UNIÓN MARITAL DE HECHO–Elementos para la conformación de la misma.
Comunidad de Vida, la permanencia, la singularidad. Reiteración de la sentencia de 10 de
abril de 2007. (SC4361-2018; 09/10/2018)
Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC de 05 de agosto de 2013, rad. 2004-00084-02.
Sentencia de 05 de septiembre de 2005, rad. 00150.
Sentencia SC de 12 de diciembre de 2001, rad. 6721.
COMUNIDAD DE VIDA-Exteriorización de la voluntad de los integrantes de conformar
una familia, manifestado en la convivencia, respeto, socorro y ayuda mutua. (SC4361-2018;
09/10/2018)
Fuente formal:
Ley 54 de 1990.
Ley 979 de 2005.
Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC de 10 de abril de 2007, rad. 2001-00451-01.
Sentencia 239 de 12 de diciembre de 2001.
Sentencia de 27 de julio de 2010, rad. 00558
Sentencia de 18 de diciembre de 2012, rad. 00313.
Sentencia SC15173-2016 de 24 de octubre de 2016, rad. 2011-00069-01.
SINGULARIDAD-No hay campo para compromisos alternos de los compañeros
permanentes con terceras personas, al requerirse una dedicación exclusiva al hogar. (SC4361-
2018; 09/10/2018)
Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC de 20 de septiembre de 2000, rad. 6117.
COHABITACIÓN–Como elemento que caracteriza la unión marital. (SC4361-2018;
09/10/2018)
PRESUNCIÓN DE LEGALIDAD Y ACIERTO–Amparo del fallo recurrido en sede de
casación. (SC4361-2018; 09/10/2018)
APRECIACIÓN DE LA PRUEBA-Autonomía por parte del juzgador, en la valoración de
las pruebas. (SC4361-2018; 09/10/2018)
ERROR DE HECHO-Debe ser manifiesto el yerro probatorio. (SC4361-2018; 09/10/2018)
Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC061 de 30 de septiembre de 1954.
TESTIMONIO SOSPECHOSO-Inviabilidad de que los familiares y personas con relación
de afecto con alguna de las partes, puedan atestiguar en las causas donde estén involucrados
sus parientes y/o amigos. (SC4361-2018; 09/10/2018)
Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC de 04 de octubre de 1988.
APRECIACIÓN PROBATORIA-Disparidad de criterios, entre lo resuelto por el juzgador
ad-quem, y la apreciación realizada por el recurrente, respecto al acervo probatorio arrimado
al juicio, pretendiendo imponer el suyo, lo que no es procedente. (SC4361-2018; 09/10/2018)
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
TRÁNSITO DE LA LEY-Aplicación del Código de Procedimiento Civil, por ser el estatuto
procesal vigente, para el momento de presentación de la demanda de casación. Aplicación de
los artículos 624 y 625 numeral 5 del Código General del Proceso. (SC4361-2018;
09/10/2018)
Fuente formal:
Artículos 624 y 625 numeral 5 del Código General del Proceso.
Asunto:
Se presenta demanda de casación, respecto a sentencia emitida por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Tunja, Sala Civil Familia, en proceso Ordinario Unión Marital de Hecho,
disolución y liquidación de sociedad patrimonial entre compañeros permanentes. En primera
instancia se accedió parcialmente a las pretensiones, declarando parcialmente prosperas las
excepciones de mérito entre ellas, la prescripción de la acción de declaración de existencia de
sociedad patrimonial, su disolución y liquidación, declarando la existencia de la unión marital
de hecho reclamada, solo desde noviembre 01 de 2001 hasta diciembre de 2005, mas no hasta
el año 2010, como se pretendía, decisión confirmada por el Superior. Se formuló un cargo por
violación indirecta de la ley sustancial, por falta de aplicación de los artículos 1 y 2 de la ley 54
de 1990, derivada de error de hecho manifiesto en la apreciación de las pruebas. Estima el
recurrente, que en la sentencia censurada el Tribunal incurre en seis errores de hecho. La
Corte no casó sentencia, por cuanto la acusación fundamentada en la existencia de error de
hecho manifiesto en la apreciación de las pruebas, ante la presunción de legalidad y acierto
con la que viene amparada la decisión, se quedó en una simple exposición de puntos de vistas
antagónicos, lo que no basta para derruirla, por muy ponderados que sean, en virtud de la
discreta autonomía que se reconoce al juez de conocimiento para apreciar los medios
probatorios, conforme las reglas de la sana crítica.
MARGARITA CABELLO BLANCO
Magistrada ponente
SC4361-2018
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
(Aprobado en sesión de veintiuno de marzo de dos mil dieciocho)
Bogotá, D. C., nueve (9) de octubre de dos mil
dieciocho (2018).
Decide la Corte el recurso extraordinario de casación
que la demandante, MARÍA CLAUDIA GUTIÉRREZ
PORRAS, formuló contra la sentencia del 16 de abril de
2015, proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Tunja, Sala Civil - Familia, dentro del proceso ordinario
2
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
que la recurrente promovió contra JUAN MARÍA TORO
PÉREZ.
ANTECEDENTES
1. María Claudia Gutiérrez Porras, citó a juicio a Juan
María Toro Pérez para obtener que la jurisdicción declarara
la existencia entre ellos de una unión marital de hecho y, la
consecuente, sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes, desde el 1° de noviembre de 2001 hasta el 31
de octubre de 2010.
2. Como soporte fáctico de las pretensiones adujo los
hechos que admiten el siguiente compendio:
2.1. Entre los señores María Claudia Gutiérrez Porras
y José María Toro Pérez desde el 1° de noviembre de
2001«de manera singular y exclusiva se inició una unión marital que
duró por espacio de tiempo superior a NUEVE (9) años, en forma
continua, hasta la fecha 2 de diciembre de 2010, cuando después de
una fuerte pelea cuando pasaban vacaciones en el hotel Wassiki de
Pinchote, ubicado en el Km 3 Vía San Gil, este de manera intempestiva
decidió terminar la relación y abandonar el hogar común».
2.2. De la mentada unión no se procrearon hijos.
2.3. No se pactaron capitulaciones y como
consecuencia de la unión marital se conformó sociedad
patrimonial entre compañeros permanentes, la cual
durante su existencia constituyó un patrimonio
3
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
representado en los bienes referidos en el hecho quinto (5°)
de la demanda.
3. El Juzgado Quinto de Familia de Tunja, al que le
correspondió por reparto el conocimiento del asunto, admitió
la demanda con auto de 10 de agosto de 2011 (fl. 26 Cd 1),
en el que ordenó el enteramiento del convocado; acto que se
surtió personalmente el 12 de diciembre de 2011 (fl. 31).
4. En tiempo el interpelado contestó la demanda. Al
oponerse a las pretensiones, formuló las excepciones de
mérito de "inexistencia de los presupuestos de permanencia y
continuidad", "prescripción de la acción de declaración de existencia de
sociedad patrimonial, su disolución y liquidación", "inexistencia jurídica
del derecho reclamado, temeridad y mala fe", "falta del requisito de
singularidad para que se configure la declaración de existencia de la
unión marital de hecho", "inexistencia del vínculo marital por no
compartir techo ni lecho" e "insuficiente poder" (fls. 80-91 Cd 1).
5. El veinticuatro (24) de abril de dos mil catorce
(2014), el juez de conocimiento definió la primera instancia
con sentencia que declaró «parcialmente prósperas las
excepciones de mérito denominadas "inexistencia de los presupuestos
de permanencia y continuidad", "inexistencia jurídica del derecho
reclamado", "falta del requisito de singularidad para que se configure
la declaración de existencia de la unión marital de hecho" e
"inexistencia del vínculo marital por no compartir techo ni lecho"; así
como también la prosperidad de la " prescripción de la acción de
declaración de existencia de sociedad patrimonial, su disolución y
liquidación".
4
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Consecuente con lo anterior acogió parcialmente las
pretensiones, para declarar la existencia de la unión marital
de hecho reclamada, solo desde « noviembre primero (01) de 2001
hasta diciembre de 2005» más no hasta el año 2010 como se
pretendía; dispuso «NO DECLARAR LA DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN
DE LA SOCIEDAD PATRIMONIAL DE HECHO por prescripción» .
6. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Tunja
Sala Civil – Familia resolvió el recurso de alzada formulado
por la convocante, mediante proveído de 16 de abril de
2015, confirmando en todas sus partes la decisión apelada.
7. El extremo demandante, inconforme con lo así
decidido, interpuso recurso de casación contra la
providencia de segunda instancia que, por ser debidamente
concedido, una vez recibidas las diligencias en esta
Corporación fue admitido a trámite.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
1. El fallador ad-quem, luego de reseñar los
antecedentes del caso, hizo referencia a los supuestos
necesarios para la declaración de la unión marital de hecho
y de la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes, precisó que, al ser María Claudia Gutiérrez
Porras apelante único, y no poder traspasar los linderos de
la censura, a efecto de no menoscabar el principio de la no
reformatio in pejus se limitaría a lo que le fue desfavorable,
dejando en pie, entonces, la declaración realizada por el a
5
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
quo sobre la existencia de unión marital entre el año 2001 y
el año 2005.
Sostuvo que «el estudio a realizar se circunscribe a la
verificación de los requisitos legalmente exigidos para la estructuración
del memorado instituto durante el periodo 2006 a 2010»,
fundamentalmente para verificar si fue la única relación
generada entre esos compañeros permanentes o, si
contrario sensu, tal como lo encontró el a quo,
paralelamente uno de ellos mantuvo otras relaciones
similares.
En esa dirección procedió a analizar el elemento de la
singularidad, por ser el que en la decisión recurrida se
consideró inexistente, expresando que no puede significar
cosa distinta que ninguno de los pretendidos compañeros
puede tener a la par otra unión marital y de acuerdo con
esto se adentra al análisis crítico del material probatorio
arrimado al juicio.
Comenzó el escrutinio con los siguientes documentos:
a.) El contrato de arrendamiento del Hotel Plaza
Mayor, celebrado el 1 de marzo de 2006 entre María
Claudia Gutiérrez Porras (demandante) y el señor Juan
María Toro Pérez (demandado), el cual se daría por
terminado el 1 de marzo de 2007.
b.) El documento calendado 31 de mayo de 2011
mediante el cual el señor Toro Pérez le hace entrega a la
6
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
demandante de diez cheques para garantizar el pago del
precio de un vehículo automotor.
c.) La factura expedida por un hotel campestre por el
servicio prestado para dos personas entre el 30 de
noviembre a 2 de diciembre de 2010.
d.) El acta de diligencia policiva de demolición en la
que aparece firmando la demandante como compañera
permanente del demandado.
Frente a dichas pruebas señaló que ninguna de ellas
otorga certeza sobre la existencia de la unión marital de
hecho entre los contendientes en el periodo examinado.
Seguidamente abordó al cuestionamiento por la no
apreciación del material fotográfico, del cual, dijo, tampoco
se extrae la demostración de la unión reclamada, por estar
unas fotos sin fechas, en otras se desconocen el año en que
se tomaron o no aparece la demandante.
Respecto a la prueba testimonial señaló que el juicio
realizado por el operador judicial se hizo « bajo los principios de
la sana crítica e imparcialidad que deben guiar esta clase actividad »
desechando la sospecha que por la familiaridad se propuso
en relación con los declarantes allegados por el demandado,
al considerar que igual situación se presentaría con los
arrimados por la parte demandante, pues una de las
citadas es su señora madre, otra más es su amiga íntima y
7
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
socia de negocios y una más es contraparte del demandado
en un pleito judicial.
A partir del estudio que como superior funcional
realizó de la providencia censurada expresó que, bajo los
principios de la sana crítica y con imparcialidad, volviendo
a valorar los dos grupos de testimonios y luego de apreciar
otras pruebas, se llega a la conclusión de que el demandado
Juan María Toro Pérez durante los años 2006 a 2010
mantuvo otras relaciones de convivencia, primero con su
exesposa Tatiana Canal Mora y después con María
Fernanda Moreno Ríos, con quien actualmente convive, « sin
que por ello se descarte que durante ese mismo periodo, demandante y
demandado hayan tenido encuentros esporádicos en las
oportunidades en que este se desplazaba de Bogotá a Villa de Leyva »,
de donde extrajo la falta de singularidad en la unión; pero
además, que no se cumplió con el requisito de comunidad
de vida permanente, al encontrar acreditado que dicho
señor no vivió en Villa de Leyva, sino en la ciudad de Bogotá
durante el mismo período.
LA DEMANDA DE CASACIÓN
CARGO ÚNICO
Fincado en la causal primera de casación, el recurrente
denunció que la sentencia del ad quem es violatoria vía
indirecta «de la ley sustancial, por falta de aplicación de los artículos
1 y 2 de la ley 54 de 1990, derivada de error de hecho manifiesto en la
apreciación de las pruebas».
8
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Estima el recurrente que en la sentencia censurada el
Tribunal incurre en seis (6) errores de hecho que compendia,
previa relación de las pruebas que considera
defectuosamente apreciadas o no apreciadas, así:
1. «Dar por demostrado sin estarlo, que los señores MARÍA
FERNANDA MORENO RÍOS y JUAN MARÍA TORO PÉREZ, mantuvieron
una unión marital de hecho que se extendió desde mediados de 2008 y
hasta la fecha de la diligencia de recepción del testimonio de MARÍA
FERNANDA MORENO. (Páginas 15 y 16 de la Sentencia de segunda
instancia)», que considera se presentó por no haber apreciado
adecuadamente el tribunal las afirmaciones que hiciera la
mencionada María Fernanda Moreno Ríos en su
juramentada.
Manifiesta que ninguno de los testimonios que
mencionó el tribunal para soportar su decisión, como son el
«de TATIANA CANAL, ALEJANDRO CANAL, JUAN SEBASTIÁN CANAL,
ALEXANDER SIERRA Y VÍCTOR HUGO ACUÑA, … mencionan que entre
la señora MARÍA FERNANDA MORENO y el señor JUAN MARÍA TORO
hubo una unión marital de hecho por lo menos entre mediados de 2008
y marzo de 2010, por lo que el Tribunal le da un alcance a estas
pruebas que no lo tiene y hace nacer a la luz del litigio la prueba de un
hecho que no existe».
Error que, dice, también se presenta al restarle valor
probatorio a la diligencia policiva de demolición, en la que
aparece firmando la demandante como compañera
permanente, haciendo alusión a algunos apartes de su
contenido, frente a lo cual sostiene que «Si el Tribunal no le
hubiese restado valor probatorio a este documento de diligencia pública
9
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
en el Municipio de Villa de Leyva, hubiese arribado a una conclusión
diferente en el fallo y es que para la época de julio del año 2009 estaba
en curso entre la demandante y el demandado la unión marital de
hecho que en este juicio se depreca y que era de público conocimiento
como lo vislumbra la anterior diligencia, firmada por la pareja, realidad
que contradice además la convicción que se formó erróneamente de que
entre mediados del 2008 a la fecha de la recepción del testimonio de
MARÍA FERNANDA había una unión marital de ésta última con el
demandado».
Retoma la censura cuestionando lo referente a la
unión marital de hecho que se encontró acreditada entre el
demandado Juan María Toro Pérez y María Fernanda
Moreno durante siete (7) meses comprendidos entre marzo y
octubre de 2010, porque «se advierte que sus declaraciones son
sospechosas primero porque la señora MARÍA FERNANDA afirma en su
testimonio ser la compañera actual de JUAN MARÍA, y en segundo
lugar porque, si tenía realmente una relación de tales características
con el demandado para el año 2010, su relato debió haber sido preciso,
responsivo, exacto y cabal, razonado y particularizado en todo lo que le
constara, para demostrar la unión marital con el señor JUAN MARÍA, lo
cual no se evidencia en su declaración», desgranando lo dicho por
ésta y por los testigos Tatiana Canal Mora, Juan Sebastián
Toro Canal, Alexander Sierra López.
2. «Dar por demostrado sin estarlo, que entre la señora
TATIANA CANAL MORA y el señor JUAN MARÍA TORO PÉREZ, existió
unión marital de hecho que se extendió desde enero de 2006 hasta
mediados de 2008. (Páginas 15 y 16 de la Sentencia de segunda
instancia)», frente a lo cual comienza por calificar de vago e
impreciso el testimonio rendido por la señora Canal,
10
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
reseñando las manifestaciones que ésta hiciera en su
juramentada.
Error que también alega se dio por la apreciación que
se hiciera del testimonio del señor Víctor Hugo Acuña
García, en especial de la afirmación de que «siempre conoció al
demandado como esposo de la señora Tatiana hasta hace pocos años»,
pues considera que le da un valor mayor al que realmente
tiene, más aun cuando este afirma que «hasta hace muy pocos
años que no sé si todavía estén legalmente casados, durante todos los
20 años que conozco a JUAN MARÍA casi, TATIANA ha sido la esposa »,
que demuestra que «el testigo o no tiene el suficiente conocimiento
del demandado, a pesar de decir que lo conoce durante 20 años, como
para no saber de un hecho tan notorio como un divorcio, o que intenta
ocultar información, lo que lo hace un testigo sospechoso ».
Recalcando que ninguno de los deponentes afirmó que
«entre la señora TATIANA CANAL MORA y el señor JUAN MARÍA TORO,
se haya dado una unión marital de hecho entre enero de 2006 y
mediados de 2008, como si lo supuso el Tribunal en la parte motiva de
la sentencia».
3. «Haber valorado los testimonios de TATIANA CANAL
MORA, ALEJANDRO TORO CANAL, JUAN SEBASTIÁN TORO CANAL y
MARÍA FERNANDA MORENO RÍOS, sin apreciarlos según las
circunstancias del caso, según lo establecido en el artículo 218 del C.
de P.C., a pesar de haber sido tachados como testigos sospechosos por
el apoderado de la parte actora en la primera instancia», así como el
de Alexander Sierra López, ex esposo de la última
mencionada.
11
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Aduce error por «no sopesar por parte del Tribunal las
circunstancias de vínculos familiares y sentimentales » como lo
señala «al ser la señora TATIANA la ex esposa del demando y madre
de sus dos hijos, ALEJANDRO y JUAN SEBASTIÁN ser los hijos del
demandado, MARÍA FERNANDA MORENO ser la actual compañera del
demandado y ALEXANDER SIERRA el ex esposo de MARÍA FERNANDA
y padre de sus dos hijas quienes ahora comparten con el demandado,
y haber sido los únicos testimonios, junto con el de VÍCTOR HUGO
ACUÑA, a los que hizo referencia de forma explícita el Tribunal », sin
mencionar ningún otro testimonio «lo que demuestra que el
fallador de segunda instancia dio total crédito a sus dichos, sin hacer
el mínimo reparo de las circunstancias de nexos familiares o
sentimentales antes mencionados».
4. «Dar por demostrado sin estarlo que "el demandado a
partir de 2006 no estuvo viviendo permanentemente en Villa de Leyva
sino en Bogotá donde dice haber fijado su residencia y domicilio
principal" (Página 13 de la Sentencia de segunda instancia)», puesto
que considera que del material probatorio allegado no se
concluye esto, pues el señor Juan María Toro señala en su
juramentada «que él tuvo clases en la Universidad Piloto durante el
año 2007, pero en ninguna parte de su declaración dice haber fijado su
residencia o domicilio en la ciudad de Bogotá».
Que los mismos testimonios dan cuenta que este iba y
venía entre Bogotá y Villa de Leyva, pero que siempre
regresó a su hotel.
Sostuvo que tampoco se podía llegar a esa conclusión
a partir del contrato de arrendamiento que celebraron los
contendientes respecto del Hotel, el cual « lo que prueba es ese
12
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
negocio jurídico que se dio entre las partes, más en ninguna parte del
texto del contrato el demandado deja constancia de que arrienda el
hotel porque debe mudarse a la ciudad de Bogotá ».
Inferencia que considera tampoco emerge del « diploma
de arquitecto, las sábanas de notas y las constancias de estudio (folios
206 a 212. C1) prueban que el demandado haya fijado su residencia
en la ciudad de Bogotá. Estos últimos documentos lo que prueban es
que el señor JUAN MARÍA efectivamente retomó estudios de
arquitectura y se graduó, mas no que para hacerlo haya tenido que
fijar su residencia en Bogotá».
5. «Dar por demostrado sin estarlo que MARÍA CLAUDIA
GUTIÉRREZ PORRAS admitió la simultaneidad de relaciones del
demandado, actos permitidos, conocidos y consentidos por la actora.
(Página 16 de la sentencia de segunda instancia), en la medida que
no existe prueba alguna que permita inferir ese
conocimiento.
6. «No dar por demostrado, estándolo, que entre el 1 de
noviembre de 2001 y el 31 de octubre de 2010, existió una unión
marital de hecho entre la señora MARÍA CLAUDIA GUTIÉRREZ PORRAS
y el señor JUAN MARÍA TORO PÉREZ, cobijada con los requisitos de
permanencia y singularidad exigidos por el artículo 1 de la Ley 54 de
1990», cuando «[D]eclaraciones como las rendidas por las señoras
GLADYS FERMINDA CASTILLO GONZÁLEZ, MÓNICA LUÍS PINEDA, y
LEONOR PORRAS DE GUTIÉRREZ, testimonios que no fueron
apreciados por el Tribunal a la hora de fundamentar la decisión de la
sentencia de segunda instancia, son declaraciones que a diferencia de
las rendidas por los testigos en los cuales el ad quem basó su decisión,
si están provistas de relatos precisos, responsivos, exactos y cabales,
razonados y particularizados», aun cuando algunos fueron
13
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
tachados de sospechosos, para lo cual entra a reseñar lo
dicho por estos e indicar las conclusiones que, estima,
emerge de ellos.
Concluye que, «[C]omo quedó demostrado anteriormente, los
requisitos de singularidad y permanencia sí se cumplieron, primero
porque no hubo tales uniones maritales de hecho, y a lo mucho lo que
pudo haberse presentado fueron encuentros esporádicos, que se
constituyen en episodios de infidelidad por parte del demandado
aprovechando sus venidas a la ciudad de Bogotá, y segundo, porque
de los testimonios que el Tribunal no apreció, se deduce que entre la
demandante y el demandado sí hubo una unión marital de hecho
permanente, con comunidad de vida y singular».
CONSIDERACIONES
1. Por la data de proposición de la presente
impugnación extraordinaria las reglas que gobernarán su
resolución son las previstas en el Código de Procedimiento
Civil, conforme lo dispuesto en los artículos 624 y 625 del
Código General del Proceso, en virtud de los cuales los
recursos «se regirán por las leyes vigentes cuando se interpusieron».
2. En el trámite del recurso de casación las decisiones
impugnadas suben a la Corte amparadas por la presunción
de legalidad y acierto, las que deberán ser desvirtuadas por
el recurrente para obtener su quiebre, para lo cual tendrán
que acudir a cualquiera de las causales que expresamente ha
previsto el legislador, entre ellas, la violación de normas
sustanciales de manera indirecta por errores de hecho en la
apreciación de las pruebas, teniendo de presente, en todo
14
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
caso, que este mecanismo impugnaticio no constituye una
instancia adicional para reeditar el pleito o la valoración
probatoria, pues ello es asunto de competencia de las
instancias.
3. El legislador ha reconocido a los jueces la discreta
autonomía en la apreciación de las pruebas, por lo que el
error de hecho se presenta cuando el juzgador supone,
omite o altera el contenido de los medios de convicción,
siempre y cuando dicha anomalía influya en la forma en
que se desató el debate, de tal manera que de no haber
ocurrido otro fuera el resultado, por lo que quien lo alegue
tiene la severa tarea argumentativa de acreditar frente a lo
que aparece palmario o demostrado con contundencia, la
protuberante inconsistencia entre lo que objetivamente se
desprende de tales pruebas y las conclusiones de aquél, así
como la trascendencia del dislate sobre lo resuelto, amen
«que no cualquier yerro de esa estirpe es suficiente para infirmar un
fallo en sede de casación, sino que se requiere que sea manifiesto,
porque si se edifica a partir de un complicado proceso dialéctico, así
sea acertado, frente a unas conclusiones también razonables del
sentenciador, dejaría de ser evidente, pues simplemente se trataría de
una disputa de criterios, en cuyo caso prevalecería la del juzgador,
puesto que la decisión ingresa al recurso extraordinario escoltada de la
presunción de acierto» (CSJ SC de 9 de agosto de 2010, Rad.
2004-00524-01).
En esa misma dirección apuntó esta Corporación, que:
«la discreta autonomía de que se encuentran dotados los
juzgadores para el desarrollo de su compleja misión, apareja que
15
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
el debate alrededor de la apreciación y valoración de las
pruebas quede, en línea de principio, cerrado definitivamente en
las instancias, sin que, por ende, sea posible reabrirlo con
ocasión de un recurso extraordinario, a menos que, en casos
excepcionales, los yerros denunciados, a más de trascendentes,
puedan ser calificados de notorios, palmarios o manifiestos, es
decir, que su individualización y prueba aflore sin mayores
esfuerzos, raciocinios o elucubraciones, al punto que resulte
francamente inocultable para cualquiera e imponga el quiebre de
una decisión judicial’ (exp. 1997-09327), ‘sólo cuando la tesis
que expone la censura es la única admisible es procedente
abrirle paso al recurso’ (cas. civ. sentencia de 31 de enero de
2005, exp. 7872; se subraya), en cuanto el fallo judicial ‘no se
puede socavar mediante una argumentación que se limite a
esbozar un nuevo parecer, por ponderado o refinado que sea,
toda vez que, in abstracto, tanto respeto le merece a la Sala el
criterio que en esos términos exponga la censura, como el que
explicitó el fallador para soportar su decisión judicial’ (cas. civ.
sentencia de 5 de febrero de 2001, exp. 5811)» (CSJ SC de 27
de julio de 2010, Exp. 2006 00558 01 reiterada SC de
18 de dic. de 2012, Exp. 2007-00313-01).
Precisando consecuentemente la Sala, que «‘allí donde se
enseñoree la dubitación, no puede salir airoso el recurso extraordinario
de casación, cuya procedencia privativamente finca en la certeza, en sí
misma ajena a la hesitación’» (CSJ SC 31 de marzo de 2003,
Exp. N° 7141).
En relación con esa valoración del juzgador, en el tema
puntual de la prueba testimonial, se ha dicho que:
«6. —La Sala considera que no hay error de hecho en la
apreciación de la prueba de testigos. Para socavar la convicción
del Tribunal, por error de esta especie, se requiere —se ha
repetido insistentemente— que el yerro sea de tal magnitud que
de la prueba no apreciada surja fatalmente, sin la menor
vacilación, el hecho opuesto al que dio por acreditado el Juez de
instancia como consecuencia de su equivocación. No se trata de
yerros, de omisiones, de mayor o menor entidad, sino de fallas
16
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
tan graves que sobre la ausencia cierta de la prueba se haya
admitido la demostración del hecho o que ante la prueba
evidente en autos se haya negado la existencia del hecho. La
materia concierne al fuero autónomo de que goza el fallador de
instancia en la función de investigar en el juicio lo tocante a la
prueba de los hechos que configuran la acción ejercida. Y por ello
el error de hecho, una vez demostrado, debe conmover de tal
suerte la apreciación del juzgador, que ésta se desplome para
destruir el hecho que había sido admitido, o admite el que había
sido negado; mas sin lugar a la menor duda, porque si cabe
alguna será imposible la presencia de esta especie de error.
(CSJ SC 061 de 30 de sept. de 1954).
Postura que ha sido reiterada de manera constante por
la Corporación, diciendo en épocas más recientes lo
siguiente:
«Justamente, el entendimiento del Tribunal, encuentra
respaldo en el análisis razonable de los testimonios, lo cual,
excluye de suyo los desaciertos probatorios, más aún, si en
hipótesis como la de la litis, son ambivalentes, poco precisos y
pueden conducir a conclusiones diferentes, dentro de éstas las
adoptadas por el juzgador fundado en su análisis conjunto y en
otra declaración, donde el ‘acogimiento de unas de ellas por el
sentenciador, así sea implícitamente, no da pie para estructurar
un reproche en casación que exige, respecto del error de hecho en
la apreciación probatoria, que la equivocación aparezca de modo
manifiesto o palmario, lo que no sucede cuando, como aquí, no se
vislumbra que haya debido hacerse una estimación enteramente
distinta como la que propone el censor, quien, en esa medida, no
alcanzó a demostrar la existencia de un yerro evidente, ni por lo
dicho trascendente…Tanto más se avala la última conclusión, si
los hechos que quiere traducir en su favor la demandante no son
absolutamente inequívocos…, pues, como ha dicho esta
Corporación ‘si un hecho admite una o más interpretaciones que
no pugnan con la evidencia, la circunstancia de que el Tribunal
elija la que en el sentir del recurrente y aún en el de la Corte, no
sea la más atendible, no sería constitutiva de error evidente pues
el requisito de la evidencia excluye toda argumentación que se
fundase en las probabilidades y no en la certidumbre’ (CXLII,
pág. 245 y CXXVI, pág. 136)’ (cas. civ., sentencia de 16 de
diciembre de 2004, expediente No. 7281; se subraya); ‘a lo que
17
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
cabe agregar que cuando se está frente a dos grupos de pruebas,
el juzgador de instancia no incurre en error evidente de hecho al
dar prevalencia y apoyar su decisión en uno de ellos con
desestimación del restante, pues en tal caso su decisión no estaría
alejada de la realidad del proceso’ (cas. civ., sentencia del 18
septiembre de 1998, expediente No. 5058), pues tiene dicho la
Sala, de vieja data, que ‘cuando militan pruebas en diversos
sentidos, el acogimiento por el sentenciador de las que le ofrezcan
mayores bases de credibilidad con desestimación de otras, no
conforma yerro…’ (se subraya) excepto cuando se ‘incurra en
absurdos o que la apreciación del fallador riña con la lógica’ (cas.
civ., sentencia del 5 de diciembre de 1990 y 7 de octubre de 1992)»
(Reiterada en SC de 18 de dic. de 2012 exp. 2007
00313 01).
4. El eje central de la censura está en achacarle al
tribunal errores en la valoración de las pruebas, que lo
llevaron a tener por acreditada la existencia de unión marital
entre el demandado Juan María Toro Pérez y las señoras
Tatiana Canal y María Fernanda Moreno Ríos, por los años
2006 a 2010, para en consecuencia negar la misma respecto
de la demandante en ese mismo periodo, pues aquél desde el
año 2006 vivía más en Bogotá que en Villa de Leyva, y por
esa vía tampoco accedió al reconocimiento de la sociedad
patrimonial entre compañeros permanentes.
Significa esto que la discusión que se plantea en sede
de casación está delimitada a establecer si, conforme al
panorama probatorio, era viable declarar la unión marital
de hecho de manera exclusiva en el periodo desestimado en
la instancia, para que, acreditado este, se declare la
conformación de la sociedad patrimonial entre los
compañeros permanentes.
18
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
5. El artículo 1° de la ley 54 de 1990 establece que hay
unión marital de hecho entre quienes sin estar casados,
«hacen una comunidad de vida permanente y singular» ; queda
implícito, que no habrá lugar a ésta si alguno de los
pretensos compañeros tiene otra relación paralela de
similares características, pues no se cumpliría el
presupuesto de singularidad que expresamente establece la
ley, en la medida que resulta inadmisible pregonar la
existencia de comunidad de vida con más de una persona
con capacidad suficiente para generar de ambas los efectos
jurídicos que en protección a la institución familiar se
reconocen, tanto al matrimonio como a la unión marital de
hecho.
Ha sido constante la jurisprudencia al señalar que son
elementos para la conformación de la unión marital de hecho
una comunidad de vida, permanente y singular, de los cuales
se ha dicho que: (i) la comunidad de vida refiere a esa
exteriorización de la voluntad de los integrantes de
conformar una familia, manifestado en la convivencia,
brindándose respeto, socorro y ayuda mutua, compartiendo
metas y asuntos esenciales de la vida, «(…) esa comunidad de
vida debe ser firme, constante y estable, pues lo que el legislador
pretende con esa exigencia es relievar que la institución familiar tiene,
básicamente, propósitos de durabilidad, de estabilidad y de
trascendencia»1, la cual se encuentra integrada por unos
elementos «(...) fácticos objetivos, como la convivencia, la ayuda y el
socorro mutuos, las relaciones sexuales y la permanencia, y subjetivos
otros, como el ánimo mutuo de pertenencia, de unidad y la affectio
1
CSJ SC de 10 de abril de 2007, Exp. 2001 00451 01.
19
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
maritalis (…)2»; (ii.) la permanencia, que refiere a la forma de
vida en que una pareja idónea comparte voluntaria y
maritalmente, guiada por un criterio de estabilidad y
permanencia, en contraposición de las relaciones
esporádicas, temporales u ocasionales y; (iii.) la
singularidad indica que únicamente puede unir a dos
personas idóneas, «atañe con que sea solo esa, sin que exista otra
de la misma especie, cuestión que impide sostener que la ley
colombiana dejó sueltas las amarras para que afloraran en
abundancia uniones maritales de hecho3.
En torno al elemento singularidad esta Corte ha dicho
que:
«La explicación de la característica de singular que el citado
artículo primero contempla, no es más que la simple aplicación de
lo hasta aquí dicho en torno al objetivo de unidad familiar
pretendido con la unión marital de hecho, por cuanto la misma
naturaleza de familia la hace acreedora de la protección estatal
implicando para el efecto una estabilidad definida determinada
por una convivencia plena y un respeto profundo entre sus
miembros en aplicación de los mismos principios que redundan
la vida matrimonial formalmente constituida, pues, como se
indicó, se pretendió considerar esta unión como si lo único que
faltara para participar de aquella categoría fuera el rito
matrimonial que corresponda». (CSJ SC de 20 de sept. de
2000, exp. 6117).
Incluso más recientemente la Corporación acotó que en
razón del supuesto de singularidad que se exige en la unión
marital de hecho
2
CSJ. Civil. Sentencia 239 de 12 de diciembre de 2001. Reiterada en fallos de 27 de
julio de 2010, expediente 00558, y de 18 de diciembre de 2012, expediente 00313,
SC15173-2016 de 24 de octubre de 2016, exp. 2011-00069-01, entre otros.
3
CSJ SC de 20 de sept. de 2000, exp. 6117.
20
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
«no hay campo para compromisos alternos de los
compañeros permanentes con terceras personas, toda vez que se
requiere una dedicación exclusiva al hogar que se conforma por
los hechos, ya que la pluralidad desvirtúa el concepto de unidad
familiar que presuponen esta clase de vínculos» (CSJ SC de 5
de agos. De 2013 Rad. (2004-00084-02)
Precisando más adelante en la misma decisión
que:
En otras palabras no se permite la multiplicidad de
uniones maritales, ni mucho menos la coexistencia de una sola
con un vínculo matrimonial en el que no estén separados de
cuerpos los cónyuges. Sin embargo, cuando hay claridad sobre la
presencia de un nexo doméstico de hecho, los simples actos de
infidelidad no logran desvirtuarlo, ni se constituyen en causal de
disolución del mismo, que sólo se da con la separación efectiva,
pues, como toda relación de pareja no le es ajeno el perdón y la
reconciliación».
6. Resulta relevante para el sub examine
puntualizar que no riñe con el último supuesto
mencionado, la trasgresión de la fidelidad que, en línea de
principio, debe orientar las uniones de pareja, constituidas
con el propósito de conformar una familia, como lo ha
advertido esta Corte al decir lo siguiente:
«Lo anterior, desde luego, no puede confundirse con el
incumplimiento del deber de fidelidad mutuo inmanente a esa
clase de relaciones, exigido en general en el artículo 42 de la
Constitución Política, según el cual las "relaciones de familia se
basan en la igualdad de derechos y de deberes de la pareja y en
el respeto recíproco de todos sus integrantes".
Como tiene explicado esta Corporación, "(...) establecida
una unión marital de hecho, la singularidad que le es propia no
se destruye por el hecho de que un compañero le sea infiel al
otro, pues lo cierto es que aquella (...) solo se disuelve con la
21
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
separación física y definitiva de los compañeros permanentes
(...)"(4)4.
No se desconoce, la infidelidad generalmente conduce a la
ruptura de la unión marital, pues constituye una afrenta a la
lealtad y al respeto recíproco debido. Empero, pese a conocerse
la falta, al pervivir la relación de pareja, se entiende que el
agraviado la perdonó o toleró, sin afectar la comunidad de vida,
pues como se indicó, con esa finalidad se requiere la separación
física y definitiva, bastando para el efecto que "(...) uno de los
compañeros, o ambos, decidan darla por terminada (...)", como
allí mismo se señaló». (CSJ SC 15173-2016 de 24 de oct.
de 2016, exp. 2011-00069-01).
7. La acusación formulada en este asunto no tiene
vocación de prosperidad, por las siguientes razones:
7.1 El tribunal no halló acreditados todos los
supuestos que configuran la unión marital de hecho, en lo
que hace al periodo 2006 a 2010, al persuadirse con el
conjunto del material probatorio allegado al juicio de la
inexistencia de singularidad y comunidad de vida, en razón
a las relaciones paralelas que de igual naturaleza sostuvo
Juan María Toro Pérez con las señoras Tatiana Canal Mora,
primero y María Fernanda Moreno Ríos, después; agrega
también el ad quem que, en últimas, lo que pudo existir en
ese período fueron «encuentros esporádicos en las oportunidades
en que éste se desplazaba de Bogotá a Villa de Leyva …»;
razonamiento que considera el censor está soportado en los
yerros de apreciación endilgados en la censura y que la Sala
no avizora, por cuanto que, para esas conclusiones, el
colegiado otorgó eficacia probatoria (i) al documento
calendado 31 de mayo de 2011 a través del cual el
4
(4) CSJ Civil sentencia de 5 de septiembre de 2005, expediente 00150.
22
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
demandado le hace entrega a la demandante de diez
cheques para garantizar el pago del precio de un vehículo
automotor, (ii) a la factura expedida por un hotel campestre
por el servicio prestado para dos personas entre el 30 de
noviembre a 2 de diciembre de 2010 y (iii) al acta de
diligencia policiva de demolición en la que aparece firmando
la demandante como compañera permanente del
demandado, bajo la consideración de que « la primera de ellas
fue expedida en una época muy posterior a la fecha en la cual
presuntamente finalizó la mencionada relación; la segunda
aunque correspondiendo a los días en que al parecer se dio
término a la convivencia entre las partes, no significa más que
eventualmente tal servicio fue prestado a las partes de este
conflicto, máxime que allí solo se menciona a María Claudia y, la
tercera porque aun habiendo sido suscrita por la demandante
aduciendo la calidad de "compañera permanente de Juan María
Toro", de igual forma se evidencia que no se tiene certeza de qué
día se realizó dicha diligencia toda vez que no se señaló fecha,
sin embargo en la parte final se dejó plasmado que el día 23 de
julio de 2009 se continuará con la diligencia; pues así las cosas
se evidencia que para esta fecha del 2009 el señor Juan María
Mora ya tenía otra relación marital de hecho con la señora María
Fernanda, de conformidad a las pruebas testimoniales
practicadas dentro del proceso» .
Esas argumentaciones que sirvieron de soporte para el
análisis del caso no fueron desvirtuadas por el recurrente,
por el contrario, solo se plantearon opiniones diferentes
frente a esos medios de prueba, los que si bien pueden ser
adecuados no son suficientes para destruir el estudio hecho
por el tribunal que también luce coherente y suficiente.
23
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
7.2 Refuta la no aceptación que a la tacha por
sospecha planteó frente a los testigos requeridos por la
parte pasiva, por considerar que entre ellos existían
relaciones familiares y sentimentales con interés de
favorecer a la parte demandada, criticando el haber
preferido unos, los de la parte contraria, sobre otros, los de
ella, sin hacer el mínimo reparo de las circunstancias que
justificaban aceptar la tacha.
Ese presunto error, que en realidad es un yerro de
derecho y no de hecho, por atacar en realidad la aplicación
que del artículo 218 del Código de Procedimiento Civil hizo
el juzgador, radica, precisamente según su decir, por «no
sopesar por parte del Tribunal las circunstancias de vínculos familiares
y sentimentales, como así lo señala, al ser la señora TATIANA la ex
esposa del demando y madre de sus dos hijos, ALEJANDO y JUAN
SEBASTIÁN ser los hijos del demandado, MARÍA FERNANDA MORENO
ser la actual compañera del demandado y ALEXANDER SIERRA el ex
esposo de MARÍA FERNANDA y padre de sus dos hijas».
No obstante, de la lectura de la sentencia se observa
que el tribunal expresó las razones que justificaron su
decisión frente a los testigos acusados de sospechosos al
expresar que «tal argumento paradójicamente bien podría aplicársele
a la propia impugnante, dado que los testigos por ésta llamados al
proceso, también tienen vínculos directos bien de familiaridad pues
una de ellas es su señora madre, otra a más de ser su amiga íntima,
también es socia de algunos negocios y otra, es contraparte del
demandado en algunas acciones judiciales y policivas, situación que
así mismo podrían minar la consistencia y objetividad de sus dichos »,
24
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
motivaciones que no fueron objeto de queja en la presente
acusación.
Pero además, los fundamentos del reclamo casacional
en este aspecto no pasan de ser una disconformidad propia
del recurrente, que no afecta la discreta autonomía para
apreciar la prueba testimonial de que goza el fallador, por
cuanto en modo alguno se ha previsto por el legislador la
inviabilidad de que los familiares y las personas con
relación de afecto con alguna de las partes puedan
atestiguar en las causas donde estén involucrados sus
parientes y/o amigos, sin menoscabo, claro está, del mayor
rigor que debe aplicarse en su valoración; de suerte que,
esa sola circunstancia de relación cercana, no puede, como
lo pretende el censor, servir de báculo para desechar dicha
probanza, máxime que, en asuntos de familia, en donde son
justamente sus integrantes o personas muy allegadas,
quienes, por esa condición o cercanía pueden tener un
conocimiento más próximo a la realidad de los hechos que
sean materia del litigio. Como ha dicho esta Corte.
«No está por demás recordar que el linaje de los
procesos como el que aquí se ventila, impone como verdad
que la prueba más corriente de lo que sucede en el ámbito
matrimonial, suelen darla las personas que precisamente
tienen acceso a él, destacándose, como es obvio, la
parentela, la servidumbre y los allegados al seno familiar.
La fuerza demostrativa de tales personas no puede
desmerecerse por el mero hecho de que allí se observen
afectos filiales, de estimación y consideración, o que medie
el factor objetivo de la dependencia, pues como lo tiene
sostenido la Corte, la severidad examinadora que se Impone
en relación con testigos en quienes concurren circunstancias
como las mencionadas por el artículo 217 del Código de
25
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Procedimiento Civil, "…no puede aplicarse con Idéntico
rasero en todos los procesos, dado que la índole de la
cuestión controvertida en alguno de ellos, señala sin género
de duda la conveniencia de atemperarla. Es verdad que no
todas las relaciones de la esfera jurídica de las personas se
revelan del mismo modo en el mundo exterior; algunas,
como las que hallan venero inmediato en las relaciones de
familia, se manifiestan las más de las veces en ese cerrado
ámbito familiar, franqueando por excepción las fronteras de
tal privacidad. De suerte que la percepción y conocimiento
de las mismas, acaso sea más probable entre las personas
que tienen acceso al núcleo familiar donde se presentan
"Siendo ello así, es palmario que en punto de la crítica
testimonial, respecto de esos declarantes no sea válido
aplicar el rigorismo que sin atenuantes debe aplicarse en
otras materias, pues fácilmente se crearía el riesgo de
resultar a la postre privando a las partes de tan importante
como frecuente medio de convicción, si, como se dijo, los
llamados en principio a conocer tales cosas son
precisamente la servidumbre, la parentela y los más
allegados al círculo hogareño.
"Fuerza es concluir, pues, que, en eventualidades tan
especiales, el sentenciador morigere la sospecha que en
otras circunstancias le merezca el testimonio de dichas
personas". (Sentencia de 21 de junio de 1988) ». (CSJ SC
de 4 de oct. de 1988).
Y como a ese simple hecho se limitó el reproche
ningún asidero tiene para sacarlo adelante.
7.3 El otro yerro refiere a que se dio «por demostrado
sin estarlo que "el demandado a partir de 2006 no estuvo viviendo
permanentemente en Villa de Leyva sino en Bogotá donde dice haber
fijado su residencia y domicilio principal", hecho que no se infiere
de la evidencia probatoria, pues ni del interrogatorio de
parte rendido por el señor Juan María, ni de las
declaraciones de las señoras Tatiana Canal y María
26
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Fernanda Moreno, ni del contrato de arrendamiento se
desprende esa afirmación.
Las manifestaciones anteriores no cumplen la
actividad que el recurrente debe ejercer cuando ataca la
valoración de declaraciones de testigos por la vía del error
de hecho, pues solo se limitó a plantear opiniones generales
y abstractas que, si bien difieren de las tomadas por el
tribunal, no alcanza a desvirtuar la presunción de acierto
de estas últimas.
7.4 Se reprochó de otro lado, que el tribunal diera por
demostrado, sin estarlo, que MARÍA CLAUDIA GUTIÉRREZ
PORRAS admitió la simultaneidad de relaciones del
demandado, actos permitidos, conocidos y consentidos por
la actora, en razón a la ausencia de elementos
demostrativos que den cuenta de ello, lo que resulta
cuestionable, pues de la prueba testimonial surge que al
Hotel llegaba la señora Tatiana Canal a quien reconocían
como la esposa del demandado y después que eran
conocedores de la relación posterior con María Fernanda
Moreno.
Pero aún si dicha afirmación del tribunal se
considerara especulativa, resultaría irrelevante en la
decisión, en la medida que no es el conocimiento o no que
pueda tener la pareja de la existencia de otras relaciones
simultaneas de su compañero lo que afecta la existencia de
la unión, sino las condiciones en que aquellas se
27
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
desarrollen, pues no pueden coexistir varias uniones
maritales capaces de generar efectos económicos, aun
cuando pueden presentarse episodios de infidelidad.
7.5 Remató la acusación endilgándole al tribunal que
no dio «por demostrado, estándolo, que entre el 1 de noviembre de
2001 y el 31 de octubre de 2010, existió una unión marital de hecho
entre la señora MARÍA CLAUDIA GUTIÉRREZ PORRAS y el señor JUAN
MARÍA TORO PÉREZ, cobijada con los requisitos de permanencia y
singularidad exigidos por el artículo 1 de la Ley 54 de 1990 »,
apoyándose en las pruebas testimoniales de Gladys
Ferminda Castillo González, Mónica Luís Pineda y Leonor
Porras haciendo referencia a su dicho, los cuales considera
sí son precisas, responsivas y exactas y que si hubieran
sido apreciados por el tribunal hubiera accedido a las
pretensiones en la forma que fueron planteadas.
Sin embargo, el ad quem para tal inferencia no se limitó
a tales probanzas, que contrario a lo dicho sí las tuvo en
cuenta, empero se advierte inocultable que sopesó estas con
las restantes declaraciones recaudadas en la instancia, así
como también con el distinto material documental,
resaltando el mérito que estos le merecieron, indicando con
claridad las razones por las que documentos y testimonios
resultaron insuficientes, para acreditar la existencia de los
elementos de singularidad y comunidad de vida, necesarios
para la declaración de la unión marital de hecho.
De aquel ejercicio analítico realizado por el juez
colegiado concluyó, que «la evidente falta de singularidad de la
28
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
unión reclamada, extiende sus efectos nocivos a otros elementos
axiológicos de los que el legislador establece para las uniones maritales
de hecho, cuando advierte que deben reunir el requisito de una
comunidad de vida permanente, quiere significar que los compañeros,
deben demostrar mediante elementos objetivos y subjetivos de su
comportamiento, que efectivamente su voluntad responsable es
conformar una familia con los presupuestos de ayuda mutua,
cohabitación, convivencia, y que las mismas se realicen de forma
constante e ininterrumpida, mientras las circunstancias lo permitan».
Así las cosas, las mentadas consideraciones, dan
evidencia de que los planteamientos señalados en párrafos
anteriores le cierran el paso a la demanda de casación,
puesto que los argumentos que soportan la impugnación, lo
que realmente traslucen es una disparidad de criterios
entre lo definido por el juzgador ad quem y la propia
apreciación que el recurrente hace del acervo probatorio
arrimado al juicio, pretendiendo imponer el suyo, enfilado a
la demostración de las pretensiones declarativas contenidas
en la demanda, lo que no es de recibo.
8.- Corolario de todo lo dicho es que la acusación
fundamentada en la existencia de error de hecho manifiesto
en la apreciación de las pruebas, ante la presunción de
legalidad y acierto con la que viene amparada la decisión, se
quedó en una simple exposición de puntos de vistas
antagónicos, lo que no basta para derruirla, por muy
ponderados que sean, en virtud de la discreta autonomía
que se reconoce al juez de conocimiento para apreciar los
medios probatorios, conforme las reglas de la sana crítica.
29
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Las conclusiones obtenidas por el tribunal resultan
plausibles y, por lo mismo, no devienen arbitrarias o
contraevidentes, amen que del escrutinio no emerge esa
discordancia grave y protuberante, entre lo que revelan en
conjunto las pruebas en que se soportó la decisión y lo que
de ellas extrajo el ad quem, como tampoco que la inferencia
del censor sea la única conclusión admisible.
9. Ello cobra mayor relevancia cuando al juicio se
incorporaron otras probanzas que no fueron refutadas por
la recurrente, quedando incólume el alcance demostrativo
de las mismas, que en su apreciación conjunta con las
reprochadas permiten reforzar aquellas conclusiones.
Así, aparecen las declaraciones de los señores Elsa
Marina Rodríguez Superlano, José Ignacio Mendoza
Cordero, William Montañez López, que reconocen a Tatiana
Canal como esposa, quien llegaba al hotel junto con sus
hijos, pese a ser estos mayores; el contrato de
arrendamiento celebrado por el demandado y la señora
María Fernanda Moreno Ríos como arrendatarios con la
señora Regina Patricia Venegas Gómez, respecto de una
vivienda en Villa de Leiva, suscrito el 1° de marzo de 2010
(fl.329), junto con los comprobantes de egreso expedidos de
manera continua por la arrendadora entre esa data y
febrero de 2011 (fls 333 a 344), que dan cuenta de la
cancelación de los cánones correspondientes, que a no
dudar evidencian la convivencia como pareja de los
mencionados arrendatarios desde esa calenda, que
30
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
permiten inferir un inicio previo de la relación, siendo
contestes las declaraciones en señalar al respecto que lo fue
desde el año 2008.
10.- El juicio argumentativo del Tribunal dirigido a
establecer la no configuración de los elementos intrínsecos
de una unión marital de hecho en el presente caso que se
estudia, se adecúa, en criterio de esta sala, a lo que esta
Corporación ha expresado en forma reiterada, en el sentido
de insistir en que la institución marital a que se refiere la
ley 54 de 1990 junto con sus modificaciones posteriores, en
coherencia con los precedentes constitucionales que la han
amoldado a las circunstancias necesarias de acompasarlas
con las convenciones internacionales aprobadas por
Colombia y las reglas supralegales que contienen el derecho
a la igualdad y a la no discriminación, no se refieren a una
simple intención de convivencia temporal entre dos
personas basadas en relaciones sexuales, sino que por el
contrario, se le exige al funcionario judicial verificar la
existencia de una unión marital de hecho dentro del
contenido filosófico de la norma y la determinación del
legislador de establecerla como una manera de formar
familia, lo que requiere del Juez, una búsqueda adecuada y
minuciosa en cada caso concreto dentro del conjunto de
pruebas introducidas al plenario, de la real intención de la
pareja de conformar voluntariamente y con exclusividad un
proyecto de vida, con convivencia permanente y singular,
sostenido bajo los principios de solidaridad, socorro y ayuda
mutua, dirigidos todos ellos hacia la finalidad última y
31
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
esencial y el querer voluntario de crear lazos afectivos entre
los compañeros, orientados siempre a la sana intención de
establecer familia; elementos todos cuyo cumplimiento se
atribuye a la necesidad de orden y respeto en las relaciones
familiares frente a la sociedad, protegiendo de esa forma
principios inherentes al ser humano entre otros como la
dignidad y la lealtad.
En efecto, reitera y recuerda esta Corte que como regla
general:
…La configuración de la unión marital de hecho,
presupone, convivencia more uxorio, comunidad de vida estable
y permanente plasmada en las relaciones sexuales, la ayuda,
socorro mutuo y la affectio marital, o sea, un conjunto de
“elementos fácticos objetivos como la convivencia, la ayuda y el
socorro mutuos, las relaciones sexuales y la permanencia, y
subjetivos otros, como el ánimo mutuo de pertenencia, de unidad
y la affectio maritales…5.
11. El cargo, en definitiva, no prospera.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia del 16 de abril de 2015, proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Tunja, Sala Civil - Familia,
en el proceso ordinario señalado en la referencia.
5
CSJ SC de 12 de diciembre de 2001. Exp. No. 6721.
32
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
Se condena en costas al recurrente en casación,
Wilson Alberto Ruano Paz, en favor de la demandante. Por
secretaría inclúyase en la liquidación la suma de
$6.000.000, por concepto de agencias en derecho.
Cumplido lo anterior, devuélvase la actuación surtida
al Tribunal de origen.
Notifíquese,
AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO
Presidente de la Sala
MARGARITA CABELLO BLANCO
ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO
LUIS ALONSO RICO PUERTA
33
Radicación n.° 15001-31-10-002-2011-00241-01
ARIEL SALAZAR RAMÍREZ
(impedido)
OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE
LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA
(impedido)
34