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Reivindicación de Herencia

La acción reivindicatoria de herencia permite que un heredero recupere bienes hereditarios que están siendo poseídos injustamente por un tercero. El documento explica la historia y naturaleza de esta acción legal, así como sus requisitos. Existen dos teorías sobre cómo debe estar legislada: la teoría de la unidad y la teoría de la dualidad.
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Reivindicación de Herencia

La acción reivindicatoria de herencia permite que un heredero recupere bienes hereditarios que están siendo poseídos injustamente por un tercero. El documento explica la historia y naturaleza de esta acción legal, así como sus requisitos. Existen dos teorías sobre cómo debe estar legislada: la teoría de la unidad y la teoría de la dualidad.
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REIVINDICACIÓN DE HERENCIA

I.1. ANTECEDENTES
En el Derecho Romano la acción reivindicatoria comenzó dentro del sistema de las legis
actionis.
La más antigua de las formas procesales para reclamar la propiedad quiritaria aparece a
través de la legis actio sacramentum in rem.
En este sistema procesal las partes observaban una posición simétrica ya que ambas,
mediante la misma fórmula sacramental, proclamaban ser propietarios de la cosa.
Ambas partes debían probar la propiedad. Si ninguno probaba el juez no podía adjudicar
la cosa. Mientras duraba el proceso el magistrado atribuía la posesión de la cosa al
litigante que invocara mejor derecho sobre ella. Quien había así recibido la posesión
interina y luego era vencido en el pleito, según la ley de las XII Tablas, era condenado
por el doble del valor de los frutos que debía restituir
En la época clásica, la propiedad era tutelada por dos formas procesales: la rei
vindicatio per sponsionem y la formula petitoria. La rei vindicatio per sponsionem, que
era una actio in personam que se promovía a partir de una sponsio. Para ponerla en
movimiento era necesario pronunciar una declaración solemne. Si bien esta sponsio
suponía la entrega de una suma de dinero, tal cantidad era meramente simbólica ya que
aquí lo importante resultaba probar que el demandante era verdaderamente propietario
quiritario de la cosa. Esta sponsio era considerada sponsio praeiudicialis, por ser una
actio preparatoria del proceso.
Luego, ante el magistrado, las partes realizaban una segunda sponsio (sponsio pro
praede litis et vindiciarum) Por ella el demandado prometía, en caso de perder el pleito,
restituir la cosa vindicada. Según SCHULZ este procedimiento subsiste durante la
totalidad de la época clásica, desapareciendo recién en la etapa postclásica.
Lohmann Luca de Tena (Lohmann Luca de Tena, 1996), reporta en su libro de Derecho
de Sucesiones, que la acción Reivindicatoria de Herencia se registra recién en el código
1936 (art. 662 CC). Nos dice que la acción para reivindicar la herencia solo procede
dentro del plazo que se da para la prescripción de la acción real. También hace
referencia al art 664 que a los frutos percibidos no procede la reivindicación de
herencia, ni perjudica a los terceros a cuyo poder hayan pasado por bienes por actos
oneroso practicados por los herederos que entraron en posesión de la herencia. Esta
breve referencia nos indica que en solo dos artículos de la norma establece el proceso
reivindicatorio de una herencia. Un proceso reivindicatorio se trata en el proyecto de la
comisión Revisadora de 1984, que textualmente indica: “La acción reivindicatoria
procede contra el tercero que sin buena fe adquiere los bienes hereditarios por efecto de
contratos a título oneroso celebrados por el heredero aparente que entro en posesión de
ellos” (art.665 CCP). Según Lohmann (Lohmann Luca de Tena, 1996), la Acción
Reivindicatoria hay que acreditar la titularidad de dominio sobre los bienes y la
pretensión recae sobre el derecho a elementos singulares.
I.2. CONCEPTO
Es aquella acción que ejercita el heredero contra el tercero que, sin buena fe, adquiere
los bienes hereditarios por efecto de contratos a título particular oneroso celebrados por
el heredero aparente que entró en posesión de ellos.
Está referida a la acción reivindicatoria de bienes hereditarios es tratada en el:
 Artículo 665º del Código Civil:
" La acción reivindicatoria procede contra el tercero que, sin buena fe, adquiere los
bienes hereditarios por efecto de contratos a título oneroso celebrados por el heredero
aparente que entró en posesión de ellos. Si se trata de bienes registrados, la buena fe del
adquirente se presume si, antes de la celebración del contrato, hubiera estado
debidamente inscrito, en el registro respectivo, el título que amparaba al heredero
aparente y la transmisión de dominio a su favor, y no hubiera anotada demanda ni
medida precautoria que afecte los derechos inscritos. En los demás casos, el heredero
verdadero tiene el derecho de reivindicar el bien heredado contra quien lo posea a título
gratuito o sin título”.
Se trata de una acción res singula; por lo que es mejor denominarla específicamente que
referirla únicamente a la herencia. Constituye un caso particular de la acción
reivindicatoria en general, legislada en el artículo 923º, que reconoce entre los derechos
inherentes a la propiedad el de reivindicarla; y en el artículo 979º, que señala que todo
copropietario puede reivindicar el bien común.
Planiol lo explica de la siguiente manera: "Ni el adquiriente de mala fe que conocía la
existencia del verdadero heredero, ni el adquiriente a título gratuito puede
verdaderamente oponerse a los derechos del heredero propietario de los bienes
comprendidos en la herencia".
La acción reivindicatoria significa la acción que corresponde al propietario de un bien
para obtener el reconocimiento de su derecho y para que se le entregue por parte de
quien no lo posee legítimamente.
 CARACTERÍSTICAS
 La acción de reivindicación de herencia puede referirse a todo el patrimonio
dejado por el causante, o sólo a una cuota del mismo.
 En la acción reivindicatoria el actor alega y deberá probar su derecho de
propiedad y que, por tanto, le corresponde la posesión del bien materia de la
reivindicación; posesión que la tiene indebidamente el demandado, partiendo de
lo dispuesto en el artículo 880º del Código Civil que señala que a todo
propietario le corresponde poseer.
 Esta acción reivindicatoria se refiere a los terceros adquirentes del sucesor
aparente o del coheredero o de un tercero. En este caso se norma el supuesto del
adquirente de mala fe y a título oneroso y, el del adquirente a título gratuito, con
buena o mala fe.
 Es una acción contra terceros; y
 Es una acción dirigida sobre algo determinado y no sobre la universalidad.

I.3. NATURALEZA
La acción reivindicatoria está vinculada a ser dueño de una propiedad, este es un
derecho real, teniendo derecho a sus frutos y todo lo posibles sobre un bien, en otras
palabras es la acción que se funda en el derecho de propiedad. También incluye a la
restitución del bien, del poseedor de mala fe que se apropia del bien.
Se considera que la acción reivindicatoria es de naturaleza real, considerando que
tiene como base el derecho de propiedad y constituye el único medio en que el que no
tenga el bien se le sea reivindicado en su derecho, incluso en casos donde se actué de
mala fe, restituyéndole sus frutos e indemnizarlos por los daños y perjuicios siempre
que sean probados. Hay, ciertamente, otras acciones con igual objeto, pero son de otro
carácter por basarse en obligaciones existentes: estas son las acciones personales
mientras que la reivindicación es una acción; es decir, es el mismo derecho ejercitado
ante los tribunales. Reivindica equivale, a restituirse en la posesión de una cosa que no
pertenece, a fin de ejercer en ella la plenitud de facultades que nos corresponde por
motivo de esa relación jurídica con la naturaleza que se llama dominio.
La acción reivindicatoria, es un derecho inherente a la propiedad, que garantiza la
defensa de esta, y ejercitándola se restablece el orden jurídico quebrantando. Nuestro
caso problema, se origina en el seno familiar, en la disputa por recuperar, un bien
inmueble hereditario vía reivindicación entre coherederos. Fue declarado improcedente
en la corte, ya que la Acción Reivindicatoria no puede aplicarse a él. Nuestra norma no
contempla, la Reivindicación entre coherederos.
I.4. TEORÍAS DE LA SISTEMATIZACIÓN DE LA ACCIÓN PETITORIA
Y REIVINDICATORIA EN NUESTRO ORDENAMIENTO CIVIL.
Existen dos corrientes en relación a la forma como debe estar legislada la acción para
recuperar bienes hereditarios, dichas corrientes son:
a) La Teoría de la Unidad
Consiste en que genéricamente existe una acción de reivindicación sucesoria, por la cual
el heredero pide lo que le corresponde. Ésta es la tesis que fue recogida por nuestro
Código Civil anterior, ya derogado.
b) La Teoría de la Dualidad
Teoría reconocida por la doctrina nacional y los tratadistas modernos, que fue adoptada
por los legisladores de 1984 para la elaboración de nuestro actual Código Civil. Esta
teoría se refiere a la recuperación del patrimonio hereditario, en razón al vínculo,
conexión con la sucesión que tienen los sujetos que participan en la acción petitoria y el
carácter ajeno a la misma por parte de una de las partes que participa en el proceso de
acción reivindicatoria.
Se podría decir que se tratan de dos acciones distintas, pero con afinidades en ciertos
aspectos.
I.5. REQUISITOS
Los requisitos necesarios para el amparo de la acción.
a) Que el demandante como heredero acredite ser propietario del bien a reivindicar
y que al tiempo de su ejercicio no lo posea.
b) Que el referido bien hereditario se encuentre poseído injustamente por el
demandado (que es un tercero).
c) La singularidad del Bien a reivindicar.
El art. 665 (art. 665 del Código Civil) establece estos requisitos y, asimismo, los casos
en que no posee de modo efectivo los bienes que le pertenecen, así como cuestionar la
validez de los derechos del adquiriente.
 Acción reivindicatoria de bienes hereditarios.
En el código de 1984, nos indica en el art. 665 que la reivindicación hereditaria, se
aplica procede contra el tercero que, sin buena fe, adquiere los bienes hereditarios
mediante contratos a títulos oneroso celebrado por el heredero aparente que entro en
posesión de ellos. Si se trata de bienes registrado (Congreso, 2018), la buena fe del
adquirente se presume; si antes de la celebración del contrato, hubiera estado
debidamente inscrito, en el registro respectivo, el título que amparaba al heredero
aparente y la trasmisión de domino en su favor, y no hubiera anotada demanda ni
medida precautoria que afecte los derechos inscritos.
En los demás casos, el heredero verdadero tiene el derecho de reivindicar el bien
hereditario contra quien lo posea a título gratuito o sin título. (Congreso, 2018).
Por jurisprudencia de la Sala Civil Transitoria. Cas 540-2004 Huánuco, esta acción tiene
5 requisitos que se deben cumplir, si uno de ellos falta no procede la acción.
En tal virtud un proceso reivindicatorio hereditario necesita reunir cinco presupuestos:
1) heredero verdadero (sujeto activo).
2) bien hereditario (objeto).
3) el heredero aparente (sujeto pasivo inicial)
4) el tercero adquiriente sin buena fe, en caso de adquisición onerosa y con ella o
no, en lo demás casos (sujeto pasivo final).
5) la transferencia por parte del heredero aparente a favor de un tercero, del bien
hereditario, ya sea a título oneroso o a título gratuito o sin título (acto).
Esta acción reivindicadora (art. 665 CCP), contempla las siguientes reglas:
 quien adquiere a título oneroso de mala fe, queda obligado a entregar al heredero
verdadero, el bien y los frutos percibidos, así como a indemnizarlos por los daños y
perjuicios irrogados.

 quien adquiere a título gratuito, de buena fe, queda obligado solo a restituir el bien.

 quien adquiere a título gratuito, de mala fe, queda obligado a restituís el bien, a la
devolución de los frutos percibidos y a apagar una indemnización.

 quien adquiere a título oneroso, de buena fe, mantiene sus derechos, quedando
obligado solo a pagar el saldo del precio, si lo hubiese, y lo hará al verdadero heredero.
Al respecto el art, 850 del Código civil de 1936, señalaba entre sus atributos el derecho
de reivindicación. El art. 923 del Código Civil vigente lo repite al expresar: “La
propiedad en el poder jurídico permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien”
(Congreso, 2018).
El art. 665 (art. 665 del Código Civil) establece estos requisitos y, asimismo, los casos
en que no posee de modo efectivo los bienes que le pertenecen así como cuestionar la
validez de los derechos del adquiriente.
Da lugar el ejercicio del proceso reivindicatorio de bienes hereditarios contra:
1. El tercer adquiriente de mala fe por modalidad de contratos onerosos celebrados
por el coheredero o aparente heredero o aparente legatario, o un tercer
adquirente de un poseedor con título o de poseedor precario que entro en
posesión de ellos. Queda obligado a la devolución del bien hereditario al
heredero verdadero, a entregarle los frutos percibidos o que debió obtener
ingreso económico de una indemnización por los deterioros sufridos y
perjuicios.
2. Contra el adquiriente que obtuvo el bien de buena fe sin pago; queda obligado a
la restitución del bien.
3. Adquiriente que obtuvo el bien, de mala fe, sin pagar, está obligado a devolver
el bien, entrega de frutos y pago indemnizatorio.
4. Si hablamos de un tercero adquiriente de buena fe, por medio de contrato
oneroso, pactado con el heredero aparente, no procede la acción reivindicatoria
por la aplicación del art. 2014 del Código Civil.
En este precepto, se muestra la figura el HEREDERO APARENTE:
Como la persona que investida con la calidad de heredero establece una relación
jurídica con un tercero para hacer un acto traslaticio de dominio respecto de bienes que
tiene de modo efectivo, pero sin la verdadera calidad del heredero, porque jamás la tuvo
o porque la perdió o porque decayó en oposición al mejor derecho hereditario de otro.
Miranda, (Miranda, 2005) nos cita este ejemplo para entender que es un heredero
aparente, dice que el hermano del cujus, instituyéndose como heredero universal, ya que
no existe herederos forzosos, por lo tanto, puede poseer los bienes hereditarios y
obtenido declaratoria de herederos a su favor, pero, como el hermano no es heredero
forzoso, dicho causante pude haber instituido heredero universal a persona distinta, en
testamento que es conocido posteriormente. Donde el hermano es el heredero aparente y
la persona instituida por el cujus como su heredero. Otro ejemplo, si una persona al
testar instituyo como heredero voluntario a un extraño y luego le sobrevino a dicho
testador un hijo (heredero forzoso), siendo este su heredero legítimo, y el extraño el
heredero aparente (Miranda, 2005).
En términos generales, el heredero aparente es aquel que se presenta ante terceros como
heredero real, aunque dicho carácter no le corresponda legalmente. Se encuentra en
posesión de la herencia y su actuar público corresponde al de un verdadero heredero.
Sin embargo, por efecto de la sentencia que acoge la acción de petición de herencia,
deducida por los verdaderos herederos, se ve en la obligación de restituir los bienes
hereditarios a quien corresponda. En términos más sencillos, el heredero aparente es el
que ha resultado vencido en el juicio de petición de herencia.
La apariencia se proyecta respecto de terceros sobre la base del error común. La
presentación pública como heredero de parte del que no lo es, genera la creencia
contraria en los que, de buena fe y con justa causa de error, con él se relacionan. Los
terceros desconocen del verdadero heredero. Desconocimiento que no encuentra causa
en su negligencia. sino que en la apariencia desplegada por el tercero.
De allí que la tendencia sea solamente considerar como heredero aparente a aquel que
ostente la posesión hereditaria con base en una resolución judicial o administrativa que
se la ha concedido. pues de faltar este título, no podría haber de parte de los terceros un
error en verdad insuperable o invencible; es este elemento el que genera la convicción
en ellos acerca de que se trata del real heredero.
De esta forma, están como probables herederos aparentes:
1. Los indignos. Es la situación de quienes habiendo sido instituidos herederos
hacen actos traslaticios de dominio respecto de bienes hereditarios antes de
haber sido declarados indignos judicialmente, que los inhabilita.
2. Los que son declarados herederos por medio de falsificación de Partidas en el
Registro Civil y se muestran como persona con derecho hereditario.
3. Los declarados herederos por preterición de otros con mejor derecho.
4. Los herederos declarados por error. Como antes dejamos indicado, los actos de
disposición ejecutados por todos ellos, independientemente de su buena o mala
fe, son válidos si el receptor hubiera actuado a título oneroso y de buena fe,
siempre cuando los herederos sin derecho aparentes hubieran estado premunidos
del derecho respectivo (titulo) que se origina.

I.6. PROBLEMA DEL CASO SUI GENERIS DADO ENTRE


COHEREDEROS
En este caso sui generis dado entre coherederos, fundamentamos la siguiente
problemática encontrada.
 Un caso de reivindicación entre coherederos, y no, está regulada en nuestra
normativa; la ley solo contempla una reivindicación contra un tercero que de
mala fe se apropia del bien inmueble.
La ley al no contemplar que pueda reivindicarse entre coherederos, genera un estado de
insatisfacción e injusticia; ya que el coheredero demandante no puede reclamar su
propiedad. En esta situación no hay la figura de un tercero; pero hay la figura de un
coheredero, que actuando de mala fe, incumplió la obligación de entregar el bien
inmueble; y sigue en posesión ilegitima del bien.
Caso de Reivindicación anómala, la llamamos así, porque es una reivindicación
inusual, donde no cumple los requisitos de la acción reivindicatoria; en donde no,
concurren uno de los requisitos, que es, el título de propiedad legal que debe tener el
coheredero propietario, para reclamar su derecho de propiedad. Pero; si concurre, el
título de propietario de hecho; avalado por ser una propiedad heredada
testamentariamente, de una repartición y división voluntaria de la masa hereditaria,
donde, cada heredero tomó posesión de la parte de herencia que le correspondía, y el
coheredero propietario de hecho, tomó su cuota de herencia y dispuso de su bien.
En ambas situaciones, descritas anteriormente el demandante, no tiene la norma legal
para recuperar su bien inmueble heredado. Está desprotegido ante la ley; siendo
declarado su caso improcedente, por los administradores de justicia, a pesar que es un
problema que está en estado latente, trayendo como consecuencia, la insatisfacción, la
injustica, la desprotección jurídica, porque el código actual no contempla la
reivindicación entre coherederos. Cabe destacar, que siempre va a existir bienes
heredados, porque la gente siempre muere, siempre va a haber coherederos y siempre va
a haber disputas por los bienes.
Puede acontecer que el verdadero heredero no sea uno solo, sino que sea más de uno, o
incluso pueden ser muchos. En este caso puede complicarse, el ejercicio de la acción
reivindicatoria en contra de terceros. Surge de esta forma la interrogante acerca de si
todos los herederos deben actuar conjuntamente, o si puede hacerlo sólo uno de ellos
por todos. La doctrina no es uniforme en esta cuestión.
Algunos entienden que uno solo de los herederos podría deducir la acción
reivindicatoria en contra del tercero poseedor sin la concurrencia del resto de los
miembros de la sucesión. Se funda este aserto en las normas que gobiernan la
comunidad. Como se sabe, al producirse la muerte del causante se forma una
comunidad hereditaria, comunidad que se rige por las reglas generales. En virtud de
ellos, se concluye que los derechos de los comuneros en la cosa común son los mismos
que tienen los socios en el haber social. Por lo mismo, se entiende que cada comunera
ha recibido de los otros un poder para administrar la cosa común, y entre las facultades
que contendría este mandato tácito y recíproco de administración, estaría la de
reivindicar la cosa común de manos de terceros.
Por el contrario, otros están, acaso con mejor fundamento, que no es posible una
solución de esta naturaleza. En estas circunstancias, es el derecho de propiedad en la
cosa común el que se encuentra comprometido o amagado, y ese derecho no pertenece a
uno solo de los herederos, sino que a todos. Se predica que la acción reivindicatoria
corresponde al que tiene la propiedad de la cosa que se reivindica, propiedad que, en
este caso, pertenece a varias personas y no a una sola.
I.7. OBLIGACIONES DEL POSEEDOR DE BUENA O MALA FE
El caso del adquiriente de buena fe, no se encuentra normado, ya que no procede contra
él la acción, que en realidad debería dirigirse contra el vendedor. Entonces vemos que lo
dispuesto por el artículo 665º concuerda con lo expresado en el artículo 666º y
observamos los siguientes presupuestos:

 El adquiriente a título oneroso de mala fe queda obligado a entregar al


heredero verdadero el bien y los frutos percibidos, así como a indemnizarlo.

 El adquiriente a título gratuito de buena fe queda obligado sólo a restituir el


bien.

 El adquiriente a título gratuito de mala fe queda obligado a la restitución del


bien, a la devolución de los frutos percibidos y a pagar una indemnización.

 El adquiriente a título oneroso de buena fe mantiene sus derechos, quedando


obligado sólo a pagar el saldo del precio, si hubiere, al heredero verdadero.
Independientemente el tercero podrá demandar al enajenante la venta de lo ajeno.
Igualmente, el coheredero o sucesor aparente de mala fe será responsable ante el
heredero, pudiendo obligársele a una indemnización por los daños y perjuicios
causados.
La acción reivindicatoria de los bienes hereditarios procede contra la Sociedad de
Beneficencia Pública, la Junta de Participación Social o la Sociedad de Beneficencia de
Lima, en su caso cuando el juez le adjudica los bienes a falta de sucesores, según lo
estipulado en el artículo 830º. Por otro lado, también procede contra el gestor de la
declaratoria respectiva, quien según este dispositivo se hace acreedor al 40% del valor
de la herencia, si no obró de mala fe, ya que de lo contrario se haría acreedor a las
sanciones antes señaladas. El título del heredero prevalece a dichas adjudicaciones que
se hicieron en el supuesto legal de no haber herederos del causante. También procede
contra el tercero poseedor sin título, aunque en este caso, es más conveniente plantear la
acción de desalojo por ocupación precaria, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 585 y siguientes del actual Código Procesal Civil, que se tramita en proceso
sumarísimo.
El articulo 665 agrega que, si se trata de bienes registrados, la buena fe del adquiriente
se presume si antes de la celebración del contrato hubiera estado debidamente inscrito,
en el registro respectivo, el titulo que amparaba al heredero aparente y la transmisión de
dominio en su favor, y no hubiera anotada demanda ni medida precautoria que afecte
los derechos inscritos. Estas condiciones a favor de la presunción de buena fe no
significan que de no presentarse se establezcan la existencia de mala fe. No solo en ese
caso se presume la buena fe. Esta es una presunción general que opera siempre, salvo
prueba en contrario, o cuando el bien se encuentra inscrito a nombre de otra persona, tal
como lo dispone el artículo 914.
Mientras la buena fe se presume, la mala fe debe probarse. En todo caso, debió
legislarse cuando, excepcionalmente en la situación planteada, no puede presumirse la
buena fe, conforme a la regla citada establecida en el Libro de los Derechos Reales. El
enunciado de la segunda parte del artículo 666, que dice que en todos los caso el
poseedor de mala fe está obligado a resarcir al heredero el valor del bien y de sus frutos
y a indemnizarle el perjuicio que le hubiere ocasionado, redunda lo expresado en el
articulo 910 y el articulo 1969, siendo, por lo tanto, superfluo.
Velarde cita diversas hipótesis en las cuales se plantea el problema de la reivindicación,
como la de la renuncia de la herencia que se deja sin efecto; del pariente en grado
sucesible que entra en posesión del patrimonio hereditario por ausencia de otros más
próximos o del mismo grado; del instituido en testamento revocado por un posterior o
que se anula por vicios o defectos que no pudieron conocerse oportunamente; o del
heredero legal que recoge la herencia y cuya indignidad se descubre después.

I.8. DIFERENCIAS ENTRE LA ACCIÓN PETITORIA Y LA ACCIÓN


REIVINDICATORIA

ACCION REINVINDICATORIA ACCION PETITORIA


 La acción reivindicatoria se  La acción petitoria es una acción
refiere a bienes concretos, real y universal, y se refiere a
singulares y determinados, todo o parte de una herencia sin
 El demandado es un tercero, o sea determinación de bienes
una persona ajena a la sucesión concretos.
hereditaria de la que deriva el  El demandado es un sucesor real
derecho del demandante. o aparente.
 El demandado fundamenta su  El demandado detenta como
derecho como propietario en un presupuesto de la acción el título
contrato, en la usucapión o en de sucesor del mismo causante.
derecho diferente al de la
sucesión hereditaria del que
proviene el derecho reivindicante.

I.9. CARACTERES COMUNES EN AMBAS ACCIONES

 Es cierto que entre ambas acciones sucesorias existen semejanzas porque:


 tienen una misma naturaleza jurídica real;
 tienen como demandante a un heredero;
 no se extinguen por prescripción (arts. 664, 927, 985 del CC); y
 se tramitan de acuerdo a las normas del proceso de conocimiento.

I.10. JURISPRUDENCIA
En la Casación N° 3971-2017-La Libertad se resolvió la demanda de división y
partición planteada por las hermanas Julia Tereza Rodríguez Lázaro y Martina
Rodríguez Alvarado (en adelante las “Demandantes”) contra Pedro Alejando
Rodríguez Rodríguez (en adelante el “Demandado”) sobre el predio denominado
“Tantalhuara”, de una extensión de 2,393.00 m2, ubicado en el Caserío Cuyuchugo-
Usquil e inscrito en la Ficha N° SE005602 (en adelante el “Inmueble”).
 
Los hechos que dieron lugar a la controversia fueron los siguientes:

 El Inmueble fue originalmente de propiedad de José Ceferino Rodriguez Aguirre


(en adelante el “Causante”), quien mediante contrato de compraventa de fecha
09 de enero del 2004 (otorgado en presencia de la señora Juez de Paz de Usquil,
debido a la falta de Notario Público en el lugar) lo transfirió a favor del
Demandado y su cónyuge, Nelly Marianela Salinas Cruz (en adelante la
“Compraventa”).
 La Compraventa no se llegó a inscribir, por lo que en Registros Públicos el
Causante se mantuvo figurando como propietario.
 A la muerte del Causante, se inició un procedimiento de Sucesión Intestada,
habiendo sido declarados como sus únicos y universales herederos sus 3 hijos:
las Demandantes y el Demandado (en adelante la “Sucesión del Causante”).
 La Sucesión del Causante fue inscrita en el Registro y como consecuencia de
ello el Inmueble (que para ese momento se mantenía inscrito a nombre del
Causante) pasó a figurar registralmente como copropiedad de las Demandantes y
el Demandado.
 Fue como consecuencia de dicha inscripción registral que las Demandantes
plantearon una demanda de división y partición, a efectos de poner fin al
régimen de copropiedad sobre el Inmueble y que a cada uno de los herederos se
le asigne un derecho de propiedad exclusivo sobre determinada área.
 El Demandado contestó señalando que no correspondía ninguna división y
partición, en la medida que él y su cónyuge eran los únicos propietarios del
Inmueble por haberlo adquirido del propio Causante antes de su fallecimiento
mediante la Compraventa.

 
Cabe señalar que en este proceso se presentaron como medios probatorios dos
expedientes que tenían estrecha vinculación con el tema en controversia:
 
i) El Expediente N° 239-2010 sobre nulidad de acto jurídico, en el que una de las
Demandantes (Julia Tereza Rodriguez Lázaro) había solicitado se declare la
nulidad de la Compraventa. En dicho proceso las instancias de mérito
desestimaron la demanda, reconociéndose de este modo la plena validez de la
Compraventa.
 
ii) Expediente penal en el que el Juzgado Penal Unipersonal Supraprovincial
Chuzco – Julcán – Santiago de Chuco declaró a la Demandante responsable del
delito de Usurpación Agravada sobre el Inmueble en perjuicio del Demandado y
su cónyuge. Con esto quedaba acreditado que antes de la muerte del Causante, la
posesión del Inmueble le había sido entregada al Demandado como consecuencia
(presuntamente) de la celebración de la Compraventa.
 
Tomando únicamente en cuenta la inscripción de la propiedad a favor de la Sucesión del
Causante, tanto el Juez como la Sala Superior consideraron que sobre el Inmueble
existía un régimen de copropiedad entre los integrantes de aquélla (las Demandante y el
Demandado), por lo que resultaba atendible el pedido de uno de los condóminos (en
este caso, las Demandantes) encaminado a extinguir dicha copropiedad. De este modo,
entre una propiedad no inscrita (como lo era la invocada por el Demandado) y una
propiedad inscrita (como era el caso de las Demandantes), se le dio la preferencia a esta
última.
 
La Corte Suprema consideró que ambas instancias habían incurrido en un defecto de
motivación, pues los dos expedientes aportados al proceso en calidad de medios
probatorios (nulidad de acto jurídico y usurpación agravada) acreditaban –con la calidad
de cosa juzgada– que el Demandado era realmente el único propietario del Inmueble,
independientemente de lo que dijera la información registral. Atendiendo a ello, la Corte
amparó el recurso de casación y declaró nula la sentencia de vista, ordenando a la Sala
Superior que emita un nuevo pronunciamiento.
 
Se considera que esta era la oportunidad perfecta para que la Corte Suprema dejara por
sentado algunas cuestiones de utilidad trascendental en lo que se refiere a la
oponibilidad de derechos reales. Y es que cuando las instancias de mérito establecieron
que debía primar la propiedad de la Sucesión del Causante por haber accedido primero
al Registro, aplicaron –aun sin que lo hayan mencionado– el artículo 2022° CC, según
el cual el conflicto u oposición entre dos (o más) derechos reales se resuelve en base a la
fecha de su acceso al Registro.
 
Lo que la Corte Suprema debió haber dicho es que este principio de oponibilidad
registral no aplica cuando una de las adquisiciones que pretende ser protegida deriva de
una sucesión hereditaria o transmisión mortis causa. Son tres las razones que me llevan
a sostener ello.
 
En primer lugar, el 2022° CC busca proteger la confianza en el Registro; no se protege a
alguien por el solo hecho de haber inscrito, sino por haberlo hecho confiando en que la
información registral resultaba acorde con la realidad. Y esto ocurre en el caso de las
adquisiciones derivativas, es decir, contratos de transferencia de propiedad. Es el típico
caso de la compraventa: quien celebra una compraventa con el titular registral lo hace
motivado por la presunción de validez y legitimidad que el Registro le otorga a este
último. La inscripción a favor de dicho vendedor es lo que determina que alguien
contrate con él. Por el contrario, ello no ocurre en una adquisición mortis causa: en esta,
es la muerte del causante lo que determina automáticamente la transferencia de
propiedad a favor de sus herederos, con independencia de la confianza que estos últimos
hayan podido depositar en la información registral. Es decir, en una sucesión hereditaria
hay transferencia de propiedad mas no confianza en el Registro, que es lo que exige el
2022° CC.
 
En segundo lugar, el artículo 1363° CC señala que los herederos asumen la posición del
causante en todos los contratos suscritos por este último (a excepción de las
denominadas obligaciones personalísimas). Siendo así, si el Causante transfirió la
propiedad del Inmueble a favor del Demandado, ese mismo contrato no puede ser
desconocido por sus herederos, pues de ser así se estaría pasando por alto el texto
clarísimo del artículo 1363° CC. Y esta es, precisamente, la razón por la cual si el
vendedor fallece antes de haber firmado la escritura pública, el comprador puede
demandar a la sucesión el otorgamiento de la misma. Los herederos de ninguna forma
podrían sostener que al haber inscrito la propiedad a su favor producto de la sucesión
hereditaria, están facultados a desconocer la compraventa otorgada en vida por su
causante. Esto acredita una vez más que entre el adquirente mortis causa y el adquirente
por contrato no funciona el principio de oponibilidad registral del 2022° CC.
 
En tercer lugar, debemos tomar como referencia lo dispuesto por el artículo 665° CC,
que regula la situación del denominado “heredero aparente” que goza de la publicidad
registral a su favor. La referida norma en ningún momento protege a dicho heredero
aparente por el hecho de haber logrado acceder al Registro; por el contrario, la situación
que se protege es la del tercero que contrata con dicho heredero aparente confiando en
que este era realmente el propietario. Haciendo un símil con el caso materia de análisis,
podemos sostener que quien indebidamente se inscribe como propietario (gracias a su
condición de heredero) de un bien que no le pertenecía a su causante, no encuentra
protección por el solo hecho de haber accedido al Registro; la protección la dispensará
la ley cuando dicho heredero, haciéndose pasar como propietario, transfiera el bien a
favor de un tercero y este inscriba su adquisición. De ocurrir ello, tendríamos ahora sí
un conflicto entre dos adquirentes derivados: de un lado el Demandante, que
cronológicamente adquirió primero del dueño real (Causante) mas no inscribió, y del
otro al tercero, que habría contratado con los falsos propietarios (Demandantes) e
inscrito su adquisición confiando en la información registral. Sin duda alguna, en este
caso sí sería de aplicación el 2022° CC, pero mientras no aparezca dicho tercero
adquirente, la información registral carecerá de toda relevancia de cara a establecer al
“mejor” propietario.
 
En conclusión, si bien es importante que la Corte Suprema haya corregido el error de las
instancias de mérito, hubiera sido deseable que la corrección se sustente más que en la
defensa de la cosa juzgada, en una correcta interpretación del artículo 2022° CC. La
ocasión era idónea para que se definieran los contornos del principio de oponibilidad,
dejando en claro que ella aplica únicamente para conflictos surgidos entre adquirente
derivados que toman como punto de partida la confianza en el Registro (dos o más
compradores, por ejemplo), y no para adquisiciones que tienen como causa sucesiones
intestadas, las mismas que se producen al margen (y con independencia) de la
información registral.

1. En el art. 665 CCP de Acción reivindicatoria de bienes hereditarios hay un vacío


legal en la norma al no contemplar que la acción proceda contra otro coheredero
que sin buena fe se ha apropiado del bien. Y La alternativa jurídica que da
solución a casos de reivindicación entre coherederos es ampliar la acción
reivindicatoria (art. 665 CCP), que proceda contra otro coheredero que sin buena
fe se ha apropiado del bien teniendo en cuenta la individualización voluntaria de
la masa hereditaria entre coherederos.

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