En el presente documento, se compartirá y analizará parte de los conceptos y corrientes teatrales que surgieron en el siglo XX, con base
en el libro “El
actor en el siglo XX” del actor Odette Asian.
El libro, dividido en tres partes, habla del trabajo del actor antes del siglo XX, durante la primera mitad del siglo y el teatro contemporáneo. Comparte
diferentes técnicas y métodos de trabajo de grandes exponentes y pedagogos del arte teatral. Como también, reafirma el cambio tan abrupto que tuvo el arte
interpretativo con la llegada del nuevo siglo. "El siglo XX nos ofrece, pues, una ampliación notable de las posibilidades de contemplación. Por otra parte, esta
ampliación es posible porque el mundo del espectáculo inmediatamente anterior dista mucho de ser una realidad monolítica” (Asian, 1979, pág. 16)
En la primera parte del libro, titulada “Dos modos de interpretación” Asian cuestiona el oficio del actor. Antes de la ola de nuevas manifestaciones
artísticas que llego en el siglo XX, el trabajo del actor era limitado a la declamación y al decoro de la palabra.
Afirma, además, que el arte del actor, es un arte subjetivo; la formación en una escuela es fundamental. Pero la enseñanza interpretativa del siglo XIX en Europa
no buscaba que los estudiantes comprendieran las situaciones de una escena o construyeran un personaje, si no que enfrentaran únicamente las dificultades
lingüísticas de un texto.
El actor debe pasar siempre de una teoría abstracta a una traducción concreta, debe ser siempre un principiante que se pregunte, cada
vez que asume un nuevo papel, cómo ha de hablar, caminar, pensar su personaje, que sienta y haga sentir las emociones del mismo.
(Asian, 1979)
Los actores, o “comediantes”, como los llama Asian en el libro, poco a poco fueron sintiendo una necesidad de interpretación que involucrara más su
cuerpo. Ya no solo les importa el texto y las voces falsas; buscan que cada sonido, cada gesto, movimiento o función corporal, tomen significado y tengan
relación entre sí, a fin de encontrar vida en las representaciones. Así, surge una nueva concepción del mundo y del hombre sobre el escenario.
La enseñanza tradicional instruye al alumno sobre cómo debe acometer una escena, vigilar su respiración, tomarse tiempo, guiar su voz
a lo largo del texto, respetar los distintos periodos, sostener los finales… Pero apenas si le muestra cómo estudiar sus gestos, interpretar
una situación, experimentar sentimientos, encarnar un personaje, actuar “junto” con su compañero de reparto, comportarse cara al
público… (Asian, 1979)
Ante la necesidad de salir de lo convencional en la enseñanza teatral, muchos pedagogos decidieron crear nuevos métodos de formación, tomando como
base la improvisación; no se les pedía a los actores que se aprendan un texto, buscaban que el actor partiera de sí mismo y de presentarse tal cual es, siempre
abierto y disponible a hacer lo que le pidan. Pero ninguno de estos métodos, trascendió a futuras generaciones de actores.
No fue sino hasta Konstantin Stanislavsky, director y actor ruso, que se creo una nueva teoría para la interpretación de un personaje; siendo, hasta el día
de hoy, vigente en muchas escuelas de arte dramático en el mundo.
Stanislavsky llevo el naturalismo a la escena; junto a la minuciosidad de las acciones, el ritmo en el texto y sus subtextos, proponía crear personajes reales. Con
concepciones internas y externas llenas de voluntades y emoción escénica; donde el actor vive su personaje, y no lo representa ficticiamente. “La formación del
actor, la concepción de la interpretación de Stanislavsky están en contradicción con los principios tradicionales, los lugares comunes y el exhibicionismo al uso
en los escenarios rusos.” (Asian, 1979, pág. 86)
Posteriormente, surgieron otros pedagogos como Michael Chejov, que desarrolló aún más el sistema de Stanislavsky, pero llevándolo al terreno de lo psicofísico
y de la penetración en la mentalidad del personaje.
El naturalismo, propuesto por Stanislavsky, nació para romper con el clasicismo y romanticismo que estaba tan arraiga al arte. Pero los artistas, al verse
limitados por una manifestación de su arte tan naturalista, y ya con deseos de nuevas formas de creación artística, lograron una verdadera ruptura del arte en el
siglo XX: la invención de diversos movimientos artísticos, llevaron la imaginación y visión del hombre a puntos nunca antes explorados.
La segunda parte del libro, titulada “Los factores de la explosión en el siglo XX” se centra en describir varios movimientos artísticos que surgieron en la
primera mitad del siglo XX.
El simbolismo, reacción directa contra el naturalismo, fue uno de los primeros movimientos que propuso para el actor la creación no completamente estructura,
sino que reproduce símbolos y ofrece al espectador una visión mas desdibujada del personaje que está viendo.
Vino después el expresionismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, entre otros. Todos con diferentes enfoques y objetivos, pero compartían una necesidad de
expresión para el hombre y lo que esta sucediendo en su contexto de vida; después de dos guerras mundiales, el hombre postmoderno cuestionaba su ética y
moralidad, y el arte fue su medio de expresión. “El espectáculo se convierte en un juego de transformaciones incesantes, en el que la confusión, las acrobacias y
las persecuciones inciden sobre los nervios del espectador.” (Asian, 1979, pág. 136)
Bibliografía
Asian, O. (1979). El actor en el siglo XX. bARCELONA: Gustavo Gili, S. A.