LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA.
Presentado a:
             Pbro.: Joaquín Eduardo Cortez. PSS
                          Presentado por:
                    Robinson Herrera Malaver.
Seminario Conciliar de María Santísima de la Inmaculada Concepción.
                        Derecho Canónico
                        Diócesis de Pereira
                              Nobsa
                               2020
1- Informe de lectura de las pp. 71-80 del libro: “derecho canónico: el derecho en la
   misión de la Iglesia”. en su informe debe hacer mención de cada uno de los subtítulos
   que aparecen mencionados en el libro.
R/
La Eucaristía
      La eucaristía es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana.
      Hay tres cánones que el legislador ha querido condensar la fe de la Iglesia en la
       eucaristía.
            Se ofrece y se recibe al mismo Cristo nuestro Señor.
            Es acción de Cristo y de la Iglesia y unión a la oblación de Cristo.
            Sacramento, memorial y sacrificio.
      Toda la comunidad es sujeto de la acción eucarística, aunque sólo el sacerdote
        actúa in persona Christi capitis.
a) El ministro de la Eucaristía.
        Es una celebración válida de la eucaristía es el sacerdote válidamente
          ordenado.
        Como garantía el legislador recomienda que se presente la carta comendaticia
          del ordinario o superior.
        Para la celebración lícita se exige además que el sacerdote no esté impedido
          por ley canónica penal (c.900 § 2).
        Que no haya incurrido en una irregularidad o en un impedimento (c. 1044).
        Que tenga la debida preparación (c.909).
        Respete las normas litúrgicas y canónicas (c.905).
              A no ser por causas justas y razonables, que celebre con la participación
                de algún fiel (c.906).
b) Las circunstancias de la celebración.
        La aplicación de la misa por una intención particular (c.901).
        El sacerdote debe celebrar frecuentemente la eucaristía (c.904).
              A un cuando no pueda tenerse con asistencia de fieles.
                       Sabiendo que ha de preferirse la Misa celebrada en comunidad
                          (SC 7; 41).
       La Ordenación General del Misal Romano especifica cuándo se prescribe, como
          sería el caso de la ordenación:
              El obispo y del presbítero y en la misa crismal.
              Cuando se recomienda, como el Jueves Santo en la misa vespertina.
              Las misas celebradas con ocasión de concilios, reuniones de obispos y
                 sínodos.
               La misa para la bendición de un abad.
               La misa conventual.
               La misa principal en iglesias y oratorios.
               Las misas en cualquier tipo de reuniones de sacerdotes tanto seculares
                como religiosos, especialmente cuando está presente el propio obispo.
         No es lícito que el sacerdote celebre la eucaristía más de una vez al día (c.905).
         Excepcionalmente se podrá celebrar o concelebrar una segunda vez por
          derecho universal:
               El Jueves Santo.
               Misa crismal.
               La misa in Coena Domini, en la Vigilia Pascual, en Navidad.
         Tres Misas.
              En el día de los Fieles Difuntos.
              En el sínodo o la visita pastoral, en cualquier tipo de reuniones de los
                  sacerdotes.
              En las misas conventuales o «de comunidades».
c) El ministro de la comunión
       El ministro ordinario de la comunión es:
              El obispo.
              El presbítero.
              El diácono
                       capacitado por el sacramento del orden.
       El ministro extraordinario es:
              El acólito.
                       Debidamente instituido.
              Otro fiel a quien el Ordinario del lugar le hubiera concedido esta facultad
                de forma permanente.
                       Los laicos no podrán ejercer esa función cuando se halle
                         presente un ministro ordenado que pueda realizarla.
              Ad casum a través del párroco o rector del templo.
d) Participación de la Eucaristía
       Todo bautizado puede y debe ser admitido a la sagrada comunión, pues es un
          derecho que tiene como fiel.
       El fiel cristiano tiene la obligación de comulgar con frecuencia, pues es un
          medio excepcional de gracia (c.898).
       Para recibir la comunión es preciso estar en gracia:
             Cuando existe pecado grave.
                      Hay necesidad de la previa confesión sacramental, que puede
                         suplirse mediante un acto de contrición perfecta cuando existe.
                              Un motivo grave o necesidad urgente, o cuando falta la
                                oportunidad para confesarse.
      También hay que guardar el ayuno eucarístico
            Al menos desde una hora antes de la sagrada comunión.
                     Excepción sólo del agua y de las medicinas.
      Generalmente se comulgará dentro de la misa y con hostias consagradas en esa
        celebración.
      Como norma, se repartirá la comunión bajo la sola especie de pan.
            Si existe la posibilidad de dar la comunión bajo las dos especies de
              acuerdo con las leyes litúrgicas.
       En cuanto a comulgar en la boca o en la mano, la normativa pide que se
         respete la libertad de cada fiel.
                     Cuidar la nobleza del gesto del comulgante que manifieste lo que
                        se recibe y la limpieza de las manos.
                     La sagrada Hostia se llevará a la boca de cara al altar y antes de
                        retirarse a su sitio.
La denegación del sacramento
         Los que han sido excomulgados.
         Aquellos que están en entredicho después de la imposición o declaración de la
          pena.
         Que obstinadamente persisten en un manifiesto pecado grave (c.915).
             Los divorciados de un matrimonio canónico anterior y que volvieron a
                casarse civilmente.
             Siendo bautizados y no teniendo impedimento alguno, han optado por el
                matrimonio meramente civil.
La primera comunión
         En referencia a la primera comunión de los niños, el Código no establece una
          edad concreta.
               Sino que ésta vendrá determinada por un doble requisito:
                      Que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad
                         y puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción (c.913 § 1).
         Se exige clara y directamente la previa confesión sacramental (c.914).
         La primera comunión siempre debe ser administrada por un sacerdote.
         Los días más oportunos para celebrarla son:
               Los domingos de Pascua.
               La solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
               Los domingos del Tiempo Ordinario
                      Puesto que el domingo es justamente considerado como el día de
                       la Eucaristía.
         En el caso de niños con minusvalías psíquicas y los niños que estuvieran en
          peligro de muerte
                Sólo podría negárseles el sacramento:
                      Si hubiera completa seguridad de que son incapaces de cualquier
                       acto humano y no pueden distinguir el pan común del pan
                       eucarístico.
La comunión de los enfermos
         La disciplina permite que la comunión pueda repetirse en el mismo día si hay
          empeoramiento y sugiere que, mientras dure el peligro de muerte, el enfermo
          la reciba más veces en días distintos (c.921).
         El viático se puede administrar en cualquier tiempo y hora.
         En situaciones comunes de enfermedad y ancianidad se deberán:
                 Dar todas las facilidades para recibir la eucaristía frecuentemente, a ser
                    posible todos los días, sobre todo en el Tiempo Pascual.
e) Ritos y ceremonias
    Materia necesaria para el sacrificio eucarístico es el pan y el vino al cual se ha de
       mezclar un poco de agua (c.924 § 1).
               Para la validez, el pan ha de ser exclusivamente de trigo.
               El vino debe ser natural, del fruto de la vid y no corrompido (c.924 § 3).
               Está taxativamente prohibida también la consagración de ambas fuera
                   de la misa.
    Cuando se trate de un sacerdote enfermo o anciano (c.930 § 1) puede celebrar
       sentado, observando las leyes litúrgicas en la medida de lo posible y siempre que
       lo haga privadamente.
    El sacerdote ciego también puede celebrar con asistencia de alguien que le preste
       ayuda (c.930 § 2).
f) Tiempo y lugar de la celebración
     La eucaristía puede celebrarse todos los días y a cualquier hora (c.931) con
       excepción del Triduo Pascual, aunque el Jueves Santo el ordinario puede autorizar
       otra misa para los fieles que no pueden participar en la celebración vespertina.
            Quedan prohibidas este día las misas sin pueblo.
     Normalmente la celebración tendrá lugar en un lugar sagrado salvo necesidad.
     El altar dedicado o bendecido es el lugar propio, aunque en los casos de misas
       fuera del lugar sagrado se puede emplear una mesa apropiada, utilizando el
       mantel y el corporal.
g) Reserva de la eucaristía
    La reserva de la eucaristía está prescrita en la catedral o iglesia equiparada.
    En las iglesias parroquiales y equiparadas.
    En la iglesia u oratorio anejo a la casa de un instituto religioso o sociedad de vida
      apostólica (c.934)
    La capilla del obispo.
    Todos los lugares sagrados siempre que cuenten con la licencia del Ordinario del
      lugar (c.934).
             Que haya siempre alguien a su cuidado para evitar peligros, que se
                celebre allí la misa al menos dos veces al mes.
    Está prohibida en casas particulares y llevarla consigo en los viajes (c.935).
    Las hostias consagradas deben guardarse en un copón o recipiente adecuado, en
       cantidad que responda a las necesidades de los fieles.
    Junto al sagrario ha de lucir una lámpara, con la que se indique y honre la
       presencia de Cristo (c.939-940).
h) Veneración de la eucaristía
    Se realiza en primer lugar a través de la oración y adoración privada (c.898)
    La oración ante el Santísimo está muy recomendada en particular a los miembros
      de institutos religiosos (c.663 § 2).
    La exposición del Santísimo
            Breve o prolongada, como acto público de culto, se puede realizar en los
                lugares donde esté permitido tener la reserva.
            Cuando la realiza un sacerdote o diácono podrá impartir la bendición, no
                cuando lo haga un acólito o ministro extraordinario.
            En ningún caso está permitida la exposición durante la celebración de la
                misa, ni la mera exposición para impartir la bendición.
     Las procesiones eucarísticas, especialmente la del día del Corpus Christi,
       establecida como preceptiva y que habitualmente será una sola en cada localidad.
i) Los estipendios
     El estipendio es una laudable costumbre ampliamente aceptada por la Iglesia, que
        a la vez que ha luchado contra los abusos en esta materia, ha defendido también
        con vigor la legitimidad de ofrecer la misa por la intención de un donante, sin que
        esto vaya en detrimento la universalidad de la eucaristía.
     Todo sacerdote puede recibir estipendio, pero no se le impone el recibirlo,
        porque la misma Iglesia invita a los sacerdotes a que celebre la misa por las
        intenciones de los fieles necesitados.
     El sacerdote que celebre varias misas al día sólo puede retener un estipendio
             Salvo en Navidad, donde se pueden retener los tres estipendios.
                No puede aceptar más estipendios de los que pueda satisfacer en el plazo
                 de un año (c.953)
         El tiempo de celebración comienza a contar a partir de que el sacerdote recibió el
          encargo.
                 Siempre debe optarse por la celebración dentro de un plazo breve (c.955
                  § 2).
         En caso de celebrarse la misa pluriintencional, el sacerdote podrá retener un solo
          estipendio, según la tasa diocesana.
2- Después de haber leído detenidamente los apuntes de clase, compartidos por el
   profesor, responder a las siguientes inquietudes:
 A- Por qué la santísima eucaristía es considerada, por la iglesia, como “el culmen y la
    fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana” (cf lg 11). sustente su respuesta
    con los cánones y con los documentos del magisterio de la iglesia.
R/
         Eucaristía es la vida de la Iglesia.
         El misterio de la Iglesia quedaría, por así decirlo, sin alma, si se le privase de la
          Eucaristía, el mayor don de Dios al mundo, por el que, entregando a su Hijo
          amado, se entrega a sí mismo de generación en generación como Sacrificio
          perpetuo hasta la consumación de los siglos.
         Derecho Canónico
              La Eucaristía se contiene (presencia real), se ofrece (sacrificio) y se recibe
                (comunión) al mismo Cristo Nuestro Señor “por la que la Iglesia vive y
                crece continuamente” (Can 897), es acción de Cristo y de la Iglesia y unión
                a la oblación de Cristo sacramento, memorial y sacrificio, por ella se
                significa y realiza la unidad del pueblo de Dios y se lleva a término la
                edificación del Cuerpo de Cristo (Can 897-899,1).
        Documento de la Iglesia
              El sacrificio eucarístico, memorial de la muerte y resurrección de Jesús, en
               el que se perpetúa el sacrificio de la cruz, es el culmen y fuente de todo el
               culto de la Iglesia y de toda la vida cristiana, por la que se significa y realiza
               la unidad del Pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del Cuerpo
               de Cristo (Cf LG 3, 7; EM 6; OGMR 2; Sca 47).
              La Eucaristía, por la que la Iglesia vive y crece continuamente, es el
               sacramento más augusto en el que se contiene, se ofrece y se recibe al
               mismo Cristo Nuestro Señor (Cf JUAN PABLO II, Carta Encíclica “Ecclesia de
               Eucharistía”, 2003).
 B- Con relación al ministro de la celebración de la Eucaristía (sustentar sus respuestas
    con los cánones del código y con documentos de la iglesia):
 R/
Quiénes son ministros:
           Obispos
           presbíteros
   Son los únicos que pueden celebrar el misterio eucarístico.
     Derecho Canónico
           Sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar
             el sacramento de la Eucaristía, actuando en la persona de Cristo” (Can
             900,1; Cf Can 1012; Can 1024).
           Ha de ser un presbítero no impedido por ley canónica (Cf Can 900, 2).
     Documentos de la Iglesia.
           Estos principios han sido y son patrimonio de la fe católica, tanto sobre la
             Eucaristía como sobre el sacramento del Orden que tiene su razón de ser
             en función de la Eucaristía. Cuando el concilio vaticano II enseñó que el
             sacerdocio ministerial o jerárquico difiere esencialmente, y no sólo en
             grado, del sacerdocio común de los fieles (Cf LG 10), expresó la certeza de
             fe de que solamente los Obispos y presbíteros pueden celebrar el misterio
             eucarístico
Quiénes y cómo pueden participar en la concelebración.
           Los presbíteros.
           cualquier sacerdote de rito latino puede concelebrar con otro sacerdote de
            rito oriental si hay causa justa.
     Derecho Canónico
           Está permitido concelebrar –sin especificar circunstancias concretas-, salvo
             que la utilidad de los fieles requiera o aconseje otra cosa, en cuyo caso la
             celebración individual será siempre una obligación prevalente (Cf Can 902).
     Documentos de la Iglesia.
          El Concilio Vaticano II en la Constitución Sacro sanctum Concilium 57 y 58,
            amplía considerablemente los casos en que se tiene facultad para
            concelebrar, porque se manifiesta de forma apropiada la unidad del
            sacrificio y del sacerdocio, sobre todo si está presidida por el Obispo
            diocesano y consolidación de la fraternidad sacramental existente entre los
            presbíteros (Cf SC 57).
QUÉ DEBE EVITAR EL MINISTRO EN LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.
     Los diáconos y los laicos
            No pueden decir las oraciones, plegarias eucarísticas y acciones que son
               propias del presbítero que preside la Eucaristía (Can. 907).
     Mientras el sacerdote celebrante pronuncia la plegaria eucarística no se realizarán
      otras oraciones o cantos, y estarán en silencio el órgano y los otros instrumentos
      musicales, especialmente en el momento de la Consagración (Cf OGMR 32; RS 53)
     No está permitido relacionar la Santa Misa con acontecimientos políticos o
      mundanos… (Cf RS 78).
     La fracción del pan eucarístico la realiza sólo el sacerdote celebrante, ayudado, si es
      el caso, por el diácono o por un concelebrante, pero no por un laico, realizando el
      rito con gran respeto y sin alargarlo innecesariamente (Cf RS 73; OGMR 83, 240,
      321).
     No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado por sí
      mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano (Cf RS 94;
      OGMR 160).
     Nunca se puede admitir en la Eucaristía y en otras celebraciones litúrgicas un
      “Credo” o profesión de fe que no se encuentre en los libros litúrgicos debidamente
      aprobados (Cf RS 69).
Qué es el estipendio y cómo debe ser manejado por el ministro.
     Es esa intención particular de la Eucaristía que está a la práctica del Estipendio (Cf
      Can 945-958) que los fieles ofrecen al celebrante para que aplique la Eucaristía por
      su intención.
            El Código no sólo sanciona la legitimidad de esta práctica, sino que la
              promueve, resaltando su significación eclesial, ya que con la ofrenda los
              fieles “contribuyen al bien de la Iglesia y a la vez participan de su solicitud
              por sustentar a sus ministros y actividades” (Can 946).
            El sacerdote
                 Que celebre más de una Misa el mismo día puede aplicarlas por la
                    intención de quienes le han dado ofrendas, pero quedarse sólo salvo
                    el día de Navidad, con la ofrenda correspondiente a una, y destinando
                    lo demás a los fines determinados por el Ordinario (Cf Can 951, 1).
        Los estipendios
                     Deben ser fijados por todos los obispos de una provincia
                        eclesiástica, convocados por el Metropolitano (Cf Can 952), o en su
                        defecto, por el Obispo Diocesano para su Iglesia Particular (“A
                        nadie le es lícito recibir tantos estipendios que no pueda cumplir
                        en un año”, Can 953).
 C- Con relación a la participación de la celebración de la Eucaristía (sustente sus
    respuestas con los cánones del código):
 R/
 Los que no son católicos, cómo lo pueden hacer
     La Iglesia, no obstante, puede autorizar el acceso a la Sagrada Comunión a
      hermanos separados cuando se verifican las circunstancias (que lo pidan
      espontáneamente y que profesen la fe católica con respecto al sacramento de la
      Eucaristía) para una Communicatio in sacris (Cf Can 844).
        Orientales Ortodoxos:
                     Lo pidan espontáneamente y están dispuestos.
                     Profesan la fe católica con respecto a este sacramento que pide.
Quienes tengan penas canónicas
     El destinatario directo de esta norma prohibitiva no es el fiel, sino el ministro de la
      Comunión o el responsable de la celebración eucarística: “no deben ser admitidos”
      (Can 915). Pero el ministro sólo puede juzgar en el fuero externo.
Quien esté en un pecado grave manifiesto (público)
     El discernimiento de estos casos de exclusión concierne al párroco o a otro
      sacerdote responsable de la comunidad.
        Dos ejemplos claros de situación irregular:
            Los casados civilmente, estando obligados a la forma canónica.
            Los divorciados que se casan de nuevo civilmente.
                    La negación de la Sagrada Comunión no impide la participación en
                       la celebración eucarística. Por eso, la Iglesia exhorta a esos fieles a
                       escuchar la Palabra de Dios y a frecuentar la participación en la
                       Eucaristía. (Pontificio consejo para la familia, familia, matrimonio y
                       “uniones de hecho”).
Conciencia de estar en pecado grave
     No debe celebrar la Eucaristía ni comulgar el Cuerpo del Señor sin acudir antes al
      sacramento de la Penitencia, a no ser que concurra un motivo grave y no haya
      oportunidad de confesarse.
        Está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito
          de confesarse cuanto antes, que en el caso del presbítero puede darse más
          fácilmente por la necesidad de celebrar en razón de oficio o de la atención
          pastoral de una asamblea que de otra forma quedaría desatendida.
              Cuando falta la oportunidad de confesarse, por no haber confesor o por una
               grave dificultad moral (Can 916).
Dos veces al día.
            La interpretación auténtica del Can 917, a cualquiera que esté bien dispuesto, le
             está permitido comulgar una segunda vez dentro de la Eucaristía en la que
             participa, aunque sea por devoción.
            No está permitido, en cambio, comulgar una segunda vez fuera de la Eucaristía.
                   Salvo que haya de administrarse el viático en peligro de muerte (Cf Can
                      921,2).
D. Explique todo lo referente a la materia y a la forma de la celebración de la Eucaristía
   (sustente su respuesta con los cánones del código y documentos de la iglesia católica).
R/
La materia del Sacrificio Eucarístico
              El Pan de trigo y el vino de uva constituyen la materia necesaria e indispensable
               válida –por institución divina- para la confección del sacramento de la Eucaristía
               (Cf Can 924).
                   El Pan de trigo
                           Pan ázimo (Cf Can 926; OGMR 320; RS 48), apoyándose en la
                              suposición de que Cristo, en la Ultima Cena siguiendo el ritual de la
                              Pascua Judía, habría usado precisamente pan ázimo.
                           Los ritos orientales católicos, se usa pan fermentado.
                                        La cualidad del pan (ázimo o fermentado) no afecta la
                                           validez de la Eucaristía, sino que constituye
                                           únicamente un problema de licitud, de acuerdo con el
                                           rito de la celebración.
                   El vino
                        Debe ser de uva.
                                        Jugo de uvas maduras, que ha sufrido el proceso
                                           natural de fermentación.
              Es obligatorio añadir al vino unas gotas de agua, según la disposición del concilio
               de Trento (ses. XXII, Can 7 y 9) que recoge el Can 924,1 (Cf RS 50). En la Pascua
               Judía se hacía esta mezcla, los cristianos, posteriormente, le dieron un significado
               simbólico: unión entre la naturaleza divina de Cristo y la naturaleza humana, lo
               mismo que entre nuestras ofrendas materiales y la ofrenda espiritual de Cristo.
La Forma de la Eucaristía
        Está constituida por las palabras con las que Cristo la instituyó, comúnmente
         conocidas como “palabras de la consagración” (las palabras de la Institución; Cf
         OGMR 79, d) y que se encuentran en el Misal Romano, dentro de las diversas
         Plegarías Eucarísticas o Anáforas (13 Plegarias)
             En la traducción oficial, tales palabras son actualmente las siguientes:
                 Para el Pan:
                      “Tomad y comed, todos de él, porque esto es mi Cuerpo que será
                        entregado por vosotros”.
                 Para el Vino:
                      Tomad y bebed, todos de él, porque esto es el Cáliz de mi Sangre,
                        Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por
                        vosotros y por muchos, para el perdón de los pecados. Haced esto
                        en conmemoración mía”.
E. ¿Quiénes son ministros de la distribución de la comunión y de la exposición? explique
   su respuesta basado en los cánones del código y documentos de la Iglesia Católica.
R/
Ministro de la Sagrada Comunión
        Derecho Canónico.
            Son ministros ordinarios de la sagrada comunión 
                El obispo.
                El presbítero
                El diácono. (c. 910 § 1.)
             Es ministro extraordinario de la sagrada comunión 
                   el acólito.
                   También otro fiel designado.(cf. C. 230 § 3).
        Documentos de la Iglesia
            Tienen sobre las Sagradas Especies una responsabilidad primaria, ya que
              son ellos quienes ofrecen el pan y el vino, lo consagran, y luego lo
              distribuyen a los participantes en la asamblea. los Diáconos pueden
              solamente llevar al altar las ofrendas de los fieles y, una vez consagradas
              por el presbítero, distribuirlas... Es obvio que la Iglesia puede conceder esa
              facultad a personas que no son ni presbíteros ni diáconos..., pero siempre
              después de una adecuada preparación (Acólitos Instituidos, ministros
               extraordinarios de la Comunión). (carta dominicae cenae del Sumo
               Pontífice Juan Pablo)
Ministro de la Exposición
        Derecho Canónico.
            Es tan solo el presbítero o el diácono.
            En circunstancias peculiares, omitiendo la bendición, son también
              ministros de la exposición y reserva:
                   El acólito instituido.
                   El ministro extraordinario de la sagrada comunión.
                   Otra persona debidamente designada por el Ordinario del Lugar
                     (Can 943).
        Documentos de la Iglesia
            Pertenece ante todo al:
                  El sacerdote.
                  El diácono.
                   Administra la sagrada comunión a los fieles que la pidan.
                   Es absolutamente conveniente, pues, que a este ministerio de su
                     orden dediquen todo el tiempo preciso según la necesidad de los
                     fieles.
                  El acólito ritualmente instituido.
                          En cuanto ministro extraordinario, distribuir la sagrada
                              comunión cuando faltan un presbítero o diácono.
                                Impedidos, sea por enfermedad, edad avanzada, o por
                                  algún ministerio pastoral, o cuando el número de los
                                  fieles que se acercan a la sagrada mesa es tan
                                  numeroso que se alargaría excesivamente la Misa u
                                  otra celebración.
                    El Ordinario del lugar
                          Puede conceder la facultad de distribuir la sagrada
                             comunión a otros ministros extraordinarios cuando vea
                             que es necesario para la utilidad pastoral de los fieles y no
                             se disponga ni de sacerdote ni de diácono o acólito. (cf.
                             Ritual de la Sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía
                             fuera de la Misa)
F. Hable de las condiciones que exige el código para la reserva de la Eucaristía en el
   templo o en otro lugar.
      La conservación o reserva de la Sagrada Eucaristía está prescrita en los siguientes
       lugares:
            En las iglesias catedrales, o en otras iglesias a ellas equiparadas (Cf Can
               934, 1,1).
            En las iglesias parroquiales (Cf Can 934, 1,1).
            En las iglesias o en los oratorios anexos a las casas de los institutos
               religiosos o de las sociedades de vida apostólica (Cf Can 934, 1,1; Can
               936).
            Se permite su conservación: en la capilla del Obispo; en otras iglesias,
               oratorios y capillas, con la licencia del Ordinario del Lugar (Cf Can 934,
               1,2).
      Habitualmente, la Eucaristía será reservada en un solo sagrario de la iglesia u
       oratorio (Cf Can 938,1); sagrario que debe tener sus características bien
       particulares:
            Debe estar colocado en una parte de la iglesia y oratorio, visible, adornado
              decorosamente y adaptado para la oración de los fieles (Cf Can 938, 2).
            Debe ser inamovible, y hecho de material sólido no transparente (Cf Can
              938, 3).
            Debe estar bien cerrado, de manera que se evite al máximo el peligro de
              profanación (Cf Can 938, 3); la llave se debe guardar con mucha diligencia,
              por quien cuida de la iglesia u oratorio (Cf Can 938, 5).
            Junto al sagrario ha de lucir una lámpara especial, según la costumbre
              tradicional, con la que se indique y honre la presencia de Cristo (Cf Can
              940; OGMR 316; EM 57).
Por una causa grave está permitido reservar la Eucaristía en otro lugar digno y más seguro,
sobre todo en las horas de la noche (Cf Can 938,4).