Ana López Navajas-TESIS-Las Mujeres Que Nos Faltan
Ana López Navajas-TESIS-Las Mujeres Que Nos Faltan
Tesis doctoral
Autora: Director:
29 de octubre de 2015
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Después de haber interrogado a la historia y observado el mundo viviente con
ansiosa solicitud, una viva melancolía y una entristecida indignación se han
apoderado de mi espíritu y he debido admitir, con un suspiro, una de estas dos
cosas: o bien existen diferencias naturales considerables entre los humanos, o
bien la civilización que el mundo ha desarrollado hasta ahora se ha mostrado
muy parcial. He consultado diversas obras relativas a la educación, he obser-
vado parcialmente el comportamiento de los padres y el funcionamiento de
las escuelas, y he llegado a la profunda convicción de que la miseria de mis
compañeras que deploro vivamente proviene de su descuidada educación.
Mary Wollstonecraft
Vindicación de los derechos de la mujer (1792)
Antes creía tener talento creativo, pero he abandonado esa idea: una mu-
jer no debe desear componer no hubo nunca ninguna capaz de hacerlo.
¾Y quiero ser yo la única? Sería arrogante creerlo.
Clara Wieck-Schumann
Diario (1839)
Tan importante es conocer como reconocer. Diré más: los procesos del reco-
nocer forman gran parte de lo que entendemos como conocer y no me reero
a procesos cognitivos individuales, sino colectivos, es decir, a la educación en
la genealogía.
Amelia Valcárcel
La política de las mujeres (1994)
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En agradecimiento y reconocimiento
a las miles de mujeres de cientos de generaciones
que, desde antiguo, nos enseñan, nos sostienen y nos alientan.
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Agradecimientos
Quiero agradecer a Ángel López su valor y gallardía, que le permitió, sin tener nece-
sidad, embarcarse conmigo en aventuras inciertas.
A Ricardo Almenar, cuyas palabras y fructíferas conversaciones me han acompañado
e iluminado desde los tiempos de soledad hasta ahora.
A Enrique, su apoyo impagable y su sabiduría interminable.
A Lucía Medea, imprescindible interlocutora de mente lúcida y precisa, cuya sensatez
y alegría no hacen más que acrecentar un saber del que me nutro, y que compartimos.
A Miguel Horacio, por su valor frente a la adversidad, que admiro, y todo lo que
hemos conseguido aprender y compartir.
A Irene y Elena, amazonas de otro tiempo que les pertenece, habitantes de un mundo
distinto e imparable cuyo saber ellas proyectan.
A Lourdes Muñoz, conmigo y con las clásicas griegas y romanas desde el principio, y
a Laura Capsir, por sus músicas y su fuerza.
A las compañeras y compañeros que en un momento dado me acompañaron en el
proyecto.
A mi madre Ana, de quien aprendí a llegar adonde quería. A mis tías Teresa, Solín
y Regina, que siempre me quisieron y apoyaron. A mis abuelas Teresa y Regina, que
se alegrarían por mí. A mi tía abuela Ana María, cuyo recuerdo me dio valor cuando
lo necesitaba. A mis bisabuelas Rosario, Teresa y Ana María, por su temperamento y
valor. También a mi bisabuela Isabel, aunque no sé nada de ella. A la tía abuela Rosario,
la bella y esforzada estraperlista, y a la tía abuela Lilian, cupletista, a ambas, por su
determinación en tiempos difíciles. Y a aquella otra Ana López, del nal del siglo XIX,
que tuvo 25 hijos y los supo sacar adelante con temple.
A mi hermana Amparo y a mis primas Marisol, Maite y Marije, con quienes confor-
mamos el particular matriarcado de las Navajas.
A todo el linaje de mujeres del que desciendo. Todas están aquí. El trabajo también
es suyo.
A todo el linaje de mujeres que continuará, para que no nos olviden ni olviden una
cultura que no se podrá explicar nunca sin ellas.
La base de datos en la que se basa esta tesis fue nanciada por el proyecto de investi-
gación TRACE Las mujeres en los contenidos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria
(PET2008_0293), conanciado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Instituto
de la Mujer del Ministerio de Igualdad.
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Índice general
1. Introducción 11
1.1. La genealogía del saber femenino y el actual sistema educativo . . . . . . 11
1.2. Un cambio transcendental: las aportaciones femeninas a la cultura. Los
estudios de mujeres y el sexismo en la educación . . . . . . . . . . . . . . 14
1.3. De la autoridad femenina a la autoridad social . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1.4. Cultura y canon cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.5. La literatura española de creación femenina . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1.6. El saber de las mujeres desde la Antigüedad . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.6.1. Un saber invisibilizado que se pierde en el tiempo . . . . . . . . . . 56
1.6.2. Las contribuciones cientícas y tecnológicas de las mujeres . . . . . 59
1.6.3. Música de creación femenina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
1.6.4. Arte de creación femenina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
1.6.5. Apuntes sobre la historia de mujeres . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
1.7. Los libros de texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
1.8. El desconocimiento de la genealogía del saber femenino . . . . . . . . . . . 73
1.9. Sin pasar a lo escrito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
1.10. Reconocimiento cultural y autoridad social de las mujeres . . . . . . . . . 78
1.11. El sexismo en el material escolar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
1.12. La normativa vigente sobre educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
1.13. La inclusión de las mujeres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
2. Metodología 89
2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
2.2. Elaboración de un chero electrónico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
2.3. Ámbito de actuación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
2.4. Marco de muestras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
2.5. Análisis descriptivo: los personajes y sus apariciones . . . . . . . . . . . . 93
2.5.1. Magnitudes para su cuanticación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
2.5.2. Lugar y modo de aparición de los personajes . . . . . . . . . . . . 95
2.5.3. Lugar y modo de aparición de las obras de autoría femenina . . . . 97
2.5.4. Cómputo de apariciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
2.6. Presentación de resultados del análisis descriptivo . . . . . . . . . . . . . . 99
7
2.6.1. Personajes y apariciones: grupos de materias y variables cuantita-
tivas utilizadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
2.6.2. Presentación de obras de autoría femenina . . . . . . . . . . . . . . 100
2.7. Análisis prescriptivo: el Índice de Equitatividad de Género (IEG ) . . . . . 100
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7.5. Educación para la Ciudadanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240
7.6. Educación Ético-Cívica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244
7.7. Educación Física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250
Bibliografía 301
Anexo I. Asignaturas y bloques de contenidos normativos según Real De-
creto 1631/2006, de 29 de diciembre 323
Índice de tablas 329
Índice de guras 333
9
10
Capítulo 1
Introducción
11
de saber femenino, porque llega a toda la población y porque proporciona los referen-
tes culturales considerados esenciales, aquellos con los que construimos nuestra memoria
cultural. Desde ella se transmite lo que sería el conocimiento legítimo (Carlos Lomas,
2002, 197)1 , el canon cultural que comparte toda la población. De forma que resulta
un elemento clave tanto para la difusión del conocimiento como para la ocultación del
mismo.
No obstante, esta tradición cultural de las mujeres, a pesar de formar parte indiso-
luble de la cultura común y estar estudiada, apenas es conocida. No conocemos ni sus
aportaciones individuales, ni tampoco las colectivas. Más bien al contrario, existe una
insidiosa idea, generalizada y profundamente enraizada, que consiste en pensar que las
aportaciones de las mujeres a la cultura o han sido escasas o apenas han tenido impor-
tancia. Una idea que se ve avalada por el escaso reconocimiento que se concede a estas
contribuciones femeninas en la educación y la difusión cultural, donde son mencionadas
poco y de forma anecdótica. Estudios como los de Nuria Garreta y Pilar Careaga (1987),
Marina Subirats (1993) o Nieves Blanco (2000) así lo indican ya, de manera que no existe
apenas conciencia de esa importante tradición cultural que las mujeres han construido.
Sin embargo, un sistema educativo que no sea capaz de ofrecer unos referentes cul-
turales universales, que contemplen los logros de las mujeres de unos y de otras; de
todos, en denitiva, trasmitirá un discurso cultural fallido, un discurso excluyente fal-
to de rigor, carente de solidez, diversidad y cohesión. Una cultura que desconoce buena
parte de sus logros, a la que le faltan referentes todos aquellos textos, obras o aporta-
ciones creados por mujeres necesariamente se encuentra debilitada y mermada. Esto
constituye una profunda y signicativa pérdida para todos, hombres y mujeres, a los que
deja con un acervo cultural incompleto y empobrecido.
Los contenidos educativos se ven concernidos directamente por esta situación de ex-
clusión de las mujeres del canon cultural, puesto que en ese relato académico unos, los
varones, cuentan mientras que otras, las mujeres, no. Y esta falta de reconocimiento de
la tradición cultural femenina en ellos supone la desautorización social de las mujeres:
no se le puede otorgar valor social a quien no se le reconocen los méritos. Así, el sistema
educativo, principal responsable de esa exclusión, queda convertido en un instrumento al
servicio de las desigualdades.
Todo esto lo sitúa en una difícil tesitura, pues no solo fallaría en su misión de transmi-
sor y creador de cultura, sino que también incumpliría de forma agrante la nalidad que
le otorga la normativa vigente sobre educación. Esta reeja explícitamente, en los prin-
cipios, objetivos y nes principales que persigue, la necesidad de que alumnas y alumnos
adquieran los elementos básicos de la cultura y de una educación en la igualdad de
derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, tal y como veremos más adelante
en el extracto de la LOMCE y el Real Decreto 1631/2006, del día 29 de diciembre donde
se cita.
Por todo ello, el objetivo de este estudio es comprobar cuáles son los referentes cul-
turales el canon que transmiten los contenidos de los manuales de la educación
1
Se ha optado por citar en el texto, en su primera aparición, a las autoras y autores con el nombre
también. En citas posteriores se escribirá solo el apellido.
12
obligatoria para valorar qué peso tienen las mujeres en ellos, hasta qué punto se recogen
las aportaciones femeninas y su tradición cultural en los contenidos de cada materia, y
si esta representación existente reeja la participación y el protagonismo que las mujeres
han tenido en la historia, la cultura y el desarrollo humano. Con los resultados del análisis
se determinará la situación de cada materia, para poder establecer líneas de intervención
adecuadas.
Para ello, se tomarán los personajes como elemento central del análisis: se estudiará
la presencia y la recurrencia de las mujeres y los hombres en los libros de texto de
todas las materias de los cuatro cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (de 1o a
4o ESO) para obtener un panorama completo sobre el canon cultural que se transmite
tanto en toda la etapa, como en cada una de las diferentes áreas. Los personajes nos
proporcionan la tipología de modelos que se proponen al alumnado y que, en función de
su selección y jerarquización (medida por la recurrencia y por los modelos), transmite
patrones sociales e individuales. De hecho, actúan como modelos de identicación para
las y los estudiantes. Son elementos con los que se articula un orden social y simbólico y
una determinada visión de mundo.
Con estos datos y su posterior tratamiento se propondrá un indicador de calidad de
contenidos, el Índice de Equitatividad de Género (IEG ), que explicamos en el aparta-
do 2.7. Es un índice prescriptivo que nos servirá para perlar las líneas de intervención
educativa.
Se ha considerado un indicador de calidad en los contenidos la representación re-
lativamente equitativa de mujeres y hombres. Esto signica que de ambos, mujeres y
hombres, debe quedar constancia en el relato de la materia, sea esta literatura, historia,
arte, ciencia u otra disciplina. Signica que ha habido un enfoque que otorga la categoría
de sujeto histórico y cultural también a las mujeres e incluye en los contenidos mode-
los femeninos que, a través de su presencia, fuerzan un cambio de planteamiento en la
materia. La inclusión de mujeres en el relato cultural lo vuelve polifónico. Con ellas se
rompe la hegemonía del discurso cultural único y entra la diversidad de voces, no solo
de mujeres sino también de todos aquellos que no pertenecen al discurso hegemónico
del patriarcado. Aparecen más sujetos de la historia y con ello se obtiene una visión de
mundo más rica y cabal. Por eso se ha considerado un indicador de calidad.
Debemos tener en cuenta que resulta imposible entender una cultura sin la participa-
ción de las mujeres, porque ellas siempre han estado presentes y activas. Como subraya
María Milagros Rivera Garreta (1998, 15), tanto durante el neolítico como durante el
renacimiento italiano, la revolución francesa o el capitalismo postindustrial, las mujeres,
bastantes mujeres, han dejado testimonio en las fuentes históricas de estar pasando, a su
modo, por unas etapas de gran creatividad en las que estuvo o está presente un sentido
propio de sí. Solo hay que preguntarse si se conoce cómo era su participación en esa
época o en ese tema.
El análisis de la presencia y de la recurrencia de personajes femeninos y masculinos
de las diferentes asignaturas de los manuales tiene como objetivo delimitar las carencias
especícas de cada materia. Con esto se busca denir líneas de actuación prácticas y una
metodología de inclusión que posibiliten la visibilidad de las mujeres, de forma diferen-
13
ciada según cada una de las materias, en los contenidos del material didáctico (libros de
texto mayoritariamente, pero también cualquier otro material) con el que se trabaja en
el aula. Es decir, se pretende cambiar el material escolar. Este es uno de los principales
propósitos del trabajo.
Se trata de contribuir a reconstruir, desde abajo y a través de los manuales y el ma-
terial didáctico, esa memoria conjunta de mujeres y hombres, que a todos nos pertenece.
14
Necesaria, aunque brevemente, debemos plantearnos el tema de la cultura, puesto que
las creaciones culturales de las mujeres y sus genealogías se encuentran en el centro de
este estudio. Qué es la cultura y los mecanismos de exclusión cultural que han padecido
y padecen las creadoras nos llevan al replanteamiento del canon cultural y literario, de
su constitución y su validez.
Por otro lado, el presente trabajo también se inserta en la línea de estudios sobre
sexismo en el material escolar, a los que aporta nuevos datos y actualiza el estado de
la cuestión. No sigue, sin embargo, una metodología similar de análisis, al centrarse el
estudio en los referentes culturales, mientras los anteriores han estado centrados en las
imágenes y el lenguaje. No obstante, todos estos aspectos deben de ser integrados en la
metodología de restitución de las mujeres en los contenidos. Se trata, como ya hemos
indicado, de ser capaces no ya de denunciar una situación, sino de llegar a denir e
implantar líneas de intervención que se traduzcan en un cambio real de los libros de
texto, la principal fuente compartida de transmisión cultural. Se trata de cambiar el
relato de la cultura y la historia desde la educación obligatoria, la que alcanza a toda la
ciudadanía, la que nos permite compartir referentes, entender la realidad. En denitiva,
la que nos permite crear memoria colectiva conjunta.
15
de oportunidades). Una trampa que en ese caso consistió en ponernos a las mujeres en
contra del progreso humano. Como continúa Rivera Garreta (1998), Joan Kelly, en 1974,
tomó la premisa, la revisó críticamente y concluyó que las mujeres privilegiadas del siglo
XV no tuvieron Renacimiento. Sin embargo, esa explicación no satisfacía porque robaba
espacios de historia, espacios que seguían quedando oscuros, desconocidos. Como arma
Rivera Garreta (1998, 14), las mujeres no nos reconocíamos en el canon de progreso,
un progreso que parecía no tenerlas en cuenta. Por eso, Rivera propone otra perspectiva:
dice que, si en vez de proyectar sobre ese o cualquier tiempo una mirada centrada
en los hombres, se proyecta también una mirada que parta de las mujeres, si esas
experiencias femeninas son medidas en un juego propio, que dé cabida a la diferencia
sexual, que reconozca su libertad y no solo la de ellos, que no vele ni borre la abertura de
ellas a su trascendencia, entonces el panorama histórico que resulta es distinto; es menos
homogéneo, menos oscuro, menos acusador también (Rivera Garreta, 1998, 15).
La autora selecciona para su análisis el renacimiento otónida del siglo X en Sajonia
(Rivera Garreta, 1998, 1822), una época donde llama la atención la activa presencia de
un buen número de mujeres en puestos políticos y en espacios de poder cultural. Entre
ellas, un puñado de abadesas y fundadoras de monasterios, desde donde matrocinaron a
escritoras, escritores y artistas. El medievalista Karl Leyser (1979) estudió el periodo y
dice que estas nobles se adelantaron a las mujeres del siglo XII, que protagonizaron, en
palabras de Leyser (1979, 73), la primera emancipación de las mujeres en nuestra civili-
zación. El autor basó esta hipótesis, por un lado, en la posibilidad de recibir herencias de
las nobles sajonas en la época y, por otro, en la longevidad de todas ellas, que propiciaba
una mayor acumulación de patrimonio, tal y como queda explicado detalladamente en
el artículo. Sin embargo, a la pregunta de por qué se fundaron tantos monasterios feme-
ninos (fueron mucho más que de varones) en la Sajonia otónida, la explicación de este
fenómeno que suele proponerse es que el monacato femenino resolvía un viejo problema
de la aristocracia germánica: qué hacer con las mujeres que no convenía que contrajeran
matrimonio [. . . ] Según Leyser, en las casas nobles, las mujeres solteras y viudas eran
una fuente constante de confusión y de peligro para el linaje porque acababan producien-
do hijos incestuosos o ilegítimos. Los conventos de monjas, al quitar de en medio a las
mujeres sin marido, protegerían al linaje de estas amenazas, contribuyendo a mantener
la estirpe limpia y legal (Rivera Garreta, 1998, 2021).
Sin embargo, Rivera propone en su artículo una muy distinta hipótesis, que estas
nobles invirtieron su riqueza en la creación y mantenimiento de espacios imprevistos
de libertad femenina en el mundo, en su mundo. Espacios de libertad que, signicativa-
mente, le dieron la espalda a dos ejes estructuradores de los renacimientos europeos: la
familia con contrato sexual y el laicismo. Es decir, ellas ubicaron su libertad en la vida
religiosa entre mujeres; fuera del tipo de familia que el matrimonio fundado en la pareja
desigual ofrecía a las mujeres en las sociedades patriarcales de raigambre tanto germánica
como grecorromana; y fuera, también, de los espacios denidos como espacios de libertad
por los renacimientos, espacios que son siempre seculares, sin divino, sin otra oferta de
trascendencia que la fama (Rivera Garreta, 1998, 23).
Siguiendo a Rivera, esa lectura de Leyser es, en realidad, un buen ejemplo de in-
16
terpretación masculina de una instancia de libertad femenina en la historia (Rivera
Garreta, 1998, 23). Este es un buen ejemplo para comprobar cómo la sola consideración
de la autoridad femenina proyecta nueva luz sobre los acontecimientos históricos. Des-
de esa posición de autoridad, la reformulación del relato de lo que pasó evidencia un
horizonte histórico más amplio.
A partir de este ejemplo, podemos ver cómo resulta relevante la consideración de los
espacios que las mujeres habitaban y cómo se debería establecer una genealogía a partir
de esos espacios de libertad viables que habitaron las mujeres. Tal y como concluye
Rivera Garreta (1998, 23), durante el renacimiento otónida, muchas sajonas nobles y
libres no nobles se abrieron espacios de existencia en términos propios, en términos feme-
ninos; espacios que quedan invisibles o incomprensibles si son mirados desde y medidos
con los criterios que denen como progreso las etapas de renacimiento. Ellas siguen y
recrean una tradición en la que hay lugar para la diferencia de ser mujer, abriendo en
esa genealogía espacios de libertad viables en las circunstancias históricas en las que ha-
bían nacido y vivieron. La puesta en cuestión que hace la autora sobre el relato de la
propia historia y los criterios que denen el progreso un progreso que resulta distinto
para mujeres y hombres solo es posible a través de un acercamiento en femenino a la
historia. Un acercamiento que permita conocer lo que hicieron, sus obras, lo que les in-
teresó, los retos que superaron y cómo lo hicieron. Se trata de saber de nosotras, porque el
desconocimiento de lo que fuimos e hicimos las mujeres sigue siendo, hoy en día, vastísimo.
Pronto surge la cuestión de por qué no están las mujeres en la historia documentada.
Las historiadoras, feministas o no, la respondieron pensando que tenían derecho a estar
en los libros de historia y empezaron a realizarse monografías, críticas y ensayos (Rivera
Garreta, 1998, 24). Unos estudios que han resultado fértiles y han ido sacando a luz obras
y recuperando autorías, focalizando el interés en otros espacios de ámbitos semiprivados
donde se producían las creaciones culturales femeninas, revisitando la tradición discur-
siva, anclando en extensas genealogías literarias, artísticas y musicales, cientícas o
tecnológicas la producción femenina y además han generado obra crítica que ha sabido
valorar esta producción. Y, a pesar de que todavía queda investigación por realizar que
pueda concluir con un relato común que comprenda las creaciones de mujeres y hombres,
los avances han sido espectaculares. Toda esta bibliografía la iremos presentando en los
sucesivos apartados cuando abordemos los aspectos concretos de las mujeres en el arte,
la música y las ciencias y tecnologías. Y por supuesto, en la literatura, que resulta es-
pecialmente importante porque la palabra y los textos son creadores de pensamiento y
saber. De ella haremos un análisis más pormenorizado.
Así pues, la autoridad femenina que propone Rivera constituye un instrumento pri-
mordial para la revisión histórica y para el relato de los hechos, que tiene consecuencias
directas en la consideración de la importancia cultural de las mujeres. En la línea de esta
necesaria reapropiación de la historia queremos insertar este trabajo.
La autoridad femenina es un proceso individual que debería transformarse en un
reconocimiento más amplio de carácter social y cultural, un reconocimiento compartido
por todos los miembros de una sociedad. Es decir, alcanzar autoridad social, lo que sería
17
la auctoritas latina, el saber socialmente aceptado. Y en ese proceso de reconocimiento
de la autoridad social de las mujeres, juega un papel importante la noción de cultura y el
canon cultural que la sostiene, puesto que es ahí donde se legitiman los logros culturales.
Solo cuando sea reconocido por todos el peso cultural de las mujeres, su ser diferentes,
sus aportaciones y su ininterrumpida tradición cultural, tendrán el reconocimiento social
que les corresponde.
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educación, permiten construir un sistema unicado que debe servir de código para el
autoconocimiento, que empleamos tanto para la identicación individual y social, como
para descodicar la realidad.
Así pues, el canon cultural que presenta esta etapa educativa, a causa de su extensa
inuencia social, convierte los referentes que propone en elementos constituyentes del
código con el que desciframos la realidad, es decir, en un automodelo. Los automodelos,
la autoconciencia ideal de la cultura, según dene Lotman (1998a, 128), existen y
funcionan separadamente de la cultura misma y además el automodelo es un poderoso
medio de regulación adicional de la cultura. El canon cultural global transmitido en
la educación un canon cultural del que las mujeres están excluidas es, en cierta
manera, el resultado de la acción restrictiva que produce nuestro automodelo de cultura
un automodelo androcentrista sobre la cultura misma, que discurre separadamente.
Las mujeres, ciertamente, forman parte de la cultura, sin embargo sabemos que no forman
parte del automodelo que se divulga en la educación. Las cifras que ofrecen los estudios
que, antes de este, se han hecho sobre el sistema educativo, así lo muestran.
Es lo que Luisa Muraro (1995) denominó Ley Lina Vannucci, según la cual las mujeres
están presentes en las relaciones sociales, pero no en los códigos culturales. La regula-
ción adicional de la que habla Lotman, en este caso, ha ocasionado hasta el momento
la omisión sistemática de las mujeres de los textos escolares, relegándolas como sujetos
creadores de cultura, y esto ha impedido que formen parte de nuestras referencias cul-
turales y sociales, de nuestro automodelo. Así, cuando Lotman (1998b, 154) dene la
cultura como una de las formas de memoria colectiva, entendemos que una cultura
que no guarde memoria de las mujeres, que no reconozca las contribuciones que, al desa-
rrollo humano, han hecho las que son más de la mitad de la población mundial desde
el principio de los tiempos, necesariamente es una cultura incompleta. No puede existir
una memoria colectiva que no las tenga presentes, porque la colectividad la formamos
mujeres y hombres.
Por su parte, desde la crítica feminista, Zavala dice que la cultura es algo muy pre-
ciso: un sistema de signicados, actitudes y valores compartidos, así como las formas
simbólicas a través de las cuales se expresa o se encarna (1999, 14). Por eso, según
ella, la función de la crítica feminista pretende empañar en algo la imagen idílica de
la cultura desencadenando su potencial crítico y/o excluyente [. . . ] reexaminar un con-
junto de normas establecidas sobre los textos culturales que acentúan la necesidad de
aceptar y obedecer los usos y leyes del país donde nacimos sin cuestionar la autoridad
de los mismos (Zavala, 1999, 10). Los estudios de Pierre Bourdieu, como señala Zavala,
ya asociaban los programas educativos o el uso de clásicos, entre otros factores como
programas para borrar las disidencias culturales y convertir lo heterogéneo y conictivo
en espacio homogéneo y armónico (1999, 16). Este planteamiento lleva necesariamente
a la revisión del canon, lo que compartimos plenamente. Una revisión del canon, por otro
lado, que ya propuso Peter Bürger en 1985.
La importancia del canon deriva de su capacidad para articular la memoria colecti-
va y determinar los referentes que compartimos, con los que descodicamos la realidad.
No solemos encontrar presencia femenina en el canon o no la suciente, lo que supone
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un elemento distorsionador, una violenta minusvaloración de las realizaciones femeninas
en la cultura. El presente trabajo, de hecho, nos mostrará hasta cuánto llega esa dis-
torsión, cómo se reeja en el canon que transmiten los manuales; pero lo que sabemos
ya, por estudios anteriores, es que la presencia femenina es escasa y no adecuada a su
participación.
Para Zavala, la concepción de la cultura es dinámica y las imágenes culturales y
sus identidades están expuestas a transformaciones continuas dentro del proceso social
de transmisión, recuperación y reensamblamiento de la totalidad de las prácticas discur-
sivas (Zavala, 1999, 10). Y esta concepción cultural implica también un canon sujeto a
transformaciones. Sin embargo, pesa mucho aún una noción más estática y conservadora
y muchos de los críticos actuales aceptan sin discusión las obras y autores del canon clási-
co al que jan y convierten en inamovible, lo que supone un concepto de literatura y un
sistema de normas estéticas que se aceptan sin discusión. Por eso Zavala, el discurso
de la historia literaria tradicional se dene por la falta de reexión acerca de su propia
historicidad (Zavala, 1999, 10).
Otro de los elementos que nos debe llevar necesariamente a la revisión del canon clá-
sico es la ausencia de las grandes obras de creación femenina en él. No tenemos un canon
cultural ni literario colectivo, que sea reejo de todas y todos los que forman parte de la
sociedad, sino más bien un canon parcial, que solo representa a los hombres. Sin embargo,
su pretensión de hacerse pasar por un canon universal, como si fuera un referente para
todos, mujeres y hombres, adscribiendo, por añadidura, supuestos criterios de calidad
que camuan auténticos criterios sexistas y clasistas, lo convierten en un completo fraude
cultural que, a todos, escamotea referencias. Por eso, como propone Zavala (1999, 12),
se trata de deslegitimar los grandes relatos legitimadores y de examinar la relación de la
palabra con la formación de la subjetividad y la identidad. Por estas razones, importa
cuestionar qué es lo que entendemos como cultura y como canon. La pregunta formulada
por Zavala plantea quién dene el canon y lo que sea un artefacto cultural, y quién y
en qué situación se determina, es decir, ¾de quién es el canon? (1999, 14).
El canon no lo determina la calidad de sus obras, ni está establecido por un juicio
académico; está determinado, como dice Zavala, por una compleja red donde las relaciones
de poder están presentes. El hecho es que toda evaluación lo que sea buena literatura,
un clásico, o lo considerado mala literatura, o lo silenciado o ignorado no es simplemente
un juicio formal de la crítica académica [. . . ], sino una compleja red de actividades sociales
y culturales que se revelan además en las relaciones de poder existentes dentro de cada
comunidad y en su enfrentamiento con otras sociedades (Zavala, 1999, 14). Hay guras
prominentes entre los hombres mismos que, sujetos como estaban algunos a circunstancias
adversas, no han podido pasar al canon a pesar de tener sobrada calidad literaria. Sin ir
más lejos, el caso de Casiodoro de Reina que ilustra Muñoz Molina (2014) y comentaremos
más adelante (véase página 23).
Los criterios selectivos del canon muestran predilección por la temática, discursos e in-
tereses de los hombres. La calidad, insistimos, no es el criterio principal que rige el canon.
Como tan bien señala Noni Benegas (2005) a propósito de los poetas, pero extrapolable
a todos los creadores: En cuanto a calidad, no todos los poetas antiguos y actuales me-
20
recen estar en la historia literaria, pero por ser hombres entran y pasan al canon incluso
como poetas menores, mientras que las autoras aparecen tarde, una o dos por genera-
ción. Ser hombre implica tener una tradición detrás que legitima, o sea, heredar un capital
simbólico acumulado por siglos de autores consagrados de tu sexo, y un capital social
relaciones o contactos, por haber dominado siempre la esfera pública. Esta situación
se prolonga hasta hoy, con matices. Como señala en otro momento Benegas (2005),
la novedad de asuntos y puntos de vista que traen [las escritoras], obligaría a revisar
los juicios de valor para todo el campo. Su ingreso cuestionaría las vías de consagración
de muchos. Por ello, un canon que contenga las obras de todas y todos los escritores
que consideramos signicativos y que esté sujeto a transformaciones y cambios resulta
un elemento enriquecedor para todos. En esa tarea de reapropiación cultural queremos
participar mostrando los datos de la transmisión cultural y señalando las carencias.
En resumidas cuentas, podemos decir que la autoridad femenina es un elemento esen-
cial para revisar y cuestionar el relato histórico androcéntrico, pero se debe alcanzar un
reconocimiento más amplio de carácter social, la auctoritas. Para ello es necesario reco-
nocer, por parte de todos, el protagonismo de las mujeres y su peso en la cultura. Y eso
implica la revisión del canon cultural, de marcado carácter androcéntrico, porque resulta
un elemento esencial a la hora de establecer un orden simbólico y unos referentes cultura-
les compartidos. Se trata de construir una memoria colectiva que recoja las aportaciones
de mujeres y hombres al desarrollo común. Y deconstruir esa memoria común, que solo
representa a un grupo los hombres y se hace pasar por universal. El reconocimiento
cultural de las creaciones femeninas, incluso en la actualidad, es uno de los últimos temas
pendientes para la igualdad de oportunidades y para la madurez cultural de la sociedad.
En este sentido, los libros de texto pueden resultar un importante elemento para el cam-
bio.
En los siguientes capítulos, haremos un repaso, aunque breve, a la genealogía del saber
femenino en diferentes áreas como la música, el arte, las ciencias y las tecnologías y, sobre
todo, la literatura. Especial hincapié haremos en la literatura porque son sus textos los
que alimentan fundamentalmente el canon cultural. Por eso lo hemos considerado caso
de estudio y le dedicaremos más atención, tanto perlando la literatura de creación
femenina, un poco más extensa, como en el análisis más detallado de los datos, donde
confrontaremos escritores y escritoras así como referentes culturales por siglos y géneros.
Con esto se pretende poner en evidencia la riqueza y amplitud de una tradición cultural
de la que no queda constancia.
21
ha creído necesario proporcionar algunos datos sobre las contribuciones femeninas a la
literatura española desde sus comienzos. A pesar de que la crítica literaria feminista re-
chaza la división de géneros del enunciado (Zavala, 1999, 15) y esta es una importante
cuestión a tener en cuenta, se ha optado por seguir un relato cronológico y por géneros
clásico, que es el criterio empleado en los manuales, para facilitar la tarea comparativa.
El propósito es testimoniar esta línea ininterrumpida de escritoras españolas con la inten-
ción de hacer maniesta la continuidad de su participación y su peso esencialísimo dentro
de la literatura española. De manera que, con claridad meridiana, quede constancia de
que no se puede hablar de literatura española sin contar con las obras de las escritoras.
Cuando esto ocurre, constituye una distorsión de la tradición literaria que solo consigue
hurtarnos, a todas y todos, fuentes y textos esenciales de nuestra cultura.
Los numerosos trabajos que han permitido sacar a luz escritoras olvidadas y dotar
de autoría a textos, y la crítica literaria feminista, que ha proporcionado el enfoque para
el relato literario, han logrado forzar la revisión inapelable de nuestro relato literario.
En estos estudios nos hemos apoyado para mostrar esta literatura. Sin embargo, estas
aportaciones femeninas apenas se vislumbran en los libros de texto, con lo que la gran
mayoría de nuestras escritoras pasan a ser completamente desconocidas y no forman parte
del canon literario. Este breve recorrido de las contribuciones femeninas a la literatura
puede servir como elemento de referencia para confrontar la presencia de literatas en los
manuales y así valorar si su representación en ellos es la adecuada o cuánto falta para
que sea la adecuada. La idea de que las mujeres no han contribuido a la creación literaria
está implícita en esta ausencia. Y esto es un error de peso. Su participación y sus obras
responden a parámetros distintos a los masculinos, que es preciso considerar y conocer.
Es bien sabido que la pluralidad de voces y perspectivas es lo que completa y engrandece
la literatura.
Lydia Massenet (1998, 39) hace hincapié en este aspecto, en la necesidad de revi-
sar los parámetros de enjuiciamiento de las obras. Los elementos que conguran el yo
discursivo femenino, a la vez que lo diferencian del canon masculino, lo relegan a una
posición de marginalidad. Es necesario que cambien los parámetros de enjuiciamiento
estandarizado para que entren en ellos modelos que discrepan de la tradición. Este
cambio es el primer paso para lograr la inclusión de las escritoras en el canon literario.
Compartimos plenamente la posición de Zavala (1999, 10), que señala los objetivos para
una historia feminista de la literatura cuya pretensión es reexaminar un conjunto de
normas establecidas sobre los textos culturales. Para Zavala (1999, 10), la revisión de
la historia literaria, que debe servir de revulsivo, tiene tres objetivos:
1. Servir de introducción a una ruptura con una crítica tradicional que ubica en los
textos de cultura una organización completa de la vida y de todos los valores como
enunciados inamovibles.
2. Abrir el campo de lo simbólico para explorar las fantasías ideológicas de exclusión
que elabora la sociedad.
3. Contribuir a la teoría de la cultura y de la ideología a través de una nueva lectura
22
de algunos conocidos textos maestros o monumentos culturales.
Él explica muy bien lo que ocurre cuando se desconoce buena parte del patrimonio
literario, como dice: más grave que la injusticia es la pérdida para ese idioma y para la
literatura, toda la fecundidad que no condujo a nada, todas las inuencias que una obra
así podía haber irradiado [. . . ] y no ha podido ejercer ninguna inuencia vivicadora.
Esto es lo que sucede con todas las obras de las escritoras que no se conocen. Y esa falta
de inuencia vivicadora lastra enormemente a la historia de la literatura, a la que
deja desarticulada, falta de sus propias fuentes.
Algunas de las fuentes principales para el estudio de las escritoras y sus obras son
los Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833, de
Manuel Serrano y Sanz (1975 [1898]). La Bibliografía de escritoras españolas (BIESES)
(http://www.bieses.net), dirigida por Nieves Baranda, tiene digitalizados tanto la obra
de Serrano y Sanz como numerosos estudios esenciales. Entre ellos se encuentra el im-
portante estudio Las escritoras españolas de Margarita Nelken (1930), que, a pesar de
contener algunos acercamientos críticos ya desfasados, constituye una fuente de consulta
inmejorable para conocer las escritoras por periodos y obras. También se puede encontrar
la obra de algunas escritoras hasta el siglo XVIII. La biblioteca del Instituto Cervantes
ofrece también los textos de autoras que son difíciles de encontrar publicados. En 1954
tenemos la antología biográca de Isabel Calvo de Aguilar (1954), y en 1986 se publica
23
Women writers of Spain. An annotated bio-biographical guide, de Carolyn Galerstein,
con autoras desde el XV, pero centrada sobre todo en los siglos XIX y XX. Resultan
referencias de interés las más recientes Breve historia feminista de la literatura española,
en 6 volúmenes coordinada por Iris María Zavala y Miryam Díaz-Diocaretz (19932000),
o La vida escrita por las mujeres, en 4 volúmenes, de Anna Caballé (2004a), que ofre-
ce biografías y una selección de textos de diferentes escritoras a lo largo de la historia;
Las mujeres escritoras en la historia de la Literatura Española, coordinado por Lucía
Montejo y Nieves Baranda (2005), con artículos que ofrecen un acercamiento crítico a
diferentes periodos literarios y, por supuesto, el trabajo de Ma del Carmen Simón Pal-
mer, que recoge en chas biobibliográcas la información de las escritoras del siglo XIX
(1991) y XX (2006). Estos trabajos resultan referencias generales, pero cada una de las
diferentes épocas y escritoras tienen estudiosas especializadas que se irán citando. Otras
obras de crítica literaria de referencia son Teoría literaria feminista (1988), de Toril Moi,
que analiza la ausencia de escritoras a partir de Kristeva y Derrida, o los estudios de
Biruté Ciplijauskaité (1994b), Beth Miller (1983), Teresa Garbí (1997), María Caballero
(1998) o Alicia Redondo (2009a), entre otros.
24
Las jarchas (Galmés de Fuentes, 1994), que son la primera manifestación literaria en
romance anterior a la épica, aparecen por primera vez al nal de las moaxajas y su voz
poética es femenina. Entre las cultivadoras de moaxajas, pertenecientes principalmente a
familias con acceso a la cultura escrita, hallamos a Qasmuna bint Ismail bint Nagrela
(Garulo, 1998, 121) descendiente del gran poeta judío en lengua árabe Yusuf ibn
Nagrela y a la princesa almeriense Umm al-Kir am bint al-Mu'tasim (Garulo,
1998, 133). Entre las relacionadas con el zejel, la estrofa de ambas que tuvo una
mayor inuencia en la literatura romance, destaca una de las poetas más interesantes de
al-Andalus, Nazhun bint Al-Qala'i (Garulo, 1998, 110118), de origen popular y muy
reconocida entre sus propios contemporáneos. Esta escritora se movió en el ambiente en
que se desarrolló el zejel, junto a los poetas ibn Quzmán, al-Kutandi o Al-Majmudi.
Con una acerada capacidad de réplica y de creación poética, reivindicó su poesía en
términos de igualdad con los hombres: su poesía era tan buena como la de ellos. Usó
también la sátira en sus poesías.
Teresa Garulo recoge las referencias a estas poetas andalusíes de libros como el de
Jalal ad-Din as-Suyut. , Nuzhat al-yulas
a' f a²' a, del siglo XV o el de al-Maqqari
ar an-nis
en el siglo XVII y aún de otros anteriores. Paralelamente, en el artículo de Ma Luisa Ávila
(1989) encontramos más información sobre otras mujeres andalusíes relacionadas con el
ámbito cultural. Todas ellas, las andalusíes y las árabes, son muestra de la fortaleza y
continuidad de una tradición literaria en árabe creada por mujeres. La recopilación de
Omar Reda Kahala (1985) de más de 5.000 mujeres da buena muestra de la envergadura
de esta tradición cultural femenina. Algo en lo que nos cuesta reparar habitualmente a
causa de arraigados prejuicios que suelen presentar a las mujeres árabes bajo el único
prisma del sometimiento.
En romance, esa creación andalusí que fue el zejel enraíza de manera fecunda en la
lírica y da paso al villancico y a las cantigas de amigo, ambas en voz de mujer. Y fue esta
también la estructura estróca que adoptarían las canciones femeninas de ausencia, que
llegaron hasta el cancionero, alcanzando, de esta manera, la poesía culta. Como apunta
Pérez Priego (2005, 19), reriéndose al zejel y siguiendo a Pilar Lorenzo, se trata de un
metro ejercitado tradicionalmente en las canciones de ausencia, tanto de la lírica gallego-
portuguesa como en la provenzal. La voz de mujer parece encontrar especial acople en
esta estructura estróca. Así pues, la herencia andalusí, la práctica literaria de estas poe-
tas, resultó fecunda para el yo lírico femenino, con el que se inicia la literatura española.
Aún en el siglo XV, la famosa canción de doña Mayor Arias ½Ay, mar brava, esquiva!
(1403) (Pérez Priego, 2005, 19) recurre al zejel, habida cuenta de su pertenencia a las
tradicionales canciones femeninas de ausencia (P. Lorenzo, 2000, 56).
25
desde el Egipto de los faraones o las antiguas canciones escandinavas, pa-
sando por la poesía griega y latina y las diversas manifestaciones de la poesía
europea medieval: los frauenlieder germánicos, las chanson de femmes fran-
cesas, las jarchas mozárabes, las cantigas de amigo gallego-portuguesas o los
cantares y villancicos castellanos del siglo XV.
Este yo lírico de mujer que aparece con las jarchas se inserta en esta tradición literaria
femenina, en gran medida, a través de las poetas andalusíes. Rubiera Mata (2001) nos
explica
cómo la literatura hispanoárabe asimiló formas y temas procedentes de la
lírica europea, cómo las jarchas provienen de una poesía ancestral femenina,
común a las líricas europeas y cuyas raíces se pierden en la Grecia arcaica y
cómo se expresan en unas lenguas que podríamos denir como pre-gallegas y
pre-occitanas, teñidas de palabras árabes.
Y sus temas y formas llegan hasta nuestros días en las voces de las cantaoras amencas
o las cantadeiras gallegas, como nos cuenta Menéndez Pidal (1924, 49).
Después, como hemos visto, esta voz de muchacha presente en las jarchas se sigue
escuchando en las cantigas de amigo y los villancicos. Las cantigas de amor, de carácter
más culto y cuyo origen es la poesía provenzal, tienen una voz poética predominante-
mente masculina. Todo ello nos lleva a mostrar un panorama literario de la época que
suele atribuir, de manera generalizada, la lírica culta a la voz masculina y deja para la
lírica popular de carácter anónimo la voz femenina (aunque algunos autores escribieron
canciones de mujer ).
Es cierto que ellas, como hemos visto, tienen una voz predominante en la lírica pri-
mitiva de carácter popular, muy unida a la tradición oral. De hecho, buena parte de
las grabaciones existentes hoy en día que recogen romances o endechas son recitadas o
cantadas por mujeres, las depositarias principales de la tradición oral, tal y como pode-
mos escuchar por citar algunos en la recopilación Cantares y romances tradicionales
sefardíes de Marruecos de la investigadora Susana Weich-Shahak en 1991; en el disco
Cantos de mujeres en las tres culturas de Eduardo Paniagua (2010) o en el libro cedé
de 2013, La cité des Dames. Música y mujeres en la Edad Media, de Carles Magraner,
Capella de Ministrers y otros, donde se puede encontrar algunos de los textos con voz
femenina que pertenecen a la tradición oral y que han perdurado.
Sin embargo, no es menos cierto que este panorama resulta un poco engañoso, puesto
que ellas también crean lírica culta y no considerarlo es un error que desvirtúa la literatura
de la época. Las trovadoras occitanas, de las cuales quedan textos más que sucientes
(Marirì Martinengo, 1997) para conocer sus planteamientos, son las primeras en lengua
romance de las que quedan estrofas cultas como el serventés, la tensó y la cansó. Su
creación lírica, dentro del canon de amor cortés o n'amor y de la idiosincrasia que cada
trovadora presenta, ofrece una perspectiva claramente diferenciada de la de los escritores
varones. Sus voces y actitudes ante el amor aparecen en temas como el desprecio a
los murmuradores (Condesa de Dia en Martinengo, 1997, 63) o la gallardía con la que
tienen a gala reconocer estar enamoradas de un hombre que merece su amor (Martinengo,
26
1997, 59). Y sus requerimientos amorosos tienen un realismo del que carecen las voces
masculinas. El reconocimiento de sus propios méritos y la conciencia de su autoridad son
elementos insdispensables en la construcción de la gura de la dama. Una gura potente
que ennoblece a quien logra compartir su amor. Parece que las trovadoras apreciaban más
el valor y la gentileza como actitud amorosa. Reconocer su amor (es decir, armar sus
propios sentimientos, sin someterse a otras trabas que las implícitas en lides amorosas)
constituye, para ellas, motivo de nobleza.
El tópico literario árabe del fajr, que expresa la conciencia del propio mérito, cultiva-
do por las principales poetas hispanoárabes como Wallada, Hafsa ar-Rakkuniyya
o Nazhun bint Al-Qala'i (Garulo, 1998) lo vemos, también, reejado en esa poesía
trovadoresca de creación femenina. Entre las trovadoras occitanas se encuentran formu-
laciones del fajr, por ejemplo, en los versos de la Condesa de Dia (Martinengo, 1997,
61), donde se reconoce llena de virtudes y es esa la razón por la que su enamorado la
debe corresponder. Es un recurso similar al que utilizó H 2
. afs.a (Garulo, 1998, 9) cuando
emplea, para sí, los tópicos de la belleza o el valor, creando con esa atribución un efecto
desconcertante. Este tópico dota de autoridad a su voz, reejada en un diálogo amoro-
so donde la dama se muestra como igual o superior al enamorado y que, por supuesto,
determina la consideración que el amado debe sentir por ella.
Sin embargo, hemos de señalar que este yo poético se va difuminando con el trascurso
del tiempo para dar paso a otra voz que ganará en profundidad pero perderá en fres-
cura y gallardía. Es más, en siglos posteriores algunas de las escritoras deberán adoptar
incluso una imagen de humildad extrema para poder alcanzar el derecho a escribir:
acordémonos de Santa Teresa o sor Juana Inés de la Cruz (Yo, la peor del mun-
do) o, posteriormente, las románticas (Kirkpatrick, 1998), sometidas a valores femeninos
espurios que debían adoptar en pos de la posibilidad de publicar y de ser reconocidas.
Sin embargo, y volviendo a las occitanas, cuando se aborda el estudio de la poesía tro-
vadoresca, encontramos un incomprensible empeño en explicar el amor cortés solamente
desde la perspectiva masculina: el trovador que quiere alcanzar a su dama. No solemos
encontrar la voz de ellas. Y eso claramente desvirtúa lo que entendemos como amor cor-
tés, incompleto a causa de la falta de voces principales: las de las trovadoras, ineludibles
interlocutoras, que complementan y aportan perspectivas diferentes al n'amor, y cuya
falta de mención resulta imperdonable.
Paralelamente a esta poesía culta, la voz de las mujeres resulta muy potente en la
tradición literaria oral medieval, donde ellas están muy presentes: cuentos, sucedidos,
leyendas, nanas, poemas. . . recorren todos los hogares. A su vez, el ámbito público de la
juglaría está poblado de numerosas juglaresas, cantaderas, danzaderas o soldaderas (que
trabajaban por una soldada) que formaron siempre parte de él con sus creaciones (Do-
natella Siviero, 2012), como las reconocidas músicas moriscas formadas en la Escuela de
Juglaría de Xàtiva (Menéndez Pidal, 1924, 139). Menéndez Pidal reconoce una tradición
juglaresca femenina, sobre todo en relación al cante y baile, muy inuida por la calidad
de la juglaría mora y cuyas raíces se hunden en las legendarias bailarinas de Gades. Esta
2
Llega a ti una visita de cuello de gacela (p. 9).
27
línea recoge la tradición de la Grecia arcaica (Pérez Priego, 2005) y continúa hasta el
presente a través sobre todo de las cantaoras amencas y las cantadeiras gallegas. La
tradición es de una longevidad y potencia tal que extraña la falta de consideración que
hacia ella se ha tenido en la literatura.
Conocemos, incluso, algunos de los nombres de estas juglaresas que formaron parte
de esta tradición: la soldadera María Sotil; danzadera Graciosa o Graciosa Alegre
(Menéndez Pidal, 1924, 5), doña Teresa en Santarén [. . . ] Mayor Pérez, la canta-
dera de Lugo (p. 99), Isabel, la cantadera (p 49), y aún otras más. Pero entre
ellas destaca María Pérez Balteira (Menéndez Pidal le dedica 29 páginas de su libro,
pp. 224253; Alvar, 1985; Pérez Priego, 2005), a quien le dirigieron algunos poemas de es-
carnio, pero que fue apreciada y reconocida en su época. Parece ser que tuvo propiedades
en Coruña y dispuso siempre de su dinero.
Resulta esclarecedor el no comentario de Menéndez Pidal reprendiendo la importan-
cia desmedida que se le concedía a su vida alegre y licenciosa, que llegaba a convertir
su participación en la juglaría su verdadero valor, como bien apunta antes, puesto que
esas habilidades eran las que le daban entrada en la corte en cosa insignicante.
Así, esta cita de Menéndez Pidal (1924, 232) referida a la Balteira, nos muestra que
todo cuanto ella hacía caía en gracia y era motivo de chacota; mas de sus
habilidades artísticas en el canto y en el baile ninguno dice una palabra, y, sin
embargo, esas habilidades eran las que le daban entrada en la corte. ½Hasta
tal punto en las soldaderas podía ser la juglaría cosa insignicante al lado de
su vida alegre y licenciosa!
28
Desde hace siglos la escritura de las mujeres españolas, como ellas mismas,
ha incorporado el universo de los sentimientos, de los valores ético-morales y
de lo divino como elementos centrales de su vida y, por tanto, de su escritura.
Y en esta corriente, entre una nutrida y variopinta representación de sensibilidades
muy distintas, encontramos muy buenas escritoras. Teresa de Cartagena es una de
estas maestras y Teresa de Jesús constituye su gura principal. Esta escritora resulta,
además, capital en la literatura española, por su enorme y fructífero legado.
Sin embargo, las autoras de época renacentista se encuentran con una ausencia de
tradición literaria propia, como subraya Baranda (2005). A pesar de que a lo largo
del Siglo de Oro español podemos contabilizar a más de quinientas literatas, la mayor
parte de ellas aparecen al nal del siglo XVI y en el XVII. Lo que hace plantearse a
Nieves Baranda (2005), parafraseando el artículo de Joan Kelly (1977), si las escritoras
españolas tuvieron renacimiento. Lo que detecta Baranda es que estas autoras (salvo
Beatriz Bernal), incluso las humanistas3 , tuvieron un grado de conciencia autorial muy
bajo y, hasta la llegada de Teresa de Ávila, fueron consideradas excepciones. Aunque
entre ellas se encontraban mujeres que llegaron a impartir clase en la universidad4 , solían
escribir para unos ámbitos semi-privados o semi-públicos y estaban muy relacionadas con
la oralidad en la mayoría de sus discursos (aunque después muchos de estos pasaran a lo
escrito)5 .
En Europa, en el siglo XV, la escritora Christine de Pisan, toda un clásico, con su
libro La cité des dames, da inicio a la Querelle des femmes, que plantea el derecho de las
mujeres al saber y a la educación y que se extendería, con una nutrida participación de
autores y autoras, hasta el siglo XVIII.
En España, solo la humanista Luisa Sigea, que representa un ejemplo de trans-
gresión de los códigos implícitos que son impuestos a las mujeres para alcanzar co-
nocimiento, junto a la escritora de cción Beatriz Bernal, que escribió la novela de
caballerías Cristalián de España 6 , son autoras cuyas obras maniestan este carácter
3
Entre las humanistas destaca Beatriz Galindo La Latina (Baranda, 2005, 4247) que, entre otras
obras, escribió Anotaciones de escritores clásicos antiguos y formó a las hijas de Isabel y Fernando según
preceptos humanistas, aunque para las mujeres signicara tasar el conocimiento que se les proporcionaba,
ya que estos conocimientos deben servir para mejorar su docilidad y su valor como esposas y madres
(Baranda, 2005, 35). Otras son Ángela Mercader Zapata, ensalzada por Luis Vives; Ma Jesús
Labrador, la sabia de Coria ; Ana de Girón, esposa de Boscán y erudita ella misma; Clara María
de Castro; Ana de Cervato, dama de Germana de Foix; Ana Osorio, célebre teóloga o María
Pacheco, comunera, esposa de Padilla (Nelken, 1930, 120122). Caso aparte es Luisa Sigea.
4
En concreto, Francisca de Nebrija, hija del célebre gramático, que en ocasiones le sustituía en
su cátedra de la Universidad de Alcalá o Luisa (o Lucía) de Medrano, que tuvo una cátedra de
humanidades en la Universidad de Salamanca y a quien su contemporáneo, Luis Vives, contrario al
proyecto humanista de educación liberal de las mujeres, la silenció (Rivera Garreta, 2000, 127).
5
Entre las escritoras relevantes de entonces encontramos a Constanza de Castilla; Francisca de
Jesús Borja; sor Juana de la Cruz, la santa Juana ; Valentina Pinela (Luna, 2000) o la destacada
escritora valenciana sor Isabel de Villena, con su Vita Christi, obra con la que participó de la Querelle
des femmes.
6
Parece que Palmerín de Oliva y el Primaleón también fueron de autoría femenina (Baranda, 2005,
49 y Nelken, 1930).
29
literario en la elección de los géneros para el debate intelectual y la lectura de evasión,
respectivamente que son concebidos desde la escritura y para la lectura (Baranda,
2005, 53).
Sin embargo, como bien ha determinado Nieves Baranda (2005, 53), esta situación
cambiará para siempre con la publicación de las obras de Santa Teresa de Jesús en
1588, porque con su obra impresa se rompió denitivamente la barrera que impedía a
las mujeres expresarse públicamente, a lo que se añadió la utilización político-religiosa
que se hizo de su gura en la España de la Contrarreforma, cuyas consecuencias fueron
imprevisibles para sus promotores (Baranda, 2005, 36).
Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús, representa uno de los hitos literarios
de la época (Rosa Rossi, 1984)7 y de toda la literatura española. Y no solo por sus
importantes contribuciones a la poesía mística y religiosa, que la convierten en gura de
referencia inexcusable, como señala Nelken (1930, 83):
30
Una de ellas fue Sor Teresa de Jesús María, cuyo lenguaje, que destila claridad
expresiva, resulta un gran logro en un siglo donde, como recuerda Nelken (1930, 63),
Sor Teresa de Jesús María poseía una erudición bíblica sobrepasada quizás tan
solo, en su tiempo, y en España, por Fray Luis de León9 (Nelken, 1930, 63).
31
Por último, debemos remarcar que la huella de Teresa de Ávila se traduciría en
otros dos importantes aspectos: un cambio en los géneros que elegirán las autoras, donde
pasamos a encontrar mucha más poesía de carácter petrarquista y publicaciones litera-
rias y, muy importante, el camino que se abrió a la escritora profesional, cuyas mejores
representantes son María de Zayas o Ana Caro Mallén (Baranda, 2005).
Así, tras Teresa de Ávila encontramos un amplio elenco de literatas que conforman
un variado grupo de voces heterogéneas. Algunas de ellas imprescindibles, incluso en
un escueto y somero panorama literario de la época. Ya entonces gozaron de prestigio
y reconocimiento (por Lope y su Laurel de Apolo lo sabemos) la novelista María de
Zayas y Sotomayor o la dramaturga Ana Caro Mallén de Soto.
María de Zayas y Sotomayor (Alicia Redondo, 2009c; Salvador Montesa, 2008
y Nelken, 1930) es una escritora barroca con una prosa heredera del Decamerón de
Boccaccio, el Heptamerón de Margarita de Navarra o las Novelas ejemplares de
Cervantes, sin cuyas Novelas amorosas y ejemplares no se puede entender la narrativa
en el Barroco y cuyo modelo narrativo y temática marcó huella en escritoras posteriores
como la dramaturga del XVIII, Ma Rosa Gálvez o la escritora romántica Gertrudis
Gómez de Avellaneda, entre otras.
Ana Caro Mallén de Soto (Lola Luna, 1992; 2000, 263278; Ana Suárez Miramón,
2005, 7175; Juan Antonio Hormigón, 19962000 y Nelken, 1930) es una dramaturga
barroca cuyas obras se representaron en Sevilla. De su producción dramática nos quedan
las piezas de El conde Partinuplés (Suárez Miramón, 2005, 74) y Valor, agravio y mujer
(Suárez Miramón, 2005, 73). Ambas, escritoras profesionales y con posiciones muy críticas
respecto al valor y expectativas de las mujeres en ese tiempo.
No obstante, si alguien destaca entre los grandes es Sor Juana Inés de la Cruz (Oc-
tavio Paz, 1982; Iris María Zavala, 2000), poeta, dramaturga y escritora que constituye,
por su obra, una de las cimas del Barroco. Su lenguaje entra en cuestiones epistemo-
lógicas ajenas a la mujer de esa época y muchas veces escribe en términos cientícos.
Se distinguió por su poesía. Escribió el Primero sueño, un largo poema que plantea el
problema del conocimiento, único en su género en español y por el que ella manifestó su
preferencia. No obstante, los numerosos sonetos y el resto de producción lírica da buena
muestra de la calidad de su autora. Tiene una amplia, variada y penetrante poesía lírica.
Hizo también teatro, Los empeños de una casa y Amor es más laberinto resultan buena
muestra de ello. Y tuvo una polémica a raíz de una carta que escribió, La carta atenagó-
rica, que era una crítica a un sermón de Antonio Vieira. Esta carta fue respondida por
Fernández de Santa Cruz, el obispo de Puebla, bajo el seudónimo de Sor Filotea de la
Cruz, quien desautorizó su opinión, a lo que ella contestó con la Respuesta a Sor Filotea
de la Cruz, (Lledó, 2008) arguyendo que las almas son iguales y de Dios, así que nadie
puede atribuirse la capacidad de enmendarle la plana a Dios (ella habla en calidad de
alma cristiana, igual a otras). Así, le espeta:
Mi entendimiento tal cual ¾no es tan libre como el suyo, pues viene de un
solar?,
para dejar después patente que ella es tan libre de opinar como cualquiera:
32
Si está bárbara [referido a la carta atenagórica] que en eso dice bien,
ríase, aunque sea con la risa que dicen del conejo, que yo no le digo que me
aplauda, pues como yo fui libre para disentir de Vieyra, lo será cualquiera
para disentir de mi dictamen.
Tiene unas famosas redondillas satíricas Hombres necios que acusáis dedicadas
a los hombres donde, con mucha agudeza, critica los usos amorosos masculinos y les des-
cribe utilizando las palabras que ellos emplean para desconsiderar a las mujeres. Toda
la obra de Sor Juana Inés de la Cruz resulta, por su calidad, indispensable como
referente literario en español.
33
2000), Feliciana Enríquez de Guzmán, sevillana, cuyos entreactos12 resultan más
actuales y realmente sorprendentes para el siglo que su obra Tragicomedia de los
Jardines y Campos Sabeos, que seguía parámetros clásicos ajenos a la Comedia Nueva
de Lope de Vega. Otra de las autoras es Leonor de la Cueva, con La rmeza en la
ausencia. De la misma forma, tanto Sor Juana Inés de la Cruz, con Los empeños de
una casa (Suárez Miramón, 2005, 76) y Amor es más laberinto, como María de Zayas
con La traición en la amistad (Suárez Miramón, 2005, 77; Susan Paun, 1988), escribieron
teatro, como ya hemos visto. No obstante, la nómina de dramaturgas es menor que la de
escritoras de otros géneros.
En poesía, encontramos a Gertrudis Hore, la hija del sol (Caballé, 2004a), o la más
combativa Margarita Hickey (Caballé, 2004a), cuyos enardecidos versos están llenos
de críticas a los hombres que recuerdan a Sor Juana Inés y a la desventajosa
posición de las mujeres. Esta escritora fue también traductora e introductora del
teatro francés, de Racine y de la Zayra de Voltaire13 .
12
Las tres gracias mohosas, entreacto de la obra y puesta en escena por el Teatro del Velador, dirigida
por Juan Dolores González, se lleva representando desde el año 1999 en los escenarios españoles. La
obra, disparatada y burlesca, tiene un nal delirante donde las tres hijas de Baco se casan con seis
pretendientes, celebrándose una boda múltiple de la que Baco espera 18 (3 × 6) nietos. Resulta llamativo
ese nal tan poco convencional para la época.
13
En prosa, y en la tradición narrativa que marcó María de Zayas, encontramos a Clara Jara de
34
Junto a ellas destacamos, entre todas las que hubo14 (Bolufer, 1998, 2009), a dos
ilustradas: Josefa Amar y Borbón (Morant y Bolufer, 2001), que en su Discurso en
defensa del talento de las mujeres y Discurso sobre la educación física y moral de las
mujeres defendía que la aptitud de las mujeres y los hombres es exactamente igual para
desempeñar cualquier función política, social o cultural, e Inés Joyes y Blake (Mónica
Bolufer, 2003) que, manteniendo una postura semejante, en su Apología de las mujeres
mostraba su hartazgo por la situación que vivían las mujeres y reclamaba el n de las de-
sigualdades. Ambas concedieron mucha importancia al tema de la solidaridad o amistad
femenina. Otra conocida ilustrada y primera escritora en bable fue Josefa Jovellanos.
El artículo de Rosalía Romero (2006) da cuenta de las numerosas escritoras y pensadoras
que a partir del XVIII escriben en España.
35
protagonista es un personaje dominado por el spleen, el mal del siglo XIX Huerta Calvo
(2003, 1935), tuvo un gran reconocimiento de crítica y público. En la creación de su
personaje se observan rasgos que reaparecerán en algunos héroes del teatro de nuestro
tiempo, como el Calígula de Camus. Fue propuesta como académica de la Lengua y fue
rechazada, como más tarde le ocurriría a Emilia Pardo Bazán. Ellas dos fueron la
muestra de una Real Academia demasiado lastrada por los hombres y que nunca ni
siquiera hoy en día ha sido ni es capaz de evitar criterios sexistas ni de primar los
méritos literarios por encima del sexo. La perpetuación de este sesgo sexista hasta el
presente, anteponiendo sexo a talento o méritos para entrar, constituye, a día de hoy, un
auténtico demérito para la institución, hecha a medida de los varones, que son los que
ostentan una férreas cuotas de entrada.
El siglo XIX nos ofrece ya un buen número de periodistas. Algunas de ellas eran las
propias poetas o novelistas que desarrollaron también esa faceta. Pilar Palomo (2014)
coordina un monográco de la revista Arbor (2014): Mujer y periodismo en el siglo XIX.
Las pioneras, que estudia algunas de las periodistas más representativas del siglo co-
mo Concepción Gimeno de Flaquer (Guadalupe Arbona-Abascal, 2014), Cecilia
Böhl de Faber (Antonio Arroyo, 2014), Gertrudis Gómez de Avellaneda (Paloma
Fanconi, 2014), Joaquina Balmaseda (Ana María Gómez-Elegido, 2014), Robustia-
na Armiño (Bernardino Hernando, 2014), Ángela Grassi (Concepción Núñez, 2014),
María Pilar Sinués (Leonardo Romero, 2014), Concepción Arenal (Ma del Carmen
Simón Palmer, 2014) o Patrocinio de Biedma (Pilar Vega, 2014).
36
claramente feminista. Algunas de sus obras son Cartas a los delincuentes o las Fábulas
en verso originales (1851), que se encuentran publicadas en Castalia. En la misma línea
se encuentra Concepción Gimeno de Flaquer con Una Eva moderna (Ángeles Ayala,
2008). Y también contemporánea de Emilia Pardo Bazán fue la librepensadora, perio-
dista y escritora Rosario de Acuña, cuya obra dramática, El padre Juan (1891), causó
gran polémica y obligó al exilio a la escritora.
37
La narrativa del siglo XX
En el siglo XX, hay una primera época que transcurre entre 1898 y 1936. En este
tiempo encontramos dos grupos distintos de escritoras, el de 18981918 y el que va de
19181936 (Amparo Hurtado, 1998, 142). En este primer grupo encontramos a las nove-
listas Concha Espina, las también periodistas Carmen de Burgos Colombine
y Sofía Casanova, cronista de la Gran Guerra, la dramaturga María Lejárraga Gre-
gorio Martínez Sierra o Isabel Oyarzábal, y con prosa de no-cción encontramos
a Carmen Baroja, María de Maeztu, María Goyri y Blanca de los Ríos19 . Un
rasgo común de todas ellas es que cultivaron la novela corta (Hurtado, 1998) género
que inició para la escritura femenina María de Zayas hace centurias. También de este
tiempo es Ángeles Vicente, insólita escritora en la narrativa española de principio de
siglo, cuya novela Zezé la convierte en pionera dentro de la literatura española y aun
de la europea y la norteamericana en el tratamiento de [. . . ] la sexualidad femenina,
emanado, y aquí está la novedad, de la mirada de mujer y acompañado de una fuerte
crítica social sobre la situación de las mujeres (Ángela Ena, 2005, XXI). El segundo gru-
po incorpora a las escritoras María Teresa León (Aznar Soler, 1993), Rosa Chacel
(Ana Rodríguez-Fischer, 1998), Carmen Eva Nelken Magda Donato, renovadora de
la literatura infantil, Margarita Nelken, Zenobia Camprubí y María Zambrano
(Chantal Maillard, 1998). Esta última, lósofa y escritora, es una de las guras relevantes
que empiezan su producción en esta época.
La Generación del 27 tuvo en Josena de la Torre, Ernestina de Champourcin
(Cansinos Assens, 1926; Cristina Mabrey, 2007; Zardoya, 1978) y, sobre todo, en la obra
de Concha Méndez,20 las más reconocidas poetas (las tres, en Miró, 1999 y Ángel Val-
buena, 1983. Rosa Chacel (Ana Rodríguez-Fischer, 1998), una de las grandes autoras
del siglo, que también perteneció a esta Generación, empieza a escribir en este tiempo
con la novela Estación. Ida y Vuelta (1930). Su obra se desarrolla posteriormente en el
exilio.
En narrativa, tras la Guerra Civil encontramos a las novelistas que parecen estar
más reconocidas en el desatinado canon literario español. Raquel Conde (2008) ofrece
abundante bibliografía sobre la narrativa femenina desde 1940 hasta 1965. Y los trabajos
de Isabel Calvo de Aguilar (1954), Joan Brown (1991), Biruté Ciplijauskaité (1994b),
que propone una estructura para la escritura femenina de este periodo siguiendo a Elaine
Showalter (1984 [1977]), Francisca López (1995), que hace una revisión de la novela social,
Janet Pérez (1988, 1996), Cristina Ruiz Guerrero (1997), Elizabeth Ordoñez (1998), Ma
del Mar Jorge (2005) o Alicia Redondo (2009a) estudian este periodo.
En esta época de posguerra hallamos diferentes propuestas narrativas con voz feme-
nina, así como también la práctica de diversos géneros, que van desde el autobiográco,
19
Entre las novelistas de esta primera parte del siglo encontramos también a Sara Insúa, Ángela
Barco, Adela Carbone, Ma Luz Morales y aún otras.
Emilio Miró (1999) incluye en esta Generación la obra poética de Rosa Chacel, así como la de
20
Carmen Conde, aunque a esta última también se la une a la discutible Generación del 36 (Luis
Jiménez, 1972).
38
a la literatura infantil o la novela rosa, que tuvo un enorme éxito.
ne Falcón, Federica Montseny, Sara Berenguer, Silvia Mistral, Carmen Parga Paradas, Ma
Manuela de Cora, Leonor García Oliveros, Remedios Casamar Pérez, María Álvarez del
Vayo. Testimonios de las cárceles franquistas: Felisa Gil, Soledad Real López, Juana Doña Jimé-
nez, Carlota O'Neill, Isabel Ríos Lazcarro, Nieves Castro, Rosario Sánchez Mora Rosario
dinamitera , Mercedes Nuñez, Ángeles García-Madrid, Ma Luz Mejías Correa, Remedios
Montero, Ángeles Malonde o Tomasa Cuevas. En el bando franquista encontramos a María To-
pete Fernández, funcionaria de prisiones y otros testimonios del terror rojo como los de Concha
Espina, Rosario Queipo de Llano y Margarita Olande Spencer. Son solo algunas de las estu-
diadas. También Anna Caballé (1998) menciona la importancia, dentro del género autobiográco y
además de la ya mencionada Constancia de Mora de María Martínez Sierra (1953), la condesa
de Campo Alange, María Teresa León (1970), María Casares (1981), María Zambrano (1989),
Concha Méndez (1990), Zenobia Camprubí (1991, 1995) o Felicidad Blanc.
39
republicana, creó un personaje infantil que continúa, hoy día, aún vigente. Celia, a tra-
vés de la lógica, cuestiona y deja en evidencia el mundo de los adultos los insufribles
y tontos adultos, emprende aventuras y tiene gustos literarios poco ortodoxos. Este
último rasgo lo comparte con otro conocido personaje, Antoñita la Fantástica, de Borita
Casas, que se caracterizaba, además, por tener un sentido innato de la justicia. Gozaron
ambas de poca atención por parte de la censura, beneciándose por ser este un género
considerado menor aunque Elena Fortún sí la tuvo cuando Celia se hizo famosa. De
todas formas, no deja de resultar sorprendente que personajes como estas niñas pudieran
tener tanto éxito durante el franquismo, porque resultan modelos muy heterodoxos para
la época.
La novela sentimental o rosa tuvo en la posguerra un enorme éxito, aunque los pri-
meros libros aparecen en la República. Su representante principal es Corín Tellado.
Esta novela de evasión resulta, por su popularidad, un fenómeno crítico con la reali-
dad social, a la que denunciaba como inviable. Es un género despreciado y de lectura
mayoritariamente femenina, pero ha sido reconocido por autores como Cabrera Infan-
te, Julio Cortázar o Vargas Llosa (Redondo, 2001). Si bien es cierto que presenta
estereotipos y modelos de comportamiento femenino muy conservadores, también ofrece
otros aspectos destacables. En las novelas de Corín Tellado que también tuvo proble-
mas con la censura encontramos un erotismo suave y un despertar del deseo amoroso
(tan subversivo para las mujeres durante el franquismo) que las lleva a reconocer su
incipiente libertad amorosa, y eso sí parece una labor socioliteraria importante, como
arma Redondo (2001, 29). Numerosas escritoras se encuentran entre los autores de este
género. Destaca Carmen de Icaza, escritora de éxito y periodista de El Sol que en
1935 lanzó una campaña de ayuda a las madres solteras. Escribió la popular Cristina
Guzmán, profesora de idiomas (1936), de la que se hicieron dos películas en 1943 y 1968
y se convirtió en serial radiofónico. También están Concha Linares Becerra (La vida
secreta de una señora ), Luisa María Linares (En poder de Barba Azul ) o Mercedes
Formica, una importante abogada y escritora falangista defensora de los derechos de las
mujeres. Por ello, resultaría interesante revisar más críticamente la consideración de este
género.
40
posterior de la novela. Dentro del realismo social, destaca la obra de Dolores Medio
El pez sigue otando (1959) o Taller (1960) de Mercedes Ballesteros Gaibrois, que
pone en relieve unos temas claramente femeninos y los convierte en literarios. Años
más tarde, Esther Tusquets en El mismo mar de todos los veranos (1978) aborda
el tema del sexo con una renovada perspectiva e imprime un giro al desarrollo de la
narrativa en voz femenina. Por su parte, Elizabeth Ordoñez (1998, 222) señala como
representantes de las primeras décadas de posguerra a Carmen Laforet, Ana María
Matute, Elena Soriano y Elena Quiroga. Como escritoras de transición propone
a Martín Gaite, Concha Alós y Esther Tusquets, que preparan el terreno para
Carmen Riera, Gómez Ojea, Lourdes Ortiz y Adelaida García-Morales.
La novela de posguerra, así pues, se inicia con Nada (1945) de Carmen Laforet
a
(M del Mar Jorge, 2005; Lauren Schneider, 2011), que recibe el primer premio Nadal.
Se trata, junto a La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, de uno de
los acontecimientos literarios de la inmediata posguerra y dejará huella en, al menos, dos
generaciones de escritoras. Marca el inicio de una narrativa de carácter existencialista,
que denuncia la miseria moral de la posguerra y que propone un nuevo modelo de mujer
la protagonista es una adolescente, la chica rara (como la denominará posterior-
mente Martín Gaite, 1999). Andrea, la protagonista de Nada, subvierte las nociones que
se tenían sobre la feminidad de la época: su introversión, su falta de coquetería e interés
por gustar a los chicos, sus dicultades de comunicación o sus relaciones con el mundo
de lo doméstico (Andrea es ajena al orden o desorden doméstico) ponen en cuestión la
normalidad que en conducta amorosa y doméstica la sociedad manda acatar. Su escep-
ticismo y peculiaridades la convierten en audaz pionera de las corrientes existencialistas.
Tras el desengaño con Gerardo, reclama su derecho a un discurso autónomo y quizás sea
esta la herencia menos evidente, pero la más perdurable de esta obra, según nos explica
Ma del Mar Jorge (2005).
Estas chicas raras23 , que encontramos en distintas novelas de la época, son jóvenes,
caracterizadas por su marginalidad o su inconformismo, que nace de su relación con los
espacios interiores y su resistencia a las ataduras familiares (Martín Gaite, 1999). No
soportan el encierro y el anonimato de la calle les resulta liberador. El modelo de chica
a la que se enfrenta es la chica casadera, cuyas características son la ignorancia cultural,
inocencia, sumisión, recogimiento y pureza sexual. Este prototipo es el que se recrea
en la novela rosa o romántica, que tanto éxito obtuvo en esta época. La chica rara
resultaría, pues, el contra-mito de la chica casadera con la que solo comparte la inocencia
y la pureza sexual.
En la década de los cuarenta, aparte de Carmen Laforet, empieza a escribir la que
sería una de los grandes escritores del siglo en español, Ana María Matute, en cuya
primera obra Los Abel (1948) encontramos ya rasgos que denirían su estilo, como el
23
Encontramos a Valba (1948, en Los Abel de Matute); Lena (1953, en Nosotros, los Rivero de Dolores
Medio); Victoria (1956, en La vieja ley de Carmen Kurtz); Natalia y Elvira (1957, en Entre visillos de
Martín Gaite); Matia (1959, en Primera memoria de Matute) o Cristina (1963, en Los cien pájaros de
Concha Alòs).
41
lirismo y el realismo. Ha sido una de las escritoras de más amplio recorrido y mayor
reconocimiento. Su obra Primera Memoria (1959) (Lauren Schneider, 2011), escrita en
primera persona y con una protagonista a las puertas de la adolescencia y con la Guerra
Civil de fondo, está considerada como uno de sus mejores libros. También en esta época,
ya en el exilio, Rosa Chacel escribe Teresa (1941) y Memorias de Leticia Valle (1945).
42
mientras que el espacio de aprendizaje para las mujeres es el hogar. Un aspecto que no
siempre han tenido en cuenta los críticos cuando determinan lo que es la novela social,
tal y como indica Francisca López (1995), que ha revisado con mucho acierto este periodo.
La década de los cincuenta trae el realismo social. La resistencia a considerar las no-
velas de creación femenina dentro de esta denominación se debe, según F. López (1995), a
que se le niega el carácter social a un tema como la imposibilidad de realización personal
fuera del hogar. Sin embargo, la escritura femenina de la época, por un lado, cuestiona
con sus temas el papel que se les asigna a las mujeres dentro del discurso ocial la
dependencia del varón, la conveniencia de la ignorancia cultural para las mujeres, la ma-
ternidad, entre otros y, por otro lado, subvierte los cauces del realismo social por no
ser los adecuados para representar la experiencia femenina (Jorge, 2005, 95). Esta última
preere la primera persona a la tercera, habitual en el realismo social, y su temática está
centrada en la vertiente femenina de los temas generales, como la falta de libertad, que
en las mujeres es vivida y contada de diferente manera.
Carmen Martín Gaite, una de los más importantes escritores en la narrativa es-
pañola del siglo XX, comienza a publicar en esta década. Se la suele situar dentro de
la llamada Generación del 50 porque perteneció al grupo de Sánchez Ferlosio su
exmarido, Ignacio Aldecoa, su gran amigo, Josena Aldecoa y los demás miem-
bros del grupo. Su obra Entre visillos (1957) supone, por sus planteamientos y renovación
de técnicas narrativas, una aportación fundamental para la literatura de la época y un
cambio en la narrativa de posguerra: incorpora una triple perspectiva narrativa que la
aleja del realismo social. Además, su actitud frente a la situación de las mujeres, cada vez
más combativa, pone en evidencia las dicultades que estas tienen para conseguir lo que
quieren: sea estudios, trabajo o autonomía personal. Su carrera literaria es larga y exito-
sa: en EEUU está considerada como el gran clásico de la literatura española de posguerra
un reconocimiento que todavía no tiene en España y es el único autor español de
este periodo que se estudia en 56 universidades (Constenla, El País, 29-4-2013). Su libro
El cuarto de atrás (1978), con el que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa, resulta
imprescindible para todos los estudiantes americanos que se adentren en este periodo.
La novela social en España, que aparece en los años cincuenta, tiene una de sus má-
ximos representantes en Dolores Medio.27 Obtuvo el Nadal en 1952 con Nosotros, los
Rivero. Su novela Funcionario público (1956), considerada como la primera novela fe-
27
Hay bastantes escritoras en esta línea de testimonio social. Concha Barberá con Al nal de la ría
(1958), donde plantea la violencia ejercida por los hombres a las mujeres a través de una chica con un
hijo que es expulsada de casa. Concha Castroviejo en Víspera de odio (1958) narra cómo una mujer
divorciada y vuelta a casar, tras la guerra, es obligada a quedarse con su primer marido que la trata
mal. Muchas novelas son testimonio de la injusticia sufrida por las mujeres: Carmen Kurtz muestra
una gran audacia en el tratamiento de temas como el suicidio, el divorcio, el aborto, la falta de libertad,
de independencia, de formación. Siempre tuvo problemas con la censura. En su obra Detrás de la piedra
(1958) queda esto en evidencia. Por su parte, Elena Soriano en Medea (1955) propone nuevos modelos
de mujer (Lucía Montejo, 2013), por citar solo algunas de las escritoras.
43
menina del realismo social, cuestiona la idea, generalizada en la época, de que una mujer
casada de clase media no debía trabajar fuera de casa (Jorge, 2005, 96). En El pez sigue
otando (1959) desmitica la necesidad de la dependencia femenina y arma el valor de
la formación cultural de las mujeres. Protagonista de esta novela es Lena Rivero, uno
de los personajes femeninos más libres que pueden encontrarse en la novelística de la
posguerra (F. López, 1995, 105): es una mujer a la que le gustan el juego y la soledad
y que ha subvertido el mito de la pureza femenina y el recato sin por ello quedar margi-
nada socialmente (Jorge, 2005, 96).
La renovación de la narrativa deja, en los 60, algunas obras como Tiempo de silencio
(1962) de Martín Santos o Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo, que son
las más mencionadas, y algunas tan importantes pero más olvidadas, como Escuela de
mandarines (1974) de Miguel Espinosa. A esta renovación narrativa, Entre visillos
(1957) de Martín Gaite incorpora algunos aspectos novedosos como la triple perspec-
tiva narrativa con la que cuenta la novela. Por su parte, Rosa Chacel (Ana Rodríguez
28
Otras autoras interesantes en esta época sin estar tan ligadas al testimonio social son Elena Quiroga
con Viento del Norte (1950) o La enferma (1955), cuya prosa se siente heredera de la escritora gallega
Emilia Pardo Bazán. Mercedes Salisachs es otra prolíca escritora que no ha tenido nunca el
aprecio de la crítica, a pesar de la popularidad de sus novelas como Una mujer llega al pueblo (1956) o
La gangrena (1975) que obtuvo el premio Planeta.
44
Fernández, 1986) escribe en este periodo la que se considera su gran novela La sinrazón
(1960). En esta década destaca la gura de María Campo Alange como dinamizadora
del feminismo en España.
Con los años 80 la aparición de la movida supuso un gran cambio respecto a épocas
anteriores. Se trata de un auténtico estallido cultural que afectó a todos los ámbitos de
creación artística. Y también a la literatura. Numerosas escritoras empiezan a publicar
obra y es imposible dar cuenta ni siquiera de las mejores; por ello, simplemente espiga-
remos algunas de ellas, sin ninguna pretensión de totalidad, que empezaron entonces y
que continúan hasta la actualidad. Por ejemplo, Almudena Grandes (Redondo, 2009a)
con Las edades de Lulú (1989), Soledad Puértolas con La vida oculta (1993), Laura
Freixas con Entre amigas (1998) o Amor o lo que sea (2005), Dulce Chacón aborda
en Algún amor que no mate (1996) la violencia de género, más adelante escribe La voz
dormida (2002), Luisa Castro, también poeta, escribe El somier (1990) y El secreto de
la lejía (2001). También escriben Rosa Montero, Cristina Fernández-Cubas, Ma-
ruja Torres, Lucía Etxebarría (Redondo, 2009a), Rosa Regàs, Belén Gopegui,
Paloma Díaz-Mas o Marta Sanz, entre otras muchas.
Por supuesto, la nómima de escritoras latinoamericanas es también enorme y, aquí,
inabordable. Son nombres muy conocidos Laura Esquivel, Isabel Allende, Ángeles
Mastreta o Gioconda Belli.
45
No obstante, dejamos constancia de que nos es imposible aquí reseñar la amplia
variedad de propuestas narrativas, géneros cultivados y voces femeninas que pueblan el
actual universo literario. Aportaciones literarias que, sin embargo, no parecen tener el
reconocimiento y la difusión cultural que, tanto por la calidad de sus escritos como por
el número de sus autoras, se merecen.
46
Concha Méndez, muy inuido por el moderno cinematógrafo [. . . ] y las vanguardias,
especialmente por el surrealismo (Nieva de la Paz, 1998, 178), novela en la que Sonia
busca una alma gemela, un hombre que sea su personaje presentido. Y también lo
notamos en la breve pieza de carácter surrealista Tienda de nieve (1932) de la joven-
císima 19 años Mercedes Ballesteros, más adelante reconocida autora teatral y
humorista de La Codorniz.
Tras la Guerra Civil muchas de las escritoras tienen que partir al exilio30 , para otras
las posibilidades de estrenar o dirigir, en un ámbito literario tan público como el tea-
tro, se reducen todavía más que en otros géneros literarios. Sin embargo y a pesar de
estos inconvenientes, seguimos encontrando un buen número de autoras que se deciden
por este género y cuyas obras son estrenadas y tienen éxito. Algunas de ellas conti-
núan durante un tiempo con el éxito de antes de la Guerra Civil, como es el caso de
Millán-Astray, que escribe sainetes y comedia muy populares31 , llegando a ser una de
los autores más representados. Según Patricia W. O'Connor (1997), en esta época de
30
Como Sofía Blasco, Zenobia Camprubí, Magda Donato, Elena Fortún, Ma Teresa León,
María Martínez Sierra, Concha Méndez, Margarita Nelken, Carlota O'Neill. . . (Nieva de la
Paz, 1992, 136).
31
Algunas de sus obras son El juramento de la Primorosa (1924), La tonta del bote (1925), Made-
moiselle Nana (1928), La Galana (1926), Adán y Eva (1929), El millonario y la bailarina (1930), Los
amores de la Nati (1931), La mercería de la Dalia Roja (1932), La casa de la bruja (1932) o Las tres
Marías (1936) (Nieva de la Paz, 1992).
47
posguerra y franquismo destacan, por su producción además de Pilar Millán, Do-
ra Sedano, Julia Maura, Mercedes Ballesteros Gaibrois, Ma Isabel Suárez de
Deza, Luisa-María Linares y más adelante, Ana Diosdado, que acaba de fallecer.
Todas ellas recibieron importantes premios teatrales. No obstante, existen otras valiosas
dramaturgas de la época que no tuvieron la posibilidad de estrenar tan a menudo, como
Carmen Troitiño u otras destacadas escritoras32 .
Dora Sedano estuvo muy activa desde 1945, cuando estrenó La locura de Magda
Arlay (1945). La obra de esta autora está producida mayoritariamente por mujeres33 , lo
que pone de relieve también la importante tarea que realizaron estas mujeres productoras
en épocas tan difíciles. Por su parte, a pesar de su apariencia conservadora, Julia Maura
otra de las autoras que gozó de reconocimiento, según Inmaculada Plaza-Agudo
(2010), cuestiona el modelo femenino tradicional en dos comedias: Chocolate a la española
(1953) y Jaque a la juventud (1965).
Mercedes Ballesteros Gaibrois, autora teatral, novelista, periodista y humorista
gráca, resulta una escritora muy interesante. Su madre fue Mercedes Gaibrois y
Riaño, historiadora y primera mujer en pertenecer a la Real Academia de Historia y,
que a su vez, fue educada por Soledad Acosta Samper, una de las más destacadas
novelistas colombianas del siglo XIX. Mercedes Ballesteros fue la primera mujer que
trabajó en La Codorniz, como la baronesa Alberta y después de sus primeras obras
de teatro de carácter más experimental que habían dado muestra de una voz genuina
y original, pudo continuar su trabajo como dramaturga, en ocasiones colaborando con
su marido, Claudio de la Torre (hermano de Josena de la Torre, la poeta del
27), en ocasiones, sola. Como novelista destaca su obra Taller (1962). La producción de
Mercedes va desde las propuestas más personales, como la ya mencionada Tienda de
Nieve (1932) o la comedia Las mariposas cantan (1952), hasta las comedias de éxito al
gusto de la época. Las mariposas cantan (1952), editada en Madrid por Ediciones All,
en 1953, es una interesante comedia
que juega a la perfección con las antiguas técnicas del engaño dentro del
engaño hasta trastocar, en un brillante aunque un tanto forzado juego
de espejos, la realidad en apariencia y viceversa al nal de la obra. El
éxito de esta obra justicó su edición impresa (Fernández de Cano).
A pesar de que en 1940 estrenó, junto a su marido, Quiero ver al doctor, se prodigó,
sobre todo, en los años cincuenta y sesenta.34
32
Como Carmen Martín Gaite, Merdeces Salisachs, Carmen Conde, Concepción Llorca,
Josena Sánchez Pedreño, Marta Fábregas, Clemencia Laborda, Pilar de Molina Pérez y
un largo etcétera (O'Connor, 1997, 36).
33
Otros de sus más renombrados estrenos son, en el mismo año, Póker (1945), La boda de papá (1946),
Nuestras chachas (1953), Travesuras de un señor (1963) y Cuando Juanita es don Juan (1973): todos
sus estrenos menos el primero han sido producidos por mujeres. Los dos últimos por Lilí Murati
(http://teatro.es/Plone/profesionales/dora-sedano-6044/estrenos).
34
Los otros estrenos de Ballesteros según el Centro de Documentación Teatral (CDT) son Las ma-
riposas cantan (1952); El oso, La petición de mano, Un fénix demasiado frecuente (1957) (las tres,
48
Por su parte, María Isabel Suárez de Deza tuvo una prometedora pero corta
carrera teatral, ya que duró apenas dos años, en los que obtuvo el premio Farándula en
1950 (por Grito en el mar ) y el Calderón de la Barca en 1951, primer y segundo lugar,
respectivamente, por Buenas noches y Noche de San Miguel (O'Connor, 1997, 35).
Carmen Troitiño demostró un claro interés por lo experimental desde los años cua-
renta, cuando compartió trabajo e inquietudes con los autores que constituían el grupo
de Arte Nuevo (Alfonso Sastre, Alfonso Paso, Medardo Fraile, José Gordon y
otros). Escribió Si llevara agua, Premio Jacinto Benavente 1954, que fue representada
al año siguiente en el María Guerrero; Los hijos de tus hijos (1957), donde desarrolla
el anhelo humano por el respeto o los efectos de la herencia o el medio ambiente. En
Pandereta (1949) plantea una indagación losóca sobre la España típica y supercial
promocionada por el turismo (O'Connor, 1997, 36), aunque no deja de sorprender la
fecha de representación: 1949. Sin embargo, su carrera como empresaria teatral y direc-
tora artística (Castro, 2013), que desarrolló posteriormente y hasta 1995, le han dejado
poco tiempo para la creación teatral. Lo cierto es que hace falta estudiarla más porque
se sabe poco de ella, ni siquiera si sigue viva (Castro, 2013).
Ana Diosdado (O'Connor, 1997, 3334) fue una de las autoras dramáticas más
populares. Mujer de estirpe teatral, comenzó a escribir teatro en 1970, con Olvida los
tambores, que tuvo un éxito inmediato y rotundo. A partir de entonces desarrollaría una
exitosa carrera en teatro y también en televión35 . Según Virtudes Serrano, tiene una pri-
mera etapa hasta 1976 en la que es preciso destacar la visión crítica frente a la sociedad
de consumo, como en Usted también podrá disfrutar de ella, 1973. En otra de sus obras
plantea temas como la consideración de la vejez (El okapi, 1972) y con Los comuneros
(1974) realiza su incursión en el teatro de tema histórico con valor crítico e iluminador
del presente, tal y como venía proponiendo el magisterio de Antonio Buero Vallejo
(V. Serrano, 1999). Su carrera se extiende hasta la primera década del siglo XXI, aunque
sus planteamientos, sobre todo los de la primera etapa, comparten muchos aspectos de
las dramaturgas del franquismo, sujetas a la presión de un sistema social tremendamente
patriarcal del que, a pesar de intentarlo, no se podían desligar tan fácilmente.
En los ochenta surgen nuevas dramaturgas, entre las de más reciente aparición las
había de clara procedencia feminista (María José Ragué-Arias y Lidia Falcón); otras
cuyo feminismo emanaba de su visión del mundo vertida en el texto (Carmen Resino
o Concha Romero); participaba también María Manuela Reina, la más joven y el
prototipo de una escritura dramática no diferenciada de canon conservador (Virtudes
Serrano, 2004, 564).
Carmen Resino es una de las dramaturgas de más densa escritura de los últimos
años, aunque había empezado a ser representada años antes en 1969 publicó El pre-
sidente , fue a partir de los años ochenta cuando desarrolla el tema explícito de la
versiones de Chejov y Fry), Las mujeres cantan [sic ] (1960) y Lejano pariente sin sombrero (1967)
(http://teatro.es/Plone/profesionales/mercedes-ballesteros-17306/estrenos/null).
35
Entre estos destacan Anillos de oro (1983) y Juan y Manuela (1974) o Segunda Enseñanza (1986).
49
posición de la mujer en una sociedad canónicamente organizada por los hombres; bajo
este signo escribe La nueva historia de la princesa y el dragón (1989), Los eróticos sueños
de Isabel Tudor (1992) o la inédita De película (V. Serrano, 1999).
Concha Romero es considerada como una de las autoras que más ha tratado el
tema de las mujer en la sociedad actual y, junto a Carmen Resino, ha sido cultivadora
del teatro de tema histórico. Un olor a ámbar, su primera obra, de 1983, tiene como
protagonista el cuerpo incorrupto de Santa Teresa y muestra un espíritu innovador y
rebelde (O'Connor, 1997, 46). La pareja Robert y Clara Schumann serán protagonistas
en Abrázame, Rhin y la condición femenina en la actualidad es abordada en Un maldito
beso y en los monólogos Allá él y ¾Tengo razón o no?.
Lidia Falcón, proviene de una tradición de mujeres intelectuales36 y es una drama-
turga cuya temática es esencialmente feminista. Entre sus obras se encuentran Parid,
parid malditas (1983) o Tres idiotas españolas (1987), representada también fuera de
nuestras fronteras. Esta autora había comenzado a escribir ya durante el franquismo.
50
cultades para representar de las autoras teatrales, traslada a sus obras estas inquietudes.
En Humo de beleño, premio Calderón de la Barca 1985, Lázaro apunta hacia la autode-
nición de lo femenino y de lo que puede entenderse como autoridad literaria femenina,
invirtiendo revolucionariamente los códigos patriarcales (O'Connor, 1997, 51), y en La
fosa (1986) trata el ejercicio del poder por la mujer. Constantes en su obra en general
son el desafío, la exuberancia, y la energía (O'Connor, 1997, 51).
Otra dramaturga que comparte con Lázaro la determinación por expresarse libre-
mente y no dejarse inuir por los gustos del público habitual es Marisa Ares. Su primera
obra, Negro seco (1986), estrenada en el Olimpia, entreteje aspectos como la violencia,
el sexo, la contracultura y el rock. El resultado recuerda a veces a Pasolini, Warhol,
Beckett, Arrabal o Boris Vian (O'Connor, 1997, 51).
Pilar Pombo resulta también una autora de gran interés, a pesar de ser menos co-
nocida. Comienza en 1988 con Una comedia de encargo, a la que siguen unos monólogos
con nombre de mujer que, a la vez que introspecciones son radiografías de diferentes
sectores de la sociedad. En 1991 recibe el Premio I Certamen de Autores de Teatro de
la Comunidad de Madrid por No nos escribas más canciones. Entre sus últimas obras
se encuentra En igualdad de condiciones, la historia de dos mujeres muy distintas con la
Guerra Civil española de fondo (V. Serrano, 1999).
A partir de 1993 surge otra promoción de autoras38 que se dan a conocer a través
de premios. En esta generación se percibe la inuencia del teatro de la crueldad, el
nihilismo beckettiano o la desorientación de las relaciones humanas a lo Pinter (V.
Serrano, 1999). Entre las nuevas dramaturgas están Yolanda Pallín, con DNI (1996) o
Lista negra (1997), Angélica Lidell (Emmanuelle Garnier, 2012), Premio Nacional de
Literatura dramática 2012 con La casa de la fuerza, Lluïsa Cunillé o Laila Ripoll.
Raquel García-Pascual nos ofrece en su trabajo Dramaturgas españolas en la escena
actual (2011) el estudio de algunas obras representativas de estas autoras. Son objeto de
su estudio El local de Bernardeta A., de Lourdes Ortiz; A vueltas con los clásicos, de
Carmen Resino; Los ojos de la noche, de Paloma Pedrero; Après moi, le déluge, de
Lluïsa Cunillé, y Los niños perdidos, de Laila Ripoll.
51
mayor que, pasando por románticas y el Siglo de Oro, llega hasta Safo de Lesbos. Más
reciente, María Cinta Montagut (2014) propone una revisión de la poesía escrita por
mujeres, adentrándose también en la tradición anglófona.
En el primer tercio del siglo XX destacan las poetas de la Generación del 2739 (Emilio
Miró, 1999). A principios de los veinte se habían dado a conocer en España las grandes
poetas latinoamericanas Delmira Agustini, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral o
Juana de Ibarbourou que marcarían la poesía de creación femenina en España, pero
cuya relación no se ha estudiado sucientemente. Observamos, de nuevo, la importancia
del Lyceum Club como impulsor de la cultura creada por mujeres y del que fueron
socias fundadoras, en 1926, dos de las más renombradas poetas de esta Generación:
Concha Méndez y Ernestina de Champourcin. También pertenece a esta generación
Josena de la Torre, así como Rosa Chacel (Miró, 1999), a pesar de que esta última se
decanta por una poesía barroca de raigambre gongorina (Quance, 1998, 199) que chocaba
con las renovadoras corrientes de los años veinte (Miró, 1999, 49) y la distingue de las
otras poetas de su generación. Aun así, su propuesta de introducir imágenes informes
o incongruentes dentro de una forma clásica el soneto está muy conforme a esos
tiempos. Escribió A orillas del pozo (1936) y no volvió a escribir poesía hasta 1978, con
Versos prohibidos.
Concha Méndez (Miró, 1999, 3246; Quance, 1998, 196198; María Zambrano,
1941) es una de las más activas poetas del 27 y una de las mujeres más rompedoras de
la época. Con la pintora Maruja Mallo (también del Lyceum Club) se convierten, para
escándalo público, en las sinsombrero 40 . Los dos primeros libros, Inquietudes (1926) y
Surtidor (1928), hacen gala de una imagen inusitada de la mujer, muy en consonancia
con el ideal deportivo y juvenil defendido por la vanguardia, con un yo poético que es
patinadora, nadadora o viajera al Polo Norte (Quance, 1998, 194). En 1929 publica
Canciones de mar y tierra, siguiendo esta línea. Vida a vida (1932) y Niño y sombras
(1936), ofrecen una voz más personal, donde muchos de sus versos nacen en torno a un
impedimento o pérdida (Quance, 1998, 195) y son conceptualmente innovadores, como
los poemas de Niño y sombras (1936) donde une lo íntimo femenino a lo tradicional, en
parte bajo la inuencia de Alfonsina Storni, a la que conoce en Argentina.
Ernestina de Champourcin41 (Quance, 1998, 198 y Miró, 1999, 5672), a diferen-
39
Una selección de su obra la encontramos en Antología de poetisas del 27 (1999), Introduc-
ción y notas de Emilio Miró. Madrid: Castalia. Y sobre ellas, Biruté Ciplijauskaité (1989), Es-
cribir entre dos exilios; las voces femeninas de la Generación del 27. También en Adolfo Sote-
lo Vázquez y Marta Cristina Carbonell (ed.), Homenaje al profesor Antonio Vilanova, vol II. Bar-
celona: Universidad. pp. 119126. José-Carlos Mainer (1990), Las escritoras del 27 (con Ma Te-
resa León al fondo), Homenaje a María Teresa León. Cursos de verano, El Escorial. Universidad
Complutense de Madrid. pp. 1339. Ángel Valbuena (1983), Las poetisas: De la Torre. Cham-
pourcin. Concha Méndez de Altolaguirre. En Historia de la literatura española, (9a edición am-
pliada por Pilar Palomo), tomo VI. Barcelona: Gustavo Gili. pp. 124128. Dolores Romero López,
Canon e historiografía: las mujeres poetas del 27. En Literaturas españolas y europeas: del texto
al hipertexto. LEETHI (http://pendientedemigracion.ucm.es/info/leethi/nav/texto.php?file=..
/docs/Canon%20e%20historiograf%EDa:%20las%20mujeres%20poetas%20del%2027.html, captado el 10
de enero de 2015).
40
http://www.lassinsombrero.com.
41
Alguna de la bibliografía que se puede consultar sobre Champourcin es la de Concha Zardoya
52
cia de Méndez y de la Torre, se decantó por el modernismo y las inuencias francesas
en sus primeros libros, Ahora (1926) y En silencio (1928). Su tercer libro, La voz en el
viento (1931), gusta a los críticos que ven en él la huella de J. R. Jiménez con quien
comparte postura sobre la poesía pura y de San Juan de la Cruz.
Josena de la Torre se estrenó con Versos y estampas (1927) se trata de una
colección de poemas breves hechos con indudable maestría, como reconocía Benjamín
Jarnés. En algunos de sus poemas establece una relación de equivalencia entre lo clásico
y lo moderno y reivindica la creación poética de las mujeres. De hecho, en su segundo
libro, Poemas de la Isla (1930), la poeta recurre continuamente, para las personicaciones
o las metáforas, a imágenes tradicionalmente femeninas (Quance, 1998, 197).
En 1932 se publica Pez en la tierra de Margarita Ferreras (María Ángeles Cha-
parro, 2014), cuyo título hace referencia a cómo se movía el cuerpo de la mujer cuando
hacía el amor (Roberta Quance, 1998, 201). Fue editado por Concha Méndez y Ma-
nuel Altolaguirre. El lenguaje y los temas de este libro rezuman modernidad, tanto
por sus alusiones al placer erótico como por su tono reivindicativo y no volverá a salir
nada parecido en España en mucho tiempo. Un libro que debería ser rescatado, según Ro-
berta Quance (1998). Existen otras voces prometedoras42 , pero la Guerra Civil las acalla.
Tras la Guerra Civil encontramos la gura de Carmen Conde, que brindó su apoyo
a poetas que fueron cercanas a la poesía social, como Ángela Figuera Aymerich. Más
adelante tenemos a Julia Uceda, María Victoria Atencia, Pilar Paz Pasamar o
Francisca Aguirre.
Carmen Conde (Roberta Quance, 1998, 205) fue una de las poetas más productivas
y relevantes de la inmediata posguerra, aun a pesar de no publicar todo (su Memoria
de los muertos redactada en 19381939, solo se publicó en España en 1967, en Italia lo
había sido ya en 1952). Se identicaba con una corriente de poesía femenina apasiona-
da, heredera de Carolina Coronado. Con Mujer sin Edén (1947) entra de lleno en la
tendencia existencialista inagurada por Dámaso Alonso y Aleixandre, pero su ine-
xión de género (ya presente en Ansia de la gracia,1945) abre caminos para otras mujeres.
Inuyó mucho en escritoras identicadas con la poesía social: María Beneyto, María
Elvira Lacaci, Susana March o la propia Ángela Figuera. Esta última, sin embar-
go, rebasa este término de poesía social y conforma una estrategia retórica destinada a
tener en cuenta la posición secundaria de la mujer bajo Franco, al mismo tiempo que la
poeta se abre espacio para su voz de vocación universal (Quance, 1998, 206). Su libro
Belleza cruel (premio de poesía Nueva España, 1958) así lo deja ver. Anteriormente, en
Mujer de barro (1948) se asoma audazmente al deseo erótico femenino. Más adelante,
53
en El grito inútil (1952), desmitica la maternidad y cada una de sus etapas, desde la
cópula hasta la crianza será mostrada sin vanas euforias (Noni Benegas, 1998, 44).
En los cincuenta y sesenta, las intuiciones de las poetas se ven conrmadas por Simo-
ne de Beauvoir y El segundo sexo (1949), donde prueba que la alienación femenina no
es biológica, sino cultural (Benegas, 1998, 44), pero, según sigue explicando Benegas, el
concepto de literatura comprometida con la realidad social que proviene de Sartre
hace que muchas de ellas se solidaricen con los hombres y juntos coinciden en culpar
al Régimen de la opresión que les impide realizarse como personas (Benegas, 1998, 44).
Pero incluso en la poesía social, ellas perciben aspectos diferentes a ellos. En esta lí-
nea de poesía social, estudiada por Janet Pérez (1996), se encuentran las anteriormente
nombradas junto a Concha de Marco o Concha Lagos, entre otras.
Hay otras dos poetas que en ocasiones se las asocia a la Generación del medio siglo,
pero que tienen características diferenciadas: Gloria Fuertes y Ma Victoria Atencia.
Gloria Fuertes es, en palabras de Noni Benegas (1998, 45), maestra en el arte
de decir sin aleccionar. Sus versos se alejan del tono mesiánico y didáctico del poema
militante y trabaja con el potencial expresivo de la lengua coloquial, viva (Benegas,
1998, 45). Gloria Fuertes, según Quance (1998, 207), ha defendido siempre una poesía
no-transcendente, que trate temas cotidianos [. . . ], puesta al servicio del pueblo. Pero su
obra se distingue de la poesía social por las grandes dosis de auto-ironía que hay en ella
y por la habilidad de la poeta para explotar humorísticamente las dobleces del lenguaje.
Como remarca Benegas (1998, 45), Fuertes, que ya había participado en el postismo,
utiliza el humor y la paradoja para poner en entredicho la ideología reaccionaria. Para
acercar su voz y la de otras autoras al público Gloria Fuertes creó en los cincuenta
Versos con faldas, que ofrecían recitales poéticos a medianoche en el Madrid de esos
años. Fuertes, como señala Quance (1998), asume con naturalidad un tú femenino para
la poeta enamorada. Tiene mucha y muy buena producción de poesía infantil y ha sido
tan reconocida por ello que, en ocasiones, ha actuado como una cortina sobre el resto de
su producción. Entre su obra, Isla ignorada (1950), Historia de Gloria (amor, humor y
desamor) (1983) o Mujer de verso en pecho (1983).
54
A nales de los sesenta, se revitaliza el mundo de las letras al suavizarse un poco la
censura y hacer su aparición los mass media. En el plano de la escritura se agudiza la
llamada conciencia del lenguaje (Benegas, 1998, 50). Alejandra Pizarnik, dada a
conocer en España a nal de los sesenta, ejerce una inuencia que no ha dejado de crecer
en las nuevas generaciones.
En estos tiempos escriben Ana María Moix, la única mujer de los Nueve noví-
simos, con La balada del dulce Jim (1969) o Call me stone (1969); Pureza Canela,
que gana el Adonais en 1970 con Lugar común; Francisca Aguirre que publica Ítaca
(1971), su primer libro, a los 42 años; Clara Janés con el poema narrativo de 640 ver-
sos, En busca de Cordelia (1975) o la importante obra de Paloma Palao Contemplación
del destierro (escrita en 1975 y publicada en 1982)43 . Para Benegas (1998) el libro de
Paloma Palao es el nexo indispensable entre las autoras anteriores y las que emergen
en los ochenta y noventa, cuya persona poética pisa sobre suelo rme y puede afrontar
con mayor holgura los retos de n de siglo (Benegas, 1998, 55).
Con la llegada de los ochenta se liberalizan las costumbres, la movida, que re-
emplazó guras en su madurez creativa por guras prometedoras, supuso un cambio
importante; sin embargo las poetas de los ochenta deberán conquistar para sus versos
un espacio que nadie les tiene reservado (Benegas, 1998, 56). Son muchas las poetas
que empiezan a escribir y continúan en la brecha. Blanca Andreu se da a conocer con
De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, obra que ganó el Adonais
de 1980 y es considerada como el punto de partida de la generación postnovísima.
Ana Rossetti, reconocida como una de los mejores poetas contemporáneos, se da a
conocer con los Devaneos de Erato (1980), donde introduce propuestas líricas cargadas
de referentes eróticos y transgresión. Ambas, Blanca y Ana, representan la ruptura con
los novísimos anteriores. La materia verbal con la que trabajan es suntuosa en las dos.
Andreu asimila el Simbolismo y las vanguardias, Rossetti el Siglo de Oro y el Barroco.
Ambas, el modernismo, que es su piedra de toque, para recalar en un posmodernismo de
cuño propio, teñido de homenajes a toda la poesía anterior (Benegas, 1998, 59). Junto
a ellas, el panorama de poetas se amplia con escritoras de gran calidad: Olvido García
Valdés con El tercer jardín (1986) o Caza nocturna (1997); Chantal Maillard con su
libro más querido, Hianuwele (1990); Almudena Guzmán, cercana a los poetas de la
Experiencia, que comienza con Poemas de Lida Sal (1981) o El libro de Tamar (1989),
Juana Castro, Aurora Luque, Elena Medel o Ada Salas, una de las poetas más
valoradas en la actualidad, con sus poemas breves de verso libre que recuerdan al hai-
ku y cuyo primer poemario es Arte y memoria del inocente (1988), entre otras muchas
que recogen Noni Benegas y Jesús Munárriz (1998).44 La abundancia de poetas no nos
43
Este poema largo será utilizado por las poetas de los ochenta y noventa para revisar la historia de
guras míticas, tanto de la literatura, la historia o el arte, mezclado con heroínas corrientes de hoy.
Es el caso de Odisea denitiva de Luisa Castro (1984); Narcisia de Juana Castro (1986); Libro de
Ainakls de Carmen Baroja (1988); El don de Lilith de Andrea Luca (1990); Hianuwele de Chantal
Maillard (1990); Paisaje al n de Ruth Toledano (1994) o El libro de Lilit de Guadalupe Grande
(1996), entre muchos otros (Benegas, 1998, 52).
44
Encontramos en Ellas tienen la palabra (Benegas, 1998), la obra de otras poetas, además de las
55
permite alargarnos aquí y quedan muchas importantes en el tintero, pero al menos se ha
presentado un sucinto panorama de la poesía del siglo XX.
Por otro lado, debemos mencionar, aunque sea de pasada, a Idea Vilariño y Ale-
jandra Pizarnik, que fueron algunas de las grandes poetas latinoamericanas que han
tenido una inuencia indudable en la segunda mitad del siglo XX.
Como podemos comprobar en este sucinto recorrido por la literatura española, las
escritoras han estado en todas las épocas, conformando una tradición literaria ininte-
rrumpida y genuina y articulando una rica genealogía de creación femenina que discurre
paralela al canon literario vigente. Por eso, no se trata de tener en cuenta a las mujeres
en la literatura (o la historia, el arte, la música, las ciencias, en denitiva, en toda la
tradición cultural): es que, sencillamente, no podemos hablar de literatura sin contar con
ellas: no existe una literatura ni una cultura sin aportaciones femeninas salvo que
queramos mermar, voluntariamente, su riqueza y calidad. Sin ellas, no es más que una
literatura de género (masculino, por supuesto). Parcial, además de excluyente.
Saber cuántas de estas escritoras aparecen en el canon literario escolar nos permitirá
saber cuál es el estado del relato literario.
56
A pesar de que, como muchos autores han señalado (Mercedes Madrid, 1999; Claude
Mosse, 1990 o María Milagros Rivera Garreta, 1994), es justamente desde la Antigüedad,
en concreto, en Grecia y Roma, donde se borra a las mujeres de la historia escrita, no
es menos cierto que queda probada constancia de las participación de las mujeres en
todos los ámbitos. Como colectivo resultan esenciales para entender el desarrollo cultu-
ral y social, pero, a título individual, resultan importantes igualmente, porque tienen la
capacidad de servir de modelos. Recuperar y conocer esas experiencias femeninas, sus
espacios de libertad y creación, resulta esencial para restituir la autoridad feminina, para
proyectar una nueva mirada sobre un relato de la historia y la cultura que está ya caduco.
Ya en la Antigüedad tenemos textos que reconocen los logros de las mujeres. La Vida
de Pitágoras de Jámblico (IVIII a.d.C.) es un ejemplo. En ella podemos encontrar la
mención a las numerosas pitagóricas que formaron parte de esta comunidad, entre las
que destaca Teano de Crotona (Mercedes Gutiérrez, Montserrat Jufresa, Cristina Mier
y Félix Pardo, 1996). Más adelante, en el siglo III d.C., hallamos los Stromata de Cle-
mente de Alejandría, que contienen también numerosas referencias a las mujeres de la
Antigüedad. Los estudios realizados en la actualidad nos proporcionan información más
contrastada y completa sobre ellas, sean cientícas, pensadoras, artistas o guras de rele-
vancia social o histórica (Martino y Bruzzese, 2000; Mary Ellen Waithe, 1987; Alic, 1991;
Eva Cantarella, 1996, entre otros).
Sin embargo, es Mulierum virtutes de Plutarco (1987 [c. 110]) uno de los textos más
destacados de este periodo y cuya nalidad explícita es demostrar la igualdad del hom-
bre y la mujer en lo que respecta a la virtud (Consuelo Ruiz y Ana María Jiménez,
2008, 118). Para ello narra proezas de mujeres con el n de que un receptor culto las
compare ya con hazañas de hombres ya con otras hazañas de mujeres y quede convencido
de su tesis (Ruiz y Jiménez, 2008, 118). Así pues, en palabras de Plutarco, una y la
misma es la virtud del hombre y la mujer. El autor sigue a Gorgias (del s. V a.C.),
quien exhorta a que no la belleza sino la fama de la mujer sea conocida por muchos
(Ruiz y Jiménez, 2008, 104). Sin embargo, según Ruiz y Jiménez (2008, 104), de acuerdo
con Consuelo Ruiz Montero (1989, 118), parece que la idea de la igualdad de los sexos
comienza con Sócrates y es continuada en los círculos socráticos, pitagóricos y estoicos,
entre los que destacan Antípatro de Tarso y Musonio Rufo, quien ha podido inuir ma-
yormente en Plutarco (Ruiz y Jiménez, 2008, 104). Sabemos que Sócrates sintió siempre
reconocimiento por Aspasia de Mileto y por su madre, así como también conocemos la
existencia de lósofas pitagóricas, estoicas y cínicas (Gilles Ménage, 2009 [1690]; Mary
Ellen Waithe, 1987). La estructura de esta obra de Plutarco, donde se establece una
genealogía de mujeres ilustres, es la que seguirían siglos más tarde Giovanni Bocaccio y
Christine de Pisan con La Cité des Dames.
57
Myriobiblon extractos de numerosas obras sagradas y profanas entre los que encontramos
fragmentos de lósofas antiguas. Y en el siglo X, Suidas, bizantino también, recopiló en
su enciclopedia (Lexicon también llamada Suda ) más textos y fragmentos de mujeres
(Gilles Ménage, 2009 [1690]).
58
2005). Plutarco hace referencia también a las mujeres artistas más conocidas en la época.
Como vemos, de todos estos variados tipos de mujeres no nos ha llegado nada o casi
nada. Restituirlas, por tanto, es un trabajo ineludible.
59
mejoras, hasta nuestro días. Muchas mujeres se dedicaron a la química y alquimia a lo
largo de los sucesivos siglos. Pero es en 1666 cuando se publica en París el primer tratado
importante escrito por una mujer desde María la Judía, y lo hace Marie Meurdrac. La
obra La Chymie charitable et facile en faveur des dames trata de laboratorios, aparatos y
técnicas entre otros temas. Un siglo más tarde encontramos la importante labor de Mari
Anne Paulze, Madame de Lavoisier, que constituyó con su marido un auténtico equipo de
trabajo. Hoy en día debería hablarse del matrimonio Lavoisier cuando se hace mención
a su trabajo y no solo de Lavoisier. En 1805 Marie Lavoisier publicó las Mémoires de
chimie con el nombre de su esposo (Alic, 1991, 119). De esa obra de 8 tomos, Antoine
Lavoisier había escrito parte del primer tomo, todo el segundo y fragmentos del cuarto
(Alic, 1991, 119); el resto lo escribió su esposa. Otras de estas químicas fueron Claudine
Picardet o Elizabeth Fulhame.
A partir del XVI, tras los trabajos de Van Helmont, los remedios médicos comenzaron
a tener componentes químicos. En esa línea tenemos a Isabella Cortese, en Italia, a Oliva
Sabuco, en España o, ya en el XVII a Mary Boyle (hermana del químico Robert Boyle),
en Inglaterra. La tradición química y farmacéutica ejercida por mujeres ha seguido hasta
el siglo XX.
La medicina, junto a la farmacia, constituye una de las ciencias más ejercidas por
mujeres. La medicina ya era una profesión establecida en Egipto antes del año 3000
a.C. y había mujeres instruidas que trabajaban como médicas y cirujanas (Alic, 1991,
33). En las escuelas de Sais y Heliópolis estudiaron y enseñaron mujeres de todo el mundo
antiguo. En Atenas trabajó Agnodice, que estudió junto a Herólo y tuvo que disfrazarse
de hombre para poder ejercier allí. En Roma, las médicas tuvieron un estatus plenamente
reconocido que no se volvería a alcanzar hasta el XIX (Margaret Alic, 1991; Montserrat
Cabré, 1993). Existen muchas y muy reconocidas médicas romanas, sobre todo en el siglo
II, como Sorano de Éfeso, Metrodora, Antiochis o Aspasia y Cleopatra (que no hay que
confundir con la pensadora y la reina), cuyos tratados fueron conocidos a lo largo de la
Edad Media y conformaron parte del conocimiento médico de la escuela de Salerno, una
escuela no vinculada a la Iglesia donde las mujeres eran admitidas como alumnas y como
profesoras. En esta escuela, hallamos una de las más reconocidas médicas medievales,
Trótula de Salerno, del siglo XI, cuya obra Trotula Maior, un tratado de ginecología y
obstetricia, fue el libro más veces reproducido de la Edad Media. A través de las sanado-
ras y las parteras esta tradición se prolonga, con altibajos, hasta nuestros días. Trótula
fue una de las grandes cientícas (y desautorizadas, pues se le robó la autoría de su obra
hasta que la recuperó en el XIX) que nos legó la Edad Media. La otra gran cientíca
medieval es Hildegarda de Bingen. Pero la tradición continua con las médicas, donde
encontramos a Louyse Bourgeois, en el siglo XVI; a Marguerite du Tertre de la Marche,
en el XVII; y en el XVIII y XIX encontramos a Marie Louise Lachapelle y Marie Anne
Victorine Boivin, Madame d'Arconville o Anna Morandi, entre otras muchas.
Mas allá de las aportaciones que las cientícas de todos los tiempos han realizado a
unas u otras ciencias, existen grandes guras ineludibles. Ya hemos hablado de las pita-
60
góricas, Hipatia de Alejandría o María la Judía en la Antigüedad, Trótula o Hildegarda
en la Edad Media. En la Edad Moderna y Contemporánea encontramos nombres como
Madame de Lavoisier, Madame de Châtelet, Anne Conway de donde se nutre Leibniz
para desarrollar sus teorías (Alic, 1991, 1722), Sophie Germain, Sonia Kovalevskaya,
la grandísima Emmy Noether, reconocida, junto a Pitágoras, como los matemáticos más
importante para la física, o las numerosas e inuyentes cientícas del siglo XX, algunas
de ellas galardonadas con un Nobel (o incluso con dos, como es el caso de Marie Cu-
rie); otras, que han sufrido de algún modo la expoliación de sus logros o no se les ha
reconocido, como Rosalind Franklin o Lise Meitner, pero todas estas y muchas otras han
contribuido de forma poderosa a las ciencias y también, como veremos a continuación,
al desarrollo tecnológico.
61
al cuerpo a aceptar los órganos trasplantados; también desarrolló el Zovirax, una droga
usada para luchar contra el herpes. Tuvo 45 patentes más. En 1988, le concedieron el
premio Nobel en medicina junto con George Hitchings y James Black.
En Informática encontramos una situación similar: las mujeres están presentes des-
de los mismos principios de la informática, pero ausentes de los escritos. La primera
de ellas, Ada Byron, la hija de Lord Byron, fue, junto con Babbage, la precursora del
lenguaje informático; y en su honor se bautizó un lenguaje con su nombre: ADA. Pero
no debemos olvidar a otras que la siguieron, como Grace Murray Hopper (19061992),
Amazing Grace, que fue una cientíca especializada en Matemáticas y también una mi-
litar norteamericana, con grado de almirante, considerada una pionera en el mundo de
la informática. Fue la primera programadora que utilizó el Mark I y entre las décadas de
los 50 y 60, propició la aplicación de los compiladores para el desarrollo de los lenguajes
de programación y métodos de validación.
Evelyn Berezin inventó en 1953 el primer ordenador de ocina, y cuando trabajaba en
la empresa Underwood, el primer sistema de reserva de vuelos del mundo. Lynn Conway
fue pionera en el campo de la arquitectura de computadores y la microelectrónica y en
1965 participó en el diseño del primer ordenador superescalar. Además, es transexual y
activista. Anita Borg trabajó durante años en el diseño y la investigación de memorias
de alta velocidad. En 1997 fundó el Instituto de la Mujer y la Tecnología, renombrado
como Instituto de Ana Borg. Betty Snyder fue una de las seis programadoras del ENIAC.
Junto a Grace Hopper participó en el desarrollo de los primeros estándares para COBOL
y FORTRAN. En 1997 recibió el premio Ada Lovelace, uno de los más importantes en
este campo, junto a Kay Antonelli, Marlyn Wesco Meltzer, Ruth Lichterman Teitel-
baum, Jean Jennings Bartik y Frances Bilas Spence, que también fueron programadoras
del ENIAC. Bárbara Liskov es la creadora del lenguaje de programación CLU, un len-
guaje que sentó las bases sobre las que luego se diseñaron los lenguajes de programación
orientados a objetos, dando lugar al nacimiento de lenguajes como Ada, C++, Java y
C#. Elaboró el teorema de sustitución de Liskov, que dene cómo deben comportarse los
objetos cuando utilizan herencia. Frances Elizabeth Allen es una pionera en el campo de
la optimización de compiladores. En el 2006, se convirtió en la primera mujer en recibir
el Premio Turing de la ACM.
También existe un grupo de informáticas especializadas en software malicioso (malwa-
re) en ámbitos relacionados con la seguridad y la piratería, como la polaca Joanna Rut-
kowska, que está considerada una experta mundial en malware, o Barbara Thoens que,
formada en humanidades, es una de las pocas integrantes femeninas del CCC (Chaos
Computer Club), grupo de élite hacker en Alemania. Jude Milhon, St. Jude, era una
hacker, programadora informática, escritora, defensora de los ciberderechos, creadora del
movimiento ciberpunk y luchadora incansable por la participación activa de las mujeres
en la red. Su famosa frase Girls need modems (las chicas necesitan módem) recorría
las míticas BBS allá por los albores de Internet animando a las mujeres a aventurarse en
los placeres del hackeo . Jude Milhon entendía el pirateo (hacking ) como el deseo de
descubrir, pero también como una lucha.
62
Existen muchas más pero no es posible nombrarlas aquí. No obstante, estos ejemplos
nos dan una idea del vigor de la tradición cientíca y tecnológica creada por mujeres.
63
miten de madres a hijas. Uno de los instrumentos empleados, un tipo de arpa resonante,
que solo se usa en la actualidad para esa música, es originario de la época faraónica y
existía hace 3.500 años, como prueba un modelo que se encuentra en el Museo Egipcio de
El Cairo. Los movimientos de cabello, circulares hasta el trance, recuerdan a los de las
bacantes y junto al tempo de la música, progresivo, y su forma de transmisión materno-
lial, conforman un particular y resistente universo femenino que ha empleado y emplea
esta música y danza, desde antiguo, para hacer frente a los constreñimientos sociales.
Las mujeres han llegado a nuestros días practicando una forma de bailar y cantar que
arraiga esa manifestación en lo cotidiano. Aunque compartida también por hombres, esta
forma de entender la música y la danza es muy femenina: no demanda reconocimiento
social, ni escenarios, ni gradilocuencias, está ligada a hechos cotidianos, a celebraciones
de nacimientos o muertes, de bodas o reencuentros, de alegrías o penas habituales; está
ligada al mundo en el que viven las mujeres. Pero por otro lado, también ha existido una
participación más pública de las mujeres en la música popular de todos los tiempos. Las
corrientes de música popular y callejera se pierden en el principio de la historia. Junto al
baile y a la poesía o la narración han estado siempre presentes y conforman un poderoso
espacio de creación, siempre menos sujeto a normas, más propicio a las innovaciones y,
al mismo tiempo, más conservador de lo antiguo. En esta corriente popular, las mujeres
han sido constantes protagonistas y no han dejado nunca de participar de forma muy
activa y diversa. Desde las legendarias bailarinas de Gades o las músicas de la Grecia
arcaica, la tradición de canto y baile popular se extiende hasta nuestros días.
En la tradición juglaresca española, por ejemplo, resultaban protagonistas imprescin-
dibles las músicas, cantoras o danzarinas, que forman parte importante de esta tradición.
Existen numerosísimas cantoras46 árabes (Aller, Gurbindo y otras, 2009, 23), que dan
muestra de la potencia de esta música creada por mujeres también en la cultura árabe y
que dejaron huella indeleble en la tradición hispánica. Menéndez Pidal (1924, 43) seña-
ló también esta inuencia: las cantoras musulmanas, por ejemplo, tuvieron que inuir
mucho en las cristianas, porque ellas fueron las que tuvieron una formación que les
permitió desenvolverse profesionalmente con la música, el canto y la literatura. Estable-
cieron un estándar de calidad. Las había que, con esa poca o mucha formación, llegaban
a palacio y las había que convertían esta formación en un buen ocio, remunerado, tanto
en la calle como en espacios semiprivados. Menéndez Pidal registra juglaresas y juglares
prácticamente por toda la península. Encontramos entre las juglaresas moras desde las
ghawazee, que eran artistas callejeras, gitanas que venían de Egipto y que aún hoy se
pueden encontrar en sus calles que bailaban y tocaban crótalos y panderetas, hasta
músicas, danzaderas o cantoras, de estilos muy diversos; entre ellas algunas artistas cuya
formación y calidad de su ejecución musical, poética o de danza, les permitiría acceder a
la corte. Las escuelas de juglaría, como las de Úbeda o Játiva, formaban a buena parte
de estas artistas, músicas, cantoras y danzarinas que resultaban muy apreciadas, como
vemos en los ejemplos que nos ofrece Menéndez Pidal (1924, 136): se formaron en la
46
Dos libros recogen una cantidad impresionante de cantoras de los periodos omeya y abasida: el
Kit ab al- ag
an de Ab y de Ispahán, y el Kit
u-l-Fara ab al-Qyian (Libro de las cantoras ) de Ibn Al-Kalbi.
64
España árabe importantes escuelas de juglares; Úbeda, por ejemplo, fue famosa por sus
doctos músicos [. . . ] y por sus danzaderas, encantadoras de ingenio y habilidad (1924,
139). A estas artistas, Menéndez Pidal (1924, 139) las situa incluso en bodas reales:
Incluso a algunas les fueron dedicadas piezas, como algunas de las composiciones del
Arcipreste de Hita:
Por otro lado, la música y danza de la juglaría femenina bebe de tradiciones musicales
y artísticas antiguas que recogen el legado, según Menéndez Pidal, de las legendarias
bailarinas de Gades, y también el de los diferentes tipos de danza oriental de Egipto y
Siria. De la misma forma, su práctica musical está relacionada con los crótalos de las
bailarinas de Gades, la darbuka y el ravel de origen árabe y otros instrumentos de cuerda
y percusión. Menéndez Pidal sitúa a las juglaresas moras en esta antigua tradición y
establece, a través de la cantadera, danzadera y soldadera medieval que las perpetuaron,
una relación ininterrumpida que llega a nuestros días, con las cantaoras andaluzas o las
cantadeiras gallegas.
Conocemos por Menéndez Pidal (1924) algunos de los nombres de estas juglaresas
que continuaron esta tradición como María Sotil, la danzadera Graciosa, Mayor Pérez
o Isabel la cantadera, entre otras. Pero entre ellas destaca María Pérez Balteira (Me-
néndez Pidal, 1924, 224253; Carlos Alvar, 1985), a quien le dirigieron algunos poemas
de escarnio, pero que fue apreciada y reconocida en su época. Tanto Eduardo Paniagua
(2010) con Cantos de mujeres en las tres culturas, como Carles Magraner, Capella de
Ministrers y otros (2013) en La Cité des Dames. Música y mujeres en la Edad Media,
recogen y recrean parte de esa tradición. La relevancia de esta importante tradición po-
pular femenina de la que bebe la literatura, la música y la danza, no la vemos reejada
en los manuales escolares.
65
constancia desde la Antigüedad de obras de autoría individual femenina en la música.
Uno de los primeros himnos para ser cantados que tienen autoría femenina pertenece
a EnHeduAnna, hija de Sargón I. Más adelante hallamos los cantos de las griegas Safo
de Lesbos, Corina de Tanagra o Erina, entre otras, de las que no nos ha quedado la
música. Sin embargo, adentrándonos en la Baja Edad Media, encontramos pronto música
religiosa, la creada por bizantinas. Entre ellas se encuentra la más conocida, Kassia, del
s. IX, alguno de cuyos himnos, pertenecientes a la liturgia, todavía se cantan.
Pero sin duda alguna, la gran gura musical que nos depara la Edad Media es Hil-
degarda de Bingen. Mujer esencial en la época medieval, es la Leonardo da Vinci de la
época: música, cientíca, mística, escritora, botánica, abadesa de gran poder e inuencia
e inventora de una lengua, la lengua ignota. Su música, muy particular por su utilización
de intervalos de quinta (Josemi Lorenzo, 2009), es toda una muestra de monodia religiosa
con características genuinas. Frente a ella, con monodia profana, está la Condesa de Dia,
la única de las trovairitz de las que nos queda la música de una pieza.
66
otros lugares las restricciones sociales hubieran resultado insalvables.
Isabella Leonarda optó por una de las vías más elegidas por las mujeres que tenían
aspiraciones culturales: se hizo monja. Vocación, pero en esta elección también conta-
ban otras cosas: la posibilidad de tener tiempo, dedicación, estudio, lectura, música,
creación. . . eso tenía un valor. Isabella Leonarda tiene una considerable producción de
sonatas, casi 200, junto con otras obras. Su producción pudo darse porque el claustro le
permitió su dedicación a la música. Un recurso que también utilizaron otras mujeres.
Por último, Élisabeth Jacquet de la Guerre se movió bajo el mecenazgo de la corte.
Su precocidad en la interpretación le permitió quedarse en la corte, donde fue educada.
Se dedicó al clavecín, compuso varias óperas, de las que solo ha quedado Céphale et Pro-
cris, e intodujo la música italiana en Francia. Para Jacquet de la Guerre el mecenazgo de
la corte resultó determinante como vía para desarrollar su obra. Un trabajo, por cierto,
tanto el de Jacquet de la Guerre, como el de Caccini, Strozzi y Leonarda, muy reconocido
y apreciado en su tiempo. Reconocimiento del que hoy en día no queda constancia.
En el siglo XVIII, la corte de Ma Teresa de Austria fue buen lugar para las compo-
sitoras. En Viena, destacaron Marianne Martínez, y Maria Teresia von Paradis, ciega,
pianista y compositora, que desarrolló un método de aprendizaje de música para niños
ciegos. Ambas, amigas de Mozart. Los salones, esos espacios de reunión propiciados por
mujeres, comienzan a convertirse en lugares de creación cultural, y Marianne Martinez
tuvo un salón musical muy concurrido en Viena. Entre las nobles encontramos composi-
toras como Anna Amalia de Prusia o Anna Amalia de Weimar, pero hubo también otras
mujeres de la nobleza que recibieron una esmerada educación musical que se tradujo en
composiciones. En Italia, encontramos a Anna Bon di Venezia.
Con el siglo XIX, esa restricción del espacio público que se impuso a las mujeres hace
que los espacios privados, como los hogares, se conviertan en semipúblicos, puesto que
en ellos se acoge a conocidos y amistades. Los salones musicales de Fanny Mendelssohn
y Clara Schumann, dos de las grandes compositoras del XIX, estaban frecuentados por
Liszt, Brahms, Schubert, lo músicos más reconocidos del momento, que deseaban poder
escuchar y comentar sus obras en ellos. Se organizaban veladas musicales donde se
valoraban y comentaban las propuestas musicales, en ellas se decidía lo que después se
interpretaba en público. Algunos de estos salones, como los mencionados de Schumann
o Mendelssohn, resultaron verdaderos lugares de innovación.
Pero el siglo XIX se diversica mucho. En Polonia está María Szymanowska, com-
positora y pianista, también con salón musical, y que resulta la antecesora de Chopin.
Fue ella quién retomó las polonesas y los nocturnos, géneros que después Chopin desa-
rrolló. Es la época de las grandes divas de la ópera, entre las que destacan las García,
que también fueron compositoras: la Malibrán y su hermana, Pauline Viardot. También
la hija de Pauline, Louise Heritte-Viardot, fue compositora. Más adelante encontramos
a Augusta Holmes, con sus sinfonías, un género no muy habitual hasta entonces en las
compositoras. Algunas otras de las numerosas compositoras del siglo son Mel Bonis, Te-
resa Carreño, Cecil Chaminade o la sufragista, compositora, lesbiana y dama del imperio
británico tras haber pasado por la cárcel Dame Ethel Smith. Su ópera The Snackers
67
fue muy popular y se representó en muchas ocasiones.
Del siglo XX es imposible ni siquiera mencionar a las más importantes, pero apun-
taremos alguno nombres. Germaine Tailleferre, del Grupo de los Seis, o Nadia y Lili
Boulanger, la rusa Soa Gubaidulina o la polaca Grazyna Bacewicz. En España, Matilde
Salvador, Marisa Manchado, Zulema de la Cruz o Pilar Jurado. Sin embargo, la impor-
tancia de la música popular en este siglo se evidencia en el gran número de guras que
ha dado. También mujeres. Está el blues, repleto de unas cantantes que, tanto por sus
letras como por su música, se mueven en otros parámetros sociales y vitales. El jazz,
donde despuntan grandes cantantes, pero también instrumentistas. El rock, el rocakbilly,
el rock and roll y toda la diversidad de música popular.
El amenco es otra de la música y baile del que las mujeres forman parte esencial. Al
cante y al baile, por supuesto, pero también al toque. Hay guitarristas mujeres, segura-
mente desde siempre, puesto que encontramos registros grácos desde el XIX.
En denitiva, se trata de espigar algunas de estas músicas a lo largo del tiempo para
vislumbrar la línea ininterrumpida de sus creaciones. No se trata de hacer aquí una his-
toria de la música creada por mujeres. Ya hay estudios que nos la ofrecen, como veremos
a continuación. Todos los géneros musicales canónicos y no canónicos han tenido una
manera de ser recreados, interpretados y asimilados por las mujeres. Sin embargo, de la
misma forma que ocurre con otras creadoras, tampoco se las tiene en cuenta en el canon
musical, tal y como plantea Marcia Citron (1993), y tampoco gozan de divulgación: ape-
nas se pueden escuchar en conciertos o adquirir sus obras y ello actúa en detrimento de
su re-conocimiento.
Existe mucha bibliografía y también discografía asociada que recoge esta producción
musical femenina, tanto desde la crítica musical feminista como desde la historia de la
música. El estudio de Julie Ann Sadie y Rhian Samuel (1994) y más tarde el de James
Briscoe (2004) se han convertido en una referencia para conocer la producción de las
músicas. La obra que coordinara Jane Bowers y Judith Tick (1987) ofrece un recorrido
de mujeres y músicas desde la Edad Media hasta la mitad del siglo XX, donde se repara
en la emergencia de las compositoras italianas en el XVII o de las compositoras británicas
del XIX, entre otros, lo que nos proporciona el recorrido initerrumpido y la tradición viva
de las músicas.
Desde otra perspectiva tenemos el trabajo de Lucy Green (2001) o Marcia Citron
(1993), que plantea la revisión del canon musical. En el ámbito español, encontramos el
trabajo de Patricia Adkins (1995), Isabel Roselló (1998), Marisa Manchado Torres (1998),
Josemi Lorenzo (1998, 2003), Pilar Ramos (2003) o la obra que coordinó Antonio Álvarez
(2008) sobre compositoras españolas. Resulta muy interesante el estudio de Blanca Aller,
Ma Jesús Gurbindo y otras (2009) por su formato divulgativo, que recoge las creaciones
musicales de las mujeres a lo largo de todas las épocas y proporciona una visión general
sobre esta tradición histórica. También está incluida la interpretación de una valiosa
selección de obras que permiten recorrer, con creaciones musicales femeninas, todas las
épocas. Por todo ello, resulta un material muy útil para el trabajo en el aula.
68
Entre las webs, algunas ofrecen partituras como http://mujeresenlamusica.blogspot.
com con su archivo http://mujeresenlamusica.es, que contiene obra de compositoras o
http://mujeryguitarra.wordpress.com, para compositoras de guitarra. Sin embargo,
sería necesario realizar un gran trabajo de edición de las partituras de obras musica-
les femeninas. Faltan partituras. No se encuentran fácilmente, ni están a disposición de
orquestas, bandas y agrupaciones musicales. Todo ellos diculta enormemente su divul-
gación.
Dentro de la música popular del siglo XX, tenemos la obra de Lucy O'Brien (2013),
que ofrece un panorama amplio de las mujeres en esta música. La participación más
especíca de las mujeres en el jazz la estudian Sally Placksin (1992), Mary Unterbrink
(1983) o Leslie Gourse (1996), que recorre las instrumentistas de jazz desde los años 70
y cuyo apéndice contiene una amplia relación de músicas de jazz. También encontramos,
entre otros muchos, el trabajo de Mina Julia Carson y otras (2004), el de Gillian G.
Gaar (2002) sobre las músicas de rock o el de Maria Raha (2005) sobre punk e indie,
recogiendo las propuestas musicales de Patti Smith, Eve Libertine, Debbie Harris o Hole.
La bibliografía sobre estos temas es muy extensa y esto resulta una selección de muestra.
El amenco es otro mundo del que ellas forman parte esencial. El trabajo de Carmen
García Matos (2010), sobre mujeres en el cante amenco o el de Loren Chuse (2007)
sobre mujer y amenco son algunos de los estudios que se hacen eco de esta poderosa
presencia femenina en todos los ámbitos del amenco: al cante, al baile y al toque.
La participación de las músicas y de su voz es singular y constante en todos los
ámbitos: el blues, el rap, la música electrónica. . . pero no es posible abarcarlo aquí.
Valga una pequeña muestra de bibliográca que fundamenta esta participación femenina
en la música popular del último siglo.
69
sacamos a Sofonisba Anguissola o la escultora La Roldana, en España; Lavinia Fontana o
Marieta Robusti la Tintoretta en Italia, las grandes autoras del bodegón holandesas como
Clara Peeters, Rachel Ruysch o francesas como Louise Moillon y Anne Vallayer-Coster.
La retratista holandesa Judith Leyster o la veneciana experta en retratos a pastel, Ro-
salba Carriera. El neoclasicismo nos deja a la pintora suiza Angelica Kauman, y con el
siglo XVIII llega una de las más asentadas pintoras, que dejó un initerrumpido legado de
arte de creación femenina: Élizabeth Louise de Vigée-LeBrun. Contemporánea suya fue
Adelaide Labille-Guiard. Su huella se deja notar en pintoras como Guillermine Benoist,
cuya obra Portrait d'une negresse, hoy en el Louvre, constituyó toda una bandera del
abolicionismo.
A partir del siglo XIX, se multiplican todavía más las creaciones femeninas. Encon-
tramos a Mary Cassat o Berthe Morrisot, a la genuina Suzanne Valadon, a la pintora
pionera del arte abstracto Hilma af Klint y más adelante, ya en el XX, a Remedios Varo,
Maruja Mallo, María Blanchard o Ángeles Santos, por citar las guras ineludibles en
España. La vanguardistas rusas como Natalia Goncharova o Liubov Popova, la pintura
de Tamara de Lempicka, Frida Kahlo o Leonora Carrington y un sinfín de pintoras más
conforman el abigarrado panorama del arte de creación femenina en el siglo XX, impo-
sible de abarcar aquí. En denitiva, resulta evidente que no se puede comprender el arte
sin tener en cuenta sus obras, sus temas, sus perspectivas.
Sobre arte tenemos numerosos estudios. Destacamos el de Germaine Greer (2005
[1979]) porque a pesar de que algunos datos sobre la localización y el estado de los cuadros
deberían ser revisados, hace unos espléndidos comentarios a las obras y un recorrido deta-
llado a través de la historia del arte de creación femenina. También nos presentan la genea-
logía de pintoras desde la crítica feminista el estudio de Norma Broude y Mary Garrard
(1982) y la obra crítica de Rozsika Parker y Griselda Pollock (1981). En el ámbito nacio-
nal encontramos los trabajos de Marian L. F. Cao (2000), Isabel Coll (2001), Pilar Muñoz
López (2004), Victoria Combalía (2006) o Patricia Mayayo (2003) entre otros muchos.
Rocío de la Villa ha elaborado una bibliografía sobre arte y mujeres en España (http://
www.mav.org.es/documentos/BIBLIOGRAFIA%20Ha%20artistas%20espanolas.pdf). La
página web Mujeres pintoras (http://mujerespintoras.blogspot.com), ofrece parte de
la obra y unas notas biográcas sobre más de mil pintoras.
70
grandes abadesas era considerable y donde el olvido de guras de la envergadura de Ros-
vita de Gandersheim, en el siglo X, o de Hildegarda de Bingen en el XII, logran desvirtuar
la comprensión de ese tiempo. Los estudios de mujeres señalan también la falta de ca-
tegorización para abordar de forma más completa el estudio de la historia y reivindican
la importancia del estudio de la familia como unidad de producción y reproducción. La
reparación y revalorización de los espacios y las actividades que desarrollaban las mujeres
resultan fundamentales para comprender las diferentes épocas. Todos ellos son factores
que hacen que la historia y la memoria cultural se desdibuje y tome otras dimensiones.
La necesaria reconstrucción de esta historia es la que permite entender y contextualizar
adecuadamente el desarrollo y la importancia cultural de las mujeres.
En este ámbito, se han escrito libros de referencia como la Historia de las mujeres
de Duby y Perrot (19911993), en el ámbito occidental, aunque también es cierto que
ha recibido críticas por parte de algunas representantes del feminismo de la diferencia
sexual, como Rivera Garreta, que piensan que esa historia de mujeres es presentada más
como una colección de agravios, que como una historia de los logros femeninos, de sus
espacios de libertad, de poder o de creación.
En el ámbito hispano, encontramos las historias de Elisa Garrido (1997) e Isabel
Morant (2005), o en periodos más concretos, la de Ma Antonia Bel Bravo (2002). Más
reciente y como muestra del tipo de estudios más especícos, tenemos el trabajo de Ana
Muiña (2008), que aborda el siglo XIX, el de Juan Francisco Maura (2005), que se ocupa
de las españolas de ultramar en los siglos XV al XVII o el de Germán Vázquez (2004)
sobre las piratas. En estos trabajos, además de ofrecer otras claves históricas, se pone en
valor las aportaciones, actividades y espacios ocupados por las mujeres en la historia.
Estos estudios fuerzan la revisión del relato histórico con mayor urgencia, si cabe,
que otras materias porque es en el recorrido histórico donde se insertan las contribucio-
nes culturales de las mujeres. También somos conscientes de la dicultad de la empresa.
Pero la adecuación de los libros de texto es una forma de empezar a trabajar en esta
revisión. Un ejemplo es el libro Femmes et hommes dans l'histoire: un passé commun
(Antiquité et Moyen Âge) de Claudine Marissal y otras (2013), nanciado por la Fé-
dération Wallonie-Bruxelles y el Institut pour l'Egalité des Femmes et des Hommmes
(http://www.avg-carhif.be/media/d_Femmesethommesdanslhistoire_71317.pdf).
71
hace necesario reescribir los libros de texto.
En efecto, los manuales escolares son elementos esenciales para conformar una visión
de mundo y la memoria colectiva, además de uno de los principales instrumentos que
poseemos para la transmisión de un determinado orden social, cultural y simbólico. Los
libros de texto, como señala Nieves Blanco (2000, 14), no hacen sino reproducir visiones y
concepciones dominantes. Estos manuales resultan un importante indicador para valorar
los referentes sociales y culturales que se divulgan desde la educación. Ellos son la
herramienta a partir de la cual se reproduce, en la escuela, el conocimiento legítimo, o
sea, el caudal de saberes culturales que el currículo escolar selecciona y ordena para su
transmisión y aprendizaje (Carlos Lomas, 2002, 197), no siendo, por tanto, ajenos a
ideologías y hegemonías socioculturales. Y estos conocimientos y referencias contribuyen
poderosamente a determinar el canon cultural que compartimos.
Las investigaciones realizadas hasta el momento muestran cómo el libro de texto se
ha utilizado para ofrecer una visión parcial de la realidad; una realidad de la que se
excluye sistemáticamente a las mujeres (Gloria Espigado, 2004). La visión de mundo
androcéntrica de los manuales, de la que ya se dio buena cuenta a mitad de los años
80 en los estudios de Montserrat Moreno (1986), Ma Carmen Moreno y Miguel Ángel
Santos (1986), Pilar Heras (1987) o Amparo Moreno (1987), parece seguir vigente. Y, a
pesar de los reiterados estudios que han señalado otras fuertes carencias, como el sexismo
en el lenguaje (Eulalia Lledó y Mercè Otero, 1992) o, más recientemente, una deciente
representación de modelos femeninos (Nieves Blanco, 2000; Rosa Peñalver, 2001), los
manuales continúan mostrándose decitarios en esos aspectos.
La omisión de las mujeres de los textos educativos, es decir, su exclusión como refe-
rentes culturales y modelos, es uno de los factores que genera el desconocimiento actual
de esta tradición de saber femenino (López-Navajas, 2014) y la convierte en una cultura
no legitimada. Tal y como señala Luce Irigaray (1987), en las sociedades patriarcales
los conocimientos y los saberes producidos por mujeres no han creado tradición insti-
tucionalmente legitimada; no han creado genealogía socialmente visible. Una falta de
visibilidad a la que han contribuido poderosamente los libros de texto. En palabras de
Amelia Valcárcel (2008, 83), con gran parte de la historia propia hurtada, sentimos
confusamente que no somos herederas legítimas de ese mundo.
La falta de referencias de mujeres en los manuales fundamenta esa cultura femenina no
legitimada y consagra una visión de mundo sesgada donde solo los varones parecen tener
importancia. Esa falta de reconocimiento cultural lastra el posterior desarrollo social de
las estudiantes, a las que se deja desprovistas de genealogía socialmente visible, de
modelos de identicación y por tanto, con menos recursos para su desempeño social y
personal.
A tenor de lo que vemos en los libros de texto, donde apenas se ha avanzado en la
inclusión de las mujeres en los contenidos de los manuales, parece que los estudios de
género no han insistido suciente o debidamente en ello.
Podemos encontrar, de hecho, signicativos ejemplos que nos muestran las dicul-
tades para ver esta exclusión: buenos proyectos de investigación e innovación educativa
que buscan la inclusión como las comunidades de aprendizaje (Sandra Racionero, Sara
72
Ortega, Rocío García y Ramón Flecha 2012 o Carmen Elboj, Ignasi Puigdellívol, Marta
Soler y Rosa Valls 2002) desarrolladas por el grupo de investigación CREA liderado por
Ramón Flecha, siguen sin considerar las obras de escritoras cuando en sus tertulias
dialógicas (R. Flecha, 1997, 2010; R. Flecha y otros, 2013) proponen como lectura esen-
cial a los clásicos47 . Clásicos que no han sido revisados y que, por supuesto, apenas
presentan escritoras, con lo que transmiten una serie de valores falsamente reconocidos
por ellos como universales, pero que son claramente androcéntricos, pues son las expre-
siones y vivencias masculinas las únicas consideradas. Es un canon no representativo, que
tiene excluida la producción literaria femenina; la histórica y la actual.
Este grupo de investigación CREA es reconocido por desarrollar proyectos cuya
nalidad es la inclusión y la igualdad de oportunidades (como los de inclusión de las mu-
jeres gitanas o sobre la violencia de género en la universidad) con muy buenos resultados
y que se basan en lo que llaman actuaciones de éxito, como las tertulias dialógicas o
los grupos interactivos. Sin embargo, la falta de sentido crítico con la noción de la propia
literatura y su canon de clásicos marcadamente androcéntrico donde las contribuciones
de escritoras apenas son visibles, resulta un claro ejemplo de la dicultad que entraña,
en la práctica, revisar críticamente nuestra memoria cultural.
73
Como observamos en lo remarcado en negrita, la periodista hace tabula rasa desde
el principio de los tiempos (Eva) hasta las sufragistas, como si en todos esos siglos las
mujeres no hubieran hecho contribuciones ni creaciones, como si no hubiera nada relevante
que contar hasta las sufragistas. Para más tarde, además, apuntar modelos de mujer en
el poder Merkel, Rousse, Sigurdardóttir, Lagarde, como si fueran nuevos.
Si la periodista en este caso conociera la historia, tendría ejemplos de mujeres
ejerciendo el poder que son a los que ella hace referencia en su artículo en concreto
desde la Antigüedad. Desde Hatshepsup en Egipto, la tirana Artemisia de Halicarnaso
en Grecia, pasando por Zenobia, en Palmira, o Boudica, en Britania, las emperatrices
bizantinas, las reinas cristianas o las sultanas árabes, hasta las grandes monarcas europeas
como Ma Teresa de Austria o Catalina la Grande, muchas mujeres han ejercido el poder de
diferente manera, de forma explícita o en la sombra. Todas ellas conforman una genealogía
de gestión del poder donde también nuestras contemporáneas se inscriben. Sin embargo,
al desconocer estos datos o al sentirlos como excepcionales, la periodista los ha obviado
por completo. La naturalización de esa ausencia le ha permitido presentar a las actuales
líderes como una excepción en la historia y una novedad contemporánea. Ambas cosas
falsas. Pero no por ello, menos comunes.
Por su parte, el sistema educativo, elemento esencial de la divulgación cultural, como
ya hemos apuntado, se encuentra participando de esta omisión a través de viejas estra-
tegias de exclusión. Como señaló Montserrat Cabré (1993, 50): Una de las estrategias
utilizadas repetidamente para negar autoría y autoridad a las mujeres ha sido la negación
de precedentes. A ello no son ajenos los libros de texto.
Por otro lado, considerar ciertas actividades desarrolladas por mujeres como excep-
cionales o como maravillas, [. . . ], ha abierto la puerta a desacreditar estas realizaciones,
porque excepción implica regla creada y aceptada (Montserrat Cabré, 1993, 50). Y
eso es lo que ha ocurrido. Las escasas menciones quedan impregnadas de un carácter
de excepcionalidad que las anula como creadoras de conocimiento relevante en cualquier
tradición, ya sea artística, literaria, musical o cientíca. No obstante, desde siempre, ellas
se han querido autorizar reconociendo una genealogía en la que se han inscrito. Así lo
hacen ya Christine de Pisan o Laura Ceretta (Montserrat Cabré, 1993, 4750) con la
intención de dotarse de autoridad.
Sin embargo, como arma Christine Planté (1998) la regla más bien sería que las
mujeres no son ninguna excepción en la producción de conocimientos importantes, al
participar repetida y continuadamente en esta generación de conocimiento. Algo que
puede parecer una reivindicación muy actual, pero que en realidad han formulado y
reformulado mujeres a lo largo de la historia, por lo menos, desde Christine de Pisan; lo
que ocurre es que ha sido una idea que no ha tenido transmisión (Cabré, 1993). Y esta
falta de transmisión ha resultado en ocasiones fatal.
Las palabras del diario de Clara Wieck-Schumann, en 1839 (citada por Pilar Ramos,
2003) muestran, mejor que nada, lo pernicioso de esa falta de transmisión de los referentes
femeninos, de ese desconocimiento de la genealogía anterior, que se plasma en la dicultad
para desarrollar el talento y la inseguridad con la que se enfrenta quien no se ve amparada
por una tradición en la que apoyarse.
74
Antes creía tener talento creativo, pero he abandonado esa idea: una mujer
no debe desear componer no hubo nunca ninguna capaz de hacerlo. ¾Y
quiero ser yo la única? Sería arrogante creerlo.
(Clara Wieck-Schumann, Diario, 1839).
Muchas dicen que no les interesa entrar en las luchas intestinas del campo;
pero conviene recordar que esa es la vía para obtener los benecios simbólicos,
derivados de los materiales: la estima y el lugar en la historia literaria que
merecen sus obras. Al resignarse a no ver reconocido su trabajo, no legan
nada a las que vienen detrás, que han de empezar desde cero. Pues si los
autores sufren lo que Harold Bloom llama la angustia de la inuencia, ellas
padecen de algo previo: la angustia de la autoría. Es decir, la ausencia de
precursoras que legitimen su quehacer.
75
jeres que comentamos brevemente, y que ofrecen un abanico muy esclarecedor de los
mecanismos de discriminación.
1. Prohibiciones. Las que impiden a las mujeres el acceso a las herramientas básicas
para la escritura.
3. Denegación de autoría. Cuando se niega que una obra esté escrita por una mujer o
se le atribuye directamente a un hombre.
6. Falsa catalogación. Cuando catalogas a las mujeres artistas o creadoras como espo-
sas, madres, hijas, hermanas o amantes de los artistas masculinos.
7. Logro aislado. Cuando se arma que solo una pequeña parte de la producción de
una escritora es buena, es decir, que no es que la literata sea buena, sino que ha
tenido un momento de brillantez o de buena suerte.
10. Rechazo de identidad. Cuando las mujeres se sienten obligadas a negar su identidad
femenina con el n de ser tomadas en serio.
Encontramos ejemplos de todo tipo que van desde la desautorización moral (Ma Ro-
sa Gálvez o Maria Sibylla Merian); la atribución de su producción a varones (Trótula
de Salerno, Teresa Díez o Sofonisba Anguissola), hasta el rechazo de identidad muy
habitual en el XIX o la minusvaloración de su obra (George Sand o Víctor Català ), la
consideración de excepcionalidad o la falta de modelos, la negación de precedentes a
la que se reere Cabré (1993, 50).
76
El sistema educativo articula esta discriminación a través de varios de estos meca-
nismos. Tras el análisis de los contenidos comprobaremos los que siguen vigentes. No
obstante, entre los que siempre ha utilizado la educación se encuentran, en primer lugar,
la negación de precedentes o falta de modelos : la escasísima mención de mujeres como
referentes culturales es la causa de este desconocimiento, de esta falta de modelos, tan
sistemática, que llega a hacer creer que no han existido. Esta misma razón es la que
provoca la consideración de excepcionalidad de las pocas escritoras y artistas que son
mencionadas, al aparecer desprovistas de genealogía y como elementos aislados.
Otro de los mecanismos que dejan honda huella en los contenidos educativos es el doble
estándar de contenidos, puesto que los referidos a mujeres y la producción femenina no
son reconocidos, al no responder al estándar androcéntrico. De ahí se deriva la falacia de
los criterios de calidad, que en realidad no son tales, puesto que solo son capaces de
valorar la producción de los hombres, los contenidos que se consideran legitimados, pero
se muestran incapaces de hacer una valoración crítica de obras de creación femenina,
lo que invalida esos supuestos de calidad. Este doble estándar de contenidos marca
también la determinación del canon cultural y literario.
Por último, los contenidos académicos son receptivos a la desautorización moral que
han sufrido algunas escritoras y a la desacreditación de sus escritos, puesto que no inclu-
yen ni consideran ninguna de las autoras que han sido víctimas de esta desautorización
y, con ello, rearman el prejuicio en el que se ha basado la desautorización.
Las implicaciones que esa ausencia, causada por estos mecanismos de ocultación,
tiene en el acervo cultural común, así como el empobrecimiento cultural al que aboca, los
explicaba muy bien Antonio Muñoz Molina en el artículo ya citado dedicado a la Biblia
de Casiodoro de Reina, donde hacía referencia al desconocimiento de esta obra como la
causa de que no haya podido ejercer ninguna inuencia vivicadora en la posteridad.
Los mecanismos de exclusión que se dan en los contenidos académicos del sistema edu-
cativo deben llevarnos a una reexión sobre qué tipo de memoria cultural conformamos
con esta educación que comparte toda la ciudadanía. La responsabilidad es mayúscula.
Como remarca Josemi Lorenzo (2007, 62),
Mientras creamos leyes e iniciativas sociales que parecen buscar la igualdad de opor-
tunidades, en un baluarte tan esencial como el sistema educativo el igual reconocimiento
de los méritos de unas u otros o las aportaciones de las mujeres son casi inexistentes,
originando, de esta forma, no solo agrantes desigualdades, sino también transmitiendo
una cultura excluyente, empobrecida y empobrecedora.
Por ello, con el análisis que el presente trabajo aspira a realizar, se busca también
comprobar qué mecanismos de exclusión siguen vigentes en los contenidos del actual
sistema educativo. Tener conciencia de ellos ayudará a delimitar áreas de carencia de
las asignaturas, así como categorizaciones y temporalizaciones que no responden a la
77
trayectoria, siempre diferenciada, de hombres y mujeres. La delimitación de estas áreas
junto con el análisis de personajes y el indicador de equitatividad (IEG ) servirán para
establecer el estado en que se encuentra cada asignatura y por tanto, poder realizar una
propuesta de adecuación del discurso.
Otro de los aspectos que nos interesa conocer es la cantidad y los tipos de personaje o
modelos de identicación que pueden encontrar las estudiantes ellas en concreto en
los textos. Ya hemos hablado antes de su importancia. Esos modelos resultan determi-
nantes a la hora de denir sus identidades individuales, y también sociales, en una etapa
vital, la adolescencia, donde se desarrolla este proceso. A quienes les sean ofrecidos un
mayor número y variedad de modelos, tendrán mayores posibilidades de desarrollo social,
porque la constatación en la actualidad de sus contribuciones en el pasado constatación
que también se produce a través de la variedad de modelos propuestos proporciona a
los estudiantes, ellos y ellas, reconocimiento social y los legitima como ciudadanos de
pleno derecho. Y ellas no están en la misma situación que ellos: parece que la educación
más bien las deslegitima y les roba autoridad.
78
Figura 1.1: Porcentajes de hombres y mujeres en la carrera académica
(Comisión Europea, 2013). Los grados a los que hace referencia la gráca
son, en orden de exposición: Estudiantes, Graduados, Doctorandos, Doc-
tores, Ayudantes doctores (C), Titulares de Universidad (B), Catedráticos
de Universidad (A).
En el mundo literario y cultural nos encontramos con parecida situación. Laura Frei-
xas (2000, 2010) ofrece signicativos datos sobre el reconocimiento de las escritoras dentro
del ámbito cultural y apunta algunos de los mecanismos que se utilizan para devaluar la
escritura de mujeres.
En el ámbito periodístico encontramos que en las colaboraciones en periódicos su
presencia es minoritaria, las obras de las escritoras aparecen menos difundidas y reseñadas
y, además, las críticas literarias que las comentan infunden un tono menospreciativo a lo
que consideran literatura femenil: las atribuciones a lo femenino son negativas. Tal y
como comenta Freixas (2010), sigue siendo norma considerar lo masculino como universal
y lo femenino como particular.
79
Tabla 1.1: Presencia de mujeres en los Premios Nacionales de Literatura.
Si observamos los datos de las Tablas 1.1, 1.2 y 1.3, sobre el número de mujeres
en los Premios Nacionales, estos nos siguen ofreciendo cifras muy bajas de presencia
(Andrea Gautier (coord.), 2011). Entre los premios nacionales, el de Danza, un ámbito
muy feminizado, es el que obtiene una cifra alta 47 %, pero ni siquiera alcanza la
mitad. El de Literatura juvenil y el de Teatro son los únicos que alcanzan el 20 % de
representación. El resto de cifras se encuentran por debajo de ese porcentaje, con el factor
80
Tabla 1.4: Presencia de mujeres en las Reales Academias.
AÑO 2013
REALES ACADEMIAS
MUJERES HOMBRES % MUJERES % HOMBRES
Real Academia Española 5 35 12,5 87,5
R.A. de la Historia 5 31 13,9 86,1
R.A. de Bellas Artes
2 54 3,6 96,4
de San Fernando
R.A. de Ciencias Exactas,
3 44 6,4 93,6
Físicas y Naturales
R.A. de Ciencias Morales
1 40 2,4 97,6
y Políticas
R.A. Nacional de Medicina 2 46 4,2 95,8
R.A. de Jurisprudencia
1 (electa) 31 3,1 96,9
y Legislación
R.A. Nacional de Farmacia 7 38 15,6 84,4
TOTAL ACADÉMICOS/AS 26 319 7,5 92,5
Fuente: Pilar Vicente de Foronda. Investigaciones Feministas (2013).
añadido de que a medida que el premio tiene mayor resonancia, menor representación
femenina tiene o incluso ninguna, como el Príncipe de Asturias de Arte. El Nacional
de Ensayo, Historia, Obra dramática y Narrativa tan solo tenían, en 2010, una ganadora
por género. Toda una falta de reconocimiento a la ingente labor de escritura talentosa
que realizan las literatas y las artistas.
En la participación de las mujeres en las Academias, importante por lo que impli-
ca de reconocimiento social y referente de autoridad, nos encontramos igualmente con
una escasa representación. Los datos de la Tabla 1.4 (Freixas, 2010, 9598) muestran el
obsoleto estado en que se encuentran las academias, que en este momento actúa más
como un demérito para ellas que otra cosa. Hace más de 30 años que salen más lólo-
gas, lingüistas, escritoras, traductoras o periodistas de las universidades españolas. Entre
ellas tenemos un buen número de reconocido prestigio, sin embargo la R.A.E. sigue sin
incorporarlas. Y qué decir de la Academia de Ciencias Morales y Políticas por comen-
tar solo dos, pues todas ellas ofrecen datos de representación bochornosos que tiene
una única representante, a pesar de que las grandes guras de la ética en España son
mujeres: Amelia Valcárcel, Celia Amorós, Victoria Camps o Adela Cortina, entre las más
conocidas. Todas ellas ofrecen una representación femenina que deja en evidencia que el
criterio de selección que se sigue no es el de mérito, sino el de sexo. Esta mayoría repre-
sentativa de varones, distribución que no se corresponde con los méritos culturales de los
y las especialistas en el ramo, acaba dejando en mal lugar el nombre de las academias,
que ven cómo su prestigio queda en entredicho y pierden autoridad: van dejando de ser
representativas y se van convirtiendo en un obsoleto círculo de varones, alejado de los
avances en las especialidades y cada vez con menor representación social.
Por ello, esta situación general de falta de reconocimiento de las contribuciones cultu-
rales y sociales de las mujeres afecta también y en consecuencia a uno de los valores
81
más esencialmente democráticos: la meritocracia.
La falta de reconocimiento la omisión de la tradición cultural femenina resulta un
elemento clave para entender esta desigualdad. Y la educación obligatoria tiene un papel
fundamental en este olvido, pues conforma y perpetúa un canon que las excluye de sus
referentes y menosprecia sus méritos, adulterando la cultura y generando desigualdades
sociales de hondo calado. El reconocimiento de las contribuciones culturales de las mujeres
resulta, por un lado, condición indispensable para alcanzar la autoridad social que les
corresponde a las mujeres y, por otro, elemento esencial para alcanzar la madurez cultural
que, como sociedad, todavía nos falta.
82
(Espigado, 2004, 120121): en ellos observamos que la presencia de las mujeres en los
textos apenas ha aumentado en todo ese tiempo.
El presente trabajo se inserta también en esta línea del estudio del sexismo en el
material escolar, ya que sus resultados aportarán información sobre el estado de la edu-
cación. Sin embargo, el análisis se ha realizado sobre personajes y obras, para evaluar su
presencia como modelo cultural y sus creaciones en artes, ciencias, tecnología, literatura,
música y en todas las áreas, así como para conocer el estado en que se encuentran los
contenidos. Por ello, este análisis no ha estado centrado en las imágenes y el lenguaje, ob-
jetos preferente de estudio hasta la fecha y de una importancia determinante. Aunque los
datos de los estudios de Gloria Espigado (2004, 120125) presentan una evolución apenas
favorable, sí que empieza a existir sobre estos temas conciencia social de su importancia
y diferentes iniciativas se llevan a cabo con esta nalidad (como manuales de uso no
sexista del lenguaje, mayor presencia y diversidad de modelos femeninos en imágenes,
tratamientos menos sexistas del cuerpo femenino). Sin embargo, no ocurre lo mismo con
la importancia de la huella cultural de las mujeres. Sobre este aspecto nos mostramos
muy acríticos, no nos resulta extraño que la presencia y los hechos de mujeres no aparez-
can en los contenidos escolares. Este vacío sobre las mujeres lo vivimos con normalidad.
Ese desconocimiento no sabemos apenas nada de las mujeres en las diferentes épocas o
en las corrientes culturales no causa extrañeza. Tenemos naturalizado (el pensamiento
patriarcal que compartimos) que ellas no han podido contribuir demasiado o, al menos,
no en asuntos de relevancia como para ser mencionadas. Y sin embargo, las implicaciones
de esta ausencia son enormes en el aspecto social y cultural.
De ahí el interés en centrar este análisis en el rastreo de la huella cultural de las
mujeres en los contenidos, hasta el momento, apenas analizado.
83
cientíco y tecnológico. De tal forma aparece recogido en la LOMCE, en el capítulo III,
artículo 22, Principios generales, en al apartado 2, así como en el artículo 23, Objetivos,
donde el apartado j) y l) lo incluyen explícitamente. De la misma manera, en el Real
Decreto 1631/2006, también queda perfectamente reejado este punto tanto en el artícu-
lo 2, Fines, donde aparece como la primera nalidad de la ESO, como en el artículo 3,
Objetivos de la ESO, cuyos objetivos j) y l), como podemos observar a continuación en
el extracto de la normativa, hacen referencia expresa a este aspecto.
Por otro lado, en relación a la equidad y la discriminación, la LOMCE, en el Capítu-
lo 1, en su artículo 1, Principios, en los apartados b), c) y l), así como en el artículo 2,
Fines, en el apartado 1b), y en el capítulo III sobre Educación secundaria obligatoria, en
el artículo 23, Objetivos, en los apartados c) y d), y también en el Real Decreto 1631/2006,
en su artículo 3, Objetivos de la Educación secundaria obligatoria, en el apartado c) y d),
que se encuentran reproducidos a continuación, dejan claro cómo la igualdad de oportu-
nidades y la no discriminación forman parte esencial de los principios, nes y objetivos
de la ESO. Seguidamente se ofrece un extracto de la normativa con los artículos citados:
Artículo 1. Principios
b) La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo
de la personalidad a través de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de
derechos y oportunidades que ayuden a superar cualquier discriminación y la acce-
sibilidad universal a la educación y que actúe como elemento compensador de las
desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a
las que se deriven de cualquier tipo de discapacidad.
c) La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad perso-
nal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la
igualdad, el respeto y la justicia, así como que ayuden a superar cualquier tipo de
discriminación.
l) El desarrollo, en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre
hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género.
Artículo 2. Fines.
1. El sistema educativo español se orientará a la consecución de los siguientes nes:
b) La educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la
igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de
trato y no discriminación de las personas con discapacidad.
2. Los poderes públicos prestarán una atención prioritaria al conjunto de factores
que favorecen la calidad de la enseñanza.
84
CAPÍTULO III. Educación secundaria obligatoria
Artículo 2. Fines.
La nalidad de la Educación secundaria obligatoria consiste en lograr que los alum-
nos y las alumnas adquieran los elementos básicos de la cultura, especialmente en
sus aspectos humanístico, artístico, cientíco y tecnológico ; desarrollar y consolidar
en ellos hábitos de estudio y de trabajo; prepararles para su incorporación a estudios
posteriores y para su inserción laboral, y formarles para el ejercicio de sus derechos
y obligaciones en la vida como ciudadanos.
85
l) Apreciar la creación artística y comprender el lenguaje de las distintas manifes-
taciones artísticas, utilizando diversos medios de expresión y representación.
De la misma forma, para el arte, Rozsika Parker y Griselda Pollock (1981) sostienen
que la recuperación histórica debe necesariamente estar acompañada de una desarticu-
lación de los discursos y prácticas de la propia historia del arte. Algo, por otro lado, que
debe ser común a la totalidad de áreas. Sin duda, resulta una tarea minuciosa, sostenida
y ardua esa desarticulación de discursos y prácticas patriarcales en todas las disciplinas.
86
Para ello hay que cambiar el enfoque del relato, adoptar la concepción de la mujer como
sujeto e incluir una variedad de mujeres que sirvan como modelos.
Por eso, la reelaboración de los manuales con su capacidad de llegar a toda la
población escolar puede resultar un instrumento idóneo de intervención. Insiste tam-
bién Amelia Valcárcel (2008, 84) en la necesidad de deconstruir tales versiones, que son
perpetuadas, no olvidemos, por los manuales escolares:
Al ocultar esta historia [de las mujeres] o al presentarla como anecdótica no
se hace otra cosa que intentar la pervivencia de las explicaciones patriarcales
en sus versiones áulicas. Es un deber para con la verdad deconstruir tales ver-
siones y es un imperativo pragmático hacerlo para acabar con la inseguridad
a la que se condena a las mujeres en el ámbito de lo público.
87
88
Capítulo 2
Metodología
2.1. Introducción
La metodología establecida para el análisis de la presencia/ausencia de mujeres en
los contenidos de los manuales escolares tiene como elemento central del estudio a los
personajes reales hombres y mujeres que aparecen mencionados en los libros de
texto. No se han considerado dioses ni otros personajes de cción. Me he centrado en los
personajes mencionados en los libros de texto, sin analizar el lenguaje ni las imágenes,
porque el propósito es comprobar si queda constancia de las voces y las contribuciones
femeninas a la cultura y el desarrollo en los manuales escolares. Este análisis nos permitirá
saber cuántas mujeres hay y quiénes son, cuántas veces aparecen en los textos de la
educación secundaria, de qué manera y en qué lugar del texto son mencionadas y el peso
relativo que se les concede en la visión de mundo que se transmite en esta etapa educativa.
En suma, quiénes forman parte de los referentes que constituyen nuestra cultura y el peso
que se les otorga a las mujeres en ella. El presente análisis también nos permitirá saber el
estado concreto de cada asignatura en relación con la representación femenina que tiene.
Los personajes son la misma unidad de estudio que han escogido trabajos precedentes
sobe sexismo en materiales escolares (Garreta y Careaga, 1987; Subirats, 1993; Blanco,
2000), pero no hemos empleado sus mismos indicadores, ya que nuestro propósito explícito
es observar la constancia de la tradición cultural femenina: para ello nos hemos centrado
en la presencia y recurrencia de personajes en los textos. Por otro lado, nuestro marco
de muestras es más amplio, tanto en asignaturas (han sido todas ellas analizadas) como
en los cursos (se han analizado los cuatro cursos de la ESO, primera y segunda etapa,
mientras Blanco analizó 1o y 2o ESO). Así pues, estas diferencias metodológicas permiten
la comparación tan solo respecto a algunos datos, como los personajes masculinos y
femeninos, que son elementos coincidentes. No obstante, y hechas las salvedades, una
comparativa del presente trabajo con los citados permitiría una primera estimación de
la evolución de esta temática en los últimos años.
Por lo tanto, el análisis de los personajes nos permitirá, por una parte, conocer los
referentes culturales las mujeres y los hombres que están presentes en las diferentes
áreas, quiénes son los personajes considerados relevantes, quiénes conforman nuestro
89
orden cultural. Dichos referentes, a su vez, nos indicarán la cantidad y diversidad de
modelos individuales y sociales que aparecen, para ellas y ellos, en el relato cultural que
explícita e implícitamente se desprende de los manuales escolares. Por último, todo ello
nos permitirá saber cuánto del discurso de esos contenidos están desajustados y dónde y
cómo lo está: en resumen, qué hará falta adecuar en los contenidos escolares.
Comenzaremos por observar lo más simple: qué personajes son nombrados en cada
una de las materias, en Arte, en Historia, en Ciencia, en Música. . . A través de una
primera selección de estos personajes obtendremos ya información sobre los elementos
sustanciales que conforman una genealogía cultural. Una desproporcionada diferencia
de ejemplos entre hombres y mujeres, de modelos donde reconocerse, para ellos y para
ellas, mostraría que las mujeres continúan estando excluidas en gran medida del relato
cultural. Esta omisión de la tradición cultural femenina signicaría, más allá de una
aguda discriminación, una grave tergiversación del relato de nuestra cultura que sería
preciso corregir.
La metodología que presentamos a continuación está pensada para proporcionar res-
puestas a los interrogantes planteados.
90
femenina en los manuales escolares. Al tener este chero electrónico la capacidad
para introducir nuevos datos dentro de unos años, ofrece la posibilidad de con-
trastarlos con los actuales, de forma que permita observar la evolución de cada
asignatura y valorar así, si ha habido una mejora en la integración de las mujeres
en la educación obligatoria;
por otro lado y en relación a este estudio, facilita y permite ampliar la consulta
de todos los datos aquí expuestos, posibilita el acceso a búsquedas más detalladas
sobre aspectos concretos y sirve para realizar análisis más detallados de cada una
de las materias, como hemos comprobado con los trabajos de Sánchez Ibáñez y
Miralles Martínez (2014) y Lacueva (2013).
Esta base de datos ha sido realizada a través de un convenio rmado entre el Instituto
de la Mujer del Ministerio de Igualdad y la Universitat de València, dentro del marco del
proyecto de investigación TRACE Las mujeres en los contenidos de la ESO (PET2008-
0293), del que la autora fue coordinadora general.
91
editoriales para la realización de los manuales escolares. De ahí que, con ese horizonte, la
autora del presente trabajo se decidiera a hacer el análisis completo de las 48 asignaturas1
obligatorias y de oferta obligatoria de los cuatro cursos de la ESO, correspondientes a 17
materias diferenciadas.
La distribución de las asignaturas por cursos quedaría así:
92
Tabla 2.1: Listado de libros de texto analizados.
CURSOS Y EDITORIALES
1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
SM
Santillana
Oxford
SM
Santillana
Oxford
SM
Santillana
Oxford
SM
Santillana
Oxford
MATERIAS
Castellano X X X X X X X X X X X X
Valenciano × X X × X X × × X × × X
Francés X × × X × × X × × X × ×
Inglés X X X X X X X X X × X X
Latín X X −
Matemáticas X X X X X X X X X
Matemáticas A X X X
Matemáticas B X X X
Ciencias de la Naturaleza X X X X X X
Biología y Geología X X X X X X
Física y Química X X X X X X
Ciencias Sociales X X X X X X X X X X X X
Música X X − × X − X × −
Educación Plástica y Visual X X − X X − × X −
Educación para la Ciudadanía X X −
Ética X X −
Educación Física − X − − X − − X − − X −
Tecnologías X X X X X X X X X
Informática X X X
[−]: no se edita el libro; [×]: no se ha analizado.
93
referencia.
De cada una de las apariciones (a ) de personajes, se puede consultar el lugar del
texto donde se encuentran (cuerpo, actividades y anexo) y el modo como aparecen (re-
señado, citado, obra original e ilustración).
Cuando dividimos el recuento de apariciones (a ) entre el número de personajes (p )
obtenemos el coeciente de recurrencia (CR ). Este coeciente describe cuántas veces
un personaje dado o un grupo de personajes (mujeres u hombres) aparecen en una deter-
minada materia o asignatura; es decir, mide su recurrencia. Y a mayor recurrencia, mayor
relevancia. Sin embargo, para calibrar bien estas cifras de recurrencia, debemos tener en
cuenta los restrictivos criterios empleados para la selección de apariciones, que serán ex-
plicados más adelante, en el apartado 2.5.4. Así, el coeciente de recurrencia (CR ), para
un determinado personaje, puede alcanzar distintos valores discretos (1, 2, 3. . . ), pero si
lo calculamos para un conjunto dado de personajes (p ) y apariciones (a ) (como los que
aparecen en una asignatura, por ejemplo) tendremos el coeciente de recurrencia medio
femenino (CRm ) o masculino (CRh ).
Al dividir el coeciente de recurrencia mayor (supongamos que el CRh ) por el menor
(supongamos que el CRm ) obtenemos el cociente de recurrencia (CRh/m ), que nos
señala el número de veces que aparecen unos más que otras, es decir, el ajuste o desajus-
te representativo de cada uno de los grupos (mujeres u hombres) en una determinada
materia o asignatura.
Las dos variables básicas anteriormente presentadas personajes (p ) y apariciones
(a ) pueden convertirse respectivamente en indicadores de presencia y de rele-
vancia cuando en lugar de cifras absolutas utilizamos cifras porcentuales, es decir, el
porcentaje de personajes (Pp ) o de apariciones (Pa ), sea de mujeres (m) o de hombres
(h), sobre el 100 % del total (t). De esta forma, disponemos de datos absolutos y relati-
vos, tanto de los personajes que aparecen en las diferentes asignaturas (p , Pp ), como de
sus respectivas apariciones (a , Pa ).
Como la información de los personajes y sus apariciones la obtenemos siempre en-
marcada en los apartados de asignatura, curso, bloque temático, tema, editorial y sexo,
podemos saber en qué asignaturas, cursos, bloques normativos y temas de cada libro
aparece cada personaje, cuál es su nombre, en cuántas ocasiones aparece, dónde y cómo
lo hace, la importancia que tiene en los textos o si se ofrece obra original.
También hemos denido otro indicador, en este caso referido solamente a las mujeres,
que nos proporciona una información adicional: las obras de autoría femenina. En función
del mismo podemos saber cuánta obra original de autoría femenina aparece en los manua-
les escolares, cuáles son los títulos de esas obras, de qué tipo son (se han delimitado tres
tipos: texto, obra artística, obra musical ), qué asignaturas presentan un mayor número
de obras o si existen diferencias entre asignaturas. Y sobre todo, podemos obtener datos
para poder contrastar las contribuciones de las mujeres mencionadas en esa materia y
la producción femenina que, actualmente, sabemos que ha existido en ese determinado
periodo histórico o movimiento cultural. Este indicador también determina la ausencia
de obra femenina.
Los indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ), así como el coeciente de
94
recurrencia (CR ) y el cociente de recurrencia (CRh/m ), por sí solos, nos ofrecen da-
tos signicativos sobre la forma que tienen los contenidos de perpetuar roles sociales.
Este hecho se concretaría de tres formas distintas, siguiendo a Espigado (2004, 115):
ofreciendo una determinada visión de mundo (en este caso, los datos referirían a una
visión de mundo con o sin mujeres), mediante la transmisión de valores (no pueden ser
iguales los que aparecen como protagonistas de la historia y las que apenas aparecen;
unos cuentan más que otras) y, por último, condicionando la socialización (una marcada
ausencia de modelos femeninos indicaría una falta de relevancia social de las mujeres que
condicionaría su identidad personal y social).
De esta forma, la información sintetizada en las anteriores variables e indicadores
derivados se convierte en una herramienta útil no solo para evaluar la situación actual,
sino también, tras la valoración prescriptiva, para diseñar un instrumento de intervención
didáctica que permita denir líneas de actuación sobre el material escolar. Un resumen
de dichas variables e indicadores junto a su signicado matemático puede verse en la
Tabla 2.2.
Anexo (ax). Se considera anexo el lugar donde se encuentra la información que se ofrece
con carácter subsidiario, para completar el tema o como sugerencia para hacer
trabajos complementarios. La mayor parte de las veces no es utilizada. Se suele
encontrar en los márgenes de los textos y representa el último lugar en importancia,
puesto que la repercusión de esta información sobre el alumnado es muy escasa.
El modo de aparición de los personajes se ha establecido de cuatro formas distintas,
también siguiendo un orden de importancia decreciente:
Reseñado (rs). Se considera así cuando un personaje aparece mencionado con algo
más que su mero nombre. Representa la forma más relevante de aparición del
personaje. En la práctica, estará reseñado todo aquel o aquella que no esté citado,
que es la otra denominación de referencia en esta pareja de complementarios que
son reseñado/citado. Así, estará reseñado un personaje tanto cuando se mencione
de él únicamente una obra o una característica junto a su nombre, como cuando
95
Tabla 2.2: Magnitudes empleadas.
• Coecientes de recurrencia
CR : individual CR i = 1, 2, 3 . . .
CR am > 1
CRm : medio femenino CRm = p m
• Cociente de recurrencia
CRh/m masculino sobre femenino CRh
CRh/m = CR
m
Citado (ct). Se considera así cuando un personaje aparece citado tan solo con su nom-
bre, sin ninguna información adicional. Cualquier detalle más allá del nombre, como
96
puede ser su mención junto al título de su obra, por ejemplo, lo convierte ya en
reseñado. Es la forma menos destacada de aparición porque ofrece una información
mínima del personaje: su simple mención. Disminuye aún más su repercusión cuan-
do el personaje citado se encuentra en un lugar secundario (actividades o anexo ).
Obra original (ob). Cuando el personaje aparece en el texto a través de su obra origi-
nal, sea esta un texto, una obra gráca o una obra musical partitura o audición.
En función del lugar donde se encuentre (no es igual en el cuerpo que en las ac-
tividades o el anexo) puede resultar un modo bastante relevante de aparición de
personaje.
Ilustración (il). Este es el modo de aparición que reviste menor importancia y de hecho
solo ofrece una combinación: ilustración en anexo. Comprende las ilustraciones,
fotos o cuadros, con autoría, que aparecen en los márgenes y que no se clasican
como obra original por no pertenecer al desarrollo del tema. Por ejemplo, en el tema
en que se trabaja a Debussy, en el margen aparece una foto, con autoría, de su casa
en París: el autor o la autora de esta fotografía se introducirá como Ilustración en
el Anexo.
97
Reseñada. Cuando aparece la obra con más información que la simple mención del
nombre, sea esta información referida tanto al argumento de la obra, como a las
circunstancias que la envuelven.
98
2.6. Presentación de resultados del análisis descriptivo
2.6.1. Personajes y apariciones: grupos de materias y variables cuan-
titativas utilizadas
La presentación de resultados la ofrecemos, en primer lugar, en una gran tabla Ta-
bla General (3.1) con los datos completos del análisis, para poder consultarlos con-
juntamente. En ella, se presentarán los resultados globales por niveles, acto seguido se
mostrarán los resultados por grupos de materias, tras lo cual, se presentará una tabla
con los datos desagregados por asignaturas y cursos. Se han distribuido los resultados
del trabajo empírico desarrollado en cuatro grandes grupos de materias anes, siguiendo
un criterio de áreas de conocimiento, para facilitar una visión más denida del panorama
que ofrecen las ciencias, las tecnologías, las humanidades o las lenguas por separado. En
estos grupos se enmarcan las 17 materias y las 48 asignaturas obligatorias y de oferta
obligatoria de la ESO. Las materias incluidas en cada bloque son las siguientes:
Las asignaturas que tienen un enfoque histórico total o parcialmente (Ciencias So-
ciales, Castellano, Valenciano, Música, Educación Plástica y Latín) y que poseen una
reconocida importancia como transmisoras de referentes culturales y patrones sociales,
pertenecen a dos grupos distintos: Lenguas y Humanidades. Sin embargo, estas carac-
terísticas comunes hacen que nos reramos a ellas, en ocasiones, como un único grupo
diferenciado.
En cada grupo, materia y asignatura se han incluido los datos absolutos correspon-
dientes a las variables de número de personajes (p ) y recuento de apariciones (a ),
tanto referidas a mujeres (pm , am ) como a hombres (ph , ah ).
A continuación incluimos un coeciente de recurrencia (CR ) que describe cuán-
tas veces un personaje dado aparece en los textos. Ha sido calculado, para el conjunto de
personajes, de forma diferenciada para mujeres (CRm ) y para hombres (CRh ) por asig-
naturas y grupos. El cociente de recurrencia (CRh/m ) es el resultado de la división
entre el coeciente de recurrencia masculino (CRh ) y el femenino (CRm ) y nos indica
cuántas veces más aparecen unos que otras, es decir, cuánta más repercusión tienen estos
o si esta es igualada.
Tras ello se reseñan las cifras porcentuales obtenidas de las anteriores cifras absolutas
y que pueden contemplarse como indicadores de presencia (Ppm , Pph , porcentajes
de presencia de personajes) y de relevancia (Pam , Pah , porcentajes de apariciones),
tanto para mujeres como para hombres.
99
2.6.2. Presentación de obras de autoría femenina
Las cifras relativas a las obras de autoría femenina aparecerán en primer lugar, en
un cuadro comparativo con los hombres y mujeres que disponen de obra original en los
manuales (Tabla 3.9). Con ello situaremos las cifras de producción femenina dentro de
los datos globales.
A continuación, se presentarán distribuidas en la Tabla 3.10 por tipos de obra: textos,
obra plástica y obra musical, lo que nos dará idea de aquella producción que aparece
más asociada a las mujeres y, por tanto también, qué modelos productivos resultan más
visibles para ellas.
Por último, se confeccionará una tabla (3.11) con los datos de obras relativos a cada
materia y se indicará la posición más o menos destacada que tienen dentro del texto.
Esto se determinará en función del lugar y el modo donde aparezcan en el texto. No
tiene igual relevancia aparecer varias veces reseñada en cuerpo, que una sola vez y citada
en anexo. Ello nos permitirá observar la situación relativa de cada asignatura respecto a
la producción femenina que exhibe.
El listado onomástico de obras de autoría femenina presentes en los manuales esco-
lares, tanto sea el global como el de cada asignatura o incluso nivel o tema, se puede
consultar en la base de datos http://mujeresenlaeso.uv.es.2
100
Es el caso, por ejemplo, del Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG) o del Índice
de Potenciación del Género (IPG), elaborados por el Programa de la Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD).
Los Índices de Equitatividad de Género, tanto el relativo a presencias como el de apa-
riciones IEGp e IEGa , respectivamente se denen, en términos de los indicadores
respectivos Pph y Ppm , o Pah y Pam , como el cociente entre dos diferencias: la del
numerador se da entre el menor de los valores de la pareja de indicadores correspondiente
y el mínimo absoluto que pueden tomar los indicadores P min = 0 % , y la del deno-
minador, entre el valor correspondiente a la completa equitatividad P equi = 50 % y
el mínimo absoluto anterior; es decir,
30 % − 0 % 30
IEGp = = = 0,6.
50 % − 0 % 50
Si en idéntica asignatura o grupo de asignaturas, encontráramos un 20 % de apariciones
femeninas (Pam ) respecto al total (y un 80 %, por tanto, de apariciones masculinas), el
IEGa sería, a su vez
20 % − 0 % 20
IEGa = = = 0,4.
50 % − 0 % 50
En ambos casos, el porcentaje escogido de personajes y apariciones es el correspon-
diente a personajes y apariciones femeninas, al tener estas valores porcentuales inferiores
o iguales al 50 %: un 30 % en el caso de personajes y un 20 %, en el de apariciones.
Supongamos ahora que una asignatura dada tuviera una representación femenina de
personajes (Ppm ) del 60 % (y una masculina del 40 %), su IEGp sería
40 % − 0 % 40
IEGp = = = 0,8.
50 % − 0 % 50
(Al ser, en este ejemplo, Pph < Ppm , el porcentaje de personajes incluido en el cálculo
es el masculino [40 %]).
101
Supongamos, a continuación, que esta misma asignatura tuviera una representación
femenina de apariciones (Pam ) del 70 % (y una masculina del 30 %), su IEGa sería
30 % − 0 % 30
IEGa = = = 0,6.
50 % − 0 % 50
(Al ser aquí Pah < Pam , el porcentaje de personajes incluido en el cálculo es el masculino
[40 %]).
Tal y como se desprende de los ejemplos anteriores, los porcentajes tanto de personajes
como de apariciones que se tienen en cuenta para el cálculo respectivamente del IEGp
y el IEGa comprenden al género peor representado, independientemente de que este sea
el femenino o el masculino. Pues el IEG penaliza la dominancia, tanto masculina como
femenina: cuanto mayores sean una u otra, más bajo tendrá el IEG .
Los valores obtenidos, sea del IEGp o del IEGa , pueden, además, enmarcarse en
diferentes clases de equitatividad. Convencionalmente, se han propuesto cinco:
102
Esta posición deseable se ha establecido con extrema laxitud, para que sea adaptable
a cada materia. Recordemos que la franja que corresponde a un IEG alto o muy alto es
aquella que recoge la relación que va del 30 %/70 % al 50 %/50 %.
103
104
Capítulo 3
Resultados generales
3.1. Introducción
Los resultados generales del análisis se encuentran en la Tabla General (3.1), donde
se hallan distribuidos por grupos, materias, asignaturas y niveles, de manera que puedan
compararse los datos entre sí. Aparecen expuestos según se describió en el apartado 2.6.1
de este estudio. Se presentan, en primer lugar, las variables base correspondientes a las
cifras absolutas de personajes (p ) y apariciones (a ), seguidas por el coeciente de re-
currencia, tanto femenino (CRm ) como masculino (CRh ) y el cociente de recurrencia
(CRh/m ), así como los porcentajes, convertidos en indicadores de presencia (porcenta-
je de personajes, Pp ) y de relevancia (porcentaje de apariciones, Pa ). Por último, se
presenta el Índice de Equitatividad de Género (IEG ), tanto referido a los personajes
(p ) existentes como a sus apariciones (a ) en los textos. Todos estos datos nos permiten
estimar el peso que tienen las mujeres en cada nivel, asignatura, materia o grupo y, por
tanto, la huella del legado cultural femenino en los manuales de la Educación Secundaria
Obligatoria.
El IEG le concede un valor prescriptivo al análisis; prescripción que permitirá, más
adelante, delimitar acciones para adecuar los contenidos. Con los datos del IEG se rea-
lizará un cuadro propio (Figura 3.2), tanto de presencias como de apariciones, que nos
permitirá visualizar y valorar el estado de cada materia en referencia a las mujeres que
presenta en sus contenidos.
La mayor parte de las tablas que se utilizarán en este capítulo emanan de la Tabla
General (3.1).
Los datos globales que se han obtenido del análisis presentan unas cifras muy bajas de
presencia de mujeres. Un escaso 12,7 % de todos los personajes mencionados son mujeres,
pero estas solo aparecen en los manuales en un 7,6 % de ocasiones. Este último indicador
de relevancia, que es el que, de hecho, señala la importancia y repercusión que tienen las
mujeres en los textos, se ve afectado, además, por el restringido criterio de cómputo de
apariciones empleado (véase el apartado 2.5.4), que afecta sobre todo a los varones. Sin
él, la repercusión de las mujeres en los textos se volvería aún más limitada.
105
Tabla 3.1: Tabla general con todas las variables descriptivas y prescripti-
vas de los diferentes grupos y materias. Evolución por cursos.
Variables básicas Indicadores ( %) Índices de
Recurrencias
Asignaturas presencias apariciones presencias relevancias equitatividad
pm ph pt am ah at CRm CRh CRh/m Ppm Pph Pam Pah IEGp IEGa
Totales 684 4.709 5.393 1.266 15.319 16.585 1,85 3,25 1,76 12,7 87,3 7,6 92,4 0,254 0,153
[1o ] 155 1.016 1.171 221 2.042 2.263 1,43 2,01 1,41 13,2 86,8 9,8 90,2 0,265 0,195
[2o ] 207 1.402 1.609 334 3.157 3.491 1,61 2,25 1,40 12,9 87,1 9,6 90,4 0,257 0,191
[3o ] 160 1.340 1.500 197 2.709 2.906 1,23 2,02 1,64 10,7 89,3 6,8 93,2 0,213 0,136
[4o ] 308 2.688 2.996 514 7.411 7.925 1,67 2,76 1,65 10,3 89,7 6,5 93,5 0,206 0,130
G. Ciencias 85 643 728 99 1.748 1.847 1,16 2,72 2,33 11,7 88,3 5,4 94,6 0,234 0,107
[1o ] 22 108 130 22 187 209 1,00 1,73 1,73 16,9 83,1 10,5 89,5 0,338 0,211
[2o ] 12 152 164 12 232 244 1,00 1,53 1,53 7,3 92,7 4,9 95,1 0,146 0,098
[3o ] 28 235 263 30 452 482 1,07 1,92 1,80 10,6 89,4 6,2 93,8 0,213 0,124
[4o ] 30 351 381 35 877 912 1,17 2,50 2,14 7,9 92,1 3,8 96,2 0,157 0,077
Matemáticas (*) 26 251 277 30 731 761 1,15 2,91 2,52 9,4 90,6 3,9 96,1 0,188 0,079
[1o ] 11 46 57 11 91 102 1,00 1,98 1,98 19,3 80,7 10,8 89,2 0,386 0,216
[2o ] 5 68 73 5 114 119 1,00 1,68 1,68 6,8 93,2 4,2 95,8 0,137 0,084
[3o ] 3 81 84 3 157 160 1,00 1,94 1,94 3,6 96,4 1,9 98,1 0,071 0,038
[4o ] 7 133 140 11 369 380 1,57 2,77 1,77 5,0 95,0 2,9 97,1 0,100 0,058
Matemáticas 19 156 175 19 362 381 1,00 2,32 2,32 10,9 89,1 5,0 95,0 0,217 0,100
[1o ] 11 46 57 11 91 102 1,00 1,98 1,98 19,3 80,7 10,8 89,2 0,386 0,216
[2o ] 5 68 73 5 114 119 1,00 1,68 1,68 6,8 93,2 4,2 95,8 0,137 0,084
[3o ] 3 81 84 3 157 160 1,00 1,94 1,94 3,6 96,4 1,9 98,1 0,071 0,038
Matemáticas A 7 104 111 7 186 193 1,00 1,79 1,79 6,3 93,7 3,6 96,4 0,126 0,073
[4o ] 7 104 111 7 186 193 1,00 1,79 1,79 6,3 93,7 3,6 96,4 0,126 0,073
Matemáticas B 4 106 110 4 183 187 1,00 1,73 1,73 3,6 96,4 2,1 97,9 0,073 0,043
[4o ] 4 106 110 4 183 187 1,00 1,73 1,73 3,6 96,4 2,1 97,9 0,073 0,043
CC. Naturales 18 139 157 18 214 232 1,00 1,54 1,54 11,5 88,5 7,8 92,2 0,229 0,155
[1o ] 18 139 157 18 214 232 1,00 1,54 1,54 11,5 88,5 7,8 92,2 0,229 0,155
[2o ] 7 89 96 7 118 125 1,00 1,33 1,33 7,3 92,7 5,6 94,4 0,146 0,112
Biología y Geología 26 164 190 27 289 316 1,04 1,76 1,70 13,7 86,3 8,5 91,5 0,274 0,171
[3o ] 13 54 67 13 61 74 1,00 1,13 1,13 19,4 80,6 17,6 82,4 0,388 0,351
[4o ] 13 113 126 14 228 242 1,08 2,02 1,87 10,3 89,7 5,8 94,2 0,206 0,116
Física y Química 21 186 207 24 514 538 1,14 2,76 2,42 10,1 89,9 4,5 95,5 0,203 0,089
[3o ] 12 108 120 14 234 248 1,17 2,17 1,86 10,0 90,0 5,6 94,4 0,200 0,113
[4o ] 10 128 138 10 280 290 1,00 2,19 2,19 7,2 92,8 3,4 96,6 0,145 0,069
G. Lenguas 368 2.169 2.537 650 6.223 6.873 1,77 2,87 1,62 14,5 85,5 9,5 90,5 0,290 0,189
[1o ] 111 509 620 163 964 1.127 1,47 1,89 1,29 17,9 82,1 14,5 85,5 0,358 0,289
[2o ] 119 629 748 157 1.182 1.339 1,32 1,88 1,42 15,9 84,1 11,7 88,3 0,318 0,235
[3o ] 98 724 822 127 1.450 1.577 1,30 2,00 1,55 11,9 88,1 8,1 91,9 0,238 0,161
[4o ] 133 1.141 1.274 203 2.627 2.830 1,53 2,30 1,51 10,4 89,6 7,2 92,8 0,209 0,143
Castellano 165 1.223 1.388 273 3.516 3.789 1,65 2,87 1,74 11,9 88,1 7,2 92,8 0,238 0,144
[1o ] 36 265 301 46 510 556 1,28 1,92 1,51 12,0 88,0 8,3 91,7 0,239 0,165
[2o ] 54 349 403 71 671 742 1,31 1,92 1,46 13,4 86,6 9,6 90,4 0,268 0,191
[3o ] 47 488 535 59 984 1.043 1,26 2,02 1,61 8,8 91,2 5,7 94,3 0,176 0,113
[4o ] 64 589 653 97 1.351 1.448 1,52 2,29 1,51 9,8 90,2 6,7 93,3 0,196 0,134
Valenciano 66 548 614 117 1.271 1.388 1,77 2,32 1,31 10,7 89,3 8,4 91,6 0,215 0,169
[1o ] 25 177 202 35 294 329 1,40 1,66 1,19 12,4 87,6 10,6 89,4 0,248 0,213
[2o ] 29 218 247 40 401 441 1,38 1,84 1,33 11,7 88,3 9,1 90,9 0,235 0,181
[3o ] 8 138 146 13 255 268 1,63 1,85 1,14 5,5 94,5 4,9 95,1 0,110 0,097
[4o ] 18 197 215 29 321 350 1,61 1,63 1,01 8,4 91,6 8,3 91,7 0,167 0,166
Tabla 3.1: Tabla General (cont.)
Asignaturas pm ph pt am ah at CRm CRh CRh/m Ppm Pph Pam Pah IEGp IEGa
Latín 16 341 357 22 801 823 1,38 2,35 1,71 4,5 95,5 2,7 97,3 0,090 0,053
[4o ] 16 341 357 22 801 823 1,38 2,35 1,71 4,5 95,5 2,7 97,3 0,090 0,053
Francés 30 108 138 38 154 192 1,27 1,43 1,13 21,7 78,3 19,8 80,2 0,435 0,396
[1o ] 12 20 32 15 28 43 1,25 1,40 1,12 37,5 62,5 34,9 65,1 0,750 0,698
[2o ] 1 21 22 1 22 23 1,00 1,05 1,05 4,5 95,5 4,3 95,7 0,091 0,087
[3o ] 14 59 73 15 78 93 1,07 1,32 1,23 19,2 80,8 16,1 83,9 0,384 0,323
[4o ] 6 16 22 7 26 33 1,17 1,63 1,39 27,3 72,7 21,2 78,8 0,545 0,424
Inglés 119 286 405 200 481 681 1,68 1,68 1,00 29,4 70,6 29,4 70,6 0,588 0,587
[1o ] 41 86 127 67 132 199 1,63 1,53 0,94 32,3 67,7 33,7 66,3 0,646 0,673
[2o ] 38 70 108 45 88 133 1,18 1,26 1,06 35,2 64,8 33,8 66,2 0,704 0,677
[3o ] 31 102 133 40 133 173 1,29 1,30 1,01 23,3 76,7 23,1 76,9 0,466 0,462
[4o ] 39 102 141 48 128 176 1,23 1,25 1,02 27,7 72,3 27,3 72,7 0,553 0,545
G. Humanidades 285 2.419 2.704 513 6.985 7.498 1,80 2,89 1,60 10,5 89,5 6,8 93,2 0,211 0,137
[1o ] 26 419 445 35 811 846 1,35 1,94 1,44 5,8 94,2 4,1 95,9 0,117 0,083
[2o ] 88 721 809 165 1.743 1.908 1,88 2,42 1,29 10,9 89,1 8,6 91,4 0,218 0,173
[3o ] 34 405 439 38 716 754 1,12 1,77 1,58 7,7 92,3 5,0 95,0 0,155 0,101
[4o ] 159 1.405 1.564 275 3.715 3.990 1,73 2,64 1,53 10,2 89,8 6,9 93,1 0,203 0,138
CC. Sociales 104 1.538 1642 207 3.975 4.182 1,99 2,58 1,30 6,3 93,7 4,9 95,1 0,127 0,099
[1o ] 10 243 253 18 502 520 1,80 2,07 1,15 4,0 96,0 3,5 96,5 0,079 0,069
[2o ] 33 445 478 74 1.119 1.193 2,24 2,51 1,12 6,9 93,1 6,2 93,8 0,138 0,124
[3o ] 7 60 67 8 71 79 1,14 1,18 1,04 10,4 89,6 10,1 89,9 0,209 0,203
[4o ] 59 910 969 107 2.283 2.390 1,81 2,51 1,38 6,1 93,9 4,5 95,5 0,122 0,090
Educ. Plástica 32 343 375 36 754 790 1,13 2,20 1,95 8,5 91,5 4,6 95,4 0,171 0,091
[1o ] 12 146 158 13 273 286 1,08 1,87 1,73 7,6 92,4 4,5 95,5 0,152 0,091
[3o ] 16 211 227 18 376 394 1,13 1,78 1,58 7,0 93,0 4,6 95,4 0,141 0,091
[4o ] 5 90 95 5 105 110 1,00 1,17 1,17 5,3 94,7 4,5 95,5 0,105 0,091
Música 44 362 406 65 988 1.053 1,48 2,73 1,85 10,8 89,2 6,2 93,8 0,217 0,123
[2o ] 21 179 200 30 400 430 1,43 2,23 1,56 10,5 89,5 7,0 93,0 0,210 0,140
[3o ] 6 92 98 7 206 213 1,17 2,24 1,92 6,1 93,9 3,3 96,7 0,122 0,066
[4o ] 20 194 214 28 382 410 1,40 1,97 1,41 9,3 90,7 6,8 93,2 0,187 0,137
Educ. Ético-Cívica 74 288 362 123 887 1.010 1,66 3,08 1,85 20,4 79,6 12,2 87,8 0,409 0,244
[4o ] 74 288 362 123 887 1.010 1,66 3,08 1,85 20,4 79,6 12,2 87,8 0,409 0,244
Educ. Ciudadan. 27 96 123 52 205 257 1,93 2,14 1,11 22,0 78,0 20,2 79,8 0,439 0,405
[2o ] 27 96 123 52 205 257 1,93 2,14 1,11 22,0 78,0 20,2 79,8 0,439 0,405
Educ. Física 27 138 165 30 176 206 1,11 1,28 1,15 16,4 83,6 14,6 85,4 0,327 0,291
[1o ] 4 36 40 4 36 40 1,00 1,00 1,00 10,0 90,0 10,0 90,0 0,200 0,200
[2o ] 9 19 28 9 19 28 1,00 1,00 1,00 32,1 67,9 32,1 67,9 0,643 0,643
[3o ] 5 53 58 5 63 68 1,00 1,19 1,19 8,6 91,4 7,4 92,6 0,172 0,147
[4o ] 12 51 63 12 58 70 1,00 1,14 1,14 19,0 81,0 17,1 82,9 0,381 0,343
G. Tecnologías 2 228 230 4 363 367 2,00 1,59 0,80 0,9 99,1 1,1 98,9 0,017 0,022
[1o ] 1 62 63 1 80 81 1,00 1,29 1,29 1,6 98,4 1,2 98,8 0,032 0,025
[3o ] 2 71 73 2 91 93 1,00 1,28 1,28 2,7 97,3 2,2 97,8 0,055 0,043
[4o ] 1 138 139 1 192 193 1,00 1,39 1,39 0,7 99,3 0,5 99,5 0,014 0,010
Tecnologías 2 211 213 3 335 338 1,50 1,59 1,06 0,9 99,1 0,9 99,1 0,019 0,018
[1o ] 1 62 63 1 80 81 1,00 1,29 1,29 1,6 98,4 1,2 98,8 0,032 0,025
[3o ] 2 71 73 2 91 93 1,00 1,28 1,28 2,7 97,3 2,2 97,8 0,055 0,043
[4o ] 0 117 117 0 164 164 1,40 0,0 100,0 0,0 100,0 0,000 0,000
Informática 1 25 26 1 28 29 1,00 1,12 1,12 3,8 96,2 3,4 96,6 0,077 0,069
[4o ] 1 25 26 1 28 29 1,00 1,12 1,12 3,8 96,2 3,4 96,6 0,077 0,069
A este bajo índice de personajes, hay que añadir la pérdida de relevancia femenina
que observamos en los porcentajes totales de apariciones (Pa ) frente a los de presencias
(Pp ) y que tiene que ver con una recurrencia mucho mayor de los varones frente a
las mujeres, tal y como muestra la diferencia entre el coeciente de recurrencia medio
femenino (CRm : 1,85) y masculino (CRh : 3,25). Disparidad que se encuentra plasmada
en el cociente de recurrencia (CRh/m : 1,76). Es decir, de media general de la etapa, los
hombres aparecen un 76 % más que las mujeres.
Por último, el Índice de Equitatividad de Género (IEG ), tal y como veremos, sitúa a
todas las materias véase Tabla General (3.1) alejadas de lo que podríamos denominar
la zona deseable, aquella que se halla entre una equitatividad alta o muy alta (valores de
0,6 a 1 en el Índice), mostrando una absoluta dominancia masculina en ellas. De hecho, el
IEGa general de toda la etapa, con un valor de 0,15, se encuentra en la franja muy baja.
Un claro diagnóstico de la pésima situación de la equitatividad en la que se encuentran
los contenidos educativos.
Estos datos muestran un avance apenas perceptible en relación con los resultados del
estudio de Blanco (2000) de hace una década salvando las diferencias metodológicas
que hacen que solo se pueda comparar la primera etapa (1o y 2o ESO), que fue la que
estudió esta autora y en relación únicamente con los personajes individuales.
Estos resultados globales, que pasaremos a detallar a continuación, indican de forma
evidente, no solo el carácter excepcional con el que aparecen las mujeres y la escasa
repercusión que tienen en los libros de texto, sino la sistematicidad de esta exclusión,
que ha dejado fuera de los referentes culturales y el conocimiento escolar las aportaciones
que han hecho las mujeres. Los datos indican que no hay constancia en los manuales de
la genealogía del saber femenino, es decir, de las contribuciones históricas que de forma
continuada han hecho las mujeres al desarrollo social y a la cultura, y de las que hay
pleno conocimiento en la actualidad. Esta falta de reconocimiento cultural las sitúa en
clara desigualdad frente a los varones.
Por último, todos estos datos parecen poner de relieve la vigencia de un viejo mecanis-
mo de discriminación dejar a la mujer fuera de lo escrito en un ámbito, la educación,
que resulta determinante para la formación de la ciudadanía o las identidades sociales y
que se revela con severas carencias tanto en la transmisión cultural como en la formación
en igualdad de oportunidades, dos de sus principales objetivos.
108
Tabla 3.2: Resultados generales de la ESO. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
Este indicador corresponde a las 1.266 ocasiones (am ) en que aparece una mujer en los
textos, en contraste con las 15.319 veces (ah ) en las que se cita a un varón en la totalidad
de los manuales. Debemos tener en cuenta, además, que este porcentaje de apariciones
femeninas resultaría todavía más bajo en el caso de no haber aplicado el restrictivo
criterio que ha sido empleado en el cómputo de apariciones.
La mengua de repercusión femenina que muestra el indicador de relevancia frente al
de presencia está determinada por el coeciente de recurrencia tan desigual que tienen
ambos sexos. Los hombres, con un CRh de 3,25, tienen mucha más recurrencia que las
mujeres, con un CRm del 1,85. El cociente de ambos coecientes de recurrencia (CRh/m )
el denominado cociente de recurrencia nos indica que, en términos generales, por
cada vez que aparece una mujer, un hombre lo hace 1,8 veces, es decir, un 80 % más de
las ocasiones. Este cociente ayuda a visualizar la pérdida de repercusión de las mujeres
en los textos cuando pasamos de considerar personajes a contabilizar sus apariciones.
Cuando, en la misma tabla (3.2), observamos los datos de la evolución por cursos nos
damos cuenta de un aspecto característico de esta evolución: aunque pueda parecer para-
dójico, a medida que aumenta el nivel de los cursos y los contenidos ganan en amplitud
y profundidad, las mujeres pierden peso en ellos.
En la segunda etapa 3o y 4o ESO la representación femenina disminuye en rela-
ción con la inicial. Así, en la primera etapa 1o y 2o ESO encontramos un porcentaje
de aparición de mujeres (Pam ) de un 9,8 % y 9,6 %, respectivamente, que se reduce,
en la segunda etapa, a un 6,8 %, en 3o ESO y un 6,5 %, en 4o ESO. Los indicadores de
presencia femenina (Ppm ) de la primera etapa presentan la misma tónica, con una media
en torno al 13 % (en 1o ESO: 13,2 % y en 2o : 12,9 %), mientras que en la segunda etapa
la media desciende a cerca del 10 % (3o ESO: 10,7 % y 4o ESO: 10,3 %).
La evolución por cursos del cociente de recurrencia (CRh/m ) muestra, lógicamente,
esta misma tendencia. El factor de recurrencia para los hombres no solo es mayor (CRh :
3,25, frente al femenino, CRm : 1,85), sino que aumenta más que el de las mujeres a
medida que avanzan los cursos. El cociente de recurrencia (CRh/m ) en la primera etapa
(1o y 2o ESO) es de 1,4 y va en aumento a medida que avanzan los cursos. Así, en 3o ESO,
es de 1,6 y en 4o ESO de 1,7. Por lo tanto, en la primera etapa, los varones aparecen en un
40 % más de ocasiones que las mujeres, en 3o ESO lo hacen en un 60 % más de veces y en
109
4o ESO, aparecen en un 70 % más de ocasiones. Esto marca, para ellos, un incremento de
repercusión en los textos y, para ellas, una progresiva pérdida de relevancia. Este patrón
de comportamiento la disminución de mujeres en los contenidos más avanzados, que
también se observaba en el estudio coordinado por Marina Subirats (1993) en las etapas
iniciales de la EGB, sigue encontrándose incólume casi una quincena de años después en
los textos de enseñanza.
La pérdida progresiva de relevancia femenina es más signicativa aún si se tiene
en cuenta otro factor añadido: en esta segunda etapa, concretamente en 4o ESO, es
precisamente cuando se estudia la época contemporánea en diversas asignaturas, algunas
troncales como Castellano, Ciencias Sociales o Valenciano y otras optativas, como Música
o Educación Plástica. Este hecho resulta especialmente elocuente para mostrar la escasa
repercusión que tienen las mujeres en el relato de la Contemporaneidad, tal y como
tendremos ocasión de comprobar más adelante con los datos concretos que ofrecen tanto
la historia como la literatura.
Sin duda, los resultados generales por cursos nos proporcionan, ya, patrones que como
comprobaremos se repiten a lo largo de toda la etapa y asignaturas:
En paralelo, el cociente de recurrencia (CRh/m ) nos indica que los hombres tienen
una repercusión mucho mayor que las mujeres en los textos, otro de los elementos
que incrementan el desajustado peso de los hombres en los manuales: de media,
por cada vez que aparece una mujer, un varón lo hace 1,8 veces, es decir, ellos
aparecen un 80 % más de las veces que ellas. Esta mayor recurrencia masculina es
un elemento que vamos a encontrar en prácticamente todas las asignaturas.
A medida que los contenidos ganan en profundidad, las mujeres pierden peso y re-
presentación en ellos. En la segunda etapa 3o y 4o ESO encontramos menos
110
mujeres que en la primera. Este es otro elemento común. La evolución de los co-
cientes de recurrencia (CR ) así lo explicita también en la mayor parte de los casos,
pues en la segunda etapa suelen señalar una todavía mayor recurrencia masculina
que en la primera.
Como consecuencia de esta evolución y, dado que la Contemporaneidad se estudia
en el último curso, encontramos un rasgo que resulta paradójico: las mujeres no
ganan, sino al contrario, pierden presencia e importancia en el relato de la Con-
temporaneidad respecto a épocas anteriores.
El grupo de Tecnologías, como hemos dicho, ofrece los resultados más extremados de
todos los grupos, a causa de la ausencia prácticamente total de mujeres en ellos. Tanto
es así que necesitamos recurrir a las cifras absolutas para llegar a entender el panorama
que presentan. Solo encontramos 2 mujeres entre 228 hombres, en lo que se reere a
personajes. Esas 2 mujeres aparecen en 4 ocasiones, aunque en cursos distintos, mientras
que los 228 hombres lo hacen 363 veces. El porcentaje de presencia y apariciones de
mujeres se encuentra entorno al 1 %. Sin embargo, el coeciente de recurrencia general
de las mujeres es 1,5, muy cercano al de los hombres 1,59, aunque este dato, claro
está, se encuentra desvirtuado por las bajas cifras absolutas. La dominancia masculina
en este grupo es absoluta, lo que induce a admitir como cierto algo que no es real: que
la disociación entre mujeres y tecnologías es completa.
111
Tabla 3.3: Resultados generales por grupos de materias. Evolución por
cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
112
idiomas extranjeros, Inglés y Francés, que ostentan las cifras más altas de representación
femenina de toda la etapa, con valores muy por encima de la media. Pero, por contra,
las otras tres asignaturas, que tienen un enfoque histórico, ofrecen resultados por debajo
de la media general. En conjunto, el grupo de Lenguas presenta unas cifras absolutas de
personajes más altas que los dos anteriores (368 mujeres por 2.169 hombres). El cociente
de recurrencia (CRh/m ) es 1,62, es decir, de media, por cada vez que aparece una mujer,
un hombre lo hace 1,62 veces, lo que viene a ser un 62 % más.
Tras examinar los resultados por grupos y teniendo en cuenta también los resulta-
dos por materias que se encuentran en la Tabla 3.5, se observa que existe un grupo de
materias, especialmente importante por la cantidad de personajes que reúnen, que se
encuentran repartidas entre los grupos de Lenguas y Humanidades y que tienen algunos
elementos en común: el enfoque histórico que parcial o totalmente poseen en sus conteni-
dos, la notable cantidad de personajes aportados por cada una de ellas y sus menguadas
cifras de representación femenina. Estas materias serían: Ciencias Sociales, Lengua y Li-
teratura tanto española como autonómica, Plástica, Música y Latín. Las tres primeras
son troncales y las tres últimas obligatorias en algún nivel o de oferta obligatoria en
el último curso. Dada su importancia, se ha estimado oportuno calcular los resultados
globales que presentarían como grupo y que ofrecemos en la Tabla 3.4.
113
Tabla 3.4: Grupo agregado de asignaturas con Enfoque Histórico. Evolu-
ción por cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coe-
ciente de recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia
(Pa ).
Tabla 3.5: Resultados generales por materias. Evolución por cursos. Va-
riables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia
(CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ) [véase pág.
siguiente].
114
PERSONAJES y Totales 1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
APARICIONES h m Pm h m Pm h m Pm h m Pm h m Pm
p 4.709 684 12,7 1.016 155 13,2 1.402 207 12,9 1.340 160 10,7 2.688 308 10,3
Totales a 15.319 1.266 7,6 2.042 221 9,8 3.157 334 9,6 2.709 197 6,8 7.411 514 6,5
CR 3,3 1,9 1,8 2,0 1,4 1,4 2,3 1,6 1,4 2,0 1,2 1,6 2,8 1,7 1,7
p 251 26 9,4 46 11 19,3 68 5 6,8 81 3 3,6 133 7 5,0
Matemáticas (*) a 731 30 3,9 91 11 10,8 114 5 4,2 157 3 1,9 369 11 2,9
CR 2,9 1,2 2,5 2,0 1,0 2,0 1,7 1,0 1,7 1,9 1,0 1,9 2,8 1,6 1,8
p 104 7 6,3 104 7 6,3
Matemáticas A a 186 7 3,6 186 7 3,6
CR 1,8 1,0 1,8 1,8 1,0 1,8
p 106 4 3,6 106 4 3,6
Matemáticas B a 183 4 2,1 183 4 2,1
CR 1,7 1,0 1,7 1,7 1,0 1,7
p 139 18 11,5 139 18 11,5 89 7 7,3
CC Naturales a 214 18 7,8 214 18 7,8 118 7 5,6
CR 1,5 1,0 1,5 1,5 1,0 1,5 1,3 1,0 1,3
p 164 26 13,7 54 13 19,4 113 13 10,3
Biología y Geología a 289 27 8,5 61 13 17,6 228 14 5,8
CR 1,8 1,0 1,7 1,1 1,0 1,1 2,0 1,1 1,9
p 186 21 10,1 108 12 10,0 128 10 7,2
Física y Química a 514 24 4,5 234 14 5,6 280 10 3,4
CR 2,8 1,1 2,4 2,2 1,2 1,9 2,2 1,0 2,2
p 1.223 165 11,9 265 36 12,0 349 54 13,4 488 47 8,8 589 64 9,8
Castellano a 3.516 273 7,2 510 46 8,3 671 71 9,6 984 59 5,7 1.351 97 6,7
CR 2,9 1,7 1,7 1,9 1,3 1,5 1,9 1,3 1,5 2,0 1,3 1,6 2,3 1,5 1,5
p 548 66 10,7 177 25 12,4 218 29 11,7 138 8 5,5 197 18 8,4
Valenciano a 1.271 117 8,4 294 35 10,6 401 40 9,1 255 13 4,9 321 29 8,3
CR 2,3 1,8 1,3 1,7 1,4 1,2 1,8 1,4 1,3 1,8 1,6 1,1 1,6 1,6 1,0
p 341 16 4,5 341 16 4,5
Latín a 801 22 2,7 801 22 2,7
CR 2,3 1,4 1,7 2,3 1,4 1,7
p 108 30 21,7 20 12 37,5 21 1 4,5 59 14 19,2 16 6 27,3
Francés a 154 38 19,8 28 15 34,9 22 1 4,3 78 15 16,1 26 7 21,2
CR 1,4 1,3 1,1 1,4 1,3 1,1 1,0 1,0 1,0 1,3 1,1 1,2 1,6 1,2 1,4
p 286 119 29,4 86 41 32,3 70 38 35,2 102 31 23,3 102 39 27,7
Inglés a 481 200 29,4 132 67 33,7 88 45 33,8 133 40 23,1 128 48 27,3
CR 1,7 1,7 1,0 1,5 1,6 0,9 1,3 1,2 1,1 1,3 1,3 1,0 1,3 1,2 1,0
p 1.538 104 6,3 243 10 4 445 33 6,9 60 7 10,4 910 59 6,1
CC Sociales a 3.975 207 4,9 502 18 3,5 1.119 74 6,2 71 8 10,1 2.283 107 4,5
CR 2,6 2,0 1,3 2,1 1,8 1,1 2,5 2,2 1,1 1,2 1,1 1,0 2,5 1,8 1,4
p 343 32 8,5 146 12 7,6 211 16 7,0 90 5 5,3
Educ. Plástica a 754 36 4,6 273 13 4,5 376 18 4,6 105 5 4,5
CR 2,2 1,1 2,0 1,9 1,1 1,7 1,8 1,1 1,6 1,2 1,0 1,2
p 362 44 10,8 179 21 10,5 92 6 6,1 194 20 9,3
Música a 988 65 6,2 400 30 7,0 206 7 3,3 382 28 6,8
CR 2,7 1,5 1,8 2,2 1,4 1,6 2,2 1,2 1,9 2,0 1,4 1,4
p 288 74 20,4 288 74 20,4
Educ. Ético-Cívica a 887 123 12,2 887 123 12,2
CR 3,1 1,7 1,9 3,1 1,7 1,9
p 96 27 22,0 96 27 22,0
Educ. Ciudadan. a 205 52 20,2 205 52 20,2
CR 2,1 1,9 1,1 2,1 1,9 1,1
p 138 27 16,4 36 4 10,0 19 9 32,1 53 5 8,6 51 12 19,0
Educ. Física a 176 30 14,6 36 4 10,0 19 9 32,1 63 5 7,4 58 12 17,1
CR 1,3 1,1 1,1 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,2 1,0 1,2 1,1 1,0 1,1
p 211 2 0,9 62 1 1,6 71 2 2,7 117 0 0,0
Tecnologías a 335 3 0,9 80 1 1,2 91 2 2,2 164 0 0,0
CR 1,6 1,5 1,1 1,3 1,0 1,3 1,3 1,0 1,3 1,4
p 25 1 3,8 25 1 3,8
Informática a 28 1 3,4 28 1 3,4
CR 1,1 1,0 1,1 1,1 1,0 1,1
Los números enmarcados corresponden al cociente de recurrencia CRh/m = CRh /CRm .
Al observar los datos separados por asignaturas, comprobamos que los patrones que
aparecían en los datos generales se cumplen en todas las asignaturas, salvo en Inglés. A
continuación anotamos algunas conclusiones:
La repercusión de las mujeres en los textos (Pam ) siempre es menor que su presencia
(Ppm ), y esto tiene que ver con un mayor coeciente de recurrencia masculino
(CRh ) frente al femenino (CRm ), salvo en Inglés, donde hombres y mujeres tienen
el mismo coeciente de recurrencia.
Las materias que ostentan una menor representación femenina, con sus indicadores
de relevancia (Pam ) y presencia (Ppm ) por debajo del 5 %, son las Tecnologías,
Informática y Latín.
Las materias que tienen una mayor representación femenina (aquellas que se en-
cuentran por encima del 20 % de apariciones, Pam ) son Inglés, Francés y Ciu-
dadanía. Inglés, con las cifras globales más altas de representación femenina,
constituye un caso aparte porque casi alcanza el nivel deseable. Dichas materias,
junto a Ética (que incluso llega a tener su indicador de presencia (Ppm ) por en-
cima del 20 %), Educación Física y Biología y Geología forman el grupo de
las seis materias que tienen ambos indicadores por encima de la media, aunque
cada una debido a causas distintas, como comprobaremos más adelante. El resto
de materias se encuentran todas por debajo de la media general.
Las dos materias con mayor número de personajes en cifras absolutas son Caste-
llano y Ciencias Sociales, las principales responsables de transmitir los referentes
sociales y culturales y que, además, se imparten en todos los cursos. Pese a ello, se
distinguen por tener una muy baja representatividad femenina.
Las materias con menor número de personajes en cifras absolutas son Informática
y Ciudadanía, con resultados muy desiguales de representación femenina.
Matemáticas y Física y Química son las que más alto coeciente de recurrencia
masculina (CRh ) poseen; por tanto, son las asignaturas donde los varones tienen
una mayor repercusión. Inglés, en el extremo opuesto, es la única que presenta el
mismo coeciente de recurrencia (CR ) para mujeres y para varones.
La recurrencia femenina más alta la tiene Ciencias Sociales y la más baja aque-
lla cuyo cociente de recurrencia (CRm ) se encuentra por debajo de 1,1 la com-
parten varias materias: todas las Ciencias (Matemáticas, Ciencias de la Natu-
raleza, Biología y Geología, Física y Química), Plástica, Educación Física
e Informática. Esto resulta sucientemente elocuente para calibrar la repercusión
femenina en los textos escolares.
116
de cada asignatura que establece la normativa: los que tienen un enfoque histórico,
como Historia, dentro de Ciencias Sociales, Literatura Española y Autonómica dentro de
Lengua y Literatura y, en menor medida, Educación Plástica, Música o Latín; los que
tienen un enfoque más conceptual y, por último, los que lo tienen más instrumental. Estos
grupos no son excluyentes: la mayor parte de las asignaturas poseen todos los enfoques1
aunque en diferente proporción.
Las asignaturas que tienen un enfoque histórico son las que contribuyen preferente-
mente a construir la memoria histórica o el legado cultural y, con ello, a establecer un
orden social y simbólico, a través, entre otros mecanismos, de la selección de personajes
relevantes o de determinados hechos históricos y referentes culturales que se citan en cada
época histórica, a los que se les asigna importancia por el hecho de ser mencionados. Esta
selección de sucesos historiables y culturales contribuye poderosamente a determinar la
visión de mundo y el papel que la mujer juega en ella.
En los contenidos conceptuales, que tienen un gran peso en algunas asignaturas como
la Biología y la Geología, la Física y la Química o la Ética, se relacionan los conceptos
básicos y principales de cada materia con los personajes que a ellas hicieron contribuciones
y, por tanto, son estas menciones las que indican la importancia de dichos personajes o
contribuciones en el desarrollo de ese ámbito del conocimiento.
Por último, los contenidos procedimentales, donde se trabajan habilidades y com-
petencias que en algunas asignaturas son especialmente importantes, como en Mate-
máticas, Música, Plástica, Tecnologías o las diferentes lenguas, van construyendo las
referencias culturales y sociales que ilustran la visión de mundo implícita que se trans-
mite. Esto se realiza a través de las obras o contribuciones de los autores y las escasas
autoras, que se utilizan, estas últimas, como ejemplos ilustrativos o subsidiarios.
Atendiendo a las cifras de los distintos bloques, no encontramos diferencias remarca-
bles entre ellos. Se puede observar que de ninguna de las tres maneras la presencia de
las mujeres es relevante: ni como partícipe del relato histórico explícito o implícito, ni
asociadas a los conceptos que tienen que ver con el desarrollo cientíco o artístico, ni
como referencia cultural secundaria a partir del material de ejemplicación utilizado en
las asignaturas.
117
Tabla 3.6: Apariciones de mujeres y hombres en los tres lugares del texto.
Apariciones de personajes
Lugar Totales Mujeres Hombres
cuerpo 9.372 (57 %) 705 (4,2 %) 8.667 (52,7 %)
actividades 4.085 (25 %) 293 (1,7 %) 3.792 (23,1 %)
anexo 2.984 (18 %) 265 (1,6 %) 2.719 (16,6 %)
Total 16.441 (100 %) 1263 (7,6 %) 15.178 (92,4 %)
118
Tabla 3.7: Apariciones de mujeres y hombres en cuerpo de los tres modos
considerados.
aparece una mujer reseñada/cuerpo por 4.186 veces de los varones) que contrasta con el
casi 46 % de representación masculina en esta posición. Esta alta cifra de representación
en el lugar predominante del texto es otra de las formas de preponderancia masculina
que aparece en los contenidos. Ellos copan los lugares prioritarios del texto.
La obra original en cuerpo (ob/cp), que recoge las fuentes directas que llegan al
alumnado como los textos, obra artística o musical u otras contribuciones de autoría
personal, representa un 20 % del total de apariciones. De este porcentaje, un 1,2 %
corresponde a obra de autoría femenina (111 menciones a obra femenina en cuerpo por
1.759 a obra masculina), la cifra más baja de representación femenina en cuerpo. Este
nimio porcentaje es muestra signicativa de que esta obra original femenina, tan escasa,
resulta prácticamente inapreciable en el cuerpo, el lugar más relevante del texto.
Por último, en la Tabla 3.8 ofrecemos las cifras porcentuales de las apariciones feme-
ninas que se encuentran en los lugares y modos más destacados (reseñada en cuerpo y
obra original en cuerpo), en relación con la totalidad de apariciones femeninas presentes
en los manuales.
Comprobamos (Tabla 3.8) que solo el 36 % de las apariciones femeninas está en
posición destacada. La gran mayoría de las apariciones de mujeres en los textos (64 %)
se encuentra en posiciones secundarias del texto. De este 36 % de apariciones femeninas
en el cuerpo, únicamente un escaso 9 % corresponde a las obras originales de producción
femenina. Y todo ello, no olvidemos, con relación al escueto 7,6 % que representan las
apariciones femeninas globales. Así pues, la tendencia de las mujeres a aparecer en los
lugares y los modos menos signicativos del texto, así como la limitada presencia de obra
original femenina en el cuerpo del texto reitera, también desde esta perspectiva, el escaso
reconocimiento femenino en los contenidos escolares.
Apariciones de mujeres
reseñadas obra original
totales en cuerpo
en cuerpo en cuerpo
1.263 456 (36 %) 345 (27 %) 111 (9 %)
119
3.6. Obras de autoría femenina
Uno de los objetos de análisis especícamente relacionados con las mujeres en este
trabajo es el seguimiento de las obras de autoría femenina en los textos escolares: y para
ello se han recogido en la base de datos todas las que aparecen. El propósito es saber
cuántas de estas obras están presentes en los manuales y cuáles son, así como el tipo de
obras que aparecen (textos, obra musical o artística) y qué creadoras están asociadas a
esta producción. De esta forma, tenemos un indicador del reconocimiento de estas obras,
de cuál es la huella de la producción cultural femenina en los manuales y, además, esto
nos proporciona un elemento de contraste con la producción femenina real que conocemos
actualmente.
Los resultados nos muestran 330 obras que pertenecen a 252 creadoras diferentes y que
son mencionadas en 415 ocasiones. Entre estas obras encontramos 235 obras originales 2
que corresponden a 192 autoras.
El resto de obras mencionadas están o bien reseñadas o bien simplemente citadas.
Para nuestro análisis revisten mayor valor las obras originales por representar una fuente
directa. El listado de creadoras con obra original, así como el listado onomástico de
obras,3 que se puede consultar en la base de datos Mujeres en la ESO.4
En la Tabla 3.9, encontramos el número de personajes, desagregados por sexo, que
aparecen con obra original. Las cifras absolutas y porcentuales reejan la producción
femenina en contraste con la masculina y nos permiten enmarcar la producción femenina
dentro de la total. A continuación, en la Tabla 3.10, se encuentran las obras originales de
autoría femenina separadas por tipos (textos, obra musical o artística). En la Tabla 3.11
encontramos las apariciones de obras femeninas desglosadas por materias y distribuidas
por lugares del texto y, por último, en la Tabla 3.12 encontramos los datos relativos a
las apariciones de obras de autoría femenina en lugares y modos destacados del texto.
Tabla 3.9: Presencia de personajes con obra original en los textos y apa-
riciones de la obra original en los textos.
Los datos donde se enmarcan las mujeres con obra original continúan ofreciendo un
porcentaje muy bajo de mujeres: frente a 1.702 hombres, 192 mujeres presentan obra
2
Obra original es aquella que aparece en el texto tal cual fue creada. Se trata de un fragmento de
texto, una obra artística o una partitura o audición en lo referente a música.
3
Consúltese http://mujeresenlaeso.uv.es. En la pestaña Consultas, púlsese la opción listado de
obras que se encuentra en la parte superior y aparecerán todas las obras con sus autoras y la asignatura
y el curso donde se encuentran.
4
Consúltese http://mujeresenlaeso.uv.es. En la pestaña Consultas, hágase clic en la opción listado
de personajes que se encuentra en la parte superior. Una vez allí, selecciónese Sexo: mujer y Modo de
aparición: Obra original. Después púlsese Consulta y aparecerá el listado onomástico de las creadoras
con obra original.
120
Tabla 3.10: Distribución de obras originales de autoría femenina según el
tipo.
121
Tabla 3.11: Distribución de obras y sus apariciones, por materias, en los
tres lugares del texto.
obras femeninas en los diferentes lugares del texto, como la distribución de estas por
materias.
La distribución de las obras indica que el lugar más concurrido de las apariciones de
obras femeninas es el cuerpo, con un 43 %, aunque la mayoría de obras, el 57 % restante,
se encuentra en lugares secundarios: un 35 % en las actividades, y un 22 % en el anexo.
Las obras localizadas en el cuerpo no llegan ni a la mitad de la ya escasa producción
femenina.
Comprobamos que las asignaturas que contienen más obras, en su inmensa mayo-
ría textos, son las literaturas, donde sobresale Castellano, con 152 obras mencionadas,
seguida de Valenciano, con 53 (aunque cabe señalar que no son todas textos, también
encontramos algo de obra gráca). Después continúan en número Ética, con 29 obras y
Plástica, con 27. Ciencias Sociales, con sus 19 obras, se distingue especialmente por su
escaso número. Teniendo en consideración la cantidad de personajes y épocas que abarca
esta última materia y el número de textos y obra gráca que se emplean para ilustrar
cada una de las épocas, destaca la casi nula utilización de obra femenina en ello, ni en
cuanto a textos ni a obra artística. Todas ellas, sin embargo, se encuentran bastante ale-
122
Tabla 3.12: Apariciones de obras de autoría femenina en lugares y modos
destacados del texto.
jadas de Castellano en número de obras. Destaca signicativamente, por sus bajas cifras,
la producción artística en Plástica y, sobre todo, las cinco obras que ofrece Música, que
por añadidura están citadas, ni siquiera son obra original, como ya hemos visto antes.
No presentan ninguna obra Matemáticas, Educación Física y Tecnologías e Informática.
Estas dos últimas en consonancia con su prácticamente nula presencia de mujeres en sus
contenidos y la precaria situación que presentan.
En el grupo de Ciencias observamos algunas características especícas: además de
no presentar apenas obras (el caso más notorio es Matemáticas, que no presenta ni una
sola obra), estas se encuentran en abrumadora mayoría en el anexo, el lugar menos
relevante del texto y sin recurrencia, aparecen solo una vez, tal y como observamos
comparando la cifra de obras con la de apariciones de las mismas. La totalidad de obras
mencionadas en Ciencias de la Naturaleza y la casi totalidad de las de Física y Química
y Biología y Geología se encuentran en el anexo y, salvo dos casos, corresponden a una
mención bibliográca que proponían al nal del tema. Por añadidura, estas menciones
solo aparecen en una editorial: Santillana. Las otras dos no presentan apenas ninguna. Por
ello, se puede armar que la presencia de cientícas y su obra es meramente anecdótica
en los manuales escolares. Aquí tenemos otra de las áreas con una pronunciada exclusión
de las contribuciones femeninas, que se encuentran ignoradas y favorecen el alejamiento
entre mujeres y ciencia.
Por último, en la Tabla 3.12 encontramos los datos de las apariciones destacadas de
las obras, es decir, aquellas que aparecen en un modo y lugar principales, entendiendo
estos como la combinación del lugar más importante y concurrido el cuerpo , con los
modos de aparición más relevantes reseñado y obra original .
Comprobamos que solo el 30 % de las apariciones de obras femeninas (127 entre
415 apariciones totales de obras femeninas) se encuentran en una posición destacada del
texto (rs/cp o ob/cp). El 26,5 % corresponde a obra original en cuerpo. Ni un tercio
de las escasas obras femeninas que aparecen en los textos se encuentra en una posición
relevante. La mayoría de ellas, el 70 % restante, se encuentra en posiciones secundarias.
En conclusión, podemos decir que
123
El mayor número de obras de creación femenina lo tiene, de lejos, Castellano, casi
todas textos. En el otro extremo, encontramos a las Matemáticas, Educación Física
y Tecnologías e Informática, que no presentan ninguna obra.
El lugar y modo de aparición mayoritario de estas obras en los textos se da en posi-
ciones secundarias: solo el 30 % se encuentra en posición destacada. Esta posición
secundaria es especialmente signicativa, sobre todo, en ciencias, donde este dato,
junto a su presencia en una sola editorial, resulta indispensable para calibrar la
falta de peso de las cientícas en los manuales.
El tipo de obra más frecuente son los textos, representando un 87 % de todas las
obras de autoría femenina mencionadas.
No obstante, el dato que presenta con más claridad la evidencia de la exclusión sis-
temática de la producción femenina, de su genealogía, nos lo proporciona Música
y Plástica con el reducidísimo número de obras artísticas y musicales de autoría
femenina que encontramos. Considerando la enorme producción artística y musical
generada por mujeres, tanto históricamente como en la actualidad, esta agrante
escasez de obras ilustra perfectamente el olvido al que se condena toda esa genea-
logía artística y musical de las mujeres, y también ilustra cómo esto debilita la
cultura.
Todos estos datos inducen a pensar que no existe obra artística o musical femenina, una
falsedad que adultera la historia de la música y el arte, lo que, por un lado, incumbe
a las alumnas especialmente, a las que deja sin modelos ni de artistas ni de músicas y
entraña una importante amputación de la tradición artística y musical. Al mismo tiempo,
esta ausencia de obra femenina transmite la idea de que ellas no han sido capaces de
contribuir con nada relevante a la cultura. La omisión de obras de autoría femenina pone
en evidencia no solo la falta de formación del profesorado y de revisión crítica de los
contenidos por parte de las editoriales ya que a pesar de tener recursos tan a mano,
no son capaces de utilizarlos e incorporarlos, sino el incumplimiento de los propios
nes y objetivos que marca la ley (véase el apartado 1.12) que hace patente la falta de
seriedad y rigor que ostenta el discurso educativo al omitir dichos referentes culturales,
indispensables para entender la cultura y la historia con todos sus protagonistas.
En resumidas cuentas, estos datos señalan otra de las brechas que presenta el temario,
que se puede resumir en dos puntos:
La gran escasez de obras de autoría femenina, evidencia de la exclusión del lega-
do cultural de las mujeres, convierte en tarea ineludible la incorporación de esta
producción cultural a los contenidos académicos para recuperar la genealogía del
saber femenino. Se debería favorecer la inclusión de obra textual, visual y musical
de autoría femenina en los lugares relevantes de los contenidos y, tras ello, revisar
el canon para comenzar a recuperar ese legado cultural.
La pronunciada carencia de obras en el arte y, todavía más acusada, en la músi-
ca, convierten estos ámbitos en lugares de intervención prioritaria, donde se debe
producir una necesaria e impostergable incorporación.
124
3.7. El Índice de Equitatividad de Género por grupos y ma-
terias
Las consideraciones nales del apartado anterior, centradas en las maniestas caren-
cias de obras de autoría femenina en los libros de texto y las propuestas esbozadas para
corregir tal situación nos llevan del terreno de la descripción al ámbito de la prescripción.
Dentro de este último, un análisis centrado en el Índice de Equitatividad de Género
(IEG ) aparece como fundamental, puesto que nos proporciona el estado de cada uno
de los grupos y materias en relación con la representatividad que tienen las mujeres y
los hombres en ellas. La gradación de valores que se adjudica a cada materia permite
determinar la situación actual de cada una de ellas (véase las clases de equitatividad en
la página 102, apartado 2.7).
A partir de los valores actuales del IEGa , podemos determinar cuánto y cómo con-
vendría hacer en cada uno de los grupos y materias para su mejoría. Consideramos que
una materia o asignatura tiene un Índice de Equitatividad de Género aceptable cuando
se encuentra entre el IEG alto o muy alto (0,60 < IEG ≤ 1,00).
A continuación presentamos el IEG de cada uno de los grupos y de las materias
analizadas tanto en lo referido a personajes como a apariciones.
0.3 IEGp
0.
IEGa
0.25
23
0.
21
0.
20
0.
19
0.2
0.
14
0.15
0.
12
0.
11
muy bajo
0.
0.1
0.05
02
02
0.
0.
0.
s
as
es
as
o
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an
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H
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um
G
En
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.H
G
G
125
cada una de sus asignaturas se encuentran, todos ellos, en el tramo muy bajo. Es el único
grupo que se encuentra íntegramente en este tramo.
El grupo de Humanidades, con un IEGa muy bajo y un IEGp bajo, pero con me-
jores valores de IEGa que las Ciencias, presenta un espectro más amplio de calicación
para las diferentes materias. Así, dos de las asignaturas que lo forman, como veremos
más adelante, alcanzan en algunos de su valores el IEG moderado. El resto de ellas se
encuentra entre IEG bajo y muy bajo.
El grupo de Lenguas, a pesar de mantener, como los dos grupos anteriores, un IEGa
muy bajo y IEGp bajo, tiene los valores más altos que cualquier otro grupo, tanto en
presencias como en apariciones. Su espectro de valores, que, como en el anterior grupo,
abarca tres tramos y va de muy bajo a moderado, presenta, no obstante, en dos de sus
asignaturas, los mejores valores de IEG de toda la etapa, como veremos en un análisis
más detallado.
126
Figura 3.2: Índice de Equitatividad de Género por materias.
0,6
1,0 Inglés
m. alto
IEG(p)
0,8 IEG(a)
alto
0,6
mod.
moderado
0,4
0,5
bajo
0,2
m. bajo
0,0
Ciudadanía
Francés
0,4
Ética
Ed. Física
bajo
0,3
Biología y Geología
Castellano
0,2
Valenciano
Música
CC. Naturales
Plástica
Física y Química
muy bajo
Informática Latín
Tecnologías
0,0
Estos datos indican la necesidad global de adecuación de la totalidad de los conteni-
dos académicos. Todos ellos se encuentran lastrados, en mayor o menor medida, por la
exclusión de mujeres. El análisis de cada asignatura permitirá proponer distintas líneas
de adecuación. No obstante, estos datos tan unánimes, donde ni siquiera alguna asigna-
tura destaca por una presencia femenina normalizada, resultan apabullantes, máxime si
consideramos que el Índice de Equitatividad de Género referido a apariciones (IEGa )
el más indicativo de los dos continúa sujeto a los criterios restrictivos que sobre el
conjunto de las apariciones fueron explicados en el apartado 2.5.4. Más aún. Si las dife-
rentes apariciones femeninas que constituyen la base para el cálculo del IEGa estuvieran
ponderadas en función de su distinta importancia en los libros de texto, tanto de lugar
(como por ejemplo: anexo: 1, actividades: 2; cuerpo: 3) como de modo (Ilustración: 1;
citado: 2; obra original: 3; reseñado: 4), ese IEGa así ponderado presentaría valores aún
más bajos al estar, por lo general, las mujeres en lugares más marginales y modos de
menor relevancia que los hombres.
Los valores del IEG ponen en evidencia el desajuste global de los contenidos acadé-
micos.
128
otras solo se le puede comparar la literatura, la memoria cultural y la visión de
mundo. Plástica, a su vez, encargada de proporcionarnos las referencias artísticas,
presenta una falta de artistas y pintoras muy pronunciada, falseando la tradición
artística y poniendo en evidencia una mala transmisión de conocimiento.
Y en la franja de equitatividad ínma (IEGa ≤ 0,05), con resultados desequilibradísimos,
encontramos
Tecnologías (0,02), dentro del grupo de Tecnologías,
Latín (0,05), dentro del grupo de Lenguas,
suprimiendo, por un lado, la huella de las mujeres en la cultura clásica, por lo que res-
pecta a Latín y, por otro, omitiendo las aportaciones tecnológicas y la traza femenina en
la tecnología.
Continuando dentro del IEGa muy bajo, aunque en esta ocasión en la franja superior
de dicho tramo, la que va desde 0,1 hasta 0,2, encontramos asignaturas de la envergadura
de Castellano (0,14) y Valenciano (0,17), Música (0,12) y, en el grupo de ciencias,
Biología y Geología (0,17) o Ciencias de la Naturaleza (0,16). Estos valores de
IEGa no hacen más que corroborar la falta de referencias femeninas en ámbitos como
la literatura, la música o las ciencias de la naturaleza. En algunas de estas materias, los
valores del IEGp de presencia son un poco más altos y logran alcanzar el tramo superior.
En esta situación se encuentra Biología y Geología, Ciencias de la Naturaleza, Castellano,
Valenciano y Música, que presentan un IEGp bajo (0,20 < IEG ≤ 0,40) en su índice de
personajes. No obstante, todas ellas, situadas en el tramo inferior del índice, determinan
las materias con mayores carencias en los contenidos de la ESO, que son, no olvidemos,
un 70 %. La gran mayoría.
129
a apariciones (IEGp : 0,59), valores que no solo se encuentran en el límite superior del
tramo de IEG moderado sino que además son iguales. No es ajeno a ello el hecho de
que su coeciente de recurrencia (CR ) sea idéntico en mujeres y hombres véase Tabla
General (3.1) lo que la convierte en la única asignatura donde ambos sexos tienen
la misma recurrencia. Por todo ello, (su IEG moderado y un coeciente de recurrencia
(CR ) similar para ambos sexos) es también la única materia que se acerca a lo que se ha
considerado una situación deseable. Casi a punto de alcanzar una normalidad represen-
tativa, esta es sin duda la materia mejor valorada. Un análisis cualitativo nos permitiría
determinar más detalladamente su situación.
2. Transmiten valores de desigualdad, puesto que no pueden ser iguales los que apa-
recen como protagonistas de la historia y los hechos relevantes y las que apenas
aparecen. Está claro que unos, los hombres, cuentan más que otras, las mujeres,
que quedan marcadas por la falta de relevancia social.
3. Por último, condicionan la socialización de las mujeres, que, lastradas por la falta
de relevancia en los textos y despojadas de su memoria cultural que actúa como
condicionante de su identidad individual y también social, quedan relegadas a ciu-
dadanas de segunda categoría, bajo la tramposa apariencia de una falsa igualdad.
Así, prácticamente todas las materias de la etapa se encuentran en un estado de marcada
dominancia masculina, de lo que se desprende que todas ellas necesitan una intervención
en los contenidos para su adecuación a condiciones de mayor equitatividad entre los dos
géneros. En conclusión, a pesar de que las materias tienen carencias diversas, el análisis
de los datos generales muestra tres aspectos esenciales en los que el sistema educativo
está fallando:
1. La falta de consideración de las mujeres como sujeto protagonista de la historia y
la cultura. Este error ha generado perspectivas equivocadas (más evidentes en ma-
terias de índole cultural o histórico) que han desvirtuado el relato en cada materia.
130
en cada una de las materias. Su falta alimenta la negación de precedentes y
adultera el relato histórico-cultural.
Determinados estos aspectos, debemos centrar las actuaciones en ellos para corregir los
manuales. Así pues, la metodología de inclusión de mujeres en los contenidos debe tenerlos
presentes para trabajar en las tres líneas maestras que estas carencias marcan. Estas líneas
de actuación, grosso modo, serían:
1. Revisar los contenidos de cada materia bajo la consideración de las mujeres como
sujeto histórico y cultural. Nos debemos plantear si damos la información adecuada
sobre ellas, sus hechos, situación, logros o espacios donde viven.
2. Incluir a las mujeres como modelos individuales que sirvan para mostrar la variedad
de tipos femeninos que han poblado las diferentes épocas y la manera en la que
han participado en la cultura.
3. Incluir sus obras, tanto sus creaciones literarias, artísticas o musicales como su
producción cientíca. Siempre debidamente enmarcada, creando genealogía y sin
carácter de excepcionalidad.
131
132
Capítulo 4
Grupo de Ciencias
133
Tabla 4.1: Datos generales del grupo de Ciencias. Evolución por cursos y
materias. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
es casi nulo: el CRm general es 1,1 aunque en la mayor parte de las asignaturas es,
sencillamente, 1, lo que indica una falta de repercusión femenina en los textos muy
pronunciada. Estas cifras tan diferenciadas entre la recurrencia femenina y masculina no
se repiten en ningún otro grupo y es uno de los rasgos peculiares que tienen las ciencias.
En este aspecto, destaca Matemáticas, con un CRh/m de 2,5 (por cada vez que
aparece una mujer, un hombre lo hace 2,5 veces) y Física y Química, con un CRh/m de
2,4 (los hombres aparecen en los textos un 140 % más que las mujeres). Estas son las
materias con una mayor diferencia entre la recurrencia femenina y masculina de todas
las de la etapa.
Este notable peso de los varones en las materias, como ya hemos mencionado, se ve
acrecentado por la falta de recurrencia femenina que encontramos en la gran mayoría de
asignaturas del grupo. No hay recurrencia femenina en 9 de las 11 asignaturas (el CRm es
1): en Matemáticas al completo, desde 1o ESO a los 4o ESO A y B; en Física y Química de
134
Tabla 4.2: Cientícas en el grupo de Ciencias.
Para el análisis cualitativo de las mujeres nos hemos jado en las especialistas. En
este grupo, se ha considerado así a las cientícas o a aquellas que han hecho aportaciones
a la ciencia. En la Tabla 4.2 presentamos los datos relativos a las especialistas en el grupo
de Ciencias.
Las cientícas suponen un 4 % de todos los personajes (33 cientícas entre 728 perso-
najes), lo que constituye un notable descenso desde el 12 % que representan la totalidad
de mujeres entre ellos. No obstante, y centrándonos ya en el grupo femenino, el porcen-
taje de cientícas, entre todas las mujeres del grupo, es del 39 % y, de estas, el 70 %
(23) pertenecen al siglo XX, por lo que observamos una cierta huella de las cientícas del
pasado. La asignatura de Matemáticas es, con sus únicas cuatro cientícas pertenecien-
tes a otros siglos, la que aportaría si no fueran tan pocas una mayor constancia del
carácter histórico de las contribuciones femeninas a las matemáticas. 0.39
0.39
0.4 IEG p
IEG a
0.35
0.35
bajo
0.3
0.27
0.23
0.23
0.23
0.25
0.22
0.21
0.20
0.20
0.19
0.2
0.17
0.16
0.16
0.15
0.15
0.14
0.15
0.13
0.12
0.11
0.11
0.11
muy bajo
0.10
0.09
0.08
0.08
0.1
0.07
0.07
0.07
0.07
0.06
0.04
0.04
0.05
0.
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M
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at
at
ol
M
Bi
135
A continuación tenemos la Figura 4.1 con el Índice de Equitatividad de Género (IEG )
de Ciencias. En el grupo de Ciencias, las materias se encuentran, todas, con un IEGa
muy bajo 0,11 (como hemos indicado, el IEG de apariciones es el de referencia) y,
aunque algunas de ellas en el IEGp alcanzan valores del tramo bajo (dando una media
general al grupo de 0,23), estos datos muestran una marcada preponderancia masculina.
Ciencias de la Naturaleza y Biología y Geología son las que tienen los valores generales
más altos, puesto que su IEGp alcanza el tramo bajo de IEG.
Matemáticas y Física y Química tienen ambas resultados generales con un IEG muy
bajo (hasta 0,2). Matemáticas, que se imparte en todos los cursos y es la asignatura
troncal de ciencias, es la que presenta los peores resultados generales de IEG de todas
ellas (IEGp : 0,19 y IEGa : 0,08), mostrando una equitatividad de género muy deciente.
No obstante, sus resultados por asignaturas presentan un fuerte contraste entre 1o ESO,
que alcanza el tramo bajo del IEG , y el resto de cursos.
Las asignaturas con mejores resultados son Biología y Geología de 3o ESO y Mate-
máticas de 1o ESO, ambas con sus dos IEG en el tramo bajo. Las que tienen peores
resultados son Matemáticas de 3o ESO y de 4o ESO, opción B, con los valores más bajos
de IEGa ambas 0,04, ya dentro del tramo ínmo.
Situación del grupo. El IEG del grupo (IEGa : 0,11) se encuentra mayoritariamen-
te en el tramo muy bajo, en lo relativo a apariciones y apenas alcanza el IEG bajo
(0,2 < IEG ≤ 0,4) en lo relativo a presencias, lo que pone en evidencia una situación
de marcado desequilibrio, con un discurso predominantemente masculino y con falta de
reconocimiento de la tradición cientíca femenina. Los indicadores de representación fe-
menina en este grupo Pam , Ppm están por debajo de la media general de la etapa
educativa, por tanto, encontramos en él una todavía más escasa presencia y repercu-
sión femenina que la media, lo que sustenta un relato notoriamente androcéntrico de las
ciencias y una patente exclusión de las cientícas y de las aportaciones femeninas a la
ciencia.
Las especialistas (matemáticas y cientícas, en este caso), que constituyen un 4 %
del total de personajes y un 39 % del total de mujeres, no tienen apenas visibilidad en
relación a sus contribuciones cientícas e históricas. Dato que se ve magnicado por la
situación tan secundaria (los lugares y modos ) que ocupan las mujeres en los textos. Hay
que remarcar el hecho de que solo una editorial Santillana es la que nombra, aunque
sea en el anexo, a la mayor parte de las mujeres que aparecen mencionadas. En las otras
dos editoriales, la presencia femenina es prácticamente inexistente.1
El tipo particular de preponderancia masculina en el grupo tiene que ver con la alta
repercusión de los varones en él. Las ciencias tienen la más alta cuota de repercusión de
los varones de los cuatro grupos de materias. Su cociente de recurrencia (CRh/m = 2,3) es
el más alto de todos ellos. A esta preponderancia contribuye de forma sustancial la falta
1
Para acceder a estos datos, en http://mujeresenlaeso.uv.es, en la pestaña de Consultas, se debe
ir a la subpestaña listados de personajes, seleccionar mediante selección múltiple, en asignaturas : las
asignaturas de ciencias (o cualquiera de ellas en particular, si se desea consultar los datos por asignaturas
concretas), nivel : todos, sexo : mujer y en editorial, ir contrastando los datos de la tres editoriales.
136
de recurrencia femenina (CRm = 1,2), la menor de todos los grupos. De esta manera,
las ciencias son presentadas como un campo casi exclusivamente masculino.
4.2. Matemáticas
Matemáticas es una de las materias troncales de la ESO y, por ello, esencial en la
educación. Se imparte en todos los niveles de la etapa, de 1o a 4o ESO. Junto a Castellano,
Valenciano y Ciencias Sociales, es un referente importante de la etapa. En 4o ESO se
divide en dos asignaturas: Matemáticas A y Matemáticas B, la primera enfocada al
ámbito cientíco y la segunda enfocada al ámbito social.
Han sido analizados los 15 manuales correspondientes a los cuatro cursos de las tres
editoriales. Los bloques temáticos son los mismos en los cuatro cursos: Contenidos comu-
nes, Números, Álgebra, Geometría, Funciones y Grácas y Estadística y Probabilidad.
Los resultados generales de la asignatura los encontramos en la Tabla 4.3, en contraste
con los resultados totales y los del grupo de Ciencias en su conjunto, así como la tabla
del IEG por niveles.
Matemáticas, con un porcentaje de presencia femenina (Ppm ) del 9,4 % (26 mujeres
entre 251 varones), que aparecen en un 3,9 % de ocasiones (Pam ) (30 veces las mujeres
por 731 ocasiones los hombres), muestra una exigua representatividad femenina. Sus
resultados no solo son más bajos que la media general de la etapa (que tiene un Ppm
12,7 % y Pam 7,6 %), sino también que la media del grupo (Ppm 12 % y Pam 5 %),
como comprobamos en la Tabla 4.3. Es la materia que presenta los resultados más bajos
de las asignaturas de Ciencias.
Destaca especialmente el fuerte contraste que existe entre 1o ESO con una presencia
femenina (Ppm ) del 19 % y un porcentaje de apariciones (Pam ) del 11 % y el resto
de asignaturas de la materia, cuya presencia disminuye drásticamente, en lo referido
137
Tabla 4.3: Datos generales de Matemáticas. Evolución por cursos. Va-
riables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia
(CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
138
Tabla 4.4: Cientícas en Matemáticas.
(CRh : 2) a ser el doble que la femenina (CRm : 1): los hombres aparecen un 100 % más
que las mujeres. Mientras tanto, 2o ESO y, sobre todo, 3o y 4o , acusan también esta alta
repercusión masculina, ya que los varones son mencionados, respectivamente, un 70 %,
90 % y 80 % más que las mujeres. Añadiremos también que el personaje que más veces
aparece citado de toda la etapa es un matemático: Pitágoras.
El análisis cualitativo nos acerca al escueto listado con los nombres de las mujeres
presentes en todos los libros de matemáticas en los cuatro niveles2 , de las que nos in-
teresan las especialistas. En el caso de las matemáticas, hemos denido como tal a las
cientícas o a todas aquellas que por un motivo u otro han hecho aportaciones signi-
cativas a las matemáticas o las ciencias. Así, tenemos las siguientes especialistas (6 en
total) distribuidas por épocas:
Siglo XIX (3): Ada Byron, condesa de Lovelace (matemática), Sonia Kovalevskaya
(matemática), Florence Nightingale (enfermera y matemática).
139
0.39
0.4 IEG p
IEG a
0.35
bajo
0.3
0.25
0.22
0.19
0.2
0.14
0.15
0.13
muy bajo
0.10
0.08
0.08
0.1
0.07
0.07
0.07
0.06
0.04
0.04
0.05
0.
Matemáticas (*) [1º] [2º] [3º] [4º] Matemáticas
A [4º] B [4º]
3o y 4o ESO se encuentran en el tramo más bajo del índice IEG muy bajo , tanto
en relación con las presencias como a las apariciones, alcanzando en 3o ESO el valor de
equitatividad ínma (IEGa : 0,04), por debajo de 0,05. Sin embargo, en 1o ESO alcanza
el tramo superior IEG bajo , tanto en relación con los personajes como a las apari-
ciones. La evolución por cursos del IEG, de presencias y de apariciones, desciende con
brusquedad en el paso de 1o a 2o ESO a medida que avanzan los cursos, siguiendo el
patrón general.
La necesidad de adecuación de la materia, dado que además es troncal, es perentoria.
140
personajes de la asignatura, están infrarrepresentadas con relación a sus contribuciones
cientícas. Un aspecto particular de la asignatura, que no se repite en otras, es el hecho de
que no haya ninguna matemática del siglo XX, contrariamente a lo que ocurre en el resto
de asignaturas, donde la mayoría de especialistas presentes son del último siglo. Tampoco
hay ninguna matemática en lugares relevantes (solo hay una mujer en el cuerpo y es
Cleopatra). Todas ellas se encuentran en lugares y modos de aparición muy secundarios.
El cociente de recurrencia (CRh/m = 2,5) es el más alto de todas las materias y, por
tanto, ostenta la cuota más alta de repercusión de los varones de todas ellas. Mientras,
las mujeres no tienen apenas recurrencia. Esto constituye una de las singularidades de la
preponderancia masculina de esta materia.
Líneas de actuación. Los valores de IEG hacen patente la adecuación de una materia
tan importante como esta. Siguiendo las indicaciones para todo el grupo, en primer
lugar, haría falta cambiar la concepción de las matemáticas y reconocer tanto a las
mujeres matemáticas, como sus aportaciones, como elementos sustanciales de la materia,
mencionándolas en aquellos contenidos donde sea conveniente.
Otra de las líneas sería incluir a las matemáticas ausentes, las actuales y las que
históricamente han hecho aportaciones, haciendo visible la genealogía de las matemáticas
producidas por mujeres, reconociendo y visibilizando no solo las grandes aportaciones
individuales, como la importancia esencial de Emy Noether o los números primos de
Sophie Germain, sino la importancia del trabajo en equipo, en referencia a los trabajos
en los que han colaborado y en los cuales se obvia su participación como el teorema de
Cauchy-Kovaleski (en lugar de Kovaleskaia) o las pitagóricas, con Teano a la cabeza y el
número áureo como ejemplo.
Esta inclusión debería concretarse mencionándolas en los manuales, al lado de los
conceptos en que han trabajado o a los que han contribuido y, sobre todo, utilizando el
enunciado de las actividades para que, sin ampliar la materia pero utilizando los recursos
del trabajo escolar, se mencione su participación y se las visibilice.
141
Tabla 4.5: Datos generales de Ciencias de la Naturaleza. Evolución por
cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
142
Tabla 4.6: Cientícas en Ciencias de la Naturaleza.
Para hacer el análisis cualitativo hemos seleccionado del listado general de mujeres
de la asignatura4 a las especialistas. Hemos considerado como tal a las cientícas y a
todas aquellas cuyo trabajo se desarrolla en áreas directamente relacionadas con el con-
tenido de la asignatura. En este caso hemos encontrado y hecho también mención de las
divulgadoras, es decir, escritoras, periodistas o profesoras cuyo trabajo se inscribe dentro
de la divulgación de la ciencia, en muchos casos dirigida especícamente, a estudiantes
de la ESO. Las hemos separado porque, a pesar de que estas divulgadoras están relacio-
nadas directamente con la materia, también es cierto que su nalidad es instrumental,
como facilitadoras de los contenidos. No obstante, son objeto preferente de nuestro in-
terés aquellas profesionales relacionadas con la materia, las especialistas. Estas son las
que nos indican, en realidad, cuánto y cómo se cuenta con ellas en la transmisión de los
contenidos especícos. Hemos encontrado 5 divulgadoras en el grupo general del mujeres
de la materia. Las cientícas presentes en esta asignatura son las diez siguientes:
De ellas, solo María la Judía no pertenece al siglo XX, es del IIIII d.C.
Aparecen en una posición relevante del texto (reseñadas en cuerpo) Amanda Vicent,
Marie Curie e Irene Joliot-Curie. El resto aparecen citadas en el anexo, la posición más
irrelevante de todas las posibles. De hecho, las citas corresponden a menciones bibliográ-
cas que se encuentran al nal del tema. Esta situación subsidiaria en los textos, junto
a la falta de recurrencia antes comentada, refuerzan su falta de importancia.
En la Tabla 4.6 ofrecemos los datos en relación con el número de especialistas en
Ciencias de la Naturaleza y su presencia en el siglo XX.
Las especialistas que encontramos son 10 entre las 18 mujeres nombradas un 55 %
de las mujeres citadas en la materia y tenemos, además, 5 divulgadoras un 28 % del
total de mujeres. Así pues, el porcentaje total de cientícas entre todos los personajes
de la materia es del 6 %; esta es la cifra a la que quedaría reducida ese 8 % de apari-
ciones femeninas que presentan los resultados generales (Tabla 4.5), si atendiéramos a
las cientícas en exclusiva. No obstante, el porcentaje de especialistas entre las mujeres
4
Para consultar la lista desde la cual hemos seleccionado las especialistas se puede entrar a http:
//mujeresenlaeso.uv.es. Allí, hay que ir a Consultas y en la parte superior pulsar la pestaña Listado
de personajes. A continuación, márquese en Nivel : todos; Asignatura : Ciencias de la Naturaleza; Sexo :
mujer y pulsar consulta. Ahí las encontraremos. Igual procedimiento se debe seguir en cada una de las
materias o asignaturas.
143
0.25 IEG p
0.23
0.23
IEG a
0.2
0.16
0.16
0.15
0.15
0.11
muy bajo
0.1
0.05
0.
CC. Naturales [1º] [2º]
144
completamente el discurso, la nula recurrencia de las mujeres (CRm : 1) en esta materia
sigue manteniéndolas con un carácter marginal.
Líneas de actuación. En primer lugar, como en el resto de las asignaturas del grupo,
haría falta considerar a las mujeres como elementos sustanciales de las ciencias para
la adecuación del discurso cientíco. Pero en este caso, el desarrollo de los contenidos
también deja en evidencia otros graves errores emanados de esta falta de reconocimiento
femenino. Uno de los más importantes es el deciente tratamiento del dimorsmo sexual
en los temas de biología humana, donde sobresale el decitario tratamiento de la gestación
y el parto. Respecto a este tema, cabe señalar que:
Ocupa muy poco espacio dentro del temario en comparación con el estudio del
sistema digestivo, circulatorio o nervisoso, mucho más técnicos y alejados de las
vivencias cotidianas.
Sin embargo, la gestación y el parto serán experiencias que tanto ellas, como prota-
gonistas, como ellos, como colaboradores esenciales, tienen un altísimo porcentaje
de posibilidades de vivir y deben conocer.
El tratamiento que recibe es, a todas luces, y en los libros que hemos analizado,
deciente: se aborda la gestación a través de la evolución del feto, focalizándolo en
él y no en ambos, madre y feto. No se tratan los cambios, necesidades y cuidados
que necesita la madre. No se abordan los aspectos del parto, la secuenciación y los
posibles problemas. No se aborda la lactancia. En resumidas cuentas, el tratamiento
de la gestación y el parto muestra la falta de consistencia del discurso cientíco en
la materia y uno de los elementos para revisar.
Por otro lado, debería conocerse y mencionarse en los contenidos a las numerosas
cientícas, históricas y actuales, que han trabajado en los diferentes aspectos que tratan
los contenidos de estas asignaturas. Botánica, farmacopea, medicina, cuidados y salud,
entre otras, ciencias relacionadas directamente con esta materia, han sido patrimonio
histórico de las mujeres y esa tradición debe necesariamente tenerse en cuenta en los
contenidos académicos de la materia.
Así pues, para la adecuación del relato, haría falta, considerar a las cientícas como
elementos importantes e incluir a las cientícas donde y como corresponde y junto a los
conceptos que ellas hayan trabajado y, como en las otras materias del grupo de Ciencias,
a través del enunciado de las actividades que se realicen en la unidades didácticas, men-
cionando sus aportaciones especícas y su trabajo general. Por otro lado, hay que tener
en cuenta el tratamiento diferenciado del dimorsmo sexual.
145
Tabla 4.7: Datos generales de Biología y Geología. Evolución por cursos.
Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia
(CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
Biología y Geología y a Física y Química. Para este análisis hemos considerado los bloques
de 3o correspondientes a Biología y Geología (Las personas y la salud; La actividad
humana y el medio ambiente; Transformaciones geológicas debidas a la energía externa)
y el curso entero de 4o ESO. Se han analizado los 6 libros correspondientes a los dos
niveles de las tres editoriales.
En la Tabla 4.7 se encuentran los datos generales de la asignatura, en contraste con
los resultados totales y los del grupo de ciencias en su conjunto.
Los resultados de esta asignatura son los mejores del grupo de Ciencias. No tiene
muchos personajes (26 mujeres y 164 hombres), lo que ayuda a que sea la única, dentro
de este grupo, cuyos datos generales de representación femenina tanto de personajes
(14 %) como de apariciones (8 %) se encuentran por encima de la media, tanto del grupo
de Ciencias, como de la general. Parte de esos buenos resultados generales son debidos a
los datos de 3o ESO, que presentan un fuerte contraste con los de 4o ESO.
Cumple con los dos patrones de comportamiento:
El curso de 3o ESO es el que mejores datos presenta de todas las asignaturas del
grupo de Ciencias. El hecho de que corresponda a medio curso es un factor que se debe
tener en cuenta, ya que tiene pocos personajes, 13 mujeres y 54 varones. No obstante,
un 19 % de presencia femenina y un 18 % de apariciones son datos sobresalientes en un
grupo de materias con tan escasa representación femenina.
Otro de los factores diferenciales de este curso es que el coeciente de recurrencia
(CR ) de mujeres (1) y hombres (1,1) es prácticamente el mismo. De hecho, ambos
se igualan por lo bajo, ya que tanto unas como otros apenas tienen recurrencia, una
146
característica que suele ir ligada a las cifras de repercusión femeninas, pero que en este
caso se ha extendido, contra pronóstico, también a los varones, dando como consecuencia
unos resultados apartados del comportamiento general de las asignaturas de Ciencias.
En 4o ESO encontramos una situación más acorde con el resto de asignaturas del
grupo. De hecho el CR masculino (2) es casi el doble que el femenino (1,1). Por cada
mujer que aparece, un hombre lo hace 1,9 veces, un 90 % más, casi el doble. Esto explica
el marcado contraste entre sus cifras de presencia femenina (Ppm : 10 %) y de aparicio-
nes (Pam : 6 %) y se traduce en una considerable disminución de la relevancia femenina
respecto a 3o ESO.
147
Tabla 4.8: Cientícas en Biología y Geología.
0.4 IEG p
IEG a
0.35
0.35
bajo
0.3
0.27
0.25
0.21
0.2
0.17
0.15
0.12
muy bajo
0.1
0.05
0.
Biología y [3º] [4º]
Geología
148
Situación de la materia. El IEGa del 0,17, en el tramo muy bajo, alejado de lo que
sería una situación de equitatividad deseable, nos revela con claridad la necesidad que
también tiene esta materia de visibilizar e incorporar a las cientícas y las contribucio-
nes femeninas a las ciencias. A pesar de ofrecer los mejores datos de representatividad
femenina del grupo de Ciencias, Biología y Geología se sigue encontrando en una situa-
ción precaria, donde continúa siendo maniesta la ausencia de gran número de cientícas
relevantes que han trabajado en la materia y la consideración de las mujeres como suje-
tos cientícos, capaces de aportar elementos sustanciales al área. Solo encontramos una
geóloga y en el anexo , y cinco biólogas y, de estas, solo 2 en el cuerpo. Como
muestran los estudios arriba mencionados, el número de biólogas y geólogas que han
hecho aportaciones signicativas en este campo es mucho mayor. Por otro lado, cuando
aparecen, no se mantiene una presencia jerárquica en los textos en función a sus aporta-
ciones, básicamente porque ellas siempre se encuentran relegadas a posiciones secundarias
con poca relevancia; el caso de Margulis o Curie son ejemplos de ello.
Líneas de actuación. Como en las anteriores materias del grupo, en esta hace falta
también adecuar el enfoque didáctico e introducir la consideración de las mujeres como
cientícas atendiendo a sus aportaciones y trabajo.
Sería conveniente, en primer lugar, revisar todos los contenidos e incorporar en ellos
a las numerosas cientícas, históricas y actuales, que han trabajado en los diferentes
aspectos que tratan los contenidos de estas asignaturas. Para la revisión del enfoque de
la materia, sería necesario tener en consideración en Biología humana, el tratamiento
diferenciado por sexos. Para ello como ya hemos mencionado en las Líneas de actua-
ción en Ciencias de la Naturaleza, sería preciso tener en cuenta algunas aspectos y
proporcionar un renovado enfoque a algunos temas.
149
problemas más habituales como estreñimiento o diarreas; en el sistema circulatorio,
las hemorragias o las heridas abiertas; en el sistema nervioso, el funcionamiento de
las alteraciones más habituales, etc. No se ha visto nada de esto en los textos
analizados.
Así pues, para la adecuación del relato, haría falta introducir parte de esta informa-
ción a través del enunciado de las actividades que se realicen en la unidades didácticas,
mencionando las aportaciones especícas de las cientícas en los contenidos que lo re-
quieran.
150
mencionan a mujeres frente a 514 en que se mencionan hombres), se encuentra por debajo
de la media general y de la del propio grupo de Ciencias y muestra una casi total omisión
de las cientícas. Encontramos en ella algunas características similares a Matemáticas,
como la considerable pérdida de representatividad femenina que muestra su marcador de
apariciones (Pam ), en contraste con el de presencias (Ppm ), y la gran repercusión de la
que gozan los varones, como muestran las cifras del cociente de recurrencia (CRh/m ).
La evolución de los cursos muestra, de nuevo, la pérdida de repercusión femenina en
la evolución de la materia. Así, respecto al porcentaje de apariciones, tenemos un 6 %
y un 3 %, respectivamente en 3o y 4o ESO y, en cuanto a presencias, de un 10 %, en
3o ESO, se pasa al 7 % en 4o ESO. Por otro lado, mantiene los dos patrones generales
y, tal y como acabamos de ver, el indicador de relevancia también es menor que el de
presencia.
El coeciente de recurrencia (CR ), como en Matemáticas, es uno de los elementos
esenciales para explicar el fuerte contraste entre los indicadores de presencia y de recu-
rrencia femenina y es el segundo en importancia, tras el de Matemáticas. El cociente de
recurrencia (CRh/m : 2,4) nos indica que por cada vez que una mujer aparece en la mate-
ria, un hombre lo hace en 2,4 ocasiones, un 140 % más de las veces. Los datos de 4o ESO
donde, por cada vez que aparece una mujer, un varón lo hace 2,2 veces, un 120 % más, es
la cifra más alta de cociente de recurrencia (CRh/m ) que posee una asignatura concreta.
A ello contribuye un elemento característico ya en las Ciencias: la falta de recurrencia
femenina que, en este curso, no existe, pues su CRm es 1.
151
Tabla 4.10: Cientícas en Física y Química.
IEG p
0.20
0.20
IEG a
0.2
0.15
0.15
0.11
muy bajo
0.09
0.1
0.07
0.05
0.
Física y [3º] [4º]
Química
152
que aparecen, que tienen un carácter meramente subsidiario. Junto a Matemáticas, es la
materia de Ciencias donde las mujeres están menos presentes y evidencia el androcen-
trismo que presenta el discurso cientíco en la ESO. Las cientícas, que representan un
33 % de las mujeres de las asignatura -y un 3 % del total de personajes- están, como en
el resto de asignaturas de ciencias, infrarrepresentadas en relación con sus contribuciones
históricas. Faltan importantes físicas y químicas relacionadas directamente con los temas
de la asignatura.
El coeciente de recurrencia (CR ) es, como en Matemáticas, uno de los elementos
característicos de la preponderancia masculina de esta materia. 4o ESO presenta la mayor
diferencia entre la recurrencia de varones y mujeres de todas las de la etapa, lo que la
sitúa como la asignatura concreta con más alta cuota de repercusión de los varones en
los textos.
Líneas de actuación. La materia necesita seguir las tres líneas de actuación que se han
marcado, pues en las tres tiene fallos. Para el relato de la asignatura se debe partir de la
consideración de las mujeres como sujetos esenciales en las ciencias y, por tanto, visibilizar
sus aportaciones (previa formación, por supuesto) e incluirlas en los contenidos. El sentido
del trabajo en equipo (mencionado en las Líneas de actuación del grupo de Ciencias)
debe tenerse presente para situar a las cientícas en los temarios. Pero hay que hacer
una profunda revisión y adecuación de los contenidos de la materia hasta conseguir la
inclusión de las físicas y las químicas en ellos, así como las contribuciones femeninas tanto
prácticas como epistemológicas que han realizado. Estas se deben incluir de la siguiente
manera: junto a los conceptos sobre los que han hecho contribuciones; mediante el uso del
enunciado de las actividades para darlas a conocer y como elemento de ejemplicación
para exponer sus aportaciones.
153
154
Capítulo 5
Grupo de Tecnologías
Tabla 5.1: Datos generales del grupo de Tecnologías. Evolución por cursos
y materias. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente
de recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
155
muy bajo
0.1 IEG p
IEG a
0.08
0.07
0.06
0.05
0.04
0.03
0.03
0.02
0.02
0.02
0.02
0.00
0.00
0.
º]
º]
º]
as
as
]
º
[1
[3
[4
[4
gí
gí
a
lo
lo
ic
no
no
át
ec
m
Te
r
.T
fo
In
G
(hay solo 2, Ada Byron y Grace Hooper, que aparecen en 4 ocasiones) algo que logra
distorsionar los indicadores de recurrencia.
Destaca el resultado de 4o ESO de Tecnología, que constituye un hito: es la única
asignatura en la que todas las editoriales muestran una nula representatividad femenina.
Ninguna otra llega a tales extremos ni muestra una omisión tan absoluta. Cabe añadir que
en Tecnologías, dos editoriales Oxford y Santillana no presentan ni una sola mujer,
en todas las asignaturas y cursos. Sin embargo, en Informática, son Santillana y SM las
que no incluyen ni una sola mujer. Es decir, 7 de los 9 libros analizados de Tecnología y
2 de los 3 libros analizados en Informática no presentan ni una sola mujer. Estos datos
son reveladores de la magnitud de la ausencia de las mujeres en estas materias.
La recurrencia en este grupo interesa observar los valores concretos del cociente de
recurrencia (CRm ) en cada asignatura por separado tiene una característica común
con la del grupo de Ciencias: las mujeres no tienen ninguna recurrencia en las diferentes
asignaturas. Así, el CRm de los distintos cursos es 1 o menos de 1, como en 4o de
Tecnología, donde no se ha podido calcular por no haber ninguna mujer.
Como antes se ha dicho ya, el análisis cualitativo nos indica que solo hay dos muje-
res: Ada Byron (matemática y protoinformática) y Grace Hooper (informática), ambas
relacionadas directamente con la materia. No hay más mención a ninguna otra mujer.
156
tanto referidos a presencia (IEGp ) como a apariciones (IEGa ). La materia de Tecnologías
destaca por estar, al completo (1o , 3o y, por supuesto, 4o ESO), por debajo de los valores
de 0,05, en la franja de equitatividad ínma. Destacan especialmente las Tecnologías de
4o ESO, por tener un IEG de 0. Informática tiene unos resultados ligeramente superiores
de IEGp y IEGa , pero aun así, no alcanza el valor de 0,10.
Situación del grupo. Las bajísimas cifras de presencia femenina, con los dos valores del
IEG en el tramo ínmo (0,02), son las peores de todos los grupos y representan una de las
más pronunciadas carencias de la etapa educativa, además de mostrar un discurso para las
tecnologías extremadamente androcéntrico, que lo marca como un ámbito exclusivamente
masculino. La disociación implícita entre tecnologías y mujeres que estos datos suponen
y que se transmite desde la secundaria obligatoria se encuentra, sin embargo, alejada de
la realidad y tergiversa los contenidos de estas materias. Todo ello señala la necesidad
de una profunda reestructuración del discurso de la asignatura para adecuarlo a criterios
más acordes al desarrollo tecnológico, tal y como ahora lo conocemos. La omisión casi
total de mujeres supone un ataque frontal al rigor con el que deberían impartirse estas
materias, encumbradas hasta el exceso en el discurso sociopolítico contemporáneo.
5.2. Tecnologías
Esta materia se impartía en 3 niveles de la ESO: 1o , 3o y 4o ESO. Las dos primeras
asignaturas las cursa, de forma obligatoria, todo el alumnado, mientras que Tecnologías
de 4o ESO es una optativa de obligada oferta.
Están analizados los 9 libros de las tres editoriales correspondientes a los 3 niveles. En
la Tabla 5.2 tenemos los datos generales de la asignatura en contraste con los generales
y los del grupo.
Con un porcentaje de presencia de mujeres Ppm del 0,9 % (2 mujeres entre 211
hombres) y uno similar de apariciones (Pam : 0,9), esta asignatura es la que muestra
el índice más bajo de presencia de mujeres de todo el temario. Las cifras absolutas
de presencia femenina son tan bajas que llegan a desvirtuar el comportamiento de los
indicadores. Estas cifras anando con dos decimales son, en presencia (Ppm ), 0,88 %
157
Tabla 5.2: Datos generales de Tecnologías. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
y en recurrencia (Pam ), 0,94 %, a pesar de que aparecen en la tabla con la misma cifra
(0,9 %).
La materia, como es habitual, a medida que avanzan los cursos, va perdiendo repre-
sentatividad femenina, pero en este caso, lo hace de manera concluyente y categórica, ya
que en 4o ESO, entre 117 hombres, no aparece ni una sola mujer en ninguna editorial. Un
dato extremo y único que no se repite en ninguna asignatura. La repercusión de este dato
está magnicada por el hecho de que las dos mujeres mencionadas solo aparecen en una
editorial: SM. Ni Oxford (0 mujeres/28 hombres), ni tampoco Santillana (0 mujeres/89
hombres)1 presentan ni una sola mujer en todo el temario, lo que aumenta aún más la
naturaleza de excepcionalidad con la que se las considera.
Por otro lado, observamos que el número de hombres (p ) mencionados es considerable:
211. Esto desmonta un tópico; aquel que pretende que en esta asignatura no aparecen
nombrados personajes, ni hombres ni mujeres. Frente a lo que se suele considerar, sí hay
una presencia masculina notable; por tanto, no nos encontramos frente a una asignatura
que presenta un bajo índice de presencia de personajes en general, sino, pura y llanamente,
frente a una pronunciadísima que llega a ser absoluta al nal de la etapa ausencia de
mujeres: técnicas, ingenieras, inventoras con patente, cientícas aplicadas, informáticas. . .
que no aparecen y, por tanto, se induce a creer que no existen.
El comportamiento del coeciente de recurrencia (CR ) es similar al de Ciencias en la
recurrencia femenina: tal recurrencia no existe. En cada uno de los cursos comprobamos
que el coeciente de recurrencia femenino (CRm ) es 1. Las mujeres solo son menciona-
das una vez en cada curso. No obstante, hay que tener en cuenta que el CRh/m queda,
como pasó con los anteriores indicadores, desvirtuado, ya que al haber solo 2 mujeres y
aparecer en 3 ocasiones, el CRm general sube a 1,5, una cifra parecida a la que presentan
1
Las cifras por editoriales se pueden consultar en http://mujeresenlaeso.uv.es, yendo a Consultas
y seleccionando en Asignatura : Tecnologías y utilizando el desplegable de Editorial para seleccionar la
editorial de la que se quiera observar las cifras.
158
Tabla 5.3: Tecnólogas en Tecnologías.
los varones (1,55), pero que nada tiene que ver con una parecida repercusión.
El análisis cualitativo nos proporciona el nombre de las dos únicas mujeres que son
mencionadas: Ada Byron (matemática-protoinformática) y Grace Hooper (programadora
informática y militar). Ambas, por añadidura, en el lugar donde hallamos la información
prescindible: el anexo, donde están reseñadas. Ada Byron es del siglo XIX y Hooper, del
siglo XX.
A pesar de que la práctica ausencia de mujeres en esta asignatura conlleva un gran
error en los porcentajes calculados, en la Tabla 5.3 ofrecemos los datos en relación con
el número de especialistas en Tecnología y su presencia en el siglo XX.
A continuación, el IEG de la materia (Figura 5.2) nos indica cuál es su situación en
relación a la equitatividad en la asignatura
El IEG de la materia se halla en el subtramo ínmo. Con cifras generales que se
encuentran hundidas por debajo del 0,02, tanto en lo relativo a presencias IEGp como a
apariciones IEGa , resultan las peores de toda la etapa. Todos sus valores, tanto generales
como por cursos, se encuentran por debajo de 0,05, en la franja extrema de equitatividad
ínma.
El caso de 4o ESO, con una ausencia absoluta de mujeres, representa un hito en la eta-
muy bajo
IEG p
IEG a
0.06
0.05
0.04
0.03
0.03
0.02
0.02
0.00
0.00
0.
Tecnologías [1º] [3º] [4º]
159
pa y concreta el panorama más negativo que puede ofrecer una asignatura. Sencillamente
no puede ser peor.
Situación de la materia. Los valores del IEG, tanto el medio (IEG: 0,02), como el
de los tres cursos, todos ellos con valores inferiores a 0,05, en la franja de equitatividad
ínma, muestran los peores resultados de todas las asignaturas de la etapa educativa.
Esta asignatura presenta, por lo tanto, una de las más pronunciadas carencias de toda
la etapa. El décit de mujeres en los contenidos de la materia es señaladísimo, llegando
en 4o ESO a la ausencia absoluta de mujeres. Esos resultados con relación a la editorial
SM. En las otras dos editoriales Oxford y Santillana, lo que es más grave aún, no
encontramos ninguna mujer en ningún curso. Solo dos manuales (1o y 3o ESO de SM)
de los nueve analizados mencionaron a dos técnicas. Los otros siete, ni tan solo a una.
En Tecnologías, la manifestación característica de la rotunda dominancia masculina
que exhibe la asignatura toma una forma clara: la exclusión radical de mujeres. La diso-
ciación implícita entre tecnologías y mujeres que estos datos suponen se encuentra tan
alejada de la realidad actualmente conocida, que adultera los contenidos de la materia
y distorsiona la visión de la tecnología que se transmite, para aumentar el desaguisado,
desde la enseñanza secundaria obligatoria. Esta situación priva de todo rigor el relato de
la asignatura. Por añadidura, esa destacada ausencia de modelos femeninos alimenta la
falta de preferencia que las mujeres muestran por estos estudios.
Todos estos datos señalan la necesidad de una profunda reestructuración del discurso
de la asignatura para adecuarlo tanto a criterios de precisión cientíca y también
histórica, de la que se encuentra muy alejada, como a los requisitos académicos de
rigor que marca la ley. Las tecnologías deben incorporar a las numerosas mujeres que en
distintas áreas técnicas las artes prácticas, como se decía en épocas anteriores al siglo
XX han hecho aportaciones a la disciplina. En caso de no hacerlo, supondría un ataque
frontal al rigor con el que debería impartirse esta asignatura.
Líneas de actuación. Para adecuar el relato que presentan las Tecnologías, proponemos
seguir las líneas siguientes, denidas en función de sus carencias actuales:
En primer lugar, se deberían incluir, como elementos de desarrollo tecnológico, todos
aquellos avances técnicos relacionados con lo doméstico (tratamiento de los alimentos,
lavadoras, lavaplatos, frigorícos, planchas, etc.), así como los avances técnicos relacio-
nados con las mujeres o la crianza que hayan tenido repercusión y éxito comercial (los
pantis, el sujetador o los pañales desechables, etc., todas patentes femeninas, por cier-
to). Cabría también incorporar la gran cantidad de inventoras con patentes, cientícas
aplicadas, técnicas e informáticas que, desde siempre y más en concreto, desde el siglo
XIX, han hecho aportaciones signicativas a la tecnología. Todas estas mujeres confor-
man modelos que se ofrecen a las estudiantes. También en esta línea de adecuación del
discurso habría que citarlas, junto a los conceptos donde sea conveniente mencionar sus
contribuciones concretas.
En segundo lugar, se deberían utilizar los inventos o patentes de mujeres como elemen-
tos de ejemplicación cuando haya que trabajar mecanismos, tecnologías de la comuni-
160
cación o lo que requiera el temario, ya que en todos los aspectos han habido aportaciones
femeninas, para dejar constancia de su participación.
Por último, su mención en los enunciados de las actividades sería un eciente modo
de divulgarlas.
5.3. Informática
Esta asignatura se imparte en 4o ESO como optativa de oferta obligatoria y, por
tanto, su repercusión en el alumnado es bastante limitada. Están analizados los 3 libros
de 4o ESO de las tres editoriales. En la Tabla 5.4 se encuentran los datos generales de la
asignatura contrastados con los globales del grupo y los generales de la etapa.
Esta asignatura, donde solo aparece una mujer entre 25 hombres y con un porcentaje
de presencia de mujeres (Ppm ) del 3,8 % y de apariciones (Pam ) del 3,4 %, muestra
una representación femenina algo superior a las Tecnologías, aunque también muy baja.
No obstante, el caso de Informática debido a la escasa presencia, también de hombres,
en números absolutos no reviste la magnitud alcanzada por las Tecnologías. Otro de
los elementos que concurren en esta asignatura es la falta de recurrencia femenina. El
coeciente de recurrencia femenino (CRm ) es 1; de forma similar a lo que ocurre en Tec-
nologías y en el grupo de Ciencias, la(s) mujer(es) que aparecen aquí, solo lo hacen en una
ocasión. Sin embargo, tal y como ocurre también en Tecnologías pero al contrario, esta
vez, que en las Ciencias, donde los varones tienen una fuerte recurrencia, en Informá-
tica los hombres no tienen tampoco mucha recurrencia, siendo su coeciente CRh de 1,1.
Respecto al análisis cualitativo, la única mujer que aparece es Ada Byron por cierto,
una de las dos que aparece en Tecnologías y solo lo hace en una editorial, en este caso
Oxford, y en una posición secundaria: citada en cuerpo. A esto hay que añadir que carece
161
Tabla 5.5: Informáticas en Informática.
de recurrencia: solo aparece una vez. Además, dos de las tres editoriales no presentan ni
una sola mujer en sus contenidos.
A pesar de no ser signicativa, la Tabla 5.5, ofrece los datos en relación a la sola
mujer que aparece en Informática.
Los datos del IEG, en la Figura 5.3, ofrecen los valores alcanzados por la asignatura. El
IEG tanto de personajes (0,08) como de apariciones (0,07) de Informática se encuentra
en el tramo más bajo del índice: IEG muy bajo, en la franja inferior a 0,1, en una
situación algo mejor que las Tecnologías, pero que denota una severa e incuestionable
falta de equitatividad de la materia.
Situación de la materia. Con un IEG muy bajo (0,07), en la franja inferior del tramo,
los datos de Informática conrman de forma inequívoca el estado de carencia en que se
encuentra la asignatura y subraya las carencias que hemos señalado ya en Tecnología:
0.1 IEG p
IEG a
0.08
0.07
0.05
0.
Informática [4º]
162
Todo ello delimita un área que presenta una perentoria necesidad de adecuación del
relato e inclusión de las mujeres ausentes para no abundar en el hecho que estos datos,
llevándonos a error, parecen conrmar de una disociación más o menos completa entre
mujeres y tecnologías.
Líneas de actuación. Como esta asignatura presenta carencias de la misma índole que
Tecnologías, sus necesidades de adecuación son también similares: en primer lugar, ne-
cesita adecuar el relato de la materia a través de la consideración e inclusión de la gran
cantidad de informáticas, matemáticas e ingenieras que han hecho aportaciones signica-
tivas a la materia. También, en esta línea de adecuación del discurso, habría que citarlas,
en el plano teórico, donde sea conveniente en relación con sus contribuciones, aunque
como hemos visto, en esta asignatura no acostumbra a citarse a muchos personajes.
En segundo lugar, se deben utilizar las contribuciones de estas informáticas como
elementos de ejemplicación y para ello resultan un espacio propicio los enunciados de
las actividades que se propongan. También se pueden utilizar estas contribuciones co-
mo elementos secundarios; por ejemplo, mediante la creación de una página web cuya
temática pueda estar relacionada con mujeres: aventureras, empresarias, activistas, etc.
163
164
Capítulo 6
Grupo de Lenguas
165
Tabla 6.1: Datos generales del grupo de Lenguas. Evolución por cursos y
materias. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
resultados. Por el contrario, los datos más bajos del resto de materias tienen que ver con
la omisión de las mujeres en la memoria histórica y cultural.
Las cifras de recurrencia también revelan esta separación de materias en dos sub-
grupos. Así tenemos que, en Francés e Inglés, mujeres y hombres tienen coecientes de
recurrencia muy similares. En Inglés, de hecho, los dos sexos tienen exactamente el mis-
mo coeciente de recurrencia, CR : 1,7, por eso su cociente de recurrencia CRh/m es 1:
ambos sexos, aunque no tienen la misma presencia, tienen idéntica repercusión en los
textos. En Francés, con un cociente de recurrencia CRh/m de 1,1, los varones aparecen
solo un 10 % más que las mujeres.
Sin embargo las cifras son muy distintas para el resto de materias. Castellano y Latín
tienen un cociente de recurrencia CRh/m de 1,7, lo que indica que por cada vez que apa-
rece una mujer, un hombre lo hace en 1,7 ocasiones, es decir, un 70 % más de las veces.
Valenciano suaviza este contraste con un CRh/m de 1,3, donde los hombres aparecen un
30 % más de las ocasiones.
166
grupo no es igual para todas. Las lenguas (frente a la literatura), que, por sus caracterís-
ticas y su trabajo con variedad de textos y temáticas, ofrecen una visión que concierne
a distintos aspectos de la realidad, se prestan mejor a un análisis de la totalidad de mu-
jeres presentes en ellas y esto nos proporciona datos sobre la diversidad de modelos que
se brindan a las alumnas (y, por supuesto, también a los alumnos). Por ello, en algu-
nas ocasiones no se han considerado especialistas como tales, sino que se ha estudiado
a todas ellas, convertidas, en este caso, en las referentes disciplinares : de esta forma sa-
bemos qué modelos o grupos de mujeres están presentes, cuáles de esos grupos son más
representativos y cuánta variedad de modelos femeninos detentan.
El propósito de esta tesis, comprobar la presencia de la tradición cultural femenina
en los contenidos académicos, ha llevado a su autora a realizar un análisis más detalla-
do de la literatura española, en concreto, del canon literario que se presenta y del peso
e importancia que las escritoras tienen en él. La representación que tienen las mujeres
dentro del canon cultural nos interesa especialmente y la literatura, por la profusión de
personajes que ofrece y la importancia que tiene, es la más adecuada para este estudio.
Este análisis más detallado se encuentra en el capítulo 8, Análisis del canon literario en
español de la ESO.
Por otro lado, la escasa presencia de obras de autoría femenina es una de las grandes
y graves carencias de la etapa, puesto que omite sistemáticamente la producción feme-
nina. Apenas encontramos obras, y cuando nos centramos en la historia de la literatura,
tanto en Valenciano como en Castellano y a pesar de que esta última es la materia que
presenta más obras, se nota especialmente, porque el panorama que ofrecen es muy
pobre y no deja constancia de la tradición literaria histórica de las obras de escritoras.
Por lo tanto, se les impide ser inspiradoras o dejar inuencias en la posteridad. El resto
de asignaturas del grupo apenas presenta obras, ni siquiera Inglés, que sin embargo, en
otros aspectos tiene mejores resultados. La escasez de obras de autoría femenina en este
grupo se revela como uno de los elementos que con más eciencia contribuye al descono-
cimiento de sus aportaciones y creaciones y a la exclusión de la genealogía de producción
cultural femenina.
167
0.75
0.75 IEG p
0.70
0.70
0.68
0.67
IEG a
alto
0.7
0.65
0.65
0.59
0.59
0.6
0.55
0.55
0.55
moderado
0.55
0.47
0.46
0.5
0.44
0.42
0.45
0.40
0.38
0.4
0.32
0.35
0.29
bajo
0.27
0.3
0.25
0.24
0.24
0.24
0.22
0.21
0.25
0.20
0.19
0.19
0.18
0.18
0.17
0.17
0.17
0.17
0.2
0.14
0.13
0.11
0.11
0.15
muy bajo
0.10
0.09
0.09
0.09
0.1
0.05
0.05
0.
º]
s
º]
º]
º]
º]
º]
º]
º]
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º]
º]
º]
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[2
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an
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g
la
In
tín
l
ci
a
te
en
Fr
en
La
as
.L
l
C
Va
G
la etapa que consiguen alcanzar este tramo, ya que ninguna materia abarcando todas
sus asignaturas por curso llega a ese nivel. Solo Inglés, como materia, con su IEG
moderado (0,59), se encuentra cerca de ese límite.
Estos valores de IEG ponen en evidencia la necesidad imperiosa de adecuación de
contenidos que tienen las asignaturas de Castellano, Valenciano y Latín. En claro con-
traste con ellas, Francés, pero sobre todo Inglés, marcan, por el contrario, las líneas que
se deberían seguir para conseguir una mejor equitatividad representativa en los manuales,
a saber:
Una presencia de mujeres y hombres más igualada en cifras absolutas.
Una repercusión en los textos similar, con un coeciente de recurrencia (CR ) igual
para ambos.
En suma, un IEG , tanto referido a personajes como, sobre todo, a apariciones, en
los tramos alto o muy alto
Situación del grupo. Como resumen, del grupo de Lenguas son destacables varios
aspectos:
Presenta las cifras de representatividad femenina más altas de todos los grupos. Es
el único grupo que tiene sus resultados por encima de la media general. Y también
el que ofrece más contrastes: Latín tiene los resultados más bajos de las materias
del grupo de Ciencias, Humanidades y Lenguas, mientras que Inglés ofrece los datos
de representatividad femenina más altos de todas ellas.
168
Está dividido en dos subgrupos diferenciados a los que separa la perspectiva histó-
rica. Aquellas materias que integran esta perspectiva tienen unos datos de represen-
tación femenina considerablemente más bajos. Sin embargo, Inglés y, en segundo
lugar, Francés, ambos anclados en la actualidad, poseen los mejores datos de re-
presentación femenina de toda la etapa.
Los valores del IEG muestran claramente esta división y marcan también las di-
ferentes necesidades. Mientras Castellano, Valenciano y Latín, con un IEGa muy
bajo e incluso, en el caso de Latín, ínmo, necesitan una revisión de contenidos im-
portante, que lleve consigo la adecuación del relato y la incorporación del recorrido
histórico femenino. Inglés, por el contrario, marca las líneas que se deben seguir
para conseguir una representación más equitativa y un grado de coherencia mayor
en el relato que presentan las asignaturas en los manuales.
Por otro lado, la notable carencia de obras de autoría femenina se convierte en uno
de los aspectos más decitarios del temario. Afecta a todos los grupos y encontra-
mos este décit en todas las asignaturas, incluida Castellano que, a pesar de poseer
las mejores cifras de producción femenina, se encuentra lejos de tener una represen-
tación adecuada a las contribuciones de las escritoras. Esta marcada ausencia de
obras de autoría femenina es importante para entender dónde se asienta la creencia
de la falta de contribuciones de las mujeres a la literatura (y por tanto, a la cultura)
y resulta un dato clave para comprender cómo se perpetúa el desconocimiento de
la producción femenina.
Líneas de actuación. Las asignaturas que necesitan una mayor y urgente revisión son
las que contienen una perspectiva histórica: Castellano, Valenciano y Latín. Como vemos,
principales encargadas de la transmisión de la tradición cultural.
En este sentido, se debería partir de la consideración de las mujeres como creadoras
de literatura. Este debería ser el punto de partida para la adecuación del relato literario
que debe llevar consigo la incorporación del recorrido literario histórico femenino, la
revisión del canon literario y la inclusión tanto de creadoras y guras signicativas de la
tradición literaria de las mujeres, como de las obras de autoría femenina. Es decir, en cada
periodo y movimiento literario deben estar presentes las escritoras y literatas que en ese
tiempo crearon. Nunca se deben presentar como las escritoras en el Barroco a modo
de ejemplo, sino insertas en el entramado cultural y social de su tiempo. Apartados
de este tipo solo ayudan a aumentar la excepcionalidad con la que son presentadas las
mujeres.
Sin embargo, las materias de Inglés y Francés deberían seguir en la línea en que se
encuentran, si bien deberían añadir una mayor variedad de modelos de mujeres y una
mayor cantidad de obras de autoría femenina.
169
6.2. Latín
La asignatura de Latín se imparte únicamente en 4o ESO como optativa de oferta
obligatoria, de manera que solo es estudiada por el alumnado que la elige y, por ello,
tiene una repercusión limitada. Se han analizado 2 libros de 4o de Latín correspondientes
a las editoriales SM y Santillana. Oxford no edita manual de Latín.
Esta asignatura consta de cuatro bloques temáticos, cuyos resultados parciales pueden
ser consultados en la Red. No obstante, a pesar de que es en el bloque temático Vías no
lingüísticas de transmisión del mundo clásico donde encontramos un enfoque histórico
más marcado, el análisis se centrará en la totalidad de bloques que presenta la asignatura.
Uno de los aspectos que hemos querido comprobar en los datos de Latín es si la visión
del mundo clásico cuenta con representación femenina. También comprobaremos si se ci-
tan obras femeninas y cuáles son estas. Nos interesa comprobar cuántas y qué modelos de
mujeres de la Antigüedad greco-romana son citadas en los manuales. Queremos, además,
contrastar los números y los nombres de las mujeres que presenta esta asignatura con el
bloque de Historia que estudia la Antigüedad (1o ESO: Sociedades prehistóricas, prime-
ras civilizaciones y Edad Antigua) para ver los modelos de mujeres que se presentan de
esta época, importante por ser este un periodo que consideramos fundacional.
En la Tabla 6.2 ofrecemos los datos generales de presencia (p ) y recurrencia (a ) de
las mujeres y los hombres que se encuentran en los libros de texto de Latín.
Resalta la cantidad de personajes que tiene la materia: 357 entre mujeres y hombres.
Sin embargo, la representación femenina con la que se ilustra esa época es mínima. El
porcentaje de presencia de mujeres (Ppm ) en Latín es del 4,5 %, pero solo aparecen en
los textos en un 2,7 % de ocasiones (Pam ). Los números absolutos (16 mujeres entre 341
hombres, que aparecen 22 veces frente a las 801 veces que son mencionados los varones)
muestran con mucha claridad el desequilibrio entre unos y otras. Las cifras de represen-
tación femenina son ínmas y pueden compararse (en relación con las humanidades y
Tabla 6.2: Datos generales de Latín. Evolución por cursos. Variables bá-
sicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
170
Tabla 6.3: Mujeres especialistas en Latín.
las letras), con las de Tecnologías. Como vimos en la Tabla General (3.1), Latín y Tec-
nologías son las materias con menor representación femenina, con el IEGa en el tramo
de equitatividad ínma. En el caso del Latín, este dato es signicativo porque tiene una
gran cantidad de personajes, todos ellos ilustrando una época y cultura, especialmente
importante, donde las mujeres parecen no tener ni cabida ni importancia.
Esta ya exigua representación femenina ve reducida todavía más su repercusión, como
es habitual, por el indicador de recurrencia: el cociente de recurrencia CRh/m es 1,7. Los
varones aparecen en un 70 % más de ocasiones que las mujeres. Su coeciente de recu-
rrencia CRh es 2,3 y se encuentra entre los más altos valores de recurrencia masculina;
el femenino (CRm ), en cambio, es de 1,4.
171
(16 en total) deja en nada este porcentaje. Es una cifra ciertamente baja para una época
cuya importancia la vemos reejada a través de los tantísimos varones establecidos como
referentes: en la política, en el arte, en la ciencia, en la guerra, en el pensamiento, en
la literatura, en los viajes, etc. Esto proporciona un catálogo de modelos sociales muy
amplio que forja referentes culturales y sociales, pero exclusivamente para los varones, ya
que solo parecen importar ellos. Esta asignatura transmite con meridiana claridad solo
reconoce las contribuciones de los varones la idea de que únicamente estos últimos
merecen el reconocimiento por sus aportaciones y la divulgación de sus logros, es decir,
ellos son presentados como los únicos protagonistas de la historia.
Con relación a las mujeres mencionadas, el siglo I, antes y después de Cristo, son
los siglos más concurridos, coincidiendo con la época de César, y relacionadas con él
encontramos 2 de las 10 mujeres. En el grupo hallamos a una griega, Safo; 4 patricias
romanas; 2 mártires cristianas; 2 escritoras en latín, y a Cleopatra. Entre todas ellas
Cleopatra destaca en importancia por el número de referencias que tiene ya que, a pesar
de ser citada solo dos veces aquí, aparece también en otras 3 materias (Matemáticas,
Historia e Inglés), con lo que su repercusión se ve reforzada por el resto de asignaturas.
Aparte de las patricias romanas, todas cercanas a la época de César, aparecen dos guras
interesantes: Egeria, una viajera hispánica, que escribió su peregrinación a Jerusalén en
el s. IV, y Rosvita de Gandershein, autora del s. X, que fue el primer autor en escribir
teatro clásico en latín en la Europa medieval. Esta última solo aparece citada en
uno de los manuales. Por último cabría destacar la importancia de la gura de Safo de
Lesbos en contraste con la consideración que recibe en los manuales, donde es presentada
con muy poca relevancia. A pesar de la incuestionable herencia literaria que nos dejó y
de su reconocido valor desde antiguo, solo aparece y dos veces en esta asignatura.
Además, no se incluye ni en Historia, ni en Literatura, ni en Música. Los estudiantes que
no cursen Latín no sabrán nada de ella, ni siquiera que ha existido.
El grupo de mujeres más destacadas, porque de ellas se cita algo más que el nombre
y están en el cuerpo del texto, son Pompeya, Safo y Rosvita de Gandersheim. Y hay 4
que solo aparecen citadas en el anexo, lo que les sustrae toda importancia. Son Cecilia
Metela, Santa Eulalia, Flavia Domitila y Mesalina. Añadir que Santa Eulalia aparece
como el nombre de una iglesia, no como referencia a la persona.
De las cuatro obras que aparecen en Latín, dos tienen que ver directamente con el
mundo clásico o la lengua latina. Así, en La peregrinación de Egeria, escrita en latín, se
relata el viaje de la monja hispánica Egeria a Jerusalén en el siglo IV; en El rey debe
morir, Mary Renault recrea la leyenda de Teseo, rey de Atenas; Iacobus, de Mateldi
Asensi, ambientada después de las cruzadas, también recrea épocas donde el latín era
lengua franca. Por último, Harry Potter y la cámara secreta, de J K. Rowling, tiene interés
literario para el alumnado, pero se encuentra ajeno a la temática de la asignatura.
Los datos del IEG de la asignatura, recogidos en la Figura 6.2, no hacen más que
conrmar lo observado ya. Así, el IEGa de apariciones el segundo más bajo de todas
las asignaturas se encuentra, con un 0,05, en la franja de equitatividad ínma, algo que
solo ocurre en las Tecnologías. El IEGp de presencia, con un valor de 0,09, no alcanza
172
IEG p
muy bajo
IEG a
0.1
0.09
0.05
0.05
0.
Latín [4º]
ni siquiera el tramo superior del IEG muy bajo, quedándose en el tramo inferior.
Situación de la asignatura. Los datos de Latín constatan una de las más bajas re-
presentaciones femeninas de todas las asignaturas, con un IEGa en la zona de ínma
equitatividad de género. Las mujeres nombradas aparecen en un escaso 2,7 % de ocasio-
nes. Estos datos conrman el patrón ya marcado por la asignatura de Historia (véase
el apartado 7.2.1), donde se barre con la presencia de mujeres desde la Antigüedad y
de donde no pueden extraerse modelos femeninos. Los varones son presentados como los
únicos protagonistas de la época, y, al ser esta una época fundacional, el dato reviste
especial gravedad. La asignatura no tiene mucha repercusión en el alumnado, pero sus ci-
fras en coherencia con las que presenta Historia en su relato de este tiempo muestran
abiertamente cómo, desde estos periodos clásicos, desaparecen las mujeres de lo escrito,
lo que alimenta su posterior ausencia en el relato de las sucesivas épocas históricas. Desde
el relato de la Antigüedad, que no presenta modelos femeninos, ni se las tiene en cuenta,
tanto sea en Historia como en Latín, queda normalizada la exclusión.
Entendemos que hay dos carencias principales en la asignatura. De un lado, el falsea-
miento del discurso histórico a través de la ausencia de modelos femeninos, que permite
creer que no ha habido mujeres ni aportaciones femeninas relevantes en la Antigüedad.
De otro, la omisión de sus contribuciones, tanto culturales y sociales como individuales.
Todo ello implica revisar el contenidos y adecuar el relato de la asignatura entera y, sobre
todo, del bloque temático Vías no lingüísticas de transmisión del mundo clásico.
Líneas de actuación. Para paliar estas carencias que se derivan del análisis, pensamos
que se deberían citar a algunas de las numerosas mujeres abajo nombramos a algu-
nas principales que, a título individual, han participado de los diferentes aspectos del
173
desarrollo social y cultural de la época.
Otro de los aspectos a revertir es la consideración social de las mujeres que, como
grupo social diferenciado, actualmente es inexistente y cuyos trabajos especícos están
desprestigiados. Sin ir más lejos, el mantenimiento de una familia en la época contempla,
entre otras cosas, conseguir, manipular y conservar alimentos, cocinar y proveerse de fuego
y leña, tejer, coser y vestir a la familia, atender la casa, lavar, parir, criar, cuidar la salud
de todos, atender enfermos, ancianos, las necesidades de infraestructura, cuidar animales
y también cultivos. . . todo ello la convierte en una unidad de producción esencial, que no
es considerada como tal. Sería también necesario reconocer a las mujeres su relación con
los ocios que han ejercido y en las condiciones en que lo han hecho y su consideración
social en tanto que ciudadanas, cuáles eran sus obligaciones y sus derechos. Este es otro
de los aspectos que esta asignatura debería tener en cuenta.
Queremos proponer algunos de los modelos indispensables que deberían ser incluidos
en la materia. De Grecia debería mencionarse a Safo de Lesbos también en Literatu-
ra, en Historia y en Música, al menos y otras líricas como Corina; en astronomía a
Aglaonice de Tesalia; en ciencia a Teano y las pitagóricas y a Hipatia de Alejandría; en
medicina a Agnodice de Atenas; en política a Aspasia de Mileto con amplia inuencia
cultural, además y a Artemisia de Halicarnaso o Telesilla de Argos; en losofía a la
misma Aspasia, Areté de Cirene o Hiparquia la cínica, por citar algunos ejemplos.
En Roma, haría falta la mención especial de aquellas patricias que han ostentado
parcelas relevantes de poder, como Fulvia, esposa de Marco Antonio y activa política;
Livia, esposa de Augusto y con un poder palpable; Agripina, mujer de Claudio; Julia
Mesa y Julia Soemia, abuela y madre de Heliogábalo y primeras mujeres en ser admitidas
en el Senado. También encontramos oradoras como Hortensia, escritoras como Sulpicia,
lósofas neoplatónicas como Asclepigenia o Edesia, alquimistas como María la Judía
(la del baño María), referentes culturales como Cornelia, la madre de los Gracos,
entre otras muchas. Incluso tenemos guras malditas como Clodia, la Lesbia de Catulo
o Locusta, esclava envenenadora y asesina en serie al servicio de Agripina y Nerón,
por poner otros ejemplos menos evidentes. Destaca, sin embargo, la medicina romana,
que tuvo ilustrísimos nombres como Elefantis, Aspasia o Cleopatra (nada que ver con
sus homónimas griega y egipcia), que escribieron tratados de notable inuencia en el
medievo (se convirtieron en las fuentes de la escuela Salernitana donde trabajó Trótula
de Salerno) y ejercieron su profesión de manera reconocida.
6.3. Castellano
La asignatura de Castellano se imparte en los cuatro cursos de la ESO y es una de las
asignaturas troncales, junto a Matemáticas y Valenciano. Su importancia también viene
derivada de los numerosos personajes que reúne, lo que le proporciona una gran capacidad
de presentar modelos individuales y también sociales. Además, el enfoque histórico que
tiene la literatura, aporta elementos fundamentales para establecer una visión de mundo,
unos parámetros culturales y una determinada memoria histórica donde, a través de la
selección de obras, hechos y autores y autoras, prevalece lo considerado como esencial.
174
Tabla 6.4: Datos generales de Castellano. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
175
tienen unos porcentajes de apariciones de 8 % y 10 % respectivamente). Hay una gran
diferencia entre el coeciente de recurrencia masculino (CRh ), que es 2,9, y el femenino
(CRm ), que es 1,7. De hecho, el cociente de recurrencia (CRh/m ), 1,7 muestra la ma-
yor repercusión masculina en esta materia. Los hombres aparecen un 70 % más de las
ocasiones.
176
Chacón, Mar Cole, Ana Diosdado, Lucía Etxebarría, Gloria Fuertes, Belén Go-
pegui, Almudena Grandes, Ana María Matute, Gabriela Mistral, Ana María
Moix, Isabel Molina, Amelie Nothomb, Paloma Pedrero, Alejandra Pizarnik,
Soledad Puértolas, Ada Salas, Carlota Soldevila, Alfonsina Storni, Mariasun
Landa, Karmentxu Marín, Concha López Narváez, María de la Válgoma (abo-
gada y escritora), Rosemary Sutcli, Pilar Gómez Esteban.
s. XIX (4): Mary Shelley, Rosalía de Castro, Cecilia Bölh de Faber Fernán Ca-
ballero, Emilia Pardo Bazán.
s. XVIII (1): Josefa Amar y Borbón.
s. XVII (1): Sor Juana Inés de la Cruz.
s. XVI (1): Teresa de Ávila.
s. X (1): Murasaki Shikibu.
Periodistas (20): s. XX: Carmen Aguilera, Jamila Mujahed (periodista afgana), Sol
Alameda, Carmen Pérez-Lanzac, Eva Quintana, Susana Hidalgo, Natalia Gironella,
Ane Urdangarín, Cathy Newman, Malén Ruiz de Elvira, Mónica L. Ferrado, Naia-
ra Galarraga, Sonia Garde, Angela Botzer, Lourdes Gómez, Mercè Molist, Elena
Sánchez, Olalla Cernuda, Elsa Fernández-Santos, Sonia Vizoso.
Filólogas (3): s. XX: María Brey, Margit Frenk Alatorre, Mercedes Aguirre (lóloga).
Personajes históricos (17):
s. XX (5): Ganxhe Agnes Bojaxhiu Teresa de Calcuta, Zenobia Camprubí (citada
como esposa de J.R.J.), Eva Quintana (analista de Intermón Oxfam), Amparo
Rubiales (política), Ángeles Parra (ecoactivista).
s. XIX (4): Isabel II de Borbón (reina de España), Teresa Mancha (amante de
Espronceda), Mariana Pineda, Thérèse Martin Santa Thérèse de Lisieux.
s. XVIII (1): Ma Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo (XIII Du-
quesa de Alba).
s. XVI (5): Elena de Zúñiga, Isabel Freyre, Juana La Loca, La Gioconda, Duquesa
de Soma.
s. XV (1): Isabel la Católica.
s. I (1): María de Nazareth (madre de Jesús).
Otras personas (6) s. XX: Margarita Sánchez La viuda negra de Barcelona (asesina
en serie), Florencia Pinto Cohen (lectora de El País), Rosario Urrutia (especialista
en radioestesia), Lola Venegas (nutricionista), Mercedes Sánchez (bloguera de moda
y estilo), Duquesa de Beresford.
177
Tabla 6.5: Mujeres especialistas en Castellano.
Historiadoras (2): s. XX: Mónica Gloria Hoss de le Compte, Elisa Garrido González.
Filósofas (3): s. XX: Adela Cortina, Victoria Camps, María Zambrano.
Cantantes (9): s. XX: Bebe, Dolo Beltrán, Eva Amaral, Björk, La Mala Rodríguez,
Nati Mistral, Shakira, Mona Bell, Amaia Montero.
Actrices (13): s. XX: Silvia Abascal, Rosa Vivas, Julieta Serrano, Terele Pávez, Am-
paro Rivelles, Isabel Álvarez, Penélope Cruz, Magüi Mira, Marta Nieto, Ariadna
Gil, Wynona Ryder, Liz Taylor, Susana Hidalgo.
Bailarinas (3): s. XX: María Chouinard (bailarina y coreógrafa), Tamara Rojo (bai-
larina), Ma Cristina del Pino Segura Gómez Pinito del Oro (trapecista).
Artistas grácas (5): s. XX: Tamara de Lempicka (pintora), Maruja Mallo (pintora),
Esperanza Santos (ilustradora y diseñadora), Sindría Segura (pintora), Frida Kahlo
(pintora).
178
porcentual que aumenta hasta el 60 % si contamos a las periodistas y las lólogas y que
se extiende hasta el 63 % incluyendo en él a las dos historiadoras y a las 3 lósofas. Si
contamos las pequeñas agrupaciones, el grupo que le sigue en número al de las periodistas
es el de las guras históricas con un 10 %, seguido por el de las actrices con una cuota del
8 %. El resto ostenta porcentajes ya minoritarios donde cientícas y cantantes se igualan
en la cuota del 5 %.
Las agrupaciones más amplias que hemos hecho nos proporcionan otra visión más
general. Observamos que el grupo más numeroso, tras las Escritoras y Periodistas, es
el de Actrices, Cantantes y Mundo del espectáculo, que, con un 15 % de la cuota
porcentual, sobrepasa al de las Figuras históricas, este último con un 14 %. A conti-
nuación tenemos el grupo de Universitarias que reúne a las Cientícas y también a
Historiadoras y Filósofas, con un porcentaje del 8 %. Para acabar, las Artistas os-
tentan una cuota del 3 % y la Deportista es una mera anécdota, con una sola mención
y un 0,7 % de cuota. Destaca sobremanera la reducida cifra de Artistas que encontra-
mos, que con un 3 % de cuota sobre todas las mujeres (e insignicante entre todos los
personajes), pasan completamente desapercibidas, muy lejos de tener una representación
acorde a sus aportaciones y de resultar un referente cultural.
Otro de los aspectos destacables es el peso que tiene en el total de mujeres el grupo
de Actrices y Cantantes, que se revela como uno de los más representativos, tras el de
Escritoras. Carece también el temario de Figuras históricas de referencia, pues si bien
encontramos desde el siglo XV una representante, al menos, por siglo (salvo en el XVII,
lo que no deja de resultar sorprendente dada la importancia de este siglo en la historia
española y en el que, por supuesto, encontramos muchas mujeres en distintos ámbitos de
la cultura y la política), no es menos cierto que el número de representantes históricas es
meramente anecdótico. Las referentes históricas no tienen apenas peso, como demuestra
el hecho de que Actrices y Cantantes las sobrepasen en número. El escaso número de
dichas Figuras históricas forma parte de ese relato histórico implícito que no reconoce
el protagonismo de las mujeres.
Respecto a la constatación de la genealogía literaria femenina, las abrumadoras cifras
de escritoras contemporáneas (un 89 %; solo hay 8 escritoras que no pertenecen al siglo
XX) dejan claro que de la tradición literaria histórica no queda huella en los contenidos,
que las escritoras de épocas anteriores ni se estudian ni se reconocen como referentes
literarios y que, por supuesto, no forman parte del canon. Estos datos constituyen una
prueba más de la sistematicidad con la que es demolida la genealogía literaria femenina.
Las obras de autoría femenina en Castellano son, de lejos, las más abundantes entre
las de todas las materias, como pudimos constatar en el apartado 3.6. Ellas solas co-
rresponden prácticamente a la mitad de obras de autoría femenina presentes en todos
los contenidos de la ESO. Sin embargo, siguen estando muy lejos de dejar constancia
de la tradición literaria creada por mujeres. Faltan muchas voces y el reconocimiento de
su valor. Porque no conocemos las obras literarias que en cada momento histórico han
realizado las mujeres, de qué han hablado y cómo han escrito. Y nada de eso aparece en
los contenidos. Su lugar en los textos es muy secundario.
179
bajo
IEG p
0.27
IEG a
0.24
0.24
0.25
0.20
0.19
0.2
0.18
0.17
0.14
0.13
0.15
0.11
muy bajo
0.1
0.05
0.
Castellano [1º] [2º] [3º] [4º]
El listado de obras se puede consultar en la red1 . La Figura 6.3 nos muestra los valores
de IEG de Castellano.
Los valores medios del Índice de Equitatividad de Género de Castellano se encuentran
entre el tramo muy bajo (IEGa ) y el bajo (IEGp ). Así, los valores del IEGa de apariciones
de cada nivel se encuentran en el tramo muy bajo. Destacan, sin embargo, los malos
resultados de la segunda etapa 3o y 4o ESO, cuyos valores en el IEG, tanto de
apariciones como de personajes, se encuentran, ambos, en el tramo muy bajo. No obstante,
el IEGp de presencia de personajes de la primera etapa, así como el general de la materia,
se encuentran en el tramo bajo.
Los reducidos valores de IEG que ofrece una asignatura de la importancia de Lengua
y Literatura, todos ellos en el tramo muy bajo cuando nos referimos a apariciones IEGa ,
revelan la perentoria necesidad de una adecuación en profundidad del relato hoy existente
en la asignatura.
Situación de la materia.
Los valores del Índice de Equitatividad de Género de las apariciones (IEGa ), todos
ellos en el tramo muy bajo, indican la apremiante necesidad de adecuar una materia
de esta envergadura.
180
No queda reejada la tradición literaria histórica, su genealogía. La falta de autoras
históricas es enorme, y las que aparecen lo hacen en posiciones secundarias. Los
datos tan bajos de 3o ESO los peores de la materia, encargada del recorrido
histórico, así lo muestran.
A pesar de que las escritoras suponen casi la mitad de las mujeres presentes en la
materia (el 43 %), estas se encuentran lejos de estar debidamente representadas: ni
las contemporáneas ni las históricas. Apenas hay escritoras que dejen constancia
de la tradición literaria femenina en el tiempo.
La revisión del canon literario, donde se debe incorporar a las escritoras ausentes
para recuperar la tradición literaria al completo. Habría que establecer una línea
181
continuada de escritoras, que permita seguir, sin solución de continuidad, la tra-
yectoria de esta literatura de producción femenina. En cada época histórica deben
ser mencionadas aquellas escritoras que son relevantes o ilustrativas de dicho pe-
riodo. Ello ayudará a establecer la genealogía de la producción literaria femenina
a lo largo del tiempo, que contiene temas, tratamientos y géneros distintos a los
normativos. No obstante, las escritoras deben estar siempre incluidas en unas coor-
denadas históricas. Se debe rechazar de plano apartados del tipo Las escritoras
en el Barroco, que solo logran conrmar la excepcionalidad de sus aportaciones,
cuando las creaciones literarias femeninas, tanto en géneros como en temas, son
diferentes, y no excepcionales.
6.4. Valenciano
Valenciano se imparte en los cuatro niveles y es una de las asignaturas troncales de
la etapa. Se estudian los mismos bloques temáticos que en Castellano.
De esta materia solo se han podido analizar 6 libros de los cuatro niveles. De 1o y
2 ESO, los libros de texto de Santillana y Oxford. De 3o y 4o ESO, los manuales de
o
182
Tabla 6.7: Datos generales de Valenciano. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
183
coeciente de recurrencia que en 4o ESO, hecho que no es ajeno el análisis de un solo
manual.
En el caso de esta asignatura, para realizar un análisis más detallado, hemos se-
leccionado como especialistas del listado total de mujeres (66 mujeres) a las escritoras,
periodistas y lólogas. Sin embargo, siguiendo la línea iniciada en Castellano, se ha
analizado la totalidad de mujeres como referentes disciplinares para saber qué modelos
femeninos aparecen en ella. Con intención de determinar qué escritoras forman parte del
canon literario de las letras catalanas que ofrecen los manuales, también analizaremos,
en el apartado 6.4.1, las escritoras que aparecen mencionadas en los bloques relativos a
la historia de la literatura de 3o y 4o ESO. Su presencia dentro de ese canon literario nos
permitirá saber qué constancia queda de las contribuciones literarias femeninas.
Comenzaremos por el panorama general que reúne a las siguientes mujeres, a las que
hemos clasicado en 7 grupos diferentes. Hay 66 mujeres en Valenciano:
Escritoras (42):
s. XX: AD Soeters, Adelaida García Morales, Aitana Guia, Alba Alsina, Anna
Montero, Ann McPherson, Asha Miró, Brigitte Peskine, Carme Miquel, Car-
melina Sánchez-Cutillas, Christine Nöstlinger, Dolors Garcia i Cornella, Elvira
Lindo, Fina Cassalderrey, Gabriela Mistral, Gemma Surribas, Gemma Lluch,
Gemma Pasqual Escrivà, Glòria Llobet, Isabel Alamar, Isabel-Clara Simó,
J.K. Rowling, Lliris Picó, M. Dolors Pellicer, M. Jesús Álava, Maria Beneyto,
Maria Mañeru, Maria Jesús Bolta, Marisol González (poeta), Marta Molas,
Mercè Company, Mercè Viana, Mercè Rodoreda, Raquel Ricart, Rosa Serrano,
Rosa Pagés, Rosario G. Gómez, Theresa Greenaway, Véronique Tadjo y Xaro
Vidal.
s. XIX: Caterina Albert (Víctor Català ).
s. XV: Sor Isabel de Villena.
Periodistas (5): Martina Grau, Mónica Baixauli, Pepa Guardiola, Rocío Ros y Virginia
Mascarós.
Filólogas (2): Margarida Bassols (lingüísta y pragmática), Anna María Torrent (lólo-
ga).
184
Varias (7): s. XX: Ester Ruiz (pintora), Victoria Palau (política), Rosa Sanchis (espe-
cialista en educación afectiva), Mercè Coll (profesora de Historia), Ma José Carrau
(botánica), Gemma Ferrer (psicóloga) y Ángela Navarro (peluquera).
La Tabla 6.8 muestra las cifras generales de las mujeres en Valenciano y su presencia
en el s. XX.
El grupo mayoritario de mujeres es, como cabía esperar, el de especialistas Escritoras,
Periodistas y Filólogas, que representan el 74 % de todas las mujeres presentes en
la asignatura, aunque esto solo se corresponda con el 8 % de la totalidad de personajes
mencionados (Tabla 6.9). No obstante, son cifras de representación porcentual mayores
que las que presenta Castellano para este grupo.
El resto de mujeres que aparecen representan un escaso 2 % de todos los personajes
(y un 24 % de las mujeres). Una cifra que por sí sola habla ya de la falta de modelos
femeninos. Pasemos a ver cuáles son. Actrices y Cantantes forman un grupo que tiene
el 10 % de la representación femenina. Es el más importante, tras el de Escritoras y Pe-
riodistas, aspecto que conrma este modelo de mujer como el más nutrido y transversal
tras las especialistas. Las Figuras históricas apenas tienen peso entre las mujeres, con
un 4 %, de apariciones que corresponde a un 0,5 % de los personajes totales. Su insigni-
cancia numérica es otra prueba de su omisión en la memoria histórica. Hay un grupo
que podríamos llamar de universitarias (comprendería a la historiadora, la botánica y
las psicólogas) que suman, todas juntas, el 6 % de las mujeres (el 0,5 % de todos los
personajes). Las otras tres, donde se encuentra la única artista mencionada, son meras
individualidades.
Es llamativo la ausencia de pintoras, fotógrafas o artistas grácas (especialmente si
tenemos en cuenta que el manual está bien ilustrado), sin mencionar la práctica ausencia
de cientícas, políticas, viajeras, empresarias y otras muchas que se encuentran dentro
de la historia. Esto no deja de ser una muestra de cómo se omite la utilización de guras
y obras femeninas, incluso para la ejemplicación subsidiaria. La variedad de modelos
femeninos es muy pobre.
Y con ello, abordamos el tema de las obras de autoría femenina. Valenciano, con 53
obras de 50 escritoras, es la materia que tiene más obras tras Castellano. A pesar de
ello, su número es claramente insuciente comparado con las contribuciones literarias de
autoría femenina, tanto históricas como actuales, existentes en la literatura catalana.
La Figura 6.4 con el IEG nos ofrece la valoración del estado de la materia. Tene-
mos unos datos pobres de representación femenina, que siguen los mismos patrones que
Castellano. La segunda etapa completa 3o y 4o ESO tiene un IEG muy bajo, en
sus dos valores de presencia y apariciones. Sin embargo, en la primera etapa, 1o ESO,
185
Tabla 6.9: Desglose por grupos de mujeres en Valenciano.
con el mejor IEG de la materia, consigue alcanzar el tramo bajo en sus dos valores de
presencia IEGp y apariciones IEGa , aunque en 2o ESO las apariciones descienden hasta
alcanzar un IEGa muy bajo. Con todo, destaca 3o ESO, la asignatura cuyos valores de
IEG resultan los más bajos de la materia. No debemos olvidar que es en 3o ESO donde
se estudia la literatura desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Es la evidencia de la
omisión de la línea de contribuciones histórica: la negación de precendentes.
Estos valores del IEG, con una equitatividad muy baja, indican, como en Castellano,
la necesidad perentoria de una adecuación de sus contenidos.
IEG p
0.25
IEG a
0.24
0.25
0.22
0.21
0.2
0.18
0.17
0.17
0.17
0.15
0.11
muy bajo
0.10
0.1
0.05
0.
Valenciano [1º] [2º] [3º] [4º]
186
Situación de la materia.
Los valores de Índice de Equitatividad de Género (IEGa ), la mayoría en el tramo
muy bajo, indican, de la misma manera que en Castellano, la necesidad acuciante
de intervención en la materia.
La escasa cifra de mujeres que presenta la materia se encuentra muy lejos de ofre-
cer un panorama más o menos completo o real de la literatura en catalán, tanto
histórica como actual.
Sobre los modelos de mujeres presentados, los nombres y cifras constatan una pau-
pérrima diversidad. El grupo mejor representado tras las especialistas es, como en
Castellano, el de Actrices y Cantantes. Sin embargo, el mundo artístico está
claramente infrarrepresentado, no hay modelos de artistas grácas, por ejemplo,
ni pintoras. Como tampoco los hay, por otro lado, de casi nada: ni cineastas, ni
guionistas, ni fotógrafas, ni activistas, ni deportistas o viajeras, ni empresarias. . .
ni un largo etcétera. La falta de modelos femeninos constituye otra de las carencias.
El canon literario que se presenta, como veremos a continuación, queda sin cons-
tancia histórica de las literatas (salvo sor Isabel de Villena) hasta el siglo XIX,
y presenta una literatura actual depauperada que no recoge las numerosas apor-
taciones que han hecho las escritoras en catalán durante el último siglo donde
apenas encontramos escritoras y ninguna poeta ni dramaturga. Todo ello es una
muestra de la exclusión de las escritoras de la literatura en catalán y la evidencia
187
de la omisión de las mujeres de lo escrito. Está claro que estos datos están lejos de
ofrecer un panorama dedigno de la literatura en catalán.
Líneas de actuación. Por todo ello, es preciso acometer una seria adecuación de los
contenidos de la materia. Esta adecuación, como en Castellano, tendría tres ejes básicos:
188
Tabla 6.10: Resultados generales de personajes por sexos y por cursos en
el bloque temático Educación literaria de Valenciano.
3o ESO 4o ESO
bloque
h m Pm h m Pm
p 78 4 4,9 144 5 3,4
VALENCIANO: Educación Literaria
a 163 8 4,7 250 11 4,2
189
de la literatura en catalán queda incompleto, adulterado y falto del rigor exigible a los
contenidos de la educación obligatoria.
Respecto a las obras literarias que han sido mencionadas en Educación Literaria de
3 y 4o ESO, encontramos únicamente 7 obras.
o
Obras: Els francesos a la picota, Alba Alsina; Drames rurals, Víctor Català ; Noves lec-
tures de les rondalles valencianes, Gemma Lluch y Rosa Serrano; La plaça del Diamant,
Mercè Rodoreda; Júlia, Isabel-Clara Simó y Obra poética de Sor Isabel de Villena.
6.5. Inglés
Esta asignatura se imparte en todos los niveles de la ESO, de 1o a 4o ESO, con
carácter obligatorio para aquellos que cursan inglés como lengua extranjera la gran
mayoría del alumnado. También se oferta en los cuatro niveles de la ESO de segunda
lengua extranjera, como optativa para aquellos cuya lengua extranjera obligatoria sea el
francés. Es una de las asignaturas que tienen peso en la etapa, ya que prácticamente todo
el alumnado la estudia y en los cuatro niveles. Sin embargo, Francés, que tiene el mismo
estatus como asignatura, dado el reducido número de estudiantes que la eligen, tiene una
menor repercusión en la etapa.
Se han analizado los libros de texto de los 4 cursos en las tres editoriales, a excepción
del libro de 4o ESO de SM. En total, 11 manuales de Inglés. Se ofrecen los datos de Inglés
en contraste con los resultados generales del grupo de lenguas y de toda la etapa en la
Tabla 6.11.
Los datos de Inglés, los mejores en relación con la representación femenina en toda
la etapa, presentan algunas singularidades. Tenemos un alto número de personajes, 286
hombres para 119 mujeres; estas últimas representan un 29 % de todos los personajes
190
y aparecen, y esto es una de las singularidades de la materia, en un 29 % de ocasiones.
Como vemos, el indicador de presencia femenina (Ppm ) y el indicador de apariciones
(Pam ) son iguales. Es en la única asignatura donde esto ocurre.
El coeciente de recurrencia (CR ) depara otra particularidad, ya que es idéntico para
mujeres (1,7) y para varones (1,7), por lo que su cociente de recurrencia CRh/m es 1.
Es decir que mujeres y varones tienen, en esta asignatura, la misma repercusión en los
textos. Por cada vez que se nombra una mujer, un varón también aparece nombrado una
vez. Es más, en la evolución de los cursos, aún observamos otra excepción. En 1o ESO, la
recurrencia de las mujeres (1,6) es mayor que la de los varones (1,5). Estos datos acercan
la materia a cotas de equitatividad razonables, de las que se encuentran lejos el resto de
asignaturas.
No obstante, mantiene en su evolución el mismo patrón de comportamiento que el
resto de asignaturas. Así, en 3o y 4o ESO, con un 23 % y 27 % respectivamente de apari-
ciones (Pam ), existe una menor representación femenina que en la primera etapa, donde
el indicador de relevancia (Pam ), alcanza el 34 %, tanto para 1o como para 2o ESO, en
los manuales de Inglés.
191
Björk; Britney Spears; Caroline Corr (batería de The Corrs ); Céline Dion;
Cristina Aguilera; Elaine Paige; Emily Robison; Emma Bunton; Gwen Stefani;
Heidi Range (de Sugarbabes ); Hillary Du; Jamelia; Keisha Buchanan (de
Sugarbabes ); Kelly Clarkson; Kylie Minogue; Mariah Carey; Natalie Maines
(cantante country ); Natasha Bedingeld (nominada para Grammy ); Niomi
McLean-Daley Ms Dynamite (rapera); Paulina Rubio; Rosa Ferrera; Senait
Mehari (cantante alemana de origen eritreo); Shakira; Sharon Corr (del grupo
The Corrs ); Sheryl Crow; Siobhan Donaghy; Skye Sweetnam; Stacey Orrico;
Stacy Ferguson; Tina Turner; Mutya Buena (cantante de soul ).
Actrices (23):
s. XX: Angelina Jolie; Ashley Olsen; Cameron Díaz; Carmen Díaz; Demi Moore;
Emma Watson; Jennifer López (también cantante); Jennifer Aniston; Judy
Garland; Julia Roberts; Keira Knightley; Kirsty McDonald; Marilyn Monroe;
Mary-Kate Olsen; Nicole Kidman; Olivia Newton-John; Penélope Cruz; Salma
Hayek; Sandra Bullock; Scarlett Johanson; Susan Sarandon; Susan Lynch;
Whoopi Goldberg.
Moda y farándula (17):
s. XX (16): Claudia Schier; Daniella Cicarelli (modelo, ex novia de Ronaldinho);
Esther Cañadas; Naomi Campbell; Kate Moss; Françoise Bornet (modelo de
El beso de Doisneau); Sharbat Gula (niña afgana fotograada para NG ); Ste-
lla McCartney (diseñadora de moda); Victoria Beckham (también cantante);
Kelly Edwards (bloguera, moda de casa); Kate Britten (concursante y baila-
rina de un programa tv); Lucy Tate (más joven magistrada inglesa); Lydia
Nash (ganadora de concurso); Malena Hassan (vivió 35 días con escorpiones);
Sandy Allen (la mujer más alta del mundo); Evalyn Walsh McLean (dueña
del diamante de 45 quilates Hope diamond ).
s. XV (1): Lisa Gherardini (modelo de Da Vinci para Mona Lisa ).
Escritoras (8):
s. XX (7): Agatha Christie; Barbara Cartland; Helen Fielding (autora del Diario
de Brigdet Jones ); J.K. Rowling; Janine Licare; Mary Stringer; Mimi Thebo.
s. XIX (1): Mary W. Shelley.
Figuras históricas (16):
s. XX (6): Amelia Earhart (pionera de la aviación); Diana de Gales; Ganxhe Ag-
nes Bojaxhiu (Teresa de Calcuta); Isabel II (Reino Unido); Letizia Ortiz y
Margaret Thatcher.
otros siglos (10): Cleopatra (s. I); Leonor de Aquitania (s. XII); Ana Bolena (s.
XVI); Isabel I Tudor (s. XVI); Jane Seymour (esposa de Enrique VIII, s. XVI);
María Estuardo (s. XVI); María II de Inglaterra (XVII); Victoria I (s. XIX);
Fanny Osbourne (esposa de Stevenson, s. XIX); María Montessori (s. XIX y
XX).
192
Deportistas (9):
s. XX: Anna Kournikova (tenista y modelo); Belén Asensio (taekwondo); Gertru-
de Ederle (nadadora); Jeanette Lewin (hockey); Kelly Holmes (atleta); Serena
Williams (tenista); Tanya Streeter (submarinista); Vanessa Torres (monopa-
tinista); Venus Williams (tenista).
Cientícas (3):
s. XX: Jane Goodall; Lilian Schwartz (informática, creadora de programas); Marie
Curie.
Artistas (1):
s. XX: Lucy Nicholson (fotoperiodista).
A continuación ofrecemos en, las Tablas 6.12 y 6.13, los datos numéricos y porcentajes
de representación femenina globales y por grupos. En el caso de esta asignatura, resulta
de interés observar las cifras que presentan los diferentes grupos y el peso que tienen
tanto sobre el grupo de mujeres, como sobre la totalidad de personajes de la asignatura.
En la Tabla 6.13, hemos dispuesto los grupos en función de su representatividad. La
gran mayoría de mujeres que presenta la asignatura son del ámbito anglosajón y del siglo
XX. El grupo más numeroso es el de Actrices, que suman un 33 % de las mujeres y
casi el 10 % del total del grupo, seguido de las Cantantes, con un porcentaje del 19 %
(y un 6 % respecto a los personajes totales) y el de las Modelos y personajes de la
farándula, que tiene un 15 % (y un 4 %, respecto a la totalidad de personajes). Por lo
tanto, el grupo que forman las cantantes, actrices y modelos, con una cuota del 68 %, son
la holgada mayoría de las mujeres que aparecen en la asignatura. Su peso dentro de la lista
general de personajes de la asignatura es también considerable, un 20 %. Exceptuando
a Lisa Gerardhini, la modelo de Da Vinci, todas ellas pertenecen al siglo XX. Tras el
análisis en Castellano y Valenciano, este modelo de mujer cantante o actriz es el que
obtiene una representación más numerosa.
El grupo que le sigue en importancia es el de las Figuras históricas, con un 14 %
de representación entre las mujeres y un 4 % sobre el total de personajes. Es el grupo con
un mayor número de mujeres de otros siglos y el único que ofrece perspectiva histórica.
El periodo más concurrido es el s. XVI, la época de los Tudor, en donde aparecen varias
nobles inglesas. A excepción de Cleopatra, Leonor de Aquitania y María Montessori,
fuera del s. XX, y de Letizia Ortiz y Teresa de Calcuta, en el s. XX, el resto de mujeres
son inglesas y una norteamericana (la piloto Amelia Earhart).
También otros dos grupos, el de las Deportistas (7,5 % entre las mujeres y 2,5 %
entre todos) y el de las Escritoras (7 % y 2 %, respectivamente), ofrecen modelos anglo-
193
Tabla 6.13: Desglose por grupos de mujeres en Inglés.
194
0.70
0.68
IEG p
0.67
alto
0.7
0.65
IEG a
0.65
0.59
0.59
0.6
0.55
0.55
0.55
moderado
0.47
0.46
0.5
0.45
0.4
0.35
bajo
0.3
0.25
0.2
0.15
muy bajo
0.1
0.05
0.
Inglés [1º] [2º] [3º] [4º]
Los valores del IEG que se obtienen en la asignatura los vemos en la Figura 6.5.
Destacan los altos valores de equitatividad que presenta la materia, muy por encima
del resto. La media general, con un IEG de 0,59 y el mismo valor tanto para apariciones
como para presencias es moderado, aunque hay que subrayar que está a punto de
alcanzar la franja de equitatividad alta. Algo único entre todas las materias, ya que,
a pesar de que Ciudadanía tenga sus dos valores de IEG en el mismo tramo, ni por
número de personajes, ni por capacidad de inuencia, se puede comparar. Se distinguen,
sobre todo, los valores en la primera etapa: 1o y 2o ESO. Ambos cursos se encuentran
en una situación que hemos denido como deseable o adecuada. Ambos cursos tienen un
IEG alto en sus dos valores, y esto representa una novedad y una excepción. Y también
un modelo a seguir. Por añadidura, en 1o ESO, y de manera excepcional también, el
IEGa de apariciones es más alto que el IEGp de presencia, invirtiendo el patrón que
siguen el resto de asignaturas. De todas formas, los dos valores del IEG en cada curso
se encuentran muy igualados.
195
y culturales. De igual forma, el hecho de que se imparta en los cuatro cursos a la práctica
totalidad del alumnado le proporciona una amplia inuencia que no poseen todas las
materias.
Otro de los aspectos destacables es la notable representación femenina que muestran
los indicadores de presencia y relevancia, ambos semejantes, así como el hecho de que
mujeres y varones tengan una recurrencia similar (CRh/m = 1), por lo que casi igualan su
repercusión en los textos. Todos estos son elementos que la acercan a una equitatividad
representativa como ninguna otra asignatura.
No obstante, los modelos de identicación que presenta son mejorables porque no
existe mucha variedad entre las guras femeninas. Los personajes, como corresponde a la
nalidad de la asignatura, ilustran el ámbito anglosajón. Sin embargo, la representación
mayoritaria corresponde a cantantes, actrices, modelos de la actualidad y personajes di-
fícilmente mencionables en otras asignaturas, lo que le quita capacidad de repercusión y
mengua su potencial para la creación de referentes femeninos. En cambio, el grupo de
mujeres formado por las escritoras y las guras históricas, las cientícas, las deportistas
y las artistas, que resulta muy interesante (porque podrían mencionarse en otras asigna-
turas y esto ayudaría a establecer y reforzar una genealogía de mujeres) obtiene un 31 %
de representación entre las mujeres y un no muy señalado 9 % entre todos los personajes
de la asignatura. Como se observa, los modelos femeninos dentro de esos ámbitos cultu-
rales no resultan muy abundantes, por lo que constituye uno de los aspectos que debería
mejorarse.
En resumidas cuentas, podríamos decir que los modelos femeninos que presenta están
muy poco diversicados y actrices, cantantes y modelos se llevan el protagonismo, a costa
de escritoras, artistas, cientícas, activistas u otros modelos femeninos que podrían ser
mencionados desde otras asignaturas para, de esta manera, poder ampliar su repercusión
en los contenidos. Dado el anclaje en la absoluta actualidad que propone la didáctica de
lenguas extranjeras, estas referencias a personajes de mucha difusión mediática serían las
adecuadas para la asignatura, pero el panorama de la actualidad que se ofrece a través
de los manuales de inglés podría ampliarse hacia otros modelos femeninos más diversos
y también conocidos de diferentes ámbitos de la cultura.
Por otro lado, un aspecto deciente son las escasas obras de autoría femenina que
aparecen en los manuales. Ni cómics, ni fotos, ni obra gráca. . . ni siquiera canciones
todos ellos elementos utilizados en la materia suelen tener autoría femenina. Este
es uno de los vacíos que presenta la materia y uno de los aspectos que se deben mejorar
sustancialmente.
La función que puede tener el Inglés y, en general, el estudio de lenguas extranjeras
para reforzar los modelos femeninos que desde otras asignaturas se deberían visibilizar nos
parece uno de los principales aspectos de interés de la asignatura. Además, por supuesto,
del conocimiento que proporciona de la cultura y la actualidad anglosajona. Aun así, esta
manteria debería tener más guras femeninas y mayor variedad de modelos.
Líneas de actuación. En esa línea, y tras el análisis desarrollado, haríamos dos pro-
puestas para la mejora de la asignatura:
196
Por un lado, incluir una mayor diversidad de modelos femeninos. Y que estas guras
femeninas se encontraran, en mayor medida (siguiendo la tónica que se utiliza con
los varones en este misma materia), dentro del mundo de la cultura y la ciencia o la
tecnología, así como dentro del mundo político o el activismo social. Es decir, haría
falta incorporar noticias y referencias de escritoras, activistas, viajeras, cientícas,
aventureras, empresarias, activistas, juezas y profesoras, pintoras y escritoras de
historietas, diseñadoras, arquitectas, militares, exploradoras o periodistas, entre
otras muchas.
Por otro lado, la mención de un mayor número de obras de autoría femenina, ya sea
dentro del mundo del cómic, del cine, de la pintura, de la música o de cualquier otro
ámbito que consideremos destacable, como elemento didáctico dentro del tema. En
cada uno de ellos deberían estar presentes a través de algún tipo de obra (diseños,
películas, historietas, ropas, artículos y textos variados, fotos, dibujos, cuadros,
logros sociales, música y producción multimedia, inventos, anécdotas históricas. . . ).
6.6. Francés
Francés se imparte, como Inglés, en todos los niveles, de 1o a 4o ESO, con carácter
obligatorio para aquellos que han elegido francés como primer idioma extranjero. También
se oferta en los cuatro niveles de la ESO de segunda lengua extranjera, como optativa
para aquellos cuya lengua extranjera obligatoria sea el inglés. Al contrario que Inglés, y
a pesar de gozar del mismo estatus que ella, su repercusión es bastante más limitada,
dado el escaso número de estudiantes que la eligen. El hecho de que se haya incluido
como optativa de obligada oferta con carácter opcional ha frenado un poco el declive que
sufría el estudio del francés.
De esta materia se han analizado únicamente los cuatro manuales de una línea edi-
torial, SM. Los resultados generales de la materia los tenemos en la Tabla 6.14.
El número de personajes en Francés es bastante menor que en Inglés: tenemos 108
varones por 30 mujeres, que representan un 22 % de los personajes y que aparecen en un
20 % de ocasiones. Unos indicadores que, sin llegar a los niveles de Inglés, se encuentran
entre los mejores de todas las materias y la convierten en una de las tres (junto con Inglés
y Ciudadanía) que tienen tanto el indicador de presencia (Ppm ), como el de relevancia
(Pam ) por encima del 20 %.
La evolución de los cursos, a pesar de los grandes altibajos que presenta, mantiene
la tónica general y en la segunda etapa tenemos una menor representación de mujeres
(Pam para 3o ESO: 16 % y para 4o ESO: 21 %) que en la primera; en esta última
encontramos, en 1o ESO y con un porcentaje de apariciones del 35 % algo excepcional
, la asignatura con la más alta cifra de representación femenina de todo el temario. Por
el contrario, en 2o ESO, con un 4 %, nos encontramos un indicador de relevancia (Pam )
bajísimo.
La recurrencia de mujeres (CRm : 1,3) y hombres (CRh : 1,4) no presenta el contraste
tan marcado que algunas otras asignaturas muestran, tal y como expresa su cociente de
197
Tabla 6.14: Datos generales de Francés. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
recurrencia (CRh/m ), que es 1,1. Es decir, los varones aparecen un 10 % más que las
mujeres. En 1o ESO, lo hacen un 10 % más, pero en 2o ESO, mujeres y hombres tienen
la misma recurrencia. En la segunda etapa, en consonancia con la menor representación
femenina que hay, los hombres tienen mayor recurrencia, y aparece en 3o ESO un 20 %
más de las ocasiones y, en 4o ESO, un 40 % más.
Para esta asignatura, de la misma forma que se ha hecho en Inglés, no se han seleccio-
nado especialistas, si no que hemos considerado la totalidad de las mujeres referentes
disciplinares , a las que hemos agrupado por dedicaciones, para observar quiénes son
las más representativas y, sobre todo, qué variedad de modelos de mujeres son presenta-
dos como ejemplos ilustrativos del mundo francófono. Se han agrupado, como ya se ha
hecho en materias anteriores, tomando como referencia sea la dedicación principal o más
representativa de las mujeres, sea la actividad por la que han sido citadas en los textos.
Los grupos se han establecido después de observar las mujeres mencionadas en Fran-
cés. Así, tenemos un grupo de Cantantes, el más numeroso; el de Actrices, Moda y
Espectáculo, que cuenta en él con una maga y con una modelo, además de las actrices;
el de las Figuras históricas, donde hemos incluido a reinas y personajes históricos re-
levantes y, por último, tenemos a dos Escritoras y una Deportista. No encontramos
en esta materia ni artistas ni cientícas. Las agrupaciones de mujeres en la materia son
las siguientes:
Cantantes (10):
s. XX: Madonna; Alizée; Assia; Britney Spears; Céline Dion; Lorie; Lynda Lemay;
María Callas; Mélanie Georgiades Diams (rapera musulmana) y Souad Massi.
198
s. XX: Audrey Tautou; Emmanuelle Béart; Julia Roberts; Isabelle Luccioni, Ma-
rilyn Monroe; Vanessa Paradis; Sandrine Bouglione (maga y artista de caba-
ret) y Laetitia Casta (modelo).
199
Tabla 6.16: Desglose por grupos de mujeres en Francés.
la moda, solo aparezca una representante: Laetitia Casta. Así pues, no encontramos ni
artistas, ni cientícas, ni diseñadoras, ni activistas, ni políticas, ni empresarias ni ninguna
más, por lo que los modelos femeninos que forman parte de la actualidad francesa en los
manuales están muy limitados, y esta escasa diversidad de modelos constituye una rémora
en estas asignaturas y uno de los aspectos que debe mejorarse.
En contraste con las mujeres, la representación de varones en estas asignaturas, a
pesar de que también está muy sesgada hacia el mundo del espectáculo, tiene una va-
riedad mucho mayor de modelos, abarca también terrenos donde las mujeres no tienen
representación y cuentan con un recorrido histórico del que las mujeres carecen2 .
Seleccionar personajes con proyección mediática facilita que el alumando los pueda
conocer y, en principio, es un criterio didáctico adecuado. Sin embargo, el inconveniente es
que la propuesta de modelos queda circunscrita, en la práctica, al mundo del espectáculo
y esa reducida muestra que presenta la asignatura entorpece su capacidad de construir
una genealogía femenina.
Con relación a las obras, encontramos 3: una canción y dos libros. La canción es de
Lynda Lemay, Mes chemins à l'envers, y los libros, de Claudine Jacques, K@o.nc ou
le vrai voyage de Clara, y de Louna Tcherko, La vengeance du Banyan. Ambas autoras
aparecen en los textos simplemente a través de la cita textual de sus obras.
200
0.75
0.75 IEG p
0.70
IEG a
alto
0.7
0.65
0.6
0.55
moderado
0.55
0.5
0.44
0.42
0.45
0.40
0.38
0.4
0.32
0.35
bajo
0.3
0.25
0.2
0.15
muy bajo
0.09
0.09
0.1
0.05
0.
Francés [1º] [2º] [3º] [4º]
Este fuerte contraste le resta valor al alto IEG que obtiene 1o ESO. Al contrario de
los que ocurre en Inglés, con todos sus valores asentados en un tramo relativamente alto
del índice, Francés ofrece valores más erráticos, algo a lo que no es ajeno un marco de
muestras más reducido.
201
ras femeninas de ámbitos más variados y que pudieran reforzar modelos culturales
de otras materias.
202
Capítulo 7
Grupo de Humanidades
203
Tabla 7.1: Datos generales del grupo de Humanidades. Evolución por
cursos y materias. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coe-
ciente de recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia
(Pa ).
dades, el más numeroso de todos, reúne a 2.419 hombres y 285 mujeres que representan
un 10 % del total de personajes del grupo. Dichas mujeres aparecen en los textos en
un 7 % de ocasiones, que se corresponde con las 513 menciones a mujeres que hay en
los manuales, frente a las 6.985 que tienen los hombres. En el caso de este grupo, las
cifras absolutas muestran una enorme brecha entre la representación de mujeres y hom-
bres en los textos. Ambas cifras, las de presencia (Ppm ) y las de apariciones (Pam ), se
encuentran por debajo de la media general de la etapa.
La evolución de los cursos indica, una vez más, una pérdida de representatividad
femenina a medida que avanzan los cursos. Así, 3o y 4o ESO tienen unas cifras de apari-
ciones femeninas (Pam ) del 5 % y 7 %, respectivamente. Mientras que para 1o y 2o ESO
estas cifras (Pam ) son del 4 % y 9 %, respectivamente. Sin embargo, este contraste entre
las dos etapas, en el presente grupo, se encuentra más difuminado, además de tener la
204
particularidad de que el nivel que tiene la menor representación femenina es 1o ESO.
El cociente de recurrencia (CRh/m : 1,6) nos indica que, en términos generales, los
hombres aparecen un 60 % más de veces que las mujeres. La evolución de este cociente de
recurrencia a lo largo de los cursos muestra, como es previsible, una mayor repercusión
de los hombres en la segunda etapa. De esta manera, en 1o y 2o ESO ellos aparecen
un 40 % y un 30 % más, respectivamente, mientras que en 3o y 4o aparecen un 60 %
y un 50 % más. No obstante, hay materias particulares que presentan un cociente de
recurrencia muy elevado, como Plástica (CRh/m : 2), donde ellos aparecen el doble de
veces que ellas; Educación Ético-Cívica, donde ellos aparecen un 90 % más de ocasiones,
o Música, lo hacen un 80 % más. Bastante más parejo es el coeciente de recurrencia en
Ciencias Sociales (CRh/m : 1,3). Sin embargo, la perspectiva para esa recurrencia más
próxima entre hombres y mujeres nos la proporcionan las cifras absolutas, que muestran
una presencia femenina bajísima. En esa línea, Educación Física y Ciudadanía tienen
también un cociente de recurrencia menos contrastado, acorde a sus cifras de represen-
tación femenina, más elevadas.
Parte de la información que se añade en el análisis de las asignaturas son los lista-
dos onomásticos de las mujeres presentes y de las especialistas, cuyo objetivo es rastrear
la huella de las aportaciones femeninas presentes en los contenidos de cada asignatura.
Para determinar quiénes eran las especialistas de cada una de ellas se han establecido
dos criterios, según el propósito de cada asignatura. Así, para Música y Plástica se ha
considerado como especialistas a las músicas y artistas, ya que nos interesa saber quiénes
de ellas forman parte del canon artístico o musical y cuánta obra se conoce de ellas. Sin
embargo, tanto en Ciudadanía, como en Ética y Educación Física se han analizado todas
las mujeres convertidas en referentes disciplinares buscando, en este caso, la variedad
y cantidad de modelos femeninos que presentan esos contenidos. De Ciencias Sociales,
en el presente grupo, se analizará por separado 3o ESO, cuyos contenidos corresponden
a Geografía, del resto de cursos, cuyos contenidos forman parte la Historia.
La presencia de obras de autoría femenina en este grupo es escasa1 , sobre todo con-
siderando la importancia que para el canon cultural tienen Música y Plástica. Los casos
de Plástica y, sobre todo, Música muestran con claridad otra carencia añadida a la ya
conocida y pertinaz falta de mujeres: la ausencia de sus obras, de su producción. En el
caso de la Música, no aparece ninguna obra de entre todas las producciones de la tra-
dición musical femenina. Cuando la ausencia es tan notoria y afecta tanto a las mujeres
como a sus producciones, no es difícil darse cuenta que se induce a pensar que esta tradi-
ción musical no debe existir: ni las mujeres músicas ni sus contribuciones, o que si existe
alguna participación, esta no es en absoluto relevante.
Si estos datos los contrastamos con la continuada y nutrida producción musical y
artística femenina, encontramos aquí otra de las grandes carencias del temario. Mucho
más palmaria que en literatura, donde el número de obras es mayor. La evidencia de
la falta de obras femeninas es indicativa de la ocultación de sus logros y aportaciones
1
El listado de obras se puede consultar en http://mujeresenlaeso.uv.es.
205
alto
0.64
0.64
0.65 IEG p
IEG a
0.6
0.55
moderado
0.5
0.44
0.45
0.41
0.41
0.38
0.4
0.34
0.33
0.35
0.29
bajo
0.3
0.24
0.22
0.25
0.21
0.21
0.21
0.20
0.20
0.20
0.19
0.17
0.2 0.17
0.15
0.15
0.14
0.14
0.14
0.14
0.14
0.13
0.12
0.12
0.12
0.12
0.15
0.11
muy bajo
0.10
0.09
0.09
0.09
0.09
0.09
0.08
0.07
0.07
0.1
0.05
0.
º]
º]
º]
º]
º]
º]
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º]
º]
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es
º]
a
º
le
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[1
[2
[3
[4
[1
[3
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[3
[4
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[2
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ní
M
.P
an
Ét
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da
uc
um
uc
da
Ed
C
C
Ed
iu
.H
C
G
culturales.
La Figura 7.1 nos muestra el Índice de Equitatividad de Género de cada una de las
materias del grupo. El Índice de Equitatividad recorre, como el del grupo de Lenguas,
un rango más amplio de valores que en Ciencias y Tecnologías. De todas formas, el
IEGa general, muy bajo (0,14), marca la tónica que siguen los resultados del grupo. Se
distingue rápidamente los dos subgrupos diferenciados. De un lado, Ciencias Sociales,
Música y Plástica, todas ellas con perspectiva histórica y todas ellas con valores del
Índice en el tramo muy bajo. De otro lado, Ciudadanía, Ética y Educación Física, con
un IEG superior, en el tramo bajo. Ninguno de los resultados globales de las materias
alcanza el tramo moderado :
Así pues, valorando las materias por tramos, y siguiendo el IEGa , encontramos que todas
ellas se hallan en el tramo bajo o muy bajo :
206
Con IEG bajo se encuentran Educación Física, Ética y Ciudadanía (aunque estas
dos últimas alcanzan, en presencia de personajes, un IEG moderado )
La que presenta mejores cifras de IEG es 2o ESO de Educación Física, con ambos
valores en el tramo alto, lo que signica una equitatividad normalizada.
Las que presentan peores cifras son Música de 3o ESO (cuyos contenidos incluyen
la historia de la música desde la Edad Media hasta el siglo XIX) y Ciencias Sociales
de 1o ESO (donde se incluye el estudio de la Antigüedad). Ambas tienen su IEGa
0,7 en el tramo inferior del valor muy bajo.
Situación del grupo. El grupo de Humanidades, con 2.704 personajes, es el más nume-
roso de todos, lo que le conere una extraordianria capacidad para proponer y transmitir
modelos sociales e individuales. Las asignaturas de Historia, Música y Plástica son prin-
cipales transmisoras de referentes culturales, ya que recogen los considerados elementos
esenciales de la tradición artística y musical. Aparte de ser este uno de los objetivos de la
etapa tal y como contempla la ley, reviste particular importancia porque conforma una
determinada visión de mundo y un orden simbólico.
El IEGa del grupo, con un valor muy bajo, es indicador de la mala situación en la
que se encuentra este grupo de importantes materias.
Las materias con mejores resultados son Ciudadanía, Ética y, en menor medida,
Educación Física.
207
de sus aportaciones, a pesar de que ellas han sido siempre elementos sustanciales
en la historia, dista mucho de proporcionar los referentes históricos y culturales
adecuados, tal y como marca la ley. Además, constituye una irregularidad en el
conocimiento y el nivel de competencia de los propios profesores. Si situación es
tan irregular que compromete fuertemente a la materia, casi al borde de la ilegalidad
por difundir un discurso tan demostradamente distorsionado.
La inclusión, sobre todo en Música, Plástica e Historia, de las mujeres que están
ausentes: artistas, músicas, creadoras y otras protagonistas, siempre dentro de las
mismas coordenadas. Jamás deben aparecer como capítulo aparte o excepción.
Todas ellas vivieron en unas circunstancias sociales y culturales que determinaron
su creación o su participación social, aunque de forma diferenciada, y esta premisa
208
debe tenerla en cuenta cualquier relato que se haga tanto de la historia como del
arte, la música, el pensamiento o la propia cultura.
Es esencial acometer estos cambios, especialmente en las materias de este grupo, para
poder comenzar a restituir la memoria cultural de todos y todas.
209
Tabla 7.2: Datos generales de Ciencias Sociales. Evolución por cursos.
Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia
(CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
los hombres que excluye sistemáticamente a las mujeres, a las que atribuye un papel muy
secundario.
Geografía, que se estudia en 3o ESO, es la asignatura con el porcentaje más alto de
representación femenina de la materia un 10 % de apariciones, con más de tres puntos
de diferencia con los otros cursos. Ahora bien, sus cifras absolutas de personajes son bajas:
encontramos 7 mujeres por 60 hombres, lo que la convierte en la asignatura con menor
número de personajes de esta materia. Su coeciente de recurrencia femenino (CRm : 1,1)
y masculino (CRh : 1,2) son muy parecidos y también muy bajos, comparándolos con
los que presentan los otros 3 cursos. Su cociente de recurrencia (CRh/m : 1), que marca
una similar recurrencia de ellos y ellas, así lo deja ver. Es decir, hay pocas mujeres, pero
la presencia de personajes no es alta y además la recurrencia de ambos es escasa. Los
personajes no son elementos esenciales de la asignatura.
La cantidad de personajes de 1o , 2o y 4o ESO es mucho mayor que la de 3o ESO, y
el comportamiento de la recurrencia de estos es también diferente. Centrarse en el relato
histórico marca la diferencia. A pesar de que el número de personajes aumenta mucho en
estos tres cursos, el porcentaje de apariciones femeninas (Pam ) desciende notoriamente:
en 2o ESO aparecen en un 6 % de ocasiones (74 veces las mujeres por 1.119 ocasiones de
los hombres), en 1o y 4o ESO aparecen, respectivamente, un 3 % y un 4 % de ocasiones
véase Tabla 7.2. Dadas las altas cifras de personajes que ostentan dichos cursos,
estos porcentajes resultan todavía más insignicantes.
El coeciente de recurrencia (CR ) de estos tres cursos tiene un comportamiento
distinto al de Geografía de 3o ESO. Por un lado, aquellos coecientes son más altos tanto
en mujeres como en hombres (en 1o , las mujeres tienen una recurrencia de 1,8; en 2o
ESO, de 2,2 y en 4o , de 1,8); es decir, la mujeres tienen mayor recurrencia que la que
suelen tener en el resto de las asignaturas. Sin embargo, tal como indica el cociente de
recurrencia (CRh/m ), la recurrencia de los hombres es aún mayor (en 1o y 2o ESO los
hombres aparecen un 10 % de veces más que las mujeres; CRh/m : 1,1 en los dos cursos)
210
IEG p
0.21
0.20
IEG a
0.2
0.14
0.15
0.13
0.12
0.12
muy bajo
0.10
0.09
0.1
0.08
0.07
0.05
0.
CC. Sociales [1º] [2º] [3º] [4º]
211
Geografía
Para el análisis cualitativo de esta asignatura, que se imparte en 3o ESO y se ha estu-
diado aparte, hemos seleccionado las mujeres que aparecen. La presencia de las mujeres
en Geografía, como ya sabemos, es baja: aparecen nombradas 7 (Tabla 7.2) y, de ellas,
tan solo 4 especialistas en algún aspecto de la geografía: la profesora de Geografía de la
UNED, María Teresa Rubio Benito; Blanca Tello; Adela Cortina, con aportaciones en el
plano de la ética del consumo, y Ana González, con temas de inmigración. Además, como
personajes no especialistas tenemos a 3: un personaje histórico, Isabel II de Borbón; una
lántropa, Melinda Gates y una cantante, Alaska. Todas, menos Isabel II, pertenecen al
siglo XX.
A pesar del escaso número de mujeres, son citadas, sin embargo, tres obras:
Ética del consumo de Adela Cortina; Geografía humana. Sociedad, economía y te-
rritorio de María Teresa Rubio Benito y Guía física de España. Los lagos de Blanca
Tello.
212
Tabla 7.3: Presencias y apariciones en los bloques de Historia de 1o , 2o y
4o ESO.
que se imparte Historia, es decir, 1o , 2o y 4o ESO. Y dentro de ellos, los siguientes bloques
especícos:
1o ESO: Prehistoria y Antigüedad (hasta el siglo V) [B3. Sociedades prehistóricas, pri-
meras civilizaciones y Edad Antigua ].
2o ESO: Edad Media y Edad Moderna (del siglo V al siglo XVIII) [B3. Las sociedades
preindustriales: Edad Media y Edad Moderna ].
4o ESO: Edad Contemporánea (siglo XIX y XX) [B2. Bases históricas de la sociedad
actual y B3. El mundo actual ].
Sobre estos cursos y bloques temáticos2 reposa esencialmente el estudio de cada pe-
riodo histórico, de los conictos sociales y movimientos culturales que aparecen y, por
tanto, de la perspectiva y la visión de mundo que, de cada tiempo, se presenta al alum-
nado de la ESO. De ellos, se han seleccionado todos los personajes, mujeres y hombres,
y a continuación se han distribuido por épocas, de tal manera que podamos comprobar
el número de personajes de cada época y contrastar las cifras de mujeres y hombres.
Más adelante, dentro del análisis cualitativo, se proporcionan los nombres de las mujeres
que aparecen en cada época. Los datos numéricos que presenta el total de estos bloques
temáticos quedan reejados en la Tabla 7.3.
Los porcentajes de apariciones femeninas (5 %) y personajes (6 %) son similares a los
que presenta el global de la materia (véase Tabla 7.2). Así, de entre las más de cuatro mil
menciones a personajes en el relato histórico, solo encontramos 194 menciones femeninas:
las mujeres aparecen en un 5 % de las ocasiones. El 95 % de personajes referenciados son
varones, quienes ostentan el protagonismo absoluto del relato. El Índice de Equitatividad
de la apariciones IEGa de estos bloques de historia se encuentra en el tramo ínmo
de la escala (0,5), lo que pone en evidencia, en una asignatura tan esencial como Historia,
el desastroso estado en el que se encuentra.
Al presentar las grácas, hemos separado las diferentes épocas dentro de cada perio-
do histórico, para así tener una idea más aproximada de cada una. Las épocas no son
equivalentes las primeras, hasta el siglo XV, abarcan periodos mucho más extensos
de tiempo, pero hemos preferido seguir el planteamiento de los libros de texto. Así,
siguiendo los temas de los manuales, hemos establecido las siguientes épocas:
Antigüedad: Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Edad Media: Alta Edad Media
(del V al X) y Baja Edad Media (del XI al XIV). A partir de aquí, por siglos: XV,
XVI, XVII, XVIII, XIX y XX.
2
Se puede consultar los bloques temáticos correspondientes a estas asignaturas en el anexo I.
213
600
555
hombres
500
mujeres
400
300
235
200
113
98
100 73 74 76
67 65
50 38
12 14 1 4 5 8 3 6 15
0 1
0 0 6
ia
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s.
ta
ja
s.
op
Al
es
M
Con ello haremos dos grácas. La primera Figura 7.3 presenta los números absolu-
tos de mujeres y hombres distribuidos por época. La segunda Figura 7.4 ofrece el
porcentaje de presencia femenina por época. Con esta última podemos observar tanto la
relevancia que se les concede en cada periodo, como la evolución de su peso relativo a lo
largo del tiempo.
Tal y como reeja la gráca, el número de personajes masculinos y femeninos tiende
a crecer, aunque irregularmente, a lo largo de los diferentes periodos históricos algo
que parece lógico hasta llegar, a partir del siglo XVIII, a un crecimiento próximo a lo
exponencial. Ahora bien, la diferencia entre las curvas de presencia femenina y masculina
es muy notoria. Las cifras de unos y otras muestran que su presencia como agentes en cada
época es radicalmente distinta: unos son los protagonistas y las otras, apenas elementos
secundarios. A partir de estos datos, no se puede saber nada de ellas en ninguna época.
Como podemos observar, las cifras absolutas de representación femenina son muy ba-
jas en todas las épocas, incluyendo el siglo XX. Destaca la tremenda ausencia de mujeres
en la Antigüedad clásica: ni Grecia ni Roma (salvo una) tienen representantes femeninas,
cuando por el contrario encontramos un número considerable de representantes mascu-
linos para ilustrar la época (123 hombres de toda condición entre Grecia y Roma). La
representación femenina no mejora mucho a lo largo de la historia. Las cifras, aunque van
aumentando, son meramente testimoniales en todas las épocas. Sobre todo, en contraste
con la cantidad de hombres que se proponen como ejemplos ilutrativos de cada una de
ellas. Incluso en el siglo XX encontramos solo 38 mujeres por 555 hombres.
Los datos muestran que la insignicancia histórica de las mujeres en el relato de las
Ciencias Sociales es abrumadora y resultan una de las evidencias más concluyentes de la
exclusión de las mujeres de los contenidos educativos.
214
100
80
60
40
30
20
11
6 7 5 6 6
4
0 0 1 1
0
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XV
II
III
XX
M
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XI
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E.
E.
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s.
s.
s.
R
ot
s.
ta
ja
s.
op
Ba
Al
es
M
Especialmente desastrosos resultan los datos relativos a las mujeres en los siglos
XIX y XX (6 %), ya que en estos siglos no solo no aumenta su presencia relati-
va, sino que incluso es menor que en el siglo XV, XVI y, por supuesto, que en
el antiguo Egipto. La curva decreciente de presencia femenina desde el siglo XVI
hasta el XX con la estabilización en un 6 % de presencia en los siglos XIX y XX,
un porcentaje alejado del 11 % que ostenta el siglo XVI pone en evidencia la
pérdida de su ya escasa repercusión en el relato histórico. Esta curva decre-
ciente de representación femenina en los últimos siglos muestra algo asombroso: la
pérdida de protagonismo de las mujeres en el relato de la Contemporaneidad. Es
la prueba de que ellas siguen teniendo un lugar completamente secundario no solo
en periodos anteriores, sino en el relato de la historia reciente, del presente. Un
hecho paradójico si, tal y como proclama el discurso ocial presente incluso en
la normativa, hubiera un verdadero interés en el reconocimiento social y cultural
de las mujeres. Puesto que de estas épocas más recientes tenemos datos más ase-
quibles, todo apuntaría a que esto se tradujera en una mayor presencia de mujeres
en el relato de la Contemporaneidad. Algo que está lejos de ocurrir.
215
ajenos a ello la pujanza de los estudios arqueológicos en Egipto, que en las últimas
décadas han sacado a la luz guras femeninas muy importantes.
Análisis cualitativo
El análisis cualitativo lo realizaremos a partir del nombre de las mujeres presentes en
cada época y las agrupaciones por dedicación. Las hemos desagregado entre el ámbito
histórico y el ámbito cultural. En el primero situamos las guras de valor intrínsecamente
histórico, como puedan ser mujeres gobernantes, las relacionadas con el poder o activis-
tas políticas o sociales. En el segundo, las que pertenezcan a movimientos claramente
culturales. En caso de duda, optamos por seguir el ámbito en el que aparece en el manual
de referencia.
Esta separación permite observar no solo las guras históricas que aparecen, sino
también las guras del ámbito cultural. Así, podemos saber cuántas escritoras, pintoras
y artistas, músicas o cientícas e innovadoras técnicas son citadas y qué tipo de referentes
culturales femeninos se establecen, cuál es la huella de esa cultura de autoría femenina de
la que queda constancia en los manuales de historia. Encontramos las siguientes mujeres:
Antigüedad (6): 4
216
Baja Edad Media (s. X al XIV) (4): Petronila (princesa de Aragón); doña Ji-
mena; doña Urraca y Juana de Arco.
217
Cultura (22):
Escritoras (5): Ana María Matute; Carmen Laforet; Hannah Arendt;
Michelle Perrot (historiadora) y Simone de Beauvoir.
Cantantes (8): Madonna; Alaska; Aretha Franklin; Betty Garret (can-
tante y bailarina); Billie Holiday; Donna Summer; Josephine Baker y
Montserrat Caballé.
Actrices y directoras (3): Lauren Bacall; Leni Riefenstahl (direc-
tora de cine) y Tiba Willner (actriz).
Artistas (3): Jeanne-Claude; Alison Smithson (arquitecta) y Ouka Lele
(fotógrafa).
Científicas (2): Marie Curie y Valentina Tereshkova (cosmonauta).
Deportistas (1): Lilí Álvarez.
Los nombres que obtenemos no hacen más que mostrarnos el vacío. Una sola mujer
entre Grecia y Roma nos deja un periodo clásico sin rastro de mujeres, desprovistas de
protagonismo social y cultural. Hasta el siglo XVIII, salvo Teresa de Ávila, no encontra-
mos ni una sola mujer que sea un referente cultural, y más allá del siglo XVIII; apenas
encontramos ni huella de guras culturales, ni variedad de modelos hasta el siglo XX.
Grecia: No aparece ni una sola mujer entre los 50 hombres que, con gran variedad
de modelos, se han nombrado como referencia. La visión de esta época, que resulta
fundamental en la gestación de nuestra cultura, nos transmite con claridad quiénes son
considerados los protagonistas, los que han hecho cosas que merecen ser contadas. Estos
son únicamente los varones, entre los que encontramos políticos, escritores, cientícos,
artistas, lósofos. . . y ni una mujer, ni siquiera aparece Safo de Lesbos. No sabemos
absolutamente nada de las mujeres griegas. Ni una sola es mencionada para, al menos,
tener un ejemplo, un modelo.
En Grecia debería haberse nombrado como modelos a guras tan relevantes en dis-
tintos campos como Safo de Lesbos, en lírica, de imborrable huella en la posteridad
aunque ahí también encontramos a Corina y otras líricas de las que apenas quedan
fragmentos de sus obras, pero sí de sus noticias; en el terreno político a Aspasia de
218
Mileto, admirada por Sócrates, que tenía una escuela de oratoria y fue compañera de
Pericles; Artemisia de Halicarnaso, tirana caria al mando de sus tropas en la batalla
de Salamina, o Telesilla de Argos, defensora de su ciudad, entre otras. En astronomía,
las llamadas brujas de Tesalia, con Aglaonice a la cabeza, que parece haber recogido el
conocimiento astronómico de los caldeos, capaces de predecir eclipses lunares; en mate-
máticas destacan las 27 pitagóricas, con Teano y sus hijas, de las que han quedado textos
y la huella de sus trabajos; en medicina, Agnodice de Atenas; en arte, Yaya de Sísifo,
Marsia o la retratista Olimpia, a quienes cita Plutarco con reconocimiento; en losofía,
está Hiparquia la cínica, Areté de Cirene o la propia Aspasia; en ciencias, en época ya
tardía pero dentro de la tradición griega, Hipatia de Alejandría y María la Judía, alqui-
mista que incluyó denitivamente el cristal en el laboratorio y se le recuerda por el baño
María. Ellas y otras muchas conforman una imagen de la época muy diversicada para
las mujeres de la que no encontramos noticias.
Es en este periodo cuando se empieza a gestar la ausencia de las mujeres en el relato
de la historia. Como muchos autores y autoras han visto (son algunos Mercedes Madrid,
1999; Claude Mosse, 1990 o Rivera Garreta, 1994), desde Grecia arranca una tradición de
exclusión y misoginia que tiene efectos en la posteridad y, de hecho, los datos del análisis
indican que esta exclusión sigue existiendo.
Roma: Presenta el mismo panorama que Grecia. Aumenta el número de varones cita-
dos (73), con un amplio muestrario de modelos masculinos en todos los ámbitos de la
cultura y la sociedad, lo que indica la importancia del periodo. Al mismo tiempo que,
con la única mención de Livia y en una posición muy secundaria, asienta, extiende y
normaliza la ocultación de las mujeres que comienza en Grecia. Sin embargo, tal y co-
mo ocurría en la época anterior, en esta época encontramos numerosas mujeres que han
hecho aportaciones en distintos campos, algunos de cuyos nombres queremos mencionar.
Existe una tradición de grandes patricias romanas que han gestionado el poder como
Cornelia, Octavia, etc., y que ha dado oradoras como Hortensia, escritoras, como Sulpi-
cia, o incluso malditas que se han saltado los límites del decoro y las reglas sociales como
Clodia Lesbia, la amante de Catulo, o Mesalina. Destacan especialmente las grandes
médicas, profesión reconocida a las mujeres en la Roma antigua y que cuenta, entre las
más reputadas, con Elefantis, Metrodora, Aspasia y Cleopatra, escritoras de importantes
tratados de medicina y ginecología (Alic, 1991, 4649) que cimentaron las bases de la
escuela médica salernitana, de donde, andando los siglos, saldría Trótula de Salerno y su
gran obra, Trotula Maior. De toda esta tradición médica femenina, que alcanza cotas de
reconocimiento considerable en Roma, no ha quedado rastro en los libros de texto.
Alta Edad Media (s. V al s. X): Aquí el contraste es aún más marcado, ya que
solo se nombra a una mujer, la emperatriz Teodora, entre más de cien varones. A ellos
se les cita no solo en relación con los reinos cristianos de la época, sino también en el
periodo visigodo, andalusí o bizantino, y en muchos campos, como el político y social,
pero también cultural y cientíco. La historia sigue presentándose sin mujeres, sin las
importantes reinas visigodas Brunequilda o Fredegunda, sin mención de las inuyentes
219
bizantinas, como Elena o Irene, la compositora Kassia o la historiadora Ana Comnena,
y sin mención tampoco a las mujeres andalusíes, entre las que destacan poetas como
Wallada, H . afs.a al-Rak
uniyya o Nazhum ibn al-Qalai. Entre las mujeres de los reinos
cristianos, también encontramos a personajes cuya mención resulta indispensable, de las
que tampoco se tienen noticias en los textos escolares.
Baja Edad Media: En esta época apenas aparecen más mujeres (4 frente a 67 hom-
bres), aunque sin perder su estatus de excepcionalidad. Todas ellas pertenecen al ámbito
político y son nombradas en su calidad de consortes, salvo la gura de Juana de Arco
y, de alguna manera, doña Urraca. Sin embargo, esta época goza de una extraordinaria
actividad femenina de la que no queda constancia. Tenemos las grandes abadesas como
Hildegarda de Bingen, importante gura de la Edad Media, Hroswitha de Gandersheim
u otras; encontramos a Trótula de Salerno de la escuela salernitana de medicina, que
escribió el tratado de ginecología Trotula Maior, el libro más veces reproducido de toda
la Edad Media y que, con el paso del tiempo, fue expoliado por autores varones de tal
forma que, en el siglo XIX, hasta se llegó a poner en duda la autoría de esta. Sabemos
también de las poetas del amor cortés, en el siglo XII, como la condesa de Dia u otras
trovairitz, así como reinas y guras políticas tan inuyentes como Leonor de Aquitania;
artistas como la iluminadora del Beato de Gerona, Ende o Teresa Díeç, que realizó, entre
otras obras, las pinturas murales de la iglesia de Santa Clara en Toro.
Antes de pasar a hacer un análisis por siglos, entre los referentes que ha presentado
el relato de la historia hasta este momento que comprende cerca de 4.000 años, nos
encontramos con un elevado número de varones 308 que copan todos los ámbitos de
lo político, cientíco, artístico o humanístico. Son absolutos protagonistas de los hechos
relevantes en todos los campos: el cultural, el social y el histórico. Estos 308 varones
nos ofrecen los modelos de gobernante, cientíco, artista, escritor o gura socialmente
relevante. Ellos conguran las referencias sociales que como sociedad compartimos. Junto
a ellos, solo 8 mujeres, que no llegan al 3 % de representación, que se encuentran en una
posición secundaria y excepcional, sin tradición ni genealogía, y que ni siquiera alcanzan
la categoría de modelos por la falta de información sobre ellas, constituyen todas las
referencias femeninas de esos milenios. No sabemos qué ha sido de ellas. Y lo que es más
grave es que la Edad Moderna y Contemporánea no ofrecen mejor panorama.
Siglo XV: En este periodo, con el que se inicia la Edad Moderna de la cronología
tradicional, el número de mujeres se eleva un poco: hay 5 entre 65 varones que ilustran la
época (un 7 %). Todas consortes o parientes de reyes, salvo Isabel la Católica, que es la
primera que aparece con valor propio. Sin embargo, la ocultación previa que han sufrido
en el relato de las épocas anteriores, transmitidas sin referencias ni modelos femeninos,
como fórmula para el debilitamiento de su posición social, sigue estando vigente en el
Renacimiento, que presenta la misma tónica de excepcionalidad en la mención de las
mujeres. Como observamos, no aparecen guras culturales de la época: ni escritoras, ni
artistas, ni músicas, ni comerciantes, ni cientícas, ni siquiera místicas o religiosas, un
220
terreno donde las mujeres tuvieron una importante presencia en esa época. Más aún
cuando en este siglo encontramos mujeres tan relevantes como Christine de Pizan, la
autora de la Cité des Dames, con la que se inicia la Querelle des femmes, un debate
sobre el derecho a la educación y al saber de las mujeres, que se extenderá hasta el XVIII.
Tampoco aparecen humanistas tan reconocidas como Luisa Sigea o Beatriz Galindo la
Latina, preceptora de la reina católica y sus hijas, que destacaron en las cortes europeas
por su cultura, como Catalina de Aragón, esposa de Enrique VIII; ni escritoras de la
importancia de Teresa de Cartagena o las heterodoxas religiosas como María de Cazalla
o las iluminadas. La vida cultural y, sobre todo, religiosa, de este siglo no puede explicarse
sin ellas. De nuevo, un siglo con la tradición femenina truncada.
Siglo XVI: Este es el siglo que presenta la cifra mayor de mujeres (en números absolutos)
hasta el XIX: 8 entre 74 hombres, un 11 %, el porcentaje más alto después del que
presenta Egipto y que no se vuelve a repetir en toda la historia. En este siglo encontramos
la primera gura que pertenece al mundo de la cultura: la religiosa y escritora Teresa de
Ávila. Es la primera mujer fuera del ámbito del poder político que encontramos.
Siglo XVII: Incomprensiblemente, en este siglo, tan lleno de relevantes guras feme-
ninas en todos los ámbitos, estas vuelven a desaparecer hasta quedar solo 3 y ninguna
representante del mundo de la cultura, presentando una época carente de modelos feme-
ninos. No aparecen ni virreinas ni gobernadoras, en el ámbito del poder, pero tampoco
religiosas ni escritoras ni músicas o pintoras, ni aventureras o piratas, ni profesoras, ni
matemáticas, ni cientícas. A pesar de que, como es de esperar, en la España de la época
encontramos muy variados tipos de mujeres. Hallamos a las regentes y gobernadoras de
Los Países Bajos, que fueron modélicas en su ejercicio de poder: entre ellas está María de
Austria (viuda de Juan de Aragón y Castilla), Margarita de Austria (hermana de Carlos
I) o la gobernadora Margarita de Parma, hija ilegítima de Carlos I, pero que tanto su
tía-abuela como su tía tomaron bajo su tutela y formaron adecuadamente, de manera que
desempeñó un elogiado papel como gobernadora de los Países Bajos en años turbulentos.
También tenemos a las gobernadoras en América, entre las primeras María de Toledo y
Rojas, virreina de la Española; Beatriz de la Cueva, en Guatemala o Isabel de Bobadilla,
en Cuba; todas ellas ejercieron el poder de forma rme y diplomática. O la expedicionaria
Beatriz Barreto, almiranta al frente de la tropa que atravesó el Pacíco buscando las islas
Salomón, de las que era gobernadora. O la conocida Catalina de Erauso, la monja alférez,
escapada de un convento y alistada al ejército. Una gura muy cercana al mencionado
este sí capitán Jerónimo Contreras, aventurero y escritor; como Catalina, un tipo
de personaje, la una y el otro, muy propio del Barroco, pero del que tenemos el modelo
masculino y no el femenino.
Siglo XVIII: En este siglo, se recuperan dos guras culturales, pero, como siempre, con
un valor testimonial y secundario. En el ámbito político solo se mencionan tres mujeres,
pero ni siquiera es citada Ma Teresa de Austria, una de las más conocidas y poderosas
monarcas del siglo. En cultura aparece una tertuliana, Mme Georin (no obstante, en los
221
manuales no hay mención al importante papel de las tertulianas en Francia dentro de la
Ilustración y en la gestación de la Revolución francesa) y Mary Wollstonecraft. A pesar
de la mención de esta última, no existe en los textos ninguna referencia a la Querelle
des femmes, ni aquí ni en los siglos anteriores, a pesar de que se trata del debate que
planteó el derecho de las mujeres al saber y a la educación y que se extendió a lo largo
de la Edad Moderna.
Siglo XIX: En este siglo, a pesar del escaso número de mujeres mencionadas tanto
en política como en cultura, estas parecen ganar peso. Se siguen citando princesas y
reinas consortes, pero aparecen ya sufragistas y activistas sociales nombradas por sus
actividades, aunque como es habitual, su mención sigue siendo meramente anecdótica.
No hay ninguna de ellas citadas con relación al abolicionismo, donde fueron tan activas,
o a la lucha por los derechos de los animales, un frente aún más actual hoy en día. Nada
dentro del movimiento obrero, ni Flora Tristán, ni Louise Michel y tampoco aparecen
librepensadoras, revolucionarias u obreras.
El ámbito cultural, a pesar de la mención de 4 escritoras, está igualmente despoblado
y las citas son anecdóticas. Esas 4 mujeres son las únicas referencias culturales de todo un
siglo donde la participación de las mujeres se desbordó en todos los sentidos: escritoras,
dramaturgas y poetas, pero también músicas, pintoras y escultoras, artesanas, bordado-
ras, cientícas e inventoras, viajeras y muchas otras llenaron el siglo de contribuciones
esenciales que no se presentan en los manuales.
Siglo XX: En el siglo XX es la primera vez que nos encontramos más mujeres en la
cultura 22 que en la política 16, aunque como hemos visto siguen siendo muy
pocas, menciones puramente testimoniales. Ahora bien, las mujeres del ámbito político
citadas, donde ya no aparecen ni reinas consortes ni princesas, son un grupo de políticas
y activistas que han ejercido el poder directamente o han llevado a cabo iniciativas ellas
mismas. Son, sin duda, referencias de más peso que en otros siglos.
En el aspecto cultural observamos que existe una mayor diversicación y encontramos
más modelos que en otros siglos, aunque estos sigan siendo escasísimos, puesto que se
reducen, escuetamente, a escritoras (5), artistas (3), cientícas (2), deportistas (1) y
cantantes (8) y actrices (3), una reducida muestra de modelos. Sin embargo, el grupo
mayoritario es el de cantantes, y si juntamos estos dos últimos grupos cantantes y
actrices, representan más del 50 % de todas las guras culturales. Este dato no es
baladí, puesto que su presencia en Historia las acaba convirtiendo en el referente más
habitual y transversal de las asignaturas y siempre con un peso considerable que les
proporciona un excesivo protagonismo como modelo femenino, a costa de otra variedad de
modelos mayor y muy rica. Este es un buen ejemplo. Si el 50 % de las mujeres en el ámbito
de la cultura del siglo XX, que solo tiene 22 representantes, son actrices y cantantes,
resulta evidente que están sobrevaloradas como modelo. Un dato que se debería tener
presente para procurar aumentar la variedad de modelos femeninos que presentamos.
222
Conclusiones
Del análisis de los datos de historia extraemos algunas importantes conclusiones. El
hecho de encontrarnos con un relato histórico completamente dominado por los hom-
bres ellos aparecen en un 95 % de las ocasiones, como absolutos protagonistas de la
historia es la más clara demostración de la exclusión de las mujeres y la ocultación sis-
temática de sus logros y aportaciones en la historia, es decir, de la falta de consideración
de las mujeres como sujeto histórico. Es también la evidencia de una discriminación que
sigue totalmente vigente y la prueba palpable de la endeblez y la falta de coherencia del
discurso histórico que sostenemos desde la educación secundaria obligatoria. Es asimis-
mo la muestra de que la Educación Obligatoria es un instrumento de discriminación que
favorece las desigualdades sociales y de sexo, en lugar de ser un instrumento que sirva
para corregirlas y educar a ciudadanas y ciudadanos en valores de equidad, para que,
resultando ambos igualmente legitimados, los haga capaces de vivir en una sociedad que
reconozca el justo valor de todas y todos sus miembros.
En primer lugar, nos encontramos ante una historia de los hombres, no ante una
historia de la humanidad : las bajísimas cifras de presencia total de mujeres (5 %), y
las que ofrece consecutiva y reiteradamente cada época, no solo en contraste con el
número de varones, sino sobre todo en contraste con las numerosas contribuciones
al desarrollo humano y social que a lo largo de la historia ellas han realizado,
así lo indican. La insignicancia histórica de las mujeres a la que apuntan estos
datos es abrumadora. Esta exclusión de las mujeres que se fragua en el relato de la
historia resulta esencial para hacerlas desaparecer de la memoria colectiva y para
determinar un orden simbólico donde ellas no cuentan. Y esto crea a todas luces
un discurso histórico decididamente falseado que propicia que la historia que se
estudia en la secundaria obligatoria refuerce una visión androcéntrica, excluyente
y empobrecedora.
Uno de los importantes aspectos que han puesto de maniesto estos datos es la
pérdida de importancia de las mujeres en la narración de la Contemporaneidad.
Cuando nos acercamos a los siglos XIX y XX, ellas pierden peso en la historia.
Su porcentaje de presencia es de un 6 % y no aumenta de forma perceptible del
XIX al XX. Y este es un dato especialmente grave e inconcebible por lo que tiene
de pérdida de protagonismo femenino en el relato de la actualidad: ellas siguen
sin formar parte del relato de nuestra historia presente y de la construcción de
nuestra memoria colectiva. Por eso, no deja de resultar una paradoja que una
de las disciplinas que más ha aportado a la investigación sobre la historia de las
mujeres sea la que sustente y transmita un relato tan fuertemente androcéntrico y
con una exclusión de mujeres tan marcada. Que no se haya cambiado este discurso
histórico a lo largo de los últimos años, con las nefastas implicaciones que tiene,
tanto para ellos como para ellas, es una muestra de la fuerte implantación de un
estéril androcentrismo en los contenidos de secundaria, que es preciso corregir.
223
épocas y la escasísima variedad de modelos de identicación para ellas son otros
de los aspectos importantes. No existen como sujeto histórico. No queda ninguna
constancia del entramado cultural femenino de cada época. Aparecen algunas -
guras relacionadas siempre con ambientes cortesanos (reinas o princesas de las que
no se explica cómo han ejercido su poder), pero no hay otros modelos de mujeres
a lo largo de la historia; únicamente en el siglo XX se muestra algo de variedad de
modelos. De hecho, no se encuentran guras culturales femeninas hasta el XVIII
(exceptuando a Teresa de Ávila). Y a partir de ese siglo, su aparición como refe-
rencias culturales es nimia; puramente testimonial y anecdótica.
Sobre los modelos que se presentan como referentes, debemos destacar que en el
siglo XX, un signicativo 50 % de las mujeres relacionadas con el ámbito cultural
son cantantes y actrices, un modelo de mujer sobrevalorado frente a cientícas,
artistas o escritoras entre muchos otros, a los que se les otorga menos relevancia.
En consecuencia, no tenemos noticia de las mujeres en la historia: no sabemos
cómo han ejercido el poder, cuál ha sido su participación en la forja de las ideas,
los hábitos, la alimentación, el desarrollo social o artístico, cómo han gestionado la
crianza, el cuidado familiar y doméstico, los partos; cómo han sido expedicionarias o
viajado a tierras nuevas, cómo han llevado negocios o empresas o responsabilidades
públicas, cómo han actuado frente a las leyes y cómo eran tratadas por ellas, cómo
han hecho artesanía y arte y qué arte han hecho, o música o literatura, o incluso
cómo han ido a la guerra, cómo se ha sido prostituta y a quiénes se ha denominado
así, cómo se ha cuidado la salud de los otros, cómo han ejercido un ocio, a qué se
han tenido que enfrentar, qué soluciones han dado a sus problemas, etc. No sabemos
nada de esos tipos de mujer. Y esto sustrae referencias esenciales para entender el
mundo actual y el pasado histórico.
224
o familiares de personajes masculinos, cuando ellas mismas han ejercido el poder o
cuentan con logros personales que se obvian, como es el caso de Teodora o Isabel
de Portugal, por citar alguno de los muchos ejemplos presentes.
Como vemos, aquellas tres formas por las que, según Espigado (2004, 115), las Cien-
cias Sociales perpetúan los roles sociales conrman el lamentable estado en el que se
encuentra dicha materia:
Con la divulgación de una determinada visión de mundo. En este caso, los datos
obtenidos nos ofrecen una visión de mundo sin mujeres, donde ellas no tienen ni
valor cultural ni reconocimiento social.
Mediante la transmisión de valores. En esta sentido no pueden ser iguales los que
aparecen como protagonistas de la historia y los hechos relevantes y las que no
aparecen. Está claro que unos cuentan más que las otras.
Así pues, la asignatura de Historia, tanto por su importancia como por su lamentable
estado, necesita, con más urgencia si cabe que otras materias, revisar en profundidad
todos sus contenidos. Pero es la materia de más difícil revisión y cuya reelaboración del
discurso resulta más complicada. Se trata de transformar en profundidad la naturaleza
del relato histórico, que debe guardar memoria de mujeres y hombres. Y eso afecta a
muchos aspectos del relato, como la incorporación de la autoridad femenina, las categorías
y periodización empleada, la perspectiva o la utilización de obra original de autoría
femenina. Una tarea ardua, pero que no se puede aplazar por más tiempo. Encontrarnos
en los manuales una historia de los hombres (no olvidemos el 95 % de hombres del
relato), con pretensiones de ser universal, cuando deberíamos encontrar una historia de
la humanidad, de mujeres y hombres, no solo es un desatino, sino un fraude cultural en
toda regla.
7.3. Música
La asignatura de Música se imparte en tres niveles. En la primera etapa se alterna
con Educación Plástica y Visual, de manera que en un curso (en este caso, 2o ESO) se da
225
Tabla 7.4: Datos generales de Música. Evolución por cursos. Variables
básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia (CR ) e
indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
Música y en el otro (1o ESO), Plástica, a criterio de la autonomía donde nos encontremos.
En la segunda etapa (3o y 4o ESO) se imparte de forma obligatoria en 3o y como optativa
de obligada oferta en 4o . Música de la primera etapa y la de 3o ESO la cursa todo el
alumnado; la de 4o , solo aquellas y aquellos estudiantes que la elijan.
Editan libros de esta asignatura las editoriales SM y Santillana, no así Oxford. Hemos
analizado 4 manuales: los libros de 2o ESO de Santillana y SM; el de 3o ESO de Santillana
y el de 4o ESO de SM.
Esta asignatura recoge y transmite lo que entendemos como el canon musical, men-
ciona a aquellos músicos y músicas que consideramos referencias imprescindibles y los
géneros y composiciones que marcan nuestra concepción y tradición musical. Por eso,
interesa comprobar qué músicas y compositoras y qué obras de autoría femenina forman
parte del canon musical que presenta la asignatura.
En la Tabla 7.4 tenemos los datos generales de presencia (Ppm ) y recurrencia (Pam )
de las mujeres y los hombres que se encuentran en los libros de texto de Música. Las
cifras de música, con un 11 % de presencia (44 mujeres entre 362 varones), pero que solo
aparecen en los textos en un 6 % de las ocasiones (65 veces para las 988 ocasiones que
aparecen varones) muestran, por sí solas, la escasa presencia de mujeres en una disciplina
donde, como ya hemos comprobado, ellas han participado activa y profusamente en todas
las épocas.
Se puede observar también otro patrón recurrente: la presencia de mujeres es menor
en la segunda etapa (el indicador de relevancia Pam es de 3 %, en 3o ESO y 7 %, en
4o ESO), que tiene una media menor que 2o ESO, con un 7 %. En 3o ESO, cuando se
estudia la música con una perspectiva más histórica y en un tramo más amplio de tiempo
(desde la Edad Media hasta el siglo XIX), es donde encontramos los peores resultados:
tan solo son nombradas 6 mujeres (por 92 hombres) que aparecen en 7 ocasiones en los
textos, mientras los hombres lo hacen en 206 ocasiones.
El cociente de recurrencia (CRh/m ) también nos muestra una marcada preponderan-
226
cia de los hombres, puesto que estos aparecen en un 80 % más de las ocasiones a lo largo
de los tres cursos de la materia. No obstante, volvemos a encontrar una recurrencia mayor
en 3o ESO, donde ellos aparecen casi el doble (1,9) de veces que ellas: por cada vez que
aparece una mujer, un hombre lo hace 1,9 veces. Este dato gana envergadura si tenemos
en cuenta que tanto de 3o como de 4o ESO, solo se ha podido analizar un manual. Un
menor marco de muestra implica una menor recurrencia y, de hecho, así lo vemos en 4o
ESO, cuyo cociente de recurrencia (CRh/m : 1,4) indica que ellos aparecen un 40 % más
que ellas, la cifra más baja del cociente (CRh/m ) en las tres asignaturas. Sin embargo,
en 3o ESO, y a pesar de tener un solo libro analizado, la recurrencia masculina, como
acabamos de ver, es la más alta de todas, señalando, con ello, una marcada preponde-
rancia de los varones, lo que acaba conformando una tradición musical exclusivamente
masculina.
En el caso de Música, para realizar un análisis más detallado, hemos seleccionado las
especialistas del listado total de mujeres (44 mujeres) que aparecen en la asignatura.6
Hemos denominado especialistas a todas aquellas que tienen que ver con la música (42
en total), puesto que el propósito es saber cuántas representantes del ámbito musical
pertenecen a lo que se ha establecido como canon musical. Así pues, se han formado
cinco grupos: las cantantes, las compositoras, las intérpretes, la directora (solo hay una)
y las bailarinas. Para delimitar la pertenencia a estos grupos de las diferentes mujeres
músicas se ha tomado como criterio su trabajo más signicativo o la actividad por la que
son mencionadas en los textos. Determinadas músicas participan de varios ámbitos, como
algunas de las cantantes del siglo XX, que también han sido compositoras de canciones,
pero a las que hemos incluido entre las cantantes bien por ser este su ámbito de trabajo
más relevante, bien porque aparecen como tales en el texto. En otras ocasiones, como en el
de Clara Wieck-Schumann, que es reconocida como afamada intérprete, la hemos situado
entre las compositoras porque tanto la calidad como la cantidad de su obra musical así
lo requería, a pesar de que ella es citada no por el hecho de ser música (ni intérprete ni
compositora), sino en calidad de esposa de Schumann. Queremos decir con esto que los
límites que establecemos entre los grupos son solo indicativos de las actividades de las
músicas allí presentes.
Por último, un dato que nos resulta especialmente interesante en Música es com-
probar cuántas de ellas pertenecen al siglo XX. Este dato nos permite contrastarlo con
la línea ininterrumpida de contribuciones musicales de las mujeres desde la más remota
Antigüedad. Un alto porcentaje de músicas del siglo XX y, por tanto, una remarcable
ausencia de músicas de otros periodos pondría en evidencia la exclusión y falta de
reconocimiento de las contribuciones históricas de las músicas.
227
las mujeres que aparecen en la materia7 .
Debemos señalar que tanto Clara Schumann como Fanny Mendelssohn aparecen
como esposa y hermana respectivamente de los compositores y nada en los textos
recuerda que ellas también fueron músicas.
Aunque hemos de advertir que ni Bach (esposa de Bach), ni Kamhi (esposa del
maestro Rodrigo), ni Nannerl Mozart (hermana de Amadeus) aparecen en los textos
en calidad de intérpretes, sino de familiares de los músicos.
ballet clásico (4): Aída Gómez, Anna Pavlova, María Taglioni (esta es la única del
s. XIX) y Tamara Rojo.
baile amenco (3): Pastora Imperio, Eva la Yerbabuena y Sara Baras.
danza moderna (1): Isadora Duncan.
7
En el listado que ofrece la base de datos http://mujeresenlaeso.uv.es se puede obtener infor-
mación de las mujeres que aparecen (Nivel : todos, Asignatura : Música, Sexo : mujer, a continuación pulsar
mostrar lista en el cuadrante de Personajes y al lado de cada personaje hay un signo de interrogación
(` ?'). Si se pulsa, aparece la información disponible en Google).
228
Queremos remarcar de este grupo el hecho de contar con tan escasas representantes,
máxime cuando este es un ámbito tradicionalmente femenino desde el origen y
existen un gran número de bailarinas reseñables por sus interpretaciones de ballet,
dentro de la danza clásica y por sus innovaciones, en la contemporánea, además
de las representantes del baile amenco en España. Y este último término también
resulta sobresaliente: no hay apenas rastro del baile (ni cante o toque) amenco ni
del baile español, siendo como es uno de los mayores activos culturales de nuestra
tradición musical. Su omisión y la falta de reconocimiento general de la cultura
gitana en los manuales, destacable por su legado cultural, es una de las carencias
especícas de esta materia.
Cabe señalar también que las dos únicas referencias históricas y culturales entre las
mujeres, aparte de las músicas, son una escritora (María Lejárraga) y una reina de España
(Isabel II de Borbón).
En la Tabla 7.6 presentamos las cifras generales desglosadas en los diferentes grupos
de especialistas : cantantes, compositoras, intérpretes, directoras y bailarinas.
A continuación mostramos la Tabla 7.5 con las cifras generales de la asignatura en
relación con el número de especialistas en Música y su presencia en el siglo XX. En
primer lugar, resalta el alto porcentaje de especialistas (95 %) que existen entre las
mujeres presentes en la asignatura, aunque, como ya hemos advertido, algunas de ellas
no aparecen citadas en tanto que músicas sino en relación con sus familiares músicos, lo
que Russ (1983) denominó una falsa catalogación. Sin embargo, las especialistas, en el
marco general de la asignatura tienen una representación más bien exigua (10 %).
Respecto a los diferentes grupos, el que tiene una mayor representación femenina es el
de las Cantantes, con un 48 % (20/44), aunque en este grupo no encontramos cantantes
de otra épocas, ni siquiera las prima donna tan abundantes y reconocidas en el siglo
XIX. Le sigue en importancia el grupo de las Compositoras y el de las Bailarinas, ambos
con un 19 % de presencia en relación con las mujeres de la asignatura y un escaso
229
2 % respecto al total de personajes y con el mismo número de representantes (8/44).
Debemos insistir, aun así, en que algunas de las compositoras mencionadas (p.ej., Fanny
Mendelssohn o Clara Weick-Schumann) no aparecen ni siquiera ligadas a la música, sino
simplemente como familiares de los músicos.
El grupo de las Bailarinas tiene pocas representantes de ballet clásico, danza
moderna y amenco. Es apreciable la presencia de guras del baile amenco dentro
de los contenidos; sin embargo, esa escasísima representación debería verse aumentada
necesariamente, puesto que el amenco forma parte sustancial y genuina de la tradición
musical española. No solo debía verse aumentado el número de bailaoras de amenco
que aparecen, sino también de cantaoras y tocaoras, indispensables para conocer esa
amplia vertiente musical propia que merece estar más representada. Además, signicaría
el reconocimiento de las contribuciones de las gitanas a la cultura musical y su puesta en
valor.
Por último, en grupos más minoritarios, con un 12 % (5/42) de cuota porcentual
entre las mujeres, tenemos las Intérpretes y, después, la Directora (0,2 %). No obstante,
igual que pasaba con las compositoras, hemos de insistir en que algunas de las intérpre-
tes no aparecen citadas en calidad de músicas, sino en relación con sus familiares. De
hecho, su aparición en los textos no permite saber siquiera que son músicas. También
resulta llamativo que apenas encontremos ejemplos de intérpretes, a pesar de ser, el de la
interpretación musical, un campo que ha estado muy feminizado desde siempre, puesto
que entró a formar parte de la educación que recibían muchas mujeres. Sin embargo,
no se las reconoce ni por eso, como si fuera un aspecto menor de la tradición musical.
Esa es una de las consideraciones que se deben revertir: hay que saber reconocer a cada
persona, mujer u hombre, y obra su valor. Finalmente, la mención a la gran directora
Nadia Boulanger es completamente excepcional, solo aparece su imagen en el anexo del
tema, sin añadir ninguna otra información.
Los porcentajes de presencia de especialistas en el listado general de personajes nos
indican lo diluida que se encuentra esta presencia femenina. Las mujeres, las músicas
en concreto, con ese escaso 10 % general, no tienen mucho peso en los contenidos ni en
la formación musical que se transmite al alumnado. Se sale de esta formación sin cono-
cerlas, ni a ellas ni a su música. Esto implica una carencia de modelos de identicación
para las estudiantes que mediatiza el desarrollo de su talento musical. Y además, es-
te dato permite armar que existe una sistemática exclusión de las músicas del canon
musical que se difunde desde la secundaria obligatoria: no se consideran ni a ellas ni
sus creaciones. Todo ello consigue hurtarles la importancia que han tenido en la músi-
ca, que aparece vacía de sus aportaciones, y quitarles, por tanto, reconocimiento cultural.
230
antes, con un coeciente de recurrencia CRm de 1,5 frente al masculino que es de 2,7
y aparecen citadas mayoritariamente, no reseñadas, además de encontrarse en lugares
subsidiarios como las actividades o incluso el anexo. Pocas aparecen en el cuerpo. De
hecho, las músicas que aparecen en más de una ocasión (tienen algo de recurrencia) y
en lugar destacado del texto (reseñadas en cuerpo ) solo son cuatro y de música popular:
Donna Higtower, María del Mar Bonet, Raquel Meller y Rosana. Esas serían las músi-
cas esenciales que presentan los manuales. Estos factores hacen que su presencia resulte
anecdótica en los textos, ajena a cualquier tradición musical. Así, la repercusión e im-
portancia de las músicas quede aún más menguada.
El último de los datos abunda en este sentido. No solo hay pocas y aparecen en po-
siciones secundarias en los textos; además, el 85 % de las música presentes pertenecen
al siglo XX, lo que signica que apenas existe mención a las aportaciones musicales his-
tóricas de las mujeres. Esa falta de referencia es una forma muy eciente de hacerlas
desaparecer de la tradición musical conocida y compartida. En este caso se trata de su
participación a lo largo del tiempo: desconocemos el recorrido histórico de esa tradición
musical producida por mujeres, lo que invita a pensar que no la ha habido. Así, esta
ausencia de su producción histórica supone para las músicas el desarraigo de una tradi-
ción musical desde donde poder apoyarse y autorizarse, puesto que dicha tradición, al
quedar en el olvido, es como si no existiera. Las palabras de Clara Schumann (véase la
dedicatoria) muestran con claridad la inseguridad y desconsideración hacia una misma
que conlleva este desarraigo. Uno de los datos que indican una marcada inadecuación del
relato.
Las obras de autoría femenina que aparecen en los manuales representan otro de
los problemas de la materia. Encontramos solo la obra de dos compositoras: Ma del
Mar Bonet y Vera Matson, pero no aparecen ni partituras ni audiciones, sencillamente
aparecen sus obras citadas. De Vera Matson, Love me tender y de Ma del Mar Bonet,
cuatro composiciones: Amic, amat ; Cançons de la nostra mediterrània ; Terra secreta y
A l'Olympia. Esta es toda la obra de mujeres músicas que, tanto sea en composiciones
como en interpretaciones, aparece en los manuales. Es decir, no hay difusión ni escucha
de las múltiples creaciones musicales femeninas, no se pueden conocer. A tenor de estos
datos, parece una certeza incontestable el hecho de que no ha habido músicas reseñables
en toda la historia. Y así, falseando el relato, se lo transmitimos a los y las estudiantes.
Con análisis hay un aspecto importante que se pone en evidencia: que esta tradición
musical de la que nos reconocemos herederos todas y todos, al serle sustraídas las contri-
buciones musicales de las creadoras, queda por completo desvirtuada. Al ignorar muchas
de las voces que la forman, resulta, para todos, empobrecida.
231
IEG p
0.22
0.21
IEG a
0.19
0.2
0.14
0.14
0.15
0.12
0.12
muy bajo
0.1
0.07
0.05
0.
Música [2º] [3º] [4º]
cursos conrman una muy baja equitatividad, pues cinco de sus seis valores se encuentran
en el tramo muy bajo. Destacan los resultados de 3o ESO, el de mayor contenido histórico,
cuyo IEGa de apariciones, con un valor de 0,07, está a punto de entrar en la franja de
equitatividad ínma (IEG ≤ 0,05).
La baja equitatividad representativa que ofrecen los valores del IEG , en el tramo
muy bajo, junto con el resto de datos, muestran un panorama musical que ha
anulado la participación femenina en la tradición musical, donde no queda huella
ni de sus obras, ni de sus creadoras, ni de su historia, ahondando todavía más en
la preocupante situación de la materia.
232
No queda constancia en los manuales de la tradición histórica de la música produ-
cida por mujeres, de su genealogía musical: está borrada por completo la huella de
sus aportaciones musicales en el tiempo. No encontramos ni músicas, ni sus obras
de siglos anteriores al nuestro. Esta es la manera de hurtarles el reconocimiento que
les corresponde, la tradición donde apoyarse.
La representación de mujeres del entorno del baile es muy escasa. Siendo este un
espacio bastante feminizado, donde ellas han sido principales protagonistas, extraña
no encontrar más guras. Debería haber más representantes y también un mayor
recorrido histórico.
Pero además hay que replantearse las categorías y el enfoque con el que se trasladan
los contenidos musicales, pues los datos conrman que la tradición musical transmitida
en la ESO es tremendamente incompleta e inadecuada. Y esto supone una seria carencia
para el sistema educativo que debe corregirse.
Líneas de actuación. Las líneas de intervención didáctica que deberían seguirse ten-
drían tres pilares fundamentales:
Para continuar, habría que incluir en los contenidos, como primer paso, más obras
y creaciones musicales femeninas, para proporcionar una referencia más completa
de la tradición musical. Se necesita divulgar las obras de las músicas: sonatas,
cantatas, ópera, diferentes cuartetos, sinfonías, ópera de cámara, conciertos, canto
gregoriano. . . de creación femenina que sirvan de ejemplo. Es una tarea ineludible
233
conocer y transmitir las aportaciones de nuestras mujeres músicas para tener noción
completa de nuestra tradición musical, y esto comienza proponiendo sus obras para
la escucha.
Se debería incorporar las músicas que faltan y en cada uno de los periodos musicales.
Ellas son el ejemplo de una extensa genealogía musical, de la que dejan constancia
y, a la vez, proporcionan, para las estudiantes, modelos de identicación y, para
ellos, referentes para la compresión de un mundo más participado. Como en otras
materias, no debe estudiarse nunca como aparte, en epígrafes del tipo Las mujeres
músicas en el Romanticismo, que las catalogan como excepciones. Hay que tener
especial cuidado en no incurrir en su mención como parientes de otros músicos, sino
como creadoras propias.
234
Tabla 7.7: Datos generales de Educación Plástica y Visual. Evolución por
cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
235
Hilder; Natalia Goncharova; Soledad Sevilla; Sophie Tauer-Arp y Tamara de
Lempicka.
Escultoras (3):
Fotógrafas (2):
Artistas (5):
Todas ellas representan el 69 % (22/32) del total de las mujeres que aparecen en la
materia, un porcentaje inferior al de especialistas que presentaba la materia de Música.
En la Tabla 7.8 tenemos los datos generales de Educación Plástica y Visual y en la
Tabla 7.9 se encuentran desglosados por grupos de especialistas : pintoras, escultoras,
fotógrafas y otras artistas.
Como podemos comprobar en la Tabla 7.9, entre las mujeres hay un porcentaje menor
de artistas que el que presenta Música (un 69 % de las mujeres son artistas) y estas solo
alcanzan un 6 % de la totalidad de personajes que ofrece la materia, un porcentaje mínimo
que pierde toda entidad cuando lo observamos por grupos separados, cuya representación
porcentual se difumina.
236
Por grupos, constatamos que los mejor o menos ínmamente representados son el
de las pintoras y el de las escultoras, aunque incluso considerándolas en conjunto, apenas
alcanzan el 4 % de representación dentro de la materia, puesto que son 14. El resto de
mujeres es una miscelánea completamente anecdótica que recoge algunas individualidades
y representa el 1,5 % de todos los personajes. Estos datos ponen en evidencia, de forma
más pronunciada incluso que los de Música, la exclusión de las artistas y de su obra
dentro de los contenidos de la materia. No se cuenta en absoluto con ellas como referentes
artísticos dentro de la materia. Ellas no forman parte, una vez más, del canon artístico que
presentan los contenidos educativos, ni de las referencias esenciales que se proporcionan
para entender el arte. Por lo tanto, carecen de la más mínima relevancia cultural.
Otro de los aspectos destacados, tal y como ocurre en Música, es que la gran mayoría de
artistas todas menos una (95 %) pertenecen al siglo XX. No aparecen ni pintoras ni
escultoras que no sean del siglo XX, por tanto, no queda constancia del recorrido histórico
ni de las artistas ni de sus obras, en contraste con la poderosa tradición artística femenina
real que ha habido en la historia. Esta recalcitrante ausencia de pintoras y artistas de
épocas anteriores concreta e ilustra no solo su exclusión del canon sino de la historia del
arte presente en los manuales.
Por añadidura, su posición en el texto es mayoritariamente de carácter secundario,
no ocupan lugares destacados y ya hemos visto con anterioridad que apenas tienen re-
currencia. Las artistas que aparecen en posición relevante dentro del texto (reseñadas
en cuerpo ) son 7: Carmen Laón, Cristina García Rodero, Georgia O'Keee, Laurie An-
derson, Natalia Goncharova, Soledad Sevilla y Sophie Tauer-Arp. Ellas constituirían el
canon esencial de artistas mujeres que presentan los manuales, podríamos decir. Todas
ellas del siglo XX. Del resto de artistas mencionadas aparece simplemente alguna de sus
obras, tanto sea en el cuerpo como en las actividades, sin ninguna otra mención. Evi-
dentemente, faltan muchas, de hecho podríamos decir que casi todas. Vemos que de la
mayoría solo aparece una obra y se utiliza como elemento de ejemplicación, de forma
meramente anecdótica. El lugar marcadamente secundario que ocupan en el texto es
otro de los factores que incide en la falta de relevancia de las artistas en los contenidos
curriculares.
En la materia aparecen 27 obras de autoría femenina, 24 de las cuales corresponden
a las artistas antes mencionadas. Las otras tres obras son textos de tres escritoras y no
los hemos considerado aquí por no pertenecer propiamente a artistas. En comparación
con Música, que presenta solo a dos compositoras con obra citada ni siquiera obra
original , Plástica ofrece, aunque escasos, algunos ejemplos de obras de artistas mujeres.
La Figura 7.6 presenta el Índice de Equitatividad de Género que calica a la materia,
tanto por niveles como globalmente.
Plástica, en peor posición aún que Música, presenta uno de los Índices de Equitatividad
de Género más bajos no solo del grupo de Humanidades, sino de todas las materias.
Absolutamente todos su valores, tanto los generales como los de cada uno de los cursos,
se encuentran en el tramo muy bajo del IEG . Destaca la uniformidad con la que se
muestra el IEGa de apariciones, que resulta igual en todos los niveles: el IEGa un 0,09,
una cifra tremendamente baja para una materia con un bagaje cultural femenino tan
237
IEG p
0.17
IEG a
0.15
0.14
0.15
0.11
muy bajo
0.09
0.09
0.09
0.09
0.1
0.05
0.
Educ. Plástica [1º] [3º] [4º]
Situación de la materia. Plástica, junto con Música, dan cumplida cuenta con sus
datos de la exclusión de las creadoras y sus obras de las bases culturales con las que nos
formamos y, por tanto, certican la severa amputación que sufre la tradición artística y
cultural que presentamos en la ESO.
Tal y como indica el Índice de Equitatividad de Género muy bajo , este discurso,
anclado en categorías artísticas obsoletas, sigue sin conceder prestigio ni dar reconoci-
miento al arte realizado por mujeres. Esto se concreta en una marcada inadecuación
del discurso artístico de la ESO, que acaba constituyendo una falta de rigor histórico y
cultural completamente impropio del sistema educativo.
Los datos de Plástica ofrecen algunas carencias sobresalientes, que coinciden con las
de Música:
No queda ninguna constancia del recorrido histórico del arte creado por mujeres.
238
Se hace desaparecer esta genealogía del arte femenino. Todas las artistas son del
siglo XX (la única que no lo es, Leonor de Toledo, es una mecenas del XVI), lo que
lleva a pensar que en otras épocas no ha habido mujeres artistas; que las artistas
constituyen un fenómeno moderno. Se deja a las artistas faltas de esa tradición
donde reconocerse.
239
Tabla 7.10: Datos generales de Educación para la Ciudadanía. Evolución
por cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente
de recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
240
relevancia, que en este caso, baja a casi la mitad (13 %), son inferiores a Ciudadanía.
El coeciente de recurrencia tanto masculino (CRh : 2,1), como femenino (CRm : 1,9),
aunque marcan una predominancia masculina ellos aparecen en un 10 % más de oca-
siones (CRh/m : 1,1), son bastante similares, lo que nos señala una repercusión bastante
próxima.
Pensadoras (2):
Escritoras (7):
Activistas (9):
s. XX: Emma Bonino (comisaria europea); Fatana Ishaq Gailani (presidenta del
Consejo de Mujeres Afganas); Fatiha Boudiaf (argelina fundadora de la Fun-
dación Boudiaf); Ganxhe Agnes Bojaxhiu Teresa de Calcuta ; Graça Machel
(fundadora y presidenta de la Fundación por el Desarrollo de la Infancia);
Rigoberta Menchú (Premio Nobel de la Paz); Rosa Parks; Somaly Mam (pre-
sidenta de la Asociación Acción para Mujeres en Situación Precaria) y Wangari
Maathai (Premio Nobel de la Paz).
Espectáculo (3):
241
s. XX: Esther Yañez González (primera mujer de la Armada española) y Soledad
Cazorla (scal), relevantes por los cargos que ocupan; Nieves Álvarez (modelo,
que aparece en calidad de ex-anoréxica); Lucía Bulgari (alumna de 2o ESO)
y Kigali (víctima del genocidio en Ruanda).
Todas las mujeres pertenecen al siglo XX menos Olympe de Gouges (s. XVIII), aunque
tanto Anna Sullivan como Helen Keller nacieron en el XIX.
En las Tablas 7.11 y 7.12 pueden verse los referentes disciplinares en Ciudadanía. Los
grupos mayoritarios son los de escritoras y activistas, que representan el 66 % del grupo
de mujeres y el 14 % sobre el total de personajes de la materia. Entre las pensadoras
encontramos una sola gura, Adela Cortina, a pesar de que las grandes representantes de
la ética en España son mujeres como Celia Amorós, Amelia Valcárcel o Victoria Camps,
a las que no se nombra. Entre las activistas, observamos que cuatro pertenecen al con-
tinente africano, hay dos asiáticas (incluimos a Teresa de Calcuta ahí, a pesar de haber
nacido en la actual Macedonia), dos americanas y una europea. Esta propuesta tan poco
eurocéntrica, que es loable y además actual, parece centrar los personajes femeninos re-
señados por su activismo en países en vías de desarrollo, más necesitados de estas guras.
Pero no deja de ser también la muestra del olvido de la búsqueda de derechos civiles y
ciudadanos por parte de las mujeres europeas. El grupo misceláneo presenta una variedad
de individualidades y el del espectáculo, a pesar de su escasa representación, lo quere-
mos señalar porque es uno de los grupos más recurrentes en todas las materias. Pocas
materias son las que se salvan de tener representantes de este ámbito y resultan uno de
los modelos femeninos más repetidos. No obstante, y a pesar del porcentaje de presencia
femenina, pensamos que para una materia de estas características sigue habiendo escasez
y falta de variedad de modelos femeninos.
242
moderado
0.44
0.45 IEG p
0.41
IEG a
0.4
0.35
bajo
0.3
0.25
0.2
0.15
muy bajo
0.1
0.05
0.
Ciudadanía [2º]
Por otro lado, que en esta materia casi todas las mujeres sean del siglo XX el
96 %, no es un dato demasiado signicativo, puesto que la asignatura apenas posee
perspectiva histórica y más bien aborda situaciones y planteamientos cuyos referentes
son la actualidad. Por tanto, aquí este aspecto no resulta un indicador determinante de
inadecuación del discurso, a pesar, eso sí, de que los ejemplos masculinos que presenta la
asignatura sí que gozan de trayectoria histórica y encontramos mencionados una mayor
variedad de modelos de los que poseen las estudiantes.
Obras de autoría femenina tan solo encontramos tres: un texto, un cuadro y una
canción citada. Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de Olympe de
Gouges, la famosa pintura de Artemisia Gentileschi, Judith matando a Holofernes, y una
canción de Amaral, ¾Qué será?
En la Figura 7.7 podemos ver los resultados del Índice de Equitatividad de Género
de la materia. Tanto el IEG de presencias como el de apariciones se encuentra en el
tramo moderado. Es una de las pocas asignaturas donde se alcanza este tramo en los dos
indicadores (aunque el valor del IEGa no alcanza el 0,41) y la sitúa, junto con Inglés,
en una de las posiciones menos desequilibradas y más cercanas a lo que sería un IEG
deseable, es decir, aquel que se encuentra en los tramos alto y muy alto. No obstante, la
repercusión y el peso que tiene Inglés no lo tenía Ciudadanía.
Situación de la materia. Educación para la Ciudadanía, a pesar de tener una cifras que
se encuentran por encima de la media y un IEG en la parte inferior el tramo moderado,
tiene dos datos que resultan llamativos. No deja de sorprender que una materia como esta,
que nace con el objetivo expreso de educar en la igualdad y de tan reciente incorporación
al currículum, siga teniendo un porcentaje de representación femenina lejano todavía a
243
Tabla 7.13: Datos generales de Educación Ético-Cívica. Evolución por
cursos. Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de
recurrencia (CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
lo deseable. Otro de los datos signicativos es la escasez que presentaba tanto de variedad
de modelos femeninos como de obra original de autoría femenina.
Líneas de actuación. La materia necesitaría mejorar en los dos aspectos que se han
señalado:
Debe introducir no solo un número mayor de mujeres, sino también un abanico
mucho mayor de modelos de mujeres para ejemplicar los contenidos que desarrolle
la asignatura.
Debería incorporarse obra de creación femenina: proyectos, iniciativas u otras, así
como ilustrar con obra de autoría femenina.
244
recurrencia de los varones en la asignatura. El porcentaje de presencia femenina (Ppm ),
un 20 % (74 mujeres entre 288 hombres), está cercano al que presenta Ciudadanía y sitúa
a la materia en el reducido grupo de las cuatro asignaturas cuyo indicador de presencia
alcanza el 20 %. Sin embargo, el porcentaje de apariciones tiene un descenso notable y
solo aparecen un 12 % de mujeres en los textos (123 veces aparecen mujeres en los textos,
frente a las 887 veces que lo hacen los hombres), siguiendo el patrón habitual de presentar
un indicador de relevancia femenino menor que el respectivo de presencia, marcando su
pérdida de repercusión en los textos.
No podemos establecer el patrón de evolución porque la asignatura es única. Sin em-
bargo, si la comparamos con Ciudadanía, que pertenece a la misma área de conocimiento,
vemos que en Ética la presencia y repercusión de las mujeres es menor.
El cociente de recurrencia de esta asignatura es uno de sus rasgos distintivos y tam-
bién la forma de preponderancia masculina particular de la materia, similar a lo que
ocurre en las asignaturas de ciencias. En Ética los hombres aparecen un 90 % más que
las mujeres casi el doble, un dato que explica el marcado descenso que observamos
en el indicador de relevancia femenino (12 %) respecto al indicador de presencia (20 %).
Los coecientes de recurrencia muestran bien esta diferencia, pues los varones tienen una
recurrencia (CRh ) del 3,1, mientras que el coeciente de recurrencia femenino (CRm )
está en 1,7.
s. XX: Adela Cortina y Victoria Camps (éticas); Betty Friedan (feminista); Ca-
245
rol Gilligan (feminista); Carol Pateman (feminista); Diana Paolito (escrito-
ra); Elizabeth Burgos (antropóloga); Hannah Arendt; Jeanne Hersch (lósofa
suiza); Josune Intxauspe (escritora); Lisa See (escritora); María de la Válgo-
ma (escritora); Martha C. Nussbaum (profesora norteamericana); Mary Nash
(feminista); Priscilla Cohn (profesora de losofía y ética); Sheyla Benhabib
(feminista); Susana Tavera (historiadora); Toni Morrison (escritora y Premio
Nobel de Literatura); Ángeles Mateo (jurista) y María Lejárraga (escritora y
feminista).
s. XIX: Concepción Arenal; Emilia Pardo Bazán y Flora Tristán.
s. XVIII: Mary Wollstonecraft.
s. XX: Amina Lawal (nigeriana lapidada); Ana Dodson (fundadora de una ONG
para niños huérfanos en Perú); Jaya Bhandari (niña trabajadora); Jeroo Bi-
llimoira (profesora de trabajo social); Mary Ellen (niña maltratada); Pilar
Moreno Gómez (víctima del ruido de la calle); Raimunda de Peñafort (juez);
Rosa María García-Malea (primera mujer del Ejército del Aire); Sanita Lama
(niña trabajadora); Suya Huseini (nigeriana lapidada) y Savannah Walters
(niña de ONG Youth in Philantropy).
s. XX: Cecilia Roth (actriz); Demi Moore (actriz); Elpidia Carrillo (actriz); Fran-
cine Racette (actriz); Isabel Blanco (actriz); Jane Fonda (actriz); Jennifer
Connelly (actriz); Julia Roberts (actriz); Julie Walters (actriz); Kate Nelligan
246
(actriz); Katrin Sass (actriz); Leonor Benedetto (actriz); Michelle Pfeier (ac-
triz); Nieve de Medina (actriz); Pilar Padilla (actriz); Uxía Blanco (actriz),
Leni Riefenstahl (directora de cine) y Gurinder Chadha (directora de cine);
Kaima (cantante) y Violeta Parra (compositora y cantante).
En las Tablas 7.14 y 7.15, hemos quitado la columna del porcentaje de especialistas
sobre las mujeres porque en esta asignatura, dado el sistema de análisis adoptado, no es
relevante.
Los grupos más importantes, el de Escritoras y el de Activistas, obtienen entre
ambos el 58 % de la representación femenina, que se corresponde con un 12 % del global
de personajes. Son los dos únicos grupos que tienen perspectiva histórica y entre cuyas
mujeres encontramos guras relevantes de otros siglos. También se incluyen más guras
relacionadas con la ética, la losofía, el activismo social y el feminismo que en Ciudadanía.
El grupo que reúne a aquellas que han sido presentadas con valor de modelos es
bastante menor y se corresponde con el 3 % de la totalidad de personajes. Porcentaje
que es superado por el grupo de mujeres del espectáculo, bastante numeroso, con un peso
relativo del 27 % entre las mujeres y el 5 % en relación con la totalidad de personajes y
donde a pesar de las referencias que hay a dos directoras de cine la mayoría de las
citadas son actrices, con lo que se consolida como el grupo que transversalmente es más
común a todas las materias y el modelo de mujer más universal que presenta la etapa.
Las obras de autoría femenina en Ética son más numerosas que las que suelen presentar
el resto de asignaturas (salvo las lenguas valenciana y, sobre todo, castellana) y están en
relación directa con sus contenidos. Las hemos presentado según su forma de aparición
en el texto (reseñadas, citadas u obra original ). Hay 29 obras de 22 autoras.
Reseñada (1):
El derecho de ser hombre, Jeanne Hersch (lósofa suiza).
247
Citadas (5):
Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, Olympe de Gouges.
El problema sin nombre, Betty Friedan.
Los pazos de Ulloa, Emilia Pardo Bazán.
Una juez frente al maltrato, Raimunda de Peñafort (jueza).
Vindicación de los derechos de la mujer, Mary Wollstonecraft.
248
A continuación, el IEG nos muestra la situación de la materia (véase Figura 7.8).
El Índice de Equitatividad de Género nos muestra con claridad la diferencia que existe
entre la cantidad de mujeres que se referencian y las veces en que estas acaban apareciendo
en los textos. El IEGp de presencia alcanza, con 0,41, el tramo moderado, convirtiendo a
Ética en una de las cuatro materias que tienen el IEGp dentro del tramo moderado. Sin
embargo, el desplome de su IEGa de apariciones, que apenas sobrepasa el tramo muy
bajo para alcanzar el tramo bajo, evidencia la repercusión real mucho menor de las
mujeres en la materia.
IEG p
0.4 IEG a
0.35
bajo
0.3
0.24
0.25
0.2
0.15
muy bajo
0.1
0.05
0.
Ética [4º]
249
obras.
Al mismo tiempo, sería necesario incorporar obras de autoría femenina que abarca-
ran todos los ámbitos: no solo textos de pensadoras y escritoras, sino obra gráca,
pinturas y obras musicales que sirven para ilustrar etapas, ambientes o ideas. Se
trata de restituir un entramado cultural que cuente con las mujeres.
Por último, y como en prácticamente todas las materias, habría que adecuar el
relato, a partir de la consideración de las mujeres como sujetos y protagonistas.
250
Tabla 7.16: Datos generales de Educación Física. Evolución por cursos.
Variables básicas (presencias, p , y apariciones, a ), coeciente de recurrencia
(CR ) e indicadores de presencia (Pp ) y de relevancia (Pa ).
Para el análisis cualitativo, se han denido como especialistas a las deportistas que
aparecen. La mayor parte de personajes ellas y ellos existentes se encuentran, sobre
todo, en el bloque temático de Juegos y Deportes. La presencia de la mayor parte de
los y las deportistas suele servir como ejemplicación de un determinado deporte. Esto
se puede observar porque su posición mayoritaria en el anexo tal y como observamos
en las listas de apariciones9 subraya su función como ejemplo del deporte tratado en
el texto. En ese sentido, se presenta como un objetivo que comparten ambos sexos y le
9
Se puede consultar http://mujeresenlaeso.uv.es y seleccionar Educación Física e ir a la subpes-
taña Listado de apariciones, donde aparecerán los lugares y modos de aparición de todos los personajes.
251
Tabla 7.17: Mujeres deportistas en Educación Física.
Deportistas (23):
Entre ellas encontramos una variada representación de diferentes deportes, algunos tan
alejados de las prácticas deportivas femeninas tradicionales como el boxeo o la carreras de
rali. Aparecen en posición relevante en el texto (reseñada en cuerpo ) solo dos deportistas:
Inga Abitova y Lomah Kiplagat. En contraste, un número considerablemente mayor de
hombres aparecen reseñados en el cuerpo del texto.
Todas ellas, por otro lado, son del siglo XX, aunque en este caso no resulta signicati-
vo a causa de la propia naturaleza de la materia, cuyos contenidos están centrados en el
desarrollo del deporte durante el siglo pasado y el actual. No obstante, sí se encuentran
personajes masculinos relacionados con otras culturas, prácticas y épocas (artes marcia-
les, yoga, juegos centroamericanos indígenas. . . ) que proporcionan otros referentes y otra
perspectiva histórica. Entre ellos no hay mujeres.
Tenemos la Tabla 7.17 con las cifras generales de la materia en relación con el número
de deportistas mujeres en Educación Física y su presencia en el siglo XX. Hay un con-
siderable grado de especialización en el listado de mujeres de la materia (85 % de ellas
son deportistas), que se encuentra muy centrado en el deporte y tiene pocas referencias
a otras disciplinas. No obstante, las deportistas representan un 14 % de la cifra total de
personajes. Todas ellas pertenecen al siglo XX.
252
La media general de la materia se encuentra en el tramo bajo del IEG (véase Fi-
gura 7.9), a distancia de lo que sería una equitatividad deseable. Sin embargo, lo más
destacable del Índice de Equitatividad de Género es el valor que ostenta 2o ESO: con
un IEG alto, esta asignatura es una de las tres únicas asignaturas de la ESO que se
encuentran en lo que hemos previamente establecido como situación deseable. A esto se
le añade que esa calicación de IEG alto la tiene tanto en lo relativo a las apariciones
como a los personajes. Sin embargo, 1o y 3o ESO se encuentran con un IEG muy bajo,
en el tramo inferior del índice, y 4o ESO tiene un IEG bajo.
0.64
0.65 IEG p
IEG a
0.6
0.55
moderado
0.5
0.45
0.38
0.4
0.34
0.33
0.35
0.29
bajo
0.3
0.25
0.20
0.20
0.17
0.2
0.15
0.15
muy bajo
0.1
0.05
0.
Educ. Física [1º] [2º] [3º] [4º]
253
en deportes donde la actividad femenina aún no está normalizada, como los ralis o el
boxeo. Profundizar en esta línea ya iniciada sería lo correcto para lograr una equitativa
representación que ofrezca modelos deportivos a ellas y ellos.
Líneas de actuación. Para la mejora de la materia habría que realizar algunos cambios,
porque los contenidos aparecen bajo un sesgo androcéntrico que, al no considerar la
especicidad de las mujeres, se convierte en el principal problema que presenta la materia.
En concreto se deberían trabajar estos aspectos:
254
Capítulo 8
255
criterios de calidad con diversidad. Como señala Alicia Redondo (2001, 194), la crítica
masculina del siglo XXI debe de hacer un esfuerzo para ampliar el canon literario y
distinguir malo de diferente, sobre todo después de Derrida y del establecimiento, por
el análisis del discurso, del concepto de inferencia, es decir, interpretación del receptor.
En efecto, no se puede valorar con criterios restrictivamente androcéntricos las obras
literarias de mujeres.
De la extensa y rica producción femenina literaria, no se suele conocer mucho; en
bastantes ocasiones, nada. Sin embargo, hay tanta producción que la literatura, sin las
escritoras y las lectoras, está incompleta. Hace falta incluir el punto de visto femenino
y el reconocimiento de las mujeres como sujetos, tanto como productoras como en calidad
de receptoras, en el relato literario. De hecho, una de las grandes aportaciones que nos
ofrece esta concepción participada de la literatura es el reconocimiento y valoración de
lo diverso como uno de los elementos que proporciona riqueza, cohesión y fortaleza a la
cultura.
Así pues, el propósito del siguiente análisis es, por un lado, conocer la presencia y
valorar la importancia que se les otorga a las escritoras dentro del canon literario escolar;
por otro lado, comprobar si se reeja su tradición literaria histórica y, por último, saber
cuáles son las inuencias culturales femeninas que aparecen, es decir, comprobar si ellas
están presentes en el canon cultural que trasmiten los manuales.
256
Las tablas numéricas se presentan separadas, en primer lugar, por cursos y luego por
periodos y siglos (3o y 4o ESO). De cada curso tenemos unas tablas con los hombres
Tablas 8.5 y 8.7 y otras con las mujeres Tablas 8.6 y 8.8.
Después de las tablas con los datos numéricos, se ofrecen unas grácas comparativas
de los escritores y escritoras, separados por sexo, y del entorno cultural de cada época.
Por último, se muestran las tablas con los listados onomásticos, tanto de escritoras y
escritores, como de referentes culturales, desagregados de la misma forma que aparecen
en las tablas numéricas previas. De todos los extranjeros, tanto de las y los escritores
como de los referentes culturales, se nombra el país de origen. De todos los referentes
culturales, tanto españoles como extranjeros, aparecerá también su dedicación, es decir,
en calidad de lo que han sido citados (pintor, reina, músico, actriz. . . ). Los siglos XIX y
XX recibirán el mismo tratamiento que el de las tablas numéricas, separando los escritores
y escritoras por movimientos literarios en el siglo XIX y por géneros literarios en ambos
siglos.
Por último, se presenta una tabla donde la frecuencia con la que aparece cada país
permite establecer un orden jerárquico de países, en relación con el peso cultural que le
reconocemos.
El principal elemento para valorar el peso de las literatas es contrastarlas con su propia
producción literia. De esta forma, podemos comprobar cuántas escritoras están presentes
en los manuales, de entre todas aquellas que han escrito en cada época, para lo que se
puede consultar el apartado 1.5, La literatura española de creación femenina. De igual
manera ocurre con los escritores y con los referentes culturales de ambos sexos.
Todos estos datos nos permitirán valorar la adecuación del canon literario presente en
los manuales de secundaria a la producción literaria real.
Resultados
Comenzaremos por ofrecer las cifras generales de los bloques literarios de 3o y 4o ESO.
En 3o ESO (Tabla 8.1), en el bloque de Educación literaria (siglos XIIXVIII), encon-
tramos un total de 280 personajes, de los cuales 17 son mujeres (6,1 %) y 263 hombres.
Entre todos ellos, hallamos a 1 escritora española y 64 escritores españoles mencionados
dentro del periodo que nos ocupa (ss. XIIXVIII).
En 4o ESO (Tabla 8.2), en el bloque de Educación literaria (siglos XIX y XX), en-
contramos 409 personajes, de los cuales 37 son mujeres y 372, hombres. Entre ellos, hay
23 escritoras y 176 escritores españoles.
Los resultados totales (Tabla 8.3) nos dan un 9 % de porcentaje de escritoras entre
todos los escritores (24 escritoras frente a 240 escritores). Su Índice de Equitatividad de
Género es 0,18, en el tramo muy bajo : una situación mala.
En la Tabla 8.4 ofrecemos, separados por editoriales, los datos relativos a todas las
escritoras en español que aparecen en la historia de la literatura española que se imparte
en 3o ESO (desde el siglo XII hasta el XVIII) y 4o ESO (siglos XIX y XX). Aquellas
que han sido reseñadas, con alguna información más que su nombre, se encuentran en
mayúsculas. En minúsculas están las que simplemente han sido citadas, es decir, de las
que únicamente se menciona su nombre. Así pues, las escritoras de la tabla son todas las
257
Tabla 8.1: Datos generales del bloque Educación Literaria de 3o ESO.
escritoras mencionadas a lo largo de 800 años en el canon literario de las letras españolas
presente en los manuales.
Como observamos, la presencia de escritoras es meramente testimonial dentro del ca-
non literario español. Con las 25 escritoras mencionadas por SM o, todavía peor, las 10
u 11 que mencionan Oxford y Santillana respectivamente como toda muestra de partici-
pación femenina en 800 años de literatura, resulta evidente que no se deja constancia ni
de la propia tradición de escritoras españolas, a la que arrasa por completo, ni de la línea
histórica que recorre la producción literaria femenina en español. Se cita tan solo una
escritora (Teresa de Ávila) en casi 600 años de literatura. Es un dato alarmante. Pero
por añadidura y agravando aún más la situación, tampoco aparecen las producciones
literarias femeninas actuales: en dos de las tres editoriales, no se cita ni una sola poeta
ni una sola dramaturga a lo largo de todo el siglo XX. El panorama que presentan los
manuales de este último siglo, repleto de grandes escritoras en todos los géneros y que
es nuestro pasado cercano y nuestro presente, está muy alejado de dar cuenta cabal de
cómo se ha desarrollado y se está desarrollando la literatura en español. Todo ello pone
en evidencia que seguimos escamoteando las voces de las escritoras cuando hacemos el
relato de la literatura y, así, seguimos adulterando nuestra propia tradición literaria. La
cercanía del siglo XX hace más inconcebible todavía este dato: parecemos empeñados en
tener una literatura amputada, sesgada y empobrecida.
En relación con las escasas escritoras mencionadas, hay que señalar que solo aparecen
reseñadas con más información que su mero nombre 5 escritoras (Rosalía de Castro,
Emilia Pardo Bazán, Carmen Laforet, Almudena Grandes y Carlota Soldevila); el resto
de ellas, incluida Teresa de Ávila, son citadas escuetamente con su nombre o con un
pequeño fragmento de obra. Así pues, no solo su número es insignicante, sino que su
posición en los textos es completamente secundaria.
En relación con las obras, hallamos mencionadas 31 obras, que mayoritariamente son
citadas, pertenecientes a 20 escritoras.
A continuación se incluyen las Tablas 8.5, 8.6, 8.7 y 8.8, que recogen las cifras de
escritoras y escritores por cursos (3o y 4o ESO) y por siglos. Se encuentran en negrita los
258
Tabla 8.4: Escritoras españolas mencionadas en 3o y 4o ESO del bloque
Educación literaria, por editoriales.
números que son el resultado de una suma. En cada una de las tablas nos encontramos
con las o los escritores, separados entre españoles y extranjeros. De los extranjeros se
indican, en una columna contigua, los países de origen1 . En el análisis del siglo XIX y
del XX (correspondiente a 4o ESO) se ha desagregado a los escritores de ambos sexos
por siglos y por géneros literarios. En el caso del siglo XIX también se ha dividido, de
1
Se ha designado a los países con su nombre actual. Asimismo, se ha elegido el criterio de países y
no lenguas para tener un criterio unicado tanto para las escritoras y escritores como para los referentes
culturales.
259
Tabla 8.5: Número de escritores y referentes culturales masculinos en la
literatura del siglo XII al XVIII (3o ESO).
españoles
españoles
extranjeros
extranjeros
Antig. 6 Grecia y Roma 1 Grecia
VIII 1 2 Francia
IX
X 2
XI 3 1 Francia
XII 3 Francia
XIII 5 1 Italia
XIV 2 3 Italia, Francia
XV 12 7 Italia, Francia, 3 9 Italia, Francia,
Inglaterra, Holanda Alemania, Holanda
XVI 21 6 Italia, Francia, 9 8 Holanda, Italia,
Inglaterra Inglaterra
XVII 13 4 Francia, Inglaterra, 10 9 Italia, Holanda,
Portugal Francia, Inglaterra,
Alemania
XVIII 10 15 Francia, Inglaterra, 4 9 Francia, Austria,
Alemania, Irlanda Inglaterra
TOTAL 63 42 32 42
XIX 3 4 Francia, Inglaterra, 3 8 Inglaterra, Irlanda,
Rusia Francia, Italia, Méjico
XX 34 18 Italia, Francia, 9 5 Inglaterra, EE.UU.,
Inglaterra, Alemania, Austria, Perú, Méjico
Austria / Argentina,
Chile, Perú,
Guatemala,
Venezuela, Cuba
260
Tabla 8.6: Número de escritoras y referentes culturales femeninas en la
literatura del siglo XII al XVIII (3o ESO).
españolas
españolas
extranjeras
extranjeras
Antig. 1 Palestina
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV 1
XVI 1 3
XVII
XVIII
TOTAL 1 4 1
XIX
XX 3 2 Alemania, Inglaterra 4 1 Polonia
se hace con continuidad hasta el XVIII, ilustrando cada época con ellos. Así, tenemos
un total de 105 escritores (63 españoles y 42 extranjeros) hasta el siglo XVIII, que es
el periodo estudiado en 3o ESO. No obstante, también se mencionan escritores del XIX
y XX muy numerosos sobre todo los de este último siglo, en total 59, a quienes
hemos considerado como guras literarias de referencia que, si bien no se corresponden
con el periodo histórico estudiado, son referencias indirectas que forman parte del canon
literario general.
También los referentes culturales, que comienzan desde la Antigüedad, tanto españoles
como extranjeros, son variados y se encuentran en buen número, con 74 representantes.
Especial importancia tienen, en los primeros tiempos de las letras en español, el peso de
Italia, Francia y, más adelante, Inglaterra. Todas las épocas cuentan con representantes
masculinos de diferentes ámbitos de la cultura.
La Tabla 8.6, con las escritoras, ofrece un panorama desolador, muy distinto al de los
hombres. Únicamente aparece una escritora en 600 años de literatura. Y, como ya hemos
visto antes (Tabla 8.4), solo citada. Así pues, podemos armar que la tradición literaria
de las mujeres, el recorrido histórico de su producción desde los inicios de la literatura
española hasta el nal de la Edad Moderna, se encuentra completamente excluida de los
manuales, provocando una preocupante amputación de la historia literaria.
261
Figura 8.1: El canon literario español en 3o ESO. Escritoras y escritores
españoles del siglo XIII al XVIII.
hombres
mujeres
20
21
10
13
12
10
2
0 0 1 0 0 0
0
II
XV
II
III
XV
XI
XV
XI
XV
s.
s.
s.
s.
s.
s.
Parecido panorama presentan las mujeres del ámbito cultural: tampoco hay, hasta el
siglo XVIII, apenas huella del entramado cultural femenino desarrollado a lo largo de los
siglos. En España, las referencias a mujeres son anecdóticas y ni siquiera pertenecen al
ámbito cultural propiamente dicho: las cuatro mencionadas son Isabel La Católica, Elena
Zúñiga e Isabel Freyre, ambas relacionadas con Garcilaso (véase Tabla 8.10), junto a la
Duquesa de Soma, a la que fue dirigida un escrito. Por añadidura, empeorando aún más
la situación, las referencias extranjeras a mujeres del ámbito cultural tampoco existen.
Hallamos mencionada a María de Nazareth, como gura de la Antigüedad, y hay un
cuadro de Tamara de Lempicka, pero como referencia fuera del periodo estudiado. No
sabemos absolutamente nada de la producción o la actividad cultural femenina en el
exterior en todos estos siglos. Como si nada hubiera ocurrido con ellas. En esta tabla
queda perfectamente reejada la exclusión de los escritos al que se somete la genealogía
literaria femenina.
Las Figuras 8.1, 8.2 y 8.3 permiten ver con claridad los contrastes que existen en el
tratamiento literario y cultural de mujeres y hombres en este periodo en los manuales.
Muestran muy nítidamente cuál es la situación del canon literario y cultural que se
presenta, así como la tradición cultural de la que queda constancia. El contraste entre
las distintas grácas, entre escritores y personajes de ambos sexos no necesita mayor
explicación. El vacío que exhiben las grácas de mujeres deja la foto imborrable de la
anulación a conciencia de las voces de las escritoras, la supresión de su tradición literaria
histórica y la eliminación de sus referentes culturales, que no aparecen ni en España, ni
fuera de ella. Ninguno de los histogramas, ni el que reeja el canon literario español que
llega hasta el XVIII (que resulta desolador), ni el que reeja el canon literario general,
ni el del canon cultural logran mostrar otra cosa que el enorme vacío de su presencia, es
decir, la sistemática exclusión histórica de las mujeres en los textos y en la literatura.
262
Figura 8.2: El canon literario general en 3o ESO. Escritoras y escritores
españoles y extranjeros.
hombres
50 mujeres
españoles
extranjeros
18
40
30
20
15 34
7 4
10 21
1 13
12
10 4
3 2
5 0
0 2 0 0 0 0 3 0 3
0 1
II
II
V
XV
III
XX
XV
XI
XV
XI
XI
XV
s.
s.
s.
s.
s.
s.
s.
s.
70 hombres
mujeres
escritores
referentes
60 14
50
40
17
13
30
19 52
12
20
27 25 11
10 19 17 5
0 0
6 5 1 7 5
0 0 3 0 0 0
0 1 0
II
XV
II
III
XX
XV
XI
XV
XI
XI
XV
s.
s.
s.
s.
s.
s.
s.
s.
Los datos de los siglos XIX y XX referidos a escritores recogidos en la Tabla 8.7
son mucho más abundantes aún que los del anterior periodo del XII al XVIII, pues
contamos con 176 escritores españoles para ilustrar ambos siglos, a los que añadir los
108 escritores extranjeros. La variedad de países aparecen 32 países distintos como
referencias, entre literarias y culturales y la cantidad de guras del ámbito cultural
88 aumenta bastante en relación con anteriores siglos. Aquí, la separación por gé-
neros literarios proporciona nueva información. Así, el Realismo del siglo XIX muestra
263
Tabla 8.7: Número de escritores y referentes culturales en la literatura del
siglo XIX y XX (4o ESO).
TODOS
TODOS
españoles
españoles
extranjeros
extranjeros
s. XIX / Romanticismo
narrativa 5 6 11
poesía 2 10 12
teatro 5 2 7
ensayo 1 2 3
Total Romanticismo 13 20 33
s. XIX / Realismo
narrativa 7 7 14
poesía
teatro 1 1
ensayo 2 2
Total Realismo 7 10 17
TOTAL s. XIX 20 30 50 Francia, Alemania, 2 7 9 Francia, Alemania,
Inglaterra, Rusia, Inglaterra, EE.UU.
EE.UU, Austria,
Dinamarca, Noruega
s. XX
narrativa 56 45 101
poesía 59 22 81
teatro 31 8 39
ensayo 10 3 13
TOTAL s. XX 156 78 234 Francia, Alemania, 42 37 79 Francia, Alemania,
Inglaterra, Rusia, Inglaterra, Rusia,
Italia, EE.UU., Italia, EE.UU.,
Austria, Portugal, Austria, Bélgica,
Suiza, Grecia, Irlanda Letonia, Noruega,
Rumanía, Suecia, Sudáfrica / Méjico,
Bulgaria, Chequia, Argentina, Ecuador
Polonia / Méjico,
Argentina, Cuba,
Perú, Colombia,
Chile, Guatemala,
Bolivia, Paraguay,
Uruguay y Venezuela
TOTAL 4o ESO 176 108 284 44 44 88
264
Tabla 8.8: Número de escritoras y referentes culturales femeninas en la
literatura del siglo XIX y XX (4o ESO).
TODAS
TODAS
españolas
españolas
extranjeras
extranjeras
s. XIX / Romanticismo
narrativa 1 1
poesía 1 1
teatro
ensayo
Total Romanticismo 1 1 2
s. XIX / Realismo
narrativa 2 2
poesía
teatro
ensayo
Total Realismo 2 2
TOTAL s. XIX 3 1 4 Inglaterra
s. XX
narrativa 12 2 13
poesía 4 2 6
teatro 3 3
ensayo 1 1
TOTAL s. XX 20 4 24 Méjico, Argentina, 6 1 7 Islandia
Chile, Bélgica
TOTAL 4o ESO 23 5 28 6 1 7
Por otra parte, la Tabla 8.8 de mujeres ofrece un panorama muy similar al de anteriores
épocas, aunque no tan extremo. En el siglo XIX hallamos mencionadas a 3: una poeta,
Rosalía de Castro, y dos novelistas, Emilia Pardo Bazán y Fernán Caballero. Mary Shelley
aparece como única escritora extranjera en todo el siglo. Un siglo altamente despoblado
que se completa con las nulas referencias culturales femeninas, ni españolas ni extranjeras,
que presenta. Como en anteriores épocas, no encontramos huellas ni sabemos nada de
las mujeres de ese tiempo: ni pintoras, músicas, activistas o cientícas, ni exploradoras,
de las que este siglo anduvo repleto, parecen existir. La misma exclusión femenina que
hemos observado ya. Si antes era con relación a la tradición histórica, ahora lo es con
relación a la actualidad y el pasado reciente.
265
Figura 8.4: El canon literario general del siglo XIX (4o ESO). Escritoras,
escritores españoles y extranjeros.
hombres
mujeres
50
españoles
extranjeros
40
30
30
20
13
10 20
10 3
12
1
1
5 4
3 0
2 0 0
0 2 1 1
X
tro
yo
tiv
XI
es
sa
a
rra
te
s.
po
en
na
El siglo XX ofrece unas cifras que, una vez más, no reejan la literatura producida
por mujeres. No tienen en cuenta ni la calidad ni el número ni la variedad de escritoras
que ha tenido dicho siglo. Con el agravante, ya sabido véase Tabla 8.4, de que dos
editoriales no mencionan ni a poetas ni a dramaturgas en todo el siglo. En denitiva, 24
escritoras para ilustrar un siglo que ha necesitado 284 escritores para ser explicado es
una desproporción que llega al desatino.
Las referentes culturales siguen ofreciendo el mismo panorama: solo una, Björk, apare-
ce mencionada como extranjera a lo largo de todo el siglo XX. Por su parte, las españolas
incluidas son solo 6. Apenas se encuentran mujeres ni en la literatura ni en el marco cul-
tural.
Las grácas de las escritoras del XIX y XX (Figuras 8.4, 8.5 y 8.6), en contraste con
las de los escritores, ofrecen imágenes explicativas de la situación. El resultado de las
grácas presenta una imagen contrastada tan elocuente como las grácas del periodo
anterior, que comprendía de los siglos XIII al XVIII. Aquella reejaba la anulación de
la trayectoria histórica de la literatura de producción femenina, esta, la vigencia de esa
exclusión, patente en el canon y la producción literaria hasta la actualidad presente en
los manuales.
Los datos relativos al canon cultural rearman, una vez más, la falta de peso que se les
concede a las mujeres en la cultura, su omisión como agentes culturales: las únicas 7 re-
presentantes del mundo cultural en los siglos XIX y XX (Figura 8.6) certican su carácter
anecdótico y excepcional, frente a los 88 varones que ilustran, con una variada tipología
de modelos, el entramado cultural de ambos siglos. Con estos datos 7 mujeres no
podemos tener idea de lo que han sido las creaciones femeninas. El ninguneo a sus crea-
ciones, la falta de reconocimiento a las propias creadoras así como la adulteración de la
266
Figura 8.5: El canon literario general del siglo XX (4o ESO). Escritoras,
escritores españoles y extranjeros.
hombres
mujeres
españoles
extranjeros
200
78
150
100
156 45
22
50
8
4 56 59
2 31 3
20 2 0
12 10 0
0
4 3 1
XX
tro
yo
tiv
es
sa
a
rra
s.
te
po
en
na
hombres
350 mujeres
escritores
referentes
88
300
79
250
200
150
284
234
100
9
50
7 4
50
28 3 24
0 4
O
XX
ES
XI
s.
s.
4”
historia cultural y literaria que ello conlleva, son aspectos que vemos de nuevo reejados
en estos datos.
Mientas tanto, los hombres con 88 representantes están amplia y variadamente
representados y aparecen como completos protagonistas de la actividad cultural y social.
Ellos y sus creaciones son los elementos que determinan nuestra idea de canon cultural,
puesto que son los únicos que se mencionan, induciéndonos a pensar que la cultura es
solo cosa de hombres.
267
Tabla 8.9: Países mencionados por orden de recurrencia.
268
Tabla 8.10: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO).
hombres mujeres
• SIGLO XIII
Escritores españoles (5) Escritores extranjeros (1) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
Alfonso X el Sabio (rey de Dante Alighieri it
Castilla y de León)
Per Abbat
Gonzalo de Berceo
Martin Codax
don Juan Manuel
• SIGLO XIV
Escritores españoles (2) Escritores extranjeros (3) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
Íñigo López de Mendoza Giovanni Bocaccio it
(Marqués de Santillana) Jean Froissart fr
Juan Ruiz Arcipreste de Francesco Petrarca it
Hita
269
Tabla 8.10: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO) (cont.).
hombres mujeres
• SIGLO XV
Escritores españoles (12) Escritores extranjeros (7) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
Fray Bartolomé de las Ludovico Ariosto it
Casas Baltasar Castiglioni it
Juan del Encina Nicolás Maquiavelo it
Lucas Fernández Giovanni Pico della
Juan de Ginés Sepúlveda Mirandola it
Gómez Manrique Erasmo de Rotterdam nl
Jorge Manrique Tomás Moro uk
Joanot Martorell François Villon fr
Juan de Mena
Garci Rodríguez de
Montalvo
Juan Rodríguez del Padrón
Fernando de Rojas
Diego de San Pedro
270
Tabla 8.10: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO) (cont.).
hombres mujeres
• SIGLO XVI
Escritores españoles (21) Escritores extranjeros (6) Escritoras españolas (1) Escritoras extranjeras (0)
Mateo Alemán John Donne uk Teresa de Cepeda y
Bartolomé Leonardo de William Shakespeare uk Ahumada (Santa Teresa
Argensola Michel de Montaigne fr de Jesús)
Juan Boscán Pierre de Ronsard fr
Luis Carrillo y Sotomayor Andrea Navaggero it
Miguel de Cervantes Torquato Tasso it
Jerónimo de Contreras
Bernal Díaz del Castillo
Alonso de Ercilla
Vicente Espinel
Alonso Fernández de
Avellaneda
Fray Antonio de Guevara
Fernando de Herrera
Fray Luis de León
Jorge de Montemayor
Lope de Rueda
Francisco de la Torre
Bartolomé Torres Naharro
Alfonso de Valdés
Juan de Valdés
Garcilaso de la Vega
Juan de Yepes (San Juan
de la Cruz)
271
Tabla 8.10: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO) (cont.).
hombres mujeres
• SIGLO XVII
Escritores españoles (13) Escritores extranjeros (4) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
Pedro Calderón de la Barca Nicolas Boileau fr
Rodrigo Caro Jean-Baptiste Poquelin
Luis de Góngora (Molière ) fr
Baltasar Gracián Luis de Camoens pt
Juan de Jáuregui Daniel Defoe uk
Lope de Vega
Agustín Moreto
Francisco de Quevedo
Francisco de Rioja
Juan Ruiz de Alarcón
Fray Gabriel Téllez (Tirso
de Molina )
Juan de Zabaleta
272
Tabla 8.10: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO) (cont.).
hombres mujeres
• SIGLO XVIII
Escritores españoles (10) Escritores extranjeros (15) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
José Cadalso François-Marie Arouet
Benito Jerónimo de Feijoo Voltaire fr
Leandro Fernández de Pierre Choderlos de Laclos
Moratín fr
Tomás de Iriarte Denis Diderot fr
Padre Isla Jean de la Fontaine fr
Gaspar Melchor de Pierre de Marivaux fr
Jovellanos Montesquieu fr
Ignacio de Luzán Jean Jacques Rousseau fr
Juan Meléndez Valdés Johann Wolfgang von
Félix de Samaniego Goethe de
Diego de Torres Villarroel Gotthold E. Lessing de
Friedrich Schiller de
Arthur Conan Doyle uk
Alexander Pope uk
Laurence Sterne uk
Edward Young uk
Jonathan Swift ie
273
Tabla 8.11: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO). Perso-
najes anteriores al siglo XIII.
hombres mujeres
• ANTIGÜEDAD Y EDAD MEDIA
Escritores españoles (0) Escritores extranjeros (6) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
GRECIA:
Anacreonte
Homero
Tucídides
ROMA:
Horacio
Julio César
Virgilio
Tabla 8.12: Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO). Perso-
najes posteriores al siglo XVIII.
hombres mujeres
• SIGLO XIX
Escritores españoles (3) Escritores extranjeros (4) Escritoras españolas (0) Escritoras extranjeras (0)
G. A. Bécquer Anton Chejov ru
Duque de Rivas Alejandro Dumas fr
José Zorrilla Alejandro Dumas (hijo) fr
Robert Louis Stevenson uk
Henrik Ibsen no
Karl Marx de
ensayo
Sören Kierkegard dk
Américo Castro ch
Agustín García Calvo Martin Heidegger de
Gregorio Marañón Sócrates [ante.]
José María Merino
Severo Ochoa
José Ortega y Gasset
Santiago Ramón y Cajal
Manuel Tuñón de Lara
Andrés Trapiello
Tabla 8.13: Canon Literario de los siglos XIX y XX (4o ESO) por géneros
literarios (cont.).
hombres mujeres
• SIGLO XX / REFERENTES CULTURALES
Referentes culturales Referentes culturales Referentes culturales Referentes culturales
españoles (42) extranjeros (37) españolas (6) extranjeras (1)
Antón (pintor) Martin Irigoyen (músico) Zenobia Camprubí Björk (cantante) is
Ramón Aguilar More ar (escritora)
(pintor) Wolfgang Amadeus Mozart Ángeles Parra (cultura)
Pepín Bello (cultura) (músico) at Pilar Gómez Esteban
Juan Carlos I de Borbón Gustav Klimt (pintor) at (periodista)
(España-rey) Egon Schiele (pintor) at Maruja Mallo (pintora)
Alfonso XII de Borbón James Ensor (pintor) at Síndria Segura (pintora)
(España-rey) Max Beckman (pintor) de Nati Mistral (música)
Alfonso XIII de Borbón Christian Rholfs (pintor)
(España-rey) de
Carlos María Isidro de Caspar David Friedrich
Borbón y Borbón-Parma (pintor) de
(político) Osvaldo Guayasamín
Luis Buñuel (cine) (pintor) ec
Mario Camus (cine) Ricardo I (rey) uk
Salvador Dalí (pintor) Edward Unillard (pintor) fr
Álvaro Delgado (pintor) Jean-Louis Charmet
Manuel de Falla (músico) (fotógrafo) fr
Angelino Fons (cine) Gustave Courbet (pintor)
Francisco Franco fr
Bahamonde (dictador) Paul Gauguin (pintor) fr
Víctor García (músico) P. James Louthembourg
Leopoldo García Ramos (pintor) fr
(pintor) René Magritte (pintor) fr
Antoni Gaudí (arquitecto) Édouard Manet (pintor) fr
Juan Genovés (pintor) Gustave Moreau (pintor) fr
Francisco de Goya y Giuseppe Verdi (músico) it
Lucientes (pintor) Lorenzo da Ponte (ópera)
Juan Gris (pintor) it
José Gutiérrez Solana Giorgio de Chirico (pintor)
(pintor) it
Genaro Lahuerta López Achille Funi (pintor) it
(pintor) Gino Severini (pintor) it
Antonio López (pintor) Mark Rothko (pintor) lv
Gabriel Martín Morito Diego Rivera (pintor) mx
(militar) Eduard Munch (pintor) no
Juan March (empresario) Piotr Ilich Chaikovski
Pedro Miralles (músico) ru
(empresario) Alexander Alexándrovich
Joan Miró (pintor) Deineka (pintor) ru
Emilio Mola (militar) Kuzmá Serguéyevich
Godofredo Ortega Muñoz Petrov-Vodkin (pintor)
(pintor) ru
Benjamín Palencia (pintor) Marc Chagall (pintor) ru
Gregorio Prieto (pintor) Vasili Kandinsky (pintor)
Miguel Primo de Rivera ru
(político) Jurij Alekseevic Vasnecov
Jesús Ramos (cine) (pintor) ru
Diego Rodríguez de Silva y Jeremy Leven (cine) us
Velázquez (pintor) Jean Michel Basquiat
Pablo Ruiz Picasso (pintor) (pintor) us
Santiago Rusiñol (pintor) Edward Hooper (pintor) us
Sanjurjo (militar) Alfred James Moore
Antonio Saura (cine) (profesor) us
Joaquín Sorolla (pintor) Roy Carruthers (pintor) za
Gonzalo Suárez (cine)
Daniel Vázquez Díaz
(pintor)
Fernando Zóbel (pintor)
Los datos de estas tablas, que recorren un largo periodo de tiempo, nos llevan a
concluir dos cosas: la incuestionable exclusión de escritoras y su tradición literaria en los
manuales y la evidencia de que el canon literario no se rige por un criterio de mérito, sino
por un criterio sexista: es un canon literario y cultural masculino. Una literatura debe
dar cuenta de las creaciones de todas y todos los que la comparten. Y ya nadie se puede
atrever a decir que no hay buena literatura creada por las mujeres.
Del panorama literario histórico que nos ofrece la literatura de 3o ESO nos hemos
hecho una idea bastante clara con los números: con la mención de una sola escritora, se
puede decir que la tradición literaria de las mujeres queda excluida de los textos. Sin
embargo, como ya sabemos (véase apartado 1.5), de estas épocas que aparecen vacías,
existen escritoras cuyas voces necesitaríamos conocer para estabecer la genealogía lite-
raria femenina. Como las trovadoras, Florencia Pinar o Teresa de Cartagena, entre las
escritoras en español medievales y renacentistas. O como María de Francia (con sus Lais ),
Christine de Pisan, Hildegarda de Bingen, Rosvita de Gandersheim, Marguerite Porete
o Margarita de Francia, con el Heptameron, entre las escritoras en otras lenguas. Pero
no están. Ni sus voces, ni las de otras muchas.
En los siglos XVI y XVII sabemos que hay grandes escritoras, indispensables en el
ámbito del español, cuyo conocimiento hubiera servido de referencia e inspiración a otras
y otros muchos, como Teresa de Ávila con su importante autobiografía o su genuina poesía
mística; Sor Juana Inés de la Cruz; María de Zayas y Sotomayor y sus novelas; Ana Caro
Mallén de Soto o Feliciana Enríquez de Guzmán, con distintas propuestas teatrales; María
de Carvajal y Mendoza, con la poesía religiosa o Catalina Ramírez de Guzmán con la
poesía satírica. Sin embargo, ninguna de ellas aparece en los manuales solo de Teresa
de Ávila se cita el nombre. Este dato resulta sorprendente, ¾cómo se pretende proponer
un panorama de la literatura española de esta época sin estas escritoras? Una época, por
cierto, en la que encontramos 34 escritores españoles para ilustrarla, algunos de ellos,
ahora que conocemos sus nombres, interesantes como modelos, pero, podemos decir sin
ambajes, bastante menos signicativos que algunas de las escritoras olvidadas.
Similar situación encontramos en el canon literario global, donde no parecen existir
escritoras en Europa: no hay mención a ninguna de ellas ni el siglo XVI ni en el XVII.
Así, esta omisión va induciendo la idea de que no ha habido escritoras, a pesar de que
estaban ahí. Encontramos, espigando algunos ejemplos ineludibles de las voces europeas,
a la novelista inglesa Aphra Behn, a la poeta francesa Louise Labé o a las italianas Ve-
ronica Franco o Gaspara Stampa. Ocurre lo contrario con los escritores varones en otras
lenguas, a los que consideramos como inuyentes en esos siglos. Ahí sí encontramos es-
critores ingleses, franceses o italianos.
En relación con los referentes culturales del XVI y XVII, encontramos, por supues-
to, las mismas omisiones de mujeres, tanto respecto al ámbito español como al europeo.
Como referentes culturales masculinos españoles aparecen citados reyes y pintores, y co-
mo europeos, músicos, cientícos o pintores procedentes de Italia, Inglaterra, Francia,
Holanda o Alemania (Sacro Imperio Romano Germánico de la época). Según los datos
282
ofrecidos, parece que ellas no formaron parte del entramado cultural y social de la época,
que no aportaron nada. Sin embargo, hubo destacadas mujeres en el ejercicio del poder,
como las gobernadoras de Los Países Bajos, María de Austria o Margarita de Parma; vi-
rreinas en América como María de Toledo o Isabel de Bobadilla; almirantas como Beatriz
Barreto o aventureras como Catalina de Erauso, la monja alférez, por citar algunas.
En el ámbito cultural tenemos a pintoras como Sofonisba Anguissola, escultoras espa-
ñolas como La Roldana o músicas como Gracia Baptista, por citar algunas de ellas. En
los manuales, como siempre, no aparece ninguna. Tampoco se halla ninguna referencia
cultural a las europeas. A pesar de existir, sin ir más lejos, grandes guras de la pintu-
ra como Artemisia Gentileschi, Lavinia Fontana o Marietta Robusti la Tintoretta, entre
las italianas. Entre las amencas, la reconocida pintora Rachel Ruysch, Clara Peeters o
Judith Leyster. En esta época, los bordados y los bolillos se convierten en auténticas y
trabajadas obras de arte de expresión femenina. En música destacan las italianas con
Francesca Caccini en los orígenes fundacionales de la ópera, Barbara Strozzi, Isabella
Leonarda o Élisabeth Jacquet de la Guerre entre las francesas. Solo son una pequeña
muestra de las guras femeninas de la época, del entramado cultural que protagonizan
las mujeres, pero que, excluidas de los manuales, ni siquiera llegamos a suponer que exis-
ten.
283
mente el número tanto de escritores como de representantes del ámbito cultural y social,
de igual manera que ocurre con el número de países de los que se citan referencias, que se
amplia considerablemente. Sin embargo, no ocurre lo mismo con ellas: la presencia de es-
critoras y de mujeres del ámbito cultural mantiene la tónica observada hasta el momento
y siguen estando excluidas. Así, su presencia, a pesar de ser superior al periodo anterior,
o bien es nula (caso de las guras culturales en el siglo XIX) o bien es una muestra más
del carácter anecdótico y asistemático con el que son mencionadas.
En el aspecto literario destaca el protagonismo de la novela frente a los otros géneros.
El Romanticismo todavía presenta un elenco de poetas y dramaturgos, pero ya el Rea-
lismo ofrece mayoritariamente escritores de novela. Una tendencia que se consolida en el
siglo XX, donde, a pesar de tener una buena cantidad de poetas y dramaturgos, la novela
sigue siendo el género que cuenta con mayor número de representantes, situándolo como
el género predilecto en este último siglo.
284
El panorama del siglo XX deja todavía más patente la insignicancia que se le otorga
a las producciones femeninas, tanto literarias como culturales en general. El número de
escritores se dispara, igual que el número de representantes culturales masculinos: de esta
manera, se ofrece una más extensa panorámica de la literatura y la cultura producida
por hombres, como corresponde a este último siglo, el más cercano y el que más claves
puede proporcionar a cualquier estudiante, chico o chica. La variedad y el número de
modelos masculinos crece en relación con el siglo anterior, así como el numero de países
de los que se recibe inuencias.
No ocurre lo mismo con las escritoras. No queda apenas constancia de las expresiones
que la literatura de creación femenina ha tenido en el último siglo. No aparecen apenas
dramaturgas ni poetas y muy pocas novelistas. Las escasas escritoras foráneas que se
mencionan son una mera anécdota. Y hablamos del siglo XX hasta el momento presente,
lo que es especialmente grave, porque nos muestra un relato de la actualidad literaria
completamente androcéntrico, donde las mujeres sigen estando excluidas y no reconocidas
sus obras. La vigencia de este mecanismo de discriminación tan activo nos debe alertar y
alentar a hacer una revisión de la historia literaria que construimos. La comparación de
las escasas escritoras y guras culturales femeninas mencionadas en los manuales con la
cantidad y variedad de varones que aparecen agudiza más el contraste entre unas y otros
y pone en evidencia un canon literario sesgado.
Conclusiones
El análisis del canon literario nos ha deparado respuestas concluyentes a las preguntas
formuladas.
Si queríamos saber cuál es el peso de las escritoras en el canon literario presente en los
manuales y si están debidamente representadas con relación a sus aportaciones e impor-
tancia literaria, los datos analizados son muy claros: su peso es nulo, su representación,
ínma y de carácter excepcional y sus creaciones, prácticamente inexistentes respecto a
su producción e importancia real. Igual de esclarecedores resultan estos datos en relación
con el otro aspecto que nos interesaba: observar si queda reejada su tradición histórica,
su genealogía, la línea continuada de aportaciones literarias y culturales femeninas. Y,
en efecto, no queda constancia de ella. Ni literaria ni culturalmente. Ni siquiera, y esto
es especialmente importante, en el relato de la literatura actual.
Existe una incuestionable exclusión de escritoras y su tradición literaria en los manua-
les, así como la completa inadecuación del canon literario y cultural. Podemos comprobar
que este canon no se rige por criterios de mérito: solo encontramos hombres. Podríamos
decir que es un canon de género masculino, por supuesto que, como canon de
género puede ser correcto, pero no puede atribuirse la representación universal de una
cultura que está y ha estado siempre formada por mujeres y hombres. Mujeres que han
creado en todas las épocas y tienen una producción rica, variada y diferente, pero que
sin embargo, no tienen representación. Por tanto, a este canon no se le puede considerar
universal cuando solo presenta una parte de la literatura producida, la masculina. Las
mujeres no son consideradas sujeto literario.
285
La tradición masculina, tanto literaria como cultural, sí se encuentra bien denida:
todas las épocas y siglos tienen representantes y los referentes culturales masculinos son
variados y de diversos países, por eso nos encontramos ante un canon literario de carácter
androcéntrico. Un canon parcial, no universal, que, nalmente, constituye un fraude
cultural, pues hace pasar por universal, por referente colectivo de mujeres y hombres,
lo que es únicamente un referente parcial, constituido por los hombres sin las mujeres.
Haber llegado a creer en la universalidad de un canon que escamotea producción literaria
de forma sistemática es lo que constituye el fraude cultural.
En resumen, encontramos el siguiente panorama:
En el canon literario español la presencia de escritoras es anecdótica. Encontramos
24 escritoras y en dos editoriales tan solo 10 y 11 para ilustrar un periodo de 800
años, pero se han mencionado a 240 escritores en el mismo perido. No hay constancia
de la tradición literaria femenina, que queda completamente desdibujada. Tanto en
su recorrido histórico una única escritora mencionada en 600 años de literatura
española, como en su relato actual un siglo XX donde, en dos editoriales, no se
menciona ni una sola poeta ni una sola dramaturga, esta exclusión sistemática
queda patente. Este último dato sobre la actualidad muestra que los mecanismos de
discriminación sobre la transmisión cultural siguen estando plenamente activos. En
este canon literario, los hombres se encuentran sobrerrepresentados a costa de las
mujeres. De hecho, muchas de las épocas presentan escritores y guras culturales
de segunda la, a costa de escritoras y referentes culturales femeninos esenciales,
como podemos comprobar con el listado onamástico.
En el canon literario global su ausencia es aún más pronunciada. No existen refe-
rencias de literatas de otros países, salvo de manera excepcional una escritora en
el XIX y una belga y tres sudamericanas en el XX es toda la muestra que tenemos
de escritoras extranjeras y, por supuesto, no existe ninguna línea de continuidad
que permita conformar un canon global donde ellas tengan representación. El canon
literario, tanto español como general en realidad, solo occidental, las excluye
como si ellas no hubieran participado de la literatura.
El canon cultural sigue el mismo patrón: la práctica inexistencia de mujeres como
referencias culturales en todas las épocas las excluye del automodelo de la cultura,
e induce a pensar que no han participado en ella: no hay ninguna mención a guras
femeninas artísticas, políticas, cientícas o tecnológicas, musicales o sociales de
relieve. Todo ello las conna a los márgenes y las deja sin ningún peso cultural:
no se le concede importancia a quien no se conoce. Y, a tenor de lo escrito en los
manuales, es imposible conocer casi nada de las expresiones literarias y nada de las
manifestaciones culturales de las mujeres, no solo de otras culturas, sino ni siquiera
de la nuestra. El entramado cultural femenino queda arrasado. A las mujeres se las
reduce a la insignicancia cultural. Y esta falta de relevancia literaria y cultural
que se les atribuye les impide formar parte de la memoria cultural colectiva.
Finalmente, de todo ello destacamos dos aspectos que resulta preocupante encontrar
en la actualidad: por un lado, el hecho de que las escritoras sigan desaparecidas de la
286
reciente y actual historia literaria y, por otro, la ausencia, aún a día de hoy, de la genea-
logía histórica de la literatura femenina en los manuales.
Era esperable que los resultados del análisis mostraran una situación donde la ausencia
de las mujeres fuera signicativa o notoria. Pero, lo que realmente sorprende es constatar
lo impermeables que se muestran los contenidos académicos a la hora de incorporar los
avances y constataciones que los estudios de mujeres y la crítica feminista han realiza-
do. De esta manera, se transmiten unos contenidos que están al servicio del desarraigo
cultural y literario de las mujeres, de la negación de precedentes y del empobrecimiento
de la tradición literaria, a la que sustraen voces fundamentales, desvirtuando, así, una
literatura que es patrimomnio de todos.
287
288
Capítulo 9
Conclusiones y actuaciones
derivadas
289
y empobrecido aún más, falseado de donde las mujeres están excluidas. Y que, para
mayor gravedad, esta historia y cultura de género (masculino) se transmite a todas y
todos los estudiantes como si fueran los referentes colectivos universales, de mujeres y
hombres.
Las bajas cifras de representación en todos los bloques de contenidos, tanto sean estos
de carácter procedimental, conceptual o tengan un enfoque histórico, tal y como hemos
visto en el capítulo de los resultados, indican que ni como partícipes del relato histórico,
ni asociadas a los conceptos que tienen que ver con el desarrollo cientíco y artístico, ni
como referencia cultural secundaria a partir del material de ejemplicación, la presencia
de las mujeres tiene peso. Su falta de protagonismo es absoluta. Es constatable la falta
de consideración de las mujeres como sujeto histórico y cultural.
El bajo coeciente de recurrencia (CR ) que ostentan ellas (1,8) frente a ellos (3,2)
explica la tan baja cifra porcentual de apariciones bastante menor que la de persona-
jes , y eso pese al criterio fuertemente restrictivo que, como se explicó en su momento,
ha sido utilizado para el cómputo de apariciones. Sin él, los varones todavía tendrían
cifras de apariciones más altas y un mayor coeciente de recurrencia (CR ). Respecto
a las cifras totales, los hombres aparecen, de media, en un 80 % más de las ocasiones.
Sin embargo, hay ámbitos, como las Ciencias, donde los varones tienen una repercusión
marcadamente superior al resto aparecen en un 130 % más de ocasiones que las mu-
jeres, es decir, por cada vez que aparece una mujer, un varón lo hace 2,3 veces. Una
repercusión a la que contribuye la escasa recurrencia femenina en este grupo de materias
(CRm : 1,2), la menor de todos los grupos.
Además, existe otro factor que disminuye aún más la relevancia de los personajes
femeninos en los manuales: sus apariciones se encuentran mayoritariamente en lugares
secundarios del texto. Únicamente el 35 % de sus escasas apariciones recordemos que
las apariciones femeninas solo representan un 7,6 % de las totales las encontramos en
lugares destacados. Un porcentaje que repite parecidas cifras cuando nos referimos a
las obras femeninas. No solo encontramos muy pocas un 7 % del total de todas las
obras que aparecen, sino que estas también se encuentran mayoritariamente en lugares
secundarios del texto. En efecto, el 70 % de dichas apariciones de obras se encuentra en
lugares secundarios de los manuales, como los anexos o las actividades.
El análisis por materias y asignaturas no cambia sustancialmente la anterior impre-
sión general de marcada irrelevancia femenina. En efecto, cabría a priori pensar que los
pobres resultados generales podrían encubrir situaciones mucho más favorables en deter-
minadas materias o, al menos, en ciertas asignaturas. Sin embargo, cuando recurrimos a
un indicador de carácter normativo como el Índice de Equitatividad de Género (IEG )
tanto referido a personajes, IEGp , como a apariciones, IEGa , comprobamos que
la gran mayoría de estos índices se encuentran en el tramo muy bajo de equitatividad
(0,00 ≤ IEG ≤ 0,20). De hecho, el IEGa de la etapa completa es muy bajo. Un claro
diagnóstico de la deciente situación de los contenidos escolares. En este tramo se hallan,
con una dominancia masculina muy marcada, nada menos que el 70 % de las materias;
entre ellas se encuentran todas las troncales, e incluso se llega al caso revelador de las Tec-
nologías, que se sitúan, como grupo, por debajo del 0,05, en la subfranja de equitatividad
290
ínma. En el extremo opuesto se encuentra Inglés que, con un Índice de Equitatividad
moderado en ambos valores, es la única que se acerca a una situación deseable. No obs-
tante, absolutamente ninguna de las materias alcanza lo que hemos considerado un nivel
deseable de equitatividad (IEG > 0,60 alto o muy alto ).
En el caso particular de las asignaturas, el ejemplo extremo se alcanza en la asignatura
de Tecnologías de 4o ESO, en donde todos los personajes, sin excepción, son masculinos
(que no son pocos: 117 hombres), provocando que tanto el IEGp como el IEGa sean
iguales a 0. Incluso el grupo de Lenguas, el único que presenta resultados generales por
encima de la media, obtiene resultados muy modestos en asignaturas tan importantes
como las de Lengua y Literatura española y autonómica, que son troncales. No obstante,
en este grupo es donde se hallan las dos asignaturas con los valores más elevados de
IEG : Francés de 1o ESO (IEGp : 0,75 alto ; IEGa : 0,70 alto ) e Inglés de 2o ESO
(IEGp : 0,70 alto ; IEGa : 0,68 alto ). A ello no es ajeno que en estas asignaturas, y
debido a la didáctica de lenguas extranjeras que anclan sus contenidos en la actualidad,
un gran número de representantes femeninos sean personajes de actualidad: actrices,
cantantes y personajes de farándula, sobre todo. Solo otras dos asignaturas más, Inglés
de 1o ESO y Educación Física de 2o ESO, superan la clasicación de moderado 0,60
del IEG , tanto referido a personajes como a apariciones. Por consiguiente, únicamente
cuatro de 48 asignaturas rebasan el umbral que nos sitúa en lo que aquí se considera
como un IEG deseable (valores alto y muy alto de equitatividad). Sin embargo, ninguna
de las 48 asignaturas analizadas consigue una equitatividad óptima (IEG > 0,80 muy
alto ).
Otra conclusión que se desprende del análisis por materias y asignaturas es que la
presencia y la relevancia de las mujeres en los manuales disminuye conforme avanzan los
cursos y los contenidos ganan en amplitud y profundidad. Así, si en la primera etapa de
la ESO (1o y 2o curso) las apariciones de personajes femeninos en los manuales suman un
9 % del total, el porcentaje cae al 6 % (en cifras redondeadas) en el caso de la segunda
etapa (3o y 4o curso). Respecto a la presencia de personajes femeninos, la tendencia es la
misma: 13 % en la primera etapa, 10 % en la segunda. Todo ello es muy visible en aquellas
materias que se estudian como asignaturas en los cuatro cursos. Es el caso, con relación
al número de apariciones, de las Matemáticas (11 %, 4 %, 2 %, 3 % en los cuatro cursos
de la ESO) o Castellano (8 %, 10 %, 6 %, 7 %). Este pertinaz comportamiento que el
sistema educativo no ha sido capaz de moderar se observaba ya en el estudio coordinado
por Marina Subirats (1993) hace casi dos décadas y conrma la falta de avances sobre
el reconocimiento de las mujeres en los contenidos escolares. De hecho, la comparación
general, salvando las diferencias metodológicas, con estudios anteriores arroja una casi
imperceptible mejora en relación con la presencia de mujeres.
Mención aparte merece el análisis de materias que podríamos denir como de contenido
total o parcialmente histórico. Castellano, con un 7 % de apariciones y un 12 % de
personajes femeninos, y Ciencias Sociales, con un 5 % y 6 % respectivamente, presentan
cifras muy bajas de representación. De los 8 valores de IEGa de estas asignaturas en los
diferentes cursos, tan solo dos Castellano de 1o y 2o ESO rebasan apenas el valor de
0,20, logrando situarse en el tramo de baja equitatividad; el resto se queda por debajo
291
de ese umbral y permanece en la clase de muy baja equitatividad (00,20). Algo que
resulta particularmente grave en estas dos asignaturas por revestir ambas una especial
importancia. Entre las dos reúnen más de la mitad de los personajes totales mencionados
y se imparten en todos los cursos de la etapa; por ello resultan determinantes a la hora de
proporcionar modelos de identicación, determinar un orden social y simbólico y crear
una visión de mundo. Ellas son las que, en mayor medida que el resto de materias,
proporcionan los elementos que construyen la memoria cultural y las identidades sociales
e individuales. Por eso, una tan marcada ausencia de mujeres en ellas (recordemos, por
ejemplo, que tan solo hay un 5 % de apariciones femeninas en el caso de Sociales; son los
hombres quienes dominan el discurso histórico con un 95 % de apariciones en él) tiene
decisivas y desafortunadas implicaciones.
Determinadas asignaturas, por su temática y objetivos, deberían haber sido particu-
larmente sensibles a la inclusión de personajes femeninos en sus textos. Solo ha ocurrido a
medias. Así, Educación Ético-Cívica de 4o curso alcanza, por los pelos, un IEG moderado
por lo que respecta a personajes (0,41), permaneciendo, sin embargo, en un IEG bajo
por lo que toca a apariciones (0,24). Destaca también que Educación para la Ciudadanía,
una asignatura que era de reciente incorporación al temario del curso 20071 cuando se
realizó el análisis y que, por sus contenidos cívicos y sus objetivos explícitos, debería
facilitar la presencia de mujeres, se mantenga tan alejada de una presencia equitativa de
ambos sexos, con un IEGp de 0,44 (moderado ) y un IEGa de 0,40 (bajo ).
Otro de los aspectos importantes del análisis es el referido a la producción femenina
presente en los textos: la escasísima obra original que de ellas se muestra (7 % del total
de obras que aparecen) es una de las más claras evidencias de la falta de reconocimiento
a la producción cultural realizada por mujeres. Con el agravante añadido de que apenas
se encuentra en los manuales ni producción artística ni musical femenina. Esta agrante
escasez de obras ilustra perfectamente el olvido en que se encuentra toda esa produc-
ción cultural a causa, justamente, de lo que observamos: la omisión, en los manuales
educativos, de las creaciones femeninas en todos los ámbitos. Esta sistemática ausencia
de obras literarias, musicales, artísticas o cientícas induce a pensar que las mujeres o
bien no han hecho nada o bien lo que han hecho ha sido completamente secundario y sin
importancia. La ausencia de sus obras contiene un claro mensaje: es la certicación de su
falta de participación en el desarrollo cultural. Y no se le otorga valor social a quien no
se le reconocen logros culturales. De esta forma, la exclusión de la producción femenina
del conocimiento escolar se convierte en uno de los elementos que contribuyen a la eli-
minación de la memoria cultural de las mujeres. La falta de rigor que ostenta el discurso
educativo al omitir la divulgación de creaciones culturales indispensables para entender
la cultura y la historia entraña una importante adulteración de la tradición cultural de
todos, mujeres y hombres; tradición a la que deja tremendamente empobrecida.
Adelantábamos anteriormente que la presencia femenina disminuye conforme aumenta
el nivel de los cursos. Y es precisamente en esos cursos superiores donde en materias como
Música y Plástica, pero sobre todo en literatura (tanto en Castellano, como en Valen-
ciano) e historia (en Ciencias Sociales), se aborda el estudio del mundo contemporáneo,
1
El estudio se realizó en 2009 sobre material de 2007 y 2008.
292
los siglos XIX y XX. De aquí surge una inevitable consecuencia: que la presencia de
mujeres en el relato cultural e histórico de la Contemporaneidad sea insólitamente baja.
De hecho, el periodo de mayor representación femenina en historia (Ciencias Sociales) es
el antiguo Egipto, con un 30 % de personajes femeninos. Ni en Grecia ni en Roma tienen
representación alguna las mujeres. A partir de entonces su presencia va aumentando sua-
vemente hasta el s. XVII, donde se alcanza el 11 %, para descender al 6 % en los siglos
XIX y XX. Algo que resulta sorprendente porque en una época histórica tan cercana,
de la que se conocen más datos y donde, en principio, deberían estar más reconocidas
sus contribuciones, era esperable que su peso porcentual fuera mayor. Sin embargo, y de
forma inaudita, su representación en esta época disminuye, poniendo en evidencia una
conclusión que no deja de resultar paradójica y preocupante: la pérdida de relevancia de
las mujeres en la narración de la Contemporaneidad.
Los datos de literatura (Castellano) referidos al siglo XX corroboran este hecho: en los
manuales de dos de las tres editoriales, no encontramos mencionadas ni una sola poeta
ni una sola dramaturga en todo el siglo XX, algo similar a lo que ocurre en Valenciano.
En estos manuales, se propone como canónica una literatura que no cuenta con las
escritoras, esas voces femeninas singulares y ampliamente reconocidas como tales que
han existido a lo largo del siglo XX y en la actualidad y que, por supuesto, forman parte
sustancial de nuestra actual riqueza literaria. La normalidad con la que se presenta este
panorama literario contemporáneo tan mutilado, como si de verdad fuera representativo,
resulta un completo desatino que debemos subsanar.
El análisis del canon literario de la ESO pone también de maniesto la omisión de
la genealogía histórica de las escritoras. Además, revela que el canon de clásicos no se
rige por criterios de mérito, sino sexistas, ya que excluye sistemáticamente la producción
literaria femenina, tanto la histórica como la actual. Esta sustracción de obras esenciales
deja no solo debilitada, sino completamente distorsionada, la historia literaria. Tanto en
el análisis del canon literario y cultural, como en el análisis de las mujeres en la historia,
queda en evidencia que existe un discurso androcéntrico de la literatura, la historia y
la cultura que, siendo parcial pues recoge solo las contribuciones masculinas, tiene
la pretensión de universalidad, de constituirse como referente de mujeres y hombres.
Sostener la universalidad de este discurso, tal y como aparece en los manuales escolares,
se demuestra un fraude cultural que se debe refutar.
Otros datos relevantes del estudio corresponden al análisis de las especialistas. Por
un lado, observamos no solo una escasísima variedad de modelos, sino que el modelo de
mujer que se repite transversalmente con mayor frecuencia en las asignaturas es el de
actrices y cantantes de actualidad, a costa de modelos como escritoras, artistas, cientí-
cas o guras históricas. Con una mayor presencia de estas se contribuiría a apuntalar
un entramado cultural femenino del que carecen los contenidos. Por otro lado, el alto
porcentaje de especialistas del siglo XX en relación con el conjunto acredita la anulación
de la trayectoria histórica de las contribuciones femeninas en los manuales. Este es uno
de los elementos clave que potencia la desaparición de la genealogía de saber femenino en
el conocimiento escolar. Los datos de los manuales confunden hasta hacernos creer que
no ha existido dicha trayectoria. El caso de Literatura (Castellano), donde desde el siglo
293
XII al XVIII solo se menciona una escritora, es sintomático de esta ausencia contumaz de
la tradición cultural femenina en los manuales. Música o Plástica, encargadas de propor-
cionarnos el canon artístico y donde no aparece ninguna artista, como tal, anterior al s.
XX, son otros de los ejemplos que conrman esta sistemática eliminación de la memoria
cultural de las mujeres.
La anulación en los textos de las aportaciones históricas femeninas fruto de esa
lacra que es, para el conocimiento y la cultura, el androcentrismo, junto a la carencia
de obras de autoría femenina arriba comentada, son las principales responsables del
desarraigo cultural en el que se deja a las mujeres en el conocimiento escolar y de la
insidiosa idea de que ellas no han sido capaces de contribuir activamente en la historia y
la gestación de la cultura. Una idea que deja a las mujeres sin memoria cultural donde
anclarse y sin tradición desde donde autorizarse. Este desigual reconocimiento de méritos
históricos es uno de los más ecientes elementos que utiliza la educación para transmitir
las desigualdades.
Todo ello nos lleva a concluir que las carencias más señaladas que presentan los libros
de texto son tres:
La distorsión del relato cultural, histórico y social de las materias a través de la erra-
dicación de la genealogía histórica del saber femenino y de la falta de consideración
de las mujeres como sujetos históricos y culturales.
La ausencia de mujeres en el relato histórico y cultural y, por tanto, la falta de
referentes femeninos que pueden actuar como modelos para las alumnas.
La carencia de obras, aportaciones y creaciones de las mujeres que puedan servir
para aquilatar las contribuciones femeninas a lo largo del tiempo.
Los resultados que acaban de comentarse se concretan en tres aspectos fundamentales
que resultan severamente distorsionados y que tienen implicaciones en la educación:
1. Se conforma una visión del mundo androcéntrica, donde las mujeres no tienen
cabida.
2. Una parte fundamental del sistema educativo la suma de sus contenidos se
revela como un instrumento de transmisión de valores de desigualdad. A pesar
de ser ya conocida la amplia trayectoria de las mujeres en todas las disciplinas
citadas, ellas siguen sin ser mencionadas o lo son marginalmente. La idea subyacente
que se transmite es diáfana: no pueden ser iguales los que son presentados como
protagonistas de la historia y los hechos relevantes y las que apenas aparecen.
Está claro que unos, los hombres, cuentan más que otras, las mujeres, que quedan
marcadas por su falta de relevancia cultural y social.
3. Todo ello condiciona la socialización. La irrelevancia social de las mujeres, despo-
jadas como quedan de su memoria del pasado y de modelos donde reconocerse,
condiciona su identidad personal y social. Ellas se encuentran desfavorecidas en los
esquemas sociales implícitos que se transmiten y quedan relegadas a ciudadanas de
segunda.
294
En conclusión, nos encontramos ante una omisión general y sistemática de las mujeres
en los manuales escolares, lo que no hace sino certicar la vigencia y vitalidad de ese
mecanismo tan ecaz de discriminación que consiste en excluir a las mujeres de lo escrito.
Esa exclusión deja a las jóvenes sin modelos donde reconocerse y origina, en ellas y ellos,
un desconocimiento completo de la genealogía del saber femenino. Puesto que de las
mujeres no se tienen en cuenta sus méritos, ello conduce a que no formen parte ni de
la memoria cultural, ni del orden social que entendemos como nuestro. Esto les quita
reconocimiento social y las convierte, en la práctica, en ciudadanas de segunda. Pero
además, al legitimar esta ausencia, se ha provocado una pérdida cultural que empobrece
a todos, mujeres y hombres y pervierte la nalidad de la educación.
La autora de este trabajo considera que las anteriores conclusiones tienen importantes
repercusiones en el ámbito cultural, social y educativo.
295
Por último, en el ámbito educativo, directamente implicado en este proceso, el
análisis efectuado muestra unos contenidos académicos con graves carencias. Dichas
carencias en la enseñanza obligatoria desvirtúan dos de sus principales objetivos
explícitamente reconocidos (tanto en la LOE de 2006, como en la LOMCE de 2013):
formar académicamente y educar en valores de igualdad. No se puede proporcionar
una formación académica rigurosa escamoteando y minusvalorando las aportaciones
de las mujeres en las distintas materias y ramas educativas, porque el relato disci-
plinar queda incompleto y mermado si aquellas no se consideran. No se transmiten
los referentes culturales esenciales. El desconocimiento de estas contribuciones
no puede ser ya, en esta segunda década del siglo XXI, una excusa.
Y en cuanto a educar en valores de igualdad, la agrante ausencia de referentes
femeninos en los libros de texto, que constituye una enorme brecha entre la realidad
social y la transmitida en los manuales, tiende a perpetuar las desigualdades. Es
más, consideramos que se halla en el origen de que iniciativas de tipo social, político
o legislativo como la Ley de Igualdad o la Ley contra la Violencia de Género no
tengan el anclaje social que precisan para ser más efectivas.
Tras la comprobación de la brecha existente entre la realidad y el discurso educativo,
resultan muy necesarias actuaciones y herramientas encaminadas a subsanar estas
carencias. Si bien la educación debería ser el principal instrumento para este cambio,
podemos armar que, en este momento, la educación es más bien un instrumento
al servicio de las desigualdades.
9.2. Prospectiva
Las implicaciones de las serias carencias del sistema educativo y de la propia idea de
una cultura donde las mujeres no están presentes son de capital importancia. Así pues,
tras el análisis proporcionado por el estudio y con el propósito de subsanar tales décits,
se han puesto en marcha algunas iniciativas que desarrollan distintas líneas de actuación.
En primer lugar, los resultados nos han llevado a la creación de un instrumento de
intervención didáctica: una base de datos que permita la inclusión en los contenidos de
secundaria de las mujeres que faltan, así como de la tradición cultural y epistemológica
que las sostiene, a través de la creación de material didáctico. Esta base debe permitir la
revisión crítica de los contenidos académicos. Se trata de una base de datos, distinta a la
anteriormente citada, que se ha diseñado en función de las carencias presentadas por los
libros de texto. Está pensada para estar al servicio del profesorado y de las editoriales, de
forma que, por un lado, las y los docentes puedan utilizarla incorporando sus actividades
en clase y, por otro, las editoriales puedan beneciarse de la investigación realizada para
la creación de adecuado material didáctico. Esta segunda base de datos se encuentra
todavía en desarrollo, aunque algunas materias se hallan muy avanzadas.
Se encuentra estructurada en cursos, asignaturas y bloques temáticos, donde necesa-
riamente está enmarcada toda la información que en ella se introduce y ofrece diferentes
instrumentos didácticos para su utilización en el aula, como complemento del material
296
que se esté empleando, y también para la creación de libros de texto. También pretende
ser un instrumento de referencia para poder hacer una revisión crítica del discurso hege-
mónico de carácter androcéntrico que se divulga desde la ESO e iniciar la reelaboración
del relato tanto de la historia como de las historias (del arte, la literatura, la música, las
ciencias, etc.). Esta base de datos contiene los siguientes elementos básicos:
Líneas de adecuación del enfoque didáctico, a partir de la consideración de
las mujeres como sujetos históricos y culturales, donde se proponen los cambios que
debe haber en la asignatura con relación al discurso que desarrolla.
297
Por último, considerando que uno de los aspectos de vital importancia es la formación
del profesorado, se han iniciado dos líneas de actuaciones. Por un lado, en relación con
la formación del profesorado de secundaria y, por otro, en relación con los másteres de
secundaria que forman a los nuevos profesores. Para la formación del profesorado de
enseñanza media, se están diseñando cursos especícos para las diferentes materias, en
colaboración con el CEFIRE, que permiten revisar los contenidos especícos de cada
una de ellas para adecuar los contenidos e incorporar las aportaciones femeninas o las
mujeres que corresponda. Respecto a la revisión de los contenidos especícos de cada
materia en los Másteres de Secundaria, solo se ha podido trabajar hasta el momento con
una profesora de Literatura de la UNED, pero esperamos poder avanzar en esa línea.
Esto nos lleva a otro aspecto que es preciso tener en cuenta: el mundo editorial, funda-
mental por su capacidad de divulgación. Es especialmente importante en tres aspectos:
La creación de libros de texto, de la que ya hemos hablado y que constituye el
objetivo primordial.
La edición de obra original femenina: novela, teatro, poesía, cartas, recopilaciones
de narraciones orales y otros géneros a veces no tan considerados. Es importante
la divulgación de esas obras, y debería estar enfocada, en buena medida, a las
necesidades del ámbito de secundaria. En este sentido, se han realizado listados de
obras de interés para esta etapa que se ofrecerán a diferentes editoriales.
La reelaboración y edición de historias del arte, de la música, de la literatura, de la
ciencia, de la tecnología. . . , así como de la historia propiamente dicha, que recojan
un relato que cuente con las aportaciones de hombres y mujeres. La necesidad de
un relato común no androcéntrico resulta perentoria.
Se ha de señalar que poner en marcha, desarrollar y hacer un seguimiento de todas
estas iniciativas representa un esfuerzo que no cuenta con mucho apoyo.
298
Publicaciones
El contenido de esta tesis ha dado lugar, hasta el momento, a las siguientes publica-
ciones en revistas especializadas sujetas a revisión:
2014. López-Navajas, Ana y Querol Bataller, María. Las escritoras ausentes en los
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322
Anexo I
323
Tabla I.1: Asignaturas y bloques de contenidos. . . (cont.)
Asignatura 1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
CC. de la 1. Introducción a la
Naturaleza: metodología cientíca
Biología y (común con 3o de Física
Geología y Química )
5. Las personas y la
salud
6. La actividad
humana y el medio
ambiente
7. Transformaciones
geológicas debidas a la
energía externa
CC. de la 2. Energía y
Naturaleza: electricidad
Física y 3. Diversidad y unidad
Química de estructura de la
materia
4. Cambios químicos y
sus aplicaciones
Física y 1. Introducción al
Química trabajo experimental
2. Fuerzas y
movimiento
3. Energía, trabajo y
calor
4. Estructura y
propiedades de las
sustancias
5. Iniciación a la
estructura de los
compuestos de carbono
6. La contribución de
la ciencia a un futuro
sostenible
Biología y 1. La metodología
Geología cientíca
2. La Tierra, un
planeta en continuo
cambio
3. La vida en el planeta
4. La dinámica de los
ecosistemas
Matemáticas 1. Contenidos comunes 1. Contenidos comunes 1. Contenidos comunes
2. Números 2. Números 2. Números
3. Álgebra 3. Álgebra 3. Álgebra
4. Geometría 4. Geometría 4. Geometría
5. Funciones y grácas 5. Funciones y grácas 5. Funciones y grácas
6. Estadística y 6. Estadística y 6. Estadística y
probabilidad probabilidad probabilidad
324
Tabla I.1: Asignaturas y bloques de contenidos. . . (cont.)
Asignatura 1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
Matemáticas: 1. Contenidos comunes
Opción A 2. Números
3. Álgebra
4. Geometría
5. Funciones y grácas
6. Estadística y
probabilidad
Matemáticas: 1. Contenidos comunes
Opción B 2. Números
3. Álgebra
4. Geometría
5. Funciones y grácas
6. Estadística y
probabilidad
Castellano 1. Comunicación 1. Comunicación 1. Comunicación 1. Comunicación
2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad
3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la
lengua lengua lengua lengua
4. Educación literaria 4. Educación literaria 4. Educación literaria 4. Educación literaria
5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo
Valenciano 1. Comunicación 1. Comunicación 1. Comunicación 1. Comunicación
2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad 2. Lengua y sociedad
3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la
lengua lengua lengua lengua
4. Educación literaria 4. Educación literaria 4. Educación literaria 4. Educación literaria
5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo 5. Técnicas de trabajo
Inglés 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y
conversar conversar conversar conversar
2. Leer y escribir 2. Leer y escribir 2. Leer y escribir 2. Leer y escribir
3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la
lengua lengua lengua lengua
4. Aspectos 4. Aspectos 4. Aspectos 4. Aspectos
socioculturales y socioculturales y socioculturales y socioculturales y
consciencia intercultural consciencia intercultural consciencia intercultural consciencia intercultural
Francés 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y 1. Escuchar, hablar y
conversar conversar conversar conversar
2. Leer y escribir 2. Leer y escribir 2. Leer y escribir 2. Leer y escribir
3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la 3. Conocimiento de la
lengua lengua lengua lengua
4. Aspectos 4. Aspectos 4. Aspectos 4. Aspectos
socioculturales y socioculturales y socioculturales y socioculturales y
consciencia intercultural consciencia intercultural consciencia intercultural consciencia intercultural
325
Tabla I.1: Asignaturas y bloques de contenidos. . . (cont.)
Asignatura 1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
Latín 1. El latín como origen
de las lenguas romances
2. Sistema del léxico
3. El sistema de la
lengua latina. Sus
elementos básicos
4. Vías no lingüísticas
de transmisión del
mundo clásico
Música 1. Escucha 1. Escucha 1. Audición y
2. Interpretación 2. Interpretación referentes musicales
3. Creación 3. Creación 2. La práctica musical
4. Contextos musicales 3. Música y tecnologías
Educación 1. El lenguaje visual 1. El lenguaje visual 1. El lenguaje visual
Plástica y 2. Elementos 2. Elementos 2. Elementos
Visual congurativos del congurativos de los congurativos de los
lenguaje visual lenguajes visuales lenguajes visuales
3. Representación de 3. Análisis y 3. Representación de
formas. Formas planas representación de formas. Análisis y
4. Espacio y volumen formas representación de
5. Procedimientos y 4. La composición formas. Formas planas
técnicas utilizados en los 5. Espacio y volumen 4. La composición
lenguajes visuales 6. Procedimientos y 5. Espacio y volumen.
técnicas utilizados en los Percepción y
lenguajes visuales representación. El
7. Apreciación del volumen
proceso de creación de 6. Técnicas y
las artes visuales procedimientos
utilizados en los
lenguajes visuales
7. Apreciación del
proceso de creación de
las artes visuales.
Proceso de creación
Eduación 1. Contenidos comunes
para la 2. Relaciones
Ciudadanía y interpersonales y
los Derechos participación
Humanos 3. Derechos y deberes
ciudadanos
4. Las sociedades
democráticas del siglo
XXI
5. La ciudadanía en un
mundo global
326
Tabla I.1: Asignaturas y bloques de contenidos. . . (cont.)
Asignatura 1o ESO 2o ESO 3o ESO 4o ESO
Educación 1. Contenidos comunes
Ético-Cívica 2. Identidad y
alteridad. Educación
afectivo-emocional
3. Teorías éticas
4. Ética y política. La
democracia. Los valores
constitucionales
5. Derechos humanos y
retos del mundo actual
6. La igualdad entre
hombres y mujeres
Educación 1. Condición física y 1. Condición física y 1. Condición física y 1. Condición física y
Física salud salud salud salud
2. Juegos y deportes. 2. Juegos y deportes. 2. Juegos y deportes. 2. Juegos y deportes.
Cualidades motrices Cualidades motrices Cualidades motrices Cualidades motrices
personales personales personales personales
3. Expresión corporal 3. Expresión corporal 3. Expresión corporal 3. Expresión corporal
4. Actividades en el 4. Actividades en el 4. Actividades en el 4. Actividades en el
medio natural medio natural medio natural medio natural
Tecnologías 1. Proceso de 1. Proceso de 1. Hardware y software
resolución de problemas resolución de problemas 2. Técnicas de
tecnológicos tecnológicos expresión y
2. Hardware y software 2. Hardware y software comunicación
3. Técnicas de 3. Técnicas de 3. Electricidad y
expresión y expresión y electrónica
comunicación comunicación 4. Tecnologías de la
4. Materiales de uso 4. Materiales de uso comunicación. Internet
técnico técnico 5. Control y robótica
5. Estructuras 5. Electricidad y 6. Neumática e
6. Mecanismos electrónica hidráulica
7. Electricidad y 6. Tecnologías de la 7. Tecnología y
electrónica comunicación. Internet sociedad
8. Tecnologías de la 7. Energía y su 8. Instalaciones en
comunicación. Internet transformación viviendas
9. Energía y su 8. Control y robótica
transformación 9. Tecnología y
10. Tecnología y sociedad
sociedad
Informática 1. Sistemas operativos
y seguridad informática
2. Multimedia
3. Publicación y
difusión de contenidos
4. Internet y redes
sociales virtuales
327
328
Índice de tablas
1.1. Presencia de mujeres en los Premios Nacionales de Literatura. . . . . . . . 80
1.2. Presencia de mujeres en los Premios Nacionales de Arte. . . . . . . . . . . 80
1.3. Presencia de mujeres en los Premios Nacionales de Artes Escénicas y Música. 80
1.4. Presencia de mujeres en las Reales Academias. . . . . . . . . . . . . . . . . 81
4.1. Datos generales del grupo de Ciencias. Evolución por cursos y materias. . 134
4.2. Cientícas en el grupo de Ciencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
4.3. Datos generales de Matemáticas. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . 138
4.4. Cientícas en Matemáticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
4.5. Datos generales de Ciencias de la Naturaleza. Evolución por cursos. . . . . 142
4.6. Cientícas en Ciencias de la Naturaleza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
4.7. Datos generales de Biología y Geología. Evolución por cursos. . . . . . . . 146
4.8. Cientícas en Biología y Geología. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
4.9. Datos generales de Física y Química. Evolución por cursos. . . . . . . . . 150
4.10. Cientícas en Física y Química. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
329
5.1. Datos generales del grupo de Tecnologías. Evolución por cursos y materias. 155
5.2. Datos generales de Tecnologías. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . 158
5.3. Tecnólogas en Tecnologías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
5.4. Datos generales de Informática. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . 161
5.5. Informáticas en Informática. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
6.1. Datos generales del grupo de Lenguas. Evolución por cursos y materias. . 166
6.2. Datos generales de Latín. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . . . . 170
6.3. Mujeres especialistas en Latín. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
6.4. Datos generales de Castellano. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . 175
6.5. Mujeres especialistas en Castellano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
6.6. Desglose por grupos de mujeres en Castellano. . . . . . . . . . . . . . . . . 178
6.7. Datos generales de Valenciano. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . 183
6.8. Mujeres especialistas en Valenciano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
6.9. Desglose por grupos de mujeres en Valenciano. . . . . . . . . . . . . . . . 186
6.10. Resultados generales de personajes por sexos y por cursos en el bloque
temático Educación literaria de Valenciano. . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
6.11. Datos generales de Inglés. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . . . . 190
6.12. Las mujeres en Inglés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
6.13. Desglose por grupos de mujeres en Inglés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
6.14. Datos generales de Francés. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . . . 198
6.15. Las mujeres en Francés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
6.16. Desglose por grupos de mujeres en Francés. . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
7.1. Datos generales del grupo de Humanidades. Evolución por cursos y materias.204
7.2. Datos generales de Ciencias Sociales. Evolución por cursos. . . . . . . . . . 210
7.3. Presencias y apariciones en los bloques de Historia. . . . . . . . . . . . . . 213
7.4. Datos generales de Música. Evolución por cursos. . . . . . . . . . . . . . . 226
7.5. Las mujeres especialistas en Música. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
7.6. Desglose por grupos de mujeres especialistas en Música. . . . . . . . . . . 229
7.7. Datos generales de Educación Plástica y Visual. Evolución por cursos. . . 235
7.8. Mujeres especialistas en Educación Plástica y Visual. . . . . . . . . . . . . 236
7.9. Desglose por grupos de mujeres especialistas en Educación Plástica y Visual.236
7.10. Datos generales de Educación para la Ciudadanía. Evolución por cursos. . 240
7.11. Mujeres referentes disciplinares en Educación para la Ciudadanía. . . . . . 242
7.12. Desglose por grupos de mujeres referentes disciplinares en Educación para
la Ciudadanía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 242
7.13. Datos generales de Educación Ético-Cívica. Evolución por cursos. . . . . . 244
7.14. Mujeres referentes disciplinares en Educación Ético-Cívica. . . . . . . . . 247
7.15. Desglose por grupos de mujeres referentes disciplinares en Educación Ético-
Cívica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
7.16. Datos generales de Educación Física. Evolución por cursos. . . . . . . . . 251
7.17. Mujeres deportistas en Educación Física. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
330
8.1. Datos generales del bloque Educación Literaria de 3o ESO. . . . . . . . . 258
8.2. Datos generales del bloque Educación Literaria de 4o ESO. . . . . . . . . 258
8.3. Datos generales del bloque Educación Literaria de 3o y 4o ESO. . . . . . . 258
8.4. Escritoras españolas mencionadas en 3o y 4o ESO del bloque Educación
literaria, por editoriales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
8.5. Número de escritores y referentes culturales masculinos en la literatura del
siglo XII al XVIII (3o ESO). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260
8.6. Número de escritoras y referentes culturales femeninas en la literatura del
siglo XII al XVIII (3o ESO). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
8.7. Número de escritores y referentes culturales en la literatura del siglo XIX
y XX (4o ESO). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 264
8.8. Número de escritoras y referentes culturales femeninas en la literatura del
siglo XIX y XX (4o ESO). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
8.9. Países mencionados por orden de recurrencia. . . . . . . . . . . . . . . . . 268
8.10. Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO). . . . . . . . . . . . . 269
8.11. Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO). Personajes anteriores
al siglo XIII. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274
8.12. Canon Literario de los siglos XIII al XVIII (3o ESO). Personajes posterio-
res al siglo XVIII. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274
8.13. Canon Literario de los siglos XIX y XX (4o ESO) por géneros literarios. . 276
331
332
Índice de guras
1.1. Porcentajes de hombres y mujeres en la carrera académica. . . . . . . . . . 79
333
8.2. El canon literario general en 3o ESO. Escritoras y escritores españoles y
extranjeros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
8.3. El canon cultural global en 3o ESO. Escritoras y escritores y referentes
culturales españoles y extranjeros del siglo XIII al XX. . . . . . . . . . . . 263
8.4. El canon literario general del siglo XIX (4o ESO). Escritoras, escritores
españoles y extranjeros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266
8.5. El canon literario general del siglo XX (4o ESO). Escritoras, escritores
españoles y extranjeros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
8.6. El canon cultural global en el siglo XIX y el XX (4o ESO). Escritoras,
escritores y referentes culturales españoles y extranjeros. . . . . . . . . . . 267
334