Sousa Santos Un Discurso Sobre Las Ciencias
Sousa Santos Un Discurso Sobre Las Ciencias
Volumen I
* Este texto fue inicialmente publicado como un peque- dução a uma ciência pós-moderna (1989) [Aunque
ño libro en 1987 (Portugal, Afrontamento) y fue publicado, se dispone de una edición al castellano, está agotada
posteriormente, como artículo en 1988 Revista do Insti- hace tiempo: Santos, B. de Sousa 1996 “Introducción a
tuto de Estudos Avançados (Brasil: Universidad de Sao una ciencia posmoderna” (Caracas: CIPOST – FACES
Paulo) Vol. 2, Nº 2, 1988, pp. 46-71; y en 1992 Review of – UCV), Colección Estudios Avanzados 3, pp. 188 pp.
the Fernand Braudel Center (Estados Unidos) Vol. XV, Nº Nota del autor]; en 1995 Toward a New Common Sense
1, pp. 9-47. El libro conoció un éxito que me sorprendió, (Nueva York: Routledge); en 2003 Crítica de la Razón
siendo por años una lectura continuamente recomendada Indolente: contra el Desperdicio de la Experiencia
en los cursos de filosofía, bien de la enseñanza secundaria, (Bilbao; Descleé de Brouwer); en 2004 Conhecimento
bien del nivel superior. Está hoy en circulación la 14º edi- prudente para uma vida decente: Um discurso sobre
ción portuguesa. Esta es la primera edición en español. as ciências revisitado (Sao Paulo: Cortez); y en 2005
Las ideas desarrolladas en este texto fueron profundi- El Milenio Huérfano: ensayos para una nueva cultura
zadas en libros posteriores, destacadamente en Intro- política Madrid: Trotta).
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el campo teórico en que todavía hoy nos move- percepción visual provoca rupturas en la sime-
mos vivieron o trabajaron entre el siglo XVIII y tría de lo que vemos. Así, mirando la misma fi-
los primeros veinte años del siglo XX, de Adam gura, o vemos un vaso griego blanco recorta-
Smith y Ricardo a Lavoisier y Darwin, de Marx do sobre un fondo negro, o vemos dos rostros
y Durkheim a Max Weber y Pareto, de Hum- griegos de perfil, frente a frente, recortados
boldt y Planck a Poincaré y Einstein. Y, de tal sobre un fondo blanco. ¿Cuál de las imágenes
modo es así que es posible decir que en térmi- es la verdadera? Ambas y ninguna. Es esta la
nos científicos vivimos todavía en el siglo XIX ambigüedad y la complejidad de la situación
y que el siglo XX todavía no comenzó, ni tal vez del tiempo presente, un tiempo de transición,
comience antes de terminar. Y sí, en vez de en en sincronía con muchas cosas que están más
el pasado, centramos nuestro mirar en el futu- allá o más acá de él, pero descompasado en re-
ro, del mismo modo dos imágenes contradicto- lación con todo lo que lo habita.
rias nos ocurren alternadamente. Por un lado, Tal como en otros períodos de transición,
las potencialidades de traducción tecnológica difíciles de entender y de explorar, es nece-
de los conocimientos acumulados nos hacen sario voltear a las cosas simples, a la capaci-
creer en el umbral de una sociedad de comu- dad de formular preguntas simples, preguntas
nicación e interactiva liberada de las carencias que, como Einstein acostumbraba decir, solo
e inseguridades que todavía hoy componen los un niño puede hacer pero que, después de
días de muchos de nosotros: El siglo XXI ha ini- hechas, son capaces de trazar una luz nueva
ciado antes de comenzar. Por otro lado, una re- a nuestra perplejidad. Tengo conmigo un niño
flexión cada vez más profunda sobre los límites que hace precisamente doscientos treinta y
del rigor científico combinada con los peligros cinco años hizo algunas preguntas simples
cada vez más verosímiles de catástrofe ecológi- sobre las ciencias y los científicos. Las hizo
ca o de guerra nuclear nos hacen temer que el al inicio de un ciclo de producción científica
siglo XXI termine antes de comenzar. que muchos de nosotros juzgamos está ahora
Recurriendo a la teoría sinergética del físi- llegando a su fin. Ese niño fue Jean-Jacques
co teórico Hermann Haken, podemos decir Rousseau. En su célebre Discurso sobre las
que vivimos en un sistema visual muy inesta- ciencias y las artes (1750) Rousseau formu-
ble en el que la mínima fluctuación de nuestra la varias cuestiones al tiempo que responde a
Un discurso sobre las ciencias 33
por muchos, de que estamos en una fase de están inscritas en el reverso de los conceptos
transición. De ahí, finalmente, la urgencia de que utilizamos para darles respuesta. Es nece-
dar respuesta a preguntas simples, elementa- sario un esfuerzo de des-encubrimiento con-
les, inteligibles. Una pregunta elemental es una ducido sobre el filo de una navaja entre la lu-
pregunta que llega al magma más profundo de cidez y la ininteligibilidad de la respuesta. Son
nuestra perplejidad individual y colectiva con igualmente diferentes y mucho más complejas
la limpieza técnica de un arpón. Fueron así las las condiciones sociológicas y psicológicas de
preguntas de Rousseau, tendrán que ser así nuestro cuestionar. Es muy diferente preguntar
las nuestras. Más que eso, doscientos y tantos por la utilidad o la felicidad que el automóvil
años después, nuestras preguntas continúan me puede proporcionar si la pregunta es hecha
siendo las de Rousseau. Estamos de nuevo cuando nadie de mis alrededores tiene auto-
colocados en la necesidad de preguntar por móvil, cuando toda la gente tiene excepto yo o
las relaciones entre la ciencia y la virtud, por cuando yo mismo tengo carro desde hace más
el valor del conocimiento llamado ordinario o de veinte años.
vulgar que nosotros, sujetos individuales o co- Tenemos forzosamente que ser más rous-
lectivos, creamos y usamos para dar sentido a seaunianos en el preguntar que en el respon-
nuestras prácticas y que la ciencia se obstina der. Comenzaré por caracterizar sucintamente
en considerar irrelevante, ilusorio y falso; y te- el orden científico hegemónico. Analizaré des-
nemos, finalmente, que preguntar por el papel pués las señales de crisis de esa hegemonía,
de todo el conocimiento científico acumula- distinguiendo entre las condiciones teóricas
do en el enriquecimiento o empobrecimiento y las condiciones sociológicas de la crisis. Fi-
práctico de nuestras vidas, o sea, por la con- nalmente especularé sobre el perfil del nuevo
tribución positiva o negativa de la ciencia a orden científico emergente distinguiendo de
nuestra felicidad. Nuestra diferencia existen- nuevo entre las condiciones teóricas y las con-
cial en relación a Rousseau es que, si nuestras diciones sociológicas de tal emergencia. Este
preguntas son simples, las respuestas lo son decurso analítico estará delimitado por las si-
mucho menos. Estamos en el fin de un ciclo de guientes hipótesis de trabajo: primero, comien-
hegemonía de un cierto orden científico. Las za a dejar de tener sentido la distinción entre
condiciones epistémicas de nuestras preguntas las ciencias naturales y las ciencias sociales;
Un discurso sobre las ciencias 35
segundo, la síntesis que habrá de operar entre de un modelo global de racionalidad cien-
ellas tiene como polo catalizador a las ciencias tífica que admite variedad interna pero que
sociales; tercero, para eso, las ciencias socia- se distingue y defiende, por vía de fronteras
les tendrán que rechazar todas las formas de palpables y ostensiblemente vigiladas, de dos
positivismo lógico o empírico o de mecanicis- formas de conocimiento no científico (y, por
mo materialista o idealista con la consecuente lo tanto, irracional) potencialmente perturba-
revalorización de lo que se convino en llamar doras e intrusas: el sentido común y las llama-
humanidades o estudios humanísticos; cuarto, das humanidades o estudios humanísticos (en
esta síntesis no se propone una ciencia unifi- los que se incluirán, entre otros, los estudios
cada, ni siquiera una teoría general, sino tan históricos, filológicos, jurídicos, literarios, fi-
solo un conjunto de pasajes temáticos donde losóficos y teológicos).
convergen caudales de agua que hasta ahora Siendo un modelo global, la nueva racionali-
concebimos como objetos teóricos estanca- dad científica es también un modelo totalitario,
dos; quinto, a medida que se diera esta sínte- en la medida en que niega el carácter racional
sis, la distinción jerárquica entre conocimiento a todas las formas de conocimiento que no se
científico y conocimiento vulgar tenderá a des- pautaran por sus principios epistemológicos y
aparecer y la práctica será el hacer y el decir de por sus reglas metodológicas. Es esta su carac-
la filosofía de la práctica. terística fundamental y la que mejor simboliza
la ruptura del nuevo paradigma científico con
El paradigma dominante los que lo preceden. Está identificada, con cre-
El modelo de racionalidad que preside la ciente definición, en la teoría heliocéntrica del
ciencia moderna se constituyó a partir de la movimiento de los planetas de Copérnico, en
revolución científica del siglo XVI y fue desa- las leyes de Kepler sobre las órbitas de los pla-
rrollado en los siglos siguientes básicamente netas, en las leyes de Galileo sobre la caída de
en el dominio de las ciencias naturales. Aun- los cuerpos, en la gran síntesis del orden cós-
que con algunos presagios en el siglo XVIII, es mico de Newton y finalmente en la conciencia
solo en el siglo XIX que este modelo de racio- filosófica que le confieren Bacon y, sobre todo,
nalidad se extiende a las emergentes ciencias Descartes. Esta preocupación en testimoniar
sociales. A partir de entonces puede hablarse una ruptura fundacional que posibilita una y
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solo una forma de conocimiento verdadero dejo de percibir una extrema satisfacción con el
esta bien patente en la actitud mental de sus progreso que juzgo haber hecho en busca de la
protagonistas, en su asombro ante sus propios verdad y de concebir tales esperanzas para el fu-
descubrimientos y la extrema y al mismo tiem- turo que, si entre las ocupaciones de los hombres,
puramente hombres, alguna hay que sea sólida-
po serena arrogancia con que se miden con sus
mente buena e importante, oso creer que es aque-
contemporáneos. Para citar solo dos ejemplos,
lla que escogí (Descartes, 1984: 6).
Kepler escribe en su libro, publicado en 1619,
Armonía del mundo, a propósito de las armo- Para comprender esta confianza epistemoló-
nías naturales que descubrirá en los movimien- gica es necesario describir, aunque fuera sucin-
tos celestiales: “Perdóname, pero estoy feliz; si tamente, los principales trazos del nuevo pa-
os incomoda yo perseveraré; […] Mi libro pue- radigma científico. Conscientes de que lo que
de esperar muchos siglos por su lector. Pero los separa del saber aristotélico y medieval aún
Dios mismo tuvo que esperar seis mil años por dominante no es solo una mejor observación
aquellos que pudiesen contemplar su trabajo”.1 de los hechos sino sobre todo una nueva visión
Por otro lado, Descartes, en esa maravillosa del mundo y de la vida, los protagonistas del
autobiografía espiritual que es el Discurso del nuevo paradigma conducen una lucha apasio-
método y a la que volveré más adelante, dice, nada contra todas las formas de dogmatismo
refiriéndose al método por él descubierto: y de autoridad. El caso de Galileo es particu-
larmente ejemplar, y es nuevamente Descartes
Porque yo recogí de él tales frutos que aunque en
el juicio que hago de mí mismo, procuro siempre
el que afirma: “yo no podía escoger a ninguno
inclinarme más para el lado de la desconfianza cuyas opiniones me pareciesen deber ser pre-
que para el de la presunción, y aunque, mirando feridas a las de otros, y me encontraba como
con la mirada del filósofo las diversas acciones y que obligado a procurar conducirme por mí
emprendimientos de todos los hombres, no haya mismo” (1984: 16).
casi ninguna que no me parezca vana e inútil, no Esta nueva visión del mundo y de la vida
reconduce a dos distinciones fundamentales,
por un lado, entre conocimiento científico
1 Consultada la edición alemana (Introducción y tra- y conocimiento del sentido común y, por el
ducción de Max Caspar), Johannes Kepler (1939: 280).
Un discurso sobre las ciencias 37
otro, entre naturaleza y persona humana. Al Con base en estos supuestos el conocimien-
contrario de la ciencia aristotélica, la ciencia to científico avanza por la observación no com-
moderna desconfía sistemáticamente de las prometida y libre, sistemática y hasta donde sea
evidencias de nuestra experiencia inmediata. posible rigurosa de los fenómenos naturales. El
Tales evidencias, que están en la base del co- Novum Organum opone a la incertidumbre de
nocimiento vulgar, son ilusorias. Como bien lo la razón entregada a sí misma la certeza de la
resalta Einstein en el prefacio al Diálogo sobre experiencia ordenada (Koyré, 1981: 30). Al con-
los grandes sistemas del mundo, Galileo se trario de lo que piensa Bacon, la experiencia
esfuerza denodadamente por demostrar que la no dispensa a la teoría previa, el pensamiento
hipótesis de los movimientos de rotación y de deductivo o incluso a la especulación, pero
traslación de la tierra no están refutados por el fuerza a cualquiera de ellos a no dispensar, en
hecho de que no observemos cualesquier efec- tanto instancia de confirmación última, a la
to mecánico de esos movimientos, o sea, por el observación de los hechos. Galileo solo refuta
hecho que la tierra nos parece detenida y quie- las deducciones de Aristóteles en la medida en
ta (Einstein, 1970: 17). Por otro lado, es total la que las encuentra insostenibles y es Einstein,
separación entre la naturaleza y el ser humano. también, quien nos llama la atención sobre el
La naturaleza es tan solo extensión y movimien- hecho de que los métodos experimentales de
to, es pasiva, eterna y reversible, mecanismo cu- Galileo serán tan imperfectos que solo por vía
yos elementos se pueden desmontar y después de especulaciones osadas podrá llenar las lagu-
relacionar bajo la forma de leyes, sin tener otra nas entre los datos empíricos (basta recordar
cualidad o dignidad que nos impida revelar sus que no había mediciones de tiempo inferiores
misterios, develamiento que no es contemplati-
vo, más bien activo, ya que apunta a conocer la
naturaleza para dominarla y controlarla. Como da que conduce al hombre al poder y la que conduce a
dice Bacon, la ciencia hará de la persona huma- la ciencia están muy próximas, siendo casi la misma”
na “el señor y el poseedor de la naturaleza”.2 (1933: 110). Si el objetivo de la ciencia es dominar la
naturaleza no es menos verdad que “solo podemos ven-
cer a la naturaleza obedeciéndole” (1933: 6), lo que no
2 Consultada la edición española (preparada y tra- siempre ha sido debidamente resaltado en las interpre-
ducida por Gallach Palés). Para Francis Bacon “la sen- taciones de la teoría de Bacon sobre la ciencia.
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al segundo) (Einstein, 1970: 19). Descartes, a de modo diferente.4 De este lugar central de la
su vez, va inequívocamente de las ideas a las matemática en la ciencia moderna derivan dos
cosas y no de las cosas a las ideas y establece la consecuencias principales. En primer lugar,
prioridad de la metafísica en tanto fundamento conocer significa cuantificar. El rigor cientí-
último de la ciencia. fico se calibra por el rigor de las mediciones.
Las ideas que presiden la observación y la Las cualidades intrínsecas del objeto son, por
experimentación son las ideas claras y simples así decir, descalificadas y en su lugar pasan a
a partir de las cuales se puede ascender a un imperar las cantidades en que eventualmente
conocimiento más profundo y riguroso de la se pueden traducir. Lo que no es cuantificable
naturaleza. Esas ideas son las ideas matemá- es científicamente irrelevante. En segundo lu-
ticas. La matemática proporciona a la ciencia gar, el método científico se basa en la reduc-
moderna, no solo el instrumento privilegiado ción de la complejidad. Conocer significa divi-
del análisis, sino también la lógica de la inves- dir y clasificar para después poder determinar
tigación, e incluso el modelo de representación relaciones sistemáticas entre lo que se separó.
de la propia estructura de la materia. Para Ga- Ya en Descartes una de las reglas del Método
lileo, el libro de la naturaleza está escrito en consiste precisamente en “dividir cada una de
caracteres geométricos3 y Einstein no piensa las dificultades [...] en tantas parcelas como
3 Entre muchos otros pasajes del Diálogo sobre los pecta a aquellas pocas que la inteligencia humana com-
Grandes Sistemas, confrontar el siguiente párrafo de prende, pienso que su conocimiento es igual, en certeza
Salviati: “En lo que respecta a la comprensión intensi- objetiva, al conocimiento Divino porque, en esos casos,
va y en la medida en que este término denota la com- consigue comprender la necesidad más allá de la cual
prensión perfecta de alguna proposición, digo que la no hay mayor certeza” (Galileo, 1970: 103).
inteligencia humana comprende algunas de ellas per- 4 La admiración de Einstein por Galileo está bien ex-
fectamente, y que, por lo tanto, al respecto de ellas tie- presada en el prefacio referido en la nota 6. El modo ra-
ne una certeza tan absoluta como la propia naturaleza. dical (e instintivo) como Einstein “ve” la naturaleza ma-
Tan solo las proposiciones de las ciencias matemáticas, temática de la estructura de la materia explica en parte
esto es, de la geometría y de la aritmética en las cuales su larga batalla sobre la interpretación de la mecánica
la inteligencia divina conoce infinitamente más propo- cuántica (especialmente contra la interpretación de Co-
siciones porque las conoce todas. Pero en lo que res- penhague). Véase B. Hoffmann (1973: 173).
Un discurso sobre las ciencias 39
sea posible y requerido para resolverlas mejor” del lugar y del tiempo en que se realizaran las
(1984: 17). La división primordial es la que dis- condiciones iniciales. En otras palabras, el des-
tingue entre “condiciones iniciales” y “leyes de cubrimiento de leyes de la naturaleza se basa
la naturaleza”. Las condiciones iniciales son el en el principio de que la posición absoluta y el
reino de la complicación, del accidente y don- tiempo absoluto nunca son condiciones inicia-
de es necesario seleccionar las que establecen les relevantes. Este principio es, según Wigner,
las condiciones relevantes de los hechos a ob- el más importante teorema de la invarianza en
servar; las leyes de la naturaleza son el reino la física clásica (1970: 226).
de la simplicidad y de la regularidad donde es Las leyes, en cuanto categorías de inteli-
posible observar y medir con rigor. Esta distin- gibilidad, reposan en un concepto de causa-
ción entre condiciones iniciales y leyes de la lidad escogido, no arbitrariamente, entre los
naturaleza nada tiene de “natural”. Como bien ofrecidos por la física aristotélica. Aristóteles
observa Eugene Wigner, la misma es completa- distingue cuatro tipos de causa: la causa ma-
mente arbitraria (1970: 3). Sin embargo, es en terial, la causa formal, la causa eficiente y la
ella en que se asienta toda la ciencia moderna. causa final. Las leyes de la ciencia moderna son
La naturaleza teórica del conocimiento cien- un tipo de causa formal que privilegia el cómo
tífico parte de los presupuestos epistemológi- funciona de las cosas en detrimento de cuál
cos y de las reglas metodológicas ya referidas. es el agente o cuál es el fin de las cosas. Es por
Es un conocimiento causal que aspira a la for- esta vía que el conocimiento científico rompe
mulación de leyes, a la luz de regularidades ob- con el conocimiento de sentido común. Es que,
servadas, con vista a prever el comportamiento mientras en el sentido común, y por lo tanto en
futuro de los fenómenos. El descubrimiento de el conocimiento práctico en que él se traduce,
leyes de la naturaleza descansa, por un lado, y la causa y la intención conviven sin problemas,
como ya fue referido, en el aislamiento de las en la ciencia la determinación de la causa for-
condiciones iniciales relevantes (por ejemplo, mal se obtiene con la expulsión de la intención.
en el caso de la caída de los cuerpos, la posi- Es este tipo de causa formal el que permite
ción inicial y la velocidad del cuerpo en caída) prever y, por lo tanto, intervenir en lo real y el
y, por otro lado, en el presupuesto de que el que, en última instancia, permite a la ciencia
resultado se producirá independientemente moderna responder a la pregunta sobre los
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Vico sugiere la existencia de leyes que gobier- dos vertientes principales: la primera, sin duda
nan deterministamente la evolución de las so- dominante, consistió en aplicar, en la medida
ciedades y tornan posible prever los resultados de lo posible, al estudio de la sociedad todos
de las acciones colectivas. Con extraordinaria los principios epistemológicos y metodológi-
premonición Vico identifica y resuelve la con- cos que presidían al estudio de la naturaleza
tradicción entre la libertad y la imprevisibili- desde el siglo XVI; la segunda, durante mucho
dad de la acción humana individual y la deter- tiempo marginal pero hoy cada vez más practi-
minación y previsibilidad de la acción colectiva cada, consistió en reivindicar para las ciencias
(1953). Montesquieu puede ser considerado un sociales un estatuto epistemológico y metodo-
precursor de la sociología del derecho al esta- lógico propio, con base en la especificidad del
blecer la relación entre las leyes del sistema ser humano y su distinción polar en relación
jurídico, hechas por el hombre, y las leyes ines- con la naturaleza. Estas dos concepciones han
capables de la naturaleza (1950). sido consideradas antagónicas, la primera suje-
En el siglo XVIII este espíritu precursor es ta al yugo positivista, la segunda librada de él, y
ampliado y profundizado y el fermento intelec- cualquiera de ellas reivindicando el monopolio
tual que de ahí resulta, las luces, creará las con- del conocimiento científico social. Presenta-
diciones para la emergencia de las ciencias so- ré más adelante una interpretación diferente,
ciales en el siglo XIX. La conciencia filosófica pero ahora caracterizaré sucintamente cada
de la ciencia moderna, que tuviera en el racio- una de estas variantes.
nalismo cartesiano y en el empirismo baconia- La primera variante —cuyo compromiso
no sus primeras formulaciones, vino a conden- epistemológico está bien simbolizado en el
sarse en el positivismo ochocentista. Dado que, nombre de “física social” con que inicialmente
según este, solo hay dos formas de conocimien- se designara a los estudios científicos de la so-
to científico —las disciplinas formales de la ló- ciedad— parte del supuesto de que las ciencias
gica y de la matemática y las ciencias empíricas naturales son una aplicación o concretización
según el modelo mecanicista de las ciencias na- de un modelo de conocimiento universalmente
turales— las ciencias sociales nacerán para ser válido y, de sobra, el único válido. Por lo tanto,
empíricas. El modo como se asumió el modelo por mayores que sean las diferencias entre los
mecanicista fue, sin embargo, diverso. Distingo fenómenos naturales y los fenómenos sociales
42 Boaventura de Sousa Santos
es siempre posible estudiar estos últimos como de las ciencias naturales. Los obstáculos son
si se tratase de los primeros. Se reconoce que enormes, pero no son insuperables. Ernest
esas diferencias actúan contra los fenómenos Nagel, en The Structure of Science, simboliza
sociales, o sea, tornan más difícil el cumpli- bien el esfuerzo desarrollado en esta variante
miento del canon metodológico y menos rigu- para identificar los obstáculos y apuntar las
roso el conocimiento a que se llega, pero no hay vías para superarlos. Estos son algunos de los
diferencias cualitativas entre el proceso cientí- principales obstáculos: Las ciencias sociales
fico en este dominio y el que preside el estudio no disponen de teorías explicativas que les
de los fenómenos naturales. Para estudiar los permitan abstraerse de lo real para después
fenómenos sociales como si fuesen fenómenos buscar en él, de modo metodológicamente
naturales, o sea, para concebir los hechos socia- controlado, la prueba adecuada; las ciencias
les como cosas, tal como pretendía Durkheim sociales no pueden establecer leyes univer-
(1980), el fundador de la sociología académica, sales porque los fenómenos sociales son his-
es necesario reducir los hechos sociales a sus tóricamente condicionados y culturalmente
dimensiones externas, observables y mensura- determinados; las ciencias sociales no pueden
bles. Las causas del aumento de la tasa de sui- producir previsiones fiables porque los seres
cidio en la Europa del cambio de siglo no son humanos modifican su comportamiento en
buscadas en los motivos invocados por los sui- función del conocimiento que sobre él se ad-
cidas y dejados en cartas, como era costumbre, quiere; los fenómenos sociales son de naturale-
sino a través de la verificación de regularidades za subjetiva y como tal no se dejan captar por
en función de condiciones tales como el sexo, la objetividad del comportamiento; las ciencias
el estado civil, la existencia o no de hijos, la re- sociales no son objetivas porque el científico
ligión de los suicidas (Durkheim, 1973). social no puede liberarse, en el acto de la ob-
Porque esa reducción no siempre es fácil y servación, de los valores que forman su prácti-
no siempre se consigue sin distorsionar grose- ca en general y, por lo tanto, también su prácti-
ramente los hechos o sin reducirlos a la casi ca como científico (Nagel, 1961: 447).
irrelevancia, las ciencias sociales tienen un lar- En relación con cada uno de estos obstáculos,
go camino por recorrer en el sentido de com- Nagel intenta demostrar que la oposición entre
patibilizarse con los criterios de cientificidad las ciencias sociales y las ciencias naturales no
Un discurso sobre las ciencias 43
es tan lineal como se juzga y que, en la medida propio. Los obstáculos que hace poco enun-
en que hay diferencias, ellas son superables o cié son, según esta vertiente, infranqueables.
desdeñables. Reconoce, no obstante, que la su- Para algunos, es la propia idea de ciencia de la
peración de los obstáculos no siempre es fácil sociedad la que está en entredicho, para otros
y que ésa es la razón principal del atraso de las se trata tan solo de emprender una ciencia
ciencias sociales en relación a las ciencias natu- diferente. El argumento fundamental es que
rales. La idea del atraso de las ciencias sociales la acción humana es radicalmente subjetiva.
es la idea central de la argumentación metodo- El comportamiento humano, al contrario de
lógica en esta variante y, como ella, la idea de los fenómenos naturales, no puede ser descri-
que ese atraso, con tiempo y dinero, podrá ir to y mucho menos explicado con base en sus
siendo reducido o hasta eliminado. características exteriores y objetivables, toda
En la teoría de las revoluciones científicas vez que el mismo acto externo puede corres-
de Thomas Kuhn el atraso de las ciencias socia- ponder a sentidos de acción muy diferentes.
les está dado por el carácter pre-paradigmático La ciencia social será siempre una ciencia
de estas ciencias, al contrario de las ciencias subjetiva y no objetiva como las ciencias na-
naturales, ellas sí, paradigmáticas. Mientras, turales; tiene que comprender los fenómenos
en las ciencias naturales, el desarrollo del co- sociales a partir de las actitudes mentales y
nocimiento tornó posible la formulación de del sentido que los agentes les confieren a sus
un conjunto de principios y de teorías sobre acciones, para lo que es necesario utilizar mé-
la estructura de la materia que son aceptadas todos de investigación y hasta criterios episte-
sin discusión por toda la comunidad científica, mológicos diferentes de los existentes en las
conjunto ese que designa como paradigmático, ciencias naturales, métodos cualitativos en
por lo que el debate tiende a atravesar verti- vez de cuantitativos, con vista a la obtención
calmente toda la espesura del conocimiento de un conocimiento intersubjetivo, descripti-
adquirido. El esfuerzo y el desperdicio que eso vo y comprehensivo, en vez de un conocimien-
acarrea es simultáneamente causa y efecto del to objetivo, explicativo y nomotético.
atraso de las ciencias sociales. Esta concepción de ciencia social se re-
La segunda vertiente reivindica para las conoce en una postura anti-positivista y
ciencias sociales un estatuto metodológico se sustenta en la tradición filosófica de la
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de la segunda condición teórica de la crisis del conocimiento, solo podemos aspirar a resulta-
paradigma dominante, la mecánica cuántica. dos aproximados y por eso las leyes de la física
Si Einstein relativizó el rigor de las leyes de son tan solo probabilísticas. Por otro lado, la
Newton en el dominio de la astrofísica, la me- hipótesis del determinismo mecanicista se tor-
cánica cuántica lo hace en el dominio de la mi- na inviable una vez que la totalidad de lo real
crofísica. Heisenberg y Bohr demuestran que no se reduce a la suma de las partes en que la
no es posible observar o medir un objeto sin dividimos para observar y medir. Por último,
interferir en él, sin alterarlo, y a tal punto que la distinción sujeto/objeto es mucho más com-
el objeto que sale de un proceso de medición pleja de lo que a primera vista puede parecer.
no es el mismo que entró en ella. Como ilustra La distinción pierde sus contornos dicotómi-
Wigner, “la medición de la curvatura del espa- cos y asume la forma de un continuum.
cio causada por una partícula no puede ser lle- El rigor de la medición puesto en duda por
vada a cabo sin crear nuevos campos que son la mecánica cuántica sería aún más profunda-
billones de veces mayores que el campo sobre mente sacudido si se cuestionara el rigor del
el que se investiga” (1970: 7). vehículo formal en que la medición se expresa,
La idea de que no conocemos de lo real sino o sea, el rigor de la matemática. Es eso lo que
lo que en él introducimos, o sea, que no cono- sucede con las investigaciones de Gödel y que
cemos de lo real sino nuestra intervención en por esa razón considero serán la tercera con-
él, está bien expresada en el principio de incer- dición de crisis del paradigma. El teorema de
tidumbre de Heisenberg: no se pueden deducir la incompletitud (o de la no realización) y los
simultáneamente los errores de la medición teoremas sobre la imposibilidad en ciertas cir-
de la velocidad y de la posición de las partícu- cunstancias, de encontrar, dentro de un sistema
las; lo que fuera hecho para reducir el error de formal la prueba de su consistencia vinieron a
una de las mediciones aumenta el error de la mostrar que, incluso siguiendo de cerca las re-
otra (1971). Este principio es, por lo tanto, la glas de la lógica matemática, es posible formu-
demostración de la interferencia estructural lar proposiciones indecidibles, proposiciones
del sujeto en el objeto observado, y tiene im- que no se pueden demostrar ni refutar, siendo
plicaciones importantes. Por un lado, siendo que una de esas proposiciones es precisamente
estructuralmente limitado el rigor de nuestro la que postula el carácter no-contradictorio del
Un discurso sobre las ciencias 47
La importancia de esta teoría está en la nueva Maturana y Varela,8 en la teoría de las catástro-
concepción de la materia y de la naturaleza que fes de Thom (1985: 85), en la teoría de la evo-
propone, una concepción difícilmente compati- lución de Jantsch (1980; 1981: 83), en la teoría
ble con la que heredamos de la física clásica. En del “orden implicado” de David Bhom (1988) o
vez de la eternidad, la historia; en vez del deter- en la teoría de la matriz-S de Geoffrey Chew
minismo, la imprevisibilidad; en vez del meca- y en la filosofía del “bootstrap” que le subya-
nicismo, la interpenetración, la espontaneidad ce (1968: 762; 1970; 1979: 11). Este movimiento
y la auto-organización; en vez de la reversibili- científico y las demás innovaciones teóricas
dad, la irreversibilidad y la evolución; en vez del que definí antes como otras tantas condiciones
orden, el desorden; en vez de la necesidad, la teóricas de la crisis del paradigma dominante
creatividad y el accidente. La teoría de Prigogi- han venido a propiciar una profunda reflexión
ne recupera, inclusive, conceptos aristotélicos, epistemológica sobre el conocimiento cientí-
tales como los de potencialidad y virtualidad fico, una reflexión de tal modo rica y diversi-
que la revolución científica del siglo XVI parecía ficada que, mejor que cualquier otra circuns-
haber tirado al basurero de la historia. tancia, caracteriza ejemplarmente la situación
Pero la importancia mayor de esta teoría intelectual del tiempo presente. Esta reflexión
está en que ella no es un fenómeno aislado. presenta dos facetas sociológicas importan-
Forma parte de un movimiento convergente, tes. En primer lugar, la reflexión es llevada
pujante sobre todo a partir de la última década, a cabo predominantemente por los propios
que atraviesa varias ciencias de la naturaleza y científicos, por científicos que adquirieron una
también las ciencias sociales, un movimiento competencia y un interés filosóficos para pro-
de vocación transdisciplinar que Jantsch de- blematizar su práctica científica. No es arries-
signa como paradigma de la auto-organización gado decir que nunca hubo tantos científicos-
y que aflora, entre otras, en la teoría de Prigo- filósofos como actualmente, y eso no se debe a
gine, en la sinergética de Haken (1977; 1985: una evolución arbitraria del interés intelectual.
205), en el concepto de hiperciclo y en la teoría
del origen de la vida de Eigen (Eigen & Schus-
8 Ver Humberto R. Maturana y F. Varela (1973); H.
ter, 1979), en el concepto de autopoiesis de
R. Maturana y F. Varela (1975); F. Benseler, P. Hejl y W.
(1980).
Un discurso sobre las ciencias 49
Después de la euforia científica del siglo XIX verificación de no interferencia de ciertos fac-
y de la consecuente aversión a la reflexión fi- tores es siempre producto de un cocimiento
losófica, bien simbolizada por el positivismo, imperfecto, por más perfecto que sea. Las le-
llegamos a fines del siglo XX poseídos por el yes tienen así un carácter probabilístico, apro-
deseo casi desesperado de complementar el ximado y provisorio, bien expresado en el prin-
conocimiento de las cosas con el conocimiento cipio de falseabilidad de Popper. Pero, encima
del conocimiento de las cosas, esto es, con el de todo, la simplicidad de las leyes constituye
conocimiento de nosotros mismos. La segunda una simplificación arbitraria de la realidad que
faceta de esta reflexión es que ella abarca cues- nos confina a un horizonte mínimo más allá
tiones que antes eran dejadas a los sociólogos. del cual otros conocimientos de la naturaleza,
El análisis de las condiciones sociales, de los probablemente más ricos y con más interés
contextos culturales, de los modelos organi- humano, quedan por conocer. En la biología,
zacionales de la investigación científica, antes donde las interacciones entre fenómenos y
arrinconada en un campo estanco y separado formas de auto-organización en totalidades no
de la sociología de la ciencia, pasó a ocupar un mecánicas son más visibles, pero también en
papel relevante en la reflexión epistemológica. las demás ciencias, la noción de ley ha venido
Del contenido de esta reflexión apuntaré, a a ser parcial y sucesivamente sustituida por las
título ilustrativo, algunos de los temas princi- nociones de sistema, estructura, modelo y, por
pales. En primer lugar, se cuestionan el con- último, por la noción de proceso. El declive de
cepto de ley y el concepto de causalidad que la hegemonía de la legalidad es concomitante
le está asociado. La formulación de las leyes al declive de la hegemonía de la causalidad.
de la naturaleza se funda en la idea de que los El cuestionamiento de la causalidad en los
fenómenos observados son independientes de tiempos modernos viene de lejos, por lo me-
todo, excepto de un conjunto razonablemen- nos desde David Hume y del positivismo lógi-
te pequeño de condiciones (las condiciones co. La reflexión crítica ha incidido tanto en el
iniciales) cuya interferencia es observada y problema ontológico de la causalidad (¿cuáles
medida. Esta idea, hoy se reconoce, obliga a son las características del nexo causal? ¿Ese
separaciones groseras que, de otro modo, son nexo existe en realidad?) como en el proble-
siempre provisorias y precarias una vez que la ma metodológico de la causalidad (¿Cuáles
50 Boaventura de Sousa Santos
son los criterios de causalidad? ¿cómo reco- El segundo gran tema de reflexión episte-
nocer un nexo causal o testear una hipótesis mológica versa más sobre el contenido del
causal?). Hoy, relativizar el concepto de causa conocimiento científico que sobre su forma.
parte sobre todo del reconocimiento de que el Siendo un conocimiento mínimo que cierra las
lugar central que había ocupado en la ciencia puertas a muchos otros saberes sobre el mun-
moderna se explica menos por razones onto- do, el conocimiento científico moderno es un
lógicas o metodológicas que por razones prag- conocimiento desencantado y triste que trans-
máticas. El concepto de causalidad se adecua forma la naturaleza en un autómata, o, como
bien a una ciencia que busca intervenir en lo dice Prigogine, en un interlocutor terriblemen-
real y que mide su éxito por el ámbito de esa te estúpido (Prigogine & Stengers, 1979: 13).
intervención. Al final, causa es todo aquello Este envilecimiento de la naturaleza acaba por
sobre lo que se puede actuar. Hasta los defen- envilecer al propio científico en la medida en
sores de la causalidad, como Mario Bunge, re- que reduce el supuesto diálogo experimental
conocen que ella es apenas una de las formas al ejercicio de una prepotencia sobre la natu-
de determinismo y que por eso tiene un lugar raleza. El rigor científico, al estar fundado en
limitado, aunque insustituible, en el conoci- un rigor matemático, es un rigor que cuantifica
miento científico.9 La verdad es que, sobre la y que, al cuantificar, lo que hace es descuali-
égida de la biología y también de la microfísica, ficar, se trata de un rigor que, al objetivar los
el causalismo, en cuanto categoría de inteligi- fenómenos, los objetualiza y los degrada, que,
bilidad de lo real, ha venido a perder terreno a al caracterizar los fenómenos, los caricaturiza.
favor del finalismo. Es, en suma y finalmente, una forma de rigor
que, al afirmar la personalidad del científico,
destruye la personalidad de la naturaleza. En
9 Ver Mario Bunge (1979: 353) [existe edición caste-
llana: 1997 (Buenos Aires: Sudamericana) nota del au- estos términos, el conocimiento gana en rigor,
tor]. “En resumen, el principio causal no es una panacea lo que pierde en riqueza y la resonancia de los
ni un mito: es una hipótesis general subsumida bajo el éxitos de la intervención tecnológica esconde
principio universal de la determinabilidad, y tiene una los límites de nuestra comprensión del mundo
validez aproximativa en su propio dominio”. En Portu-
y reprime la pregunta por el valor humano del
gal es justo resaltar en este punto la notable obra teórica
de Armando Castro (1975; 1978; 1980; 1982; 1987). afán científico así concebido. Esta pregunta
Un discurso sobre las ciencias 51
está, no obstante, inscrita en la propia relación por la vía de la progresiva parcelización del ob-
sujeto/objeto que preside la ciencia moderna, jeto, bien representada en las especializaciones
una relación que interioriza al sujeto a costa de de la ciencia, es exactamente por esa vía que
la exterioridad del objeto, tornándolos estan- mejor se confirma la irreductibilidad de las tota-
cos e incomunicables. lidades orgánicas o inorgánicas a las partes que
Los límites de este tipo de conocimiento son, las constituyen y, por lo tanto, el carácter distor-
así, cualitativos, no son superables con mayores sionado del conocimiento centrado en la obser-
cantidades de investigación o mayor precisión vación de estas últimas. Los hechos observados
de los instrumentos. De otro modo, la propia han venido a escapar al régimen de aislamiento
precisión cuantitativa del conocimiento es es- carcelario a que la ciencia los sujeta. Los objetos
tructuralmente limitada. Por ejemplo, en el do- tienen fronteras cada vez menos definidas; son
minio de las teorías de la información el teorema constituidos por anillos que se entrecruzan en
de Brillouin demuestra que la información no es tramas complejas con los demás objetos restan-
gratuita (1959).10 Cualquier observación efectua- tes, a tal punto que los objetos en sí son menos
da sobre un sistema físico aumenta la entropía reales que las relaciones entre ellos.
del sistema en el laboratorio. El rendimiento Fue dicho al inicio de esta parte que la crisis
de una experiencia dada debe así ser definido del paradigma de la ciencia moderna se explica
por la relación entre la información obtenida y por condiciones teóricas, que acabo de apun-
el aumento concomitante de la entropía. Aho- tar de manera ilustrativa, y por condiciones so-
ra, según Brillouin, ese rendimiento es siempre ciales. Estas últimas no pueden tener aquí un
inferior a la unidad y solo en casos raros está tratamiento detallado.11 Referiré tan solo que,
próximo a ella. En estos términos, la experien- cualesquiera que sean los límites estructurales
cia rigurosa es irrealizable puesto que exigiría del rigor científico, no quedan dudas de que lo
un dispendio infinito de actividades humanas. que la ciencia ganó en rigor en los últimos cua-
Por último, la precisión es limitada porque, si es renta o cincuenta años lo perdió en capacidad
verdad que el conocimiento solo sabe avanzar de auto-regulación. Las ideas de autonomía de
10 Véase también, Parain-Vial (1983: 122). 11 Sobre este tema, véase Santos (1978: 11).
52 Boaventura de Sousa Santos
el conocimiento vuelva a ser una aventura habla de la “nueva física” y del Taoísmo de la
encantada. La caracterización de la crisis del física (1976; 1979; 1983). Eugene Wigner, de
paradigma dominante trae consigo el perfil del “cambios de segundo tipo” (1970: 215). Erich
paradigma emergente. Es ese el perfil que pro- Jantsch, del paradigma de la auto-organización
curaré diseñar en lo que sigue. (1980; 1981), Daniel Bell de la sociedad posin-
dustrial (1976), Habermas de la sociedad co-
El paradigma emergente municativa (1982). Yo hablaré, por ahora, del
La configuración del paradigma que se anun- paradigma de un conocimiento prudente para
cia en el horizonte, solo se puede obtener por una vida decente. Con esta designación quie-
vía especulativa. Una especulación fundada en ro significar que la naturaleza de la revolución
las señales que la crisis del paradigma actual científica que atravesamos es estructuralmente
emite, pero nunca por ellas determinada. De diferente de la que ocurrió en el siglo XVI. Sien-
otro modo, como dice Rene Poirier, y antes de do una revolución científica que ocurre en una
él dijera Hegel y Heidegger, “la coherencia glo- sociedad, ella misma revolucionada por la cien-
bal de nuestras verdades físicas y metafísicas, cia, el paradigma que emerge de ella no puede
solo se conoce retrospectivamente”.12 Por eso ser solo un paradigma científico (el paradigma
cuando hablamos de futuro, así fuera de un fu- de un conocimiento prudente), sino que tiene
turo que ya sentimos estar recorriendo, lo que que ser también un paradigma social (el para-
de él decimos es siempre el producto de una digma de una vida decente). Presentaré el pa-
síntesis personal embebida en la imaginación, radigma emergente a través de un conjunto de
en mi caso en la imaginación sociológica. No es- tesis seguidas de su justificación.
panta, pues, que, aunque con algunos puntos de
convergencia, sean diferentes las síntesis hasta Todo el conocimiento científico natu-
ahora presentadas. Ilya Prigogine, por ejemplo, ral es científico social
habla de la “nueva alianza” y de la metamorfosis La distinción dicotómica entre ciencias na-
de la ciencia (1979; 1980; 1981). Fritjof Capra turales y ciencias sociales dejó de tener senti-
do y utilidad. Esta distinción descansa en una
concepción de la materia y de la naturaleza, a
12 Ver R. Poirier, prefacio a Parain-Vial (1983: 10). la que contrapone con presupuesta evidencia,
54 Boaventura de Sousa Santos
los conceptos de ser humano, cultura y socie- Es como si el hombre y la mujer se hubiesen
dad. Los avances recientes de la física y de lanzado en la aventura de conocer los objetos
la biología ponen en entredicho la distinción más distantes y diferentes de sí mismos para,
entre lo orgánico y lo inorgánico, entre seres una vez habiendo llegado ahí se descubrieran
vivos y materia inerte e incluso entre lo hu- reflejados como en un espejo. Ya al comien-
mano y lo no humano. Las características de zo de la década del sesenta y extrapolando a
la auto-organización del metabolismo y de la partir de la mecánica cuántica, Eugene Wigner
auto-reproducción, antes consideradas espe- consideraba que lo inanimado no era una cua-
cíficas de los seres vivos, son hoy atribuidas lidad diferente sino apenas un caso límite, que
a los sistemas pre-celulares de moléculas. la distinción cuerpo/alma, dejaría de tener sen-
Y, quiérase o no, en otros lados se reconocen tido y que la física y la psicología acabarían por
propiedades y comportamientos antes conside- fundirse en una única ciencia. Hoy es posible
rados específicos de los seres humanos y de las ir mucho más allá de la mecánica cuántica. En
relaciones sociales. La teoría de las estructuras cuanto esta introdujo a la conciencia en el acto
disipativas de Prigogine, o la teoría sinergética del conocimiento, nosotros tenemos hoy que
de Haken ya citadas, pero también la teoría del introducirla en el propio objeto de conocimien-
“orden implicado” de David Bohm, la teoría de to, sabiendo que, con eso, la distinción sujeto/
la matriz-S de Geoffrey Chew y la filosofía del objeto sufrirá una transformación radical. En
“bootstrap” que le subyace e incluso la teoría un cierto regreso al pan-psiquismo leibniziano,
del encuentro de la física contemporánea y empieza hoy a reconocerse una dimensión psí-
el misticismo oriental de Fritjof Capra; todas quica en la naturaleza, “la mente más amplia”
ellas de vocación holística y algunas específi- de que habla Bateson, de la cual la mente hu-
camente orientadas a superar las inconsisten- mana es apenas una parte, una mente inmanen-
cias entre la mecánica cuántica y la teoría de te al sistema social global y a la ecología plane-
la relatividad de Einstein, todas estas teorías taria que algunos llaman Dios (1985). Geoffrey
introducen en la materia los conceptos de his- Chew postula la existencia de la conciencia en
toricidad y de proceso, de libertad, de autode- la naturaleza como un elemento necesario a la
terminación y hasta de conciencia que antes el auto-conciencia de esta última y, si así fuera,
hombre y la mujer tenían reservados para sí. las futuras teorías de la materia tendrían que
Un discurso sobre las ciencias 55
Que los modelos explicativos de las ciencias las ciencias sociales, afirmada sin más, pue-
sociales han venido subyaciendo al desarrollo de revelarse ilusoria. Referí, con todo, que la
de las ciencias naturales en las últimas déca- constitución de las ciencias sociales tuvo lugar
das se prueba, más allá de lo anterior, por la según dos vertientes: una más directamente
facilidad con que las teorías físico-naturales, vinculada a la epistemología y a la metodología
una vez formuladas en su dominio específico positivista de las ciencias naturales, y otra, de
se aplican o aspiran a aplicarse en el dominio vocación anti-positivista, amalgamada en una
social. Así, por ejemplo, Peter Allen uno de tradición filosófica compleja, fenomenológica,
los más estrechos colaboradores de Prigogine interaccionista, mitosimbólica, hermenéutica,
ha venido aplicando la teoría de las estructu- existencialista, pragmática; reivindicando la
ras disipativas a los procesos económicos y a especificidad del estudio de la sociedad pero
la evolución de las ciudades y de las regiones teniendo que, para eso, presuponer una con-
(1981: 25). Y Haken resalta las posibilidades de cepción mecanicista de la naturaleza. La pujan-
la sinergética para explicar situaciones revolu- za de esta segunda vertiente en las dos últimas
cionarias en la sociedad (1985: 205). Es como décadas es indicativa de ser ella el modelo de
si lo dicho por Durkheim se hubiese invertido y las ciencias sociales que, en una época de revo-
en vez de que sean los fenómenos sociales es- lución científica carga con la marca posmoder-
tudiados como si fuesen fenómenos naturales, na del paradigma emergente. Se trata, como re-
son los fenómenos naturales estudiados como ferí también, de un modelo de transición, toda
si fuesen fenómenos sociales. vez que define la especificidad de lo humano
El hecho de que la superación de la dicoto- por contraposición a una concepción de la na-
mía ciencias naturales/ciencias sociales ocurre turaleza que las ciencias naturales hoy conside-
bajo la égida de las ciencias sociales no es, con ran rebasada, pero es un modelo en que aquello
todo, suficiente para caracterizar el modelo que lo prende al pasado es menos fuerte que
de conocimiento en el paradigma emergente. aquello que lo prende al futuro. En resumen,
Es que, como dije más atrás, las propias cien- a medida que las ciencias naturales se aproxi-
cias sociales se constituyeron en el siglo XIX man a las ciencias sociales, estas se aproximan
siguiendo los modelos de racionalidad de las a las humanidades. El sujeto, que la ciencia mo-
ciencias naturales clásicas y, así, la égida de derna lanzará en la diáspora del conocimiento
58 Boaventura de Sousa Santos
Solo para dar un ejemplo, el médico generalis- esparcimiento de las raíces en busca de nuevas
ta, cuya resurrección vino a compensar la hí- y más variadas interfaces.
per-especialización médica, corre el riesgo de Pero siendo local, el conocimiento posmoder-
ser convertido en un especialista al lado de los no es también total porque reconstruye también
demás. Este efecto perverso revela que no ha- los proyectos locales, resaltándoles su ejem-
brá solución para este problema en el seno del plaridad y por esa vía los transforma en pensa-
paradigma dominante y precisamente porque miento total ilustrado. La ciencia del paradigma
este último es el que constituye el verdadero emergente, siendo que, como dije más arriba,
problema del que parten todos los otros. se acepta como analógica es también asumida-
En el paradigma emergente el conocimien- mente traductora, o sea, incentiva los conceptos
to es total, tiene como horizonte la totalidad y las teorías desarrollados localmente a emigrar
universal de que hablara Wigner o la totalidad para otros lugares cognitivos a modo de poder
indivisa de la que habla Bohm. Pero siendo to- ser utilizados fuera de su contexto de origen.
tal, es también local. Se constituye alrededor Este procedimiento, que es reprimido por una
de temas que son adoptados por grupos socia- forma de conocimiento que concibe a través de
les concretos con proyectos de vidas locales, la operacionalización y generaliza a través de la
sean ellos reconstruir la historia de un lugar, cantidad y de la uniformización, será normal en
mantener un espacio verde, construir una com- una forma de conocimiento que concibe a tra-
putadora adecuada a las necesidades locales, vés de la imaginación y generaliza a través de la
hacer caer la tasa de mortalidad infantil, inven- cualidad y de la ejemplaridad.
tar un nuevo instrumento musical, erradicar El conocimiento posmoderno, siendo total,
una enfermedad, etcétera. La fragmentación no es determinístico, y siendo local, no es des-
posmoderna no es disciplinar y sí temática. criptivista. Es un conocimiento sobre las con-
Los temas son galerías por donde los conoci- diciones de posibilidad. Las condiciones de po-
mientos concurren al encuentro unos de otros. sibilidad de la acción humana proyectada en un
Al contrario de lo que sucede en el paradigma mundo a partir de un espacio-tiempo local. Un
actual, el conocimiento avanza a medida que conocimiento de este tipo es relativamente a-
su objeto se amplía, ampliación que, como en metódico, se constituye a partir de una plurali-
el árbol, procede por la diferenciación y por el dad metodológica. Cada método es un lenguaje
62 Boaventura de Sousa Santos
de la física moderna según Roger Jones— nos enmarañado de diligencias absurdas sin made-
sentimos incapaces de pensar, incluso siendo ja ni hilo. Sin embargo, este saber, sospechado
ya hoy capaces de pensarlas como categorías o insospechado, recorre hoy subterráneamen-
convencionales arbitrarias, metafóricas. Este te, clandestinamente, nuestros no-dichos de
proceso de naturalización fue lento y, en el ini- nuestros trabajos científicos.
cio, los protagonistas de la revolución científi- En el paradigma emergente, el carácter au-
ca tuvieron la noción clara de que la prueba ín- tobiográfico y auto-referencial de la ciencia
tima de sus convicciones personales procedía está plenamente asumido. La ciencia moderna
y daba coherencia a las pruebas externas que nos legó un conocimiento funcional del mun-
desarrollaban. Descartes muestra mejor que do que alargó extraordinariamente nuestras
ninguno el carácter autobiográfico de la cien- perspectivas de sobrevivencia. Hoy no se trata
cia. Dice, en El discurso del método: tanto de sobrevivir como de saber vivir. Para
eso es necesaria otra forma de conocimiento,
me gustaría mostrar en este discurso, qué cami- un conocimiento comprensivo e íntimo que no
nos seguí, y de él representar a mi vida como en nos separe y antes bien nos una personalmente
un cuadro para que cada cual lo pueda juzgar, y a lo que estudiamos. La incertidumbre del co-
para que, sabedor de las opiniones que sobre él
nocimiento, que la ciencia moderna siempre
fueron expresadas, como un nuevo medio de ins-
vio como limitación técnica destinada a suce-
truirme, vendría a juntar aquellas de las que acos-
tumbro servirme (1984: 6). sivas superaciones se transforma en la clave
del entendimiento de un mundo que más que
Hoy sabemos o sospechamos que nuestras controlado ha de ser contemplado. No se tra-
trayectorias de vida personal y colectivas (en ta del espanto medieval frente a una realidad
cuanto comunidades científicas) y los valo- hostil poseída del hálito de la divinidad, sino
res, las creencias y los prejuicios que acarrean antes bien de la prudencia frente a un mundo
son la prueba íntima de nuestro conocimien- que a pesar de la domesticación nos muestra
to, sin el cual nuestras investigaciones en el cada día la precariedad del sentido de nues-
laboratorio o de archivo, nuestros cálculos o tra vida por más segura que estuviera al nivel
nuestros trabajos de campo constituirían un de la sobrevivencia. La ciencia del paradigma
emergente es más contemplativa que activa.
66 Boaventura de Sousa Santos
La cualidad del conocimiento se mide menos punto de poderse hablar de una batalla por la
por lo que él controla o hace funcionar en el supremacía, trabada entre ambos. Pero porque
mundo exterior que por la satisfacción perso- se trata de una batalla, la relación es entre dos
nal que da a quien a él accede y de él participa. sujetos y no entre un sujeto y un objeto. Cada
La dimensión estética de la ciencia ha sido uno es la traducción del otro, ambos creadores
reconocida por científicos y filósofos de la de textos escritos en lenguas distintas, ambas
ciencia de Poincaré a Kuhn, de Polanyi a Pop- conocidas y necesarias para aprender a gustar
per. Roger Jones considera que el sistema de de las palabras y del mundo.
Newton es tanto una obra de arte como una Así, re-subjetivizado, el conocimiento cien-
obra de ciencia (1982: 41). La creación cien- tífico enseña a vivir y se traduce en un saber
tífica en el paradigma emergente se asume práctico. De ahí la cuarta y última característi-
como próxima a la creación literaria o artísti- ca de la ciencia posmoderna.
ca, porque a semejanza de estas pretende que
la dimensión activa de la transformación de lo Todo el conocimiento científico
real (el escultor al trabajar sobre la piedra) sea busca constituirse en sentido común
subordinada a la contemplación del resultado Ya tuve ocasión de referir que el fundamen-
(la obra de arte). A su vez, el discurso cientí- to del estatuto privilegiado de la racionalidad
fico se aproxima cada vez más al discurso de científica no es en sí mismo científico. Sabemos
la crítica literaria. De algún modo, la crítica hoy que la ciencia moderna nos enseña poco
literaria anuncia la subversión de la relación sobre nuestra manera de estar en el mundo y
sujeto/objeto que el paradigma emergente pre- que ese poco, por más que se amplíe, será siem-
tende operar. En la crítica literaria, el objeto pre exiguo porque la exigüidad está inscrita en
de estudio, como se diría en términos cientí- la forma de conocimiento que él constituye. La
ficos, siempre fue, de facto, un súper-sujeto ciencia moderna produce conocimientos y des-
(un poeta, un romántico, un dramaturgo) fren- conocimientos. Si hace del científico un igno-
te al cual el crítico no pasa de ser un sujeto rante especializado hace del ciudadano común
o actor secundario. Es cierto que, en tiempos un ignorante generalizado.
recientes, el crítico ha intentado sobresalir en Al contrario, la ciencia posmoderna sabe
la confrontación con el escritor estudiado al que ninguna forma de conocimiento es en sí
Un discurso sobre las ciencias 67
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