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Sousa Santos Un Discurso Sobre Las Ciencias

Este documento analiza la situación actual de las ciencias y plantea que vivimos en un tiempo de transición ambiguo y complejo. Se discuten las preguntas simples pero profundas que Jean-Jacques Rousseau hizo sobre las ciencias en el siglo XVIII y se argumenta que hoy debemos hacer preguntas similares para comprender nuestra propia época de cambio.

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Sousa Santos Un Discurso Sobre Las Ciencias

Este documento analiza la situación actual de las ciencias y plantea que vivimos en un tiempo de transición ambiguo y complejo. Se discuten las preguntas simples pero profundas que Jean-Jacques Rousseau hizo sobre las ciencias en el siglo XVIII y se argumenta que hoy debemos hacer preguntas similares para comprender nuestra propia época de cambio.

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Colección

Antologías del Pensamiento Social


Latinoamericano y Caribeño

Boaventura de Sousa Santos

Construyendo las Epistemologías


del Sur
Para un pensamiento alternativo
de alternativas

Volumen I

Selección y presentación: Maria Paula Meneses, João Arriscado Nunes,


Carlos Lema Añón, Antoni Aguiló Bonet y Nilma Lino Gomes
Un discurso sobre las ciencias*

Introducción conjunto, miramos hacia el pasado, la primera

V ivimos en un tiempo atónito que al des-


plegarse sobre sí mismo descubre que sus
pies son un cruce de sombras, sombras que
imagen es, quizás, la de que los progresos cien-
tíficos de los últimos treinta años son a tal or-
den dramáticos que los siglos que nos precedie-
vienen del pasado que o pensamos que ya no ron —desde el siglo XVI, donde todos nosotros,
somos, o pensamos que no hemos todavía deja- científicos modernos, nacemos, hasta el propio
do de ser, sombras que vienen del futuro que o siglo XIX— no son más que una pre-historia an-
pensamos que ya somos, o pensamos que nun- tigua. Pero si cerramos los ojos y los volvemos
ca llegaremos a ser. Cuando, al procurar anali- a abrir, verificamos con sorpresa que los gran-
zar la situación presente de las ciencias en su des científicos que establecieron y delimitaron

* Este texto fue inicialmente publicado como un peque- dução a uma ciência pós-moderna (1989) [Aunque
ño libro en 1987 (Portugal, Afrontamento) y fue publicado, se dispone de una edición al castellano, está agotada
posteriormente, como artículo en 1988 Revista do Insti- hace tiempo: Santos, B. de Sousa 1996 “Introducción a
tuto de Estudos Avançados (Brasil: Universidad de Sao una ciencia posmoderna” (Caracas: CIPOST – FACES
Paulo) Vol. 2, Nº 2, 1988, pp. 46-71; y en 1992 Review of – UCV), Colección Estudios Avanzados 3, pp. 188 pp.
the Fernand Braudel Center (Estados Unidos) Vol. XV, Nº Nota del autor]; en 1995 Toward a New Common Sense
1, pp. 9-47. El libro conoció un éxito que me sorprendió, (Nueva York: Routledge); en 2003 Crítica de la Razón
siendo por años una lectura continuamente recomendada Indolente: contra el Desperdicio de la Experiencia
en los cursos de filosofía, bien de la enseñanza secundaria, (Bilbao; Descleé de Brouwer); en 2004 Conhecimento
bien del nivel superior. Está hoy en circulación la 14º edi- prudente para uma vida decente: Um discurso sobre
ción portuguesa. Esta es la primera edición en español. as ciências revisitado (Sao Paulo: Cortez); y en 2005
Las ideas desarrolladas en este texto fueron profundi- El Milenio Huérfano: ensayos para una nueva cultura
zadas en libros posteriores, destacadamente en Intro- política Madrid: Trotta).
32 Boaventura de Sousa Santos

el campo teórico en que todavía hoy nos move- percepción visual provoca rupturas en la sime-
mos vivieron o trabajaron entre el siglo XVIII y tría de lo que vemos. Así, mirando la misma fi-
los primeros veinte años del siglo XX, de Adam gura, o vemos un vaso griego blanco recorta-
Smith y Ricardo a Lavoisier y Darwin, de Marx do sobre un fondo negro, o vemos dos rostros
y Durkheim a Max Weber y Pareto, de Hum- griegos de perfil, frente a frente, recortados
boldt y Planck a Poincaré y Einstein. Y, de tal sobre un fondo blanco. ¿Cuál de las imágenes
modo es así que es posible decir que en térmi- es la verdadera? Ambas y ninguna. Es esta la
nos científicos vivimos todavía en el siglo XIX ambigüedad y la complejidad de la situación
y que el siglo XX todavía no comenzó, ni tal vez del tiempo presente, un tiempo de transición,
comience antes de terminar. Y sí, en vez de en en sincronía con muchas cosas que están más
el pasado, centramos nuestro mirar en el futu- allá o más acá de él, pero descompasado en re-
ro, del mismo modo dos imágenes contradicto- lación con todo lo que lo habita.
rias nos ocurren alternadamente. Por un lado, Tal como en otros períodos de transición,
las potencialidades de traducción tecnológica difíciles de entender y de explorar, es nece-
de los conocimientos acumulados nos hacen sario voltear a las cosas simples, a la capaci-
creer en el umbral de una sociedad de comu- dad de formular preguntas simples, preguntas
nicación e interactiva liberada de las carencias que, como Einstein acostumbraba decir, solo
e inseguridades que todavía hoy componen los un niño puede hacer pero que, después de
días de muchos de nosotros: El siglo XXI ha ini- hechas, son capaces de trazar una luz nueva
ciado antes de comenzar. Por otro lado, una re- a nuestra perplejidad. Tengo conmigo un niño
flexión cada vez más profunda sobre los límites que hace precisamente doscientos treinta y
del rigor científico combinada con los peligros cinco años hizo algunas preguntas simples
cada vez más verosímiles de catástrofe ecológi- sobre las ciencias y los científicos. Las hizo
ca o de guerra nuclear nos hacen temer que el al inicio de un ciclo de producción científica
siglo XXI termine antes de comenzar. que muchos de nosotros juzgamos está ahora
Recurriendo a la teoría sinergética del físi- llegando a su fin. Ese niño fue Jean-Jacques
co teórico Hermann Haken, podemos decir Rousseau. En su célebre Discurso sobre las
que vivimos en un sistema visual muy inesta- ciencias y las artes (1750) Rousseau formu-
ble en el que la mínima fluctuación de nuestra la varias cuestiones al tiempo que responde a
Un discurso sobre las ciencias 33

la también razonablemente infantil, pregunta precursores para convertirse en el fermento de


que le fuera propuesta por la Academia de Di- una transformación técnica y social sin prece-
jon (Rousseau, 1971: 52). Esta última versaba dentes en la historia de la humanidad. Una fase
así: ¿El progreso de las ciencias y de las artes de transición, pues, que dejaba perplejos a los
contribuirá a purificar o a corromper nuestras espíritus más atentos y los hacía reflexionar
costumbres? Se trata de una pregunta elemen- sobre los fundamentos de la sociedad en que
tal, al mismo tiempo que profunda y fácil de vivían y sobre el impacto de las vibraciones a
entender. Para darle respuesta —de tal modo las que estarían sujetos por vía del orden cien-
elocuente que le mereció el primer premio y tífico emergente. Hoy, doscientos años transcu-
algunas enemistades— Rousseau hizo las si- rridos, somos todos protagonistas y productos
guientes preguntas no menos elementales. de ese nuevo orden, testimonios vivos de las
¿Hay alguna relación entre la ciencia y la vir- transformaciones que produjo. Con todo, no
tud? ¿Hay alguna razón de peso para que sus- lo somos, en 1985, del mismo modo en que lo
tituyamos el conocimiento vulgar que tenemos éramos hace quince o veinte años. Por razones
de la naturaleza y de la vida y que comparti- que apunto más adelante, estamos de nuevo
mos con los hombres y las mujeres de nuestra perplejos, perdimos la confianza epistemoló-
sociedad por el conocimiento científico pro- gica, se instaló en nosotros una sensación de
ducido por pocos e inaccesible a la mayoría? pérdida irreparable tanto más extraña cuanto
¿Contribuirá la ciencia a disminuir el foso cre- no sabemos con certeza que es lo que estamos
ciente en nuestra sociedad entre lo que se es y en vías de perder; admitimos también, en otros
lo que se aparenta ser, el saber decir y el saber momentos, que esa sensación de pérdida sea
hacer, entre la teoría y la práctica? Preguntas quizás la cortina de humo atrás de la cual se
simples a las que Rousseau responde, de modo esconden las nuevas riquezas de nuestra vida
igualmente simple, con un rotundo no. individual y colectiva. Pero nuevamente vuelve
Estábamos, entonces, a mediados del siglo ahí la perplejidad de no saber lo que abundará
XVIII, a unas alturas en que la ciencia moderna, en nuestra nueva opulencia.
surgida de la revolución científica del siglo XVI De ahí la ambigüedad y complejidad del
de la mano de Copérnico, Galileo y Newton, co- tiempo científico actual al que comencé por
menzaba a dejar los cálculos esotéricos de sus aludir. De ahí también la idea, hoy compartida
34 Boaventura de Sousa Santos

por muchos, de que estamos en una fase de están inscritas en el reverso de los conceptos
transición. De ahí, finalmente, la urgencia de que utilizamos para darles respuesta. Es nece-
dar respuesta a preguntas simples, elementa- sario un esfuerzo de des-encubrimiento con-
les, inteligibles. Una pregunta elemental es una ducido sobre el filo de una navaja entre la lu-
pregunta que llega al magma más profundo de cidez y la ininteligibilidad de la respuesta. Son
nuestra perplejidad individual y colectiva con igualmente diferentes y mucho más complejas
la limpieza técnica de un arpón. Fueron así las las condiciones sociológicas y psicológicas de
preguntas de Rousseau, tendrán que ser así nuestro cuestionar. Es muy diferente preguntar
las nuestras. Más que eso, doscientos y tantos por la utilidad o la felicidad que el automóvil
años después, nuestras preguntas continúan me puede proporcionar si la pregunta es hecha
siendo las de Rousseau. Estamos de nuevo cuando nadie de mis alrededores tiene auto-
colocados en la necesidad de preguntar por móvil, cuando toda la gente tiene excepto yo o
las relaciones entre la ciencia y la virtud, por cuando yo mismo tengo carro desde hace más
el valor del conocimiento llamado ordinario o de veinte años.
vulgar que nosotros, sujetos individuales o co- Tenemos forzosamente que ser más rous-
lectivos, creamos y usamos para dar sentido a seaunianos en el preguntar que en el respon-
nuestras prácticas y que la ciencia se obstina der. Comenzaré por caracterizar sucintamente
en considerar irrelevante, ilusorio y falso; y te- el orden científico hegemónico. Analizaré des-
nemos, finalmente, que preguntar por el papel pués las señales de crisis de esa hegemonía,
de todo el conocimiento científico acumula- distinguiendo entre las condiciones teóricas
do en el enriquecimiento o empobrecimiento y las condiciones sociológicas de la crisis. Fi-
práctico de nuestras vidas, o sea, por la con- nalmente especularé sobre el perfil del nuevo
tribución positiva o negativa de la ciencia a orden científico emergente distinguiendo de
nuestra felicidad. Nuestra diferencia existen- nuevo entre las condiciones teóricas y las con-
cial en relación a Rousseau es que, si nuestras diciones sociológicas de tal emergencia. Este
preguntas son simples, las respuestas lo son decurso analítico estará delimitado por las si-
mucho menos. Estamos en el fin de un ciclo de guientes hipótesis de trabajo: primero, comien-
hegemonía de un cierto orden científico. Las za a dejar de tener sentido la distinción entre
condiciones epistémicas de nuestras preguntas las ciencias naturales y las ciencias sociales;
Un discurso sobre las ciencias 35

segundo, la síntesis que habrá de operar entre de un modelo global de racionalidad cien-
ellas tiene como polo catalizador a las ciencias tífica que admite variedad interna pero que
sociales; tercero, para eso, las ciencias socia- se distingue y defiende, por vía de fronteras
les tendrán que rechazar todas las formas de palpables y ostensiblemente vigiladas, de dos
positivismo lógico o empírico o de mecanicis- formas de conocimiento no científico (y, por
mo materialista o idealista con la consecuente lo tanto, irracional) potencialmente perturba-
revalorización de lo que se convino en llamar doras e intrusas: el sentido común y las llama-
humanidades o estudios humanísticos; cuarto, das humanidades o estudios humanísticos (en
esta síntesis no se propone una ciencia unifi- los que se incluirán, entre otros, los estudios
cada, ni siquiera una teoría general, sino tan históricos, filológicos, jurídicos, literarios, fi-
solo un conjunto de pasajes temáticos donde losóficos y teológicos).
convergen caudales de agua que hasta ahora Siendo un modelo global, la nueva racionali-
concebimos como objetos teóricos estanca- dad científica es también un modelo totalitario,
dos; quinto, a medida que se diera esta sínte- en la medida en que niega el carácter racional
sis, la distinción jerárquica entre conocimiento a todas las formas de conocimiento que no se
científico y conocimiento vulgar tenderá a des- pautaran por sus principios epistemológicos y
aparecer y la práctica será el hacer y el decir de por sus reglas metodológicas. Es esta su carac-
la filosofía de la práctica. terística fundamental y la que mejor simboliza
la ruptura del nuevo paradigma científico con
El paradigma dominante los que lo preceden. Está identificada, con cre-
El modelo de racionalidad que preside la ciente definición, en la teoría heliocéntrica del
ciencia moderna se constituyó a partir de la movimiento de los planetas de Copérnico, en
revolución científica del siglo XVI y fue desa- las leyes de Kepler sobre las órbitas de los pla-
rrollado en los siglos siguientes básicamente netas, en las leyes de Galileo sobre la caída de
en el dominio de las ciencias naturales. Aun- los cuerpos, en la gran síntesis del orden cós-
que con algunos presagios en el siglo XVIII, es mico de Newton y finalmente en la conciencia
solo en el siglo XIX que este modelo de racio- filosófica que le confieren Bacon y, sobre todo,
nalidad se extiende a las emergentes ciencias Descartes. Esta preocupación en testimoniar
sociales. A partir de entonces puede hablarse una ruptura fundacional que posibilita una y
36 Boaventura de Sousa Santos

solo una forma de conocimiento verdadero dejo de percibir una extrema satisfacción con el
esta bien patente en la actitud mental de sus progreso que juzgo haber hecho en busca de la
protagonistas, en su asombro ante sus propios verdad y de concebir tales esperanzas para el fu-
descubrimientos y la extrema y al mismo tiem- turo que, si entre las ocupaciones de los hombres,
puramente hombres, alguna hay que sea sólida-
po serena arrogancia con que se miden con sus
mente buena e importante, oso creer que es aque-
contemporáneos. Para citar solo dos ejemplos,
lla que escogí (Descartes, 1984: 6).
Kepler escribe en su libro, publicado en 1619,
Armonía del mundo, a propósito de las armo- Para comprender esta confianza epistemoló-
nías naturales que descubrirá en los movimien- gica es necesario describir, aunque fuera sucin-
tos celestiales: “Perdóname, pero estoy feliz; si tamente, los principales trazos del nuevo pa-
os incomoda yo perseveraré; […] Mi libro pue- radigma científico. Conscientes de que lo que
de esperar muchos siglos por su lector. Pero los separa del saber aristotélico y medieval aún
Dios mismo tuvo que esperar seis mil años por dominante no es solo una mejor observación
aquellos que pudiesen contemplar su trabajo”.1 de los hechos sino sobre todo una nueva visión
Por otro lado, Descartes, en esa maravillosa del mundo y de la vida, los protagonistas del
autobiografía espiritual que es el Discurso del nuevo paradigma conducen una lucha apasio-
método y a la que volveré más adelante, dice, nada contra todas las formas de dogmatismo
refiriéndose al método por él descubierto: y de autoridad. El caso de Galileo es particu-
larmente ejemplar, y es nuevamente Descartes
Porque yo recogí de él tales frutos que aunque en
el juicio que hago de mí mismo, procuro siempre
el que afirma: “yo no podía escoger a ninguno
inclinarme más para el lado de la desconfianza cuyas opiniones me pareciesen deber ser pre-
que para el de la presunción, y aunque, mirando feridas a las de otros, y me encontraba como
con la mirada del filósofo las diversas acciones y que obligado a procurar conducirme por mí
emprendimientos de todos los hombres, no haya mismo” (1984: 16).
casi ninguna que no me parezca vana e inútil, no Esta nueva visión del mundo y de la vida
reconduce a dos distinciones fundamentales,
por un lado, entre conocimiento científico
1 Consultada la edición alemana (Introducción y tra- y conocimiento del sentido común y, por el
ducción de Max Caspar), Johannes Kepler (1939: 280).
Un discurso sobre las ciencias 37

otro, entre naturaleza y persona humana. Al Con base en estos supuestos el conocimien-
contrario de la ciencia aristotélica, la ciencia to científico avanza por la observación no com-
moderna desconfía sistemáticamente de las prometida y libre, sistemática y hasta donde sea
evidencias de nuestra experiencia inmediata. posible rigurosa de los fenómenos naturales. El
Tales evidencias, que están en la base del co- Novum Organum opone a la incertidumbre de
nocimiento vulgar, son ilusorias. Como bien lo la razón entregada a sí misma la certeza de la
resalta Einstein en el prefacio al Diálogo sobre experiencia ordenada (Koyré, 1981: 30). Al con-
los grandes sistemas del mundo, Galileo se trario de lo que piensa Bacon, la experiencia
esfuerza denodadamente por demostrar que la no dispensa a la teoría previa, el pensamiento
hipótesis de los movimientos de rotación y de deductivo o incluso a la especulación, pero
traslación de la tierra no están refutados por el fuerza a cualquiera de ellos a no dispensar, en
hecho de que no observemos cualesquier efec- tanto instancia de confirmación última, a la
to mecánico de esos movimientos, o sea, por el observación de los hechos. Galileo solo refuta
hecho que la tierra nos parece detenida y quie- las deducciones de Aristóteles en la medida en
ta (Einstein, 1970: 17). Por otro lado, es total la que las encuentra insostenibles y es Einstein,
separación entre la naturaleza y el ser humano. también, quien nos llama la atención sobre el
La naturaleza es tan solo extensión y movimien- hecho de que los métodos experimentales de
to, es pasiva, eterna y reversible, mecanismo cu- Galileo serán tan imperfectos que solo por vía
yos elementos se pueden desmontar y después de especulaciones osadas podrá llenar las lagu-
relacionar bajo la forma de leyes, sin tener otra nas entre los datos empíricos (basta recordar
cualidad o dignidad que nos impida revelar sus que no había mediciones de tiempo inferiores
misterios, develamiento que no es contemplati-
vo, más bien activo, ya que apunta a conocer la
naturaleza para dominarla y controlarla. Como da que conduce al hombre al poder y la que conduce a
dice Bacon, la ciencia hará de la persona huma- la ciencia están muy próximas, siendo casi la misma”
na “el señor y el poseedor de la naturaleza”.2 (1933: 110). Si el objetivo de la ciencia es dominar la
naturaleza no es menos verdad que “solo podemos ven-
cer a la naturaleza obedeciéndole” (1933: 6), lo que no
2 Consultada la edición española (preparada y tra- siempre ha sido debidamente resaltado en las interpre-
ducida por Gallach Palés). Para Francis Bacon “la sen- taciones de la teoría de Bacon sobre la ciencia.
38 Boaventura de Sousa Santos

al segundo) (Einstein, 1970: 19). Descartes, a de modo diferente.4 De este lugar central de la
su vez, va inequívocamente de las ideas a las matemática en la ciencia moderna derivan dos
cosas y no de las cosas a las ideas y establece la consecuencias principales. En primer lugar,
prioridad de la metafísica en tanto fundamento conocer significa cuantificar. El rigor cientí-
último de la ciencia. fico se calibra por el rigor de las mediciones.
Las ideas que presiden la observación y la Las cualidades intrínsecas del objeto son, por
experimentación son las ideas claras y simples así decir, descalificadas y en su lugar pasan a
a partir de las cuales se puede ascender a un imperar las cantidades en que eventualmente
conocimiento más profundo y riguroso de la se pueden traducir. Lo que no es cuantificable
naturaleza. Esas ideas son las ideas matemá- es científicamente irrelevante. En segundo lu-
ticas. La matemática proporciona a la ciencia gar, el método científico se basa en la reduc-
moderna, no solo el instrumento privilegiado ción de la complejidad. Conocer significa divi-
del análisis, sino también la lógica de la inves- dir y clasificar para después poder determinar
tigación, e incluso el modelo de representación relaciones sistemáticas entre lo que se separó.
de la propia estructura de la materia. Para Ga- Ya en Descartes una de las reglas del Método
lileo, el libro de la naturaleza está escrito en consiste precisamente en “dividir cada una de
caracteres geométricos3 y Einstein no piensa las dificultades [...] en tantas parcelas como

3 Entre muchos otros pasajes del Diálogo sobre los pecta a aquellas pocas que la inteligencia humana com-
Grandes Sistemas, confrontar el siguiente párrafo de prende, pienso que su conocimiento es igual, en certeza
Salviati: “En lo que respecta a la comprensión intensi- objetiva, al conocimiento Divino porque, en esos casos,
va y en la medida en que este término denota la com- consigue comprender la necesidad más allá de la cual
prensión perfecta de alguna proposición, digo que la no hay mayor certeza” (Galileo, 1970: 103).
inteligencia humana comprende algunas de ellas per- 4 La admiración de Einstein por Galileo está bien ex-
fectamente, y que, por lo tanto, al respecto de ellas tie- presada en el prefacio referido en la nota 6. El modo ra-
ne una certeza tan absoluta como la propia naturaleza. dical (e instintivo) como Einstein “ve” la naturaleza ma-
Tan solo las proposiciones de las ciencias matemáticas, temática de la estructura de la materia explica en parte
esto es, de la geometría y de la aritmética en las cuales su larga batalla sobre la interpretación de la mecánica
la inteligencia divina conoce infinitamente más propo- cuántica (especialmente contra la interpretación de Co-
siciones porque las conoce todas. Pero en lo que res- penhague). Véase B. Hoffmann (1973: 173).
Un discurso sobre las ciencias 39

sea posible y requerido para resolverlas mejor” del lugar y del tiempo en que se realizaran las
(1984: 17). La división primordial es la que dis- condiciones iniciales. En otras palabras, el des-
tingue entre “condiciones iniciales” y “leyes de cubrimiento de leyes de la naturaleza se basa
la naturaleza”. Las condiciones iniciales son el en el principio de que la posición absoluta y el
reino de la complicación, del accidente y don- tiempo absoluto nunca son condiciones inicia-
de es necesario seleccionar las que establecen les relevantes. Este principio es, según Wigner,
las condiciones relevantes de los hechos a ob- el más importante teorema de la invarianza en
servar; las leyes de la naturaleza son el reino la física clásica (1970: 226).
de la simplicidad y de la regularidad donde es Las leyes, en cuanto categorías de inteli-
posible observar y medir con rigor. Esta distin- gibilidad, reposan en un concepto de causa-
ción entre condiciones iniciales y leyes de la lidad escogido, no arbitrariamente, entre los
naturaleza nada tiene de “natural”. Como bien ofrecidos por la física aristotélica. Aristóteles
observa Eugene Wigner, la misma es completa- distingue cuatro tipos de causa: la causa ma-
mente arbitraria (1970: 3). Sin embargo, es en terial, la causa formal, la causa eficiente y la
ella en que se asienta toda la ciencia moderna. causa final. Las leyes de la ciencia moderna son
La naturaleza teórica del conocimiento cien- un tipo de causa formal que privilegia el cómo
tífico parte de los presupuestos epistemológi- funciona de las cosas en detrimento de cuál
cos y de las reglas metodológicas ya referidas. es el agente o cuál es el fin de las cosas. Es por
Es un conocimiento causal que aspira a la for- esta vía que el conocimiento científico rompe
mulación de leyes, a la luz de regularidades ob- con el conocimiento de sentido común. Es que,
servadas, con vista a prever el comportamiento mientras en el sentido común, y por lo tanto en
futuro de los fenómenos. El descubrimiento de el conocimiento práctico en que él se traduce,
leyes de la naturaleza descansa, por un lado, y la causa y la intención conviven sin problemas,
como ya fue referido, en el aislamiento de las en la ciencia la determinación de la causa for-
condiciones iniciales relevantes (por ejemplo, mal se obtiene con la expulsión de la intención.
en el caso de la caída de los cuerpos, la posi- Es este tipo de causa formal el que permite
ción inicial y la velocidad del cuerpo en caída) prever y, por lo tanto, intervenir en lo real y el
y, por otro lado, en el presupuesto de que el que, en última instancia, permite a la ciencia
resultado se producirá independientemente moderna responder a la pregunta sobre los
40 Boaventura de Sousa Santos

fundamentos de su rigor y de su verdad como pre-condición de la transformación tecnológi-


el conjunto de sus éxitos en la manipulación y ca de lo real.
en la transformación de lo real. El determinismo mecanicista es el horizonte
Un conocimiento basado en la formulación preciso de una forma de conocimiento que se
de leyes tiene como supuesto metateórico la pretende utilitaria y funcional, reconocido me-
idea de orden y de estabilidad del mundo, la nos por la capacidad de comprender profunda-
idea de que el pasado se repite en el futuro. mente lo real que por la capacidad de dominar-
Según la mecánica newtoniana, el mundo de lo y transformarlo. En el plano social, es ese
la materia es una máquina cuyas operaciones también el horizonte cognitivo más adecuado
se pueden determinar exactamente por medio a los intereses de la burguesía ascendente que
de leyes físicas y matemáticas, un mundo está- se sitúa en una sociedad en que comenzaba a
tico y eterno que fluctúa en un espacio vacío, dominar el estadio final de la evolución de la
un mundo que el racionalismo cartesiano torna humanidad (el estado positivo de Comte, la
cognoscible por la vía de su descomposición en sociedad industrial de Spencer, la solidaridad
los elementos que lo constituyen. Esta idea del orgánica de Durkheim). De ahí que el prestigio
mundo-máquina es de tal modo poderosa que de Newton y de las leyes simples a que reducía
se va a transformar en la gran hipótesis uni- toda la complejidad del orden cósmico hayan
versal de la época moderna, el mecanicismo. convertido a la ciencia moderna en el modelo
Puede parecer sorprendente y hasta paradójico de racionalidad hegemónica que poco a poco
que una forma de conocimiento, basada en tal se trasladó del estudio de la naturaleza hacia
visión del mundo, haya venido a constituir uno el estudio de la sociedad. Tal como fue posi-
de los pilares de la idea de progreso que cobra ble descubrir las leyes de la naturaleza, sería
cuerpo en el pensamiento europeo a partir del igualmente posible descubrir las leyes de la
siglo XVIII y que es la gran señal intelectual de sociedad. Bacon, Vico y Montesquieu son los
la ascensión de la burguesía.5 Pero la verdad es grandes precursores. Bacon afirma la plastici-
que el orden y la estabilidad del mundo son la dad de la naturaleza humana y, por lo tanto, su
perfectibilidad, dadas las condiciones sociales,
jurídicas y políticas adecuadas, condiciones
5 Véase, entre muchos, S. Pollard (1971: 39). que es posible determinar con rigor (1933).
Un discurso sobre las ciencias 41

Vico sugiere la existencia de leyes que gobier- dos vertientes principales: la primera, sin duda
nan deterministamente la evolución de las so- dominante, consistió en aplicar, en la medida
ciedades y tornan posible prever los resultados de lo posible, al estudio de la sociedad todos
de las acciones colectivas. Con extraordinaria los principios epistemológicos y metodológi-
premonición Vico identifica y resuelve la con- cos que presidían al estudio de la naturaleza
tradicción entre la libertad y la imprevisibili- desde el siglo XVI; la segunda, durante mucho
dad de la acción humana individual y la deter- tiempo marginal pero hoy cada vez más practi-
minación y previsibilidad de la acción colectiva cada, consistió en reivindicar para las ciencias
(1953). Montesquieu puede ser considerado un sociales un estatuto epistemológico y metodo-
precursor de la sociología del derecho al esta- lógico propio, con base en la especificidad del
blecer la relación entre las leyes del sistema ser humano y su distinción polar en relación
jurídico, hechas por el hombre, y las leyes ines- con la naturaleza. Estas dos concepciones han
capables de la naturaleza (1950). sido consideradas antagónicas, la primera suje-
En el siglo XVIII este espíritu precursor es ta al yugo positivista, la segunda librada de él, y
ampliado y profundizado y el fermento intelec- cualquiera de ellas reivindicando el monopolio
tual que de ahí resulta, las luces, creará las con- del conocimiento científico social. Presenta-
diciones para la emergencia de las ciencias so- ré más adelante una interpretación diferente,
ciales en el siglo XIX. La conciencia filosófica pero ahora caracterizaré sucintamente cada
de la ciencia moderna, que tuviera en el racio- una de estas variantes.
nalismo cartesiano y en el empirismo baconia- La primera variante —cuyo compromiso
no sus primeras formulaciones, vino a conden- epistemológico está bien simbolizado en el
sarse en el positivismo ochocentista. Dado que, nombre de “física social” con que inicialmente
según este, solo hay dos formas de conocimien- se designara a los estudios científicos de la so-
to científico —las disciplinas formales de la ló- ciedad— parte del supuesto de que las ciencias
gica y de la matemática y las ciencias empíricas naturales son una aplicación o concretización
según el modelo mecanicista de las ciencias na- de un modelo de conocimiento universalmente
turales— las ciencias sociales nacerán para ser válido y, de sobra, el único válido. Por lo tanto,
empíricas. El modo como se asumió el modelo por mayores que sean las diferencias entre los
mecanicista fue, sin embargo, diverso. Distingo fenómenos naturales y los fenómenos sociales
42 Boaventura de Sousa Santos

es siempre posible estudiar estos últimos como de las ciencias naturales. Los obstáculos son
si se tratase de los primeros. Se reconoce que enormes, pero no son insuperables. Ernest
esas diferencias actúan contra los fenómenos Nagel, en The Structure of Science, simboliza
sociales, o sea, tornan más difícil el cumpli- bien el esfuerzo desarrollado en esta variante
miento del canon metodológico y menos rigu- para identificar los obstáculos y apuntar las
roso el conocimiento a que se llega, pero no hay vías para superarlos. Estos son algunos de los
diferencias cualitativas entre el proceso cientí- principales obstáculos: Las ciencias sociales
fico en este dominio y el que preside el estudio no disponen de teorías explicativas que les
de los fenómenos naturales. Para estudiar los permitan abstraerse de lo real para después
fenómenos sociales como si fuesen fenómenos buscar en él, de modo metodológicamente
naturales, o sea, para concebir los hechos socia- controlado, la prueba adecuada; las ciencias
les como cosas, tal como pretendía Durkheim sociales no pueden establecer leyes univer-
(1980), el fundador de la sociología académica, sales porque los fenómenos sociales son his-
es necesario reducir los hechos sociales a sus tóricamente condicionados y culturalmente
dimensiones externas, observables y mensura- determinados; las ciencias sociales no pueden
bles. Las causas del aumento de la tasa de sui- producir previsiones fiables porque los seres
cidio en la Europa del cambio de siglo no son humanos modifican su comportamiento en
buscadas en los motivos invocados por los sui- función del conocimiento que sobre él se ad-
cidas y dejados en cartas, como era costumbre, quiere; los fenómenos sociales son de naturale-
sino a través de la verificación de regularidades za subjetiva y como tal no se dejan captar por
en función de condiciones tales como el sexo, la objetividad del comportamiento; las ciencias
el estado civil, la existencia o no de hijos, la re- sociales no son objetivas porque el científico
ligión de los suicidas (Durkheim, 1973). social no puede liberarse, en el acto de la ob-
Porque esa reducción no siempre es fácil y servación, de los valores que forman su prácti-
no siempre se consigue sin distorsionar grose- ca en general y, por lo tanto, también su prácti-
ramente los hechos o sin reducirlos a la casi ca como científico (Nagel, 1961: 447).
irrelevancia, las ciencias sociales tienen un lar- En relación con cada uno de estos obstáculos,
go camino por recorrer en el sentido de com- Nagel intenta demostrar que la oposición entre
patibilizarse con los criterios de cientificidad las ciencias sociales y las ciencias naturales no
Un discurso sobre las ciencias 43

es tan lineal como se juzga y que, en la medida propio. Los obstáculos que hace poco enun-
en que hay diferencias, ellas son superables o cié son, según esta vertiente, infranqueables.
desdeñables. Reconoce, no obstante, que la su- Para algunos, es la propia idea de ciencia de la
peración de los obstáculos no siempre es fácil sociedad la que está en entredicho, para otros
y que ésa es la razón principal del atraso de las se trata tan solo de emprender una ciencia
ciencias sociales en relación a las ciencias natu- diferente. El argumento fundamental es que
rales. La idea del atraso de las ciencias sociales la acción humana es radicalmente subjetiva.
es la idea central de la argumentación metodo- El comportamiento humano, al contrario de
lógica en esta variante y, como ella, la idea de los fenómenos naturales, no puede ser descri-
que ese atraso, con tiempo y dinero, podrá ir to y mucho menos explicado con base en sus
siendo reducido o hasta eliminado. características exteriores y objetivables, toda
En la teoría de las revoluciones científicas vez que el mismo acto externo puede corres-
de Thomas Kuhn el atraso de las ciencias socia- ponder a sentidos de acción muy diferentes.
les está dado por el carácter pre-paradigmático La ciencia social será siempre una ciencia
de estas ciencias, al contrario de las ciencias subjetiva y no objetiva como las ciencias na-
naturales, ellas sí, paradigmáticas. Mientras, turales; tiene que comprender los fenómenos
en las ciencias naturales, el desarrollo del co- sociales a partir de las actitudes mentales y
nocimiento tornó posible la formulación de del sentido que los agentes les confieren a sus
un conjunto de principios y de teorías sobre acciones, para lo que es necesario utilizar mé-
la estructura de la materia que son aceptadas todos de investigación y hasta criterios episte-
sin discusión por toda la comunidad científica, mológicos diferentes de los existentes en las
conjunto ese que designa como paradigmático, ciencias naturales, métodos cualitativos en
por lo que el debate tiende a atravesar verti- vez de cuantitativos, con vista a la obtención
calmente toda la espesura del conocimiento de un conocimiento intersubjetivo, descripti-
adquirido. El esfuerzo y el desperdicio que eso vo y comprehensivo, en vez de un conocimien-
acarrea es simultáneamente causa y efecto del to objetivo, explicativo y nomotético.
atraso de las ciencias sociales. Esta concepción de ciencia social se re-
La segunda vertiente reivindica para las conoce en una postura anti-positivista y
ciencias sociales un estatuto metodológico se sustenta en la tradición filosófica de la
44 Boaventura de Sousa Santos

fenomenología y en ella convergen dife- de la ciencia moderna, aun cuando la concep-


rentes variantes, desde las más moderadas ción mencionada en segundo lugar represen-
(Weber, 1968) hasta las más extremistas te, dentro de este paradigma, una señal de cri-
(Winch, 1970). Con todo, en una reflexión más sis y contenga algunos de los componentes de
profunda, esta concepción, tal como ha veni- la transición hacia otro paradigma científico.
do a ser elaborada, se revela más subsidiaria
del modelo de racionalidad de las ciencias na- La crisis del paradigma dominante
turales de lo que parece. Comparte con este Son hoy muchos y fuertes los signos de que
modelo la distinción naturaleza/ser humano y el modelo de racionalidad científica que acabo
tal como él tiene una visión mecanicista de la de describir, en algunos de sus trazos principa-
naturaleza, a la cual contrapone, con eviden- les, atraviesa una profunda crisis. Defenderé
cia esperada, la especificidad del ser humano. en esta sección; primero, que esta crisis es no
A esta distinción, primordial en la revolución solo profunda sino irreversible; segundo, que
científica del siglo XVI, van a sobreponer- estamos viviendo un período de revolución
se otras en los siglos siguientes, tal como la científica que se inició con Einstein y la mecá-
distinción naturaleza/cultura y la distinción nica cuántica y no se sabe aun cuando acabará;
ser humano/animal, para en el siglo XVIII tercero, que las señales tan solo nos permiten
poderse celebrar el carácter único del ser hu- especular acerca del paradigma que emergerá
mano. La frontera que entonces se establece de este período revolucionario pero que, des-
entre el estudio del ser humano y el estudio de de ya, se puede afirmar con seguridad que se
la naturaleza no deja de ser prisionera del re- colapsarán las distinciones básicas, a que aludí
conocimiento de la prioridad cognitiva de las en la sección precedente, en que se basa el pa-
ciencias naturales, pues, sí, por un lado, se re- radigma dominante.
chazan los condicionamientos biológicos del La crisis del paradigma dominante es el re-
comportamiento humano, por el otro, se usan sultado combinado de una pluralidad de condi-
argumentos biológicos para delimitar la espe- ciones. Distingo entre las condiciones sociales
cificidad del ser humano. Puede, pues, con- y las condiciones teóricas. Daré más atención
cluirse que ambas concepciones de la ciencia a las condiciones teóricas y es por las que co-
social a las que aludí pertenecen al paradigma mienzo. La primera observación, que no es tan
Un discurso sobre las ciencias 45

trivial como parece, es que la identificación de distantes es necesario conocer la velocidad,


los límites, de las insuficiencias estructurales pero para medir la velocidad es necesario co-
del paradigma científico moderno es el resul- nocer la simultaneidad de los acontecimientos.
tado del gran avance en el conocimiento que él Con un golpe de genio, Einstein rompe este
propició. La profundización del conocimiento círculo, demostrando que la simultaneidad de
permitió ver la fragilidad de los pilares en que acontecimientos distantes no puede ser veri-
se sostenía. ficada, puede ser tan solo definida. Es, por lo
Einstein constituye la primera ruptura en el tanto, arbitraria y de ahí que, como destaca
paradigma de la ciencia moderna, un quiebre, Reichenbach, cuando hacemos mediciones no
de otro modo, más importante de lo que el pro- puede haber contradicciones en los resultados
pio Einstein fue capaz de admitir. Uno de los una vez que estos nos devolverán a la simul-
pensamientos más profundos de Einstein es el taneidad que nosotros introducimos por de-
de la relatividad de la simultaneidad. Einstein finición en el sistema de medición (1970: 60).
distingue entre la simultaneidad de aconteci- Esta teoría vino a revolucionar nuestras con-
mientos presentes en el mismo lugar y la si- cepciones de espacio y de tiempo. No habiendo
multaneidad de acontecimientos distantes, en simultaneidad universal, el tiempo y el espa-
particular de acontecimientos separados por cio absolutos de Newton dejan de existir. Dos
distancias astronómicas. En relación a estos acontecimientos simultáneos en un sistema de
últimos, el problema lógico a resolver es el si- referencia no son simultáneos en otro sistema
guiente: ¿Cómo es que el observador establece de referencia. Las leyes de la física y de la geo-
el orden temporal de acontecimientos en el es- metría se basan en mediciones locales: “los ins-
pacio? Ciertamente por mediciones de la veloci- trumentos de medida, sean relojes o metros, no
dad de la luz, partiendo del presupuesto, que es tienen magnitudes independientes, se ajustan
fundamental en la teoría de Einstein, de que no al campo métrico del espacio, la estructura del
hay en la naturaleza velocidad superior a la de cual se manifiesta más claramente en los rayos
la luz. No obstante, al medir la velocidad en una de luz” (1970: 68).
dirección única (de A hacia B), Einstein se topa El carácter local de las mediciones y, por lo
de frente con un círculo vicioso: a fin de deter- tanto, del rigor del conocimiento que con base
minar la simultaneidad de los acontecimientos en ellas se obtiene va a inspirar el surgimiento
46 Boaventura de Sousa Santos

de la segunda condición teórica de la crisis del conocimiento, solo podemos aspirar a resulta-
paradigma dominante, la mecánica cuántica. dos aproximados y por eso las leyes de la física
Si Einstein relativizó el rigor de las leyes de son tan solo probabilísticas. Por otro lado, la
Newton en el dominio de la astrofísica, la me- hipótesis del determinismo mecanicista se tor-
cánica cuántica lo hace en el dominio de la mi- na inviable una vez que la totalidad de lo real
crofísica. Heisenberg y Bohr demuestran que no se reduce a la suma de las partes en que la
no es posible observar o medir un objeto sin dividimos para observar y medir. Por último,
interferir en él, sin alterarlo, y a tal punto que la distinción sujeto/objeto es mucho más com-
el objeto que sale de un proceso de medición pleja de lo que a primera vista puede parecer.
no es el mismo que entró en ella. Como ilustra La distinción pierde sus contornos dicotómi-
Wigner, “la medición de la curvatura del espa- cos y asume la forma de un continuum.
cio causada por una partícula no puede ser lle- El rigor de la medición puesto en duda por
vada a cabo sin crear nuevos campos que son la mecánica cuántica sería aún más profunda-
billones de veces mayores que el campo sobre mente sacudido si se cuestionara el rigor del
el que se investiga” (1970: 7). vehículo formal en que la medición se expresa,
La idea de que no conocemos de lo real sino o sea, el rigor de la matemática. Es eso lo que
lo que en él introducimos, o sea, que no cono- sucede con las investigaciones de Gödel y que
cemos de lo real sino nuestra intervención en por esa razón considero serán la tercera con-
él, está bien expresada en el principio de incer- dición de crisis del paradigma. El teorema de
tidumbre de Heisenberg: no se pueden deducir la incompletitud (o de la no realización) y los
simultáneamente los errores de la medición teoremas sobre la imposibilidad en ciertas cir-
de la velocidad y de la posición de las partícu- cunstancias, de encontrar, dentro de un sistema
las; lo que fuera hecho para reducir el error de formal la prueba de su consistencia vinieron a
una de las mediciones aumenta el error de la mostrar que, incluso siguiendo de cerca las re-
otra (1971). Este principio es, por lo tanto, la glas de la lógica matemática, es posible formu-
demostración de la interferencia estructural lar proposiciones indecidibles, proposiciones
del sujeto en el objeto observado, y tiene im- que no se pueden demostrar ni refutar, siendo
plicaciones importantes. Por un lado, siendo que una de esas proposiciones es precisamente
estructuralmente limitado el rigor de nuestro la que postula el carácter no-contradictorio del
Un discurso sobre las ciencias 47

sistema.6 Si las leyes de la naturaleza fundamen- la microfísica, de la química y de la biología en


tan su rigor en el rigor de las formulaciones ma- los últimos veinte años. A título de ejemplo,
temáticas en que se expresan, las investigacio- menciono las investigaciones del físico-quími-
nes de Gödel vienen a demostrar que el rigor de co Ilya Prigogine. La teoría de las estructuras
la matemática carece él mismo de fundamento. disipativas y el principio del “orden a través de
A partir de aquí es no solo posible cuestionar el las fluctuaciones” establecen que en sistemas
rigor de la matemática como también redefinirlo abiertos, o sea, en sistemas que funcionan en
en cuanto forma de rigor que se opone a otras los márgenes de la estabilidad, la evolución
formas de rigor alternativo, una forma de rigor se explica por fluctuaciones de energía que en
cuyas condiciones de éxito en la ciencia mo- determinados momentos, nunca enteramente
derna no pueden continuar siendo concebidas previsibles, desencadenan espontáneamen-
como naturales y obvias. La propia filosofía de te reacciones que, por vía de mecanismos no
la matemática, sobre todo la que incide sobre la lineales, presionan el sistema más allá de un
experiencia matemática, ha venido a problema- límite máximo de inestabilidad y lo conducen
tizar creativamente estos temas y reconoce hoy a un nuevo estado macroscópico. Esta trans-
que el rigor matemático, como cualquier otra formación irreversible y termodinámica es el
forma de rigor, se basa en un criterio de selecti- resultado de la interacción de procesos mi-
vidad y que, como tal, tiene un lado constructivo croscópicos siguiendo una lógica de autoor-
y un lado destructivo. ganización en una situación de no-equilibrio.
La cuarta condición teórica de la crisis del La situación de bifurcación, o sea, el punto críti-
paradigma newtoniano está constituida por los co en que la mínima fluctuación de energía pue-
avances del conocimiento en los dominios de de conducir a un nuevo estado, representa la
potencialidad del sistema para ser atraído a un
nuevo estado de menor entropía. De este modo
6 El impacto de los teoremas de Gödel en la filosofía la irreversibilidad en los sistemas abiertos signi-
de la ciencia ha sido diversamente validado. Véase, por fica que estos son producto de su historia.7
ejemplo, Ladrière, J. 1967 “Les limites de la formaliza-
tion” en Piaget, J. (org.) 1967, pp. 312; R. Jones (1982: 158);
J. Parain-Vial (1983: 52); R. Thom (1985: 36); J. Briggs y 7 Ver Illya Prigogine e Isabel Stengers (1979); Illya
F. D. Peat (1985: 22). Prigogine (1980); Illya (1981).
48 Boaventura de Sousa Santos

La importancia de esta teoría está en la nueva Maturana y Varela,8 en la teoría de las catástro-
concepción de la materia y de la naturaleza que fes de Thom (1985: 85), en la teoría de la evo-
propone, una concepción difícilmente compati- lución de Jantsch (1980; 1981: 83), en la teoría
ble con la que heredamos de la física clásica. En del “orden implicado” de David Bhom (1988) o
vez de la eternidad, la historia; en vez del deter- en la teoría de la matriz-S de Geoffrey Chew
minismo, la imprevisibilidad; en vez del meca- y en la filosofía del “bootstrap” que le subya-
nicismo, la interpenetración, la espontaneidad ce (1968: 762; 1970; 1979: 11). Este movimiento
y la auto-organización; en vez de la reversibili- científico y las demás innovaciones teóricas
dad, la irreversibilidad y la evolución; en vez del que definí antes como otras tantas condiciones
orden, el desorden; en vez de la necesidad, la teóricas de la crisis del paradigma dominante
creatividad y el accidente. La teoría de Prigogi- han venido a propiciar una profunda reflexión
ne recupera, inclusive, conceptos aristotélicos, epistemológica sobre el conocimiento cientí-
tales como los de potencialidad y virtualidad fico, una reflexión de tal modo rica y diversi-
que la revolución científica del siglo XVI parecía ficada que, mejor que cualquier otra circuns-
haber tirado al basurero de la historia. tancia, caracteriza ejemplarmente la situación
Pero la importancia mayor de esta teoría intelectual del tiempo presente. Esta reflexión
está en que ella no es un fenómeno aislado. presenta dos facetas sociológicas importan-
Forma parte de un movimiento convergente, tes. En primer lugar, la reflexión es llevada
pujante sobre todo a partir de la última década, a cabo predominantemente por los propios
que atraviesa varias ciencias de la naturaleza y científicos, por científicos que adquirieron una
también las ciencias sociales, un movimiento competencia y un interés filosóficos para pro-
de vocación transdisciplinar que Jantsch de- blematizar su práctica científica. No es arries-
signa como paradigma de la auto-organización gado decir que nunca hubo tantos científicos-
y que aflora, entre otras, en la teoría de Prigo- filósofos como actualmente, y eso no se debe a
gine, en la sinergética de Haken (1977; 1985: una evolución arbitraria del interés intelectual.
205), en el concepto de hiperciclo y en la teoría
del origen de la vida de Eigen (Eigen & Schus-
8 Ver Humberto R. Maturana y F. Varela (1973); H.
ter, 1979), en el concepto de autopoiesis de
R. Maturana y F. Varela (1975); F. Benseler, P. Hejl y W.
(1980).
Un discurso sobre las ciencias 49

Después de la euforia científica del siglo XIX verificación de no interferencia de ciertos fac-
y de la consecuente aversión a la reflexión fi- tores es siempre producto de un cocimiento
losófica, bien simbolizada por el positivismo, imperfecto, por más perfecto que sea. Las le-
llegamos a fines del siglo XX poseídos por el yes tienen así un carácter probabilístico, apro-
deseo casi desesperado de complementar el ximado y provisorio, bien expresado en el prin-
conocimiento de las cosas con el conocimiento cipio de falseabilidad de Popper. Pero, encima
del conocimiento de las cosas, esto es, con el de todo, la simplicidad de las leyes constituye
conocimiento de nosotros mismos. La segunda una simplificación arbitraria de la realidad que
faceta de esta reflexión es que ella abarca cues- nos confina a un horizonte mínimo más allá
tiones que antes eran dejadas a los sociólogos. del cual otros conocimientos de la naturaleza,
El análisis de las condiciones sociales, de los probablemente más ricos y con más interés
contextos culturales, de los modelos organi- humano, quedan por conocer. En la biología,
zacionales de la investigación científica, antes donde las interacciones entre fenómenos y
arrinconada en un campo estanco y separado formas de auto-organización en totalidades no
de la sociología de la ciencia, pasó a ocupar un mecánicas son más visibles, pero también en
papel relevante en la reflexión epistemológica. las demás ciencias, la noción de ley ha venido
Del contenido de esta reflexión apuntaré, a a ser parcial y sucesivamente sustituida por las
título ilustrativo, algunos de los temas princi- nociones de sistema, estructura, modelo y, por
pales. En primer lugar, se cuestionan el con- último, por la noción de proceso. El declive de
cepto de ley y el concepto de causalidad que la hegemonía de la legalidad es concomitante
le está asociado. La formulación de las leyes al declive de la hegemonía de la causalidad.
de la naturaleza se funda en la idea de que los El cuestionamiento de la causalidad en los
fenómenos observados son independientes de tiempos modernos viene de lejos, por lo me-
todo, excepto de un conjunto razonablemen- nos desde David Hume y del positivismo lógi-
te pequeño de condiciones (las condiciones co. La reflexión crítica ha incidido tanto en el
iniciales) cuya interferencia es observada y problema ontológico de la causalidad (¿cuáles
medida. Esta idea, hoy se reconoce, obliga a son las características del nexo causal? ¿Ese
separaciones groseras que, de otro modo, son nexo existe en realidad?) como en el proble-
siempre provisorias y precarias una vez que la ma metodológico de la causalidad (¿Cuáles
50 Boaventura de Sousa Santos

son los criterios de causalidad? ¿cómo reco- El segundo gran tema de reflexión episte-
nocer un nexo causal o testear una hipótesis mológica versa más sobre el contenido del
causal?). Hoy, relativizar el concepto de causa conocimiento científico que sobre su forma.
parte sobre todo del reconocimiento de que el Siendo un conocimiento mínimo que cierra las
lugar central que había ocupado en la ciencia puertas a muchos otros saberes sobre el mun-
moderna se explica menos por razones onto- do, el conocimiento científico moderno es un
lógicas o metodológicas que por razones prag- conocimiento desencantado y triste que trans-
máticas. El concepto de causalidad se adecua forma la naturaleza en un autómata, o, como
bien a una ciencia que busca intervenir en lo dice Prigogine, en un interlocutor terriblemen-
real y que mide su éxito por el ámbito de esa te estúpido (Prigogine & Stengers, 1979: 13).
intervención. Al final, causa es todo aquello Este envilecimiento de la naturaleza acaba por
sobre lo que se puede actuar. Hasta los defen- envilecer al propio científico en la medida en
sores de la causalidad, como Mario Bunge, re- que reduce el supuesto diálogo experimental
conocen que ella es apenas una de las formas al ejercicio de una prepotencia sobre la natu-
de determinismo y que por eso tiene un lugar raleza. El rigor científico, al estar fundado en
limitado, aunque insustituible, en el conoci- un rigor matemático, es un rigor que cuantifica
miento científico.9 La verdad es que, sobre la y que, al cuantificar, lo que hace es descuali-
égida de la biología y también de la microfísica, ficar, se trata de un rigor que, al objetivar los
el causalismo, en cuanto categoría de inteligi- fenómenos, los objetualiza y los degrada, que,
bilidad de lo real, ha venido a perder terreno a al caracterizar los fenómenos, los caricaturiza.
favor del finalismo. Es, en suma y finalmente, una forma de rigor
que, al afirmar la personalidad del científico,
destruye la personalidad de la naturaleza. En
9 Ver Mario Bunge (1979: 353) [existe edición caste-
llana: 1997 (Buenos Aires: Sudamericana) nota del au- estos términos, el conocimiento gana en rigor,
tor]. “En resumen, el principio causal no es una panacea lo que pierde en riqueza y la resonancia de los
ni un mito: es una hipótesis general subsumida bajo el éxitos de la intervención tecnológica esconde
principio universal de la determinabilidad, y tiene una los límites de nuestra comprensión del mundo
validez aproximativa en su propio dominio”. En Portu-
y reprime la pregunta por el valor humano del
gal es justo resaltar en este punto la notable obra teórica
de Armando Castro (1975; 1978; 1980; 1982; 1987). afán científico así concebido. Esta pregunta
Un discurso sobre las ciencias 51

está, no obstante, inscrita en la propia relación por la vía de la progresiva parcelización del ob-
sujeto/objeto que preside la ciencia moderna, jeto, bien representada en las especializaciones
una relación que interioriza al sujeto a costa de de la ciencia, es exactamente por esa vía que
la exterioridad del objeto, tornándolos estan- mejor se confirma la irreductibilidad de las tota-
cos e incomunicables. lidades orgánicas o inorgánicas a las partes que
Los límites de este tipo de conocimiento son, las constituyen y, por lo tanto, el carácter distor-
así, cualitativos, no son superables con mayores sionado del conocimiento centrado en la obser-
cantidades de investigación o mayor precisión vación de estas últimas. Los hechos observados
de los instrumentos. De otro modo, la propia han venido a escapar al régimen de aislamiento
precisión cuantitativa del conocimiento es es- carcelario a que la ciencia los sujeta. Los objetos
tructuralmente limitada. Por ejemplo, en el do- tienen fronteras cada vez menos definidas; son
minio de las teorías de la información el teorema constituidos por anillos que se entrecruzan en
de Brillouin demuestra que la información no es tramas complejas con los demás objetos restan-
gratuita (1959).10 Cualquier observación efectua- tes, a tal punto que los objetos en sí son menos
da sobre un sistema físico aumenta la entropía reales que las relaciones entre ellos.
del sistema en el laboratorio. El rendimiento Fue dicho al inicio de esta parte que la crisis
de una experiencia dada debe así ser definido del paradigma de la ciencia moderna se explica
por la relación entre la información obtenida y por condiciones teóricas, que acabo de apun-
el aumento concomitante de la entropía. Aho- tar de manera ilustrativa, y por condiciones so-
ra, según Brillouin, ese rendimiento es siempre ciales. Estas últimas no pueden tener aquí un
inferior a la unidad y solo en casos raros está tratamiento detallado.11 Referiré tan solo que,
próximo a ella. En estos términos, la experien- cualesquiera que sean los límites estructurales
cia rigurosa es irrealizable puesto que exigiría del rigor científico, no quedan dudas de que lo
un dispendio infinito de actividades humanas. que la ciencia ganó en rigor en los últimos cua-
Por último, la precisión es limitada porque, si es renta o cincuenta años lo perdió en capacidad
verdad que el conocimiento solo sabe avanzar de auto-regulación. Las ideas de autonomía de

10 Véase también, Parain-Vial (1983: 122). 11 Sobre este tema, véase Santos (1978: 11).
52 Boaventura de Sousa Santos

la ciencia y del desinterés del conocimiento En el dominio de la organización del traba-


científico, que durante mucho tiempo consti- jo científico, la industrialización de la ciencia
tuyeran la ideología espontánea de los científi- produjo dos efectos principales. Por un lado, la
cos, se colapsaron delante del fenómeno global comunidad científica se estratificó, las relacio-
de industrialización de la ciencia, sobre todo nes de poder entre los científicos se tornaron
a partir de las décadas del treinta y cuarenta. más autoritarias y desiguales y la abrumadora
Tanto en las sociedades capitalistas como en mayoría de los científicos fue sometida a un
las sociedades socialistas de Estado, del Este proceso de proletarización en el interior de los
europeo, la industrialización de la ciencia aca- laboratorios y de los centros de investigación.
rreó el compromiso de esta con los centros de Por otro lado, la investigación capital-intensiva
poder económico, social y político, los cuales (basada en instrumentos caros y raros) torno
pasaron a tener un papel decisivo en la defini- imposible el libre acceso al equipamiento, lo
ción de las prioridades científicas. que contribuyó a ensanchar la brecha, en térmi-
La industrialización de la ciencia se manifes- nos de desarrollo científico y tecnológico, en-
tó tanto al nivel de las aplicaciones de la ciencia tre los países centrales y los países periféricos.
como al nivel de la organización de la investi- En el marco de las condiciones teóricas y
gación científica. En cuanto a las aplicaciones, sociales que acabo de referir, la crisis del pa-
las bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron un radigma de la ciencia moderna no constituye
signo trágico, al principio visto como acciden- un cenizo pantano de escepticismo o de irra-
tal y fortuito, pero hoy, frente a la catástrofe cionalismo. Es, más bien, el retrato de una
ecológica y al peligro de holocausto nuclear, familia intelectual numerosa e inestable, pero
cada vez más aceptado como manifestación de también creativa y fascinante, en el momento
un modo de producción de la ciencia inclinado de su despedida, con algún dolor, de los luga-
a transformar accidentes en ocurrencias siste- res conceptuales, teóricos y epistemológicos,
máticas: “la ciencia y la tecnología han venido ancestrales e íntimos, pero no más convincen-
a revelar las dos caras de un proceso histórico tes o seguros, una despedida, en busca de una
en que los intereses militares y los intereses vida mejor, hacia un camino lleno de otros pa-
económicos van convergiendo hasta casi ser rajes donde el optimismo sea más fundado y
idénticos” (Santos, 1978: 26). la racionalidad más plural y donde, finalmente,
Un discurso sobre las ciencias 53

el conocimiento vuelva a ser una aventura habla de la “nueva física” y del Taoísmo de la
encantada. La caracterización de la crisis del física (1976; 1979; 1983). Eugene Wigner, de
paradigma dominante trae consigo el perfil del “cambios de segundo tipo” (1970: 215). Erich
paradigma emergente. Es ese el perfil que pro- Jantsch, del paradigma de la auto-organización
curaré diseñar en lo que sigue. (1980; 1981), Daniel Bell de la sociedad posin-
dustrial (1976), Habermas de la sociedad co-
El paradigma emergente municativa (1982). Yo hablaré, por ahora, del
La configuración del paradigma que se anun- paradigma de un conocimiento prudente para
cia en el horizonte, solo se puede obtener por una vida decente. Con esta designación quie-
vía especulativa. Una especulación fundada en ro significar que la naturaleza de la revolución
las señales que la crisis del paradigma actual científica que atravesamos es estructuralmente
emite, pero nunca por ellas determinada. De diferente de la que ocurrió en el siglo XVI. Sien-
otro modo, como dice Rene Poirier, y antes de do una revolución científica que ocurre en una
él dijera Hegel y Heidegger, “la coherencia glo- sociedad, ella misma revolucionada por la cien-
bal de nuestras verdades físicas y metafísicas, cia, el paradigma que emerge de ella no puede
solo se conoce retrospectivamente”.12 Por eso ser solo un paradigma científico (el paradigma
cuando hablamos de futuro, así fuera de un fu- de un conocimiento prudente), sino que tiene
turo que ya sentimos estar recorriendo, lo que que ser también un paradigma social (el para-
de él decimos es siempre el producto de una digma de una vida decente). Presentaré el pa-
síntesis personal embebida en la imaginación, radigma emergente a través de un conjunto de
en mi caso en la imaginación sociológica. No es- tesis seguidas de su justificación.
panta, pues, que, aunque con algunos puntos de
convergencia, sean diferentes las síntesis hasta Todo el conocimiento científico natu-
ahora presentadas. Ilya Prigogine, por ejemplo, ral es científico social
habla de la “nueva alianza” y de la metamorfosis La distinción dicotómica entre ciencias na-
de la ciencia (1979; 1980; 1981). Fritjof Capra turales y ciencias sociales dejó de tener senti-
do y utilidad. Esta distinción descansa en una
concepción de la materia y de la naturaleza, a
12 Ver R. Poirier, prefacio a Parain-Vial (1983: 10). la que contrapone con presupuesta evidencia,
54 Boaventura de Sousa Santos

los conceptos de ser humano, cultura y socie- Es como si el hombre y la mujer se hubiesen
dad. Los avances recientes de la física y de lanzado en la aventura de conocer los objetos
la biología ponen en entredicho la distinción más distantes y diferentes de sí mismos para,
entre lo orgánico y lo inorgánico, entre seres una vez habiendo llegado ahí se descubrieran
vivos y materia inerte e incluso entre lo hu- reflejados como en un espejo. Ya al comien-
mano y lo no humano. Las características de zo de la década del sesenta y extrapolando a
la auto-organización del metabolismo y de la partir de la mecánica cuántica, Eugene Wigner
auto-reproducción, antes consideradas espe- consideraba que lo inanimado no era una cua-
cíficas de los seres vivos, son hoy atribuidas lidad diferente sino apenas un caso límite, que
a los sistemas pre-celulares de moléculas. la distinción cuerpo/alma, dejaría de tener sen-
Y, quiérase o no, en otros lados se reconocen tido y que la física y la psicología acabarían por
propiedades y comportamientos antes conside- fundirse en una única ciencia. Hoy es posible
rados específicos de los seres humanos y de las ir mucho más allá de la mecánica cuántica. En
relaciones sociales. La teoría de las estructuras cuanto esta introdujo a la conciencia en el acto
disipativas de Prigogine, o la teoría sinergética del conocimiento, nosotros tenemos hoy que
de Haken ya citadas, pero también la teoría del introducirla en el propio objeto de conocimien-
“orden implicado” de David Bohm, la teoría de to, sabiendo que, con eso, la distinción sujeto/
la matriz-S de Geoffrey Chew y la filosofía del objeto sufrirá una transformación radical. En
“bootstrap” que le subyace e incluso la teoría un cierto regreso al pan-psiquismo leibniziano,
del encuentro de la física contemporánea y empieza hoy a reconocerse una dimensión psí-
el misticismo oriental de Fritjof Capra; todas quica en la naturaleza, “la mente más amplia”
ellas de vocación holística y algunas específi- de que habla Bateson, de la cual la mente hu-
camente orientadas a superar las inconsisten- mana es apenas una parte, una mente inmanen-
cias entre la mecánica cuántica y la teoría de te al sistema social global y a la ecología plane-
la relatividad de Einstein, todas estas teorías taria que algunos llaman Dios (1985). Geoffrey
introducen en la materia los conceptos de his- Chew postula la existencia de la conciencia en
toricidad y de proceso, de libertad, de autode- la naturaleza como un elemento necesario a la
terminación y hasta de conciencia que antes el auto-conciencia de esta última y, si así fuera,
hombre y la mujer tenían reservados para sí. las futuras teorías de la materia tendrían que
Un discurso sobre las ciencias 55

incluir el estudio de la conciencia humana. a la teoría cuántica como a la teoría de la relati-


De manera convergente, se asiste a un reno- vidad, concibe la conciencia y la materia como
vado interés por el “inconsciente colectivo” interdependientes sin, no obstante, estar ligadas
inmanente a la humanidad como un todo, de por nexo de causalidad. Son, más bien, dos pro-
Jung. De otro modo, Capra pretende ver las yecciones mutuamente envolventes, de una rea-
ideas de Jung —sobre todo, la idea de sincroni- lidad más alta, que no es ni materia ni concien-
cidad para explicar la relación entre la realidad cia. El conocimiento del paradigma emergente
exterior y la realidad interior— confirmadas tiende así a ser un conocimiento no dualista,
por los recientes conceptos de interacciones lo- un conocimiento que se funda en la superación
cales y no locales en la física de las partículas.13 de las distinciones tan familiares y obvias que
Tal como en la sincronía jungiana, las interac- hasta hace poco considerábamos insustituibles,
ciones no locales son instantáneas y no pueden tales como naturaleza/cultura, natural/artificial,
ser previstas en términos matemáticos precisos. vivo/inanimado, mente/materia, observador/
No son, pues, producidas por causas locales y, observado, subjetivo/objetivo, colectivo/indivi-
cuando mucho, se las puede llamar de causa- dual, animal/persona. Este relativo colapso de
lidad estadística. Capra ve en Jung una de las las distinciones dicotómicas repercute en las
alternativas teóricas a las concepciones mecani- disciplinas científicas que sobre ellas se funda-
cistas de Freud, y Bateson afirma que mientras ron. De otro modo, siempre hubo ciencias que
Freud amplió el concepto de mente hacia den- se reconocieron mal en estas distinciones y tan-
tro (permitiéndonos abarcar el subconsciente to que se tuvieron que fracturar, internamente,
y el inconsciente) es necesario ahora ampliarlo para adecuárseles de manera mínima. Me refie-
hacia fuera (reconociendo la existencia de fenó- ro a la antropología, a la geografía y también a
menos mentales más allá de los individuales y la psicología. Se condensaron privilegiadamente
humanos). De manera semejante, la teoría del en ellas las concepciones de la separación cien-
“orden implicado”, que, según su autor, David cias naturales/ciencias sociales. De ahí que, en
Bohm, puede constituir una base común tanto un período de transición entre paradigmas sea
particularmente importante, desde el punto de
vista epistemológico, observar lo que pasa en
13 Véase también M. Bowen (1985: 213). esas ciencias.
56 Boaventura de Sousa Santos

No basta, por ejemplo, con apuntar a la progresado en el conocimiento de la materia,


tendencia hacia la superación de la distinción verificamos que la emergente inteligibilidad de
entre ciencias naturales y ciencias sociales, la naturaleza es presidida por conceptos, teo-
es preciso conocer el sentido y contenido de rías, metáforas y analogías de las ciencias socia-
esa superación. Recurriendo de nuevo a la fí- les. Para no ir más lejos, tanto la teoría de las
sica, se trata de saber cuál será el “parámetro estructuras disipativas de Prigogine como la
de orden”, según Haken, o el “atractor”, según teoría sinergética de Haken explican el compor-
Prigogine, de esa superación, si las ciencias tamiento de las partículas a través de conceptos
naturales o las ciencias sociales. Precisamen- como revolución social, violencia, esclavitud,
te porque vivimos en un estado de turbulencia, dominación, democracia nuclear, todos ellos
las vibraciones del nuevo paradigma repercu- originarios de las ciencias sociales (de la socio-
ten desigualmente en las varias regiones del logía, de la ciencia política, de la historia, etcé-
paradigma vigente y por eso las señales del tera). Lo mismo sucede, aún en el campo de la
futuro son ambiguas. Algunos leen en ellas la física teórica, con las teorías de Capra sobre la
emergencia de un nuevo naturalismo, centra- relación entre física y psicoanálisis, los patrones
do en privilegiar los presupuestos biológicos de la materia y los patrones de la mente conce-
del comportamiento humano. Es el caso de bidos como reflejos unos de otros. A pesar de
Konrad Lorenz o de la sociobiología. Para es- que estas teorías diluyan las fronteras entre los
tos la superación de la dicotomía ciencias na- objetos de la física y los objetos de la biología,
turales/ciencias sociales ocurre bajo la égida fue sin duda en el dominio de esta última que
de las ciencias naturales. Contra esta posición los modelos explicativos de las ciencias socia-
puede objetarse que ella tiene del futuro la mis- les más se enraizaron en las décadas recientes.
ma concepción con que las ciencias naturales Los conceptos de teleomorfismo, autopoiesis,
auto-justificaban, en el seno del paradigma auto-organización, potencialidad organizada,
dominante, su prestigio científico, social y po- originalidad, individualidad, historicidad atribu-
lítico y, por eso, solo ven del futuro aquello en yen a la naturaleza un comportamiento humano.
que él respete el presente. Si, por el contrario, Lovelock, en un libro reciente sobre las ciencias
en una reflexión más profunda, atendemos al de la vida, afirma que nuestros cuerpos están
contenido teórico de las ciencias que más han constituidos por cooperativas de células (1987).
Un discurso sobre las ciencias 57

Que los modelos explicativos de las ciencias las ciencias sociales, afirmada sin más, pue-
sociales han venido subyaciendo al desarrollo de revelarse ilusoria. Referí, con todo, que la
de las ciencias naturales en las últimas déca- constitución de las ciencias sociales tuvo lugar
das se prueba, más allá de lo anterior, por la según dos vertientes: una más directamente
facilidad con que las teorías físico-naturales, vinculada a la epistemología y a la metodología
una vez formuladas en su dominio específico positivista de las ciencias naturales, y otra, de
se aplican o aspiran a aplicarse en el dominio vocación anti-positivista, amalgamada en una
social. Así, por ejemplo, Peter Allen uno de tradición filosófica compleja, fenomenológica,
los más estrechos colaboradores de Prigogine interaccionista, mitosimbólica, hermenéutica,
ha venido aplicando la teoría de las estructu- existencialista, pragmática; reivindicando la
ras disipativas a los procesos económicos y a especificidad del estudio de la sociedad pero
la evolución de las ciudades y de las regiones teniendo que, para eso, presuponer una con-
(1981: 25). Y Haken resalta las posibilidades de cepción mecanicista de la naturaleza. La pujan-
la sinergética para explicar situaciones revolu- za de esta segunda vertiente en las dos últimas
cionarias en la sociedad (1985: 205). Es como décadas es indicativa de ser ella el modelo de
si lo dicho por Durkheim se hubiese invertido y las ciencias sociales que, en una época de revo-
en vez de que sean los fenómenos sociales es- lución científica carga con la marca posmoder-
tudiados como si fuesen fenómenos naturales, na del paradigma emergente. Se trata, como re-
son los fenómenos naturales estudiados como ferí también, de un modelo de transición, toda
si fuesen fenómenos sociales. vez que define la especificidad de lo humano
El hecho de que la superación de la dicoto- por contraposición a una concepción de la na-
mía ciencias naturales/ciencias sociales ocurre turaleza que las ciencias naturales hoy conside-
bajo la égida de las ciencias sociales no es, con ran rebasada, pero es un modelo en que aquello
todo, suficiente para caracterizar el modelo que lo prende al pasado es menos fuerte que
de conocimiento en el paradigma emergente. aquello que lo prende al futuro. En resumen,
Es que, como dije más atrás, las propias cien- a medida que las ciencias naturales se aproxi-
cias sociales se constituyeron en el siglo XIX man a las ciencias sociales, estas se aproximan
siguiendo los modelos de racionalidad de las a las humanidades. El sujeto, que la ciencia mo-
ciencias naturales clásicas y, así, la égida de derna lanzará en la diáspora del conocimiento
58 Boaventura de Sousa Santos

irracional, regresa investido de la tarea de eri- La superación de la dicotomía ciencias


gir sobre sí un nuevo orden científico. naturales/ciencias sociales, tiende así a reva-
Que este es el sentido global de la revo- lorizar los estudios humanísticos. Pero esta
lución científica que vivimos, también lo su- revalorización no ocurrirá sin que las huma-
giere la reconceptualización en curso de las nidades sean ellas también profundamente
condiciones epistemológicas y metodológicas transformadas. Lo que habrá en ellas de futu-
del conocimiento científico social. Referí más ro será lo que haya resistido a la separación
arriba algunos de los obstáculos a la cientifici- sujeto/objeto y lo que haya preferido la com-
dad de las ciencias sociales, los cuales, según prensión del mundo a la manipulación del
el paradigma todavía dominante, serían res- mundo. Este núcleo genuino fue, no obstan-
ponsables del atraso de las ciencias sociales te, atrapado en un cerco de preocupaciones
en relación a las ciencias naturales. Sucede mistificadoras (el esoterismo excéntrico y la
con todo que, como también referí, el avance erudición vacía). El ghetto al que las humani-
del conocimiento de las ciencias naturales y dades se remitieron fue en parte una estrate-
la reflexión epistemológica que él ha suscita- gia defensiva contra el asedio de las ciencias
do ha venido a mostrar que los obstáculos al sociales, armadas del sesgo científico triunfal-
conocimiento científico de la sociedad y de mente blandido. Pero fue también el produc-
la cultura, son de hecho condiciones del co- to del vaciamiento que sufrieran en presencia
nocimiento en general, tanto científico social de la ocupación de su espacio por el modelo
como científico natural. O sea, lo que antes científico, fue así en los estudios históricos,
era la causa de mayor atraso de las ciencias con la historia cuantitativa, en los estudios
sociales es hoy el resultado del mayor avan- jurídicos con la ciencia pura del derecho y la
ce de las ciencias naturales. De ahí también dogmática jurídica, en los estudios filológicos,
que la concepción de Thomas Kuhn sobre el literarios y lingüísticos con el estructuralis-
carácter pre-paradigmático (esto es, menos mo. Habrá que recuperar ese núcleo genuino y
desarrollado) de las ciencias sociales (1962), ponerlo al servicio de una reflexión global so-
que yo, de otro modo, suscribí y reformulé en bre el mundo. El texto sobre el que siempre se
otros escritos (Santos, 1978: 29), tenga que ser tropezó la filología es una de las analogías ma-
abandonada o profundamente revisada. triciales con que se construirá en el paradigma
Un discurso sobre las ciencias 59

emergente el conocimiento sobre la sociedad inteligibilidad universales (1983: 19). No esta


y la naturaleza. lejos el día en que la física de las partículas nos
La concepción humanística de las ciencias hable del juego entre las partículas, o la biolo-
sociales en cuanto agente catalizador de la pro- gía nos hable del teatro molecular, o la astrofí-
gresiva fusión de las ciencias naturales y las sica del texto celestial, o aún la química de la
ciencias sociales coloca a la persona, en cuanto biografía de las reacciones químicas. Cada una
autor y sujeto del mundo, en el centro del cono- de las analogías devela una punta del mundo.
cimiento, pero, al contrario de las humanidades La desnudez total, que será siempre la de quien
tradicionales, coloca lo que hoy designamos se ve en lo que ve, resultará de las configura-
por naturaleza en el centro de la persona. No ciones de analogías que sabremos imaginar.
habrá naturaleza humana porque toda natura- Al final, el juego presupone un teatro, el teatro
leza es humana. Es, pues, necesario descubrir se ejercita con un texto y el texto es la autobio-
categorías de inteligibilidad globales, concep- grafía de su autor. Juego, teatro, texto o bio-
tos estimulantes que derriben las fronteras en grafía, el mundo es comunicación y por eso la
que la ciencia moderna dividió y encerró la lógica existencial de la ciencia posmoderna es
realidad. La ciencia posmoderna es una cien- promover la “situación comunicativa” tal como
cia que se asume analógica, que conoce lo que Habermas la concibe. En esa situación conflu-
conoce peor, a través de lo que conoce mejor. yen sentidos y constelaciones de sentido veni-
Ya mencioné la analogía textual y juzgo que dos, tal cual ríos, de las nacientes de nuestras
tanto la analogía lúdica como la analogía dra- prácticas locales y arrastrando consigo las are-
mática, como incluso la analogía biográfica, nas de nuestros cursos moleculares, individua-
figurarán entre las categorías matriciales del les, comunitarios, sociales y planetarios. No se
paradigma emergente: El mundo, que hoy es trata de una amalgama de sentido (que no sería
natural o social y mañana será ambos, visto sentido sino ruido), antes bien de interacciones
como un texto, como un juego, como un teatro y de intertextualidades organizadas en torno de
o aún como una autobiografía. Clifford Geertz proyectos locales de conocimiento indivisible.
refiere algunas de estas analogías humanísticas De aquí arranca la segunda característica del
y restringe su uso a las ciencias sociales, mien- conocimiento científico posmoderno.
tras que yo las concibo como categorías de
60 Boaventura de Sousa Santos

Todo el conocimiento es local química que atenta a los equilibrios orgánicos;


y total el derecho, que redujo la complejidad de la
En la ciencia moderna el conocimiento vida jurídica a la seguridad de la dogmática,
avanza por la especialización, el conocimiento redescubre el mundo filosófico y sociológico
es tanto más riguroso cuanto más restrictivo el en busca de la prudencia perdida; la economía,
objeto en el que incide. En eso reside, de otro que legitimara el reduccionismo cuantitativo y
modo, lo que hoy se reconoce es el dilema bási- tecnocrático con el pretendido éxito de las pre-
co de la ciencia moderna: su rigor aumenta en dicciones económicas, es forzada a reconocer,
proporción directa de la arbitrariedad con que delante de la pobreza de sus resultados, que la
compartimenta lo real. Siendo un conocimien- cualidad humana y sociológica de los agentes
to disciplinar, tiende a ser un conocimiento y procesos económicos entra por la ventana
disciplinado, esto es, segrega una organización después de haber sido expulsada por la puerta;
del saber orientada para vigilar las fronteras para granjearse el reconocimiento de quienes
entre las disciplinas y reprimir a los que qui- la usan (que, públicos o privados, instituciona-
sieran traspasarlas. Es hoy reconocido que la les o individuales, siempre estuvieron en una
excesiva parcelación y disciplinarización del posición de poder en relación a los analizados)
saber científico hace del científico un ignorante la psicología aplicada privilegió instrumentos
especializado y que eso acarrea efectos negati- expeditos y fácilmente manoseables, como
vos. Esos efectos son sobre todo visibles en el sean los test, que redujeron la riqueza de la per-
dominio de las ciencias aplicadas. Las tecnolo- sonalidad a las exigencias funcionales de insti-
gías se preocupan hoy de su impacto destruc- tuciones unidimensionales.
tivo sobre los ecosistemas, la medicina verifica Los males de esta parcelación del conoci-
que la híper-especialización del saber médico miento y del reduccionismo arbitrario que trae
transformó al enfermo en una cuadrícula sin consigo son hoy reconocidos, pero las medidas
sentido cuando, de hecho, nunca estamos en- propuestas para corregirlos acaban en general
fermos sino en general. La farmacéutica descu- por reproducirlos bajo otra forma. Se crean
bre el lado destructivo de los medicamentos, nuevas disciplinas para resolver los problemas
tanto más destructivos cuanto más específi- producidos por las antiguas y por esa vía se
cos, y busca una nueva lógica de combinación reproduce el mismo modelo de cientificidad.
Un discurso sobre las ciencias 61

Solo para dar un ejemplo, el médico generalis- esparcimiento de las raíces en busca de nuevas
ta, cuya resurrección vino a compensar la hí- y más variadas interfaces.
per-especialización médica, corre el riesgo de Pero siendo local, el conocimiento posmoder-
ser convertido en un especialista al lado de los no es también total porque reconstruye también
demás. Este efecto perverso revela que no ha- los proyectos locales, resaltándoles su ejem-
brá solución para este problema en el seno del plaridad y por esa vía los transforma en pensa-
paradigma dominante y precisamente porque miento total ilustrado. La ciencia del paradigma
este último es el que constituye el verdadero emergente, siendo que, como dije más arriba,
problema del que parten todos los otros. se acepta como analógica es también asumida-
En el paradigma emergente el conocimien- mente traductora, o sea, incentiva los conceptos
to es total, tiene como horizonte la totalidad y las teorías desarrollados localmente a emigrar
universal de que hablara Wigner o la totalidad para otros lugares cognitivos a modo de poder
indivisa de la que habla Bohm. Pero siendo to- ser utilizados fuera de su contexto de origen.
tal, es también local. Se constituye alrededor Este procedimiento, que es reprimido por una
de temas que son adoptados por grupos socia- forma de conocimiento que concibe a través de
les concretos con proyectos de vidas locales, la operacionalización y generaliza a través de la
sean ellos reconstruir la historia de un lugar, cantidad y de la uniformización, será normal en
mantener un espacio verde, construir una com- una forma de conocimiento que concibe a tra-
putadora adecuada a las necesidades locales, vés de la imaginación y generaliza a través de la
hacer caer la tasa de mortalidad infantil, inven- cualidad y de la ejemplaridad.
tar un nuevo instrumento musical, erradicar El conocimiento posmoderno, siendo total,
una enfermedad, etcétera. La fragmentación no es determinístico, y siendo local, no es des-
posmoderna no es disciplinar y sí temática. criptivista. Es un conocimiento sobre las con-
Los temas son galerías por donde los conoci- diciones de posibilidad. Las condiciones de po-
mientos concurren al encuentro unos de otros. sibilidad de la acción humana proyectada en un
Al contrario de lo que sucede en el paradigma mundo a partir de un espacio-tiempo local. Un
actual, el conocimiento avanza a medida que conocimiento de este tipo es relativamente a-
su objeto se amplía, ampliación que, como en metódico, se constituye a partir de una plurali-
el árbol, procede por la diferenciación y por el dad metodológica. Cada método es un lenguaje
62 Boaventura de Sousa Santos

y la realidad responde en la lengua en que es es el otro lado de la pluralidad metodológica.


preguntada. Solo una constelación de métodos En la fase de transición en que nos encontra-
puede captar el silencio que persiste entre cada mos son ya visibles fuertes señales de este pro-
lengua que pregunta. En una fase de revolución ceso de fusión de estilos, de interpenetraciones
científica como la que atravesamos, esa plura- entre cánones de escritura. Clifford Geertz,
lidad de métodos solo es posible mediante la estudia el fenómeno en las ciencias sociales y
transgresión metodológica.14 Siendo cierto presenta algunos ejemplos: Investigación filo-
que cada método solo esclarece lo que le con- sófica pareciendo crítica literaria en el estudio
viene y cuando esclarece lo hace sin mayores de Sartre sobre Flaubert; fantasías barrocas
sorpresas, la innovación científica consiste en bajo la forma de observaciones empíricas (la
inventar contextos persuasivos que conduzcan obra de Jorge Luis Borges); parábolas presen-
a la aplicación de los métodos fuera de su há- tadas como investigaciones etnográficas (Car-
bitat natural. Dado que la aproximación entre los Castañeda); estudios epistemológicos bajo
ciencias naturales y ciencias sociales se hará la forma de textos políticos (la obra Contra el
en el sentido de estas últimas, cabrá especular método de Paul Feyerabend) (Geertz, 1983: 20).
si es posible, por ejemplo, hacer el análisis fi- Y como Geertz, podemos preguntar si Foucault
lológico de un trazado urbano, entrevistar a un es historiador, filósofo, sociólogo o cientista
pájaro, o hacer observación participante entre político. La contraposición transdisciplinar e
computadoras. individualizada a la que estos ejemplos apuntan
La transgresión metodológica repercute en sugiere un movimiento en el sentido de la ma-
los estilos y géneros literarios, que presiden la yor personalización del trabajo científico. Esto
escritura científica. La ciencia posmoderna no conduce a la tercera característica del conoci-
sigue un estilo unidimensional, fácilmente iden- miento científico en el paradigma emergente.
tificable; su estilo es una configuración de esti-
los construida según el criterio y la imaginación Todo el conocimiento
personal del científico. La tolerancia discursiva es autoconocimiento.
La ciencia moderna consagró al hombre
en cuanto sujeto epistémico, pero lo expulsó,
14 Sobre el concepto de transgresión metodológica,
véase Santos (1981: 275). tal como a Dios, en cuanto sujeto empírico.
Un discurso sobre las ciencias 63

Un conocimiento objetivo, factual y riguroso y el objeto: eran científicos europeos puestos a


no toleraba la interferencia de los valores hu- estudiar a sus propios conciudadanos. En este
manos o religiosos. Fue sobre esta base que caso, la distinción epistemológica obligó a que
se construyó la distinción dicotómica sujeto/ esta distancia fuese aumentada a través del
objeto. No obstante, la distinción sujeto/objeto uso de metodologías de distanciamiento: Por
nunca fue tan pacífica en las ciencias sociales ejemplo, el examen sociológico, el análisis do-
como en las ciencias naturales y a eso mismo cumental y la entrevista estructurada.
se atribuyó, como dije más atrás, al mayor atra- La antropología, entre la descolonización de
so de las primeras en relación a las segundas. la posguerra y la guerra de Vietnam, y la sociolo-
Al final, los objetos de estudio eran hombres gía a partir del final de los años sesenta, fueron
y mujeres como aquellos que los estudiaban. llevadas a cuestionar este statu quo metodoló-
La distinción epistemológica entre sujeto y ob- gico y las nociones de distancia social en que él
jeto se tuvo que articular metodológicamente se basaba. De repente los salvajes fueron vistos
con la distancia empírica entre sujeto y objeto. dentro de nosotros, en nuestras sociedades, y
Esto mismo se torna evidente si comparamos la sociología pasó a utilizar con más intensidad
las estrategias metodológicas de la antropolo- métodos anteriormente casi monopolizados
gía cultural y social, por un lado, y de la socio- por la antropología (observación participante),
logía, por otro. En la antropología, la distancia al mismo tiempo que en esta última los obje-
empírica entre sujeto y objeto era enorme. tos pasaban a ser conciudadanos, miembros de
El sujeto era el antropólogo, el europeo civi- pleno derecho de la Organización de las Nacio-
lizado, el objeto era el pueblo primitivo o sal- nes Unidas, y tenían que ser estudiados según
vaje. En este caso, la distinción sujeto/objeto, los métodos sociológicos. Las vibraciones de
aceptó o incluso exigió que la distancia fuese estos movimientos en la distinción sujeto/obje-
relativamente acortada a través del uso de to en las ciencias sociales vinieron a estallar en
metodologías que obligaran a una mayor inti- el período posestructuralista.
midad con el objeto, o sea, el trabajo de cam- En el dominio de las ciencias físico-natura-
po etnográfico, la observación participante. les, el regreso del sujeto fue ya anunciado por la
En la sociología, al contrario, era pequeña o mecánica cuántica al demostrar que el acto de
hasta nula la distancia empírica entre el sujeto conocimiento y el producto del conocimiento
64 Boaventura de Sousa Santos

eran inseparables. Los avances de la micro- conocimiento científico es autoconocimiento.


física, de la astrofísica y de la biología de las La ciencia no descubre, crea, y el acto creati-
últimas décadas restituyeron a la naturaleza vo protagonizado por cada científico y por la
las propiedades que la ciencia moderna le ex- comunidad científica en su conjunto ha de co-
propiara. La profundización del conocimiento nocerse íntimamente antes que conozca lo que
conducido según la matriz materialista vino con él se conoce de lo real. Los presupuestos
a desembocar en un conocimiento idealista. metafísicos, los sistemas de creencias, los jui-
La nueva dignidad de la naturaleza se consolidó cios de valor no están antes ni después de la
más cuando se verificó que el desarrollo tec- explicación científica de la naturaleza o de la
nológico desordenado nos había separado de sociedad. Son parte integrante de esa misma
la naturaleza en vez de unirnos a ella y que la explicación. La ciencia moderna no es la única
explotación de la naturaleza había sido el vehí- explicación posible de la realidad y ni siquiera
culo de la explotación del hombre. La inconfor- alguna razón científica habrá de considerarse
midad que la distinción sujeto/objeto siempre mejor que las explicaciones alternativas de la
había provocado en las ciencias sociales se pro- metafísica, de la astrología, de la religión, del
pagaba así a las ciencias naturales. El sujeto re- arte o de la poesía. La razón por la que privile-
gresaba investido del objeto. De otro modo, los giamos hoy una forma de conocimiento basada
conceptos de “mente inmanente”, “mente más en la previsión y en el control de los fenómenos
amplia” y “mente colectiva” de Bateson y otros nada tiene de científico. Es un juicio de valor.
constituyen noticias dispersas de que el otro fo- La explicación científica de los fenómenos es la
rajido de la ciencia moderna, Dios, puede estar auto-justificación de la ciencia en cuanto fenó-
en vías de regresar. Regresará transfigurado, sin meno central de nuestra contemporaneidad. La
nada de divino sino nuestro deseo de armonía ciencia es, así, autobiográfica.
y comunión con todo lo que nos rodea y que, La consagración de la ciencia moderna en
vemos ahora, es lo más íntimo de nosotros. Una estos últimos cuatrocientos años naturalizó la
nueva gnosis está en gestación. explicación de lo real, al punto de que no pode-
Parafraseando a Clausewitz, podemos mos concebir si no en los términos por ella pro-
afirmar hoy que el objeto es la continuación puestos. Sin las categorías de espacio, tiempo,
del sujeto por otros medios. Por eso, todo el materia y número —las metáforas cardinales
Un discurso sobre las ciencias 65

de la física moderna según Roger Jones— nos enmarañado de diligencias absurdas sin made-
sentimos incapaces de pensar, incluso siendo ja ni hilo. Sin embargo, este saber, sospechado
ya hoy capaces de pensarlas como categorías o insospechado, recorre hoy subterráneamen-
convencionales arbitrarias, metafóricas. Este te, clandestinamente, nuestros no-dichos de
proceso de naturalización fue lento y, en el ini- nuestros trabajos científicos.
cio, los protagonistas de la revolución científi- En el paradigma emergente, el carácter au-
ca tuvieron la noción clara de que la prueba ín- tobiográfico y auto-referencial de la ciencia
tima de sus convicciones personales procedía está plenamente asumido. La ciencia moderna
y daba coherencia a las pruebas externas que nos legó un conocimiento funcional del mun-
desarrollaban. Descartes muestra mejor que do que alargó extraordinariamente nuestras
ninguno el carácter autobiográfico de la cien- perspectivas de sobrevivencia. Hoy no se trata
cia. Dice, en El discurso del método: tanto de sobrevivir como de saber vivir. Para
eso es necesaria otra forma de conocimiento,
me gustaría mostrar en este discurso, qué cami- un conocimiento comprensivo e íntimo que no
nos seguí, y de él representar a mi vida como en nos separe y antes bien nos una personalmente
un cuadro para que cada cual lo pueda juzgar, y a lo que estudiamos. La incertidumbre del co-
para que, sabedor de las opiniones que sobre él
nocimiento, que la ciencia moderna siempre
fueron expresadas, como un nuevo medio de ins-
vio como limitación técnica destinada a suce-
truirme, vendría a juntar aquellas de las que acos-
tumbro servirme (1984: 6). sivas superaciones se transforma en la clave
del entendimiento de un mundo que más que
Hoy sabemos o sospechamos que nuestras controlado ha de ser contemplado. No se tra-
trayectorias de vida personal y colectivas (en ta del espanto medieval frente a una realidad
cuanto comunidades científicas) y los valo- hostil poseída del hálito de la divinidad, sino
res, las creencias y los prejuicios que acarrean antes bien de la prudencia frente a un mundo
son la prueba íntima de nuestro conocimien- que a pesar de la domesticación nos muestra
to, sin el cual nuestras investigaciones en el cada día la precariedad del sentido de nues-
laboratorio o de archivo, nuestros cálculos o tra vida por más segura que estuviera al nivel
nuestros trabajos de campo constituirían un de la sobrevivencia. La ciencia del paradigma
emergente es más contemplativa que activa.
66 Boaventura de Sousa Santos

La cualidad del conocimiento se mide menos punto de poderse hablar de una batalla por la
por lo que él controla o hace funcionar en el supremacía, trabada entre ambos. Pero porque
mundo exterior que por la satisfacción perso- se trata de una batalla, la relación es entre dos
nal que da a quien a él accede y de él participa. sujetos y no entre un sujeto y un objeto. Cada
La dimensión estética de la ciencia ha sido uno es la traducción del otro, ambos creadores
reconocida por científicos y filósofos de la de textos escritos en lenguas distintas, ambas
ciencia de Poincaré a Kuhn, de Polanyi a Pop- conocidas y necesarias para aprender a gustar
per. Roger Jones considera que el sistema de de las palabras y del mundo.
Newton es tanto una obra de arte como una Así, re-subjetivizado, el conocimiento cien-
obra de ciencia (1982: 41). La creación cien- tífico enseña a vivir y se traduce en un saber
tífica en el paradigma emergente se asume práctico. De ahí la cuarta y última característi-
como próxima a la creación literaria o artísti- ca de la ciencia posmoderna.
ca, porque a semejanza de estas pretende que
la dimensión activa de la transformación de lo Todo el conocimiento científico
real (el escultor al trabajar sobre la piedra) sea busca constituirse en sentido común
subordinada a la contemplación del resultado Ya tuve ocasión de referir que el fundamen-
(la obra de arte). A su vez, el discurso cientí- to del estatuto privilegiado de la racionalidad
fico se aproxima cada vez más al discurso de científica no es en sí mismo científico. Sabemos
la crítica literaria. De algún modo, la crítica hoy que la ciencia moderna nos enseña poco
literaria anuncia la subversión de la relación sobre nuestra manera de estar en el mundo y
sujeto/objeto que el paradigma emergente pre- que ese poco, por más que se amplíe, será siem-
tende operar. En la crítica literaria, el objeto pre exiguo porque la exigüidad está inscrita en
de estudio, como se diría en términos cientí- la forma de conocimiento que él constituye. La
ficos, siempre fue, de facto, un súper-sujeto ciencia moderna produce conocimientos y des-
(un poeta, un romántico, un dramaturgo) fren- conocimientos. Si hace del científico un igno-
te al cual el crítico no pasa de ser un sujeto rante especializado hace del ciudadano común
o actor secundario. Es cierto que, en tiempos un ignorante generalizado.
recientes, el crítico ha intentado sobresalir en Al contrario, la ciencia posmoderna sabe
la confrontación con el escritor estudiado al que ninguna forma de conocimiento es en sí
Un discurso sobre las ciencias 67

misma racional; solo la configuración de todas y en esa correspondencia se afirma viable y


ellas es racional. Intenta, pues, dialogar con seguro. El sentido común es transparente y
otras formas de conocimiento dejándose pe- evidente; desconfía de la opacidad de los obje-
netrar por ellas. La más importante de todas tivos tecnológicos y del esoterismo del cono-
es el conocimiento del sentido común, el co- cimiento en nombre del principio de igualdad
nocimiento vulgar y práctico con que en lo co- de acceso al discurso, a la competencia cogni-
tidiano orientamos nuestras acciones y damos tiva y a la competencia lingüística. El sentido
sentido a nuestra vida. La ciencia moderna se común es superficial porque desdeña de las
construye contra el sentido común que consi- estructuras que están más allá de la concien-
deró superficial, ilusorio y falso. La ciencia pos- cia, pero, por eso mismo, es eximio en captar
moderna busca rehabilitar el sentido común la profundidad horizontal de las relaciones
por reconocer en esta forma de conocimiento conscientes entre personas y entre personas
algunas virtualidades para enriquecer nuestra y cosas. El sentido común es indisciplinar y
relación con el mundo. Es cierto que el cono- ametódico; no resulta de una práctica especí-
cimiento del sentido común tiende a ser un co- ficamente orientada a producir; se reproduce
nocimiento mistificado y mistificador, pero, a espontáneamente en el suceder cotidiano de
pesar de eso y a pesar de ser conservador, tenía la vida. El sentido común acepta lo que exis-
una dimensión utópica y liberadora que puede te tal como existe; privilegia la acción que no
ser ampliada a través del diálogo con el conoci- produzca rupturas significativas en lo real.
miento científico. Esa dimensión aflora en algu- Por último, el sentido común es retórico y me-
nas de las características del conocimiento del tafórico; no enseña, persuade.
sentido común. A la luz de lo que fue dicho atrás sobre el
El sentido común hace coincidir causa e in- paradigma emergente, estas características
tención, le subyace una visión del mundo ba- del sentido común tienen una virtud anticipa-
sada en la acción y en el principio de la crea- toria. Dejado a sí mismo, el sentido común es
tividad y de la responsabilidad individuales. conservador y puede legitimar prepotencias,
El sentido común es práctico y pragmático; pero interpenetrado por el conocimiento cien-
se reproduce filtrado por las trayectorias y las tífico puede estar en el origen de una nueva
experiencias de vida de un grupo social dado racionalidad. Una racionalidad hecha de
68 Boaventura de Sousa Santos

racionalidades. Para que esta configuración es la inseguridad asumida y controlada. Tal


de conocimiento ocurra es necesario invertir como Descartes, en el umbral de la ciencia
la ruptura epistemológica. En la ciencia mo- moderna, ejerció la duda en vez del sufrir.
derna la ruptura epistemológica simboliza el Nosotros, en el umbral de la ciencia posmo-
salto cualitativo del conocimiento del sentido derna, debemos ejercer la inseguridad en vez
común al conocimiento científico; en la cien- del sufrir.
cia posmoderna el salto más importante es el En la fase de transición y de revolución
que está dado desde el conocimiento científi- científica, esta inseguridad resulta aún del
co hacia el conocimiento del sentido común. hecho de que nuestra reflexión epistemoló-
El conocimiento científico posmoderno solo gica será mucho más avanzada y sofisticada
se realiza en cuanto tal en la medida en que que nuestra práctica científica. Ninguno de
se convierte en sentido común. Solo así será nosotros puede en este momento visualizar
una ciencia clara que cumple la sentencia de proyectos concretos de investigación que co-
Wittgenstein, “todo lo que se deja decir, se rrespondan enteramente al paradigma emer-
deja decir claramente” (1973: 4116). Solo así gente que aquí he delineado. Y eso es así
será una ciencia transparente que haga justi- precisamente porque estamos en una fase de
cia al deseo de Nietzsche al decir que “todo transición. Dudamos suficientemente del pa-
el comercio entre los hombres apunta a que sado para imaginarnos el futuro, pero vivimos
cada uno pueda leer en el alma del otro, y la en demasía el presente para poder realizar en
lengua común es la expresión sonora de esa él el futuro. Estamos divididos, fragmentados.
alma común” (1971: 136). Nosotros sabemos el camino, pero no exacta-
La ciencia posmoderna, al imbuirse de mente dónde estamos en la jornada. La con-
sentido común, no desprecia el conocimien- dición epistemológica de la ciencia repercute
to que produce tecnología, pero entiende que en la condición existencial de los científicos.
tal como el conocimiento se debe traducir en Al final, si todo el conocimiento es autocono-
autoconocimiento, el desarrollo tecnológico cimiento, también todo el desconocimiento es
debe traducirse en sabiduría de la vida. Es autodesconocimiento.
esta la que señala los marcos de prudencia
a nuestra aventura científica. La prudencia
Un discurso sobre las ciencias 69

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