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El Poder de La Alabanza

Este documento describe el poder de la alabanza a Dios. Explica que alabar a Dios significa aceptar su voluntad y plan, incluso durante tiempos difíciles. La alabanza lleva a concentrarse en Dios en lugar de en uno mismo y expresar gratitud por su bondad. Alabar a Dios fortalece la fe a pesar de no comprender completamente sus propósitos. Se recomienda alabar a Dios deliberadamente con el entendimiento de que él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
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El Poder de La Alabanza

Este documento describe el poder de la alabanza a Dios. Explica que alabar a Dios significa aceptar su voluntad y plan, incluso durante tiempos difíciles. La alabanza lleva a concentrarse en Dios en lugar de en uno mismo y expresar gratitud por su bondad. Alabar a Dios fortalece la fe a pesar de no comprender completamente sus propósitos. Se recomienda alabar a Dios deliberadamente con el entendimiento de que él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
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EL PODER DE LA ALABANZA

Qué es alabar?
significa ensalzar, celebrar, elogiar, aclamar expresando también aprobación. El alabar,
entonces significa que aceptamos, o que estamos de acuerdo con lo que nos pasa. De modo
que, alabar a Dios por una situación difícil, una enfermedad o una desgracia, significa
literalmente que aceptamos o aprobamos lo que está ocurriendo como parte del plan de
Dios para nuestra vida.
La alabanza es un don que Dios da a las almas humildes ya que es la oración de quien se
sabe colocar en su sitio y no pretender ser el Dios que merece ser alabado. “A Dios, el único
sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.” Rom. 16, 27.
San Pablo les decía a los efesios: "Den gracias a Dios por todo porque esta es la voluntad de
Dios" (1 Ts:16-18). La oración de alabanza nace de una fé profunda que confía en que la
Providencia de Dios está en todos los acontecimientos; en los buenos y en los malos.
Ciertamente Dios no envía el mal; Dios permite que ciertos males se acerquen a nosotros
porque tiene un plan de amor para sus hijos. Creer eso no es nada fácil. Se necesita
crecimiento espiritual.
El mero hecho de que alabamos a Dios y no a un destino o azar desconocidos significa
también que aceptamos el hecho de que Dios es "responsable" (conoce) de lo que sucede.
De otro modo, no tendría objeto darle gracias.
La oración de alabanza lleva a la persona a olvidar de sí misma, de sus intereses personales,
para centrar su atención en Dios mismo, para alabarlo con todo el corazón, para
manifestarle su agradecimiento, su admiración por su bondad y misericordia.
En el salmo 103 es un modelo de lo que debe ser una oración de alabanza. David era un
poeta magnífico. El Espíritu Santo se sirvió de él en el Salmo 103 para exponer los motivos
que deben provocar la oración de alabanza, y la manera de expresarla con la mente, el
corazón y el cuerpo.
Muchas personas alaban a Dios por sus circunstancias, simplemente porque aceptan la
palabra de la Biblia que enseña a alabar a Dios por cada cosa. Alabando a Dios,
experimentan pronto el resultado de una actitud de constante gratitud y gozo, y, a su vez, su
fe es fortalecida y pueden continuar viviendo de este modo.
Muchas personas alaban a Dios por sus circunstancias, simplemente porque aceptan la
palabra de la Biblia que enseña a alabar a Dios por cada cosa. Alabando a Dios,
experimentan pronto el resultado de una actitud de constante gratitud y gozo, y, a su vez, su
fe es fortalecida y pueden continuar viviendo de este modo.
Otras personas lo encuentran algo más difícil. "Yo no comprendo", dicen, "Trato de alabar a
Dios, pero, ¡me es tan difícil el creer que él haya en realidad permitido que me sucedieran
cosas tan terribles últimamente!".
No se trata de forzar nuestro entendimiento fuera de lugar, y decir: "No lo comprendo, pero
alabaré a Dios, aunque me resulte difícil, si éste es el único modo de salir del atolladero".
No, esto no es alabar, sino manipular.
Hemos de alabar a Dios con entendimiento, y no a pesar de ello. Pero cuidado, nuestro
entendimiento nos puede llevar a confusión, cuando tratamos de querer comprender el por
qué y el cómo permite Dios ciertas circunstancias en nuestra vida. Nunca podremos
comprender el por qué y el cómo hace Dios algunas cosas, pero él quiere que aceptemos con
nuestro entendimiento que él las hace. Esta es la base para nuestra alabanza. Dios quiere
que comprendamos que él nos ama y que tiene un plan para nosotros: "También sabemos
que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman" (Romanos 8:28).
¿Estás ahora rodeado de circunstancias difíciles?, ¿Has estado luchando por entender, el
por qué se nos han venido encima? Entonces, intenta aceptar con tu entendimiento que
Dios te ama y que ha permitido esas circunstancias porque sabe que son buenas para ti.
Alabémosle por lo que él ha puesto en nuestras vidas; hagámoslo deliberadamente y con
nuestro entendimiento.
No solamente debemos empezar adorando porque Él sea completamente digno de ello, sino
porque algo sucede en nosotros cuando oramos así. Nos convertimos en lo que realmente
debemos ser, colocamos nuestras almas bajo su señorío y autoridad, obtenemos el punto de
vista correcto, nuestra fe se levanta, empezamos a ver a Dios como realmente es y a
nuestras necesidades del tamaño que en verdad son.
Dios es todo lo que necesitamos, redentor, sanador, pastor, proveedor, consuelo,
protección, amigo, es incluso ¡mucho más de lo que podemos darnos cuenta! La realidad de
quien es Dios mueve nuestros pensamientos a nuestro corazón, nos damos cuenta de que Él
es nuestro redentor, nuestro proveedor, nuestro sanador, etc. Nos ayuda a despertar a la
realidad al declarar verbalmente su carácter.
Hagamos oraciones de alabanza diariamente pues ella es la mejor de las medicinas del
alma. Es tan importante realizarla diariamente puesto que, en este tipo de oración
exaltamos la grandeza de Dios, es decir, reconocemos por encima de cualquier necesidad,
emoción, idea o preocupación, lo grande que es Dios. Dicho de otro modo, decidimos
enfocarnos en Él por encima de cualquier cosa que estemos pasando, para adorarlo y
expresarle nuestro amor.
Nota: El no preocuparse de un problema no significa que debemos sentarnos a esperar
que la providencia de Dios resuelva todo. No mi amigo/a. Las preocupaciones son
innecesarias, nos cansan, estresan... sin embargo debemos OCUPARNOS del o los
problemas, es decir, hacer algo, actuar y, una vez hemos hecho lo necesario, empleando
nuestras capacidades al máximo, quedarse quieto y esperar que sea Dios el que tome el
control.

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