Ezequiel 9:1-11
Ezequiel pone gran énfasis en la soberanía de Dios, la mayor parte del libro se centra en el
templo de Jerusalén con su perversión, destrucción y futuro restablecimiento. A lo largo
de sus mensajes resalta una y otra vez la declaración del Señor de que todas las cosas que
van a ocurrir sucederán para que las personas sepan quién es Jehová. Todo lo que hace
Dios pasado, presente o futuro ya sea en gracia o en juicio revela su gloria.
El capítulo 9 describe la destrucción que vendría pero el capítulo 8 señala las cosas
horrendas que se practicaban dentro de Jerusalén:
El profeta mira una figura con aspecto de hombre, desde sus caderas para abajo era fuego
y desde sus caderas hacia arriba parecía un resplandor, dicha figura extendió su mano y lo
tomó por un mechón de cabello y el Espíritu lo alzó en visiones y lo llevó a mirar donde
estaba la habitación de la imagen del celo. El templo había sido contaminado y el pueblo
ya no estaba adorando al Dios vivo y verdadero, adoraban a las criaturas antes que al
creador y esa conducta los llevó a caer tan bajo, se habían degradado hasta descender al
nivel de las naciones que las rodeaban y ya no eran testigos del Dios vivo y verdadero, por
tal motivo él destruiría el templo. Ellos habían rechazado a Dios, dijeron que no los estaba
observando, no somos responsables ante él, no le debemos nada y por lo tanto podemos
actuar como nos plazca. Estaban adorando un ídolo y los estaban haciendo en secreto.
V.11-12.
Vió a las mujeres adorando al dios Tamuz, un dios babilónico, el dios de la vegetación de la
primavera. La mayor de las abominaciones era la adoración al sol y esto lo hacían
precisamente dentro del templo.
El versículo 18 nos da el veredicto, Israel había cruzado la línea, había sobrepasado los
límites de lo tolerable y no podían caer más bajo:
El capítulo 9 nos muestra lo que sucedería debido a tanta maldad: Seis hombres vendrían
cada uno con instrumentos para destruir, pero entre ellos venia uno que estaba vestido de
lino y que traía en su cintura un tintero de escribano lo cual indica la misión asignada a
este hombre, a diferencia de los exterminadores, él debía trazar una señal salvadora a
todos aquellos que no habían caído en la idolatría ni se habían contaminado con las cosas
detestables que se cometían en Jerusalén. Dios sabía quiénes le habían seguido fielmente
y sus instrucciones aquí fueron que se colocará una señal en la frente de los que
pertenecían a ese remanente fiel. Una taw, la última letra del alfabeto hebreo, en la
antigua escritura hebrea, tenía forma de cruz, constituía una señal de protección y
simbolizaba que Dios guardaría el remanente fiel, a los que gemían y clamaban por causa
de todas las abominaciones que se cometían. Conoce Dios a los que permanecen fieles,
conoce sus vidas, conoce cada detalle. Ese remanente fiel sería librado de la catástrofe
que se avecinaba, de qué forma serían librados, Dios ya había determinado lo que haría
con ellos, en ese tiempo les colocó una señal para que la muerte no los tocase.
2 Timoteo 2:19. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el
Señor a los que son suyos y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de
Cristo
Por toda la Biblia se describe a Dios como aquel que sabe. Refiriéndose a Abraham dijo
“Lo conozco” Gen.18:19, el profeta Nahúm dijo 1:7 que el Señor conoce a los que en él
confían. Jesús dijo: Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, Pablo le dijo a los Gálatas:
Más ahora conociendo a Dios o más bien siendo conocidos por Dios Gal.4.9. La palabra
griega que se utiliza para conocer indica mucho más que estar enterado de la existencia
de algo. Indica más bien una relación entre la persona que conoce y el objeto conocido
siendo que lo que es conocido es de gran valor e importancia.
1. El Señor conoce nuestros temores: cuando ve la visión Juan cae como muerto y sus
palabras para Juan fueron no temas. Tal vez juan recordó ese momento que está
descrito en Mateo 17 donde hubo la transfiguración de Jesús, una nube los cubrió
y oyeron una voz que decía este es mi hijo amado…, Jesús los tocó y les dijo no
temáis. El Señor dejó estas palabras muchas veces en la escritura. Jesús conocía
que Juan estaba lleno de temor. El temor es una emoción que todos los seres
experimentan. Algunos le temen al futuro otros le temen al presente, aun algunos
temen que la gente descubra cosas de su vida. Dios no quiere que seamos
vencidos por el temor. David expresó en el Salmos 56:3 “En el día en el que temo
yo en ti confío”. Necesitamos saber que Dios nos conoce de tal forma que está al
tanto de los temores que muchas veces nos perturban.
2. El conoce como ayudarnos: Jesús conoce como consolarnos, nos consuela por
medio de las promesas que están escritas en su palabra, con cada una de ellas nos
recuerda que está con nosotros que nos abandona menos en tiempos difíciles,
pero siempre sus promesas estarán enlazadas a una condición es nuestra
obediencia. Dios le habló a Juan palabras que lo fortalecieron, palabras que
disiparon sus temores. Yo soy el primero y el postrero y el que vivo y estuve
muerto más he aquí vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte
y de Hades.
3. El Señor conoce lo que debemos conocer para mantenernos. El Señor le reiteró a
Juan en ese momento de aislamiento que estaba viviendo que debía escribir lo que
estaba experimentando, era necesario que muchos recibieran las palabras de esta
profecía. Dios deseaba que nosotros nos diéramos cuenta de que para realmente
saber cómo están las cosas, no basta con enfocar las cosas que son, también
debemos ver las cosas que han de ser después de estas. No importa cuán grave
parezca lo que estamos viviendo, podemos vislumbrar un futuro brillante. Cuando
uno sabe lo que ocurrirá en el futuro tiene estabilidad en el presente.
El versículo 1:3 dice Bienaventurados el que lee, y los que guardan las palabras de
esta profecía y guardan las cosas en ellas escritas; porque el tiempo está cerca.
El Señor conoce quienes son suyos y la característica principal de los que son de
Dios es que son obedientes, y reciben todas las cosas que su Padre ha preparado
para ellos.
Cuando Juan terminó de tener la visión, todo siguió igual en lo externo. El
envejecido apóstol estaba todavía aislado en la Isla, y los cristianos aún estaban
muriendo. Pero Jesús había hablado y le había mostrado a Juan que lo conocía a él
y a su pueblo y que el futuro que les esperaba sería el mejor. Aferrese a esta idea y
manténgase cerca de Dios