber cuales Personas de sus lebración de un doble matrimonio, viviendo aún el primer cón-
Parroquias están en alguno de los dichos pecados públicos, y les yuge, los reos sean reducidos a prisión mientras se instruye el
amonesten con toda caridad, que salgan, y se aparten de ellos, proceso, y procuren los jueces conservarlos en ella, aunque
y si no se emendaren, sea obligado cada uno de los dichos Curas aquéllos hayan apelado de la sentencia que éstos hubieren pro-
de notificarlo al Prelado, o a su Provisor. . . y sobre ello man- nunciado, a fin de que concluya la causa de este modo. Pero
damos, que los dichos Curas hagan sus Padrones, en que escri- cuando el fiscal ha acusado, cítense las partes a quienes impor-
ban todos los que assi están publicamente infamados en sus ta, y si las citaciones ocasionan sus costos, cúbranse del dinero
Parroquias, y con toda diligencia los embien ante los dichos que se aplica a los gastos de administración de justicia."
Provisores. . . 24
Como observamos en este apartado, el asunto de la bigamia fue abor-
En fin, la Iglesia quiso que la vigilancia fuera eficaz, ordenando el le- dado en forma general, sin especificar si se trataba de un hombre o
vantamiento de padrones de contumaces infamados públicamente. de una mujer, de un matrimonio ilícito o de varios. En el contenido del

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canon no hay referencia al origen étnico del delincuente, ni a su posi- . . . los que dejando de cohabitar con ese motivo, osaren
ción social. Esto sugiere que los padres conciliares novohispanos contraer otro matrimonio, serán castigados por doble matri-
tuvieron presente la realidad delictiva por controlar y, por eso, abor- monio. . .28
daron genéricamente el asunto, para que ningún infractor quedara
afuera de la norma. El divorcio se oponía a la indisolubilidad del matrimonio y la Iglesia
Se ordenó que el reo fuera encarcelado mientras durara el proce-
so, trámite que no estaba estipulado anteriormente, como tampoco consideró a los divorciados que se casaban nuevamente como bígamos.
Al seguir el estudio de las reglas instituidas en los Concilios no-
la posibilidad de apelación por parte del acusado.
En este canon se estableció que en los juicios participarían, con sus vohispanos, sobresale un hecho significativo: en el cuarto y último
testimonios agravantes o atenuantes, las personas involucradas en las Concilio novohispano celebrado en 1771,29 no existe referencia al de-
causas de bigamia, tales como: el denunciante, la esposa legítima y la lito de bigamia y mucho menos algún indicio de que tal transgresión
era de la competencia de la Iglesia; el silencio es total, y tal parece
ilegítima, los testigos de los matrimonios, los párrocos que los ce-
que la desviación no preocupaba a los padres conciliares.
lebraron, entre otros; estas medidas se tomaron con el fin de ayudar Si el delito dejó de pertenecer a la jurisdicción eclesiástica, fue
al juez eclesiástico a establecer plenamente la culpabilidad del porque las autoridades reales venían reclamando para sí tal autori-
bígamo. dad desde años atrás. Es evidente que en el Concilio celebrado dieci-
El caso de los seudo-viudos fue revisado en el canon intitulado siete años antes de la emisión de la real cédula de 1788, que le quitó
Ninguno sea admitido a segundas nupcias, si no prueba suficiente- al Tribunal del Santo Oficio la represión de la bigamia, la Iglesia no-
mente la muerte de su consorte, mediante el cual los padres conci- vohispana ya había renunciado a ejercer el control sobre los bígamos.
liares querían impedir los "matrimonios con dos mugeres a un mismo Cabría interpretar este fenómeno como un engrane del procesó de
tiempo", porque tales uniones iban en contra de la indisolubilidad y laicización de la administración de la justicia real, a expensas de la
unicidad del matrimonio; por ello ordenaron: eclesiástica, acorde con la política ilustrada de los Borbones, que
pugnaba por entregar a los tribunales reales la primacía en el control
de los matrimonios, y una de las medidas consistió en eliminar a la
. . . que ninguno de los que contrajeron debidamente el matri-
Iglesia de la represión de la bigamia. Por su parte los padres conci-
monio in facie ecclesiae se atreva a pasar a segundas Nupcias,
liares novohispanos no opusieron resistencia; al contrario, aun antes
por hallarse ausente su consorte, si no prueba suficientemente, y
del decreto de la real orden, ya lo vimos, no aludían a su jurisdicción
como lo prescribe el derecho, la muerte de su consorte. Y si al-
guno no ejecutare lo contrario, será castigado con graves pe- sobre la bigamia.
nas, conforme la calidad de la persona."

Como en Trento, sólo se mencionó el caso de los varones. Para que


esta norma pudiera entrar en vigor, el primer matrimonio debía ha-
berse celebrado ante la Iglesia, públicamente y con todas las ceremo-
nias legales; asimismo la posición socioeconómica del culpable debía
considerarse al aplicarse las penas.
Este Concilio también estableció que ciertos jueces eclesiásticos
carecían de la facultad para aprobar los divorcios. En un capítulo es-
pecial, fue abordado el tema, decretándose que:
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intentado casarse en segundas nupcias y contra los padres, herma-
EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO DE LA nos, familiares o cónyuge del reo, pues presumía que, conociendo la
INQUISICIÓN Y LOS BÍGAMOS unión ilícita, no habían acudido al Tribunal para denunciarlo. A ve-
ces, persiguió a los testigos que habían asistido a un doble matrimo-
nio y callaron al impedimento.
Su jurisdicción

Como lo mencionamos anteriormente, la bigamia contrariaba el mode- El procedimiento contra los bígamos
lo matrimonial monogámico e indisoluble instituido por la Iglesia. Por
varios siglos la represión así corno la resolución de las causas relaciona- Cabe precisar ahora las modalidades de la persecución del Tribunal
das con este delito correspondieron a los tribunales eclesiásticos. del Santo Oficio en Nueva España contra los individuos acusados de
En España la transgresión era de la jurisdicción de los tribunales casarse dos o más veces sin ser viudos.
episcopales y sólo intervenía el Santo Oficio cuando los delincuentes Tanto en la metrópoli como en los territorios, el procedimiento
eran judíos conversos o moriscos, o si se suponía la existencia de algu- inquisitorial contra los diversos delincuentes siguió lineamientos ge-
na opinión herética contra el matrimonio. A partir de 1524 los tri- nerales."
bunales inquisitoriales extendieron su competencia sobre el delito y, Con el propósito de determinar cómo actuó la Inquisición con los
para 1530, todos los procesos contra bígamos eran revisados por la acusados de bigamia, conviene recordar algunos datos básicos y
Inquisición." complementarlos con precisiones tomadas de las causas de bígamos
Por medio de una real cédula del 25 de enero de 1569 el monarca del siglo xvin.
ordenó la fundación del Tribunal del Santo Oficio en la Nueva Espa- Para descubrir la existencia del delito, el Tribunal necesitó la co-
ña." El territorio sobre el cual tuvo jurisdicción comprendió desde laboración activa de los habitantes de los territorios sobre los cuales
Nuevo México, hasta lo que hoy conocemos como Nicaragua, ade- ejercía su jurisdicción, quienes por medio de la denuncia propiciaron
más de las Islas Filipinas. Toda la población novohispana, con la no- la iniciación del procedimiento. Ésta fue la práctica más común,
table excepción de los indígenas, quedó sujeta a su control. aunque también hubo un número considerable de casos en los cuales
La Inquisición fue instaurada en 157132 y a partir de entonces pro- los mismos transgresores acudieron a las autoridades inquisitoriales o
cesó a los bígamos hasta 1788, fecha en la que Carlos III le retiró tal ante su confesor para reconocer su desliz.
autoridad para entregársela a los tribunales reales." Solamente No todas las denuncias llevadas al Tribunal correspondieron a
cuando la pena impuesta por el Santo Oficio incluía sanciones que verdaderos infractores, ya que en ocasiones no se pudo comprobar el
no eran de su competencia — como las galeras o el trabajo forzado en delito o bien quedó en claro que se trataba de calumnias.
algún fuerte o presidio — , entregaba al delincuente al brazo secular Con el fin de propiciar denuncias en contra de los presuntos cul-
para que cumpliera su condena. pables y autodenuncias, la Inquisición recurrió a la promulgación de
En cambio, la comprobación de la legitimidad del primer matri- edictos, difundidos profusamente en todo el territorio y a la exhibi-
monio y la anulación del segundo —o de los subsecuentes— corres- ción de los condenados en los Autos de Fe.
pondió a los tribunales ordinarios de la Iglesia, concretamente al
Los documentos denominados "Edicto General de la Fe" y "Sumario
provisorato del arzobispado o del obispado."
de Edicto General de la Fe" hacían referencia a la bigamia, junto
Así, en la resolución de las causas de bigamia intervinieron varias
con otros delitos, e incitaban a los feligreses a denunciar a transgreso-
autoridades: Inquisidor, Provisor y Juez real, lo cual no dejó de pro-
res o bien a autodenunciarse, describiendo el delito en los siguientes
vocar fricciones entre las tres jurisdicciones. términos:
La Inquisición procedió también contra las personas que habían
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. . . O si alguna otra persona se aya casado segunda vez tenien- No se trata de afirmar que los denunciantes y autodenunciantes
do su primer muger / o marido bibos. . .36 fueron exclusivamente motivados por el conocimiento de los edictos o
por la observación de los castigos aplicados a los penitenciados. Los
delatores pudieron tener otras razones para proceder, como el deseo de
Esta caracterización de la transgresión siguió utilizándose a lo largo venganza o evitar que un familiar siguiera viviendo en pecado. Por su
del siglo xvi, xvti, hasta el xvm, pero con un agregado: parte, algunos infractores se entregaron por arrepentimiento, por temor
de ser denunciados y de recibir un castigo mayor, o bien por querer
. . . O si alguna otra persona se a casado segunda, o más regresar con la primera esposa.
veces. . ." ¿Cuál era el procedimiento seguido por el Tribunal con los
bígamos? El Comisario o el Fiscal —este último en la ciudad de
México — recibían la denuncia o autodenuncia e iniciaban las investi-
Ante la multiplicidad de matrimonios ilícitos contraídos por un solo gaciones para saber si el primer matrimonio y el siguiente —o los
delincuente, fue necesario ampliar la definición del hecho. Como el subsecuentes— se habían celebrado de acuerdo con los ritos estable-
Concilio celebrado en México en 1555 contempló estos casos, los in- cidos por la Iglesia.
quisidores tomaron en cuenta la experiencia y la reafirmaron después. Por lo general, el denunciante aportaba algunos datos personales:
Sin embargo, ninguno de los edictos promulgados fue dedicado nombre, edad, lugar de procedencia, de residencia, estado civil; ade-
íntegramente al delito de bigamia, lo que ocurrió en repetidas veces más se le preguntaba el motivo por el cual acudía a denunciar. Este
para el de solicitación y la prohibición de libros." trámite se realizaba en todas las causas que competían al Tribunal.
El Tribunal persiguió el delito de bigamia porque afectaba la uni- También debía revelar lo que sabía del acusado, indicando el
cidad e indisolubilidad del sacramento del matrimonio y, vista desde nombre del primer cónyuge y del segundo, abandono de la esposa
este ángulo, la transgresión era efectivamente una práctica que legítima, cohabitación de las parejas, relaciones familiares, hijos te-
ponía en peligro la estabilidad social, pues el matrimonio cristiano nidos en las distintas uniones, las circunstancias de los matrimonios,
era el fundamento de la sociedad colonial y el cimiento del núcleo fa- quiénes habían sido los padrinos y los testigos, la fecha de las ceremonias
miliar; por ello era preciso proteger su integridad. y los nombres de otras personas que supieran de la situación ilícita
Una de las tácticas preventivas utilizadas por el Tribunal consistió del acusado.
en la exhibición de los condenados por bigamia junto con otros peni- De ser posible, el funcionario inquisitorial llamaba a declarar
tenciados en los Autos de Fe, o en las misas mayores celebradas en la al inculpado, al esposo legítimo, al cónyuge en turno y a las demás
Iglesia de Santo Domingo, cuando no estaba próxima la realización personas citadas en la declaración del denunciante. Además giraba
de un auto. Con esta práctica, además de castigar con la vergüenza órdenes para que fueran localizadas las partidas de los matrimonios en
pública al penitenciado, se pretendía que el hecho sirviera de escar- los libros correspondientes. Asimismo, se citaba al párroco y al notario
miento a los fieles para que no cayeran en la misma flaqueza, y que que habían intervenido en los matrimonios para recoger la informa-
se denunciara a nuevos culpables. ción relacionada con las amonestaciones, la presentación de testigos,
Suponemos que estos actos públicos tuvieron efecto un tanto redu- realización del matrimonio por "palabras de presente" y para saber si
cido, puesto que a ellos sólo podían asistir los habitantes de la capital había sido velada la pareja.
y de sus alrededores, mientras que la difusión de los edictos que se Días después de tomadas las declaraciones, dichos funcionarios
efectuaba en todo el territorio controlado por el Tribunal, podía te- pedían nuevamente la comparecencia de los informantes para ratifi-
ner mayor impacto que los Autos de Fe, al alcanzar a un mayor nú- car sus declaraciones. Todos ellos debían guardar secreto sobre lo
mero de fieles. ocurrido en el Tribunal.

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Teóricamente el personal inquisitorial era muy cuidadoso en sus El proceso seguía su curso y de ser necesario eran llamadas las per-
investigaciones, pues una de sus funciones era averiguar si algún familiar sonas cuya declaración fuera importante para confirmar la culpa del
o conocido del acusado había callado la culpa, en cuyo caso, el en- acusado.
cubridor sería juzgado por complicidad con el bígamo. El reo era inquirido y sus declaraciones quedaban asentadas por el
Cuando se disponía de la información requerida, se procedía de la notario en un interrogatorio que empezaba por el "Discurso de su vi-
siguiente forma: de no existir los suficientes fundamentos para consi- da". Debía proporcionar los datos siguientes: su nombre, edad, ori-
derar al denunciado como culpable, el asunto concluía y el expedien- gen étnico, estado, el nombre y número de sus hijos, padres, abuelos,
te era archivado; pero si se encontraban indicios de la celebración de tíos y hermanos, con la precisión importante tocante a un eventual
un doble matrimonio, el Comisario remitía el caso al Tribunal proceso inquisitorial intentado en algún familiar. Además se le pre-
de México para que el Fiscal procediera o, si ya se había ventilado en guntaba su lugar de residencia, su ocupación y, de haber salido de
esta ciudad, dicho ministro entraba en acción. estos reinos, el inculpado debía precisar los lugares a los que había
En ese momento se iniciaba el proceso inquisitorial, el cual no viajado y los motivos de estos desplazamientos. Igualmente era examina-
siempre tenía el mismo rigor, ya que tomaba en cuenta circunstan- da su práctica religiosa, su conocimiento de las principales oraciones, su
cias atenuantes o agravantes, como la denuncia o autodenuncia, el frecuentación de los sacramentos y se le preguntaba si tenía alguna
origen étnico del culpable, su posición económica, la aceptación o idea del por qué de su encarcelamiento. Esto estaba encaminado a
negación de su culpa, la existencia de alguna opinión contraria al facilitar las primeras confesiones.
matrimonio, el número de matrimonios celebrados, el hecho que es- El Tribunal hacía al procesado tres "moniciones", pidiéndole con-
ta unión se hubiera o no realizado "in facie ecclesiae", el engaño al fesara ampliamente sus culpas personales o las ajenas; asimismo, el
cónyuge y a los testigos, sin olvidar el sexo del reo. En general, las preso ratificaba lo declarado anteriormente o revelaba detalles hasta
mujeres fueron tratadas con mayor benignidad. entonces callados por él.
Estas causas generalmente duraban uno o dos años, pero algunas Por lo general los bígamos no fueron puestos "acuestión de tor-
se alargaron por varios años. mento", y sólo se les aplicó esta medida cuando sus declaraciones
El Fiscal daba la orden de prisión para recluir al acusado en las eran contradictorias.
cárceles secretas de la ciudad de México, con embargo de bienes. A Es importante mencionar que algunos acusados, después de estar
veces las acusaciones recayeron en bígamos que no fueron localiza- presos por cierto tiempo, fueron puestos en libertad porque las
lr dos, y por esto las disposiciones de arrestos se remitieron a los lugares pruebas presentadas en su contra no eran suficientes para que el Fis-
donde supuestamente podían encontrarse. Cuando el transgresor era cal mantuviera la acusación, o bien, por comprobarse la inocencia
localizado y aprehendido, el aguacil lo trasladaba a las cárceles del prisionero, ya que éste se había casado cuando era viudo o estaba
secretas; por el contrario, si no era detenido o fallecía durante el pro- amancebado. También ocurrió que las autoridades inquisitoriales
ceso, se suspendía la causa. encarcelaron a algunas personas por error, y al descubrirse que no
A su ingreso al Tribunal se procedía a la "cala y cata", que consistía eran los culpables, los dejaban en libertad.
en el inventario de los objetos personales y del, dinero que llevaba el Cuando el Fiscal estaba seguro de la culpabilidad del bígamo,
inculpado, cuya descripción física también quedaba consignada. presentaba la acusación ante el Inquisidor, en presencia del delin-
Algunos bígamos no fueron encarcelados, pues si se autodenun- cuente. Durante el siglo xvn se utilizaron varias fórmulas para acu-
ciaban y eran pobres, o habían cometido una sola falta, las autorida- sados, como ésta aplicada a un autodenunciado:
des inquisitoriales decidían darles la ciudad por cárcel, con la única
obligación de presentarse semanalmente ante el Fiscal mientras durara
el juicio. . . . apóstata de lo que enseña y predica nuestra Santa Madre

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tor a contestar los cargos del Fiscal, si bien algunos reos fueron capa-
Iglesia Católica Romana, pasándose de su gremio al de los he- ces de defender su causa por sí mismos.
rejes y mahometanos que tienen por lízita la multitud de muge- Por lo general, el bígamo admitía su culpa pero no reconocía ser
res. . . y que se casó con desvergüenza por segunda vez. . . se hereje ni mal cristiano, ni aceptaba la malicia que se le atribuía, y
hizo apóstata de nuestra Santa Fe Católica. . ." mostrando arrepentimiento pedía perdón a las autoridades inquisito-
riales con el fin de lograr una sentencia benigna.
Después se presentaba la "publicación de testigos", en la cual eran
o ésta para un denunciado: leídas al convicto, nuevamente y con gran precisión de datos que ahora
dejaban poco lugar a la negativa, las acusaciones de los distintos testi-
gos. Al finalizar esta lectura, el reo, a menudo vencido por la abun-
. . . pasándose de tan pésimo gremio al feo impuro y abomi- dancia y precisión de las acusaciones, reconocía su culpa y aprovechaba
nable de los herejes y antiguos herejes anabaptistas, secundados la oportunidad para pedir perdón otra vez.
por Lutero y Calvino y de ir en contra del sacramento del Posteriormente se iniciaban los "autos en definitiva", a los que
matrimonio al casarse dos veces. . . y creyéndose que tenía de- asistían el Inquisitor, el procesado y su abogado, y era leída la sen-
recho a la pluralidad de mugeres contra lo que enseñan no sólo tencia con méritos o sin méritos, según el caso. La sentencia se pro-
los divinos derechos sino las divinas escrituras y en tales circuns- nunciaba en los siguientes términos:
tancias está contra el derecho natural y la común vida y cos-
tumbres. . ." Se le califica de ". . hereje apóstata de nuestra
Santa Fe Católica. . .40
. . . y abjure levi, la sospecha que contra él resulta, y al siguien-
te día le sean dados —cien o doscientos— azotes por las calles
Estas imputaciones no tenían justificación en el contexto sociocultural acostumbradas de esta Ciudad. Siendo para ello sacado en bes-
sls novohispano. En efecto, aquí las doctrinas matrimoniales maho- tia de Albarda con una soga al cuello y las insygnias de casado
metanas y anabaptistas carecían de difusión. Los bígamos novohis- dos vezes con las que saldrá a dicho auto, y le desterrarán.. .
panos no pretendían seguir las opiniones de los protestantes, ni años de la Ciudad de Mégico —o del lugar en donde vive con la
emitían juicios favorables a "la pluralidad de mugeres"; su delito era segunda esposa— y Villa de Madrid y de 10 leguas en contorno y
solamente una práctica desviante que les permitía, según las circuns- que los. . . años los cumpla en. . . — trabajando principalmente
tancias, cambiar temporalmente de cónyuge, y nunca un cuestiona- en alguna fortaleza, en galera o prestando algún servicio — y se
miento abierto de la ley eclesiástica. confiese general y sacramentalmente y en tres pascuas del pri-
De hecho, los cargos de Fiscal tendían a agravar la culpa del proce- mer año ayunando los viernes y por cuanto al vínculo del matri-
sado, acusándolo de incurrir en herejías que nunca inspiraron la monio lo remitimos al tribunal eclesiástico Ordinario, que de la
práctica bigámica en el virreinato. No correspondían a la realidad de- causa pueda y deba conocer. . . 41
lictiva de la Nueva España, pero sí eran parte obligada y estereotipada
del discurso inquisitorial establecido en la metrópoli y el producto de
una situación socio-religiosa distinta: moriscos, infiltraciones protes-
El cumplimiento de la sentencia correspondía en un primer momen-
tantes, iluminismo, etc., etc. Por su parte, nuestros bígamos coloniales
to al Tribunal y, si el caso lo ameritaba, el sentenciado era entregado
rechazaban desde luego tales calumnias, sabiendo que las prácticas he-
a las autoridades civiles para que cumpliera su condena de trabajos
réticas eran duramente castigadas. forzados o galeras. Asimismo, como era de su jurisdicción el resolver
El Inquisidor nombraba un defensor para que ayudara al infrac-
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la legitimidad o anulación de los matrimonios, el Santo Oficio remi-
tía el caso al Tribunal Ordinario. anulación de matrimonio y ruptura de esponsales, correspondieron a
La Inquisición recibía del reo la "abjuración de levi", en contados los jueces del Ordinario.
casos se llegó a la "abjuración de vehementi", ceremonia en la cual el Esta división de las tareas, lejos de corresponder a una distribución
sentenciado prometía no volver a cometer la misma falta, aceptando real de los delitos, era producto de una antigua y permanente lucha de
que si lo hacía, se haría acreedor a la "excomunión mayor". Tam- jurisdicción entre las distintas instituciones y de un compromiso
bién castigaba y exhibía públicamente al penitenciado, lo cual de colaboración entre los tribunales inquisitoriales, los del Ordinario
manchaba la honra del culpable y la de sus familiares. Igualmente fi- y los de la Corona, característicos de la España de los Habsburgo. Es-
jaba la duración del destierro y de los trabajos y mandaba las penas ta situación sería modificada, ya lo veremos, por los Borbones.
espirituales como el sacramento de la penitencia y los ayunos.
Así pues, por medio de la ejecución de las sanciones, el Tribunal
perseguía varias metas complementarias: la enmienda del culpable
con las penas medicinales como la excomunión exclusivamente en LA CORONA Y SU JURISDICCIÓN SOBRE
caso de contumacia, su castigo con las penas vindicativas como los LA BIGAMIA
azotes o la pena pecunaria, y además procuró absolver y reconciliar
al culpable con la grey católica aplicándole penitencias como rezar el
rosario, oír misas, ayunar con determinada regularidad, etc. etc. La real cédula de 1788
Estas medidas contribuyeron a la preservación del modelo matri-
monial, defendiendo el núcleo familiar legítimo y propiciando la El 10 de agosto de 1788, Carlos III emitió una real cédula decretando
convivencia de los esposos, ya que el bígamo era automáticamente que en todos sus dominios de "América e Islas Filipinas" la revisión
apartado de la pareja ilícita y obligado a regresar al lado del primer de los procesos por el delito de "doble matrimonio o poligamia"
cónyuge. Notemos sin embargo que algunas de estas disposiciones co- competía a sus 'justicias Reales", dejando de ser de la jurisdicción
múnmente aplicadas por el Santo Oficio o por las autoridades reales, del Santo Oficio."
tales como destierro, galeras, trabajos forzados, servicios en hospita- Este hecho fue la culminación del proceso de laicización en la
les o presidios, no sólo imposibilitaban la relación ilícita sino también represión de la bigamia, el cual empezó a manifestarse concretamen-
te el 18 de febrero de 1754, cuando Fernando VI expidió una cédula,
la lícita.
La aplicación de estos castigos demuestra claramente las caracte- estableciendo que "el mencionado delito era de misto fuero, y que
rísticas y los límites de la actividad inquisitorial: primeramente fue la competía su conocimiento a las Justicias Reales, y al Santo Oficio"."
represión del delito, estimado por ellos como peligroso, y sólo si Recordemos que la Inquisición perseguía a los bígamos, siempre y
la intrascendencia de la falta lo permitía se consideró la preservación cuando éstos no fueran indígenas.
del núcleo familiar legítimo; pero cuando la falta estaba rodeada de Aunque el monarca no quiso crear pugnas entre sus tribunales y
circunstancias agravantes, la institución inquisitorial no dudó en los insiquisitoriales, de haber tenido vigencia esta orden ambas justi-
destruir, de hecho, a la familia. cias se hubieran enfrentado en cada proceso de bigamia; por eso, el
La represión de la bigamia constituyó la intervención específica 18 de abril de 1757, el Consejo de las Indias recomendó al rey si-
de la Inquisición en los asuntos matrimoniales de los grupos domi- guiera dejando a la Inquisición la primacía jurisdiccional sobre el de-
nantes o que desempeñaban un papel fundamental en el proceso so- lito .44
cioeconómico: españoles, criollos y castas; pues los casos de bigamia Durante el reinado de Carlos III, el 5 de febrero de 1770, se decretó
entre los indígenas y en general los de amancebamiento, divorcio, que "competía a las Justicias Reales, con arreglo a las Leyes del Reyno,
el conocimiento de los delitos de poligamia". En marzo de ese mismo
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nio Flores Maldonado Martínez de Angulo, el 17 de enero de 1789,49
año el Consejo de Indias indicó al monarca lo conveniente que el Tribunal no volvió a procesar a los bígamos."
resultaría para "los naturales" americanos el gozar de tal "beneficio En resumidas cuentas la aplicación de la disposición resultó
público"45, que libraría a los bígamos de ser juzgados por el Santo complicada, y de haberse seguido al pie de la letra, la intervención
Oficio. de varias instancias judiciales en la resolución del delito habría oca-
El 8 de septiembre de 1776, el soberano giró un decreto contrario, sionado conflictos; porque mientras a los tribunales reales les
dejando nuevamente a la Inquisición la primacía sobre el delito, corresponderían todas las causas de bigamia, los inquisitoriales sólo
argumentando que esto se hacía por lo "vasto y dilatado" de los intervendrían en las que se detectara una creencia herética sobre el
dominios de América." matrimonio, y los del ordinario resolverían la legitimidad y la anula-
Es de suponerse que estas órdenes y contraórdenes crearon confu- ción de los distintos matrimonios celebrados por el bígamo. En con-
sión en la administración de la justicia inquisitorial y en la civil; por secuencia, en algunos procesos podrían intervenir tres tribunales.
ello el 8 de julio de 1785, el rey se percató de la necesidad urgente de Por su parte, las autoridades inquisitoriales novohispanas no pre-
dictar "unas reglas acertadas, seguras e invariables, que propor- sentaron resistencia alguna, antes bien, obedecieron la orden y dejaron
cionen el deseado fin, y eviten competencias".47 de perseguir a los bígamos. En estos años, siguiendo órdenes reci-
El Consejo formado para estudiar los efectos que podrían sentirse bidas de España, el Santo Oficio dedicaba mayor atención a la repre-
con la exclusión de los tribunales inquisitoriales tardó varios años en sión de ciertas tendencias políticas" y a la prohibición de libros.52
su comisión. Finalmente el 10 de agosto de 1788, el monarca espa- Además, respetuoso de la autoridad del monarca, no entró en pugna
ñol, previa información de su Consejo, decretó: con las autoridades reales y delegó pacíficamente la tarea que por va-
rios siglos le había sido encomendada. La Inquisición, al igual que la
Iglesia, acataba las disposiciones de la Corona y como era urgente re-
. . . que para evitar competencias entre las jurisdicciones Real, forzar la lucha contra los opositores del gobierno, orientó su actividad
Eclesiástica y del Santo Oficio, se observen en mis dominios de hacia la defensa del sistema político imperante, desentendiéndose de
América, e Islas Filipinas las reglas siguientes: Que mis Justicias la bigamia.
Reales conozcan privativamente del delito de doble matrimo- Si bien en la Nueva España el Santo Oficio no procesó a los casa-
nio, o Poligamia. . . Que siempre que resulte mala creencia dos dos veces desde 1789, será interesante saber cómo recibieron los'
acerca del Sacramento. . . deberá. . . entregarse al Reo al Tri- tribunales civiles novohispanos la nueva tarea a ellos encomendada.
bunal del Santo Oficio, por el cual sentenciada la causa, y cas- A la fecha, se han localizado sólo algunos casos perseguidos por la
tigado el Reo de mala creencia con las penas correctorias y pe- Real Sala del Crimen, lo que de ninguna manera indica la falta de
nitenciales, se remitirá a la Justicia Real para que execute las empeño por parte de los jueces reales, quienes para cumplir con su
aflictivas en que salga condenado, y le imponga además las que cometido se enfrentaron a múltiples dificultades.
mereciere, según las disposiciones de las Leyes del Reyno: Que si Así, por ejemplo, carecieron de la infraestructura administrativa
de los autos obrados por el Juez Real no aparecieren indicios para descubrir a los delincuentes, ya que por lo general, los feligreses,
de mala creencia, no tendrá que dar parte al tribunal de la In- desde hacía siglos, estaban acostumbrados a delatar a los bígamos ante
quisición. . ."48 el Santo Oficio, o el comisario inquisitorial, o un párroco. Además,
los magistrados reales no estimularon el cambio a un comportamien-
Aunque no se eliminó totalmente al Tribunal, que podría intervenir to distinto, pues no podían inducir a los habitantes del virreinato a
cuando existiera alguna herejía contraria al matrimonio, la realidad acudir a ellos con las denuncias de presuntos culpables, ofreciendo
fue distinta. En la Nueva España a partir del conocimiento y de la además el "descargo de la conciencia" del delator como lo hacían los
publicación de la real orden, hecha por el virrey Don Manuel Anto-
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eclesiásticos. Tampoco emitieron documentos condenatorios de la nes en las últimas décadas del siglo xvill; estos monarcas expidieron di-
bigamia y a la vez propiciadores de las denuncias. versas cédulas que marcaron el inicio de un proceso de recuperación
Además, las autoridades inquisitoriales habían contado con la co- del control de algunos aspectos del matrimonio, además de la biga-
laboración de los párrocos, notarios y escribanos, que iniciaban las mia. Por ejemplo, el 23 de marzo de 1776 una real orden fijó la obli-
investigaciones sobre los dobles matrimonios, porque unos y otros gación, para los futuros contrayentes menores de veinticinco años, de
pertenecían al aparato eclesiástico. En cambio, los jueces reales contar con la autorización paterna para poder casarse."
tenían que pedir las informaciones a otra jurisdicción, que tal vez por
competencias y rivalidades no les enviaba los datos requeridos, aun- Las leyes reales
que la orden de colaboración fuese estipulada en la real cédula.
Dicho mandato fue expresado en los términos siguientes:
Las disposiciones sobre la bigamia instituidas por la Corona se en-
cuentran reunidas en los siguientes textos legislativos: Novísima Re-
. . . y cuando tenga que examinar algún testigo, o pedir qual- copilación de las Leyes de España, editada en 1805; Recopilación de
quier documento que estuviese en agena jurisdicción, se las Leyes de los Reynos de Indias, publicada en el año de 1681; y
valdrán de los exhortos, o suplicatorias correspondientes, según Pandectas hispano-mexicanas, impresa en 1852."
se practica en los demás pleytos ordinarios, y sólo si alguna vez Para facilitar el análisis de tal reglamentación, distribuimos los
no se les quisiese dar cumplimiento a ellos, acudirán a mi Real mandatos en tres grupos: el primero comprende las leyes con linea-
Audiencia, para que ésta los auxilie con Real provisión y se mientos generales, establecidas según los requirimientos de la época,
consiga el fin. . ." las cuales, aunque dictadas para España, fueron también observadas
en los dominios coloniales; el segundo está integrado con las que con-
templaron las peculiaridades de la transgresión en los reinos de ultra-
Éstos fueron, sin duda, algunos de los obstáculos a los que se enfren- mar; y el tercero lo constituye la real cédula de 1788, anteriormente
taron los magistrados reales para cumplir con el cometido de repri- citada, cuya finalidad fue quitarle al Santo Oficio el control de la bi-
mir el delito. gamia. Como ya nos hemos referido anteriormente a ella, aquí sólo
Sin embargo, cabe matizar el significado aparentemente novedoso comentaremos el aspecto punitivo que encierra la real orden.
de la real orden de 1788. Mientras en la Nueva España la bigamia Aunque hemos preferido estudiar separadamente los preceptos re-
fue de la competencia del Tribunal desde su fundación en 1571, en ligiosos de los civiles, es de recalcar que todos tuvieron una estrecha
España no sucedió así; a partir del siglo xi la Iglesia, a través de sus relación, pues unos y otros defendían el modelo matrimonial cristiano,
tribunales del Ordinario, reprimió a los bígamos, y la Inquisición co- por la importancia social de esta institución. Por ello, combatieron
menzó a participar comúnmente en esta tarea, en las primeras déca- los comportamientos que lo desvirtuaban o lo ponían en peligro, y
das del siglo xvi.54 consideraron la bigamia como una actitud delictiva digna de reprimirse.
Si bien anteriormente la revisión de estas causas había correspon- Veamos en primer término cómo caracterizó el delito la legisla-
dido a los magistrados civiles,55 la disposición que definitivamente le ción válida para la metrópoli. La primera referencia a la transgre-
quitó al Tribunal del Santo Oficio el control sobre la bigamia, no sión se encuentra en las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, obra
representó una evolución en la administración de la justicia real; más concluida en 1263, y su tipificación fue la siguiente:
bien fue la recuperación de un poder anteriormente detentado.
De hecho, este fenómeno de rescate pertenece a una empresa más
global, enmarcado en la política regalista desarrollada por los Borbo- Maldad conocida fazen los omes en casarse dos vezes a sabien-

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das, biviendo sus mugeres, e otrosí las mugeres, sabiendo que — desposorio — constituía un compromiso legal, que debía ser.
son bivos sus maridos. Otros y ha, que son desposados por pa- cumplido porque en ocasiones llevaba implícito un concubinato pre-
labras de presente, e niéganlo, e despósanse, e cásense con otras marital, más aún, la falta a este convenio era motivo para iniciar una
mugeres. E aun otros y ha, que seyendo desposados, assí como causa en contra del incumplido. Notemos que el considerar bígamo
de suso diximos, maguernon se casen, son sabidores que al desposado olvidadizo de su palabra, prevaleció hasta el siglo xvi,
aquellas con quien son desposados, que se casan con otros; e lo que obviamente provocó numerosas situaciones ambiguas.
cállanse, e dexan fazer el casamiento, o las casan ellos mesmos Como veremos, ésta fue la primera y la única disposición civil que
con otros que no saben esto. . ." mencionó el delito de la mujer.
Las normas posteriores a las Siete Partidas simplificaron la
descripción del delito, pues en la ley de 1387 sólo se anotó:
Cabe recordar que mientras gran parte de España se encontraba ba-
jo el dominio de los musulmanes, la Reconquista, iniciada en el siglo
vil' se había intensificado en los siglos xi, xii y xrrr. Ahora bien, la le- . . . algunos que son casados o desposados por palabras de pre-
gislación musulmana autorizaba la poligamia dentro de ciertos sente, siendo sus mugeres o esposas vivas, no temiendo a Dios ni
límites: el varón podía tener hasta cuatro esposas legítimas y un nú- a nuestras Justicias, se casan o desposan otra vez. . .61
mero limitado de esclavas, además el matrimonio era un contrato ci-
vil y no un acto religioso." Estas costumbres matrimoniales mahome-
tanas podían influir sobre los peninsulares cristianos y los monarcas Aquí, de nuevo se mencionó a los desposados incumplidos y se estipu-
católicos sintieron la necesidad de erradicarlas. ló que eran delincuentes los casados que daban palabra de matrimo-
Siguiendo la enumeración de las posibles formas de cometer la nio a otra persona, intentando casarse nuevamente. Los efectos de
transgresión, anotadas en la ley, parece que el delito era cometido esta disposición persistieron hasta el siglo xvin. Como antes se vio, el
generalmente por los varones en perjuicio de las mujeres, pues la po- Tribunal del Santo Oficio también persiguió a los que pretendían
ligamia musulmana concernía sólo a los hombres; pero en el texto no volverse a casar ilícitamente.
se olvidó el delito cometido por los cristianos, ni se descartó la posibi- En las leyes del siglo xvi la descripción de la transgresión tomó una
lidad de la mujer transgresora o cómplice de su esposo, al indicar: forma más sintética: en la de 1532 se determinó que era delincuente:

. . . e si amos fueren sabidores que alguno dellos era casao, e a . . . todo aquél que es desposado dos veces con dos
mugeres. . .62
sabiendas se casó con él. . .60

Este mandato parece haber terminado por fin el combatir a los des-
Según la disposición citada eran delincuentes el bígamo propiamente posados renuentes a cumplir su palabra de matrimonio, ya que en él
dicho, el seudo-viudo, el que hubiera contraído esponsales y se des- se omitió toda referencia a los casados dos veces.
posara o casara después con otra, o el que permitiera que la mujer De acuerdo a las disposiciones de 1548 y de 1566 serían transgresores:
con la cual estaba desposado contrajera matrimonio con otro
hombre.
Si bien en los casos de los esponsales no había contraído un matri- . . . los malos hombres [que] se atreven a casarse dos veces. . .63
monio "in facie ecclesiae", en el medioevo la palabra de matrimonio

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La ley de 1620 trató el caso de los españoles casados, radicados en
. . . los que se casan dos veces." el nuevo continente, y que con el ánimo de contraer otro matrimonio
buscaban la forma de obtener un certificado de viudez, el cual les
permitiera volverse a casar con otra mujer. En consecuencia, y consi-
Estas disposiciones consideran como ilícitos los dobles matrimonios y derando "que para casarse segunda vez, siendo caso más grave, son
ven a los varones como únicos susceptibles de convertirse en bígamos; admitidas. . "68 las supuestas constancias, se ordenó no fueran to-
en cambio, las mujeres no aparecen como transgresoras, ya que tal madas en cuenta tales comprobaciones, pues los magistrados de estas
vez el control ejercido sobre ellas les estorbaba el contraer delibera- tierras difícilmente podían averiguar el fallecimiento de la esposa
damente segundas nupcias ilícitas. legítima en España.
¿Cuál fue la política seguida en Nueva España? Las leyes dictadas Por ello se decretó que sólo serían válidas las pruebas de viudez ex-
para las colonias describieron otras peculiaridades de la bigamia. tendidas por el Consejo de Indias "y constando por testimonio autén-
Así, la ley de 1619 se refirió al delito cometido por: tico, que han sido vistas y aprobadas por él. . "68 Esta disposición
deja entrever que también se podían conseguir estos comprobantes
de manera fraudulenta en la misma España. Dicha ley pretendió
. . . los casados, que passaren a estos Reynos, con licencia, o sin contener, vigilar y detectar a los falsos viudos, para impedir que estos
ella, si estando en las Indias se casaren, viviendo sus peninsulares contrajeran una unión ilícita en el territorio americano.
mugeres. . .65 A pesar de estas medidas, siempre hubo españoles bígamos radi-
cados en América. En efecto, la mayoría de los colonos viajaban sin
sus esposas, lo cual a algunos les brindaba la oportunidad de conse-
En este texto también se ordenó que aquellos que: guir otro cónyuge cuando se radicaban en el nuevo continente, aun-
que esto fuera ilícito y, para llevar a cabo estas uniones bigámicas,
ocultaban sin dificultad su verdadero estado.
. . . habiendo dado fianzas en la Casa de Contratación de Se- El último documento legislativo fue la real cédula de 1788, y se re-
villa, de que volverán dentro de cierto término. . .66 fiere al delito como "doble matrimonio o poligamia"; notemos que
ésta fue la única ocasión en que la reglamentación civil utilizó el tér-
Y no lo hicieran, fueran obligados judicialmente a hacer "vida mari- mino de poligamia, si bien los múltiples matrimonios ilícitos eran co-
dable con sus mugeres. . .",67 siendo para ello regresados a España munes desde los primeros años del dominio español.
en calidad de presos. ¿Cuáles eran las penas instituidas contra los bígamos, en Nueva
La Corona y la Iglesia se preocuparon por evitar los dobles matri- España y en la metrópoli? Seguiremos un orden cronológico, con el
monios de los españoles inmigrantes; en particular la primera, por fin de observar la evolución de la represión judicial.
medio del mandato anteriormente citado, intentó proteger la vida De acuerdo a las Siete Partidas las sanciones fueron:
conyugal y la seguridad económica de las esposas de los colonos, que
por los viajes de los maridos quedaban solas y tal vez desamparadas
en el viejo continente. . . . que sea porende desterradoen alguna isla por cinco años, e
Teóricamente los españoles que pasaban a América debían recibir pierda quanto ouiere en aquel lugar do lizo el casamiento, e sea
la autorización de la Casa de Contratación y, si muchos la obtu- de sus fijos, o de sus nietos, si los ouiere. E si fijos, o nietos non
vieron, otros no la solicitaron siquiera; en tanto, era frecuente que ouiere, sea la meytad de aquél que recibió el engaño, e la otra
en estas tierras lejanas, algunos decidieran celebrar otra unión, olvi- mitad de la Cámara del Rey. . .7°
dándose de la anteriormente contraída.
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Esta disposición fijó el destierro como una pena general. Se apartaba . . . les impongan, y executen en ellos las penas establecidas
a los delincuentes de su comunidad y se les enfrentaba al aislamiento por Derecho y leyes de estos Reynos; y declaramos que la pena
y a la necesidad de encontrar los medios de sobrevivir fuera de su me- de destierro de cinco años a alguna isla, de que habla la ley de
dio y territorio. la Partida, sea y se entienda para las nuestras galeras; y que por
Cabe subrayar que ésta fue la primera y la única disposición que esto no se entienda disminuirse las más penas. . .75
contempló la protección económica de la prole del bígamo, y la in-
demnización del cónyuge engañado, a fin de evitar otros comporta-
mientos ilícitos como la vagancia o la mendicidad. Al mencionar los castigos establecidos por "Derecho", los legis-
La ley de 1387 fijó los siguientes castigos: ladores se refirieron a los que estaban entonces en vigor. Se nota en esta
norma una evolución, pues el destierro por cinco años, instituido desde
las Siete Partidas, sería cambiado por el trabajo forzado en galeras.
. . . además de las penas en el Derecho contenidas que sea La necesidad de galeotes para las embarcaciones de poco calado
herrado en la frente con fierro caliente, que sea hecho a señal que resguardaban los puertos o los fuertes, o movilizaban las
de Q.71 mercancías, impulsó a las autoridades reales a aplicar a los bígamos
un castigo útil para la Corona, puesto que resultaba difícil reclutar
remeros entre los hombres libres.
Aquí se trata de exponer al delincuente a la vergüenza pública, de En 1566 se fijaron las penas siguientes:
hacer notorio su castigo para que sirviera de escarmiento, de sacar a
la luz su falta, y de impedirle caer nuevamente en el mismo yerro.
La siguiente medida, emitida hasta 1532, presenta un cambio ra- . . . en caso que se les había de imponer pena corporal y señal,
dical, pues la bigamia es considerada como: se conmute en vergüenza pública y diez años de servicios en ga-
leras. . ."

. . caso de aleve, y a de ser condenado en la pena de aleve, y


perdimiento de la mitad de sus bienes. . .72 Esta disposición estableció el castigo público para los bígamos y, en
cuanto a la condena a galeras, ésta se aumentó al doble con relación
a la emitida dieciocho años antes. Como recordaremos, en Nueva Es-
Así, los casados dos veces serían tratados como traidores, pérfidos e paña, el Tribunal del Santo Oficio castigó a los bígamos con la vergüen-
inicuos, porque las "penas de aleve" que incluían la pérdida de la za pública o enviándolos a galera, ajustándose así a las disposiciones
fortuna, se aplicaban a tales infractores." reales y contribuyendo al reclutamiento de galeotes.
La ambigüedad del texto no permite averiguar de qué castigo pre- La cédula de 1788 estableció que los bígamos o polígamos debían
ciso se trata y, por otra parte, las traiciones contempladas en las Siete sufrir:
Partidas y en la Novísima Recopilación,'" básiCamente son atentados
contra la autoridad, la dignidad y el honor del Rey y de su familia, o . . . las penas señaladas por las leyes, conforme a la diez y siete
en su defecto, son homicidios alevosos. título diez y ocho Partida séptima, en que literalmente se pre-
En la disposición de 1548 se ordenó que: viene el castigo que se ha de dar por las justicias Reales a tales
delincuentes; y a la quinta, sexta, y séptima título primero
libro quinto de la Recopilación de Castilla. . .77

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i.

La condena incluía los castigos mencionados en las Siete Partidas y CONCLUSIÓN


en las leyes de 1387, 1532, 1548, es decir, el destierro, la pérdida de
bienes, la señal en la frente, la pena de aleve, la vergüenza pública y El breve análisis de los mandatos conciliares y reales referentes a la
galeras, sanciones aplicadas a lo largo de varios siglos. Estas penas en bigamia muestra que la Iglesia y la Corona tuvieron un mismo fin,
conjunto aparecen más rigurosas que las que solía aplicar el Tribu- la protección de la integridad del modelo matrimonial cristiano. Pa-
nal del Santo Oficio, quien por ejemplo jamás señaló en la frente a ra ello elaboraron normas que tendieron a prevenir los matrimonios
los bígamos. ilícitos al multiplicar las precauciones de tipo administrativo, redu-
La real cédula también contempló el castigo para quienes se casa- ciendo con las mismas medidas las posibilidades de llevar a cabo
ran antes de la anulación de su primer matrimonio por la Iglesia, es- dobles matrimonios. Cuando fallaban estas disposiciones preventi-
tableciendo que recibirían: vas, ambas instituciones buscaron castigar a los delincuentes, sirvien-
do desde luego este castigo de medida disuasiva para los eventuales
. . las penas de aleve y perdimiento de la mitad de sus bienes, candidatos a la bigamia.
como literalmente dispone la Ley sexta de Castilla. . .78 En cuanto a las penas, la tarea se repartió de la siguiente manera:
la Iglesia, después de realizar las investigaciones necesarias y procesar
Se consideró que en estos casos la falta era menor porque la primera a los transgresores decidió la gravedad del delito y de los castigos pre-
unión estaba en vísperas de ser anulada, castigándose sólo la precipi- cisos, entre los cuales los aflictivos estaban desde tiempo atrás es-
tación del esposado. tablecidos por la Corona y a cuyo cargo estuvo el aplicarlos.
Ya lo hemos visto, el delito de bigamia interesó a la Corona y a la En Nueva España el delito de bigamia y su represión cobran espe-
Iglesia, pero, aunque la primera por varios siglos haya delegado a cial relevancia; en efecto, al lado de los inmigrantes españoles, va-
la segunda su represión no dejó de reservarse para sí el establecimien- rones en su mayoría, llegados a América sin sus esposas, y que se
to de los castigos. apresuraban a contraer nuevas nupcias ilícitas, existía una tradición
Ahora bien, este acercamiento a la legislación civil hace patente entre cierto sector de la población indígena —los caciques—, según
una de las características de la práctica bigámica de los hispanos y la cual la presencia de varias esposas dentro de un mismo hogar era
más tarde de los novohispanos; en efecto, la transgresión perseguida cosa común. Ahora bien, si la poligamia indígena — sincrónica —
por la Corona consistía en una sucesión de matrimonios ilícitos, ya difería de la occidental — sucesiva en el tiempo—, no podemos des-
que jamás, en el virreinato, se dieron provisiones en contra de rela- cartar una posible combinación de los dos procesos, que tuviera por
ciones poligámicas de corte musulmán, ni se emitieron disposiciones consecuencia el hacer del múltiple matrimonio, sean cuales sean sus
sobre la poligamia de los indígenas americanos. modalidades, una realidad considerada poco menos que banal. Todo
Así las cosas, queda por determinar la naturaleza precisa de las re- esto, desde luego, se tendrá que verificar en estudios posteriores. Así
laciones que mantuvieron algunos indígenas: o seguían el patrón las cosas, es notable y esperamos haberlo subrayado con suficiente
prehispánico, o sea la sucesión de uniones matrimoniales contraídas claridad, que la bigamia en Nueva España no correspondió a un
unas tras otras, o proseguían con un modelo más cercano a la anti- rechazo propiamente dicho del modelo matrimonial monogámico
gua poligamia prehispánica, que había sido privativa de sus caci- católico europeo, sino más bien a una modalidad adaptiva de este
ques, y que asemejándose más al modelo mahometano, implicaba la modelo, lo cual bien podría traducir al fin y al cabo la aceptación
presencia de varias "esposas" bajo el mismo techo. El problema estri- profunda del mismo.
ba precisamente en puntualizar el contenido de este vocablo, "esposas", Por lo que toca a los datos aquí presentados, los vemos reflejar cabal-
que obviamente no tuvo el mismo sentido en el mundo precortesiano y mente el proceso de laicización que se verifica bajo los Borbones: la real
en el contexto occidental. cédula de 1788, que sustrae a la jurisdicción inquisitorial los casos de

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bigamia para remitirlos a la justicia civil, atestiguan el paulatino 3 Ibídem.
proceso de recuperación e incluso de invasión de territorios enteros
4 Loc. cit. pp. 300-317
de la vida social ocupados anteriormente por el fuero eclesiástico.
Señalamos al respecto nuestra ignorancia en lo que toca a los indí- 5 Rodríguez de San Miguel, Juan N., Pandectas hispano-mexicanas, T. I.,

genas bígamos, de los que no sabemos si pasaron asimismo bajo la 3a ed., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, pp. 11-12.
jurisdicción civil o si quedaron dependiendo de la eclesiástica. Sin 6 "Del sacramento del Matrimonio, Canon II", El sacrosanto y Ecuménico
embargo, aun cuando los magistrados reales juzgaron las causas de Concilio de Trento, p. 302.
bigamia, la Iglesia permaneció sola capaz de dictaminar en materia
de matrimonios ilícitos. 7 "Canon VII", Loc, cit., pp. 303-304
Así las cosas, es de pensar, y sobre todo tomando en cuenta las 8 "Decreto de reforma sobre el Matrimonio, Cap. I", Loc, cit., pp. 305-309
fechas, fines del siglo xvin principios del xix, que la justicia civil
9 Loc. cit., p. 306.
carecía a menudo de los medios y tal vez del interés por intervenir efi-
cazmente en las causas de bigamia. . 1° Loc. cit., pp. 307-306
Un rápido sobrevuelo de fuentes archivísticas revela que se dedicó 11 «Cap. VII", Loc, cit., pp. 313-314.
más bien a preocupaciones de mayor urgencia — criminalidad, de-
lincuencia general y delitos políticos—, lo cual, tal vez pudo contri- 12Concilios Provinciales primero y segundo, celebrados en la muy noble y leal
buir al recrudecimiento de esta transgresión a lo largo del siglo xix. ciudad de México. Presidiendo el 'lino y Rmo. Señor d. Fr. Alfonso de Mon-
Por lo que se refiere a la época que estudiamos, es evidente que la túfar. En los años de 1555 y 1556, México, Imprenta del Superior Gobierno,
Corona, junto con su aliada la Iglesia, procuró mediante copiosa lis- 1769, 396 pp.
ta de normas atajar una situación contraria al orden monárquico 13 "Capítulo XI", Loc. cit., p. 102
cristiano; sin saber por ahora si tal empresa tuvo algún éxito, podemos
14 Ibidem.
mientras tanto ponderar el empeño ideológico de estas instituciones
que no cejaron en emitir disposiciones de toda índole para provecho 13 Loc. cit., pp. 102-103.
del historiador moderno. 16 Loc. cit., p. 103.
Estas rápidas consideraciones sugieren la importancia del tema de
la bigamia relacionado, obviamente, con el de la ilegitimidad, mere- 17 "Capítulo XXXIX", Loc. cit., p. 100.
cedora, así lo esperamos, de futuros y detallados estudios. 18 "Decreto de Reforma sobre el Matrimonio. Cap. III", El Sacrosanto y
Ecuménico Concilio de Trento, p. 311.
19 "Capítulo XXXIX", Loc. cit., p. 100.
NOTAS
20 Loc. cit., p. 101.
1
Véanse al respecto los artículos de Sergio Ortega Noriega, en esta misma
obra, "El discurso teológico de Santo Tomás de Aquino sobre el matrimonio, 21 "Capítulo XLI", Loc. cit., p. 103.
la familia y los comportamientos sexuales", "Doctrina sobre el sacramento 22 Loc. cit., p. 104.
del matrimonio". El sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, tr. Ignacio
López de Ayala, según la edición auténtica de Roma publicada en 1564. 23 "Capítulo VI", Loc. cit., pp. 47-48.
París, Librería de Rosa y Bouret, 1857, pp. 300-302
24 Loc. cit., p. 48.
2 "Doctrina sobre. . .", pp. 300-302. 25 Concilio III Provincial Mexicano. Celebrado en México el año de 1585.

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Confirmado en Roma por el Papa Sixto V, México, Eugenio Maillefert y 41 Loc. cit., f. 263.
Compañía Editores, 1859, 607, CLII, 22 pp.
42 Ramo Inquisición, V. 1256, leg. 11, f. 149 v.
26 "Libro Segundo, Título I, § XIV", Loc. cit., p. 129.
43 Loc. cit., f. 148 r.
27 "Libro Cuarto, Título I, § XI", Loc. cit., p. 348.
44 Loc. cit., f. 148 v.
28 "§ XIV", Loc. cit., pp. 350-351.
45 Loc. cit., f. 149 r.
29Concilio Provincial Mexicano IV. Celebrado en la Ciudad de México el
año de 1771, Querétaro, Imprenta de la Escuela de Artes, 1898, 226 pp. 46 Loc. cit., f. 148 v. y 149 r.

Dediem Jean-Pierre, "El modelo sexual: la defensa del matrimonio", en 47 Loc. cit., f. 149 r.
Inquisición española: poder político y control social, tr. Javier Alfaya, Barce- 48 Loc. cit., f. 149 v.
lona, Grupo Editorial Grijalbo, 1981, p. 274.
49 Loc. cit., f. 152 r.
31Medina, José Toribio, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisi-
ción en México, 2a, ed., México, Ediciones Fuente de Cultura, 1952, p. 33. 50 Medina, José Toribio, Op. cit., p 306.
32 Loc. cit., p. 38. Cuevas, Mariano, Historia de la Iglesia en México, T. IV, 5a. ed., México,
51
Editorial Patria, p. 538.
33 Ramo Inquisición, V. 1256, leg. 11, f. 148-151.
52Ramos Soriano, José Abel, Literatura sobre la comunidad doméstica
34"Capítulo XLII", Concilios Provinciales primero y segundo, celebrados en prohibida por el Santo Oficio, México, tesis, 1981, graf. 1. y p. 28.
la muy noble y leal Ciudad de México, p. 104.
53 Ramo Inquisición, V. 1256, leg. 11, f. 150.
35Alberro, Solange, "La Inquisición como institución normativa", en Intro-
ducción a la Historia de las Mentalidades, México, I.N.A.H., 1979, pp. 191- 54 Dedieu, Jean Pierre, Op. cit., p. 270.
213 (Cuaderno de trabajo del D.H.I. No. 24). Eymeric, Nicolau, Manual de
Inquisidores de España y Portugal, Barcelona, Editorial Fontamara, 1947, 55 Ibídem.
148 pp. Pallares, Eduardo, El Procedimiento Inquisitorial, México Imprenta 56 Rodríguez de San Miguel, Juan N., Op. cit., V. II, p. 403.
Universitaria, 1951, 169 pp.
57 Novísima Recopilación de las Leyes de España. V. V, Madrid, Imprenta
36Archivo General de la Nación, Indiferente General, Edicto General de la de Sancha, 1805. Recopilación de las Leyes de los Reynos de las Indias, T. II,
Fe, México, 3 de marzo de 1582. Madrid, Julián de Paredes, 1681, 298 pp. Rodríguez de San Miguel, Juan N.,
Edictos, V. 2, f. 81-82. Op. cit., V. III, 768 pp.
37

38González Marmolejo, Jorge René, "El delito de solicitación en los edictos 58"Partida 7a, tit. XVII ley XVI", Rodríguez de San Miguel, Juan N., Op.
del Tribunal del Santo Oficio, 1576-1819" y Ramos Soriano, José Abel, cit., V III, p. 476.
"Libros prohibidos sobre matrimonio, familia y sexualidad en los edictos pro- 59 Ballesteros y Beretta, Antonio, Historia de España y su influencia en la
mulgados por la Inquisición, 1576-1819". [Cuaderno de Trabajo del D. I.H. , Historia Universal, T. II, Barcelona, Editorial P. Salvat, 1920, p. 95.
No. 35], México, I.N.A.H., 1980, pp. 169-182 y 185-201.
60 Rodríguez de San Miguel, Juan N. Op. cit., V. III, p. 477.
39 Ramo Inquisición, V. 782, leg. 2, f. 39.
61"Libro XII, título XXVIII, ley VI", Novísima Recopilación de las Leyes de
40 Ramo Inquisición, V. 782, leg. 13, f. 252. España, V. V, p. 424.

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62 "Ley VII", Loc. cit., p. 425.
63 "Ley VIII", Ibídem.
"Ley IX", Ibidem.
'4
LA REACCIÓN SOCIAL ANTE
"Libro VII, título III, ley III", Recopilación de las Leyes de los Reynos de
65
LA VIOLACIÓN: DEL DISCURSO A LA
las Indias, T. II, p. 282,
PRÁCTICA. (NUEVA ESPAÑA,
36 Ibidem.
SIGLO XVIII)
67 Ibidem.
68 "Ley IX", Loc. cit., p. 283.
FRANc OIS GIRAUD
69 Ibidem.
70 Rodríguez de San Miguel, Juan N., Op. cit., V. III, p. 478.
71 Novísima Recopilación de las Leyes de España,
V. V, p. 424.

72 Loc. cit., 425.


73 Escriche, Joaquín, Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia,
3a. ed. V. I, Madrid, Librería de la Señora Viuda e Hijos de D. Antonio
Calleja, 1847, p. 164.
74 Rodríguez de San Miguel, Juan N.,
Op. cit., V. III, pp. 373-378.

75 Novísima Recopilación de las Leyes de España, V. V, p. 425.


76 Ibídem.
77 Ramo Inquisición, v. 1256, leg. 11, f. 149 v.
78 Loc. cit., f. 150 v.

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INTRODUCCIÓN

La violación comparte con otros delitos, tales como la prostitución, la


característica de no haber atraído suficientemente la atención de los
historiadores hasta la fecha. Muchas razones pueden explicar esta
abstención. Desde un punto de vista puramente historiográfico es
preciso recordar que los estudios que atañen al campo de la historia
de la sexualidad se han desarrollado esencialmente —por lo menos
en Europa — en la prolongación de la demografía histórica. Ahora
bien, desde el punto de vista demográfico no es muy posible que tal
fenómeno aparezca, por ejemplo, en términos de nacimientos ilegíti-
mos. En efecto, nada permite distinguir un nacimiento ilegítimo debido
a una violación, y si nos quedamos con una definición precisa de la
violación como un acto sexual único, producto de una coacción, sa-
bemos que fisiológicamente hay pocas probabilidades para que sea
efectivamente seguido de un nacimiento ilegítimo. La aproximación
demográfica no permite, desde luego, aprehender el fenómeno.'
Sin embargo, estas razones materiales están probablemente subor-
dinadas a otras consideraciones de índoles psicológicas y sociales.
Además del malestar que pueden naturalmente padecer, los historia-
dores han considerado tal vez que, como se pensaba también para la
prostitución, la violación no tenía realmente historicidad y que por
consiguiente no merecía que uno se detuviera para estudiarla. En los
últimos años, sin embargo, algunas obras, de inspiración feminista,
han señalado que tal estudio era necesario; al mismo tiempo, algunos
casos han permitido restituir a la violación toda su importancia, re-
cordando el interés de tal comportamiento para la historia de los
comportamientos sexuales, al lado de otros comportamientos margi-
nales.2 Saliendo así de las zonas oscuras de la vergüenza y del dolor,
la violación puede plenamente hacerse objeto de estudio dejando de
ser solamente un delito molesto y poco encomiable.
Ahora bien, el estudio de la violación no tiene únicamente un in-
terés militante y el trabajo que sigue no pretende situarse desde este

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punto de vista. La violación nos parece ser un buen medio de obser- De ahí, la necesidad para delimitar las posibilidades de una aproxima-
vación de las actitudes sociales vinculadas con las particularidades de ción del fenómeno a partir de fuentes judiciales, de entender bien las
este delito. Siendo definida como una agresión sexual, la violación en motivaciones que explican la litigiosidad en estos asuntos y el tipo de
efecto se presenta como un comportamiento ambiguo, a la vez manifes- casos que desencadenan el mecanismo judicial. Así, se determinará
tación de agresividad y búsqueda de relación sexual. Punto de encuen- negativamente la naturaleza y la importancia de los silencios documen-
tro entre un deseo de violencia y una impulsión sexual, constituyendo así tales y el funcionamiento de cierta censura social sobre la violencia y el
una violencia de tipo particular, que está sexualmente especificada deseo. Cabe por lo demás apuntar que, desde el punto de vista legal,
en cuanto al agresor y a su víctima.' Además, es una modalidad de la esta censura está explícitamente prevista, al considerar las condi-
relación sexual, cuya significación conviene analizar en la perspec- ciones extremadamente estrictas que se imponen para la puesta en
tiva de su autor y del grupo social. En otros términos resulta particu- marcha de una acción judicial. Muchas veces, en efecto, la justicia
larmente importante preguntarse cómo se percibe la violación, y a la no tiene autoridad para intervenir "de oficio" como es el caso por
vez de qué manera la sociedad da cuenta y enfrenta un comporta- ejemplo, para los homicidios. En otros términos, los documentos ju-
miento desviante que expresa de manera evidente la relación que diciales son ya en sí mismos el producto de una elaboración social
existe constantemente bajo formas más escondidas entre delito y ex- restrictiva.
citación sexual, como lo han enseñado numerosos psicólogos y psico- Por lo tanto, la litigiosidad, al mismo tiempo que la actitud social
analistas, acerca del homicidio y del robo.' general, depende mucho del contexto cultural y social y desde luego,
El hecho que este estudio no puede ser llevado a cabo más que recu- está sujeta a variaciones de varia índole. Puede tratarse de una varia-
rriendo a archivos judiciales presenta algunas dificultades. En efecto, ción espacial en función de las discontinuidades culturales, producidas
se trata probablemente de un delito más disimulado que los demás, por la historia. La Nueva España que nos ocupa puede ser afectada
ya que las víctimas vacilan mucho en denunciarlo ante la justicia. De de esta manera por tales variaciones de actitud, en función de la
ahí, el hecho que el "número oscuro" (importancia relativa de la cri- complejidad de la yuxtaposición y superposición de grupos étnicos
minalidad real respecto a la criminalidad denunciada) esté particu- diferenciados, y que quedaron singularmente diversos a pesar de los
larmente elevado en esta materia, y que el mecanismo de aparición esfuerzos de la iglesia por homogeneizar sus actitudes morales y reli-
en los archivos judiciales sea a la vez más complejo y más ligado con giosas en su perspectiva ideológica; lo que puede combinarse con los
actitudes subjetivas. Las opiniones de los criminólogos discrepan efectos del alejamiento, de la dispersión de los esfuerzos misioneros,
sobre la proporción de las denuncias. Jacques Rossiaud, por su parte, de los fenómenos de frontera, de la debilidad relativa del Estado y de
admite, apoyándose en estudios de victimización de origen norteameri- las instituciones eclesiásticas. Esto llegaría, en algunos sectores de la
cano que sólo un caso de cuatro o cinco se denuncian ante la justicia, población, a evitar cuidadosamente la intervención institucional en
mientras otros estudios adelantan cifras mucho más reducidas (1/10 este tipo de asuntos. Estudios comparativos serían sin duda muy ne-
o 1/20) que pueden alcanzar niveles extremadamente bajos para al- cesarios al respecto, aunque no resulten posibles por el momento.
gunas categorías de violación, tales como las violaciones incestuosas o En nuestro caso, los procesos utilizados, productos de una selección
familiares. De hecho, es muy dificil establecer cifras muy seguras, pero aleatoria ente los que se conservaron, provienen de una zona que
no hay duda que lo que escapa a la justicia representa una parte muy cubre principalmente la región central de la Nueva España, hasta la
importante. Además, esta cifra varía seguramente mucho en el tiem- de Puebla y del Bajío. Aunque presentando características comunes,
po y en el espacio, en particular en función de las culturas, en las esta extensión geográfica incluye de hecho zonas culturalmente y
cuales difieren la intensidad de la presión que se ejerce en las muje- económicamente muy distintas: regiones predominantemente espa-
res, la reprobación que pesa sobre las víctimas, la concepción que se ñolas o indígenas; regiones de minas, de agricultura de subsistencia,
tiene del honor y la receptividad misma de las instituciones judiciales. principalmente dedicadas al maíz o de agricultura intensiva con voca-

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ción comercial. De esta situación resultan, condiciones distintas de la los medios allegados, los testigos, los reos, la víctima y sus familia-
vida rural (ranchos, haciendas, etc.) influyendo sobre las formas de res, los defensores y los jueces expresan sus actitudes fundamentales y
la sociabilidad e introduciendo probablemente en nuestra muestra confrontan desviación y norma tratando de medir el margen de lo
variaciones en la manera de vivir los valores esenciales, en particular deseable en un contexto dado.
acerca de la violación.' En esta última perspectiva, nos dedicamos al estudio de cierto nú-
Al lado de tales variaciones espaciales se pueden sospechar varia- mero de procesos proviniendo de la Real Sala de Crimen de la
ciones temporales, aunque los movimientos del volumen de casos Audiencia de México, ante la cual habían llegado, sea en apelación,
enfocados no puedan desvincularse del resto de la criminalidad, ya sea en primera instancia.' Se trata de procesos del siglo xviii y princi-
que la disminución del número de procesos puede explicarse por una pios del siglo xix, exclusivamente, ya que no hemos encontrado
desviación de los esfuerzos judiciales hacia otros tipos de delitos, en hasta la fecha procesos anteriores. Por otra parte, hemos resuelto to-
función de una coyuntura particular, no habiendo por ello sufrido mar como hipótesis básica la culpabilidad de todos los reos, sea cual
forzosamente modificaciones la actitud psicológica. Empero, modifi- fuere la sentencia dictada por los jueces, incluso en caso de sobreseimien-
caciones en los discursos internos contenidos en los procesos o en las to.' En efecto, esta sentencia en sí misma constituye una de las va-
sentencias, expresan cambios más claros que los que expresan el de- riables que tienen que ser estudiadas como índices de las actitudes.
recho y las instituciones, a pesar de sus capacidades adaptativas. Por otra parte, hay muchas razones para pensar que los procesos des-
Eso se acompaña de variaciones estructurales y estatutarias. La re- cansan en hechos verdaderos, ya que acudir a la justicia es reconocer
acción que se percibe ante la violencia puede diferir sensiblemente dé el deshonor. No pueden ser excluidos, sin embargo, casos de mani-
una capa social a otra, y del nivel institucional al nivel de los grupos pulación de la justicia por algunas mujeres ya deshonradas y que tratan
privados. En efecto, surgen contradicciones entre intereses distintos, de hacerse otorgar una dote, o por mujeres que tratan de imputar a
por ejemplo entre preocupaciones ideológicas, percepción global por otro hombre una violación cometida por un desconocido. En el mar-
la opinión de la inmoralidad o del deshonor, y exigencias del mante- co del presente trabajo, estos posibles casos no afectan realmente el
nimiento del orden. De ahí la importancia de analizar los procesos análisis.
como la confrontación de discursos de intereses opuestos que tratan Empero que siendo pocos los procesos encontrados tuvimos que selec-
de ajustarse. Este tipo de variaciones son, después de todo, más evi- cionar casos que provienen de regiones extensas, cuyas características
dentes que las variaciones temporales. culturales y socioeconómicas son bastante diferentes.
Para evaluar estas diferentes variaciones nos vemos obligados a Al fin y al cabo, la selección de procesos se enfrentó a una dificultad
enfocar una doble aproximación: Por una parte, un análisis de discurso conceptual, ya que hay una divergencia entre las categorías jurídicas
y de tradiciones ideológicas, al nivel de los enunciados del derecho y de usadas en la Nueva España en el siglo xvin y el objeto de nuestro
las formulaciones ideológicas y filosófico-religiosas. Coexisten en estudio; en efecto la violencia sexual se encuentra bajo expresiones
efecto en el marco de la Nueva España, una tradición prehispánica legales tales como "estupro", "robo de virginidad", "robo de honor",
de la cual se puede suponer que tuvo un efecto relativamente durable "rapto", que a veces son más amplias. Es necesario, por consiguiente,
en las capas subalternas de la población indígena, y las tradiciones, delimitar el significado de estos conceptos jurídicos, lo que constituye
impuestas después de la conquista, de la justicia laica española y de una aproximación, de naturaleza semántica, de los discursos legales
la teología moral católica. Es preciso ver cómo se sitúan ante la viola- y judiciales respecto a la violación.
ción para ponderar la vigencia de cada una en la práctica cotidiana.
Es, por lo tanto, el segundo tipo de aproximación y es donde el estu-
dio de los procesos y de la jurisprudencia resulta esencial. Ahí se ve el
tipo de ajuste que se opera entre el delito y la ley. En el teatro judicial,

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LOS TRES DISCURSOS DE LA SOCIEDAD En general, se- reprueba la violación, una de las faltas más graves, ya
que cuando se trata de una virgen el castigo es la muerte. Notaremos
MEXICANA
sin embargo que aparentemente la cuestión de la violación de una
No existe práctica normal o delictuosa que no se sitúe en un contexto mujer no doncella no está considerada, excepto cuando se trata de
determinado en donde se combinan y se enfrentan elementos ideo- una mujer casada, caso de adulterio igualmente castigado con la
lógicos y discursos procediendo de fuente, tradiciones o instituciones muerte.
que no coinciden exactamente en sus perspectivas. Por esta razón, Por consiguiente, la violación está condenada únicamente porque
nos parece necesario recordar de manera un tanto rápida cómo se constituye un agravio, un dolo para otra persona: padre o marido.
enfoca la violencia sexual en la cultura mexicana del siglo xvin. La violación en sí misma no está condenada explícitamente, por lo
Tres tipos de discursos condicionan la visión que uno se hace de la que sabemos, lo que no puede sorprender en una sociedad en donde
violación en la Nueva España: la exaltación de las virtudes guerreras es fundamental.
— La tradición (o las tradiciones) prehispánica. Otro punto que debemos aclarar: ¿tenía la mujer en este campo,
— La tradición católica. como en otros, una personalidad jurídica que le permitía quejarse de
— La tradición jurídica laica española. la violencia o de la coacción sufridas por ella, incluso si por otros la-
Es una tarea difícil establecer cuál era la importancia respectiva dos la reserva estaba exaltada? ¿No se podría deducir negativamente
de cada una de estas tradiciones dominantes. El problema de la acul- que esta violencia estaba autorizada, o que no era objeto de reproba-
turación que afecta de manera diferenciada los sectores o grupos ción ética cuando se ejercía, por ejemplo, en mujeres que no eran ho-
novohispanos es complejo. Se puede suponer sin embargo que las tra- norables o que no tenían protección?
diciones prehispánicas muy fuertes en el siglo xvi desaparecieron po- Sin embargo, si la violencia sexual no está condenada, es preciso
co a poco mientras para las élites ilustradas la tradición laica tuvo insistir en los múltiples consejos de moderación que se prodigan en
más influencia dentro del contexto de laicización de la segunda mi- general y en particular por lo que toca al comercio sexual. Sahagún
tad del siglo xvin. Uno de los objetivos del estudio de los procesos cita, por ejemplo, esta homilía de un soberano recientemente elegido
consistirá en evaluar las tendencias ideológicas que efectivamente que condena la embriaguez de donde proceden: "Todos los adulte-
aparecen en la vida cotidiana y en la práctica judicial. rios, estupros y corrupción de vírgenes y violencias de parientes y afi-
nes; de esta borrachería proceden los hurtos y robos y latrocinios y
violencia". 9
La tradición prehispánica Además, el mismo Sahagún recuerda la expresión náhuatl que
Otros estudios han versado ya de manera detallada sobre el conjunto permite entender la reprobación que toca algunos comportamientos:
de los discursos prehispánicos, principalmente mexica, relativos a las
relaciones sexuales y conyugales.' Es posible sin embargo precisar al- No es cosa que se pueda guardar en cofre o en arca. Por metá-
gunos puntos que permiten entender mejor el caso particular de la fora se dice de las mozas que por no estar en casa encerradas,
violencia sexual. En efecto, tenemos muchas razones para pensar que caen en manos de quien las deshonra — cuando le dicen esto a
tales maneras de ver,. incluso en la época de Las Luces, podían tener los padres responden: ella se tiene la culpa, que yo no la puedo
alguna influencia, tal vez particularmente entre las categorías so- meter en arca o en cofre.th
ciales subalternas de la población o entre los caciques y principales
indígenas.
Las concepciones mexicas están dominadas por un ideal general de Desde luego, hay reprobación por el deshonor inflingido, pero esta
moderación en el campo sexual, de exaltación de las "virtudes frías". reprobación pesa más en la mujer que en el hombre. Si sale, se expo-

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ne, pareciendo, tal vez, consentir. ¿El hombre no se sentirá por consi- miante, incluso para la justicia laica, cuyas bases legales se mezclan
en cierta medida con las fuentes del derecho canónico. El discurso
guiente autorizado a echar mano en ella?
De hecho, la condena de la violencia está más ligada al rechazo católico, por consiguiente, contribuye particularmente a definir, en
del desorden corporal o al desperdicio de energía que a la considera- el campo de los comportamientos y de la moral, lo que es lícito y lo
ción hacia la persona de la mujer. El espíritu de posesión de sí mis- que no lo es. Lo que de ninguna manera significa que no existan di-
ferencias notables entre las actitudes oficiales de la Iglesia y las de la
mo, la dignidad de la apariencia y do comportamiento exterior
están estrechamente vinculados con la angustia de una economía se- justicia laica (justicia real).
En el presente caso, otros trabajos han presentado también los
xual que rechaza el exceso.
Claro, esta concepción se opone de hecho a varios tipos de contra- fundamentos del discurso católico acerca del matrimonio y la se-
dicciones: contradicciones sociales que llevan en particular a pregun- xualidad." Sin embargo, es preciso recordar aquí también lo que
tarse "en qué medida señores y principales organizaban la circulación atañe más particularmente a la cuestión de la violencia sexual, a par-
y apropiación de las mujeres de los macehuales"," o sea por consi- tir de algunos textos esenciales de la tradición católica, teniendo en
guiente, si los miembros de la clase dominante no podían atribuirse cuenta que una aproximación verdaderamente adecuada necesitaría
un derecho sobre ciertas mujeres, es decir una violación socialmente un estudio detallado de documentos de difusión más extensa en
institucionalizada; contradicciones étnicas, también, ya que el testimo- Nueva España (manuales de teología moral, confesionarios, etc.),
nio de Sahagún en particular hace pensar que los pueblos dominados trabajo que rebasaría los límites del presente artículo.
por los mexicas, por ejemplo, los otomíes, tenían un comportamiento La primera obra a la que nos podemos referir para entender los
diferente, lo que suscita interrogantes sobre el comportamiento de fundamentos de esta tradición católica es la de San Agustín, quien
enfrenta el tema de la violencia sexual en varios capítulos de La
las clases subalternas,.
De todas maneras, está claro que el rechazo del exceso sexual es de ciudad de Dios a partir de una reflexión sobre la historia romana. El
naturaleza diferente del rechazo de la violencia sexual. Esto es un as- primero" toca el episodio de Lucrecia, una señora romana que se
pecto del exceso, pero que más allá traduce una angustia, un miedo, suicidó después de haber sido violada por Sexto, hijo del rey Tar-
quino; el segundo14 habla del rapto de las Sabinas por los romanos,
un disturbio en la relación que interesa a la mujer.
en los primeros tiempos de Roma. No se trata por consiguiente, en
esta obra, de un examen sistemático y directo del problema de la
violencia sexual, pero la reflexión formulada nos permite poner de
La tradición católica relieve algunos puntos importantes que pudieron contribuir a orien-
En una sociedad como la novohispana el discurso católico goza de tar la concepción cristiana de la violación, aun si existen muchas ra-
una influencia duradera y profunda en el conjunto del cuerpo social, zones para pensar que hasta numerosos eclesiásticos no tuvieron más
más allá de los medios propiamente eclesiásticos y de sus entornos in- que un conocimiento indirecto del libro de San Agustín a través de la
mediatos. Las concepciones que defiende la Iglesia acerca de tal o tal lectura dé obras de teología moral.
aspecto de la vida moral, y que no están totalmente en contradicción Ahora bien, ante el hecho de la violación, el autor desarrolla un
con las concepciones prehispánicas estudiadas anteriormente, tocan punto de vista que podemos llamar esencialmente espiritualista, en el
capas extendidas de la población, por haber sido vigorosamente di- cual la materialidad de la violencia padecida parece desaparecer o
fundidas por el medio de la educación, de las predicaciones, del por lo menos ser rebasada fácilmente. Así dice: "Sea pues el funda-
diálogo dentro del sacramento de la confesión, de los libros. Por esta mento fijo, sólido e incontestable que la virtud con que vivimos rectamen-
razón, estas concepciones que constituyen teóricamente la moral co- te desde el alcanzar del alma ejerce su imperio sobre los miembros
mún y oficial de la Nueva España son un marco ideológico apre- del cuerpo, y que éste se hace estando ella incorrupta y firme, cual-

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quiera cosa que otro hiciere del cuerpo o en el cuerpo que sin pecado que Agustín define muy claramente al criticar la admiración que los
propio no se puede evitar, es sin culpa que padece."" En otros térmi- autores romanos expresaban generalmente: "si se excusa el homici-
nos, mientras culpa a la mujer por el acto cometido en ella, el Padre dio, se confirma el adulterio, y si purga éste, se le acumula aquél"."
de la Iglesia tiende a disociar totalmente, por medio de su concep- Culpable o serena, la culpabilidad o la aceptación: tales son, después
ción dualista del ser humano, lo que le acontece al cuerpo de lo que de todo, las únicas actitudes admisibles por parte de la mujer viola-
le acontek al alma. Desde luego, colocando el alma fuera de todo da, lo cual dibuja límites muy estrechos para la actitud femenina.
daño hecho al cuerpo, propone una perspectiva muy elevada a las Lo que se reprocha entonces a Lucrecia sería tal vez el haber teni-
mujeres agredidas, pero no toma en cuenta el carácter global de la do una excesiva conciencia de la violación de su honor, de haber an-
agresión cometida. Al sublimar la ofensa, lo que, según San Agustín tepuesto su honor, su reputación a su propia vida. Para una mujer el
hicieron las vírgenes cristianas que habían sufrido tal daño, se ofrece honor no es un motivo suficiente para morir. "El haberse quitado la
a la mujer una vía de superarlo. Sin embargo, al mismo tiempo, este vida por sus propias manos no fue porque fuese adúltera, aunque lo
dualismo tiene una contrapartida: puede llevar una cierta desvalori- padeció inculpablemente, ni por amor a la caridad, sino por fla-
zación del cuerpo, disminuyendo en cierta medida la gravedad de queza y temor a la vergüenza. Tuvo pues la vergüenza de la torpeza
una ofensa quefrno tocaría más que una parte inferior del individuo. ajena 'que se había cometido en ella, aunque no con ella, y siendo co-
No podemos dejar de acercar esta concepción agustiniana de la de mo era, mujer romana, ilustre por sangre y ambiciosa de honor te-
los maniqueístas que hacen de la vida sexual un campo totalmente mió creyese el vulgo que la violencia que había sufrido en vida había
separado de la vida espiritual, en el cual todo queda permitido. En sido con voluntad suya, por esto quiso poner a los ojos de los hombres
este sentido, San Agustín no hubiera abandonado totalmente estas aquella pena con que se castigó para que fuese testigo de su voluntad
doctrinas maniqueístas de las cuales había sido seguidor," aun cuan- ante aquellos a quienes no podía manifestar su conciencia."19 Ante
do su propia doctrina no deja de constituir un rebasamiento de tal actitud Agustín manifiesta pues, a la vez, admiración y rechazo.
aquéllas. La consideración del honor no puede ser suficiente y predominante:
Queda claro que la consecuencia de tal punto de vista es cierto ol- "No lo predicaron así las mujeres cristianas. . . tenían dentro de sí
vido del sufrimiento de la mujer y de su humillación al padecer una mismas la gloria de su honestidad, el testimonio de su conciencia,
violación. Al respecto, el juicio que el autor expresa acerca del gesto que ponen delante de los ojos de su Dios y no desean más cuando
de Lucrecia, lo confirma. Rechaza totalmente su suicidio, acusándo- obran con rectitud ni pretenden otra cosa por no apartarse de la ley
la de haber cometido pecado más grave al matar en sí misma un ser divina, aunque a veces se expongan a las sospechas humanas."2° Por
inocente. Su argumentación va más lejos todavía cuando insinúa que consiguiente, la mujer cristiana, puede encontrar después de la viola-
Lucrecia, al suicidarse, podría haber manifestado que no era total- ción, una especie de reparación interior que le proporciona la seguri-
mente inocente: "Por ventura, no está allí porque se mató, no ino- dad de su honestidad y la confrontación de su conciencia para con
centemente sino porque le remordió la conciencia. ¿Qué sabemos lo Dios.
que ella solamente pudo saber, si llevada de su deleite consintió con Además, para Agustín, esta cuestión del honor no podía depender
Sexto que la violentaba y arrepentida de la fealdad de esta acción, de Lucrecia misma, sino de su familia. No tenía que suicidarse, por-
tuvo tanto sentimiento que creyese no podía satisfacer tan horrendo que ya, después de la violación, "descubrió la insolencia de Sexto a su
crimen, sino con su muerte?"" Agustín refleja así un punto de vista marido Coletino y a su deudo Junio Bruto, varones esclarecidos por
que no podemos calificar de otra manera que "masculino". Lucrecia su linaje y valor empeñándolos en la venganza"." En esta perspecti-
no tenía por fin derecho a la vergüenza ni a la desesperación. Sintién- va, que es la perspectiva romana, sólo la familia puede y debe encar-
dose ofendida en su persona, en realidad manifestaba su culpabili- garse del honor de la víctima. El suicidio de Lucrecia es una falta de
dad. En otros términos, la mujer se encuentra en un círculo vicioso mesura, un exceso cometido por una mujer que manifiesta una inde-

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bida pretensión de sustituirse a los hombres responsables de la preser-
da. Sin embargo, a través de una sutil casuística sostiene que los Sabi-
vación o de la venganza de su honor manchado.
nos no tenían que negarse a entregar sus hijas a sus vecinos, y que
En el caso de Lucrecia, por fin se toma en consideración y se juzga
esto justificaba que los romanos emprendiesen una guerra para obte-
lás la actitud de la mujer que la de su agresor. Se sobreentiende 'que
nerlas. En este caso entonces el rapto podía justificarse, pues si el
el acto de Sexto es condenable. Pero resulta significativo que Agustín
rapto no se justifica en tiempo de paz, puede justificarse en tiempo
no parece muy interesado por el acto mismo, sino por sus consecuen-
de guerra. Agustín, por consiguiente, restringe su condena aparente-
cias y la reacción de la mujer: condenable en su principio, el forzar a
mente absoluta del rapto: en ciertas circunstancias el uso de la
una mujer podía ser un hecho relativamente corriente, una mala cos-
violencia para obtener mujeres es lícito. Los romanos colocados en
tumbre que no merecía mayor atención. una situación de escasez tenían el derecho de poner fin, violentamen-
Esta condenación de principio deja sin embargo algunas ambi- te, a esta situación.
güedades, si nos referimos al segundo pasaje en que se enfrenta el
Ahora bien, esta situación es típica de un pueblo colonizado que
problema. Se trata en este caso de otro episodio de la historia roma-
se encuentra con una predominancia aplastante de varones. Era el
na, el rapto de las Sabinas. A este respecto Agustín ironiza sobre la
caso de los romanos. Según la leyenda, les faltaban mujeres porque
justicia y la equidad que, según Salustio, reinaban entre los romanos,
habían dejado la ciudad de Alba para crear una nueva ciudad, Ro-
lo que explicaría que los dioses no hubieren dado leyes a este pueblo:
ma, que era por consiguiente una colonia de Alba. No podemos de-
"Yo creo que de esta justicia y equidad provino el robo de las Sabinas
jar de pensar que este esquema corresponde exactamente a lo qúe
porque ¿qué cosa más justa y más santa hay que engañar a las hijas
pasa en América. Los españoles, nutridos de tradición cristiana,
de sus vecinos bajo el pretexto de fiestas y espectáculos, y no reci-
birlas por mujeres ton voluntad de sus padres, sino robarlas por fuer- podían encontrar en el texto de Agustín una justificación implícita
del rapto de las mujeres indígenas por un pueblo recién llegado. Por
za, según cada uno podía?"22
cierto, los conquistadores no tenían necesariamente (ni probable-
Pero abandonando esta ironía, su reflexión enseña que la condena
mente) este texto en la mente al llegar a América. Pero tampoco po-
del rapto podría no ser tan categórica como parecía: "Porque si fuera
demos ignorar que la tradición cristiana y en una de sus obras más
mal hecho el negarles las Sabinas cuando se las pidieron, cuando peor
importantes, ofrece cierta justificación del rapto en tiempo de
fue el robai:las, no dándoselas. Más justa fuera la guerra con una
guerra. -¿En qué medida este hecho, que coincide muy bien por otra
nación que hubiera negado sus hijas a sus vecinos por mujeres des-
parte con cierta mentalidad mediterránea, contribuyó a facilitar o a
pués de habérselas pedido, que con las que pretendían, después se las
consolidar el sentimiento de desprecio de los españoles hacia las mu-
volvieren por habérselas robado. Esto hubiera sido entonces más con-
jeres indígenas y a exculpar la agresión sexual que cometieron contra
forme a razón, pues, en tales circunstancias, Marte pudiera favorecer
ellas? Sólo el pasaje del analista del discurso al estudio de los compor-
a su hijo en la guerra, en venganza de la injuria que se les hacía en
tamientos nos daría, tal vez, una respuesta.
negarles sus hijas por mujeres, consiguiendo de este modo las que
Santo Tomás de Aquino, el otro gran doctor de la Iglesia, trata el
pretendía; porque con el derecho de la guerra, siendo vencedor, a-
caso tomaría justamente las que sin razón la habían negado: lo que tema de la violación en términos mucho más breves. En un corto
párrafo de la Suma teológica establece una verdadera jerarquía de
sucedió muy al contrario — ya que sin motivo ni derecho robó las
que no le habían sido concedidas— sosteniendo injusta guerra con crímenes sexuales: "La fornicación sencilla que se comete sin per-
sus padres, que justamente se agraviaron de un crimen tan atroz."" juicio a otra persona es la menor entre las especies de la lujuria. Pero
la injusticia es más grave cuando alguien abuse de una mujer que
En este fragmento, un tanto complejo, Agustín parece condenar
otro ha tenido en su poder en vista de la generación, y que no ha sido
el rapto de las Sabinas, ya que la guerra hecha por los romanos a los
Sabinos, que reclamaban a sus hijas robadas, no le parece justifica- confiado a su custodia. Es la razón por la cual el adulterio es más grave
que el estupro. El uno y el otro están agravados por la violencia. Por

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guiente las estructuras ideológicas del mundo romano y del mundo
aquella razón, el rapto de una virgen es más grave que la violación y
mediterráneo (San Agustín era cabila), 25 mundo en el cual la mujer
el rapto de una esposa, más grave que el adulterio."24 Este análisis,
más abstracto que el de San Agustín, puede traducirse según el si- es menor, totalmente sometida al punto de vista de la preservación
de la especie y de la familia. Sin derecho a la desesperación o a un
guiente esquema:
sentimiento de su deshonor que la lleve al suicidio. Su venganza se
con violencia encuentra en las manos de los hombres que son, a la vez, los únicos
adulterio
(rapto de una esposa) dañados y los únicos que pueden realmente defender el honor social-
mente atacado. Por cierto el cristianismo ofrece a la mujer una salida
o un consuelo, pero sus efectos son ambiguos. En la violación, el al-
estupro
ma disociada del cuerpo conserva su pureza, la mujer no puede sen-
(desfloración
con violencia tirse culpable. Pero al mismo tiempo, este dualismo disminuye la
de una doncella)
(rapto de una virgen) gravedad de un acto que no perjudica más que a la parte inferior del
cuerpo. Al fin y al cabo, existen situaciones en las que la violación
encuentra algunas disculpas: la guerra, sobre todo cuando un grupo
fornicación
se halla en una situación de escasez de mujeres.
sencilla

En esta medida aparece claramente que para Santo Tomás la


violencia no constituye un crimen sexual específico y condenable en La tradición de los juristas laicos. La definición legal del delito
sí mismo, sino un factor agravante. Lo más importante no es el daño
causado a la mujer sino el daño causado a sus deudos, o sea a los que Tampoco se puede aislar esta tradición de la católica que acabamos
no solamente son responsables de ella, sino ejercen en ella derechos, de presentar. Sin embargo, existen distinciones obvias, ya que las
porque es detentadora de una parte importante del "capital simbóli- metas perseguidas no son exactamente las mismas. Estas discrepan-
co de la familia". Además Santo Tomás establece una distinción cias pueden entenderse al examinar la definición del delito. Tema de
entre el varón que tiene la mujer "en su poder en vista de la genera- suma importancia en la perspectiva nuestra, la de un estudio de los
ción" (el marido) y quien la tiene remitida "a su mera guardia" (el procesos por violación, pues es necesario como ya lo hemos men-
padre o tutor). En el primer caso, la violación es más grave, ya que cionado establecer de manera clara la constelación de los conceptos
constituye un atentado contra el matrimonio o sea contra la institu- relacionada con la violencia sexual. Por esta razón, le dedicaremos
un lugar aparte.
ción cuya meta esencial es la propagación de la especie. En todo caso
la mujer ha sido igualmente olvidada. Su toma en consideración como Recordemos que las definiciones y las sentencias previstas son de
individuo pasa mucho después del interés general de la especie, cuya origen a menudo muy antiguo, ya que las leyes vigentes, fuera de al-
responsabilidad sólo incumbe a los hombres. Discurso por consi- gunas adaptaciones ulteriores, provienen de las Leyes de Partidas de
guiente esencialmente masculino que coloca a la mujer en una si- Alfonso X, el Sabio. Sin embargo, no cabe duda que evolucionaron
tuación de menor y no ve en la violencia sexual más que un aspecto las concepciones del honor expresadas a través de estos discursos
agravante del perjuicio hecho al derecho de los hombres, y a la insti- jurídicos. Julio Caro Baroja subraya así la diferencia que existe entre
tución familiar como lugar de la reproducción de la especie. la época en la cual "la mala fama es peor que la muerte" y la época
El punto de vista de estos dos grandes pensadores cristianos aclara de Las Luces, en que las antiguas concepciones del honor apare-
la actitud general de la Iglesia, que también depende mucho del es- cieran "como cosas vetustas. . . y no sólo vetustas sino también inmo-
pacio cultural en el que nace la tradición cristiana y refleja por consi- rales".26

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En la portada de los expedientes judiciales encontramos datos que "doncellas". Esto muestra tal vez que la pérdida del honor y de la vir-
merecen aclararse o distinguirse: "violencia", "estupro", "estuproin- ginidad de la doncella preocupaba más que la violencia hecha a una
maturo", "robo de honor", "robo de virginidad", "deudos de honor", mujer no virgen. Por lo menos esta cuestión es el objeto de una aten-
"fuerza hecha. . ." En una primera etapa, debemos precisar el sentido ción "especial", pues su gravedad se reconoce superior.
de estas expresiones y determinar en qué medida corresponden a Queda evidente sin embargo que la violencia o la coacción hecha
nuestro objeto de trabajo. Éste es un problema semántico. a una mujer para obtener relaciones sexuales se reconoce como un
Para resolverlo, lo más conveniente es sin duda referirse a la le- delito, incluso como uno de los más graves, pues está incluido, al la-
gislación y ver cómo los conceptos jurídicos se adaptan a nuestro do del homicidio, del incendio, la traición, los actos delictuosos de
enfoque. Será necesario entonces adecuar nuestras interrogantes pre- los magistrados inferiores, las ofensas en contra de viuda y de huérfa-
sentes a lo que constituyó para aquella sociedad el nudo del problema. nos, entre los "casos de corte" que están bajo la jurisdicción de la
Si nos referimos al sentido recibido comúnmente, en un dicciona- Audiencia en primera instancia."
rio, nos damos cuenta que las palabras "violencia" y "estupro" tienen Para que haya un verdadero delito, varias condiciones tienen que
ahora el mismo sentido. Pero hasta una fecha reciente no sucedía es- ser reunidas: "1. Que la violación se cumpla contra la persona mis-
to y entre estas palabras existían diferencias sensibles. ma, y no solamente contra los obstáculos intermedios como v. gr.
contra una puerta que se hubiese roto o forzado para llegar a ella;
En 1732 el Diccionario de Autoridades," por ejemplo, señala
importantes diferencias para expresiones tales como "estupro" y 2. Que la resistencia haya sido constante hasta el fin; pues si no
"violación". Violar es "corromper por fuerza a alguna mujer", espe- hubiese más que los primeros esfuerzos, no habría caso de fuerza, ni
cialmente doncella. "Vinu illi inferre." El estupro está definido como lugar por consiguiente a la pena del crimen."" La actitud de la mu-
"el concúbito y ayuntamiento ilícito y forzado con virgen ú jer resulta por consiguiente determinante. Su resistencia, verdadera
doncella". Por consiguiente, la primera expresión tiene un sentido señal del delito, plantea desde luego un importante problema: las
más amplio que la segunda, la primera incluyendo la segunda, pero amenazas y el temor pudieron vencer la resistencia de la mujer y
solamente en parte, ya que la palabra "ilícita" en la segunda introdu- luego facilitar el delito, haciendo a la vez difícil el que sea perse-
guido. Se notará que las amenazas no se mencionan explícitamente
ce una distinción de naturaleza jurídica.
Los juristas, efectivamente, parecen haber conferido mucha im- entre las manifestaciones de violencia. Para el mismo autor, la culpa-
portancia a estas diferencias. Escriche, por ejemplo, en su Dicciona- bilidad del hombre se descartaba casi automáticamente en un gran
rio razonado de Legislación y jurisprudencia28 distingue de manera número de casos ya que se admite que "la mujer tiene por lo común
bastante neta la expresión "violación": "Violencia que se hace a una más medios para defenderse que el hombre para atacar y vencer la
mujer para abusar de ella contra su voluntad", la que por consi- resistencia que se le opone".31 Y el mismo concluye: "Así es que tal
guiente se aplica a cualquier mujer, y es sinónima de la expresión vez habrá más ejemplos de violencias supuestas que de violencias ver-
daderas", haciendo pensar, desde el principio, una sospecha en la
Fuerza hecha a mujeres ("ofensa que se hace a una mujer violentán-
dola o abusando deshonestamente de ella contra su voluntad") con mayor parte de las denuncias. Tal disposición mental, tal vez amplia-
un ligero matiz relativo al uso de la violencia; y por otra parte la mente compartida por los juristas de la época, constituye sin duda un
obstáculo a la formulación de numerosas denuncias.
expresión estupro para la cual regresa a la definición del diccionario Sin embargo, cabe decir que, al contrario del estupro, la fuerza se
de la Academia Española: "La violación de una doncella, y por viola-
ción se entiende. . la corrupción por fuerza." consideró delito público. Por consiguiente, como lo mencionaron las
Esta definición jurídica. vigente a mediados del siglo >cm, pero Leyes de Partidas," están autorizados a acusar al forzador y a sus
que se apoya en una larga tradición, es más precisa que la definición cómplices y auxiliadores, no solamente la mujer forzada y sus parien-
corriente, y particularmente sensible a la violación de las tes, sino también, ante el juez del lugar del delito o ante el del reo en

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el caso de que éstos no quisieran, cualquier persona del pueblo. Ade- mitad del siglo xix, admite una definición muy general que se verá
más el plazo para intentar la acusación de fuerza duraba treinta años, obligado a ir precisando: "Diremos pues, en vista de todo, que estu-
después de los cuales intervenía la prescripción." La violación de una pro, en general, es el acceso ilegítimo que uno tiene con una mujer
mujer por consiguiente se ha considerado, por lo menos teóricamen- soltera o viuda de buena fama que no sea su parienta en grado prohi-
te, como un acto grave que no tocaba sólo a las personas sino al or- bido". Tal definición insiste desde luego más en el carácter ilegítimo
den público. Veremos no obstante que, en la práctica, la actitud de de la relación que en la noción de coacción, pero distingue claramen-
la justicia es bastante diferente. te el estupro del adulterio (relación con una mujer casada) y de la
La violación practicada en una "doncella" suscitó un interés más simple fornicación (relación con una mujer pública, que no merece
profundo en los juristas. Escriche le dedica 6 columnas de su obra, ninguna pena "mientras no sea forzado", lo que implica de una ma-
cuando no dedica más que dos a la "fuerza hecha a mujeres"." Lejos nera obvia que la violencia hecha a las prostitutas tampoco es acep-
de ser sólo un caso particular, el "estupro" es la cuestión más grave, table).
que merece un examen más cuidadoso. La expresión "estupro" No obstante, el autor da una indicación que permite distinguir
puede tener un sentido muy amplio. Escriche cita, por ejemplo, al mejor las diversas situaciones: "El estupro puede ser voluntario o in-
jurista Ferraris: "Según la opinión común de los doctores, el estupro voluntario: es voluntario cuando la mujer consiente libremente y a
en su sentido propio y riguroso no es más que la violenta desfloración sabiendas, sin que medie fuerza ni seducción; y se reporta involunta-
de una doncella; pero, por violenta desfloración entiende no sólo lo que rio no sólo cuando interviene fuerza física, sino también cuando hay
se hace a la fuerza, sino también lo que se hace por amenazas, dolo, amenaza, engaño, fraude, promesa u otro género de seducción." Si
fraude, seducción o promesa falaz de matrimonio."55 Resulta evidente el estupro voluntario "no puede ser el objeto de acción civil o penal,
que, por lo que atañe a las "doncellas", la noción de violación o violencia la ley 7, tit. 7, lib. 4 del Fuero Real" precisa que si una mujer no ca-
hecha en ellas tiene un sentido que rebasa mucho la concepción que sada ni desposada fuera voluntariamente a hacer fornicio en casa de
hoy tenemos de la coacción que caracteriza a la violación. Es tam- algún hombre, éste no incurre en pena alguna. En cambio las Siete
bién, al parecer, esta concepción muy extendida la que aceptan los Partidas" dedican gran importancia a la noción de coacción, puesto
teólogos moralistas y canonistas, en la continuidad del derecho ro- que no implica solamente la fuerza física, sino también la fuerza mo-
mano: uno de ellos por ejemplo ve el estupro como el simple "acceso ral, noción por cierto muy amplia, que tenía sin embargo una defini-
que uno tiene, sin usar violencia, con mujer doncella o viuda de ción bastante precisa.
buena fama"." Según Escriche, los teólogos moralistas no consideran Además, al contrario de lo que sucede en el caso de simple fuerza,
como estupro otra cosa que "el primer acceso que voluntariamente o la acción de estupro compete únicamente a la estuprada o a las per-
a la fuerza sufre una mujer virgen". En cuanto al derecho canónico, sonas bajo cuyo poder se hallara. Esto implica que, no habiendo
admite que no más que el "concúbito entre soltero y soltera virgen o queja o instancia de parte, no se proceda de oficio en este delito "sino
viuda honrada, sea voluntario o forzoso". Además, el autor recuerda para asegurar el feto si lo hay, y a percibir en tal caso a los delincuen-
que las leyes más antiguas no utilizan la palabra "estupro", sino otras tes; todo con el mayor sigilo, por lo mucho que interesa el honor de la
tales como "fornicio" o "corrupción", vocablos más generales, de los estuprada". Por consiguiente, no puede haber acción "de oficio".
cuales sin embargo no se puede encontrar definición legal. La acción puede ser emprendida en contra de cualquier estuprador,
Escriche, por consiguiente, manifiesta su aprieto, subrayando las siempre y cuando tenga más de catorce años, delante del juez del lu-
contradicciones existentes "entre nuestros escritores más modernos": gar en donde se cometió el delito, o delante del juez del lugar en el
"Unos exigen la violencia para que haya estupro y otros la excluyen", que vive el reo. La denuncia debe presentarse en los cinco días que si-
cuando una tercera categoría como Antonio Gómez "supone que guen al estupro, pero en el caso de violencia, la prescripción es de
puede haberlo con violencia o sin ella"." El mismo, en esta primera 30 años.

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Cabe también examinar por fin las relaciones entre la violación y
LOS PROCESOS
el rapto. Para un jurista como Escriche el vínculo es evidente: se trata
El contexto ideológico que acabamos de examinar no brinda ningu-
del "robo que se hace de alguna mujer sacándola de su casa para lle-
na certeza en cuanto a las actitudes efectivamente adoptadas dentro
varla a otro lugar con el fin de corromperla o de casarse con ella"."
de la sociedad novohispana. Queda reducido a una serie de proposiciones
A primera vista el paralelismo con el estupro es evidente, ya que
comporta también las dos categorías relativas a la utilización de la fuerza teóricas, pues, aunque pesa seguramente en los comportamientos, no
o de la seducción. Sin embargo, se menciona que si el rapto de fuerza es constituye un marco apremiante para la práctica cotidiana. Los indi-
un crimen en contra de la persona raptada y de su familia, el rapto viduos conservan un margen de maniobra y cierta autonomía de
apropiación ante las actitudes dictadas por los textos.
de seducción no es más que un crimen contra los padres, el ma-
rido o el tutor. Esta definición por consiguiente lleva a distinguir Es preciso, por consiguiente, volverse hacia los casos concretos.
de manera bastante clara el rapto de la violación, pues implica Los archivos criminales proporcionan al respecto un material de gran in-
terés. Acondicionado por los trámites obligatorios y por el conformismo
necesariamente la existencia de raptos con la complicidad y el con-
impuesto por tal marco, resulta ser sin embargo el reflejo más próxi-
sentimiento de la doncella. Se incluye entonces en un estudio de la
mo de la vida de cada día. Constituye también el lugar de una toma
violación cuando la violencia es evidente. En realidad, tal definición
pretende esencialmente preservar la autoridad parental, evitando los de posición explícita de todas las partes enfrentadas: reos, víctimas,
familias, testigos, curadores (abogados), jueces. A partir de 63 expe-
matrimonios secretos, que son medios de transgredir los obstáculos
dientes que abarcan un largo periodo (1720-1820), se puede entender la•
sociales o económicos al matrimonio para que prevalezca tal vez un
reacción cotidiana del cuerpo social en su conjunto (individuos, gru-
verdadero amor. pos e instituciones).
Por lo tanto la violencia sexual, objeto de nuestro trabajo, está
contenida dentro de varias rúbricas jurídicas. Sólo las de "violación"
propiamente dichas, o la de "fuerza hecha a una mujer", correspon-
La denuncia
den realmente a nuestro enfoque, mientras otras, como el "estupro"
o el "rapto", incluyen la violencia sexual, aunque califiquen en reali-
Si se toma en cuenta el número reducido de casos de violaciones que
dad delitos cuya extensión rebasa mucho lo que podemos considerar
afloran en los archivos judiciales, resulta evidente que denunciar no
ahora. es ningún acto normal y fácil en este tipo de asunto. Sobre todo, im-
Así las cosas, nos encontramos ante una alternativa: detenernos en
las definiciones de la época y diluir en definitiva la violencia sexual porta mucho entender que "recurrir a la ley en busca de desagravio
propiamente dicha en otros fenómenos; o seleccionar dentro de los es confesar públicamente que te han agraviado y la demostración de
casos aquellos que responden exactamente a la definición siguiente: vulnerabilidad pone en peligro tu honor, peligro del que no le salva
"Relación sexual impuesta a una mujer por coacción, sin su consenti- en absoluto la «satisfacción» de la compensación legal de manos
de una autoridad secular"."
miento". Hemos escogido esta última solución, sin disimularnos las
ambigüedades que implica en la práctica. Muchas veces las cosas no Las mismas autoridades judiciales no fomentan las denuncias, y
resultan muy claras, pues coacción y tentativa de seducción quedan a aun en ciertos casos las desalientan. Así lo atestigua el subdelegado
menudo mezcladas, sin que sea en todos los casos posible aislar la de Teotihuacan explicando su actitud frente a un padre que pedía la
intervención de la justicia tras el estupro de su hija:
violencia o determinar lo que representa realmente.

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. . . usando de prudentes consideraciones le dixe que la infa- la violación de su hija. En ausencia de éste, un cuñado o un tío ejerce
mia de cárcel pública no me parecía por entonces regular pues esta protección del honor familiar. Sin embargo, cuando la madre
cedía en su mayor deshonor porque se divulgaba más el asunto, denuncia, no se trata siempre de una viuda, sino también de una
y la muchacha en el evento de no casarse con Bastida como ya mujer casada. Tal vez en este caso podemos entender que la madre
debía esperarse pues no tenía de él palabra podía hallar con el —como mujer— se encarga de la desgracia de su hija, mientras el
padre, tal vez opuesto a un trámite, que confirma públicamente la
tiempo otro marido. . . 42
mancha en el honor familiar, no parece interesarse en el asunto. Éste
sería probablemente un caso poco corriente, ya que el padre más tar-
Ésta es una manera de proceder muy explícita, admitida y fomen- de puede intervenir en el proceso. Pero podemos ver aquí la expre-
tada por las autoridades, la cual consiste por tanto en sugerir una sión tal vez de un sentimiento de solidaridad femenina al lado del
sentimiento familiar. El hecho que las mujeres se hagan cargo de su
composición extrajudicial.
Resulta tanto más importante entender el porqué individuos propia suerte aparece también claramente al considerar que aun
quisieron, sin embargo, acudir a la justicia. Al estudiar los mecanis- muchachas muy jóvenes se atreven a quejarse personalmente. Ante
mos de la denuncia y sus motivos, se aclaran la naturaleza y los todo, dentro del grupo familiar, la violación parece desde luego
en algunos casos atañer particularmente a las mismas mujeres.
límites del material que estudiamos.
En esta perspectiva, varios datos se sacan del examen de las de- Es preciso subrayar, por otra parte, que son pocas las denuncias
nuncias. A partir de 43 expedientes vemos que la misma víctima se que vienen de fuera del grupo familiar. Fuera de la denuncia anóni-
quejó 8 veces, 5 veces el marido, 10 veces el padre, 7 veces la madre, ma, que puede ser el instrumento de una venganza, hay denuncias de
los dos padres (padre y madre) 2 veces y otro pariente (cuñado, cuña- algunas autoridades laicas o religiosas cuando la violación, seguida o pre-
da, hermano) 7 veces. Existe por otra parte una denuncia anónima cedida de un amancebamiento público, aparece como un escándalo
(tal vez un pariente)," una denunció hecha por el fiscal de la cuyas dimensiones rebasan ampliamente los límites del marco familiar.47
Iglesia," una por el principal del pueblo" y una por la esposa del El tiempo que pasa entre los hechos y la denuncia también resulta
significativo. Primero aparece como muy variable: En cuatro casos,
agresor y madre de la víctima."
Esta repartición puede analizarse primero en términos de proxi- la denuncia se hizo el mismo día; en otros nueve, la denuncia intervino
midad a la víctima. En fin de cuentas, las denuncias realizadas por la en menos de una semana. Este plazo de algunos días refleja pro-
víctima personalmente no representarán más que una proporción bablemente la existencia de debates en el seno de la familia para de-
mínima (17.8%). Sin embargo, y tomando en cuenta el número re- terminar la conveniencia de la denuncia, tratándose de evaluar los
ducido de viudas (dos), que solas gozan de cierta mayoría moral y daños sociales hechos al honor.
jurídica, y desprovistas por consiguiente de un protector reconocido, En otros casos la denuncia llega después de varios meses. A veces
vemos que a pesar de todo una décima parte de las mujeres se encar- se explica por el hecho de que la muchacha quedó embarazada" o
gan de su propia defensa. Por lo tanto esta proporción no representa que se dieran cuenta al casarla que ya no estaba virgen." Este retraso
más que una ínfima parte de las mujeres no casadas. En la parte ma- puede explicarse también por el desconocimiento o el miedo a la jus-
yor de los casos, la denuncia viene en primer lugar de la familia, ticia. Tal vez, se intentó alguna composición por medio de nego-
se trata de un asunto familiar, pues en tal caso el honor familiar está ciaciones directas o por el intermediario de un tercero (un cura por
1 ejemplo), que buscaron el medio de llegar a un arreglo sin pasar por la
cuestionado.
Entre los miembros de la familia, los hombres son más respon- justicia. En este caso, la denuncia resultaría del fracaso de estos tra-
sables del honor familiar y representan casi la mitad de todos los tos de arreglo, existiendo evidencias para pensar que los casos de
denunciantes: el padre, con más frecuencia que la madre, denuncia arreglo fueron numerosos. Pocos casos llegan a la justicia y la autori-

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dad recomendaba evitar todo exceso en la represión de este tipo de El marido ofendido invoca tanto su honor" como lo hace la mujer."
delita, resistiéndose a intervenir en este tipo de procesos difíciles y Sin embargo, la ofensa tiene una dimensión más amplia cuando toca
siempre peligrosos por su carácter escandaloso. Estos arreglos extra- el honor de toda la casa." Más allá y como sostiene una denuncia
judiciales no eran siempre posibles pues la indemnización pecuniaria anónima, 14 violación implicaría, ni más ni menos, el honor de
tropezaba a veces en la debilidad de los recursos del reo. En cuanto al Dios." El honor tiene que ser defendido, en contra de la violencia
matrimonio, existían varios obstáculos: el agresor podía estar ya ca- que se le hace y por lo tanto esta defensa atañe a la justicia. Por otra
sado (lo que ocurría en la mitad de los casos), la unión no era factible parte, es algo que trasciende los intereses. No puede en muchos casos
culturalmente (por el parentesco de las partes) o socialmente (la con- ser establecido por una indemnización, lo que explica por ejemplo el
dición respectiva del agresor y de la víctima siendo demasiado distinta el comportamiento de la mujer de Pedro Alcántara Velasco que no
casamiento resultaba desigual). quiere salir de la cárcel con una simple indemnización." Resulta ne-
El proceso de violación puede ser también un medio de chantaje y cesario un reconocimiento público del daño hecho al honor y además, re-
de venganza y por razones evidentes el reo puede alegar que la de- cibir dinero directamente es algo imposible para la mujer; sería reconocer
nuncia que pesa sobre él se debe a estas causas. Pero queda evidente la venalidad del acto al cual ha sido forzada." Por otra parte la justicia
que en algunos casos, la lectura del proceso puede despertar las du- puedé reparar el acto y debe hacerlo en la legalidad; sin embargo un
das y de todas maneras la voluntad de venganza puede interferir sin marido no vacila en invocar la posibilidad de una violencia personal
que sea falsa la denuncia. Los motivos de denuncia son diversos: ven- si no lo hace. Ésta es la actitud algo enfática, adoptada por un solda-
ganza por palabras ofensivas," venganza de una mujer abando- do miliciano," que justifica la idea de Julio Caro Baroja según la
nada," venganza por haberse negado a prestar un falso testimonio en cual en el siglo xviii "esta moral de valor más por violencia individual
un caso de robo de ganado," venganza por motivos de rivalidad es o viene a ser siempre la moral del soldado que, en tanto en cuanto
política." Sin embargo el uso de la denuncia para venganza es duran el riesgo y la aventura, es aceptable y aun deseable"." Por tanto,
un juego obviamente peligroso pues la justicia, al intervenir en hemos aquí un arcaísmo, sobre todo difundido en las clases popula-
los asuntos de los particulares, puede volverse en contra de los res en aquella época.
denunciantes." Por consiguiente, la expresión explícita del honor, resulta un tan-
La voluntad de reparación es muy fuerte. ¿Pero qué se trata real- to escasa. Pero cuando se encuentra, se trata de una concepción
mente de defender? ¿sería el honor, o se trataría de buscar algo más amplia y exigente que pretende, por lo menos verbalmente, apenas
práctico? El estudio del uso de las palabras "honor", "deshonor" y satisfacerse de una pura compensación. Los demás tienen una idea
otros términos relacionados con éstas nos puede ayudar. Por supues- de su honor probablemente más realista, menos novelesca o sagrada,
to, el sentimiento del honor no depende únicamente del uso de la pa- menos exigente y expresada con menos insistencia. Están dispuestos a
labra; no se expresa siempre de manera abierta, lo que implica que veces a someterse a otra consideración: Un denunciante, por
no sea fácil medir la intensidad del sentimiento de honor. Podemos ejemplo, explica claramente que su denuncia no es criminal sino ci-
sin embargo esbozar un análisis muy rápido del uso de las palabras, vil." De hecho, si la ofensa puede suscitar mucha aflicción y mucho
de su sociología, de las condiciones de su empleo, problema que me- dolor entre los interesados y su familia, tiene un carácter en cierta
recería sin duda un estudio más riguroso y de mayor amplitud que estos manera irreparable. La condena del reo en justicia no borra más que
en parte la mancha del honor. Esto explica que la denuncia puede
apuntes.
Observamos primero que el uso de estas palabras no es universal y ser retirada, según el propósito fuertemente fomentado por la justi-
que en fin de cuentas el número de procesos en los cuales aparecen cia de un perdón ("para que Dios me perdone mis pecados") inspirado
resulta bastante reducido: unos diez del total de setenta de nuestro por el sentimiento de cierta solidaridad humana, cuando es evidente
estudio. En estos casos el honor atañe a la vez a la mujer y al hombre. que la condena del reo puede perjudicar mucho a su familia."

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Cabe mencionar por fin que, en cierto número de casos, la denun- pueden separarse totalmente de las venganzas privadas, tan temidas
cia acompaña otras de otro tipo, pues la violación pudo sumarse a que un reo se rehusa aun a hablar frente al Alcalde ordinario, sin du-
otro delito: robo o saqueo de la casa.65 En este caso, se evidencia la da percibido como demasiado vinculado con los intereses locales: "lo
relación existente entre estos delitos y cierta excitación sexual, como prendieron en nombre del Rey y lo llevaron en casa del Alcalde
ya lo hemos visto: "el placer de la destrucción puede ser tan agudo Julian de Santiago, y allí estubo negando pues aunque le hizieron va-
que toma una coloración sexual".66 En otros casos, la denuncia de rias preguntas, a todo contestó que aqui a Huichapan lo vendría a
una violación se ubica en una serie de quejas contra un funcionario y confesar todo, como lo ha hecho ahora"." En este caso, específica-
los excesos cometidos en contra de los naturales de varios pueblos;67 mente, el reo arriesgaba mucho, puesto que había asesinado a una
entonces la denuncia sólo es un elemento entre otros y muchas veces niña de 7 años.
desaparece o está considerada como secundaria. Algunos poderes, no obstante, al parecer vienen a interponerse de
manera ilegítima entre las partes y la justicia, como en el caso de un ma-
yordomo de hacienda que empieza a interrogar al reo. n Otros, en cam-
La detención bio, sirven sólo de intermediario, caso de este coronel de regimiento a
quien- acudió primero a quejarse el soldado miliciano ya menciona-
La detención no se revela siempre fácil y los casos de huida no son po- do, lo que provocó el retraso del depósito de sudenuncia a la justicia
cos. Una de las soluciones más cómodas consiste en refugiarse en una real. 74 La autoridad eclesiástica, por su parte, interviene para hacer
iglesia o en un cementerio, que son los asilos frecuentes de los crimi- respetar cierto orden moral. Pero, muy rápidamente, cuando la
nales. Sin embargo no parece, en el caso de este tipo de agresiones, que violación queda bien establecida, se ve obligada a transmitir el caso a
este recurso haya permitido a los delincuentes escapar frecuentemente la justicia civil aunque algunos procesos nos enseñan que no lo hace
de la justicia y que la autoridad secular haya encontrado alguna difi- siempre de buen grado vacilando en deshacerse de su poder. "
cultad para aprehenderlos. De todos modos las Siete Partidas precisan
de manera muy clara: "Yerros muy grandes fazen los ornes a las vega-
das, sin los que dize en la ley ante desta, porque han de foyr a las Las diferentes fases del proceso
Eglesias temiendo pena. E por esto mandó el Derecho de las leyes
antiguas, que los saquen dellas, sin caloña ninguna; assi como los Las diferentes fases del proceso por violación son casi las mismas que
traydores conoscidos, e los que matan a otro atuerto, e los adultera- para otro tipo de agresión o por un homicidio. La portada de los do-
dores, e los que fuerzan virgines,, e los que tienen de dar cuanta a los cumentos proporciona algunos datos esenciales como son: lugar,
Emperadores, e a los Reyes, de sus tributos, o de sus pechos"." fecha, identidad del reo, de la víctima, del denunciante y el motivo
A parte de la desaparición o de la huida a veces muy lejos del lu- de la denuncia, viniendo después los documentos siguientes:
gar del crimen," puede ocurrir que los agresores opongan una verda- —El acto llamado "cabeza de proceso", que abre el sumario y que
dera resistencia a la detención, hasta utilizar sus lazos familiares o su contiene la constancia de la denuncia inicial que origina las investi-
influencia social, para fomentar motines en contra de la autoridad. gaciones.
De ahí la necesidad de verdaderas negociaciones con las familias, —Los diferentes testimonios entre los cuales eventualmente halla-
sobre todo cuando son poderosas." En cambio, tenemos el caso de un mos el relato de la víctima.
reo que se entrega voluntariamente a la justicia.n —Después de la detención del culpable, su primera declaración
De hecho, si se teme muchas veces la intervención de la justicia en en términos más o menos informales.
asuntos privados, ésta puede ser también percibida como una —Un documento llamado "confesión del reo", según un cuestionario
garantía. Las detenciones privadas no faltan, pero en este caso más preciso y más estereotipado.

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—El nombramiento de un "curador", encargado de la defensa del
La duración de los procesos no se establece fácilmente: en efecto
reo, y su aceptación.
muchos de ellos son incompletos, por falta de la sentencia y de los úl-
—El alegato del curador.
timos documentos, o al contrario, contamos con los documentos de
—Una nueva serie de testimonios recabados a partir de un cues-
una sola fase del proceso. Para algunos, sin embargo, se pueden sacar
tionario propuesto por el curador, destinado a confirmar o preparar
conclusiones. Tiene una duración muy variable oscilando ésta entre
la defensa. Se trata aquí de testigos acerca de moralidad.
algunos días (mínimo de 13 días) a más de un año y hasta varios años
— Eventualmente un nuevo alegato, o testimonio.
— La sentencia del juez con una pequeña explicación de los (máximo de 5 años, 8 meses y 23 días). El promedio es de 400 días,
pero vemos que en realidad los procesos pueden dividirse en clQs grupos
hechos.
más o menos iguales: un grupo de procesos muy cortos cuya duración
Eventualmente, en caso de apelación, podemos encontrar nuevos
no excede los 4 meses, no abarcando la mayor parte más de 1 mes; y por
documentos como:
otra parte un grupo de procesos mucho más largos que tienen una
—El alegato del Procurador de Indios (o procurador de los
duración superior a un año. Esta última categoría se vincula evidente-
pobres).
mente con el recurso a la apelación. Pero esta diferencia proviene
—La sentencia del juez de la Audencia junto con su explicación. Por
también de la dificultad frecuente de comprobar los hechos. Uno de
fin, en algunos casos, un documento menciona la comprensión (o no
comprensión) del caso en un Indulto, como se produjo varias veces en los reos por ejemplo queda liberado tras un año y medio de cárcel sin
que se haya podido comprobar su culpabilidad. " La larga duración de
el siglo XVIII, con motivo del nacimiento o del matrimonio de un In-
los procesos es por otra parte objeto de temor como lo confirman las
fante, del Rey, no entrando sistemáticamente en estos Indultos los
quejas de las esposas o de los reos al respecto, ya que esta provoca su
casos de violación.
miseria, lo que mueve a veces a los denunciantes a otorgar su perdón
Este esquema de trámites es un poco teórico, ya que, de hecho,
para abreviar el proceso.
muchos episodios de la investigación o del proceso vienen a compli-
carlo: huída del reo, refugiado en el territorio sagrado del cementerio o La duración del proceso es también el resultado de la actitud de
los hombres de justicia en este tipo de asunto, puesto que no son adic-
de la iglesia, informes de matronas, para establecer si hubo efectiva-
tos en este tipo de procesos, mejor acabar y arreglar expeditamente el
mente violación de virginidad, informes de médicos, en caso de violen-
cia, documentos relativos al desarrollo del proceso, careos, transmisiones negocio por medio de una composición entre las partes. Son cosas
que atañen más al derecho privado ya que el orden público, en la
de instrucciones, ratificaciones, conflictos de competencia, intervencio-
nes de las familias que se quejan de la larga duración de la detención del mayor parte de las veces, no fue perturbado por las violencias, que
reo, o al contrario de la falta de rapidez o de eficiencia, de injusticia, do- afectan más que todo la dignidad personal de las mujeres y el honor
cumentos relativos al embargo de bienes, etc. . . En resumen, cada de las familias. No obstante, tal voluntad de la justicia se opone a
menudo a la intransigencia de una de las partes en particular de las
causa es distinta en su desarrollo y en su estructura, de ahí la dificultad
de comparar los procesos entre sí. víctimas, que no vacilan en mantener su deseo de justicia mucho
Cabe señalar que la tortura, aunque no aparezca en los documen- tiempo después de la denuncia, hasta reclamar luego de varios años
tos del proceso ningún informe al respecto, fue empleada, como era las indemnizaciones que no fueron pagadas." Además su obstinación
regular. De hecho los informes relativos a esta práctica estaban con- . es tanto más fuerte cuanto su peso social es más débil dentro de la
comunidad, por lo que se refiere al respeto de sus derechos. La justi-
servados aparte. Su existencia, legal en ese tiempo, queda confirma-
cia se convierte en estos casos en víctima del papel de protector que la
da por la mención que el padre de un reo hace de ella para subrayar
atribuyen los más débiles, en particular los Indios, en teoría es-
su falta de eficiencia en el establecimiento de la verdad, aunque en el
pecialmente protegidos por la ley. 79 Sin embargo las víctimas no son
caso presente la culpabilidad del reo no fuera dudosa."
las únicas en obstinarse, cuando las penas muy largas de trabajo for-
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zado equivalen, en el contexto de la época, a una condena a muerte La cuestión de la desfloración reciente es una de las más inciertas
para el reo y a la miseria para su familia. De ahí, esta preocu- cuando se admite la falta de conocimientos reales de las matronas desde
pación por acudir a la apelación y aprovechar al máximo las posibilidades el punto de vista anatómico, ocurriendo que estas mismas matronas se
contradicen en dos exámenes diferentes;83 de todas maneras, la prueba
que brinda la justicia. de la desfloración resulta aleatoria por razones anatómicas. Éste es el
En el proceso, comprobar la violación, constituye desde luego a la
vez una de las fases más importantes y más difíciles y teóricamente el mismo problema que encontramos en los procesos por impotencia en
denunciante es quien debe presentar las pruebas. Éstas son de dos ti- los que una visita femenina forma parte de los trámites acostumbra-
dos, a pesar del carácter problemático de las pruebas anatómicas,
pos: las morales y las materiales. puesto que la presencia del "hymen", esta membrana obstruyendo el
Las pruebas morales son la confesión, aunque sea extrajudicial, o
las habladurías del reo, la declaración de los testigos; la conversación conducto de "la pudor", es desde el siglo XVI objeto de escepticismo
y el comercio frecuente del hombre y de la mujer solos en lugares ale- entre los anatomistas. Cabe recalcar por otra parte que, en el siglo
jados; el ir juntos en un coche con las cortinas bajadas; el hecho que )(VIII, por ejemplo, la creencia en la existencia del hymen aparece en
el hombre hable secretamente con la mujer, especialmente cuando Europa más arraigada que antes, lo que explica el recurso bastante
dio regalos o le escribió cartas de amor; el visitarla a menudo de sistemático a este tipo de examen."
noche e incluso de día cuando se halla sola; encerrarse con ella en un Más allá de estos datos se plantea para los jueces el problema de
cuarto, abrazándola y el cometer cualquiera de los actos que, según cómo establecer los hechos y fundar la acusación y la condena. En su
las costumbres del país y las circunstancias, llevan a violentas sos- conjunto, los procedimientos de la criminalística parecen un tanto ru-
pechas de'comercio ilícito." Vemos que esta semiología no puede in- dimentarios. Los testimonios y la confesión constituyen lo esencial de
formar sobre la voluntad de la mujer y el grado de coacción que los instrumentos. Nos llama la atención el hecho que jamás se invita
sufrió, aunque implique una vigilancia muy estrecha de su conducta al reo a proponer algo que se asemeje, por ejemplo, a una coartada. En
si quiere ella preservar su honor. Sin embargo, el mismo hombre un solo caso, encontramos una manera original que permite asegurarse
puede ser acusado según reglas muy precisas que excluyen comporta- que la denuncia de cierta niña está justificada, se hacen comparecer
mientos muy alejados de cualquier acto de coacción. La cosa eviden- varios hombres para que ella reconozca a su agresor, lo que efectiva-
temente se complica ya que se alude a la variedad de señales que mente acontece.85 Evidentemente, esta deficiencia de los métodos
varían según los países introduciendo una pluralidad de comportamien- policiacos explica los apuros de la justicia que prefiere abreviar un
tos, origen de interpretaciones contradictorias, muchas veces difíciles de proceso y de una manera más general no comprometerse en este tipo
establecer por Jueces que no son oriundos del lugar considerado. de asuntos. Como lo subraya todavía un jurista del siglo xix, "el deli-
Al lado de estas pruebas morales están también las pruebas mate- to de fuerza es difícil de cometer, y después de cometido, no es más
fácil de probar. . ."86
riales o físicas: "los testigos o señales que deja el estupro en la es-
tuprada y que consisten en la desfloración, en las violencias y lesiones El comportamiento de kis reos durante el proceso ayuda a entender
sobre los órganos sexuales u otras partes del cuerpo, y en las enferme- un poco su personalidad y la manera como perciben y viven su relación
al acto que cometieron y a la justicia. Desgraciadamente la voz y el
dades venéreas que a veces comunica el delincuente". 81 Pero estas
pruebas, en sí mismas, muchas veces engañan: "una desfloración rostro, tales como aparecen a través de los resúmenes de interrogato-
rios, son un tanto borrosos.
puede ser reciente o antigua: las señales de violencia pueden ser efec-
to de otras causas que ninguna relación tengan con el estupro; y los indi- Generalmente los reos manifiestan un espíritu de ofensiva y no re-
conocen fácilmente el delito que perpetraron. Más de la mitad empieza
cios de mal venéreo pueden ser engañosos" 82 De ahí, la gran dificultad de por negar los hechos y tres de ellos los confiesan solamente después
los peritajes y el problema de la competencia de los peritos: facultati-
del segundo interrogatorio, mientras otro espera el cuarto para ha-
vos y matronas.
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cerio. Sin embargo, confesar los hechos no significa manifestar un re- complejos cuyo uso nos parece posible y productivo sólo para un cor-
mordimiento que se expresa una sola vez en todos los procesos y parece pus más importante, lo que rebasaría por consiguiente los límites del
nás dictado por el miedo que por un sentimiento sincero. Todos los reos presente trabajo. Es factible esbozar empíricamente un análisis de al-
,ostienen por fin que tuvieron la razón de su lado: arguyen que gunos alegatos."
fueron provocados, o que el delito no fue muy grave puesto que la Es evidente que cada uno de estos alegatos se adapta a su caso.
mujer ya no era virgen, por haber tratado públicamente antes con Ninguno, por consiguiente, tiene un sentido general y no se defiende
fulano o mengano y que por tanto aquella mujer sin honor bien a los violadores en general. Las obras de formación de los "cu-
podía, al fin y al cabo ser violada. radores" serían desde este punto de vista, más instructivas. Sin em-
Es de observar que cuando el reo es casado, lo apoya generalmen- bargo se puede hacer resaltar algunas constantes. Cabe tomar en
te su mujer, que manda cartas a la justicia para presionar en favor de cuenta además el hecho que el alegato no puede separarse del conjunto
la liberación del esposo." Así las cosas, la violación no parece ser uno del sistema de defensa que incluye en particular la presentación de
de estos crímenes que inspiran tal repulsión que una mujer podría testigos a descarga o testigos de moralidad.
llegar a abandonar a su marido a la justicia, y por tanto a destruir su En general, la argumentación utilizada gira alrededor de algunos
propio matrimonio. Hemos visto sin embargo que, en algunos casos temas esenciales: los hechos y su establecimiento, los motivos de la
extremos una mujer se negó a respaldar a su marido: se trataba de denuncia, la responsabilidad del reo, las consecuencias de una con-
una violación en la persona de su propia hija o de una pariente, lo que dena. La parte que atañe a los hechos y a la responsabilidad del reo'
implicaba el carácter incestuoso de la relación conyugal. 88 se desarrolla más ampliamente.
En cuanto a los hechos, los "curadores" se dedican primero a poner
en evidencia que fueron mal establecidos, subrayando por ejemplo
La defensa que existe incertidumbre acerca de las horas, o poniendo de relieve
el hecho que los exámenes de las matronas son difícilmente acepta-
La defensa ocupa un lugar estratégico en el proceso y tiene un interés bles, sobre todo cuando se contradicen. El establecimiento de los he-
muy especial entre los demás documentos judiciales para el estudio chos dependiendo ante todo de la denuncia y de las declaraciones de
de un delito. En el corazón de un debate institucionalizado a través de lo la víctima, y por otra parte de los testigos, se trata en primer lugar
cual se oponen no solamente grupos, sino también actitudes frente de subrayar las contradicciones de las declaraciones. Por ejemplo: es
a prácticas consideradas como desviantes desde el punto de vista de imposible decir a la vez que gritó y que le taparon la boca." Después,
la Ley y de las instituciones, los sistemas de defensa adoptados por el se trata de descalificar las declaraciones de los testigos, evidenciando
reo, por su familia y por sus abogados nos proporcionan informa- el hecho que hablan de oídas, y que carecen de calidad para ser testi-
ciones preciosas sobre lo que puede decirse y hacerse en una sociedad gos; porque tienen una actitud preconcebida, acusadora o cómplice,
dada y en un periodo determinado. Utilizar tal o tal argumento o porque su palabra carece de valor por ser la de una mujer o de un
implica la esperanza a que sea recibido. Por fin, equivale a una ten- indígena. Cuando el reo había confesado su acto, los "curadores"
tativa por restituir un comportamiento desviante en el orden de lo insistían en la debilidad de una confesión obtenida con la tortura, refi-
aceptable. El estudio de la argumentación permite captar mejor los riéndose en un caso a la argumentación de un autor de la época."
límites de lo que es aceptable, o sea por fin aquellos de los valores do- Por fin, tratan de poner en evidencia las razones que pudieron inci-
minantes. tar a la denuncia: el probable odio entre grupos étnicos, los celos o la
A este respecto sería muy interesante desarrollar un estudio, en el venganza, o la posible presión ejercida en la presunta víctima para
nivel de análisis del discurso, de los contenidos de estos sistemas de que se quejara." Se puede también rechazar la denuncia de una mujer
defensa. Pero, se necesitaría recurrir a métodos de análisis bastante en contra de su esposo, aunque en este caso el curador no explica bien

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las razones del rechazo (respeto necesario de la mujer por su marido o minógenos. En esta argumentación, es una visión del espacio la que
acumulación de rencores dentro de la pareja)." Es posible por último se expresa.
poner en duda los hechos, mostrando que el reo no tuvo un comporta- Por fin, importa subrayar el carácter fortuito del crimen; insistir
miento de culpable: no se escondió ni cometió actos que lo denunciaran sobre la falta de premeditación y el papel del azar, presentar testigos
como delincuente. La ausencia de toda huella material por fin permite de la buena conducta habitual del reo, y dibujar así una imagen ideal:
poner en tela de juicio la denuncia y los testimonios. O bien los curado- obediencia a los superiores, frecuentación de la Iglesia, cumpli-
res recalcan la imposibilidad de cometer la violación: la ingestión de al- miento de los deberes religiosos, sociabilidad, ausencia de vicio. El
cohol, por ejemplo haría impotente al acusado.% testimonio es cuando más valido que viene de una persona respe-
Los defensores, por otra parte, insisten mucho sobre todo lo que table, que conoce al reo desde mucho, y que por consiguiente puede
puede disminuir la responsabilidad del sujeto. Una primera táctica hablar de la vida familiar del reo, de sus antecedentes, de la ausencia
consiste en disminuir la gravedad de los hechos. Si la víctima no gritó, es de sus padres eventualmente, sobre lo cual insisten tanto para expli-
que no hubo violencia, ni coacción. También es preciso señalar que la car y justificar el comportamiento asocial del reo. Además lo que dis-
mujer no era virgen, por ejemplo por medio de testimonios de que culpa o por lo menos disminuye la responsabilidad es la falta de
frecuentó otros hombres." De manera más general conviene descali- publicidad de los hechos, ya que la pérdida del honor es menos un
ficar a la mujer, comprobar que es "mundana" o "callejera". La sos- hecho material que un daño social."
pecha sobre la mujer nace desde el momento en que se encuentra Cuando los hechos han sido bien establecidos y la responsabilidad
fuera .de la casa. ¿No buscaría una aventura? Esta imagen de la mu- poco discutible, tratan de disminuir la dureza del castigo. Lo más
jer encerrada puede provocar varios efectos, hasta se puede invocar sencillo es entonces subrayar la duración del proceso: el encarcela-
una provocación por parte de la mujer e incluso de una niña. Hay miento ha sido ya largo, el reo ha sido ya suficientemente
también argumentos que tratan del estado del agresor, la ebriedad es castigado.1°° Insisten también sobre las disposiciones particulares a
uno de los más utilizados, aunque de manera a veces contradictoria. los indios que prevén más indulgencia para ellos en caso de crimen
La ebriedad provoca la impulsividad y la inconsciencia, el hombre relativo a las costumbres.'" Recuerdan las consecuencias de una
borracho es asimilable al niño y al loco," por consiguiente propenso condena sobre la familia, que se encontraría en la necesidad, despro-
al crimen. La embriaguez también puede hacer inverosímil la viola- vista del padre, o sobre la víctima misma cuando su padre ha sido el
ción ya que provoca impotencia. Por otra parte se invocan circuns- agresor: más vale un padre violador que no tener padre.'°2
tancias permanentes, hechos de naturaleza humana y sobre todo de Tales son los principales argumentos utilizados. Algunas ideas,
calidad social, los hombres están inclinados casi naturalmente a la imágenes, esquemas sociales resaltan: descalificación de la palabra
obscenidad. Cierto modo de vivir, específico de indios, favorece tam- de la mujer y de los indios, amenaza que son las mujeres de malas
bién la criminalidad. El indio está fuera de la civilización: es igno- costumbres para los hombres, necesidad de dejar a las mujeres en es-
rante de la religión, mal educado desde el punto de vista moral; su pacios cerrados, ambigüedad de los efectos del alcohol, amenaza en
rusticidad lo lleva al crimen, ya que se vincula con el salvajismo. Y los márgenes de la sociedad por indios salvajes, rústicos, ajenos a la
entonces se perfila una tendencia hacia consideraciones ecológicas: religión y a la moral, importancia del carácter público del deshonor,
vivir donde viven las fieras es poco a poco asimilarse a ellas. La civi- necesidad de preservar las estructuras familiares. Aquí está lo acep-
lización tiene un lugar, es un modo de vida organizado, se implica table, los argumentos que pueden comprender los jueces. Hay que
cierta sociabilidad." Esto puede extenderse a toda una región." De notar la ausencia de un argumento que usan los reos mismos: el
este modo, un curador pregunta a los testigos, si en la religión en cues- Diablo. Jamás los curadores hablan de ,é1 como hombre. Si sitúan en-
tión no se produjeron acontecimientos análogos. El criminal entonces se tonces en otro nivel cultural donde no se cree en el Diablo ni en su in-
apoya en un espacio, y la sociedad parece recortada en espacios cri- tervención. Es por consiguiente inútil hablar de eso. Cabe recordar

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"vindicta pública", castigar el escándalo cometido y sobre todo el
que los españoles jamás se preocuparon mucho por el Diablo. mal ejemplo."2 Son exigencias contradictorias que explican muchas
Pero los jueces, ¿cómo reciben estos argumentos? ¿Qué aceptan veces las vacilaciones de los jueces y su voluntad de no dar curso legal
efectivamente de estos esquemas propuestos? Lo podemos ver a través a gran parte de las denuncias.
de las explicaciones, desgraciadamente un poco breves, de las senten- Así, en la confrontación de los curadores y de los jueces, se aclaran
cias.'" Algunas ideas parecen resaltar. Lo más importante es la pre- las exigencias y los valores dominantes en esta sociedad novohispana.
servación de la estructura familiar, subrayada varias veces. 104 Otro Vemos que hay poca diferencia entre los argumentos de los primeros
argumento, al que muchas veces se recurre, es la opinión que se tiene y los considerados de los otros, lo que no es sorprendente si se admite
de los indios. Los jueces admiten la irresponsabilidad relativa de sus que los argumentos están construidos para encontrar a los considera-
comportamientos, explicados por la vida rústica y la ignorancia"' y dos. Pero cuando en el primer caso su admisibilidad es hipotética, el
también, aceptan el argumento relativo a la ebriedad. Además, la hecho que sean recibidos les confiere carácter oficial y nos permite
condición de india y de mujer hacen sospechosa o por lo menos muy medir cierto consenso alrededor de algunos valores u opiniones esen-
dudosa la denuncia que emana de ella. Esta descalificación puede ciales, como la irresponsabilidad de la mujer y del indio, y la necesidad
ampliarse: si la denunciante no es india ¿no será acaso la esposa de un de mantener y de proteger de todas formas la estructura familiar.
indio?" Sobre estos dos puntos la justicia acepta la argumentación de
los curadores. Reconoce también algunas faltas en el establecimiento
de los hechos. La declaración de una mujer, si no se acompaña de Las sentencias
otros testimonios, está considerada como insuficiente,107 sobre todo
cuando está comprobado que es una mujer de mala vida. De todas Teóricamente las penas para el delito de violación en Nueva España
maneras, se admite la malicia de la mujer. No se puede sospechar de son las de las Leyes de Partidasm en las que está previsto que si hubo
la inocencia de la niña,108 pero entonces se sospecha de la influencia fuerza física, el estuprador incurre en la pena de muerte y en la pér-
de sus padres. Además, la justicia reconoce que la confesión tampoco dida de todos sus bienes a favor de la estuprada, a no ser que ésta
es suficiente109 y un testimonio indirecto no puede ser recibido. En consintiese en casarse con él.
cambio, acepta los testimonios favorables sobre la vida del reo."° Si no se usó más que fuerza moral, la pena del estuprador puede
Además, se admiten atenuantes de la responsabilidad como la variar según su condición social: de ser un hombre honorable, confis-
ebriedad sobre todo cuando es consuetudinaria la fragilidad, el ca- cación de la mitad de sus bienes; de ser un hombre vil, el azote y la
rácter casual y no premeditado del acto, la ausencia de violencia aun deportación a una isla por cinco años; si es siervo o doméstico conde-
cuando hubiera amenaza. Los jueces también aceptan las contradic- nado a la hoguera.
ciones en el relato de los hechos, como prueba de falsedad. En la práctica, al correr del tiempo, las penas se atenuaron. Así,
Para los jueces, hay una preocupación central: castigar al culpable la Pragmática publicada en Madrid por Felipe II el 25 de noviembre
de un daño grave infligido a la mujer que no puede ser compensado de 1565 atenúa para los domésticos las disposiciones de las Leyes de
totalmente por el matrimonio o la dote, la injuria hecha a los padres Partida: 100 azotes y deportación de 2 años si la violación se cometió
de la víctima, sin embargo, los jueces frecuentemente toman en en la persona de una mujer o de la sirviente de un amo que no sea hi-
cuenta la pobreza, la situación familiar del reo y su papel como sos- dalgo; si el amo es hidalgo, que lo "saquen a la vergüenza", que lo
tén de su familia."' Arreglar el desorden cometido y el daño hecho a deporten un año del reino y cuatro años del lugar donde se produjo
la institución familiar implica también no destruir otra familia, o la violación. Sin embargo, la pena es más grave si el delito se comete
sea, no introducir un nuevo desorden al reducir otra familia a la contra una parienta del señor y amo, o contra una doncella criada en
mendicidad. Sin embargo, una especie de consideración superior su casa, o ama que le cría a su hijo. Las penas son las mismas para los
viene a sobreponerse a esta primera exigencia: hay que satisfacer la
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domésticos que hubieran servido de intermediarios o de cómplices de de contraer matrimonio tan ventajoso como si no hubiera sido viola-
personas ajenas a la casa en que se cometió el delito. da.
En el siglo XVIII y desde mucho tiempo antes, la pena de muerte ya También observamos que la dote depende más de la fama de la
no se practica. Está generalmente conmutada en pena de presidio o mujer que de la materialidad de su virginidad. Hemos visto que si el
hombre rehusa el matrimonio queda obligado al pago de una multa
galeras, según las disposiciones de la Novísima Recopilación.'" Además
conforme al Derecho Canónico, se introdujo la práctica de condenar si la mujer es doncella o simplemente "tenida por tal". Asimismo, el
al reo a casarse Con la víctima y obligarlo a dotarla. Debe, también pago de la dote está prescrito aun si la mujer ha dejado de ser virgen,
reconocer el fruto del estupro si es que lo hay. Teóricamente, matri- puesto que conserva esta reputación. Por último, en el caso de que el
monio y dote eran inseparables en las Decretales canónicas. Pero la estupro haya sido voluntario, es decir realizado sin el uso de fuerza
práctica de los tribunales consistió en condenar a una u otra cosa. física o moral, el responsable tiene que pagar la dote, si ha hecho
De hecho, la elección entre el matrimonio y la dote dependía de público el deshonor de la mujer. Así esta dote aparece ante todo co-
muchos factores. Si el estuprador era casado, o clérigo, evidentemen- mo la reparación de un daño social.
te no podía casarse con su víctima. Si era soltero podía escoger la do- Es preciso añadir que la Legislación de Partidas prevé las mismas
te, pero si la muchacha era "doncella o tenida por tal", debía ser penas para el forzador de una mujer que sea virgen, viuda honesta,
condenado, además, a una multa o a otra pena que no fuese grave. casada o religiosa. No obstante, si la mujer es soltera, no virgen o
En el caso de que no pudiera casarse ni dotar la muchacha (porque viuda, el forzador que acepta casarse con ella escapa al castigo pre-
no tenía fortuna) la condena era entonces el presidio, la deportación visto, lo que manifiesta la dificultad que estas mujeres encontraban
u otra pena más o menos grave según las circunstancias. para procurarse un marido. En cuando a las mujeres de mala vida, la
El estuprador no podía escapar al pago de la dote ni cuando esta- legislación dejaba la pena al arbitrio del juez que, para fijarla debía
ba decidido a casarse, aun en el caso de que el padre de la víctima o tomar en consideración las circunstancias, las personas, el lugar y el
ella misma rehusase el matrimonio. Tampoco podía escapar al pago momento en que se había producido la violación.
de la dote cuando la víctima era rica o ya disponía de una dote sufi- Estas penas se aplicaban no solamente a la violación efectiva
ciente; ni siquiera en el caso de ser demasiado pobre. En efecto "siendo sino también a las tentativas frustradas por razones ajenas a su
la integridad virginal una especie de dote o prenda de inestimable voluntad.
valor, debe el que injustamente le quitó, compensarla del modo que ¿Cómo se determinaba el monto de la dote? Es el juez quien lo de-
sea posible en pena y odio del delito".115 Tal disposición podía evi- cide combinando la condición y las posibilidades del reo con la cali-
dentemente, llevar a algunas mujeres pobres a hacerse violar por dad de la víctima y del esposo que hubiera podido tener de no haber
hombres de nivel económico desahogado, a fin de constituirse una sido violada. Algunos juristas quieren que las mujeres nobles, bellas o
dote. Sin embargo, éste era un juego arriesgado ya que en el mismo "adornadas de prendas especiales" reciban una dote más alta que las
tiempo perdían su honor y en realidad, la situación de estas mujeres que están desprovistas de estas cualidades, ya que "como las primeras sue-
pobres era muy difícil, pues disponían de pocas opciones satisfacto- len lograr matrimonios más ventajosos, pierden por el estupro más
que las segundas". "6 Se ve que el valor de estas dotes podía variar
rias.
Debemos observar; por otra parte, que la dote no era simplemente mucho en teoría. En la práctica de nuestros procesos las dotes im-
una compensación, sino un castigo. De hecho, la expresión dote no es puestas fueron muchas veces de 12 pesos,'17 aunque en un caso la
precisa, ya que la suma entregada no era restituible en el caso de que parte dañada pidió hasta 45 pesos, lo que sin embargo la justicia se
la mujer no se casara. Tal suma era en realidad un caudal del que la rehusó a imponer tal cantidad resultando de naturaleza "especulati-
mujer podía disponer libremente y aun transmitir a sus herederos. va"."$ Vemos entonces, según lo que se sabe de los salarios en el
Esta dote debía pagarse siempre, aun si la mujer tenía la posibilidad siglo )(VIII, que estas dotes podían alcanzar un mes y medio del salario

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de un trabajador estacional y hasta cuatro meses de salario de un ga- Pero cabría preguntarse si esta diferencia en las penas depende de
ñán.'" la identidad del reo, y en particular de su calidad étnica. Vemos por
De todas maneras, parece que la distancia entre la teoría y la ejemplo, que los españoles condenados a penas graves (cárcel, presi-
práctica es importante como lo atestigua la observación incluida en dio, muerte) son menos numerosos que los individuos de otros grupos
la Real Cédula emitida en Madrid por el rey Carlos iv, el 30 de oc- étnicos. Cuando los españoles constituyen el 40% de las multas,
tubre de 1796, que trata de "los daños morales y políticos, de que tal arreglos de dote y sobreseimientos, no alcanzan más de 30% de las
vez será ocasión la diferente práctica que se sigue por los Jueces Ordi- penas graves. La justicia parece ser más severa con las categorías no
narios y Tribunales Superiores del Reyno en la substanciación y de- españolas (mestizos,mulatos e indios), lo que contradice un tanto las
terminación de las causas de estupros",120 aunque se trata en este caso exhortaciones a la indulgencia para con los indios.
más de los procedimientos que de las sentencias. No se puede afirmar, sin embargo, que las penas más graves se
Al examinar la serie de sentencias que tenemos, y que desgra- dan en los casos de crímenes interétnicos, cuando las víctimas son es-
ciadamente son muy incompletas, ya que muchas veces los procesos pañolas; de las penas de presidio, ninguna atañe a la violación de una
carecen de ellas, podemos averiguar algo que llama la atención y es mujer española por un indio o un mulato.
la gran diversidad de las condenas: cárcel, trabajos forzados, arreglo Se puede observar en cambio que las penas más graves (presidio,
de dote, sobreseimiento. cárcel y destierro, muerte) se aplican al delito de incesto en la perso-
Esta gran diversidad se puede interpretar a partir de la gran diver- na de una muchacha por parte de su padre (muerte ejecutada), y que
sidad de las situaciones que hemos estudiado. Lo que manifiesta la también influye la edad de la víctima. Pero esta relación no es tan
gran flexibilidad de la decisión judicial, o sea su gran capacidad para automática como pudiera suponerse.
adaptarse a los casos particulares. Estas particularidades dependen De todas maneras, estas observaciones hechas en base a un núme-
de condiciones geográficas o personales, pero en lapso de más de un ro muy reducido de casos, no permiten conclusiones muy seguras y
siglo, pueden traducir también una incertidumbre en cuanto a las necesitamos datos completos.
penas que se deben aplicar: El destino de estas mujeres violadas traduce también la actitud de
la sociedad ante la violación. Por cierto, no tenemos muchos docu-
Penas graves (muerte, pre- Arreglos de dote, Sobre- mentos sobre lo que ocurre después del proceso. Las mujeres que
sidio. cárcel, destierro) seimientos, Multas lograron casarse con su violador o con otro hombre consiguieron una
Antes de 1790 0 7 inserción aceptable en la sociedad. Al regresar las cosas a cierto or-
6
den quedaba olvidado el accidente.
Después de 1790 7
Para las demás mujeres, que hayan obtenido la indemnización de
una dote o que no la hayan obtenido, su situación resulta más aleato-
Si se examina la evolución de los procesos podemos afimar que an- ria. Uno de los peligros que más se temen es la prostitución. La mujer
tes de 1790 la mayor parte termina en sobreseimientos o multas, y que que perdió su honor resbala a la categoría de aquellas "mujeres mun-
después de 1790 predominan las penas de cárcel, de destierro y presidio. danas" o "callejeras". No siendo virgen, no teniendo nada ya que
Este cambio no se refiere a una modificación de legislación. Podría perder, dejan de recibir por parte de los hombres el mínimo respeto
ser el reflejo de un cambio del personal judicial o de su actitud. Pen- que merecen las demás mujeres. Los hombres consideran que apode-
samos que más bien esta agravación corresponde a una mayor volun- rarse de ellas es cosa factible y aceptable.
tad represiva en el contexto de las tensiones específicas de la sociedad Y en efecto, entre los agravios que la violación acarrea el riesgo de
novohispana a finales de la colonia, lo que se confirma a nivel gene- prostitución es el que se menciona más a menudo. Así, los padres de una
ral al observar el crecimiento de la criminalidad, y la sangre en particular. muchacha se quejan de que el agresor ha tenido "el arrojo de

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quitarle la virginidad en la temprana edad de once o doce años y no ("el Diablo"); su acto no es reprehensible en sí mismo. Además, el
dexarle otra cosa que amarguras y continuados peligros de prostitu- homb're no está tan descalificado, ni siquiera ante los ojos de las vícti-
, ;on".121 mas, como para que se justifique la destrucción del grupo familiar.
Doña María Atayde, violada muy joven por el sacerdote que había La amplitud y constancia de este comportamiento se explica pro-
:ecogido a su madre desamparada y a sus dos hijas, se ha convertido bablemente por el hecho de que consideramos el conjunto de los dis-
en mantenida y no puede escapar a la prostitución para sobrevivir cursos producidos en todos los niveles sociales. Está claro, y no nos
fuera del control de su violador, a pesar de sus esfuerzos para volver a sorprende mucho, que en general, el punto de vista de la mujer nunca
encontrar una vida digna. Su historia, que estudiaremos más detalla- se tome en cuenta. El proceso es un universo de discursos masculinos. De
damente en un futuro trabajo, confirma que la violación, sobre todo la denuncia hasta la sentencia se desarrolla una retórica masculina.
cuando es seguida de un embarazo, constituye para las mujeres una Aun en los casos en los cuales las mujeres denuncian ante la justicia
trampa cuyo desenlace puede ser la prostitución o la vida de cortesa- (menos de la quinta parte), "la máquina habladora de la justicia" las
na.122 minimiza. De acusadora, la mujer pasa muy rápidamente a una si-
tuación de acusada. Todo el esfuerzo de la defensa se enfoca precisa-
mente a poner en duda el valor del testimonio de las mujeres, tratando
de poner en evidencia que no son honorables. Tal actitud se explica
CONCLUSIÓN fácilmente desde el punto de vista de la defensa, pero es evidente que
semejantes argumentos encuentran entre los jueces un oído compla-
A partir del estudio de los discursos ideológicos, de la aproximación ciente. Esto se explica a su vez si consideramos la influencia del mo-
semántica al discurso legal, del análisis de la práctica judicial y de la delo monárquico que la ley tiene del grupo familiar, .y porque estos
jurisprudencia, se percibe claramente, la ambigüedad de las actitu- conceptos obedecen a una jerarquía que considera secundario el daño
des sociales que se expresan alrededor de la violencia sexual. Pode- hecho a la mujer.
mos también medir toda la distancia que existe entre el discurso y la En efecto, la violación atañe al grupo familiar de las víctimas en
práctica. Desde el reo hasta los niveles más altos de la justicia impera su conjunto. La violación cometida es algo grave, y a la vez agravan-
una ambigüedad fundamental acerca de la norma y de la ley. te, pero no parece más que como un fenómeno secundario. La viola-
Los agresores no parecen experimentar una forma particular de ción, está en efecto, enfocada como un daño social, sobre todo cuando
remordimiento. La renuencia que la mayoría de ellos manifiesta, para se trata de jóvenes doncellas y desde este punto de vista podríamos
reconocer su culpa está evidentemente dictada por una preocupación decir puramente práctico, como interviene el recurso a la justicia.
táctica con el propósito de no exponerse a los rigores de la ley, pero es No se trata, de una noción de "pudor", ya que rebasa con mucho el
también el reverso de una actitud de aplastamiento ante la justicia, interés puramente individual de la mujer. Tampoco se trata en la
provocada por una fuerte "compulsión de confesión" 128 Los reos pa- parte mayor de los casos, de un sentimiento particularmente agudo
recen así entender muy bien que su comportamiento no es más que del honor, como lo podríamos esperar en un universo social más o
parcialmente condenable ante los ojos del grupo social y de la justi- menos penetrado por la cultura mediterránea. No se refiere por con-
cia. En un gran número de casos, se comportan en el interrogatorio siguiente ni a la defensa de los individuos, ni a la defensa de normas
en una posición "alta".124 Esta fuerza del reo viene probablemente ideales, sino a una noción finalmente muy pragmática, a un cálculo
también del apoyo que reciben de su familia, salvo en los casos de in- de interés. Esto es lo que manifiestan las vacilaciones para recurrir a
cesto muy próximo. Efectivamente, el reo no es rechazado por sus fa- la justicia. El recurso a la justicia no se produce sino cuando el pro-
miliares ni por la comunidad. Más bien se considera que el delito es vecho esperado es mayor al que podría obtenerse por una composi-
el producto de una fatalidad, o de la acción de fuerzas que lo rebasan ción extrajudicial. Y en esta perspectiva, al considerar la sociología

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de las víctimas, parece que la justicia es más el arma de los débiles Es muy claro que la violación cometida por un español no tiene teo-
ante la imposibilidad de obtener un tipo de arreglo extrajudicial. Como ría; por lo menos no la hemos encontrado. En el caso de que exista, no
dice Jean-Louis Flandrin: "Después de todo, tenemos la impresión de es probable que descanse en consideraciones étnicas e ideológicas. El
que la realidad de la violación era más familiar a la gente. . . pero la indígena es el único que es violador por su naturaleza misma de in-
idea de la violación está hoy más cargada de valor".125 dígena. La indígena, y aún la esposa de un indígena, ve su palabra
La actitud de la justicia obedece a preocupaciones contradicto- desvalorizada y por consiguiente no puede fundamentar una queja.
rias. Por una parte, constatamos la evidente reticencia que manifiesta Todo el discurso que se expresa alrededor de la violación desemboca
para introducirse en este género de asuntos. Esta actitud parte, apa- en la paradoja de ser un discurso teóricamente represivo que a la vez
rentemente, de consideraciones vinculadas con la dificultad de los dibuja un modelo de comportamiento de violación.
procedimientos que permiten establecer con certeza la materialidad Al remitir a los reos en nombre de consideraciones superiores de
de los hechos. Pero más allá de esto, la justicia vacila en intervenir ()Men público, al considerar que algunos violadores lo son casi nece-
por tratarse de un campo que admite como actores a las familias. Cuan- sariamente, ya que pertenecen al grupo incierto, salvaje y rústico de
do es posible se impide el recurso a la justicia o se trata de interrumpir el los indígenas, al rehusar para las mujeres, y sobre todo para las que per-
proceso incitando al perdón o a la compensación financiera. De todas tenecen a este grupo indígena, todo acceso a la palabra y todo derecho
maneras, la justicia trata menos de reprimir que de proponer proce- propio, rechazándolas así doblemente, a pesar de los objetivos gene-
dimientos de arreglo. Salvo en algunos casos, como el incesto, no pa- rales de la norma ideológica y jurídica, se libera de hecho un espacio
rece que la justicia tenga una función demostrativa o por lo menos para la violación.
esta función parece secundaria. Más pragmática que ideológica, la
justicia no considera, al fin y al cabo, que su papel es recordar princi-
pios globales de moralidad y de vida social; más que evitar un desorden NOTAS
producido por el litigio. Ciertamente hay condenas gravosas, pero el
objetivo principal de la justicia es la composición, o sea la reconstitu- 1 Sobre la historia de la vida sexual, véanse en particular las obras de Jean
ción del tejido social. Su meta es mantener un orden social más que Louis Flandrin, Les Amours Paysannes "Archives" no. 57, Gallimard, Paris, 1975;
castigar a un culpable o reparar una ofensa. La condena del reo no Le Sexe et l'Occident, Seuil, Paris, 1981. (Especialmente pp. 249-321), y Jac-
repara la ofensa: por lo tanto, al fin de cuentas es inútil. Además, la ques Rossiaud "Prostitution, Jeunesse et Société dans les Villes du Sud-Est au
justicia se esfuerza por preservar la base de la sociedad, que es XVIéme Siécle", en Annales E.S.C., mars-avril 1976.
la estructura familiar. Ahora bien, en la mayor parte de los casos, la 2 Véase en particular Vio/ - Le Procés d'Aix-en -Provence, Collectif
violación sólo introduce desorden privado entre familias, es preciso "Choisir - La Cause des Femmes", Coll. Idées, Gallimard, Paris 1976; Susan
entonces reconocer la autoridad del grupo familiar y respetarle su Brownmiller, Against our Will - Men, Women and Rape, Simon and Schus-
función en la resolución del conflicto. Una condena puede surtir un ter, New York, 1975; Jean Mac Kellar, Rape, the Bait and the Trap, Crown
efecto contradictorio, ya que debilita a una familia y entonces perju- Publishers, New-York, 1975.
dica a la estructura familiar en general. El individuo casi desaparece 3 Este trabajo constituye la segunda parte de un trabajo más amplio sobre
detrás de consideraciones institucionales y sociales que lo rebasan. la violación. La primera parte, titulada: "Viol et Société Coloniale: le cas de la
Así las cosas vemos que la justicia no desempeña una función represi- Nouvelle-Espagne au XVIIIiéme Siécle", está por publicarse.
va y propagandista en estas materias, sino un papel regulador para el
mantenimiento de un equilibrio. 4 Jean Mac Kellar, op, cit., p. 26.
Por último, es preciso subrayar que el proceso judicial es una 5 Véase Edward Shorter, The Making of the Modern Family, Basic Books
oportunidad para la reiteración del discurso racista y de exclusión. Inc, New York, 1975. Trad. Francesa, 1977.

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341
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El uso indebido de este documento es responsabilidad del estudiante.
Veáse la lista de procesos estudiados que se encuentran en anexo. 22 Ibid, Libro. 2, Cap. XVII, p. 105.
6

Lo que los criminólogos llaman "criminalidad aparente judicial". Véase 23 ¡bid, pp. 105-106.
7
Jacques Leaute, Criminologie et Sciences Pénitenciaires, P.U.F., Paris, 1972, 24 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, 2-2, cuestión 154, art. 12
pp. 196 y ss. pp. 943-946.
8 Véanse en particular: Serge Gruzinski, "El discurso mexica sobre el 25 Sobre la concepción cabilia del honor: veáse Pierre Bourdieu, "El senti-
matrimonio y la sexualidad o la pluralidad de los discursos", en Seis ensayos miento del honor en la sociedad de Cabilia", en J.G. Peristiany, Honour and
sobre el discurso colonial relativo a la comunidad doméstica, Cuaderno de Shame. The values of Mediterranean Society, Weidenfeld and Nicolson,
trabajo no. 35 D.I.H., I.N.A.H., México, 1981, y Alfredo López Austin, "La London 1965. Trad. esp. El concepto del honor en la sociedad mediterránea.
sexualidad entre los antiguos nahuas: apuntes metodológicos", ponencia pre- Nueva colección Labor, Barcelona 1968.
sentada en el Primer simposio de Historia de las Mentalidades, "Familia,
matrimonio y sexualidad en la época colonial", México, 4-5 de noviembre de 26 Julio Caro Baroja, "Honor y vergüenza. Examen histórico de varios

1981. Y del mismo. Cuerpo humano e ideología: las antiguas concepciones conflictos", ¡bid, p. 77.
nahuas, U. N. A. M. , México, 1981. 27 Diccionario de Autoridades, publicado por la Real Academia Española

9Fray Bernardino de Sahagún, Historia de las Cosas de Nueva España, en 1732. Edición Fac. Simil, Madrid, 1963. 3 tomos.
Biblioteca Porrúa, tomo II, p. 106.
28 Don Joachin Escriche, Diccionario razonado de legislación y Jurispru-

I° Ibid, p. 238. dencia, 2 tomos, Madrid 1847, Librería de la viuda e hijos de D. Antonio.
Callejo.
11 Serge Gruzinsky, op.
29 Colin M. Mac Lachlain, La justicia criminal del siglo XVIII, en México
12Veánse los trabajos de Sergio Ortega Noriega: "El discurso del Nuevo Un estudio sobre el tribunal de la Acordada, Sep-Setentas, no. 240, México,
Testamento sobre el matrimonio, la familia y comportamientos sexuales", en 1976, p. 39, y John Leddy Prelan, The Kingdom of Quito in the Seventeenth
Seis ensayos. . op. cit., y "El discurso teológico de Santo Tomás de Aquino Centuiy, Madison, 1967, p. 197.
sobre el matrimonio, la familia y los comportamientos sexuales", en el pre-
sente volumen. ° Escriche, op. cit., T. 1, p. 839.
3

13 San Agustín, La Ciudad de Dios,


traducción por José Cayetano Díaz, 31 Ibid.
2a. ed., Buenos Aires, Editorial Robles, 1942, 2o. Vol., Libro Primero, Cap.
32 Alfonso X El Sabio, Las Siete Partidas, cotejadas por la Real Academia
XVI - XIX T. 1, pp. 40-48.
de Historia, Imprenta Real, Madrid, 1807. Ley 2, tit 2o., Part. 7.
14 Ibid, Libro II, Cap. XVII, T. 1, pp. 105-107. " Escriche, op. cit., T. 1, p. 839.
15 Ibid, Cap. XVI, pp. 40-41.
34 Ibid, pp. 839-840.
16 Véase San Agustín, Las Confesiones,
Lib. III, Cap. VI.
35 ¡bid, p. 745.
17 San Agustín, La Ciudad de Dios, op. cit., Cap. XIX, p. 46. 36 Ibid.
18 Ibid, Cap. XIX, pp. 46-47. " Alude a la obra de Antonio Gómez, Varias Resolutiones Juris Commu-
19 Ibid, Cap. XIX, p. 47. nis et Regii, Salmanticae 1552.

Ibid, Cap. XIX, pp. 47-48. 38 El Fuero Real: Código legal dispuesto por el rey Don Alfonso el Sabio,
20
considerado a partir de 1348 como preferible a las Siete Partidas.
21 Ibid, Cap. XIX, p. 44.
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60
39 Ley 2, tit. 19, Part. 7. Vol. 175, Exp. 2, Fol. 180.
61
" Escriche, op. cit., T. II, p. 790. Ibid, Vol. 150, Fol. 64.
62
41 Julian Pitt Rivers, The Fate of Sechem or the Politic of Sex. Essays in Caro Baroja en Peristiany, op. cit., p. 108.
Anthropology of the Mediterranean, Cambridge University Press, Londres, 63
Vol. 152, Exp. 3, Fol. 158.
1977. Trad. cast. Antropología del Honor. Editorial Crítica, Barcelona,
64
1979, p. 29. Vol. 257, Exp. 11, Fol. 263 y Vol. 206, Exp. 12, Fol. 157.
42 A.G.N., Criminal Vol. 10, Exp. 22, Fol. 363. 65
A.G.N., Criminal Vol. 264, Exp. 3, Fol. 159.
66
43 Vol. 705, Fol. 38. J. Mac Kellar, op. cit., p. 26.
44 Vol. 267, Exp. 14, Fol. 174. 67
A.G.N., Criminal Vol. 175, Exp. 2, Fol. 180.
45 Vol. 122, Exp. 1, Fol. 1. 68
Leyes de Partidas, Ley V, tit. XI, Part lo.
69
46 Vol. 139, Exp. 10, Fol. 199. A.G.N., Criminal Vol. 364, Exp. 3, Fol. 2.
47 Recordemos sin embargo que la denuncia hecha por una persona ajena 70
Ibid, Vol. 229, Exp. 13, Fol. 214.
a la familia no es posible en los casos de estupro propiamente dicho, según la
71
definición dada anteriormente. Vol. 62, Exp. 7, Fol. 223.
72
48 A.G.N., Criminal Vol. 36, Exp. 20, Fol. 487 y Vol. 49, Exp. 31, Fol. Ibid, Vol. 200, Exp. 14, Fol. 430.
560. 73
Vol. 152, Exp. 3, Fol. 160.
49 A.G.N., Criminal Vol. 120, Exp. 17, Fol. 165. 74
Vol. 150, Fol. 61.
50
Vol. 194, Exp. 15, Fol. 269. 75
Vol. 49, Exp. 31, Fol. 550.
51 Vol. 179, Exp. 6, Fol. 105. 76
Ibid, Vol. 205, Exp. 2 bis, Fol. 421.
52 Vol. 179, Exp. 6, Fol. 105. 77
Vol. 123, Exp. 29, Fol. 361.
53 Vol. 264, Exp. 3, Fol. 157. 78
Vol. 229, Exp. 13, Fol. 214.
Hay razones de pensar que fue lo que ocurrió en el caso de denuncia
54 79
anónima. Vol. 705, Exp. Fol. 38. Vol. 206, Exp. 12, Fol. 157.
80
A.G.N., Criminal Vol. 62, Exp. 7, Fol. 212. Escriche, op. cit., T. I, p. 748.
55
81
Ibid.
56 Ibid, Vol. 160, Exp. 7, Fol. 185 y Vol. 175, Exp. 2, Fol. 18.
82
Ibid.
57Ibid, Vol. 663, Exp. 6, Fol. 91; Vol. 145, Exp. 15, Fol. 195 y Vol. 10,
83
Exp. 20, Fol. 312. A.G.N., Criminal Vol. 705, Exp. 2, Fol. 27.
58 Ibid, Vol. 705, Fol. 308. 84 Véase sobre este asunto Pierre Darrnon, Le tribunal de l'Impuissance
Virilité et défaillances conjugales dans l'ancianne France, Paris, Seuil,
59 Ibid, Vol. 264, Exp. 3, Fol. 186. 1979, pp. 167-178.

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108
85 A.G.N., Criminal Vol. 28, Exp. 1, Fol. 12. Ibid.
86 Escriche, op. cit., T. 1, p. 839. 109 Ibid.
87 Vol. 2, Exp. 7, Fol. 145 y Vol. 267, Exp. 14, Fol. 175. 11° Ibid.
111
88Vol. 139, Exp. 10, Fol. 199. Por ejemplo, Vol. 47, Exp. 7, Fol. 226.
89Hemos utilizado para este estudio alegatos sacados de los siguientes 112 Ibid, Vol. 10, Exp. 20.
expedientes: Vol. 10, Exp. 20; Vol. 28, Exp. 1; Vol. 47, Exp. 7; Vol. 62,
113
Exp. 7; Vol. 98, Exp. 9; Vol. 98, Exp. 11; Vol. 105, Exp. 16; Vol. 145, Exp. Véase anexo No. II (Ley 3, tit. 20, Part. 7).
15; Vol. 179, Exp. 6; Vol. 184, Exp. 15; Vol. 200, Exp. 15; Vol. 364, Exp. 3 y 114
Ley 2, tit. 40, Lib. 12.
Vol. 569, Exp. 1. Un análisis más sistemático se hará en un estudio ulterior.
115 Escriche, op. cit., T. I, p. 746.
90 A.G.N., Criminal Vol. 179, Exp. 6, Fol. 124.
116 Ferraris, en la palabra dos No. 27, 28 y 34.
91 Vol. 205, Exp. 2 bis, Fol. 421.
117 Vol. 115, Exp. 16, Fol. 245; Vol. 206, Exp. 12, Fol. 157; Vol. 123,
92 Vol. 28, Exp. 1, Fol. 44.
Exp. 29, Fol. 263.
93 Vol. 98, Exp. 11, Fol. 364 y Vol. 179, Exp. 6, Fol. 144. 118 Vol. 123, Exp. 29, Fol. 363. Se tiene también un caso de condena a
100 pesos. Véase Vol. 120, Exp. 17, Fol. 174.
94 Vol. 364, Exp. 3.
119 Isabel González Sánchez en La clase obrera en la historia de México,
95 Vol. 179, Exp. 6, Fol. 114.
Vol. I, De la colonia al imperio (Instituto de investigaciones sociales,
96 Vol. 47, Exp. 7, Fol. 212. UNAM). Siglo XXI, México, 1980.

97 Vol. 47, Exp. 7, Fol. 212. 129 Novísima Recopilación de las Leyes de España, Lib. XII, Titl. XXIX,
ley IV. Véase también: Vol. 150, Exp. 6, Fol. 184.
98 Vol. 364, Exp. 3, Fol. 45 y sig.
121 Vol. 2, Exp. 7, Fol. 246.
99 Vol. 10, Exp. 2, Fol. 342.
122 Vol. 160, Exp. 7 y 8, Fol. 142-227.
1°° Vol. 47, Exp. 7, Fol. 212.
123 Véase Theodore Reik, The compulsion to confess, Farrar, Straus and
1°1 Vol. 206, Exp. 12, Fol. 157. Giroux, New York, 1958.
162 Vol. 98, Exp. 11, Fol. 364.
124 Véase Paul Watzlawick, Janet Helmick Beavin, Don D. Jackson Prag-
Veánse: Vol. 10, Exp. 20; Vol. 47, Exp. 7; Vol. 28, Exp. 1; Vol. 257,
103 matics of Human Comunication. A Study of Interaccional Pattern, Patholo-
Exp. 11; Vol. 705, Exp. 2; Vol. 98, Exp. 11; Vol. 141, Exp. 25; Vol. 145, gies and Paradoxes, W.W. Norton & Company inc. New York, 1967.
Exp. 15; Vol. 150; Vol. 179, Exp. 6; Vol. 194, Exp. 15.
125 Jean-Louis Flandrin, Le sexe et l'Occident, op. cit., p. 27.
104 En particular, en A.G.N. Criminal Vol. 47,
105 Ibid, Vol. 28, Exp. 1; Vol. 141, Exp. 25; Vol. 179, Exp. 6.
106 Por ejemplo, Ibid, Vol. 179, Exp. 6.
107 Ibid.

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Vol. 150 Exp. 6 Fol. 61-96 Zinacantepec 1805
Vol. 152 Exp. 3 Fol. 157-172 Toluca 1812
Vol. 160 Exp. 7, 8 Fol. 142-227 México 1809
ANEXO I Vol. 175 Exp. 2 Fol. 173-179 Cuautla Amilpas 1780
Vol. 179 Exp. 6 Fol. 79-126 Huichapan 1804
Vol. 184 Exp. 7 Fol. 180-195 Tepepango 1754
EXPEDIENTES ESTUDIADOS Vol. 184 Exp. 15 Fol. 408-501 Actopan 1816
Vol. 194 Exp. 15 Fol. 260-279 Texcoco 1778
Vol. 2 Exp. 7 Fol. 144-151 Vol. 200 Exp. 15 Fol. 417-448 Huichapan 1804
222-227 Chalco 1801 Vol. 205 Exp. 2 Fol. 289-425 Cuernavaca 1768
242-275 bis
Vol. 10 Exp. 20 Fol. 295-351 San Cristóbal Ecatepec 1819 Vol. 206 Exp. 12 Fol. 149-161 Tenango del Valle 1808
Vol. 11 Exp. 24 Fol. 410 y sig. San Cristóbal Ecatepec 1748 Vol. 206 Exp. 27 Fol. 302-305 Tenango del Valle 1800
Vol. 15 Exp. 9 Fol. 175 Tenancingo 1803 Vol. 214 Exp. 11 Fol. 214-254 Cuautla Amilpas 1779
Vol. 28 Exp. 1 Fol. 1-80 San Juan Teotihuacan 1799 Vol. 222 Exp. 5 Fol. 54-58 Chalco 1802
Vol. 35 Exp. 14 Fol. 306-336 Atitalaquia 1770 Vol. 223 Exp. 13 Fol. 358-381 Chalco 1792
Vol. 36 Exp. 20 Fol. 485-501 Actopan 1763 Vol. 229 Exp. 13 Fol. 213-217 Ixtlahuaca 1791
Vol. 47 Exp. 7 Fol. 192-232 Cuernavaca 1818 Vol. 257 Exp. 11 Fol. 256-270 Ixmiquilpan 1798
Vol. 49 Exp. 31 Fol. 556-560 Xochimilco 1765 Vol. 259 Exp. 3 Fol. 347-357 Texcoco 1740
Vol. 55 Exp. 9 Fol. 174-197 Ixmiquilpan 1801 Vol. 264 Exp. 3 Fol. 156-207 Cuernavaca 1791
bis Vol. 267 Exp. 14 Fol. 174-176 Cuautitlán 1792
Vol. 56 Exp. 3 Fol. 15-63 Ixmiquilpan 1807 Vol. 281 Exp. 14 Fol. 380.383 Zumpango de la Laguna 1803
Vol. 62 Exp. 7 Fol. 204-244 Tulancingo 1803 Vol. 358 Exp. 3 Sin Fol. San Luis Potosí
Vol. 83 Exp. 7 Fol. 141-144 México 1808 Vol. 264 Exp. 3 Sin Fol. Izúcar 1803
Vol. 89 Exp. 21 Fol. 385 México 1810 Vol. 365 Exp. 3 Sin Fol. San Agustín de las Cuevas 1793
Vol. 91 Exp. 15 Fol. 337 Chalco 1801 Vol. 569 Exp. 1 Fol. 1 México 1791
Vol. 95 Exp. 3 Fol. 123 Tulancingo Vol. 577 Exp. 1 Fol. 1-9 Apan 1785
Vol. 98 Exp. 9 Fol. 230-268 San José de Tula 1806 Vol. 601 Exp. 15 Sin Fol. San Luis Potosí 1794
Vol. 98 Exp. 11 Fol. 351-376 Tetepango 1809 Vol. 607 Exp. 5 Fol. 1-6 Zempoala 1796
Vol. 103 Exp. 5 Fol. 83-85 Ixmiquilpan 1820 Vol. 608 Exp. 1 Sin Fol. Guanajuato 1790
Vol. 105 Exp. 12 Fol. 307-310 Ixmiquilpan 1792 Vol. 641 Exp. 26 Sin Fol. México 1806
Vol. 105 Exp. 16 Fol. 330-346 Ixmiquilpan 1775 Vol: 663 Exp. 6 Fol. 88 Querétaro 1739
Vol. 116 Exp. 4-5 Fol. 53-81 Teposcolula 1803 Vol. 705 Exp. 2 Fol. 12 Tenango del Valle 1763
Vol. 119 Exp. 16 Fol. 242-250 San Juan Teotihuacan 1757 Vol. 705 Sin Exp. Fol. 38 y ss. México 1763
Vol. 120 Exp. 17 Fol. 162-176 San Cristóbal Ecatepec 1771
Vol. 122 Exp. 1 Fol. 1 San Cristóbal Ecatepec 1807
Vol. 123 Exp. 29 Fol. 360-363 Tenango del Valle 1816
Vol. 139 Exp. 10 Fol. 199-203 Malinalco 1805
Vol. 141 Exp. 25 Fol. 539 Chalco 1820
Vol. 145 Exp. 15 Fol. 277-295 Texcoco 1720
Vol. 147 Exp. 12, Fol. 385-406 Tenango del Valle 1802
13, 14
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LEY II

ANEXO II QUIEN PUEDE ACUSAR A AQUEL QUE FORZARE ALGUNA DE LAS MU-
GERES SOBREDICHAS, ET ANTE QUIEN ET A QUALES
LEGISLACIÓN SOBRE LA VIOLACIÓN
En razon de fuerza que fuese fecha contra alguna de las mugeres sobre-
dichas pueden facer acusación los parientes della; et si ellas non la quisiesen
1. Las leyes de Partidas. Setena partida. Titulo XX facer, puedela facer cada uno del pueblo ante el judgador de la tierra do fue
fecha la fuerza, o ante aquel que ha poderio de apremiar al acusado: et
pueden acusar a todos aquellos que ficieren la fuerza et aun a los ayudadores
DE LOS QUE FUERZAN O LLEVAN RABIDAS VIRGINES dellos.
O LAS MUGERES DE ORDEN A LAS VIBDAS QUE VIVEN
HONESTAMENTE
LEY III
Atrevimiento muy grande fácen los homes que se aventuran a forzar las
QUE PENA MERESCEN LOS QUE FORZAREN O RABIAREN ALGUNA DE
mugeres mayormente guando son virgines, o mugeres de orden o vibdas que LAS MUGERES SOBREDICHAS, ET LOS AYUDADORES DELLOS
facen buena vida en sus casas o de sus padres. Onde pues que en los titulos
ante deste fablamos de los que por falango o por engano las corrompen, Rabiendo algunt home muger virgen vibda de buena fama, o casada o re-
queramos decir en este de los que pasan a ellas por fuerza o las lievan; et ligiosa o yaciendo con alguna dellas por fuerza, s'il fuera probado un juicio,
mostraremos que fuerza es esta; et quantas maneras son della; et quien puede debe morir por ello: et demas deben seer todos sus bienes de la muger que asi
facer acusación sobre tal fuerza, et ante quien et a quales: et que pena mere- hobiere robada o forzada, fueras ende si despues deso ella casase de su grado
cen los facedores et los ayudadores. con aquel que la robo o la forzo, non habiendo otro marido; en estonce los
bienes del forzador deben seer del padre et de la madre de la muger forzada
si ellos non consitieron en la fuerza nin en el casamiento; ca si probado les
LEY I fuere que habien consentido en ello, estonce deben seer todos los bienes del
forzador de la camara del rey; pero destos bienes deben seer sacadas las arras
QUE FUERZA ES ESTA QUE FACEN LOS HOMES A LAS MUGERES ET et las dotes de la muger del que fizo la fuerza, et otro á las debdas que habie
QUANTAS MANERAS SON DELLA fechas fasta aquel dia en que fue dado el juicio contra el. Et si la muger que
asi hobiese forzada o robada fuese monja o religiosa, estonce todos los bienes
Forzar o robar muger virgen, o casada, o religiosa o vibda que viva hones-
del forzador deben seer del monasterio onde la saco. Et tanto tovieren los sabios
tamente en su casa, es yerro et maldat muy grande; et esto es por dos razones: la
antiguos este yerro por grande, que mandaron que si alguno rabiese o levase
primera es porque la fuerza es fecha contra personas que viven honestamente
su esposa por fuerza, con quien non fuese casado por palabras de presente,
a servicio de Dios et a bienestanza del mundo: la otra es que facen muy grant
que hobiese aquella misma pena que desudo dixiemos que debe haber el que
deshonra a los parientes de la muger forzada, et demas facen muy grant atre-
forzase a otra muger con quien non hobiese debdo. Et la pena que diximos
vimiento contra el senorio, forzandola en menosprecio del senor de la tierra
desuso que debe haber el que forzase alguna de las mugeres sobredichas, esa
do es fecho. Onde pues que segunt derecho deben seer escarmentados los que
misma pena deben haber los que ayudaren a sabiendas a robarla o forzarla.
facen fuerza en las cosas agenas, mucho mas lo deben seer los que fuerzan las
Mas si alguno forzase a otra mujer que non fuese de las sobredichas, debe ha-
personas, et mayormente los que la facen contra aquellas que desuso dexi-
ber pena por onde segunt alvedrio del judgador, catando quien es aquel que
mos: et esta fuerza se puede facer en dos maneras; la una es con armas, et la
otra sin ellas. fizo la fuerza, et la muger que forzo, et el tiempo et el lugar en que lo fizo.

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2. Novísima Recopilación de las Leyes de España. Libro XII, Titulo
XXIX, Ley IV

(D. Carlos IV por cédula de 30 de Octubre de 1796).


CRITERIOS INQUISITORIALES
LOS REOS RECONVENIDOS POR CAUSAS DE ESTUPRO NO SEAN
EN LA PROHIBICIÓN DE LITERATURA
MOLESTADOS CON PRISIONES RELACIONADA CON LA COMUNIDAD
Deseando ocurrir a los daños morales y políticos, de que tal vez será oca- DOMÉSTICA EN LA NUEVA ESPAÑA
sión la diferente práctica que se sigue por los Jueces ordinarios y Tribunales
superiores del Reyno en la substanciación y determinación de las causas de
estupros; y para uniformar la que en adelante haya de seguir en todos ellos, JOSÉ ABEL RAMOS SORIANO
tengo encargado al mi Consejo, que tratando esta materia con la madurez y
detención que acostumbra, me consulte las reglas ciertas y seguras que le
parezcan mas acertadas. Pero siendo repetidos los recursos que se me hacen,
en solicitud de que no se molesten las personas por causas de danos; he juzga-
do urgentisimo poner pronto remedio a las arbitrariedades y abusos que se
versan en el particular de prisiones por dichas causas, mientras se establecen
las reglas fixas que deban observarse sobre lo general de este asunto: y he te-
nido a bien mandar por punto general, que en las causas de estupro, dándose
por el reo fianza de estar á Derecho, y pagar juzgado y sentenciado, no se le
moleste con prisiones ni arrestos; y si el reo no tuviese con que afianzar de es-
tar a Derecho, pagar juzgado y sentenciado, o de estar á Derecho solamente, se
le dexe en libertad, guardando la ciudad, lugar o pueblo por carcel; prestan-
do caución juratoria de presentarse, siempre que le fuere mandado, y de
cumplir con la determinación que se diesse en la causa: y con arreglo a esta
mi Real resolución procedan las Justicias en los casos que ocurran, sin permi-
tir su contravención.

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INTRODUCCIÓN

Los términos empleados por los inquisidores, relacionados con la


calificación' de libros prohibidos son bastante ilustrativos para cono-
cer el discurso del Tribunal del Santo Oficio relativo a la comunidad
doméstica en la Nueva España, ya que, además de expresiones como
"herética", "blasfema", "sacrílega", etc., utilizaron frecuentemente
las de "obscena", "torpe", "lasciva", "contra el matrimonio", "contra la
familia", etc. Así, el análisis de las calificaciones aplicadas a los escritos
que cóntienen referencias al matrimonio, la familia o los comporta-
mientos sexuales, permite observar, sin entrar por ahora en el contenido
de las obras, a qué aspectos de la ideología dominante se ligaban es-
tos temas y en qué forma se abordaban de manera no ortodoxa por
cierto tipo de literatura.
El total de expresiones registradas fue de 126, las cuales fueron
aplicadas varias veces, por lo que la cifra global, contando las reite-
raciones, fue de 903.
Tales calificaciones se emplearon de 1672, año en que se localizó
el primer edicto con prohibiciones de libros relacionados con la co-
munidad doméstica, hasta 1819, un año antes de la supresión del
Santo Oficio en España y sus dominios. No obstante, entre las décadas
de 1670-1679 y 1730-1739, el número de calificaciones es bastante
reducido en comparación al de los decenios siguientes, 1740-1819, en
los que, como ya se hizo notar en un trabajo anterior,2 la Inquisición
dictó la mayor parte de condenas relativas a los escritos en cuestión.
Debido a la gran cantidad de términos registrados y al diferente
sentido de cada uno de ellos, su estudio se realizó a través de un mé-
todo cuantitativo, dividiendo los vocablos en categorías establecidas
según criterios actuales que facilitaron el análisis. Sin embargo, al no
contarse con normas para la clasificación, se planteó un problema
difícil, pues imponer criterios actuales a un lenguaje de la época co-
lonial implicaba correr el riesgo de manejar nociones distintas a las
del Santo Oficio. Es obvio que se toca aquí uno de los problemas cla-
ves de la historia de las mentalidades: la dificultad de aprehender

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apartados conceptuales pasados a partir de nuestra propia taxono- Para la censura de libros, los calificadores contaban con la guía de
mía y el riesgo de caer en el anacronismo, la confusión, o de limitarse las 16 reglas que aparecían en los índices españoles de libros prohibi-
a describir categorizaciones antiguas sin percibir ni significación ni dos en las cuales se especificaban las distintas categorías de obras
singularidad. condenables.4 En las calificaciones que vamos a analizar enseguida,
En vista de tal situación, las categorías mencionadas se establecieron dichas reglas aparecen frecuentemente citadas, tanto en forma gene-
tratando de respetar las calificaciones manejadas por los mismos in- ral, cuando se asienta que uno de los motivos de la prohibición de un
quisidores, para elaborar una clasificación que permitiera englobar escrito es "por comprehendido en las Reglas del Expurgatorio", co-
en forma precisa el vocabulario a estudiar. mo en forma particular: "por comprendido en la Regla séptima del
Así, en este trabajo se incursiona sobre quiénes eran los calificadores Índice Expurgatorio".5
y con base en qué normas realizaban su función; se presentan las listas Según la gravedad de la o las proposiciones, las condenas aplica-
del total de expresiones empleadas y, finalmente, se trata de determi- das a los escritos fueron de tres tipos: expurgación, prohibición y
nar qué aspectos de la ideología dominante procuró salvaguardar el prohibición aun para los poseedores de licencias de leer libros prohi-
Santo Oficio y los puntos concretos que fueron atacados en los libros bidos. La primera se refiere al hecho de suprimir los párrafos con-
con referencias al matrimonio, la familia y los comportamientos siderados nocivos, para lo cual se pedía a los poseedores de libros
sexuales. presentarlos al Tribunal; tal medida varió durante la segunda mitad
del siglo XVIII, pues en varios edictos de esta época se previene que
cualquiera puede hacer la expurgación por sí. La segunda, la más
frecuente, se refiere a las obras condenadas en su totalidad por con-
CRITERIOS GENERALES PARA tener gran cantidad de proposiciones desviantes o por ser de autores
LA CALIFICACIÓN DE LAS OBRAS herejes; sin embargo, algunas obras prohibidas podían ser leídas o
retenidas por personas o instituciones que requerían de su consulta,
debido a las actividades que realizaban, o para refutar lo que se
El dictamen relativo a la "peligrosidad" de los escritos era emitido
decía en ellas, para lo cual se extendían licencias que permitían la
por los calificadores, teólogos encargados por el Santo Oficio para
lectura de tales libros. A causa de esta medida se menciona una ter-
determinar los grados diversos de heterodoxia de las proposiciones
cera categoría de obras: las "prohibidas aun para los que tengan li-
dichas o escritas.' En la compilación de las instrucciones del Oficio
cencias para leer libros prohibidos".
de la Santa Inquisición, Toledo, 1571, el primer punto establece:
Podemos pensar que lo que definía el tipo de prohibición no era
siempre la gravedad de las proposiciones perniciosas sino su frecuen-
cia en la obra, ya que si aparecían en forma aislada podían ser supri-
Quando los Inquisidores se juntaren a ver las testificaciones que
midas con la expurgación.
resultan de alguna visita o de otra manera ó que por otra qual-
Como se dijo antes, no en todos los casos se consigna la causa de la
quiera causa se huviere recibido, hallándose algunas personas
prohibición de las obras, pero, cuando se menciona, generalmente
suficientemente testificadas de alguna cosa, cuyo conocimiento
a cada escrito se le aplican diversos calificativos, como en el caso de
pertenezca al Santo Oficio de la Inquisición, siendo tal que re-
la obra La Raison par Alphabet, publicada en 1769, la cual fue pro-
quiera la calificación, devese consultar teólogos de letras, y
hibida en el edicto del 24 de noviembre de 1781 por:
conciencia, en quien concurran las calidades que para esto se
requiera quales den su parecer, y lo firmen de sus nombres.

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. . . contener proposiciones, heréticas, erróneas, blasfemas, in-
0,
1 ■
-• ...... MMW.O1.1~. .....
juriosas a la Majestad de Dios, a sus soberanos atributos y a la
Iglesia; eversivas de la revelación, sediciosas, y contrarias no só-
lo a la Religión, sino también al bien, y quietud de los Estados,
y Reynos, y a la paz interior de las familias con desprecio de las
Sagradas Escrituras, y de toda autoridad divina y humana.
7, 'e O
1-4
tl ti
O 2
De acuerdo con el vocabulario inquisitorial, el libro citado ataca ty 4. 2E o g 0.
tanto aspectos generales de la fe, ya que es considerado herético y

CALIFICACIONES REGISTRADAS Y FRECUENCIA DESU EMPLEO


.1, E 1,2 ,2"° .a.12 "1 tá j I 1 It 1 S'o
erróneo, como puntos específicos: Dios, Iglesia, Estado y Reinos, fa- 1,12 -114 go.:1515-1,.
<12)1:11I1',P-4122cr32 U 4
milia, Sagradas Escrituras y autoridades.
Debido a la variedad de vocablos empleados, al diferente sentido
de cada uno de ellos y por razones de estudio éstos se dividieron en
cuatro categorías principales: M.0OO1W4..
o

No. de veces emple


1. Moral y comunidad doméstica.
2. Fe y doctrina.

1. Modalidades de desviación
3. Instituciones y ministros.
4. Política y filosofía.
. O
o

II. FE Y DOCTRINA
Varias de las expresiones asentadas de acuerdo con esta clasifi- '11
cación abarcan variaciones, por ejemplo: "obsceno", comprende
-0272g ,,Illgz.821.- 1
glv,d1.11811VIIA
2 L11
911-9fizgl'bLP '1:1
también los grados superlativos "obscenísimo", "muy obsceno" y "su- II,E1 11,1"‹.9,d:Lb¿i21
mamente obsceno"; "costumbres", se refiere también a "libertinaje",
"libertinaje de costumbres", "perniciosa a las costumbres" y "contra
las buenas costumbres", etc.
Si bien el registro de los términos empleados con todas estas 0.~
.N.M
O.
0,
1

variaciones mostraría un vocabulario más amplio que el que se pre-


senta aquí, resultaría repetitivo, por lo que sólo se asientan las expre- o
siones más representativas. Cabe recordar que la mayor parte corresponde
al periodo 1740-1819. a
o

No
o 3 -9
o 00

Los vocablos y expresiones registrados según la división por catego-


o o
rías mencionada, y el número de veces que cada uno de ellos fue
empleado son:
o
U
4
8 011211Wil
1.9..1 ;1120-d7E-11
g
o
a
358 ci

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Aunque las calificaciones que aquí se analizan corresponden úni-
camente a las obras que contienen referencias a la comunidad do-
méstica, y no a toda la literatura perseguida, no predominan las
expresiones relativas al matrimonio, la familia y los comportamien-
tos sexuales sino, por amplio margen, los tocantes a Fe y doctrina, y
en menor medida los que se refieren a Instituciones y ministros y a
Política y filosofía. En la suma total de 126 vocablos registrados, el
primer lugar corresponde a la categoría Fe y doctrina con 55; el se-
gundo, a Instituciones y ministros con 28; el tercero a Política y
filosofía con 22 y el cuarto a Moral y comunidad doméstica con 21.
En cuanto a la frecuencia del empleo de los términos, el orden
0,;
cambia, pues aun cuando la categoría Fe y doctrina conserva el pri-
mer sitio con 445, la Comunidad doméstica pasa al segundo lugar
con 334, muy por encima de Instituciones y ministros con 77 y de
Política y filosofía con 47.
El hecho de que en ambos casos el apartado correspondiente a Fe
y doctrina ocupe el primer lugar resulta lógico si se piensa que la sal-
vaguarda de la Fe era el principal objetivo del Santo Oficio; por lo
tanto, todos los escritos eran calificados en base a este criterio. Así, la
Inquisición prohibió los libros relativos a la comunidad doméstica só-
lo cuando éstos cuestionaron aspectos de la fe y de las instituciones y
ministros encargados de su culto y difusión. Las calificaciones relati-
vas a Política y filosofía parecerían ser un tanto ajenas al matrimo-
nio, la familia y los comportamientos sexuales; sin embargo, varias
de las obras que nos interesan fueron escritas por filósofos críticos de
la religión y de la monarquía. Hay que tener presente además, que el
Santo Oficio estuvo siempre subordinado a la Corona, y aún más
estrechamente a partir de mediados del siglo xviii, época a la cual
corresponde el mayor número de calificativos.

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ASPECTOS DE LA RELIGIÓN QUE A JUICIO r-11 ..... --------
DEL SANTO OFICIO ERAN ATACADOS POR 4
LOS ESCRITOS PROHIBIDOS RELACIONADOS
CON LA COMUNIDAD DOMÉSTICA
o
2 1 2 °Illz 3
Como se observa en la clasificación anterior, los vocablos son muy clEDEI :112,j-jg
variados y su relación con los cuatro grandes temas en que fueron di- 1112
vididos es tanto en forma general como de manera bastante específica, 1111515 4—ill ro
- 3o
I- " 7,8 r1 a `,°
por lo que los temas relacionados se subdividieron como sigue:
WEEEUEE111 1,11 M1-1 1khz
HIddadda3ddl-h51,1,1,5,111Jóal.
I. Moral y comunidad doméstica mm Qnmee,onono
1. Placer
2. Contra la moral, las costumbres, regla VII
3. Relaciones familiares y extrafamiliares

II. Fe y doctrina
1. Modalidades de desviación
2. Críticas y cuestionamientos de principios cristianos
3. Doctrinas y prácticas heterodoxas
4. Ataques contra los feligreses y la humanidad

II. FE Y DOCTRINA
III. Contra instituciones y ministros eclesiásticos
1. Instituciones
2. Ministros 3
a) Condición
b) Alto clero lu
,„ :1 c.,,..-:
11 en
c) Regulares y seculares
¢ -11 --c1Z::
Pu O
IV. Política y filosofía Z
1. Subversión del orden establecido oo .12
2. Contra el poder estatal QO 3
1' 1 2 ES:
3. En favor de filósofos herejes a 1 8 1 I TI
. 1
Z 0 -o ...14111
, m g
o
O .11 1-11.0.112° 4 go,,,
' ,05}B1
El número de expresiones empleadas y su frecuencia en cada una
.>•., 1., ., P, .z 11 7_ I 1 k," 1 6, : . .s 1 .2
de las subdivisiones son: ‹
. ááL23§111ádlIn113.131
oz —e4.,n d.—;cie rjoScs;
eu
F,;

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I Moral y comunidad doméstica

1. Placer

Dentro del apartado perteneciente a la Comunidad doméstica, el


vocabulario más variado es el relativo al placer, y en cuanto a la fre-
cuencia de utilización de los términos, la mayor cantidad corresponde
a los dos primeros subgrupos —el placer, contra la moral, las costum-
bres, etc. — que sobrepasan por amplio margen al de la familia.
En la primera subcategoría, lo "obsceno" (del latín obscoenus: im-
puro, sucio, torpe),H) es la característica más frecuentemente en-
contrada tanto en los textos como en algunas ilustraciones, sobre todo
si se toman como sinónimos los términos "torpe" ("vale asimismo
deshonesto, impúdico, lascivo. Latín. Turpis Obscoenus");11 "lasci-
vo" ("por antonomasia. . . la persona propensa a la sensualidad, o lo
que de cualquier modo incita a la lascivia"). A su vez, la lascivia sig-
nifica .por antonomasia ". . .incontinencia y propensión a las cosas
venéreas".12 El mismo significado tienen las palabras ad libidinem,
para las cosas libidinosas (lujuria, lascivia); "sensualidad", "lujuria"
("apetito desordenado, o excesivo uso de la sensualidad o carnalidad. Es
uno de los siete pecados capitales o mortales. Voz puramente Latina.
Luxuricz").13 Se observa que los calificadores emplearon toda una gama
de términos para designar los comportamientos sexuales desviantes.
En el mismo subgrupo, de contenido un tanto más vago se asienta
la expresión "pasiones", ya que no alude exclusivamente a comporta-
mientos sexuales.
El amor no es citado frecuentemente, aunque hay varios vocablos
que se refieren a él; ellos son, por orden de importancia, según el nú-
mero de veces que fueron empleados: "amatoria", "amor profano" y
"amor sensual". El amor profano era condenado por la Iglesia aún
dentro del matrimonio, ya que lo consideraba contrario al amor sa-
grado; lo mismo sucedía con la sexualidad, la cual, tradicionalmente,
debía estar encaminada sólo a la procreación."

2. Contra la moral, costumbres, regla VII

La segunda subcategoría contiene numéricamente sólo la tercera


parte de los vocablos registrados en la anterior, pero, en cuanto a la

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frecuencia del empleo de los términos su desventaja no es muy gran- terpretar este hecho como el asomo de un discurso específico sobre el
de con relación a ella; en efecto, los calificativos aquí utilizados son sexo.
bastante amplios: "contraria a las costumbres", "comprehendidas en
la regla VII", "contra la moral" y "contra la honestidad", por lo que
podían ser aplicados a muchas de las obras que estamos estudiando, si II Fe y doctrina
no es que a todas, como en el caso de las comprendidas en la regla VII.
1. Modalidades de desviación
3. Relaciones familiares y extrafamiliares
Bajo el título de Fe y doctrina, el apartado de mayor relevancia, tanto
Respecto a las relaciones familiares y extrafamiliares, las referencias en la cantidad de términos usados como en la frecuencia del empleo
son pocas y no aparecen palabras como matrimonio, prostitución o de los mismos, está constituido por el de las modalidades de des-
bigamia, lo cual indica que el principio institucional de la familia no viación que no se refieren a puntos específicos de la religión. Por su
era atacado directamente en las obras sino a través de la exaltación reiteración sobresalen "escandalosa" y "herética", ambas relativas a
de nociones desviantes como las anotadas para el subgrupo relativo al la herejía, palabra que significa, "error pertinaz y porfiado en mate-
placer. ria de Religión"." La herejía está considerada como el más grande
de los crímenes eclesiásticos, porque ataca los fundamentos de la reli-
gión, y por lo mismo está penada con los máximos castigos canóni-
En suma, los escritos fueron prohibidos principalmente por "obsce- cos: deposición para los clérigos, excomunión para todos y privación
nos", por ser "contrarios a las buenas costumbres" y por estar de sepultura eclesiástica.'? Es una calificación bastante amplia ya
comprendidos en la regla VII. Resulta normal referirse constante- que puede ser herética:
mente a esta regla en las calificaciones, pues su contenido abarca to-
dos los libros aquí analizados, por lo que debía aparecer como único
criterio de las prohibiciones en esta categoría; no obstante, los in- . . . cualquier aserción contraria a alguna verdad propuesta
quisidores fueron extremadamente casuísticos y puntualizaron al por la Iglesia a la creencia de los fieles como inmediatamente
máximo los motivos de la condena de las obras en cuestión. revelada por Dios. Para que una proposición sea de fé católi-
Por otra parte, el vocabulario referente a la sexualidad ignora los ca, requiérese. . . esencialmente que haya sido revelada por
aspectos biológicos o fisiológicos de esta actividad y sólo se refiere a su Dios, es decir, que se contenga en la Divina Escritura o en la
connotación moral, exceso, desenfreno, impureza, de acuerdo con la tradición divina, y que la Iglesia la intime y proponga a la cre-
ética cristiana. No existen en las calificaciones inquisitoriales las no- encia de los fieles como verdad revelada por Dios."
ciones de sexo, sexualidad, resultado del desarrollo de la medicina,
la psiquiatría, la justicia penal, como sucede en los siglos xviu y xix en
Europa, según lo apunta Michel Foucault en su Historia de la sexua- Además de herética, una proposición contraria a la fe puede ser
lidad.15 En la Nueva .España impera todavía el discurso eclesiástico, calificada de diversas maneras: "errónea" o haeresi proxima, cuando se
que tradicionalmente dictó las normas a seguir en estas cuestiones; sin opone a una conclusión cierta y evidentemente deducida de una verdad
embargo, se nota que el discurso ya refleja una situación cambiante de fe definida por la Iglesia; sapiens haeresim, la que aparentemente
al utilizar un número notoriamente elevado, en relación con épocas es herética, pero que admite un sentido católico; male sonans, la que
anteriores, de términos relativos al sexo para calificar una gran can- no es contraria a la fe católica, pero "suena mal emitida por una per-
tidad de obras de distinta índole que se refieren al tema. Se puede in- sona sospechosa de herejía"; "blasfema", si es injuriosa a Dios;

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"impía", cuando se opone a la piedad; "temeraria", "la que entraña Los puntos más criticados y cuestionados por la literatura perse-
una aserción destituida de grave fundamento, contraria a la común guida que aquí se estudia fueron: Dios, la piedad y la devoción.
doctrina de los teólogos"; "escandalosa" la proposición que puede en-
gañar a personas menos instruidas; "cismática"" cuando promueve 3. Doctrinas y prácticas heterodoxas
el desorden y la sedición contra la potestad eclesiástica; e "injuriosa",
si ofende a cierto estado o condición de los fieles." Las doctrinas y prácticas heterodoxas no se mencionan a menudo
Todos estos calificativos fueron aplicados en distinta frecuencia a pues, en relación a la subcategoría anterior, aun cuando el número
las obras prohibidas, sólo que en el primer subgrupo relacionado de vocablos empleados para calificarlos disminuye poco, éstos apare-
a Fe y doctrina se agruparon en un término todas las palabras rela- cen raras veces; los más usuales son: "materialismo", "ateísmo" y "su-
cionadas con la herejía en su sentido amplio: "herética", haeresi pro- perstición". La mayor parte de las expresiones de esta subcategoría
xima, y sapiens haeresim. A éstas hay que agregar las expresiones corresponden a doctrinas y prácticas heterodoxas tradicionalmente
male sonans (malsonante) "errónea" y "temeraria", las cuales según perseguidas por la Iglesia; sin embargo, como ya lo ha hecho notar
las definiciones asentadas son afines. Asimismo, se registran califica- Monelisa Pérez Marchand, especialmente durante la segunda mitad
ciones poco precisas: "falsa", "sacrílega", "sediciosa"; o bien, "com- del siglo xviii comienzan a surgir expresiones novedosas como: "ma-
prehendidas en las reglas del Expurgatorio". terialismo", "ateísmo", "deísmo", "fatalismo" y "tolerantismo". Las
tres primeras se consignan a partir de 1766, "tolerantismo" se re-
gistra en 1789 y "fatalismo" en 1807.
2. Críticas y cuestionamientos de los principios cristianos Si bien el "materialismo", doctrina que da la mayor importancia a
lo material tiene su origen en el estoicismo fundado por Zenón en el
En la segunda subcategoría, las obras más numerosas fueron las cali- año 300 A.C., fue durante el siglo •xvin en que los filósofos Buffon,
ficadas como blasfemas y las contrarias a la piedad y devoción. La Helvecio, D'Holbach y La Mettrie afirmaron la supremacía de lo ma-
blasfemia es alocución ofensiva a Dios y puede cometerse de tres ma- terial sobre lo espiritual. El término "ateísmo" también es de origen
neras: si se le niega alguno de sus atributos, cuando se vierten pa- antiguo y no se refiere a alguna doctrina en especial sino que se ha
labras injuriosas contra él o se le desea algún mal y si se ofende a la aplicado a los enemigos de distintas religiones; asimismo, puede cali-
Virgen María o a los Santos, "porque a Dios se le debe venerar en sus ficar a toda doctrina que niega la existencia de uno o varios dioses. El
Santos". Asimismo, la blasfemia puede ser heretical o no heretical "deísmo" es la doctrina que reconoce la existencia de un Dios creador
(simple); heretical si lo aseverado contra Dios contiene alguna noción de la naturaleza, pero no su intervención en los acontecimientos pos-
contraria a la fe: omnipotencia, omnipresencia, etc. y simple cuando teriores; opone la religión natural a la religión revelada y rechaza el
lo dicho no atañe a la fe, como por ejemplo, las maldiciones.21 culto. Esta corriente se popularizó en Inglaterra y Francia durante
Las obras relativas a la piedad y a la devoción fueron calificadas los siglos xvn y xvin; Voltaire fue uno de sus más importantes porta-
en su mayor parte como "impías", o sea, como despreciativas de las cosas voces.24 "Fatalismo" es la doctrina según la cual todos los aconteci-
que merecen respeto religioso; la impiedad es una falta más grave que mientos suceden independientemente de la voluntad e inteligencia
la incredulidad e irreligiosidad, pues el impío ataca a la religión, lo humanas, y el término fue adoptado en 1723 en un escrito dirigido
que no hace ni el incrédulo ni el irreligioso." Por otra parte, la contra Espinosa." Otros sistemas relacionados con esta tendencia son
piedad y la devoción son prácticas análogas entre sí, ya que ambas se los de los filósofos ingleses Hobbes (1588-1649) y Hume (1711-1776):
refieren al culto de las cosas sagradas, sólo que la primera hace hin- En cuanto al "tolerantismo" en cuestión religiosa, Espinosa fue el pri-
capié en la adoración espiritual y la segunda en las ceremonias públi- mero en argumentar su defensa, manifestando que ni la violencia ni
cas." la imposición podían promover la fe, por lo que eran inútiles las leyes

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dictadas al respecto. Escritos importantes sobre este punto fueron, publicada en Londres en 1770, prohibida, entre otros motivos, por
por ejemplo: la Epístola acerca de la Tolerancia, de John Locke, contener proposiciones ". . . injuriosas gravísimamente a ambas
publicada en 1689, y el trascendente Tratado sobre la Tolerancia, de potestades Divina y humana, al Santo Tribunal de la Inquisición, a
Voltaire impreso en 1763.26 todo el Estado Eclesiástico, y .aun al género humano".
Otras doctrinas heterodoxas que no son privativas del siglo
pero que comenzaron a difundirse durante el periodo colonial fue-
ron: la protestante, promovida por Lutero en el siglo xvi y la de los III Instituciones y ministros eclesiásticos
cuáqueros, secta fundada en el siglo xvii.
En consecuencia, se observa claramente una evolución en el dis- Como se señaló anteriormente, de las cuatro grandes divisiones de
curso inquisitorial durante el transcurso del periodo colonial; en tér- calificaciones, la correspondiente a Instituciones y ministros eclesiás-
minos generales, a las calificaciones tradicionales se agregaron las ticos registra el segundo lugar en cuanto a número de vocablos em-
originadas por la proliferación de ideologías desviantes y marginales pleados, después de Fe y doctrina, pero respecto a la frecuencia en el
promovidas por los pensadores europeos de los siglos xvii y xviii que empleo de dichas expresiones, ocupa el tercer lugar, después de Fe y
modificaron la visión del mundo, desarrollo crítico y cuestionador de doctrina y Comunidad doméstica. Respecto a la frecuencia, la dife-
lo establecido que necesariamente había de despertar el celo inquisi- rencia con esta última es notoria ya que representa el 23%.
torial. Las referencias a instituciones pueden agruparse en un solo apar-
tado, no así las correspondientes a ministros, que se subdividieron
4. Ataques contra los feligreses y la humanidad en tres partes: las relacionadas con la condición de las personas ecle-
siásticas, las tocantes al alto clero y las que tratan de regulares y secu-
El último subgrupo, correspondiente a las obras que, a juicio del lares. De los dos grandes apartados el más nutrido es el segundo y en
Santo Oficio, contenían ataques contra los feligreses y la humanidad, éste el que se refiere a la condición de los ministros, sobre todo el que
es el menos importante de los comprendidos en el apartado correspon- va contra el estado religioso es. la mención más utilizada de todas las
diente a Fe y doctrina, ya que tanto el número de expresiones empleadas registradas para la categoría que aquí se estudia. En este sentido se
como su frecuencia son reducidos. En esta cuarta subcategoría la observa en los inquisidores, seguramente como consecuencia de los
preocupación más importante, manifestada por el gran número de temas abordados por la literatura condenada, una mayor preocupación
expresiones, versa sobre el cuidado de la juventud. Las calificaciones por la defensa de la situación de los miembros de las órdenes religiosas
precisan que algunas lecturas son: "perniciosas para la juventud", que por la de los clérigos en general, que incluye a los seculares. Por
"propias para fomentar las pasiones especialmente en los jóvenes", "per- otro lado, aunque esporádicamente, se menciona la situación sexual
judiciales a la juventud", e "inductivo de la juventud"; esta preo- privativa de los eclesiásticos: la castidad en el clero, la virginidad de
cupación se consigna en distintos momentos: 1672, 1792, 1806 y las religiosas como ideal cristiano superior al matrimonio.
1809. Salvo uno, el resto de los vocablos están estrictamente rela-
cionados con la fe, puesto que los deMás escritos o proposiciones con-
1. Instituciones
denados son "perjudiciales a las conciencias", a las "almas del pueblo
cristiano" o "injuriosas a las beatas"; en cambio, se registra una cali- La Iglesia como entidad es la más comúnmente atacada; después,
ficación que excede el carácter religioso: "género humano"; esta son también blancos de ataque, aunque en menor escala, entidades
referencia se consigna en el edicto del 18 de diciembre de 1779 en re- de mando: autoridad divina y humana y Santa Sede; un aparato de
lación a la obra de d'Holbach citado bajo el seudónimo de Mira- control: el Santo Oficio; instancias normativas: sacerdocio, estados
baud:27 Sytéme de la nature ou les loix du monde physique et moral, del cristianismo, legislación, monasterios y la Trapa. Se consignan

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también las cruzadas y las obras pías. De acuerdo con los calificativos torios españoles; la invasión de la Península Ibérica por los ejércitos
mpleados, los escritos prohibidos atacan todos los niveles institu- napoleónicos, que dio ocasión al inicio de las revoluciones indepen-
dentistas en las colonias americanas; la supresión temporal del Santo
cionales. Oficio; etc. Según se observa en los edictos inquisitoriales, esta si-
tuación provocó en la literatura un alud de publicaciones entre las
2, Ministros que abundaron folletos, periódicos, papeles, impresos y manuscritos,
proclamas, etc., de carácter netamente político. Los temas filosóficos
En cuanto a las autoridades, el Papa, jerarca supremo de la Iglesia,
es el más frecuentemente citado. La mayor parte de las veces se habla del también estuvieron presentes en las publicaciones de este periodo ya
que, en gran medida, alentaban la agitación de esos momentos.
Sumo Pontífice en general, pero también se consigna concretamente
En forma general, las prohibiciones de escritos políticos y filosóficos
la Constitución Sanctissimus de 1601 del Papa Clemente VIII, en la fueron las más numerosas en los edictos del periodo en cuestión, y los
que se prohibía cierto tipo de letanías. Las demás autoridades men-
libros relativos a la comunidad doméstica dejaron de retener la aten-
cionadas son los cardenales, los obispos y en general todas las "perso-
ción inquisitorial. Siendo la división aquí presentada arbitraria y creada
nas distinguidas en la jerarquía eclesiástica".
sólo para facilitar el análisis, los términos empleados en la categoría
Las menciones de regulares y seculares no son muy numerosas,
correspondiente a la política y la filosofía, reflejan el discurso del"
lo cual puede indicar que el Santo Oficio procuraba ante todo salva-
Santo Oficio en la condena de la literatura en general. Así, vemos
guardar el respeto a las autoridades, criticadas constantemente por
que se alude principalmente a la subversión del orden establecido,
la literatura prohibida. Según una carta de Amestoy fechada el 26 de
después al poder estatal y por último a algunos de los filósofos que
mayo de 1769, citada por Toribio Medina, el fiscal de la Inquisición
respaldan sistemas contrarios a los dominantes en la ideología colonial;
informa al gobierno español que el libertinaje se extiende en la
Nueva España debido a la presencia de las tropas y extranjeros que cabe aclarar que estos filósofos Voltaire, Hobbes, etc., son únicamente
los que aparecen en las calificaciones de los escritos relacionados con
habitan en la capital del virreinato; no obstante, señala a conti-
la comunidad doméstica.
nuación: "Pero no son ya de esta clase los motivos que nos interesan:
De manera notable las expresiones agrupadas en esta categoría
se habla y se lee impunemente cualquiera obra contra la autoridad
permiten apreciar la estrecha vinculación existente entre la Iglesia y
pontificia; son vulnerables los respetos de los obispos y el carácter
eclesiástico es objeto de la maledicencia. . .";" el inquisidor agrega el Estado, ya que entre los varios motivos de la persecución de las
obras se mencionan aspectos políticos. Éste es el caso. de la carta
que esta libertad es originada por la introducción de los libros de
escrita por el conde de Cabarrús a Jovellanos: Cartas sobre los
Voltaire y La Mettrie. obstáculos que la naturaleza, la opinión y las leyes oponen a la felici-
dad pública, precedidas de otra al Príncipe de la Paz, impresa en
Vitoria, Imprenta de Pedro el Real, 1808, y reimpresa en Madrid
IV Política y filosofía en 1813; cartas prohibidas en el edicto del 10 de octubre de 1819,
Las calificaciones agrupadas bajo el título "Política y filosofía" son "por contener máxiiiiias y doctrinas pestilentes, nocivas a la religión y
las menos numerosas de todas las que se aplicaron a los libros que nos buenas costumbres, antipolíticas, subversivas, sediciosas, revolu-
cionarias, escandalosas, injuriosas, erróneas y heréticas".
interesan; tal fenómeno parece contradictorio con el contexto histó-
rico de la época en que se registra la mayor cantidad de prohibi-
ciones de escritos: 1740-1819, marcado en particular por el estallido
de la Revolución francesa de tanta repercusión en otros países euro-
peos y en América; la expulsión de la Compañía de Jesús de los terri-
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CONCLUSIÓN malas calidades, y la testificación y juicio que se hace de ellas: y por ésto se
llama Calificación la censura que dan los theólogos o Calificadores del Santo
Correspondiendo a la época del mayor número de prohibiciones, los Oficio a las proposiciones reparables por heréticas, erróneas, escandalosas.. ."
calificativos aplicados a las obras aquí analizadas pertenecen sobre Real Academia Española, Diccionario de Autoridades, 3 Vol., Madrid, Gre-
dos, 1976 (Biblioteca Románica Hispánica dirigida por Dámaso Alonso),
todo al periodo comprendido entre 1740 y 1819. A través de dichos V. 1, T. 2, pp. 68-69.
calificativos se observa que los inquisidores jamás emplearon la noción
de sexualidad como entidad autónoma y menos en el sentido biológi- 2 José Abel Ramos Soriano, "Libros prohibidos sobre matrimonio, familia

co del términO, sino en cuanto a exceso respecto a la moral, y siempre y sexualidad en los edictos promulgados por la Inquisición. 1576-1819", en
en relación con distintos aspectos de la fe cristiana y a menudo tam- Alberro, Solange, et. al., Seis ensayos sobre el discurso colonial relativo a la
bién con la política y la filosofía. La unión entre comunidad doméstica comunidad doméstica. Matrimonio, familia y sexualidad a través de los cro-
nistas del siglo XVI, el Nuevo Testamento y el Santo Oficio de la Inquisición,
y religión resulta lógica si se toma en cuenta que el modelo familiar
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Departamento de In-
se fundamenta en el sacramento del matrimonio y que, por lo tanto, vestigaciones Históricas, 1980 (Cuadernos de Trabajo del Departamento de
todo lo que le atañe tiene que ver con la Iglesia. En cambio, la política Investigaciones Históricas, No. 35).
y la filosofía parecen encontrarse un tanto alejados de nuestro tema,
pero no lo están en la medida en que la sociedad entera y su gobierno 3 Real Academia, op. cit., V. 1, T. 2, p. 69.
descansan sobre el modelo cristiano y sobre el pensamiento emanado de 4 El texto de las reglas mencionadas se encuentra reproducido en el
los filósofos católicos o reconocidos por la Iglesia, De este modo, los Apéndice de la obra de Monelisa Pérez Marchand: Dos etapas ideológicas del
ataques dirigidos a la familia, al gobierno o a las doctrinas acepta- siglo XVIII en México a través de los papeles de la Inquisición, México, El
das, incumbían directamente al Santo Oficio, el cual al estar subor- Colegio de México, 1945.
dinado al Estado, colaboraba con éste en el control de los individuos. 5 La regla 7, que es la directamente relacionada con nuestros escritos di-
Tales condiciones, unidas a la diversidad de obras que abordan el ce: "prohibense asimismo los libros que tratan, cuentan, y enseñan cosas de
tema que nos interesa, explican el gran número de calificaciones em- propósito lascivas, de amores, u otras qualesquiera como dañosas a las
pleadas y su combinación constante; se deduce asimismo que para la buenas costumbres de la Iglesia Christiana, aunque no se mezclen en ellas he-
Inquisición no existe una división tajante entre lo bueno y lo malo; regías, y errores en la Fe, mandando, que los que los tuvieren sean castigados
más bien, toda una gama de grados intermedios. Hay permeabili- por los Inquisidores severamente".
dad, concatenación y movilidad constante entre quienes detentan el 6 Para cosas libidinosas.
poder ideológico.
Sin embargo, la preponderancia de las calificaciones de carácter 7 Se refiere a la prohibición de escritos relativos a la adivinación a través

religioso sobre las demás manifiesta que en lo esencial el objetivo de de distintos medios: geomancia, hidromancia, aeromancia, piromancia, oro-
la Inquisición de salvaguardar la fe no varió durante todo el periodo mancia, etc.
virreinal pero se matizó grandemente a partir de mediados del siglo 8 Regla que condena los escritos contrarios ". . . a los Santos Sacramen-
xvin debido a los cambios operados en esa época. tos, o a los santos, a la sede apostólica y su Estado y, a los Romanos
Pontífices, Cardenales, Obispos, etc."
9 Orden fundada en 1664 que practicaba reglas sumamente estrictas.
NOTAS
1 ° Real Academia, op. cit., V. 3, T. 5, p. 8
Según el Diccionario de autoridades, CALIFICACIÓN es: "El puntual y pru- 11 Ibidem, V. 3, T. 6, p. 305.
dente reconocimiento de alguna cosa o persona, para declarar sus buenas o

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12 Ibidem, V. 2, T. 4, pp. 364-365.
73 Ibidem, p. 441.
14 Jean Louis Flandrin, Le sexe et l'Occident, Evolution des attitudes et POST SCRIPTUM
des comportements, París, Editions du Seuil, 1981.
15 Michel Foucault, Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, tra-
ducción de Ulises Guiñazú, México, Siglo XXI, 1978. La conquista espiritual y la de los cuerpos fue obviamente más compleja
de lo que esperaban los primeros evangelizadores y colonizadores.
16 Real Academia, op. cit., V. 2, T. 4, p. 141. Los modelos que se impusieron, si bien nacían todos de una misma
17 Berthelot et. al., La Grande Encyclopédie, inventaire raisonné des
raíz cristiana, eran manifestados a través de una pluralidad de dis-
sciences, des lettres et des arts, 31 Vols., París, V. 19, p. 1172. cursos, esgrimidos a su vez por instituciones no siempre acordes entre
sí cuando se trataba de actuar en la práctica.
18 Justo Donoso, Instituciones de derecho canónico americano, T. 3,
Estos discursos, respaldados por medidas coercitivas o incluso pu-
París, Librería de Rosa y Bouset, 1868, p. 229. nitivas, no siempre llegaban a ser debidamente recibidos por los gru-
19 Este término se deriva también de cisma: "separación o división de la pos a los que iban dirigidos; en efecto, su transmisión planteó, en el
unidad de la Iglesia universal, en cuanto ésta constituye un cuerpo místico caso de los indígenas, problemas de conceptualización poco menos
del cual son miembros las iglesias particulares, y todos los fieles de diversos es- que insuperables, pudiéndose igualmente dudar por las mismas razo-
tados, y en su cabeza visible el Romano Pontífice". . . este cisma puede nes, del éxito logrado entre el grupo africano, y, aunque en menor
ser. . . puro o acompañado de herejía". Ibidem, p. 307. grado, entre el de las castas y de los mismo españoles; constituían en
20
Ibidem, p. 300. su mayoría este último, individuos impregnados de cultura popular.
Por otra parte, lo que de estos mensajes llegaba a ser efectivamente
21 Ibidem. D. 321. percibido no caía en tierra virgen, sino que quedaba sometido a proce-
22 Pierre Larousse, Gran Dictionnaire universel du XIXe siecle, francais, sos asimilativos: de ahí que una pluralidad discursiva desembocara en
historique, géographique, biographique, mythologique, bibliographique, una pluralidad de comportamientos, que entre los extremos represen-
littéraire, artistique, scientifique, etc. , París, Administration du Gran tados por el rechazo y la aceptación, tejían un sin fin de respuestas
Dictionnaire Universel, V. 9, p. 595. adaptativas, recuperativas, dictadas por las necesidades vitales de los
23 Berthelot, op. cit., V. 26, p. 905-906. seres que vivían la situación colonial, pero a menudo un tanto aleja-
das del proyecto aculturador original.
24 E. Royston Pike, Diccionario de religiones, 2a. ed. adaptación de Elsa
Falta por tanto descubrir si este margen existente entre el proyecto
Cecilia Frost, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 114-145. inicial y las vivencias de los hombres es imputable a un fracaso de la
25 Nicola, Abbagnano, Diccionario de filosofía, traducción de Alfredo N.
imposición ideológica o, al contrario, si atestigua su eficiencia y éxito, ya
Galleti, México, Fondo de Cultura Económica, 1980, p. 524. que correspondería entonces a la aparición de un espacio dedicado a
la puesta en práctica, a la prueba, a la asimilación empírica de tal
26 Ibidem, p. 1142-1143. modelo. Así las cosas, lo que aparece como desviación o transgresión
27 Laurousse, op. cit., V. 9, p. 334. —el objeto de nuestro estudio— no sería más que las vicisitudes nece-
sariamente ligadas al difícil ajuste del modelo con la realidad, los
28 José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la
síntomas, al fin y al cabo de una operación delicada, pero encamina-
Inquisición en México, 2a. ed., ampliada por Julio Jiménez Rueda, México,
Ediciones Fuente cultural, 1952, pp. 330-331. da hacia el éxito.

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Es probable que la respuesta a esta interrogante permita, en el ca-
so de la Nueva España, ponderar el impacto ideológico real de la em-
presa colonialista, lo mismo que rastraer en el pasado no pocas raíces
de comportamientos aún vigentes en cuanto se refiere a sexualidad y
actitudes familiares. Nuestros estudios están abocados a tratar de ÍNDICE
descubrir una respuesta, y pronto más amplias investigaciones ver-
sando sobre ciertos discursos y grupos sociales negros, bígamos,
ladrones, solicitantes, homosexuales, prostitutas, lectores de libros 7
prohibidos, beatas, de la figura del niño, teologz'a novohispana sobre AGRADECIMIENTOS
familia y sexualidad, —reunidas bajo el título De la Santidad a la 9
A GUISA DE PRÓLOGO
perversión— contribuirán a ello, así lo esperamos.
Mientras tanto, podemos afirmar que la imposición ideológica de 13
I. UN SUEÑO TOTALITARIO Y UNIVERSALISTA
los valores coloniales se logró mediante la difusión de discursos diversos,
si bien afines, que provocaron a su vez una floración de prácticas,
comportamientos e incluso discursos heterogéneos y plurales, cuya Sergio Ortega Noriega
El discurso teológico de Santo Tomás de Aquino sobre el
imbricación constituyó el abigarrado mosaico colonial, cuyo "orden"
matrimonio, la familia y los comportamientos sexuales.
parece haber descansado en un constante y trabajoso esfuerzo por re-
cuperar y normar el desorden. Introducción 17
Del Nuevo Testamento al siglo xvi, 17; Santo Tomás de
Aquino, su tiempo y su obra, 19; Algunos conceptos ge-
nerales de la síntesis tomista, 23.
Comportamientos sexuales 27
El placer, 27; la virtud de la templanza, 28; el vicio de la
lujuria, 29; la prostitución, 33.
El matrimonio 34
El matrimonio como institución de ley natural: su esencia y
fines, 35; el triple bien social del matrimonio: prole, fide-
lidad y sacramento, 36; las dos características del matri-
monio cristiano: unidad e indisolubilidad, 37; la causa
eficiente del matrimonio: el consentimiento, 39; las nor-
mas de la cópula carnal en el matrimonio, 41; los impedi-
mentos para contraer matrimonio, 42; comportamientos
que desvían de la norma cristiana: divorcio, concubinato
y bigamia, 46.
La familia 49
El núcleo familiar, 50; la familia, 52; aspectos marginales
de la familia, 57.
Los estados de perfección 58

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El discurso sobre matrimonio, familia y comportamientos Jorge René González Marmolejo
sexuales en el contexto de la Suma Teológica y en rela- Confesores y mujeres en el obispado de Puebla, siglo xvin 147
ción con el Nuevo Testamento 60 Notas 160
El contexto de la Suma Teológica, 60; comparación entre Indice de documentos consultados 165
el Nuevo Testamento y la Suma Teológica 64
Epílogo 66 III. EL AFÁN DE NORMAR 167
Notas 67
Bibliografía 76 Serge Gruzinski
Confesión, alianza y sexualidad entre los indios de Nueva
II. EL PLACER DE PECAR 79 España (introducción al estudio de los confesionarios en
lenguas indígenas) 169
Ana Ma. Atondo Rodríguez La conquista del cuerpo 171
Un caso de lenocinio en la ciudad de México en 1577 .... 81 Los confesionarios novohispanos y su estudio 173
Introducción 83 El confesionario mayor de Molina (1565) 174
Presentación del proceso 84 El dispositivo de alianza en el confesionario mayor 175
Personajes implicados 85 Especificidad del matrimonio cristiano, 182.
La casa de la lujuria o una esposa en condominio .. . 87 Dispositivos de alianza y sexualidad en el vi mandamiento 184
Conclusión 98 El dispositivo de alianza, 186; el dispositivo de sexuali-
Notas 100 dad, 187.
Dispositivos de alianza y sexualidad en tres confesionarios
Solange Alberro para indios mexicanos (1575-1611) 189
El matrimonio, la sexualidad y la unidad doméstica entre Algunos confesionarios en lengua mexicana de los siglos
los cripto judíos de la Nueva España, 1640-1650 103 XVII y xvin 195
Aproximación al objeto 105 Algunos confesionarios para indios mazahuas, tarascos y
Metodología: el instrumento cualitativo, 105; el discurso mixes 200
inexistente, 106: el marco sociodoméstico, 107. Conclusión 204
El matrimonio 108 Dependencias antiguas y nueva sujeción, 204; culpabili-
La práctica endogámica, 110; la práctica exogámica: zación e individualización, 205.
matrimonio y amancebamiento, 114. Notas 208
Sexualidad y comunidad doméstica 117
El nuevo hogar: preponderancia femenina, 117; algunas María Elena Cortés J.
normas rituales de la sexualidad conyugal, 118; las rela- El matrimonio y la familia negra en las legislaciones civil y 217
ciones extraconyugales, 119; la mujer sola, 124. eclesiástica coloniales. Siglos xvi-xix
El sabor de la vida 129 Introducción 219
El placer, 129; magia erótica, 129; Ape regina: la abuela, La legislación civil en el matrimonio de esclavos. Siglos 223
130; el ayuno, cúspide erótico religiosa, 131. xvi-xix (1527-1805)
Conclusión 132 La familia esclava en la legislación civil. Siglo )(vi 230
Notas 135 Legislación eclesiástica relacionada con la vida matrimo-

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nial y familiar de los esclavos 236 relacionada con la comunidad doméstica en la Nueva Es-
Conclusión 241 paña 353
Notas 242 Introducción 355
Criterios generales para la calificación de las obras .... 356
Dolores Enciso Rojas Calificaciones registradas y frecuencia de su empleo 359
La legislación sobre el delito de bigamia y su aplicación Aspectos de la religión que a juicio del Santo Oficio eran
en Nueva España 249 atacados por los escritos prohibidos relacionados con la
Introducción 251 comunidad doméstica 362
La iglesia y el delito de bigamia 252 I. Moral y comunidad doméstica, 365; II. Fe y doctrina,
Su definición, 252; las normas del concilio tridentino, 367; III. Instituciones y ministros eclesiásticos, 371; IV.
253; los preceptos conciliares novo hispanos, 258. Política y filosofía, 372.
El tribunal del Santo Oficio de la inquisición y los bí- Conclusión 374.
gamos 268 Notas 374
Su jurisdicción, 268; el procedimiento contra los bíga-
mos, 269. POST SCRIPTUM 377
La Corona y su jurisdicción sobre la bigamia 277
La real cédula de 1788, 277; las leyes reales, 281.
Conclusión 289
Notas 290

Francois Giraud
La reacción social ante la violación: del discurso a la
práctica. (Nueva España, siglo xviu) 295
Introducción 297
Los tres discursos de la sociedad mexicana 302
La tradición prehispánica, 302; la tradición católica,
304; la tradición de los juristas laicos. La definición legal
del delito, 311.
Los procesos 317
La denuncia, 317; la detención, 322: las diferentes fases
del proceso, 323; la defensa, 328; las sentencias, 333.
Conclusión 338
Notas 341
Anexo I (expedientes estudiados) 348
Anexo II (legislación sobre la violación) 350

José Abel Ramos Soriano


Criterios inquisitoriales en la prohibición de literatura

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