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Ulloa - Salud Ele-Mental - Capitulo 2 PDF

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Capiruto II La produccién de Salud Mental Una reconceptualizacién desde la perspectiva psicoanalitca Encuentro oportuno introducir el concepto de Salud Mental reportandolo al prefio per y a una de sus valiosas connotaciones, Ia de intensidad emotive-intelectiva sostenida en el tiempo, Este valor queda evidenciado en espaitol por términos tales como permanente, persistente, perpetuo ¢ incluso perjudicial, por nombrar sélo los mas habituales. plicito propésito ~algo mencioné ya al respecto— apunta 1 consignar, a partir de la prictica, todo lo que estimula directa- ‘mente mi pensamiento afectivo. Segiin la perspectiva abierta desde alli, pretendo que ninguna teoria se precipite y colonice de manera inoportuna la singularidad de estos emergentes; tendrin su lugar en el momento de conceptualizar las practicas o afinar diagndsti- 08 y pronésticos terapéuticos. Aprovecho para destacar algo tam- bin ya seialado: si en la prictica clinica los diagnésticos se leen, ces necesario tomar en cuenta que los pronésticos terapéuticos se construyen. Hablo de las teorias tomando en cuenta el posible origen his- t6rico del término ‘eorizar, por tiempos de la tragedia griega. Por entonces, feorizar aludia a decir acerca de lo que se wio en la escena rdgica. Este teorizar decidor suele connotar presencia, memorable © no, en los procesos perelaborativos. En ellos cuenta el efecto per, mado con el pensamiento afectivo-intelectivo (el que llamo, en tiltima instancia, pensamiento afectivo), que como dec 107 Ce - Sein d 2 supone ese Ambito, ni siquiera en los aspectos administrativo La idea de contrapoder que orienta mi biisqueda en este campo alectura de Nietasche. No es el filosofo quien ue lo deduzco a partir de alguna de sus afirmaciones. Considerado desde alli, el contrapoder se perfila como un poder hacer yen absoluto alude a la toma del poder 0 a su io en el gobierno. Aun asi, convengamos que son soluciones P las que pueden producir los necesarios cambios en las dversidades que abordamos (mucho menos graves que las sufridas por quienes sobreviven en esos ambitos de marginalidad); cambios ‘que son tales cuando habilitan a operar la clinica en cualquiera de sus linajes. Esta idea de Nietzsche tomard especial resonancia cuando me ocupe de la Salud Mental como variable politica Nietasche escribié “El hombre no busca la felicidad, busca el poder’. Curiosamente, la concepcién del poder en la que se afirma cl por entonces joven flésofo traza una propuesta de felicidad, la de vencer los sbstdcules personales que impiden quererse a si mis ‘mo. Por esos tiempos en que afirmaba sus ideas sobre el poder, Nietasche suftia por una dama que no le otorgaba su amor; quiza fue por eso que llegd a negar la felicidad como busqueda humana. En acuerdo con est propuesta, tiene poder quien logra vencer los abstéculos personales que le impiden quererse a si mismo, un poder que no resulta opresivo ni para si, ni para el otro. La palabra tibermensclichfiguraba entre paréntesis en aquel texto en su valor de adjetivo. En lenguz alemana reenvia a un sujeto humano sin faltas morales, con corgje y fuerzas para trascender a través de los hechos (debo este conocimiento a Amalia Baumgart y su lengua alemana); quiz porque tales cualidades parecian sugerir aquellas deriva de cemplea este térmi 108 Fernando O. Ulloa del hombre nuevo del futuro, esa palabra vino a designar al syper- ‘bombre: ya el joven filésofo dado atris. Lo anterior es solo una digresi6n e Jectura. Lo que si me importa sefialar ~y retoy ‘gin la cual Nietzsche aborda la cuestién del poder~ es que mentario del fildsofo, segtin lo entiendo, se refiere a una voluntad de hacer y de trascender que no encuentro demasiado alejada de si propuesta en cuanto a la tensién dinamica hechura/hacedor Como motor social, con la fuerza suficiente para ser considerada contrapoder, siempre en sentido de poder hacer en lo inmedia- to, mas alla de lo que habitualmente se conoce com poder, algo por lo demas totalmente legitimo en politica, cuando esta acredita esa misma legalided, es decir, cuando apunta a una organizacién social democritica que, ademés, sea cierta. 'No descarto que la ilusién me traicione, pero todo esto es lo que quiero significar cuando digo que ese operador acta “con toda a mar detras", valga esto por lo que en la NS se fue produciendo en cada sujeto singular, y de hecho contextuado, pero alineado en el mismo proyecto, Desde ahi podra hacer intervenir el contrapo- der suficiente para operar “mientras tanto”. Tal ver al lector le resulte extrafio el tras tanto”. La consigno ntrecomillado de Ia ex- porque proviene,en esta logo, investigador de la po- mismo queds scrprendido por el accionar de una ‘mujer -si mal no recuerdo, de la etnia mapuche, pero instalada lejos de su comunidad, quien luego de terminadas sus changas diarias, gracias a las cuales martenia a sus hijos, se ocupaba de trabajar para la villa miseria donde vivia, Era podia luchar Por obtener la colocacién de una canilla que acercara agua potable 41 su barrio, para evitar a sus habitantes largos recorridos cargando baldes, o bien organizar a hombres y la ala cabeza, para mejorar una calle de tierra, de modo que el colectivo que entraba en la villa unas pocas cuadras no se empantanara los dias de lluvia. El socidlogo al que me refiero le pre (6 un dia: 109 —__SAwwp eueMentat ‘flora, gorias que personalmente me rsultanGtles par ony 7 Nestigacion al respecto. Una deellas esl dspvién unioes In erueldadyen grados y en ocasones dist Es asi que pienso que los obstéculos ps nae a los que sjuden EE omen les por vencer dad 110 Fernando ©. Ulloa cuando esta se ha activado... también contra el propio sujet, pues, sits es lo que sefala Nietasche en cuanto al poder, y Aristotees, fen cuanto a la felicidad. ‘Quizas aclare més fo que llamar el saber curios ye saber cruel y por sero, saber cana iia), Empecemos por el segundo, ya que es mucho mas elocue ju recorrido. Puede tratarse de un saber cruel activado frente a Ip distinto, por ejemplo, una pauta cultural. Me importa enfatizar explicitamente, que ese saber, especto de esa paura cultural » anterior si establezco una diferencia entre aq distinta, perturba algain saber establecido en un sujeto cruel, tal vez poniendo en actividad aquello de la disposicién universal. Ese sa- ber perturbador cobra, ademés, un valor de absoluto, algo realmen- te grotesco, de donde se infiere que el saber cruel es, nada menos, saber ignorante. A partir de alli, el saber cruel y quien lo sostiene procuraré, en primer término, discriminar al portador de esa pau ta cultural distinta. Al mismo tiempo, mostrar fastidio ~que tal vez alcance el grado del odio fren:e a quien sostiene una cultura extraa 0 un saber que niega lo que para el cruel es un canon es- tablecido. Finalmente, si las condiciones lo permiten, traducira lo anterior en una supresion, ya sea ce la condicién de projimo, de ciudadano o bien ~extremo no tan infrecuente- de la vida. EI saber curioso también tiene sus vicisitudes frente a otro sa- ber o quizas otra cultura, en la medida en que puede suscitarse alli cierta confusién, sobre todo si algo se presenta como radicalmente distinto. Sin embargo, y a diferencia del saber cruel, no por eso se apaga su intento de avanzar sobre lo ignorado. Ocurre que la curiosidad es motor del saber, motor anulado 0 enajenado por la crueldad, al menos en su forma epistémica. De no activarse ese motor, la tentacidn seri “colonizar”lo nue- vo, imprimiendo en él aquellos puntos de concordancia con el pro- pio saber. Lo ejemplifica algo que seguramente le debe de haber sucedido a muchos lectores. De hecho me sucedié a mi, cuando {emPranamente, atin novato,abordé por primera vez los textos de Feud. Sélo en un segundo momento, una vez transcurrido cier~ m ES OO a Savup ELeMentat to tiempo desde aquella primera lectura, cuando volvi texto, me sorprendié reparar que habla subrayado eae Jo que me era familiar, dejando afuera lo ignorada, Cuando ene eee aot dcteareat Is mes acest olees cimiento, es probable que recién entonces llegue a cobrat un vag tractive y exbtic,fermentando lo extents fermentble A he tiempo que se va extendiendo lo nuevo, es probable que Seas ciente un conocimiento feliz, ala manera aristotlc, ae también nuestro poder en su condicién de poder hacer regia fa propuesta de Nietzsche. En eso ando, no sdlo con este texto, sino también con lo intento hacer y narrar respecto de mi trabajo en esas sversiales de la marginalidad. Volveré sobre esta idea de Nietzsche =m me ocupe de la Salud Mental como un contrapoder. Esto evoca en mi lo afirmado por Derrida en cuanto a la re- sistencia autoinmune del psicoanilisis, como obsticulo al aborda- je de la crucldad (sobre todo su valor de sustantivo que aude « To cruento, a la condicién de sangre derramada). Algo que, por me reenvié al valor que cobra el término en el cam donde designa basicamente los factores autoagresivos ‘a condicién integran esa categoria inos de disposicién universal hacia ‘jumano. Usted, lector, yo y los posible connivencia frente do cruel, otra parte, po médico Los obsticulos que revisten es de la crueldad que sitio en térmi ‘a crueldad, presente en todo sujeto vecinos. Esa disposicidn que supone la “I suffimiento de los otros y suelo caracterizar como i a rma neueralizada por el articulo que precede al actin ‘con latente presencia que a veces hace ‘costumbre, Lo crue! habita ualquier esquina de la ciudad, y sus milples somiten a la muerte. Cobra una importancia ny ref euando se trabaja con sujetas en quienes Ia indi na una muerte ya instalada. : “Ser que aquellos obstéculos por Venrm par cl acoso & eee ey ema Jo afirmaba € vvariaciones siempre ayor considerarlo igencia determi- u2 Fernando O. Ulloa_ jalmente se fun wreida en €st€ C480 vmentar que en un libro en Preps ie luna razén, escribiré SO Por fade [os albores de la civ oducciones antitéticas Y de todo nacimiento, En ese libro se~ as de che- Fe ‘dad, ce rodeo para co erueldad, tal ve2 joven Niets hracia la cruel Daré un centrado en pre [a ternurai fuacion ~albores ‘cantemporaneas que saugarado por 2d fralare hasta a grandes sectores soca Bre rérmino de connivencia te eve sin serlo- ae "en tanto el Ot a eer eldad es entonces guino cémplice, con 9 triste refere we cher historia préxima, el canallesco ‘por algo sera” Tra ese libro en preparacion, sefalo que Ia crueldad como so- ere crueldad, no se limita ala tortura, Puede muy Dien “dre de familia arrasador, a un sistema politico, & das condiciones de trabajo como las que se dan, por ejemplo, en el gremio de la construccién. Algunas see ses muchas formas estin socialmente encubiertas y procuran Gerto provecho econdmico; se genera alli el saber canal ciscrimni- tradon propio del vero cruel, aquel que pretende saber toda la ver” dad cobre la verdad y discrimina todo otro saber que no coincida on el suyo. Esa discriminacién excluye, odia y, cuando puede, cli- mina; eliminacién que a su vez reconoce diferentes grados: puede i desde matar con la indiferencia a un sujeto hasta desecharlo como semejante por no pertenecer a una misma clase 0, en una forma ae ae ee famana, deshumanizarlo. Encontra~ aes el genocidio al que fueron sometidas ls poblaconesindigenas 0 las victimas de la represi6n, considera~ ia como cosas, aunque esto no siempre ocurra asi, puesto que en ocasiones la vietin ‘ Peary ae vee también puede ser admirada. jentos q) ios son Pi! nario dos se juizd precari habitaron el esce recién venido, recién nacido. ‘indiferente ante las penuri mnnivencia con Ia crueldad. Jes supone una 0 wae dos significados. Uno de ellos rremite al conocido “ojos que No ro redobla la apuesta; te en ciopatia, reportarse a un pa Ia precariedad de determina 13 Estos dos rasgos, la pre la, hacen imposible, en sus form, calafia se analice o acceda a al; 7 : eda a algtin ti En efecto, mal puede a : le alguien que rechaza tox det oficio, La primera de ellas, en cuanto, fe rie fas lye lecer como fueron los hechos pa ihe hee a 10s para después ir a buscar la vended oe cabe duda de que el psicoanilisis resulta particu idoneo pas explora creda yl digo hego dhe decd los uiltimos aftos al tema, para mi sorpresa con algunos hal metapsicologicos no presentidos,en especial acerca dela repres lad y el saber cana YORE, que un sujet de esta le auxilio psicoterapéutico. y de lo que sittio como las dos versiones de la pulsién de mcr. le muerte en Freud: una mortifera, y otra, sutil. Llegué : 1 Y otra, sutil. Llegué a conceptualizar asi el humor conjetural como requisito propicio para or tencia del psicoanalista, clinica y tedrica,en lo que hace al abajo al trabajo con la crueldad. En realidad, considero que se trata de un facto importante no sdlo en ese terreno, sino también en el de la Prdctica psicoanalitica en general, cada vez que el operador asume alejarse de las condiciones més protegidas de su intervencién como local y vérselas con la incertidumbre de ser visitante. Sin duda, esto supo= ne algunos obstéculos que se suman a la resistencia fundada en la mismo me resulta curioso que durante veinte aiios, par- tir de la década del setenta, cuando comencé a trabajar la cuestion de forma muy directa, en el campo de los derechos humanos, nun- ‘case me ocurrié abordarla desde una perspectiva conceptual, pero si me ocupé ~a la manera de un telén de fondo~ de profundizar le de la ternura, algo que se despejaba para mi desde de sostener la vida en un accionar clinico sobre yon para de- nde Ia crueldad, metapsicol el punto de vista Jo tanatico. Varias circunstancias muy directas mé terminarme a abordar conceptualmente la cuestio 2 ' articulada a la pulsién de muerte en su versi6n mis tantas veces acentuada. 14 aud, que desde principios del siglo pasado y du- EI mismo Freud de eee ida bajo sus diferentes formas, tun considerable escindalo tebrico, van de muerte. Advirtié desde un I de dicha pulsion, see mancomunado a a vida, Pasaron varios aos mente en sus trabajos culturales y sobre 'y El por qué dela guerra, se ocupara snismo~ del destino cultural dda por la pulsion de muerte Pacem 51 antes de que, princip: sen decisién ~y a la vez marcado pest Seis humanidad, una y otra vez arrasa fen sus formas mas acentuadas. 7 i catos trabajos que acabo de mencionar, Freud tenia el fir sme propésito de oponerse a aceptar todo aquello que negara © aa ercarara los hechos y circunstancias que pretendia investiga. Una doble y meritoria negativa que adquiere valor de afirmacién respedto de [0 avanzado en esos trabajos “culturales”, pese a que vro les asigaé valor psicoanalitico alguno, Convengamos que tam- poco eran el resultado de una intervencion clinica direct sobre el Pempo social, de abi mi hipétesis segin Ia cual Freud se ocupé en “los no tanto del valioso concepto de malestar de la cultura como de las caracteristicas propias de un detenido malestar hecho cul- tura, es decir, escribié en clave de historia acerca de una barbarie civilizadora. Para los psicoanalistas que trabajamos clinica y directamente en la NS, estos trabajos constituyen, una vez resignificados, valio- sas herramientas. Una de esas resignificaciones apunta a proponer que la idea de malestar de la cultura es un valioso concepto, aunque Freud desarroll6 bajo ese titulo otro: el de malestar Aecko cultura. EI malestar de /a cultura puede comprenderse como una tension finimica dada en cada sujeto integrante de una cultura, en Ia me- dida en que ¢s aun tiempo sofisticada “hechura” y “hacedor” de ella, Es hechura en tanto posterga, demora parte de su libertad ~y de ahi el malestar-, comprometido con el bien comin de su comunidad; esa demora de su propio juego libre va construyen- us libertad, legitima de protagénico “hacedor” di Sino de estructura, + de hecho social, que as pulsiones, tal co mo puede entenderse nora especifica, donde incluyo el per-humor ue conjetura futuro. $i bie . Si bien atin hoy todg esto es casi una utopia, lo pro < Pongo como algo El dramaturgo Harold Pintersen 1958 -etage oe ania, lugar la Experiencia Rosario~ dijo: “No hay grandes ee entre taldad Y ficcién ni entre lo verdadero y lo falco Ee como ciudadano debo preguntarme: zqueé cs ty eect oat: Peto como ca Preguntarme: zque es in verdad? y vqué eo En eso,al menos, me identifico con los sabios prefloss especial con uno de ellos, Tales de Mileto. Estos sabios tonne caracteristicas; una de elas, la de ser ciudadanos que ve nan ban, a la manera de Pinter, por la verdad a : y la mentira. Se oponian en consecuencia, a la mitologia presentada épicamente. En ent sentido, también se los llamaba “los incrédulos, tl vez porque defendian, a ultranza, el pensamiento racional. Eran, ademis, hi. biles artesanos para componer ingenios que aliviasen los trabajos cotidianos; entre esas cotidianeidades, dado que se interesaban por la comunidad, seguramente quedaban incluidos los conflictos sur- gidos entre las gentes. $i respecto de aquellos sabios se trata de una presuncién, en cuanto a mi quehacer diré que ese interés forma parte de mi trabajo como analista en la NS. Es quiza desde ahi que pretendo identificarme con ellos, sin ser ni sabio ni fildsofo. Con el correr de los siglos y sus debates siempre hubo sabios y filésofos que fueron sus portavoces, aunque no con exclusividad-, las presentaciones mitolégicas fundaron misticas no necesara- mente religiosas. Al mismo tiempo, la épica se abri6 a la poietca, madre de todas las artes. Por supuesto, como efecto de esos deba- tes y mas alld de la racionalidad, los subios prefilos6ficos fueron 116 ee ee Fernando O. Ulloa tocados también por lo irracional. ;Sera a partir de alli que se fue abriendo la decision de encaminarse a la epistemologia o a laflo- sofia? Es posible "AL especto de decisiones y sus consecuentes acciones, Hannah “Arendt decia que s6lo se puede consignar de ellas la fecha en que ce tomaron. Sostenia, y acuerdo con su afirmacién, que las acciones inden a seguir cualquier rumbo, no necesariamente el marcado oe Sajetvs ‘Deo anterior se deduce una defiicgn de politica ~elemental pero viide-, presenta ent los siguientes tér- Ininos: politica es un accionar sobre las acciones, También vale para cl aceionar clinico. Toda una cuestién ardua cuando se reconoce que cualquier modalidad de salud ~aunque privilegio aquellz que designa y resume el término de dienestar tiene al menos dos ver~ tientes: la clinica (responsabilidad de los clinicos) y la politica, de hecho responsabilidad ciudadana, con Io cual vuelvo a insistir en que la salud mental corresponde a todos los oficios. ‘Sin duda, en este accionar habri que mantenerse atento para advertir cuando las acciones persisten en la condicion erratica que Arendt les atribuye, lo cual las aleja de los objetivos establecidos, y cuando ese alejamiento es un indicio de que esos objetivos no son los pertinentes y corresponde modificarlos. Agrego asi a la defini- cién basica avanzada una importante complejidad. Esta requiere verdadero talento politico y no sélo un arbitrario talante en quie- nes se proponen conducir ese accionar. Las anteriores consideraciones me permiten seftalar que en este intento de reconceptualizar la salud mental ~desde la perspectiva del psicoanilisis-, los mayores fracasos (deberia decir los mayores obsticulos) aparecen cuando se pasa de la movilizacién en sede linica a la movilizacién politica, ya en el ambito de la sociedad, se quiere inscribir plenamente la salud ‘mental en el campo de la cultura Respecto del discurso clinico y el politico, parece oportuno teportarse al texto de Maud Manonni, El Psiguiatra, su Loco y ef Lo anterior es necesat' 7 cobra su ple arduos procesos perelaborativ me en deta ar earativos dls esto no implica rando en el cum- necesariamente que un analista deja de sero cu plimiento de los objetivos clinicos tiene que ocupare del secon propio de las situaciones colectivas, sobre todo en proga- inucionalizados, Todo aquello ques emp diferencia ya evocada entre el analista que trabaja encl host y aquel que lo hace con el hospital. En mi experiencia, cuando se trata de siuacones colts -sigo pensando en un hospital, sea en su totalidad 0 en alguno de sus departamentos tal ve haya que abort desde un principio Jas que designo como arbitrariedadet inbrinsecas IO ote ld, Pero también ivo de esa misma comunids resorte de of srariedades extrinseca ‘vex que las han sido idenfads ocupars cias de gobierno’ 18 Jo 0. Ulloa Fernand pricoanalista, tocado vcncia puede ser una forma de lt por e 1 grado de neutralizas al swjeto ica. Si Hea nunca alcancaré el aig de las arbitrariedades intrinsecas =e 206° poco o nada habitual en el smbsto lita se encontrar con 2 Feo es el debate critic donde Tees anumiendo sus respectivas funciones Tstanteajeno a todo debate. Sin embargo. la ST campo social, siempre desde la perspec- salitio, donde necesariamente el debate wea 2 conducir una experiencia. qUe 90 s import J picoandisis deberd estar habiruado aloe procederes devin os cuales ao hay ninguna produccion de pensamiento sre rureleza, cuestion dela que me ocupe im extenso en el P/P. ‘Dos palabras tas al rexpecto: todas las consieraciones ante- one srtacilitarin cuando el colecivo del que se trate haya alcan- dad de inventiva” ~Hrase que Ia neurosis de * situ tiva de un proceder psicoa se impone, y quien s€ avert de inventiva que confiere al operador la valentia suficiente restablecer el contentamiento a través de acciones lo que hasta el momento se presentaba como resig- : jiento, ya sea en la cultura de la mortificacion o en el sodrome de paecmenen ye wiprico sintomdico que lo compo- 1: a penlida de corse, de cides y de contensamiento del cuerpo, lel que me importa ocuparme en detalle y por eso me limito aqui para dedicarme a él en el capitulo correspondiente. nny | @ partir del parentesco, Muchas veces, ese a lud Mental come lo reia® e2 com in tiende a presentar em : “ 1 Ya que una de dole siempre tiene efectos y ee mde cualquier in- contrari les. Mal coma cat es md uct oe alquier proceder clinico, Para verficarlo, basta to- patel Gi ate ee Pie ao para la accién— de quien nos est atendien- , sea su especialidad y jerarquia profesional. Ocure que en todos los oficios la actitud forma parte de esa Salud Men- tal; més atin si a esa actitud se suma la aptitud que connota eficcin, Las condiciones deshilachadas en las que se encuentra la Si Jud Mental acrecientan mi empefio de llegar a producitla dentro mismo de los equipos asistenciales 0 docentes de instiuciones > blicas; privilegiando, en general, aguellas que funconsn © pena marginalidad. Cuando hablo de marginalidad, lo r a causada por la pobreza como la propia de comial, que también soporta, com ecuenes I, Tas presupuestarias suclen surmarse 6° cas, pues a las presup| tomo en cuenta tanto sus pobrezis operadores 120 nae por donde se de bas taneas beech ne ba mervilicind pol Entiendo 4 yprescindlible para inecribit ¥ come comtrapoder, es ‘cabo mmanicomial. sernpee al acecho vera de lox ambitos Inara registro la tn verio de forma democratic. Ex yen evidencia que no e precisamente rot ay comics de manera meritabe 2 Pere busqueda de una defimicién elocwente de la indiwencia, me rope con el texto de Be: mee Wac quant mencionados en el preeseri od Bloom a sr altima edicidn en ingles de E/ ingemose badalo dom Quapete de la Mancha. Leyende la version en espatiol del trabajo de este Titerario, me detuvo esta frase: “E} Caballero luchaba com injusticia, y le mayor injusticia es la muerte, ese ultimo tormen- to". La encontre extrafia pero segui adelante, y quiza precisamente por extrafia quedé grabada en mi memoria. Pocos dias despues, un equipo asistencial narraba las condiciones trigicas de una fami- donde el pucoandiisss sucle an “animal politico” las anumalictades toda frema frecuencia en la m: muerte ya instalaca, se xzan en los bol- dad, Este sindrome Sauup etEMeNraL cadéver como muerte ya instalada, implica de por si un tormenta, ‘Tampoco la muerte es siempre una injust tortura, ve ioe son los valores que cobra para quienes, en su aaraen ds esutan vietimas de una compleja y generalizada rancid, Me refer aqui ala marginalidad provocada por Ia sta ditinta de la manicomial, ue por Jo comin encuentra tigen en su propia condicién y puede resultar empobrecedora del rensamiento de quienes operan con ella pensaiento de ae eonverte en na tia tortura? Una Cn a cierta vigencia en el psicoanalisis sefala que resin que guard aaa de auesras vidas nos expea el real de nuestro cadaver Sin Guda esto es as... al menos para nuestros deudos, sao esnto del indigente ~promoviendo dia a dia el deterioro sa cuerpo y el de los familiares que lo entornan preanuncia a cts y a hacerlo va prolongando esa tortura. Esos cuerpos sopian, para el caso “en muerte yen directo’ la inesperada ecun- caer eneontrada en aquel prélogo, nada menos que prélogo de E/ (uote. Siniestra burla esta ecuacién de la indigencia en una so- sjedad que se proclama civilizada. Una burla que suma aesailtima tortura el oprobio de una muerte injusta Por otra pate, es una franca contradiccién la que surge cuando se confront la pasividad indigente con el accionar quijotesco; ya veremos que esa contradiccién aporta a la eficacia para resolver el sindrome de padecimicnto y su cultura mortificada; resoluci6n que no sélo da cuenta dela posbilidad de una Clinica de la Salud Mental, sino que ademés la sostiene en el registro que hace de ella tuna produccién cultural ‘Alo ya sefialado sobre la cuestién, agregaré que el psicoandlisis tiene sus poiticas, pero muchas veces retrocede ante la Politica con maytiscula, Con frecuencia, se enreda en mezquindades de entre- casa... en sus propias instituciones De cada analista depende tanto la opcién de poner su disci- plina al servicio de las causas perdidas para la politica como la de sicia ni una necesaria 12 EEE EE Fernando . Ulloa clegir campos de accién sin duda adversos, en la medida en que cen ellos se extrema la evidencia sintomatica, resultado frecuente de la arbitrariedad politica. Por mi parte, considero especialmente importante en el terreno de la Salud Mental la naturaleza paradig- itica de su acuerdo con el ejercicio de la democracia El conjunto de estos argumentos legitima mi eleccién (pol de trabajar en esos campos. He puesto entre interrogantes, ‘ino politica porque son miltiples las motivaciones que de~ on cleccién. Pese a su diversidad, no aceptaria (aunque la nombraré y en psicoandlisis nombrar es un indicio sospechoso, ‘que no necesariamente lleva ala verdad) incluir la culpa entre elas. Por los tiempos en los que comenzé mi formacién, concurtir aun hospital para operar el psicoan: ‘uso en condiciones propicias, solia ser asociado a un quehacer masoquista. Corre vamente, cada tanto percibo que mi actividad actual en el campo de la numerosidad promueve gestos de desdén. Para dar cuenta de ese rasgo de mi trayecto, no voy a recurrir a la palabra solidaridad. Si bien ella ha adquirido el sentido positivo que hi palabra que se las trae, al menos en sus origenes etimolégicos, en ‘que aparece emparentada con sueldo y con soldado, para mas soldado mercenario, a quien se le garantizaba un sueldo no deva- Iuable. Mientras él luchaba en lejanas batallas, era su familia quien Jo recibia; de no tenerla, le era asignado en su totalidad... si regre- saba con vida. La verdad es que no tengo vocacién de mercenario del psicoandlisis, de modo que salvo en contadas ocasiones~ no recibo financiacién para los trabajos que estoy describiendo, En general, los financio con mi practica privada Creo, si,que me entusiasma... ;Por fin aparecié la palabra! Yala he mencionado, pero ahora merece los signos de exclamacién. Me entusiasma, digo, poner en juego la condicién politica en mi prac- tica clinica y plural como psicoanalista. La condicién politica es,en «efecto, propia de todo sujeto humano, lo sepa o no lo sepa. De no saberlo, corre el riesgo de ser convertido en mero objeto del juego ne, ¢s una us i Savup eueMentaL politico, algo que aun en la prosperidad aproxima Ia indigencia, al ‘menos en cuanto a la conciencia de la situacién Lamentablemente, muchas veces los hechos desmienten lo proclamado por ese fragmento de nuestro himno al que ya me referi en el P/P: “{Al gran pueblo argentino, salud!". No se trata, por cierto, de modificar el himno, sino de estar atentos a la con- tradiccién social que su letra denuncia cuando es escuchada, algo que no siempre ocurre; en efecto, pese a que lo cantamos desde la escuela primaria, poniéndonos de pie, tal vez Io hacemos en forma indiferente y desapasionada, sin prestar atencién al hecho de que nuestro canto resulte desmentido, incluso cuando Io entonan las propias victimas de la marginalidad. Humor conjetural y resignificacion Quiero comentar una observacién personal, que si bien puede “sonar” algo descolgada, resuena en cierto modo con lo seftalado por Berger en un texto que ya me ocuparé de puntuar. En La no- ‘vela familiar neurética, ese clisico freudiano, el vienés sefala que Jos nifos toman aquellas cosas que mas quieren de sus padres y con ellas construyen sus personajes imaginarios, que nada tienen aque ver con sus progenitores, hasta se diria que llevan adelante esa construccién al margen de ellos. En mi propia experiencia de andlisis personal ~corroborada con mi préctica clinica psicoanalitica-, algunas veces he observa~ do que en la captacién espongiaria de los niffos muy pequefios, obligados a aprender, en los primeros tiempos, los eédigos que les permiten conocer el entorno, algunos captan anhelos de sus mayo- res que ya no serin posibles de alcanzar, pero ain tiilan en gestos, ‘en la entonacidn de las palabras o en otras sutiles maneras. Estos nifios no construyen personajes imaginarios con esos registros... En todo caso, toman la posta, a través de ellos, de lo que no seri alcanzado por sus progenitores y otros contertulios significativos. Es también a partir de ese tipo de material que fabricamos ~me incluyo- motivaciones vocacionales. 124 hl Nl i Ag ___ Fernando O. Ulloa La nifiez es un periodo de intensa produc que puede aleanzar efectos per-durables, entre ellos ek conjetural, heredero de una ficién que se propone ne wanes hechos de la realidad. La “nobleza”de esta fecion infenrd en nega los hechos, seri el antecedente que habilte al adulte, sata vex que pretenda no expulsar de su percepein el resume day real. Pero no toda fccin infantil se ajusta a esta herecooeige de lo real, ya que necesariamente la invalidez natural de seen 'o obliga a construe fcciones recusatorias de lo insuperable Per consiguiente,no se trata de un problema moral que have buen 5 alos los nifios;abas modalidades de laicion son univerahe, yy lo que cuenta es en qué contexto cultural y ético va creas yk Y €tico va creciendo ese mn lidico-ficcional Esta actividad imaginara conllev el grado de inventva que supone resignificar estos hechos, humor conjetural median hhumor, como una forma de la valentiaes un uido capas de : netrar las rigideces de loreal. Desde este punto de vista a edlea viene a situarse como un humor auspiciosoy hasta impersch it para la salud mental. Un humor nacido legitimamente del ote ético capaz de decir “no” o exclamar “basta! necesario para de. sarrollar las inventivas propias de ese accionar quijotesco. En eva Perspectiva vino a situarse, por lo que hace a nuestra cotidiancidad, la esforzada iniciativa de las Madres o las Abuelas que en su mo. mento dio origen a los acontecimientos de trascendencia nacional, ‘si como, ms eientemente el aesionaepqueter ; 'n ocasién de unas jornadas que se o : ganizaron a propésito de ‘La salud mental en tiempos de cera piqueters, mi aporte fe Precisament, el de situar esa eélera como un humor auspciows, imprescindible para desarrollar ese accionar que calico de qui. Jetesco. Lo relaciono con el humor, ya que en busca de una salida se orienta a engarzar la esquiva penctrabilidad de lo real, y en el intento logra hincar el diente de lo simbdlico, apuntando a nuevas realidades que la inventiva construye ns Por otra parte, conviene ‘érmino con el que vengo tuna complejidad y polisemia que se las trae. En efec co, proviene de propulsa hacia abajo, connota bajezas o por lo menos aproxima ese significado; en primer termino, deeccion ~cabria decir “mierda” por labra~ y todas las variaciones evocables al respecto; asimis~ 1 alineados con la bajeza, se ubican los significados de abyecto +y abyeccién. Admitamos que hay humores excrementicios, muchas veces puestos en evidencia, evidencia que en algunos casos dela- ta al autor de tales humores como responsable de infigir crucles sentimientos. tra variable, ms frecuente en las victimas que en los vietima- rios, ¢s la que suelo lamar “humor del carajo”, término que viene 4 connotar, no tanto una groseria sin més, como un dolor enojado ‘cuyo trasfondo es un sentimiento de impotencia para superar esa situacion, Por el contrario, si la eyeccién es hacia fururo y hacia arriba, pone en juego el campo semantico del “proyecto”. Esta es la pers- pectiva auspiciosa que me conduce a desplegas, como lo hago, la idea de humor conjectural. ‘Convengamos esto en una sociedad como la nuestra, literal- mente partida por el medio, por el propio eje, donde una parte aparece excluida de raiz de los beneficios mas elementales y su- mergida en la mayor cultura de la mortificacién, por completo antitética de la produccién cultural que llamamos Salud Mental ¥y que supone el marco de una cultura democritica (en serio y no en joda). La otra mitad, apenas separada de la anterior por el débil y perverso eufernismo de la linea de pobreza, es mitad, més que incluida, recluida; mitad embratecida que condena a vivir una vida brutal a sus integrantes, No s6lo recluida por el miedo que crece al amparo de la egoista indiferencia, sino también por el inexorable embrutecimiento que infitra tal indiferencia, En esas condiciones, 126 Fernando O. Ulloa se despliegan todos los sigificados polisémicos de la palabra Jjetwral ala que me he referido, sobre todo aquel que reenvia «Ip eyectado “por debajo". fa Cuando un equipo asistencial -es alli donde inscribo com fre- cuencia mi prictica psicoanalitica~ se hace fuerte en el per-humer que conjetura salidas, promueve a salud mental como produecio cultural capaz de decidir aciones ya su vez, de accionarcobre clan en sentido per-sistente, con una intensidad tastenida em el iompg Entendo quel plabra com lar cues Ceram sede de sus lectores pocas horas antes de morir dan cuenta de un mode muy directo y esta de este per-humor del que vengo ocupanco, me. Dice en esa ocasién: “El tiempo es breve, las ansias creven, las esperanzas menguan, pero llevo la vida sobre las ganas que teres de vivie" Sin dda un humor inclaudicable, hasta el inal cl a sario para ser testigo, cualquiera sea el oficio desde impulsado el accionar quijotesco y donde a la utopia del Quijo. te venga a sumars la sensatez inguebrantable sesin lo promo- ne el poeta Blas de Otero-, de un Sancho Panza repr. Sancho Pueblo. eam Acerca de la utopia con tépica boy Voy ahora al punteo del capitulo “ : spitulo “El alma y el operador” del libro de John Berger, Cada vez que decimos adi¢s. De dltorma parte, tambo, Ja cita que anticipé en el P/P acerca de la pobreza actual, con Ia que se complementa lo que citaré en este caso. E: : alude ala respuesta del pueblo de Praga, en 1989, cusnde parece terminar el mundo dividido en dos polos, 7 n aquel donde se sostenia a Guerra Fria (poco tiempo después, 0 quiza : cafa el muro de Be ee ees in). Esta respuesta, asi como en ; i asi como en su momento orienté mi propia buisqueda y ayud6 a resolver mi énimo ala par que perfeccions el nombre de mi libro, seri de utilidad en esta ocasién, Dice el autor all Cuando me marché de Praga hace veinte afios, los tanques soviéticos habjan terminado con la Primavera de Praga. Recuer~ 7 i: gCuales son Tos planes de mi nte de eeneracién para el aio 1989? i recamiento politico opuesta.a cualquier forma de ot abandonarse a los suefios [...]. Porque esos Gucen a la muerte. Seguit trabajando con los sindicatos en busca dde un modelo alternativo de socialismo. Nos aa coincidencia apunta aqui al hecho de que trabajar clinica mente en condiciones adversas no admite ninguna utopia, o si ka vimite no es a fururo,es a puro presente... si se tiene la tenacidad de persis el tiempo necesario, de lo cual reslta una utopia con topica ho: Una designacin que encuentra su eco en una ‘conocida revista del campo psi, Topia. sve un ano o diez sn para refertse alo que sucedié en Hay quienes hablan de revolucin p s : Pee tow. Alaa pode que cab potla pesin geil desde abajo, produciendo transformaciones en el Estado en el or~ den ecm, poids cites guberantes tin per, Algo semjante a nuestro "Que se vayan todos! neers 0 pe sostene. Estar latente ain? Es posible}. ans ve necesita para hacer una revolucin? Nada, peo esta esas nguna ora de lo empos madera, es dominantes se echaron atris, cuando armados, Segundo, porque esta nes [1 en ou higas, siempre que nos rneguemos a aceptar lo que niega los hechos, en toda su realidad eae ropn cpr evel ino de toda opin gue juga ene hoy constraye futur. saps con la coniencia de qu ef nse obra con oa trigica exhortacién, ;Adelar pequetas minorias exgen lo imposible! Fernando O. Ulloa Ya sefialé en el P/P la frase de Ortega y Gasset que aqui rete ro:“No hay raz6n alguna para no intentar aquello que pareciendo imposible resulta necesario". Otro punto de vista Se trata, en este caso, de ma ita con quién? Ant dra esta pregunta, es necesario hacer de desaparecer? ;E1 muro de Bei ta ocupacion del Ejereto Re de respon a. Qué es lo que acaba ‘Al menos un sujeto como Berger advierte que algo importante finaliz6. Muchas veces esto sucede trabajando en el campo socio~ cultural lo insttuido parece inamovible, pero algiin de ellos toman una deci desde adentro. Lo ejemplifican los residentes, cuando se ven obli- gudos a organizar su propia capacitacién teérica y sostener este derecho de ser residentes y no mano de obra barata y episédica; con frecuencia, mi tarea es contribuir a esa capacitacidn, En otras ‘ocasiones ~en general, ya no se trata de residentes fractario a todo cambio de lo instituido, los operadores se retiran buscando condiciones que ofrezcan més chances para oponerse a Ja adversidad, Ells salen aside una situacién en la que resignarse es entrar en el sindrome de padecimiento,y hacen intervenit un acto ue recupera no s6lo el contentamiento del cuerpo, sino también el coraje perdido. Algo, por cierto, muy distinto de los movimientos que no son sino reflejos automiticos de sobrevida. La expresién recuperar el énimo se refiete & ese intento por salir de la situacidn, intento donde se recuperan coraje y alegr Precisamente, disefar una Clinica de la Salud Mental, cenien~ do en cuenta la figura psicopatolégica del sindrome de padecimiento, punta en primer término a recuperar el desad Imiento del cuerpo, en efecto, despojado de su pla ado contenta- hh le Savon eueMesrat tan silo de movimientos refijos de sobrevide y sun cuando 10 Toews al extremo de un sobreviviente sera alcanzado por la cal- foncon de udieta(rérmino que nos legaron los griegos anres de rifica, que en el de la Revolucisn 89-1989 El afo pasado se cumplid el bicentenariv Francesa, modelo de todas las revoluciones modern [1 Durante este periodo el mundo se “abris", se “unifies”, se moderniz6, cre, destruyé, en tna transformacién sin precedenses SIE Pro Ineprometeicos Tos opositores compartan creencas, eed en cl Progreso en las Ciencias, y en un nev fururo para de ideas personales, la pricdica ene contacto con el mundo, en et mon mata dela“ al contradicion con esas ideas personales El captalismo instalo una prictica en la que sélo contaban las lores materiales. Entonces la espiritualdad se hizo a un lado, ss prohibiciones, sus reclamos no se atendieron, sélo contaban las eyes econdmicas con valor de leyes naturales. La religion bendjo a los duchos del poder, y la politica burguera se dear ccltande la lgica impiadosa por detrds de exasprctcas. ‘Como dije mas arriba, pienso en la primera significacién de connivencia: la indiferencia, brutalmente embrutecedora, valga la redundancia, destacando la crueldad, propia de poderosos ¢ indi~ ferentes respecto de sus victimas, sumidas en la indigencia 0 ame~ nazadas por ella). La oposicién socialist insstié en la indole cruel de esas pricti- cas capitalists. Esto fue la clave del genio de Marx, que develé la naturaleza de esas prcticas, otorgando autoridad profetica al 130 Fernando O. Ulloa materialismo histdrien, Esto es el secreto de la historia de tanto iniverso podria explicarvey resolverse en te. ismo parecia desaparecer. el contentamiento que cho en otras palabras, anima a mete argo, no pudo ajustarse con fa- itado de las practicas impiado- sas y aa filosofia materialisa. ‘Muchos trataron de encontrar excepciones en el materalismo que domina los tiempos. [..] Creando “enclaves del masala” para contener aquello que no cabia en esos tiempos materialistas. Los ambitos de la NS constituyen, a mi entender, un ejemplo de “esos enclaves del mis alli’, dentro mismo de las instituciones. Es preciso crearlos ahi para habilitar el accionar transformador del y lograr instaurarlo en el propio seno de lo insttuido. jo que intimida, tal vez disimmulado como falta de inte~ la que suelen encarnar quienes antes llamé “funcionarios impersonalizados”, En esos enclaves es preciso y posible hacer te~ troceder Ia intimidacion, cualquiera sea la forma que cobre, dando Naar alla resonanci - tal como la presenté en el P/P y segiin ‘caracteristicas propias de un colectivo que ha rect ls caracteristicas propas de un soestivo que ha recupeado su rés, aq ido y Ia forma de ese mis alli guardado en esos personalmente denomino "rexintos perelaborativos", algo funcional ala numerosidad social como dispositivo psicoa” a1 a e—”™—_——sa(aekekekekekkkt” Seu mueMenra, Lo alert on pare ae ‘de cae dispositive, efecto sobre C “a mais onginal de la espiitualidad marginada far a fe trascendente v secular de quienes lacharon por la justicia socal contra l eodicia de bos Fic08. En la NS, la fe secular y trascendente reside en luchar a frecuencia se enseftorea como cultura de [PSs rts instrctonaes, Mi dua xe ‘corresponde més a la esperanza, que cuando se hace ieee como fuerza, souls ‘que puede encontrar sus razones sequin la gravedad de la crisis que se presenta. Ya lo men~ coné tambien en el P/P al citar el aforismo de Cioran, filésofo tal ver signado por la amargura, pero sin duda muy licido. Me sor- prendio haberlo encontrado en un periddico y no en un texto suyo, pues no era precisamente amargo; es posible que ese dia jugara con su filosofia alejado de su amargura. Decia asf: “La esperanza es el estado natural del delirio", El efecto de lectura me llevé a comple- n del mismo diario. 132 Fernando O. Ulloa Sera que “no poner nambre a exa fe visionaria” de la que enseguida hablard Berger equivale a no reconacerla® Es posible, dado que el re- vonocimiento ¢9 fundamental para que los psicoanalistas, aunque teman ser propiciatorios, se ocupen de serlo dando esperanzas en el campo donde operan ~ya se trate de un paciente o de un numeroso colectivo-, sin que se corra tanto riesgo de que las esperanzas sean sélo implicitas y resulten desprovistas de su consecuente accionar. Nombrar una movilizacion que agrape a gente de todas las cla- ses sociales y de condiciones culturales diversas supone responder a una pregunta que no es s6lo aquella que se interroga: :por gue se reine esa multitud? La mis necesariay organizadora cx: para gut s reiine esa multitud? La no respuesta a esta pregunta hace que esa multitud no tenga nombre ni tampoco meta, y menos atin la posibilidad de descubrir los caminos para alcanzarlos. i la importancia de esta pregunta capaz de construir rogindome acerca del zpara gue? prospectivo de icos. Si la respuesta solo encamina conjeturas, te cuando el titular del deirio nos advierte acerca de su expectativa de una vida mejor. Tal vez no lo haga sino de for- ‘ma empatica, y con la empatia hay que ser prudente; factor para tomar en cuenta en la clinica de cualquier Corresponde también esperar signos de mayor evidencia, do este principio prictico a las multitudes de las que habla Berger, la respuesta a ese para qué no solo implicaria la esperanza de una vida mas digna y cons batalladora, ya que el siempre esti tocado por fen es un uraleza, fe, acordania ademas una consistencia io de un paciente o de una multitud batalla. Lup ELEMENTAL ‘Al escribir esto profundizo lo que enuncié en el P/P; pensaba cen un paciente en viaje por el exterior, Me llamé con manifiesta preocupacién, y no era para menos: a raiz.de un trastorno motor en el brazo, le habjan detectado un primario de pulmén y varias rmetistasis cerebrales. Le recomendé un onedlogo en Nueva York, que tenia discipulos en Buenos Aires. Me sorprendis su respuesta, “Posiblemente vaya a verlo, pero voy air también a Jerusalén, don- de hay un rabino curador”. Mi sorpresa se ex} de que este paciente “ahora con un tratamiento inte habia mostrado decididamente agnéstico durante su anal Una ver que regresé de viaje, acordamos una entrevista la mis- rma tarde en que lei y completé el aforismo de Cioran, cuando me ‘encontraba realmente preocupado por su situacién inesperada y grave. No sé si calificar su fe como delirio mistico. En todo caso, al recuperarla encontré un refugio,y es a fe ~también diria a esperan- za, apuntando a otra virtud teologal~ que en esa situacién limi- te creencia y virtudes le sirvieron durante un tiempo, prolongado bastante mas alla de los pocos meses que se habian previsto al descubrir su enfermedad. Mientras que su evolucién me permitié acompafarlo, se mos- inte y sereno, Ese trayecto me aports el beneficio de introducirme en los estudios de la Cabala, escu- chando y compartiendo los avances que podia ir haciendo en ese ‘enigmatico saber. En efecto, él se afirmé en ese estado heroico de tuna fe... s6lo un tanto esperanzada. Por momentos la fe se trans- formaba en certeza y yo solia comentarle (era el espiritu de nuestra relacién): “Si usted insiste en que se va a curat, corre el riesgo de perder a Dios, porque usted mismo asume tal papel”. A lo cual me respondia simulando esperanz: Dios quiere”. En los momentos finales, bastante tiempo después, cuando ambos estabamos de vacaciones en la misma zona, me pidis que fuera a verlo, Ese dia me dijo: “Voy a vivir mientras Dios me dé una tarea que hacer en este mundo”. A las pocas semanas, ain en 116 como un hombre inteli 134 tiempo de vacaciones, pero ya en distintos narse en una clinica y nuevamente requitio le anunciba su dnc xan por ci en lor none ame En la conversacin surgis Bi6 un tema que lo preven no habia resuelto. Le dijer * a¥= 10 procupaba y todavia lugares, twvo que inter- —Hace unos dias usted me dijo que vivieta mie asignara una tarea. No seré esta la tarea? oa —Cuando salga de la internacién me Lo miré y le die: sity spor hacer ev a, pareci6 entender que el tiempo se acortaba y logrs en las pocas horas siguientes. Agregé entoncess hacer —Ulloa, nunca hay que descartar la estu por advertirme que habia prisa —Bueno —agregué—, no hemos hecho —Nunca hay que descartarla i cen que estoy bien. Gracias por todo. Habria muchas cosas que decir al res petuosa privacidad de aque! trinsito, Ja muerte, en la medida en que la muerte lo aleanz6 demuestra el dislogo final : tras Dios le 1 fe en la curaciin se hizo veteza en la respuesta: voy a ocupar de esto pidez humana, Gracias ecto, pero guardo la res- no hacia la muerte, sino basta vo, como lo Sin embargo, en los anales sociopolitcos no cabia esa fe trataron su propia fe como a un amado hijo ilegitimo, sin darle mn — comenzé la tragedia, Dado que esa fe cax recia de nombre, podia ser te usurpada. Fue en nombre desu determinacién y de su soidaridad que los aparatos partis fos justificaron los primers crimenes jy mis tae, fos cimenes {que cubririan otros crimenes, hasta que ya no hubo fe en ninguna aves ue ya no hubo fe en ning aldo el muro de Besln, un milén de besiness del Ete aan- aban en tropel hacia c] Oeste para comprar, con el permis otor- sgado por bancos de Alemania Occidental En ce precio ‘mento, | mundo entero vio cmo el materalismo habia perdido entonces 135 See ee ee ee Satup nueMenraL su extraordinario poder histérico y se convertia en una lista de compris. Al respecto, vuelvo a pensar que efectivamente la causa reside cen no haber reconocido en su condicién de legitimo “a ese hijo tra- tado como ilegitimo”. Ser propiciatorio, tanto para una madre, un padre o un amigo ~y esto incluye a un psicoanalista-, es nombrar lo que se anuncia como posible, un posible que anticipa, tal vez sélo por breves momentos, una posible direcci6n de la cura, Es ne- cesario nombrar es0s indicios, por breves que sean -y ahora estoy hablando de la multitud de Praga-, para no habilitar la usurpacién, que termine en lista de compras o en tarjeta de crédito. Ni una ni otra compran la capacidad de estar solo sin ser un solitario, con el riesgo de descubrirlo cuando ya es tarde. Tardio descubrimiento gue se inscribe en un vivir resignado en el padecimiento, La espiritualidad, marginada, artinconada, comienza a reclamar el tereno perdido, Sobre todo en las mentes. Se han abandonado Jos viejos razonamientos el viejo sentido comin, incluso las vieja formas de corae, y el reconocimiento y las esperanzas relegadas largamente a la perifria vuelven para pedir lo suyo. Es alli donde ccomienza la felicidad de los rostros. Durante el periodo que ahora finaliza, la vida cotidiana, con toda su aspereza, se ampar6 continuamente en promesas de un futuro ‘mejor. La promesa del hombre nuevo comunista,en cuyo nombre los vives ofrecieron continuos sacrificios. La promesa de la cien~ cia alejando las feonteras de la ignorancia y el prejuicio. Y mis recientemente, la promesa de las tarjetas de crédito que pueden comprarla inmediata felicidad, en forma instantinea. Ast, durante dos siglos, la ‘promesa” futura de la historia sumis a los vivos en una soledad sin precedentes. Hoy, los vivos vuelven a encontrarse con los muertos, Inclusive con los que murieron hace ya mucho tiempo, compartiendo su dolor y sus esperanzas. Y, curiosamente, también eso contribuye ala felicidad detras de los rostros. ({Cunto puede durar este momento? Todos los peligros imaginables de la istoria acechan en los flancos: la intolerancia, el fanatismo, el racismo, El libre mercado reslverd en teor‘a las colosales dfiultades 136 oc ‘ Fernando ©. Ulloa ceodic dea wapervivencia. En exe mercado 1 le que aparezcan nuevos apetitosd ve de de dq sparc lesmesurados de diner en neo de rain alee fe est dicho, El alma y el operadorabandonaron ng En efecto, no todo esta dicho... cuando | lo que llamo “las tres maneras de estar afectadot ont SUS 8 1, maneras que, Pero no a tos cesconie veremos, hacen de la pasién un instrumener Hn desorganizada y sumida ena resignacion, "4 COMUndad En esto radica la conduccién politic, acciones", atento no sélo alo que Arent las acciones en relacién on los ob Los objetivo als que sels det Puede ser que esa tendencia de as aciones seo yn abjtivos los ersncos (ya seal al ocuparme de sa eae “upone cn glen conduce plitamente un asonann oc to personal sino su talento politico"). Aqucl que surge dengan, de ideas en tea conduct ape ane eae lun “accionar sobre las llama “la autonomia de 7

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