ARCILLA
La arcilla es un mineral del grupo de los filosilicatos. Está compuesta por silicatos de aluminio
hidratados o feldespatos, provenientes de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias descompuestas por
la meteorización o alteración hidrotermal. En su estado puro es de color blanco. Pero también puede
encontrarse roja, cobriza o café, según la intervención de otros componentes.
CARACTERÍSTICAS DE LA ARCILLA
roca es de superficie lisa y sus partículas son muy pequeñas (0,002 mm), observables sólo con la
ayuda del microscopio. Por sus características físicas, es considerada un coloide, un sistema de partículas
sólidas y muy finas que pueden pegarse. Su tendencia es la de agregar o formar coágulos o fluido
pastoso, que sirve para pegar. No es filtrable.
Al ser mezclada con agua, adquiere plasticidad. Puede ser modelada con facilidad, por lo que es
catalogada como un material plástico, que además es sonoro y muy resistente si se somete a altas
temperaturas.
ESTRUCTURA QUÍMICA
Como otros filosilicatos, la estructura de la arcilla está basada en el apilamiento de planos o
láminas de tetraedros (iones, oxígeno e hidroxilos), que forman una red hexagonal. Son hojas
bidimensionales de esquinas que comparten SiO4. Cada tetraedro comparte tres de sus átomos de
oxígeno con otro.
Tene la capacidad de intercambio catiónico por la existencia de carga en las láminas y superficie activa.
De allí sus múltiples usos en la industria.
Por otro lado, la arcilla es componente esencial de la roca sedimentaria Lutita y de los suelos.
Tiene una estructura parecida a la de la mica. La cantidad de Sílice (SiO2) en la fórmula es clave en la
clasificación de sus minerales.
GRUPOS DE MINERALES
Existen cuatro grupos de minerales arcillosos: caolinita (incluye caolinita, dickita y nacrita); smectita
(talco, sauconita y pirofilita); illita y clorita. Este último comprende variedad de minerales.
TIPOS DE ARCILLA
Según su origen y ubicación, este mineral se divide en arcilla primaria y secundaria. El Caolín es la
única arcilla cuyo yacimiento es también su lugar de origen. Lejos de ella, todas son arcillas secundarias.
Se cuentan la refractaria, la de bola (de mucha plasticidad y poco calcio), así como el barro o el gres.
Estas últimas se han desplazado desde su punto de formación por causas físicas o químicas.
Según su composición, la arcilla puede ser filitense o fibrosa. La primera considerada más plástica o
impermeable que la segunda.
USOS
Es utilizada desde la prehistoria para la elaboración de féretros, tumbas, vasijas o recipientes
utilitarios. También en la construcción de edificaciones. Con ella se hacían tapiales, adobes y ladrillos.
En la antigüedad, tablillas hechas de arcilla servían de papel o soporte para la escritura cuneiforme.
Humedecida con agua se constituye en una masa de fácil manejo que, colocada al sol, se seca y
endurece. Pero sometida al calor (generalmente en un horno de alfarero), adquiere un carácter rígido y se
le denomina cerámica.
Su uso del pasado no se diferencia del actual. Sólo han variado las técnicas gracias al avance de las
tecnologías y la demanda de otros materiales o elementos.
Hoy no sólo es utilizada en la elaboración de vasijas, platos, vasos, ladrillos, instrumentos musicales
(ocarina) y obras de arte. También se emplea en muchos procesos industriales en los que funge como
materia prima. Entre ellos destacan la producción de cemento, loza, porcelana, papel y sustancias de
filtrado.
PROPIEDADES CURATIVAS DE
LA ARCILLA
En los últimos años se ha extendido la práctica de la geoterapia, o utilización de los recursos de la tierra
con fines terapéuticos. La arcilla es uno de los minerales más usados en este campo por sus
propiedades. Regula la temperatura, es absorbente, cicatrizante y antiácida. Además, activa la
regeneración celular.
Los beneficios a la salud y bienestar dependerán del tipo de arcilla y forma de aplicación. Lo más
recomendado es el uso externo, en forma de cataplasmas, mascarillas o baños. A estos se le pueden
añadir aceites esenciales, extractos o plantas que potencien su acción terapéutica.
La arcilla blanca o pura es antibacteriana y antiinflamatoria. Favorece la cicatrización de las heridas en
la piel. Es empleada inclusive como enjuague bucal. Efecto similar genera la arcilla negra que se
consigue en el mercado y que elimina contracturas.
Entre las propiedades medicinales de la arcilla roja se encuentran que mejora la circulación, cura la
rigidez y desaparece la fiebre. Esto por su alto contenido de óxido de hierro.
La arcilla verde es empleada para tratar afecciones en las piernas, articulaciones, músculos o
edemas. Absorbe las toxinas en tratamientos contra la Gota y otras patologías.
Los baños con arcilla fortalecen el sistema inmunológico.