I.
VISIÓN DEL MINISTERIO DE HACER DISCIPULOS
1. Que es el ministerio de Discipular
2. Objetivo del ministerio
3. Formas de Discipular
3.1. Discipulado Espontaneo
3.2. Discipulado Capacitador
3.3. Discipulado Progresivo
a. Discipulado Progresivo Especifico
II. El DISCIPULADO CRISTIANO
1. El Discipulador – Guía Espiritual
2. El Discípulo
2.1. Niveles de compromiso del Discípulo
2.2. Las etapas en el crecimiento del Discípulo
a. Básico
b. Intermedio
c. Avanzado
3. El proceso de Discipular
4. En que consiste Discipular
5. Verdades Claves del Discipulado
DISCIPULADO TRANSFORMADOR
Texto Bíblico: Mateo 28:19-20
(19) “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén.”
Objetivo:
Introducción: La historia del cristianismo nos enseña que Dios conmovió y
transformó naciones enteras. Utilizando hombres llenos del Espíritu Santo, con
vidas de oración y discipuladores. Hemos observado que las iglesias locales con un
avivamiento continuo, son aquellas que tienen vida de oración, evangelismo y
discipulado.
Como Iglesia de Jesucristo, sabemos que la gran comisión es única razón de ser
prioritaria, urgente e ineludible. Por lo tanto, alentados por la promesa del Señor
que “estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Debemos adoptar
una estrategia que nos conduzca a alcanzar a cada persona con el mensaje de
Cristo y que al mismo tiempo nos lleve a ser instrumentos de DIOS en la obra
transformadora que él desea realizar en todo aquel que ha creído.
I. LA VISIÓN DEL MINISTERIO DE HACER DISCÍPULOS.
Estamos viviendo el seguimiento del Ministerio Discipulador como una
estrategia capaz de fortalecernos y unirnos de una manera armoniosa y
dinámica, con la gran posibilidad de hacer sentir la influencia de la
persona y del mensaje de nuestro Señor Jesucristo en todos los sectores
de la sociedad.
La orden que Jesús dejo en la gran comisión no fue “ir” sino “haced
discípulos”. Una traducción apropiada del versículo de Mateo 28:19 diría
así: “mientras este yendo por el mundo, estén haciendo discípulos”.
Interpretar este versículo de esta manera nos enseña que para el que
quiere ser discípulo de Jesús, “hacer discípulos” no será una actividad
especial o extra en su vida. No hay que ir a hacer discípulos, los
discípulos se hacen de una manera natural o espontánea como un estilo
de vida, sobre la base de esto, deberíamos preguntarnos ¿cuántos
hemos hecho o estamos haciendo? Por supuesto, esa pregunta es
relevante no solo para los pastores y líderes, sino para todo cristiano.
1. Que es el ministerio de discipular
El ministerio de discipular es un momento continuo, progresivo y
efectivo de oración, evangelismo, consolidación y discipulado que se
efectúa en y a través de la iglesia local, con el propósito de impactar
integralmente con la persona de Jesucristo y su palabra, al individuo,
la familia, la comunidad, adyacente, la ciudad, la nación y al mundo
entero para la gloria de Dios y la extensión de su reino.
2. Objetivo del ministerio
Como mencionamos al comienzo, una lectura cuidadosa de este
conocido texto de la Biblia en el idioma original nos revela que hay
un verbo principal y tres subordinados a este. El verbo principal es
hacer discípulos que en griego es una sola palabra: “Discipulad”.
La esencia de la misión es que Dios use nuestras vidas como
instrumento para la transformación en la vida de otros. En distintos
lugares como en distintas funciones, con distintas urgencias, la tarea
es la misma: influenciar la vida de otras personas para que decidan
seguir a Jesús. Discipular tiene como materia prima discipular aquello
que más le interesa a Dios: las personas.
3. Formas de Discipulado
Una de las mayores dificultades que la iglesia actualmente enfrenta
es reconocer las formas que el Señor utilizó para discipular.
3.1. Discipulado Espontáneo.
Se trasmite conocimiento en forma colectiva y circunstancial,
aprovechando la oportunidad. Ejemplos:
- un predicador evangelista y su audiencia.
- un pastor y su congregación.
- Esta forma fue utilizada por el Señor ante las multitudes, ofrece
poca oportunidad de seguimiento y verificación de aplicación a
la vida. (Mateo 5:1)
3.2. Discipulado Capacitador.
Se trata de transmitir conocimientos e información en
determinadas disciplinas o esferas del ministerio cristiano. Ejemplo:
- un maestro y sus alumnos, aun cuando el grupo es menor,
debido a que la relación discipulador- discípulo no es tan
íntima se ha observado que los resultados en la vida del
discípulo no son siempre los deseados.
- Esta forma se encuentra ejemplificada en el ministerio de Jesús
en las sinagogas, en las cuales predicaba sin que medie un
compromiso entre Él y sus ocasionales oyentes. (Lucas 4:16;
Juan 6:59; Marcos 1:21-22)
3.3. Discipulado Progresivo.
Siguiendo el modelo de Jesús y sus doce apóstoles, aquí se
trasmite la vida y la experiencia espiritual mediante un proceso
intencional y premeditado, que demanda cierto grado de intimidad
entre el discípulo y el discipulador. Es transmitir las enseñanzas y la
vida de Cristo a otra persona por medio de una vivencia (vivir
juntos una experiencia con Dios), no tratándose solo de compartir
conceptos y enseñanzas teóricas. En el discipulado progresivo el
discipulador elige a sus discípulos y los involucra en una relación
personal con el mismo y con Jesucristo. (Lucas 6:12-13)
a.Discipulado progresivo especifico
Esta forma subordinada, nace de las necesidades específicas del
discípulo. Se busca ayudar espiritualmente aquellos que tienen
necesidades específicas, tales como: mejorar las relaciones
matrimoniales, mejorar relaciones padres e hijos, liberarse de
ataduras que le impide vivir su vida cristiana con plenitud.
II. EL DISCIPULADO CRISTIANO
El discipulado en Cristo, es un proceso mediante el cual los discípulos
crecen en el camino del Señor, los mismos que son equipados por el
Espíritu Santo. La finalidad es que los hombres vivan y piensen como
Cristo. Este discipulado, genera una relación de maestro a discípulo la
cual está basada en el modelo de Cristo y sus discípulos, en la cual el
maestro reproduce en el discípulo la plenitud de vida que él tiene en
Cristo, en tal forma que el discípulo se capacita para adiestrar y enseñar a
otros (“Id y haced discípulos” de Keith Phillips).
1. El Discipulador – Guía Espiritual.
2. El Discípulo.
El discípulo de Cristo es una persona que refleja constante
crecimiento espiritual, es semejante a Cristo mismo. En consecuencia,
tiene vida de oración, y es efectivo en el evangelismo, consolidación y
en el discipulado, porque actúa bajo la dirección, en control y el
poder del Espíritu Santo.
Ser un buen discípulo de Cristo, implica
a. Tener a Jesús en primer Lugar (Marcos 8:34-38)
b. Seguir las enseñanzas de su palabra (Juan 8:31-32)
c. Producir fruto (Juan 15:16)
d. Amor a otros (Juan 13:34-35)
e. Hacer otros discípulos (Mateo 28:18-20.
2.1. Niveles de compromiso del Discípulo.
El grafico que se muestra a continuación muestra la realidad de
nuestras iglesias evangélicas. La gran mayoría de las que asisten
regularmente a los servicios de adoración (Discipulado espontáneo)
no están dispuestas a invertir más de un par de horas semanales en
su propio crecimiento y desarrollo espiritual. Casi de la mitad de la
congregación quiere crecer espiritualmente, pero con un mínimo
esfuerzo (Discipulado capacitado). Solamente un 20 – 30% de la
congregación está dispuesta a negarse a sí mismo, tomar su cruz y
seguir la Señor, al invertir de 8 a 10 horas cada semana en su
desarrollo discipular (Discipulado progresivo).
NIVELES DE COMPROMISO DEL DISCÍPULO
10
CRECIMIENTO
20 – 30% de congregación Discipulado progresivo
ESPIRITUAL 8 – 10 horas/semana
Discipulado progresivo
40 – 60% de congregación
3 – 5 horas/semana
Discipulado progresivo
90 – 100% de congregación 1 – 2 horas/semana
Esta realidad nos lleva a conocer que toda la iglesia debe ofrecer
todas las formas de discipular. La labor del liderazgo de la iglesia en
este aspecto no es solo utilizar una de las formas de discipular, sino
animar, estimular y motivar a la congregación a pasar al próximo
nivel de compromiso.
2.2. Las etapas en el crecimiento del Discípulo
Se han identificado 3 etapas en este proceso:
a. Básico.
Comienza con los nuevos creyentes, o sea
aquellos que toman la decisión personal de
aceptar y recibir a Cristo como Señor y Salvador.
El objetivo es proporcionar al nuevo creyente
seguridad de su salvación, permanencia en Cristo e incorporarlo a la
Iglesia local.
b. Intermedio.
Está dirigido a los Discípulos Espirituales que se involucran en los
procesos del discipulado básico y a los que se les observa fidelidad,
crecimiento espiritual e interés por la obra de Dios. el objetivo es
ayudarlo en su formación y capacitarlo para desarrollar las
actividades y tareas de mayor responsabilidad en los ministerios de
la iglesia local, especialmente en la formación de otros discípulos.
c. AVANZADO.
En estos procesos se involucran a los discípulos multiplicadores que
rindieron frutos positivos en las actividades y tareas que se les
asignaron después del discipulado intermedio. El objetivo es
prepararlo como Líderes Espirituales y Discipuladores,
capacitándolos para planificar y dirigir los ministerios de la Iglesia.
Las tres etapas del disimulado tienen como meta final la formación
de verdaderos discipuladores de Cristo que sean líderes espirituales
multiplicadores y colaboradores, en la Iglesia. Haber completado
una de las etapas debe demandar un compromiso al servicio de
distintas áreas y niveles, dentro de la iglesia local, antes de invitarlo
a participar en la siguiente etapa.
Esta estrategia requiere que seamos intencionales en nuestro
esfuerzo de discipular a otros.
3. El proceso de Discipular
Es un proceso por el cual un discípulo de Cristo, de manera
intencional ayuda a otros creyentes a crecer en santidad. Es la
transformación progresiva a la imagen de Cristo, donde cada nuevo
creyente adopta una vida disciplinada en la palabra de Dios y llega a
hacer un discípulo reproductor. Es mucho más que enseñar, capacitar,
educar, entrenar, o adiestrar a otros. Es también servir de ejemplo y
modelar un estilo de vida teniendo a Cristo como centro. Es, además,
ser instrumento útil en las manos del Espíritu Santo.
4. En qué consiste Discipular.
Consiste en la práctica continua del siguiente ciclo:
a. Orar por los perdidos.
b. Evangelizar a los perdidos
c. Consolidar a los nuevos convertidos.
d. Discipular a los nuevos creyentes para que lleguen a ser discípulos
espirituales.
e. Comisionar a los discípulos para que se sepa.
La verdadera multiplicación sólo ocurre cuando uno ha llegado a la
cuarta fase. La gran comisión nunca se ha de cumplir mientras no se
logre la multiplicación. La gran Comisión nunca se ha de cumplir
realmente mientras no se logre la multiplicación. El ejercicio de este ciclo
en la vida de cada discípulo debe ser intencional para que reproduzca
los resultados esperados.
5. Verdades Claves del Discipulado
Hay tres verdades claves en este aspecto que deben considerar y asumir
antes de empezar:
a. El discipulado es costoso.
b. El discipulado requiere tiempo.
c. El discipulado es compromiso.
a. El Discipulado es Costoso
Jesús hablo del precio del discípulo y su prioridad para la vida (Lucas
9:23 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.; Lucas 14:25-27 (25)
“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: (26) Si alguno
viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser
mi discípulo. (27) Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no
puede ser mi discípulo.”; Lucas 17:33 “Todo el que procure salvar su
vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.” ) el discipulado es
costoso. El pastor/líder que decide discipular deberá pagar el precio,
el costo de esperar una buena parte de su tiempo de oración en
unos pocos. Así mismo pagar el costo de realizar una tarea
silenciosa, sin estruendo ni gratificaciones inmediatas.
El obedecer en el discipulado es una esforzada inversión que al poco
redundara en una fuente incomparable de vitalidad para la Iglesia.
Cuesta ¡pero vale la pena!
b. El Discipulado Requiere Tiempo
¿Cuánto tiempo demanda formar líderes maduros y espirituales? La
urgencia del ministerio es tan grande que desearíamos alguna
manera de formar líderes en pocos meses. Buscamos soluciones
rápidas, impresionantes, impactantes pero que formen el carácter de
una persona lleva tiempo. Lo cierto es que Jesús necesito tres años,
a razón de 24 horas diarias y semanas completas de convivencia
antes de que sus apóstoles estuvieran listos para ser comisionados.
Esto que tal vez necesite tres años para formar a su gente. ¡O más!
¡Prepárese para un maratón, no para 100 metros planos!
c. El Discipulado es Compromiso
La práctica del discipulado muestra que el crecimiento de un
discípulo a líder espiritual no es un proceso tan constante y
ordenado como quisiéramos en nuestros planes y calendarios de
trabajo. Las personas suelen entrar en tiempos de duda,
definiciones, rebeldía, o crisis temporales en el camino de seguir a
Jesús. Pero lo importante a señalar que aun en esos casos o durante
esos tiempos, su compromiso con esa persona que usted ha hecho
con Él. Siempre pienso que bueno poder decir como Jesús al final de
nuestro ministerio: “De los que me diste, no perdí ninguno” (Juan
18:9).
Conclusión: Dios quiere que seamos instrumentos suyos para arrancar miles y
millones de almas al príncipe de este mundo. Por eso Dios nos estimula a ser sus
discípulos para que podamos hacer discípulos a otros. El Señor Jesús quiere que
nos multipliquemos, que nos reproduzcamos, que llevemos mucho fruto y que ese
permanezca, el Señor Jesús nos asegura que él tiene el poder, todo el poder pues
él es Dios todopoderoso.
Y el Señor mismo nos asegura que no estamos solos. Él nos envía a hacer
discípulos, pero Él va con nosotros y está con nosotros todos los días hasta el fin
del mundo. El Señor Jesús es nuestro increíble jefe, nuestro Rey de reyes y Señor de
señores, nos dice con firmeza, pero con amor: ¡SIGUEME!